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LA
SANTA BIBLIA,
<ju» coranni
EL ANTIGUO Y EL NUEVO TESTAMENTO.
VERSIÓN DE CIPRIANO DE VALERA :
REVISADA Y CORREGIDA.
NUEVA YORK:
IMPRESA POR LA
SOCIEDAD BÍBLICA AMERICANA.
FUNDADA EN EL AÑO DE MDCCCXVI.
18 7 0. ^
iSjmnisk, Minion limo.)
ff"7-
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LOS NOMBRES DE TODOS LOS LIBROS DEL VIEJO Y DEL NUEVO
TESTAMENTO, Y EL NUMERO DE SUS CAPÍTULOS.
Cap.
Eodeslastés 13
Cantares de Salomón 8
Isaías 66
Jeremías 62
Lamentaciones 6
EsequleL ^ ,. 48
Daniel U
Oseas. *. 14
Joél 3
Amos 9
Abenas I
Joña* 4
Mtcheas T
Nataum. 3
Habacuc 3
Jophonias. 3
Afjgeo J
Zacarías 14
, 4
Génesis.
Cap.
60
Kxoda
40
Lcrttico
37
36
Dcoteronomio
34
Josué.
24
Juezes
Rut
3tt
4
L De Samuel
31
1L De Samuel
.. 24
L De to* Reres 22
II. De lo* Reyes 26
L De las Crónicas. 29
II. De las Crónicas 36
Eira. 10
Nebemtas 13
Ertber. 10
Job. 42
Salmo 160
Proverbios 31
EL NUEVO TESTAMENTO.
Cap.
H ErangeHo según 8. Mateo 28
£3 Evangelio según & Marcos 16
H Evangelio según 8. Lucas 24
H Ei angelio según &. Juan 21
Actos de los Apóstoles 28
8. Pablo á ios Romanos 16
L A ios Corintios 16
1L A los Corintios 13
AlosGalatas 6
A los Efesloa. . «
A los FÜipenses 4
A los Colosenses. 4
L A lo* Tesaloniceases m
IL A los Tosnlonicenses 3
LA Timoteo
IL A Timoteo ,
ATito
A Filemon
A los Hebreos ,
La Epístola de Santtega
La L Epístola de S. Pedro .
La U. Epístola de 8. Pedro..
La L Epístola de 8. Juan . .
La II. Epfeoladeg. Juan...
La IIL Epístola de a Juan.
La Epístola de & Judas ...
La Revelación de & Joan. . .
Cap.
6th Ernnos.
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PRIMER LIBRO DE MOYSES, LLAMADO COMUNMENTE
GÉNESIS.
CAPITULO L
Deténtese el origen y creación del arando, es d saber
ée lee eiehe, y de la tierra, y de todo to qm contie-
nen. J>etahm,d0ltiewmto,vordemémkmdiemt9de
la* noche*. El repartimiento de Igs agwat en mepe-
t riere» y in/eriore» por la interposición del cielo. La
émpoeieiem. de loe agua* inferiores en la atar, y «I
ornato de la tierra. JL La creación de kueetM-emne,
del solídela tana, tu» atiento* y oficio*. UI. La
creación de la» are» tacada» de la» aamat, y de lo»
peces, IV. La creación de tos animales terrestres.
V. La creación del hombre, m iiméM y senario
sobre todo lo creado.
EN el principio creó Dios loe cielos y
la tierra.
2 Y la tierra estaba desadornada y ya-
cía; y las tinieblas estaban sobre la haz
del abismo: y el Espirita de Dios se
moTia sobro la haz de las aguas.
3 T d\jo Dios: Sea la luz: y fué la
luz.
4 Y vio Dios que la luz ara buena: y
apartó Dios á la luz de las tinieblas.
5 Y llamó Dios á la luz Día; y á las
tinieblas llamó Noche : y fué la tarde*y
la mañana un dia.
6 Y dijo Dios: Sea un eztendimiento
en medio de las aguas, y haga aparta-
miento entre aguas y aguas.
7 Y hizo Dios un entendimiento, y
apartó las aguas <iue están debajo del
extendimiento, de las aguas que están
sobre el extendimiento : y fué asi.
8 Y llamó Dios al extendimiento Cie-
los: y fué la tarde y la mañana el dia
segundo.
9 Y dijo Dios : Júntense las aguas que
atan debajo de los cielos en un lugar, y
descúbrase la seca : y fué asi.
10 Y llamó Dios á la seca, Tierra; y al
juntamiento de las aguas llamó Mares :
y vio Dios que era bueno*
11 Y d^o Dios : Produzca la tierra yer-
ba verde, yerba que haga simiente: ár-
bol de fruto que haga fruto según su
naturaleza, que su simiente edé en él
sobre la tierra: y fué asi
12 Y produjo la tierra yerba verde, yer-
ba que hace simiente según su naturale-
za, y árbol que hace fruto, que su simi-
ente etlá en él según su naturaleza: y
vio Dios que era bueno.
13 Y fué la tarde y la mañana el día
tercero.
14 ? Y dtyo Dios: Sean luminares en
el extendimiento de los délos pera apar-
tar el dia y la noche : y sean por señales,
y por tiempos determinado*, y por diasy
anos:
15 Y sean por luminares en el extendí
miento de los cielos para alumbrar so-
bre la tierra f y fué asi.
16 Y hizo Dios los dos luminares gran-
des : el luminar grande para que seño-
rease en el dia, y el luminar pequeño
para que señorease en la noche, y las
estrellas.
17 Y púsolos Dios en el extendimiento
de los cielos, para alumbrar sobre la
tierra;
.18 Y para señorear en el dia y en la
noche, y para apartar la luz y las tinie-
blas : y vio Dios que era bueno.
19 Y fué la tarde y la mañana el día
cuarto.
20 S Y djjo Dios: Produzcan las aguas
reptil de ánima viviente, y aves que
vuelen sobre la tierra, sobre la haz del
extendimiento de los délos*
21 Y creó Dios las grandes vaUenas, y
toda cosa viva, que anda arrastrando, que
las aguas produjeron según sus natura-
lezas : y toda ave de alas según su natu-
raleza: y vio Dios que era bueno.
22 Y hendiólos Dios, diciendo : Fructir
ficad y multiplicad, y henchid las aguas
en las mares ; y las aves se multipliquen
en la tierra.
23 Y fué la tarde y la mañana, el dia
quinto.
24 H Y dtfo Dios: Produzca la tierra
£nima viviente según su naturaleza,
bestias, y serpientes, y animales de la
tierra según su natusaleza: y mé asi
25 Y hizo Dios animales de la tierra
según su naturaleza, y bestias según su
naturaleza ; y todas serpientes de la tier-
ra según su naturaleza : y vio Dios que
era buena
26 H Y dtyo Dios: Hagamos al hombre
á nuestra Imagen, conforme á nuestra
5
/~
GÉNESIS.
Nm^inn; 7 señoreen en los peces de la
mar, y en las aves de loe délos, 7 en las
bestias, y en toda la tierra, 7 en toda ser-
piente qne anda arrastrando sobre la
tierra,
27 Y creó Dios al hombre á bu imagen,
á imagen de Dios le creó : macho y hem-
bra los creó.
28 T bendijolos Dios, y díjoles Dios :
Fructificad y multiplicad, y henchid la
tierra, y sojúzgadla, y señoread en los
peces de la mar, y en las ares de los
cielos, y en todas las bestias, qne se
mueven sobre la tierra.
29 T dflo Dios: He aquÍ,os he dado
toda yerba que hace simiente, que está
sobre la has de toda la tierra: y todo
árbol en que hay froto fe árbol que
haga simiente, seros ha para comer.
80 Y á toda bestia de la tierra, y á to-
das las ares de los cielos, y á todo lo
que se muere sobre la tierra en que hay
ánima viviente ; toda verdura de yerba
será para comer. Y íue* asi.
81 Y vló Dios todo lo que había hecho,
7 he aquí que era bueno en gran mane-
ra: y fué la tarde y la mañana el día
sexto.
CAPITULO It
Iqww Diacmeabada U obra de lacreado» al répH-
ma <K% w fcurtoiju V «atufes el mmado. 1L La
anació» del hombre te relata mas en particular, y
como Dio* le da por morada el paraioo do-delicia».
BLE* rio de ame m regaba el huerto, el cual detdc
•SU m dtuidia en cuatro, mm rogaban toda la tierra.
IV. Da Dio» al hombre mandamiento, que no coma
del fruto del árbol de la ciencia de bien y de mal, m
pona do muerte, para ejercitar tm obediencia, V.
Crea Dio» la muger para compañía y auxilio del
hombre, y instituye el celado y úye» del matrimonio.
Y FUERON acabados los cielos y la
tierra, y todo el ejército de ellos,
2 Y acabó Dios en el dia séptimo su
obra que hizo, y reposó el día séptimo
de toda su obra que habla hecho.
8 Y bencUJo Dios al cha séptimo, y san-
tificóle : porque en él reposó de toda su
obra que habla creado Dtos para hacer.
4 Estos son los orígenes de los cielos
7 de la tierra cuando fueron creados, en
el día en que hizo Jehova Dios la tierra
7 los délos,
6 Y toda planta dd campo antes que
fuese en la tierra; 7 toda yerba del cani-
no antes que naciese: porque aun no
habla hecho llover Jehova Dios sobre la
tierra; ni aun había hombre, para que
labrase la tierra.
6 Y tm vapor subía de la tierra, que
*egaba toda la has de la tierra,
fi
7 T Formó pues Jehova Dios al hom-
bre dd polvo de la tierra, 7 sopló en su
nariz soplo de vida: 7 fué el hombre en
ánima viviente.
8 Y habia plantado Jehova Dios un
huerto en Edén al oriente, 7 puso allí
al hombre que formó.
9 Habla también hecho producir Jeho-
va Dios de la tierra todo árbol deseable
á la visto, y bueno para comer; y el ár-
bol de vida en medio del huerto, y el ár-
bol de ciencia de bien y de mal.
10 Y salla tm rio de Edén para regar el
huerto, y desde allí se repartía en cuatro
cabezas.
11 El nombre del uno era Phlson : este
es el que cerca toda la tierra de Hevilah,
donde hay oro:
12 Y el oro de aquella tierra es bueno :
hay allí también Mello, 7 piedra cor-
nerina,
18 El nombre del segundo rio es Ge-
nera : este es el que cerca toda la tierra
de Ethiopia.
14 Y el nombre del tercer rio es Hld-
dekel : este es el que va hada el oriente
de la Aasyria. Y el cuarto rio es Eu-
phrates.
15 Tomó pues Jehova Dios al hombre,
7 púsolo en el huerto de Edén, para que
le labrase, 7 le guardase.
16 T Y mandó Jehova Dios al hombre,
diciendo : De todo árbol del huerto co-
merás:
17 Mas del árbol de ciencia de bien 7
de mal, no comerás de él : porque el día
que de él comieres, morirás.
18 Y dyo Jehova Dios : No es bueno
que el hombre esté solo: hacerle he
ayuda que esté delante de éL
19 1 Formó pues Jehova Dios de la
tierra toda bestia del campo, 7 toda ave
de los cielos, 7 trujólas á Adam, para
que viese como las habia de llamar: 7
todo lo que Adam llamó á alma viviente,
eso es su nombre.
20 Y puso Adam nombres á toda bes-
tia, 7 á ave de los délos, 7 á todo animal
del campo: mas para Adam no halló
ayuda, que estafes? delante de él.
21 í Y hizo caer Jehova Dios sueño
sobre el hombre, 7 adormecióse ; 7 tomó
una de sus costillas, 7 cerró la carne en
su lugar.
22 Y edificó Jehova Dios la costilla que
tomó del hombre, en muger, 7 trujóla al
hombre.
28 Y dtfo el hombre
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hueso
GKN&61&
r f wm de ni m.
Esta será llamada Varón*, porque del
Varón fué tomada, asta.
2* Por tanto el varón dejara á an padre
y á enmadre, j allegarse fea á an muger,
y serán por una carne.
25 Y estaban ambos desnudos, Adam y
su muger, y no se avergonzaban.
CAPITULO m.
Saíands por medio de la serpiente induce d la i
d fm cama dttjruto del drUt ene le t
par mandan**** 4* Mea, X&JSH&
gome del/rulo, y hace que su mando también coma,
y luego tiente» tos efecto» de tu petado avergonxan-
demdeVmmJammiut JILAotrtmm DtoedeeMoe,
m esconden de ¿L IV. Dios, examinada la causa,
maldice d la serpiente, w castiga d ellos. V. Vesti-
deé da píente fe* mam éet paramo de deudas para
qm h abajen en la tim im, dénde vommsmtem d tmrm i
mentar la ejecución d* su castigo. VI. Pone guarda
al paraíso, porque atreviéndote d comer del tírbol
efe tá vida, sin su licencia, m» toante* ú mager
E1
tMPBRO la serpiente
' en» todos les animales del campo,
que Jehovn Dios habla hecho: la cual
dfyo á la muger: Cuanto mas que Dios
dOot Koeomali de todo árbol del huer-
ta
8 Y la muger respondió á la serpiente:
Del fruto de los arboles del huerto eo-
5 Mas del fruto del árbol que safe» en
memo del huerto dtye Dios; No eome»
rola de él» ni teñerais en él, porque no
muráis.
4 Entoetass la. serpiente dtye á la mu-
ger: No moriréis.
6 Vas sabe Dios, que en el ola que co-
miereis de él, secan abiertos vuestros
•jos; y seréis- como dioses, sabiendo- el
bien y el mal
6 % Y vio la muger que el árbol ero
bueno para comer, y qne ora deseable á
loe ojos, y árbol de codicia para enten-
der: y tomó de su fruto, y comió, y
dio también á an metido, y comió con
ella.
7 Y fueron abiertos lee ojos de ellos
ambos, y conocieron que estocan desnu»
eos: entonces' cosieron hojas de higue-
ra, y hieteronse delantales.
8 T T oyeron la ven de Jehovn Dios,
ene -se paseaba en el huerto al aire del
día; y escondióse el hombre y su mu-
ger de delante de Jehovn Dios entre loe
árboles del huerto;
9 T Y llamó Jehova Dios al hombre, y
dtyole: ¿Dónde estó» tú?
Vt 7 éYi*sp©ndi4: Oi tu vos en el
huerto, y tuve miedo; porque estaba
desnudo: y escondíme.
11 Y díjole: ¿Quién te ensenó, qne es-
tabas desnudo ? ¿ Has comido del árbol
de qne yo te mandé que no comieses ?
13 Y el hombre respondió: La muger
qne diste para e$tar conmigo, ella me
dio del árbol, y comí.
13 Entonces Jehovn Dios dfyo á la mu-
ger: ¿Qué es esto que hiciste? Y dtfo
la muger: La serpiente me engañó, y
comí.
14 Y Jehovn Dios dty> á la serpiente:
Porque hiciste esto, maldita serás mas
que todas las bestias, y qne todos los
animales del campo : sobre tu pecho an-
darás, y polvo comerás todos los días de
tu vida.
16 Y enemistad pondré entre ti y la
muger, y entre tu simiente y su simien-
te; ella te herirá en la cabesa, y tú le
herirás en el calcañar.
16 A la muger dtfo: Multiplicando
multiplicaré tus dolores, y tus preñeces :
con dolor parirás los h^os, y á tn mari-
do ejrrf tu deseo, y él se enseñoreará de
tí.
17 Y al hombre dtyo: Porque obede-
ciste á la vos de tn muger, y comiste
del árbol de que te mandé, diciendo: No
comerás de él: Maldita eerrf la Horra por
amor de ti: ton dolor comerás de ella»
todos los días de tn vida.
18 Espinos y cardos te producirá, y
comerás yerba del campo.
19 Sn el sudor de tu rostro comerás el
pan, hasta que vuelvas á la tierra, porque
de ella fuiste tomado: Porque polvo
eres, y al polvo serás tornada
99 Y llamó el hombre el nombre de su
muger, Eva: por cnanto ella era madre
de todos los vivientes.
21 T Y Jehovn Dios biso al hombre y
á su muger túnicas de pieles, y vistiólos.
22 Y dúo Jehova Dios : He aquí, el
hombre es como uno de nos» sabiendo
el bien y el mal : ahora pues, porque no
meta snwnono, y tome también del árbol
de la vida, y coma, y viva para siem-
pre.
23 Y sacóle Jehova del huerto de Edén,
para qne labrase la tierra, de que fué
tomado.
WH echó al hombre, y puso al ori-
ento del huerto de Edén Querubines, y
una espada ¿amante qne andaba alrede-
dor, para guardar el camino del árbol de
la vida. jOO
7
GÉNESIS.
CAPIWLOIV.
mrutcimÍ4mtod*Cai*wdeAbel,ykHoJiciootoam-
te. 1L QfreemdDu* délo* JruU* de *m tramo-
jo*, y Dhe acepta el aacrifieio dé Abel, y desecha el
de Cain: per lo cual Cain Kfnqja, y concibe ementar
envidia y odio contra en hermano. III. Corrige!*
Dio», y amoneetal* de en deber; lo cual no ¿befante,
mata den hermano. IV. Dio* reeponde por Abel, y
en venganea de em eangre maldice H Caín, el cual
tale deaeeperado del divino juicio. V. Lameeh de*-
•endiente de Caín, ejemplo de la corrupción de
aquel siglo, toma do* mugere» gloridndoee de *u$
homicidio*. VL Su* hffo* ton Inventare* delatar-
le*. VLL Batimiento deSethhijo d*Adam,grve-
tauracion del divino culto.
Y CONOCIÓ Adam á su mugar Era,
la cual concibió y parió á Cain, y
dijo: Ganado he un varón por Jehov*.
2 Y otra vez parió á su hermano Abel
Y flió Abel paator de ovejas, y Cain fué
labrador de la tierra.
8 ^ Y aeooteeió al cabo de días, que
Caín trajo del fruto de la tierra un pre-
sente á Jehova.
4 Y Abel trnjo también de loa primo-
génitos de ana ovejas, y de sus grosuras :
y miró Jehova á Abel y á su presente.
8 Y á Caín y á su presente no miró. Y
ensañóse Caín en gran manera, y decayó
su semblante.
0 Y Entonces Jehova dyo á Cain : ¿ Por
qué te has. ensañado? ¿y por qué ha
decaído tu semblante?
7 ¿Cómo, no aerea ensalzado al bien
hicieres : y si no hicieres bien, no esta-
rás echado por tu pecado á la puerta?
Con todo esto, á ti será su deseo ; y tú
-te enseñorearte de eX
8 Y habló Cain á su hermano AbeL Y
aconteció que estando ellos en el campo,
Cain se levantó contra Abel su hermano,
y le mató.
9 ^ Y Jehova dyoá Cain: ¿Dónde mtd
Abel tú hermano ? Y él respondió : No
*é: ¿Soy yo guarda de mi hermano?
10 Y él le dtfo: ¿Qué has hecho? La
voz de la sangre de tu hermano clama á
mi desde la tierra.
11 Ahora, pues, maldito ma* tú de la.
tierra, que abrió su boca para recibir la,
sangre de tu hermano de tu mano.
13 Cuando labrares la tierra, no te vol-
verá á dar su fuerza: vagabundo y ex-
trangero serás en la tierra.
13 Y dyo Cain á Jehova: Grande t* mi
Iniquidad de perdonar.
14 He aquí, me echas hoy de la haz de
la tierra, y de tu presencia me escon-
deré : y B¿ré vagabundo y extrangero en
la tierra: y será, que cualquiera que me
hallare, me matará.
8
íñ r
quiera que matare á Caín, siete veces
será castigada Entonces Jehev* puso
una señal en Cain, para que no le ma-
tase cualquiera que le hallase.
16 Y salió Cain de delante de Jehova, y
habitó en tierra de Nod, al oriente de
Edén.
17 Y conoció Cain á su muger, la cual
concibió y parió á Henoch: y edificó
una dudad, y Hamo el nombre de la
ciudad del nombre de su htyo, Henoch.
18 Y nació á Henoch Irad, y Irad en-
gendró á Maviael, y Mavlael engendró á
Mathusael, y Mathusael engendró á La-
meeh.
19 ^ Y tomó para si Lameeh dos mu-
geres, el nombre de la una JW Ada, y el
nombre de la otra Sella.
20 Y parló Ada á Jabel, el cual fué pa-
dre de los que habitan en tiendas, y ds
lúa qué teman, ¿anedoa. i
21 Y el nombre de su hermano fué
Jubal, el cual fué padre de todos los que
tañen harpa y órgano.
22 Y Bella también parió á Tubal-Cain
acicalador de toda obra de metal y de
hierro: y la hermana de TubaUCain fué
Noema.
23 Y dyo Lameeh á sos mugere» Adn
y Bella: Oid mi voz mujeres de La-
meeh, escuchad mi dicho i Que vasoa
mataré por mi herida, y mancebo pos
mi golpe :
24 Que siete veces será vengado Cain»
mas Lameeh setenta veces siete.
25 ? Y conoció Adam auna bu mugeí,
y parió un hijo* y Hamo eu nombre Seth¿
Porque {dice) Dios me ha dado ota»
simiente por Abel, al cual mato Cain»
28 Y á fleth también le nació un ¿u>, y
llamó su, nombre Enes, Entonces lo$
hombre* comenzaron á llamarse del nom-
bre de Jehova»
CAPITOLO V.
Hecapitikmte la* detoeudencia* de Adam por la Unem
de Stth heufa Jfo»« ***#**>
ESTE as el libro de las 4escendenciaa
de Adam. El din que creó Píos al
hombre, á la semejanza ide Dina le hizo.
2 Macho y hembra loe croó, y bendijo-
los, y llamó et nombre de ellos Adam»
en el dia en que fueron oreados*
3 Y vivió Adam «tonto y tremía años»
y engendró un M¿o á su semejanza, «**
forme á su imagen, y llamó su nombre
Seth. Cr\c\a\o
4 Y fueron los dia* de Adam, después
GÉNESIS*
>4Botfa,<xfcMÍ6Bfa»*ofl:
y engendró hijos y hija*.
6 T fueron todo» los dias que vivió
Ada ni novecientos y treinta anos, y mu-
rió.
6 Y vivió Seth ciento y cinco anos, y
engendro 4 Enos.
7 Y vivió Seth, después que engendró
4 Enos, ochocientos y siete saos, y en-
gendró mjos y hijas.
8 Y toaron todos los dias de Beta no-
vecientos y dees anos, y mudó,
9 Y vivió fiaos noventa anos» y engen-
dró 4 Catee*.
10 Y vivió Enos, desonce que engen-
dró 4 Cainan, ochocientos y quince anos,
y engendrónos» y lujas.
11 Y fheron todos los dtes de Enos
novecientos y cinco anos» y murió.
Id Y vivió Cainan setenta anos, y en-
gendró 4 MalaleeL
18 Y vivió Cainan* después que engen-
dré» 4 Meleleei, ochocientos y cuarenta
anos, y engendró Mjos y bijas.
14 Y fueron todos los dias de Cainan
noveciaatos y diennios, y murió*
15 Y vivió Kalaleel sesenta y cinco
anos, y engendró 4 Jared.
16 Y vivió Malaleel, después que engen-
dró 4 Jared, ochocientos y treinta años,
y engendró hijos y btfas.
17 Y lueson todos los dias de Malaleel
ochocientos y noventa y cinco afios, y
murió.
18 Y vivió Jared ciento y sesenta y dos
afios, y engendró 4 Henoch.
Id Y vivió Jared, después que engendró
4 Henoch, ochocientos afios, y engendró
b#oay btfas.
89 Y fueron todos los dias de Jared no-
veoieotos y sesenta y des afios, y murió.
31 Y vivió Henoch sesenta y cinco
anos, y engendré 4 Mathnsalem.
80 Y anduvo Henoch con Dios, después
que engendró 4 Matfrnsatem, trescientos
anos, y engendró mjos y atyaa.
23 Y fueron todos los dias de Henoch
trcscientoe y sesenta y cinco afios.
84 Y anduvo Henoch oen Dios, y dese-
parecióv porque le llevó Dios.
85 Y vivió Mathnsalem ciento y ochen-
ta y siete anos, y engendré 4 Lamech.
88 Y vivió Mathnaniom, después que
engendró 4 Lamech, setecientos yoehen-
ta y dos afios, y engendró hUos y hijas.
27 Y fueron todos los dias de Mathasa-
lem novecientos y sesenta y nueve ajta»,
y murió.
88 Y vivió Lamech dente y ochenta y
dos afios, y engendró un htyo :
89 Y llamó su nombre Noe, diciendo :
Este nos consolará de nuestras obras, y
del trabajo de* nuestras manos de la
tierra 4 la cual Jehova malcujo.
80 Y vivió Lamech, después que' en-
gendró 4 Noe, quinientos y noventa y
cinco afios, y engendró lujos y hfyu.
81 Y meron todos los dias de Lamech se*
teetentoo y setenta y siete afios, y murió.
88 Y siendo Noe de quinientos afios,
engendró 4 8em, Cham, y 4 Japaeta.
CAPITULO VL
Recitóme loe cautas del dOmrio, que fueron principal-
mente corrupción del matrimonio, y Urania u opre-
mkm de los ermmdm d loe peauenoe, per I» cual
denuncia Dio» horrible asolación de todo lo creado,
habiendo dado antee al mundo repació de arrepen-
tfmiento. IL Jtoe eoto ce haUmdo piadoeo en tan
corrupta' §eneraciem: con el »■■■>■ Die* m ira
contra el mundo, y m determinación de asolarle por
el diluvio; u mándale hacer un arca en que te talve
con tu JandHa, y alguna parte de emimaltn, que /**-
Y ACAECIÓ que cuando comenzaron
los hombres 4 multiplicarse sobra
la has de la tierra, y les nacieron by&s,
8 Viendo los mjos de Dios las hUas do
los hombres que eran hermosas, tomá-
ronse mugares escogiendo entre todos.
3 Y dtyo Jehova: No contenderá mi
espirito con el hombre para siempre,
porque ciertamente él m carne : mas se-
rán sus dias ciento y veinte años.
4 Habla gigantes en la tierra en aque-
llos dias ; y también después que entra-
ron los hUos de Dios 4 las hijas de los
hombres, y les engendraron Á^oe, estos
fueron los valientes, que desde la anti-
güedod/ittron varones de nombre.
5 Y vio Jehova qne la malicia de los
hombres era mucha sobre la tierra, y
que todo el intento de los pensamientos
del corazón do ellos ciertamente erm
malo todo el tiempo.
6 Y arrepintióse Jehova de haber hecho
hombre en la tierra; y pesóle en su co-
razón.
7 Y dtyo Jehova: Baeré los hombres
que be creado de sobre la haz de la tier-
ra, desde el hombre, hasta la bestia, y
hasta el reptil, y hasta el ave de los
cielos; porque me arrepiento de haber-
los hecho.
8 1 Empero Noe halló gracia en los
ojos de Jehova.
9 Estas ton las generaciones do Noe:
Noe, varón justo, perfecto fué en sus
generaciones : con Dios anduvo Noe.
8
GE<NE4S1S.
10 Y «gen** No* tras ajjos, 4 8em, á
Cham, y á Japueth.
11 T corrompióee la tierra delante de
Dios, y hinchióse la tierra de violencia.
12 Y vio Dios la tierra* y he aquí que
estaba corrompida, porque toda carne
habla corrompido su camino sobre la
tierra.
18 Y dijo Dios á Noe: £1 fin de toda
carne ha venido delante de mi : porque
la tierra está llena de violencia delante
de ellos: y be aquí que yo los destruyo
á ellos con la tierra.
14 Házte un arca de madera de cedro :
harás apartamientos en el arca, y em-
betunarla has por de dentro y por de
fuera con betún.
15 Y de esta manera la harás : De tres-
cientos codos la longura del área, y de
cincuenta codos su anchura, y dé treinta
codos su altura.
16 Una ventana harás al arca, y á un
codo la acabarás de la parte de arriba ; y
la puerta del área pondrás á su lado de
suelos bajos, segundos, y terceros le
harás.
17 Y yo, he aqui qne yo traigo un dilu-
vio de aguas sobre la tierra, para destruir
toda carne, en que haya espíritu de vida
debajo del délo: todo lo que hmbiert en
la tierra, morirá.
18 Más yo estableceré mi concierto
contigo, y entrarás en el arca tú, y tus
lujos, y tu muger, y las mugares de tus
htyos contigo.
19 Y de todo lo que vive, de toda car-
ne, dos de cada uno meterás en el arca,
para que tengan vida contigo : macho y
hembra serán.
20 De las aves según su especie, y de
las bestias según su especie, de todo
reptil de la tierra según su especie, dos
de cada uno entrarán á ti, para que ten-
gan vida.
21 Y tú tomate de toda vianda que se
come, y júntatela, y será para ti y para
ellos por mantenimiento.
22 Y hizo Noe conforme á todo lo que
le mandó Dios : asi fe hizo.
CAPITULO VII.
Jfóé entra en el «rea, por mandad» de Dtoe,oanm
JamiUa, metiendo consigo los anímale* que Dio» le
tasó. II. En et mismo día comenzaron las aovas del
düuvio d inundar sobre la tierra, creciendo siempre
por. 4L dios, y reposándose sobre cBmpon Ít0.dims,
donde pereció toda cosa viva sobre la tierra, que-
dando solo Noe con lo demos, que entró con él en el
YJEHOVA d|jo á Noe: Entra tú, y
toda tu casa en el arca; porque á
10
X
tí hovtoto justo dataste desalan esta
generación.
2 De todo animal limpio te tomarás de
siete en siete, macho y su hembra: mea
de los animales que no son limpios, dos,
macho y su hembra.
8 También de las aves de los cielos, de
siete en siete, macho y hembra: para
guardar en vida la simiente sobre la has
de toda la tierra.
4 Parque pmmdm aun siete < días, yo
lluevo sobre la tierra cuarenta deas, y
esnscntanaehost y raaré toda sustancia ,
que hice, de sobre la has de la tierra.
5 Y hizo Noe conforme á todo lo que
le mandó ¿chova.
6 Y tiendo Noe de seiscientos anos, el
diluvio de las aguas fué sobre la tierra.
7 Y vino Noe, y sus htyos, y su muger,
y Íes mugares de sus lujos con él al ama,
por las aguas del diluvio.
8 De los animales limpies, y de los ani-
males que no era* limpios, y de las aves,
y de todo lo que anda arrastrando sobra
la tierra,
9 De dos en dos entraron á Noe en «1
arca, macho y hembra, como mandó
Dios á Noe.
10 H Y fué, que al séptimo dia las
aguas del diluvio fueron sobre la tierra.
11 El ano de seiscientos de la vida da
Noe, en el mes segundo, á los diez y
siete dias del mes, aquel dia fueron
rompidas todas las fuentes del grande
abismo, y las ventanas de los cielos fue-
ron abiertas.
12 Y hubo lluvia sobre la tierra cuaren-
ta días y cuarenta noches.
13 En este mismo dia entró Noe, y Seas,
y Cham, y Japheth, hfyce de Noe, la mu*
ger de Noe, y las tres mugeres de sus
hijos con él en el arca.
14 Ellos y todos los animales según
sus especies, y todas las bestias según
sus especies, y todo reptil que anda
arrastrando sobre la tierra según su es-
pecie, y toda ave según su especie, todo
pájaro, toda cosa de alas.
15 Y vinieron á Noe al arca de dos en
dos, de toda carne, en que Astie espfrltu
de vida.
lft Y los que vinieron, macho y hembra
de toda carne vinieron, como le sabia
mandado Dios t y cerró Jeuova sobre el.
17 Y fué el diluvio cuarenta dias sobra
la tierra; y las aguas se multipBearon, y
alzaron el arca, y fué sisada de sobre la
tierra.
6EN8SIS.
18 T pwnkderfi la»
piteáronse en gran manera sobre la
tierra; y andaba el área sobre la has de
lasaguas.
19 Y las aguas prevalecieron mucho en
gran manera sobre la tierra; y fueron
cubiertos todos los montes altos, que
***** debajo de todos los délos.
90 Quines codos en risas prevalecieron
las aguas ; y meron cubiertos los montes.
21 T mudé toda, carne que anda arras-
trando sobos la tierna, en las aves, y en
las bestias, y en los sotaníes, y en todo
reptil que anda exiastsundo sobre la
tierra» y a* todo hombre :
S2 Todo lo que tenia anento de espiri-
ta de vida en eos narices, de todo lo qne
habia en la tierra, murió.
9B Asi rayo toda la sustancia que había
sobre la, has de la tierra, desdo el hom-
bre basta la bestia, hasta el reptil, y
hasta el ave del dolo: y fueron raidos
de la tierra, y quedó solamente Noe, y
loque esa él estaos en d arca.
21 Y prevalecieron las aguas sobre la
tierra ciento y dneuonta dias.
CAPITULO VUL
T*r ordenación de Dio* *e disminuyen la* agua» del
40*r¿o, yaíjU «e mean del lodo. H.Pormma*-
dmd« m*e Noe del m*m am m fm\(Ur\¡9 oem—dm
Im *nñ*n%1**, mte en «Ha *e tUvarom. JÍJ. Afoe, re-
emtoeiendo el beneficio de Dio*, te da público cutio :
t D*s* b» mcer*a,y hoce prometa de eegmridad de
t^i m^^&gmA A teda 1a ét^rm^.
Y ACORDÓOS Dios de Noe, y do to-
dos tos animales, y de todas las
bestias que cataban con él en el arca: y
Uso pasar Dios un viento sobre la
tierra, y cesaron las aguas.
8 Y cerráronse las fuentes dd abismo,
y las ventanas do loa debas, y la Mufla
de los dolos mé detenida.
3 Y tornaron las aguas de sobre la
tierra, yendo y volviendo: y descrecie-
i al cabo de dentó y dn-
4 Y reposó d arca en d mes séptimo, á
los dtec y siete dias dd mes, sobre los
montes de Armenia.
5 Y las «gnus fueron descreciendo has-
ta d mes décimo: en el décimo, al pri-
mero dd mes, se descubrieron las cábe-
me de los montas.
6 Y fué que d cabo de cuarenta dias
Hoe abrió la ventana dd arca, que habia
hecho:
7 Y envió al cuervo, d cual salió, sa-
lteado y tornando, hasta que Im aguas se
secaron de sobre la tierra,
8 Y envió é la paloma de d, para ver si
las aguas se hablan aliviado de sobre la
has de la tierra.
9 Y no halló la paloma donde reposase
la planta de su pié, y volvióse á él al
arca, porque las aguas estaban <tmn sobre
la haz de toda la tierra: Y él estendió
su mano, y la tomó, y metióla consigo
en el arca.
10 Y esperó aun otros siete días, y vol-
vió á enviar la paloma del arca.
11 Y la paloma volvió á él á la hora de
la tarde, y he aquí qm trata «mu hoja de
oüvu tomada en su boca; y entendió
Noe, que las aguas se hablan aliviado de
sobre la tierra.
Id Y esperó aun otros siete días, y en-
vió la palomo, la cual no tornó A volver
á él mas.
18 Y fué, que en d afio de seisdentos
y uno, en el me» primero, d primero del
mes, las aguas se enjugaron de sobre la
tierra; y quitó Noe la cubierta del arca,
y miró, y he aquí que la has de la tierra
estaba enjuta.
14 Y en el mes segundo, á los veinte y
siete dias dd mes, se secó la tierra.
16 1 Y habló Dios á Noe, diciendo :
W 8d dd arca tú, y tu muger, y tus
rojos, y las mngeses de tus hijos contigo.
17 Todos los animales que safen con-
tigo de toda carne, de aves, y de bestias,
y de todo reptil que anda arrastrando
sobre la tierra, sacaras contigo; y va-
yan por la tierra, y fructifiquen, y mul-
tipliquen sobre la tierra.
18 Entonces salió Noe, y sus hijos, y
su muger, y las mugeres de sus hrjos
conéL
10 Todos los animales, y todo reptil, y
toda ave, todo lo que se mueve sobre
la tierra según sus espedes, salieron del
301Y edificó Noe altar A Jehova, y
tomó de todo animd limpio, y de toda
ave limpia, y ofredó holocausto en el
m Y olió Jehova olor de reposo: y
dijo Jehova, en su covssoa t No tornaré
mas á maldecir la tierra por causa del
hombre; porque d intento dd corazón
dd hombre malo es desde su nmos: ni
volveré mas á herir toda cosa viva, co-
mo he hecho.
82 Todavía mrán todos los tiempos de
la tierra, es á saber, sementera, y siega, y
frió y calor, verano y invierno, y dia v
noche: no cesarán.
11
GÉNESIS,
CAWTULO fif .
Hendió* Dios á Noe y d sus hifee, V confirmóles el se-
nario sobre todo* Jo* mámale* de la tierra* é* te
mar, y concédele» el un de ello» para, m mantemi-
micnto. II. Prohibe el comer sangre, en señal de
cuanto aborrezca el derramamiento de la sangre
humana, amenasando al que te derramare, con te
pena del folio*. II L Hace pacto con A'cw y con
toda la tierra, que nunca mas scrd anegada, con
diluvio universal, dando el arco del cielo por señal
y sacramento de su prometa. IV. Embriagado Sos
y descubierto, m hijo Cha* le escarnece: lee airee
dos hijos, Sem y Japheth, le cubren. V. Desperta-
do Not, maldice d Chmm, y bendice d Sem y d
Y BENDIJO Dio* á Noe y á bus bU
Jos, y díjotet : Fructificad y multi-
plicad, y henchid la tierra.
2 Y vuestro temor y vuestro pavor
será sobre todo animal de la tierra, y
sobre toda ave de los cielos, en todo lo
que se moverá en la tierra, y en iodos
loa peces de la mar: en vuestra mano
son entregados.
8 Todo lo que se mueve, que es vivo,
tendréis por mantenimiento : como ver-
dura de yerba os lo he dado todo.
4 H Empero la carne con su alma, que
es su sangre, no comeréis.
8 Porque ciertamente vuestra sangre,
que es vuestras almas, yo la demandaré,
de mano de todo animal la demándale,
y de mano del bombee, de mano del
varón su hermano demandaré el alma
del hombre.
8 £1 que derramare sangre de hombre
en el hombre, su sangre será derrama-
da; porque á Imagen de Dios es hecho
el hombre.
7 Mas vosotros fructificad y multipli-
cad, y andad en la tierra, y multiplicad
en ella.
81T Y habló Dios á Noe y á sus hijos
con él, diciendo: •
9 Yo: he aquí que yo estableneo ral
concierto con vosotros, y con vuestra
simiente, después de vosotros,
10 Y con toda alma viviente q*e es»
eon vosotros, en aves, en animales, y en
toda bestia de la tierra que está con vo-
sotroa, desde todos los ojo* solieron del
arca hasta iodo animal de la tierra»'
11 Que y estableceré mi concierto
eon vosotros que no será- talada mas
todacarne con aguas de diluvio; y que no
habrá mas diluvio para destruirla tierra.
12 Y dtfo Dios: Esta será la señal del
concierto que yo pongo, entre mi y vo-
sotros, y toda alma viviente que está con
vosotros, por siglos perpetuos:
18 Mi arco pondré en las nubes, el cual
19
será por ssflal do concierto entre mi y
la tierra»'
14 Y será, que cuando yo anublare nu-
bes sobre la tierra, entonces mi arco
parecerá en las nubes :
15 Y acordarme he de mi concierto
que está entre mi y vosotros, y toda
alma viviente en toda carne : y no serán
mas las aguas por diluvio para destruir
á toda carne.
16 Y estará el aneo en las nubes, y ver-
lo he pasa acordarme del concierto per>
petno entre Dtoa y toda alma ilfteuta»
eon toda carne qnea^cí sobre la tierra. ■
17 Dijo mas Dios á Non: Esta será la
señal del concierto, que he establecido
entre mi y toda carne, que esté sobre la
tierra.
18 Y fueron los hijos de Noe, que sa-
lieron del arca, Sem, Chana, y Japheth:
y Oham es el padre de Chantan.
19 Estos tres son los hijos de Noe, y da
estos fué llena toda la tierra,
20 % Y comenzó Noe á labrar la tierra,
y plantó «no vina:
21 Y bebió del vino, y embriagóse, y
descubrióse en medio de su tienda.
22 Y vio Cham, el podre de Chanaan,
la desnudes de su padre, y dijolo á sus
dos hermanos en la calle.
28 Entonces tomó Sem y Japheth la
ropa, y pusiéronla sobre sus hombros de
ambos, y andando hacia atrás, cubrieron
la desnudez de so padre, teniendo vuel-
tos los rostros, que no vieron la desnu-
dez de su padre.
24 t Y despertó Noe dé su vino, y
supo lo que babis hecho con él su hijo
el pequeño,
26 Y dijo : Maldito sao Chanaan, slefro
de siervos será * sus hermanos.
26 DQo mas: Bendito Jehova el Dios
de Sem, y séale Chanaan siervo.
27 Ensanche Dios á Japheth, y habite
en las tiendas de Sem, y séale Chanaan
siervo.
28 Y vivió Noe, después del diluvio,
trescientos y cincuenta anón.
•9 Y fueron fcfdoe ** '¿tas tié Kee
novecientos y ctoettenta afios, y murió.
CAPITULO X.
d*Jem**tKv&l*Qarmd*smkabitsu*áme*. ILtm
de Cham, de donde vino Ximrod y Assur : el primera
tirarmizó en Memmotamia, el otro #* Assyria. Tlt»
MR origen de lee fñanamem, y ei lugar de su habita*
ote». IV. La QturynUgin de 3tm% y te JwemJiwríM
de Beber por la tinca de Jeetam su h#*,y el tesar
de su habitación.
GÉNESIS.
T^STA
XLtm
TAB mm las generaeiona s de 1<m
kijoe de Noe: Besn, Chas*, y Ja-
pbeUt, 4 lo» cuales nacieren tajos des-
pués del diluvio.
2 Los hyos de Jspheth fueron Gomer,
y Hagog, y Madai, y Jaran, y Tiraba!, y
Mosoch, y Thiras.
3 Y les hyes de Gomen Asuenes, y
Bipnatfc, y Thogorma.
4 T los htfo* de Java*: Elisa, y Ther-
sis> Ge^hiss, y DodaAkau
5 Por estes fueron partidas las illas de
las gantes en svs tierras, cada cnal so»
gun sa lengua, cenáosme á sns familias
6 t Los hyos de Cham fueron Chus, y
Ifisraim, y Phuth, y Chanaan.
7 Y loa hyos de Chas, Baba, Hevüa, y
8abat]ia,yRahama,y8abathacha. Y los
hyos de Bahama, Baba, y Dadan,
8 Y Chus engendró á Nimrod. Este
oontenzó á ser poderoso en la tierra.
9 Este fué poderoso casador delante de
Jehova: por lo cnal se dice: Como
Nimrod poderoso cacador delante de
Jehora.
10 Y fué la cabecera de sn reino Babel,
y Aracjs, y Aehad, y Chalarme, en la tter-
mde&ennaer.
JX De aquesta tierra salió Assue, el cual
edificó á Nknlve, y á Bechoboth-ir, y á
Chale,
12 Ya Besen entre Ninive y Chale, la
coal es la ciudad grande.
IB Y Mlaraim engendró á Ludim, y
Anamlm, y LaabUn, y Neptunio»,
14 Y á Phetrueim, y ChaalnUn, de dea*
de salieron los Fhilistheos, y á Caphto-
rim.
Ift t Y Chanaan engendró á Bidón sn
primogénito, y ¿Heth, -
16 Y á Jebusl, y Amorhi, y Gergasl,
17 YáHeyi,yáArcl,yáCini,
IB Y á Aradi, Bamart, y Hemathl: y
despnes se derramaron las mmiliae de
loa Chananeoa.
19 Y íué el termino de tes Ghenaneos,
desde Bidón viniendo á Gerar hasta Ga-
za, hasta entrar en Bodoma y Gomorrha,
Adma, y Seboim hasta Lasa»
20 Estos so» los hijos de Cham por sns
familias, por sos lenguas, en sns tierras,
en sns naciones.
21 H X á 8em también le nacieron hi-
jo*; él fué padre de todos los hyos de
Heber, hermano de Japheth el mayor.
22 Y los hilos de8em./ÍKro»Elaa,y
¿seur, y Arpfaaxad, y Lud> y Artun.
28 Y los lujes de Aram : Has, y Hnl, y
Gether,yMes.
24 Y Arphazad engendró á Bale, y Sale
engendró á Heber. •
25 Y á Heber nacieron dos hyos: el
nombre del uno fué Fhaleg, porque en
sus días fué partida la tierra : y el nom-
bre de su hermano, Jectan.
26 Y Jectan engendró á Elmodad, y á
Bales*, y 4 Aaarmoih, y á Jaré,
27 Y á Adoran, y á Uxal, y á Decía,
26 YáHebal,y á Abimael, y á Baba,
29 Y á Ophir, y á Hevola, y á Jobab.
Todos ernto* fueron hyos de Jectan,
80 Y fué su habitación desde Xessa,
riñiendo de Bephar, monte de oriente.
81 Estos fueron lee htyoa de Bem por
sus flan illas, por su» lenguas, en sns
titrraa, en sus naciones.
82 Estas mm las familias de Noe por
sus descendencias, en ana naciones: y
de estos fueron divididas las naciones
ven la tierra después del diluvia
CAPITULO XL
Loe hombre» consulto» de perpetuar m memoria con el
edificio de una ciudad y de una torre, y ponen su
determinación en efecto. ILJHee con Imoon/ueiom
de la» lengua» castiga su soberbia, y impide la em-
presa; y por esta occacUm se tapareen por toda fo
metra, TIL Recitase la oenealogia de Sem por Ja
anea de Pheúeg otro hija de Beber, deduciéndote
hasta Jbran^para mostrar el origen del pueblo de
Dio». IV. Tkarc sale de la tierra de los Chaldeos
cea m hffo Jbram y coa susfam&tas, y viene d Ha-
rom^ donde muere,
ERA entonces toda la tierra de una
lengua, y de unas miomas palabras.
2 Y aconteció, que como se partieron
de oriente, hallaron campo en la tierra
de Bennaar, y asentaron alli
8 Y dtyeron los unos A los otros ? Dad
acá, hagamos ladrillas y cosmmosfo con
mego. Y fuéles el ladrillo en lugar de
piedra, y el betún en lugar de mésela.
4 Ydyeron: Dad acá: Ediflquémosnos
una dudad, y una torre, que tenga la
cabera en el dolo : y hagámosnos nom-
brados; por ventura nos esparciremos
sobre la has de toda la tierra.
5 1í Y" descendió Jebera para ver la
ciudad y la torre, que educaban loa
hyos del hombre.
6 Y dyo Jehovn: He aquí, el pueblo e*
uno, y todos estos tienen un lenguaje, y
ahora comienzan á hacer, y ahora no
dejaran d¿ ejecutar todo lo que han pen-
sado hacer.
7 Ahora pues, descendamos, y mezcle-
mos alli sus lenguas, que ninguno en-
tienda la lengua de su companero.
IB
•BiTOSIY
8 Asi los «pardo Jetona de alK sobre
la haz de toda la tierra, y dejaron de
edificar la ciudad.
0 Por esto Hé llamado el nombre de
ella Babel, porque allí mezcló Jehova
el lenguaje de toda la tierra, y de allí
loa esparció sobre la has de toda la
tierra.
10 ^ Estas ton, las generaciones de
Scm : Sem de edad de cien afios engeo-
dró á Arphaxad, dos afios después del
diluvia
11 T vivió Sem, después que engendró
á Arphaxad, quinientos afios, y engen-
dró hijos y lujas.
12 T Arphaxad vivió treinta y cinco
anos, y engendró á Sale.
18 Y vivió Arphaxad, después que en-
gendró á Sale, cuatrocientos y tres afios,
y engendró rojos y lujas.
14 Y vivió Sale treinta afios, y engen-
dró á Heber.
15 Y vivió 8ate, después que engendró
á Heber, cuatrocientos y tres afios, y en-
gendró lujos y mjas.
16 Y vivió Heber treinta y cuatro afios,
y engendró á Phaleg.
17 Y vivió Heber, después que engen-
dró á Phaleg, cuatrocientos y treinta
afios, y engendró lujos J nU**»
18 Y vivió Phaleg treinta afios, y en-
gendró A Reu,
19 Y vivió Phaleg, después que engen-
dró á Reu, doscientos y nueve afios, y
engendró hijos y mjas.
20 Y Reu vivió treinta y dos afios, y
engendró á Sarug.
21 Y vivió Reu, después que engendró
á Sarug, doscientos y siete afios, y en-
gendró hijos y mjas.
22 Y vivió Sarug treinta afios, y en-
gendró á Nachor.
28 Y vivió Sarug, después que engen-
dró á Nachor, doscientos afios, y engen-
dró mjos y mjas.
24 Y vivió Nachor veinte y nueve afios,
y engendró á Thare.
i 25 Y vivió Nachor, después que engen-
' dró á Thare, ciento y diez y nuevo afios,
y engendró hUos y htyas.
26 Y vivió Thare setenta afios, y en-
gendró á Abram, á Nachor, y á Aran.
27 Y estas «m las generaciones de Tha-
re. Thare engendró A Abramf y á Na-
chor, y á Aran ; y Aran engendró á Lot
28 Y murió Aran Antes de su padre
Thare, en la tierra de su naturalesa, en
Vr de los Chaldeoe.
14
20 Y t nasai na Abram y Nachor para tf
■tugares: el nombre de la muger de
Abram /W-Sarai, y el nombre de la m-
ger de Nachor, Melena, hija de Aran,
padre de Melcha, y padre de Jesctaa.
80 Y 8arai fué estéril, que no tmia hijo.
31 ^ Y tomó Thare A Abram su lujo, y
A Lot lujo de Aran, mjo «e su mjo, y á
Sarai su nuera, muger de Abram su
ntfo: y salió con ellos de ür de los
Chaldeoe, para ir 4 la tierra de Otoñara?
y vinieron hasta Harán : y asentaron
allí.
82 Y fueron los dias de Thare doscien-
tos y cinco afios, y murió Tuare en
Harán.
CAPITULO xn.
Saliendo Abram por mandado de Diento la tímrrm eU
tu naturalrsa, recibe la prome$a de la multiplica-
ción de tu ñutiente, y de bendición en Critto, y ríe**
eonm/amüiaéla Oerm da Chaman. 11. Apowd-
cetele Dio», y prométele la tierra de Chanaan, en he,
cual peregrina. JJ1. Competido de la hambre, qum
había venido tabre ta tierra, te entra en Egipto, n>
ét máedo mu* no fe uutim d c
de Egypto la toma para ti. TV. Cattiga Diot a
Pkaraon u d tu cata por la muger de Abram, pet
nmnttmpeeaéo,vlm\mtitUMtd tu marido,
EMPERO Jehova habla dicho á
Abram: Yete de tu tierra, y de tu
parentela, y de la casa de tu padre, A la
tierra que yo te mostraré?
2 Y hacerte he en gran gente, y bende-
cirte he, y engrandeceré tu nombre, y
seras bendición.
8 Y bendeciré A los que te hendieren,
y A los que te maldijeren maldeciré; y
serán benditas en tí todas las mmiltes
de la tierra.
4 Y ráese Abram, como Jehova le dfyo,
y fué con él Los : y eré Abram de edad
de setenta y cinco afios, cuando saüé de
Harán.
5 Y tomó Abram A fiara! su muger, y A
Lot hfyo de su hermano, y toda su ha-
cienda que hablan ganado, y las almas
«que hablan hecho en Harán, y salieron
para ir A tierra de Chanaan: y llegaron
A tierra de Chanaan.
6 Y pasó Abram por aquella «erra has-
ta el lugar de Sichem, hasta el alcorno-
que de Moren : y el Chananeo estaba en-
tonces en la tierra.
7 t Y apareció Jehova A Abram, y di-
jole : A tu simiente daré esta tierra. Y
edificó allí altar A Jehova, que le habla
aparecido.
8 Y pasóse de aüi al monte, al oriente
de Both-el, y tendió *M su tienda, Beth-
%ENESIS
al al ouektaate, y Hay M orlante. T
sámcó «lli altar á Jehova, y tnvoo* «l
nombre de Jane**.
9 X movió Abram d» aUi caminando, y
yendo hacia el mediodía.
10 T* X hubo hambre en la tierra, y
descendió Atoara á Egypto para pere-
grinar allá ; porque era grave la hambre
amia-tierra,
11 T atonteció, que cuando llegó para
antear «a Bgypta, •> * ****** ■* ■"**
ger: He aquí ahora, yo conozco que
erea muger hermosa de vista :
49 Y aera, que eaaado te verán los
Bgypelos, dirán: 8* muger es. Y ma-
tarme han: y áti darán la vida.
13 Ahora pues, di que eres mi hermana,
para que yo haya bien por causa tuya, y
viva mi alma por amor de ti
lá Y aconteció., que como entró Abram
en Egypto, lo# Egypcios vieron la mu-
ger que era hermosa en gran manera.
15 Y viéronJa los principes de Pfaaraon,
y alabáronla á Fharaon, y rae llevada la
muger á casa de Pharaon.
16 Y á Abram hizo bien por causa de
ella, y tuvo ovejas, y vacas, y asnos, y
siervos, y criadas, y asnas, y camellos.
17 T Mas Jehova hirió á Pharaon y ásu
ena* de grandes plagas por causa de
Seral muger de Abram.
18 Entonces Pharaon llamó á Abram, y
d$ole~: ¿Qué a? esto que has hecho con-
migo t i Por qué no me declaraste, que
era. to mugar f
19 ¿Porqué dijiste: Es mi hermana? y
y» la tomé para mi por muger. Ahora
pues, he aquí tu muger, tómala, y vete.
20 Entonces Pharaon mandó acerca de
' el á varonas, que le acompañaron, y á
su muger, y a todo lo que tenia.
CAPITULO xm.
Abram *ak rico de Sfftrpto, r voMémkm d la tierra
da Changan, «wnto en Beik-el, donde %mk(u ufri.
primero. JL Habiendo dieendom entre he pawlme»
de Abram, w loe de Lot m eobrino, te apartan, y
Abram m queda en Ja tierra de Ckamaem, y Lot m
viene d habitar en Sodoma. EL Di— repito d
Atorran la prometa de la tierra, y de la multjpVcer-
don de en amiente, y le manda que la patee, ifjfero-
trimrporeUa.
Jk SÍ subió Abram de Egypto, hada el
jljL. mediodía, él y su muger con todo
lo que tenia, y con él Lot
2 Y Abram iba cargado en gran manera
en ganado, en plata y oro. »
3 Y volvió por sus jornadas de la parte
del mediodía, hasta Beth-el, hasta el
lugar donde habla estado su tienda án»
tea, entre Beth-el y Hat;
4 Al lugar del altar que habla hecho
afii antes : y invocó allí Abram el nom-
bre de Jehova»
5 T Y asimismo Lot, que andaba con
Abram, tenia ovejas, y vacas, y tien-
das:
6 De tal manera que la tierra no los
sufría para morar juntos: porque *u
hacienda era mucha, y no pudieron ha-
bitar juntos.
7 Y hubo contienda entre los pastores
del ganado de Abram, y los pastores del
ganado de Lot: y e! Chananeo y el Phe-
reaeo habitaban entonces en la tierra.
8 Entonces Abram dijo á Lot: No haya
ahora cuestión entre mi y ti, y entre mis
pastores y los tuyos, porque varones
hermanos tomo* nosotros.
• i No eetd toda la tierra delante de ti ?
Yo te ruego que te apartes de mi: st
tú fuere* ¿ la mano izquierda, yo Iré á la
derecha: y si tú á la derecha, yo á la
izquierda.
19 Y alsó Lot sus ojos, y vio toda la
llanura del Jordán, que toda ella era de
riego, antes que destruyese Jehova á
Sodoma y á Gomorrha, como ti» huerto
de Jehova, como la tierra de Egypto
entrando en Zoar.
11 Entonces Lot escogió para si toda
la llanura del Jordán : y partióse Lot de
oriente, y apartáronse el uno del otro.
13 Abram asentó en la tierra de Cha-
naan, y Lot asentó en las ciudades de la
llanura, y puso sus tiendas hasta So-
doma.
18 Has los hombres de Sodoma eran
malos y pecadores para con Jehova en
gran manera.
14 t Y Jehova dflo á Abram, después
que Lot se apartó de con él : Alza ahora
tus ojos, y mira desde el lugar donde tú
estás hacia el aquilón, y al mediodía, y
al oriente, y al occidente ;
15 Porque toda la tierra que. tú ves,
daré á ti y á tu simiente para siem-
pre.
18 Y pondré tu simiente como el polvo
de la tierra; que si alguno podrá contar
el polvo de la tierra, también tu simi-
ente será contada.
17 Levántate, vé por la tierra, por su
longura y por su anchura, porque á ti
la tengo de dar.
18 Y asentó Abram su tienda, y vino, y
moró en el alcornocal de Mamre, que
e* en Heimra: y edificó allí sitar á Je-
hova. . ¡,¡zed bj.G
GENESlgT
CAPITULO XIV.
Da Dtot victoria á Abram de cinco reyes, con Id cual
liberta de cautividad, entre otra* mucha» venteé, é
Lot tu sobrino, y d la tierra de sujeción. IL 2teU
chisedcch rey de Salem, y tacerdote del Altísimo,
eale d recibir, y conforta con comida d Abram y d
lot tuyot, volviendo de la batalla, y le bendice, y
Abram le ofrece diezmo de toda tu hacienda.
Y ACONTECIÓ en aqueüos dias, que
Amraphel rey de Sennaar, Arloefa
rey de Elasar, Chodor-laomor rey de
Elam, y Thadal rey de las gentes,
2 Hicieron guerra contra Bara rey de
Sodoma, y contra Bersa rey de Gomor-
rha, y .contra Senaab rey de Adama» y
contra 8emeber rey de Seboim, y contra
al rey de fiala, la enal e» flegor.
8 Todos estos se ¿notaron en el valle
de Siddim, que es el mar de sal
4 Doce anos hablan servido á Chodor-
laomor, y á loe trece años se levantaron.
5 T á los catorce anos vino, Chodor-
laomor, y los reyes que estaban con él,
y hirieron á Raphaim en Astaroth-car-
naim, y á Zuzim en Ham y á Emim en
Save-cariathaim.
6 Y á los Horeos en el monte de Sdr,
hasta la llanura de Pharan, qne está
Junto al desierto.
7 Y volvieron, y vinieron á En-Mispat,
que es Cades, y hirieron todas los la-
brancas de los AmateeHaa, y también al
Amorrheo, que habitaba en Hasason-
thamar.
8 Y salió el rey de Sodoma, y el rey
de Gomerrha, y el rey de Adama, y el
rey de Seboim, y el rey de Bala, qne es
Segor, y ordenaron contra ellos batalla
en el valle de Siddkn :
9 Esa saber, contra Chodor4aomor rey
de Elam, y Tbadal rey de las gentes, y
Amraphel rey de Sennaar, y Arioch rey
de Elasar, cuatro reyes contra cinco»
10 Y el valle de Siddim era Ue*a de
posos de betún: y huyeron el rey de
Sodoma, y el de Gomorrha, y cayeron
allí : y los demás huyeron al. monte.
11 Y tomaron toda la hacienda de Be-
doma y de Gomorrha, y todas sus vi-
tuallas, y faéronse.
13 Tomaron también á Lot, htyo del
hermano de Abram, y á su hacienda, y
faéronse ; porque él moraba en Sodoma.
13 Y vino uno que escapa, y denunció-
lo á Abram Hebreo, que habitaba en el
alcornocal, da Mamre Amorrheo, her-
mano de Bscfaol, y hermano do Aner,
los cuales cataban coníedenados con
Abram.
16
14 Y* oyó Abram, qne su hermano era
cautivo, y armó sus criados, los criados
de su casa, trescientos y diez y ocho, y
siguióles hasta Dan.
15 Y derramóse sobre ellos de noche
él y sus siervos, y hirióles, y siguióles
hasta Hobah, que está á la mano izquier-
da de Damasco.
Id Y volvió toda la hacienda, y también
á Lot su hermano, y su hacienda volvió
á traer, y también las mugares y el
pueblo. .
17 Y salió el rey de Sodoma á recibirte,
volviendo él de herir á Cftedor-laomory
á los reyes qne estaban con él, al valle
de Savc, ew et el valle del rey.
18 Y Entonces Mdchisedech, rey de
Salem, sacó pan y vino, él cual era sa-
cerdote del Dioa Altísima
19 Y bencUJole, y «UJo:' Bendito sea
Abram del Dios Altísimo, poseedor de
los cielos y de la tierra.
20 Y bendito sea el Dios Altísimo, que
entregó tus enemigos en tu mano. Y
él le dio los diezmos de todo.
21 Entonces ei Rey de Sodoma dijo á
Abram: Dame las personas, y toma para
ti la hacienda.
22 Y respondió Abram al rey de So-
doma: Mi mano he alzado á Jehova
Dios Altísimo, poseedor de los cielos y
de la tierra,
28 Que desde un hilo hasta la correa
de tíii zapato, nada tomaré de todo lo
que es tuyo, porque no digas*: Yo enri-
quecí á Abram :
24 Sacando solamente lo qne comieron
los mancebos, y la parte de los varones
que fueron comulgo Aner, Esehol, y
Mamre: los cuales temarán su parte
CAPITULO XV.
Aparécete Dio* d Abram la tercera vez, y consolán-
dole, fe ratifica hupi ometat, y le promete heredero,
y creyendo Abroen, lafii fe e» contada por Justicia.
JL Biesmcoujbmoxion de tu* prometa* hace pacto
y ahanva solemne con Abram, y le revela la cauti-
vidad en Boypto de na descendientes, el pueblo de
Israel, y tu hoertad d cierto tiempo»
DESPUÉS de estas cosas ftié palabra
de Jehova á Abram en visión, di-
ciendo : No temas Abram : Yo soy tu es-
cudo, tu salario copioso en gran manera,
2 Y respondió Abram : Seflor Jehova ;
i qué me has de dar, qne yo ando solo, y
el mayordomo de mi casa, .el Damasce-
no, Eliezer?
8 Dfyo mas Abram : He aquí, no me
has dado simiente, y he aqui que el hfyo
de mi casa me hereda.
GÉNESIS.
4 T luego 1» palabra de Jehova jW á él,
diciendo : No te heredará este ; mas el
que saldrá de tus entrañas, aquel te
heredará.
5 Y sacóle fuera, y dtyo : Mira ahora
á los cielos, y cuenta las estrellas, si las
puedes contar: y dijole: Asi será tu
simiente.
6 T creyó á Jehova, y contáselo por
Justicia.
7 ^ Y dtfole : Yo doy Jehova, que te
saqué de Ur de los Chaldeoa, para darte
esta tierra que la heredes.
8 Y ¿Z respondió : Señor Jehova, ¿ en
qué conoceré que la tengo de heredar ?
9 Y respondióle : Tómame una becer-
ra de tres años, y una cabra de tres
años, y ten carnero .de tres años; una
tórtola también, y un palomina
10 T ü tomó todas estas cosas, y par-
tíalas por la mitad, y puso cada mitad
en frente de su companera: mas las
aves no partió.
U T descendían aves sóbrelos cuerpos
muertos, v ojeábalas Abran.
12 Y fue, que poniéndose el sol, cayó
sueño sobre Abram, y he aquí, un temor,
una oscuridad grande qne cayó sobre éL
13 Entonces dtyo á Abram : De cierto
tepas, que tu simiente será peregrina en
tierra no suya, y servirles han, y serán
afligidos cuatrocientos años ;
14 Mas también á la gente á quien ser
Tiran, juzgo yo; y después de esto sal-
drán con grande riqueza,
15 Y tú vendrás á tus padres en pac, y
serás sepultado en buena vejes.
16 T en la cuarta generación volverán
acá; porque aun no *td cumplida la
maldad del Amorrheo hasta aquí.
17 T filé que puesto el sol, hubo una
oscuridad: y ha aquí un horno de hu-
mo, y una antorcha de fuego que pasó
éntrelas mitades.
18 Aquel dia hizo Jehova concierto
con Abram, diciendo : A tu simiente daré
esta tierra desde el rio de Egypto hasta
el rio grande, el rio de Euphrates :
19 AÍCineo, y al Cenezeo, y al Cadmo-
neo,
20 Y al Hetheo, y al Pherezeo, y á los
Bapheos,
21 Al Amorrheo, también, y al Chana-
neo y al Gergeseo, y al Jebuseo.
CAPITULO XVL
Sarai da m rrtaém, A^ar.dJbrmm n Marido, para
rector de eBa generación. II. J+ar viéndote pre-
ñada* amiema d tener en poco d en —hora, mas
t
^r^<^eaa9cmhe*meiadej^mmtj^m'm
huye, ni. El ángel de Jehova le aparece en el
f»ierto,9lakaeevoleerdmeeilorat¥Udemmeta
loque ha de parir. lV.Jiaeel
"VT SABAI, muger de Abrasa, no le
-*- paria; y ella tenia una sierva Egyp-
cla, que- se llamaba Agar.
2 Dtfo, pues, Sarai á Abram :. He aqui
ahora, Jehova me ha vedado de parir :
ruégote que entres á mi sierra, quirá
tendré Wjos de ella. Y obedeció Abram
al dicho de Sarai.
3 Y tomó Sarai, la muger de Abram, á
Agar Egypcla su sierva, al cabo de diez
años que habla habitado Abram en la
tierra de Chanaan, y dióla á Abram su
marido por muger,
4 U" Y él entró 4 Agar, la cual conci-
bió : y viéndose preñada, menospreciaba
á su señora en sus ojos.
5 Entonces Sarai dijo á Abram: Mi
afrenta «t sobre ti : yo puse mi sierva en
tu seno, y viendo que se ha empreñado,
soy menospreciada en sus ojos : juague
Jehova entre mi y ti
6 Y respondió Abram á Sarai: He ahí
tu sierva en tu mano: haz con ella lo que
bueno te pareciere. Entonces Sarai la
afligió, y eüa se huvó de delante de ella.
7 H Y hallóla el ángel de Jehova junto
á una fuente de agua en el desierto:
junto á la fuente que tdd en el camino
del Sur:
8 Y dijo/a: Agar sierva de Sarai : ¿ Dón-
de? ¿ De dónde vienes, y á dónde vas ?
Y éOa respondió: Huigo da delante de
Sarai mi señora. •
0 Y dijole el ángel de Jehova: Vuél-
vete "á tu señora, y humíllate debajo de
su mano.
10 Y dijole mas el ángel de Jehova:
Multiplicando multiplicaré tu símico tu,
qne no será contada por la multitud.
11 Y dijole mas el ángel de Jehova:
He aquí, tú «atrft preñada, y parirás un
h^o : y llamarás su nombre Ismael, por-
que oido ha Jehova tai aflicción.
13 Y él será hombre floro: su mano
contra todos, y las manos de todos con-
tra él, y delante de todos sus hermanos
habitará.
18 Entonces eUm llamó el nombre de
Jehova, que hablaba con ella i ÁUa d roiy
Tú, Dios, de vista: Porque dijo: ¿No he
visto también aqui las espaldas del que
navio*
1* Por lo cual llamó al poco: Pozo del
Viviente, que me ve. He aqui, «ski entre
Cades, yBarad.
17
CrBNKSIS.
15 t T parió Agar á Abram un hflo ; y
llamó Abram el nombre de su h^o, que
lo parió Agar, IsmaeL
16 Y Abram era do edad de ochenta y
seis anos, cuando parió Agar á Ismael.
CAPITULO XVII.
Aparécete Dios á Abram la cuarta rex, y remveva con
él su poeto, y en señal de cierta esperanza fe muda
Hnambrt de Abram en Abraham, y mándale que se
circmtcide él y toda su familia y posteridad, y asi-
mismo muda el nombre de $n muger dé Sarai en
Sara. II. Abraham, no creyendo que en tal edad le
podría nacer un hijo, se ríe de la jrrometa; mat
Dios conforta sttft*, y le confirma en ella. Itl. Pont
Abraham en efecto el mandamiento de Dio* de la
Circuncisión.
Y SIENDO Abram de edad do noven-
ta y nueve años, Jehova le apareció,
y dfyole : Yo soy el Dios. Todopoderoso :
Anda delante de mí, y sé perfecto.
2 Y pondré mi concierto entre mi y
ti, y muftlpUearte'he mucho en grdn
manera.
3 Entonces Abram cayó sobre su ros-
tro, y Dios habló con él, diciendo:
4 Yo, he aquí mi concierto contigo: Se-
rás por padre de muchedumbre de gentes.
5 Y no se llamará mas tu nombre
Abram* mas será tu nombre Abraham;
porque padre de muchedumbre de gen-
tes te he puesto.
6 Y multiplicarte he mucho en gran
manera, y ponerte he en gentes ; y reyes
saldrán de ti.
7 Y estableceré mi concierto entre
mí y ti, y entre tu simiente después de
ti por ata generaciones por allanta per-
petua, para ser á ti por Dios, y á tu5
simiente después de ti '»
8 Y daré á ti, y á tu «Uniente después
do tí, la tierra de tus peregrinaciones,
toda la tierra de Chanaan, en heredad
perpetua : y serles he por Dios.
9 Y dijo mas Dios á Abraham : Tú em-
pero mi concierto guardarás, tú y tu si-
miente después de tí por sus genera-
ciones.
10 Este será mi- concierto que guarda-
réis entre mi y vosotros, y tu simiente
después de ti : Que será circuncidado eir-
tro vosotros todo varón: ♦
11 Circuncidaréis, pues, la carne ¿e
vuestro prepucio, y será por señal del
concierto entre mi y vosotros.
13 Y de edad de ocho días será circun-
cidado en vosotros todo varón £or vues-
tras generaciones : el nacido en casa y el-
comprado á dinero de cualquier extran-
gero, que no fuere de tu simiente.
18 Circuncidando será circuncidado el
18
nacido en tu casa, y el comprado por tu
dinero; y estará mi concierto en vuestra
carne para alianza perpetua.
14 Y el varón incircunciso que no hu-
biere circuncidado la carne de su pre-
pucio, aquella persona será cortada de
sus pueblos : mi concierto anuló.
15 Dijo también Dios á Abraham:. A
Sara! tu muger no llamarás su nombre
Sarai, mas Sara será su nombre.
16 Y bendecirla he, y también té daré
de ella nn hijo, y bendeciría he, y será
madre de naciones: reyes de pueblos
serán de ella,
17 ? Entonces Abraham cayó Bobre su
rostro, y rióse, y dijo en su corazón : ¿A
hombre de cien años ha de nacer un
hijo? ¿ Y Sara, muger de noventa años,
ha do parir?
18 Y dflo Abraham á Dios: Ojalá Is-
mael vira delante de tí.
19 Y respondió Dios : Ciertamente Sara
tu mnger te parirá un hjjó, y llamarás
bu nombre Isaac,* y confirmaré mi con-
cierto con él por concierto á bu si-
miente después de él.
20 Y por Ismael ianibicn te he oído :
He aquí yo le bendeciré, y le haré fruc-
tificar, y multiplicar mucho en gran
manera: doce príncipes engendrara; y
ponerle be por gran gente.'
21 Mas mi concierto estableceré con
Isaac, al cual te parirá Sara en este tiem-
po el ano siguiente.
23 Y acabó de hablar con él, y subió
Dios de con Abraham.
23 1í Entonces tomó Abraham A Ismael
su hijo, y á todos los niervos nacidos en
su ca*a, y A todos los comprados f>or su
dinero, todo' macho en los varones de la
casa de Abrahamr y circuncidó la carne
do su prepucio en aquel mismo dia,
como Dios lo habla hablado con él.
24 Era Abraham de edad de noventa y
nueve afios, cuando ' circuncidó él la
carne de su prepucio.
26 Y Ismael su Irijo de trece años,
cuando fué circuncidada la carne do su
prepucio.
26 En aquel mismo dia fué circunci-
dado Abraham, y Ismael su hijo :
27 Y todos los varones de su casa, el
siervo nacido en casa, y el comprado por
dinero del extranjero, fueron circunci-
dados con él.
CAETTÜLO XVITT.
Aparécete Dio» d Abraham la quinta res en tres va*
roñes, tos cunto él detism y convida, creyendo ser
OENB8I8.
lIM*kmdóe<mtmd*,DkMU
Id orwMflpn dW Affo. ^endeudo
&m *« miiyer. /2£ jtowtaife jMm Za prometa
del Mema» ¡fdetm bendiciones, y revélale m cornejo
aeercadeícattáema^SedomatdeOomorrña. IV.
Abrahamirteratd*09*f/nmde porfía por el perdón
de loe de Sodoma tfc
Y APARECIÓLE Jehova en et alcor-
nocal de Mam re, estando 61 sentado
á la puerta de su tiendo, cuando comen-
zaba el calor del día.
2 Y alzo sna ojos, y miró, y he aqni
tres varones, ano estaban junto á él : y
como los tío, salló corriendo á recibirlos
desde la puerta de sn tienda, y inclinóse
á tierra.
3 T dijo: Señor, Si ahora he hallado
grada en tns ojos, ruégote que no pases
de tn sierro.
4 Tómese ahora un poco de agua, y
lavad vuestros pies, y recostaos debajo
do nn árbol :
5 T tomaré nn bocado de pan, y eos-
tentad vuestro corazón, después pasa-
réis; porque por eso habéis pasado cerca
do vuestro siervo. Y «fe* dieron : Haz'
asi como has hablado.
0 Entonces Abraham fué á priesa á la
tienda á Sara, y dtyole: Toma presto
tres medidas de flor de harina, amasa y
haz panes cocidos debajo do la ceniza.
7 Y corrió Abraham á tas vacas, y tomó
un becerro tierno y bueno, y dióle al
mozo, y dióse priesa á aderezarlo.
8 Tomó también manteca y leche, y el
becerro que habla aderezado, y púsolo
delante do ellos; y él estaba Junto á
ellos debajo del árbol, y comieron.
9 T Y dtyéronle: ¿Dónde está Sara tn
muger? Y él respondió: Aqni en la
tienda.
10 Entonces dtyo: Volviendo volveré
á tí según el tiempo de la vida, y, he
aquí, tendrá un hijo Sara- tu muger. Y
8ara escuchaba á la puerta de la tienda :
y ella estaba detras de éL
11 Y Abraham y Sara irán viejos, en-
trados en días: ya á Sara habla cesado
la costumbre de las mugeres.
13 Y rióse Sara entre si, diciendo:
¿Después que he envejecido, tendré
deleite ? Asi mismo mi señor en ya
viejo.
1$ Entonces Jehova dijo á Abraham :
¿Por qué se ha raido Sara, diciendo:
De cierto tengo de parir, que soy ya
vieja? '
14 ¿Esconderse ha de Jehova alguna
cosa? Al tiempo senalatlo volveré a ti
según el tiempo de la vida, y fiará ten-
drá tm lujo.
15 Entonces Sara negó, diciendo : No
me reí, porque tuvo miedo. Y él dijo :
No etadj porque te reiste.
16 T Y los varones se levantaron de
allí, y inoraron hacia Sodoma: y Abra-
ham iba con ellos acompañándolos.
17 Y Jehova dtyo: ¿Encubro yo do
Abraham lo que yo hago :
1S Habiendo de ser Abraham en gran
gente y fuerte, y habiendo de ser bendi-
to» en él todas las naciones de la tierra?
10 Porque yo lo be conocido, que man-
dará á sus. hijos y á su casa después de
si, que guarden el camino de Jehova,
haciendo justicia y Julcto, para que haga
venir Jehova sobre Abraham lo que ha
hablado sobre éL
90 Entonces Jehova le dQo : El clamor
de Sodoma y de Gomorrha, porque se
ha engrandecido, y el pecado de ellos,
porque se ha agravado en gran manera.
21 Descenderé ahora, y veré, si según
su clamor que ha venido hasta mí, ha-
yan hecho consumación-: y si no, saber-
lo be.
33 Y apartáronse de allí los varones,
y fueron á Sodoma: mas Abraham es-
tuvo aun delante de Jehova.
38 % Y acercóse Abraham, y dtfo: ¿Des-
truirás también al justo con el implo ?
34 Quizá hay cincuenta justos dentro
de la ciudad : ¿ destruirás también, y no
perdonarás al logar por cincuenta justos
que estén dentro de éL
85 Nunca tal hagas, que hagas morir al
justo con el impío: ¿y quesea el Justo
como el impío? Nunca tal hagas, £1
Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer
derecho?
36 Entonces respondió Jehova: Si ha-
llare en 8odoma cincuenta justos dentro
de la ciudad, perdonaré á todo este lu-
gar por amor de ellos.
37 Y Abraham replicó, y dijo: He aquí,
ahora que he comenzado á hablar á mi
Señor, aunque soy polvo y ceniza;
38 Quizá feltarán de cincuenta justos,
cinco: ¿destruirás por aquellos cinco,
o^ /o^ toda la ciudad * Y dijo: No
la destruiré, si hallare allí cuarenta y
cinco.
30 Y anadió mas á hablarle, y dtfoj
¿Quizá se hallarán aUl cuarenta? Y res-
pondió : No U haré por cuarenta.
80 Y ó^jo: No se enoje ahora mi Señor,
si hablare: ¿Quizá se hallarán allí trein-
19
GÉNESIS,
te? Y respondió: No lo haré si hallare
alli treinta.
81 T étyo: He aquí ahora que be co-
menzado á hablar á mi Setter: ¿Quizá
se hallarán allí veinte? Respondió: No
destruiré por tétate.
83 T volvió á decir : No ae enoje ahora
mi Señor, ai hablare adámente una vea :
¿Qtüxá ae hallarán alli olea? Respon-
dió : No destruiré por diez.
88 Y ae fué Jehova después que acabó
de hablar á Abraham: y Abraham ae
volvió á au lugar.
CAPITULO XIX.
Lo* do» dnaélee entrado* en Sodoma,y cimvidado* de
mbommwmbU, u.nopmekendo Lot defenderlo* contra
la violencia intentada, ello* m defienden, hiriendo
diodo el pueblo con ceguedad. JT. Derputt tacando
do la dudad d Lot y d m muoer y. kejet» caoi por
JtonMfcjr m*OJdné*4t tugar donde m «ata, kacm
venir Juego del cielo, que eoneume toda la región.
TÍLLamuger de tot,no guardando el mandamiento
denowmm m*r*m*lro*my>,**cmme«rmk1ae*emtutum
de mL JV. Encopado Lot en la montaAa eterno*-
Hado de eut hija», toe cuates concibieron y parieron
de él, la una d Manó padre de loe Moabita*, y ta
otra dAnwou padre de lo* Ammmnkw*
VINIERON, pues, loa dea ángeles á
Sodoma á la tarde: y Lot estaba
sentado á la puerta de Bodoma : y rién-
dolo» Lot, levantóse á recibirlos, y in-
clinóse la faz á tierra.
8 Y dtfoc He aquí ahora, mié señoree,
ruélgooa que véngate t, casa de vaestro
siervo, y dormiréis» y tasraréfe vuestros
plea: y por m mañana ee levantaréis, y
irelsvneatro camino. Y ellos respondie-
ron: No, qne en la plaza dormiremos.
8 Mas él porfió con efioa moche, y
viniéronse con él, y entraron en su cana,
y hiaotee banquete, y coció panes sin
levadura, y comieron.
4 Y antes que se acostasen, los varones
de la ciudad, loa varones de Sodoma,
aerearon la casa desde el mozo hasta el
viejo, todo el pueblo de cabo á cabo.
6 Y llamaron á Lot, ydrjéronte : ¿Dón-
de mían loa varones que vinieren á ti
asta noche? Sánanoslos, para que loa
conozcamos.
i Entonces Lot sanó á etloe á la puer-
ta, y cerré tea puertas trae si ;
7 Y dfje: Hermanos míos, ruégeos que
no hágale mal.
8 He aquí ahora, yo tengo dos hyas, que
no han conocido varón; sacarlas he aho-
ra á vosotros, y haced de ellas como
bien os parecerá: Bolamente á estos va-
rones no hagáis nada, porque por eso
vinieron á la sombra de mi tejado.
20
0 Y elk»res]kinettenm: Quito allá. Y
drjeron aun: Vino solo para habitar:
¿y juzgará juzgando? Ahora te hare-
mos mas mal que á ellos. Y hadan
gran violencia al varón, á Lot : y llegá-
ronse para quebrar las puertas.
19 Entonces tos varones extendieron su
mano, y metieron á Lot consigo en casa,
y cerraron las puertas.
11 Y á los varones, que miaban á la
puerta de la casa, hirieron con cegue-
dades, desde el pequeño hasta el grande ;
mea éUee ae Migaban por hallar la
puerta
12 T Y dijeron los varones á Lot : ¿ Tie-
nes aun aquí alguno? Yernos, y tus
lujos, y tus htyaa, y todo lo que tienes
en la ciudad, saca de este lugar.
13 Perqué destruisnoa este lugar, por-
que el clamor de ellos se ha engrandeci-
do delante de Jehora; por tanto Jehova
nos ha enviado para destruirlo.
14 Entóneos saHé Lot, y habló á sus
yernos, los <roe hablan de tomar ana
lujas, y dtyoles : Levantaos, saUd de este
lugar; porque ha de destruir Jehova
esta ciudad : mas rué teñid* ©orno burla-
dor en los ojos de sus yernos.
15 Y come el alba subia, loa ángeles
dieron priesa áLot, diciendo t Levánta-
te, toma á tu muger, y tus dos hijas, qne
se hallan aquí, porque no perezcas en el
castigo de la ciudad.
16 Y deteniéndose él, los varones asie-
ron de su mano, y de la mano de su
muger, y de las manes de sus dos lujas,
en la misericordia de Jehova que era
sobre él : y sacáronle, y pusiéronle faera
de la ciudad.
17 Y fué, que sacándoles fuera, dtfo:
Escápate: sobre tu alma no mires tras
ti, ni pares en toda esta llanura, en el
monte escápate, porque no perezcas.
18 Y Lot les dfyoi No, yo oa ruego,
señores mios :
19 He aqui ahora, ha hallado tu sierro
grada en tus ojos, y has engrandecido
tu misericordia, que has hecho conmigo,
dándome la vida: mas yo no podré es-
caparme en el monte, que quizá no ee
me pegue el máh, y muera
20 He aqui ahora, esta ciudad mtá cer-
cana para hnir alia; la cual m pequeña,
escaparme he ahora alli ; ¿no ee peque-
ña, y vivirá mi auna ?
21 Y respondióle: He aqui, yo he reci-
bido tus ruegos también por esto, para no
destruir la dudad de que has hablado.
QENE&18.
38 Déte priesa, «cápate «Ha; porque
no podré hacer nada, basta que*hajas
llegado allá. Por esto fué llamado ol
nombre de la ciudad Segor.
23 £1 sol salla sobra la tierra, cuando
Loi llegó á Segor.
24 Y Jahova llovió sobre Sodoma y
sobre Gomorraa azufre y feego de J¿-
nova desde los cielos:
25 Y trastornó las ciudades, y toda
aquella llanura com todos los moradores
de aquellas ciudades, y el firuto de la
tierra.
26 T Entonces sn mnger miró atrás de
él, y fué vuelta estatua de sai.
27 Y levantóse Abrabam |M>r la maña-
na al lugar donde .habla estado delante
de Jehova;
28 Y miró hacia Sodoma y Gomorrha,
y bacía toda la tierra de aquella llanura
miró; y he aquí que el humo subía de
la tierra, como el humo de un horno.
29 Y fué, que destruyendo Dios las
ciudades de la llanura, Dios se acordó
de Abrabam, y envió a Lot de en medio
de la destrucción, destruyendo las clu-
dades donde Lot estaba,
SO 7 Empero Lot subió de Begor, y
asentó en el monte, y sus dos lujas con
él; porque tuvo miedo de quedar en
Segor, y asentó en um\ cueva él y sus
dos hijas.
31 Entonces la mayor dijo á la menor :
Nuestro padre m viejo, y no fuedm varón
en la tierra que entre á nosotras con-
forme á la costumbre de toda la tierra:
33 Ven, demos á beber vino á nuestro
padre, y durmamos con él, y conserva-
remos de nuestro padre generación.
33 Y dieron á beber vino á sn padre
aquella noche: y entró la mayor, y dur-
mió con au padre; y él nó supo cuando
la *§a se acostó, ni cuando se levantó.
34 EL día siguiente cüjó la mayor á la
menor: He aquí, j/o dormí la noche pasa-
da con mi padre; démosle á beber vino
también esta noche, f entra, duerme
con él, y conservaremos de nuestro pa-
dre generación.
33 Y dieron á beber vino á su padre
también aquella noche, y levantóse la me-
nor, y durmió con él ; y él no supo cuan-
do la htfa se acostó, ni cuando se levantó.
36 Y concibieron las dos lujas de Lot,
de su padre.
37 Y parió la mayor «a lujo, y llamó
su nombre Jioab: el cual *t padre de
los Moabitas hasta hoy.
33 La menor también parió un lujo, y
llamó su nombre Ben-ammi, el cual n
padre de los Ammonitas hasta hoy.
CAPITULO XX.
PtrteHnmndo AInnam en iu tierra — mraKoi re* de
la tierra, JkkémeUeeu le toma, en mm§tr creyendo ta-
tú hermana; mat Dio» le cantiga, y mvita de tal
manera, qm te I* vuelve, y Je envía cargado do
DE allí se partió Abranam á la tierra
del mediodía, y asentó entra Cades
y Sur; y peregrinó en Gafar.
2 Y deeia Abrabam de Sara su mnger:
Mi hermana es. Y Abimelech, rey de
Gerar, envió, y tomó á Sara.
3 Empero Dios vino á Abimelech en
sueños de noche, y dtyole: He aquí,
muerto eres por la muger que tomaste,
la cual es casada con marido.
4 Mas Abimelech no habla llegado á
ella, y dtye: Señor:, ¿mataras también
la gente justa?
5 ¿El no me dtfo: Mi hermana es; y
ella también dijo : MI hermano es f Con
sencillez de mi corazón, y con limpieza
de mis manos he hecho esto.
6- Y díjole Dios en sueños : Yo también
sé que con entereza de tu «oraron has
hecho esto : y yo también te detuve de
pecar contra mi, por tanto no te per-
mití qué* tocases en ella»
7 Ahora, pues, vuelve la muger á su
marido, porque es profeta; y orará, por
tí, y vive. Y si tú no la volvleres, sepas
que muriendo morirás con todo lo que
fuere tuyo.
8 Entonces Abimelech se levantó de
mañana, y llamó á todos sus siervos, y
<Uj o. todas estas palabras en los oídos de
ellos, y temieron los hombres en gran
manera.
0 Después llamó Abimelech á Abra-
bam, y dtfole : ¿ Qué nos has hecho ? ¿ y
qué pequé yo contra ti, que has metido
sobre mí, y sobre mi reino tan gran pe-
cado ? Obras que no son de hacer has
hecho conmiga
10 Y djjo mas Abimelech á Abrabam:
¿ Qué viste, para que hicieses esto ?
11 Y Abrabam respondió: Porque d^e:
Cierto no hay temor de Dios en este
lugar : y matarme han por causa de mi
muger.
12 Y también cierto mi hermana es,
hija de mi padre, mas no luja de mi
madre, y tómela por muger.
13 Y fué, que cuando Dios me hizo
salir vagabundo de la casa de mi padre,
uoledtie: Esta jsrdtninlssjrlcordla que
81
GÉNESIS.
haráa conmigo-, que en todos loe lugares
donde viniéremos, digas de mi, Mi her-
mano 68,
14 Entonces Abimelech tomó ovejas y
vacas, y siervos y sierras, y dio á Abra-
ham, y volvióle é Sara en muger :
15 T dijo Abimelech : He aqaí, mi
tierra está delante de ti, en lo que bien
te pareciere, habita.
16 Y á Sara dijo : He aquí, he dado mil
pesos de plata á tu hermano ; he aquí, él
te es por velo de ojos á todos los que
estuvieron contigo, y con todos : y escar-
mienta.
17 Entonces Abraham oró á Dios, y
Dios sanó á Abimelech y á su muger, y
á sus sierras, y parieron.
18 Porque cerrando habla cerrado Jeho-
va toda matriz de la casa de Abimelech,
á causa de Sara muger de Abraham.
CAPITULO XXI.
Xdce Jamao conforme d la promesa de Dio*. II. El
hijo de ¡a tierna se burla de ¿l, por lo cmal,par peti-
ción, de Sara y por amonestación de Dios, es echado
de casa con su madre. 777. Perdida Agar por el
desierto, y mmiémdowék dé sed el hijo, el ángel de
Jehova la conforta, la provee de agua, y le anuncia
la textura que Dios tenia aparejada d su hijo. IV.
El rey Abimelech hace pacto de perpetua amistad
con Abraham viéndole poderoso.
Y VISITÓ Jehova á Sara, como habla
dicho ; y hizo Jehova con'Sara co-
mo habla hablado.
2 Que concibió, y parió Sara á Abra-
ham un lujo en "su vejez, en el tiempo
qne Dios cujo.
3 Y llamó Abraham el nombre de su
lujo, que le nació, que le parió Sara,
Isaac.
4 Y circuncidó Abraham á su htyo Isaac
de ocho dias, como Dios le mandó.
5 Y era Abraham de cien años, cuando
le nació Isaac su lujo.
6 Entonces dijo Sara : Risa me ha he-
cho Dios ; y cualquiera que lo oyere, se
reirá conmigo.
7 Y dijo: ¿Quién dijera á Abraham,
qne Sara habla de dar lecho á lujos ? que
le he parido un lujo á su vejez.
*8 Y creció el niño, y fué destetado; y
hizo Abraham gran banquete el dia que
fué destetado Isaac
9 ^ Y vio Sara al hijo de Agar la Egyp-
cla, que habla parido á Abraham, qne se
burlaba.
10 Y dijo á Abraham : Echa á esta sier-
va y á su hjjo, que el hijo de esta sierra
no ha de heredar con mi lujo, con Isaac.
11 Este dicho pareció grave en gran
manera á Abraham á causa de bu 1ü¿.
as
12 Entonces dtyo Dios á Abraham : No
te parezca grave á causa del mozo y de
tu sierva: en todo lo que te dijere Sara,
oye en su voz; porque en Isaac te será
llamada generación.
13 Y también al lujo de la tierra pon-
drá en gente, porque «t tu simiente.
14 Entonces Abraham se levantó muy
de mañana, y tomó pan, y un enero de
agua, y diólo á Agar poniéndolo sobre*
su hombro ; y áioie al muchacho, y en-
vióla: y eüa fué, y perdióse en el de-
sierto de Beer-seba.
15 ^ Y Altóle el agua del enero, y echó
el muchacho debajo de un árbol,
16 Y fuese, y sentóse en derecho, ale-
jándose cuanto un tiro de arco, dicien-
do: No veré cuando el muchacho mori-
rá; y sentóse en derecho, y alzó su voz y
lloró,
17 Y oyó Dios la voz del muchacho: y
el ángel de Dios dio voces á Agar desde
los cielos, y díjole: ¿Qué has Agar? no
hayas miedo; porque Dios ha oído la
voz del muchacho en donde está.
18 Levántate, alza el muchacho, y tó-
male de tu mano; qne eu- gran gente le
tongo de poner.
19 Entóneos abrió Dios sus ojos, y vio
una fnente de agua; y fué, y hinchió el
cuero de agua, y dio de beber al mu-
chacho.
30 Y fué Dios con el muchacho; y cre-
ció, y habitó en el desierto, y fué tirador
de arco.
21 Y habitó en el desierto de Phamn,
y su madre le tomó muger de la tierra
deEgypto.
22 1 Y toé en aquel mismo tiempo,
qne habló Abimelech, y Phicbol principe
de su ejército á Abraham, diciendo : Dios
es contigo en todo cuanto haces.
23 Ahora, pnes, júrame aqfcí por Dios,
que no faltarás á mí, y á mi lrijo, y á mi
nieto : conforme á la .misericordia qne
yo hice contigo, harás tú conmigo, y con
la tierra donde fias peregrinado.
24 Y respondió Abraham: Yo juraré.
25 Y Abraham reprendió á Abimelech
á causa de un pozo de agua, que los sier-
vos de Abimelech le hablan tomado.
26 Y respondió Abimelech : Yo no sé
quien haya hecho esto : ni tampoco tú
me lo hiciste saber, ni yo lo he oído
hasta hoy.
27 Y tomó Abraham ovejas y vacas,
y dio á Abimelech, y hicieron ambos
GÉNESIS.
28 Y poso Abraham siete corderas de
la manada á parte.
29 Y dtfoAbimelechá Abraham: ¿Qué
j^nifcea estos alele corderas, que has
puesto á parte 1
80 Y él respondió: Que eataa eiete cor-
deraa tomarás da mi mano, para que me
aeaaa testimonio, qae ya cavé eate poao.
81 Por asta Uemó á aquel lngar Bcer-
aebe;. por que allí ¿usaron ambos.
83 Y hicieron alianza en Beer-ssba: y
levantóse- Abimeleeh, y Phichol principe
4e en ejército, y volviéronse á tierra de
loa Fhüistbeoa.
33 Y plantó nn bosque en Qeer-seba, y
Invocó allí el nombre de Jehova Dios
eterno.
34 Y moró Abraham en tierra de loa
Phüistheos ranchos dias.
CAPITULO xxn.
f%cnéuDieelmfí de Abraham mamdémdol^mue le ea-
«rifa* mhijo : y Abraham le obedece $ú% responder,
ni contradecir. 11. Al punto que Abraham va d
i«fmr-T tff-, ühe fa *-* — r fe deel tL-
mejomhaberU dado tal mamlomieuto • ti alabando
tu obediencia, le renueva y ratíjtea conjuramento loe
prometa» de la multiplicación de $n simtente, y de
ÉntetMnna Grieto
Y ACONTECIÓ después de estas co-
sas, que tentó Dios á Abraham, y
dy ole : Abraham : Y él respondió : Heme
aquí.
2 Y d¡)o: Toma ahora á tu hijo, tu
único, qua amas, Isaac, y vete á tierra
4e Morían; y ofrécele allí en holocausto
sobre uno de los montes que yo te dirá.
3 Y Abraham madrugó por la mañana,
y enalbardó su asno, y tomó consigo dos
mozos suyos, y ó Isaac su mjo : y cortó
leña para el holocausto ; y levantóse, y
fué al lugar que Dios le cUjo.
4 Al tercero dia alzó Abraham sus ojos,
y vio el lugar de lejos.
5 Entonces dijo Abraham á sus mozos :
Esperaos aqui con el asno, y yo y el
muchacho iremos hasta altí, y adoraré-
moa, y volveremos a vosotros.
6 Y tomó Abraham la lefia del holo-
causto, y púsola, sobra Isaac su lujo: y
él tomó en su- mano el mego, y el ou-
chUlet, y ¿nerón ambos juntos.
7 Entonces Isaac habló á Abraham su
padre, y dtyo: Padre mío: Y él respon-
dió: Heme aquí, mi h^o. Y él dijo:
He aquí el fuego y la leña : mas ¿ dónde
está el cordero para el holocausto ?
8 Y respondió Abraham : Dios pro-
veerá para sí cordero para el holocausto,
lujo mió. Y iban ambos juntos.
9 Y como llegaron allugar que D|oa le
dicho, edificó allí Abraham un
altar, y compuso la leña; y ató á Isaac
su hijo, y púsole sobre el altar sobre la
lena.
' H> Y extendió Abraham su mano, y to-
mó el 'cuchillo, para degollar á su luja
11 T Entonces el ángel de Jehova le
dio voces del cielo, y cUjo: Abraham,
Abraham. Y él respondió : Heme aqui.
12 Y mjo: Nó extiendas tu mano so-
bre el muchacho, ni le hagas nada ; que
ahora conozco que temes á Dios, que no
me rehusaste á tu mjo, tu único.
13 Entonces alzó Abraham sus ojos, y
miró, y he aqui un carnero á sus espal-
das trabado en una mata por sus cuer-
nos : y fué Abraham, y tomó el carnero,
y ofreciólo en holocausto en lugar de su
hijo.
14 Y llamó Abraham el nombre de
aquel lugar ; Jehova verá. Por tanto se
dice hoy del monte : Jehova verá.
15 Y llamó el ángel de Jehova á Abra-
ham la segunda vez desde el cielo,
16 Y dijo: Por mí mismo he jurado,
dijo Jehova, que por cuanto has hecho
esto, que no rehusaste á tu mjo, á tu
único,
17 Que bendiciendo te bendeciré, y
multiplicando multiplicaré tu simiente
como las estrellas del cielo* y como la
arena quo está á la ribera de la mar; y
tu simiente poseerá las puertas de' sus
enemigos:
18 En tu simiente serán benditas to-
das las' naciones de la tierra, por cuanto
obedeciste á mi voz.
19 Y tornóse Abraham á sus mozos, y
levantáronse, y fuéronse juntos á Beer-
seba; y habitó Abraham en Beer-seba.
20 Y aconteció después de estas cosas,
que filé dada nueva á Abraham, dicien-
do: He aqui que también Melena ha
parido hijos á Nachor tu hermano;
21 A Hus su primogénito, y á Buz su
hermano, y á Camuel padre de Arara,
22 Y á Cased, y á Asan, y á Pheldas, y
á Jedlaph, y á BathueL
23 Y Bathuel engendró á Rebecca. Es-
tos ocho parió Melcha á Nachor her-
mano de Abraham.
24 Y su concubina, que se llamaba
Reutnah, parió también á Tabee, y á
Gaham, y á Thahas, y á Maacha.
CAPITULO xxm.
Mmere Sara, y para eu eepultura Abraham compra
posesión en la tierra de Chañármela cual no quiere
tuemrdadu, dno tendida porjnete precio.
26
GÉNESIS.
Y FUÉ la vida de San ciento y Tetarte
y siete años : tantos fueron los anos
de la vida de Sara.
í3 Y murió Sara en Cariath-arbe, que es
Hebron en la tierra de Chonaan : y vino
Abraham á endechar á Sara, y á Iterarla.
3 T levantóse Abraham de delante de
su muerto, y habló á los lujos de Heth,
diciendo : #
4 Peregrino y advenedlEO soy entre
vosotros : dadme heredad de sepultura
con vosotros, y sepultaré mi muerto de
delante de mi.
5 T respondieron los lujos de Heth á
Abraham, y dtyéronle:
<J Óyenos señor mió, principe de Dios
eres entre nosotros; en lo mejor de
nuestras sepulturas sepulta tu muerto;
ninguno de nosotros te impedirá su se-
pultura para sepultar tu muerto.
7 Y Abraham se levantó, y inclinóse al
pueblo de la tierra, á los lujos de Heth.
8 Y habló con ellos, diciendo : Si tenéis
voluntad que yo sepulte mi muerto de
delante de mí, oídme, y intervenid por
mí con Epbron htfo de Seor,
9 Que mo dé la cueva doble que tiene
al cabo de su heredad : por precio bas-
tante me la dé en medio de vosotros por
heredad de sepultura.
10 Este Ephron habitaba entre los htyos
de Heth : y respondió Ephron IJetheo á
Abraham en oidos de ios hijos de Heth,
de todos los que entraban por la puerta
de su dudad, diciendo :
U No, señor mío, óyeme: la heredad
te doy, y la cueva que está en ella te doy
también: delante de los lujos de mi
pueblo te la doy ; sepulta tu muerto.
13 Y Abraham se inclinó delante del
pueblo de la tierra.
13 Y respondió á Ephron en oidos del
pueblo de la tierra, diciendo: Antes si
te pUsct\ ruégote que me oigas : yo doré
el precio de la heredad, tómalo de mí, y
sepultaré allí mi muerto.
14 Y respondió Ephron á Abraham, di-
cléndole :
15 Sefior mío, escúchame : La tierra es
de cuatrocientos sidos de plata entre mí
y ti : ¿ Qué es esto ? entierro tu muerta
16 Entonces Abraham se convino con
Ephron; y pesó Abraham á Ephron el
dinero que dtfo en oídas de los lujos de
Heth, cuotrodentos sidos de plata cor-
rientes por los mercaderes.
17 Y quedé la heredad de Ephron, que
estaba en Machpelah enfrente da Manare,
la heredad y la enera que estaba en ella,
y todos loe árboles que tetaban en la
heredad, y en todo su término al rededor,
18 Por de Abraham en posesión de-
lante de los hijos de Heth, y de todos
los que entraban por la puerta de la du-
dad.
19 Y después de esto sepultó Abraham
á Sara su mugar en la coeva de la here-
dad de Machpelah enfrente de Maniré,
que es Hebron en hv tierra de Otaanaan.
90 Y quedó la heredad,^ la cueva que
estaba en ella, por de Abraham, en here-
dad de sepultura, de los hijos de Heth.
CAPITULO xxrv.
Jbrákam envía m fierro d la tierra de tm natnraleta,
para que tome de aUdmnger para mhjjolmae. IL
ZJe^adoelmkrvodlaviaaeUmn^habiÉahaelUmmvo
de Abraham, por providencia de Dios te topa om
Jlebeccahyade Bathuet^delHnaoe de Abraham. Ú¡.
Venido acata de m podre, y declarado la cama do
tn venida, íodoe contitnton en) el catatnitnto do Me—
broca con Itaac, yati te la envión, y te celebra el
Y ABRAHAM en» ya viejo, y venido
en días : y Jehova habia bcndeddo
á Abraham en todo.
2 Y dijo Abraham á su siervo d mas
viejo de su casa, el que era señor en
todo lo que tenia: Pon ahora tu mano
debajo do mi muslo;
8 Y tomarte he juramento por Jehova,
Dios de los cielos, y Dios de la tierra,
que no tomes muger para mi hijo de
las hijos de Chaman, entre los cuales ye
habito:
4 Mas que irás á mi tierra y a mi pa-
rentela, y tomarás de aUd muger para mi
hijo Isaac
5 Y el siervo le respondió: Qulaá la
mugerno querrá venir en pos de mi á
esta tierra: ¿volveré pues tu lujo á la
tierra de donde saliste?
6 Y Abraham le dfyo: Guárdate que
no vuelvas mi hfyo allá.
7 Jehova Dios de los délos, que me
tomó de la casa de mi podre, y de la
tierra de mi naturalesn, y me habló, y
me juró, didendo : A tu simiente daré
esta tierra; él enviará su ángel ddante
de ti, y tomarás de allá muger para mi
lujo.
8 Y si la muger no quisiere venir en
pos de ti, serás limpio de este mi jura-
mento: solamente que no vudvas allá á
mi hUo.
0 Entonces el siervo puso su mano de-
bajo del muslo de Abraham su señor, y
juróle sobre este negocia |^*
íat Y el siervo tomó die» camellos de
GÉNESIS.
los camoHos de su señor, y fué, üemméo
en mi mano de le mejor que su tenor
tenia; y levantóse, y filé á Aaram Naba-
rain, á la ciudad de Naehor.
11 T bisó arrodillar los camellos fuero
de- la ciudad a un poso de agua, á la
hora de la tarde, á la hora que salea las
13 Y dtfo: Jebera, Dios de ni señor
Abtahasn, has encontrar ahora delante
de mí hoy, y has misericordia eoa mi
señor Abraham.
13 He aquí, yo estoy Junto 4 la fuente
de agua, y las mjas de los varones de
esta ciudad salen por agua.
14 Sea pues, oiie.la mosa á quien yo
dijere: A baja ahora tu cántaro, y beberé;
y ella respondiere: Bebe; y también á
tus camellos dará á beber: esta ata la
que aparejaste á tu siervo Isaac; y en
esto conoceré que habrás hecho misera
cordla con mi señor.
15 Y aconteció, que antes que él acá-
bese de hablar, he aquí Bebecca que
salía, la cual habla nacido á Balbucí,
htfo de Melena, muger de Naehor her-
maso de Abraham, con su cántaro sobre
su hombro*
16 Y la mosa era muy hermosa de
vista, virgen, que Taren no la habla co-
nocido : la cual descendió á la mente, y
hinchió su cántaro, y subía,
17 Entonces el sierro corrió hacia ella,
y d$o : Ruégete que me des á beber un
poco de agna de tu cántaro.
18 Y ella respondió : BeAte^ señor mió.
Y dióse priesa á abajar su cántaro sobro
su mano, y dióle á beber.
10 Y acabando de darle á beber, dijo :
También para tus camellos sacaré agua,
hasta que acaben de beber.
20 Y dióse priesa, y vació su cántaro en
la pila, y corrió otra yes al poso para sa-
car agua, y sacó para todos sus camellos.
21 Y el varón estaba mara^llado de
ella callando, para saber si Jehova habla
prosperado su camino, ó na
22 Y fué, que como los camellos aca-
baron de beber, el varón sacó un pen-
diente de oro de metilo sido de peso ; y
dos ajorcas para sus manos de dies *ick*
de oro de peso,
28 Y dijo: ¿Htfa de quién eres? Bué-
gote que me declares: ¿Hay lugar en
casa de tu padre donde posemos ?
24 Y ella respondió: Yo soy m> de
Bathuel, htfo de Melcha, al cual parió á
Naehor.
25 Y dtyde: También hay en nuestra
casa paja y mucho formge, y también
lugar para posar.
26 Entonces el varón se inclinó, y ado-
ró á Jehova.
27 Y dtfo : Bendito xa Jehova, Dios de
mi señor Abraham, que no quitó su
misericordia y su verdad de mi sefior,
guiándome Jehova en el camino á casa
de los hermanos de mi señor*
28 Y la moza corrió ; y biso saber en
casa de su madre estascosas.
20 Y Bebecca tenia un hermano que se
ñamaba Laban, él cual corrió mera al
varón á la fuente.
80 Y rae, que como vio el pendiente y
las ajorcas en las manos de su hermana,
y como oyó las palabras de Bebecca su
hermana, que decía: Asi me dijo aquel
varón; vino al varón; y, he aquí, él esta-
ba Junto á los camellos á la fuente.
81 Y díjolo; Ven, bendito de Jehova;
¿por qué estás ibera? Yo he. limpiado
la casa y el lugar para los camellos.
82 ? Entonces el varón vino á casu ; y
Laban desató los camellos, y dio puja y
formge á los camellos, y agua para lavar
los pies de él y los pies de los varones
que venían con éL
88 Y pusieron delante de él de comer;
mas él dijo : No comeré hasta que baya
hablado mis palabras. Y él le cUJo: Ha-
bla.
84 Entonces él djjo: Yo soy siervo de
Abraham;
85 Y Jehova ha bendecido mucho á mi
sefior, y base engrandecido; y le ha
dado ovejas y vacas, pista y oro, siervos
y sierras, camellos y sanos.
86 Y Sara, muger de mi sefior, parió un
lujo á mi sefior después de su vejez, al
cual ha dado todo cuanto tiene*
87 Y mi sefior me biso Jurar, diciendo :
No tomarás muger para mi hijo de las
htyas de los Chananeos, en cuya tierra
yo habito :
88 Mas Irás á la casa de mi padre, y á
mi parentela, y tomarás de alié muger
para mi h|jo.
89 Y yo dije á mi sefior: Quisa no quer-
rá venir en pos de mi la muger.
40 Entonces él me respondió : Jehova,
en cuya presencia yo he andado, enviará
su ángel contigo, y prosperará tu ca-
mino, y tomarás muger para mi htyo de
mi linage y de la casa de mi padre :
41 Entonces serás limpio de mi Jura*
mentó, cuando hubieres llegado á mi
GÉNESIS.
Unage : y timóte la dieren, serás limpio
de mi juramento.
42 Y vine boy á la fuente, y dfye : Je-
hora, -Dios de mi señor Abraham, si tú
prosperas hoy mi camino por el cual yo
ando;
43 He aquí, yo estoy junto á eda fuente
de agua; sea pues, qu4 la doncella que
saliere por agua, á la cusí ya dfyere:
Dame ahora de beber un poco de agua
de tu cántaro;
44 Y ella me respondiere: Bebo tú, y
también para tus camellos sacaré agua :
esta sea la muger que aparejó Jehova al
lujo de mi señor.
45 Y antes que acabase dé hablar en
mi coraron, he aquí Rebecca que salla
con su cántaro sobre su hombro, y des-
cendió á la fuente, y sacó agua: y yo la
cuje: Ruégete que me des ú beber.
46 Y éOd prestamente abajó su cántaro
de enelma de si, y dijo : Bebe, y tam-
bién á tus camellos daré á beber. Y
bebí, y dio también da beber á mis ca-
mellos.
47 Entonces pregúntele, y dije: ¿Cn-
yah$aeres9 Y ella respondió : Hjjade
Bathuel, hjjo de Nachor, que le parló
Melena. Entonces páselo un pendiente
sobre su frente y ajorcas sobre sus ma-
nos.
48 Y inclíneme, y aderé á Jehova, y
bendije á Jehova, Dtos de mi seftor
Abraham, que me habla guiado por ca-
mino derecho para tomar la luja del
hermano de mi seftor para su hijo.
49 Ahora pues, si vosotros hacéis mi-
sericordia y verdad con mi ««ñor, decla-
rádmelo : y si no, declarádmelo, y echa-
ré, ó á diestra, ó á siniestra*
60 Entonces Laban y Bathuel respon-
dieron, y dijeron: Do Jehova ha sali-
do esto, no podemos hablarte malo ni
bueno:
51 He ahí Rebecca delante de tí; tóma-
la, y vete, y sea muger del hijo de tu se-
ñor, como lo ha dicho Jehova.
52 Y fué, que como el siervo de Abra-
ham oyó sus palabras, inclinóse á tierra
á Jehova.
53 Y sacó el siervo vasos de plata, y va-
sos de oro, y vestidos, y dló á Rebecca:
también dló cosas preciosos á su her-
mano, y á su madre.
54 Y comieron y bebieron él y los va-
rones que venían con él, y durmieron : y
levantándose de mañana, dJJo : Enviádme
á mi señor.
98
55 Entonces respondió su hermano y
su madre: Espero la moza con noso-
tros á lo menos diez dias, y después irá.
56 Y él les <u>: -No me detengáis,
pues que Jehova ha prosperado mi ca-
mino: enviádme que me vaya á mi
señor.
57 EUo* respondieron entonces : Tierno»
moa á lamosa y preguntémosle.
58 Y llamaron á Jsebtnca, y abroóle:
¿Irástóeun este varón ? Y ella respon-
dió: ¿i; iré.
59 Entonces enviaron á Rebecca su
lienrtnna, y á su ama,, y al siervo de
Abraham, y asna varones.
60 Y bendijeron á Rebecev y djjéron-
, le : .Nuestra hermana eres, seas en mi-
llares de minares: y tu generación posea
la puerta de sus enemigos. .
61 Levantóse entonces Rebecca y sus
monas, y subieron sobre los camellos, y
siguieron al varón : y el siervo tomó á
Rebecca, y fuese.
68 Y venia Isaac del pozo del Viviente
que me ve; porque él habitaba en la
tierra del mediodía :
68 Y habla salido Isaac A orar al campo
á la hora de la tarde; y alzando sus ojos,
miró ; y, he aquí, los camellos que venían.
-64 Rebecca también alzó sus ojos, y
vio á Isaac, y descendió del camella
65 Porque habla preguntado al siervo:
¿Quién «t este varón que viene por el
campo háeia nosotros? Y el siervo habla
respondido: Este et mi señor. ¿Se en-
tonces tomó el velo, y cubrióse. ,
66 Entonces el siervo contó, á Isaac
todo lo que habla hecho.
67 Y metióla Isaac á la tienda de au
madre Basa, y tomó á Rebeeca por mu-
ger; y la amó: y consolóse Isaac des-
pués de ¡a tnuerU de su madre.
CAPITULO XXV.
Abraham toma* otra muger, de ¡a «mal recibe también
generación. II. Jíuere Abraham, y e» $epmJtado
con Sara %% muger en la tepultura que compró en 7a
Éimnm dm Ckamaan. I7T. ReeUaee tm mumtiom dé
bmael, y m muerte, IV. La eomempcúm r " ■ i' *■*■"
lo de Jacob y de Etau hijo» de baae y de Rebecca
/laura y padre» de do» pueblo» diferente» y enemigo».
Y. Kmm vmdt d Jacob tm primogmttw a.
Y ABRAHAM tomó otra muger, cu-
yo nombre /W Cethura:
2 La cual le parió á Zamram, y á Jee-
san, y á Madan, y á Madian, y á Jeeboc,
y á 8uc
8 Y Jecsan engendró á Baba, y áDadan;
y hijos de Dadan fueron Assurlm, y La-
tussün, y Laomim. GqOqI
4 Y hijos de Madian ; Bpha, y Epher, y
GÉNESIS.
Henoeh, y Abida, y Eklan. Todos estos
fueron lujos de Cefhara.
5. Y Abraham dtó todo lo que tenia á
6 Y á los bjjos de sos concubinas dio
Abraham dones : y envióles de jauto á
Isaac su lujo, mientras él virio, al orien-
te^ á m Uejfe eslental.
7 T Este» empero fmnm los días dé la
vida de Abraham que vivió ciento y se-
tenta y cinco anos.
8 Y espiró y murió Abraham en buena
vejes, viejo, y harto de dáot, y fué agregado
á sos pueblos.
9 Y sepultáronle Isaac y Ismael sus
lujos en la enera doble, en la heredad
de Ephron h$o de 8eor Hetneo, que es-
tasa en frente de Matare:
10 La heredad que compró Abraham de
los hijos de Heih; alli está sepultado y
Sara su mnger.
11 Y fué, que después de muerto Abra-
ham, bendijo Dios á Isaac su htyo: y
habitó Isaac jnnto al poso del Viviente
que me ve.
13 ^ Y estas mm las generaciones de
Ismael hijo de Abraham, que parió
Agar Egypcia, sierra de Sara, á Abrá-
is Estos pues so» los nombres de los
hijos de Ismael por sus -nombres, por
ene Bangos. £1 primogénito de Ismael,
Nabajeth; y Oedar,y Adbeel, y Mabsam,
14- Y Maama, y Duma, y Mama,
16 Htáer, y Thema, y Jethur, y Napbia,
jCedma:
10 fistos son los hfyosdelsmael; y estos
mn sus nombres por sus villas y por sus
palacios ; doce principes por sus (artillas.
17 Y estos fueron los anos de la vida
de Ismael, ciento y treinta y sÍete*&fios :
y espiró y murió Ismael, y fué agregado
á sus pueblos.
18 Y habitaron desde Hevila hasta el
8ur, que esté en frente de Egypto vini-
endo á Assur : delante de todos sus her-
manos cayó.
19 Y estas fueron las generaciones de
Isaac, htyo de Abraham: Abraham en-
gendró á Isaac :
20 Y era Isaac de cuarenta anos cuando
tomó á Rebecca, hija de Bathuel Arameo
de Padan-Aram, hermana de Laban Ara-
meo, por su mnger.
21 í Y oró Isaac á Jehova por su mn-
ger que era estéril; y aceptólo Jehova, y
concibió Rebecca su mnger.
23 Yloshtyos se combatían dentro de
eila* y dfr:ttsMAoMs *irr, ¿pus qué
vwo yo f Y fué á consultar á Jehova
28 Y respondióle Jehova: Dos naciones
Aay en tu vientre, y dos pueblos serán
divididos de tus entrañas; mss el un
pueblo terd mss inerte que d oír» pue-
blo, y el mayor -servirá al menor.
24 Y cerno se enmpllston sus días para
parir, he aqni mrlHses en su vientre.
25 Y saUÓ el primero bermejo, y lodo
él velludo como una ropa; y llamaren
su nombre Esau.
96 Y- después salió su hermano, tra-
bado su mano al calcañar de Essa: y
fué llamado su nombre Jacob. Y era
Isaac de edad de sesenta anos cuando
Jfeesflsa ros parió.
27 Y crecieron los niños; y Esa* fué
varón sabio en la casa, hombre del cam-
po: Jacob empero era varón sincero,
que estaba en las tiendas.
28 Y amó Isaac á Bssu, porque eamia
de su casa. Mas Rebecca amaba á Ja-
cob.
20 \ Y guisó Jacob un guisado: y vol-
viendo Esau del campo cansado,
80 Dtyo Esau á Jacob: Ruégote que me
des á comer de eso bermejo,eso bermejo,
que estoy cansado. Por tanto 'fué lla-
mado* su nombre, Bdom.
81 Y Jacob respondió : Véndeme bey
en este día tu primogenitora.
82 Entonces dijo Esau : He aquí, yo me
voy á morir, ¿para qué pues me servirá
la primogenitura?
88 Y dfyo Jacob: Júrame hoy en esto
di* Y él le juró, y vendió su primo-
genitaraá Jacob.
84 Entonces Jacob dló á Ssau del pan,
y del guisado de las lantejas; y él co-
mió, y bebió, y levantóse, y fuese. Y
asi menospreció Esau la primogenHura.
CAPITULO XXVI.
Peregrina Isaac en Oerar d causa de la hambre, y
renueva Dios con ét la alianza y la prometa de
■ Cristo hecha rf sW pelare. II Con miedo ove no le
maten por la hermosura de tn mnger dio» ame es su
hermana: mas Dios le defiende. III. Bendícele
Dios en la labot de la tierra, mas el rey de la tierra
leeekadesL IV. ' En t4 tugar donde viene cara
posos para sus ganados, mas ¡o» postores de la
tierra, le defienden el agua, y el cede d la cuestión.
V. Por esta causa muda lugar d IJeer-eeba tercera
vea, donde recibe nueva visión de Dios, y la segunda
renovación de la promesa. VI. El rey de Oerar,
viendo que Dios era con el, viene alU d requerirle
de su amistad. VIL Esau toma dos mugeres de los
Hetheoe contra la voluntad de sus padree,
Y HUBO hambre en la tierra ademan
de la primera hambre, que rae en
los óJas de Abraham: y fuese Isaac á
«7
GÉNESIS.
Abimelech, rey de los Philistheosv en
Gerar.
2 Y apareeiósele Jehova, y dtyole : No
desciendas á Egypto : habita en Ja tier-
ra que yo. te diré.
£ Habita en esta tierra, y yo seré con-
tigo ; y te bendeciré ; porque á tí, y á tu
simiente, daré tedas «atas tierras; y con-
firmaré el juramento que juré a Abre-
lbam tu padre.
4 Y yo multiplicaré tu simiente como
las estrellas del cielo; y daré á tu si-
miente todas estas tierras : y todas las
gentes de la tierra serán benditas en tu
simiente;
6 Por cuanto oyó Abraham mi vos, y
guardó mi observancia, mis mancami-
entos, mis estatutos, y mis leyes.
6 Asi habitó Isaac en Qerar.
7 % Y ios hombres de aquel lugar pre-
guntaron de su muger ; y él respondió :
Es mi hermana: Porque tuvo miedo de
decir; Es ai muger : Quizá, d¿fe> él, los
varones de aquel lugar me matarán por
causa de Bebecca; porque era hermosa
de vista»
5 Y rué, que como él estovo allí mu-
chos días, Abimelech, rey de los Philis-
theos, mirando por una ventana, vio á
Isaac que jugaba con Bebecca su muger :
0 Y llamó Abimelech á Isaao* y cUjo :
Ue aquí, ciertamente ella es ta muger:
¿ cómo pues dijiste : Es mi hermana ? Y
Isaac le respondió: Porque dtye: Quizá
moriré por causa de ella.
10 Y Abimelech dtfo: 4 Por qué nos
has hecho esto ? Por poco hubiera dor-
mido alguno del pueblo con tu muger,
y hubieras traído sobre nosotros el pe-
cado.
11 Entonces Abimelech mandó á todo
el pueblo, diciendo: El que tocaré á
este hombre, ó á su muger, muriendo
morirá.
12 t Y sembró Isaac en aquella tierra,
y halló aquel año den módica ; y hen-
dióle Jehova.
18 Y el varón se engrandeció, y rae
yendo y engrandeciéndose, hasta ha-
cerse muy grande.
14 Y tuvo hato de ovejos, y hato de va-
cas, y grande apero; y los Phillstheos le
tuvieron envidia.
15 Y todos los pozos que hablan abier-
to los siervos de Abraham su padre en
sus dias, los Pbllistheos los hablan cena-
do, y henchido de tierra.
10 Y dfy> Abimelech á Isaac; Apártate
38
de nosotros; porque mucho mas Inerte
que nosotros te has hecho,
17 % Y Isaac se rué de allí; y asentó
sus tiendas en el valle de Gerar, y habitó
allí.
18 Y volvió Isaac, y abrió los posos de
agua, que hablan abierto en los dias de
Abraham su padre, y que los' PliiltathaoB
hablan cerrado muerto Absaham; y lla-
mólos de loa nombres que su padre los
habia llamado.
19 Y los siervos de Isaac cavaron en el
valle, y hallaron allí un pozo de aguas
vivas.
SO Y los pastores de Oerar rinleron
con-lot pastores de Isaac, diciendo : El
agua es nuestra. Por eso llamó el nom-
bre del pozo Esek, porque habian alter-
cado con é*L
21 Y abrieron otro pozo; y ritieron
también sobre él: y llamó su nombre,
fiitnáh.
23 í Y pasóse de allí, y abrió otro po-
so, y no rinleron sobre él : y Samó su
nombre Behoboth, y dijo : Porque aho-
ra nos ha hecho ensanchar Jehova, y
rructiflcarémoB en la tierra,
28 Y de aili subió á Beer-seba.
24 Y apareciósele Jehova aquella no-
che, y dijo: Yo soy el Dios de Abraham
tu padre: no temas, que ye aoy con-
tigo; y yo te bendeciré, y multiplicaré
tu simiento por* cansa de Abraham mi
siervo.
25 Y edificó allí altar, y invocó el nom-
bre de Jehova, y tendió allí su tienda;
y abrieron allí los siervos de Isaac un
pozo.
20 % Y Abimelech vino á él desde Ge-
rur, y Ochozath amigo suyo, y Pfcichol
capitán de su ejército.
27 .Y díjoles Isaac: ¿Por qué veáis A
mi, pues que me buhéis aborrecido, y
me enviasteis» que no estuviese con
vosotros?
28 Y ellos- respondieron : Hemos visto
que Jehova es contigo ; y dijimos : Haya
ahora juramento entre nosotros ; entro
nosotros y ti ; y haremos alianza con-
tigo;
29 Que no nos hagas mal, como no»o-
¿ras no te hemos tocado, y como sola-
mente te hemos hecho bien, y te envia-
mos en paz: tú ahora, bendito de Je-
hova.
30 Entonces él les hizo banquete, y
comieron, y bebieron,
81 Y madrugaroA por la mañana, y
GENB8I8.
juresondunoatotr^yh^ectosenvióv
y partiéronse do él «a pea.
32 Y fué qm en aquel dio f farfcron lo»
alervoe de btM, y diéroule nueves de
los negocios del poso que habian abier-
to, y d^éronle: Agüe henee belledo.
99 T llamóle Sibafa; por ceta cantee!
nombre de aquella ciudad, «t Beer*seba
hmta estedie.
M t Y eomo Im Jué de cuarenta
anos, tomé por muger á Judlth, luje de
Beeii Bettfcee, y á Boiemet mje de Elott
Hettheo.
85 Y fheron amargura de espirito á
Ieeecv y á Bebecee.
* CAPITULO XXV11.
ttOOO MMMV WMM ti OTO OT MI MfeTH^ IfMn
9a 4 £ms; Mt Jacob eigmendo el cotudo ot m
madre le tiyfa, y recibe de él ¡a bendición, per-
diámdoia Bean. JL tX padre ot fin, á m$ gemido»
r ISjrw, * ém bendición terrena. ÜI. Aowamete el
odio é Beam contra m hermano d canta de la ben-
dición, y amenázale de matarte, mae la madre con
tfut COMt^JO 9t C908poV
Y FUÉ, qm como Isaac envejeció, y
ana ojee a^e oscurecieron de vista,
llamé á Bean en mjo el mayor, y dfyole:
Mi hijo: y él respondió: Heme aquí.
2 Y él dtf o : He aquí, ya aoy viejo : no
sé el diado mi muettet
3 Toma-pues ahora tue armes» tu atyat
bs> y tn asco; y.aal al campo; y toma
peca-mieasa.
* Y hazme gateados, eomo yo eme, y
traeme, y comeré, para que te bendiga
mi alma antes que muera*
f Y Bebeco* oyó, enana» hablaba Iaaac
á Eaaa en mjoc y fuese Besa al campo
piara tomar la caca qne habla de traer.
0 Entónese Bebecee habló á Jacob sn
hijo, diciendo; He aen^ya he ofée 6 tn
padre qne hablaba con Esau tn. herma-
no, diciendo :
7 Tímeme- casa; y héeme guisados,
para qne coma, y te bendiga delante de
Jehova, antes qne muera.
8 Ahora pues, mi mjo, obedece á mi
moa en lo qne te mando.
9 Vé ahora al ganado; y tómame de
allá dos cabritos de les cabras buenos,
y yo haré de ellos guisados para tn
padre, como él ama.
10 Y tú los llevarás á tn padre, y co-
merá, para que te bendiga antes de sm
muerte.
11 Y Jacob <Hjo á Rebecca bu madre :
He aquí, Bean mi hermano es hombre
belloeo, y yo hombre sin pelos:
13 Quiza me tentará mi padre, y tener*
me ha por burlador; y traeré sebee mi
maldición y no bendición.
ttYsumodieMiesneadió: H*omie,
sobre mi me tn maldieien: solamente
obedece á mi vea, y vé, y tómamete.
H Botóneos él fne\ytesaé, y trujo á
sn madre: y su madre Uso gulssdos,
rtrisnr tu padre fas amaba.
15 Y tomó Bebeesa lee vertidos de
Bean, au mjo mef or, los preetosce, qne
ella tenia en orna, y vistió á Jacob en
mjo menor.
10 Y bisóle vestir sobre tas manos, y
sobre la cervis donde na tensa pelee, las
pieles de los cabritos de lee cabías;
17 Y dio les gaJsadoa y pan, que ba-
bma4eresado> en la mano de Jacob au
mjo.
18 Y él vino á en padre, y dijo: Pedro
mió. Y él respondió: Heme aqui, 4 quién
eres, mjo mió?
19 Y Jacob «ojo áou padre: Yo soy Bean
tn primogénito} so he hecho como me
dfytete: levántate ahora, y siéntete, y
come de mi casa, para que me bendiga
tu alma»
20 Bntonees Isaac éjjoá en luje: ¿Qué
et esto, one tan presto hallaste, Mjo mió?
Y él respondió 1 Porque Jehevn tn Dios
hieo-qneae encontrase delente de mi.
81 Y Isaac «njoájeeeb: Llégate ahora,
y palparte he, lujo mío, si eres mi mjo
Esau, ó no.
89 Y Uegóse Jacob á su podre lesee,
y él le palpó, y dflo: La vos, la vos et
de Jacob; mas las manos, las manos de
99 Y no le conoció, porque sus manos
eran venosas como las. manos de Esau ;
ybendíjoie.
9¿ Y dtfo: ¿Bies té mi mjo Bean? Y
él respondió: Yo aoy.
95 Y dtyos Llégame/o, y comeré de la
can de mi mjoy para que te bendiga mi
alma; y él le Uegó» y comió : y trujóle
vino, y bebió.
26 Y díjole Isaac su padre: Llega
ahora, y bésame, mjo mió.
97 Y él se llego, y besóle, y olió el olor
de snf vestidos, y hendióle, y dijo:
Miro, el olor de mi hfyov como el olor
del campo que Jebova bendijo.
28 Y Dios te dé del rodo del cielo, y
de las grosuras de la tierra, y abundancia
de trigo y de mosto.
29 Sírvante pueblos, y naciones se in-
clinen á ti fió señor de tus hermanos,
y inclínense á ti los mjos de tu madre»
99
GÉNESIS.
malditos los que te maldijeren: y ben-
ditos los que te bendfyeren.
36 Y Até, qm en acabando Isaae de
bendecir á Jacob* solamente saliendo
había salido Jacob de delante de Isaac
bu padre, y Bsau su hermano vfaa de tm
casa. ) '
81 T biso también el guisados, y trajo
á su padre; y dijo á sn podro: Levante-
se mi padre, y coma lie la caza de su
lifyo, para queme bendiga tn alma.
82 Entonces sn padre Isaac le dfyo:
¿Quién «reato? Y él dijo: Yowytuhijo,
tn primogénito Bsan.
33 1f Entonces Isaae se estremeció
de un grande estremecimiento, y dijo:
¿Quién e* el que eiae aquí, que tomo
cazo, y me trujo, y yo comí de todo
antee que iú finieses ? yo le bendije y
será bendito.
84 Como Esau oyó las palabras de
su padre, clamó can exclamación muy
grande y muy amarga; y étfo á sn pa-
dre: Bendíceme también á mi, padre
mío:
85 Y él dijo: Vino tu hermano con
engaño, y tottMubendicibn.
88 Y él respondió: Bien llamaron sn
nombre «Jacob, que ya me ha engañado
dos toces : tomóme mi prlmogenitura,
y he aqni ahora, ha tomado mi bendi-
ción. Y*dflo: ¿No me has guardado
bendición f
87 Isaac respondió, y dijo á Esau; He
aquí, ye le he puesto por tu señor, y 4
todos sus hermanos le he dado por sier-
ros; de trigo y de vino le he fortaleci-
do; ¿qué pues te haré á ib ahora, hJ§o
mió? .
88 Y Esau respondió á su padre: ¿No
tienes qué una sola- bendición, padre
mió ? Bendíceme también á m!, padre
mío. Y alzó Esau su voz, y lloró.
89 Entonces Isaac sn padre habló, y
dijole : He aqui, en grosuras de la tierra
será tu habitación ; y del róelo de los
cielos de arriba: ')
40 Y por tu espada vivirás,' y á tu
hermano servirás: mas será tiempo
cuando te en señorees, y descargues su
yugo de tu cervis.
41 t Y aborreció Esau á Jacob por
la bendición, con que su padre le había
bendecido, y dijo en «n cornisón : Lle-
garse han los dios del luto de mi padre,
y yo mataré á Jacob mi hermano.
42 Y fueron dichas á Rcbecca las pa-
labras de Esau su hQo mayor; y ella
30
envió, y llamó á .Jacob su h$o menor, y
dijole: He aqni, Esau, tn hermano, se
consuela sobre ti para matarte.
48 Ahora pues, hfyo mío, obedece á mi
vos, y levántate, y huyete á Labaa mi
hermano, á Hasant
44 Y mora con él algunos dias, hasta
que el enojo de tn hermano se vuelva.
Hasta que se mitigue el furor v de tu
hesmaao de ti; y se olvide de lo que le
has heohoivy 90 enviaré, y te tomaré de
aHá; porque seré deshijada de vosotros
ambos en un día.
45 Y dijo Rebecca á Isaaet Fastidio
tengo de mi vida á causa de las fagas de
Hcth, Si Jacob toma muger de las
btyas de Heth, como estas, de las h^a*
de esta tierra, ¿ para qué quiero la vida?
CAPITULO XXVTTk
Rfifjlf rn ftrmr la bendición rf farcti jt enviaje ti Mho
potamia d tomar muger: y Esau so lo ignora. H.
Salido Jacob d su peregrinación, mvéstrasek Dios
en visión, y renovándole las prometa» Aceto* d tm*
padres, g en especial la de Cristo, le habilita com
Jt tf es/kterzb para ta cruz. ITT. Jacob asi ani-
mado, entra en «f paveo con Dios protestando ño
Unmrimpor m Di**, de lo ctml d* par ttsümonm da
presente la piedra que enhiesta y unge, g para en lo
porvenir promete que dará los diezmo» de todo lo
qUeDioi te diere.
ENTONCES Isaac Hamo á Jacob, y
bendf jólo, y mandóle, diciendo : No
tomes muger de las bijas de Chanaan.
2 Levántate, vé á Padan-Aram á casa
de Betauel, padre de tu madre, y toma
de ani para ti muger de las hgas de
Laban, hermano de tu madre.
* Y el IMos omnipotente te bendiga, y
te haga fructificar, y te multiplique, y
seas en congregación dedúcelos ;
4 Y te dé la bendición de Abraham, y
átu simiente contigo; para que heredes
la "tierra do tus peregrinaciones, que
Dios dio á Abraham.
5 Asi envió Isaac á Jacob, el cualfuéá
Padan-Aram, á Laban, hfyo de Batbnd
Arameo, hermano de Rebecca, madre do
Jacob y do Esau.
6 Y vio Esau como Isaac habla ben-
decido á Jacob, y le habla enviado á Pn-
dan-Aram,para tomar para si muger de
allá, cuando le bendijo: y que le mandó,
diciendo: No tomarás muger de las-
hijas de Chanaan ;
7 Y qtie Jacob habla obedecido á su
padre y á su madre, y se habia Idp á Pa-
dan-Aram.
8 Y vio Esáu que las hijas de Chanaan
parecían mal á Isaac su padre ;
0 Y fuese Esau á Ismael, y tomó para.
GENI8I6.
•i por mi«er á MilMteÉh, MI» do
mjo de Abraham, hermana de Nabejoth,
ademas de snanrugere*. ,
10 % Y «alió Jacob de Beer*eeba, y ftmá
Harán:
11 Y encontró con un lugar, y durmió
aUi porque ya el sol era puesto : y tomó
de las piedras de aquel lagar y pvao á
su cabecera, y acostóse en aquel lugar.
12 Y soñó, y he aquí un escalera que
estaba en tierra y sm rabeen tocaba en el
cielo: y he.equi engates de Dios que
sobian y descendían por ella.
13 Y, he aquí, ¿chova estaba encima de
ella, el enal dyó: Yo soy Jebera, el Bies
de Abrasa* tu padre* y el Dios de
Isaac: la tierra, en que estás acostado,
te daré á ü y 4 tn shnienie>
14 Y sera, te simiente eomo el polve de
la tierra, y multiplicaras al occidente,
y al oriento, y al aquilón, y al mediodía;
y todas las lamillas de U tierra serán
benditas en ti, y en tu simiente.
15 Y, he aqui, yo soy contigo, y ye te
guardaré por donde quiera que fueres,
y y» te volveré á esta tieirn, porque no
te dejaré basta tanto que haya, hecho lo
que te he dicho.
16 Y despertó Jacob de.au sueno, y.
dtfo; Ciertamente Jehova está en este
Inga*, 7 yo no lo sabia.
1? Y turo miedo* y d|jet \ Cuan espan-
toso en este lugar 1 lio es otra cesa que
casa de Dios, y puerta del cielo» ;
18 Y madrugó Jacob por la mafiamvy
tomó la piedra que había puesto á sn
cabecera, y púsola por título, y dermmó
aceite sobre su cabeza :
19 Y llamó el nombre de aquel lugar
Beth-el, y cierto Lusa ero el, nombre de
la ciudad primera
20 T Y hizo Jacob voto, diciendo: Si
fuero Dios conmigo, y me guardare en
este viage. donde voy, y me diere pan,
para comer, y vestido para vestir ;
21 Y si tornare en paz á cosa de mi
podre, Jehova será mi J)ios.
22 Y esta piedla qne he puesto por ti*
tulo será casa de Dios : y de todo lo qne
me dieres, diezmando lo diezmaré paca ti.
CAPITULO XXIX.
tas ds •Laban tu tío. II Enamorado de Jtaehel tirva
por eüa de portar d tu padre ríete altos, a| cabo de
Im msaim Leman fr enoatta ponmsudol* d Lea. en
lugar de BackeL W.Porelmnorqnelsaenesirre
por eüa otro* siete años, y. asi la* toma d araba*
por muyere*. TV. Jhee IHos fecunda d Lea para
qne sn morid» la ame, * pdrtie cuatro ktfot que-
dando Haehel ettéríL
Y ALBO Junob sus pies*; y loé á la
tierra de loe hijos de oriente;
*Y Y miró, y fió «a pono en el campo:
y he aqai tres rebaftoe de orejas, que
yacían cerca de él; porque de aquel pono
abrevaban les ganadas? y kabia una
gran piedra sobre laboen del poso.
8 Y juntábanse altttoéee me rebafios,y
revorviaifla piedra de sobre la beca del
pansv y abternban las ovejas, y volvían
la piedra sobre la boca del pozo á su
4 Y dejóles Jacob : Hermanee naos, ¿de
dónde sois? Y ellos respondieron: De
6Yéllesdtfo: ¿Conoeeis á Laban, htfo
deNachor? Y ellos dijeron : . 81, U cono*
6 Y él les dge: ¡Tiene panr Y eikm
dieron : Paz : y, he aqn¿ Baehel su mja
Tiene con el ganado.
7 Yólfl>o-,fieaquírauneldises grande:
no- esaun tiempo de reeoger el ganado,
abrevad las orejas, y id á apacentar.
8 Y eUoa respondieron: No podemos,
hasta que se junten todos los rebaños, y
revuelvan la piada* do sobra m boca del
pozo, para qne abrevemos laaovcjsa»
9 Estando aun él hablandQ con ellee,
Baehel vino een el ganado de su padre,
porque ella era la pastora.
10 Y fué, qm como Jacob vióé Baehel,
hija de Laban hermano de su madre, y a
las ovejas de Laban el hermano de sn
madre, llegó Jacob, y revolvió la piedra
de sobre Ja boca del poso, y abrevó el
ganado de Laban hermano de su madre.
11 Y Jacob besó á Baehel, y alzó en
voz, y lloró:
12 Y Jacob dyo a\ Baehel, como era
hermano de su padre, y domo era htfo
de Kebecca: y ella corrió, y dio las
nuevas á su padre.
13 Y fué, qne como oyó Laban las
nuevas de Jacob, lujo de sn hermana,
corrió á recibirte; y abrazóle, y besóle, j
trujóle á su casa: y él contó á Laban
todas estas cosas.
U Y Laban le dijo: Ciertamente hueso
mió, y carne mia eres. Y estuvo con él
un mes de tiempo.
15 1 Y dijo Lafeen é, Jacob* ¿Por ser tú
mi hermano, me has de servir de balde ?
Declárame qué mré tu salante.-
16 Y Laban tenia dos hijas : el nombre
de la mayor era Lea: y el nombre de la
menor, Baehel
17 Y los ojos do Lea eran tiernos; y
GÉNESIS.
Bacbeisr» de hermoso semblante, y de
hermoso perecer»
18 T Jacob amó 4 Bachel, y dijo: Yo
te serviré siete anos por Bachel, tu htya
menor.
19 T Laban respondió: Mejor es que
te la dé 4 tí, que no qne la dé á otro
varón: está conmigo.
20 Aei sirvió Jacob por Bachel siete
anos, y pareciéronle como poco* dias,
porque la amaba»
21 Y dijo Jacob á Laban: Dame mi
muger, porque mi tiempo es cumplido,
para que entre á ella.
22 Entonces Laban congregó á todos
loa varones de aquel lugar, y biso ban-
quete.
23 Y fué, que ala, tarde tomó á Lea su
hija, y trujóla 4 4, y él entró á ella.
21 Y dio Laban> Zelpha su sierva á su
hija Lea por sierra.
25 1Í Y venida la mañana, he aquí que
era Lea, y él dtfo á Laban : ¿Qué et esto
que me feas hecho? ¿No te he servido
^porKaehel? ¿porqué pues me has en-
gañado?
26 Y Laban respondió: No se hace asi
en nuestro lugar, que se dé la menor
antes de la mayor.
27 Cumple la semana de esta, y dársete
ha también esta por el servicio que sir-
vieras oonnügo otros siete anos.
28 Y Un Jacob asi, que cumplió la
semana de aquella, y él le dló á Bachel
su htfe por mnger.
20 Y dio Laban á Bachel su hUa, á Bala
su sierra por sierra.
80 Y entró también á Bache), y la amó
también mas que á Lea: y sirvió con él
aun otros siete aftas.
81 ^ Y vio Jehova que Lea era abor-
recida, y abrió su matriz-; y Bachel era
estéril.
82 Y concibió Lea, y parió un htyo, y
llamó su nombre Rubén, porque dijo:
Porque vio Jehova mi aflicción ; por tan-
to ahora me amará mi marido.
88 Y concibió otra vez, y parió un htyo,
y dtyo: Porque oyó Jehova, que yo era
aborrecida, me ha dado también este.
Y llamó su nombre Simeón.
84 Y concibió otra vez, y parió un hijo,
y d$o : Ahora esta ves será juntado mi
marido conato, porque le he parido
tres hj)os: por tanto Hamo su nombre
LevL
85 Y concibió otra vez, y parló un hQo,
y :dflo : Esta ves alabaré á Jehova. Por
eso Hamo M nombre Jada? y dejé de
parir.
CAPITULO XXX.
MuChti pOF TéWtMKO W9 M 90tttWKBUO OtS M MTM d
r$ufo»: yaMree/bede
ace Lea, y recibe otro»
ella do» hifos. Lo mismo hace i
do* de m criada. II. Bachel, en precio de lapnutn-
drammra» do JhSi» concede el 'mo dei maride d
Lea, la dual pare por vece» otro» do» hffm y una hija.
1ÍI. Dio» da d Bachel un Ayo. El cual nacido» Ja-
cob hace nuevo concierto con Laban, en que, por
ewimée Dio», U empaña, mmthaoirieo. _ ,
Y VIENDO Bachel qne nó paria á
Jacob, tuvo envidia de su hermana,
y dseta á Jacob : Dámemjos; yslno,yo
miy muerta.
2 Y Jacob se enojaba contra Bachel, y
decía: ¿Soy yo en lugar de Dios, que te
impidió el fruto de tu vientre f
8 Y ella dtfo : He aquí mi slerva Bala;
entra á ella, y parirá sobre mis rodillas,
y ahijarme he yo también de ella.
4 Asi le dio á Bala bu sierra por muger;
y Jacob entró á ella.
5 Y concibió Bala, y parió á Jacob un
hijo.
8 Y dijo Bachel: Juzgóme Dios, y tam-
bién oyó mi voz, y dlóme un hijo: Por
tanto llamó su nombre Dan.
7 Y concibió otra vea Bala la slerva de
Bachel, y parió el htyo segundo á Jacob.
8 Y dijo Bachel: De luchas de Dios he
luchado con mi hermana, también he
vencido. Y llamó su nombre NephthaU
0 Y viendo Lea que hábia dejado de
parir, tomó 4 Zelpha su sierra, y dióla 4
Jacob por mnger.
10 Y parlé Zelpha, sierva de Lea, 4
Jacob un hflo.
11 Y d|jo Lea: Vino la bnmm ventura.
Y llamó su nombre Gad.
12 Y Zelpha, la sierva de Lea, parló otro
hfyo 4 Jacob.
13 Y dijo Lea: Para hacerme biena-
venturada; porque las mugeres me di-
rán bienaventurada : y Hamo su nombre
Aser.
14 H Y fué Beben en tiempo de la siega
de los trigos, y hafió mandragoras en el
campo) y trujólas 4 Lea su madre; ydjjo
Bachel 4 Lea:Buégote que me des de
las mandragoras de tu mjo.
15 Y eHa respondió: ¿Es poco que
hayas tomado mi marido, sino que tam-
bién tomes las mandragoras de mi htfo?
Y dflo Bachel : Por tanto dormiré conti-
go está noche por las mandragoras de tu
^' JWed by GoOoTe
16 Y cuando Jacob volvía del campo 4
GüHim*.
de entrar; porque alquilando te ho-afe
qufledo por les inatmfugoras de mi b$e.
Y durarte ce» «a» aquefta aoune.
17 Y oyó Dios á I^y eo*c!bi6,yf>arió
á Jacob el quinto Mja
18YdJjoLea: IMos ha dado mi salario*
por canuto di mi siervaá ni metido:
por eso llamó en nombre lemhar.
19 7 concibió Lea ote» ves, y parió el
hijo sexto a Jacob. • >
20 YdtfoLee: Dios me ha dado buena
dádiva: esta veunsorare conmigo ni
marides porque le he parido seis hijee.
Y llamó en nombre Zabulón.
21 T desonce parió «na hQa, y llamó
en nombM Dina.
»1Y acordóse Dtoe deRaehe!, y ©vota
Dios, y abrió en matrht
aS Y concibió, y parió un htf© ; 7 dijo:
Quitado ha Dtoe mt vergüeña.
04 T Uam* sunmbsnjoseph, dletend» t
Añádame Jehova otro htfo.
25 Y fué, 9*0 oomo Eactoel patio á
Joseph, dijo Jacob á Laban: Enríame,
y Irme he á nri lugar, 7 a mi ti ewu,
26 Dama mia mugeres 7*»* mjee *«*
las cualea he servido contigo; porqueta
eabee el servicio quote he^érvMow
27 Y Laban le respondió : Halle 70 aho-
ra «recia en tus ojose enuertutentado
he, qué ¿ehov* me fea bendecido por Id
28 Y dijo: Befláiame tu salario^ que fe
lodaré.
29 Y él respondiói Tu sabes como te
he servido, 7 cnanto ha sido tu ganado
conmigo;
Su Povqne poco temas antea de mi, 7
ha crecido en multttad, 7 Jehova te ha
bendetédo con mi entrada: y ahora
¿catato tene^ de ftaeer también 70 por
mi casa t
SI Yéidijo: ¿Qué te dato? Jueob rea*
pondló: No me dea naéat ai hicieses
conmigo esto, volveré á apacentar tus
orejea,
12 Yo pasaré hoy portadas tus ovejas
para quitar de allí toda oveja pintada y
manehada; y todo carnero «fesmejo aü
loe carneree: yio pintado y manchado
en te» cabras; y esto aera mi salario.
33 Y responderme ha mi justicia msv
fiana, cuando viniere sobre mi mi salarlo
delante óe tí: todo lo ene ao fuere pin-
tado ni manchado en las cabro», y ber-
mejo en la* ovejas, serme ha tenido por
de hurto.
Span. 9
******* ¿afea* ? PA uqui, ojsftl ftese
como 16 dices.
85 Y aparté aquel dfe loa muehoe ca*
brío* emanado* ' y numeuttsoe/ y todas
las cabras pintada» y manchadas,1 -todo
•# qw¿ tente alguna éosa bWhea, y todo
lo 'bermejo en laeo'CeJttft, y púsolo en
fe mano-de su» h$es.
80 Y puso tres días de camino entre si
y 000007 y sufeoB apacetimua Hn otras
ovejas ée Lebett. r
•8T Y tomóse Jacob vasas de «amo
verdes, -y de almendro, y de castalio, y
descoTteeó en enas- u*m' mondaduras
blancas descubriendo la blancura délas
vame.
88 Y puso las varas que habla mondado
en las pitee, en los abrevaderos del agua,
donde las ovejas 'venían á beber delante
de las ovejas, las cuales se calentaban
viniendo 4 beber.
89 Y calentábanse1!* ovejas delante de
las varas, 7 partan las ovejas duchados,
pintados, y manchados.
40 Y apartaba Aicob los corderos y
poníalos eon las ovejas, loa cinchados, y
todo lo que era bermejo en él hato de
Laban. Y ponía tu balo á 'parte, y no lo
ponía con las ovejas de Laban.
41 V era, oo* todas 4aa veces que so
calentaban la* tempanan, JhcobJ ponía
las varas delante de' las ovfejtts en las
pilas, pera* que so celeritaseñ delante de
las varas.
42 Y cuando venían lee* oveja* tardías,
no tm ponia* asf eran lee táralas para
Laban, 7 las tentyrauns para Jacob.
48 Y moMpíléó elevaron muy mucho, y
tuvo machas ovejas, y siervos, y siervos,
7 camellos, 7 asnos.
CAPITULO XXXI*
Jacob por txritar la envidia de tu negro Laban y- de
tus hifot, por aviso de ÍHot y con el acuerdo de tut
iiw#m > té pmw dé Mwpbtámto 0* escondidas dm
Laban) para la tierra de Vhm**n «»» toétjtaémai*
ettda, hurtando JRachel los Ídolo? de tu padre. M.
Éníéndiéndblo Laban junta mu pariente» y tígucTe :
wu»Wt#Ummtméetnqm*noAm¡nimüdJmeób. ¡ti
Akánzalt d. jitte J^nmdtH, yotatreuimio tmbot,
Laban busca tu» diotes, y al cabo na hulldnciolos, ju-
ran ambos alianza el unb al otro, y Latan te vuelvn
d témxtu,y Jáoóbtigm en pat tm mmtáo.
Y OÍA las ^alubias de 4os Wjos do
Laban, que decían: Jacob ha to-
mado todo lo querva de nuestro padre:
7 de lo que tro de nuestro padre ha hecho
toda esta gloria.
2 Miraba también Jacob el rostro de
Laban, 7 vola «no no em bata con él
como ayer y anteayer. jOOglC
G&NB&1&
. * Tumbeen Jetovn dtyo 4 Jacob- Vuel-
Tete á la tierra de tus padrest y á tu pa-
rentela, que yo aeré contigo.
4 T envió Jacob, y llamó á Bache! y á
Lea al campo, á sus oveja».
* T asolea: Yo veo que el rostro de
vuestro padre no es para conmigo como
ayer y anteayer: y el Dios de mi padre
na sido conmigo.
6 Y vosotras sabéis, qne son todas mis
menas he servido á vuestro padre :
7 Y vuestro padre me ha mentido, que
me ha mudado el salario diea veces;
mas Dios no le ha permitido, que me
hiciese maL
8 SÍ él decía así : Los pintados serán tu
salario; entonces todas las ovejas parlan
pintados: y si decia asi: Los cinchados
serán tu salario; entonces todas las
ovejas parlan cinchados.
9 Y quitó Dios el ganado de vuestro
padre; y ¿lómelo á mí.
10 Y filé qu$ al tiempo que las ovejas
se calentaban, yo alcé mis ojos, y vi en
anenos, y he aquí, que los machos su-
bían sobre las hembras cinchados, pin-
tados, y podriscadoa :
11 Y oÁjome el ángel de Dios en sueños:
¿ Jacob ? Y yo dije: Heme aquí.
12 Y él dyo : Alna ahora tus ojos, y
verás todos los machos que suben so-
bre las ovejas cinchados, pintados, y
pedriscados ; porque yo he visto todo
lo que Laban te ha hecho.
13 Yo soy el Dios de Beth-el, donde tú
ungiste el titulo, y donde me prometiste
voto. Levántate ahora, y sal de esta
tierra, y vuélvete á la tierra de tu natu-
relesa.
14 Y respondió Bachel, y Lea, y oyé-
ronle: ¿Tenemos ya parte ni heredad en
la casa de nuestro padre?
15 ¿ No nos tiene ya como por estrafias ?
que nos vendió, y aun comiendo ha co-
mido nuestro dinero?
16 Porque toda la riqueza que Dios ha
quitado á nuestro padre, nuestra es, y de
nuestros lujos : ahora pues haz todo lo
que Dios te ha dicho.
17 Entonces Jacob se levantó, y alzo á
sus mjos, y á sus mugeres sobre los ca-
mellos;
18 Y guió todo su ganado, y toda su
hacienda que habla adquirido, el ganado
de su ganancia que habla adquirido en
Fadan-Aram, para volverse á Isaac su
padre en la tierra de Chanaan,
19 Y Laban habla ido á trasquilar sus
84
ovejas: y Bachel ixurtó km *dolo»d*su
padre.
20 ,Y hurtó Jacob el corazón de Laban
Arameo en no hacerle saber como bula.
21 Y huyó él con todo lo que tenia: y
levantóse y pasó el rio, y puso su rostro
al monte de Galaad.
22 f Y Jfué dicho á Laban al tercero
día, como Jacob habla huido.
23 Y tomó á sus hermanos consigo, y
fué tras él camino de siete días, y alean*
sóle en el monte de Galaad.
24 Y vino Dios á I*ban Arameo en
sueño aquélla noche, y díjole ; Guárdate
que no digas á Jacob bueno ni malo.
25 1 Alcanzó pues Laban á Jacob, y
Jacob habla hincado su tienda en el
monte: y Laban hincó con sus herma-
nos en el monte de Galaad.
26 Y djjo Laban á Jacob: ¿Qué has
hecho? ¿Qué me hurtaste el corazón, y
has traído mis lujas como cautivadas á
cuchillo?
27 ¿Por qué te escondiste para hnlr,*y
me hurtaste, y no mo hiciste saber, qno
yo te enviara con alegría,, y con can-
dones, con tamboril, y vihuela?
28 Que aun no me dejaste besar mía
mjos y mis lujas? Ahora locamente has
hecho.
39» Poder bey en mi mano para haceros
mal, mas el Dios de vuestro padre mo
habló á noche, diciendo : Guárdate quo
no digas á Jacob ni bueno ni malo.
80 Y ya que te ibas, porque tenias deseo
de la casa de tu padre, ¿por qué me hur-
tabas mis dioses?
81 Y Jacob respondió, y <ujo á Laban :
Porque tuve miedo : que dtye, que quizá
me robarlas tus htyes.
82 En quien hallares tus dioses, no viva:
delante de nuestros hermanos reconoce
lo que yo tuviere, y tómatelo. Jacob no
sabia que Bachel los huñia hurtado.
88 Y entró Laban en la tienda de Jacob,
y en la tienda de Lea, y en la tienda de
las dos ciervas, y no loe halló : y sallo do
la tienda de Lea y vino á la tienda do
Bachel:
84 Y Bachel tomó los Ídolos, y púsolos
en una albarda de un camello, y sentóse
sobre ellos : y tentó Laban toda la tien-
da, y no íot halló.
85 Y ella <üjo á su padre: No se enoje
mi señor, porque no me puedo levantar
delante de ti; porque tengo la costum-
bre de las mugeres. Y él buscó, y no
halló los ídolos.
QWtJWJIS
80 Entonces Jaeob se enoje, 7 ruto
con Laban, y respondió Jacob, y dtfo 4
Laban: «Qdé prevaricación <s la mía?
¿qué es mi pecado, que has seguido em
nos de mi?
87 Pues que has tentado todas stfs al-
hajas, ¿qué has hallado do todas las- al-
hajas de tu casa? Pon aquí delante de
mis hermanos y tuyos, y juaguen entre
nosotros ambos.
88 Estos veinte anos he estado eonti-
go; que tus ovejas y tus cabras nunca
movieron : nunca comí carnero de tus
ovejas:
89 Nunca te truje arrebatado, yo pegaba
el daño : lo hurtado asi de día como de
noche, de mi mano lo requerías:
40 De día me consumía el calor, y de
noche la helada, y mi sueño se huia de
mis ojos:
41 Estos veinte anos tengo en tu easa;
catorce afios te serví por tus dos lujas, y
seis afios por tus ovejas, y has mudado
mi salarlo die* veces.
«3 Si el Dios de mi padre, el Dios de
Ahraham, y el temor de Isaac no Juera
conmigo, cierto vacio me enviaras ahora t
mas vio Dios mi aflicción y el trabajo de
mis manos, y t* reprendió á noche*
48 T respondió Laban, y d\)o á Jacob:
Las htyas, mis htyas se», y los htyos, mis
hilos, y las ovejas, mis ovejas; y todo lo
que tu ves, mío es : y á estas mis lujas
¿qué tengo de hacer hoy, ó á sus mjos
que han parido ?
44 Ven pues ahora, y hagamos alianza yo
y tú ; y sea en testimonio entro mi y ti
45 Entonces Jacob tomó una piedra, y
levantóla por titulo: *
46 Y dtf o Jacob á sus hermanea : Coged
piedras. T tomaron piedras, y hicieron
un majano ; y comieron allí sobre aquel
majano :
47 T llamólo Laban Jegar-Sahadutha:
y Jacob lo llamó Galaad ;
43 Porque Laban dfyo; Este majano
será testigo hoy entre mi y tí: por eso
llamó su nombre Galaad,
49 Y Mispha; porque dJjo: Atalaye Je»
hova entre mi y ti, cuando nos escon-
diéremos el uno del otro.
50 Si afligieres mis htfai, ó si tomares
otras mugeres ademas de mis hijas,
nadie está con nosotros : mas mira, Dios
es testigo entre mí y tí.
51 Dtfo mas Laban á Jacob : He aquí
este majano, y he aquí este título que
he fundado entre mí y ti
mi
m TesHf» «a ente 1
sea este título, que ni yo ]
tí este majano, ni tu ;
este majano, ni asta titulo pata anal.
58 El Dios da Ahraham, y el Dios «a
Kachor juague enere nosotroa, si Dios
desús padrea. Y Jaco» jasé por el te-
mor de lasas su padre.
54 Y sacrificó Jacob seeutnett em et
monte, y llamó á sus hermanos á comer
pan; y comiere* pan, ydurmtefon en el
monte*
55 Y madrugó Jabín per lnmeoooa,?
besó sus lujes y ana lujae, y benévolos,
y volvió, y tornóse á su lugar.
CAPITULO XXXTT.
Escapado Jacob deán peligro entra en otro maper con
en normano Emú. 11 X* et temer vehemente qm
de ít tiene imaca ei Jamar 4» Mm mlmámMt m
prometo. UL Envin deUmU de ti ureemtm é em
hermano para aplacar m ira, IV. La noche antes
ammhabtndm aerean m hermana, Inena Dice can
41 para mmrt nt i$ por »y mi mtiim m- raímeteme* m
fé\ qm todo lo vence, V. rara mae eanmenatr ím
fncredmUdad de la carne , por tenal de la htcka le
deja eope^ 9 en ñmmnmna ele M victoria te mndht a\
ñaman m«AmwiíJvw>
YJACOBsaftaésucamhicsyiaMáron
la al encuentro ángeles de Dice.
3 Y <üjo Jacob, cuando loa vio* El cam-
po de Dios at este : y llamó el nombre de
aquel logar, Mahanaim
8 Y envió Jacob mensajeros dátete de
sí á Eaan su hermano ala tierra de 8etr,
campo de Edom.
4 Y mandóles, diciendo : Diréis asi á mi
señor Eaaui Asi dice tu sierre Jacob:
Con Laban he morado, y detenídome he
hasta ahora.
5 Y tengo vacas, y senos, y ovejas, y
siervos, y sierras: y envió á decirio á mi
señor, por hallar gracia en tus ojee.
6 Y los mensageroa volvieron á Jacob,
diciendo: Venimos á tu hermano, á
Esau, y él también viene ¿ recibirte, y
cuatrocientos hombres con éL
7 Entonces Jacob tuvo gran temor, y
angustióse ; y partió el pueblo que tenia
consigo, y las ovejas, y las vacas, y los
camellos en dos cuadrillas ;
S Y düo : Si viniere Esau á la una cua-
drilla, y la hiriere, la otra cuadrilla esca-
pará.
9 1 Y d\Jo Jacob: Dios de mi padre
Abraham, y Dios de mi padre Isaac, Je-
hova, que me dyiste : Yuélvete á tu tierra,
y á tu parentela, y yo te haré bien :
10 Menor soy yo que todas las miseri-
cordias, y que toda la verdad que has
hecho con tu siervo: que con mi bordón
'Digitiz mm
GBttttStS.
pasé-a estoJotéan j y atoen* estoy «obre
dos cuadrillas*,
11 J^wm— ahora, do la. mano de mi
hermano, de la mana do Esau; porque
le temo: quizá -na Tenga, y me hiera, y
é la madre con los hQes.
12 Y tú ha» .dteho, 96 te haré bien, 7
pondré tu simiente «anuo la arena de la
maiv-qoe no so puede contar por la mul-
titud*
lg 1 Y durmió alli aquella noche, y
tomó de lo que le vino á la mano un
9 réntate pefaisn hermano Esau :
,44 Doscientas cabras, y veinte machos
de cabrío; doscientas ovejas, y veinte
carneros; , .
15 Treinta camellas paridas con sus
crias; cuarenta vacas, y diez novillos;
veinte asnas, y diez borricos.
16 Y diólo en mano de sus siervos, ca-
da manada por si, y djjo á sus siervos :
Pasad delante de. mi, y poned espacio
entre manada y manada,
• 17 X mandó al primero, diciendo: Si
Esau mi hermano te encontrare, y te
-preguntare, diciendo : j Cuyo eres 1 ..Y
¿dóndovas? ¿Y para quién es esto, fw«
lima* delante de tár
18 Entonces dirás r Presento es de tm
siervo Jacob, que envia á mi safio* Eean:
y, he aquí, también élviéne tras nosotros.
19 Y mandó, también al segundo, tam-
bién al tercero, y á todos los que iban
tsas aquellas manadas, diciendo 1 Con-
forme á esto hablaréis á Esau, cuando le
hallareis;
20 Y diréis también: He aquí, tu siervo
Jacob vi€7\9 tras nosotros. Porque dijo :
Apaciguaré su ira con el presente qne
va delante do mi, y después veré su ros-
tro; quizá le será acepta
21 Y pasó, el presente delátate de él, y
él durmió aquella noche en el real.
22 Y levantóse aquella noche, y tomó
sus dos mugeres, y sus dos siervos, y sus
once h^os, y pasó el vado de Jaboc. '
23 Y tomólos, y pasólos el arroyo, y
pasó lo que tenia»
2á T Y quedó Jacob solo : y luchó con
él un varan, JtiosiajQjg^alba-subia.
25 TT Y como vio que no podía con él,
tocó la palma do su anca; y la palma del
anca do Jacob se descoyuntó luchando
conéL
élcujo: Novte aejew. Binó me oendices.'
27 Y él le <h>o: ¿Cómo es tu nombre?
Y él respondió ¡Jacob.
08 Y&dtyeV No s* dfrá mas' tu namftre
Jacob, sino Israel; porqno,hns peleado
<3pn Dios y con los hombres, y lias ven-
efdot
29 Entonces Jacob le preguntó, y ó>
jfo: Declárame ahora tu nombre. Y él
respondió: ¿Por qué preguntas pormj.
nombre t Y bend^ole aHi.
80 Y llamó Jacob -oí nombre de aquel
lugar, Phanuel : Porque vi á Dios cara
á eara, y mi alma fué librada: ^ —
81 Y sallóle el sol, como pasó á Pha- .
nuel ; y cojeaba de su anca.
32 Por esto no comen loe hijos de Israel
el nervio- encogido que está en la" palma
del anea hasta hoy ; porque tocó la pal-
ma del anca' de Jacob en el nervio en-
cogido.
CAPITULO xxxrii,
Jacob preparado ari de Dio», va d¿ recibir á t¡u ker-
rmmm Smm, «I cual temado do ** p*xfr*da**míl-
úad te abraza y recibo kbcmmtdmm t—anie. H. Par-
tido Eeaupara tu tierra, Jacob faga d Sichevt em lo)
tierra de Cftctoaoa, y orienta aUL '
Y ALZANDO Jacob süb ojos miró, y,
he áqui^' venia Esau, y los cuatro-
cientos hombres con él : entonces él re-
partió los niños entre Lea' y Rachel, y
las dos slcrraá:
2 Y puso las sierras y sus niños delante:
luego é Lea y á sus' niños : y_á ICscnel y
áJoaeph los postreros.
8 Y él pasó delante de ellos, y inclinóse
á tierra siete veces* hasta que Üc$ó á su
hermano.
4 Y Esau corrió delante de él, y abrazó-
le, y echóse sobre Su cuefio, y besóle, y
lloraron.
5 Y alzó sus ©Jos, y vio las mugeres, y
los niños*, y dijo : ¿Qué te han estosf Y
él respondió: Son los nidos (pie Dios ha
dado á tu siervo.
0 Y llegaron k» aiervas, ellas y sus ni-
ños, y inclináronse.
• 7 Y llegó Lea con sus niños, y incli-
náronse : y después Degó Joseph, y Ka-
chel, y también se indinaron. /
8 Y el d|}o: ¿Qué te ha todo este es-
cuadrón que he encontrado ? Y él res-
pondió: Porque hallase gracia en los
ojos de mi señor.
9 Y dijo Esau : Harto tengo yo, herma-
no mío; sea para ti lo que « tuyo.
30 Y d¿o Jacob : No, yo te ruego ; 81 he
ahora ñafiado gracia en tus ojos, toma
mi presente dq mi mano ; que por eso
he visto tu rostro, como quien ve el ros-
tro de Dios ; y hazme placer.
11 Toma ahora mi bendición que te
atKBftJS,
es tratan, jNffqtte Dfcsj M'UbMlii
merced, y todo lo que hoy osa* m «fea.
T porfió con él, 7 tomólo.
13 T dtfo: Anda, y vamos: y y» iré
delante de tL
13 Y elle dTjo? Mi Befior «abe que lo*
niños son tierno», y que tengo oveja*
y vacas parida»: y al Iéb ferlgan, en *n
ékt morirán toda* Ha oveja*.
14 Fase ahora mi aefiór delante de -#u
siervo; y yo me iré de mi espacio al
paao de la hacienda, que ya delante de
mi, y al paso de loa nlfioa, basta qne
llegue á mi señor á Seir.
15 T Bsaa dijo : Dejaré ahora contigo
del pueblo que rime conmigo. T él
dflo: ¿Para qué esto? Halle yo gracia
en loa ojos de mi sefior.
16 1 AM se volvió Xsau aquel dia por
en camino á Seir.
17 T Jacob se partió á Socoth, y edi-
ficó para al tflí eoea; y biso cabanas
para su ganado: por tanto llamó el
nombre de aquel lugar Socoth.
18 Y vino Jacob sano á la dudad de
Slenem, que «s en la tierra de Chanaan,
cuando -venia de Patian-Aram, y asentó
delante de la ciudad. * *
19 Y compró una parte del campo,
donde tendió su tienda, de mano de los
hijos de Hemor padre de fllehem, por
cien pierna áe moneda.
20 Y asentó uíli altar, y llamóle: El
Fuerte Dios de IsracL
CAPITULO XXXIV.
Siehem Ayo de Bañar principe de los Sichemitas
robot y fuerza á DUn Jttya de Jacob. TI. Loe mijos
de Jacob toe engañan abusando con eüds ée la ñr-
cwscisim, te cual lee hace* temar so especie de
aSanza. 1U. M tiempo que Ja ciudad estaba mas
ocupada con «I dotar de la circuncisión* y mas
detosjéasia de rnd cases Simeón* y Lewipor eapi-
' tañes venoxm la injuriacon muerte de Hemor t de
Siehem y de todos los varones de la ciudad, la cual
iemmhien ponen asaco.
Y SALIÓ Dina la luja de Lea, que
■habla parido á Jacob, por ver las
bijas de la tierra.
2 Y rióla 8ichem, hijo.de Hemor Heveo,
principe de aquella tierra, y tomóla, y
echóse eon ella ; y afligióla,
8 Y apegóse su alma con Dina, la mja
de Jacob, y enamoróse de la moza, y
labio al corazón de la moza.
4 Y habló Siehem á Hemor su padre, di-
ciendo : Tómame esta moza por mnger.
5 Y oyó Jacob, que había ensuciado á
Dtaa su bija, estando sus hrjos con su
ganado en e* campo; y calló Jacob hasta
que ellos viniesen, •
• Y sallé Besa**, smnaade^eÉiira^-é
Jacob, para hablar «en éL
7 Y lea nejen és Jaco» vintetna del
eampo en oyéndolo, y enéiisteeiéronee
loa varosne, y esjsaAávonan ameno» poi-
que bino vileza en Israel, eehánéoae eon
la bija de Jeeob, «rae no se éebfta da
hacer asi
8 Y Heenor habló eon Same* <
El alma de mi bi>o Siehem ae ha i
do con vuestra hija: ruégoos qne ae la
deMpormugert
9 Y consagrad eon nosotras: dédnoa
vuestras bijas, y tomad vosotros las
nuestras.
10 Y habitad con nosotros : porqne la
tierra estará delante de vosotros : mo-
rad y negociad en tüa, y tomad en ella
posesión.
11 Blchem también dijo á su padre y á
sus hermanos í Háfie yo» gracia en vues-
tros ojos : y %*9 daré lo que sssaftw me
diereis.
13 Aumentad sobre mi mocho ajuar
y dones, que so daré cuanto me dijereis,-
y dadme la moza por muger.
18 t Y respondieron los fetyos de Jacob
á Siehem, y á Hemor, su padre, eon
engaño, f hablaron; poraue habla en»
sudado á Dina su hermana:
14 Y aljéronles: No podemos hacer
esto, que demos nuestra hermana á
hombre que tiene prepucio ; 'porque á
nosotros es abominación :
15 Mas con esta condición os haremos
placer. Sr" mere» tomo nosotros, ene
se circuncide en vosotros todo varón ;
16 Entonces os daremos nuestras bijas,
y tomaremos nosotros las vuestras; y
habitaremos con vosotros, y seremos un
pueblo:
17 Y si no nos oyereis, para circunci-
daros) tomaremos nuestra hfja, y Irnos
hemos.
18 Y parecieron bien sus palabras á
Hemor, y 6 Siehem hfyo de Hemor.
19 Y no dilató el mozo de hacer a-
quello, porque la bija de Jacob le habla
agradado: y él era el mas honrado do
toda la casa de su padre.
20 Entonces vino Hemor y Siehem su
hijo á la puerta de su ciudad, y habla-
ron á loe varones de su ciudad, di-
ciendo :
21 Estos varones son pacíficos con no-
sotros, y habitarán la tierra ; y grangea-
rán en ella, que, he aqui, la tierra és
anchada, lugares delante de olloa^neBo-
S7
GENfttSfe
tros trinaremos sus h4$sn por-ungcret,
y darles hemos las nuestras.
98 Mes con esto concuase* nos harán
placer tos varones, de habitar con no-
sotros, para que seamos nn pueblo: SI
se circuncidare en nosotros todo varón,
oomo ellos *m circuncidados.
28 Sus ganados y su hacienda, y todas
sus bestias será nuestro: enhenante qee
consintamos con eHos, y habitaran con
nosotros.
24 Y obedecieron á Hemor, y á Sichem
su fttyo, todos les que sallan por la puer-
ta de la ciudad; y circuncidaron á todo
varón, cuantos sallan por la puerta de la
ciudad.
29 ^ T fué, que al tercero día cuando
ellos estaban doloridos, los dos htyo*
de Jacob, Simeón y Lev!, hermanos de
Dina, tomaron cada uno su espada, y
vinieron contra la dudad animosamen-
te, y mataron á todo varón,
26 T á Hemor, y á Sichem su lujo,
mataron á filo de espada; y tomaron
á Dina ée casa de Sichem, y salié-
ronse.
27 T los hfyos de Jacob vinieron á los
muertos, y saquearon la ciudad: por
cuanto hablan ensuciado á su hermana,
28 Sus ovejas, y vacas, y sus asnos, y
lo que habla en la ciudad y en el campo,
20 T toda su hacienda, y todos sus ni-
ños, y sus mugeres llevaron cautivas, y
robaron ; y todo lo que habia en casa.
8» Entouece di|o Jacob á Simeón y á
Levi:< Turbado me habéis, que me ha-
béis hecho abominable con los morado-
res de aquesta tierra*,el Chananeo y el
Phereaeo, teniendo yo pocos hombres :
y juntarse han contra mi, y herirme
han, y seré destruido yo y mi casa.
81 T ellos respondieron : ¿Habla a de
tratar á nuestra hermana como á una ra-
mera?
. CAPITULO XXXV.
Dio» manda 4 JM «Me te retire de fe tierra de
Sichem d BtíhtK » que aliile haga altmr: para
ejecución de lo cual Jacob repurga primero toda
tu J amOía de la idolatría. U. Muere Debora ama
de BacheL III. Dito te m merece otra we td Jaeob,
y le conjkrma el nombre de Jeraei, y el poeto y
prometam. IV. De alH m muda d Ephrata, y en
el camino pare Jlachel d Jten-jamin, y muere del
parto. V. De alU m pam d Migdai-cder, donde
tu k#o primogénito Rubén violó m lecho. VL ná-
cete recapitulación de lot hifot de Jacob. VIL
Muere baac : p tue dot kffot Etau y Jacob le te-
Y DÚO Dios á Jacob: Levántate, sn-
toáBetik-el.yestáejli: yhaialli
altar ni- Dios, qua te aparoclóy cuando
huías 4e tn hermano Bsau»
2 Entonces Jaeob dije á su familia, y
á todos los que ataban con él: Quitad
los dioses ágenos que hay entre voso-
tros, y limpiaos, y mudad vuestros ves-
A Y levantémonos y soberao» á Betb-
el: y allí haré altar al Dios que mu
respondió en el día 4o mi angustia, y
ha sido conmigo en el camino que be
andado.
é Asi dieron á Jacob todos los dioses
ágenos que habla en su poder, y los
snrcUtos que e$iaban en sus orejas; y
Jacob los escondió debajo de un alcor-
noque, que miaba en Sichem.
6 Y partiéronse; y el terror de Dloa
roe sobre las ciudades que estofan on
sus al rededores, y no siguieron tras loa
h^Jos do Jacob.
6 Y vino Jacob á Lusa, que em en
tierra de Chanaan, esta dt Beth-el; di
y todo el pueblo que con el estaba.
7 Y edificó allí altar, y llamó al lugar,
El-betb-el ; porque allí le habla apareci-
do Dios cuando nula de su hermano*
8 1 Entonces murió Debora, ama de
Reboces, y fué sepultada á las ralees de
Beth-el, debajo de un alcornoque; y
Uamó su nombre, AUon-bachuth.
9 1 Y aparecióse otra ves Dios á Jacob
cuando fué vuelto* de Padan-Arsm, f
bendijolc.
10 Y dtyole Dios : Tu nombre a Jacob,
no se llamará mas tu nombre Jacob,
mas Israel será tu nombre : y llamó sn
nombre Israel.
11 Y díjole Dios : Yo noy el Dios om-
nipotente, crece y multiplícate; gente,
y compaflía de gente, saldrá de ti; y
reyes saldrán de tus lomos.
12 Y la tierra, que ya he dado á Abra»
ham y á Isaac, te daré á tí ; y á tu si-
miente después de ti daré la tierra. •
13 Y fuese de él Dios, der lugar donde
habla hablado eonéL
14 Y Jacob puso un titulo en el lugar
donde habla hablado con él, un titulo
de piedra: y derramó sobre él derra-
madura, y echó sobre él aceite. *
15 Y llamó Jacob el nombro de aquel
lugar donde Dios habla hablado con él,
Beth-el.
16 1T Y partieron de Beth-el, y habla
aun como media legua de tierra para
venir á Ephrata ; y parió Bache!, y Ano*
trabajo en su parto.
GtVTEtUS.
17 T Alé, cu» como hubo Ifsnaju MM
parir, dijole 1» partan: No temes, que
e^ este hfrtsmMen tendrás.
18 T ftié, que saliéndosele el alma, por-
que murió, llamó su nombre Ben-oni;
mas »n padre le Hamo Ben-jamin.
19 Aaí murió Bacbel; 7 fué sepultada
: el camínele Bpnruta, ceta es Bettt-
' 20 Y puso Jacob un, titulo sobre su
eepaltura; eate ar el titulo de la sepul-
tura de Bacbel, basta boj.
31 1 Y partió IsGeeL, y tendió aa asn-
ea de la otra parte de la torre de Eder.
23 T fue* que morando Israel en aquella
ttenu, fué Buben, y durmió son Bala la
concubina de su padre : lo cual oyó B-
raeL Y lueron los mjee de Israel doce\
28 Los mfoe de Lea: et peimsffdnlto de
Jacob, Rubén ; y Bimeon, y Lev!, y Jude,
y Ieachar, y Zabulón.
24 Los mjos de Bacbel: Jeeepn,yBcn-
jamba.
2* Y los mjos de Bala, atorra de Ba-
cina: Den, y NepathaM.
26 Y los mjes de Zelpha, sierra de
Lea: Ged, y Ases. Estes Jkerm les
kijoa de Jacob, que le nacieren en Ra-
den-Aranx
27 Y vino Jacob á Isaac su padre á
Mamre, dudad de Arbee, esta m He-
brea, donde habitó Abran*» y Isaac.
2a Y fueren tos días de Isaac ciento y
ocbenta anos.
20 Y espiró Isaac y murió; y fué re*
cuando á sus puebles "viejo, y harta de
días, y sepulta sania Bsan y Jacob sus
btfos.
CAPITULO XXXVI.
Jjm mmgermy áeeemmitmein ée
pea de la tierra de Seirde to e»*h* ¿l heredó la
tierra y le di¿ nombre, JL ErWtatdtogo de loe reyee
fw de $u rata rtimarm en la misma tierra antee
Y ESTAS son las generuciones de
Esau, el cual ct Edom.
i 2 Esau tomó sus mugeres "de las mja*
de Cbanaan: á Ada, mja de Blon Bet-
unen; y Oettbema, mja de Ana, mja de
aWbeou Hevea;
8 Y Basematb, mja de Ismael, normana
dcNabajotn.
4 Y Ada par» á Esau á BHpnus; y Ba-
sematb parló á Babnel;
5 Y Oollbama parló á Jehus, y á Jne-
lon, y á Core: estos mm los b^Jos de
Esau, que le nacieron en la tierra de
Cbanaan.
C Y Esau tomó sus mugercs, y a»
mjca, y sos
de su casa, y sus guanéos, y todas sus
bestias, y toda su haciende, que habla
adquirido en la tierra de Cbanaan, y
íuése á afra tierra da delante de Jacob
TT Porque la
alende, y no podían habitar Janees; ni
la tierra de su peregrmecton los podía
sostener á causa de sus ganados.
8 Y Esau habitó en el monte de Mr t
Imanes Edom,
2 Estos son los Manga* de bau, pudre
de Edom en el monte de Befe
10 Estos son los nombres de los h$oe
de Esau: Elipbas, mjo
de Eaau; Babnel, mjo del
ger defecan.
11 Yloeh^dennpui»1ucron:Tn*
man, Ornar, Sepfeo, Oatbam, y Cenen.
12 Y Thnmna fué concnaena de EH-
phas, htfo de Esau, la cual parió álM-
pbac á Amaleen. Estos son los lujos
de Ada, muger de Esau.
n Y los mjos de Bannet lueron: Na-
hath, Zara, flamma, y Meca. Bttoa mm
los mjes de Basematb, muger de Esau.
14 Estos fueron los mjos de Oollbama,
muger de Esau, mja de Ana, que red
mja de Setoeon, la cual parló á Esau, á
Jehus, Jhelon, y Cote.
16 Estos son los duques de los mjos de
Esau: Los hijos de Elipbas primogénito
de Eaau: el duque Tfeemen, el duque
Ornar, d duque Sepho, d duque Cenes.
10 Bi duque Core, d duque Oarnam, y
el duque Amaleen. Estes mm los duques
de Bltnnen en la tierra de Edom: estos
son los mjos de Ada. »
17 Y estos nm los bftos de Bahuei, mjo
de Esau: el duque Kanafb, el duque
Zara, al duque Bamma, y el duque Me-
sa, Estos mm los duques que saffare* de
Babnel, en la tierra de Edom : estos mm
los mjos de Basematb, muger de Esau» .
18 Y estos mm los hQos de Oollbama,
muger de Erna : el duque Juina, el du-
que Jhelon, y el duque Core. Estos
mm los duques que sofero» de Oollbama,
muger de Eaau, mja de Ana.
12 Estos pues mm los mjos de Esau y
sus duques: El et Edom.
20 Y estos mm los hijos de Seir Horco*
moradores de la tierra: Lotsn, Bebal,
Sebeon, Ana. »
21 Dtson, Aser, y Dtoao. Estos mm les
duques de los Horcos, mjes de Seir en la
ttermdaEdom, .._...,*- ,
<*B1£M1&
ttfcasrm?*** ¿ata» ftmsem.vqesiw
Hemam: y Ttemaa fué hermane de Lo
tan.
23 Y loe lujos de &obal fueroa ; Airan,
Manahstfi» fifesi* flephí* y Onen>
24 Y los hijos de Sebeon fuexont Aja,
y Am Bs*e.Aa* es el que «ncontró
los : mutas en el dolteato» «Pida ape»
eeniab» tos, asaos de Sebeen su padre.
25 Los.fejjoside Ana íuetoui Pieen* J
OúUfeejaa, hy» de Ana.
26 T estos fueron los hUos de Dleeat
IUiu(Wi &etem,¿etli£au, y Chacen»
27 Y esto» Jfeeroa los lujo» de Eser*
Batee%2toanv)r Ateza.
88 ¥ este* Jtew» loe lujos de Disan,:
Htt#*y Aran*.., .
29 Y estos fueron los duque» de ios Ho-
9*m :«i 4uJtue ¿eaban* el duque Sobró,
el dftajucjífetiiaon» jeLdflflua- Ana»
m SI duque Dison, el duque Esei> el
duque Dieaa Estíos /«aro» los duques
de los Bóteos, por sus Aneados en la
tierra de Seir.
8k K Y esáos>wo» loa reyes que rei-
naron en la. ¿ierra/de Edoaváaips ww
reinase rj^ssefera los lujos de Israel.,
8? Y reinó#n,Edom, Bela Mió de Beor :
y el nombro de su ciudad ü¡4 Denaba»
83 Y ninrtóiBeia, y reiné por di Jobeo,
lujo de Zara de Boas*.
U X mur»6 ifohaby J Minó por él Hu-
tas», de^iarrade Themaa.
«5 Y murié Auaam, y reinó por -él Adad*
hjtfordekBaeXl, si «He hirió AMadjejí en
el Campo i de Moab; y eliMinbre.de su
elndad Jfc¿ Avltte - ,
88, Y mnnft AdaA.y reinó por ¿L tenia
.deMasreca.
WT murió Sumía, y reinó en su lugar
Baúl de Robobqth del rio.
9$ Y mulo £»ul» y reinó par él Bate*
nan* liga da j^ko^on
80 Y murió Kelanftn, saja de Acheta»»
y reiné por él Ader t y el nombra de su
ciudad Jk*é Phan: y el aambre de -su
mugaríieateU^ *»ja de Matrad, hija de
IftessAb.
40 JQrtos> pues son los nombres 4e los
duques de EeaA por sus linages, y sus
lujases, .par sus nombres: el dtiaue
Thanna, el duque Afira, el duque Jetfc-
otev •
41 M duque Oolihema, el duque Ete^ el
duque Phinon,
4ft fil duque Cenan, el duque Theman,
el duque Ismbsaiy .
48 fil duque 'Magdiel, y„ol duque Hb
MMmiflmm tea»duqnestfe; 1
por sus habitaciones en la tierra de su
heredad. Este es Eeau padre, de loa
Idumeos»
CAPITULO &XXVXL
Comiénzate <h aqv( la "historia (fe Josepk figura ijlu>-
9re de G**0 y * todo el cuerpo dé fe* piMó—*.
de corregir lo» malo* hecho» de na hermano» •* -dm
advertirle» por revelación d* Itio» de su hepidera
€xmdte4mineMfr»m envidia pmortalédh dk film.
U. Tr<m*4* »***, i*me»to 4 d tri******
ajfudarles en svs trabaja*: ma» per imiurimient*
de Jtuben te contentan con empozarle en ma ci+>
toma donde 4eM¿tm v*e« p despojado dd en ropa.
ULFVomuvod* Jmdafo «km» de aOk * le <**
den para tér llevado d MoitptQ, donde m waelto d
vender. TV. Cargan $u muerte con calumnia d la»
betéia* fiera» 9 •* pédte te llera por wwfte, «ai
Y HABITÓ Jacob en h» üerra donde
peregrinó su padre, en te tierra de
2 Estos frieron las generaciones de Ja*
oob: JosephieuaAdo Até de edad de dies
y siete anos, apacentaba lss ovejas cotí
and hermanos; y em moso, con los hijos
de Bala, y con lee fc$os de Zelpha, tea
niugwes de su padre: y Joseph traía
la bate tema da ellos á su padre.
9 Y Israel amaba 6 Joseph mas que á
todos sus htyos, porque le habla habido
en su Tejas : y alteóle una ropa de diver-
sos colorea.
4 Y riendo sus hermanos que su padre
te amata mas qoe á todos sus herma-
nos, aborrecíanle, y no le podían hablar
pacífloamento.
6 Y aofió Joeeph «fe sue&ot y contólo
á sus tea maaos$ y.ettoe añadieron á
aborrecerle mas.
0 Y di joles: Oíd ahora este sueno que
heaofiado:
7 He aquí qua, atábamos manojos en
medio del campo ; y he aquí que mi
manojo se levantaba, y estaba derecho ;
y que vuestros manojos estaban al rede-
dor y sé mclteaban al mió. T
ft Y respondiéronle sus heraaauos:
¿Bus de reinar sobra nosotros f ¡ó hasta
de ensettorear sobre nosotrosf T afta*
dieron á aborrecerle mas á causa de ana
sueles y de sus patentas.
9 Y sofló mas otro sueño, y oontófo A
sus hémenos, diciendo: He aqui que he
soñado otro sueno : Y he aqui que el sol
y te luna, y oaee estrellas se inclinaban
áml
10 Y contólo á su padre y á sus herma*
nos, y su padre le reprendió, ydtyelei
¿(fe^usftoefeaie^stt sotaste! ¿Hemos
QBKBftl*
d* venir yey tu
áiacünaroos 4 ti á tianmf
11 Y sos hermanos le tuvieren envidie;
mas su padre miraba el negocio*
12 T Y fheroa sus hermanos á spacen-
Ur las orejas de su padre en &iehem.
13 Y dUo Israel á Joseph: Tu* herma-
noa apacienta» la» ovejas en Sienes»,
vea y enviarte he á ellos. Y él respon-
dió : Heme aquL
14 X él Je d^o: Vé ahora, mira cono
están tus hermanos, y como están lis
ovejas, y tráeme la respuesta. Y. envíe-
se del vane de Hebreo, y vine á Bicheas.
15 Y hallóle nn hombre andando el
perdido por el campo, y preguntóle
aoncl hombre, dickaido: ¿Qné buscas!
16 Y áj nespomdió: Basco 4 mis her-
manos; ruéjfóte que me muestres don-
de pastan,
17 Y aquel hombre respondió : Ya se
han ido de aquí : y yo le» oí decir: Va-
mos á Dothain: entonces Joseph fué
tras sus hermanos, y hallólos en Do>
18 Y como ellos le vieron de lejos, á*
tes que llagaae cero» de ellos, pensaron
contra él pan matarle.
19 Y atieran el uno al otra: He aquí,
Tiene el soñador.
20 Ahora pues Teñid, y instémosle,, y
eehémosie en un» cisterna, y diremo»-:
Áifptaa maia>bestisrletmgói y Tesamos
que serna sus sueños.
21 Y como Rubén oyó «sfefc escápele de
sos manos, y djjot No le matemos.
23 Y dijoles Rubén : No dermmcia san-
gre: echadle en esta cisterna, que esta
en el desierto; y no metáis mano en él:
por escaparle de sus manos, para hacer-
lo Tolrer á su padre,
23 Y fué, fue como Joseph llegó á
sus hermanos, ellos hicieron desnudar
k Joseph su ropa, 1» ropa da coloras
que lorie sobre ai,
£ft Y tomáronle, y echáronle en la cis-
terna, y la cisterna citaba vacia, que no
£5 Y asentáronse á comer pan: y ta-
sando los ojos miraron» y, he aquí» un»
compañía de Ismaelitas, que Tensa de
Galaad, y bus camellos trajeo cepedas
y ce» y almáciga, y toan par» llevar á
Egjpto.
26 ^ Entonces Jnda cüjo á sus herma-
Dos: ¿Qué provecho que matemos á
nuestro hermano, y encobramos su san*
gref
0? Anead, j vendmneese á los :
litas, y no sea nuestra mano sobre él^
que nuestro hermano nuestra carne es.
Y sus hermanee acordaron con él
88 Y mmenaasaan los Mnéianltas mer-
caderes, ellos sacaron á Joseph de la da-
terne, y trujáronle arriba, y vendiéronle
atea IsseaeMts» peevstntsnsMsdepnv
ta: y ttsveroná Joseph áEgypto.
I*> Y Buhen volvió á 1» cisterna, y, he
aquí, Joseph no «tato dentro ; y rosav
fáóssjsTUstsnon.
90 Y tomó asea hermanos, y m>: Bl
mono no perece, y yo ¿ adonde Iré yo f
81 Entonces ellos tssnahsn la repa de
Joseph, y degollaron un cabrito de las
cabras, y tíneron la ropa con 1» sangre.
83 Y envéaron la ropa de colores, y
trujáronla á su padre, y dtyerou t Esta
hemos bailado: conoce ahora si es la
ropa de tu b#o, ó no.
88 Y él la conoció, y dijo : La ropa de
mi mjo es; alguna mala bestia le tragó:
despedazado ha sido Joseph»
9* Entonces Jacob rompió sus vesti-
do», y puso saco sobre sus lomo», y en*
lotóse por su hijo muchos diss.
£5 Y levantáronse todos sus hijos y
toda» su» hfyas para consolarte ; mas ét
do quiso .tomar consolación, y dtyot
Porque tengo de éssosnder á mi htyo
enlatado hese» la sepultura. Y Moróle
su padre.
36 Y los Madlanitas le Tendieron en
Egypao á Potista*, eunuco de Phataon,
capitanee los 'de la guardia*
CAWH7LO XXXVtñ.
denoim para fue por 41 jememtüme tm gtmtattytm
del Mcs\a* teyun la come, rtciUm aqut m mom(«
con tu rtaera 1%amar de donde te nacieron do$
h(joed*VA parió Pkara y Zara.
Y ACONTECIÓ en aquel tiempo, qao
Jnda descendió de con sus berma*
nos, y mese aun varen Odollamtta, qne
se llamaba Hira.
* Y vio allí Jnda tma hija de un hom-
bre Ghananeo^ d cual se llamaba fcaat
y tomóle, y entró á ene,
8 La cual concibió, y parió tm hijo, y
llamó su nombre Her.
4 Y concibió otra vea, y parlé tm ktye, •
y llamó su nombre Onan.
5 Y tornó otra vez á concebir, y parió
un lujo, y Hachó su nombre tela. Y es-
taba en Cbüzü) cuando le parlé.
ó Y Jnda turnó muger á su primogé-
nito Her, la cual se Mamaba. Thamav.
7 Y Ser, el primogénitode Juna, mu
0EIM&I&.
mío en lot ojos áé Jefeova; y saatóte
Jebova,
8 Entonce» Juda dtfe á Onau: Entrad
la moger de tu hermano, y has paren-
teaoo con ella, y levanta simiente á tu
hermano.
9 Y sabiendo Onan qne la •imlente no
habla deaer suya, era qne enanéo entra-
ba á la moger de sn hermano corrompía
en tierra, por no dar atañiente A sn hor-
10 T desagradó en ojos de Jebera lo
qne hacia* y matóle también á eX
11 Y Jnda dtyo á Thamar sn nuera: Es-
táte. Yiudft en casa de tu padre, hasta
que oresca Bela mi hfyo; porque dijo:
Que quisa no muera él también como
sus hermanos. T fuese Thamar, y es-
túvose en casa de su padre.
12 T pasaron muchos días, y murió la
mja de Sua, moger de Jada: y Jada se
consoló : y subió á los trasquiladores de
sus ovejas él y Hira, su amigo OdoDa-
mita, á Thamnas.
18 Y fué dado aviso á Thamar, dicien-
do : He aquí tu suegro sube á Thamnas
á trasquilar sus ovejas.
14 Entonces ella quitó de sobre si loe
vestidos de su viudas, y eabrióso con
tes velo; y arrebosóse, y púsose á la
puerta de las aguas que están Junto si
camino de Thamnas; porque, vela que
habla crecido 8ela, y ella no era dada
A él por moger.
16 Y viola Juda, y túvola por ramera;
porque ella habla cubierto su rostro.
16 Y apartóse del camino hacia ella, y
dtyola: fia pues, ahora yo entraré A tí :
Porque no sabia que era su nuera. Y
ella djjo: ¿Qué me has de dar, si en-
trares á mi?
17 El respondió: Ye te enviaré de ks
ovejas un cabrito de las cabras. Y ella
dtyo: Hásme de oar prenda hasta qne
lo envíes.
18 Entonces él dtyo: ¿Qué prenda te
daré? Ella respondió: Tu anilla y tu
manto, y tu bordón que tiene» en tu
mano. Y él se lo dio; y entró A ella,
la cual concibió de éL
19 Y levantóse y fuese: y quitóse el
velo de sobre si, y vistióse las ropas de
su viudes.
20 Y Juda envió el cabrito de las ca-
bras por mano de su amigo el Odolla-
mtta, para que tomase la prenda de
manodelamuger: y no la halló.
JU. Y preguntó A los hombres os aquel
lugar, aicrenuo * ¿ ísunue esto la remero
de las aguas Junto al camino? Y eHon
le dfyeron : No ha estado aquí ramera,
22 Entonces él se volvió á Juda, y dijo :
No la hallé: y también loe hombree del
lugar dtyeron : No ha estado aqui ramera.
28 Y Juda d|Jo: Tómeselo para si,
porque no seamos menospreciados : he
aquí, yo he enviado este cabrito, y tú
no la hallaste.
24 Y fué eos como desde A tres meses,
rué" dado aviso A Jada, diciendo: Tha-
mar tu nuera ha fornicado, y aun cierto»
estA preñada de las fornicaciones. Y
Jada dtyo : Sacedla, y sea quemada.
25 Y eBa, euando'la sacaban, envió A
decir A su suegro: Del varón cuyas so*
estas cosas, estoy preñada, Y dtyo mas:
Conoce ahora cuyas mm estas cosas, d
anillo, y el manto, y el bordón.
26 Entonces Jada lo conoció, y drjo :
Mas Justa es que yo, por cuanto no la
he dado A Sela mi hijo. Y nunca mas
la conoció.
27 Y aconteció que al tiempo de parir,
heoqui,meHisos en su vientre.
28 Y fué qm cuando paria, dtó la mano
d uno, y la parten tomólo, y ató A su
mano un Mh de grana, diciendo: Este
salió primero.
29 Y aconteció que tornando él A me-
ter la mano, he aqui, su hermano salló,
y dfyo: ¿Per qué has rompido sobre ti
rotara ? Y llamó su nombre Pnaros.
89 Y después salló su hermano el que
tenia en su mano si Mk> de grana, f lla-
mó su nombre Zara.
CAPITULO XXXIX.
Traído Joeepk d Egypto, y puesto en i
Dios es con e% y su amo le entrega et povier
toda m o— a. IL Su emm msmomdm de e% 1
«Miera de adulterio, mas ét resiste dando ai t»
un singular ejemplo de fidelidad y limpiesa.
Calumniado de su ama, le es Imputado el j
^W ■# #0HMHDf Jf 46 0GA0V0 49 sv QUeTCQtm Mv*
Dio* te declara mas suJewor,y es em sanea
con el mismo su amo (mus también era alcaide
cárcel) qmleda cargo de todo h que en la
Y DESCENDIDO Josepa A figypto,
compréis Potiphar, eunuco de
Pbaraon, capitán de los de la guardia,
varón Egypoiano; de mano de los Is-
maelitas, que le hablan llevado allA
2 Mas Jebova fué con Joseph, y fué
varón prosperado: y estaba en la casa
de su señor el Egypciano.
8 Y vio su sefiór que Jebova era con
él, y que todo lo que él hada, Jebova lo
prosperaba en bu mano.
QBHBUft
4 AÉk hsssa Jowph graos» ortsavejos,
y servíale: y él le hiso mayordomo de
bu casa, y le entregó en poder todo lo
que tenia.
5 T aconteció, que desde entonoee que
le dio el cargo de en cata, y de todo lo
qne tenia, Jebera bendtyo la eaea del
Sgypdaoo 4 cause da Joseph, y Aró la
bendición de Jehova sobre todo lo qne
tenia asi en casa como en el csmpo>
6 Y dejó todo lo «pe tenia en la mano
de Joseph, ni con él sabia nada mea qne
del pan qne comías y Joseph era da
hermoso semblante, y bello de vista.
7 T Y aconteció después de' esto, qne
la mager de sn señor sisó sns ojos sobre
Joseph, y dQe: I>nerme conmigo.
8 Y él no quiso; y cUjo á la mugar de
en señor: He aquí qne mi señor no
sabe conmigo lo qne Aoy en casa, qne
iodo lo qne tiene ha puesto en mi
9 No hay otro mayor qne yo en esta
casa, y nfagan* cosa me ha defendido
niño a tí, por cuento t4*r*s sumuger:
¿cómo pues baria ye este grande mal,
que pecaría contra Bies f .
10 Y fué, qué hablando ella á Josefa
cada día, y no la escuchando él para
acostarse junto á ella, para estar coa
ella:
U Aconteció <p* él -vino un día como
loa otros 4 easa pan» hacer sn onde, y
do habla nadie de los de casa allí en
13 Y ella le tomó por su ropa, diciendo s
Duerme conmigo. Entonces él dejóle
su ropa en lea manos, y huyó, y salióse
Ibera.
13 T Y fué, que como ella vló qne le
había dejado sn ropa en sus manos, y
habla huido faera,
14 Llamó á los de casa, y hablóles, di*
deudo: Mirad; henos traído a» ha
bte Hebreo, para qne hiciese burla de
nosotros. Vino 4 mi para dormir con-
migo, y yo di grandes Toces.
15 Y Tiendo él, qne ye aleaba la vos, y
gritaba, dejó junto 4 misa ropa, y huyó,
y sallóse meta»
10 Y ella puso sn ropa cerca de si, hasta
que vino su señor á sn cesa:
17 Y ella le habló semejantes palabras,
diciendo: Vino á mi el siervo Hebreo,
- qne nos trajiste, para deshonrarme :
18 Y como yo aleé mi vos y grité, él
dejó su ropa junto á mí, y bajó fuera.
19 Y fué, gas cerno en safe* oyó lea
le hsb$é\ i
do: Como esto, qne eJJeo, me ha hecho tu
ciervo, su furor se encendió,
20 Y tomó su eeflor á Joseph, y púsole
en la casa de la cárcel, donde estaban
los presos del rey, y estuvo alM en la
aseado la cárcel.
•tft % Mas Jebera roe cea Joseph, y
llegó ó él m nilsedeovdie, y de» sn gre-
emeaojos dd principe de la casa de la
83 Y el principe de la easa de la cárcel
entregó en mano de Joseph todos los
presos, que «atoan en la casa de la cárcel,
y todo lo qne hadan etti, é> le hada.
33 Ninguna cosa veta d príncipe de la
eárcd en sn mano, porque Jebera era
con él: y lo que él hacia, Jebera lo
prosperaba.
CAPITULO XL.
Pkmrmm n li i ilii m H
cárcel al cargo de Jottpk tmeñam eadm w» «i mtn$)
d* tu prisión. JJ. Joseph le» declara lo» mtefíotpmt-
céeUtw» co^fltnto» a M iMClarocion,
Y ACONTECIÓ después de estes co-
sas, que pecaron d maestresala dd
rey de Egypte, y d panadero, contra su
señor, d rey de Sgypto.
3 Y Pfaaraea se enojó contra sus éoi
eauuooe, contra dpriadpd de los mees*
tresalas, y contra d prtodpal de los pa-
naderos.
8 Y puedes en la eáred de la easa dd
capitán de loe de la guardia, en la casa
de la cárcel, donde Joseph estaba preso.
4 Yd capitán de los de la guardia dio
cargo de ellos á Joseph, y él les serria{
y estuvieron dias en la cárcel.
5 Y sonaron suelo ambos á dos, cada
uno su sueno, una misma noche; cada
uno conforme á la declaración de en
sueno, el maestresala y el panadero dd
rey de Sgypto, qne ¿atetan presos en la
cárcel
4 Y vino á ellos Joseph por la mafiana,
y miróles, y pareció que estaba» tristes.
7 Y él preguntó á aquellos eunucos de
Pfaaraea, qae miaban con d en la cárcel
de la casa de su señor, diciendo : ¿Por
qué «uVl* hoy nulos vuestros rostros f
8 t ellos le dyeron: Hemos sollado
sueno, y no hay quien lo declare. * En-
tonces Joseph les drjo : ¿No son de Dios
las declaraciones? ContádmelO%hora.
9 1T Entonces d príncipe de los maes-
tresalas contó su sueno á Joseph, y di-
jde: Yo sonaba que vela una vid de-
lante de mi :
10 Y en la vid tres sarnüenéoe; y día
ft&Neeife
r que ftoxcfie, sestee* veaomo, *s*>
duraron sus roeimos de uvm :
11 Y que el tmo de Phareoe estaba en
mi mano ; y que ye tomaba las u? as, y
las esprimia en el Taso de Pharaon, y
daba, el vaso en la mano ele Pheiaon.
13 T díjole Joeeph : Batee? en declara*
«ion ; Lo» toes sfcimkmtos (so* tres* días:
13 Al cabo de tres dtes Pharaon leva*
tara tu cabes*, y te liará votar en tu
asiento; y darás ol raso á Pharaon en
en mono* como solías cuando eras su
maestresala.
14 Por tanto acordarte has de mi deur
tro de tí* otando tuvieres bien; y ma-
gote que tengas conmigo misericordia,
gne hagas, mención de mi á Pharaon, y
me saques do «ala casas
15 Porque be sido hurtado de la tierra
de los Hebreos: y tampoco he hecho
aqni perene me hubiesen -de poner en
cárcel.
16 T viendo el principe de los panade-
ros qne baste declarado bien, dijo *
Joseeh: También yo sonaba qne vffa.
tres canastillos blancos sobre mi cabete?
17 Y en el canastillo mas alto haMa de
todas las viandas de Pharaon de Obra de
panadero; y qne las conten las aves del
canastillo de sote» mi cábese.
Id Entonces respondió Joseph, y djjo:
Bstast sn deoteneioa: Los tres canas-
tros tres ates son :
19 iAl cabo de toes dias quitará Pha-
raon in cabeza de ti, y te hará colgar
en te horca, y aves comerán tn come
de sobre tL
20 T finí al tercero día déte del naci-
miento de PhanaoB, y hiso banquete á
todos sus siervos : y ateo la cabéna del
principe de los maestresalas, y la cábese
del principe de los panaderos entre ene
siervos:
81 Y hteo volver al principe de loe
maestresalas á sn oficio, y dio el vaso
en mano de Pharaon i
i» Yol principe de los panaderos hteo
ahorcar, como le habla declarado Joseph.
28 Y el principe de los maestresalas
no se acordó de Joseph, mas olvidóse
deét
CAPITULO XIX
Bevela jkjot d Pharaon rey de Egipto lamhmtdaneia
y la hambre que había de venir en la túrrrn, por svc-
6o»JI§uraHvoe, lotcuaietmutábiotno toben declarar.
1L A etm eeemian Jeeeph «* mead» de kt edrcel
gm loe declara, y eetre eUo da el eemttjo de io qm
eé déta hacer. ITT. Pharaon, vieta tu tatriduria *
prudencia, le coueHhnfe por teoundo detpue» de mí
****** fmmtmTJwpto* tjleéaei mwg&pma
4É
ir.****
wmaer «fc ettíma^y 4* eUa hs neveen 4o» J*jje*\ áfmr
ñaue* y Ephraim. V. Potado él tiempo de la abuw
dimdavténe la hambre en Egypto, p Joteph abre loe
Y ACONTECIÓ <pm pesados dos áfios
Pharaon soñó. Parecíale que ca-
taba'Junto al lio,
8 Y que del rió rabian siete vacas, her^
mosas de vista, y gruesas de cune'; quo
pacten en el prado;
8 Y que otras siete vacas subían tras
cuas del rio, feas de vista, y magras de
carne, y qne se paraban cerca de las va*
cas hermo*m á la orilla del rio:
4 Y que tes vacas, feas de vista y ma-
gras de carne, tragaban á las siete vacas,
hermosas de vista y gruesas. Y despertó
Pharaon.
o Y durmióse, y sofid la segunda ves;
Que siete espigas nenas y hermosas su-»
Man de una cana; '
6 Y que otras siete espigas menuda* y
abatidas del solano sallan después de
7 Y qne las siete espigas menudas tra-
gaban ates siete espigas gruesas y llenas.
Y despertóse Pharaon, y he aqni que erm
8 Y acaeció que á la mañana en espfi
ittn se «toMhefttd y envió, y hiso ttsmar
á todos los mogos de Egypto, y á todos*
sus santos; y contóles Pharaon sus sue-
los; y no habU quien los declarase á
Pharaon.
9 1 Entonces el principe de los maes-
tresalas habló á Pharaon, diciendo: Be
mis pecados me acuerdo hoy : •
16 Pharaon se enojó contra sus srervotí *
y á mi me echó en la cárcel de la casa
del capitán de los de la guardia, á mi y
si principe de los panaderos.
11 Y yo y él soñamos sueno una misma
noche, cada «no conforme á la declara-
ción de su sueno, sonamos.
10 Y allí con nosotros esteta un mono
Hebreo, siervo del capitán de los de te
guardia: y contámoselo, y él nos de-
claró nuestros sueltos, y declaró á cada
uno cooJbrmeá sn sueno:
18 Y aconteció que come él nos de*
csaro,así fuá: á mi me hteo volver á mi
asiento; y al otro triso colgar.
14 Entonces Pharaon envió, y llamó á
Joseph, y Meiéronle salir corriendo de
la cárcel : y trasquiláronle, y mudáronle '
sus vestidos; y vino á Pharaon.
15 Y Pharaon 606 a Joseph: Yo he
sotado suene* y no hay quien- le de-
onmii
ynnitooitesMeéo^eejeoyes
i declararla*.
16 Y Joseph respondió á Pharaon, ¿4-
dendo: Sin mi* Dio* responda ptaá
FhsnoB.
17 Entonces Fbareou d$o á Joseph:
En mi sueña perecíame que estaba á 1»
orilla del rio:
18 Y que del. rao suelan, siete, vacas
gnusa* de cerne, y hermosee da forceo,
eme peden en al prado:
1S Y qne ateas siete Tacas snhtan des-
pués da ellas, magas» y leas da forma
mucho, y flacas de carne: no na viste
■ piras semejantes en todavía tierra de
Egypto en fealdad:
20 Y ^ im vaca* haces y f ese llagaban
á las siete yacas primeras gruesa**
31 X ees entraban 'en sus entrañas, y
no se conoces que nublasen entrada en
ana entrenas; pesque el paróse» de eUes
aro «tes malo, coIdo de primero; y des-
perté.
23 Tí tasAMen señando, que siete es-
, en «na caá* llenas y her~
22 X que otras siete espigas menudas,
secas, abatidas del solano subían des-
24 Y qne las espigas menudas tragaban
é Jas siete espinas hermosas; y lp be
dicho á loa Magos, y no Aoy qoien me
lo declare.
25 Entonces Joseph respondió. 4 Fha-
raoms ElsuenodePueraoueaitomistae.
Dfcos ha- mostrado 4 Ebaraen loque/él
2ft ¿es siete vacas nenmosas sietesnos
son; y las espigas hersnosah son siete
aftoe: el ensañes un sajorno. .
27 Y las siete vacas magma y feas, que
sabían tase eüas, siete anos son; y las
eiete espigas menudas y secas, dej. so-
lano, ateteafios serán de hambre.
2S Bs|o e*. lo qne pú responde á Pha-
raon : I¿e que Jftes Hace* na mostrado á
29 HenqnifSiete años vienen de grande
hartura en ¿oda la Ueiredc Egypto* •
20 X levantarse ñau tras ellos siete
años de hambre, que toda la harta»»
aeré olvidada- en la tierra de BgypfcH y
m hambre eonstsmtan m tierra,
21 Y aquella abunéuaeten» sera» cono-
cida á causa de la hambre de después;
la enea seré, gvaviahnai
£3 Y en segundar ai sueno á Pharaon
v sfen#Zes* quede •eose es mtme
éé porte 4* Mee, y^me Otes ees
abacería.
ft¿ Por tanta ahora provea Fharaon á
algún varón prudente y sabio, y. pongáis
sobcemtierm de Egypto:
Bái Haga Faenan, y ponga gotoso**
doses sobre k^prorineia; y quinte fe>
tierna de Egypto en los siete anos déla
hartura;
16 .Y junten teda la provisson de estes
buenos años que vienen; y. alleguen el
trigo debajo de da mano de Fharaon para
mantenimiento de las emendes y guan-
een:
86 Y esté eqnel mantenimiento ea de-
pósito para la tierra pera los siete afies
de la hambre, qne serán en la tierra de
Egypto, y la tierm no perecerá de ban>
hrc
87 1 Y el negocio pareció WenáPhn-
raon, y 4 sus siervos. * -
28 Y c^Plmraoslásoe siervos: jH»
jqw de helmr otro hombre como cate,
en quien baya Espíritu de Diotf
29 Y d^jo Fharaon á Joseph: Pues que
Dios te ha hecho saber todo esto» no hay
entendido ni sabio como tú.
40 Tá serse sobre mi casa; y por ta
dicho se gobernará todo mi pueblo: seie»
mdnté en m sitie seré yo mayor que td.
él. DJJo mes Pharaon á JosepUi Be
aquí, yute he puesto sobre toda la tierra
de Egypto.
42 Entonces Pharaon quité su anilla
de su manó, y púsolo en la mano de
Joseph; y binóle vestir de ropas de
lino finísimo; y puso un collar de ore
en bu cuello*; ,
43 Y hiñóle subir en su segundo eerro»
y pregonaron detento de él Abrech; y
púsole sobre toda la tierra do JSgypto.
4* Y d^o Pharaon 4 Jeaeplu Ye Pha-
raon: y sin ti ninguno alzará su mano
ni su pié en toda la tierra, de Egypto.
45 H Y llamo Pharaon el nombre de
Joeepl, SaphenalrPansath i y dléle por
muger 4 Aseneth, hgade Fotipherali,
principe de Ob. Y eslió Joseph por la
tierra de Egypto.
4fi Y Joseph era de edad de treinta
anos, cuando fué presentado delante de
Pharaon, rey de Egypto: y salió Joseph
de rt finar* ds Pharaon, y pesó por toda
la tierra de Ifeypta
4? Y biso la tierra aquellos; siete años
de la hartura á montones.
4ff Y justó todo el mantenimiento de
los siete años que fueron en la tienta
O&NfHKlfc
de Egypto; y «ó ssns^esrfinlento en **■
ciudades, poniendo en cada ciudad el
mantenimiento del campo de ene al re-
dedores.
48 Y juntó Joseph trigo «orno arene de
la mar, mocho en gran manera, hasta no
pódeme contar, porque no tenia número.
60 Y nacieron á Joseph dos htyos antes
qne viniese el año de la hambre: los
cuales le parió Aseneth, hty* de Poti-
phorah, principe de On.
51 Y llamó Joseph el nombre del pri-
mogénito, Manasses : Porque, dais, me
hlxo olvidar Dios de todo mi trabajo,
y de toda la casa de mi padre.
58 Y el nombre del segundo Uame
Bphraim : Porque, dice, crecer me biso
Dios en la tierra de mi aflicción.
68 Y cumpliéronse los siete anos de la
hartura, que fué en la tierra de Egypto.
54 Y comenzaron á venir los siete anos
de la hambre, como Joseph habla dicho :
y hubo hambre en todas las provincias,
y en toda la tierra de Egypto habla pan*
65 Y hubo hambre en toda la tierra de
Egypto, y el pueblo clamó á Pbaraon
por pan. Y cujo Pbaraon á todo Egyp-
to: Andad á Joseph; lo que él os dtyere
haréis.
66 Y habla hambre sobre toda la has
de la tierra» Entonces Joseph abrió to-
do donde habia, y vendió á los Egypcioe :
porque la hambre habia crecido en h\
tierra de Egypto.
67 Y toda la tierra venia á Egypto pasa
comprar de Joseph; porque por toda la
tierra habla crecido la hambre.
CAPITULO XLIL
Carnal*» per m*4k>é*k>*ami*%dít»keHmmt*
de Joeepk qne venga* á Egypto per nUmmtae. 1L
Conocido* de Joeepk, y eUoe'no conociéndole le ha-
cen reverencia, jr ét loe cabmmta d tobtendat de
npi(mm,pmijbt leewmmda eme defamé* d Simeón
enprieion vuelvan dm tierra, y traigan, contigo d
Sen-Jamin, 777. Vuelto* d tu padre le ementan el
cato, y le piden d JJen-jamin para volver con ét d
Egypmx, mam el no le federe dar*
Y VIENDO Jacob que en Egypto
habla alimentos, dtyo á sus mjos:
¿Por qué os estáis mirando 1
2 Y dtyo: He aquí, yo he oído que hay
alimentos en Egypto; descended alia, y
comprad para nosotros de aUá, para que
vivamos, y no nos muramos.
8 Y descendieron los dles hermanos de
Joseph á comprar trigo á Egypto.
4 Mas á Ben-jemin, hermano de Joseph,
no envió Jacob oon sus hermanos, por-
que dtyo : Porque no le acontesoa algún
desastre.
e*
5 Y^snUronk»Wjos'd6lwsetá<
prar entre los que venían; porque ha>
Wa hambre en la tierra de Chenaan.
ft f Y Joseph era el señor de la tierra,
que vendía d trigo á todo el pueblo de la
tierra: y llegaron los hermanos de Jo-
seph, y meneáronse á él la has sobre la
tierra.
7 Y Joseph como vio á sus hermanos,
conociólos, y hiño que no sos conocía; y
hablóles ásperamente, y díjoles: ¿De
dónde lutoe» venid»? Estos respondie-
ron: De la tiene deChanaan á comprar ,
aumentos.
8 Y Josephoconoció á sus hermanen,
mas ellos no le conocieron.
9 Entonces Joseph so acordó de los
sueflos que habia sonado de dios, y di»
joles : Espiones sois : por ver lo desea*
bierto de la tierra habéis venido.
10 Y eUos le respondieran: No, señor
mió; mss tus siervos han véneto áeona»
prar alimentos.
11 Todos nosotros somos mjos do un
varón, hombres de verdad somos: tes
siervos nunca fueron espiones.
13 Y él les dtyo: No: á ver mdesea-
bierto de la tierra habéis venido* '
18 Ellos respondieron : Tus siervos so-
mos doce hermanes, hijos de un varón
en la tierra de Chancan: y, he aquí, el
menor mtá con nuestro padre hoy, y
otro no parece.
14 Y Joseph les dijo: Eso es lo que fo
os he dicho, diciendo qne sois espiones.
15 En esto seréis provades: Vive Pba-
raon, que no saldréis de aquí, sino cneav
do vuestro hermsno menor viniere aqel
16 Enviad uno dé vosotros, y tome á
vuestro hermano; y vosotros quedad
presos; y vuestras palabras serán pro-
badas, si hay verdad con vosotros: y
sino, vive Pbaraon que sois espiones.
17 Y juntóles en la cárcel tres días.
18 Y al tercero día dioica Joseph: Ha-
ced esto, y vivid: Yo temo á Dios.
19 81 sois hombres de verdad, quede
preso en la casa de vuestra onrosl uno
de vuestros hermanos: y vosotros id,
llevad el alimento para la hambre de
vuestra casa:
20 Y traerme neis á vuestro hermano
menor, y serán verificadas vuestras pe-
labras; y no moriréis. Y ellos lo hicie-
ren asi.
21 Y decían el uno al otro: Verdade-
ramente wmtrm hemos posado contra
nuestro hermano, que vimos el i
GK1TOSI&
fedes* sama, cuando bm regaba, y no
olmo» : por «m> ha venido sobre noso-
tros esta angustia.
91 Entonces Bubeu les respondló\ «-
oleado: ¿No os lo deeJa y», diciendo:
Ke pequeJ» contra el mono, y so oís-
teis? He aquí también bu sangre es
requerida,
98 Y eBos ao sacian que entendía
Joseph; porque Asóte intérprete entre
eUos.
9» T apartóse de ellos, y lloros despees
volvió á eUos* y baíleles, y tomó do
ellos á Simeón, y emprisionols detente
deeUoa.
95 T mando «foseph qoe hinchesen sus
sacos de trigo, y les volviesen su dinero
de cade uno de eUos en su saco, y les
diesen comida, para el camino : y fué
hecho con eUos est
90 Y eflos ponieron su trigo sobre sus
asaos, y fuéronse de aüL
97 Y abriendo el uno su saco para dar
de comer á su asno, en el mesen, vio su
dmero que estaba en la boca de su costal
98 Y dtfo á so» hermanos: BO dmero
es YUélto, y helo squi también en mi
saco. Entóneos el cansón se les so*
bresaltó, y espantados el uno al otro,
dieron: ¿Qué es esto qi* nos hs hecho
Dios?
90 ^ Y ¥011008 á Jacob su padre en
tierra de Chanaan, contáronle todo lo
que les habla acaecido, diciendo:
99 Aquel varón, señor de la tierra, nos
habló ásperamente, y nos trató como á
espiones de la tierra:
81 Y nesofros le dtyhnos : Hombres de
verdad somos; nunca fuimos espiones.
99 Doce hermanos somos, hijos de
nuestro padre; el uno no parece, y el
menor etfcf hoy con nuestro padre on
la tierra de Chanaan.
88 Y aquel varón, se9or de la tierra, nos
dijo : En esto conoceré que sois hom-
bres de verdad : Dejad conmigo el uno
de vuestros hermanos, y tomad para la
hambre de vuestras casas ; y andad,
84 Y traédme á vuestro hermano el
menor, para que yo sepa que no sois
espiones, sino hombres de verdad, y da-
ros he á vuestro hermano, y negociaréis
en la tierra. N
85 Y aconteció, que vaciando ellos sus
sacos, he aquí que en el saco de cada
uno ettttoa el trapo de su dinero: y
viendo eUos y su padre los trapos do
sns dineros, Urteron temor.
98 Entonces su padre Jacob les drjot
Desbandóme habéis : Joseph no parece,
y Simeón no parece, y á Benjamín to-
maréis: sobre mi son todas estes costa.
97 Y Buhen habló á su padre, diciendo:
Mfe dos hfloB harás morir, sino te lo vol*
viere: date en mi mano, que yo le vos»
veré A ti.
88 Y él dtyc: No descenderá mi hQo
con vosotros : que su hermano es muer*
to, y él solo ha quedado: y si le acón»
tedere algún desastre en el camino don-
de vals, haréis descender mis canas con
dolor á la sepultura.
CAPITULO XLITt
MJ* la kmmlrt onnnei 4 Jmem\am dé d 1
mm para ame vnma 4 Man** em mm Aiiwi, y
remido» hacen solemne reverencia á Joecph, y fe
ofrecen doñee. IT. El loe recibe humanamente, $tn
úeeuwarteieti wtaeno podiendo contenerte ae piedad^
m eteonde de eUo» y Hora. UL VrnUo 4 eUoe ke
hace eolemne banquete, donde comen y beben, y as
Y LA hambre era grande en la tierra.
9 Y aconteció qne como acabaron
de comer el trigo que trajeron de Egyp-
to, dijoles su padre: Volved, comprad
para nosotros un poco de alimento.'
8 Y respondióle Juda, diciendo: Pro-
testando nos protestó aqnel vsron, di-
ciendo: No veréis mi rostro sin vues-
tro hermano con vosotros.
4 Si enviares nuestro hermano con no-
sotros, descenderemos, y comprarte he-
mos alimento.
5 Y si no le enviares, no descenderé*
mos; porque aqnel varón nos dtfo: No
veréis mi rostro sin vuestro hermano
con vosotros.
0 Y dfyo Israel: ¿Por qué me hicisteis
mal declarando al varón, que teníais mas
hermano?
7 Y ellos respondieron : Preguntando
nos preguntó aqael varón por nosotros,
y por nuestra parentela, diciendo : ¿Vive
aun vuestro padre? ¿Tenéis mas her-
mano? Y declarárnosle conforme á estas
palabras : ¿Podíamos nosotros saber qne
habla de decir: Haced venir á vuestro
hermano?
8 Entonces Juda dtfo á Israel su padre:
Envía al mozo conmigo, y levantarnos
hemos, y Iremos, porque vivamos y ño
muramos nosotros; y tú, y nuestros
niños.
9 Yo salgo por fiador, de mi mano le
requerirás : si yo no te le volviere, y le
pusiere delante de ti, cargue yo con la
culpa para siempre.
10 Que si no nos hubiéramos detenido,
(?*#&*&&
tiesto afear» nubictnmoe ya> vuette> mm
veces!.
11 Bntonees Israel su padre les respes*»
dio: Pues qne así os, hacédlo : tomad de
lo mejorado ls> tiarra en vuestro* rnssos,
y llevad á aquel varo* *a presente, un
poeo 4a resina, y un poco 4e miel, espe-
cias, y almaciga, pifiones, 7 almendras,
rl* Y temad en vuestras manos doblado
dinero ; y llevad en vuestra mane el di-
nero vuelto en las bocas de vuestros
costales, quizá fué yerro,
13 T tomad vuestro hermano, y levan-
taos, y volved á aquel varón.
14 T el Dios omnipotente os dé mise-
ricordias dolante de aquel varón, y os
suelte al otro vuestro hermano, y á este
Ben-jamin : y yo como deshijado, deshi-
jado.
15 Entonces aquellos varones tomaron
él presente, y tomaron en su mano do-
blado-dinero, y á Ben-jamin; y levantá-
ronse y descendieron á Bgypto, y pfc-
sentáronse delante do Joseph.
16 T T Joseph vló con cUos á Ben-ja-
minf y dtyo al que presidia en su casa:
Mete aquellos varones en casa, y de-
güella victima, y Apareja; porque estos
varones comerán conmigo al mediodía.
17 Y el varón biso como Joseph dijo, y
metió aquel varón á los hombres en easa
de Joseph.
18 Y aquellos hombres tuvieron temor,
cuando fueron metidos en casa de Jo-
seph, y decían: Por el dinero que ruó*
vuelto en nuestros costales la primera
vez nos han metido, para revolver sobre
nosotros, y dar sobre nosotros, y tomar-
nos por siervos á nosotros» y á nuestros
asnos.
19 Y llegáronse á aquel varón, que pre-
sidia en casa de Joseph, y habláronle á la
entrada de la casa,
20 Y dijeron: Ay, señor mío, nosotros
descendimos al principio á comprar ali-
mentos :
21 Y aconteció que como venimos al
mesón, y abrimos nuestros costales, ha
aquí que el dinero de cada-uno «tota en
la boca de su costal, nuestro dinero por
su peso ; y hémoslo vuelto en nuestras
Y hemos traído en nuestras manos
otro dinero para comprar alimentos ; no-
sotros no sabemos quien haya puesto
nuestro dinero en nuestros costales. • -
23 Y él respondió : Bas á vosotros ; no
temáis: vuesUo Dios, y el Dios do vuen-
4»
Ir» t>a¿f*Y«e 416 eT señero ea\ vuestra*
costales; vuestro dinero vine é mi Y
sacó á Simeón á ellos.
di T metió aquel varón á aquellos nom-
bres en. casa da Joseph: -y d4ó agua; y
lavaron sus pfcós, y dio- da comer á sus
asnos,
25 Y ellos apercibieron el présense en*
tve tanto que venia Joseph» al media-
dio* porque hablan oído que aili habla*
de comer pan.
M ¥ vine Joseph acosa; y ellos truje-
ron 4 casa el presente que to*ian,en au
mano, y inclináronse á él basa* tiene».
27 Entonces él les preguntó como esta-
ban, y dijo: ¿Vuestro padre, el viejo que
dijisteis^ vale bien ? ¿es aun vivo ?
28 Y ellos respondieron : Bien ta á tu
siervo nuestro padre; aun vive. Y in-
clináronse, y hicieron reverencia.
29 Y aleando el ana ojos vio á Ben-
jamín su hermanoy °tt° <*e ** w^dro^ y
djjo : ¿Es este vuestro hermano mentar,
de qalcn me datéis ?Y4Uo: Bies haya
misericordia deti,lrijo mió»
SO Entonces Joseph se apresuró, que
se encendieron sus entrañes sobro su
hermano» y procuró de llorar: y entróse
en la cámara, y lloró* aili
91 Y Y lavó su rostro, y salió y esfor-
zóse, y d^o : Poned pan. •
32 Y pusiéronle á él á paree, yáyttos
á parte, y á los Egypelos qmo noariatt
con él, aparte; porque los Sgypetos no
pueden comer con los Hebreos pan, que
es abominación á los Bgypete*.
33 Y asentáronse delante dfe el al mayor
conJbrme A su mayoría, y elmonoü con-
forma á su menoría; y aquellos boan>
bees estaban espantados el «no al otro»
. 84 Y él tomó presentes de delante do
ai pasa ellos: y el presente de Ben-ja-
min fué aumentado mas que loa pre-
sentes de todos dios en cinco portea.
Y ellos bebieron» y alegráronse con éL
CAITIUXO XLIV.
Tienta Jbteph am uto* ásperamente d mi* hermano»
haciendo emtondor moopa ¡en el titeo dé Ben-Jttétit*,
pkaitmdoen émpido orne «e»*MN» ouedo por *m
ñervo en recompensa del hurto. II. Judo\qm ^otyú*
fiado d Ben-Jamin con nt padre, *> ofrece d quedar
por metro de Jóteph en htonr dé 4%, ponfo* tu ja*.
dre no nmerm del dolor de htfmkt pm<djd9t
Y ÉL mandó al que presidia «tí su
casa, enciendo : Hinche los costalea
de aquestos varones de alimentos, cnan-
to pudieran llevar, y pon el dinero sru
cada uno en la boca de su costal.
2 Y mi copa» la copa de plata, pondrás
GÉNESIS.
en la boca del costal de! menor con el
dinero de su trigo. T él hizo como* Jo-
seph djjo.
3 Venida la mañano, loe hombres ftte-
rón despedidos con sn asnos. .
4 Bn caliendo ellos de la dudad, que
aun no se hablan alejado, Joseph dtfo al
qno presidia en su casa: Levántate, 7
signe á aquellos hombres: y cuando los
tomares, díles : ¿ Por qué babels tornado
mal por bien?
5 ¿No et esta Ja copa en qne bebe mi
señor* 7 en qne snele adivinar? mal ha-
béis hecho en lo que hicisteis.
6 Y como él los alcanzo, dájolea estas
palabras.
7 T ellos le respondieron! ¿Por qne
dice mi señor tales cosas? Nunca tal
hagan tos sierros.
8 He aquí, el dinero qne hallamos en
la boca de nuestros costales te volvimos
á traer desde la tierra de Cüanaaá : ¿co-
mo pues hablamos de hartar de casa de
tu seftor plata ni oro?
• Aquel en quien fuere hallada de tus
siervos, que muera, 7 aun nosotros sere-
mos siervos de mf señor.
10 Y él dtyo: También ahora sea con-
forme á vuestras palabras: aquel en
quien se hallare, será mi siervo, y vo-
sotros seréis sin culpa.
11 Ellos entonces dléronse priesa, 7
derribaron cada uno su costal á tierra, 7
abrieron cada uno su costal.
12 Y buscó, desde el mayor comenzó,
7 acabó en el menor: 7 la copa rué ha-
llada en el costal de Benjamín.
13 Entonces ellos rompieron sus vesti-
dos, 7 eargó cada uno su asno, 7 vol-
vieron á la ciudad.
14 Y llegó Juda 7 sus hermanos á casa
de Joseph, 7 él estaba aun allí, 7 postrá-
ronse delante de él en tierra.
15 Y dijoles Joseph: ¿Qué obra es esta
que habéis hecho? ¿No sabéis vosotros
que un hombre como 70 adivinando
adivina?
16 f Entonces Juda drjo: ¿Qué dire-
mos á mi seftor? ¿Qué hablaremos? ó
¿eon qué nos Justificaremos? Dios ha
descubierto la maldad de tus siervos:
he aquí, nosotros somos siervos de mi
sefior, nosotros también, 7 aquel en cuyo
poder fué hallada la copa.
17 Y él respondió : Nunca 70 tal haga:
el varón en cuyo poder fué hallada la
copa ; aquel será mi siervo : vosotros id
en paaá vuestro padre»
4
18 Entonces Jada se ttsgéá él, 7 drjo;
Aj, seftor mió, ruégoie que hable tn
siervo una palabra en oídos de mi seftor,
7 no se endeuda tu enojo contra tu
siervo, pues que tu eres oemo Fnamon.
1» Jfl seftor pregunto asna siervos, di-
ciendo : ¿ Tenéis padre, ó hermano ?
90 Y nosotros respondimos áml seftor:
Tenemos un padre viejo, 7 un mono na-
cido en su vejez, pequeño, 7 un herma-
no SU70 murió, 7 él quedó solo de su
madre, 7 su padre le ama.
21 Y tú dyiste á tus siervos : Traédme-
lo, y yo pondré mis ojos sobre ét.
22 Y nosotros dfyimos á mi sefior: El
mozo no puede dejar á su padre; porque
sf dejare á su padre, el p&ékrt morirá.
28 Y dtyiste á tus siervos: 81 vuestro
hermano menor no descendiere con vo-
sotros, no veáis mas mi rostro.
26 Aconteció pues, que como venimos
á mi padre tu siervo, contárnosle las
palabras de mi sefior.
25 Y dfyo nuestro padre : Volved : com-
pradnos un poco de aumento*
28 Y nosotros respondimos* No pode-
mos ir : si nuestro hermano menor fuere
con nosotros, iremos : porque no pode-
mos ver el rostro del varón, no estando
con nosotros nuestro hermano el menor.
27 Entonces tu siervo, mi Ifedre, nos
drjo ? Vosotros sabéis, que dos kgot me
parió mi mnger;
28 Y el uno salló de conmigo, 7 de él
dQe: De cierto que fué despedazado; 7
hasta ahora do le he visto.
29 Y si tomareis también á este de de-
lante de mi, 7 le aconteciere oArun de-
sastre, haréis descender mis canas eon
dolor á la sepultura.
80 Y ahora como yo viniere á tu siervo,
mi padre, 7 el mozo no fuere conmigo,
porque su alma está Hgada con el alma
de él,
81 Será, que como él no vea al mozo,
morirá : 7 tus sierros harán descender
las canas de tu siervo nuestro padre con
dolor á la sepultara :
82 Porque tu siervo salló por fiador
por él mozo-eosMni padre, diciendo : 81
no te le volvicre, entonces yo seré cul-
pado á mi padre todos los días.
88 Ruégete, pues, qhe quede ahora tu
siervo por el mozo por siervo de mi se-
fior, 7 el mozo vaya con sus hermanos.
84 Porque ¿ cómo vendré yo á mi padre
sin el mozo ? Por no ver el mal que á
mi padre vendrá. Q
G«N«6t9»
JkpmV+io Jvoopk mm o*aé*trm, m dmvmr* 4 oh
■«atete
froto p
meonJoonphvmu
padrt. tÓ. Jomtpk por m mandado envía por tm
pmm^ol<*rto4dm*wnmv*atév*mwh*crm:mÉm
vito oltmmoÉ» m tommmm&m ckmnméta m vmSr
é ~
ENTONCES Jowpfc.no podo conte-
nerse delante de todos los ene ester
ban junto á él, y clamó: Haced salir de
conmigo á todo». Y no quedó nadie
con él para darte á conocer Josephásus
hermanos.
2 Entóneos dlé su voz con lloro; y
oyeren loe Egy petos; y oyó tambten la
ornea de Pasmón.
8 Y«h?e Josephásus hermanos: Yo
say Joseph: ¿vive ano mi ps4ref Y
ana hermanun no W pudieren responder,
porqne estañan turbado* delante de él
4 Entóneos Joseph dUo á sns bermn-
nos: lisgáosahomámL YettosseUo»
garón. Yéldtfo: Yo «y Joseph vuestro
bcmam>,elnne vundlsteie A Egypto.
5 Ahora pues, no os entristeneais ; ni
o« peratlo*b*berme vendido acá; qne
pera vid» me envío Dios delante de vo-
sotras: -**
4 Qne y* han sido dos anos de hambre
en meóle -de la tierra, y ann quedan ©ta-
so altee, que ni habrá osada ni sisgn,
7 Y Dios me envió delante de vosotras
para qne vosotros quedaseis en la tierra,
f paravdaffOB vida por grande libertad. .
-6 Asi <roe ahora, no me enviasteis vo-
sotros acá, sino Dios, qne me lia paeeto
ñor padre de Posteen, y por señor á to-
do sn casa, y por enseftoreador en toda
mtiesmdeEgypto.
v Daos priesa: id á mi podro y decidle:
Asi dios tu mjo Joseph: Dios rae ha
pnesto por seior de todo Sgypto, ven á
mi, no te detengas.
10 Y habitarás en la tierra de Gossen,
v estaros cerca do mi, tú y tus btyos;y
osa fctyos do tus brjos; tus ganados, y
tos vacas, y todo lo que tienes.
11 Y yo te alimentaré aUi, qns ann qut*
4an cinco anos de hambre, porque no
perezcas de pebrosa tú y tu ceas, y todo
lo que tienes.
12 Y, he aquí, vuestros ojos ven, y los
ojos de mi hermano Ben-jamin, que mi
boca os habla.
13 Y haréis saber á mi padre toda mi
gloria en Egypto, y todo lo qne bobeta
visto: y daos priesa, y traed á mi padre
acá.
14 Y ochóse sobra el cuello de Ben-
jamín sn hermano, y lloro t y Benjamín
también lloró sobre su cuello.
15 Y besó á todos sns hermanos, y
lloró sobre ellos: y después sus herma-
nos hablaron con éL
16 t Y la iama fué oida en la casa de
Phareeu» diciendo: Los hermanos de
Joseph han venido. Y plugo en los
ojos do Pharaon, y en loa ojos de sns
siervos. ~ •
17 Y dyo Pharaon á Joaeph: Di á tus
hermanos { Haced esto; cargad vuestras
bestias, y id, volved á la tierra de Cha-
18 Y tomad á vuestro padre, y vuestras
mmilftas, y venid á mii que ya os daré lo
bueno de-la tierra de 9gypto, y comercia
la grosura do la tierra.
19 Y tá monda: Haced esto; tomaos
de la tierra de Egypto carros para v*es>
tros niños y vuestras mngeres: y tomad
á vuestro padre, y- venid.
20 Y no se os dé nada 4o vuestras si*
bajas, porqne el bien de lo tierra de
Egypto será vuestro.
21 T Y hlciéronlo asi los mjos de Is-
rael: y diales Joseph carros conforme
al dicho de Pharaon, y ¿lotos manteni-
miento para el camino.
23 A todos ellos dio á cada uno mudas
de vestidos: y á Ben-jamin dio trescien-
tos paiot ds plata, y cinco mudes de ve»*
tidos.
28 Y á su padre envió esto ; dios asnos
cargados ds lo mejor de Bgyptoy y dies
asnas cargadal de trigo y pan, y comió*
para su padre paca el nomino»
1H Y despidió á sus hermanos, y Alá-
ronse: y díjoles: No riftals por el co-
mino.
26 Y vinieron de JBgypto: y llegaron á
la tierra de Chantan á Jacob sn podro.
26 Y dtóronlo las nuevas diciendo: Jo-
seph vive ann: y él e$ señor en toda lá
tierra de Egypto; y su corasen se des-
mayó, que no los creía.
27 Y dios le contaron todas las pala-
bras de Joaeph, que él les habla habla-
do : y viendo él los carros que Joeeph
enviaba pera llevarle, el espteku de Ja-
cob sn padre revivió.
28 Entonces dgo Israel: Basta; enm
Joseph mi htyo vivo: a© Iré y verle he
antes que 'muera.
CAPITULO XLVT.
Jbcofr con contutía de Dtot v por tm cornejo, * ani-
mado con $v$ j na% m jnsss do 4
Gti¿*S£*S.
tí Jottphf mCQOtuto M
.ttfet«Me«tei4fA«bir«MA«iaDii.
Y PARTIÓSE Israel con todo lo qne
tenia, jr Tino á Beer-seba, y sacri-
ficó sacrificios al Dios do su padre Isaac.
2 Y habló Dios á Israel -cu visiones de
poeto** j dtfo: Jacob, Jacob, T él res-
pondió: Heme aquí.
S T dijo: To soy el Dios, el Dios de
la padre ; no temas de descender á E-
gypto; porque yo te poudr4 afli en
¿frangente*
4 To descenderé contigo 4 Egypto ; y
jo también te haré volrer; y Joseph
pondrá sn mano sobre tus ojos.
5 Y levantóse Jacob de Beer-seba, y
tomaron los hijos de Israel á sn padre
Jacob, y á sos niños, y á sns mugeres en
)e* caraos que Pharaon habla enviado
para llevarla. .
6 Y tomaron sns ganados, y sn hacien-
da qne hablan adquirido en la tierra de
Chancan, y Finiéronse 4 Egypto» Jacob,
X toda sn simiente -consigo i e
"7 Sns bJjos, y los lujos de sns hijos
consigo: sns hijas, y. las hijas de sns
hJJros ; j á toda su simiente trujo con-
sigo en Egypto.
8 í T estos son los nombres de los
hftoe de Israel» qne entraron en Egypto,
Jacob, y sns hijos. El primogénito de
Jacob, Rubén.
9 Y los hjjos de Rubén: Henooh, y
Pballu» j Besron, y ChannL
10 Y los hijos de 81me0n : Lamnei, y
£amin,y Ahod»y Jachin, y Sobar, y Saúl
hjjo de la Chananea.
11 Y loa .lujos de Levi : Gersou, y Ca-
nath, y Merari.
13 YloafasJosdaJnda;HsrvyOnasvy
8eia,J ?taros,jZai»;ms*Her,y<)uan
sonrieron en la, tierra 4e Chenean. Y
los hijos d*> Ehases fueson Hearon» y
HamuL
U Y loa Mroa de Isaohari Thola, y
Pana, y Job, y Simaron»
14 Y los-hUos de ZaJraloni ganed, y
Elon, y Jabelol
15 Esto* fueron los lujos da Lea que
. á Jacob en Pedaa-Aram, y 4 Dina
todas las almas de les lujos y
n±h+Vfr*fue*on treinta y ivas.
|n Y loa lujo* doGad: Sephon, jAggA,
y Esebon, y Suni, y Beri, y Arodi, y
AreH.
, J7 Y los lujos de Aser: Jsmna.y Je-
sna»jr «jeasu^ y Reste» jr jfers hermana
de ellos. Los lujo* de Baria; Habar, y
MelchieL
18 Estos fueron los hijos de Zelpha, la
que Laban dio 4 su hija, Lea, y parió es-
tos 4 Jacob, diez y seis almas.
19 Y los htyos de Bache!, muger de Ja-
cob : Joseph, y Ben-jamin.
20 Y nacieron á Joseph en la tierra de
egypto, qne le parió Aseneth, luja de
PotifAeraa, principe ds On : Isansaoesy
Epbraim.
21 Y los lujos de Ben-jamin: Bala, y
Beeor, y AsbeL, y Gera, y Kaaman, y
Echl, y Ros, y Mophim, y Ophhn, y
A red.
29 Estos /urna» los lujos de Bschel qpe
nacieron 4 Jacob, todas las almas, sn-
torce.
23 Y los lujos de Dan: Hoain.
34 Y los hijos de NephthstV. ¿esleí, y
Guml, y Jeser, y Ballena.
25 Estos/usro» los lujos de Rala, laque
dio Laban áRachel su luja, y parió estos
á Jacob, todas Ím» almas, siete.
29 Todaa las personas qne viniatoucsai
Jacob ¿Egypto, qne salieron de su mus-
lo, sin las mugases de los hJJos de Ja-
cob, todas las personas fueron sesenta y
seis.
27 Y los hijes.de Joseph, que ** nacie-
ron en Egypto, dos personas. Todas
las almas de la casa de Jacob, que eur
trarpn en Egypto fueron setenta.
28 Y envió 4 Juda delante de si 4 Jo-
seph para que le viniese 4 ver 4 gossen»
y llegaron 4 la tierra de Gossen.
29 f Y Joseph unció sn carro, y vino
4 recibir 4 Israel su padre 4 Gossen, y
mostrósele: y echóse sobre su eueUo*
y lloró sobre sn cuello asas,
£0 Entonces Israel dijo 4 Joseph; Mue-
ra yo ahora, pues qne ya ha visto tu ros-
tro : que aun vives.
£1 Y Joseph dijo 4 sns hermanos, y 4
la casa de su padre: To subiré, y haré
saber 4 Pharaon, y decirle he : Mis her-
manos y la enea de mi padre, qne esta-
ban en la tierra de Chantan, han venido
4 mi.
22 Y lee hombres **» psstares de ove-
jas, porque son hombres granaderos : y
han traído sns ovejas y sus vacas; y
todo lo que tooien.
88 Y cuando Pharaon os llamara, y dfc-
Jereí ¿4fcud«* Tuestro oficio?
34 Entonces direfe: Hombres de gana-
do han sido tus siervos desde nuestsa
mocedad hasta ahora, M^J i
GÉNESIS.
iros padres : pan que moréis en la tierra
de Gossen, porque los Egypcios abomi-
nan á todo pastor de ovejas.
CAPITULO XLVIL
Mete Joseph d na hermanos y d su padrt delate de
Pharaon, y éslts asignado ciento en lo mejor de
Egypto en la tierra de Otttm, y Joseph loe alimen-
ta. JL Creciendo la nombre en Kgvpto Jeeeph re-
coge primero todo el dinero de la tierra en precio de
toe alimento» para ei erarlo de Pharaon, después to-
m {m#om</o« y la* tedia*, y al ¿al» fierro y las
personas matándolo todo d Pharaon. III. Deepem
da sbnjenfed toe Kmtpch* de que siembren ¡atierra,
poniendo ftmro perpetuo, que el quinto de loe frutee
Jmmpmtmel rey. IV.IZeoyhm^omelfindelmperó-
orinmetou de Jacob soUcMmse por m «paitara, te
cual quiere que tea en la tierra de Chanaan con sus
Y JOSEPH vino, y hizo saber á Pha-
raon, y dyo: MI padre y mis her-
manos, y bus ovejas, y sns vacas, con
todo lo qne tienen, han venido de la
tierra de Chanaan ; y, he aquí, están en
la tierra de Gossen.
9 Y de los postreros de sns hermanos
tomó cinco varones, y presentólos de-
lante de Pharaon :
8 Y Pharaon dyo á sns hermanos : ¿Qué
am vuestros oficios r Y ellos respondie-
ron á Pharaon: Pastores de ovejas son
tus siervos, asi nosotros, como nuestros
padres.
4 Y dieron á Pharaon : Por morar en
esta tierra hemos venido; porque no hay
pasto para las ovejas de tus siervos, que
la hambre es grave en la tierra de Cha-
naan, por tanto ahora rogárnoste que
habiten tus siervos en la tierra de Gos-
sen.
5 Entonces Pharaon habló á Joseph,
diciendo : Tu padre y tus hermanos han
venido á ti.
6 La tierra de Egypto delante de ti
está, en lo mejor de la tierra haz habi-
tar á tu padre y á tus hermanos : habi-
ten en la tierra de Gossen : y b1 entien-
des que hay entre ellos hombres valien-
tes, ponerlos has por mayorales del ga-
nado sobre lo qne es mió.
7 Y metió Joseph á Jacob su padre, y
presentóla detente do Pharaon ; y Jacob
bendijo á Pharaon.
6 Y d^o Pharaon á Jacob: ¿Cuántos
son los dtas de los anos de tu vida?'
9 Y Jacob respondió á Pharaon t Los
días de los anos de mi peregrinación son.
denlo y treinta anos : pocos y malos
han sido los días de los áfios de mi vida:
y no han llegado á los dias de los anos
de la vkta de mis padres, en los dias de
sus peregrinaciones.
08
10 Y Jacob bendQo 4 Pharaon, y saUAse
de delante de Pharaon.
11 Asi Joseph hizo habitar á su padre
y á sus hermanos, y dióles posesión -en
la tierra de Egypto en lo mejor de la
tierra, en la tierra de Rameases como
Pharaon mandó.
13 Y alimentaba Joseph á su padre y 4
sus hermanos, y á toda la casa de su
padre, de pan, hasta la boca del niño.
13 Tf Y no había pan en toda la tierra,
y la hambre' era muy grave: y desfalle-
ció de hambre la tierra de Egypto, y la
tierra de Chanaan.
14 Y Joseph recogió todo el dinero que
se halló en la tierra de Egypto, y en la
tierra de Chanaan por los alimentos que
compraban de él : y metió Joseph el di-
nero en casa de Pharaon.
15 Y acabado el dinero de la tierra ¿le
Egypto, y de la tierra de Chanaan, vino
todo Egypto á Joseph, diciendo : Danos
pan : ¿por qué moriremos delante de tí,
qne se ha acabado el dinero?
16 Y Joseph dijo : Dad vuestros gana-
dos, y yo os daré por vuestros ganados,
si se ha acabado el dinero.
17 Y ellos trajeron sus ganados á Jo-
seph, y Joseph les dio alimentos , por
caballos, y por el cañado de las ovejas,
y por el panado Se las vacas, y p'or si-
nos: y sustentólos de pan por todos sus
ganados aquel año. .
18 Y acabadooqucl ano, vinieron á, él el
segundo ano, y dyéronle': "Ño encubri-
remos de nuestro señor, que' ciertamen-
te se ha acabado el dinero, ni ganado de
nuestro señor ha quedado delante de
nuestro eéhor ; mas que nuestros cuer-
pos, y nuestra tierra.
19 ¿Pbr qné moriremos delante de tus
ojoS asi nosotros como nuestra' tierra?
Cómpranos 6 desoíros y á ntoestrá tierra
por pan »' y aeremos noeotrok y nuestra
tierra siervos de Pharaon : y da simiente
para que vivamos, y no no* moramos, y
no se asuelo la tierra; '
20 Entonces Joseph compró toda 1»
tierra de Egypto para Pharaon t porque
los Egypcios vendieron cada tino sus
tierras, porque la hambre se 4brla}ee1&
Sobre ellos : y fué la tierra de PhattoOn.
21 Y al pueblo hitóle pasar á tas cttt>
dades desde el un cabo del término de
Egypto hasta el otro cabo.
22 Solamente la tierra de los sacerdotes
no compró, por cuanto los sacerdotes
tenían radon de Pharaon, y ellos co-
GÉNESIS.
por eso no vendiéronos tierra.
33 f Y Joseph d#o «1 pueblo : He aquí
y» os be comprado boy, á vowirot y á
vuestra tierra pera Pbaraon: veis aquí
simiente, y sembrsréis la tierra.
34 Y será es* 4e lee frutos daréis el
qsámto á Pharaon: j las cuatro partes
serán vuestra» pava semblar fes tierras,
y paxs vuestro mantenimiento» y de les
es« están en vuestras eassa, y pare que
eosaan vuestros niños.
25 T ellos respondieron: La vida nos
asilemos ¿seda enojo* te sal
¿sesmos siseros de Phsreon.
» Entonces Joseph lo puso por ibero
hasta boy sobre la tierra de Egypto, á
Fharsou el quinto : salvo qne la tierra
de los sacerdotes sola no fbéée Pbaraon.
*7 Así habitó Bisel en la tierra de
Egypto, en la tierra de Gossen, y apo-
aautonároniB en etta> y aumentáronse, y
multiplicaron en gran manera.
» Y vhló Jacob eu la tlsrra de Egypto
dios y siete anos, y fueron los dias de
Jacob, los años de su vida, ciento y cua-
renta y siete anos.
29 T í llegáronse los días de Israel
para morir, y llamé á Joseph su hijo» y
snjole: 81 be bailado añora gracia eu tus
ojos, yo at mego que pongas tu mano
écbsjo de mi muslo, y harás conmigo
misericordia y vendad. Baágote que no
aso entierros en Egypto:
30 Mes cuando durmiere con mis pa-
dree, llevarme ñas de Egypto, y sepul-
tarme has en el sepulcro de ellos. Y
él respondió:: Yo haré como tú dices.
.& Y él dijo: Júrame. Y él le juró.
Entonces Israel se inclinó á la cabecera
4e la cama.
CAPITULO XLVin.
Jupob adcftapor tyoé d Moma*** y Ephraim hjfoi
d* Jotepk. II. Hendicelot, 9 en la hendido* ante-
pon* el menor al mayor t ** d aaber jRphraimd Ma-
YFÜÉ, qne después de estas cosas,
fué dicho á Joseph; He anuí, tu
padre está enfermo. Y él tomó consigo
á sus des hijos, Maneases y Ephraim ;
2 Y ínó hecho saber á Jacob, diciendo :
He aquí, Joseph tu hUo viene á ti. En-
tonces Israel se esforzó» y asentóse so-
bre la cama;
3 Y dtyo á Joseph: El Dios omnipo-
tente me apareció en Laza, en la tierra
ele Ohaneau; y me beiwujo,
4 Y dijome; He aquí, yo te Asgo cre-
«m%y te JnulUplknj^ y te pondré por
componía de pueblos: y esta tierra
daré á tu simiente después de ti, por
heredad perpetua.
5 Y ahora tus dos hijos, qne te nacie-
ron en la tierra de Egypto antes que
yo viniese á U, á la tierra de Egypto,
mios son ; Ephraim y Maneases, como
Buhen y Simeón serán mios.
6 Y los que después de ellos has en-
gendrado serán tuyos: por el nombre
de sus hermanos serán llamatfa» en sus
heredades.
7 Y yo, cuando venia de Padan-aram,
Bachel se me murió en la tierra de Cha-
naan en el camino, como media legua
de tierra viniendo á Ephrata: y sepúl-
tela allí en el camino de Ephrata, que
es Beth-lehem.
8 1 Y vio Israel los mjos de Joseph, y
d^o: ¿Quién mm estos?
9 Y respondió Joseph á su padre : Mis
hijos son, que Dios me ha dado aquí. Y
él dijo : Allégalos ahora á mí, y bende-
cirlos hé.
10 Y loe ojos de Israel eran ya agrava-'
dos de la vejes que no podía ver. Y bi-
sólos llegar á él, y él los besó y abrazó.
11 Y dijo Israel á Joseph : Yo no pensa-
ba ver tu rostro ; y, he aqni,Dios me ha
hecho ver también tu simiente.
12 Entonces Joseph los sacó de entre
sus rodillos, y inclinóse á tierra.
13 Y tomólos Joseph á ambos, Ephraim
á su diestra, á la siniestra de Israel ; y á
Manosees á su siniestra, á la diestra de
Israel, y hízolos llegar á éX
14 Entonces Israel estendió bu diestra,
y púsola 6obrc lo cabeza de Ephraim,
que era el menor, y su siniestra sobre
la cabeza de Manasses haciendo enten-
der á sus manos, aunque Manasses era
el primogénito.
15 YbendyoáJoseph,ydyo: El Dios
en cuya presencia anduvieron mis padres
Abraham y Isaac : el Dios que me man-
tiene desde- qne yo soy hasta este dia, .
16 El ángel que me escapa de todo
mal, bendiga á estos mozos : y mi nom-
bre sea llamado en ellos, y el nombre
de mis padres Abraham y Isaac, y mul-
tipliquen en multitud eu medio de la
tierra,
17 Entonces viendo Joseph que su pa-
dre ponía la mano derecho sobre la ca-
beza de Ephraim, pesóle en sus ojos;
j tomó la mano de su padre, por qui-
tarla de sobre la cabeza de Ephraim a la
de JCanasset.
68
¿ttittfttej
19 t dflo Joeeph á Mi padre? 'Kb> asi,
pudre mío, porque este es él primogé-
nito : pon tu diestra sobre su cabeza.
19 Mas su padre no quiso, y dijo : To
lo sé, htfo mió, yo lo sé : también él será
en pueblo, y él también crecerá: mas
su hermano menor será mas grande que
él, y su simiente será plenitud de gen-
tes.
20 Y benévolos aquel día, diciendo?
Bn ti bendecirá Israel, diciendo : Pón-
gate Dios como á Ephroim, y como á
Ifanasscs. T puso á Bpbraln* detente de
Manasses.
91 T dfyo Israel á Joseph: He aquí, yo
muero; mas Dios será con vosotros, y
os hará volver á la tierra de vuestros
padres.
38 T yo te he dado á ti un» porto sobre
tus hermanos, que yo tomé de mano del
' Amorrheo con mi espada y con mi arco.
CAPITULO XLIX
Llegado Jacob d la hora de tu pasamiento hace Juw
taj-nmhifos, y lleno de/éyde Espíritu de Dios hocé
ie»tomu& dakm prommy d* Ihoo ditpomendo en-
tre eUos de tus dones-como de cota propia, y dando
d la posteridad de cada uno en nombre de cada
ano lo que fe fé le dictábaque Dto* le tenia aro*
parado. 1. 8a parumukw d Unten, Bornean, * Levi
deja maldieUm por tm pecado», no mudando el
paternal afielo al juicio de Dto*. It. A Jada en
figura de Grano que do él hmbia de desotndmr según
la «ame, deja sinautarudmm bendiowaes\ en que
porjigura* de victoria* y bienes de la tierra describe
al vivo la victoria de Cristo, él modo de conseguir*
la, y loé fritos de «Ote sononando «marnmneate el
. lil ¿ ¿ptndon, bochar, Ikm,
Oad, Aser, y NephthaU declara que tierra* han aje
habitar, qué condicione* de vida han de tegnir, y en
qué ha de ter cotia uno ssnguhmr enero lo* de m
puebla. IV. En Jotapk hoce trcapÜmiacUm d* tus
trabajo* y de su singular fí, que de todo* le sacó
vencedor hasta ponerle en tanta altura: sobre esto
bendice d m timuniU do tnayoros bendiciones do te
1* Jueran lo* mnyas» V, Da también su bendición
d Benrjamin, y mandado que le sepultasen con sus
padre*, y ordenado todo tu testamento, pasa de
este mundo d la congregación do losjuttom,
Y LLAMÓ Jacob á sus htfos, y dQo:
Juntaos y declararos be k> que os
ha de acontecer en los postrero» dtaa.
2 Juntaos y oid, h$os de Jacob, y oíd á
vuestro padre Israel.
8 Rubén, tú trm mi primogénita, mi
fortaleca, y el principio dfc mi vigor:
principal en dignidad, principal en for-
taleza:
4 Corriente como las aguas, no seas el
principal; por cuanto subiste al leeho
de tu padre; entonces U envileciste su-
biendo á mi estrado.
5 Simeón y Levt, hermanos ; armas de
-Iniquidad sus armas.
6 En su secreto no en** mi «tan*, si
B4
mftef*s»9iaatfíe***<
en su furo* mataron vaMvy-*n<e« v«f
Juntad arrancaron muro;
7 Maldito su furor que 4* Inerte : y tm
iva, que « dura: yo los apartaré en Ja*
cob, y los esparciré en IssaeL
8 Judo, tuy altaste han tus hermanas:
tu mono en la cérvix daHe* enemiga»?
kwh^ossleiopndseaemalinartnálfc *
• Caelmno da loou Jndsu 4m hnnfat
sa subiste» bajo mtoi encorvóse, sehéap
como león, y como tsou viejo, 4 quáe* ¿o
despevtaráf
1» No será creJem^elccttad* J**U,J
el legislador de eutmsuwinsUyttsnt» en*
venga Snom, y á él so ooagrsgsnWi las
pueblos:
11 Atando á la vid tm pollmevy 1*
cepa el hl*» és su asna; lavo en el vino
en vestido, y en la sangre de uves an
cobertura.
Ve Los «Jos bermejos del vino» loa dJeu»
tes blancos de la leche.
18 1 Zabnton en. puerteado mar habi-
tará, y en puerto de navios: y an té*>
mino »wé hastn Sfcdon.
14 Isachar, asno de hueso echado
Avllos. *
15 Y vio lape el descaneo era bueno, y
que la tterav era deleUasU, y ahaj6 su
hombro paca Uerav, y sirvió em tstbnto»
lo Dan, jungará á,su punoso, nomo una
dslaatrlbnodalsáaeS.
17 Será Dan serpiente junto ni ramJnoy
víbora junto á la senda, que muunde los
talones de los cabaUoa, y huno ojer por
detras al cabalgador de ellos,
1S Tu salud espeté, oh /chova.
1» Gad, ejército le acometerá; mas al
fin él acometerá.
20 £1 pan de Aser será grueso, y él data
deleites de tey,
91 NephthaH, cierva dejada que dar*
dichos hermosos.
22 íf Ramo fructífero Joseph, sanio
fructífero junto á frente; las doncellas
van sobre el muro. i
28 T amargáronle, y aéaeteeronst, jr
abosTocséronte toa señores «o- snesas, ..
24 Mas su arco quedo en fbrtalenv 7
los brazos de sus manos se eorrobonv
ron por las manos del Fuerte JMot do
Jacob : de allí apacentó la pledRvde Is-
rael:
25 Del Dios de tu padre, el cual te
ayudará^y del Omnipotente, «icnal«to
bendeciré non bendlclottes afelpa oieloe
do arribe, con lisnflohanaf ¿ai i
G&N&ftlB.
que está sln^s con beudfclones de pe-
chos y de matriz.
» Las bendiciones de tu podre fueron
mayores que las bendiciones de mis
progenitores : hasta el término de los
coOadoa eternos serán sobre la cabeza
de Joseph y sobre la mollera del Naza-
reno de sus normanos,
97 1 Benjamín, lobo arrebatador: A la
m*n»jx* comerá la presa, y á la tarde
repartirá los despojos. -
98 Todos estos fueron, las tribus de Is-
rael, doce : y esto fué lo que su padre
tetdtyo: ybendfjóles: A cada uno por su
bendición tos bendijo.
99 Y mandóles, y dftolee: Yo soy con-
alegado con mi pueblo ; sepultedme con
mis padres en la cuera, que edá en el
campo de Ephron el Hettheo.
30 En la cueva que edá en el campo de
la dobladura, que arte* delante de Matare
en la tierra de Chanaan, la cual com-
pró Abraham con el mismo caarno fe
Ephron el Hettheo para heredad M se-
pultura.
81 Allí sepultaron s Abraham. y á Sara
su muger : allí sepultaron, á Isaac, y á
Kebecca su muger: aUt también sepulté
yo á Lea.
82 Compra det campo y de la cuera
que edá en él, de los hQoe de Heth,
8$ T como acabó Jacob de dar man-
damientos á sus hQos, encogió sus pies
en la cama, y espiró ; y fuá congregado
con sus padres,'
CAHTÜIX) V
Jnwvm Diae can tátguiar pompa jVntbn el cuerpo de
Jacob ion JmJtmndc ñu etdaenla vocación déla
piiimd IL Jompkeom Ucencia dt Pkaram *****
jwSmft Aa»lffiiiM, gde le* ma» hemadoc 4c
la caca de Pkaraen üera d ecpeUar d §m padre d la
Herrad* Chanaan, comoleXabia prometido, mrnd-
vmdEowpn*. TSL 6m hermano* U piden perdón me
jpmmh»m fe ofrecen par WrvH mm *t loe. ree§d
camnaraxiBata piedad,» Ja» comeada. IV. El cea)
deajmts de kaVer vivido largos dio» en Ecypfo, Tte-
awé+ei iimiMt de en antéete eenMtaú+mamma
neo ratj/ledndoie» la promtea deJHoeqncm poden
1* kaUa dejado en m mmerie : y aeí meterá, n ee
EKTOWCES Joseph se echó sobre el
rostro de su psdre, y lloró sobre é^
y besóle.
9 Y mandó Joseph á sus sierros médi-
co* que embalsamasen A su padre : y los
médicos embalsamaron á Israel.
3 Y cumpliéronle cuarenta dias, por-
que -asi cumplían los días de los embal-
samados, y lloráronle ios Egypctap se-
tentndfafc* '
«17 pasados tt*~dfanr de str lulo, nubló
Joseph * \ó8 de la casa de ^harson, di-
ciendo; 81 he hallado ahora gracia en
rn estros oJos,ruégoos que habléis en oí-
dos de Pharaon, diciendo :
5 MI padre me conjuró, diciendo: He
aquí, yo muero, en mi sepulcro, que yo
cavé para mi en la tierra de Chanaan,
alH me sepultarás : ruego pues que raya
yo ahora, y sepultaré á mi padre, y rol-
rere.
ó Y Pharaon djjo : Yé, y sepulta A tu
padre, como él te conjuró.
7 Entonces Joseph subió á sepultar á
su padre, y subieron con él todos los
sierros de Pharaon, los ancianos de su
casa, y todos los ancianos de la tierra de
Bgypto,
8 Y toda la casa de Joseph, y sus her-
manos, y la casa de su padre ; solamente
dejaron en la tierra de Goesen sus niños,
y sos orejas, y sus Yacas.
0 Y subieron también con él carros y
genje daá caballo, y hizose un escuadrón
muy gnmde.
10 Y llegaron hasta la Era de Atad, que
es de la otra parte del Jordán, y lamen-
taron allí de grande lamentación y muy
grave: y hizo á su padre llanto por siete
Olas.
11 Y riendo los motadoses da la siena,
los Chsnaneos, el llanto en la Era de
Aíad, dUeron; Llanto grande e$ este de
les Bgypeieet por asa faé llamado su
nombre AbeÍ*Mrzralni, que es de la otra
parte del Jordán,
Id Y hicieron sus hQos con él, como f 1
les mandó.
13 T lleváronle sus hrjos & la tierra de
Chanaan, y sepultáronle en la cueva del
campo de la dobladura, que habla com-
prado Abraham con el mismo campo en
heredad de sepultura, de Ephron el
Hettheo, delante de Manare.
14 Y tornóse Joseph A Egypto, él y sus
hermanos, y todos los que subieron con
él A sepultar A su padre, después que le
hubo sepultado.
15 T r riendo los hermanos de Jo-
seph, que su padre era muerto, dijeron :
Quizá nos aborrecerá Joseph, y nos
dará el pago de todo el mal que le hi-
cimos.
10 Y enviaron á decir á Joseph: Tn
padre mandó antes de su muerte, di-
ciendo :
17 Asi dlreli A Joseph: Rulote que,
perdones ahora la maldad de tus her-
manos, y su pecado» perene mal ter ge-
So*
ÉXODO.
lardonaron: por Unto ahora rogárnoste
que perdones la maldad de loa siervos
del Dios de tu padre. T Joseph lloró
mientras le hablaban.
18 Y vinieron también sos hermanos ;
y postráronse delante de él, y dijeron :
Henos aquí por tos siervos.
19 T respondióles Joseph : No téngala
miedo : ¿ Soy yo en lugar de Dios ?
20 Vosotros pensasteis mal sobre mí;
mu Dios lo pensó por bien, para hacer
lo que hoy vemos, pora dar vida á mu-
cho pueblo.
21 Ahora pues no tengáis miedo, yo os
sustentaré á voaoirm y á vuestros htyos.
Asi los consoló, y les habló al corazón.
22 t Y estuvo Joseph en Egypto, él y
la casa de su padre: y vivió Joseph
ciento y diez años.
23 Y vio Joseph de Ephralm los htyos
terceros: también los lujos de Machlr,
hijo de Manosses, fueron criados sobre
las rodillas de Joseph.
24 Y Joseph dtfo á sus hermanos : Yo
me muero ; mas Dios visitando os visi-
tará : y os hará subir de aquesta tierra 4
la tierra, que juró á Abraham, á Isaac,
y á Jacob.
25 Y conjuró joseph á los htyos de
Israel, diciendo: Visitando os visitará
Dios ; y haréis llevar de aquí mis huesos.
26 Y murió Joseph de edad de ciento
y diez años, y embalsamáronle, y fué
puesto en un arca en Egypto.
EL SEGUNDO LIBRO DE MOYSES, LLAMADO COMUNMENTE
ÉXODO.
CAPITULO L
JJultipUeande en mrem némtvo loe k&» de Jraelen
Egipto, ai cabo viene vnrewqneloe aJUge con dura
mrvidumbre. II. Bl cual visto qm por eto no defa-
man, ét mmtUpUcar, manda d la» pmrtenm que ma-
lead los nénoe qm nacieren^ u remrvenlag hembra*
«km ettae tendeado d Dioe no lo hicieron aeL 1IL
Viendo Tharaon que eete acuerdo no le Mrrfa,
mimdm em mdmeupm*m,qm remrvmnde Im hmm-
el rfa.
ESTOS ton los nombres de los hijos
de iBi-acl, que entraron en Egypto
con Jacob, cada uno entró con su la-
milla:
2 Rubén, Simeón, Levi, y Juda,
8 Isachar, Zabulón, y Benjamín,
4 Dan, y Nephthali, Gad y Aser.
5 Y todas las almas que salieron del
muslo de Jacob f turón setenta, Y Jo-
seph estaba en Egypto.
8 Y murió Joseph, y todos sus herma-
nos, y toda aquella generación.
7 Y los lujos de Israel crecieron, y mul-
tiplicaron y fueron aumentados y cor-
roborados grandemente, y hinchióse la
tierra de ellos.
8 Levantóse entre tanto un nuevo rey
sobre Egypto, que no conocía á Joseph,
el cual dijo á su pueblo :
9 He aquí, el pueblo de los lujos de Is-
rael es mayor y mas inerte que noso-
tros:
10 Ahora pues, seamos sabios para con
W
él, porque no so multiplique: y acon-
tezca, que viniendo guerra, él también
se junte con nuestros enemigos, y pelee
contra nosotros, y se vaya de la tierra»
11 Entonces pusieron sobre él comisa-
rios de tributos que los molestasen con
sus cargas: y edificaron á Pharaon las
ciudades de los bastimentos, Phithom y
Rameases.
12 Empero cuanto mas lo molestaban,
tanto mas se multiplicaba, y crecía: tan-
to qne ellos se fastidiaban de los hfyon
de Israel.
13 Y los Egypdoa nielaron servir áloe
htyoa de Israel con dureza.
14 Y amargaron su vida con servidum-
bre dura, en barro y ladrillo, y en toda
labor del campo, y en todo sn servido
en el cual se servían de ellos con du-
15 ^ Y habló el rey de Egypto á laa
parteras de las Hebreas, una de ,1**
cuales se llamaba Sepbora, y otra Fhua,
y díjoles :
16 Cuando parteareis á las Hebreas, y
mirareis los asientos, si fuere htyo, ma-
tádle: y si fuere htyo, entonces viva.
17 Mas las parteras temieron á Dios :
y no hicieron como les dijo el rey de
Egypto, y daban la vida á los niños.
18 Y el rey de Egypto hizo llamar á laa
parteras, y cujoles; ¿Por ou¿ habéis he-
ÉXODO.
TTN
U to
cno sato, que habéis «todo vfcfc* 4 los
nifiOS?
19 T las parten» respondieron á Pha-
raon: Porque los mugeres Hebreos no
son como las Egypcias, porque son ro-
bustas, y paren antes que la partera
Tenga aellas.
20 Y hizo Dios bien á las parteras ; y el
pueblo se multiplicó, y se corroboraron
en gran manera.
81 T por haber las parteras temido á
Dios, él les hizo casas. .
22 t Entonces Pharaon mandó á todo
su pueblo, diciendo: Echad en el rio
todo hijo que naciere, y á toda luja dad
la vida.
CAPITULO U.
'Aecredndoee el tmmpo de la libertad del pueblo de
mraet, nace Mbmui, eme habla de mt el Injertador,
fmaraon, de la cual Dioe le eeeapa mamviQoea
méate, eme haMdndole la hyfa de Pharaon echado d
ta fwro aet fio ea iémi caita te tanta, mace Criar, n
U emapta par laja. 1L ajeada (fiemo dJm&Beée-
van Act.T.) de 40. ana*, matad un Eagpcío en Jamar
eUemhetmanoe. IH. CoM actuado de eBoe mime de
EannU * ht tierra de Mmnan, dome* Dio» le da
éeriao,umatrrpk^a*. IV. Lee hifee de Ierael a/tt-
gidoe de mmvo claman d Dioe, y él loe orne.
varón de la familia de Lev! fué, y
tomó par muger una hija de Lev! :
2 La cual concibió, y parióle un mjo, y
viéndole que era hermoso, escondióle
tres meses.
8 T no pudiendo tenerle mas escondi-
do, tomó una arquilla de j ancos, y cala-
fateóla con pez y betún, y puso en ella
al niño, y púsole en un carrizal á la orilla
del rio.
4 T paróse una hermana suya lejos para
ver lo que le acontecería.
5 Y la hija de Pharaon descendió á la-
varse al rio, y paseándose sus doncellas
por la ribera del rio, ella vio la arquilla
en el carrizal, y envió una criada suya á
que la tomase.
6 Y como la abrió vio al niño, y he aquí
él niño que lloraba: y teniendo com-
pasión de él, cUjo : De los nlfios de los
Hebreos et este.
7 Entonces su hermana dtfo á la luja
de Pharaon : ¿Iré á llamarte de las He-
breas, una ama, que te crie este niño?
8 Y la htfe de Pharaon respondió: Vé.
La doncella entonces fué, y llamó á la
madre del niño:
9 A la cual dtfo la luja de Pharaon: Lle-
va este niño, y críamele, y yo te lo pagaré.
Y la muger tomó^el niño, y crióle.
10 Y como creció el niño, eUa le trujo
á la luja de Pharaon, 1$ cual le prohijó,
yoÉasáe nos* nombre M ornee, t
Porque de las aguas le saqué.
11 1 Y en aquellos dias acaeció gu*
creció Moyses, y salió á sus hermanos, y
vio sus cargas : y vio un varón Egypcio,
que hería á un Hebreo de sus hermanos.
12 Y miró á todas partes, y viendo que
no parecía nadie, hirió al Egypcio, y
escondióle en la arena.
13 Y salió el siguiente día, y viendo á
dos Hebreos que reñían, cUjo al malo:
¿ Por qué hieres 4 tu prójimo ?
14 Y él respondió: ¿Quién te ha á Ü
puesto por principe y juca sobre noso-
tros? ¿Piensas matarme, como mataste
al Egypcio? Entonces Moyses tuvo
miedo, y dtyo: Ciertamente esta cosa
es descubierta.
15 f Y oyendo Pharaon este negoció,
procuró matar á Moyses; mas Moyses
huyó de delante de Pharaon, y habitó en
la tierra de ifadian, y sentóse junto 4
un pozo,
16 El sacerdote de Median tenia siete
htfas, las cuales vinieron 4 sacar agua
para henchir las pilas, y dar de beber 4
las ovejas de su padre.
17 Mas los pastores vinieron, y echá-
ronlas; entonces Moyses se levantó, y
defendiólas, y abrevó sus ovejas :
18 Y volviendo ellas 4 Raguel, su pa-
dre, cujoles él: ¿Por qué habéis hoy
tenido tan presto?
19 Y ellas respondieron: Un varón
Egypcio nos defendió de mano de los
pastores, y también nos sacó el agua, y
abrevó las ovejas.
90 Y dijo ásusmjas: ¿Ydóndeestt?
¿Por qué habéis dejado ese hombre?
llamadle para que coma pan.
21 Y Moyses acordó de morar con aquel
varón, y él dio 4 Moyses 4 su luja Sephora.
22 La cual le parió un lujo, y él le puso
nombre Gersom, porque dtyo : Peregrino
soy en tierra agena.
28 1 Y aconteció, que después de mu*
ches dias el rey de Egypto murió: y los
lujos de Israel suspiraron 4 cansa de la
servidumbre, y clamaron, y su clamor
subió 4 Dios desde su servidumbre.
24 Y oyó Dios el gemido de ellos, y
acordóse de su concierto con Abraham,
Isaac, y Jacob.
25 Y miró Dios 4 los lujos de Israel, y
reconocióles Dios.
CAPITULO IIL
tea Mnmm
le aparece en eepeem da /mego aya ardía em na —r*
EXtfBO.
• *tá*m. tmtumirn. & JUéBtM BOM* Mo* 9 Ha-
taca* él de emviarUdEampto'para lülrar al P"+-
bto de la tiranta de Pharaon, TIL Escusdndoee
Moyses con su pequenez Dio* U conforta, y le pro-
met* su compañía y buen suceso : asimismo le declara
su nombre, para que tupies* responder d los que
le preguntasen quien era el Dios que le enviaba, es
d saber, el cumplidor de lo que promete.
Y APACENTANDO Moyses las ove-
jas de Jetbro *u suegro* sacerdote
de Madian, llevó las «Tejas detrae del
desierto, y vino á Horefe, monte de Dios.
9 T aparentósele el ángel de Jebero
en una llama de mego en medio de un
sareaj; y él miro, y Yté> qao el saraal
ardía en luego, y el santal no se con*
3 Entóneos Moyses dijo : Añora- y» iré,
y veré eata grande visión, por qnéoausa
el zarzal no se queme.
4 ^ Y viendo Jebova que Iba á ver,
llamóle Dios de medio del zarzal, y dijo i
Moyses, Moyses: T él respondió: Heme
aqnt ?
5 Y dijo : No te llegues acá : quita tus
zapatos de- tas pies, porque el lugar en
que tú estás, tierra santa es*
0 Y <U>: Yo soy el Dios do tu padre,
Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios
de Jacob. Entonces Moyses cubrió su
rostro, porque tuvo miedo de mirar á
Dios.
7 Y djjo Jebova: Viendo be visto la
attecion de mi pueblo, que está en Egyp-
to ; y be oído su clamor á cansa de bus
exactores, por lo cual yo be entendido
sus dolores.
8 Y he descendido para librarlos do
mano de los Egypcios : yo los sacaré de
esta tierra á una tierra buena y anona, á
tierra qne corre leche y miel ; á los la-
gares del Chananeo, del Hettbeo, del
Atnorrheo, del Pherezeo, del Heveo, y
del Jebnseo.
9 Kl clamor de los fcfyos de Israel ba
venido ahora delante de mí : y también
be visto la opresión con qne los Egip-
cio» lee oprimen.
10 Ten pues ahora, y enviarte he á Pha-
raon, para qne saqueé á mi pueblo, loe
htyos de Israel, de Egypta,
11 1 Entonces Moyses respondió á
Dios: ¿Quién soy yo, para que vaya á
Pharaon, y saqne de Egypto A los mjos
de Israel?
12 Y él le respondió: Porque yo seré
contigo : y esto te será por señal, de que
yo te -he enviado: Despojes que hubie-
res saca*» aféate» pueblo de Bgppto» ten*
vire* áDlon sobro este mosto
18 Yujjo Moyses á Dios: He aquí, yo
vengo á loe Irijos de Israel, y les digo:
El Dios de vuestros padres me ha en-
viado á vosotros : y si ellos me pregun-
tan : ¿ Cuál es su nombre ? ¿ Qué les res-
ponderé ?
14 Y respondió Dios á Moyses: YO
SOY EL QUE SOY. Y dflo: Así dirás
á los hflos de Israel : YO SOY, me ha
enviado á vosotros.
15 Y dtfo mas Dios á Moyses : Asi dirás
á los hijos de Israel : Jebova, el Dios de
vuestros padres, el Dios de Abraham,
Dios de Isaac, y Dios de Jacob, me ha
enviado á vosotros. Este es mi nom-
bre para siempre ; y este es mi memo-
rial por todos los siglos.
16 Vé» y Junta los ancianos de Israel, y
di les: Jebova, el Dios de vuestros pa-
dres, el Dios de Abraham, de Isaac, y de
Jacob, me apareció, diciendo: Visitan-
do os he visttadoyy á lo que os es hecho
en Egypto;
17 Y dije: 7b os sacaré de la aflicción
da Egypto á la tierra del Chananeo, y
del Hettheo,y del Amorrbeo, y del Pbsr
rezeo, y del Heveo, y del Jebnseo, á tofs
tierra que corre leche y miel.
18 Y oirán tu voz, y irás tú, y los ancia-
nos de Israel al rey de Egypto, y decirle
neis: Jebova, el Dios de los Hebreos,
nos ha encontrado : por tanto nosotros
Iremos ahora camino de tres días por el
desierto, para que sacrifiquemos á Je-
hova nuestro Dios.
19 Mas yo sé, que el rey de Egypto no
os dejará ir, sino por mano raerte.
20 Mas yo estenderé mi mano, y hejtré
á Egypto con todas mis maravillas, qne
haré en él ; y entonces os dejará tr.
ti Y yo daré á este pueblo gracia en
los ojos de los Egypcios, para que cuan-
do os partiereis, no salgáis vacíos :
2$ Y demandará cada muger á su ve-
cina y á su huéspeda vasos de plata*, va»
sos de oro, y vestidos, los cuales pon*
dreis sobre vuestros hijos, y vuestras
hyas : y despojaréis á Egypto.
CAPITULO TV.
Bscusdndose Moyos la segunda ve cm te iswrmdutt-
dad de los otros é quien era enviad; Dios le da et
poder de hacer señales maraviOosat con que loe
pudiese convencer de su vocación. IJ. Bscntdnéaee
¡a tercera ve* con la rudeza de su ¡enema, Dio* se
promete que él será en su boca. 1U. Rehusando del
todo el oficio por la cuarta rtz* Dios se enoja comx
tono le dar* pmésmumañm odsut
¿lidióse.
Aeren. JY. Mí m-*r**9**K* (ftgwtffrfr dé m
suegro tmnad su m*owvkÍ&VpfrHM pan Egerp*
tes T. AmrOn por a«*&lH*K*a* arte**.*
ÉXODO.
TLtí-
bra*L,& cwal fe* 4a crédito^ y alaba «f Dfcw ¿Mr Ja
gjerloc'gar fejprgjciifa.
ENTONCES Moyses respondió, y di-
jo : He aquí que ellos no me creerán,
ni oirán mi vos, porque dirán : No te ha
«parecido Jehova.
% T Jenova d$o: ¿Qué m eso, ow ««•«*
«otomano? T él respondió : ^aovara.
3 T a le dtyo : Échala en tierra. T él
feeefco^n tierra, y tomóse vma culebra:
y Ifoyees huhv do eOa.
4 «nteaeee dQo Jehova á Moyses: B*
tiende tu mano, y tómala por la eola.
T él entendió m manes y tomóla, y tor-
nóse en la Tara en su mano.
fc Por esto creerán, que Jehova el Dios
de tus padres, se te ha aparecido: el
Dios de Abtaham, Dios de Isaac, y Dios
de Jacob.
6 Y dijole mas Jehova : Mete ahora tu
■uno en tu seno : Y él metíala mano en
su señor y como la sacó, he aquí que
su mano arfad* leprosa» como la nieve.
T Y d^e: Vuelre á meter tu mano en
tu seno. Y él volvió á meter su mano
en su sene; y volviéndola á sacar del
seno, he aquí que era vuelta eomo la
atrácame,
• % aconteciere, que no te creyeren, ni
obedecieren á la voz de la primera señal,
creerán A la vos de la postrera.
* Y si aun no creyeren a estas dos se-
tales, ni oyeren tu ton, tomarás de las
agua* del Ho, y derramas en tierra, y
volverse han aquellas afuas que tú toma-
rás del rio, volverse han en sangre en la
tierra*
10 1 Cutáneas dtyo Moa-ses á Jehova:
. Ay, Se&or, yo no noy nombre de palabras
da ayer, •* de anteayer ni aun desde que
tu hablas á tu siervo: porque soy pesa-
do de boca y pesado de lengua;
U Y Jchova le respondía r ¿ Quién dio
m boca al nombre? ¿Ó, quién atoo al
mudo y at sordo? ¿al que ve y al ciego ?
¿No soy yo Jehova?
tt Yé pues ahora, que yo seré en tu
boca, y te enseñaré lo que hayas de
hablar.
13 ? Y él d\jo: Ay, Señor, envia por
mano ád que has de enviar.
14 Entonces Jehova se enojó contra
Moyses, y dQo: ¿No conozco yo & tu
hermano Aaron, Las^_que él hablará?
Y aun, he aqui, qfl B saldrá á recl-
Mx, y «ax ^éMMcTln^itará de su ca-
tó tú hablarás á él y pondrás en su
boca las palabras, y yo seré en tu boca,
y en la suya, y ob ensenaré lo que hayáis
de hacer.
16 Y él hablará por tí al pueblo, y él te
será por boca» y tu seras á él por Dios.
17 Y tomarás esta vara en tu mano,
con la cual harás las señales.
18 ? Asi so fué Moyses, y volviendo á
su suegro Jethro, dijole : Yo iré ahora,
y volveré á mis hermanos, que están e¿
Egypto, pam ver si aun viven. Y* Jethro
dijo á Moyses: Vé en pex
19 Dijo tamMen Jehova á Moyses ett
Madian : Vé, y vuélvete á Egypto ; por*
que todos los que te procuraban la-muer-
te, son muertos.
20 Entonces Moyses tomó á su muger
y bus hyos, y púsoles sobre «n asno, y
volvióse á tierra de Egypto : tomó tam-
bién Moyses la vara de Dios en su mano.
31 Y dtfo Jehova á Moyses: Cuando
fueres vuelto á Egypto, mira que hagas
delante de Pharaon todas los maravillas,
que yo he puesto en tu m&no : yo empe-
ro endureceré su eorason para que no
deje ir al pueblo.
93 Y dirás á Pharaon : Jehova ha dfcho
asi : Israel «mi htfo, mi primogénito:
23 Y yo te he dicho, que dejes ir á mi
hijo, para que me sirva: y no has queri-
do dejarle ir; por tanto, he aqui, yo mato
á tu btfo, tu primogénito.
04 Y aconteció en el camino, que en
una posada le encontró Jehova, y le
quiso matar.
85 Entonces Sephora arrebató un pe-
dernal, y cortó el prepucio de su hijo, y
echóle á sus pies, diciendo : Porque td
me eres esposo de sangre.
26 Entonces se apartó de él. Y ella te
dijo: Esposo de sangre, á causa de la
drcunelsion.
87 T Y Jehova dijo á Aaron: Vé *
recibir á Moyses al desierto. Y él fué,
y encontróte en él monte de Dios, y le
28 Entonces Moyses contó á Aaron
todas las palabras de Jehova, que le en-
viaba, y todas las séllales, que le habla
dado.
29 ^ Y fueron Moyses y Aaron, y jun-
taron todos los ancianos de los hijos de
Israel,
30 Y Aaron habló todas las palabras'
que Jehova habla dicho á Moyses, y hizo
httsenale* dslantede los ojos del pueblo.
¡ 81 Y el pueblo ereyo': y oyomdo, «mo-
fe
EXOEKX
Jehova habla visitado á los fcUos de Is-
rael, y que habla visto su aflicción, incli-
náronse, y adoraron.
CAPITULO V.
Moyses y Aaron entran á Pharaon con la embajada
de Dios, «I cual tan tejo* está de soltar al pueblo,
que lea agrava mas inhumanamente la servidumbre.
1L Loe gobernadores del pueblo con la angustia de
la opresión durísima se quejan de Mof/ses g Aa-
ron, g les hacen cargo de todos aquellos nuevos ma-
les. TIL Mogses se vuehvo d Dios, g le haem loe mso-
DESPUE8 de esto Moyses y Aaron
entraron á Pharaon, y dijéronle:
Jehova, el Dios de Israel, dice asi: Deja
ir mi pueblo á celebrarme fiesta en el
desierto.
2 T Pharaon respondió: ¿Quién en Je-
hova, para qne yo oiga sn voz, y deje ir
á Israel? Yo no conozco á Jehova, ni
tampoco dejaré ir á Israel
3 Y ellos dijeron : El Dios de los He-
breos nos hsv encontrado : por tanto no-
sotroe iremos ahora camino de tres días
por el desierto, y sacrificaremos á Jehova
nuestro Dios : porque no nos encuentre
con pestilencia, 6 espada.
4 Entonces el rey de Egypto les djjo :
Hoyses, y Aaron: ¿Por qué hacéis ce-
sar al pneblo de su obra? Id á vuestros
cargos.
5 Dfyo también Pharaon : He aquí, el
pueblo de la tierra e» ahora mucho, y
voéotroe los hacéis cesar de sus cargos.
6 T mandó Pharaon aquel mismo día á
los cuadrilleros del pueblo que tenían
cargo del pueblo, y á los gobernadores
de él, diciendo :
7 De aquí á delante no daréis paja al
pueblo para hacer el ladrillo, como ayer
y anteayer; vayan ellos, y cójanse la
8 T ponerles neis la tarea del ladrillo
que hacían antes, y no les disminuiréis
nada; porque están ociosos, y por eso
dan voces, diciendo : Vamos, y sacrifica-
remos á nuestro Dios.
9 Agrávese la servidumbre sobre ellos,
para que se ocupen en ella, y no miren
á palabras de mentira.
10 Y saliendo los cuadrilleros del pue-
blo, y sus gobernadores, hablaron al
pueblo, diciendo : Asi ha dicho Pharaon:
Yo no os doy paja.
11 Id vosotros, y tomaos paja, donde
la hallareis : que nada se disminuirá de
vuestra tarea.
12 Entonces el pueblo se derramó por
toda la tierra de Egypto á coger ho-
jarascas en lugar de paja.
60
18 Y los enadrfflsTos Jas apresuraban,
diciendo: Acabad vuestra obra, la tarea
del dia en su dia, como cuando se os
daba paja.
14 Y azotaban á los gobernadores do
los hijos de Israel, que los cuadrilleros
de Pharaon habían puesto sobro ellos,
diciendo : ¿Por qué no habéis cumplido
vuestra tarca de ladrillo ni ayer ni hoyf
como antes ?
15 Y los gobernadores de los lujos do
Israel vinieron, y quejáronse á Pharaon,
diciendo : ¿ Por qué lo haces asi con tus
siervos?
16 No se da paja á tus siervos, y con
toda eso nos dicen: Haced el ladrillo.. X
he aquí, tus siervos son azotados, y tu
pueblo peca.
17 Y él respondió: Estáis ociosos*
ociosos ; y por eso decis : Vamos y sa-
crifiquemos á Jehova.
18 Id pues ahora, trabajad. Paja no so
os dará, y daréis la tarea del ladrillo.
19 H Entonces los gobernadores de los
lujos de Israel se vieron en aflicción,
cuando le* esa dicho : No se disminuirá
nada de vuestro ladrillo, de la tarea del
dia en su dia.
20 Y encontrando á Moyses y á Aaron
que estaban delante de ellos cuando sa-
llan de Pharaon,
21 Dijéronlca: Mire Jehova sobre vo-
sotros, y juzgue, que habéis hecho heder
nuestro olor delante do Pharaon, y da
sus siervos, dándoles la espada en las
manos para que nos maten.
22 1f Entonces Moyses se volvió á Je-
hova, y dijo : 8cfior, ¿ por qué afliges á
este pueblo ? ¿ Para qué me enviaste t
28 Porque desde que yo vine á Pharaosi
para hablarle en tu nombre, ha afligido
á este pueblo, y tú tampoco has librado
á tu puebla
CAPITULO VL
Dios rtnpoudod Mogos* eonJsrménéolsmlaJísUsm
nombre, g prometiéndole de uuemo la libertad: y él
refere la respuesta de Dios al pueblo, mas el pernea
con la grande aJKccion no le escucha. JlJesWnfsintim.
Dio* é Mogses que tnuma á hablar é JPkm tmm, *t va
escusa de nuevo oponiendo la incredulidad del jhic-
lio g su inhabilidad. JTt. Recitare una parte de leu
descendencias de los hijos de Israel para mostrar *i
linage de Moyses y Aaron.
Y JEHOVA respondió á Moyses:
Ahora verás lo que yo hsré á Pesv-
raon : porque con mano fuerte los ha de
dejar ir, y con jnano fuerte los ha de
echar de su ti« B
2 Y habló DiJ^P&K*,. y dijole ; Xa
soy Jehova;
ÉXODO.
8 Y yo aparecí á Abráhara, á Imm, y 4
Jacob en Dios omnipotente, moa en mi
nombre Jehora no me notifiqué á ellos.
4 T también establecí mi concierto con
eüos que les daifa la tierra de Cbanaan ;
la tierra de sns peregrinaciones, y en la
cual fueron extranjeros.
5 T asi mismo yo he oído el gemido de
loe btyoe de Israel; que los Egypdos les
hacen servir; y heme acordado de mi
coacierta
5 Por tanto dirás á los hflos de Israel :
Yo soy Jehova: T yo os sacaré áe debajo
de las emrgas de Egypto, y os libraré de
su servidumbre, y os redimiré con braco
extendido, y con Juicios grandes.
7 Y yo os tomaré por mi pueblo, y seré
Tuestro Dios : y sabréis que yo eoy Je-
hova vuestro Dios, que os sacó de debajo
áV las cargas de Egypto.
8 Y yo os meteré en la tierra, por la
esa! aleé mi mano, que la darla á Abra-
ham, 4 Isaac, y 4 Jacob, y yo os la daré
per heredad. Yo Jehova.
9 De esta manera habló Moyses á los
htyos de Israel : mas eüoe no escuchaban
á Moyses á causa de la congoja de espí-
ritu, y de la dura servidumbre.
WU habló Jebera á Moyses, dicien-
do:
n Entra, y habla 4 Pharaon rey de
Egypto, que deje ir de su tierra á los
htyos de Israel.
1* Y respondió Moyses delante dfe Je-
hova, diciendo: He aquí, los mjos de
Israel no me escuchan ; ¿ cómo pues, me
escuchará Pharaon, mayormente siendo
yo incircunciso de labios f
13 Entonces Jehova habló á Moyses y
4 Aaron, y dióles mandamiento para los
hijos de Israel, y para Pharaon rey de
Egypto, para que sacasen á los hQos de
Israel, de la tierra de Egypto.
14 ^ Estas son las cabezas, de las fami-
lias de sus padres : Los hijos de Kuben,
el primogénito de Israel; Henoch, y
Pballu, Hesron, y Charmit estas son las
famQiaS de Rubén.
15 Loe hijos de Simeón; Jamuel, y Ja-
mlo, y Ahod, y Jaehiny y Boher, y Saúl,
lujo de una muger Chananea: estas sen
las mmJUsB de Simeón.
16 Estos se» los nombres de los hijos
dV£erlporsuslmuges; 6erson,yCaath,
y MerarL Y loé silos de la vida de Levt
f*er*n ciento y trejafeua*icte años.
17 Y los MJos de^ ■t/Wron Lobni,
y Bemei, por san ftavHM!
18 Y los MJos de Gas** fmrxm Amram,
ylssar,y Hebron, y OneL Y los anos de
la vida de Caath fueron ciento y treinta
y tres años.
19 Y los mjos de Merari>«rsn MofcoU,
y-MusL Estas ton las laminas de Lsvl
por sus lmages.
20 Y Amram se tomó por muger 4 Jo-
ehabed su tía* la cual le parló á Aaron,
y 4 Moyses. Y los anos de la vida de
Amram fueron ciento y treinta y siete
SflOS.
31 Y los hQes de Isaer fueron Core, y
Kepheg, y Zechii
22 Y los hijos de Oslel; Mtsael, y Eli-
saphan. y Sethrt
28 Y Aaron se tomó por muger á Elisa»
beth, mja de Amlnadab, hermana de
Naason, la cual le parló 4 Nadab, y á
Abra, y 4 Elsasar, y 4 Ithamar.
24 Y los htyos de Core fueron Aser, y
Elcana, y Abiasaph. Estas ton las fami-
lias de los Coritas.
25 Y Eleasar, hyo de Aaron, se tomó
muger de las hfyas de Phutlel, la cual le
parló 4 Phineee: y estas non las caberas
de los padres de los Levitas por sus áv
millas.
25 Este ee Aaron y Moyses, 4 los cuales
Jehova d$o: Sacad 4 los Mjo* de Israel
de la tierra de Egypto por escuadrones.
27 Estos «míos que hablaron 4 Pharaon
rey de Egypto, para sacar de 'Egypto 4
los mjos de Israel. Este era Moyses y
Aaron. »
28 Cuando Jehova habló 4 Moyses en la
tierra de Egypto.
28 Entonces Jehova habló 4 Moyses,
diciendo : Yo soy Jehova: di 4 Pharaon
rey de Egypto todas las cosas, que yo\e
digo 4 tí.
80 Y Moyses respondió delante de Jo-
hova: He aquí, yo soy Incircunciso de
labios: ¿cómo pues me ha de oír Pin»
raon?
CAPITULO VII.
Corrobora Dhs de nuevo d Moyses dándole suprema
autoridad sobre Pheuaon, y d Aaron por lema** V
compañero en la empresa: y instruyólos délo que
han de hacer con Pharaon, y de todo el suceso. JI?
Entran delante de Pharaon, y hacen en su presen-
da el prodigio de la vara vuelta en culebra, mas
41 moneda en su incredulidad. UT. Riéronle con la
primera plaga, volviendo en sangre todas las agua»
de Bgypto: mas él tampoco hiao caso, porque su»
magos sabían (d m parecer} hacer otro tanto,
Y JEHOVA djjo 4 Moyses: Mira, yo
te he constituido por Dios de Pha-
raon : y tu hermano Aaron será tu profeta.
2 Tú dirás todas ka cosas que yo te
£X0tD<X
5; y Asson, tu hermana» hablará
á Pharaon, «ue deje ir de «a tierra á loe
hjjos de Israel.
8 Y yo endureceré el corazón de Pbo-
mon, y multipüeacé «n la. Üerm de
Egypto mis señales y mia maravillas.
4 Y Pharaon no os oirá; meayo pondré
mi mane sobre Egypto, y «acaró mis
ejércitos, mi puebla las hájeade Israel,
da la tierra de Egypto, por grata Jui-
cio»,
5 Y aabrán loa Egypclos, que yo sos/
jehova, «nendoextonderé cal mano aobre
Egypto, y aacaré loe hijos de Israel de
en medio de ellos.
6 Y hizo Moyaes y Aaron como Jehova
lea meado ; asi lo hickro*.
T Montee entonces va de edad, de
ochentafafios, y ¿aren da adad deccheu-
ta y treá, cuando hablaron á Fbnmosv
8 Y hablé Jchone á Moyeee yá.Aanan¿
diciendo:
9 Si Pharaon os respondiere, diciendo:
Mostrad otywn milagro] dirás á Aaron:
Toma tu vara, y ¿abala delante de Pha-
raon, para que se tome culebra.
10 % Y Tino Moyaes y Aaron á Pharaon,
y hicieron como Jehova lo habla man-
dado ; y echó Aaron «u Yara delante de
Pharaon y de sus siervos, y tornóse
culatas*
U Entonces llamó también Pharaon
sabios ^encantadores* y hicieron tam-
bién lo mismo los encantadores de
Egypto con sus encantamentos. %
12 Que echó cada uno sn vaca, las
cuales se volvieron en culebras : mas la
vara de- Aaron tragó las varas do ellos.
13 Y al corazón de Pharaon se endure-
• ció, y no los escuchó, como Jehova le
habla dicho.
H ? Entonces Jehova dtyo ¿ Moyses :
El corason de Pharaon sata* agravado,
que no quiera dejar ir el pueblo :
15 Vé pues por la mañana á Pharaon, he
aqui qne él sale á las aguas ; y ponte á
la orilla del rio delante de el ; y toma en
tu mano la vara que ae volvió en culebsa.
16 Y díle: Jehova, el Dios de los He-
breos, me ha enviado á tí, diciendo : Deja
ir á mi pueblo, para que me sirvan en el
desierto : y he aquí que hasta ahora no
has querido oír.
17 Así puei ha dicho Jehova t En esto
conocerá», que yo sos/ Jehova: he aquí,
yo heriré con la vara, que Ungo en mí
mano, el agua que srid en el rio, y vol-
verae ha en sangre:
€8
18 Y topeaos que wti* cm et lio, mo-
rirán, y al rio hederá, y fatigarse han loa
Egypoios bebiendo el agua del rio.
19 Y Jehova dijo á Moyaes: Di á Ae-
ran ; Toma tu vara, y entiende tu mamo
sobre las aguas de Egypto, aobre sus
rios, sobre bus arroyos, y<s«bra ana estan-
ques, y sobre todos sus recogimientos
de aguas* para que se vuelvan en smtgru,
y haya sangre por toda la región de
Egypto asi en los vaaot de madera, ooans
cu loa de piedra.
20 Y Aojaos y Aaron hirieron «otnt>
Jehova lo mandó, y almndo la «ara surte
las aguas qne tntatmn en al rio en pre-
sencia de Pharaon y de sus sierre*, y-to-
das las aguas qne estacan en el rio, se
volvieron en «angra.
SI Asimismo los pecan, que #
el rio, mnrieron; y el Mío se «on
ejue los Bgypdos no pudieran bebar te
él : y hubo sangra por teda la tierra da
Egypto.
22 Y los encantadoras de Egypto mesa-
ron lo mismo con ana tstcsnt ámenlos r y
el corason de Pharaon se cndutoeley y
no los escuchó, coma Jehova lo habla
dicho.
8S Y tomando Phansaa votvtóae *á tu
caso, y no puso su corazón aun en esto*
WYei todo Egypto hicieron nonos al
rededor del rio para beber, porque no
podían beber de los aguas del lio*.
35 Y cumpliéronse siete diee después
que Jehova hirió el rio.
CAWTÜLO VIH
Herido Pharaon y todo mtpneblo de la ntganda pknym
(qmjueron pmi eobtm toé* fe Hmrn de Eaupm
hamta lo» cama*, w la» vianda*) pide d Mnonm f<f
Aaron one oren por él, y día oración de J/oamee fe»
ranae otearon* //. mkS> rf m onennaeion mente fe
leremra fia**, amjné da piojo* laraaukw i ii» tnfim
no tapiaron contrahacer. 7/7, Unido de feS^pfesP
(quejké de divenon ocurro* de moscas nt>cipa*,an»
hinchieron toda la. tierra, excepto donde kaüMüaet
pnehfo de Itraof) da Uoenda tí Jiotes, ame Sjérfrt-
quen en tu fierro, lo cnal Hoytct no ^cnerda : man
prometiendo Pharaon <fe d<j'artos ir, con tal qne no
Jamen tejorn, Jfotfee* ara por <?U f* maratón Dtm
ayáñn QQnotta planea
ENTONCES Jehova dtfo á Hoyase:
EntmáPhsrnon,ydUo: JehoVaha
dicho asi i peJalrámÍpneblo|>araqu«
me sirvan:
2 Y si no le quisieras dejar ir, hedqaá,
yo hiero eon raaaa todas tualarmíaoa*
8 Y el rio criará laane^hwcoeim atiba-
rán, y vendrán á tu casa, y A la cámara
de tu cama, untan tu cama, y «a lea
casas de tus II y en tu puealo, y
en tus hornos/MM
ÜX0>WX
tu pueblo, y «obre todo» tus siervos.
5 T Jehova dtfo á Moyses : Di á Aaron :
Extiende tu mano coa tu w» sobre lo»
rio*, liberas, y estanques pe» que hags
sabir renes sobre la tierra de Egypte.
6 Entonces Aaron extendió en mano
sobre be aguas de IfcfptQ, y subieron
sanas, que cubriéronle tierra de Egypte»
7 Y loe encantadores hicieron lo mismo
oon ana esHsmhwnentos»j hicieron «sbir
ranas sobre la tierra de Egypto.
a Enlooees Fnauaon llamó á Mocees, y
i Aaron, y ¿{¿oles.: Orad 4 Jehova, qne
quite las ranas de mí, y de mi pueble ; y
ye dejaré Ir el pueblo, para que secriA -
quen i Jenove»
9 Y düo Koyses a Pharaon: Señálame
cuando osaré por ti, y por *us siervos, y
por tu pueblo, pasa que las tanas eesn
qnUa<|sfl de ti, y de tas cases;' y $«e so-
lamente su queden en el alo,.
H> Y él dtfo: IseAana, Y JUeymt res-
pondió : Conforme á te < palabra, para
que «moneas que no Aoy efm eosno Jie-
heva nuestro Dios.
11 Y las ranas se irán de ti, y de tas
casas, y de ios siervos, y de tu pueble;
y solamente ee qnedaráa en el rio.
12 Entonces eslió Moyses y Aeren de
eoa Phemon; y Moyses clamó á Jehova
sobre el negocio de las sanas qne habia
pnesto A Pnaraon. ■*
13 Y bino Jehova conforme á la pala-
bra de Moyses ; y las ranas murieron de
las cases, de los eorttyos, y de los esm-
**• •
U Y cogiéronla» á montones, y la tier-
na hedió.
15 ^ Y viendo Pnaraon que le hablan
dado reposo, agravó su corseen, y no los
escachó, como Jehova lo habla dicho.
16 Entonces Jehova dtfo á Moyses:
Di A Aaron: Extiende tu vara, y hiere el
polvo de 4a tierra; pera que se vuelva
en piojos por teda la tierra de Egypte.
nYeSoslohlcieronasi. Y Aaron estén*
dio su mano con su vara; y hirió el pol-
vo de la tierra, el cual se tornó en piojos,
asi en loe hombres <como en las bestias :
Todo el polvo de la tierra se tornó en
piojos en toda la tierra de Egypto.
18 Y los encantadores hicieron asi tam-
bién para sacar piojos con sus
montos, mas no pudieron,
piojos asi en los hombres como en las
bestias, 'm'T
19 Entonces los magos dieron a.Pha*
moni Dedo rde Diese* este, Meeeleo-
rason de Pnaraon ee endureció, y no lee
escuchó, como Jehova lo habla dicho.
201 T Jehova dfloá Moyses: Levántate
de mañana, y ponte delante de Pharaon ;
feeeejui, él este á ms aguas; y díte: Je-
hova ha dicho asi : Deja Ir 4 mi pueblo
para qne me sirva ^
91 r\?roott ri bm> deeawe ir A nrt pusMu,
he aquí, yo envío sobre ti, y sobre tus
siervos, y sobre tu pueblo, y sobre tus
esees toda suerte de moscas; y las oseas
de los Sgypclos se henchirán de toda
suerte de moscas, y mímense la tisis
donde siles estuvieren*
23 Yseuel día yo apartaré m tierra de
Censen, en la cual mi puebao habite, qne
ninguna suerte de mea cas haya, en ene*
para ene eepse ene yo soy Jebera en
medio de la tierra.
2B Y ye pendre redención entse mi
pueblo y el tupe» Esta señal será nuv
24 Y Jehova lo bleoeei : fue vine teda
suerte de moscas ntoiesii&knas sóbrela
easa de Pearaen, y sobre les cesas éeeus
siervos, y sobes toda U-tkmaueEgyptev
y la tierra fué corrompida á canea ee
cites.
95 Entonces Pnaraon llamó á Moyses y
á Aaron, y dy oles : Andad, sacrificad á
vuestro Dios en 1a tierra.
Se Y Moyses respondió: No conviene
que bagamos sel, porque seetineariamos
á Jehova nuestro Dios la abominaeion
delosEgypciee» He aquí, si seoriflonse-
mos la abominación de los Egypeios de-
lante de ellos, ¿no nos apedrearían?
27 Camino de tros días iremos por el
desierto; y sacrificaremos á Jehova
nuestro Dios, como él nos dirá. '
38 Y dijo Pharaon: Yo os dejaré ir para
que sacrifiquéis á Jehova vuestro Dios
en el desiertos con tal que no vayáis mas
lejos : orad por mi.
29 Y respondió Moyses: He aqui,-en
saliendo yo de contigo, rogaré 4 Jehova
que las suertes de moscas se vayan
de Pnaraon, y de sus siervos, y de su
pueblo mañana, con tal que Pharaon no
ñute mas no dejando ir al pueblo á sa-
crificar A Jehova.
80 entonces Moyses salió de con Pee*
mon, y oró A Jehova,
51 Y Jehova biso conforme á la pala-
bra de Moyses, y quitó toqes las eucrtes
de moscas de Pharaon, y de sus siefvoe,
yde su. pueblo; que
Digitizmbby
ÉXODO.
53 Mas Pharaon agravó aun esta yes «a
corazón, y no dejó Ir el pueblo.
CAPITULO IX.
Endurecido aun Pharaon es herido de la quinta plaga,
que Jué pestilencia sobre todo» lo» ganado» y anima-
se» domésticos, no muriendo nada de lo» kfredeh-
rael II. Asimismo de la $exta que fué apostemas y
•anta en toe hombre*,* en la» bestias. IB. Ítem de la
séptimaquejué tempestad horrenda de granito yOn-
9i*\ iineiw y rapo» en todo Egypto, que mudé toda
lo que halló vivo en el campo, y destruyó lo» labrado»
y heredades, salvo donde los hijos de Israel habita-
ban, que mdm tramquilUad. IV. Tocado Pharaon
eH/alm arrepentimiento 4 cama ds esta» loan gijt
que oren d Lio» por él: lo cual hace Moyses, ya su
oración cesa la tempestad, y con coa el arrepentí
ENTONCES Jehova dijo á Moyses:
Entra 4 Pharaon, y dile: Jehova, el
Dtos de los Hebreos, dice asi ¡ Deja ir á
ni pueblo, para qne me sirvan :
3 Porque si no lo quieres dejar ir, y
aun los detuvieres,
S He aquí, la mano de Jehova será so-
bre tus ganados que e*Utn en el campo,
caballos, asnos, camellos, yacas, y ovejas
em pestilencia gravísima :
4 T Jehova hará separación entre los
ganados de Israel, y los de Egypto, qne
nada muera de todo lo de los hijos de
Israel:
5 T Jehova señaló tiempo, diciendo:
Maflana hará Jehova esta cosa en la
tierra.
0 Y el dia siguiente Jehova hizo esta
eos*, que todo el ganado de Egypto mu-
rió; mas del ganado de los htyos de Is-
rael no murió uno.
7 Entonces Pharaon envió d wr, y he
aquí que del ganado de loe hijos de Is-
rael no habla muerto uno. T el corazón
de Pharaon se agravó, y no dejó Ir al
pueblo.
8 H Y Jehova dijo á Moyses y á Aaron :
Tomaos vuestros puftos llenos de la ce-
niza de un horno, y espárzala Moyses
feáef a el cielo delante de Pharaon.
9 Y volverse ha en polvo sobre toda la
tierra de Egypto, que en tos hombres y
en las bestias se volverá en sarna que
eche bejigos, por toda la tierra de Egypto.
10 Y dio* tomaron la ceniza del horno,
y pusiéronse delante de Pharaon, y es-
parcióla Moyses hacia el cielo, f ylno
una sama que echaba bejigas asi en los
hombres como en las bestias:
11 Que los magos no podían estar de-
lante de Moyses á«ausa de la sarna, por-
que hubo sarna en los magos, y en todos
losEgypcíos.
12 Y Jehova endureció el corazón de
M
Pharaon para que no los oyese, como Je-
hoya lo habla dicho á Moyses.
13 1 Entonces Jehova dijo á Moyses :
Levántate de mañana, y "ponte delante
de Pharaon, y dile : Jehova, el Dios de
los Hebreos, dice asi : Deja Ir mi pueblo
para que me sirva!
14 Porque de otra manera esta vez yo
envió todas mis plagas á tu coraaon, y
en tus siervos, y en tu pueblo, para que
entiendas, que no hay otro como yo en
toda la tierra.
15 Porque ahora yo extenderé mi mano
para herirte á ti y á tu pueblo de pesti-
lencia, y serás quitado de la tierra.
10 Porque á la verdad yo te he puesto
para declarar en ti mi poderlo, y que mi
nombre sea contado en toda la tierra.
17 Tú aun te ensalzas contra mi pue-
blo para no dejarlos ir.
18 1W he aquí que maflana i estas
horas yo haré llover granizo muy grave,
cual nunca rae en Egypto, desde el día
que se fundó hasta ahora.
19 Envía pues, recoge tu ganado, y to-
do lo que tienes en el campo; porque
todo hombre ó animal que se hallare en
el campo y no fuere recogido á casa, el
granizo descenderá sobre él, y morirá.
20 El de los siervos de Pharaon, que
temió la palabra de Jehova, hizo huir
sus siervos y su ganado á casa :
•21 Mas el que no puso en su corazón la
palabra de Jehova, dejó sus siervos y sus
ganados en el campo.
22 Y Jehova dijo á Moyses : Extiende
tu mano hacia el cielo, para que venga
granizo en toda la tierra de Egypto so-
bre los hombres y sobre las bestias, y
sobre toda la yerba del campo en la tier-
ra de Egypto.
23 Y Moyses extendió su vara hada el
cielo, y Jehova hizo truenos, y fuego
discurría por la tierra: y llovió Jehova
granizo sobre la tierra de Egypto.
24 Y hubo granizo, y mego mezclado
entre el granizo, muy grande cual nun-
ca fué en toda la tierra de Egypto; des-
de que fué habitada.
26 Y aquel granizo hirió en toda la tier-
ra de Egypto todo lo que estaba en el
campo, asi hombres como bestias: asi-
mismo toda la yerba del campo hirió el
granizo, y quebró todos los árboles del
campo.
26 Solamente en la tierra de Gossen,
donde los mjos de Israel estaban, no
hUbo gnurfüritized by V^j(
BXODO.
27 T Kirion>M rbwom aarfó álkmtr
á Moyses 7 á Aaron, 7 djjoles: 7© he
pecado esta vez» Jehova ee jusio, 7 70
y mi pueblo impío.
98 Otad á Jebera, 7 «**«** los truenos
de Dioa 7 el granito; 7 yo oa dejaré ir, 7
no «vedaréis maa aquL
2» T roopondlólo Moyses: En saliendo
yo de la dudad extenderé mis meaos á
Jehovn, y lea treeaos cesaran, y no ha-
brá mee gnomo, pereque sesos que de
', Jehova es le tierra:
* 9$ Mas ye conoaeo á ti 7 á tus siervos
de antee que tenüesels de la presencia
del Dios Jehova,
SI SI Uno 7 la oebada mesón heridos;
porque la cebada ataba ya espigada, 7 el
Bao en calla.
m Mas el trigo 7 el centeno no mero»
heridos, porque eran tardíos.
33 Y satide Moyses de con Pbamon de
ia eMed, extendió sus manos á Jehova,
7 eesaron lee truenos 7 el granjeo; 7
la Haría no 0176 mas sobre la tierra.
U Y 'tiendo Pbamon, que la lluvia ha-
bia cesado, 7 el granizo 7 los truenos,
perseveró en pecar, 7 agravó su corazón
él 7 sus siervos.
25 T el corazón de Pharaon se endure-
ceos no de}ó Ir los atyos de Israel, co-
nao Jebove lo habla dicho por mano de
Moyses.
CAPITULO X.
4\mtmi*ntiit ttaraon coa fu octava plaga if a ttotncl n
qwt iiiy Ja* homorm o»kunenh¡ á eacijfkmi; y me
mtmitirtminln Mayan y Éortm eem echmdoe de de-
UmUdeéL IL Eeaeeiada de la octava plaga^qme
fm¿ tamgeeUM Iff Afligido deeoUT plaga invite 4
jtggir iunjtemÉimirmto, y pide perdón, y qm ee ere
pardUie emú Mnjwii hace. IV. Vmtto Pharaom
dea dureza ee tocado déla wwm plaga, qm/lw
roa tímtébla» palpable* horribles, quedando siempre
mmemalpmmedelMoe, V. M cabo oiem Pharaon
***** «O— *de% mttemomU qm deje* lee goma-
doe. Mogote eetd Jbnme m deebr qm ne dtjard mi
amnmmoMa, porte cual Fharaon le manda eattr
dmdmÍammdooi,pqm me vmkm mas d él so poma de
ornarte, 9 éi lo acuerda,
YJBHOYA dijo 4 Moyses: Entra á
Pnemon, porque yo he agravado
su corazón, 7 el coraron de sus siervos,
para dar entre ellos estes mis señales :
3 Y pera que cuentes á tus hijos 7 á
tus nietos las cosas que yo hice en
Egypto, 7 mis señales, que yo di entre
eBos: 7 pera que sepáis que 70 soy Je-
hova*
8 Entonces vino Moyses 7 Aaron á
Fbecnen, 7 dfyéronle: Jehova, el Dios
de los Hebreos, ha dicho asi: ¿Hasta
" i no guerras humillarte delante 4e
5
mí* Deja Ir i mi p—hss, pata que me
4 Y si aun rehusas de dejarle Ir, he
aquí que 70 traeré mafiana langosta en
tus términos,
5 La cual cubrirá la has de la tierra,
que la tierra no pueda ser vista, 7 ella
comeré lo que quedó salvo, lo que os
ha quedado del grenlso: 7 cometa todo
árbol que os produce fhOo en el campo.
0 T henchirse han tus essas; 7 las ca-
sas de todos tus siervos, 7 las essas de
todos los Xgv$cios, cual nunca vieron
tus padres, ni tus abuelos desdo que
eUce fueron sobre la tierra hasta hoy.
Y volvióse, 7 salió de con Pharaon. -
V Botóneos los siervos de Fueteen le
dtyeron: ¿Hasta cuando nos ha de ser
este por lazo? Deja ir estos hombres,
para que sirvan á Jehova su Dios:
¿Aun no sabes que Egypto está des-
truido f
8 Y Moyses y Aaron fueron tornados
á llamar á Pharaon, el cual les dfyo:
Andad, servid á Jehova vuestro Dios.
¿Quién y quién son los que han de ir?
9 Y Moyses respondió: Afesefro* hemos
de ir con nuestros niños, y con nuestros
viejos, con nuestros lujos 7 con nues-
tras lujas*: con nuestras ovejas 7 con
nuestras vacas hemos de ir; jorque te-
nemos solemnidad de Jehova.
10 Y H les d^o : Asi sea Jehova con
vosotros como yo os dejaré ir á voso-
tros 7 á vuestros niños : mirad la mali-
cia que está delante de vuestro rostro.
11 No mrá asi. Andad ahora los varo-
nes, 7 servid á Jehova; porque esto es
lo que vosotros demandasteis. Y echá-
ronlos de delante de Pharaon.
Id 1 Botonóos Jehova dtyo á Moyses 3
Bxtiende tu mano sobre la tierra de
Sgypto para langosta, para que suba
sobre la tierra de Sgypto; 7 pasca todo
lo que el granizo dejó.
13 Y extendió Moyses su vara sobre
la tierra de Bgypto, y Jehova trujo un
viento oriental sobre la tierra todo
sqael día, y toda aquella noche; y á la
mañana el viento oriental trujo la lan-
gosta.
14 Y subió la langosta sobre toda la
tierra de Egypto, y asentóse en todos los
términos de Egypto, en gran manera
gravo: antes de ella no hubo tal lan-
gosta ; ni después de ella vendrá otra
tal
15 Y cubrió la haz de toda la tierra, 7
gitizeSJI/ Vj(
BXODO.
la tierra m cscureeió, y comió toda 1»
yerba de la tierra, y todo el froto de loa
árboles, que habla dejado el granizo, que
bo quedó cosa verde en árboles ni en la
yerba del campo por toda la tierra de
Egypto.
16 % Entonces Pharaon hizo llamar á
priesa á Moyses y á Aaron, y dtfo : Yo
he pecado contra Jehova Tnestro Dios>
y contra vosotros,
17 Mas yo niego ahora que perdones
mi pecado solamente esta vea, y qne
oréis á Jehova vuestro Dios, que quite
de mi solamente esta muerte,
18 T salió de con Pharaon, y oró á Je-
hova. .
19 Y Jehova volvió un viento occiden-
tal fórtísimo, y quitó la langosta, y
echóla en el mar Bermejo ; ni aun una
langosta quedó en toda el término de
Egypto.
20 Y Jehova endureció el coraron de
Pharaon, y no envió los lujos de IsracL
21 T Y Jehova dijo á Moyses : Extiende
tu mano hacia el cielo, para que sean ti-
nieblas sobre la tierra de Egypto, tales
que cualquiera las palpe»
22 Y extendió Hoyses su mano hada
el cielo; y fueron tinieblas oscuras tras
dias por toda la tierra de Egypto.
28 Ninguno vio a. su prójimo, ni nadie
se levantó de su lugar en tres dias; mas
todos los lujos de Israel tenían luz en
sus habitaciones.
2* \ Entonces Pharaon hizo llamar á
Moyses, y dtyo ; Id, servid á Jehova; so-
lamente queden vuestras ovejas y vues-
tras vacas; vayan también vueatres ni-
ños con vosotros.
25 Y Moyses respondió: Tú también
nos darás en nuestras manos saorif cfos
y holocaustos; que sacrifiquemos á Je*
hova nuestro Dios.
26 Nuestros ganados kan también con
nosotros: no quedará ni aun taao una;
porque de ellos hemos de tomar paro
servir á Jehova nuestro Dios: que tam-
poco nosotros sabemos, ana coa qué he-
mos de servir á Jehova» hasta que ven-
gamos allá.
27 Mas Jehova endureció el corazón de
Pharaon, y no quiso dejarlos ir.
28 Y dijole Pharaon : Yete de mi, guár-
date que no veas mas mi rostro, porque
en cualquier día, que vieres ni rostro,
morirás.
29 Y Moyses respondió : Bien has di-
cho: s/e na vacó mus tu rostro.
6a
CAHTOtóJCL
MmvUtDiott^ramadMommonedempoJmdXgtpta.
TI. Moytet notfjtco d Pharaon la sentencia qne Dio*
tiene dada tabre tm primogénito», y con tanto m
tale de delante de éL
Y JEHOVA djjo á Moyses : Una pla-
ga aun traeré sobro Pharaon, y so-
bre Egypto: después de la cual él oa
dejará ir de aquí, y enviando os echará
do aquí del todo.
2 Habla ahora al pueblo, que cada um
demande á su vecino, y cada una á su
vecina, vasos de plata y de ovo.
8 Y Jehova dio sjrasia al pueblo en los
ojos de lea Egypeioa. También Moyses
era muy gran varón en la tierra de Sgyp-
to desaste de los siervos de Pharaon, y
delante del pueblo.
4 \ Y dijo Moyses: Jehova ha dicho
asi : A la media noche yo saldré por me-
dio de Egypto:
5 Y morirá todo primogstniso es tierra
de Egypto, desde el pristegénito de Pha-
iaonv que esfctsaestado en su trono» has-
ta ci primogénito de la sierra, que esas*
tras la muela; y todo primogénito do
la* bestias.
6 Y habrá gran clamor por toda la
tierra de Egypto, cual nunca fué, ni nun-
ca aeré.
7 Mas en todos los nfyos de Israel so
habrá perro que mueva su lengua, desdo
el hombre hasta la bestia, para que se-
páis que hará diferencia Jehova entro
los Egypdos y los Israelitas.
8 Y descenderán á mí todos estos toa
siervos, y indinados delante de mi di-
rán : Sal tú,.y todo el pueblo que ata
debajo de ti. Y después de esto yo sal-
dré. Y salióse muy enojado de delante
de Pharaon.
9 Y Jehova dijo á Moyses : Pharaon no
os oirá, para que mis maravillas se mul-
tipliquen en la tierra de Egypto.
10 Y Moyses y Aaron hicieron todos
estos prodigios delante doPbaraen: mas
Jehova habla endurecido el corazón fb
Pharaout y no envié á los lujos da Israel
de su tierra,
capítulo xn.
Mn memoria de I* Uberéad mmt Dio* mdmrn dar d mu
pueblo de la cautivülati de Egypto instituye lo cere-
monia del cordero de la pascua, y la fiesta de too
pernee mu leveufura, poniendo lepe» até acerva det
tiempo y déla forma de m celebración como de ¡em
penónos qae serrín ó no serdn hrfbiUs para celebrar-
la, y mandando que eonjbrme d aquel rito $e celebre
cadamn año,yqm toe padre* fneeroyem dmmkifom
a»i en la ctremmsa como m morújen pora mme tm
memoria del beneficio te continué de generación en,
generación. TI. A la media noche det primer dte*
BXODO.
MMM 99$ MKPOttUQty CtOfOM
coa la jonpm del cordero, IU.Ln
waeaDioede la cttmtividad echándolo* d gran prie-
ta lo» mimno» Eyvpriot, cargado* de mm émapojo*.
Y HABLÓ Jehova á Moyses, y á Aa-
ron en la tierra de Egypto, di-
ciendo:
2 Este mes os «crrf cabeza delot meses :
este os sml primero en los meses del
ano.
3 HablA á toda la congregación da Is-
rael, diciendo: A los diez de aqueste
mes tómese cada uno no cordero por
las familias de los padres, un cordero
coda mmfBa:
4 Mas si ía familia fuere peqnefla que
no bode á comer el cordero, entonces
tomará á sn vecino cercano de sn casa, y
según el número de las personas, cada
nno según su comida, echaréis la cuenta
sobre el cordero.
5 El cordero será á vosotros perfecto
macho, de un ano,*4 cual tomaréis de
las ovejas, 6 de las cabras :
6 Y guardarlo hete hasta el catorceno
día de este mes : y sacrificarlo ha toda
la compaflía de la congregación de Israel
entre las dos tardes.
7 T tomarán de la sangre, y pondrán
en los dos postes, y en los bates de las
casas, en las cuales lo han de comer.
8 Y aquella noche comerán la carne
asada si mego, y panes Bin levadura:
con yerbas amargas lo comerán.
9 Ninguna cosa comeréis de él cruda,
ni cozida en agua, sino asada al fuego;
su cabeza con sus pies y bus intestinos.
10 Ninguna cosa dejaréis de él hasta la
mañana; y lo que habrá quedado hasta
la mañana, quemarlo hels en el mego.
11 Y comerlo hcis así : Ceñidos vues-
tros lomos, y vuestros zapatos en vues-
tros pies : y vuestro bordón en vuestra
mano, y comerlo neis apresuradamente.
Esta es la pascua de Jehova.
13 Y yo pasaré por la tierra de Egypto
aquesta noche; y heriré á todo primo-
génito en la tierra de Egypto, asi en los
hombres como en las bestias: y haré
juicios en todos los dioses de Egypto.
Yo Jehova.
13 Y la sangre os será por señal en las
casas donde vosotros eétwriireis; y veré
la sangre, y pasaré por encima de voso-
tros, y no habrá en vosotros plaga de
mortandad, cuando yo heriré la tierra de
Egypto. *
14 Y seros ha esta día m memoria; y
celebrarlo bate iosemfta á <
vuestras edades: por estatuto perpetuo
lo celebraréis.
15 Siete días comeréis panes sm leva-
dura; mas el primer dia haréis que no
haya levadura en vuestras casas: por-
que cualquiera que comiere leudado,
desde el primer dia hasta el séptimo,
aquella alma será cortada de IsmeL
10 El primer dia os será santa convo-
cados, y asá mismo el séptimo dia os
seré santa convocación : ninguna obra se
hará en ellos, solamente lo que toda
persona hubiere de comer, esto sola-
mente se aderece para vosotros.
17 Y guardaréis los ácimos, porque en
aqueste mismo dia saqué vuestros ejér-
citos de la tierra de Egypto: por tanto
guardaréis este dia por vuestras edades
por costumbre perpetua.
18 En el primero, á los catorce días del
mes, á m tarde, comeréis los panes sin
levadura, hasta les veíate y uno del mea
ala tarde.
19 Por siete üas no so bailará levadura
en vuestras casas; porque cualquiera
que comiere leudado, asi eztrangero
como natural de la tierra, aquella alma
será cortada de m congregación de Is-
rael.
00 Ninguna cosa leudada comeréis : en
todas vuestras habitaciones comercia
panes sin levadura.
SI Y Moyses convocó á todos los án-
danos de Israel, y dtyolcs: Sacad, y to-
maos corderos por vuestras ftmrtlh*, y
sacrificad m pascua.
88 Y tomad un manejo de hisopo, y
mojadlo en la sangre que esUtrd en un
lebrillo, y untad los batee y los dos
postes con la sangre que estaré en el
lebrillo; y ninguno de vosotros salga
de las puertas de su casa hasta la mañana.
28 Porque Jehova pasará hiriendo á los
Egypclos ; y como verá la sangre en el
bate, y en los dos postes, Jehova pasará
aquella puerta, y no dejará entrar al
heridor en vuestras casa* pera herir.
8* Y guardaréis esto por estatuto para
vosotros y para vuestros hijos para
siempre.
25 Y será, que cuando entrareis en la
tierra que Jehova os dará, como habló,
y guardareis este rito ;
26 Y cuando os dieren vuestros hijos :
4 Qué rito es este vuestro 1
87 Vosotros responderéis: Esta es la
victima de la pascua da Jehoua, el cual
m
ÉXODO.
pasó per encima de las casas de los mjos
de Israel en Egypto, cuando hirió á los
Egypcios, y libró nuestras casas. En-
tonces el pueblo se inclinó, y adoró.
28 T los hijos de Israel fueron, y hicie-
ron como Jehova babia mandado á Moy-
6es y á Aaron, así lo hicieron.
29 1 Y aconteció que á lamodia noche
Jehova hirió á todo primogénito en la
tierra de Egypto, desde el primogénito
de Pharaon, que ettaba sentado sobre su
trono, hasta el primogénito del cautivo
que estaba en la cárcel, y á todo primo-
génito de los animales.
80 i Y levantóse aquella noche Pha-
raon, él y todos sus siervos, y todos los
Egypcios, y habia un gran clamor en
Egypto ; porque no habia casa donde no
huMem muerto.
SI Y hizo llamar á Moyses y á Aaron
de noche, y díjoles: Levantaos; Salid
de ca medio de mi pueblo vosotros y los
hijos de Israel; y id, servid á Jehova,
como habéis dicho.
82 Tomad también vuestras ovejas,
también vuestras vacas, como habéis
dicho, y idos, y bendecidme también á
mi.
38 Y los Egypcios apremiaban al pue-
blo, dándose priesa á echarlos de la
tierra, porque decían: Todos somos
muertos.
84 Y llevó el pueblo su masa antes que
se leudase, sus masas atadas, cú sus áá-
banas sobre sus hombros.
85 Y hicieron los hijos de Israel con-
forme al mandamiento de Moyses, de-
mandando á los Egypcios vasos de plata,
y vasos de oro, y vestidos.
86 Y Jehova dio gracia al pueblo de-
lante de los Egypcios, y prestáronles, y
ellos despojaron á los Egypcios.
87 Y partieron los hrjos de Israel de
Bskneses á Socoth como setecientos mil
hombres de á pié, sin los niños.
88 Y también subió con ellos grande
multitud de diversa suerte de gentes, y
ovejas y vacas, y ganados muy muchos.
89 Y cocieron la masa, que hablan sa-
cado de Egypto y hicieron tortas sin
levadura; porque no hablan leudado;
porque echándolos los Egypcios nó ha-
blan podido detenerse, ni aun aparejarse
comida.
40 El tiempo que los hijos de Israel
habitaron en Egypto, rae cuatrocientos
y treinta anos.
41 Y pasados cuatrocientos y treinta
«ños en el mismo día setterom todos los
ejércitos de Jehova de la tierra do
Egypto. .
42 Esta et noche de guardar á Jehova,
por haberlos sacado en eUa de la tierra
de Egypto. Esta noche deben guardará
Jehova todos los hijos de Israel por sus
edades.
48 Y Jehova dtfo á Moyses y á Aaron :
Esta será la ordenanza de la pascua.
Ningún extraño comerá de eUsr
44 Y todo siervo humano comprado por
dinero, comerá de ella después que la
hubieres circuncidado.
45 El extrangero, y el salariado no co-
merán de ella.
46 En una casa se comerá, y no llevarás
de aquella carne fuera de casa, ni que-
braréis hueso en él.
47 Toda la congregación de Israel le
sacrificará.
48 Mas 6i algún extrangero peregrinare
contigo, y quisiere hacer la pasepa á Je-
hova, séale circuncidado todo varón, y
entonces se llegará á hacerla, y será co-
mo el natural de la tierra, y ningún in-
circunciso comerá de ella.
49 La misma ley será para el natural j
para el extrangero que peregrinare entre
vosotros.
50 Y todos los hUos de Israel hicieron
como Jehova lo mandó á Moyses y á
Aaron, asi lo hicieron.
51 Y en aquel mismo dia Jehova sacó
á los htfos de Israel de la tierra de
Egypto por sus escuadrones.
capitulo xm.
Saliendo el pueblo vuelve Moute» d intimarte* la me-
moria de aquél dia de ra Ubertad y la celebrado»
de aquella Jteeta. II. Jíew, ettatíece leu que renido»
d la tierra de promvion, per haber Dio* muerto %*rr
ello* todo» lo» primogénito», le ojretcan todoe ma
prtmooenitoe,yin*trvffan<l*u»*ijo»c*eetamimmleui
u lee declaren la rasan de eOa. HL Comienzan em
riaj* para la tierra de premMon Hernando eoueiao
lo» kueeo» de Jotcph, guidndoto* Dio* de rfto coa
una nube, y de noche oon urna columna da fSmgo em
teetanonio de tapreecncia.
YJEHO V A habló á Moyses, diciendo :
2 Santifícame todo primogénito,
la abertura de toda matriz en los hijos
do Israel así de los hombres como do
las bestias : porque mió es.
8 Y Moyses djjo al pueblo : Tened me-
moria de aqueste dia, en el cual habéis
salido de Egypto, de la casa de servi-
dumbre, como Jehova os ha sacado do
aquí con mano fuerte, por tanto no
comeréis leudado.
4 Vowtro. «il* hoyiea «1 mw de Abüx
ÉXODO.
6 Y cuando Jehova te hubiere metido en
la tierra del Ohananeo, y del Hettheo, y
del Amorrheo, y del Heveo, y del Jebu-
aeo, la cual joro á tus pedrés, que te
daría» tierra que corre leche y miel, harás
cate servicio en aqueste mee :
6 Siete diae comieras por leudar; y el
séptimo dSa aera fiesta á Jehova.
7 Por los siete días se comerán lea
pasea sin levadura; y no será Tiato en tí
ni leudado ni levadura en todo tu tér-
mino.
8 T eontarás en aquel día á tu luje, di-
ciendo: Por esto que Jehova hlao con-
migo euando me sacó de Egypto.
9 T serte na como una señal sobre tu
mano, y como un memorial delante de
tus ojos, para que la ley de Jehova esté
en tu boca; por cuanto con mano fuerte
te sacó Jehova de Egypto.
10 Por tanto tú guardarás este rito en
su tiempo de ano en año.
11 1 T emaado Jehova te hubiere me-
tido en la tierra del Cbananeo, como te
ha jurado á ti y á tus padres, y cuando
te la hubiere dado :
12 Har$s pasar á Jehova todo lo que
abriere la matriz: y todo primogénito
que abriere la matriz de tus animales,
loe machos «eran de Jehova.
19 Has todo primogénito de asno redi-
mirás con cordero : y ai no lo redimieres,
cortarle has la cabeza. Asimismo redi-
mirás todo humano primogénito de tus
lujos.
14 Y cuando mañana te preguntare tu
lujo, diciendo: ¿Qué c* esto ? Decirle
has ; Jehova nos sacó con mano inerte de
Egypto, de casa de servidumbre.
15 Y endureciéndose Pharaon para no
dejarnos ir, Jehova mató en la tierra de
Egypto á todo primogénito desde el pri-
mogénito humano hasta el primogénito
de la bestia: y por esta causa yo sacri-
fico A Jehova todo primogénito macho,
y redimo todo primogénito de mis hijos.
16 Serte ha pues como uua señal sobre
tu maso, y por un memorial delante de
tus ojos : que Jehova nos sacó de, Egyp-
to con mano fuerte.
17^ Y como Pharaon dejó ir al pueblo,
Dios no los llevó por el camino de la
tierra de los Philtetfceos, qne estaba cerca,
porque dUo Dios : Que quisa no se ar-
repienta el pueblo, cuando vieren la
guerra, y se vuelvan á Egypto.
13 Xas hizo Dios al pueblo que rodease
por el camino del desierto del mar Ber-
mejo: y subieron loe hQot de Israel de
la tierra de Ifeypto armados. -
19 Tomó también consigo Moyses los
huesos de Joeeph, el cual habla jura-
mentado á los lujos da Israel, diciendo :
Visitando os visitará Dios, y haréis subir
mis huesos de aquí con vosotros.
SO Y partidos de Soeotfe asentaron
campo en Ethan á la entrada del de-
sierta
21 Y Jehova iba delante de ellos de dia
en una columna de nube, para guiarlos
por el camino : y de noche en una co-
lumna de fuego para alambrarles, para
que anduviesen dé dia y de noche.
28 Nunca se partió de delante del pue-
blo la columna de nube de dia, ni de
noche la columna de fuego.
CAPITULO XIV.
Portídm km AroeütM, Pkaomon cm todo mojdroüo
loo pertlam arrepomtmfo do Mdberio* gomado. II.
brmelviémdooe marrado de toda* parteo, olvidado
del favor de Dio* y perdido la ttatram* de vivir,
mmmm a eontrm Moo—o. IB. dorólo» Dio» te *mr
ella d pié enjuto. IV. Pharaon endurecido adra
con todo m ejeremo o» pao do •*»•, r al mundo- '
miento do Momos» lamgrooelvedemprimtr emoo, y
lo» anegad todo» delante délo» ojo» de loo Iaroxüia*.
Y HABLO Jahova á Moyses, diciendo :
2 Habla á los lujos de Israel, que
den la vuelta, y asienten en campo de-
lante de Fhihahiroth, entre Magdal y la
mar hacia Babalzephon : delante de él
asentaréis el campo junto á la mac* .
8 Porque Pharaon dirá de los hijos de
Israel: Encerrados están an la tierra, el
desierto los ha encerrado.
4 Y y* endureceré el corazón de Pha-
raon para que los siga, y seré glorificado
en Pharaon y en todo su ejercita, y sa-
brán los Egypdos, qne yo tey Jehova.
Y tttoe lo hicieron asi
5 Y fué dado aviso al rey de Egypto
eomo el pueblo se huia: y el corazón de
Pharaon y de sus siervos se volvió con-
tra el pueblo, y dieron : ¿ Qné hemos
hecho, que hemos dejado ir á Israel, que
no nos sirva?
6 Y unció su carro, y tomó consigo su
pueblo.;
7 Y tomó seiscientos carros escogidos,
y todos los carros de Egypto, y los capi-
tanes Bobre todos ellos.
8 Y endureció Jehova el corazón de
Pharaon rey de Egypto, y siguió á los
lujos de Israel; y los lujos de Israel ha-
blan ya salido con gran poder.
9 Y siguiéndolos los Egipcios, tomá-
ronlos asentando el campo junto á la
09
EXOBO.
mar jauto á Phihahiroth delante de
Baholzephon, toda la caballería y carros
de Pharaon, su gente de á caballo y todo
bu ejército.
10 1 Y como Pharaon llegó, los hijos de
Israel abaron sus ojos, y he aquí los
Egypcios que venían tras ellos, y temie-
ron en gran manera, y clamaron los hi-
jos de Israel á Jehova :
11 T dieron á Moyses: ¿No había se-
pulcros en Egypto, que nos has sacado
para que muramos en el desierto? ¿Por
qué lo has hecho así con nosotros, que
nos has sacado de Egypto?
12 ¿No «t esto lo que te hablábamos
en Egypto, diciendo: Déjanos servir á
los Egypcios 7 Que mejor nos fuera
servir á los Egypcios, que morir noso-
tros en el desierto.
13 Y Mqyses <HJo al pueblo : No ten-
gáis miedo ; estados quedos, y ved lasalud
de Jehova, que él hará hoy con voso-
tros ; porque los Egypcios, que hoy ha-
béis visto, nunca mas para siempre los
veréis.
14 Jehova peleará por vosotros, y vo-
sotros callaréis.
15 Entonces Jehova dijo á Moysob:
¿Por qué me das voces? Di á los hflos
de Israel que marchen.
16 T tú alza tu vara, y extiende tu mano
sobre la mar, y pártela, y entren los lujos
de Ismel por medio de la mar en seco.
17 Y yo, he aquí, yo endurezco el corazón
de los Egypcios, para que los sigan ; y
yo me glorificaré en Pharaon, y en todo
su ejército, y en sus carros, y en su ca-
ballería:
18 Y sabrán los Egypcios, que yo tey
Jehova, cuando me glorificaré en Pha-
raon, en sus carros y en su gente de á ca-
ballo.
19 ^ Y el ángel de Dice, que iba de-
lante del campo de Israel, se quitó, y iba
en pos de ellos : y asimismo la columna
de nube, que iba delante de ellos, se
quitó, y se puso á sus espaldas :
20 Y iba entre el campo de los Egyp-
cios, y el campo de Israel, y habla nube
y tinieblas, y alumbraba la noche, y en
toda aquella noche nunca llegaron los
unos á los otros.
21 Y extendió Moyses su mano sobre
la mar, y hizo Jehova, que la mar se re-
tirase por un gran viento oriental toda
aquella noche, y tomó la mar, en seco,
y las aguas fueron partidas.
22 Entonces, los Injoa de Israel entra-
70
ron por mechó de la mar en teco; te-
niendo las aguas como tm muro á sú
diestra y á su siniestra.
28 Y siguiéndolos los Egypcios, entra-
ron tras ellos hasta el medio de la mar,
toda la caballería de Pharaon, sus car-
ros, y su gente de á caballo.
24 t Y aconteció á la vela de la malto-
na, que Jehova miró al campo de k>s
Egypcios en la columna de fuego y nu-
be, y alborotó el campo de los Egypcios;
25 Y quitóles las ruedas de sus carros,
y trastornólos gravemente. Entonces
los Egypcios dijeron : Huyamos ée de-
lante de Israel; porque Jehova pelea
por ellos contra los Egypcios.
26 Y Jehova dfyo á Moyses : Extiende
tu mano sobre la mar, para que las aguas
se vuelvan sobre los Egypcios, sobre sos
carros, y sobre su caballería.
27 Y Moyses extendió su mano sobre
la mar, y la mar se volvió en su fueran
cuando amanecía, y los Egypcios' iban
hacia ella: y Jehova derribó álos Egyp-
cios en medio de la mar.
28 Y volvieron las aguas, y cubrieron
los carros y la caballería; y todo el ejér-
cito de Pharaon, que habla entrado tras
elloa en la mar: no quedó de ellos ni
uno.
29 Y los mjos de Israel fueron por me-
dio de la mar en seco, teniendo las aguato
por muro á su diestra y á su siniestra.
80 Asi salvó Jehova aquel día á Israel
de mano de los Egypcios ; y Israel vio ó,
los Egypcios muertos á la orilla de la
mar.
81 Y vló Israel aquel grande hecho que
Jehova hizo contra los Egypcios; y el
pueblo temió á Jehova, y creyeron á Je-
hova, y á Moyses su siervo.
CAPITULO XV.
Vitta esta maraviOoea victoria, Moyses compone una
canción en que comprende la «urna de esta A&to-
riag con eUa alaba dDioeélg todo el pmbéo am
peluco regocijo. B. Potado el mar Bermeja oa-
vana el pueblo por el desierto tres dio» ti* káQav
agua, sino amarga. JTt. Jfcmraro el pueblo, moa
d la oración de Moyses Dio* da remedio con ano te»
aguas se tornan dulce*. IV. JM le* comienza Diom
d dar mandamiento*, g partido* de oJH vienen di
JShm lugar amenísimo.
ENTONCES cantó Moyses y los b^os
de Israel esta canción á Jehova, *y
dtyeron: Yo cantare á Jehova, porqtfe
se ha magnificado grandemente, echa*-
do en la mar al caballo y al que sublav
en él.
2 Jehova e» mi fortaleza, y mi canción,
el cual me es por salud: este m mi Dios,
BXOBQ.
&k»efenilpodre,yá
varón de guerra: Jehova
arte enssusnié.
8 Jehova,
«tea nombre.
¿Los canos de Fhsraon, y á su ejército
echó en la mar, y sus escogidos princi-
pes filaron hundidos en el mar Bermejo.
5 Loa atojamos loa cubrieron, como «a*
piedra, descendieren 4 los proftmdos.
• Xa dasstra, oh Jehova, ha sido magnir
fieada en fortaleza; tn diestra, oh Jebe-
va, ha quebrantado al enemiga
7 Y con la multitud de tn grandesn has
trastornado á los que se levantaron con-
tra ti : enviaste tn furor, el cual los tra-
gé como á hojarasca.
8 Con el soplo de tas narices las aguas
se amontonaron; paráronse las corrien-
tes, como en un montón; los abismos
se cuajaron en medio de la mar.
9 £1 enemigo dtf o : Perseguiré, pren-
deré, repartiré despojos, mi alum se hen-
chirá de ellos : sacaré mi espado, des-
truirlos ha mi mano.
10 Soplaste eon tu viento, cubriólos la
mar: hundiéronse como plomo en las
vehementes aguas.
11 ¿Quién como tú, oh Jehova? ¿quién
como tú, magnifico en santidad, terrible
en loores, hacedor de maravillas?
12 En extendiendo tn diestra, la tierra
los trago.
13 Llevaste eon tu misericordia á este
pueblo, al cual salvaste; Devástele con
tn fortaleza, á la habitación de tu san-
tuario.
14 Oiránlo los pueblos, y temblarán;
dolor tomara & los moradores de Pales-
thioa.
15 Entonces los príncipes de £dom se
turbarán, á los robustos do líoab tem-
blor los tomará : desleírse han todos los
moradores deChanaan,
10 Galga sobro ellos temblor y espanto:
á la grandeza de tu braso enmudezcan
eosso ana piedra, hasta que haya pasado
tn pueblo, oh Jehova, hasta que haya
pasado este pueblo, queiú rescataste.
17 Tttlos meterás y loa plantaras en el
monte de tu heredad, eu el lugar de tu
morada, que tá has aparejado, oh Jehova,
en ai santuario del Señor, que han atr-
acado toe manos.
18 Jehova remará por el siglo, y mas
Id Porque Pharaon entró cabalgando
eon sus carros y §n gente de á caballo
en la mar; y Jehova volvió á traer so-
bre eBos las aguas de la mar; mas los
ayos de Israel fueron en seco por medio
de la mar.
20 Y María profetisa, hermana de Aoron,
tomó el adufre en su mano ; y todas las
mugeres salieron en pos da ella con
adufres y corros.
di X Haría les respondía: Cantada Je-
hova; porque se ha inagniicado gran-
demente, echando en la mar al caballo,
y al que subía en éL
22 \ Y biso Hoyses qne partiese Israel
del mar Bermejo, y salieron al desierto
del Sur, y anduvieron tres dias por el
desierto que no hallaron agua.
33 T llegaron á Mará, y no pudieron
beber las aguas de Mará, porque eran
amargas ; y por eso le pusieron nombre
Mará.
2á \ Entonces el pueblo murmuró con-
tra Moyses, y dtyo : ¿Qué hemos de be-
ber?.
25 Y Jfoym clamó á Jehova, y Jehova
le enseñó un árbol, el eual como metió
dentro de las aguas, las aguas se endul-
saron. Allí les dio estatutos y dere-
chos ; y allí los tentó,
26 Y dtyo: 81 oyendo oyeres la vos
de Jehova tn Dios, y hicieres lo recto
delante de sus ojos, y eafuchares á
sus mandamientos, y guardares todos
sus estatutos, ninguna enfermedad de
las que envié á los Egypdos, te en-
viaré á ti ; porque yo soy Jehova tu sa-
nador.
27 T vinieron á Blim, donde habla
doce fuentes de aguas, y setenta pal-
mas, y asentaron allí junto á las aguas.
CAPITULO XVI.
Partido el pueblo de Elim llega al desierto de #%
donde eon la falta de la comida y la vista horrible
del desierto te queja gravemente de Moyteey Aaron,
deseando me» morir en, Jggyptomue tériren el de-
sierto. Tí. Estando Aaron reprendiendo al pueblo
de tu incredulidad, y animándole con prometa de
Dios que lee doria pan y carnet en abundancia, la
gloria de Diee es rima de todo el pueble en él do-
sierto. IJL El mismo dia envia Dio» codornices
en grande abundancia al campo, y día mañana del
dia siguiente les da pan del cielo el cual ñamaron
man, y péneles leyes para la distribución de 4L
YPABTUNDO de Blim, toda la
congregación de los lujos de Is-
rael vino al desierto de Sin, que et entre
Blim y Sinai: á los quince días del se-
gundo mes después que salieron de la
tierra de Egypto.
2 Y toda la congregación de los lujos
de Israel murmarórbontra Moyses y Aa-
ron en el desierto.
8 Y decíanles los lujos de Israel; ¡Oh,ai
TI
£XOBO.
huhtersmos muerto por mano de Jehova
en 1», tierra de Egypto, cuando nos sen-
tábamos á las ollas de las carnes, cuando
comíamos pan á hartura! qne nos habéis
sacado á esto desierto, para matar de
hambre á toda esta multitud.
4 T Jehova dijo á Moyses: He aquí, yo
os llorera del délo pea; y el pueblo sal-
drá, y cogerá para ceda un día; para que
yo lo tiente, si anda en mi ley, ó no»
5 Mas al sexto dia aparejarán lo qne
han de meter, qne será el doble de lo
qne solían coger eada dia,
6 Entonces dijo Moyses y Aaron á to-
dos los hijos de Israel : A la tarde sa-
bréis -qne Jehova os ha sacado de la tierra
de Egypto:
7 Y á la mañana Terete la gloria de Je-
hova, porque él ha oido vuestras mur-
muraciones contra Jehova: qne noso-
tros ¿ qué *omm% para que vosotros mur-
muréis contra nosotros t
8 Y Atyo Moyees : Jehova os dará á la
tarde carne para comer» y á la mañana
pan á hartura: porque Jehova ha oido
vuestras murmuraciones, con que habéis
murmurado contra él: que nosotros ¿qué
*omo$f vuestras murmuraciones no san
contra nosotros, sino contra Jehova,
9 Y dtyo Moyses á Aaron : Di á toda la
congregación de los hijos de Israeí:
Acercaos en la presencia de Jehova, que
él ha oido vuestras murmuraciones.
10 1 Y hablando Aaron á toda la con-
gregación de los lujos de Israel, miraron
hacia el desierto, y, he aqni,la gloria do
Jehova qne apareció en la nube.
11 Y Jehova habló á Moyses, diciendo :
13 Yo he oido las murmuraciones de
los lujos de Israel : habíales, diciendo :
Entre las do* tardes comeréis carne, y
maflana os hartaréis de pan, y sabréis
que yo soy Jehova vuestro Dios.
18 % Y como se hizo tarde, subieron
codornices, que cubrieron el real: y á
la mañana descendió roclo al rededor
delreaL
14 Y como el rodo cesó de descender,
he aquí, sobre la ha* del desierto ma
cosa menuda, redonda, menuda como
una helada sobre la tierra.
15 Y viéndolo los lujos de Israel, di-
jeron cada uno á su compañero: Esteet
man: porque no sabían que era. "En-
tonces Moyses les dtyo : Este m el pan,
que Jehova os da pe% comer.
16 Esto es lo que Jehova ha mandado :
Cogeréis de él cada uno según pudiere
78
<c*mer: wi. -gotear por <
al número de vuestras personase i
reís eada uno para los que están en su
tienda.
17 Y los lujos de Israel lo hicieron asi,
qne cogieron, unos mas, otros menos»
18 Y detpue* medíanlo por gomer, y
no sobraba al que habla cogido mucho,
ni mltaba al qne habla cogido pooot
eada uno cogió conforme á lo que Aabla
de comer.
19 Y acoles Moy*es< Ninguno deje
nada de ello para maftana.
90 MasaBotno obedecieron á Moyses^
y algunos dejaron de ello para otro día,
y crió gusanos, y pudrióse; y enojóse
contra ellos Moyses.
21 Y congianlo cada mañana cada uno
según lo que habla de comer: y como
d sol calentaba, derretíase.
39 En d sexto dia cogieron doblada
comida, dos gomeros para cada uno : y
todos los principes de la congregación
vinieron á Moyses, y hictéronselo saber.
28 Y ól les dijo: Esto *t lo que ha di-
cho Jehova: Mañana es d santo sábado
del reposo de Jehova, lo que núbletele
de cocer, cocadlo : y lo qne hubiereis de
cocinar, cocinadlo: y todo lo que os so-
brare, ponadlo en guarda para .mañana.
3i Y sflet lo guardaron hasta 3a mañana,
de la manera que Moyses habia manda-
do, y no se pudrió, ni hubo en él gusano.
35 Y dfyo Moyses: Comedio hoy, por-
que hoy si sábado de Jehova: hoy no lo
hallaréis en d campo.
96 Enlos sds días lo cogerois; y d sép-
tlmo^ia es sábado, en el oual no se ha-
llará,
97 Y aconteció que «úgunot dd pueblo
salieron en d séptimo dia á coger, y no
hallaron.
98 Y Jehova dijo á Moyaes; ¿Hasta
cuando no queréis guardar inte manda-
mientos, y mis leyes?
99 Mirad que Jehova os dio d sábados
y por eso os da en d sentó día pan para
dos días. Estése pues cada uno en su
estancia, y nadie salga de su lugar en el
séptimo dia.
80 Asi ai pueblo reposó el séptimo .din.
81 Y la casa, de Israd U llamó man; y
era como simiente de cilantro, hlanoo, y
su sabor como do hojuelas can mleL
83 Y dtyo Moyses : Esto es lo qne J¡sv
nova ha mandado : Henchirás un gomar
de él para que se guarde pera vueetron
descendientes, que vean d pan que yo
BXQ9fe
en en 4 acamar en ni cfesiestOf cuando yo
es sequé Asea tierra de Egypto.
33 T 4£o Moyses 4 Atfou: Ton» un
vaso, 7 pon en él un gomer lleno de
man, y ponto delante 4e Jehova, paca
que sea guardado para vuestros desoea-
S4 Y Aaran la puso delaate dal testt-
mosüo a» guardo, come Jehova lo na»
éóáMoyees.
85 Asi comieron loa lujoa 4e Isseel man
cuarenta sAoe, basta que entraron en la
tierra habitada: man eennteron basta que
el térsala* de fe tierra de Cbe-
ea la décima per* del
CAFITÜliO XVH
&fmi&méoiv el moM*mm*mnmL> friten con Mtny-
taporqm km meo de Soypto. JL Moym* hiere la
petin can la wt por aiaaaaaNcato <fts XMm, p de
IlL Knel
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fcfo aV JXac, y *o« rearídét rf 2a oración cf< Jfofau.
/Vianda D»o« 4 Jfofac» ?■« oMrOaunla viaJorfa
lirfMedbaanea «a «i patUo tfe JMm
Kt«1m
Y TODA la compañía de los hijos de
Israel partió del desierto de Sin
por sus jomadas, al mandamiento de
Jehova, y aeentason al campo en Baphi-
dlm, y no Aofrta agua para qae el pueblo
bebiese.
2 Y riaaé el paeble ooa Moyses, y die-
ron: Dadnos agua, qne bebamos. YMoy-
aes les dijo: ¿Por qué /efil* conmigo?
¿ Por qué tentáis 4 Jehova ?
% Asi qne el pueblo tuvo allí sed de
•coa, y murmuró contra Moyses, y dtyo:
4 Por qué nos hiciste sabir de Egypto,
¿araos de sed á nosotros y á
i nfyee, y á aussiros ganados ?
4 ^ Entonces Moyses clamó á Jehova,
éaateaalo: ¿Qué haré ooa este pueblo?
De aqui á un poco me apedrearán.
5 Y Jehova d*joá Majaes; Pase delante
del pueblo; y toma contigo de los «nole-
uos da Israel, y toma también en tu mano
tu vara, ce* que heriste el rio, y Té :
C He aquí que ye estoy delante de tí
allí sobra la pena cu Hareb: y herirás la
pean* y saldrán da ella aguas, y beberá
el pueblo. T Moyses lo biso asi en pre-
sencia de los anéjenos de Israel.
7 Y lauaó el nombra da aquel rogar,
Maaaah y Mcribuh, por laraneUladelos
bajos 4e atoad; y porque tentaron 4 Je-
tona, diciendo: ¿at asta Jehova entre
,óao?
Sf Y atoo Amalae, y paleé ooa Israel
euRaphidim.
9 Y dijo Moyses á Josué : Escógenos
varones, y sal, pelea con Amalee: ma-
ñana ye estaré sobre la cumbre del colla-
do, y la vara de Dios en mi mano.
10 Y biso Josué como le dijo Moyses,
peleando con Amalee: y Moyses, y 4a-
ron, y Hur subieron 4 la cumbre dal
collado.
11 Y era que como sisaba Moyses su
mano, Israel prevalecía; mas como el
abajaba su mano, preralecia Amalee.
12 Y las manos de Moyses enm pesadas,
y tomaron una piedra, y pusiéronla de-
bajo de él, y #2 se sentó sobre ella; y
AaroB y Hur sustentaban sus manos, el
uno de una parte y el otro de otra, y
hnbo en sus manos firmesa basta que ae
puso el sol.
18 Y Josué deshilo 4 Amalee y á su
pueblo á filo de espada.
14 T Y Jehova dtyo á Moyses: Eseribe
esto sur memoria en el libro, y pan en
oídos do Josué; que rayendo raeré del
todo la memoria de Amalee de debajo
del cíela
15 Y Moyses edificó sitar, y llamó su
nombre Jebuvanlssi :
16 Y d\jo; Porque la mano sobre el
trono da Jehova, que Jehova tendrá
guerra con Amalee, de generación en
generación.
CAPITULO 2LVUL
Jethro tneerdote ó principe de Madtem mteorm de
Mopmiewmnmenel temiere*: yeAdm i— meuami
Umqm&MhmiihKk+pm elpmemUx,* inü
d m eomocimiento, y le oon/Uem. II. El mimmo da
por coneejo d Moweee, qm elija im/erloree magietra-
do» em le apmdm d oebermn mí pmeeeo, y /
Y OYÓ Jetbro sacerdote de Median,
suegro de Moyses, todas las cosas
que Dios habla hecho con Moyses, y con
Israel su pueblo, como Jehova habla
sacado 4 Israel de Egypto :
2 Y tomó Jethro, suegro de Moyses, á
Sephora la muger de Moyses, después
que él la envió:
3 Y á sus dos hijos, el uno se llamaba
Gersom ; porque dtyo : Peregrino hesido
en tierra agena;
4 Y el otro se llamaba Elieaer, porque
d#e: El Dios de mi,padro me ayudó; y
me^seapó de la espada de Pharaon.
5 Y llegó Jethro, el suegro de Moyses,
y sus lujos, y su muger, á Moyses en el
desierto,4onde tenia el campo, al monte
de Dios.
73
la el campo,
re
UXíOBO.
OYdrjoálfofSes^ Tota suegro Jethro
vengo á tí, y tu muger, y sus dos hijofi
con ella.
7 T Moyses salió á recibir á t u suegro,
y inclinóse, y besóle : y preguntáronse el
uno al otro como estaban; y vinieron á
la tienda.
8 Y Moyses contó á su suegro todas las
cosas que Jehova habla iieeho áPharaon
y á los Egypcios por cansa de Israel; y
iodo el trabajo que Rabian pasado en el
cambio, y como los habla librado Jehova.
9 Y alegróse Jethro de todo el bien,
que Jebera habla hecho á Israel, que le
había escapado de mano de los-Egypcios.
10 Y Jethro dtfo: Bendito aw Jehova,
que os escapó de mano de los Egypcios,
y de la mano do Pharaon, que escapó al
pueblo de la mano de los Egypcios.
11 Ahora conozco que Jehova es grande
mas que todos los dioses ; porque en lo
que se ensoberbecieron contra dios, loa
eottiffó.
13 Y tomó Jethro, el suegro de Jfoyses,
holocausto y sacrificios para Dios: y
vino Aaron, y todos los ancianos de Is-
rael á comer pon con el suegro de Moy-
ses delante de Dios.
13 ? Y aconteció, que otro día Moisés
se asentó á juzgar al pueblo ; y el pueblo
estuvo sobre Moyses desde la mañana
hasta la tarde.
14 Y viendo el suegro do Moyses todo
lo que él hacia con al pueblo, dijo:
4 Qué es esto que hace$ tú con el pue-
blo ? ¿ Por qué te sientas tú solo, y todo
el pueblo está sobre ti desde hv mañana
hasta la tarde?
15 Y Moyses respondió á su suegro:
Porque el pueblo viene á mi para con-
sultar á Dios:
16 Cuando tienen negocios, y vienen á
m*> 7 Vo Jusfc0 entre el uno y el otro, y
declaro las ordenanzas de Dios, y sus
leyes.
17 Entonces el suegro de Moyses le di-
Jo: No haces bien?
18 Desfallecerás del todo tú y también
este pueblo que eatd contigo * porque el
negocio es mas pesado que tú ; uo po-
dras hacerlo tu solo.
10 Oye ahora mi voz, yo te aconsejaré,
y Dios será contiro* Está tú por el pue-
blo delante de Dios, y trata- tú los nego-
cios con Dios :
20 Y ensénales las ordenanzas y las
leyes, y muéstrales el cambio por donde
anden, y lo que han de hacer.
T4
SI Y'Tfl prOV^BeVUS UO Kwl tS pvSSSS)
varones de virtud, temeroso» de atoe,
varones de verdad, que aborrezcan la
avaricia; y pondrás sobre ellos principes
sobre mil, sobre ciento, sobre dncuouta,
y sobre diez:
22 Los cuales juzgarán al pueblo en
todo tiempo: y será, que todo negocio
grave te traerán é ti* y lodo negocio
pequeño juzgarán ellos ; y egvla te omrya
de sobre ti, y llevarla han contigo.
28 6i esto hicieres, y lo que Dios te
mandare, tu podras -estar, y todo este
pueblo también sa feá-ca pea* su luga*.
24 Entonces Moyses oyó la voz do su
suegro, y triso todo lo qus^Ld^a
25 Y escogió Moyses varones de virtud
de todo Israel, y púsolos por cabezas
sobre el pueblo, principes sobro mil, so-
bre ciento, sobre cincuenta, y sobre diez ;
26 Lo* cuoUt juzgaban al pueblo cu to-
do tiempo : el negocio arduo traíanlo 4
Moyses, y todo negocio pequeño juzga-
ban ellos.
27 Y despidió Moyses á su suegro, y
fuese á su tierra.
CAPITULO XIX
Liega el pueblo al detierto de Sinai, y atentado atti ei
campo LHoé contrata con $m pueblo dé hacer con él
$n uKanm uueruuunméo Manee» EL Jkuném Mtr ú
Monte* orne »emtijmtue al pueblo para recibir mt leu:
y que ponga cierto» término» al monte, lo» cuales
hombre ai bettia no puedan trtupaear rm pena da
muere». JO. Umciend» Bim en elmmmmem mpmsi»
horrible y temerona d dar tu leu, y Momeo» »ub* aüá
con Aaron, quedando todo el pueblo d la» raice» del
AL tercero mes de la salida denlos hi-
- jos de Israel do la tierra do Egypto,
en aquel día vinieron al desierto de JMnaL
2 Y partieron de Raphidlm, y vinieron
al desierto de Slnsi, y asentaron en el
desierto, y asentó allí Israel delante del
monte.
8 Y Moyses subió á Dios: y Jehova lo
llamó desde el monte, diciendo: Asi
dirás á la casa de Jacob, y denunciarás á
los hijos de Israel :
4 Yosotros visteis lo que Mee á los
Egypcios, y como os tomé sobre alas de
águilas, y os he traído á mi.
5 Ahora pues si oyendo oyereis mi vos,
y guardareis mi concierto, vosotros se-
réis mi tesoro sobretodos los posbloi ;
porque rala m toda la tierra.
€ Y vosotros seréis mi reino ds sacer-
dotes y gente santa* Estas sos Isspssa-
bras que dirás á los htyos do Israel.
7 Entonces viso Moyses, y Hamo á los
ancianos del pueblo, y ]
*xovó.
■ SM CoOS tOUBS SstUB palabras, que
iétarwm le habla nüta/Mo.
8 T todo el pueblo respondió á una, y
dieron : Todo lo que Jebors ha dicho,
aarsmos. T Moyses relato las palabras
del pueblo á Jehova.
9 T Jehova dijo á Moyses : Hs aquí, yo
vengo á ti en este nube espesa, para que
d pueblo oiga mientras f# hablo con-
MgOs y también para que te crea» para
siempre. T Moyses denunció las pala-
bras del pueblo á Jehova.
H1T Jehova dijo á Moyeost Vé al
pudbles y sauttflsaloe bey y mañana, y
laren ras vestidos :
11 T estén sperosbldos para, el tercero
em; porque al testero dm Jehova des-
cenderá á ojos de todo el pueblo sobre
d monte é*8inaL
12 Y i miáis i áf término al pneblo ai re-
dedor, sueleado: Guardaos, no subáis al
monte, ni toquéis á su término: enal-
culere que tocase et monte, qm muera
de muerte.
13 No le tocará mano, mas será ape-
dreado, ó asaeteado : sea animal, ó sea
nombre, no vteirá. «Su. habiendo sonado
luengamente el cuerno, subirán al monte,
M T dcaoendió Moyses del monte al
pueblos y santificó al pueblo, y tararon
sus vestidos.
15 T dflo al pueblo: Brtadapercebidos
país el tercero dts: nettegueisá muger.
16 ^ Y aeonteetó al tercero día cuando
Tino la mañana, que Ylnleron truenos y
Tetásnpagoe, y grave nube sobro el mon-
te; y w» sonido de bodas muy Iberas i y
estremecióse todo el pueblo que estaba
enelTeaL
17 Y Moyses sacó del real al pueblo é
recibir á Dio», y pusiéronse á lo bajo
del monte.
lg Y todo el monte de ftinal humeaba,
porque Jebera nubla desssudido sobre
A en luego: y et humo de él subía,
como el humo de un horno, y todo el
monte so estremeció en gran manera.
19 Y el sonido de la bocina Iba esfor-
zándose en gran manera: Moyses ha-
blaba, y IMos le respondía en vo&
20 Y descendió Jehova-sobre el monte
de Stnal, sobro la cumbre del monte; y
llamó Jebove á Moyses á la cumbre del
monte: Y Moyses subió.
91YJebof»d«báMsysest Desciende,
requiere al pueblo, que no derriben d
Urwám por ver á Jobova; que caerá
lúeét
flí Y también los Sacerdotes que se lle-
gan á Jehova, se santifiquen, porque Je-
hova no haga en ellos portillo.
23 Y Moyses dtyo á Jehova: El pueblo
no podrá subir al monte de Bina! ; por-
que tú nos has requfrldo, diciendo:
Señala términos al monte, y santifí-
celo.
94 Y Jehova le dtjor Ve\ desciende, y
subirás td y Aarou contigo : mas los sa-
cerdotes y el pueblo no derriben d té+-
mimo por subir á Jehova, porque no'haga
en ellos portille.
25 Entonces' Moyses descendió «1 pue-
blo, y habró con ellos.
CAPITULO XX.
Ptwmdff* D4#$ *n Ujrvtmm* dMUtía em &e* *tí*-
da, teme y pide á Moa— qm tea el tméercemrr entm
Dioe y eifcw. III. Sütffularmente repite la proh&i-
eméit óe n immMs, y vscfnteí epté mé1 fwéere.
Y HABLO Dios todas estas palabras,
diciendo:
2 Yo soy Jehova tu Dios, que te saqué
de m tierra de Egypto, de casa de siervos.
3 No tendrás dioses ágenos delante de
mi.
4 No te harás Imagen, ni ninguna se-
mejanza de eo&a que e&té* arriba en d
délo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas
debajo de la tierra:
5 No te indmarás á ellas, ni las hon-
rarás: porqne yo eoy Jehova tu Dios,
tuerte, releso, que visito la maldad de
los padres sobre los hijos, sobre los ter-
ceros y sobre los cuartos, á loe que nrá
aborrecen t
ó Y que hago misericordia cu' millares
á los que me aman, y guardan mis man-
damientos.
7 No tomarás el nombre de Jehova tu
Dios en vano ; porque no dará por ino-
cente Jehova al que tomare su nombre
en vano.
8 Acordarte has del dia del sábado,
pora santificarlo.
9 Seis días trabajarás, y harás toda tu
obra;
10 Mas el séptimo dia será sábado á Je-
hova tu Dios: no hagas obra ninguna,
tú; ni tu hijo, ni tu hija; ni tu siervo,
ni tu criada; ni tu bestia, ni tu extran-
gero, que esftf dentro de tus puertas : /
11 Porque en seis días hizo Jehova ^os
délos y la tierra, la niar y todas las cosas
que eh ellos hay; y en el dfei séptimo
reposó : por tanto Jehova bendijo- al dia
áti sábado, y lo santificó:
19 Honra á tu padre y á tu madre, por-
75
EXO90.
que tus días se akiguen sonreía tierra,
que Jehova tu Dios te da,
18 No matarte.
14 No cometerás adulterio.
15 No hurtarás.
16 No hablarás costra tu prójimo falso
testimonio.
17 No codiciarás la casa de tu prójimo,
no codicíalas la mugar de tu prójimo, ni
su siervo, ni su orlada, ni su t>uey, ni su
asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
18 í Todo el pueblo oíalas voces, y el
sonido de la bocina y vela las llamas, y el
monte que humeaba: Y viéndolo el
pueblo temblaron, y pusiéronse de lejos,
19 T dieron á Moyaes : Habla tú con
nosotros, que nosotros oiremos: y no
hable Dios con nosotros, potoue no mu-
Tamos.
20 Entonces Moysee respondió al pue-
blo t No temáis; que por tentaros riño
Dios, y porque su temor esté en vuestra
presencia, para que no pequéis.
21 Entonces el pueblo se puso de lejos,
y Moyses se llegó á la oscuridad, en la
cual «tota Dios.
22? Y Jehova d^oa Moysee: Asi dirás
á los lujos de Israel : Vosotros habéis
pristo, que he hablado desde el délo con
vosotros.
28 No hagáis conmigo dioses de plata,
ni dioses de oro os haréis.
24 Altar de tierra harás para mí, y sa-
crificarás sobre él tus holocaustos, y tus
pacíficos, tus ovejas, y tus vacas: en
cualquier lugar donde yo hiciere que
esté la memoria de mi nombre, vendré
á tí, y te bendeciré.
25 Y si me hicieres altar de piedras, no
las labres de cantería; porque si abares
tú pico sobre él, tú lo ensuciarás.
20 Y no subirás por gradas á mi altar,
porque tu desnudez no sea desfiujtócrta
junto áéL
CAPITULO m.
Pone también Pío*, tefes poKtiea» d M pmUo Mea-
da» de la lev comía* del decálogo. De la mroi-
dmnbre 9 hbertad. do heeitrm»» Jitmwt. 11. Del
i qm matare 6 hiriere d otro. III. Dei qm hurtan
9 vmdiere hombre. IV. Del qm dijere mal de mu
V. Del hmp aun mmutm: VLDelqméo-
Y ESTOS son los derechos que les
propondrás:
2 SI comprares siervo Hebreo, seis anos
servirá ; mas al séptimo saldrá horro de
balde.
8 81 entró solo, solo saldrá:. si era mari-
do de mugar, saldrá él y su muger con él.
76
4*SI suumo le nublare dado muger, y
ella le hubiere parido lujo* ó l#as, la
muger y sus lujos serán de su amo, mas
él saldrá solo.
5 Y si el siervo dijere: Yo amo á mi
señor, á mi muger, y á mto htyos, no sal-
dré horro :
6 Entonóos su amo lo hará Befar* loa
jueces, y hacerlo ha llegar á la puerta, ó
al poste; y su amo le horadará la oreja
con wu lesna* y será su siervo par»
siempre.
7 Y cuando alguno vendiere su hfya por
sierva, no saldrá como suelen sattr loa
siervos.
8 SI no agradare á su señor, por lo cual
no la tomo por esposa, permitirle ha
que se rescate; y no la podrá vender á
pueblo extraño cuando la desechare.
• Mas si la hubiere desposado con su
htyo, hará con ella según la costumbre
de las hijas.
10 81 le tomare otra, no disminuirá su
alimento, ni su vestido, ni su tiempo.
11 Y si ninguna de estas tres cosas hi-
ciere, ella saldrá de gracia ata dinero.
12 1 El que hlrierei alguno, y muriere,
él morirá.
18 Has el que no asechó, sino que Dios
lo puso en sus manos, entonces yo te
pondré lugar al cual huirá.
14 ítem, ai alguno ae ensoberbeciere
contra su prójimo* y le matare por en-
gaño, de mi altar le quitarás para que
muera.
15 ítem, el que hiriere á su padre, ó á
su madre, morirá.»
16 H ítem, el que hurtare alguno, y lo
vendiere, y mere hallado en sus manos,
morirá.
17 \ ítem, el que maldfyere á su padre,
ó á su madre, morirá.
18 ítem, si síganos riñeren, y alguno
hiriere á su#rójimo con pftedm ó con el
puno, y no muriere, mas cayere en cama;
19 SI se levantare y anduviere 'fuere so-
bre en bordón, entonces él que le hirió,
será absueUo; solamente le dará lo «me
holgó, y hacerle ha cusnr.
20 ítem, si ajgjano hiriere á su siervo 6
k\ su cierva, con pelo* y muriese debajo
de su mano, stiú- castigado:
21 Mas si mirare por un «le ó dos, no
será castigado, parque su dinero es.
%% ítem, si algunos rmuren, y hirieren
á «HffHma muger preñada, y salieren sus
criaturas, mas no hubiere muerte, será
penado conforme á lo qu» te í
Rxooa
4 marido de fe
jaece*.
' 23 Mis si hubiere muerte, entonces pe-
gares alma por alma.
24 Ojo por ojo, diente por diente, mano
por mano, pié por pié,
25 Quemadura por quemadura, herida
por aeriua, golpe por golpe.
26 ítem, cuando alguno hiriere el ojo
da su fierro, ó el ojo de su aterra, y le
dañare, por su ojo le ahorrará.
97 T si sacare el diente de su alerre, 6
el dienta da su sierra, per su diente le
ahorrará.
28 1 Ítem, si algún buey acorneare
hombre 6 mnger, y muriere, el buey
•era apedreado, y su carne no será comi-
da, mas e) dueño del buey «eró absuelto:
29 Mas al el buey «re acomeador desde
ayer y anteayer, y á su dueño le fue* bo-
cio requerimiento, ymo lo hubiere guar-
dado, y matare hombre ó mnger, el buey
será apedreado, y también su dueño
morirá:
20 8i le fuere Impuesto rescate, euton*
■ ees dará per el rusente de su persona
cnanto le fuere impuesto»
81 Haya acomendo tojo, 6 haya acornea-
do hija, conforme á este juicio sa hará
con el
22 Si el buey acorneare aterro, ó sierra,
pagará treinta siolos de plata á su señor,
y el buey será apedreado.
33 ? ítem, si alguno abriere alguna
enierna, ó esvare detenía, y no la cu-
briere, y cayere allí buey ó asno,
24 II dueio de la cisterna pagará el
dinero restituyendo á su dueio; y lo
ene fué muerto será suyo.
. 25 ^ ítem, si el buey do alguno hiriere
si buey de su prójimo, y muriere, en-
tonces Tenderán el buey viro, y par-
tirán el dinero de él; y el muerto tam-
Wea partirán.
21 Has si en notorio que el buey era
scoraesdor de ayer y anteayer, y en
tato no lo hubiere guardado, pagará
b*7 por buey, y el muerto será suyo.
CAPITULO XXTT.
L*j>a*d*l ladro*. 1L Ley del depóeito. UI. Del
mprietito. IV. Del qmenaanare doncella. ''De
heheddeera». VLDelbeetíaL Vil. Del iddnUr*.
TUL De la, caridad con el extramgero, con te vinúm\
f con el kmérfano. IX. Del que emprestare dineros
ol hermano pobre. X. De la veneración del magis-
*■*». XLDemto díemmoe, primicias, yprtmoaont-
««. HLDela. onrme dnptdntmje do loe fieme.
CUANDO alguno hurtare bnjey, 6
oreja, y le degollare, ó Towüere,
por aemet bney pegará etoee bueyee, y
por eeuelfe oveja cuatro ovejas,
2 Si el ladrón fuere hallado en le mina,
y fuere herido, y muriere, élgmte hirió
no será culpado de su muerte.
S Si el sol hubiere salido sobre él, él
será reo de muerte, pagando pagará: si
no tuTlere, será Tendido por su hurto.
4 81 mere fcnfede con el hurte en fe
mano, buey, ó asno, ó oreje, ▼tros, pe-
gará dos.
5 81 alguno pederé tierra ó Tina, y me-
tiere su bestia, y comiere la tiene de
otros lo mejor da su tiene y le mejor de
au Tina pagará»
6 Cuando saliere el fuegey y hallare
espinan, y fuere quemado monten, ó
haza, e tierra, el que encendió el ruege
pegará lo quemado.
7 1 Cuando alguno diere á su prójimo
pmta, ó Tesos á guardar, y fuere hurtado
de la casa de aquel hombre, ai el ladrón
se hallare, pagará el doble:
8 81 el ladrón no se hallare, entonces
el dueño de la osea será llegado á loa
jueces paru>rer si be metido su mano
en la hacienda de su prójimo.
9 Sobre todo negocio de fraude, sobre
buey, sobre sano, sobre oreja, sobre
Teatido, sobre toda cosa perdida, cnsn
do alguna dijere : Que esto es; la canea
de ambos Tendrá delante de los jueces,
y el euo los jueces condenaren, pagará '
el doble á su prójimo.
10 81 alguno hubiere dado á au prójimo
asno, ó buey, ó oreja, ó cualquiera orre
animal á guardar, y se muriere, ó se
perniquebrare, ó raeré cautiTado ele Tor-
io nadie:
11 Juramento de Jebera será entre am-
bos, que no metió su mano en la hacien-
da de su prójimo. Y su dueño se con-
tentará, y el ofro no pagará.
13 Mas si le hubiere sido hurtado, pa-
garte ha á su dueña
13 Mas si le hubiere sido arrebatado,
traerle ha testimonio, y no pagará lo ar-
rebatado.
, 14 1 ítem, cuando alguno hubiere to-
mado emprestado de su prójimo, y fuero
perniquebrado ó muerto, ausente su due-
ftp, pagará.
15 Si su dueño estaba presente, no pa-
gará. 81 era de alquiler, el Tendrá por
su alquile.
161 ítem, cuando alguno engañare áal-
gunaTirgen que no fuere desposada^ dur-
miere con ella, dotarla ha por su i
W
BXOOO.
-17 SI su padre no ejslaiere dársela, él le
pesará pista conformo al doto de ka
vírgenes.
18 H A la hechicera no darás la vida.
19 ^ Cualquiera que tuviere ayunta-
miento eoa bestia, morirá,
20 % £1 que «verificare 4 dioeea, Bino á
solo Jehova, morirá.
,21 y Y al extranjero no engañará», ni
angustiarás» porque extrangeros luísteis
«esotro* en la tierra de Egypto.
Mk\ A ninguna viuda ni huérfano afli-
giréis;
«3 Que si tú afligiendo los afligieres, y
ellos clamando clamaren ámí, yo oyendo
oiré su clamor,'
24 Y mi furor se encenderá, y ma-
taros ha á cuchillo, y vuestras mugeres
serán viudas, y vuestros nrjos huérfa-
nos.
26 \ Si dieres á mi pueblo dinero em-
prestado, al pobre que ata contigo, no
te habrás con él como usurero, no le
Impondréis ^surs,
26 SI tomares en prenda el vestido de
tu prójimo, 4 puesta dei sol se lo vol-
verás: *
27 Porque solo aquello es su «obertura,
aquel es el vestido do bus canes en que
ha ée dormir.: y será, que cuando él da-
ma» á tai, y* entonces lo oiré, porque
soy misericordioso.
28 f A los dioses ne injuriarás, ni mal-
decirás al principe en tu pueblo.
29 1 -Tu plenitud, ni tu lágrima, no di-
latarás, el primogénito de tushfyos me
darás.
80 Asi harás de tu buey, do tu oveja :
siete dias estará con su madre, y al oc-
tavo dift-m© lo darás.
31 1í T ser me hela varones santos : y
carne arrebatada cM el campo no come-
réis, echarla hete al perra
capitulo xxni.
De la mentira en daño del prójimo, JT. Qut,para
fmgarnosesiga leí multitud, sino lo recto sin res-
peto del pebre, ** roeibtr préseme». Itt Lm besHa
del enemigo errada ó caida. IV. Que el peregrino
no tea molestado. V. Que la» tierra» y heredades
al séptimo año no sean esquilmada» ée sus dueños,
sino de ¡o* pobre* libremente. VI. Del sábado. VII.
Que los dioses ágenos ni amt sean mentada» en el
pueblo de Dio». VTJT. Tres fiesta» solemnes en el
año. IX. Prohibicione» acerca de lo» sacrificios. A.
La» primicias. XL Promesa de la perpetua asis-
tencia del dngel de Dio» en el pueblo hasta meter-
le en la posesión de la' tierra con toda prorperidad
si le obedecieren. XII. Da Dios la rascón porque no
desarraignrdan breva he enemigo* habitadores de
etfa: gmamta que ni ¡os dejen habitar ontre si, ai
hagan con eUos alianza porque no se le» pegue su
w
NG
O admitirás nlsorumor Kopoagfl»
tu mano con el Impío para ser tes-
tigo flüso.
2 t No seguirás á los muchos para
mal hacer, ni responderás en pleito
acostándote tras los muchos para hacer
tuerto.
8 Ni al pobre honrarás en su causa,
4 Tí Si encontrares el buey de tu ene-
migo, 6 su asno errado, volviendo se lo
volverás.
6 Si vieres el asno del que te aborrece
echado debajo de su carga, 4 dejarlo has
entonces desamparado? ayudando ayu-
darás con éi
o No pervertirás el derecho de tu men-
digo en su pleito.
7 De palabra de mentira te alejarás; y
no matarás al inocente y justo; porque
y» rio justificaré al impío*
5 No recibirás •mresente; porque el
presente ciega á los que ven, y pervierte
las palabrea justas.
9 T ítem, al extrangero no angustia-
rás; pues que vosotros sabéis el alma
del extrangero, que fuisteis- extrangeros
en la tierra de Egypto.
10 % Sais anos sembrarás tu tierra, y
allegarás su cosecha x
11 Mas al séptimo la dejarás y soltarás,
para 400 coman los pobres de tu pueblo ;
y lo que quedare comerán las bestias
del campo : así harás de tu viña y de tu
olivar.
12 f Sote dias harás tus negocios ; y al
séptimo día holgarás, porque huelgue
tu buey, y tu asno ; y tome refrigerio el
irijo de tu sierra, y el extrangero.
13 t Y en todo lo que os he dicho,' se-
réis avisados. T nombre de otros dioses -
no mentaréis, ni se oirá en vuestra boca.
14 1 Tres veces en el aflo me celebra-
réis fiesta,
15 La fiesta de las cenceñas guardarás :
siete días comerás los panes sin levadu-
ra, de la manera que ye> te mandé, en el
tiempo del mes de Abib, porque en él
saliste de Egypto, y no serán vistas mis
faces en vacio.
16 ítem, la fiesta do la segada de los pri-
meros frutos de tus trabajos que hubie-
res sembrado en el campo. T la fiesta
de la cosecha á la salida del ano, cuando
cogieres tus trabajos del campo.
17 Tres veces en el año parecerá todo
varen tuyo delante del Señor Jehova.
18 f Né sacrificarás sobre pé* leudo 1%
ssngMdeini6aoriBOio,nlclsdU>ue mi
BXODO;
emaiaa»-dn la mcIm
19 Y Lm primicia* de los primeros
fruta» da tu tierra traerás á la casa de
Jehova tu Dioe. No guisarás el cabrito
con la leehe don madre.
20 ^ He aquí, yo envió el ángel delante
de ti, pare que lo guarde en el eammo, y
te meta al logar que yo he aparejado.
21 Q Bárdate delante do él, y oye «uto»,
no le seas rebelde, porque él no per-
donará á Tueatra rebelión; porque mi
nombre mU en medio de éL
23 Porque si ojeado oyeres su vos, y
hicieres todo lo que yo te d^ere, aeró
eaomigo á tus enemigos, y eligiré á los
que te afligieren.
8* Porque mi ángel irá delante de
ti, y te meterá al Amorrheo, y al Het-
tbco, y al Pheroaeo, y al Okanoneo, y al
Heve©, y al Jebaseo, loe cuales ye haré
eortar.
24 No te indinarás á ana dioses, ni loa
servirás, ni harás como ellos macen, an-
tes* los destruirás del todo, y quebran-
tará* del todo sus estatuas.
25 Mas á Jehova vuestro Dios serviréis,
y él bendecirá tu pan, y tus aguas* y yo
quitaré enfermedad de en medio de ti
25 No habrá ajaovedera ni estéril en tu
tierra, y yo cumpliré el número de tus
27 Yo enviase mi terror delante de ti,
y haré atónito á todo pueblo donde- té
entrares; y te daré la cerviz de todos tus
enemigos.
28 X yo enviaré la abispa delante de tí,
que eche fuere al Heveo, y al Chananeo,
y al Hettheo, de delante de ti.
22 1 No lo echaré de delanto de ti en
un ano, porque no se asuele la tierra,
y se aumenten contra ti las bestias del
campo»
SO Poco á poco lo echaré de delante de
tí, hasta que tú multipliques, y tomes la
tierra por heredad.
£1 Y yo pondré tu término desde el
mar Bermejo hasta la mar de PalestUna :
y desde el desierto, hasta el rio; por-
que yo pondré eu vuestras manos los
moradores de la tierra, y tú los echarás
de delante de tí.
32 No harás alianza con ellos, ni con
sus dioses.
33 En tu tierra no habitarán, porque
quisa no te hagan pecar contra mí, sir-
vieodoásus cuoses^jKu-qjasvte será por
tropezón.
CAPfttl&O XXIV.
Mvm» mmmm te ttlimmm <fe Mm — W jumU»,*
habido m c—tmtimiento la ro*SnM con la ungrt
* b* «erOtefa*. II. StAe otra ves ai monte por
id» Dú»pmrmric*+- étáltaétvmrrit*,
YÁ Moyses alio: Sube á Jehova»
tá y Aeroa, Nadab y Aula, y setcaU
de los ándanos de Israel, y laolinaros
neis desda lejos,
2 Mas Moyses solo se llegará á Jehova,
y ellos no se lleguen cerca; ni suba con
él el pueblo.
2 T Hoyses vino, y contó al pueblo te»
das las palabras de Jehova, y .todos los
derechos ; y todo el pueblo respondió á
una voz, y dijeron: Todas las palabras
que Jehova ha dicho, haremos.
4 Y Moyses escribió todas las palabras
de Jehova: y levantándose por la ma-
ñana edificó un altar al pié del monte, y
¿oce títulos según las doce tribus de
Israel
5 T envió á loe mancebos de los lujos
de Israel, los cuales ofrecieron holocaus-
tos, y sacrificaron pnesJcos á Jehova,
becerros.
% Y Moyses tom¿ la mitad de la sangre*
y pásala en tasones: y la otra mitad da
la sangre esparció sobra si altar,
7 Y toma el libro de la aliaos», j leyó
á oidos del pueblo, los cuales cUJeroas
Todas las cosas que Jehova ha dtehn,
haremos, y obedeceremos.
8 Entonces Hoyses tomó la sangre, y
roció sobre el pueblo, y <Hjo; He aquí
la sangre de la alianza, que Jehova ha
hecho con vosotros sobre todas estas
cosas.
9 t Y subieron Moyses, y Aaron, Na-
dab, y Abiu, y setenta de los ancianos
de Israel.
10 Y vieron al Dios de Israel; y habla
debajo de- -sos pies como la hechura de
un ladrillo de zaphiro, y como el ser del
cielo sereno.
11 Mas no extendió su mano sobre los
principes de los hijos de Israel; y vieron
á Dios, y comieron y bebieron.
12 Entonces Jehova dijo á Moyses:
Sube á mi al monte, y espera allá; y yo
te daré una» tablas de piedra, y la ley y
mandamientos que yo he escrito para
ensenarlos.
13 Y levantóse Moyses, y Josué su mi-
nistro ; y Moyses subió al monte de
Dios;
H Y dijo á los ancianos: Esperadnos
aquí hasta que volvamos* á vosotros; y
ÉXODO,
he aquí, Aaron y Hur edén con vosotros :
el que tuviere negocios, llegúese á ellos.
15 Entonces Moyses subió al monte, y
una nube cubrió el monte.
16 T la gloria de Jebova reposó sobre
el monte de Sinot, y la nube lo cubrió
por seis dias : y al séptimo día llamó- á
Moyses de en medio de la nube*
17 T el parecer de la gloria de Jebova
era como un fuego quemante en la cum-
bre del monte, á ojos de los htfos de
Israel
18 Y entró Moyses en medio de la nu-
be, y subió al monte : y estuvo Moyses
en el monte cuarenta dias, y cuarenta
noches.
CAPÍtÜLO XXV.
JPVe Dfoe ofrenda vohmtmria del pueblo para la obra
de ou tabernáculo y voto* de éL II. XI arca del teo-
timonio. IIL La cubierta del arca, 6 el propiciato-
rio, tu lugar, y veo. IV. La umm de la proposición
ton loo oatoe d eüa perteneciente*, y *uum. V.La
luminaria ó candelera con ¡oevatot y inotrumentoe d
él perteneciente*. VL Manda JXoe d Mayóte que
todo ota hecho conforme d la traza que l* fué moo-
YJEHOVA habló á Moyses, diciendo :
2 Habla á los hyos de Israel que
tomen para mi ofrenda: de todo varón,
cuyo corasen la diere de su voluntad,
tomaréis mi ofrenda.
8 T esta mrá la ofrenda que tomaréis
de ellos : Oro, y plata, y cobre ;
4 T cárdeno, y púrpura, y carmesí, y
lino fino, y pdos de cabras ;
5 T cueros de carneros teñidos de rojo,
y cueros de tejones, y madera de cedro ;
6 Aceite para la luminaria, especias pa-
ra el aceite de la unción y para el sahu-
merio aromático ;
? Piedras onyquinas, y piedras de en-
gastes para el ephod, y para el pectoral.
8 Y hacerme han santuario, y yo habi-
taré entre ellos.
9 Conforme á todo lo que yo te mos-
traré, et d safo», la semejanza del taber-
náculo, y la semejanza de todos sus va-
sos ; asi haréis.
10 1 Harán también un arca de madera
de cedro ; la longura de ella será de dos
codos y medio ; y su anchura de codo y
medio ; y su altura de codo y medio :
11 Y cubrirla has de oro puro, de dentro
y de fuera la cubrirás : y harás sobre
ella una corona de oro al derredor :
12 Y para ella harás de fundición cua-
tro sorteas de oro, que pongas á sus
cuatro esquinas; las dos Bortfyas al un
lado de ella, y las otrat dos sorteas al
otro lado.
80
18 Y harás tuto» barra» de Madwm As-
cedro, las cuales cubrirás de oro,
14 Y meterás las barras por las sorteos
á los lados del arca, para llevar el arca
con ellas.
15 Las barras se estarán en las sorteas
del arca; no se quitarán de ella.
16 Y pondrás en el arca el testimonio
que yo te daré.
17 1 Y harás una cubierta de oro fino : -
la longura de ellaserd de dos codos y
medio, y su anchura de codo y medio,
18 Harás también dos querubines do
oro, hacerlo has de martillo, á los dos
cabos de la cubierta,
10 Y harás el un querubín al un cabo
de la una parte, y el otro querubín al
otro cabo de la otra parte de la cubierta,
harás los querubines á sus dos cabos.
90 Y los querubines extenderán por en-
cima las alas, cubriendo con sus alas la
cubierta, las faces de ellos, U una en
frente de la otra, mirando á la cubierta
las faces de los querubines.
91 Y pondrás la cubierta sobre él arca,
encima, y en el arca pondrás el testimo-
nio, que yo te daré.
93 Y de allí me testificaré á tí, y ha-
blaré contigo de sobre la cubierta, de en-
tre los dos querubines que estarán sobro
el arca dd testimonio, todo lo que yo te
mandaré para los mjos de Israel
98 % Harás asimismo una mesa de ma-
dera de cedro : su longura será de dos
codos, y de un codo su anchura; y su
altura de codo y medio.
24 Y cubrirla has de oro puro, y hacerle
has una corona de oro al rededor.
26 Hacerle has también una moldura
al derredor de anchura de una mano, á la
cual moldura harás una corona de oro
alrededor.
96 Y hacerle has cuatro sorteas de oro,
las cuales pondrás á las cuatro esquinas
que tratan á sus cuatro pies.
27 Las sorteas estarán delante de la
moldura por lugares para las barras,
para llevar la mesa.
98 Y harás las barras de madera de ce-
dro, y cubrirlas has de oro, y con ellas
será llevada la mesa.
29 Harás también sus platos y sus cu-
charones, y sus cubiertas, y sus tazones
con que se cubrirá d pan : de oro fino
las harás.
80 Y pondrás sobre la mesa el pan de
la proposición delante de mi continuar
mente.
ÉXODO.
81 T ítem, harás un candelera de oro
poro; de martillo se hará el candelero:
su pié, y su caña, sos copas, sos mansa-
■as y sus flores, serán de k> misma
88 T saldrán seis canas de sns lados;
fes tres canas del candelero del nn lado
rayo; y las otra» tres callas del candelero
del otro su lado.
88 Tres copas almendradas en la una
cofia, urna manssna y una flor; y tres
eopas almendradas en la otra caña, «na
mangana y una flor; y asi en las seJa ca-
nas que salen del candelero :
84 Y en el candelero castro copas al-
mendradas, sus mañanas, y sns flores.
85 Una manzana debajo de las dos ca-
nas, de lo mismo; otra mangana debajo
de las otra* dos canas, de lo mismo; otra
mansana debajo de las oirá» dos canas, de
lo mismo, en las seis canas qne salen del
candelera.
88 8na manganas y sns canas serán de
lo mismo; todo ello de martillo de una
pieza, de puro ora.
87 Y hacerle has siete candilejas, las
cuales encenderás para que alumbren á
la parte de su delantera.
88 T sns despabiladeras y sus paletas
de oro puro.
88 De un talento de oro Ano lo harás,
con todos estos vasos.
40 % Y mira, y haz conforme á su se-
mejanza, que te ha sido mostrada en el
monte.
CAPITULO XXVL
Xa forma del tabernáculo p sut pistasen todo lo cual
memda Pipo d Mbuset que siga la trata que le fui
mostrad* en ot monto. IL JR oslo qm habió de
hacer apartatmonto entro el bogar tontísimo y el
otro cuerpo del Matearte, o qm cosas habían de
estar en cada «m* de estos apocamientos, lü. La
Montero del mwomécul*
Y EL tabernáculo harás de diez cor-
tinas de Uno torcido, cárdeno, y
púrpura, y carmesí : y harás querubines
de obra de artífice.
2 La longura de la una cortina de veinte
y ocho codos ; y la anchura de la misma
cortina de cuatro codos : todas las cor-
tinas tendrán una medida.
8 Las cinco cortinas estarán juntas la
una con la otra, y las otra» cinco cortinas
juntas la una con la otra.
4 Y harás lazadas de cárdeno en la
orilla de la una cortina, en el cabo, en la
Juntura: y asi harás en la orilla de la
postrera cortina en la juntura segunda.
5 Cincuenta, lasadas harás en la una
cortina, y otra» cincuenta' lasadas harás
Span. 6
en el cabo de la cortina que mtd en la
segunda juntura: las lazadas Miarán
contrapuestas la una á la otra.
6 Harás también cinenenta corchetes
de oro con los cuales juntarás las corti-
nas la una con la otra, y hacerse ha un
tabernáculo.
7 Harás asimismo cortinas de pifas de
cabras para una cubierta sobre el taber-
náculo : once cortinas harás.
8 La longura de la una cortina ssrrf de
treinta codos, y la anchura de la misma
cortina de cuatro codos: una medida
tendrán las once cortinas.
8 Y Juntarás por tí las cinco cortinas,
y las seis cortinas por si, y doblarás la
sexta cortina delante de la fas de la
tienda.
10 Y harás cincuenta lasadas en la orilla
de la una oortiua, al cabo en la Juntura,
y otras cincuenta lazadas en la orilla de
la segunda cortina en la otra Juntura.
11 Harás asimismo cincuenta corche-
tes de alambre, los cuales meterás por
las lazadas, y juntarás la tienda, y será
una.
13 Y la demasía que sobra en las cor-
tinas de la tienda, «• rf*o¿er,la mitad de
la una cortina, que sobra, sobrará á las
espaldas del tabernáculo.
18 Y un codo de la una parte, y otro
codo do la otra, que sobra en la longura
de las cortinas de la tienda, sobrará so-
bre los lados del tabernáculo de la una
parte y de la otra para cubrirlo.
14 Harás también á la tienda un cober-
tor de cueros de carneros tenidos de
rojo: y otro cobertor de cueros de tejo-
nes encima.
15 Y harás tablas para el tabernáculo
de madera de cedro estantes.
16 La longura de cada tabla »»rd de diez
codos, y de codo y medio la anchura de
la muana tabla.
17 Dos quicios tendrá cada tabla traba-
das la una con la otra: asi harás todas
las tablas del tabernáculo.
18 Y harás las tablas para el taberná-
culo, veinte tablas al lado del mediodía,
al austro.
19 Y harás cuarenta basas de plata pora
debajo de las veinte tablas, dos basas de-
bajo de la una tabla á sus dos quicios, y
dos basas debajo de la otra tabla á sus
dos quicios.
20 Y al otro lado del tabernáculo á la
parte del aquilón, veinte tablas.
31 Y sus cuarenta basas de plata, dos
81
ÉXODO.
basas debajo de la una tabla, y dos basas
debajo de la otra tabla.
22 Y al lado del tabernáculo al occi-
dente harás seis tablas.
28 T harás dos tablas para las esquinas
del tabernáculo á los dos rincones :
24 Las cuales se juntarán por abajo, y
asimismo se juntarán por en alto á una
misma sortija, asi será de las otras dos :
estarán á las dos esquinas.
25 Asi que serán ocho tablas, con sns
basas de plata, diez y seis basas ; dos ba-
sas debajo de la una tabla, y dos basas
debajo de la otra tabla.
26 Harás también lineo barras de ma-
dera de cedro para las tablas del un lado
del tabernáculo;
27 T otras cinco barras para los tablas
del otro lado del tabernáculo, y otras
cinco barras para el otro lado del taber-
náculo, qne sstá al occidente.
28 Y la barra del medio pasará por me-
dio do las tablas del un cabo al otro.
29 Y cubrirás las tablas de oro, y sus
sortijas harás de oro, para meter por
ellas las barras, y cubrirás de oro las
borras.
SOÍY altarás el tabernáculo conformo
á bu traes, que te fué mostrada en el
monte.
31 Harás también un Telo de cárdeno, y
púrpura, y carmes!, y de lino torcido ; será
hecho de obra de artífice con querubines.
32 Y ponerlo has sobre cuatro colum-
nas de cedro cubiertas de oro, sus capi-
teles de oro, sobre cuatro basas de plata.
83 Y pondrás el velo debajo do los cor*
chotes, y meterás allí del Velo á dentro,
el arca del testimonio; y aquel velo os
liará separación entreoí santo lugar y el
Itujar santísimo.
:Í4 Y pondrás la cubierta sobre el arca
del testimonio en el lugar santístino.
:;5 Y la mesa pondrás fuera del Tolo, y
el cándele? o en frente de la mesa al lodo
dol tabernáculo al mediodía ; y la mesa
pondrás al lado del aquilón.
86 1f Y harás á la puerta del taberná-
culo un .pabellón do cárdeno, y purpuro,
y carmesí, y lino torcido, do obra do
bordador.
87 Y liarás para el pabellón cinco co-
lumnas de cedro, las cuales cubrirás de
oro, con sus capiteles de oro, y hacerle
has do fundición cinco basas de metaL
CAPITULO XXVII.
El altar del kolocamto con lo$ instrumentos d e*l per»
JcjKcfeNt*. U. EtpaHo, ó 9ttvmé$*til nmntatto meu
. 83
entrada. Ut Mentía DU* qn* mdrnmfr del pme-
oto el aceite con qm arda siempre el camdelero en. el
santuario, y se&aTaseU su atiento delante de la
meta del pan de la proposición,
HABAS también nn altar de jnadeca
de cedro do cinco eodos. -de lcmgu-
ro, y de otras cinco codos de anchura :
será cuadrado el altar, y su altura do
tres codos.
2 Y harás sus cuernos á sns cuatro es-
quinas : sus cuernos serán de lo mismo,
y cubrirlo nos de metaL
8 Harás también sus calderones pana
limpiar bu cenlsa, y sus bacales, y su*
lebrillos, y sus garfios, y sus ¡salas, todos
sns vasos harás de metaL
4 Hacerlo has también una criba 4o
metal de' hechura de red^y harás sobeo
la red cuatro sorttyas de metal á sus
cuatro esquinas.
5 Y ponerla has dentro del careo del
altar abajo, y llegará aquella red hasta
el medio del altar.
6 Y harás barras para el altas,, basras
do madera de cedro, las cuales cubrirás
de metal
7 Y sus barras se meterán por las sor-
tijas, y estarán aquellas borras á ambos
lados del altar, cuando hubiere de ser
llevado.
8 Hueco de tablas lo harás, de la ma-
nera que te fué mostrado en el monto :
asi lo harán.
9 H" Asimismo harás el patio del ta-
bernáculo al lado del mediodía, al ana*
tro : el patio tendrá las cortinas de Uno
torcido, de cien codos do longura cada
un lado.
10 Sus columnas serán vente, y sus
basas veinte de metal, los capiteles do
los columnas y sus molduras de plata»
11 Y de la misma manera* al todo dol
aquilón, en la lnnguf* habrá cortinas #o
cien codos en loogura, y sus oolttnoas
vointe, con sus veinte basas do metal :
los capiteles de las columnas y sus mol-
duras de plato.
12 Y la anchara del patio al lodo dol
occidente tendrá cortinas de cincuenta
codos, y sus columnas serán diez, oqa
sus diez basas.
IS Y en la anchura del patio al lado del
levante, al oriente habrá cincuenta co-
dos.
14 Y las cortinas del un lado serán de
qulnco codos, sus columnas tres, can
sus tres basas.
15 Al otro lado, quince cortinas, sus
columnas toes, con, sus tres basas.
ÉXODO.
Id T á 1* puerta del patio habré un pa-
bellón de veinte codos, de cárdeno, y
púrpura, y carmesí, y lino torcido de
obra de bordador: tus columna» atré*
cuatro oom m cuatro baste.
1? Todas lea eolmmuas del patio al
rededor serán cefiidaa de plata; mas sus
capiteles aeran de plata, y ana basas de
18 La lougura del patio mrú de den
codos, y la anchara cincuenta con cin-
cuenta, y la altura de cinco codos de lino
tortada, y sus basas de metal
19'Todoa los tusos del tabernáculo en
todo su servicio, y todas eos estacas,
y todas Jas estacas del patio «eré» de
20 1 Y tú mandarás á los htyos de Is-
rael, que te tomen aceite de olivas, clo-
ro, molido, para la luminaria, para hacer
arder continuamente las lámparas.
81 En el tabernáculo del testimonio
del relo á fuera, que otará delante del
testimonio; las cuales pondrá en orden
Aaron y sus lujos desde la tarde hasta la
mañana delante de Jehova por estatuto
perpetuo por sus generaciones de los
lujos de IsraeL ,.
capitulo xxvm.
d* lo» mmwrm aaetrdolt*.
Y TÚ has llegar á ti á Aaron tu her-
mano, y á sus lujos consigo de en-
tre los lujos de Israel, para que sean mis
sacerdotes, Aaron, Nadab y Abiu, Elea-
sar, y Ithamar lujos de Aaron.
2 T harás vestidos santos para Aaron
tu hermano, para honra* y hermosura.
Z Y tú hablarás á todos los que fueren
sabios de coran», los cuales yo he hen-
chido de espíritu de sabiduría, paro que
hagan los vestidos de Aaron para santi-
Écariev para que sea mi sacerdote.
4 Los vestidos que harán, taran, estos:
£1 pectoral, y el ephod, y el manto, y
la túnica listada, la mitra, y el cinto. Y
hagan les santos vestidos á Aaron tu
hermano» y á sus lujos, para que sean
mis sacerdotes.
¿ Los cuales tomaran oro, y cárdeno, y
púrpura, y carmesí, y lino nao;
6* Y harán el ephod de oro; y cárdeno, y
púrpura, y carmesí, y lino torcido de
obra de bordador.
7 Tendrá dos hombreras que se junten
asna dos lados, y ost se juntará. '
8 Y el artificio de su cinta que atará
sobre a, será de en misma obra, de lo
mismo, st á ssssr, de oro, cárdeno, y
púrpura, y carmesí, y lino torcido.
0 Y tomaras dos piedras onyquinos, y
grabarás en ellas los nombres de los
hijos de Israel;
10 Los seis de sus nombres en la una
piedra, y los otros seis nombres cu la
otra piedra conforme á sus nacimientos.
11 De obra do maestro do piedras ha-
rás grabar do grabaduras de sello aque-
llos dos piedras do los nombres de los
hijos de Israel; harásles al derredor en-
gastes de oro.
12 Y aquellas dos piedras pondrás so-
bre los hombros del ephod, serán piedras
de memoria á loa lujos de Israel; y Ao*
ron llevará los nombres de ellos delante
de Jehova en sus dos hombros por me-
moria.
13 Y harás Jos engastes de oro ;
14 Y dos cadenas pequeñas de fino oro,
las cuales harás de hechura de trenza, y
pondrás las cadenas de hechura de tren-
ca en los engastes.
15 ítem, harás el pectoral del juicio; de
obra artificiosa hacerlo has conforme á la
obra del ephod, de oro, y cárdeno, y púr-
pura, y carmesí, y Uno torcido.
10 Será cuadrado doblado, de un palmo
de longura, y de un palmo de anchura.
17 Y henchirlo has de pedrería con
cuatro órdenes de piedras. £1 orden:
un rubí, una esmeralda, y una crysolita,
el primer orden.
18 El segundo orden, un carbunclo, un
zsphlro, y un diamante.
19 £1 tercer orden, un topacio, ana
turquesa, y un ametbysto.
20 Y el cuarto orden, un tharsls, un
onyx, y un jaspe, engastadas en oro en
sus engastes.
21 Y serán aquellas piedras según los
nombres ¿Je los lujos de Israel, doce se-
gún sus nnmbresj como grabaduras de
sello, cada uno, según su nombre, serán
á los doce tribus.
22 Harás también en el pectoral cade-
nas pequeñas de hechura de trenas* de
oro fino. -^
23 Y harás en el pectoral dos sorteas
de oro, las cuales dos sortijas pondrás á
los dos cabos del pectoral.
24 Y pondrás las dos trenzas de oro en
las dos sortijas, en los cabos del pectoral.
25 Y los otros dos cabos de las dos tren-
ras sobre los dos engastes, y ponerlas
has á los lados del ephod en la parte
delantera, DlgltlzeByGoOgIe
ÉXODO.
26 Hará» también otraa dos sortijas de
• oro, las cuales pondrás en los dos cabos
del pectoral en sn orilla qne 4*td al cabo
de\ ephod de la parte de abajo.
27 Harás asimismo otra* dos sortijas
de oro las cuales pondrás á los dos la-
dos del ephod, abajo en. la parte delan-
tera, delante de su juntura, sobre el cin-
to del ephod.
28 T juntarán el pectoral con sus sor-
teas á las sorteas del ephod con un cor-
don de cárdeno, para que esté sobre el
cinto del ephod, y no se aparte el pecto-
ral del ephod.
29 T llevará Aaron los nombres de los
lrijoa de Israel en el pectoral del juicio
sobre su corazón, cuando entrare en el
santuario en memoria delante de Jehova
continuamente.
3flT Y pondrás en el pectoral del juicio
Vrim y Thumim para que estén sobre
el corason de Aaron, cuando entrare de-
lante de JehoTa: y llevará Aaron el
juicio de los lujos de Israel sobre su
corazón siempre delante de Jehova.
81 Harás el manto del ephod todo de
cárdeno.
82 T tendrá el collar de su cabeza en
medio de él, el cual tendrá un borde al
rededor de obra de tejedor, como -un
collar de un coselete, que no se rompa.
88 T harás en sus orladuras granadas
de cárdeno, y púrpura, y carmesí, por sus
orladuras al derredor ; y unas campanillas
de oro entre ellas al rededor.
84 Una campanilla de oro y nna grana-
da, otra campanilla de oro y otra granado,
por las orladuras del manto al derredor.
85 T estará sobre Aaron cuando minis-
trare, y oírse ha su sonido cuando el en-
trare en el santuario delante de Jehova,
y cuando saliere : T no morirá.
86 ítem, harás una plancha d# oro Uno,
y grabarás en ella de grabadura de seUo,
fljLNTiDAD L Jehova.
87 T ponerla has con un cordón cárde-
no, y estará sobre la mitra; delante la
delantera de la mitra estará.
38 T estará sobré la f)-ente de Aaron, y
Aaron llevará el pecado de las santifi-
caciones, que los lujos de Israel santifi-
caren en todas las ofrendas de sus san-
tificaciones, y sobre su frente estará con-
tinuamente, para que hayan gracia de-
lante de Jehova.
89 ítem, bordarás una túnica de lino, y
harás una mitra de lino, harás también
un cinto de obra de recamador :
84
40 Mas á los lujos de Aaron harás tú-
nicas: hacerles has también cintos, y
hacerles has chapeos para honra y her-
mosura;
41 T con ellos vestirás á Aaron tu her-
mano, y á sus lujos con él; y ungirlos
has y henchirás sus manos, y santificar-
los has para que sean mis sacerdotes.
42 T hacerles has pañetes de lino para
cubrir la carne vergonzosa: serán desde
los lomos hasta los muslos.
48 T estarán sobre Aaron y sobre sus
hfyos cuando entraren en el tabernáculo
del testimonio, 6 cuando se llegaren al
altar para servir en el santuario; y no
llevarán pecado, y no morirán. Esta-
tuto perpetuo para él, y para su simiente
después de éX
CAPITULO XXIX.
Lo» tacHJIcio*, rito y ceremonias con qm Im «oeer-
dotee kmbien de eer tommgruén$, y primmmu i»U
de eu ihiwii»| y unción. IL Sn espiado*. JIL
Su coneaeracion. IV. La expiación y conaagracion
del altar del Mocaueto. V. El mcrificto continua
quemhaUa de e/r«eer eebre ét todo» be diem. VI.
Promete Dio§ a* habitación y la reeidemcia de m
gloria en aquel lugar entre loe Jktfo* de hrael% con
que ati et lugar como lo» mtnittro» de A terian man-
fyCcado*.
Y ESTO es lo que les harás para san*
tificarlos para que sean mis sacer-
dotes. Toma un novillo lujo de vaca, y
dos carneros perfectos;
2 T panes sin levadura, y tortas sin le-
vadura amasadas con aceite, y hojaldres
sin levadura untadas con aceite, las
cuales cosas harás de flor do» harina de
trigo:
8 T ponerlas has en un canastillo, y
ofrecerlas has en el canastillo con el no-
villo y los dos carneros.
4 T harás llegar á Aaron y á sus htyos
á la puerta del tabernáculo del testimo-
nio, y lavarlos has con agua.
5 T tomarás tes vestiduras, y vestirás
á Aaron la túnica y el manto del ephod,
y el ephod, y el pectoral, y cernirle has
con el cinto del ephod.
6 T pondrás la mitra sobre su cabeza,
y la corona de la santidad pondrás sobro
la mitra.
7 T tomarás el aceite de la unción, y der-
ramarás sobre su cabeza, y ungirlo has.
8 Y harás llegar sus hijos, y vestirles
has las túnicas.
9 Y ceñirles has el cinto, á Aaron y A
sus lujos, y apretarles has los chapeos, y
tendrán el sacerdocio por fuero perpe-
tuo: y henchirás las manos de Aaron y
de sus htjos.Dig'tized bv ^(
ÉXODO.
10 t T harás llegar el novillo delante
del tabernáculo del testimonio, y Aaron
y sus lujos pondrán sus manee sobre la
cabeza del novillo:
11 Y matarás el novillo delante de Je-
hova á la puerta del tabernáculo del tes-
timonio,
12 T tomarás de la sangre del novillo,
y pondrás sobre los cuerno* del altar
con tm dedo, y toda la otra sangre echa-
rás al cimiento del altar.
13 T tomarás todo el sebo que cubre
los intestinos, y el redaño de sobre el
hígado, y los. dos linones, y el sebo que
está sobre euos, y encenderlos has sobre
el altar:
14 Empero la carne del novillo, y su
pellejo, y su estiércol quemarás á fuego
íbera del campo: tt expiación.
15 T tomarás el un carnero, y Aaron y
sus hijos pondrán sus manos sobre la
cabeza del carnero :
16 T matarás el carnero, y tomarás su
sangre, y rociarás sobre el altar al rede-
dor.
17 X cortarás el carnero por sus piezas,
y lavarás sus intestinos, y sub piernas, y
ponerlas has sobre sus piezas y sobre su
cabeza:
18 T quemarás todo el carnero sobre
el altar: holocausto es á Jehova, olor de.
holganza, ofrenda encendida es á Je-
hova.
19 1 ítem, tomarás el segundo carnero,
y Aaron y sus hQos pondrán sus manos
sobre la cabeza del carnero,
20 Y matarás el carnero, y tomarás de
Su sangre, y pondrás sobre la ternilla de
la oreja derecha de Aaron, y sobre la
ternilla de las orejas de sus hijos, y so-
bre el dedo pulgar de las roanos dere-
chas de ellos, y sobre el dedo pulgar de
loa pies derechos de ellos, y esparcirás
la sangre sobre* el altar al derredor.
21 Y tomarás de la sangre, que estará
sobre el altar, y del aceite de la unción, y
esparcirás sobre Aaron, y sobre tus ves-
tiduras y sobre sus hijos, y sobre sus
Testiduras con él, y él será santificado
y sus vestiduras, y sus hijos, y las vesti-
duras de sus hijos con éL
22 Luego tomarás del carnero el sebo,
y la cola, y el sebo que cubre los intes-
- Unos,- y el redaño del hígado, y los dos
ríñones, y el sebo que está sobre ellos, y
la espalda derecha, porque es carnero
de consagraciones:
28 Y una hogaza de pan, y tina torta
de pan de aceite, y «na hojaldre del ca-
nasto de las cenceñas, que está delante
de Jehova.
24 Y ponerlo has todo en las manos de
Aaron, y en las manos de tus hflos, y
mecerlo has en mecedura delante de Je-
hova.
25 Después tomarlo has de sus manos,
y encenderlo has sobre el sitar sobre
el holocausto por olor de holganza de-
lante de Jehova, Ofrenda encendida es
á Jehova.
26 Y tomarás el pecho del esmero de
las consagraciones, el cual es de Aaron,
y mecerlo has por ifrsnáa mecida de-
lante de Jehova, y será tu porción.
27 Y apartarás el pecho de la mecedu-
ra, y la espalda de la santificación que
foé mecido, y que fué santificado del
carnero de las consagraciones de Aaron
y de bus hijos.
28 Y será para Aaron, y para sus htyos
por fuero perpetuo de los htyos de Israel ;
porqne es apartamiento : y será aparta-
do de los byos de Israel de sus sacrifi-
cios pacíficos: apartamiento de ellos
será para Jehova»
29 Y las vestiduras santas que san de
Aaron, serán de sus hijos después de él
para ser ungidos con ellas, y para ser
eon ellas consagrados.
90 Siete días los vestirá el sacerdote de
sus hijos, que en su lagar viniere al ta-
bernáculo del testimonio á servir en el
santuario.
31 Y tomarás el carnero de las consa-
graciones, y cocerás su carne en el lo-
gar del santuaria
32 Y Aaron y sus htfos comerán la
carne del carnero, y el pan que e*tá en el
canastillo, á la puerta del tabernáculo
del testimonio.
33 Y comerán aquellas cosas eon las
cuales fueron expiados para henchir sus
manos para ser santificados. Y el ex-
trangero no comerá, porque son santi-
dad.
34 Y si sobrare algo de la carne de las
consagraciones y del pan hasta la ma-
ñana, lo que hubiere sobrado quemarás
con mego: no se comerá, porque es
santidad.
35 Asi pues harás á Aaron y á su h^os,
conforme á todas las cosas que yo te he
mandado: por siete dias los consagra-
rás.
86 J Y sacrificarás el novillo de la ex-
piación cada dia por las expiaciones, y
85
ÉXODO.
expiarás el altar explándotelo, y ungirlo
has para santificarlo.
37 Por siete dias expiarás el altar, y lo
santificarás, y será el altar santidad* de
santidades: cualquiera cosa que tocare
al altar, será santificada.
$8 1 Y lo que harás sobre el altar será
esto : dos corderos de un año, cada dia
continuamente.
89 £1 un cordero harás á la mañana, y el
otro cordero harás entre los dos tardes.
40 Y una diezma de flor de harina ama-
sada con aceite molido la cuarta parte de
un hin : y la derrama dura será la cuarta
parte de un hin de Tino con cada cor-
dero.
41 Y el otro cordero harás entre las dos
tardes conforme al presente de la ma-
ñana, y conforme á su derramadura ha-
rás, por olor de holganza : será ofrenda
encendida á Jehova.
43 Esto será holocausto continuo por
vuestras edades á la puerta del taberná-
culo del testimonio delante de Jehova,
en el cual me concertaré con vosotros
para hablaros allí.
48 Tí Y allí testificaré de mí á los hijos
de Israel, y será santificado con mi glo-
ria.
44 Y santificaré el tabernáculo del tes-
timonio, y el altar: y áAaron y á sus
hijos santificaré para que sean mis sa-
cerdotes.
45 Y yo habitaré entre los hyos de Is-
rael, y serles he por Dios.
46 Y conocerán que yo soy Jehova su
Dios, que los saqué de la tierra de
Egypto para habitar en medio de ellos :
Yo Jehova su Dios.
CAPITULO XXX.
El altar del perfume y su lugar en- el santuario, m
uto, y su expiación. II. Manda Dio* que cuando
fuesen contado» ton hijo* da Israel, cada uno diese
medio siclo para la obra del tabernáculo en rescate
de su vida. III. La junte, su asiento, y su uso. I V.
La confección del santo aceite, y las cosas que cim ti
hablan de ser ungidas. Y. Ley que no se haga otro
semejante para profanos usos. VI. La confección
del perfume. VIL Ley que ni en el santuario m
ofrertese otro perfiune, ni se hiciese otro como él
para usar fuera del santuario.
HARÁS asimismo un altar de sahu-
merio de perfume: de madera de
cedro lo harás.
2 Su longura será de un codo, y su an-
chura do un codo ; será cuadrado ; y su
altura de dos codos, y sus cuernos serán
de el mismo.
8 Y cubrirlo has do oro puro, su te-
chumbre, y sus paredes ai rededor, y sus
86
cuernos : y hacerle haTal derredor una
corona de oro.
4 Hacerle has también dos sortijas de
oro debajo de su corona, á sus dos es-
quinas, en sus ambos lados, para meter
las barras con que será llevado.
5 Y harás las barras de madera de ce-
dro, y cubrirlas has de oro.
6 Y ponerlo has delante del velo que
está junto al arca del testimonio, delante
de la cubierta que está sobre el testimo-
nio, donde yo te testificaré de mi.
7 Y quemará sobre el Aaron sahumerio
de especias cada mañana, el cual que-
mará cuando aderezare las lámparas.
8 Y cuando Aaron encenderá las lám-
paras entre las dos tardes, quemará el
sahumerio continuamente delante de
Jehova por vuestras edades.
9 No ofreceréis sobre él sahumerio
ageno, ni holocausto, ni presente, ni
tampoco derramaréis sobre él derra-
madura.
10 Y expiará Aaron sobre sus cuernos
una vez en el año con la sangre de la ex-
piación de las reconciliaciones, una vez
en el año expiará sobre él en vuestras
edades. Santidad de santidades será á
Jehova.
11 1T Y habló Jehova á Moyscs, di-
.ciendo:
12 Cuando tomares el número de los
hijos de Israel por la cuenta de ellos,
cada uno dará á Jehova el rescate de su
alma, cuando los contares, y no habrá en
ellos mortandad por haberlos contado.
13 Esto dará cualquiera que pasare por
la cuenta, medio siclo conforme al siclo
del santuario. El siclo es de veinte óbo-
los : la mitad de uu 6lclo será la ofrenda
á Jehova.
14 Cualquiera que pasare por la cuenta
de veinte años arriba dar¿l la ofrenda á
Jehova.
15 Ni el rico aumentará, ni el pobre
disminuirá de medio siclo, cuando die-
ren la ofrenda á Jehova para hacer ex-
piación por vuestras personas.
16 Y tomarás de los hijos de Israel el
dinero de las expiaciones, y darlo has
para la obra del tabernáculo del testi-
monio ; y será por memorial á los hijos
de Israel delante de Jehova para expiar
vuestras personas.
17 H Habló mas Jehova á Moyscs, di-
ciendo:
18 Harás también una fuente de metal
con bu basa de metal para lavar, y po-
BXODO.
nerla ha* entre el tabernáculo deMesti-
monlo, j el altar: y pondré» en ella
agua;
19 Y de ella bc lavarán Aaron y sus hi-
jos sos 'manos y sns piée :
20 Cuando entraren en el tabernáculo
del testimonio, lavarse han con agua, y
no morirán: y cuando se llegaren al
aKar para ministrar» para encender á Je-
hova la ofrenda encendida ;
21 Entonces se lavarán las manos y los
píes, y no morirán. T esto tendrán por
estatuto perpetuo, él y su simiente per
sus generaciones.
33 1 Habló mas Jehova á Moyses, di-
ciendo :
23 T tú tomarte has de las principales
especias, de mirra excelente quinientos
«lelos, y de canela aromática la mitad de
esto, et á saber, doscientos y cincuenta :
y de cálamo aromático doscientos y cin-
cuenta:
24 T de casia quinientos al peso del
santuario: y de aceite de olivas un
bin.
26 T harás de etio el aceite de la santa
unción, ungüento de ungüento, obra de
perfumador, el cual será el aceite de la
santa unción.
26 Con el ungirás d tabernáculo del
testimonio, y el arca del testimonio;
27 T la mesa, y todos sus vasos ; y el
ennddero, y todos sus rasos; y el altar
del perfume,
28 Y el altar del holocausto y todos sus
tssos, y la mente y su basa,
20 Y consagrarlos has, y serán santidad
de santidades: "cualquiera cosa que to-
care en ellos, será santificada.
80 Ungirás también áAaron y á sus
hijos, y santificarlos has para que sean
mis sacerdotes.
81 t Y hablarás á los lujos de Israel,
«Hciendo: Este será mi aceite de la santa
andón por vuestras edades.
82 Sobre carne de hombre no será un-
tado, ni taréis otro semejante conforme
A su composición: santo es, tenedo.heis
vosotros por santo.
23 Cualquiera que compusiere ungüen-
to semejante, f que pusloro de él sobre
algún extraño, será cortado de sus pue*
blos.
84 Y Dtfo mas Jehova á Moyses : Tó-
mate especias arojndtica* ; "es d taberi
estaete, y uña, y gálbano aromático, y
indenso limpio en igual pesor
85 Y liarás de- ello una confección aro* I
mátlea de obra do perfumador, meada-
da, pora, y santa.
86 Y molerás de ella pulverizando, y
de día pondrás delante dd testimonio
en d tabernáculo dd testimonio donde
yo te testificaré de mi: Santidad de san-
tidades os será.
87 1 La eoníeeclon ano harás, no os
haréis otra según su composición : San-
tidad te será para Jehova.
88 Cualquiera que hiciere tira como
eQa para olería, será cortado de sus
pueblos.
CAPITULO XXXL
Lo oocmcion da ñt$*ieeind* Ooliab ariijtcee imigme
para hacer toda la obra del sanatorio. Jl Sepile*
el cuarto mancamiento de la observación del mibado
teAalado de Dtot en testimonio de rm poeto. til. Re-
cibe Mepnetla lea escrita de la mano de JMoe en do*
tabkm do piedra.
Y HABLÓ Jchovaá Moyses, didendo :
2 Mira, yo he llamado por tu nom-
bre á Beseled bUo de Uri, hijo de Hur,
do la trian de Jada,
3 Y lo he henchido de espíritu de Dios,
en sabiduría, y en inteligencia, y cu
ciencia, y en todo arf ificio,
4 Para Inventar invenciones para obrar
en oro, y en plata, y en rae tal
5 Y en artificio do piedras para engas-
tar, y en artifldo de madera, para obrar
en toda obra.
6 Y he aquí que yo he puesto con él á
Oollab, hijo de Achtearoec de la tribu
de Dan: y be puesto sabiduría en el
ánimo de todo sabio de corazón, para
que bagan todo lo que te he mandado. *
7 £1 tabernáculo del testimonie, y el
arca dd testimonio, y la cubierta que
estera sobre ella, y todos los Vasos dd
tabernáculo,
8 Y la mesa y sus vasos, y el canddoro
limpio y todos sus vasos, y d altar dd
perfume,
2 Y d altar del holocausto, y todos sus
vasos, y la fuente, y su basa,
10 Y las vestiduras dd servido, y las
santas vestiduras, para Aaron d sacer-
dote, y las vestiduras do sus hijos, para
que sean sacerdotes,
11 Y el aceite de la tmeion, y d per-
fume aromático para el santuario, dcnal
harán conforme á todo io qne yo te he
mandado.
12 ^ Habló mas Jehova á Moyses, di-
ciendo :
18 Y tú hablarás á los hjjos de Israel,
diciendo: Con todo eso vosotros guar-
daréis mis sábadas; porque es señal
87
ÉXODO.
entre mi y vosotros por vuestras edades,
pora que sepáis que yo toy Jehova, que
os santifico ;
14 Así que guardaréis el sábado porque
santo es á vosotros : £1 que lo profanare,
muriendo morirá: porque cualquiera
que hiciere obra alguna en él, aquella
alma será cortada de en medio de sus
pueblos.
15 Seis dias se hará obra; y el séptimo
día sábado de reposo $erá santo á Je-
hova: cualquiera que hiciere obra el día
del sábado, muriendo morirá.
16 Guardarán pues el sábado los hijos
de Israel, haciendo sábado por sus eda-
des, pacto perpetuo:
17 Señal e$ para siempre entre mi 7 los
hijos de Israel ; porque en seis dias hizo
Jehova los cielos y la tierra, y en el sép-
timo día cesó, y reposó.
18 T Y dio á MoyBes, como acabó de
hablar con él en el monte de 81nal, dos
tablas del testimonio, tablas de piedra
escritas con el dedo de Dios.
CAPITULO XXXII.
Tardando* Moyses en el monte, el pueblo se amotina
contra Aaron por idolatrar, y hace y adera un be-
cerro de oro. ILMoyeeses advertido de Dios del pe-
cado del pueblo, y él ora por ¿L, y resiste día ira de
JNm coa eu oración, 717. Venido al campo, y vieta
hvabommacion, quiebra con enojo hv tablas de la
ley, y quema el becerro, y da 4 beber tus póteos al
pueblo idólatra, IV. Reprende d Aaron, y él se
excusa. V. Los Levitas solos siguen la vea de Dios
con Moyses, y matan dd pueblo casi tres mil per-
somas en castigode la idolatría. VI. Monees exhorta
al pueblo d arrepentimiento, y ora d Dios por él: y
Dios se aplaca por su oración, y dilata su castigo.
MAS viendo el pueblo que Moyses
tardaba de descender del monte,
juntóse entonces el pueblo contra Aa-
ron, y dijéronle : Levántate, haznos dio-
ses que vayan delante de nosotros : por-
que á este Moyses, aquel varón que nos
sacó de la tierra de Egypto, no sabemos
que le haya acontecido.
2 T Aaron les dijo : Apartad los zarci-
llos de oro que ettán en las orejas de
vuestras mugeres, y de vuestros htyos,
y de vuestras hijas, y traédmelos.
3 Entonces todo el pueblo apartó los
zarcillos de oro que tentón en sus orejas,
y trujáronlos á Aaron.
4 El cual los tomó de las manos de
ellos, y formólo con buril, y hizo de ello
un becerro de fundición, y dijeron : Is-
rael, estos $on tus dioses que te sacaron
de tierra de Egypto.
5 T viéndolo Aaron, edificó un altar
delante de él, y pregonó Aaron, y dijo :
Mañana wrá fiesta á Jehova.
6 Y él dia siguiente madrugaron, y
ofrecieron holocaustos, y presentaron
pacíficos : y el pueblo se asentó á comer
y á beber, y levantáronse á regocijarse.
7 f Entonces Jehova dfyo á Moyses:
Anda, desciende ; porque tu pueblo, que
sacaste de tierra de Egypto, sé ha cor-
rompido.
$ Presto se han apartado del eamino
que yo les mandé; y se han hecho un
becerro de fundición, y lo han adorado,
y han sacrificado á él, y han dicho: Is-
rael, estos ton tus dioses, que te sacaron
de tierra de Egypto.
9 Dijo mas Jehova á Moyses : Yo he
visto á este pueblo, que cierto es pueblo
de dura cerviz.
10 Ahora pues déjame, que se encienda
mi furor en ellos, y los consuma, y á ti
yo te pondré sobre gran gente.
11 Entonces Moyses oró á la faz de Je-
hova su Dios, y dijo: Oh, Jehova, ¿por
qué se encenderá tu furor en tu pueblo,
que tú sacaste de la tierra de Egypto
con gran fortaleza, y con mano fuerte?
13 ¿ Por* qué han de decir los Egypcios,
diciendo : Con 'nial los sacó, para matar-
los en los montes, y para raerlos de so-
bre la haz de la tierra? Vuélvete de la
Ira de tu furor, y arrepiéntete del mal de
tu pueblo.
13 Acuérdate de Abraham, de Isaac, y
de Israel tus siervos, á los cuales has
jurado por ti mismo, y díchoiw: Yo
multiplicaré vuestra simiente como las
estrellas del cielo : y daré á vuestra si-
miente toda esta tierra que he dicho, y
tomarla han por heredad para siempre.
14 Entonces JeUbva se arrepintió del
mal, que dtyo, que habla de hacer á su
pueblo.
15 Tí T volvióse Moyses, y descendió
del monte trayendo en su mano las dos
tablas del testimonio, las tablas escritas
por sus ambas partes : de una parte y
de otra adoban escritas.
16 T las tablas eran obra de Dios, y la
escritura era escritura de Dios grabada
.sobre las tablas.
17 T oyendo Josué la voz del pueblo
que gritaba, dfyo á Moyles : Alarido do
pelea hay en el campo.
18 T él respondió : No e* alarido de res-
puesta de fuertes, ni alarido de respues-
ta de flacos': alarido de cantar oigo yo.
19 T aconteció, que como él llegó al
campo, y vio el becerro, y las danzas, el
furor se le encendió á Moyses- y arrojó
KXODO.
las tablas de ama mboi, y quebróles «1
pié del monte.
20 T tomé el becerro que hablan hecho,
y quemólo en el mego, y moliólo hasta
volverlo en polvos, y esparció fot polvo*
sobre las aguas, y dioTo á beber á los hi-
jos de Israel.
81 1 Y dijo Moyses 4 Aaron: ¿Qué te
ha hecho este pueblo, que has tímido so-
bre él te» gran pecado f
33 T respondió Aaron: No se enoje
mi señor, tú conoces el pueblo, que es
indimmdo a mal -
33 Porque me dieron: Hamos dioses
que vayan delante de nosotros; que á
este Moyses, el varón que nos sacó de
tierra de Egypto, no sabemos que le ha
94 T yo les respondí :¿ Quién tiene oro?
apartadlo. X diéronmelo, y échelo en
el luego, y salió este becerro.
25 H T viendo Moyses el pueblo, que
estaba desnudo, (porque Aaron le habla
desnudado para verguease cutre sus
enemigos,)
2$ Púsose Moyses 4 la puerta del real,
j dtyo: ¿Quién t» de Jehova? Ffeyu
conmigo. T juntáronse con él todos
loshUoadeLevL
27 Y el les dUo: Asi dtfo Jehova, el
Dios de Israel: Poned cada uno su es-
pada sobre su muslo : pasad y volved de
puerta 4 puerta por el campo, y matad
cada uno 4 su hermano, y 4 su amigo, -y
4 su pariente.
28 Y los hijos de Levf lo hicieron con-
forme al dicho de Moyses, y cayeron del
pueblo en aquel día como tres mil hom-
bres.
20 Entonces Moyses dtfo: Hoy os ha-
béis consagrado 4 Jehova, porque cada
uno m hm consogrado en su Ujo, y en su
hermano, para que él dé hoy sobre vo-
sotros bendición.
30 ? Y aconteció que el día siguiente
Moyses dijo al pueblo : Vosotros habéis
pecado un gran pecado : mas yo subiré
ahora 4 Jehova, quizá le aplacaré sobre
vuestro pecado.
31 Entonces volvió Moyses 4 Jehova,
y <HJo: Yo te ruego: este pueblo ha pe-
cado «* pecado grande, porque se hicie-
ron dioses de oro»
32 Que perdones ahora su pecado, y si no,
ráeme ahora de tu libro, que has escrito.
33 Y Jehova respondió 4 Moyses: Al
que pecara contra mi, 4 este raeré yo de
mi libro»
34 Vé pues anota, Beta 4 este pueblo
donde fe he dicho: he aqui, mi ángel
Irá delante de ti, que en el día de mi
visitación yo visitaré en ellos tu pecado.
*5 Y hirió Jehova al pueblo, porque
hablan hecho el becerro que biso Aaron.
CAPITULO XXXIII.
i Diee át jmmM» dmre
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rmdt m benevolencia eem me dejar m pernee*. JTL
Diee h promete de ir ten é%fét dnrle ei eonoei
miente de ¿ene en mentí emnde erm düpnuetlt.
Y JEHOVA <njo á Moyses : Vé, sube
de aqui, tú y el pueblo, que sacaste
de la tierra de Egypto, á la tierra, de la
cual yo juré á Abraham, Isaac, y Jacob,
diciendo : A tu simiente la daré :
2 Y yo enviaré delante de Ü el ángel,
y echaré fuera al Chananeo, y al Amor-
rheo, y al Hettheo, y al Phereseo, y al
Heveo, y al Jebuseo,
8 A la tierra que corre leche y miel :
porque yo no subiré en medio de ti, por-
que eres pueblo de dura cervia, porque
yo no te consuma en el camino.
é Y oyendo el pueblo esta mala pala-
bra, pusieron luto, y ninguno puso so-
bre si sus atavíos.
5 Y Jehova dtyo á Moysesr Di 4 los
hfyos de Israel: Vosotros sola pueblo de
dura cerviz: en un momento subiré en
medio de ti, y te consumiré: quítate
pues ahora tus atavíos que yo sabré lo
que te tengo de hacer.
6 Entonces los htyos de Israel se des-
pojaron de sus atavíos desde el monte
Oreb.
7 Y Moyses tomó el tabernáculo, y
extendiólo fuera del campo, lejos del
campo, y llamóle: El tabernáculo del
testimonio : y fué, que cualquiera que
requería 4 Jehova, salla al tabernácu-
lo del testimonio, que estaba mera del
campo.
8 Y era, que cuando salla Moyses al
tabernáculo, todo el pueblo se levanta-
ba, y estaba cada uno en pié á la puerta
de su tienda, y miraban en pos de Moy-
ses, hasta que él entraba en el taberná-
culo:
9 Y cuando Moyses entraba en el ta-
bernáculo, la columna de nube descen-
día, y se ponia á la puerta del taberná-
culo, y Jehova hablaba con Moyses.
10 Y viendo todo el pueblo la columna
de la nube, que estaba á la puerta del
tabernáculo, todo el pueblo se levanta-
8»
BXOOOt
ba; cada talo á-to puerta de tu tienda» y
adoraba. '
11 Y hablaba Jehova á Moyses cara á
cara, como habla cualquiera á bu com-
pañero, y volvíase al campo: mas el
mozo Josué, hfyo de Nun, su- criado,
nunca se apartaba de en medio del ta-
bernáculo.
12 S Y dijo Moyses á Jehova: Mira,
tú me dices á mi : Saca este pueblo, y
tú no me has aun declarado, á quien
has de enviar conmigo : y tú dices : Yo
te he conocido por nombre, y aun has
hallado gracia en mis ojos. /
18 Ahora pues, si he hallado ahora gra-
cia en tus oJos,.ruégote que me mues-
tres tu camino, para que te conozca;
porque halle gracia en tus ojos : y mira,
que til pueblo es aquesta gente.
14 T Y él dijo: Mi fas irá contigo, y te
liaré descansar.
15 Y él le respondió : 81 tu &z no ha
de Ir conmigo, no nos saques de aquL
16 ¿ Y en qué se parecerá aqui, que he
hallado gracia en tus ojos, yo y tu pue-
blo, sino en andar tú con- nosotros, y
que yo y tu pueblo seamos apartados de
todos los pueblos que ettán sobre la haz
de la tierra f
17 Y Jehova dflb á Moyses: También
haré esto que has dicho, por cuanto has
hallado gracia en mis ojos, y yo te he
conocido por nombre.
18 El entonces dfjo : Ruégote que me
muestres tu gloria.
1$ Y ¿l respondió : Yo haré pasar todo
mi bien delante de tu rostro, y llamaré
por el nombre do Jehova delante de tí ;
y habré misericordia del que tetídré mi-
sericordia, y seré clemente al que seré
clemente.
20 Dtyo mas: No podrás ver mi faz;
porque no me verá hombre, y vivirá.
31 Y dtyo mas Jehova: He aqui lugar
Junto á mi, y tú estarás aobre la pena.
23 Y sera, que cuando pasare mi gloria,
pó te pondré en un resquicio de la pefia,
y te cubriré non mi mano hasta que yo
haya pasado.
28 Después yo apartaré mi mano, y
verás mis espaldas, mas mi rostro no se
verá
CAPITULO XXXIV.
Adereza Moyses otro* dos tablas como la» primeras
por mandamiento de Dios, y sube con eüas al monte.
It' Dios lo cumple la prometa do mostrársele. ÚL
Moyses lo adora y lapido om 909a «m su puebla,
doskm tus pecados y lo posea, IV. Promete Dios
<te declararse en su pueblo por suporto y sm moto*
90
sos y algunas de las leyes arriba declarada* ve-
dando ante todas cosas d su pueblo todo comercio
con los gentües. VT. Habiendo estado Moyses con
Dios en el monte cuarenta dios y cuarenta nockes
sin comer ni beber, vuelve al pueblo con el rostro
tan resplandeciente, que para hablarle Jnese menso
ser cubrir su rostro con un velo.
Y JEHOVA dijo á Moyses: Alísate
dos tamas de piedra" como las* pri-
meras, y ye escribiré sobre aquelks ta-
blas las palabras que ataban sobre las
tablas primeras que quebraste.
2 Apercíbete pues para mañana, y sube
por la mañana en el monte de 8inai, y
estáme allí sobre la cumbre del monte.
3 Y no suba hombre contigo, ni parez-
ca alguno en todo el monte : ni oveja ni
buey pascan delante del monte.
4 Y él alisó dos tablas de piedra como
las primeras, y levantóse por la mafiana,
y subió al monto de Sinai, como Jehova
le mandó, y tomó en su mano las dos
tablas de piedra.
5 ^ Y Jehova descendió en vna nube,
y estuvo allí son él, y llamó en él nom-
bre de Jehova.
6 Y pasando Jehova por delante de él,
clamó: Jehova, Jehova, raerte, miseri-
cordioso, y piadoso; luengo do Iras, y
grande en misericordia y verdad :
7 Que guarda la misericordia en milla-
res; que suelta la iniquidad, la rebelión,
y el pecado : y que absolviendo no absol-
verá; que visita la iniquidad de los pa-
dres sobre los hyos, y sobre los hijos de
los hyos, sobre los terceros y sobre los
cuartos. *
8 1T Entonces Moyses apresurándose
abajó la cabeza en tierra y encorvóse :
9 Y dijo : Si ahora he hallado gracia en
tus ojos, Señor, vaya ahora el Señor en
medio de nosotros, porque este es pue-
blo de dura cerviz; y perdona nuestra
iniquidad, y nuestro pecado, y poséenos.
10 S Y él dyo : He aqui, yo hago con-
cierto delante de todo tu pueblo : haré
maravillas, que no han sido hechas en
toda la tierra, ni en todas las gentes, y
Verá, todo el pueblo, en medio del cual
tú estás, la obra de Jehova ; porque ha
de ser cesa terrible, la que yo hago con-
tigo.
11 t Guárdate de lo que yo te mando
hoy : he aqui que yo echo de delante de
tu presencia al Amorrheo, y al Cbananeo,
y al Hettheo, y al Pherezeo, y al Heveo,
y al Jebuseo.
13 Guárdate que no hagas alianza coa
los moradores do la tierra donde has de
BXODO.
entrar^ porque no *ean por tropertdero
en medio de tí.
13 Mas derribaréis bus altares, y que-
braréis sus estatuas, y talaréis sos bos-
que*.
14 Porque no te Indinarás á dios age-
no, que Jehova, cuyo nombre es Zeloso,
Dios zeloso es. * •
15 Por tanto no harás allanta con los
moradores -de aquélla tierra; porque
dios fornicarán en pos de sus dioses, y
sacrificarán á sus dioses, y llamarte han
y comerás de sus sacrificios :
16 O tomando de sus hQas para tuf hi-
jos, y fornicando sus hijas en pos de sus
dioses, harán también fornicar tus hijos
en pos de los dioses (te ellas.
17 No harás dioses de fundición para ti.
18 La fiesta de las cenceñas guardarás :
siete dias comerás por leudar, como te
he mandado, en el tiempo de el mes do
Ablb, porque en el mes de Ablb saliste
de Egypto.
19 Toda abertura de matria mfa es ; y
todo tu ganado que será macho, abertu-
ra de la yaca, y de la oveja, aeré mió.
20 Empero el primogénito del asno
redimirás con cordero ; y si no lo redi-
mieres, cortarlo has la cabeza. Todo
primogénito do tus hijos redimirás; y
no serán vistos vados delante de mi.
21 Seis días trabajarás, mas en el sépti-
mo día cesarás : en la arada y en la siega
cesarás.'
22 T la fiesta de las semanas te harás á
los principios de la siega del trigo; y la
fiesta de la cosecha á la vuelta del ano.
23 Tres veces en el alio será visto todo
varón tuyo delante del Señoreador Je-
hóva, Dios de Israel
24 Porque yo echaré las gentes de de-
lante tu faz, y ensancharé tu término :
y ninguno codiciará tu tierra, cuando tú
subieres para ser visto delante de Jeho-
va tu Dios tres veces en el año.
25 No sacrificarás sobre leudo la sangre
de mi sacrifido : ni quedará de la noche
para la mañana el sacrifido do la fiesta
de la pascua»
26 El prindpio de los primeros tratos
de tu tierra meterás en la casa do JeUo-
va tn Dios. No coceré* el cárnico ed la
leche de su madre.
27 T JehOva cKjo á Moyses : Escríbete
estas palabras, porque conforme á estas
palabras he hecho la aliaos* contigo, y
con Israel
28 1 Y él estovo aUS' con Jehova cua-
renta tías, y cuarenta noche** nb comió
pan, ni bebió agua : y escribió en tablas
tan palabras de la alian», las dtez pala-
bras.
29 T aconteció, q«e descendiendo Mdy-
sea del monte de Sinat con las dos ta-
blas del testimonio en su mano, como
descendió del monte, él no sabia que la
tes de su rostro resplandecía, después
que hubo hablado con él.
90 T miró Aaron y todos los hijos de
Israel á Moyses, y he aquí que la tes de
su rostro era resplandeciente, y hubie-
ron miedo de llegarse á éL
81 Y llamólos Moyses, y tornaron á él
Aaron y todos los principes de la con-
gregación : y Moyses les habló.
82 Y después se llegaron todos los hi-
jos de Israel, á los cuales mandó todas
las cosas que Jehova le habia dicho en
el monte de Slhal.
88 Y cuando hubo acabado Moyses de
hablar con ellos, puso un velo sobro su
rostro.
84 Y cuando Tenia Moyses delante do
Jehova para hablar eon él, quitaba ol
velo, hasta que salta; y salido hablaba
con los mj os de Israel, lo que le era man-
dado.
85 Y velan los hijos do IeraoT el rostro
de Moyses que la tez de su rostro -era
resplandeciente, y volvía Moyses á po-
ner el velo sobre su rostro, hasta quo
entraba á hablar con él
CAPITULO XXXV.
Propone Moptet ai pmeUo la voluntad de Do* aparca
de la obterrancia del «ftxufo, y de lo que ha'.ian de
a/traer parm I» otra del tabermieydo, y de todo lo
om em4l hmbiadehaber. JL J¿1 pmbio ofret* «m
grande liberalidad todo lo que tteme para la obra
dicha, llí. Notifica Moyee al pueblo ta vocación
de B^mU^ 9 aeOoiiab artífice* de toda kiohra.
Y HIZO juntar Moysesi toda la con-
gregación da loe brjos de Israel y
fMjoiea: Estas mm las cosas, que Jehova
ha mandado que hagáis :
5* Seis dias se hará obra; mas el día
séptimo os será santo, sábado de ' ra-
poso á Jehova, cualquiera que íidero
en él obra, morirá.
8 No encendersls mego en todas vues-
tras moradas en d dia del sábado.
4 Y habló Moyses á toda la congrega-
ción de los hijos de Israel, didendo:
Esto es lo que Jehova ha mandado, di-
ciendo:
6 Tomad- de entre vosotros aireada
para JehOva: todo liberal de su corazón
la traerá á Jehova, ora, plata, y metal,
ÉXODO.
6 T cárdeno, 7 púrpura, 7 carmesí, 7
Uno fino, y polo* de cabras,
7 T cueros rojee de cañero*, y cueros
de tejones, 7 madera de cedro,
6 Y aceite para la laminaria, y especias
aromáticas para el aceite de la unción, y
para el perfume aromático,
9 T piedras de ouyx, y las piedras de
los engastes para el ephod y para el pec-
toral.
10 T todo sabio de corason, que habrá
entre Tosotros, Tendrán y harán todas
las cosas quena mandado Jehova:
11 £1 tabernáculo, sn tienda, y su co-
bertura, y sus sorteas, y sus tablas, sus
barras, sus columnas, y sus basas ;
12 El arca y sus barras, m eubierta, y el
▼el© de la tienda;
18 La mesa y sus barras, y todos sus
vasos, y el pan de la proposición ;
14 T el candelero de la luminaria, y sus
rasos, y sus candilejas, y el aceite de la
luminaria;
15 Y el altar del perfume y sus barras,
y el aceite de la unción, y el perfume
aromático, y el pabellón de la puerta
para la entrada del tabernáculo ;
16 £1 altar del holocausto, y su criba
de metal, y sus barras, y todos sus rasos,
y la fuente, y su basa;
17 Las cortinas del patio, sus colum-
nas, y sus bssas, y el pabellón de la
puerta del patio;
18 Las estacas del tabernáculo, y las
estacas del patio, y sus cuerdas ;
19 Las Testiduras del serrido panuml-
nlstrar en el santuario ; et d sofer, las san-
tas Testiduras de Aaron el sacerdote, y
Iss Testiduras de sus mjos para servir en
el sacerdocio.
20 T Y salió toda la congregación de
los htyos de Israel de delante de Moyses.
21 Y riño todo varón á quien su cora-
zón levantó, y todo aquel á quien sn es-
píritu le dio voluntad, y trajeron ofren-
da á Jehova para la obra del tabernáculo
del testimonio, y para toda su obra, y
para las santas Testiduras.
22 Y vinieron asi hombres como mu-
geres, todo voluntario de corason, y tra-
jeron ajorcas, y sarcillos, y anillos, y
brasnletes, y toda joya de oro, y cual-
quiera ofrecía ofrenda de oro á Jehova.
23 Todo hombre que se hallaba con
cárdeno, ó púrpura, ó carmesí, ó lino
Uno, ópalos de cabras, ó cueros rojos de
carneros, ó eneros de tejones, lo trata.
24 Cualquiera que ofrecía ofrenda de
98
plata, ó de metal, traía la ofrenda á Je-
hova: y todo hombre que te hallaba con
madera de cedro, la traía para toda la
obra del servicio.
25 ítem, todas lss rougeres sabias de eo-
raaou hilaban de sus manos, y traían lo
que hdbktn hilado, cárdeno, ó púrpura, ó
carmesí, ó Uno fino. '
28 Y todas las mugeres, euyo coraron
las levantó en sabiduría, hilaron peto* de
27 Y los principes trajeron las piedras
de onyx, y las piedras de-Ios engastes para
el epaod y el pectoral;
28 Y la especia aromática, y aeette para
la luminaria, y para el aceite de la un-
ción, y para el perfume aromática
29 Todo hombre y muger que tuvieron
eornaon voluntario para traer para toda
la obra que Jehova habla mandado por
Moyses que hiciesen, trajeron los hfyoa
de Israel ofrenda voluntaria á Jehova.
80 U Y dtfo Moyses á los hijos de Is-
rael: Mirad, Jehova ha llamado por su
nombre á Beseleel, htfo de Url, hfyo de
Hur, de la tribu de Juda.
81 Y lo ha henchido de Espirito de
Dios, en sabiduría, en mteUgencla, y en
ciencia, y en todo artificio ;
82 Para Inventar invenciones para obrar
en oro, y en plata, y en metal;
88 Y en obra de pedrería para engastar,
y en obra de madera, para obrar en toda
obra de Invención :
84 Y ha puesto en su corasen para que
pueda ensefiar él y Ooliab, hJJ o de Achí-
samech, de la tribu de Dan.
85 Y los ha henchido de sabiduría de
corason para que hagan toda obra de
artificio, y de invención, y de recamado,
en cárdeno, y en púrpura, y en carmesí,
y en Uno fino, y en telar, para que hagan
toda obra, y inventen toda invención.
CAPITULO XXXVL
Recibiendo Jtcseleely Ooliab las o/tenda* del pwftfe,
tuamdo tuvo mmx para te obra del tetermfoite, de-
cldramlo éMopsee, y él heme mremtmmr am el jmc-
blo otee de o/ireeer. Jí Udcemm los toldo» del ta-
bernáculo, las tablas con bu» batas y barra», tí ««te
de te reparación, y el pabellón para te p+mrta del
Y HIZO Beseleel, > Ooliab, y todo
hombre sabio de corason, á quien
Jehova dio sabiduría y inteligencia para
que supiesen hacer toda la obra del ser-
vido del santuario, todas las cosas que
habla mandado Jehova.
2 Y Moyses llamó á Beseleel y á Oo-
Ueb, r á todo varón sabio de corazón, en
BXODO.
cuyo comam hable dedo Jebera sabi-
duría, y á todo Aomort á quien bu core-
non levantó pare llegarse 4 1* obra pare
bacer en ella,
3 Y tomaron de delante de Moya** te-
da 1» ofrende ene loa hijos de Israel ha-
blan, traído pava la obra del servicio del
santuario para hacerla! y elloe le traían
aun ofrenda Tolunterie cada mañana.
4 X rinleron todos loe maestroa que
bacina toda la obra del santuario, cada
uno de la obra que bada,
5 X hablaron á Mojase, diciendo; SI
pueblo trae mucho mas de lo que es
menester para hacer la obra para el mi*
njsterio, que Jehova ha mandado que
se haga,
6 Entonces Moyses mandó pregonar
por el campo, diciendo: Ningún hom-
bre ni mnger hagan mas obra para ofre-
cer al aantnario. X asi mo\ el pueblo
prohibido de ofrecer.
7 X tenían hacienda abasta pora hacer
toda la obra, y sobraba,
8 1 X todos los sabios de corasen en-
tre los que hadan la obra, hicieron el
tabernáculo de dies cortinas, de Uno
torcido, y de cárdeno, y de púrpura, y
de carmesí, las cuales hicieron de obra
de artífice con querubines,
0 La longura de la una cortina era de
yeinte y ocho codos, y la anchura de
cuatro codos, todas las cortinas tenían
una misma medida.
10 X juntó las cinco cortinas la una
con la otra, y las otras cinco cortinas
juntó la una con la otra.
11 X biso las lazadas de cárdeno en la
orilla de la una cortina, en el cabo á la
juntura, y así biso en la orilla en el cabo
de la segunda cortina, en la juntura.
12 Cincuenta lasadas biso en la una
cortina, y otras cincuenta en la segunda
cortina, en el cabo, en la juntura, las unas
lasadas en frente de las otras.
13 Hizo también cincuenta corchetes de
oro con los cuales juntó las cortinas la
una con la otra, y hizose un tabernáculo.
14 Hizo asimismo cortinas de pdo§ de
cabras para la tienda sobre el taberná-
culo, y hizolas once.
15 La longura de la una cortina era de
treinta eodos, y la anchura de cuatro
codos, las once cortinas tenían una mis-
16 X juntó por si las cinco cortinas, y
las seis cortinas por si.
17 Y biso yincaenta lasadas en la orilla
de la postrera nortina en la juntara, y
otras cincuenta lasadas en la erjtte de la
otra cortina en la juntura.
18 Hizo también desócate eerehetes
de n^ssl para juntar la tienda eme mese
una.
19 X hizo un cobertor ñera la tienda
de eneros rojos de carnero, yetraceber-
tor encima de eneros de tajonas
30 f Y biso las tablas pera el taberná-
culo de madesa de cedro estantes.
31 La longura de cada tabla de dies
codos, y de codo y medio la anchura»
22 Cada tabla tenia dos quicios encla-
T\Jados el uno delante del otro, asi hizo
todas las tablas del tabernáculo.
28 Xhizo las tablas para el tabernácu-
lo, Telóte tablas al lado del austro, al
mediodía.
24 Hizo también las cuarenta besas de
plata debajo de las Tclnse tablas ; dos ba-
sas debajo de la una tabla nasa sus dos
quicios, y otras dos besas debajo de la
otra tabla para sus dos quicios»
25 X en el otro lado del tabernáculo,
en el lado del aquilón, hizo cines veinte
tablas,
28 Con sus cuareaU basas de plata, dos
basas debajo de la una tabla, y efrat des
basas debajo de la otra tabla.
27 Y en el lado occidental del taberná-
culo hizo seis tablas,
28 A las esquinas del tancnmenleenles
dos lados hizo dos tamas.
29 Las cuales se juntaban por abajo, y
asimismo por arriba á una sorttfe; y asi
hizo ala una yá la otra en las dos es-
quinas.
80 Y asi eran ocho tablas, y sos basas
de plata diez y seis, dos basas debajo de
cada tabla.
21 Y hizo las barras de ssadeía de ce-
dió, cinco peía lea tablas del un lado del
tabernáculo,
82 Y eíras cinco barras para las tablas
del otro lado del tobetñavcnloy y afras
cinco barras para las tablas del lado del
tabernáculo áloe esquinas del occidente.
88 Y hizo que la barra del medio pa-
sase por medio deles tesase del un cabo
el otro»
U Y cubrió las tablas de oro, y hizo do
oro las sortyas de ellas por donde pase*
sea las barras, y cubrió de oto tos barras.
85 1 Hizo asimismo el Telo de cárde-
no, y purpura, y carmesí, y lino torcido,
el cual biso de obra de artífice con que-
rujfclnea, ^ív
28
Exoiyo.
8fr Y hisopara el cuatro columnas de ce-
dro, y cubriólas de oro, los capiteles de
las cuales eran^de oro, y alto para ellss
cuatro basas de puta de fundición.
87 1T Biso ashnianso el. yeto pava la
puerta del tabernáculo de cárdeno, y
purpura, y cafases!, y lino torcido, de
obra de^reeatnador ;
38 Con sus cinco columnas y sus capi-
teles, y cubrió las cabezas de ellas y sus
molduras ée oro, y sus claco basas Mao
de metal.
CAPITULO XXX Vil.
SI arca con sus barros. 77. XI propiciatorio con sus
qntné**es> 22J. Lm asesa con sus barras y Im W
d ella pertenecientes. IV. & candeierm con sus
siete lámparas y sus despabiladeras. V. Ef, altar
del pttfkme con tus barras. VI.Ktaceüedalasan-
■ -ftt, meisn Sf elptífsm».
HIZO también Beseleel el arca de
medem-de cedro,' su lángara €*a
de dos codos y medio, y de eodo y me-
dio su anohnm, y su altura de <rfro codo
y media
2 T cubrióla de oro puro por de dentro
y por 4e «fuera* y hizole-una corona de
oro al rededor*
3 Y fundióle cuatro sortijas de .oro á
sus cuatro esquinas, en el un lado dos
sortyas, y en el oft* lado oirás dos sor-
tijas.
4 Hizo también las barras de madera
do cedro, y cubriólas de oro.
* Y metió las barras por las sortijas á
los lados del arca para llevar el arca.
6 H Hizo asimismo la cubierta de oro
puro : su lengona do dos codos y medio,
y su anchura de codo y medio.
7 ítem, hizo los dos querubines de oro,
los cuales hizo de martillo, a los dos
cabos de- la cubierta.
8 El un querubín de esta parte» al un
cabo/y <et otro querubín de la otra parte
al otro cabo -de la cubierta j hizo los que
rubines á sus dos cabos.
9 Y los querubines extendían sus alas
por encima «abriendo con sus alas la
cubierta; y sas rostros el uno contra el
otn», los rostros de los querubines á la
cubierta.
10 1 Hizo también la mesa de madera
de cedro, su longnra de dos codos, y su
anchura de im codo, y de codo- y medio
su altura.
11 Y cubrióla de oro puro, y hitóle mm
corona de oro al derredor. -
Id Hizole también «na mOMura^ií an-
chura de una- mano al rededo*» á m cual
moldura hizo la corona de oro al derredor.
18 Hisole también de fundición cuatro
sortijas de oro, y púsolas á las cuatro es-
quinas, que estoca** los cuatro pies de
ella.
14 Delante de la moldura estaban las
sorteas, por las cuales se metiesen las
barras para llevar la mesa.
15 Hizo también las barras de madera
de cedro para llevar la mesa, y cubriólas
de oro.
16 ítem, hizo los vasos que habían dé
estar sobre la mesa, sus platos, y sus cu-
charones, y sus cubiertas, 7 mis tazones
con que se habla de cubrir el pan, de oro
fino.
17 T Hizo asimismo el caúdelero de
0ro puro, el cual hizo de martillo: su
pié, y su caña, sus copas, sus manza-
nas, y sus flores eran de lo mismo.
18 De sus lados sallan seis canas, las
tres canas del un lado del candelero, y
las otras tres cofias del otro lado del can-
delero. ♦
10 En la una calla habia tres copas al-
mendradas, «uta manzana, y una flor:
y en la otra eafia otra» tres-copas almen-
dradas, otra manzana y otra flor: y asi
en tocha las seis canas que sallan del
candelera,
20 Y en el mismo oandelero había cua-
tro copas almendradas, sus manzanas, y
sus flores.
81 Y una manzana debajo de los «mas
dos canas de lo mismo, y otra manzana
debajo dé las otra» dos canas de lo mis-
mo, y otra manzana debajo, de los otra»
dos cofias de lo mismo,- por las sois caüas
que sallan do éi
88 Sus manzanas y sus canas eran de
lo mismo, todo ero una pieza do martillo
de oro puro.
88 Hizo asimismo sus candilejos siete,
y sus despabiladeras» y sus paletas de
oro puro,
24 De un talento do oro puro lo hizo á
él y á todos sus vosos.
25 f Hizo también el altar del perfumo
de madera do cedro : un codo su longu~
rá, y otro codo su anchura, cuadrado : y
dos codos su altura, y sus cuernos eran
de la misma pieza.
86 Y cubriólo de oro puro, su mesa y
sus paredes al rededor, y. sus cuernos :
y hizole una corona de oro al derredor.
87 Hizole también dos sortijas de oro
debajo de la carona en las dos- esquinas
á los dos lados, para pasar por ellas las
barras con que habla deser llevada
BXODO>
28 Y Isa barras falto de madera do ce-
dro, y cubriólas de oro.
29 T Hizo asimismo- el aceite de la uu-
clon santo, y el perfumo aromático too,
de obra de perfumador.
CAPITULO XXXV1U.
JBt cdtafcM jtotocwrtb o— w» erfto y m úm» h
tos mtcemuio*. U. La Jkmte, eam> m émm. III.
J^mM carttMci$ 0 coUmstat ddd patio. IV. Elpalxüon
de ío puerta del paüo. ' V. La suma de todo lo gas-
tado ¡f qfhecidopor 1o9q*e/)»ero* contad**.
Y HIZO el altar del holocausto de ma-
dera de cedro, en longeva de dneo
codos, y su anchura de afros cinco co-
dos, cuadrado, y de. tres eodos ra al-
tara.
d T hízole sus cuernos á na cuatro es-
quinas, los cuales eran de la misma
plena, y cubrtelo de metal.
3 Hizo asimismo todos los rasos del
altar, calderones, y badiles, y lebrillos,
y garfios, y palas: todos sus rasos falso
de metal.
4 Y hizo la criba para el altar de hechu-
ra de Ted de metal, en su cerco debajo
hasta el medio de éL
5 Y falso de fundido* cuatro sorteas
para la criba de metala los cuatro cabos
para meter las barras.
6 Y hizo las barras de madera de cedro,
y cubridlas de metal
T Ymettó las barras per las sotttyas á
los lados del altar para Iterarlo con ellas,
el cual hteo hueco de tablas. -
8 % ítem, hizo la fuente de metal y su
basa de metal de los espejos de las ene
Telaban á la puerta del tabernáculo del
testimonie.
9 f ítem, hteo el patio á la parte del
mediodía austeal ; las cortinas del patío
eran de cien codos de lino torcido*
10 Sus columnas veinte, y tes tasas de
ellas veinte de metal : los capiteles de
las columnas y sus molduras do plata,
11 Y á la parte del aeuOon cortinas do
den codos: sus columnas veinte, y las
basas de ellas veinte, de metal : los ca-
piteles de las columnas y sos moldaras
de plata.
13 A ht parte de? occidente cortinas de
ctocuesta -codos : sus columnas dlezy y
las basas de ellas diez: los oifplteks do
las cohrmnas y sus molduras de- plata,
18 Y ala parte oriental al oriente, cor-
tinas de cincuenta codos.
14 Al *n lado cortinas de quinos codos,
6us tres columnas- con sus tres-basas» -
15 Al otro lado de la- una parte y de la
otra de la puerto del patio* osvtíno* de
á quince codos, sus tres columnas, son
sus tres basas.
10 Todas las cortinas del paüo al derre-
tomm de ata* torcida .
17 Y las basas de las. columnas, de me-
tal : los capiteles de las columnas y sus
molduras* de plata. Y las cubiertas do
las cabezas de ellas, de plata, asimismo
tedas-las columnas del patio tenían, mol-
duras de plata,'
18 í Y eipabsllon de la puerta del pa-
tio de obra de recamado de cárdeno, y
púrpura, y carmesí, y lino torcido : la
longura de veinte codos, y la altura en
la anchura de doto-codos y conformará
las cortinas del patio.
18 Y sus columnas- cuatro con sus ba-
sas cuatro de 'metal, y sus coconetes de
plata, y la» cubiertas de tos capiteles de
ellas, y sus moldaros j 'de plata»
S» Y todas las estacas del tabernáculo y
del pallo ai rededor do metal. -.
21 Estas ton, las cuentas del taberná-
culo, del tabernáculo' del testimonio, lo
cual fué contado por dicho de Koyses
por mano de Ithamar bljo de Aaron, sa-
cerdote, para el ministerio do los Levi-
tas.
» Y Beseiesl, a$o4o Uri, hijo deHar,
4e latribu.de Juda, bino todas las cosas
que ¿chova mondo á Meyses,
8» Y coa el Ooliabi h^ode Aenisamecb,
de la tribu de Dan, maestro y ingeniero,
y reoaaaador en cárdeno, y púrpura, y
carmesi, y lino uno»
34 H Todo cloro gastado en 1* obra, en
toda la obra del santuario, el cual fué
oro de ofrenda, fué veinte y nueve ta-
lentos, y sieUcientos y treinta fíelos, si
stclo del santuario*
25 Y la plata de los contados de la con-
gregación fmi den talentos* y mil y ste-
teeisutos y setenta y cinco sidos, al
atólo dsl santuario.
26 Medio por cabeza, medio sido, al
sido del santuario, á todos los que pa-
saren por cuenta de edad de< veinte años
y arriba, qtufviro* seiscientos y tres mil
y quinientos y cincuenta»
27 Hubo adamas den talentos de plata
para hacer 'de fundiesen las basas del
santuario, y las basas del velo, en den
basas den talentos, A. talento por basa»
26 Y4esnil y siete, cientos y setenta y
dnco fictos hizo .los capiteles de Jas co-
lumnas, y cubrió lea capiteles de ellas; y
tasoBÜÓ. GoQQ.
20 Y el metal do la ofrenda jM setenta
ÉXODO.
talentos, y dos mil y cne&oelentos si-
dos.
SO Del cual biso las basas de la puerta
del tabernáculo del testimonio, y el altar
de metal, jW criba da metal, y todas
los vasos del altar.
81 Y las basas del patio al derredor, y
las basas de la puerta del patio» y todas
las estacas del tabernáculo, y todas las
estacas del patio al rededor.
CAPITULO YXXJX.
fyu veatiáuras y ornato del mtma «ocenfete, 9 el de
h$ memore* tacerdotea. H. Acabado todo conforme
mi mandamiento de-Dtoe, e» traído dekattede Jfey
$e+ yeito aprueba 9 toe bendice.
Y DEL cárdeno, y púrpura, y car-
mesí, hicieron las Testiduras del
ministerio para ministrar en el santua-
rio; y asimismo hicieron las santas ves-
tiduras que srvm. para Ascon, como Je-
hora lo mandé á Moyses.
2 Hilo también, el ephod de oro, cárde-
no, y púrpura, y carmes!,? lino torcido.
8 Y extendieron las planchas de oro, y
cortáronlos hilos para tejer entre el cár-
deno, y entre la purpura, y entre el car-
mesí, y entre el lino, por obra de artífice.
4 lliciéronle los espaldares que se Jun-
tasen, y Juntábanse en sus dos lados.
5 Y el cinto del ephod, que «atada sobre
él, era de lo misino, conforme á su obra
de oro, cárdeno*, y púrpura, y carmesí* y
lino torcido, como Jehova lo habla man-
dado á Moyses.
6 Y labraron las piedras onyquinas cer-
cadas de engastes de oro, grabadas de
grabadura de sello con los nombres de
los mjos de Israel:
7 Y púsolas sobre lss hombreras del
ephod, por piedras de memoria á los hi-
jos de Israel, como Jehova lo habla man-
dado á Moyses.
8 Hiso también el peetoml de obra-de
artífice, como la obra, del ephod, do oro,
cárdeno, y púrpura, y carmesí, y lino
torcido.
8 Era cuadrado ; doblado hicieron el
pectoral, su longnra «ro de un palmo, y
da airo palmo su anchura, doblado.
10 Y engastaron en él cuatro ordenes de
piedras. £1 orden ara miraba, una esme-
ralda, y una crysolita, el primer orden.
11 £1 segundo orden, un carbunclo» un
saphiro, y un diamante.
13 Ei tercer orden, un topado, una tur-
quesa, y un amethysto.
18 Y el cuarto arden, un tharsis, un
onyx, y un jaspe, cercadas y fngastadss
en sus engastes de oro.
98
H Las cuales piedras «ran contornea
los nombres de los mjos de Israel doce,
conforme á los nombres de ellos, de gra-
badura de sello, cada una conforme á su
nombre, según las doce tribus.
15 Hicieron también sobre el pectoral
las cadenas pequeñas de hechura de tren-
as, de oro puro.
16 Hicieron asimismo los dos engastes,
y las dos sorteas de oro, las cuales dos
sorteas de oro pusieron en los dos cabos
del pectoral.
17 Y pusieron las dos trenzas de oso en
aquella» dos sortijas en los canos del
pectoral.
18 Y los dos cabo* de las dos trenzas
pneieaon en los dos engastes» los cuales
pusieron sobre las hombreras del ephod
en la parte delantera de éL
19 Y hicieron otra* dos sortijas de oro,
que pusieron en los dos cabos del pec-
toral en su orilla á la parte baja del
ephod.
29 Hicieron mas ato** dos sorttyss de
oro, las cuales pusieron en las dos hom-
breras del ephod abajo en la parte de-
lantera, delante de su juntura sobra el
cinto del ephod.
81 Y ataron el peetoml de sus sortijas á
las sortija* del mismo ephod con na
cordón de cárdeno» para que estuviese
sobre el cinto del mismo ephod, y el
pectoral no se apartase del ephod, como
Jehova lo habla mandado á Moyses.
88 Hiño también el manto del ephod de
obra de tejedor todo de cárdeno.
28 Con su collar en medio dé él, como
el collar da un coselete, con un borde al
rededor del collar, porque no se rom-
piese.
84 Y hicieron en las orillas del manto «
las granadas de cárdeno, y púrpura, y
carmesí, y Uno torcido.
85 Hicieron también las campanillas de
oro puro, las cuales campanillas pu-
sieron entre las granadas por las orillas
del manto al derredor, entre las granadas.
86 Una campanilla y una granada, una
campanilla y una granada, en las orillas
del manto, al rededor, para ministrar,
como Jehova lo mandó á Moyses.
87 Y hicieron las túnicas de lino fino
de obra de tejedor para Aaron, y para
sus mjos.
88 Asimismo la mitra de lino fino, y las
orladuras de loa chapeos de lino fino, y
los pañetes de lino, de lino torcido.
89 ítem, el cinto do Uno torcido, y de
eroDa.
cscneno*, y púr^sjre, y cnn&esi, de once
de recamador, como- Jebova lo mandó 4
39 ítem, hideron la- plsnchs» la con»*
de la santidad, de oro paro, y escribie-
ron ©a ella de grabadanvde aaUo el rotu-
lo, Saxttoad á Jebova.
81 Y pusieron sobre ella un cardón de
cárdeno pala ponerte sos** la mitra en»
cfna, eome Jebova lo nauta mandado á
Hojees.
» f Y fué acabada tada la obra del ta-
bernáculo, del tabanáealo del testimo-
nio. Y Mcleron loares de Israd come
J choya lo habla maneada á Moyaes : asi
lo hicieron.
88 t trajeron al tabernáculo á Mayen»;
el tabernácalo y todos aaa vasos, saa
corchetes, sus tablas, sus barras, y sos
columna» y ans basas,
34 Y 1* cobertera de pieles rejas de car*
ñeros, y la cobertura de piales de tejo»
nes, y el velo del pabellón,
86 £1 arca del testimonio, y aaa barras,
y la cubierta,
a? La mesa, todos ems vasos, y el pan
de la praposidas),
87 SI eandelero limpies sus candilejas,
las candilejas da la ordénense, y todos
eos vasoe, y el aceite de la laminaria,
88 Y el sitar As ovo, y el asalta da la
unción, y el perfume aromático, y el pe-
wuvii pvn» m jjutuia creí lauei naiuio,
39 £1 altar de metal, y su criba de me-
tal, saa barras, y todos ans vasca, y la
fuente y su basa,
40 Las cortinas del patio, y sus colauv
ñas y sus basas, y el pabellón faralá puet-
ta del patio, y sus cuerdas, y sus estecas,y
todos los vasos del servido del taberná-
culo, del tabernáculo del testimonio,
41 Las vestiduras del servido para mt>
tnstrat en d santuario, las santas vesti-
duras para Aaron el sacerdote, y tai ves-
tiduras de ans ntyos para ministrar en el
saeerdodo.
48 Conforme á todas las cosas que Je-
hova habla mandado á Moyaes, asi hicie-
ron loe lujos de Israel toda la obra.
48 Y vio Moyaes toda la obra, y he aquí
que la hablan hecho como Jehova habla
mandado; ybencnjolos.
CAPITULO XL.
Zevemta Momee el tabernáculo por mandado de Dio»
el primer di* del aña, y mándale DJMfw puerta
liwSi mm «a — amar*— impido +d+, 9 Í04 mnt-
dotes lavodm W mdidmm+ra m minutario. It. £m
/doria de Jümee wmemtra # Mache todo el tabemd-
- ^,eOmtt*m\nnm,í*tik*atT*
Bpan. 7
Y JEHOVA hdblé á ftfcTtss, dactsn-
do:
8 En d ate del mes primeros d prime-
ro del mes harás levantar d tabernáculo,
d tabernáculo dd testimonio.
3 Y pondrás and d área dd ussttam>
nk), y cubrirla has con d vela.
4 Y metesás lamosa, y ponerla has en
ceden: y metesás d eandelero, y encen-
derás sus lámparas.
5 Y pondrá* d alten- de ero para d per-
fume delante dd arca dd testimonio :■ y
pondrás el pabellón de la pacata dd te»
beraácnlo.
6 Después pondrás d dtar dd hoso-
eanst» delante de la puerta del taberná-
culo, del tabernáculo dd testimonio.
7 Luego pondrás la fuente entre el ta-
bernáculo del testfcnouio y d altar: y
pondrás agua en ella.
8 Finalmente pondrás d patio d rede-
dor, y d pabellón de la puerta dd
patio.
• Y tosaarásd aceite de la unción, y un-
girás d tabernáculo, y todo lo que estar*!
en él, y santificarlo has con todos sus
vasca, y será santo.
10 Y ungirás también d altar del holo-
causto, y todos Sus vasos : y santificarás
d ate, y acra d dtar santidad de aantl-
11 Asimismo ungirás la fuente y su
tasñsnev. xr sinnif jflra^^^^ Wai
18 Y harás llegar á Aaron y á sus hijos
áteftucyuWdtsfceináfiulo dd testimo-
nio, y lavarlos has con agua.
18 Y liarás vestir á Aaron las santas
veslidnlas, fr ungirle has, y consagrarle
has, para que sea mi sacerdote.
14 Después harás llegar sus lujos, y ves-
tirles has las túnicas.
18 Y ungirles has eosno ungiste á en pa-
dre, y serán mis sacerdotes : y será, que
cu nadan les será por sacerdocio perpe-
tuo por sus generaciones.
18 Y biso Moyaes conforme á todo lo
que Jebova la mandó: asi lo biso.
17 Asi en el mes primero, en el segundo
ano d primero dd mes, d tabernáculo
fuá levantado.
18 Y biso Moyses levantar el taberná-
culo, y puso sus basas, y puso sus tablas,
y puso sus barras, y biso alzar sus colum-
nas.
10 Y tendió 1* tienda sobre d taberná-
culo, y paso d cobertor esfera d taber-
náculo encima, como Jebova habla msn
á ai 1 ij asi
LEV1TIQO.
SO Xtasne^ypueo «i teattanonSo eiü&l
arca; y poso las barras sobre el arca» y
la cubierta sobre el arca encima.
21 Y metió el arca en el tabernáculo : y
puso el veló de la tienda, y cubrió el
arca del testimonio, como Jehova habla
mandado á Moyses.
22 Y paso la mesa en el tabernáculo
del testimonio al lado del aquilón del
pabellón mera del velo.
28 Y «obre ella puso por orden los
panes delante de Jehova, como Jehova
habla mandado 4 Moyaes.
24 Y puso el candelero en el taber-
náculo del testimonio en frente de
la mesa) al lado del mediodía del pa-
bellan.
25 Y «encendió las lámparas delante de
Jehova, como Jehova habla mandado á
Hoyses.
26 Puso también el altar de oro en el
tabernáculo del testimonio, delante del
velo.
27 Y encendió sobre ól el perfume aro-
mático, como Jehova habla mandado á
Moyaes.
28 Puso asimismo el pabellón de la
puerta del tabernáculo,
29 Y puso el altar del holocaustoala
puerta del tabernáculo, del tabernáculo
del testimonio : y ofreció sobre él hoto-
canato y preñante, como Jehova habia
mandado á Moyaes.
80 Y puso la mente entre el taberná-
culo del testimonio y el altar: y puso
en ella agua para lavar.
81 Y lavaban en ella Moyaes, y Aaron,
y sus mjos sus manos y sus pies*
82 Cuando entraban en el tabernáculo
del testimonio, y cuando se llegaban al
altar se lavaban, como Jehova habia
mandado á Moyaes.
£8 finalmente lévenlo el patio en der-
redor del tabernáculo y del altar, y puso
el pabellón de la puerta del patio; y «si
acabó Moyaes la obra.
Sé H Entonces una nube cubrió el ta*
bernácnlo del testimonio, y la gloria de
Jehova hinchió el tabernáculo.
86 Y no podía Moyaes entrar en el ta-
bernáculo del testimonio, porque la nu-
be estaba sobre él, y la gloria de Jehova
lo tenia lleno.
86 Y cuando la nube se alzaba del ta-
bernáculo, los hjjon de Israel se movían
en todas sus partidas.
87 Y si la nube no ae aleaba, no se par-
tían, hasta el dia que ella se aliaba.
86 Porque la nube de Jehova estafado
dia sobro el tabernáculo, y el mego es-
taba de noche en ól* en ojos da ¿da 1*
casa da Israel en todas sus partida*
EL TERCERO LIBRO DE MOYSES, LLAMADO COMUNMENTE
LEYITICO.
CAPITULO I.
¿ofocoutfo, (te tres especies de mímale*. La pri-
mera de vacas. 71. 7ax seffmda de ovejas, 6 entras.
HI. La toreara dé aves poniendo -m amémmmo J»
ritos que ei\ eUa se habémn d* awmrdarm
Y LLAMÓ Jehova á Moyses, y habló
con él desde el tabernáculo del tes-
monio, diciendo :
2 Habla á los lujos de Israel, y dilee:
Cuando alguno de entre vosotros ofre-
ciere ofrenda á Jehova de animales, do
vacas, ó de ovejas nacéis vuestra ofrenda.
S Si su ofrenda fuere holocausto de va-
cas, macho perfecto lo ofrecerá; á la
puerta del tabernáculo del teatámonio lo
ofrecerá, según su voluntad, delante de
Jehova»
4 Y pondrá su mano sáfete la «abena
del holocausto, y él lo aceptará para esq-
uiarlo.
5 Entonces degollará el becerro en 1»
presencia do Jehova, y los sacerdotes,
mjos de Aaron, ofrecerán la sangre, y ro-
ciarla han sobre el altar al derredor, el
cual eaid á la puerta del tabernáculo del
testimonio.
6 Y desollará el holocausto, y cortarlo
ha en sus piezas. *
7 Y los hijo» de Aaron sacerdote pon-
drán fuego sobre el altar, y compondrán
la leña sobre el fuego.
8 Luego los sacerdotes, hijos de Aaron,
compondrán las piezas, la cabeza y el re-
daño, sobre la lena, que maté sobra el
fuego que está encima del altar.
9 Y sus intestinos y sns jtfernas lavará
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L«Yr??ca
y el
de todo sobro el altar; y esto será holo-
causto, ofrenda encendida de olor de
holganza á Jehora.
10 ^ Y si en ofrenda fuere de ovejas, de
los corderos, ó de las cabras para bolo*
canato, macho perfecto lo ofrecerá,
11 T degollarlo ha al lado del altar al
aqnilon delante de Jehora; y los sacer-
dotes, lujos de Aaron, rociarán su sangre
sobre el altar al derredor.
13 T cortarlo ha en ana pionas, y sn ati-
be» y sn redaño; y el sacerdote las
compondrá sobre la leña que «ata* sobre
ol friego, qoe mád encimo: del «Mar.
28 T nos entrañas, y sns piernas laya-
rá con agua, y ofrecerle ha todo el
sacerdote, y hará de ello perfume so-
bre el altar; y esto será holocausto,
ofrenda encendida de olor de holganaa
á Jetara.
14 T Y al el holocausto se hubiere de
ofrecer á Jehora de aves, ofrecerá su
ofrenda de tortolea, o de palominos.
15 T el sacerdote la ofrecerá sobre el
altar, y quitarte ha la eabeta, y hará per-
fume sobre el altar, y sn sangre será es»
prhnldasobre la pared del altar.
16 T quitarle ha el buche con las ptt>
mas, lo cnal echará junto al aKar hacia
el oriente en el lugar de las cestas.
17 Y henderla ha por enere sus eJeav;
jbss no hv partirá: y el sacerdote hará
de eUa perfume sobre el altar, sobre la
lena, onosssi sobre el fuego> y esto será
holocausto, ofrenda encendida de olor
da holganza á Jebera.
CAPITULO n.
In, «i segundo género de sacrificios Boxearle pre-
— lia, en cinco especie*. La primen* de fior de ha-
rina seca, aceite, y incienso. II. La segunda de pan
cocida en horno. TIL ha tercera de/rito en sartén.
IV. ha coarta de aderezado en cazuda. V. Pro-
hibe Días todo sacrificio de pan leudada, gdemitL
VI. Por el contrario quiere que en toda o/renda se
ponga sal VtT. La quinta especie de presente, de
SñQa OKssva testada, aceite, y inciensa.
Y CUANDO alguna persona ofreciere
ofrenda de presente á Jehora, su
ofrenda será flor de harina, sobre la cual
echará aceite, y pondrá sobre ella In-
cienso.
2 T traerla ha á los sacerdotes, bjjos de
Aaron, y de allí tomará su puno lleno de
su flor do harina; y de su aceite, con
todo su incienso, y el sacerdote hará
perfume de eHo sobre el aJtart y estoserá
ofrenó*. encendida da olor de holganaa á
Jehora.
> Y la sobas del presento meé As Aaron
y de ana hijos, ssnttdaédo inllli fes «e
las ofrendas encendidas de Jehora.
4 1f Y cuando ofrecieres ofrenda de pre-
sente eoeida en horno, serán tortas de
flor de harina sin leradnra amasadas con
aceite, y hojaldres sin leradnra untadas
con aceite.
5 T Mas si tu presente fttere ofrenda de
sartén, será de flor de harina sin lern-
dnra amasada con aceite,
• La cnal partirás en ptezaa, y echarás
aceite sobro ella: esto será presente.
7 *& Y si tu presente fuere ofrenda da
cañuela, hacerse ha de flor de harina con
aceite.
8 Y traerás á Jehora el presente ose se
hará de estas cosas, y ofrecerlo has al
sacerdote, el cual lo llegará al altar.
9 i" tomará el sacerdote de aquel pre-
sente su memorial, y hará perfume so-
bre el altar; y teto será ofrenda encen-
dida de olor de holgansa á Jehora.
10 Y la sobra del presente será de Aa-
ron y de sns lujos, santidad de santida-
des de las ofrendas encendidas de Jebera..
11 T Ningún presente que ofreciereis A
Jehora, será con leradnra; porque do
ninguna cosa leuda, ni de ninguna miel
haréis ofrenda de perfume á Jehora.
1» En la ofrenda de las primicias las
ofreceréis á Jehora; mas no subirán so»
bre el altar por olor de holganaa.
18 % Y toda ofrenda de tu presente, sa-
larás con sal, y no harás que falte Jamas
la sal de la atienta de tu Dios dé tn pre-
sente: en toda ofrenda tuya ofrecerás
saL
14 1 Y si ofrecieres á Jehora presenta
de primicia*, tostarás al fhego las espites
verdes, y el grano majado ofrecerás por
ofrenda de tus primicias.
15 Y pondrás sobre ella aceite, y pon-
drás también sobre ella incienso, y esto
16 Y el sacerdote hará el perfume de su
memorial de su grana majado, y de su
aceite con todo su incienso, y esto será
ofrenda encendida á Jehora.
CAPITULO m.
ítem, el género tercero de sacrificios llamado de paces
6, pacifico, en tres especies. La primera de vaca*.
II. La segunda de ovejas. III . La tercera de cabras
con los ritos que en cada una habían de ser guarda-
dos. IV. Prohibe Dio» d su pueblo comer sebo, ó
samare.
Y 81 su ofrenda/aere sacrificio de pa-
ces ; si hubiere do ofrecer el saerty*
céo de vacas, macho, ó hembra, sin tacha
lo ofrecerá Manto do Jebera,
U&TlTVOa
a Y ncntfdsá aurtftan* sabré le cs*ena de
su ofrenda, y degollarla ha á la puerta
del tabernáculo c^ltesttmenAe^ y loe sa-
oerdotes^hijos de Aaron, esparcirán aa
sangre sobre el altar al derredor.
8 Luego ofrecerá del sacrificio da las
paces por ofrenda encendida 4 Jehova
el sebo qae cubre los intestinos, y foéo
el sebo que sskf sobre los ietestfcnos,
4 Y los dos ríñones, y el seta qae ntd
sebos ellos, y sobre los fletes, y -quitará
el redaño ene edé sobra el migado con
ios tiflones.
5 Y los h$os de Aaron harán de alie
'perfume sobre el altar con el holocausto
qae estará sobre la lefia qae «sM encima
del fttego: y esto en* careada de olor de
holgaos* á tornera.
6 1 Mss si de ovejas fuere su ofrenda
para sacriácio de pácese ¿chora, maebo
ó hembra, sin tacna lo ofrecerá.
7 Si ofreciere cordero por su ofrenda*
ofrecerlo ha delante de Jebera.
8 Y pondrá «u mano sobre la cebosa de
su ofrenda, y después la degollaré da»
lente del tabernáculo del testimonio i y
los lujos de Aaron esparcirán su sangre
sobre el altar al derredor.
0 Y del saorüeio de las paces ofrecerá
por oaunsla encendida áJebeue su Sebo,
y la cola entera, la cual quitará de de-
lante el espinase, y d sebo que cubre los
iatestfaioa, y todo el sebo que mtd sobre
ello*.
10 Asisniemolot dos liantes, y elsebo
que está sobre cUos, y el que ettd sobre
los Vares, y quitará el redaflo de sobre
el hígado con las ríñones.
11 Y el sacerdote hará de ello perfume
sobre d altar; e*ejfe*ftr4vnmdadeot>eu«
da encendida á Jebera,
18 Y 'Mss si catara /Wsru su ofrenda, ofre-
cerla ha delante de Jehova.
18 Y pondrá su mano sobre la cébese
de ella, y degollarla ha debute del taber-
náculo del testimonio, y los hijos de
Aaron esparcirán su sangre sobre el altar
en derredor.
14 Después ofrecerá de ella su ofrentla,
por ofrenda encendida á Jehova, el sebo
que cubre los intestinos, y todo el sebo
que esté sobre ellos,
15 Y los dos ríñones, y el sebo que está
sobre ellos, y el que c*ld sobre los ijares,
y quitará el redaño de sobre el hígado
con loe ríñones.
16 Y el sarjeWUite hará perfume de ello
sobre el altar; y este mrá vianda de
ISO
ofrenda eneendidat deenoif deliaftznnsaá
Jenefra, Todo elnebo et de Jehefa.
17 T Estatuto perpetuo por Tueatras
edades en todas vuestras habitaciones:
Ningún sebo, ni ninguna sangro come-
réis,
CAPITULO IV.
Jmrttw*DÉDílmmpi*okmmó$mtrificÍMpor loe pe-
codo* de ignorancia ó por perro : y primero de la
expiación del pecado del tumo tacerdote. II. Det
pecado de todo ef pwdbto. III. Del pecado JH
principe. IV. Del pecado de cualquier pea titumii >
Y HABLÓ Jenev» á Moy.ee, dicien-
do:
0 Habla ¿los snjda da Israel, diciendo i
cuando nfrissa persona pecare par yerro
en alguno de los msndsmáentoa de Je-
houa, qne no se han de hacer, y hiciere
alguno de elloa ;
ftfli secerdote*uugido pecare, según el
pecado del pueblo, ofrecerá por su pe»
cado, que pecó, un novillo hijo da -raen
perfecto á Jeberos por expiación.
4 Y traerá el novillo á la puerta del
tabernáonlo del testimonia delante da
Jebera, y pondrá su manó sobre la cá-
bese del novillo, y degollarlo ha delante
de Jehova.
5 Y el saenrdote ungido tomaré de la
sangra del novUln, y traerla ha al tañer-
náenlo ¿el testimonio*
6 Y mojará ^el sacerdote en dedo en la
sangre* y esnarairá de aquella sangro
siete veces delante de Jebeva hacia al
velo del suntuaria
7 Y poo4rá(d sacerdote de enuesj* san-
gre sobre los cuernos del altar del per-
fume aromático delante de Jehova, que
•tía en el tabernáculo del testimonio; y
toda la otra sangre del novillo echará al
cimiento del altar del holocausto, que
ata á la puerta del tabernáculo del tes-
timonio.
8 Y todo el sebo del novillo de la ex-
piación tomará de él, el sebo que cubre
los intestinos, y todo el sebo que eafrf
sobre ellos,
9 Y los dos ríñones, y el sebo que mtá
sobre ellos, y el que ettd sobre los {jares,
y el redolió de sobre el hígado quitará
con los ríñones,
10 De la manera que se quita del buey
del sacrificio de los paces, y hará el sa-
cerdote perfume de ello sobre el sitar
del holocausto,
11 Y el cuero del novillo, y toda su
carne een su eabesa y sus eternas, y sus
intestinos y su estiércol ;
tt.fittU.ttto tote «1 Mritto
Mcvrrica
reVie»
l«ocmlaes,y
he cm fnoaye sobre la lema: «a d lugar
dómele »e nrhon las oeoiaej sera qoc-
18 \ Y ai toda la nudtíted de Ierad he>
biere errado, y el negocio íbero oculto á
lo cemfeagaciem, y ma&oren hecho d-
gamo ée loa lanrtanrioBloa da Joboca»
eme.mo echen de bacot, y ambicien, po-
14 Desde amo mcrm cascodUe ol pecado
aoboo que pecaron, cotonee* la moftgre-
sodo» efreoeai am aovcUo hfyedevace
por eae^odem, y tmorlo han- dotante éol
msi'om somas ddt— tJowiofc
15 Y loa ancianos de lo confrragaokMi
fimdiÉB ene ai muí cobro la —luí éal
novillo dnlenti de Jabeen, y dogiUsjfls
damwitte ó^ematodeéoheoa»
M Yol eeacrdotemne^madeeátohi
sangre del novillo om o* cabef encolo 4d
1T Y mojara ai enoerdote sm dedo en la
mk— cangro, y ecporoisá déte veces
delante de Jehova nada et velo.
18 Y do aquella sangre pandea aobre
loo latineo del alear eme ««Melante de
Jehova en el tabernáculo del testimonio,
y toda la otra sangre derramará al d-
nsiontc OBlotoréoi.botdcaitOvqne «sftl
* la pnerfavdd mibeamáeme» dal teettn*>
mi<x
1*T caritarle ba toéo ai toaos y <hasá
90 Y con el novillo haiá come atoo éal
■ cieno di la uiiÉatÉia aatAatádeal; y
eei loa r votará ol osoamnoic, p
vi Tseeavá el novilla tosa *ék campo,
y qncioorlc he-cotoe qaame ol pckner
movmle; y enoeevi expiación da la oaa>
gregaesem
fi8 1 Y enaado focara el petados, y
■lesees por yenro aJnvsmo de. todos los
taandaiainntni de ¿chova a» DI*** eme
no> sofcam do hacen; y teca** :
38 Desde qne lo inore notificado so
peeaéo combo* poce, entónese «tretesá
por om oérenea an macho da cabrio» cav
24 Y pondrá sn mano sobre la cabos*,
t y.floorácwls he em ol
so degüella ék bniooaawto
Éaavoj y ama sed enptaf inn,
26 Y tomará el sacerdote con** dado
do Im cangro doen axmtadom, y.pomdrá
sobro loa emernoa dol altar dd
to y ledro sangro iisiiaojsjd ol otjd-
ente del altar dd boloeameto.
26 Y todo so cobo qnesaare, sobro el
altar, como d sobo del seo-indo do loa
paces: sai lo espiará el sacerdote dasn
pecado, y hatea perdón.
2?TlUm,ridgna*]
dala Ocrea pecara por ]
serano do loo manáaoitoaf ns do <
qne no so han de hacer, y ]
20 Beodo ojo» lo mecet
do qmo peco» toaesá por om ofrenda «om
cabro de las censes, sin fiama, \
por sm posado qoe-peco»
22 Y pondrá om mamo sobre la %
de la expiación, y dogohooi la efcpieoiem
om el logar del helnnoosen.
SO ¿mego tomará el socar doce en om
dedo de sn sangre, y pomdié cobre leo
onsracsdd altar del holocenete, y toda
laofrasBÉarn derramará d<
SI Y qmtterle ha todo am sobo, 4o la
manera qne rae* codeado ei sobo del sa>
i Isa. mocea, y hará córleme el
eobflc el alear on esorde boa»
4 Jehova * yod le leeonenaará el
sacerdote, y bobea pssdin»
82 Y si trajere cordero posa en ofrenda
por «1 pecado^ hombsa attrieca» tracen.
26 Y pemrint am mamo aobre la cábeme
de hv captación, y degollarla ha por ca>
piacion en el Inga* demás eoó^egttella el
bolocaneto.
om Dospnea tomata el eacerdote oon en
dotWcmlasaBojrod^bieace4acÍon^yeocv
día cobre loa roemos dei altar del bolo*
cañete; y toda Ja dm sangro dertaaaará
elioaiissKiidololtam
e> T ojnsammo ba todo aa eebo» eoaso
asé quitad» ol sebo del aaoritetode las
peora, y haaá el oaeeromio aootmoc de
dio cobre el alearon ofrenda Cocea ál da
á Jobooa; y oai le rooomeluará d eacer-
dote do en pecado» ame poco, y habrá
aereo*.
CAPITULO V.
furútl^m ktétere petjwdéhm en j*Mo pot cttHr
(\ kybitr* tomado ti m*mbr*demJ>i<***v**»j*~
rondo temerariamente, tret tuerte» de expiación**
vénJÍMimééta ¿andido* del qm m expiare. Tí. La
■ ijiíusSjbOjI omflaji. BL¿Mm9ém**m4*lm
m&m* mommm p tmlmm *.
ITfilá, ornando oejamo pesaona pocaie,
ame hobierc oído av vea del jora*
mentó, y él fuert áestágo qmo vlóv ó am-
po, ai mo.do; iaaamiiíom, «a V
pecado.
LEVCTKNX
9 Hete, lo persa» emesjnMerertemm*
en cualquier» osea Inmunda, se* cuerpo
muerto de bestia Inmunda, 6 cuerpo
muerto de animal inmundo, ó cuerpo
muerto de eerpiente Inmunda, y ella no
lo supiere, será inmunda y habrá pecado.
& Oet tocase hombre inmundo en Cod-
qoiera mmundtcie suya, de «tic es te»
t y no lo amalees, mas le muriese
tea pecado.
é ítem, la paseosm que jurare, pronun-
ciando de lebms de hacer mal, ó bien en
tedas las jqém que- el hombre pronuncia
con juramento, y él no so supiere, mas
enumeras entendiere, el qnesesáoulpado
en una de estas «otos»
6 T será, que cuando dfrims pesare en
■lftimn de esees cosas, eonteará aquello
enquepecé;
4 ¥ traerá sn enpiaolon á Jehoee pos
su penado ene peñóy una eoneera hen*
bra de la manada, ó una cabra de lea
«Abres per expiamos,? ei eeeerdoto le
TOdnciliai* de su pecada.
7 Y el -no eicanaáfe para n» cordero,
tmerá en es^neemm por en pecado ene
neoévems tortolea, o dos, nalsmince á
Jehora ; el uno para expiación, y el otro
para noloeeuoto.
8 ¥ trscrios ha al sacerdote, el «nal
ennecia primero el que es -per expev
elen, y quitará sn cabeza de delante de
sn cuello, mas smmmmsrá*
9 T esparcirá de la sangre de la expia-
ción sobre la pared del altar; y lo que
sebeare de la sangre esprkaitlo ha al oi-
miento del altar ; y ¿ato será espianten.
10 ¥ del otro hará holocausto conforme
al rito ; y orí le reconciliará el sacerdote
de «a pecado que potó, y háheá perdón»
11 Mas si no alcensare sn mano pesa
dos test bies, o stee palominos, traerá pee
en ofrenda per m encasto qoe pecó, la
disimn donnepha de flor de harina pos
expiación. No pondrá «obre olla-aceite,
ni pondrá sobre ella incienso, porque es
expiación. .' , .
12 Mas traerla ha al sacerdote, y el sa-
cerdote tomará de ella sn puno lleno
para su memorial, y hará perfume sobre
el altar sobre las oíros ofrendas encendí-
da» á Jebera; y ano seca eapUckm.
18 ¥ «eS le reconciliará el sacerdote de
sn peceño, que p«eó, en al^rona de estas
eesse, ?:hasjr* nerdeni y aera del sacer-
dote, como «1 presente.
U T Hablo man Jebera 4 Mofees, di,
ciando :
m
15 Ornando idbmm perosm* hláHiuTnu'
rarteaeion, y pecare por yerro en las co-
sas santifloadas á Jehowe, trac** ser en
expiación á ¿chova un esmero sin tacha
del ganado, conforme á tu estimación,
de do* sielee de pinto del alelo del san-
tuario, por el pecado.
W¥ loque hubiere penado «Mlenutu*
arte, pegará, y «msdtsn «obre ellaenqnte*
toy y dario ha si sacerdote» yel «acordóte
le reconciliará con el carnero de la enpt-
pecawsy
*? lUm*yM*Í9mui
toé de Jebera, qecnc se han de hacer, y
no lo supiere, y «ni peno, Bossss> sn pe*
18 ¥ tseerá mi cerneen pesfocl» deles
cenjas, cónfrmse A tu. esummetou, po*
expiación, al set cadete» y el sacerdote
saber, y hehrémeedenu
10 Pecado es, y pecando pecóéMsinev
CArTTOW) Tt
Xm MpJiHtfnw dsl+mrn AhHn-i perjurado mgmdodj
m prójimo el deponto, lo encomendado, hurtado,
robado, ó hallado, heéka Ta restitución con el quinto.
1t Dkfiniüton y ley* emteHmle» del Sote— «o con-
tímmo. JILJmm §mir**l* éH jimiili m rfn n
IV. Especial ¡¡retente de loe sumo* sacerdote» él dim
9e su unción. V. Lepes especíale* de la exptá&óá
*det§*eméo.
YHABLOJehewaáMonsea,dÍnimin i
i Cuando asjmas nessone penriyy
hiciere prevaricación contra Jehova, y
negare ¿en -prójimo taetmomcudada, ó
depuesto en nmno» ó robe, o>«mnceJuua»
néááesipsnJÉmev
8 Qqnohafl«to«mmmW,ylaanmrsyy
>mnen>íshJoes>slgnni de tedas laneoens
en que suele pecar el hombre,
4.Y será oses cuando pecare, y osundiere,
YOtueuAe* robo que robo, 6 sa entasnule
eme calumnio, ó el deposito,. qne ee le
encomendó, ó lo perdido que bebió,
6 OtodO aquello sobre que hubiere Ju-
rado miso, y nemuAn bu por entena, f
añedirá sobre ello sn quinto, para aquel
cuyo era, y pegarlo ha ei din de en ex*
nuunont
4 Y per en expiación tmerá* Jebera,
u»cssue**etote4l)e>delan«wejae oonJory
me á tu estimación, al sacerdote, paraje
expiación,
7 Y el sacerdote le reconciliará detento
d«J«ho^ynatrtp«edoo^4meiqui«aa
detoom>tacne*e,en«ra*uojele «rendar
i£ Asmar*
8 t H«M* n>» Jehty» á Kojw», dfc
; .Digitizedby VjOU^Il
LFfTtICSa
Esta «• la ley del holocausto : Si hoto*
onusto, porque w^neoiMo sobre él al-
tar toda la noche basta la mañana, y el
fuego del altar arderá en éL
10 SI sacerdote envestirá a» voantdnia
de lino, y Testirse na aaaetet de Uno so-
bre su carne ; y cuando el fuego hubiere
eonsunrldo ei holocausto, él spdrtará toa
eenlaas de soto* el altar, ynoneruis ha
TI Después déBnudaretr ha san vestlduy
ras, y* testirse mt *cto otiss Testiduras, y
sacará la» caninas íbera del real at tugar
Hmpfo.
19 Y el fuego encendido sobre et altar,
no se apagará, mas el sacerdote pondré
en él lefia eaua «eflaiMi, y eonrpoiidrá
añore ot ei noiocuuBto^ y queeoara sonco
él los sebos de las paces.
IB Bt1 fuego arderá eouUvafleaeMRB en él
altar; no se apagará.
14 T ítem, cata m la ley del presenté:
Ofrecerlo bao los bflos de Asaron delante
de Jenova, delante del altar.
15 T tomará de él con sn puno, de la
flor de barloa del presente, y de-su aceite,
y todo et Incienso, que atará sobre el
presente, y hará perfumé -sobre el altar
en olor de reposo por sn memorial á
«Jéhovu.
16 Y la reata de ella comerán Aston y
sus mjoe, sin levadura 'se comerá en el
legar santo, en* el parlo del tttbernácuto
¿leí testimonio la comerán.
17 No se cocerá con tevwtora: yo la be
daoVpor «é porción de mis ofrendas en-
cendMan, snntMud de san tiendes es como
la expiación del pecado y como m expia-
ción déla colpa.
19 Todos los monea de los hijos de
Aaron comerán de ena * filero perpetuo
será para1 vuestras generaciones de las
ofrendan1 encendidas de «jenova t toda co*
sa qne tocare en éDaa será santificada.
r 19>T Habló mas Jehov» á Mbyses, dt
CICDQR7.
• 98* Bsta'afrtf la ofrenda no Aaron y de
sn lujos, que ofrecerán a jeuovaY'Cl día
otro ser&tt 'Und^oné? us oíosma w tm
epna48e fwr de harina, presen w eoniniuo,
lar mitad á la mañana y la mitad ft te
tardfc »
91 En sartefe con aceite* será hedía, Alta
Traerás, ios ponaov wuut» -irer pie*
senté ofrecerás á ¿ehotaén olor de bol-
ejanmfi
23 T el sacerdote ungido en sn
d» ana hijos, *
éWebova, toda se quemará es perfume.
28 T todo presente de sacerdote aeré
quemado todo, no se comerá.
94 T Habló mas Jehova á Moyaea, di-
ciendo :
95 Habla á Aaron, y á ata btjos, dWten-
do: Estaña* m ley de la expiación d»
piador Bn el tngar donde asta degaem
do el holocausto, será degoHada la ex*
nmü en por al petado delante de Jehova,
ew^m eaattdad uto santidades ce.
96 El sacerdote ene la apreciare por cae»
p|neton, la comerá: en el lugas* santo
será comida, en el paira del tabernacaleí
del testimonio!
97 Todo lo qne en encarne tocare, será
aünttteade, y si cayere de sn sangrase'
bre el vestido, aquello sobre qoe cayera,
nwarsB en el lugar* santo.
98 Y el vaso de barro, en que- «aere co-
cida, será quebrado? y si fuere cocida en
vaso de metal, será acicalado, y lavad**
con agua.
99 Todo varo» de lee sacerdotes la ce-
rnerá; santidad de santidades es.
90 T toda expiación de cuya sangre e*
metiere en el tabernáculo del testimonio
para reconciliar en el santuario, no se
comerá, con fuego será quemada.
CAPITULO TU.
Lepe» de la expiación de la culpa, lí. Loe provecho*
. ém loo eaaerdemn del kotooenums Se. IH. 1Y—
•míe*** del mcrftoio d» l*m*a<m\m deobmu m
kacimiento de gracia*, em cumplimiento de voto, y
en ofrenda voluntaria, con alguna» especióle» lepen
amen dmmté hoMem de gmOrémn IV* ProKb* Dt*m
d m pueblo eltmbo p ¡a tonare de toda animal pemm
comer. V. Provecho* de he eacerdote» del taeñ/tcjo
dé las pacte.
TTTBM, esta wétyt la ley de n txpUstUM
JL de la culpa : Será santidad de santr'
dad es.
9 Bn el lu^ar donde degonaren el holo-
causto, degollarán la expiado* de la cul-
pa, y esparcirá su sangre sobre él 'altar
en derredor.
9 Y de ella 'Ofrecerá todo su sebo, la
com, y el sebo que cubre los Intestinos,
4 Tíos das rlflones, y el sebo qne ¿sfef
sobre ellos, y el que entá sobre los rjarest
y el redaffo de sobre el bfgado quitará
con los ríñones.
9 T elbaeerdote bar* de eHo perreme
sobre el altarla ofrenda encendida á Je-
bota; y ésto aera arjrisefora'de la culpa.
9) *Podo varón de tos sacerdotes la co-
merá; será comida en el lugar santo*
¿wroneeeeantidad de santidades.
7 ^ Como la *mpk*Um per el pecado asi
LEYITKKJl
«r* Inapta*» tt la «Sipa; a
ley tendrán, será del sacerdote que ha-
brá hecho la recoeoUiecioe con ella.
8 T el sacerdote que ofreciere holocaus-
to de alguno, el cuero del holocausto
que ofreciere, será del sacerdote.
9 ítem, todo proteste que se cociere en
homo, y todo el que friere hecho em sar-
tén, ó en cejuela, tesi del sacerdote que
lo ofreciere;
10 Ítem* todo presento amasado coa
aceite, y seco, será de tedas loa htyes de
Aeren, tanto si uao como al otro»
11 ?Iten^eetoefrrflaleydel8eorlfie|e
de las paose fue se ofrecerá á Jehova»
12 81 se ofreciere en hacimieato de gre>
sisa, ofrecerá por sacrificio de hacimiea-
to da- gracias tortas sin levadura amaaa-
dea son aceite, y hojaldres sin levadura
untados con aceite, y flor de harina frita
ea tortas entesadas coa aceite.
18 Con tortas de pan leudo ofrecerá aa
ofrenda en el seorifloio del hadsaiento
de gracias de sus paces.
14 T de toda la ofreada ofrecerá uao
por ofrenda á Jehova; del sacerdote ^ue
esparciere la sangre de los pactfleos, de
él será.
15 Mas la cacao del sacrificio del baoi-
smiento de gracias de sus pacíficos el dia
que se ofreciere, se comerá; no dejarán
de ella nada para otro día.
16 Mas ai el sacrificio de su ofrenda
fbesovotos ¿voluntario, el dia que ofre-
ciere su sacrificio será comido, y lo que
de él quedare, comerse ha el dia siguí-
17 Y lo que quedare para él tercero día
de la cama del sacrificio» sesá queseada»
en el fuego.
18 Y si se comiere algo de la carne del
ssorifleio de sus necee el tercero dia, el
qae lo ofreciere no seta acento, ni le seca
contado: abominación será, y la persona
que de él comiere, llevará su pecado.
10 Ylaoarneqne tooamá alguna cosa
Inmunda, no se comerá-: sesá quemada
en fuego: mas cualquiera limpio ootnená
de aquesta carne.
20 Y la persona que comiere la carne
del sacriflcio de paces, el cual et de Je-
ho*% estando inmnndx^aoaeüa persone
sasá cortada de sus pueblos.
21 ítem, la persona que. tocare alguna
coja inmunda, en inmundicia de Jsone»
tve, ó en animal inmundo, o. en toda,
abominación, inmunda, y comiere de la
cañe del sacriflcio de Isa Dsoas* el anal
m da JsJwvn» ecntUa pampa eetá certa-
da de sua pueWoe.
82 f Habló mas Jehova é Moysce, di-
ciendo: %
23 Habla á loa htfos de Israel, diciendo j
Ningún sebo de buey» ni de cordero, ni
de oabeay eosnereia.
24 £1 sebo de ea*mel mortecino, y el
sebo del arrebatada se aparejará pasa
todo uso, mas no s» comeréis.
25 Porque cualquiera que sossieae sebo
de stilmsl» del cual aa afrete 4 Jchooa
ofrenda encendida, la persona ene lo eo»
miere, será cortada, do ana peehios.
26 ítem, ninguna sangre comercia en
todas Tuestras habitaciones, sai de ares
como de bsstisa.
27 Cualquiera persona que comiere si-
gua* sangre, la tal p amona será cortada
de sus pueblos.
38 T Habla mas Jehova á atoases, di-
ciendo :
20 Habla alo» hijos de Israel, diciendo:
£1 que ofreciere sacrificio de sos paces 4
Jehova, traerá su ofreada del sacriflcio
de sus paces á Jehova;
80 Sus manos traerán las ofrendas «jh
etmdieUM á Jehova; traerá el sebo con el
pecho: el pecho para mecerlo de mece-
dura delante de Jehova:
81 Y del sebo hará perfume el sacerdote
ea el altar; y el pecho será de ¿aren, y
desusados.
32 Y la espalda derecha, dareáa da loa
sacrificios de vuestras paose pata asa
apartada, para el sacerdote.
88 £1 que de loa fagoe de aereo otra*
clero la sangre de las paesa, y el ae*cydo
él sesá la espalda derecha en perdón*
81 Porque el pecho de le mecedora, y.
la espalda de la apartadora yo lo he to»
mado de loehtyoe de Israel, de los seeri-
fictos de ana paces» y. lo he dado á Aaroa
el sacerdote, y á sos htyoe, por estatuto
perpetua da loe njjoe de Israet
86 Esta» «tía ondea da Aaron, y*1*-»**
clon de sus lujos, de las ofrendas oír en
didse 4 Jehova desdo el dia qae él lee .
llegó pera ser sacerdotes de Jehova,
8fi las cuales pmciomm mando Jehova
qua lea diesen,. desde el dia que él loa-
ungió do entra los lujos de Israet per es»
tatuto perpetuo por sus generaciones^ •
87 Sata m la, ley del holocausto, dai
presenta, de aaonpiaeleavpa* el.peóadoy
y dé l* ispearme da la culpar J* de las,
consagraciones, y del sacrificio do.'
kBvrticoi
el nMmte do atinu, el o^Qua «aunadlos
blroetolssnei «un ofreciesen ene ofren-
das áJehova en el desierto de Sinai.
capitulo vrn.
JRH*ar(por mtmd*ademto de X*m) rfcfe y «m**, f «*»
piadAanmydmmkiiii wriMI— MK|N *m 1-
HABaió mee Mw» á Moyaes, dfc
olead»}
d ToM&Am%yie«ftb9<*eoBél,j
hmvaatlduran»yel aeeitede ja unoleu»
y el novillo de la ea?da**>a,y loa da*
eetneBWiy el canaetillo dale* jMoateon-
3 X junta toda la congregación 4 la
pperta del tabernáculo del testimonio.
4 X too Mogae* como Jobovala man-
dó» jp la* fongreaaelou ae ¿untó a la
puerta del tabernáculo del testimonio.
& X d*o Mojues 4 1a eungregaeie* :
fisto a» lo onaJehova na mandado bañen
u\JfcOogoee NoyeenJda* llegar 4 Aaroo,
y 4 sos lujos, y lavólos con agua*
.7 X puso sobra 41 la innle^y calióle
con el cinto, después vistióla el «auto,
y pue^sobye él eleghad, ¥ cmióle con el
cinto del ephod, y apretóla con 4L
A T púlale encima el pectoral, y paso
en el pectoral el Urina y Thumim. .
9 Paspaos puso la mitin sobra sn ca-
ucas, y aobsa femiten delante deán «os-
tro puso la plancha de oro, la eofona-de
la santidad» nomo Jeoova habla mundo-
doáltoyse*,
10 T tomó Moyaes el aceita da nvun»
oían» y asmjó al mtwnárnin, y todas las
opsos ano mtahm en n\ y aantlAcóks,
11 Y canoso» de 41 sobro al altar siete
Teces, y imsffi alalias^ y todóa ana vasos»
yls.fin«nteysOibas%paiasantln<aurlsa.
12 X derramó del aceite da la noción
aobr» lasabais itsAamn» fungióle para
la Deapuaa. Moyses bisa Uajar loa bA)es
de Aaron, y Tlstlóles las túnicas, y «mió-
los «a» cintos, y apretóles los abapeos,
como Jaba*» lo bab* renrtedo 4 Moy-
aesL
U X Wxa Anana aV «orilla* da moapfc»
don, y poso Aaron y ana bJroesoe Aa*
nos sobra laceaban» del novillo* b«-
15 X degollólo, y Moyaes tomé lasen,
gve,pnniso eon*au>dado sobra los eaer-
noe dclifrtrsi daneder^y axpió el altar,
j noba\buntna senos* al akoJento déla}-
la* W ^A»4iA^A|A «aja AMOsVmClmnmmT AObBmV^L
^**fi# ^mmmmmmjmmmjmr ^mmi^ ^^^•"fw^ ^w^^j^^mm
(ala sobre los intestinos, y el redaño del
hígado, y los dos ríñones, y el sebo da
ellos» y biso Moyses perfume sobre el
altar.
17 Has el novillo, y su enero, y su carne,
yon cnthirool oncmo con fango fuera del
mal, oojno ¿chova lo habla mandado 4
18 Después biso llegar el aaenano del
anbro leonina* del eet*
l»Ib degolló, y espéralo ¿tayaes la
sangre sobre el altar en. derredor*
W X cortó el esmero, en sus plenas; y
Morsas bisopejpfnmo de la sabana» y jila»
sas, y sebo»
91 X lavó en agua loa intestinos y pior-
nas; y quemó Jampas todo al carnero
sobra al alto* : holocausto o>eni asorde
lenlgsosjn* opeado euoagojpo 4 «abuiti
como Jebe** lo baba* mandado 4Mo*t
sea
22 Después hito llegar al otroanrnasa,
al onrnejp da las roa wagr» otoñan ; g Aa-
ron y ana ages pastaron ana táseme se»
bra la eabesadel carnero;
U X (odageUóy y tomó Monee* do a*
■•»£■*» y paso nebro la teroi*& da la
eneja derecha da Aaron* y eohre al dedo
pulgar de su mano derecha» y sobra al
dado putear da sn pié derocbn»
U X bisa llegar lea aJéee de Aaron, y
puso Moyses de la sangre sobro la ter-
nilla de sus orajes derocbas, y sobre loa
pulgares de sus manos derechas, y sobro
los pulgares deana pies derechos: y ea-
naseió Mosoee laetrnaangro aobaaetal-
tar eu derredor.
9& Después tomo el sebo, y la cola* y
todo el sebo qm mtana sobre loa intsati-
nos, y el sedan» del bigado, y las da*
mtones y el. sebo de ellos, y la sapalun
derecha.
9»X dal aanaattfm da **jmm eanan-
naa, ann.riranandeiaiita da Jobova^toaaó
un* tonta, ala lañad**», y «en tartana
pan de aceite, y una hojaldra* y péñola
enn el aaba> y eon m espaada darettnv
2Z X pésota todo en tan inaepsdsAar
ron, y aulas amóos da ana M)oa»y bino»
& Después tom6 aquellas enees Moy-
ses de las menos de altos» y -bino pesia-
seo en al altar sobre el holocausto t son
les oonsegracionos an, olor da hoigaam,
ofrenda encendida 4 Jehova.
Ma
LEVrVICOÍ
ffhY toad ttoyees d pacho, y melólo
m mecedora delante de Jebera: del ear-
nero de las consagraciones aquella fué
la parte de Moyses, como Jebova lo ha-
bla mandado al mismo Moyses.
80 Luego tomo Moyses del aceite de la
«Odón, y de la sangre, que erial* sobre
el altar, y esparció sobre Aaron, sobre
sos vestiduras, y sobre sos htyos, y sobre
las vestiduras dé «ushfyos con él: ysan-
tlnoó á Aaron y á sus vestidura*, y áeus
81 T dijo Moyses á Aaron, y á sus hQe»l
€oeed la cañe á la puerta del taberná-
culo del testimonio, y comedia alli con
el pan, que eMá en el canastillo de las
oeneegraeieues, come yo he mandado,
diciendo : Aaron y sus bijos la comerte*
«8 Y le» que sobrare de la carne y del
pan, quemarlo hételo» fuego.
«De la puerta «el tabernáculo del tes*
Mmom% no cuádrete en siete' días, basta
el «a- que se «tonncreii lee dias de
vuestras consagraciones: porque por
ate** Otas s^reU consagrados. •
«4 De la manera que noy se ba hecho,
mandé nacer Jebova pera copiaros.
85 Y ¿ la puerta del tabernáculo «el
testimonie estarcí* di* y noche por siete
días, y «arete la guarda delante de Je-
nova, y no- merlfete, porque asi me na
sido mandado.
86 Y hizo Aaron y sus hijos iodos las
eoéW'que mande Jebova por mano* de
CAPITULO Tí.
Aaron por mandado de Mojíes y ordenación de Dio»
ofrece lá primera o/rendade todo m Éoeerdoeio en
npim0tmpt\ <Mih^p»cfcJU*>— m. Jí.J>ojpmm
hace la expiación por elpveblo, y ofrece por el pre-
sente y pacifico*. ILL Bendice al pueblo. IV.
Hact Dio* manifestación de su gloria en aproba-
ción dé aftl emito qm éí hatÁmordmméo.
T¥ü£ en el dia octavo que Moyses
Hamo á Aaron y á sus hijos, y á loe
ancianos de Israel;
frTdfle* Aaron: Témate un becerro,
n*Jo"de vaca, para expftacfou; yun cap-
ñero para netocaeate, sin tacha, y ofréoe»
teVdemnte de Jebova. •
8 y áloe lujos de Israel hablarás, di-
eieoAot Tomad un macho de cabrío para
oapfeeieii, y un becerro, y h» cordero de
un 'año perfectos 'para holocausto :
* 4 Asimismo un buey, y*ub eavnero piara
sucvticie de paces, que sacrlflqueto de-
lante de'Jenovtt, f uñ •jabéente amasado
en aeette, porque Jebova se apareció hoy
á vosotros. **
1*
5 Y temaran loque maneto Moyses de-
lante del tsjbernáeulo del testimonies y
llegóse toda la congregación, y pusté-
roDso delante de Jebova.
6 Entonces Moyses dijo : Esto et lo que
mandó Jehova que hagáis, y la gloria da
Jehove se os aparecerá.
7 Y dijo Moyses á Aaron? Llégate al
altar, y has tu esptseton, y -tu holocaus-
to : y has la reconciliación por ti y poV
el pueblo: y han la oftnuáa del pueble,
y naa la reeeoettlaeioa por ellos, como
ha mandado Jebova.
S Entente» llegóse Aaeee al altar, y de-
golló sn becerro de la expiación que ana
portel.
9 Y los hijos de Aaron le llegaron la
sangre, y él mojó su dedo enjasengre,
y puso sobre los enernoedel altar: y la
otret sangre derramó al etmiento del altar.
H> Y dd eebo, y ríñones, y redaño del
hígado de la exjdnclon hffeo -pertume ee*
bre el altar; como Jebova lo haWa man-
dado á Moyses.
11 Más la carne y cuero qnemé en ^fue-
go fuera del reat
19 Degolló asimismo el <ho*oeaesto,t y
los bfyos de Aaron le Hegavon la sangre,
la cual ét esparció sobre el altar alder-
redor.
18 Después le llegaron él -holocausto
por sus piceas, y la cabeza; y él Meo
perfume sobre el altar.
14 Despee» lavó los mtesttnee. y las
piernas, y quemólo con er holocausto
sobre el altar. < * '
15 t Ofreció también la ofrenda' del
pueblo, y tomó el maceo cabrte de m
expiadon, que em del pueblo, y degolló-
lo, y limpiólo come» at-primem •
16 Y ofreció el holocausto, yM» so-
gunelrtto. ■ ■ '
17 Ofreció también el presente, y *#u*
chió su mano de él, y hizo perfume eefjtu
el altar aflendo del holocausto do la
18 Degolló ssfmlsttto el buey y'rt'car^
ñero, que sur ereí pvetpie,' en* snenflCfo no
paces : y los hijos de Aaron le llegaron
le* sangre, la cuaf ér eensjrdo ebbre> él
altar al deiretter1.''
lw Y 16» sebos del buey, y dd carnerea,
la cola, y la cubierta, y los rifiotíee; y 'el
rédanoste* hígado;
» Y pusieron lee «dbo» ¿obre fon v*>
dhos, y él quemólos sebos «obre éruttnr.
91 Empero los pechos y la espalda de-
reemv meció Aaron eon nseotsalento w»
UHTITKXX
Mm
mandado A Mofsca.
»1
pueblo y hendiólos: y descendió de ba-
os* la ejpsaoion, y el holocausto, y el
sacrificio de las paces.
3S T Y vinieron Me yuso y Aaron al ta-
boronoolo del *— «laoalrs y seiieoon, y
beadyenm al pueblo: y lagioriadeJe-
hov» so afea se i 6 abado si inmota
« YosJttsmu^o^^elenmdoJefcoou,
elsooliMnonmioelhotocaoetoykwioboe
sotoola**-, y vvendolo4osfeol pueblo
, y enyesen oootooi
CAPTTUTX) X.
a
rimante en el eontnario perfume en fuego extraño.
1L Mm^ Mayeeed ¿aremná im mjoe e^ m>**>
por eeo de m memniúm. Ul. JPémtlf leg que ha-
biendo de entrar en el mmhtario $e obtenga* de
Hno u de «oda bebida que emebrUegne. TT.Mdnda-
JHtliUtirn, V. Batíame**** el mocho de eabrie de
la expiación del pueblo kobia tido quemado en forma
ém kdocamto, reprende d Am+v», et «me* m dm-
YiOSkijosdeAasoivKadabyAWü
tomsrtn eeda«i*sumoenearior7
pusieron fuego en ellos, sobre el cual
ensfasroj uwrJouao, y omeoinron delante
de Janeen fuego entrono, qme a nanea
2 Entonces salió Juego .de ¿atante ds
denova, que les quemó, y musieron de-
seóte do Jehovo,
EEnisnceodUo Moyos» A Aaron; JEeto
« toque habtt Jehova, diciendo: Ensata
allegado* me onaHnenrd, y o» presencia
de todo ai pueble seré glorificóle. Y
Aavonoalle.
4 ¥ Mwoó Majow 4 Misad» y A Elisa-
pban, lujos de Ociel, lio de Aaron, y di-
loleat Idegáee y secada vuestros herma-
nee de lilnli dcteoo¿nado .more, dol
6 Y ellos llegaron,- y sacáronlos con
jns tuntas*, freo* del campes como dtyo
Mojaos.
e % Bnoonoos Muyaos ds)o á Aaron, y á
JBesnsr/yAUñajnaissnsn^ost Nedee-
vuestros vestidos, y no tunareis si ae
o***» sobre todo la corjnTegaoloa: em-
mesorvoessroa normanos, soda la soso de
" lelsneándeooneJeho-
&enkhvée do topáoste» de* mbenuv
aefc iol ■snjfciinnlii, pojojso.molarein:
por cuanto eluoutasde lo unción, d* 4fi-
hove mU sobro voecsvoa. YeSothleie-
ron conforme al dicho de Moyaes.
8 % Y Jehova habló a Aaron, diciendo:
9 Tú y tos b|)oe contigo no beberéis
vino ni sidra, cuando hubiereis de en-
trar en el tabernáculo del testimonio, y
no moriréis : -estatuto perpetuo mrá por
Tueetras generaciones.
10 Y «no para baoer diferencia entre lo
santo y lo proteo, y entro lo inmundo
jk>liap*»{ /
11 Y para ensenar 4 loa Jujeada Israel
todos los asteantes, une Jehova les ha
dicho por mano de Mayase.
13 1 Y Mojn«*d3oaAarou,yáEfea*
«ar, y á Ithamar, sus hijos, que habían
ouedsdo; Tomad al presente que queda
do las ofrendas encendidas á Jebera, y
comedio sin levadura junio al .aliar, por*
ene es santidad do santidades»
13 Por tanto eomerJo neis en el logar
sonto, porque «ote mrá mero, pasa ti, y
fuero pasa toa htyos do isa ofrendas enr
pendidas á Jehova; porque asi na ha
sido mandado*
14 Y el pecho de la mecedura, y la es»
peída del alzamiento eomereis en lugar
limpio, túy tus htyos y tus hijas contigo;
porque por fuero para tí, y fuero para
tus h$os son, dados do lps snorineios de
les paces de los hijos de Israel*
15 La espalda del alnamtauio, y el pe*
ehode la aaeoedúra con, las ofrendas cn-
oondidas de ios sebos traerán para ono lo
mezas con mecedura delante de Jehova;
y aera fhenoperpetuo tuyo, y do tos m)os
contigo, oosoo Jehova lo ha mandado.
Id \ Y Moyana demolido el macho ca-
brio do la nnpianion, y halsáaojuno ees
quemado; y enojóse contra Eleazor y
Ithamar, leo hUeu de Aaron, que hablan
quedado, dieiendo 1
17 ¿ Por qué no oomiataie la ozpiarion
en lugar santo? porque es santidad de
santidades ; y el la dio á vosotros para
llevar la iniquidad do hv.congiognclon
paca que sean rosocoiliedo* delante de
Jehova.
1S Veis que su sangro no fué Bastida, en
«1 osntnano do adenlao* hciúataln de
comer en el santuario, como yo manda.
19 Y respondió Aaron A Mopnea? He
aquí, hoy heaofreoida su eiphn km, yon
holocausto delante de Jehova, con todo
eso me han acontecido estas cosas ( paos
si comiera la expiación hoy* ¿fuera acep-
to á Jehova ?
20 Y oyó Moyses eito, y aceptólo»
107
kEvrrrccL
CAÍHÜLO XI
Señala Dtoedtu pueblo de 1o$ anímale» de ¡atierra
cuaUtUudrd por limpioe para podemom deeOoe,
u cuales por inmundo* para abstenerte de ello*, y de
tocar en su* cuerpo» muertos. IJ. Lo mismo hace de
loe pescado* de tat aova*. 111. Lo mümo de la* awee
deleieio. IV. Lo mismo de lo* ammmie* de ia tierra
que vuelan. V. ítem, de k» immundicia om contrae-
rom lo* que tocaren en lo* cuerpo* muerto* de cierto*
animóle*, y asimismo la* cota* en que capen aleó
deeOoé. VL Exhorta d *u puekto d mear toda **-
Y HABLÓ Jehova á Moysesy jáAa.
ron, alejándolas ?
2 Hablad álos ugos da Israel, diciendo?
Estos $on los animales, que comeréis de
todos los animales que asteo sobre la
tierra:
8 Todo mmtmai de pesufio, y que tiene
los peeunoe hendidos, y qae rumia» de
entre loa anímalas, este comeréis.
4 Estos empero no eomerela de lea que
rumian, y de loa que tienen pesufio : XI
camella; porque rumia, mas no tiene
pesufio, tenen\o neis por Inmundo.
fi ítem, el eqnejo ; porque rumia, mas
no tiene pesufio, tenerlo neis por In-
mundo.
0 ítem, la liebre ; porque rumia, mas
no tiene pesufio, tenerla hela por hv
munda.
7 También el puerco; porque tiene pe»
sufio, y es de pesufios hendidos, mas no
rumia, tenerlo hela por inmundo.
8 Be la carne de ellos no esmérela, ni
tocareis so cuerpo muerto, tenerme hele
por inmundos.
2 1 Sato oomerele de todas las ooaas
que asían en laa aguas: Todas Isa ooaas
que tienen alea y escamas en las aguas
de la mar, y en loa ríos, aquellas carne-
reta.
10 Mas tedee las cosas que no tienen
alas, ni escamas, en la mar, y en los ríos,
asi de todo reptil de agua, como de toda
cosa Tiriente que arta en ka aguas, te-
nerlas neis en abominación»
U Y seros han en abominación: da au
eaiueeM>eomereia,ycue encepan muer-
tos abominaréis.
12 Todo lo que no tuviere alea y cane-
ases en las aguan sendreis en
13 ? ítem, de las aves, cerne tendréis
en sbommcrton, no ae eomecán, abomi-
nadoa serán: El águila, el acor, el ca-
la Él milano, y d buettre según su ca-
péele,
15 Todo enervo según au especie,
108
16 JÜ-s^Mtmn,yeimQahnam, ylagar*
ceta, y el gavilán según au especia,
17 Y el halcón, y la gavieta, y le le-
chuza,
18 Y el calamón, y el cisne, j el peli-
cano,
19 .Yin cigüeña* y el cuervo marino, se-
gún so capéele, y la abubilla, y el aras*
20 ? Todoreptil de ave qnaanauvieau
sobre encaro ames tendeóla en abomino
21 Empece cato eomerela fe todo roo*
til de ansa que anda sobre enaiao paca
que tuviere piernas allende de sus pies,
par* saltar con ellas sobre la tierra, .
82 Estos comeréis de ellos: La langosta
según au especie, y el langostín según su
especie, y el haiégri sesmo su espacie* y
el hahgab según su especie.
23 Todo otro reptil de aves, que tenga
cuatropeas, tendréis en ahnmincrkw. .
21 1 Y por estas cosas aeréis inmundoa :
Cualquiera que tocare 4 sus cuerpos
muertos, será inmundo hasta la tanda*
25 ítem, .oaajpjsieta que aerase ana
cuerpo* muertos, lacero, ana raatWoa\ y
será inmundo hasta* la tareas*
26 T«loansnud do pesufio, maaqun n#
tiene el pesufio hendido, ni rmmju, ten-
dréis por Inmundo : cualqulejBi #JM loa
tocare, acta inmundo.
27 Y cualquiera ene anda sobre ana
palmas de todos los animales que andan
á cuatro mVs, tendréis por inmundo :
cualquiera ano tocare aso cuerpos suneev
tos, será inmundo hasta la tarde
.28 Y el que llevare aun cuerpos muer-
tos, lavará sus vestidos, y será inmunto
hasta la tanaet senomes hiáa pac if>inim-
dos.
22 ítem, estos tendréis por maiundoc
de los rcpialeaqaavan artootrando sobeo
la tierra: La comadreja, y el ratón* o,Jo
conoco Vcnugenmo •enV fJIIIQasvi
80 Y el erin^ y el lagarto, y el
y la babosa, y el topo.
81 Estos tendréis por lumondd
dos loa reptiles: cnalqnlem que
mundo hasta la- tarde.
82 Y todo aquello
alguno coca de ellos después de
tos, scr4 nmwnoo, asi naso 4
como vestido, 6 piel, 6 saco»
instrumento oon que so hace obra,
metido en agua, y será aguado 1
lo tarde, y oai acra lhunioi
tdnto-
loa to-
sca ha-
LKvrt rom
cual cayere algo de ellos, todo Id que
estuviets en él, será Isjdrumie, 7 di mk>
quebracéis.
SÉ Toda vianda ene ee come, sobre la
eual viniere el agua, será inmunda: y
teda bebida que se bebiere, en todo rae»
aeráinmand*
85 T todo aquello, aobre que cayere
algo de su euetpe muerto» será tontillo
do. El horno y la chimenea serán derri-
bado*: inmundos son* y por inmundos
88 Babero la fuente, 6 la cisterna doa>
de ee reeojen aguas, terán Inaptas: mea
lo que hnMere tocado «a ede cuerpo»
muertes, será inmundo.
87 ítem, si cayere migo de sus enerpos
muertes sobre alguna s luí hurte setnbra^
da, qne estuviere sembrada» será 14m*
pía.
88 Mas si hubiere puesta age» sobre la
cimiente, y cayere atge de sas cuerpos
muertos sobre ella, tenerla bel» por ia>
89 ítem, si algún animal qne tuviereis
pare comer, se muriere, el queteeare su
cuerpo muerto, seta inmundo hasta la
40 T el que comiere de su cuerpo
muerta, levará sus vestidos, y será in-
mundo hasta la tarde : asimismo el que
aneare ea cuerpo muerte* lavará sus rus-
tidos, y será inmundo hasta la tarde.
41 ítem, todo reptil que va arrastrando
aobre la tierra, abominación es, no se
4ñ Todo lo que anda sobro et pecho, y
todo lo que anda sobre cuatro, 6* mas
pico, de todo reptó* que anda arrastran*
do sobre la tierra, no esmeréis, porque
48 T No ensuciéis vuestras almas eh
ningún reptB, que anda arrastrando, ni
os contaminéis en cHee, ni seáis inmnn»
44 Porque yo soy ¿chova Vuestro Dios :
por tanto vosotros os santificaréis, y se-
réis santos, porque 70 *oy santo: y no
ensuciéis vuestras almas en ningún rep-
til, ene anduviere arrastrando sobre la
til, ene
tierra.
45 Porque yo my Jehova, que os hago
subir de la tierra de Bgypto para seros
por Dios; Serete pues santos, porque yo
moy santo.
•45 Esto es la hay de los animales, y de
laa aves» y da teda cosa viva, que se
sáa
asteando
ydetede
que
47 rara hacer MÉjiantla entre inmundo
y limpio; y entre los animales que se
pueden comer, y los animales que no se
CAPITULO XH
Z&éelainmm*diciadefamme&jnir1dm. It.&ern
Y HABLÓ Jebera á Motses, dtaiendoc
8 Babia á los h«os de Israel, él-
ciando : La muger cuando concibiere, y
pariere varón, será inmunda siete días:
conforme á les dias del sparmmmnto de
su menstruo será tanrundt :
* T al octavo dia circuncidará la carne
de su prepucio.
4 T treinta y tres dks estará en las
sangres de tu purgación : ninguna cosa
santa tocará, ni vendrá al santuario^
hasta que sean cmnpUdoi'los dias de su
purgación*
0 T si pariere hembra, será inmunda
Sos semanas, conforme á su apartamienr
to, y sesenta y seis dias estará en leu
sangres de tu puriieacion.
Olí desde que los dias de su purga-
ción fueren cumplidos, por hijo, 6 por
htye, traerá un cordero de un alio para
holocausto; y un palomino, 6 una tór-
tola para expiación, á la puerta del ta-
bernáculo del testimonio, al sacerdote.
7 T ofrecerlo ha delante de Jehova, y
reconciliarla ha, y será limpia del flujo
de su sangre. Esta st la ley de la qne
pariere macho, ó hembra.
8 T si no alcanzare su mano asan para
cordero, entonces tomará dos tórtolas,
ó dos palominos, uno para holocausto, y
otro para expiación: y reconciliarla ha
el sacerdote* y será limpia.
capitulo xm.
Señala Dioe aveereoe estado* de lepra* la cual pro»
motera por inmundicia, y da la* teña* y la forma
con qm *erd eramimatta por ef mcerdote. /. PrQ>
meramente de los imticio* qne hicieren mompeehade
la tepratn la* jxrwna* en hinchazón, postilla, ó man-
cha blanca. II. Dt la le/tro manifienta y n'eja. ///". De
la lepra en la tañad u ra de alguna apottema. I V. En,
la teñaldealonna quemadura. V. De la tina lepra
de la cabeza. VI. De loe empeine*. VIL De la calr
.vatn de la lepra de ella. FUI. Prescríbete al le-
proeo declarado por el eacerdote en cmalquiera de
etta* tuertee de lepra, lo ame ha de hacer entretanto
que la lepra le durdre. IX. Sequndamente de la le-
pra en toda tuerte de ropa de lana, J lino, ó pieUe:
y de $u purificación.
Y HABLO Jehova á Moyses, y á Aa-
ron, diciendo:
2 El hombre, cuando hubiere ee? el
oútts de su carne hlnchasotu ó postilla,
ra*CTrc«
o manche 'Manear que klM*ftté enV
tis de sácame como llagare asura, «eni
traído á Aaron tí sacerdote, ó auno le
los sacerdotes eos hijos.
8 Y el sacerdote mirará la llaga en el
cutis de la carne : si el pelo en kt llaga
se volvió blanco, y la llaga pareciere
nías profunda que la tez de la carne,
Haga de lepra es ; y el sacerdote lo mi-
rará, y le dará por inmundo. r
4 Y si en el cutis de su carne hubiere
mancha blanca,* mas no pareciere mas
profunda que la tes, ni su pelo se hubie-
re vuelto Manco, entonce» el sacerdote
encerrará al llagad» siete días.
6 Y al séptimo dm el sacerdote lo mi-
rará : y si la llaga á su perece, hubiere
estancado, que la llaga no hubiere creci-
do en el cutis, entonces el sacerdote, le
encerrará por siete días la segunda rea.
6 Después el sacerdote la mirará al
séptimo dia la segunda vez; y si parece
haberse oscurecido la Haga, y que no ha
crecido la llaga en el cutis, entonces el
sacerdote le dará por limpio: postilla
era, y lavará sus vestidos, y será limpio.
7 Mas si creciendo hubiere crecido la
postilla en el cutis después que fué
mostrado si sacerdote para ser limpio,
será mirado otra vez del sacerdote :
8 Y el sacerdote lo mirará, y si la pos-
tilla hubiere crecido en el cutis, el sa-
cerdote le dará por inmundo, lepra es.
9 % Cuando hubiere llaga de lepra en
% el hombre, será traído al sacerdote ;
10 Y el sacerdote mirará, y st pareciere
hinchasen blanca en el cutis, la cual
haya vuelto el pelo blanco, y hubiere
sanidad de carne viva en la hinchazón,
11 Lepra es envejecida en el cutis de
su carne, y darle ha por inmundo el sa-
cerdote, y no le encerrará, porque es in-
mundo.
13 Mas si la lepra hubiere reverdecido
en el cutis, y la lepra cubriere todo el
cutis del llagado desde su cabeza hasta
sus pies á toda vista de ojos del sacer-
dote,
13 Entonces el sacerdote mirara, y si la
lepra hubiere cubierto toda su carne,
dará por limpio al llagado: todo es
vuelto blanco : limpio es.
14 Mas el dia que pareciere en él la
carne viva, 6erá inmundo.
15 Y el sacerdote mirará la carne viva,
y darle ha por inmundo. ¿Carne vrVa
es ?*tn mondo es: lepra es.
lo Maa cuando la carne viva tornare, y
110
so VQt9ftslF9*1ABji6(, etttoaéee* vendrá al
sacerdote)
17 Y el sacerdote mirará, y st la Haga
se hubiere tornado blanca, el sacerdote
dará la llaga por limpia, y él será limpio.
18 TT Y la carne cuando hubiere en ella,
en su" cátis mfffumm apostema, y se sarjare,
19 Y sucediere en el lugar de la upos»
tema hinchazón Manea, ó mancha blanca
en bermejecida, será mostrado al sacer-
dote.
80 Y el sacerdote mirará, y «1 pareciere
estar mas baja que su tez, y su pelo se
hubiere vuelto blanco, el sacerdote le
dará por inmundo: llaga de lepra en,
que reverdeció en la apostema.
21 Y si el sacerdote la considerare, y no
pareciere en ella pelo blanco, ni estu-
viere mas baja que la tea, antes estuviere
oscura, entonces el sacerdote le encer-
rará por siete dias.
29 Y si se fuere extendiendo por el cu-
tis, entonces el sacerdote le dará por in-
mundo: llaga es.
28 Empero si la mancha blanca se estu-
viere en su lugar, que no haya crecido,
quemadura de la apostema es : y el sa-
cerdote le dará por limpio.
24 f ítem, la carne cuando en su odttt
hubiere quemadura de fuego, y hubiere
en la sanadora del fuego mancha Manea,
bermeja, ó Manca,
26 El sacerdote la mirara, y st el pele
se bebiere vuelto blanco en la moncha,
y pareciere estar mas profunda que la
tez, lepra ea que reverdeció en la que-
madora, y el sacerdote le dará por in-
mundo : Bagw de lepra es;
05 Mas si el sacerdote la mirare, y no
uarcesoro en la mancha pelo blanco, ni
estuviere mas baja que la tes, antes es-
tuviere oscura, encerrarle ha ni sacer-
dote siete días :
27 Y al séptimo dia el sacerdote la mi-
rará: si se hubiere Ido extendiendo por
el cutis, el sacerdote le dará por inmun-
do : llaga de lepra es.
28 Empero si la manchase estuviere en
su lugar y no se hubiere extendido en el
cutis, antes estuviere oscura, hinchazón
es de la quemadura: el sacerdote le
dará por limpio, que señal de la quema-
dura es.
29 t ítem, cualquier hombre 6 muger
que le saliere llaga en la cabeza, 6 en m
barba,
80 El sacerdote mirará la Haga, y ei
pereciere estar mas piefunalaquelatan,
UKvrrictt
entonces el sacerdote le dacá por in-
mundo : tift» os, lepra-ce de la caben ó
de la barba.
31 Mas cuando el saoerdote hablare
inirado la Haga de la tuto, y no* pare-
etere eatar mea prosnnda que la tea, ni
fuere en ella el pelo negro, el ssoeedote
enoenaiá al llagado «a la tifia siete oleas
88 Y al séptimo <tta<el sacerdote rafeará
la llaga, y si la tía* no pereciere babease
extendido, mi hablase en ella pelo rubk>,
ni peveeteram tifia nms profunda qan la
tea,
88 Entones» tianqullarle han, mas no
trasquilarán la tina: y encerrará el ea»
eerdote afane Uses la tifia por siete dkn
la segunda res.
8* Y al séptimo desairará et saeerdete
la tifia, y si la tina no hubiere crecido ea
el cutis, ni pareciere estar mas profunda
qae la tea, el sacerdote ladera pof Hn>
pió, y lavara sas vestidos, y seré limpia
85 Bmpero si la tifie se hubiere ido en>
tendiendo en el cutis despees de su pn-
8» Kutonece el ••cardáis la mirará, y ai
la tifia hubiere crecido en el eútk, ao
busque el sacerdote el pelo rubio; in»
87 Mas si le pareciere que la tifia se
está ansa Jatear, y que ha salido en alia
el pelo negro, latina es sana, eiarrd llm-
pió, y el saeerdoto le dsaá mor limpia.
86 1 ítem, raadsnisF hombre 6 mnger,
cuando en el cutis de su carne hubiere
8» SI ssnerdote intenté, y man et cutis
40 *1 tasa, ei
la cabena, estro es, limpio es.
<L Y ai ala parta do su rostro so le pe-
lase la cebosa, asdecama es, limpio es.
48 Mas coaodo en la calva o en la ante»
oalra hubiere Maga bienes bermeja, lepra
ea qae rererdeee en su caira ó en sn an»4
teealva»
43 Entonces el sacerdote le mirará, y si
pareciere la hinchazón de la llaga blanca
bermeja, en su calva 6 autecalrn, como
el parecer de la lepra de la tez de la
carne,
44 Leproso ea, Inmundo es, el sacer-
dote lo dará luego por inmundo : en su
.naneen Ifcassa llaga,
4a 1 Y al ■seros ■ en enssn habiarc Jo*
canana dmenhierta, y embonado prego-
nará: Inmundo, turnando,
46 Todo el tiempo que la llaga estu-
viere en él, será inmundo» inmundo será:
habitará solo, su morada será fuera del
reaL
47 ? ítem, cuando en el rostido hubiere
llaga de lepra, en restido de lana, ó en
vestido de Uno,
48 O en estambre, ó en trama do Uno, ó
da lana, é en niel, 6 ea cualquiera obra
de piel ;
48 Y anem llana sea verde, ó bermeja,
en vestido» ó en, piel* 6 en estambre, é
entrama, osa cualquiera obra de piel;
llagada lepra es, mostrarse ha al sanes-
dote:
60 Y el sacerdote mirará la liana, y en-
cerrará la oosa llagada siete dias :
61 Y al séptimo día mirará la llaga: y
si la llaga hubiere crecido en el vestido»
ó «tambre, ó en la trama, 6 en piel, ó en
nucí quiera obra que se hace de pieles,
lepra roedora es la tai llaga; inmunda
aera.
60 Será quemado el vestido» 6 estas**
ore, 6 tmma de lana, ó de lino, ó cual-
quiera obsa da pieles, en que hubiere tal
Haga; porque lepra roedora es» en fuego
será quemé rts
63 Y si el sacerdote mirare, y no para*
ciere que la llaga so haya extendido en
el ¥«1100, o estambre, ó en la tmma, 6
en cualquiera obra de pieles,
M Entonces el sacerdote mandará que
laven donde la llaga está, y encerrarle
ha por siete dios la segunda vea.
66 Y el sacerdote mirará, después que
la llaga ruare lavada, y si pareciera qae
lallaga na ha mudado sn parecer» ni la
Unge ha crecido, Inmunda es, quemarla
has en fuego : llaga es penetrante ea su
carra ó en sn antecalva.
o» Mas si ©l iaceroote ia viere, y pare-
dere que la llaga se ha oscurecido dea*
pees que fué Uvada, cortarla ha del ves-
tido, ó de la piel, ó del estambre, ó de la
trama:
57 Y si mas pareciere en el vestido, 6
estambre, ó trama, ó en cualquiera al-
haja de pieles reverdeciendo en olla, que-
marlo has en el fuego aquello doudo hu-
biere tal llaga.
66 Empero el vestido, ó estambre, 6
trama, 6 cualquiera cosa de piel, quo la-
Tares, y que la llaga so le quitare, laviirse
ha sngunjn yes, y entonara eer& i i injrfn,
m
fcEVPTICa
09Brt*»lft l*r*»*tbfenUl*La»r*
ótt vestido de lena, é¿« Une, é- del es-
tambre, 6 de 1» tfMM, 6 de cualquiera
cosa de piel, pera que te* dado por lim-
pio, 6 por temando.
CAPITULO 3CIV.
Pone la ley de la purificación y déla rtctmcQiacttm
cMfcprMo. JL Moderóla ley jmto «í tepro» po-
tra. HLgWmrwMw» »«»» «fe le» lepra «aloe «eW-
r m remedio. /P. Ítem, wjmriflcacton e* cato gue
Y HABLO Jéfcove 4 ICoyses, dWeo-
do:
9 Este será la ley del leproso cuando ie
limpiare: Será traído al sacerdote:
8 T el sacerdote, saldrá fuera -del real:
y mofará «1 sacerdote, y verá, coma ea
aana la llaga de la lepra del leproso :
4 T mandará el sacerdote, que se to-
men para el que se limpia doa aveeBlas
vires, limpias, y palo da cedro» y grana,
y hisopo.
6 Y mandará el taoerdeie matar la «na
avecUle en nn Tato de barro, totee
* aguas vivas:
6 Y tomará el avecilla viva, y el palo de
cedro, y la grana, y el hisopo, y mojarlo
ha coa el avecilla viva ea la sangre de la
avecUle muerta sobre las aguas vivas.
7 Y esparcirá sobro €l que se limpia de
la lepra siete veces, y darla na por lim-
pio: y soltará al avecilla viva sobre la
haz del campo.
6 T el que se limpia, lavará sus vestí*
dos y raerá todea sus pelos, y lavarse ha
coa agua, y será limpio: y después en-
trará ea el real, y morará fuera ée su
tienda siete días.
9 Yeerá, que al séptimo día raerá todos
sus pelos, su esbesa, y au barba, y las
cejas da sus ajea: inalmanta mera todo
au pela, y lavará sus vestidos, y lavará
tu carne en aguas, y será limpio.
10 Y el dia octavo tomará dos corderos
perfectos, y una cordera de nn ano sin
tacna, y tres décimas de ñor da harina
para presente «masada con aceito, y un
log de aceite.
11 Y el sacerdote que limpia, presen-
tará al que se ha de limpiar con aque-
llas cosas delante de Jehova á la puerta
del tabernáculo del testimonio;
Id Y tomará el sacerdote el un cordero,
y ofrecerlo ha por expiación de la culpa
con el log de aceite, y mecerlo ha todo
con mecedura delante de Jehova,
13 Y degollará al cordero en el lugar
112
ea«^ y el Mañanas* en el]
toarlo, porque como Ja enriarte* por ai
pecado, ad también i* mptackm por la
culpa es del sacerdote : santidad de san*
tidadesesv
14 Y* temará el sacerdote de la sangre
de 1* «apiario* por la culpa, y pendra d
sacerdote sobre la ternilla do la oreja
derecha del que se limpia, y sobre el
pulgar de su mano derecha, y sobre al
pulgar de au pié derecha.
16 Asimismo tomará el sacerdote dea
log de aceite, y echará sobre la palma da
su mano izquierda;
16 Y mojará au dedo derecho en el
aceite, que tiene en su mano lauuierda,
y esparcirá del aceite con su dedo siete
veces delante de Jehova:
17 Y da lio que quedare del aceite que
tiene en su mano, pondrá el sacerdote
sobre la ternilla de la oreja derecha del
que as limpia, y sobre el pulgar de au
mano derecha, y sobre d pulgar de su
pié derecho sobre la sangre de la expia-
ción por la culpa:
18 Y lo que quedare del aceite que tiene
en su mano* pondrá sobre la cabeaa del
que se limpia, y asi le reconciliará el se»
cerdote delante de Jehova.
19 Y hará el sacerdote la expiación y
limpiará al que se limpia de su isttaun-
dkia, y después degollará el hossesaeto :
90 Y hará subir el saoardoto el holo-
causto, y el presente sobre d altar, y asf
le reconciliará el sacerdote, y será lim-
pio.
SI T Has si lucre pobre, que no sacan»
aere su mano, entonces tomará un cor-
dero para tvpkuim por la culpa pasa aa
mecedura para reeoncüiarae; y ama dé-
cima de tor de harina sumaria oon
23 Y dos tórtolas* 6 dos paiomiaos, k¡
ene eleaansre su mano; y «1 uno será
para carnación por el pecado, y el otro
pera holocausto:
38 Las cuales cosas traerá al octavo dia>
,fánsu pnriáeaclon al sacerdote A la puer-
ta del tabernáculo del testimonio de*
lante de Jehova.
24 Y el sacerdote tomará el cordero de
la expiación por la culpa, y el log de
aceite, y mecerlo ha el sacerdote con
mecedura delante de Jehova.
86 Y degollará el cordero do fcsamtn-
oienporla culpa, y tosaará el sacerdote
de la sangre de la expiado* par la culpa*
eVETlTICd
recbedeí que se stopie* y setore el nal-
gar de su maao derecha, y sobre el pai-
gsrdesor¿éuereebey
96 Y el eecerdote echará del aceite so-
bre la palme de en mano Izquierda.
37 T esparcirá el sacerdote coa bu dedo
derecho del aceito, que tiene en su mano
Izquierda siete Teces delante de Jehora.
88 T el sacerdote pondrá* del aceite, que
tiene en en mano sobre la ternilla de la
oreja derecha del que se ttmpfa, y sobre
el pnlgmr de sn mano derecho, y sobre d
pulgar de su pié derecho en el lugar de
le sangre de te expiado* por le culpa,
98 T le que sobrare del aceite que el
sacerdote tiene ea sn mano, ponerlo ha
sobre I» cábese del que se limpia para
reconcfilarle detente de Jehora.
86 Aaftmtomo ofrecerá la tro» de las tór-
tolas, ó de ios palomeaos, lo qne akan-
81 £l uno de lo qnealcannare sn mano,
expiación por el pecado, y el otro en
aoioueesfo anende del présense, y esf re-
conciliará el sacerdote al qne se ha de
IhBplsr delante de Jebera,
88 lata es la* ley del que bebiere tenido
llega de lepra, coya mano no alcanzare
para limpiarse.
88 t Y habló Jehora á Moyses y á Ae-
reo, diciendo:
64 Ceando poblareis entrado en la tierra
de Chaaaaa, la cnal yo os doy en poee-
etoa, y yo pastero naga de lepra en olffu-
isa casada la aterra de vuestra posesión,
85 Tendrá aqnet cuya fuere la casa, y
dará aviso al sacerdote, diciendo: Como
Baga he apéasele* en mi casa.
•o jsusoojcos nuuMsrá el sacerdote, y
Ismaenrán la enea antes qne el sacerdote
entre á mi wr la Itoga, porque no sea
lentanilnsas sedo lo qne estuviere en
lacees,! y despejes el sacerdote entrará
¿rafear la eses >
8? Y mirará la llaga; f si parecieren
legas en las paredes de la casa verdes,
pmcnintos, ¿'bermejea, las cáeles pere-
cieren mes hondas qne la A*se>fo pared,
88 m sacerdote saldrá de la casa á la
puerta de la cana, y cenata la casa por
atetadle*.
88 Y at sépetmo día volver* el sacerdo-
te, y mirará: y si la Haga hubiere acei-
to en sm peveta de to casa,
dO Batoaocs mandará el sacerdote, y
strsüsmáa las ptedras en toa cnmlce ee-
tuviere la llaga, y echarlas han fuera de
toelejsjndemvealnnnr timutnde:
Spaa. 8
41 Y hará descortezar la casa por de
dentro al derredor, y el polvo, qne des-
eortesaren, áotrasaarán Ibera de la cía-
dad en el logar Inmundo.
42 Y tomarán otras piedras, y ponerlas
han en ei lugar de las piedras, y toma-
rán otra tierra y embarrarán la casa. /
43 Y si la llaga volviese á reverdecer
en aquella casa, después que Mso arran-
car las piedras, y descortezar la casa, y
después qne fué embarrada,
44 Xnsoaeea el sacerdote entrará, y
mirará, y si pareciere avene extendido
la asga en la casa, lepra raedera está
en la tal casa; inmunda es.
40 Botonero derribará la cesa, aas pie-
dras, y sus maderos, y todo el porro de
la casa; y sacarlo ha «sao ibera de la
etudad á el lugar inmundo.
46 Y cualquiera qne entrare en la sal
cesa en todos los diea que la amado cer-
rar, será Inmundo hasta la tarde. ,
«7 Y el qne dormiste ea letal casa, la-
vará sus vestidos. Y ei qne cerniese ce
la tal easa lavará sus vestldoa,
48 t Mas si entrare el sacerdote, y mi-
rare, y viere qae la llaga no se nacatón-
dMo ea la casa después qne rué em-
barrada, el sacerdote dará la easa por
limpia, porque la Haga asno.
4$ Y tomará para limpiar la casa dea
avecillas, y palo de cedro* y grana, y hi-
sopo;
60 Y degollará la una avecilla en un
vaso de barro sobre aguan vivac;
'51 Y tomará el palo de cedro, y el hi-
sopo, y la grana, y el aveottla vira, y mo-
jarlo ba iodo en la sangre de la avecilla
muerta y en las aguas vivas, y rodará la
casa siete veces i
63 Y nmptará la easa coa to sangre del
avecilla, y con las aguas vivas, y con el
avecilla viva, y el pelo de cedro* y ei hi-
sopo, y la grana.
69 Y soltará la avecilla vtve íuere de
fectaded sobre to has del campo, y asi
reconciliaré tocase, y será limpia.
64 Esta « la ley de toda plaga de lepra,
y de la tina,
66 r de la lepra del vestido, y de la casa,
68 Y de la hinchazón, y de la postilla, y
de la mancha blanca}
67 Pare ensenar cuando es inmundo, y
cuando es limpio: Beta m la ley de la
lepra.
CAPITULO XV.
Declara Dio* por bmurndo ot kombrt qmé padrtUr*
Jhj9 ét 0t**mMnpd*>4e fc>i— ■»— «,r •» t—
118
LETITIOa
toemm,tomm 41
¡o. U. Su expiación ti
'. La inmundicia del que taUere tu si-
miente en cualquiera otra manera que tea, y tu ex-
piado*, f da Ja nutoer con quien hubiere teñid*
ayuntamiento. IV. La inmundicia de la ummtr
que padece tu cottumbre, ó de otra manera Jhno
de tangre, y tu expiación dctpuet de haberle cesado
eljtujo.
Y HABLÓ Jehova á- Moyses y á Aa*
ron, dieiendo :
2 Hablad á loa hijos 4o Israel y decid-
lea: Cualquier varón, cuando bu simien-
te manare de su carne, será inmundo.
8 Y esta será su inmundicia en su flu-
jo : SI su carne distilo por eausa de su
finjo, ó si su carne se cerró por cansa de
su flujo, él será inmundo.
4 Toda eama en que se acostare el que
tuviere flujo, será inmunda : y toda cosa
sobre que se sentare, será inmunda.
5 T cualquiera que tocare á su cama,
lavará sus vestidos, y á si se lavará con
aguo, y será inmundo hasta la tarde.
0 Y e\, que se sentare sobre aquello en
que se hubiere sentado el que tiene flujo,
lavas* sus vestidos : y á si so lavará con
agua, y será inmundo basta la tarde.
7 ítem, el que tocare la carne del que
tiene flujo, lavará sus vestidos, y á si se
lavará con agua, y será inmundo hasta
la tarde.
8 ítem, si el que tiene flujo, escupiere
sobre el limpio, lavará sus vestidos, jUl
si se lavará con agua, y será inmundo
hasta la tarde.
0 ítem, toda cabalgadura sobre que
cabalgare el que tuviere 'flujo, será in-
munda.
10 ítem, cualquiera que locare cual-
quiera cosa que estuviere debajo de él,
será inmundo hasta la tarde : y el que lo
llevare, lavará sus vestidos, y á si se la-
vará con agua, y será inmundo hasta la
tarde.
11 ítem, todo aquel á quien tocare el
que tiene flojo, y no lavare con agua sus
roanos, lavará sus vestidos, y á si se lavará
con agua» y será inmundo hasta la tardo.
12 ítem, el vaso de barro en que tocare
el que tiene flujo, será quebrado, y todo
voso de madera será lavado con agua. •
18 1T T cuando se hubiere limpiado de
su flujo el que tiene flujo, contarse ha
siete, dias desde su purificación, y lavará
sus vestidos, y lavará su carne en aguas
vivas, y será Hmpio.
14 Y el octavo día tomarse ha dos tór-
tolas, ó dos palominos, y vendrá delante i
de Jehova á la puerta del tabernáculo
del testimonio, y darlos ha al sacerdote : I
114
lo. Y el sacerdote los hará, el uno ex-
piación, y el otro holocausto: y el sa-
cerdote le reconciliará de su flujo delan-
te de Jehova*
16 H ítem, el hombre, cuando saliere
de él derramadora de simiente! lavará
en aguas toda su carne, y será inmundo
hasta la tarde.
17 Y todo vestido, ó toda piel sobre la
cual hubiere de la derramadora de la
simiente, se lavará con agua, y será in-
mundo hasta la tarde.
18 Y la muger con la cual el varón tu-
viere ayuntamiento de simiente, amóos
so lavarán con agua, y serán inmundos
hasta la tarde.
19 H ítem, la muger cuando tuviere
flujo de sangre, y qua su flujo fuere en
su carne, siete dias estará en su aparta-
miento ; y cualquiera que tocare en ella,
será inmundo basta la tarda
20 Y todo aquello sobre que ella se
acostare en su apartamiento, será in-
mundo: y todo aquello sobre que se
asentare, será inmundo.
21 ítem, cualquiera que tocare á su ca-
ma, larará sus vestidos, y á si se lavará
con agua: y será inmundo hasta la tarde.
22 ítem, cualquiera que tocare cual-
quiera alhaja, sobre la cual ella se hu-
biere sentado, lavará sos vestidos, y á
si se lavará con agua, y será inmundo
hasta la tarde.
23 ítem, si alguna ama ¿atuviere sobre la
cama, ó sobre la silla en orno ella se hu-
biere sentado, el que tocare en ella, será
iumundo basta la tarde.
24 Y si alguno durmiere con ella, y que
la inmundicia de olla fuere sobre él, él
será inmundo por Siete dias, y toda ca-
ma sobre que durmiere, será Inmunda.
25 ítem, la muger, cuando manare el
flujo de su sangre por muchos dias, fue-
ra del tiempo de su costumbre, 6 eoando
tuviere flojo di sangre mas de su cos-
tumbre, todo el tiempo del flujo de su
inmundicia será como en las dias de en
costumbre, inmunda.
26 Toda cama en que durmiere todo el
tiempo de su finjo, le será como la cama
de su costumbre: Y toda alhaja sobre
que se sentare, será inmunda confbrmo
á la inmundicia de su costumbre.
27 Cualquiera que tocare en ellas será
inmundo: y lavará sus vestidos, y á ai
se lavará con agua, y aera inmundo has-
ta la tarde.
28 Y cuando fuere limpia de su finjo,
IEVITKHX
contera he siete Hm, y después será
limpia.
39 T el octavo di» tomarse ha dos tor»
tolas, ó dos palominos, y timarlos ha al
sacerdote á la puerta del tabernáculo
del testimonio:
80 T el sacerdote hará el «no expia-
ción, y el otro holocausto, y reconciliar-
la ba el sacerdote delante de Jehova del
Unjo de su inmundicia.
31 Y apartaréis los htyos de Israel de
sus inmundicias, j no morirán por sus
Inmundicias, ensuciando mi tabernácu-
lo, que está entre ellos.
83 Bsta es la ley del qne tiene nejo a>
simiente, y del que sale derramadora de
simiente, para ser Inmundo á causa de
ella;
83 Y de la que padece su costumbre:
y del qne padeciere su tojo* sea macho,
6 sea hembra: y del hombre que dur-
miere con mugar inmunda,
CAPITULO XVL
StOOia mMOOOM MW OaoeraOOt ti ttempO Jf OOOmicfO*
me» con fw entrará es el logar Kmtimmo pora m
morir entrando en el otramente, y la forma como
entonce* oe expiará primero 4 ti, detpmei d todo el
i mtmt (ir at altar. O. Aon t» la axmiaeim éo w*
é$ eipntbhendo* macho* ée cabrio, orno que üem
sm pecado» al desierto, y otro qme osa ofrecido en
el tabernácmU por expiación. J/T. Imtítmpe la/iota
Y HABLÓ Jehova á Moyses, después
que murieron loa dos btyos de Aa-
ron, cuando se llegaron delante de Jo-
hova, y murieron.
2 Y Jehora dty>á Moyses t Diá Aaron
tu hermano, qne no entre en todo tiem-
po en d santuario del Telo á dentro de-
lante de la cubierta, que teté sobre el
arca, porque no muera: porque yo apa-
receré en la nube sobre la cubierta.
3 Con esto entrará Aaron en el santua-
rio: con un novillo htfo de yaca por ex-
piación, y un camero en holocausto.
4 La túnica santa de lino se restira, y
sobre su carne tendrá pañetes de lino, y
ceñirse na el cinto de lino, y con la mi-
tra de lino se cubrirá, que son las santas
Testiduras: y layará su carne con agua,
y restirias ha.
5 Y de la congregación de los htyos de
Israel tomará dos machos de las cabras
para expiación, y un carnero para holo-
causto.
6 Y hará llegar Aaron el norillo de la
expiación qne era suyo, y hará la recon-
ciliación por si y por su casa.
7 T Después tomará los dos machos
cabrios, y presentarlos ha delante de Je-
hara ala puerta del tabernáculo del tes-
timonio.
8 Y echará suertes Aaron sobre los dos
machos de cabrio, la una suerte por Je-
hoya, y la otra suerte por Asase!.
9 Y hará Uegar Aaron el macho cabrío
sobre el cual cayere la suerte por Jeho-
va, y hacerlo ha por expiación.
10 Y el macho de cabrio, sobre el cual
cayere la snerte por Asase!, presentará
tívo delante de Jehova, para hacer la
reconcUiacion sobre él, para enriarlo á
Asase! al desierto.
11 Y hará Uegar Aaron el norillo que
era tuyo pora expiación, y hará la recon-
ciliación por si y por su casa, y degollará
el noTÜlo, que erm suyo, ñor expiación.
12 Después tomará el incensarlo lleno
de brasas de mego del altar de delante
de Jehora, y ana puños Menos del per-
fume aromático moUdo, y meterlo ha
del Telo á dentro.
18 Y pondrá el perfume sobre el fuego
delante de Jehova, y la nube del perfu-
me cubrirá la cubierta, que está sobre el
testimonio, y no morirá.
14 Después tomará de la sangre del no-
rillo, y esparcirá con su dedo hacia la
cubierta hacia el oriente: hada la cu-
bierta esparcirá de aquella sangre siete
Teces con su dedo.
15 Después degollará el macho cabrio,
que era del pueblo, para expiación, y
meterá la sangre de él del Telo adentro :
y hará de su sangre, como hito de la
sangre del novillo, y esparcirá sobre la
cubierta, y delante de la cubierta.
16 Y limpiará el santuario de las in-
mundicias de los lujos de Israel, y de
sus rebeliones, y de todos sus pecados :
de la misma manera hará también al ta-
bernáculo del testimonio; el cual mora
entre ellos, entre sos Inmundicias.
17 Y ningún hombre estará en el taber-
náculo del testimonio, cuando él entrare
á hacer la reconciliación en el santuario,
hasta que él salga, y baya hecho la recon-
ciliación por si, y por su casa, y por to-
da la congregación de Israel. .
18 Y saldrá al altar, que está delante de
Jehova, y expiarlo ha, y tomará de la
sangre del novillo, y de la sangre del
macho de cabrio, y pondrá sobre los
cuernos del sitar si derredor.
19 Y esparcirá sobre él de la sangre con
su dedo siete Teces, y limpiarlo ha, y
santificarlo ha de las inmundicias de los
lujos de Umt^^ Q
LKVrflÓá
el santuario, y el tabernáculo del teeti-
mento, y ei altar, hará llegar el macho
cabrio vivo.
21 T pondrá Aaron ambas sus maño»
sobre la cebes» de* macho de cabrio vi-
vo, y confesará sobre él todas las Iniqui-
dades de los hijos de Israel, y todas sus
rebeliones, y todos sus pecados, y po-
nerlos ha sobre la cabeza del macho ca-
brio, y enriado ha al desierto por mano
de algún varón aparejado para etto.
22 Y aquel macho de cabrio llevará so-
ta* si totas las iniquidades de cMos á
tierra Inhabitable, y enviará el macho
cabrio al desierto.
28 Después vendrá Aaro* al taberná-
culo del testimonio, y desandarte ha las
vestiduras deltao, que habla vestido para
entraren el santsmrk), y ponera* ha alK.
24 T lavará su carne con asjderen el lu-
gar del santuario, y vestnue ha sus ves-
tidos : después saldrá, y hará su fcoto-
oaosto, y el holocausto del pueblo, y
hará 1» reconciliación por si y por el
pueblo.
SS T del sebo de fcv expiación hará per-
fume sobre el altar.
21 Y el que hubiere levado el macho
de cabrio á Awmcf, lavará sus vestidos,
y su carne lavará con agua, y después
entrará en etreaL
27 Y sacará fuera del real el novillo efe
la expiación por el pecado, y el macho
cabrío de la expiaron por la culpa, la
sarigre de los cuales fué metida para ha-
cer la expiación en el santuario : y que-
marán en el fuego sus pellejos, y sus
carnes, y su estiércol :
26 Y el que lo quemare, lavará sus ves-
tidos, y su carne lavará con agua, y des-
pués entrará en él real.
29 T Beto tendréis por estatuto perpe-
tuo* En el mes séptimo á los diez del
mes afligiréis vuestras personas, y nin-
guna obra haréis, el natural ni el extran-
gero, <jue peregrina entre vosotros*
80 Porque en este din os reconciliará
para limpiaros: y seréis limpios de to-
dos vuestros pecados delante de Jeliora.
81 Sábado de holganza $erd á vosotros,
y afligiréis vuestras personas por esta-
tuto perpetuo.
82 Y hará la reconettfacion el sacerdote
que fuere ungido, y cuya mano hubiere
iido llena para ser sacerdote en lugar de
su padre, y vestirse ha las vestiduras de
Uno, las vestiduras santas.
116
«8 Y expiará él santo santuario, f et ta-
bernáculo del testimonio : expiará tam*
bien el altar, y los sacerdotes, y á todo
el pueblo de la congregación expiará.
84 Y esto tendréis pof estatuto perpe-
tuo para expiar los hijos de Israel de to-
dos sus pecados una vez en el ano. Y
Muysea lo hizo como Jebera le mando.
CAPITULO XVII.
J^qw ninguno de todo el pueblo de Dio» haga eacri/t-
cio en tftra porté qué en ei tabemdrm», fpor momo
de Jm kpantinwe eneernoten, lí» Jieptiewe la las **
que $e vedó comer tonare, ¡/da bu cama* por qué.
TIL Hem, que nadie coma cante mortecina, ni dea-
pedaxada ó arrastrada delmtimjbrm*.
Y HABLO Jehrovn á Moyses, dicien-
do?
2 Habla á Aareu, y á sus lujos, y á to-
dos los hijos de Israel,' y diles: Esto f lo
que ha mandado Mrova, diciendo :
8 Cualquier varón de la easa de Israel,
que degollare buey, ó cordero, o cabra
en el real, ó fuera del real,
4 Y no lo trajere á la puerta del taber-
náculo del testimonio pura ofrecer ofren-
da á Jehova delante del tabernáculo do
Jeliova, sangre será imputada al tal va-
rón ? sangre derramo \ el tal varón será
cortado de entre su pueblo :
5 Porque traigan los hijos de Israel sus
sacrificios que sacrificaren sobre la haz
del campo, porque loo traigan á Jehofra
á la puerta dd tabernáculo del test inte-
nto al sacerdote, y sacrifiquen sacrificios
de paces ellos á JchovaL
$ Y el sacerdote esparza te sangre sobro
el altar de Jebova á la puerta del taber-
náculo del tcerlfnonio, y haga perfume
del seno en olor do%olganza á Jehova.
7 Y nunca más sacrificarán sus sacrifi-
cios á los demonios, tras los cuales fbr-
nfcan1 : esto tendrán por estatuto perpe-
tuo por sus edades.
8 ítem, decirles has: Cualquier varón
de la casa de Israel, ó de los extrangerós,
que peregrinan entre vosotros, que ofre-
ciere holocausto, ó sacrificio,
0 Y no lo trajere á la puerta del taber-
náculo del testimonio, para hacerlo á
Jehova, el tal varón también, será cor-
tado de sus pueblos.
10 1 ítem, cualquier varón de la casa
de Israel, y de los extrangerós que pe-
regrinan entre ellos, que comiere alguna
sangre, yo pondré mi rostro contra la
persona, que comiere sangre, y yo la cor-
taré de entre su pueblo.
11 Porque el alma de m Carne éto la san-
gro tetá\ y yo os la he dudo para expiar
M&YfTtÜQ.
/por lo
cual h» interna sangre enptasá la persona?
12 Por te*t»be aleño atoábaos deis-
real: Nipona penosa de vosotros co-
merá tajare, ni el exirangero, que pere-
grina, entre, vosotros comerá sangre.
13 y cualquier Teñen do lee ayos ge
Ismel, y de loe eztrangeroe, que peregrJ-
non entre ellos que, toma» «ene de ani-
mal, ó de ave, que aea de comer, derra-
mará e» eang*e«joatorl*n*een tiene.
14 Porque el alma de toda cerne en en
sangre adá su alma : por tanto be dicho
á loa b£oe4e Israel; No comeréis la
saugne de ninguna «ame, porque el alma
de toda carne st en eangre; cualquiera
qae la comiere, será cortado.
tt \ ítem, cualquiera pemena que ee-
miere «ees mortecina, 6 despedazada, eai
de los naturales eomo de loe exteenge-
ros, layará ene vestidos, y á si ee legrará
con agua, y será inmunda nafta la tarde,
y Uinpiereon*,
Ifi T si no lavare, ni lavare en. eazne*
llevara en iniquidad,
capitulo xvm
dt «atr* l»$ cwtjt» $oimt y lo* de fe» C%amanf en*
tre ío$ átala han de habitar, y encárgale* </« nuevo
la ctmerranrta de na Seyeá. tí. Pone ciertas adic-
t ó mpémScaal
• {Ucimu.
Y HABLÓ Jebova á Moyeee, dicien-
do:
2 Habla á loe Wjos do Israel, y dileat
Yo ¿oy Jenova vuestro pío» :
3 No hareie como hacen en la tierra de
Egypto, en la cual morasteis ; ni hareie
como nacen en la tierra de Ghanaan, en
la cual yo ee meto j ni andaréis en ene
estatutos. ,
4 Mis derechos haréis, y mi» estatutos
guardaréis andando en ellos r yo soy Je^
nova vuestro Dios.
5 Por tanto mis estatuios y mis dere-
chos gnardané*»* los cuales naciendo el
hombre, vlvinVeu ellos: Xo Jelíbva.
. ú t Ntegun varón se allegue á ninguna
cercana de en carne v pera descubrir las
vergüenzas : yo Jehova»
7 Las vergüenens de tu padre» 6 lee ver-
güenzas de tu madre no descubrirás : tu
madre es; no descubrirás sus vergüen-
zas.
8 Las vergüenzas de la mnger de tu pa-
dre no descubrirá*; las vergüenzas de
tu padre son*
9 Lea verga/**** 4e tu hermana, hija
de tu padre, 6 lu> de tu mad^seejdft
10 Las vergüenzas de la luja de tn htyo,
6 de la lu> de tu mja, no descubrirás sus
vergüenzas, porque tus vergüenzas son.
U Las vergüensna ee la hija de la mn-
ger de tn padre, engendrada ée ta pa-
dre, tu hiwmsnc es* no desenbeirás ams
verguenzaa
12 Las vergüenzas déla hetmans sn> ím
padre no desennrtsasf parienss de tn
padrees.
13 Las vergüenzas de la hermana de tu
madre no descubrirás, porque» pacienta
de tu madre es.
14 Las vergüenzas del hermano ée tn
padre no deseobrirea* no llegarás á sn
mnger; mnger del hermano de tn per
drees.
15 Las vergüenzas de tu nuera no
descubrirás: muger es de tu hijo, no
descubrirás sus veigüenzas.
Ifi Lea vefgüensne de la mnger de tu
hermano no dcsonMsás: vergüenza*
son -de tn hermane,
17 Las vergüenzas de la mnger y de en
mja no daecnbtime: no tensas la hija
de sn htyevnl la h*Je de su WJa-paea des-
cubrir ana vrrgflinenni parientes son,
maldad es.
1$ Itera, mnger con sn hermana por
concubina no tomarás pera descubrir
sus vergüenzas delante do ella en su
vnJa.
19 ítem, ala muger en el apartamiento
de su inmundicia, no llegarás para des-
cubrir se» vtfgüenaae.
30 ítem, á la muger da tu prójimo no
darás tu acostamiento en «amiente, eon-
tamioándote en ella.
ai ítem, ne des de tu semiente para
hacer posar á Moloc*! ni contaneince el
nombre, do tn Dios. Yo Jehova.
32 ítem* con macho no- te ocharás como
con mugar: abominación os.
23 ítem, con ningún animal tendrá*'
ayuntamiento ensuciándote con él: ni
mnger ae pondrádolante de animal para
ayuntarse con él: mezcla en,
24 En ninguna de estas cosas os ensu-
ciaréis : porque en todas estas cosas se
han ensuciado las gentes, que yo echo
de delante de vosotros*.
2$ Y la tierra fSó contaminada, y yo
visité su maldad sobre eUa; y la tierra
vomité áena miradores.
26 Guardad pues Vosotros mis estatu-
tos, y mis derechos, y no.l
111
LETrrioa
de toóos estas aboinlna«!oiieé, el natural
ni el extrangero, que peregrina entre yo*
sotros.
27 Porque todas estas abominaciones
hicieron los hombres de la tierra, que
fueron antes de vosotros, y la tierra fué
contaminada.
98 Y la tierra no os vomitará, por ha-
berla contaminado, como vomitó á la
gente, que fue* antes de vosotros.
99 Porque cualquiera, que hiciere alguna
de todos estos abominaciones, las per-
sonas que tal hicieren, serán cortados de
entre su pueblo.
80 Guardad pues mi observancia no na-
ciendo algo de las leyes de las abomina^
dones, que fueron hechas antes de vo-
sotros, y no os ensuciéis en ellas: To
Jehova, vuestro Dios.
CAPITULO XIX.
Encomienda la tantidad. Jiepite alguno» manda-
wtientoe del decálogo. AfituU d otrot etpeciale»
Y HABLÓ Jehova á-Moyses, diciendo:
2 Habla á todo la congregación de
los hijos de Israel, y diles : 8antos seréis,
porque sonto *oy yo, Jehova vuestro Dios.
8 Codo uno temerá á su madre, y á su
padre; y mis sábados guardaréis: To
Jehova vuestro Dios.
4 No os volvereis á los Ídolos, ni haréis
pora vosotros dioses ée fundición : To
Jehova vuestro Dios.
5 T cuando sacrificareis sacrificio de
paces á Jehova, de vuestra voluntad lo
sacrificaréis.
6 El dia que lo sacrificareis, será comi-
do, y el dio siguiente : y lo que quedare
poro el tercero dio, será quemado en el
fuego.
7 T si se comiere el dio tercero, será
abominación : no será acepto.
8 T el que lo comiere, llevará su delito,
por cuanto profanó la santidad de Jeho-
va : y la tal persono será cortada de sus
pueblos.
9 Cuando segareis lo siego de vuestro
tierra, no acabarás de segar el rincón de
tu haza, ni espigarás tu segada.
10 ítem, no rebuscará» tu vino, ni co-
gerás los granos de tu vina: para el po-
bre y para el extranjero los dejarás : To
Jehova, vuestro Dios.
11 No hurtaréis : y no negaréis : y no
mentiréis ninguno á su prójimo.
12 T no juraréis en mi nombre con
mentira: ni ensuciares el nombre de tu
Dios: To Jehova,
118
19 No oprimirás á tu jfftyta», «I robo-
ras. No se detendrá el trabajo del jor-
nalero en tu casa basta la mañana.
14 No maldigas al sordo, y delante del
ciego no pongos tropezón, mas habrás
temor de tu Dios : To Jehova.
15 No harás injusticia en el juicio : no
tendrás respeto al pobre, ni honrarás lo
faz del grande : con justicia juzgarás A
tu prójimo.
10 No andarás chismeando en tus pue-
blos. No te pondrás contra la sangre de
tu prójimo : To Jehova.
17 No aborrecerás á tu hermano en tu
corazón : reprendiendo reprenderás á tu
prójimo, y no consentirás sobre el pe-
cado.
18 No te vengarás, ni guardarás la in-
juria á los hrjos de tu pueblo; mas
amarás á tu prójimo, como á ti mismo:
To Jehova.
19 Mis estatutos guardaréis. A tu ani-
mal no harás ayuntar poro misturas. Tú
hozo no sembrarás de misturas : y vesti-
do de misturas de diversos cosas, no su-
birá sobre ti. *
90 Itero, el varón cuando se juntare con
muger de ayuntamiento de simiente, y
ella fuere siervo desposada á alguno, y
no fuere rescatada, ni le hubiere sido
dada libertad, serán azotados : no mori-
rán: por cuanto afta no es libre.
21 T traerá en optación por su culpa 4
Jehova á lo puerta del tabernáculo del
testimonio un carnero por expiación:
22 T el sacerdote le reconciliará con el
carnero de la expiación delante de Je-
hova, por su pecado que pecó; y per-
donarle ha su pecado, que pecó.
23 ítem, cuando hubiereis entrado en
lo tierra, y plantareis todo árbol de co-
mer, circuncidaréis su prepucio de su
fruto: tres anos os será Incircunciso : su
fruto no se comerá:
24 T al cuarto ano todo su fruto será
santidad* de loores á Jehova.
25 T al quinto ano comeréis el fruto de
él, poro que os haga crecer su fruto : To
Jehova vuestro Díob.
26 No comeréis con sangre*. No seréis
agoreros : ni adivinaréis.
27 No trasquilaréis en derredor los rin-
cones de vuestra cabeza: ni donarás la
punto de tu barbo.
28 ítem, no haréis rasguño en vuestra
carne en lo muerte de alguno : ni pon-
drete^en vosotros es<*itUTaé*eefial: To
LEV1TMXX
80 No contsm mates é U lija hacién-
dola fornicar, porque la tierra no forni-
que, 7 te hincha de maldad.
90 Mfe sábado* guardaréis; y mi san-
tuario tendrele en reverencia: Yo Je-
hova.
SIKom volváis á loe encantadores y á
los adivinos: no fes consultéis enserian-
doos en ellos: Yo Jehova, ímestro Dios.
83 Delante de las canas te levantarás, y
honrarás la fea del viejo» y ds ta Dios
habsás temor: Yo Jehova.
88 ítem, cuando peregrinare contigo
peregrino en vuestra tierra, no le opri-
miréis*
84 Como á itn natnral de vosotros ten-
dréis al peregrino que peregrinare entre
vosotros, y ámateoomo á' ti mismo *• por»
qme peregrinos fuesteis en la tierra de
Bgypto: Yo Jehova, vuestro Dios.
85 No hagáis injusticia en juicio, en
medida, ni en peso, ni en medida,
88 Balanzas justas, piedras justas, eptta
justa, y hin justo tendréis : Yo Jehova,
vuestro Dios, que os saqué de la tierra
de Egypto.
37 Guardad pues todos mis estatutos,
y todos mis derechos, y hacadlos: Yo
Jehova.
CAPITULO XX.
frobábs Dios so pernada nuuvtepüaoupadoloynp de
su pueblo dar de su simiente d Mohek. II. Asimis-
mo seguir lo» encantadores. III. Encomienda la
santi/fonoiempor la observancia de mtsmandamitn
tea, 1F. La pama cimi del que maldijere d empa-
dre*. V. Pone ciertos apéndices al séptimo manda-
miento señalando algunos ilictío» ayuntamientos* p
ta pena eieü de ello*. VI. Encomienda d m pueblo
Uobsereanciadesmslepsstpet apartarse de las tepes
p costumbres de las gentes cupa tierra van d poseer,
porque la tierra no los vomite de si, como había de
nacer A sus primaros habitadores.
*\T HABLO Jehovaá Moyses, diciendo:
JL 8 ítem, dirás á los hijos de Israel:
Cualquier yaron de los hfyos de Israel,
y de los extrangerós, que peregrinan en
Israel^ que diere, de su simiente A Mo-
loch, morirá do muerte : el pueblo de la
tierra le apedreará con piedras:
8 Y yo pondré mi rostro contra el tal
varón, y le cortaré de entre su pueblo,
por cuanto dio de sa simiente á Moloch
contaminando nü santuario, y ensucian-
do mi santo nombre.
4 Y si escondiere el pueblo de la tierra
sus ojos de aquel varón, que hubiere
dado de su simiente á l^ploch, para no
matarle,
6 Entonces yo pondré mi rostro contra
aquel varón, y contra su fiunflla, y cor-
tarle he de entre su pueblo, con todos
los qao Jesusearen tras él, tonteando
teas Moloch.
8 T ítem, la persona que se volviera á
los encantadores, ó adivinos para for-
nicar tras ellos, yo pondré mi rostro con-
tra la tal persona, y ya la cortaré ds en-
tre sn puebla
7 T Snntiflcáoe pues, y sed santos, por-
que yo Jehova $oy vuestro Dios.
8 Y guardad mis estatutos, y hacadlos:
Yo Jehova, qne os santifico.
9 t Porque cualquier varón que mal-
dijere á su padre 6 á su madre, morirá
de muerte: ¿á su padre, ó á su madre
maldijo? ssMangre sobre éL
10 T ítem, el varón, qne adulterare con
la muger de otro, que cometiere adul-
terio con la muger de su prójimo, de
muerte morirá el adúltero, y la adúltero,
11 ítem, cualquiera que se echare con
la muger de su padre, las vergüenzas de
su podre descubrió, ambos morirán de
muerte, su sangre sobre ellos.
12 ítem, cualquiera que durmiere con
su nuera, ambos morirán de muerte,
mistura hicieron, su sangro sobro ellos.
19 ítem, cualquiera que tuviere ayun-
tamiento con macho, como con mugar,
abominación hicieron, ambos morirán
de muerte, su sangre sobre ellos.
14 ítem, el que tomare á la muger y á
su madre, fealdad es ; quemarán en fue-
go á él y á ellas, porque no haya fealdad
entre vosotros.
15 ítem, cualquiera que pusiera su
ayuntamiento en bestia, morirá de muer-
te, y á la bestia mataréis.
10 ítem, la muger qne so allegare a al-
gún animal pora tener ayuntamiento
con él, matarás á la muger y al animal :
de muerte morirán, su sangre sobro
ellos.
17 ítem, cualquiera que tomare á su
hermano, hija de su padre, ó mja de su
madre, y viere sus vergüenzas, y ella
viere las suyas, execrable cosa es; por
tanto serán muertos en ojos de los lujos
de su/pueblo; ¿las vergüenzas de su her-
mana descubrió ? su pecado llevará.
18 ítem, cualquiera que durmiere con
muger monstruosa, y descubriere sus
vergüenzas, su fuente descubrió, y ella
descubrió la fuente de su sangre; ambos
serán cortados de entre su pueblo.
19 Las vergüenzas de la hermana de tu
madre, ó de la hermana de tu padre no
descubrirás, por cuanto descubrió á su
pacienta: su iniquidad llevarán.
119
LEV 1T ICO,
30 ítem, cualquiera que temiere ce*
la muger del hermano de su padre, las
vergüenaas del hermano de su padre
descubrió : bu pecado llevarán, sin hi-
jos morirán:
21 ítem, el que tomare la muger de en
hermano suciedad es, las vergüenzas do
sn hermano descubrió; sin hfyos serán.
22 1 Guardad pues todos mis estatutos,
y todos mis detechos, y haeedlos, y no
os vomitará la tierra, en ls> cual yo oi
meto, para que habitéis en ella.
28 Y no andéis en los estatutos de la
gente, que yo echaré de delante de vo-
sotros: porque ellos hicieron todas es-
tas cosas, y yo los tuve en abominación :
24 Y os he dicho á vosotros: Vosotros
poseeréis la tierra de ellos, y yo la daré
á vosotros, para que la poseáis por he-
redad, tierra que corre leche y miel t Yo
Jehova vuestro Dios, que os he aparta-
do de los pueblos.
25 Por tanto vosotros haréis diferen-
cia entre animal limpio y inmundo, y en-
tre ave inmunda y Umpia: y no ensu-
ciéis vuestras personas en los animales,
ni en las aves, ni en ninguna cosa que
ya arrastrando por la tierm, las cuales
cosas ya os he apartado por inmundas.
26 Serme neis pues santos, porque yo
¿chova «*/ santo, y os he apartado de
los pueblos, para que seáis míos.
27 Y el feomhre ó la muger, en los cua-
les hubiere espíritu Pythonieo, 6 de actt-
vmadon, morirán de muerte : apedrear-
los han. con piedras, su sangre sobre
ellos.
CAPITULO XXI.
Mané» 4 ¡9* •ocerdoieo orne en nmmm mortuorio ee
AciJfeft, einojuere de alguno de $n parentela en cier*
toe grado* agni mHmladoe. Pero al mamo eaeerdoU
manda, tintado omcc, mt* ni por padre ni por ma-
dre $e contamine. II. De la mnger qne tomard, n
de toque le ntrd prohibida, III. De la pena do la
hifú del eaeerdoU cuando Jondeare. TV. Señala
eieríoe do/eetoepor toe enojes et que/uere delUnape
taoerdotal eerd imkdoüpara el onoerdocio.
YJBHOVA dtyo á Moyses : Habla á
los sacerdotes, htyos de Aaron, y
diles qv* por ninguna alma se eontami-
nen en sus pueblos :
2 Has por su pariente cercano á sí, como
por su madre, 6 por su padre, 6 por sn
htyo, o por su h^a, 6 por bu hermano,
3 O por bu hermana virgen cercana á
bí, que no haya tenido varón, por ella se
contaminará.
4 No se contaminará por el principe en
sus pueblos ensuciándose.
5 No najan calva en su cafeeza, ni rao-
m
ranlapuutséesnhartia,BÍwsu4Bitts
harán rasguño.
6 Santos serán á su Dios, y no ensu-
ciarán el nombre de su Dios, porque les
fuegos de Jehova, el pan de su Pión
ofrecen, por tanto serán santos.
7 1f Muge? ramera, 6 infria* no toma-
rán; ni tomarán mnger repudiada de su
maridot porque es sanio á au'&ios.
6 Y santificarle has, porque el pan de
tu Dios ofrece : santo seré 4 ti, poique
santo %uy yo Jehova vnesjrossjittftnsdoju
9 \ ítem, la hija del varón saeenktbe,
cuando corneunare á fornicar, á su padre
contamina, será quemada en fuego.
10 ítem, el sumo sacerdote entre sus
hermanos, sobre cuya cábese fué dorar
mado el aceita de la unción, y fus hin-
chió su mane para vestir las vestiduras,
no descubrirá su cabeza, ni romperá sus
Testigos.
11 Ni entrará á ninguna persona muer-
ta, ni por su padre, ó por su madre so
contaminará.
1^ Ni saldrá del santuario, ni ensucia-'
rá el santuario de su Dios ; porque la
corona del aceite de la unción de su Dios
estáBobreél: Yo Jehova.
13 ítem, él tomará muger con su vir-
ginidad.
14 Viuda, é repudiada, 6 Infame, ó ra-
mera, estas no tomará : mas virgen to-
mará de sus pueblos : por muger.
Id Y no ensuciará su simiente en sue
pueblos: porque yo Jehova soy el que
le santifico.
16 \ ítem, jehova habló á Moyses, di-
ciendo :
17 Habla á Aaron, y dilo : £1 varón de
tu simiente en sus generaciones, en el
cual hubiere falta, no se allegará pon.
ofrecer el pan de su Dios :
18 Porque ningún .varón, en el cual
hubiere alta, se allegará: varón ciego»
6 cojo, ó (alto, ó sobrado de naris,'
19 O varón en el cual hubiere quebra-
dura de pié, ó quebradura de mano :
20 O eoreobado, 6 lagañoso, ó que tu-
viere nube en el ojo, ó qu* htvittx serna»
ó empeine, 6 compañón quebrada
21 Ningún varón de la simiente de Aa-
ron sacerdote, en el cual hubiere mita, se
allegará para ofrecer los ofrendas encen-
didas de Jehova. ¿Hay mita en él ? no
se allegará á ofrecer el pan de su Dice.
22 Ei pan de su Dios de las santidades
de santidades, y las cosas saattfr
comerá^
UbVITiOOt
ni »e allegará al altar, por cuanto hay fiOU
en & : y no ensuciará mi santuario, por-
que jo Jebova soy el que loe santifico.
2¿ Y Moyses habló á Aaron, y á su»
lujos, v á todos loa b^os de Israel.
CAPITULO XXtL
Qm todo nombre del Hnage eacerdotal que mcortuy
«0» nía mmeméo,pm m«%nfn 9tmtqmemn\m
MtoaMÍrfefe. IL Lo miemo mandad todo exír%J(o
que nojhnre de ¡m/amMa del mctrdot». ñí. Qm
#méméb§m**m» de mwapMid* m mmi/mio.
/aitaJ aqtd mñánriaf, no mrd acepto. Y qne tea
ofrecido por mcerdote legitimo. IV. Que el animal
edom
tamadr*yelkyoej$elmimo<Na. V.Qmeelta-
cr&eto de acción dé gracia» tea comido H miuno
■M^tt^Mn 4^(M« Tk* Bn&nmienaa n taeM*
Jhcmciondemmombrt con pe ■ qm #* *BtJA
cara en medio i/e tnpntblo.
Y HABLO Jefcove á Moyses, dicien-
49:
2 Di á Aaron, y a sus h\loe, que se aba*
tengan de las ssntificacionee de loa hi-
jo* de Israel; y que n* ensucien mi -san-
to nombre en lo que ello» me saotia-
can: Yo Jehova*
3 Díles : En vuestra* generaciones to-
4p raro», que Alegare, de toda Tuesira
simiente, á la* santificaciones, que los
h\|os de. Israel santificaren á Jehove,
teniendo, inmundicia sobre si, su alma
será cortada de delante do mi : Yo Je-
hora,
' 4 Cualquier varón de la simiente de
Aaron, que feere leproso, ó gonorrea,
no comerá de las santificaciones bosta
qne sea limpio : y el que tocare cual*
quiera cosa Inmunda de mortecino, ó el
Taron del euai hubiere salido derrama-
dura de simiente,.
5 O el varón, que bubiere tocado cual-
quiera reptil, por el cual será inmundo,
ó hombre por él cual será inmundo con*
forme á toda su inmundicia;
6 Le persona ejie lo tocare, será in-
munda baste la Urde; 7 no comerá de
loa santificaciones, antes qne naya, lava-
do su carne con agua.
7 Y cuando el sol se pusiere, limpiarse
be» y después comerá de ios santifieaeio-
nos, porque su pan es,
8 Mortecino ni despedezado no comerá
par» contaminarse en ello: Yo Jebova,
9 Y guarden mi observancia, y no lie-
yen pecado por ello» 7 mueran por ello
cuando. 1* pr^fimaren: Yo Jebova» que
los santifico.
M> 1 Fíngun «treno comerá santifica-
don: el huésped del sacerdote, ni el
jornalero, no comerá santificación.
11 Mas el sacerdote, cuando comprare
persona de su dinero, esta comerá de
ella, y el nacido en su casa, estos come-
rán de su pan.
13 Empero la bija del sacerdote cuando
se casare con varón extraño, ella no cor
mera de la apartadura de lee santifica-
rlpnes
18 Mas si la hija del sacerdote raeré
viuda, ó repudiada, y no tuviere simien-
te, y se hubiere vuelto á la casa de su pa-
dre, como en su mocedad, del pan de su
padre comerá, y ningún extraño come
de él.
14 Y el que comiere por yerro sanUnca-
cion, añadirá sobre ella su quinto, y dan;
lo ba al sacerdote con la santificación.
15 Y no contaminarán las santificacio-
nes de los bi)os do Israel, las cuales apar-
tan para Jebova.
16 Y no les harán llevar la iniquidad
del pecado comiendo las santificaciones
do ellos: porque yo Jebova toy el que
loe santifico.
17 t ítem, habló Jebova á Moyses, di-
ciendo :
18 Habla á Aaron, y á sus lujos, y á
todos los hijos de Israel, y díles : Cual-
quier varón de la casa de Israel, y de los
extrangeros en Israel, que ofreciere su
ofrenda por todos sus votos, y por te-
das sus ofrendas voluntarias, que ofre-
cieren á Jebova en holocausto :
19 De vuestra voluntad qfreotrei* sin ta-
cna, macho, de vacas, de corderos, ó de
cabras:
20 ninguna cosa en que haya falta ofre-
ceréis, porque no será acepto por voso-
tros.
21 ítem, el hombre, cuando ofreciere
sacrificio de paces á Jehova, para ofre-
cer voto, ó para ofrecer voluntariamen-
te, de vacos, ó do ovejas, perfecto, en el
cual no habrá falta, será acepto.
23 Ciego, ó perniquebrado, £ cortado,
ó berrugoso, ó sarnoso, ó roñoso, no
ofreceréis estos á Jebova, ni pondréis do
estos ofrenda encendida sobre el altar
de Jehova.
23 Buey, ó carnero, que tenga de mas,
ó de menos podrá» ofrecer por ofrenda
voluntaria: mas por voto, no será acepto.
24 Herido, 6 magullado, rompido 6
cortado, no ofreceréis 4 Jebova, ni en
vuestra tierra lo haréis.
w
LETITICO.
» ítem, de ututo de hQe de extrtc-
gero no ofreceréis el pan de vuestro
Dios de todas estas cosas, porque su
corrupción estd en ellas, falta hay en
ellas, no se os aceptarán.
96 1 ítem, habló Jehova á Hojees, di-,
ciendo:
97 El buey, ó el cordero, 6 la cabra,
cuando naciere, siete días estará debajo
de su madre, mas desde el octavo día en
adelante será acepto para ofrenda de
sacrificio encendido á Jehoya.
28 Y bney, ó carnero, no degollaréis en
im dia á él y á sa htyo.
99 1T ítem, cuando sacrificareis sacrifi-
cio de nacimiento de gracias á Jehoya,
de vuestra voluntad lo sacrificaréis.
80 En el mismo dia se comerá, no deja-
réis de él para otro dia: Yo Jehova.
31 ^ T guardad mis mandamientos, y
hacedloe: ToJebova.
83 Y no ensuciéis mi santo nombre, y
yo me santificaré en medio deloshtyos
de Israel : Yo Jehova, que os santifico,
83 Que os saqué do la tierra de Egypto
para ser vuestro Dios : Yo Jehova.
CAPITULO XXHL
Establece la» tolemuidadet de todo el año señalando d
cada «a tu tiempo, »m sacrificio» w mu cierto* rito».
PrisseramemU confirma el sábado en cada semana.
U. La patena del cordero. J1L La fiesta del pan,
cenceño. IV. La fiesta de penthecottet. V.Lafietta
de la jubilación, ó de la» trompeta». VI. La fiesta
de Iot expiaciones. VII. La fiesta da la» cabanas.
Y HABLÓ Jehova á Hoyses, dicien-
do: «
9 Habla á los hQos de Israel, y di les:
Las solemnidades de Jehova, á las cuales
convocaréis santas convocaciones, serán
estas mis solemnidades.
8 Seis días se trabajará, y el séptimo dia
sábado de holganza será, convocación
santa: ninguna obra haréis, sábado es de
Jebova en todas vuestras habitaciones.
4 Estas «o* las solemnidades de Jehova,
las convocaciones santas á las cuales
convocaréis en sus^tiempos.
5 ^ En el mes primero, á los catorce
del mes, entre las dos tardes, pascua á
Jebova.
6 \ Y á los quince días de este mes, la
solemnidad de las cenceñas á Jehova:
siete días comercia cenceñas.
7 El primer día tendréis santa convoca-
clon: ninguna obra servil haréis.
8 Y ofreceréis á Jehova siete días ofren-
da encendida: el séptimo dia será santa
convooadon: ninguna obra servil ha-
réis.
198
9 ítem, habí* Jehova á Mbyees, dicien-
do:
10 Habla á los hijos de Israel, y diles :
Cuando hubiereis entrado en la tierra,
que yo o» doy, y segareis su segada, trae-
réis al sacerdote un omer por primicia
de primicias de vuestra segada.
11 El cual mecerá el omer delante de
Jehova para que seáis aceptos: el si-
guiente dia del sábado lo mecerá el
sacerdote.
19 Y el dia que ofreciereis el omer,
ofreceréis un cordero perfecto de un ano
en holocausto á Jehova. '
13 Con su presente, dos diezmas de flor
de harina amasada con aceite en ofrenda
encendida á Jehova para olor de holgan-
za, y su derramadura de vino, la cuarta
de un hin.
14 Y no comeréis pan, ni espiga tostada,
ni «lerna hasta este mismo dia, hasta que
hayáis ofrecido la ofrenda de vuestro
Dios: estatuto perpetuo por vuestras
edades en todas vuestras habitaciones.
16 *¡ Y contaros beta desde el sigatento
dta del sábado, desde el dia* en que ofre-
cisteis el omer de la mecedura, siete se-
manas cumplidas serán.
16 Hasta el siguiente dm% del sábado se>
timo contaréis cincuenta días : entonces
ofreceréis presente nuevo á Jehova.
17 De vuestras habitaciones traeréis el
pan de la mecedura: dos décimas de
flor de harina -serán, leudo será cocido,
primicias á Jehova.
18 Y ofreceréis con el pan siete corde-
ros perfectos de un alio, y un novillo
hijo de vaca, y dos carneros, serán holo-
causto á Jehova: y su presente, y sus
derramaduras, en ofrenda encendida de
olor de holganza á Jehova.
19 ítem, ofreceréis un macho de ca-
brio por expiación, y dos corderos de '
un año en sacrificio de paces.
90 Y el sacerdote los mecerá con el pan
de las primicias, con mecedura delante
de Jehova, con los dos corderos : santi-
dad serán de Jehova para el sacerdote.
91 Y convocaréis en este mismo dia,
santa convocación os será: ninguna obra
servil haréis: estatuto perpetuo en to-
das vuestras habitaciones por vuestras
edades.
92 Y cuando segareis la segada de vues-
tra tierra, no acabarás de segar el rincón
de tu haza! ni espigarás tu segada : para
el pobre y para el extranjero la dejarás:
Yo Jehova, vuestro Dios.
LETITIOd.
28 T ítem, habló Jehova á Moyses, di-
ciendo :
di Habla ¿loe hijos de Israel, y dUee :
En el mes séptimo, al primero del mes
tendréis sábado, la memoria de la jubila-
don, santa convocación. *
25 Ninguna obra servil haréis, y ofre-
ceréis ofrenda encendida á Jehova.
20 ? ítem, habí* Jebova á Moyses, di-
ciendo:
27 Empero á los diez de esto mes sép-
timo será el día de las expiaciones: ten-
dréis santa convocación, y afligiréis vues-
tras personas, y ofreceréis ofrenda en-
cendida á Jebova.
28 Ninguna obra haréis en este mismo
dia, porque es día de expiaciones, para
reconciliaros delante de Jehova vuestro
Dios.
20 Porque toda persona, que no so afli-
giere en este dia mismo, será cortada de
sus pueblos:
80 Y cualquiera persona, que hiciere
cualquiera obra en este dia mismo, yo
destruiré la tal persona de entre su pue-
bla
81 Ninguna obra hards: estatuto, per-
petuo mrá por vuestras edades en todas
vuestras habitaciones.
82 Sábado de holganza será á vosotros,
y afligiréis vuestras personas á los nueve
del mes en la tarde, de tarde á tarde hol-
garéis vuestro sábado.
88 1 ítem, habló Jehova á Moyses, di-
ciendo:
84 Hable á los hijos de Israel, y diles :
A los quince de este mes séptimo será
la solemnidad de las cabalas á Jehova
per siete dias.
85 SI primer día será santa convoca-
ción: ninguna obra servil haréis.
88 Siete días ofreceréis ofrenda encen-
dida á Jehova: el ottavo dia tendréis
santa convocación, y ofreceréis ofrenda
encendida á Jehova { fiesta es: ninguna
obra servil haréis.
87 Estas son las solemnidades de Jeho-
va alas cuales convocaréis santas convo-
caciones, para ofrecer ofrenda encendida
áJehova, holocausto y presente, sacrificio
y-derrainadura* cada cosa en su tiempo:
88 Allende de los sábados de Jehova, y
allende de vuestros dones, y allende de
todos vuestros votos, y allende de todas
vuestras ofrendas voluntarias, que daréis
á Jehova.
88 Empero á los quince del mes sépti-
mo, cuando hubiereis allegado el fruto
de la tstrta, haréis fiesta á Jehova por
atete diss: el primer día, sábado: y el
día octavo, sábado.
40 T tomaros hela el primer dia del
fruto de algún árbol hermoso: ramos de
palman, y ramos de árboles espesos, y
sauces de los arroyos, y haréis alegría
delante de Jehova vuestro Pies por siete
41 Y haréis á él fiesta, á Jehova, por
siete días cada un ano, y estatuto perpe-
tuo mrá por vuestras edades : en el mes
séptimo la haréis.
42 En cabanas habitaréis siete días : to-
do natural en Israel habitará en éabafias;
48 Para que sepan vuestros descendien-
tes, que en cabanas hice y habitar á los
hi}ós de Israel, cuando los saqué de la
tierra de Egypto: Yo Jehova, vuestro
Dios.
44 Y Moyses habló á los lujos de Israel
de las solemnidades de Jehova,
CAPITULO XXIV.
Repite la ley de la provisión del aceite del candelero.
II. La institución del pan de la proposición remova ■
do cada senado, y e¡ que m quitase que sea para el
sacerdote. III. La renciüa de un mestizo ieraelita
9 Egypeio con un Israelita, donde habiendo el mes-
tizo blasfemado el santo nombre de Jehova Jué puesto
en la cHrcel, y después apedreado de todo el pueblo
por sentencia de Dios. IV. A seta ocasión se pone
lew, que el que blasfemare el santo nombre, sea upe-
V. RepUense otras leyes pertenecientes al
ÍTEM, habló Jehova á Moyses, dicten-
do:
2 Monda á los lujos de Israel, que te
traigan aceite de olivas claro, molido,
para la luminaria para encender las lám-
paras siempre.
8 Fuera del velo del testimonio en el
tabernáculo del testimonio las aderezará
Aarón desde la tarde hasta la mañana
delante do Jehova siempre: estatuto
perpetuo por vuestras edades.
4 Sobre el candelero limpio pondrá en
orden Amnm las lámparas detente de Je-
hova siempre.
5 T Y tomarás flor de harina, y cocerás
de ella doce tortas, cada torta será de
dos décimas.
6 Y ponerlas has en dos órdenes, seis en
cada orden, sobre la mesa limpia delante
de Jehova.
7 Pondrás también sobre cada orden in-
cienso limpio, y será para el pan por
perfume, ofrenda encendida á Jehova.
8 Cada dia de sábado lo pondrá en or-
den delante de Jehova siempre, pacto
sempiterno de los htyos de Israel.
128
JWmTNWX
9 Y eeni d* Aewm y *e ama hijo* tai
cuales 1© comerá» en el lugar santo: poi-
que santidad de santidades es para<íL, de
las ofrendas encendidas á Jehova por
fuero perpetuo.
10 ? En aquella sazón salió «a hijo de
tota muger Israelita, el cual on hijo de
%t* hombre Xgypcio, entre loa lujos de
Israel ; y riñeron en el real el hijo de 1»
Israelita y un varón Israelita.
11 X el lujo de la mager Israelita de-
claró el nombra, y maldijo. T trajeron»
loa Moyses : (y su madre se llamaba 8a-
lomitb, luje de Dabii, da 1» tribu de Dan.)
12 T pusiéronle en 1* cárcel hasta que les
fuese declarado por palabra de» Jehova»
13 Entonces Jehova habló á Moyses,
diciendo:
14 Saca al blasfemo Cuera del real» y to-
dos los que lo oyeron, pongan sus manos
sobre la cabeza de él, y apedréele toda
la congregación,
15 1 Y á los hyos de Israel hablarás,
diciendo: Cualquier varón, que dtyere
mal á su Dios, llevará su iniquidad:
16 T el que pronunciare el nombre de
Jehova, morirá de muerte; toda la con-
gregación le apedreará, asi el extrangero
como el natural : si pronunciare el nom-
bre, que muera,
17 % Y el hombre que hiriere á cual-
quiera persona humana, que muera de
mtferte,
18 Y el que hiriere á algún animal, rea-
iltuirlo ha, animal por animal.
19 ítem, el que hiciere mancha á su
prójimo, como hizo, asi le sea hecho.
20 Quebradura por quebradura, ojo por
ojo, diente por diente, oomo señaló al
hombre, asi sea él señalado.
31 El que hiriere á atyvn. animal, resti-
tuirlo ha: mas el que hiriere i hombre,
que muera.
33 Un mismo derecho tendréis : como
el extrangero, asi será el natural: por-
que yo Jehova, vuestro Dios.
28 Y habló Moyses á los buce de Israel,
y ellos sacaron al blasfemo fuera del real,
y apedreáronle con piedras : y los hijos
de Israel hicieron según que Jehova ha-
bla mandado á Moyses.
CAPITULO XXV.
Ley que las tierras de labranza en Israel reposen un
amo de siete en ticte año», y lo que de tuyo llevaren
aquel año sea común asid loe hombres como d las
bestias. II. Instituye el año del Jubileo de cincuenta
en cincuenta anos, para que en él todo siervo de la
nación salga d libertad, y las posesiones enagenadas
tposotdcnts» dUtQswUwvsMiuu
12»
jr cunumr&meseikfom da q**ren\<ems*\ y <ür-
roa, sean al respecto de aqueste año, para que nin-
ffuno sea engañado. IV. Derechos del vendedor
para poder nsecskn m> que vendiere. V. Derechos
especiales de los levitas acerca de esto* VI. Que el
hermano necesitado sea ayudado en su necesidad si*
interés m usura ? y si se vendiere, no sea tratado como
siervo duramente, yqm sm seruidstsskm no paso dea
año del Jubileo. VJl.LossiejrosquenoJkeren.de
la raza de Israel, no gocen de este privilegio. TTÍI.
Que «I hraeüta que se vendiere mt ouenoe*aela\
*v*mé*Jstel+semy9Mmk&p&*Mímo&smt*B->
rientes.
ÍTEM, Jehova habló á Mojae* en el
monte de flioai, ¿ideada:
2 Habla á los mjoa de lamel, y dílest
Cuando hubieseis enerado en la tierra*
que yo os doy, la tierra deaeanearides*
caneo A Jehova,
3 Beia anos sembrarás, tu Ueara, y seis
años podarás tu Tifia, y cogerás su» fru-
tos;
4 Y el séptimo ano la tierra tendva sá-
bado de holganza, sábado á ¿eho?a¿ no
sembrarás tu tierra, ni podarás tu vina»
6 Lo que de suyo se naciere en tu se-
gada, no lo segarás j y lea uvas de tu
anartadurano vendimiarás: alio- de Mol-
ganza será á la tierra.
4 Mas ei sábado de la, tierra oeserá para
comer, á tí, y á tu siervo, y á tu sierra, y
á tu criado, y á tu extrangero, que mo-
raren contigo :
7 Y á tu animal, y á la bestia que hu-
biere en tu tierra, será todo m fruto
para comer.
8 % Y contarte has siete semanas de
años, siete veces siete anos, y serte han
los dies de las siete semanas de anee
cuarenta y nueve anos.
9 Y harás pasar la trompeta de jubila-
ción en el mes séptimo; á los diez del
mes, el dia de las expiaciones, haréis .pa-
sar trompeta por toda vuestra tierra.
10 Y santificaréis el ano cincuenta, y
pregonaréis libertad en la tierra á todos
sus moradores ; este os será jubileo : y
volvereis cada ano á su posesión; y cada
uno volverá á su familia.
11 El ano de los cincuenta años os será
jubileo: no sembraréis, ni segaréis lo
que naciere de suyo en la tierra, ni ven-
dimiaréis sus apartad uraa.
12 Porque es jubileo : santo será á vo-
sotros : el fruto de la tierra comeréis.
13 En este año del jubileo volvereis
cada uno á su posesión.
14 % Y cuando vendiereis algo á vues-
tro prójimo, ó comprareis de mano de
vuestro prójimo» no engañe ninguno a
su hermano, DgitzedbyC glC
LEYITKX*
M <Mme al número de lo» afros
después del jubileo comprarás de tu
pi^imai conforme «l numere de lee
nuce de loe froto» te venderá él á ti. .
]£ Conforme á 1» multitud de loe anos
aumentase» el precio, y conforme á le
dUftimieio» de los efioe disminuirás el
precio ; poffaae el número de los frutos
ton* de vender él
17 Y bo engañe ninguno á en prójimo:
nes tendrá» temor de tu Dios, porque
yo ssy Jehove vuestro Dios.
1» Y haced mi» estatutos, y guardad
mis derechos, y haeedlos, y habitaréis
sobre la tiene seguros:
19 Y la tierra dará en fruto, y comeréis
hasta* hartura, y habitare!» sobre ella
soguees:
20 Y si diereis: ¿Qué comeremos el
séptimo ano? He aqui, no hemos de
sembrar, ni hemos de coger nuestros
fruto».
21 Entonces y» o» enriaré mi bendt
eeon el año efecto, y hará, fruto por tres
22 Y sembraréis el afio octavo, y come-
réis del frute atejo- hast&elafi0 noveno :
hasta ene veugK su fruto comeréis del
anejo.
33 H Y la tierra no se venderd remata»
demente:' porque la tierra es ntia, que
vosotros peregrinos y cxsnangeros- mi$
conmigo..
24 Por tanto en tod» la tierra de vues-
tra posesión daréis remisión á la tierra.
536 5 Cuando tu hermano empobre-
ciere, y vendiere etye de su posesión,
Tendrá su íescatador, su pariente mus
cercan*, y rescatará lo que su hermano
vcndltic.
26 Y el varón, enendo ne> tuviere res*
catador, si alcanzare denmet eU mano, y
hallare lo que basta pard su rescate;
£7 Bü tontos contará los anos dfe su
venta, y vneverdlo que quedare al varón
á quien vendió, y volver» á su posesión.
26 Has si nfraleaneare su mano lo que
basta para que vuelva á él, lo que ven*
dio estará en poder del que lo compró
hasta el ano del jtriritaft, y al jubileo sal-
drá, y él volverá á su posesión.
-09 ítem, el varón que vendiere cala de
morada en dudad cercada, su remisión
sebeaste acabarse el ano de eu venta:
un ene será su remisión.
99 Y sfato fuere rescatada dentro de un
ano entero^ 1» ene» que ' estuviere en
ciudad que tuviere muro, quedará reme?
al que la
descendientes: no eeldrá en el Jubileo:
SI Me» le» casas de las aldeas, que no
tienen muro al derredor, serán estima-
das como una ha» de tierra: tendrán
remisión, y saldrán en el jubile».
«2 \ Mss de las ciudades de los Levitas,
y de lee casas de las ciudades, que po-
seyeren, loe Levita» habrán remanen
siempre.
£6 Y el que comprare de loe Levitas,
la venta de la casa, y de la ciudad de su
posesión saldrá en el jubileo, por cuan-
to la casa de las ciudades de lee Levitas
es la posesión de ellos entre los h$os de
Israel.
84 Mas la tierra del ejido de ene ciu-
dades no se venderá, porque es perpe-
tua posesión de ellos.
36 ^ ítem, cuando tu hermano empo-
breciere, y acostare su*maao á ti, té le
recibirás: como peregrino y extrengero
vivirá contigo.
Jtt$o tornea usum de él, ni enmanto:
mas habnt» temor de tu Dios, y tu her-
mano vivirá contigo;
87 No le darás tu dinero á usura, ni tu
vitualla á aumento :
88 Yo Jehova vuestro Dios, que os sa-
qué de la tierra de Egypto para daros la
tierra de Cbanaan, para, ser vuestro Dios.
80 ítem, cuando tu hermano empobre-
ciere atando contigo, y se vendiere á ti,
no le harás servir come siervo.
40 Como criado, como extranjero es-
tará contigo : hasta el afio del jubileo te
servirá.
41 Entonces saldrá de contigo él y sus
hyoe consigo, y volverá á su Jamfiia, y á
la posesión de sus padres se volverá.
42 Porque son mis siervos, loe cuales yo
saqué de la tierra de Egypto : no serán
vendidos como siervos.
43 No te enseñorearás de él con duresa,
mus habrás temor de tu Dios.
44 í Ítem, tu siervo ó tu slcrva, que
tuvieres serán de las gentes, qne están
en vuestro al derredor: de ellos com-
prareis siervos y sierran.
46 Y también de loe hfyo* de los foras-
teros, que viven entre vosotros compra-
réis: y de los qus del linage de ellos son
nacidos en vuestra tierra, que edén con
vosotros: los cuales tendréis por pose-
sión.
46 Y poseerlos heis por juro de here-
dad para vuestros lujos después de vo-
sotros para «enarpcecsmn, pura siempre
LEVIÍICO.
os servuels cíe eüD#: empero en vuestros
hermanos loe htyoo do Israel, cada uno
eñ su hermano, no os enseñorearéis en
él con dureza.
47 T ítem, cnando la mano del peregri-
no y extrangero, que está contigo, ai-
cansare, y tu hermano que está con él,
empobreciere, y se vendiere al peregri-
no ó extrangero, qne está contigo, ó á
la rasa del linage del extrangero,
48 Después qne se hubiere Tendido,
tendrá redención : uno de sus hermanos
le rescatará;
49 O su tío, ó el hijo de su tío le resca-
tará, 6 el cercano de su carne, de sn li-
nage, le rescatará : 6 si su mono alcan-
zare, él se redimirá.
60 Y contará con ei qne le compró dea-
de el año que se vendió á él hasta el afto
del jubileo: y apreciarse ha el dinero
de su renta conforme al número de los
años, y hacerse ha con él conforme al
tiempo de un criado.
51 81 aun fueren muchos anos, confor-
me á ellos volverá sn rescate del dinero
por el cual se vendió.
62 T st quedare poco tiempo hasta el
ano del jubileo, entonces contará con
él, y volverá su rescate conforme á sos
anos.
68 Como cogido de afto por año hará
con él, no se enseñoreará en él dura-
mente delante de tus ojos:
54 Mas si no se redimiere en ellos, sal-
drá en el año del jubileo él, y sus hfyos
conéL
55 Porque mis siervos son los hijos de
Israel, mis siervos son, que yo saqué' de
la tierra de Bgypto: Yo Jehova, vuestro
Dios.
CAPITULO XXVL
Jtepíte el tegundo mandamiento, y encomienda la
guarda del tdbado, y toda Ja observancia tU tu eut-
tt» Iu nwMM d tM pueblo toda proaperidad de
jnm y bnenoe tenujnyt,aleet en ceee eut guarden tus
mandamiento*. UL Amenaza de riguroeoe contigo*,
mi tos menospreciaren. TV. Promete arrepentinuen-
to y gracia dmpuúU aet enmMgaáo.
JO haréis para vosotros Ídolos, ni
escultura, ni os levantaréis titulo,
ni pondréis en vuestra tierra piedra pin-
tada para Inclinaros á ella: porque yo
Jehova toy vuestro Dios.
9 Guardad mis sábados, y tened en re-
verencia mi santuario : Yo Jehova.
8 *f 81 anduviereis en mis decretos, y
guardareis mis mandamientos, y los hi-
ciereis,
4 Ye daré vuestra lluvia en sn tiempo,
126
:nc
y la tierra dará sn froto, ye) árbol del
campo dará su fruto:
5 Y la trilla os elcainterá á la vendimia,
y la vendimia alcanzará á la sementera,
y comeréis vuestro pan á hartura, y ha-
bitaréis seguros en vuestra tierra,
6 Y ye daré pea en ta tierra; y dormi-
réis, y no habrá quien os espante : y haré
quitarlas malas bestias de vuestra tierra:
y por vuestra tierra no pasará espada.
7 Y perseguiréis á vuestros enemigos,
y delante de vosotros caerán á cuchillo.
8 Y cinco de vosotros perseguirán á
dentó, y ciento de vosotros persegui-
rán á diez mil, y vuestros enemigos cae-
rán á cuchillo delante de vosotros.
9 Porque yo me volvere* á vosotros, y
haceros he crecer, y multiplicaros he,
y afirmaré mi concierto con vosotros.
10 Y comeréis añejo envejecido, y sa-
caréis íbera lo añejo á causa de lo nuevo.
11 Y pondré mi morada en medro do
vosotros, y mi alma no os abominará.
12 Y andaré entre vosotros, y yo seré
vuestro Dios, y vosotros seréis mi pue-
blo.
18 Yo Jehova, vuestro Dios, qne os
saqué de la tierra de Egypto, que no
fueseis sus siervos : y rompí los látigos
de vuestro yugo, y os he hecho andar él
rostro alto. *
14 1T Empero si no me oyereis, ni hi-
ciereis todos estos mis mandamientos,
15 Y si abominareis mis decretos, y
vuestra alma menospreciare mis dere-
chos no haciendo todos mis manda-
mientos, y invalidando mi concierto;
16 Yo también haré con vosotros esto :
Enviaré sobre vosotros terror, hética, y
calentura, que consuman los ojos, y ator-
menten el alma: y sembraréis en balde
vuestra simiente, porque vuestros ene*
mfgos lo comerán.
17 Y pondré mi ira sobre vosotros, y
seréis heridos delante de vuestros ene*
mlgos; y los que os aborrecen se ense-
ñorearán de vosotros, y huiréis sin que
haya quien os persiga,
18 Y si aun con estas cosas no me oye*
réis, yo tornaré á castigaros siete veces
por vuestros pecados.
19 Y quebrantaré la soberbia de vues-
tra fortalcsa, y tornaré vuestro cielo co-
mo hierro, y vuestra tierra como metal.
20 Y vuestra fuersa se consumirá en
vano, qne vuestra tierra no dará su fru-
to, y los árboles de la tierra no darán su
fruto.
LEVITICO.
31 Y al anduvieres» conmigo al
tro 7 no me quisiereis oír, yo añadiré
sobre vosotros plagas fleto veces según
vuestro* pecado*.
23 Y «aviaré contra vosotros bestia»
fieras, que os deshtyen, y talen vasafrus
animales, y oa apoquen, y vuestros en»
minos sean desiertos.
23 Y si con estas osees no> me fuereis
castigados, mas euvt asribráéceJa conmi-
go al encuentro,
24 Yo también andaré con vosotros al
encuentro y heriros he también siete
recesa! encuentro por vuestros pecados.
25 Y meteré sobre vosotros espada
-vengadora de la venganza del concierto,
y juntaros neis á vuestras ciudades, y
yo enviaré pestilencia entre vosotros,
y seréis entregados en mano del ene-
migo.
25 Cuando yo os quebrantaré el bordón
del pan, cocerán diez mugeres vuestro
pan en un homo, y volverán vuestro
pan por peso: y comeréis, y no os har-
taréis,
27 Y si con esto no me oyereis, mas to-
davía anduviereis conmigo al enenentro,
28 Yo andaré con vosotros á ira de al
encuentro, y castigaros he también yo
siete veces por vuestros pecados.
29 Y comeréis las carnes de vuestros
hjjoe, y las carnes de vuestras lujas co-
meréis.
80 Y destruiré vuestros altos, y talaré
vuestras imagines, y pondré vuestros
cuerpos muertos sóbrelos cuerpos muer-
toe de vuestros ídolos, y mi alma os
abominará.
31 Y pondré vuestras ciudades en de*
sierte, y ssolaró vuestros santuarios, y
no oleré el olor de vuestra holganza.
32 Y yo asolaré la tierra, que se espan-
ten de ella vuestros enemigos, que mo-
ran en ella.
33 Y á vosotros esparciré por las gen-
#tea, y desenvainaré espada en pos de vo-
sotros : y vuestra tierra estará asolada,
y vuestras ciudades serán desierto.
84 JCntonees la tierra holgará sus sába-
dos todos los días que estuviere asolada,
y vosotros en la tierra de vuestros ene-
migos: entonces la tierra sa batirá rá, y
holgará sus sábados.
35 Todo ai tiempo que estará asolada,
holgará lo que no holgó en vuestros sá-
bados mientras habitabais en ella,
9$ Y los que quedaren de vosotros, yo
meteré cobardía en ana corazones en' la
tierra de sus eaemjgtin, que el sonido de
una hoja movida los perseguirá, y hab-
rán como de ama espada» y eneran sin
haber quien los persiga,
37 Y Uoeeznián loa unce en los otros
censo delante os une capada sin haber
quien los persiga, y, no podréis resistir
delante de vuestros enemigos.
88 Y pereceréis entre las gentes, y le
tierra de vuestros enemigos os cenan*
mira.
8» Y los que quedaren de vosotros se
desleirán en las tierras de vuestros ene-
migos por su iniquidad, y por la mtqui*
dad de sus padres, con ettoe serán des-
leídos.
40 1T Y confesarán su iniquidad, y m
iniquidad de sus padres, por su prevari-
cación con que prevaricaron contra mí :
y también porque anduvieron conmigo
al encuentro.
41 También yo habré andado con ellos
al encuentro, y los habré metido en la
tierra de sus enemigos: y entonces so
humillará su coraron mefreunciso, y
rogarán por su pecado.
42 Y yo me acordaré da mi concierto
as» Jacob, y asimismo dé mi concierto
con Isaac, y también de mi concierto
son Abraham me acordaré, y habré me-
moria de la tierra.
43 Que la tierra estará desamparada de
ellos, y holgará ana sábados estando
yerma á causa de ellos: y ellos rogarán
por su pecado: por cuanto menospro-
cisron mis derechos, y el sima de ellos
tuvo fastidio de mis decretos.
44 Y aun con todo esto estando ellos
en tierra de sus enemigos, yo no los de-
seché, ni los abominé para consumirlos
invalidando mi concierto con eUos :
porque yo Jehova muy su Dios.
45 Antes me acordaré de ellos por d
concierto antiguo, cuando los saqué de
la tierra de Egypto en ojos de las gen-
tes para ser su Dice: Yo Jehova.
46 Estos $oh los decretos, derechos, y
leyes que dio Jehova entre si y los htyos
de Israel en el monte de Sinai por mano
deMoyscs.
CAPITULO XXVII
¿Mola * preda por «I curnl teman rommtadat fcw
pertomat que te contagraren d Diot om dere-
cho de retentarte conforme d la dioertidad de loe
edadetwdkloetexot. 1L gl animal qm /mere o/rt-
eiáo^eifotre opio par* emerjfieh, no eerd i weaewmdo
ni trocada; H eym %o feote opto podrá Mr reo-
catado. UL Del rescate de la cata qm te dedi-
care al tenor. IV. Del rotéate y aprecio de la
*é heredad, V. Le qm ¿tem ptvmMé» eon
127
LEYÍTICa
ni rescatado : ma* m /itere heredad, eerd perpetua-
mente <ht meerdotet y ti ftetre hombre 6 animal
morirá, VI. Loa diezma» de km eoeae qme m mm~
hrartn^jfammiemo de loe mamadm,eerdn pagada» ai
Y HABLÓ Jehovo á Moyaes, dicien-
do:
2 Habla á loe htfos de Israel, y dües:
Cuando olguno hiciere voto a Jehova
según la estimación de las personas :
8 Tu estimación será, el macho de vdn-
te anos hasta sesenta, será tu estimación
cincuenta sickM de plata, al sido del
santuario.
4 T si rucre hembra, la estimación será
treinta siclos.
5 Y si fuere de cinco afios hasta veinte,
tu estimación será, el macho, Yétete si-
dos ; y la hembra, diee sidos.
6 Y si mere de un mes hasta cinco
afios, tu estimación será, el macho, cin-
co sidos de plata; y por la hembra, tu
estimación será tres siclos de plata.
7 Mas si fuere de sesenta afios arriba,
por d mecho tu estimación será quince
siclos : y la hembra dles sidos.
8 Mas d «íuere mas pobre que tu esti-
mación, entonces será puesto dejante
del sacerdote, y d sacerdote lo apre-
ciara: conforme á lo que desusare la
mano del rotante lo apreciará d sacer-
dote.
9 Y Y si/fcereoniuid de que se ofrece
ofrenda á Jehova, todo lo que se olere
de él á Jehova, será santo.
10 No será mudado ni trocado bueno
por malo, ni mdo por bueno : y d se
trocare un anisad por otro, él y su true-
que será santo. *
11 Y d fuer* cualquiera animal inmun-
do de que no sé ofrece ofrenda á Jehova,
entonces d anlmd será puesto detente
del sacerdote,
12 Y d sacerdote lo apreclasá, sea bue-
no, ó sea mdo, conforme á la estima-
don dd sacerdote asi será.
13 Y d lo. hubieres de redimir, añadi-
rán su quinto atiende de tu estimación.
14 Y ítem, cunado alguno santificare
su casa por santificación á Jehova, d
sacerdote la apreciará, sea buena 6 sea
mala: oomo el sacerdote la apreciare,
asi quedará.
15 Mas d d santificante redimiere su
casa,aftadirá d*quÍnto del dinero de tu
estimación sobre dm, y será suyo,
16 t ítem, d alguno santificare de la
tierra de su posesión á Jehova, tu estt-
1*8
ásm Sembradura,
un coro de sembradura de cebada so
apreciará en cincuenta ddee de plata.
17 Y si santificare su tierra desde el
afto dd Jubileo, conforme á tu estimo-
don quedará.
18 lias d despnes dd jubileo santifi-
care su tierra, entonces el sacerdote
contará con el dinero conforme á los
afios que quedaren basta d ano del ju-
bileo, y sacarse ha de tu estimedon.
19 Y si quisiere redimir la tierra d que
la santificó, afiadirá d quinto dd dinero
de tu estimados sobre ella, y quedar»
setena.
90 Mas d él no redimiere la tierra, y d
la tierra ae vendiere á otro, no la redi-
mirá mas:
SI Empero cuando saliere d jubUeo,
la tierra será santa á Jehova como tierra
de anathema, la posesión de ella será
dd sacerdote.
33 Mas si santificare cüguno á Jehova
la tierra que d compró, que no era de
la tierra de su herencia,
28 Entonces d sacerdote contará con
d la cantidad de tu estimada* hasta
d ano dd jubileo, y aqud día dará tu
estimación consagrada á Jehova.
24 En el ano del jubileo volverá la
tierra á aqud de quien él la compró,
cuya ero la herencia de lo tierra.
25 Y todo lo que apreciares será con-
forme d sido dd santuario: d ddo
tiene vdnte óbolos,
28 f Empero el primogénito de loa ani-
males, que por la primogenltura es de
Jehova, nadie lo santificará : sea buey, ♦
oveja, de Jehova es.
27 Mas ti fuer* de los animales lnmun*
dos, redimirlo han conforme á tu cetl»
moción, y añadirán sobre ella su quinto:
y d no lo redimieren, véndeme bocón-
forme A tu estimación.
28 f Empero ningún ssottoema, que
alguno santificare á Jehova de todo lo.
que tuviere, de hombres, y ani nades, y
de los tierras de su posesión, no se ven-
derá, ni se redimirá. Todo anotiema
será santidad de ssstntedes á Jehova,
29 Cualquier anathema de hombrea que
se consagrare, no será redimido: de
muerte morirá.
80 «f ítem, todas las décimos de lo tier-
ra de la simiente de la tierra, dd fruto
de los árboles, de Jehova sos: sautiéad
á Jehova*
81 Y d dgttfio quisiere redimir afeo de
NÚMEROS.
sus décimas, añadirá su quinto sobre
ella.
33 T toda deelma dp Tocas,* o de ovejas
de todo lo que pasa de bajo de Tara, la
décima será santidad á Jehova.
33 No mirará si es bueno, ó -malo, ni
lo trocará: y si lo trocare, ello y su
trueque será santificación, no se redi-
mirá.
34 Estos *m los mandamientos que
mandó Jehova á Moyses para los lujos
de Israel en el monte de SinaL
EL CUARTO LIBRO DE MOYSES, LLAMADO COMUNMENTE LOS
NÚMEROS.
CAPITULO L
Por mandado de Dios Moyses y Aaron con doc* prin-
cipa del jnkMo, de cada tribu ano, toman por lista
todo» h* moróme* de wimie años arriba apto» para
km ffmerra por matrims y familias. U. Los Levitas
no son tomado* en esta lista, porque ios reserva
Dios para el servicio del tabernáculo.
Y HABLÓ Jehova á Moyses en el de-
sierto de Slnai en el tabernáculo
del testimonio, en el primero del mes
Segundo, en el segundo año de su salida
de la tierra de Egypto, diciendo :
2 Tomad la copia de toda la congrega-
ción de los hijos de Israel por sus fa-
milias, por las casas de sus padres, por
la cuenta de los nombres, todos los va-
rones por sus cabezas.
3 De veinte años y arriba, todos los
que salen á la guerra en Israel; contar-
los neis tú y Aaron por sus cuadrillas.
4 T estarán con vosotros un varón de
rnda tribu, cada uno que tea cabeza de la
casa de sus padres.
5 T estos son los nombres de los varo-
nes, que estarán con vosotros. Be Ru-
bén : Elisur, hijo de Seduer.
6 De Simeón: Salamicl, lujo de Suri-
saddai.
7 De Juda: Nahason, mjo de Amina-
dab.
8 De Isachar : Nathanael, hijo do Suar.
9 De Zabulón: Eliab, hijo de Hclon.
10 De los hyos de Joseph : de Ephraim:
Elisaraa, hijo de Ammiud : de Manase es :
Gamalicl, h^o de Phadassur.
11 De Ben-jamln: Abidan, MJo de Ge-
dcon.
12 De Dan : Ahiezer, hijo de Amml-
saddaL
13 De Aser: Phegiel, hijo de Ocran.
14 De Gad : Eliasaph, hijo de Dehuel.
Vy De Nephthali : Ahira, mjo de Enan.
16 Estos eran los nombrados de la con-
gregación, principes de las tribus de sus
Span. 9
padres, capitanes de los millares de Is-
rael.
17 Tomó pues Moyses y Aaron á estos
varones, que fueron declarados por su*
nombres :
18 Y juntaron toda la congregación en
el primero del mes segundo, y fueron
juntados por sus linages, por las casas
de sus padres, por la cuenta de los nom-
bres, de veinte años y arriba, por sus
cabezas,
19 Como Jehova lo habla mandado á
Moyses: y contólos en el desierto do
SinaL
20 Y fueron los üflos de Rubén, primo-
génito de Israel, sus generaciones, por
sus familias, por las casas de sus padres,
conforme á la cuenta do los nombres
por bus cabezas, todos los varones do
veinte aflos y arriba, todos los que po-
dían salir á la guerra ;
21 Los contados de ellos, de la tribu de
Kuben, cuarenta y seis mu y quinientos.
. 22 De los mjos de Simeón, sus genera-
ciones, por sus lamillas, por las casas de
sus padres, los contados de él conforme
á la cuenta de los nombres por sus ca-
bezas, todos varones de veinte afíos y
arriba, todos los que podían salir á la
guerra;
23 Los contados de ellos, de la tribu de
Simeón, cincuenta y nueve mil y tres-
cientos.
24 De los hjjos de Gad, sus generacio-
nes, por sus familias, por las casas de
sus padres, conforme á la cuenta de los
nombres, de veinte aflos y arriba, todos
los que podían salir á la guerra ;
25 Los contados de ellos, de la tribu de
Gad, cuarenta y cinco mu y seiscientos
y cincuenta.
26 De los hijos de Juda, sus generacio-
nes, por sus fomilias, por las casas de
129
NÚMEROS.
bus padres, conforme á*la cuenta de loe
nombres, de veinte años y arriba, todos
los que podían salir á la guerra ;
27 Los contados de ellos, de la tribu de
Juda, setenta y cuatro mÜ y seiscientos.
28 De los hijos de Isachar, sus genera-
clones, por sus familias, por las 'casas de
sus padres, conforme* á la cuenta de los
nombre», de veinte años y arriba, todos
los que podían salir á la guerra ;
29 Los contados de ellos, de la tribu de
Isachar, cincuenta y cuatro mil y cuatro-
cientos.
80 De los hijos de Zabulón, sus gene-
raciones, por sus familias, por las casas de
bus padres, conforme á la cuenta do los
nombres, de veinte años y arriba, todos
los que podían salir a la guerra ;
81 Los contados de ellos, de la tribu
de Zabulón, cincuenta y siete mil y cua-
trocientos.
82 De los hijos de Josepb, de los hijos
de Ephralm, sus generaciones, por sus
familias, por las casas de sus padres, con-
forme á la cuenta de los nombres, do
veinte afios y arriba, todos los que po-
dían salir á la guerra ;
83 Los contados de ellos, de la tribu de
Ephralm, cuarenta mil y quinientos.
SÍ De los htyoe de Manasses, sus gene-
raciones, por sus familias, por las casas
de sus padres, conforme a la cuenta de
los nombres, de veinte afios y arriba,
todos los que podían salir á la guerra;
85 Los contados de ellos, de la tribu de
Manasses, treinta y dos mil y doscientos.
86 De los mjoe de Ben-janün, sus gene-
raciones, por sus familias, por las casas
de sus padres, conformo á la cuenta de
los nombres, de veinte años y arriba,"
todos los que podían salir á la guerra;
87 Los contados de ellos, de la tribu de
Bcn-jamin, treinta y cinco mil y cuatro-
cientos.
88 De los hijos de Dan, sus generacio-
nes, por sus familias, por las casas de
sus padres, conforme á la cuenta de los
nombres, de veinte años y arriba, todos
los que podían salir á la guerra;
89 Los contados de ellos, de la tribu
de Dan, sesenta y dos mil y sietecientos.
40 De los hijos de Aser, sus generacio-
nes, por sus familias, por las casas de
bus padres, conforme á la cuenta de los
nombres, de veinte años y arriba, todos
los que podían salir á la guerra ;
41 Los contados do ellos, de la tribu de
Aser, cuarenta y un mil y quinientos.
130
42 De los lujos de Nephthali, sus geno-
raciones, por sus familias, por las casas
de sus padres, conforme a la cuenta do
los nombres, de veinte años y arriba,
todos los que podían salir á la guerra ;
48 Los contados de ellos, de la tribu de
Nephthali, cincuenta y tres mil y cuatro-
cientos.
44 Estos fueron los contados, que con-
tó Moyses, y Aaron y los doce varones
principes de Israel, un varón por casa
de bus padres fueron.
46 Y fiteroji todos los contados de loe
hijos de" Israel, por las casas de sus pa-
dres, de veinte años y arriba, todos los
que podían salir á la guerra en Israel ;
46 Fueron todos los contados seiscien-
tos y tres mil, y quinientos y cincuenta.
47 T Mas los Levitas no fueron con-
tados entre ellos por la tribu de sus
padres.
48 Y habló Jehova á Moyses, diciendo :
49 Empero tu no contarás la tribu
de Lcvi, ni tomarás la cuenta de ellos
entre los hijos de Israel.
50 Mas tú pondrás á los Levitas en el
tabernáculo "del testimonio, y sobre to-
dos sus vasos, y sobre todas las cosas,
que les pertenecen: ellos llevarán el
tabernáculo y todos sus vasos, y ellos
servirán en él, y asentarán sus tiendas
al derredor del tabernáculo.
51 Y cuando el tabernáculo partiere,
los Levitas lo desarmarán : y cuando el
tabernáculo parare, los Levitas lo arma-
rán : y el extraño que se llegare, morirá.
52 Y los hijos de Israel asentarán sus
tiendas cada uno en su escuadrón, y cada
uno junto á su bandera por sus cua-
drillas;
53 Mas los Levitas asentarán las suyas
al rededor del tabernáculo del testimo-
nio, y no habrá ira sobre la congrega-
ción de los hijos de Israel : y los Levitas
tendrán la guarda del tabernáculo del
testimonio.
54 Y hicieron los hijos de Israel con-
forme á todas las cosas, que Jehova
mandó á Moyses : asi lo hicieron.
CAPITULO IL
Ordena Dio» el atiento del campo, y el hipar que ten-
drá cada tribu debajo de cuatro bandera» y cuatro
capitoné» principóle», con el número de gente que
teguird d cada capitán.
Y HABLÓ Jehova á Moyses, y á Aa-
ron, diciendo :
2 Los hijos de Israel asentarán sus
tiendas cada uno junto á su bandera
según las enseñas de las casas de sus
NÚMEROS.
padres: desviados al derredor del ta-
bernáculo del testimonio asentarán.
3 Estos asentarán al Levante, al orien-
te, la bandera del ejército de Juda por
bus escuadrones; y el principe de los
lujos de Juda aera Nahason, hijo de Aml-
nadab.
4 8u escuadrón, los contados de ellos
aeran setenta y cuatro mil y seiscientos.
5 Junio á él asentarán la tribu de Isa-
char : y el principe de los lujos de Isa-
char aera Nathanael, lujo de Suar.
6 Y su escuadrón, sus contados, cin-
cuenta y cuatro mil y cuatrocientos.
7 La tribu de Zabulón, y el principe
de los lujos de Zabulón aeré Eliab, lujo
deHelon.
8 Y su escuadrón, sus contados, cin-
cuenta y siete mil y cuatrocientos.
9 Todos los contados en el ejército de
Juda, ciento y ochenta y seis mil y cua-
trocientos por sus escuadrones: irán
delante.
10 La bandera del ejército de Rubén al
mediodía por sus escuadrones: y el
principe de los lujos de Rubén, aera EU-
sur, lujo de Sedeur :
11 Y su escuadrón, sus contados, cua-
renta y seis mil y quinientos,
12 Y asentarán junto á él la tribu de Si-
meón: y el principe de los hijos de Si-
meón será Salamiel, lujo de Surisaddal.
13 Y su escuadrón, los contados de ellos,
cincuenta y nueve mil y trescientos.
14 ítem, la tribu de Gad : y el principe
de los hijos doT^ui aera EUasaph, hijo de
RehueL
15 Y su escuadrón, y los contados de
ellos, cuarenta y cinco mil y seiscientos
y cincuenta.
16 Todos los contados en el ejército de
Rubén, ciento y cincuenta y un mil y
cuatro cientos y cincuenta por sus es-
cuadrones : esto* irán los segundos.
17 Luego irá el tabernáculo del testi-
monio, el campo de los Levitas en me-
dio de los ejércitos : do la manera que
asientan el campo, asi caminarán, cada
uno en sn lugar, junto á sus banderas.
13 La bandera del ejército de Ephraim
por sus escuadrones, al occidente: y el
príncipe de los hijos de Ephraim aera
Blisama, hijo de Ammiud.
19 Y su escuadrón, y los contados de
ellos, cuarenta mil y quinientos.
20 Junto á él estará la tribu de Manas-
ses : y el principe de los lujos de Ma-
ndases será Gamaliel, lujo de Phadaaeur.
21 Y su escuadrón, y los contados do
ellos, treinta y dos mil y doscientos.
22 ítem, la tribu de Ben-jamin: y el
principe de los lujos de Ben-jamin a$rd
Abidan, lujo de Gedeon,
23 Y su escuadrón, y los contados de
ellos, treinta y cinco mil y cuatrocientos.
24 Todos los contados en el ejército de
Ephraim, ciento y ocho mil y ciento, por
sus escuadrones : eatoa irán los terceros.
25 1a bandera del ejército de Dan esta-
rá al aquilón por sus escuadrones : y el
principe de los hijos de Dan aera Ahie-
zer^ujo de Ammlsaddal
26 Y su escuadrón, y los contados de
ellos, sesenta y dos mil y setecientos.
27 Junto á él asentarán la tribu de
Ascr : y el principe de los lujos de Aser
aera Phcgiel, lujo de Ochran.
28 Y su escuadrón, y los contados de
cllo6, cuarenta y un mil y quinientos.
29 ítem, la tribu de Nephthali: y el
principe de los lujos de Nephthali aera
Ahira, lujo de Enan.
30 Y su escuadrón, y los contados de
ellos, cincuenta y tres mil y cuatrocien-
tos.
31 TodoB los contados en el ejército de
Dan, ciento y cincuenta y siete mil y •
seiscientos : «¿oj irán los postreros tras
sus banderas.
32 Estos aon los contados de los lujos do
Israel, por las casas de bus padres, todos
contados por ejércitos, por sus escua-
drones, seiscientos y tres mil y quinien-
tos y cincuenta.
33 Mas los Levitas no fueron contados
entre los lujos de Israel, como Jehova
lo mandó á Moyses.
34 Y hicieron los lujos de Israel con-
forme á todas las cosas que Jehova man-
dó á Moyses: asi asentaron el campo
por sus banderas, y asi marcharon cada
uno por bus familias, según las casas de
sus padres.
CAPITULO IÍL
Seeopitulanse los hijos de Aoron. II. Manda Dios d
Moyses que haga donación de la tribu de Levi d Ja-
ron para ame sirva en el tabernáculo, y tenga la
guarda de él UL Son contados en la tribu de Lowi
por sms familias todos los varones de un mes arri-
ba; u es señalado su capitán y su asiento d cada Já~
müia en derredor del tséerndcúso. IV, Asimismo
son contados todos los primogénitos del pueblo, tos
cuales excediendo en número d los Levitas ;%» que
excedieron son redimidos por cierto precio, y el
precio es dado dios eaeordote*. V. SI asiento de
o Aoron ene
YESTiS aon las generaciones do Aa-
ron, y de Moyses, desde que Jehova
habló á Moyses en el monte do Sinai
* Ig w
NÚMEROS.
2 T estos son los nombres do los hijos
do Aaron: £1 primogénito, Nadab: y
Ablu, Eleazar, y Ithamar.
8 Estos son los nombres de los hijos de
Aaron, sacerdotes ungidos, coyas manos
él hinchió para administrar el sacerdocio.
4 Mas Nadab y Abiu murieron delante
de Jehova cuando ofrecieron fuego ex-
traño delante de Jehova en el desierto
de Sinal : y no tuvieron hijos : y Eleazar
y Ithamar hubieron el sacerdocio delante
de Aaron su padre. *
5 Y Y, Jobo va habló á Moyses, diciendo :
6 Haz llegar la tribu de Levi, y hazla
estar delante de Aaron el sacerdote, para
que le administren ;
. 7 Y guarden la observancia de él, y la
observancia de toda la congregación de-
lante del tabernáculo del testimonio:
para que administren en el servicio del
tabernáculo :
8 Y guarden todas las alhajas del ta-
bernáculo del testimonio, y la guarda de
los hijos de Israel, y administren en el
servicio del tabernáculo.
9 Y darás los Levitas á Aaron y á sus
hijos, dados dados á él por los hijos de
Israel.
10 Y á Aaron y á sus hijos constituirás,
que guarden su sacerdocio. Y el extra-
ño que se llegare, morirá.
11 ítem, Jehova habló á Moyses, di-
ciendo: .
12 Y, he aquí, yo he tomado los Levitas
de entre los hijos de Israel en lugar de
todos los primogénitos que abrieren la
matriz, de los hijos de Israel : los Levi-
tas serán míos.
13 Porque mió es todo primogénito des-
de el dia que yo maté todos los primo-
génitos en la tierra de Egypto, yo santi-
fiqué á mí todos los primogénitos en
Israel, así de hombres como de anima-
les, mios serán : Yo Jehova.
14 ^ ítem, Jehova habló á Moyses en
el desierto de Sinal, diciendo :
15 Cuenta los hijos de Levi por las
casas de sus padres, por sus familias:
contarás todos los varones de un mes y
arriba.
16 Y Moyses los contó conforme á la
palabra de Jehova como le fué mandado.
17 X los hijos de Levi fueron estos por
sus nombres : Gerson, y Caath, y Merari.
18 Y los nombres de los hijos de Ger-
son por sus familias son estos : Lebni, y
Bimei.
19 Y los hijos de Caath por sus fami-
182
lias: Amram, y Jcsaar, y Hebron, y
OzieL
20 ítem, los hijos de Merari por sus
familias : Moholi, y MusL Estas son las
familias de Levi por las casas de sus
padres.
21 De Gerson : la familia de Lebni, y la
de Semei. Estas son las familias de Ger-
son.
22 Los contados de ellos conforme á la
cuenta de todos los varones de un mes
y arriba; los contados de ellos fueron
siete mil y quinientos.
28 Las familias de Gerson asentarán
sus tiendas á las espaldas del taberná-
culo al occidente.
24 Y el príncipe de la casa del padre
de los Gersonitas será Eliasaph, hijo do
LacL
25 A cargo de los hijos de Gerson en el
tabernáculo del testimonio será el ta-
bernáculo y la tienda, y su cubierta, y el
pabellón de la puerta del tabernáculo
del testimonio.
26 ítem, las cortinas del patio, y el pa-
bellón de la puerta del patio que está
junto al tabernáculo, y junto al altar al
derredor, asimismo sus cuerdas para
todo su servicio.
27 Y de Caath era la familia Amram i-
tica, y la familia Isaaritica, y la familia
Hebronitica, y la familia Ozielitica. Es-
tas son las familias Caathiticas :
28 Por la cuenta de todos los varones
de un mes y arriba, ocho mil y seiscien-
tos que tenían la guarda del santuario.
29 Las familias de los hijos de Caath
asentarán al lado del tabernáculo al me-
diodía.
80 Y el príncipe de la casa del padre
de las familias de Caath será Elisaphan,
tajo do OzieL
81 Y á cargo de ellos será el arca, y la
mesa, y el candelero, y los altares, y los
vasos del santuario con que ministran ;
y el velo, con todo su servicio.
82 Y el principal de- los príncipes de
los Levitas será Eleazar, hijo de Aaron
el sacerdote, prepósito de los que tienen
la guarda del santuario.
83 De Merari fué la familia Monolítica,
y la familia Musitlca. Estas fueron las
famillaa de Merari.
84 Y los contados de ellos conforme á
la cuenta de todos los varones de un
mes y arriba/tigrón seis mil y doscientos.
85 Y el príncipe de la casa del padre
de las familias de Merari será Buriel,
NÚMEROS.
hQo de Ablhsicl: asentarán ni lado del
tabernáculo al aquilón. v
86 Y á cargo de la guarda de los Wjos
de Merari serán las tablas del tabernácu-
lo, y sus barras, y sus columnas, y sus
basas y todas bus alhajas con todo su
servicio ;
37 T las columnas del patio en der-
redor, y sus basas, y sus estacas, y sus
cuerdas.
88 ^ Y los que asentarán delante del
tabernáculo al oriente, delante del ta-
bernáculo del testimonio al levante,
serán Moyses, y Aaron, y sus lujos te-
niendo la guarda del santuario por la
guarda de los hijos de Israel : y el extra-
fio que se llegare, morirá.
89 Todos los contados de los Levitas,
que contó Moyses, y Aaron, conforme
á la palabra de Jehova, por sus lamillas,
todos los varones de un mes y arriba
fueron veinte y dos mlL
40 7 Y Jehova chjo á Moyses : Cuenta
todos los primogénitos varones de los
hijos de Israel de un mes y arriba, y
toma la cuenta de los nombres de ellos.
41 Y tomarás los Levitas para mi, yo
Jehova, en lugar de todos los primogé-
nitos de los hijos de Israel : y los anima-
les de los Levitas en lugar de todos los
primogénitos de los animales de los hi-
jos de Israel.
42 Y contó Moyses, como Jehova le
mandó, todos los primogénitos de los
hijos de Israel.
43 Y fueron todos los primogénitos
varones, conforme á la cuenta de los
nombres, de un mes y arriba, conforme
á su cuenta, veinte y dos mil y doscien-
tos y setenta y tres.
44 ítem, habló Jehova á Moyses, dicien-
do:
45 Toma los Levitas en lugar de todos
los primogénitos de los hijos de Israel,
y los animales de los Levitas en lugar
de sus animales, y los Levitas serán
mios : yo Jehova,
46 Y por los rescates de los doscientos
y setenta y tres, que. sobrepujan á los
Levitas los primogénitos de los hQos
de Israel,
47 Tomarás cinco siclos por cabeza;
conforme al slclo del santuario tomarás,
el sido veinte óbolos.
48 Y aquel dinero darás á Aaron, y á
sus hijos, por ios rescates de los que de
ellos sobran.
49 Y Moyses tomó el tunero del rescate
de los que sobraron de mas de los rede*
midos de los Levitas.
60 Y recibió de los primogénitos de los
hijos de Israel en dinero mil y trescien-
tos y sesenta y cinco rielo*, conforme a)
slclo del santuario.
51 Y Moyses dio el dinero do los resca*
tes á Aaron y á sus lujos conforme al
dicho de Jehova, de la manera que Je-
hova habia mandado á Moyses.
CAPITULO IV.
Manda Dio* que *ea% contado* en UuJánúUat de Lert
iodo* lo* varóme* do treinta año* hasta cincuenta d
lo* oíale* teñóla *u carga cuando el tabernáculo te
hubiere de mudar. II. El número de Aomtra* que
fué hallado en cada/ámüia.
Y HABLÓ Jehova á Moyses y á Aa-
ron, diciendo :
2 Toma la cuenta de los htyos de Caath
de entre los hijos de Levi, por sus fami-
lias, por las casas de sus padres. 9
8 De edad de treinta afios y arriba hasta
cincuenta afios, todos los que entran en
compañía para hacer obra en el taberná-
culo del testimonio.
4 Este $ard el oficio de los hijos do
Caath en el tabernáculo del testimonio,
en el lugar santísimo :
5 Cuando se hubiere de mudar el cam-
po, vendrá Aaron, y sus lujos, y desar-
marán el velo de la tienda, y cubrirán
con él el arca del testimonio.
6 Y pondrán sobre ella la cobertura de
pieles de tejones, y extenderán encima
el pafio todo de cárdeno, y ponerle han
sus barras.
7 Y sobre la mesa de la proposición
extenderán el pafio cárdeno, y pondrán
sobre ella las escudillas, y los cucharo-
nes, y los tazones, y las cubiertas, y el
pan continuo estará sobre ella.
8 Y extenderán sobre ello el pafio de
carmesí colorado, y cubrirlo han con la
cubierta de pieles de tejones, y ponerle
han sus barras.
9 Y tomarán el pafio cárdeno, y cubri-
rán el candelero de la luminaria, y sus
candilejas, y sus despabiladeras, y sus
paletas, y todos sus vasos del aceite con
que se sirve.
10 Y ponerlo han con todos sus vasos
en la cubierta de pieles de tejones, y po-
nerlo han sobre las barras.
11 Y sobre el altar de oro extenderán
el paño cárdeno, y cubrirlo han con la
cubierta de pieles de tejones, y ponerle
han sus barras.
12 Y tomarán todos los vasos de servi-
do, de que se sirven en el santuario, y
188
NÚMEROS.
ponerlos han en el paEO cárdeno, y cu-
brirlos han con la cubierta de pieles de
tejones, y ponerlos han sobre las barras.
18 Y quitarán la ceniza del altar, y ex-
tenderán sobre él el paño de púrpura.
14 T pondrán sobre é*l todos sus instru-
mentos de que se sirve : las paletas, los
garfios, los braseros, y los tazones, todos
los yasos del altar : y extenderán sobre
él la cobertura de pieles de tejones, y
ponerlo han sobre las barras.
15 T en acabando Aaron y sus hijos de
cubrir el santuario, y todos los yasos del
santuario, cuando el campo se hubiere
de mudar, vendrán después asi los hijos
de Caath para llevar: y no tocarán el
santuario, que morirán. Estas serán las
eargas de los hijos de Caath en el taber-
náculo del testimonio :
16 Empero al cargo de Eleazar, lujo de
Aaron el sacerdote, será el aceite de la
luminaria, y el perfume aromático, y el
presente continuo, y el aceite de la un-
ción : el cargo de todo el tabernáculo, y
de todo lo que está en él, en el santuario
y en sus vasos.
17 ítem, habló Jehova á Moyses, y á
Aaron, diciendo :
18 No cortaréis la tribu de las familias
de Caath de entre los Levitas :
19 Mas esto haréis con ellos, para que
vivan, y no mueran : Coando llegaren al
lugar santísimo, vendrán Aaron y sus
lujos, y ponerlos han á cada uno en en
oficio y en bu cargo.
SO No entrarán para ver, cuando cubrie-
ren las cosas santas, que morirán.
21 ítem, habló Jehova á Moyses, dicien-
do:
22 Toma la cuenta de los hijos de Ger-
son también á ellos por las casas de sus
padres, por sus familias :
28 De edad de treinta años y arriba,
hasta cincuenta años los contarás, todos
los que entran en compañía para hacer
obra en el tabernáculo del testimonio.
24 Este será el oficio de las familias de
Gcrson para ministrar, y para llevar.
25 Llevarán las cortinas del tabernácu-
lo, y el tabernáculo del testimonio, su
cobertura, y la cubierta de pieles de te-
jones, que está sobre él encima, y el pa-
bellón de la puerta del tabernáculo del
testimonio.
26 Y las cortinas del patio, y el pabellón
de la puerta del patio, que está sobre el
tabernáculo, y sobre el altar al derredor,
y sus cnerdas, y todos los instrumentos I
184
de sn servicio, y todo lo que será hecho
para ellos, y servirán.
27 Conforme al dicho de Aaron y de
sus htfos será todo el ministerio de los
hijos de Gerson en todas sus cargas, y
en todo su servicio: y encomendarles
neis en guarda todas sus cargas.
28 Este es el servicio de las familias de
los hijos de Gerson en el tabernáculo
del testimonio : y la guarda de ellos será
por mano de Ithamar, lujo de Aaron sa-
cerdote.
29 Los hijos de Merari, contarlos has
por sus familias, por las casas de sus pa-
dres;
80 Desde el que es de edad ds treinta
años y arriba, hasta el que es de edad da
cincuenta años, los contarás, todos los*
que entran en compañía para hacer obrs>
en el tabernáculo del testimonio.
31 Y esta será la guarda de su cargo
para todo su servicio en el tabernáculo
del testimonio : Las tablas del taberná-
culo, y sus barras, y sus columnas, y sus
basas:
32 ítem, las columnas del patio al der-
redor, y sus basas, y sus estacas, y sus
cuerdas, con todos sus instrumentos, y
todo su servicio: y contaréis por sus
nombres todos los vasos de la guarda da
su cargo.
88 Este será el servicio de las familia»
de loe hijos de Merari para todo su mi-
nisterio en el tabernáculo del testimo-
nio por mano de Ithamar, lujo de Aaron
el sacerdote.
84 T Y contó Moyses y Aaron y los
principes de la congregación á los btyos
de Caath por sus familias, y por las casas
de sus padres,
85 Desde el de edad de treinta anos y
arriba, hasta el de edad de cincuenta
años, todos los que entran en compañía
para ministrar en el tabernáculo del tes*
timonio:
86 Y fueron los contados de ellos por
sus familias dos mil y sieteoientos y
cincuenta.
87 Estos fiteron los contados de las fa-
milias de Caath: todos los que minis-
tran en el tabernáculo del testimonio, .
los cuales contaron Moyses y Aaron
como lo mandó Jehova, por mano de
Moyses.
88 Y los contados de los lujos de Ger-
son por sus familias, y por las casas da
sus padres,
8» Deede el de edad de treinta elloe y
NÚMEROS.
arriba, hasta el de edad de cincuenta
años, todos los que entran en compañía
para ministrar en el tabernáculo del tes-
timonio,
40 Los contados de ellos por sus fami-
lias, por las casas de sns padres, fueren
dos mil y seiscientos y treinta.
41 Estos aon los contados délas fami-
llas de los lujos de Gerson, todos los qne
ministran en el tabernáculo del testimo-
nio, los cuales contaron Moyses y Aa-
ron por mandado de Jehova.
43 Y los contados de las familias de los
hijos de Herari por sns familias, por las
casas de sus padres,
48 Desde el de edad de treinta afios y
arriba, hasta el de edad de cincuenta años,
todos los que entran en compañía para
ministrar en el tabernáculo del testimo-
nio,
44 Los contados de ellos por sus fami-
Ha» fueron tres mil y doscientos.
45 Estos frieron los contados de las fa-
milias de los MJos de Merari, los cuales
contaron Moyses y Aaron como lo man-
dó Jehova, por la mano de Moyses.
46 Todos los contados de los Levitas,
qne contaron Moyses y Aaron, y los
príncipes de Israel por sus familias, y
por las casas de sus padres,
47 Desde el de edad de treinta años y
arriba, hasta el de edad de cincuenta
años, todos los que entraban para serrir
en el Berrido, y tener cargo de obra en
el tabernáculo del testimonio,
48 Los contados de ellos fueron ocho
m& y quinientos y ochenta.
40 Como lo mandó Jehova por mano de
Moyses fueron contados, cada uno según
su oficio, y según su cargo, los cuales el
contó como le fué mandado.
CAPITULO V.
Por mandado de Dios son echados fuera del campo
lo* immundos de lepra ó de finjo de simiente, 4 de
contagio de mmrto. n. Ley que el que hvtÁere dam-
nificado d $u prójimo, confiese su culpa y sattsfiíoa
el daño d Ib parte con el quinto: u simo hubiere
parte, al sacerdote, al cual son también concedidas
te» a/rendas. 111. Ley de loe xeloe, con que se pro-
veed lóetelos del hombre casado paraxen su muger.
r'EM, Jehova habló á Moyses, dicien-
do:
2 Manda á los hijos de Israel que echen
del campo á todo leproso y á todos los
que padecen flujo de simiente, y á todo
contaminado sobre muerto.
3 Asi hombres como mugeres echareis :
fuera del campo Iob echareis, porque no
contaminen el campo de aquellos entre
loa cuales yo habito.
4 T los hijos de Israel lo hicieron asi,
que los echaron fuera del campo: como
Jehova dijo á Moyses, así lo hicieron los
mjos de Israel
6 T ítem, habló Jehova A Moyses, di-
ciendo :
6 Habla á los lujos de Israel : El hom-
bre ó la muger que hicieren alguno de
todos los pecados de los hombres, ha-
ciendo prevaricación contra Jehova, y
pecare aquella persona,
7 Confesarán sus pecados que hicieron,
y restituirán su culpa enteramente, y
añadirán su quinto sobre ello, y darlo
han á aquel contra quien pecaron.
"8 T si aquel varón no tuviere redentor
al cual el delito sea restituido, el delito
se restituirá á Jehova, al sacerdote, allen-
de del carnero de las expiaciones con el
cual lo expiará.
9 T toda ofrenda de todas las santifica-
ciones, que los htf os de Israel ofrecieren
al sacerdote, suya será.
10 Y lo santificado de cualquiera, suyo
será: y lo que cualquiera diere al sacer-
dote, suyo será.
11 T ítem, Jehova habló á Moyses, di-
ciendo :
13 Habla á los htyos de Israel, y diles :
Cuando la muger de alguno errare, y lu-
ciere traición contra él,
13 Que alguno se hubiere echado con
ella por ayuntamiento de simiente, y su
marido no lo hubiere visto por haberse
ella contaminado ocultamente, ni hu-
biere testigo contra ella, ni ella hubiere
sido tomada,
14 81 viniere sobre él espíritu de celo,
y tuviere celos de su muger, habién-
dose ella contaminado; ó viniere so-
bre él espíritu de celo, y tuviere celos
de su muger, no habiéndose ella conta-
minado;
15 Entonces el marido traerá su muger
al sacerdote, y* traerá su ofrenda con
ella, una diezma de un epha de harina
de .cebada : no echará sobre ella aceite,
ni pondrá sobre ella incienso ; porque es
presente de celos, presente de recorda-
ción, que trae en memoria pecado :
16 Y el sacerdote la hará llegar, y la
hará poner delante de Jehova.
17 Y tomará el sacerdote del agua san-
ta en un vaso de barro ; y tomará tam-
bién el sacerdote del polvo que hubiere
en el suelo del tabernáculo, y echarlo
ha en el agua :
18 Y hará el sacerdote estar en pié á la
NÚMEROS.
muger detente de Jehova, y descubrirá
la cabeza de la muger, y pondrá sobre
sus manos el presente de la recordación,
que es el presente de celos, y el sacer-
dote tendrá en la mano las aguas amar-
gas malditas ;
19 Y el sacerdote la conjurará y la dirá :
81 ninguno hubiere dormido contigo, y
si no te has apartado de tu marido á in-
mundicia, Bé limpia de estas aguas amar-
gas malditas ;
20 Mas si te ñas apartado de tu marido,
y te has contaminado, y alguno hubiere
puesto en tí bu simiente fuera <ie tu ma-
rido;
21 £1 sacerdote conjurará á la muger de
conjuro de maldición, y dirá á la muger :
Jehova te dé en maldición, y en conju-
ración en medio de tu pueblo, haciendo
Jcbova á tu muslo que caiga, y á tu
vientre que so te hinche,
22 Y estas aguas malditas entren en tus
entrañas, y hagan hinchar tu vientre, y
caer tu muslo. Y la muger dirá, Amen,
Amen.
23 Y el sacerdote escribirá estas maldi-
ciones en un libro, y desleírlas ha con
las aguas amargas.
21 Y dará á beber á la muger las aguas
amargas malditas, y las aguas malditas
entrarán en ella por amargas.
25 Y tomará el sacerdote de la mano de
la muger el presente de los celos, y me-
cerlo ha delante de Jebova, y ofrecerlo
ha delante del altar.
26 Y el sacerdote tomará un pulo del
presente en memoria de ella, y hará per-
fume de ello sobre el altar, y después
dará á beber las aguas á la muger.
27 Y darle ha á beberías aguas ; y será,
que sí fuere inmunda, y hubiere hecho
traición contra su marido, las aguas mal-
ditas entrarán en ella en amargura, y su
Yientre se hinchará, y su muslo caerá; y
la tal muger será por maldición en me-
dio de su pueblo :
28 Mas sí la muger no fuere inmunda,
mas fuere limpia, ella será libre, y «se-
mentará simiente.
29 Esta es la ley de los celos, cuando la
muger errare en poder de su marido, y
se contaminare :
80 O, del marido, sobre el cual pasare
espíritu de celo, y tuviere celos de bu mu-
ger, y la presentare delante de Jehova;
el sacerdote la hará toda esta ley.
81 Y aquel varón será libre de iniqui-
dad, y la muger llevará su pecado.
186
CAPITULO VL
Butitucitm y leyes del Jfasareato durante su tien*
po. 21. Leyes conforme d las cuales el Xazarto
será aosmeiio de sm Naemreato cmarnéo su tiempo
faere cumplido. III. La forma de la bemdioiom con
que el sacerdote bendecirá al pueblo.
Y HABLÓ Jehova á Moyses, dicien-
do:
2 Habla á los htfos de Israel, y díles :
£1 hombre, ó la muger, cuando se apar-
tare haciendo voto de Nazareo, para
apartarse á Jehova,
3 Apartarse ha de vino y de sidra: vi-
nagre de vino, ni vinagre de sidra no be-
berá, ni beberá algún licor de uvas, ni
tampoco comerá uvas frescas ni secas.
, 4 Todo el tiempo de su Nazareato, do
todo lo que se hace de vid de vino, desde
los granillos hasta el hollejo, no comerá.
5 Todo el tiempo del voto de su Nata-
reato no pasará navaja sobre su cabexa»
hasta que sean cumplidos los dias de su
apartamiento á Jehova: santo será, de-
jará crecer las guedejas del cabello de tu
cabeza.
6 Todo el tiempo que se apartare á Je-
hova, no entrará á persona muerta.
7 Sobre su padre, ni sobre su madre, so-
bre su hermano, ni sobre su hermana,
no so contaminará con ellos cuando mu-
rieren ; porque consagración de su Dios
tiene sobre su cabeza.
8 Todo el tiempo de su Nazareato será
santo á Jehova.
9 Y si alguno muriere de súbito junto
á él, contaminará la cabeza de su Naza-
reato : por tanto el día de su purificación
raerá su cabeza : al séptimo (lia la raerá:
10 Y el día octavo traerá dos tórtolas, ó
dos palominos al sacerdote, á la puerta
del tabernáculo del testimonio :
11 Y el sacerdote hará el uno en expia-
ción y el otro en holocausto : y expiarlo
ha de lo que pecó sobre el muerto, y
santificará su cabeza en aquel día :
12 Y consagrará á Jebova los dias de su
Nazareato, y traerá un cordero de un
afio en expiación por la culpa, y los dias
primeros serán anulados, por cuanto íué*
contaminado su Nazareato.
13 H Esta es pues la ley del Nazareo:
£1 día que se cumpliere el tiempo de su
Nazareato, vendrá á la puerta del taber-
náculo del testimonio,
14 Y ofrecerá por su ofrenda á Jehova
un cordero sin tacha de un año en ho-
locausto, y una cordera sin defecto de
un afio en expiación, y un carnero per-
fertoporpaces,^ ^
NÚMEROS.
15 ítem, un canastillo de cenceñas, tor-
tas de flor de harina amasada» con aceite,
7 hojaldres cenceña* untadas con aceite,
y su presente, y sos derramadnras.
16 Y el sacerdote lo ofrecerá delante de
Jehova, y hará sn expiación y su frolo-
cauato.
17 Y hará el carnero en sacrificio de
paces á Jehova, con el canastillo de las
cenceñas: hará asimismo el sacerdote
su presente, y sus derramadnras.
18 Entonces el Nazareo raerá á la puer-
ta del tabernáculo del testimonio la ca-
neza de sn Nazareato ; y tomará los ca-
bellos de la cabeza de su Nazareato, y
ponerlos ha sobre el fuego, que está de-
bajo del sacrificio de las paces.
19 Después tomará el sacerdote la es-
palda cocida del carnero, y una torta sin
levadura del canastillo, y una hojaldre
sin levadura, y ponerlo ha sobre las ma-
nos del Nazareo, después que mere raido
su Nazareato.
20 Y mecerlo ha de mecedura el sacer-
dote delante de Jehova, lo cual será
santidad para el sacerdote allende del
pecho da la mecedura, y de la espalda
de la apartadora: y después beberá vino
el Nazareo.
21 Esta es la ley del Nazareo, que hi-
ciere voto de su ofrenda á Jehova por su
Nazareato, allende de lo que bu mano
alcanzare: según el voto que hiciere,
asi hará conforme á la ley de su Naza-
reato.
23 ítem, Jehova habló á Moyses, di-
ciendo:
23 T Habla á Aaron, y á sus lujos, y
diles : Así bendeciréis á los lujos de Is-
rael, diciendoles :
24 Jehova te bendiga, y te guarde :
25 Haga resplandecer Jehova su rostro
sobre ti, y haya de ti misericordia:
26 Jehova alce á ti su rostro, y ponga
en tipas,
27 Y pondrán mi nombre sobre los hi-
jos de Israel, y yo los bendeciré.
CAPITULO VIL
' Lo* doce principe* de la» doce tribm de Arad qflre-
centei» corro» con doce buej/e», y Maye» loe recibe y
dietrOmtpe entre loe Levita» para llevar el taberna-
cafe. IL Ofrecen 1m mimno» principe» en la dedica-
cúm del aUmrm o/renda cada nmo en m dio.
Y ACONTECIÓ, que cuando Moyses,
hubo acabado de levantar el taber-
náculo ; y ungidolo, y santifleádolo con
todos sus vasos; asimismo el altar con
todos sus vasos, y ungidolos, y santifl-
cádolos'
2 Entonces los principes de Israel, las
cabezas de las casas de sus padres, los
cuales eran los principes de las tribus
que estaban sobre los contados, ofre-
cieron:
S Y trajeron sus ofrendas delante de
Jehova seis carros cubiertos, y doce
bueyes, cada dos principes un carro, y
cada uno un buey, lo cual ofrecieron de-
lante del tabernáculo.
4 Y Jehova habló á Moyses, diciendo :
5 Tomado de ellos, y será para el servi-
do del tabernáculo del testimonio: y
darlo has á los Levitas, á cada uno con-
forme á su ministerio.
6 Entonces Moyses recibió los carros y
los bueyes, y dlólo á los Levitas.
7 Dos carros y cuatro bueyes dló á los
lujos de Gerson, conforme á su ministe-
rio:
8 Y los cuatro carros y ocho bueyes
dio á los lujos de Merarl conforme á su
ministerio debajo de la mano de Itha-
mar, lujo de Aaron sacerdote.
9 Y á los lujos de Caath no dio nodo,
porque llevaban sobre si en los hombros
el servicio del santuario.
10 T Y ofrecieron los principes á la de-
dicación del altar el dia que rao ungido,
ofrecieron los principes su ofrenda de-
lante del altar.
11 Y Jehova dijo á Moyses: El un
principe un dia, y el otro principe otro
dia, ofrecerán su ofrenda á la dedicación
del altar.
12 Y el que ofreció su ofrenda el pri-
mer dia/W Nahason, hty o de Amminadab
de la tribu de Juda :
13 Y fué bu ofrenda, un plato de plata
de peso de ciento y treinta sidos, y un
jarro de plata de setenta siclos, al siclo
del santuario, ambos llenos de flor de
harina amasada con aceite para presente :
14 Un cucharon de oro de diez sidos
lleno de perfume,
15 Un becerro htyo de vaca, un carne-
ro, un cordero de un afio para holo-
causto;
16 Un macho de cabrio para expiación ;
17 Y para sacrificio de paces dos bue-
yes, cinco carneros, cinco machos ca-
brios, cinco corderos de un afio. Esta
fué la ofrenda de Nahason, hijo de Am-
minadab.
18 El segundo dia ofreció Nathanael,
lujo de Suar, principe de Isachar :
19 Ofreció por su ofrenda, un plato de
plata de ciento y treinta sidos de peso,
187
NÚMEROS.
un jarro do pisto de setenta sidos, al si-
do del santuario, ambos llenos de flor
de harina amasada con aceite para pre-
sente :
20 Un cucharon de oro de diez sidos
lleno de perfume,
91 Un becerro hijo de yaca, nn carnero,
un cordero de un afio para holocausto ;
22 Un macho de cabrio para expiación ;
23 Y para sacrificio de paces, dos bue-
yes, cinco carneros, cinco machos ca-
brios, cinco corderos de un alio. Esta
fué la ofrenda de Nathanael, hijo de
Suar.
24 £1 tercero día, el principe de los hi-
jos de Zabulón, Eliab, hyo de Helon :
25 Y fué su ofrenda, un plato de plata
de ciento y treinta «feto» de peso, un
jarro de plata de setenta sidos, al sido
del santuario, ambos llenos de flor de
harina amasada con aceite para presente :
26 Un cucharon de oro de diez sidos
Heno de perfume,
27 Un becerro hijo de Taca, un carnero,
un cordero de nn afio para holocausto ;
28 Un macho de cabrio para expladon ;
29 Y para sacrificio de paces, dos bue-
yes, cinco carneros, dnco machos ca-
brios, dnco corderos, de un afio. Esta
fué la ofrenda de Eliab, htyo de Helon.
80 El cuarto dia, el prindpe de los hi-
jos de Rubcn, Elisur, hfyo do Sedear:
81 Y fué su ofrenda, un plato de plata
de ciento y treinta sidos de peso, un
jarro de plata de setenta sidos, al sido
del santuario, ambos Denos de flor de
harina amasada con aceite para presente :
82 Un cucharon de oro de diez sidos
lleno de perfume,
88 Un becerro h\)o de vaca, un carnero,
un cordero de un afio para holocausto ;
84 Un macho de cabrío para expiación;
85 Y para sacrifido de paces, dos bue-
yes, cinco carneros, dnco machos ca-
brios, cinco corderos de un afio. Esta
fué la ofrenda de Elisur, htyo de* Sedeur.
86 El quinto dia el principe de los hijos
de Simeón, 8alamiel, hyo de Surisaddai:
87 Y fué su ofrenda, un plato de plata
de dentó y treinta sietes de peso, un jar-
ro de plata de setenta sidos, al sido dd
santuario, ambos llenos de flor de ha-
rina amasada con aceite para presente :
88 Un cucharon de oro de dies sidos
lleno de perfume,
89 Un becerro, hyo de Taca, un carnero,
un cordero de un afio para holocausto ;
40 Un macho de cabrio para expiación ;
188
41 Y para sacrifido de paces, dos bue-
yes, cinco carneros, cinco machos ca-
brios, cinco corderos de un afio. Esta
fué la ofrenda de 8alamid, hrjo de Su-
risaddai
40 El. sexto dia, d prindpe de los htyos
de Gad, Eliasaph, mjo de Dehuel :
48 Y fué su ofrenda, un plato de plata
de dentó y treinta sidos de peso, un jar-
ro de plata de setenta sidos, al sido del
santuario, ambos llenos de flor de harina
amasada con aceite para presentó :
44 Un cucharon de oro de dies sidos
lleno de perfume,
45 Un becerro htyo de Taca, un carnero,
un cordero de un año para holocausto ;
46 Un macho de cabrio para expiación ;
47 Y para sacrificio de paces dos bue-
yes, dnco carneros, cinco machos ca-
brios, dnco corderos de un afio. Esta .
fué la ofrenda de Eliasaph, hyo de De-
huel.
48 El séptimo día, d prindpe de los
hijos de Ephraim, EQsama, btyo de Am-
miud:
49 Y fué su ofrenda, un plato de plata
de ciento y treinta sidos de peso, un Jarro
de plata de sententa sidos, al sido dd
santuario, ambos llenos de flor de ha-
rina amasada con aceite para presente :
50 Un cucharon de oro de diez sida
lleno de perfume,
51 Un becerro hijo de Taca, un carnero,
un cordero de un año para holocausto ;
52 Un macho de cabrio para expiación ;
58 Y para sacrificio de paces, dos bue-
yes, cinco carneros, cinco machos ca-
brios, dnco corderos de un afio. Esta
fué la ofrenda de Ellsama, hyo de Am-
rniud. * •
54 El octaTo dia el prindpe de los hijos
de Manasscs, Gamaliel, hijo de Phadas-
sur:
55 Y fué su ofrenda, un plato de plata
de ciento y treinta sidos do peso, un jar-
ro de plata de setenta sidos, al siclo del
santuario, ambos llenos de flor de ha-
rina amasada con aceite para presente :
56 Un cucharon de oro de diez sidos
lleno de perfume,
57 Un becerro hyo de Taca, un carnero,
un cordero de un afio para holocausto ;
58 Un macho de cabrio para expiación;
59 Y para sacrifido de paces, dos bue-
yes, dnco carneros, cinco machos ca-
brios, dñco corderos de un afio. Esta
fué la ofrenda de Gamaliel, hyo do Pha-
dassur.
NÚMEROS.
60 El noveno día, el principe de los hi-
jo* de Ben-jamln, Abldan, hijo d9 Ge-
deon:
61 Y fué su ofrenda, nn plato de plata
de ciento y treinta iidos de peso, un
jarro de plata de setenta siclos, al «Ido
del santuario, ambos llenos de flor de
harina amasada con aceite para presente :
63 Un cucharon de oro de diez sidos
lleno de perfume,
65 Un becerro hflo de Taca, un carnero,
un cordero de un afio para holocausto ;
64 Un macho de cabrio para expiación ;
65 T para sacrificio de paces, dos bue-
yes, cinco carneros, cinco machos ca-
bríos, cinco corderos de un afio. Esta
fué la ofrenda de Abidan, hijo de Ge-
deon.
66 £1 décimo día el principe de los hi-
jos de Dan, Ahlezer, hijo de Ammlsnd-
dal:
67 Y fué su ofrenda, un plato de plata
de ciento y treinta sidos de peso, un
jarro de plata de setenta siclos, al «icio
del santuario, ambos llenos de flor de
harina amasada con aceite para presente :
68 Un cucharon de oro de diez sidos
Heno de perfume,
60 Un becerro hijo do raca, un carnero,
un cordero de un afio para holocausto ;
70 Un macho de cabrio para expiación;
71 Y pora sacrificio de paces, dos bue-
yes, cinco carneros, cinco machos ca-
brios, cinco corderos de un afio. Esta
fué la ofrenda de Ahiezer, hijo de Am-
misaddai
72 El dia undécimo, el principe de los
hijos de Aser, Phegiel, htfo de Ocran :
73 Y fué su ofrenda, un plato de plata
de ciento y treinta sidos de peso, un
jarro de plata de setenta slelos, al sielo
del santuario, ambos Henos' de flor de
harina amasada con aceite para pre-
sente:
74 Un cucharon de oro de diez sidos
lleno de perfume,
75 Un becerro hjjo de raca, un carnero,
un cordero de un afio para holocausto ;
70 Un macho de cabrio para expiación;
77 Y para sacrificio de paces, dos bue-
yes, claco carneros, dnco machos ca-
brios, cinco corderos de un afio. Esta
fué la ofrenda de Pheglel, hijo de Ocran.
78 El duodécimo dia el príncipe de los
hijos de NephthaU, Ahira, hijo de Enan :
79 Y fué su ofrenda, un plato de plata
de ciento y treinta tiobt de peso, un
jarro de plata de setenta sidos, al sido
del santuario, ambos liónos de flor do
harina amasada con aceite para presente :
80 Un cucharon de oro de diez siclos
lleno de perfume,
81 Un becerro htyo de Yaca, un carnero,
un cordero de un afio para holocausto ;
83 Un macho de cabrio para expiación ;
88 Y para sacrificio de paces, dos bue-
yes, dnco carneros, dnco machos ca-
brios, dnco corderos de un afio. Esta
fué la ofrenda de Ahira, hijo de Enan.
84 Effta/W la dedicación del altar el
dia que fué ungido por los principes de
Israel, doce platos de plata, doce jarros
de plata, doce cuchanones de oro ;
85 Cada plato de dentó y trdnta afcfof,
cada jarro de setenta ; toda la plata de
los rasos fué dos mil y cuatrodentos
siclos, al sido del santuario :
86 Los doce cucharones de oro llenos
de perfume de diez sidos cada cucharon,
al peso del santuario: todo d oro de los
cucharones fué dentó y reinte sidos.
87 Todos los bueyes para holocausto
fueron doce becerros, doce carneros,
doce corderos de un afio con su pre-
sente; y doce machos de cabrio para
expiadon.
88 Y todos los bueyes del sacrifldo de
las paces, reinte y cuatro becerros, se-
senta carneros, sesenta machos cabrios,
sesenta corderos de un afio. Esta fué la
dedleadon del altar después que fué un-
gido.
89 Y cuando entraba Moyses en el ta-
bernáculo del testimonio para hablar
con él, oia la roz del que le hablaba desde
encima de la cubierta que estaba sobre
el arca del testimonio, de entre los dos
querubines, y hablaba con ét
CAPITULO VIII.
Sócese nueva mención del candelera, del atiento de
sus lamparas, y de m nncMura. 1L La expiación y
consagración de ¡o» Levita» para servir ea el taber-
náculo, líí. Ley que de veinte y cinco años comien-
cen d servir, y dios cincuenta se les de vacación,
Y HABLÓ Jebera á Moyses, dideu-
do:
2 Habla á Aaron, y dile: Cuando en-
cendieres las lámparas, las siete lámpa-
ras arderán contra la faz del candelcro.
8 Y Aaron lo hizo asi, que encendió
contra la faz del candelero sus lámparas,
como Jehora lo mandó á Moyses.
4 Y esta era la hechura del eandelero ;
de oro de martillo : desde su pié hasta
sus flores era de martillo, conforme al
modelo que Jebera mostró á Moyses,
así hizo el candelero.
189
JSl
NÚMEROS.
5 1F ítem, JehoYa habló á Moy#cs, di-
ciendo :
G Toma á los Levitas do entro los hi-
jos de Israel, y expíalos:
7 Y hacerles has así para expiarlos:
Rocía sobre ellos el agua de la expia-
ción, y has pasar navaja sobro toda bu
carne, y lavarán bm vestidos, y serán
expiados.
8 Y tomarán un novillo Jüjo de vaca
con su presente de flor de harina ama-
sada con aceite: y tomarás otro novillo
lujo de vaca, para expiación:
9 Y harás llegar los Levitas delante del
tabernáculo del testimonio, y juntarás
toda la congregación de los hijos de Is-
rael:
10 Y harás llegar los Levitas delante de
Jehova; y pondrán los hijos de Israel sus
manos sobre los Levitas :
11 Y ofrecerá Aaron los Levitas delante
de Jehova en ofrenda de los lujos de Is-
rael, y servirán eñ el ministerio de Je-
hova.
12 Y los Levitas pondrán sus manos so-
bre las cabezas de los novillos : Y harás
el uno por expiación, y el otro en holo-
causto á Jehova para expiar los Levitas.
13 Y harás presentar los Levitas delan-
te de Aaron, y delante de sus lujos, y
ofrecerlos has en ofrenda á Jehova.
14 Y apartarás los Levitas de entre los
hUos de Israel, y serán mios los Levitas.
15 Y así después vendrán los Levitas á
ministrar en el tabernáculo del testimo-
nio, y expiarlos has, y ofrecerlos has en
ofrenda.
16 Porque dados, dados me son á mi
los Levitas de entre los hijos de Israel
en lugar de todo aquel que abre matriz ;
en lugar de los primogénitos de todos
los lujos de Israel me los he tomado yo.
17 Porque mió es todo primogénito en
los hijos de Israel, asi de hombres como
de animales : desde el dia que yo herí á
todo primogénito en la tierra de Egyp-
to, los santifiqué para mi :
18 Y he tomado los Levitas en lugar
de todos los primogénitos en los lujos
delsraeL
19 Y yo he dado dados los Levitas á
Aaron, y á sus hijos de entre los lujos
de Israel, para que sirvan el ministerio
de los hyos de Israel en el tabernáculo
del testimonio, y reconcilien á los hijos
de Israel, porque no haya plaga en los
hyos de Israel, llegando los lujos de Is-
rael al santuario.
140
20 Y hizo Moyses, y Aaron, y toda la
confpegacion de los lujos de Israel de
los Levitas, conforme á todas las cosas
que mandó Jehova á Moyses á cerca de
los Levitas, así hicieron de ellos los hi-
jos de Israel.
21 Y los Levitas se expiaron, y lavaron
sus vestidos, y Aaron los ofreció en
ofrenda delante de Jehova: y Aaron los
reconcilió para expiarlos.
22 Y asi después vinieron los Levitas
para servir en su ministerio en el taber-
náculo del testimonio delante de Aaron,
y delante de sus lujos : de la manera quo
mandó Jehova á Moyses acerca de los
Levitas, asi hicieron con ellos.
28 1f Y habló Jehova á Moyses, di-
ciendo :
24 Esto cuanto á los Levitas : De vein-
te y cinco anos y arriba entrarán á hacer
su oficio en el servicio del tabernáculo
del testimonio :
25 Mas desde los cincuenta afios vol-
verán del oficio de su ministerio, y nun-
ca mas servirán :
26 Mas servirán con sus hermanos en
el tabernáculo del testimonio para hacer
la guarda : mas no servirán en el minis-
terio. Asi harás de los Levitas cuanto á
sus oficios.
CAPITULO IX.
Los hijos de Jtrael por mandamiento de Dios hacen
la primera patena en el desierto después de su soJU
da de Egypto. II. A ocasión de algunos del pueblo
que por haUarse inmttudo$ según la ley no pudieron
celebrar la pascua con los demos, es puesta ley:
Que el que en el tiempo legitimo de la pascua estu-
viere inmundo, afuere de camino, la celebre en el
mes siguiente; y el que no teniendo estos impedi-
mentos dejare de celebrarla d su tiempo, sea exco-
mulgado de Israel. UI. Levantado el tabernáculo
muestra Dios su continua asistencia en él cubriéndo-
lo de dia de una nube, y de noche de una aparencia
de Juego, al levantamiento, ó asiento de la cual el
campo se levantaba, 6 reposaba.
Y HABLÓ Jehova á AJpyses en el de-
sierto de Sinoi, en el segundo año
de su salida de la tierra de Egypto, en
el mes primero, diciendo :
2 Los lujos de Israel harán la pascua á
su tiempo :
8 El catorceno dia de este mes entre
las dos tardes la haréis á su tiempo;
conforme á todos sus ritos, y conforme
á todos sus leyes la haréis.
4 Y habló Moyses á los hijos de Israel
para que hiciesen la pascua :
5 Y hicieron la pascua en el mes pri-
mero, á los catorce dias del mes entre
las dos tardes en el desierto de Sino! :
conforme á todas las cosas que mandó
NÚMEROS.
Jehova á Moyses asi hicieron los hijos
de Israel.
6 T Y hubo algunos que estaban in-
mundos á causa de muerto, y no pudie-
ron hacer la pascua aquel día : y llega*
ron delante de Moyscs, y delante de Aa-
ron aquel dia,
7 Y dljéronle aquellos hombres: No-
sotros afamo* inmundos por causa de
muerto, ¿por qué seremos impedidos de
ofrecer ofrenda á Jehova á su tiempo
entre los htyos de Israel?
8 Y Moyses les respondió: Esperad, y
yo oiré que mandará Jehova acerca de
vosotros.
9 Y Jehova habló á Moyses, diciendo :
10 Habla á los lujos de Israel, diciendo :
Cualquier varón que fuere inmundo por
causa de muerto, ó fuere camino lejos
de vosotros, ó de vuestras generaciones,
hará pascua á Jehova.
11 En el mes segundo, á los catorce
días del mes, entre las dos tardes, la ha-
rán, con cenceñas y yerba» amargas lo
comerán,
12 No dejarán de él algo para la maña-
na, ni quebrarán hueso en él : conforme
á todos los ritos de la pascua la harán.
13 Mas el que estuviere limpio, y no
fuere de camino, si dejare de hacer la
pascua, la tal persona será cortada de
sus pueblos : por cuanto no ofreció á su
tiempo la ofrenda de Jehova, el tai hom-
bre llevará su peofto.
14 Y si morare con vosotros algún pe-
regrino y hiciere la pascua á Jehova,
conforme al rito de la pascua y confor-
me á sus leyes asi la hará : un mismo
rito tendréis, así el peregrino, como el
natural de la tierra.
15 Y el dia que el tabernáculo fué le-
vantado, la nube cubrió el tabernáculo
sobre la tienda. del testimonio: y á la
tarde estaba sobre el tabernáculo como
una aparencia de fuego hasta la mañana.
16 Así era continuamente: la nube lo
cubría, y de noche la aparencia de fuego.
17 Y según que se alzaba la nube del
tabernáculo, los lujos de Israel, so par-
tían ; y en el lugar donde la nube para-
ba, allí alojaban los hijos de Israel.
18 Al dicho de Jehova los hijos de Israel
se partían, y al dicho de Jehova asenta-
ban el campo: todos los dias que la
nube estaba sobre el tabernáculo, ellos
estaban quedos.
19 Y cuando la nube se detenia sobre
el tabernáculo muchos dias, entonces
loe htigs de Israel aguardaban á Jehova,
y no partían.
20 Y era, que cuando la nube estaba so-
bre el tabernáculo pocos dias, al dicho
de Jehova alojaban, y al dicho de Jehova
partían.
21 Y era, que cuando la nube ettaba
desde la tarde hasta la mañana, y á la
mañana la nube se levantaba, ellos par-
tían : ó ti habia ntado el dia, y á la no-
che la nube se levantaba, entonces par-
tían.
22 O si dos dias, ó un mes, ó un ano,
cuando la nube se detenia sobre el ta-
bernáculo quedándose sobre él, los hijos
de Israel asentaban, y no movían: mas
cuando ella se alzaba, ellos movían.
28 Al dicho de Jehova asentaban, y al
dicho de Jehova partían, aguardando á
Jehova, como lo habia dicho Jehova por
mano de Moyses.
CAPITULO X.
Manda Dio* d Moyo* que haga do* trompeta* do
plata, y señala el uto que de ella* te tendrá asi en
paz como en guerra. U. Parte el campo del de-
sierto de &ncd porta arden, III. Moytet ruega d
Hobabkifo d* Jtaguol fue vaya con ello* katta la
tierra de promisión para mostrarle* el camino y
lo* alojamiento* por el desierto. IV. La oración de
Monte* al levantar del arca, yol atentarla.
Y JEHOVA habló á Moyses, diciendo :
2 Házte dos trompetas de plata; de
obra de martillo las harás, las cuales te
servirán para convocar la congregación,
y para hacer mover el campo :
3 Y cuando las tocaren, toda la congre-
gación se juntará tí á la puerta del taber-
náculo del testimonio.
4 Mas cuando tocaren la una, entonces
se congregarán á tí los príncipes, las
cabezas de los millares de Israel.
5 Y cuando tocareis júbilo, entonces
moverá el campo de los que están aloja-
dos al oriento.
6 Y cuando tocareis Júbilo la segunda
vez, entonces moverá el campo de los
que están alojados al mediodía: júbilo
tocarán á,sus partidas.
7 Empero cuando juntareis la congre-
gación, tocaréis, mas no jubilaréis.
8 Y los hijos de Aaron, los sacerdotes,
tocarán las trompetas,, y tenerlas neis
por estatuto perpetuo por vuestros ge-
neraciones.
9 Y cuando viniereis á la guerra en
vuestra tierra contra el enemigo que os
molestare, jubilaréis con las trompetas,
y seréis en memoria delante de Jehova
vuestro Dios, y seréis salvos do vuestros
enemigos.
141
NÚMEROS.
10 ítem, en el dia de vuestra alegría,
y en vuestras solemnidades, y en los
principios de vuestros meses tocaréis
las trompetas sobre vuestros holocaus-
tos, y sobro los sacrificios de vuestras
paces, y seros han por memoria delante
de vuestro Dios: Yo Jehova vuestro
Dios.
11 í Y fué en el año segundo, en el
mes segundo á los veinte del mes, que
la nube se alzó del tabernáculo del tes-
timonio.
12 Y movieron los lujos de Israel por
sus partidas del desierto de Slnai; y
paró la nube en el desierto de Pitaron.
13 Y movieron la primera vez al dicho
de Jehova por mano de Moyses.
14 Y la bandera del campo de los lujos
de Jada comenzó á marchar primero
por sus escuadrones: y Nahason, lujo de
Aminadab, era sobre su ejército.
15 Y sobre el ejército de la tribu de los
lujos de Isachar era Nathonael lujo de
Buar.
16 Y sobre el ejército de la tribu de los
hijos de Zabulón, Eliáb lujo de Helon.
17 Y el tabernáculo era ya desarmado,
y movieron los hijos de Gerson, y los
hUos de Merari, que lo llevaban.
18 Luego comenzó á marchar la ban-
dera del campo de Rubén por sus es-
cuadrones : y Elisur, htfo de Sedeur, era
sobre su ejército.
19 Y sobre el ejército de la tribu de los
hijos do Simeón era Salamiel hijo de
SurisaddaL
20 Y sobro el ejército de la tribu de
los hijos de Gad, Eliasaph hijo de De-
hueL
21 Luego comenzaron á marchar los
Caathitas llevando el santuario : y entre
tanto que ellos llegaban asentaron el
tabernáculo.
22 Después comenzó á marchar la ban-
dera del campo de los lujos de Ephraim
por sus escuadrones : y Elisama, hijo de
Ammiud, era sobre su ejército.
23 Y sobre el ejército de la tribu de los
hijos de Manasses, Gamaliel hijo de Pha-
dassur.
24 Y sobre el ejército de la tribu de los
hijos de Ben-jamin, Abidam lujo de Ge-
deon.
25 Luego comenzó á marchar la ban-
dera del campo de los hijos de Dan por
sus escuadrones recogiendo todos los
campos : y AJiiezer, lujo de Amnüsaddai,
era sobre su ejército.
142
26 Y sobre el ejército de la tribu de loa
hijos de Aser, Phegicl hijo de Ocran.
27 Y sobre el ejército de la tribu de los
lujos do Nephthali, Ahira hijo de Enan.
28 Estas son las partidas de los lujos de
Israel por sus ejércitos: y asi se partie-
ron.
29 T Entonces Moyses dijo á Hobab
lujo de Ragucl Madianita su suegro:
Nosotros nos partimos para el lagar del
cual Jehova ha dicho: Yo os lo daré.
Ven con nosotros, y hacerte hemos
bien; porque Jehova ha hablado bien
sobre Israel.
30 Y él le respondió: Yo no vendré,
antes me iré á nú tierra, y á mi paren-
tela.
31 Y él le dijo: Ruégote que no nos
dejes, porque tú sabes nuestros aloja-
mientos en el desierto, y nos serás en
lugar de ojos.
32 Y será, que si vinieres con nosotros,
cuando hubiéremos el bien que Jehova
nos ha de hacer, nosotros te haremos
bien.
33 Así partieron del monte de Jehova
camino de tres dias, y el arca del con-
cierto de Jehova fué delante de ellos
camino de tres dias buscándoles reposo.
84 Y la nube de Jehova iba sobre ellos
de dia desde que partieron del campo.
35 t Y fué, que en moviendo el orea,
Moyses decia: Levántate Jehova, y sean
disipados tus enemigos, y huyan delan-
te de tu rostro los que te aborrecen.
36 Y en asentando ella, decia : Vuelve
Jehova á los millares de los millares de
Israel.
CAPITULO XI.
El pueblo se queja de Dios, Dio» le castiga, y mitiga
el castigo d la oración de Moyses. II. El pwWo
•desea comer cante, suspira, y lamenta por el estado
de Bgypto menospreciando el manna de que Dios
le/ustcntaba, III. Moyses oyendo el púbUco llanto
se queja d Dios debajo de la carga de su ojíelo, y le-
pide que le mate antes de dejarle en tal estado, IV.
Dios le manda que escoja setenta varanes del pue-
blo que le ayuden en el gobierno, y que se los presente
en el tabernáculo : y que al pueblo prometa cante
en abundancia para el dia siguiente. V. Moyses duda
en la promesa de Dios. VI. Juntos los setenta ro-
rones d la puerta del tabernáculo. Dios les da su
Espíritu habilitándolos para el oficio en testimonio
de lo cual profetisa*. VII. Josué aela oarnahsmn
el oficio de Moyses, y Moyses fe corrige. VllL Dios
da codornices en el campo en grande abundancia
conforme d su promesa, mas tras ellas su castigó,
hiriendo al pueblo de grande plaga porsumumm-
ración, de donde quedó el nombre al sugar, maul-
ero* de concupiscencia.
Y ACONTECIÓ, que el pueblo se
quejó en oidos de Jehova, y oyó-
lo Jehova, y enojóse su furor, y encen-
Digitized by VjOOQIC
NÚMEROS.
áióee en ellos fuego de Jehova, y consu-
mió el un cabo del campo.
2 Entonces el pueblo dio vocee á Moy-
ses, y Moyses oró á Jehova, y el friego
se hundió.
8 Y llamó á aquel logar Taberah ; porque
el fuego de Jehova se encendió en ellos.
4 T Y el vulgo que era en medio dd
pueblo tuvo deseo, y volvieron, y aun
lloraron los lujos de Israel, y ¿yesón:
¿Quién nos hiciese comer carne?
5 Acordémosnos del pescado, que co-
míamos en Egypto de balde, de los pe-
pinos, y de los melones, y de los puer-
ros, y de las cebollas, y de los ajos :
6 Y ahora nuestra alma se seca, que
nada sino man twi nuestros ojos.
7 Y el man era como simiente de cilan-
tro, y su color como color de cristal.
8 Derramábase el pueblo, y cogían, y
molían en molinos, ó majaban en mor-
teros, y cocían en la caldera, y hadan de
él tortas ; y su sabor era como sabor de
aceite nuevo.
0 Y cuando descendía el roclo sobre el
real de noche, el man descendía de
sobre él.
10 T Y oyó Moyses al pueblo, que llo-
raba por susiamilias, cada uno á la puer-
ta de su tienda, y el furor de Jehova se
encendió en gran manera; y pareció
mal á Moyses.
11 Y d^o Moyses á Jehova; ¿Por qué
has hecho mal á tu siervo? ¿Y por
qué no he hallado gracia en tus ojos, que
has puesto la carga de todo este pueblo
sobre mí ?
12 ¿Concebí yo á todo este pueblo?
Engendróle yo, que me dices, llévale en
tus brazos, como lleva el que cria al que
mama, a la tierra de la cual juraste á sus
padres?
13 ¿De dónde tengo yo carne para dar
á todo este pueblo ? Porque lloran so-
bre mi, diciendo : Danos carne, que co-
mamos.
14 No puedo yo solo suportar á todo
este pueblo, que es mas pesado que yo.
15 Y si así lo haces tú conmigo, yo te
ruego que me matos de muerte, si he
hallado grada en tus ojos, y que yo no
vea mi mal.
16 ? Entonces Jehova dijo á Moyses :
Júntame setenta varones de los ancianos
de Israel, que tú sabes que son ancianos
del pueblo, y 6us príncipes : y tráelos á
la puerta del tabernáculo del testimo-
nio, y esperen allí contigo.
17 Y yo descenderé, y hablaré allí con-
tigo, y tomaré del espíritu que está en ti,
y pondré en ellos, y llevarán contigo la
carga del pueblo, y no la llevarás tú
solo.
18 1T Empero al pueblo dirás : Santifí-
caos para mañana, y comeréis carne:
por cuanto habéis llorado en oidos de
Jehova, diciendo: ¿Quién nos hiciese
comer carne? Cierto mejor nos iba en
Egypto. Que Jehova os dará carne, y
comeréis. '
19 No comeréis un dia, ni dos días, ni
cinco días, ni diez dias, ni veinte dias :
20 Hasta un mes de tiempo, hasta que
os salga por las narices, y os sea en abor-
recimiento: por cuanto menosprecias-
teis á Jehova, que está en medio de vo-
sotros, y llorasteis delante de él, dicien-
do : ¿ Para qué salimos acá de Egypto ?
21 T Entonces Moyses dijo : Setecien-
tos mil de á pié es el pueblo en medio
del cual yo estoy: ¿Y tú dices: yo les
daré carne, y comerán un mes de tiem-
po?
22 ¿ Degollarse han para ellos ovejas y
bueyes que les basten ? ó ¿juntarse han
para ellos todos los peces de la mar,
para que hayan abasto ?
23 Entonces Jehova respondió á Moy-
ses : ¿ Será cortada la mano de Jehova?
Ahora verás si te viene mi dicho ó no.
24 TT Y salió Moyses, y djjo al pueblo
las palabras de Jehova : y juntó los se-
tenta varones de los ancianos del pueblo,
y hizolos estar al derredor del taberná-
culo.
25 Entonces Jehova descendió en la
nube, y hablóle: y tomó del espíritu
que ataba en él, y puso en los setenta
varones ancianos, y fué, que en reposan-
do en ellos el espíritu profetizaron, y no
añadieron.
26 Y hablan quedado en el campo dos
varones : el uno 6c llamaba Eldad, y el
otro Medad, sobro los cuales también
reposó el espíritu: estos estaban éntre-
los escritos, mas no habían salido al ta-
bernáculo, y profetizaron en el campo.
27 Y corrió un mozo, y dio aviso á
Moyses, y dijo : Eldad y Medad profeti-
zan en d campo.
28 Tf Entonces respondió Josué, hijo de
Nun, ministro de Moyses, de sus man*
cebos, y djjo : Señor mió Moyses, impí-
delos.
29 Y Moyses le respondió: ¿Tfcnestú
celos por mí ? Mas ¡ quién diese que to-
143
NÚMEROS.
do el pueblo do Jebero fueten profeta*,
que Jcbova diese su espíritu sobre ellos !
90 Y recogióse Moyses al campo, él y
los ancianos de Israel. .
31 i Y salió un viento de Jcbova, y
trujo codornices de la mar, y dejólas
sobre el real un día de camino de la una
parte, y otro dia de camino de la otra en
derredor del campo, y casi dos codos
sobre la baz de la tierra.
82 Entonces el pueblo se levantó todo
aquel dia, y toda la noche, y todo el dia
siguiente, y cogiéronse codornices, el
que menos, cogió diez montones : y ten-
diéronselas tendiendo al derredor del
campo.
88 Aun estaba la carne entre los dien-
tes de ellos, antes que fuese cortada,
cuando el furor de Jebova se encendió
en el pueblo, y birló Jehova al pueblo
de gran plaga en gran manera.
84 Y llamó el nombre de aquel lugar
Kibroth-hattaavah, por cuanto allí se-
pultaron al pueblo codicioso.
85 De Kibrotb-battaavab movió el pue-
blo á Haseroth, y pararon en Haseroth.
capitulo xn.
María y Aaron murmuran contra Moyte* d cama de
en muger Kthyopisa. ¡I. Dio* lo* reprende defen-
diendo d Moyses, y d María hiere de lepra. UI.
Aaron pide perdón d Moyses de su culpa, y le ruega
que ore por María, lo cual Momee hace, IV. Por
sentencia de Dio* María e* echada del campo por
siete dia*, y el campo e* detenido de tu camino por
Y HABLÓ María y Aaron contra Moy-
ses por causa de la muger Ethyo-
pisa que babia tomado ; porque él babia
tomado muger Etbyopisa.
2 Y dijeron : ¿ Solamente por Moyses
ha hablado Jcbova? ¿No ha hablado
también por nosotros r Y oyó Jcbova.
8 Y aquel varón Moyses era muy man-
so, mas que todos los hombres, que eran
sobre la tierra.
4 TT Y luego dijo Jehova á Moyses y á
Aaron, y á María: Salid vosotros tres al
tabernáculo del testimonio. Y salieron
ellos tres. •
5 Entonces Jehova descendió en la co-
lumna de la nube, y púsose á la puerta
del tabernáculo, y llamó á Aaron y á
María, y salieron ellos ambos.
C Y él les d|jo : Oid ahora mis pala-
bras : Si tuviereis profeta de Jehova, yo
le apareceré en visión, en sueños hablaré
con eX#
7 Mi fierro Moyses no et así : en toda
mi casa es fiel.
8 Boca á boca hablaré con él, y de vis-
144
ta: y no por figuras ó semejan» verá á
Jehova : ¿ por qué pues no hubisteis te-
mor de hablar contra mi siervo Moyses ?
9 Entonces el furor de Jehova se en-
cendió en ellos y se fué ;
10 Y la nube se apartó del tabernáculo :
y he aqui que María era leprosa como la
nieve: Y miró Aaron á María, y be
aqui que estaba leprosa,
11 1 Y dijo Aaron á Moyses : Hay señor
mió, no pongas ahora sobre nosotros pe-
cado; porque locamente lo hemos he-
cho, y hemos pecado.
12 No sea eüa ahora como el que salo
muerto del vientre de su madre consu-
mida la mitad de su carne.
18 Entonces Moyses clamó á Jcbova,
dicietído : Ruégete, oh Dios, que la sanes
ahora.
14 H Jehova respondió á Moyses 5
¿Pues si su padre escupiendo hubiera
escupido en su cara, no se avergonzaría
por siete días ? sea echada íbera del real
por siete días ; y después Be juntará.
15 Así María fué echada del real siete
días, y el pueblo no pasó á delante hasta
que María se juntó.
16 Y después movió el pueblo de Hasa-
roth, y asentaron el campo en el desierto
de Pharan.
CAPITULO XTTT.
Viene el pueblo de Haearoth al desierto de rharan,
de donde por mandado de Dio* envia Moyte* espió*
que reconozcan la tierra de promisión. 21. Vuelta»
la* etpia» trayendo la muestra de lo* fruto* de la
tierra amedrentan al pueblo de la conquista de ella
encareciendo la fortaleza de ella y de mi* mora*
dore*. III. Caleb uno de la* espió* anisna al pue-
blo d la conquista, mas lo* otro* su* compañero* per-
teveran en amedrentar al pueblo y infamar la
Y JEHOVA habló á Moyses, diciendo :
2 Envíate hombres que reconozcan
la tierra de Chanaan que yo doy á loa
hijos de Israel ; de cada tribu de sus pa-
dres enviaréis un varón, cada uno prin-
cipe entre ellos.
8 Y Moyses los envió desde el desierto
de Pharan conforme á la palabra de Je-
hova: y todos aquellos varones eran
principes de los lujos de Israel.
4 Los nombres de los cuales son estos :
De la tribu de Rubén, Sammua htyo de
Zcchur.
5 De la tribu do Simeón, Saphar lujo do
Hurí.
6 De la tribu de Juda, Caleb hijo de
Jcphone.
7 De la tribu de Isachar, Igal htyo de
Joseph. Digitized by Lj<
NUMERO*.
8 fje m tribu de Epcrfeiin, Oseas lrijo de
Nm.
9 De 1* tribuí de Beu-Jamm, Phalt! hijo
deRapbin.
10 De 1» tribu de Zabutou, Geddiel hflo
dcSodi.
11 De le tribu de A*eph, de 1» tribu de
Maneases, Oaddf htyo de 8ual.
18 De la tribu de Dn, AmtnW bflo de
QemallL
18 De la tribu de Aser, Sethur lujo de
. MichmeL
14 De I» tribu de NephtbaH, NahaM hflo
deVapel
18 De la tribu de Gad, Geel htyo de
MachL
18 lato* mm loe nombre* de loe Ta-
rónos, que Moyses enr!6 á reconocer la
tierra; y á Oseas htyo de Nun, Moyses
le puso nombre Josué.
17 Y enriólos Moyses á reconocer la
tierra de Ghauaan, diciéudolea: Stfbid
por aquí, por el mediodía, y snbtd al
monte.
18 Y considerad la tierra, ojie tal es : y
eí pueblo qne la habita, si es fuerte, ó
flaco ; si et poco, ó mficbo:
19 Qne tal et la tierra habitada, s! es
buena, 6 mala; y qne tales son las ciu-
dades habitadas ; si tan de tiendas, 8 de
fortalezas:
90 ítem, cual sea la tierra, si es gruesa,
6 magra ; si hay en eUa árboles, 6 no.
Y esforzaos, y coged del fruto de la
tierra. Y el tiempo era el tiempo de
las primeras uvas:
21 Y éUot subieron, y reconocieron la
tierra desde el desierto de Sin, hasta Ro-
bob entrando en Emath.
28 Y subieron por el mediodía, y vinfe-
ron hasta Hebron *. y allí estaba A chi-
man, y Sisal, y Tholraai, hflos de Enac.
Y Hebron fué edificada siete afios antes
de 8oan la de l^ypto.
2S Y llegaron hasta el arroyo deEschól;
y de allí cortaron un sarmiento con un
racimo de uvas, el cual trajeron dos en
una barra; y de las granadas, y de los
higos.
94 Y Hamo á aquel lugar, Nahal-Eschol
por el racimo, que cortaron de allí los
hQos de Israel.
36 % Y volvieron de reconocer la tierra
al cabo de cuarenta dias.
88 Y anduvieron, y vinieron á Moyses
y A Aaron, y A toda la congregación de
los hijos de Israel en el desierto de Pha-
iub, en {Mns ¡ y dtéronles te respuesta^
Span. 10
y a toda la congregación, y mostráron-
les d fruto de la tierra.
87 Y contáronle, y dtyeron : Nosotros
llegamos á la tierra á la cual nos en-
riaste; la cual ciertamente corre leche
y miel, y este es el fruto de ella :
86 Mas el pueblo que habita aquella
tierra, es raerte, y las ciudades muy
grandes y fuertes : y también rlmos anl
los hijos de Enac.
88 Amalee habita la tierra del medio- \ ,
día, y el Hettbeo, y el Jebuseo, y el
Amorrheo habitan en el monté: y el
Cheuauee habita junto A la mar, y A la
ribera del Jordán.
801 Entonces Osleb hizo callar el pue-
blo delante de Moyses, y dijo : Sobamos
subiendo, y poseámosla; que mas po-
dremos que ella.
81 Mas les varones que subieron con él,
dQeren : Ko podremos subir contra aquel
pueblo ; porque es mas fuerte que noso-
tros:
82 Y infamaron la tierra, que hablan
reconocido, con los mjos de Israel, di-
ciendo: La tierra por donde pasamos
para reconocerla, et tierra que traga A
sus moradores; y todo el pueblo, qne
▼irnos en medio de ella, bou hombres de
grande estatura.
88 También vimos ailf gigantes, hQos
de Enac, de los gigantes: y éramos no-
sotros, A nuestro parecer, como langos-
tas : y asi les pareciamps también A ellos.
CAPITULO XIT.
81 pmebh desanimado por ku espías se lamenta p
frena de mUntrn e\ Mamtn, 11. Turnando Josué p
CoJebdanimarto, el pueblo k>$ quiere apedrtam. 11L
jXos airado contra ello* trata con Moptes de des-
tmirtoe* mae Jkwpses se te opone con vetuemente ora*
IF. Meeéh» liilpufii ehMammpii jornal
pueblo por entónese, sentenciándolos, empero, á df»
fierro en el desierto por cuarenta año*, y amena-
ñdudeeos que nu^$mmo de eUoe entraría en en tierra
Coleo por haber tido Jtelee. V. Las espías que ha-
bían desanimado al pueblo* mueren en castigo de
m pecado. VI. Tentando ei pueUo d potar ado*
i «i uumaTmmumte de Dn*** kmaroém*
taetones de Mopsee, es herido de loe Amamitae p
Chananeos.
ENTONCES toda la congregación al-
earon grita, y dieron voces ; y lloró
el pueblo aquella noche.
2 Y quejáronse contra Moyses, y contra
Aaron, todos los hijos de Israel, y cÜJó-
ronles toda la multitud : Qjalá hubiéra-
mos muerto en la tierra de Egypto : ó
en este desierto, ojalá muriéramos.
8 Y ¿por qué nos trae Jehova á esta
tierra para caer á cuchillo, y que nuestras
mugeres y nuestros chiquitos sean por
146
NUMERO?.
presa? ¿No no» tecla mejor volvernos
áEgypto?
4 T deoian el uno al otro : Hagamos un
capitán, y volvámosnos á Egypto. .
5 Entonces Moyses y Aaron cayeron
eobre ana rostros delante de toda la
compañía de la congregación de los hi-
jos de Israel.
UY Josué mjo de Nun, y Caleb hjjo
de Jephone, de los que hablan recono-
cido la tiarra» JFompieron aas vestidos.
7 X hablaran á toda la congregación de
los h^jos de Israel, diciendo : La tierna
por donde pasamos para reconocerla e$
tierra en grande manera tuena:
8 Si Jehova se agradare de nosotros, él
nos meterá en esta tiena, y nos la en-
tregará, tierra que corro leche y miel.
9 Por tanto no seáis rebeldes .coniza
Jehova, ni temáis al .pueblo de aquesta
tierra, porque nuestro pan son. &u anv
parq se ha apartado de ellos, y con no-
sotros es Jehova, no los temáis.
10 Entonces toda la multitud ha^ló de
apedrearlos con piedras», y la gloria de
Jehova se mostró en el tabernáculo del
testimonio á todos los lujos de Israel.
11 1 X Jehova dyo 4 Moysse ; ¿Hasta
cuándo me ha de irritar este pueblo ?
¿Hasta cuando no me ha de creer con
todas las señales que he hecho en medio
de ellos r
12 Xo lo heriré de mortandad, y lo
destruiré, y á ti te pondré sobre gente
grande y fuerte mas que 41
18 X Moyses respondió á Jehova: X
oírlo han los Egypelos, porque de en
meólo de él sacaste á este pueblo con tu
fortaleza.
14 X dksz* tos Jfrsawíi» á K» habftado-
res de esta tierra, loe enalta han ya oído
que tú, oh Jehoya, estaba* en usadlo de
este pueblo, que ojo á ojo aparecías tú,
oh Jebova, y qne tu nube estaba sobre
ellos y que de dia ibas delante de ellos
en coJpmna de nube, y de noche en eo»
lumuf deniego;
15 X que has hecho morir á este pue-
blo como á un hombre: y dirán las gen-
tes, que oyeren tu fama, diciendo :
16 Porqne no pudo Jehova meter este
pueblo en la tierra de la cual les habla
jurado, los mató en el desierto.
17 Ahora, pues, yo te ruego que sea
magnificada la fortaleza del Señor, como
lo hablaste, diciendo :
18 Jehova, luengo de iras, y grande en
misericordia, que suelta la Iniquidad y
\4A
la rebelión* y absolviendo no absol-
verá. Qne visita la maldad de los padres
sobre los htyos hasta loetereasoe y hasta
los cuartos.
19 Perdona ahora la iniquidad de este
pueblo según la grandeza de tu .miseri-
cordia, y como has perdonado á este
pueblo desde Egypto hasta aquí.
20 \ Entonces Jehova «njo: Xolohe
perdonado conforme á tu dicho.
SI Mas ciertamente vUeyo, y mi glo-
ria hinche toda la tierra,
23^ Que todos loe que vieren mi gloria,
y mis señales qne he hecho en Egipto y
en el desierto, y me han tentado ya diez
veces, y no han oido mi voz,
23 No verán la tierra de la cual juré á
sua padres -r y que ninguno do los que
me han irritado» la veraT
24 Mas mi siervo Caleb) por cuanto
hubo otro espíritu, en él, y cumplió ge
ir en pos de xni, yo le meteré en la tierra
donde entró, y su simiente la recibirá
en heredad:
25 X mm al Amsleeita,y al Chananeo
que habitan en el valie. Volveos manar
na, y partios al desierto camino del mar
Bermejo*
26 ítem» Jehova habló á Moyses, y á
Aaron, diciendo :
27 i Hasta cuándo oiré á esta mala con-
gregación que murmura contra mí, las
qnejas de los hyos de Israel, que se que-
jan de mí r
$8 Diles.: Vivo yo, dice Jehova, que
como voeotroe hablasteis á mis oídos, asi
haré yo con vosotros.
2b En este desierto caerán vuestros
cuerpos, y todos vuestros contados
por toda vuestra cuenta de veinte saos
arriba, los que murmurasteis contra mí,
80 Qne vosotros no entraréis en la
tierra por la cual alcé mi mano de naco-
ros habitar en ella, sacando á Caleb ¿Uo
de Jephone, y k Josué mjo de Nun.
31 X vuestros chiquitos, de los cuales
dijisteis : Per presa serán, yo los mete-
ré, y ellos sabrán la tierra que vosotros ,
despreciasteis. * '
82 X vuestros cuerpos, vosotros, en
este desierto caerán.
83 Mas vuestros hijos serán pastoses
en este desierto cuarenta anos, y ellos
llevarán vuestras fornicaciones, hasta
que vuestros cuerpos sean consumidos
en el desierto:
84 Conforme al número de los días en
qne Mconocfetflte lf tierra.
Digitized byVjO'
NUM&ftOS.
di* por afto, din por afta, llevejéni vues-
tras iniquidades cuarenta anos, y conoce*
reia mi castigo.
35 Yo Jehova he hablado: Si esto no
hiciere á toda esta congregación mala,
que se ha juntado contra mi : en este
desierto serán consumidos, y ahí mo-
rirás.
36 T T los varones que Moyses envió á
reconocer la tierra, y vueltos hebian
hecho murmurar contra él á toda la
congregación rummanáo la tierra:
37 Aquellos varones, que hablan infa-
mado la tierra, murieron de plaga de-
lante de Jehova*.
38 Mas Josué hijo de Nun, y Caleb hijo
de Jephone, vivieron, de aquellos hom-
bres que hablan ido á reconocer la tierra.
30 T Moyses d$o estas cosas, á todos
los htyoa da Israel, y el pueblo se enluto
40 T Y levantáronse por la mañana, y
subieros á hv cumbre del monte, dicien-
do : Henos aquí epore/odot para subir al
lugar del cual ha hablado Jehova, por
cuanto hemos pecado.
41 Y dtfo Moyses: ¿Por que* quebran-
táis el dicho de Jehova? Esto tampoco
os sucederá bien.
48 ty> subáis, porque Jehova no até en
medio de vosotros, no seáis heridos de-
hurte do vuestros enemigos.
43 Porgue el Amaleelta, y él Chancuco
esto» allí delante de vosotros, y caeréis
acuchillo; porque pov cuanto os habéis
tornado de seguir á Jehova, y Jehova
no será con vosotros.
41 T tornáronse á subir en la cumbre del
monte, mas el urea del concierto de Je-
hova, y Moyses no se quitaron de en
46 Y descendió el AmalecHa, y el Cha-
naneo que habitaban en el monte, y hi-
riéronme» y dmhlciéronlos, hasta Horma.
CAPITULO XV.
fmm Dim elprmtme qm m ofrecerá om cada hoto-
eamto «BfHB lm dVerememt de he aiihnilw, U.
Manda qm eetm mmmm Syn ilnw tembém al
mmtarim* UL BtpiU la lew de m turnia de la»
primicia» del pan emamtlo, IV. La expiación de
toda la congregación. V. La expiación de coda
VL XX qm petwre d tableada»
¥7J. Omqm
eemtemcia do Dio». V/Jl. Lev qm todo» Jo» del Prn-
th de Jerael trtdgan cierto» pomelo» en lo» canto»
de la ropa para qm m acmrden de la le* do Dio»,
Y JEHOVA habló á Moyses, djciendo :
3 Hahmá los h^os de Israel, y dües :
Cuando hubiereis entrado en la tierra
3 Y hiciereis ofrenda encendida á Je
hova, holocausto, ó sacrificio, para ofre-
cer voto, ó do vuestra voluntad, ó para
hacer en vuestras solemnidades oler de
holganza á Jehova de vacas, ó de ovejas,
4 Entonces el que ofreciere, ofrecerá
por su ofrenda á Jehova por presente,
una diezma de flor de harina amasada
con una cuarta de hin de aceite: •
6 Y de vino para la derramadora ofre-
cerás una cuarta de hin allende del ho-
locausto* ó del sacrificio por cada un
cordero.
6 Y por «oda carnero harás presente do
dos diezmas de ffor do harina amasada
con el tercio de un hin de aceite.
7 Y de vino para la derramadora ofre-
cerás el tercio de un hin á Jehova en
olor de holganza.
8 Y cuando hicieres novillo en holo-
causto, ó sacrificio, paca ofrecer voto, ó
•aerj/tcio de paces á Jehova,
9 Ofrecerás con el novillo presente de
tres diezmas de flor de harina smasada
con la mitad de un hin de aceite.
10 Y de vino para la derramadora ofre-
cerás la mitad de un hin en ofrenda en-
cendida, de olor de holganza á Jehova.
11 Así se hará con cada un buey, ó car-
nero, ó cordero asi de las ovejas como
de las cabras;
12 Conformo al número axí haréis con
cada uno, según el número de ellos.
18 T Todo natural hará estas sosas ssi,
para ofrecer ofrenda encendida de olor
de holganza á Jehova.
14 Y cuando habitare coa vosotros ex-
tranjero, ó cualquiera que estuviere en-
tre vosotros por vuestras edades, si hi-
ciere ofrenda encendida á Jehova de
olor de holganza; como vosotros hicie-
reis, asi bar* él
16 0 congregación, un mismo estatuto
tendréis vosotros, y el extrangsro que
peregrina, el cual será perpetuo por
vuestras edades : como vosotros asi será
el peregrino delante de Jehova.
10 Una misma ley y uu mismo derecho
tendréis vosotros y el peregrino que pe-
regrina con vo6 otros.
17 T ítem, habló Jehova á Moyses, di-
ciendo :
18 Habla á los btyos de Israel, y dües:
cuando hubiereis entrado en la tierra á
la cual yo os traigo,
19 Será, que cuando comenzareis á co-
mer del pan de la tierra, ofreceréis ofren-
da á Jehova, d
147
rrtJMWftots.
90 Dé lo primero que amasareis, ofre-
ceréis nna torta en ofrenda; como la
ofrenda de la era, así la ofreceréis.-
21 De las primicias de vuestras masas
daréis á Jchova ofrenda por vuestras
generaciones.
22 ^ Y cuando errareis, y no hiciereis
todos estos mandamientos, que Jehova
na dicho á Moyses,
23 Todas las cosas que Jehova os ha
mandado por la mano de Moyses desde
el día que Jehova mandó, y adelante á
vuestras edades,
24 Será, que si ei pecado fué hecho por
yerro con ignorancia de la congregación,
toda la congregación ofrecerá un novillo,
htfo de vaca, en holocausto en otor de
holganza á Jehova, con su presente y su
derramadura, conforme á la ley; y un
macho de cabrío en expiación.
25 T reconciliará el sacerdote á toda
la congregación de los hijos de Israel ; y
serles ha perdonado, porque yerro es:
y ellos traerán sus ofrendas, ofrenda en-
cendida á Jehova, y sus expiaciones de-
lante de Jehova por sus yerros.
26 T será perdonado á toda la congre-
gación de los hijos de Israel, y al extran-
gero que peregrina entre ellos, por cuan-
to es yerro de todo el pueblo. "
27 \ Y si una persona pecare por yerro,
ofrecerá una cabra de un ano por expia-
ción.
28 T el sacerdote reconciliará la per-
sona qric hubiere pecado por yerro,
cuando pecare por yerro delante dé Je-
hova, reconciliarla ha, y serle ha perdo-
nado.
29 El natural, entre los htfos de Israel,
y el peregrino que peregrinare entre
ellos, una misma ley tendréis para él
que hiciere por yerro.
80 Y M^ la persona que hiciere por
mano levantada, así el natural como el
extrangero, á Jehova injurió, y la tal
persona será cortada de en medio de su
pueblo.
31 Por cuanto tuvo en poco la palabra
de Jehova, y anuló su mandamiento,
cortando será cortada la tal persona : su
iniquidad terá sobre ella.
32 1F Y estando los hyos de Israel en el
desierto, hallaron un hombre que cogia
leña en dia de sábado.
33 Y los que le hallaron cogiendo lefia,
trujáronle á Moyses y á Aaron, y á toda
la congregación.
84 Y pusiéronle en la cárcel, porque
148
no estaba declarado que lé habiafe #©
hacer.
35 Y Jehova dijo á Moyses : Muera de
muerte aquel hombre: apedréele con
piedras toda la congregación fuera del
campo.
36 Entonces la congregación Te sacó íbe-
ra del campo, y apedreáronle con piedras,
y murió, como Jehota mandó' á Moyses.
87 1 ítem, Jehova habló á Moyses, di- j
dendo : «
38 Habla á los hrjos de Israel, y «Mes:
Que se hagan pezuefos en los cabos de
sus vestidos por sus edades: y pongan
en cada pezuelo de los cabos det vestido
un cordón de cárdeno.
89 T Y serviros ha de pezuelo, para que
cuando lo viereis, os acordéis de todos
los mandamientos de Jehova para hacer-
los, y no miréis en pos de vuestro cora-
zón y de vuestros ojos, en pos de loa
cuales vosotros fornicáis.
40 Para que os acordéis, y hagáis todos
mis mandamientos, y seáis santos á
vuestro Dios.
41 Yo Jehova vuestro Dios, que os sa-
qué de la tierra de Egypto para ser vues-
tro Dios : Yo Jehova vuestro Dios.
CAPITULO XVI..
Cort, Dathan, Abirom, y /fo*, con doscientos y cw-
cuenta de los principóle* del pueblo se rebelan con-
tra Mouse*. JL j—sjm *» i sfH imts, y j
eH$*m*4uréUHonacmr4tiqm dkujtJbmJumm
experiencia de su vocación delante de Dio*. Ilf.
Manda Dio» d toda la congregación que se aparten
- delmsHendméekts finmUnub deimotn^gkuterm
m 0bre píos trmpm om sus tesadas y todo lo qum Im
pertenecía: y los demás del motin Jueron quemados
con fuego del cielo. IV. De tos incensarios de los
mótm***on»éohm ptaétchas pm ntsmcksn» de Dios
Oonam m cubierto el altar o* memoria dslxaso
acontecido. V. Todo el pueblo se amotina contra
Monees y Aaron 4 cauta dé la muerte de los dtchoé:
y enviando Dios súbita mortomtsmt énolpmssomm
ekjrnsa de sus nuwpstrm, Jaron «• pane por muro
entre los muertos y los vivos: y aplaca la divina ira
con su incensario.
Y TOMO Core, hijo de Isaar, W&o de
Caath, h<jo de Levi; y Dathan y
Abirom, hijos de EUab ; y Hon, hijo do
Pheicth de los hijos de Rubén,
2 Y levantáronse contra Moyses eon
doscientos y cincuenta varones de los
hyos do Israel, principes de la congre-
gación, de los del consejo, varones de
nombre.
8 Y juntáronse contra Moyses y Aaron,
y dtféronles: Bástaos, porque toda la
congregación, todos ellos ton santo% y
en medio de ellos eatd Jehova: ¿por qué,
pues, os levantáis vosotros sobre la con-
gregación de Josova?
NUMUtOfc
4fY «orno so cyeVMojttt, tshisu so-
bre su rastro:
5 T habló á Core y á toda su compa-
ñía, diciendo: Mañana mostrará Jehova
qaJenersnyo, jal tanto nacerte ha lle-
gar á si: y al que él escogiese, él le ne-
gará á si. »
fr ltooed esto, toomoo tacensarios, Coae
y toda en componía;
7 Y poned fuego en ellos ; y poned en
ellos sahumerio delante de Jehowa ma-
ñana; y asna, qoeeivoroo qne JehojTa
cacoglawt eqael ssrrf el santo: Bástaos
ssf» afros de Lovi
* l>i$e mes Mojase áGore: Oíd abosa
htfo-deLeri:
9 4 Baeo.os.sa> qne en hipe-apartado el
Dios de Israel de la coanjntnadolBinnl,
heetaudone^lssjar.a ai, par* qne mlnfc-
laaaaJa ate ol aon*ejo del tatjucnécnlo de
Mona, en* cstwrtsseis datante da la
eopgtsgeatso pata ■statatraales i
l&rYo^¿eaat*Ustt*ráü, yáiodss
tasbermanoa loa- ksjoa de LeTi oontíges
asno ana proeorela también al eecerdo-
ot*f ... . .
U Por tentante, y teda ta entapan»
soés loa «a* as jnnnnas sootra Jebe**:
¿que Aaron qné es, qne os cuajáis *sn>
¿roteonantelf'.
1*Y envió Majaes éüamsr á Detann y
¿Abiree^soe-sijo» frStteb; yattoasaa-
18 ¿Poco ¿sapo nos bayas bocho venir
4a aaa tieame^ueamrlsahe y miel,
para neoernOS mocar anual dealeiioiatno
ojnavtaabism «o enseñorees da nosotros
2é Y tampoco té nonoa has metido en
tiesas qao corre lecho y mW+.al noa has
dador hoesóndot da tierra» y viñas, | hds
de arrancar los ojos de estos tarónos f
Ke>anUreafaa.
,15» Entonces Jaoyaea se enojé en gran
naaneray y dfr> a isaovaa 110, mires á sn
presente; ni ann nn asno noiomado de
ellos, ni á ninguno de ellos h¿ hecho
16 Despee* Mofaos sujo a Oorn: Tú y
lodnlu compartí! poneoa delante de Je-
hova, tú y ellos, y Aato%- mañana.? i .
VI Yrtomad cada nao so incensario,- y
poned sahumerio en ellos, y ofreced do-
lante éeffenove etdanao su- incensario,
doaolsta^edyfsnonontslBoansnriosa ytá
y Aaron «ada nno-eon sn incensario. .-
18 Y tonstroa cada ano an Inonnsario,
ypoaleron en efloa inga, y poetaron en
anas ssarunterio, ypalsisYoasoa la pastes
del tabernáculo del testimonio, y Moy-
ses y Aaron.
19 Y á Coro haMa nacho juntar contra
ellos toda la oampaflia á la puerta del
tabernáculo del testimonio : Entonces
la giotla de ¿chova aparaste A toda la
congregación.
89 f Y Jehova habló * Jioyaesy Aaron,
sndaadoí .
81 Apartaos da antro asta ecenpsnte, y
consumirlos ho en nn moneen fax
91 X ellos se echaron sobeo ana rostros,
yaparon: Dios, Pane de loa espirito» da
toda cama, ¿no sí nn varón el qne penó,
y alrasto has tú contra toda la compañía 1
83 Entonces Jen*** habla á Moyses,
diciendo :
84 Habas A la congregación, diciendo :
Apartaos de en derredor de la tienda da
Coso, Dssñan, y Abaron.
25 Y Moyses se levanto, y fbé á Dethaa,
y Abitón, y fea anearnos de Israel fiteron
en pos de ék,
■ 85 Y «¿ante ala congtngacion^ dicien-
do: Apartaos ahora de tea tienda» de
estos lnaáos hombros, y ae saquéis nk>
gana cosa auya, pbrqúe no parénesis en
todos sns pecados.
87 Y apareironsedelas tiendas doGore,
do Dathan y do Abiron en derredor, y
Dathau y Ataron eenoroo, y pusiéronse
á las puertas de sus tiendas con bus mn>
afires, y sna h^h% y tas ehis^nitoa.
88 Y dtyo Moyses: En esto conoceréis
queJeaovomo ha enviado para qne ni-
cióse teda» está* obms, qne no fas as A»
¿ftodemi eotnnon.
88 atoomojnneren todos 1os hombros,
murieren estos, y ti eoo visitación de
todos loa hombres sera Visitado sobre
eUos, Jehova no me envió.
80 Mss ai Jehora criare criatura, y lo
tierra abriere su boca, y loo tragare con
todas sus cosas y descendieren al infier-
no vivos, entonces conoceréis qne estos
hombres irritaron á Jehova.
81 . Y aconteció, qne en acabando el de
hablar todas estas palabras, latierra, qne
estaba debajo da eflos so rompió: .' i
88. Y abitó la tierra sn boea, y tragólos
á ottaO} y á sus cssasvy á todos los hom-
bree <lo Core, y á toda su hacienda:
88rY oMos y todo lo qne tenían, deseen»
dieron vivos al infierno ; y la tierra los
cribrió, y perecieron de en medio de la
congregación.
jfuntttos.
dei redor* de sitos, huyeroto nt
de ellos; porque decia»: Porque se nos
trague la tierra.
86 Y salió fuego de Jebera, y consumió
loe doscientos y cincuenta hombres que
ofrecían iel sahumerio.
85 T Entonce* Jehove habló á Moyses,
diciendo :
87 Di áiOeumjr hfyo de Aaron sacer-
dote, que tome loe incensario» de en
medio del incendio, y derrame el: Juego
á delante, pesque son santificados :
88 Los incensarios de estos pecadores
en sus almas; y basan de eOos planchas
extendidas para, esebrir el altar: por
cuanto ofrecieron coa ellos delante de
Jeheva, son santidcedoS; y serán por
señal á loe htyos de Israel
88 Yol sacerdote JCtaazar tomo lee in-
eensaddt de tonta! con «me los •quema-
dos hablan ofrecido, y extendiéronlos
par* ctmrir el altar,
46 Bn mcmbriaU lea nejoa de Israel, que
ningún extraño que no sea de la simiente
de Aaron,' llegue á ofrecer sahumerio
«telante de Jehovo, porque no sea como
Oore, y cora o su compañía, como, lo cajo
Jehov» por mano de hf oyses á él
41 1 El día siguiente toda la eongreg>
don de los htyoe de Israel se quejaran
contra Móyses y Aaron* diciendo t Vo-
sotros bebéis muerte si pueblo de Je-
hOfU»
42 T aconteció que como se juntó* la
congregacáon contra üoyses y Aferon,
miraron hacia, el tabemácnlo dertesty»
monto, y, he aquí* la nube lo habla cu>
bierto, y la gloria de Jebera opeveeióv
48 T vido Moveos y Aaron delante del
tabernáculo del testimonio,
44 T Jehove habló 4 Moyses, diciendo:
45 Aportaos de en medio de esta eom»
panioi y consumirlos he en un momen-
to. Y o4* ae fecharen sobro sus rostros.
45 Y «Ajo Moyses é Aaron: Toma el in-
censario, y pon en el mego del altar, y
pon sobre él perfume, y vé presto á la
congregación, y recancülaioa, porque el
furor ha salido de delante la» fias de Jo-
hova: la mortandad ha comenzado.
47 Entonces tomó Aaron, como Jfbyses
dfyo, y corrió tú medio de la oongsega>
cion : y he aquí que la mpriandoaYham*
oomemeado en el pueblo j y puso per-
fume, y reconcilió ni pueblo.
48 Y púsose entre los muertos y los
vivos, y la mortandad cesó.
48 Y tooron los que nutrieron de aqtu>
160
Ha wm#ton4ad estofes nfiyí
tos, sin los muertos por el negocio de
Core.
SO Después Aaron se volvió 4 Mojaos 4
la puerto del teheroácpjo del testimonio,
y la mortandad cesó*
CAPITULO XVIL
jIprwnU ^SW^W^MMnMMlMMraaSSflieMVjStMaR*
y llevar fruto día vara — hjmirO» d$\ w«w*rf,
qm$ddn<to* Jas de las ¿tras tribu* es m primer «f..
II. Loi %4foé de íurael Cernen m 6h*trwxion por en
YHAsu^JenovsjtMoyAssydisiemm*
8 Habm 4 tos hijos de Israel, y tor
ma de ellos sendas vane por me oseas- do
lee padres detoflmtepstnetpas deollos
conforme á las casas de sus padres doce
Yarda, y userioh as oliuombto de eada
uno abete su vpesw
8 Yelnonrbso de é ssem eaetttrtrss a»
•ve m voredo LoSi, poros» «oso sabesá
do tímala smsusnodWtendseVnnnesan»
4 Y ponerte has «n <et mbownáenl» <m
éestifiioBÍa^hmt^eltmtleocmio^<ioÉde
<mino«B*sblesBtfá*o*etrfc*
8 YseidyOwelimioaion^eoTOBaogtetut
su vara florecerá, y hará cesar de sobre
mi las muvmnmísiofies de Íes hijee de
Israel, son que mmmiumn omnmvoso»
tros.
6 Y Moyses habló á los mjovd» UmA\
y todm'losfnineipm^olkismdleson
▼esas* eada pftntípspej'ls*oaamde*as
padres una vasa, done voras, y hrvom<d#
É»99n.Méba entre las vasas de ellos.
7 Y Moptes paso .las vasas, Asmóte ele
Jebova en el tabernáculo dsttestimarjlcs
*>Y aconteció que eae^sie^ontt*»>
ees vino si tabernáculo del tssttmesilu^
y he oouítoumÍ minio de Aaron de 14 casa
de Levi habm florecido, y boma echad*
flores, y brotado imiuevuo,? socado al»
mendias.
9 Entonces MoyBes sacó todm las votas
delante de dehovo 4 todos los fatjoede
Israel; y ellot lo vtsten,ytdniaron i
16 Y Jehovadii* AMoyms-. Vuelvo m
vara de Aaron delante del testimonio
para que se guarde swsenmé ¿os higos
rébeldw, y harás eesar si
bre mi, y no suostmd. *
11 YlrfssosafoysoBj oonto^io'inoádó
Mibva,mihisa' . <;
23 ? Entonces los eu>s de ?smel he>
muran 4 Mosnen, dtateodot Bowrsí^d*
sotros somos muertos, pepdktes sosaoe,
todos nosotros somos perdtdoe.
13Cusifujera o^ se!lefture,etejuese
KÜWEOSL
rita:
. ai taejcsnacito de Jsnx>rn, mor
4 Hemos de acabamos muriendo?
CAPTTULO XVÍii.
On^raoi 2Xe» á Jaro» ydttu dttcendientas enelta-
i ii nnai, y ja-tritf dt *— < «■ —.nasa»**, n.
Oi^tw te» </rp<iifir»4 i| iliuU *d Meff*
9 Itttimrra Je promisión,
■MlBftHW<l|l
7/7. .Se«a/a fo« diexmot
YJBBOVA <UJo É Aaren: Tú, y tas
h^s» y mese» te tu pudre con ligo,
lkrfetósi el ¡leseara del santuario 3 y tó,
7 tnu sAjce odntjgoy llevaréis el pecad*
8 Y á toa hannanos también, » tria*
eW i<eri, Ja eribn de I» padre, heñios
llegar ú tí, yJun»snae.oontsgoTy servirte
he»; y tú y tus hjfroe snntigo ssra*>sft
8 T tendrán tu guarda, y la guarén de
todo etUtornámls; sean no Uegaran á
leu anees santoo el ai altar, póseme me
mueran elloa y vosotros.
4 Y juntaras he» sondaras y tendían la
guarda? del taharméentoiiel temimos*»
aa Uno al sérmelo del tabernáculo, y
plagan extraño se Mayará a vosotros.
6 Y tundee»*» gneisje del santuario, y
la guarda del ettae,yno<scm mas la Ira
oobnnienhflno dedasneL
6 for<tuevi»e.aeniyyo entomsdoávoee»
iraa hemnanos tea Lavium de «atoe los
lujeude*unel»d»du»<á uoeotsos en don
de Jebe**, pam que atetan en él miáis
terio del tabernáculo del tesihnouia
7 Y tai y tus sujo* contigo, guardaseis
Tuesten sacerdocio en iodo negocio del
altar y dállela á dentro, y ministraréis*
porque yo o» a* dada «n deu* el eervlele
da rúes tro aaoerdoelo, y al 'entraño qoe
se llegare mcMtani
8 t ttg» mas Jehova á Aspen: ítem,
na aqui, ynt» be dado la guarda de mi*
olkendra*: todas lea catjttncaclenos de
loa n^esdeJeeael te<he dado por la u*
clon, y á tus lujos, por estatuto peiyéfruo.
9 Justo aera fer¿*> de Je ofrende de Jas
a&auuuuedoues dn mego; toda oeVenda
de ePos da ¿todo au psesente y de toda
eipnwlsme1>aneu4»deefles, y m expla-
elon per le-sufee de estos, que* me page>
►, todo
pareái ypanetuehtyoc;
10 Jan «i miiUnutti la
pareti.
U Esto también aera tuyo, la ofrenda
dneue^deness todas Jas ofrendas de los
b*oe o> Israel he dude éttjdtanhtfcn,
y n tus hijas contigo por estatuto de
siglo, todo limpio en tu casa comerá de
ellas.
12 Toda grosura do aceite, y toda gro-
sura da mosto y de trigo, las primicias
da ello, que darán 4 Jekova, á U las ne
duda
IB Las primicias de todas Isa cosas de
la tierra de ellos, le* cuales traerán á
.Jehova, serán tuyas: todo limpio en tu
casa ocenosa de estas,
H TodttHsnatnema en Israel aera tuyo.
15 Todo lo que abriese mátela en toda
carne qneoareceoán á Jehova, en hom-
brea yen animales, aera tuyú: mas re*
dimkrraesedftmkes el ntisnogenito del
nombre i el primogénito- de animal in»
mundo también harás redimir. »
16 Y de un meábame nacer su reden-
ción oanJbrme á tu estimación por precio
de cinco sidos ai sido del santuario: de
rétate óbolos es. :
17 Mmetpriemgeotto de vuo%y el prt
raosjéaifco de ovejo»? el primogénito de
cabra no redimirás, santificados son, la
saufiode efloe meerutms Junto al altar,
y la grosura de ellos quemarás, ofrenda
enoendnla na para Jehova en -olor de
holganza.
íñ Y ¿a carne de eUca sera tuya; como
el peche de la mecedura, y como la
espalda derecha, aera tuya.
19 Todos las ofeendas dalas santifica-
ciones, que los Mjos de Israel ofreciesen
á Jehova, bedsáopera U^ y para tus mjos,
y para tus hQas contigo, por estatuto per-
petuo : pacto 4e sol perpetuo es delante
de Jehova á ti y á tu simiente contigo.
90 ítem, JehovA Atya á AurOnt De la
tierra de ellos no habrás heredad, ni lob-
eras «mire dios «porte: yo san tu parle
y tu heredad en medio de loa hijos de
Israel
81 1Y,heaqn¿y*0hedado i loemos
de Levi todos loa dlesmoa en Israel por
heredad por su rnmtetrrio, por cuanto
«dloftftbrreaeliaéiitetetiAe^la^ienaÁOQio
del testimonio»
23 Y no Bogaren mas ios lujo* de Israel
eñ toJmtnácnle del testimonio, pqrono.no
HeTcn.peoajdo, por el cual mueran.
33 Mas loaJ^inavbAráAel servicio del
snbeixiáceuodaL^eelimosift, y dice Ujc-
Tumnsu iuInnWind por .estatuto perpe-
tuo por vuestras edades : y no poaeerin
heredad entre los hijos de Israel -,
3á Jorque les décimas de losaos. de
101
NUMBieosr.
Israel, que ofrecerán á Jehova en ofren-
da, he dado á loa Levitas por heredad:
por 16 cual lea he dicho : Entre loe htf os
de Israel do poseerán heredad.
25 T habló Jehova * Moyses, diciendo:
25 T hablarás á loa Levitas, y decirles
has: Cuando tomareis de loa bges de
Israel los diezmos que yo os he dado da
ellos por vuestra, hesedud, vosotros ofre-
eerels de ellos ofrenda á Jehova los dlea>
mos de loa dleamos :
27 Y contárseos ha vuestra ofrenda co-
mo grano de la era, y como henchimien-
to del lagar.
28 Asi ofreceréis también vosotros
ofrenda á Jehova de todos vuestros
diezmos, 4«* hubiereis recibido de los
htfos de Israel; y daréis de ellos ofrenda
á Jehova á Aaroa el sacerdote;
29 De todos vuestros dones ocreceréis
toda ofrenda- á Jehova, de toda so gro-
sura, eu-eeutiflceclon dé ello.
80 ítem, decirles has : Cuando ofrecie-
reis to grueso de dio, será contado á los
Levitas por fruto de la era y por fruto
del lagar. -
ti Y cometió heis en cualquier rogar,
vosotros y vuestra lamilla; que vuestro
salario es por vuestro ministerio en el
tabernáculo del testimonio.
82 Y no llevaréis pecado por ello, cuan-
do vosotros ñutiereis ofrecido de ello
su grosura: y no contaminaréis las san»
tifleadoaes de loa hfyofc de Israel, y no
moriréis.
OAfFTULO XDL
¿mito** JES* el mmifkto de la vaca bnrmtja, de
cuya» oenizas te hiciese el agua expiatoria, ó lustrat
II. LaeiwmiméMcaquettpeiHaUfienttteria* «apto-
dmetm**ta*éwm.
TTEM, Jehova habló á Moyses y á Aa-
X ron, diciendo:
2 Esta m la ordenanza de la ley, que
Jehova ha mandado, diciendo: Di á loe
hijos de Israel que te traigan una vaca
bermeja, perfecta, en la cual nd Anafe fal-
ta, sobre la cual no haya subido yugo. •
8 Y darla heJs á «masar el sacerdote, y
él la sanará fuera del campo, y hacerla ha
degollar delante de si. .
4 T tomata Sleaaar el sacerdote de su
sangre ron su dedo, y esparcirá hacia la
delantera del tabernáculo del testimonio
con iaeaagre de elfestete veces.
6> Y hará quemar la. vacaidelente de sos
ojosí' su cuero, y su carne, y su sangre
con su estiércol hará quemar.
6 Luego tomará el sacerdote palo de
cedro, y hisopo, y carmesí colorado, y
152
ematiio ha en medio • twt niego : w& la
7 El sacerdote lavará sus vestidos, la-
vará también su carne con agua, y des-
pués entrará en el «sai, V **** inmundo
el sacerdote hasta la tarde.
8 Asimismo el que la quemó, "lavará
sus vestidos en agua, j lavará su carne
en agua, y será inmundo hasta la tarde.
t Y un homo** limpio 'cogerá las ceni-
zas ds la vaca, y ponerlas' ha meta ¿el
campo en el lugar Mesólo, y guardarlas
ha la congregación de loetUjee de Israel
para el agua del apostamiento» es en>
ptaeton.
10 Y el ano cogió las cesases de hv vaca;
lavará sus vestidos, y será inmundo hae-
tefetardei y será á loe .*^. de. Isrnet,
y alexrranfcoro aun asmgihiii enere eMoa
por estatuto penpétuo,
11 % El que tocare uenerto de cualante»
ra persona humana, siete dtaurserá te-
mundo.
12 JSsiaeeTwirHkaaá eesi ette al tercero
das, y si séptimo dfe easá» linipWr y el
no ae purificare «1 iesoero dfcv*o será
limpio al séptimo dak
18 Cnasqulem eme tocara en muerto,
en persona de hombre que fuer* muer-
to, y no mere putañeado, <cl tábestiáctüo
de Jehova contaminó, y aqneanv perso-
na será cortada de Issaelí per cnanto
el agua del apartanatanso no fnáeapar»
dea sobre él, inmundo será? y en hv
mundicia será sobre ét i
lá Bata ei hv Isyi Guando; alguno mu-
riere en la tienda, eualo^isreQjuMxitrare
en fe tienda, y todo lo qnoestntriero en
ella será inmundo siete días*
15 Y todo vaso abtortosofere el cual no
hubiere tapón, será ^iwi^i
16 ítem, cualquiera que tocare- en
muerto á cuchillo aobre lanas del can*»
po, ó en muertasVem/o, ó en hueso hu-
mano, ó en aenufeas» siete dias «ora in-
mundo.
17 t tomarán para el murando de la
eenian, do la quema do fe cmnhunony j
echarán sobre ella agua viva en na laso*:
18 YtoraaráIiisos^y*mmB*¿litnfna>
mojará en. el asma, y esnareini sobre la
lleuda, y aon» todas las alhaje* jr «obre
las personas que aül estuvieron, y sobre
aquel qno hubiere tocado ei hueso; ó el
inatado^^elmnertovómsejmicror: .
19 Y el limpio esparcirá sobro el in-
mundo al tercero dfe y al séptimo día, y
lo panucará al séptimo dfe, y después
NUMS1Q9;
tjr4lfcM¿|*MGfcOtA
agua, y será limpio 41» tarde.
20 Y el Tarea que mere inmundo, y no
se purificare, la tal persone será cortada
de .entra 1a congregación, por cuanto
eontamiaó el tafcernácnlo do Jehova;
¿egaa da apartamiento ao fué esparcida
■obre él? inmundo es.
SI Y serAáeUo* por estatuto perpetuo :
y el que esparciere el agua del aparta*
miento awi «a» vestidos; y «l que
tocaya al agua del apartamiento, teca
lateando beata la torda*
22 Y todo lo que el Inmundo tocare,
será imanado: y la peraoaa que lo to-
cara seiá inmunda ua*U la tarde,
CAPITULO XX.
imem apmm* ata n * jai ana» Mtrtnh*-
memade Aaronemmmum eemtmmmm fL FnVmndt
el agua *l pueblo ee lamenta, y riñen con Mofe*.
mUdodeDloe Olere ¡a pena con
ir.Mmm*
amenaxadoe de Dioe por en infidelidad, que no
meterán el fueteo en la tierra de prontueon- r •
jfmwi enmiad nema ndarpaeo per en menm ulrnw
de fi¿(»%et ************ W.Viemel
campo at monte de Sor donde Aaron muere en
pena de en incredulidad, con/órme d la amato»
Y LLEGARON, loe hUo» de Israel,
toda la congregación» Si desierto
4c Zin el mee primero,y reposó el pue-
blo en Cades ; y alU murió Mada, y fué
sepultada allí.
3 % Y no hubo agua para la congrega-
ción ; y juntáronse contra Moyset y Aa-
ron. '
3 Y rjfiió el pueblo con Moyses, y ha-
blaron, diciendo; Y ojala hubiéramos
perecido nosotros, cuando perecieron
nuestros líemenos delante de Jehova,
4 ¿Y por qué hicisteis venir la congre-
gación de Jehova á este desierto, para
que muramos aqui nosotros y nuestras
bestias?
5 ¿Y por qué nos has hecho subir de
Egypto para traernos á este mal lugar ?
No lugar da sementera, de higueras, 4c
tinas, ni granados» ni aun agua hay para
beber. ♦,
6 Y ¿uéronse Moyses y Aaron de delan-
te de la congregación á la puerta del ta-
bernáculo, del testimonio, y echáronse
sobra sus rostros, y la gloria de JejUova
apareció sobra ellos.
7 \ X habló Jehova, 4 Moyses,. Rielen-
do:
8 Toma 1% vara, y congrega si paeblo
tú y Aaron tu hermano, y hablad 4 la
pene en tos-ojos de ellos, y eUe dea* su
agua, y sacarles has aguas de la pena,
y darás de beber á la congregación, y á
sus bestias.
9 Entonces Moyses tomó la vaca da de*
lante de Jehova, como él le mando.
10 Y juntaron Moyses y Aaron. la con-
gregación delante de la pene, y aojólas:
Oid ahosa rebeldes: ¿flacejos hemos
salir agaas de esta pena ?
11 Entonces Moyses sisó su mano, y
hirió la pena con nu\ vara dos Teces, y
salieron muchas aguas, y bebió la con*
gregaclony sas bestias.
12 1 Y Jehova dAJo á Moyses, y 4 Aaron;
Por cuanto no creísteis en mi para san-
tificarme en üpm 4e los hüos da Israel,
por tanto no meteréis este pueblo en la
tierra, que les he dada
19 Estes se» las. aguas da la rencilla
por las cuales riñeron los htyos de Jsmol
con Jehova, y él se esqUAcó en ellos.
14 t. J snvló Moyses embajadores al
rey de Edom desde Cades; Asi 4^ Is-
rael tu hermano ; Tú has sabido todo el
trabajo que nos ha tenido,
15 Que nuestros padres descendieron
en Egvpto, y estuvimos en Egypto mu-
chos tiempos, y los Egypclos nos fati-
garen, y 4 nuestros pedresa
16 Y clamamos á Jehova, el cual oyó
nuestra voz, y envió un ángel, y sacó-
nos de Egypto : y, he aqui, estamos en
Cades ciudad de tu termino :
17 Rogárnoste que pasemos por tu tier-
ra: np pasaremos, por, labranza, ni jpr
vida, ni beberemos agua de pozo : pos el
camino real iremos sin apartarnos á
diestra ni á siniestra hasta que. pasemos
tu término.
18 Y Edom le responda: No pasarás
por mi, de otra.manera yo -saldré contra
ti armado.
Id Y los hyos de Israel le dijeron: Por
el camino seguido Iremos: y si bebié-
remos tus aguas yo y mis ganados, daré
el precio do ellas : ciertamente ninguna
cosa mat haremos; con mis pies pesaré.
30 Y él respondió: No pasarás. Y se-,
lió Edom contra él con mucho pueblo,
y mano inerte*
21 Y no quiso Edom dejar pasar, á Is-
rael por su término» y «ó Israel so, apar-
tó de él.
Í2 1Í Y partidos de, Cades los fa\}os ó>
Israel, vinieron, toda aquella congrega-
ción al monte de Bor.
23 Y Jehoya habló á Moyses, y á Aaron
tfUMEItOg.
en él monte de Hor, en lew tiiruilncs de
la tierra de Edom, diciendo:
24 Aaron será juntado á sus pueblos :
que no entrará en la tierra que yo di á
loe mjos de Israel, por cnanto fuisteis
rebeldes A -mi mandamiento A las aguas
de 'la rencilla.
25 Ton» á Aaron, y á Eleazar en hijo»
y T^zloe subir al monte d© Hor.
\\ 96 Y has desnudar á Aaron ene vesti-
do*, y viste de ellos á Eleazár bu hijo;
porque Aaron será congregado, y me*
J1IB Bm.
27 Y Moyses hizo como ¿chora le man-
da, y subieron 4d monte* -de'-tlér é ojos
de toda la congregación.
98 Y Moyses «hizo desnudar á Aaron de
sus Vestidos, y vtettótos1 á Eleazar su hi-
jo: y Aaron murió «IH en la cumbre del
monte, y Moyses y Eleazar descendie-
ron del 'monte.
29 Tiendo toda la congregación que
Aaron era muerto, lloráronle treinta días
toda la? casa de Israel. • a
* CApiTOtO XXt -''
ítrael toma te Harta d*t rty <fc Jtniét Úkatobuo, y
atmím team me oktimé* por**** H.O*ÍlaJé*-
t*M*1em-rmelpn^ntmfmnra^onHmDioftf
contra Mby*e*% p Dio* le* envía terpfente* urdiente*
que lo* matan ocm m venenos iBL Manda Dio* d
Mom*m nacer ia mmmyté. d* mttat m Ib ¿mima
raneo ¡o* mordido» d* la* serpiente* mo% *ano*.
ÍV. Patojo* algmo* otro» tugare* llega et pmeblo
d1o*omm^deMH*.&dv*dc*«9Íondileman<fm-
pono Ajoban M*é* Mom\j/ mmmtta dulejtnderm-
ío, lo vencen,*) toman m tierra, V. Toman también
te tierra de Jacer: ltetn¡ la tierra y al rey de
Y OYENDO el Chammeo, ei rey de
Arad, el cual habitaba al mediodía,
que Tenia Israel por el camino de las
centinelas, peleó con Israel, y tomó de
él presa.
£ Entonces Israel hizo voto á Jdhova,
y dtyo : 81 entregando entregares á este
pueblo en mi mano, yo destruiré sus
ciudades.
8 Y Jenova oyó la voz de Israel, y en-
tregó al Cbananeo,-y destruyólos á clips
y á sus ciudades, y llamó el -nombré de
aquel lugar Horma.
* 4 1 Y partieron del monte de Hor ca-'
mino del mar Bermejo, para rodear la
tierra de Edom ; y eLalma del pueblo
fué* angustiada en el camino?
"8 * hsMó el puetAe contrarios, yMoy-
ses: ¿por qué nos hicisteis s¿b}r de
Egyplo para que muramos en esje de-
stertottmerd tony peu, ni agua, y nues-
tra alma tiene feítídlo de este pao tan
154
-8 Y Jéfcfrva envió fenol yséb^iuapiam
tes ardientes, que mordfea al pueblo, y
muñó mucho pueblo dt Israel.
7 Entonces el pueblo vino á-Moyset, y
dieron: Becado habernos, por habar
hablado contra Jenova y sonta* ti: -ora •
á Jenova que qntte de nonetros ««atas
serpientes. Y Movse» oró por el pueblo,
8 11 Jeheva 40e A Moyses: Manto
t»t* «Sf^Manfe ardiente, y pésdn «obro U
bandera: y sena, que oWdqsdes» ejué
fuere mordido y mirare óetta, v4vfcs\
9 Y Moyses hizo una serpiente 6* sae»
tal, y púsola sobre la beadsra,^ fui, que
cuando *tg*ma serpiente mordia-á algo-
no, miran* á la- enrules*» 4te^metsi, y
vivió,
10 Y -pesiasen lo*,*^S*. de, Israel, y
asentaron campo en t/ouen*
11 Y partidos de 0bo% a&ejaiaton en
Jemáhanim .«m el ¿asierro que *atf de-
lante-de Moa* el neclmtcjntu del noL
13 Partidos, de «1^, asentaron al arroyo
deZared. . • . k . • - ■*,
18 Y partidos de «Ht asentaron de la
otra paite de Anión, que as en el desier-
-to» que tale del tfranlns del Amserheo:
porque 4raon « térmipe de Moeb, entre
Moab y eVAmorrñeo. - - ,
14 Por. tanto es aleño en el Moro délas
batallas de Jébova: fio -que hizo en el
mar Bermejo, y arlos ursoy os de Arnon;
15 Y la corriente de los arroyos que va
aparar en Ar, y descansa en el término
de Moab. '
16 Y de alü viniere* á Beer : este es d
pozo del cual ¿chova dtyo & Moyses :
Junta el pfteblOf y darles he aguas.
1T Entonces Israel 4antó esta cando»:
Srfbe Oh pozo ; cantad < el *.
18 Pozo, et cuat cavaron los señores:
«tiráronlo los principes del pueblo, y el
legislados, con sus bordones. Y del de-
sierto vinieron á Matharia ;
19 Y de Mathatia á Hahallel; y de Ifa-
haléeláBamoth;
fOt Y de Basaotíi arvtlleque eatden
los •campos de Moáb, y i la cumbre de
Phawa, y á la vista de Jesimon.
91 T envió feraél embajadores á Bebón,
rer de los Amorrheos, tttderido :
^ Pasaré por tü tferra, no nos aparta-
remos por los labrados, ni por las Ti-
fias : no beberemos las f(guas de |os po-
zos, £of el camino real fremoa\ hasta
que pasemos tu término.
98"Mat Ssfaótt no tejó ñauar * Israel
por su término: Antes junio Beben todo
ItUMSKOfc
** T fesael teaarte á JB» da
teas» emiten
ese, «asta tea m>n
roerte:
19 T Imam temó toéis este* dedadas,
95 Porque Hesebon en kt dndad na
Mm rey de te* Amenteos: «I oael
saUfotaaMo gaarra tete eonelieyde
l(oenvyae*te*oamao*oae en tteirede
en podar hasta Arana.
97 Por testo ateta lo* pnp*rfbboámt
WQae magn sanado Mmtei, ylemee
de aaetaaad^ftsaan, y ifwéé * Ar
ntlSAsarAJea sedóme ¿e tes aHeade
* i Ayd*tt,M*abl pereemnhmemeate
deCTmaiiiic pasa ees lajee ene*lan*.y
M btyaean omiiliiipofraaaan rfy de
destenyo su
-aasmlIoplieyMe-j
I
terad «ate aeo-a.dd
» T Y «*rtt Moja*» 6 íacoaocef á. J»-
ser, y «amana sin aldeas, y echaron al
Amovsfaaavaaa eanaaalM.
SS Y tolfrtetan, y anmeroa mralnn 4a
maanv? eeltt^mmaintteeOg, rey de
Besan, él y todo «a paama pese pelear
enJSdrai.
ti Miipiam fiili" m déjn i TTrjtiT ~r
le tengas miedo ; que en taaneoeteae
«Ida, a él y a toan en pneaie, y afen
marea; y meas-ido el, eoeaa nadase de
Sebea reya© lo» Aasoorheoe, que habi-
taba en Hesebon. . ,
35 Y hirieron áél,y áBttóMjo6,y á todo
«a puebloy qne lüngano quedo de A 7
CAPITULO xxn.
UtoaSo éL p*ehto & tos cotnpoM de Jfoaft, Bdtocrev
dtlt» MoabUastatiítmñoKmvv feriar para taür
iiaaw <a anfim áian«l«>fi**iaueitÉrrnrfTri
Jy.amWí^írit forJUjLvm mtMm tkjmjafto
jara i¿ m&baat frebb de ÍKa,. ItÉoJaam,
proMtiéméÚt Bfartt «««* fe rttu*. « Jbpor-
i*j**k*h
yframffa, JV.JSl éQelde
Dio* aparectibtdóée al ama en que 1ba\ U estorba el
. .... ,.._ .,_ __ Itt _ ,..
eZ ¿Npel d ¿aiaam, y reprendido de tu temeridad U
manda, qme ningtrna otra cota diga, tino lo que A
y MOYIBBONloa hijo* a* Iemal, y
deMoabs
an «rapad! oMJoaran^dojrcsicaa.
S Yme Batee, Mfo.de Baeaasytaaa la
qne Istad aaam bceaaai ara Isa* un.
S ¥ Jtaab temió aanahc 4 sanen del
asmólo qaa ata sasmno, y eagastrass
Moa» a eeaenjd* tea afeado tetad.
4 Y dtfo Mea» á tea aaeteaoa da Me-
dian: AhoraieajerAcete inm[isJnalidM
anadies al dui raeraras, loaao teme el
aa*y * amnmde! flamea. TI
de Sephor, aa eataasemeydel
a T enrió mraiefmim * Bernaa* m}o
da Beea, á-flata**, qaa *m Jnato a* da,
ea te danavAe tea a** de en aaebki,
para qne le llamasen, dleteadoc Un p*a>
UoJataaaaa de Jtan*>« ayaa aaat, an-
te* |a has de telena, y 1
de mi:
<% manante parafrasean*
árate poobae, frasea* ea mea méate qaa
ya j oran* padre 3» hártete, y eeaarte de
telieriar qp* ya ad qaa el qne té hetir
dijere*, será bendito, y al qaa tú malda*
jmm* aeafcmaMmifa .
7 Tm*fanleaenetem»deliBeb,ylee
aacteaea^da mantea, eon lm eaceatef
eteneaaaanaaaaai y Magano* á Bateam,
y dfténmte k*natebr»df Batee.
8 Y él lee dijo: Reposad aqui aate
flooaev y yo óa radiaré tea palsbam,
dpes de Moab ae qnedaaaa ana Bateam.
• YTdw Btoed aateaayy dQote:
jQatéa asa asma ▼manas aw«aa*«aa-
tigof
10 Y Balaam respondió á Dios : Balee
afecte aetdmraayaeMoanhdetfVtedo
á.rní, alateafii^
11 He aqui^este paabte, qne hanaado
de Egypto, cubre la hoz de la Mena r Ton
peas anotas y aaaldkemalo: iqnini podré
aeteav oon^l, y edaartíx
12 Enséneos á>tes d#d A Jmiaam: No
vayas cea ea*e,4tt maldigas al nueate;
aba<|ae^tebeadiaa,i . . . ,
U Asi n Hm aeievantó porlinnaia-
na, y d^o á los principes de Batee t Vei-
a#m 1 vanean Imtia, anaqaa isaoVa no
44 ffa^gMiamiatedaiaaabaBrlenmaa-
Ten, y Ttnieroa A Batee, y dUetfon: Ba-
teara no qateo aanfar coa aoaatroa ,
U % X tatnó fialac A i
IfüMlBOtt
mas principo?, y mes humados que* ee»
tos.
16 Loa cuales finieron á>Balaam, y di-
jeron»: Asi dke Batee htyo de.8epho/:
Ruégote>q«ano dejes de Teñir á má ; *
17 Porque honrando te swnsssénuiehOi
y todélosjaene dijeres, hatét ven pues
ahora, naaldsosme 4 este pueblo.
18 ¥ Balaam lenpesídsó y dijo-ámseiér-
vee de Balee : Aúneme Balee me dleee
su cas* llena de plata y oro, no pueda
traspasar la pesebre de Jebera mi Dios,
19 iW tasto- rnegoes ahonv que sepe»
ee» aquí esta nocfce, pera qne ye sepa
que me vuelve á. deeir Jebera.
90 T vftno Dioe á Banana de noche, y
dsjole: tt vinieron, á Mamarte «*** ve>
roñes, leeéntate-y té «ou dlee; *éuspeso
horas lo qué ya te dijera.
81 Asi Bssnam ee levanto emtmiittm»
mn yeincfcó auasn%y feé acame prim
cipes de Moab.
UTIá Janee de Dk» se énéemllá,
porque él wat y*l ángel dé Jehpvnrse
puso en el camino'por en aéfrcsaario; y
él Iba cabalgando sobre -su asna,- y dea
mocos sdyos con e%
28 YeloBnavióalánféldaJeboTaqne
estaba «et<cl canino coa aa espede des-
nada en su mano; y apartóse *1 asna éni
camino, y Iba por el campar y nM6 Ba-
laam al asna para baéstUiTorrer al ca-
nino. >i
94 Y el ángel dé Jehova se -puaé en
ana acoda de vUns, vel*Mlo<eV»unMvperte
yiraOsAodeoérav
96 Y rienda él asna al ángel de JeUots,
apcetéac á a» pej^ed, y apastó eoe lapa-
red el pié de Balaam : y él voItíó á he-
rirle,
2ft Y el SJie^éVJeboaa volvió á pasar,
y púsose en ana angostura donde na ha-
bla camino para apartar, ni á diestra, ni
á siniestra
27 T el asno viendo al ángel de Jebera,
echóse debajo do Balaam, y Balaam se
enojé, y birló al asna con el pelo.
885' Etttoneea JeboVa abrió sa boca al
asna, la cual dtfo á Bañan; ¿Radien*
hecho, que: me has -beeldé éstas tees
veces |j. '
SftYe^sniéspuudnslaspa; Parque
has estassmeldédamit ojsei tuviera es-
peda- en mi n&éÉoyque anona teunatara.
SO Y el asna d^a* Balaamt ¿Ho soy yo
tn asna»? sobas mi has andado desde que
has amo basta este dáa, ¿be flbostum-
V*
No» .-
SI 1f Entonces Jehova desatapó los ojos
áBenam,*vftóal ángel de JahdVa, que
estaba en el camino, y amas am capada
abajé y beatos encábese y posumso sobro
enrostra
80 Yol sanjel dé Jehova le dgo: ¿Bar
qué ñas anuid* tabana asase tres veeca y
Ha agaá^yq he sesmo paceetoraangey smt
eso «Sa se apartó del camino delanée ala
mi: ..........
& Qne el asna nsn a» visto, yes»**»
apartado do delante de mi estas .toas
vecen: y ai no ee hubiere apartada efe
delante de mi, ^mashten. abosa to-ma»
tasará «v f á-eilaslejssttttve. «
«* smsonceaBaJaisnadQsMd ángel «We>
hova: Yo he pecado, qnon&esldsaunatd
tepériaedeleetedesií énmaaminovmaa
aborft^tepeTeco.naaV»o>ni»VeWeng. .
85 Y el ásyeldaJeb^nt^ttáJasiaamt
Vé con satos varones,, empero la pnlatim
ajato y* te dijeres esa tnmhráur* ¿si fi*.
laam áué coa loa principes doJaite. » r
•6 1 Y. oyendo Samadme Bamssn vnnK
salió á recebirle á la ciaeaeVdéféf aeb,
«me «atoan panto al ténnsna détArnem,
qne $* al cabo de sos bssjídmj > * . •>)
37 Y Balac dtfo á Balaam : ¿Ño *****
|»á.~ti á llamarte* p*r<em**o bes *b-
nido á mi ? ¿No puedo yo hsniarse.ft '
48 Yfiaeeem ■fapeaidst á Balsfcf Xo
aqui^ifé he venado 4 tic % maapodrd aho-
ra hablar alguna eos** iampilahra asm
Moa paaieréénnÉÉ bocoy amsmimtfé. ;•.
t9 Y íhé Balaam oe« Balso, y i? inftsna*
álac|adada>Hneoéb. -,,¡
40 Y Balac hizo matar bueyes f oveja»,
y/envté á Bssaaat, y ádot svñaerpél «Uc
atfaéaneonalL
41 Y el día siguiente Balac tomo 4Bér
laam, y Masas subir á.loa alBO»de<£aat,
ydesdeamvióeleabD^delpoeW^ -
CAPITIJLO.iXIIt
Balaam consulta d Dios para matefecir <t? pueblo efe
I****, mas por tohtdaé t ******* Séf%oé%
bendice. U. Mudando el Jumm por UctmtmA jtjtn
loe, le bendice porvohmiaddeJMoslasstmídavem
mostrando d Batoegu* &** es Jk~me y verdadero
en sus bemduskmen. llí. Ao ebsUmte esto ¿tafee,!*
hace mudar tugar la Hgmnda res.
Y BALAAM déínáBoiae: Edifseamo
aquí Bletó altares, y a^at^ame aaVil
siete becerros, y aieté earueroa,
2 Y Balac biso como le dtK> Belases, y
ofrecieron Balac ySalaam un becerro y
ia camcj» em soda altar.
Mumtft0&
» YBtom«Q»4B**7 Peuáejtnstou
tu heio*isjsfte\ y yoird, tpét****mm*
vendrá al encuentro, y cualquiera cose
que ave mostrare ye "te la denunciare.
Y ad se 1*4 seso.
4 T encontróse Dios eos Datasen, yeito
dflot Siete arlare» he ordenado, y en
cada altar he ofrecido uu becerro* y uh
5 Y#shof»omson«flalft^culabocado
Baloam, y díjole: Vuelve á Balac, y hft»
Maifebaeasi.
• T volvió 4 él, y, he aquí, él estaba
junto á en bolocaeeto, él y todos los
principes de Hoab.
7 Y él teme su pteáfeolay y dQo : De
Arma me trujo Balee rey de Moab, de
los montes del atiente, <Mcicmto: Ven,
maldíceme á Jacob ; y, tan, detesta á
IsraeL
8 iEor qué maldecirá y» al que Dios no
malátyor jY-por qué detestaré yo al
que Jehova no detestó?
9 Porque de la cumbre da ios penas le
veré, y desde los collados le miraré? he
aquí un pueblo que habitará confiado,
y tío será contado entro las gentes.
10 i Quién contará el polvo de Jacob, ó
el número del cuarto de Israel f Muera
mt ataña de** muerte de los rectos, y mi
postrimería sea como él.
UEirtonees Balac dtfoá Balaam: ¿Qué
me has hecho? yo te he tomado para
que maldiga* á mis enemigos, y, he aquí,
sá has bendecido bendiciendo.
10 Y él respondió, y drjo? ¿No guardaré
yo 4o que Jehova puniere en mi hoce
pare decirlo?
18 t Y díjole Balac: Ruégoteque Ten-
gas conmigo á otro rogar desde él cual
lo Teas: ettcaho solamente Tarasque no
lo ▼eras todo, y desde alK me lo malde-
cirás.
14 Y tómale y UtriU al eampo de So*
phim arla etmrbre de Phaega, y edMcó
siete altares, y ofreció un becerro y un
carnero* en &td& altar.
15 Entonces él dtyoá Balee: Fónteaqui
•junto á tu holocausto, y yo Iré á encon-
trar á Dio* aUL
10 Y Jehova se encontró con Bolaam,
y puso palabra en su boca, y díjole :
Vnelve á Balac, y deetrfe has asi.
17 Y vino á él, y he aquí, que él estaba
junto á su holocausto, y con él los prín-
cipes de Moeb: ydíJeleBalao: ¿Qué ha
dicho íehovmt
. 18 Entonces él tomó su parábola, y
y oye* escucha
mis palabras, hfjo de flephor:
19 Dios no « hombre para que mienta;
ni hflo de hombre para que se arrepien-
ta: |B drjo, y no hará? ¿Habló, y no
to ejecutará?
28 Heaqut, palie tensada bendición; y
él bendijo, y no la revocaré.
91 Nfe ha mirado Iniquidad es Jacob,
ni ha visto rebellón en Israel, Jehova
su Dios st con él, y jutfledon de rey
en él
88 Dios los ha sacado de Egypto, tiene
merma como el unicornio.
23 Porque en Jacob no hay agüero, ni
adivinación en Israel! como ahora será
dicho de Jacob y de Israel lo que ha
hecho Dios.
24 He aqui el pueblo, que como león se
levantará, y como león, se ensalzará; no
se echará, hasta que coma la presa, y
beba sangre de muertos.
•5 Entonces Balac dfj© á Balaam : 81
maldiciendo no lo maldices, no lo ben-
digas tampoco bendiciendo.
98 Y Baloam respondió, y drjo á Balac:
l No te he dicho, que todo lo que Jebera
me dtyere, aquello tengo de hacer t
27 t Y dtyo Balac á Balaam : ftaégote
que vengas, llevarte he á otro lugar; por
ventura parecerá bien á Dios que desde
allí me lo maldigas.
28 Y Balac tomó á Balaam y tr$efe ala
cumbre de Pnogor, que mira hada Jesi-.
mon.
29 Entonces Balaam dtf o á Balac : Edi-
fícame aqni siete sitares, y aparéjame
aquf siete becerros, y siete carneros.
88 Y Balac hizo como Balaam U drjo ; y
ofreció un becerro y un camero en cada*
altar.
CAttTULO XXIV.
Bendice Balaam la tercera ves at peeUo de hraeí,
IL Mnlew m eneja eeemrm 4rb emim mm premio.
11L Balaam en » dem^edidapr^eUem^mmida del
Mesia*, y la» iluetrt» victoria» de tu pueblo en el
Y VIO Balaam que parecía bien á Je-
hova, que él bendtyese á Israel, y
no fué, como la primera y segunda vez,
á encuentro de los agüeros, sino puso su *
rostro hada d desierto:
2 Y alzando sus ojos vio á Israel, aloja-
do por sus tribus, y d espíritu de Dios
vino sobre éL
8 Y tomó Su parábola, y dijo: DJJo Ba-
laam, hflb de Beor, y dJ]o d varón de
ojos abiertos:
4ttJo el que oyó los dichos de Dios, d
18?
NUM1RQ9.
que tIó la vista del Omnipotente caldo,
mas desatapades ios ojo».
5 ¡ Cuan hermosas son tos tiendas, oh
Jacob ! i tos habitaciones» oh Israel l
6 Como arroyes están extendidas, ce*
mo huertos junto al rio, eomo árboles
de sándalos plantados per Jehovu, como
cedros junto á las aguas.
7 Be sus ranos destilará» aguas, y su
simiente sed en muchas aguas : y sosal,
larse ba mas que Agag su rey, y su rei-
no será ensalzado.
& Ríos le sacó de jEgypto* tiene teeraas
como el unicornio : comerá 4 las gentes
sus enemiga», y roerá sus huesos, y
asaeteará con sus saetas*
9 Encofrarse ha para echarse como
león, y como león, ¿ quién le desperta-
rá? Benditos los que te bendijeren, y
malditos los que te maldUeren.
10 \ Entonces la ira de Balee ae encen-
dió contra Bal» ara, y batiendo sus pal-
mas dtyo á Balaam: Pata maldecir á mis
enemigos te he llamado, y, he aquí, ben-
diciendo le has bendecido y» tees veces*
11 Fot tanto ahora huyete á tu lugar:
ye cUje que te honrada, mas he aquí que
Jehova, te ha privado de honra.
12 Y Balaamle respondió: ¿Ne le dtfc
yo también á tus mensageros, que me
enviaste, diciendo:
13 Si Balac me diese su casa llena de
plata. y 0*0, yon* podro traspasar el di-
cho de Jejiev* par* hacer cosa buena ni
mala de mi arbitrio: lo que Jehova ha,
blateesodiréyo?
14 % Por tanto, he aquí, yo abes» me
voy á mi pueblo; ven, responderte he
lo que. este pueblo ha de hacer á tu puc-
hólo en los postrimeros días.
15 T tomó su parábola, y dijo: Dijo
Balaam hijo de Beorrdijo el varón de
ojos- abiertos,
k 16 Dijo el que oyó lee dichos de Jeno-
va, y el queeabe deuda del Altísimo, el
que vio la vista del Omnipotente, caldo,
mee deseiapedos los ojoa:
1? Verle he, mas no ahora: mirarle he,
mas no de cerca: saldrá Estrella de
Jacob, y levantarse ha cetro do Israel, y
herirá los cantones de Moab, y destruirá
todos los lújce de 8eth.
18 T será tomada Edom, y será toma-
da Seir por sus enemigos, y Israel se
habrá varonilmente.
19 T él de Jacob se enseñoreará, y des*
truirá de la ciudad lo que quedare.
20 Y viendo i Amalee, tomó su pará-
Mar?**»?
Bie^s^nostrimeria-peeeeeré pora- «ton*
pre.
di X viendo el Cineo, tomo su parábo-
la, y dijo : Fuerte m tu hahitnniou, pon
en la pefta tu nie>t
22 Que el Cineo sesá echado, -cuando
Assur te llevará cautivo.
28 Ítem, tomo su parábola, y dijo: Ay l
¿quién vivirá, cunado pusiere estas eo-
sasDios?
24 T vendrán navios de la ribera» de
CrtUm, y aJUguum á Assur, afligirán i
también á EbcrMna» él también pere-
cerá para siempre.
21 Entonces Balaam se levantó, y ftié-
se, y volvióse á su lugar: y mmhfcea
Balac se fué por su esjnmet
CAPITULO XXV.
Fomicm el pueblo con las nmotrea de Moab f do Me-
dian, y idolatra con mm dioees. IL Pkbtea uta la
Sforfo de JXéep *• eahtd dé m pumit etmirm w»
principe de bro^ t>Aik>o Jérmoar^cmmmm prU-
eeeadeloeMadianüa*, JFL Dioe por tete hecho le
alaba, y en premio de m gétó te confirma el toxxr-
idéelo, rr. MoüámUteedMopee* em ajmjm é he
Y REPOSO Israel en Setim, y el pue-
blo- román so á fornicar con las hi-
jas de Moab,
2 Las cueles llamaron al pueblo áloe
sacrificios de sus dioses, y el pueblo co-
mió, y inclináronse á sus dioses.
3 Y allegóse el pueblo á Behal-Pehor, y el
furor de Jehovase encendió contra IsraoL
4 T Jehova li|oi Moyses: Toma to-
dos los príncipes del pueblo, y ahórca-
los á Jehova delante del sol, y la ira del
luror de Jehova se apartas* de Israel.
5 Entonces Moyses dijo á los Jueces de
Israel; Matad cada una á sus varones
que se han allegado á Behal-Pehor.
6 ? Entonces, he aquí, un varón 4e loe
hrjosde Ismelvine>y Unjo una Media-
nita á sus hermanos á ojos de Moyses, y
de toda la congregación de los hUoa do
Israel, llorando ellos ala puerta del tu-
bernáoulo del testimonio.
7 T violo Phinces hfc> de Eleeaer, fcsjo
de Aeran sacerdote, y levántese de en
medio de la congregación, y temo uam.
lanza en su mano ;
8 T vmo tras el varón de Israel á la
tienda, y alanceólos á ambos, al vurou
de Israel y á la rauger, por su vientre: y
ceso la mortandad de los lujos de Israel.
9 Y murieron de aquella mortandad
veinte y cuatro mü.
H> t Entonces Jehova habló A Meyees,
" * " Digitizedby VjOOQIC
NUMBBQ&
11 PhAnMfc^doEleasa^l^daAa-
ron sacerdote, ha hecho tornar mi furor
de los lujos de Israel zelando mi celo
ente estos* por lo cual yo no he consu-
mido con mi celo á los lujos de Israel.
12 Por tanto di : fie aquí, jo pongo mi
pacto de paz con él ;
13 T tendrá ól y sa simiente después
de él el pacto del sacerdocio perpetuo,
por cuanto tuvo celo por su Dios, y ex-
pié los hijos de Israel
14 Y el nombre del varón muerto que
fué muerto con la Madianita ero Zambri,
hijo de Sala, principe de la familia de la
tribu de Simeón.
15 Y el nombre de Ja muger muerta
Madianita era Cozbl, bija de Sur prínci-
pe de pueblos, padre de lamilla en Ma-
dian.
10 1 Y Jehova l¡abló á Moyses, diciendo:
17 Afligiréis a los Madianitas, y herir-
los heis:
18 Por cuanto ellos da afligieron á vo-
sotros con sus engaños con que o» han
engañado en el negocio de rehor, y en
el negocio de Cosbi hija del principe de
Madian su hermana, la cual fué muer-
ta el dia de la mortandad por causa de
Pehor.
CAPITULO XXVL ♦
De*pme* de la mortandad con que Dios ¿artigó al pm~
bío, tnandad Moyses que lo cuente la segunda vezjfara
sjtu CM^nM a éjtéo wk IM tea rejtaftidn notr ttst
mtrtmk* *tm$d* p mfiftn II. U0 Ltrito* son
contados por ti. III. En esta, ementa ninguna hay
d€lo»q^*atterond«Bgfnto,$ÍnoSHéJom*vCaTél>.
Y ACONTECIÓ después de la mor-
tandad, que Jehova habló á Moyses,
y 4 Eleazax, lujo de Aaron sacerdote,
diciendo:
2 Tomad la suma de toda la congrega*
don 4e los lujos de Israel, de veinte años
y arriba, por las casas de sus padres, á
todos los que pueden salir á la guerra en
Israel
3 T habló Moyses y Eleazar el sacer-
dote con ellos en los campos de Moab
Junio al Jordán de Jericho, diciendo :
4 Contaréis el pueblo de veinte años y
arriba, como mandó Jehpva á Moyses, y
¿ los lujos de Israel, que hablan salido
de tierra de Egypto.
5 Rubén primogénito de Israel. Los
hijos de Rubén fueron Hcnoc, del cual
era la lamilla de los Henochitas: de
Phallu, la familia de los Phallultas :
6 De Hesron, la familia de los Hesro-
nitas: de Charmi, la fiunilia de los Char-
mitas.
I Estas /turón ka flunilis* de los Ru-
benUas : y sus contados fueron cuarenta
y tres mil y siete cientos y treinta.
S Y los tajo* de Phallu: EUab.
0 Y los lujos de Eliab: Namuel, y Da-
than, y Abirom. Estos Dathan y Abi-
rom fueron los del consejo de la congre-
gación, que hicieron el motín eon¿ra
Moyses y Aaron con la compañía de Co-
re, cuando se amotinaron contra Jehova 9
10 Que la tierra abrió su boca, y tragó
á ellos y á Core, cuando la compañía
murió, que consumió el fuego doscien-
tos y cincuenta varones: que fueron por
señal.
II Mas los lujos de Core, no murieron.
12 Los hijos de fiimeon por sus fami-
lias fueron de Namuel, la familia de los
Namuelitas 1 de Jamin, la fanjüla de los
Jominitas : de Jachin, la familia de los
Jachinltas :
19 De Zare, la familia de los Zareltas:
de Saúl, la familia de los BauUtas.
14 Estas fueron tas familias de los 81-
meonitas, veinte y dos mil y doscientos.
15 Los hijos de Gad í>or sus familias :
de Sephoni, la familia de los Sephonitas:
de Aggi, la familia de los Aggitas: de
8uni, la familia de loa 8unitas :
16 De Ozni, la familia de loa Oznitas ;
de Eri, la familia de los Eritaa;
17 De Arod, la familia de los Axodltas:
de Ariel, la familia de los Arielites.
18 Estas fueron las familias de los hijos
de Gad por sus contados, cuarenta mü y
quinientos.
19 Los lujos de Jpda : Er, y Onan ; y mu-
rió Er, y Onan en la tierra de Chanaan.
20 Y fueron los htfos de Juda por sus la-
millas : de Sela, la familia de los Selaitas :
de Phares, la familia de los Pharesitas;
de Zare, la familia do los Zareltas.
21 Y fueron los hijos de Phares: de
Hesron, la familia délos Hesronitaa; de
Hamul, la familia de los HamulKaa.
22 Estas fueron las familias de Juda
por sus contados, setenta y seis mil y
quinientos.
23 Los hijos de Isachar por sus fami-
liar : de Thola, la familia de. los Tholai-
tas : de Phua, la familia de los PhuanW
tas:
24 De Jasub, la familia de los Josubitos :
de Semran, la familia de los Semranitas.
25 Estas fueron las familias de Isachar
por sus contados, sesenta y cuatro mil
y trescientos.
26 Los lujos de Zabulón por sus ñunír
158
NÚMEROS.
llae : do Sared, la familia de los Baredi-
tas : de Elon, la familia de los Elonitas :
de Jalel, la familia de los Jalelitas.
27 Estas fueron las familias de los Za-
bulón i tas por sus contados, sesenta mil
y quinientos.
28 Los hijos de Joseph por sus fami-
lias : Mana88es} y Ephralm.
29 Los hijos de Manasses: de.Machlr,
la familia de los Machiritas: y Machlr
engendró á Galaad : de Galaad, la fami-
lia de los GalaaditaB.
80 Estos fueron los Mijos de Galaad : de
Jezcr, la familia de los Jezerltas: de
Hclec, la familia de los Helecitas :
31 pe Asríel, la familia de los Asrlell-
tas:'de Bechcm, la familia de los 8e-
chemitas :
82 De Bcmlda, la familia de los Beml-
daitas : de Hepher, la familia de los He-
pheritas.
83 T Salphaad, htfo de Hepher, no tu-
vo hUos sino hUas : y los nombres de
las h{jas de Salphaad fueron Maala, y
Noa, y Hegla, y Melena, y Thersa.
34 Estas fueron las familias de Manas-
ses, y sus contados, cincuenta y dos mu
y siete cientos.
85 Estos fueron los hijos de Ephralm
por sus familias : de Suthala, la familia
de los Suthalaitas : de Bcchcr, la familia
de los Becheritas : de Thehen, la familia
de los Thchenitas :
36 Y estos fueron los hijos de Suthala:
de Heran, la familia de los Hcranltas.
87 Eñtas fueron las familias de los btyos
de Ephralm por sus contados, treinta y
dos mil y quinientos. Estos fueron los
hijos de «Toscph por sus familias.
88 Los h\]os de Benjamín por sus fa-
milias: de»Bela, la familia de los Belal-
tas : de Asbel, la familia de los Asbcll-
tas : de Achlram, la ¿imilla de los Achi-
ramlf as :
89 De Supham, la fámula de los 8upha-
mltas : de Hupham, la familia de los Hu-
phamitas.
40 Y los htfos de Bela fueron Hered y
Nocman : de Hered, la &müia de los He-
reditas: de> Noeman, la familia de los
Noemanltas.
41 Estos fueron los h^os de Benjamín
por sos familias: y eas contados cna-
renta y cinco mil y seiscientos.
43 Estos fueron los hijos de Dan por
sus familias : de Suham la familia de los
Buhamltas : estas fueron las familias de
Dan por sus fámulas.
100
48 Todas tas Aminas de los Buhamitas
por sus contados, sesenta y cuatro mfl
y cuatrocientos.
44 Los h{jos de Aser por sus familias :
de Jemna, la familia de los Jemnaltas :
de Jessul, la familia de los Jessuitas : de
Brie.la familia de los Brleitas.
45 Los hyos de Brie: de Heber, la fa-
milia de los Heberitas: de Melchiel, la
familia de los Mekhielltas.
46 Y el nombre de la hija de Aser fué
Sara.
47 Estas fueron las familias de los hijos
de Aser por sus contados, cincuenta y
tres mil y cuatrocientos.
48 Los hijos de Nepnthall por sus fami-
lias : de Jeslel, la familia de los Jesicll-
tas : de Guni, la familia de los Gunitas :
49 De Jeser, la familia de los Jeserltas:
de Sellem, la familia de4os Bellemitas.
50 Estas fueron las familias de Neph-
thall por sus familias : y sus contados,
cuarenta y cinco mil y cuatrocientos.
51 Estos fueron los contados de los hi-
jos de Israel: Seiscientos mil y mil y
sletedcntos y treinta:
52 Y habló Jchova á Moyses, diciendo :
53 A estos se repartirá la tierra en he-
redad por la cuenta de los nombres :
54 A los mas darás mayor heredad, y 1
los menos menor : á cada uno se le dará
su heredad conforme á sus contados.
65 Empero la tierra será partida por
suerte, y por los nombres de las tribus
de sus padres heredarán.
56 Conforme á la suerte será partida au
heredad entre el grande y el pequeño!
57 Tí Y los contados de los Lcvfyas por
sus familias fueron estos: de Gerson
la familia de Tos Gersonitas: de Caath,
la familia de los Caathitas : de Merarl,
la fámula de los Meraritas.
58 Estas fueron las familias de los Levi-
tas : la femllla de los Lobnitas, la fami-
lia de los Hebronttas, la familia de los
Monolitos, la familia de los Musitas, la
familia de los Coritas. Y Caath engen-
dró á Amram.
59 Y la muger de Amram se llamó Jo-
chabed, htya de Levi, la cual nació á Le vi
en Egypto : esta parió de Amram á Aa-
ron, y á Moyses, y á María su hermana.
60 Y de Aaron nacieron Nadab, y Abiu,
Eleazar, y 1 1 homar.
61 Mas Nadab y Ablu murieron, cuando
ofrecieron fuego extraño delante de Je-
hora.
63 Y sus cont
todos fueron veinte y
tres
NUMEROé.
mu, todos los varones de un mes y arri-
ba: porque no fueron contados entre
los bijos de Israel, por cuanto no les
habla de ser dada heredad entre los hi-
jos de Israel.
63 Estos fueron los contados por Moy-
aes y Eleazar el sacerdote, los cuales
contaron los hijos de Israel en los cam-
£os de Moab junto al Jordán de Jericho.
64 ^ Y entre estos ninguno hubo de
los contados por Moyses y Aaron el sa-
cerdote que contaron á los mjos de Is-
rael en el desierto de SinaL
65 Porque Jehova les dtyo : Muriendo
morirán en el desierto : y no quedó ra-
tón de ellos, sino Caleb hflo de Jepho-
ne, y Josué htyo de Nun.
CAPITULO XXVII. *
Lm hffae de Sntphaad por ordenación de DSee red-
hm el derecho d la peeeekm debí herencia de empa-
dre. H Aeeta ooaakm ee pmeetm lep eoaeernientt
al derecho de he heredero*. ITT. Trotando Dios
con Moyeee de enmnerte empeña de em pecado, Máp-
oeem ruega ame proven d en puebla de conteniente
poetar. IV. Por mandado de Dwe ee mñalado Je~
eme por emceeor de Moyeee en la conducta del pne-
bhtdekmff de teda la congregación.
Y LAS htfas de Salphaad, hQo de He-
pber, hflo de Galaad, hijo. de Ma-
chir, hijo de Manasses, de las familias
de Manasses, hty o de Joseph, los nombres
de las cuales eran Maala, y Noa, y He-
gla, y Melena, y Thersa, llegaron:
2 T presentáronse delante de Moyses
y delante de Eleazar el sacerdote, y de-
lante de los principes, y de toda la con-
gregación, á la puerta del tabernáculo
del testimonio, y dtyeron:
8 Nuestro padre murió en el desierto,
el cual no fué en la congregación que se
- juntó contra Jehova en la compañía de
Core : que en su pecado murió, y no tu-
vo h^oe.
4 ¿Por qué será quitado el nombre de
nuestro padre de entre su familia, por
no haber tenido mjo ? Dadnos heredad
entre los hermanos de nuestro padre.
5 Y Moyses llevó su causa delante de
Jehova :
6 Y Jehova respondí* á Moyses, di-
ciendo :
7 Derecho piden las lujas de Salphaad : t
darles' has posesión de heredad entre los
hermanos de su padre, y traspasarás la
heredad de su padre á ellas.
8 H Y á los hijos de Israel hablarás, di-
ciendo: Cuando alguno muriere sin hjjo,
traspaseréls su herencia á su mja :
9 Y si no tuviere wja, daréis su heren-
cia á sus hermanos :
Bpan. • 11
10 Y si no tuviere hermanos, daréis su
herencia á los hermanos de su padre :
11 Y si su padre no tuviere hermanos,
daréis su herencia á su pariente mas cer-
cano de su linage, el cual la heredará : y
será á los mjos de Israel por ley de de-
recho, como Jehova mandó á Moyses.
12 ? ítem, Jehova d\Jo á Moyses : Sabe
á este monte Abarim, y verás la tierra
que he dado á los mjos de Israel.
13 Y verla has, y serás ayuntado á tus
pueblos tú tamblen,como fué ayuntado
tu hermano Aaron.
14 Como os rebelasteis contra mi di-
cho en el desierto do Zin en la rencilla
de la congregación, pora santificarme CU
las aguas en los ojos de ellos : Estas ton
las aguas de la rencilla de Cades en el
desierto de Zin.
15 Entonces Moyses respondió á Jeho-
va, diciendo:
16 Ponga Jehova, Dios de los espíritus
de toda carne, varón sobre la congre-
gación,
17 Que salga delante de ellos, y que
entre delante de ellos, que los saque y
los meta; porque la congregación do
Jehova no sea como ovejas sin pastor.
18 V Y Jehova dijo á Moyses: Tómate
á Josué, hijo de Nun, varón en el cual
hay espíritu, y pondrás tu 'mano so-
bre él:
19 Y ponerle has delante de Eleazar el
sacerdote, y delante de toda la congre-
gación, y darle has mandamientos de-
lante de ellos.
20 Y pondrás de tu resplandor sobre
'él, para que toda la congregación de los
mjos de Israel fe obedezcan.
21 Y él estará delante de Eleazar el sa-
cerdote, y á él preguntará en. el juicio
delürim delante de Jehova: por el di-
cho de él saldrán, y por el dicho de él
entrarán, él y todos los mjos de Israel
con él, y toda la congregación.
22 Y hizo Moyses, como Jehova le
mandó, que tomó á Josué, y le puso de-
lante de Eleazar el sacerdote, y de toda
la congregación :
28 Y puso sobre él sus manos, y dlóle
mandamientos, como Jehova habla man-
dado por mano de Moyses.
CAPITULO XXVHL
Señala Dio» loe eacrificioe ove quiere queeeU hagan
en mee tiempos, onda din, 1L Cada edhndo. IU.
XI primer diade cada mee. IV. La fieeta del pan
cenceño. V. Lafieeta de penthecoetee.
Y HABLO Jehova á Moyses, dicien-
do: ¡zedbyG
NÚMEROS.
2 Manda á los h$os de Israel, y diles :
Mi ofrenda, mi pan con mis ofrendas
encendidas en olor de mi holganza guar-
daréis, ofreciéndomelo á su tiempo.
3 ítem, decirles has: Esta es la ofrec-
ía encendida, que ofreceréis á Jehova:
Pos corderos perfectos de un año, cada
un dia, terd el holocausto continuo.
4 £1 un cordero harás á la mañana, y el
otro cordero harás entre las dos tardes ;
5 T una diezma de un epha de flor de
harina amasada con una cuarta de un
hin de aceite molido, en presente :
6 Holocausto continuo, que fué hecho
en el monte de Sinai en olor de holganza,
ofrenda encendida á Jehova.
7. T su derramadora terd una cuarta de
un hln con cada un cordero: derrama-
rás derramadora de vino á Jehova, en
el santuario.
8 T el segundo cordero harás entre las
dos tardes : conforme á la ofrenda de la
mañana, y conforme á su derramadora
harás, ofrenda encendida en olor de hol-
ganza á Jehova.
9 H Mas el dia del sábado, dos corderos
sin mancha de un afio, y dos diezmas de
flor de harina amasada con aceite por
presente, con su derramadora.
10 Este será el holocausto del sábado
cada sábado, allende del holocausto con-
tinuo y su derramadora.
11 ^ ítem, en los principios de vues-
tros meses ofreceréis en holocausto á Je-
hova, dos becerros hijos de vaca, y un
carnero, y siete corderos perfectos de
un ano.
12 Y tres diezmas de flor de harina
amasada con aceite por presente con
cada becerro ; y dos diezmas de flor de
harina amasada con aceite por presente
con caoVcarnero.
13 T una diezma de flor de harina ama-
sada con aceite en ofrenda por presente
con cada cordero. Holocausto de olor de
holganza, ofrenda encendida á Jehova,
14 T sus derramadnras de vino serán
medio hin con cada becerro, y una ter-
cia de un hin con cada carnero, y una
cuarta de un hin con cada cordero. Es-
to terd el holocausto de cada mes por
todos Iob meses del afio.
15 T un macho de cabrio en expiación
se hará á Jehova, allende del holocausto
continuo, con sn derramadura.
16 T Mas en el mes primero, á los ca-
torce del me» será la pascua de Jehova.
17 T á los quince dias de aqueste mes
163
la solemnidad:' por siete dias m come-
rán panes cenceños :
18 El primer dia habrá santa convoca-
ción ; ninguna obra servil haréis.
19 Y ofreceréis en' ofrenda encendida,
en holocausto á Jebera*, dos becerros hi-
jos de vaca, y un carnero, y siete corde-
ros de un afio, sin defecto los tomareis.
20 Y su presente amasado con aceite,
tres diezmas con cada becerro, y dos diez-
mas con cada carnero haréis.
21 Con eada uno de los siete corderos
haréis una diezma.
23 T un macho cabrio por expiación
para reconciliaros.
23 Esto haréis allende del holocausto de
la mañana, que et el holocausto continuo.
24 Conforme á esto haréis el pan de la
ofrenda encendida en olor de holganza á
Jehova cada. uno de los siete dias, ha-
cerse ha allende del holocausto conti-
nuo, con su derramadura.
25 Y el séptimo dia tendréis santa con-
vocación : ninguna obra servil haréis.
26 f ítem, el dia de las primicias cuan-
do ofreciereis presente nuevo a Jehova
en vuestras semanas, tendréis, santa con-
vocación, ninguna obra servil haréis.
27 Y ofreceréis en holocausto en olor
de holganza á Jehova dos becerros hijos
de vaca, un carnero, siete corderos de
un afio.
28 Y el presente de ellos, flor de harina
amasada con aceite, tres diezmas con ca-
da becerro, dos diezmas con cada car-
nero.'
29 Con cada uno de los siete corderos
una diezma.
30 Un macho de cabrio para reconci-
liaros.
31 Beto haréis allende del holocausto
continuo y sus presentes, y sus derra-
madnras : sin tacha los tomaréis.
CAPITULO XXIX.
La JU*ta de la* trompeta* ¿ftébOacion. n.LmJhtta
dé im» twpimcione*. JILLmJkuaéeku mhmñm,
ÍTEM, el séptimo mes, al primero del
mes, tendréis santa convocación, nin-
guna obra senil haréis, dia de jubila-
ción os será.
2 Y haréis en holocausto por o]or de
holganza á Jehova un becerro hijo de
vaca, un carnero, siete corderos perfec-
tos de un afio :
3 Y el presente de ellos, flor de harina
amasada con aceite, tres diezmas con
cada becerro, dos diezmas con cada car-
nero:
NUMERO!.
TT con «a. tmo d* lo. ri«to wta»
una diezma :
5 T un macho de cabrio por expiación
para reconciliaros :
6 Allende del holocausto del mes y su
presente, y el holocausto continuo ysu
presente, y stos derramaduras conforme
á su ley, ofrenda encendida á Jehota en
olor de holganza.
7 ^ ítem, á los «Hez de este mes sépti-
mo tendréis santa convocación, y afligi-
réis vuestras almas, ninguna obra haréis:
8 T ofreceréis en holocausto á Jehova
por olor de holganza un becerro lujo de
yaca, un carnero, siete corderos de un
año, sin tacha los tomaréis. .
0 Y sus presentes, flor de harina ama-
sada con aceite, tres diezmas con cada
becerro : dos diezmas con cada carnero:
10 T con cada uno de los siete corde-
ros una diezma:
11 Un macho de cabrio por expiación,
allende de la ofrenda de las expiaciones
por el pecado, y del holocausto continuo
y de sus presentes, y de sus derrama-
duras.
12 t ítem, á los quince días del mes
séptimo, tendréis santa convocación:
ninguna obra servil haréis, y celebraréis
solemnidad á Jehova por siete días :
18 T ofreceréis en holocausto, en ofren-
da encendida á Jehova en olor de hol-
ganza trece becerros hijo» de vaca, dos
carneros, catorce corderos de un año,
serán sin defecto:
14 T los presentes de ellos, flor de ha-
rina amasada con aceite, tres diezmas
con cada uno de los trece becerros, dos
carneros, catorce corderos de un ano,
serán perfectos :
15 T con cada uno de los catorce cor-
deros una diezma :
16 Y un macho cabrio por expiación,
allende del holocausto continuo, su pre-
sente, y su derramadura.
17 Y el segundo dia, doce becerros hi-
jos de vaca, dos carneros, catorce corde-
ros sin tacha de un año :
18 Y sus presentes, y sus derramadu-
ras con los becerros, con los carneros, y
con los corderos según el número de
ellos conforme á la ley :
19 Y un macho de cabrio por expia-
ción, allende del holocausto continuo, y
su presente y su derramadura.
20 Y d tercero* dia, once becerros, dos
«amaros, catorce corderos sin delecto
de un ano:
31 Y sus presentes y sus derramaduras
con los becerros, con los carneros, y con
los corderos según el numero de ellos
conforme á la ley :
23 Y un macho de cabrio por expiación,
allende del holocausto • continuo, y su
presente, y su derramadura.
23 Y el cuarto dia, diez becerros, dos
carneros, catorce corderos perfectos de
un año:
24 Sus presentes y sus deiTamaduras
con los becerros, eon los carneros, y
con los corderos según el número de
ellos conforme á la ley :
25 Y un macho de cabrio por expia-
ción, allende del holocausto coistinuo,
su presente y su derramadura,
26 Y el quinto dia, nueve becerros, dos
cameros, catorce corderos sin tacha de
nn ofio:
27 Y sus presentes, y sus derramaduras
con los becerros, con los carneros, y con
los corderos eegun el número de ellos,
conforme á la ley :
28 Y un macho cabrio por expiación,
allende del holocausto continuo, su pre-
sento y su derramadora.
20 Y el sexto dia, ocho becerros, dos
carneros, catorce corderos sin defecto
de un ano :
80 Y sus presentes, y sus derramadu-
ras con los becerros, con los carneros, y
con los corderos según el numero de
ellos, conforme á la ley :
81 Y un macho cabrio por expiación,
allende del holocausto continuo, sus pre-
sentes y sus derramaduras. *
82 Y el séptimo dia, siete becerros, dos
carneros, catorce corderos perfectos de
un año:
88 Y bus presentes, y sus derramadu-
ras con los becerros, con los carneros, y
con los corderos, según el número de
ellos, conforme á su ley :
34 Y un macho cabrio por expiación,
allende del holocausto continuo, y sn
presente, y su derramadura.
85 £1 octavo dia tendréis solemnidad,
ninguna obra servil haréis.
36 Y ofreceréis en holocausto, en ofren-
da encendida á Jehova de olor de hol-
ganza, un novillo, un carnero, siete cor-
deros perfectos de un año :
37 Sus presentes, y sus derramaduras
con el novillo, con el carnero, y con los
eorderos segqn el número de ellos con-
forme á la ley.
88 Y un macho cabrio por expiación,
168
HUMEROS.
allende del holocausto continuo» y su
presente, y su derramadura.
39 Estas cosas haréis á Jehova en vues-
tras solemnidades, allende de vuestros
votos, y de vuestras ofrendas libres, en
vuestros holocaustos, y en vuestros pre-
sentes, y en vuestras derramaduras, y en
vuestras paces.
40 T Moyses cUjo á los htfos de Israel
conforme á todo lo que Jehova habla
mandado á Moyses.
CAPITULO XXX.
De la obligación de lo» votos, y cuando obliguen, ó no
d la* tnugere» que rotaren.
Y HABLÓ Moyses á los príncipes de
las tribus do los lujos de Israel, di-
ciendo : Esto «t lo que Jehova ha man-
dado:
2 Cuando alguno hiciere voto á Jehova,
ó jurare juramento, ligando su alma con
obligación, no contaminará su palabra:
conforme á todo lo que salió por su
boca, hará.
8 Mas la muger cuando hiciere voto á
Jehova, y se ligare con obligación en
casa de su padre en su mocedad;
4 Si su padre oyere su voto, y la obli-
gación con que ligó su alma, y su padre
callare á él, todos los votos de ella serán
firmes, y toda obligación, con que hu-
biere obligado su alma, será firme :
5 Mas si bu padre lo vedare el dia que
oyere todos -sus votos, y sus ataduras
con que ella hubiere ligado su alma, no
serán firmes, y Jehova la perdonará, por
cuanto su padre lo vedó.
6 Empero si fuere casada, y hiciere vo-
tos, ó pronunciare desús labios cosa con
que obligue su alma;
7 Si so marido lo oyere, y cuando lo
oyere, callare á ello, los votos de ella
serán firmes, y la atadura con que ligó
su alma, será firme.
8 Mas si cuando su marido lo oyó, lo
vedó, entonces el voto que ella hizo, y
lo que pronunció de sus labios con que
ató su alma, será ninguno, y Jehova la
perdonará.
0 Empero todo voto de viuda, ó repu-
diada, con que ligare su alma, será firme.
10 Mas si lo hubiere hecho en casa de
su marido, y hubiere ligado su alma con
obligación de juramento ;
11 81 su marido oyó, y calló á ello, y no
lo vedó, entonces todos sus votos serán
firmes, y toda obligación con que hu-
biere ligado su alma, será firme.
12 Mas si su marido los anuló el 41a
que fot oyó, todo lo que salió de sus la-
bios, cuanto á sus votos, y cuanto á la
obligación de su alma, será ninguno, su
marido los anuló, y Jehova la perdonará.
13 Todo voto, ó todo Juramento do
obligación para. afligir el olmo, su mari-
do lo confirmará, ó su marido lo anulará.
14 Empero si su marido callare á ello
de dia en dia, entonces confirmó todos
sus votos, y todas las obligaciones, que
están sobre ella: confirmólas, por cuan-
to calló á ello, el dia que io oyó.
15 Mas si las anulare después que la*
oyó, entonces él llevará el pecado do
ella.
16 Estas son las ordenanzas que Jehova
mandó á Moyses para entre el varón y
su muger, y entre el padre y su luja en
su mocedad en casa de su padre.
CAPITULO XXXL
SI pueblo por mandado de Dio» hace guerra d fot
Madianita», donde mata d todo varón, den rege*
p d Bataam el adivino, y traen cautiva» d la» mu-
gert» y niño». 17. Jfoysea te enoja porque habían re-
terrado la» nmgere», y por m mandado matan d
iodo» lo»ntíkt»varone»,yd toda» la» muoere* que ha-
bian conocido varo», y todo el resto de la preea ex-
pían, m. La preta te reparte por el arden que
Dio» manda, TV. Lo» capitoné» o/recen »u» dame»
particulare» que habioM prometido en la guerra.
ÍTEM, Jehova habló á Moyses, dicien-
do:
2 Haz la venganza de los htyos de Israel
de los Madianitas, después serás recogido
á tus pueblos.
3 Entonces Moyses habló al pueblo» di-
ciendo: Armaos algunos de vosotros
para la guerra, y serán contra Madian, y
harán la venganza de Jehova en Madian.
4 Mil de* cada tribu de todas las tribus
de los lujos de Israel enviaréis á la
guerra.
5 Así fueron dados de los millares do
Israel mil por cada una tribu, doce mil
á punto de guerra.
6 Y Moyses los envió á la guerra : mu do
cada tribu envió, y Phinees lujo de Elea-
zar sacerdote fué á la guerra, con los
santos instrumentos, con las trompetas
del júbilo en su mana
7 Y pelearon contra Madian, como Je-
hova lo mandó á Moyses, y mataron á
todo varón.
8 Mataron también entre los que ma-
taron de ellos á los reyes de Madian ;
Evi, y Recem, y Sur, y Hur, y Bebe,
cinco reyes de Madian : y á Balaam lujo
de Beor mataron á cuchillo.
9 Y llevaron cautivas los lujos de Israel
las mugeres de los Madianitas, y sus
NÚMEROS.
chiquitos, y todas suf bestial, 7 todos
sus ganados, y robaron toda bu hacienda.
10 Y todas sus ciudades por bus habita-
dones, y todos bus palacios quemaron á
fuego.
11 Y tomaron todo el despojo y toda la
presa así de hombres como de bestias,
12 Y trujáronlo á Moyses, y á Eleazar el
sacerdote, y ala congregación délos hijos
de Israel ; los cautivos y la presa, y los
despojos, al campo, en los llanos de Moab,
que atan junto al Jordán de Jericho.
13 Y salieron Moyses, y Eleazar el sa-
cerdote, y todos los principes de la con-
gregación á recibirlos fuera del campo.
14 T Y Moyses se enojó contra los ca-
pitanes del ejército, los tribunos y cen-
turiones que volvían de la guerra.
15 Y díjoles Moyses: ¿Todas las mu-
geres habéis reservado ?
16 He aquí, «üa* fueron á los tytfoe de Is-
rael por consejo de Balaam para dar pre-
varicación contra Jehova en el negocio
de Pehor, por lo cual hubo mortandad
en la congregación de Jehova.
17 Matad pues ahora á todos los varo-
nes en los niños : y á toda muger que
haya conocido varón en ayuntamiento de
varón matad.
18 Y todas las niñas entre las mugeres,
que no hayan conocido ayuntamiento
de varón, os guardaréis vivas.
19 Y vosotros quedaos fuera del campo
siete días : y todos los que mataren per-
sona, y cualquiera que tocare á muerto,
expiaros neis al tercero y al séptimo día,
vosotros y vuestros cautivos.
20 Y todo vestido, y toda alhaja de pie-
les, y toda obra de pelos de cabras, y to-
do vaso de madera expiaréis.
21 Y Eleazar el sacerdote dijo á los
hombres de guerra, que venían de la
guerra : Esta e* la ordenanza de la ley
que Jehova mandó á Moyses :
22 Ciertamente el oro, y la plata, metal,
hierro, estaño, y plomo,
23 Todo lo que entra en fuego haréis
pasar por fuego, y será limpio; empero
en las aguas de la expiación se alimpla-
rá: mas todo lo que no entra en fuego,
haréis pasar por agua.
24 Demás de esto lavaréis vuestros ves-
tidos él séptimo dia, y <uí seréis limpios:
y entraréis después en el campo.
25 ^ ítem, Jehova habló á Moyses, di-
ciendo:
26 Toma la cuenta de la presa de la cau-
tividad, asi de los hombres como de las
bestias, tú y Eleaiar el sacerdote, y las
caberas de los padres de la congregación ,
27 Y partirás por medio la presa entre
los que pelearon, los que salieron á la
guerra, y toda la congregación.
28 Y apartarás para Jehova el tributo
de los hombres de guerra, que salieron
á la guerra, de quinientos uno, asi de los
hombres como de los bueyes, de los as-
nos,' y de las ovejas.
20 Do la mitad de ellos tomaréis, y da-
réis á Eleazar el sacerdote la ofrenda de
Jehova.
80 Y de la mitad de los mjos de Israel
tomarás uno de cincuenta, de los hom-
bres, de los bueyes, de los asnos, y de
las ovejas, de todo animal, y darla has á
los Levitas, que tienen la guarda del ta-
bernáculo de Jehova.
81 Y hizo Moyses y Eleazar el sacer-
dote como Jehova mandó á Moyses.
82 Y fué la presa, el resto de la presa
que tomaron los hombres de guerra, seis-
cientas y setenta y cinco mil ovejas,
33 Y setenta y dos mil bueyes,
84 Y. sesenta y un mil asnos,
85 Y personas de hombres, y de muge-
res que no hablan conocido ayuntamien-
to de varón, de todas personas, treinta y
dos mil.
36 Y fué la mitad, la parte de los que
hablan salido á la guerra, el número de
las ovejas, trescientas y treinta y siete
mil y quinientas.
87 Y fué el tributo de Jehova de las
ovejas, seiscientas y setenta y cinco.
88 Y de los bueyes, treinta y seis mil :
y el tributo desello* para Jehova, seten-
ta y dos.
89 Y de los asnos, treinta mil y quinien-
tos: y el tributo de ellos para Jehova,
setenta y uno.
40 Y de las personas, diez y seis mil: y
el tributo de ellas para Jehova, treinta y
dos personas.
41 Y dio Moyses, el tributo de la ofren*
da de Jehova á Eleazar el sacerdote, co-
mo Jehova lo mandó á Moyses.
42 Y de la mitad de los mjos de Israel
que partió Moyses de los hombres que
hablan ido á la guerra,
48 La mitad de la congregación fué, de
las ovejas, trescientas y treinta y siete
mil y quinientas :
44 Y de los bueyes, treinta y seis mil :
45 Y de los asnos, treinta mil y qui-
nientos :
46 Y de las personas, diesy seis mil.
165
NÚMEROS.
47 T de la mitad de loe hijos de Israel
Moyses tomó uno de cincuenta, de los
hombres y de las bestias, y dlóla á los
Levitas, que tenían la guarda del taber-
náculo do Jehova, como Jehova lo ha-
bla mandado á Moyses.
48 í T llegaron á Moyes los capitanes
de los miliares de la guerra, los tribunos
y centuriones,
49 T dieron ¿ Moyses : Tus sierros han
tomado la copia de los hombres de
guerra que esfefe en nuestro poder, y
ninguno ha faltado de nosotros :
50 Por lo cual hemos ofrecido a Jehova
ofrenda cada uno de lo que ha hallado,
vasos de oro, braceletes, manillas, ani-
llos, zarcillos, y cadenas para reconciliar
nuestras almas delante de Jehova.
51 Y recibió Moyses y Eleasar el sacer-
dote el oro de ellos, todos vasos obra-
dos.
53 T rué todo el oro de la ofrenda que
ofrecieron á Jehova dies y sois mil y
sietecientos y cincuenta sidos, de los
tribunos y centuriones.
58 Jorque los varones del ejército ha-
blan tomado despojos cada uno para si.
54 Y recibió Moyses y Eleasar el sacer-
dote el oro de los tribunos y centurio-
nes, y trujáronlo al tabernáculo del tes-
timonio por memoria de los mjos de Is-
rael delante de Jehova,
CAPITULO XXXIL .
Loe kij<* de Rubén,* lo* de G<*Jt uto medía tribu de
Mámeme» reciben m «verte de la tierra de aquella
parle delJordan^d condición que vayan armado»
con la$ otras tribu* d la conquista de la otra parte
del Jordán: u con emta condición toman la posesión
de ella p lajort^cam d m propstUo.
Y LOS htyos de Roben y los htyos de
Oad tenían mucho ganado: mucho
en gran multitud: los cuales viendo la
tierra de Jaser y de Galaad, parecióles el
lugar, lugar de ganado.
2 Y vinieron los htyos de Gad y los hi-
jos de Rubén, y hablaron á Moyses, y á
Eleasar el sacerdote, y á los principes de
la congregación, diciendo :
3 Ataroth, y Dibon, y Jazer, y Nemra, y
Hesebon, y Eleale, y Saban, y Nebo, y
Beon,
4 La tierra que Jehova hirió delante de
la congregación de Israel, es tierra de
ganado, y tus siervos tienen ganado.
5 Y dijeron : 81 hallamos grada en tus
ojos dése esta tierra á tus siervos en he-
redad, no nos hagas pasar d Jordán.
• Y respondió Moyses á los htyoe de
Gad, y áloe hflos de Rubén: ¿Vendrán
106
vuestros hermanos á la guerra, y voso-
tros os quedaréis aquí ?
7 Y ¿ por qué impedís d ánimo de los
h^os de Israel, para que no pasen á la
tierra que les ha dado Jehova?
8 Asi hicieron vuestros padres cuando
los envié desde Cades-Barne para que
viesen esta tierra :
9 Que subieron hasta el arroyo de Ea-
ctiol, y vieron la tierra, y impidieron el
ánimo de los htfos de Israel para no venir
á la tierra, que Jehova les habla dado.
10 Y el furor de Jehova se encendió en-
tonces, y Juró, diciendo: •
11 Que no verán los varones que subie-
ron de Egypto de veinte años y arriba,
la tierra, por la cual juré á Abraham,
Isaac, y Jacob, por cuanto no fueron
perfectos en pos de mi;
12 Excepto Caleb hijo de Jephone Co-
nezeo, y Josué htyo de Nun, que fueron
perfectos en pos de Jehova.
13 Y d furor de Jehova se encendió en
Israel, y bisólos andar vagabundos por
d desierto cuarenta anos, hasta que toda
aquella gencradon fué acabada, que ha-
bla hecho mal delante de Jehova.
14 Y, he aquí, vosotros habéis sucedido
en lugar de vuestros padres, crianza de
hombres pecadores, para añadir aun á la
Ira de Jehova contra Israel.
15 81 os volviéreis de en pos de él, él
volverá otra vez á dejarlo en el desierto,
y destruiréis á todo este pueblo.
16 Entonces dios se llegaron á él, y di-
jeron : Edificaremos aquí majadas para
nuestro ganado, y dudados para nues-
tros niños :
17 Y nosotros nos armaremos, y iremos
con diligencia ddante de los hijos de Is-
rael, hasta que los metamos en su lugar :
y nuestros niños quedarán en dudades
fuertes á causa de los moradores de la
tierra.
13 No volveremos á nuestras casas
hasta que los hijos de Israel posean cada
uno su heredad:
19 Porque no tomaremos heredad con
ellos tras d Jordán ni adelante, por
cuanto tendremos ya nuestra heredad de
estotra parte del Jordán al oriente.
20 Entonces Moyses les respondió: 81
lo hidérds asi, si os armareis delante
de Jehova para la guerra,
21 Y pasareis todos vosotros armados
d Jordán delante de Jehova, hasta que
haya echado sus enemigos de delante
de si,
NUMER08.
39 Y que la tierra sea aojosgada delan-
te de Jehova, y después volváis, seréis
absueltos de Jehova y de Israel, y esta
tierra será vuestra en heredad delante
de Jehova.
23 Mas si no lo hiciereis así, he aquí,
habréis pecado á Jehova, y sabed que
vuestro pecado os alcanzará.
94 Edificeos ciudades para vuestros nl-
líos, y majadas para vuestras ovejas, y
haced lo que ha salido de vuestra boca.
25 T hablaron los hijos de Gad y los
hijos de Rubén á Moyses, diciendo: Tus
siervos harán como mi señor ha man-
dado.
26 Ntfestros niños, nuestras mugeres,
nuestros ganados, y todas nuestras bes-
tias estarán allí en las ciudades de Ga-
laad:
27 T tus siervos pasarán todos armados
de guerra, delante de Jehova á la guerra
de la manera que mi sefior dice.
28 Entonees lí oyses los encomendó á
Eleazar el sacerdote, y á Joene hijo de
Nun, y á los principes de los padres de
las tribus de los hyos de Israel ;
20 T díjoles Moyses: 81 los hijos de
Gad y los hijos de Rubén pasaren con
vosotros el Jordán, todos armados de
guerra delante de Jehova, luego que la
tierra raeré sojuzgada delante de voso-
tros, darles neis la tierra de Galaad en
posesión :
80 Mas si no pasaren armados con vo-
sotros: entonces tendrán posesión en-
tre vosotros en la tierra de Chanaan.
81 Tíos hijos de Gad y los hijos de
Rubén respondieron, diciendo: Lo que
Jehova ha dicho á tus siervos, haremos :
83 Nosotros pasaremos armados de-
lante de Jehova á la tierra de Chanaan,
y la posesión de nuestra heredad será de
esta parte del Jordán.
88 Así Moyses les dio, á los hijos de
Gad y á los hijos de Rubén, y á la media
tribu de Manasses, hijo de Joseph, el
reino de Sehon rey Amorrheo, y el reino
de Og rey de Basan, la tierra con sus
ciudades y términos, las ciudades de la
tierra al derredor.
84 Y los hyos de Gad edificaron á Di-
hon y á Ataroth, y á Aroer,
35 Y á Roth, y á Sopham, y á Jazer, y á
Jegbaa,
86 T á Beth-nemcra, y á Beth-aran, ciu-
dades fuertes, y majadas de ovejas.
87 T los lujos de Rubén edificaron á
Heecbon, y á Eeale, y á Cartathaim,
88 T á Nebo, y á Baal-meon, modados
los nombres, y á Sabama, y pusieron
nombres á las ciudades que edificaron.
89 Y los hyos de Macbir, hyo de Ma-
nasses, fueron á Galaad, y tomáronla, y
echaron al Amorrheo que utaba en ella.
40 Y Moyses dio á Galaad á Machir hi-
jo de Manasses, el cual habitó en ella.
41 También Jair htyo de Manasses fué,
y tomó sus aldeas, y púsoles nombre
Havoth-Jair.
42 Asimismo Nobe rae, y tomó 4 Co-
nath y sus aldeas, y púsole nombre No-
be, conforme á su nombre.
capitulo xxxm.
Recoyitúlan* todoá lo* alojamiento* qm el campo de
poe de Moab. 27. Manda Dio» al pueblo qm entra-
do* en la tierra de Chanaan, echen de ella d todo»
mu morad oree, y éeetnajan ene ItUkm.
INSTAS son las partidas de los- hijos
■J de Israel, que salieron de la tierra
de Egypto por sus escuadrones, por ma-
no de Moyses y Aaron,
2 Que Moyses escribió sus saüdas por
sus partidas por dicho de Jehova: y es-
tas son sus partidas por sus salidas.
8 De Ramesses partieron el mes pri-
mero á los quince dias del mes primero:
el segundo día de la pascua salieron los
hyos de Israel con mano alta á ojos de
todos los Egypcios.
4 Enterrando los Egypeios los que Je-
hova habla muerto de ellos, á todo pri-
mogénito ; y habiendo Jehova hecho jui-
cios en sus dioses.
5 Partieron pues los hyos de Israel de
Ramesses, y asentaron campo en Socoth.
6 Y partiendo de Socoth asentaron en
Etham, que es al cabo del desierto.
7 Y partiendo de Etham volvieron so-
bré Phi-hahiroth, que es delante de Baal-
sephon, y asentaron delante de Magdalo.
8 Y partiendo de Phi-hahiroth pasaron
por medio de la mar al desierto, y andu-
vieron camino de tres días por el desier-
to de Etham, y asentaron en Mará.
9 Y partiendo de Mará vinieron á Elim,
donde habia doce fuentes de aguas y se-
tenta palmas; y asentaron allí.
10 Y partidos de Elim asentaron Junto
al mar Bermejo.
11 Y partidos del* mar Bermejo asenta-
ron en el desierto de Sin.
12 Y partidos del desierto de Sin asen-
taron en Daphca.
18 Y partidos de Daphca asentaron en
Alus,
14 Y partidos de Alus asentaron en Ra-
W7
NÚMEROS.
phidimt donde el pueblo no tuvo aguas
pora beber.
15 Y partidos de Raphldlm asentaron
en el desierto de Sinai.
16 T partidos del desierto de Sinai
asentaron en Kibroth-Hathaava.
17 T partidos de Kibroth-Hathaava
asentaron en Hasseroth.
18 Y partidos de Hasseroth asentaron
enRethma.
19 Y partidos de Réthma asentaron en
Remmon-Phares.
20 Y partidos de Remmon-Phares asen-
taron en Lebna.
21 Y partidos de Lebna asentaron en
Ressa.
22 Y partidos de Ressa asentaron en
Cealatha.
* 23 Y partidos de Cealatha asentaron en
el monte de Sepher.
24 Y partidos del monte de Sepher
asentaron en Harada.
25 Y partidos de Harada asentaron en
Maceloth.
26 Y partidos de Maceloth asentaron
enThahath.
27 Y partidos de Thahath asentaron en
Thare.
28 Y partidos de Thare asentaron en
Methca,
29 Y partidos de Methca asentaron en
Hesmona,
80 Y partidos de Hesmona asentaron
en Moseroth.
81 Y partidos de Moseroth asentaron
en Bene-jaacan.
82 Y partidos de Bene-jaacan asentaron
en el monte de Guidgad.
88 Y partidos del monte de Guidgad
asentaron en Jethebatha.
84 Y partidos de Jethebatha asentaron
enHebrona.
85 Y partidos de Hebrona asentaron
en Asion-gaber.
86 Y partidos de Asion-gaber asentaron
en el desierto de Zinf que es Cades.
87 Y partidos de Cades asentaron en el
monte de Hor en el fin de la tierra de
Edom.
88 Y subió Aaron el sacerdote en el
monte de Hor, conforme al dicho de Je-
hova, y allí murió á los cuarenta anos
de la salida de los htyos de Israel de la
tierra de Egypto, en el mes quinto, en
el primero del mes.
89 Y era Aaron de edad de ciento y
veinte y tres años cuando murió en el
monte de Hor.
168
40 Y o jó el Chananeo rey de Arad, que
habitaba al mediodía en la tierra de Gha-
naan, como hablan entrado los lujos de
Israel.
41 Y partidos del monte do Hor asen-
taron en Solmona.
42 Y partidos de Solmona asentaron en
Fhunon.
48 Y partidos de Phunon asentaron en
Oboth.
44 Y partidos de Oboth asentaron en
Je-übarim en el término de Moab.
45 Y partidos de Je-abarim asentaron
en Dibon-gad.
46 Y partidos de Dibon-gad asentaron
en Helmon-Deblathalm.
47 Y partidos de Helmon-Deblathalm
asentaron en los montes de Abarim de-
lante de Nebo.
48 Y partidos de los montes de Abarim
asentaron en los campos de Moab junto
al Jordán de Jericho.
49 Finalmente asentaron junto al Jor-
dán desde Beth-jeslmoth basta Abel-sa-
tlm en los campos de Moab.
50 *¡ Y habló Jehova á Moyses en loe
campos de Moab junto al Jordán de Je-
richo, diciendo :
51 Habla á los hijos de Israel, y diles :
Cuando hubiereis pasado el Jordán á la
tierra de Chanaan,
52 Echaréis á todos los moradores de
la tierra de delante de vosotros, y des-
truiréis todas sus pinturas, y todas sus
imagines de fundición, destruiréis asi-
mismo todoesus altos :
58 Y echaréis k* moradores de la tierra,
y habitaréis en ella: porque yo os la he
dado para que la heredéis.
54 Y heredaréis la tierra por suertes
por vuestras lamillas ; al mucho daréis
mucho por su heredad, y al poco daréis
poco por su heredad : donde le saliere
la suerte, allí la tendrá: por las tribus
de vuestros padres heredaréis.
• 55 Y si no echareis los moradores de
la tierra de delante de vosotros, será,
que los que dejareis de ellos mrd* por
aguijonea en vuestros ojos, y por espi-
nas en vuestros costados, y afligiros han
sobre la tierra en que vosotros habi-
tareis.
56 Y será, que como yo pensé hacerles
á ellos, haré á vosotros.
CAPITULO XXXIV.
Señala IHotk* cuatro término* d* toda la tierra*
promfcfcm pora que m pmdüo la htred*. 1L tata
la attmdmmoimprimeipe década a-Úmqwa coa JBUa-
xar el mueardof, p Jamw, fe» rmjarim k% mirra.
NÚMEROS.
T TJfiM, Jebera habló á Moyses, diclen-
X do:
2 Manda alo* lujos de Israel, y diles:
Cuando hubiereis entrado en la tierra
de Chanaan, es á saber, la tierra q>e os
ha de caer en heredad, la tierra de Cha-
naan por sos términos,
3 Tendréis el lado del mediodía desde
el desierto de Zln basta los términos de
£dom ; y seros ha el término del medio-
día el cabo del mar de la sal hacia el
oriente.
4 T este término os irá rodeando des-
de el mediodía á la subida de Aerabim,
y pasará hasta Zln : y sus salidas serán
del mediodía á Cades- baroe: y saldrá á
Ahasar-Adar, y pasará hasta Asemona.
5 T rodeará este término desde Ase-
mona hasta el arroyo de Egypto, y sus
salidas serán al occidente.
6 T el término occidental os será la
gran mar, este término os será el térmi-
no occidental
7 Y el término del ftxte os será este :
desde la gran mar os señalaréis el monte
de Hor :
8 Del monte de Hor señalaréis á la en-
trada de Emath; y serán las salidas de
aquel término á Sedada :
9 Y saldrá este término á Zephrona,
y serán sus salidas á Hasar-Snan: este
os será el término del norte.
10 Y por término si oriente os seña-
laréis desde Hazar-Enbn hasta Sephema.
11 Y descenderá este término de Se-
phama á Reblatha al oriente de Aln, y
descenderá esto término, y llegará á la
costa de la mar de Cenereth al oriente:
12 Y descenderá esto término si Jordán,
y serán sus salidas al mar de la sal : esta
os será la tierra por bus términos al der-
redor.
18 Y mandó Moyses á los lujos de Is-
rael, diciendo : Esta st la tierra que he-
redaréis por suerte, la cual mandó Jeho-
va que diese á las nnere tribus y á la
media tribu.
14 Porque la tribu de los lujos de Ru-
bén por las casas de sus padres, y la tri-
bu de los lujos de Gad por las casas de
sus padres, y la media tribu de Maneases
han tomado su herencia,
15 Dos tribus y media tomaron su he-
redad de esta parte del Jordán de Jeri-
cho al oriente, al nacimiento dd **\
16 f Y habló Jehora á Moyses, diciendo:
17 Estos son los nombres de los varo-
nes que tomarán la posesión de la tierra
para vosotros! Eleecar el sacerdote, y
Josué lujo de Nun.
18 Y tomaréis de cada tribu un prin-
cipe para tomar la posesión de la tierra,
19 Y estos mm los nombres de los varo-
nes : De la tribu de Juda, Caleb lujo de
Jephone.
20 Y de la tribu de los Mjos de Simeón,
Samuel htyo de Ammiud.
21 De la tribu de Ben-Jamin, EUdad hi-
jo de Chaselon.
22 Y de la tribu de los mjos de Dsn, el
principe Bocel htyo de Jogll.
23 De los lujos de Joseph, de la tribu
de los htyos de Manasses, el principe
Hanlel hijo de Ephod.
2é Yde la tribu de los mjos de Ephra-
im, el principe Camuel mjo de Seph-
than.
25 Y de la tribu de los mjos de Zabu-
lón, el principe EUsaphan lujo de Phar-
nach.
26 Y de la tribu de los lujos de Isa-
cbar, el príncipe Phaltiel mjo de Osan.
27 Y de la tribu de los mjos de Aser, el
principe Ahiud htyo de Salomi.
28 Y de la tribu de los lujos de Neph-
thali, el principe Phedael htyo de Am-
miud.
29 Estos ton á los que mandó Jehova
que hiciesen heredar la tierra á los hi-
jos de Israel en la tierra de Ch
CAPITULO XXXV.
Manda Dioe que de toda* lo* tuertee éel pueblo en el
repartimiento de la fierra te taquen cuarenta y oeko
ciudades con eme ejidos para toe Levita». JL Y que
de eetat te tenalen eeie donde per anuencia deleom-
tejo m acoja el que matare d otro per cato/brtuito,
ó ira repentina, donde eeté katta ta muerte del gran
eacerdote ampute de la cual taiga Ubre. III. Que
ni el que mató d tabiendae ni el que mató d cato man
.abtueltoe de tu culpa por precio, tino ti primero por
tumi-te propria, u el otro por la muerte del gran
tacerdete^ conforme d la ditpoeicion de lo leg.
Y HABLÓ Jehova á Moyses en los
campos de Moab junto al Jordán
de Jerícbo, diciendo :
2 Manda á los hijos de Israel, que den
á los Levitas de la posesión de su here-
dad ciudades en que habiten ; y los eji-
dos de las ciudades daréis á los Levitas
al derredor de ellas.
8 Y las ciudades tendrán para habitar
ellos; y los ejidos de ellas serán para
sus animales, y para sus ganados, y para
todas sus bestias.
4 Y los ejidos de las ciudades, 1}ue da-
réis á los Levitas, estarán mü codos al
derredor desfc el muro de la ciudad para
Alera : :ed by vj
160
NÚMEROS.
5 Luego* mediréis fuera de la ciudad ala
parte del oriente dos mil codos, yá*la
porte del mediodía dos mil codos, y á la
porte del occidente dos mil codos, y á
la parte del norte dos mil codos; y lo
ciudad en medio : esto tendrán por los
ejidos de las ciudades.
6 T de las ciudades que daréis á loa Le-
vitas, seis ciudades serán, de acogimien-
to, las cuales daréis para que el homici-
da se acoja allá : y allende de estas da-
réis cuarenta y dos ciudades.
7 Todas las ciudades que daréis á los
Levitas Barón cuarenta y ocho ciudades,
ellas y sus ejidos.
8 Y las ciudades que diereis de la here-
dad de los hijos de Israel, del mucho to-
maréis mucho, y del poco tomareis poco :
cada uno dará de sus ciudades á los Le-
vitas según la posesión que heredará.
9 ? ítem, Jehova habló á Moyses, di-
ciendo :
10 Habla á los h^jos de Israel, y diles :
Cuando hubiereis pasado el Jordán á la
tierra de Chanaan,
11 Señalaros neis ciudades : ciudades de
acogimiento tendréis, donde huya el ho-
micida, que hiriere á alguno por yerro.
12 T seros han aquellas ciudades por
acogimiento del pariente, y no morirá el
homicida hasta que esté á juicio delante
de la congregación.
18 Y de las ciudades que daréis, ten-
dréis seis ciudades de acogimiento.
14 Las tres ciudades daréis de esta parte
del Jordán, y las otra* tres ciudades do-
réis en la tierra de Chanaan, las cuales
serán ciudades de acogimiento.
. 15 Estas seis ciudades serán para acogi-
miento á los h|}os de Israel, y al pere-
grino, y al que morará entre ellos, para
que huiga allá cualquiera que hiriere á
otro por yerro.
16 Y si con instrumento de hierro le
hiriere, y muriere, homicida m; el ho-
micida morirá.
17 Y si con piedra de mano de que pue-
da morir, le hiriere,^ muriere, homicida
es; el homicida morirá,
18 Y si con instrumento de palo de ma-
no, de que pueda morir, le hiriere, ho-
micida es ; el homicida morirá.
19 £1 redimidor de la sangre, él matará
al homicida; cuando le encontrare, él le
matara.
20 Y si con odio le rempujó, ó echó so-
bre él alguna cosa por asechamos, y
murió:
170
21 O por enemistad le hirió con su mo-
no, y murió, el hcrldor morirá, homici-
da es ; el redimidor de la sangre matará
al homicida, cuando le encontrare.
23 Ana si á caso sin enemistades lo
rempujó, ó echó sobre él cualquiera ins-
trumento sin asechan»*,
28 O hizo caer sobre éí alguna piedra,
de que pudo morir, sin verle, y muriere,
y él no era su enemigo ni procuraba su
mal,
24 Entonces la congregación juzgará
entre el heridor y el redimidor de la san-
gre conforme á estas leyes.
25 Y la congregación librará al homici-
da do mano del redimidor de la sangre, y
la congregación le hará volver á su ciu-
dad de acogimiento, á la cual se habla
acogido, y morará en ella hasta que
muera el gran sacerdote, el cual rae un-
gido con el santo aceite.
26 Y si saliendo saliere el homicida del
término de su cuidad de acogimiento, á
la cual se acogió,
27 Y el redimidor de la sangre le hallare
raerá del término de la ciudad de su
acogimiento, y el redimidor de la sangro
matare al homicida, no habrá por dio
muerte.
28 Mas en su ciudad de acogimiento
habitará hasta que muera el gran sacer-
dote: y después que muriere el gran
sacerdote el homicida volverá á la tierra
de su posesión. *
29 Y estas cosas os serán por ordenanza
de derecho por vuestras edades en todas
vuestras habitaciones.
30 t Cualquiera que hiriere á alguno,
por dicho de testigos morirá el homici-
da, y un testigo no hablará contra per-
sona para que muera.
31 Y no tomaréis precio por la vida
del homicida, porque está condenado á
muerte, mas de muerte morirá.
82 NI tampoco tomaréis precio del que
huyó á su ciudad de acogimiento para
que vuelva á vivir en su tierra, hasta
que muera el sacerdote.
88 Y no contaminaréis la tierra donde
estuviereis, porque esta sangre contami-
nará la tierra; y la tierra no será ex-
piada de la sangre que fué derramada
en ella, sino por la sangre del que la
derramó.
34 No contaminéis pues la tierra donde
habitáis, en medio de la cual yo habito :
porque yo Jehova habito en medio de
los lujos de Israel.
DEÜTKRONOMIO.
CAPITULO XXXVI.
A petición de la /amula de Oaiaad de la tribu de
Mannmet es mandado d tas lajas de Salphaad quemo
se casen fuera de su tribu: porque m heredad no ata
traspasada d tribu extraña. II. A esta ocasión se
pon* leu, que ninguna hija que haya heredado de su
padre por/alta da varón, m case Juera de su tribu,
Y LLEGARON los principes de los
padres de la familia de los hjjoe de
Galaad, mjo de Machlr, lujo de Maneases,
de las flunfllss de los h\jos de Joseph, y
hablaron delante de Moyses, y de los
principes cabezas de padres de los lujos
de Israel,
9 Y dijeron : Jehova mandó á mi tenor
que diese la tierra á los lujos de Israel
por suerte en posesión : también Jehora
na mandado á mi señor, que dé kíposesion
de Salpbaad nuestro hermano á sus hfyas :
8 Las cuales se casarán con algunos de
los lujos de las tribus de los hijos de
Israel, y la herencia de ellas ast será dis-
minuida de la herencia de nuestros pa-
dres, y será añadida á la herencia de la
tribu de la cual serán : y será quitada de
la suerte de nuestra heredad.
4 Y cuando yiniere el Jubileo de los
lujos de Israel, la heredad de ellas será
añadida á la heredad de la tribu de sus
maridos, y asi la heredad de ellas será
quitada de la heredad de la tribu de
nuestros padres.
5 Entonces Moyses mandó á los hijos de
Israel por dicho de Jehora, diciendo : La
tribu de los lujos de Joseph habla derecho:
• Esto et lo que ha mandado Jebora
acerca de las lujas de Salpbaad, diciendo :
Cásense como á ellas les pluguiere, em-
pero en la lamilla de la tribu de su padre
se casarán:
7 Porque la heredad dé9 los lujos de Is-
rael no sea traspasada de tribu en tribu ;
porque cada uno de los lujos de Israel se
allegará á la heredad de la tribu de sos
podres.
8 1 Y cualquiera luja que poseyere he-
redad de las tribus de los mjos de Israel,
con alguno de la fámula de la tribu do
su padre se casará, para que los hfyos de
Israel posean cada uno la heredad de
sus padres ;
9 Porque la heredad no ande rodeando
de una tribu á otra: mas cada una do
las tribus de los mJos de Israel se llegue
ásu heredad.
10 Como Jebova mandó á Moyses, asi
hicieron las lujas de 8alphaad.
11 Y «si Masía, y Thersa, y Hegla, y
Melena, y Noa lujas de Salphaad se ca-
saron con htyos de sus tíos : •
12 De la familia de los htf os de Manasses
hijo de Joseph fueron mugeres, y la he-
redad de ellas fué de la tribu de la fami-
lia de su padre.
18 Estos ton los mandamientos y los
derechos que mandó Jebera por mano
de Moyses á los hyos de Israel en los
campos de Moab junto al Jordán de Je-
richo.
EL QUINTO LIBRO DE MOYSES, LLAMADO COMUNMENTE
DEÜTERONOMIO.
CAPITULO L
MepiU Motees en mama 4 la nueva oeneraeton de soe
hija» de Israel toque lee había acontecido hasta en»
tornees demás que levantaron del monte Oreo. I. Oo-
mo per atondado de Dios levantaron del dicho
monte para venir d poseer la tierra de promisión,
II. La emoción de tos jueces 6 coadjutores de Monees.
III. Klviage M desierto hasta Cades-Borne. IV.
MI despacho de las espias d reconocer la tierra. V.
La rtsputtsn que trajeron, a la rebelión del pueblo,
VL La amenosa que Dios le* hisopar su infidelidad
p rebehoa que no entrarían en la tierra prometida.
VIL MI Jobo arrepentimiento del pueblo u su atre-
vimiento A posar adelante contra el utandamieuto de
Dio* : p el suceso de m empresa.
ESTAS wn las palabras que habló
Moyses á todo Israel de esta parte
del Jordán en el desierto, en el llano,
delante del mar Bermejo, entre Pharan,
y Thephel, y Laban, y Haseroth, y Di-
zahab.
2 Once Jornadas hay desde Horeb ca-
mino del monte de Seir hasta Cades-
barne. .
8 Y fué, que á los cuarenta anos, en el
mes undécimo, al primero del mes, Moy-
ses habló á los hijos de Israel conforme
á todas las cosas que Jehova le habla
mandado acerca de ellos :
4 Después que hirió á 8ehon rey de los
Amorrheos, que habitaba en Hesebon,
y á Og rey de Basan, que habitaba en
Astharoth en Edrai,
171
DEUTERONOMIO.
5 De esta parte del Jordán en tierra de
Moab quiso Moyses declarar esta ley,
diciendo :
6 Jcfeova nuestro Dios nos habló en
Horeb, diciendo: Harto habéis estado
en este monte?
7 Volveos, partios, y id al monto del
Amorrheo, y á todas sus comarcas en el
llano, en el monte, y en los Talles, y al
mediodía, y á la costa de la mar : á la
tierra del Chananeo, y el Líbano hasta
el gran rio, el rio de Euphrates.
8 Mirad, yo he dado la tierra en vuestra
preseneia, entrad y poseed la tierra, que
Jebova Juró á vuestros padres Abraham,
• Isaac, y Jacob, que le$ darla á ellos y á
su simiente después de ellos.
9 í Y yo os hablé entonces, diciendo :
Yo no puedo llevaros solo ;
10. Jehova vuestro Dios os ha multi-
plicado, que, he aquí,*** hoy vosotros
como las estrellas del cielo en multitud.
11 Jehova Dios de vuestros padres añada
sobre vosotros como sois mil veces, y
os bendiga, como os ha prometido.
13 ¿Cómo llevaré yo solo vuestras mo-
lestias, vuestras cargas, y vuestros plei-
tos?
18 Dad de vosotros varones sabios y
entendidos, y expertos, de vuestras tri-
bus, para que yo los ponga por vuestras
cabezas.
14 Y me respondisteis y dtyisteis : Bue-
no ef lo que has dicho para que se haga.
15 Y tomé los principales de vuestras
tribus, varones sabios y expertos, y pá-
selos por principes sobre vosotros, prín-
cipes de mulares, y principes de cientos,
y principes de cincuenta, y principes de
diez, y gobernadores á vuestras tribus.
16 Y entonces mandé á vuestros jaeces,
diciendo : Oid entre vuestros hermanos :
J tugad justamente entre el hombre y su
hermano, y entre su eztrangero.
17 No tengáis respeto de personas en el
Juicio: así al pequeño como al grande
oiréis: no habréis temor do ninguno,
porque el juicio es de Dios : y la causa
que os fuere dificil, llegaréis á mí, y yo
la oiré.
18 Y entonces os mandé todo lo que
hubieseis de hacer.
19 1 Y partidos de Horeb, anduvimos
todo este desierto grande y temeroso,
que habéis visto, por el camino del
monte del Amorrheo, como Jehova nues-
tro Dios nos lo mandó: y llegamos has-
ta Cades-Dame.
172
20 Y os dtye: Llegado habéis al monte
del Amorrheo, el cual Jehova nuestro
Dios nos da.
21 Mira, Jehova tu Dios ha dado de-
lante de tí la tierra: sube y poséela,
como Jehova el Dios de tus padres te ha
dicho, no temas, ni desmayes.
22 í Y llegasteis á> mi todos vosotros,
y dyistels : Enviemos varones delante de
nosotros, que nos reconozcan la tierra,
y nos tornen la respuesta; el camino
por donde hemos de subir, y las ciuda-
des á donde hemos de venir.
28 Y el dicho me pareció bien, y tomé
doce varones de vosotros un varón por
tribu;
24 Y volvieron, y subieron al monte, y
vinieron hasta el arroyo de Eschol, y re-
conocieron la tierra,
25 ^ Y tomaron en sus manos del fruto
de la tierra, y trajéronnoslo, y dieron-
nos la respuesta, y dieron : Buena st la
tierra que Jehova nuestro Dios nos da.
26 Y no quisisteis subir, mas os rebelas-
teis al dicho de Jehova vuestro Dios :
27 Y murmurasteis en vuestras tiendas,
diciendo: Porque Jehova nos aborrecía,
nos sacó de tierra de Egypto, para entre-
garnos en mano del Amorrheo para des-
truirnos.
28 i Dónde subimos ? Nuestros herma-
nos han hecho desleír, nuestro corazón,
diciendo : Este pueblo es mayor y mas
alto que nosotros; las ciudades grandes
y encastilladas hasta el cielo, y también
vimos allí hfyos do gigantes.
' 29 Entonces yo os djje : No temáis, ni
hayáis miedo de ellos :
80 Jehova vuestro Dios, el que va de-
lante de vosotros, él peleará por voso-
tros, conforme á todas las cosas que hizo
con vosotros en Egypto delante de vues-
tros ojos ;
81 Y en el desierto, has visto que Jeho-
va tu Dios to ha traído, como trae el
hombre á su h^jo, por todo el camino
que habéis andado, hasta que habéis
venido á este lugar.
82 Y aun con esto no habeis creído en
Jehova vuestro Dios.
88 El cual iba delante de vosotros por
el camino, para reconoceros el lugar
donde habíais de asentar el campo, con
fuego de noche, para mostraros el ca-
mino por donde anduvieseis: y con
nube de dia.
84 ^ Y oyó Jehova la voz de* vuestras
palabras, y enojóse, y juró, diciendo :
DEUTERONOMIO.
85 H o verá hombre de estos, esto mala
generación, la buena tierra, que Juré qne
había de dar á vuestros padree :
80 Sino fuero Caleb hijo de Jephone, él
la rerá, y yo le daré la tierra que holló,
á él y á ana htyos, porque cumplió en
pos de Jehova.
87 Y también contra mi se airó Jehova
por vosotros, diciendo: Tampoco tú en-
trarás allá.
88 Josué htfo de Nun, que está delante
de ti, él entrará allá ; esfuérzale, porque
él la hará heredar á Israel
8D Y vuestros chiquitos, de los cuales
dijisteis, serán por presa; y ruestros hi-
jos, que no saben boy bueno ni malo,
ellos entrarán allá, y á ellos la daré, y
ellos la heredarán.
4Q Y Tosotros volveos, y partios al de-
sierto camino del mar Bermejo.
41 T Y respondisteis y me agisteis:
Pecamos á Jehova, nosotros subiremos,
y pelearemos, conforme á todo lo que
Jehova nuestro Dios nos ha mandado.
Y os armasteis cada uno de sus armas
de guerra, y os aperceblsteis para subir
al monte,
42 Y Jehova me dfyo: Diles : No subáis,
ni peleéis, porque yo no estoy entre voso-
tros, y no seáis heridos delante de vues-
tros enemigos.
48 Y os hablé y no oísteis; antes os
rebelasteis al dicho de Jehova, y por-
tasteis con soberbia, y subisteis al monte.
44 Y selláael Amorrheo, que habitaba
en aquel monte, á vuestro encuentro, y
os persiguieron, como nacen las ablspas,
y os quebrantaron en 8elr hasta Horma.
45 Y volvisteis, y llorasteis delante de
Jehova, y Jehova no oyó vuestra voz, ni
os escuchó.
46 Y estuvisteis en Cades 'por muchos
días, como parece en los días que habéis
estado.
CAPITULO H.
Como potaron por lo» conánt» de Edom y de Moab
pacifico» por mondado do Dio». 11. Como acotada
la mmeraeion rebelde en ornado d» treinta y ocho
año», Ungaron d toe término» dt lo» Ammonüot, y
por mandado de Dio» potaron también por eílapa-
djkót. UJ. Xa prtta d» Sehon rey de Ice Amor-
rheo», y de toda tn tierra.
YNOB volvimos, y partimos al de-
Blerto camino del mar Bermejo, co-
mo Jehova me habla dicho, y rodeamos
el monte de Seir por muchos días :
3 Hasta que Jehova me habló, diciendo :
8- Harto habéis rodeado este monte,
volveos al aquilón. -
4 Y manda al pueblo, diciendo: Voso-
tros pasando por el término de vuestros
hermanos los hijos de Esau, que habi-
tan en Seir, ellos habrán miedo de voso-
tnos, mas vosotros guardaos mucho.
5 No os revolváis con ellos, que no os
daré de su tierra ni aun una holladura
de una planta de un pié : porque yo he
dado por heredad á Esau el monte de
Seir.
6 La comida compraréis de ellos por
dinero, y comeréis; y el agua también
compraréis de ellos por dinero, y be-
beréis,
7 Pues que Jehova tu Dios te ha ben-
dicho en toda obra de tus manos ; él sa-
be que andas por este gran desierto:
estos cuarenta afios Jehova tu Dios fué
contigo, y ninguna cosa te ha faltado.
8 Y pasamos de nuestros hermanos los
hfyos de Esau, que habitaban en Seir,
por el camino de la campana de Elatn,
y de Asion-Gaber: y volvimos, y pasa-
mos camino del desierto de Moab.
9 Y Jehova me dtyo: No molestes á
Moab, ni te revuelvas con ellos en guer-
ra, que no te daré posesión de su tierra;
porque yo he dado á Ar por heredad á"
los hUos de Loth.
10 Los Emlmeos habitaron en ella an-
tes, pueblo grande, y mucho, y alto co-
mo gigantes:
11 Por gigantes eran también contados
ellos como los Enaceos, y los Moabitas
los llamaban Emlmeos.
13 Y en Seir habitaron antes los Ho-
rcos, á los cuales echaron los h^os de
Esau, y los destruyeron de delante de
si, y moraron en lugar de ellos, como
hizo Israel en la tierra de su posesión,
que Jehova les dio.
18 Levantaos ahora, y pasad el arroyo
de Zared : y pasamos el arroyo de Zared.
14 í Y los días que anduvimos de Ca-
des-barne hasta que pasamos el arroyo
de Zared, fueron treinta y ocho afios,
hasta que se acabó toda la generación
de los hombres de guerra de en medio
del campo, como Jehova les habla ju-
rado. '
15 Y también la mano de Jehova fué
sobre ellos para destruirlos de en me-
dio del campo, hasta acabarlos.
10 Y aconteció, que luego que todos
los hombres de guerra fueron acabados
por muerte de en medio del pueblo,
17 Jehova me habló, diciendo :
18 Tú pasarás hoy el término de Moab,
áAr:
178
DEUTBRONOMIO.
19 ¥ acarearte has detote de loe hfyos
de Ammon: no loe molestes, ni te re-
vuelvas con elloe; porqne no te tengo
de dar poeesion de la tierra de loe hijpe
de Ammon: que áloe tojos do Loth la
he dado por heredad.
30 (Por tierra de gigantea fué habida
también ella, gigantes habitaron en ella
antee, á loe cuales los Ammonltas lla-
maban los Zomzommeos,
21 Pueblo grande, y mucho, y alto co-
mo los Snaeeos ; loe cuales Jehova des-
truyó de delante de ellos, y ellos los he-
redaron, y habitaren en su lugar :
22 Como hizo con los hijos de Esau,
que habitaban en Seir, que destruyó a
los Horeos de delante de ellos, y ellos
los heredaron en su lugar hasta hoy :
28 T á los Heveos, que habitaban en
Haserlm basta Gaza, los Caphthoreos
que salieron de Caphtor los destruyeron,
y habitaron en su lugar.)
24 U Levantaos, y partid, y pasad el ar-
royo de Anión. Mira, yo he dado en tu
mano á Sehon rey de Hesebon Araor-
rheo, y á su tierra. Comienza, posee y
revuélvete con él en guerra.
25 Hoy comenzaré á poner tu miedo y
tu espanto sobre los pueblos que están
debajo de todo el cielo; los cuales oirán
tu íama, y temblarán, y angustiarse han
delante de ti.
26 Y envié embajadores desde el de-
sierto de Cademoth á Sehon rey de He-
sebon con palabras de paz, diciendo :
27 Pasaré por tu tierra, por el camino,
por el camino iré, no me apartaré á dies-
tra ni á siniestra.
28 La comida me venderás por dinero,
y comeré; el agua también me darás
por dinero, y beberé : solamente pasaré
con mis pies :
29 Como lo hicieron conmigo Iob hijos
de Esau, que habitan en* Seir; y los
Moabltas, que habitan en Ar: hasta
que pase el Jordán, á la tierra que
Jehova nuestro Dios nos da.
80 T Sehon rey de Hesebon no quiso
que pasásemos por él, porque Jehova
tu Dios habla endurecido su espíritu, y
obstinado su corazón, para darle en tu
mano, como hoy parece. *
31 T dijome Jehova : Mira, ya he co-
menzado á dar delante de tí á Sehon y á
su tierra, comienza, posee, para que he-
redes su tierra.
88 Y Sebón nos sallé al eneuentro para
pelear, él y todo su pueblo en Jasa :
174
W Y Jehova noestro Dios le entregó
delante de nosotros, y herimos á él y á
sus hijos, y á todo su pueblo :
84 Y tomamos entonces todas sus ciu-
dades, y destruimos todas las ciudades,
hombres, y mugeres, y niños, que no
dejamos ninguno.
85 Solamente tomamos para nosotros
las bestias, y los despojos de las ciuda-
des que tomamos.
86 Desde Aroer, que e*tá junto á la ri-
bera del arroyo de Anión, y la ciudad
que está en el arroyo hasta Galaad, no
hubo ciudad, que escapase de nosotros :
todas las entregó Jehova nuestro Dios
delante de nosotros.
87 Solamente á la tierra de los mjos de
Ammon no llegaste, ni á todo lo que
está á la orilla del arroyo de Jeboe, ni á
las ciudades del monte, y á todo lo que
Jehova nuestro Dios mandó.
CAPITULO m.
La presa de Og rende Basan^ de ¡o» Amorrkeot, u de
toda tu tierra. H. El rtpartamiento de Xa tierra da
esto» do» reyes entre lo» Aubenita», w lo» Gadüas, n
la media tria» de Mema***. IIJ, Coma endató 4
Jome día conquista de la tierra de promitiom IV.
Contó oró d Dio* que le dejase pasar d la tierra de
promisión, n Dio» no le comedio tino qm desde aJZf
la viese* dejando para Joeue la conquista de ella.
Y VOLVIMOS, y subimos camino do
Basan, y saliónos al encuentro Og
rey de Basan para pelear, él y todo su
pueblo, en EdraL
2 Y dijome Jehova: No hayas temor
de él, porque en tu mano ha entregado
á él y á todo su pueblo, y su tierra, y
harás con él como hiciste con Sehon rey
Amorrheo, que habitaba en Hesebon.
8 Y Jehova nuestro Dios entregó en
nuestra mano también á Og rey de Ba-
san y á todo su pueblo, al cual herimos
hasta no quedar de él ninguno.
4 Y tomamos entonces todas sus ciu-
dades : no quedó ciudad que no les to-
másemos, sesenta ciudades, toda la tier-
ra de Argob del reino de Og en Basan :
5 Todas estas ciudades fortalecidas con
alto muro, con puertas y barras; sin
otras muy muchas ciudades sin muro :
6 Y destruírnoslas, como hicimos á Se-
hon rey de Hesebon, destruyendo toda
ciudad, hombres, mugeres, y niños.
7 Y todas las bestias, y los despojos de
las ciudades tomamos para nosotros*.
8 Y tomamos entonces la tierra de ma-
no de dos reyes Amorrheos que éstate
de esta parte del Jordán, desde el arroyo
de Amon hasta el monte de Bermon.
DEUTlP&ONOMlO.
9 (Loe Sklonlos Uaná» 4 Hsrmon, Ba-
rloa ; y lo» Amorrheos, fianir.)
10 Todas 1a» ciudades de la campana, 7
todo Galaad, jrtodo Basan hasta Selcha
7 Edrai, dudadas del reino de Og en
Basan.
11 Porque solo Og rey de Basan habla
quedado de. los gigantes que quedaron.
He aquí su lecho, un lecho de hierro,
¿no está en Rabbath de los htyos de Am-
monr su longura et de nueve codos, 7
su anchura de cuatro codos, al codo de
un hombre.
12 1 Y esta tierra heredamos entonces
desde Aroer, que esto* al arroyo de Ar-
non; 7 la mitad del monte de Galaad
coa sus ciudades di á los Bubenitas 7 á
losGaditas:
13 Y la resta de Galaad 7 toda la Basan
del reino de Og di 4 la media tribu de
Manasses, toda la tierra de Argob toda
Basan, que se llamaba la tierra de loa
gigantes.
14 Jair hijo de Mnnasses tomó toda la
tierra de Argob hasta el termino de Ges-
surl 7 Machati ; 7 llamóla de su nombre
Basan-Havoth-Jair, hasta hoy.
15 Y á Machir di 4 Galaad.
Id Y á los Bubenitas 7 Gaditas di 4
Galaad hasta el arroyo de Arnon, el me*
dio del arroyo por término hasta el ar-
royo de Jcboc, el término de los hijos
de Ammon:
17 Y la campana, 7 el Jordán 7 el tér-
mino, desde Gcnereth hasta la mar de la
campana, la mar de Sal, las vertientes
abajo del Phasga al oriente.
18 Y mándeos entonces, diciendo; Je-
hora vuestro Dios os ha dado esta tierra,
que la poseáis : pasareis armados delan-
te de vuestros hermanos los lujos de Is-
rael todos los valientes.
19 Solamente vuestras mugeres, 7 vues-
tros amos, 7 vuestros ganados, porque
yo sé que tenéis mucho ganado, queda-
ran en vuestras ciudades que os he
dado,
20 Hasta que.Jehova dé reposo 4 vues-
tros hermanos, como á vosotros, 7 here-
den también ellos la tierra, que Jehova
vuestro Dios lea da tras el Jordán: 7
volveros hete cada uno 4 su heredad, que
yo os he dado.
21 Mandé también á Josué entonces,
diciendo : Tus ojos ven todo lo que Je-
hova vuestro Dios ha hecho 4 aquellos
dos rc7es; asi mará Jehova 4 todos los
joinos 4 loa cuales tú. pasaras»
M No los tenult, que Jehova vuestro
Dios, él es el que pelea por vosotros.
28 1 Y oré 4 Jehova entonces, dldemdo:
24 Señor Jehova, tú has comenzado 4
mostrar 4 tu siervo tu grandesa, 7 tu
mano fuerte : porque ¿ qué Dios kmy en
el elelo al en la tierra que haga como
tus obras, 7 como tas valentías?
25 Fase yo ahora, 7 vea aquella tierra
buena, que e*td tras el Jordán, esta anea
monte, 7 el Líbano.
26 Mas Jehova se habla enojado contra
mi por amor de vosotros, por lo cual no
me oyó: 7 me dijo Jehova: Bástete, no
me hables mas de este negocio.
27 Sube 4 la cumbre del Phasga, 7 alan
tus ojos al occidente, 7 al aquilón, 7 al
mediodía, 7 al oriente, 7 vé por tus ojos :
porque no pasaras este Jordán.
28 Y manda 4 Josué, 7 esíuérasle, 7
confórtale, porque él ha de pasar delan-
te de este pueblo, 7 él les hará heredar
la tierra que veras.
29 Y paramos en el valle delante de
Beth-Pebor.
CAPITULO TV.
Exhorta al pueblo d ta ohserrancla de los manda-
mientas de Dios, tt. Amplificando el mismo prop4-
mto repite lo acontecido en la data de tk ley. UL
Encomienda el huir la idolatría enarrando el se-
gundo mandamiento. IV. Protesta el demHerro y las
calamidades que te* vendrán mi idolatraren, dejando
empero lagar dé misericordia en Dio*, mi tii$mma$ se,
vohieren d ¿L V. Prosigue en la misma exhorta-
ción por et singular beneficio que Dios les habia he-
eha en escogí t he per pásele, p declarHrmles toa
milagrosamente, lo primero en la manera con ame
les dio la ley; lo segundo, en darles ta tierra de
promoción echando de eüad su* habitadores. VI. La
mpww.kiu de loe ciudades de refugio de esta parte
del Jordán» VIL Epilogo de todo este discurso.
A HORA pues, oh Israel, 07c los estatu-
wCjL tos, 7 derechos que 70 os enseño
para que hagáis, 7 viváis, 7 entréis, 7
heredéis la tierra que Jehova el Dios de
vuestros padree te da.
2 No afiadireis 4 la palabra, que 70 os
mando, ni disminuiréis de ella, para que
guardéis los mandamientos do Jehova
vuestro Dios, que 70 os mando.
3 Vuestros ojos vieron lo que hizo Je-
hova por Bahal-Pebor : que 4 todo hom-
bre que fué en pos de Btihal-Pelior des-
truyó Jehova tu Dios de en medio de ti :
4 Mas vosotros, que os llegasteis 4 Je-
hova vuestro Dios, todos ettak vivos hoy.
5 Mirad, yo os he enseñado estatutos y
derechos, como Jehova mi Dios me
mandó, para que hagáis asi en medio de
la tierra en la cual éntrate para here-
darla.
175
DEÜTEROÍJOMIO.
6 Guardad pites, y haced: porque esta
es vuestra sabiduría, 7 vuestra inteli-
gencia en ojos de los pueblos, que oirán
todos estos estatutos, y dirán : Cierta-
mente pueblo sabio y entendido, gente
grande es esta.
7 Porque ¿qué gente hay grande, que
tenga los dioses cercanos á si, como Je-
nova nuestro Dios en todas las cosas por
tas cuales le llamamos?'
8 T ¿qué gente hay grande, que tenga
estatutos y derechos justos, como «8 toda
esta ley, que yo doy delante de voso-
tros hoy?
9 í Por tanto guárdate, y guarda tu al-
ma con diligencia, que nO te olvides de
las cosas que tus ojos han visto, ni se
aparten de tu corazón todos los días de
tu vida: y enseñarlas has á tus lujos, y á
los hyos de tus hijos.
10 £1 día que estuviste delante de Je-
hova tu Dios en Horeb, cuando Jehova
me dtfo: Júntame el pueblo, para que
yo les haga oir mis palabras, las cuales
aprenderán para temerme todos los dias
que vivieren sobre la tierra, y ensenarán
á sus hyos.
11 Y os llegasteis, y os pusisteis al pié
del monte, y el monte ardía en fuego
hasta en medio de los cielos, tinieblas,
n%be, y oscuridad.
12 Y habló Jehova con vosotros de en
medio del fuego ; la voz do sus palabras
oísteis, mas figura ninguna visteis mas
de la voz.
13 Y él os denunció su concierto, el
cual os mandó que hicieseis, las diez
palabras, y escribiólas en dos tablas de
piedra. •
14 A mi también me mandó Jehova en-
tonces, que os enseñase los estatutos y
derechos, para que los hicieseis en la
tierra, á la cual pasáis, para poseerla,
15 % Guardad pues mucho vuestras al-
mas ; porque ninguna figura visteis el
día que Jehova habló con vosotros en
Horeb do en medio del fuego ;
16 Que no corrompáis, y hagáis para
vosotros escultura, imagen de alguna
semejanza, figura de macho ó de hem-
bra:
17 Figura de ningún animal, que sea en
la tierra, figura de ningún ave de alas
que vuele por el aire,
18 Figura de ningún animal que vaya
arrastrando por la tierra, figura de nin-
gún pez que ssU en el agua debajo de
la tierra.
17»
19 Y porque no alces tus ojos al délo,
y veas el sol, y la luna, y las estrellas, y
todo el ejército del cielo, y seas impelí'
do, y te inclines á ellos, y les sirvas, por-
que Jehova tu Dios los ha concedido á
todos los pueblos debajo do todos los
délos.
20 Empero á vosotros Jehova os tomó,
y os saco dd horno de hierro, de Egyp-
to, para que seáis á él por pueblo de he-
redad, como parece en este dia,
21 Y Jehova se enojó contra mi sobre
vuestros negocios, y Juró que yo no pa-
sarla d Jordán, ni entrarla en la buena
tierra, que Jehova tu Dios te da por he-
redad.
22 Por lo cual yo muero en esta tierra,
y no paso el Jordán : mas vosotros pa-
saréis, y heredaréis esta buena tierra.
28 Guardaos no os olvidéis del concier-
to de Jehova vuestro Dios, que él con-
certó con vosotros, y os hagáis escultu-
ra, imagen de cualquier cosa, como Je-
hova tu Dios te ha mandado.
24 Porque Jehova tu Dios es ruego que
consume, Dios zeloso.
25 t Cuando hubiereis engendrado hi-
jos y nietos, y hubiereis envejeddo en
aquella tierra, y corrompiereis, y hidé-
reís escultura, Imagen de cualquier cosa,
y hiciereis mal en ojos de Jehova vues-
tro Dios para enojarle,
26 Yo pongo hoy por testigos al délo y
á la tierra, que pereciendo pereceréis
presto de la tierra á la cual pasáis el Jor-
dán para heredarla: no estaréis en ella
largos dias, que no seáis destruidos.
27 Y Jehova os esparcirá entre los pue-
blos, y quedaréis pocos hombres en nú-
mero entre las gentes á las cuales Jeho-
va os llevará.
28 Y serviréis allí á dioses hechos do
manos de hombre, á madera, y á piedra,
que no ven, ni oyen, ni comen, ni hue-
len.
29 Mas si desde allí buscares á Jehova
tu Dios, hallarle has : si le buscares do
todo tu corazón, y de toda tu alma.
80 Cuando estuvieres en angustia, y te
hallaren todas estas cosas, si á la postre
te volvieres á Jehova tu Dios, y oyeres
su voz,
31 Porque Dios misericordioso es Jeho-
va tu Dios, no te dejara, ni te destruirá,
ni se olvidará dd concierto de tus pa-
dres, que les juró.
82 ? Porque pregunta ahora de los
tiempos antiguos, que han sido antes de
DEUTERONOMIO.
tí, dcftde el di* que creó Dio» al hombre
sobre la tierra, y desda el un cabo del
cielo al otro, ¿ si Be ha hecho coa* seme-
jante á esta gran cosa, ó se haya oido
otra como ella?
33 ¿Ha oido pueblo ajgitno la toa de
Dios, que hablase de en medio del fuego,
y ha vivido, como tú la oiste ?
34 O ¿he probado Dios á venir á tomar
para £i gente de en medio de otra gente
con pruebas, con señales, con milagros,
y con guerra, y mano fuerte, y brazo ex-
tendido, y espantos grandes, como to-
das las cosas que hizo con vosotros Je-
hoya vuestro Dios en Egypto á tus ojos ?
35 A tí te fué mostrado, para que su-
pieses, que Jehova él es Dios, no hay
mas fuera de él
36 De los cielos te hizo oir su voz, para
enseñarte, y sobre la tierra te mostró su
gran mego, y sus palabras has oido de
en medio del fuego.
37 T por 'cuanto él amó á tus padres,
escogió su simiente después de ellos, y
te sacó delante de si de Egypto con su
gran poder:
38 Para echar de delante de ti gentes
grandes, y mas fuertes que tú, y para
meterte á ti, y darte su tierra por here-
dad, como /aira* hoy.
39 Aprende pues hoy, y reduce á tu co-
razón que Jehova él es el Dios arriba en
el cielo, y abajo sobre la tierra, no hay
otro*
40 Y guarda sus estatutos y sus man-
damientos, que yo te mando hoy, para
que hayas bien tú y tus hijos después de
ti, y prolongues tus días sobre la tierra,
que Jehova tu Dios te da todo el tiempo.
41 í Entonces apartó Moyses tres ciu-
dades de esta parte del Jordán al naci-
miento del sol,
42 Para que huyese allí el homicida, que
matase á su prójimo por yerro, que no
hubiese tenido enemistad con él desde
ayer ni desde anteayer; que huyese á
una de estas ciudades, y viviese.
43 A Bosor en el desierto en tierra de
la campana, de los Rubenitas ; y á Ra-
moth en Galaad, de los Gaditas ; y á Go-
lam en Basan, de los de Maneases.
44 ^ Esta pues es la ley que Moyses
propuso delaute de los hijos de Israel.
45 Estos »m los testimonios, y los es-
tatutos, y los derechos que Moyses dyo
á los hijos de Israel, cuando hubieron
salido de Egypto :
46 De esta parte del Jordán en el valle,
Span. 12
delante de Beth-Peber en la tierra de
Sebón rey de los Amorrheoe, que habi-
taba en Hesebon, al cual hirió Moysea y
los lujos de Israel, cuando hubieron sa-
lido de Egypto.
47 T poseyeron su tierra, y la tierra de •
Og rey de Basan, dos reyes de loe Amor-
rheoe, que fiaban de esta parte del Jor-
dán al nacimiento del sol:
48 Desde Aroer, que Miaba Junto á la
ribera del arroyo de Araon hasta el mon-
te de Sion, que es Hermon.
40 T toda la campaña de esta parte
del Jordán al oriente.hasta la mar de la
campaña, las vertientes de las aguas
abajo del Phasga,
CAPITULO V. •
Repite te lev del decálogo. TI. El miedo del ptuMo
ofcte te fey, A «a«M del cwd pidié <t*e Moyee/mm
tercero entre Dioe y ettcw, y Dto* lo «probo.
Y LLAMO Moyses á todo Israel, y
dejóles: Oye Israel los estatutos y
derechos, que yo pronuncio hoy en
vuestros oidos, y aprendadlos, y guar-
darlos neis para hacerlos.
2 Jehova nuestro Dios hizo concierto
con nosotros en Horco.
3 No con nuestros padres hizo Jehova
este concierto, sino con nosotros todos
los que estamos aquí hoy vivos.
4 Cara á cara habló Jehova con voso-
tros en el monte de en medio del fuego;
5 Y yo estaba entonces entre Jehova y
vosotros, para denunciaros la palabra de
Jehova ; porque vosotros tuvisteis temor
del fuego, y no subisteis al monte; di-
ciendo :
6 Yo soy Jehova tu Dios, que te saqué
de tinrra de Egypto, de casa do siervos :
7 No tendrás dioses extraños delante
de mi ;
8 No harás para tí escultura, ninguna
imagen de cosa que esté arriba en los cie-
los, ó abajo en la tierra, ó en las aguas
debajo de la tierra :
9 No te inclinarás aellas ni les servirás:
porque yo soy Jehova tu Dios, fuerte,
zeloso, que visito la iniquidad do los
padres sobre los lujos, y sobre los terce-
ros, y sobre los cuartos á los que me
aborrecen,
10 Y que hago misericordia á millares
á los que me aman, y guardan mis man-
damientos.
11 No «tomarás en vano el nombre de
tu Dios Jehova; porquo Jehova no dará
por Inocente al que tomare en vano su
DEUTERONOMIO.
19 Guardarás el dia del sábado para
santificarlo, como Jehova tu Dios te ha
mandado.
13 Seis dias trabajarás, y harás toda tu
obra:
14 Y el séptimo, sábado á Jehova tu
Dios : ninguna obra harás tú, ni tu hijo,
ni tn luja, ni tu sierro, ni tu sierra, ni
tu buey, ni tu asno, ni ningún animal
tuyo, ni tu peregrino, que está dentro de
tus puertas ; porque descanse tu sierro y
tu sierra, como tú.
15 Y acuérdate que fuiste siervo en
tierra de Egypto, y Jehova tu Dios te
sacó de allá con mano fuerte, y brazo
extendido : por lo cual Jehova tu Dios
te ha mandado, que hagas el dia del sá-
bado.
16 Honra á tu padre y á tu madre, como
Jehova tu Dios te ha mandado, para que
sean prolongados tus dias, y para que
hayas bien sobre la tierra quo Jehova tu
. Dios te da.
17 No matarás.
18 No adulterarás.
19 No hurtarás.
20 No dirás falso testimonio contra tu
prójimo.
21 No codiciarás la muger de tu próji-
mo, ni desearás la casa do tu prójimo, ni
su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su
buey, ni- su asno, ni ninguna cosa, que
sea de tu prójimo.
22 Estas palabras habló Jehova á toda
vuestra congregación en el monte de en
medio del mego, de la nube y de la os-
curidad, á gran vos, y no anadió. Y es-
cribiólas en dos tablas de piedra, las
cuales me dio á mi. .•—
28 í Y aconteció, que como vosotros oís-
teis la voz de en medio de las tinieblas,
y visteis al monte que ardía en fuego,
llegasteis á mi todos los principes de
vuestras tribus y vuestros ancianos;
24 Y dijisteis: He aquí, Jehova nuestro
Dios nos ha mostrado su gloria, y su
grandeza, y su voz hemos oido de en
medio del fuego : hoy hemos visto que
Jehova habla al hombre, y vive.
25 Ahora, pues ¿por qué moriremos?
que esto gran fuego nos consumirá: si
tornáremos á oir la voz de Jehova
nuestro Dios, moriremos.
26 Porque ¿qué es toda carne, para quo
oiga la voz del Dios viviente qtre habla
de en medio del fuego, como nosotros,
y viva?
27 Llega tú, y oye todas las cosas que
178
dijere Jehova nuestro Dios, y tú nos di-
rás á nosotros todo lo que te dijere Je-
hova nuestro Dios á ti, y oiremos y ha-
remos.
28 Y oyó Jehova la voz de vuestras pa-
labras, cuando me hablabais á mi, y dí-
Jome Jehova: Yo he oido la voz de las
palabras de este pueblo, que han habla-
do : bien es todo lo que han dicho.
29 ¿Quién diese quo tuviesen tal cora-
zón, que me temiesen, y guardasen to-
dos mis mandamientos todos los dias,
para que hubiesen bien para siempre
ellos y sus mjos ?
80 Vé, diles : Volveos á vuestras tiendas.
81 Y tú estáte aqui conmigo para que
yo te diga todos los mandamientos, y
estatutos y derechos que tú les enseria-
rás que hagan en la tierra, que yo les
doy para que la hereden.
82 Guardad pues que hagáis, como Je-
hova vuestro Dios os ha mandado: noos
apartéis á diestra ni á siniestra.
88 En todo camino que Jehova vuestro
Dios os ha mandado, andaréis, porque
viváis, y hayáis bien, y tengáis largos
dias eñ la tierra, que habéis de heredar.
CAPITULO VL
Exhorta al pueblo d la obediencia dé ¿Nm, dm «mor,
y al estudio contuvo de m ley. II. Avitale» quo
por la proceridad de la tierra de promisión no
olviden d Dio*. III. Que te guarden de teouir la»
, idolatría* de Uu mente* comarcana*. IV. Que no
tienten d Dio*, mas que obedezcan d tus manda-
miento*. Y. Que den razón d tus hijo* de tu pro-
fetion propagando en ello* la memoria de la aoer-
tad quo Dio* le» dio, de Egypto.
ESTOS pues son los mandamientos,
estatutos, y derechos, que Jehova
vuestro Dios mandó que os enseñase
que hagáis en la tierra á la cuaLvosotroe
pasáis para heredarla ;
2 Para que temas a Jehova tu Dios
guardando todos sus estatutos, y sus
mandamientos, que yo te mando, tú, y
tu hijo, y el hijo de tu lujo, todos los
dias de tu vida, y que tus dias sean pro-
longados :
8 Oye pues, oh Israel, y guarda que ha-
gas, para que hayas bien, y seáis muy
multiplicados, como te ha dicho Jehova
el Dios de tus padres, en la tierra que
corre leche y miel.
4 Oye Israel, Jehova nuestro Dios, Je-
hova uno €%.
5 Y amarás á Jehova tu Dios de todo
tu corazón, y de toda tu alma, y de
todo tu poder.
6 Y estas palabras, quo yo te mando
DEUTER0N0M10.
7 T repetirlas has á toa hrjoa, y habla-
rás de ellas estando en tu casa, y andan-
do por el camino, y acostándote en la
cama, y levantándote :
8 Y atarlas has por señal en tn manó,
y estarán por frontales entre tus ojos.
9 Y escribirlas has en los postes de tu
casa, y en tus portadas.
10 í Y será, qw cuando Jehova tu Dios
te hubiere metido en la tierra, que juró
á tus padres Abraham, Isaac, y Jacob,
para dártela á ti, ciudades grandes y
buenas, que tú no edificaste ;
11 Y casas llenas de todo bien, que tú
no henchiste, y cisternas caradas, que
tú no cavaste, Tifias y olivares que tú no
plantaste: y comieres, y te hartares;
13 Guárdate que no te olvides de Je-
hora, que te sacó de tierra lio Egypto
de casa de sierros.
13 A Jehora tu Dios temerás, y á él
servirás y por su nombre jurarás :
14 ? No andaréis en pos de Dioses age-
nos, de los dioses do los pueblos que
eatán en vuestros al derredores :
15 Porque el Dios zeloso Jehora tn
Dios en medio de ti esfef, porque no se
aire el furor de Jehora tu Dios contra ti,
y te destruya de sobre la haz de la tierra.
16 ? No tentaréis á Jehora vuestro
Dios, como le tentasteis en Massa.
17 Guardando guardaréis los manda-
mientos de Jehora vuestro Dios, y sus
testimonios, y sus estatutos, que te ha
mandado.
18 Y harás lo recto y lo bueno en ojos
de Jehova, para que hayas bien, y en-
tres, y heredes la buena tierra, que Je-
hova juró á tus padres.
19 Para que él echo á todos tus enemi-
gos de delante de tu presencia, como
Jehora ha dicho. *
20 \ Cuando mañana te preguntare tu
htyo, diciendo : ¿ Quéson los testimonios,
y estatutos, y derechos, que Jehora
nuestro Dios os mandó f
21 Entonces dirás á tu hijo: 2To$otro$
éramos sierros de Pharaon en Egypto, y
Jehova nos sacó de Egypto con mano
fuerte:
22 Y dio Jehova señales y milagros
grandes y malos en Egypto sobre Pha-
raon, y sobre toda su casa delante de
nuestros ojos :
23 Y nos sacó de allá para traernos, y
darnos la tierra, que juró á nuestros pa-
dres.
24 Y nos mandó Jehova que hiciése-
mos todos estos estatutos, para que te-
mamos á Jehova nuestro Dios, para que
hayamos bien todos los dias, para que
nos de vida, como parece hoy.
25 Y tendremos justicia, cuando guar-
daremos haciendo todos estos manda-
mientos delante de Jehova nuestro Dios,
como el nos ha mandado.
capitulo m
Mándale» que entrado* en la tierra de promisión des-
truyan del todo d lo» moradore» de ella, que no la»
tomen d merced, ni consuegren con ello», porque no
*e le» pegue su idolatría. IL Declárale» como Dio»
lo» escogió no por m dignidad ni mérito», sino por
su puro amor para que le conozcan y obedezcan,
ni. Que el premio de su obediencia terd mantener
Dio» con ellos m pacto, y amarlos, S(C. IV. Mán-
dales que se acuerden de lo que hizo por ellos en
Egypto, para que confien de el que también des-
truirá las gente» que posen la tierra de promisión,
V. Vuélvele» d mandar que destruyan tu» estatua»,
y que ninguna cosa codicien de ellas, mas que lo
quemen todo d Juego.
CUANDO Jehora tu Dios te hubiere
metido en la tierra en la cual tú has
de entrar para heredarla, y hubiere echa-
do las muchas gentes de delante de tu
presencia, al Hettheo, y al Gergeseo, y
al Amorrheo, y al Chananeo, y al Phe-
rezeo, y al Hcveo, y al Jebnzco, siete
naciones muchas y fuertes mas que tú ;
2 Y Jehova tu Dios las hubiere entre-
gado delante de tí, y las hirieres, des-
truyendo las destruirás: no harás con
ellos alianza, ni los tomarás á merced :
3 Y no consuegrarás con ellos : no darás
tu htya á su hijo, ni tomarás su hija para
tu hijo;
4 Porque tirará á tu hijo de en pos do
mi, y servirán á dioses ágenos ; y el fu-
ror de Jehora se encenderá sobre roso-
tros, y destruirte ha presto.
5 Bino asi haréis con ellos : Sus altares
destruiréis, y sus estatuas quebraréis, y
cortaréis sus bosques, y sus esculturas
quemaréis en el fuego.
6 ^ Porque tú eres pueblo santo á Je-
hova tu Dios : Jehora tu Dios te ha es-
cogido para ser á él un pueblo singular
mas que todos los pueblos, que están
sobre la haz do la tierra.
T^fcfo por ser vosotros mas que todos
los pueblos, os ha codiciado Jehova, y
os ha escogido: porque vosotros erai*
los mas pocos de todos los pueblos :
8 Mas porque Jehova os amó, y quiso
guardar el juramento que juró á vues-
tros padres, os sacó Jehova con mano
fuerte, y os rescató de casa do siervos,
de la mano de Pharaon rey de Egypto.
9 Y para que sepas que Jehova tu Dios
179
DEUTERONOMIO.
es Dios, Dios fiel, que guarda el con-
cierto y la misericordia á los que le
aman, y guardan sus mandamientos has-
ta las mil generaciones :
10 Y que paga en su cara al que le abor-
rece, destruyéndole: ni dilatará al que
le aborrece, en su cara le pagará.
11 Guarda pues los mandamientos, y
estatutos, y derechos que yo te mando
hoy que hagas.
12 Tí Y será, que por haber oido estos
derechos, y guardado, y hecholos, Jeho-
va tu Dios guardará contigo el concierto
y la misericordia, que Juró á tus padres :
13 Y amarte ha, y bendecirte ha, y
multiplicarte ha: y bendecirá el fruto
de tu vientre, y el fruto de tu tierra, y
tu grano, y tu mosto, y tu aceite, la cria
do tus vacas, y los rebaños de tus ovejas
en la tierra, que juró á tus padres que
te darla.
14 Bendito serás mas que todos los
pueblos: no habrá en ti estéril macho
ni hembra, ni en tus bestias.
15 Y quitará de tí Jehova toda enfer-
medad, y todas las malas plagas de
Egypto, que tú sabes: no las pondrá
sobre ti, antes las pondrá sobre todos
los que te aborrecieren.
16 Y consumirás á todos los pueblos,
que Jehova tu Dios te da: no los per-
donará tu ojo : no servirás á sus dioses,
que te será tropezón.
17 1T Cuando dijeres en tu corazón:
Aquellas gentes son muchas mas que
yo, ¿ cómo las podré yo desarraigar?
18 No tengas temor de ellos, acuérdate
bien do lo que hizo Jehova tu Dios con
Pharaon, y con todo Egypto :
19 De las grandes pruebas que vieron
tus ojos, y do las señales y milagros, y
de la mano fuerte, y brazo. extendido
con que Jehova tu Dios te sacó: asi
hará Jehova tu Dios con todos los pue-
blos de cuya presencia tú temieres.
20 Y también enviará Jehova tu Dios
•obre ellos abispas hasta que perezcan
los que quedaren, y los que se hubieren
escondido de delante do ti. #
21 No desmayes delante de ellos, que
Jehova tu Dios está en medio de ti, Dios
grande y temerosa
22 Y Jehova tu Dios echará estas gen-
tes de delante do tí poco á poeo : no las
podrás acabar luego : porque las bestias
del campo no se aumenten contra ti.
28 Mas Jehova tu Dios las entregará
delante de tí, y él las quebrantará de tm
gran quebrantamiento, hasta que sean
destruidos.
2á Y él entregará sus reyes en tu mano,
y tú destruirás el nombre de ellos do
debajo del cielo: nadie parará delante
de tí hasta que los destruyas.
25 1 Las esculturas de sus dioses que-
marás en el fuego, no codiciarás plata
ni oro de sobre ellas para tomártelo,
porque no tropieces en ello, porque es
abominación á Jehova tn Dios.
26 Y no meterás abominación en tu
casa, porque no seas tú anathema como
ello: aborreciendo lo aborrecerás, y
abominando lo abominarás, porque es
anathema.
CAPITULO VIH.
Encomiéndale* la observancia de la ley acordán-
dose del tratamiento que Dios les ha Mecho por el de-
sierto afligiéndolo* para mas enseñarle*. 1L Al
mismo propósito le* recita la fertilidad de la tierra
de promisión. III. Avisóle* que con la hartura y
prosperidad de ella no se olviden de Dios, que por
tantas vio* se les ha declarado, y se atribuyan asi-
mismo* la gloria de la conquitta de la tierra, y ta
prosperidad que Dios les dmrd en ella por mantener
la verdad de su concierto, IV. Protéstale* que si
de otra manera hicieren, Dios los echará también d
ellos de la tierra, como echa d las gente* que al pre-
sente la poseían.
T)DO mandamiento, que yo os man-
do hoy, guardaréis para hacerlo, por-
que viváis, y seáis multiplicados ; y en-
tréis y heredéis la tierra de la cual juró
Jehova á Vuestros padres.
2 Y acordarte has de todo el camino,
por donde te ha traído Jehova tu Dios
estos cuarenta años en el desierto para
afligirte, por probarte para saber lo que
estaba en tu corazón, si hablas de guar-
dar sus mandamientos, ó no.
3 Y afligióte, y hízote haber hambre, y
sustentóte con man, comida que no co-
nociste tú, ni tus padres la conocieron;
para hacerte saber, que el honbre no
vivirá de solo pan, mas de todo lo qne
sale do la boca de Jehova vivirá el hom-
bre.
4 Tu vestido nunca se envejeció sobro
ti, ni el pié se te ha hinchado por estos
cuarenta años.
5 Y sepas en tu corazón, que como
castiga el hombre á su hijo, Jehova tu
Dios te castiga.
6 1T Guardarás pues los mandamien-
tos de Jehova tu Dios andando en sus
caminos, y temiéndole.
7 Porque Jehova tu Dios te mete en la
buena tierra, tierra de arroyos, de aguas,
de fuentes, de abismos que salen por
yegaB,ypormon|efd:by(
DBUTKRONOMIO.
8 Tierra de trigo, 7 cebada, 7 da vides,
7 higueras, y granados ; tierra de olivas,
de aceite, y de miel :
9 Tierra en la cual no comerás el pan
con mezquindad : no te faltará nada en
ella: tierra que sna piedras eon hierro,
7 de ios montes cortarás metal
10 Y comerás 7 hartarte has, 7 bende-
cirás á Jehova tu Dios por la buena tier-
ra qne te habrá dado.
11 1T Guárdate, qno no te olvides de
Jebera tu Dios, para no guardar sus
mandamientos, 7 sus derechos, 7 sus es-
tatutos, que 70 te mando hoy :
12 Que quizá no comas 7 te hartes, 7
edifiques buenas casas en que mores,
13 Y tus vacas 7 tus ovejas se aumen-
ten, 7 la plata 7 el oro se te multiplique,
7 todo lo que tuvieres, se te aumente,
14 Y tu corazón so «eleve, 7 te olvides
de Jehova tu Dios, que te sacó de tierra
de Egvpto de casa de siervos :
15 Que te hizo caminar por un desier-
to grande 7 espantoso, de serpientes ar-
dientes, 7 de escorpiones, 7 de sed, don-
de ninguna agua habla, 7 él te sacó agua
de la peña del pedernal :
10 Que te sustentó con man en el de-
sierto, comida que tus padres no cono-
cieron : afligiéndote, 7 probándote, para
á la postre hacerte bien;
17 Y digas en tu corazón: Mi potencia,
7 la fortaleza de mi mano me ha hecho
esta riqueza.
18 Antes te acuerdes de Jehova tu Dios ;
porque él te da la potencia para hacer
ka riquezas, para confirmar su concier-
to, que juró á tus padres : como partee
en este dia. ^
10 1 Y será, qué si olvidándote te olvi-
dares de Jehova tu Dios, 7 anduvieres
en pos de dioses ágenos, 7 les sirvieres,
7 te encorvares á ellos ; yo protesto contra
vosotros hoy que^pereciendo pereceréis.
20 Como las gentes que Jehova des-
Iruirá delante de vosotros asi pereceréis,
por cuanto no habréis oído la voz de
Jehova vuestro Dios.
CAPITULO IX.
Avísate» que tampoco te» eoioa en el pensamiento qm
Dios tes hopa dado la tierra por respecto de eme
mérito» 6 justicias: qm no lo habrá hecho tino por
castigar ta impiedad de toe poeeedoree de ella, y
por mmiemer ta verdad del poeto hecho con toe
padree. U, Snprmba de ello lee recita smrebsno-
neeparaqm del todo pierdan la opinión de su jus-
ticia, ntoetrdndole» que por intercetion eupa no son
ya muchos veos» consumidos de la divina ira.
OYE Israel: Tu pasas ho7 el Jordán
pata entrar á heredar gentes mas
7 mas fuertes que tá, dudadas grandes
7 encastilladas hssta el cielo;
2 Un pueblo grande 7 alto, hijos de gi-
gantes, los cuales ya tú conoces ; 7 has
oído, ¿ Quién parará delante de los hfyos
del gigante?
3 Sepas pues hoy, que Jehova tu Dios
es el que pasa delante de ti, mego con-
sumidor, que los destruirá, 7 humillará
delante de tí : 7 echarlos has, 7 destruir-
los has luego, como Jehova te ha dicha
4 No digas en tu corazón, cuando Je-
hova tu Dios los echare de delante de tu
presencia, diciendo : Por mi justicia me
ha metido Jehova á heredar esta tierra;
que por la Impiedad de estas gentes Je-
hova las echa de delante de ti
5 No por tu justicia, ni por la rectitud
de tu corazón entras á heredar la tierra
de ellos : toas por la impiedad de estas
gentes Jehova tu Dios las echa de de-
lante de ti, 7 por confirmar la palabra
que Jehova Juró á tus padres Abrahem,
Isaac, 7 Jacob.
6 Por tanto sepas que no f>or tu justicia
Jehova tu Dios te da esta buena tierra,
que la heredes : que pueblo duro de cer-
viz eres tu.
7 T Acuérdate, no te olvides que has
provocado á ira á Jehova tu Dios en el
desierto : desde el dia que saliste de la
tierra de Egvpto hasta que entraste» en
este lugar habéis sido rebeldes á Jehova.
8 Y en Horeb provocaste* á ira á Jeho-
va, y Jehova se enojó contra vosotros
para destruiros.
9 Cuando yo subí al monte para recibir
las tablas de piedra, las tablas del con-
cierto que Jehova hizo con vosotros, 7 es-
tuve en el monte cuarenta dias 7 cuaren-
ta noches ; no comí pan, ni bebí agua :
10 Y Jehova me dio las dos tablas de
piedra escritas con el dedo de Dios ; 7 en
ellas conforme á todas las palabras que
Jehova os habló en el monte de en me-
dio del fuego el dia de la congregación.
11 Y fué qué al cabo de los cuarenta
dias, 7 cuarenta noches, Jehova me dio
las dos tablas de piedra, las tablas del
concierto.
12 Y dijome Jehova: Levántate, des-
ciende presto de aquí, que tu pueblo
que sacaste de Egvpto ha corrompido,
presto se han apartado del camino, que yo
les mandé; hánse hecho un vaciadizo.
13 Y hablóme Jehova, diciendo : Yo he
visto este pueblo, 7, he aqui, el « pueblo
duro de cerviz : 3y d(
181
DEUTBBONOMIO.
14 Déjame quo los destruya, 7 raiga su
nombre de debajo del cielo, que yo te
pondré sobre gente fuerte y mucha mas
que éL
15 T volví, y descendí del monte, y ei
monte ardía en fuego, con las tablas del
concierto en mis dos manos.
16 T miré, y, be aquí, habíais pecado
contra Jehova vuestro Dios : o* habíais
hecho un becerro de vaciadizo ; apartán-
doos presto del camino que Jehova os
habla mandado.
17 Entonces tomé las dos tablas, y ar-
rójelas de mis dos manos, y quebrólas
delante de vuestros ojos.
18 Y écheme delante de Jehova, como
antes, cuarenta días y cuarenta noches :
no comí pan, ni bebí agua, á causa de
todo vuestro pecado quo habíais pecado
haciendo mal en ojos de Jehova enoján-
dole:
19 Porque temí á causa del furor y de
la ira, con que Jehova estaba enojado
contra vosotros para destruiros: y Je-
hova me oyó también esta ve¿
20 Contra Aaron también se enojó Je-
hova en gran manera para destruirle; y
yo oré entonces también por Aaron.
21 T tomé á vuestro pecado que habíais
hecho, es d saber, el becerro ; y quémelo
en el fuego, y desmenúcelo moliéndolo
bien, hasta que fué molido en polvo ; y
eché el polvo de él en el arroyo que des-
cendía del monte.
23 Y en Thabera, y en Massa, yen Kib-
roth-Hattaavah enojasteis también á Je-
hova.
28 Y cuando Jehova os envió desde
Cades-barne, diciendo: Subid, y heredad
la tierra, que yo os di, también fuisteis
rebeldes al dicho de Jehova vuestro
Dios, y no lo creísteis, ni obedecisteis á
su vos.
24 Rebeldes habéis sido á Jehova desde
el día que yo os conozco.
25 Y póstreme delante de Jehova cua-
renta días y cuarenta noches, que estuve
echado, porque Jehova dijo, que os ha-
bla de destruir.
26 Y yo oré á Jehova, diciendo: Señor
Jehova, no destruyas tú pueblo, y tu he-
redad que has redimido con tu grande-
za, al cual sacaste de Egypto con mano
fuerte.
27 Acuérdate de tus siervos Abraham,
Isaac, y Jacob : no mires á la dureza de
este pueblo, y á su impiedad, y á su pe-
cado:
182
28 Porque no digan lo* dé la tierra da
donde nos sacaste : Porque no pudo Je-
hova meterlos en la tierra que les babia
dicho, ó porque los aborrecía, los sacó
para matarlos en el desierto.
29 Y ellos son tu pueblo, y tu heredad,
que sacaste con tu gran fortaleza, y coa
tu brazo extendido.
CAPITULO X.
Prosiguiendo el propósito repite la restitución de la»
tablas de la ley, alguna» partida» del pueblo, la #e-
paracion de lo» Levita». U. Resume iodo lo que)
Dio» demanda de eu puebla en temor, ufiel obediem-
da de nu mandamiento», 111. Para ello pide «#-
pirUual circuncisión. IV. Encomienda lo» extran-
geros. V. La perseverancia en el temor de Dio» m
•en la invocación f alabanza de m nombre por ha-
berlos multiplicado, fe
EN aquel tiempo Jehova mo dijo:
Alísate dos tablas de piedra como
las primeras, y sube á mi al monte, y
házte un arca de madera ;
2 Y escribiré en aquellas tablas las pa-
labras que estaban en las tablas prime-
ras, que quebraste ; y ponerlas has en el
arca.
8 Y hice un arca de madera de cedro, y
alisé dos tablas de piedra como las pri-
meras, y subí al monte con las dos ta-
blas en mi mano.
4 Y escribió en las tablas, conforme á la
primera escritura, las diez palabras que .
Jehova os habla hablado en el monte de
en medio del fuego el dia do la congre-
gación, y diómelas Jehova.
5 Y volví, y descendí del monte, y puse
las tablas en el arca, que habla hecho, y
allí están, como Jehova me mandó.
6 Después los lujos de Israel partieron
de Beroth de los hijos de Jacan á Ma-
sera : allí murió Aaron, y allí fué sepul-
tado; y tuvo el sacerdocio por él su hyo
Eleazar.
7 De allí partieron á Gadgad ; y de
Gadgad á Jetcbatha tierra de arroyo*
de aguas.
8 En aquel tiempo* apartó Jehova la
tribu de Levl, para que llevase el arca
del concierto de Jehova, para que estu-
viese deíante dfc Jehova para servirle, y
para bendecir en su nombre hasta hoy ;
9 Por lo cual Levi no tuvo parte ni he-
redad, con sus hermanos : Jehova es su
heredad, como Jehova tu Dios le djjo.
10 Y yo estuve en el monte, como loa
primeros dias, cuarenta dias y cuarenta
noches, y Jehova me oyó también .esta
vez, y Jehova no quiso destruirte.
11 Y díjome Jehova: Levántate, anda
para que partas delante del pueblo, para
DEUTKRONOMIO.
que entren, 7 hereden la tierra, que juré
á snfl padres que les habla de dar.
12 ^ Ahora pues, Israel, ¿ qué pide Je-
hora tu Dios de tí, sino que temas á Je-
hora tu Dios, que andes en todos sus
caminos, y que le ames, y sirias á Jeho-
ra tu Dios con todo tu corazón, 7 con
toda tu alma;
13 Que guardes los mandamientos de
Jehova, y sus estatutos, que yo te man-
do hoy, para que hayas bien ?
14 Ho aqui, de Jebova tu Dios mm los
ciclos y los cielos de los délos : la tierra
y todas las cosas que están en ella.
15 Solamente de tus padres se agradó
Jehora, para amarlos : y escogió su si-
miente después de ellos, á rosotros, de
todos los pueblos, como parece en este
día.
16 7 Circuncidad pues el prepucio de
rucstro corazón : y no endurezcáis mas
Tuestra cerviz.
17 Porque Jehora ruestro Dios es Dios
de dioses, y Señor de señores, Dios gran-
de, poderoso y terrible, que no acepta
personas, ni toma cohecho :
18 Que hace derecho al huérfano y á la
rinda : que ama también al extrangero
dándole pan y vestido.
* 19 % Amaréis pues al extrangero : por-
que extrangeros fuisteis rosotros en
tierra de Egypto.
20 í A Jehora tu Dios temerás, á él
servirás, á él te allegarás, y por su nom-
bre jurarás.
21 £1 será tu alabanza, y él será tu Dios,
que ha hecho contigo estas grandes y
terribles cosas, qne tus ojos han visto.
22 Con setenta almas, descendieron tus
padres & Egypto, y ahora Jehora te ha
hecho como las estrellas del cielo en
multitud.
CAPITULO XI.
" Encárgale* el amor d* Dio» y *u obediencia tratándo-
le» día memoria lo» favore» de Dio» que habían ex-
I perimentaáo ñoetaenUmcem, 1L Prométele» bueno*
temporale* en cato que le obedezcan, v atemorizólo»
' con grave ira de Dios, m m dieren d idolatría. JÍJ.
J Encomiéndale» grandemente el estudio demUyre-
} jAtiendohx lo* y 1 x*nmn$ tmjoetu**» adán.
¿ A MARÁS pues á Jehova tu Dios, y
"| -Tjl guardaras su observancia, y sus es-
' tatutos y sus derechos, y sus manda-
mientos todos los dias.
2 Y sepáis hoy, que no TiáMo con vues-
tros hijos, que no han sabido nt visto el
castigo de Jehova vuestro Dios, su gran-
deza, su mano fuerte, y su braco exten-
dido:
3 Y sus señales, y sus hechos que hizo
en medio de Egypto á Fharaon rey de
Egypto, y á toda su tierra.
4 Y lo que hizo al ejército de Egypto, á
sus caballos, y á sus carros, que hizo on-
dear las aguas del mar Bermejo sobre
sus faces cuando vinieron en pos de vo-
sotros, y Jehova los destruyó hasta hoy.
5 Y lo qne ha hecho con vosotros en el
desierto hasta que habéis llegado á este
lugar.
6 Y lo que hizo con Dathan y Ahiron,
hijos de Eliab, mjo de Buben, que abrió
la tierra su boca, y tragó 4 ellos y á sus
casas, y sus tiendas, y toda la hicienda,
que tenían en pió en medio de todo Is-
rael
7 Mas vuestros ojos han visto todos los
grandes hechos qne Jehova ha hecho.
8 1 Guardad pues todos los manda-
mientos, que yo os mando hoy, para que
seáis esforzados, y entréis, y heredéis la
tierra, á la cual posáis para heredarla;
9 Y porque os sean prolongados los
dias sobre la tierra, que juró Jehova á
vuestros padres que habla de dar á ellos
y á su simiente, tierra que corre leche y
miel.
10 Que la tierra á la cual entras para
heredarla, no es como la tierra de Egyp-
to, de donde habéis salido, que sembra-
bas tu simiente, y regabas con tu pié,
como huerto de legumbres.
11 La tierra á la cual pasáis para here-
darla, es tierra de montes y de vegas: de
la lluvia del cielo has de beber las aguas.
12 Tierra que Jehova tu Dios la procu-
ra : siempre están sobre ella los ojos de
Jehova tu Dios desdo el principio del ano
hasta el cabo del año.
13 Y será qne si obedeciendo obede-
ciereis á mis mandamientos, que yo os
mando hoy, amando á Jehova vuestro
Dios, y sirviéndole con todo vuestro co-
razón, y con toda vuestra alma,
14 Yo daré la lluvia de vuestra tierra en
su tiempo, temprana y tardía, y cogerás
tu grano, y tu vino, y tu aceite.
15 Y daré yerba en tu campo para tus
bestias, y comerás, y hartarte has.
16 Guardaos pues, que vuestro corazón
no se entontezca, y os apartéis, y sirváis
á dioses ágenos, y os indinéis a ellos ;
17 Y se encienda el furor de Jehova so-
bre vosotros, y cierre los cielos, y no
haya lluvia, ni la tierra dé su fruto, y
perezcáis presto de la buena tierra que
Jehova os da. C^ r\r\a\o
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DEUTERQNOMIO.
18 ? Mas pondréis estas mis palabras
en vuestro corazón y en vuestra alma: y
atarlos liéis por señal en vuestra mano, y
serán por frontales entre vuestros ojos..
19 T enseñarlas neis á vuestros 14)06»
para que habléis do ellas, sentado en tu
casa, andando por el camino, acostándote
en la cama, y levantándote.
20 T escribirlas has en los postes de tu
casa, y en tus portadas.
21 Para que sean aumentados vuestros
días, y los dias de vuestros hyos sobre
la tierra que juró Jehova & vuestros pa-
dres que les habla de dar, como los días
de los cielos sobre la tierra.
22 Porque si guardando guardareis to-
dos estos mandamientos, que yo os man-
do, para que los hagáis, que améis á Je-
hova vuestro Dios andando en todos sus
caminos, y os allegareis A él :
28 Jehova también echará todas estas
gentes de delante de vosotros, y pose-
eréis gentes grandes y fuertes mas que
vosotros.
21 Todo lugar que pisare la planta de
vuestro pié, será vuestro : desde el de-
sierto, y el Líbano : desde el rio, el rio
Euphrates hasta la mar postrera será
vuestro término.
25 Nadie parará delante de vosotros :
vuestro miedo y vuestro temor pondrá
Jehova vuestro Dios sobre la haz de to-
da la tierra que hollareis, como él os ha
dicho.
26 Mira : Yo pongo hoy delante de vo-
sotros la bendición, y la maldición :
27 La bendición, si oyereis los manda-
mientos de Jehova vuestro Dios, que yo
os mando hoy :
28 Y la maldición, si no oyereis los
mandamientos de Jehova vuestro Dios,
mas os apartareis del camino, que yo os
mando hoy para andar en pos de los dio-
ses ágenos que no conocisteis.
29 Y será, que cuando Jehova tu Dios
te metiere en la tierra á la cual entras
para heredarla, pondrás la bendición so-
bre el monte Garizim, y la maldición
sobre el monte Hebal :
80 Los cuales ttídn de la otra parte del
Jordán, tras el camino del occidente en
la tierra del Chananeo, que habita en la
campaña delante de' Galga!, Junto á los
llanos de Moren.
81 Porque vosotros pasáis el Jordán
para ir A heredar la tierra que Jehova
vuestro Dios os da : la cual heredaréis ;
y habitaréis en ella.
184
2$ Guardaréis pues que hagáis todos loa
estatutos, y derechos, que yo doy delante
de vosotros hoy.
CAPITULO XIL
Vuelve A encargarle» que asuelen del todo la idola-
tría de loe gente» que van d eonqmietar, g que te
guarden de imitarlo» en ella. II. Que en tolo el lu-
gar que Dio» señalare, donde renda el arca de mi
alianza, ofrezcan »u» tacrificio» cuando estuvieren
de atiento en la tierra. III. Previene!*» etmcrúpulo
que podrían temer de comer comunmente de la» e#-
pecie» de animóle» conveniente» d ¡o» tacri/tcioe,
prohibiéndole» de ello» tolamente la tañare. IV Arl-
tale» que huigan la idolatría, g que ni aun quúsron
taber lo» rito» de ella.
ESTOS 9on los estatutos y derechos
que guardaréis para hacer en la tier-
ra que Jehova el Dios de tus padres te ha
dado, para que la heredes todos los dias
que vosotros viviereis sobre la tierra.
2 Destruyendo destruiréis todos los lu-
gares donde las gentes, que vosotros
heredaréis, sirvieron á sus dioses sobre
los montes altos, y sobre los collados, y
debajo de todo árbol espesa
8 Y derribaréis sus altares, y quebra-
réis sus imagines, y sus bosques que-
maréis á fuego : y las esculturas de sus
dioses destruiréis, y desharéis el nom-
bre de ellas de aquel lugar.
4 No haréis así á Jehova vuestro Dios.
5 % Mas el lugar que Jehova vuestro
Dios escogiere de todas vuestras tribus,
para poner allí su nombre por su habi-
tación, buscaréis, y allá vendréis.
6 Y allí traeréis vuestros holocaustos,
y vuestros sacrificios, y vuestros diez-
mos, y la ofrenda de vuestras manos, y
vuestros votos, y vuestras qfrmda* Vo-
luntarias, y los primogénitos de vues-
tras vacas y de ynestras ovejas.
7 Y comeréis allí delante de Jehova
vuestro Dios, y alegraros neis en toda
obra de vuestras manos, vosotros y
vuestras casas, en que Jehova tu Dios
te hubiere bendecido.
8 No haréis como todo lo que nosotros
hacemos aquí hoy, cada uno lo que le
parece:
9 Porque aun hasta ahora no habéis
entrado al reposo, y á la heredad, que
Jehova vuestro Dios os da.
10 Mas pasaréis el Jordán, y habitaréis
en la tierra que Jehova vuestro Dios os
hace heredar, y él os dará reposo de to-
dos vuestros enemigos al derredor, y
habitaréis seguros.
11 Y snfofieas, si lugar que Jehova vues-
tro Dios escogiere para hacer habitar en
él su nombre, allí traeréis tedas las co-
DKUTERONOMIO.
■as, que yo o* astuto* vuestros holo-
caustos, y vuestros sacrificios, vuestros
diesmos, y las ofrendas de vuestras ma-
nos, y toda elección de vuestros votos,
que hubiereis prometido á Jehova.
12 T alegraros hete delante de Jehova
vuestro Dios vosotros y vuestros tajos,
y vuestras hUas, y vuestros siervos y
vuestras sierras, y el Levita que atuviere
dentro de vuestras puertas : por cuanto
no tiene parte ni heredad con vosotros.
13 Guárdate, que no ofrezcas tus holo-
caustos en cualquier lugar, que vieres :
14 Mas en el lugar, que Jehova esco-
giere en una de tus tribus, allí ofrécelas
tus holocaustos, y alH harás todo lo que
yo temando.
15 \ Solamente conforme al deseo de
tu alma matarás, y comerás carne según
la bendición de Jehova tu Dios, la enal
él te dará en todas tus villas, el inmundo
y el limpio la comerá, como un corso, ó
como un ciervo :
16 Salvo que sangre no comeréis: so-
bre la tierra la derramaréis, como agua.
17 Ni podrás comer en tus villas el
diezmo de tu grano, 6 de tu vino, ó de
tu aceite; ni los primogénitos de tus
vacas, ni de tus ovejas : ni tus votos que
prometieres, ni tus ofrtnda* voluntarlas,
ni las ofrendas de tus manos.
18 Mas delante de Jehova tu Dios las
comerás, en el lugar que Jehova tu Dios
escogiere, tú, y tu lujo, y tu luja, y tu
siervo y tu sierva, y el Levita que esto* en
tus villas: y alegrarte has delante de Je-
hova-tu Dios en toda obra de tus manos.
19 Guárdate, no desampares al Levita
en todos tus días sobre tu tierra.
20 Cuando Jehova tu Dios ensanchare
tu término, como él te ha dicho, y tú
dijeres: Comeré carne: porque deseó
tu alma comer carne, conforme á todo
el deseo de tu alma comerás carne.
21 Cuando estuviere lejos de ti el lu-
gar, que Jehova tu Dios escogerá, para
poner allí su nombre, matarás de tus
vacas, y de tus ovejas, que Jehova te
hubiere dado, como yo te he mandado,
y comerás en tus villas según todo lo
que deseare tu alma.
22 Cierto como se come el corzo y el
ciervo, asi las comerás: el inmundo y el
limpio también comerán de ellas *
28 Solamente que te esfuerces á no co-
mer sangre: porque la sangre es el al-
ma: y no has de comer el alma junta-
mente con su carne.
24 No la conteras: en tierra la derra-
marás como agua.
25 No comerás de ella, porque hayas
bien tú, y tus lujos después de tí, cuan-
do hicieres lo recto en ojos de Jehova.
26 Empero tus santificaciones que tu-
vieres, y tus votos, tomarás, y vendrás
al lugar que Jehova escogiere.
27 Y harás tus holocaustos, la carne y
la sangre, sobre el altar de Jehova tu
Dios : y la sangre de tus sacrificios será
derramada sobre el altar de Jehova tu
Dios, y la carne comerás.
28 Guarda, y oye todas estas palabras,
que yo te mando, porque hayas bien tú
y tus lujos después de ti para siempre,
cuando hicieres lo bueno y lo recto en
los ojos de Jehova tu Dios.
29 1 Cuando hubiere talado de delante
de ti Jehova tu Dios las gentes donde tú
vas para heredarlas, y las heredares, y
habitares en su tierra)
90 Guárdate que no tropieces en pos
de ellas después que fueren destruidas
delante de ¿: no preguntes acerca de
sus dioses, diciendo : De la manera que
servían aquellas gentes á sus dioses, asi
haré también yo.
31 No harás asi á Jehova tu Dios : por-
que todo lo que Jehova aborrece, hicie-
ron ellos á sus dioses: porque aun á sus
htyos y lujas quemaban en el fuego á sus
dioses.
32 Todo lo que yo os mando guarda-
réis para hacer: no añadirás á ello, ni
quitarás de ello.
CAPITULO xm.
Que el /abo profeta que tratan de inducir d pueblo
dotrarehgionde la que Dio» ka instituido por tu
palabra, aunque venga fornido de verdadero» mila-
gro», muera apedreado de todo ei pueblo. IL Jtan,
que cuando alguna vttta inducida por alguno» de
su» moradores te determinare d seguir falsa reli-
gión, lo» vecino» de ella con toda cosa viva que en
ella se hallare, sean pasado» d filo de espada, y lo»
despajo» de ella quemada» públicamente, u eBa ato-
CUANDO se levantare en medio de tí
profeta ó sonador de sueño, y te
diere señal, ó milagro,
2 Y la señal, ó milagro, que él te dtfo,
viniere, diciendo: Vamos en pos de dio-
ses ágenos, que no conociste, y sirvá-
mosles :
3 No oirás las palabras del tal profeta,
ni al tal sonador de sueño : porque Je-
hoya vuestro Dios os tienta por saber si
amáis á Jehova vuestro Dios con todo
vuestro corazón, y con toda vuestra
185
I
DEUTERONOMIO.
/ 4 En pos de Jehova Ttiestro Dios an-
daréis, y á él temeréis, y sus manda-
mientos guardaréis, y su voz oiréis, y á
él serviréis, y á ¿1 os llegaréis.
5 Y el tal profeta, ó soñador de sueño,
morirá porque habló rebelión contra Je-
liova vuestro Dios, que te sacó de tierra
de Egypto, y te rescató de casa de sier-
vos para echarte del camino, que Jehova
tu Dios te mandó que anduvieses por él,
y escombrarás el mal de en medio de tí.
6 Cuando te incitare tu hermano, hijo
de tu madre, ó tu h\Jo, ó tu hfya, ó la
muger de tu seno, ó tu amigo que sea
como tu alma, diciendo en secreto : Va-
mos, y sirvamos á dioses ágenos, que ni
tú, ni tus padres conocistes,
7 De los dioses de los pueblos que
erfd» en vuestros al derredores, cerca-
nos á ti, ó lejos de ti desde el un cabo
de la tierra hasta el otro cabo de ella,
S No consentirás con él, ni lo oirás, ni
tu ojo le perdonará* ni habrás compa-
sión, ni lo encubrirás»
9 Mas matando le matarás : tu mano
será primero sobre él para matarle, y
después la mano de «todo el pueblo.
10 Y apedrearle has con piedras, y mo-
rirá : por cuanto procuró echarte de Je-
bera tu Dios, que «te sacó de tierra de
Egypto, de casa de -siervos ;
11 Para que todo Israel oiga, y tema,
y no tornen á hacer cosa semejante á
esta mala cosa en medio do tí.
12 ? Otando oyeres do alguna de tus
ciudades, que Jehova tu Dios te da para
que mores en ellas, xmo se dice :
18 Hombres, hijos de impiedad, han
salido de en medio de ti, que impelie-
ron á loa moradores de su ciudad, di-
ciendo: Vamos y sirvamos á dioses áge-
nos, que vosotros so conocisteis ;
! 14 Tü inquirirás j buscarás, y pregun-
tarás con diligencia: y sí pareciere ver-
dad, cosa cierta, qne tal abominación se
Iriso en medio de lí ;
1$ Hiriendo herirás á filo de espada los
moradores de aquella ciudad, destruyén-
dola* filo de espada con todo lo que en
«flla hubiere y sus bestias :
16 Y todo el despojo de ella juntarás
en medio de su plaza, y quemarás á rue-
go la ciudad y todo su despojo, todo
ello, á Jehova tu Dios : y será montón
perpetuo : nunca mas se edificará. ■»
17 Y no se pegará algo á tu mano del
anathema; porque Jehova se aparte de
la ira de su furor, y te dé mercedes, y
186
haya misericordia de tí, y te multipli-
que, como lo juró á tus padres,
18 Cuando obedecieres á la voz de Je-
hova tu Dios guardando todos sus man-
damientos que yo te mando hoy, para
hacer lo que e$ recto en ojos de Jehova
tu Dios.
CAPITULO XTV.
Que el pueblo de Dio» no m punce para eacaree •añ-
ore conforme al rito de ¡o» gentüe». II. Repite la
ley de lo» animóle», peee», y ave «, mimdos y m-
mundo», para comer. 1JL Repite la» lepe» de loo
diezmo» para lo» Levita», y huérfano», y viuda», y
HIJOS sois de Jehova vuestro Dios :
no os sajaréis, ni pondréis calva
sobre vuestros ojos por muerto.
2 Porque eres pueblo santo á Jehova
tu Dios, y Jehova te escogió para que le
seas un pueblo singular de todos los pue-
blos, que están sobre la has do la tierra.
3 H" Ninguna abominación comerás.
4 Estos sos los animales que comeréis :
buey, cordero de ovejas, y cabrito do
cabras,
5 Ciervo, y corzo, y búfano, y capri-
ciervo, y unicornio, y buey salvaje, y
cabra montes.
6 Todo animal de pesuños, y que tiene
hendedura do dos uñas que rumiare en-
tre los animales, este comeréis.
7 Empero esto no comeréis de los que
rumian y tienen uña hendida : camello,
y liebre, y conejo ; porque rumian, mas
no tienen uña hendida, seros han in-
mundos :
3 NI puerco, porque tiene uña hendida,
mas no rumia, seros ha inmundo. De
la carne de estos no comeréis, ni toca-
réis sus cuerpos muertos.
9 Esto comeréis de todo lo qno está
en el agua : todo lo que. tiene ala y es-
cama comeréis
10 Mas todo lo que no tuviere ala y es-
cama no comeréis, inmundo os será.
11 Toda ave limpia comeréis.
12 Y estas *m de las cuales no come-
réis ? águila, y azor, y esmerejón,
18 Y fadon, y bueitre, y milano según
su especie,
14 Y todo cuervo según su especie,
16 Y avestruz, y mochuelo, y garceta y
gavilán según su especie.
16 Y el halcón, y la lechuza, y el cala-
món,
17 Y el cisne, y el pelicano, y la gaviota,
18 Y la cigüeña, y el cuervo marino se-
gún su especie, y la abubilla, y el mur-
ciélago; Digitizedby Google
DEUTERONOMIO.
19 T toda serpiente de nías os será in-
munda, no se comerá.
20 Toda ave limpia comeréis.
21 Ninguna cosa mortecina comeréis.
AI extrangero que está en tus Tulas la
darás, y él la comerá; ó réndela al ex-
trangero; porque tú eres pueblo santo
á Jehova tu Dios. No cocerás el cabri-
to en la leche de su madre.
£3 1 Diezmando diezmarás toda renta
de tu simiente, que saliere de tu haza
coda un año.
23 T comerás delante de Jehova tu
Dios en el lugar que él escogiere para
hacer habitar su nombre allí, el diezmo
de tn grano, de tu vino, y de tu aceite,
y los primogénitos do tus vacas y de tus
orejas, para que aprendas á temer á Je-
hora tu Dios todos los días.
SI Y si el camino raeré tan largo que
tú no puedas llevarlos por él, por estar
lejos de ti el lugar que Jehova tu Dios
hnbicre escogido para poner en él iu
nombre, cuando Jehova tu Dios te hen-
diere,
25 Entonces Tenderlo has, y atarás el
dinero en tu mano, y vendrás al lugar
que Jehova tu Dios escogiere,
26 T darás el dinero por todo lo que tu
alma desea, por vacas y por ovejas, y
por vino, y por sidra, y por todas las
cosas que tu alma te demandaré: y
comerás allí delante de Jehova tu Dios,
y alegrarte has tú y tu casa:
27 Y no desampararás al Levita que
habitare en tus villas, porque no tiene
parte ni heredad contigo.
28 Al cabo de tres afios sacarás todos
los diezmos de tu renta dt cada ano, y
guardarlo has en tus ciudades :
29 Y vendrá el Levita, que no tiene par-
te ni heredad contigo, y el extrangero, y
el huérfano, y la viuda, que están en tus
rulas, y comerán y hartarse han ; por-
que Jehova tu Dios te bendiga en toda
obra de tus manos, que hicieres.
CAPITULO XV.
MepÜebs ley de la remieism dti año téptíme, mandan-
la deuda ó empréstito, ¡re. y que no dejen de empres-
tarle, éjtarte, lo que hubiere menester por citar err-
es et eme* séptimo. lLftemkx ley déla modera-
eiem de la servidumbre del siervo Hebrea. HI. Bem,
¡a ley de la ofrenda de los primogénitos de las va*
eos, é ovejas,
AL cabo do los siete afios harás remi-
-t*. slon.
2 Y esta e» la manera de la remisión :
Dejará á su deudor todo aquel que em-
prestó de tu mano, con que adeudó á su
prójimo : no lo tornará á demandar á su
prójimo, ó á su hermano ; .porque la re-
misión de Jehova es pregonada.
3 Del extrangero tornarás á demandar:
mas lo que tuviere tuyo tu hermano,
soltarlo ha tu mano.
4 Solamente porque no haya en ti men-
digo: porque bendiciendo te bendecirá
Jehova en la tierra, que Jehova tu Dios
te da por heredad para que la poseas :
5 81 empero oyendo oyeres la voz de
Jehova tu Dios, para que guardes y ha-
gas todos estos mandamientos, que yo
te mando hoy:
6 Porque Jehova tu Dios te bendijo,
como te habla dicho: y emprestarás á
muchas gentes, mas tú no tomarás em-
prestado : y enseñorearte has de muchas
gentes, y de ti no so enseñorearán.
7 Cuando hubiere en ti mendigo de tus
herman'os en alguna de tus ciudades, en
tu tierra que Jehova tu Dios te da, no
endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu
mano á tu hermano mendigo ;
8 Mas abriendo abrirás á él tu mano, y
emprestando le emprestarás asaz lo que
hubiere menester.
9 Guárdate que no haya en tu corazón
perverso pensamiento, diciendo : Cerca
está el año séptimo de la remisión : y tu
ojo sea maligno sobre tu hermano me-
nesteroso para no darle : que él clamará
contra ti á Jehova y serte ha por pecado.
10 Dando le darás, y tu corazón no sea
maligno cuando lo dieres, que por esto
te bendecirá Jehova tu Dios en todos tus
hechos y en todo lo que pusieres mano.
11 Porque no faltarán menesterosos de
en medio de la tierra, por tanto yo to
mando, diciendo : Abrirás tu mono á tu
hermano, á tu pobre, y á tu menestero-
so en tu tierra.
12 1 Cuando se vendiere á ti tu herma-
no Hebreo ó Hebrea, y te hubiere servi-
do seis afios, al séptimo ano le enviarás
de tí libre.
13 Y cuando le enviares de ti libre, no
le enviarás vacio : \
14 Cargando le cargarás, de tus ovejas,
y de tu era, y de tu lagar : en lo que te
hubiere bendecido Jehova deeüole darás.
15 Y acordarte has, que fuiste siervo en
tierra de Egypto, y que Jehova tu Dios
te rescató: por tanto yo te mando hoy
estoy
16 Y será, que si él te dijere : No saldré
de contigo: porque te amó á ti y á tu
que le va bien contigo ;
187
DBÜTBRONOMIO.
17 Entono» tomarte una lesna, y darás
en su oreja y en la puerta; y serte na
siervo para siempre : asi también harás
a tu criada.
18 No te parezca duro, cuando le envia-
res libre de ti, que doblado del salario
de mozo de soldada te sirvió seis anos:
y Jehova tu Dios te bendecirá en todo
cuanto hicieres.
19 \ Todo primogénito que nacerá en
tus vacas y en tus ovejas, el macho san-
tificarás á Jehova tu Dios: no te sirvas
del primogénito de tus vacas, ni tras-
quiles el primogénito de tus ovejas.
20 Delante de Jehova tu Dios los cóme-
las cada un año en el lugar que Jehova
eeoogiere, tú y tu casa.
21 Y si hubiere en él falta, ciego, ó cojo,
ó cualquiera otra mala falta, no lo sacri-
ficarás á Jehova tu Dios.
22 En tus villas lo comerás, hAundo y
limpio también comerán ds él como de
un corso, ó de un ciervo.
23 Solamente que no comas su sangre :
•obre la tierra derramarás como agua.
CAPITULO XVL
Repite la ley de la celebrado* de la patena. IL De
te ¿arta de nwUkecoete». III. De la Jimia de la»
cabanas. IV. Manda que entrado» en la tierra
pongan gobernador** mayores y menores, que gobier-
nen con rectitud. V. Prohibe plantar arboledas jnn~
$o al smitmarioj y levantar estatua*.
GUARDARÁS el mes de los nuevos
frutos y harás pascua á Jehova tu
Dios, porque en el mes de los nuevos
frutos te sacó Jehova tu Dios de Egypto
de noche.
2 Y sacrificarás pascua á Jehova tu
Dios de ovejas y de vacas, en el lugar
que Jehova escogiere para hacer habitar
su nombre en éL
3 No comerás con ella leudo ; siete dias
comerás con ella panes por leudar, pon
de aflicción, porque apriesa saliste de
tierra de Egypto : para que te acuerdes
del dia en que saliste de la tierra de
Egypto, todos los dias de tu vida.
4 Y no parecerá levadura en ti, en todo
tu término por siete dias : y no quedará
de la carne que matares á la tarde del
primer dia hasta la mañana.
5 No podrás sacrificar la pascua en nin-
guna de tus ciudades, que Jehova tu
Dios te da,
6 Sino en el lugar que Jehova tu Dios
escogiere, para hacer habitar su noaabre
en él, sacrificarás la pascua á la tarde á
puesta del sol, al tiempo que saliste de
Egypto.
188
7 Y asarás, y comerás ea el lugar que
Jehova tu Dios escogiere, y volverás por
la mañana y tornarte has á tu morada.
8 Seis dias comerás pane$ cenceños, y el
séptimo dia será solemnidad á Jehova tu
Dtos, no harás obra.
9 1 Siete semanas te contarás: desda
que comenzare la hoz en los mieses co-
menzarás á contar las siete semanas,
10 Y harás la solemnidad de las sema-
nas á Jehova tu Dios : de la suficiencia
voluntaria de tu mano será lo que dieres,
según Jehova tu Dios te hubiere bende-
cido.
11 Y alegrarte has delante de Jehova tu
Dios, tú, y tu htfo, y tu hija, y tu siervo
y tu siervo, y el Levita que estuviere den-
tro de tus puertas, y el extrangero, y el
huérfano, y la viuda, que estuvieren en
medio de ti, en el lugar que Jehova tu
Dios escogiere para hacer habitar su
nombre en éL
12 Y acordarte has que fuiste siervo en
Egypto; por tanto guardarás, y harás
estos estatutos.
18 ^ La solemnidad de las eabafias ha-
rás siete dias, cuando hubieres hecho la
cosecha de tu era y de tu lagar.
lí Y alegrarte has en tu solemnidad, tú
y tu hijo, y tu hija, y tu siervo, y tu sier>
va, y el Levita, y el extrangero, y el
huérfano, y la viuda que están dentro de
tus puertas.
15 Siete dias celebrarás solemnidad á
Jehova tu Dios en el lugar que Jehova
escogiere, porque te habrá bendecido
Jehova tu Dios en todos tus frutos, y
en toda obra de tus manos, y serás cier-
tamente alegre.
16 Tres veces cada un afio parecerá to-
do varón tuyo delante «de Jehova tu
Dios en el lugar que él escogiere; en la
solemnidad de los panes cenceños, y en
la solemnidad de las semanas, y en la
solemnidad de las cabanas; y no pare-
cerá vacio dolante de Jehova :
17 Cada uno con el don de bu mano,
conforme á la bendición de Jehova tu
Dios, que te hubiere dado.
18 \ Jueces y alcaldes te pondrás en
todas tus puertas que Jehova tu Dios te
dará en tus tribus, los cuales juzgarán el
pueblo con juicio de justicia.
19 No tuerzas el derecho : No aceptes
persona, ni tomes cohecho, porque el
cohecho ciega los ojos de los sabios, y
pervierte las palabras de los justos.
20 La justicia la justicia seguirás, por-
DEUTERONOMIO.
que vivas, y heredes la tierra, que Je-
hova tn Dios te da.
211 No te plantaré» bosque de ningún
árbol cerca del altar de Jehova tu Dios,
que te harás. -
23 Ni te levántalas estsiua, lo cual abo*»
roce Jehora tu Dios.
CAPITULO xvn.
Manda ou* el mmsmsüdelsmcri/scio sea perfecto. 1L
Xey que atando d «Jipato por testimonio de dos ó tres
testigos se te probare idolatría, rimara apedreado,
HL Qmeen las camas dudosos mcmdem mi sacerdote
m mi magistrado supremo qms fuere en aquel tiempo
por ¡a determinación, y que por eüa se este", so pena
de muerte al rebelde. TV. Que cuando se determi-
Miti d levantar rey sobre si, no pongan extrangero,
mms al fw Dios señalare, V. Que el rey no tenga
muchos caballos, ni muchas mugeres. VI, Que en
siendo envestido, se haga escribir la ley, y quesea
estudioso di eUa+yqmnom ensoberbemca entre sm
NO sacrificarás á Jehova tu Dios buey,
ó cordero en el cual haya falta, 6 al-
guna cosa mala, que es abominación á
Jehova tu Dios.
2 T Cuando se hallare entre tí, en al-
guna de tus ciudades, que Jehova tu Dios
te da, hombre, ó mnger, qne haya hecho
mal en ojos de Jehova tu Dios traspa-
sando su concierto ;
3 Que hubiere ido, y servido á dioses
ágenos, y se hubiere inclinado á ellos, ó
al sol, ó á la luna, ó á todo el ejército del
eielo, lo cual yo no mandé ;
4 Y te mere dado aviso, y oyeres, y hu-
bieres buscado bien, y la cosa ha pare-
cido de verdad cierta, qué tal abomina-
ción ha sido hecha en Israel;
5 Entonces sacarás al hombre ó mnger,
que hubiere hecho esta mala cosa, á tus
puertas, hombre ó mnger, y á pedrcar-
los has con piedras, y morirán.
6 Por dicho de dos testigos, ó de tres
testigos, morirá el que hubiere de mo-
rir: no morirá por el dicho de un solo
testigo.
7 La mano de los testigos será primero
sobre el, para matarle, y la mano de todo
el pueblo después : y quitarás el mal de
en medio de ti,
8 f Cuando alguna cosa te raeré oculta
cu juicio entre sangre y sangre, entre
causa y causa, y cutre Haga y llaga en ne-
gocios de rencillas en tus ciudades, en-
tonces levantarte has, y subirás al lugar
que Jehova tu Dios escogiere :
9 Y vendrás á los sacerdotes Levitas, y
al juez que fuere en aquellos dias; y
preguntarás, y ensenarte han la palabra
del juicio.
10 Y harás según la palabra que ellos
te ensenaren del lugar que Jehova esco-
giere, y guardarás que hagas segum todo
lo que te ensenaren.
11 Según la ley, que ellos te ensenaren,
y según el juicio que te dtyeren, harás :
de la palabra que te ensenaren, no te
apartarás ni á diestra ni á siniestra.
12 Y el hombre que hiciere con sober-
bia no obedeciendo al sacerdote que está
para ministrar alH, delante de Jehova tu
Dios, ó al juez, el tal varón morirá: y
quitarás el mal de Israel
1» Y todo el pueblo oirá, y temerá, y no
se ensoberbecerán mas.
14 1 Cuando hubieres entrado en la
tierra, que Jehova tu Dios te da, y la
heredares, y habitares en ella, y d^erest
Pondré rey sobre mi, como todas las
gentes que «tan en mis al derredor»;
15 Poniendo pondrás por rey sobre ti
al que Jehova tu Dios escogiere : de en-
tre tus hermanos pondrás rey sobre ti:
no podrás poner sobre ti hombre ex*
trangero, que no sea tu hermano.
16 \ Solamente que no se aumente ca-
ballos, ni haga volver el pueblo á Egypto
para aumentar caballos : porque Jehova
os ha dicho : No procuraréis de volver
mas por este camino.
17 Ni aumentará para sí mugeres, por-
que su corazón no se aparte : ni plata ni
oro se multiplicará mucho.
18 1f Y será qm cuando se asentare so-
bre la silla de su releo, escribirá para si
im traslado de esta ley en un libro, torneán-
dolo de delante de los sacerdotes Levitas ;
19 £1 cual tendrá consigo, y leerá en él
todos los dias de su vida, para que apren-
da á temer á Jehova su Dios, para guar-
dar todas las palabras de aquesta ley, y
estos estatutos para hacerlos ;
20 Para que no se eleve su corazón so-
bre sus hermanos, ni se aparte del man-
damiento á diestra ni á siniestra, porque
alargue dias en su reino él, y sus hijos
en medio de Israel.
CAPITULO XVIII.
Repite la ley que los sacerdotm y ¡evitas no lomen
suerte en la tierra, mas que su sustento sea de los sa-
crificios y délos diezmos y primicias del pueblo. IT.
Prohibe en el pueblo de Dios toda especie de AerM-
oeria y encantamentos. DI. Promete la venida del
Mesías amenazando gravemente al que no le obede-
ciere. IV. Da señas por las cuales será conocido
el /aleo profeta,
LOS sacerdotes Levitas, toda la tribu
üe Lev! no tendrán parte ni here-
dad con Israel : de las ofrendas encen-
didas á Jehova, y de la heredad -de él
comerán. t¡zed by Cj(
DEUTERONOMIO.
2 Y no tendrá heredad entre sus her-
manos : J chova es su heredad, como él
le ha dicha
8 T este será el derecho de los sacer-
dotes que recibirán del pueblo, dolos qne
sacrificaren sacrificio, buey, ó cordero;
dará al sacerdote la espalda, y las quija-
das, y el cuajar.
4 Las primicias de tu grano, de tu Tino,
y de tu aceite, y las primicias de la lana
de tus ovejas le darás.
5 Porque le ha escogido Jehoratu Dios
de todas tus tribus, para que esté para
ministrar al nombre de Jehova, él y sus
lujos, todos los días.
6 Y cuando el Levita viniere de alguna
de tus ciudades de todo Israel, donde el
hubiere peregrinado, y viniere con todo
deseo de su alma al lugar que Jehova es-
cogiere,
7 Ministrará al nombre de JAova su
Dios, como todos sus hermanos los Levi-
tas qne estuvieren allí delante de Jehova.
8 Porción, como la porción de loe otros
comerán, allende de sus patrimonios.
9 \ Cuando hubieres entrado en la
tierra que Jehova tu Dios to da, no
aprenderás á hacer según las abomina-
ciones de aquellas gentes.
10 No sea hallado en ti quien haga pa-
sar su hijo ó su h|ja por el fuego, ni adi-
vinador de adivinaciones; ni agorero,
ni sortílego, ni hechicero,
11 Ni encantador de encantamentos,ni
quien pregante á pithon, ni mágico, ni
quien pregunte á los muertos :
12 Porque es abominación á Jehova
cualquiera que hace estas cosas : y por
estas abominaciones Jehova tu Dios las
echó de delante de ti
13 Perfecto serás con Jehova tu Dios. -
14 Porque estas gentes que has de he-
redar, á agoreros y á hechiceros oian:
mas tú, no así te ha dado Jehova tu
Dios.
15 \ Profeta de en medio de tí, de tuB
hermanos, como yo, te levantará Jeho-
va tu Dios, á él oireiB ;
18 Según todas las cosas que pediste á
Jehova tu Dios en Horeb, el dia de la
• congregación, diciendo: No vuelva yo
á oir la voz de Jehova mi Dios, ni vea yo
mas este gran fuego, porque no muera.
17 Y Jehova me djjo : Bien han dicho.
18 Profeta les despertaré de en medio
de sus hermanos, como tú: y yo pondré
mis palabras en su boca, y él les hablará
todo lo que yo lo mandare.
190
19 Mas será, que cualquiera que no oye-
re mis palabras, que él hablare en mi
nombre, yo requirlré de éL
20 Empero el profeta que presumiera
de hablar palabra en mi nombre, que yo
no le haya mandado hablar, ó que ha-
blare en nombre de dioses ágenos, el tal
profeta morirá.
21 1 Y si cUjeroe en tu coraron : ¿Cómo
conoceremos la palabra que Jehova no
hubiere hablado?
22 Cuando el profeta hablare en nom-
bre de Jehova, y no fuere la tal cosa, ni
viniere, es palabra que Jehova no ha
hablado: con soberbia la habló el tal
profeta: no hayos temor de éL
CAPITULO XIX.
Repite la constitución de las ciudades de refugio do»
clarando d que suerte de homicidas aprovecharen,
9 d cuales no. II. Encarga que cmda uno se tenga
de los términos que le son señalados d dentro. J1L
Ley que ninguno sea condenado por el dicho de
un solo testigo. IV. ítem, que el testigo falso lleve
la pena del falsamente acusado.
CUANDO Jehova tu Dios talare las
gentes, cuya tierra Jehova tu Dios
te da á ti, y tú las heredares, y habitares
en sus ciudades, y en sus casas;
2 Apartarte has tres ciudades en medio
de tü tierra que Jehova tu Dios te da
para que la heredes.
8 Aderezarte has el camino, y partirás
en tres partes el término de tu tierra,
que Jehova tu Dios te dará en heredad,
y será para que todo homicida se haiga
allí.
4 Y este es el negocio del nomleida qno
huirá allí, y vivirá : £1 que hiriere á su
prójimo por yerro, que no le tenia ene-
mistad desde hayer ni desde anteayer :
5 Y el que fué con su prójimo al mon-
te á cortar lefia, y poniendo fuerza con
su mano en la hacha para cortar algún
lefio, saltó el hierro del cabo, y halló a
su prójimo, y murió ; este huirá á una
de estas ciudades, y vivirá.
6 Porque el redimidor de la sangre no
vaya tras el homicida cuando, se esca-
lentare su corazón, y lo alcance, por ser
largo el camino, y lo hiera de muerte, el
cual no será condenado á muerte; por-
que no tenia enemistad con él desde
hayer y anteayer.
7 Por tanto yo te mando, diciendo: Tres
ciudades te apartarás.
8 Y si Jehova tu Dios ensanchare tu
término, como lo juró á tus padres, y
te diere toda la tierra, que djjo á tus
padres, que habla de dar,
DEUTERONOMIO.
& Cuando guardases todos «atoa man-
damientos, que yo te mando hoy, para
hacerlos, que ames á Jehova tu Dios y
andes en sos caminos todos los dias, en-
tonces añadirá» otra» tres ciudades allen-
de de estas tres :
10 Porque no sea derramada sangre
Inocente en medio de tu tierra, que Je-
hova tn Dios te da por heredad, y sean
sobre ti sangres.
U Mas cuando hubiere alguno que
aborreciere á su prójimo, y le espiare,
y se levantare sobre él, y le hiriere de
muerte, y .muriere, y huyere á alguna
de estaa ciudades;
12 Entonces los ándanos de bu ciu-
dad enviaran, y sacarle han de allí, y en-
tregarle han en mano del pariente del
muerto, y morirá.
13 No le perdonará tu ojo : y quitarás la
aangre inocente de Israel, y habrás bien.
14 1 No estrecharás el término de tu
prójimo, que señalaron los antiguos en
tu heredad que poseyeres en la tierra
que Jehoy* tu Dios te da, para que la
heredes.
15 T No valdrá un testigo contra nin-
guno en cualquier delito, y en cualquier
pecado, en cualquier pecado que se co-
metiere. En dicho de dos testigos, ó en
dicho de tres testigos consistirá el ne-
gocio.
10 % Cuando se levantare testigo falso
contra alguno pora testificar contra él
rebelión;
17 Entonces los dos hombres, que plei-
tean se presentarán delante de Jehova,
delante de los sacerdotes y jueces que
fueren en aquellos días ;
18 T los jueces inquirirán bien, y si
pareciere ser aquel testigo miso, que tes-
tificó falso contra su hermano ;
19 Haréis á él como él pensó hacer á
su hermano, y quitarás el mal de en me-
dio de tí.
20 Y los que quedaren, oirán, y teme-
rán, y no volverán mas á hacer una ma-
la cosa como esta en medio de ti.
31 Y no perdonará tu ojo: vida por
vida, ojo por ojo, diente por diente, ma-
no por mano, pié por pié.
CAPITULO XX.
Prescribe la forma de palabra» con que el sacerdote
animará al pueblo cuando Baheren en bataüa. JI.
Manda que antes del combate par público
el ejército se dé Ucencia d cualquiera que hubiere
edificado cata, y no la hubiere estrenado: ó planta-
do riña, jr -na ¡a hubiere aun hecho común: é des-
posddose, u na se hubiere-aunjmntado tan tu espota :
val tenido ó cobarde, m. ítems, om néujuma ciu-
dad combatan, sin presentarla primero paz, d con-
dición que se dé para ser tributaria : exceptuando
de esta leu dio» poseedores de la tierra de promi-
sión, donde no quiere Dios que se presente ninguna
condición de paz, mas que todos mueran sin excep-
ción. IV. ítem, que cuando pusieren cerco d algu-
na ciudad, no deetrupan sus arboladas de ámenme,
/rusos.
CUANDO salieres á la guerra contra
tus enemigos, y vieres caballos y
carros, pueblo mas grande que tú, no
hayas temor de ellos, quo Jehova tu
Dios es contigo, que te sacó de tierra de
Egypto.
2 X será que cuando os acercareis para
pelear, el sacerdote te llegará, y hablará
al pueblo:
8 T decirles ha: Oye Israel: Vosotros
os juntáis hoy en batalla contra vuestros
enemigos : no se enternesca vuestro co-
razón, no temáis, no os apresuréis, y no
os quebrantéis delante de ellos :
4 Quo Jehova vuestro Dios anda con
vosotros para pelear por vosotros con-
tra vuestros enemigos para salvaros.
5 % Y los alcaldes hablarán al pueblo,
diciendo: ¿Quién ha edificado casa nue-
va, y no la ha estrenado ? Vaya, y vuél-
vase á iu casa* porque quizá no muera
en la batalla, y otro alguno la estrene.
6 Y ¿quién ha plantado viña, y no la ha
profanado? Vaya, y vuélvase á su casa,
porque quizá no muera en la batalla y
otro alguno la profane.
7 Y ¿quién se ha desposado con muger,
y no la ha tomado t Vaya, y vuélvase á
su casa, porque quizá no muera en la
batalla y algún otro la tome.
8 Y tornarán los alcaldes á hablar al
pueblo, y dirán : ¿ Quién es hombre me-
droso, y tierno de corazón? Vaya, y vuél-
vase á su casa, y no deslía el corazón de
sus hermanos, como su corazón.
9 Y será, que cuando los alcaldes aca-
baren de hablar al pueblo, entonces los
capitanes do los ejércitos mandarán do-
lante del pueblo.
10 % Cuando te acercares á la ciudad
para combatirla, pregonarle has paz.
11 Y será, que si te respondiere : Paz, y
te abriere, todo- el pueblo que en ella
fuere hallado te serán tributarios, y te
servirán.
12 Mas sino hiciere paz contigo, y hl
ciere contigo guerra, y la cercares,
13 Y Jehova tu Dios la diere en tu mo*
no, entonces herirás á todo varón suyo á
filo de espada.
14 Solamente las mugeres y los niños,
191
1
DEUTERONOMIO.
y loe animales, y todo lo que hubiere en
la ciudad, todos sus despojos, tomarás
para ti: y comerás del despojo de tus
enemigos, los cuales Jehova tu Dios te
entregó.
15 Así harás á todas tes ciudades que
estuvieren muy lejos de ti, que no fue-
ren de las ciudades de estas gentes.
16 Bolamente do las ciudades de es-
tos pueblos que Jehova tu Dios te da
por heredad, ninguna persona dejarás
áTlda:
17 Mas destruyendo los destruirás, al
Hettheo, y al Amorrheo, y al Chananeo,
y al Fhereseo, y al Heveb, y al Jebuseo :
como Jehova tu Dios te ha mandado.
18 Porque no os enseñen á hacer según
todas sus abominaciones, que ellos ha-
een á sus dioses, y pequéis contra Jeho-
va vuestro Dios.
19 ^ Cuando pusieres cerco á alguna
ciudad peleando contra ella muchos dias
para tomarla, no destruirás su arboleda
metiendo en ella hacha, porque de ella
comerás : y no la talarás, que no es hom-
bre el árbol del campo, que venga con-
tra tí en el cerca
30 Mas el árbol que supieres que no
es árbol para comer, destruirlo has y ta-
larlo has, y edificarás baluarte contra la
ciudad que pelea contigo, hasta sojuz-
garla,
CAPITULO XXI.
ley acerca del homicidio hecho en el campo y qm no
se sebe quien U> hito. 1L Qm la mmyer calicó de
Job emendaos pueda ser tomada por muger del Israe-
lita con ciertos condiciones. 111. Qm el derecho del
mayorazgo no pueda ser traspasado del hijo mayor.
IV. Qm los padres qm tuvieren hijo incorregible,
le presenten al magistrado, y por el testimonio de
ellos muera apedreado de lodo el pueblo. V. Que
el que muriere en erm por pública sentencia^ sea
enterrado antes de la npoke.
CUANDOYuere hallado algún muerto
en la tierra que Jehova tu Dios te
da, para .que la heredes, echado en el
campo, y- no se supiero quien le hirió;
2 Entonces tus ancianos y tus jueces
saldrán y medirán hasta las ciudades
que «téw al derredor del muerto :
8 Y será qué los ancianos de aquella
ciudad, de la ciudad mas cercana al
muerto, tomarán una becerra de los va-
cas, que no haya servido, que no haya
troido yugo ;
4 Y los ancianos de aquella ciudad trae-
rán la becerra á un valle áspero, que min-
ea haya sido arado ni sembrado, y des-
cervigarán allí la becerra en el valle;
o Y vendrán los sacerdotes hjjos de
198
Levi, porque á eHos escogió Jehova tu
Dios para que le sirvan, y para bendecir
en nombre de Jehova, y por el dicho de
ellos, se determinará todo pleito, y toda
llaga.
6 Y todos los ancianos de aquella ciu-
dad mas cercana al muerto lavarán sus
manos sobre la becerra descervigada en
el valle.
7 Y protestarán, y dirán : Nuestras ma-
nos no han derramado esta sangre, ni
nuestros ojos lo vieron :
8 Expía á tu pueblo Israel al cual re-
dimiste, oh Jehova, y no pongas la san-
gre inocente en medio de tu pueblo Is-
raei Y la sangre les será perdonada.
9 Y tú quitarás la sangre inocente de
en medio de ti, cuando hicieres lo que
es recto en los ojos de Jehova,
10 % Cuando salieres á la guerra contra
tus enemigos, y Jehova tu Dios los die-
re en tu mano, y tomares de ellos cau-
tivos,
11 7 vieres entre los cautivos alguna
muger hermosa, y la codiciases, y la to-
mares para tí por muger ;
12 Meterla has en tu casa, y ella raerá
bu cabeza, y cortará sus unas,
13 Y quitará de sí el vestido de su cau-
tiverio, y quedarse ha en tu casa r y llo-
rará á su padre y á su madre un mes de
tiempo: y después entrarás á ella y tú
serás su marido, y ella tu muger.
14 Y será, que si no te agradare, dejarla
has en su libertad, y no la venderás por
dinero, y no mercadearás eon ella, por
cuanto la afligiste.
15 H Cuando algún varón tuviere dos
mugeres, la una amada, y la otra aborre-
cida, y la amada y la aborrecida le parie-
ren hyos, y el htyo primogénito fuere de
la aborrecida;
16 Será que el dia que hiciere heredar á
sus lujos lo que tuviere, no podrá dar el
derecho de primogenitura á los hijos do
la amada delante del lujo de la aborre-
cida el primogénito.
17 Mas al hijo de la aborrecida conoce-
rá por primogénito para darle dos tantos
de todo lo que le fuere hallado ; porque
aquel es el principio de su fuerza, el de-
recho de la primogenitura es suyo.
18 1 Cuando alguno tuviere htyo con-
tumaz y rebelde, que no obedeciere á la
vos de su padre ni á la voz de su madre*,
y habiéndole castigado, no les obede-
ciere;
19 Entonces tomarle han su padre, y
DBIWBftONOlMO.
de su dudad, y á la puerta de su logar,
20 T dirán 4 los anciano* de la dudad :
Este nuestro mjo es consumas y rebelde,
no obedece á nuestra voz, a glotón y
borracho.
81 Entonces todos los nombres de su
ciudad le apedrearán con piedras, y mo-
rirá: y quitarás el mal de en medio de tí,
y todo Israel oirán y temerán.
29 Y Cuando en alguno hubiere pecado
de sentencia de muerte, y hubiere de
morir, osigarlehas en km madero.
2* No anochecerá su cuerpo en el ma-
dero, mas enterrando le enterrarás el
mismo dia, porque- maldición de Dios «t
el colgado: y no contaminarás tu tierra,
que Jehova tu Dios te da por heredad.
CAPITULO XXIL
Qm el qm hallare animal de en prójima /km de co-
numo^ é COmwO Om^f do §n COr§a\ Jf mm SO OOJUdn
mmnomia. IL Qm la Wjtrao visto kdbit o do kom h
*«,«< el Sonto, AdKto<biMver. ni. Que el ene
hoMare nido de on^notomm madre conloehifoe,
ir. <frg¿g»e <rf(SoTtcawi te HajitoWaw |a
IwSBwftrt. F*. JPraMbe Coda pqeta de ceeat dtfk-
rernte» e» la simiente, en te arada, «» et vestido. VI.
Qm loe IsraeStas tmioan fimbrias en loe cantee de
mropa. VIL QmHqm achacare H en muaerene
sm la katU virgen, si loe padree de ella te probaren
lo contrario, eea penado : y «nuca pueda repudiar
d m mnger: mas ei no ee fe probare ío contraria,
mnwsoer se pétenme haber /erntcaéo enea—de m
padre, y muera apedreada. VJ1I. Que loe qm Jot-
ren tomados en adulterio mueran apedreadas. IX.
QmHqneJormtre soltera eiraen,paom den padre
ememmm mielo* u la tome por amper, uno la pueda
repnekar en ningún tiempo.
NO Terás el buey de tu hermano, ó su
cordero, perdidos, y te esconderás
de ellos: yol viendo los vol?erás á tu
hermano. -
2 X aunque tu hermano no sea tu pa-
riente, 6 no le conocieres, recogerlos
has en tu casa, y estarán contigo hasta
que tu hermano los busque, y volvérse-
los has.
8 T asi harás de su asno, asi harás tam-
bién de ss vestido, asi harás también de
toda eosa perdida de tu hermano que se
le perdiere, y la hallares tu, no te podrás
esconder.
4 No verás el asno de tu hermano, 6
su buey caldos en el camino, y te escon-
derás de ellos, levantando Jo* levantarás
eonéL »
6 t No vestirá la mnger hábito de
hombre, ni el hombre vestirá vestido de
muger; porque abominación t* á Jeho-
va tu Dios cualquiera que esto hace.
6 f Cuando topares en el camino «V*»
nido de ave en cualquier árbol, 6 «obre la
Span. 13
tierra, empollóse huevos, y que la ma-
dre estuviere echada 6 sobre los pollos;
ó sobre los huevos, no tomes la madre
con los lujos.
7 Enviando enviarás la madre, y los
pollos te tomarás; porque hayas bien, y
largos días.
8 1 Cuando edificares casa nueva, ha-
rás pretil á tu techumbre, porque no
pongas sangre en tu casa si cayere de
ella alguno.
9 \ No sembrarás tu vina de misturas,
porque no se santifique la abundancia de
la simiente que sembraste, y el fruto de
la vina.
10 $e ararás con buey y con asno jun-
tamente.
U No te vestirás de mistura de lana y
lino juntamente.
12 T Hacerte has pexuelos en los cuatro
$abos de tu manto con que te cubrieres.
13 % Cuando alguno tomare muger, y
después de haber entrado á ella la abor-
reciere,
14 Y la pusiere achaques de cosas, y sa-
care sobre ella mala fama, y dtyere: Esta
tomé por muger, y llegué á ella, y no la
hallé virgen:
15 Entonces el padre de la moray su
madre tomarán, y sacarán las virginida-
des de la mosa á los ancianos de la du-
dad ala puerta;
16 Y dirá el padre de la moa á los án-
danos: Yo di mi htya á este hombre por
muger, y él la aborrece,
17 Y; he aqui, él le pone achaques de
cosas, diciendo: No be hallado á tu hfya
virgen: y, he aqui las virginidades de
mi luja: y extenderán la sábana delante
de los ancianos de la dudad :
18 Entonces los ancianos de la dudad
tomarán al hombre, y castigarle han;
19 Y penarle han en den peto* de plata,
los cuales darán al padre de la moza, por
cuanto sacó mala lama sobre virgen de
Israel : y tenerla ha por muger, y no la
podrá enviar en todos sus dias,
20 Mas si este negocio fué verdad, y no
se hallaren virginidades en lamosa;
21 Entonces sacarán á la moza 4 la
puerta de la casa de su padre, y ape-
drearla .han con piedras los hombres de
su dudad, y morirá; por cuanto hizo
vileza en Israel fornicando en casa do
su padre, y quitarás d mal de en medio
de ti.
22 Tí .Cuando alguno fuere tomado echa-
do con muger casada con marido, ambos
128
DETFTBttONOMlO.
ellos morirán; el varón que duVmló con
la muger, y la muger: y quitaras el mal
de Israel
23 Cuando fuere moza virgen desposa-
da con alguno, y alguno la bailare en la
ciudad, y se echare con ella^
24 Entonces sacarles neis á ambos á la
puerta de aquella Tilla, y apedrearles
bels con piedras, y morirán: la moza
porque no dio Toces en la dudad, y él
nombre porque afligió á la muger de su
prójimo : y quitarás el mal de en medio
de tí.
25 Mas si el bombre halló á la moza
desposada en el campo, y él la tomare, y
se echare con ella, morirá solo el hom-
bre, que durmiere con ella ;
26 T á la moza no harás nada ; la moza
no tiene culpa de muerte: porque como
al&uuo se levanta Contra su prójimo, y
le mata de muerte, así es esto. *
27 Porque él la halló en el campo, la
moza desposada dio Toces, y no hubo
quien la Tállese.
28 ? Cuando alguno hallare moza vir-
gen, que no fuere desposada, y la to-
mare, y se echare con ella, y fueren to-
mados;
29 Entonces el hombre que se echó con
ella dará al padre de la moza cincuenta
peso* de plata, y será su muger, por cuan-
to la afligió > no la podrá enviar en to-
dos sus días.
80 No tomará alguno la muger de su
padre, ni descubrirá el manto de su
padre.
CAPITULO xxm.
Qm ni et castrado, ni el U*aréús ni ei ámmtdm, ni
tener algún oficio pnbhco en el pueblo de Dio*. Loe
Jdmmeoe y loe Eggpcioe puedan eer admitido* en la
tercera generación. JL Que cuando *tnt9Uf\.n «a
vionan toé* inmundicia, y cubran con
tierra encamara. I/J. Que el sierro fugitivo que te
acogiere d la tierra de JtraeJ, no sea entregado dtu
amomasfue viva en eHn Ubre. IV. Q*e do lo* hi-
jo* do Israel no haga ramera, ni fornicario. V.
Que no tea ofrecido en el santuario precia de perro,
ni ganancia de ramera. VI. Prohibe recibir usura
del Israelita, y contado la del tsstraugere* VIL
Qm el emtkioieromm, lo petgm sin dilación. Vllk
Que el que entrare en la vina de tu pntfimo, coma,
mas no saque talega,
NO entrará en la congregación de Je~
hova el quebrado de quebradura, ni
el castrado.
2 No entrará bastardo en la congrega-
ción de Jchova : ni aun en la décima ge-
neración entrará en la congregación de
Jehova.
8 No entrará Ammonita ni Moabita en
la congregación de Jchova: ni aun en
191
la d ocluía generación entrara én la con-
gregación de Jehova para siempre,
4 Por cuanto no os salieron á recibir
con pan y agua' al camino, cuando salis-
teis de Egypto, y porque alquHó contra
tí á Balaam htfo de Beor de Pethor de
Mesopotamte de Syrta, para que te mal-
dQese*
5 Mas ño quiso Jehova tu Dios eir á
Balaam, y Jehova tu Dios te volvió la
maldición en bendición, porque Jehova
tu Dios te amaba.
6 No procurarás la paz de eBos, ni et
bien de ellos en todos los días para siem-
pre.
7 No abominarás al Iduitteo, que tu
hermano es. No abominarás al Bgyp-
cio, que extrangero fuiste en su tierra.
8 Los btyoe que nacieren de ellos, á la
tercera generación entrarán en la con-
gregación de Jehova»
9 1 Cuando salieres en campo contra tus
enemigos, guárdate de toda cosa mala.
10 Cuando hubiere en tí alguno que no
fuere limpio por acídente de noche; sal-
dráse del campo, y no entrará en éX
11 T será que al declinar de la tarde la-
varse ha con agua, y cuando fuere puesto
el sol, entrará en el campo.
12 T tendrás lugar roerá del real, y allí
saldrás íbera.
18 T tendrás una estaca entre tus ar-
mas, y será, que cuando fueres mera,
cavaras con ella, y tornares, y cubrirás
tu suciedad.
14 Porque Jchova tu Dios anda por
medio de tu campo para librarte, y en-
tregar tus enemigos delante de ti: por
tanto será tu real santo : porque él no
vea en ti cosa inmunda, y se vuelva de
en pos de ti.
15 T No entregarás el •siervo á susefien,
que se huyere á tí de su amo.
16 More contigo, en medio de ti, en el
lugar que escogiere en alguna de tus
ciudades donde bien le estuviere: no
le harás raerse.
17 1 No habrá ramera de las htfae ém
Israel, ni habrá sodomita de los htfce de
Israel.
18 1 No traerás precio de ramera ni
predo de perro á la casa de Jehova tw
Dios por ningún voto ; porque abomina-
ción es á Jehova tu Dios también lo
uno como lo otro.
19 1 No tomarse de tu hermano logre)
de dinero, ni logro de comida, ni logra»
de cualquiera cosa de que se suele tomar.
DEÜTERONOMIO.
MK Bel eatafto tomatas logro, mas de
tn hermano no le tomarás, porque te
bendiga Jehova tu IMo» en toda obra de
tos manos sobre la tierra ala cttal entras
para neredaria. e>
21 5 Cuando prometieres roto á Jehova
tn IÑee, no tardaras de pagarlo; porque
demandando lo demandará Jehova tn
Dios de ti,*y habrá en ti pecado:
23 T cuando te detuviere* de prometer,
no habrá en ti pecado :
28 Lo qne tus labios pronunciaren,
guardarás, y harás como prometiste á
Jehova tn Dios lo qne de tn Tolnntad
hablaste por tn boca.
24 Y Coando entrares en la tifia de tu
prójimo, comerás «ras hasta hartar tn
deseo; mas no pondrás en tn vaso.
25 Cunado entrares en la* mies 'de tu
prójimo, cortarás espigas con tn mano,
mas no alearás hox en la mies de tn
prójimo.
CAPITULO XXIV.
Qmeiemenmmcem^sen$aremsunn^er,larepudh4}e.
EL Qm él reden orneado etaoxemtede úrd te gmr*
ra+u de tóela carga pública. IIL Qm tea alhajas
necesarias para potar te vida no pueda* ter prenda-
da*. 1K Qm el essehurmn persona para venderla,
muera. V. Botarga ame se guarden de lepra eje.
- VL Qm el que tacare prendad m prójimo: no en-
tre por ella, y qm al pobre le sea vuelta antee que
anochexoa, VTL Qm el Jornalero tea pagado de eu
Jornal el dia mismo de eu obra. VJU. Qm en loe
eaeoe criminales ninguno muera por otro. IX. En-
carga el derecho de loe desamparados. X. Que la
gavilla olwidada en el campo, y el rebusco de le»
otioae g viñas sean de los que no tienen.
CUANDO alguno tomare muger y se
casare con ella, si después no le
agradare por haber hallado en ella- algu-
na cosa torpe, escribirle ha carta de re-
pudio, y dársela ha en su mano, y en-
viarla ha de su casa.
2 Y salida de su casa, irse ha, y casarse
ha con otro Taron.
8 Y «i la aborreciere el varón postrero,
y le escribiere carta de repudio, y se la
diere en su mano, y la enriare de su
casa, 6 si muriere el Taron postrero, que
la tomó para si por muger;
4 No podrá su marido el primero, que
la envió, volverla á tomar, para que sea
su muger, después que fué inmunda,
porque es abominación delante de Jeho-
va, y no contaminarás la tierra, que Je-
hova tu Dios te da por heredad.
5 *¡ Cuando tomare alguno muger nue-
va, no saldrá á la guerra, ni pasará sobre
él.alguna cosa: libre será en bu easa por/
«safio para alegrará su mugerquetpmó.
6 í No tomarás por prenda la muela d«
sAu/s y la. muela óV covftev porque es
prendar la vida.
7 t Cuando fuere hallado alguno que
haya hurtado persona de sus hermanos
los hfyea de Israel, y hubiere mercadeado
con ella, Ó la hubiere vendido, el tal la-
drón morirá, y quitarás el mal de en me-
dio de tL
8 1 Guárdate de Haga de lepra, guar-
dando mucho, y haciendo según todo lo
que os ensenaran tos sacerdotes Levitas^
como les he mandado lo guardaréis para
hacer.
9 Acuerdase de lo que hleo Jehova tu
Dios á Maris en el camino, después que
salisteis de Egypto.
10 1 Cuando dieres á tu prójimo alguna
cosa emprestada, no entrarás en su casa
para tomarle prenda:
11 Fuera estarás, y el hombre á quien
prestaste te sacará á fuera la prenda.
12 Y si fuere hombre pobre, no duer-
mas con su prenda.
13 Volviendo le volverás la prenda
cuando el sol se ponga, porque duerma
en su ropa; y bendecirte ha, y á tí será
justicia delante de Jehova tu Dios.
14 1 No hagas violencia al jornalero po-
bre y menesteroso asi de tus hermanos
como de tus extrangeros, que están en
tu tierra en tus ciudades.
15 En su dia le darás su jornal, y el sol
no se pondrá sobre él, porque pobre es,
y con el sustenta su vida: porque no
dame contra tí á Jehova, y sea en tí pe-
cado.
18 *¡ Los padres no morirán por los hi-
jos, ni los hijoe por los padres, cada uno
morirá por su pecado.
17 T No. torcerás el derecho del pere-
grino y del huérfano: ni tomarás por
prenda la ropa de la viuda.
18 Mas acuérdate que fuiste siervo en
Egypto, y de allí te rescató Jehova tu
Dios : por tanto yo te mando que hagas
esto.
19 t Cuando segares tu segada en tu
campo, y olvidares alguna gavilla en el
campo, no volverás á tomarla: del ex-
tranjero, ó del huertano, ó de la viuda
será: porque te bendiga jehova tu Dios
en toda obra de tus manos.
20 Cuando sacudieres tus olivas, no ra-
monearás tras tí : del extranjero, y del
huérfano, y de la viuda será :
21 Cuando vendimiares tu vina, no re-
buscarás tras ti, del extrangero, y del
hue^^o^delavi^udaserá.
DSUTKRONOMia
82 T ueuériate que luíste sienso en
tierra de Egypto : por Unto V te mo-
do que hagas esto.
CAPITULO XXV.
4atal«wpor.S«fcft> jottlfoo faftfere *«r «***>,
oaMfeO«»iMf<Jtc»area(o«»Je«. U.Qmelbmf
que trillare, taya lo boca libre, ¿tt <?« ct»Mfo el
«• tormana muriere oin hffo*, oí 9» viene tro» el
toMkMVor^Merio, y «i ff-e «o «abfero lo»
moría, mtoporeüa motado de pébhca y perpetua
afrenta. /F. Qm la moper gne rWiemío coa aJyim
' ftombre fe (robare de « veryfteiiwu te «o «-«r*a««
lama»». V.Qmueen dejmto pe» y ledaO. KX
CUANDO hubiere pleito entre algu-
nos, y vinieren 4 juklo>y los juzga-
ren, y abeolYieren al Justo, y condenaren
al impló:
2 Será ota al el impío mereciere ser aco-
tado, entonces el juez le hará ochar, y le
hará azotar delante de si, según su im-
piedad por cuenta.
S Cuarenta tucos le hará herir, no mas:
porque si le hiriere de»muchoe azotes
allende de estos, no se envilezca tu her-
mano delante de tus ojos.
4 H No emhozalaiáslabueycuando tri-
llare.
5 1 Cuando alguno* hermanos estuvie-
ren juntos, y muriere alguno de ellos, y
no tuviere hilo, la muger del muerto no
se casará fuera con hombre extraño : su
cufiado entrará á ella, y la tomará por
su muges, y haca con ella parentesco.
6 Yserá,?** el primogénito que pariere,
se levantará en nombre de su hermano
el muerto, porque su nombre no sea rai-
do de IsraeL
7 Y si el hombre no quisiere tomar á
su cufiada, entonces su cunada vendrá á
la puerta á los ancianos, y dirá: Mi cu-
fiado no quiere despertar nombre en Is-
rael á su hermano: no quiere hacer pa-
rentesco conmigo.
8 Entonces los ancianos de aquella du-
dad le harán venir, y hablarán con él: y él
se levántala, y diré: Fono quiero tomarla.
9 Y su cufiada se llegará á él delante
de los ancianos, y descalzarle ha su za-
pato de su pié, y escupirle ha en el ros-
tro, y hablará, y dirá: Así sea hecho al
varón, que no edificare la casa de su
hermana
10 Y su nombre será llamado en Israel,
la casa del descalzado.
11 \ Cuando algunos riñeron juntos el
uno con el otro, y llegare la muger del
uno para librar á su marido do mano del
que le hiere, y metiere su mano y le tro-
vare de sus vergüenzas ;
19*
12 Entonces cortarle has la mano, no
perdonará tu ojo.
13 H No tendrás en tu bolsa pesa gran-
de y pesa chica.
14 No tendrás en«/u casa enba grande
y epha chica.
15 Pesas cumplidas y justas tendrás :
epha cumplida y justa tendrás; para que
tus días sean prolongados sobre la tierra,
que Jebova tu Dios te da.
16 Porque abominación es á Jebova tu
Píos cualquiera que hace esto» cualquie-
ra que hace injusticia»
17 H Acuérdate de lo que te hizo
Amalee en el camino cuezalo salletes
de Egypto:
18 Que te saUó al camino, y te desguar»
necio la retaguardia de todos los flacos
que Mban detrás de tí, cuando tú esfo-
eat cansado y trabajado, y no temió á
Píos.
19 Y será que cuando Jebova tu Dios
te hubiere dado reposo de todos tus
enemigos al derredor en la tierra que
Jebova tu Dios te da por heredad para
que la poseas, raerás la' memoria de
Amalee de debajo del cielo, no te ol-
vides.
CAPITULO XXVL
Que coda uno haga o/renda en «I mutuario de feo
primero* /ruto» que JHo* fe diere aquel año en m
tierra, naciendo pmaoa proUetacien de en pobreta
y cautiverio potado, y del eumphminte de la pro-
meta de Dio* de haberle metido en la tierra de
promition, y haberle dado aquella abundancia, II.
Que cuando hubieren diemmado todo* mu fruto* en
d Jb\ do toda tro* ano* pontocón en el eantumrio é
dar Uttmunao de ha fidelidad qm habrán puardndm
en el diezmar, y d orar por la común promperidad,
UT. Exhorta ed pueblo al couozümem* de ta dip-
nidad em qm JHo* mpommmémuvU por orna, pd
laobMrvaneiademlep.
Y SERÁ que cuando hubieres entra-
do en la tierra que Jehova tu Dios
te da por heredad, y la poseyeres, y ha-
bitares en ella;
2 Entonces tomarás de las primicias
de todos los frutos de la tierra, que tra-
jeres de tu tierra, que Jehova tu Dios fe
da, y pondrás en un canastillo, y irás al
lugar que Jehova tu Dios c*cogiere,para
hacer habitar allí su nombre :
3 Y vendrás al sacerdote que fuere en
aquellos días, y decirle has: Confieso
hoy á Jehova tu Dios, que yo he entra-
do en la tierra que juró Jehova á nues-
tros padres que nos habla de dar.
i Y el sacerdote tomará el canastillo
de tu mono, y ponerlo ha delante del
altar de Jehova tu Dios.
5 Y responderás, y dirás delante de
DBUTBROPÍOMfO.
Jehova taDiou! SI 8yro mi padre pes-
eteado de hankr* descendió á Egypto, y
peregrinó «11a con pocos sombree, y alH
creció en gente grande, fuerte, y macha.
6 T los Igypdos nos maltrataron, y
nos afligieron, y pusieron sobre noaotroe
dora servidumbre.
7 T clamamos á Jebera Dios de nues-
tro* padres, y oyó Jehova nuestra tos,
y tIó nnesira aflicción, y nuestro traba-
Jo, y nuestra opresión : '
8* T sacónos Jebora de Bgypto con
mano fuerza y con brazo extendido, y
coa espanto grande, y con sonetee y con
milagros.
9 Y trujónos á este lugar, y dlénos es-
ta tierra, tierra que corre leche y miel.
10 Tabora, he aqui, be traído tm premí-
elas del frnto de fe tierra que me diste,
oh Jebora. Y dejarlo ha* delante de
Jebora tn Dios, y Indinarte bes delante
de Jebora tu Dios. •
11 Y alegrarte has con todo el bien qae
Jehova tu Dios te hubiere dado étljA
ta casa, tú y el Levita y el extrangero
que edd en medio de ti.
12 1 Cuando hubieres acabado de diez>,
mar todo el diezmo de tus frutos en el
efto tercero, el afto del diezmo, darás
también al Levita, al extrangero, al
huérfano, y á la viada, y comerán en tus
rlHae, y hartarse han.
1S Y dirá» delante de Jebora tu Dios:
Ya ha sacado la santidad de casa, y tam-
bién la he dado al Levita, y al extrange-
ro, y si huértao,yál»vmoa,confbrme á
todos tua mandamientos, que me man-
daste : no he pasado de tus inandamJen»
tos, ni me he olvidado.
14 No he comido de ella en mi IntOy ni
he sacado de ella en Inmundicia, ni be
dado de ella para mortuorio : obedecido
he ala roa de Jehova mi Dios, hecho he
conforme á todo lo que me has mandado.
•1$ Mira desde la morada de tu santi-
dad, desde el délo, y bendice á tu pue-
blo Israel, y á la tierra que nos has da-
do, como juraste s> nuestros padres, tier-
ra que corre leche y miel.
Id 1 Jehova tu Dios te manda hoy, que
hagas estos estatutos y derechos: guar-
da pues que los hagas con todo tu cora-
son, y con toda tu alma.
17 A Jehova has ensalzado hoy paca
ser á ti por Dios, y para andar en sus
caminos, y para guardar sus estatutos
j sus reimdamlentos, y sus derechos,
y para oirán voz.
18 Y Jehova te ha ensalzado ho? para
ser á él per pueblo singular, como él te
lo ha dicho, y para guardar todos ene
mandamientos:
19 Y para ponerte alto -sobro todas las
gentes qne hizo para loor, y nana, y glo-
ria: y paradme seas pueblo santo á Je»
hora tn Dios, como él ha dicho.
CAPITULO XX VIL _•
Imcmém «Immi emkm ataim mcrSbtm la Ufé*
JHoa, e$ 4 «oler, en «I no* é* Ata?, dúmde qmkre
qmk edykpmn mttar 9 qfinaemn tmeHJkto. U. 8*+
Safa km frita» qm mtmrdm con km LtvHm» *m «i
—ti d* Om éttm pmrm, pmmmmdmr km kméiritmtt
étlm Jqr; v km qm étéordn m «I mcmU de lMtáL,
parmprtmmeiar T
Y MANDO Moyaes y lo» ándenos de
Israel al pueblo, diciendo: Guar-
daréis todos los mandamientos, qae yo
os mando boy:
2 Y será, ene d día que pasaréis d Jor-
daa\á la tierra que Jehova tu Dios teda,
levantarte has piedras grandes, las cuales
encalvas con cal:
3 Y escribirás en ellas todas las pala-
bras de esta ley, cuando hubieres pasa-
do para entrar en la tierra que Jehova
tu Dios te da, tierra que corre leche y
miel, como Jehova d Dios de tus padres
te lurVcho.
4 Y será, cus cuando hubiereis pasado
d Jordán, levantaréis estas piedras que
yo os mando hoy, en el monte de Hebel,
y encalarlas has con caL
5 Y edificarás allí altar á Jehova tn
Dios, altar de piedras : no alzarás sobro
eUas meiio.
6 De piedras enteras ediiearás d altar
de Jebora tu Dios, y ofrecerás sobre él
holocausto á Jehova tu Dios.
7 Y sacrificarás pacíficos, y comerás allí,
y alegrarte has delante de Jehova tu Dios.
8 Y escribirás en las piedras todas las.
palabras de esta ley, declarando bien.
9 Y habló Moyses, y los sacerdotes
Levitas á todo Israel, diciendo: Escucha
y oye Israel : Hoy eres hecho pueblo de
Jehova tn Dios:
10 Oirás pues la voz de Jehova tu Dios,
y harás sus mandamientos y sus estatu-
tos, que yo te mando hoy.
111 Y mandó Moyses d pueblo en aqnd
dia, didendo :
19 Estos estarán para bendecir d pue-
blo sobre d monte de Oaridm cuando
hubiereis pasado d Jordán: Simeón, y
Levi, y Jada, y Iseehar, y Josoph, y Ben-
jamín. DigitizedtwGoOgk
DBÜTBK0NOMIO.
18 T estos estofan Sobre 1* maldición
en el monte de Hebal: Rubén, Gad, y
Aser, y Zabulón, Dan, y Nephthaü.
14 T hablarán los Levitas, y dirán á
todo varón de Israel á alta voz:
15 Maldito el varón qne hiciere escul-
tura, y vaciadizo, abominación á Jehova,
obra de mano de artífice, y la pusiere en
oculto : y todo el pueblo responderán, 7
dirán: Amen.
16 Maldito el qne deshonrare á su pa-
dre ó á su madre. T dirá todo el pue-
blo: Amen.
17 Maldito el que estrechare el térmi-
no de su prójimo. Y dirá todo el pue-
blo: Amen.
18 Maldito el que hiciere errara! ciego en
el camino. Y dirá todo el pueblo: Amén.
19 Maldito el qne torclere el derecho
del extrangero, del huertano, 7 de la
viuda. Y dirá todo el pueblo : Amen.
20 Maldito el que se echare con la mU*
ger de su padre, por cuanto descubrió el
manto de su padre. Y dirá todo el pue-
blo: Amen.
21 Maldito el que tuviere fiarte con
cualquiera bestiaf Y dirá todo el pue-
blo: Amen.
23 Maldito el que se echare con su her-
mana, hija de su padre, ó hija de ftk ma-
dre. Y dirá todo el pueblo: Amen.
28 Maldito el que se echare con su sue-
gra. Y dirá todo el pueblo : Amen.
24 Maldito el que hiriere á su prójimo
ocultamente. Y dirá todo el pueblo:
Amen.
25 Maldito el que recibiere don para
herir de muerte la sangre inocente. Y
dirá todo el pueblo : Amen.
26 Maldito el que no confirmare las
palabras de esta le7 para hacerlas. Y
dirá todo el pueblo : Amen.
CAPITULO xxvm.
ProMetcal pueblo tinglares bendición**, cuando ebe-
doctor* día ley de Dio*. II. Amendoalo d* iodo*
la* maldición** contraria*, y d* otra* muaka* y
horrenda* calamidad**, m ** apartar* de *u obe-
diencia.
Y SERÁ, que si oyendo oyeres la voz
de Jehova tu Dios para guardar,
para hacer todos sus mandamientos que
70 te mando I107, también Jehova tu
Dios te pondrá alto sobre todas las gen-
tes de la tierra.
2 Y vendrán sobre tí todas estas ben-
diciones, 7 alcanzarte han, cuando oyeres
la voz de Jehova tu Dios.
3 Bendito terds tú en la ciudad, 7 ben-
dito tú en el campo.
198
4 Bendito el fruto de tu vientre, 7 el
fruto de tu tierra, 7 el fruto de tu bestia:
la cria de tus vacas, 7 los rebaños de tus
ovejas.
5 Bendito tu canastillo, y tus sobras.
6 Bendito serás en tu entrar, 7 bendito
serás en tu salir.
7 Dará Jehova tus • enemigos, qne se
levantaren contra tí, heridos delante do
ti: por un camino saldrán á tí, 7 por
siete caminos huirán delante de tí.
8 Enviará' Jehova contigo á 1» bendi-
ción en tus cilleros, 7 en todo aquello
en que pusieres tu mano, 7 bendecirte
ha en la tierra que Jehova tu Dios te da.
9 Confirmarte ha Jehova por pueblo
santo suyo como te ha Jurado, cuando
guardares los mandamientos de Jehova
tu Dios, 7 anduvieres en sus caminos-. *
10 Y verán todos los pueblos de la tier-
ra, que el nombre de Jehova es llamado
sobre ti, 7 temerte ¿an.
11 Y hacerte ha Jehova qne te sobre el
bien en el fruto de tu vientre, 7 en el
fruto de tu bestia, 7 en el fruto de tu
tierra, sobre la tierra que Juró Jehova á
tus padres que te habla de dar.
12 Abrirte ha Jehova su buen culero,
el cielo, para dar lluvia á tu tierra en su
tiempo, 7 para bendecir toda obra de tus
manos : 7 prestarás á muchas gentes, 7
tú no tomarás emprestado.
13 Y ponerte lia Jehova por cabeza, 7
no por cola: 7 serás encima solamente^
no serás debajo, 'cuando obedecieres á
los mandamientos de Jehova tu Dlea,
que 70 te mando hoy para que guardes
yhagae.
14 Tno te apartes de todas las palabras
que 70 os mando hoy, á diestra ni á si-
niestra, para ir tras dioses ágenos para
servirles.
15 Tí Y será si no oyeres la voz de Je-
hova tu Dios, para guardar, para hacer
todos sus mandamientos, y sus estatu-
tos, que yo té mando hoy, vendrán sObro
ti todas estas maldiciones, y alcanzarte
han. «
16 Maldito terát tú en la ciudad, y mal-
dito tú en el campo.
17 Maldito tu canastillo, y tus sobras.
16 Maldito el fruto de tu vientre, y el
fruto de tu tierra, y la cria de tus vacas,
y los rebaños de tus ovejas.
19 Maldito Mrót en tu entrar, y maldito
en tu salir.
20 Y Jehova enviará en ti la maldi-
ción, quebranto y asombramiento en to-
QflWBWWWlllA
dk> <9Miki^vmi#M9 gimo y, hicieres» bas-
ta que aeaa destruido, y perezcas presto
i cansado la maldad de tos obras por las
euales me habrás dejado.
21 Jehova hará que se te pegue mor-
tandad hasta que to consuma de la tier-
ra» 4 la cual entras para heredarla.
23 Jehova te herir& de tísica, y de ne-
bro, y de ardor, y de calor, y de espada,
y de hidropesía, y do Ictericia; y perse-
guirte han hasta que perezcas.
23 Y tus délos, .que están sobro tu car
beza, serán de metal; y la tierra que está
Ojibajo de ti, de hierro. .
. SH Paca. Jehova por. lluvia i tu tierra
polvo y ceniza: de los cielos descenderá
sobre U hasta que perezcas.
25 Jehova U dará herido dejante de
tus enemigos : por un camino saldrás á
ellos, y por siete.cam¿noe huirás delante
de eÚoe : y serás por estremecimiento á
todos los reinos de la tierna.
25 T será tu cuerpo muerto por comi-
da á todft avo del cielo, y bestia de la
tisera, y so Aofad quien ¿ot espante.
2? Jefaraa te herirá de la plaga de Egypr
to y con almorranas» y con sarna, y con
copinan de que no puedas ser curada
23 Jehova te herirá con locura y con
eeguedadVy con pasmo de corazón.
20 X palparas al mediodía como palpa
el ciego en la .oscuridad, y no serás pros-
perad* en tus caminos y nunca serás
sino #prJmido,y robado todos los días, y
no Aflforf quien te salTe.
.99 Desposarte has con muger, y otro
varón dormirá con ella: edificarás casa,
y no habitarás en ella: plantarás vina, y
no la profanarás.
31 Tu buey será matado delante de tus
ojos, y tú bí> comerás de él : tu asno será
robado de delante de tí, y no volverá á
ti 2 tus oveja» serán dadas á tus enemi-
gos, y no U*drd$ quien te salve.
. 92 Tus lujos y tus WJas serán entrega-
dos á otro pueblo, y tus ojos lo verán, y
desfallecerán por ellos iodo el día:, y no
Mbr» tuerca en tu mano.
28 El teto de tu tierra y todo, tu tra-
bajo comerá pueblo que no, conociste : y
nunca serás sino oprimido y quebranta-
do todos loa días. - /
34 X enloquecerás á causa de lo que
verás con tus ojos. . . „ . ,
35 fferirtona, Jehova con mala sarna en
ks rodillas y en las piernas» que no pue-
das aer «orado, desdo la planta de tu, pió
hasta tu mollera»
36 Jehova llevará a ti y 4 4u rey, qjue
hubieres puesto sobre tí, á gente que no
conociste tú ni tus padres ; y allá servi-
rás á dioses ágenos, al palo y á la piedra.
37 T serás por pasmo, por ejemplo y
por fábula á todos los pueblos, á los
cuales Jehova te llevará.
38 Sacarás mucha simiente á la tierra, y
cogerás poco; porque la langosta lo con-
sumirá.
39 Plantarás viñas y labrarás ; mas no
beberás vino, n¿ cogerás, porque el gu-
sano lo comerá.
40 Tendrás olivas en todo tu término,
mas no te ungirás con el aceite : porque
tu aceituna se caerá.
41 Hijos y lujas engendrarás, y no se-
rán para ti, porque irán en cautiverio.
42 Toda tu arboleda y el fruto de }u
tierra consumirá la langosta.
43 El extrangero que estará en medio
de tí subirá sobre ti encima, encima: y
tú descenderás abijo, abajo.
44 El te prestan** ti, y tú no prestarás
á él : él será por cabeza, y tú seras por
cola.
45 T vendrán sobre ti todas estas mal-
diclones, y perseguirte han, y alcanzarte
han hasta que perezcas : por cuanto no
habrás oído á la voz ae Jehova tu Dios
guardando sus mandamientos y sus es-
tatutos, que él te mandó.
46 T serán en típorsenalypormÜagro,
y en tu simiente para siempre :
47 Por cuanto no serviste á Jehova tu
Dios con alegría y con bondad de cora-
zón por la abundancia de todas las cosas,
48 Y servirás á tus enemigos, que Je-
hova enviare contra tí, con hambre, y
con sed, y con desnudez^ y con Jaita de
todas las cosas: y él pondrá yugo do
hierro sobre tu cnello hasta destruirte.
49 Jehova traerá sobre ti gente de lejos,
del cabo de la tierra, que vuele como
águila, gente cuya lengua no entiendas ;
50 Qente Aera de rostro, que no alzará
el rostro al viejo, ni perdonará al niño.
51 Y comerá el fruto de tu bestia y el
fruto do tu tierra,hasta que perezcas : y
no te dejará grano, ni mosto, ni aceito,
ni la cria de fus vacas, ni los rebaños de
tus ovejas hasta destruirte»
52 *T ponerte ha cerco en todas tus ciu-
dades, hasta que caigan tus muros altos
y encastillados, en que tú confias, en toT
da tu tierra: y cercarte ha cu todas tus
ciudades y en toda tu tierra, que Jehova
tu Dios te dio.
19»
DBUTEHONOMIO.
88 T comerás el froto de tu vientre, 1*
carné de tus hijos y de tus fctyae, que Jo-
bo va tu Dios te dio, en el cerco y en la
angustia con que te angustiará tu ene-
migo.
54 El nombre tierno en tí y el muy de-
licado, su ojo sera maligno para con su
hermano» y para con la muger de su
seno, y para con el resto de sus htyos,
qne le quedaren ;
55 Para no dar á alguno de ellos de la
carne de sus lujos, que el comerá, por-
que no le habrá quedado en el cerco, y
en el apretura con que tu enemigo te
apretará en todas tus ciudades.
66 La tierna en tí y la delicada, que
nunca la planta de su pié probó á estar
sobre la tierra de ternura y delicadez, su
ojo será maligno para con el marido de
su seno, y para con su hfyo y para con su
bU*,
57 Y para con su chiquita que salo
de entre sus pies, y para con sus hijos
que pariere, que los dbmerá escondida-
mente con necesidad de todas las cosas
en el cerco y en la apretura con que tu
enemigo te apretará en tus ciudades.
68 81 no guardares para hacer todas las
palabras de aquesta ley, que están escri-
tas en este libro, temiendo este nombre
glorioso y terrible : Jehova tu Dios ;
50 Jehova hará maravillosas tus plagas,
y las plagas de tu simiente, plagas gran-
des, y firmes; y enfermedades malas y
firmes:
00 T hará volver en ti todos los dolores
de Egypto delante de los cuales temiste,
y pegarse han en ti.
61 Asimismo toda enfermedad y toda
plaga, que no está escrita en el libro de
esta ley, Jehova la enviará sobre ti, has-
ta que tú seas destruido.
69 T quedaréis en pocos varones, en
lugar de haber sido como las estrellas
del cielo en multitud: por cuanto no
obedeciste á la voz de Jehova tu Dios.
63 T será, <fw de la manera que Jehova
se gozó sobre vosotros, para haceros
bien, y para multiplicaros, asi se gozará
Jehova sobre vosotros para echaros á
perder, y para destruiros : y seréis arran-
cados de sobre la tierra á la cual entráis
para poseerla.
64 T esparcirte ha Jehova por todos los
pueblos desde el un cabo de la tierra
hasta el otro cabo de la tierra: y allí ser-
virás á dioses ágenos que no conociste
tú ni tus padres, al palo y á la piedra.
' 900
65 Tal atm en 1« i
sarás, ni la plasta de tu pié tendrá re-
poso : que allí te dará Jehova oohmb
temeroso y caimiento de ojos, y tristeza
de alma.
66 T tendrás tu vida colgada delante, y
estarás temeroso de noche y de di*, y no
confiarás de tu vida:
67 Por la mañana dirás: ¿Quién diese
la tarde? y á la tarde dirás: ¿Quién
diese la mañana? del miedo de tu cora-
zón con que estarás amedrentado, y de
lo que verán tus ojos.
68 T Jehova te hará tornar áBgypto eur
navios, por el camino del cual te lia di-
cho: Nunca mas volverás: y allí seréis
vendidos á vuestros enemigas por escla-
vos y por esclavas, y no habrá untan es
compre.
CAPITULO XXIX.
doleM»uim<™d*Udoé9ém***Uam*mlpmtbtodr+.
-■ovar ti poeto com Dio$ por «i, y por tut it$cm
om*go dt JHm, ti m>§immmtt wrmJtéL
ESTAS es» las palabras del Sondarte
que mandó Jehova á Meyses, para
que concertase con ios hfyos de lintel en
la tierra de Moeb, allende del concierte»
que concertó con ellos en Horeb.
2 Hoyses pues llamó á todo Israel, y
dtyoles: Vosotros habato visto todo lo
que Jehova ha hecho delante de vuestros
ojos en la tierra de Egypto á Pharaon y
á todos sus siervos, y á toda su tierra:
3 Las pruebas granees que vieron toa
ojos, las seftalesv y las grandes mara-
villas.
4 T Jehova no os dió-eoraaon para en*
tender, ni ojos para ver, ni orejas para
oir, hasta hoy»
5 Y yo os he traído cuarenta afios por
el desierto, que vuestros vestidos no so
han envejecido sobre vosotros» ni tu za-
pato se ha envejecido sobre tu ptó,
6 Nunca comisteis pan, ni bebisteis vK
no ni sidra, porque supieseis que yo sea»
Jehova vuestro Dios.
7 Y llegasteis á esta lugar, y oalle.fte*
hon rey de Hesebou, y Og rey ie Basan
delante de nosotros para pelear, y herf-
tnoslos:
8 Y tomamos su tierra» y átaosla por
heredad á Rubén y á Gae% y A la media
tribu de Maneases.
9 Guardaréb pues tos palabras de esto
concierto, y hacerlas hoto, para que sosia
prosperados enlodólo que nletéreft*
10 Vosotros todos estáis üoyoVitontoda
D*ti?ritt©NOM!<y
i vuestros principes
4» ?mim tribus vuestros ancianos, y
vuestren? utealnes, todos los turones uto
Israel:
11 Vuestro* nlfkoe, vuestras mugeres, y
tea, sxtnogorós que habitan en medio de
tu csmpe, desde el que corta tu lela
bastad que seca tus aguas:
18 hit que catres en el concierto de
Jes**» tn Días y en sm juramento, qme
Jeuova tu Dios concierta hoy contigo:
18 Para confirmarte hoy por su pueblo,
y que él te sea á ti por Dios, de la ma-
nera eme él te na dicho, y de u numera
que él joro atas padres Abrehem, Isaac,
y Jacob.
14 Y no con tosoítos solos concierto
yo-aits sonessstn, y asas jusamento,
15 Mas con los que están aqni estantes
hoy con asnearos delante de Jehova
nuestrs Moa, y esn los que no están
aqni noy con nosotros.
18 Porque lóseteos sabéis como habi-
tamos sn la «erra de Bgypta, y como
hamos pasado par mame de las gentes
qne habek pasado ;
17 T habéis visto sus abominaciones, y
snS'iésssa, inadern y piedra, plata y oro,
18 Quiñi habrá entra vosotros taron ó
muges* ó nunitts 4> tribu, cuyo corasen
se vnerue hoy de con Jehova nuestro
Dios por andar 4 aserie á los dioses de
aquellas ¿antear quita habrá en ▼oso-
tros raes que eche veneno y ajenjo:
1» T asa, fas cuando el tal oyere las
palabras de esta maldición, él se bendiga
en sneorason, diciendo: Fas habré, aun-
que ande según el pensamiento de mi
corazón, para añadir la embriague* á la
sed.
88 Jehova no querrá perdonar al tal,
que luego humeará el furor de Jehova y
sn acto apure <et tai hombre, y acostarse
ha snbteél todamaldloion escrita en este
libcev y Jebera raerá su nombre de de-
bajo del ciclo.
81 T apastarle ha Jebera de todas las
tribus de Israel papa mal, conforme á
todas las nuddksones det concierto es-
crito en este libro de la ley.
98 Y dirá la guisnwion venidera» vues-
tros sujos que vendrán después de voso-
tros, y el extrengero que vendrá de le-
Janes tteetsey cuando vieren las pingas de
aquesta tierra y sus enfermedades de
que Jehovarhrhiao enfermar,
88 (Aanftey wi, sjuosaads toda antier-
ra: nb será sembrada, ni producirá, ni
crecerá en éBa yerba ninguna, como en
la subversión de 8odoma y de Gomor-
rha, de Adma y de Seboim, que Jehova
subverüó en su furor en su ira.)
94 Y dirán todas las gentes : ¿Por qué
Uso Jehova esto á esta tierra? ¿Qué
Ira es esta de tan gran furor?
85 T respondérseles ha: Por cuanto de-
jaron el concierto de Jehova el Dios de
sus padres qué el concertó con ellos,
cuando les sacó de tierra de Egypto,
98 T fueron, y sirvieron á dioses age-
nos, y inclináronse á ellos; dioses que
no conocieron, y que ninguna cosa les
hablan dado.
97 T d furor de Jehova se encendió
contra esta tierra, para traer sobre ella
todas las maldiciones escritas en este
libro.
28 Y Jehova los desarraigó de su tierra
con enojo y con sana, y con furor grande,
y tos eché á otra tierra, como parece hoy.
99 Las cosos secretas pertenecen á Jeho-
va nuestro IMos: mas laí reveladas so»
para nosotros y para nuestros hijos para
siempre, para que hagamos todas las pa-
labras de esta ley.
CAPITULO XXX,
Pnmgménd* «I küo </« m propon* prometan p*r-
éo*9 rinwtüEfa en Dio*, m riéndote caattgado» <t*
MI JMMKMI pt& M0 JMNMP0 M CÉMffnttntt S 4v> 1M%
A tu prop4ttU> hae»OKpnam — «fru y ptommm
détíívevo Tutamento. ÍTJ. JtecapituJa Im mma é*
^éoMpmé^tAortíMdoktdlaofmriMmeiadtél.
Y SERÁ, que cuando te vinieren to-
das estas cosas, la bendición, y la
maldición que yo he puesto delante de
tí, y voMercs á tu corazón en todas las
gentes á las cuales Jehova tu Dios te
echare,
9 Y te convirtieres á Jehova tn Dios, y
oyeres su vos conforme á todo lo que
yo te mando hoy, tú y tus mjos, con
todo tu corazón y con toda tu afana,
8 Jehova también volverá tus cautivos,
y habrá misericordia de tí : y tornará, y
juntarte ha de todos los pueblos, á los
cuales te hubiere esparcido Jehova tu
Dios.
4 fti hubieres sido arrojado hasta el ca-
bo de los cielos, de allá te Juntará Jeho-
va tu Dios, y de allá te tomará.
5 Y volverte ha Jehova tu Dios á la
tierra que heredaron tus padres, y here-
darla has : y hacerte ha bien y multipli-
carte ha mas que á tus padres.
8 t Y circuncidará Jehova tu Dios tu
cófsnon, y el corazón de tu simiente, para
901
PB&TVIWNOIMQl
que ames á Jehova tu Dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma para tu vida»
7 Y pondrá Jehova-tu Dios todas estas
maldiciones sobre tus enemigos, y sobre
tus aborrccedores, que to persiguieron.
8 Y tu volverás, y oirás la tos de Je-
hova, y harás todos sus mandamientos,
que yo te mando hoy,
9 Y hacerte ha Jehova tu Dios abundar
en toda obra de tus manos, en el froto
de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y
en el fruto de tu tierra para bien: por-
que Jehova se convertirá para gozarse
sobre ti en bien, de la manera que se
gozó sobre tus padres,
10 Guando oyeres la voz de Jehora tu
Dios para guardar sus* mandamientos y
sus estatutos escritos en este libio de
la ley, cuando te convirtieres á Jehova
tu Dios con todo tu corazón, y con toda
tu alma.
11 Porque este mandamiento que yo te
mando hoy no te es encubierto, ni está
lejos.
12 No está en el cielo, para que digas :
¿ Quién nos subirá al délo, y tomarnos-'
lo ha, y recitárnoslo ha para que le cum-
plamos ?
18 Ni está de la otra parte de la mar,
para que digas: ¿Qufén nos pasará la
mar para que nos lo tome, y nos lo re-
cite, para que lo cumplamos r
14 Porque muy cerca de ti está el ne-
gocio, en tu boca y en tu corazón para
que lo hagas.
15 1 Mira, yo he puesto delante de! ti
hoy la vida y el bien, la muerta y el mal :
16 Porque yo te mando hoy que ames á
Jehova tu Dios : que andes en sus cami-
nos y guardes sus mandamientos y sus
estatutos, y sus derechos, porque vivas
y seas multiplicado, y Jehova tu Dios te
bendiga en la tierra á la cual anteas para
heredarla.
17 Mas si tu corazón se apartare, y no
oyeres, y fueres impelido, y te inclina-
res á dioses ágenos, y les sirvieres*
18 To os protesto hoy que pereciendo
pereceréis : no tendréis luengos días so-
bre la tierra, para ir á la cual- pasas el
Jordán, para que la heredes.
10 A los cielos y á la tierra llamo por
testigos hoy .contra vosotros, que os he
puesto delante la vida y la muerta, la
bendición y la. maldición: escoge* pues
la vida, porque vivas tú y tu slmlentec
20 Que ames á Jehova tu Dios/: Que
oigas su voz y te allegues á él: porque
202
él m tu Tisis 7 k ***** ** ta*-dlee :
porque habites sobre la tierna orne Juró
Jehova á tus padres AJb**h*9s***aao, y
Jacob, que les habia de dar.
CAPITULO XXXL
Descdrocm Maye» de su oficio y introduce enéldjo-
tm cmimanJs eú pusbm y ú Adía eotqsiesa de la
tisrrUpronuOnaasl/HwS ku pwSSenCMk Os DÍOSy OÍS POT*
pétuo favor. 1L Da la ley por escrita dlotLtvilms,
y mándales que instruyan en ella d todo el pueblo.
W. Duw pr*dtoed Moy—sia rounVon dtí pueblo, y
moassioo, IV, Comprendo muemmu**on*odmlu
historia del cumplimiento de su promesa y de la re-
belión del pueblo, y manda d 3foy$et que ta enseñe d
loe hjjoe de braei para que de sus bocas temos* «C
tistkuiuio t$mm m simimss eieHaemsm —rtjn V.
Bmcs eonorspar los oobermaéores dej pnoUo para
protestarles su condición rebelde, y el castigo do
Dios que les espera, y pora proponerles bt canoion
FUÉ Moyses, y hablo estas pala»
JL bras A todo Israel
% Y asolee; De edad desdentó y vétate
anos soy hoy, no puedo mas eeUr ni
entrar: allende de esto Jehova me ha
dicho : No pasarás este Jordán,
8 Jehova tu D|os él pasa delente-deti,
él destruir* estas gentes. estante de tu
faz, y heredarlas has t Josué* éi pasa de-
lante de tí, eojno Jehova he dicho, ■
4 Y hará Jehova con ejUoa osase hizo
con Sebón, y con Og reyes de loa Aneor-
rhees, y eon su sierra, que los destruya.
6 Y darlos ha Jeheva delante de veto-
tros, y haréis coa ellos eoníbnne 4 todo
le que os he mandado.
6 Esforzaos y conftrtáoe; no tasaaia ni
hayáis miedo de elloa que Jeetava- tu
Dios es el que va contigo: no te-dejará,
ni te desau^pamrá.
7 Y ltemé Moyses á Josué, y díjole en
ojos de toé» Israel: Esfuérzate y eon-
fórtate: porque tu entrarás -casi este
pueblo á la tierra que Juró Jehova á ana
padres, que les habla de dar, y tú eela
harás heredar.
8 Y Jehova ea el que va delante de ti,
él será contigo, no te dejará,' ni te de-
samparará: no temes, ni to esponjee»-
9 f Y escribió Moyses este ley, y diosa
á los sacerdotes hijos de Levi, que lle-
vaban el arca del concierto i de J ahora,
y 4 todos los ándanos de Israel.
10 Y mandóles Meyses, diciendo: Al
cabo del séptimo afta en el tiempo del
ano de la wsnhuen, en le fiesta de- las
cabanas,
U Guando vntfeve todo, Israel á pre-
sentarse delante deJehevaeaJDieee» d
lugar que él escogiere, leerás ente fey
debate ** todo-tenal en i
DBUTMteKOKlO.
12 Harás congregare! pie***,
y muge*» y nifioe, y tus ssrtraugurcu
que -estuvieren en tus eradades, para
que oigan y «prendan, y teman á Jehora
Tuestro Dios, y guarden pan hacer to-
das las palabras de esta ley ; .
13 Y sos lujos, que no supieron, oigan,
y aprendan á temer á Jehova vuestro
IKos todos los dias que Tlviereis sobre
la tiene, para tr*á la cnel pasáis el Jor-
dán para heredarla.
14 1 T Jehova dflo á Moyses: Heaqui,
tus dias son ya llegados para que mue-
ran: llama á Josué, y esperad en el ta-
bernáculo del testimonio, y mandarle
ha Y fué Moyses y Josué, y esperaron
en el tabernáculo del testimonio.
15 Y aparecióse Jehova en el taberná-
culo, en la columna de nube, y la co-
lumna de nube se puso sobre la puerta
4d tabernáculo.
18 Y Jebera dtfo á Moyses: Besqui,
tú duermes con tus padres, y este pue-
blo se levantará, y fornicará tras los dio-
ses ágenos de la tierra adonde va, en me-
dio «de ella, y dejarme ha, y anulará mi
concierto que yo he concertado con él.
17 Y mi furor se encenderá contra él
en el mismo día, y yo los dejaré y escon-
deré de ellos mi rostro, y serán consu-
midos ; y hallarlo han muchos males y
angustias, y dirá en aquel día, ¿ No me
han hallado estos males, porque no está
mi Dios en medio -de mi?
16 Empero yo escondiendo esconderé
mi rostro en aquel dia, per todo el mal
que él habrá hedió, por haberse vuelto
á dioses ágenos.
19 *¡ Y ahora escribios' esta canción, y
ensénala á los lujos de Israel : ponía en
la boca de ellos, para que esta canción
me sea por testigo contra los hifoe de
Israel.
30 Porque y* lo meteré en la tierra qne
juré á sus padres, la cual corre leche y
miel: y comerá y hartarse ha, y engor-
darse ha: y volverse ha á dioses ágenos,
y servirles han i y enorjarme han, y anu-
larán mi concierto.
21 Y será, om 'cuando le vintereu mu-
chos males y angustias, entonces esta
eanekm responderá en su cara por teeti-
goy que no será olvidada de la boca de
su simiente t porque ye conoceo su in-
genio, y lo «rae- hace hoy antes que ya lo
meta á la tierra une- jurel ■
93 Y Moyses escribió esta canción aquel
dia, y ensetote aleábaos de Israel
»Ynumd»á Josué h*e de Yun, y di-
Jo: Esmeraste» y confórtate, que tu ma-
teras los hijos de Israel en la tierra que
yo les juré, y yo seré contigo.
94 Y como acabó Moyses de escribir
las palabras de esta ley en el libro, hasta
que luefon acabadas,
26 Moyses mandó á los Levitas que lle-
vaban el arca del concierto de Jebera,
diciendo:
90 Tomad este Ubro de la ley, y po-
nédlo al lado del aroa del concierto de
Jehova vuestro Dios, y esté afitt par tes-
tigo eoutra ti
27 Porque yo cononoo tu TcbelloD, y tu
servís dura: be aquí, que aun vhriendo
yo hoy con vosotras sois rebeldes á Je-
hova, y ¿cuánto mas después que yo
fuere muerto?
99 1 Congregad á mi todos los ancla-
nos de vuestras tribus, y á Tuéstaos as-
esMesy y hablaré en sus orejas astas pa-
labras: y llamaré por testigos oontsa
ellos los cielos y la tierra.
89 Porque yo sé, que después de yo
muerto, corrompiendo os earromperais,
y os apartaréis del camino que es he
mandado : y que os ha de Teñir mal en
los prostreroe días por haber hecho mal
en ojos de Jehova, enojándole con >
obra de vuestras manos,
80 Entonces habló Moyses en oídos de
toda la oongTegacion de Israel las pala-
bras de esta canelón, hasta acabarla.
CAPITULO XXXTT.
La canción de Maye* en la emú purga d fío» par
mt» condmjtone* da la idoeam íu y eontantan dam
de Dio* para con e% acata $m ingratitud y iécbo-
tria. Ú.L PrqfetUatee m horrendo castiga. TV.
Mepi ende d toe enemiga» dei puuMa da JXe*\ aue
+m m+ermia $a atrúumem é tila victoria y deekp-
ckaa de éi. V. Jmendzaioe de destrucción prome-
tiendo d m pueblo venganza de ettoe. VI. Amo-
ne*tm ai pueblo que tenaan en memoria emta eu*~
ciom%wlaam*md mm hjjoe. VIL Hunda i*» 4
Jfoyíes, que deede loe montes de Moa* vea ta tierra
de promisión, por cuanto no ha de entrar en etta:
ata» ha dé morir aOt por mm pecado*.
ESCUCHAD cielos, y hablaré: y oiga
la tierra los dichos de mi boca.
2 Goteará, como la lluvia, mi doctrina:
destilará, como el róelo, mi dicho: co-
mo las mollinas sobre la grama, y como
las gotas sobro la yerba.
3 Porque el nombre de Jehova mvo-
car^ó^ grandes* á nuestro Dioa>
4 Del Fuerte* cuya obra «perfecta: por-
que todos sus caminos km- juicio, Dios
4» verdad : y no *sy Iniquidad, justo y
recto es. ív*-
DfittTMONOMia
a L* emtm&tom— m sanar á tu* hi-
jos m mancha de eUos, generación torcí-
da y perversa.
6 ¿ Así pagáis á Jebera? pueblo looo, y
Ignotaote: ¿no es él tu padre que te po-
seyó? óltehiaoy t© compaso*
7 Acuérdate de loe tiempos antigaos,
considerad loe años de generación y ge-
neración : pregunta Ata padre, que él te
declarará: á toe' viejos, y ellos te dirá* :
8 Cuando el Altísimo meo heredar á
las gentes ; euendo lilao dividir lee ne-
jen e> los hombres; euaude estableció
los términos de los pueblos; aegnn el
númeto de loa hijos de Israel.'
0 Porque la parte de Jehova m su pue-
blo, Jacob el cordel do sa heaedad.
10 Hallóle en. tlarm da desierto, y ea
«a desierto horrible y yermo: trdjole
al derredor, instruyela, fardóle eosno
la nina de su ojo.
11 Como el águila despierta su nido,
vuela sobre sea pollos, extiende ene alas,
tómale, llévale sobre sos espaldas:
12 Jehova solo le galo* qne no hubo
coaéldioeegeno.
18 Híxole sabir sobre las alturas de la
tierra, y eomió los frutos del campo, y
aleo que chúpese miel de la pena, y
aceite de pedernal inerte;
Í4 Manteca de Tacas, y leche de ovejas,
Moa grosura de corderos, y cameros de
Basan: y machos de cabrio con grosura
forlitonméa trigo, y sangre de uva be-
biste vino.
16 Y engordó el Recto, y tiró coces:
engordasteis, engroaástete, cubrietete, y
dejó al Díoe, que lo hiao: y menospreció
al Fuerte de su salud.
10 Despertáronle á celos con los áge-
nos» ensañáronle con las abominaciones.
17 Sacrificaron á los diablos, no á Dios:
á los dioses, que no conocieron: nuevos,
Tenidos de eeres, que vuestros padres
no los temieron.
1S Del Fuerte que te crió, te has olvida-
do, hasta- olvidado del Dios tu criador*
19 X violo Jehova, y encendióse oon im
de sus mjos y de sus htyas.
80 Y dijo: Esconderé de ellos mi tos-
tro, veré cual eirá su prostrimeria: que
son generación de perversldadea, hijos
sinfiS.
81 Ellos me despertaran acetos con el
ensne et Dios : luciéronme ensañar can
ana vanidades: y yo los despertaré á oc-
ios con los asís no asa pueblo, con gan-
te loca les haré ensañar.
80»
•8 Parque #aego aa enmendará en mi
furor, y arderá hasta ei proferido: y
tragará la tierra y sus frutos, y abrasará
los fundamentos de los montes.
88 Y* allegaré males sobre ellos, mis
saetas acabaré en ellos.
84 Consumidos de hambre, y comidos
de fiebre ardiente, y de pestilencia amar-
ga: y diente da-bestias enviaré sobra
ellos, con veneno de «serpiente* da la
tierra.
8a Da fuera deshijará la espada, -y en
las recámaras amedrentamiento : asi el
mancebo como la doncella, el que mama
como el hombre cano.
81 Dfye : Yo los echarla del mundo, ba-
ria cesar de los hombres la memoria da
87 Si no temiese la Ira del enemigo,
porque no enagenen mi giorim sus adver-
sarios, porque no digan : Nuestra mano
altaba hecho todo esto> no Jehova.
88 Porque *m gente de perdidos con-
sejos, y no hoy en eUos entendimiento.
88 |0¡|alá fueran sabios, entendieran ca-
to, entendieran su prostrimeria!
80 ¿Como podría perseguir uno á mu,
y dos harían huir á ales mtt, el su
Fuerte na los hubiese vendido, y Je-
hoTa no los hubiese entregado?
81 Que el marte de ellos no e$ como
nuestro Fuerte: y nuestros enemigos
wa* jueces.
82. Por tanto de la vid de Sodoma et la
vid de ellos, y de loa sarmientes de 6o-
morrha: las uvas de eUos sea uvas poav
aofiossa, racimos de amargaras tienen.
88 Veneno de dragones m sa vino, y
ponsofia cruel de áspides.
34 ¿No tengo yo esto guardado, seUa-
do en mis tesoros?
85 Mía et la vénganse y el pago, al tiem-
po que su pié vacilará: porque el día da
su aüecson mLá cercano, y lo que les es-
tá determinado se apresura.
86 Porque Jehova juagará á su pueblo,
y sobre sus siervos se arrepentirá, cuear
do viere que la iuersa pereció sin quedar
guardado ni desamparado.
87 Y dirá: ¿Dónde *&* sus dioses, al
Fuerte de quien se ampararon,
88 Que comían el sebo de sus aacrinV
cios, bebían el niño de ana derramaduraa »
levántense, y ayuden aa, amparen os.
88 Ved ahora ene yo, yo soy, y no JUny
dioses conmigo i yo haga morir, y yo
hago asrifí ya hiero y ya casa: y no
hay qjbím asean* da má mano,
BflVTntONOIlIO.
40 Cosan* únale»* áloseiesMndm*-
no, y Oiré ; Vivo jo para siempre.
418lafilitt*ntiespedarelni»ettte,ymi
mano arrebatare el jukio, yo volveré 1»
vengan» á mis enemigos, y dase el pego
á los que me aborrecen.
43 Embriagaré mis saetas en sangre» y
mi espada tragará carne: en la sangra
da los mantos y de los eanavos de les
cebesas» oon vengansas de enemiga
43 Alabad gentes á in pueblo, porque
él vcngesA la sangre de sns siervos, y
volverá la vénganse á sns enemigos, y
expiará su tierra, á sn pueblo.
44 T vino Moyses, y recitó todas las
palabras de esta canción A oídos del pue-
blo, él y Josué hty> de Nuil
45 Y acabó Moyses de recitar todas
estas palabras á todo Israel.
46 Y dtyoles: Poned vnestro corazón á
todas las palabsas qne yo protesto hoy
contra vosotros, para qne las mandéis á
vuestros hijos, que)gua*den y hagan to-
das las palabras de esta ley.
47 Porque no os es cosa vana, mas es
vuestra vida: y por este negocie haréis
prolongar los días sobre la tierra, para
heredar la cual pasáis el Jordán.
48 T habló Jehova á Moyses aquel mis-
mo dia, diciendo:
48 8nbe A este monte de AbarJm, al
monte de Kebo, que safcf en la tierra de
Moab, qne mLá en derecho de Jericho; y
mica la tierna de Chaman, que yo doy á
los hfyos de Israel por heredad :
50 Y muere en el monte al cual subes,
y sé agregado á tus pueblos, de la ma-
nera que murió Aeron tu hermano en el
monte de Hor, y ¿ué agregado á sus
pueblos:
51 Por cuanto prevaricasteis contra mi
en medio de los hilos de Israel A las
aguas de la rencilla de Cedes del desier-
to de Zln; porque no me cantineasteis en
medio de los lujos de Israel.
53 Por tanto delante verás la tierra,
mas no entrirás allá, á la tierra que yo
doy á los lujos de Israel.
capitulo xxxm.
Mafmatatmjé dtt Dio» Jek—m <¡m m dañaré d m
paddoa*elw*mi9d*SimaUddtUm*»lmjlf*.btmdkx
ám$t»dem mmertt á la* tHbm d* hrael, dtelarwmdm
d cada ama de por d particular bendición. IJ. Se-
ma de toda» lea ImiUdúmn, Ser IX* Salvador,
Amparo, y Duerna d* mt pmébi9.
Y ESTA et la bendición con la cual
Moyses, varón de Dios, bendtyo á
los hijo* de Israel antes que muriese;
9 Y dijo; Jehova vino de «mal, y de
Sstr tes estsnroolót
el monte de Pharan, y vino eon Atea mil
santos: á su diestra la ley de fungo para
ellos.
6 Aun amé los pueblos, todos sus santos
«fcmentumano: ellos también se negar
ron á tus pies : recibieron de tus dichos.
4 Ley nos mandó Moyses por heredad
á la congregación de Jacob.
5 Y fué en el Recto rey, cuando se con-
gregaron las cebesas del pueblo, tes tri-
bus de Israel en uno.
e Viva Rubén, y no muera: y sean sus
varones en numero.
7 Y esta para Juda; y dijo: Oye oh Jo»
nova, la vos de Juda, y llévale á su pue-
blo : sns manos le basten, y tú le seas
ayuda contra sus enemigos.
8 Y A Leri djJo: Tu Tumttn y tu TJrim
áimU á tu buen varón, al cual tentaste en
Massa: y lo hiciste reñir á tes aguas de
la rencilla;
a si que dQo A su padre y A su madres
Nunca los^ vi : ni conoció á sus her-
manos, ni conoció á sus lujos : por lo
cual efloe guardarán tus dichos, y obser-
varán tu concierto.
10 EOm ensenarán tus juldos á Jacob, y
tu lsy á Israel: pondrán el perfume á tus
narices, y el holocausto sobre tu altar.
11 Bendice oh Jehova lo que hicieren, y
cu la obra de sns manos toma contenta-
miento : hiere los lomos de sus enemi-
gos, y de los qne le aborrecieren, que
nunca se levanten.
18 Y á Ben-jamm dijo: El amado de
Jehova habitará contado cerca de él:
cubrirle ha siempre, y entre sus hombros
morará.
18 Y á Joseph dtyo: Bendita ata de Je-
hova su tierra por los regalos de los cie-
los, por el rocío, y por el abismo que
está abajo,
14 Y por los regalos de los frutos del
sol, y por los regalos de tes Influencias
de tes lunas,
15 Y por la cumbre de los montes an-
tiguos ; y por los regalos de los collados
eternos,
18 Y por los regalos de la tierra, y su
plenitud : y la gracia del que habitó en
la zarza venga sobre la cabeza de Joseph,
y sobre la mollera del apartado de sus
hermanos.
17 £1 es hermoso como el primogénito
de su buey : y sus cuernos, cuernos de
unicornio: conettoe acorneará los pue-
blos á una, hasta los fines de la tierra:
905
DEVTERONOMIO.
yestoss«»losdÍesinllláreadeEphraün:
7 estos los millares de Manosees.
18 Y á Zabulón dtyor Alégrate Zabulón
cuando salieres ; y Isachar en tus tiendas.
19 Al monte llamarán pueblos, allí sa-
crificarán sacrificios de justicia: por lo
cual chuparán la abundancia de las ma-
res, y los tesoros escondidos del arena.
Í2Q Y á Gad dflo: Bendito el que hizo
ensanchar á Gad : como león habitará, y
arrebatará braco y mollera.
21 El vio para si lo primero, quo allí es-
taba escondida la parte del legislador, y
yino erija delantera del pueblo : la justicia
de Jehova hará, y sus juicios con Israel.
22 Y á Dan dijo: Dan, cachorro de león:
saltará desde Basan.
28 YáNephthoMdtfo: Nephthali harto
de voluntad, y lleno de bendición de Je-
hora ; el occidente y el mediodía hereda.
24 Y á Aser dfyo: Bendito mas que los
hijo», Aser ; será agradable á sus herma-
nos : y mojará en aceite su pié.
25 Hierro y metal terdn tus cerraduras;
y como tus dios terd tu fortaleza.
26 No hay otro como el Dios del Recto :
caballero en el cielo para tu ayudo, y en
los cielos con su grandesa.
27 La habitación de Dios et eterna, y de-
bajo de bracos de perpetuidad : él echará
de delante de ti al enemigo ; y dirá : Des-
truye.
28 Y Israel, la fuente de Jacob, habita-
rá confiado solo en tierra de grano y de
vino : también sus cielos destilarán roclo.
29 Bienaventurado tú Israel: ¿Quién
como tú, pueblo salvo por Jehova, escu-
do de tu socorro, y espada de tu excelen-
cia? Y tus enemigos serán humillados,
y tú hollarás sobre sus alturas.
CAPITULO XXXIV.
JRVw» re la tierra de promieUm deede el monte de
yebo de la tierra de Moab : y «mere, peeaUi teptO-
todo,
206
Y SUBIÓ Moyses de los campos de
Moab al monto de Nebo á la cum-
bre de Pnasgo, que edá enfrente de Jeri-
cho ; y mostróle Jehova toda la tierra de
Galaad hasta Dan,
2 Y á todo Nephthali, y la tierra de
Ephralm y de Maneases, toda la tierra de
Juda hasta la mar prostrera.
8 Y el mediodía, y-la campana, la vega
de Jericho, ciudad de las palmas, hasta
Segor.
4 Y díjoio Jehova: Esta es la tierra, do
que juré á Abrabam, Isaac, y Jacob, di-
ciendo : A tu simiente la daré. Hecho-
tela he ver con tus ojos, mas no pasarás
allá.
5 Y murió allí Moyses siervo de Jeho-
va, en la tierra de Moab, conforme al
dicho de Jehova.
6 Y enterróle en el valle, en tierra de
Moab enfrente de Beth-Pehor: y ningu-
no supo su sepulcro hasta hoy.
7 Y era Moyses de edid de ciento y vein-
te anos cuando murió: sus ojos nunca
se oscurecieron, ni perdió su vigor.
8 Y lloraron los htfoB do Israel á Moy-
ses en los campos de Moab treinta dios :
y cumpliéronse los dios del lloro del lu-
to de Moyses.
9 Y Josué lujo de Nun fué lleno de
Espíritu de sabiduría, porque Moyses
habla puesto sus manos sobre él : y los
hyos de Israel le obedecieron, y hicieron
como Jehova mandó á Moyses.
10 Y nunca mas se levantó profeta en
Israel como Moyses, aquien haya cono-,
ddo Jehova cara á cara,
11 En todas los señales y los milagros
que le envió Jehova á hacer en tierra de
Egypto á Pharaon, y á todos sus siervos,
y á toda su tierra,
13 Y en toda la mano fuerte, y en todo
el espanto grande, que hizo Moyses á
ojos de todo Israel.
Digitized by VjOOglC
EL LIBRO DE JOSUÉ.
CAPITULO L
JimnaDioedJoemdlaempreea de la computa de
m tierra de proadeiem prometiéndole $m asistencia,
9 alpe *• «* *" '■ wwm fa. **M*KÍ*k«e«r-
«■e apercibe al pmeUopara potar tt ¡Jordán pdlos
Meéenitem y Oaditat 9 día media tribu de Manotee*
m+artadpmar een tm+ernm trtomd laeonguJeta,
|» emú éUae. le acuerdan.
Y ACONTECIÓ que después de la
muerte de Moyses siervo de Jeho-
va, Jehova habló á Josuo hijo de Non,
ministro de Moyses, diciendo :
2 Mi sierro Moyses es muerto : leván-
tate pues ahora, y pasa este Jordán tú, y
todo este pueblo, á la tierra , que yo les
doy; á los hUos de Israel.
S Yo os he entregado, como yo lo habla
dicho á Moyses, todo lugar que- pisare la
planta de vuestro pié :.
4 Desde el desierto, y este Líbano has-
ta el gran rio de Eupurates, toda la tier-
ra de los Hettheos hasta la gran mar del
poniente del sol, será vuestro término.
5 Nadie se te pondrá delante en todos
los días de tu vida: como yo fui con
Moyses, seré contigo: No te dejaré, ni
te desampararé.
6 Esfuérzate pues, y sé valiente : porque
tu repartirás á este pueblo por heredad
la tierra, de la cual juré á sus padres, que
les habla de dar.
7 Solamente te esfuerces, y seas muy
valiente, para que guardes y hagas con-
forme á toda la ley, que Moyses mi sier-
vo te mandó : que no te apartes de ella
ni á diestra ni á siniestra, para que seas
prosperado en todas las cosas que em-
prendieres.
8 El libro de aquesta ley nunca se apar-
tara de tu boca: mas de día y de noche
meditaras en él, para que guardes y ha-
gas conforme á todo lo que en él está
escrita Porque entonces harás prospe-
rar tu camino, y entonces entenderás.
9 Mira que te mando que te esfuerces,
y seas valiente: no temas ni. desmayes ;
porque yo Jehova tu Dios toy contigo en
donde quiera que fueres.
10 % Y Josué mandó á los alcaldes del
pueblo, diciendo:
U Pasad por medio del campo, y man-
dad al pueblo, diciendo: Apercibios de
comida: porque dentro de tres dias pa-
saréis el Jordán para que entréis á here-
dar la tierra, que Jehova vuestro Dios
os dá, para que 1* heredéis*
12 También habló Josué á los Bubenl-
tas, y Gsditas, y á la media tribu de Ma-
naste*, diciendo :
18 Acordaos de la palabra que Moyses
siervo de Jehova os mandó, diciendo:
Jehova vuestro Dios os ha dado reposo,
y os ha dado esta tierra.
14 Vuestras mugeres, y vuestros niños,
y vuestras bestias quedarán en la tierra
que Moyses os ha dado de' esta parte del
Jordán; y vosotros pasaréis armados
todos los valientes de fueras delante de
vuestros hermanos, y ayudarles neis ;
16 Hasta tanto que Jehova haya dado
reposo á vuestros hermanos, como á vo-
sotros: y que ellos también hereden la
tierra, que Jehova vuestro Dios les dá:
y d*pue$ vosotros volveréis á la tierra
de vuestra herencia, y heredarla neis; la
cual Moyses, siervo de Jehova, os ha dar
do de esta parte del Jordán hacia donde
naceelsoL
16 Entonces etkm respondieron á Josué,
diciendo: Nosotros haremos todas las
cosas que nos has mandado : y iremos á
donde quiera que nos enviares.
17 De la manera que obedecimos á
Moyses en todas las cosas, asi te obede-
ceremos á ti ; solamente Jehova tu Dios
sea contigo, como fué con Moyses.
18 Cualquiera que fuere rebelde á tu
mandamiento, y que no obedeciere á tus
palabras en todas las cosas que le man-
dares, que muera: solamente te esfuer-
ces, y seas valiente.
CAPITULO n.
Jünvia Jame doe eepiae que reconoxoan la tierra, loe
amalee entrado* en Jericho, y tentidoe por el re9 de
Jericho, Itmeé loo esconde? 9 emmia en salmo.
Y JOSUÉ mjo do Nun envió desde
Setim dos espías secretamente, di-
ciéndoles: Andad, considerad la tierra,
y á Jericho. Los cuales fueron, y entrá-
ronse en easa de una mnger ramera que
se llamaba Raab, y posaron allí.
2 Y fué dedo aviso al rey de Jericho,
diciendo : Ho aquí que hombres de los
hUos de Israel han venido aquí esta
noche á espiar la tierra.- __ ^
JOSUÉ.
8 Entonces el rey de Jerlcho envió á
Baah, diciendo : Saca fuera los hombres
que han venido á ti, y han entrado en tu
casa; porque han venido á espiar toda
la tierra:
4 Mas la muger habla tomado los dos
hombres, y los habla escondido ; y djj o :
Verdad e* que- hombres vinieron á mi:
mas yo no sapo de donde eran.
6 Y siendo ya oscuro y cerrándose la
pnerta, esos hombres se salieron, y no
sé donde se fueron : seguidlos á priesa,
que alcanzarlos neis. •
6 Has ella los habla hecho subir á la
techumbre, y los habla escondido entre
uno* tascos de lino que tenia puestos so-
bre la techumbre.
7 Y los hombres fueron tras ellos por
el camino del Jordán hasta los vados:
y la puerta fué cerrada después que sa-
lieron los que iban tras ellos.
8 Mas antes que ellos durmiesen, ella
subió á 'ellos sobre la techumbre, y di*
joles:
9 Jé sé que Jehova os ha dado esta
tierra: porque el temor de vosotros ha
caldo sobre nosotros: y todos los mo-
radores de la tierra están desmayados
ñor causa de vosotros.
10 Porque hemos oido que Jehova
hizo secar las aguas del mar Bermejo de-
lante de vosotros, cuando salisteis de la
tierra de Egypto ; y lo que habéis hecho
á los dos reyes de los Amorrheos, que et-
toban de esa parte del Jordán, Bebón, y
Og, á los cuales destruísteis.
11 Oyendo esto ha desmayado nuestro
coraron; ni mas ha quedado espíritu en
alguno por causa de vosotros. Porque
Jehova vuestro Dios, es Dios arriba en
los cielos, y abajo en la tierra»
12 Ruégeos pues ahora, que me Juréis
por Jehova, que como yo he hecho mi-
sericordia con vosotros, asi la haréis vo-
sotros, con la casa de mi padre, de lo
cual me daréis una cierta señal ;
18 Y que daréis la vida á mi padre y á
mi madre; y á mis hermanos y herma-
nas, y á todo lo que es suyo; y que es-
caparéis nuestras vidas de la muerte.
14 Y ellos le respondieron: Nuestra
alma eerd por vosotros hasta la muerte,
si no denunciareis este nuestro negocio :
y cuando Jehova nos hubiere dado la
tierra, nosotros haremos contigo mise-
ricordia y verdad.
15 Sntences'ella los biso descender con
una cuerda por la ventana: porque su
m
casa ataba A la pared del muro : y ella
vivia en el muro.
16 Y dyoles : Idas al monty : porque los
que fueron tras vosotros, no os encuen-
tren : y estad escondidos allá tres dias,
hasta que los que os siguen, hayan vuel-
to : y después os iréis vuestro camino.
17 Y ellos le dijeron: Nosotros sere-
mos desobligados de este tu Juramento
con que nos has conjurado, en esta ma-
nera: '
18 Que cuando nosotros entraremos
la tierra, tú atarás esta cuerda de grana
á la ventana por la cual nos descendiste,
y tú Juntarás en tu casa tu padre y tu
madre, tus hermanos y toda la fiunilla
de tu padre.
19 Cualquiera que saliere mera de las
puertas de tu casa, su sangre •era sobre
su cabeza y nosotros «eremos sin culpa.
Mas cualquiera que se estuviere en casa
contigo, su sangre tere sobre nuestra ca-
beza si mano le tocare.
20 Mas bí tú denunciares este nuestro
negocio, nosotros seremos desobligados
de este tu Juramento con que nos has
Juramentado.
21 Y étta respondió: Como habéis dicho,
ssi sea, Y asi los envió, y se fueron ; y
ella ató la cuerda de grana á la ventana.
22 Y caminando ellos llegaron al monte
y estuviéronse allí tres días, hasta que
los que les seguían, fuesen vueltos: y
los que los siguieron, buscaron por todo
el camino, mas no loe hallaron.
23 Y tornándose los dos varones descen-
dieron del monte, y pasaron, y vinieron
á Josué mjo de Nun : y contáronle todas
las cosas que les hablan acontecido.
94 Y dieron á Josué: Jehova ha entro-
gado toda la tierra en nuestras manos : y
también todos los moradores de la tier-
ra están desmayados delante de nosotros,
capitulo m.
Jomm aptre** «I pmtbl» pmrm potar *t Jordán, «I
Y MADRUGÓ Josne de mañana, y
partieron de Setim, y vinieron has-
ta el Jordán él y todos los hijos de Israel;
y reposaron allí antes que pasasen.
2 Y pasados tres dias, los alcaldes pa-
saron por medio del campo ;
8 Y mandaron al pueblo, diciendo:
Cuando viereis el arca del concierto do
Jehova vuestro Dios, y los sacerdotes y
Levitas que la llevan, vosotros partiréis
de vuestro lugar, y marcharéis en pos
de ella,
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JOSUÉ.
4 Empero entre vosotros y ella haya
distancia como de la medida de dos mil
codos, y no os acercaréis de ella : para
que sepáis el camino por donde habéis
de Ir: por cnanto vosotros no habéis
pasado antes de ahora por este camino;
5 Y Josué dflo al pneblo : Santificeos,
porque Jehova hará mañana entre voso-
troe maravillas.
6 Y habló Josué á los sacerdotes, di-
ciendo : Tomad el arca del concierto, y
pasad delante del pneblo. Y ¿fot toma-
ron el arca del concierto, y fueron de-
lante del pneblo.
7 Entonces Jehova dflo á Josne: Desde
aqueste dia comenzaré á hacerte grande
delante de los ojos de todo Israel : para
qne entiendan, que como fui con Moy-
•es, asi seré contigo.
8 Tú pues mandarás á los sacerdotes
que llevan el arca del concierto, dicien-
do: Cuando hubiereis entrado hasta el
cabo del agua del Jordán, pararéis en él
Jordán.
9 Y Josué dijo á los hijos de Israel:
Llegaos acá, y escuchad las palabras de
Jebova vuestro Dios.
10 Y Josué tomó á decir: En esto co-
noceréis que el Dios viviente está en me-
dio de vosotros ; y que él echará de de-
lante de vosotros al Chananeo, y al Het-
theo, y al Heveo, y al Pherezeo, y al Ger-
geseo, y al Amorrheo, y al Jebuseo :
ti He aquí, el arca del concierto del
Señoreador de toda la tierra pasa él
Jordán delante de vosotros.
12 Tomad pues ahora doce hombres de
las tribus de Israel, de .cada tribu uno ;
13 Y cuando las plantas de los pies de
los sacerdotes, que llevan el arca de Je-
hova Señoreador de toda la tierra, fueren
asentadas sobre las aguas del Jordán, las
aguas del Jordán se partirán: porque
las aguas que descienden de arriba se
detendrán en un montón.
14 Y aconteció qne partiendo el pueblo
de sus tiendas para pasar el Jordán: y
los sacerdotes delante del pueblo lle-
vando el arca del concierto,
15 Cuando los que llevaban el arca, en-
traron en el Jordán, y que los pies de
los sacerdotes que llevaban el arca fue-
ron mojados á la orilla del agua, (porque
el Jordán suele reverter sobre todos sus
bordes todo el tiempo de la segada,)
16 Las aguas que descendían de arriba,
se pararon como en un montón bien
lejos de la ciudad de Adam, que está al
Span. 14
lado de Sarthau : y las que descendían á
la mar de los llanos á la mar salada, as
acabaron y fueron partidas, y el pueblo
pasó en derecho de Jerteno.
17 Mas los sacerdotes, qne llevaban si
área del concierto de Jehova estuvieron,
enseco en medio del Jordán flinm, harta
qne todo el pneblo hubo acabado de pasar
el Jordán, y todo Israel pato en seco.
CAPITULO IV.
Por mandado de Dio* hace Jome Macar det profundé
del Jordán, por donde lo pajaren, doce piedra*, eme
c— le» pneitron por memmrimdei wtemam en elpri»
tmer majar donde atentaron ponió el Jordán, de-
jando otra» doce piedra* en medio del Jordán, don-
de habían tetado toe piée de lee meerdemm eme em>
ate*
YCÜAKDO toda la genio haba aca-
bado de pasar el Jordán, Jehova
habló á Josne, diciendo t
8 Tomad del pueblo doce varones, da
cada tribu uno:
8 Y mandadles, diciendo: Tomaos de
aquí del medio del Jordán, del lugar
donde están los pftés de los sacerdotes
firmes, doce piedras: las cuales paaarfli
con vosotros, y asentarlas heis en al ato»
jnmlento donde habéis de tener la noche.
4 Entonces Josne llamó doce varonas
los cuales él ordenó de entra las htyos
de Israel de cada tribu uno :
% Y dijoies Josne: Pasad delante del
arca de Jehova vuestra Dios por medio
del Jordán, y cada uno de vosotros tome
una piedra, sobre su hombro, eonfonne
al numero de las tribus de isa lujos de
Israel ; '
6 Para nue esto sea setal entre voso-
tros. Y cuando vuestros hijos pregun-
taren á sus padres el dia de mañana, di-
ciendo: ¿Qué os significan estas piedras f
7 Responderles hela: Qne las aguas
del Jordán fueron partidas delante del
arca del concierto de Jehovaenando ella
pasó el Jordán, las aguas del Jordán se
partieron: y serán estas piedras por me»
moría para siempre á los h$oe de Israel.
8 Y los lujos de Israel lo hicieron así
como Josué Jes mandó; que levantaron
doce piedras del medio del Jordán, co-
mo Jehova lo habla dicho á Josué, con-
forme al número de las tribus de los
hijos de Israel; y pasáronlas consigo al
alojamiento, y asentáronlas allí.
9 Josué también levantó doce piedras
en medio del Jordán; en el lugar donde
estuvieron los pies de los sacerdotes,
qne llevaban el arca. del concierto; y
han catado alh basta hoy.
JOSUÉ.
10 T lot seeerdotes, que llevaban el
«rea, se pararon en medio del Jordán,
hasta tanto que se acabó todo lo que
Jehova habla mandado á Josué que ha-
blase al pueblo conforme á todas las co-
sas que Moyses habla mandado á Josué;
mas el pueblo se dio priesa y paso.
11 T cuando todo el pueblo acabó de
pasar, pasó también el arca de Jeho-
va, y los sacerdotes en presencia del
pueblo.
13 También pasaron los hfyos de Bu-
hen, y los hfyos de Gad, y la media tribu
de Manasses armados delante de los hfyos
de Israel, como les habla dicho Moyses :
13 Como cuarenta mil hombres -arma-
dos á punto pasaron hacia la campaba
de Jericho delante de Jehova, á la guerra.
14 En aquel dia Jehova engrandeció á
Josué en ojos de todo Israel: y temié-
ronle, como hablan temido á Moyses
todos los alas de su vida.
15 Y Jehova habló á Josué, diciendo :
16 Manda á los sacerdotes, que llevan
el arca del testimonio, que suban del
Jordán.
17 Y Josué mandó á los sacerdotes, di-
ciendo: Subid del Jordán.
18 Y aconteció que como los sacerdo-
tes, que llevaban el arca del concierto
de Jehova, subieron del medio del Jor-
dán, y que las plantas de los pies de los
sacerdotes estuvieron en seco, las aguas
del Jordán se volvieron á su lugar, cor-
riendo como antes sobre todos sus bor-
dos.
19 Y subió el pueblo del Jofdan á los
diez dio» del mes primero; y asentaron
el campo en Galgal al lado oriental de
Jericho,
20 Y Josué levantó en Galgal las doce
piedras, qne hablan traído del Jordán :
21 Y habló á los lujos de Israel, dicien-
do : Cuando el dia do mañana pregunta-
ren vuestros lujos á sus padres, y dije-
ren : ¿Qué os significan estas piedras ?
22 Declararéis á vuestros hijos, dicien-
do: Israel pasó en seco por esto Jordán.
28 Porque Jehova vuestro Dios secó
las aguas del Jordán delante de vosotros
hasta que pasaseis, de la manera que Je-
hova vuestro Dios lo habla hecho en el
mar Bermejo, al cual secó delante de
nosotros, hasta que pasamos.
24 Para que todos los pueblos do la
tierra conozcan la mano de Jehova, que
es raerte: para que temáis á Jehova
vuestro Dios todos los dias.
210
CAPITULO V.
Joem haoe en el pmehto la — ganda circtmciiw* d ¡a
entrada de la tierra de promisión. 11, Celebra el
pueblo la patata en lo» Cerno* de Jericho, y el mam
leeeeea. 11L m ángel del OeforM mmtlra d Ja- «
Y CUANDO todos los reyes de los
Amorrheos, que estaban de la otra
parte del Jordán, al occidente : y todos
los reyes de los Chananeos, quo citaban
cerca de la mar, oyeron como Jehova
habla secado las aguas del Jordán delan-
te de los hfyos de Israel hasta que hubie-
ron pasado, su corazón se les derritió, y
no hubo mas espíritu en ellos dejante
de los lujos de Israel.
2 En aquel tiempo Jehova dijo á Josué:
Házte cuchillos agudos, y vuelve, circun-
cida la segunda vez á los hijos de Israel.
8 Y Josué se hizo cuchillos agudos, y
circuncidó los hijos de Israel en el mon-
te do los prepucios.
4 Esta es la causa por la cual Josué cir-
cuncidó : Todo el pueblo que habia sali-
do de Egypto, et á saber, los varones:
todos los hombres de guerra, eran muer-
tos ya en el desierto en el camino, des-
pués qne salieron de Egypto.
5 Porque todos los del pueblo que ha-
blan salido, estaban circuncidados : mas
todo el pueblo, que habia nacido en el
desierto en el camino, después que sallo-
ron de Egypto, no estaban circuncida-
dos.
6 Porque los hfyos de Israel anduvieron
por el desierto cuarenta anos, hasta que
toda la gente de los hombres de guerra,
que hablan salido de Egypto, rae consu-
mida, por cnanto no obedecieron á la
voz de Jehova: por lo cual Jehova lea
juró quo no les dejarla ver la tierra, de
la cual Jehova habia jurado á sus padres,
que nos la doria, tierra que corre leche
y mieL
7 Mas los hijos de ellos, quo él habla
hecho suceder en su logar, Josué los cir-
cuncidó: los cuales aun eran incircun-
cisos, porque no hablan sido circunci-
dados por el camino.
8 Y cuando hubieron acabado de cir-
cuncidar toda la gente, quedáronse en
el mismo lugar en el campo, hasta que
sanaron.
9 Y Jehova dfyo á Josuo : Hoy he qui-
tado de vosotros el oprobio de Egypto :
por lo cual el nombre de aquel lugar rué
llamado Galgala, hasta hoy,
10 Tí Y los hfyos de Israel asentaron el
cwn*M> cn G,és^ytcdebrw■oI, la p"8-
J08UE.
cua á loa catorce dias del ases á la tarde,
en los llanos de Jericho.
11 Y al otro dia de la pascua comieron
del fruto de la tierra los panes sin leva-
dura, y espigas nuevas tostadas, el mis-
mo dia.
12 Y el man cesó el dia siguiente, des-
d$uue comenzaron á comer del fruto
de la tierra ; y los hijos do Israel nunca
mas tuvieron man, mas comieron de los
frutos de la tierra de Chanaan aquel ano.
13 1 Y estando Josué eerca de Jerteho,
alzó sus ojos, y vló nn varón que estaba
delante de él, el cual tenia una espada des-
nuda en su mana Y Josué yéndose ha-
da él, le d{jo : ¿ Eres de los nuestros, ó de
nuestros enemigos t Y él respondió :
14 No ; mas yo soy el príncipe del ejér-
cito de Jehova: ahora he venido. En-
tonces Josué postrándose sobre sn ros-
tro en tierra adoró : y dijole : ¿ Qué dice
mi señor á su siervo t
16 Y el principe del ejército de Jehova
respondió á Josué: Quita tus zapatos
de tus pies; porque el lugar donde estás
es santo, y Josué lo hizo asi.
CAPITULO VL
Jericho primara ciudad de la tierra de pntmmon
JarOmima entornada por alarido mástico, al cual U»
aííoetJtierte»muroede la ciudad raen,» la ciudad et
pateta djemgo y d sangre, reeervada Raab tentada
mfamOia. JL Demándate maldición al que reedi-
ficate d Jet ícA©»
JERICHO empero estaba cerrada, bien
cerrada, á causa de los lujos de Is-
rael ; nadie entraba, ni salla.
2 lias Jehova dijo á Josué : Mira, yo
he entregado en tu mano á Jericho, y á
sn rey con sus varones de guerra.
9 Cercaréis pues la ciudad todos los
hombres de guerra yendo al derredor
de la ciudad una vez al dia: y esto haréis
seis días.
4 Y siete sacerdotes llevarán siete boci-
na* de cuernos de carneros delante del
arca: y al séptimo dia daréis siete vuel-
tas á la ciudad, y los sacerdotes tocarán
las bocinas.
5 Y cuando tocaren luengamente el cuer-
no de carnero, como oyereis el sonido
de la bocina, todo el pueblo gritará á
gran voz, y el muro de la ciudad caerá
debajo de si : entonces el pueblo subirá
cada uno en derecho de sí.
C T llamando Josué lujo do Nun los
sacerdotes, díjoles: Llevad el arca del
concierto: y siete sacerdotes lleven
siete bocinas de cuernos de carneros de-
lante del arca de Jehova.
7 T dtfo al pueblo: Pasad, y cercad la
ciudad ; y los qne están armados pasarán
delante del arca de Jehova.
8 Y luego que Josué hubo hablado al
pueblo, los siete sacerdotes llevando las
siete bocinas de cuernos de cameros, pa-
saron delante del arca de Jehova, y to-
caron las bocinas : y el área del concier-
to de Jehova los seguía.
9 Y los armados iban delante de los
sacerdotes que tocaban las bocinas, y la
congregación iba de tras del arca an-
dando y tocando bocinas.
10 Y Josué mandó al pueblo, diciendo :
Vosotros no daréis grita, ni se oirá vues-
tra voz, ni Saldrá palabra de vuestra boca,
hasta el dia que yo os diga; Gritad : en-
tonces daréis grita.
11 El arca pues de Jehova dló una
vuelta al derredor de la ciudad, y vinié-
ronse al real, en el cual tuvieron la noche.
12 Y Josué se levantó de mañana; y los
sacerdotes tomaron el arca de Jehova :
13 Y los otroi siete sacerdotes llevando
las siete bocinas de cuernos de cameros,
fueron delante del arca de Jehova, an-
dando siempre y tocando las bocinas : y
los armados iban delante de ellos, y la
congregación iba detras del arca de Je-
hova: andando y tocando las bocinas.
14 Asi dieron otra vuelta á la eindad el
segundo dia, y volviéronse al real : de
esta manera hicieron por seis días.
15 Y al séptimo día, levantáronse cuan-
do el alba subía, y dieron vuelta á la ciu-
dad de esta manera siete veces : este día
solamente dieron vuelta al rededor de
ella siete veces.
16 Y como los sacerdotes hubieron to-
cado las bocinas la séptima vez, Josué
dijo al pueblo: Dad grita; porque Je-
hova os ha entregado la ciudad.
17 Mas la ciudad será anathema á Je-
hova, ella con todas las cosas que están
en ella : solamente Raab la ramera con
todos los que estuvieren en casa con eÜa,
vivirá, por cuanto escondió los mensa-
geros que enviamos.
18 Mas vosotros guardaos del anathe-
ma, que ni toquéis, ni toméis alguna cosa
del anathema, porque no bagáis anathe-
ma el campo de Israel, y lo turbéis.
19 Mas toda la plata, y el oro, y vasos
de metal y de hierro sea consagrado á
Jehova, y venga al tesoro de Jehova.
20 Entonces el pueblo dio grita, y to-
caron bocinas : y aconteció qne como el
pueblo hubo oido el sonido de la bocina,
211
JOSÜE.
el pueblo dio grita con muy gran roce-
rio, y el muro cayó debajo de si : y el
pueblo subió á la ciudad cada uno de-
lante de sí : y tomáronla.
21 T destruyeron todo lo que habla en
la ciudad, hombres y mugeres, mozos
y viejos, hasta los bueyes, y ovejas, y
asnos, á filo de espada
22 Mas Josué dijo á los dos varones,
que hablan reconocido la tierra : Entrad
en la casa de la mnger ramera, y haced
salir de allá á la mnger, y á todo lo que
fuere suyo, como le jurasteis.
28 Y los mancebos espías entraron, y
sacaron á Raab, y á su padre, y su madre,
y sus hermanos, y todo lo que era su-
yo : y también sacaron á toda su paren-
tela : y pusiéronlos mera del campo de
Israel.
24 Y quemaron á mego la ciudad, y
todo lo que estaba en ella; solamente
pusieron en el tesoro de la casa de Je-
hova la plata, y el oro, y los vasos de
metal y de hierro.
25 Mas Josué dio la vida á Raab la ra-
mera, y á la casa de su padre, y á todo
lo que ella tenia: la cual habitó entre los
Israelitas hasta hoy ; por cuanto escon-
dió los mensageros, que Josué envió á
reconocer á Jericho.
26 1 Y en aquel tiempo Josué juró,
diciendo: Maldito sea delante de Je-
hova el hombre, que se levantare, y
reedificare esta ciudad de Jericho. En
su primogénito eche sus cimientos: y
en su menor de dios asiente sus puer-
tas.
27 Fué pues Jehova con Josué : y su
nombre fué divulgado por toda la tierra.
capitulo vn.
Achan, uno del p*utíoy hurta del despojo de Jericho,
por cuyo pecado tata parte del pueblo e$ vencida y
herida ée toe de BaL U. Jomm entíemde de Dice la
, cama de aqmlla calamidad, y hallado el sacrilego
e$ castigado.
EMPERO los h^os de Israel cometie-
ron prevaricación en el anathema.
Porque Achan lujo de Charmi, hijo de
Zabdi, lujo de Zare, de la tribu do Judo,
tomó del anathema : y la ira de Jehova
se encendió contra los hijos de Israel.
2 Y Josué envió hombres desde Jeri-
cho en Hal, que era Junto á Beth-avcn
hacia el oriente de Beth-cl : y hablóles,
diciendo: Subid, y reconoced la tierra.
Y «líos subieron, y reconocieron á Hal
8 TT volviendo á Josué, dtféronlc:
No suba todo el pueblo, mas suban co-
mo dos mil, ó como tres mil hombres :
212
y tomarán á HaL No Migues á todo él
pueblo allí, porque pocos son.
4 Y subieron allá del pueblo como tres
mil hombres, los cuales huyeron delante
de los de Hal.
5 Y los de Hai hirieron de ellos como
treinta y seis hombres, y siguiéronlos
desde la puerta hasta Sabarim, y matá-
ronlos en una descendida : de lo cual el
corazón del pueblo so derritió, como
agua.
6 í Entonces Josué rompió sus vesti-
dos, y se postró en tierra sobre su rostro
delante del arca de Jehova hasta la tar-
de ; él, y los ancianos de Israel, echando
polvo sobre sus cabezas.
7 Y Josué dyo : ¡ Ah, Señor Jehova ! por
qué hiciste pasar á este pueblo el Jor-
dán, para entregarnos en las manos de
los AmorrheoB, que nos destruyan. ¡ Oh,
si nos hubiésemos quedado de la otra
parte del Jordán !
8 ¡Ay, Señor! ¿que diré; Pues que
Israel ha vuelto las espaldas delante de
sus enemigos t
9 Porque los Chananeos, y todos los
moradores de la tierra, oirán etto, y nos
cercarán y raerán nuestro nombre de
sobre la tierra, entonces ¿ qué harás tú á
tu grande nombre ?
10 Y Jehova dflo á Josué : Levántate :
¿ Por qué te postras así sobre tu rostro ?
11 Israel ha pecado, y aun han quebran-
tado mi concierto, que yoles había man-
dado. Y aun han tomado del anathema,
y aun han hurtado, y aun han mentido,
y aun lo han guardado en sus vasos.
12 Por esto los lujos de Israel no po-
drán estar delante de sus enemigos, mas
delante de bus enemigos volverán los
espaldas, por cuanto han sido en el ana-
thema Yo no Bcré mas con vosotros,
sino destruyereis el anathema de en me-
dio de vosotros.
13 Levántate, santifica el pueblo, y di :
Santifícaos, para mañana, porque Jehova
el Dios de Israel dice así : Anathema hap
en medio de ti Israel, no podrás estar
delante de tus enemigos, hasta tanto que
hayáis quitado el anathema de en medio
de vosotros.
14 Allegaros neis pues mañana por vues-
tras tribus, y la tribu que Jehova tomare,
se allegará por sus familias, y la familia
que Jehova tomare, se allegará por sus
casas, y la casa que Jehova tomare, se
allegará por los varones.
15 Y el que fuere tomado en el anatho-
JOSUÉ.
na mi quemado á mego, él y iodo lo
que tiene, por cnanto ha quebrantado
el concierto de Jehova, 7 ha cometido
maldad en Israel.
16 Josué pnes levantándose de mañana
hizo allegar á Israel por sus tribus, y fué
tomada la tribu de Juda,
17 Y haciendo allega? la tribu de Juda,
fué tomada la lamilla de los deZarhi. T
haciendo allegar, la familia de los de Zar-
hi por los varones, ihé tomado Zabdl.
18 Y hizo allegar su casa por los va-
lones, y fué tomado Achan lujo de Char-
ml, hijo de Zabdi, lujo do Zaré, de la
tribu de Juda.
19 Entonces Josne cüjo á Achan: Htfo
mió, da ahora gloria á Jehova el Dios de
Israel, y dale alabanza; y declárame aho-
ra lo <}ue has hecho'; no me lo encubras.
20 Y Achan respondió á Josué, dicien-
do : Verdaderamente yo he pecado con-
fia Jehova el Dios de Israel, y he hecho
asi,yasi:
31 Que vi entre los despojos un manto
Babylónico muy bueno, y doscientos
sidos de plata, y una barra de oro de
peso de cincuenta sidos; lo cual codicié,
y tomé : y he aquí que está escondido
debajo de tierra en el medio de mi
tienda: y d dinero está debajo de ella
23 Josué entonces envió mensageros,
los cuales íheron corriendo á la tienda,
y he aquí que todo estaba escondido en su
tienda; y d dinero debajo de dio.
28 Y tomándolo de en medio de la
tienda, trujáronlo á Josué : y á todos los
lujos de Israel; y pusiéronlo delante de
Jehova.
31 Entonces Josué tomó á Achan h\)o
de Zaré, y d dinero, y d manto y la
barra de oro, y sus lujos y sus lujas, y
sus bueyes y sus asnos, y sus ovejas, y
su tienda, y todo cuanto tenia, y todo
Israel con él, y lleváronlo todo al vallo
de Achor:
35 Y dijo Josué : ¿ Por qué nos has tur-
bado? Túrbete Jehova en este dia. Y
todos los Israelitas le apedrearon, y los
quemaron á fuego, y los apedrearon con
piedras.
36 Y levantaron sobre él un gran mon-
tón de piedras basta hoy. Y Jehova
se tornó de la ira de su furor. Y por
esto fué llamado aqud lugar, el valle de
Achor, hasta hoy.
CAPITULO VUL
Coartado é* mhw Jomm por Dio» emiibate y toma
é Ok^* hocéwtatar todo* sm morad*** pco&Mr
mrt9,y smirnr fc» Hmdmmpmn aitmpn. ILMét*
fica oJtar m el monee <fc JEbhO, y hmx promume iat
la ley mUmmtmtnt* com mm bemdieimm y mmidi-
It Aqftta mid* mwrfarft,
Y JEHOVA dijo á Josué : No temas,
ni desmayes : toma contigo toda la
gente de guerra, y levántate y sube á
Hai. Mira, yo he entregado en tu mano
al rey de Hai, y á su pueblo, á su dudad
y á su tierra.
2 Y harás á Hal, y á tu rey como hiciste
á Jericho, y á su rey: sino que sus
despojos y sus bestias saquearéis para
vosotros. Pondrás pues emboscadas á
la ciudad de tras de ella.
8 Y Josué se levantó, y toda la gente
de guerra para subir contra Hai : y esco-*
gió Josué treinta mil hombres fuertes, á
los cuales envió de noche.'
é Y mandóles, diciendo : Mirad, pon-
dréis emboscada á la ciudad detrás de
ella : no os alejaréis mucho de la dudad,
y estaréis todos apercibidos.
5 Y yo y todo el pueblo que está con-
migo nos acercaremos á la' dudad: y
cuando ellos saldrán contra nosotros,
como hicieron antes, huiremos delante
de ellos.
6 Y ellos saldrán tras nosotros hasta
que les arranquemos de la dudad. Por-
que ellos dirán : Huyen de nosotros co-
mo la primera vez: porque tiosofrot hui-
remos delante de ellos.
7 Entonces vosotros os levantaréis de
la emboscada, y tomaréis la dudad : y
Jehova vuestro Dios os la entregará en
vuestras manos.
8 Y cuando la hubiereis tomado, meter-
la neis á fuego. Haréis conforme á la
palabra de Jehova. Mirad, que yo os lo
he mandado.
0 Entonces Josué les envió: y ellos
se fueron á la emboscada, y pusiéronse
entre Beth-el, y Hai, al occidente de
Hai : y Josne se quedó aquella noche en
medio dd pueblo.
10 Y levantándose Josué muy de ma-
ñana, contó el pueblo, y subió él y los
ancianos de Israel delante del pueblo
contra Hal
11 Asimismo toda la gente de guerra,
que estaba con él, subieron, y llegaron,
y vinieron delante de la ciudad : y asenta-
ron d campo á la parte del norte de
Hai: y el valle estaba entre él y Hai
12 Y tomó como cinco mil hombres, y
púsolos en emboscada entre Beth-el y
Hai, á la parte ocddental de la dudad.
18 Y d pueblo, es á saber, todo d campo
JOSUÉ.
quAmtába ala parte del norte, se acercó
de la ciudad : y su emboscada al occi-
dente de la ciudad. Y Josué vino aquella
noche al medio del Talle.
14 Lo cual como vio el rey de Hai,
levantóse prestamente de mañana, y salló
con la gente de la ciudad contra Israel
para pelear, él y todo su pueblo al tiem-
po señalado, por el llano, no sabiendo
qué le estaba puesta emboscada á las
espaldas de la ciudad.
15 Entonces Josué y todo Israel, como
vencidos, huyeron delante de ellos por
el camino del desierta
16 T todo el pueblo que estaba en Hai
«e Juntó para seguirlos: y siguieron á
Josué : y arrancáronse de la ciudad:
17 Y no quedó hombre en Hai, y Beth-
el, que no sallete tras Israel : y dejaron
abierta la ciudad por seguir á Israel.
18 Entonces Jehova dijo á Josué : Le-
vanta la lanza que tienes en tu mano
hacia Hai, porque yo la entregaré en tu
j mano, j Josué levantó la lanza que
tenia en su mano, hacia la ciudad.
19 Y levantándose prestamente de su
lugar los que estaban en la emboscada
corrieron, como él alzó su mano, y vinie-
ron á la ciudad y tomáronla: y á priesa
la pusieron mego.
20 Y como los de la ciudad miraron
atrás, vieron, y, he aquí, el humo de la
ciudad, que subía al cielo : y no tuvieron
poder para huir á una parte ni á otra: y
el pueblo que iba huyendo hacia el desier-
to, se tornó contra los que le seguían.
21 Entonces Josué y todo Israel viendo
que los de la emboscada hablan tomado
la ciudad ; y que el humo de la ciudad
subía, tornaron, y hirieron á los de Hai.
22 Y los otros salieron do la ciudad á
su encuentro: y asi fueron encerrados
en medio de Israel; los unos de la una
parte y los otros de la otra. Y asi los
hirieron hasta que no quedó ninguno de
ellos que escapase.
23 Y tomaron vivo al rey de Hai, y tru-
Jéronle á Josué.
24 Y cuando los Israelitas acabaron de
matar todos los moradores de Hai en el
campo, en el desierto, donde ellos les
habian perseguido, y que todos hablan
caldo á fllo de espada hasta ser consumi-
dos, todos los Israelitas se tornaron á
Hai, y también la pusieron á cuchillo.
25 Y el número de los que cayeron
aquel dia, hombres y mugeres, Alé doce
mil, todos eran de Hai.
214
26 Y Josué nunca retrajo su mano que
habla extendido con la lanza, hasta que
hubo destruido todos los moradores de
Hai.
27 Empero los Israelitas saquearon pa-
ra si las bestias, y los despojos de la ciu-
dad, conforme á la palabra de Jehova,
que él habla manoado á Josué.
28 Y Josué quemó á Hai, y la tornó en
un montón perpetuo asolada hasta hoy.
29 Mas al rey de Hai le colgó de un
madero hasta la tarde : y como el sol se
puso, Josué mandó que quitasen del
madero su cuerpo, y le echasen á la
puerta de la ciudad, y levantaron sobre
él un gran montón de piedras hasta hoy.
80 1 Entonces Josué edificó altar á
Jehova Dios de Israel en el monte da
Hebal:
81 Como lo habla mandado Moyses
siervo de Jehova á los hijos de Israel,
como está escrito en el libro de la ley de
Hoyses : un altar de piedras' enteras, so-
bre las cuales nadie alzó hierro. Y ofre-
cieron sobre él holocaustos á Jehova, y
sacrificaron sacrificios pacíficos.
82 También escribió allí en piedras la
repetición de la ley de MoyseB, la cual
él habla escrito delante de los lujos do
Israel
88 Y todo Israel, y sus ándanos, alcal-
des y Jueces estaban de la una paite y de
la otra Junto al arca delante de los sa-
cerdotes Levitas ; que llevan el arca del
concierto de Jehova «• asi los extranje-
ros como los naturales; la mitad do
ellos estaba hada el monte de Oarizim,
y la otra mitad hacia el monte de Hebal,
de la manera que Moyses siervo de Je-
hova lo habla mandado antes : que pri-
meramente bendijesen al pueblo de Is-
rael.
84 Después de esto leyó todas las pala-
bras de la ley, las bendiciones, y las mal-
diciones, conforme á todo lo que está
escrito en el libro de la ley.
85 No hubo palabra alguna de todas las
cosas que mandó Moyses, que Josué no
hidese leer delante de toda la congrega-
ción de Israel, mugeres y niños, y ex-
trangeros que andaban entre ellos.
CAPITULO IX.
Congregante iodo* Im rege» y leu gente» de h$ Cha»
naneoe para venir contra Jone. II. Lo* GataonU
toa impetra* pan dé Joem por amtmcía, la amat m-
tendida por Josué, coneérvake la promesa d tornea
det juramento, mas pénelo» en el servicio del campo,
Y ACONTECIÓ que como oyeron es-
tas cosas todos los i reyes qus t
JO&UB.
de esta parte del Jordán, asi en las mon-
tanas como en los llanos, y en toda la
costa de 1* gran mar delante del Líbano,
los Hettheos, Amorrheos, Chananeos,
Fherezeos, Heveoe, y Jebnseos,
8 Juntáronse á nna de un acuerdo para
pelear contra Josne y Israel.
3 1 Mas los moradores de Qabaon, co-
mo oyeron lo que Josué habla hecho á
Jericho y á Hal ;
4 Ellos usaron también de astucia; y
fueron, y fingiéronse embajadores, y
I tomaron sacos viejos sobre sus asnos,
y cueros viejos de Tino rotos y remen-
dados;
5 Y zapatos viejos y remendados en sus
pies, y restidos Yiejos sobre si : y todo
el pan que traían para el camino, seco y
mohoso.
0 T Tinleron á Josué al campo en Caí-
gala, y dQéronle á él y á los de Israel :
Nosotros Teñimos de tierra muy lejana,
haced pues ahora con nosotros alianza.
7 T los de Israel respondieron á los
Hereos : Quizá Tosotros habitáis en me-
dio de nosotros : ¿ como pues podremos
nosotros hacer alianza con Tosotros ?
8 T ellos respondieron á Josué: Noso-
tros somos tus sierros. Y Josué les di-
Jo: ¿Quién sofe Tosotros; y de dónde
Tenis?
9 T ellos respondieron: Tus sierros
han Tenido de muy lejanas tierras por
la ¿una de Jehova tu Dios, porque he-
mos oído su fama, y todas las cosas que
hizo en Egypto :
10 T todas las cosas que biso á los dos
reyes de los Amorrheos, que alaban de
la otra parte del Jordán : á Sebón rey de
Hesebon, y á Og rey de Basan, que esta-
ban en Astaroth.
11 Por lo cual nuestros ancianos y to-
dos los moradores de nuestra tierra nos
dieron : Tomad en Tueetras manos pro-
Ttsion para el camino, y id delante de
ellos, y decidles: Nosotros tomo* vues-
tros sierros, y haced ahora con nosotros
18 Este nuestro pan tomamos caliente
de nuestras casas para el camino el día
que salimos para Teñir á Tosotros ; y helo
nqui, ahora que está seco y mohoso :
13 Estos cueros de Tino también los
henchimos nuevos; helos aquí: ya ro-
tos: también estos nuestros vestidos y
nuestros zapatos están ya viejos á causa
de la grande longura del camino.
. 14 Y los hombres de Jtrad tomaron de
su provisión del camino, y, no pregun-
taron á la boca de Jehova.
15 Y hizo Josne paz con ellos, y trató
con ellos alianza que les darla la vida.
Y los principes del pueblo les juraron.
16 Pasados tres dios después que hicie-
ron con ellos el concierto, oyeron como
eran sus Tocinos, y que habitaban en
medio de ellos.
17 Y partiéronse los Mjoe de Israel, y
al tercero dia llegaron á sus ciudades : y
sus ciudades eran Gabaon, Captura, Be-
roth, y Cartath-Jortm.
18 Y no los hirieron los hijos de Israel,
por cuanto los principes del pueblo les
hablan Jurado por Jehova el Dios de Is-
rael : y toda la congregación murmuraba
contra los principes.
10 Mas todos los principes respondie-
ron á toda la congregación : Nosotros
les hemos jurado por Jehova Dios de
Israel : por tanto ahora no les podemos
tocar.
8& Empero esto haremos con ellos : de» •
Jarlos hemos Ttrir, porque no venga ira
sobre nosotros á causa del Juramento
que les hemos hecho.
21 Y los principes les dieron : YiTan ;
mas sean leñadores y aguadores para
toda la congregación, como los princi-
pes les han dicho.
88 Y llamándoles Josué les habló, di-
ciendo: ¿Por qué nos habéis engallado,
diciendo : Muy lejos habitamos de Toso-
tros, morando en medio de nosotros?
28 Vosotros pues ahora eerek malditos,
y no fritará de Tosotros sierro, y quien
corte la lefia, y saque el agua para la ca-
sa de mi Dios.
84 i ellos respondieron á Josué, y di-
jeron : Como fué dado á entender á tus
sierros, que Jehova tu Dios habla man-
dado á Moyses su sierro, que os habla
de dar toda la tierra, y que habla de
destruir todos los moradores de la
tierra delante de Tosotros ; por esto te-
mimos en grande manera de Tosotros
por nuestras vidas, y hletmos esto.
25 Ahora, pues, henos aquí en tu mano,
lo que te parecjero bueno y recto hacer
de nosotros, eso haz.
26 Y él lo hizo asi, que los libró de la
mano de los hijos de Israel, que no los
matasen.
27 Y Josué los constituyó aquel dia
por leñadores y aguadores para la con-
gregación, y para el altar de Jehova en
el lugar que él escogiese, hasta hoy,
81S
JOSUÉ,
GAHTOLO X.
i Amorrheos d he GákmHatpar he*
heree dado d Josué, él hs defiende u venced hs
Amorrheos. IL JBl sol se detiene d la oración de
• Josué hasta haber cumplida victoria de los enemigos.
I1L Boca Jemte orne iodo» ¡o» capitanes de Israel
pongan loe pié$ sobre he cmeOos de la» repe* de loe
Amorrheos vencido*, y después los hace colgar. IV.
Toma otras ciudades con sm reyes,* aseguro toda la
tíermmor elpmtbh de Israel peleando Dios por éL
Y COMO Adoui-sedech rey de Jera-
saiem oyó que Josué habla tomado
á Hai, y que 1» habla asolado, (porque
como habla hecho á Jerleho y á su rey,
asi hizo á Hal y á su rey;) y que los
moradores de Gabaon hablan hecho paz
con los Israelitas, y que estaban entre
ellos;
. 2 Habieron may gran temor, porque
Gabaon era una gran dudad, como Una
de las ciudades reales, y mayor que Hai,
y todos sus varones fuertes.
8 Envió pues Adoni-sedec rey de Jeru-
salem á Oham rey de Hebron, y á Pha-
ran rey de Jerimoth, y á Japhia rey de
Lachte, y á Dabir rey de Eglon, diciendo :
4 Subid á mi, y ayudadme, y combata-
mos á Gabaon : porque ha hecho paz
con Josué y con los lujos de IsraeL
5 T juntáronse, y subieron, cinco reyes
de los Amorrheos : el rey de Jerusalem,
el rey de Hebron, el rey de Jerimoth,
el rey de Lachis, el rey de Eglon, ellos
con todos sus ejércitos, y asentaron cam-
po sobre Gabaon, y pelearon contra ella.
6 T los moradores de Gabaon enviaron
á Josué al campo en Galgala, diciendo :
No encojas tus manos de .tus siervos:
sube prestamente á nosotros, para guar-
darnos y ayudarnos: porque todos los
reyes de los Amorrheos, que habitan en
las montanas, se han juntado contflt no-
' sotros.
7 T subió Josué de Galgala, él y todo
el pueblo de guerra con él, y todos los
valientes hombres.
8 Y Jehova cüjo & Josué*: No hayas te-
mor de ellos : porque yo los he entrega-
do en tu mano; y ninguno de ellos pa-
rará delante dssti
9 Y Josué vino á ellos de repente, por-
fué toda la noche subió xlesde Galgala.
10 T Jehova los turbó delante de Is-
rael, y hirióles de gran mortandad en
Gabaon, y siguiólos por el camino que
sube á Beth-oron, y hiriólos hasta Aze-
cuyHaceda.
11 T como iban huyendo de los Israeli-
tas, á la descendida de Beth-oron Jehova
echó sobre ellos del cielo grandes pie-
m
draa hasta Asees* y murieron: muchos
mas murieron do las piedras del granizo,
que los que los lujos de Israel hablan
muerto á cuchilla
13 H Entonces Josué habló á Jehova,
el dia que Jehova entregó al Amorrheo
delante de los hijos de Israel, y dtyo en
presencia de los Israelitas : Sol, detente
en Gabaon; y luna,enelvallode.Aj*lon.
13 Y el sol se detuvo, y la luna se paró,
hasta tanto que la gente se vengó de sus
enemigos. Esto ¿no está escrito en el
libro de la rectitud ? Y el sol se paró
en medio del cielo : y no se apresuró á
ponerse casi un día entero.
14 Y nunca fué tal dia antes ni des-
pués de aquel, obedeciendo Jehova á la
voz de un hombre: porque Jehova pe-
leaba por IsraeL
15 Y Josué, y todo Israel con él, tornó-
se al campo en Galgala.
16 Y los cinco reyes huyeron, y se es-
condieron en una cueva en Maceda.
17 Y fué dicho á Josué, que los cinco
reyes hablan sido hallados en una cueva
enMaceda:
18 Y Josué dUo : Bodad grandes pie-
dras á la boca de la cueva, y poned hom-
bres junto á ella que los guarden :
19 Y vosotros no os paréis, sino seguid
á vuestros enemigos: y heridles los
postreros : y no los dejéis entrar en sus
ciudades: porque Jehova vuestro Dios
les ha entregado en vuestra mano.
20 Y aconteció que como Josué y los.
lujos de Israel hubieron acabado de ma-
tarlos de mortandad muy grande hasta
acabarlos, los que quedaron do ellos so
metieron en las ciudades inertes.
21 Y todo el pueblo se volvió salvo al
campo á Josne en Maceda, que no hubo
quien moviese su lengua contra los hi-
jos de IsraeL
22 ? Entonces dijo Josué: Abrid la
boca de la cueva, y sacádme de ella á es-
tos cinco reyes.
28 Y luciéronlo asi, y sacáronle de la
cueva aquellos cinco reyes, al rey de Je-
rusalem, al rey de Hebron, al rey de Je-
rimoth, al rey de Lachis, al rey de Eglon.
24 Y cuando hubieron sacado estos
reyes á Josué; Josué llamó á todos los
varones de Israel, y dijo- á los principa-
les de la gente do guerra que habían ve»
nido con él : Llegad, y poned vuestros
pies sobro los pescuezos de aquestos
reyes : y eOo» se llegaron, y pusieron sus
pies sobre ios pescuezos, de etto*. .
JOSUÉ.
88 Y Jes** ka dfto: No témete; 14
hayáis mtodo: sed Inertes 7 valientes;
porque asi hará Jebero 4 toaos vuestros
enemigos contra los cuales peléate.
96 Y después de esto Josué los birlé;
y tos mato; y los biso colgar en cinco
maderos) y quedaron colgados en los
maderos basta la tarde.
27 T emendo el sol se Iba á poner, man*
46 Josué que los quitasen de los made-
ros, y los echasen en la eucYa donde se
hablan escondido; y pusieron grandes
piedras á la boca de la coeva, basta boy.
38 \Eu aquel mismo dia tomó Josué á
Macéela y la puso á cochillo, y mató á
su rey, á eQoe y á todo lo que en ella te-
nia yfcla sin quedar nada; mas al rey de
Maceda biso como habla bocho al rey de
Jericbo.
29 Y de Maceda, pasó Josué y todo
Israel con él á Leona; y peleó contra
Leona.
SO T Jehove la entregó también á ella
y á su rey en mano de Israel : y metióla
áfilo de espada con todo lo que en ella
habla yíyo, sin quedar nada: mas á su
rey hiao de la manera que habla hecho
al rey de Jericbo.
31 Y pasó de Lebna Josué y todo Israel
con él á Léeme; y puso campo contra
ella, y combatióla.
88 X Jebera entregó á Lacbis en mano
de Israel, y tomóla el día siguiente, y
metióla á cuchillo eon todo lo que en
ella habla ylvo, como habla hecho en
88 Snionces Horam rey de Oaser subió
en ayuda de Lachis, al cual, y i su pue-
blo hirió Josué, que ninguno de ellos
quede.
84 De Laehte pasó Josué, y todo Ismel
eon él, á Egton, y pusieron campo con-
tra ella, y combatiéronla:
88 Y tomáronla el mismo dia, y me-
ttérenla á cuchillo : y el mismo dia mató
iodo lo que cu ella habla títo, como ha-
bí» hecho en Lachis.
86 Y subieron Josué, y todo Israel con
él de Bgften á flebron, y combatiéronla:
87 Y tomándola la metieron á cuchilló,
á su rey, y á todas sus ciudades, eon to-
do lo que en ella habió rivo, sin quedar
nada, como hablan hecho á Eglon: y
destruyéronla con todo lo que en ella
hubo títo.
88 Y tomando Josué y todo Israel con
él sobre Dabtr, combatióla:
.89 Y tomóla» y á su rey, y á todas sus
fulas, y meciéronlos á cuchillo, y des-
truyere* todo loqns enoUahubo títo sin
quedar nada : como habla hecho á He-
bron, asi hizo á Dablr y á su rey: y co-
mo habla hecho á Lebna y á su rey.
40 Y birló Josué á toda la reglón de las
montanas, y del mediodía, y de los lla-
nos, y de las cuestas eon todos sus reyes
sin quedar nada: todo lo que tenia xida
mató, de la manera que Jebera Dios de
Israel lo habla mandado.
41 Y hiriólos Josué desde Cadee-berne
hasta Gasa, y toda la tierra de Gosen
hasta Gabaon.
40 Todos estos reyes y sus tierras to-
mó Josué de una yes; porque Jebera el
Dios de Israel peleaba por Israel.
48 Y tornóse Josué y todo Israel con él
al campo en Gelgala.
CAPITULO XI.
Mmoho» otro* remes fm tiomupkmum rrnrfiw Jkmma «o»
ejército isMuamerable sem vencido» y ¿«Aecho» <U ÍL,
y tomadas sus ciudades. H. Mata asimismo d todos
he gigante» m ¡a tierra eh prcmtieüm, y apodéreme
k* tierra eos******* sajmtmnmsmDime.
YENDO esto Jabín rey de Anor,
envió á Jobeo rey de Madon, y al
rey de Besaron, y al rey de Achsaph ;
8 Y á los reyes que aaHaosn á la parte
del norte en tes montanas y en el llano
al mediodía de Ceneroth: y en los lla-
nos, y en tes regiones de Dor al ooei-
O1
;
8 Y al Chaneneo que miaba al oriente y
al occidente: y al ▲morrheo, y al Het-
theo, y al Phereseo, y al Jebuseo en las
montanas : y al Hcreo qu4 ettába debajo
de Hermon en tierra, do Maspha.
4 Estos salieron, y con ellos todos sus
ejércitos, un pueblo mucho en gran ma-
nera, como la arena, que mtd á la oiüla
de la mar, caballos y carros, muchos en
gran manera»
5 Todos estos reyes se juntaron, y "ri-
ñiendo juntaron los campos junto á tes
aguas de Merom, para pelear contra Is^
raeL
0 Mas Jebera dfyo á Josué: No tengas
temor de ellos, que mañana á esta hora
yo entregaré á todos estos muertos do-
lante de Israel: á sus esbeltos desjarre-
tarás, y sus carros quemarás á fuego.
7 Y Tino Josué, y con él todo el pue-
blo de guerra, contra ellos, y dio de re-
pente sobre ellos juntos alas aguas de
Merom.
8 Y entrególos Jehova en mano de Is-
rael, los cuales los hirieron, y siguieron
basta Sidon le Grande, y baste las sguas,
m
IOSU&
calientes, y hasta el llano de Masaba, «1*
oriente, hiriéndolos basta que no les de-
jaron ninguno.
0 Y Josué hizo con ellos como Jehova
le habla mandado ; desjarreté sns oabo-
líos, y sns carros qnemó á luego.
10 Y tornándose Josne tomó en el mis-
mo tiempo á Asor: y hirió á cuchillo á
sn rey. La cual Asor habla sido antes
cabeza de todos estos reinos.
11 Y hirieron á cuchillo todo cuanto en
ella habla vivo, destruyendo y no de-
jando cosa á vida. Y á Asor pusieron
á fuego.
12 Astanfemo á todas las ciudades de
aquestos reyes, y i todos los reyes de
ellas tomó Josué, y les pasó á cuchillo,
y los destruyó, como lo habla mandado
Moyses sierro de Jehova.
18 Empero todas las ciudades que esta-
ban en sns cabesos, no las quemó Israel,
sacando á sola Asor, la cual quemó Jo-
sué.
14 Y los fcQos de Israel saquearon para
si todos los despojos y bestias de aques-
tas ciudades; empero á todos los hom-
bres metieron á cuchillo hasta destruir-
los, sin dejar cosa á vida.
15 De m manera que Jehova lo habla
mandado á Moyses su siervo, asi Moj-
aos k> mondó á Josué; y Josué lo hiso
asi, sin quitar palabra de todo lo que
Jehova habla mandado á Moyses.
16 Y tomó Josne toda esta tierra, las
montanas, y toda la región del medí odia:
y toda la tierra de Gosen, y los bajos y
los llanos, y la montana de Israel y sus
17 Desde el monte de Hallak, que sube
hasta Scir, hasta Beal-gad en la llanura
del Líbano i las raices del monte de
Hermon: tomó asimismo todos sus
reyes, á los cuales hirió, y mató.
18 Por muchos dias tuvo guerra Josué
con estos reyes.
10 No hubo ciudad que hiciese paz con
los htyos de Israel, sacados los Heveos,
que moraban en Gabaon: todo lo toma-
ron por guerra.
90 Porque esto vino de Jehova, que
.endurecía el corazón de ellos para que
resistiesen con guerra á Israel, para des-
truirlos y que no les mese hecha miseri-
cordia, antes fuesen desarraigados, como
Jehova lo habla mandado á Moyses.
21 f También en el mismo tiempo vino
Josne, y destruyó los Enaoeos de los
montes, de Hebron, de Dabir, y de Ansb,
31*
y de todos los monees de Jnáa, y do to-
dos los montes de Israel: Josne los des-»
truyó á ellos y á sus ciudades.
23 Ninguno de los Enaceos quedó en
la tierra de los hfyos de Israel: soiamen-
te quedaron en Gasa, en Oeth, y en Azofh.
28 Tomó pues Josué toda la tierra,
conforme á todo lo que Jehova habla
dicho á Moyses. Y Josne la entregó a
los Israelitas por herencia conforme a
sus repartimientos de sus tribus. Y la
tierra reposó de guerra.
CAPITULO XIL
Roanmitálann herepee qm wmeUtom lmkUo***Jb-
ratl con tm tierra» por mu término* de la «día y da
2a otra parte del Jordán, para smi claro tetthmmfá
del ewmpHmiento do la diwmapromtma.
ESTOS son los reyes de la tierra que
los hijos de Israel hirieron, y po-
seyeron su tierra de la otra parto del
Jordán al nacimiento del sol, desde el
arroyo de Arnera, hasta el monte de
Hermon, y toda la llanura oriental:
2 Sebón rey de los Amorrheos, que ha-
bitaba en Hesebon; y señoreaba desdo
Aroer, que ettd á la ribera del arroyo 4o
Arnon, y desde el medio del arroyo, y la
mitad de Galaad hasta Jaboc qm «t un
arroyo, d cuál e* el término de los htfos
de Ammon :
8 Y desde n\ campana hasta la mar do
Cencroth al oriente : y hasta la mar do
la campana, la mor salada al oriento,
por el camino de Beth-jestmoth : y des-
de el mediodía debajo de las vertientes
dePhssgo.
4 Y los términos de Og, rey de Basan,
que habla quedado de los Bapheos: que
habitaban en Astaroth y en Edrsl :
5 Y señoreaba en el monte de Hermon,
y en Salecha : y en toda Basan hasta los
términos de Gessuri y de Maohatt, y la
mitad de Galaad, que tra término de Be-
bón rey de Hesebon.
6 Estos hirieron Moyses siervo de Je-
hova, y los bjjos de Israel) y Moyses
siervo de Jehova dio aquella tierra en,
posesión á los Rubenitss, Gaditas, y A
la media tribu de Msnasses.
7 Empero estos son los reyes de la tier-
ra que hirió Josué y los lujos de Israel
de esta porte del Jordán al occidente,
desde Bsalgad, que está en el llano del
Líbano, hasta el monte de Hslac, que
sube á Seir, la eual tierra Josué dló ezt
posesión á las tribus de Israel conforme
á sus repartimientos t
8 En montes, y en valles, en llanos y
en vertientes, al desierto y al mediodía;
JOSUÉ,
él Heüneo, y si Asnee ihso, y al
nao, y el Phereseo, y al Hereo, y al Jo»
busco.
t El rey da Jerieho, nao: d rey de Hai,
qu* asta al lato de Betbrel, otro:
10 El rey de Jerusslem, otro: al ray da
Hébron, otro:
U SI rey de Jefimoth, otro : el rey de
Laehis, otro:
13 SI rey da Bglon, otros al rey de
Gader, otro:
18 El rey de Dabtr, otro : al rey de Ga-
der, otro :
14 El rey de Herma, otro: el ray de
Hered, otro:
15 El rey de Leona, otro: el rey de
Adulbun, otro:
16 El rey de Macada! otro: al rey da
Beta-esotro:
17 H rey de Thaphna, otro: el rey de
Opher, otro:
18 El rey de Aphec, otro : el rey de
13 El rey de Hadan* otro: el rey de
Asor, otro:
SO El rey de Semeron-Merooa, otro : el
rey de Ascaph; otro :
91 El rey de Tensen, otro: el rey de
Maggedo, otro:
23 El rey de Cedes, otro: d rey de Ja-
enanen de Charmel, otro :
33 El rey de Dor, de la provínola de
Dor, otro : el rey de lae gentes en Gal-
gal, otro:
34 El rey de Thersa, otro : treinta y nn
rey en todos.
capitulo xm.
Mamúa JMm d Jmw fue reparia la tUrra entre lew
%wzve trióme m nudia U, Rtnif^rlm la poeeeioa
ée toe do» tríbm y miedla de la otra parta del Jor-
Y SIENDO Josué ya viejo, entrado
en días, labora le dfye: Tú eres ya
viejo, haa reñido en diaa, y qneda ann
mdy mucha, tierra por poseer.
3 La tierra que queda, es esta: todos
los términos de los Phüistheos y toda
Gessurl,
3 Desde el Kilo que está delante de
Bgypto hasta el término de Acesron al
norte, la enal es contada entre los Cba-
nanoos: dneo proTlnclas mm de los Phi-
lfetheos: Gssoos, Axotlos, Ascslonitas,
Getheos, y Acosronitas, y los Heveas ;
4 ü mediodía, toda la tierra de los
Gfeaaa&eos : y llenara, qne at de los de
Bidón, basta Aphecca, basta el término
del Asaocrbeo,
6 T la tierra de los Gihlcos, y todo el
Tabana adela donde sala al sol, desde
Baalgad á las raicee del monte de Hor-
món, basta entrar en Emath.
0 Todos los qne habitan en las monta-
nas desde el Líbano basta las aguas ca-
llentes, todos loa Sldonloa, ya los desar-
raigaré delante de los btyoe de Israel:
solamente la partirás por asertas á los
Israelitas por heredad, eomp yo te ha
mandado.
* Parte pues añora tú esta tierra en be-
redad á las nueve triaos, y á la media
tdbn de Maneases.
8 % Porque la otra media recibió su be-
redad con loa Rubenitas y Gaditaa: la
enal les dio Moyses de la otra parte del
Jordán al oriente, como se la dio Moy-
ses sierro de Jehova;
9 Desde Aroer, qne e*d á la orilla del
arroyo de Arnon, y la dudad que «std en
medio del arroyo, y toda la campana de
Medaba basta Dlbon.
10 T todas las ciudades de Sebón rey
de los Amorrono*, el cual reinó en He-
sebon, basta los términos de los hfyos
de Ammon.
11 YGsJaad,ylostérmmosdeGossuri
y de Maachati, y todo el monte de Hor-
món, y toda la tierra de Basan basta Be-
lecha.
13 Todo el remo de Og en Basan, el
cual reinó en Astarotby Edrai: el cual
habla quedado de la resta de los Be»
pheos, y Moyses los hirió, y echó de la
tUrra.
13 Mas á los de Gessuri y de Manchan
no echaron loe h^jos de Israel, antes
Gessur y Machat habitaron entre los
Israelitas hasta boy.
U Empero á la tribu de Levi no dio
heredad: los sacrificios de Jebera Dios
de Israel es su heredad, como ¿1 les ha-
bla dicho.
15 Mas Moyses dio á la tribu de los hi-
jos de Rubén conforme á sus famUlst :
16 Y fué el término de ellos desde
Aroer, que está á la orilla del arroyo
de Arnon, y la dudad, que mtd en me*
dio del arroyo, y toda la rean^a*\tL hasta
Medaba.
17 Hesebon con todas sus villas, que
están en la campana, Dlbon, y Batnota»
baal, y Betb-babal-meon,
18 Y Jara, y Kedemoth, y Mephaatb,
10 y Cariathaim, y Sabama, y Seratha-
sar en el monte de Emec,
20 Y Bcth-Pehor, y Asedoth-Pbasga, y
Betbrjesimoth^g^^G
JOSU&
21 Y todas las dudadas de la <*smpana, y
todo el reino de Sebón rey de los Amor-
rheos, que reinó en Hesebon, al cual
hirió Moyses, y á los principes de Me-
dian, Hevi, Becem, y Sur, y Hur, y Bebe
prineipes de Sehon, que habitaban en
aquella tierra.
23 También mataron á cuchillo los hi-
jos de Israel á Balaam adivino, htyo de
Beor, con los demás que mataron.
23 T íueron los términos de los hijo*
de Buben el Jordán con su termina
Esta fué la herencia de los hijos de Bu-
ben conforme á sus familias, ciudades
con sus Tillas.
24 Y dio Moyses á la tribu de Gad, á los
h{jos de Gad, conforme á sus familias.
25 Y el término de ellos fué Jaxer, y
todas las ciudades de Qalaad, y la mitad
de la tierra de los lujos de Ammon hasta
Aroer, que está delante de Babba.
26 Y desde Hesebon hasta Bamoth-
Masphe, y Bethonim; y desde Maha-
naim hasta el término de Dabir.
27 Y la campana de Beth-aram, y Beth-
nemra, y Socoth, y Saphon, la resta del
reino de Sehon rey en Hesebon, el Jor-
dán y su término hasta el cabo de la mar
de Cenereth de la otra parte del Jordán
al oriente.
28 Esta es la herencia de los lujos de
Gad, por sus familias, ciudades con sus
Tillas.
29 Y dio Moyses á la media tribu de
Manasses, y fué de la media \ribu de los
lujos de Manasses, conforme á sus fa-
milia»:
SO El término de ellos fué desde Ma-
hanaim, toda Basan, todo el reino de Og
rey de Basan, y todas las aldeas de Jair,
que eddn en Basan, sesenta ciudades :
81 Y la mitad de Galaad, y Astaroth, y
Edral ciudades del reino de Og en Ba-
san, á los lujos de Machir lujo de Ma-
nasses, á la mitad de los lujos de Machir
conforme á sus familias.
82 Esto m lo que Moyses repartió en
heredad en las campanas de Moab de
la otra parto del Jordán de Jericho al
oriente.
SS Mas á la tribu de Levt no dio Moy-
ses heredad: Jehova Dios de Israel es
la heredad de ellos, como él les habla
dicho.
CAPITULO XIV.
Dñacrdbeee en particular la tuerte de la tierra que je
dio a cada tribu: y primeramente taparte de Cateb
catearme d fe pro— a d« Dio» y ai mandamiento
*»
ESTO pues €9 lo que los lujos de Is-
rael tomaron por heredad en la tier-
ra de Chanaan, lo cual les repartieron
EJoazar sacerdote, y Josué lujo de Nun,
y los principales de los padres de las
tribus de los lujos de Israel,
2 Por suerte de su heredad, como Je-
hora lo había mandado por Moyses, que
diese á las nueve tribus, y ala media tribu.
8 Porque 4 las dos tribus, y á la media
tribu Moyses les habia dado heredad de
la otra parte (leí Jordán; mas á los Le-
Titas no dio heredad entre ellos.
4 Porque los htyos de Joseph fueron
dos tribus, Manasses y Ephralm: y no
dieron parte á los Levitas en la tierra,
sino ciudades en que morasen con sus.
ejidos para ana ganados y rebaños :
5 De la manera que Jchpva lo habia
mandado á Moyses, asi lo hicieron los
lujos de Israel en el repartimiento de la»
tierra. . .
6 Y los lujos de Juda vinieron á Joan»,
en Galgala, y Caleb, hijo de Jcphone Ce~
nezeo, le cUjo : Tú sabes lo que Jehova
dijo á Moyses, varón de Dios, ea Cades-
barne, tocante á mi, y á tí.
7 Yo era.de edad de cuarenta anos,
cuando Moyses siervo de Jehova ma
envió de Cedes-barne á reconocer la
tierra: y yo le referí el negocio, como
yo lo tenia én mi corazón.
8 Mas mis hermanos, los que hablan
subido conmigo, derritieron el corazón
del pueblo ; empero yo cumplí siguien-
do á Jehova mi Dios.
9 Entonces Moyses juró, diciendo : Si
la tierra que holló tu pié no fuere para.
ti, y para tus lujos en herencia perpetua :
por cuanto cumpliste siguiendo á Jeho-
va mi Dios.
10 Y ahora Jehova me ha hecho vivir,
como él <ujo, estos cuarenta y cinco
anos, desde el tiempo que Jehova habló
estas palabras á Moyses, que Israel ha
andado por el desierto: y ahora, he aquí,
yo soy hoy de edad de ochenta y cinco
anos:
11 Y aun hoy estoy tan fuerte, como el
dia que Moyses me envió : cual era en-
tonces mi fuerza, tal es ahora, para la
guerra, y para salir, y para entrar.
12 Dame pues ahora este monte, del
cual habló Jehova aquel dia, porque tu
oiste en aquel dia, que los Enaeeos están
allí, y grandes y inertes ciudades, Qui-
zá Jehova wrá conmigo, y echarlos he,
eomo Jehova ha dicho, .o* .
jtosub.
' 18 Josué entonces le behdQo, y dI6 á
Caleb lujo de Jephone, á Hebron por
heredad.
14 Por tanto Hebron fué de Caleb mjo
de Jephone Geneíeo por heredad hasta
hoy: por cnanto compilo siguiendo á
Jehova Dios de Israel.
15 Mas Hebron antea fué llamada Ca-
liat-harbe, porque Árba fué nn hombre
grande entre los Enaceos. T la tierra
turo reposo de las guerras.
CAPITULO XV.
p aldea*. JL la parte de Caleb en medio de la
emerte de la tribu de Judo. 111. Loe déla tribu de
T FUÉ la suerte de la tribu de los hi-
jos de Jnda por sus funOtes junto
al término de Edom del desierto de Ztn
al mediodía al lado del 8ur.
3 Y su termino de m parte del medio-
día rae desde la costa de la mar salada,
desde la lengua que mira hacia el me-
diodía,
5 Y de ám salla hada el mediodía á la
subida de Acrabtm pasando hasta Zln ;
y subiendo por el mediodía hasta Cades-
barne, pasando á Hesron, y subiendo
por Addar daba vuelta á Carcaa.
4 De aflí pasaba á Asemona, y sana al
arroyo de Bgypto : y sale este término
al occidente. Este pues os será el tér-
mino del modtodta.
' 5 El término del oriente et la mar sa-
lada hasta el fm del Jordán: Y el tér-
mino de la parte del norte, desde la
lengua de la mar, desde el fin del
Jordán.
6 Y este término sube por Berh-egla,
y pasa del norte á* Berh-araba ♦ y de
aquí sube este término á la piedra de
Boen lujo de Rubén.
9' 7 Y torna á subir este término á Debe-
rá desde el valle de AChor: y al norte
mira sobre Qalgala, que está delante de
la subida de Adomralm, la cual está al
mediodía del Arroyo: y pasa este tér-
mino á las aguas de Ensarnes, y sale á la
fuente de Bogel.
8 Y sube esto término del valle del hi-
jo de Ennom al lado del Jebuseo al me-
diodía, Esta es Jerusalem. Y sube este
término por la cumbre del monto que
está delante del valle de Ennom hacia el
occidente, el cual está al cabo del valle
de los gigantes al norte,
n Y rodea este término desde la cum-
bre del 'monte hasta la fuente de las
aguas de !f ephthoa, y sale á las ciudades
del monte de Ephron : y rodea este ter-
minó* á Baala, la cual es Cartath-jarim.
10 Y torna este término desde Baala
hacia el occidente al monte de 8eir: y
pasa al lado del monte de Jartm hada
el norte, esta es Cheslon y desciende á
Bethsamea, y pasa á Thamnu,
11 Y sale este término al lado de Acca-
ron hada el norte, y rodea este término
á Sechron, y pasa por el monte de Baala,
y sais á Jebned : y sale este término á
la mar.
13 El término dd Occidente es la mar
grande. Y este término «t d término de
los lujos de Juda al derredor por sns fa-
milias.
13 Y Mas á Caleb, lujo de Jephone, dio
parte entre tos Mjos de Juda conforme
al mandamiento de Jehova á Josué, áCa-
riat-harbe dd padre de Enac, que es He-
bron.
14 Y Caleb echó de allí tres lujos de
Enac: Sesai, Ahfanam, y Thohnai, que
fueron hfyos de Enac
15 De aquí subió á los que moraban en
Dabir, y d nombre de Dabir era antes
Csrlath^epher.
M Y dflo Caleb: Al que hiriere á Ca-
riath-sepher,y la tomare, yo le daré á mi
luja Axa por mnger.
17 Y tomóla Othoniel lujo de Cenez
hermano de Caleb : y él le dio por mu-
ger á su luja Axa:
18 Y aconteció que cuando la llevaban,
él la persuadió que pidiese á su padre
tierras para labrar. Ella entonces des-
cendió dd asna Y Caleb le dfyo: ¿Qué
tienes?
19 Y ella respondió. Dame alguna ben-
dición : pues que me has dado tierra de
secadal, dame también mentes de aguas.
El entonces le dio las mentes de arriba,
y las de abajo.
90 Esta pues es la herencia de la tribu
de los lujos de Juda por sus familias.
21 Y fueron las ciudades dd término
de la tribu de los mjos de Juda hacia el
término de Edom al mediodía, Cabseel,
y Eder, y Jagur,
32 Y Ciña, y Demona, y Adada,
38 Y Cedes, y Asor, y Jethnan,
34 Ztph, y Telen, y Baloth,
35 Y Asor, Hadatba, y Cariota, Hesron,
que es Asor,
36 Aman, y Sama, y Molada,
97 YAsar-gadda, y Haseemon, Beth-
phdet, itize^G
JOSUÉ.
38 T Haser-sual, Bcer-eeba, 7 BamotMe,
29 Baela, y Jim, y Esem,
80 Y Eltholad, y Cosil, y Herma,*
81 Y tteeleg, y Medeme, Sensena,
83 Y Lebaeth, Bellm, y Aen, y Rem-
mon; en todas veinte y nueve ciudades
con sus «Idees :
83 En las campanas, Estos!, y fiares, y
Asena,
84 Y Zanoe,y Engennim, Thephua, y
Enaim,
85 Jerimoth, y AduHam, Bocho, j Aze-
cha,
86 Y Samim, y Adlthaim, y Gedera, y
Gederothalm ; catorce ciudades con sns
aldeas:
87 Sanan, y Hadassa, y Magdalgad,
88 Y Deleen, y Masepha, y Jecthel,
89 Lachis, y Baschath, y Eglon,
49 Y Chebbon, y Leheman, y Cethlie,
41 Y Gideroth, Betbdagon, y Naama, y
Maccda; diez y seis ciudades con sus
aldeas:
42 Lebana, y Ether, y Asan,
43 Y Jcphta, y Esna, y Neeib,
44 Y Cello, y AchziD, y Maresa; nnere
clndades con sns aldeas:
45 Accaron con sus villas y sus aldeas:
46 Desde Acearon basta la mar ; todas
las que están á la costa de Aaotho con
sos aldeas :
47 Azotho con sus villas y sus aldeas ;
Gaza con sus villas y sus aldeas hasta el
rio de Egypto, y la gran mar con sus
términos:
46 Y en las móntalas Samir, y Jether,
ydoeotfe,
49 Y Deana, y Cartath-senna, que es
Dabir,
50 Y Anabr y Istemo, y Anlm,
51 Y Gosen, y Otan, y Gilo; once ciu-
dades con sus aldeas :
52 Aran, y Dunas, y Esaan,
58 Y Janum, y Bcth-tha-phna, y Apheca,
64 Y Athmatfca, y Cariat-harbe, que es
Hebron, y Sior; nuevo ciudades con sus
aldeas:
56 Maoe, Carmel, y Ziph, y Jota,
66 Y Jeareel, Jueadam, y Zanoe,
57 Accalm, Gabaa, y Thamma; diez
ciudades con sus aldeas :
58 Halbui, y Betbsur, y Gedcor,
59 YMareth,yBetb-anotn,yEltbecoii;
seis clndades con sus aldeas :
60 Cariath-bahal que es Cariath-jerim,
y Arebba; dos ciudades con sus aldeas:
61 En el desierto, Besh-hataba, Med-
<ün, y Sachacba,
62 Y Nebsan, y la ciudad de la sal, y
Engadi ; seis ciudades con sus aldeas.
68 *¡ Mas los Jebuseos que habitaban
en Jerusalem, tos lujos de Juda no loa
pudieron desarraigar: antes quedó el
Jebuseo en Jerusalem con los lujos de
Juda hasta hoy.
CAPITULO XVL
La suerte de la tribu de Bphraün, el cual no mató lo»
Cháñameos de una parte de en ítem», mas Meólo»
Y LA suerte de los lujos de Joseph
salió desde el Jordán de Jerlcbo
hasta las aguas de Jerienobáclad orien-
te al desierto que sube de Jerlcbo al
monte de Beth-eL
0 Y de Beth-d sale á Lusa, y pasa al
término de Archi, en Atharoth,
8 Y toma á descender hada la mar al
término de Jephlet, hasta el término de
Beth-oron la de abajo, y hasta Gazer : y
sale a la mar.
4 Recibieron pues heredad los lujos de
Joseph, Mamases y Ephraim.
5 Y fué el término de loe lujos de
Ephraim per sus familias. Fué el tér-
mino de su herencia á la parte oriental
dtade Atharoth-edar hasta Betb-oron la
de arriba;
6 Y sale este termine á la mar; y á
Itathmehath al norte, y da vuelta este
término hada d oriente á Thanatb-sela,
y de aquí pasa dd oriente á Janee;
7 Y de Janoe desciende en Atharoth y
enNaaratha; y toca en Jericho, y sale al
Jordán.
8 Y de Thaphua torna este término ha-
cia la mar al arroyo de Cana, y sale ala
mar. Esta es la heredad de la tribu de loa
lujos de Ephraim per sus lunillas.
9 Hubo tmribim dudadas que se apar-
taron para los htyos de Ephraim en me-
dio de la herencia de los hilos de Ma^
nasses, todas ciudades can sus aldeas.
10 Y no echaron al Chacaneo que habi-
taba en Gazer: antes quedó d Chananeo
en medio de Ephraim hasta hoy, y fué
tributario.
CAPITULO 3CVIL
la emewte de ta medía tribu de Mamante deetotrafavee
del Jordán. U. La» k(Jai de Salphaad piden m
poMeion, y ddselee conforme al mandamiento a»
Dios por Meyms. JH Loe Ckmnnme fuedem de su
votmntad en Im tierra de Mamamme, orne no loa podo
desarraigar. TV. Manosee* y Ephraim piden ma-
yor suerte d Joem, y él k* da ucencia que conquis-
ten W tierra de toa PaeTmweos*
TUVO también suerte la tribu de Ma-
nasses, porque fué primogénito de
Joseph; Kaehir primogénito de J "
JOSUÉ.
tes, pudra de GsJsnd, el eoslfltó hombre
de gucrxa, tuvo á Qeiaeá, y á Bmo.
8 Trotaros también merée loe otros hi-
jos deManassos conforme á sos neuflfas»
«4 áster, los h$os to Ahfteser, 7 ios hs-
Jos de Helec, 7 los hijos de Esriel, 7I0S
hijos de Sechem, 7 los htyos de Hepher, 7
los htyos de gemid*. Estos /umm los hi-
jos Tsrones de Maneases hfyo de Joseph
por sos familias.
S t Y Salphaad BtJo de Hephor, hijo de
•Maed, htyo ds Kaenlr, hflo de Manasses,
no tuvo lujos siso htyss ; los nombres de
les cueles son estos: Masía, Nos, Hegia,
Melcha, y Therea. e>
4 Estas vinieron delante de Eleassr sa-
cerdote, 7 de Josas hfyo de Nun, 7 de
los príncipes, 7 dijeron : Jehova mondó
n Moyses fue nos diese herencia entre
nuestros hermanos. T él les dio heren-
eia entre los hermanos del padre de eUas,
conforme al dicho de Jehova.
5 Y cayeron á Manasses mes snertes
allende de la tierra de Galsady de Basan,
que si de la otra parte del Jordán ;
6 Porque las lujas de Maneases poseye-
ron herencia entre sns hfjos : 7 le tierra
de Galaad, mé de los otros lujos de Ma-
nasses.
7 Y Jaé el término de Maneases desde
Asear Machmathath, la cual mtd delante
de ttehem ; 7 ya este término, á la ma-
no derecha á los que habitan En-tephua;
8 Y la tierra de Tápana fué de Manas-
ees, porque la Taphna qne ata Junto al
término de Maneases, es de los htfos de
Ephralm;
9 Y desciende este término al arroyo
de Cana hacia el mediodia, al arroyo.
Estas ciudades de Ephraim están entre
les ciudades de Maneases : 7 el término
de Maneases es desde el norte del mis-
mo arroyo, 7 sus salidas son á la mar.
10 Ephraim al mediodia, 7 Maneases al
norte: 7 la mar es su término: 7 en-
cuéntrense oon Asser ¿la parte del nor-
te : 7 con Isachar al oriente.
11 Tuto también Maneases en Isachar
y en Asser á Beth-ean, 7 sus aldeas : 7 Je-
blsem, 7 sus aldeas : 7 los moradores de
Dor, 7 sns aldeas : 7 los moradores de
£n*dar,ysne aldeas: 7 los moradores de
Tenach, 7 sus aldeas: 7 los moradores de
Maggedo, 7 bus aldeas, tres provincias.
13 Tí Mas los mjoa de Mineases no pu-
* dieron echar 4 U» eV agüellas ciudades,
antes el Chananeo quiso habitar en la
tatra.
18 Empero cuando los hfyos de Israel
tomaron faenas, hicieren tributario al
Chadaneo, mes no lo echaron.
14 f Y los ujos de Joseph hablaron ¿
Josué, diciendo: ¿Porqué me has dado
por heredad una sola sueste, 7 una sola
parte,8Íendo 70 un pueblo tan grande, 7
que Jehora me ha asi bendecido hasta
ahora?
15 Y Josué les respondió: 01 eres tan
grande pueblo sube tu al monte, 7 corta
para ti allí en la tierra del Phereseo 7
de los gigantes; pues que el monte de
Ephraim es angosto para tL
16 Y Jos lujos de Joseph dtyeron: No
nos bastará á nosotros este monte : 7 to-
dos los Cnananeos que tienen la tierra
de la campana, tienen carros herrados,
los que están en Betbeen, 7 en sus al-
deas, 7 los que están en el valle de Jex-
reeL
17 Entonces Josué respondió á la casa
de Joseph, á Ephraim 7 Maneases, di-
ciendo: A la sentad tu eres gran pueblo,
7 tienes gran nena: no habrás Una sola
suerte;
18 Mas aquel monte será turo: que
bosque es, 7 tu lo cortarás, y serán tuyos
sus términos: porque tu echarás al Cha-
nanee, aunque tenga carros herrados, y
aunque sea fuerte.
CAPITULO xvm.
Lo restante de la tierra m describe, pie parte en $wr-
knoérae tiete trUm* II. La merte de to
Y TODA la congregación de los hijos
de Israel se juntó en Silo, y asenta-
ron allí el tabernáculo del testimonio :
después que la tierra les rae sujeta,
2 Mas hablan quedado en los htfos de
Israel siete tribus, las cuales aun ño ha-
blan partido su posesión.
8 Y Josué enjo á los htyos de Israel:
¿Hasta cuando tereie negligentes para
venir á poseer la tierra que os ha dado
Jehova el Dios de vuestros padres r*
4 Dad tres varones de cada tribu, pasa
quo polos envié; y que eUoe se levanten
y anden la tierra, y la dibujen conforme
á sus heredades ; y se tornen á mi
5 Y repartirla han en siete partes, y Ju-
da estará en su término al mediodia: y
loe de la casa de Joseph esteran en el
suyo si Norte.
6 Vosotros pues «sujetéis la «errar en
siete partes, 7 traerla neis á mi aquí 1 7
pt> os echaré leu suertes aquí delante do
Jehova nuestro Díos^qqq^
JO&UEL
7 Empero los Levitas ninguna porte
tienen entre voeotroe: porque el sacer-
docio de Jehova «t la heredad de ellos.
Gad también y Roben, y la media tribu
de Manteses ya han recibido su heredad
de la otra parte del Jordán al oriente,
la cual les dio Moyses siervo de Jehova.
8 Levantándose pues aquellos varones,
fueron ; y mandó Josué á los que iban
para dibujar la tierra, didéndoles : Id, y
andad la tierra, y dibujadla: y tornad á
mi, para que yo os eche las suertes aquí
delante de Jehova en Bilo.
2 Fueron pues aquellos varones, y pa-
searon la tierra dibujándola por las ciu-
dades en siete partes en va libro, y tor-
naron á Josué al campo en Silo.
10 T Josué les echó las suertes delante
de Jehova en Silo: y allí repartió Josué la
t&erraá los htyos de Israel por sus partes.
11 H Y subió la suerte de la tribu de
los hQos de Ben-jaraln por sus familia* :
y salió el término de su suerte entre los
lujos de Jada, y los hQos de Joseph :
12 Y fué el término de ellos al lado del
Norte desde el Jordán: y sube aquel
término al lado de Jericho al norte; y
sube al monte hada el occidente, y vie-
ne á salir al desierto de Beth-aven:
18 T de allí pasa aquel término á Loas
por el lado de Luza hacia el mediodía,
esta es Beth-eL T desciende este térmi-
no de Ataroth-adar al monte que está al
mediodía de Bcth-oron la de abaja
14 Y torna este término, y da vuelta al
lado de la mar al mediodía hasta el mon-
te que iúá delante de Beth-oron al me-
diodía: y viene á salir á Carlath-bebal,
que es Cariath-jarim, ciudad de los lujos
de Juda. Este es el lado del occidente.
15 Y el lado del mediodía m desde el
cabo de Cariathjarim : y sale el término
al occidente, y sale á la fuente de las
aguas de Nepbtoa.
16 Y desciende aqueste término al ca-
bo del monte, que e*td delante del valle
del lity o de Ennom que ata cu la campana
de los gigantes hada el norte: y des-
ciende al valle de Ennom al lado del Je-
busco al mediodía, y deaUi desciende á
la fuente de Rogel,
17 Y del norte torna y sale á Enseraos,
jdéaM sale á Gdiloth que uta delante
de la subida de Adommlm, y descendía
á la piedra de Boen fetyo de Rubén:
18 Y pasa al lado que esté delante de la
campana al norte, y desciende á los Ma-
nos.
19 Y torna á pasar «sis término por el
lado de Beth-hagla hacia el norte, y viene
á salir el término á la lengua de la mar
de la sal al norte» al cabo del Jordán al
mediodía: este et el término de hada el
mediodía.
20 Y el Jordán acaba aqueste término
al lado del oriente. Esta es la heredad
de los lujos de Benjamín por sus térmi-
nos al derredor conforme á sus familias-
81 Las ciudades de la tribu de los htyos
de Benjamín por sus familias, íneron*
Jericho, Beth-hagla, y el valle de Casia,
28 BeUFaraba, flema raí m, Bsth-cl»
23 Atim, Aparara, Ophera,
24 Cepher, Hermona, Ophnl, y Gabee;
doce ciudades con sus aldeas :
25 Gabaon, Rama, Bcroth,
26 Mesphe, Chapeara, Antosa,
27 Becem, Jarephel, Tharela,
28 Sola, Eleph, Jebus, que es Jerusatem*
Gabaath, y Charlath; catorce ciudades
con sus aldeas. Esta «t la heredad de
los lujos de Benjamín conforme á sus
familias.
CAPITULO XIX.
Lame rio de Orneen. IL La do Zatmieeu ILLLado
Imckar. IV. La de Auer. V. La de 3>pAíA«Ji.
VI. La de Dan. VLT. DdrnU d Jome en mérito con-
forme al mandamiento de Dioe.
LA segunda suerte salló por Simeón,
por la tribu de los lujos de Simeón,
conforme á sus familias. Y su heredad
fué entre la heredad de les lujos de Juda.
2 Y tuvieron en su heredad i Beer-se-
ba, Babee, Holada,
8 Haeer-eual, Bala, Asem,
4 El-tbolad, Bcthul, Harina,
5 Siceleg, Beth-marchaboth, Haaenusa,
6 Beth-lebaoth, Sarohem ; trece ciuda-
des con sus aldeas :
7 Aim, Bemmon, Athar, y Asan; cua-
tro ciudades con sus aldeas : «
8 Con todas las aldeas que estaban al
rededor de estas ciudades hasta Bahalath-
Beer Bamath del mediodía. Esta es la
heredad de la tribu de los hijos de Si-
meón según sus familias.
2 De la suerte de los lujos de Juda^W
meada la heredad de los lujos de Si-
meón: por cuanto la parte de los lujos
do Juda era mayor que ellos: así que los
tajos de Simeón tuvieron su heredad en
medio de la de ellos.
10 f La tercera suerte salió por los hi-
jos de Zabulón conforme á sus familias:,
y el término de su heredad fué hasta*
Sarid.
11 Y su término sube hasta la mar y
JOMJ&
>yBagafcaatftDitmaseth,y
é» «Bi llega al arroyo, que asJe? delante
. n Y loiiw ilo de Batid Mala oriente,
i necedad al término de encaú-
sale á Dabereth, 7 sube á
Jephia.
12 Y pasando de allí nada oriente don-
en nace et «ai en €teth<n*pher y en Toca-
ana aale á Besnmon, rodeando á Noa.
14 T de aquí toma eate término al nor-
•nánuusnthea, Tisnendn á eattr al vaHe
aVi ssjphshahí al,
15 Y Oethath, y Naelol, y Semeron, y
Jédela, yBetblahem; dooe dudades con
16 Esta et la heredad de loa htyos de
Zabnlon por ana familias, eataa dudades
17 1 La analta anorte Bailó por Isa-
enes», par loa hijos de Iaacnar, oonmr-
nsnásusnunllftas.
18 Y fué su término Jeera*!, y Case>
let^yftmntm,
1* Y Hapharalm, y Seon, y Ananrath,
20 T Rabboth, y Oedou, y Abes,
'24 T Rameth, y En-granaln, y Bn-had-
da,yBath-pfceses:
8» T Ilegn este término hasta Thabor
y fiehestma, y Betn-eemes: y sala sn tér-
mino ai 'Jordán; dies y seia dndadea con
ttBataailaleraónddelntrlbn de lea
hQos de Iaaehar conforme á ans fami-
lias: estas elndades con sns aldeas.
24 f Y sallóla quinta suerte por la trl-
bn da loa h$os de Asear por sns familias»
26 Y en término fué, Halehetti, y Chali,
y Betuetn, y Anaph,
26 Y Elmdech, y Amaad, y Measal : y
Baga basta Carmel al eocMente, y 4 81-
bor-Lebeneth.
27 Y tornando de donde nace el sol á
Beth-dagon, llega á Zabnlon, y al tuIíd de
Jephtan-el al nurte: 4 Bcth-hemec, y
«Venid: y sale 4 Cabnl 4 la mano iz-
quierda:
28 Y é Ehrou, y Rohob, y Hammon, y
Cana, hasta 1* gran Shkm.
22 Y torna uVafK eate término 4 Reman
y basta ln Inerte elndaddeZor: y torna
este término A Hosai y sale 4 la mar
desde 1* suerte de Achsiba,
20 Y Amina, y Apheo, y Rohob; Veinte
y dos ciudades con sns aldeas.
« Bata «sin heredad de la trttm de los
hijos de Aeser por sus familias: estas
elndades con ana aldeas. •
fc 8pan. 15
82 % La «arta enette saH6 por los hi-
Joa de MesmthaU 1 por lea hgosde Hepb*
thull conJbrme 4 sus nunlUas.
88 Y fué su término dfsde Hdeph, y
Blon y Saananim, y Adum!, Keceb, y
Jebnael hasta Leeun, y sale al Jordán :
84 Y tornando <U aüi este término h£
da el occidente 4 Amnoth-thabor, pasa
de allí 4 Hucuca, y llega hasta- Zabulón
al mediodía: y al ocddente confina con
Asser : y con Jada al Jordán hacía don-
de nace el soL
85 Y las ciudades fbertes ton Assedlm,
Ser, y Bmath, Reccath, y Cenereth,
86 Y Edema, y Arana, y Asor,
87 Y Cedes, y Edrai, y Enhasor,
88 Y Jeron, y Magdalel, y Horen, y Be-
thanath, y Beth-sames; diez y nueve
ciudades con sns aldeas.
82 Esta « la heredad de la tribu de los
htyoe de NephthaH por sus familias.; estas
dudades con sns aldeas.
40 1f La séptima suerte saltó por la tribu
de los hj^os de Dan, por sns lamillas :
41 Y ¿é el término de su heredad,
Barca, y Esthaol, y Hlrsemcs,
42 Y Belabfn, y AJalon, y Jeth-la,
48 Y Blon, y Tbemmatha, y Acron,
44 Y Blthece, Qebbethon, y Balasth,
45 Y Jud, y Bene-barac, y Geth-rem-
mon,
46 Y Me-jarcon, y Arecon, con el tér-
mino que ettá ddantc de Joppe.
47 Y notóles término 4 los hijos de
Dan : y subieron los bfyos de Dan y com-
batieron 4 Lesem, y tomándola, metié-
ronla á filo do espada, y poseyéronla, y
habitaron en ella : y llamaron 4 Lesem,
Don, del nombro de Dan su padre.
48 Esta m la heredad de la tribu de los
hijos de Dan conforme 4 sus familias :
estas dudades con sus aldeas.
49 T Y asi acabaron de repartir la tier-
ra en heredad por sus términos, y die-
ron los hijos do Israel heredad á Josué
hfyo de Nun en medio de dios.
60 Según la palabra de Jehovn le die-
ron la dudad que él pidió qnefké Tham-
nathsera en d monte de Epbraim : y él
reedificó la dudad, y habitó en ella.
51 Estas ton pues las heredades que en-
tregaron por suerte en posesión Eleazar
sacerdote, y Josué hijo de Nun, y las ca-
beaas de loa padres, 4 las tribus de los
hfyos de Israel en Silo, delante de Jeho-
va á la puerta del tabernáculo del tes-
timonio: y asi acabaron de repartir la
tierra»
joautt.
CAPITULO XX.
iamttnto de Diem las dude»
Cbmtittpttu* por
de acogimiento para rtfuspo rf« fc» homicidas per
Y HABLÓ Jehova á Josué, diciendo :
2 Habla á los mjos do Israel, di-
ciendo: Señalaos las ciudades de refu-
gio, de las cuales yo os hablé por Moy-
ses:
3 Para que se acoja allí el homicida que
matare á alguno por yerro, y no á sa-
biendas, que os sean por acogimiento
del Tengador de la sangro.
4 Y el que se acogiere á alguna de
aquellas ciudades, presentarse ha á la
puerta de la ciudad, y dirá sus causas
oyéndole los ancianos de aquella ciu-
dad : y ellos le recibirán consigo dentro
de la ciudad, y le darán lugar que habite
con ellos.
5 Y cuando el vengador de la sangre
le siguiere, no entregarán en su mano al
homicida, por cuanto hirió á su prójimo
por yerro, ni tuvo con él antes en*
mistad.
0 Y quedará en aquella ciudad hasta
que. parezca en juicio delante del ayun-
tamiento basta la muerte del gran sa-
cerdote que fuere en aquel tiempo : en-
tonces el homicida tornará y vendrá á
su ciudad, y isa casa, á la ciudad de
donde huyó.
7 Entonces señalaron á Cedes en Gali-
lea en el monte de Ncphthali : y á Sichcm
en el monte de Ephraim, y á Cariath-
arbe, que es Hebron, en el monte de
Juda.
8 Y do la otra parte del Jordán de Je-
richo, al oriente dieron á Bosor en el
desierto en la campiña de la tribu de
Rubén, y á Ramoth en Galaad do la tri-
bu de Gnd, y á Gaulon en Basan de la
tribu de Manosees.
9 Estas fueron las ciudades señaladas
para todos los hijos de Israel, y para el
extrangero que morase entre ellos, para
que se acogiese á ellas cualquiera que
hiriese hombre por yerro; porque no
muriese por mano del vengador de la
sangre, hasta que pareciese delante del
ayuntamiento.
CAPITULO XXL
Señalante de las suerte» de todas ¡as tribus ciudades
' para la habitación de los Levitas. II. Dase teetímo-
cwqmío d Im posesión pacifica de fe tierra,
Y LAS cabezas de los padres de los
Levitas vinieron á Elearar sacer-
dote, y á Josué hjjo do Nun, y á las cabe-
986
■as de los podres do las tribu de lea hfr
jos de Israel :
% Y habláronles en Silo en la tierra de
Chanaán, diciendo: Jehova asando por
Moyses que nos fuesen dadas villas para
habitar, con sus ejidos para maestras
bestias.
8 Entonces los hijos do Israel dieron á
los Levitas de sus posesiones, conforme
á la palabra de Jehova, estas villas coa
sus ejidos.
4 Y salió la suerte por las fomttlas da
los Caathitas : y fueron dadas por suerte
á los mjos de Aaron sacerdote de loa
Levitas por la tribu de Juda, por la de
Simeón, y por la de Ben-jamin trece
villas.
5 Y á los otros lujos de Caath, por tas
familias de la tribu de Ephraim, y da la
tribu de Dan, y de la media tribu de Ma-
nasses/utren dade* por suerte dies villa*.
6 Y á los hijos de Gerson, por las mura*
lias de la tribu de Isacbar, y de la tribu
de Aaser, y de la tribu de NephthalL, y de
la media tribu de Maneases en Basan,
fueron dadas por suerte trece tillas.
7 A los mjos de Herari por sus Casti-
llas, por la tribu de Buben, y por. la trfc»
bu de Gad, y por la tribu de Zabulón
fueron dada» doce villas.
8 Y asi dieron los htyos de Israel á loe
Levitas estas villas con sus ejidos por
suerte, como Jehova lo habla mandado
por Movaos.
9 Y de la tribu de los hijos de Juda, y
de la tribu de los hijos do Simeón die-
ron estas villas que fueron nombradas:
10 Y la primera suerte fué de los htyoa
de Aaron de la fámula de Caath, de loe
hijos de Lcvi ;
11 A los cuales dieron á Cariath-arbe,
del padre de Enac, esta es Hebron en el
monte de Jada, con sus ejidos por sus al
derredores :
12 Mas el campo do aquesta ciudad y
sus aldeas dieron á Caleb lujo de Jepho-
nc por su posesión.
13 Y á los hijos de Aaron sacerdote
dieron la ciudad de refugio para los ho-
micidas; et á seto*, á Hebron con eos
ejidos, y á Lobna con sus ejidos ;
14 Y á Jether con sus ejidos, á Estemo
con sus ejidos,
15 A Helon con sus ejidos, á Dablr con
sus ejidos,
16 A Ain con sus ejidos, á Jet** oon
sus ejidos, á Beta-sames con sus ejidos,
nueve villas de estas dos titees.
jostra.
17 Y de la- tribu ttHi^inl, áCmbetm
con sus ejidos, á Qebaa eon ti» ejidos,
» A Anathoth eon sus ejidos, á Al-
UHta COU SUS CjIdOS ; CUetrO Tules*
1» Todas tas vinas ée les sacerdotes
MJee ée Aeren, mi trece eos sus ejidos.
30 mes lae familias de loe htfos *e Oseta
Lerltas. loe que quedaban ée loe mjos
ée Casta, recibieron por suertes TÜtae
ée la IHbii de Bphrslm :
21 T diéronles á Sichetn, villa de re-
fugio para loe homtcidaa en el monte
ée Bphraim con sus ejidos, á Geeer eon
su* ejidos,
93 Y á (tetan eon ene ejidos, y á Beth-
eron eos ene ejidos; enerto vUlss.
23 Y de la tribu de Dan, á Elthecó eon
sus ejidos, éOabotbon con ene ejidos,
24 A Ayuftou con ene ejidos, á Oeth*
remueon con sns ejidos; cuatro villas.
25 Y de la media trttm de Msnssses, á
Tmmneh -con sns ejidos, y á Geta-rem-
aaon eon sns ejidos; dos Tillas.
2* Todas tas rulas de la resU de las
familias de los hfyos de Caata /sema
dees oen sns caldos.
27 A los htyos de Oerson ée tas fami-
lias ée los Levitas, la Tula de refugié
para los homicidas de la media tribu ée
Maneases, que era Oaulon en Basan, eon
sns ejidos, y á Bosra eon sns ejidos; dos
vfflss.
28 Y de la tribu de machar, á Oesion
con sus ejidos, á Dabereth eon sns ejidos,
29 A Jaramoth eon sus ejidos, y á Bn-
gannim con sus ejidos; cuatro villas.
89 Y de la tribu de Asser, á Messal eon
sus ejidos, á Abdon con sus ejidos,
31 A Heiehath eon sus ejidos, á Rohob
con sus ejidos ; cuatro Tillas.
8» Y de la tribu de NeputhaU, la vtila de
refisgftn para los homicidas, Cedes en
Galilea con sus ejidos, á Hammoth-dor
con sus ejidos, y á Cartaan con sus ejfc-
éos; tres villas.
88 Tedas las TiHas de los Oemonitas
por sus famflhm fueron trece Tillas con
sus ejidos.
34 YálmmmHmeéolos htfos de Me-
rari, Levitas, qne quedaban, de la tribu
de Zabulón fas fueren dadas Jecnam eon
sus ejidos, Carta* con sus ejidos,
85 Bnana eon sus ejidos, Naatot con sus
caldos ; cuatro Tillas. -
85 Y déla tribu de Bnben,á Besar eon
sus ejidos, Jabesa con sus ejidos,
37 Ceémbé eon sus ejidos, Mephaath
88 De la trtm étfeé, la rOa ¿el refu-
gia para los homicidas, Bamoth en&*>
med con ana ejidos, y Mansam eon sus
ejidos,
89 Heocbon eon snsejléss, y Jsner eon
ana ejidos; cuatro Tillas.
40 Todas ms rulas de les hftjoe de Me-
rari por bus mmflms, que restaban de las
Camillas de los Levitas fueron par sns
suertes doce Tillas,
41 Y todas las tillas de las Lerltes en
medio de la posesión és los tajos de Is-
rael, fueron cuarenta y ocho Tillas eon
sus ejidos.
42 Y estas dnéaéss tamban apartadas
la una de la otra, cada cual con sus eji-
dos al derredor de ellas; la cual toé en
todas estas ciudades.
48 f Asi dio Jehova á Israel toda la
tierra, que habla jurado á sus padres de
dar; y poseyéronla, y habitaron en eUa,
44 Y Jehova les dio repose si derredor,
conforme á todo lo que habla jurado á
sus padres: y ne$e de todos sus enemi-
gos les paró delante, mas Jehova entre-
gó en sus manos todos sns enemigos.
45 No faltó palabra de todas las buenas
palabras que habló ¿chora á la casa de
Israel, todo se cumplió.
capítulo xxn.
Enría Jotme d lot Bmbenita* OarKfcu, y<l la medí*
tribmdeMmmamee <t— p—mUmn acabada tecoft-
qmitta de la tierra, eaeememddmdolm «I amor de
Dio*, y la obtervaneta d« tu ley. U. Lot cuate* lle-
gado» alJordan edVksam a* oMmr, g anienétemdoto
latotrattrfbae, gcrtgtado tjae p&tnn»9¡oM entortarte
déla eommm reUgtoa, lee envión mtn»ag prn fue lef
denuncien la guerra, ti atijmtte. III. Éttot te por-
ga* tafteientewtente, g Im embojadortt de la» otra»
ENTONCES Josué llamó* tos Rabe-
nltas, y á tas Gedfctss, y á la media
tribu ée Maneases,
2 Y dtyoles: Vosotros habéis s^mrdaéo
todo lo que Moyses, sierro de Jehova,
os mandó : y habéis obedecido á mi ros
en todo lo que os he mandado.
3 No habéis dejado á vuestros herma-
nos en estos muchos días basta hoy, an-
tes habéis guardado la observancia de
los mandamientos de Jebera vuestro
Dios.
4 Y ahora jpuet que Jehova vuestro Dios
ha dado reposo á vuestros hermanos,
como se lo habla prometido, volved, y
tornaos á vuestras tiendas, ala tierra de
vuestras posesiones, que Moyses, siervo
de Jehova, os dio de la otra parte del
Jordán! •_
5 Solamente <me con diligencia guar-
287
TOBUH.
déur haciendo el mandamiento, y Iá tejr,
que Moyses, sierro de Jehova, os man-
dó : Que améis A Jehova vuestro Dio», y
caminéis en todos sus caminos; que
guardéis sus mandamientos : y que os
alleguéis i él y le sirváis de todo vues-
tro coraron, y de toda vuestra alma.
G T bendlciéndolos Josué los enrió : y
toáronse á sus tiendas.
7 También á la media tribu de Maneases
nabla dado Moyses en Basan : y ala otra
media habla dado Josué entre sus her-
manos destotra parte del Jordán oí
occidente : y envió también á estos Jo-
sué & sus tiendas, después de haberlos
bendecido.
8 T hablóles, diciendo: Volveos á vues-
tra* tiendas con grandes riquesas, y
con grande copia de ganado : con plata
y con oro, y metal, y muchos vestidos :
partid con vuestros hermanos el despojo
de vuestros enemigos.
9 T los hijos de Rubén, y los hijos de
Gad, y la media tribu de Manasses se tor-
naron, y partiéronse dé los hijos de Is-
rael de 811o, que et en la tierra de Cba-
naan, para venir en la tierra de Oalaad á
la tierra de sus posesiones, de la cual
eran poseedores: según la palabra de
Jchova por mano de Moyses.
. 10 Y Y llegando á los términos del Jor-
dán, que es en la tierra de Chanaan, los
lujos de Rubén, y los Mjos de Gad, y la
media tribu do Manasses edificaron allí
un altar Junto al Jordán, «* altar de
grande apariencia,
11 T los Mjos de Israel oyeron decir
como los lujos de Rubén, y los Mjos de
Oad, y la media tribu de Manasses ha-
blan edificado un altar delante de la tier-
ra de Chanaan, en los términos del Jor-
dán, al paso de los lujos de Israel :
13 Lo cual como los mjos de Israel
oyeron, juntáronse toda la congregación
de los hijos de Israel en Silo, para subir
á pelear contra ellos.
18 Y enviaron los mjos de Israel á los
hijos de Rubén, y á los htyos de Oad, y á
la media tribu de Manasses en la tierra
de Galaad,.á Phlnees, lujo de Eleazar sa-
cerdote,
14 Y diez principes con él, un principe
de coda casa de padre de todas las tribus
de Israel, cada uno de los cuales era ca-
bera de lamina de sus padres en la mul-
titud de Israel.
15 Los cuales vinieron á los lujos de
Rubén, y á loe mjos de Gad, y á la me-
dís tribu uVMamfis* uü la tWrm de
Oalaad, y habláronles, diciendo :
16 Toda la congregación de Jehova di-
cen asi: ¿Qué transgresión et esta con
que prevaricáis contra el Dios de Israel,
volviéndoos hoy de Seguir á Jehova, edi-
ficándoos altar para ser hoy rebeldes
contra Jehova?
17 i Poco nos ha mido la maldad de Pe-
hor, de la cual no estamos aun limpios
hasta este dia: por la cual fué la mor-
tandad en la congregación de Jehovaf
18 Y vosotros os volvéis hoy de seguir
á Jehova: mas será que vosotros os re-
belaréis hoy contra Jehova, y mañana so
airará él contra toda la congregación de
Israel.
19 Y si os parece que la tierra de vues*
tra posesión a Inmunda, pasaos á la tier-
ra de la posesión de Jehova, en la cual
está el tabernáculo do Jehova, y tomad
posesión entre nosotros, y no os rebeléis
contra Jehova, ni os rebeléis contra no-
sotros edificándoos aliar, allende del al-
tar de Jehova nuestro Dios.
20 ¿No cometió Achan, hijo de Zere,
prevaricación en el anathema, y vino 1ra
sobre toda la' congregación de Israel ? Y
aquel varón no pereció solo en su ini-
quidad.
21 T Los lujos de Rubén, y loe hijos de
Oad, y la media tribu de Manasses res-
pondieron, y dieron á los principales do
la multitud de Israel :
28 DIOS DB LOS DIOSES, JEHOVA,
DIOS DE LOS DIOSES, JEHOVA, El
sabe, y Israel sabrá; si por rebellón, ó
por prevaricación contra Jehova kobo*
mos hecho etio, no nos salves hoy:
23 Si nos hemos edificado altar para
tornamos de en pos de Jehova^ ó para
sacrificar holocausto, ó m*esentc,«6 para
hacer sobre él sacrificios pacíficos: él
mismo Jehova nm lo demande.
24 Y si no lo hicimos por temor de
esto, diciendo : Mañana vuestros htys*
dirán á nuestros hijos: ¿Qué leude vo-
sotros con Jehova el Dios de Israel ?
25 Jehova ha puesto por término entre
nosotros y vosotros, oh lujos de Rubén, y
lujos de Gad, al Jordán : no tenéis voso-
tros parte en Jehova : y ad vuestros hi-
jos quitarán á nuestros lujos que lio te-
man á Jehova
26 Por esto dtylmos : Hagamos pmtt
ahora como noa edifiquemos ««aliar, no
para holocausto ni para sacrificio;
27 Mas para que sea na testimonio en-
JOftVB,
U**o*0ttet j vQ«*n*vy tata» loo quo
vendrán después do nosotros pera que
hagan el servido de Jehova delante de él
con nuestros holocaustos, con nuestros
sacrificio*» y con nuestros pacífico» : y no
digan mañana, vuestros lujos 4 los nues-
tros : Vosotros no tenéis parte en Je-
hova.
¿£ nosotros pues dtylmos : Si acontecie-
re que digan 4 nosotros» y 4 nuestras
generaciones en lo por venir sito, enton-
ces responderemos : Mirad el retrato del
altar do- Jehova, el cual hicieron núes-
tjToa. padres, no para holocaustos ó sacri-
ficios : mas para que, fuese testimonio
entre nosotros y vosotros.
29 Nunca tal nos acontezca que nos re-
belemos contra Jehova, ó que nos apar-
temos hoy de seguir 4 Jehova edificando
altar para holocaustos, para presente, 6
pan sacrificio, allende del altar de. Jeho-
va nuestro Dios, que ata delante de su
tabernáculo.
30 Y oyendo JPhlnees el sacerdote, y
los ptrincipes de la congregación, y las
cabezas de la multitud de Israel, que
con él sctaosfi, las palabras que habla-
ron los hi|os de Rubén, y los hijoa de
Gad, y los hjjos de Manassest fueron
contentos.
,31 T djjo Phinees, lujo de Eleazar sa-
cerdote, 4 los lujos de Rubén, 4 los hijos
de Gad, y 4 los hfyos de Manosses : Hoy
habernos entendido que Jehova etíd en-
tre nosotros, pues que no habéis inten-
tado esta traición contra Jehova. Ahora
habéis librado los hijos de Israel de la
mano de Jehova.
33 Y <m se volvió Phinees, hijo de
Eleazar sacerdote, y los príncipes de con
loa lujo* de Rubén, y de con los hijos de
Gad, de la tierra de Galaad á la tierra de
Chauaan 4 los lujos do Israel, 4 los cua-
les dieron la respuesta,
33 Y el negocio plugo 4 los hijos de Is-
rael* y bendijeron 4 Dios los hijo* de Is-
rael ; y no hablaron mas de subir contra
dios en guerra, y destruir la tierra en
que habitAbau los lujos de Rubén, y los
hijos de Gad.
34 Y los hijos de Rubén, y los btyos do
Gad pusieron por nombro al altar, Jled;
porque es testimonio entre nosotros que
Jehova « Dios.
capitulo xxm.
Jotm «N* d» m -MtMrto «Mt0*fa é todo Arad, *
li a mrtiSsht 4* mvmti*** bmtJUtá 4$ JMmk»
* M fcsj prmmtí49áokt #w* rromuidttd, #
atiloMeftrtn: y por ti comtrmrio *me*B¿d*doUa da
tu CWrtA rMM, M ■ptfWMNt M MNW B^omi
lmfmt9$oomar*amm,9émmdéoam
Y ACONTECIÓ que pasados muchos
dios que Jehova dio reposo 4 Israel
de todos sus enemigos al derredor, Josué
era viejo, entrado en dias:
2 Y llamó Josué 4 todo Israel, 4 sus
ancianos, 4 sus principes, 4 sus jueces, y
4 sus alcaldes, y díjolee; Yo soy ya viejo,
he entrado en días:
3 Y vosotros habéis visto todo lo que
Jehova vuestro Dios ha hecho con todas
estas gentes en vuestra presencia; por-
que Jehova vuestro Dios ha peleado por
vosotros :
4 Veis aquí, yo os he repartido por he-
rencia 4 vuestras tribus estas gentes, así
las destruidas como las que quedan, des-
de el Jordán hasta la gran mar 4 donde
el sol se pone.
5 Y Jehova vuestro Dios las echará de
delante da vosotros, y les lanaar4 de
vuestra presencia: y soasfmt poseeréis
sus tierras, como Jehova vuestro Dios
os ha dicho.
6 Esforzaos pues mucho á guardar y 4
hacer todo lo qu* eald escrito en el libro
de la ley de Moyses, sin apartaros de él
ni 4 la diestra ni 4 la siniestra.
7 Que cuando entrareis 4 estas gentes,
que han quedado con vosotros, no he-
gaiB mención ni juréis por el nombre do
sus dioses, ni los sirváis, ni os indinéis
4 ellos.
8 Mas 4 Jehova vuestro XHos os llega-
réis, como habéis hecho hasta hoy : •
9 Y ha echado Jehova delante de vo-
sotros grandes y fuertes gentes ; y hasta
hoy nadie ba podido parar delante do
vuestro rostro.
10 Un varón de vosotros perseguirá 4
mil : porque Jehova vuestro Dios pelea
por vosotros, como él os dijo.
11 Por tanto mirad mucho por vues-
tros almos, que améis 4 Jehova vuestro
Dios:
12 Porqae si os apartareis, y os alle-
gareis 4 lo que ha quedado de aquestas
geutes que han quedado con vosotros, y
si juntareis con ellos matrimonios, y si
entrareis 4 ellos, y ellas 4 vosotros :
13 Sabed que Jehova vuestro Dios na
echará mas estas gentes delante de vo-
sotros; antes os secan por lazo, y por
tropezadero, y por azote para vuestros
costados; y por espinas para vuestros
ojos, basta tonto gue perneáis «caques-
jestiis.
ta buena tierra, que Jeliot» vuestro Dios
os ha dado.
14 Y, be aqui que yo entro boy por el
camino de toda la tierra; sabed pues
con todo vuestro corazón, y con toda
vneetra alma, qne no se ba perdido nna
palabra de todas las palabras buenas que
Jehova vuestro Dios ba dicho de voso-
tros : todas os han venido, no se ba per-
dido de eDas ni una.
15 Has será, que como na venido sobre
vosotros toda palabra buena que Jeho-
va vuestro Dios os ha dicho, así tom-
bien traerá Jehova sobre vosotros toda
palabra mala, hasta destruiros de sobre
la buena tierra, que Jebova vuestro Dios
os ha dado,
16 Cuando traspasareis el concierto
de Jebova vuestro Dios que él os ha
mandado, yendo y honrando dioses age-
nos, y inclinándoos á ellos. T el furor
de Jebova se inflamará contra vosotros :
y luego pereceréis de aquesta buena
tierra, que el os ha dado.
CAPITULO XXIV.
Es el mismo argumento. H. Recibe JosmpunHem con-
fesión g protestación del pueblo, en pie promete de
seguir d Jehova su Dios g de guardar su ley, la cual
protestación Jome hace escribir g poner con ta mis-
ma Isg mvemtomd* unaeosumnaen teettmomio de i»
hecho, m. Muere Josué. IV. Los huesos de Josepk
son sepultados en la tierra de promisión. V. Muere
Y JUNTANDO Josué todas las tribus
de Israel en Bichan, llamó á los
ándanos de Israel, y á sus principes, á
sus jaeces, y sus alcaldes, y presentáron-
se delante de Dios:
2 Y dtyo Josué A todo el pueblo: Así
dice Jehova, Dios de Israel: Vuestros
padres habitaron antiguamente de eso-
tra parte del rio, es é auto*, There padre
de Abraham y de Nachor; y. servían á
dioses extraños.
3 Y yo tomé á vuestro padre Abraham
de la otra parte del rio, y trújele por to-
da la tierra de Chanaaa, y aumenté su
generación, y díle á Isaac
4 Y á Isaac di á Jacob, y á Esau : y á
Esau di el monte de (Reir, que lo poseye-
se; mas Jacob y sus h^es descendieron
en Egypto.
5 Y yo envié á Moyses, y á Aaron, y
herí á Egypto, como lo hice en medio
de él, y después os soqué.
6 Y soqué á vuestros padres de Egyp-
to : y como llegaron á la mar, los Egyp-
clos siguieron A vuestros padres hasta el
mar Bermejo coa corros y caballería t
7 X como ellas clamasen á Jehova, «
puso asía oscuridad entre v^osjotros y loa
Egypdos: y hteo venir sobre eUos la
mar, la cual los cubrió. Y vuestros ojos
vieron lo qne hice en Egypto : y estu-
visteis muchos días en el desierto.
8 Y os metí en la tierra de los Amor-
rfaeos que habitaban de la otra parte del
Jordán: los cuales pelearon contra vo-
sotros, mas yo los entregué en vuestra
mano: y poseísteis su tierra, y yo los
destruí de delante de vosotros.
9 Levantóse después Balac hrjo de Se-
pbor rey de los Voabitas, y peleó con»
tra Israel: y envió á llamar á Balaam
hijo de Beor, para que os maldijese.
10 Mas' yo no quise escuchar á Balaam,
antes os bendijo de bendición, y yo os
libré de sus manos.
11 Y pasado el Jordán vinisteis á Je-
richo, y los señores de Jericho pelearon
contra vosotros: los Amorrheos, Fhe*
rezeos, Cbananeos, Hettbeoe, Qergesees,
Heveos, y Jebuseos, y yo los entregué
en vuestras manos.
12 Y envié tábanos delante de vosotros
qne los echaron de delante de vosotros,
es á Ktber, á los dos reyes de los Amor-
rheos : no con tu espada, ni con tu arco.
18 Y os di la tierra en la cual nada tra-
bajasteis; y las ciudades, que no edifi-
casteis, en las cuales moráis : y las vinas
y olivares, que no plantasteis, de loe cua-
les coméis.
14 Ahora pues temed á Jehova y ser-
vidle con perfección y con verdad: y
quitad los dioses á los cuales sirvieron
vuestros padres de esotra parte del rio,
y en Egypto ; y servid á Jehova.
15 Y si mal os parece servir á Jehova,
escógeos hoy á quien sirváis : ó á los
dioses, á quien sirvieron vuestros pa-
dres: cuando atuvieron de esotra parte
del rio, ó á los dioses de los Amorrheos,
en cuya tierra habitáis: que yo y mi
casa serviremos á Jehova.
16 T Entonces el pueblo respondió, y
dijo: Nunca tal nos acoutesca, que deje-
mos á Jehova por servir á otros dioses :
17 Porque Jehova nuestro Dios, es el
que nos sacó á nosotros, y á nuestros
padres de la tierra de Egypto, de la casa
de servidumbre: el cual delante de nues-
tros ojos ba hecho estos grandes señales,
y nos ha guardado por todo camino por
donde hemos andado, y en todos los
pueblos entre los cuales hemos pasado.
IB Y Jehova echó da delante de noso-
tros á todos los pueblos : y al Amorrheo
JUECES.
qn* habitat» en latiera*. iWMour
sotroa también serviremos á Jehova, por-
que él es nuestro Dios.
19 Entono» Josué cujo al pueblo: No
podréis servir á Jehova: porque él es
Dios santo, y Dios celoso: no sufrirá
vuestras rebellones, y vuestros pecados.
2» 81 dejareis á Jehova, y sirviereis á
dioses ágenos, volverse na y maltrataros
ha, y consumiros na después que os ha
hecho hien.
21 Bl pueblo entonces dtyo á Josué:
Ko* antes á Jehoya serviremos.
22 Y Josué respondió al pueblo: Voso»
tros seréis testigos contra vosotros mi*
«nos, ave vosotros os habéis elegido á
Jehova para que le sirváis. Y ellos res»
pendieron: Testigos ¿tramo*
23 Quitad pnes ahora los dioses ágenos
que éttén entre vosotros : y inclinad vues-
.teo eoraaon á Jehova Dios de Israel
9é Y el pueblo respondió á Josué: A
Jehova nuestro Dios serviremos ; y 4 su
voz obedeceremos.
25 Entonces Josne hiso afianza con el
pueblo el mismo ais: y púsole ordenan-
sus y leyes en Slcbem.
26 Y escribió •Josne estas palabras en
el libro de la ley de Dios : y tomando
una grande piedra levantóla en el mis-
mo lugar debajo de asa alcornoque que
ataba en el santuario de Jehova.
OT Ye^oJesmeátodo el pueWo: He
aquí, esta piedra será entre nosotros por
testigo, la cual ha oido todas las pala-
bras de Jehova que él ha hablado con
nosotros: y será testigo contra voso-
tros, porque no mintáis contra vuestro
Dios.
26 Y envió Josué el pueblo, cada uno á
su heredad.
f» 1 Y después de estas cosas Josué
lujo de Nun siervo de Jehova, murió,
siendo de denlo y cuezanos. •
80 Y enterráronle en el término de su
posesión en Thamnath-eere, que m en el
monte de fiphraim al norte del monte
deGsás.
31 Y Israel sirvió á Jehova todo el
tiempo de Josué y todo el tiempo de
los ancianos que vivieron después do
Josué, y que sabían todas las obras de
Jehova, que habla hecho con Israel.
82 5 Y tmmbim enterraron en Sithem
loa huesos de Joseph que loa mjos de
Israel hablan trsido de Egypto, en la
parte del campo que Jacob compró de
los hijos de Hexaor padre de Siehem,
por cien monedas de plata, y fueron en
posesión á los mjos de Joseph. *
83 ? También murió Eleaenr lujo de
Aaron : al cual enterraron en el collado
de Phinees su hijo, que le fué dado en
el monte de Bphrsim.
EL LIBRO DE LOS JUECES.
CAPITULO I.
«deJKMfatHtedtJNrfapraffei»
ta confutes de la tierra efe promisión en su suerte,
Ií. Lo§ de Ben-jamin no desarraigaron los Jebmseós
me Jvmmlum. IIL Mpkraim, Jfanamet, Xabmlmi,
Am*\ MsfkthaU, «Oañ, aloamm victoria de sm
9 loe
YAOOSTEClú después de la muerte
de Josué, que los mjos de Israel con-
sultaron áJahova, diciendo: ¿Quién su-
birá por nosotros el primero á pelear
contra los Chananeos t
2 Y Jehova respondió: Juda Bubira:
he aquí que yo he entregado la tierra en
sus manos.
3 Y Juda dfyo á Simeón su hermano :
Sube oonmigo en mi suerte, y peleemos
contra el Chananeo : y yo también Iré
contigo en tu suerte. Y Simeón fué
conéL
4 Y subió Juda, y Jehova entregó i
manoaal Chananeo, y al Phereseo : y hirie-
ron de ellos en Bezec diez mil hombres.
5 Y hollaron á Adonl-bezce en Bezec, y
pelearon contra él: y hirieron al Cha-
naneo, y al Pherezeo.
6 Mas Adoni-bezec huyó: y siguié-
ronle, y prendiéronle, y cortáronle los
pulgares de las manos y de los pies.
7 Entonces cüjo Adoni-bezec: Setenta
reyes cortados los pulgares de sus ma-
nos y de sus pies cogían la» migajas de-
bajo de mi mesa: como yo hice, asi me
ha pagado Dios. Y metiéronle en Je-
rusalem, donde murió.
8 Ya hablan combatido los mjos de Ju-
da á Jerusalem, y la hablan tomado, y
JUECES.
» Después 16b hijo* de Jad* dntcendle-
ron para pelear contra el Chananeo, que
habitaba en las montanas, y al media*
día-, y en los llanos.
10 T partió Jnda contra el Chananeo,
que habitaba en Hebren, la cual se lia*
maba antes Cariath-arbe, y hirieron á
¿«sai, 4 Animan, y á Thoünal.
11 T de aüi fué álos que habitaban en
Dabir, que antes se llamaba Cafiatti-
sepbet.
12 Y dijo- Oaleb: El qne hiriere á Ce-
riath»sepher, y la tomare yo le daré á
Asa mi hija por muger.
18 Y tómela Othoniel, mjo de Cenes,
hermano de Caleb menor qne él: y él
le dio á Asa sn hija por muger.
14 Y cuando la llevaban, persuadióle
que pidiese á su padre tierras para la-
brar. Y día descendió del asno: y Caleb
le dtfo : ¿ Qué tienes ?
15 £Ha entonces le respondió: Dame
una bendición: que pues me as dado
tierra de secadal me des también raen»
tes de aguas. Entonces Caleb le dio las
mentes de arriba, y las fuentes de abajo.
16 Y los hQos del Cineo suegro de
Moyses'subieron de la ciudad de las pai-
. mas con lo» mjos de Jada al desierto de
Jada, que as al mediodía de Arad: y
fueron y habitaron con el puebla
17 Jnda pues fué á su hermano Simeón,
y hirieron al Chananeo que habitaba en
ísep usen, y asolapóme? y pusieron por
nombre á la ciudad, Horma.
18 Tomó también Judajá Gaza, con su
término: y « A&eatoncótt su término:
y á Accaron con su término.
19 Y fué Jehova con Juda, y echó á los
ée las montanas: mas no pudo eehará
lee que habitaban en las campanas, los
cuales tenían carros horrados.
20 Y dieron á Caleb á Hebron, como
MoyBas habla dicho: él eual echó de alli
á tres mjos de Enae,
91 ? Mas al Jebuseo, que habitaba en
Jerusalem no echaron los htyos de Ben-
jamín, antea el Jebnseo habito eon los
htyos de Beo-jamm en Jerusalem hasta
hoy.
28 H También los de la casa de Joseph
subieron á Beth-el: y fué Jehova con
ellos.
23 Y los de la casa de Joseph pusieron
espías en Beth-el, la cual ciudad antes so
Mamaba Luna.
dé Y les qne espiaban, viewm un hom-
bre <jpe salla de la ciudad, y dfyésonie:
Muéstrenos anota la entrada de la era»
dad, y haremos contigo misericordia.
25 Y ¿Mes mostró la entrada á la du-
dad, y hiriéronla á filo de espada, y deja-
ron á aquel hombro eon toda su paren-
tela.
tift Y aquel hambre se ruó 4 la tierra
de los Hettheos, y eénneó una ciudad, A
la cual llamó Luna: y este es su nombre
hasta hoy.
27 Tampoco Manasses eché 4 Jos a> <
Beto-san, ni á los de sus aldeas: niáiat
de Thanach, y sus aldeas : ni á los que
habitaban en Jeblaam, y en sus aldeas :
ni á loe que habitaban en MagedAo y en
sus aldeas : mas el Chananeo quiso ha* ,
hitar en esta tierra.
28 Mas cuando Israel tomó fueraas»
Meo al Chananeo tributario : pero no
le echó.
29 Tampoco Ephsaim echó ai Chana*
neo que habitaba en «asar, ante* habito
el Chananeo en medie de él en Ganar,
80 Tampoco Zabulón echó lo* que ha>
hitaban en Ceuvon; y á toe qne habita-
ban en Naalol : mas el Chananeo habe*
tó en medio do ét, y le fueron tribu-
tarios.
81 Tampoco Asser echo ¿tanque habi*
tañan en Achob, y A tos ajnehnbttsnuai
en Sidon, y en Aehateb, y en Atnsslb, y
en Helba, y en Aphed, y eoBobob s
82 Antes moró Asser entre los Chana-
sn n f>« ¿maA lwal\lAmA>An> Aun. Im 4 1 Amsnm *»»* a ua4*v
IIWO* l|UU nuM/tCTNVMB VB1lrtfVrna| IgllU VW
los echó.
88 -Tampoco Nepfctheii ec^ó ios que
habitaban en *Beth*enVes, 3* 4 los quo
habitaban en Beth-avath : mas moró en-
tre los Chananeos, que habitaban en la
tierra: mas fiéronle tributarios los mo-
radores de Beth-eemec, y los ntatuJoiua
de Beth-avath.
84 Los Amorrheos apretaron á los hi-
jos de Dan hasta el monte, que no loa
dejaron descender á la campaña:
88 Y el Amevrheo quiso babttar eü «1
monte de Bares, en AJeion, y en 8aie-
blm ; mas como la mano de- la casa de
Joseph tomó Jueras*, Matóresüos tribu*
tartos.
88 Y el término del Ámowñmú fué don-
de la subida de Acrabim, y desde la pie*
dra, y arriba.
CAPITULO n.
£epremde Dio* d m pueblo por hoixr JuxJm 9¡Sm
xa* con tu* enemigo* contra tu concierto, uel pue-
blo Uora tu pecado. II. Apottáta el pueblo de Ttíoo
ém m» «MU» 4 l*4dohttri* do lo» fe**», y J96» ib*
ULJhoh^mcomeJoonmt
JUfiCfiSc
tíarm depromition. Dmde *¡ **r*U**o texto kattm
el Jim del capitmto paree* *er <m mamario ó reeapU*-
Cew^^nn s£é nnlrfnV sil ññfewu
Y EL ángel de Jehovn rabió de Ói-
gala á Bochlm, y#dr)o: Yo oe saqué
do Egypto, y oe meti en 1a tierra de Ja
anal habla junto á vuestro* pedrés; y
diez Mo faiTaliéaré al coartarte en»
nasntroa pe» wlcmpre :
< 2 Ocm tal que vosotros so hagáis allan-
an non les moradores de aquesta tierra,
dn/et destruiréis ene sltnrest mes voso»
trae no bébete asno mi Tes. ¿Por qué
lo hsJHde hecho?
8 Y y» hrnihien dtfs : No loe tóbate de
detento de nssnfcrns: y seros han por
' otate para vuemtrm o pesados, y ene dioses
4 Y como el ángel de Jehova nenió es-
tes peíanme á todos lóenlos de Israel,
el puente lloré ásttn vos,
6 Y Bemeron por nombre d sqnei lugar
Boehim: y sacrificaron allí á Jehova.
4 1 forano ye Josno habla enviado el
¡mobles y los hgos de Israel ee bebían
VdacadaunoásuhereneiA pera poseerle.
7 Y el pueblo nenes servido á Jehom
todo el tiempo de Joene, y todo el tiem-
po ée ios envíanos que vivieron largos
diesideepnos de Josno: qne hablan vieto
todas. me grandes obme de Jehova, qne
* hnbmhoeho non Israel.
% Y mnrlñ Josno M)o de Nun, siervo
de Jehova, tiendo de ciento y dios anos»
• Y enterráronle en el término de en
hura na d c»Thsmncth»asrov en el monto
de EnnreiB*, ai neste del monto de Gasa.
10 Y toda aquella generación también
Jué recogfcds oon ene padres: y levantóse
» de eHes otra generaoion, que no
c á Jehovoy ni á lo obra qne di
habm hecho á Israel
U Ylos Mjes.de Ismol hlr leron lo malo
en ojos de Jehova, y sirvieron á los Be-
balen,
1* Y najaron á Jehova el Dios de ene
]mnVn% o^ losJmbis escodo de m tiena
de Egypto, y íuéronse tme otros dioses,
Inerme dsosesñe mn pueflss o^cstjsen
en ene al derredores, á loe cuales adora-
ron, y provocaron á ira á Jehova»
13 Y dejaron á Jehova, y adoraron á
BafaalyáAstaroth.
14 Y el íbror de Jehova ee encendió
contra Israel, el «nal los entregó en ma-
nos de robadores, qne los robaron : y los
vendió en manos de sua enemigoe, que
**.*<* al 4emdores: y nones
P«*
do ene obe-
lo Por donde quiera que sallan, la ma-
no de Jehova era contra ellos en mal,
como habla diebo Jehova: y como Je-
hova se to sabia jurado, asi los afligió en
Id Mas Jehom despertó frasees, qne
los librasen de mano de los qne los sa»
17 Mas tampoco oyeron á eos Josees,
antee iorniosron tras diosos ágenos, álos
coalas adoraron ; y se apartaron presto
del camino en que anduvieron eos par
dres obedeciendo á loe mandamientos do
Jehova i ma$ eBee no hicieron asi
18 Y cuando les despertaba Jehova
jaeces, Jehova era oon el jues, y librá-
balos de mano da loe enemigoe todo el
tiempo de aquel jóos: porque Jebovs se
arrepentía por en gemido á causa de los
que loe oprimían y afligían*
19 Mes en muriendo el jnen>e8m se tor-
naban, y se corrompían mes qne bus pa-
dres siguiendo dioses ágenos, sirviéndo-
les, y encorvándose delante de ellos; y
nada disminuían de sus obres* y de su
camino duro»
SO t Y la ira de Jehova so encendió
conten Israel* y dijo: Pone que esta
gente traspasa mi oonoierto que mandé
á sus padres, y no obedecen mi vos;
& Tampoco yo ochavé mas delante de
ellos á nadie de aquestas gentes, ono do»
jó Josué cuando murió:
23 Para que por ellas yo- probase á Is-
rael, ni ellos guardarían el camino de Je-
bera, andando por él, como sus padres lo
guardaron, ó no.
98 Por tanto Jehova dejé aquellas ges>
tes, y no las desarraigó mega, ai lusas»
tregó en mano de Joeuc
CAPiruto nt
CbnctéHan*e Jo* hijo» de Jtrael con lo* Charumeo* a*i
m loe meooeío* poKHeo* ******* *m lMáU*o\ptr U
ci*M iH** ía*^***i*a o** **r9i***i*^** tí* O***to*m
tenm d Dio*, y él lo* tíbra por mmto d* QthowcL
m. Volviendo d Idolatrar, Pío* la* entrega d lo*
jfb*AH** í * ca*9%ért*t**e\ y *o* MNMMS poP *****
do J*a\ mi mal m*mtU 9mn*t\¡\
ESTAS pues son las gentes que dejó
Jehova para probar con eUas á Is-
rael, e$ á taberj á todos loe que no habían
conocido todas las guerras de Chanaan.
2 Solamente, ku deja para qne el Irnsge
de los htyos de Israel conociese, y pera
ensenarlos en la^ncnu,doswflos sola-
mente que antes ñola hebian conocido.
gOsoo priartsm delon»lhViqiot»»y
jufioca
los Heveos que habitaban en el
Libase desde el monte de Behal-hermon
basta llegar á Emath.
4 Estos pues fueron defado* para probar
por elloa 4 Israel, para saber, al obede-
cían á loe mandamientos de Jehova, que
•kab&a maneado á toe padree por mano
deMoysee,
5 Y como los lujos de Israel habitaban
entre los Chencneos, Hettheos, Amor-
rucos, Phereseos, Heveos, y Jebneeoe;
4 Tomaron de sus htyas por mugeres, y
dieron sos lujas á los lujos de ellos, y
sirvieron á sns dioses.
7 Y hicieron lo malo los hijos de Israel
en ojos de Jehova: y olvidados de Jeho-
va sn Dios sirvieron á los Banales, y á
los (ídolo* de lo») bosques.
8 Y la sana de Jebova se encendió con-
tra Israel, y vendióles en manos de Chu-
san-Rasathaim rey de Mesopotamla, y
sirvieron los lujos de Israel á Cunean-
Basathaim ocho anos,
• ? Y clamaron los hijos de Israel á
Jebova, y Jebova despertó salvador á los
lujos de Israel, y librólos, m d asder, á
Otbonlel lujo de Cenes, hermano menor
de Calen.
10 Y el Espíritu de Jebova fué sobre él,
y juagó á Israel, y salió en batalla, y Je-
bova entregó en su mano á Chueen-Ba-
sathaUn rey de Syria: y prevaleció su
menc contra Cbnsan-Basathaim
11 Y reposó la tierra cuarenta anos : y
murió Othoniel htyo de Cenes.
12 t Y temaron los lujos de Israel i
nacerlo malo delante de los ojos de Je*
hova: y Jebova esforzó á Eglon rey de
Ifonb contra Israel, por cuanto hablan
. hecho Je malo delante de lee ojee de Je-
hova.
13 Y juntó consigo á los lujos de Am-
mon, y de Amalee; y fué, y hirió á Is-
rael, y tomó la ciudad de las palmas. .
U Y sirvieron los lujos de Israel áBgion
rey de los Moabltas diesy ocho anos.
15 Y clamaron los lujos de Israel á Je-
bova, y Jebova les despertó salvador, á
' Aoe,u>> de Gera, hUo de Jemlnl, el cual
tenia cerrada la mano derecha. Y kw hi-
jos de Israel enviaron con él un presente
á Eglon rey de Moab.
16 Y Aod se habla hecho un cuchillo
agudo de ambas partes de longnradeun
cede: y tssialo oeftldo debajo de sos
▼esUdosásuladodereofao.
VI Y ornees** el presente 4 Bgton rey
de Moab: y Wgkemtm hombre muy
grueso:
18 Y luego que él hubo presentado el
presente, envió al pueblo que habían
traído el presente^
19 Y tornándose desde loe ídolos que
«te» cnGalgele, urjo: Bey, una palabra
aeeveta tengo que deeitie. El entonces
dijo: Calla. Y tsUrfronsc de delante ¿e
él todos los que estaban delante de el
» Y Aod entró á él, el cnal «atabe
sentado solo en una sala de verano. Y
Aod dfyo: Tengo paleóse de Dios para
tí. El entonces se levantó de la aula»
81 Mas Aod metió su mano taqnierde,
y tomó el cuchillo de su lado derecho, y
metióselo por el vientre,
22 De tal manera que la empuñadura
entró también tres la hoja, y l* grosura
encerró la hoja, que él no sacó el cuchi-
llo de su vientre: y el estiércol eslió.
ttS Y saliendo Aod al patio cerré trae
si las puertas de la sala.
24 Y salido él, vinieron sus siervos, los
anales viendo las puertee de la sala cer-
radas, dijeron: sin duda él onbse sna
pies en la sala de verano.
25 Y habiendo esperado basta estar con-
fusos, que él no ebria las puertas de 1*
sala, tomaron lo llave, y abrieron. Y, he
aquifSu señor caldo en tierra muerta
26 Mas entre tanto que dios ee. detu*
vieron, Aod se escapó, y paseado lee
ídolos salvóse en Sdcath.
2T Y en entrando, toca el cuerno en el
monte de Ephraim, y sos lujos de Israel
descendieron con él del monte, y él Um
dfienti? de ellos.
28 Entonces él leadlo: Seguidme, pees
que Jebova ha entregado vuestros ene-
migos los Moabltas en vuestras manos,
Y descendieron en pos de él, y tomaron
los vados del Jordán á Moab; * na de-
jaron pasar á ninguno.
29 Y hirieron en aquel tiempo de loe
Mwibitfit como dios mil henhteh, todos
valientes, y todos nombres de gamona;
no escapó varón.
80 % Moab fot sujetado aowle** debajo
de la mano de Israel: y reposó la tierra
ochenta anos.
81 Después de este, fué Semgar htyo de
Anath, el cual hirió seiscientos hombree
de los Philistheos con una agujada de
los bueyes; y él también salvó á Israel.
CAPITULO TV.
VbttrUwfó a pmNo d idolatrar, Dtoé lot ufrtadj&>
HWOK&
W
•lia, #.J*».*tra .**••»# d» Jtora* r deMetmm
jau/mtisa. U. Jahel mnger de Beber Orneo matad
Sisera general det ejercito de Jmbmt, habiéndose él
recogido á la tienda de ella.
[AS los htyos de Israel tomaron á
hacer lo malo en los ojos de Jeho-
va, después de la muerte de Aod.
8 Y Jebora los vendió en mano de Ja-
bín rey de Chsnaan, el cual reinó en
Acor? y al capitán de sn ejército m Ma-
maba Sisera) y él habitaba enHareseth
de las gentes.
8 Y los htyos de Israel clamaron á Je-
hova; porque aqnel tenia nueveoientos
carvos herrados; y habia afligido en gran
. a> los htyos de Israel por veinte
4 Y gobernaba en aquel tiempo á Israel
«na mnger, Debom profetisa, mnger de
Lnpidoth.
5 La cnal Deboca habitaba debajo de
urna palma entre Rama y Beth-cl, en el
monte de Ephrajm : y los hfyos de Israel
sabían á ella á Juicio.
41 Y ¿Ja envió á llamar ¿Barao hijo de
Abinoem de Cedes de Nephthali, y di-
jóle: ¿No te ha mandado Jehova Dios de
Israel, diciendo: Vé, y haz gente en el
monte de Thabor ; y toma contigo diez
mil hombrea de los mjos de Nepfcthett,
y de los mjos de Zabulón?
7 Y yo atraeré á ti al arroyo de Cison á
8Íaom capitán del ejército de Jabín, con
sns carros y sn ejército, y entregártelo
he en tus manos,
8 Y Barac le respondió: Si tú fueres
conmigo, yo iré; y si no fueres conmigo,
no iré.
8 Y día dtfo : Yo iré contigo, mas no
será tu honra en el camino que Tas, por-
que en mano do mnger venderá Jehova
á Sisera, Y levantándose Denota Tino
con Barac á Cedes.
1* Y Junto Batuca Zabnlon y Nephthali
en Cedes, y subió con dies mil hombres
dea piéí y Debom nubló con él.
11 Y Saber Clneo da los mjos de Ho-
bab suegro de Moyses, se habia apartado
de los Cincos, y habia puesto sn tienda
hasta al salle de Sennim* l|ue st Junto á
Cedes.
12 Vinieron pues las nuevas á Sisera
como Barac htyo de Abinoem habia su-
bido al monte de Thabor.
13 Y juntó Sisera todos sus carros, nue-
Tecléntos carros herrados con todo el
pueblo que estaba con él desde Haro-
seth de las gentes hasta el arroyo de
Debom m|o a Buree t Le- '
porqna este m al día en que Jo-
hora ha entregado á Sisera en tus ma-
nos. ¿No ha salido Jehova delante de Ü?
Y Barac descendió del monte de Thabor,
y dies mil nombres en pos de él.
15 Y Jehova quebrantó á Sisera, y á
todos sns carros, y á todo sn ejército á
Alo de espada delante de Barac: y «sera
descendió del carro, y huyo á pié.
1* Mas Barac siguió los carros y el ejér-
cito hasta Haroseth de las gentes, y to-
do el ejercito de Sisera cayó enlode es-
pada, hasta no quedar ni uno.
17 U Y 8isera se acogió áplé ala yenda
deJBiudmugerdeHeberCineo; porque
habla pus entre Jabín rey de Asor, y la
casa de Haber Cinco»
18 Y saliendo Jahol á recibir á Sisera,
dejóle: Ven señor mió, ven á mi, no
hayas temor. Y él vino á ella á la tien-
da; y ella le cubrió con una manta»
19 Y él le dUo: Dame á beber ahora
unmpoea de agua, que tengo sed. Ysflo
«Brío un enero de leche, y dtóle de be-
ber, y tornóle á cubrir.
90 Yélladrjot Batato á la nnerta.de la
tienda, y si alguno viniere, y te pregan*
tare, diciendo: ¿Hay aquí alguno t tu
responderás que nov
81 Y Jahel la mnger de Heber tomó la
estaca de la tienda, y poniendo un mas»
en su mano, vmo 4 ét calladamente, y
metióle la estacs>por las sienes, y encla-
vóle con la tierra: y et estaba cargado
del sueno y cansado, y ati murió.
88 Y siguiendo Barac á Sisean, Jahel le
saUó á recibir, y djjole: Ven, y mostrar*
te he al varón, que tu buscos } y él entró
donde ella estaba, y, he aquí, Sisera #rtoo*
tendido muerto, la estaca atravesada por
la sien.
88 Y aquel dlasujetó Dios á Jante ny de
Chancan delante de los fagos de IsreeL
84 Y la manó de los mjos de Israel co-
menzó á crecer, y & fortificarse oontra
Jabín rey de Chamen hasta uno w des-
truyeron.
CAPITULO V.
Candan de Debora en alabansmée IHosporlm ríe*
rio, en que de patada toca la negligencia de la»
tribus que no vinieron d la guerra, y las alabanzas
de loe que vinieron : singularmente las de Jahel mu-
ger de Beber par haber muerto d ¿Ktsra.
Y AQUEL dia cantó Debom y Barac
b\jo de Abinoem, diciendo:
8 Porque ha vengado las injurias do le*
rael, porque el pueblo se ha ofrecido do
su voluntad, load á Jehova,
888»
juKoca
* OML ■ajea: <»*ad atentos painelpes,
yo can taré 4 Jehova: diré salmos á Je-
hova Dio» de Israel.
4 Cuando soliste de Seir, oh Jehova,
cuando te apartaste del campo de Edom,
la tierra tembló, y loa cielos destilaron,
y las nube* gotearon, aguas..
5 Los mostea se derritieron delante de
Jehova, este 8inei, delante de Jenova
Dios de JaraeL
6 £n losólas de Samgar mjo de Ánash,
en loa oles de Jahei cesaron los cami-
nos; y los que andaban por los sendas,
se apartaban por sendas torcidas.
.7 Las aldeas habían cesado en Israel,
hablan cesado: hasta que yo Debota me
levanté, me levanté madre en Israel
8 En escogiendo nuevos dioses, la guer-
ra «tata a las puertas : ¿Se veia escudo
ó lanza entre cuarenta mil en Israel!
9 MI corazón «t á los principes de Is-
rael, ó los voluntarios en el pueblo, load
* Jehova,
10 Los que cabalgáis en asnas blancas,
los q«e presidia en Juieio, y los que an-
dáis por el camino, hablad.
.11 A causa del estruendo de los fleche-
ros quitad* de entre loa que sacan las
aguas : allí recuenten las justicias de Je-
hova, las justicias de sus aldeas en Israel.
¿nos» el pueblo de Jehova descenderá á
las puertas.
13 Despierta, despierta Debata, des-
pierta, despierta, di canción. Levántate
Barata y lleva tus cautivos, lujo de AM*
noem.
}& Entonaos ha hecho que el que que-
dó del pueblo,,Benoree los magaifleoe :
Jehova me hizo ensenorear sobre los
marte*.
1* De Ephiaim eéUó su rala contra
Amalee: tras ti vino Benjamín contra
tas puentes. Da Macbir descendieran
príncipes: y de Zabulón los qne solían
tratar cincel da escoba,
15 Princlpea también de Isachar./tor**
con Deboca: y ¿amato Isachar, como
Barac, se puso á pié en el valle: de las
divisiones de Buben as» grandes las dis-
puta» del corazón*
16 ¿ Por qué te quedaste entre las roa-
jadas, pora oír los silvos de los rebaños ?
De las divisiones de Rubén grandes ton
las disputas del corazón. f
17 Galaad se quedó de la otra parte del
Jordán: y Dan ¿por qué habitó junto á
lo» navios? Asseree asentó en la ribera
de la mar, y enana quebraduras so quedó.
a»
18 II pueblo de MmfQupuso am vida
& la muerte, y NephthaU en las alturas
del campo.
19 Vinieron reyes, y pelearon: enton-
ces pelearon los reyes de Chanaan en
Thane juntó á las aguas de Mageddo,
mas ninguna ganancia de dinero lle-
varon.
SO De los cielos pelearon: taa estrellas
desde sus caminos pelearon centra Si*
sera.
21 El arroyo de dson los bardó, el
arroyo de lea antigüedades, el arroyo de
Cison: piflasto,oh alma rola, con fortaleza.
23 Las unas de los «aballo» se embo-
taron entonces, por los encuentros, loa
encuentros de sus valientes.
28 Maldecid á Meroa, d$o el ángel de
Jehova: maldecid con maldición A- en»
moradores : porque no vinieron en so-
corro á Jehova, en socorro 4 Jehova con-
tra los fuertes.
24 Bendita sea sobre las m aperes Jahel
la muger de Heber Orneo : sobre las mu-
geres sea bendita en la tienda.
25 El pidió agua, y tüaleá\6 leche: en
tazón de nobles le presentó manteca»
26 Su mano tendió á la estaca, y am
diestra al maco de trabajadores, y majó
á Sisera; hirió su cabeza; llagó, y pasó
sus sienes»
27 Cayó encorvado entre ana pies, que-
dó tendido : entre ana pica cayó encorva*
do: donde se encorvó, aüí cayó muerto.
28 La medre de Sisera asomándose á la
ventana aulla, mirando por entre Isa re-
jas, diciendo: ¿Por qué se detiene su cor-
ro, que no viene? ¿por qué se tardan
les ruedas de sus carros ?
29 Las sabias mugeret do sus principes
la respondkn : y aun ella á al misma se
respondía :
80 ¿No han hallado despojos y los están
repartiendo? á cada uno una moas, .ó
dos: los despojos de colores, á Sisera;
loe? despojos bordados de colotes: te
tes» efe solor bordada de ambas partea,
para el cuello del despojo.
Si A*i pereacan todos tus enemigos oh
Jehova: mas los que le aman, sean como
el sol cuando nace en su fortaleza. Y la
tierra reposó cuarenta anos.
CAPITULO VI.
Vnetío hrarl H tu* idolatría», y nUregúndVh Dio* en
mano de loe MadinniU» m convierta d *%* 4t fe«
amonesta de m pecad* por un profeta, IL Un dn-
gel m aparece d Oedeon* y lo elige, p anúnn par*
mr capitán, yflNr «J ***** UL Pmrmtnémdp
de Dio» derriba el aUar de ¿aAoi, m qft**m*i*r
¿UECfiR
Y. Jm Median4ta$ y 4malecita$ $e jimia* contra
Jmiet: p connotando Oedeon d Dio* $o9rt cito, 4t
leprémeittmvtcioria^ffUéamnmtdéélM.
MA8 loe hijos *e Israel hicieron lo
malo en los ojo» do Miova, y Je-
nova loo entregó en loo manos de Me-
dien flote anos.
9 Y lo mono do Motan prevaleció con-
tra Israel. Y loe mjoe de Israel por cau-
sa de los MadiahHaB se hicieron cue-
ras en los montes, y cavernas, y logares
Inertes.
8 Porque como los de Israel nublan
sembrado, subían los Madianitas y Ama-
ledtos, y los lujos de Oriente subian
contra ellos?
4 Y asentando campo contra ellos des-
truían los frutos de la tierra hasta llegar
á Gasa: no dejando que comer en Is-
rael, ni orejas, ni bueyes, ni asnos.
5 Porque snbian ellos y sus ganados, y
venían con sus tiendas en grande multi-
tud como langosta, quo no osóte nume-
ro en ettoa ni en sus camellos: y Teman
en la tierra destruyéndole.
8 Y Israel" era en grande manera enpo-
breeido por los Madianitas: y los hijos
do Israel clamaron á ¿chora.
7 Y cuando los lujos do Israel hubie-
ron clamado á Jehova, 4 eausa de los
8 Jebera enrió un varón profeta á los
mjos de Israel, el cual lea dijo : Asi dtyo
Jehova Dios de Israel: Yo os soqué de
Bgypto, 7 do la casa do servidumbre os
saqué:
9 Yo os Ubre dé mano de los Egypcios
y do mano de todos los que os afligieron:
á los cuales eché de detento de vosotros,
y os di su tierra;
lOYosmJe: Yoasp Jehova vuestro Dios,
no temáis i los dioses de los Amorrheos
eti éuyá tierra habitáis, mas no oísteis
mi tos.
11 Y Y Tino el ángel de Jebera, y sen-
tóse debajo del alcornoque' que ettá en
Ephra, el cual era de Jóos Ablezertta; y
su bijío Oedeon estaba sacudiendo d
trigo en el lagar, para hacerlo esconder
de los Madianitas.
13 Y el ángel de Jehova se le apareció,
y cnjole : Jebova es contigo yaron valien-
te de fuerza.
13 Y Gedeon le respondió : Ay, Señor
mió, al Jehova es con nosotros; ¿por
qué nos ha comprendido todo esto?
4 Y dónde ettón todas sus maravillas, que
nuestros padres nos han contado, dteiefc-
don Hono*onoat«>ewmdos^un4»f Y
ahora Jebera nos ha desamparado, y
nos ha entregado en monede los Madte-
14 Y mirándole Jehova, cUJolo: Ande*
vé con esta tu Jortsaessy y salvaras* Is-
rael de la mano do loo MedisnHes. ¿Na
te enrió yol
15 SI entonces le respondió: Ay, fienor
salo, ¿con qné tongo do salvar á Israel?
He aquí que mi fiunUla es pobre en Ma-
nasses f y yo el menor en la enea de mi
padre.
10 Y Jehova le dfyo: Porque yo seré
contigo; ytó herirás á los Madlanttsa,
como á un varos.
17 Y él respondió: Yo te mogo, que»
si he hallado gracia delante de ti, me dea
señal, de que tú has hablado conmigo.
18 Ruégote, que no te vayas do aqui
basta que po vuelva á ti, y saque mi
presente, y lo ponga delante de tí. Y
él respondió: Yo esperaré hasta que
19 Y entrándose Gedeon aparejé un ca-
brito de las cabras, y panes sin levadura
de un epna de harina, y puso la carne
en un canastillo ; y el caldo en una etlai
y sacándolo presentóselo debajo de aquel
alcornoque.
28 Y el analto Diosle drjo: Tómala
carne, y los panes sin levadura, y pónlo
sobre esta peña: y vierte el caldo. Y él
k> bine así.
81 Yeztendiendoelánfelde Jebova el
canto del bordón que tenia en su mano,
tocó en la carne y en los pane» sin leva-
dnras y subió ruego de la pena, el cual
consumió la carne y los panos sin lava*
duro, y el ángel de Jebova desapareció
ds delante de él.
28 Y viendo Oedeon que era el ángel
de Jehova, d#e: Ay, Seflor Jebova, que
he visto al ángel de Jehova cara 4 cara.
88 Y Jehoveledtfo: Pan A ti, no hayas
temor; no morirás.
24 Y edificó allí Oedeon altar á Jebova,
al cual Hamo Jehova-salom, el eual dmra
hasta hoy en Ephra de los Abieseritsa.
25 Y Y aconteció ^sue la misma noche
le dtyo Jehova : Toma un toro del hato
de tu padre, y otro toro de siete años, y
derriba el altar de Bahal que tu padre
tiene, y corta también el bosque qm e*td
Junto á él:
26 Y edifica altar á Jebova tu Dios en
la cumbre de este peñasco en lugar con?
Teniente", y tomando el segundo toro
28?
XtTfiCTSH.
sacrlffenlo m note****** sobre te lena
del bosque, que habrá» cortado.
87 Entonce* Godeon tomó dio* varones
de sus siervo*, y biso como Jehova le
dijo. Mu* temiendo de hacerlo do día,
por la tarilla de en padre, y por loa
hombre* de la ciudad, hí solo de noche.
28 1 Y á la moflan* cuando toe de la
dodaá *e levantaron, he equi que el
altar de Bufad estaba derribado; y el
bosque, que «naso* junto á él, cortado;
y el segando becerro sacrificado' en ho-
locausto sobre el altar de nuevo edificado.
98 Y dijeron el «no al otro : ¿Quién ha
hecho esto? Y buscando y inquiriendo,
dtyéronles : Oedeon hijo de Joas lo ha he-
cho. Entonces los varones de la ciudad
dieron áJoas:
80 Saca fuera tu hijo para que muera,
por cuanto ha derribado el altar de Ba-
hal; y ha cortado *t bosque, que miaba
junto áol
SI Y Jota respondió á todos los que
estaban cerca de él : ¿Tomaréis vosotros
el pleito por Bahal t ¿ ó salvarle hete vo-
sotros t Cualqtera que tomare el pleito
por él, que muera maSana. 01 es dios,
pleitee por si con el que derribó su
aKar.
82 Y aquel dia le llamó Jerufaenal, por-
que dQo: fteitee Bahal contra él que
derribó su altar.
83 1 Y todos los Mañanitas, y Amaled-
tas, y Orientales se juntaron á una, y
pasando asentaron campo en el valle de
JesraeL
84 Y el Espíritu de «Tehova se envistió
en Gedeon, el cual como bobo tocado el
cuerno, AWeoer se juntó con éL
85 Y envió mensajeros por todo Má-
nasses ; el cual también se juntó con él
Y envió mensajeros á Asser, y á Zabu-
lón, y á Nephthatt, los cuales lo* sallo-
ron áreetblr.
86 Y Gedeon ótyo á Dios: 81 has-de
salvar á Israel por mi mano, como has
dicho,
87 He aqui que yo pondré un vellocino
de lana en la era; y si el rodo estuviere
en el vellocino solanfente, quedando se-
ca toda la otra tierra, entonces enten-
deré que has de salvar á Israel por mi
mano, como lo has dicho.
88 Y aconteció asi porque como se le-
vantó de mañana esprimlendo el vello-
cino sacó de él cu rodo, un vaso lleno de
agua.
88 Ka* Gedeon dtyo á Dio*: No •cen-
drad* tu Ira contra mi; si «un hablare
esta ves : Solamente probaré ahora otra
vez con* el vellocino. Ruégote que la
sequedad sea en sol© ei vellocino: f «t
rodo sobre la tierra.
*0 Y aquella noche lo hito Dios asi:
porque la sequedad fué en solo d vello-
cino, y en toda la tierra estuvo d roda
CAPITULO VH.
Ditmmuve Dio* el ejército de Oedeom hasta éejmrto
en treaeiento* hombre* paro que d él «ote fm*e atri-
buida la gloria de Ja victoria. Ií. Con esto* óeehao*
JMmetejonitodekmMmdtammem. Ttém tttn hi**o-
ria e* figmra de Ja batalla do Criólo con mmttti-ot
enemigo» v de $u victoria ha. 9. 4. Cómo en la jor-
nada de Jferfla», ¡re. Anhmmmc te et del estado*
atiento, ettOa de pelear y victoria do totjkttm do me
enemigo* en Críete :por tanto advertirte ka d toda*
la* circvnttancia*, porque toda» van encaminada*
a e*te propeowto.
LEVANTÁNDOSE pues de mañana
Jerubahal, d cual et Gedeon, y todo
d pueblo que «ataca con él, asentaron el
campo junto á la fuente de Harad: y
tenia el campo de los Madmnltas al nor-
te de la otra parte dd collado do More,
en el valle
% Y Jefaova dtyo á Gedeon : El pueblo
que está contigo es mucho para que yo
dé á los Madtanltas en su mano : porque
no se alabe Israel contra mí, diciendo :
MI mano me ha salvada
8 Haz pues ahora pregonar que lo oiga
d pueblo, diciendo : El que teme y se
estremece, madrugue y vuélvase desde
d monte de Galaad. Y volviéronse de
tos dd pueblo veinte y dos mu : y que-
daron diez mil.
4 Y Jefaova dQo á Gedeon : Aun es mu-
cho el pueblo; llévalos á las aguas, y
aUi yo te los protaré: y dd que so te
dtyere: Yaya este contigo; vaya contigo.
Mas de cualquiera que ye te dijere: Este
no vaya contigo ; d tal no vaya.
5 Entonce* él nevó el pueblo á las
aguas: y Jehova dtfo á Gedeon: Cual-
quiera que lamiere hn aguas con sil len-
gua como lame el perro, aqud pondrás
á parte: y amimimo cualquiera que se ar-
rodillare sobre sus rodillas para beber.
8 Y flié d numero de los que lamieron
las aguas llegándola con la mano á la
boca trescientos varones : y todo d resto
éVl pueblo se arrodillaron sobre sus ro-
dillas para beber las aguas.
7 f Entonces Jehova dQo á Gedeon :
Con estos tresdentos varones que lamie-
ron d aqu*, os adveré, y entregaré á loa
Madlanltas en tus manos: y vájUse todo
d pueblo ceda uno á su lugar.
JUECES.
8 Y tomaét provisión para el pueblo
cu eos nano*, con sus bocinas, enrió á
todos los otro» Israelitas cada uno 4 su
tienda» y roturo á aquellos trescientos
Taronca: y tenia d campo de Madlan
nbojo en el ralle.
9 T aconteció que aquella noche Jeho-
ra le dijo: Levántate y desciende al
campo: porque yo lo be entregado en
tus manos.
19 T si tienes temor de descender, des-
ciendo tú, y Fhara tu criado al campo :
11 Y oirás lo qne hablan: y entonces
tns manos se esforzarán, y descenderás
al campo. Y él descendió con Pbara su
criado al principio de la gente do armas
que ataba en el campo.
12 Y Madian, y Amalee, y todos los
Orientales ataban tendidos en el ralle
muchos como langosta : y sus Camellos
eran innumerables, como la arena que
eziá á la ribera de la mar en multitud.
18 Y como Gedeon riño, he aquí que
un varón estaba contando á su compa-
ñero un sueno, diciendo : He aquí que
y» soné •* sueno: Quereiaun pan de
cebada que rodaba basta el campo de
Madian: y llegaba á las tiendas, y las
hirió de tal numera que cayeron, y las
trastornó de arriba abajo, y que las tien-
das cayeron.
14 Y su compañero respondió, y dtyo:
Esto no es otra eosa sino la espada de
Gedeon lujo de Jóos, varón de Israel, que
Dios ha entregado en sus manos á los
Madlonitas con todo el campo.
, 15 Y como Gedeon oyó la historia del
sueno con su declaración, adoró; y
vuelto al campo de Israel, dtyo: Levan-
taos, que Jehova ha entregado el campo
de Madian en vuestras manos.
10 Y repartiendo los trescientos hom-
bres en tres escuadrones dio á cada uno
de ellos tanda* bocinas en sus manos, y
sendo* eántaros vacíos, con «cadas tizo-
nes ardiendo dentro de los cántaros.
17 Y agoles: Minadme á mí, y haced
como yo hiciere: he aquí, que cuando yo
llegaré al principio del campo, como yo
hiciere, asi haréis vosotros.
13 Yo tocaré la bocina, y todos, los que
estarán conmigo: y Vosotros entonces
tocaréis las bocinas al rededor de todo
d campo; y diréis : Jehova y Gedeon.
19 Llegó pues Gedeon, y los cien varo-
nes que Uevaba consigo al principio del
campo al principio de lávela del medio,
despertando solamente las guardas: y
tocaron lss bostas, y qnebraron los
cántaros» qne ffwfcm en sus manos.
80 Y los tres escuadrones tocaron *m*
bocinas, y quebrando los eántaros toma-
ron en las manos izquierdas los tizones,
y en las derechas los cuernos con que
taftSban: y dieron grite: La aspada de
Jehova, y la de Gedeon.
21 Y estuviéronse en sos lagares en
derredor del campo: y todo el campo
Asé alborotado y huyeron gritando.
29 Mas los trescientos tocaban las boct-
nas : y Jebova puso la espada de cada
uno contra su compañero en todo el
campo. Y el campo noyó hasta Beth-
seca en Cererat, y hasta el término de
Abelmchula en Thebhath.
28 Y juntándose los de Israel de Nepn-
thali, y de Asser, y do todo Maneases,
siguieron á los Madlanltas,
21 Gedeon también envié mensajeros á
todo el monte de Ephraim, diciendo:
«Descended al encuentro do los Madla-
nltas, y tomadles las aguas hasta Beth-
bera, y d Jordán. Y juntos todos los
varones de Ephraim tomaron las aguas
hasta Beth-bera, y el Jordán.
25 Y tomaron dos príncipes do los Ma-
dlonitas Oreb, y Zeb ; y á Oecb mataron
cu la pena de Oreb; y A Zeb mataron en
el lagar de Zeb; y siguieron á los Madia-
nitas, y trajeron los cabezas de Oreb, y do
Ztíb á Gedeon de la otra parte del Jordán.
capitulo vnr.
Los da Epnraim se amotinan contra Gedeon, mas il
le* aplaco. ILLoedc 8ocotk%vlotdePkam*el$on
castigados de Gedeon porgue no le dieron emmidm
pora su gente, yendo en el alcance de loe Madiani-
tas. 1H. Rehusa el tenorio del pmLU, contemtdn-
doMconqmcmdmunoled4lossmroMm*dd*JeepoJo
de loe MuHanita», de loe átale* hito «m Epkod en
que después idolatró todo Israet IV. Muerto Ge-
deon, Israel apostaté de Dios d su idolatría, y d
Gedeon, qm los había \ibrado,/mron inoróte».
Y LOS de Ephraim le dieron. ¿Qué
es esto que has hecho con nosotros,
no llamándonos cuando ibas á la guerra'
contra Median? Y riñéronle fuertemente.
2 A los cuales él respondió; ¿Qué he
hecho yo ahora como vosotros ? ¿El re-
busco de Ephraim no es mejor que la
vendimia de Ablescr ?
8 Dios na entregado en vuestras manos
á Oreb y á Zeb principes de Madlan; y
¿qué pude yo hacer como vosotros? En-
tonces el enojo de ellos contra él se
«placó, como él habló esta palabra. *
4 í Y vino Gedeon al Jordán para pa-
sar, él y los trescientos hombres que
traia consigo, cansados del alcance.
289
IUDGB3.
■ « l^dtjonfe* de Sise**: ¥4 oa ruego
quédete al pueblo que me sigue «tyMaot
bocadee de pu, porque «ten caneados,
nena penya siga á Zebee» y á Sshnana
reyes de Mndian.
# Ylea nrtecinatos de Socoth respon-
dieren.! jEesá jala mano de Zebee y de
8almana en tu mano, para que hayamos
*»*»$&» do dejr pan átn ejército!
7 Y Gedeon dj}o: Pues cuando Jehova
hubiere entregado en mi mano á Zebee
y á Basmana, yo trillaré vuest» carne
con espinas y abrojos del desierto.
8 Y do allí subió áPhanuel, y hablóles
las mismas palabras. Y los do Fkannel
le respondieron, como hablan respon-
dido los de Socoth.
0 Y él hablo también á loa de Fhanuel,
diciendo : Cuando yo tornaré en par, yo
derribaré esta torre. /
10 Y Zebee y Salmana ataban en Car-
eo*, y tanta» consigo su ejército do co-
mo quince mil hombrm, todos los que»
hablan quedado do todo el campo de
lot Orientales y los muertos hmbtan stdo
dentó y veinte mil hombres, qne saca-
ban espada.
11 Y* subiendo Gedeoa háenv los qne
estaban en las tiendas A la parte oriental
de •Nobe, y de Jegbaa, hirió el campo,
porque el campo estaba seguro.
13 Y huyendo Zebce y Salmana, él los
siguió, ytomadoa toa dos reyes de Mo-
dian, Zebee y aalmana,espantó 4 todo el
ejército,
18 Y volvió Gedeon hijo de Joas de la
batalla antes qne el sol subiese.
1-4 X tomó un mozo de los do Socoth,
y pregmntándsde, él lo dio po£ escrito
los principales do Socoth y sus ancianos,
setenta y siete varones.
15 Y entrando á los de Socoth, dtfo :
He aquí á Zebee, y á fialsnana, de les
enalta mo. zaheristeis, diciendo: ¿Está
ye> la mano de Zebee y de fjalmana en
tn mamo para qne demos nomtfó* pan á
tos varones cansados ?
16 Y tomó á los ancianos do la ciudad,
y espinas y abrojos dd desierto, y casti-
go con ellas á los do Socoth.
17 Aainrismo derribó la torre de Fha-
nuel, y mató á sos de la ciudad.
18 Y dty» * Zebee y á Salmana: ¿Qué
manera de hombres tenían aquellos qne
matasteis en Tbaborf Y ellos respon-
dieron: Oomo tú, tales eran aquellos, ni
mas ni menos, qne parecían hijos de rey.
1» YétdUo: Mié hermanos emslüjot
240
de mi madre: vive Jehora, qué si los •
hubierais -guardado en vida, ye no os
mataría.
20 Y dj)o á Jether su primogénito : Le-
vántate, y mátalos? mas el muchacho
no desenvainó su espada, porque tenia
temor, que aun era muchacho:
21 Entonces dijo Zebee y Salmana t Le-
vántate tú, y mátanos, porque como <*
el varón tal c* su valentía. Y Gedeon se
levantó, y mató á -Zebee y á Salmana, y
tomó las planchas que sus camellos
traían al cuello.
28 Y los Israelitas dijeron á Gedeon:
Sé nuestro señor tú, y tu lujo, y tu nie-
to: pues qne nos has librado de mano
de Median.
28 Mas Gedeon respondió : No seré ac-
flor sobre vosotros, ni mi hijo os seño-
reará : Jehova será vuestro Seftor.
24 Y dtyoles mas Gedeon r Yo demando
de vosotros una demanda, que cada uno
me do los zarcillos de su despojó :
(porque traían zarcillos de oro, que eran
Ismaelitas.)
25 Y cUos respondieron : De buena ga-
na los doremos, Y tendiendo una ropa
de vestir echó allí cada uno los rarelllofe
do su despojo.
26 Y íué el peso de loe sarcUlos de oro,
que el pidió, mil y siete cientos «feto* do
oro; sin las planchas, y joyeles, y vesti-
dos de púrpura, que traían los reyes de
Madlan, y sin los collares que tratan sus
camellos al cuello.
27 Y Gedeon hiro de ellos un Ephod,
el cual hizo guardar en su ciudad de,
Ephra: y todo Israel fornicaron tras de
él en aquel lugar, y fué por tropezadero
á Gedeon, y á su casa.
28 Asi fué humillado Median delante
do los lujos de Israel, y nunca mas levan-
taron su cabes»; y reposó la tierra cua-
renta años en los dtas dé Gedeon,
29 Y Jerubafaei hgo do Josa fué, y ha-
bitó en en casa.
80 Y tuvo Gedeon setenta hfyos que
salieron de su muslo; porque tuto mu-
chas mugeres.
SI Y su concubina que estafo en 81-
ebem, también le parió o* hfyo, y púso-
le por nombre Abi-meleeh.
32 H Y murió Gedeon, lujo de Jóos, en
buena vejez, y íué sepultado en el sepul'
ero de su padre Joas, en Ephra de los
Abieseritas.
83 Y aconteció que como murió Ge-
deon, los lüjoa de Israel tornaron, y Ibr-»
JUBGB8.
nfceron en pos de loe Báñeles : y se pa-
rieron por dios á Bahal-berith.
84 T no te acordaron los hfyos de le-
nte! de Jebera sn Dios, qne los hable ll-
orado de todos sos enemigos al derredor.
36 NI hicieron misericordia con la casa
de Jerubahal Oedeon, conforme a todo
d bien qne el habla hecho á Israel
CAPITULO IX
JbimelecA k&> de Oedeon eon oywfa de he de Si-
cmm iMrts a émkm mm Acthmmm y wvps fíwv
•obra d pttcMo. JL Joatham imAím *yo# d«
i^MCfa «OÍ0 d¿ fe* flMMM de
ndleede Sichem de $n mgratitud
\ te emm de *m petare. J1L IHee mete dimn-
mm emtre be d« Sichem y JM wtec*. /K. E* el
comtata d«to ton* de Ticte* ¿W-meleeA e« ¿«rid»
v muerto por mm mmgeren cumplimiento de lo qm
Joatham kábim dicto d lo» Shhamitem.
YFÜÉ8B Abi-melech, btyo de Jern-
bahal, á Sichem á los hermanos de
su madre, y habló con ellos, y con toda
la lunilla de la casa del padre de sn ma-
dre^ diciendo :
9 Yo os niego qne habléis á oídos de
todos los señores de Sichem: ¿Qué te-
neis por mejor, qne os Señoreen setenta
hombres, todos los lujos de Jerubahal,
6 qne os señoree nn raronf Acordeos
qne yo toy hneso Tuestro, y carne rúes*
tra,
3 T hablaron por él los hermanos de
sn madre á oidos de todos ldl señores
de Sichem todas estas palabras: y el
corazón de ellos se inclino tras Abi-me-
lech, porque decían: Nuestro herma-
no es.
4 T diéronle setenta *iclo$ de plata del
templo de Bahal-berith, con los cuales
Abi-melech alquiló Tarónos ociosos y
ragabundos que le siguieron.
5 T viniendo á la casa de bu padre á
Ephra, mató á sus hermanos los hijos
de Jerubahal, setenta Tarónos, sobre una
piedra: mas quedó Joatham el mas pe-
queño hijo de Jernbahal, que se escondió.
6 Y juntados todos los señores de Si-
chem, eon toda la casa de Mello, fueron
y eligieron á Abi-melech por rey cerca
de la llanura de la estatua que estaba en
Sichem.
7 t Lo cual como fué dicho á Joatham,
fué, y púsose en la cumbre del monte
de Qarisim, y alzando su toe clamó, y
díjoles: Oidme Tarones de Sichem, que
DÍo% os oiga :
8 Fueron loe árboles fi elegir rey sobre
si; y dijeron á la oüra: Reina sobre no»
sotroe.
9 Mae la oüra les respondió: ¿Tengo
Span. 16
de dejar mi grosera eon k cosí per mi
eanse>Diee y loe hombres sen honrados,
por ir, y ser grande sobre los árboles?
10 T dijeron lee Arboles á la higuera:
Anda tú, reina sobre nosotros.
11 T respondióles la higuera: ¿Tengo
de dejar mi dnlanra y nri buen fleto, por
Ir, y ser grande sobre lee árboles?
19 DQeron pues los árboles á se tM:
Anda pues tu, reina sobre nosotros.
13 T la Tid les respondió: ¿Tengo de
dejar mi mosto, qne alegra á Mee y á
los hombres, por ir y ser grande sefere
los árboles.
14 DQeron pues todos los árboles el
escaramujo: Anda tú, reina sobre noso-
tros.
15 T el escaramujo respondió á los ár-
boles: SI con Tordad me elegís por rey
sobre Tosotros, reñid, y aseguraos deba-
jo de mi sombra,y si no, fuego salga del
escaramujo qne trague loe cedros del
Líbano.
16 Ahora pues, si con rardad y con In-
tegridad habéis procedido en nacer rey á
Abi-melech; y si lo habéis heeho bien
con Jernbahal y eon su casa, y ti le ha-
béis pagado conformo á la obra de sne
17 (Pues que mi padre peleó por roso-
tros, y echó sn alma lejos por Morares
de mano de Median,
18 T Tosotros os levantasteis hoy con-
tra la casa de mi padre, y matasteis á sne
htfos, setenta Tarones, sobre una piedra:
y habéis puesto sobre los sonoras de
Sichem por rey á Abi-melech htye de sn
orlada, por cnanto es Tueetro hermano :)
19 SI con Tordad y eon hrárogridad he*
beis hecho hoy con Jernbahal y con sn
casa, que gocéis de Abi-melech: y él
goce de Tosotros:
aOYsino, fuego salga de Ani-mefeelí
que consuma á los señores de Sichem, y
la casa de Mello: y mego salga de loe
señores de Sichem y de la casa de Mello
que consuma á Abi-melech.
21 T huyó Joathan, huyó, y rneee á
Beer,yalli se estero por causa de AM-
melech su hermano.
2» 1 T después qne Abi-meteofe hubo
dominado sobre Israel tres anos,
33 Enrió Dtos un espirite mslo entre
Abi-melech, y entre loe señores de 81-
ehem, que loe de Sichem se levantaron
contra Abi-inclcelij"
24 Para que el agrario de los sesenta .
hijos de Jornbahal Tiniese: y para que
: y para i
Í«BQ»$.
]fc*cM«!0m fr?¿UakSmmr***e(*m so-
tbift* Ahkmakeh en. hermano, qm* los
mató; y sobre loa. aenojcee de .Sichem,
^e oojrro*o*aion Jes manes de él para
matar aua JMMKaenos. -
, 25 Y los señores de Sichem le pocerón
^sachadores en tea cumbres de loa mon-
tea, que salteaban A todo» loa qw pasa-
&e» «ar«a4*eH«a>ífcor«l camino: da lo
cual fué -dado aviso 4 Abi-melech. ,
-06 X vino Gaal h\Jo de Obed eo* ana
¿emanes, y.paeeronee 4 Sichem; y loa
#e*eresrito Sicbem.se aeegunuou con él :
27 Y saliendo al campo vendimiaron
«na vinea, y Jae^ureeron* y hicieron ale-
gría»: y entrando en el templo de ana
dioaea comieron y bebieron, y maldijo
ntfn 4 iMrlñaaa)ai)h
,2* Y-Gaal Wjo de Obed cu>: ¿Quién
at Abkmeleoh» y quién ea Sichem para
jjgg,n«a— tffoa.ainr^nioa 4 él ? ¿Noeaht-
jmú*4múbalf ¿Y Zebul nost.au asis-
tente? Servid á loa varones de Hemor
padsede ttenenv ¿Por qué le hablamos
deeerviráél?
29 ¡Quién dleee á este pueblo debajo
d* mi mano, que Imgo echaria á Abi-
naleahl Y decia 44td*aelecJ*; Aumen-
ta tas escuadronea, y sal.
.¿QYt^ulaaktcnte de 4a ciudad, oyen-
frkim paUhras de Gaal h^o de Obed, en-
cendióae su ira.
■M Y envió astutamente menaageroa á
AhUneleeb, diciendo : He aquí que Gaad
fcüe><da Obed, y eua hermanos, han veni-
d* 4 Sichem, y be aquí que han cercado
1* etodad centra ti. ,¿
1 82 Levántate pues ahora de noche tú y
elpieblo que **4á contigo, y pon emboe-
0ad»enel«ttapo.
t-83 Y: por la mañana al salir del sol le-
vantarte has, y acometerás la ciudad; y
& J «el pueblo que «ató con él saldrán
eomtm tic y tú -hacas con él según qnc
acta ofrecerá,
«44 (Levantándose pues de noche Abi-
melech, y todo el pueblo que con él es-
ktbot pusieron emboscada contra Sichem
00» cuatro compañías,
85 Y Gaal hijo do Obed salió, y púsose
41a entrada de la puerta de la ciudad; y
Abi-melech y iodo el pueblo que con él
safe»*, su levantaron do la emboscada.
36 .Y 'viendo Gaal el pueblo, dtfo.á Ze-
bul t He alU pueblo que desciende de
las cumbres de los menina, Y Zebul le
respondió ¡ La aomboa de los montes,
te paraos hombres.
942
1 37 Has Gaal Wpé¿ W4a«, *a8o 1 Be
allí pueblo que desciendo por medio de
la tkrra; j un escuadrón viene por el
camino de la campana de Meoneninx.
3? Y Zebul le respondió; ¿Dónde antf
ahora tu dicho que decías: Quién es
Abirmelecn, para ,que sirvamos á él?
¿ Este, no es el pueblo que tenias en po-
co? Sal pues ahora, y pelea con éL
89 Y Gaal salló delante de los sejíores
de Sichem y peleó contra Abi-melech.
40 Y Abi-meloch le siguió, y él huyó
delante de él, y cayeron herido? muchos
hasta la entrada de la puerta.
41 Y Abi-melech se quedó en Aroma» y
Zebul echó á Gaal y á sus hermanos, que
no morasen en Sichem.
42 Y aconteció d dia siguiente flue jb\
pueblo salió al campo ; y fué dado ayfeo
á Abi-melech.
43 £1 cual tomando gente repartióla en
tres compañías, y puso emboscadas en
el campo ; y como miró, he aquí el pue-
blo que salla de la ciudad : y levantán-
dose contra ello» hiriólos.
44 Y Abi-melech y el escuadrón que
estaba con él, acometieron con ímpetu,
y pararon á la entrada de la puerta de la
ciudad: y las otras dos compañías aco-
metieron á todos los que, estaban en el
campo, j|hiriéronlos.
45 Abi-melech combatió la ciudad todo
aquel dia y tomóla, y mató al pueblo que
en ella alaba, y asoló la ciudad, y sem-
bróla de sol.
46 Lo cual como oyeron todos los que es-
taban en la torre de Sichem, entráronse
en la fortaleza del templo del dios Beritn.
47 Y fué dicho á Abi-melech como to-
dos los de la torre de Sichem estaban
juntados.
48 Abi-melech subió al monte de Sal-
món, él y toda la gente que estaba con él,
y tomó Abi-melech hachas cu su mano, y
cortó roma de los árboles, y levantán-
dola púsóscla sobre sus hombros, dicien-
do al pueblo que estaba con él : Lo que
me veis á mí que hago, haced vosotros
prestamente como yo.
49 Y así todo el pueblo cortó también
cada uno su roma, y siguieron á Abi-
melech, y pusiéronla junto á la fortale-
za, y pusieron fuego con ella á la forta-
leza, de tal manera que todos los de la
torre de Sichem murieron, como mil
hombrea y mugeres.
50 ^ Después Abi-melech se fué á Tho-
bea : y puso céreo 4 Ttoe&esf y tomóla*,
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M1BCB&
U fomedlo' db ««MU» <MU* wteba
una torre iberio Ala euei ee retiraron
todos loe hombres 7 mngeres, y todos les
señores de la dudad: 7 temad* tras si
ku puerta* subiéronse á la teohumbre de
la torre,
53. Y Tino Abtanelech 4 la torre, 7 con-
batiéndole llegóse i 4a puerto déla torre
para pegarle fuego.
53 X una njuger dejo caer un pedazo de
una runde de-molino sóbrala cabeza de
Abí-meleeh, y quebrólo Ios-cascos»
54 Y luego el llamó a\ su escudero, 7
dijole: Saca ta espada. 7 mátame: por-
que no se diga de mi, una muger le mató.
Y su escudero le travesó, jr murió*
55 Y como los Israelitas vieron muerto
4 Abi-meleth, feéronse cada uno á su
56 Así pnes pagó Dios á Abi-mcleeh el
mal que hizo contra su padre, matando
a. sus sententa hermanos.
. 52 Y aun todo el mal de los señores de
8lchem torné Dios sobre sus eabezas : y
la maldición do Joatasm mjo de Jeruba-
hal Tino sobre ellos.
CAPITULO X.
froté* d Mímela* JUIa* * d Tftofct «Ur: * vi-
viendo ti pueblo d sus idolatría* peor que dntes,
Dios loe sujeta d ¡oe Pküutíuoe wdlot AmmonUa».
Jt. J&iéiite* eamtéftmm d Bies, f < 3m recto* d
Y DESPUÉS de Att-meleah levantóse
Thela hUe de Puna, hüe de Podo,
varón do Isachar, para librar & Israel 1 el
cual habitaba en Sanür en el monte de
aparaba*
.2 Y juzgó 4ferael vétate 7 tres anos, y
murió, 7 fué sepultado en Samir.
. 3 Trae él se levantó Jair Gaatadita, el
cual juzgó á Israel veinte y dos años.
4 Este tuTo treinta hijos que cabalga-
ban sobre treinta asnos, y tenían treinta
Tillas, las cuales se llamaron las villas de
Jair hasta hoy,que están en la tierra de
Gnlaad,
5 Y murió Jair, y &4 sepultado en Ca-
món.
. 6 Mas los mjo* do Israel tomaron a. ha-
cer lo malo en los ojos de Jebera, y sir-
vieron 4 los Banales, y á Astaroth, 7 á
loe dioses de Syria,;y á los dioses de Si*
don, y á los dioses de Jueab, y 4 los dio-
ses de ios Wjos de4pnmx>n,yálos dio-
ses de los Philistheos ; y dejaron 4 Je-
uoiwvy no 1* sirvieron;
. 7 Y Jehova se airó contra Israel, y ven-
diólos en mano de los Philistheos, y en
mano do los lacada Anuuon.
8 tes cueles üeUooef y qnebieatsron
4 loa ktyee de leseel-en aquel tiempo per
diez 70000 atoa, á oeaoe k» mjes de
Israel, que etktoem áe la otra parte 4el
Jordán en la tierra del Aznotrbee, que es
9 Y lee hijea fe
tra Juda, y Ben-Jatnin, y la enea de
Ephreimt y fonos-fue en grande snana-
raaftigkkx
10 U Y los hUos de Tinto! ilwnamii á
Jebera, dkienáo't Mmtom hemos/ pe-
cado centoi Ui porque hafcemea dejado
4 nuestro Dios, y notemos servido á loa
Banales,
11 Y Jehova respondió 4 los h*ea 00
Israel: ¿No habéis sido oprimidos de
Egypto, do los Amorrónos, dé los Am-
Monitoa,de les PhMstheoa,
12 De los do Bidón, de Amatech.y de
Mebou, y eUunefiéo 4 mi os be Horado
desús manos? •
13 Mas Tosotros me hojéela dejáis, 7
habéis servido 4 diosos ágenos* por tan-
to ya no os libraré mee.
14 Andad, y clasnedu loa dioses que os
habéis elegido, que os libren A el tiem-
po de vuestra afliaetak
15 Y los hijos de Isjaolittpondieroa 4
Jehova: ifeMros hemos panado, haz tú
son nosotros como bien te -poreniere :
solamente que ahora nos Ubres en este
día,
16 Y quitaron de entre si 'loa -dieses
ágenos, y sirvieron: 4 Jehova-; y su olma
fué angustiada 4 censa del- trabajo de>¿s-
rael.
17 Y juntándose los mjos de Amtaon
asentaron campo en Galaadt y junta* t
tombo los mjos de Israel, y asentaron su *
campo en Maspha*
18 Y los príncipes y el pueblo de €te-
laad dfyeron el uno al otro i ¿ Quién* será
el que comenzará la batalla eetotn* los
hyos de Arnmon ? El seré «abemeobro
todos los que habitan en Oelaad.
CAPITULÓ XI. '
Jephtebaetdrdo v *\eterrmd+ — eksjtáo per copetón
del pueblo contra lo* Agmonitas. II. Litiga por
embajadores con el rey de loe Ammonita» eobre Ja
posesión 9 tírmbtút Oe 1» tierra *é Gatead. TO.
Qtnwi4ntloet partir contraed Aettnpn^ehwMace^vote
de sacrificar d Dios al primero que de su cásale $*>
Itere di encuentro volviendo con victoria. IV, Vuel"
• to, eSMo 4L reckn> eu htfa antea, y et le» sacrifica
ENTONCE» JephteGalaaditaeTahom-
bre valiente, mjo do unaremena; al
^JephteJU*te«jr*-.<i'U-..
JUECES.
2 Y la mugar de Galaed tambtm le ha-
bla parMo h#os: k» esafet eourio feo-
ron grandes echaron 4» *iá Jephte, di-
ciendo: No heredarás en lacas* de nues-
tro padre, porqne ere* bastardo.
8 Huyendo pues Jephte á cansa de sne
hermanes, habitó en tiene, de Tob: 7
juntáronse con el nomores ociosos, los
enalte sallan con &
é T aconteció qne después de «Zpunos
días los htJot de Ammoo hicieron guer-
ra contra Israel.
i Y como loa mjos de Amaten tenían
guerra contra Israel, los ancianos de Ge-
land fueron para volver á ¿epate de tier-
ra de Tob.
• Y dijeron á. Jephte; Ven y serás nues-
tro espetan para qne peleemos eon los
Jigos de Anuno*.
7 T Jephte respondió á les ancianos de
€húaad: i No me habéis vosotros aborre-
cido, 7 me echasteis déla casa de mi pa-
dre? ¿ Por qné venta ahora á mi, cuando
estáis en ailoefton?
8 Los ándanos de Oalaad respondieron
á Jephte : por esta misma cansa torna-
mos ahora 4 ti, para ejne vengas eon no-
sotros, 7 pelees contra los hijos de Am-
mon, 7 nos seas cabana á todos los qne
• Jephte entonces dfyo á los ancianos
de 0 sisad : 81 me volvéis para qne pe*
lee contra los hfyos de Ammon, 7 Jeho-
va los entregare delante de mi, ¿seré yo
vuestra cabesa?
10 Y tos asotanes de Oalaad respondie-
ron á Jsptote: Jehova oiga entre noso-
tros, si no ío hiciéremos como tú dices.
ll'Bntonees Jephte vino eon loe anda-
noa de Oalaad, 7 el pueblo le eligió por
su eabesn 7 principe: 7 Jephte habló
todas sus palabras delante de Jehova en
Maspha.
19 Y Y envió Jephte embajadores al
rey da los Ammonitas, diciendo : ¿Qué
tienes tu conmigo, que has venido á mi
para hacer guerra en mi tierra?
18 Y el rey de los Ammonitas respon-
dió á los embajadores de Jephte: Por
cuanto Israel tomó mi tierra, cuando su-
mo de Egypto, desde Arnon hasta Jeboc
7 el Jordán : por tanto tórnalas ahora en
Id Y Jephte tornó á enviar otros em-
bajadores al re7 de los Ammonitas,
lABMendole: Jephte ha dicho asi:
Ismel no tomó tierra de Moab, ni tierra
de loa htfos 4e Ammon :
844
16 Mas subiendo Israel de Egypto, an-
duvo por el desierto hasta el mar Ber-
mejo, 7 llegó á Cades.
17 Entonces Israel envió embajadores
al rey de Edom, diciendo : Yo te ruego
que me dejes pasar por tu tierra : mas d
rey de Edom no los escuchó. Envió
también al rey de Moab : el cual tampo-
co quiso : 7 ati qnedó Israel en Cades.
18 Y yendo por d desierto, rodeó la
tierra de Edom, 7 la tierra de Moab, 7
viniendo por donde nace el sol á la tier-
ra de Moab, asentó su campo destotra
parte de Arnon: 7 no entraron por d
término de Moab ; porque Arnon térmi-
no es de Moab.
19 Y envió Israel embajadores á Sehon
rey de los Amorrheos, rey de Hesebon,
didéndole : Ruégote que me dejes pasar
por tu tierra hasta mi lugar.
20 Mas Sebón no se lió de Israel para
darle paso por su término : antes jun-
tando Sehon todo su pueblo puso cam-
po en Jasa, 7 peleó contra Israel.
21 Mas Jehova d Dios de Israel entre-
gó á Sehon 7 á todo su pueblo en mano
de Israel, 7 vendólos,y poseyó Israel to-
da la tierra del Araorrheo, que habitaba
en aquella tierra.
22 Poseyeron también todo d término
del Amorrheo desde Arnon hasta Jeboc,
7 desde d desierto hasta el Jordán.
28 Asi qne Jehova él Dios de Israel
echó tos Amorrheos delante de su pue-
blo Israel : ¿ 7 poseerlo has tú ?
24 ¿Si Chamos tu dios te echase algu-
no, no lo poseerlas tú ? Así nuet posee-
remos nosotros á todo aquel que echó
Jehova nuestro Dios de delante de noso-
tros.
25 ¿Eres tú ahora bueno, bueno mas
qne Balae htyo de Sephor, rey de Moab?
¿tuvo él cuestión con Israel? ¿biso
guerra contra ellos ?
26 ítem, habitando Israel por trescien-
tos anos á Hesebon 7 sus ddeas, á Aroer
7 sus ddeas ; 7 todas las ciudades que
estáñalos términos de Arnon, ¿por qué
no las habéis defendido en este tiempo t
27 Asi qne 70 nada he pecado contra
ti, mas tú haces md conmigo haciéndo-
me guerra : Jehova, que es el juez, jua-
gue hoy entre los mjos de Israel 7 los
hfyos de Ammon.
28 Mas el rey de los btyos de Ammon
no oyó las razones de Jephte qne le en-
rióádédr.
29 f Y d Espíritu de Jehova fué sobro
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JUECES.
Jephte, y pesó en Miad, y en
see: ydeaUipasóenMispliade
y de Maspha de Qalaad pasó á lee hQce
de Ammon.
80 T hizo voto Jephte á Jehova, dicien-
do: Si entregares á loe Ammonitas en
mis manos,
SI Cualquiera que me saliere á recibir
de las puertee de mi ceta, cuando vol-
Tlere de loe Ammonitas en pal, aeré de
Jehova, y yo lo ofreceré en holocausto.
83 T pasó Jephte á loe htyoe de Am-
mon para pelear contra eHos, y Jehova
loe entregó en su maná
88 T hiriólo» de gran matanza, mucho
deade Aroer hasta llegar á Menntth,
veinte ciodadea : y hasta la vega de lee
Tifias: y ari ftieron domados loa Am-
monltae delante de los htyos de Israel.
84 T Y volviendo Jephte á Maspha á su
casa : he aqni que su htya le sale á reci-
bir con adufes, y corros, á la cual tenia
aola única: no tenia raerá de ella otro
hijo ni bija.
85 T como él la vio, rompió sus vesti-
dos, diciendo : Ay, nfla mia, deVrerdad
me has abatido, y*tú eres de loe que me
abaten : porque yo he abierto mi boca á
Jebova, y no lo podré revocar.
86 Ella entonces le respondió: Padre
mió, si ñas abierto tu boca á Jehova, has
de mi como salló de tn boca, pues que
Jebova te ha hecho venganza de tus ene-
migos los hijos de Ammon.
87 T tornó á decir á bu padre : Hagas-
me esto: débame por dos meses que
vaya y descienda por loa montes, y llore
mi virginidad, yo y mis compañeras.
88 El entonces djjo: Vé. T dejóla por
dos meses: y ella fué con ros compe-
lieras, y lloró su virginidad por los
montes.
89 Pasados los dos meses,' volvió á su
padre, y hizo de ella conformé á su voto,
que habla votado : y ella nunca conoció
varón.
40 De aquí rae la costumbre en Israel
yue de ano en ano Iban las hfyae de Is-
rael, para endechar á la hija de Jephte
Galaadlta, cuatro ¿Has en el ano.
capitulo ra
Xof ééEfkrmím m mmottmtm $tnirm JtphU: penel
tm*immwm*md»éBi*m grmm ■ámirf>. lLMmrto
Jtpfite, tmeédmU Abé$an, JEfon, Abdon.
Y JUNTÁNDOSE los varones de
Ephraim, pasaron hacia el oqul-
Jon, y dijeron á Jephte : ¿Por qué raíste
á hacer guerra contra los hfyos de Am-
mon, y no M
contigo f JMnsiret sjuei
e/ze mesemos
*ésaos4m*go
tu casa contigo.
3 Y Jephte lee respondió: To tuve, y
mi pueblo, una gran contienda con los
hijos de Ammon: y llamees, y no me
defeudfetefe de ene manos.
8 Viendo pnce que tú no zas datadlas,
puse mi alma en mi palma» y pasé con-
tra los lujos de Ammon, y ¿chova loa
entregó en mi mano : ¿ por qué pues ha-
béis subtée hoy contra mi nasa pelear
conmigo?
4 TJuntando Jephte á todos las varo-
nes de Galaad peleó contra Ephraim ; y
los deuQalaaé hirieron á Ephraim; por-
que hablan dicho : Vosotros sois Juglti-
vos de Ephraim. Vosotros sois Gatae-
düaa entre Ephraim y Maneases.
5 Y los Oalaadltas tomaron los vados
del Jordán, á Ephraim; y era, ene cuan-
do alguno de los de Ephraim, qne hule,
decía: ¿ Pasaré f los varones deOalaad
le presentaban: ¿Eres táEphrateof y
él respondía, No:
8 Entonces decíanle: Ahora puee di
Sfalboleth. Y él decía, «beseth, porque
no podían pronunciar asi. Entonces
echábanle mano, y degollábanle junto 4
los vados del Jordán. Y murieron en-
toncee de los de Ephraim cuarenta y dos
mil.
7 t I Jephte Jnagó 4 Israel seis anos,
y murió Jephte Gelaadita, y fué eenntta-
do en las ciudades de balead,
8 Después ne él Jasgó é Iseael Ihsan do
Beth-lehem:
9 El cual tuvo treinta htyos y treinta.
hQas, las cuales casó luesa, y tomó áo
fuera treinta btfas para sus h^oa, y Juz-
gó á Israel siete anos.
10 Y murió Ibaan, y fué sepultado en
Beth-lehem.
11 Después de él Juzgó á Israel Bkra
Zabulonlta, el cual Juzgó á Israel diez
anos.
12 Y murió Elon Zabnlonita, y lué se-
pultado en Ajelen en la tierra de Zabu-
lón.
13 Después de él Juzgó á Israel Abdon
hijo de Ulel Pharathonita.
14 Eate tuvo cuarenta hfyos, y treinta
btyos de hijos que cabalgaban sobre se-
tenta asnos, y Juzgó á Israel ocho anos.
15 Y murió Abdon hijo de Illel Phara-
thonita, y rae sepultado en Pharathon
en la tierra de Ephraim, en el monte de
Amaleen.
JüfiCfiSL
OAPFTüLCrXIlL
roWmclo hraet <t idolatrar m maceado d> hxPMK*
tkto*. II. Dio» anuncia per un ángel á lo» padre»
de ¿tomón m nacimiento, y te teñóla tu condición
de vida, por cvya mano el pueblo habia de »er liber-
tada.
YL08 htyos de Israel toldaron á bar
cer lo malo en los ojos de Jehova,
y Jehova los entregó cu mano de lo*
Philistbecs cuarenta aftas*
2 y Y había un hombre 4e Saraa de hk
tribu de Dan, el cual se llamaba Manne ;
y:su muger erm estéril que ranea habla
parido.
8 A ¿ata mogol» se apareció el ángel de
Jehova, y díjole: He aquí que tú eres
estéril, y no has parido; mas concebi-
rás, y parirás «n hfyo.
4 Ahora por tanto, mira ahora que no
bebas Tino, ni sidra, ni comas cosa in-
munda:
5 Porque tú concebirás, y parirá* ti*
mjo: y no subirá navaja sobre sn cabe-
za; porque aquel niño Nazareo será de
Dios desde el vientre ; y él comenzará á
salvar á Israel de mano de los Philis-
theos.
6 Y la mu¿er vino, y contólo á sn ma-
rido, diciendo : Un varón de Dios vino á
mi, cuyo parecer era como parecer de
un ángel do Dios, terrible en gran ma-
nera, y no le pregante de dónde ni quién
era, ni tampoco él me dfyo su nombre.
7 T díjoinc : He aquí que tú concebi-
rás, y parirás un hijo : por tanto ahora
no bebas vino ni sidra, ni comas cosa in-
munda; porque este nlfto desde el vien-
tre será Nazareo de Dios hasta el din de
su muerte.
8 T oró Manne á Jehova, y d\)o : Ay,
Seftor mío, yo te ruego que aquel varón
de Dios, que enviaste, torné ahora á ve-
nfr á nosotros, y nos enseñe lo q«e haya-
mos de hacer con el niño que ha de nacer.
9 T Dios oye la voz de Manne, y el án-
gel de Dios volvió otra vés á la mnger
estando ella en el campo : mas su mari-
do Manne ño estaba con ella.
10 Y la mugar corrió presto, y dtyolo á
su marido, dicléndole: He aquí que
aquel varón que vino hoy á mí, me ha
aparecido.
11 Y levantóse Manne, y siguió á su
mnger: y después que llegó al varón,
díjole : i Eres tú aquel varón que hablas-
te á cuta muger ? Y él dijo : Yo soy.
12 Entonces Manne dijo! Cúmplase
pues tu palabra: ¿qué orden se tendrá
con el niño, y qué ha de hacer?
to-T^l ángel do Jehova respondió 4
Mame.? lia muger se guardará de toda*
las cosas que ye le dfle. •
14 Ella no comerá cosa que salga de
vid que Heve vino: no beberá vine, ni
sidra : y no- cernerá cosa inmunda : final-
mente, guardará todo lo que le mandé.
15 Entonces Manne dtfo al ángel de
Jehova : Buégete que te detengamos, y
aparejaremos delante de tí un cabrito de
las cabras.
16 Y el ángel de Jehova respondió á
Manne: Aunque me detengas, no come-
ré de tu pan ; maa si quisieres hacer ho*
loeausto, sacrifícalo á Jehova. YManue
no sabia* que aquel fuete ángel de Jo»
nova.
17 Y Manne cUjo al ángel de Jehova*
¿ Cómo es tu nombre, porque cuando tu;
palabra so cumpliere, te honremos ?
18 Y el ángel de Jehova respondió;
¿Por qué preguntas por mi nombre, que
es oculto ? (
19 Y Manne tomó un cabrito de las ea*
braa, y un presente, y sacrificó sobre
una palta á Jehova: y biso milagro a,
vista de Manne y do su muger.
20 Porque aconteció, que como la 11*
na subía del altar hacia el cielo, el án-
gel de Jehova subió en la llama del altar
á vista de Manue y de su muger, los
cuales se postraron en tierra sobrefina
rostros.
21 Y el ángel de Jehova no tornó a
aparecer á Manue ni á su muger. En-
tonces conoció Manne que era el ángel
de Jehova.
22 Y dijo Manne á su muger : Cierta,
mente moriremos, porque á Dios habe^
mos visto.
28 Y su muger le respondió t SI Jehova
nos quisiera matar, no tomara da nues-
tras manos el holocausto y el presente,
ni nos hubiera mostrado todas estos co-
sas, ni según el tiempo nos hubiera anun-
ciado esto.
24 Y la mnger parió «n hfyo, y llamóle
per nombre fiamaon. Y el niño creció,
y Jehova le bendijo.
25 Y el Espíritu de Jehova le ootnensé
á tomar por vece* en Mahane-Dan, entre
Sama y Eshtact * '
CAPITULO XIV.
Samaontecam con ana nmaer PhiHethea. II. YütUn-
do d celebrar la» boda* mata vn león* en ti cfV*
del cual halló despee** ove un enjambre de abÉa*
había hecho miel m. Prop»me dio» mancebo» Hi-
lütheo»** entorna, éltmal declarando d tu capota*
»Ma te dentar* d k*m$*oeboi>
JVB0E&
X nata,vióenThamnataunemugerde
>)as mjas de lo» Phnistneos.
8 Y subió, y declarólo á tu -padre y á
su madre, diciendo: To he victo es Tham-
ns4a«ma muger de loe htyus de loé Pbi-
ttsiheeu: ruégoos que «Le k tomáis: per
muger,
8 Ten padre y su madre le dieron!
j No hay muger entre las hQae de tus
hermanos, ni en todo mi pueblo, para
que veyas4ú á tornar muger de loe Fhi*
listines incircuncisos? YSamso* res-
pondió 4 en padre : Tómamela p*r mu*
¿er, porfíe esta agradó á mis ojo».
4 Mas en padre, y sa madre no sabían
que este, venia de ¿chova, y que él bris-
caba ocasión oontfa loa Philtotbeosi
porqye en aanel tiempo los Phllistheos
dominaban sobre Israel.
Jf t T flainson descendió con su padre
y con su madre á Thamnaia: y cerno
negaron á las Tifias de Thomnata, he
aqoi un cachorro de león, que venia bca-
maedo baria él
0 T el Espíritu de Jehova cayó sobre
ét,'7 etespedaeóio-oome quien despcdaCa
nn cabrito, sin tener nada en su mazro :
y nO dló á entender á su padre ni & su
madre lo que habla hecho.
-7 T viniendo, habló á la mnger que ha*
bla agradado áSamson.
& Y tornando después de algutoes días
para -tomarla, «partos* dd camino para
ver el cuerpo muerto del leoii: y, he
aqui qm emaba en el cuerpo delleon un
enjambre de eibejas, y un pernal de miel.
• T tomándolo en sus manee fuese eo-
mfendeio por ei camino : y como llegó
á en padre y á su madre, dióles también
á ellos que comiesen : mas no les descu-
brió, «ue habla tomado aquella miel <tel
cuerpo twi leen.
10 Ü Y vino su padre ala mnger: yhi-
00 alti flameen banquete f porque así so-
lhm hacer los mancebos,
ai Teeme^ettot lo vieron, tomaron
trehftf» compañeros qu* estuviesen con
él
tS^A lee «laten iflafnuoKdfyof Y* os
propondré ahora una pregunta, la cual si
en leu siete días del banquete Potros
me declarareis y hallareis, yb os daré
trehrta sábanas, y treinta mudas de ves-
tidos:
» Mae al ño me la supiereis declarar,
vosotros me dan» las tretera sábanas, y
ma treinta mudas de vestidos. Y ellos
respondiere»* fes^ncuos tu proguáfcui,
y oírla hemos.
14 entonce» les djjoi Del comedor sa-
lió oetnMa, y del Alerte salid duhmr*
Y dbo* no pudieron declararle la pregun-
ta en tres dias :
15 Tal séptimo dm dieron* la mnger
de-ftatnspu : Induce á tu marida á que
nos declare esta pregunta; porque no te
quememos á ti y á la casa de tu padre,
i Babeamos llamado aquí para poseer^
noef
16 Y lloró la muger de Satnson delante
de ót, y dfyo : Solamente me aborreces,
y no me amas, pues que no me declara*
la pregunta que propusiste á los htyos le
mi pueblo. Y él le respondió : He equi,
que ni á mi padre ni A mi madre la he
deelacado; ¿yhabiatela de declarar átf?
17 Y «B* Moró delante de 0*1 los siete
dias que ellos tuyferon banquete t mas
al edptbno diá él se la deemM, pbrqtfe le
eoustrtnió i «fe: Y ella la declaró a loe
hfyos de su pueblo.
18 Y al séptimo dlá, antes que el sol se
pusiese, los de la ciudad le dieron i
¿Qué cata hau mas dnlee que la miel*
l Y qué éoéa kmg mas fuerte que el leen?
19 Y él les respondió: Si no hubieres*
arado con mi novUla, nunca hubierais
hallado mi pregunta»
80 Y ei Espíritu de Jehova cayó sobre
él, y vino á Aseaion, y hartó treinta h«tó>
bres dé ellos; y tomando sus despojos;
dio las mudas de vestidos á los queha>
bian soltado la pregunta : y eneendld»
en enoje vinoso á casa de su podre.
21 Yl*magerde$amspnfuédnda4su
compañero, ooñ el cual Astease ha eosn»
CAPITULO XV.
Saimón por haberle ** negro quitado tu mugar, toma
ocation t« wft u te* PküÍMÜ*ot, fmiMudiU» h» pO-
p^;por¡o^almrmmr*wmmteroi/mc^o*t0om
quemado* de lo» PkiUetheoe. U, Me** mü de ello»
Samton con una qutfada de atno : de fe atmt, f e*
nJmdoeea\DtoeUda mgma^
Y ACONTECIÓ áetpuet de atymo*
dias, que en el Uetñtoo de la sega-
da dd trigo SanMon visitó á su mnger
con un cabrito de las cabras, diciendo-
Entraré á mi mnger á la cámara. Mas
el padre de ella no le dejó entrar. -
8 Y dtyo el padre de ella : To he dtebo
que<tf la aborrecías ; y di la A tu conrpa-
fiero. Has su hermana menor | no e*
mas hermosa que ella? Tómala pues en
su lugar.
8 Y Samson les respondió: yo tena sm
347
njjscEa.
. conloa PhOkv
theos, ai mal les hiciere.
4 Y íué Samson, y tomó trescientas
sorras, y tomando linones 7 juntándolas
por las colas, paso «ñire cada dos colas
un tison.
ó Y encofldmaao los tisoncs echólas en
los panas dalos Plnlevtheos, 7 quemó
montones 7 mieses, y Tinas y olivares.
• Y dieron los Pfaillsttieos: ¿Quién
biso esto? Y toólas dicho : SemsosTel
yerno del Thamnateo, porque le quito
su muger, y la dio ásu compañero. Y
vinieron los FhlUatheos, y quemaron A
luego 4 olla y á su padre.
7 Entonces Samson les dtyo: ¿Asi lo
bailáis de nacer? mas yo me vengaré
da vosotros, y después cesaré.
5 Y hiriólos de gran mortandad pierna
y muslo: y descendió, y asentó en la
«aera da la> peda de Etam.
• T Y los PbJUstheos subieron y pusie-
ron campo en Jada, y tendiéronse por
Lechi.
10 Y lo* Turones do Jada les dfyerou:
i Por «uó habéis subido con t» nosotros ?
Y en*s respondieron: Para prender á
tasnson hemos subido : pam hacerle 00*
me él nos ha hecho.
. IX Y Tinieren tres mil hombres de Je>
da á la cueva de la pena de Etam, y ¿ge»
mam á Samson: 4 No sabes tú que los
EMhuthosa dominan sobre nosotros!
¿Por qué nos has hecho esto r Y él les
respondió: Yo les he hecho como eUos
13 JBfc* entonces le dtyeron: Nosotros
hemos Tenido para prenderte, y entre-
ansas en ana&o da los Phüiatheos. Y
Samson les respondió : Juradme que vo*
aotros no me mataréis.
13 Y €0at le respondieron, diciendo:
Kes solamente te prenderemos, y te en-
tregaremos en sus manos: mas no te
macaremos. Entonces atáronle con dos
cuerdas nueva», y hiriéronle Teñir de la
U Y como Tino hasta Lechi, los Pal-
listheos le salieron ¿recibir oon alarido:
yol Espíritu de Jehova cayó sobre él, y
las cuerdas que ataban en sus breaos ss
tornaron como lino quemado con mego,
y las ataduras se cayeron de ana manos.
15 Y hallando <i mam una quejada de
asno «u* fresca, extendió la mano y to-
móla, y hirió con ella mil hombres.
16 Entonces Samson dijo: Con una
qutyade de asno, un montón, dos mou-
m
Ge* ama qptM* da asma herí
mil varones.
17 Y acabando de hablar, echó de so
mano la qmjaáa, y Uamó á aquel lugar
lUmath-leohi.
18 Y tosiendo gran sed, clamó* Jeho»
va,ydtyo: Tú has dado esta gran salud
por la mano de tu siervo: y abosa m>
moairé de sed, y caeré en la mano da loa
Incircuncisos.
19 Entonoea Dios quebró una muela
que anona en la quijada, y salieron de
allí agines, y bebió, y volvió en su <
tu, y vivió. Por tanto Uamó su 1
de aqud feoer, Enhaooore, el cual m en
Lechi basta hoy.
90 Y juagó á Israel en loadlas de loa
PtiUiathaos veíate anos.
CAPITULO XVL
Encerrad* en Oam Sameon, te eteapa, tiamitn&én
lee pm*rtns de m ciudad. U. hmporUmado de JDtt-
ma. j mmn ■ JtfMrtftm. ff itwrtw en que eonantta
mjaena, u detpmbiiémdolo eüa d lo* PkQUtkeeem
preto de cZIm, y quebrado* ¡o* ojo* le* tirve para
moler. JSL Sacad* d fcettjar d he PWtttAeee en
mtajktta, derriba el templa de m dmM\4o*de amara
e% amata ceaeiae fronde numere de tmemmde?**,
Y FUÉ Samson i Gasa, y rió allá una
muger ramera: y entró á ella.
» Y fué dicho á los de Gasa,: Samson
es Tenido acá: y cercáronle, y pusiéron-
le espías toda aquella noche á la puerta
de la ciudad : y estuvieron callados toda
aquella noche, diciendo: Hasta la lúa do
lama tana: entonces le mataremos.
3 Mas Samson durmió hasta la media
noche : y á la media noche levantóse, y
tomando las puertas de la ciudad eem
sus dos pilares, y su tranca, écheselas
al hombro, y fuese, y subióse con eUaa
en la cumbre del monte que sata delante)
de Hebrea.
ó 1 Después de esto aconteció que ae
enamoró de una muger en Xanal-sereo»
la cual se llamaba Delila,
5 Y vinieron á ella loa principes de loa
Philistheos, y d^éronles Engáñala, y na*
be .en qué mU su mama ion grande, y
como lo podríamos vencer pam ano lo
atemos, y le atormentemos: y cada uno
do nosotros te dará mU y den alelas do
plata.
t Y DeUla dijo á Samson: Yo te ruega
que me declares, en qué en** tu Jueras
tea grande: y cómo podrás ser asado*
pam ser atormentado.
7 Y respondióle flamson : SI me ataren
con alóte sogas rodeases, que aun no
estén enjutes; entonces me ennaqueoe»
meces*
SSSSftST* O* lÓS O**»
**,yeemo*i
SOmbrCS.
8 Y loé príncipe de toa Estibábaos le
tedien» siete sogas reefeates, ese ese
no estaban eojutm: y *Ua le atóeos elle*
9 X las espías estabas emutamus enea»
ee de ella es ene oamara. staoneeseSs
le dfcjot Semeos, loe Philtatheos sebee
*4¡L X él rompió Imsogu, como se rompe
use cnerda de etiope cuando siente el
fuego: y ee fuera* no fué eesmetde,
lOBniosees Mfed*^ 4 sesmos: He
yo le rungo, ceeao sestee eer otado.
11 Xelledtfo: 81 nt* eiaiss fuerte-
mente oon ceerdee nueras, eososs osóles
nenguna ooee ee haya boebo, jo me en-
seqaeeeré, y eefé oomo eualquiem de
lee otros hombres.
U X DelUa tomo cuerdas nueras, y
•tole eos ollee: j é^oie: Besases, los
Fsttletseee sobre tt. X lm esjnss cesv
bes en ose cárnea» lies él lee rompió
se sos bracos eomo os hile»
28 Y DeJUe «U* á Bees***: Hasta ahora
i y treme sosssiso oon menlt-
eee ahora eomo po-
El entóneos le dfto: 81
tejiceseoiete asodejos de mi cebes» ees
tome*
U T e9e mseó le estaca, y dijo**: **•*»
sos» loe Pblsstseoe sobro sL atea de»
portándose al de ss ososo» eireseó le es-
tése del toleróos se tele.
l&YeSoms«o»4€ossoslces: Foto
v ose sn corseen so ose* eos-
»l Y* me bes esfssoso tros toóos,
y so me bes ess descubierto es oso ose*
18 X aconteció» ose apretándole ella
cesa 41a oon sss peleares, y moliéndole,
ss. almas* asgsstló pera la muerto.
17 X doscnbrJóm todo ss cosneos>y di-
Jote Hosca 4 mi cebosa llegó sonaja:
porque eig Jissereo de Moa desde et
Tienftro desmedre* 81 fuero rapado)
perderé mi morsa, y aero debiste**, y
oomo todos los otras sombree,
18 X riendo Delito, oso él lo bebía des-
cubierto todo ss corosos, enrió 4 lla-
lla k»eprm«i|^o> los Plüliatbeoa, di-
etondo: Venid esta too; poroso él me
ba descubierto todo eu coreana. X me
príncipes de los FhiHsthoos Tinieros 4
olla, trayosdoesasmssooldmeso.
19 X etfa%blso oso él se durmiese sobro
ana rodillas t y llamado m bjembre>nv
4ssUgIrie;yss*1uem*ee apaiió
deoL
88Xe9eledUe: fiemses, tos Fssto-
tseoa sobre tt. Y él eomo so despertó
de su sueno, dtyo «Ir» ti: Esta tos ssl-
cobtonde oso Jebera so sobes ya aparta-
do de éi.
di Mas los Pnilistbeee oobáros maso
de él, y sacáronle los ojos, j llevároste á
(¡tosa: y si Érenle eos eadesas, para que
moliese es la cárcel.
88 1 Y el esbelto de su cabes* comen-
aó 4 nacer, después oso fuá tapado.
83 X los príncipes de me PnlHstboos se
Juntaros para ssossncto 4 Dogo* ss dios,
y para alegrarse, y dtyeron : Nuestro dios
M X el pueblo Tsfedolo, loaron 4 tu
dtos,diíiosd«: Nuestro dios entregó en
nuestros masco 4 nuestro enemigo, y al
destruidor de nuestra tierra, el cual mv
bes muerto smesee de nosotros
85 X soossoom, que yéndose aleersndb
el oomeos de silos, dtyeros: Ussmd 4
flamee*, pare que Jaos^ detente de no-
sotros, X llamaron 4 Banuon de le cae*
col, y jugaba delante de ellos t y pusfté*
88 X 8emsos sQo si mes* que le ]
bacstomeno: IJéssmmyhámi
las columnas sobre que se sustenta la
cese, paca que me animo 4 eUse.
87 Y la casa osaba Besa de hombres y
mugeres, y todos los principes de los
Pbitistheoa estos** sitie y sobre 1* te-
obumbre baba* como tres ssM bosnsros
y mugeres, que estabas merendó el j*e*
godeSamson.
88 X 8smsos clamó 4 Jehov* y dtyo:
Son^ Jebera, acuérdate ahora so sai, y es*
faemmse abosa solamente tete tos |Os
Dios t para que de usase* tomeveugas»
m de tos Philisiseos de mis dos ojea.
88 Sntoncos fiemson se ebraaó con las
dos columnas ski medio sóbralas anales
se sustentaba la casa, y estribó en elees,
la sn* oon la mana soe*cb*,.y le otra
oon toisnsierde.
80 Xssnosn^ osa» ó^ Borneen: Mueca
mi alea* eos los Pbüistbce* X estri-
bando eos osmerao ©ayo la casa sobre
los principes, y sobre todo el pueblo
que «soba es eUe. X mero* muchos
mes tos que de ellos mató muriendo,
que los que habla muerto en ss Yide»
*sft
JtfeCTEK
F1
81^d*nosjDdteroft en* teraadc», y tar
da,la cMa do sfeinadce, y tunaron y
lleváronle, y sepultáronle entre San», y
Eehtaol en el sepulcro de en padre
Manno: y el juagó á Israel veinte aAot,
oawtolo xvn.
Uña umsyefó»* éewoír** superuHcioeñ^nSa I* Mate-
ad »jl »i«Mi 4« ^sV*Sj Swwífr»* **«*#»
Michas, que le hiciese hacer un ídolo : y habiéndolo
hecho, y puesto en mo parle de mu casa, y átquüa-
éo*hl*nmpmlemt*(t*rttt,hkoip>mii0mta de la
"*^i v*«m di monte de Epb-ta,
qne se llamaba Michas :
a £1 cual dtya á su madre: Los mil y
cien ¿jefa* de píate, qne te. fueron, hurr
tadoa, y tú maMocinfi, oyéndolo yo, he
aqni que yo tengo este dinero: yo lo
había tomado. Entonces la madreado;
Bendito esa* de Jebe*** mjo mk>«
3 Y después que él hubo tomado a su
madre los mil y. caen ticUm de plata, sn
madre djjo : yo be dedicado este dinero
á JehoYft da -mi mano para ti* hijo mió,
para qne hagas imagen de talla y de fun*
didon : por tanto no atoo» te lo vuelvo.
d Mas volviendo él loa dineros á en
medre* sn madre tomó doscientos «Wat
da plata, y diólos slfnndldor,y&le biso
da ellos una imagen de talla y de.fundi-
don, la cual fué puesto en casa de.Mlchas,
5 Y tuvo este heneóte Miabas casa de
dioses: y bisóse hacer ephod, y tera-
nhlrn, y oonssgró uno de ana hfyos, y
melé por sacerdote.
6 En estos días no habia nsy en Israel:
ma*. eada uno hada eesmo mejor le pa-
resia. •
7 Y habla un mancebo de BetMehem
de Juda,de la tribu deJude, el cual esa
Lamba, y petegdnahs alli. '
8 Este varón se habla partida de la ete»
dad de Beth-lebem de Juda, para ir á
vivir donde hallase: y llegando al monte
de Enaraiuvvi««4*aaa de Michas, para
<fcr<iftha«er su tanateo.
9 Y Michas le dtfo: ¿De donde vienes»
Y el Levita, la respondió; 8oy de Beth-
de Inda, y ■soy 4 *lvte donde ha*
10 Entonóse Mkhas-tertejoi anecíate
en mi casa, y serme hss en lugar de na-
das y de sacerdote : y yo te date dlec
sfcmt de plata por un cierto tienes», y el
ordinal*» de vestidos, y te comida. Y
•1 Levita ae quedó.
U Y el Levita acordó de morar can
aqnel hambre, y él lo tenia oomo á un»
do sus mjos.
E*
1» Y Mliastnsnssgró a) Levita, y aquel
mancebo le servia de sacerdote: y esv
tuse) en casa de Michas.
18 Y Michas dtyo; Ahora sé que Jebera
ma hará bien, pues qne el Levita es he*
ohojni sacerdote*.
CAPITULO XVIH.
C*4nm dalaémteatnia e» latrQM ém Jtt, Ztt oudl pe*
sonda por el uvmte de Uparais* bmcemdo asienta*
vino d la casa de Michas, y por fuerza le tom¿ et
Ídolo con lo» apáralo» de su culto, y ron eltacerdo-
t*,ykxÜemicmiinu
N aquellos deis no habla royan Is-
rael:, y en aquestos «has la tribu da
Dan buscaba posesión.' pasa si donde
morase-: porque hasta entonces no lq
baste cdfo*»-sntrir,entee las tribus de
Israel per heredad»
2 Y ios hijos de Dan enviaron de su
tribu cinco hombres de sus términos,
hombres valientes, de Sama y de Esh*
taoi* pava qne reconociesen y censida-
resen bien la tierra, y dyéronles: Id, y
reconoced la- Üsrnw Estos vinieron al
monte (WBphraim, Imsta la easa de Mi-
chas, y posaron alai '
% T oomo estaban cerca de la casa do
Michas, reconocieron la vos del manco*
bo Levita* y llegándose allá, oyéronte»
I Quién te ha traido por «eáf $f qué
haces aqui? ¿y qud tiente tu por aquí K
4 Y él les respondió: De esta y da este
manera ha hecho conmigo Mlehasi y él
me ha cogida para que aea en sacerdote»
6 Y estes 4e sujevont Pregunta prnat
ahora á Dios para que sepamos si ha da
prosperar nuestro viaje qne hacemos.-
d Yol sacerdote tes itepQndttt Id est
pan, que vuestro viaje qne hacéis, et d*>
hurte da Jehova, - t
7 Entonces squeUos ciñen Tarónos sn
partieron, y vinieren) 4 LsJs: y vieron
que el puente, que Aotttosc» en oHe, este-»
ba seguro, conforme n te «astumbre de1
los do Bidón, ocioso y sondado: né ha-
bla nadie en equolfe reglón que los^eri
turbase. en casa. ninguna para poseed
aquel remos -demás de asteártela* lejos
e>, los gldohios, y na tenían ne^odod
con ningún— SMmhres.
5 Veivtendopues eUoe Asna hermanos
ea6arae y Bshteel, sus herntedoB'les dV
jaron: ¿Qué hay? y eüoe respondieron 4
v Levánteos* subamos eontra dloar
porque abosen** hemos considerado te
región, y he aqui qué et muy buena; y
vosotras os estáis quedan, leo tesis po>
rosceos pero andar á ir á poseer la tierra,
I» Onandooliá Magas sai, tendré» á un»
JÜWWÉ&
genWftégtfra/y Itttirt HeVrá «o tanteó
«liento; pues q«m Dio* la te entregado
coi vuestras manos; lugar er dónete no
hay latta de cosa que sea ett te tierra.
11 Y partiendo los de Dan de allí de
Boraa y de Eshtaol, seiscientos hombres
armados de armas de guerra,
19 Vinieron, y asentaron campo en
Cariath-jarim, que es va. Juda, de donde
aqbet Hgar lteé llamado, el campo de
Dan, Msta boy: está ¿tetras dé Ca-
riuth-janm.
19 T pasando de allí «1 monte de E-
pnraim, vinieron hasta la easa de Michas.
14 Y dijeron aquellos cinco Tarones,
que habían ido á* reconocer la tierra de
¿ais, á sus hermanos : ¿No sánete como
en estas casas hay ephod, y teraphlm,
y imagen de talla y de fhndieidn? Mirad
pnes lo qve habéis dé hacer.
15 Y llegándose allá, vinieron á la casa
del mancebo Lerita en casa de Michas ;
y preguntáronle cómo estaba.
16 Y los seiscientos hombres, que eran
de los bflos de Dan, «ateto* armados 'de
sus armas de guerra á la entrada do lá
puerta.
17 Y subiendo tos cinco -varones qne
hablan Ido á reconocer la tierra, tinte-
ron altó, y tomaron la Imagen de talla,
y el ephod, y el terapUm, y la hnágen
de Tundición, estando el sacerdote á la
entrada de la puerta con los seiscientos
hombres armados de armas de guerra.
18 Entrando pnes aquellos en la casa
de Michas, tomaron la imagen de talla,
ef ephod,' y el teraphlm, y la Imagen
de fundición? y el sacerdote les dijo;
¿ Qué hacéis vosotros ?
19 Y eüoS le Respondieron: OaBa, pon
la mano sobre tu boca; y vente con no¿
sotros para que seas nuestro padre y so*
cérddte. ¿Es mejor qne seas tú sacer*
dote en casa do un hombre solo, que de
una tribu ylsxtfQia de Israel 7
30 Y 'el «brasotf «él sacerdote se ale-
gro!' el cual tomando el ephod, y el
teraptdm¡ y 'la Imagen Be vmo entre* Id
gente.
31 Y ellos tornaron, y fbéronse, y pu*
slercfe'Iotf'lttoé,? el ganado y bagage
delante «e*V
tbf*u*H9o ya se haWan alejado de la
casa de Michas, los hombres qne habita-
te» en* las «asas, qne entiban cerca de la
casa de Michas, #e juntaron, y siguieron
áloshUosdeDum,
la X4wto ^aois é ios de Da*, los de
Dan tornan dé 'sus Rostros, dgston á Mi-
chas: ¿Qué tienes qne has juntado gentef
# 94 Y él respondió : Mis dioses que yo
alce, que me lleváis^ juntamente con él
sacerdote, y os vais," ¿qué mas me que*
da? iy á qué proposito me decís: Qué
tienes?
35 Y los hfyos de Dan le dijeron : Ktf
des voces tras nosotros ; porque los tan
roñes enejados, no os acometan, y pter»
das también tu vida, y la vida de' lite
tuyos.
26 Y yéndose los h(jos de Dan sn cami-
no, y riendo Michas qne eran mas fuer-»
tes que él, volvióse y vínose á su casa.
27 Y olios Bevando las cosas que habla
hecho Michas, juntamente con el sacer-
dote que tenia, vinieron en Lais al pue»'
blo reposado y seguro, y pasáronlos a
cuchillo, y quemaron la ciudad á fuego. ' '
98 Y no hubo nadie que los defendiese*
porque ettabdn lejos1 de Sidon, y no te-
nian comercio con ningún hombre. Y
fa dudad estaba asentando en él valle que
¿etd en Bethrohob. Y reedificaron M
ciudad, y habitaron en ella.1* ' " *
29 Y llamaron el nombre de aquén»
ciudad' Dan, conforme al nombre deDatf
su padre, hijo de Israel, llamándose elcr*
tamente antes la dudad Late.
80 Y los hflós de Dan se levantaron*
imagen de talla, y Jonathan btfo de Ger-*
son, bljo de Manasses, él y sus htjos fue-
ron sacerdotes en la tribu de Dan, hasta
el ola de la transmigración de la tierra. *
31 Y levantáronse la imagen de Michas,
la cual él habla hecho todo el tiempo*
que la casa éc Dios estuvo en Bttó.
CAEITOtO
Cuéntate la destrucción de la tribu del
mmí# mb&mimmbest
r*,<*W
baamtat de la mmger de «* Levita ka$ta vtaUfrla>]q
cual et Levita partida en doce pedazo» envia por .
toda» lo* trtbmi dé hrttal pidiendo Jmticia. ■
EN aquellos diaé, como no habla tef
cu Israel, hubo un Levita que mo*
raba como peregrino en los lados del
monte de Ephraim : d cual se habla to-
mado muger coticub&ia de* Beta-leñera1
de Jada. '
2 Y su conctfbma adulteró* contra* éf, y
fuese de él á casa de sn padre á Beth*
lehem de Juda, y estuvo allá por tiempo»
de cuatro meses.
8 Y levantóse su marido, y siguióla"
para hablarle amorosamente, y volverla,
UetandÓ consigo un su criado, y un par de
asnos : y dto le metió en la casa de su
podre.
o»
XUECE&
4 T viéndolo él pudre de la mota sálle-
le á recibir gozoso, y detúvole bu sue-
gro, el padre de la moza, y quedó en su^
casa tres días, comiendo y bebiendo, y
reposando allí. '
5 T al cuarto día, como se ^levantaron
de mañana, levantóse también el Levita
para irse, y el padre de la moca dijo á su
yerno: Conforta tu corazón con un bo-
cado de pan, y después os iréis.
6. Y sentáronse ellos dos juntos, y co-
mieron y bebieron : y el padre de la mo-
za dtyo al varón: Yo te mego que te
quieras quedar aquí esta noche, y alegrar-
se ha tu corazón.
7 Y levantándose el varón para irse, el
suegro le constrifiló á que tornase y tu-
viese allí la noche.
8 Y al quinto día levantándose de ma-
ñana para irse, díjole el padre de la mo-
za: Conforta ahora tu corazón. Y «si
se detuvieron hasta que ya declinó el
día comiendo ambos á dos.
9 Y el varón se levantó para irse él y
su concubina y su criado. Entonces su
suegro, el padre de la moza, le dijo : He
aquí que el día declina para ponerse él
joí, ruégote que os estéis aquí la noche :
he aquí que el dia se acaba : ten aquí la
noche, para que se alegre tu corazón ; y
mañana os levantaréis de mañana á vues-
tro camino y llegarás á tus tiendas.
10 Mas el varón no quiso quedar allí la
noche, sino levantándose partióse, y vi-
no hasta delante de Jebus, que es Jeru-
salem, con su par de asnos aparejados, y
con su concubina.
11 Y estando ya junto á Jebus, el dia
habla abajado mucho ; y dtyo el criado á
su señor: Yen ahora, y vamonos á esta
ciudad de los Jebuseos para que tenga-
mos en cha la noche.
12 Y su señor le respondió : No Iremos
á ninguna ciudad de extrangeros, queno
sea de los htfos de Israel ; sino pasare-
mos hasta Gabaa. Y dijo á su criado :
13 Yen, lleguemos á uno de esos do*
lugares, para tener la nocho en Gabaa, ó
en Rama.
14 Y pasando anduvieron, y púsoseles
el sol junto á Gabaa, que era de Ben-
jamín.
15 Y apartáronse del camino para en-
trar á tener allí la noche en Gabaa : y
entrando aposentáronse en la plaza de
la ciudad, que no nabo quien los aco-
giese en casa para pasar la noche.
16 Y, he aquí, un hombre viejo que á la
969
tarde venia del campo de trabajar, el
cual em iúmbim del monto de Ephraim»
y moraba como peregrino en Gabaa: y
los moradores de aquel lugar eran hijos
de Jemint
17 Y safo hombre alzando los ojos, vio á
estotro, que venia de camino, en la placa
de la ciudad: y dtyole el viejo : ¿Donde
vas, y de dónde vienes ?
18 Y él respondió*: Pasamos de Beth-
lehem de Jada á los lados del monte de
Ephraim, de donde yo soy, y partSme has-
ta Beth-lehe» de Juda, y voy ahora á la
casa de Jehove, y no Acta* quien me reci-
ba en casa, .
19 Aunque nosotros tenemos paja y de
comer para nuestros asnos : y también
tenemos pan y vino para mí, y para tu
slerva, y. para el criado que ettá con tu
siervo, y de nada tenemos falta.
90 Y el hombre viejo dtyo i Paz sea con-
tigo : tu necesidad toda ma solamente á
mi cargo, con tal que no tengas la noche
en la plaza.
21 Y metiéndole en su casa, dio de co-
mer á sus asnos, y lavaron sus pies, y
comieron, y bebieron.
22 Y cuando estuvieron alegres, he aquí
los hombres de aquella ciudad, q**4rtm
hombres hijos de Bella!, que cercan la
casa, y batían las puertas diciendo al
hombre viejo señor de la casa: Saca fue-
ra el hombre que ha entrado en tu casa»
para que le conoacamos.
28 Y saliendo á ellos el varón señor de
la casa, dijoles: No hermanos mios:
Ruégeos que no cometáis este mal, pues
que este hombre ha entrado en mi casa,
no hagáis esta maldad.
24 He aquí mi btya virgen, y su canea-
bina, yo os las sacaré ahora, humilladlas,
y haced con eUas cosao os pareciere : y
no hagáis á este hombre cosa tan ver-
gonzosa,
26 lias aquellos hombres no le quisie-
ron oír: y tomando aquel hombre su
concubina saeósela fuera: y ellos la co-
nocieron, y abusaron de ella toda la
noche hasta la mañana, y dejáronla cuan-
do el alba subía.
26 Y ya que amanecía la mugar vino, y
cayó delante de la puerta de la easa de
aquel hombre donde su señor cataba,
hasta que loé de día.
27 Y levantándose de mañana sat señor,
abrió las puertas de la casa, y aettó, pana
ir su camino: y he aquí la muger su
concubina gym 4$taba tendida delante de
JUECES.
lo puerta 4o la casa con las mam* sobre
«lumbral.
98Yélledtto: Levántate paga que Boa
vayamos. Mas ella no respondió. En-
tonces el ▼aron la levanta, y ochándola
sobre sm asno levantóse y fuese á su lu-
•«.
89 Ten llegando á su nasa, tosaa un
cochillo, y echa mano de su concubina,
y despodáaala con sus huesos en doce
pautas, y cutiólas por todos los temamos
89 T cualquiera que vela mquA ¿«ota,
dccia: Jaasas se ha hecho, ni visto tal
coca, desda el tiempo que loa hijos de
Israel subieron de la tierra de Egypto
basta hoy. Considerad esto, dad oon-
CAPITULO XX
JUpmMod«*rael,vi*alacrmldadd*t<*Qal>aomÍ-
<— , rtqtdertn A la tribm de Hen-Jmmi* qmh$ eatü-
^Mp • f/ 4HB rf *j8Mm*80#8e\ AsT mQO^R JWtF^M^ ff tvt ^M sm
iit n mférfa^w
ENTONCES salieron todos los hQos
de Israel, y juntóse la congregación,
como de un hombre solo, desde Dan
hasta Besf^seba, y la tierra de Gatead, á
Jehova en Maspha.
8 T los cantones de todo el pueblo se
hallaron presentes de todas las tribus de
mmel en la congregación del pueblo de
Dios, cuatrocientos mil hombres de á
pié, que sacaban espada.
8 T los htyos és Ben-jamln oyeron, que
los hijos de Israel habmn subido á Mas-
pha. Y dijeron les hijos de Israel: De-
cid como fué esta maldad.
4 Entonces etvuron Levita marido de
la muger muerta respondió, y dtye : To
llegué á Gabaa de Ben-jamln con mi con-
cubina pera tener aM la noche:
6 T levantándose contra mi ios señores
de Gabán, cercaron sobre mi la casa de
noche deliberados de matarme, y opri-
mieron mi concubina de tal manera que
efe fué muerte»
4 Entonces tomando y» mi concubina,
córtela en pierna, y envicias por todo el
término de la posesión de Israel: per
cuanto han hecho maldad y crimen en
Israel.
7 He aquí que todos vosotros los lujes
de Israel «teto pwawatsi, daos aquí docto-
toy consejo»
8 Entonces todo el pueblo, come un
solo hombre, se levantó, y dyéron: Nin-
guno do neeotffos Irá á su tienda, ni nos
spartaxémccdfa^cadAunoásucssa,
8 Basta que bagamos esto sobre Gabaa,
que echemos suertes contra ella:
10 Y tomaremos dios hombres de cada
ciento por todas las tribus de Israel: y
de cada mil eknto, y de cada olea mil
mil, que lleve» bastimento para el pue-
blo que ha de hacer, yendo contra Gabaa
de Ben-jamán, conforme á toda la abo-
minación que ha hecho en Israel.
11 Y juntáronse todos los varones de
Israel contra la dudad, como un varón
solo, en compañía.
18 Y las tribus de Israel enviaron va-
rones por toda la tribu de Ben-jamln, di-
ciendo: ¿ Qué maldad «• esta míe ha sido
hecha entre vosotros?
18 Entregad pues ahora aquellos hom-
bros htyos de Belial, que arfé» en Gabaa,
para que les matemos, y barramos el
maldelsraeL Mas los de Beu-jemm no
quisieron oir la vos de sus hermanos los
li«os daJameL
14 Antes los de Ben-jamln se Juntaron
de las ciudades en Gabaa, paca salir á
pelear contra los hfyos do Israel.
15 Y fueron contados en aquel tiempo
los bA)os de Benjamín de las ciudades,
veinte y seis mil hombrea, que sacaban
espada, sin los que motaban en Gabaa,
que fueron por cuanta aietodontos va*
roo» escogido*.
18 De todo aquel pueblo hubo siete-
cientos hombres escogidos, cerrados de
la mano derecha todos los cuales tiraban
una piedra con la honda á un cabello, y
17 Y fueron contados los varones de
Israel fuera de Ben-jamln, cuatrocientos
mil hombres que ■acaban eapadn; todos
estos hombres de guerra,
18 Los cuales ae levantaron, y subieron
á la casa de Dios, y consultaron, con
Dios los hijos de Israel, diciendo:
¿Quién subirá por nosotros el primero
en la guerra contra los lujos de Beu-ja-
mlnf YJshovusespoadió: Judnssrtfel
primero.
18 Levantándose pues de mañana los
hijo* de Israel pusieron campo contra
Gabaa.
88 Porque lo* hijos de Israel hablan sa-
lido á hacer guerra contra Benjamín ; y
los varones de Israel ordenaron la batalla
contra, ellos junto á Gabaa.
31 Y saliendo do Gabaa los hijo* do
Benjamín derribaron á tierra veinte y
dos mil hombres de los hijos de Israel,
88 Mas fortificándose el pueblo, los ua-
858
KJJ&OE-S.
yones de Israel, tornan á ordenar ^ba-
talla en di mismo lugar donde la habita
«ordenado ei prifláer dia.
23 Y lo* b^ de Isr^ subieron, y lio-
•anón delante de Jehova basta la tarde, y
eonsnltaven eon Jehova, (telendo : ¿ Tor-
naré á pelear eon mi normano loe hQos
de Bed-janrto f Y Jehova les respondió:
Subid contra éL
01 Y ddiaeiguiente loe mjos de Israel
ae acercaron á loa hyós de Ben-jemia.
25 Y saliendo el dio* siguiente -Benja-
mín de Gabaa eontra ellos, derribaron á
tfcrraefcoediezyoehomil hombree de
loe hijos de Israel, todos estos que saca-
ban espada.
38 Entóneos subieron todos loe hflos
de Israel, y todo el pueblo, y viniere» á
la cana- de Dios, y lloraren, y sentaron»
•e ató; delante de Jettovaí y ayunaáron
aquel dia hasta la tarde, y sacrificaron
holocaustos y pacíficos delante de Je»
nova*
£7 Y lea Ujoe de Israel preguntaron á
Jehova:. (porque el área del concierto
doDiÓBesJtteusilíettaqudIoedias: .
48 YFhinees bijodeBleotár^i^de Aa-
non, cetabe.-ea su presencia en aquellos
dia*:) y dijeron: ¿Tomaré áeaüu en ba-
talla ooutfe mi hermane los mjos de
Ben-jamin, 6 estarme he quedo ? Y Je-
hova dfyo: Subid: que mañana yo le
entregaré en *n mano.
ü& Y Israel puso emboscadas al rededor
do Gabán»
30 Y subiendo los hijos de aerad eon*
ira loe hfyoB de Benjamín el testero día,
ordenaron la batalla delante de Gabaa,
eomo \m otras veces.
31 Y saliendo los hijds de Benjamín
eontrn el pueblo, alejados de la dudad,
oomennuron á herir eigunoe del pueblo,
matando, como las otras vecee, por los
casamos, uno de loe cáeles sube á Beth-
ei, f él otro á Gabaa por el campo ; y
fosforo» como treinta hombrea dfe Israel.
83 Y loe hijos de Ben-jamin decían tn*
ir*H: Vencidos eme delante de nosotros
cerno antes: Mas ico hijos do Israel de-
cían entre sí; Nbeotroe huiremos, y ale-
jarlos hemos de la •dudad ñasta los ca-
mbio*.
83 Entonces levantándose lodos los do
Israel de su lugar, pusiéronse en orden
en Bahalthamar : y también los -embos-
eadae de Israel salieron de sur lugar del
prado de Oabaa.
MT vinieron consta Gabaa diez mil
ttt
hombres escogidos de todo Israel, y la
batalla se comenzó á agravar ¡yeitos no
sabian que el mal se acercaba sobro
ellos.
85 Y hirió Jehova á Ben-jamin delante
de Israel; y mataron los mjos de Israel
aqud dia vdnte y cinco mil y cien honv
bees de Benjamín, todo» estos que «aca-
ban espada,
86 Y vieron los mjos de Ben-jamin que
eran muertos; porque los hijos de Israel
hablan dado lugar á Ben-jamin» ponqué
estaban confiados en las emboscadas que
hablan puesto detrás de Gabaa :
87 Y las emboscadas aeomeUaron pres-
tamente á Gabaa, y arremetieron y pu*
Bterou á. cuchillo toda la ciudad
38 Y los Israelitas estaba* concertados
con las emboscadas, que hiciesen mucho
fuego, para que subiese gran humo de la
ciudad.
89 Y los de Israel habían vuelto la* es-
palda» en la batalla : y loe de Benjamín
hablan comenmdo á derribar herido* ó)s
Israel como treinta hombres, ée tal mé-
itere qne ya decían: Ciertamente dios
han caldo delante de nosotros, .como en
la primera batalla.
40 Mas cuando la llama comencé * bu-
bir de la ciudad, como una columna de
humo, Ben-jamin tomó á mirar sisas,
y he aquí que. el fuego de la dudad en*
bia al délo.
él Entonces revolvieron loa varones de
Israel, y los de Ben-jamin fueron llenos
de temor : porque vieron que d mal ha-
bla venido sobro ellos.
42 Y volvieron la$ eepabda* delante do '
Israel hacia el camino dd desierto» mas
d escuadrón los alcanzó, y los de lee
dudados los mataban en medio de elloe^
48 Los cuales cercaron á loe de Ben-
jamín, y los siguieron, y hollaron desdo
tfenuhal* hasta delante de Gabaa al no-
cimiente del sol.
44 Y cayeron de Ben-jamin dtac y ocho
mU hombrea, todoe estos hombrea día
guerra,
45 Y volviéndose, huyeron hacia el de-
aierto á la pena de Remmon; y rebus-
caron de ellos cinco mil hombrea en
los caminos ; y fueron eiguiéoflolofl basta
Gadaemy y mataron de ellos rirt» don
mil hombres.
46 Y fueron tocWlos que de Ben-jamin
murieron aqud dia, veinte, y* cinco mU
hombres, que sacaban espada, todos es-
tos h0BÜ*^dejj^o^
JUBCB8.
.47 T viviéronse y huyeron al desierto
álnpcfta de ftemmoa* seiscientos bon*
Vm, ion eualce estuvieron en Ja pena
de Remmon cuatro meses.
4&-X loa varones de. Israel tornaron á
loa hüos de Benjamín, y pusiéronlo* á
cuchillo á hombres y á bestias en la ciu-
dad : Analmente á todo lo que hallaban :
j asimismo pusieron luego á todas Jas
ciudades que hallaban.
caotwxj xxr ' ' / A
i, y qmrimdo provoer me mmmtre» á km
o^ kabian quedado para reeeanrarim-M^wim^wm
brarel Jmñmtnto ame habían hecho de no dártela»,
' VWkM %mm IflT ié fi*tr ilt ttniftrMr rfr Mliirri rmffft
¿MfWim >QSfo<t e*o*nfr|. M*"> * —ti****
gente eontrm eü*h mataron todo* lo* varonee, y d*
aiti proveen de mnffertMd loe de Íten-Jamin. 1T. Ko
> tome» «le
Y 1*03 varones da Iscsal hablan Jura»
do en Haspha, diciendo: Ninguno
da noaoWos dará su hüa 4 los ds Ben-
jasnia por muger.
% Xvino el pu#blo41aeesadeIHos,y
estuviéronse allí hasta la tarda delante
de Dios; y sisando su vos hicieron gran
llanto, y dieron:
5 Oh Jehova Dios da Israel, i par qué*
ha sido esta en Israel, que fclte hoy de
Israel una tribu?
4 X el dia siguiente el pueblo se te?an-
J¿ de inañana, y edificaron allí altar, y
ofrecieron holocausto y peciucos.
, 5 Y dijeron los hijeado Israel: ¿Quién
de todas las tribus de Israel no sabia i
le eosigrefacioa de Jehova? Porque se
habla hecho gran juramento contra el
que no subtes* a ¿choraba Maspba, dir
jftando: MorM de uroerte,
• 6 X loa htios da Israel se arrepintieson
4 eausadeBen^amin sa normano, y di-
jeron : Una tribu es hoy cortada de lacee!.
. 7 jQué «eremos peraejae los que han
quedado puedan tomar mngereef No-
sotros hemos jurado por Jehova quo
no les hemos de dar nuestras m>» por
mugares.
g X dijeron: ¿Hay alguno de las tribus
de Israel quo no hayeaabido á Jehova a
Jaaephn? T hallazan que ninguno de
Jabas Galaad habla venido al campea la
«osigregaeiosu.
9 Porque el pueblo fué contado, y no
¿rabo aU¿ varón da los moradores de
Jabes-Galaad^ ■
10 Entonces la congregación envió allá
doce inilíombrea de los mas valientes,
y mandáronles, diciendo : Id, y. poned a
cuchillo á los moradores de Jabea-Ga-
lsad, y las mugeres y la familia.
11 Isas haréis da cata mamen» á codo
hombre varón, y á toda mugar que hu-
biere conocido ayuntamiento cíe vajean,
mataréis»
13 X bailaren de los mofadores da Ja*
bes-Gslaad cuatrocientas doncellas que
no hablan conocido varón en ayunta*
miento de varón, las cuales trajeron al
WJJJ «ASjk>,iqueci es>la tierra de
18 X toda la congregación enriaron á
hablar á los hijos de Ben-Jamin que esto-
ban en la peña ^ Renunoa, y llamáron-
los en paz.
H Entonces volvieron los de Benja-
mín, y diéronles por mugeres las que
hablan guardado vivas da Isa mageres
da Jaoes-Oaasad) man no lea bastaren
la 1 X el puebla se arrepintieron *
cansa de Ben-Jamin, de que Jehava hn>
biese hecho mella en las tribus de Inssel,
jeron ; ¿Que- haremos pasa ejue las aja*
han quedada puedan tomar raageras?
Pesque el sexo de las mugaran haWa
sido raido de Benjamín.
17 X dijeron : Saya Beb-jamm heonad
de escapada, y no sea raída una tribu de
Israel
18 nosotros no lea podresaoa dar mu-
garea da nuestras sajes; porque lea tnjos
de Israel hablan jurada, enctenden Mal-
dito tea el que asare muger á <^»no de
Benjamín.
1° X dUesou: fia aqní que cada un
ana hay solemnidad de Jehova en «leva'
taparle que asid al aquilón á Beth-el : y
al nacimiento del sol al camino que cube
de Beth-cl á fiichem$'y al mediodía á
Lebona»
JaOX js^ndanan á loa Bijas de Bca-Ja-
min, diciendo : Id, y poned embeacada
en las vinas.
21 X estad atentos ; y cuando viereis
salir á Isa hijas, do filio á bailaren correa,
vosotros saldré!» da laavifias,yanebsisr
ros neis cada uno muger porací da las
hUosdeSUo; y os iréis ó tierra da Ben-
jamín.
23 X casado vinieren loa padres de
eUa», ó sus hannaaos á demandárnoslo,
nosotros les diramaa: Tened piedad de
nosotros en lugar de eUeef pues que
nosotros en la guerra no tomamos mu-
geres para todos ; v$ue* qaa vosotros no
9»
RUTH.
se las habéis dado para que ahora seáis
culpados.
35 Y los hrjos do Ben-jamln lo hicieron
asi, quo tomaron mugeres conforme á en
numero, robando de las que danzaban : y
yéndose, tornáronse á su heredad, y reedi-
ficando las ciudades, habitaron en ellas.
24 Entonces los hijos de Israel se (ne-
rón también de alfi cada mío á su tribu,
y á su familia, saliendo de allí cada cual
á su heredad.
25 En estos días no había rey en ísrael,
cada uno hada lo que U parecía recto do-
lante de sus ojos.
EL LIBRO DE RUTH.
CAPITULO t
Jfoemi vuelve de Moab con tu nuera Ruth, muerto tu
nenia* y kifad BeiS Unem^ée donde te había ido
' o ewtua a% la maanwo»
Y ACONTECIÓ en los días que go-
bernaban los jaeces, que hubo ham-
bre en la tierra. Y un varón de Beth-
lehem de Juda fue* á peregrinar en los
campos de Moab, él y su muger y dos
hijos suyos.
2 El nombre de aquel varón era Elime-
leeh, y el de su muger era Noeml : y los
nombres de sus dos lujos eran Mahalon,
y CheMon: eran Ephrateos de Beth-le-
hem de Juda; y llegando á los campos
de Moab asentaron alü
8 T KUmelech el marido de Noeml mu-
rió, y quedó ella con sus dos hijos :
4 Loa ctates tomaron para si mugeres
de Moab, al nombre de la unayW Orpha,
y et nombre de la otra fué Ruth, y habi-
taron aüi como diez anos.
5 Y murieron también los dos, Maha-
lon, y Cheüon, y la muger quedó deeamt
parada de sus dos hfjos y de su marido.
6 Y levantóse con sus nueras, y volvió-
se de los campos de Moab : porque oyó
en el campo de Moab que Jehova habla
visitado su pueblo para darles pan.
7 Salló pues del lugar donde habla es-
tado, y con ella sus dos nueras, y co-
menzaron á caminar para volverse á la
tierra de Juda.
8 Y Noeml dtyo á sus dos nueras : An-
dad, volveos cada una á la casa de su
madre, Jehova haga con vosotras mise-
ricordia, «orno la habéis hecho con los
muertos, y conmiga
2 Déos Jehova que hattef* descanso,
cada una en casa de su marido : y besó-
las: y ellas lloraron é alta vos.
10 Y dijérouíe: Ciertamente nosotras
vótveremoB contigo á tu pueblo.
11 Y Noeml respondió: Volveos lulas
260
mías: ¿para qué habéis de ir conmigo?
¿Tengo yo mas lujos en el vientre que
puedan ser vuestros maridos ?
12 Volvéos,lüjas mie*,y idos, que ya yo
soy vieja, para ser para varón. Y aunque
dQese: Esperanza tengoj aunque esta no-
che fuese con varón, y aun pariese htyosy
18 ¿Habláis vosotras de esperarlos has-
ta que fuesen grandes? ¿habláis voso-
tras de quedaros sin casar por amor do
ellos ? No,mjas mías ; que mayor amar*
gura tengo yo que vosotras, porque w
mano de Jehova ha salido contra mi
14 Mas eUat alzando otra vez su voz,
lloraron: y Orpha besó á su suegra, y
Ruth se quedó con ella.
15 Y eUa <tí>: He aquí, tu cuñada so
ha vuelto á su pueblo, y á sus dioses,
vuélvete tú tras de ella.
16 Y Ruth respondió: No me niegues
que te dejé, y me aparte de ti ; porque
donde quiera que tú fueres, iré : y donde
quiera que vivieres, viviré. Tu pueblo,
mi pueblo : y tu Dios, mi Dios.
17 Donde tú murieres moriré yo, y allí
seré sepultada: asi me haga Jehova, y
asi me dé, que tala la muerte hará sepa-
ración entre mi y ti
18 Y viendo eUa que estaba tan obstina-
da para ir con ella, dejó de hablarla.
12 Anduvieron pues ellas dos, basta que
llegaron á Beth-lehem : y aconteció que
entrando ellas en Beth-lehem, toda la
ciudad se commovió por ellas, y decían:
¿Nos* estaNoemt?
20 Y etta les respondía: No me llaméis
Noeml, mas llamadme Mará, porque en
grande manera me ha amargado el To-
dopoderoso.
21 Yo me ral de aqui llena, mas vacía
me ha vuelto Jehova, ¿Por qué, jatea,
me llamaréis Noeml, pues que Jehova
me ha oprimido, y el Todopoderoso me
ha afligido f Dg¡t¡zedb
RVTH.
8» Y ssfvtnvtt Noozti y Bttfc Moablta
ni nuera coa ella; volvió de loe campos
de Moab, y llegaron á*Beth-lehem en el
principio de la siega de la» cebada*.
CAPITULO n.
Jtmik *$ á mr*$«r 4 la mpmd+á* Mo— pm+f *•
Noemi* el emat ja kmm km* tr*tm*4mto,
Y TENIA Noeml un pariente de bu
marido, varón poderoao y de he-
cho, de la lamilla de Ellmelech, el cual
ge llamaba Boos*
2 T Ruth la Moablta dfy> á Noemlt
Ruégate que me deje» ir al campo* y co-
geré espigas em pos de aquel en cojos
ojos nafrare gracia. Y ella le respondió :
H\ja mia, vé.
& Y yendo, Uego, y cogió en el campo
en pos de los segadores, y aconteció por
acaso, que la suerte del campo era de
Booz, el cual era de la parentela de £11-
melech»
4 Y,he aqni que Boo¿ vino do Beth-
iehero, y dtyo á los segadores: Jehova
tea con vosotros. Y ellos respondieron :
Jehova te bendiga.
•6 Y Booi dfyo á su criado, el qne esta-
ba ¿watt sobre los segadores : ¿Coya es
cetamozaf
6 Y el criado, qué estaba ¿meato sobre
los segadores, respondió, y dijo; Es la
moza de Moab, qne volvió coa Noeml
de los campos de Moab :
■ 7 Y dUOí Ruégete que me dejes coger
y juntar etpigae tras los segadores entre
las gacillas: f «•* eatró, y está aqui des-
de por la mañana hasta ahora; sino un
poco qne ha estado en casa.
8 Entonces Boos é^jo á Ruth: Oy»,
Irijs mia, no vayas á coger á otro campo,
Hl pases de aqni: y aquí estarás con mis
.* Mira bien al campo que segaren, y
sígnela»: porque yo he mandado á los
■toaos qne no te toquen. Y si tuvieres
sed, vé á los vasos, y bebo del ayaa que
socaren los mosca»
10 Eüa entonces inclinando su rostro
encorvóse á tierra* y dejólo: 4 Por qué
Ira hallado grada en tus ojos,, qne tú me
conozcas, siendo yo extranjera?
11 Y respondiendo Booz, dtfolet De-
clerto me ha sido declarado todo lo que
has hecho con tu suegra después de la
muerte de tu marido, que dejando 4 tu
padre y n tu madre, y la tierra de tu na-
tural, has venido, á pueblo que no co-
nociste autos.
Lia ¿chova galardone tu obra, y tu sale-
8pan, 17
rio sea lleno por Jehova Bis* de Israel,
que has venido ne*a,«uorirto debajo ds>
sus abe.
lZYeUa dijo : Señor mió, halle. yo gua-
da delante de tus ojos, porque me has
consolado, y porque has hablado al ce-»
raaon de tu sierva, no siendo yo ni atm
como una de tus criadas.
14 Y Boos lo dijo: A la hora da comer,
allégate aquí, y come del pan, y moja tu.
bocado eu el vinagre. Y jalla se asentó
junto á los segadores, y A le dio del po-
táge, y comió hasta qne se hartó y lo so-
bró:
US Y levantóse para coger. Y Booz
mandó á sus criados, diciendo ; Coja tam-
bién entre las gavillas, y no laavorgou-
ceie.
H Antes echaréis á sabiendas o> lea
manojos, y dejarla heb qne coja, y no ls>
reprendáis.
17 Y eogié en el campo hasta la tarda,
y desgranó lo qne habla cogido, y £a#
como un spha de cebada,
18 Y tomólo y vinose ala cuidad; y su
suegra vio lo qne habla cogtycy Y «8a
sacó también lo que le habla sotando
después de harta, y díóeelo.
19 Y dijole su suegra: ¿Dónde has co-
gida hoy? ¿Y dónde has tmoa>«lo?
Bendito sea el qne te ha conocido. X
éla declaró á su suegra lo que le habla
acontecido con aquel varon^ y dfyoi el
nombre del varón con quien hoy he tara-
bajado, m Booz.
SO Y dtyo Noeml A su nuera: Sea. él
bendito de Jehova, que aun no ha deja*
do su misericordia ni para con les vivos,
ni paca con los muertos. J tomóle A
decir Noemi: Nuestro pariente eas
varón, y de nuestra» redentores c*>
81 Y Buth Moablta dijo; Allende da
esto me dtyo: júntate con mis criados»
hasta que )iayan acabado toda n4 segada»
22 Y Noemi respondió ARuthsanoet
ra: Mejor es, luja mía, que salgas con sus
criadas, que no que to encuentren es
otro campa .
23 Y MtieOa, se juntó con las mozas de
Booz cogiendo, hasta que la siega de las
ochadas y la de los trigos fué acabada;
mas con su suegra habitó*
CAPITULO m.
J&rtA imstntUa d* Xo4mi m *me§vaf trmf d* «mm*
YDÍJOLE su suegra Noeml: mja
mia, 1 no te tengo de buscar*
so, que te sea bueno ? O OQ L
967 7
BUTH*
6 ¿Ko efe nédotro pártante Bofo», eoá
cuyas mozas tú has estado? He aqui
que él aTienta esta noche la parva de las
cebadas.
8 Tú pues lavarte has, y ungirte has, y
vestirte has tus vestidos, y vendrás á la
era, y na te darás á conocer al varen
hasta que él acabe de comer y de beber.
.4 T cuando el so' acostare» sabe tú él
lugar donde él se acostara, y vendrás, y
descubrirás los pies, y acostarte has: y
él te dfrá lo qué hayas de hacer.
5 YtSa.lt respondió: Todo lo que tú
me mandares, haré.
n T descendiendo á la era, hizo todo lo
que su suegra le habla mandado.
7 T como Booz hubo comido y bebido,
y su corazón estuVo bueno, entróse á
dormir á un canto del montón» Enton-
ces éüet vino escondidamente, y descu-
brió los pies, y acostóse.
.$ Y aconteció, que á la media noche el
varón se estremeció, y atentó, y, he aqui
la mucre r que estaba acostada á sus pies.
'9 Entonces él dtyo: ¿Quién eres? T
étta respondió: Yo eoy Ruth tu slerva:
extiende -el canto de tu wpa sobre tm
slerva, que redentor eres.
•10 Y él dijo : Bendita seas tú de Jeho-
ta, hi)a mia, que has hecho mejor tu
postrera gracia que la primera : no yen-
do iras loa mancebos, sean pobres, Ó
sean ricos.
11 No hayas temor pues ahora, luja
mia: yo haré contigo todo lo que tú di-
jeres, pues que toda la puerta de mi pue-
blo sabe que eres muger virtuosa.
. Id Y ahora aunque es cierto que yo Boy
el redentor», con todo eso hay otro re-
dentor mas cercano que yo.
13 Reposa esta noche, y cuando sea de
41a, si aquA te redimiere, bien, redímate :
mas si él no te quisiere redimir, yo te
rtdlmire, vive Jehove. Reposa pues
hasta- la mañana.
' 14 Y reposó á sus pies hasta la mafie>
na, y levantóse antes que nadie pudiese
conocer á otro, y él dijo. No se sopa
que la muger haya venido 41a era:
• 15 Y dtyo á eUa: Llega el lienzo que
trae* sobre ti, y ten de él Y teniendo
de él, él midió seis medidas de cebada,
y púsoselas acuestas, y vínose á la ciu-
dad.
16 Y vino á su suegra, la cual le cUjo :
i Qué pues, hija mia? Y eüd le declafó
todo lo que con aquel varón le haoia
acontecido^.
968
17YdQo: Estas seis meáUkm de cebada
me dio, dlciéndome: Porque no vayas,
vacia á tu suegra.
18 Entonces eBacUJo: Reposa, luja mia,
hasta que sepas como cae la cosa ; por- <
que aquel hombre no reposará hasta que
hoy concluya el negocio.
CAPITULO IV. <
Hoce, emaueiniowe «1 mae propiamo, tema por ntM$er
díixth conforme al derecho de la ley, de la cual le
nace Cbed abuelo de David, con el cual $e tontito*»
la gtneo^oaia del Mkeiaedeedef harte hijoeTeJmdeu
Y BOOZ subió ala puerta, y asentóse
allí: Y,heaquí^>asaba aquel reden-
tor del cual Booz habla hablado. Y ¿li-
jóle: Fulano, ó zutano, llégate, y sién-
tate : y él vino, y sentóse.
2 Entonces él tomó diez varones 4o loe
ancianos de la ciudad, y dtyo: Sentaos
aqui. Y elloe se sentaron.
8 Y dtfo al redentor: Una parte de las
tierras que tuvo nuestro hermano Eli-
melech, Vendió Noemi, la que volvió del
campo de Moab.
4 Y yo cUJe en mi do hacértelo Babor, y
decirte que las tomes delante de los que
están aqui sentados, y delante de los an-
cianos de mi pueblo. Si redimieres, re-
dime. Y si no quisieres redimir, declá-
ramelo para que yo lo sepa: porque no
hay otro que redima si no tú ; y yo des-
pués de ti. Y el otro respondió : Yo re-
dimiré.
5 Entonces replicó Boozt Ei mismo
día que tomares las tierras de mano de
Noemi, tomaste también á Ruth MoaM-
ta muger del difunto, para que levantes
el nombre del muerto sobre su posesión»
• Y el redentor respondió:. No puedo
yo redimir á mi provecho ; porque echa-
ría á perder mi heredad; redime tú mi
redención ; jorque yo no podré redimir*
7 Y habiá ya de luengo tiempo esta
costumbre en Israel en le redención ó
contrato, que pare la confirmación de
cualquier negocio d uno quitaba su xa-
pato, y lo daba á su compañero, Y este
era el testimonio en Israel
8 Entonces el pariente dtyo á Booss
Tómalo tú. Y diciendo teto descalzó su
zapato.
9 Y Booz dtfo á los ancianos y á todo el
pueblo: Vosotros terete hoy testigos de
como tomo todas las cosas que fueron
de EUmelech, y todo lo que fué de Che»
lion, y de Mabalon de mano de Noemi;
10 Y que también tomo por mi muger
á Ruth Moabita, muger de Mabalon, pe>
re que yo levante el nombra del difunto
l de samuel:
s*bi^ssr heYáVlad; fraTe que él nombre
del muerto no se pierda de entre sus
hermanos, y de la puerta do bu lugar.
•Vosotros «reí* hoy testigos.
11 Y dijeron todos los del pueblo que
estaban á la puerta con los ancianos :
Qué somos testigos. Jebera haga á la
muger que entra- en tu casa, como á Ra-
ehel y á Lea, las ¿nales dos edificaron la
«asa de Iesaele y tú seas íüustre en
Spbráta, y tengas nombradla en Beth»
12 Tu casa sea «orno la casa dePhares,
al cual parió Thamar á Jnda, de la sl-
míente que Jebera te diere de aquesta
moza.
18 Y ojí Booz tomó á Ruth, y éUa íué
su muger. El cual como entró á ella,
Jebera le dló que concibiese, y pariese
«ahijo.
' 14 Y las mugeres decían á Noemí : Loa-
do sea Jehova, que hizo que no te faltase
redentor boy/ ctfyo nombre será nónv
brado en Israel.
15 £1 cual será restaurador de tu alma,
y el que sustentará tu vejez: pues que
tu nuera, la cual te ama, le ha parido,
que mas te vale esta, que siete htyós.
16 Y tomando Nocmi el htfo, fúsolé
en su regazo, y faéle su ama.
17 Y las Tecinas le pusieron nombre,
diciendo: A Noeml ba nacido un htyo:
y llamáronle Obed. Este es padre do
Isa!, padre de David:
18 Y estas so* las generaciones do Pha*
res : Phares engendró á Hesron ;
19 Y Hesron engendró á Ram, y Ram
engendró á Amínadab;
20 Y Amínadab engendró á Nahason, y
Nabason engendró á 8almoto ;
21 Y Salmón engendró á Boox, y Boos
engendró á Obed ;
22 Y Obed engendró á Isai, y Isai en-
gendró á David.
LIBRO PRIMERO DE SAMUEL.
CAPITULO L
*ée JRom* afireidadd
Jbmamm*
el oprobio de m<*terOidad impetra de Dioe un At*
' J&t al tumi llama Samuel, dedicándole al Señor pa-
ra el lervicio de eu tabernáculo.
HUBO un raron de Ramatbaim de
Sophiui/ del monte do Ephraim,
que se llamaba Eleana, htyo de Jero-
boam, hrjo de EHu, hijo de Thohu, hQo
de Snpb Epbrateo.
- 2 Este turo dos mujeres; el nombre
de la unaeto Anua; y el ncfmbre de la
otra Phcnenna. Y Phenenna tenia rn^os,
y Anua no los tenía. •
8 Y subía aquel varón todos los anos,
de su ciudad á adorar y sacrificar á Je-
hova de los ejércitos en BHo : donde es-
taban dos hgos'de BU, Ophnl, y Phtnees,
- sacerdotes de Jehova.
4 Y cómo venia el día, Eleana sacrifica*
bu- y daba á Pbenenna su muger, y á to-
dos sus htyos, y á todas sus lujas á cada
uno sn parte.
5 Mas á Anua daba una parte escogida,
porque él amaba á Anna aunque Jehova
había cerrado su vientre.
6 Y su competidora la irritaba enoján-
dola y entristeciéndola, porque Jehova
habla cerrado su vientre.
J YaeibaeUca4«a|Lo; cuando subía 4
la casa de Jehova, enojaba asi á la otra;
por lo cual tila lloraba, y no comía.
8 Y Eleana bu marido le dijo : Anna,
¿por qué lloras ? 4 Y por qué no comes ?
4 Y por qué está afligido tu corazón?
¿No te soy yo mejor qde diez hijos ?
9 Y levantóse Anna después que hubo
comido y bebido en 811o; y Eli sacer-
dote estaba sentado sobre una silla juntó
á un pilar del templo de Jehova.
10 Y ella con amargura de alma oró á
Jehova llorando abundantemente.
11 Y hizo voto, diciendo: Jehova de
los ejércitos, si mirando mirares fat aflic-
ción de tu sierva, y te acordares de mí,
y no te olvidares de tu sierva, mas dieres
á tu sierva simiente de varón, yo le de-
dicaré á Jehova todos los días de su vi-
da, y no subirá navaja sobre su cabeza.
12 Y roe que como ella orase luenga-
mente delante de Jehova, Eli la estaba
mirando á su boca.
13 Mas Auna hablaba en su corazón, y
solamente se movían sus labios, y no se
ola su voz, y Eli la tuvo por borracha.
14 Y dtfole Eli : ¿JEIosta cuándo estarás,
borracha? digiere tu vino.
15 Y Anna le respondió, diciendo : No,
señor mío. mas yo soy una muger coa*
L DE BíAMUEK
gojada/de espirita, no he bebido vino ni
cidra, moa he derramado mi alma delante
de Jehova.
16 No tengas á tu sierra por una hija
de Belíal, porque con la multitud de mis
congojas, y de mi aflicción he hablado
hasta$hora.
17 Y Eli le respondió, y dtf o : Vé en
paz, el Dios de Israel te dé la petición
que has pedido de éX
18 T éOa dtfo : Halle t* sierra gracia
delante de tus ojos. Y fuese la muger
«u camino, y comió, y no esturo mas
triste.
; 19 Y levantándose de motara adoraron
delante de Jehova; y volviéronse, y vi-
nieron á su easa en Ramatha, Y Elca-
na conoció á Anna sn muger, y Jehova
se acordó de ella.
20 Y fué que pasados algunos días An-
na concibió, y parió un hijo, y púsole
por nombre Samuel, diciendo; Por cuan-
to lo demandé á Jehova.
- 21 Después subió el varón Eleana con
toda su familia á sacrificar á Jehova el
sacrificio acostumbrado, j su voto.
22 Mas Anna bo sabio, sino (Jijo á su
marido : Yo no subiré hasta que el niño
sea destetado, para que le lleve y sea
presentado delante do Jehova, y se que-
de allá para siempre.
. 23 Y Eterna su marido lo respondió :
Has lo que bien te pareciere, quédate
basta que le destetes, solamente Jehova
cumpla su palabra. Y quedóse la mu-
ger, y erió á su lujo, hasta que le destetó.
24 Y después quo le hubo destetado,
llevóle consigo, con tres becerros, y un
epha de harina, y un cuero de vino, y
trujólo á la casa de Jehova en Silo, y el
niño era aun pequeño. •
25 Y matando él ti» becerro trujeron
elnlfto^Eli
,96 Y éOa dijo: Ay, señor mío, viva tu
alma, señor mió, yo soy aquella muger
que estuve aqui contigo orando á Jehova,
27 Por este niño oraba, y Jehova me
dló lo que le pedí.
; 28 Y yo también le vuelvo á Jehova:
todos los óüas que viviere, será de Jeho-
va. Y adoró allí á Jehova.
CAPITULO n.
Junafcn» QracÜM al Señor que Ir quiti la vero****
demteteritídad: auigmí/tcamio mt providtrtcia, c*n
que abate d la» tóbertíoe, y k tanta d h* humilde».
IL Leek&Oé de BU eacerdote con tu orarte*» pti-
ranía apartaban ai pueblo ¿el dirimo culto. 10.9*
padre et amenazado de Dhe, gravemente por un
pro/Ha, por no kaberlet éuttgado con et rifar qm
Y ANNA cnr6<7«]o:'»«orattm<se
alegra ei* Jehova, mi cuerno es tn>
saisado en Jehova, má bote* se ensanchó
sobre mis enemigos, por cuanto me ale-
gré en tu salud.
2. No hay santo como Jehova: porque
no hay ninguno fuera de ti, y no hay
fuerte como el Dios nuestro.
8 No multipliquéis hablando grande*
zas, grandezas : cesen las palabras ano*
gantes de vuestra boea, porque el Dtóe
de las ciencias es Jehova, y las obraé
magnifica» á él le son prestas»
4 Los arcos de los fuertes fueron que*
orados, y los flacos so ciñeron «o lbr>
taleza.
5 Los hartos se alquilaron por pan : y
los hambrientos cesaron-: hasta parir
siete la estéril, y la que tenia muchos
hijos enfermó.
' 6 Jehova mata, y él da vida: él hato
descender á los infiernos, y hace subís.
7 Jehova empobrece, y él enriquece:
abate, y ensalza,
8 El levanta del polvo al pobre, y al
menesteroso ensalza del estiércol, para
asentarle con los " príncipe* r y baod que
tengan por heredad asiento de honra:
porque de Jehova son los columnas de
la tierra, y él asentó sobro «las el mundo.
9 Et guarda los pies de bus santos; mas
los Impíos perecen en tinieblas, porque
nadie con fuerza será valiente.
10 Jehova, serán quebrantados sus /al-
versarlos: y sobre ellos tronaré desda
los cielos: Jehova juzgará los términos
de la tierra, y dará fbrtalesa á en rey, y
ensalzará el cuerno de su Mesías.
11 Y Elcana so volvió á su casa en Ra-
matha: y el mozo minartraba á Jehova
delante dé EH sacerdote.
12 ? Mas 4os h^os de SU eran hom-
bres impíos, y no tenían conocimiento
de Jehova.
18 JSta la costumbre da ros sacerdotes
con el pueblo gme cualquiera que sacrlfl*
caba sacrificio, venia el criado dd sa- -
eerdote, cuando la carne estaba á cocer,
trayendo' en su mano un garfio de tros
ganchos,
14 Y hería con él en la caldera, ó en la
olla, ó en el caldero, ó en el pote; y todo
lo que sacaba el garfio, él sacerdote lo
tomaba para sí. De esta manera hacían
á todo Israel que venia á Mío.
15 Asimismo antes de quemar el sebo,
venia el criado del sacerdote, y tod*
%\ quo sacrificaba: Da carne qae aso
L BBtSAMlTgL.
¿sttei ssx**aot»! fsoiqueuatemaimVdt
ti carne cocida, sino erada»
16 T respondíale el varón : Quemen de
presto el sebo hoy, y detpues tómate co-
mo quisieres. T él respondía: No, sino
ahora la has de dar; de otra manera yo
la tomaré por ftiena. *
17 Y aH el peeado de los mozos era
muy grande delante de Jehova: porque
los hombres menospreciaban los aacrif -
eieede Jebera.
IB* Y el moso Samuel ministraba de-
tente de Jebera vestido de un ephod de
lino.
1* Y hacíale su madre una túnica pe-
queña, y traiaseta cada arto, cuando sa-
bia eon eu marido ásaernteer el eaerm-
de *eeetembrade.
S» Y SU bendecía áElcane y á su mu-
ger, diciendo : Jehova te dé simiente de
esta mugar en lugar de esta petición*
que pidió áJebo ve: y así se volvieron é
Su lugar.
tí Y visitó Jehova á Auna, y concibió,
y parió tres hijos, y dos lujas; y el mo-
' «o Samuel erecta delante de Jehara.
88 SU empero era muy viejo, y ola todo
lo que sus hijos haeian á todo Israel ; y
como dormían eon las mugeres que ve-
laban á la puerta del tabernáculo del
testimonie.
28 T dejóles! ¿Perqué hacéis cosas se-
mejantes ? Porque yo oigo do todo este
pueblo vuestros negocios malos.
•84 No, h$ee míos; porque no es buena
toa la que yo oigo : que hacéis pecar
al pueblo de Jehova,*
85 81 penare et hombre contra el hom-
bre, lee jueces le juagaran: mas si algu-
no pecare contra Jehova, ¿quién rogará
por él? Has «Sea no oyeren la vos de su
padre: porque Jehova les quería matar.
00 T el moae Samuel iba creciendo, y
mejorándose delante de Dios, y delante
de los hombres.
27 ? Y vino un varón de Daos á Eli, y
le d^o: Asi dtyo Jehova: ¿No me mar
atfeate *9 manifiestamente ¿le casa de
tu padre, cuando estaban «nfifeypt*,. en
la casa de Pharaon?
OS Tétele escogí por mi sacerdote en*
tro todas las tribus de Israel, para que
ofreciese sobre mi altar, y quemase per*
Jume, y trajese ephod delante de mí ; y
di á la casa de tu padre todas las ofren-
de* 4e loe b^os de Israel.
SS ¿Por qué habéis hollado mis tecrifl*
dos, y mis presentes, que yo mandé en
al isftefnjeul* y has honrado á tus «jos
mas que á mi, engordándoos de lo prin-
cipal de todas los ofrendas de mi pueblo
Israel?
80 Por tanto Jehova el Dios de Israel
dtfo : Yo habla dicho, que tu casa, y la
casa de tu padre andarían delante de mi
perpetuamente. Mas ahora áijo Jehova;
Nonos yo tal haga, porque yo honraré
á los. que me honran, y los que me tu-
vieren en poco, serán viles.
$1 He aquí, vienen dias, en que cortaré
tu brazo, y el braco de la casa de tu pa-
dre, para que tfb haya viejo en tu casa.
$2 Y verás á un competidor en el ta-
bernáculo, en todas las cosas en que
hiciere bien á Israel ; y en ningún tiem-
po habrá viejo en tu casa.
88 Y no te cortaré dd todo varón de mi
altar; para hacerte marchitar tus ojos, y
henchir tu ánimo de dolor ;• mas toda m
cria de tu casa morirán ya varones.
34 T esto te será señal, a 4 soorr, lo
que acontecerá á tus dos b4Jos,Ophni y
Phinees, que ambos morirán en un dia.
85 T yo me despertaré sacerdote .fiel,
que haga conforme á mi corazón y á mi
alma, y yo le edificaré casa firme, y él
andará delante de mi ungido todos los
dias.
86 T será que el que hubiere quedado
en tu casa, vendrá á postrársele ppr haber
un dinero de plata, y un bocado de pan,
diciéndole: Buégoteque me constituyas
en algún ministerio, para que coma un
bocado de pan.
CAPITULO m.
Llamando JHotdDmmuel cuatro vtem^h dotiorm «I
autioo tU Eli: y. ¿I m k> notifica. U. Samuel «
conocido del pueblo por profeta.
Y EL mozo Samuel ministraba á Je-
hova delante de Eli, y la palabra de
Jehova era de estima en aquellos dias,
no había visión manifiesta.
2 Y aconteció un dia, que estando Eli
acostado en su aposento, y ya sus ojos
comenzaban á oscurecerse que no podía
ver,
. 8 Y antes que la lámpara de Dios fuese
apagada, Samuel estaba durmiendo en
el templo de Jehova, donde el arca de
Dfcoseetabe*
4 Y Jehova llamó á Samuel; el cual
respondió : Heme aquí.
6 Y corriendo á EU dtyo: Heme aquí :
¿para qué me llamaste? Y Eli le (¿Jo:
Fono he llamado: tórnate y acuéstate.
Y 41 se volvió» y acostóse.
361
I. »Htí>A*íUBLJ
8 Y yo\v\6 otra voft Jencvu á llamar rá
Samuel T levantándose Samuel vino A
Eli, y dtyo: Heme aquí; ¿para qué me
has llamado 1 Y él dijo : Hijo mío, yo no
he llamado, vuelve, y acuéstate.
7 Mué Samuel aun no conocía á Jebova,
ni le Babia sfclo revelada palabra de Je-
bova.
8 Jebova pues llamó la tercera ves á
Samuel : y él levantándose vino á El», y
dijo : Heme aquí ; ¿ para qué me has Ha-
madof Entonces Eli entendió que Jé-
bova llamaba al mozo.
9 T dijo Eli á Samuel* Té, y acuéstate:
y ai te llamare, dirá* : Habla Jebova, que
tu siervo oye. Abí Samuel se fué, y
acostóse en su lugar.
10 Y vino Jebova, y paróse, y Hamo
como las otras veces : Samuel, Samuel.
Entonces Samuel djjo: Habla, que tu
siervo oye.
11 Y Jebova dijo á Samuel: He aqui
que i/o haré una- cosa en Israel, que
quien la oyere, le retiñan ambas bus
orejas.
id Aquel día yo despertaré contra Eli
todas las cosas que be dicho sobre su
casa. Yo comenzaré; y acabaré.
18 Y feo le mostraré quejo Juzgaré su
cosa para siempre, por la iniquidad que
él sabe : que sus htyoa se ban envilecido,
y él nó los ba estorbado.
14 Y por tanto yo he jurado á la easa
de EH, que la Iniquidad de la casa de Eli
no será expiada jamas, ni con sacrificios
ni con presentes.
15 Y Samuel estuvo acostado basta la
mañana, y abrió las puertas do la casa
de Jebova. Y Samuel tenia miedo de
descubrir la visión á EU.
18 Llamando pues Eli á Samuel, dijo-
le : Hijo mío, Samuel. Y él respondió :
Heme aqui.
17 Y él le dijo : ¿Qué es la palabra que te
babló? Ruégete que no me la encubras.
Asi te baga Dios, y asi te aliada, si me
encubrieres palabra de todo lo que babló
contigo.
'18 Y Samuel se lo descubrió todo, -que-
nada le encubrió. Entonces él dtyo : ■ Je-
bova es, haga lo que bien le pareciere.
1» T Y Samuel creció, y Jebova fué eon
él, y no dejó caer á tierra ninguna de
todas bus palabras.
90 Y conoció todo Israel desde Dan,
basta Beer-seba, que Samuel era flel
profeta de Jebova,
21 Asi tornó Jebova á aparecer en
989
porque Jebova te mumifteié 4 Sesamel
en Silo con palabra de Jebova.
CAPITULO IV.
Vencidos los Israelita* de los Fhilistheos acuerdan
de traer ai campo el arca del concierto, la cual
fué tomada de los fJtiUsthoot, y «Km d$fko9kosyg
muertos los dos h\}o* de SU. LL Venid*]* nueva d
Silo, Eli cayó de su sWa y fué muerto, ut. La mu-
oer de Phikees mofeare ú IcMbod, y tute* en el
Y SAMUEL babló á todo Israel: j
Israel salló al encuentro en batalla
á los Pbilistheos, y asentaron • campo
junto á Eben-ezer: y los Pbilistheos
asentaron el suyo en Aphec.
2 Y los PhUfetheos presentaron la ba-
talla á Israel, y como la batalla, se dio,
Israel fué veertto delante de losPhiUs-
tbeos : los cuales hirieron en la batalla
por el campo como cuatro mil hombres,
8 Y como el pueblo volvió al campo,
los ancianos de Israel dieron:. ¿Por qué
nos ha herido hoy Jenov* delante de
los Phllistheos ? Traigamos á nosotros
de Silo el arca del concierto de«Jenovn,
para que viniendo día entre nosotros nos
salve de mano de nuestros enemigos*
4 Y envió el pueblo á Silo, y trajeren
de allá el arca del concierto de Jebova
de los ejércitos, que estaba asentado en*
tro los querubines t y los dos Ujoe de
Eli, Ophni y Phinees ataban allí con el
área del concierto de Dios j
8 Y aconteció, que como el atoa del
concierto de Jebova vino en el campo,
todo Israel dio grita con tan gran júbilo,
que la tierra tembló.
8 Y como los PhiMetnoos oyeron la vas
del júbilo, dieron: ¿Qué vos de gran
júbilo es esta en e¿ campo de los He*
bros f < Y conocieron que el aros de Je-
bova habla venido al campo.
7 Y los Philistheos hubieron miedo,
porque dtferont Ha venido el Dios al
campo. Y dtyeron: jAy de nosotros 1
que ayer ni anteayer no filé sal
8 i Ay de nosotros 1 ¿Quién nos librará
de la mano de estos dioses fuertes? Es-
tos es* los dioses que hirieron á Egypio
con toda plaga en el desierto*
9 Esforzaos y sed varones Philistheos,
porque no sirváis á los Hebreos, sobad
ellos os ban servido á vosotros. Sed
varones, y pelead*
10 Y los PhUlstheoe pelearon, y Israel
fué vencido, y huyeron cada cual á sus
tiendas, y fué hecha muy grande mot>
tended: y cayeron de Israel treinta mil
hombres de á pié. ^9§ ^ *
i: 3H4EULMVCLÍ
,11 Y<ai sentí 1 1 DIiséíUméiiH, y niastv
tos los dataos de£ls,4>plialr Pbinees.
12 ? Yeofrieode dé la batalla «» varan
de Ben-jamm Ylm> aquel di» á Silo, rotos
ana vestidos, y eóhmta tierra sobre su
18 Y cense llegó, he aqui Eli qoe estaba
sentado sobre urna silla atalajando jun-
ta al camino: porque sa eoracon estaba
temsdando por ososa del área de Dios.
Y «este aquel hombre Uego>ála dudad,
¿dar las nueves, toda la ciudad grito»
14 Y como Eli oyó el estruendo del
grito, dfyo : ¿Qné estruendo de alboroto
a?-eetet Y aquel botutos vino 4 priesa,
y dio les nuevas 4 SU.
16 Tjmm gal de edad de aovsasn y oebo
aftoat y ava efoe.seihasnen oscurecido,
que no pode* rer.
10 Ydljo aquelraroaáEil: Yo vengo
fes» batéela, po be buido boy de Ja ba-
latíe, Yrtiadtfo: ¿ Qué ha aneoteeido,
bijomio?
rl7*Yel mcaongoro «apeadlo, y dijo:
Israel huí* delaoie de los Pbilfetbeoe, y
taanbiem faé beoba gran mostandad en el
pueblo; y también tas dos mjo^Opbui
y Pbinees son muertos; y el área de Dios
fqrf tur retín
la Y aocmteoió que oomo el biso men-
ción del atea de Dios; SU cayó pava
atrás de la silse junto al lagar de la puer-
ta, y-e/mbracajisele las oenrfoas, y merlo :
porgare era hombre viejo y pesago* y ha-
bla Junando 4 Ismel enaronta afios.
19 ? Su nuera, la muger de Pbinees,
preñado, cercana al parto,
el rumor que el área de Dios
«ra tomada, y su suegro muerto, y su
marldsv anoorvose y parlé; porque sur
dolores se hablaa.pa doreamado por ella.
90 Y al tiempo que Se morid decíanle
tagne estaban Junto 4 ella: No tengas
temor; porque bss parido lujo. Isas
olla no respondió* ni paro mientes.
21 Y llamó al niño Icbabod, diciendo :
Cuntirá es> la gloria de Israel, (por el
uceado Dios, «necea tomada; y porque
era muertos* «1090, y su marida)
33 Y dUoiCeutíya es la gloria d> Is-
rael : porque era tomada el arca de Dios.
CAPITULO V.
JPmttmét arem p*r io» PMUtthtm m ttiéw^ptú éé m
Dt— Dm§m •* ¿m*\ Ztafre» JW tJmkteke •» m
//. Loa <U AmxX» A*ro» mtinHt d«
JPwx, y tuimitmo lee de
' ftoMtt 4 jfoctmm, 1o$
\4* m junetti» <
Qetk domas ¡•fn-anpn. BI.
Aücaronñat y tót prlncme»
Y LOS PbHWbebs tomada el área de
Dios, la trajeron desde Sben-eter á
Azoto.
2 Y tomaron los Pbilistbeos el arca de
Dice, y metiéronla en la casa de Dagon,
y pusiéronla Junto 4 Dagon.
* Y el siguiente ola los de Anoto se le-
vantaron de mañana, y, be aqui Dagon
postrado en tierra delante del área de
Jetare: y tomaron á Dagon, y volvié-
ronle i su lugar.
4 Y tornándose 4 levantar, de mañana
el día siguiente, be aqui que Dagon ba-
bea caldo postrado en tierra delante del
asea de Jehova: y la cabera de Dagon, y
las dos palmas de sus manos satoso* cos-
tadas sobre el umbral d*la puerta; sola-
mente bebía quedado Dagon en éL
o Por esta canea loa sacerdotes de Da-
gon, y todos los que entran en el templo
de Dagon, no pisan el umbral de Dagon
en. Anoto basta boy.
6 1T Y la mano de Jebera se agravó so-
bre los de Anoto, que los destruyó ; y
los birló con hemorroides en los sfcsos
en Anoto yon todos sus términos.
7 Y viendo esto los de Anoto, dijeron;
No quede con nosotros el arca del Dios
de Israel: porque bu mano es dure sobre
nosotros, y sobre nuestro dios Dagon.
8 Y enviaron á juntar á si todos los
principes de los Pbilistbeos, y dieron:
i Qué neremos del arca del Dios de Is-
rael? Y ellos respondieron: Pasase et
arca del Caos de Israel en Geth. Y pe-
saron el arca del Dios de Israel.
9 Y aconteció nao oomo la bubleron
pasado, la mano do Jebova rué contra la
ciudad con grande quebrantamiento:
que birló los nombres de aquella ciudad
desde el caico, basta el grande que se les
eubriaa los siesos con hemorroides.
10 ^ Y enviaron el aros de Dios 4 At-
oaron. Y como el arca de Dios vino á
Accerest, los de Anearon dieron voces,
diciendo : Pasaron 4 mi el arca del Dios
de Israel por masarme 4 mi y 4 mi ano»
Mo.
11 Y enriaron á juntar todos los prán*
cipes do los Ptiilsitaeos, diciendo: En-
viad el aroa del Dios de Israel, y torneas
4sumgar>ynó mate 4 mi y 4 mi pue-
blo. Porque habla quebrantamiento de
muerte en toda la ciudad, y la mano de
Dios as habla allí agravado.
Id Y los que no morían, eran heridos
con hemorroides $n lo* tieso*, que- el
tuausor de la csudadsuble al cielo.
. iLBWBéMVmU
. caotulo vl
Iiw Pkütothoeo cmwjeMdqo dé fm ptaga reeUfn^ee^el
arca' con grana* ttStnuáéaá. 1L llegada en lo»
término» de Be* mame» lo* déla tierra $oñ herido*
per Materia- nieto*
Y ESTUVO el arca do Jehova en la
tierra de los FhiUstheos ajete meses;
2 Y llamando loa Philisshaos A.los sa-
cerdote* y sdivinos* preguntaron : ¿Qué
haremos toara de Jehova ? Dedaradv
iioa cómo le homo* de tomar i carlar á
su lagar.
3.Y ¿i* dijeron: «i enviáis el arca del
Dio» de Israel, no la enviéis vade; ñas
pagarle Me la expiación: y entonces se*
reja senos, y conoceréis por qué no ae
apartó de vosotros su mano.
4 T tOúm dieron: ¿Y qué aera la expía-
don que le pagaremos í X eBce raspón»
• dieron: Ooá/>mw al número de los prin-
cipes de los Phlttstheos, cinco hemor-
roides da oro, y orneo ratones de oro:
porque la misma plaga que todos tienen*
tienen también vuestros príncipes,
5 Haréis pues las formas de vuestras
hemonrokke, y las forma» de vuestros
ratones» qne destruyan la tierra, y daréis
gloria al Dios da Israel: quisa aliviará
su mano de sobre vosotros, y de sobre
vuestros dioses, y de sobro vuestra tierra»
6 Mas j por qué endureceréis vuestro co-
razón, como los Egypcioe y Pbaraon en-
dureciertm sn eorason? Desde qne él
los hubo orí testado, ¿no los dejaron que
Se mesen, y se fueron?
7 Tomad pues ahora, y haced un cerro
nuevo ; y tomad dos vacas que crien, á las
anales no haya sido puesto yugo ; y un-
cid las vacas al carro, y haced tornar de
detras de ellas sus becerros A casa.
8 T tomaréis al arca da Jehova, y po-
nerla heis sobre el carro ; los vasas de
oro que le pégala en expiación, poned
en una esjeta al lado de ella, y dejarla
heis que se vaya»
O Y mirad «w si suba par el camino de
su término á Beth<eames, él nos ha he-
cho, este mal tea. grande: y si no> sere-
mos ciertos que su mano no nos hirte\
mas na* nos ha sida acídente.
10 Y aquellos varones lo hiciesen asi,
que tomando dos vacas que criaban, uo-
dároelas al carro y «•cerraron en casa
sns becerrea,
11 Y pusieron clarea de Jehova sobre
el carro, y la cajuela con loe salones de
ovo, y con las formas de sns hemorrei-
12 Y las vacas se
88*
por el
da astfMttnen, y Iba» *ot «n
misma camino aneando y braaaaodo sha.
apartaras ni á diestra ni A einsestra. Y
los principes de los PhilistfccoV fueron
tras eUsanaste el társamoüaBeth*sainas#
13 Y los do Beth-sames segaban-el tri-
go- en d asile, y aleando ana c*ss vieron
el arca y holgájpooflc cuando Je vieronv
14 Y el carro vino al campa de Josué
Beth-ssniita,yparóBlli: porque asnee*
taha una gran otease: y eSet cartarea la
madera del cerra, y ofrecieron las vasas
en holocausto A Jenovav
15 Y lea Levitas descendieron el arca
da Jehova, y la osjnáia qne mUOm aerea
de ella, en la cual eáobem los vasos da
orne y snsrtéroaea aabre equemvgmn
piedra: y los vasohcaón Beth sames ea*
crificaron holocaustos, y mataron viotl»
mas A Jehova en aquel ele.
Id Le cual vianda loe einee pslnaipaB
de loe Pailistnecc, volviéronse A Accaron
el mismo dia.
17 Estas pues son las heaiorroidos de
oro, que pagaron los PhUktbeos A Jehova
en expiación. Ftor Aspeo une, por Gasa
una por Asesten ana; por Qeth "une;
por Aecaron una.
18 Y ratones de oro csajbrme al némere
de testas las ciudades de los PhUtstheos
que pertméctan A los cinco principes,
desde las dañadas fuertes hasta las al-
deas sin mura Y hasta le gran piedra so-
bre la cual pusieron el arcada Jehova,
en el campo da Josué Beth semita, y
hasta hoy.
19 Y Y hirió Dfa* de toe de Beth casaca
porque habian mirado ai arca de Jebe»
va: hirió en el pueblo cincasaia mu y
asteéis hombres. Y el pueblo paso la-
to, porque Jebera había herido el pue-
blo de tan gran plaga.
£0 Y dieron loeó>Beth*samce*: ¿Quién
podrá estar delante de Jehova el Dios
santo? ¿Y A quién subirá desde noso>>
tros?
21 Y enviaren mensegeroe á los de Ca*
rleth-Jertm, ¿toteada: Loa PhUtstheoa
han vuelto el área de Jehova: deseen*»
ded pues y traadla A vosotros.
CAPITULO vn.
Lotdt Cariaih-jaAm traen d mí «I crea de BeA-eame».
■ JLJermelMcenmtrUdtapr^licmeiemátFmmmiLti
cunlerapereBe*. JU. Bemehnpmm •iaUiindeeee
Y VINIERON los de CsjJaikJsrlm, y
tmiecon ¿lame de Jehova, ^me-
tiéronla en casa deAblnadaben&bsn:
L D£«AMVEL.
namsnnusnsneiaroadeJehenm»
9 Y Sfiinoorm 4H desde al dia |m
l&es^ el aifc* A &rists*>jerim pasaron imi-
eimd|ss»v*m4eofjOOt y tóenla***» de
Israel laanenmos tm Janova.
6 1 Y anejó, iwwl á toda kk esa* dé
Israel, dictase*: aUdetotovuestn»eo*e»
m4i veivoto* Jenovn, enttad loe dio-
sas), egenas, y 4 Astaeosh 4o «atoo ve*
eeAose, f preparad vuestro omtM 4 Je-
)Mri«v7s*nri** <** *elo,y£ os labras*
de mano de los Philistheos.
4 Entonase loe sujo* de Israel quitaron
Aseo isbilm, y A A*taro4h,y «tortero* á
so*» Janee*.
5 YBamaetdU*: JsmtadAtode Imd
en Masnsn^yysooniénorvoootrnnAJo»
he**.
• Y juntándose en sfatpns, encaren
neme, 7 Aeituojaaon del—ti de Jefes*»:
y «y— Aten aquel ene* 7 dSjeroe uM:
CoertmJeeovel^eura pecado* Y jue-
go Se***** 4 les Jigos de Israel en Bfas-
7 f Y oyendo los PhttÉstheos- q«e los
hfyee de- Israel estaban oons^rseudos en
Maspha, subieron los prtnefpes de los
PhiUstheos contrA Israel Lo «tal eomo
oyeran los htyos de Israel, hubieren te-
mor fe lm PutUstheoe.
8 Yó^ere* los hifos de MreM á Sa-
muel: No ceses de eleiner por nosotros
á Jehova isuestre Dios, que nos snsjé*
de mase «o loe PMUettwos.
9 Y Samuel tomó un cordero de leen*,
7 smotifloole á Jenevu en holocausto en*
tero: 7 emanó Samuel A Jobeen por Is-
rael, 7 Jebe*» le 076.
10 Y añóneselo ene estando Samuel ee-
crideando el holocausto^ los Ftuüstbees
Hegeron para pelear eon los lujes de
Israel. Mas Jehevn treno een gusa so-
nido squel día sobre los Phnistneos, 7
qnebrentóles 7 Asaron ▼eneldos delante
de Israel.
11 t saliendo los lujos de Israel de
Mospfaa, «ignleron A los FniMstfceos M»
riéndolo* hasta enejo de Beta-esfi
13 Y Samuel tomé una piedlo, 7 pesóle
entre Maspha ▼ Sen, 7 púsole nombre
Eben-eser, diciendo: Hasta aquí nos
ayudó Jebovs»
18 Y loa Philistheos feeren humillados,
ene no vinieron mes al término de n>
Tael: 7 la mane de Jebentlnéeontralos
Phihetheos todo el tiempo de tatué!
14 ¥ flneto* «rnttdst A tos hijos de Is-
T»elk»oiedeeee,^elesPhflkHhee«he-
bnmte«a*>áloa*ti4eMtas<k^leA«sa-
ron basta Geth, eon sus tárminoe, 7 Is-
rael las libró de mano de los Philistheon
Y hubo pee entre Israel y el Amorrheo,'
15 Y juagó Samuel 4 Israel todo el
tiempo ene vivió.
n* Y iba todoe los atoe, 7 daba vuelta 4
fietb-el yAGolgal, yAMaeuha, 7 jtagabe
4 Israel en todos estos logares :
17 Y Toitiase 4 Rama; porqoe aDi t*
ente sn eme» 7 aaU también juranbo 4 Is>
rael, 7 ediñeó allí altar 4 Jehova.
rm*¡m
CAPITULO vm.
d9t**tmMm<hmmm*
a habí* cmMjtmjdo par mmkmtuM
mtormmm
m tmaar, el pueblo t$ movido d demandar rep «oftri
d. JE D** Sedara d Samuel mi vohmtaé merca
•rntapumuM éUpmebkotwhi mamé* «w m la eon*
cedo, moi notifioéndoim primero «I dmrmrho do loo
reyes, y él pupo orne ponen tabre m\ lo cual Samuel
Jkmce, $ permitiendo rito» lodmvtá en m demanda,
Smmmmuimutmmmatéémhitmtindtmmmam.
YáCOÜTSmú one omne «amnel se
biso viejo, puso sos hijos por jneoes
sobealsraeL
2 Y el nombre de so hijo priaaeyónMo
fbéJoel; y^elnonfbffe del seefende Abtos:
Im amdtmtnámfañem va Beerseba>
S Mas no aodnvieron les hijos por loe
esasteo* de sn padre, antes se' aeostaron
tras nv averiria recibiendo eobeebo, 7
penrertiendo el derecho.
4 YtodoSssdanoianeedelBrael'sejtai-
taron, y vinieron 4 Sernos! en Bama,
5 Y d^érenle : He aqoi^tú te has hecho
viejo, 7 tos hijos no van por tns cerni-
óos, por tanto eonsUtayenos ahora rey
que nos jnagne, eomo Kanes todas las
gentes.
HY deeeontentó 4 asmnel esta pala-
bra ene dijeron: Bañes rey, ene nos jua-
gue. Y Samuel oró 4 Jebova.
7 Y dtfo Jehdve 4 Samuel: Oye la voe
del pueblo en todo lo que te dijeren:
porque no te hsn desechado 4 ti, mas 4
mime han* desechado que no retare so-
bro ellos.
8 Conforme 4 todas las obras que han
hecho desde el dle que loe sequé de
Bgypto beata boy, que me han déjalo,
7 bnn servido 4 dioses ágenos, asi haces
también contigo.
9 Ahora pues oye su vos; más protesta
pHmmrú contra ellos declarándoles el de-
recho del rey, que be de reinar sobre
elle*.
1» Y dgo Samuel todas las palabras de
L&XMSttrMWEIi
-11 Y d#éfcrf> Este será «Utüdo del rey
«uc hubiere do totear sobro vosotros.
-Tomará vuestros hijos, y ponérselos ha
en sus carros, y en su gente de á caballo,
para qne corran delante de sn carro.
. 13 Y ponérselos na por coroneles, y
clncnenteneros ; y qne aren sus aradas,
y sieguen sus siegas, y que hagan sus ar-
mas de guerra, y los pertrechos de sus
carros.
• - 18 ítem, tomará, vuestras hijas, para
qao sean ungüentes», cocineras, y ama»
sadoras.
14 Asimismo tomará vuestras tierras,
Vuestras vinas, y vuestros buenos olive-
res, y dará á sus siervos.
. 15 El diezmará vuestras simientes, y
vuestras villas, para dar á sus eunucos, y
á sus siervos.
1 10 El tomará vuestros siervos, y vues-
tras slervas, y vuestros buenos mance-
bos, y vuestros asnos, y eon ellos hará
aus obras.
17 Diezmará también vuestro rebano, y
Jtnabnewte seréis sus siervos.
16 Y elamuréis aquel dia á causa de
vuestro rey que os habréis elegido; mas
Jehova no os oirá en aquel dia.
19 Mas el pueblo no quiso oir la voz de
Samuel, antes dijeron : No, sino rey será
sobro nosotros.
49 Y nosotros seremos también como
todas las gentes, y nuestro rey nos go-
bernará, y saldrá delante do nosotros, y
hará nuestras guerras.
21 Y oyó Samuel todas las palabras del
pueblo, y recitóla* en los oídos de Je-
hova.
22 Y Jehova drjo á Samuel: Oye su
voz, y pon rey sobre ellos. Entonces
Samuel dfyo á los varones do. Israel:
Idos cada uno á su ciudad^
CAPITULO IX.
Auomndo Semitas emae A* tupadr^viau d ¿Saipucl,
el cual le declara aer 2a voluntad de Diot que él tea
rey fobre «t pueblo, de lo cual él m
Y HABÍA un varón de Ben-Jamiü
hombre valeroso, el cual se llama-
ba Os, mjo de Abtel, hijo de Seor, lujo
de Bechorath, hijo de Apiñas, hádete*
varón de Jemlnl :
2 Este tenia un rajo que se llamaba
Saúl, mancebo y hermoso, que entre los
hijo» de Israel no habla otro mas %or-
moso que él : del hombro arriba sobre-
pujaba á todo el puebla
3 Y habíanse perdido las asnas de Cls
pa#^de£«nl;vmJoCfa«VSeulssimj<>;
Toma ahora contigo alguno dolo*; erJav
dos, y levántate, y vé á buscarlas asnas.
A Y él pasó el monte de Ephraim y dé
mUi pasó en la tierna do Saltea: y no tas
hallaron* Y pasaron por la tisera de 8o-
Um, y tampoco. Y ñauaron por la tiesta
de Jomlni, y no ¿o» hallaron,
5 Y cuando vinieron 4 la tierra (leSuph,
Saúl dfyo á su criado que tenia consigo:
Ven, volvámosnos porque quizá mi par
dre, dejadas las asnas, estará congojado
por nosotros.
o" Y él le respondió: He aquí abosa que
en esta dudad máá el varón -de JMos, «jue
es varón insigne: todas las coses que él
d^ere, sin duda vendrán. .Tamos ahora
eilá¿ quizá nos ensenará nuestro, eami-
no por donde vayamos.
7 Y Sanl jrtsn<mdié<á sn eiiadni Venas
pues: jnas ¿qué Uoflrarémos: si varoni
Porque el pan de nuestras sUbrJan sn ha
acabado, y no tenemos -que presentar al
varón de Dios : pomt*** ojsá tenemos í
8 Entonces tornó el criado á responder
á Sanl, diciendo: fio aquí* se halla en
mi mano un cuatro da sido de nieta;
esto daré al varón de Dios, porgue nos
declare nuestro camino»
0 (Antiguamente en Ismel cualquiera
que iba á consultar á Dios, decía asi:
Venid y vamos hasta el Vidente; porque
el que ahora m ¿Zoma profeta, antigua-
mente era llamado, Vidente.)
10 Dijo pues Sanl 4 so criado: Bien
dices : ea pues vamos. Y fueron á la
ciudad, donde «atase el varondelnos:
11 Y cuando subían por la* cuesta de la
ciudad, hallaron una» mozas qne sallan
por agua, á las cuales dijeron: ¿Está en
este lugar el Vidente?
12 Y éOa» respondiéndoles, dieron; Si.
Héleraqui, delante do ti ; date pues prie-
sa, porque hoy ha venido á la ciudad;
porque el pueblo tiene hoy sacrificio en
el alto:
13 Y cuando entrareis en la ciudad,
luego le hallaréis, antes que suba al alto
á comer; porque el pueblo no comerá
hasta que él hay» venido; porque ¿1 ha
de bendecir el sacrificio, y después cor
merán los convidados. Subid pues aho-
ra, porque ahora le hallcréia.
14 Y «¡fes subieron A la dudad, y cuando
estuvieron en medio de la ciudad, he
aquí Samuel que salla dejante 4* eUpa
para subir al alto, •'.
15 YimdUáiiteauuoSau^^g|s4D,Jo.
L DE SAMUEL.
«les anas;
id Mañana á esta misma hora, y» envia-
rle á ti un varón de la tierrm de Ben-ja-
mln, al cual ungirá* por principe eobre
mi pueblo Issaci : y «a* salvará mi pae-
Mo4»mMoé«)«i Phlttstneos? porque
ye he mirado á mi pueblos poretoe en
clamor p* llegado hasta mi.
17 T Samuel miró A fiaal, y Jehova le
étyon-Heaqui astear el varón del cual te
drje r Bate señoreará á mi pueblo.
18 Y llegando Saúl á 8amuel en medio
de la puerta, di jóle: Ruégete que me
ensates donde arfé la eaaa del Vidente,
19 T Samuel respondió a Saúl, y dijo:
Yo sof olvidante: sube delante de mi
ai alto* y comed hoy conmigo; 7 por la
mañana te despecharé, y te descubriré
ando lo que csfrf en tu corasen.
• 22 Y de las asnas que se te perdieron
boy na tres días, pierde cuidado de ellas,
porque ya son halladas, ¿lias suyo es
todo el- deseo de Israel, sino tuyo, y de
toda la casa de tu padre f
21 YSaui respondió y dijo: ¿No $oy
yd Mjo de Jeminl, de las mas peqttefias
trlboa de Israel ? j Y mi familia la mas
pequeña de todas las lamillas de la tribu
de Ben-jemlnf ¿ Pues, por qué me has
dicho cosa semejante?
20 Y trabando Samuel de Saúl y de su
criado, metieses al cenadero, y dioica
lugar en la cabecera de los convidados,
que eran como treinta varones.
29 Y dfyo Samuel al tocinero? Da acá
la porción que te di, la cual té drje que
guardases aparte.
2# Y él coetecro altó una espalda con
lo qnt eetabm sobre ella, y púsola delante
de Saúl Y Samuel dijo: He aquí lo que
ha quedado, pon delante de ti, y come :
porque de industria se guardó para ti,
cunado dfyc: Yo he convidado al pueblo.
Y Seut comió aquel día con Samuel.
25 Y cuando hubieron descendido del
áKo ala ciudad, él habló con Saúl eobre
la techumbre.
26 Y otro día madrugaron como al sa-
ltar det alba, y Samuel llamó á Saúl sobre
la techumbre, y dtyo* Levántate, para
que te deshecho. Y Saúl se levantó : y
Batieron mera ambos, él y Samuel.
, 27 Y descendiendo ettoe al cabo de la
ciudad, dQo Samuel á Saúl: Di al mozo
que vaya 'delante. Y el meto pasó av-
iante. Y tú espera un poco para que ye
te declare palabra de píos.
ttáOTUMí X. ' t
dmüárn «•*• d Bmdportm, * *
da cier&eenaluek su vocación, IJ. Soml djiputt
de su unción es vuelto otro hombre, jf velos teñóles
de su vocación que h ¿nerón damas, J2L Samuel
coamoeaeipMtáu\fis umplum a utMÁeetteMMteeetáo
en pedir «w.jr al fes por suertes ee elegido- Senil,
con/brmdndose la suerte con la elección de Dios, y
' elsuetltr le admite, eempeo algunos i ahelees.
Y TOMANDO Samuel una amaotm
de aceite, derramóla sobra su cábe-
se, y besóle, y dljole : ¿ No te ha ungido
Jehova por capitán sobro su heredad 7
2 Hoy ruege que te hayas apartado de
mi, hallarás dos varones junto al seput-
ero de Rachsi, en et término de Ben-
jamín en Salesah, los cuales te dirán:
Las asnas, que hablas Ido á sanear, son
halladas: yin padre, habla ya dejado el
negocio de las sanas, y congojábase por
vosotros, diciendo: ¿Qué haré de mi
hijo?
8 Y «orno de alli te fueres mas adelante,
y llegares á la campana de Theoor, salir*
te han al encuentro tres varones, que su-
ben á Dios en Beth-el? nevando el uno
tres cabritos, y «1 otro tros torta» de
pan, y el tercero, na cuero devino.
4 Los cuales, luego que te hayan salu-
dado, te darán dos panes, y tú los toma-
rás de mano da ellos.
t De alli vendrás al collado de Dios,
donde está la guarnición de los Philis-
tueos, y como entrares allá en la du-
dad, encontraras una compañía de pro-
fetas, que descienden del alto, y delante
de ellos salterio, y adule, y nauta, y ar-
pa, y ellos profttisando.
6 Y cf Espirita de Jehova te arrebátale»
y proretíearás con ellos; y serás muda-
do en otro varón. *
7 Y cuando te hubieren venido estas
señales házte le que te viniere á la ma-
no: porque Dios es contigo.
8 Y descenderás delante de mi en Gal-
ga!; y luego yo descenderé á ti á sacri-
ficar holocaustos, y á matar victimas
pacificas. Tú me esperas siete dios has-
ta que 3ro venga á ti, y te ensene lo que
has de hacer.
9 V Y aconteció que como él tornó su
hombro para patirse de Samuel, Dios le
troco su corasen: y todos estas sefiatéa
vinieron en aquel día.
10 Y como llegaron allá al collado, he
aquí la compañía de loe profetas que ve-
nia á encontrarse con él, y el Espirita de
Dios le arrebató, y prorotmó entre ellos.
11 Y aconteció que todos los que le
conocían de ayer y de anteayer, miraban
287
h DBSAMUEIL
comoprofetisalmWfilWproretaa. Y el
$uebk> deeia el uno al otra ¿Qué ka
acontecido al htfo de Cía? ¿Saúl tam-
bién entre loe profetas ?
19 Y alguno de allí respondió, y dfyo :
i Y qnlén en el padre de ellos f Por esta
causa «e torno en proverbio, ¿También
Seúl entre loe profetas f
18 Y «ceo de profetizar, y lleg6 al alto.
14 Y un tío de Saúl dijo á él y á en
criado? ¿Dónde fuisteis f Y él respondió:
A buscar las asnas. Y tomó rimes qne
no jxirttfcm, fuimos á 8aaneL
1* Y dijo el tk> de Saúl: Yo te ruego
que me declares, ¿qué os dije Samuel í
U Y Basa respondió á su tio, declaran-
do nos declaró qne las asnas habian pa-
recido. Mas del negocio del reino, de
que Samuel le habló, no le descubrió
nada.
17 T Y Samuel convocó el pueblo á
Jehovaeu ifsiphs.
1* Y diJoálos mjos de Israel: Asi dijo
Jebova el Dios de Israel t Yo saqué á
Israel de Egypte, y os Ubre de mano de
los Efeypdos, y de mano de todos los
remos qm* os sugieren;
1* Mas vosotros habéis desechado hoy
4 vuestro Dios, que os guarda de todas
vuestras aflicciones y angustias, dicien-
do: No, sino pon rey sobre nosotros.
Ahora pues poneos delante de Jebova
por vuestras tribus, y por vuestros nal'
Ueres.
90 Y haciendo allegar Samuel todas las
tribus de Israel, fué tomada la tribu de
Pen«jamin»
31 Y biso llegar la tribu de Benjamín
por sus linages, y rué tomada la familia
de Meiri, y* ¿So fué temado Seúl hQo
de Gis: y como le buscaron, no toé ha-
llado.
93 Y preguntaron otra ve* á Jehova, ai
habla aun de venir allí aquel varón; y
Jehova respondió: He aquí que él «ato*
escondido entre el bagaje,
38 Entonces corrieron aüd, y tomáron-
le de allí ; y puesto en medio dd poe*
blo, desde el hombro arriba era mas alto
que todo el pueblo.
34 Y Samuel d\ie á todo el pueblo:
¿Habéis visto al que ha elegido Jehova,
que no hay semejante á él en todo el
pueblo ? Entonces el pueblo clamó con
alegría, diciendo : Viva el rey.
9& Entonces Samuel recitó si pueblo el
derecho del remo, y escribiólo en un li-
bro, el cual guardó delante de Jehova.
90 Y enfrio Senfttol 4 todo
cada uno á su casa: y Saúl '
fué á su casa en Ganan, y mero* con él
«tytfwas dd ejército, el coraaon do loa
cuales Dios habla tocada
97 Mes los ampios dUeron: ¿Cómo nos
ha este da salvar? Y tarrléfonle en poco,
y no le trajeron presente c mas él ¿leí»
mulo. %
CAPITULO XI.
j&igúo* Ut dt Jakm dm Gmtñmá ai.ydrhii»
atónitas pide* aooorro d Sanl, p él waat y Jo« tifcwp,
¡/ eom etta victoriwgama autoridad en el pueblo.
U. shunte» y todo ei pttétUó coflHHft% mi cfeccSMt
Y SUMÓ Nasa Anmumsta, y asentó
campo contra Jabas de Guisad. T
todos los de Jabee dieron á Nasa: Han
alienen con nosotros, y servirte hemos.
9 Y Nsns Ammoulta les respondió t
Con esta 'condición haré allssnm con vo»
setroe, que á cada uno da todos vosotros
saque el ojo derecho, y ponga esta ven*
güeraa sobre todo Israel
8 Y los ancianos de Jabee le dijeron t
Danos siete días, para qne enviemos
mensageros en todos Isa tenadnos do
Israel : y si nadie ñutiere qne nos de»
acoda, saldremos á ti
4 Y llegando loe mensageros 4 Qabee do
Saúl, dijeron estas palabras en oídos del
pueblo : y todo el pueblo lloró á alta vou.
6 Y, he aqui,8anl que venia del campo
tras los bueyes: y dijo 8a*4: ¿Qué tiene
el pueblo, que llevan? y contáronle las
palabras do los varones de Jabea.
6 Y el Espíritu de Dios arrebató á Saúl
en oyendo estas palabras, y encendióse
en ira en gran manera.
7 Y tomando un par de bueyes, cortó-
los en plenas, y envióte* por todos led
términos de Israel por mano de mensa*
geros, diciendo 3 Cualquiera qUe no sa~
liere en pos de Saúl, y en pee de Samuel,
asi será hecho á sus bueyes. Y cayó te*
mor de Jehova sobre el pueblo ; y salie-
ron Mk» como un hombre.
8 Y contólos cu Boceo, f fueren loe hi-
jos de Israel trescientos mü : y les varo*
nos de Jude, treinta mil.
9 Y respondieron á los mensageros que
habian venido: Asi diréis á los de Ja*
bes de Galaad: Maftana en calentando el
sol, tendréis salud. Y vinieron loa meo
sageros, y declaráronlo á los de Jabes,
los cuales se holgaron.
10 Y loe de Jabes dijeron: «anana e*>
drenaos á vosotros,' para que hagáis con
nosotros todo lo que bien os pareciere.
lbbsawviu
M» «A ovalen en tres escuadronase y ti*
nferen «i «odio del remálavuta do-ie
maflann, y ntrisroa á los Ammoontaa has-
ta que el di» se calentaba; y loe que que-
daron, se dernsnaron, que no fitdmfe
dos de ellos juntes»
-UB £1 pbeblo entonces d|}e ASssnnel:
¿Quién /o« los que sedas f ¿Remesé
Saúl sobre nosotros f Dad coueSof hom-
13 T Saúl d^ej Ko morirá hoy alguno;
porque hoy ha obrado Jehova salud oh
Israel.
14 * Mas Samuel dtyo al pueblo: V»
néd, vamos á Oelanl para que renovemos
allí el refalo.
15 Y seo todo el pueblo AQalgel, f envuv
taare» aUL A Saúl per iey dejante de Jebe-
va en Galga!. X ssorftfteaton atti viatK
mmne*fctcnsde4sntodeJehova:yalegr4-
ronse mucboalli Saúl y todos los de Israel.
CAWTULO XIL
#■««1 étjmmé* «I nfiei» del gobierno en el ron «Jacto»
protesta jinWramente de su jugada en todo su go-
bierno, $ etputbur te da testimonio. 11. Protéstales
- c*m* h)um ffmb- araná» tompostmd de aguas u trun*
no*. III. ÉÍ pueblo reconoce tu pecado, man Samuel
loe consuela, y les requiere que permanezcan en ef
. ntmm' de- D$Mj n?pema+ ser pe-duiosnWm» su +my.
Y .000 Samuel á todo Jemal: Be
aqui, ya he ©ido vuestra tos en
todas las cosas eme me habéis dicho» y
es be puesto rey,
2 Ahora, pues, he aquí vuestro rey v*
delante de vosotros. Porque yo ya soy
tisje y cano; mas mis hijos están eon
uososrc»vy yo he andado delante devo-
sotros desde mi meeedad hasta este dia*
t Aqui estoy» eoutestad contra mi de- !
hmte de Jobo*** y delante de sn ungido»
el he tomado el buey de alguno, 6 si ha
tomado el asno de alguno, ó si he ca-
lumniado á alguno, 6 si he injuriado A
alguna, é si he temado oohecho de al-
galio por et enal haya cubierto mis ojosa
y saiMsceros he.
4 Entonces «9bt dyeron: Monea nos
has calsnunmuQ, ni mjsniadoym bat to-
mado algo de maso de ningún hombre.
. ft Y ét le» ettjo : Jebera m testigo son-
tra vosotros, y su ungido también m tes-
tigo en esté diar que no habéis hallado
tras mi cosa ninguna. Y oilo* respon-
dieron: Asi es.
6 Entonces Samuel dijo al pueblo: Je-
hevay que amo á Hojees y á Aeren, y
ene aseó á vuestros padrea de la tierra
deeferpto» .
T 1 Ahorn anjee usad, y so oa pondré»
demanda delante.de Jehova, de todas laa
justicies de Jehova que ha hecho con
vosotros, y eon vuestros podres.
$ Como Jacob hube entrado en Egyp-
to,y que vuestras padres clamaron á Je-
hova, Jehova enrió á Jtoyses, y á Aaron*
los enales secaron A vuestro» padree. de
Egypto, y los hieieroa habitar en este,
lugar.
ft Y olvidaron A Jehova sn Dios, y el
los venenó sn la mano de Sisera capitán
del ejército de Asor, y en la mano de los
Ph&istheee, y en la mano del rey ée
Moab, loa cuales les hicieron; guerra*
10 Y ellos clamaron á Jehova, y die-
ron : Pecamos, porque hemos dejado A
Jehova, y habernos servido á los Bahalee,
yAAstaroth; lábrenos pues ahora da la
mano de nuestros enemigos, y nosotros
te serviremos.
11 Entonces Jehova envió 4 Jerv^bahai»
y á Badán, y á Jepnie, y á Samuel, y oa
libró de mano de vuestros enemigos al
derredor; y habitasteis seguros.
12 Y como vistáis que Nasa rey de lee
fcfyos de Ammon venia contra vosotros,
me dQistels : No, sino rey reinara sobre
nosotros; siendo vuestro rey Jehova
vnestvoXHeev
l& Ahora, pues» veis aquí vuestro *enV
que elegisteis, que pedisteis; veta equi
que Jehova ha puesto sobre vosotros rey-
14 Jurn si temiereis A Jehova, y le ser-
viereis, y oyereis sn vos» y uo fuereis re-
beldes A la palabra de Jehova, asi voso-
tros como d rey que reina sobre voso-
tros, serest tras Jehova vuestro Dios.
15 Mas al no oyereis la voz de Jehova,
y si mércJc rebeldes 4 hv palabra da Je-,
nova, la mano áe Jeheve serA contm vo-
sotros como contra vuestros padrea,
16 Y también aboca estad, y mirad esfta
gran 008% que Jehova, hará delante do
vuestros ojos*
17 ¿No es ahora la siega de los trigos!
Yo clamaré á Jehova, y 41 dará truenos
y aguas, pasa que concucaie y veáis, que
es grande vuestra maldad, que habéis,
hecho en loe ojos de Jehova, pidién-
doos rey.
1S Y Samuel clamó 4 Jehova, y Jehova
dio truenos y aguas en aquel día: y to-
do el pueblo temió en gran manera* á Je-
hova y á Samuel.
19 1 Y dUo todo el pueblo 4 Samuel:.
Ruege por tus siervos 4 Jehova tu Dios»
que no muramos : porque 4 todos núes»
I:'»8«amusl;
tros VjWiadbB^ liemos sJiatfide é$te mal," cfo
pedir rey para nosotros.
<D T Samuel resporidló al pueblo : No
temáis. Vosotros habéis cometido todo
este mal * mas con todo eso no os apar-
téis de en pos de Jehova, sino servid á
Jehova con todo vuestro corazón.
'91 No os apartéis en pos de las vanida-
des, qne no aprovechan, ni lfbfan ; por-
que son vanidades. .
22 Qne Jehova no desamparará á su
pueblo por su grande nombre;. porque
Jehova ha querido haceros pueblo suyo.
W Y lejos vaya también de mí, que pe-
que contra Jehova, cesando de rogar por
vosotros: Antes os ensenaré por buen
caminó y derecho :
24 Solamente temed á Jehova, y ser-
vidle de verdad con todo vuestro cora-
zón* porque considerad 'cuan grandes
cosas ha hecho con vosotros.
£V Mas si perseverarjpls en hacer mal,
vosotros y vuestro rey pereceréis.
capitulo xnr,
Jonathan hijo de Saúl deshaee la guarnición de loé
' fhüktkooé qm ettíba m Ombma. JL Jmtéhdém loe
, JPkiüttbeoo oovtro &nu%% tf ptwotiénttovt qué «mw*
se tardaba, ofrece el holocausto : por lo cual Samuel
le denuncia, que Dio» le ña depuesto áel reino, u ele-
•oído otro mujer qm éL
TTIJO de un afio era Saúl cuándo reí"
-Et nó : y dos ands reinó sobre Israel
# Cuando Saúl se escogió tres mil de
Israel, los dos mil estuvieron con Saúl
en Machinas, y en el monte de Beth-cl, y
los mil estuvieron con Jonathan en Ga-
baa de Benjamín : y envió á todo el «tro
pueblo cada uno á sus tiendes.
3 T Jonathan hirió la guarnición do los
Fhffistneos, que esteta en el collado, y
oyéronte los Fhfüstheos, y Saet hizo to»
car trompeta por toda la tierra, dicien-
do : óiganlo los Hebreo».
4 Y todo Israel oyeron que se decía:
Saúl ha herido 1» guarnición de los Phí-
listheos ; y también que Israel olla mal
á los Philistneos; y el pueblo se juntó
en pos de Saúl- en GtigaJ.
5 Entonces los TMlistheos se juntaron
.para pelear con Israel, treinta mfl carros,
y seis ntll caballos, y pueblo como la
arena qne está á la orilla de la mar en
multitud : y subieron, y asentaron cam-
po en Machmas al oriente de Beth-aven.
"6 ? Mas los hombres de Israel viéndose
puestos en estrecho, (porque el pueblo
- estaba en estrecho,) el pueblo se escon-
dió en cuevas, en fosas, en peñascos, en
roca*, y cfr cisternas.
890
T Y %a*er Aribe Hebreo* fMaren el
Jordán en la tierra de Gad y de Gatead*
y 8aul se estaba aun en Galgal, y todo el
pueblo Iba tras de él temblando.
8 Y él esperó siete dias, conforme al
plazo que Samuel había dickoy y Samuel
no venia á Galgal, y el pueblo se le Iba.
9 Entonces dtfo*8anl: Traédme bolo,
causto, y sasfificftos pacíficos. Y sacri.
fleó el holocausto.
10 Y como él acababa de hacer el halo*
causto, he aquí Samuel que venia: y Saúl
le salió á recibir para saludarle.
11 Entonces Samuel dijo: ¿Qué haa
hecho? Y Saúl respondió: Porque vi
qué el pueblo se me iba, y que té no ve-
nias al plazo de los dias, y que los PM-
Hstheos estaban juntos en Machmas;
12 D|je en mi : Los Philietheos descen-
derán ahora á mi en Galgal, y yo no he
rogado á la fas de Jehova. Y calotéeme,
y ofrecí holocausto.
13 Entonces Samuel dtya á Saúl : Lo-
camente has hecho, qm no guardaste el
mandamiento de Jehova tu Dios, que él
te habla1 mandado. Porque ahora Jeho-
va hubiera confirmado tu reino sobre Is-
rael para siempre.
14 Mas ahora tu reino no será durable
Jehova se ha buscado varón según att
corazón, al cual Jehova ha mandado, que
sea capitán sobre su pueblo, por Cuanto
tú no has guardado lo que Jehova te
mandó.
15 Y levantándose Samuel subió de
Galgal en Gabaa de Ben-jatnm: y Saúl
contó el pueblo, que se hallaba con él,
como seiscientos nombres.*
16 Y Saúl y Jonathan su lujo, y el pue-
blo que se hallaba con ellos, se quedaron:
en Gabaa de Ben-jamfn: y los Philis-
theos hablan puesto su campo en Mach-
mas.
17 Y salieron del campo de los Philis-
thees tres escuadrones á correr la tierra.
El un escuadrón marchaba por el caral*
no de Bputa á la tierra; de Sumí
18 El otro escuadrón marchaba hada
Betatrón, y el tercer escuadrón marche*
ba hacia la reglón que mira al valle de
Sebotm hacia el desierto.
19 Y en toda la tierra de Israel no se
hallaba oficial; que los Phüistheos ha-
blan dicho entre si: Para que los Hebreos
no hagan espada, ó lanza.
20 Y «ai todos los de Israel descendían
á los Pnilistheos cada uno á aguzar su
reja, su azadón, su hacha, ó su sacho,
L DE SAttUIU
'91 YoMskfe se huelan bocas en las ra-
jas, ó en los andonee, ó en las borqul*
Usa, ó solas hachas, baste un agiujonque
se habla da adobar.
22 Asi aconteció que el dje de la bata-
lla no se haUó espada, ni Unan en la na»
no de ninguno da tado el pueblo, qae «a
taba con Saúl y con Jonathan, sino fue»
- nm Saúl y Jonathan bu h^jo que las te-
23 Y la guaraicioaMo los Pbilisthoos
aali6 al paso de Macfamaa.
CAPITULO XIV.
Jonathan confiad* en Dios, solo con tu paje de arma»
- mxxmmte un escuadrón de Phütstheoo, y da principio
d la botmOa* día victoria, JLAmmí Juramenta al
. tmesis dé no comer, harta que hopa vencido cnm-
pHdamente: lo cual ignorando Jonathan, comió de
un pernal de múü sendo en el alcance: msdoidó por
mpadm te quiere matar, mas et pueblo lesotva. IJL
EX pueblo fatigado de la hambre mata animales y
come üeoitímamemte, y Saúl le» pretende hacer dis-
pensación de la ley, con qae maten sobre una pie-
dra. IV. Im descendencia de SsmL
Y UN día aconteció que Jonathan, hi-
jo de Saúl, d$o 4 su criado que le
traía Isa armas: Vén, y pasea— A la
guarnición de los PhiUstheos, que *td A
aquel. lado. ■ Y no lo hiso sane* é au
padre»
< 8 Y Saúl estaba en et término de Gabaa
debajo de un granado que estaba en Mu-
grón, y el pueblo que. estada con él, era
como seiscientos hombres. '
8 Y Achlaé* hijo de Aehitob, hermano
de Iehabod, lujo de Phinees, hijo ds Eli
sacerdote da Jehora en 8Úo, traía el
ephod: y el pueblo no sabia que Jone*
iban se háblese ido.
. 4 Y entre los pasos por donde Jonav
4haaprocucaoapeaar41a guarnición de
sos.Phuistheos había un peñasco agudo
de la una parta, y otro de la otea parte,
el uno ae Mamaba Bases* y el otro Sene.
5 SI un peñasco ai norte hacia Mach-
ase*, y el otra al mediodía hacia Gábaa,
6 lujo pues Jonathan á au criado que
le traia las armas: Venr. pasemos A la
guarnición de estos metrauncisos, quisa
hará^ehova ñor nosotras ( que no es di-
aMl A Jehora salvas con multitud, ó con
poco numero.
• 7 Y su paje de anuas le respondió: Has
todo lo que tienes en tu corazón; va,
quo«aqui estoy contigo á tu voluntad.
: 8 Y Jonathan cUjo : He aquí, nosotros
posaremos á safas hombres, y mostrar*
noeles hemos.
, ° 8i nos dieren asi: Esperad hasta que
Hegueittoaáttíísoirosv entonces, nos os-
eo nuestro k£sat, y no. sttbir#
mos i ellos.
10 Mas si nos dieren asii anbid Ano*
sotros; entonces subiremos, porque Je»
hova los ha entregado en nuestras ma*
nos, y esto nos mrá por señal.
11 Y mostráronse ambos A m guarní»
don de loa Philistheoa, y loa Phülstfaeos
drenan: Ha aq^í loe Hebreos, que salen
de las cavernas en que se hablan escon»
dlda
12 Y los varones de la guarnición rea*
pcmdieron A Jonathan y á su paje de
armas, y dieron : Subid A nosotros, y
mostraros hemos el caso. Entonces
Jonathan dfyo a su paje de armas : Subo
tras mi, que Jehora los ha entregado cu
la mino de Israel
13 Y subió Jonathan con sus manos y
con sus pies, y tras él su peje de armas : y
los que calan delante de Jonathan, su
paje de armas, que iba tras de él, los ma»
taba.
14 Esta fué la primera métanse, en la
eual Jonathan con su paje de armas ma-
tó como veinte vacónos, 00010 m la mitad
de una. huebra que un par oV fruayar sua
Un arar en uu campo.
15 Y hubo temblor en e]L real, y por la
tkrsa, y por todo el pueblo de la guarna-
clon: y loa que hablan Ido A, correr m
tierra, también ellos teaifetaron: y la
tierra fué alborotada, y hubo .gran tem-
blor.
' 16 Y las centinelas de San! vieron desda
8abaa.de Ben-jamin como la multitud
estaba turbada, y iba (UumapewUáetra,
y era deshecha.
17 Entonces fiaul d£o al pueblo que
tenia ¿consigo: Reconoced luego y mi-
rad* quién haya ido de los nuestros. Y
como reconocieron, hallaron que süta»
ba Jonathan y su paje de armas.
18 Y Saed cttjo A Achias: Usas el arca
de Dios. Ponqué el arca de Dios estaba
aquel día con los lujos ds IaraeL
1Q Y aconteció que estando aun ha-
blando Saúl son el sacerdote, el alboroto
que estaba en el campo de los Philiatheoa»
se aumentaba, y iba creciendo en gran
manera. Entonces cujo Saúl al sacer-
dote : Deten tu mana
20 Y juntando Saúl todo el pueblo que
con él estaba^ vinieron hasta el lugar de
la batalla: y» he aquí que la espada de
cada uno era vuelta contra su compañe-
ro, y la mortandad era grande.
21 Y los Hebreos que hablan estado con
271
LDJB SAMiüdEU
lo» PhUastheca tal ¿toante* y hablan
Tenido con ellos de los al derredores al
campo, también estos m tfofoferua para
incorporarse con los Israelitas ojne «ate-
tas con 8aal y can Jonathan.
22 Asimismo todos los Israelitas que
se habían escondido en el monte de
Epbrsim, oyendo qve los Phlnstheos
avian, ellos también los siguieron en
aquella batalla.
23 Y Jehova salvó A Israel aquel dio, y
la batalla llegó hasta Beta-aren.
24 % Y los varones de Israel fueron
puestos es estrecho aquel día; porque
Qaul habla conjurado al puebles dicien-
do: Cualquiera que comiere pan hasta
la tarde, hasta que hoya tomado vengan-
za de mis enemigos, sea maldita ^f to-
do el pueblo no habla gastado pon.
25 Y toda la gente del país llegó á un
bosque, donde habla miel en la has del
«ampo.
26 Y entró el pueblo en el bosque, y, he
aquí que la miel corría, y ninguno hubo
■que llegase la mano á su boca: porque
el pueblo tenia en reverencia el Jura-
menta.
27 Mas Jonathan no habia oido, cuando
en padre conjuró al pueblo: y extendió
la punta de una vara, que Ansia en su
enano, y mojéis en un panal de miel y
llegó su mano asa boca, y sus ojos fue*
28 Entonces habló uno del pueblo, di-
ciendo: Conjurando ha conjurado tu pe-'
dre al pueblo, diciendo : Maldito ésa el
varón que. comiere hoy nada: y el pue-
blo desfallecí* de hambre.
29 Y respondió Jonathan : MI padre ha
turbado el pala. Ved ahora como han
sido • clarados mis ojos por haber gusta-
■slo un poco de esta miel :
80 ¿Cuánto mas si el pueblo hubiera
hoy comido del despojo de sus enemi-
gos que halló? ¿ No se hubiera hecho
ahora mayor estrago en los Phillstheeat
81 Y hirieron aquel día á los Fhllis-
theos desde Machinas hasta Ajama; mas
al pueblo se cansó mueba
82 1T Y el pueblo se tornó al despoJor y
tomaron ovejas y vacos, y becerros, y
matáronlos en tierra, y el pueblo comió
con
83 Y dándole de ello aviso á Saúl, dl-
Jéronle: £1 pueblo peca contra Jehova
comiendo eon sangre. Y él dfyo : Voto-
tro* habéis prevaricado. Bevotvódme
ebomsná ñau grande piadra» . .
«72
94 Y Seoitortó á1 decir ; Espálelo» por
el pueblo, y decidles; Tráigame cada
uno su vaca», y cada uno su oveja, y, de-
gollad aquí, y comed,, y no pecaréis eon*
tra Jehova comiendo . con sangre. Y tra-
jeron todo el pueblo cada uno su vaca
con su mano aquella noche, y degolló*
ron allá.
85 Y eai$có Saúl altor áJea^ el cual,
altar fué el primero que edificó á Jehova.
86 Y djjo Saúl: Desoenaomos de noche
contra los Phibsfcheos, y soquearlos lie-
mos hasta la mañana, y nó dejaremos de
ellos á ninguno. Y etios dijeron : Haz lo
que bien te pareciere. Y el sacerdote
dijo: Lleguémosnos aquí á Dios.
87 Y Saúl consultó á Dios: ¿Descen-
deré tras los Fhüistheos ? ¿ Entregarlos
has en mano de Israel ? Mas Jehova ao
le dio respuesta aquel dia.
88 Entonces dtfo Saúl: Llegaos acá
todos los cantones del pueblo : sabed, y
mirad por quien ha sido hoy este pecado.
88 Porque vive Jehova, que salva A Is-
rael, que si mere en mi luja Jonathan»
el mx>rtr£ de muerte. Y no hubo en to>
do el pueblo quien le respondióse.
40 Y dijo á todo Israel : Vosotros esta-
réis á un lodo, y yo y Jonathan mi fcJQo
estaremos á otro lado. Y el puebla
respondió á Saúl: Has lo que bien tu
pareciere.
41 Entonces dijo flaui á Jehova Dioa
de Israel: Da perfección. Y fueron to*
modos Jonathan y Saúl, y el pueblo salló
por Ubre.
42 Y Saúl dijo: Echad entre mi, y Je*
nathan mi htyo. Y fué tomado Jonathan.
43 Entonces Saúl dtyo A Jonathan r Do-
clárame que has hecho. Y Jonathan so
lo declaró, y dflo: Gustando gusté con
lo punto de lo V8iaaa»4ro*sett mt usino\
un poco de miel: ¿y moriré poretá?
44 Y poní respondió: Asi me boga
Dios, y asi me aliada, que sin dada mo-
rirás Jonathan.
45 Entonces el pueblo dijo á flont:
¿Pues ha de morir Jonathan, el que ha
hecho esta sama grande ea Israel t No
será ssL Vive Jehova que no ha decaer
un cabetto de su eabeaa en fierra, pues
que ha hecha hoy con Dios. Y el pue-
blo libró á Jonathan, que no muriese.
46 Y Saúl dejó de ssguir los Phliisthcoa :
y los Philfetaeos as fueron á su lugar.
47 Y tomando Saúl el reino sobra Is-
rael, biso guerra á todos sus aacndgtta
al.aeiredor^ «mi» Moabf tantea loa
I. DE SAMUEL.
feQot dfc" AmBAofi, coutrfc Sdom*, contra
los reyes de Boba, y contra los Phflls-
tfceos, y á donde quien que se tomaba
era vencedor.
48 T junté ejército, y hirió á Amalee,
y libró á Israel de mano de los que le
saqueaban.
49 T T los htyoe de Saúl eran, Jonathan,
Jesul, y Melchi-sna. T los nombres de
eus dos btjas eran, el nombre de la ma-
yor, Hfereb, y el de la menor, Mfchol.
50 T el nombre de la muger de Saúl
era Acnlnoam, m> de Achhnaas. T el
nombre del general de su ejército era
Atraer, bfyo de Ner, tío de SauL
51 Porque Cfa padre de Saúl, y Ner
padre de Abner,./torvr» htfos de AbieL
58 T la guerra fué fuerte contra los
Pbffistbeoe, todo el tiempo de 8aul : y á
cualquiera que Saúl Tela que era valiente
nombre, y nombre de esfuerzo, le junta-
ba consigo:
CAPITULO XV.
Jtxufdftd» Dto» d &ud por Sammel qm deetrooeot del
*ed^deoe ^mohctta*,e% rmm-vmal rea de eUmcom,
lo mejor de lo* gafado». JJ. Sommet redaremffemio
m dfcto&edtenci?, y él excmdndoee ton mentira, le
dfaMMfe otro ve» m depweekm del reúm, y de
oUo o* dm otUL IU. Pordemdo d to, Smd fe de-
tíooe por rmooe, y volviendo om M hace pedoxc* al
reo de los AmaUcittu.
Y SAMUEL dijo á Saúl : Jehova me
envió á que te ungiese por rey
eobre su pueblo Israel : oye pues la voz
¿e lai palabras de ¿chora.
2 Asf dijo Jehova de los ejércitos:
Acuerdóme de lo que hizo Amalee á
Israel: que se le opuso en el camino,
cuando subía de Egypto. Vé, pues, y
Were 4 Amalee,
S Y destruiréis en él todo lo que tuvie-
re; y no hayas piedad de éL Mata hom-
bres y mugeres, niños y mamantes, va-
cas y ovejas, camellos y asnos.
4 Y Saúl juntó el pueblo, y reconoció-
los en Telaim, doscientos mil hombres
de á pié, y diez mu varones de Juda.
5 Y viniendo Saúl á la ciudad de Ama-
lee puso emboscada en el valle.
0 Y Saúl dflo al Ctneo : Idos, apartaos,
y salid de entre los de Amaice : porque
no te destruya juntamente con él ; por-
que tú hiciste misericordia con todos
los hijos de Israel, cuando subían de
Egypto. Y el Cinco se apartó de entre
los de Amalee
7 Y Saúl hirió á Amalee desde Hevila
basta llegar á Sur que está á la frontera
tfeEgypto.
8 Y tomó vivo á Agag rey de Amalee,
Bpan. is
mas á todo el pueblo mató á ñto de es-
pada,
9 Y Saúl y el pueblo perdonaron á Agag,
á lo mejor de las ovejas, y al ganado
mayor, á los gruesos, y á los carneros, y
finalmente á todo lo bueno, que no lo
quisieron destruir : mas todo lo que era
vil y flaco destruyeron.
10 T Y fué palabra de Jehova á Samuel,
diciendo :
11 Pésame de haber puesto por rey á /
Saúl ; porque se ha vuelto de en pos de
mi, y no ha cumplido mis palabras. Y
pesó á Samuel: y clamó á Jehova toda
aquella noche.
42 Y Samuel madrugó porvenir á re-
cibir á Saúl por la mañana : y fué dado
aviso á Samuel, diciendo : Saúl es veni-
do al Carmelo: y, he aqui, él se ha
levantado un trofeo: y que volviendo
habla pasado, y descendido á Oalgala.
13 Vino pues Samuel á Saúl, y 8aul le
dtf o : Bendito íeas tú de Jehova, yo he
cumplido la palabra de Jehova.
14 Samuel entonces dtyo: ¿Pues qué
balido de ganados y bramido de bueyes
es este que yo oigo con mis oídos ?
15 Y Saúl respondió: De Amalee los
han traído: porque el pueblo perdonó á
lo mejor Me las ovejas, y de las vacas,
para sacrificarlas á Jehova tu Dios: y
los demás destruimos.
16 Entonces Samuel dijo á Saúl : Déja-
me declararte lo que Jehova me ha dicho
edd noche. Y él le respondió : Di.
17 Y dtfo Samuel: ¿Siendo tú pcqncfto
en tus ojos, no has sido hecho cabeza á
las tribus de Israel, y Jehova te ha un-
gido por rey sobre Israel?
18 Y envióte Jehova en jornada, y dQo :
Vé, y destruye los pecadores de Amalee,
y hazles guerra bosta que los acabes.
19 ¿Por qué pues no has oído la voz de
Jehova, antes vuelto al despojo, has he-
cho lo malo en los ojos de Jehova?
20 Y Saúl respondió á Samuel : Antes
he oido la voz de Jehova, y fui á la jor-
nada donde Jehova me envió, y he traí-
do á Agag rey de Amalee, y he destrui-
do los AmalecltoB.
21 Mas el pueblo tomó del despojo ove-
jas y vacos, las primicias del auathema,
paro sacrificarlos á Jehova tu Dios en
GalgaL
22 Y Samuel dtfo: ¿Tiene Jehova tanto
contentamiento con los holocaustos y
victimas, como con obedecer á la palabra
de Jehova? Ciertamente el obedecer si
278
fr PR/^AMífFft.
que el sebo de Tos carneros.
escuchar,
23 Porque pecado et de, adivinación la
rebelión, y idolo y idolatría, el quebran-
tar. Y por cnanto tú desechaste la pala-
bra de Jehova, él también te ha desecha-
do que no seas rey.
24 Entonces Saúl dUo ¿Samuel: Tobe
pecado, que be quebrantado el dicho de
Jehova, y tus palabras: porque temí al
pueblo, y consentí á la voz de ellos:
perdona pues aboca mi pecado,
•25 Y vuelve conmigo para que adore
á Jehova.
26 Y Samuel respondió á Saúl : No vol-
yeré contigo; jorque desechaste la* pala-
bra de Jehova, y Jehova te ha desecha-
do que nO seas rey sobre Israel.
27 Y volviéndose Samuel para Irse, él
ochó mano del canto de su capa, y rom-
pióse.
28 Entonces Samuel le dijo; Jehova
ba rompido boy de ti el reino do Israel,
y lo ba dado 4 tu prójimo, mejor que tú.
29 Y aun el vencedor de Israel no men-
tirá, ni se arrepentirá: porque no es
hombre para que so arrepienta,
80 t Y é} djtyo: Yo be pecado; mas ne-
góte que me honres delante de loe an-
cianos de mi pueblo, y delante de Israel,
j vuelve conmigo, para que- adore 4 Je-
bova tu Dios.
. 81 Y volvió Samuel tras Saúl, y adoró
Saúl á Jehova.
$2 Y dijo Samuel: Traédme á Agag rey
de Amalee. Y Agag vino 4 el delicada-
mente. Y d|jo Agag; ciertamente se
acercó la amargura de 1» muerte.
88 Y Samuel dijo : Como tu espada hi-
jeo las mugeres sin hijos ; asi tu madre
será sin hijo entre las mugeres. Enton-
ces Samuel cortó en piezas A Agag de-
lante de Jehova cu Galga!.
34 Y Samuel se fué 4 Rama, y Saúl
subió 4 su casa en Gabaa de San). »
85 Y nunca después vio Samuel £ Saúl
en toda su vida : y Samuel lloraba 4 Saúl,
porque Jebova se habia arrepentido de
haber puesto á Saúl por rey sobre Israel.
CAPITULO XVI.
Ltorcmdo Samuel d 9a*l, Dio» le mamdm qm no U Uo~
rentas, puntille ha demchado; yqm va%fadymgir
d David por rey : lo cual él hace. JI. Saúl dejado
del eepiritu de Dioe et agitado del demonio : y por
cohkJo de $h$ fierro* le e» traído David, une con la
rvenHdad de m méiiaa Ua&m la enfermedad.
Y DIJO Jebova 4 Samuel: ¿Hasta
cuando has tú de llorar 4 Saúl ha-
-blMdftle yo desechado, que no reine «#-
brelsTasif^s^M^^ws^ó^aaeHe,
y ven, enviarte be 4 ísai de PetMefcem:
porque de sus hijos mo he proveído do
rey.
2 Y ó^o Samuel: ¿Cómo iré! SISsnl
lo entendiere, me matara, Jehova res-
pondió : Toma una becerra do las vacas
en tus monos, y di: A sacrificar 4 Jebo-
va be venido,
8 Y llama 4 leal ** sacrificio, y yo te
ensenaré 4o que has de hacer, y ungirme
has al que yo te dijere.
4 Y Samuel oteo como la dtyo Jchov*:
y como él llegó 49etb4ehém, los ándanos
de la ciudad le salieron 4 recibir con ñie-
dot y dtyeron t ¿Es pacífica tu venido-?
5 Y el respondió: Si Vengo 4 sacrifi-
car 4 Jehova; santificeos, y venid conmi-
go al sacrificio: y •ratificando & 4 leal
y 4 sus hijos llamólas si sacrificio.
$ Y aconteció, quo como ellos vinie-
ron, él vtó á Eliab, y dijo : Be cierto de-
lante de Jehova stfef su ungido.
7 Y Jebova respondió 4 Sseoool! Ito
mires 4 su parecw,'ñf a fil aitttta ero tbu
estatura; porque yate descebo ; perqué
no m lo quo el hombro ve, -porouef el
hombre ve lo ew étíd. défatrte de tfus
©Jos, mas Jebova ve el corazón*
8 Y IsaJrllamó 4 Ablnadafr, y bisóla ja-
sar delante de Samuel, el cuuLdtyo :ÍNi
4 este ha elegido Jehova.
9 YhlzopasajIsaiáasmma;yad^e>:
tampoco 4 este ha elegido Iebova.
10 Y hizo pasar Isa! sus siete h^os de-
lante de Samuel, y Samuel 4Jfo 4 leal:
Jehova no ha elegido 4 estos.
11 Y dijo Samuel 4 Isal: ¿Hánse aca-
bado loa mocee f - Y # respondió: Aun
qneda el menor que apacienta laa ovejas.
Y djjo Samuel 4 Xeait Envia porél ; por-
qué no nos asentaremos 4 la mesa basta
que el venga aquí.
12 Y él envió por •% y metióle dftm* .•
el cual trm rojo, de hermoso pereoer, y
de bello aspecto. Entonces Jebova fifyo:
Levántate y úngele, que este es»
18 Y Samuel tomó el cuerno del aceite,
y ungióle de entre sus hermanos : y desde
aquel día en adelante el Espíritu de Je-
hova tomó i David. Y levantándose
Samuel, volvióse á Rama.
14 1f Y el Espíritu de Jehova se apartó
de Saúl, y atormentábale el espíritu ma-
lo dejoorfe o> Jehova.
15 Y loo criados de Saúl le dUeros:»»
aquí ahora que el espíritu maj» H Woa
te atormenta. y d,
lí1>ft¿*A*tt*f:fr
ü<IA0fc fq»lii»#»frq4ej|ftsv4 tnt *!•*-
voe^je*fc detentada ti, ?»* busquen
-elgnno qe* sepata*er *rpa; p*ra qnc
ewndofoero sobre ti el espíritu malo de
JDios,«l tana con su roano, y c*tés mejor.
17 Y Saúl respondió á sus criados : Ml-
jádroe pue* ahora por alguno que taña
bien, y traédmela»
18 Entonces «no de los criados respon-
dió, diciendo : Be aquíyye he visto A nn
btf*> de Isai de Bcth-lehem que sabe ta-
ñer : y * Tállente de fuerza, j hombre
de gnersat prudente en sus palabras,
.heimoep, y Jefcov* <t con éL
19 T Saúl envió mcnsageros á Isai, di-
ciendo: Envíame á David tu bjjo, el
que 4a<f\ con lae ovejos. .
20 Y Isai tomó un asno cargada de pan,
j w% enero de vino, y un, cabrito do las
cabras, y enviólo A Saúl por mano de
David** bflo,
. 21 T viniendo David a 8aul estuvo de-
lante de él, y él le amó mucho, y fué hc-
ejbp en. escudero..
2», Y fian! envió * decir á Isai; Yo te
ruego* que esjté David conmigo, porque
na baüado gracia, en mis ojos,
, f& X cuando el espíritu m«h de Dios era
sobre Saúl, David tomaba la arpa y ta-
JÜnion sn roano* y Seúl tenia refrigerio,
y estaba* mejor, y el espíritu malo se
apartaba de & % ,
cawtulo xvn.
JmUdndom loe dot oampee, él de Jeretel f el de loe
FhilifMeoe para darte batalla, Goliath gigante
* na&tkeo díéccfia $ denosta el campo de hratl. II.
JkvU tmHmdo de eu> padre d ver d. eme hermmmot,
i en el ejército te pretemta d Saúl para
el rhWethto* III. Con/lado en XHot
»,#& mata: por U cual desmaoadoe
dcikothot e\n tfíotL
YIX>9 PnUistbeos Juntaron sus ejér-
citos para 1* gnerra, y congregá-
ronse en Socho, que #* en Jnda, y aaen-
Jarotf campQ futre flocho y Aneca en el
tdaninn.de Dpnmlm.
2 Y también Saúl y los varones de Is-
rael se Juntaron, y asentaron el campo
en el valle del alcornoque ; y ordenaron
la batalla contra loa Philistheoa.
8 Y los Philistheos estaban sobre el un
monte de la una parte, y Israel estaba
sobre el otro monte de la otra parte ; y
el yalle estaba entre ellos.
4 Y salió un varón del campo do los
Philistheos entre los dos tampot, el cual
#e llaman* Oolfetn de Get», y tenia de
.¿¿til** •**» fiodoa y un palmo.
5 Y traiaju^ajniet* £t acerven su, ca-
beca, vestido de mea nojresne~de nía»
chas: y el peso d» las enrasa* tenia cin»
eo mil sidos de metaL
6 Y sobre sus pies traía grebas de hier-
ro, y uí* escudo de acero en sus hombros.
7 £1 hasta de su lanza era como un en-
Julio de un telar, y el hierro de su launa
tenia seiscientos sidos de hierro, y su
escudero iba delante de éL
9 Y paróse, y dio voces á los escuadro-
nes de Israel, diciéndoles : ¿Para qué sa-
lís á dar batalla? ¿ Ho soy yo el Wiüis-
tbeo, y vosotros los siervos de Saúl ? Es-
coged v» varón de vosotros que venga
contra mi.
9 Si él pudiere pelear conmigo, y me
venciere, nosotros seremos vuestros sier-
vos. Y si yo pudíérc mas que .él, y le
venciere, vosotros seréis nuestros; sier-
vos, y nos serviréis,
10 Y añadió el Philistheo; Yo he dea-
honrado hoy el campo de Israel : dad-
me varón que pelee conmigo. *
11 Y oyendo Saúl y todo Israel estas
palabras del Philistheo, fueron espanta-
dos, y hubieron gran miedo.
12 Y David era hijo de un varón Epbra-
theo do Beth«lchetn do Juda, cuyo nom-
bro era Isai, el cual tenia ocho htyos : y
era esto hombre en el tiempo de Baúl
viejo, y de grande edad entre los hom-
bres.
13 Y loe tres lujos mayores de Isai ha-
blan ido á seguir 4 Saúl en la guerra. Y
los nombres de sus tres hijos, que ha-
blan Ido á la guerra eran, Elíab el pri-
mogénito: el segundo Abinadab ; y el
tercero Sarama. •
11 ^ Y David era el menor. Y hablen-
do ido los tres mayores tras Saul,
15 David habia ido y vuelto de con Saúl,
para apacentar las ovejas de sn padre en
Beth-lchem.
16 Venia pues aquel, Philistheo por la
mañana y á la tardo, y presentábase por
cuarenta dias.
17 Y Isai dijo á David sn lujos Toma
ahora para tus hermanos un epha de es-
ta cebada tostada, y estos diez panes, y
llévalo presto al campo á tus hermanos.
* 18 Y estos diez quesos de leche llevarás
al capitán, y vé á ver á tus hermanos, si
están buenos, y tomarás prendas do ellos.
19 Y Saul, y ellos, y todos los de Israel
estaban al valle del Alcornoque pelean-
do con los Phllistbeoe,
30 Y David se levantó de mañana, y de-
jando las ovejas AU.gparda, cebóse y
I. DE SAMUEL
fuese, como Isa! le mandó : y vino á la
trinchera al ejército, el cual había salido
á la ordenanza, y ya tocaban alarma en
batalla»
21 Porque asi los Israelitas como los
Phillstheos estaban en ordenanza, escua-
drón contra escuadrón.
22 Y David dejó la carga de sobro si en
mano del que guardaba el bagaje, y corrió
al escuadrón, y como llegó, preguntaba
por sus hermanos, si estaban buenos.
23 Y estando él hablando con ellos, he
aqui aquel varón que se ponía en medio
de los dos campos, que se llamaba Go-
liath, Phillstheo de Geth, que subía de
los escuadrones de los Phillstheos, ha-
blando las mismas palabras, las cuales
David oyó.
24 Y todos los varones de Israel que
velan aquel varón, huían delante de él, y
tenían gran temor.
25 Y cada uno de los de Israel decía :
¿ No habéis visto á aquel varón que so-
be? él sube para deshonrar á Israel. ' Al
que le venciere, el rey le enriquecerá de
grandes riquezas, y le dará su hQa, y ha-,
rá franca la casa de su padre en Israel.
26 Entonces habló David á los que es-
taban á par de él, diciendo : ¿ Qué harán á
aquel varón que venciere á este Phflla-
theo, y quitare la deshonra de Israel?
Porque ¿quién es este Phillstheo incir-
cunciso, para que deshonre los escua-
drones del Dios viviente ?
27 Y el pueblo le respondió las mismas
palabras, diciendo : Asi se hará al tal va-
ron que le venciere.
28 Y oyéndole hablar Ellab su hermano
mayor con aquellos varones, Ellab se
encendió en ira contra David, y dtyo:
¿Para qué has descendido acá? ¿y
aqutén has dejado aquellas pocas ovejas
en el desierto ? Yo conozco tu soberbia
y la malicia de tu corazón, que para ver
la batalla has venido.
29 Y David respondió: ¿Qué he hecho
ahora ? ¿ Estas, no son palabras* ?
SO Y apartándose de él hacia otros, ha-
bló lo mismo, y respondiéronle los del
pueblo como primero.
31 'Y fueron oídas las palabras que Da-
vid habla dicho, las cuales fueron recita-
das delante de Saúl : y él le hizo venir.
?2 Y dijo David á Saúl : No desmayo
ninguno á causa de él, tu siervo irá, y
peleará con este Phillstheo.
83 Y dijo Saúl á David: No podrás tú
ir contra aquel Phillstheo pora pelear
976
con él, porque tú erm mozo, y él es hom-
bre de guerra desde su Juventud.
34 Y David respondió á Saúl: Tu sier-
vo era pastor en las ovejas de su padre,
y venia un león, ó un oso, y tomaba aV
gun cordero de la manada :
35 Y salia yo tras él, y heríale, y esca-
pábale de su boca: y si se levantaba
contra mi, yo le echaba mano de la qui-
jada, y le hería y mataba.
86 Fuese león, fuese oso, tu siervo le
motaba; pues este Phillstheo Incircun-
ciso será como Uno de ellos, porque
ha deshonrado al ejército del Dios vi-
viente.
37 Y añadió David : Jehova que me ha
librado de mano de león, y de mano de
oso, él también me librará de la mano de
este Phillstheo. Y dijo Saúl á David:
Vé, y Jehova sea contigo.
33 T Y Saúl vistió á David de sus ro-
pas, y puso sobre su cabeza un almete
de acero, y vistióle corazas.
39 Y ciñió David su espada sobre bus
vestidos, y probó á andar : porque nunca
lo habia experimentado. Y dijo David á
8aul : Yo no puedo andar con esto, por-
que napea lo experimenté. Y echando
de si David aquellas cosas,
40 Tomó su cayado en su mano, y to-
móse cinco piedras lisas del arroyo, y
púsolas en el saco pastoril, y en el zur-
rón que traía, y fuese, su henda en su
mano, hacia el Phillstheo.
41 Y el Phillstheo venia andando y acor- •
candóse á David, y su escudero delante
de él
42 Y como el Phillstheo miró, y vio á
David, túvole en poco, porquefera man-
cebo, y rojo, y de hermoso parecer.
43 Y dijo el Phillstheo á David : ¿ goy
yo perro que vienes á mí con palos ? Y
maldijo á David por sus dioses. •
44 Y dijo el Phillstheo á David : Ven á
mi, y daré tu carne á las aves del cielo,
y á las bestias del campo. •
45 Y David d\Jo al Phillstheo: Tú vie-
nes á mí eon espada, y lanza, y escudo ;
mas yo vengo á tí en el nombre de Je-
hova de los ejércitos, el Dios de los es-
cuadrones de Israel, que tú has deshon-
rado.
46 Jehova pues te entregará hoy en mi
roano, y yo te venceré, y quitaré tu ca-
beza de tí : y daré los cuerpos de loa
Philistheos hoy á las aves del cielo, y á
las bestias de la tierra, y sabrá toda la
I. PE SAMUEL.
47 T toda esta congregación sabrá, que
Jehova no salva con espada y lanza ; por-
que de Jehova et la guerra, y él os entre-
gara en nuestras manos.
48 T aconteció, que como el Fhillstheo
so levantó para Ir y llegarse contra Da-
vid, David se dio priesa y corrió al com-
bate contra el Phillstbeo.
49 Y metiendo David su mano en el
saco, tomó de allí una piedra, y tirósela
con la honda, y hirió al Philistheo en la
frente : y la piedra quedó hincada en *u
frente, y cayó en tierra sobre su rostro.
50 Y asi venció David al Philistheo con
botuto y piedra: y hirió al Philistheo, y
matóle, sin tener David espada en su
mano.
oí Entonces corrió David, y púsose so-
bre el Philistheo, y tomando su espada, y
sacándola de su vaina, le mató, y cortóle
con ella la cabeza. Y como los Philie-
theos vieron su gigante muerto, huyeron.
59 Y levantándose los de Israel y de
íada, dieron grita, y siguieron á los Phi-
llstheoa hasta llegar al valle, y hasta las
puertas de Accaron. Y cayeron heridos
de los fchilistheos por el camino do 8a-
ralm hasta Geth, y Accaron.
53 Y tornando los htfos de Israel de se-
guir, los PhiUstheos, robaron su campo.
54 Y David tomó la cabeza del Philis-
theo, y trujóla á Jerusalem, y puso sus
armas en su tienda.
55 Has cuando Saúl vio á David que sa-
lla a encontrarse con el Philistheo, djjo
á Abner el general del ejército : Abner ;
¿ cuyo h|jo es aquel mancebo ? Y Abner
respondió:
56 Vive tu alma, oh rey, que no lo sé.
Y 11 rej dfyo : Pregunta, j»es, cuyo hijo
es aquel mancebo.
57 Y cuando David volvía de matar al
Philistheo, Abner le tomó, y le llevó de-
lante de Saúl teniendo la cabeza del Phi-
listheo en su mano.
58 Y düole Saúl: Mancebo, ¿cuyo htyo
eres ? Y David respondió : Yo soy lujo
de tu siervo Isal de Beth-lehem.
CAÍHtTLO XVIII
Jknmmem mmm or* Dauíd wm*ju9ér émütmd, u 3*ul m
jmtre*moudar emidia, tmmojm agetodo dele***-
rüúmalo procura matarle. JL Con ente intento fe
da é cmruo una compaH&a de mtt hombre* de guerra,
ma* David te céneme** en iodo prudente u dichoea-
m*n**. UL o*m mt ininm Upronmmdm *&**»•
rob en cafomiento, ma* cuando ** Hkakia de émr,
/nidada éofró. IV. Qmestt miento le promete tu
laja Miemot etík trujen* <** prepucio* úm PmVetMeo*,
utrnmmulo &i<tf$nfii, JfttplftjW «*•#«■»»•
Y DESPUÉS que £ hubo acabado d*
hablar con Saúl, el alma de Jona-
than fué ligada con la de David, y amóle
Jonathan como á su alma.
2 Y Saúl le tomó aquel dia, y no le do-
jó volver á casa de su padre.
8 Y hicieron alianza Jonathan y David,
porque él le amaba como á su alma.
4 Y Jonathan se desnudó la ropa que
tenia sobre si, y dióla 6 David, y oinu
ropas suyas, hasta su espada J su aneo,
con su talabarte,
5 Y salla David, donde quiera que Saúl
le enviaba, y conducíase prudentemente.
Y Saúl le hizo capitán de gente de guer-
ra, y era acepto en los ojos de todo el
pueblo, y en los ojos de los criados de
SauL
9 Y aconteció que como ellos volvie-
ron, y David volvió de matar al Philis-
theo, salieron las mugares de todas las
ciudades de Israel cantando, y con dan-
zas, coa adafes,.y coa alegrías y pande-
ros á recibir al rey SauL
7 Y cantaban las mugares que danza-
ban y decían : Saúl hirió, sus miles, y
David sus diez miles.
8 Y enojóse Saúl en, gran manera, y de-
sagradó esta palabra en SUS ojee, y di-
jo: A David dieron diez miles y á mi
miles : no le qusda mas que el ramo.
9 Y desde aquel dia Saúl miró de través
á David.
10 Otro dia aconteció que el espíritu
malo de Dios tomó á Saúl, y profetizaba
dentro de su casa; y David tanta coa su
mano como los otros días ; y estaba una
lanza á mano de Saúl
U Y arrojó Saúl la lanza, diciendo:
Enclavaré á David coa la pared ; y dos
veces se apartó de él David.
12 Mas Saúl se temia de David, por
cuanto Jehova era opa el, y se habla
apartado de SauL
13 % Y Saúl le apartó de si, y alzóle ca-
pitán de mij,y salla y entraba delante del
pueblo.
14 Y David se conduela prudentemen-
te en todos sus negocios, y Jehova era
conéL
15 Y viendo Saúl que se. ftond^W taa
prudentemente, temíase de éL
16 Mas todo Israel y Jada amaba á Da*
vid, porque. él salla j entraba delante do
ellos.
17 ? Y dtfp Saúl ¿ David : B* aojo!, yo
te daré á Merob mi hü» mayor, por mu-
ger: solamente porque me sea* valiente
m
*;»é &ÁMVti¿
toi»fct4ry4fi^li*g*erMA dé Jénoe€.
Mas 8aul decía en «i: No «era mi mano
contra é\ mas la «nano de los Philistheos
sera contra él
18 Y David respondió á Saúl: ¿Quién
*oy yo, ó qué es mi vida, ó la familia de
inl paire en Israel, paja ser yoino del rey?
19 T venido- el tiempo en que Merob»
hija de Sanase habla de dar á DevM, toé
dadapo#»«gcrá Adriel Weh^Iatltha. *
.2^44fa4 ttienol U offw hija de' Saúl
amaba á David; y fué dicho á Saúl, lo
ene* plugo -en sus ^ojos.
21 YSaomjo.areí.' Yo Bolaétwd, pft;
r» que le sea por laso i 7 para que la ma-
no e> loefhlUftheó» sea ooatra él Y
dijo Seúl á David : CtOn 4» otra serás mi
yerno hoy.
*frf¥ SimSí mou*6 á su» criados 1 tto-
bta&on «eoa*t*4 David, dictándola: Hé
aqoi, ai rey te ama, y todos su* criados
te quieren bien, sé pues yerno del rey.
-•<*¥ Jas esteno* de Satü habWete estas
palabras á los oidétt dé David : y David
ótjoí iFuréoeoe ¿vosotros que es poco
ser yerno 4et rey, siendo yo un hombre
pobre y de ninguna- esttana f
tt Yle» €rtndo8%dfr feeml le dieron la
respuesta, dictettdo: Tales palabras ha
«leho David.
25 YSaaldty" Beeld asi á David: 17o
esta-el oontealattUOoto del rey en el dote,
sino en cien prepucios de Philistbeee,
para que ^sea tomada- venganza de los
enemigos del rey. - Mas Saúl pensaba
eebaráDavkl en loa totanos délos JPM-
Mathaoav
26 Y como sus eriadoe declararon á
Dafrtt esto palabras, plugo la cosa en
loa ojos ¡do David» de ser yerno del rey.
Y el placo no- era aun cumplido.
üfl Y1. David se levantó y partióse con
suavanme*, y> hirió doscientos hombres
de los Philistheos, y David trujo los pre-
poeté* de '-tiUwj entregáronlos todos
ala**v?*tn qneét fteso hecho yerno del
rey: y Saúl le dio á su luja Michol por
28 ¥ Sea* tiendo y considerando que
Jehova era con David, y que su luja III-
enol 4o amaba, T
29 Temióse amas Saúl de David, y fué
Bsal*a*aiigo4*I*vid todos loadlas.
SO Y sallan k* pitailpes dale* Philte*
theos; y como ellos sallan, David se
eondnola uiaá -prudentemente que iodos
1** sierro* •>£■*!: y su nombre era
nuy-Utafte* .• 1
978
CAWTÜtO 3ÜX
Tratando üanl con na criado» que U matate» d Da»
vid, Jonathan le dejlende & recóndita con su paire.
II. Agitado del diablo te ppoenra mistar otra ven,
mas él se le escapa: y emvidndmle á lomar en me
ca$a+$u muger Michol le descuelga por una venfanOp
tf él se tiene d Samuel II t. Estando eonéte* So*-
Joto* auna Saúl <i tomarte tres vosee, y lóaos trsm
profetizaron entre loe pro/ssmqm $etoosm con Seh
orneólos que Saúl envioi>a^uta que ol cabo nimién-
doétnHemo,ptTfaisdumJb*sn con h>edc*»o* demu-
do dejante deSamatt.
Y HABLO Saúl á Jonathan ru lujó, f
á todos bus criados, para que mata»*
sen á David: mas Jonathan hQp'de Saut
amaba á David en gran manera1 f ' x
2 El cual dio aviso á Davfd, alenjtfuVrt
Saúl mi padre procura matarte : por tan*
to mira ahora por ti con tiempo, y est$»
te en secreto, y escóndete
3 Y yo saldré y estará junto á mi padre
en el cuinpo, donde estuvieres ; y yd hu¿
bhtré de ti á mi ¿adre, y hacerte héia¿
ber' lo que viere.
4 Y Jonathan habló bWdfc' ^aíld *á
Saúl sti padre, y díjoíe: Nó noque éj
rey contra su siervo David, pifes qué
ninguna cosa ha cometido contra tij
antes sus obras te "kan ¿Qh muy buena*.
ó Porque el puso su alma en su pajina^
y hirió' al rtrfHstheó^hiTOMovarika
gran salud á todo Israel. Tú lo viste, >
te hoyaste : ¿ por qu<3 pues pecara/con-
tra la sangre inocente motando á "David*
sin causa ?
6 YoycndW Saúl ía vos de ícfús^!s%
Juró : Vive Jehova, que no morirá.
7 Y llamando Jonathan á Bav& decla-
róle todas estas palabras : y tñ^tó i Da*
vid á Saúl, el cual estuvor delante de 0.
como antes. ,:'
8 Y torné á hacerse guerra: y sjtlló D¿
vid, y peleó contra los íVttstbeoB^v hi-
riólos cpn grande estrago, Jr huyeron de^
lañte de éL
a % Y el espirita malo de Jehova ftié
sobre Saúl ; y estanco sentado en, su easm
tenía una lana á mano : y DftvijJ estaba
tañendo con su mano.
10 Y Saúl procuró dé enclavar á tiavld
con la lanza.**, la pased^ Jsnnsv^l se apar-
tó de telele de £^ e| cnaLJiicIsVMA
la lauca en la pesad, y David huyó y ae
escapó aquella noche.
11 Y Saúl envió mensageios á oata do
David, para «ne le ymsdnsen» y le masa
sen á la mañanar mas s^oj. jpMtager
lo descubrió i DaviA; atetando »éfon»«s>
nspsfpsOn^lflnvanaa.i
ras muerto.
UOHlfiAWÜBLi
**f «enO* G^ljftáf David, po*onu
ventana; y él Be fué, y huyó, y se esenpóv
IB "ÍÍMlcWl tomó^ttift'esiataa, y íwísé-
lá adore k enmá, y le poso por cabecera
«na almohada de pelo* de cabra) y cu-
utiom eos una ropa.
14 Y cuando 8*al envió ntensugeros que
totoasen á JJatid, ella itspoadló: Bata
enfermo. -\ l * »#■-•• .
Uf-THórn* M e? enviar Mensajeros
¿ara c¿oe «Hese» &Uaf id, álbfcaao : Traed*
meíe en la catna'{ta*a> que le mate. i
10 T Como leal meásagero&eirttiiroUvhe
rfefoila estatua^ «tf^ cu lafcamovy
una almohada de pelos de Cabra- por oa»
Descera. ***
T7 Entonces flan! éty> á atiene! : ¿Por-
qné* monas asi engañado, y la* dejado
escapar á mi enemiga? T menoi rea*
pttk«6*Saoi! Porque él in« dí ot D<-
Jun^4r,f*hoyete¿fietasé, * ' -•
18 T huyó David, y escapóse; y vino á
Samuel en Itafla, y átyele todo lo (fufe
Saúl había hecho eon* é% y fuese él y Sai
muef,^ «eraron en NaJo¡h< -» ■
19 í Y fué dado aviso á Saúl, diciendo:
Be liqui qruo' Wtvíd1 etf* en Hojotñ en
Ítems*
té Y envió «aeA meusageros- q>e tru.
Jeéefi é-Bsriéí los eoale» v4e*ow una
compañía de profetas que profetizaban, y
á éámuClque estaba, y le* presidfe.' Y
t¿é el ttipítítu de Dios sobre loofeense-
geros de Baúl, y ellos también profeti-
zarte ' ii . ». i /
3í* í foé'fcecbb saber á Bánt, 7 el envió
á* otros* htenaageros, le* cuales' también
profetizaron: y 8aul volvió a enviar otros
terceros' iriensageros, y efios también
profetizaron.'
M "Gonces él^frioá Rama; y llegan-
do al fystxr giánde que etiá en tocho,
preguntó, diciendo: ¿Dónde ertdh Sa-
muel y Davf&f Y le rae respondido:
He tohkéiméñ Najoth en Rama'
TS f vmO alH'á Héfloth 'en Bdmn, y fué
tatüWerr' sottfe él el Espíritu de Dios, y
iba profetizando hasta que Hegó á Na*
jórn eú fiama,
ik Y él también se desnudó sus vestí-
„Tr_j eVtntribtefí delante ée
'cay* desnudo todo aquel» ala,
vtoda aquella noche. De aquí se ' 4l$ú :
{¿auroren odul entro1 Ion prbretsÉ r **"
' '* ' *AWtÜtó tí'*' "
da^r hrrrttl^f rfrf dnÉMi f'rli» ■ «itri niwn rrn
«fajraiifc¿sjitfa*á»j*t*a«r<
etatfrt;
*nsfa
Mt podre, ía <fe«M»cta d Ztarfcf. w ooMrmaii ant-
> /a aüawa fite el dia éntt§' hatík* Wfc», y i/«f^
pMnue««da<M0«ra.
Y DAVID huyó de Najoth, $v« <s en
Rama, y vínose delante de Joña*
toan, y (hje: ¿Qué he hecho f ¿Qnén
jntmaidaéf ¿.6 qué es mi pesado con*
tra tu padre que él procura quitorm» mi
vida! ' • ■ v , ■
9 YeaieétyotEnnlii0amm«Mi*rNoi
mariifás. He aquí qttt'ml padre «Ihgm-
na «osa hariy gnande al psnawna^ lene ae>
me la dsseübia, ¿JPar qaó-püaaaae •ea-i
ea*rirájn4 ftacbe este nagoclo 1 tfoafi*
asi ■ ^ • -. -
3 Y David volvió á jasar, dicknaoj Ta
nadse sabe claramente, que sfo ha halla-
do gracia delante de tus ojoa: <y dirás»
«Ir NO sepa esto Jodatfcan, porqtíe no
haya pesar i y ciertanKsato vire Jahova^
y vive tu alma, que apenas hay un pean
entse mí y la muerte, , ¡ . *. ....,■■'/ - f
4 Y JoaBta«a d^k> á, David: Qui-;di<»
tu alma, que ye &> haré por tita •.-- '■) ■ -¡,
* Y David rtwponflhWjonatlamnHft
aquí que maftai» será-noevatluna>y'y<fc
acostumbra aenUrme con el vey á co-
mer: mas tú mtí dejarás <yaomefesooada
en si campo hasta la tarde del tetbeuo
dia:
* 01 tn padre nlcleta manelamde mí,
dirás i Rogóme macho qae M dejase ir
presto á Beth4ehem.su etoéad ; .peaqaa
todos los detlinaga tienen aUáaaañtcioi
aniversario. • '/ ,i«. 'i / •!
Q «i él dUore? «en mté: tavstoreoMisav
pac. Maf alee cneftára, satas qa* la «DaW
licia es en él consamada.
5 Harás pues rnteetíeordla oam tu áiév-
vo, (pues que trajiste eontávo 4 tu atar»'
vo en alianza de Jehova») quest maldad
hay en nü, tú me mates, qué no hay ne-
cesldad de traerme haisa ta padre. :
9 Y Jonathan le dijo: Bato asmoo. te;
aeontesea: mas st yoentendisre ser fcott-
snmada la maUoia de mJfpádref para vjs-
nir sdhre tí, ^ na telo habla ye ist éesoo>.'
brir?
10 Y Davtd 4*9» á Joaathant ¿Qulfti
me dará la respaesta; e«sl tu >padre te
reeponólero ásperamente t
11 Y Jonathan cftjo A üavld: Vei^BSlr
¿amos al eaaaOe% Y saMóronso ambos:
al «ampo. -/ *>
15 Bnsoaoeárdyo Joarnthan á David t
JTebOTi Dios do lame* ai m<ifc1ailÉÉli
yaxá mfcfátlsB maña»» ialsfhnsv,6xdea-
aor
I. PB 8AUVQU
pues de «atoa, y al 4 m« fautor* bien
do David, si entonces no enviare á tí, y
te lo descubriere,
13 Jehova haga asi á Jonathan, y esto
le aliada. Mas bí á mi padre pareciere
bien de hacerte mal, también te lo des-
cubriré, y te enviaré y te irás en pax; y
sea Jehova contigo, como toé con mi
padre.
14 Y si yo viviere, harás conmigo mise-
ricordfta de Jehova. Has si fuere muerto,
15 No quitarás -tu misericordia de mi
easa perpetuamente. Cuando desarraiga-
re Jehova los enemigos de David de la
tierra uno á uno, quite también á Jona-
than de su casa, y requiera Jehova de la
mano de los enemigos de David.
16 Y ad Jonathan hizo alianza con la
casa de David.
17 Y torno Jonathan á jurar á David,
porque le amaba, que como á su alma le
18 Y dijole Jonathan : Mañana es nue-
va luna, y tú serás echado menos, por-
que tu asiento estará vacio.
19 Estarás pues tres días, y mego descen-
derás, y vendrás al lugar donde estabas
escondido el dia de trabajo, y esperarás
Justo á la piedra de EzeL
SO Y yo tiraré tres saetas hacia aquel
lado, como ejercitándome al blanco.
21 Y luego enviar* el criado, dtoiénOéU :
Yé, busca las saetas. Yaidtyerealmozo:
He altt las saetas mas acá de U, tómalas:
tú tendrás, porque paz tienes, y nada
hay de mal, vive Jehova.*
22 Mas si yo d^ere al mozo asi: Heelu*
las saetas adelante de ti : tú vete, por-
que Jehova te ha enviado.
28 Y cuanto á las palabras que yo y tu
hemos hablado, sea Jehova para siem-
pre entre mi y ti.
9i T David pues se escondió en el cam-
po, y fué la nueva luna, y el rey se feen-
16 á comer pan.
26 Y el rey se asentó ea su silla, como
solía, en el asiento de la pared: y Jona-
than se levantó, y sentóse Abner al lado
de Saúl, y el lagar de David estaba vacio.
26 Aquel dia 8auLno cojo nada, dicien-
do entre $i: Habrále acontecido algo, no
está limpio, porque no estará limpio.
37 £1 dia siguiente, el segundo dia de
la nueva luna, aconteció también, que el
asiento de David eetabft vado : y Saúl
dtyo á Jonathan nu lujo; 4 Por qué no ha
venido eLfcgo de Isei hoy ni ayer al pao?
26 Y Jonathan respondió á fiaul; De-
2»
y*4 in« pidió owfó apernante *<*»,
lehemv
28 Y dUo: Buegote que me dejes ir,
porque tenemos sacrificio del linage en
la ciudad, y mi hermano mismo me lo
ha mandado: por tanto si he hallado
gracia en tus ojos, escaparme be ahora, y
visitaré á mis hermanos : y por esto no
ha venido á la mesa del rey.
80 Entonces Saúl ae encendió contra
Jonathan, y dijole : ¡Hfyo de la perversa
y rebelde ! ¿ no entiendo yo que tú has
elegido al lujo de Isai para confusión
tuya, y para confusión de la vergüenza
de tu madre ?
81 Porque todo el tiempo que el lujo
de Isai viviere sobre la tierra, ni tú se-
rás firme, ni tú reino» Envía pues, y tráe-
melc en esta hora, porque ha de morir.
82 Y Jonathan respondió á su padre
Saúl, y dejóle : ¿ Por qué morirá ? ¿ Qné
ha hecho ?
88 Entonces 8aul le arrojó una lanza
por herirle: y Jonathan entendió que
su padre estaba determinado de matar 4
David.
84 f Y Jonathan se levantó de la mesa
con ira de furor, y no comió pan el se-
gundo dia de la nueva luna ; porque te-
nia dolor á cansa de David, y porque su
padre le habla afrentado.
85 Otro dia de mañana Jonathan salió
al campo al tiempo aplazado con David,
y un mozo pequeño con él : _
36 Y dtfo á su mozo: Corre y busca
las saetas que yo tirare. Y como el mu-
chacho iba corriendo, él tiraba la saeta
adelante de él.
$7 Y llegando el muchacho adonde es-
taba la saeta que Jonathan habla tirado,.
Jonathan dio vocea tras el muchacho,
diciendo : ¿ La saeta no está mas ade-
lante de ti?
86 Y tornó á dar voces Jonathan tras
el muchacho : Date priesa prestamente ;
no te pares. Y el muchacho de Jona-
than cogió las saetas, y vínose á su señor.
82 Y el muchacho ninguna cosa enten-
dió, solamente Jonathan y David enten-
dían el negocio. *
40 Y Jonathan dio sus armas ásu mu-
chacho, y dtfole; Yete, y llévalas á la,
ciudad.
41 Y como el muchacho roe ido, David
se levantó de Ja parte del mediodía, y
inclinóse tres veces postrado ejtüeme
y besándose el une al otro, lloraron el
uno^onelc4|^*nn4U£Dfttí4ft«*»M*.
L »* &UCUSL
4* T Jouathen 44» á Durufc Vé «apea:
que Ambas habernos Jurado por el nom-
bre de Jehova, diciendo: Jehova sea en-
tre mi y tí ; entre mi simiente, y entre
tu simiente, para siempre.
43 Y él se levantó y se fué; y Jonathan
se entró en la dudad.
CAPITULO XXL
DamUwirnedXotodAchimeUehtacord^el enalte
da lo» pane» mato*, no Uniendo otro», y la espada
duOoiiatk. JL De aMmuiemedAenU repon Gm+:
eeeapó el peligro. #
Y VINO David 4 Note á Aehimelech
el sacerdote, y Aehimelech le salió á
recibir espantado, y dijole: ¿Cómo vie-
ne* tu solo, y nadie contigo ?
2 T respondió David á Acblmeieeh el sa-
cerdote : £1 rey me encomendó un ne-
gocio, y me dijo : Nadie sepa cosa algu-
na de este negocio A que yo te envió, y
que yo te be mandado: y yo señalé á
los criados un cierto lugar.
8 Por tanto ¿ qué tienes ahora 4 mano ?
Dame cinco panes en mi mano, ó lo que
ae bailare.
4 X el sacerdote respondió 4 David, y
dijo : No tengo pan común 4 la mano :
solamente tengo pan sagrado. Mas si
los criados se han guardado, mayormen-
te de mngeres.
5 T David respondió al sacerdote y di-
jole : De cierto las mngeres nos han sido
vedadas desde ayer, y desde anteayer
cuando salí: y los vasos de los mozos
fueron tantos, aunque el camino es pro-
Jhno: cuanto mas que boy ser4 santtfloe-
do con los vasos»
0 Asi el saoerdoto le dio el pan sagra-
do, porque alli no habla otro pan, que
los panes de la proposición, que hablan
sido quitados de delante de Jehova, para
que se pusiesen panes calientes el día
que lot «toe fueron quitados.
7 Aquel dia estaba alli uno de los sier-
vos do Saúl encerrado delante de Jcho-
va, el nombre del cual era Doeg Idnmeo,
principe de los pastores de SauL
8 T David dijo 4 Aehimelech: ¿No tie-
nes aquí 4 mano lansa, ó espada? Por-
que no tomé en mi mano mi espada ni
mis armas : porque el mandamiento del
rey erft da priesa.
• Y al sacerdote respondió: La espada
de Goliath el Philistheo, que tú venciste
en el valle del Alcornoque, está aquí enr
vuelta en un velo detras del ephed: 81
tu te le quiere» tomar» Umfy: porque
aqui no hay otra sinooqneBa T David
dijo : No hay otra tal ; dámela.
10 T T levantándose David aquel -dia,
huyó de la presencia de Saúl, Jr vínose 4
Achia rey de Geth.
U Y los siervos de Aome le dfyeron :
¿No es este David el rey de la tierral
¿No *f este 4 quién cantaban en tos cor*
ros, diciendo: Hirió Saúl sus salles,, y
David sus diez miles ?
18 T David poso estes palabras en tu
corasen, y tuvo gran temor de ¿chis rey
de Geth.
13 X mudó sn habla delante de ellos: y
fingióse ser loco entre las menos de
ellos: y escribía en las portadas de las
puertas, dejando correr su saliva por su
barba.
% H X dijo Achia 4 sna siervos: Catad;
*¿ Habéis visto un hombre furioso f ¿por
qué le babea» traído 4 mi r
1& ¿Fáltenme 4 mi lóeos, qué trújesele
este, que hiciese del loco delante de mi?
¿Esteban de venir 4 mi case?
CAPITULO xxn.
Vienen d David $m hermano» y toda la cata den pa-
dre, la cnai dt deja encomendada al pey de Moa\ y
por avia» del pro/ota God m uueleo d Ja tierra d»
Judo. II. Entendido por Sam\ m qmja d mu mer-
«M, que ninguno naya qm$e le entregue ; mm qué
todo». Aorta m h{fot taya» »ou»ptrudo contra H coa
David. DI. Doeg Jdmmeo denuncia d Samí a/amar
que rió" que Aehimelech eloacerdot» hiño d Damid\ ti
cual Aehimelech llamado por Saúl coa toda tu /o>
milia, y defendiendo la cama de David e» muerta
con toda eUa por mano d» Doeg% nnwtddadaio- Saúl»
Y YÉNDOSE David de aJU, esoapóse
en la cueva de OdoUam : lo cual
como oyeron tus hermanos, y toda la
casa de su padre, vinieron alli 4 éL
2 Y juntáronse con él iodos los varones
afligidos, y todo hombre que estaba
adeudado, y todos los que estaban amar-
gos de alma: y fué hecho capitán de
ellos, y md tuvo consigo oomo cuatro-
cientos hombres.
8 Y íuése David de allí 4 Kaspha do
Moab: y dijo al rey do Moab: Yo te
ruego que mi padre y mi madre estén
con vosotros, hasta que sepa lo que Dios
hará de mi
4 Y trujóles en la presencia del rey de
Moab: y habitaron con a todo el tiem-
po que David estuvo en la fortalece.
6 Y Gad profeta dijo 4 David: No te
estés en esta- forteleía: pártete, y vete
en tierra de JuA Y David se partió, y
vino al bosque de Hareih.
6 ? Y oyó Saúl como haWa parecido
Owidf totO» ****** con 4V ?***
981
IJ»**A*rtrtÉtí
ütábktn &foM*mq<rte l&iárftOf étt
Rama, y tfefrisish kaas en/sárn«HO¿ y
tttibá «W erisdos «silbáis «tt: áerfeder
deéi
7 Y dijo Saúl á bus cr#ados,^THl estaban
eft'demdor 4e di : OW «hora hijés de
JsffltuL -¿Oidftri ionáfcten á fodo» roso-
tro* tftliftje ¿sttiat tierraay vrMs-*j yhá-
«eroi^s» «sV4óé0f rosotre» Jettpitsne* -y
sargentos, •»- ' * ,! í,1¿
i* Qufrto^ vosotros ftti)«fe4onsp!r*-
«onoorffci ua>yiftoih*iy quiote- me ;dasoo>
bra al oido, como rol hijo ha heclió alíate
Xa <roirel b^idO'foa* i> úi tavrd&üv <*c
tbs*tm> <quensr 4«ftl* do intyy «e'des-
eajbró do«Kf wl MjoíHft despertado áíni
aterra «oritra^tül, pura. <e*j* me aaoefee,
como et este día?
' • f • Basónos* Boeg Manteo, ,^u* ora,
teilóx sofero tos siervos de Saúl, respon-
dió y dijo: T¿*i al fctyd 4o «sal, que
»4tw»Vllóbev A AtWiiKlec^ hijo do Aebi-
tétt»:'-»^ miii- 1» > ■• ' í -.< >* ' <.i •
10 T éTsmitiÜtói por «1 * Jeftoray y le
dio provisienyy a&talsaw le dio la espa-
da do Goliátb el J^uJatheQ.
11 Y el rtyeovio por Aehimelech, hijo
de Aclrttob, sacerdote; y por toda la casa^
4u su padre, los sacerdotes que tituban
«nÑobo: y todo» vinieron al roy.
T£ 1r Saúl le dijo : Oye ahora hijo de
j&c$ftotH T.él dijo : Aquí estoy, señor
arta ■* .- *
lffY*Mr*,fcrdgtf? ¿Por qtté hrfoeis eon-
feprrWSO contra; n&, td¿ y *et fc4)o dé Isifi,
MKmdo tú tedíete ptoify^espaaat y can-
«uNÉSCb ttoféldMDtos, <pura¡ qteee tortto-
tase ooriWmf, y- ffió^schmse, eouo-eff
«atediar ' -» »
' <4I^to*ee¿HAe%tracloeh> respondió al
rey,yd*}0* ¿Y^én hay flél entre todte
tus «tartos oomoíío «¿David, y ycrno-del
roy,*y qué V* porta mandado, y es tire*
tre en tu casa?
15 'f H* ooracunaüo -yd detfde hoy d con-
sultar po*41¿a Dio*? i fojos*** de nf£
Ntí tiupfagtt el rey cea* á sa stoYVo^ni á
tod¿Hfcask4emlpedrfcí porqueta ster-
to ninguna cosa sabe de esto ttogool^
^attde^tshktk . r . • ,- *i *
TOTell^ái^:*iod«úa»orttásAi*ií.
meleOfcvtdytodalaP«ttkü#ttt,iiadfB.
17 Entones* el «y d$0 á la «ente de
*t guSrdtev ton* csOBariTi rededor de él t
Cevéftfr r »«** * los eueordbtes do J*
hova : porque U, nnav> ^le *Hoe e* ten>
bton eoe Bwrtdr porti^^ábhtodo eUd*
^w^háK^^aoté asssatoliw«ut.J>^sá
lOBIRrTUB IRnTVJ nO^UIBIfSttlWXliiiUfteT
b«s thand9^aiWttáts»lbfti«8«eftÍ«t«é'dé
Jéh«va.-' " *• *it-' ' ** ^'*'J '-'í» >"*
1» Eutonees el rey d^o á Doegt Vuelve
tú, y arremete- cóírtra lo» sacerdotes, "t
tornando Dóe£ Idumeo, arremetió^ con-
tra los sacerdotes, y-mat 6 eri a<rüet tito
ochenta y cinco varones, que Testian
ephod de lino.
» 1 á ííobc, dndad de" Ib» ,s*tíétdtyesi
puso 1, cuchillo, asi hombres*, conoraa-
genes, hifios y teamanttWF, bueyes y as-
nos, y OTejas, iodo á cuchitíó?* '
WWm&txsfóTítÁ deflosnyoé á¿ Ácrf-
tnoteefi, hQ^dQ Aélñfeb, qneseltónurba
Abiatnw,'slctt«!hu3totttk8,BsffM.",'*:: '"
21 Y Abiatfetf dlé lifr wieya*Al>rrfd,
cotnoBáwl habió tauértoibs sacerdotes
*9 Jéhova. > 1 ., .. « 1
fl» YdQo Oa^d if Ibtathari'To- Sabia
ene estando ámfatruel' dfaDbé^íaürmcd,
él lo habiaJ deíhstoer^btér á éaüL ' Yo he
dado causa cofetiMódás'M^afebnits'de
lacttkié^iupadr«.'f . ' - 'l
89 Quédate eo*m|go, 110 hayas teteoh
quien buscare mi alma, buscará tomtticH
Ya- Wya ; po*$Mf tu estalrtW conmigo
guardado. .,— ••,• i1**
J cAwrmo xxiíi: •' •
BMimbr+éVem**! Iáénmtmee*r#r ****** Á
Z>¿o«. 77. 5tnJ apareja de venir cciérm A á €küd,
'aeÜcrtó de'Zipü, JonalKdtí nene, d «i y M*V^máp
<Í4rrra> y nfuÜMloh.y atando lien eerca de tantarr
P, frfomúlo (te ipfoéne d de/bndeVTd tierra con-
YTHC4ERON sstber á BsrtM^ dleietf.
do: He aquí que- los FhÜiMheos
«oubatws á Cofia, y saquean las eras; *
8 Y Dar id consulto á Jchova, dlefetiiot
¿ir* 4 fcorlr á estos Phlllstheo»f Y
^ohow respondió á DsMér Vé, hiere toé
l?hiKstheoa, 7 Ubr» á Cofia. 1
3 Y los Tarónos que oslaban conDarM,
le di>eront H« aquí -que nosotros estan-
do aqui 00/ Jada, estamos eotí ttledo^.
¿ ouáfltd toa* si fuéremos1 A Oeflá conrra
el ejército de los Fhffistbeos f- i
4 -Y í>stld tomé- á tomsuMar ¿Jéhova :
y ^hdtW le respondíd, y érjoí Levan-
ttftoi desciendo é «GeÜ*, quoyo entregaré
c¿t%J«anb*»o^íhRls<heos.
5 Y partióse David cott siíéí hombrera
0s«a>yteloi'ooiitrü los* IWns^eos,^
rro5o snwecotldos sW Eanados.^^rii
^i^ácsuWetéi o^huywwo^AüWhar,
tiVBttttftOJCII
notambieneotoele^rtteanausaj,. '
•/ TT fdé dHtió á Sari* «orno B&vtd
tetria Venid» dOeHa? y é^otenh'Dfce
lehatr*ide*ntf*ma»eei porquoétestá
encerrado metiéndose en chidad eou
iMteffea^teite^ttiué.
« *F jéMé'flnr todo «l pneMoá la te*
tafia para descender á€eHe y poner cor-
to élPáv^ y alte sa^re-aj ■■-■...•
Jt>^é«<^íet»dO DeMd qa^tenl -pan*
•ate contra él mal, e^'á' AMatter tai
té *> drjtf Díftvfd? Jete** Díte tté< ]**
rlct, ttt «ertH- tetilflo <jw 8aut phxtf*
r» de* vteir contra Oelhvá destruir to
éfaMpotteteetola.
ll'Jnjntregsrmti sen loe1 seHOYeiídC'Cet*
feensustnanos* ¿Beseenderft<8*fel, eé~
^fofWérvd tetfWot Jénóte tMotf de
Israel, roé%ete íjne lo* deelartfS'4'tif slM*
to. JT Jehó** 4Ub:: Jfrfrte descenderá.
ií* VfJrJb'Dfcvld ; ¿ fitttfc c&si meten MI
á^nprdft. de Celia $ »i» j á los Varones
qw¿eeHfc eenptg»<ttlaamanoa-daflooi?
T JehoYa respondió : &, o* cetrefeHito
-lé BaVirien*on6e* *6'l#rttit¿ J3©n '**%
nombre*, *wf ¿rafe como «ettole*to»,*y
eflléfoiwe'nV Celia,' f Atétoftee- de «da
port0J'áritár*;' <*Ta nueva vite 4 «ató,
é*teo*l>Bvitfséna»¿laeseapauo de Celia:
jdéJeVdOsaHr: ' • i
•l*TT'B**fffW<é8tatti ett'ef deftterte
eu^feHas, jf toaWtaba en un monte en él
desierto d>ZVpñ í /Satflf Té1 búscate *o-
dtelosuTád'r más-Dios netfretfti'ego en
susifeAte/ .--' "> * ' "' i i' '» .
tt'T'VfeUfld fJMd^qte-flaul bett* «*
Hao* etf busca; de su fHB,' DSftm 'etf ¿atoen
en* ef Ttosotie en él desrerto* de Zfpb.
16 Y levantándose Jonathan', WJó de
flan!, '*r1bo i ItaHd en el bosipre, y eou-
fortó en mano en Dtost
'tf ¥*gtfMrVlfo tencas ttemor, <me no
té-frtrfW^ W man* de'Bauí mi padre, y
. túrefn^r^sdMlsrae^yy^eeféH^egsn*.
án^itaes-de1 tt?4 atonflJAdre lo «*-
te áat ' ' • %- í ■** - • * ■ '
18 T hlcleron*mbos*Hatí». detento de
Ttfotrtíttd^-tWfló áeweasaí
W- Y* suWéroW'foé5 de tito* -Mfcfr-i
0*M efrOanaa-í^lfo 6M»tÉH< eteéntt¿
fl^én* n^ttavtfew* ^ W p*»^**
ttosqae, en el collado de(£a10Mlá, qoa
***¿'bt nme*tf*t^<ó%»áteltftof ' <
9» Por fcfet^ efc >rty;dw¿t¿td#igwrttf
tey*
lllllj Élllll
bMb
«1 T fea* ¿Un iBopAtto» seáis *oae+
tros de Jehova, qne habéis tenido «oca*
pasto» de mi
& id pues ahora, y apereibid aan^.y
considerad, y red su lagar dosufc tiene*!
p*e\ rqnien lotes»TÍstealK: porquo se*
te sletooteh*, ateas es añoran matera
m OsissUstad Iman/j Jtedlts-éas, km e>-
•ÓDsai^rj» doaSdaise, (swMpdAv^-toMediá
mi con la cortesa, y yo Iré ebn^raaoÉttiso
qnvat¿ftsate*iM ettasütfantvystlslinft-
esr^ con todos kiansllasea daJassu ->i>
84 T «lisa -se ^e-santarasj |Laeiíuawmá
Zfph-deisaftetde geni: ma*Ba*té fmm
Tarones estaba*, en el desierto de Msnn,
ss» la «ampafla, qné eatáá-te^estisKftl
destostó» /.*-'*.,
45 Y partióme Éteihcon ana sasonea >á
buscarle: y fué óWb. sotan- tlaMsV?
deaesnslo-danaVáda psfla, ysysssléa» en
el desierto á& Mana, Lo enafcodm» San*
*fó\ sigalaá DashtsidestestD^e lfáéaM
>flO rSaadatesmrelwKlado-delttionlai
yfiawkhaon l» snyosupnr eLatrmladO
del monte, y David se daba priesa para ir
dolante ,d* 8anlí:naw mtiLf ks)ia«y«s
enperaatooiá DaaM y á los sesión pesa-
tomarlos. *...*■
•T JPbAossbí» eln» «m saHlgeeo^BsaU,
atoiendac .Ven tasgo, pntq-ae JoaEUtiaf
tteoa.itea entrado os© ampate .am Ja
tleiTSi' ' »>, .^j í-,
,« Y ostise vohrléi 8aiü.4eTataasBraká
David, y partióte oseara asa gldMaslsasii
IbfisatsPcaiBSf ansilarbsi ; nssmlrrsráJaqtel
Ingsey geladssai tashlor ate >i: * /^i.-:*»
ÍOr Ka toases Issrid teUéideOBa^rtet
Uto eo>lasToetalesB*aeBn-gaéal ) ,
* ' ' CÁPrTfJW>'XlXnF,.'ul '*» « ¥
YCOBI Oí *»L vaivió etelte.Pblllai
tteosl disteteB sjrisD^dlciasBfo^ He
aqtd^irn^il^vU^satiemiei^oalortoíde
En-gaddi. \*.- . i. u í;„ -..■.. 4t
J*¥tebasn*0flail4c*n saftfiamtedi,ej>-
eegtdtie 'd* toda; IssaoVAé ién: taseaiéa
David y de los.snToa^tpQfOtereMainres de
Mops^Mote darlas ostesaii
I. »K 6441 UKU
en el camino^
entró Baúl en ella á cubrir sus pies; y
David y loe suyos estaban áloe lados de
la coeva.
4 Entonces loé de David le dfyeron : He
aquí, el día de que te ha dicho Jehora :
He aqtñ que ya entrego á tu enemigo en
tus manos; y harás con él como te pe*
reclere. Y levantóse David, y callada-
• mente cortó la orilla de la ropa de fiauL
6 Déspotos de lo cual el corasen de Da-
vid le hirióy porque habla cortado la
orillad© Saúl;
fi Y dijo á los suyos : Jehovame guarde
de hacer tal cosa contra mi señor, y el
ungido de Jehora, que yo extiende mi
mano contra él, porque es ungido de Je*
nova.
7 Asi reprimió David á los suyos coa
palabras, y no les permitió que se levan-
tasen contra Saúl: y flaul saliendo de la
sueva fuese su camino.
6 T Después también David se levanto,
y saliendo de la cueva dio voces A las es-
paldas de Seal, diciendo; Mi señor el
rey. Y como Saúl miró atrás, David
inclino su rostro á tierra, y hizo revé*
renda,
» Y dfyo David á Saúl: ¿Por qué oyes
las palabras de los que dicen: He aquí
que David procura tu mal ?
10 He aqui, han viste hey tus ojos co-
mo* Jehova te ha puesto en mis manos
en site cueva: y dfyeren que te matase:
mas yo te perdoné, porque dtye en mi:
No eitenderé mi mane contra mi señor,
perqué el ungido se ée Jehora,
11 Mira pues padre meo, mira aun la
orilla de tu ropa en mi mano : porque
y» eerlé<la orilla de tu ropa, y no te ma-
té. Conoce pues, y vé que no hay mal
en mi mano, ni traición, ni be pecado
oontie ti : y tú andas á casa de mi vida
para quitármela.
13 Juzgue Jehova entre mi y ti, y ven-
gúeme de ti Jehova, que mi mano no
sea contra ti.
18 Gomo dice el proverbio del antiguo :
De los impíos saldrá la impiedad: por
tanto mi mane no será contra ti ' ■
14 ¿Tras, quién ha salido el rey de Is-
rael f 4 A quién persigues? ¿A un perro
muerto? ¿auna pulga?
U Jehova pues eerá lúea, y él juagará
entre mi y tí. SI vea y pleitee mi pleito,
y me defienda de tu mano.
16 Y aconteció, que come David acabó
de decir «ates,' palabras á 8euU8euló>
984
j¿: i No es este tu vee^ mío, David?
Y sisando 8aul su vos, lloro.
17 Y dtfo á David: Mas justo sret tú
que yo, que me has pagado con bien,
habiéndote yo pagado con maL
18 Tú has mostrado hoy que has hecho
conmigo bien ; pues no me has muerto,
habiéndome Jehova puesto en tus manos.
19 Porque j quién hallará á su enemigo,
y le dejará ir buen viaje? Jebova te
pague con bAen por lo une en este día
has hecho conmigo»
20 Ahora pues, porque yo entiendo que
tú has de reinar, y que el reine de Ie-
rael ha de ser en tu mano, firme y establee
SI Júrame, pues, ahora por Jehova, que
no talarás mi simiente después de mí, ni
raerá» mi nombre de la casa do mi padre.
83 Entonces Dsvld Juró á Saúl : y Saúl
se mé á su casa, y también David y loe
suyos se subieron á la fort alosa.
CAPITULO XXV.
Mmtrt Samuel U. Jfaeed del Omrmeh mteÉjapremm^
mam d David, el cual viniendo contra él es preveni-
do con la prudencia de Jbigail wntger de JTabaL
lZC Umére Jfaheú «ata mmerU 9 Jhnrtd tema per
tmtmer d jUnejaü,
Y MURIÓ Samuel, y juntóse todo J¿
rael, y endecháronle, y sepultaron»
le en su casa en Eama. .Y David se le*
vente, y se fué al desierto de Pbaran.
2 1 Y en Maon habim «a hombre que
tenia su hacienda en el Carmelo, el cual
era muy rico: que tenia Ues mil ovejas,
y mil cabras. Y aconteció, que safo tras-
quilaba sus ovejas en el Carmelo.
S £1 nombre de aquel varón aro Nabal:
y el nombre de su muger, Abigafl: Y
era aquella muger de buen entendimien-
to, y de buena gracia; mas el hombre
era duro, y de malos hechos : y era da!
tteqpdeCaleb.
4 Y David oyó en. el desierto, que Na»
bal trasquilaba sus ovejas.
5 Y envió David diez criados» y due-
les: Subid al CarmelOry venid á Nabal,
y demandadle en mi nombre de pas.
0 Y decidle asi : Que vivas, y hayas
paz, y tu familia haya pas; y todo lo
que á U pórtente* haya pas,
7 Ahora he entendido que tienes trae*
quiladores. Ahora, los pastores que tto~
nos han estado con nosotros, á les cua-
les nunca hicimos frena, ni les mito
cosa en todo el tiempo- que han estado
en el Carmelo.
8 Pregunta A tus criados, que ellos te
lo dirán. Hallen per tanto estos criados
*^ajfee*M*qtapIW§«Mfenln}M en
I; DE SAMUEL.
buen día: ruégete que des lo que tuvie-
res á mano á tus siervos, y á tu hQo
David.
9 T como llegaron los criado* do Da-
vid, dieron á Nabal todas estas palabras
en nombre de David ; y callaron.
10 T Nabal respondió á los criados de
David, y dtyo: ¿Quién es David? ¿Y
quiénes elhfyodelsal? Muchos siervos
hay hoy, que se huyen de sus señores.
11 4 Qué temeyo ahora mi pan, mi agua,
y mi victima que he aparejado para mis
trasquiladores, y que la dé á hombres
que no sé de donde son ?
12 T tornándose los criados de Rtvid,
volviéronse por su camino. T viniendo
dieron á David todas estas palabras.
13 Entonces David dfyo á sus hombres :
Cíñase cada uno su espada. Y ciñióse
'cada uno su espada: también David ci-
ñió su espada; y subieron tras David
como cuatrocientos hombres; y dejaron
doscientos con el bagaje.
14 Y uno de los criados dio aviso á
Abigall muger de Nabal, diciendo : He
aquí, David ha enviado mensajeros del
desierto que saludasen á nuestro amo;
7 él los ha reprendido.
15 Y aquellos hombres nos han sido
muy buenos, y nunca nos han hecho
Juersa: y ntngnna cosa nos ha ftütado
en todo el tiempo qne con ellos hemos
conversado, mientras hemos estado en
el campo.
15 Nos han sido por muro de día y de
noche, todos los días qne hemos apacen-
tado las ovejas con ellos.
17 Ahora pues entiende y mira lo qne
has de hacer, porque el mal está del to-
do resuelto contra nuestro amo, j con-
tra toda su casa, qne él es un hombre tan
malo, que no hay quien le pueda hablar.
18 Entonces Abigall tomó luego dos-
cientos panes, y dos cueros de vino, y
cinco ovejas guisadas, y cinco medidas
de harina tostada, y cien hilos de uves
pasadas, y doscientas masas de higos pa-
sados, y cargólo en asnos ;
19 Y dtyo á sus criados: Id delante de
mi, que yo os seguiré luego. Y nada de-
claró á su marido Nabal.
20 Y sentándose sobre un asno, descen-
dió por una parte secreta del monte,y,
he aquí David y los suyos qne venían
delante de ella, y ella los encontró.
91 Y David habla dicho: Ciertamente
en vano he guardado todo lo que aquel
íisns en el desierto» que nada le haya flo-
tado de todo cuanto tiene; y él me ha
dado mal pago por el bien.
22 Asi haga Dios, y asi añada á los ene-
migos de David, que no tengo de dejar
de todo lo que fuere suyo de aquí á ma-
ñana meante á la pared.
23 Y como Abigall vio á David, descen-
dió prestamente del asno, y postrándose
delante de David sobre su rostro, incli-
nóse atierra:
24 Y echándose á sus pies, dflo: Señor
mío, en mi sea estt pecado: por tanto
ahora hable tu sierva en tus oídos, y oye
las palabras de tu sierva.
25 No ponga ahora mi señor su cora-
son á aquel hombre impio, á Nabal;
porque conforme á su nombre, ssi es.
El se llama Nabal, y la locura está con
él; porque yo tu sierva no vi á los cria-
dos de mi señor, que enviaste.
26 Ahora pues, señor mío, vive Jehova,
y viva tu alma, qne Jehova te ha vedado,
que vengas contra sangre, y que tu ma-
no te salve. Tus enemigos pues sean
como Nabal, y todos los qne procuran
mal contra mi señor.
27 Ahora pues esta bendición que tu
sierva ha traído á mi señor, dése á los
criados que siguen á mi señor :
26 Y yo te ruego que perdones á tu
sierva «ata maldad; porque Jehova hará
casa Arme á mi señor, por cnanto mi se-
ñor hace las guerras de Jehova, y mal
no se ha hallado en ti en tus día*.
29 Aunque alguien se haya levantado
á perseguirte, y buscar tu ataña; mas el
alma de mi señor será ligada en el has
de los que viven con Jehova Dios tuyo,
el cual arrojará el alma de tus enemigos
puesta en medio de la palmado la honda.
80 Y acontecerá que cuando Jehova hi-
ciere con mi señor conforme á todo el
bien que ha hablado de ti, y te mandare
que seas capitán sobre Israel,
81 Entonces esto no te será, señor mió,
en tropezón y escrúpulo de corazón, que
hayas derramado sangre sin causa, y que
haya mi señor salvádose á sí. Guárdese
pues mi señor, y cuando Jehova hiciere
bien á mi señor, acuérdate de tu sierva.
82 Entonces David dijo á Abigall: Ben-
dito sea Jehona Dios de Israel, que te
cnvl£ para que hoy me encontrases.
88 Y bendito sea tu razonamiento, y
bendita seas tú, que me has estorbado
hoy de ir á derramar sangres, y que mi
mano me salvase.
8á Porque vive Jehova Dio* de lamo!.
UfrmmMVTU
qp* nfr fea; daflmdtno udcii iitmrto mn),
que si no te tabletas dado orines»* Te-
ñirme al encuentro, de aquí á mañana no
■fe quedara á Nabal meante á Ja pared.
33 Y recibió David de en mano lo que
le habla traído, y dijole : Subo en paz a
4u cesa, y mira que 90 fee «ido tu vos, y
tcnidote respeto.
8G1Í AfcágaU se vino* Nafra!; y he
. aquí que él tenia banquete en su enea
come banquete de roy* y eLoorazOn de
Jfabai esfoóa yoy alegre en él; y estaba
muy/bcraecho} ycüa©o-la dtídaíópoto
ni mucho, hastájque riuaeldfetigniente;
&7 Y á fe mañana» cuando v* el vino
nabfe salido 0e Nabal, an muger le de-
claró loa negocios; y el ooiaeon se le
murió en ai, y ectolvió como asea piedra.
3$ Y pasados dles dias Jchore, nirióá
Nabal, y murió.
t/30. Y come .David oyó que Nabal era
nwwrio,, dijo i Bendito sea Jehova, que
¿nagófeicausa de mi afrenta de fe mano
de NabaA* y deluvo del mal a su sierre,
y. J ahora tomó fe malicia de Nabal sobra
su cabeza. Y envió David á hafefer non
Abigail pora lomada por sn muger. .
,40 Y loa criados de.Dartd vinieron á
Abigail en el Carmesí y hablare* con
ella, dicioodo? Dapid nos he enviado á
ti para* tomarte por su muger.
•M 1& elfeuAe leaantóv y incline* su ftcetso
4 tierra, diciendo :■ .fie aquí tn> sierro,
para que *ea sierra qnt Javo Joa pié* ?b
eensnesroa de mieonoc
42 Y tevnuiándoee luego AbignuVeen*
tóie euinn asna, con cinco monas que fe
aegnfen; y,, siguió los meneageros. ele
De* iñ\y íuóeu mnger. .
43. Tibien íojuA BewsA á ¿entonan*
4e iecinal,tfea. cuales ambas iueeon sus
mugare*. -, . • i j-«-» .
Ui Perqué Ssal habla dado á Hkjhol en
htfa, fe mugarnte Davidy á fhaüi, lujo
4* Lafe, ejueexe de&eUise.
CAPITULO XXVI.
JBau^ ampaieudo por mérito de he Jfvphe00 donde eeiet-
ba David % vue.lv* d perseguirle. JL David entendi-
da tu reñida te viene d tu campo : y durmiendo to-
do» mtírm en dt <**. un etapa**», 1 Ueyaudo d
fimml U tama de m cabecera una botija de agua y m
tanta : y tatido, denle un cabezo zahiere d Jimcr tu
negligencia en guardar al rey. II T. Saut te convence
de muti*uid*d<il hockey d lemmuomm de David,
Y. VINIERON los Ziiloos á Saúl en
fiaban, diciendo: ¿David no está
escondida en el collado do Haehila* de-
fentngel desierto*
2 Saúl entonces se levantó, y. descendió
* dasieüe tfe 2inh, .llorado, consto
par»; buscar,* David en & desierto de
Ziph.
3 Y $auir agentó el campo cu & collado
daHachife, que*rfd delante del desierto,
junto al camino. Y David cataba en el
desierto, y entendió que $aol fe. seguía
en el desierto,
4 % Y .envió .David eepfee, y entendió
por cierto que 8eul venía* .
5 Y leirauipte David, y vino al lugar
donde SauL fcabfe yantado di campo \ j
mico David «i fegarneVmde do^nfe ftaM
y Abner, hijo de Nert general, do su. ejdrv
cito? y ftaul 4ormfe en fe:t*iueherq, j el
fSAeble estaba por.fil campo en^credor
de^L - ..*/...-
a YD«rid hablA,^díjo,á, A^imalech
Het theo^ y a Abisal hijo 4* ftawia» her-
mano de JoaU, diciendo: ¿Qutón doa-*
eenderi conmigo 4 ftaulal eamjwf Y
dijo Abisal i Yo descendeeé contigo»;.
7 Y vino David y Abieai al pueblo. 4»
noche, y he aquí Saúl, quo estaba tendi-
do durmiendo en fe tri¿l>ei%£s*lejwn
«»ía¿w hincada encierra ¿»U cabecera i f
Aonet y el^ueWoeBtflbau ^endidoa al
rededor de él. ..[■■..
8 Entoneea d^o Abiaai A Dafi4: Entre-
gado ha hoy Dio* á t# enemigOr cu tue
manos : ahora puea« herirle he ahoBheoa>
fe lanía, y *n^á*aWd he con l\ iieria efe
nngolpeyynoisegnndara; ...
9 Y David respondió á Abisal; No fe
matesj. porque tojU4n extendió su mano
en el ungido ¿ejefem, y íuó inecentel
10 Y tornó á decir David* Vise Jenov%
«ne el Jehova no fe Wriw*i pyaaw din
Ifegne nata une, muera, ^ quo d^qenr
diendo en batalla mueraj
11 Jebero ae> guarde ,de entender mi
mano m el ungWo<lo jejiogaír mas.4or
ma ahora fe fenze, quo estd a. ja jcabe-
eexa* y el barril de agu% y vámosnos, ,
Id Y temó David fe launa y el barril 4e
agua de fe cabecera de San!, y se íuero%
que no hubo nadie que viese, ni entenr
diese, ni velase; que todos dormían:
porque sueno de Jehevabobfe caldo so-
bre ellos.
13 Y pasando David de fe o^ra parte,
púsose desviado en fe cumñre del monte,
que habla grande distancia entre ellos:
U Y dio voces David al pueblo, y 4
Abner, hijo de Ner* diciendo : ,¿ No res-
pondes Abner I ItoleAoes, AÍW«? ne-
poodiúwy dQoi ¿<Mé» *H I* 9JT.4M
voces, al cay fc^^ by GooglCn .■ . .
Jj f>tomm<tU
.l*Y4¥ADe^4Abtúríi»o eres tu-
són, túf |j quien Ana* eomu td en Is*
jrael? ¿Por qué pues no bss guardado
al rey tu aenor? que ha entrado uno del
pueblo á matar 4 tu señor el rey.
10 Eeto que has hecho, no es bien:
Vive Jebove que aoie dignos de muerte,
que no bobeie guardado 4 vuestro señor,
al ungido de, Jehova. MJ?4 pues ahora
donde éatá la lanza del rey, y el barril
del agua, que sefeeon 4 su cabecera.
17 f Y cenodendnftanUavosdeDevidf
£tyo: ¿He er esta tu tos, htyo míe, De-
vid? Y David respondió t Mi voz as, rey,
aefior mío,-
18 Y dtyo; ¿Por qué persigue asi mi
señor á tu siervo? ¿Qué he hecho?
¿Qnd mal Aqy ea mi roano?
19 Yo ruego pues, que el rey mi tenor
oiga ahora ¿as ¿palabras de su siervo. 91
Jehova te incita contra raí* huela él el
sacriteip ; «nasal lujes de hombres, mal-
ditos ellos asen en la presencia de Jeho-
Ta, qi|e me Jaén echado hoy que no me
junte en la heredad de Jehova^ diciendo)
Yév 7 «Jrre 4 dioses ágenos»
20 No caiga pues ahora, mi sangre en
tierra delante de Jehova; que ha salido
el rey da Israel 4 buscar una pulga, co-
mo quien perdigue una perdía por loe
21 Entonces Sen* dijo: Yo ha pecada»
vuélvete, büjo mié, David, que ningún
malte naré mas, pues que mi vida ha
sido estimada hoy «n tus ojos, He aquí*
yo he hecho locamente, y ha errado mu-
cho en gran manera,
23 Y David respondió, y düoí He aqni
la lenta del rey, pase ao4 uno de los cria*
4os, y tómala»
& Y Jehova pague 4 ceda uno s» jus-
ticie, yau lealtad; que Jehova te habla
entregado hoy en mi mano, mas yo no
anise extender mi mano en el ungida
de Jehova.
£4 Y, he aquí, como tú vida ha sido es-
timada hoy en mis ojos, asi sea mi vida
estimada en los ojos de Jehova, y me
libre de toda aflicción.
.25 Y Saúl dijo 4 David: Bendito ares
tú, hijo mió, David; haciendo harás, y
podiendo podras. Entonces David se
filé su camino, y Sanl se volvió 4 su
lugar.
GAFITOW XXVII.
Jk*idypafklirh*mim$d* SoMl,$€vad JcMüntr
d«Vx PMtoOuo* tn Oétk: eZc¡¿X1< rtdbe *«*•*-
a««lia.»*u«ii anafertM* «aaftj. ILDtd*
aPi corría la ti«rni<Uk**MwtÍf04. . -
YDaJO-aWfU'enectotaw» Al<*n
seré cortado algún día por la mano
de Saúl,' por tanto nada me ser4 mejor
que escaparme en la tierra de loe Phllls-
theos, para que 8aul se deje de mí, y no
me ande buseando mas por todos los tér«
minos de Israel; y «ai me escaparé de
* Y levantándose David pasóse él, y
los seiedentca hambres que sáfete» coa
¿V 4 Achia, fctfo de Kaoch* rey de
Geth.
» ¥ mero David coa ¿ehts en «efe, él
y lee suyos* cada un» con su lamilla,
David y su* -dos magrees. Acnmoen» Jen>
meUtmy^higall^la muger de»Tebel*él
del Carmelo.
4 Y vino la imeuad Se*\ «me David se
habla huido 4 Geth» y no le buscó mas*
* Y David dijo 4 Achia t 81 he hallada
ahora gracia en tas ojón, sonsas dado Hh
gar enalgunade lae ciudades de la tier-
ral donde habite : ¿por qué -ha de mamar
tu siervo contigo en la cioded real t
* Y Aehla le dm aquel 41a 4 ttoeteg.
De aqui Jué Bieeleg de loe reyes de Jada
hasta hoy.
7 YfeéeL nujpaara.de lee días que Da-
vid hahUó en la» tierra sWloa Pailiatheoa,
cuatro meses, y algunos dio*
5 í Y subía David con loa enyos, y te*
etat entrada* en los Qeesnreos, y en loe
Gerzeos, y en los Amsioetsas; porque
estos habitaban la tierra do luengo tiem-
po, desde como van 4 Bar hasta latiera*
de Egypto*
9 Y hería David la tierra» y no dejaba 4
vida hombre ni mugar: .yllevAbese las
ovejas, y las vacas, y los asnos, y los ce*
meUea, y las iapasf.y7ro|viev y se Tensa
4Achi*<
10 Y decía Achia: ¿Dónde habéis eos*
rido beyf Y David decía: Al madie-
dia de Juda, y al mediedle deJerameelf
ó eentm el mediodía de Geni.
11 Ni hombre ni jnnger dejaba 4 viga
David, que viniese 4 Geth, diciendo:
Porque no den aviso de nosotros, dicien-
do : Esto biso David. Y esta era su cos-
tumbre todo el tiempo que moró en
tierra de los Philistheos.
12 Y Achia creía 4 David, diciendo <ui:
El se hace abominable en su pueblo de
Israel ; y aaiserA siempre mi siervo»
CAPITULO XXVHJ.
Juntando* Iqt PhilitOeot confra Jtrúet, Saml quitr*
******> á4H*i ¿et e#**o de ¡abatatta,*** »w
pondiéndobporninewui vio* íesef «»»»e»fci jwi
m
i. DE SAMUEL.
w* Ttamlmi. U.mdUbeo, en Jlovrmée Samuel,
Je anuncia de$a$áradoJSn% détydmm *#»*, y 4 todo
el campo de Israel, de donde Je tonta grande de$-
Y ACONTECIÓ, que en aquellos días
los Philistheos juntaron boa cam-
pos para pelear contra Israel. Y dijo
Achia á David : Sepas de cierto, que has
de salir conmigo al campo, tú y los tuyos.
2 T David respondió á Achls: Cono-
cerás pues lo qne hará tu sierro. T
Achis dijo á David: Por eso te haré
guarda de mi cabeza todos los dias.
8 Ya Samuel era muerto, y todo Israel
le habla endechado, y habíanle sepulta-
do en Rama, en bü ciudad : y Saúl babia
echado de la tierra los encantadores y
adivinos.
4 Pues, como los Philistheos se junta-
ron, vinieron, y asentaron campo en
Suna : y 8aul junto á todo Israel, y asen-
taron campo en Oelboe.
5 Y como Saúl vio el campo de los
Philistheos, temió, y su corazón se pas-
mó en gran manera.
0 Y consultó Saúl á Jehova, y Jehova no
le respondió, ni por sueños, ni por ürim,
ni por profetas.
7 Entonces Saúl dtyo á sus criados:
Buscádme alguna muger que tenga py-
thon, para que yo vaya á ella, y pregunte
por medio de ella. Y sus criados le res-
pondieron*. Aquí hay una muger en
Endor, que tiene python.
8 Y disfrazóse Saúl, y vistióse de otros
vestidos, y se fué con dos hombres, y
vinieron á aquella muger de noche, y él
dijo : Yo te ruego que me adivines con
el python, y me hagas subir á quien yo
tcdfyere.
9 Y la muger le dQo: He aquí, tú sabes
lo que Saúl ha hecho, como ha talado de
la tierra los pythones, y los atüvinos :
¿por qué pues pones tropezón á mi vida,
para hacerme matar ?
10 Entonces Saúl le juró por Jehova,
diciendo : Vive Jehova, que ningún mal
te vendrá por esto.
11 La muger entonces dtyo: ¿A quién
te haré venir? Y él respondió: Hazme
venir á Samuel
12 Y viendo la muger á Samuel, clamó
á alta voz, y habló aquella muger á Saúl,
diciendo :
13 ¿ Por qué me has engañado ? que tú
eres Saúl. Y el rey le dijo: No hayas
temor. ¿Qué has visto? Y la muger
respondió á Saúl : He visto dioses que
suben de la tierra.
14 Y él le dflo: ¿Cuál es su manera?
Y ella respondió: Un hombre viejo viene,
y cubierto de un manto. Saúl entonces
entendió que era Samuel, y humillándo-
se el rostro á tierra hízole grande reve-
rencia.
15 1í Y Samuel dtfo á Saúl: ¿Por qué
me has Inquietado naciéndome venir? Y
Saúl respondió: Estoy muy congojado:
que los Philistheos pelean contra mí, y
Dios se ha apartado de mi, y no me res-
ponde mas, ni por mano de profetas, ni
por suefios : por esto te he llamado, para
que me declares que tengo de hacer.
16 Entonces Samuel dijo : ¿ Y para qué
me preguntas á mi, habiéndose apartado
de ti Jehova, y es tu enemigo ?
17 Jehova pues se ha hecho como ha-
bló por mi mano : y Jehova ha cortado
el reino de tu mano, y lo ha dado á tu
compañero David:
18 Como tú no obedeciste á la voz de
Jehova, ni cumpliste la ira de su furor
sobre Amalee, por eso Jehova te ha he-
cho esto hoy.
10 Y Jehova entregará á Israel también
contigo en mano de los Philistheos : y
mañana seréis conmigo, tú y tus hijos :
y aun el campo de Israel entregará Je-
hova en manos de los Philistheos.
20 En aquel punto Saúl cayó en tierra
cuan grande era, y hubo gran temor por
las palabras de Samuel, que no quedó en
él esfuerzo ninguno, por que en todo
aquel día, y en toda aquella noche, no ha-
bla comido pan.
21 Entonces la muger vino á Saúl, y vién-
dole en grande manera turbado, díjole :
He aqni que tú criada ha obedecido á tu
voz, y he puesto mi alma en mi palma, y
he oído las palabras que tú me has dicho :
22 Ruégote pues que tú también oigas
la voz de tu sierra: yo pondré delante
de ü un bocado de pan, que comas, para
que te esfuerces, y vayas tu camino.
28 Y él lo rehuso, diciendo : No comeré.
Mas sns criados juntamente con la mu-
ger le constrlfiieron, y él los obedeció:
y levantóse del suelo, y sentóse sobre
una cama.
24 Y aquella muger tenia en su casa uu
ternero grueso, el cual mató luego: y
tomó harina y la amasó, y coció de ella
panes sin levadura:
26 Y trujólo delante de Saúl, y de sus
criados; y después que hubieron comi-
do, levantáronse, y caminaron aquella
noche.
I. BE SAMUEL
CAPITULO XXIX.
Zmprlmeipm de lo» PhOtethoo» no coyirimim d Aekm
que David entre en la batalla, porque no w hoja mi
bando de loe braelita» al mejor tiempo.
Y LOS Philistheos Juntaron todos bus
campos en Aphec: y Israel puso
su campo junto á la fuente que está en
Jezraei
8 Y reconociendo los principes de los
Philistheos sus compañías de á ciento, y
de á mil hombres, David y los suyos iban
en los postreros con Achis.
8*T dyeron los principes de los Philis-
theos; ¿Qué hacen aquí estos Hebreos?
T Achis respondió á los principes de los
Philistheos : ¿No es esto Darid el siervo
de Saúl rey de Israel, que ha estado con-
migo algunos dias, ó algunos años, y no
he hallado cosa en él, desde el dia que
00 pasó á mi hasta hoy?
4 Entonces los principes de los Philis-
theos se enojaron contra él, y oyéronle :
Envía á este hombre, que se vuelva al
lugar que le señalaste, y no venga con
nosotros á la batalla, porque en la bata-
lla no se nos vuelva enemigo: porque
¿con qué cosa volverá mejor en gracia
con su señor que por las cabezas de es-
tos .hombres ?
5 ¿No es este David, de quien cantaban
en los corros, diciendo : Saúl hirió sus
mués, y David sus diez miles ?
- 6 Y Achis llamó á David, y díjole : Vive
Jehova, que tú'has sido recto, y que me
ha parecido bien tu salida y entrada en
el campo conmigo : y que ninguna cosa
mala he hallado en ti, desde el día que
veníate á mí hasta hoy : mas en los ojos
de los principes no agradas.
7 Vuélvete pues, y veto en paz: y no
hagas lo malo en los ojos de los princi-
pes do los Philistheos.
8 Y David respondió á Achis : ¿ Qué he
hecho ? 4 Qué has hallado en tu siervo
desde el dia que estoy contigo hasta hoy,'
para que yo no vaya y pelee contra los
enemigos de mi señor el rey ?
9 Y Achis respondió á David, y dijo :
'Yo sé que tú eres bueno en mis ojos, co-
mo un ángel de Dios : mas los principes
de los Philistheos han dicho : No venga
este con nosotros á la batalla.
10 Levántate pues de mañana, tú y los
siervos de tu señor que han venido con-
tigo, y levantándoos de mañana, en
amaneciendo, partios.
U 1 Y David se levantó de mañana, él y
los suyos para irse, y volverse á la tierra
Span. 1©
delosPhWsthoos: y los PmUsfheos vi-
nieron á JezraeL
CAPITULO XXX
Entendiendo David que Siceleg su ciudad era saquea-
dajifpmetm dfutgopor loe Amalecitas, lo» penique,
nfüamia, vence jr dempoja,
Y COMO David y los suyos vinieron á
Siceleg al tercero dia, loe de Ama-
lee hablan entrado al mediodía, y á Sice-
leg, y hablan herido á Siceleg, y puésto*
la á mego.
8 Y á las mugeres que estaban en ella
hablan llevado cautivas, dfcsdo el menor
hasta el mayor: mas á nadie hablan
muerto, sino los hablan llevado, y idos*
su camino.
8 Vino pnes David con los suyos á la
ciudad, y he aquí que estaba quemada á
fuego : y sus mugeres, y hijos, y hijas lle-
vadas cautivas.
4 Entonces David, y el pueblo que es-
taba con él, alzaron su voz y lloraron
hasta que les faltaron las fuerzas para
llorar.
5 Las dos mugeres de David Achlnoam
Jezraelita, y Abigail la muger do Nabal
del Carmelo, también eran cautivas.
6 Y David fué muy angustiado, porque
el pueblo hablaba de apedrearle : porque
todo el pueblo estaba con ánimo amar-
go, cada uno por sus hijos y por sus hi-
jas : mas David se esforzó en Jehova su
Dios.
7 Y dijo David á Abiathar sacerdote,
h|jo de Achimcloch: Yo te ruego que
me acerques el ephod. Y Abiathar acer-
có el ephod á David.
8 Y David consultó á Jehova, dicien-
do: 1 Seguiré este ejército ? ¿Podré al-
canzarle? Y él le dijo: Sigúele, que de
cierto le tomarás, y de cierto librarás la
presa.
9 Y partióse David, él y los seiscientos
hombres que con él estaban, y vinieron
hasta el arroyo de Besor, donde se que-
daron algunos.
10 Y David siguió d alcance con cuatro-
cientos hombres, porque los doscientos
se quedaron, que estaban tan cansados
que no pudieron pasar el arroyo de Be-
sor.
11 Y hallaron un hombre Egypcio en
el campo, el cual tomaron, y tntferon á
David : y diéronle de comer pan, y dié-
ronle también á beber agua.
12 Y diéronle también un pedazo de
masa de higos pasados, y dos hilos de
pasas. Y como comió volvió en él su
98» • <
h DE SJCMUEL;
espirita: por que no habla comido pan,
ni bebido agua en tres días y tres noches.
13 Y David le dtfo : ¿ Cuyo eres tú? ¿Y
de dónde eres? Y el mozo Egypcio res-
pondió : Yo soy siervo de un Amaleci-
ta: y dejóme mi amo hoy ha tres dios,
porque estaba enfermo.
14 Y corrimos á la parte del mediodía
de Gerethi, y á Judo, y al mediodía de
Galeb, y pusimos fuego á Siceleg.
15 Y díjolo David : ¿ Me llevarás tú á
aquel ejército í Y él dyo : Hazme jura-
mento por DÍA, que no me matarás, ni
me entregarás en las manos de mi amo :
y yo te llevaré al ejército.
16 Y asi le llevó : y he aquí, que estaban
derramados sobre la haz de toda la tierra
comiendo y bebiendo; y haciendo fiesta,
por toda aquella gran presa que hablan
tomado de la tierra de los Philistheos, y
de la tierra de Jada.
17 Y hiriólos David desde aquella ma-
ñana hasta la tarde del dia siguiente: que
no escapó de ellos ninguno, sino fueron
cuatrocientos mancebos, que hablan su-
bido en camellos, y hablan huido.
18 Y libró David todo lo que los Ama-
tacitas habían tomado : y también libró
David á sus dos mugeres.
19 Y no les faltó cosa chica ni grande,
asi de lujos como de hijos, del robo, y
de todas las cosas que les hablan toma-
do : todo lo tornó David.
20 Tomó también David todas las ove-
jas, y ganados mayores : y traíanlo todo
delante, y decían : Esta es la presa de
David.
21 Y vino David á los doscientos hom-
bres, que hablan quedado cansados, y no
hablan podido seguir á, David, á los -cua-
les habían hecho quedar al arroyo de
Besor : y ellos salieron á recibir á David,
y al pueblo que con él estaba, Y como
David llegó á la gente saludólos con paz.
22 Y todos los malos y los de Bella! que
habia entre los que hablan ido con Da-
vid, respondieron, y dieron : Pues que
estos no fueron con nosotros, no les da-
temos de la presa, que hemos quitado,
mas de á cada uno su muger y sus hijos,
los cuales tomen y se vayan.
28 Y David dtfo: No hagáis eso, her-
manos míos, de lo que Jehova nos ha
dado : el cual nos ha guardado, y ha en-
tregado en nuestras manos el ejército,
que vino sobre nosotros.
24 Porque ¿quién os escuchará en este
caso? Porque igual parte ha de ser la
280
de los que Tienen é la batalla, y la de los
que quedan al bagaje : que partan jun-
tamente.
25 Y desde aquel dia en adelante filó
esto puesto por ley y ordenanza en Israel
hasta hoy.
26 Y como David llego á 8ieeleg, en-
vió de la presa á los ancianos de juda
sus amigos, diciendo : Veis aquí bendi-
ción para vosotros de la presa de los ene-
migos de Jehova. .
27 A los que estaban en Beth-el, y en
Ramoth al mediodía: y á los que estatan
en Gether :
28 Y á los que estaban en Aroer, y en
Sephamoth : y á los que estaban en Es-
thamó:
29 Y á los que estaban en Bachal : y á
los que estaban en las ciudades de Jera-
meel : y á los que estaban en las ciuda-
des del Cineo :
80 Y á los que estaban en Horma: y á
los que estaban en Chorosan : y á los que
estaban en Athah :
81 Y á los que estaban en Hebron, y en
todos los lugares donde David habla es-
tado con los suyos.
CAPITULO XXXL
Dd$e la batalla entre lo» JuraeHtait, y Ion Philútheo»,
en que et campo de hrael fui desbaratado, muerto
Saúl, y mu Atfo#, y mucho» de toe ¿radium, y «•
' cuerpo» y arma» iterado» por Jo» Phitúthro» por
trofeo d tu tierra. JT. Lo» de JaU» de Gataad Hur-
tan el cuerpo de Saúl, y Jo» de «w k(fo» de fot PW-
lutkeo»: y lo» entierro* enm tierra.
LOS Philistheos pues pelearon con
Israel, y los de Israel huyeron de-
lante de los Philistheos, y cayeron muer-
tos en el monte do Gelboe.
2 Y siguiendo los Philistheos á Saúl y
á sus htyos, mataron á Jonathan, y á Abl-
nadab, y á Melchisna, hijos de Saúl.
8 Y la batalla se agravó sobre Baúl, y
alcanzáronle k>«? flecheros, y hubo gran
temor de los flecheros.
4 Entonces Saúl dijo á su escudero t
Saca tu espada y pásame con ella; por-
que no vengan estos incircuncisos, y me
pasen, y me escarnezcan. Mas-su escu-
dero no quería, porque tenia gran te-
mor. Entonces Saúl tomó la espada y
echóse sobre ella.
5 Y viendo su escudero á 8anl muerto,
él también se echó sobre su espada, y
murió con éL
6 Así murió Saúl y sus tres hijos, y su
escudero, y todos sus varones juntamen-
te en aquel dio.
7 Y los de Israel que estaban de bt otra
II. DE SAMUEL.
parte del ralle, j del* oto parle del Jor-
dán, Tiendo que Israel bufet* freído, y
que Seal y sus htyos eren muertos, deje-
ron lee ciudades, y huyeron, y loe Phills-
theos vinieron, y hebiteroB en elles.
8 Y eeonteeió el siguiente día, que ri-
ñiendo los Pkilifltheofl á despojar los
muertos, hallaron á Baúl, y á sus tres
htyos tendidos en el monte de Gelboe.
• T cortáronle la eabesn, y desuudá-
ronle les armes, y enriáronlas á tierra
de los PhlUstheos el derredor, para qne
k> denonefssen en el templo de sos ído-
los, y por el pueblo.
10 T pusieron se» armes en si templo
de Astaroth, y colgaron su cuerpo en el
muro de Beth-san.
11 T Y oyendo los de Jabee de Galaad
esto qne los PnUistheos hicieron á Saúl,
12 Todos les hombres valientes se le-
vantaron, y andnrieron toda aquella no-
che, y qnltaron el cuerpo de Sanl, y los
cuerpos de sus hijos del muro de Beth-
san : y riñiendo á Jabee, quemáronlos
allí.
13 Y tomando sus huesee sepultaron*
los debajo de un árbol en Jebes, y ayu-
naron siete días.
LIBRO SEGUNDO DE SAMUEL.
CAPITULO I:
Tiene Ja nueva á David de la muerte ée Sarnt pde mu
k^oe^wde la derrota del pmtau\por la cual ham
singular sentimiento. H, Hace matar al meneagerOt
que dijo que había muerto d Saúl y U frota tu coro-
na. III. Endecha á Saut y á Jonathan cantando
Y ACONTECIÓ después de la muer-
te de Saúl, que ruelto Darld de la
derrota de los Amaleeitas, esturo dos
días en Sieeleg:
% Y al tercero día aconteció, que llegó
uno del campo de Saúl, rotos sus rosti-
dos, y apartida tierra sobre su eabesa.
Y llegando á David, postróse en tierra, y
le hizo reverenda.
8 Y preguntóle Darld: ¿De dónde vie-
nes? Y él respondió: Heme escapado
del campo de Israel
4 Y Darld le dijo: ¿Qué ha aconteci-
do? Ruégete que me lo digas. Y él
respondió: £1 pueblo huyó de la batalla,
y también muchos del pueblo cayeron
y son muertos: también Saúl, y Jona-
than su hijo murieron.
5 Y dtyo David á aquel mancebo que le
daba las nueras : ¿Cómo sabes que Sanl
es muerto, y Jonathan su hijo t
6 Y el mancebo que le daba las nueras
respondió :- Por casualidad vine al monte
de Gelboe, y, he aquí Saúl que estaba
recostado sobre su lana, y venían tías
él carros y gente de á caballo:
7 Y como él miró atrás, me vio, y me
llamó : y yo d\)e : Heme aqni :
6 Y él rae dijo: j tyrién «res tú ? Yyo
le respondí : Boy Amaledta.
9 Y él me volvió á decir: Yo te ruego
que te pongas sobre mi, y me mates,
porque me toman angustias* y aun toda
mi alma até en mí.
10 Yo entonces póseme sobre él, y le
maté: porque sabia que no podía vivir
después desu calda. Y tomé la corona
que tenia en su cabeza, y la ajorca que
traim en su brazo, y las he traído acá á
mi señor.
11 Entonces David trabando de sus
vestidos rompiólos, y lo mismo hicieron
los varones que estaban con éL
12 Y lloraron, y lamentaron ; y ayuna-
ron hasta la tarde por Saúl y por Jona-
than su hijo, y por el pueblo de Jehova,
y por la casa de Israel, que hablan caldo
á cuchillo.
13 í Y David dijo á aquel mancebo,
que le habla traído las nuevas: ¿De dón-
de eres tú ? Y él respondió : Yo soy hi-
jo de un eztrangero, Amalecita.
14 Y díjole David: ¿Cómo no hubiste
temor de extender tu mano para matar
al ungido de Jehova?
15 Entonces David llamó á uno de los
manéenos, y díjole : llega, y mátale. Y
a le hirió, y murió.
16 Y David le dtfo: Tu sangre asa so*
bre tu cabeza, pues que tu boca atesti-
guó-contra ti, diciendo : Yo mate al un-
gido de Jehova.
17 Y endechó Darld á Sanl y á Jona-
than su mjo, con esta endecha.
18 Y dijo, que ensenasen al arco á los
hijos de Jnda. He aquí qne atí está
escrito en el libro del derecho.
19 % La gloria de
IL DE SAMUEL.
bretus collados: ¡cómo lian caido loe
Valientes !
20 No lo denunciéis en Geth, no deis
las nuevas en las plazas de Ascalon;
porque no se alegren las lujas de los
Philistheoe: porque no salten do gozo
las hijas de los incircuncisos.
21 Montes de Gelboe, ni rodo ni lluvia
caiga sobre vosotros ; ni awü tierras de
ofrendas: porque allí, fué desechado el
escudo de los valientes, el escudo de
Saúl, como si no hubiera sido ungido de
aceite.
22 Sin sangre de muertos, sin sebo de
valientes, el arco de Jonathan nunca
volvió atrás, ni la espada de Saúl se tor-
nó vacia.
28 Saúl y Jonathan amados y queridos
en su vida, en su muerte tampoco fue-
ron apartados. Mas ligeros que águilas,
mas ñiertes que leones.
24 Hijas dt Israel llorad sobre Saúl,
que os vestía de escarlata en placeres :
que adornaba vuestras ropas con orna-
mentos de oro.
25 ¡Cómo han caido los valientes en
medio de la batalla, Jonathan, muerto
en tus alturas !
20 Angustia tengo por ti, hermano mió
Jonathan, que me fuiste muy dulce; mas
maravilloso me fué tu amor, que el amor
de las mugeres.
27 ¡Cómo han caido loe valientes, y
perecieron las armas de guerra!
CAPITULO n.
David tiene d Bebron, donde es ungido por rey por
lo* principóle* de Judo, IL Da Uu grada* é lo*
de Jobo*, por haber enterrado d SauL 111. Abmer
general del ejército de Saúl habiendo hecho pro-
clamar re* db-botth *(*» de Saúl, tiene tma etcar
ranwacon la gente dé Da*ia\ donde Jmé vencido.
DESPUÉS de esto aconteció que Da-
vid consultó á Jehova, diciendo:
¿Subiré á alguna de las ciudades de Ju-
da? Y Jehova le respondió: Subo. Y
David tornó á decir. ¿Adonde subiré?
Yélledtyo: á Hebron.
9 Y David subió allá, y con él sus dos
mugeres Achinoam JezraeUta, y Ablgail,
la muger de Nabal del Carmelo.
8 Y trujo también David consigo los
varones que hablan estado con él, cada
uno con su familia: los cuales moraron
en las ciudades de Hebron.
4 Y vinieron los varones de Juda, y
ungieron allí á David por rey sobre la
casa de Juda. Y dieron aviso á David,
diciendo: Los de Jabea de Galaad nm
4es que sepultaron á SauL
5 1 Y David envió mensajeros á los de
Jabes de Galaad, diciéndoles: Benditos
seáis vosotros de Jehova, que habéis he-
cho esta misericordia con vuestro señor
Saúl, que le habéis sepultado.
0 Ahora pues Jehova hará con vosotros
misericordia y verdad : y yo también os
haré bien, por esto que habéis hecho.
7 Esfuércense pues ahora vuestras ma-
nos, y sed valientes, pues que muerto
Saúl vuestro señor, los de la casa de Ju-
da me han ungido por rey sobre si
8 1T Y Abner, mjo de Ner, general del
ejército de Saúl, tomó á Is-boseth, hijo
de Saúl, y hizole pasar al real.
9 Y alzóle por rey sobre Galaad, y
sobre Gesuri, y sobre Jezracl, y sobre
Ephraim, y sobre Benjamín, y sobre to-
do Israel.
10 De cuarenta años era Is-boseth, hijo
de Saúl, cuando comenzó á reinar sobre
Israel, y remó dos años : sola la casa de
Juda seguía á David.
11 Y fué el número de los días que Da-
vid reinó en Hebron sobre la casa de
Juda, siete años y seis meses.
12 Y Abner, mjo de Ner, salió del real
á Gabaon con los siervos de Is-boseth,
hijodeSauL
13 Y Joab, mjo de Servia, y los criados
de David salieron, y encontráronlos jun-
to al estanque de Gabaon; y como so
juntaron, los unos se pararon do la una
parte del estanque, y los otros de la otra.
14 Y dijo Abner á Joab: Levántense
ahora los mancebos, y jueguen delante
de nosotros. Y Joab respondió: Le-
15 Entonces levantáronse, y pasaron do-
ce por cuenta de Ben-jamin de la parto
de Is-boseth, lujo de Saúl : y otros doce
de los siervos de David.
10 Y cada uno echó mano de la cabeza
de su compañero, y metió su espada por
el lado de su compañero, y cayeron á
una: y fué llamado aquel lugar Hel-
cath-aasurim, el cual es en Gabaon.
17 Y hubo aquel dia una batalla muy
recia, donde Abner y los varones de Is-
rael fueron vencidos de los siervos de
David.
18 Y estaban allí los tres lujos de Ser-
via, Joab, y Abisal, y AsaeL EsteAsael
era suelto de pies como un corso del
campo.
10 El cual Asael siguió á Abner, yendo
sin apartarse adiestra ni á siniestra en
pOS de AbnejQigitized by KjÍ
II. DE SAMUEL.
» Y Abner miró rfrfe, 7 dijo: ¿No
«resta Asael? Y él respondió: 8L
21 Entonces Abner le dijo: Apártate,
6 á la derecha, ó á la izquierda, 7 prén-
dete alguno de los mancebos, 7 tómate
sus despojos. T Asael no quiso apar-
tarse de en pos de él.
22 Y Abner tornó á decir ¿Asael : Apár-
tate de en pos de mi, porque te heriré en
tierra, 7 detpiu» ¿cómo levantaré mi ros-
tro á tu hermano Joab t
23 Y no queriendo él irse, hirióle Ab-
ner con la parte opuesta de la lanza,
junto á la quinta cottüla, 7 la lansa le sa-
lió por las espaldas, 7 cayó allí, 7 murió
en aquel mismo lugar. Y todos los que
Teman por aquel lugar donde Asael ha*
bia caldo, 7 estaba muerto, se paraban.
24 Y Joab 7 Abisal siguieron á Abner,
y púsoseles el sol, cuando llegaron al
collado de Amina, que está delante de
Gia, junto al camino del desierto de
Gabaon.
26 Y juntáronse los hijos do Ben-jamin
en un escuadrón con Abner; 7 paráron-
se en la' cumbre del collado.
26 Y Abner dio Toces á Joab, diciendo:
¿Consumirá la espada perpetuamente?
¿ No sabes tú que al cabo se sigue amar-
gura? ¿Hasta cuándo no has de decir
al pueblo que so vuelvan de seguir á sus
hermanos ? «
27 Y Joab respondió: Vive Dios que si
no hubieras hablado, 7a desde esta maña-
na el pueblo hubiera cesado de seguir á
sus hermanos.
28 Entonces Joab tocó el cuerno, 7 to-
do el pueblo se detuvo, 7 no siguió mas
á los de Israel, ni peleó mas.
29 Y Abner 7 los suyos se fueron por
la campana toda aquella noche, 7 pasan-
do el Jordán caminaron por todo Beth-
oron, 7 vinieron al real
80 Joab también vuelto de seguir á Ab-
ner, juntando todo el pueblo, fritaron
de los siervos de David dies 7 nueve
hombres, 7 Asael.
31 Y los siervos de David hirieron de
los de Ben-jamin, 7 de los de Abner:
trescientos 7 sesenta hombres murieron.
Y tomaron á Asael, 7 sepultáronle en el
sepulcro de su padre en Beth-lehem.
82 Y caminaron toda aquella noche,
Joab 7 los suyos: 7 amanecióles en He»
bron.
CAPITULO m. *
^iMf 9$ fMM tt Dok$A pennadwndo d loe pewtcipee
de Ierael qm le reciba» por rey» II. Joab yemrtd
del oaetpo de Awfeff ntata d ¿tete? m* <mm£0» de
e& David tevo aran pc*ar,yU enterro* con grande
pompa endechándole, y ayunando, y enhddndoee
poréL
Y HUBO luenga guerra entre la casa
de Saúl, 7 la casa de David : mas
Davii se iba fortificando, 7 la casa de
Saúl ido en diminución.
2 Y nacieron hijos á David en Hebron.
Su primogénito f§é Amnon de Achinoam
Jezraelita.
8 Su segundo jSté Cheleab de Ablgafl,
la muger de Nabal, el del Carmelo ; el
tercero, Absalom, htyo de Maacha, luja
de Tolmai re7 de Gessur ;
4 El cuarto, Adonias, hijo de Haggith ;
el quinto, Saphatias, hijo de Abital ;
5 £1 sexto, Jetraam de Egla muger de
David: estos nacieron á David en He-
bron.
6 Y como habia guerra entre la casa de
Saúl, 7 la de David, aconteció que Abner
se esforzaba por la casa de Saúl
7 Y Saúl habia tenido* una concubina
que se llamaba Respha, hfya de Aja: 7
J*-óo«rfA dijo á Abner: ¿Porqué has fil-
trado á la concubina de mi podre ?
8 Y Abner se enojó en gran manera
por las palabras de Is-boseth, 7 dijo:
¿ Soy 70 cabeza de los perros de Jada?
Yo he hecho hoy misericordia con la ca-
sa de Saúl tu padre, con susjiermanos, 7
con sus amigos, 7 no te \>t entregado en
las manos de David, 7 tú me has hecho
hoy cargo del pecado de una muger.
9 Asi haga J)ios á Abner, 7 asi le alia-
da, que como ha jurado Jehova á David,
así haga 70 con él :
10 Y que 70 traspase el reino de la ca-
sa de Saúl, 7 confirme la silla de David
sobre Israel, 7 sobre Juda, desde Dan
hasta Beer-seba.
11 Y él no pudo responder palabra á
Abner porque tenia temor de él
12 Y envió Abner mensajeros á David
de su parte, diciendo: ¿Cuya es la tier-
ra? Y que le dijesen : Has alianza con-
migo, 7, he aquí que mi mano será con-
tigo para volver á tí á todo Israel
13 Y él dijo: Bien. Yo haré contigo
alianza: mas una cosa te pido; 7 es, que
no me vengas á ver sin que primero trai-
gas á Michol lalüja de Saúl, cuando vi-
nieres á verme;*
14 Después de esto David envió men-
sajeros á Is-boseth, htyo de Saúl, dicien-
do : Restituyeme á mi muger Michol, la
cual 70 desposé conmigo por oten pro-
pucloedePlültotteoj
II. DE SAMUEL.
15 Entonces iB-bweth envió, y quitóla
á 6u marido P^altlel, hjjo de Lais.
16 Y su marido íué con ella llorando
por el camino en pos de ella hasta Bobu-
rfan : y Abner le dijo : Anda, vuélvete.
Entonces él se yoIyíó. g
17 Y habló Abner con los ancianos de
Israel, diciendo : Ayer y anteayer procu-
rabais que David fuea% rey sobre voso-
tros;
18 Ahora pues, hozedlo ; porque Jebe-
Va ha hablado á David, diciendo : Por la
mano de mi siervo David libraré á mi
pueblo Israel de mano de los Philis-
theos, y de mano de todos sus enemigos.
19 Y £abió también Abner en oídos de
Ben-jamin : y también fué Abner á decir
á David á Hebron todo el parecer de los
de Israel, y de toda la casa de Ben-jamin.
20 Vino pues Abner á David en He-
bron, y con él veinte hombres : y David
hizo banqnete á Abner, y á los que con
éi hablan venido.
21 Y dyo Abner á David : Yo me levan-
taré, y iré, y juntaré á mi seflor el rey
todo Israel, pora que hagan contigo
alianza, y tú reines sobre todo lo que
desea tu alma. Y David envió á Abner,
y él se fué en paz.
22 T Y he aqní los siervos de David y
joab, que nenian del campo, y traían
eoneigo gran presa. ' Y Abner ya no es-
taba con David en Hebron, que ya él le
habla despedido, y él se habla ido en
P«.
28 Y como Joab y todo el ejercito que
con él estaba vinieron, fué dado aviso á
Joab, diciendo : Abner, hflo de Ner, ha
venido al rey : y él le ha enviado, y se
Juéenpa*.
24 Entonces Joab vino al rey, y le dijo:
l Qué has hecho? He aquí, hablase
venido Abner á ti : ¿por qué pues le de-
bate que se fuese?
25 ¿Sabes tú que Abner, htyo de Ner, es
venido pora engañarte, y saber tu salida
y tu entrada, y por entender todo lo que
tú haces f
26 Y saliéndose Joab de con David, en-
vió mensageros tras Abner, los cuales le
volvieron desde el poco de 81ra. sin sa-
berlo David.
XI Y como Abner volvió á Hebron,
Joab- le apartó al medio do la puerta ha-
blando con él blandamente «orno *
•jcrtfo, y aUi la hirió junto á la quinta
0ottíOa por la muerto de Aaeoi tu herma-
no, y murió.
28 Cuando David tupo esto después,
d\jo : Yo soy limpio, y mi reino, delante
de Jehova, para siempre, de la sangre de
Abner, hijo de Ner:
20 Caiga sobróla cabeza de Joab, y so*
bre toda la casa de su padre ; que nunca
falte de la casa de Joab hombre que pa-
dezca finjo, ni leproso, ni quien ande
con bordón, ni quien muera á cuchillo,
ni quien tenga fidta de pan.
80 Asi que Joab y Abisal su hermano
mataron á Abner, porque él habla muer-
to á Asael hermano de dios en la batalla
enGabaon.
SI Entonces David dfyo á Joab, y á
todo el pueblo que con él estaba : Rom-
ped vuestros vestidos, y ceñios de sacos,
y haced llanto delante de Abner: y el
rey Iba detrás de las andas.
82 Y sepultaron á Abner en Hebron : y
alzando el rey su voz, lloró al sepulcro de
Abner: y todo el pueblo también lloró.
83 Y endechando el rey al mismo Ab-
ner, decía: ¿Murió Abner como muere
el insensato ?
84 Tus manos no eran atadas, ni tus pié»
ligados con grillos. Como los que caen
delante de toa hijos de iniquidad, art caís-
te. Y añadieron todo el pueblo á llorar
sobre ét
85 Y como todo el pueblo viniese á dar
de comer pan á David, tiendo aun de
dia, David juró, diciendo: Así me haga
Dios, y así me ánodo, si antes que se
pongo el sol yo gustare pan, ó otra cual*
quiera cosa.
86 Asi entendió todo el pueblo, y les
plugo en sus ojos ; porque todo lo que
el rey hacia parecía bien en ojos de todo
el pueblo.
87 «Y todo el pueblo, y aun todo Israel
entendieron aquel dio, que no habla
venido del rey, que Abner, hijo de Ner,
muriese.
88 Entonces el rey dijo á sus siervos :
.¿No sabéis que ha caldo hoy en Israel
un príncipe, y grande ?
80 Que yo ahora aun soy tierno rey un-
gido : y estos hombres, los hijos de Sar-
ria, muy duros me son: Jehova dé el
pago al que mal hace, conforme á su ma-
licia.
CAPITULO IV.
com, y tro** tm cobexa d David, pammdo gmmf
gracia con él: ma$ él Je* hizo matar por m traición,
VhíaoemÉtrrartmcaUmééh+out*.
COMO el hrjo de Saúl oyó que Abner
habla sido muerto en Hebron, las
II. DE SAMUEL.
i ae le descoyuntaron: y todo Is-
imel luó atemorisBdo. *
9 Y tenia el 14)o de Saul dos varones,
los cuales oran capitanes de componías :
él nombra del uno era Baana, y el del
•tío eraRechab, btfos de Remmon Be-
rothita, de los hijos de Bcn-jamln: por-
que Beroth era contada con Bcn-jamln.
8 Estos Berottttas se hablan hnido en
Gethaim, y hablan sido peregrinos allí
hasta entonces.
4 T Jooathan el mjo de Sanl tenia nn
htfo cojo de los pies, do edad de cinco
afios: quecuandolaiamadsfasMttrfede
Saúl y de Jonathan Tino de Jczrael, su
asna le tomó, y huyó : y yendo, huyendo
de priesa, cayó d niño y quedó cojo : su
nombre era Mipiüboseth.
5 Los hijos de Remmon Berotbita, Re*
ehab y Baana fueron, y entraron en la
mayor calor del dia en casa de Is-boseth,
el cual estaba durmiendo en su cámara
la siesta.
6 T entraron en medio de la casa en
kabfto de mercaderes de grano, y hirié-
ronle junto á la quinta cottiüa, y es-
capáronse Bechab y Baana su her-
mano.
7 Los cuales como entraron en la casa,
estando él en su cama en su cámara de
dormir, le hirieron y mataron: y cortá-
ronle la cabezo, . Y tomando la cabeza
caminaron toda la noche por el camino
de la campaña.
8 Y trajeron la cabeza de Is-boseth á
David en Hebron, y dyeron al rey : He
aquí la cabeza de Is-boseth, hijo de Saul,
tu enemigo, que procuraba matarte: y
Jehova ha vengado hoy á mi seflor el rey
de Saul, y de su simiente.
0 Y David respondió á Rechab y á Baa-
na su hermano, hijos de Remmon Be-
rothita, y dijoles : Vive Jehova, que ha
redimido mi alma do toda angustia,
10 Que cuando uno me dio nuevas, di-
ciendo : He aquí, Saul es muerto, el cual
pensaba que traia buenas nuevas, yo le
tomé, y le mató en Bioeleg en premio de
la buena nueva.
11 ¿ Cuánto mas á los malos hombres,
que mataron á un hombre justo en su
casa, y sobre su cama? Ahora pues, ¿no
tengo yo de demandar su sangre de
vuestras manos, y quitaros de la tierra?
13 Entonces David mandó á los mance-
bos, y ellos los mataron, y cortáronles
. las manos y los pies, y colgáronlos so-
bre el estanque en Hebron. Y tomaron
la cabeza de Is-boseth, y la enterraron
en el sepulcro de Abner en Hebron.
CAPITULO V.
David e» ungido en Hebron por rey tobre todo Tirad
y e» traído con grande gloria d Jermahm. 1L To-
ma por fuerta laforUüeta de Sicm ehs lotJebuteot,
y hdeela tu morada. JII. El rey de Tyro le enría
madera de cedro y artífice* qm le labren tu cata.
IV. Lo» Phüittheo» vienen contra él dot veces, yamr
bat lo» vence y despoja.
Y VINIERON todas las tribus de Is-
rael á David en Hebron, y hablaron,
diciendo: He aquí, nosotros minos tus
huesos y tu carne.
% Y ann ayer y anteayer cuando Saul
reinaba sobre nosotros, tú sacabas y vol-
vías á Israel. Ademas de esto, Jehova te
'ha .dicho : Tú apacentarás á mi pueblo
Israel, y tú serás principe sobre Israel.
8 Vinieron pues todos los ancianos de
Israel al rey en Hebron ; y el rey David
hizo con ellos alianza en Hebron delante
de Jehova : y ungieron á David por rey
sobre Israel.
4 David era de treinta años, cuando co-
menzó á reinar ; y reinó cuarenta afios.
5 En Hebron reinó sobre Juda siete
afios y seis meses ; y en Jerusalem reinó
treinta y tres años sobre todo Israel y
Juda.'
6 \ Entonces el rey y los suyos vinie-
ron á Jerusalem al Jebuseo que habita-
ba en la tierra, el cual habló á David, di-
ciendo : Tú no entrarás acá, si no echa*
res los ciegos y los cojos, diciendo: No
vendrá David acá.
7 Mas David tomó la fortaleza de 8ion,
la cual es la ciudad de David.
8 Y dijo David aquel dia: ¿Quién lle-
gará hasta los canales, y herirá al Jebu-
seo, y á los cojos y los ciegos, á los cuales
el alma de David aborrece ? Por esto se
dijo : Ciego ni cojo no entrará en casa.
9 Y David moró en la fortaleza, y pú-
sole nombre, Ciudad de David: y edi-
ficó al derredor desde Mello para dentro.
10 Y David iba creciendo y aumentán-
dose : y Jehova Dios de los ejércitos era
con él.
11 1í Y Hlram rey de Tyro envió em-
bajadores á David, y madera de cedro, y
carpinteros, y canteros para los muros,
los cuales edificaron la casa de David.
13 Y entendió David que Jehova le ha-
bla confirmado por rey sobre Israel, y
que habia ensalzado su reino por amor
do su pueblo Israel.
13 Y tomó David mas concubinas, y
mugeres de Jerusalem, después que vino
905
II. DE SAMUEL.
de Hebron, y naciéronle maa lujos y
14)118.
14 Estos son los nombres do los que le
nacieron en Jerusalem: Samua, y So-
bat, y Nathan, y Salomón.
15 T Jebahar, y Elisua, y Nepheg.
10 Y Japhia, y Elisama, y Elioda, y £11-
phalet.
17 1T T oyendo los Phllistheos que ha-
blan ungido á David por rey sobre Is-
rael, todos los Phllistheos subieron á
buscar á David: lo cual como David
oyó, vino á la fortaleza.
18 T vinieron los Phillstheoe, y exten-
diéronse por el valle de Raphaim.
19 Y David consultó á Jehova, dicien-
do: ¿Iré contra los Phllistheos? ¿En-
tregarlos has en mis manos ? Y Jehova
respondió á David: Vé; porque entre-
gando entregaré los Phllistheos en tus
manos.
20 Y vino David á Bahal-perazim, y, allí
les venció David, y dijo : Rompió Jeho-
va á mis enemigos delante de mi, como
quien rompe aguas. Y por esto llamó
el nombre de aquel lugar Bahol-perazlm :
21 Y dejaron allí sus ídolos, los cuales
quemó David y los suyos.
22 Y los Phllistheos tornaron á venir, y
extendiéronse en el valle do Raphaim.
28 Y consultando David á Jehova, él le
respondió: No subas; mas rodéalos, y
vendrás á ellos por delante de los mo-
rales:
24 Y cuando oyeres un estruendo que
irá por las copas de los morales, enton-
ces te moverás: porque Jehova saldrá
delante de ti á herir el campo de los
Phllistheos.
25 Y David lo hizo asi, como Jehova
se lo habla mandado : y hirió á los Pki-
listheos desde Gaboa hasta llegar á Gaza.
CAPITULO YL
Trayendo David y iodo Israel el arca del concierto de
la cota de Abinadab de Qábaa con grande solemni-
dad d Jerusalem, Dio» matad Oza, por haber exten-
dido su mano para sustentar el arca, la cual temien-
do David de traerla d su casa, fué puesta en casa
de Obed-edom. II. David oyendo que Dios holia
dado bendición día casa de- Obed-edom por causa
de su arca, la hace traer d n casa con grande JUsta
y solemnidad domando él delante. III. Michol su
muger le menosprecia y injuria por haber dansado,
mas él dejlende el hecho.
Y DAVID tornó á juntar todos los
escogidos de Israel, treinta mil.
2 Y levantóse David, y fué con todo el
pueblo que tenia consigo de Banal de
Judo, para hacer pasar de allí el arca de
Dios, sobre la cual era invocado el nom- í
bre de Johova do los ejércitos, que i
en* ella entre los querubines.
3 Y pusieron el arca de Dios sobre un
carro nuevo, y lleváronla de la casa de
Abinadab que ataba en Gabaa: y Oca y
Ahlo, hijos de Abinadab, guiaban el carro
nuevo.
4 Y cuando lo llevaban de la casa da
Abinadab, que estaba en Gabaa con el
arca de Dios, Ahlo iba delante del arca:
5 Y David y toda la casa de Israel dan-
zaban delante de Jehova oon toda suerte
do instrumentos de madera de naya, con
arpas, salterios, adufes, flautas, y cím-
balo*.
6 Y cuando llegaron á la era de Na-
chon, Oza extendió la mano al arca de
Dios, y sostúvola; porque los bueyes
coceaban.
7 Y el furor de Jehova se encendió con-
tra Oza, y hirióle allí Dios por aquella
temeridad ; y cayó allí muerto junto al
arca de Dios.
8 Y David fué triste por haber herido
Jehova á Oza, y rae llamado aquel lugar
Perez-oza, hasta hoy.
9 1T Y temiendo David á Jehova aquel
día, dyo : ¿ Cómo ha de venir á mi el ar-
ca de Jehova?
10 Y no quiso David traer á sí el área
de Jehova á la ciudad de David ; mas la
llevó David á casa do 01>ed-edomGetheo.
11 Y estuvo el arca de Jehova en casa
de Obed-cdom Getheo tres meses : y ben-
dijo Jejiova á Obed-edom y á toda sn
casa.
12 1T Y fué dado aviso al rey David, di-
ciendo : Jehova ha bendecido la casa de
Obed-cdom, y todo lo que tiene, á causa
del arca de Dios. Entonces David fué,
y trajo el arca de Dios de casa de Obed-
edom á la ciudad de David con alegría.
13 Y como los que llevaban el arca de
Dios hablan andado seis pasos, sacrifica-
ban un buey, y un carnero grueso.
14 Y David saltaba con toda su fuerza
delante de Jehova; y tenia vestido Da-
vid un ephod de lino.
15 Así David y toda la casa de Israel
llevaban el .arca de Jehova con júbilo y
voz de trompeta.
16 1 Y como el arca de Jehova llegó á
la ciudad do David, aconteció que Mi-
chol la hija de Saúl estaba mirando desdo
una ventana, y vio al rey David, que sal-
taba con toda su fuerza delante de Jeho-
va: y tuvolé en poco en su corazón*
17 Y metieron el «re» de Jebow, y pu-
II. DE SAMUEL.
■MionTs en su lagar en Medio de una
tienda que David le habla tendido: y
sacrificó David holocaustos y pacíficos
delante de Jehova.
18 T como David hubo acabado de ofre-
cer los holocaustos y pacíficos, bendijo
al pueblo en el nombre de Jehova de
los ejércitos.
Id T repartió ¿todo el pueblo, y é toda
la multitud de Israel, asi hombres como
mngtres, 4 cada uno una torta de pan, y
un pedaao de carne, y un frasco de vina.
Y se fué todo el pueblo cada uno á su
20 Y volvió David para bendecir su
casa: y saliendo "Michol á recibir á Da-
vid, dijo : ¡Cuan honrado ha *Mp hoy el
rey de Israel, desnudándose hoy delante
de las criadas de sus siervos, como se
desnudara algún chocarrerol
. 21 Entonces David respondió á Michol :
Delante de Jehova, que me eligió mas que
á tu padre, y á toda su casa, mandándome
que fuese principe sobre el pueblo de
Jehova, sobré Israel, dansaré delante de
Jehova.
22 T mm me haré mas vil que esta vez,
y seré bajo delante de mis ojos: y delan-
te de los criadas que dijiste, delante de
ellas seré honrado.
28 T nunca Michol tuvo lujos hasta el
dia de su muerte.
CAPmjLO VII.
Preponiendo Dmrid de edificar templo al Señor, él se
lo defiende por tm profeta, manddndole que deje
este oficio para el hijo 4P<¿ él le dará, cupo reino
será eterno, v prosperado de eterna* bendiciones,
II. David entra delante de Dios, p le hace gracia»
por la gloriosa promesa del Mana» y de su reino, y
le pide firmeza y confirmación de ella, cumpUendo-
la d su tiempo.
Y ACONTECIÓ, que estando ya el
rey asentado en su casa, y que Je-
hova lo habla dado reposo de todos sus
enemigos al derredor;
2 Dtfo el rey al profeta Nathan: Mira
ahora, yo moro en casas de cedros, y el
arca de Dios está entro cortinas.
8 T Nathan dyo al rey: Vé, y haz todo
lo que está en tu corazón, que Jehova
es contigo.
4 T aconteció aquella noche, que fué
palabra de Jehova á Nathan, diciendo :
5 Vé, y4i á mi siervo David: Asi dtyo
Jehova: ¿ Tú me has de edificar casa en
que yo more?
6 Ciertamente no he habitado en casas
desde el dia que saqué á los hijos de Is-
rael de Egypto hasta hoy, mas anduve
«n tienda y en tabernáculo.
7 Y en todo cuanto he andado eo* todos
los mjos de Israel, ¿he hablado palabra
en alguna de las tribus de Israel,á quién
haya mandado que apaciente mi pueblo
de Israel, para decir: Por qué no me ha-
béis edificado á mi casa de cedros?
8 Ahora pues, dirás asi á mi siervo Da-
vid: Asi dtyo Jehova de los ejércitos:
Yo te 'torné de la majada, de detrás de
las ovejas, para que fueses principe so»
bre mi pueblo, sobre Israel;
9 Y he sido contigo en todo cuanto has
andado ; y delante de ti he talado todos
tus enemigos; y te he hecho nombre
grande, como el nombre de loe grandes
que mm» en la tierra.
10 Y 0o pondré lugar á mi pueblo Is-
rael, y yo le plantaré, que habite en su
lugar y nunca mas sea removido ; y que
los malos nunca mas le aflijan, como
antes,
11 Desde el dia que puse jueces sobre
mi pueblo Israel; y yo te daré descanso
de todos tus enemigos. Asimismo Je-
hova te hace saber, que Jehova te quiere
á tí hacer casa.
12 Y cuando tus días fueren cumplidos,
y durmieres con tus padres, yo afirmaré
tu simiente tras ti, la cual saldrá de tu
vientre ; y yo afirmaré su rema
18 Este edificará casa á mi nombre: y
yo afirmaré para siempre la silla de su
reino.
14 Yo le seré á él podre, y él me
será á»ml hfyo. Y si él hiciere mal, yo le
castigaré con vara de hombres, y con
azotes de lujos de hombres :
15 Mas mi misericordia no se apartará
de él, como la aparté de Saúl, al cual
quité de delante de ti.
18 Y será afirmada tu casa y tu reino
para siempre delante de tu rostro; y tu
trono será firme eternalmentc.
17 Conforme á todos estas palabras, y
conforme á toda esta visión, así habló
Nathan á David.
18 1T Y entró el rey David, y púsose do-
lante de Jehova, y dijo: Sefior Jehova,
¿quién 9oy yo, y cuál es mi casa, pora
que tú.me traigas hasta aquí ?
19 ¿Y que aun te haya parecido poco
esto, Señor Jehova, sino que hables tam-
bién de la cosa de tu siervo en lo por
venir, y q%te asa esta la condición de un
hombre, Qeflor Jehova?
20 ¿Y qué mas puede añadir David
hablando contigo ? Tú pues conoces tu
siervo, 8enor Jehova.
907
1L DE SAMUEL-
81 Todas estas tp-andes magnificencias
bus hecho por tu palabra, y conforme á
tai corazón, haciéndolas saber á tu aterro.
22 Por tanto tú te has engrandecido,
Jehova Dios, por cnanto no hay otro co-
mo tú, ni hay Dio* raerá de tí, conforme*
á todo lo que habernos oido por nuestros
oídos.
28 ¿Y quién como tu pueblo, como Is-
rael en la tierra ; una gente por la cual
Dios fuese á redimírsela por pueblo, y
le pusiese nombre, y hiciese con voso-
tros grandes y espantosas obras en tu
tierra, por causa de tu pueblo que tú te
redimiste de Egypto, de la gente, y de
sus dioseB 1
24 T tú te confirmaste á tu pueblo Is-
rael, pora que fuete tu pueblo perpetua*
mente, y tu Jehova ñüste a ellos por
Dios.
25 Ahora pues, Jehova Dios, la pala-
bra que has hablado sobre tu siervo, y
sobre su casa, despiértala eternalmente,
y has conforme á lo que has dicho»
26 T sea engrandecido tu nombre para
siempre: para que se diga, Jehova de
los ejércitos es Dios sobre Israel : y que
la casa de tu siervo David sea firme de-
lante de ti.
27 Porque tú, Jehova de los ejércitos,
Dios de Israel, revelaste á la oreja de tu
siervo, diciendo: Yo te edificaré casa.
Por esta causa tu siervo ha hallado su
coraron para orar delante de tí está
oración.
28 Ahora pues, Jehova Dios, tú ere*
Dios, y tus palabras serán firmes, pues
has dicho á tu siervo este bien.
29 Ahora pues, quiere, y bendice á la
casa de tu siervo, para que perpetuamen-
te permanezca delante de tí: pues que
tu Jehova Dios has dicho, que con tu
bendición será bendita la casa de tu
siervo para siempre.
capitulo vm.
David ha victoria de los Philistheoty de lo* Moabitas,
de Adareaer rey dé Soba, de los Syros. II. Thou rey
de Rmath hace amistad con David, oidas estas vic-
torias,
DESPUEá de esto aconteció, que
David hirió á los Philistheog, y los
humilló : y tomó David á Methegamma
de mano de los Philistheos.
2 Hirió también á los de Moab, y mt-
éiólos con cordel haciéndolos echar por
tierra: y midiólos en dos cordeles, d
«no para muerte, y otro cordel entero
para vida, Y fueron los Moabitas sier-
vos de David debajo de tributo.
286
8 También hirió David á Afarener7 ***
jo de Rohob, rey de Boba, yendo él á
extender su término hasta el río Eu-
phrates.
4 Y tomó David de ellos mil y atete-
cientos de á caballo, y veinte mil hom-
brea de á pié, y desjarretó David todos
los carros : mas cien carros de eüos dejo,
•5 Y vino Syria, la de Damasco, á dar
socorro á Adarezer rey de Soba, y David
hirió de los Syros veinte y des mil hom-
bres.
6 Y puso David guarnición en la fiyria
de Damasco, y fueron los Syros siervos
do David debajo de tributo. Y Jehova
guardó á David donde quiera que Alé.
7 Y tomó David los escudos de oro,
que traían los siervos de AdarezerT loa
cuales trujo á Jerusalem*
8 Asimismo de Bete, y de Beroth, ciu-
dades de Adareser, tomó el rey David
gran copia de metal
9 TT Entonces oyendo Thou rey de
Emath que David habla herido todo el
ejército de Adarezer,
10 Envió Thou á Joram su hijo al rey
David á. saludarle pacificamente, y á
bendecirle, porque había peleado con
Adarezer, y le habla vencido; porque
Thou era enemigo de Adarezer : y lleva*
ba en su mano vasos de plata, y vasos
de oro, y de metal :
11 Los cuales el rey David dedicó á
Jehova, con la plata y el oro que habla
dedicado de todas las naciones que habla
sujetado :
12 De los Syros, de los Moabitas, de los
Ammonitas, de* los Philistheos, do los
Amalccitos, y del despojo de Adarezer,
hijo de Rohob rey de Soba
13 Y ganó David fama como volvió, ha-
biendo herido de los Syros diez y ocho
mil en el valle de la sal.
14 Asimismo puso David guarnición
en Edom, por toda Edom puso guarni-
ción : y todos los Idumeos fueron sier-
vos de David : y Jehova guardó á David
por donde quiera que fué.
15 Y reinó David sobre todo Israel, y
hacia David derecho y justicia á todo
su pueblo.
16 Y Joab, lujo de Servia, era general
de su ejército : y Josaphat, htyo de Ahi-
lad, canciller.
17 Y Sadoc, lujo de Achitob, y Acht-
melech, htyo de Abiathar, eran sacerdo-
tes: y Saraias era escriba.
18 Y
""^Mfeff ***»«■•
sobra
II. DK SAMUEL.
loa Caretbeoa y Pfaofettoee ; y toe fetyot
de David eran loa principes.
CAPITULO IX.
JDactd restituye d Jfíphi-boseth hijo de Jonathan to-
da» la» heredada que habían sido de tn padre : f
memdadSi^ siervo de lmeamdmSmá\im U Un-
Y DIJO David: ¿Ha quedado alguno
da la caaa da Saúl á quién yo haga
misericordia por causa de Jonathan ?
9 Y babia un siervo da la eaaa de Saúl,
que ae llamaba gibe, al cual como llama-
ron ojie viole*© á De^id, el rej le dya:
¿Brea tú Siba? Y él respondió: Tu siervo.
3 Y el rey d$o: ¿No ha quedado nadie
de la casa de 8aul, á quién yo haga mise-
ricordia de Dios? Y Siba respondió al
rey: Aun ha quedado un hijo de Jona-
than* cojo de los pies.
4 Entonces el rey le dtfo: ¿Y ese dón-
de está? Y Siba respondió al rey: He
aquí, esirf en casa da Machir, htyo de
Amiel, en Lo-daber.
0 Y envió el rey David, y tomóle de
casa de Machir, h\)o de Amiel de Lo-
dabar.
6 Y venido Miphi-boaeth, lujo de Jo-
nathan,. hijo de Saúl, á David, postróse
sobre su rostro, y bisólo reverencia. Y
dijo David: Miphi-boeeth. Y él respon-
dió: He aquí tu siervo.
7 David le dyo : No tengas temor, por-
que yo haré contigo misericordia por
amor de Jonathan tu padre; y yo te haré
volver todas las tierras de Saúl tu podre,
y tú comerás pan á mi mesa perpetua-
mente.
' 8 Y él inclinándose, dyo: ¿Quién a* tn
siervo, para que mires á un perro muer-
to como yo soy?
9 Entonces el rey llamó á Siba siervo
de Saúl, y dejóle: Todo lo que fué de
Saúl, y de todasu casa yo lo he dado al
lujo de tu señor :
10 Tú pues le labrarás las tierras, tú
coa tus hyos, y tus siervos, y encerrarás,
para que el hijo de tu señor tenga pan
que comer. Y Miphi-boseth el hijo de
tu señor eomerá pan perpetuamente á
mi mesa. Y tenia Siba quince hyos, y
veinte siervos,
11 Y respondió Siba al rey:. Conforme
á todo lo que ha mandado mi señor el
rey á su siervo, asi lo hará tu siervo.
Miphi-boseth, dijo fi rtyy comerá á mi
mesa, como uno de loa lujos del rey.
12 Y Miphi-boseth tenia un mjo peque-
flo»qiifleo llamaba Micha, y toda la fa-
milia de la casa de Siba eran sierros de
Miphi-boeeth.
13 Y Miphi-boeeth moraba en Jerusa-
lem, porque comía perpetuamente á la
mesa del rey, y era cojo de ambos pies.
CAPITULO X.
Enriando David mmbtdméorm d JJm»n rtv de lo*
jtMtmomita» para eojuoktrle de ¡a muerte da tupa*
¿re, él piensa que son aytme% y lo» envia vergon-
zosamente. 1L David le» hace guerra, y los vence
y desbarata dénos v dio» 9*ro*,qni habían venido '
DESPUÉS de esto aconteció, que mu-
rió el rey de los hyos de Ammony
y remó por él Hanon su ayo.
% Y dyo David: Yo haré misericordia
con Hanon, hijo de Naas, como su pa-
dre la hizo conmigo. Y David envió sus
siervos á coasolarle por su padre. Y ve-
nidos los siervos de David á la tierra de
los hyos de Ammon,
8 Los principes de los hyos de Ammon
dijeron á Hanon su señor : ¿Honra Da-
vid á tu padre á tu parecer, que te ha
enviado consoladores ? ¿ No ha enviado
David sus siervos á ti por reconocer y
considerar la ciudad,' para destruirla?
4 Entonces Hanon tomó los siervos de
David, y rapóles la media barba, y cortó-
les los vestidos por la mitad hasta la»
nalgas, y los envió.
5 Lo cual como fué hecho saber á Da-
vid, envió delante de ellos, porque ellos
estaban grandemente avergonzados, y
dyo el rey : Estaos en Jericho, hasta que^
os torne á nacer la barba, y entonces*
volveréis.
6fY viendo los lujos de Ammon que
se hablan hecho odiosos con David, en-
viaron los hijos de Ammon, y dieron
sueldo á los Syros de la casa de Rohob,
y á los Syros de Soba, veinte mil hom-
bres de á.pié, y del rey de Mancha mil
hombres, y de Is-tob doce mil hombres.
7 Lo cual como David oyó, envió á
Joab con todo el ejército de los valien-
tes.
8 Y saliendo los hyos de Ammon, or-
denaron sus escuadrones á la entrada de
la puerta ; mas los Syros de Soba, y de
Rohob, y de Ish-tob, y de Mancha orde-
naron por si en el campo.
9 Viendo pues Joab que habla escua-
drones delante y detrás de él, eseogió de
todos los eseogidos de Israel, y púsose
en orden contra los Syros.
10 Y k>que quedó del pueblo, entregó
en mano de Abisal su hermano, y púsola
enóró^paiiiancontraráloaAmmonitas»
98»
II. DE 8AMUEL.
11 Y dijo : 81 los Syros mo fueren su-
periores, tú me ayudarás: Y si los htyos
de Ammon pudieren mas que tú, yo te
dará ayuda,
12 Esfuérzate y esforcémosnos por nues-
tro pueblo y por las ciudades de nuestro
Dios : y baga Jehova lo que bien le pa-
reciere.
13 Y acercóse Joab, y el pueblo que esta-
ba con él, para pelear con los Syros, mas
ellos huyeron delante de él.
14 Entonces los lujos de Ammon vien-
do que los 8yros hablan huido, huyeron
también ellos delante de Abisal, y entrá-
ronse en* la ciudad. Y volvió Joab de
los lujos de Ammon, y vinoso á Jerusa-
lem.
15 Y viendo los Syros que habian caldo
delante de Israel, tornáronse á juntar:
16 Y envió Adarezer, y sacó los Syros
que estaban de la otra ; parte del rio, los
cuales vinieron á Helan, llevando por
capitán á Sobach general del ejército de
Adarezer.
17 Y fué dado aviso á David, y juntó á
todo Israel, y pasando el Jordán vino á
Helan : y los Syros se pusieron en orden
contra David, y pelearon con éL
18 Mas los Syros huyeron delante de
Israel: y hirió David de los Syros siete-
eientos carros, y cuarenta mil hombres
de á caballo : y hirió al mismo Sobach
general del ejército, y murió allí.
. 19 Y viendo todos los reyes, siervos de
Adarezer, que habian caldo delante de
Israel, hicieron paz con Israel, y sirvié-
ronles: y de allí adelante temieron los
Syros de socorrer á los lujos de Ammon.
CAPITULO XL
David viendo d Bersabee muger de Urias desde un
terrado de su casa, la codicia, y envía por ella, y
duerme con ella. II. Bnvia por Urias, que estaba
en la guerra, para que viniendo d casa durmiese con
su muger, y asi le fuese atribuida la preñes de ella:
mas con ninguna persuasión ni engaño lo acaba con
éL lll. Ko sueediéndol» el engaño, escribe dJoab m
general, que cuando se diese la batalla, Urias fuese
puesto en el lugar mas peligroso, y. huyesen y le de-
samparasen para que muriese. IV. Hecho todo asi,
tomad Bersabee muger de Urias por su muger.
Y ACONTECIÓ á la vuelta del ano,
en el tiempo que salen los reyes á
la guerra', que David envió á Joab, y á
sus siervos con él, y á todo Israel, y des-
truyeron á los Ammonltas; y pusieron
cerco á Babba : y quedóse David en Jo-
rusalem.
2 Y aconteció que levantándose David
de su cama á la hora de la tarde, paseán-
dose por la techumbre de la casa real,
300
vio desdo la techumbre una muger qué
se estaba lavando, la cual era muy her-
moso.
S Y envió David á preguntar por aque-
lla muger ; y dijéronle : Aquella es Ber-
sabee, hija de Eliam, muger de Urias
Hettheo.
4 Y envió David mensageros, y tomóla;
la cual como entró á él, él durmió con
ella; y ella so santificó de su inmundi-
cia, y se volvió á su casa.
5 Y concibió la muger, y envió á hacer*
lo saber á David, diciendo : Yo estoy pre-
ñada.
6 T Entonces David envió á Joab, di-
ciendo: Envióme á Urias Hettheo. Y
Joab envió á Urias á David.
7 Y como Urias vino á él, David lo
preguntó por la salud de Joab, y por
la salud del pueblo, y asimismo de la
guerra.
8 Después David dflo á Urias: Des-
ciende á tu casa, y lava tus pies. Y sa-
liendo Urias de casa del rey, vino tras de
él comida real
9 Mas Urias durmió á la puerta de le
casa real, con todos los siervos de su se-
ñor : y no descendió á su casa.
10 Y hicieron saber esto á David, di-
ciendo : Urias no descendió á su casa, y
David dijo á Urias : ¿No has venido de
camino? ¿Por qué pues no descendiste
átu casa?
11 Y Urias respondió á David: El ar-
ca, y Israel, y Juda están debajo de tien-
das, y mi señor Joab, y los siervos de mi
señor sobre la haz del campo ; ¿ y hable (
yo de entrar en mi casa para comer y '
para beber, y para dormir con mi mu-
ger ? Por vida tuya, y por vida de tu al-
ma, que yo no haga tal cosa.
12 Y David dijo á Urias: Estáte aqui
aun hoy, y mañana te despacharé. Y
Urias se quedó en Jerusalem aquel dio,
y el siguiente.
18 Y David le convidó : y le hizo co-
mer, y beber delante de sí, y lo embria-
gó. Y él salió á la tarde á dormir en su
cama con los siervos de su señor: mas
no descendió á su casa.
14 f Venida la mañana, David escribió
una carta é- Joab, la cual envió por ma-
no de Urias.
15 Y escribió en la carta, diciendo : Po-
ned á Urias delante 4e la fuerza de la
batalla: y dejadle á sus espaldas pare
que sea herido, y muera.
16 Y aconteció, que cuando Joab coreé
II. DE SAMUEL.
la ciudad, poto ¿Urias en el lugar donde
sabia que estaban loe mas valiente» hom-
bres.
17 Y como salieron los de la ciudad,
pelearon con Joab, y cayeron alguno* del
pueblo de los siervos de David: y mu-
rió también Urias Hettheo.
18 Y envió Joab, y hizo saber a David
todos los negocios de la guerra.
19 Y mandó al mensagero, diciendo:
Cuando acabares de contar al rey todos
los negocios de la guerra,
20 Si el rey comenzare á enojarse, y te
dijere : ¿Por qué os acercasteis á la ciu-
dad peleando ? ¿No sabíais lo que sue-
len echar del muro t
31 ¿Quien hirió á Abi-melech, lujo de
Jerubeseth ? ¿No echó una muger del
muro un pedazo de una rueda de moli-
no, y murió en Thebesr ¿Por qué os
llegabais al muro? Entonces tú le di-
rás : También tu siervo Urias Hettheo es
muerto.
22 Y fue* el mensagero, y viniendo, con-
tó á David todas las cosas, por las. cuales
Joab le habia enviado.
23 Y dfyo el mensagero á David: Pre-
valecieron contra nosotros los varones,
salíaos á nosotros al campo; mas noso-
tros los tornamos basta la entrada de la
puerta.
24 Y los flecheros tiraron contra tus
siervos desde el muro, y murieron algu-
nos de los siervos del rey : y murió tam-
bién tu siervo Urias Hettheo. '
25 Y David djjo al mensagero: Dirás
así a Joab: No tengas pesar de esto, que
de esta y de esta manera suele comer la
espada. Fortifica la batalla contra la
dudad, hasta que la derribes. Y tú es-
fuérzale.
26 1f Y oyendo la muger de Urias, que
Urias su marido ora muerto, puso luto
por su marido.
27 Y pasado el luto, envió David, y re-
cogióla á su casa: y fué su muger: y pa-
rióle un hijo. Mas esta cosa que David
hizo, desplago delante de Jehova.
capitulo xn.
2¡*via Dice al profeta Natkan d David, el cual con
una elegante y propria parábola le trae al conoci-
miento de tu pecado, del cual le absuelve, pero de-
nunciándole primero orondee calamidad**, y la
muerte del hjfo nacido del adulterio. II. Dio* hiere
al niño de enfermedad, y muere. TU. Bertabee con-
dV, y pare d Salomón, IV. Toma David la ciudad
real de lo» Ammonitat, y hace ttmgular venganza de
la afrenta mué te Meo d ene embajadoree.
Y ENVIÓ Jehova á Nathan á David :
el cual viniendo á él, le dtyo ; Ha-
bla dos hombres ea una ciudad, el uno
rico, y el otro pobre.
2 El rico tenia ovejas y vacas á saz:
S Mas el pobre ninguna cosa tenia, sino
una aola cordera, que habla comprado,
la cual él habia criado, y habia crecido
con él y con sus hijos juntamente, co-
miendo de su bocado depon, y bebiendo
de bu vaso, y durmiendo en su regazo : y
teníala como á una hijo.
4 Y vtao uno de camino al hombre ri- *
co : y éTno quiso tomar de sus ovejas y
de bus vacas, para guisar al caminante que
le habia venido : sino tomó la oveja de
aquel hombre pobre, y aderezóla para el
varón que le habia venido.
5 Entonces el furor se le encendió á
David en gran manera contra aqueihom-
bre, y dijo á Nathan : Vive Jehova, que
el que tal hizo es digno de muerte :
6 Y que él pagará la cordera con el
cuatro tanto : porque hizo esta tal cosa,
y no tuyo misericordia.
7 Entonces Nathan dJjo á David: Tú
ere* aquel varón. Así dijo Jehova, Dios
de Israel : Yo te ungí por rey sobre Is-
rael, y te libré de la mano de Saúl.
8 Yo te di la casa de tu señor, y las
mugeres de tu señor en tu seno ; ademas
de esto, te di la casa de Israel y de Judo.
Y si. «tío e$ poco, yo te añadiré tales y
tales cosas.
9 ¿ Por qué pues tuviste en poco la pa-
labra de Jehova, haciendo lo malo de-
lante de sus ojos ? A Urias Hettheo he-
riste á cuchillo, y tomaste por tu muger
á su muger, y á él mataste con la espa-
da de los lujos do Ammon.
10 Por lo cual ahora no se apartará es-
pada de tu casa perpetuamente, por
cuanto me menospreciaste, y tomaste la
muger de Urias Hettheo, para que fuese
tu muger.
11 Asi dijo Jehova: He aquí, yo des-
pierto sobre tí mal de tu misma casa: y
yo tomaré tus mugeres delante de tus
ojos, y las dore á tu prójimo, el cual dor-
mirá con tus mugeres en la presencia do
este sol.
12 Porque tú lo hiciste en secreto, mas
yo haré esto delante de todo Israel, y
delante del sol.
18 Entonces cujo David á Nathan: Pe-
qué á Jehova Y Nathan cUjo á David:
También Jehova ha trasportado tu pe-
cado; no morirás..
14 Mas por cuanto con este negoció hi-
ciste blasfemar á los enemigos de Jeho-
II. DE SAMUEL.
va, e! WJo que te na nacido muriendo
morirá.
15 T Y Nathan se volvió á su casa. Y
Jehova hirió al niño, que la muger de
Urias habla parido á David, y enfermó
gravemente.
16 Y David rogó á Dios por el niño ; y
ayunó David ayuno, y yino, y pasó la
noche acostado en tierra.
) 17 Y levantáronse los ancianos de sn
casa á él, paraliaceiie levantar fe tierra,
mas él no quiso, ni comió con ellos pan.
18 Y al séptimo dia el niño murió ; y
sus siervos no osaban hacerle saber que
el niño era muerto, diciendo entre ti:
Cuando el niño aun vivíale hablábamos,
y no quería oir nuestra voz ; ¿ pues cuán-
to mas mal le hará si le dijéremos : el
niño es muerto?
19 Mas David viendo á sus siervos ha-
blar cutre si, entendió que el niño era
muerto : y dijo David á sus siervos : ¿ Es
muerto el niño ? Y ellos respondieron :
Muerto es.
20 Entonces David se levantó de tierra,
y lavóse, y ungióse, y mudó sus ropas, y
entró á la casa de Jehova, y adoró. Y
después vino á su casa, y demandó, y
pusiéronle pan, y comió.
21 Y djjéronle sus siervos : ¿ Qué es esto
que has hecho ? Por el niño viviendo
aun, ayunabas y llorabas : ¿ y él muerto,
levantástete, y comiste pan ?
22 Y él respondió: Viviendo aun el
niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo:
¿Quién sabe, si Dios habrá compasión
do mí, que viva el niño ?
23 Mas ahora que ya es muerto, ¿para
qué tengo de ayunar ? ¿ Podrélo yo mas
volver ? Yo voy á él, mas él no volverá
árai.
24 1f Y consoló David á Bersabee su
muger, y entrando á ella durmió con
ella, y parió un hijo, y llamó su nombre
Salomón, al cual Jehova amó.
25 Y envió por mano de Nathan profe-
ta, y llamó su nombre Jedidlah, por Je-
hova.
26 1T Y Joab peleaba contra Racha de
los hijos de Ammon, y tomó la dudad
reaL
27 Y envió Joab mensageros á David,
dieiendo : Yo he peleado contra Rabba,
y he tomado la ciudad de las aguas.
28 Junta pues ahora el pueblo que que-
da, y asienta campo sobre la eiudad, y
tómala, porque tomando yo la ciudad,
no se llamo de mi nombre.
808
20 Y Juntando DavM todo el puéMo, fué
contra Rabba, y combatióla, y la tomó.
80 Y tomó la corona de su rey de su cabe-
za, la cual pesaba un talento de oro: y ha-
bía en etta piedras preciosas, y fué puesta
sobre la cabeza de David : y trujo muy
grande despojo de la ciudad.
81 Y sacó el pueblo que tetaba en ella,
y púsole debajo de sierras, y de trillos de
hierro, de hachas de hierro, y hizolos pa-
sar por hornos : y lo mismo hizo á todas
las ciudades de los hijos de Ammon: y
volvióse David con todo el pueblo á Je-
rusalem.
capitulo xm.
Ammon él primogénito de David mwmeU imeotto oon m
hermana Tkatmar, p demmto la echa /mr* do $uem-
ta. ZA Abtalom hermano paterno y materno do
Thamar, en venganza de tu hermana, mata d ta her*
mamo Amnon, p te humo del reino.
DESPUÉS de esto aconteció, que Ab-
salom, htyo de David, tenia una
hermana hermosa que se llamaba Tha-
mar, de la cual se enamoró Amnon hijo
de David.
2 Y Amnon fue* angustiad*, hasta en-
fermar por Thamar su hermana : porquo
por ser ella virgen, parecía á Amnon
que seria cosa dificultosa hacerle algo.
8 Y Amnon tenia un amigo, que solla-
maba Jonadab, hijo de Sarama, hermano
de David, y Jonadab era hombre muy
astuto.
4 Y este le dijo : Hijo del rey, ¿qué es
la causa que á las mañanas estás asi fla-
co? ¿No me lo descubrirás á mi? Y
Amnon le respondió : Yo amo á Thamar
la hermana de mi hermano Absalom.
5 Y Jonadab le dijo : Acuéstate en tu
cama, y finge que estás enfermo : y cuan-
do tu padre viniere á visitarte, dile:
Rnégote que venga mi hermana Thamar,
para que me conforte con atgmna comi-
da, y baga delante de mi alguna vianda,
para que viendo la coma de su mano.
6 Y Amnon se acostó, y fingió que es-
taba enfermo, y vino el rey á visitarle t
y Amnon dijo al rey : Yo te ruego que
venga mi hermana Thamar, y haga de-
lante de mi dos hojuelas que coma yo de
su mano.
7 Y David envió á Thamar á su casa,
diciendo: Yé ahora á casa de Amnon
tu hermano, y hazle de comer.
8 Entonces Thamar fué á casa de su
hermano Amnon, el cual estaba acosta-
do : y tomó harina, y amasó, y biso ho-
juelas delante de él, y ademó las ho-
juelas.
II. DE SAMUEL.
0 Y tomando la sartén sacólas delante
ée él: mas él no quiso comer. Y dijo
Amnon: Echad fuera de aquí á todos.
Y todoe se salieron de allí.
10 Entonces Amnon dijo á Thamar:
Trae la comida á la recámara, para que
yo coma de tu mano. Y tomando Thamar
las hojuelas que había cocido, llevólas á
su hermano Amnon á la recámara.
11 Y como ella se las puso delante para
que comiese, él trabó de ella, dictándole :
Ven, hermana mia, duerme conmigo.
12 EUa entonces le respondió: No, her-
mano mió, no me hagas fuerza : porque
no se hace asi en Israel: no hagas tal
locura,
1S Porque ¿ Dónde irla yo con mi des-
honra? Y aun tú serias estimado como
uno de los insensatos de IsraeL Yo te
ruego ahora que hables al rey, que no
me negará 4 ti
14 Mas él no la quiso oir, antes pudien-
éo mas que ella la forzó, y durmió con
ella,
15 Y aborrecióla Amnon de tan grande
aborrecimiento, que el odio eon que la
aborreció después, fué mayor que el amor
con que la había amado. Y dijole Am-
non : Levántate, y vete.
* 16 Y ella le respondió : No es razón.
Mayor mal es este de echarme, que el
que me has heeho. Mas él no la quiso oír.
17 Antes llamando á su criado, que le
servia, le dtyo : Échame esta allá fuera, y
cierra la puerta tras ella,
18 Y ella tenia una ropa de colores so-
bre sí, (que las Wjas vírgenes de los reyes
vestían de aquellas ropas :) y su criado
la echó fuera, y cerró la puerta tras ella.
19 Y Thamar tomó ceniza, y tparcióia
sobre su cabeza, y rompió la ropa de co-
lores de que estaba vestida: y puestas
bus manos sobre su cabeza, se fué gri-
tando.
20 Y le dJ[jo su hermano Absalom : ¿Ha
astado contigo tu hermano Amnon?
Calla, pues, ahora hermana mia, tu her-
¡ mano es, no pongas tu corazón en este
negocio. Y Thamar se quedó desconso-
lada en casa de su hermano Absalom.
21 Y el rey David, oyendo todo esto,
fué muy enojado.
22 % Mas Absalom no habló, ni malo
ni bueno eon Amnon, porque Absalom
aborrecía á Amnon, porque habla forza-
do á su hermana Thamar.
23 Y «aconteció, pasados dos afios do
tiempo, que Absalom tenia trasquila-
dores en Bahal-hasor, que es junto á
Ephraim. Y convidó Absalom á todos
los hijos del rey,
24 Y vino Absalom al rey, y díjolc : He
aquí, tu siervo tiene ahora trasquilado-
res: yo ruego que venga el rey y bus
siervos con tu siervo.
25 Y respondió el rey á Absalom : No,
hijo mío, no vamos todos, porque no
seamos gravosos sobre tí. Y porfió con
él, y noiquiso venir, mas le bendijo.
26 Entonces dijo Absalom : 81 no, rué-
gote que venga con nosotros Amnon
mi hermano. Y el rey le respondió:
¿ Para qué ha de ir contigo ?
27 Y como Absalom le importunase,
dejó ir con él á Amnon, y á todos los hi-
jos del rey.
28 Y habla mandado Absalom á sus
criados, diciendo: Yo os ruego que. mi-
réis, cuando el corazón de Amnon estará
alegre del vino, y cuando yo os dijere :
Herid á Amnon ; entonces matádlc : y
no tengáis temor, que yo os lo he man-
dado. Esforzaos, pues, y sed hombres
valientes.
29 Y los criados de Absalom lo hicie-
ron con Amnon como Absalom se lo
habla mandado, y levantándose todos
los hijos del rey subieron todos en sus
mulos, y huyeron.
90 Y estando aun ellos en el camino,, la
fama llegó á David, diciendo : Absalom
ha asesinado á todos los hijos del rey,
que ninguno ha quedado de ellos.
31 Entonces David levantándose rom-
pió sus vestidos, y echóse en tierra : y
todos sus siervos estaban desgarrados
sus vestidos.
83 Y respondió Jonadab el hijo de Satu-
rna hermano do David, y d^jo : No diga
mi señor, que han asesinado á todos los
mozos, hyos del rey, que solo Amnon es
muerto, que en la boca de Absalom es-
taba puesto desde el día que Amnon
forzó á Thamar su hermana,
88 Por tanto ahora no ponga mi señor
el rey en su corazón tal palabra, dicien-
do: Todos los hijos del rey han sido
asesinados, que solo Amnon es muerto.
34 Y Absalom huyó. Y alzando sus
ojos el mozo, que estaba en atalaya, mi-
ró, y, he aquí mucho pueblo que venia á
sus espaldas por el camino do hacia el
monte.
35 Y dyo Jonadab al rey: He allí los
hrjos del rey que vienen ; porque así es
como tu Btcrroh» dicho.
II. DE SAMUEL.
86 T como él acabó do hablar, ho aquí
los lujos del rey que vinieron, y alzando
bu voz lloraron. Y también el mismo
reyt y todos sus siervos lloraron de muy
gran llanto.
37 Mas Absalom huyó, y se fué á Thol-
mai, hijo de Ammiud rey de Gessur. Y
David lloró por su hijo todos los días.
38 Y como Absalom huyó, y vino.á
Gessur, estuvo alia tres años.
39 Y el rey David deseó salir por Ab-
salom: porque ya estaba consolado á
cerca de Amnon, que era muerto.
CAPITULO XIV.
Joab con la astucia de una muger de Thecua persuade
al rey que Absalom tea perdonado. . JI. Por la fe»
twcesicn del tnimno Joab entra al rey, después de
haber estado do» años en Jerusalem sin verle.
Y CONOCIENDO Joab, mjo de 8ar-
via, que el corazón del rey estaba
con Absalom,
2 Envió Joab á Thecua, y tomó de alia
una muger astuta, y le <UJo : Yo te rue-
go que te enlutes, y te vistas do ropas
de luto, y no te unjas con oleo, antes sé
como una muger que ha mucho tiempo
que trac luto por algún muerto.
3 Y entrando al rey, habla con él de
esta manera. Entonces puso Joab las
palabras en su boca.
4 Entró pues aquella muger de Thecua
al rey, y postrándose sobre su rostro en
tierra hizo reverencia, y cttjo: Oh rey,
salva.
5 Y el rey le d^o: ¿Qué has? Y ella
respondió : Yo soy de cierto una muger
viuda, y mi marido es muerto.
6 Y tu sierra tenia dos h^jos, y los dos
riñeron en el campo: y no habiendo
quien los despartiese, hirió el uno al
otro, y le mató.
7 Y, he aquí, toda la parentela se ha le-
vantado contra tu sierva, diciendo : En-
trega al que mató á su hermano, para
que le matemos por la vida de su her-
mano, á quien él mató; y quitemos tam-
bién el heredero. Así apagarán el ascua
que me ha quedado, no dejando á mi
marido nombro ni reliquia sobre la tierra.
8 Entonces el rey dijo á la muger. Vete
á tu casa, que yo mandaré acerca de ti
9 Y la muger de Thecua cüjo al rey :
Rey, señor mió, la maldad sea sobre mí,
y sobre la casa de mi padre ; y el rey y
su trono sea sin culpa.
10 Y el rey dyo : Al que hablare contra
tí, tráele á mí, que no te tocará mas.
11 Y ella <üjo : Yo te ruego, oh rey, que
te acuerdes de Jchova tu Dios, que no
804
hagas multiplicar los vengadores de la
sangre, para echar á perder y destruir á
mi hjjo. Y él respondió: Vive Jehova,
que no caerá ni aun un cabello de la ca-
beza de tu lujo en tierra,
12 Y la muger dtfo: Yo te ruego que
hable tu criada una palabra á mi señor
el rey. Y él cujo : Habla.
13 Entonces la muger dijo : ¿ Por qué
pues piensas tú otro tanto contra el pue-
blo de Dios ? que hablando el rey esta
palabra es como culpado : por cuanto el
rey no hace volver su fugitivo.
14 Porque muriendo morimos, y somos
como aguas derramadas por tierra, que
nunca mas son tornadas á coger, ni Dios
le quitara la vida : mas piensa pensamien-
tos para no echar de sí al desechado.
15 Y que yo he venido ahora para de-
cir esto al rey, mi señor, es porque el
pueblo me ha puesto miedo. Mas tu
sierva dtfo en si: Ahora yo hablaré al
rey, quizá hará el rey la palabra de su
sierva.
16 Porque el rey oirá para librar á su
sierva de mano del hombre que me quie-
re raer á mí y á mi hijo juntamente de
la heredad de Dios.
17 Tu sierva pues dice : Que sea ahora
la palabra de mi señor el rey para des-
canso : pues que mi señor el rey es co-
mo un ángel de Dios para escuchar lo
bueno y lo malo ; y Jehova tu Dios acá
contigo.
18 Entonces el rey respondió, y dijo á
la muger: Yo te ruego que no me encu-
bras nada de lo que yo to preguntare.
Y la muger dtyo : Diga mi señor el rey.
19 Y el rey dijo : ¿No ha sido la mano
de Joab contigo en todos estas cosas?
Y la muger respondió, y d^jo : Viva tu
alma, rey señor mió, que no hay por-
que ir á mano derecha,ni á mano Izquier-
da de todo lo que mi señor el rey ha
hablado: porque tu siervo Joab, él roe
mandó, y él puso en la boca de tu sierva
todas estas palabras.
20 Y que yo volviese la forma de las
palabras, Joab tu siervo lo ha hecho.
Mas mi señor es sabio conforme á la sa-
biduría de un ángel de Dios* para saber
lo que se hoce en la tierra.
21 Entonces el rey dJjo á Joab : He aquí,
yo hago esto. Vé, y haz volver al mozo
Absalom.
22 Y Joab se postró on tierra sobre su
rostro, y hizo reverencia, y bendijo al
rey; y dijo *g0>; Joy 1» entendido tu
Ií. DE BAMUEL.
siervo, que no hallado gracia en tus ojos,
rey señor mió; pues qme ba hecho el
rey la palabra de su siervo»
23 T levantóse Joab, y fué á Gessur, y
Tolvió á Absalom á Jerusalem.
24 T el rey dijo : Vayase 6 su cata, y
no vea mi rostro. Y Absalom se volvió
á su casi, y no vio el rostro del rey.
25 No habla varón tan hermoso en to-
do Israel como Absalom, para alabar en
gran manera : desde la planta de su pié
hasta la mollera no habla en el mácula.
26 Y cuando trasquilaba su cabeza (lo
cual era cada año al cabo del año, que él
se trasquilaba! porque le hada molestia
d cabello, y le trasquilaba,) pesaba el ca-
bello de su cabeza doscientos sidos de
peso real
27 T naciéronle á Absalom tres hrjos,
y una hjja que se llamaba Thamar: la
cual fué hermosa de ver.
28 í T estuvo Absalom dos afios de
tiempo en Jerusalem, que nunca vló el
rostro dd rey.
29 Y envió Absalom por Joab para en-
viarle al rey: mas no quiso venir á él;
ni aunque envió por él la segunda vea,
quiso venir.
39 Entonces drjo A sus siervos: Bien
sabéis las tierras do Joab junto é mi lu-
gar, donde tiene sus cebadas : id, y pe-
gádle fuego. Y los siervos de Absalom
pegaron fuego á las tierras.
31 Y levantóse Joab, y vine á Absalom
á eu casa, y díjole : ¿Por qué han puesto
fuego tus siervos á mis tierras ?
&¿ Y Absalom respondió á Joab : He
aquí, yo he enviado por ti, diciendo, que
vinieses acá, para que yo te enviase al
rey, á que le dijeses : ¿Para qué vine de
Gessur? Mejor me fuera estarme aun
allá. Vea yo ahora la cara del rey: y
si hay'cn mi pecado, máteme.
83 Vino pnes Joab al rey : y hizoeelo
saber: y llamó á Absalom, d cual vino
al rey, y inclinó su rostro á «Ierra delan-
te del rey : y el rey besó ft Absalom.
CAPITULO XV.
¿beátom, ganado* primero loe dnimee del pueblo con
&tngmlartuttoia, m levanta «mira mi padre con el
reino. II. Oyéndolo David huye de Jenualem acom-
pañado del ejército y dente amigo*.
DESPUÉS de esto aconteció, que Ab-
salom se hizo carros y caballos, y
cincuenta hombres que corriesen delan-
te de él.
2 Y levantábase Absalom de mañana, y
rftmíase á un lado dei camino de la
puerta, y á cualquiera que tenia pleito,
8pan, 80
y venia ni rey á juicio, Absalom le Uama-
ba á si, y le decía: ¿De qué ciudad eres?
Y él respondía : Tu siervo e» de una de
las tribus de Israel.
3 Entonces Absalom le decía: Mira,
tus palabras ton buenas y justas: mas
«o tienes quien te oiga por d rey.
4 Y decía Absalom : ¡ Quién me pusiese,
por juez en la tierra, para que viniesen
¿ mí todos los que tienen pleito, ó ne-
godo, que yo les haría justicial
5 Y acontecía que, cuando alguno se
llegaba para inclinarse á él, él extendía
la mano, y le tomaba, y le besaba.
6 Y de esta manera hacia con todo Is-
rael que vehisi al rey á juicio : y atí hur*
taba Absalom d corazón de los de Is»
rael
7 Y aconteció después de cuarenta
anos, que Absalom ¿yo al rey: Yo te
ruego que me de$ licencia para que vaya á
pagar mi voto á Hebron, que he prome-
tido á Jehova.
8 Porque tu siervo hizo voto cuando
estaba en Gessur en Byiia, diciendo : 81
Jehova me volviere á Jerusalem, yo ser-
viré á Jehova.
9 Y el rey le dtfo : Vé en pac Y él se
levantó, y se rué á Hebron.
10 Y envió Absalom espías por todas las
tribus de Israel, diciendo : Cuando oye-
reis d son de la trompeta, diréis : Absa-
lom reina en Hebron.
11 Y fueron con Absalom doscientos
hombres de Jerusalem llamados jfcr t%
los cuales Iban con su simpliddad, sin
saber cosa.
12 También envió Absalom por Achi-
thophel Qilonita, dd consejo de David, á
Güo su dudad, cuando hacia sus sacrifi-
dos, y fué hecha una grande conjuración*
y d pueblo se iba aumentando con Absa-
lom»
13 tYvinod aviso áDavid, diciendo 5
El corazón de los varones de Israd m *»
tras* AbsakraL
14 Entonces David dtfo á todos sus
siervos, que tetaban con den Jerusalem:
Levantaos, y huyamos, porque no po-
dremos escapar delante de Absalom.
Daos priesa á andar, porque apresurán-
dose él no nos tome, y echo sobre noso-
tros mal, y hiera la ciudad á filo de es-
pada.
15 Y los siervos dd rey dieron al rey t
lie aquí, tus siervos están presto* á todo
lo que nuestro señor d rey eligiere.
16 El rey entonces salió con toda su
30»
II. DE SAMUEL.
«as* á pié: y dejó tí rey diez mugeres
concubinas, para que guardasen la casa.
17 Y salió el rey, con todo el pueblo á
pié, y paráronse en un lugar lejos.
18 Y todos sus siervos pasaban á su la-
do, y todos los Ceretheoe y Pheletheos,
y todos los Getheos, seiscientos hom-
bres, los cuales hablan venido á pié
desde Qeth, y iban delante del rey.
19 Y dtfo el rey á Ethai Getheo: ¿Para
qué vienes tú también con nosotros?
Vuélvete y quédate con el rey : porque
tú eres extrangero, y desterrado también
tú de tu lugar.
90 ¿Ayer veníate, y téngote de hacer
hov que mudes lugar par* ir con noso-
tros t Yo voy sobre lo que yo voy: tú
vuélvete, y haz volver á tus hermanos :
en ti hay misericordia y verdad.
21 Y Ethai respondió al rey, diciendo :
Vive Dios, y vive mi señor el rey, que, ó
para muerte, ó para vida, donde mi se-
ñor el rey estuviere, allí estará también
tu siervo.
22 Entonces David dijo á Ethai : Ven,
¿roa, y pasa. Y pasó Ethai Getheo, y to-
dos sus varones, y toda su familia.
23 Y toda la tierra lloró á alta vos : y
pasó todo el pueblo el arroyo de Cedrón,
y después pasó el rey, y todo el pueblo
pasó al camino que va al desierto.
04 Y he aquí también Sadoc y todos los
Levitas con él, que llevaban el arca del
concierto de Dios; y asentaron el arca
del apnclerto de Dios. Y subió Abia-
thar hasta que todo el pueblo hubo aca-
bado de salir de la dudad.
25 Y dtyo el rey á Sadoc: Vuelve el ar-
ca de Dios á la ciudad : que si yo hallare
gracia en los ojos de Jehova, él me vol-
verá, y me hará ver á ella y á su taber-
náculo.
26 Y si dijere : No me agradas : apare-
jado estoy, haga da mi k> que bien le pa-
reciere.
27 Y dtfo el rey á Sadoc, sacerdote:
¿No eres tú el vidente? Vuélvete en
paz á 1a ciudad: y estén con vosotros
vuestros dos lujos, Acalmaos tu hijo, y
Jonathan, lujo de Abiathar.
28 Mirad, yo me detendré en las cam-
panas del desierto, hasta que venga res-
puesta de vosotros que me dé avisa
29 Entonces Sadoc y Abiathar volvie-
ron el arca de Dios á Jerusalem, y estu-
viéronse allá.
30 Y David subió la cuesta de las olivas,
subiendo y llorando ; llevando cubierta
806
la cabeza, y los pies descalzos. Y todo
el pueblo que tenia consigo cubrió cada
uno su cabeza, y subieron, subiendo y
llorando.
31 Y dieron aviso á David, diciendo:
Achrlhophel también está con los que
conspiraron con Absalom. Entonces
David djjo: Enloquece añoraron Je-
hova, el consejo de AchithopheL
82 Y como David llegó á la cumbre pa-
ra adorar allí á Dios, he aquí Chusai Ara-
chita, que le salió al encuentro trayendo
desgarrada su ropa, y tierra sobre su ca-
beza.
33 Y díjole David: Si pasares conmigo,
serme has carga :
34 Mas si volvieres á la ciudad, y die-
res á Absalom : rey, yo seré tu siervo :
como hasta ahora he sido siervo de tu
padre, asi seré ahora tu siervo; tú me
disiparás el consejo de AchithopheL
85 ¿No estarán allí contigo Sadoc y
Abiathar sacerdotes ? Por tanto todo lo
que oyeres eu casa del rey, darás aviso
de ello á Sadoc y á Abiathar sacerdotes.
86 Y, he aquí que están con ellos sus
dos h|jos, Achimaas, él de Sadoc, y Jo-
nathan, él de Abiathar: por mano de
ellos me enviaréis aviso de todo lo que.
oyereis.
87 Así se vino Chusai amigo de David
á la ciudad : y Absalom vino á Jerusa-
lem.
CAPITULO XVI.
tuba siervo de JBpki-boseth infamando d su amo ca-
lumniosamente gana de David todo» los bienes de em
amo. II. Semcí maldice d David, el mal tolera *ue
maldiciones con paciencia entendiendo ser mano do
Dios, UT. Venido AbsahmdJermmUem, entra dUm
concubinas de su padre delante de todo el pueblo por
consejo de AchithopheL
Y COMO David pasó un poco de la
cumbre dd monte, he aquí Slba el
criado de Miphi-boseth, que le salla á re-
cibir con un par de asnos enalbardados,
y sobre ellos doscientos panes, y cien hi-
los de pasas, y cien masa* de higos pasa-
dos, y un cuero de vino.
2 Y dtfo el rey á 8iba:.¿Qné es esto?
Y Siba respondió : Los asnos son para la
familia del rey, en que suban : y los pa-
nes y la pasa para los criados que co-
man : el vino para que beban los que se
cansaren en el desierto.
3 Y» dijo el rey : ¿ Dónde está el hijo de
tu señor ? Y 8iba respondió al rey : He
aquí, él se ha quedado en Jerusalem por-
que ba dicho : Hoy me volverán la
IL DE SAMUEL.
4 Entonces el rey dflo 4 Slbe: He aquí,
sea tajo todo lo que tiene Miphi-boteth.
Y respondió Siba inclinándose : Bey se-
ñor mió, hallo yo gracia delante de ti.
5 í Y vino el rey David basta Bahurim :
y, he aquí, salla uno de la lamilla de la ca-
sa de 8sul, el cual se ñamaba Semei, hi-
jo de Gera : y salla maldiciendo,
6 Y echando piedras contra David, y
contra todos los sierros del rey David :
y todo el pueblo, y todos los valiente»
hombres estaban 4 su diestra y á su si-
niestra.
7 Y decía Semei maldiciéndolo : Sal:
Sal, Taran de sangres, y varón Impío.
8 Jehora te ha dado el pego de todas las
sangres de la casa de Saúl, en lugar del
cual tú has reinado : mas Jehova ha en-
tregado .el reino en mano de tu hijo Ab-
salom: y, he aquí, tú era tommdo en tu
maldad: porque eres varón de sangres.
9 Y Abisal, htfo de Servia, dtfo al rey :
l Por qué maldice este perro muerto á
mi señor el rey? Yo te ruego que me
dejes pasar, y quitarle he la cabeza.
10 Y el rey respondió : ¿ Que tengo yo
con vosotros, hijos de Sarria? £1 mal-
dice asi, porque Jehova le ha dicho que
maldiga Á David : ¿ quién pues le dirá:
Por qué lo haces asi ?
11 Y dijo Darid á Abisal, y á todos sus
siervos: He aquí, que mi lujo, que ha
salido de mi vientre, asecha 4 mi vida,
l cuanto mas ahora un htyo de Jemini ?
Dejadle que maldiga, que Jehova se lo
ha dicho.
12 Quisa Jehova mirará 4 mi aflicción, y
me dará Jehova bien por sus maldicio-
nes hoy.
13 Y como David y los suyos Iban por el
camino, Semei iba por el lado del mon-
te delante de él, andando y maldiciendo,
y arrojando piedras delante de él, y es-
parciendo polvo.
14 Y si rey y todo el pueblo que con él
estafa, llegaron cansados, y descansó allí.
15 Y Absalom y todo el pueblo, los va-
rones de Israel, entraron en Jerusalem,
y con él Achithophei.
10 Y fué, que como llegó Chusa! Ara-
chita, el amigo de David, 4 Absalom,
Chusa! dijo 4 Absalom : Viva el rey, viva
el rey.
17 Y Absalom d^o 4 Chusa! : ¿ Este es
tu agradecimiento para con tu amigo?
¿Por qué no fuiste con tu amigo?
18 Y Chusa! respondió 4 Absalom : No :
sino al que eligiere Jehova, y este pue-
blo, y todos tas varos*» de Israel, de
aquel seré yo, y con aquel quedaré.
19 ítem, ¿4 quién habla yo de servir?
¿ No es 4 su lujo ? Como he servido de-
lante de tu padre, asi seré delante de ti.
20 ? Entonces Absalom dtfo 4 Achitho-
phei : Consultad que haremos.
21 Y Achithophei <ujo 4 Absalom : En-
tra 4 las concubinas de tu padre, que él
dejó para guardar la casa; y todo el pus»
blo de Israel otra que te has hecho abor-
recible 4 tu padre : y asi se esforzarán
las manos de todos los que esfcfet conti-
go-
29 Entonces pusieron una tienda 4 Ab-
salom sobre la techumbre, y entró Ab-
salom 4 las concubinas de su padre en
ojos de todo Israel.
23 Y el consejo que daba Achithophei
en aquellos días, era como si consulta-
ran la palabra de Dios. Tal era el con*
sejo de Achithophei, asi con David, co-
mo con Absalom.
CAPITULO XVH
Aprobando mas Abealom en el negocio de la guerra
can m padre d conejo de <MmtedanteldeAekUka-
pkel, por providencia de Dioe, ddm avieo d David,
con el cual pata el Jordán con tiempo, g Ackithoa,
pAel ee cmlga, TI. Abeatom pata también elJordan,
g loe amigo» de David le traen provisión.
TjaNTONCES Achithophei <ÜJo 4 Ab-
-*-i salom : Yo escogeré ahora doce mil
hombres, y me levantaré, y seguiré 4
David esta noche.
2 Y daré sobre él, que él estará cansa-
do y flaco do manos, yo le atemorizaré, y
todo el pueblo que está con él huirá : y
heriré al rey solo :
8 Y tornaré á todo el pueblo á ti: y
cuando ellos hubieren vuelto, (pasa
aquel hombre es el que tú quieres,) to-
do el pueblo' estará en paz»
4 Esta razón pareció bien 4 Absalom y
4 todos los ancianos de Israel.
5 Y dtyo Absalom : Yo te ruego que
llames también 4 Chusa! Arachlta, para
que oigamos también lo que él dirá.
6 Y como Chusa! vmo 4 Absalom, Ab-
salom le habló, diciendo : Asi ha dicho
Achithophei: ¿Seguiremos su consejo,
ó no? Di tú.
7 Entonces Chusa! (UJo á Absalom: El
consejo que ha dado esta ves Achitho-
phei no es bueno.
8 Y dijo también Chusa! : Tú sabes que
tu padre y los suyos son hombros vallen-
tes, y que satán ahora con amargura de
ánimo, como la osa en el campo cuando
lahan quitado los hijos. Ademas de esto,
•07
IL DE SAMUEL.
<tu padre es hombre de gien% y no ten-
drá la noche con el pueblo.
*' 0 He aqni, él estará ahora escondido en
alguna cueva, ó en algún otro lngar. Y
bí al principio cayeren algunos de ¡os
tuyos, oírlo ha quien lo oyere, y dirá : £1
pueblo que signe 4 Absalom ha sido
muerto.
10 T aunque sea valiente hombre, cu-
yo coraron sea como coraron de león,
sin duda desmayará; porque todo Israel
sabe, que tn padre es Tállente hom-
bre, j que los que eséám, con él son es-
forzados.
U Mas 9» aconsejo, que todo Israelje
Junte á ti desde Dan hasta Beer-teba que
mré en multitud como la arena que está
á la orilla de la mar, y que tu rostro vaya
en la batalla.
12 Entonces vendremos á él en eual-
•quler lugar que se pudiere hallar, y da-
•remos sobre él, como cuando el rodo
cae sobre la tierra, y ni uno dejaremos de
él, y de todos los que están con él
. 13 Y si se recogiere en alguna ciudad,
iodos los de Israel traerán sogas á aquella
-ciudad, y traerla hemos arrastrando has-
%i el arroyo, que nunca mas parezca de
ella piedra,
14 Entonces Absalom, y todos loa de
Israel dijeron: El consejo de Cbusai
Arachita es mejor que el consejo de
AchithopheL Porque Jehova habla mon-
dado, que el consejo de Achithophcl, que
era bueno, mese disipado, para que Je-
hova hiciese venir mal sobre Absalom.
15 Y Cbusai dijo á Sedoc y á Abiathar
sacerdotes : Así y asi aconsejó Achltho-
phel á Absalom, y á los ancianos de Is-
rael, y yo aconsejé asi y asL
16 Por tanto enviad luego, y dad aviso
á David, diciendo: No quedes'esta noche
en. las campanas del desierto, sino pasa
luego el Jordán, porque el rey no sea
consumido, y todo el pueblo que con él
está.
17 Y Jonathan y Acalmaos estaban jun-
to á la fuente de Rogel, y fué allá una
criada, la cual les dio el aviso, y ellos
fueron, y dieron aviso al rey David : por-
que ellos no podían mostrarse viniendo
á la ciudad.
18 Y fueron visfos por un mozo, el cual
lo dijo á Absalom, mas los dos se dieron
priesa á caminar, y llegaron á casa de un
hombre en Bahurim, que tenia un pozo
en su peüo, dentro del cual eUos descen-
JOB
W Y tomando la mugar na* manta, ex-
tendióla sobre la boca del poso, y tendía
sobre, ella del trigo majado ; y el nego-
cio no fué entendido.
20 Y llegando los criados de Absalom á
la casa á la muger, dyéronle: ¿Donde
están Achi mane y Jonathan 2 Y la mu-
ger les respondió : Ya han pasado el va-
do de las aguas. Y como ellos los bus-
caron, y no los hallaron, volviéronse á
Jerusalem.
21 Y después que ellos se hubieron ido,
estotros salieron del pozo, y ruéronse, y
dieron el aviso al rey David, y dijéronle:
Lcvantáoa,y daos priesaápasar las aguas,
porque Aohithophel ha dado tal consejo
contra vosotros.
22 Entonces David ae levanto, y todo
el pueblo que estaba oon él, y pasaron el
Jordán antes que amaneciese, sin fritar
ni uno, que no pásase el Jordán.
28 Y Achithophel viendo que no se hi-
zo su consejo, enalbardó a» asno, y le-
vantóse, y fuese á sn casa,y á sm ciudad,
y ordenó su casa, y se ahorcó, y murió,
y fué sepultado en el sepulcro de su pa-
dre.
dé T Y David vino en Mahaiiaim, y Ab-
salom pasó el Jordán con todos los va-
rones de Israel.
25 Y Absalom constituyó á Amasa so-
bre el ejército en lugar de Joab, el cual
Amasa fué lujo de un varón de Israel
llamado Jetara, el cual habla entrado á
Abigal, hQa de Nasa, hermana de Servia,
madre de Joab.
26 Y asentó campo Israel con Absalom
en tierra de Galaad.
27 Y como David llegó á Mahanaim,
Sobi, hijo de Naos de Babba, de los htfos
de Ammon, y Machir, hijo de Ammiel
de Lo-dabar, y BerzeUat flalaaditade Ro-
gelim,
28 Trajeron á David y al pueblo que
estaba con él, camas, y lebrillos, y vaatyas
de barro, trigo, y cebada, y harina, y trigo
tostado, habas, lentejas, y portamos, tos-
tados,
29 Miel, manteca, ovejas, y quesos de
vacas, para que comiesen ; porque die-
ron entre si; Aquel pueblo está ham-
briento, y cansado, y tendrá sed en el de-
sierto.
CAPITULO XVIII. *
Vdee la batalla entre elejéreüode David, VHdt Jh-
eolom: donde loe de David kabieron Ja victoria, 9
Aimdomeenmerto por Joab. JJ. Viene la nmva+*
la victoria d David, el cual entendiendo la ■!■« II
dentabas {tora y Aacejvr^Onfe.
IL DB SAMUEL.
DAVIB, poca, odBÉó d pueblo que
tenia consigo, y puao aobre ellos
tribunos y centurkmes.
9 Y poso la tercera parte del pueblo
debajo de la mano de Jeab, y otra tar-
eera -debajo de la mano de Abisal, hijo
de Sarria, hermano de Joan, y la otra
tercera parte debajo de ki maoode Btbal
Qetheo. Y dtyo el rey al pwUo: Yo
también saldré eos ▼esotro».
1 8 Mas el pueblo dijo í No saldrás, por-
que si nosotros hnyéremos, no harán
ene» de nosotros: y aunque la mitad da
nosotros muera, no batan caso de noso-
tros : mas tú ahora refat tanto como diez?
mil de nosotros; por tanto mejor será
que Mr nos dos ayud* desde la ciudad.
4 Bntonees el rey les dflo: Yo taré lo
que á vosotros pareciere bien. Y el rey
so puso á la entrada de la puerta, mien-
tra* safia todo el pueblo de ciento en
ciento, y de mil en wit
0 Yefreymandóá Jonb,y4 Abisal, y
4 Ethal, diciendo : Tratad benignamente
por amor de mi al mono Absslom. Y
todo el pueblo oyó cnando el rey mandó
acerca de Abeatom á todos los capitanes.
a Y el pueblo ssJjLó al campo contra It-
net, y la batalla se dio en- el bosque de
Ephroim.
7 Y el pueblo de Israel eayfralll delan-
te da los siervos de David, y fué hecha
allí gran matanza en aqnel aba, de vein-
te mil Aomerss.
8 Y derramándose allí el ejército por
la han de toda la tierra, fueron mas los
qne consumió el bosque de los det pue-
blo,-que los que consumió la espada
aquel dia.
$ Y Absslom se encontró con los Bier-
vo» de David, y Absslom iba sobre un
mulo, y el mulo se entró debajo de un
espeso y grande alcornoque, y «lósele
la cabeza al alcornoque, y quedó entre
el cielo y la tierra, y el mulo que estaba
debajo de él, pasó údekoUe.
10 Y viéndole uno, avisó á Joab, dicien-
do : He aquí qne yo vi á Absolom col-
gado de un alcornoque.
11 Y Josa respondió al hombre que le
daba la nueva? ¿Y viéndole tú? ¿por
qpé' no le heriste mego alli á tierra? y
sobre mi, que yo te diera diez «fofo* de
plata, y un talabarte.
13 Y el hombre dijo á Joab : Aunque
yo me pesara en mis manos mil sido* de
plata, no extendiera mi mano en et hijo
del rey : porque nosotros lo olmos óuan-
do el rey te mandó á fi, y á Abisal, y á
Ethal, diciendo: Mirad que ninguno to-
que en el mozo Absalom :
18 O yo hubiera hecho traición contra
mi alma; pues que al rey nada se le es-
conde, y tú mismo estarías contra mí.
14 Y Joab respondió : No m rasen, qne
yo te ruegue. Y tomando tres dardos
en su mano, hincólos en el corazón de
Absalom, qne aun estaba vivo en medio
del alcornoque.
lfi Y Cercándole dtez:mahcebo»%te«én*
ros de Joab, hirieron á Absalom, y ms?
taronte.
16 Entonces Joab tocó la corneta, y el
pueblo se volvió ce seguir á Israel, por-
que Joab detuvo al pueblo. ;
¥1 Y tomando á Absslom, echáronle
en un gran foso en el bosque, y levanta-
ron sobre él un mny gran majano de
piedras, y todo Israel huyó cada uno á
sus estancias.
18 Y Absaibm habla tomado, y se habia
levantado una* columna en su vida, la
cual «s&í en el vaüe del rey, porque ha-
bia dicho ontro si: Yo no tengo mjo ene-
conserve la memoria de mi nombre: y
llamó á aquella contorna por bu nombre, ,.
y asi se llamó, Lugar de Absalom, has-
ta hoy.
10 1 Entonces Acnlmaas, h$o de Sadoe,
dijo: To correré ahora y daré las nuevas
al rey, como Jehova ha defendido su
causa de la mano de sus enemigos,
20 Y respondióle Joab : Hoy no lleva*
ras las nuevas, otro dia las llevarás : no-
darás hoy la nueva, porque el hijo del
rey es muerto.
21 Y Joab dijo á Chusi: Vé tú, y di al
rey lo que has visto. Y Chusi hizo re*
verencia á Joab, y corrió.
22 Y Achimaas, htyo de Sadoc, tornó á
decir á Joab : Sea lo qne fuere, yo corre-
ré ahora tras Chusi. Y Joab dijo : Hijo
mío, ¿para qué has tú de correr, que no
hallarás premio por las nuevas ?
23 Y él respondió: Sea lo que fuere, yo
correré ; y Joab le dijo : Corre. Y Achi-
maas corrió por el camino de la campa-
na, y pasó delante de Chusi
24 Y David estaba asentado entre las
dos puertas, y el atalaya habia ido sobra
la techumbre de la puerta en el muro, y*
alzando sns nfos, miró y vio á uno que
corría solo.
25 Y el atalaya dio voces, y híaolo saber
al rey. Y el rey cUjo: ffl es solo, buenas
nuevas trae. Y él venia acercándose.
)¡git¡ze<¿'
IL DB SAMUEL.
26 H atalaya vid otro que corría: y dio
Toces d atalaya al portero, diciendo : Hé
Un hombre que corre adío. T el rey di-
jo: Este también es mensagero.
97 Y el atalaya volvió á decir: Padéce-
me el correr del primero, como el correr
de Achimaas, lujo de Badoc Y el rey res-
pondió : Ese hombre es de bien, y viene
con buena nueva.
28 Entonces Achimaas dijo á alta voz
al rey : Paz. Y inclinóse á tierra deten-
ta* del *sy, y dfyo: Bendito sea Jehova
Dios tuyo, que ha entregado los hom-
bres, que hablan levantado sus manos
contra mi señor el rey.
29 Y el rey dtyo: ¿El moco Absalom,
tiene paz ? Y Achimaas respondió : Yo
tí un grande alboroto, cuando JoaJb envió
al siervo del rey, y á mí tu siervo, mas
no sé que ereu
80 Y el rey dtfo: Pasa, y ponte alH. Y
él pasó, y paróse.
81 Y luego vino Chuela y dtyo : Reciba
nueva mi seftor el rey, que hoy Jehova
ha defendido tu causa de la mano de
todos los que se hablan levantado con-
tra tí.
82 El rey entonces dijo á ChusL ¿El
mozo Absalom tiene paz ? Y Chusi res-
pondió : Como aquel mozo sean los ene-
migos de mi señor el rey, y todos los
que se levantan contra ti para mal.
88 Entonces el rey se turbó, y subióse
á la sala de la puerta, y lloró, y yendo
decia asi: ¡Hijo mío, Absalom! finjo
mió, hfyo mío, Absalom ! ¡ quién me die-
ra, que yo muriera en lugar de ti, Absa-
lom, lujo mió, hijo mió !
CAPITULO XDC
Joab reprende d David de eu lloro por Abealom. U-
rael m convierte al rey. ei cnal bmtlgnamenm p«r-
dona d loe do Jmla :pm* exhortad venir dn\p A
Amasa general del ejército de Abealejn pone en lu-
gar de Joab. II. Senui pide perdón d David, y él U
perdona. IU. JRpki-boeeth te exenta con verdad do
la oahnnnia de m% tiervo Sha* mat el rey no recibe
euexema. IV. Berttüai acompaña al rey. V. La»
diez tribu» toman cneetion con la tribu de Juda eo-
brelmrmÉttmiondetrew.
Y DIERON aviso á Joab : He aqui,el
rey llora, y pone luto por Absalom.
2 Y volvióse aquel dia la victoria en
luto para todo el pueblo: porque aquel
dia oyó el pueblo que se decia, que el
rey tenia dolor por su hijo.
8 Aquel dia el pueblo an entró en la
ciudad escond idamente, como suele en-
trar escondldamente el pueblo vergon-
zoso, que ha huido de la batalla,
4 Has el rey cubierto el rostro clamaba
810
á alta voz : jHrjo mió, Absalom 1 ¡ Abss>
lom, lujo mió, lujo mió!
5 Y entrando Joab en casa al rey, dijo-
le: Hoy has avergonzado el rostro de
todos tus siervos, que han librado hoy
tu vida, y la vida de tus hijos, y de tus hi-
jas, y la vida de tos mugeres, y la vida
de tas concubinas,
6 Amando á los que te aborrecen, y
aborreciendo á los que te aman: porque
hoy has declarado, que no estimas tus
principes y siervos: porque yo entiendo
hoy, que si Absalom viviera, y todo*
nosotros fuéramos muertos hoy, que en-
tonces te conténtalas.
7 Levántate pues ahora y sal fuera, y
halaga a tus siervos : porque juro por
Jehova, que si no sales, ni aun uno quede
contigo esta noche: y de esto te pesará
mas, que de todos los males que te han
venido desde tu mocedad hasta ahora.
8 Entonces el rey se levantó, y sentóse
á la puerta, y fué declarado á todo el
pueblo, diciendo : He aquí, el rey está
sentado á la puerta. Y vino todo el pao»
blo delante del rey: mas Israel habla
huido cada uno á sus estancias.
2 Y todo el pueblo porfiaba en todas
las tribus de Israel, diciendo : El rey non
ha librado de mano de nuestros enemi-
gos, y él nos ha salvado de mano de los
PMlistheos, y ahora habla huido de la
tierra por miedo de Absalom :
10 Y Absalom, que hablamos ungido
sobre nosotros, es muerto en la batalla,
¿por qué pues ahora os estáis quedos
para volver el rey f
11 Y el rey David envió á Badoc y á
Abiathar sacerdotes, diciendo : Hablad á
los ándanos de Juda, y decidles, ¿por
qué seréis vosotros los postreros á volver
el rey á su casa, pues la palabra de todo
Israel ha venido al rey de volverle á su
casa?
12 Vosotros sois mis hermanos: mis
huesos y mi carne sois vosotros: ¿por
qué pues seréis vosotros los postreros
en volver el rey ?
13 Mas á Amasa diréis : ¿ Y no eres tú
también hueso mió y carne sala? Asi
me haga Dios, y asi me aliada si no fue*
res general del ejército delante de ai en
lugar de Joab para siempre.
14 Así inclinó el corazón de todos loa
varones de Juda, como de un varón pa-
ra que enviasen á decir al rey : Vuelve
tú y todos tus siervos.
16 Y el Bey volvió, y vino hasta el Jor*
II DE SAMUEL.
dan: yJnátTteoáealgftlftáractblr al
rey, y pasarle el Jordán.
16 Y Semei, hjjn deGera, hijo de Jemt-
ni, de Bahurim, dióse priesa i Teñir con
loe varones de Jad» á recibir al rey Da-
vid: •
17 Y con el mil hombres de Ben-jamin,
Asimismo Siba criado de la casa de 8anl
con sns quince lujos, y sns Tétete sier-
vos, loa cuales pasaron el Jordán detente
del rey.
18 Y pasó la barca para pasar la familia
delrcy,yparabacerloqaele*plugn*ese.
Entonces Semei* hijo de Gera, se pos-
tré delante del rey, pasead o él el Jordán;
19 Y <njo al rey: No me impute, mi
señor, mi iniquidad, ni tengas memoria
de los males que tu sierro hizo el día
que mi señor el rey salió de Jernsalem,
para poterías el rey sobre su corazón.
20 Porque yo tu siervo conozco haber
pecado, y he Tenido hoy el primero de
toda la casa de Joseph, para descender á
recibir á mi señor el rey.
31 Y Abisal, lujo de Sarria, respondió,
y dtyo: ¿Por esto no ha de morir Semei,
que malayo al ungido de Jehovaf
33 David entonces djjo: ¿Qué tenéis
vosotros conmigo^ mjos de Servia, que
me habéis de ser hoy adversarios f ¿Ha
de morir hoy alguno en Israel? No co-
nozco yo que hoy soy hecho rey sobre
Israel?
88 Y cojo el rey á Semei : No morirás.
Y el rey se lo jure.
34 T También MipfcMMseth, lujo de
Saúl, descendió á recibir al rey. No na-
uta lavado sus pies, ni habla cortado su
barba, ni tampoco habia lavado sus ves-
tidos desde el dia que el rey salió, hasta
el dia que vino en paz.
3& Y oomo él Tino en Jernsalem a red*
nir al rey, el rey le dijo: laphi-boseth,
¿por qué no miste conmigo ? Y él dfyo :
36 Bey, señor mió, mi siervo me ha en-
gañado : porque tu siervo habia dicho :
Enalbardaré un asno, y subiré en él, y
iré al rey, porque tu siervo es cojo:
37 Has él revolvió á tu siervo delante
de mi señor el rey; mas mi señor el rey
es como un ángel de Dios: haz pues lo
que bien te pareciere.
38 Porque toda la casa de mi padre era
digna de muerte delante de mi señor el
rey, y tú pusiste á tu siervo entre loe
convidados de tu mesa, ¿Qué mas jus-
ticia pues tengo para quejarme mas con-
tra el rey?
89 Y el rey le dfjo: ¿Pan qué hablas
mas palabras? Yo he determinado que
tú y Siba partáis las tierras.
80 Y Miphi-boseth dtfo al rey : Y aun
tómelas él todas, pues que mi señor el
rey ha vuelto en paz á su casa,
81 1T También Bersellai Oalaadita des-
cendió de Rogellm, y pasó el Jordán con
el rey, para acompañarle de la otra parte
del Jordán*
83 Y era Bersellai muy viejo, de ochen-
ta anos, el cual habla dado provisión si
rey, cuando estaba en if»i¿ifimt por»
que era hombre muy rica
83 Y el rey dijo á Berzellal: Pasa con-
migo, y yo te daré de comer conmigo en
Jernsalem.
84 Y Bersellai dtfo al reV: ¿Cuántos
son los días del tiempo de mi vida, para
que yo suba con el rey á Jernsalem ?
86 Yo soy hoy de edad de ochenta años,
que ya no haré diferencia entre el bien y
el mal ¿ Tomará gusto ahora tu sierro
en lo que comiere, o bebiere? Oiré mas
la toz de los cantores y de las cantoras?
¿Para qué pues seria aun tu sierro mo-
lesto á mi señor el rey?
80 Pasará tu siervo un poco el Jordán
con el rey: ¿por qué me ha de dar el
rey tan grande recompensa?
87 Yo te ruego que dejes volver á tu
siervo, y que yo muera en mi ciudad, en
el sepulcro de mi padre y de mi madrea
he aqui tu siervo Chamaam el cual pase
con mi señor el rey : á este haz lo que
men te pareciere.
88 Y el rey dQo : Pues pase conmigo
Chamsnm, y yo haré con él eomo bien
te pareciere : y todo lo que tú pidieres
de mi, yo lo haré.
89 Y todo el pueblo pasó el Jordán : y
asimismo pasó el rey, y Besó el rey á
Berzellal, y benévolo, y él se voMó á
su casa.
49 El rey entonces pasó á Galgala, y
Chamaam pasó con él, y todo el pueblo
de Juda pasaron al rey con la mitad del
pueblo de Israel.
41 T Y he aquí que todos los varones
de Israel vinieron al rey, y le dieron:
¿Por qué los valones de Juda, nuestros
hermanos, te han hurtado, y han pasado
al rey y á su casa el Jordán, y á todos
los Tarónos de David con él?
43 Y todos los varones de Juda respon-
dieron á todos los varones de Israel:
Porque el rey nos toca mas de cerca.
¿ Mas por qué os enojáis -vosotros de eso?
Digitize 3H
II DE SAMUEL
; Habernos nosotros comido «feo éel rey?
¿ Hemos recibido de él migan don?
43 Entonces respondieron los Tapones
de Israel, y dieron A los de Juda: No-
sotros tenemos en él roy diez partes, y
en el mismo David mas que Yosotros :
¿Por qué pues nos habéis tenido en po-
co? ¿No hablamos n*»otros primero
en volver, nuestro rey? Mas o¿ Jb» tas
razones de los varones de Jada toaron
mas fuertes, que las de los de IsraeL
CAPITULO XX.
SÜm ee emoetmct contra el rey con lo» de Tirad. Jt.
Dando el rey el aarg» á Éwwn d*4r<e«ma Ata,
Joab Ucgamdod ¿¡fingiendo eapeiarU, le mata en ej
camino, y va contra Sebo. UI. Combatiendo lo* efe
A<k4iAHd, doneheehabia metido Abo, *na mu-
gar persuade d Joab de quitar el cérea dmndtit te
eabtmfcSeba^tartmpñtfJMlareemUm.
ACASO estaba alli un hombre per*
verso que se llamaba Beba, htyo de
Bochri, varoa de Jjaminl; este tocó cor*
neta, diciendo: No tenemos nosotros
parte en David, ni heredad en el hgo de
Isai: Israel vuékfam eada uno á sus ea-
% Asi se fueron de en pos de David
todos los varones de Israel, y seguían a
Sppe, mjo de Bochri; mas los que eran
d¡a Juda estuvieron llegados A su rey,
desde el Jordán hasta Jerusalemv
$ Y David vino á su casa A Jerusalem :
y, tomó el rey los diea mugeres conoubi-
ñas qna había dejado para guardar la car
sa, y púsolas eu una cosa en guarda, y
dióles de comer, y nuuee mas entró á
ellas, y quedaron encerradas hasta, que*
murieron, en viudez de vblo.
4 \ Y el rey dtyo 4 Amasa: Júntame
los varones de Juda para el torcero\-d}a :
y tú también te hallarás aqulpCestnfte*
5 X fué Amasa A juntar á Juda, y deta*
vose mas que ai tiempo, que 1* habia sido
señalado,
6 Y dijo David á Abisal: Beba, mjo de
Bochri, nos barA abosa mas maiqoe Ab-
salom : toma pues tú los siervos de tu
señor, y vé tma él, per que él no halla
las ciudades fortificadas, y se nos vaya
d> delante.
7 Entonces salieron en nos de él los va-
rones de Joab, y los Cecttheoa, y Phele-
tfeeoft, y todos los valientes bombeos sa-
lieron de Jerusalem para ir tma Sebo,
lujo de BochrL
8 Ellos catata» cerca de la grande peña,
que está en Gabaon, y Amasa les salió al
encuentro. Y Joab estaba ceñido sobre
su ropa que tenia vestida, sóbrela cual
SI*
tenia ceñida una aspada pegada A sus" lu*
mos en su vaina, la cual salló, y cayó,
0 Y Joab dijo A Amaa>: ¿Tienes paz
hermano mío? Y tomó Joab con la dles-
tau la barba de Amasa para besarle:
10 Y Amasa no se guardó de la espada
qua Joab tenia en la mano: y él le hirió
oon la espada en la quinta codillo, y der-
ramó sus entrañas por tierra, y cayó
muerto sin darle segundo golpe. Y Joab
y Abisal su hermano fueron tras 8eba,
mjo de Bookri
11 Y uno dallos criados do Joab se paró
junto A él, diciendo v Cualquiera quo
amare A Joab y A- Efevicfc, «aya tías de
«foah»
Id Y Amasa se habla revolcado en la
sangre ea mitad del camino; y viendo
aquel bombes que todo el pueblo se pa-
raba, apartó A Amasa del camino al cam-
po, y cohó sobre él una vusttdura, por-
que vela que todos sos que venían, so
paraban justo A él.
13 Y estando él ya apareado del cami-
no, todos los que seguían A Joab posa-
ron, yendo tras Soba, lujo de* Bochri.
14 1T Y él pasó pos todas las tribus do
Israel hasta Abel, y BetiHsnaeba, y to-
do Barim: y juntaronsey y siguiéronlo-'
también.
16 Y Viniera», y ceceáronle es Abel y
Beslfernaacba, y pusieran baluarte contra
la ciudad, y d pueblo se puso al muro:*
y todo el pueblo que estaba oon Joab
trabajaba de trastornar- el muro.
16 Entonces «na mnger sabia dló vocea
dala dudad, dfeiandb.- Otd, oid: ruégoo*
qsw digala A Joab que se llegue acA, par»
que t/Q habla con eX
17 Y oomo él se aoeroó A ella, dijo la
muger: ¿Eres tú Joab? Y él respon-
dió: R>soy. Y ella le d!Jo^ Oye* las
palabras de té atorra Y él respondió :
Oigo»
1* Entonces rifo toraó A baftfar, dicien-
do: Autiguameule solían hablar, dicien-
do : Quién preguntar*, pregunte en Abe-
la: y asi concluían.
1* Yo soy de las pacíficas y Heles de I*
rasi, y tu proéuras de matar una ciudad,
qute ss madre en fereeli ¿Por qué des»
truyes la heredad de Jéhovaf
8» Y Joab respondió, diciendo : Nunca
tal, nunca tal me acóntete» : que yo des-
truya ni deshaga.
SI La cosa no es así : mas un hombre
del monte de Bphratai, que se llama Be-
ba, mjo de Bochri, ha levantado su me-
II. DB SAMUEL,
— mi» a* iny David: dadnos ¿este
solo, y yo me iré do la ciudad. T la Dra-
gar cttjo á Joan: He aquí, su este» te
aera echada desde el muro.
90 Y la muger vine á todo el pueblo
coa su sebednria, y ellos cortaron la cabe*
am á Beba» hijo de Boehri, y echáronle á
Jen»: y él tocó la eo*nete, y espesmé-
ronfle todo* de la mudad, cada ano á so
estancia: y Joab envolvió al rey & Je-
28 T *MÍ>fué puerta sobretodo el ejér-
sato dnlsmeU y Banales, lujo de Jetada,
aobre loe Ceretheoe y Pheletheos.
dé Y Asmnmiiobm les tributos: yie-
aaphad, hgade Ahflnd, el cancUtor:
25 Y Siba escriba: y Sadee f Abiatber,
26 Y Ira Jajeeo feé aaeardosa de DaTkL
CAPITULO XXt
ffcrt-nifl Oim >+*tr*/+ Im tierra* y emtmdid», por
David que erad cauta del mal tratamiento que Saúl
había hecho d lo» OabamUai* quebrantándole» el
J*i — twai, DtwMmpfoa kntrade Dtoe, *m»tgmm
4o d b*Qul»r#*H dm Neo». 4» &*Lm<tme» ni+-
tos, h\ioe de Jfíchol tu muger y de Badrtel^para que
fuesen colgado». JL Cuatro guerra» contra lo» Pht-
Y£N toadme da David lobo Hambre
por tres años, uno tras otro: y Da-
vM consultó á Jenoua, y ¿chova le dtfo :
Por Saúl, y por la casa de sangres: pórt-
ame masó* loa QebeoBttaa
a. Entonces <& rey llamo á losGsJbeons-
tas, y hablóles. Los Oabaoaitas no mu»
ó> toe hijos de Israel, amo da las restas
de los Amotíneos, á tos cueles los hi$oe
<fe Israel hablan lucho Juramento c mas
Saúl habla procurado de matarlos con
neto» per toa lrijoa/de Israel y de. Juda*
8 Y dijo David á toa Gefceonitoa: ¿Qué
oa haré, y can qué expiaré panuque ben-
digáis 4 la heredad de Jehom. i
4 Y los Gabaonitas le, respondieron:
No tenemos nosotros pitóla sobre plata,
ni sobre oro con Sanl y eon sn cata: ni
oleremos que hombre de Israel asnera,
T él les dyo: Lo que «osota» diereis oa
haré,
5 Y ellos respondieron al rey : Aquel
hombre qne nos destruyó, y qno maqui-
nó contra nosotros, asolaremos que na
quede nadad* é\ en tado el término de
Israel
0 Dénsenos siete Tajonee de sus h\jos,
para que los craci&quemos á Jehova en
Gabaa de Saúl, el escogido de Jehova.
X el rey d$jo: Yo lo* daré.
' 7 Y el rey perdonó á Mipbi-boseth, lujo
de Jonathan, lujo de §ajü, por el jure-
entra David y Janeaban, lujo de Sanl :
8 Misa tomó el rey dos hijos de Resphe,
lujado Ala, tos cuales ella habla parido
á Sanl, « á asear á Armen!» y á Mipbl-
boseth; y dnco hijos de Miehol, hija de
Ssnl, loa eosias cita habla parido á Ad-
tfel, Mjo daBamsllal MoUtUtha:
9 Y entrególos en mano de toa Oaban»
ntms, y ellos loa cruentaron en el mon-
te delante de Jehova, y murieren junios
aquellos siete, los cuales fueron muertos
en el tiempo de la siega en tos primeros
dtes, en el principio de la siega de las
10 Y tomando Resphe, hija de Aia, tu»
saco, tendiósele sobre un peñasco desde
el principio de la segada hasta que HotIó
sobre ellos agua del cielo : y no dejó á
ninguna ave del cielo sentarse sobre ellos
de ola, ni bestias del campo de noche.
U Y feo dkbo á David lo que haoja
Resphe, hQadeAle, ooncutotha de SauL
Id Y rué David, y tomó los huesos da
Sanl, y los huesos de Jonathen su hfyo,
de tos Tacones da- Jebes de €kdaad, que
los hablan hurtado de la placa de Beth-
ssn, donde los hablan colgado los Philis-
theos, cuando los PhMstheos deshicie-
ron á Saúl en Gelboe.
13 Y tomó loa huesos de Saúl, y los
huesea de Jonaahausu bQo* y juntaron
también toa huesee-de los crudi cadas, '
H Y eepnMaeon los huesos de Baúl, y
loa de Jonuthan su hijo en tierra de Beu-.
jamin, en Sda, en el sepulcro de Cls su
pudra:, y hicieron todo lo que el rey ha-
bla mandado: y Dios se aplacó con la
tierna.
16 f Y los Philistheos tornaron á ha-
car guerra á Israel, y David deeeendió,
y sus sierros con él, y pelearon con los
Pbiltsthens, y David ae cansó.
16 Y Jesbltbenob, el cual era de los hi-
jas del gigante, y el peso de su launa
tenia trescientos sidos de metal, y él és*
taba vestido da nuevo, esto habla deter-
íniuMto de heifrá David. .
17 Mas Abisal, hijo de Sarria, le soco*»
tiáry.birióalEhlüsthco>yl4ima*ó. En-
tonces los vaitoues. de David le juraron,
y dijeron: Nunca mas da aquí adelanto
saldrás con nosotros en batalla, porque
no mates la. lámpara de Israel.
18 Otra segunda guerra hubo después
en Gob contra los Philistheos : entonces
Sobochai Husathita hirió á Sapb, quo
era de los hgoa del gigante. T .
II. DE SAMUEL.
19 Otra guerra hubo en Gob contra los
Philistheos, en la cual Elhanan, hijo de
Jaere-Orgim de Beth-lehem, hirió á Go-
liath Getheo, el asta de la lanza del cual
era como un enjullo de telar.
20 Después hubo otra guerra en Geth,
donde hubo un varón de grande altura,
el cual tenia doce dedos enrías manos, y
otros doce en los pies, que eran veinte y
cuatro por cuenta: y también era de los
lujos del gigante.
21 Este desafió á Israel, y matóle Jona-
than, mjo de Samrna, hermano de David.
22 Estos cuatro le hablan nacido á Ba-
pha en Geth, los cuales cayeron por la
mano de David, y por la mano de sos
siervos.
CAPITULO xxn.
Cántico de David en que hace grada» al Señor por
haberle librado tanta» veces de mano de mu enemi-
go$^y por Eepéritude Dio» profetisa la venida de loe
gentües día tuerte del pueblo de Dio».
Y HABLÓ David á Jehova las pala-
bras de este cántico, el dia que Je-
hova le libró de la mano de todos sus
enemigos, y de la mano de Saol, y dijo : '
2 Jehova es mi roca, y mi fortaleza, y
mi librador.
3 Dios e$ mi peñasco, en él confiaré :
mi escudo, y el cuerno de mi salud: mi
fortaleza, y mi refugio: mi salvador, que
me librarás de violencia.
4 A Jehova digno de ser loado invoca-
ré, y seré salvo de mis enemigos.
5 Cuando me cercaron ondas de muerte,
y arroyos da iniquidad me asombraron;
6 Cuando las cuerdas del sepulcro me
ciñieron, y los lazos de muerte me to-
maron descuidado ;
7 Guando tuve angustia, invoqué á Je-
hova, y clamé á mi Dios, y él desde su
templo oyó mi voz, mi clamor llego á sus
orejas.
8 La tierra se removió, y tembló : los
fundamentos de los cielos fueron movi-
dos> y se estremecieron'; porque él se
airó.
9 Subió humo de sus nances, y de su
boca fuego consumidor, por el cual se
encendieron carbones.
10 Y abajó los cielos y descendió : una
oscuridad debajo de sus pies.
11 Subió sobre el querúbica, y voló:
aparecióse sobre las alas del viento.
12 Puso tinieblas al derredor de sí como
por cabanas: aguas negras, y espesas
nubes.
13 Del resplandor de su presencia se
encendieron ascuas ardientes.
814 *
14 Tronó do los cielos Jehova, y el Al-
tísimo dio BU voz.
15 Arrojó saetas, y desbaratólos: re*
lampagueo, y los consumió.
16 Entonces aparecieron los manade-
ros de la mar, y los fundamentos del
mundo fueron descubiertos por la re-
prensión de Jehova, por la respiración
del resuello de su nariz.
17 Extendió m mano de lo alto, y arre-
batóme, y sacóme de las muchas aguas.
18 Libróme de fuertes enemigos, de loe
que me aborrecían, los cuales eran man
fuertes que yo.
19 Los cuaie$ en el día de mi falniTñfad
me tomaron descuidado: mas Jehova
fué mi bordón.
20 Sacóme á anchura; me libró, por--
quo puso su voluntad en mí.
21 Pagóme Jehova conforme á mi jus-
ticia: y conforme á la limpieza de mía
manos me dio la paga.
22 Porque yo guardé los caminos de
Jehova: y no me aparté intpianfente do
mi Dios.
28 Porque delante de mi tengo todas
sus ordenanzas: y sus fueros, no me re-
tiraré de ellos.
24 Y fui perfecto con él, y me guardé
do mi iniquidad.
25 T pagóme Jehova conforme á mi
Justicia: y conforme á mi limpieza de-
lante de sus ojos.
26 Con el bueno eres bueno, y con el
valeroso perfecto, eres perfecto.
27 Con el limpio eres limpio t mas con
el perverso, eres perversa
28 Y salvas al pueblo pobre: mas tus
ojos, sobre los altivos, para abatirlos.
29 Porque tú ere» mi lámpara, oh Jeho-
va: Jehova da luz á mis tinieblas.
30 Porque en ti romperé ejércitos, y en
mi Dios saltaré las murallas.
81 Dios, perfecto su camino: la palabra
de Jehova purificada, escudo es de todos
los que en él esperan.
82 Porque ¿qué Dios hay sino Jehova f
¿ O quién et fuerte sino nuestro Dios f
88 Dios «s el que con virtud me corro-
bora, y el que escombra mi camino.
81 El que hace mis pies como de der*
vas, y el que me asienta en mis alturas.
85 El que ensena mis manos para la
pelea: y d que da que yo quiebre con mis*
brazos el arco de acero.
86 Tú. me diste el escudo de tu salud, y
tu benignidad me ha multiplicado.
87 Tú ensanchaste mis posos debajo
II. DB SAMUEL.
de mi, ptf* «me no titubeasen mis ro-
dillas.
88 Perseguiré mis enemigos, y quebran-
tarlos he, y no me volveré hasta que los
acabe.
89 Consnmirlos he, y herirlos he; qne
no se levantarán. Y caerán debajo de
mlsplés.
40 Ceftístenie de fortaleza para la ba-
talla, y postraste debajo de mi los que
contra mi se levantaron.
41 Tú me diste la cerriz de mis enemi-
gos, de mis aborreoedores, y que yo les
talase.
48 Miraron, y no hubo quien los libra-
se; á Jehova, mas no les respondió.
43 Yo los quebrantaré como á polvo de
la tierra: como á lodo de las piases los
desmenuzaré, y los disiparé. •
44 Tú me libraste de contiendas de>
pueblos: tú me guardaste para que fue-
se cabeza de gentes : pueblos que no
conocía, me sirvieron.
45 Los extraftos titubeaban á mi; en
oyendo me obedecían.
46 Los extraños se desleían, y tembla-
ban en sus encerramientos.
47 Viva Jehova, y sea bendita mi roca:
sea ensalzado el Dios, que es la roca de
mi salvamento.
48 £1 Dios, que me ha dado venganzas,
y sujeta los pueblos debajo de mi;
49 Que me soca de entre mis enemigos:
tú me sacaste en alto de entre los que se
levantaron contra mi: librárteme deT
varón de iniquidades.
50 Por tanto 90 te confesaré en las gen-
tes, oh Jehova, y cantaré á tu nombre.
51 El que engrandece las saludes de su
rey: y el que hace misericordia á bu un-
«¿ido David, y á su simiente para siempre.
CAPITULO xxm.
Proteet* David ,m el fin é» envida, haber hablado y
eavMadoporJtamnitu de Diee, para eme vm a— eiii
nmweteritoeeeanrecibidoe en la igieeia por pala-
bra de Dio», y profeeia de verdad, U. Profetisa
de ¡a gloría y eternidad de eu reino en Grieto tabre
todm loe imperio* y m«ma*qpUu de eaUuwnti*. JJL
El catálogo de loe varóme» vaheóte» yühntre» en
arma» y eontejo de que David ee ayudó en élgobter-
ESTAS son las postreras palabras de
David. Dtfo David hrjo de Isa! : y
dtfo aquel varón que fué levantado alto,
el ungido del Dios de Jacob, el suave en
cánticos de Israel :
2 El Espirito do Jehova ha hablado por
mi, y su palabra ña tido en mi lengua.
3 El Dios de Israel me ba dictado: El
Fuerte de Israel habló: Señoreador de
los hombres, justo señoreador en temor
de Dios.
4 T Y como la luz de la mañana cuando
sale el sol, de la mañana sin nubes res-
plandeciente, cuando cae lluvia sobre la
yerba de la tierra :
5 No eerd asi mi casa para con Dios:
mas él ha hecho conmigo concierto per-
petuo, ordenado en todas las cosas y se*
guro; por lo cual á toda mi salud, y á
toda mi voluntad no asi hará producir.
0 Mas km hty* de Bella! serán como es*
pinas arrancadas todos ellos, las cuales
nadie toma con la mano :
7 Mas el que quiere tocar en ellas, ár-
mase de hierro, y de una asta de lanza,
y son quemadas en su lugar.
8 1T Estos son los nombres de los wrro-
nes valientes que turo David. El que se
asentó en cátedra de sabiduría, principal
de los tres, Adtno Hesneo, que una vez
fué sobre ochocientos muertos.
9 Después de este fué Eleazar, hijo de
Dedo, hijo de Ahohl, entro los tres va-
lientes qne estaban con David, cuando
desafiaron á los Prnlistbeos, que se ha-
blan juntado alli á la batalla, cuando su-
bieron los de Israel.
10 Este levantándose hirió á los Phills-
theos basta qne su mano se cansó, y
quedó su mano pegada á la espada.
Aquél día Jehova hizo gran salud, y eí
pueblo se volvió en pos de él solamente
á tomar el despojo.
11 Después de este/tt^Samma, hyo de ■
Age, Arareo: Que habiéndose Juíitado
los Philistheos en una aldea, habla alli
una suerte de tierra llena de lentejas,
y el pueblo había huido delante de los
Philistheos :
12 Este entonces se paró en medio de
la suerte de tierra, y defendióla, y hirió á
los Philistheos, y Jehova hizo una gran
salud.
18 Estos tres que eran de los treinta
principales, descendieron y vinieron en
tiempo ñe la siega á David á la cueva
de Odollam : y el campo de los Philis-
theos estaba en el valle de Raphaira.
14 David entonces estaba en la fortale-
za, y la guarnición de los Philistheos
estaba en Beth-lchem.
15 t David tuvo deseo, y dijo: ¡Quién
me diera de beber del agua de la cister-
na de Beth-lehetn, que está á la puerta?
15 Entonces estos tres valientes rompie-
ron en el campo de los Pniltetheos, y sa-
caron del agua de la cisterna de Betu-
na cisterna de
XI. DR SAMUEU
lehems qoe*eatota á fe puerta, y toma-
ron, y trujáronla á David : días él no 1a
.quiso beber, sino derramóla á Jehova,
diciendo:
17 Lejos aea de mi» oh Jehova, que yo
liaga esto. ¿La sangre de los varones
que fueron por *¡fa oon peligro de su
vida tengo & beberi Y no quiso beber
de ella, ¿feto trea valientes hicieron
esto.
18 Y Abisal hermano de Joab, hijo de
Servia, /W el principal de tres : el cual
alzó su lanza contra trescientos, los cua-
les mató, y tuvo nombre entre los tres.
19 El fué el mas noble de los tres, y el
primero de ellos, mas no llegó 4 los tres
primero*.
20 Banaias, mjo de Joieda, lujo de un
varón esforzado, grande en hechos, de
CabseeL Este hirió dos leones de Moab,
Y el miemo descendió, y hirió un león en.
medio del foso en el tiempo de la nieve.
ai Y el mismo hirió á uu Egypcio,
hombre de grande estatura; y el Egyp-
cio tenia una lanza en su mano: y él
descendió á él con un palo, y arrebató al
Egypcio la lanza de la mano, y eon su
misma lanza le mató.
20 fisto hizo Banaias, mjo de Joiada, y
tuvo nombre entre los tres valientes.
28J)e los treinta faé el mas noble;
mas no llegó á los tres primero*. Y pú-
sole David en su consejo.
24 Asael hermano de JoabJW de los
• treinta: Blhanan, lujo de Dode, de
Beth-lehem :
26 Semina de Harodi : EUea de Harodl :
20 Hclea de Phalti: Ira, hijo de Ac-
ces, deThecua:
27 Ablezer de Anathoth : Mobonnal de
Husa:
28 Selinon de Ahoh: Maharai de No-
tophath:
29 Heleb, lujo de Baana de Netophath :
Ithai, hijo de Bibai, de Gabeeth, de los
mjoa de Ben-jamin :
30 Banaia.de Pharathon : Heddai del ar-
royo de Gaas ;
81 Abtalbon de Arbajth: Azmaveth de
Barhumi:
82 Sliahba, de Salaboni Los hijos de
Jashen, Jonathan :
88 Semina doOrori : Abiamk lujo de do-
rar, de Arar:
84 Eliphelet, w> de Aasbal, bflo de
HachaU: Eliam, hijo de Achltophel,
de Gelon :
85 Hearai de Carmelo : Pharai de Arbii
81*
89 Igoal, h^o de Nathauv de Boba i Bous
de Gadl :
87 Salee de Atamioui: Nanarai de Be-
roth, escudero de Joeb, hijo de Sania:
88 Ira de Jethri : Gareb de Jethri:
80 Uñas Hettheo: todos treinta y siete.
CAPITULO XXIV.
David por ira de Dios hace contar el pueblo, por lo
emal Dio» dándote d conocer m pecado por su pro-
feta le dad escoger uno do tre* castiga», de toe <nM>
le» ¿l escoge pestilencia, confiado de la misericordia
de Dios. II. David ora y hace sacrificio d Dios, jr -
Y VOLVIÓ ei fiuorde Jehova á eno-
jarse contra Israel, y incitó á Da-
vid contra ellos 4 qtfe dijese: Vé, cuen-
ta á Israel, y á Judo,
2 X dtfo el rey á Joab general del ejér-
cito que tenia consigo : Rodea todas las
tribus de Israel, desde Dan hasta Becr-
seba, y contad el pueblo, para que yo
sepa el número del pueblo.
3 T Joab respondió al rey : Aliada Je-
hova tu Dios al pueblo cien veces tanto»
como son, y que lo vea mi señor el rey;
mas ¿para qué quiere esto mi señor el
rey?
4 Empero la palabra del rey pudo mae
que Joab, y que loe capitanas del ejérci-
to: y salid Joab, de delante del rey eos
los capitanes del ejército, para ir á can-
tar ei pueblo de Israel.
5 T pasando el Jordán asentaron en;
Aroer, á la mano derecha de la ciudad
que teté' en medio del arroyo de Ged, j
junto á Jaser.
6 Y después vinieron á Galaad, y á la
tierra baja de Rodal; y de alli vinieron
á Danjaan, y al rededor de Sidon.
7 T vinieron á la fortaleza de Tyro, y á
todas las ciudades de loe Heveos,- y do
los Chanaaeos, y salieron al mediocUa*,
de Juda á Beer-seba.
8 Y después que hubieron andado toda
la tierra, ToMeron á Jérnsalcm después
de nueve meses y veinte días.
9 Y Joab dio la cuenta del número del
pueMo al rey: y ritieron los de Israel
ochocientos mil hombres fuertes, que
sacaban espada: ^ de los de Juda fueron
quinientos mü hombres.
10 Y deápnes que David hubo eontade-
el pueblo, hirióle su corazón, y dijo Da-
vid á Jehova : To he pecado gravemente
por haber hecho etto; mas ahora Jehova,
ruégote que traspases el pecado de tu
siervo; porque yo he obrado mny necia-
mente.
11 Y por la mañana cuando David se le-
I. DE LOS REYES.
yante*», ftié palabra do Jehova á Gad
profeta, vidente de David, diciendo-;
13 V é, y habla á David: Asi dijo Jeho-
Ta: Tres coeaB te ofrezco : tú te escoge-
ré* de estas la una, la cual jo haga.
13 Y Gad vino á David, y denuncióle, y
díjole: ¿Quieres que te vengan siete
anos de hambre en tu tierra? ¿O que
huyas tres meses detente de tus enemi-
gos, y que ellos te persigan? ¿O que
tres días haya pestilencia en tu tierra?
Piensa ahora, y mi» que responderé si
que me envió.
14 Entonce* David dijo áGad: In
grande angustia estoy. Yo ruege que
yo caiga en la mano de Jehova, porgue
sus miseraciones son muchas, y que yo
no caiga en manos de hombres.
15 Y Jehova env$ó pestilencia en Is-
rael desde la mañana hasta el tiempo se-
ñalado: y murieron del pueblo, desde
Dan hasta Beer-seba, setenta mil hom-
bres.
16 Y como el ángel extendió su mano
sobre Jerusaiem para destruirla, Jehova
se arrepintió de aquel mal, y dtyo al án-
gel que destruía el pueblo. Basta ahora:
deten tu mano. Entonces el ángel de
Jehova estaba junto á la era de Areuna
Jebuseo.
17 T Y David dijo á Jehova, cuando
vio al ángel que hería al* pueblo t Yo pe-
qué, yo hice la maldad: ¿Betas ovejas
qué hicieron ? Ruégete que tu mano se
torne contra mi, y contra la easa de mi
padre.
18 Y Gad vino á David aquel día, y díjo-
le: Sube, y has «* altar á Jehova en la
era de Areuna Jebuseo.
19 Y David subió conforme si dicho de
Gad, que Jehova habla mandado.
20 Y mirando Areuna, vié al rey y á sos
siervos qoe pasaban á él: y saliendo
Areuna mofinóse delante del rey hacia
tierra.
21 Y dijo Areuna: ¿Por qné viene mi
señor el rey á su sierre? Y David res-
pondlót Para comprar de ti «*•* era pe>%
ra edificar en éOa altar á Jehova, y que la
mortandad cese del pueblo.
92 Y Areuna dijo á David : Tome y sa-
crifique mi señor el rey lo que bien le
pareciere. He aquí bueyes para el holo-
causto, y trillos, y otros adereeos de
bueyes pam lefia,
23 Todo lo da, como un rey, Areuna al
rey. Y dijo Areuna al rey; Jehova tu
Dios te sea propicio.
24 Y el rey dfyo á Arouue: No, sino
por precio te lo compraré: porque no
ofreceré á Jehova mi Dios holocaustos
por nada. Entonces David compró la
era y los bueyes por cincuenta sidos de
plata.
2» Y edificó aHi David vn altar á Jeho-
va, y sacrificó holocaustos, y paetncos,
y Jehova se aplacó con la tierra, y cesó
la plaga de Israel
LIBRO PRIMERO DE LOS REYES.
CAPITULO t
Jbemfriade*pa Daotd por la vtjex^om eriadoeíe pro-
veen de ma éomtO* »y§m Atítaa^gm mmnm "■
€%W^caaaoHpreaaleoom toda mapioxa. ILEt-
tando Adoaiat aderezando de levantar* con el rei-
no e* dado aviar d David, oí caai hace meao proelar
marta* d Oolomamoon toda mkmmidadd Ib peti-
eion da Bromo* w madre y de JíatSan profeta,
UL Oyéndolo Adorna* *e retrae at aUar de miedo
de Saiomon, ma» ét te perdona, *h haataonirdo-
hmUdeoL
f^OMO el rey David «Mso viejo, y en-
V7 trado en dias, cubríanle de vestidos,
mas no se calentaba.
3 Y cUjóroule sus siervos : Busquen á
mi señor el rey una moza virgen, que
esté delante del rey, y le callente, y duer-
ma en su seno, y calentará á mi señor el
rey.
8 Y buscaron una mota hermosa por
todo el término de Israel, y hallaron á
Abisag Sunsmlta, y tnsjéronla al rey.
4 Y la mota ovm muy hermosa, la cual
calentaha al reyt y le servia; mas el rey
nunca la conoció*
5 1 Entonces Adonias, hijo de Bagfth*
se levantó, diciendo: Yo reinaré. Y
hilóse hacer carros y gente de á caballo,
y cincuenta varones que corriesen de-
lante de éL
G Y su padre nunca le entristeció en
todos sus dias para decirle: ¿Por qué
haces asi ? Y también este era de her-
moso parecer: y habíale engendrado
después de Absalom.
T Y tensa tratos con Joab, htfo de Aas-
I. DE LOS REYES.
tío, y con Abiathar di sacerdote, loe
cuales ayudaban á Adbnlast
8 Mas Sadoc el sacerdote, y Báñalas,
hijo de Joiada, y Nathan profeta, y 8e-
mei, y Reihi, y todos los grandes de Da-
vid no seguían á Adonias.
9 Y sacrificó Adonias ovejas y vacas, y
anímala engordados, junto á la pena de
Zoheleth, que edá cerca de la fuente de
Rogel, y convidó á todos sus hermanos
los hijos del rey, y á todos los varones
de Juda, siervos del rey.
10 Mas á Nathan profeta, ni á Báñalas,
ni á los grandes, ni á Salomón su herma-
no, no convidó.
11 Y habló Nathan á Bersabee madre
de Salomón, diciendo: ¿No has oído
que reina Adonias hijo de Hagith, sin
saberlo nuestro señor David ?
12 Ven pues ahora, y toma mi consejo,
para que guardes tu vida, y la vida de tu
btfo Salomón.
18 Vé, y entra al rey David, y dile:
¿ Rey, señor mió, no has tú jurado á tn
sierra, diciendo : Salomón tu hijo reina-
rá después de mí, y él se asentará sobre
mi trono ? ¿ Por qué pues reina Adonias ?
14 Y estando tú aun hablando con el
rey, yo entraré tras tí, y acabaré tus ra-
zones.
15 Entonces Bersabee entró al rey á la
cámara, y el rey era muy viejo ; y Abisag
Sunamita servia al rey.
16 Y Bersabee Be indinó, y hiso reve-
rencia al rey, y el rey dijo : '
17 ¿ Qué tienes ? Y ella le respondió :
Señor mió, tú juraste á tu sierva por Je-
hova tu Dios, diciendo: Salomón tu hijo
relnatá después de mí, y el se aseniaráso-
bre mi trono.
18 Y, he aquí que ahora Adonias reina;
j ahora I*, rey mi señor, no lo supiste*
19 Ha sacrificado bueyes, y animóle* en-
gordados, y muchas ovejas ; y ha convi-
dado á todos los lujos del rey, y á Abia-
thar el sacerdote, y á Joab general del
ejército ; mas á Salomón tu siervo no ha
convidado.
20 Rey, señor mió, los ojos de todo Is-
rael «dan sobre ti, para que les declares,
quién se ha de asentar sobre el trono de
mi señor el rey, después de éL
31 Y acontecerá que cuando mí señor
el rey durmiere con sus padres, que yo
y mi hijo Salomón seremos tratado* co-
mo pecadores.
23 Y estando aun hablando ella con el
sey, he aquí Nathan profeta que vino.
818
26 Y hicieron saber al rey, diciendo :
He aquí está Nathan profeta: el cual co*
mo entró al rey postróse delante del rey,
inclinando su rostro á tierra.
24 Y dijo Nathan : Rey señor mió, ¿ has
tú dicho: Adonias reinará después do
mí, y él se asentará sobre mi trono ?
25 Porque hoy ha descendido, y ha sa-
crificado bueyes, y animóle* engordados,
y muchas ovejas ; y ha convidado á to-
dos los hijos del rey, y á los capitanes
del ejército, y también á Abiathar sacer-
dote, y, he aquí, están comiendo y be-
biendo delante de él, y han dicho : Viva
el rey Adonias.
20 Mas ni á mí tu siervo, ni á Sadoc el
sacerdote, ni á Báñalas, hijo de Joiada,
ni á Salomón tu siervo ha convidado.
27 ¿Este negocio es mandado por mi
señor el rey, sin haber declarado á tu
siervo quién se había de sentar sobre el
¿roño de mi señor el rey después de el ?
28 Entonces el rey David respondió, y
dijo : Llamadme á Bersabee : y ella en-
tró delante del rey, y púsose delante del
rey.
29 Y el rey juró, diciendo: Vive Jeho-
va, que ha redimido mi alma de toda
angustia,
30 Que como yo te he jurado por Jeno-
va Dios de Israel, diciendo : Tu hfyo Sa-
lomón reinará después de mí, y él se
asentará en mi trono en, mi lugar, que
así lo haré hoy.
31 Entonces Bersabee se inclinó al rey
su rostro á tierra, y inclinándose al rey
dijo: Viva mi señor el rey David para
siempre.
32 Y el rey David dijo: Llamadme á
Sadoc sacerdote, y á Nathan profeta, y á
Báñalas, hijo de Joiada. Y ellos entraron
delante del rey.
83 Y el rey les dijo : Tomad «on voso-
tros los siervos de vuestro señor, y ha-
ced subir á Salomón mi htyo en mi muía,
y llevadle á Gihon.
34 Y allí le ungirán Sadoc sacerdote y
Nathan profeta por rey sobre Israel: y
tocaréis trompeta, diciendo : Viva el rey
Salomón.
35 Y vosotros iréis detras de él ; y ven-
drá, y asentarse ha en mi trono, y el rei-
nara por mi : porque á él he mandado,
que sea principe sobre Israel y sobre
Juda.
86 Entonces Báñalas, hijo de Joiada, res-
pondió al rey, y dijo: Amen. Así lo
diga Jehova, Dios de mi señor el rey.
I. DE LOS EEYE8.
87 De 1* manirá que Jefeom ha sido
con mi señor el rey, asi sea con Salo-
*mon: y él haga mayor bu trono, que el
trono de mi señor el rey David.
88 Y descendió Sadoc sacerdote, y Na-
than profeta, y Báñalas, lujo do Rolada, y
los Cerctheos, y los Pheletheos, y hicie-
ron snbir á Salomón sobre la muía del
rey David, y lleváronle á Giben.
89 Y tomando Sadoc sacerdote el caer-
no del aceite del tabernáculo, ungió á
Salomón: y tocaron trompeta, y dije-
ron todo el pueblo: Viva el rey Salo-
món.
40 Y todo el pueblo subió en pos de el,
/ cantal» el pueblo con flautas, y hadan
grandes alegrías que pereda que la tierra
se abría con el clamor de ellos.
41 1Í Y oyólo*Adonias, y todos los con-
vidados que con él estofa», que ya ha-
blan acabado de comer, y oyendo Joab
el sonido de la trompeta, di)o : ¿ Por qué
se alborota la ciudad con estruendo >
42 Estando ana él hablando, he aquí
Jonathan, lujo de Abiathar sacerdote,
vino, al cual dtyo Adonias : Entra, por-
que tú hombre eres de esfuerzo, y trae-
rás buenas nuevas.
43 Y Jonathan respondió, y dijo ó Ado-
nias : Ciertamente nuestro señor el rey
David ha hecho rey á Salomón.
44 Y el rey ha enviado eon él á Sadoc
sacerdote, y á Nathan profeta, y á Bá-
ñalas, h|jo de Joiada, y también á los
Ceretheoa, y i los Pheletheos, los cuales
le hicieron subir en la muía del rey :
45 Y Sadoc sacerdote y Nathan profeta
le han ungido en Gihon, por rey: y de
allá han subido con alegrías, y la ciudad
esta llena de estruendo ; y este e$ el al-
boroto que habéis oido.
46 Y también Salomón se ha asentado
sobre el trono del reino.
47 Y aun los siervos del rey han venido
A bendecir á nuestro señor el rey David,
diciendo: Dios haga bueno el nombre
de Salomón mas que tu nombre: y haga
mayor su trono que el tuya Y el rey
se inclinó sobre la cama.
48 Y aun el rey habló así : Bendito sea
Jehova Dios de Israel, que ha dado hoy
quien se asiente en mi trono viéndolo
mis ojos.
49 Ellos entonces se estremecieron, y
levantáronse todos los convidados que
estaban con Adonias, y se fué cada uno
por su camino.
50 Has Adornas temiendo de la presen-
cia de Salomón, levantóse, y fuese, y to-
mó los cuernos del altar.
51. Y fué hecho saber á Salomón, di-
ciendo : He aquí que Adonias tiene mie-
do del rey Salomón : porque ha tomado
los cuernos del ütar, diciendo : Júreme
hoy el rey Salomón, que no matará á
cuchillo á su siervo.
53 Y Salomón d^o: Si él mere virtuo-
so, ni ww de sus cabellos caerá en tierra:
mas si se hallare mal en él, morirá.
63 Y aeí envió el rey Salomón, y trujá-
ronle del altar: y el vino, y inclinóse al
rey Salomón. Y lalomon le cHJo: Yete
átu<
capitulo n.
David habiendo dada mandamientos d Salomón de fe>
fmhabin de hacer muere, n. Salomón hace matar
d Adonias, porque pidiendo por mugerdAbisag Jué
visto afectar el reino, m. A Abiathar priva del
sacerdocio,* le enviad sucosa,* d Joab hace matar
junto mi altar, donde m había acogido, XV.ASe-
mei manda so pena de muerte, que no salga de Jent-
salem : y saliendo él al cabo de algún tiempo en busca
enéle,
Y LLEGÁRONSE los dios de David
para morir, y mandó á Salomón su
lujo, diciendo :
2 Yo voy el camino de toda la tierra;
esfuérzate, y se varón.
8 Guarda la observancia de Jehova tu
Dios andando en sus caminos, y guar-
dando sus estatutos y mandamientos, y
sus derechos, y sus testimonios, de la
manera que está escrito en la ley de
Moyses, para que seas dichoso en todo
lo que hicieres, y en todo aquello á que
te tornares.
4 Para que confirme Jehova la palabra
que me habló, diciendo: 81 tus lujos
guardaren su camino andando delante de
mi con verdad, de todo su corazón, y do
toda bu alma, jamas, dice, faltará á ti va-
ron del trono de Israel.
5 Y también tú tabes lo que me ha he-
cho Joab, lujo de Servia, lo que hiso á
dos generales del ejército de Israel, e$ d
eaber á Abner, lujo de Ner, y á Amasa,
lujo 4? Jether, á loe cuales el asesinó,
derramando en pac la sangre de guerra,
y poniendo la sangre de guerra en su ta-
labarte que tenia sobre sus lomos, y en
sus zapatos que tenia en sus pies.
6 Tú harás conforme á tu sabiduría;
no harás descender sus canas al sepulcro
en paz.
7 A los hijos de Bcrzellai Qelaadita ha*
ras misericordia, que sean de los convi-
de tu mesa: porque ellos vinie-
I. T>E 1,08 RffYEB.
rt>n asi á mi, cuando iba huyendo de Ab*
salom tu hermano.
8 También tienes contigo á Semel, hi-
jo de (Jera, hijo de Jcmini de Bohurim,
el cual toe maldijo de una maldición
fuerte, el di» que yeviba á Mahanaim.
Mas él mismo descendió á recibirme al
Jordán, y yo le juré por Jehova, dicien-
do: Yo no té mataré á cuchillo.
: 9 Mas ahora no le absolverás: que
hombre sabio eses, y sabes como te has
de haber con él ; y harás descender sus
canas con sangre á la sepultara,
10 Y David durmió con sus padres, y
fué sepultado en la ciudad de David.
11 Los dias que reinó David sobre Is-
rael fueron cuarenta anos: siete sfios
reinó en Hebron, y en Jerusalem reinó
. treinta y tres anos.
12 Y Salomón se asentó en el trono de
David su padre, y fuá su reino firme en
gran manera.
18 ? Entonces Adonis*, h\jo de Hagith,
vino á Bersabce madre de Salomón: y
ella dijo: ¿Tú venida a de paz? y ¿1
respondió : Sí, de pac
14 Y él dijo : Una palabra tengo que de-
cirte. YeU»dgo:Di. Yéldtfo:
15 Tú sabes que si reino era mió: y que
todo Israel habla puesto en mi su rostro,
para que yo reinara: mas el reino fué
traspasado, y vino á mi hermano : por-
que por Jehova era suyo.
16 Y ahora yo te pido una petición, no
me hagas voforer mi rostro. Y ella le
dtfo; Di
17 £1 entonces dijo : Yo te ruego que
hables' al rey Salomón, porque él no te
hará volver tu rostro, para que me dé á
Abisag Sunamita por mugar.
18 Y Bersabce dtfo : Bien; yo hablaré
por ti al rey.
19 Y vino Bersabce al rey Salomón pa-
ra hablarle por Adonias: y et rey se le-
vantó para recibirla, y se inclinó á ella,
y se tornó á asentar en su trono: y hito
poner una silla á la madre del rey, la
cual se sentó á su diestra. +
90 Y ella cuja; Una pequeña petición
te demando, no me hagas volver mi ros-
tro. Y el rey le dijo : Pide, madre mia;
que yo no te haré volver el rostro.
31 Y ella dijo: Dése Abisag Sunamita
por muger á tu hermano Adonias.
22 Y el rey Salomón respondió, y cujo
á su madre: ¿Por qué pides á Abisag
Sunamita para Adonias? Demanda tam-
bién pan él el reino; porque él cS mi
• 820
hermano an^or; y tiene también A
Abiathar sacerdote, y a Joab, lujo de
Servia.
23 Y el rey Salomón Juró por Jehova,
diciendo: Así me haga Dios, y así me
añada, que contra su vida ha hablado
Adonias esta palabra.
21 Ahora pues vive Jehova, que me ha
confirmado, y me ha puesto sobre el tro-
no de David mi padre, y que me ha he-
cho casa, como habia dicho, que Ado-
nias morirá hoy.
25 Entonces d rey Salomón envió por
mano de Banaias, hijo de Jotada, el cual
le hirió, y murió.
26 TYáAbiethar el sacerdote dijo el
rey: Yete áAnathoth á tus heredades,
que tú eres digno de muerte. Mas yo no
te mataré hoy, por cuanto has llevado el
arca del señor Jehova delante de David
mi padre: ademas de esto has sido tra-
bajado en todas las cosas en que mi pa-
dre túé trabajado.
27 Y echó Salomón á Abiathar del sa-
cerdocio de Jehova, |>ara que se cum-
pliese la palabra de Jehova, que habia
dicho sobre lacena de Hett en Silo.
28 Y vino la fama hasta Joab, porque
también Joab se habia arrimado á Ado-
nias, aunque no se habia arrimado á Ab-
salom, y huyó Joab al tabernáculo de
Jehova, y tomó los cuernos del altar.
29 Y fué hecha saber á Salomón, que
Joab habla huido al tabernáculo de Je-
hova, y que estaba junto al altar. Y Sa-
lomón envió á Banaias, mjo de Joiada,
diciendo : Vé, y arremete á éX
80 Y entró Banaias al tabernáculo do
Jehova, y díjolc: £1 rey ha dicho que
salgas. Y él dijo: No, sino aqni moriré.
Y Banaias volvió con esta respuesta al
rey, diciendo t Asi habló Joab, y asi me
respondió.
81 Y el rey lo «ajo: Has eotoo él ha di-
cho, arremete á él y «atiérrale: y quita
demi,yde]aeasa de mi padre, la sangre
que Joab ha derramado sin osáffe
82 Y Jehova hará volver su asiere so-
bre su cabeza; que él ha asesinada» dos
varones mas justos y mejores que él, á
los cuales mató á enchuto sin qne nú
padre David supiese nada, e$ 4 estera Ab-
ner, hijo de Ncr, general del ejército de
Israel, y á Amasa, bfyo de Jetfaer, geno-,.
ral del ejército de Jada*
88 Mas la sangre de ellos volverá sobre
la cabeza de Joab, y sobre la cébese de
F «obre
1. DE L08 REYES.
David y sobre en simiente, y «otro tu
casa, y sobre su trono, habrá perpetua-
mente pos de parte de Jehova.
$^$uteucce Báñalas, hijo de Joiada su-
frió, y arremetió 4 él, y le mató, y mé*e-
paitado en su casa en el desierta
35 Y el rey paso en su lagar á Báñalas,
lujo de Joiada, sobre el ejército : y 4 Sa-
doo puso el rej por sacerdote en logar
ée Abiatbar.
36 % Y envió el rey, y hizo venir á Se-
mei, y díjolo : Edifícate urna casa en Je-
rusalem, y mora eUí« y bo salgas de allá
jk ana parte ni á otra.
37 Porque sepas de cierto que el día
que salieres, y pajares el arroyo de Ce-
dro», sin duda morirás, y tu sangre será
sobre tu cábese»
38 Y Semei dijo al rey : La palabra es
buena: como el rey mi señor ha dicho,
asi lo hará tu siervo. Y habitó Semei
en Jerusalem muchos días.
89 Y pasados tres ano* aconteció, qne
se le huyeron á' Semei dos siervos 4
Achis, hijo de Maacha, rey de Geth : y
dieron aviso 4 Semei, diciendo: He aquí
que tas siervos után, en fleta.
40 Y tevjgntóso Semei, y enalbardó su
aeno» y vino en Geth 4 Achis 4 buscar
atut siervos. Y fué Semei, y volvió sus
siervos de ð.
41 Y fué dicho 4 Salomón, como Semei
babia ido de Jerusalem hasta Geth, y
que Jaabia vuelto.
4$ Entonces ei rey envió, y hizo reñir
4 Semei,y düole: ¿fío te conjuré yo por
Jehova, y te protesté, diciendo: £1 dia
que salieres, y fueres aoá, ó acullá, sepas
de cierto qne has de morir? Y tú me
dfy iste : La palabra que he oido «* buena.
48 ¿ Por qué pues no guardaste el jura-
-mentó de Jehova, y el mandamiento que
yo te mandó?
44 Y dijo mm el rey 4 Semei: Tú sabes
iodo el mal que tu corazón bien sabe,
ojue. cometiste contra mi padre David:
mas Jeuova ha tornado ol mal sobre tu
cabeza:
45 Y el rey. Salomón uré bendito, y
ol trono de David será firmo perpetuar
mente ,4elaute de Jehova.
46 Sntonces el ref mandó 4 Banales,
Jitfo 4e Joiada, el cual salió, y arremetió
áé^y murió: y el reino toé centonado
en la mano de Salomón.
eAaprrTCO ni.
aékmo* toma pormmjer á la Mjad*Pha**mr**4*
Span. 21
*rie*am**rttod£*k*m*1alm. JJLPUmaMo
dot matas mvgere» ¿obre «n niño, que cada una de-
cía mr em tyo, con la MaJmcte qmélda, declara
mlpmUolamMItttndeDtoeqwremdtaméL
Y SALOMÓN hizo parentesco eon
Pharaon rey de Egypto, pore)ne
tomó por mvffer la h^a de Pharaon, y
trujóla en la ciudad do David, entre tan-
to qne acababa de edificar su casa, y la
casa de Jehova, y los muros de JenAa-
lem al derredor.
2 Hasta entonces el pueblo sacrificaba
en los altos; porque aun no habla casa
edificada al nombre de Jehova hasta
aquellos tiempos.
8 Mas Salomón amó 4 Jehova andando
en la institución de su padre David, so-
lamente sacrificaba, y quemaba olores
en altos.
4 Y iba el rey 4 Gabaon, porque aquel
era el alto principal, y sacrificaba allí :
mil holocaustos sacrificaba Salomón so-
bre aquel altar.
5 í Y aparecióse Jehova 4 Salomón en
Gabaon una noche en sueltos, y dijo
Dios : Pide lo que quisten*, que yo te dé.
6 Y Salomón dtyo : Tú hiciste gran mi-
sericordia 4 tu siervo David mi padre,
de la manera que él anduvo delante do
ti con verdad, con justicia, y con recti-
tud de corazón para contigo : y tú le has
guardado esta tu grande misericordia,
qne le diste un hijo qne se asentase en
su trono, como pareoe en este dia.
7 Ahora pnés, Jehova Dios mió, tú has
puesto á mi tu siervo por rey en lugar
de David mi padre : y yo soy mozo pe-
queño, qne ni sé entrar, ni salir:
8 Y tu siervo está en medio do tu pue-
blo, al cual tú elegiste: un pueblo gran-
de, que ni se puede contar, ni numerar
por su multitud.
9 Da" pues á tu siervo corazón doofi pa-
re juzgar A tu pueblo: para entender en-
tre lo bueno y lo malo : porque ¿quién
podrá gobernar este tu pueblo tan
grande?
10 Y agradó delante do Aduna!, que Sa-
lomón pidiese esta
11 Y dfyoie Dios: Porque has deman-
dado esto, y no pediste para ti muchos
días, ni pediste para, ti riquezas, ni pe-
diste la vida de tus enemigos, mas deman-
daste pora ti inteligencia para> oír jaldo :
12 He aquí, yo lo he hecho conforme 4
tus palabras : he aquí que yo té be dado
corazón sabio y entendido fcmta, que no
haya habido antes de tí ofro-éomo tú, ni
ftórpues de ttse levanto*** como tú.
.Wl
r-Díi;OB'RtT*Si
1» T aun también tas éoeas qtm na) un-
dlste, te be dada: riquezas y gloria,
que entre loa royes ninguna» haya «orno
túentndontua.diaa.
1% Y si anduvieses em anas «aminas,
guardando mía estatutos y mía -manda*
minuten* cateo 4a pacte» David anduva,
#o alargaremos dina.
11 Y como Salomón despertó* vló que
<:ra Bacilo: y riño á Jersiáalem, y pre-
nontése delante dql uro» dea concierto do
Jchoro, y* sacrificó itotocaustos* y biao
INMÓfieoa : y hiao banquete á todos ana
niervos.
10 % En aquella aaaon vinieron* dos
mañerea rameras al rey, y pmaentáxooae
delante de éL
17 Y dijola ana muger : ¡ Ay I señor mió,
yo v esta mager morábame* en una tate-
ma casa.: y yo parí en casa con ella.
16 *¥ aconteció, que «I tercero «a dea»
paea que yo parí, esta parió también : y
nonftbamon noaetra* ambas, gtienmghno
do fuera estaba en ceae, bino nosotras
das-enwaacaea.
Vé Y ana noche el hijo de esto muger
msMó, porque ella se acostó sobre él.
90 ¥ «em so levantó á media noche, y
tomóme mi hrjo do junto á mí, estando
yerta aterra durmiendo, y púsole á su
leste, y púsome á mi lado su hijo muerto.
SI Y uomo poma levanté por la maña-
na para das el pecho á mi hijo, he oqní
aa» ¿atoo* muerto. Y yo Ib miré por 1a
«mañana, y, he aquí que no em mi htyo,
que j/o habla parido.
22 Entórteos la otra moger d$o: No:
mi hijo es el que vive, y tu hijo e« el
muerta Y la otra volvió á decir: No:
turferj* cé el muerto, y mi hijo es el que
vive. Y de esta manera hablaban delante
ddVey*
£6rfl<iuyoirtos»sesdtyo: Esta dice: MI
aoje ce «1 que vivo, y tu hijo as el muer-
to. Y la otra dice : No, mas el tuyo es
el muerto, y mi hijo es el que vive.
94 Entonces dijo el rey: Traédme una
"espada: y trajeron al rey ana capada.
- 25 Y el rey dtfo: Partid por medio el
niño vivo, y dad la mitad A la Una, y la
otra mitad ¿ la otra»
26 Entonces aquella muger cayo era el
lujo vivo, dtfo al rey (porque sus entra-
fian aa la encendieron por su lujo, y di-
jo): i Ay I señor mío, dad á esta el nulo
vivo, no lo mátela. Y la otra age: "Ni
á mi, ni á tí* eíno partidle.
27 Entnncns «1 rey respondió, y dfyo:
Badéetta el hrjovivé, y notemateisí
ella «su madre.
28 Y todo Israel oye aquel Juicio, qué
habla jungado el rey, y hubieron temor
del rey* porque vieron que habla en el
sabiduría de Dtos para juagar.
CAPITULO IV.
A» mpmüttmée {o* peo*i*cim d$ Sal—
mon, y tus gobernador** y el cargo que cadm vm
tenia de hacer la provisión para el nutsmto y 4t$-
pe**x*it* la <*a*rriftrtff. H. Lamtmade ku*rpén-
mtd*lmt$% «««atetarte, y Mtpferfa.
ASÍ qaaet rey Salomón fué ray sabrá
■ todo Israel.
2 Y esteu/avr*» loa principes que tuvo :
Acortas lujo de Sadoc sacerdote :
S Etthornph, y Amas, hijos de Sisa, os*
cribas: Josaphad, hijo de Ahilad, can-
ciller:
4 Banales, hrjo de Joiada, ara sobre el
ejército: y Badoo y Abiathar aran loa
sacerdotes :
5 Anariae, htyo de Nathan, ara sobre los
gobernadores: Zabu<f, hijo do Nathan,
el principe, oompa&ero del rey :
<* Y Ahlsar era mayordomo: y AdomV
rom, lujo da Abda, ara sobre el tributo.
7 Y tenia Salomón doce gobernadores
sobre todo Israel, los cusios mantenían
al rey, y á au casa. Cada uno de elios
era obligado do mantener un mes en
cafo** alio.
8 Y estos asa los nombres 4o ettoa : Bl
hijo do Hur, cu el monte de Ephrafan :
0 El htyo de Deoar, en Macees, y en 8a-
lobim, y en Beth-samce, y en Elon, y en
Betfc-hanan :
10 El hrjo de Heaed, en Araboth : este
tenia también á Socho, y toda la tierra
deEpher?
11 El hijo de Abmadab tanto todos los
términos doDor: este tenia por mugar
á Thapher mja de Salomón:
12 Baña, hijo de Ahitad, Unta á Thanach
y á Maggcdo, y á toda Beth-ean, quo«s
cerca de Zartan, abajo de Jearael: da
Betii-aan hasta Abetmehnla, y hasU de
la otra parte de Jecmaen :
13 El hrjo do Caber en Ramoth de Ca-
tead: eefe tenia también las ciudades
de Jair, hijo do lianaasee, las cuales «sw-
tea en Galaad. Tenia también la pro-
vincl* de Argob, que era en Basan, se-
senta grandes ciudades cercadas de muro,
y de cerraduras de metal :
14 Abinadab, lujo de Adda, era en Ma-
to-
la Maternas, en Napathali: cate
h DCiLtosa&r'Sa
mó tttfbfai gaf mmrérá Bsnsmush b|*
deoaiomottt
16 mn% MJO'd* Mnet, «i Jurar, y «i
Batatal
17 Josapbat, htyo de Pharue, en
1G Bernegal)* de Ble,*»
If Saber» Mjo de Uri, en la tierra de
Gatead, y «a la tierra da Sebón rey de
loe Amoffnecn, y de Og rey do Baaam:
m gobernador en la tierra.
99 £et di? Jada y A Israel eran muchos,
como la arena que está junto á la mar en
mdr11to*% comiendo y bcbtsaa* y ale-
fraudóse.
SU 1 T.ftaieeac* ten waabn sobro todas
loe retnos- desde el rio de la tierra de les
Phiflstfteee, basUd térmtno de Mrjpfto:
y traían presentes, y serrian á Saloman
todos lee alas que vivió.
93 Tía despensa de
día tretat* coros de aor-doaarine, y se-
senta coros de harina,
» Ble» Imeye» engeaaaados, y relate
tronye* de pesio» y elea ovejas j ata loa
cierros, cabras, bufido*, y ovos engcrd*
das.
MYoroae ét eeflereaba en toda lam-
gtétf^Wo cdtsjba de la otra parte**! rio,
desde Thaphs* hasta Gasa, sobre todos
Ioercyc* tote otra porte del rtoc y tato
pac con todos sns lados al derredor.
35 T Jada y Israel vivían
fe cada ano debajo de sa vid* y debajo
de W triguera, desda Dan hasta
be, todos lee dias de Salomen.
2» *0ui* aliekdade esto
renta mil caballos en sos cabaüertsas
pala sos corroe, y doce mü caballos de
cabellar.
3T T los sobrodlofees getMiaadüifcii
mantenían al rey Salomón, y á todos los
o^ne venfcm á la mesa del rey Salomón,
coda ano sa mes, y badán que nada fiá-
base.
f» Y tfirian también osbael^ paja pera
los caballos, y para las bestias de carga
al logar donde él estaba, cada ano con-
forme al cargo que tenia,
3»Tdrd Dios 4 Momo* eabmnréa, y
prodenéU muy grande, y anchara de
eoraao», eomo la ama en» «»í<i 4 la ori-
na de lámar:
» Qoeftié Mayor la ratrfduri* flfr Salo-
món, qne .la de todas los OrAentaíesy y
qne toda la sebtdorte de eos Bgypdoav
81 Y *Vn rué mas sabio oa» todos las
nombres^ y mas ene Bttem Brmmtc, y
que fktamty Coturno yJttadnden hflt*
dmMabofct y feo nombrado entra todas
lannafionw de ai demdor*
83 Y propuso, tro» san parábolas i y sos
vemos Juera» einoo y mil»
88 Be lesárboto» también disanto des-
de d cedro del Líbano hasta el hisopo
eme anee on la pared» A sknlamn ^lapa-
té de los animales» do las enes, da. las
secnstatcs, de loa nacas.
W T vcum» de todos *o» pnobfes* otr
la sabidoria de Salomón, y de todo* los
reyes de la Ostra, donde habla Jtngado
mmmndesueenmuj**,
capitulo v.
Salomo* determinando de edificar eJ temóte CineU»
HIRAM rey de Tyro enrió también
*uaokrvo*> Salomón.; 4esde gao
oyó qne le hablan ungido por rey en. lo-
gar de en nados; perón* Hiram habia
siesansa-amada 4 JDavid.
9 Entejases enrío Salomón 4 Himm* d>
8 Té sabes como mi padre Oavld no
podo edificar casa al. nombro de Jehova
an ¿Ho*r^s* guerra* qa* le cercaron,
hasta. qne Zahora paso mttnemif/o* de-
bajode las planta* de sns pió*.
4 Ahora Jehoua sal JMes.*ee,,ha dado
reposo de todas partes ; qne ni hay ad-
vsmerin» ni mal enenaniro. ■
i *?or tanto abosa yo he determinado
de enlosar osea al nombro ne Jebera mi
Bles, eomo ¿«nova k>#>4 David mi
padre, dMendo: Tn *#*, que 3» pondré
en tu lugas* en tu trono, -él e^tfloacá ca-
sa 4 mi nombre.
6 Manda pnes ahora qne me corten ce-
dros dd Líbano: y m¿ Sierros esteran
con los tuyos ; y yo te daré por tus ster-
tob el salario que tú dieres : porque tú
sánenme», ene ninguno hay entre noso-
tros qne aspa labrar la madera como f os
7 T eomo Hiram oyó las palabras do
•Salomón, holgóse en gran manera, y di-
jo: Bendito as* hoy ¿ahora, .que dio ngo
sabio 4 David sobre este pueblo tan
8 Y envió Hiram 4- Salomón, diciendo :
Yo he oído lo que me enviaste á derbv
Yo haré todo lo qne te pluguiere acerca
de la madera da cedro, y la madera de
baya*
0 Ml*slervos>allonpinó^ndeel{,íber
no 4 m mar; y yo la pondré en balsas
por la marbast* el logar, qne tú me sc-
833
«DClWO»»EVESL
tolarei^'yaMs*H«eBalar*,yt* 1*
ras, y tú tamWm harás mi voluntad, dan-
do do comer á mi familia.
10 Y dio Hiram á Salomón madera de
cedro, y madera de haya, tod* lo que
quiso» *
li T Salomón daba á Hiram veinte mil
coros de trigo para el sustento de sn fa-
milia, y veinte coros de aceite limpia
Esto duba Salomón á Hiram cada un
aflo.
19 Dio Tines Jehbv* á Salomón sabida-
ría, como le habla dicho: y hubo pac
entre Hiram. y Salomón: y hicieron
alianza entre ambos.
18 T impuso el rey Salomón tributo á
todo Israel, y el tributo fué treinta mil
hombres : 1
14 Los cuales envtaba»al Líbano de%iez
nríl eh dfe2 -mil' cada mes por sus Teces :
7 como hablan estado un mes en el Lí-
bano, estábanse dos meses en sus «asas :
y A{ftairam<esta3»sobi*«ltritoa«o.
15 Tenia también Salomón setenta mu,
que ilevaban hfs cargas! y ochenta mil
cortadores en él monto;
16 Sin los principales gobernadores de
Salomón que eátataln puates sobre la
obra, que eran tres mil y trescientos, los
curtes tentan cargo #el pueblo que hacia
la obra. *
17 T mandó el rey que trajesen grandes
piedras^ triedras de precio punulos ci-
mientos de 1á casa, y piedrarlabrades :
18 Tíos albañllee de Saloma», y les de
Hfram, y los aparejadores cortaron y
aparejaron la matera y la cantería para
labrar la caso.
XIAPITULO VL -
Jk^crQmm la traza y forma del templo, del articulo,
ú oratorio, de Ion querubines, y de la» molduras y
ornamentes de todo ei edificio,
TFTJÉ en el aüo de cuatrocientos y
ochenta, después que lee hrjoe de
Israel salieron de Egypto, en el cuarto
alio del principio del reino de Salomón
sobre Israel, en el' mes de Ztpu, que es
el mes segundo, él comenzó á edificarla
cusa'deJehova. • ■ • •
2 La casa que el rey Salomón edteeó'4
Jehova, tuvo sesenta codos do largo, y
veinte de anchó, y treinta codos de alto.
9 Y el portal delante del templóle la
casa, áe "veinte *ódoe de largo,1 dsDante
de la anchura de la casa: y su anchura
era dé diez codos*, delante dé la casa. '
4 T hhso ventanas á la casa, anchas per
de dentro, y estrechas ñor aV/íe*&
m
*(X!edefn*taiaMejk.junfe>~el feuro de
la casa un colgadizo al derredor, pagado
á'las paredes* darla caaa.endetinder del
tempro y del oratorio, y hizo cámaras al
6 SI colgadizo de ahajo era de 4inco
oedos de ancho i y. el del medio, de seis
codos de ancho: y el tercero, de siete
codos de ancho: porque por de lucra
habla hecho diminuciones 4 la casa al
derredor, para no .trabar de, las paredes
de la casa.
7 Y laeaaaenando se edificaba, feefUfico-
ban de piedras enteras como las traían:
de tal maaer*j;que cnande la educaban,
ni martillos ni hachas fueron, oídos en la
casa, ni ningún otro instrumento de
hierro»
8 La puerta del colgadizo del inedia es-
taba al lado derecho de la casa: y su-
bínsc por mi caracul al del medio, y del
medio al tercero. , .
9 Y labre- la casa, y la acabó, y .cubrió
fe casa de tMecn» y denudase* de cedro
puestos por orden. ,
10 Y edificó también el colgadizo en
derredor de teda la casa de,, altara de
cinco codos: el «nal tobaba Ja casar con
vigas decedrsb ■ * *
11 Y floé palabra de ¿chova 4 Salomón,
diciendo}
Ift «Esta- casa que tú edificas, si andu-
vieres en mis estatutos» y hioienssjnis
derechos, y guardares todos mis manda-
mientos, andando en ellos, yo, tendré
firme asnalgo m* pelaba* que hablé á
David tu padre:
13 Y habitaré en medio de los lujos de
Israel : y no dejaré á mi pueblo Israel.
14 Así que. Salomón -labró lar casa, y la
acabó.
15 Y edificó las paredes de la casa por
de dentro de tablas de cedro, vistiéndola
de madera por do dentro, desde el solado
de la casa hasta las nasedes de la te-
chambre : y el solada cubrió de dentro
de madem de haya.
16 Edificó también al cabo de. la casa
veinte codos de tablas de cedro desde el
solado hasta las paredes, y labróse en la
casa un oratorio que es el lagar Santí-
simo.
17 Y macana tuvo cuarenta codos, 4 sa-
fra», el templo de dentro. .
1* Y la casa ara«aMirft* * eedro por de
dentro* y tanta tesan antn Medusas ale ca-
labas** sHvestre*, y de botonesidafloroB.
TcKiae^o^kt^iüiigua^piedsi^veW.
*. de i¿o*i»rr«&
en meato de la easvp*** poner allí 41
arca ¿el concierto de Jetaos.
^Tet oratorio asteo* en la parte de
adentro, el cual tenia Tetarte codos de
largo, y otros -retirte de ancho, y otros
reto*! de altara; y vistiólo de oro puri-
aitno: ye» aliar cubrió de cedro.
91 Asf o/nOTtettó Batomou de poro oro
as onta na* ** dentro: y la pnerta det
oratorio cerró con cadenas de ero, y vis-
tiólo dé ero»
40 T toda la «asa vistió de oro hasta el
«abo: y asfinlmo vistió de oro todo el
altar que mtukt delante del oratorio.
& Hiso también en el oratorio dos ene-
rantes* de madera de oirra, cada «no de
altara de dles codos.
9* X* «tus ala del «n querubín tenia
«foco codos; y la otra id* det mimno que-
rnbta otros cinco codos: así qae habla
diez codos desde la punta de la una ala
basta la punta de la otra,
86 Asimismo el otro querubín tenia
41ez codos ; porque -ambos querubines
eran de un tamaño, y de una hechura.
í& Lfc tritura del nao esa de dles codos,
y asi mlsnro el otro.
27 Estos querubines puso dentro de la
casa de «dentro: los cuales e/aerubines
extendían sus alas, que el ala del uno to-
caba la pared, y el ala del otro querubín
tocábala otra pared; y las otras dos alas
ae tocaban ht una á la otra eñ la mitad de
la cata.
96 T vistió dWro los querubines. -
98 Y esculpió todas las paredes de la
casa al derredor de diversos figuras, de
querubines, de palmas, y de botones de
flores, por do dentro y por de fuera.
80 Y el solado de la casa cubrió de oro,
de dentro y de fuera.
31 Y á la puerta det oratorio hlso puer-
tos de madera de oliva, y el umbral y
los postes eran de cinco esquinas.
88 Las dos puertas erm de Madera de
olira, y entalló en eUu* n^uras- de que*
rubines, y dé palmas, y de botones de
flores, y cubriólas de oro, y cubrió los
qn«rabÍnesylaspkilmasdeoro^ •
83 Do la misma formo auto A la puerta
del templo postes de madera de oliva
cuadrados.
34 Las dos puertas eran de madera de
haya; y los dos lado» de la una tuerte
eran redbndos, y los otros dos lados de
la otra puerta «amalea redondos.
85 Y »*afJMfc*UsJ frjass^iM»»» y ge»
m*,yl
oro ajustado]
88 Y labró el patio de adentro da tres
órdenes de piedras labradas, y de un or-
den de vigas de cedro.
87 En el cuarto ano, en el mes de Ziph,
se pusieron tas cimientos da ia casa da
¿chova:
■ 88 Y en el undécima- afio> en el mes da
Bul, que es el mes octavo, la casa fué*
acatada con todas sus pertenencias, y
con todo lo necesario. Y adiiaóla en
siete anos. •«
CAPITULO VTT. *
La* traza* de la cata rea!, del bosque, detpoHdtdel
fitmtié, f dé *u cam 49 h% rwktm. ILLajmHmw
Jbrmm de la* *h*¡ coktmma* d*fmm*Kcüm, u**m m*um-
to*. Del mar, de la» fuentes* y de *ut bata* : u de otro*
rato* y instrumento* perteneciente* a\ tórrido «M
w
AS su casa educó Salomón en trece
anos, y la acabó toda. -
2 Y asimismo educó la casa del bosque
del Líbano, la cual tonta cien codos de
largura, y cincuenta codos de anchura, y
treinta codos de altura, sobre cuatro ór-
denes de colamos* de cedro, con vigas
de cedro sobre las columnas.
8 Y estaba cubierta de planchas de ce*
dr0 arriba sobre las vigas, que estaban
puestas sobre cuarenta y efees colum-
nas, cada ringlera tenia quinos < utaniiiiii.
4 Las ventanas entuban por tres órdenes,
una ventana contra la otra tres veces.
5 Y todas las puertas y postes eran
cuadrados : y las unas ventanas estaban
en frente do las otras tres veces.
8 Y biso un portal de columnas que te-
nia de largo cincuenta codos, y treinta
codos de ancho, y aquel portal «efees de-
lante de ellas, y sus columnas y vigas
delante de ellas.
7 Hlso asimismo el pórtico del trono
en que habla do Jungar, qmo « si pórtico
del Julde, y vistiólo de cedro de suelo á
suelo.
8 Y en la casa en que él moraba, habla
otro- patio, dentro del portal, de obra se-
mejante A esta. Edificó también Salo-
món una cosa para la hija de Pharaon,
que habla tomado por mayer/de la inte-
rna obra de aquel portal
8 Todos aquellas abra» fueron de piedras
de precio, cortados y aserradas con sierra
según las medidas, así por de dentro co-
mo por de fuera, desde el cimiento hasta
las vigas, y atfewtsmo por de fuera hasta
el gran patio.
10 El cimiento era do piedras de precio,
Lr»E fcOS'IUEYOEa
codos, y de pendras de echo cadas.
, li* Más 4o allí «arriba tro» piedras do
precio, libradas conforme á bus medidas,
y de cedro.
13 T en el g*an patio al derredor- Habla
tres ordenes de piedme labradas, y «a
orden de vigas de cedro, y asi el patio
de la casa de Jeboea, el de adentro, y el
patio da lacas*
1$ÍY enfrió d rey Salomen, y biso
venir da IyrO á u* Hiresa,
14 El cual era htyo de una vsnda do la tri-
bn de NephthaU, y su padre babia sido de
Tyro, que labraba en metal, lleno de sa-
biduría, y de inteligencia y saber en to-
da obra de metal Este Tino al rey Sa-
lomón» y hizo toda su obro,
15 Este hizo dos columnas dQ metal:
la altara -dato «na solemne era de flltz
y ocho codos j y a la otra columna tor-
eaba un.hile de doce codos.
l&tfise también dos capiteles de íuo-
dielon do metal, pata que fuetea pues-
tos sobro las cabetes de las columnas:
le satura del un capitel esa de etneo co-
dos, y la altara del otro capitel era de
<*i«w*ÍSMO codos.
X? y AJjoi*ia»4rensas 4 maneradt red*
y nasa datas á manera de cadenas peí*
loa espuelea que había» de eer pvettos so-
bra Isa oahtms de las columnas, siete
paraeadav<apUei *
18 Y aneado, hubo hecho loa oolanynss,
biso tembisB des ordenes de granadas si
derredor, ea el un enredado, para cubrir
les capiteles ojee estaban calas cabezas
<fo to*#oiwm«M con las granadas í y de la
mfema forma Uso en el otro capitel.
, 10 Los tapHoles quo alaban pueetm so-
bre las columnas estaban labrados á mo*
nar* |U flotes nomo lo* a%te te arfe» en til
portal, par cuatro codos.
¿20, U» capiteles que estaban sobre las
dos columnas tenían también doscientas
gatas ísb na A<ta órdenes al derredor en
oada~**pti»l eoetsen del vientre del capi*
tal, el saal vientre: estaba delanto del en-
redado.
21 Estas columnas puso enhiestas en el
portal del templo. Y cuando hubo en-
hestado la' columna de la mano derecha,
púsolo nombre do Jachln : y enhestando
la columna de la mano UqnUrda, ,pú*
solé nombre de Boas,
23 En las cafeteas da iss eotamaae ha-
bía nna obra de lirios : y asi se teoso la
ota» de fea aftnmnes.
m
ussiaar* ds Émfllisun
fte Ufes codos del ua labftd al otea, redon*
do al derredor: su altura era de cinco
coduBx y cetn^ttoo> al derredor un cor-
dón de treinta codos.
24 Y cercaban aquel mar por debajo da
su labio si derredor unas bolas como
calabazas, dios en cada cecto* quo esftlau
d marftxfo al derredor etr dos órdenes,
be cuales hablan oteo tan 11 sen sn su
faaóidotL
25 Y estaba asentado sobre doce bueyes t
los tres tafeaban a) norte t los tres mira-
ban al poniente t los ti^amlrahan al me-
diodía i y los tres misaban si ostente»
Sobra estos telaba el me* sertas*, y ms
traseras de ellos estaban hacia le parta
de adentro.
3G Elgrueso del mor erado un palmo,
y su labio era labrado como el labio da
un ctUst ó da flor de lis i y sabían en él
dos mil batos.
27 Hizo también diea basas de metal :
la larga tarde cada basa era de cuatro *o-
doe, y la snehura de cuatro codos, y la
altura de tres codos,
28 1* obra saleábase* ere esta c teman
unas cintas las cuales tatadaa antro mol-
doras:
28 Y sobro aqaellaa cintas que arfases
antro las molduras, Jiparas do leones, y
de baeyee> y do quera Mncs. Y sobra Iss
moletafaséfelabasa,astancima como de*
bajo do los leones y de las bueyes, haUa
«oías añadiduras de obra extendida.
80 Cada basa tenia cuatro ruedas de
metal, coa mesas de metal: y ea sos
cuatro issqalnas aaMs anas hombrillos,
los cuales nadan de fundición debajo da
la fuente de cada una parlo denlas afiedl*
duras.
81 Su boca entraba cu el capitel un co-
do para arriba: y su boca era redonda,
de la bochara do le basa» do codo y
medio. Habla también sobre la boca
catalladagas oaa sus cintas, loe cumie*
eran etjadiadss, no redondos;
83 Las cuatro ruedes tsfatuadebejo ds
las cintas, y los ejes ds fe» ruedas naris*
en la misma bata. La altura de oada
rueda era de un codo y medio.
89 Y la hechura de las ruedas era como
la hechura de las ruedas de carro; sus
ejes, sus raaos, y sus masas, y sus cb>
ehoa, todo esa da modfckm*
U Asimismo los onatso hombrillos á
las cuatro esquinas da «sdt bata» y los
Hamsrtttot amde* y tomaban»
&. PE fc0»tRf¡.Y«$l
J^Vna toaste
ee*m.dea**w»*r**tondetal derredor: 9
P» Je altara do le bas»*o*ntotdua*sy
e*n***,imeaeiMerwd*el*aenkma,
80 T hizo en las tablas de las inoldnree
£.en las ****** entaUednta* de querubi-
nes, y da leones, y da palmes, delante de
|aa laailWiian da cada ana al derredor*
87 De esta fo nao, bies dita aai
dei
M JBiodamMasi dieasaseitrs de tahalí
estáñente taada cns*etot* batea, y eada
la*nds!s**do«nan*o eeéoat y eada fren-
te ettab* aebae aína ama; en
89 Y las cinco toase* asentó i la mano
deseeimdetaesaaj y Jes otras «Jneo 41a
mano isqnierda de la casa: y el mar por
so alia**) desecan de la casa, al oriente
necia el mediodía:
naneMesv y lebrillo*, y acabó seda la obra
qne biso á Salomón para la casa de Je*
nova.
,4iA¿eas*iváas eoli—M, y los vanos
sndesnloastojloocapttelss que estofe» en
lo alto de las éeacelttmnaa, y dos redes
ana cabria* loa dos vasos sedondos de
loa natátiles qne artesón sobre Jas car
besas ds las eoliuttnas.
*d8 Itanytnatiwiantas granada* sobre
las dos redes, ct^rnta», dos ordene* de
ajanadn en cada red, peí* esv^rir los dos
toso* Tedonflna qne sstssoa oobfe las cs>
boas* de las.oosnmns*.
«o llena, dictes**, y dles Juanas* «o?
bro las basas.
dé Un mar, y doce bueyes debajo del
ssar.
46 X*»m, bacán, y aradle*, y lebrillos,
y todos lea ota» ▼aso* qne Hitas* biso
al . rey Saloman, parala «asa da «tabora,
ftr molsianisaliKla -
,4k% Todo a» Uso sandia el rey, en la
<»*q»fi***liJ**Q*Av: orároste de latte*
ra, entre 8ocoth y Sartbssk .
47 ¥ dejfcfielbaian todos lo* vasos sin
inquirir el peso del metal, por la grande
multitud.
4S Y hiao Salomón todos los vasos qne
ero» ptrUnfimtm * la casa de Jebova;
an alear de ota y nna nwas ■Qbre Ja cnal
1 los pane* de la peopesicion,
49 ítem, cinco candeleros á la
afereejm, ¿«tasa *ino* á b> iaaaiejtfe^de
o*^p*r»d*iaj ****** ¿sjL, losnjaajoj *
las flores, y las lámparas* j dasnabilade-
ss*,dooto.
¿0 Asiasiamo loa cántaros, vasos, lebri-
llos, cnebarones, y laoeoamxk* de oro
purísimo» Los qnjcisles de las puerta*
de la casa ds adentso,*» 4 soba*, del lugar
ssnUsimovy de la* puertas del templo,
deesa»
51 T acabó toda la obra qne bisa bs>
eer el. re*> ¿alomen, para la casa do Je-
bera) y metió Salomón lo qne David «a
padre habla, dedicado, m 4 ****», plata y
oro, y vasos, x púsolo teda en gnard* en
Isalcsoserisa do U oseado Jebona,
CAPITULO ^jhl é
Snttmtm hmojmntmr 4 fio m imáh+im #riSi-
mltmnidoé mtu m el templa el arca del concierto,
el cual Dios hinche de una ntibe en testimonio 'de sn
pretendo. II. Habiendo hecho grado» 4 Dito 9m-
pk\ e*m onm Imrgo oróme* ím pida om mmtstre su
favor sobre ¡os que en aquel lugar le invocaren en
tu* necesidades, ¿espites de lo oval bemdtoé mi pme¿
Uo. III. Dedica* el templo con mundsJUsnm.tr
arosnto*mál*ito4a)to*iJkÉtí*~ , ( _
ENTONCES Salomón jun^ó los ancla*
nos de Israel, y á todas las cabezas
do las tribus, y á los príncipes do los
padrea de loa byoa de Israel al rey Salo-
món en Jcraaalem, para traer el ares del
oanelerto de Jebove de la cino>4 de Da-,
Tid,qno*s&ion.
% X fueron- Juntados al soy Salomón to-
dos los Taronei de Israel en, el mes-de
y.themto, en dia solemne, qne.es e} mes
septeno, .
8 Y vinieron todos los ancianos de I*
raek y ** sapendote* tomaron, el, área;
4 Y trajeron el arca de Jebpva, y ejter
bermVcplo dek testimonio, y, todos, los
vasos sagrados que ssfofaa en el taber-
náculo; y los cuales trajeron los sacer-
dotes y levitas»
5 T el rey Salomón, y toda U congre?
gaeico da Israel que 4 él so babi* ¿anta-.
4o, estabaA con «U delante d<?i arca, sa-
oriAeeAd» qvejasy \acs*„one pprjlamul-
Utud no se podiw f oqtar. ni numerar. ,
4 X los sacerdote* metieron el arca #el
concierto de jeboya en su logar, en el
orajtorlo de 1* casa, en el logar santísimo,
debajo de las alas de los querubines.
7 Porque los querubines teMan exten-
didas las alas sobre el lugar del arca; y
enbrian los querubines asi el arca como,
sus barras por encima»
ft TMetoseo salk la* barras; y las ca-
besas de las barras se parecían desde el
SMtaerfe*** ssioó* delante del oratorio,
m
i. bk LoriusT^a
mas no se vetan desde á íbera; y estío
quedaron basta hoy.
9 En el arca ninguna cosa habla mas de
las dos tablas de piedra, que habla pues-
to allí Moyees en Horco, cuando Jehovd
hteo la alian» con los hijos do Israel,
cuándo solieron de la tierra de Egypto.
10 Y oomo los sacerdotes salieron del
santuario, una nube hinchió la casa de
Jenovn.
1% T los sacerdotes no pudieron esto»
por* ministrar por causa de la nube;
porque la gloria de Jehova habla hen-
ctrlde la casa de Jehova, *
13 Entonces 8yo Salomón: Jehova ha
dicho que él habitará en la oscuridad.
18 Yo he edificado «asa por morada
para ti, asiento en que tú habites para
siempre.
14 % Y volviendo el rey en rostro, ben-
dijo á toda la congregación de Israel ; y
toda la congregación de Israel estaba en
P*
16 Y dijo : Bendito sen Jehova Dios de
Israel, que habló de su boca á David mi
padre, y con su mano lo ha cumplido,
diciendo :
10 Desde el día que saqué mi pueblo
Israel de Egypto, no he escogido ciudad
do todas loe tribus do Israel, para osifi-
car casa en la cual estuviese mi nombre,
aunque escogida David para que presi-
diese en mi pueblo Israel.
lf Y David mi padre tuvo en voluntad
do edificar casa al nombre de Jehova
Dios de Israel
18 Mas Jehova dijo á David mt padre:
En cuanto á haber tú tenido en voluntad
de edificar casa á mi nombre, bien has
hecho de tener tal voluntad :
19 Empero tú no edificaras la casa, si-
no tu htyo, que saldrá de tus lomos1: él
edificará casa á mi nombre. •
20 Y Jehova ha hecho firme su palabra
que ñama dicho, que me he levantado ye
en lugar de David mi padre, asentándo-
me en el trono de Israel, como Jehova
habla dicho : y edifiqué la casa al nom-
bré de Jehova Dios de Israel.
21 Y he puesto en ella lugar para el
arca, en la cual está el coneferto de Je-
hova, que*él hizo con nuestros padres,
cuando los sacó de la tierra de Egypto.
29 Y púsose Salomón delante del altar
de Jehova, en presencia dé toda la con-
gregación de Israel, y extendiendo sus
manos al cielo,
33 DQo: Jehova, Dios de Itrael, no toy
«eo tomo tú, ni ait3l* «fíetelos» «i
abajo en la tierra, que guardas el con-
cierto, y la misericordia á tus niervoo,
los que andan delante de ti en todo su
corazón.
24 Que has guardado á tu siervo David
mi pudro lo que le dtyiste: lo dtylste con
tu boca, y con tu mono lo has cumplido*
oomofo ¿rase*** estadio.
25 Ahora pues Jehova Dina de Israel*
oonaerva 4 tu siervo David nU padre to
que le prometiste, diciendo : No faltará
varón de ti delante de mí, que se ostente
en el trono de Israel; con tal <roe tus
hijos guarden su camino, que andón ds>
lóate de mi, como tú has andado- da»
lante de mi.
26 Aflora pues, Dios do Israel, bea fir-
me tu palabra, que cujtste á tu sierro
David mi padre.
27 ¿Bs verdad qua Dios haya de morar
sobre la tierra? He aquí que los délos,
los dolos de los cielo*, no te compran-
den, ¿cuánto meso» esta casa que y» ha
edificador
28 Mas tú mirarás á la oración do tu
siervo, y á su rogativa, Jehova Dios nflfe,
oyendo el clamor y la oración que tu
siervo hace hoy delante de ti.
29 Que estén tus ojos abiertos sobre
esta casa de noche y de día; sobre esté
lugar, del cual has dicho: Mi nombre
será allí: y que oigas la oración que tu
siervo hará en este lugar.
80 Oirás pues la oración de tu stisej, y
de tu pueblo Israel ; cuando oraren en
este lugar, también tú lo oirás en el tu»
gor de tu habitación, desde los cielos :
qué oigas y perdones.
31 Cuando alguno hubiere pesado con-
tra su prójimo, y le tomaren juramento;
placiéndole jurar, y viniere ai juramento
delante de tu altar en esta casa;
82 Tú otras desdo el délo, y harás, y
juzgarás á tus siervos, condenando ü
implo, dando su camino sobre en caben*,
y jastlfloando al justo, dándole ooufer>
rae a su justicio,
88 Cuundd tu puetto Israel hubiera
caldo delante de sus enemigos, por ha-
ber pecado contra ti, y se volvieren á ti,
y confesaren tu nombre, y oraren, y te
rogaren y suplicaren en esta cata; *
8* Tú los obns en los eteloa, y perdo-
narás el pecado de tu pueblo Israel, y
volverlos has á la tierra que diste á-oas
85
ac corra», <
L DE LOS ESYBSi
y tu rúgate* en este lugar, y
to nombro, y se volviesen 4
cuando los hubieres afligido ;
36 Tú oirás en los cielos, y perdonarás
^ el pecado de tve sierros, y de to pueblo
Israel, eneefiáudoke el buen canino en
«no anden; y dates Harina sobre tu tier-
ra, la cual diese étapseble por heredad.
6 pamlhuott ; 6 hnhiere Useartile, 6 se»
bu*? o batiere Itngosf , o ptrfgen; si
eos cúsasenos las tuvieren eereadoa un
la tierra dotas puertea; eualquiem ala-
ga ó enfermedad quema;
88 Toda otaekm, y toda suplicación,
que hiciere cualquier hombre, ó lodo tu
poobioisraot, cuando cualquiera umtie-
re Ja plsga de su muuuon, y extendiera
sus manos i esta casa;
89 Tú oirás en los cielos, en la babüa-
c¿ott<fetumc«uue,yper4^)eu^ybarás;
y datáe á> roda uno contornea toóos sus
ostttJuftsy cuyo oorsaoai té conoees; (por»
que tasólo conoces el corasen de todea
lea hsjen dalos hombuen;}
40 Bata que. te teman lados los cuas que
vivieron sabrá la has de la llena, que té
diste á nuestros padms.
41 Asimismo al uilitngiaii, qua no ai
de tu pueblo Israel qua hubiere ▼anido
da lujas tierras á causa de tu nombre,
4» (Jungue oirán tn grsUda nombre, y
tu mano fuerte, y tu braco extendido;)
y Tiniere á orar á esta casa;
46 Tú Oirás ea lo* cíalas, aula habita-
do* de ta mocada, y harás conforme*
toda aquello paralo cual el extranjero
hubiere cismado á ti: para que todos
loo pueblos de 4a tierra cononoan tu
nombre,, j te teman, como tu pueblo
Israel* y aupan que tu nombre es lla-
mado sobre esta casa, quo.ee fiuaupirf
44>ftVtu pueblo emtere en batalla «ou>
tua toa enemigos,, por el camino que tú
los eusun^ytuusuttáJehom'nustt hv
ciudad que tú elogista, y boas* la ema
qae yo edifiqué á tu numbfn)
46 Tú c4nmo*lencttlcaeuofntlen>y
so supHcaciou, y les batas derecho.
46 81 Hubieren pecado contra ti, (por-
que no ***/ hombro que no peque*) y tú
estuvieres airado contra ellos; y los en-
tregares delante del enemigo? para que
los eautlveo,y^ lleva* Anisir» de ana
enesntgod, sea Jejoa, é canta?
4T T eUos aotrlaunu en ai en as uutj»
•: si Toarienm, jy
á «V*u ** tlamu da lea uno loa
eautrrsrou, y dieren: Peoáaios, bebemos
hecho lo malo, habernos hecho impiedad :
48 Y se convirtieren á ti de todo bu co-
raaon, y do toda su alma, en la tierra do
sus enemigos, que los hubieren llevado
cautivos, y oraren á ti hacia, su tierna,
quetúdiatoAane padres, Adria la ciadad
que tú elegiste, y hada la casa qno yo be
edificado á tu nombre ;
4» Td olma en me alema, On la habita*
don de tu morada, su urucien, y an en-
puoaeion, y les harás derecho,
60 X perdonarás k tu pueblo, que ha-
bla pecado contra tí, y á todas sua rebe-
liones con que se habrán rebelado contra
ti: y harás que hayan do ellos inisenicoo-
dia, los qno los hubieren cautivada
61 Porque eüoe mu tu pueblo, y tu he-
redad, qua tú saossta de Egjpto* da en
medio del homo da hierro:
63 Que tus ojos estén abiertos á la ora-
clon de tu siervo, y á la suplicación do
tu pueblo Israel, paré oírlos en todo
lo que te invocaren : •
bu Pues que tú los apartaste pam ti
por ta heredad de todos los pueblos de
la tierra, de la maneta que lo dijiste por
mano de Moyses tu siervo, cuando sa-
caste á nuestros padrea de Sgypto, Se-
ñor Jehova.
54 .Y fué, como Salomón acabó de orar
á áohewe toda esta caución y suplicado*,
levántese de estar de rodillas, y d# feuer
sus manos extendidas si dalo dalaoto
del altar de Jehova.
66 Y púsose en pié, y bendfyo á toda la
congregación de Israel, diciendo á alta
voz:
56 Bendito sea Jehova, que ha dado re-
poso á su pueblo Israel, conforme a to-
do lo que él habla dicho : nmguna pala-
bra de todos sus buenas prometas, que
d|jo por Moyses su siervo, ha faltado.
57 Sea con nosotros Jehova nuestro
Dtoa, como fué coa nueateos padres, /
no nos desampare, ni una deje :
58 Haokstao inclinar nuestro oem*en>
asi, para qua andemos en todos, sos ca-
minos, y guardemos tn* mandamientos,
y sus estatutos, y sus derechos, losáos-
les mando á nuestros podares»
59 Y que estas mis palabras con que
he orado delante de Jehova, estén Junto
da Jebera nuestro Dios de dia y do no*
cha: pam que él haga el juicio de su
sierro, y de su pueblo Israel, cada
lempo. Digitized by \j(
4».
en su tiempo.
kBlMJOaiftffCTQEa
m Jnra que >teems les emética
tierra sepan que Jebova es Dios, 7 no
Aejrotro.
61 Y sea perfecto vuestro ooruon con
Jebova nuestro Dios, andando en ana
estatutos, y guardando sns mandamien-
tes, como al ola de noy.
M t Entonóos el cay, y todo Israel con
él, sacrificaron sacrificios d atonto da Je*
hova.
fifi T saenmcó Salomón sacrificios pa-
cíficos, loe coates sacrificó á Jehoua, qm
fueron veinte- y dos mil bueyes, y ciento
y veinte* mil orejas: y dedicaron locase
de Jebova, el rey y todos loe hijos de
Israel.
fii Aquel mismo día santificó el rey el
medio del patio que estofes delante de la
casa de Jebova ; porgue hiño alli loa ho-
looaautea,y los presentes, y los sebos de
los. pacíficos, par cnanto el altar da metal,
que ataba delante de ¿ahora, era. peque-
ño, y *o ovpleran en él loa holocaustos,
y los presentes, y los sebos de loa pacfe>
fieos.
05 Ea aquel tiempo Salomón biso fies-
ta, y todo I»mel con él, una grande con*
greyaeiosy desda oomo entran en. Bínala
beata el arroyo de Bgypto, delante de
Jehova (mosteo Dtoa, por siete dias y
otros siete dias, es á saber, por «átense
dias, .
fia Yol octave dia despidió al pueblo:
y- ellos bendiciendo al rey, se Áseteos á
eneas tendee alegras y golosos da cora-
zón, por todos los beneficios ^no Jebova
babia hecho á David so siervo, y á su
puebla IsraeL
CAPITULO IX
Dios apareciéndo$e otra vez d Salomón, le testifica
haber oido m oración, y h confirma mu prometa»,
rtiMprnén mmma* cu, si mmpmrUmn 4$ t* obodUn-
eia. IL Paga Salomón, al rey de Tyro. 1U. Ampli-
fica el reino, y hace tributario* d lo» Cnananeo», y d
los d^mpmebéo da toda tiberio*. IV. Ks traído d
>MoMm*ormd+QyVr.
Y COMO -Salomón bobo sosbada la
obra de la casa de Jebera, y la cssa
real* y teda lo epe Salomón aniso nacer,
6 Jebova apareció a Saiomon laaegnn-
da vea, como le habla aparecido en Ció*
baorij
8 X d\)ole Jebova: Yo he oído tu ora-
ción, y tu mego, qne has hecho en mi
presencio. Jo he santificado esta easa
qne tú has edificado, para poner mi nom-
bre en ella para siempre, y en elle esta-
rna mas o)qe y mi corana* todos loadles.
4 Y tú, si anduvlems deles** *e- mi,
LVierjes
come, isamnin lasyahKjfcm ms<au>sfij mts>
s^idsdsteeoranon, y en eojaidad, haden»
do todas las cosas qne ya te. he manda-
do» y guardando mis estatutos y mía de-
rechos;
fi Jo afirmare el trono da tu reino so* -
are Israel para siempre, eonso hablé 4
David tu padre, dialeado: No 4*uar44e
ti varoaca el it^ano de israeL .
0 Mas ai apartando os spsrtaroai 40 sal
vosotros y mostrea htyosy y no guarév
mis mía mandamientos, y mis astatutea
qne yo he dado déjentele voaotsoa, mas
fuereis, y sirviereis á dioses ágenos, y
los adorareis :
7 Fo cortaré á Israel de sobre la hax do
la tierra, que yo les he estregado ; y
eda cata-que be santificado á sai nombre
ya la acharar da deséate de mi, y Israel
será por proverbio y labula diodos k»
S Y esta «asa qne ■
ceudqusssa que pasare por ella se ]
rá,y turará: y dina* 1 4 Bar qué ha hecho
aaiJ«bem4esmtierra>y4 esta «asa?
9 Y dirán : Por ononto- dc>*o*4 Jebova
sm Dina, qne habla aaesdevá ana padrea
de tierra de JSgypto, y ocbaio> mano. 4
los dioses ágenos, y loa aderaron, y lea
sirvieron.! par eso ha traído Jebova so-
bro elloe todo aqneeto mal,
10 1 Y aconteció al cabo da vétate afioa
qne Ssaomoa baMaieúmcado landos an-
eo» ; et 4 sn&*f% la «asa de Jehova, y la es»
sa real,
ll(Fnta Isa. cuales Hiram myi.do.Tyte>
babia tesado áSasamost madera do eedee>
y do haya, y oro, cuánto él quiso,)***
el rey Sakonem.dió á filma veinte du-
endes en tierra do Galilea.
Id Y Hiram saüó de Tyro pera, ver las
ciudades que. Salomón le habla dado, y
no le conteotarasi
18 Y.d^:¿Qnés*udadeej0
me has dado, hermano? Y|
nombra, tierra 4e Oahm\ hasta hay;
Id Y HUam hable -enviada al rey ciento
y veinte UleatoeidecrOv
15 Y esta et la enema slel tributo qne
el rey Salomón hnpesó para edificarla
casa de Jebova, y su essa, y á Mello, y
el muro efe Jernaalsm, y á Henar, y Ha»
geddo, y Gatea
2* \ Pharaon el rey de flgypte faahto
subido, y temado 4 Ganar, y m habla
quemado, y babia muerto lea Chauanece
enatesvlahsa l^eimhmy 7 U hable Jo*aV>
omdon4aml
fr*6umr,7ato
baja Betb-oroa,
18 T á Beabrtk, 7 á
0US aUBMTSS.
19 Asimismo todas loa ciudades dondo
Salomen tenia neaicioneo, y las dada-
dea de tos cerros, y las ciudades da la
¿ante da á caballo, y todo lo que Salo-
món dasaó saianar ea Jerntalsm, en al
Idaaan, y en «oda la «arfa de se seftoríe.
•i» A todos toa paisleo que qaedafoa
da loa Asnnrrbeoe, Hettbaoe, Faetaaaoa,
Héroes, gsbnsuss, aun no fueron da loa
hUoe de Israel,
91 Atmn^, que acedaron cala tier-
isram^uardseltos, qae les bl|os da Is-
rael ae nadleran acabar, Man Salomón
qae strviesoaeoa tribute basta boy.
JdMaadatafaao da loa hrjoe de Israel
Impuso- automon servido, amo ama, o
sombres de gacrra, ó sos criados, 6 saa
piiu layan, d ana eausmnoe, ó principes
de aas corroa, 6 aa gente de á «aballo,
ü T ama los ana Salomón babta becbo
prteatpes, y piupéeltos sobre fea obras
, ajalntantoa y dneuenta, los
sobra el pueblo que tra-
bajaba en aquella obra.
04 T snbió la femada Pueraon de la ciu-
dad de David Asa case, qae Momo* le
habla edificado: entonces H edlfieó A
MeOe,
S5 T ofreela Salomón tres veces cade
un sao holoeaastos y paeinoaa sobre el
altar que él edHtoe á Jebova: yquema-
ba perfumes sobre el que adana delante
do Jebova, daspam qne la casa fué aea*
L BE UDftU YBSL
ea tierra
35 f Hlao también el rey Salomón na-
vios en Aaton-geber, qne m Junto A Ai-
latmd msabcra del mar Bermejo, ea la
tierra deemom ;
ft? Toarlo Hlfam en ellos A sos siervos,
maiiaaroa y atesteos en la mar, con tos
aterree de salomón:
28 Los cuales fueron A Opnir, y toma*
roa de ana oro, sanara «tantos y veinte
talento*, y trujáronlo ai rey Satomoa.
CAPITULO X
Xa reina de Soba, oída la/ama de Salomón, le viene
d tert pie da pretende*: TI. Snma de Ira renten de
ArioMM* J2C A» aw» rifWM% y stwtfc
Y OYENDO la reina da Saba la fama
de Salomón en el nombro de Jebo*
va, vlao A tentarle can preguntes.
S ¥ vina AJai iisalsm aun muy
ejército, con carnéaos cafando* da
trcoansvtnoái
propúsole todo lo que tenia aaaa cora»
S Y8ato*nonle<
bms : ninguna eosaae lo escondió si rey
que no le declarase.
4 Teomo la rema de Saba vio teda la
sabiduría de Salomón, y la casa que bn-
5 Asimismo la comida de aa mese,*!
sámalo de aas aterree, el estada y res-
udes de les que le servían, saT maoaare-
sala», y sns botoeeastos que enoriScabe
en la ama de Jebova, ella quedé fuera
desi
6 T dtyo al rey t Verdad es lo qne oí en
mi tierra dotas cosas, y de ta eabftderia,
7 Mas ya no lo eréis, basta ano be veni-
do; y mía ojea ban visto que ni aun la
saltad era lo qae me bebía sido dieta*
Ta sabiduría y bien es mayor qae la fa-
ma que yo bábia oída»
8 Bienaventarados sus varones, hlraa
vaataraaoa estos tas siervos* qae están
continuamente delante de ti, y oyen tu
eabiduria.
0 Jehova tu Dios sea bendito, ana ae
ba agradado de ti, pera ponerte en el
trono de Israel; porque Jebova ba ama-
do siempre A Israel : y te ba puesta por
rey para que nasas doreobo y justicia.
10 T dio la reina al rey dentó y veinte
talentos de oro, y muy mache especie*
ria, y ptodras precióme t nanea vina das*
pues tan grande multitud de sspeosseia,
como la rema de Saba dio afl rey Salo-
món.
11 La nota de Hiram qne babta traído
d oro de Opbtr, traía también de Opfalr
muy mueba madera do abnugim, y pie-
dras preciosas.
12 T hiso el rey de la madera de asmu>
glm sustcutAoulos para la casa de Jebova,
y para lea oseas reales, y arpas y salterios
para loe cantores : nunca vina tanta ma-
dera de uunnghn, ni ae ba visto basta
hoy.
18 T el rey Salomón dio A la rema do
Saba todo lo que aniso, y todo lo que
pidió; ademas de lo qne Salomón le dio
como de mano dd rey Salomón. Y
ella se volvió, y se vino A 'su tierra con
sus criados.
U % £1 poso del oso qne Salomón tenia
de renta cada un ano, era seiscientoe y
aseen ta y aula talentos da oro t
Id Bin fo sVloa msrcaderm y de la con*
teaiaeiondelmaa^eie^;yó^^
I. DB LO<EYBSJ
los rojea de Ambla, y de los príncipes
de la tierra
10 Hizo también el rey Salomón dos-
cientos payeses de oro extendido : seis-
cientos ducado* de oro gastó en cada pa-
vés.
17 Asimismo trescientos escudos de
oro extendido: en cada nú escudo gastó
tres libras de oro, y púsolos «1 rey en la
casa del bosque del Líbano.
18 U Hiantambicn el rey nn gran trono
de marfil, el cual cabrio de oro purísima
10 Seis gradas tenia hatía el trono : lo
alto del trono era redondo por las espal-
das; de la una parte y de la otra tenia
arrimadizos cerca del asiento, junto á
los cuales estaban dos leones.
20 Estaban también doce leones allí
sobre las seis gradas de la una parte y
de la otra; en todos los reinos no habla
bocho otro tal.
21 T todos los vasos do beber del rey
Salomón eran de oro, y asimismo toda
la bajiUa de la casa del bosque del Líba-
no, ara de fino oro ; no habia plata : por-
que en tiempo de Salomón no en de
22 Porque el rey tenia la flota de la mar
en Tharsls con la flota do Hlram, una
voz en cada tres anos Tenia la flota de
Tharsls, y traía oro, plata, marfil, simios,
y paros.
93 T excedía el rey Salomón á todos
los reyes de la tierra, asi en riquezas,
coma ea sabiduría.
21 Toda la tierra procuraba wr la cara
do Salomón para oír su sabiduría, que
Dios haMa puesto en su corazón.
23 T eada Uno le trola sus presentes, es
á tabery vasos de oro, vasos de plata, ves-
tidos, armas, especiería, caballos y acé-
milas : cada cosa de año en año.
26 Y juntó Salomón carros y gente do
á caballo, y tenia mil y cuatrocientos
corros, y doce mil caballeros, los cuales
puso en* las ciudades de los carros, y con
el rey en Jerusalem.
27 T puso el rey*en Jerusalem plata,
eomo piedras : y cedros como los cabra-
higos que están por los campos en abun-
dancia.
28 T sacaban caballos y lienzos á Salo-
món de Egypto: porque la compañía
do los mercaderes del rey compraban
caballos y lienzos.
20 T venia, y salla de Egypto el carro
por seiscientas piara* de plata, y d ca-
ballo por dentó y dncnsnta: y asi loa
*33
-tono* let lejas»
de los Hettheee, y de Syria.
CAFIÍTJÍ.O XI.
Salomón dado al amor de la$ tmtgcrm extra*eere*\
tlijica templo» en Jertaáletn d lo* diose* dñ tu» w*u-
aeres : por lo cual Dios le denuncia la ttMeion do
tu reino, y h Jetpertó itee enemigo» pottntitkno».
II. Promete Dio» el reine ck.la*dicxtr$m»e\Jero-
boam fierro de Salo/non, por (o cual procurando
Salomón matarle, él ñu;te a Egypto. til. Muere 5b-
¡omon, puteé» en ét reino JUmmÉm emejje.
MAS el rey* Salomón amó mucha*
mugeres extranjeras, j 4.1% hfl»
de Pbaiuon; á las de Monh,á las;**
Ammon, á las de Idnmea, á lea de Bidón*
á las Hcttheas :
2 De las gentes de las cuales Jebera,
habla dicho á los kijos de Israel : Ke en*
traréis ¿ ellas, ni ellas entraran á toso*
tros : porgue ciertamente eUm harán in-
clinar vuestros corazones tras sus dioses.
A estas pues so juntó Salomón con amon,
8 Y tuvo setecientas mugeres reinas, y
trescientas concubinas; y sus mugaren
hicieron inclinar su corazón,
4 Y ya que Salomón era viejey sus mu-
geres inclinaron su corazón trae diesen
ágenos, y su corazón no ora perfecto con
Jehova su Dios, como el corazón de st*
podre David.
6 Porque Salomón siguió á Astnarota,
dios do los Sidonios : y á Mekhom, abo-
minación de loe Ammonitas.
0 Y hizo Salomón lo malo en ojos de
Jejiova, y no foó cumplidamente tina
Jehova, como su padre David.
7 Entonces edificó Salomón un alto á
Chames, abominación de Mono, en ni
monte que ettá enfrente de Jerusalem 3
y á Moloch, abominación de los lujos de
Ammon.
8 Y así hizo á todas sus mugeres ex-
trangeras, las cuales quemaban perfil*
mes, y sacrificaban á sus dioses.
9 Y Jehova.se enojó contra Salomón,
por cuanto su corazón era desviado do
Jehova Dios de Israel, que le habla apa*
recido doa veces,
10 Y lo habia mandado acerca de esto,
qne no siguiese á dioaea ágenos: y él no
guardó lo que le mandó Jehova»
11 Y dtfo Jehova á Salomón: Por cuan-
to ha habido esto cntí, y no has guarda-
do mi concierto, y mis estatutos que yo
te mandé, yo romperé el reino de tí, y Je
entregaré á tu siervo»
12 Empero no lo haré en tus dios por
amor de David tu padre t mas y» la rom-
peré de la nano de ta lujo.
13 Empezó no Msumní toda d sano*
i p¿ i<o*i*Eyea.
lajeana tribu daré: 4 toh^p^iaor
de David mi siervo, y por amor de Jera-
aalem que yo he elegido.
14 F Jebera despertó en adversaieo á
Salomón, á Adad, Idumeo, de la simiente
real» el «nal «ataba en Boom.
15 Porque cuando David estaba en
Sdom, y anbió Joab el general del ejér-
cito á enterrar loa muertos, y mató á to-
dos loa ▼erónos de Jüdem,
Ifi (Porque seis «eses babttó aUi Joab,
j todo Israel, baste qne hubo sssbado
4 todo el sexo muculino en ídem,)
17 fintonees huyó Adad, y algunos Ta-
lones Idumeos, de los sierros de sn pa-
dre, eon di, y vinoso á Egypto; y Adad
era entoneee muchacho pequeño.
18 Y levantáronse de Median, y vlule-
ron 4 Paran» y temando consigo varones
de Pasan, viniéronse áSfeypto 4 Pbaraon
rey de Egypto, el cual le <üó casa, y le
insano dar ración, y (amblen le "dio
19 Y bailó Adad glande gresta delante
éfePnamen, el onel le dio 4 la hermana
de sn mnger por mugar, bermana de la
■nina Thapence.
20 Y la bermana de Tbapbbea leparlo
á sub4(e^enabetb,elonal Tbapbnes des-
tetó dentro de la casa de Phaiaon, y «si
eetaba 0enubath en osea de Pea seon, en-
tre lee mjea de Pbereon.
SI Y ofendo Adad en S&nio ene Da-
vid bable dormido eon ana padrea, y qne
Joab. general del ejército era muerto,
Adad d$o 4 Pbamon: Déjame ir 4 mi
tierra,
38 Y Pbaraon le respondió: ¿Porqué?
¿Qné te falta conmigo» qne procuras de
irte 4 tu tierra? Y él respondió: Nada:
eon todo eso mogote que me dejes ir»
23 Despertóle también Dios por adver-
sario A fiasen, ujo de filiada, el cual be-
bía huido de su amo Adadeaer rey de
S4 Y babia Juntado gente contra él, y
.bebíase beebe centmn de una compañía,
emendo ¿torid los mató, y se fueron 4
Damasco» y habitaron aUi, y reinaron en
26 Y fué adversario 4 Israel todos los
«Usa de' 8elomonf y mé otro mal eon él
de AdadV porque aborreció 4 Israel, y
xeiné sobre la Syria,
8* Aaieajstnoferobesm,lu>d*2*abet,
Spbratbep .de Sereda, siervo de finh>
mon, (su madre se' llamaba Serva, mnger
vMMMeJanenn>ssjinieoptsaeiirny.* .
37 * Y la canea peroné esto*]»* mano
contra el rey fué esta: 8alomon edifi-
cando 4 MeUo, cerró el portillo de la
ciudad de David sn peeré :
88 Y el varen Jeroboam ene valiente y
esformdo : y viendo Salomón al mancebo
que era bombee de negbo, encomen-
dóle todo el caejp de la «sea de Joseph.
20 Aconteció pues en aquel tiempo,
qne saliendo Jcrobonm de Jernsalem,
hallóle Ajelas, 8ü*aita, proísta, en ei ca-
mino, y él «seas cubierto eon una capa
nueva: y estaban eüos ambos solos en
el campa
80 Y trabando Abias de la capa nueva
que tenia sobre sí, rompióla en doee pe-
al Yd^á Jernbeam: Tómete loa dies
poeneos: porque sai étyo Jebera Deas
de Israel : He aquí que yo rompo el rei-
no de la mano de Salomón, y 4 ti dase
dies tribus.
83 Y él tendrá la una tribu por amor de
David mi siervo, y por amos de Jsmsa
lem, la ciudad que yo he elegido de to-
das las tribus de Israel:
33 Por cuanto me han dejado, y han
adosado 4 AetbaroUi» diese de los 8ldD-
nios, y 4 Chamo», dios de Moab? y,4 lo-
loen, dios de loe hfyos de Ammon; y no
han andado en mié caminos, para hacer
lo qm ee recto delante de mis ojos, y mía
estatutos* y mis derechos, como David
su padre
84 Empero no quitaré nada de sn reino
de sus manos, mas yo le pondré por ca-
pitán todos loe dies de su vida, por amor
de David mi siervo, el cual yo elegí, y él
gnardó mis mandamientos y mis esta-
tutos.
85 .Mas yo quitaré el reino de la mano
de su hijo, y dártelo he 4 ti, las diea tri-
bus:
86 Y 4 su htyo daré una tribu, pasa qne
mi siervo David tenga lampera todos los
dias delante de mi fia* en Jerosslem, ciu-
dad que yo me elegí pera poner en ella
mi nombre.
87 To te tomaré pues 4 ti, y tu rema-
ras en todas las cosas qne deseare tn ol-
ma: y seras rey sobre Israel.
88 Y serd en* si oyendo oyeres todas
les cosas qne yo te mandare, y anduvie-
res en mis caminos, y hicieres lo qveee
recto delante de mis ajos, guardando
mis estatuios, y mis saanosmiepto*, co-
mo bino DavM mi siervo, yo aeré ooati-
go, y te edmenré «as. Arme» oemo la
1. Dfc 1XM5WBV1E4
edifiqué A Battt, y fré te entregarle á
Israel
39 T y* «fluiré la simiente de David á
causa do esto, empero no para siempre.
40 Y procuró Salomón de «atar á Je-
roboam: Mas levantándose Jeroboam
buyo á Xgypt» á Sesno reydoEgyptot y
estuvo en Egypto basta la muerte de
Stdosnen.
41 1 Lo domas de los hechos de Salo-
món, y todas tas cosas que bino, y su sa-
biduría, ¿no están escritas en el Mbto
de los beabas de Salomón?
43 T los dias que 8alomon reinó en Je-
rusatem sobre todo Israel, fmron cua-
rentaaaos.
43 Y durmió Salomón con sus padres, y
fué sepultado en laotudad de David sn pa-
dre: y reinó cusa lagar Roboam an hijo.
CAPITULO Xlt
do d Jeroboam rey sobre si, porgue sisjufcmufr etcau-
tejo de los mancebo* no les guiso descargar algo de
lo* tributos. II. Aparejando Rabotan de venir con-
iw Jsmsi, aummemtade ée Des* por un pro/e**, «*<*»
. la empresa, 111. Jeroboampor divertir el pueblo de
venir d Jerusalem, temiendo perder el reino, hace
dos becerros de fundición en los cuales hace idola-
trar ki todo *m puesto, -
Y VINO Roboam A ftkbem ; porque
todo Israel habla reñido ea Siehem
pata hacerle rey.
2 T aconteció, que como lo oyó Je-
roboam, hgo do Nabal, que estaba en
Egy»tot*j>otqtta habla balda de dotante
del rey Salomón, y habitaba en Egynfc*;)
3 Enriaron y Mamáronle. Ymo naes
Jeroboam y toda la oongregaoloa de Is-
taal, y hablaron á Boboam, diciendo:
4 Tu padre agravo nuestro yago, mas
ahora t* disminuye a^odo la dura servl-
dnmbre de tu padre, y del yugo pesado
que puso sobre nosotros, y servirte he-
5 Y él les dtyo : Idos, y de aquí á tres
diaa r olvad 4 mí. Y el pueblo se fue.
6 Entonaos et rey Boboam tomo conse-
jo com los ándanos que hablan estado
delante de Salomón sa padre cuando vi-
vía, y dijo: ¿Cómo aconsejáis vosotros
que responda á este pueblo t
7 Y eltoa le hablaron, dictando: Si tú
fueres hoy sierro de esto pueblo y lo sir-
vieres, y respondiéndole buenas nombras
les hablares, ellos te servirá* para siem-
pre*
8 Mas él dejado el consejo da los viajes
que lo hablan dado, tomé consejo oon
loa mancebos, q« ae bastea triado oom
él, yantaban anísate dosJL
V Y dfjofes! ¿Octho aconsejan voso-
tros >que respondamos ¿Teste pueblo, que
me han hablado, diciendo: Disminuya
*%»*dtt yugo que tu padre poso «otoro
nosotros.
10 Entonces los mancebos qno se ha-
blan criado con él, le respondieron, di-
ciendo: Asi hablaras á este pueblo qu»
te ha dicho estae palabra*! T&. padre
agravó nuestro yugo: mas tú dlsmi-
nóvenos <ú$o : asi les hablarás * JS1 menor
de*» de los mioe, es mas grueso que loa
lomos do mi padre.
n Ahora pues, mi padre os cargóle pe-
sado yugo, mas yo aftadiré á vuestro yti-
go. MI padre os hirió con anotes, man
yo os heriré con escorpiones.
Id Y al tercero ala vino Jeroboam y
todo el pueblo á Roboam, como el rey Ib
haMa mandado, dictando: Volved á mi
ai tercero dia.
18 Y d rey rebponmo al pueblo dura-
mente, dejado el consejo de los ancia-
nos, que le hablan dado.
14 Y hablóles conforme ai «oncejo ¿o
loa «aacebos, atuendo: Mi padre tn*ra-
vó vuestro yugo, mas yo afiadlre á vues-
tro yugo; mi padre os hirió con asotea,
mas yo os heriré con escorpiones. -
15 Y no oyó el rey al pueblo; porqafe
era entona don de Jeheva para confir-
mar su palabra, que Jebove habla habla-
do par mano de Abtas, gftonka, á Jero-
boam, htto de Naba*.
Id Y cuando todo el pueblo fió, que él
rey no los habia oído, respondiólo estás
palabras, diciendo: ¿ Qué parte tenemos
nosotros con lmrld? No hay heredad
en «i hijo de Isa!. Israel, á tus estan-
cias. Provee ahora cu tu casa, David.
Eatonces Israel se fué á sus estancias.
17 Y remó Roboam sobre los -hijos ele
Israel, que moraban en las omdadee em
Jada.
18 Y el rey Roboam envió á Aduram
que «tobo sobre los tributos; y todo Is-
rael le apedreó á piedra, y murió» en-
tonces el rey Roboam se esferaó á subir
en «o carro, y huir á Jerusalem.
19 Asi se separó Israel de la casa efe
David hasta hoy*
30 Y aconteció que orondo todo Israel
que Jeroboam era vuelto, enviaron y le
llamaron á la congregación, y Mcléronf e
rey sobre todo Israel, sin quedar tribu
alguna que siguiese la casa do David,
sino solóla trina: ele Jada.
21 V T«wn* Bofcoaan rfeo*<
LDE W)S REYía
laso* Juntó todo 1* atea He Mb, * » on-
ecí o>Bim»>*nsn« «tato jochóos* nt*
Aontfamr esoogidae éé e^errey pam nacer
guerra 4 la casa de mraul, y reducir «1
remw4Botoem, hfyo de naioenen#
23 Ka* ra-¿pels6tufoj«ncva¿ sémola^
Varón de Dios, diciendo :
32 Haefe á Itoboam,ue>> deSsilotnoe,
«y de Jada, y á toda la cata de Jisca, f
de Benjamín, y á loa demás del puebles
diafeadoc
a* Aei dijo Jetara: No vaya*, ni pe*
leem conten vuestros heroenao» las bflos
de Israel: vaivéei cada uno 4 en casa;
porejne esto negocio yo lo he hecho. T
tiles oyeron la paftebm do Dios, y volvié-
ronse, y fuero»*, conformo á la paletee
de Jebera,
25- Y reedificó Joroben** á Blehem en
el monte do* Ephralm, y habito en eUes
y saliendo de alli reedificó á PhanueL
4911 % Y dtyo Jerobeam en en eorazon :
Abona ee Tcivera el reino 4 la easa de
David,
27 81 esto pueblo subiere 4 saorioear 4
la casa de Jehora en Jecusalem; porque
el eeeason de este pueblo se convertirá
4 am seno* Boboem, rey de Jnda, y ma-
tarme han, y tórname han 4 Robeam rey
dejada.
28 Y habido consejo, el rey baso ees be-
cerros de ore, y d^étes: Harto habéis
emendo 4 ¿órnenteos, he aqni ten dioses,
oh Israel, qne te hteteton snWr de la tler*
redelgypto*
20 T poso el uno en Betabel* y el otro
puso en Dan.
89 Y esto Juéocosiend* petado: porgue
el pueblo Iba delante del uno hasta Dan.
31 Hize también cesa de altos, y hleo
sacerdotes parte del pueblo qne no eran
delesUjesdeLevL
82 Y Instituyó Jerobeam solemnidad
en el mes octavo, 4 los quince del mes,
conforme 4 la solemnidad qne m edébro-
ó* en Jnda: y sacrificó sobre altar, asi
hlío en Beth-el sacrificando 4 los becer-
ros qne hizo. Y ordenó en Beth-el sa-
cerdotes de los altos que él habla hecho.
88 Y sacrificó sobre el aliar qne él ha-
bla hecho en Beth-el 4 los quince del
mes octavo, él mes ene él habla inven-
tado de so doranon; y hiño fiesta 4 los
hfyos de Eirael, y subió si altar pura «oe-
h olores. -
" CAJTfüLO XSXL
Mttat¥loJeroboammeri/htmáodtH$beeetro^wtpro-
fc nidus weffá> dé** tJtlmti f* +d*
éllammopmr+imk prmdimtm, m ¡* mm^u por
laorackMddprqfetoUeiredttaiieu ILÉkeprv-
fttm tnff*Amd» por tro de JBetA »ft viene 4 mttmmf
—me émrfmmm* mmém0mm4*MMm*p*r1»
cual wlui¿nd*u€ypia* eniem mm Uom,qm le mnff, Ul
Él profeta que Te rnffañ¿ te trae d tteth^J, pie en
iteftHi y MMfwfs n tttt ttffoe ijete iMMH •• weweeee^ e
e^Ktefp99$^ JI&m&^L wi*
Y H* aquí <je* na varen de Dios, por
palabra de Jsheva, riño de Joca, 4
Beth-cl: y estando Jereeoem el altor
para quemar peí lusa uij
9 11 chuñó contra el altar per palabra
de Jehova, y dtyo; Altor, altar, asi dfyo
Jehora: He aquí que á la casa de David
nneerá un hijo, llamado Joslss, el cuet
aurificara seece ti 4 los sacerdotes de
los altos qne queman sobre ti perfumes;
y sobre ti qnemsráa humus de hombre*.
8 Y aquel mismo fila dio* en» señal, <dl»
elenco : Bita et la señal que Jehova ha
hablado : he aquí qne el altar se quebré*
ra, y le ceniza que sobre él esaj se derra-
mará,
4 Y cerno el rey oyó hv palabra del ve*
ron de Dios, que habla clamado contra
el altar en Beth-el, extendiendo 'su ma-
no desde el altar, Jerobeam d^e: Pren-
dadle t mes lámanos qoelurtria entendido
contra él, se le secó, que no la pudo tor-
nar á ti.
5 Y el ettar se rompió, y la eentm se
derramó del altar, conforme 4 la señal
que el varón de Dio* btela dado per pe-
labra de Jehova.
6 Entonces respondiendo el rey, y dtyo
al varón de Dios: Yo te ruego qne me- '
ge» 4 le ms de Jehova tu Done, y ora por
mi, que nrtmaa*> me eea restituida, Yd
varón de Dios oró 4 la fon un Jetaras, y
la mano del rey se volvió 4 él, y se tor-
nó como dotes.
7 Y el rey dijo al varón de Dios : Ten
conmigo 4 easa, y cocieres, y yo te daré
don.
8 Mas el varón de Dtoe *Qo il rey! M
me dieses la mitad de tu easa, no Jria
contigo, ni comerla pan, ni bebería agua
en este lugar:
8 Porque mi me es inundado por pesv
bra de Jehova, diciendo: Ne comas pan,
ni bebas egne, ni vuelvas per el camine
que fueres.
10 Y ati se vino por otro camino, y no
volvió por di camino por donde habla
venido 4 Betfoel *
11 T T nmraba en Beth-el on viejo pro-
feta, «1 cual vino so ntyu, y contóle todo
el hecho qué « vero» de Bles 1
I. DE los reyes:
cuo «piel dt* en Betn-eh y contaron á
su padre las palabras que habla hablado
al rey.
19 Y en padre lea dfyo: ¿ Por qué cami-
no fué ? Y sus lrijos le mostraron el ca-
mino por donde Be habla tornado el va-
ron do Dios, que habla Tenido de Juda.
13 Yéldrjoásus Jagos: Enalbordádnje
el anuo, Y elloa le enalbardaren el as-
nos y subió en éL
14 Y yendo tras el varón de Dios, halló-
le que estaba sentado debajo de un al-
cornoque: ydtyote: ¿Eres tú el varón de
Dio*, qoe veníate de Juda? Y él dijo:
ffo*>tr.
15 Y él le dUo: Ven conmigo á casa, y
come del pan.
1» Y éL rnapondió: No podré volver
oontlgey ni iré contigo : ni tampoco co-
meré pan, ni beberé agua contigo en este
wanr?
1 7 Porque por palabrade Dios me ha sido
dicho : No comas pan, ni bebas agua allá :
ni vuelvas por el camino que fueres.
16 Y el tro le dijo: Yo también soy
profeta? como tú; y un ángel me ha ha-
blado por palabra de «Tenor*, diciendo:
Vuélvele contigo á tu casa, par* que eo-
ma pan, y beba agua. Mintióle.
19 Entonces volvió con él ; y comió del
pan «non casa, y bebió del agua,
99 Y aconteció que estando elloa á la
meee> íuégalabr* de Jebera «1 profeta
quo le habia hecho volver:
81 Y elamó al varón de Dios, qne habia
venido de «Inda, diciendo! Asi dfyo Je-
hora: Por «nonio has sido rebelde al di-
cha de Jeheve* y no guardaste el man-
damiento ano Jehova tu IHee te habia
98 Antes volviste, y comiste del pan, y
bebiste del agua en el lugar donde Jehova
te habla diehn, qne ni comieses pan, ni
bebieses agua, no entrará tu cuerpo en
el sepulcro ée tus padrea,
91 x como hubo comido del pan, y be-
bido, el jpro/Ue qne le habla hecho vol-
ver le enalbardó un asno :
té Y yéndose, topóle un león en el ea-
mlae, y le mató; y su cuerpo estaba echa-
de en el camino, y el anuo estaba junto
á él, y el león también estaba junto al
encepo.
96 Yitoaqui, unoa ene pasaban, y vie-
ron el cuerpo que estaba eefcndo en, el
eemlno, y el león nue estaba Junto «1
enerpo; j vinieron, y lo dijeron en la
emnaá donde el viejo preietaaabitab*.
886
98 T Y oyéndolo el profeta que le ha-
bla vuelto del semino, dQo: Varón de
Dios es, que fué rebelde al dicho de Jo*
nova: por tanto Jehova le ha entregado
al león, qne le ha quebrantado y muerto,
conforme á hv palabra de Jehova, que él
le dijo.
97 YhablóásnslOjoé, ydíjolss: Enal-
bardadme un asna Y ellos se le enal-
bardaron.
98 Y él fué, y halló su cuerpo tendido
en el camino, y el asno y el león estaban
junto al cuerpo c el leen no habia comi-
do el cuerpo, ni dañado al asno.
99 Y tomando el profeta el cuerpo del
varón de Dios, púsole sobre el asno, y
tomóle. Y el pnaleta viejo vino á la
ciudad, para endecharle y enterrarle.
80 Y puso su cuerpo en su sepulcro: y
endecháronle, dkiakáo: ¡Ay, hermano
mió I
81 Y después que le hubieron enterra-
de habló á sus mjo% diciendo: Cuando
yo muriere, enterradme en el sepulero
en que está sepultado el varón de Dios :
poned mi» huesos junto á los suyos;
89 Poique sin duda vendrá lo que él
dtyo á voces por palabra de Jehova con-
tm el altar que ettd en Beth-el, y contra
todas las casas de los altos, que afta* en
las eittdades de Samarla.
88 Después de esta palabra no se tornó
Jeroboam de su camino malo; antes
volvió, y Ideo sacerdotes de los sitos
parto del pueblo, y quien quería se coa-
sagrena, y era de los sacerdotes de los
altos.
84 Y esto fué causa de pecado á la casa
de Jeroboam, por lo cual fué cortada y
raída de sóbrela ha* déla tierra.
CAPITULO XIV.
Viniendo fe muger de Jeroboam dtyraeaéa á cBiiml
tur mi pronta JMm d SO», H fe conoce mar JBtptH-
tmde Dio*, y l$d**mtciota mmrU del hfaf i* des-
trucción de todas* cata por el pecado de fe idola-
tría de m marido. 17. muerto <Jerobotan. tntdoTeas
XadabtukVo. ai. Jt*(mná» Itoboam «a J»rfa, fe
idolatría et aumentada en tm reino, por lo cual
Dio$ envía al rey de Egypto oobre Jertaatem. y
taquea loe teatro* del rey m del templo, 9 Bobaam
EN aquel Hkmpo Abiae, hijo de Jero-
boam, cayó enferme.
8 Y dijo Jeroboam á en muger: Leván-
tate añora, y dlsfránate, posqun no te
cañonean qne eres la muger da Jeroboam ;
y vé á BIlo, que allá edá Ahlsja profeta,
el que me d$o que yo habia. de ser nj
sobre este puebla
8 Y toma en tu mano dios panes, y tur-
L BE L*>» REYES.
raes,y use bo*Ue to meel, y vé* él:
para que te declare le que ha de ser de
este mozo.
' 4 Y la muger de Jeroboam hízoloaaí :
y levantóse, y fué á filio, y vino á casa de
Anisa : y Anise no podía ya ver, que tus
ojos se hablan oscurecido á causa de su
vejez.
5 Mas Jehova babta dicho áAhiaa: He
aquí que la muger de Jeroboam vendrá
á consultarte por bu mjo que está enfer-
mo. Tu, pues, responderle has sai, y asi:
6* Y será, que cuando ella vendrá, ven-
drá disimulada. T como Ahina oyó el
sonido de bus pies, que entraba por la
puerta, d{jo : Entra muger de Jeroboam,
¿por qué te disimulas ? empero yo soy
enviado- á ti con raxfacwn dura»
7 Vé, y di á Jeroboam : Asi cUJo Jebe-
va Dios de Israel : Por cuanto yo te le-
vanté de en medio del pueblo, y te hice
principe sobre mi pueblo Israel :
8 T rompí el reino de la casa de David,
y te lo entregué á ti : y tú no ñas eldo
como David mi siervo, que guardó mis
mandamientos, y anduvo en pos de mi
con todo su corazón, haciendo solamen-
te lo que tra derecho delante de mis ojos;
9 Antes hiciste lo malo sobre todos los
que han sido antes de tí: que fuiste, y
te' hiciste otros dioses y fundiciones pa-
ra enojarme, y á mi me echaste tras tus
espaldas :
10 Por tanto he aquí que yo traigo mal
sobre la casa de Jeroboam ; y yo talaré
de Jeroboam todo meante á la pared, asi
el guardado, como el desamparado en
Israel : y yo barreré la posteridad de la
casa de Jeroboam ; como es barrido el
estiércol, hasta que sea acabada,
11 £1 que muriere de ¿ot de Jeroboam
en la ciudad, los perros le comerán: y el
que muriere en el campo, comerle han
las aves del cielo ; porque Jehova lo ha
dicha
13 T tú levántate y vete á tu casa, que
en entrando tu pié en la dudad, el mozo
morirá;
13 T todo Israel le endechará, y enter-
rarle han ; porque aquel solo de los de
Jeroboam entrará en sepultura ; por cuan-
to se ha hallado en él alguna cosa buena
de Jehova Dios de Israel, en la casa de
Jeroboam.
14 X Jehova se despertará rey sobre
Israel, que talará la casa de Jeroboam
en este día: ¿y qué, si ahora?
15 T Jehova herirá á Israel, como la cana
Bpan. 22
que se mueve en las aguas: yéli
cara á Israel de esta buena tierra, que él
habla dado á sus padres, y esparcirlos ha
de la otra parte del rio, por cuanto han
hecho sus bosques, enojando á Jehova.
16 Y él entregará á Israel por los pe-
cados de Jeroboam, el cual pecó, y ha
hecho pecar á IsraeL
17 Entonces la muger de Jeroboam se
levantó, y se fué, y vino á Thersa: y en-
trando ella por el umbral de la casa, el
mozo murió.
18 Y le enterraron, y todo Israel le en-
dechó, conforme á la palabra de Jehova,
que él habla hablado por mano de su
siervo Ahias profeta.
19 Y Los otros hechos de Jeroboam,
que guerras hizo, y como reinó, todo es-
tá escrito en el libro de tas palabras de
los días de los reyes de Israel
90 £1 tiempo que reinó Jeroboam, roe-
ron veinte y dos anos : y habiendo dor-
mido con sus padres, reinó en su lugar
Nadab su hijo.
21 T Y Roboam, hijo de Salomón, reinó
en Jnda. De cuarenta y un aftos era Ro-
boam cuando comenzó á reinar; y diez
y siete saos reinó en Jerusalem, ciudad
que Jehova eligió de todas las tribus de
Israel para poner allí su nombre. El
nombre de su madre fué Naama Amaso*
nita. ~
23 Y Juda hizo lo malo en los ojos de
Jehova, y enojáronle mas que todo lo
que sus padres hablan hecho en sus pe-
cados que pecaron.
96 Porque ellos también se edificaron
altos, estatuas, y bosques en todo colla-
do alto, y debajo de todo árbol sombrío.
24 Hubo también sodomitas en la tier-
ra, y hicieron conforme á todas las abo-
minaciones de las gentes, que Jehova
habla cohado delante de los btyos de Is-
rael.
25 Al quinto afio del rey Roboam subió
Sesee rey de Egypto contra Jerusalem.
26 Y tomó los tesoros de la casa de Je-
hova, y los tesoros de la casa real, y sa-
queólo toda Y tomó todos los escu-
dos de oro, que Salomón habla hecho.
97 Y hizo el rey Roboam en lugar de
ellos escudos de metal, y dióles en mano
de los capitanes de los de la guardia, que
guardaban la puerta de la casa real
98 Y cuando el rey entraba en la casa
de Jehova, los de la guardia los lleva-
ban : y dujptm los ponían en la cámara
de los de la guardia.
887
*BE L08H£¥BSJ
ft» Lo demás ebrios hechos de Roboam,
y todas las cosas que tafia, jnb están
escritas en tea crónicas de loe reyes de
Jada?
SO Y huno guerra extra Roboam j Je»
roboasn iodos loa días.
31 Y durmió Roboaea con mi padres,
y fué sepultado con sus padrea en la
dudad de DaVid. £1 nombra de su
madre fué Náama Aromonita. Y reinó
en su lugar Abiam sn btfo.
CAPITULO XV.
Mkmr+4BJíd**ú*« lo* pMOdt* <U im padre, V
muterto ¿Lmc*fefe Ata- #u hijo s el cual $itndo piad*-
$o limpia la tierra de las inmundicia» de ta Mola-
tria. It Teniendo Ata guerra con T!aa$a rey de
Urael »e fortifico, con aUammt coHeirey de 9»rta.
JJL Muerto A**, tuoédeU Joenpkal « hijo. *JV. A
TTadao Ayo de Jerohoam rey de Israel mata Baa»a,
p tomando eí reino asuela toda la JamtHa ftmceUm
dcJerdboamy puye* pecado* rianió*
EN el aflo dies y ocho del rey Jero-
bonm, lujo de Naba*, Abfcun co-
menzó á reinar sobre Jada.
% Reinó tres anos en JeruealeaD. El
nombre de su madre fué Maacha, n^á
deAfeesalon.
% Y tmáuro en todos ios petados de sa
podro* que hiño antes de di, -y no tfud wú
tarazón perfecto con desove su Dios»
como el corseen de David sn padre*
4 Mas por cansa de David, Jsnot» bu
Hess lé de» lampar* en Jsrtiseiemt*cs-
portándole su hijo después de él, y con»
trnabde á derussssm :
5 Por cnanto David babla hecho* lo ove
era recta delante de los ojos de Jehova,
y de ninguna cosa que le mandase se na»
bi»epftrtado en todos los días de so vida,
sino Alé el negocio de Urias Hettboo.
6 Yhuboguerr* entre Roboam y Jero-
bosm todos los día» de su vida.
7 Lo de mas de los hechos de Abiam, y
todas las eoeos que biso, ¿do están escri-
tas en el libro de las crónicas de loe
reyes de Jada? Y hubo guerra entre
Abiam y Jerdboam.
8 Y dnrmló Abiam con tus padres, y
eepnltároole en la ciudad de David : y
sainó Asa sn lujo en sn lugar.
0 Sn el ano veinte de Jeroboasn rey de
Israel, Asa oomensó á reinar sobre Juda*
10 Y reinó cuarenta y un anos en Jcru-
aaiem : el nombre de su madre fué Maa»
esa, h$a de Abesnlon.
11 Y Asa Uso toque** recto delante ds
les ojo* de JeJtovu,oomd David sn padre;
18 Porque quitó ios sodomitas de la
tlannyyduttó todas, las suciedades que
sus padres hablan hecho, • -
898
IB Y tsjnl^fjrtttd tu tims>e *******
de ser petases*, perqué tenia hecho un
Ídolo en un bosque. Y Asa desafeo el
ídolo de su madre, y le quemó junto ni
arroyó de Cedrón.
14 Mas los altes- no se <jui*aron: empe-
ro si covneon de Asa <ué perfecto coü
Jehova toda su vida,
15 Cambien mefló'en la «asa de ¿chota
lo que sn padre habla dedicado, y lo ojie
ét dedicó, oro, y piafe* y tase*.
16 Y hube guerra entre As* y Bases
rey de lemel, todo el tlotópo de ambos.
17 Y Y subió Masa rey de Israet con-
tra Judas y edificó á Rama, para no dejar
sala* ni entrar á ninguno de Asa rey de
luda.
18 Y tomando Asa toda la plata y oro
que netota quedado en los tesoros de la
casa de Jehova, y én los tesoros de H
easa real, los entregó en las manos de
sus siervos, y enriólos el rey Asa á Ben*
adnd, hijo de Tabrknon, hijo de Hezfon,
rey de Syrie, el cual residía en Damasco^
diciendo:
is) Alisos» hay entre mi y ti, y entre
mi padre y el tuyo : he aquí que ye té
enrió ** presente de plata y oro : vé, y
rompe tu alienen con Bausa rey de israel
mam que se aparte de mi.
00 Y Ben-adad consintió con el rey Asa,
y envió los principes de los ejércitos que
tenia contra las ciudades de Israel i y bC
rió ¿ Anión,-, y á bu», y á Abel Both-
maacha, y á toda Cencroth, con toda la
tierra de Néphtuati.
21 Y oyendo esto Baasa, dejó de edifi-
car á Rama, y estúvose en lñersa.
23 Entonces el rey Asa juntó á todo
Juda, sin quedar ninguno, y quitaron la
piedra y la madera de Rama, con que
Bciasa edificaba, y edificó con eHo el rey
Asa á Gabaa de Ben-jamm, y á Maspha.
23 % Lo demás de todos los hechos de
Asa, y toda su fortaleza, y todas las co-
sas q«e biso, y las ciudades que edificó,
gno «suítodo escrito en el tfbré de las
crónicas de los reyes de Juda? Con to-
do eso, en el tiempo ¿e sn vejes, enfer-
mó de sus pies.
di Y durmió Asa censué padres, y rae
sepultado con sus panVes en la ciudad
de David sn padre: y reinó en su lugar
Josaphat su h^o.
25 ^ Y'Nadab, htfo de Jeroboam, co-
mensó á reinar sobre Israel en el segun-
do aflo de Asa rey de Juda fy reinó so-
bre mrnsl dos unos.
*<fcM^fejn«to#ta«U de loe ojos
de Jehova, andando en el omino 4o a*
padre, J en, sus pecado* coa que hizo
pecara Israel»
27 X Baasa, 14)o ds Ahia, el cual era d*
la casa de Iaachar, hizo conspiración
contra, éli y lo hirió Baasa en GebbeUioa,
que m» do Jos Philistbeoe ; porque Na-
dal), 7 todo Israel tenían cercado á Gcb-
bethon.
28 Y ie mató Baasa en el tercero año
do Asa rey de Juda, 7 reinó en so lugar.
29 Y como él lino al reino, hirió toda
la casa de Jeroboam ; sin dejar alma de
íob de Jeroboam hasta raerle, conforme
á la palabra de Jebera, que él habló por
sn siervo Ahias, SUonlta,
. 3Q Por lo* pecados de Jeroboam qnetfl
hizo, y con los cuales hizo pecar A I}-
vari ; y por. sn provocación con que pro-
YOC$ A enojo á Jehova Dios de Israel.
31 Lo damas de los hechos de Sedan,
y todas las cosas qne hizo, ¿ no está todo
esertto enelUhiodeiJasocónicas de los
reyes de Israel?
32 Y hubo fuerza entre* A*e y Baasa
rey 4° Israel todo el tiempo de ambos.
83 En el tercero ano 4* Asa rey de Ja-
*i* eomensó á írónej Basta, hijo de 4h)a,
«obro lodo Israel en Theraa, y ninó veift»
te y cuatro años.
34 Y, hizo lo malo delante de los oios
de Jehora, y anduvo en el camino de Jo-
r^boem, y en su. pecado con que hizo
pecar á Israel.
CArTrtJLO XVI
Demtmdé BU* por m pro/eÉa d ña<oa el tíaotetmiento
de «tt cu» por m$ pecado»} H«uat w>i»,
U. Zammri moM 4 JE\o\ w •"•Tp* *'
reino, y dettruye toda la cata y ntce*ion de Soasa
Aorta $u* pariente* -p amigo*, con/brote d la* amena-
tastUDio*. JII. Muerto Kla, ti pwútoeiio* por m
rrepdrJmrt, el K*al viniendo contra AmN,« to-
mando la ciudad, Zambri pone Jnego al palacio
real, 9 *e omina dentro. IV. Amri edifica a Sama-
Ha*k£elMtrmmrt99éwóe*U JchatnaAV* im impio
watt tof/ift iff antepatado*.
Y FUÉ palabra de Jehova á Jen*,
hijo de Hanani, contra Baasa, dV
jetaado; -
2 ?or enante yo te levantó del polvo, y
to .puse por príncipe sobre mi pueblo
Israel, mas- tú has andando en *), camino
de Jeroboam, y has hecho pesar á mi
pueblo Israel, proveándome á Ira en sus
pecados :
3 Ha aquí yo barro la posteridad de
Baasa, y la posteridad de su casa; ypoar
aré tu casa, como la casa de Jeroboam»
htiodeBefcst
L 9f I4O8 RPY*»t
4 fil 4ju0.de Besas, ¡faere moaxto en la
ciudad, loe perros le comerán; y el qne
dp él fuere muerto en e^eapgq, comerle
han las aves del cielo. „
5 Lo demás de los hechos de Baasa» y
las cosas que hizo, y su fortaleza* ¿no
está. todo escrito en el libro .ó> las cró-
nicas de los reyes de Israel?
6 Y durmió Baasa con sus padres, y fué
sepultado en Thcrsa ; y reinó en su lu?
garElesuhtio*
7 Y asimismo habia sido palabra de Je-
hova por Jehu, hijo de ftananl, profeta,
sobre Baasa, y sobre su casa, y sobre to-
do lo malo que hizo delante do loa ojos
de Jehova, provocándole á ira con las
obras de sus manos, que seria hecha co-
mo la casa de Jeroboam : y sobre que le
habia herido.
8 En claAo felnte y seis de Asa rey de
Juda, comenzó á reinar Ela*btfo de Baasa,
sobre Israel en Thcrsa, dos aftos ;
9 t Y hizo conjuración -contra él su
siervo Zambri, príuclpe sobre la mitad
de los carros ; y estando él en Tuerce
bebiendo» y embriagado en casa de Arsa
su mayordomo en Xhersa,
DO Yino Zambri, y le hirió, y mató en
el sao veinte y siete de isa rey de Juda,
y reinó en su lugar,
11 Y reinando 5, y estando asentado en
su trono hirió toda la casa de Baasa sin
dejar en ella meante á la pared, ni sus
parientes ni amigos.
12 Y aií rayó Zambri toda la casa de
Baasa, conforme á la palabra de Jehova,
que habia hablado contra Baasa por Je-
hu profeta:
18 Par .todos los pecados de Baasa, y
los pecados de Ela su hijo» con que. ellos
pecaron, y hicieron pecar á Israel, pro-
vocando á enojo á Jehova Dios de Israej
con sus vanidades,
14 Los demás hechos de Ela, y todas
las cosas que hizo, ¿no- está todo escri-
to en el libro de las crónicas de los reyes
de Israel?
15 1 En el año veinte y siete de Ase
rey de Juda, comenzó á reinar Zambri
siete días en Theraa; y el pueblo habia
asentado campo sobre Gebbethon, ciu-
dad de los Philistheos.
16 Y el pueblo que estaba en el campo
oyendo decir; Zambri ha hecho conju-
ración, y.ba muerto al rey, entonces te?
do Israel levantó por rey sobre Israel i
Amri, general del ejército, el mismo dia
en el campo. Di9itized bv v
339
I. DE L08 REYES.
17 T rabió Amri y todo Israel con & de
Gebbethon, y cercaron á Thersa.
18 Y viendo Zambrl tomada la ciudad
ee metió en el palacio de la casa real, y
pegó fuego á la casa consigo ; y murió,
19 Por ras pecados con qne él pecó, ha-
ciendo lo malo delante de los ojos de Je-
hora, y andando en los caminos de Je-
roboam, y en sos pecados qne hizo, ha-
ciendo pecar á Israel.
20 Los demás hechos de Zambrl, y sn
conspiración, qne conspiró, ¿no está to-
do escrito en el libro de las crónicas de
los reyes de Israel ?
21 Entonces el pueblo de Israel róé di-
vidido en dos partes ; la mitad del pue-
blo seguía á Thcbni, hijo de Ginelh, pa-
ra hacerle rey : y la otra mitad seguía á
Amri
22 Mas el pueblo que seguía a Amri, pudo
mas que el que seguía á Thebni, hijo de
Olneth : y Thebni murió, y Amri róé rey.
28 En el año treinta y uno de Asa rey
de Juda, Amri reinó sobre Israel doce
afios : y en Thersa reinó seis anos,
24 1T Este compró el monte de Samarla
de Semer por dos talentos de plata: y
edificó en el monte, y llamó el nombre
de la dudad que edificó, como el nombre
de Semer, señor del monte de Samarla.
25 T hizo Amri lo malo delante de los
ojos de Jehova, y hizo peor que todos
los que hablan sido antes de éX
20 Porque anduvo en todos los caminos
de Jeroboam, htfo de Nabat, y en su pe-
cado con que hizo pecar á Israel, provo-
cando á ira á Jehova Dios de Israel con
sus Vanidades.
27 Lo demás de los hechos de Amri, y
todas las cosas que hizo, y sus valentías
que hizo, ¿no está todo escrito en el libro
de las crónicas de los reyes de Israel t
28 T Amri durmió con sus padres, y
fué* sepultado en Samaría ; y reinó en su
lugar Achab su hijo.
29 Y comenzó á reinar Achab, htyo de
Amri, sobre Israel el ano treinta y ocho
de Asa rey de Juda.
80 T reinó Achab, hijo de Amri, sobre
Israel en Samarla, veinte y dos años. T
Achab, hijo de Amri, hizo lo malo de-
lante de los ojos de Jehova sobre todos
los que fueron antes de éX
81 Porque le roe ligera cosa andar en
los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat,
y tomó por mnger á Jezabel,hfya de
Eth-bahal, rey de los Sidonlofl : y fué, y
sirvió á Bebal, y le adoró.
840
82 Y hizo altar á Banal, en el templo do
Banal que él edificó en Samarla.
83 Hizo también Achab bosque : y ana-
dió Achab haciendo provocar á ira á Je-
hova Dios de Israel, mas que todos loa
reyes de Israel, que fueron antes de éL
84 En su tiempo Hiél deBeth-el reedifi-
có á Jcricho. En Ablram su primogé-
nito la rondó : y en Segub su kjjo postre-
ro puso sus puertas, conforme á la pala-
bra de Jehova que habla hablado por
Josué, htyo de Nun.
CAPITULO XVII.
A la palabra de Elias profeta te detiene ía lluvia en
el cielo por la impiedad de Achab: pido de la tter*
ra, ee proveído de metento por loe cmrvoe en el do-
tierto. II. llene H Sarepta, donde e» hospedado de
tata viuda, cuyo hijo remetía Dio» por tu oración.
ENTONCES Ellas Thesbita, que era
de los moradores de Galaad, djjo á
Achab : Vive Jehova Dios de Israel, de-
lante del cual yo estoy, que no habrá llu-
via, ní roció en estos afios, -sino por mi
palabra.
2 T fué palabra de Jehova á él, dicien-
do:
8 Apártate de aquí, y vuélvete al orien-
te, y escóndete en el arroyo de Carith,
que está antes del Jordán.
4 T beberás del arroyo, y yo he man-
dado á los cuervos, que te den allí de
comer.
5 Y él roe, y hizo conforme á la pala-
bra de Jehova : y róese y asentó jnnto al
arroyo de Carith, que está antes del Jor-
dán.
6 Y los cuervos le traían pan y carne
por la mañana, y pan y carne á la tarde,
y bebía del arroyo.
7 Pasados algunos dias, el arroyo se se-
có; porque no habia llovido sobre la
tierra.
8 1 Y róé á él palabra de Jehova, di-
ciendo:
0 Levántate, vete á Sarepta de Bidón, y
allí morarás : he aquí que yo he manda-
do allí á una mnger viuda que te sos-
tente.
10 Entonces él se levantó ; y se fué á
Sarepta. Y como llegó á la puerta de la
ciudad, he aquí una muger viuda que
estaba allí cogiendo serojas : y él la lla-
mó, y díjole: Ruégote que me traigas
una poca de agua en un vaso, qne beba.
11 Y yendo ella para traérsela, él la
volvió á llamar, y díjole : Ruégote que
me traigas también un bocado de pan en
tu mano.
12 Y ella respondió ; Vive Jehova Dios
L DE L08 REYES.
tuyo, que bo tengo un cocido : qae so-
lamente un puño de harina tengo en la
tinaja, y un poco de aceite en una boti-
ja: y ahora cogía dos serojas, para en-
trarme y aparejarlo para mí y para mi
hijo, y qae lo comamos, y detpuet nos
moramos.
18 T Elias le dijo: No hayas temor:
vé, haz como has dicho; empero hazme
á mi primero de ahí una pequeña torta
debajo de la ceniza y traémela: y des-
pués harás para ti y para tu lujo.
14 Porque Jehova Dios de Israel dtyo
asi : La tinaja de la harina no faltará, ni
1* botija del aceite se disminuirá, hasta
aquel día en que Jehova dará lluvia so-
bre la has de la tierra.
15 Entonces ella fué, y hizo como le di-
Jo Elias, y comió él, y ella, y su casa a¿-
fttaot dias.
16 T la tinaja de la harina nunca Caito,
ni la botija del aceite menguó, conforme
á la palabra de Jehova, que habia dicho
por Elias.
17 Después de estas cosas aconteció,
que cayó enfermo el hQo de la señora de
la casa, y la enfermedad fué tan grave,
que no quedó en él resuello.
18 Yeito <tyo á Elias: ¿Qué tengo yo
contigo varón de Dios ? ¿Has venido á
mi para traer en memoria mis iniquida-
des, y para hacerme morir mi htyo ?
19 Y él le dijo : Dame acá tu lujo : en-
tonces él le tomó de su regazo, y le llevó
á la cámara donde él estaba, y púsole
sobre su cama;
20 Y clamando á Jehova, cüjo : ¿ Jehova
Dios mió, aun la viuda en cuya casa yo
soy hospedado, has afligido, matándole
su hijo?
21 Y midióse sobre el niño tres veces,
y clamó á Jehova; y dtyo : Jehova Dios
mk>, ruégote que vuelva el alma de este
nifio á sos entrañas,
33 Y Jehova oyó la voz de Ellas, y el
alma del nifio volvió á sus entrañas, y
revivió.
23 Y tomando Ellas al nifio, trujóle de
la cámara á la casa, y dlóle á su madre,
y dejóle Elias : Mira, tu hijo vive.
24 Entonces la muger dijo á Ellas : Yo
conozca ahora que tú eres varón de Dios :
y que la palabra de Jehova es verdad en
tu boca.
capitulo xvm.
J£Ua»$emtte$tradAcÁab^leualjtaUaHdo, dmptHehm,
dloéh*lpm*toid1odo§¡a»pr4fa<m pmi*í*ri»é* ;
•vidtnt* tettímmto MeUto Jtkdmmr «t wvdmát
ró Dio*, y AOof /Um, y mofa ÍmJm Im j>n*fcftM *
lo* Ídolo» oí arroto de Cito*. II. JSfaoe reñir üweUg
delditlo en gtxmle abundancia.
PASADOS muchos días, ftié palabra
de Jehova al tercer afio á Ellas, di-
ciendo: Vé, muéstrate á Acbab, y yo
daré lluvia sobre la has de la tierra.
2 Y Elias fué para mostrarse á Achab:
y habia grande hambre en Samarla.
3 Y Achab llamó á Abdlas su mayor-
domo, el cual Abdlas era en grande ma-
nera temeroso de Jehova.
4 Porque cuando Jozabel talaba los
profetas de Jehova, Abdlas tomó den
profetas, los cuales escondió de cincuenta
en cincuenta por cuevas, y los sustentó
á pan y agua.
5 Y dijo Achab á Abdlas: Vé por la
provincia á todas las mentes de aguas, y
á todos los arroyos, si á dicha hallare-
mos grama, con que conservemos la vi-
da á los caballos y á las acémilas, para
que no nos quedemos sin bestias.
.6 Y partieron entre sí la provincia para
andarla : Achab fué por si por un cami-
no, y Abdlas roe por si por otro.
7 Y yendo Abdlas por el camino, topó-
se con Ellas : y como le conoció, pos-
tróse sobre su rostro, y dtyo: ¿No eres
tú mi sefior Elias ?
8 Y él respondió: Yo my. Vé; di átu
amo : He aqui Ellas.
9 Y él dijo: ¿En qué he pecado, para
que tú entregues tu siervo en mano de
Achab, para que me mate t
10 Vive Jehova tu Dios, que ni ha habi-
do nación, ni reino donde mi sefior no
haya enviado á buscarte : y respondiendo
iodos: No está aqui; él ha conjurado á
reinos y á naciones, si te han hallado.
11 Y ahora tú dices : Vé; di á tu amo :
Aqui está Ellas.
13 Y acontecerá' que desde que yo me
haya partido de ti, el Espíritu de Jehova
tú llevará donde yo no sepa: y viniendo
yo, y dando las nuevas á Achab, y no
hallándote él, él me matará : y tu siervo
teme á Jehova desde su mocedad.
18 ¿ No ha sido dicho á mi sefior lo que
hice, cuando Jczabcl mataba los profetas
de Jehova ; que escondí de los profetas
do Jehova den varones, de cincuenta en
cincuenta en cuevas, y los mantuve á
pan y agua?
14 ¿Y ahora dices tú: Vé; di á tu
amo : Aqui está Elias, para que él me
mate?
15 Y dJJolo Sites: Vivo Jehova de los
8*1
t *É toáfttef<És».
ejércitos, delante del cual estoy, que boy
tac mostraré á él.
16 Entonces Abdias faé á encontrarse
con Achab, y diólc el aviso: y Achab
vino á encontrarse con Ellas.
17 Y como Acbab vio & Ellas, dtfole
Acbab: 4 Eres tú él <Juc alborotas ¿Is-
rael?
18 Y él respondió : 'fb too lie alborota,
do á Israel, sino til, y la casa de tu pa-
dre, dejando los" mandamientos de Jeho-
va. y siguiendo á los Banales.
Id Envía pues ahora, y Júntame á todo
Israel en el monte de Carmelo, y los
cuatro cientos y cincuenta profetas de
¿abal, y los cuatrocientos profetas de
los* bosques, que comen de la mesa de
JczabcL
20 Entonces Acbab enrió á todos los
hijos de tsrael, y Juntó los profetas en e!
monte de Carmelo :
21 T acercándose Ellas á todo el pue-
blo, dijo : i Hasta cuándo cojearéis voso-
tros entre dos pensamientos? di Jehova
es Dios, seguidle : y si Banal, id en pos
de éX T el pueblo no respondió pala-
bra.
22 T fcliaa tornó á decir al pueblb : So-
lo yo be quedado profeta de Jcbova ; y
de los profetas de Banal hay cuatrocien-
tos y cincuenta, varones.
23 Dénsenos pues dos bueyeB, y escójan-
se ellos el uno, y córtenle en piezas, y
pónganle Sobre lefia, mas no pongan
fuego debajo; y yo aparejaré el otro
buey, y le pondré sobre leña, y ningún
fuego pondré debajo.
24 Y vosotros invocaréis en el nombre
de vuestros dioses, y yo invocaré en el
nombre de Jehova ; y será, que el Dios
que respondiere por faego, sea el Dios.
Y todo el pueblo respondió, diciendo:
Es bien dicho.
25 Entonces Elias dijo á loé profetas de
Banal: Escojéos el un buey, y haced pri-
mero : porque vosotros sois los mas : y
invocad en el nombre de vuestros dio-
ses : mas no pongáis fuego debajo.
26 Y ellos tomaran el buey que les fué
dado, y aparejáronle, y Invocaron en el
nombre de Banal desde la mañana basta
el mediodía, diciendo : Bahal respónde-
nos. Mas no habla voz, ni quien respon-
diese : entre tanto ellos andaban saltan-
do cerca del altar que hablan hecho.
Ó? Y aconteció al mediodía, que filias
se burlaba de ellos, diciendo : Gritad á I
alta fot; J^uc a¡06 ^ qn)zá tiene negocio, [
843
6 va en segtdiH!etil6\ *'*B *$** «aftae*
6 duerme, y despertará.
28 Y ellos clamaban á grandes voces, y
sajábanse con cuchillos y con lancetas
conforme á su constumbre, hasta derra-
mar sangre sobre sí :
29 Y como pasó el mediodía, y cHos
aun profetizasen basta el tiempo del sa-
crificio del presente, y no Mí* voz, id
quien respondiese, ni escuchase;
80 Entonces Elias «Jo á iodo el puo*
blo : Acercaos á mi Y todo el pueblo
se llegó á él, y él reparó el altar de Je-
hora que cBtaba á tuteado.
SI Y tomando Ellas doce* piedlas, coa*
fbrmc al número de las tribus de los fel*
jos de Jacob, al cual habla sido palabra 4a
Jehova, diciendo : Israel será tumouíbfe ;
59 Edificó con las piedras t¿* altar ca
el nombre de Jehova: después 4ilze«a«
regadera al rededor del altar, cuanto cu-
pieran dos satos de simiente. .
88 Después compuso la leña, y torta c4
buey en piezas, y púsole sobre 1* lefia.
84 Y dijo : Henchid cuatro cántaros do
agua, y derramadla sobro el holocausto^
y sobre la lena. Y dijo: Hácédlo otm
vez, y hiciéronlo otea vez: ;Y dijos Sa-
cedlo Ta tercera tes. Y hiriéronlo^ la
tercera vez,
85 Be tal manera que las agvat corrían
al rededor del altar, y habla también
henchido la reguera dé agua,
96 Y como llegó la hora ¿é ofrecerse el
holocausto, llegóse el profeta Elias, y
dijo : Jehova Dios de Ábraosla, de Isaac,
y de Israel, sea hoy manifieste, que tú
¿ra Dios en Israel, y que yo soy tú ster*
vo, y que por mandamiento tuyo he he-
cho todas estas cosas.
87 Respóndeme Jehova, respóndeme,
para que conozca este' pueblo, que tú^ olí
Jehova, eres el Dios, y que tú volviste
atrás el corazón de ellos. *
88 Entonces cayó mego de Jfehota, el
cual consumid cí holocausto, y la lefia,
y las piedras, y el polvo, y aun las aguas
que estaban en la reguera lamió.
89 Y viéndolo todo el pueblo, cayeron
sobre sus rostros, y dijeron : Jehova es
el Dios, Jehova es el Dios.
40 Y díjoles Ellas : Prended á los pro-
fetas de Baba!, que no escape ninguno.
Y ellos los prendieron : y llevólos Elias
al arroyo de Clson, y allí los degolló.
41 1T Entonces Elias dtfo á Achab: Su-
be, come, y bebe, porque tina grande
Hurta suena,
t t)«ífcO0'!lB¥fe&
*mW tT AéUm>4umv A <JÜmeVy 4 beber, y
Bitas eubtÓ á la cumbre #sl Carmelo, jr
postrándose á tiento, ptno su rostro en-
tre las rodillas,
48 T ¿tyo 6 »* criada : Sube ahora, y
mira hacia la mar. T él subió, y miró,
y-c^Jo: Hé> -Hay nada. Y él le volvió á
«ectrv Vuatte Mete veces. '
v,^s x a^ie HiepwBMi vea' a^ot ■ fre aquí
una pequeña nabo, como la palma de la
mmmñh ten hombre, que atibe de la mar.
W 4l &Q& ? Vé, y di á A ebab ; ünce oí earrp,
y desden des porque la Hervía no te ataje.
45 T aconteció estando en esto, que los
cielos toe oscurecieron con nribes, y
Tiento, y hizo una gran lluvia. T en»
Meado Achab vino á Jezraet
46 Y la mano de Jehovafué sobre Ellas,
el cual cHHo sus lomos, y vmo corriendo
Manto de Achab hasta negar á Jezrael.
CAPITULO XIX.
J£Uaejuae*a**do ¿* Jczabd mmoer de Achab te va de
Im tterHi, ifenel camino es confortado de IH01 por
<«j 4*$*\4mU4*dé cerner 9 cteStfar. il Llegado
al monte de OcakJhm* mkm*m% 9 gM HSUSÉI»
bmmutaJmamtJtadekattr. ULJartido de edil,
ItowSrf Jt/beó de tu arada, el cual le sigue dejada»
TAOMAfc «ó la nueva áJesábel de
4odo-l+ que £*» habla hecho, y
como habla pasado á cuchillo todos los
♦ Yeavtó Jezabel á EHaS nn menságo
ro, diciendo) Asi me bagan los dio*
ees, y as* m* añadan, a! mañana agestas
bofa* yo no haya puesto tn ataña coma
la de uno de ellos.
* S T # hubó*fetaet, y levantóse, y fuese,
per meapar Stt vida, y vmo á Beer-seba,
quect es ¿aéa, y dejó alli su criado.
4* Y *» se InéV por el -desierto un día de
camino : y vino, y se sentó debajo de un
Snabwss y ¿cacando morirse, &jo: Baste
y*t 'db Jsfcsva, quita mi alma; que no
soy yo m«)ér que mi* padrea
* T eáfcanáW debajo de mi Enebro,
se dvftnlóV ? he aquí luego un Angef,
q** lo tOCé¡ y le dijo': Levántate,' Come.
• Estantes d tntróry he aquí* A su ca-
becera una torta cocida sobre las ascuas,
yu* vano de agua; y comió y bebió, y
volvióse i dormir.
? T volviendo el ángel de Jehova la
segunda vea, tocóte, diciendo: Levánta-
te, come : porque gnm camino te resta
8 Y levantóse, y comió y bebió, y «a-
mftn*eoa4v tartalee* :fc«quena eoratém.
cuarenta días, y cuarenta nóenee, hasta
t4ea*n»*«^>Boa«t>, .....
w^ x árli'se metro en tma cueva, don*
de tuvo la noche. Y rae* á ¿1 palabra de
Jehova, el cual le dtyo: ¿Qué haces aquí,
Ellas?
10 T él respondió: Celando he celado
por Jehova Dios de los ejércitos; porque
los htyos de Israel han dejado tu alianza,
han derribado tus altares, y han paasdo
á eucbrHlo tus profeta!, v yo solo he que-
dado; y buscan mi Vida para quitár-
mela.
11 T él le dfyq: Sal fuera, y ponte en el
monte delante de Jehova. Y, be aqaí
Jehova que pasaba, y un grande y pode-
roso viento que rompía los montes, y
quebraba las peñas delante de Jeljova:
mas Jehova no cataba en el viento. T
traa ¿1 viente, un temblor: mas Jehova
no ertaba en. el temblor:
19 Y tras el temblor, un fuego : mas
Jehova no ¿áfaca en el fuego. Y tras el
fuego, un silbo quieto y delicado.
18 El cual como Bitas oyó, cubrió su
teatro con su manto: y salió, y paróse á
la puerta de la cueva* Y, he aquí una voa
á él, diciendo i ¿Qué hateé aquí, Elias ?
-14 Y él respondió: He celado con zelo
por Jehefa Dios de los ejércitos: por-
que los bfjew de Israel han dejado tu
alianza, han derribado tus altares, y han
pasado acuchillo tus profetas, y yo solo
he quedado: y buscan mi vWa para qtrf-
távniela.
15 Y dfyole Jehova: Vé, vuélvete por
tu camino, por el desierto de Damasco :
y vendrás, y ungirás á Haaací por rey de
Syria;
16 Y á Jchu, bflo de Ñama!, ungirás
por rey sobre Israel : y á EHseo, hijo de
Saphat, de Abctb^mcbulñ^ngtráfl para
que sea profeta en lugar de ti.
tV Y será, qácél que escapare de la es-
pada de HazaeI,*Jehu le matará: y él
que escapare de la espada dé Jehu,
BÚscole matará.
18 Y yo haré-que queden en Israel siete
mí!: todas rodffla* que no se encorvaron
á Bahal, y todas bocas que no le besaron.
19 t Y partiéndose él de allí, halló á
Eliseo, hijo de Saphat, que araba con. doce
yuntas delante de si : y él era uno de los
doce gañanes. Y pasando Elias por de-
lante de él, echó su manto sobre él.
SO Entonces él dejando los bueyes, vmo
corriendo en pos de Elias, y djjo : Rué-
gete (fue me dejes besar mi padre y mi
maAref y luego Iré tras ti. Y él le djjo:
Vé, y vuelve, fqué te he %*t kedwf
I. DE LOS REYES.
21 Y volvióse de en pos de él, y tomó
un par de bueyes, y matólos, y con el
arado de los bueyes coció la carne de
ellos, y dióla al pueblo que comiesen :
y después se levantó, y fué tras Elias, y
le servia,
CAPITULO XX.
Ackab aon eUjáeor dé Dio» vence al rey de Svria con
todo »u ejército. 1LJSI cual volviendo contra Jckab
do» año» detpve* es también de*kechof y prt*o. Iü.
Por haber Achab perdonado y imito alrepde S¡f-
ria, es gravemente amenaMado de Dio» por m pro-
feta.
ENTONCES Ben-adad rey de Syria
juntó todo su ejercito, y con él
treinta y dos reyes con caballos y car-
ros \jf subió, y puso cerco á Samarla, y
la combatía.
2 Y envió mensageroa á Achab rey de
Israel á la ciudad, diciendo:
3 Asi na dicho Ben-adad : Tu plata y
tu oro es mío, y tus mugares, y tus mjos
hermosos son mica.
4 Y el rey de Israel respondió, y dtyo :
Como tú lo dices rey seftor mió, yo soy
tuyo, y todo lo qne tengo.
5 Y volviendo los mensageros otra vea,
dijeron: Asi dy o Ben-adad: Envió yo á
ti, diciendo: Tu plata y tu oro, y tus
mugeres, y tus lujos me darás; y maña-
na á estas horas,
6 Yo enviaré a ti mis siervos, los cuales
escudriñarán tu casa, y las casas de tus
siervos, y tomarán con sus manos, y lle-
varán todo lo precioso que tuvieres.
7 Entonces el rey de Israel llamó á to-
dos los ancianos de la tierra, y dijoles:
Entended, y ved ahora, como este no
busca sino mal; porque ha enriado á mi
por mis mugeres y mis htyos, y por mi
plata y por ¿i oro ; y yo no se lo he ne-
gado.
8 Y todos los ancianos y todo el pue-
blo le respondieron: No U oigas, ni ha-
gas k> que pide.
2 Entonces él respondió á los embaja-
dores de Ben-adad: Decid al rey mi se-
ñor: Todo lo que mandaste á tu siervo
al principio, haré : mas esto, no lo pue-
do hacer. Y los embajadores fueron, y
diéronle la respuesta.
10 Y Ben-adad tornó á enviar á él, di-
ciendo : Asi me hagan los dioses, y asi
me añadan, que el polvo de Samaría no
bastará á los puños de todo el pueblo
que me sigue.
11 Y el rey de Israel respondió, y dtfo:
Decidle, que no se alabe el que se stfte>
como el que ya se desoifie.
12 Y como el oyó esta pelabas, estando
bebiendo con los royes en las tiendas,
dijo á sus siervos : Poned. Y ellos pu-
sieron contra la ciudad.
13 Y, he aquí, un profeta vino á Achab
rey de Israel, y le dtfo : Asi ha dicho Je-
hova: ¿ Has visto esta tan grande multi-
tud ? He aqui,yo te la entregaré noy em
tu mano, pasa que eonoseas que yo «a*/
Jehova,
14 Y respondió Achab : ¿Por mmo 4»
quién r Y él dtfo : Asi dtyo Jehova: Por
mano de los criados de los principes de
las provincias. Y él tornó á decir:
¿Quién comenzará la batalla? Y él res-
pondió: Tu.
15 Entonces él reconoció los criados de
los principes • de las provincias, lo» cua-
les fueron doscientos y treinta y dos,
Luego reconoció todo el pueblo, todos
los hijos de Israel, que fueron, atete mlL
16 Y eslieron á mediodía: y Ben-adad
eetaba bebiendo, borracho en las tiendas,
él y los reyes : treinta y dos reyes, que
hablan venido en su ayuda.
17 Y los criados de los principes de Isa
provincias salieron los primeros. Y Ben-
adad habia enviado quien le dio aviso,
diciendo: Varones han salido de ta-
maria.
18 El entonces cujo: Si han salido por
pac, tomadlos vivos: y si han saUdo
para pelear, tomadlos vivos.
19 Y los criados de los príncipes de las
provincias salieron de la ciudad, y das*
pues de ellos el ejército.
20 Y hirió cada uno al quewenla contra
si ; y los Syros huyeron, siguiéndolos loa
de Israel. Y el rey de Syrla Ben-adad se
escapó sobre un caballo, y la gente de á
caballo.
21 Y salió el rey de Israel, y hirió la
gente de á caballo y los carros : y des-
hizo los Syros con grande estrago.
22 i Y llegándose el profeta al rey de
Israel, cUjole: Vé, esfuérzate: sabe y
mira lo que has de hacer, porque pasado
el ano el rey de Syrla ha da venir con-
tra ti
23 Y los siervos del rey de Syrla le di-
jeron : Sus dioses son dioses de los mon-
tes, por eso nos han vencido : mas si pe-
learemos con ellos en campana, sera* ka
b! no los venciéremos.
24 Haz pues asi: saca los reyes cada
uno de su lugar, y pon capitanes en lu-
gar de ettee.
25 Y tú házte otro ejéreHe enal *é %t
L »s uo* Rüvsa»
manilos por ee-
bollos, y carros por cerros; y paitaré-
naos eon ellos «A campo mo, y wremo*
si do loe vencemos. Y él los oyó, y hi-
ñólo asi.
36 Pasado al año* Ben-adad reconoció
Ion fijrros» y vino en Aphee á pelear con-
tra Israel
27 T loa m}os de Israel fueren también
reconocidos, y tomando Tiendas itéren-
le* si encuentro, y Miniaría campo los
U*}ot de Israel delante de ellos, come
dos rebanados de eneras: y loe fijnos
ft» (Y lle^ándoee el Taren de Dios al rey
do Israel hablóle, diciendo: Ana cUjo Jo-
bo va: Por cnanto los 8yros han dicho:
Jehore es Dios de lee montes, no Dios
de. los Talles, yo entregaré teda esta
apando multitud en la mano: pereque
oonorcaia qne yo my Jebera,)
29 Siete diaa toTieron ssentado campo
loe ano* óblente do los otros, y si sépti-
mo diese dio la botella: y mataron los
htyos de Israel de lee nyree en na dia
eleunüihomWesdeáplé. %
39 Los domas hoyaron á Aphee á la
elndad: y s^ maro eayó sobre veinte y
siete mil hombres, qne hablan quedado :
y Benadad Tino huyendo á la eindad, y
ewwwdlsej de sámara en ñamara.
SI Entonces sos sietroe le dtyesen : He
aqui, hemos oido de los leyes de la casa
do Israel» qne son elementes reyes: pon-
gamos paos ahórneseos en nnastros ló-
anos, y sogas en nuestros cabeaas, y sal-
gamos si rey de Israel: por Tentara te
dará la vida,
+U Y ciñeron sus lomee de saeos, y so-
gas 4 sns csbcms, y Tinieron al rey de
Israel, y dQéronle: Tn sierro Ben-adad
dice: Ruégote qne me des la Tida. Y
él rcsnondm : Si él ann títq, mi herma-
soes.
38 -Esto tomaron oeneUat Tarónos por
hnen agüerov y tomaron presto esta pe*
letona* emboca, y dlfteien: Ben-adad tn
normano* Y 41 sujo : Id, y láñenmele. Y
Ben-adad selló* A él, y él le biso sabir
en an carro:
Si Y él le dijo : Las ciudades que mi
padre tomo al tuyo, yo las restituiré; y
han placas en Damasoo para ti, como
mi padre los hizo en Samarla: y yo me
partiré de ti confederado. Y él hiso
con él alianza, y envióle.
35 T Entonces nn Tarón de los hrjos de
los profetas dijo a su oojnpenera parpa-
da Dina: métame nhom Y «
otro Taron no le quiso herir.
86 Y él le d$o; Por cnanto no has obe-
decido á la palabra de Jehova, he aqui,
en apartándote de mi na león te herirá.
Y como se apartó de él, topóle un león,
y le hirió.
87 Y él topóse con otro Taran, y dijola:
Hiéreme ahora, Y el airo hombre le hi-
rió, y dlóle una cuchillada.
88 Y so fué el profeta, y pasosa delante
del rey en el camino, y dkfranóse poaaVn-
éom sobre loa ojos un Tela
89 Y como el rey pesaba, él dio roces
ai rey, y dtyo : Tu siervo salió entre el
escuadrón, y, he aqui, apartándose uno,
trujóme á otro, diciendo: Guarde á esto
hombre; y si él faltare laltando, tn Tida
será por la Buya, ó pagarás un talento de
plata.
«0 Y ©orno tn sierro, estaba ocupado A
una parte y á otra, él desaparéelo. En-
toncos el rey do Israel le cüjo: Esaasrá
tn sentencia : tu la pronunciaste,
41 Entonces él quitó de presto el Telo de
sobre sns ojos, y el rey de Israel conoció
que era de los profetas.
4* Y él le <ttjo: Asi dtyo Jehova: Por
cuanto soltaste de la mano el Taron de
mi onatheme, tn Tida será por la suya» y
tn pueblo por el suyo.
48 Y el rey de Israel se fué á su easa
tríate y enojado: y vino á Samarla.
CAPITULO XXL
JTabotA por haber negado m riña d Achab, ee acatada
JhtmmenU, y apedreado por indmtria de Jk%abm\
mm por eeta ata gomó la vitad* Naba* para en ma-
rido. II. Mtiaepor atondado deDioe demmmria d
Achab grande venganza tabre él w tobre m amger,*
toda en «dw, por la muerte del mócente Naboth : y
Aenabd orna — mu *at ten, Dtem fc re-
laja la pena reeereamdola para $m mteetor.
PASADOS estos negocios, aconteció
que Naboth de Jesrael tenia una Ti-
na en Jezrael, junto al palacio de Achab
rey de Samaría.
2 Y Achab habló á Naboth, diciendo:
Dame tu Tifia para un huerto de legum-
bres, porque está cercena, cérea de mi
casa, y yo te daré por ella otra vina me-
jor que esta : ó si mejor te pareciere, pa-
gártela he á su precio de dinero.
8 Y Naboth respondió á Achab : Guár-
deme Jehova de que yo te dé á ti la he-
redad de mis padres.
4 Y vínose Achab á su casa triste y eno-
jado por la palabra qne Naboth de Je*-
raellebabmrespondido^didendo: Note
daré* heredad de mis podres, Yacoa-
845
I: »lf¿>«<1lfe¥«SJ
tfa&n stt «toiá, «^véMósu rostro, y A»
comió pan.
5 Y ritió á él en moger Jezabel, y dijo-
le: ¿Por qué está nsi triste tu espíritu f
¿ y no comes pan t
0 Y él respondió: Porque hablé con
Naboth de Jezrael, y díjcle, queme diese
su fifia por dinero: ó que, al toas que-
ría» le da¥Ü) efro vina £or ettit y él res-
pondió: Yo no te duré mt tifia*
7 Y su ntuger Jeaabei le dijo i ¿Ere» tú
ahora rey sobre Israel? Levántate, y
come pan, y alégrate : yo te daré la vina
de Nábotih de JearaeL
8 Entonces ella escribió carias en nom-
bre dé Achab, y sellólas eén su anulo, y
enviólas á los ándanos, y á los principa-
les, que moraban en su ciudad con Na-
both.
9 Y las cartas que escribió decían asi :
Pregonad ayuno : y poned á Naboth en
la cabecera del pueblo:
10 Y poned ustmfano dos neiribreSf hi<t
jos de BeBal, delante- de él, que- atestt-
gúeri eontnt él, y digan : Té has blasfe-
mado á Dios y al rey. Y entonces se-
cedle, y apedreadle* y muera*
11 Y los de su ciudad, los ándanos y
los priucrpales, que- atoraban en tuelu*
dad, lo Mcleroncxitto Jefeabel les mandó,
conforme á como estaba escrito talas
cartas que ella les habla eovtadoi t
12 Y pregonaron ayuno, y .aseo taren d
Naboth en 1a cabecera del pueblo.
18 Y vinieron dos hombres, hijos de
Bello!, y sentáronse delante de él, y
aquellos Jtombrea, hijos de Belial. atesti-
guaron contra Naboth delante ael pue-
blo, diciendo : Naboth ha blasfemado á
Dios y al rey. Y sacáronle fuera del» du-
dad, y apedreáronle con piedras, y murió.
14 Y enviaron luego á Jembel, dicfeá-
do r Naboth es apedreado, y muerto. *
» Y como ¿eaabel oyó, que Naboth
era apedreado y muerto, dijo á Achab :'
Levántale, y posee la vina de Naboth de
Jezreei, que no ieH quiso dar por uV
neto; porque IfcWírth no vire, utas es
muerto. . .
Id T Y oyendo Achab que Naboth era
muerto, levantóse para descender á la
viña de Naboth de Jeerael, para tomar
la posesión de ella.
17 Entonces rae palabra de Jehova á
EBas Thesbita, diciendo :
18 Levántate, desciende 6 encontrarte
con Achab rey de Israel, que esMen 8a-
tnatfatHeaqoi.eleserf en l*ttta«e49iy
84*
la posesión de elle.
19 Y hablarte has, aletead»: Asi cfyo
Jehova: ¿No mataste, y también has
poseído? Y tornarle has á hablar, di-
ciendo: Asi dtyo Jehova: En el mismo
lugar donde lamieron los perros la san-
gre de Naboth, los perros también sa-
»evaii4u sangre* le taya misma* » •-
00 Y Aenabdgo^ntafti ¿Enemigo
mío, me ha* ya* hallada y Y él respondió ?
Te hallé, porque te has vendido- >áma4
hacer delante de Jehova.
21 He aquí, yo traigo mal sobro ti* y
barreré tu posteridad, y talará dé Achab
todo meante á la paíred, si guardado, y
al desamparado-, en Israel •
22 Y yo pondré tu casa como 4a easade
Jereboami, m>de Nabat, y^oosao hv casa
de Bausa, mjo de Ablas, pos» la provoca*
clon con que mo ptuvoosut+á ira, y -aun
que bus bocho pesar á Israel»
i» Dé JemM también ha habido Je»
nova, dictando : loa perros comerán á
JenaMl un ja- barbacana do Jeataet
24 El que de Aübabíoero muerto- en la
dudad, perros lo oometánt y* al que fue-
re muerto eu el campo, comerte huesas
ave* del ¿teta
^A*vev^*itogm»bíudcom*Ae*a^
que atsí se nmiMcsfrá Isaosr lo malo 4s>
laute de los ojos dé Jehova: porque Je-
uabel su mugen le lntsitaum
26 £1 toé su grande ■
ble, cammande en pee de -tos, idoissj,
ooufbrme 4 toda lo quo hicieren loa
AmorttMOb,-4.1os oualss> lana*. Juuswn
dejante de los hijos de Israel* ■
3T Ytué\ cuando- Aabab oye estas-pala-
braa, rompió sus vesHéos, y puso saco
sobre su carne, y -ayunó, y dutmsé-en
suco, y anduvo- humillado.
» Entóneosme usiaisad» Jeuuvu-á
Elias Thesbita, diciendo :
W | No Ihdj vista esmm Aohab se ha
tattntllsdo dsuiaie da mar Puse pe*
cuanto se %» «umdaado desaste domé,
io traeré <A mri^m ana ¿laá, en 1
de ftu h^o traeré el nWesbre su a
CAPITULO xxn.
Concertando Achab * Jomrphat rey de Jada dé Ir «Mi-
tra Ramotk de Qalaad, JHehem profHm te* étmm
eia ia| wmm ovmtntel ietttmtmio de «jwjSniimlm
jefa» jro/eía*, que le prometían Ja victoria* 1L
Venidos d ía baUuía, Achab e* herido de muerte, y
toepefmt tnmierún wu eettiQte del eetrro éú jAMSÉffft»
c<M¿>rj»edlaamenamd*li*v&*£Hati.g*mméo
x^zk^eT^'^¿^$sñ^
r. ütefco&WtftffeA
: y^^ffCWflHK^ff^wffiBDylfg guerra cib
XV tro loa Syros^r lirael
9 Al tercero afto aconteció, que Josa-
phaf rey de Juda descendió ni rey de Is-
rael.
8 ¥ el rey de Israel di)» á bus siervos :
¿No sabéis que es nuestra Ramoth de
43aidadf T nosotros tesamos de to-
marla 4e-«aatob del rey de^frla.
4 YtUJe á tfbsajfcat: ¿Quieres teñir
eéttifcfgo'á pelear contra Ramoth de Ga-
laeéf Y ¿dsapfeat respondió al rey de
Israel : Como yo; así tn : y romo mi
-pueblo,' asi tu pueblo; yeomo mis ca-
ballos, tos caballos.
5 T «ge Josaphaé al rey de Israel : To
te ruego que consulte* hoy la palabra de
Jeheva.
6 Entouee* c* rey dcfórael Juntó como
cuatrocientos varones profetas, & los
«tfafcs élje í ¿ Iré ár la guerra contra Ra-
moth de GsAaad, 6 dejarla he? T ellos
dijeres? §u%e, porque el 9eSorfo entre-
gará en manos del rey.
T T dflo Josaptmt : ¿ Hay aun aquí al-
ga* profeta de Jenova por el cual eon-
flffMtetnowf
8 T el rey de Israel respondfó á Josa-
pliáU Aun hay nn varón, por el cual
•potMafftc* eonsattar ñ Jehova, Micheas,
fefyo de&emtt; mas yo fe aborrezco, por-
que nunca me profetiza bien, sino eola-
l&tnfci mal T Josaphat dijo : No hable
el rey así.
• Entontes 'el ity de Israel Hamo á trn
eunuco, y díjole : Trae presto á Micheas,
•Ha* 4* Jetóla. '
10 Y el rey dé Israel, y Joaaphat rey de
. Jvia, estaban sentados cada uno en su
trono reo/, veettdos de Sus ropas reate*,
-em la plaza Jante A1 la entrada de la puer-
ta deflamarta, y todos los profetas pro-
fetlaaban delante (kreflos.
U T Sedéenlas, ntyo dé Chanáana, se
habla hecho unot cuerno* de hierro, y
dfyorAai TUjo J&ovaí Con estos aeor-
aearib Élov Byree Insta acabarlos.
» T tedoa lea profeta* profetizaban de
la misma manera, diciendo r Bube á Ra-
moth de Galaad, y serás prosperado, que
Jehova la dará en .mano del rey.
13 Y el mensajero que habla ido á lla-
mar á Micheas, le habló, diciendo : He
aquí, las palabras de los profetas auna
boca anuncian al rey bien : sea ahora tu
palabra conforme á la palabra de alguno
de ellos, y habla bien.
14 Y Mlcheaa respondió: Vive Jeho-
va^ que W que Jehora ttft xtáufare, éso
diré.
15 Y Tino al rey, y el rey le djjo : Mi-
cheas, ¿ Iremos a pelear contra Ramoth
de Galaad, ó dejarla hemos ? Y él le res-
pondió: Sube, que serás prosperado, y
Jehova la entregará en mano del rey.
16 Y el rey le á\}o : ¿ Hasta cuánta* ye-
ees te conjuraré, que no me digas sino
la verdad, en el nombre dé Jehova?
17 Entonces él dijo i Yó vi á todo Israel
esparcido por los montes como ovejas
que no tienen pastor: y Jehova dijo:
Éstos no tienen señor, vuélvase cada
uno á smcasa en paz.
18 Y cfrey de Is*raet dflo á' Josaphat:
$Ne te lo habla yo dicho? E*te ninguna
cosa buena profetizará sobre mi, sino so-
lamente mal
19 Entonces él dijo* Oye pues palabra
de Jehova: Ib vi á Jehova sentado en
su trono, y todo el ejército de los cielos
estaba junto á él, á su diestra y á su si-
niestra.
' 2fr Y Jehova dijo i ¿ Quién Inducirá á
Achab, para que suba, y caiga en Ramoth
de Galaad ? Y uno decía de una manera,
y otro decía de otra,
* 21 Y salió un espíritu, j púsose delante
de Jehova, y úfto : Yo le Induciré. Y Je-
hova le dijo: ¿De qué manera?
22 Y él dflo: To saldré, y seré espíritu
de mentira en boca de todos sus profe-
tas. Y él dQo : Inducirle has, y aun sal-
drás con ello : sal pues, y házlo#asl,
86 Y ahora, he aquí, Jehova na puesto
espíritu de mentira en la boca de Jodoa
estos tus profetas, y Jehova ha decreta-
do mal sobre ti.
24 Y llegándose Sedéenlas, bQo deCha-
naana, hirió á Micheas en la mejilla, di-
ciendo : i Por dónde se fué de mi el Es-
píritu de Jehova para hablarte á tt ?
35 Y Micheas respondió : He aqui,íá lo
verás en el mismo día, cuando te ir$s
metiendo de cámara1 en cámara por es-
conderte. '
26 Entonces el rey Óe Israel dijo; To-
ma á Micheas y vuélvele á Antón gober-
nador de la ciudad, y á Joas hijo del rey.
27 Y dirás: Así dtfo el rey: Echad á
este en la cárcel, y mantenadle con pan
de angustia, y con agua de angustia, has-
ta que yo vuelva en paz.
28 Y cUjo Micheas: 81 volviendo vol-
vieras en paz, Jehova no ha hablado por
mí. Y tomó á decir : Oid todos los pue-
blos.
847
h DE LOS REYES.
29 T Ají subió el rey de Israel, y Jo-
saphat rey de Juda á Ramoth de Ga-
laad.
80 Y el rey do Israel dtyo á Josaphat :
Yo me disfrazaré, y así entraré en la ba-
talla: y tú vístete tus vestidos. Y el rey
de Israel se disfrazó, y entró en la ba-
talla,
| 31 Y el rey de Byria habla mandado á
sus treinta y dos capitanes de los carros,
diciendo: No peleéis vosotros con grande
ni con chico, sino contra solo el rey de
Israel
32 Y como los capitanes de los carros
vieron á Josaphat, dijeron : Ciertamente
este es el rey de Israel, y viniéronse á él
para pelear con él: mas el rey Josaphat
dio voces.
33 Y viendo los capitanes de los carros
que no era el rey de Israel, apartáronse
de él
34 Mas un varón flechando bu arco
cuanto pudo, hirió al rey de Israel por
entre las junturas y las corazas. Y él
dijo á su carretero, vuelve las riendas, y
sácame del campo, que estoy herido.
35 La batalla se habla encendido aquel
dia, y el rey estaba en bu carro delante
de los Byros: y á la tarde murió: y la
sangre de la herida corría por el seno del
carro.
36 Y á puesta del sol pasó un pregón
por el campo, diciendo: Cada uno m
vaya á su ciudad: y cada uno á su
tierra.
87 Y errey murió, y fué traído á Sama-
rla ; y sepultaron al rey en Samarla.
38 Y lavaron el carro en el estanque de
Samaría, y los perros lamieron su san-
gre : y lavaron sus armas, conforme á la
palabra de Jehova, que habla hablado.
39 Lo demás de los hechos de Achab,
y todas las cosas que hizo, y la casa de
marfil que edificó, y todas las ciudades
que edificó, 4 no está escrito en el libro
de las crónicas de los reyes de Israel ?
40 Y durmió Achab con sus padres, y
reinó en su lugar Ochoaias su hijo.
41 t T Josaphat, bijo de Asa, comenzó
848
á reinar sobre. Juda en el eoaiio afloje
Achab rey de Israel.
43 Y era Josaphat de treinta y cinco
años, cuando comenzó á reinar, y reinó
veinte y cinco años en Jerusalem. El
nombre de su madre fué Acuba, hfya de
SalaL
43 Y anduvo en todo el camino de Asa
bu padre, sin declinar de él, haciendo lo
que era recto en los ojos de Jehova.
44 Con iodo eso los altos no fueron qui-
tados ; que aun el pueblo sacrificaba, y
quemaba olores en los altos.
45 Y Josaphat hizo paz con el rey do
Israel.
46 Lo demás de los hechos de Josaphat,
y sus valentías, que hizo, y las guerras
que hizo, ¿no está escrito en el libro de
las crónicas de los reyes de Juda?
47 Y el resto de los sodomiticos que
hablan quedado en el tiempo de bu pa-
dre Asa, él los barrió de la tierra.
48 Entona* no había rey en Sdom, pre-
sidente habia en lugar de rey.
49 Josaphat habia hecho navios en
Tharsis, los cuales hablan de ir á Opalr
por oro : mas no fheron, porque se rom-
pieron en Asion-gaber.
50 Entonces Ochozlas, ntyo de Achab,
<UJo á Josaphat: Vayan mis siervos con
los tuyos en los navios: mas Josaphat
no quiso.
61 Y durmió Josaphat eon sus padrea,
y fué sepultado con sus padres en la ciu-
dad de David su padre: y en su lugar
reinó Joram bu b^o,
62 Y Ochozlas, bijo de Achab, comenzó
á reinar sobre Israel, eu Samarla, el alio
diez y siete de Josaphat rey de Juda, y
reinó dos anos sobre Israel.
53 Y hizo lo malo en los ojos de Jeho-
va, y anduvo en el camino de su podre,
y en el camino de su madre, y eu el oa-
mino de Jeroboam, htyo de Nabat, que
hizo pecar á Israel.
64 Porque sirvió á Banal, y le adoró :
y provocó á ira á Jehova Dios de Israel,
conforme á todas las coses que eu padre
habla hecho.
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LIBRO SEGUNDO DE LOS REYES.
CAPITULO I,
Bn^rmando Oekoxku de una calda, envia é con— I
tor d Bakolxebub: mm Elioe m preeemíadmeuu*r>
nifwn% y Jwiwerfa o< rqr la mmrtt por mt impie-
dad, IL Entrado el rey le enría H prender por do»
wecee^ pambaécommmi¿/mr oodet cirio d loe eutvi-
nUremdprenuuruv. W. Al Jfa, emHtmdo el re* fe
tercera tws, viene ai rey por mandado de Dio* con
loa que habían venido del,} le denuncia en preeen-
cia la muerte que le había denunciado por m men*
<e: y mnt muere, y
DESPUÉS do la muerte de Aehab
Mcab Be rebeló contra larael :
2 T Ochodas cayó por tas rejas de una
sala de 2a mm que Jcaia en Samarla! j
estando enfermo envió meneageros, y
dijoles: Id, y consultad en Bahal-sebub
dios de Asearon, si tengo de sanar de
esta mi enfermedad.
t Entonces el ángel de ¿chora habló á
Elias Thesbita: Levántate, y sobe á en-
contrarte con los mensajeros del rey de
Samarlo, y decirles has : 4 No hay Dios
en Israel, qne vosotros vals á consultar
á Bahd-zebub dios de Acetaron :
4 Por tanto ssi dtyo Jehova: Del lecho
en qne snbiste no descenderás, antes
meriendo morirás. T Illas se fué.
5 T Y como los mensajeros se volvie-
ron al rey, el les dfyo 3 ¿Por qué pues os,
habéis vuelto?
6 Y ellos le respondieron: Encontra-
mos nn varón qne nos d$o : Id, y vol-
veos al rey quo os envió, y decidle: Asi
dgo Jehova: jNo hay Dios en Israel,
qne té envías á oonsnltar á Bahal sebnb
dios de Accaron 7 Por tanto del lecho
en que subiste, no descenderás, antes
muriendo morirás.
7 Xntonces él les dfyo: ¿Qné hábito era
él de aquel varen que encontrasteis, y
que os djjo tales palabras f
8 Y ellos le respondieron : Un varón
velloso, y cema sus lomos con una cinta
de cuero. Entonces él dflo: Elisa Thes-
bita es.
9 Y envió á él un capitán de cincuenta
hembra con sus cincuenta, el cual subió
á él, y, he aquí que él estaba sentado en
la cumbre del monte : y él le <Hjo : Va-
rón de Dios, el rey ha dicho, qne des-
ciendas.
10 Y Ellas respondió, y dflo al capitán
de cincuenta: Si yo $vy varón de Dios,
descienda fuego del délo, y consúmate
con tus cincuenta. Y descendió fregó
del cielo, que le consumió á él, y á bus
dncuenta.
11 El rey volvió á enviar á él otro
capitán de cincuenta hombom con sus
cincuenta, y hablóle, y dfyo: Varan de
Dios, el rey ha dicho ssi: Desciende
presto.
12 Y respondióle Ellas, y dtyo: 81 yo
toy varón de Dios, descienda Juego del
cielo, y consúmate con tus cincuenta,
Y descendió mego del délo, que le con-
sumió á ély ásns dneuentsv
18 7 Y volvió á enviar d tercer capitán
de dncuenta Aseñoras con sus cincuenta:
y subiendo aqud tercero espitan de dn-
cuenta hincóse de rodillas delante de
Ellas, y rogóle, didendo : Varen de Dios,
ruégete que sea de valor delante de tus
ojos mi vida, y la vida de estos tus* ein-
enenta siervos.
14 He aquí, ha descendido luego dd
ddo, y ha consumido á dos capitanes
do dncuenta Mombrt» les primeros con
sus cincuenta: sea ahora mi vida de va-
lor delante de tus ojos.
15 Entonóos d ángd de Jehova habló
á Ellas, ¿Mando: Desciende con éi, no
hayas miedo de éL Y él se levantó, y
descendió con él si rey :
16 Y dy ole: AsidUoJehova: 4 Por cnan-
to enviaste meneageros á consultor á
Bahsl sebub dios de Accaron, no has*
Dios en Israel, para consultar en su pa-
labra? por tanto dd lecho en que subis-
te, no descenderás» antes muriendo mo-
rirás.
17 Y mudó conforma á la palabra de
Jehova que habla hablado Elias, y reinó
en su lugar Joram d segundo alo de
Jotera, lujo de Josanfcat, rey de Juda,
porque no tuvo htyo.
18 Lo demás de los hechos de Ocho-
alas, que hlso, ¿no está escrito en d
libro de las crónicas de los reyes de Is-
rael?
CAPITULO n.
ubre upam do kie4ra paradme* arrebatado de la
tierra al cielo en un carro de fuego* dejando d SH-
teoenmbtgar. U.EHeeovohrlód potar ti Jordán
hiriendo ku
^z^féRW"*''
II. DE LOS REYES.
emolios A0m de h* pre&ae, qm te vieron, te reame-
Y ACONTECIÓ que cuando quiso
Jehova alzar á Elias cu el torbe-
llino al dedo, Elias Venia coa BUseb dé
Galanía
2 YdíjoBltaaáEüsso: Quédate ahora
aquí, porque Jehova me ha enriado á
Beta-sl YIU«o dijo: Vrre Jehova, y
vive tu alna, que u» te dejaré. Y des-
ceuéleron á Betb-ei
6 Y ssHendo loa bifes de lea profetas,
que estaban en Beth-el, á Elíseo, dieron*
leí ffiatoes *cóme Jéfaove quitará hoya
tu señor de tu eabesa? Y él dijo: 81, yo
lo*éi collas. '"
4 YlllisatoTetviD & decir: Eltoeo, qué-
date aquí alista, porque Jebóva na ha
eevkde á Jerich* Y él dflo t Vlv* Jé-
heve, y tiré tu alma, que no te dejaré.
Yvdttieroeá JerVbo.
A Y negáronse los hijos de Isa profetas,
que «¿ote* en Jeticho, á Stiseo, y dJJéV
roule: ¿ Sabes cono Jebera quitará boy
á tu 'uefier de tu esbesa? Y él respon-
dió : SI, yo lo sé : callad.
6* Y Eliflfe le age: Ruégete que ce qtte-
deeeqrt: poequo Jebova me ha enviado
ftl Jordán. Y él dtfo: Tiré JehoVa, V
vive tu alma; que no te dejaré. Y asi
fueron ellos ambos.
7 V vinieren eiriouesrta varones de los
hgos da loa profetas, y paráronse- delan-
te desde lejos : y los dos patata* junto
al Jordán.
8 T tomando Ellas su manto, debióle,
y hirió las aguas, las cuales sejttrtásroe
4 lá ene parto y t la otras y pasaron ara-
te* en seco*
♦ Y eom<r hubieron pasado, Elias dijo
á nUiseer *Wée fe» que quieres que baga
por ti, antes que sea quitado de contigo.
Y drjé £**><*>: -«negóte que las dos par-
tes de tu espíritu sean sobre mi
K> Y él lo dijo: Cosa, jUAoiHnts ludido*
9A me vieres, casábale fteréquitádo de ti,
serte na hecho asi : .mas si no, no,
11 Y aconteció, ¡que yendo etíds hablan-
do, be aquí que un carro de mego con
«abarlos de fuego aparté á los dos, y
Elias subió al cielo en un torbellino.
12 Y viéndolo Elíseo, clamaba: Padre
mloy pudre mto, carro de Israel y su gan-
te de á caballo. Y tranca mtá le vio : y
trabando do sus vestidos, rompiólos en
dos partes.
18 Y alzando el manto de Elias, que se
360
le babia caldo, volvióse, j paróse á la
^ítoT^¿1&aiAc>d>te^fufe
se le habla caldo, hirió las aguas, y dtyo :
¿Dónde está Jehova el Dios de Elias,
también él ? - Y eosae hirió las aguas,
íberon partidas de la una parte y da la
otra, y Elíseo pasó.
15 Y viéndolo los hijos de los profetas,
que citaba* en Jcricho, de la otra parte,
dijeron: El espíritu de EllaS reposó so-
bre EHseo. Y viniéronle á recibir, y in-
clináronse á él en tierra,
16 Y dtférotilé: He aqui,hey con tus
siervos cincuenta varones raerles-, vara*
ahora, y busquen á tu sanar, quisa le m
levantado el Espíritu do Jehova, y le ha
echado en algún monte, ó en algún vatte.
YéUesdga Neenvida.
1/7 Mas ellos le tenostunaron hasta que
avergonzándose «ajo: Enuried. Enton-
ces ellos enviaron cJnbuenU hombres,
los ensles lo buscaron tros ¿Jes, mus no
le hallaren.
18 Y como volvieran á él, ene so faabia
quedado em Jeriehe, él les eÁjo: |Ko ce
djje se que no mesen)!
19 Y los vasone* se la «iudad etyerea á
Eliseo: He eqní,l* babttacmn de esta
ciudad si beona, come mi señor vo, mas
las aguas ase malas, y la tierra enfor-
«0 Entonóos «1 dijo: Traédme una bo-
tija nueva, y poned en ella sal ; y trajé-
21 Y sallende él á los msosderosde las
aguas, echó dentro la sal, y dtfo : Asi di-
jo Jehova: le sané estas aguas: y ne
•abrá mes en ellas muerta, ni enferme-
dad
88 Y maro» sanas las aguas basta hoy*
conforme á la palabra que habló Elíseo.
08 Ti^nees«ubttdeam¿Beife-«l:y
subiendo por el camino, salieron los
muchachos de la^tadad burlando do él,
y dieiéndoleí Calvo, sube, calvo, etrbe»
Si Y él uskand» atrás, violes y mslé>
jekM sn d nombre de Jchova: y salie-
ron dos osas del monte, y despedazaron
deettos cuarenta y doa muchachos.
86 De allí fué al monta de Carmelo» y
de allí volvió á Samaría»
CAMTULO M
Mbddméééeélrevde Modkoomim ¡$r9áU«$p^$ JeSj
muerte de Achdb, Joram rey de brotl m vmehna
etmelrmde Jmiajnam el de Jdmmad9<r**mtrm
él: y/ej&mdohe et ey/m en et éWferto. etmmmm d
BHtee\ eí emú dé /arte JciXx 3» jiisbmSj «mea»,
y te victoria, y o* m ampie.
H. DBX&0AHWEBL
YJDftaJn% hfio ¿tf dsm**, HiiÉá á
reinar en 8em*rta eosm.Iarael d
adodies y oahdído Josaanai rey de Ju-
4»; jTetaé dí*eea*os.
2c Y alan ki malo en tos ojos de laño tu»
nunqn* no como su padre y en madae;
porgue qnttójlaa estatuas da Banal, que
bu padre nenie hecho.
** 3 3áes ttegóae á loe pecados de Jero-
bosnvlújo de Habat, que bino pecar á
Israel ; y no so apartó de ellos»
4 Batanee* Mesa, rey da Moa» era pas-
tor, y pagaba al rey de Israel cien mil
cofae/os* y .cien mil carnero* ooá sus
vellocinos.
o Mam muerta Aohab, al rey de Moa»
se rebeló contra el ney do Israel
6 X sella entonces de Samaría el rey
Joraavf roconodóátode Israel : *
9 í me,y envió á Jeeaphat rey de Ja>
da>dieletídaa £l.rey de Moab se ka le-
feelado contra ank ,.¿<itnft tai conmigo ál*
guerra contra Moab? Y él resanadlo:
Sk iré» porque* como yo, así té: y cateo
ndpnetf oylui tambku tu puebla t coma
mis caballos, así también tus caballos*
8 Y dtfa: ¡Pare^ camino iremos r Y
él respandtó: Par al esmista del destento
de Idumes»
9 Y partiese ai rey de Israel, y el t*y
4e 4«d% jr el rey do Idnmeai y «orno
anduvieron rodeando per el' desierto
ásete di» da camino, faltóte el agua
para el ejército, y paro las bestias, que
loa seguían,
10 EnlouflaaéLreJrdelsraeldíjo: ¡Ay!
que ha llamado Jehova estos trea reyes
para entregarlo* en ananas de los Mon-
Ditas*
11 Mas Josaphat dQo : ¿ No hay aquí
profeta de Jefcova, para que censulte-
ntos-iJénovaporélf Y uno de los sier-
vos del rey de Jaraet respondtó, y dfyev:
Aquí está Eliseo, hijo de Saphat, queda-
ba agnaéiMnoB á raías.
12 Y Josaphat dijo: Bate tendrá pala-
bra, de Jebera* Y descendieron á él' el
rey de Israel» y Josaphat, y el rey de
la Sagaces Eliseo d$> al rey de Is-
rael? ¿Qud tengo yo contigo.? Vé á
los praíbfaa de tu padre* y á loe profe-
sas de tu madre. Y el rey de Israel le
líespéfidtó: Ho asir porque ha Juntado
Jehova eatdu toas reyeepara entregarlos
-un, abasan de tes afoabitas.
14 Y Eliseo dtfo: Vive Jehova de los
-ejé&atos ^í cora 4>fíeJeiicJ* estoy; que
sino- tuviese respeto al TOsteo de Jote-
una* rey da Inda, no mirara á tí,ut te
vicia.
15 Mas ahora traadme unjtafiedor. Y
tañando- el tañedor, la mane de Jehova
fue* sobre él,
16 Y dijo; Asi dflo Jehova; Haced en
este valle machas acoqúese ;
17 Porque Jehova ha dicho asi: lío
veréis viento, ni veréis lluvia, y este
valle será lleno de agua, y beberes» vo-
aotros, f vuestras bestias y vuestros dt-
18 Y esto arcosa ligera en loa ojos de
Jehova: dará tamaleará los MoaUms e*
vuestras manco,
19 Y heriré* á toda ernded fortalecida,
y á toda villa escogida, y todos buenos
árboles tabreu, y todas las fuentes do
aguas eegaaém, y teda tierra fartil des-
truiréis con piedme.
20 Y aconteció, que por la mañana
cuando aa ©frese «1 sacrideto, he aquí,
vinieran aguas de eamlno tóldame** y
la tierra fué llena de aguas.
SI Y todas loa dé Maab, tomo oyeron
que los revea sabían ápetear con treettOB,
juntáronse desde todos los qoe eeulan
talabarte arriba, y poniéronse á los tsr-
minoa
22 Y comotue levantaron por la mañano,
y el soledlo sobre las- aguas, vieron los
de Moab desde lejos las aguas baituejas
como sangre.
23 Y dijeron : Sangre e$ esta de espada.
Los reyes se han revuelto, y cada uno ha
muerto á su compañero. Añora pues, á
la presa Moab.
24 Y como llegaron al campo do Israel,
levantáronse' loa Israelitas, y hirieron á
ios de Moab, loa cuales bofetón delante
de eltoa, y hiriéronlos: y hirieron á toe
deMoafc.
25 Y asolaron las etedadea, y en todas
las heredades fértiles echó cada uno su
piedra, y hnuefafcáronlas, y taparon todas
las mentes, de las aguas, y derribaron
todos los boenos árboles, hasta que «n
Kir-hareseth solamente dejaron sus pie-
dlas, porque Inu frondoso* la carearon, y
la hirieron.
26 Yenandoelreydo3foabTl6quola
batalla le vencía, tomó oonsigo aeteeien-
tos varones, que sacaban espada, para
-rumperreontr* «l rey de Jdñmea, mas
nopnsneroiL
27 Entonces arrebató á su primogénito,
^ue hubiada remar en~*u; lugar, y eaeri-
II. DE LOS RBYE&
XP.
finóle en holocausto «obre el muro, y
hubo grande enojo en Israel, y retirar
ronse de él, y volviéronse á su tierra.
CAPITULO IV.
JWmo por obra de Ikoe p> ornee duna pobre viuda de
tanta copia de aceite, que con él paga mu deudas, g
vive de la reata. II. Alcanza de Dios que su huéspe-
da eetérü tenga un h(foy el cmai muerto, después ee le
resucita. III. Habiendo uno de k» éi$cip*k>é de km
profetas echado por ¡ferro yerbal venenoeasen elpo-
tqje, BÜsco torna la coñuda saludable. IV. De po-
copan da de comer d una grande compedUa en tan-
pN A mnger de las mugeres de loa hi-
jos de los profetas clamó á Elíseo,
diciendo ; Tn sierro mi marido es muer-
to: y tú sabes que tn sierro era teme-
roso de Jehova: y ha venido el acree-
dor para tómame dos hQos míos por
siervos.
2 T Elíseo le dtyo: ¿Qué te haré yt
declárame que tienes en casa. Y süa di-
Jo : Tu sierva ninguna cosa tiene en ca-
sa, sino una bottya de aceite. •
2 Y él le dijo: Vé, y demándate vasos
emprestados de todos tus vecinos, vasos
vacíos, no pocos.
« Y entra y derra la puerta tras ti, y
tras tus lujos : y echa en todos los vasos,
y en estando uno lleno, pónlo á parte.
5 Y partió la mnger de él, y cerró la
puerta tras si y tras sus lujos, y ellos le
llegaban lo* «saos, y eUa echaba dd aottte.
6 Y como los vasos fueron llenos, dijo
á su hfyo : Llégame aun otro vaso. Y él
dijo : No hay mas vasos. Entonces el
aceite cesó.
7 Y tila vino, y ciüolo al varón de Dios;
d cual l§ cUjo : Vé, y vende este aceite, y
paga á tus acreedores : y tú y tus lujos
vivid de lo que quedare.
8 Y Aconteció también, que un día Elí-
seo pasaba por Suma: y habla allí una
muger principal, la cual le constrifiió á
qne comiese del pan : y an cuando pasa-
ba por allí, ventase á su casa á comer
del pan»
9 Y §Ua dtyo á su marido: He aquí,
ahora yo entiendo que este, qne siempre
pasa por nuestra casa, es varón de Dios
santo.
10 Yo te ruego que hagamos una pe-
queña cámara de paredes, y pongamos
en ella cama, y mesa, y silla, y candelero,
para que cuando viniere á nuestra casa,
se reeo|a en ella.
11 Y aconteció, que un día él vino por
allí, y recogióse en aquella cámara, y
durmió en ella.
1» Entone** dijo á Glem tn criado: Lle-
ma á esta flnnsznHa. Y como ella lla-
mó, ella pareció delante de él*
13YéUe<tyo: DÜe: Heaqní,túnasoe-
tado solicita por nosotros en todo este
cuidado: ¿ qué quieres que haga por ti?
¿ Has menester qne hable por ti al rey, 6
al general del ejército ? Y éUa respon-
dió : Yo habito en medio de mi pueblo.
14 Y éJ <üjo: ¿Qué pues haremos por*
ella? Y Gieri respondió: He aquí ella
no tiene htyo, y su marido es vieja
lSYrtdtfo: Llámala: y él la llamó: y
ella se paró á la puerta.
16 Y él le dtyo: A este tiempo según el
tiempo de la vida, abrazarás un htyo, Y
ella dijo : No señor mío, varón de Dios,
no bagas burla de tu sierva.
17 Y la mnger ooneibió, y parló un hi-
jo á aquel mismo tiempo que Elíseo m
habla dicho, según el tiempo de la vida.
18 Y como d niño fué grande aconte-
ció, que un día salió á su padre á los se-
gadores.
19 Yuyo á su padre: MI cabeza, mi
cabeza. Y él éUJo á un criado: Llévale á
su madre.
20 Y como él le tomó, y le trujo á au
madre, estuvo sentado sobre sus rodi-
llas hasta mediodía, y murióse.
21 Mía entonces subió, y púsole sobre la
cama del varón de Dios j y cerró la puer-
ta sobre el, y salió :
22 Y llamando á au marido, dtfole :
Ruégete que envíes conmigo á alguno
de los criados, y una de las asnas, para
que yo vaya corriendo al varón de Dios,
y vuelva,
28 Y él djjo: ¿Para qué has de ir á él
hoy? no es nueva luna ni sábado, Y
«Ha respondió : Pan.
24 Y hizo enalbardar un asna, y dtyo al
mozo: Guia y anda, y no me hagas de-
tener para que suba, sino cuando ye te
lodtyere.
25 Y partiéndose vino al varón de Dios
al monte del Carmelo, y cuando el varón
de Dios Ja vio de lejos, cujo á su criado
Qied: He allí la fiunamita.
26 Yo te ruego que vayas ahora corrien-
do á recibirla, y di le: ¿Tienes paz, y tu
marido, y tu lujo? YeHacujo: Paz»
27 Y tHa vino al varón de Dios en el
monte, y asió de sus pies, y llegó Gieai
para quitarla: mas el varón de Dios le
dijo: Dejala; porque su alma está en
amargura, y Jehova me lo ha encubier-
to, y no me lo ha revelado.
28 Y*8* dQo: «Pedí yo htfo á mi se-
II. DE LOS REYES.
ñor? ¿No dije jo, que no borlases de
mi?
29 Entonces él dijo á Glezi : Ciñe tus
lomos, y toma mi bordón en tu mano, y
Té, y si alguno te encontrare, no le sala-
des, y si alguno te saludare, no le res-
pondas. Y pondrás mi bordón sobre el
rostro del niflo.
80 Entonces dijo la madre del niño;
Vive Jehova, y vive' tu alma, que no te
dejaré.
31 El entonces se levantó, y siguióla.
T Giezi habia ido delante de ellos, y ha-
bía puesto el bordón sobre el rostro del
niño, mas ni tenia voz ni sentido, y asi
se había vuelto para encontrar á Elíseo,
y deelaróselo, diciendo : El mozo no des-
pierta.
32 X venido Elíseo á la casa, he aquí el
niño que' estaba tendido muerto sobre
su cama.
3á Y entrando él, cerró la puerta sobre
ambos, y oró á Jehova.
34 Y subió, y echóse sobre el niño, po-
niendo su boca sobre la boca de él, y sus
ojos sobre los ojos de él, y sus manos
sobre las manos de él: y asi se tendió
sobre él, y la carne del mozo se calentó.
35 Y volviendo paseóse por casa á una
parte y á otra, y después subió, y ten-
dióse sobre él, y el mozo estornudó siete
Teces, y abrió sus ojos.
36 Entonces él llamó á Giezl, y díjolo :
Llama á esta Sanara it a. Y él la llamó :
y entrando ella, él le dijo : Toma tu h^o.
37 Y ella entró, y echóse á sus pies, y
Inclinóse á tierra, y tomó su lujo, y se
salios
38 T Y volvióse Elíseo á Galgala. Y
hubo grande hambre en la tierra. En-
tonces los hijos de los profetas estaban
con él: y dyo á su criado: Fon una
grande olla, y haz potaje para los lujos de
los profetas.
39 Y salió uno al campo á coger yer-
bas : y halló una parra montésl y cogió
de ella uvas monteses su ropa llena : y
volvió, y cortólas en la olla del potaje:
porque no sabian lo que era.
40 Y echó de comer á los varones : y
fué que comiendo ellos de aquel guisa-
do, dieron voces, diciendo: Varón de
Dios, la muerte en la olla. Y no lo pu-
dieron comer.
41 El entonces dtfo : Traed harina. Y
esparcióla en la olla, y dijo : Echa de co-
mer al pueblo. Y no hubo mas mal en
la olla.
43 t ítem, un varón vino do Bahal-saU-
sa, el cual trujo al varón de Dios, panes
de primicias, veinte panes de cebada, y es-
pigas de trigo nue?o en su espiga. Y el
dtyo : D& al pueblo, y coman.
43 Y respondió el que le servia : ¿ Cómo
pondré esto delante de cien varones ? Y
él tornó á decir : Dá al pueblo, y coman :
porque Jehova dijo asi : Comerán, y so-
brará.
44 Entonces él lo puso delante de ellos :
y comieron, y sobróles conforme á lapa-
labra de Jehova.
CAPITULO V.
Elimo cura de tu lepra d Naaman general del ejercí'
to del rey de Syria : elcualvietoelmüagro reconoce
ed Dios de Jtrael, y propone de adorar d él tolo. IL
Giezi criado de Elimo con tu avaricia gánala lepra
de yáaman por la dispensación de EUteo.
NAAMAN, general del ejército del rey
de Syria, gran varón delanto de su
señor y honrado, porque Jehova habia
dado salud á Syria por él Este era hom-
bre valeroso de virtud, mas leproso.
2 T&de Syria hablan salido escuadrones,
y hablan llevado cautiva de la tierra do
Israel una muchacha, que servia á la
muger do Naaman.
3 Esta dijo á su señora: Si rogase mi
señor al profeta, que está en Samaría, él
le sanarla de su lepra.
4 Y entrando Naaman á su señor, de-
claróselo, diciendo: Asi y asi ha dicho
una muchacha, que es de la tierra de Is-
rael.
5 Y el rey de Syria le dijo : Anda, vé ; y
yo enviaré cartas al rey de Israel. Y él se
partió llevando consigo diez talentos de
plata, y seis mil ducados de oro, y diez
mudas de vestidos.
6 Y tomó cartas para el rey de Israel,
que decían asi : Luego en llegando á ti
estas cartas, sepas que yo envió 4 tí mi
siervo Naaman, para que le sanes de su
lepra.
7 Y como el rey de Israel leyó las car-
tas, rompió sus vestidos, y dijo : ¿Soy yo
Dios, quo mate y dé vida, para que esto
envié á mi, que sane un hombre de su
lepra? Considerad ahora y ved, como
busca ocasión contra mi.
8 Y como Elisco varón do Dios oyó que
el rey de Israel hab^a rasgado sus vesti-
dos, envióla decir al rey: ¿Por qué has
desgarrado tus vestidos? Venga ahora
á mí, y sabrá, que hay profeta en Israel.
9 Y vino Naaman con bu caballería, y
con su carro, y paróse á las puertas de
la casa do Elisco. ^d by V^
353
II. DE LOS REYES.
10 t envióle. Elíseo un mensagero, di-
ciendo: Vé, y lávate siete veces en el
Jordán, y tu carne se te restaurará, y se-
rás limpio.
11 Y Naaman se fué enojado, diciendo :
He aquí, yo pensaba en mi: £1 saldrá
luego, y estando en pié invocará el nom-
bre de Jebova su Dios, y alzará su mano,
y tocará el lugar, y sanará la lepra.
12 Los ríos de Damasco, Abona y Phar-
phar, ¿no son mejores que todos las'
aguas de Israel ? ¿ Si me lavare en ellos,
no BerÓ también limpio? Y volvióse y
fuese enojado.
13 Entonces bus criados se llegaron á
él, y habláronle, diciendo : Padre mió,
si el profeta te mandara alguna gran
cosa, ¿ñola hicieras? ¿cuánto mas, dl-
ciéndote : Lávate, y serás limpio ?
14 El entonces descendió, y zabullóse
siete veces en el Jordán, conforme á la
palabra del varón de Dios : y su carne
se volvió como la carne de un niño, y
fué limpio.
15 Y volvió al varón de Dios él y toda
su compañía, y púsose delante de él, y
dlio : He aquí, ahora conozco, que no hay
Dios en toda la tierra, sino en Israel.
Ruégote que recibas algún presente de
tu siervo.
16 Mas él dijo: Vive Jehova delante del
cual estoy, que no tomaré. Y importu-
nándole que tomase, él nunca quiso.
17 Entonces Naaman dyo: Ruégote,
¿ no se dará á tu siervo una carga de un
par do acémilas de aquesta tierra? por-
que de aquí adelante tu siervo no sacri-
ficará holocausto ni sacrificio á otros
dioses, sino á Jehova.
18 En esto perdone Jehova á tu siervo :
que cuando mi señor entrare en el tem-
plo de Remmon, y para adorar en él se
acostare sobre mi mano, si yo también
me inclinare en el templo de Remmon,
con mi inclinación en el templo de Rem-
mon, en esto Jehova perdone á tu siervo.
19 1F Y él le dijo : Vé en paz. Y como
so apartó de él como una milla do tierra,
20 Giezi el criado de Elíseo varón de
Dios dijo entre si ; He aquí, mi señor es-
torbó á este Syro Naaman, no tomando
de su mano las cosas que había traído.
Vive Jehova, que yo corra tras él, y tome
de él alguna cosa.
21 Y siguió Giezi á Naaman, y como
Naaman le vio que venía corriendo tras
él, descendió del carro para venirle á re-
cibir, diciendo : ¿ No hay paz ?
354
22 Y él dijo: Paz, Mi señor me envia á.
decir: He aquí, vinieron á mí en esta
hora dos mancebos del monte de
Ephraim, de los hijos de los profetas :
ruégote que les des un talento de plata,
y sendas mudos de vestidos.
23 Y Naaman djjo : Ruégote que tomes
dos talentos. Y él le constrifiló, y otó
dos talentos de plata en dos sacos, y dos
mudas de vestidos, y púsolo á cuestas á.
dos de 6us criados que lo llevasen delante
do él.
24 Y como vino á un lugar secreto, él.
lo tomó do mano de ellos, y lo guardó
en casa, y envió los hombres, que se
fuesen.
25 Y él entró, y púsose delante de su se-
ñor. Y Elíseo le dijo : ¿ De dónde vie-
nes Giezi ? Y él dtfo : Tu siervo no ha
ido á ninguna parte.
26 El entonces le dijo: ¿No fué tam-
bién mi corazón, cuando el hombre vol-
vió de su carro ¿recibirte? ¿Es tiempo
de tomar plata, y de tomar vestidos, oli-
vares, viñas, ovejas y bueyes, siervos y
siervas ?
27 La lepra de Naaman se te pegará á
tí, y á tu simiente para siempre. Y sa-
lió de delante de él leproso como la
nieve.
CAPITULO VI.
Elíseo hace nadar sobre el agua una hacha de hierro
por la necesidad de uno de loe profeta*. II. Descu-
bre al rey de Israel toe emboscadas de loe Syros por
lo cual enviando el rey de Sirria un escuadrón da
gente para prenderle, la gente es herida de cegue-
dad, y él los mete en medio <¿e Samaría, y hace al
rey de Israel que les dé de comer y los envié. III.
Estando Samaría cercada del ejército de Sirria, y
en tan grande fatiga de hambre, que las madres co-
mún» d los hijos, el rey de Israel desesperado busca
d Elíseo para matarle.
LOS hijos de los profetas dijeron á
Elíseo : He aquí, el lugar en que
moramos contigo, nos es estrecho.
2 Vamos ahora al Jordán, y tomemos
de allí cada uno una viga, y hagámosnos
allí lugar en que moremos allí. Y él di-
jo: Andad.
3 Y dijo uno : Rogárnoste que quieras
venir con tus siervos. Y él respondió:
Yo iré.
4 Y fuese con ellos : y como llegaron al
Jordán, cortaron la madera.
5 Y aconteció, que derribando uno un
árbol, cayósele la hacha en el agua : y dio
voces, diciendo : ¡ Ah señor mío ! que era
emprestada,
6 Y el varón de Dios dijo: ¿Dónd*
cayó? Y él le mostró el lugar. Enton-
IL DE LOS RETÍS*
cm él curte un-pelo> y echólo atlí, 7- hizo
nadar el hierro.
7 Ytffcdtfo: Tómalo. Y él tendióla
mano» y tomólo,
8 T £1 rey de Syria tenia guerra contra
Israel, y consaltando con ana «ierro» dtfo :
Su tal y en tal lugar estará mi atienta
♦ Y el varón de Dios envió á decir al
rey de Israel: Mira que no pasea por Ul
logar: porque los Syros van allL
10 Entonces el rey de Israel envió á
aquel lugar, que el varón de Dios habla
dicho y amonestádole, y guardosa de
allí» no una vez ni dos.
11 Y el eorazon del rey de Syria fué
turbado de esto : y llamando sus siervos,
dyoles: ¿No me declararéis vosotros,
quién de los nuestros n del rey de Is-
rael?
12 Entonces uno de sus siervos dtyo:
No, rey sefior mió : sino que el profeta
Elíseo está en Israel : el cual declara si
rey de Israel las palabras que tú hablas
en tu mas secreta cámara.
18 Y él dijo: Id, y mirad adonde está,
para que yo envié á tomarle. Y méle
dicho : He aquí, el mtd en Dothaim.
14 Entonces el rey envió allá gente de
á caballo y carros, y un grande ejército,
los cuales vinieron de noche, y cercaron
la dudad.
15 Y levantándose de mañana el que
servia al varón de Dios, para salir, he
aquí el ejército, que tenía cercada la ciu-
dad con gente de á caballo y carros. En*
toncos su criado le dtyo: ¡Ah señor
mió ! ¿ qué haremos ? .
10 Y él le dijo: No hayas miedo, por-
que mas son los que están con nosotros,
que los que están con ellos.
17 Y oró Elíseo, y dijo: Ruégote oh
Jehova, que abras sus ojos, para que vea.
Entonces Jehova abrió los ojos del mo-
zo, y miró :yt he aquí que el monte cataba
lleno de gente de á caballo, y de carros
de fuego al rededor de Elíseo.
18 Y como ellos descendieron á él,
Elíseo oró á Jehova, y dijo: Ruégote
que hieras á esta gente con ceguedad.
Y hiriólos con ceguedad, conforme al
dicho de Elíseo.
19 Y Elíseo les djjo : No es este el ca-
mino, ni es esta la ciudad, seguidme,
que yo os guiaré al hombre que buscáis.
Y guiólos á Samaría.
20 Y como vinieron á Samarla,, dtyo
Busca: Jehova, abre loa ojoa de estos,
pesa que, vean,, Y Jehova abrió ana ojoa,
y miraron, y halláronse en medio de Sa-
maría.
31 Y el rey de Israel dtyo á Elíseo,
cuando los vio : ¿Herirfat he, padre mió?
23 Y él le respondió: No los hieras:
¿Herirlas á los que tomaste cautivos
con tu espada y con tu arco? Pon de-
lante de ellos pan y agua, para que co-
man, y beban, y se vuelvan á sus señorea.
2a Entonces lea fué aparejada grande
comida, y como hubieron comido y be*
Mdo, enviólos, y ellos se volvieron á su
seflor : y nunca mas vinieron escuadro-
nes de Syria á la tierra de Israel
24 % Después de esto aconteció, que
BeMdad rey do Syria juntó todo su ejér-
cito : y subió, y puso cerco á Samarla.
26 Y hubo grande hambre en Samarla,
teniendo ellos cerco sobre ella, tanto que
la cabeza de un asno era por ochenta
pian» de plata : y la cuarta de un cabo ■
de estiércol de palomas, por clnoo piexas
de plata.
2ft Y pasando el rey de Israel por el
muro, una muger le dio voces* y dijo:
Salva, rey seflor mió.
27 Y éldyo: No te salva Jehova; ¿de
dónde te tengo de salvar yo? ¿del alfolí,
ó del lagar?
28 Y díjole el rey: ¿Qué has? Y ella
respondió: Esta muger me dijo: Daca
tu htyo, y comámosle Jioy, y mañana co-
meremos el mió.
29 Y cocimos mi mjo, y cernírnosle.
Al día siguiente yo le dtye : Daca tu mjo,
y comámosla Mas ella escondió su hijo.
30 Y como el rey oyó las palabras de
aquella muger, rompió sus vestidos, y
pasó a*i por el muro : y el pueblo vio el
saco que traía dentro sobre su carne.
81 Y él dijo: Asi me haga Dios, y asi
me añada, si la cabeza de Elíseo, mjo de
Saphat, estuviere hoy sobre él. '
82 Y Elíseo estaba sentado en su casa,
y estaban sentados con él loe ancianos 1
y el rey envió á él un varón. Y antes
que el mensagero viniese á él, él dijo á
los ancianos: ¿No habéis visto cómo
este hijo del homicida me envia á quitar
la cabe»? Mirad pues, y cuando vinie-
re el mensagero, cerrad la puerta, y em-
prensádle con la puerta: ¿ no-rim* tras
de él el estruendo de los pies de su- amo?
88 Aun él estaba hablando con ellos, y
he aquí el mensagero que descendía á
él ; y dtfo : Ciertamente este mal de Je-
hova viene, ¿fura qué tengo de esperar
maaáJahovnr¡z^C
II. DE LOS REYES.
CAPITULO vn.
BNuto denuncia en tan grande hambre una repentina
hartura: ¡a cmal viene, metiendo Dice tanto miedo
en loe animo» de loe Syroe de repente, que dejada»
toda» tu» tienda» con todo lo que tenían, te huyen:
de lo cual dieron avito cuatro leprotoe. JL Un co>
pitan,queno creyó d la denunciación de la hartura,
e» hollado y muerto de la gente, d la puerta de la
ciudad, tu* ver la hartura que no creyó, como el
projeta aeimiemo te lo hacia dicho.
Y DIJO Elíseo: Oid palabra de Je-
hora: Así djjo Jehova: Mañana á
estas horas el modio de flor de harina, un
siclo: y dos modios de cebada, un slclo
á. la puerta de Samarla.
2 Y un principe, sobre cuya mano el
rey se recostaba, respondió al varón de
Dios, y dtyo: ¿Si Jehova hiciese ahora
ventanas en el cielo* sería esto asi ? Y
él dtfo: He aquí, tú lo verás con tus ojos,
mas no comerás de ello.
8 Y había cuatro hombres leprosos á la
entrada de la puerta, los cuales dijeron
el uno al otro: ¿Para qué nos estamos
aqní hasta que muramos?
4 Si hablaremos de entrar en la ciudad,
por la hambre que hay en la ciudad mo-
riremos en ella: y si nos quedamos
aqni también moriremos. Venid pues
ahora, y pasémosnos al ejército de los
Syros : si ellos nos dieren la vida, vivi-
remos, y si nos dieren la muerte, mo-
riremos.
5 Y levantáronse jen el principio de la
noche, para irse al campo do los Syros ;
y llegando á las primeras estancias de
los Syros, no tíabia allí hombre.
6 Porque el señor habla hecho que en
el campo de los Syros se oyese estruen-
do de carros, sonido de caballos, y es-
truendo de grande ejército: y dijeron
los unos á los otros : He aquí, el rey de
Israel ha pagado contra nosotros á los
reyes de los Hettheos, y á los reyes de
los Egypclos, para que vengan contra
nosotros.
7 Y asi se hablan levantado, y hablan
hnido al principio de la noche, dejando
sus tiendas, sus caballos, sus asnos, y el
campo como se estaba, y hablan huido
por salvar las vidas.
8 Y como los leprosos llegaron á las
primeras estancias, entráronse en una
tienda, y comieron y bebieron, y toma-
ron de allí plata y oro, y vestidos, y fue-
ron, y escondiéronlo : y vueltos entra-
ron en otra tienda, y de allí también to-
maron, y fueron, y escondieron.
9 Y dieron el uno al otro : No hace-
mos bien : hoy es día de dar buena nue-
856
va, y nosotros callamos : y si esperamos
hasta la luz de la mañana, seremos to-
mados en la maldad. Venid pues ahora,
entremos, y demos la nueva en casa del
rey.
10 Y vinieron, y dieron voces á las guar-
dias de la puerta de la ciudad, y declará-
ronles, diciendo: Nosotros venimos al
campo de los Syros, y, he aquí que no
habla allá hombre, ni voz de hombre,
sino los caballos atados, y los asnos ata-
dos, y el campo como se estaba.
11 Y los porteros dieron voces, y de-
claráronlo dentro en el palacio del rey.
12 Y levantóse el rey de noche, y dijo
á sus siervos: Yo os declararé lo que
nos han hecho los Syros: ellos saben
que tenemos hambre, y hánse salido de
las tiendas, y cscondidose en el campo,
diciendo : Cuando hubieren salido de la
ciudad, los tomaremos vivos, y entrare-
mos en la ciudad.
18 Entonces respondió uno de sus sier-
vos, y <Hjo : Tomen ahora cinco de los
caballos que han quedado en la ciudad,
porque ellos también ton Hdo como toda
la multitud de Israel, que ha quedado
en ella: ellos también han *ido como to-
da la multitud de Israel que ha pereci-
do, y enviémoslos, y veremos.
14 Y tomaron dos caballos de un carro,
y envió el rey tras el campo de los Syros,
diciendo : Id, y ved.
15 Y ellos fueron, y siguiéronlos hasta
el Jordán: y, he aquí, todo el camino es-
taba lleno de vestidos y de vasos, que
los Syros habian echado con priesa. Y
volvieron los mensageros, y luciéronlo
saber al rey.
16 Entonces el pueblo salió, ya saquea-
ron el campo de los Syros; y* fué im
modlo de flor de* harina por un slclo,
y dos modios de cebada por un siclo,
conforme á la palabra de Jehova.
17 1T Y el rey puso á la puerta á aquel
principe, sobre cuya mano él se habla
recostado, y el pueblo le atropello á la
entrada, y murió, conforme á lo que ha-
bla dicho el varón de Dios, lo que habló
cuando el rey descendió á éL
18 Y aconteció de la manera que el va-
ron de Dios habla dicho al rey, dicten-
dolé: Dos modios de cebada por un sl-
clo, y el modio de flor de harina por un
siclo: será mañana á estas horas á la
puerta de Samarla.
19 A lo cual aquél principe habla res-
pondido al varón de Dios, diciendo : ¿ 81
II. DE LOS RETES.
Jefcova Métete ventana en el délo, ha-
cerse ha eso ? Y él djjo : He aquí, tú lo
verás con tus ojos, mas no comerás de
ello.
90 Y acontecióle asi : porque el pueblo
le atsopelló en la entrada, y murió.
CAPITULO vm.
J*or el aviso de BUseo su huéspeda se va de la tierra
huyendo de la hambre que habia de venir sobre tila.
II Declara Elimo d Hazael criado del rey de Sy-
ria cerno habia de ser rey, y lo que en su reino ha-
tea de hacer: y vuelto Hasmel ahoga al reyyueur-
pa el reino. IIL Joram hijo de Jampkat rey de
Juda ligue las impiedades de loe reyes de Israel: el
cual muerto smcede en el reino Ochoxias su hifo tamv-
Y HABLÓ Elíseo á aquella muger,
cuyo htyo habia hecho vivir, dicien-
do: Levántate, vete, tú y toda tu cosa, á
vivir donde pudieres ; porque Jehova ha
llamado hambre, la cual vendrá también
sobre la tierra siete anos.
2 Entonces la muger se levantó, y biso
como el varón de Dios la dtf o : y partió-
se ella y su casa, y vivió en tierra de los
Philistheos siete años.
8 Y como fueron pasados los siete anos,
la muger volvió de la tierra de los Phi-
listheos : y salió para clamar al rey por
su casa, y por bus tierras.
4 Y el rey habia hablado con Giezi sier-
vo del varón de Dios, diciéndole : Rué-
gete que me cuentes todas las maravillas
que ha hecho Elíseo.
5 Y contando él al rey, como habia he-
cho vivir un muerto, he aqui la muger,
cuyo hijo habia hecho vivir, que clama-
ba al rey por su casa, y por bus tierras.
Entonces dfyo Giezi : Rey señor mió, es-
ta et la muger, y este e* su hijo, al cual
Eliseo hizo vivir.
6 Y preguntando el rey a la muger, ella
se lo contó. Y el rey le dio un eunuco,
diciéndole: Hazle volver todas las cosas
que eran suyas, y todos los frutos de las
tierras desde el día que dejó las tierras
hasta ahora.
7 T Eliseo se fué á Damasco, y Ben-
adad rey de Syria estaba enfermo, al cual
dieron aviso, diciendo : El varón de Dios
es venido aquí.
8 Y el rey dtyo á Hazael : Toma en tu
mano wi presente, y vé á recibir al va-
ron de Dios, y consulta por él á Jehova,
diciendo: ¿Tengo de sanar de esta en-
fermedad ?
9 Y Hazael tomó en su mano un pre-
sente de todos los bienes de Damasco,
cuarenta camellos cargados, y salióle á
recibir: y llegó y púsose delante de el,
y d|Jo : Tu WJo Ben*adad rey de Syria me
ha enviado 4 tí, diciendo : ¿Tengo de sa-
nar de esta enfermedad ?
10 Y Eliseo le djjo : Vé, díle : Viviendo
vivirás : empero Jehova me ha mostrado
que muriendo ha de morir.
11 Y el varón de Dios le volvió el ros-
tro animadamente, y estúvose asi una
gran pieza, y lloró el varón de Dios.
12 Entonces dijole Hazael: ¿Por qué
llora mi señor? Y él respondió: Porque
sé el mal que has de hacer á los hijos de
Israel: sus fortalezas encenderás á fue-
go, y sus mancebos pasarás 4 cuchillo, y
sus niños estrellarás, y sus preñadas
abrirás.
18 Y Hazael dtyo: ¿Por qué? ¿Es tu
siervo perro, para hacer esta gran cosa?
Y respondió Eliseo : Jehova me ha mos-
trado, que tú has de eer rey de Syria.
14 Y él se partió de Eliseo, y vino á su
señor: y él le dijo: ¿Qué te dijo Eliseo?
Y él respondió: Dijome, que viviendo
vivirás.
15 El dia siguiente tomó un paño basto
y metióle en agua, y tendióle sobre su ros-
tro : y murió, y reinó Hazael en su lugar.
16 Tí En el quinto año de Joram, hijo
de Achab, rey de Israel, y de Josaphat
rey de Juda, comenzó á reinar Joram,
mjo de Josaphat rey de Juda.
17 De treinta y dos afios era, cuando
comenzó á reinar, y ocho años reinó en
Jerusalem.
18 Anduvo en el camino de los reyes de
Israel, como hizo la casa de Achab : por-
que una luja de Achab fué su muger, y
hizo lo malo en ojos de Jehova.
19 Con todo eso Jehova no quiso cortar
á Juda, por amor de David su siervo,
como le habia prometido de darle lám-
para de bus hijos perpetuamente.
20 En su tiempo se rebeló Edom de
debajo de la mano de Juda :- y pusieron
rey sobre sí.
21 Y Joram pasó en Seir, él y todos sus
carros con él : y levantándose de noche
hirió á los Idumeos, los cuales le ha-
blan encerrado, juntamente con los ca-
pitanes de los carros : y el pueblo huyó
á sus estancias.
22 Y se rebeló Edom de debajo de la
mano de Juda hasta hoy. Entonces se
rebeló Lobna en el mismo tiempo.
28 Lo demás do los hechos de Joram, y
todas las cosas que hizo, ¿no está escrito
en el libro do las crónicas de los reyes
de Juda? Digitized google
II. DJS LOS HE YES.
34 Y durmió Joram con «ti» padres, y
fné sepultado con sus padres en la ciu-
dad de David : y reinó en en lugar Ocho-
zias su lujo.
35 En el afio doce de Joram, lujo de
Achab, rey de Israel, comenzó á reinar
-Ochozias, hijo de Joram rey de Juda.
86 De veinte y dos anos era Ochoeias
cuando •comenzó á reinar: y remó un
ano en Jerusnlem : el nombre de su ma-
dre fué Athalia, luja de Amri, rey de Is-
raeL
27 Anduvo en el camino de la casa de
Achab, y hizo lo malo en ojos de Jebe-
ra, como la casa de Achab; porque era
yerno de la casa de Achab.
28 T fué á la guerra con Joram, lujo
de Achab, á Bamoth de Galaad contra
Hazael rey de Syria : y los Syros hirieron
á Joram.
29 Y el rey Joram se volvió á Jezraei
para curarse de las heridas que los Syros
le dieron delante de Bamoth, cuando
peleó contra Hazael rey de Syria: y des-
cendió Ochozias, hijo de Joram, rey de
Juda, á visitar á Joram, hijo de Achab,
en Jezraei, porque estaba enfermo.
CAPITULO IX.
Jehu ungido por rey do hraelpor tato do Jo» profetas
que Elíseo envío" para olio, mata d Joram rey do h-
rael, h\jo de Achab, en la heredad de Xaboth, con- .
forme, d lo que Dio» había denunciado d Achab tu
podro por ¿lia» d cama de la muerto de JSaboth,
atimiamo mató do aquel camino d Ochooia» rey de
Juda que habia venido d ver d Joram ; yd Jexabel
madre de Joram hizo echar detde una ventana, y
comiéronla perro», conformo d la mioma profecía.
ENTONCES el profeta Elíseo llamó á
uno de los lujos de los profetas, y
díjolo : Ciñe tus lomos, y toma esta al-
cuza de aceite en tu mano, y vé á Ba-
moth de Galaad.
2 Y cuando llegares allá, verás allí á
Jehu, lujo de Josaphat, lujo de Namsi :
y entrando haz que se levante de entre
«us hermanos, y métele en la recámara.
8 Y toma la alcuza de aceite, y derrá-
mala sobre su cabeza, y di : Asi dtyo Je-
hova: Yo te he ungido por rey sobre Is-
rael. Y abriendo la puerta echa á huir,
y no esperes.
4 Y el mozo flié, el mozo del profeta, á
Bamoth de Galaad :
5 Y como él entró, he aquí los prínci-
pes del ejército, que estaban sentados.
Y él dtyo: Principe, una palabra tengo
que decirte. Y Jehu cUjo: ¿A cuál de
todos nosotros? Y él <Újo: A tí, prín-
cipe.
6 Y él so levantó, y entróse en caía: y
368
ti oteo derramó el imite sobre su cabe-
za, y dljole : Asi cUjo Jehova Dios de Is-
rael: Yo te he ungido por rey sobre el
pueblo de Jehova, sobro Israel.
7 Y herirás la casa de Aehab tu señor,
para que yo vengue las sangres de mis
siervos los profetas, y las sangres de to-
dos los siervos de Jehova, de la mano
de JezabeL
8 Y perecerá toda la casa de Achab, y
talaré de Aehab todo meante á la pared,
así al guardado, como al desamparado
en IsraeL
9 Y yo pondré la casa de Achab, como
la casa de Jeroboam, lujo de Nabat, y
como la casa de Beato, hijo de Alúas.
10 Y á Jesabel comerán perros en el
campo de Jezraei, y no habrá quien la
sepulte. Y abrió la puerta, y echó á huir.
11 Y salió Jehu á los siervos de su se-
ñor, y cujéronle: ¿Hay paz? ¿Para qué
entró á ti aquel loco? Y él les cUjo :
Vosotros conocéis al hombre, y á sus
palabras.
12 Y ellos djjeron: Mentira: declára-
noslo ahora. Y él dijo: Así y asi me
habló, diciendo: Asi d$o Jehova: Yo
te he ungido por rey sobre Israel.
18 Y tomaron de presto cada uno su
ropa, y púsola debajo de. él en lo mas
alto de las gradas, y tocaron corneta, y ,
dijeron : Jehu es rey.
14 Asi conjuró Jehu, lujo de Josaphat,
lujo de Namsi, contra Joram, estando
Joram guardando á Bamoth de Galaad,
con todo Israel, por causa de Hazael rey
de Syria:
15 Habiéndose vuelto el rey Joram á
Jezraei para curarse desias heridas que
los Syros le hablan dado, peleando con-
tra Hazael rey de Syria. Y Jehu dijo :
Si es vuestra voluntad, ninguno escape
de la ciudad, que vaya y dé las nuevas
en Jezraei.
16 Entonces Jehu cabalgó, y mese á Jez-
raei, porque Joram estaba allá enfermo :
y Ochozias rey de Juda habia descendi-
do aUd á visitar á Joram.
17 Y el atalaya que estaba en la torre
do Jezraei, vio la cuadrilla de Jehu, que
venia, y djjo: Yo veo una cuadrilla. Y
Joram dijo : Toma uno de á caballo, y
envia á reconocerlos, y que les diga,
¿Hay paz?
18 Y el de á caballo fué á reconocerlos,
y dijo: El rey dice asi: ¿Hay pa*? Y Je-
hu lo cUjo : ¿ Qué tienes tú £t* ver con
la paz?. Vuélvete tras mi. £1 atalayas
II. DE LOS REYES.
dló aviso, diciendo : Él mensagero llegó
basta ellos, y no vuelve.
19 T envió otro de á caballo, el cual
llegando á ellos d\jo : El rey dice así :
¿ Hay paz ? T Jehn respondió : ¿ Qué tie-
nes tú que ver con la paz? Vuélvete
tras mí.
20 El atalaya volvió á decir: También
este llegó á ellos, y no vuelve : mas su
paso es como el paso de Jehu, hijo de
Ifamsi, porque viene con furia,
21 Entonces Joram dijo : Unce : y un-
ció su carro, y salieron Joram rey de Is-
rael, y Ocbozlas rey de Juda, cada uno
en su carro, y salieron á encontrar á Je-
bu, al cual bailaron en la beredad de Na-
botb de Jezrael.
23 Y en viendo Joram á Jehu, dijo:
¿ Jebn, bay paz ? Y él respondió : ¿ Qué
paz, con las fornicaciones de Jczabel tu
madre, y sus muebas hechicerías ?
23 Entonces Joram volviendo la mano
huyó, y cUJo á Ocbozlas : Traición, Ocbo-
zlas.
24 Mas Jehu hinchió la mano de su ar-
co, y birló á Joram entre las espaldas,
y la saeta salló por su corazón, y cayó
en su carro.
25 Y dtyo á Badacer su capitán : Tóma-
le, y échale á un cabo de la heredad de
Kaboth de Jczrael: acuérdate que cuan-
do yo y tú Íbamos juntos tras Achab su
padre, Jehova pronunció esta sentencia
sobre él, diciendo :
20 Que yo vi ayer las sangres de Na-
both, y las sangres-de sus hijos, dijo Je-
hova, y que te las tengo de volver en
esta heredad, dijo Jehova. Tómale pues
ahora, y échale en la heredad, conforme
á la palabra de Jehova.
27 Y viendo esto Ochozias rey de Juda,
huyó por el camino de la casa del huer-
to: y siguióle Jehu, diciendo': Herid
también^ este en el carro á la subida de
Gur, junto á Jeblaham. Y él huyó á Ma-
geddo, y murió allá.
28 Y sus siervos le llevaron sobre un
carro á Jerusalem, y allá le sepultaron
con sus padres, en su sepulcro, en la
ciudad de David.
29 En el undécimo año de Joram, mjo
de Achab, comenzó á remar Ochozias
sobre Juda.
80 Y vino Jehu á Jezrael, y como Jeza-
fcel lo oyó, adornó sus ojos con alcohol,
y atavió su cabeza, y asomóse por una
Ventana.
81 Y como Jehu entró por la puerta,
ella dtyo : ¿Sucedió bien i Zambri, que
mató á su señor?
82 Y alzando él su rostro hacia la ven-
tana, dijo: ¿Quién es conmigo? ¿Quién?
Y miraron hacia él dos, ó tres eunucos.
88 Y el lee djjo: Echadla abajo: jeUos
la, echaron, y parte de su sangre fué sal-
picada en la pared, y en los caballos, y
él la atropello.
84 Y entró, y comió, y bebió, y dflo: Id
ahora á ver aquella maldita, y sepultad*
la, que al fines btfa de rey.
85 Y cuando fueron para sepultarla, no
hallaron nada de ella mas de la calavera,
y los pies, y las palmas de las manos.
88 Y volvieron, y dyéronselo. Y él di-
jo : La palabra de Dios es esta, la cual él
habló por mano de su siervo Elias Thes-
bita, diciendo : En la heredad de Jezrael
comerán los perros las carnes de JezabeL
87 Y el cuerpo de Jezabel fué como
estiércol sobre la haz de la tierra, en la
heredad de Jezrael: de tal manera que
nadie pueda decir. Esta es JezabeL
CAPITULO X.
Jehu recibido per rey de los principe» de Israel hace
matar setenta hijo$ de Achab, con todo» lo» demos
oms perteneció* d la casa de Achab, y viniendo d
Samaría, sopase con los hermanos de Ochónos rey
de Judo, p también lo» hace matar d todo», II. En
Samaría hace juntar todos los sacerdote» de Bahal
con pretexto de quererle hacer una gran Meta, y
mdiasosd todos en el templo. III. Retiene con todo
eso la idolatría de Jeroboam, y muerto él, sucede en
su lugar Joachaz su h\jo.
Y TENIA Achab en Samarla setenta
hijos : y escribió cartas Jehu, y en-
viólas á Samaría á los principales de Jez-
rael, á los ancianos, y á los ayos de Achab,
diciendo :
2 Luego en viniendo estas cartas á vo-
sotros los que tenéis los lujos de vues-
tro señor, y los que tenéis carros y gen-
te de á caballo, la ciudad pertrechada, y
las armas ;
8 Mirad cual es el mejor, y el mas recto
de los hijos de vuestro señor, y ponédle
en el trono de su padre : y pelead por la
casa de vuestro señor.
4 Y eUos hubieron gran temor, y dije-
ron: He aqni, dos reyes no pudieron
resistirle, ¿cómo le resistiremos noso-
tros?
5 Y enviaron el mayordomo, y el pre-
sidente de la ciudad, y los ancianos, y
los ayos, á Jehu, diciendo : Siervos tuyos
somos ; todo lo que nos mandares, hare-
mos ; y no elegiremos por rey á ningu-
no : mas tú harás lo que es bueno en tus
ojos.
869
II. DE LOS REYES.
6 El entonces lee ceeribló la segunda
Tez, diciendo: Si sois mioe, y queréis
obedecerme, tomad los cabezas de los
Tarones, de los lujos de vuestro señor, y
Teñid mañana á estas horas á mi á Jez-
imeL Y los lujos del rey, setenta varo-
nes, estaban con los principales de la ciu-
dad, que los criaban.
7 Y como las. cartas llegaron á ellos,
tomaron á los lujos del rey, y degollaron
soteata varones, y pusieron sus cabezas
en canastillos, y enviáronselas á JezracL
8 Y vino un mensagero que le dio las
nuevas, diciendo: Traído han las cabe-
zas de los hijos del rey. Y él dijo : Po-
nadlas en dos montones á la entrada de
la puerta hasta la mañana,
9 Venida la mañana él salió, y estando
en pié dijo á todo el pueblo : Vosotros
sois justos, y, he aquí, yo he conspirado
contra mi señor, y le he muerto : mas,
i quién á muerto á todos estos ?
10 Sabed ahora que de la palabra de Je-
hova, que habló sobre la casa de Achab,
nada caerá en tierra: y que Jehova ha
hecho lo que cüjo por su siervo Elias.
11 Y mató Jehu á todos los que hablan
quedado de la casa de Achab en Jezraei,
y á todos sus principes, y á todos bus fa-
miliares, y sus sacerdotesj.que no le que-
dó ninguna
13 Y levantóse de alli, y vino á Sama-
rla : y llegando él á una casa de trasqui-
ladura de pastores en el camino,
13 Halló aüi á los hermanos de Ocho-
zias, rey de Juda, y díjoles: ¿Quién boís
vosotros? Y ellos dijeron: Somos her-
manos de Ochozias, y habernos venido á
saludar á los lujos del rey, y á los hijos
de la reina.
14 Entonces él dijo : Prendadlos vivos.
Y después que los tomaron vivos, los
degollaron junto al pozo de la casa de
la trasquiladura, cuarenta y dos varones,
que ninguno de ellos dejó.
15 Y partiéndose de allí, topóse con
Jonadab, hijo de Rechab, y después que
le hubo saludado, díjole: ¿Es recto tu
corazón como el mió es recto con el
tuyo ? Y Jonadab cUjo : Es, y es. Dame
pues la mano. Y él le dio. su mano, y
hízole subir consigo en el carro*
16 Y díjole : Ven conmigo, y verás mi
celo por Jehova. Y pusiéronle en su
carro.
17 Y como vino á Samarla, mató á to-
dos los que hablan quedado de Achab
en Samarla, hasta raerlos dd tado% conibr-
800
me á la palabra de Jehova, que habla
hablado por Elias.
18 Tí Y juntó Jehu todo el pueblo, y
dijoles : Achab poco sirvió á Banal : mas
Jehu le servirá mucho.
19 Llamadme pues luego á todos los
profetas de Banal, á todos sus siervos, y
á todos sus sacerdotes, que no falte nin-
guno, porque tengo un grande sacrificio
para Banal: cualquiera que faltare, no
vivirá. Esto hacia Jehu con astucia, pa-
ra destruirlos que honraban á BahaL
20 Y dijo Jehu : Santificad un dia solem-
ne á BahaL Y ellos convocaron.
21 Y envió Jehu por todo Israel, y vinie-
ron todos los siervos de Banal, que no
faltó ninguno, que no viniese. Y entra-
ron en el templo de Banal, y el templo
de Banal se hinchió de cabo á cabo.
22 Entonces dijo al que tenia cargo de
las vestiduras : Saca vestiduras para to-
dos los siervos de BahaL Y él les sacó
vestiduras.
28 Y entró Jehu con Jonadab, lujo do
Rechab, en el templo de Banal, y dijo á
los siervos do Banal : Mirad, y ved que
por dicha no haya aquí entre vosotros
alguno de los siervos de Jehova, sino
solos los siervos de BahaL
24 Y como ellos entraron para hacer
sacrificios y holocaustos, Jehu puso fue-
ra ochenta varones, y dijoles : Cualquie-
ra que ¿dejare vivo alguno de aquellos
hombres, que yo he puesto en vuestras
manos, su vida será por la del otro.
25 Y después que ellos acabaron de ha-
cer el holocausto, Jehu dijo á los de su
guardia, y á los capitanes: Entrad, y
matádlos, que no escape ninguno. Y
pasáronlos á cuchillo, y dejáronlos ten-
didos los de la guardia y los capitanes,
y fueron hasta la ciudad del templo de
Banal;
26 Y sacaron las estatuas de la casa de
Banal, y las quemaron.
27 Y quebraron la estatua de. Banal, y
derribaron la casa de Banal, y luciéronla
necesarias hasta hoy.
28 Así rayó Jehu á Banal de IsraeL
20 H Con todo eso Jehu no se apartó
de los pecados de Jeroboam, lujo de Na-
bat, el que hizo pecar á Israel, de en pos
de los becerros de oro, que estaban en
Beth-cl, y en Dan.
80 Y Jehova dijo á Jehu : Por cuanto
has hecho bien, haciendo lo que es recto
delante de mis ojos, conforme á todo lo
que estaba en mi corazón, has hecho á la
II. DB LOS REYES.
case de Aehab, tus hijos se Mentarán
sobre el trono de Israel hssta la cuarta
generación.
81 Mas Jehn no guardó andando en la
ley de Jehova Dios de Israel con todo
en corazón, ni se apartó de los pecados
de Jeroboam, el que habla hecho pecar
A Israel
83 En aquellos días comenzó Jehova á
talar en Israel : y hiriólos Hassel en to-
dos los términos de Israel,
83 Desde el Jordán al. nacimiento del
sol, toda la tierra de Galaad, de Gad, de
Bnben, y de Manasses : desde Aroer, qne
ettá Junto al arroyo de Amon, á Galaad,
y á Basan.
Sé Lo demás de los hechos de Jehn, y
todas las cosas que hizo, y toda su va-
lentía, ¿no está escrito en el libro de las
crónicas de los reyes de Israel?
85 Y durmió Jehn con sus padres, y
le sepultaron en Samaría, y reinó" en bu
lugar Joachaz su luja
86 El tiempo que Jehn reinó sobre Is-
rael en 8amaria/t*¿ veinte y ocho anos.
CAPITULO XI.
jUhaua madre de Ochozias rey de Juda por finar
«ota, mata focan la sucesión real, «acepto Joas niho
hijo de Ochoxku, que fué escapado por medio de su
tía: y habiendo talado guardado en el templo seis
ato», el mano sacerdote Jetada le mmmtra al pueblo,
9 le hace proclamar reyt wsatando d Athalia. JL
Joiada hace que el nuevo rey, y el pueblo hagan pú-
blica y míenme protestación de seguir la ley de Dios,
y destruyen toda la iéokUria.
YATHALIA madre de Ochozias Tien-
do que su lujo era muerto, levantó-
se, y destruyó toda la simiente real
8 T tomando Josaba, luja del rey Jo-
ras, hermana de Ochozias, á Joas, lujo
de Ochozias, hurtóle de entre los lujos
del rey que se mataban, á él y á su ama,
de delante de Athalia; y escondióle en
la cámara de las camas, y ati no le ma-
taron.
8 Y estuvo con ella escondido en la ca-
sa de Jehoya seis anos: y Athalia fué
reina sobre la tierra.
4 Y al séptimo ano enrió Joiada, y to-
mó centuriones, capitanes, y gente de
guardia, y metiólos consigo en la casa de
Jehova, y hizo con ellos liga juramen-
tándolos en la casa de Jehova, y mostró-
les al hijo del rey.
6 Y mandóles, diciendo : Esto e» lo que
habéis de hacer, la tercera parte de vo-
sotros que entrarán el jabado, tendrán
la guardia do la casa del rey:
6 Y la otra tercera parte estará á la
puerta del 8ur. Y la otra tercera parte,
á la puerta del postigo de los de la guar-
dia, y tendreiB la guardia de la casa de
Messa, ,
7 Y las otra* dos partes de vosotros, «t
á eaber, todos los que salen el sábado,
tendréis la guardia de la casa de Jehova
junto al rey.
8 Y estaréis al rededor del rey de todas
partes, teniendo cada uno sus armas en
las manos: y cualquiera que entrare
dentro de estos órdenes, sea muerto. Y
estaréis eon el rey cuando saliere, y cuan*
do entrare.
9 Y los centuriones lo hicieron todo
como el sacerdote Joiada les mandó, to-
mando cada uno los suyos, te á saber, los
que hablan de entrar el sábado, y los
que habían salido el sábado, y vinléron-
se á Joiada el sacerdote.
10 Y el sacerdote dló á los centuriones
las picas y los escudos que hablan sido
del rey David, que ataban en la casa de
Jehova,
11 Y los de la guardia se pusieron en
arden teniendo cada uno sus armas en
sus manos, desde el lado derecho de la
casa, hasta el lado izquierdo, junto al
altar y el templo, cerca del rey al derre-
dor.
19 Y sacando al lujo del rey, púsole la
corona y el testimonio ; y luciéronle rey,
ungiéndole ; y batiendo las manos die-
ron: Viva el rey.
13 Y oyendo Athalia el estruendo del
pueblo que corría, entró al pueblo en el
templo de Jehova.
14 Y como miró, he aquí el rey, que es-
taba junto á la columna, conforme á la
costumbre, y los principes, y los trom-
petas junto al rey, y que todo el pueblo
de-la tierra hada alegrías, y que tocaban
las trompetas. Entonces Athalia rom-
piendo sus vestidos dio voces : Traición,
traición.
16 Entonces el sacerdote Joiada mandó
á los centuriones, que gobernaban el
ejército, y dejóles : Sacádla fuera del cer-
carlo del templo, y al que la siguiere,
matedle á cuchillo. (Porque el sacerdote
dtfo, que no la matasen en el templo de
Jehova.)
16 Y diéronle lugar, y vino por el cami-
no por donde entran los do á caballo á
la casa del rey, y allí la mataron.
17 Y Entonces Joiada hizo alianza en-
tre Jehova y el rey y el pueblo, que se-
ria pueblo de Jehova, y asimismo entre
el rey y el puebla
MI
H. DE LOS REYES.
18 Y iodo el pueblo *e la tierra, entró
en el templo de BahaL, y le derribaron ;
y quebraron bien bus altares, y<«us imá-
genes. Asimismo mataron á Mathan,
sacerdote de Batial delante de los alta-
res; y el 'sacerdote puso guarnición so-
bre la casa de ¿Fehova.
10 Y después tomó los centuriones, y
capitanes, y loe de la guardia, y 4 todo el
pueblo de la tierra, y llevaron al rey
desde la casa de Jehova, y vinieron por
el camino de la puerta de los de la guar-
dia á'la casa del rey, y sentóse sobre el
trono de los reyes.
30 Y todo el pueblo de la tierra hizo
alegrías, y la ciudad estuvo en reposo,
muerta Athalia á cuchillo en la casa del
Tey.
21 Joas era de siete anos, cuando co-
menzó á reinar.
CAPITULO XII.
Jc<up4ado*or*yhaceree4earareJ templo. H. Viniendo
Jíaxael rey de Syria contra Jerusalem Joas le apir-
ea con grande tesoro, y le hace volver. 11L Su» tier-
nos conspiran contra él, y le matan, y sucede en su
Impar Aguaten su hjfo.
EN el séptimo año de Jebu comenzó
á reinar Joas, y reinó cuarenta anos
em Jerusalem. £1 nombre de su madre
íué Sebia de Beer-seba.
2 Y hizo Joas lo que era recto en ojos
de Jehova todo el tiempo que le gober-
nó el sacerdote Joiada.
8 Con todo eso los altos no se quitaron,
que aun el pueblo sacrificaba, y quemaba
perfumes en los altos.
4 Y Joas dijo á los sacerdotes : Todo el
dinero de las santificaciones, que se suele
traer en la casa de Jehova, el dinero de
loe que pasan en cuenta, el dinero do las
almas, cada uno eegvn su precio, y todo
dinero que cada uno mete de su libertad
en la casa de Jehova :
6 Los sacerdotes lo reciban, cada uno
de sus familiares, los cuales reparen los
portillos del templo, donde quiera que
se hallare abertura.
6 £1 ano veinte y tres del rey Joas tos
sacerdotes no hablan aun reparado las
aberturas del templo.
7 Y llamando el rey Joas al pontifico
Joiada, y á los sacerdotes, dijoles : ¿ Por-
gué no reparáis las aberturas del templo ?
Ahora pues no toméis mas el dinero de
vuestros familiares, sino dadlo para las
aberturas del templo.
8 Y los sacerdotes consintieron en no
tomarmos dinero del pueblo, ni tener car-
go de reparar las aberturas del templo.
% Entonces el pontífice Joiada tonto #
un arca, y hisole en la tapa un agujero»
y púsola junto al altar, á la mano dere-
cha, A la entrada del templo de Jehova:
y los sacerdotes que guardaban la puer-
ta, ponían allí todo el dinero, que se me-
tía en la casa de Jehova.
10 Y cuando vcian que habla mucho
dinero en el arca, venia el notario del
rey, y el gran sacerdote, y contaban el
dinero que hallaban en el templo de Je-
hova, y lo guardaban :
11 Y daban el dinero aparejado en la
mano de los que hacían la obra, y de loa
que tenían el cargo de la casa de Jeho-
va, y ellos lo expendían con los carpin-
teros y maestros, que reparaban la casa
de Jehova:
12 Y con los albafiiles y canteros ; para
comprar la madera^y piedra de cantería,
para reparar las aberturas de la casa do
Jebera* y en todo lo que se gastaba en
la casa para repararla.
Id Mas de aquel dinero qne se traía ala
casa de Jehova, no se hadan tazas de
plata, ni salterios, ni lebrillos, ni trom-
petas: ni ningún otro vaso de oro, ni
de plata, se hacia para el templo de
Jehova.
14 Porque lo daban á los que hadan la
obra, y con él reparaban la casa de Je-
hova.
15 Ni se tomaba cuenta á los varones
en cuyas manos el dinero era entregado,
para que ellos h> diesen á los que hadan
la obra: porque dios ió hadan fielmente;
16 Mas el dinero por d ddlto, y el di-
nero por los pecados, no se metia en la
casa de Jehova, porque era de los sacer-
dote».
17 ? Entonces subió Hazacl rey de Sy-
ria, y pdeó contra Geth, y la tomó : y
puso Hazael su rostro para subir contra
Jerusalem.
18 Y tomó Joas rey de Juda todas tos
ofrendas que habla dedicado Josaphat, y
Jorsm, y Ochozlas, sus padres, reyes de
Juda, y las que él habla dedicado, y todo
d oro, que se halló en los tesoros de la
casa de Jehova, y en la casa dd rey, y
enviólo á Hasad rey de Byria, y él se
partió de Jerusalem.
19 Lo demás de los hechos de Joas, y
todas las cosas que hizo, ¿no está escri-
to en el libro de las crónicas de los reyes
de Juda?
SO H Y levantáronse sus siervos, y cons-
piraron en conjuraron, y hirieron á
tLIX&X&SttXTHS.
Jet* en la cas* de Metto, deeeendlendo
-él ¿Sella.
21 Porque Josachar, hijo de Semaath, y
Josabad, Jt>4j o de Somer, sus siervos, le hi-
rieron, y murió, y le sepultaron con eos
padree en la ciudad de David, y reinó en
su lugar Amasias su lujo.
capitulo xm.
Joachanrev de hrael 9i$mk*d* too pecados de Jero-
tMM, es fatiQado él y m fierra de Itw á*rw: mcu
convirtiéndose d Jehova, y orándole, alcanza paz
para tu tierra: w muerto sucede en su lugar Joassu
k(fo, ILEUseo habiendo eoneedidoal rey de Israel
tree eiceorimoonsra Siria, muere: y después de eu
muerte resucita un muerto que d cato fui echado en
tu sepulcro. TÍT. Díot por respeto de tu concierto
relaja d ¡trael la ajttedanoue le daban loe Srros,f
Haxaelrey de Syria muere.
*~C^N el ano veinte y tres de Joas, lujo
J-i de Ochozlaa, rey de Juda, comenzó
á reinar Joachaz, hijo de Jehu, sobre Is-
rael en Samarla, y reinó diez y siete
años.
2 Y hizo lo malo en ojos de Jehova, y
siguió los pecados de Jeroboam, hijo de
Nabat, el que hizo pecar á Israel, y no se
apartó de ellos.
3 T encendióse el furor de Jehova con-
tra Israel, y entrególos en mano de Ha-
sael rey de Syria, y en mano de Ben-
adad, hijo de Hazael, perpetuamente.
4 Mas Joachoz oró á la faz de Jehova, y
Jehova le oyó : porque miró la aflicción
de Israel, que el rey de Syria los afligía.
5 T dio Jehova salvador á Israel, y sa-
lieron de debajo de la mano de Syria, y
habitaron los lujos de Israel en sus es-
tancias, como antes.
6 Con todo eso no se apartaron de los
pecados de la casa de Jeroboam, el que
hizo pecará Israel : en ellos anduvieron,
y también el bosque permaneció en Sa-
marla.
7 Porque no le habla quedado pueblo
á Joachaz, sino cincuenta hombres de á
caballo, y diez carros, y diez mil hom-
bres de á pié ; que el rey de Syria los
habla destruido, y los habla puesto como
polvo para trillar.
8 Lo demás de los hechos de Joachaz,
y todo lo que hizo, y sus valentías,» 4 no
está escrito en el libro de las crónicas de
los reyes de Israel?
9 Y durmió Joachaz con sus padres, y
sepultáronlo en Samarla: y reinó en su
lugar Joas su hijo.
10 El ano treinta y siete de Joas rey de
Juda comenzó á reinar Joas, lujo de
Joachaz, sobre Israel en Samarla, y reinó
diez y seis anos.
11 Thtaó lo -malo «nó)os «aJdbóVn:
no se apartó de todos los pecados' de Je-
roboam, hijo de Nabat, el que hizo pecar
6 Israel: en ellos anduvo.
13 Lo demás de los hechos de Joas, y
todas las cosas que hizo, y sus valentías
con que trujo guerra contra Amasias
rey de Juda, ¿no está escrito en el listo
de las crónicas de los reyes de Israel ?
18 Y durmió Joas con sus padres, y
asentóse Jeroboam sobre su trono; y
¿Joas. fué sepultado en Samarla con los
reyes de Israel.
14 ? Elíseo estaba enfermo de su enfer-
medad, de la cual murió. Y descendió á
él Joas rey de Israel, y llorando delante
de. él, dtyo : Padre mió, padre mió, carros
de Israel, y su gente de á caballo.
15 Y díjole Elíseo : Toma el arco y tas
saetas. Entonces él tomóse el arco y las
saetas. '
16 Y dtyo fiHseo al rey de Israel: Enca-
balga tu mano sobre el arco. Y él enca-
balgó su mano sobre el arco. Entonces
Eliseo puso sus manos sobre las manos
del rey.
17 Y dijo : Abre la ventana de hada el
oriente. Y como él la abrió, d||o Elíseo :
Tira. Y tirando él, dijo MUeo: Saeta de
salud de Jehova, y saeta de salud contra
Syria: porque herirás á los Syros en
Aphec hasta consumirlos.
18 Y tornóle á decir : Toma las saetas : .
y después que el rey de Israel tes hubo
tomado, díjole : Hiere la tierra. Y él hi-
rió tres veces, y cesó.
19 Entonces el varón de Dios enojado
con él, le d\jo : A herir cinco ó seis veces,
herirlos á Syria hasta no quedar ningu-
no ; empero ahora tres veces herirás á
Syria.
20 Y murió Eliseo, y sepultáronle. En-
trado el año vinieron ejércitos de Moabi-
tas en la tierra.
21 Y aconteció fu* queriendo unos se-
pultar un hombre, súbitamente vieron
al ejército, y arrojaron al hombre en el
sepulcro de Eliseo: y fué, y tocó el
muerto los huesos de Eliseo, y revivió, y
levantóse sobre sus pies.
22 % Así que Hazael rey de Syria afligió
á Israel todo el tiempo de Joachaz.
23 Mas Jehova tuvo misericordia de
ellos, y compadecióse de ellos, y miró-
los por amor de su concierto con Abra-
ham, Isaac, y Jacob: y no quiso des-
truirlos, ni echarlos de delante de sí
hasta ahora.
IL DE LOS REYES.
94 T murió Hazael rey de Syria, y rei-
nó en bu lugar Benadad sn lujo.
25 Y volvió Jóos, lujo de Joachaz, y
tomó de mano de Ben-edad, lujo de Ha-
zael, las cindadee qne él habla tomado
de mano de Joachaz en padre en guerra:
porque tres veces le hirió Joas, y resti-
tuyó las ciudades á Israel
CAPITULO XIV.
Amemos rey de Juda piadoso en parte castiga d los
que mataron d su padre, y ka victoria de loe Hu-
meo*. II. E* vencido, y preso, y la cindad saqueada
de Joas rey de Israel, el cual después de esta insig-
ue victoria muere, y sucede en su Jugar Jéroboam su
hifo. IIL Amamos rey de Juda es muerto de los
tuyos, y reinó en su lugar Atarías su M\fo. IV. Jé-
roboam segundo rey de Israel, restaura el reino por
misericordia de Dios, que aun no lo quería destruir:
et cnalmuerto sucede en su lugar Zacnarims su hijo.
EN el año segando de Joas, lujo de
Joachaz, rey do Israel, comenzó á
reinar Amasias, lujo de Joas, rey de Ju-
da.
8 Cuando comenzó á reinar era de vein-
te y cinco años, y veinte y nueve anos
reinó en Jerusalem, el nombre de su
madre fué Joaddan de Jerusalem.
3 Y hizo lo que era recto en ojos de Je-
hova, aunque no como David su padre.
Hizo conforme á todas las cosas que ha-
bla hecho Joas su padre.
4 Con todo eso los altos no fueron qui-
tados, que aun el pueblo sacrificaba, y
quemaba perfumes en los altos.
5 Y como el reino ruó confirmado en
su mano, hirió á sus siervos, los que ha-
blan muerio al rey su padre.
6 Mas á los hijos de los que le mataron,
no mató, como está escrito en el libro
de la ley de Moyses, donde Jchova man-
dó, diciendo : No matarán á los padres
por los lujos, ni á los hijos por los pa-
dres; mas cada uno morirá por su pe-
cada
7 Este también hirió diez mil Idumeos
en el valle de las salinas, y tomó la roca
por guerra, y llamóla f ectehel hasta hoy.
8 Entonces Amasias envió embajado-
res á Joas, mjo de Joachaz, lujo de Jehu,
. rey do Israel, diciendo : Ven, y veámos-
nos de rostro.
9 1f Y Joas rey de Israel envió á Amasias
' rey de Juda esta respuesta: El cardillo,
que está en el Líbano, envió al cedro
que está en el Líbano, diciendo: D4 tu
luja por muger á mi hijo. Y pasaron
las bestias fieras que estén en el Líbano,
y hollaron al cardillo.
10 Hiriendo has herido á Edom, y tu
corazón te ha elevado : glorióte puse, mas
864
estáte en tu casa: ¿ó por qué te entre-
meterás en mal para que caigas tú, y
Juda contigo f
11 Y Amasias no consintió, y subió
Joas rey de Israel, y viéronse de rostro
él y Amasias rey de Juda en Beth-eamea,
que et en Juda.
12 Mas Juda cayó delante de Israel, y
huyeron cada uno á sus estancias.
13 Y también Joas rey de Israel tomó á
Amasias rey de Juda, mjo de Joas, hijo
de Ochozias, en Beth-eames; y vino á
Jerusalem, y rompió el muro de Jerusa-
lem, desde la puerta de Ephraim basta
la puerta de la esquina, cuatrocientos
codos.
14 Y tomó todo el oro, y la plata, y to-
dos los vasos que fueron hallados en la
casa de Jehova, y en los tesoros de la
casa del rey, y los lujos en rehenes, y
volvióse á Samaría.
15 Lo domas de los hechos de Joas, que
hizo, y sus valentías, y como trujo guer-
ra contra Amasias rey de Juda, ¿ no está
escrito en el libro de las crónicas de los
reyes de Israel?
16 Y durmió Joas con sus padres, y fué
sepultado en Samarla con los reyes de
Israel, y reinó en bu lugar Jéroboam su
hijo.
17 ^ Y vivió Amasias, mjo de Joas, rey
de Juda, después de la muerte de Joas,
lujo de Joachaz, rey de Israel, quince
afios.
18 Lo demás de los hechos de Amasias,
¿no está escrito en el libro de las cróni-
cas de los reyes de Juda ?
19 Y hicieron conspiración contra él en.
Jerusalem, y huyendo él á Lacbls, envia-
ron tras él á Lachis, y allá le mataron.
20 Y trnjéronle sobre caballos, y le
sepultaron en Jerusalem en la ciudad de
David con sus padres.
21 Entonces todo el pueblo de Juda to-
mó á Azadas, que era de diez y seis afios,
y luciéronle rey en lugar de Amasias su
padre.
22 Este edificó á Ahilath, y la restituyó
á Jnda, después que el rey durmió con
sus padres.
23 H El ano quince de Amasias, mjo de
Joas, rey de Juda, comenzó á reinar Jé-
roboam, hijo de Joas, sobre Israel en
Samaría cuarenta y un anos.
24 Y hizo lo malo en ojos de Jehova, y
no se apartó de todos los pecados de Jé-
roboam, htyo de Nabat, el que hizo pe-
carálsrael c e
IX DE LOS REYES.
9* Este restituyó lo* término* de Is-
rael desde la estrada de Bmath, hasta la
mar de la llanura, conforme á la palabra
' de Jehova Dios de Israel, la cual él ha-
bia hablado por su sierro Joñas, htfo de
Amathi, profeta, que fué de Getb de
Opher.
28 Por enasto Jehova miró la aflicción
de Israel muy amarga, qne ni habla guar-
dado ni desamparado, ni habla qnlen die-
se ayuda á Israel.
27 Y Jehova no habla aun determinado
de raer el nombre de Israel debajo del
cielo, por tanto los ssIyó por mano de
Jeroboam, htfo de Joas.
28 T lo demás de los hechos de Jero-
boam, y todas las cosas qne hizo, y su
valentía, y todas las guerras qne hizo, y
como restituyó á Juda en Israel á Da-
masco, y á Emath, ¿ no está escrito en el
libro de las crónicas de los reyes de Is-
rael?
29 Y durmió Jeroboam con sus padres
los reyes de Israel, y reinó en su lugar
Zacharias su htyo.
CAPITULO XV.
Awaviiu rey de Juda acometiendo el oficio del sacer-
docio es herido de lepra, y amovido del oficio del
reino nutrió privado, y sucedió en su lugar Joo>
tkam su hijo. IJ. Sellum conjura contra Zacharias
re* de Israel, y Manakem contra Settum: y é lto>
nahem sucede PkaceiaeuKijo: contra el cual con-
juró Phacee, y usurpó el reino: en cuyo tiempo Thcg-
lath^alaear rey d« Amorta tomóunapartedelremo
detmaelt y trasportó Ice cautivo* en Amaría : y eon-
tra Pkacee conjuró Oseas, y ocupó lo qus quedó ds
Israel. III. A Joatham piadoso rey de Juda suesdió
Aehassukifo.
EN el ano veinte y siete de Jeroboam
rey de Israel comenzó á reinar Asa-
rlas, hQo de Amasias, rey de Juda.
2 Cuando comenzó á reinar era de diez
y seis afios, y cincuenta y dos anos reinó
en Jerusalem. £1 nombre de su madre
fui Jechelia de Jerusalem.
8 Este biso lo que era recto en ojos de
Jehova, conforme á todas las cosas que
su padre Amasias habla hecho.
4 Con todo eso los altos no se quitaron,
que aun el pueblo sacrificaba y quemaba
perfumes en los altos.
5 Has Jehova hirió al rey con lepra, y
fué leproso hasta el dia de su muerte, y
habitó en casa libre, y Joatham, hijo del
rey, tenia el cargo del palacio, gobernan-
do al pueblo de la tierra.
6 Lo domas de los hechos de Asarlas, y
todas las cosas que hizo, ¿no está escri-
to en el libro de las crónicas de los reyes
de Juda t
7 Y durmió Asarías con sus padres, y
sepultáronle con sus padres en la dudad
de David: y reinó en su lugar Joatham
suhtyo.
8 1T En el ano treinta y ocho de Azadas
rey de Ju^a, reinó Zacharias, hi)o de Je-
roboam, sobre Israel en Samaría seto
meses.
9 Y hizo lo malo en ojos de Jehova,
como hablan hecho sus padres: no se
apartó de los pecados de Jeroboam, lujo
de Nabat, el que hizo pecar á Israel.
10 Contra este conjuró Sellum, htyo de
Jabee, y le hirió en presencia del pueblo,
y matóle, y remó en su lugar.
11 Lo demás de los hechos de Zacha-
rias, he aquí, está escrito en el libro de
las crónicas de los reyes de Israel
12 Y esta fné la palabra de Jehova que
habla hablado á Jehu, diciendo: Tus hi-
jos hasta la cuarta generación se te
asentarán sobre el trono de Israel. Y
así fué.
18 Sellum, hijo de Jabee, comenzó á rei-
nar en el alo treinta y nueve de Ozka
rey de Juda: y reinó el tiempo de un
mes en Samarla.
14 Y subió Manahem, hijo de Gadl, de
Thersa, y vino á Samaría, y hirió á Sel-
lum, hijo de Jabeé, en Samaría, y mató-
le, y reinó en su lugar.
15 Lo demás de los hechos, de 8ellum,
y su conjuración con que conjuró, he
aqui, está escrito en el libro de las cró-
nicas de los reyes de Israel.
10 Entonces hirió Manahem á Thap-
sam, y á todos los que estaban en ella,
y también sus términos desde Thersa: y
hirióla, porque no le hablan abierto, y á
todas sus preñadas abrió.
17 En el año treinta y nueve de Asarías
rey de Juda, reinó Manahem, mjo de
Gadl, sobre Israel diez anos en Samaría.
18 Y hizo lo malo en ojos de Jehova:
no se apartó de los pecados de Jero-
boam, hjjo de Nabat, el que hizo pecar
á Israel, en todo su tiempo.
19 Y vino Phnl rey de Assyria en la
tierra, y dio Manahem á Phnl mil talen-,
tos de plata porque le ayudase, para con- ,
firmarse en el reino.
20 Y impuso Manahem este dinero so- '
bre Israel, sobre todos los poderosos de
virtud, de cada varón cincuenta sidos
de plata, para dar al rey de Assyria. Y
el rey de Assyria se volvió, y no se detu-
vo alli en la tierra.
21 Lo demás de los hechos de Mana-
hem, y todas las cosas que hteo, ¿no está
II. DE LOS REYES.
escrito en el Hbto de la» «tafea» de 1»
reyes de Israel?
22 T durmió Manahem con bus padres,
y remó en so. lugar Phaceia bu hyo.
28 En el año cincuenta de Ararías rey
de Jnda, reinó Phaceia, lujo de ifanahem,
sobre Israel en Samaría dos años.
24 Y hizo lo malo -ion ojos de Jehova:
no se apartó do los pecados de Jero-
boam, lujo de Nabat, el que hizo pecar
á Israel.
25 T conjuró contra él Phacee, hijo de
Borne! ias, su capitán, y hirióle en Sama-
ría en el palacio de la casa real en compa-
ñía de Argob y de Aríph, y con otros cin-
cuenta hombres de los lujos de los Ga-
laaditas, y matóle, y reinó en su lugar.
2fc Lo demás de los hechos de Phaceia,
y todas las cosas que hiso, he aq*í,tafo
está escrito en el libro de las crónicas
de los reyes de Israel.
27 En el año cincuenta y dos de Asa-
rías rey de Jnda, reinó Phacee, hijo de
Romelios, sobre Israel en Samaría vein-
te anos.
28 Y hizo lo malo en ojos de Jehova:
no se apartó de los pecados de Jero-
boam, lujo de Nabat, el que hizo pecar á
Israel
29 En los dias de Phacee rey de Israel,
Tino Theglath-phalasar rey de los Assy-
rios, y tomó á Aion, Abel, Beth-maacha,
y Janoe, y Cedes, y Asor, y Galaad, y
Galilea, y toda la tierra de Nephtbali, y
trasportólos á Assyria,
80 T Osee, lujo de Ele, hizo conjura-
ción contra. Phacee, lujo de Romelios, y
hirióle, y matóle, y reinó en sn lugar á
los veinte años de Joatham, lujo de Oslas.
81 Lo demás de los hechos do Phacee,
y todas los cosas que hizo, he aquí, está
eserito en el libro de las crónicas de los
rey es de Israel -
82 % En el segundo año de Phacee, htyo
de Bomellas rey de Israel, comenzó á
reinar Joatham, lujo de Oslas rey de Juda,
88 Cuando comenzó á reinar, era de
veinte y cinco años, y reinó diez y seis
años en Jerusalem. El nombre de su
madre fué Jerusa, hija de Sadoe.
84 Este hizo fc qm era recto en ojos de
Jehova; conforme á todas las cosas que
haWa hecho sn padre Orias, hizo.
85 Con todo eso los, altos no fueron
quitados, que aun el pueblo sacrificaba,
y quemaba perfumes en los altos* Este
tasaMM*. edificó la puerta mas alta de Ja
cas» enjebare*
3C*.
81 Lo desnsa-de losjiechosde Joatham,
y todas las cosas que hsso, ¿no está es-
crito en el libro de las crónicas de Ion
reyes de Juda?
87 En aquel tiempo comenzó Jehora 4
enviar en Juda á BesAn rey de Syria, y á
Phacee, lujo de Romellas.
88 Y durmió Joatham coa en» padres, y
fué sepultado con sus padres en la ciu-
dad de David su padre: y reinó en su
lugar Achaz su hijo.
CAPITULO XVI.
Aekaa iinptítimo oeraado del rey de Israel ydeleh\
Syriapide ayuda al rey de Assyria, el euat viniendo
tomó d Damasco y mató al rey efe Syria Rasin* IL
Achaz estando en Damasco hoco edificar mn altar,
de idolatría en Jerusalem d la trata de otro eme vio
en Damasco : y venido manda que $e sacrifique, en,
él: y habiendo pervertido el divino culto, muere, y
Buceante en el ruino EttcMm $m h(fo»
EN el año diez y siete de Phacee, hi-
jo do Bomelias, comenzó á reinar
Achaz, lujo de Joatham rey de Juda.
2 Cuando comenzó á reinar Achaz, en*
de veinte anos, y reinó en Jerusalem diez
y seis anos : y no hizo lo que era recto en
ojos de Jehova su Dios, como David su
padre:
8 Antes anduvo en el camino de los
reyes de Israel ; quo aun hizo pasar por
el fuego 4 su hijo, según las abomina-
ciones de las gentes, los cuales Jehova
echó de delante de los hijos de Israel
4 Asimismo sacrificó, y quemó perfu-
mes en los altos, y sobre los collados, y
debajo de todo árbol sombrío.
5 Entonces subió Rasin rey de Syria, y
Phacee, lujo de Bomellas, rey de Israel,
á Jerusalem para hacer guerra, y cercar
á Achaz, mas no la pudieron tomar.
6 En aquel tiempo restituyó Rasin rey
de Syria á Eláth á Syria} y echó á los
Judíos de Elatb, y los Syros vinieron A
Elath, y habitaron allí hasta hoy.
? Entonces Achaz envió embajadores á
Theglath-phalasar rey de Assyria, dicien-
do: To soy tu siervo y tu hijo, sube, y
defiéndeme de mano4el rey de Syria, y
de mano del rey de Israel, que se han le-
vantado contra mi.
8 Y tomando Achaz la plata y el oro
que se halló en la casa de Jehova, y en
los tesoros de la casa real, envió al rey
de Aftfljria un> presente, ^
9 Y el rej de Assyria consintió con él:
y subió el rey de Assyria contra Damas»
coi y tomóla* y trasportó los moradores»
en KJr, y mató á Rasin.
10 i Y mé el rey Achaz á recibir &
Ifrag^atbTphalasarreg de /Assyria á Da»
IL PJE IX>8 REYES.
masco. Y viende el jeyAehaft «l altar
que estaba en Damasco, envió á Urias
sacerdote el retrato y la descripción del
altar, conforme á toda su hechura,
11 Y Urjas el sacerdote edificó el altar;
conforme á todo \o que el rey Achaz ha-
bla enviado de Damasco, así lo hizo
. Urias el sacerdote, entre tanto que el
rey Achaz Tenia de Damasco.
12 Y venido el rey de Damasco, vio el
altar, y el rey se acercó al altar, y sacri-
ficó en él.
13 Y encendió su holocausto, y bu pre-
sen te^y derramó sus libaciones, y esparció
la sangro de sus pacíficos junto al altar.
14 Y el altar de metal, que estofa delan-
te de Jehova, hizole acercar delante de la
frontera de la casa entre el altar y el
templo, de Jehova, y púsole al lado del
altar hacia el aquilón.
15 Y mandó el rey Achaz al sacerdote
Urias, diciendo : En el grande altar en-
cenderás el holocausto de la mañana, y
ci presente de la tarde, y el holocausto
del rey, y su presente, y asimismo el ho-
locausto de todo el pueblo de la tierra,
y su presente, y sus libaciones ; y toda
sangre de holocausto, y toda sangre de
sacrificio esparcirás sobre él: y el altar
de metal será mió para preguntar.
10 Y el sacerdote Urias lo hizo confor-
me á todas las cosas que el rey Achaz
le mandó.
17 Y cortó el rey Achaz las cintas de
las basas, y quitóles las fuentes : y quitó
el mar de sobre los bueyes de metal,
que estaban debajo de él, y púsole sobre
el solado de piedra.
IB Y la tienda del sábado, que hablan
edificado en la casa, y él pasadizo de a-
fuera del rey mudó á las espaldas de la
casa de Jehova, por causa del rey de As-
syria,
19 Lo demás de los hechos de Achaz,
que hizo, ¿ no está todo escrito en el li-
bro de las crónicas de los reyes dejada?
20 Y durmió el rey Achaz con sus pa-
dres, y fué sepultado con sus padres en
la ciudad de David : y reinó en su lugar
Esecilla* su hijo.
CAPITULO xvn.
Salmanasar rey de lew Átsyrios vistiendo contra braet,
tosjta toda, la tierra, al fin d Samaría detpue* de ha-
ber tenido cerco sobre ella tres años, y trasporta d
loúm tos ürmeltku de Ux tierra por MMSffrattép con-
tutnoe pecados. II. La» gentes que el rey de Assyria-
puso en lugar de los Israelitas en Samaría y en su
tierra mezcla* sus /abas religiones con el conoci-
Mfcafc de JUmw Dios de braee, por falsa de mejo-
ALOS doce anos de Achaz rey de Ja-
da, comenzó á reinar Oseas, hijo de
Ela, en Samaría sobre Israel nueve años,
2 Y hizo lo malo en ojos, de Jehova,
aunque no como los reyes de Israel, que
fueron antes de él
3 Contra este subió Salmanasar rey de
los Assyrios, y Oseas fué hecho su sier-
vo, y pagábale presente.
4 Mas el rey de Aasyria halló que Oseas
hacia conjuración ; porque habla envia-
do embajadores á Sua rey de Egypto, y
ya no pagaba presente al rey de Aasyria
como cada año : y el rey de Aasyria le
detuvo, y le aprisionó en la casa de la
cárcel.
5 Y el rey de Assyria subió contra toda
la tierra, y subió contra Samarla, y estu-
vo sobre ella tres años.
6 A los nueve años de Oseas tomó el
rey de Assyria á Samarla, y trasportó á
Israel en Assyria: y púsolos en Hala, y
en Habor, junto al rio de Gozan, y .en
las ciudades de los Medos.
7 Porque como los hijos de Israel pe-
casen contra Jehova su Dios, que los
sacó de tierra de Egypto, de debajo de
la mano de Pharaon rey de Egypto, y
tcinie8en>á dioses ágenos,
8 Y anduviesen en los estatutos de las
gentes que Jehova habla lanzado delante
de los hijos de Israel, y de loa reyes de.
Israel, que ellos hicieron ;
9 Y como loa lujos de Israel cubrieron
cosas no rectas contra Jehova su Dios,
edificándose altos en todas sus ciudades,
desde las torres de las atalayas hasta las
ciudades fuertes ;
10 Y se levantasen estatuas y bosques
en todo collado alto, y debajo de todo
árbol sombrío,
11 Quemando allí perfumes en todos
los altos a la manera de las gentes, las
cuales Jehova habla traspuesto delante
de ellos, y haciendo cosas muy malas,
para provocar á ira á Jehova,
12 Sirviendo á los ídolos, de los cuales
Jehova les habla dicho : Yosotros no ha-
réis esto;
13 Entonces Jehova protestaba contra
Israel, y contra Juda, por la mano de to-
dos loa profetas, y de todos los videntes,
diciendo : Volveos de vuestros caminos
malos, y guardad mis mandamientos y.
mis ordenanzas, conforme á todas las
leyes que yo mandé á vuestros padres, j
que os he enviado por mano de miz sier-
vos los profetas. edbyG00Qle
367
II. DE LOS REYES.
14 Mas ellos no obedecieron, antes en-
durecieron sn cerviz, como la cerviz de
sus padres, los cuales no creyeron en Je-
hoya sn Dios.
15 T desecharon sus estatutos, y su
concierto, que él habia concertado con
sus padres, y sus testimonios, que él ha-
bia protestado contra ellos : y siguieron
la vanidad, y fueron hechos vanos : y en
pos de las gentes, que ataban al rededor
de ellos, de las cuales Jehova les habia
mandado, que no hiciesen á la manera
de ellas.
16 T dejaron todos los mandamientos
de Jehova su Dios, y hiriéronse vaciadi-
zos dos becerros, y hicieron bosques, y
adoraron á todo el ejército del ciclo, y
sirvieron á Banal.
17 Y hicieron pasar á sus lujos y á sus
hijas por fuego, y adivinaron adivinacio-
nes, y eran agoreros, y entregáronse á
hacer lo malo en ojos de Jehova, provo-
cándole á ira.
18 Y Jehova se airó en gran manera
contra Israel, y quitólos de delante de
su rostro, que no quedó, sino solo la tri-
bu de ¿Tuda.
19 Mas ni aun Juda guardó los manda-
mientos de Jehova bu Dios, antes andu-
vieron en los estatutos de' Israel, los
cuales hicieron.
.30 Y desechó Jehova toda la simiente
de Israel, y afligiólos, y entrególos en
manos de saqueadores, hasta echarlos de
su presencia.
21 Porque cortó á Israel de la casa de
David, y hiciéronse rey á Jcroboam, hi-
jo de Nabat, y Jcroboam rempujó á Is-
rael de en pos de Jehova, y hízolos pe-
car gran pecado.
22 Y los hijos de Israel anduvieron en
todos los pecados de Jcroboam, que él
hizo ; no se apartaron de ellos ;
28 Hasta tanto que Jehova quitó á Is-
rael de delante de su rostro, como él lo
habia dicho por mano de todos los pro-
fetas sus siervos, y Israel rae traspuesto
de su tierra en Assyria hasta hoy.
24 T Y trujo el rey de Assyria gente de
Babylonia, y de Cntha, y do A va, y de
Emath, y de Sepharvalm, y púsolos en
las ciudades de Samaría en lugar de los
hfyos de Israel ; y poseyeron á Samaría,
y habitaron en sus ciudades.
26 Y aconteció al principio, cuando co-
menzaron á habitar allí, que no temien-
do ellos á Jehova, Jehova envió contra
ellos leones que los mataban.
26 Entonces ellofl^íjeron al rey de As-
syria : Las gentes que tú traspasaste, y
pusiste en las ciudades de Samaría, no
saben la costumbre del Dios de aquella*
tierra, y él ha echado leones en ellos, y,
he aqui, los matan, porque no saben la
costumbre del Dios de la tierra.
27 Y el rey de Assyria mandó, dicien-
do: Llevad allí á alguno de los sacer-
dotes que trajisteis de allá, y vayan, y
habiten allá, y ensénenles la costum-
bre del Dios de la tierra.
• 28 Y vino uno de los sacerdotes que
hablan trasportado de Samarla, yhabitó
en Beth-el, y enseñóles como hablan do
temer á Jehova.
29 Mas cada nación se hizo sus dioses,
y pusiéronlos en los templos de los altos
que habían hecho los de Samaría^ cada
nación en su ciudad donde habitaba.
80 Los de Babylonia hicieron á Soccoth-
benoth, y los de Cntha hicieron á Ner-
gel, y los -de Emath hicieron á Asima.
81 Los Heveos hicieron á Kebahaz, y á
Tharthac Y los de Sepharvalm quema-
ban sus lujos con fuego á Adramelech y
á Anamelech dioses de Sepharvalm.
82 Y temían á Jehova, y hicieron de
ellos sacerdotes de los altos, que les
sacrificaban en los templos de los altos.
88 Y temían á Jehova, y honraban tam-
bién á sus dioses, segnn la costumbre
de las gentes, que habían hecho traspa-
sar de allí.
84 Hasta hoy hacen como primero, que
ni temen á Jehova, ni guardan sus esta-
tutos, ni sus ordenanzas, ni hacen segnn
la ley y los mandamientos, que mandó
Jehova á los hijos, de Jacob, al cual pu-
so por nombre Israel:
85 Con los cuales Jehova habia hecho
concierto, y les mandó, diciendo: No
temeréis á otros dioses, ni los adoraréis,
ni les serviréis, ni les sacrificareis.
86 Mas á Jehova, que os sacó do tierra
de Egypto con potencia grande, y brazo
extendido, á este temeréis, á este adora-
réis, á este sacrificareis.
87 Los estatutos, y derechos, y ley, y
mandamientos que os dio por escrito,
guardaréis, haciéndolos todos los días,
y no temeréis dioses ágenos.
88 Y no olvidaréis el concierto que hi-
ce con vosotros, ni temeréis dioses age/
nos;
89 Sino á Jehova vuestro Dios temed»
y él os librará de mano de todos vues-
tros enemigos.
II. BE LOS RBYES.
48 Mes dios no oyeron : antes hicieron
según ni costumbre antigua.
41 Asi temieron á Jehova aquellas gen-
tes, y juntamente sirvieron á bus ídolos :
y asimismo sus mjos y sus nietos, como
hfteleron sus padres, asi hacen hasta hoy.
capitulo xvm.
Eteckia* piadoso rey de Jada didpa la» reliquia* vía-
Ja» y ««ero* de la idolatria en $u tierra, w /ovare-
eido de JHm m retela eomtra el rtjf de Anaria. IL
Jlabtace» m general, induciendo al jmeftfo d que te
dicten, ementa hmñXoriaidmmrtf 9 bU&ntaim-
n t— wü contra Dim.
EN el tercero ano de Oseas, hjjo de
Efe, rey de Israel, comenzó á reinar
Ezechias, hijo de Achaz, rey de Jada,
8 Guando comenzó a reinar era de
veinte y cinco anos, y reinó en Jerusa-
lem relate y nueve anos, el nombre de
su madre fué Abi, hfya de Zacharias.
8 Este hiso lo que era recto en ojos de
Jehova, conforme á todas las cosas qne
habla hecho David su padre.
4 Este quitó los altos, y quebró las
imagines, y taló los bosques, y quebró
la serpiente de metal que habia hecho
Moyses; porque hasta entonces le que-
maban perfumes los mjos de Israel, y
llamóle por nombre Nehustan.
5 En Jehova Dios de Israel puso su es-
peran»: después ni antes de él, no hu-
bo otro como él, en todos los reyes de
Juda.
8 Porque se llegó á Jehova, y no se
apartó de él; y guardó los mandamien-
tos quo mandó Jehova á Moyses.
7 T Jehova fué con él, y en todas las
cosas á que salla prosperaba. El se rebeló
contra el rey de Assyria, y no le sirvió.
8 Hirió también á los Phllistheos hasta
Gasa y sus términos, desde las torres de
las atalayas hasta la ciudad fortalecida.
9 En el coarto ano del rey Ezechias,
qne era el año séptimo de Oseas, hijo de
Ela, rey de Israel, subió Salmanasar rey
de los Assyrios contra Samarla, y cer-
10 T tomáronla al cabo de tres afios, en
el sexto ano de Ezechias, el cual era el
nono ano de Oseas rey de Israel, y así
fué tomada Samarla.
11 T el rey de Assyria traspuso á Israel
en Assyria, y púsolos en Hala, y en Ha-
hor, junto al rio de Gozan, y .en las ciu-
dades de los Medos :
18 Por cuanto no hablan oido la voz de
Jehova su Dios, antes hablan quebranta-
do su concierto; y todas las cosas que
Span. M
Moyses siervo de Jehova habla mandado,
ni las hablan oido, ni hecho.
13 T Y á loe. catorce afios del rey Eze-
chias, subió Sennacherlb rey de Assyria
contra todas las ciudades fuertes de Ju-
da, y tomólas.
14 Entonces Ezechias rey de Juda en-
vió al rey de Assyria en Lachis, dicien-
do : To he pecado ; vuélvete de mí, y yo
llevaré todo lo que me impusieres. En-
tonces el rey de Assyria Impuso á Eze-
chias rey de Juda trescientos talentos de
plata, y treinta talentos de oro.
15 T Ezechias dio toda la plato que fué
hallada en la casa de Jehova, y en los te-
soros de la casa resl
16 Entonces rompió Ezechias las puer-
tas del templo de Jehova, y los umbrales
que el mismo rey Ezechias habia cubier-
to de oro, y diólo al rey de Assyria.
17 Y el rey de Assyria envió á Thartan,
y á Itabsaris, y á Rabsacea desde Lacbis
al rey Ezechias con nn grande ejército
contra Jerusalem. T subieron, y vinie-
ron á Jerusalem ; y subieron y vinieron,
y pararon junto al conduto del estanque
de arriba, que es en el camino de la here-
dad del lavador.
18 Y llamaron al rey, y salló á ellos
Ellacim, mjo de Helcias, que era mayor-
domo, y 8obna escriba, y Joan, mjo de
Asaph, canciller.
19 Y díjolca Rabsaces : Decid ahora á
Ezechias: Asi dice el gran rey, el rey do
Assyria:
20 ¿Qué conflan» es esta en que tú
confias? Dices ciertamente: Palabras de
labios, consejo, y esfuerzo parala guerra.
¿En qné pues confias ahora, que te has
rebelado contra mi ?
81 He aquí, tu confias ahora sobre este
bordón de cana quebrado Egypto, que el
que en él se recostare, él le entrará por
la mano, y se la pasará. Tal es Pharaon
rey de Egypto ¿ todos los que en él con-
fian.
23 Y si me decís: Nosotros confiamos
en Jehova nuestro Dios : ¿no es él aquel
cuyos altos y altares ha quitado Ezechias,
y ha dicho á Juda y á Jerusalem : De-
lante de este altar adoraréis en Jerusa-
lem?
28 Por tanto ahora yo te ruego que des
rehenes á mi señor el rey de Assyria, y
yo te daré dos mil caballos, si tú pudie-
res dar caballeros para ellos.
24 ¿Cómo pues harás volver el rostro
de un capitán el menor de los siervos de
808
I. PB LOS REYES.
mi scfior, aunque estés confiado en
Egypto por sos carros y su gente de á
caballo ?
25 También, ¿ahora he yo venido sin
Jchova á este lugar para destruirlo ? Je-
hoya me ha dicho : Sube á esta tierra, y
destruyela,
26 Entonces djjo Eliacim, mjo de Hel-
cios, y Sobna, y Joah á Bobsaces : Ruó-
gote que hables á tus sierros Syriaco,
porque nosotros lo entendemos, y no
hables con nosotros Judaico en los oidos
del pueblo, que otíá sobre el muro.
27 Y Rabsaces les dijo: ¿Heme envia-
do mi señor á ti y á tu señor para decir
estas palabras, y no antes á los hombres
que están sobre el muro, para comer su
estiércol, y beber el agua de sus pies con
vosotros?
28 Y paróse Rabsaces, y clamo á gran
vos en Judaieo, y habló, diciendo: Oid
la palabra del gran rey, el rey de Assyria.
29 Asidlo el rey; No os engañe Ezechias,
porque no os podrá librar de mi mano.
30 Y no os haga Ezechias confiar en Je-
hova, diciendo: Librando nos librará
Jehova, y esta ciudad no será entregada
en mano del rey de Assyria.
31. No oigáis á Ezechias, porque asi di-
ce el rey de Assyria : Dadme presente, y
salid á mi, y cada uno comerá de su vid,
y de su higuera, y cada uno beberá las
aguas de su pozo ;
82 Hasta que yo venga, y os llevo á una
tierra como la vuestra, tierra de grano
y de vino, tierra de pan y de vifias, tierra
de olivas, de aceite, y de miel, y viviréis
y no moriréis. No oigáis á Ezechias,
porque os engaña cuando dice : Jehova
nos librará,
83 ¿Han librando librado loe dioses de
las gentes cada uno á bvl tierra de la
mano del rey de Assyria?
84 ¿Dónde ettá el dios de Emath y de
Arphadf ¿Dónde está el dios de Sephar-
vaim, de Ana, y de Ha va? ¿Pudieron
estos librar á Samarla de mi mano ?
85 ¿ Qué dios de todos los dioses de las
provincias ha librado á su provincia de
mi mano, para que libre Jehova do mi
mano á Jerusalem r
SÜ Y el pueblo calló, que no le respon-
dieron palabra: porque habia manda-
miento del rey, el cual habia dicho: No
le respondáis.
37 Entonces vinieron Eliacim, htyo de
Hclcias, que era mayordomo, y Sobna el
escriba, y Joah, hijo de Aseph, can-
870
ciliar, á Ezechias -rasgadas sus vestidos,
y recitáronle las palabras de Rabsaces.
CAPITULO XIX.
El piado» Ezechias* afligido de las blasfemias de
Rabsaces es consolado por Isaías de parte de Dios, t
Sennacherib escribe d Eeechias carta» Heno» de ama-
noza» y de blasfemias, la* cuales ¿I-presenta delante
de Dios, y Dios le responde por Isaías consolándole
con grandes rúgalos y promesas de la victoria. Ú.
Aquella noche el ángel del Señor mata en el ejérci-
to de Sennacherib ciento y ochenta y cinco mü hom-
bres, y rettratle él de Judea es muerto de sus h(fosen
el templo de su dios.
Y COMO el rey Ezechias lo oyó, rom-
pió sus vestidos, y cubrióse de sa-
co, y entróse en la casa de Jehova.
2 Y envió á EHadm el mayordomo, y
á Sobna escriba, y áios ancianos de loa
sacerdotes vestidos de sacos, á Isaías
profeta, htyo de Amos,
8 Que le dijesen: Así dtyo Ezechias:
Este dia es día de angustia, y de repren- •
sion, y de blasfemia: porque los htfos
han venido hasta la rotura, y la- que pare
no tiene fherzas.
4 Quizá oirá Jehova tu Dios todas la»
palabras de Rabsaces, al cual .d rey do
los Assyrios su señor ha enviado parsv
injuriar al Dios vivo, y á reprender eom
palabras, las eualcs Jehova tu Dios ha
oido: por tanto alza oración per los rea-
tos qne aun se hallan.
5 Y vinieron los siervos del rey Eao-
chias á Isaías.
6 Y Isaías les respondió: Así diréis á
vuestro señor: Así dijo Jehova: No te-
mas por las palabras que has oido, con
los cuales me han blasfemado los siervos
del rey de Assyria.
7 He aquí, yo pongo en el «m espíritu,
y oirá rumor, y volverse ha á su tier-
ra: y yo haré que en su tierra caiga á
cuchillo.
8 Y volviendo Rabsaces halló al «y de
Assyria combatiendo á Lobnae porque
ya habia oído que se habla partido da
Lachis.
9 Y oyó decir de Tharaem rey de Etbio»
pia : He aquí que es salido para hacerte
guerra. Entonces él Volvió, y envió em-
bajadores á Ezechias, diciendo:
10 Asi diréis á Ezechias rey de Jada:
No te engañe tu Dios, en quien tú con-
fias para decir: Jerusalem no será en-
tregada en mano del rey de Assyria t
11 He aqpi,¿&has oído lo que han he-
cho los reyes do Assyria á todas las
tierras, destruyéndolas, ¿y has de eaea
par tú?
13 ¿Libráronlas los dioses de Jas |
II. DE LOS REYES.
cine mis pedrés dsstnryeron, <• e mwt,
Gasee* y Harán, y Reseeh, y les hijo» de
Edén, que citaban en Thalasaer?
13 ¿Dónde está el rey de Emath, el rey
de Arpbad, el rey do la ciudad de Sephar-
Yarm, de Ana, y de Ava?
14 Y tomó Ezeehias los cartas de mono
de los embajadores, y luego que las hu-
bo leida, sabio á la cosa de Jchova, y ex-
tendiólas Esechias delante de Jchova,
15 T oró Ezechias delante de Jehova,
diciendo: Jehova Dios de Israel, que
habitas mero los querubines, tú solo eres
Diosa todos los reinos de la tierra: tú
hiciste el cielo y la tierra.
Id Inclina, oh Jehova, tu orejo, y oye:
abre, oh Jehova, tus ojos, y mira, y oye
Ins palabras de Sennecberib, qne ha en-
viado á blasfemar al Dios vivo.
17 Es verdad, oh Jehova, que los reyes
de Assyría han destruido las gentes y.
sus tierras;
18 T que pusieron en el fuego á sus
dioses, por cuanto ellos no ermn dioses,
sino obra de manos de hombres, made-
ra, 6 piedra, y asi los destruyeron.
10 Ahora pees, oh Jehova, Dios nues-
tro, sálvanos, te suplico, de su mano,
para que sepan todos los reinos de la
tierra qne tú solo, Jehova, oro» Dios.
20 Entonces Isaías, hUo de Amos, envió
á Esechias, diciendo: Asi dijo Jehova
Dios de Israel : Lo qne me rogaste acer-
ca de Sennaeherib, rey de Assyria, he
oído.
21 Esta at la palabra que Jehova ha ha-
blado contra él: ¿Háte menospreciado?
¿Háte escarnecido, oh virgen, hija de
Sion? | Ha movido su esbesa detrás do
ti,h^deJer*saiein?
23 ¿A quién hss injuriado? ¿Y á quién
has blasfemador 4 Y coniza quién has
hablado alto, y has alnado en alto tus
ojos» Contra el Santo de IsraeL
23 Por mano de tus menssgeros has di-
cho injurias contra mi Señor, y has di-
cho : Con la multitud de mis carros he
subido á las cumbres de los montes, á
las cuestas del Líbano, y cortaré sus al-
tos cedros, sus hayas escogidas: y en-
traré á la morada de su término, al mon-
te de su Carmelo.
24 Yo he cavado, y bebido las aguas
ageuas, y he secado con las plantas de
ais pies todos los rice da los pueblos,
sobre los cuales yo he puesto cerco.
25 ¿Nunca has oido, que de luengo
ÜMBna Je June ts* y de diss antiguos la
he formado? Y ahora la he hecho reñir,
y será para destrucción de ciudades fuer-
tes en montones de asolamiento.
26 Y sus moradores cortos de manos,
quebrantados, y confusos, serán yerba
del campo, legumbre verde: heno de
los tejados que antes que venga á madu-
rez es seco.
27 lo be sabido tu asentarte, tu salir, y
tu entrar, y tu furor contra mí.
28 Por cuanto te has airado contra mí,
y tu estruendo ha subido á mis oídos:
por tanto yo pondré mi ansuelo en tus
narices, y mi freno en tus labios, y yo te
haré volver por el camino por donde
veniste.
29 Y esto te tora por señal : Este ano
comerás lo que nacerá de suyo : y el se-
gundo ano lo que tornará á nacer de
suyo; y el tercer año haréis sementera,
y segaréis, y plantaréis viñas, y come-
réis el fruto de ellas.
80 Y lo que hubiere escapado* lo que
habrá quedado de la casa de Juda tor-
nará á echar náx hacia ahajo, y hará fru-
to hacia arriba.
81 Porque saldrán <J« Jerusalem resi-
duos, y cscapadura del monte de Sion:
el celo de Jehova de los ejércitos hará
esta
82 Por tanto Jehova dice asi del rey de
Assyria : El no entrará en esta ciudad,
ni echará saeta en ella : ni vendrá delan-
te de ella escudo: ni será echado contra
clin baluarte.
88 Por el camino que vino, se volverá,
y no entrará en esta ciudad, dice Jehova.
34 Porque yo ampararé a esta ciudad
para salvarlo, por amor de mi, y por
amor de David mi siervo.
85i S Y aconteció que la misma noche
salió el. ángel de Jehova, y hirió en el
campo de los Assyrios ciento y ochenta
y cinco mil hombros: y cerno se levanta-
ron por la mañana, he aquí los cuerpos
de los muertos.
86 Entonces Sennaeherib rey de Assy-
ria se partió, y se fué y tornó, y estúvo-
se en Ninive.
87 Y aconteció, que estando él adoran-
do en el templo do Nesroch 6U dios, A-
dramelech y Sarasar sus hijos le hirieron
á cuchillo : y hoyéronse á tierra de Ara-
rat, y reinó en su lugar Asar-hadon su
hijo.
CAPITULO XX.
Bifcrmmdo Bweehia* d lammri* fe <w mtaroodo te
vida d* qmimee a*«%* d* «ionoSt ««tal * Moa.
.871
II. DE LOS REYES.
ÍLB* reprendido loxnenamdo agriamente de Dio»
porelprojéta baiat, por haber entenado <i los em-
bajadores del rey de BabpUmki todo* mm tesoros: y
muerto sucede en él reino su hyo Manosees.
EN aquellos días Ezechias cayó enfer-
mo á la muerte ; y vino á él Isaías
profeta, htyo de Amos, y díjole : Johova
dice asi: Dispon de tu casa, porque has
de morir, y no vivirás.
2 El entonces volvió su rostro á la pa-
red, y oró á Jehova, y dtyo :
3 Ruégote oh Jehova, ruégote que hayas
memoria de que be andado delante de ti
en verdad, y en corazón perfecto : y que
he hecho las cosas que te agradan. Y
lloró Ezechias con gran lloro.
4 T antes que Isaías saliese hasta la
mitad del patio, fué palabra de Jehova ¿
Isaías, diciendo :
5 Vuelve, y di á Ezechias principe de
mi pueblo : Asi dice Jehova el Dios de
David tu padre: Yo he oido tu oración,
y he visto tus lágrimas: he aqui,ya te
sano : al tercero dia subirás á la casa de
Jehova.
6 T añadiré á tus días quince anos, y te
libraré á ti y á esta ciudad de maño del
rey de Assyria; y# ampararé esta ciudad
por amor de mí, y por amor de David
mi siervo,
7 T dfyo Isaías: Tomad masa de higos.
T tomándola; pusiéronla sobre la llaga,
y sanó.
8 Y Ezechias dijo á Isaías : ¿ Qué señal
tendré, de que Jehova me sanará, y que
al tercero dia subiré á la casa de Jehova?
9 T Isaías respondió : Esta señal tendrás
do Jehova, de que Jehova hará esto que
ha dicho: ¿Pasará la sombra adelante
diez irados, ó volverá oirás diez grados ?
10 Y Ezechias respondió : Fácil cosa ¿*
que la sombra decline diez grados : mas
que la sombra vuelva atrás diez grados.
11 Entonces el profeta Isaías clamó á
Jehova; y hizo volver la sombra por los
grados que habla descendido en el reloj
de Achaz diez grados atrás.
12 H En aquel tiempo envió Berodach-
baladan, htfo de Baladan, rey de Babylo-
nia, cartas y presentes á Ezechias, por-
que habla oido que Ezechias habia.caido
enfermo.
13 Y Ezechias los oyó, y mostróles toda
la casa de las cosas preciosas, plata, oro
y especiería, y preciosos ungüentos: y
la casa de sus armas, y todo lo que habla
en sus tesoros : nfagnnA cosa quedó, que
Ezechias no les mostrase, asi en su casa
como en todo su señorío.
872
14 Entonces el profeta Isaías vino al
rey Ezechias, y díjole: ¿Qué dijeron
aquellos varones, y de dónde vinieron
á tí ? Y Ezechias le respondió : De lejas
tierras han venido, de Babylonia.
15 Y él le volvió á decir: ¿Qué vieron
en tu casa? Y Ezechias respondió : Vie-
ron todo lo que habla en mi casa; nada
quedó en mis tesoros, que no les mos-
trase.
16 Entonces Isaías dtfo á Ezechias:
Oye palabra de Jehova :
17 He aqui, vienen dias, en -que todo lo
que está en tu casa, y todo lo que tus
padres han atesorado hasta boy, será lle-
vado á Babylonia, sin quedar nada, cUJo
Jehova.
18 Y de tus htyos, que saldrán de ti, y
habrás engendrado, tomarán, y serán
eunucos en el palacio del rey de Baby-
lonia.
19 Entonces Ezechias dijo á Isaías : La
palabra de Jehova, que has hablado, es
buena. Y dijo: ¿Mas no habrá paz y
verdad en mis dias ?
20 Lo demás de los hechos de Ezechias,
y toda su valentía, y como hizo el es-
tanque, y el conduto, y metió las aguas
en la ciudad, ¿no está escrito en el li-
bro do las crónicas de los reyes de
Jada?
21 Y durmió Ezechias con sus padres,
y reinó en su lugar Manasses su hfyo.
CAPITULO XXL
El impío Mámeme» instaura la idolatría en Jerum-
tem. 1L Por lo oual Dios amencmm 4 Jormelem y
d todo el reino de tal castigo como el que hizo sobre
Samaría. 111. Muerto Manaste» sucede en su lugar
Aman su hijo también impío, al cual, muerto por con~
juraciondelotsuwo^suoedeJosiassuhi/o.
DE doce afios era Maneases cuando
comenzó á reinar, y reinó en Jeru-
salem cincuenta y cinco afios: el nom-
bre de su madre /j^ Hapslba.
2 Y hizo lo malo en ojos de Jehova, se-
gún las abominaciones de las gentes que
Jehova habla echado delante de los hi-
jos de Israel.
3 Porque él volvió á edificar los altos
que Ezechias su padre habla derribado;
y levantó altares á Banal, y hizo bosque,
como habla hecho Achab rey de Israel ;
y adoró á todo el ejército del cielo, y
sirvió á aquellas cosas.
4 Asimismo edificó altares en la casa
de Jehova, de la oual Jehova habla dV
cho : To pondré mi nombre en Jeruaa-
lem.
6 Y edificó altares para todo al ejiroito
II. DE LOS REYES.
del délo en loe dos patios de la cata de
Jehova.
6 T pasó á su hijo por fuego, y miró en
tiempos, y fué agorero, y instituyó py-
tbones y adivinos, y multiplicó á hacer
lo malo en ojos de Jehova, para provo-
carle aira.
7 T puso una entalladura del bosque
que él habla hecho, en la casa de la cual
Jehova habla dicho á David, y á Salomón
su lujo: Yo pendré mi nombre perpe-
tuamente en esta casa, y en Jerusalem,
á la cual yo escogí de todas las tribus de
Israel:
8 T no volveré á hacer que el pié de Is-
rael sea movido de la tierra, que di á sus
padres, con tal que guarden, y hagan
conforme á todas las cosas que yo les he
mandado, y conforme á toda la ley que
mi siervo Moyses les mandó.
9 Has ellos no oyeron, y Maneases los
biso errar ¿ que hiciesen mas mal que
las gentes, que Jehova rayó de delante
de loe hyos de Israel.
10 í Y Jehova habló por mano de sus
siervos los profetas, diciendo:
11 Por cuanto Maneases rey de Jada ha
hecho estas abominaciones, y ha hecho
mas mal, que todo lo que hicieron los
Amorrheos, que fueron antes de él, y
también ha hecho pecar á Juda en sus
ídolos:
12 Por tanto así dfyo Jehova el Dios
de Israel : He aquí, yo traigo mal sobre
Jerusalem, y sobre Juda, que el que lo
oyere le retiñan ambas orejas.
13 T extenderé sobre Jerusalem el cor-
del de Samarla, y el plomo de la casa de
Achab: y yo limpiaré á Jerusalem, co-
mo quien limpia una escudilla, que des-
pués que la han limpiado, la vuelven so-
bre su has.
14 T desampararé los restos de mi he-
redad, y entregarlas he en manos de sus
enemigos, y serán para sacó, y para robo
á todos sus adversarios :
15 Por cuanto han hecho lo malo en
mis ojos, y me han provocado á ira, desde
el dia que sus padres salieron de Kgypto
hasta hoy. '
16 Allende de esto derramó Manasses
mucha sangre inocente en gran manera,
hasta henchir á Jerusalem de cabo á ca-
bo; ademas de su pecado con que biso
pecar á Juda para que hiciese lo malo en
ojos de Jehova.
17 Lo demás de los heehos de Manasses,
y todas las cosas que W*o, y su pecado
que pecó, ¿no está todo escrito en el
libro de la* crónicas de los reyes de
Juda?
18 T Y durmió Manasses con sus padres,
y fué sepultado en el huerto de su casa,
en el huerto de Osa, y reinó en su lugar
Amen su lrtjo.
19 De veinte y dos afios era Amon cuan*
do comenaó á reinar, y reinó dos anos
en Jerusalem. El nombre de su madre
fué Messalemeth, luja de Harus de Jo-
reba. *
90 Y hizo lo malo en ojos de Jehova,
como habla hecho Manasses su padre.
21 Y anduvo en todos los caminos en
que su padre anduvo : y sirvió á las in-
mundicias á las cuales habla servido su
padre, y á ellas adoró.
22 Y dejó á Jehova el Dios de sus pa-
dres, y no anduvo en el camino de Je-
hova.
23 Y conspiraron contra el los siervos
de Amon, y mataron al rey en su casa.
24 Y el pueblo de la tierra hirió á todos
los que hablan conspirado contra el rey
Amon, y puso el pueblo de la tierra por
rey en su lugar á Josias su lujo.
25 Lo demás de los hechos de Amon,
que biso, ¿no está todo escrito en el li-
bro de las crónicas de los reyes de Juda?
28 Y fué sepultado en su sepulcro en el
huerto de Osa: y reinó en su lugar Jo-
sias su hijo.
CAPITULÓ XXII.
SI piado» rey Josias hallado en el templo el ttbro dé
la ley, y conocido por él el coman error cuanto al
caito divino, hoce consultar d Uolda profetisa, la
cual denunciando d la ciudad y al reino extrema»
calamidades d cauja de sus idolatría», certifica al
rey que por su piedad no trian en sus dia*.
CUANDO Josias comenzó á reinar era
de ocho afios, y reinó en Jerusalem
treinta y un afios. El nombre desuma-
dre/W Idida, hija de Adaia de Besechat
2 Y hizo loque era recto en ojos de Je-
hova, y anduvo en todo el camino de
David su padre, sin apartarse ni á dies-
tra ni á siniestra.
3 A los diez y ocho afios del rey Josias,
aconteció que envió el rey á Saphan, hi-
jo de Azalia, lujo de Mesulam, escriba, á
la casa de Jehova* diciendo :
4 Vé á Heloisa gran sacerdote: que
cumpla el dinero que se ha metido en la
casa de Jehova, que han cogido del
pueblo las guardias de la puerta,
5 Y que lo pongan en manos de los que
hacen la obra, que tienen cargo de la ca-
sa de Jehova, y que lo entreguen á los
f78
II. DE LOS REYES.
que hacen la obm en la casa de Jehova,
para reparar las aberturas dé la eaaa:
6 A los carpinteros, á los maestros y
albaflilee, para comprar madera y piedra
de cantería, para reparar la casa.
7 T que no se les cuente ci dinero, qne
se les diere en poder, porque ellos nacen
con fidelidad.
8 T dfyo Helólas gran sacerdote, á Sa-
phan escriba: El libro de la ley he ha-
llado en la casa de Jehova. Y Helólas
dló el libro á Bapban, y leyólo.
9 T viniendo Saphan escriba al rey, dló
ai rey la respuesta, y dijo : Tus sierros
han juntado el dinero que se hallé en el
templo, y lo han entregado en poder de
los que hacen la obra, que tienen cargo
de la casa de Jehova.
10 Asimismo declaró al rey Saphan es-
criba, diciendo : Helcias el sacerdote me
ha dado un libro. Y leyólo Saphan de-
lante del rey.
11 Y cuando el rey oyó las palabras del
libro de la ley, rompió sus vestidos.
13 Y mandó el rey á Helcias el sacer-
dote, y á Ahicam, hijo de Saphan, y á
Achobor, hijo de Michaia, y á Saphan es-
criba, y á Ásala siervo del rey, diciendo :
13 Id, y preguntad á Jehova por mi, y
por el pueblo, por todo Juda, á cerca de
las palabras de este libro, que se ha ña-
uado : porque grande Ira de Jehova es
la que ha sido encendida contra noso-
tros; por cuanto nuestros padres no
oyeron las palabras de este libro, para
hacer conforme á todo lo qne nos rae
escrito.
14 Entonces fuá Helcias el sacerdote, y
Ahicam, y Achobor, y Saphan, y Ásala,
á Huida profetisa, muger de 8ellum, hi-
jo de Teeua, hijo de Arase, guarda de las
vestiduras, la cual moraba en Jerusalem
en la casa de la doctrina, y hablaron con
ella.
15 Y elU les dijo: Asi dtfo Jehova el
Dios de Israel: Decid al varón que os
envió á mi :
16 Asi dtyó Jehova: He aquí, yo traigo
mal sobre este lugar, y sobre los que en
él moran, tt d mber, todas las palabras
del libro que ha leído el rey de Juda :
17 Por cnanto me dejaron á mi, y que-
maron perfumes á dioses ágenos, provo-
cándome a ira en toda obra de sus ma-
nos ; y mi furor se ha encendido contra
este lugar, y no se apagara.
18 Has al rey de Juda, que os ha envia-
do par* que preguntaseis á Jehova, di-
974
reis asi : Asi dijo Jehova el Dios de Is-
rael: Jbr cuanto oiste las palabras ád
libro,
19 Y tu corazón se enterneció, y te hu-
millaste delante de Jehova, cuando oiste
lo que yo he pronunciado contra esto lu-
gar, y contra sus moradores, que serian
asolados y malditos ; y rompiste tus ves-
tidos, y lloraste en mi presencia, tam- '
bien yo te he oido, dice Jehova.
20 Por tanto he aquí, yo te apañaré con
tus padres, y tú seras apañado á tu se-
pulcro en paz: y no verán tus ojos todo
el mal, que yo traigo sobre este lugar.
Y ellos dieron al rey la respuesta.
CAPITULO ixm.
Joria* hecho leer publicamente ét ISbro de la ley, rr-
purpa el templo p toda la tierra ad del reino de fr-
raeleomo de Juda de toda idolatría, destruyendo
lo» ídolo» p tu» altare** p haciendo morir en toda»
parte» lo» tacerdoU» y ministro» de eUós. 11. Oeteont
la patena con todo el pueblo oon gran toammúfod
conforme d la lep. UI. Muero por mano dol rep de
Rgppto., y sucede en tu lugar Joacha* tu hijo* al
cual Pharaon quitó del reino, p puto en tu lugar d
Eliacim tu hermano.
ENTONCES el rey envió, y se junta-
ron á él todos los ancianos de Jnda
y de Jerusalem.
2 Y subió el rey á la casa de Jehova
con todos los varones de Juda, y con to-
dos los moradores de Jerusalem, con los
sacerdotes, y profetas, y con todo el pue-
blo, desde el mas chico hasta el grande,
y leyó, oyéndolo ellos, todas las palabras
del libro del concierto que habla sido
hallado en la casa de Jehova.
8 Y poniéndose el rey en pié junto á la
columna, hizo alianaa delante de Jeho-
va, que irían en pos de Jehova, y guar-
darían sus mandamientos, y sus testi-
monios, y sus estatutos can todo el co-
razón* y con toda el alma, y que cum-
plirían las palabras de la alianza que es-
taban escritas en aquel libro. Y todo el
pueblo confirmó el concierto.
4 Entonces el rey mandó á Helcias gran
sacerdote, y á los sacerdotes de la segun-
da orden, y á las guardias de la puerta,
que sacasen del templo de Jehova todos
los vasos, que hablan sido hechos para
Banal, y para el bosque, y para toda la
corte del cielo, y quemólos fuera de Je-
rusalem en el campo de Cedrón; y hizo
llevar los polvos de ellos á Beth-et
5 Y quitó los CamoreoS que hablan
puesto loe reyes de Juda, para que que-
masen perfumes en los altos en las ciu-
dades de Juda, y en los al derredoreé de
Jerusalem: y asimismo á lo* que que*
II. DE LOS REYES.
matan perfumes á Banal, al sol y á la
lona, y á los signos, y á todo el ejército
del cielo.
6 Asimismo hizo sacar el bosque fuera
de la casa de Jehova, y fuera de Jerasa»
lem al arroyo do Cedrón, y quemólo al
arroyo de Cedrón, y tornólo en polvo, y
echo" el polvo de él sobre los sepulcros
de los lujos del pueblo.
7 Asimismo derribó las casas de los
sodomiticos que estaban en la casa de
Jehova, en las cuales las mugeres tejían
pabellones para el bosque.
8 T hizo venir todos los sacerdotes de
las ciudades de Jada, y profanó los altos
donde los sacerdotes quemaban perfu-
mes, desde Gabaa hasta Beer-seba, T
derribó los altares de las puertas, y fot
que ataban á la entrada de la puerta de
Josué gobernador de la ciudad, y km que
miaban ¿ la mano izquierda á la puerta
de la ciudad :
9 Empero los sacerdotes de los altos no
subían al altar de Jehova en Jerusalem,
mas comían panes sin levadura entre sus
hermanos.
10 Asimismo profanó á Thopheth, que
era en el valle del htyo de Bnnom ; por-
que ninguno pasase su mjo ó su luja por
luego á Moloch.
11 Asimismo quitó los caballos que los
reyes de Juda hablan puesto al sol á la
entrada del templo de Jehova, en la eá-
mara de Nathan-melech eunuco, el cual
tenia cargo de los ejidos : y quemó a
fuego los carros del sol.
12 Asimismo derribó el rey los altares
que triaban sobre la techumbre de la sa-
la do Achaz, que los reyes de Juda ha-
blan hecho, y los altares que habla hecho
If anasses en los dos patios de la casa de
Jehova : y de allí corrió, y echó el pol-
vo en el arroyo de Cedrón.
13 Asimismo profeno el rey los altos,
que ataban delante de Jerusalem á la
manó derecha del monte dé la destruc-
ción, los cuales habla edificado Salomón
rey de Israel á Astharoth abominación
de los flidonlos, y á Chamos abomina-
ción de Mosto, y á Melchom, abominación
de los hijos de Ammon.
14 T quebró las estatuas, y taló los bos-
ques, y hinchió el lugar de ellos de hue-
sos de hombres.
15 Asimismo el altar q*e tttaba en Betfc-
el, y el alto que habla hecho Jeroboam,
hijo de Naba*, el que hizo pecar á IsraeL
aquel altar, y el alto, destruyó, y quemó
el alto, y «1 altar tomó en polvo, y puso
mego al bosque.
16 Y volvió Jesias, y vio los sepulcros
que ettaban allí en el monte, y envió, y
quitó los huesos de los sepulcros, y que-
mólos sobre el altar, para contaminarlo,
conforme á la palabra de Jehova, la cual
habla profetizado el varón de Dios que *
habla profetizado estos negocios»
17Y<u>: ¿Qué título es este que veo?
Y k* de la ciudad le respondieron: fisto
es el sepulcro del varón de DLoe, que vi-
no de Jada, y profetizó estas oosas que
tú has hecho sobre el altar de Bethfel
18 Y él dijo: Dejadle, ninguno mueva
sus huesos; y asi fueron escapados sus
huesos, y los huesos del profeta que ha-
bla venido de Samarla.
19 Finalmente todas las casas de loa al-
tos, que estaban en las ciudades de Sa-
marla, que hablan hecho los reyes de
Israel para provocar á Ira, Joslas las
quitó, y hizo de ellas, como habla hecho
enBeth-eL
20 Y mató sobre los altares á todos los
sacerdotes de los altos, que allí estaban,
y quemó sobre ellos los huesos de los
hombres, y volvióse á Jerusalem*
21 1Í Y mandó el rey 4 todo el pueblo,
diciendo: Haced la pascua á Jehova
vuestro Dios, conforme á lo que esta es-
crito en el libro de esta alianza»
22 No Até hecha tal pascua desde los
tiempos de los Jueces, que gobernaron
á Israel, ni en todos los tiempos de los
reyes de Israel* y de los reyes de Juda.
28 A los diez y ocho anos del rey Joslas
fué ¡íecha aquella pascua á Jehova en
Jerusalem.
24 Asimismo barrió Joslas los pyUío-
nes, adivinos, y theraphines, y todas las
abominaciones que se velan en la tierra
de Juda, y en Jerusalem, para cumplir
las palabras da la ley, que estaban escri-
tas en el libro que el sacerdote Heldas
habla hallado en la casa de Jehova-
25 No hubo tal rey antes de él, que u*i
se convirtiese á Jehova de todo su cora-
zón y de toda su alma, y de todas sus
fuerzas, conforme á toda la ley de Moy-
as*, ni después de él nadó otro taL
28 Con todo eso Jehova no se volvió de
la Ira de su gran furor, con que su ira se
habla encendido contra Juda,, por todas
las provocaciones con que Maneases le
habla provocado á ira,
27 Y djjo Jehova: También tengo de
quitar de mi presencia .á Juda, como
m
II. DE LOS REYES.
quité á Israel: y tengo de abominar á
esta ciudad, que habla escogido, á Jera*
salem, y á la casa de la cual yo habla di-
cho: Mi nombre será allí.
28 Lo demás de los hechos de Josias, y
todas las cosas que hizo, ¿ no está todo
escrito en el libro de las crónicas de los
reyes de Jnda?
29 f En aquellos días subió Pharaon
Nechao rey de Egypto, contra el rey de
Assyria al rio de Eufrates, y salió contra
él el rey Josias, y él, luego que le vio,
matóle en Mageddo.
80 T sus sierros le pusieron en un car-
ro, y trnjéronle muerto de Mageddo á
Jerusalem, y sepultáronle en su sepul-
cro. Entonces el pueblo de la tierra to-
mó á Joachaz, lujo de Josias, y ungié-
ronle : y pusiéronle por rey en lugar de
su padre.
81 Joachaz era de veinte y tres anos,
cuando comenzó á reinar, y reinó tres
meses en Jerusalem, el nombre de su
madre fué Amital, luja de Jeremías de
Lobna.
82 Este hizo lo malo en ojos de Jehova,
conforme á todas las cosas que sus pa-
dres hablan hecho.
38 Y echóle preso Pnaraon-nechao en
Rebla en la provincia de Emath, reinan-
do él en Jerusalem : y impuso de pena
sobre la tierra den talentos de plata, y
uno de oro.
84 Entonces Pharaon-nechao puso por
rey á Eliadm, lujo de Josias, en lugar de
Josias su padre, y mudóle el nombre, y
üamdU Joacim : y tomó á Joachaz y lle-
vóle á Egypto,. y murió allá.
85 T Joacim pago á Pharaon la plata y
el oro: y hizo apreciar la tierra para dar
e$U dinero conforme al mandamiento de
Pharaon, sacando de cada uno, según la
estimación de fu hacienda, la plata y oro
de todo el pueblo de la tierra para dar á
Pharaon-nechao.
86 De veinte y cinco anos era Joacim
cuando comenzó á reinar, y once anos
reinó en Jerusalem, el nombre de su ma-
dre fué Zebuda, hija de Phadaia de Ruma.
87 Este hizo lo malo en ojos de Jehova,
conforme á todas las cosas que sus pa-
dres hablan hecha
CAPITULO XXTV.
Demrmmanao Dio» do destruir «f remo de Juda por
mm puado* fe emoim mmmigot toww, JI.Mweri*
EUacimu qm era Joacim, tmoede Joachin m mje
molo como ou padre. nLElreyde Bobolemaoiene
oobre Jtrwalem, o turma «f templo o la cimdod, o
¡tova coMtim» al w«m toda m/m*Oto,w troojMc-
87*
taenfífúmhm'md tomo <! pmoio, mo dejoméo fu fa
tierra ma» de lo» pobres, dejando d Sedéela» tio de
Joachin en m tapar, el euatte rebelé aireo do Bo-
EN su tiempo subió Nabuchodono-
sor rey de Babylonia, al cual Joacim
sirvió tres años, y volvió, y se rebeló
contra él.
2 Y Jehova envió contra él ejércitos de
Chaldeos, y ejércitos de Syros, y ejérci-
tos de Moabltas, y ejércitos de Ammo-
nitas : los cuales él envió contra Jada,
para qne la destruyesen, conforme á la
palabra de Jehova, que habla hablado
por sus siervos los profetas.
8 Ciertamente esto fué contra Jnda por
dicho de Jehova, para quitarla de delante
de bu presencia, por los pecados de Ma-
neases, conforme á todo lo que hizo.
4 Asimismo por la sangre inocente, qne
derramó, que hinchió á Jerusalem de
sangre inocente: por tanto Jehova no
quiso perdonar.
5 Lo demás de los hechos de Joacim,
y todas las cosas que hizo, ¿no está es*
crito en el libro de las crónicas de los
reyes de Jada?
6 T durmió Joacim con sus padres, y
reinó en sn lugar Joachin su lujo.
7 Y nunca mas el rey de Egypto salió
de su tierra: porque el rey de Babylonia
le tomó todo lo qne era suyo, desde el
rio de Egypto hasta el rio Eufrates.
8 De diez y ocho anos era Joachin
cuando comenzó á reinar, y reinó en Je-
rusalem tres meses. El nombre de su
madre fué Nehusta, htya de Elnathan de
Jerusalem.
0 T hizo lo malo en ojos de Jehova,
conforme á todas las cosas que habla
hecho su padre.
10 Tí En aquel tiempo subieron los sier-
vos de Nabuchodonosor rey de Babylo-
nia contra Jerusalem, y la ciudad fué
cercada.
11 T vino también Nabuchodonosor
rey de Babylonia contra la ciudad, y sus
siervos la tenían cercada.
12 Entonces salió Joachin rey de Jnda
al rey de Babylonia, él y su madre, y sus
siervos, y sus principes, y sus eunucos»
Y el rey de Babylonia le tomó en el oc-
tavo ano de su reino.
18 T sacó de allá todos los tesoros de
la casa de Jehova, y loe tesoros de la ca-
sa real, y quebró en piezas todos los va-
sos de oro que habla hecho Salomón rey
de Israel en la casa de Jehova, como Je-
hova habla dicho.
II. DE LOS REYES.
14 T llevó curtiros á toda Jerusalem, á
todos los principes, y 4 todos los hombres
valientes, dies mil cautivos : asimismo á
todos los oficiales, y cerrajeros, que no
quedó nadie, sino fué la pobrexa del pue-
blo de la tierra.
15 Asimismo trasportó á Joachin á
Babylonla, y á la madre del rey, y á las
mugares del rey,y á sus eunucos, y á los
poderosos de la tierra, los llevó cautivos
de Jerusalem en Babylonla.
16 A todos los nombres de guerra qme
JUetvn siete mil, y á los oficiales y cerra-
jcroe que fueron mil, y á todos los Tallen*
tes que nadan la guerra, Jlevó cautivo*
el rey de Babylonla.
17 T el rey de Babylonla puso por rey
á Métanlas su tio en su lugar, y mudóle
el nombre, y Uámole Sedéelas.
18 De veinte y un ano era Sedeólas,
cuando comentó á reinar, y reinó en Je-
rusalem once anos, el nombre de su,
madre fué Amital, mja de Jeremías de
Lobna.
19 T hizo lo malo en ojos de Jehova,
conforme á todo lo que habla hecho Joa-
clm.
20 Porque la ira de Jehova era contra
Jorusatem y Juda; hasta que los echó de
delante de su presencia. Y Sedéelas se
rebeló contra el rey de Babylonla.
CAPITULO XXV.
XI rey de Babyhnia tama eegumdm vea djtrmntem :
prende d Sedeeia» y degüella á rnm hijo» delante de
mu ojo», y deepue» $e lo» «acá, y emi ciego y aprisio-
nado, te hace llevar é Babylonia. 1L Xdbmmrda*
capitán de su gmardia vuelve dude apoco, y quema
la ciudad y «í templo» y derriba tos muro», y tras-
porta en Babylonia todo él vulgo que había quedado
en la ciudad, de la» caatévidades patada», con todo
el metal de lo» va*o» del templo. UJ, Sobre el vulgo
de la tierra pone d OodoUas, al cual Ismael mata,
y trasporta d todo el pueblo en Egypto, de miedo de
lo» Chaldeo». IV. Joachin o» aliviado en »u cauti-
verio del rey de Babylonia.
Y ACONTECIÓ á los nueve anos de
su reino, en el mes décimo, á los
dies del mes, que Nabuchodonosor rey
de Babylonla vino con todo su ejército
contra Jerusalem : y cercóla, y levanta-
ron contra ella ingenios al derredor.
2 T estuvo la ciudad cercada hasta el
onceno ano del rey Sedéelas.
8 A los nueve del mes la hambre pre-
valeció en la dudad, que no hubo pan
para el pueblo de la tierra.
4 Abierta ya la dudad, huyeron de no-
che todos los hombres de guerra por d
camino de la puerta que estaba entre los
dos muros, junto á los huertos dd rey,
ustsado los Chaideoi Al rededor do la
dudad ; y al rey se »é camino déla eam»
pana.
5 T el ejército de los Chaldeos siguió
al rey, y tomóle en las campanas de Je-
rlcho, habiéndose esparcido de él todo
su ejército.
6 Y d rey tomado, trujéronle al rey de
Babylonla á Rebla, y hablaron con él
j nidos.
7 Y degollaron á los hijos de 8ededas
en su presencia, y á Sedéelas quebraron
los ojos, y atado con 4o* cadenas llevá-
ronle á Babylonla.
8 í En el mes quinto á los siete dd
mes que era d año de dies y nueve
de Nabuchodonosor rey de Babylonia,
vino á Jerusalem Nabnaerdan, capitán
de los de la guardia, siervo dd rey de
Babylonla.
9 Y quemó la casa de Jehova, y la ca-
sa del rey, y todas las essas de Jerusa-
lem : y todas las casas de los principales
quemó á fuego.
10 Y todo d ejército de loe Chaldeos
que estaba con el capitán de la guardia
derribó los muros de Jerusalem d der-
redor.
11 Y á los del pueblo que hablan que-
dado en la dudad, y á los que se hablan
juntado d rey de Babylonla, y á loa que
hablan quedado del vulgo, Nabuzardan
capitán de los de la guardia los trasportó.
12 Mas de la pobreza de la tierra dejo
Nabuzardan capitán de los de la guardia,
para que labrasen las vinas y las tierras.
13 Y las columnas de metal, que esto-
fa» en la casa de Jehova, y las basas, y
el mar de metal que estaba en la casa de
Jehova quebraron los Chaldeos, y d me-
tal de ello llevaron á Babylonla.
14 Los calderos también, y los badiles,
y los salterios, y los cucharones, y todos
los vasos de metal con que servían, lle-
varon.
15 Y los incensarlos, y los lebrillos ; los
que de oro, de oro ; y los que de plata,
de plata; iodo lo llevó d capitán de los
de la guardia :
16 Las dos columnas, un mar, y las ba-
sas, que Salomón habla hecho para la
casa de Jehova, no Babia peso de todos
estos vasos.
17 La dtura de la una columna era de
diez y ocho codos, y tenia encima un
capitd de metal, y la altura dd capitel
era de tres codos: y sobre d capitd ba-
hía un enredado, y una* granadas d der-
redor, todo de metal, j semejante cora
m
I. DE LAS CRÓNICAS.
habla en la otra columna con el enro-
dado.
18 Asimismo tomó el capitán de los de
la guardia á Saralás primer sacerdote, y
á Bophonias segundo sacerdote, y tres
guardas de la bajillo.
19 Y de la dudad tomó un eunuco, el
cual era maestre de campo, y cinco va-
rones de los continuos del rey que se ha-
llaron en la ciudad, y al escriba principe
del ejército, que hacia la gente de la
tierra, con sesenta varones del pueblo
de la tierra que se hallaron en la ciu-
dad.
20 Estos tomó Nabuzardan capitán de
los de la guardia, y llevólos á Rebla al
rey de Babylonia.
91 T el rey de Babylonia los hirió, y
mató en Rebla en tierra de Emath: y asi
pasó Jnda de sobre su tierra.
23 % Y al pueblo que Nabuchodonosor
rey de Babylonia dejó en tierra de Juda,
puso por gobernador á Godolias, hijo de
Abicam, htyo de Saphan.
28 T oyendo todos los principes del
ejército, ellos y los varones, que el rey
de Babylonia habla puesto por goberna-
dor á Godolias, viniéronse á Godolias en
Kaspha, es d saber, Ismael, hijo de Na-
Inanias, y Johannan, hijo de Caree, y 8a*
raias, hijo de Thanehumet Netbophathi*
ta, y Jezonias, hijo de Maachati, ellos
con los suyos.
24 Y Godolias les hizo juramento, &
ellos y á los suyos, y dijoles : No hayáis
temor de los siervos de loe Chaldeos:
habitad en la tierra, y servid al rey de
Babylonia, y habréis bien.
25 Y en el mes séptimo vino Ismael,
htyo de Nathanias, hijo de Elisama de la
simiente real, y diez varones con él, y hi-
rieron á Godolias, y murió, y también á
los Judíos y Chaldeos que estaban con
él en Maspha.
26 Entonces levantándose todo el pue-
blo, desde el menor hasta el mayor,
con los capitanes del ejército, fueron-
se á Egypto%por temor de los Chal-
deos.
27 % Y aconteció á los treinta y siete
años de la transmigración de Joacntn
rey de Juda, en el mes doceno, á los
veinte y siete del mes, que Evil-mero-
dach rey de Babylonia, en el primer afio
de su reino, levantó la cabeza de Joa-
chin rey de Juda, sacándole de la casa de
la cárcel;
28 Y hablóle bien, y puso su asiento
sobre el asiento de los reyes que con él
estaban en Babylonia.
29 Y mudóle los vestidos de su prisión,
y comió delante de él continuamente
todos los dias de su vida.
30 Y hacíale dar el rey su comida con-
tinuamente, cada cosa en su tiempo, to-
dos los dias de su vida.
LIBRO PRIMERO DE LAS
CRÓNICAS.
CAPITULO L
La genealogía y descendencia de divertas naciones
desde Adam hasta Abrakam. II. La genealogía
de Ismael hijo de Abraham. ni. La de Ktctu hijo
de Isaac y lot reyet y duque* de Mantea qm deseen»
dterondeéL
ADAM, Seth, Enos,
2 Calnan, Malaleel, Jared,
8 Henoch, Mathnsalem, Lamech,
4 Noe, Sem, Cbaní, y Japbet,
6 Loe hijos de Japhet fueron Gomer,
Magog, Madal, Javan, Tbubal, aíosoc, y
Thiras.
6 Los hijos de Gomer fueron Aaceuez,
Riphath, y Tbogorma.
7 Los hijos de Javan: Elisa, Tharais,
Cethim, y Dodaalnv
8 Los htyos de Cbam: Chus, Misraim,
Phut, y Cbauaan. !
9 Los lujos de Chus: Baba, Hevila, Sa-
batha, Regma, y Babathacba. Y los hi-
jos de Begma: Baba y Dadan.
10 Chus engendró á Nimrod: este- co-
menzó á ser poderoso en la tierra.
11 Misraim engendró i Ludlm, Ana-
mim, Laabim, Nephtuim,
12 Phetruslm, y Casluhn ; de estos sa-
lieron los Phillstheos, y los Caphtoreos.
18 Chanaan engendró á Bidón su pri-
mogénito;
14 Y al Hettheo, y al Jebuseo, y al
Amorrheo, y al Gergfeseo ;
15 Y al Hereo, y al A»ceo, j al filnao ;
I. DE LAS CRÓNICAS.
16 AiAradeo, y al BamSreo, y al Ha-
macheo.
17 Los h^os de Sern fueron Elam, As-
sor, Arphaxad, Lud, Anuo, Húa, Huí,
Qether, y Mosoeh.
18 Arphaxad engendró á Sale, y Sale
engendró á Heber.
19 Y á Heber nacieron dos hflos: el
nombre del uno fué Phaleg, por cnanto
en sos días fué dividida la tierra, y el
nombre de su hermano fué Jectan,
20 Y Jectan engendro á Elmodad, 8a*
leph, Asartooth, Jare,
21 Ador&m, Uzal, Deda,
22 Hébal, Abimael, Saba,
28 Ophir, Heyila, y Jobab: }odos hfjos
de Jectan.
24 Sem, Arphaxad, Sale,
25 Heber, Phaleg, Bagan,
26 Serug, Nachor, Thare,
27 Y Abram, el cual es Abrabam.
)28 1 Los hijos de Abraham Jktro» Isaac
y Ismael.
' 29 Y estas aon sus descendencias : el prk
mogénlto de Ismael fué Nabajot : despue»
de él Cedar, Adbeel, Mobsam,
80 Masma, Dama, Massa, Hadad, Tbe-
ma, Jethnr, Napbis, y Coima. Batos
son los hijos de Ismael.
SI Y Cethura concubina de Abraham
parió á Zamram, Jecsan, Madan, Ma*
dian, Jesboe, y á Seo.
82 Los mjos de Jecsan filero* Saba y
Dadan.
88 Los hijos de Madian: Bpha, Epher,
Henoch, Abida, y Eldaa, Todos estos
fueron hVoa.de Oethura.
84 Y Abrabam engendró á Isaac: y los
hijos de Isaac fueron Esan y Israel.
86 % Los h^Jos de Esan fueron EUphas,
Bahucl, Jehus, Jhelom, y Core.
86 Los hgos deEUphaz, Theman, Ornar,
Sephi, Gatham, Genes, Thernna, y Ama-
leen.
87 Los htyos de Rahue fueron Nahath,
Zare, flamma, y Mesa.
88 Los hijos de Btlr fueron Lotan, So-
ba], Sebeon, Ana, Dison, EBer, y Disan.
80 Los htyoa de Lotan: Hori, y Ho-
mam. Y Thcmna, fué hermana de Lotan.
4d Los htyos de ñobal fueron Atoan, Ma-
nahath, Ebat, Bephi y Onan. Los *4jos
de Sebeon, Aia y Ana.
41 Dison fuá bÁJo de Ana. LosfcQosde
toteonfueron Hamram, Bochan, Jetaran,
y Choran.
43 Los htfos de Ener: Bataam, Zoma, y
Aoan. LoslnjosdoDisan: HasyAram.
46 Y estos sos los reyes que reinaron
en la tierra de Edom, antes que reinase
rey sobre los hijos de Israel. Belah, hijo
de Beor: y el nombre de su ciudad fué
Denaba.
44 Y muerto Belah, reinó en su lugar
Jobab, htyo de Zaré de Bosra.
46 Y mustio Jobab, reiné en su lugar
Husam, de la tierra de los Themanos.
46 Muerto Husam, reinó en su lugar
Adad, m> de Badsd: este hirió á Ma-
dian en la campana de Moab : y el nom-
bre de su ciudad fué Aflth.
47 Muerto Adad, reiné en su lugar Bern-
ia de Moretea.
48 Muerto también Bernia, reiné en su
lugar Saúl de Rohoboth que eetá junto
al rio.
49 Y muerto Saúl, reinó en su logar
Bolanan, htjo de Achobor.
60 Y muerto Batanan, reinó en su lugar
Adar, el nombre de su ciudad JW Phan :
y el nombre de su muger fué Meetabel,
hija de Matred, y btfa de Mesaab.
61 Muerto Adar, sucedieron loe duques
en Edom: el duque Thamna, el duque
Alva, él duque Jetheth;
53 El duque Oollbam^el duqUe Ela, el
duque Phlnon; *
53 El duque Cenes, el duque Theman,
el duque Mabsar;
64 El duque Magdiel, el duque Hiram.
Eb tos fueron los duques de Edom.
CAPITULO n.
La oeneaJóaía y descendencias de JacobJt\fó de Isaac,
9 de Jmia tyo de Jacob.
"CASTOS eon los htfos de Israel: Rubén,
-s-i Simeón, Levi, Jada, Isachar, Zabu-
lón,
2 Bu*, Joseph, Ben-jamin, Nephthali,
Gad, y Asser.
8 Los bty08 de ¿ufa fueron Er, Onan, y
Sefcv. Estos tres le nacieron de la hija
de Sue Chananea, Y Er primogénito de
Jada, fué malo delante de Jehoya, y le
mató.
4 Y Thamar su nuera le parlo á Phares,
y á Zara; y osf todos los hQos de Juda
fueron cinco.
5 Los hijos dé Phares fueron Hesron,
y HamuL
6 Y los hijos de Zara fueron Zamrl,
Ettaa% Hernán, Ohsaehal^ y Dardo, todos
cinco.
7 Aenar^ft/hQode Chararf: este albo-
rotó á Israel, porque prevaricó en él ana-
«0 A
8 Asaría i
L DE LAS CRÓNICAS.
0 Los hijos (jiie nacieron á Hesron fue-'
ron Jerameel, Ram, y Calubai
10 Y Ram engendró á Amlnadab: y
Aminadab engendró á Nahasson princi-
pe de los htyos de Juda.
lt Y Nahasson engendró á Salma: y
Salina engendró á Booa.
12 Y Booa engendró á Obed: 7 Obed
engendró 4 laaL
13 Y Isa* engendró á Ellab su primo-
génito, y el segando Abinadab, el terce-
ro Samas, '
14 £1 cuarto Nathanaei, el quinto Badal,
15 El sexto Osen», el séptimo David :
16 Do los cuales Sarria y AWgail fueron
hermanas. Los hijos de Sarria fueron
tres, Abisal, Joab, y AsaeL
17 Ablgail engendró á Amasa, y sn pa-
dre filé Jether Ismaelita.
18 Caleb, hJjo de Hesron, engendró á
Jerioth de en muger Asaba. Y los h^os
de ella fueron Jaser, Sobad, y Ardon.
19 Y muerta Asaba, Caleb, tomó por
moger á Ephrata, la coal le parió á Hur.
20 Y Hur engendró á ürl: y Uri en-
gendró á BeseleeL
21 Después Hesron entró á la htf* de
Macbir padre de Galaad, la cual tomó
siendo él de sesenta aflbs : y ella le parió
áSegub.
22 Y Segnb engendró á Jair, este tuvo
veinte y tres cindades en la tierra de 6a-
23 Y Oessur y Aram tomaron las ciu-
dades de Jair de ellos, y á Cenath, y sus
aldeas, que fueron sesenta lugares. To-
dos estos fueron los hQos de Machir pa-
dre de Galaad.
24 Y muerto Hesron en Caleb de Epnra-
ta, Abia muger de Hesron le parió á
Ashur padre de Thecua.
25 Y los hijos de Jerameel primogénito
de Hesron fueron Bam, su primogénito,
Buna, Aran, Asom, y Achia.
26 Y tuvo Jerameel otra muger llama*
da Atara, qne fué madre de Onam.
27, Y los hijos de Bam primogénito de
Jerameel fueron Hoos, Jamin, y Acer.
28 Y los hijos de Onam fueron Semei y
Jadam. Los htios de 8emei:Nadab y
Abisur.
28 Y el nombre de la muger de Abisur
fuá Abihail, la cual le parió á Ahobbe, y
áMolid.
30 Yloshjjosde Nadab futren Saled y
Aphaim : y Saled murió sin htfos.
31 Y JesijWhyo de Aphaim: y Sesan mi
htyode Jes!; y Oholai fué tyjo de
32 Los M&os" de Jadol* hermana de Se*
mel, fueron Jether, y Jonathan : y murió
Jether sin htyos.
83 Y los hijos de Jonathan fueron Pha-
leth, y Ziza. Estos fueron los htyos de
JerameeL
84 Y Sesan no tuvo hijos, sino hfyss.
85 Y tuvo Sesan un siervo Egypcto lla-
mado Jeraa, al cual dio Sesan á su hfya
por muger : y ella le parió á Ethei.
36 Y Ethei engendró á Nathan: y Na-
than engendró á Zábad.
37 Y Zabad engendró 4 OpUal: y Oph-
lal engendró á Obed.
88 Y Obed engendró á Jehu: y Jehu
engendró á Asarlas.
89 Y Asarías engendró á Helles: y He*
lies engendró ácUssa,
40 Elasa engendró á Sisamoi: y 8isa-
moi engendró á Sellnm.
41 Y Sellom engendró álcamle; y Ioa-
mia engendró á EMsama.
42 Los hijos de Caleb hermano de Je-
rameel fueron. Mesa su primogénito;
trie te el padre-de Ztph; y de sus hijos
Maresa, padre de Hcbroo.
43 Y los htfos de Kebron fueron Core, y
Thaphua,yRecem, y Samma.
44 Y 8amma engendró á Baham padre
de Jercaam: y Becem engendró á Sam-
mal
45 Maon fué hfyo deSammal: yMaon
padre de Beth-aur.
46 Y Epha concubina de Caleb le parió
á Haram, y á Mesa, y á Geaez. Y Haram
engendró á Geaea.
47 Y los hijoe do Jahaddai fueron Re-
gotn, Joatham, Gesam, Pbelet, Epha, y
Saapb,
48 Maaoha coneublna de Caleb le parió
á Saber y á Tharana.
49 Y también le parió á flaaph padre de
Madmena, y á Sue padre de Machbena, y
padre de Gabaa. Y Acha fué lu> de
Caleb.
50 Estos fueron tes hijos de Caleb, hi-
jo de Hur, primogénito de Ephrata: So-
bal padre de Cariath'Jarim,
51 Salma padre de Beth-lehem, Hareph
padre de Beth-gader.
58 Y los htyos de Sobal padre de Ca-
riathjarim, el cual vela la mitad da
Hamenuhoth. *
53 Y ka familias de Cariath-Jarim /to-
ro* los Jothreos, y los Phatheos, y los
Samatheos, y los Masereos; de los cua-
les salieron los Sarsütas, y los Estaoütas.
54 Loe htfos de Salma; Mfcfebem y
I. DE LAS CRÓNICA*
losHétfcophftftfcHiffbitfiMfctw» tas bo-
ronas de la cu» de Joab, y de la mitad
de loe Manahtltas, loe Semitas.
55 Y las familias de loe escribas que
moraban en Jabee, fmron loe Thlratheos,
Simatheoe, Sucatheos; loe cuales*?* les
Clueca, que vinieron de Hemath, padre
de la casa de Rechab.
CAPITULO JTL
La genealogía de David 9 de Salomo*, g de Joeias
Ttffté Wt traML
ESTO8 son los lujos de David, que le
nacieron en Hebron: Ammon el pri-
mogénito, de Achinoam de Jezrael. £1
segundo, Daniel, de AMgell del Carmelo.
2 £1 tercero, Absalom, hyo de Ifaacha,
luje de Tnolmal rey de Gessur: el cua-
tro, Adonlas, hyo de Aggltb :
8 £1 quinto, 8aphatlas, de Abltbal: el
se?to, Jetbraham, de Egta su muger.
4 Estos seis le nacieron en Hebron,
donde reinó siete anos y seis meses : y
en Jerusalem reinó treinta y tres anos.
5 Estos cuatro le nacieron en Jerusa-
lem: Slmrnaa, Bobab, Nathen, y Salo-
món de Beth-sua, hya de Ammlel.
6 Y €tro$ nueTe; Jebaar, EHsama,
7 Elrphaletn, Noge, Nepbeg, Japhia,
8 Ensarna, Eltada, y £lipbalet
• Todos estos/turo* los hijos de David,
sin los bfyo» de las concubinas. Y Tha-
mxrfitá hermana de ellos.
10 Hijo de Salomón rae Roboam, cuyo
lujo fué Abia, cuyo lujo fué Asa, cuyo
lujo Alé Josaphat,
11 Cuyo htf© fué Jomm, cuyo lujo fué
Ochostas, cuyo hyo fué Joas,
13 Cuyo hijo fué Amasias, cuyo lujo
fué Asarlas, cuyo lujo rae Joatham,
18 Cuyo lujo fué Achas, euyo lujo fué
£zechias, cuyo lujo fué Manasses,
14 Cuyo lujo fué Amon, cuyo lujo fué
Josias.
15 Y los mjos de Josias fueron Joha-
nam su primogénito, el segundo Joacim,
el tercero Sedéelas, el cuarto SeUum.
16 Los mjos de Joacfan fueron Jecho-
nías su hijo, cuyo hijo fué Sedéelas.
17 Y los lujos de Jechonias Jbero» Asir,
•cuyo lujo fué Salathiel,
18 Melchtram, Pnadaia, Senneser, y Je-
ccmla, Hosama, y Nadabia.
Id Y los hyos de Phadaia fueron Zoro-
babel, y Semet Y los lujos de Zoroba-
bel fueron Mosollam, Hanantas, y Salo-
mKh su hermana;
88 Y Basaba, Ohol, Bsrnchtas,
días, y Josabhesed, todos ctooa
81 Los lujos deHanai)ta*Jto**Phal-
ttas, y Jesalas, lujo de Kaphalas, lujo de
Aman, lujo de Obdtas, lujo deséchenlas.
88 HJjo de Bóchenlas JW 8emeiss. Y
los hijos de Sometas fueron Harus, Je-
gaal, Barias, Naarias, Saphat, seis. Los
lujos de Naarias fmron estos tres, £hoe-
nat, Esechtas, y Esricam.
88 Los hUos de Elioeuel fmron estos
siete, Odutas, Ellesub, PMetae, Accnb,
Johanan, Dátalas, AnanL
CAPITULO IV.
Qeneotogtat de Jwta por atrae vio*. 1Z La gema-
LOS lujos de Juda/tore* Pitares, Hes-
ron, Carmi, Hur, y SobaL
2 YRatas,lujode 8obal,engendró á Ja-
hath; y Jabata engendró á Ahnmal, y á
Laad. Estas $on tas minutas de los Sa-
rathitas.
8 Y estas son las del padre de Etham ;
Jesrael, Jesema, y Jedebos. Y el nombre
de su hermane/W Asalsphnni
4 Y Pbanuel fni padre de Gedor; y
Ezér padre de Hoea, Estos fmron los
hijos de Hur primogénito de Epurata
padre de Beth-lehem.
5 Y Assur padre de Theoua turo dos
mugeres, *» á mber, Halan, y Naraa.
8 Y Naraa le parió i Oosmn, Hepher,
Themani, y Ahastari. Estos fkmvn los
hyos de NaanL
7 Y loe hyos de Halaajtoro» Sersth,
8abar, y Btbnan.
8 ítem, Coa engendró i Anob y á So-
boba, y la familia de Aharetiel, lujo de
Arutn.
0 Y Jabee fué mas filustre que sus her-
manos, al cual su madre llamó Jabee, di-
ciendo t Por cuanto yo le parí en dolor.
10 Y invocó Jabee al Dios de Israel, di-
etendo: 81 me dieres bendición, y ensan-
chares mi término, y si tu mano fuere
conmigo, y me librares de mal, que no
me duela. Y htao Dios que le viniese
lo que pidió.
11 Y Caleb hermano de Búa, engendró
i Machir, el cual fué padre de Esthon.
18 Y Esthon engendró á Beth-rapha, á
Phese, y á Teutona, padre de la ciudad
de Naas : estos *m los varones de Hecha.
18 Loe hijos de Cenes fueron Othonlel,
y Baratas. Los hyos de Othonlel, Ha-
thath,
14 Y Maouathi, el cual engendró á
Optara: y Baratas engendró á Joab, pa-
dre de Genharassim, porque fueron ar-
tÜAM. Digitizedby VjOOQIC
881
h DR LAS CRÓNICAS,
1é Loe feUoe de Caleb, htfo de Jephone,
Jtocro* Hhr, Ela,y Naham: y h#o de
Ela fué Cenez.
16 Los hijos de Jalaleel fueron Ziph,
Zipbas, Tbirtas y AsraeL
17 Y loe lujos de Esra fueron Jether,
Mered, Epher, y Jalón ; también engen-
dró á Marta, y á Seminal, y á Jesba pa-
dre de Esthama
18 Y en mnger, Judaia le parió á Jared
padre de Gedor, y 4 Heber padre de 8o-
cho, y á Jecutbiel padre de Zaneo. Estos
fueron los bljos de Bethla, luja de Pha-
raon, con la cual casó Mered.
19 Y los h^os de la- muger de Odia»,
hermana de Nathan, padre de Celia, fae-
tón Gami, Esthemo el de Machati.
20 ítem, los lujos de Simón fueron Am-
non y Rlnna, btyo de Hanan, y Tbilon.
Y los hijos de Jesi fueron Zobetb y Ben-
soneto.
21 Los hijos de Sel*, bijo de Juda, fue-
ron Er, padre de Lecha, y Loada padre
de Mareas, y de la familia de la casa del
oficio del Uno en la casa de Asbea.
33 Y Joacim, y los Tarónos de Choceba,
y Joas, y Saroph, los cuales dominaron
en Moab, y Jasnbi-lahem, que son pala-
bras antiguas,
23 Estos fueron olleros, y moradores
de sembrados, y de cercados, los cuales
moraron allá con el rey en su obra.
-91 T Los hfyos de Simeón fueron Na-
muel, Jamln, Jarib, Zara, 8auL
95 También Sellum foé su hijo, Mabsan
su hyo, y Masma su htyo.
26 Loe hijos de Masma fueron Hamuel
su lujo, Zachur su b\)o, y Semci su hijo.
27 Lee htyos de Semei fueron Ules y
seis, y seis hijas; mas sus hermanos no
tuvieron muchos lujos, ni multiplicaron
toda su familia, como los hijos de Juda,
28 Y habitaron en Beer-eeba, y en Me-
lada, y en Hasar-subel,
29 Y en Bala, y en Ha**n,y en Tholad,
80 Y en Bathuel, y en Horma, y en Si-
celeg,
31 Y en Beth-marehaboth, y en Hasa-
rusim, y en Beth-berai, y en Saraim. Be-
tas fueron sus ciudades hasta el reino de
David.
82 Y sus aldeas fueron Etam, Aen,
Remmon, y Thaocbem, y Asan, cinco
pueblos :
83 Y todos sus villeges que estaban al
rededor de estas ciudades hasta Banal»
Esta fué sa habitación, y esta JW en
84 Ifoaobabt y Jamleen, y Sosias, lujo
de Amasias,
85 Joel, y Jehu, hijo de Josabias, hijo
de Saroias, hyo do Aziel,
36 Y EUoenei, Jacoba, Isuheia, Ásalas,
Adiel, Ismiel, Bonaias,
37 Y Zixa, mjodeSephei,mjo de Allon,
hyo de Idaias, lujo deSemri, hyo de 8a-
88 Estos por sus nombres son los prin-
cipales que vinieron en sus familias, y
que fueron multiplicados en multitud
en las casas de sus padres.
89 Y llegaron hasta la entrada de Ge-
dor habta el oriente del valle, buscando
pastos para sus ganados.
40 Y hallaron gruesos y buenos pastos,
y tierra ancha y espaciosa, y quieta y
reposada, porque ¡o» hijo* de Cham la
habitaban de antes.
41 Y estos, que han sido escritos por
nombres, vinieron en dias de Ezechias
rey de Juda, y hirieron sus tiendas y es-
táñelas que hallaron allí, y destruyéron-
los hasta boy; y habitaron allí en lugar
de ellos, por cuanto habla allí pastos pa-
ra sus ganados.
42 Y asimismo quinientos hombres de
ellos de los lujos de Simeón se fueron al
monte de Seir, llevando por capitanes á
Pbaltias, y á Naarias, y 4 Baphaias, y 4
Oziel, lujos de Jesi ;
48 Y hirieron á los restos que habían
quedado de Amalee, y habitaron alU
hoy.
CAPITULO V.
La fft**alogía, atiesto, 9 Jbt th AAm, f d« Ood, y
de la nerita triüm de Mángate».
Y LOS hijos de Rubén primogénito de
Israel, (porque él era el primogéni-
to, mas como contaminó el lecho de su
padre, sus primogeaituras fueron dadas
á los hijos de Joseph, hijo de Israel, y
no fué contado por primogénita
2 Poique Juda lúe el mayorazgo sobre
sus hermanos, y el principe de ellos : y
la prhnogenitura/u¿ de Joseph.)
8 Los hijos de Rubén, primogénito de
Israel, fueron Enech, Phallu, Earon, y
Carmí.
4 Los hijos de Joei fueron Sámalas su
hijo, Gog su hijo, Semei su hijo,
5 Micha su hijo, Reia su hijo, Bahal su
Wjo,
0 Beera su hijo, el cual fué trasportado
por Theglath-phalasar rey de los Assy-
rios. Este empifoolpsl de lee Rucanitas.
7 Y sus hermanos po> sus famil¿w,cnanr
h DE LA8 CRÓNICAS.
do sran contado* en un descendencia*,
tenían por principes á Jehiel y á Zacho-
rías.
8 T Bala, hijo de Asaz, h\)o de Samma,
hjjo de Joel, habitó en Aroer basta No-
do y Becl-meon.
9 Habitó también desde el oriente has-
ta la entrada del desierto, desde el rio
do Euphrates; porque tenían mochos
ganados en la tierra de Galaad.
10 X en los días de 8ani trajeron guer-
ra contra los Agarenos ; los cuales caye-
ron en sn mano, y ellos habitaron en sos
tiendas sobre toda la has oriental deta-
11 Y los tojos de Gad habitaron enfren-
te de eUes en la tierra de Basan hasta
Solea.
12 T el primogénito fué Joel, el segan-
do Saphan: y Janai y Saphat estuvieron
en Basan.
13 T sos hermanos según las lamillas
de sus padres fueron Michael, Mosollam,
Sebe, Jomi, Jachan, Zie, Heber, todos
siete.
14 Estos fueron los lujos de Abihail,
hijo de Hurí, lujo de Jara, lujo de Galaad,
lujo de Michael, hijo de Jes!, hijo de
Jeddo, lujo de Buz.
15 También Achí, hijo de Abdiel, lujo
de Guni,/W principal en la casa de ens
padres.
16 Los cuales habitaron en Galaad, en
Basan, y en sos aldeas, y en todos los
ejidos de Soron hasta salir de ellos.
17 Todos ellos fueron contados en dias
de Joatham rey de Juda, y en dias de
Jeroboam rey de Israel
18 Los htfofl de Rubén, y de Gad, y la
media tribu de Hanasses fueron valien-
tes hombres, hombres que tratan escudo
y espada, y que entesaban arco, diestros
en guerra, cuarenta y cuatro mil y siete-
cientos y sesenta que sallan en batalla.
19 Y tuvieron guerra con los Agarenos,
y Jethnr, y Napbis, y Nodab.
20 Y fueron ayudados contra ellos, y
los Agarenos se dieron en sus manos, y
todos los que eran con ellos, porque cla-
maron á Dios en la guerra, y fuéles favo-
rable, porque esperaron en él.
21 Y tomaron sus ganados, cincuenta
mil camellos, y doscientas y cincuenta
mil ovejas, dos mil asnos, y cien mil
personas.
33 Y cayeron muchos heridos, porque
,1a guerra era de Dios, y habitaron en sus
lugares naala la transmigración.
28 Y los hijos de la media, tribu de
Manasses habitaron en la tierra desdé
Basan hasta Bahal-hernion, y Sanir, y el
monte de Hermon, multiplicados en
gran manera.
24 Y estos fueron las cabezas de las ca-
sas de sus padres, Epher, Jesi, y Eliel,
Exriel, y Jeremías, y Odolas, y Jediel,
hombres valientes, y de esfuerzo, varo-
nes de nombres, y cabezas de las casas
de sus padres.
26 Mas se rebelaron contra el Dios de
sus padres, y fornicaron siguendo los
dioses de los pueblos de la tierra, á los
cuales Jehova habla quitado do delante
de ellos.
26 Por lo cual el Dios de Israel desper-
tó el espíritu de Phul rey de los Assy-
rios, y el espíritu de Theglath-phalasar
rey de los Assyrios, el cual trasportó á
los Rubenitas y Gaditas, y á la media
tribu de Manasses, y los llevó a Halan, y
á Habor, y á Ara, y al rio do Gozan has-
ta hoy.
CAPITULO VL
Lm pcMoIofta* d« Ltvi, sus/hmilhu ptl qfcio4*
eada/cuiiüia en el tertieio divino.
LOS hijos de Lev! fueron Gerson,
Caath y MerarL
2 Los hijos de Caath fueron Amram,
Isaar, Hebron, y OzieL
3 Los hijos de Amram fueron Aaron,
Moyses, y María. Los hijos de Aaron -
fueron Nadab, Abiu, Eleazar, y Ithamar.
4 Eleazar engendró i Phlnees, y Phi-
nees engendró á Abisue,
5 Y Abisue engendró á Bocel, y Bocel
engendró á Ozi,
6 Y Ozi engendró á Zaraias, y Zaraias
engendró á Meraiotb,
7 Y Meraioth engendró á Amarlas, y
Amarlas engendró á Achitob,
8 Y Achitob engendró á Sadoc, y Sadoc
engendró á Achimaas,
9 Y Achimaas engendró á Alarias, y
Azarias engendró á Johanan,
10 Y Johanan engendró á Azarias, el
que tuvo el sacerdocio en la casa que
Salomón edificó en Jerusalem,
11 Y Azarias engendró á Amarlas, y
Amarías engendró á Achitob,
12 Y Achitob engendró & Sadoc, y Sa-
doc engendró á Sellum,
13 Y Sellum engendró á Helcias, y Hel-
ólas engendró á Azarias,
14 Y Azarias engendró á Saralas, y 8a-
raias engendró á Josedec,
15 Y Josedec fué cuando Jehova tras-
I. DE LAS CRÓNICAS.
portó á Jada y á Jcrusalem por mano
de Natrachodonosor.
16 Asi que los lujos de Levi fueron Ger-
son, Caath, y Merari.
17 Y estos non los nombres de los hi[}08
de Gerson : Lobni, y Scmel.
18 Los hyos de Caath fueron Amram,
Isaar, Hebron y Ozlcl.
19 Los hijos de Merari fueron Moholl,
y MosL Estas ton las fámulas de Levi
según sus descendencias :
20 Gerson, Lobni su hijo, Jahath su hi-
jo, Zamma su lujo,
21 Joan su hijo, Addo su lujo, Zara su
hyo, Jethrai su hyo.
22 Los hyos*de C*a.ih fueron Amlnadab
su hijo, Core su hijo, Asir su hyo,
23 Elcana bu hyo, Abiasaph su hyo,
Asir su hyo,
24 Thahath su hyo, üriel su hyo, Oria
bu hyo, y Saúl su hyo.
25 Los hyos de Elcana fueron Amasa!,
Achimoth, y Elcana.
26 Los hyos de "ELcaxaifueron Sophai su
hyo, Nahath su hijo,
27 Ellab su hyo, Jeroham su lujo, El-
cana su hyo.
28 Los hyos de Samuel, el primogénito
Vasscnl, y Ablas.
29 Los hyos de Merari fueron Mocholi,
Lobni su lujo, Semei su hyo, Oza su
hijo,
90 Samaa su hyo, Haggia bu hyo, Ásala
bu hyo.
81 T estos son á los que David dio car-
go de las cosas de la música de la casa
de Jehova, después que el arca tuyo re-
poso:
82 Los cuales servían delante de la
tienda del tabernáculo del testimonio
en cantares, hasta que Salomón edificó
la casa de Jehova en Jerusalem : y estu-
vieron en bu ministerio según bu cos-
tumbre.
88 T estos y sus hyos asistían : Be los
hyos de Caath, Hernán cantor, hyo de
Joel, hyo de Samuel,
84 Hyo de Elcana, hyo de Jeroham,
hyo de Eliel, hyo de Tholu,
85 Hyo de Suph, hyo de Elcana, hyo
de Mahath, hyo de Amasa!,
86 Hyo de Elcana, hijo de Joel, hyo de
Asarlas, hijo de 8ophonÍas,
87 Hijo de Thahath, hyo de Asir, hyo
de Abiasaph, lujo de Core,
88 Hyo de Isaar, hyo de Caath, lujo de
Lev!, hyo de Israel.
89 T su hermano Asaph, el cual estaba
884
á su mano derecha. Asaph, hyo de Bara-
chias, lujo de Samaa,
40 Hyo de Mlchael, hyo de Báselas, hi-
jo de Melchias,
41 Hyo de Athanai, hyo de Zara, lujo
de Adala, *
42 Hyo de Ethan, lujo de Zamma, lujo
de Semei,
48 Hyo de Geth, hyo de Gerson, hyo
de Levi.
44 Mas los hyos de Merari sus herma-
nos estaban á la mano siniestra, ctú sa-
ber, Ethan, hyo de Cusi, hyo de Abdi, hi-
jo de Maloch,
45 Hijo de Hasabias, hyo de Amasias,
hyo de Helcias,
46 Hyo de Amasa!, lujo de Boni, hyo
de Somer,
47 Hijo de Moholl, hyo de Musí, hyo
de Merari, hyo de Levi.
48 Y sus hermanos los Levitas fueron
puestos sobre todo el ministerio del ta-
bernáculo de la casa de Dios.
49 Mas Aaron y sus hyos hadan perfu-
me sobre el altar del holocausto, y so-
bre el altar del perfume, en toda la obra
del lugar santísimo, y para hacer las ex-
piaciones sobre Israel, conforme á todo
lo que Moyses siervo de Dios habla man-
dado.
50 Y los hyos de Aaron ton estos : Elea- •
zar bu hyo, Phinees su lujo, Ablsue su
hijo,
51 Bocel su lujo, Ori su lujo, Zaraias
su hyo,
52 Meraioth su lujo, Amarlas bu lujo,
Achitob su lujo,
53 Sadoc su hyo, Achimaas su lujo.
54 Y estas mm sos habitaciones por sus
palacios y en sus términos, de los lujos
de Aaron por las lamillas de los Caathl-
tas : porque de ellos fué la suerte.
55 Que les dieron á Hebron en tierra
de Juda, y sus ejidos al rededor de ella:
56 Mas la tierra de la ciudad y sus al-
deas dieron á Caleb, hyo de Jephone.
57 Y á los hyos de Aaron dieron las
ciudades de Juda de acogimiento, et á
saber, á Hebron, y á Lobna con sus eji-
dos,
58 A Jethcr y Esthemo, con sus ejido*»
y á Helon con sus ejidos, y á Dabir con
sus ejidos,
59 A Asan con sus ejidos, y á Beth-sa-
mes con sus ejidos.
60 Y de la tribu de Ben-jamin, á Gabeo
con sus ejidos, y á Almath con bus eji-
dos, y á Anainoíb con ana ejidos, To-
l »iiüx& <moms¿s;
dad su* chHbdee/um» trae* ciudades,
por nt lioagea,
61 A los hijos do Caath, que quedaron
de su paténtela, diem» diez ciudades de
la media tribu de Mauaasea por suerte.
69 T é los bUos de Gflrsou por sus 11-
nages dieron de la tribu de JsacbaJV 7 &*
^a tribu d* Aastovy de la tribu de Neph-
thali, y de la tribu de Mamases es Basan
tjnec* ciudades.
63 Y a los hyos de Merari por sus Una*
gen, de la tribu de Suben, y de la tribu
do Gad, y de la tribu de Zabulón por
suerte doce ciudades.
64 Y dieron los hyos de Israel 4 loe Le-
vitas ciudades coa sus ejidos»
65 Y dieron por suerte de la tribu de
los hijos de Juda, y de la tribu de los hi-
joa de Simeón* y de la tribu de los hijo»
de Benjamín las ciudades que nombra-
ron por sus nombres.
66 Y á los llnagcs de los mjos de Caath
dieron ciudades con sus términos de la
tribu de Ephrslm»
67 Y dieronles las ciudades de acogi-
miento, 4 Slcbem con sus ejidos en ai
monte de Eptootm* y i Gane* oo* aun
ejidos.
68 Y 4 Jecaaeem con sus ejidos, y 4
Beth-oron con sus ejidos,
69 Y á Ajalon con sus ejidos, y 4 Geth-
remmon con sus ejidos.
70, Pe la media tribu do Maneases, á
Anee con sus ejidos, 4 Balaam con sus
ejidos, para los dei linage de los htyjs de
Caatfc, quehaWan quedado.
71 Y á los lujos de Oerson, de la lamilla
de la media- tribu de Jianaases, 4 Gal-
lón en Basan con sus ejidos* j á Astha-
roth con sus ejidos. '
73.Y de la tribu da Isacfiar, 4 Cedas
con sus ejidos» á Dahcreth con sus ejidos,
73 Y á ^Ramath con sus ejidos, y 4
Anem con sus ejido*.
74 Y de la tribu de Asaer, á Masal con,
aus ejidos, y á Andón con sus ejidos,
75 Y á Hacoc con sus ejidos, y 4Bohob
con sus ejidos*
76 Y de la tribu de Nephthali, 4 Ce-
des en Galilea con sus ejidos, á Hamon
con sus eji4os, á Cariath-jarim con sus
ejidos.
77 Y ales hijos de Merari, que habían
quedado, dieron de la tribu de Zabulón 4
Bemmono con sus ejidos, y 4 Thabor con
sus ejidos.
78 Y de la otra parte del Jordán de Jc-
richo, al oriente 4o1 JWiPh 4&** d© la
8pan. ' " ¿o" ' ' ' " *
tribu de Úntele, Bojear ¡en, el desteto
eon sus ejidos, y 4 Jasa* con aus ejidos, >
7» Y 4 CademoU* con sus ejide^ y 4
Mepbaath con sus ejidos,
80 Y de la tribu de Gad, 4 Bamoth en
Gaiaad eon ana ejidoa^y 4 Mabanai» con
sus ejidos,
81 Y 4 ¡Besebou con aas ejidos, y 4 Je*
zer con sus ejidos.
OAÍTÍÜLO Ttt .
JBat **Méi*9Um de Jtooftat, *m\fmtht, Mfktm
LOS lujos de Isachar fueron Thola,
Puna, Jasub, y SUnerón, cuatro.
2LosfcyoadeTaola; Ozt, ¿aphajas, Je»
riel, Jemal, Jebsem, y 8ain,uel) • cabezas
en las fámulas de sus padres. De Thola
fueron contados por sus linagea en el
tiempo de David, veinte y dos mil y seis-
cientos varone* valerosas de esfuerzo*
3 Hijo de Oxi fuá Izrahias: y los hijos
de IzrahJas/wrpn Kicbael, Obadias, Joel^
y Jesias, todos cinco príncipes.
4 Y habkt eon ellos cu sus linagea por
las familias de sus padrea treinta y seis
mil hombree de guerra: porque tuviera»;
muchas mugeres y lujos.
5. Y sus hermanos por todas las ¿mi-
lias de Isachar eran, contados, todos por
sus genealogías, ochenta y siete mil boa*
bree valientes de esfuerza
6 Loe hyos de Bcn-jamin/ueren tres, Be?
la, Beohor, j Jadiel
7 Los hijos de Bela fueron flsbon, Ozi,
Qziei, Jerimotfc y Ural, cinco cabezas de
casas ge linages» hombree valientes da
esfuerzo. Y de su Ünage fueron conta-
dos veinte y dos mil y treinta y cuairew
8 Los hijos da Becbor fueron Zamiru,
Joa% pliezer, Éliocnai, Amri, Jarimotn,
Abias, Anathoth, y Almath, todos estos
fueron hyos do Bechor,
9 Y cuando fueron contados por sus
descendencias, por sus linagea, los que
eran cabezas de sus familias» veinte mil
y doscientos hombree valientes de as*
fuerzo.
10 Btfode Jadinel fud Balan ; y los hi-
jos de Balan, Jehus, Benjamín, Ao*\
Cnanaana, Zethanv Tboraia, y Ahi«sahar.
11 Todos estos fueron hijos de Jadihel,
cabezas de familias, varonee valientes da
esfuerzo, diez y siete mil y doscientos
que «han 4 la guerra en batalla.
12 Y Sepham y Hapham, hijos de Hfar:
y Hasim, hyo de Ahcr.
13 Los h\jos de Nephthali./fc«*>» Jsaiel,
Guni, .Jftfejyy Sclluia, h«pa de Bala.
I. £>E LAS 0R¡ONI«ÁS:
'14 ftém,'lo*14)©» <*e Maneases /«aron
Esriel, el cual le parió su concubina la
Syta, la cual temblón le parió á Machir,
padre de Galaad.
"15 Y Mfec&lr tomó mugeres á Bapphlm,
f A Sapham, el cual turo una hermana
llamada Maacha. T el nombre del se-
gunda tñé BalphasA. T Balphead toro
hyas.
16 Y Maacfta muger de Maehir le parió
nnMiJo, y llamóle Fhares. Y el nombre
de su hermano fué Bares, cuyos lujos
ftteron TJlam, y Becem.
17 Hyo de TJlamyW Badán. Estos ./fce-
fon los lujos de Galaad, hijo de Maehir,
nffo de Hanasses.
18 T sn hermana Molehed parió á Is-
éhud, y á Abieaer, y á Monola.
19 Y los lujos de Remida fueron Ahin,
Sechem, Lccl, y Aniam.
'30 Los hyos de Ephrahn fueron Sutha-
la, Barcd sn hijo, Thahath su hijo, Elada
su hijo, Tháhath sn hijo,
"91 Zabad su hijo, y Suthala su lujo, Kzer
y Elad. Mas los hijos do Getta, naturales
c% aquella tierrazos mataron, porque
-vinieron á tomarles sus ganados.
~BS Y EpUralm su padre puso luto por
muchos días, y vinieron sus hermanos á
consolarle.
28 Y entrando él á su muger, efla con-
ctbW, $ parló un hijo al cual puso nom-
bre Beria; por cuanto habla estado en
dolor en su casa.
r^Yro hija fué Sara, la cual educó á
Beth-oron la baja y la alta, y á Oaen-
26 H\Jo de este fué Bapha, y Beseph, y
Vhale bu htyo, y Thaan su hQo,
20 Ladskn su hyo, Ammiud su hyo,
ffilsamasuhyo,
27 Nun su lujo, Josué su htyo.
28 Y su heredad y habitación fué Beth-
el con sus aldeas ; y hacia el oriente No*
ron ; y á la> parte del occidente Gaser y
sus aldeas : asimismo Stebem con su*
aldeas, hasta Asa y bus aldeas.
- ÍÓT'á lá parte de los hijos deHenaases,
Beth-san con sus aldeas, Thanach con
sus aldeas, Mageddo con sus aldeas, Dor
con sus aldeas. En estas habitaron los
lujos de Joseph, lujo de Israel.
80 Los hijos de Asser fueron lamna,
Jcsua, Jesul, Baria, y su hermanastra,
: SI Los hyos de Baria fueron Hebcr, y
Melchlcl, el cual ftié padre de Bars&ith.
• 82 Y Heber engendró á Jepblat, Somer,
Hotham, y finaa hermana do ellos.
888
eS-Losh^oadeJeptó^t: Tbosocii,Cha-
maal, y Asoth, estos fueron los hyos de
Jepalat
34 Y los h^os do Somer: Ahi, Boaga,
Haba, y Aram.
35 Los hijos de Helem su hermano: 8u-
pha, Jarana, Selles, y AmaL
86 Los hijos de Suplía : flue, Hamaphet,
Saal, Beri, Juana,
87 Bosor, Hod, Samma, Salase, Jeth-
ran, y Bera¿
88 Les hijos de Jether: Jephonc, Phas-
phay Ara.
89 Y los hyos de TJlle: Arree, Haniel,
y Reala.
40 Todos estos frieron lujos de Asser,
caberas de familias de padres, eseogides,
poderosos en fuerzas, cabesos de princi-
pes ; y cuando fueron contados por sus
linages entre los hombres de guerra, el
número de ellos fué yetóte y seis mil va-
rones.
CAPITULO VITL
La genealogía de Ben-Jamin especificada coa uto* tf í-
Hptocía d tata del Unma* y tmttUm de SamL
BEN-JAMIN engendró á Bale su pri-
mogénito, Asbel el segundo, Abala
el tercero,
2 Nohaa el cuarto, y Bapua el quinto.
3 Y los hyos de Bale fueren Afldar, Cte-
ra, Ablud,
4 Ablsue, Naaman, Ahoe,
5 ítem, Gera, Sophuphan, y Huram.
6 Y estos ton los hyos de Ahod, y estos
ton las cabesas de padres que habitaran
en Gabaa, y fueron trasportados á Mana*
bath:
7 Jü4 mber, Nahaman, Achias, 7 Gera:
este los trasportó, y engendró á Osa, y
Ahihud.
8 T Saharalm engendró en la protincia
de Hoab, después que dejó á Husim y á
Bala que eran sus mugeres.
9 Y engendró de -Clnodes su muger á
Jóbafe, Seblas, Hosa, Molchom,
10 Jehus, Sechlas, y Merma. Estos son
sus hijos, cabesas de mmiHas.
11 Mas de Husim engendró á Abitob, y
á ElphaaL
Id Y los lujos de Elphaal Jteron Heber,
Mfeaatn, y Samad, el cual edificó á Ono,
y á Loth con sus aldeas :
18 Y Barias y Sama; estos fueron las
cabezas de las lamillas de los moradores
de Ajalou. Betos echaron á los mora-
dores de Geth.
14 Ítem, Ahlo, Sesac, Jerlmoth,
15 Zahadtas, Arod, Heder,
í foE ¿AS CltOÑICAff.
lf MlHb^, Jcspha,y Joá, hfla* de Bn-
1ÍM.
17 T Zabadfes, Mosollam, Hezeci, He-
ber,
1$ Jesamari, Jezlia, y Jbbab, hQós de
ElpteÉL
19 Y Jacim, Zeefcrl, Zabdl,
2QBUo»mtf, Selettaei, Riel,
di Adates, Barates, 7 flamarafh, hQoe de
Semei.
«3 Y Jepnan, Beber, Miel,
28 Abdon, Zechrf, Hanett,
M Huíanlas, Helam, Anathotblas,
95 Je(Mala*, y Ftmnuel, hQoe de Seaac
20 T Samsari, Jahorlas, Othoiios,
27 Jersias, RIQae, y Zechri, htfos de Je-
29 Betos /toro» principes de ftmftfa*
por sos finoges, capitanes, y habitaron
en Jerosalem.
20 T en Oabaon habitaron Abi-gabaon,
la muger del cnal se Hamo Maacha;
80 Y su hQo primogénito Abdon, y 8ur,
Oto, Batel, Hadan,
81 eedor, Átalo, yfteher.
82 T Macelloth engendró á 8amaa, los
cnales también habitaron en frente de
•os hermanos en ¿ernsalem con sus her-
manos. *•
88 T Ner engendro á Ole, y Gis engen-
dró á Saúl, y fianl engendró á Jonathan,
Melchleiia, AMnadab, y Kebaal
84 HQo de Jonathan fué Meri-bahal,
Herl-bahal engendré á Micha.
85 Los bQos de Micha >srow PhUfion,
• Melech, Tharaa, y Abaz.
88 T Abaz engendró i Joada, y Joada
engendró i Alatoatb, y á Azmotb, y á
flsstorl: y Zamri engendró á Mosa:
37 Y Mesa engendró á Banaa, hijo del
«•ai Asé Raphe, hQo del cual foé Blása,
enyo fa^o f sé Aset.
88 Y los hQoe de Asel fueron seis, enyos
nombres son Bsrteam, Bochín, Ismael,
fiarlas, Otadlas y Bañan: todos estos fie-
ro* bQos de AseL
. 80 Y los Mfjos deEsee sn hermano- /a^-
iwtUlam su primogénito, Jenns el se-
cundo, Bilphaleth el tercero»
JH) Y fueron los bQos de Ülam carones
callentes en fuerzas, flecheros diestros,
los cnales tnTieron machos hijos y nie-
tos, ciento y cincuenta. Todos estos
feeron de los hijee de Ben-jamln.
CAPITULO IX.
Becapitulaeion de loe ministro* del divino auto, qm
fwtron loé primeros que tuvieron atiento en Jenuo-
YCOüTADO todo Israel por el orden
de los Hnages, fueron escritos en él
libro de los reyes de Israel y de Jada, y
fueron, trasportados áBabylonia por sn
rebellón.
2 Los primeros moradores que fueron
puestos en sus posesiones en sns ciuda-
des, asi de Israel, como de los sacerdo-
tes, LeTitas, y Nathineos,
8 Los cnales habitaron en Jerusolem,
de los hijos de Judo, de los hQoe de Ben-
JamÍn,deloshQo8 de EphraimyManosses:
4 Othei, hQo de Ammiud, hQo de Amri,
hijo de Omrai, hijo de Bonni, de los hi-
jos de Phares, hQo de Judo.
5 Y de Süoni : Ásalas el primogénito,
y sus hQos.
ó Y de los hijos de Zara : Jehuel, y sus
hermanos, seiscientos y noventa.
7 ítem, de los hijos de Benjamín : Sa-
lo, hijo de Mosollam, hQo de Odvia, hQo
de Asana ;
8 Y Jobanias, hQo de Jeroham, y Ela,
h|Jo de Otí, hQo de Mochorl, y Moso-
llam, hijo de Saphatiae, hijo de Rahuel,
h|jo de Jebanias :
9 F sus hermanos por sus linages fue-
ron nuerecientoe y cincuenta y seis. To-
dos estos Yarones fueron cabezas de pa-
dres por los familias de bus padres.
10 Y de los sacerdotes : Jedaia, Jolarib,
Jachin,
11 Y Azarlas, hQo de Releías, hijo de
Mosollam, hijo de Sadoc, hijo de Maro-
loth, h|)o de AchHob, principe de la casa
de Dios.
12 ítem, Adalas, h|jo de Jeroham, hijo
de Fhasur, hijo de Melchias, y Maasai,
h|Jo de Adlel, hQo de Jezra, hQo de Mo-
sollam, h|jo de Mosollam Ith, hijo de Em-
mer:
13 Y sus hermanos cabezos de familias
de sns padres, mil y sieteefentos y se-
senta hombres valientes de fuerzas en la
obra del ministerio de la casa de Dios.
14 Y de los Levitas : Semelas, hijo de
Hassub, hijo de Ezricam, hQo de Hase-
bias, de los hflos de Merari ;
15 Y Bacbacar, Heres, Galal, y Matho-
ntes, hijo de Michas, hQo de Zechri, hijo
de Asaph ;
16 Y Obdias, hQo de Semelas, hijo do
Galal, hQo Idithun ; y Barachios, hQo de
Asá? hQo de Elcana, el cual habitó en los
aldeas de Nethophati.
17 Y porteros í Séllum, Accnb, Telmon,
AMm«,ysus hermanos: Sellumsrala
«7
L IVE 1-A.aCBQNIf^a
18 r hasta ahora &»»*«* «atoa lo* por-
teros en la puerta del rey, que estatal
oriente, en las cnadrillas de los hijos de
Levl.
19 Y Sellara, hijo de Core, hijo de Abia-
saph, lujo de Corah, y sos hermanos por
la casa de sn padre, los Coritas, tuvieron
cargo de 1a obra del ministerio guardan-
do las puertas del tabernáculo; y sus
padrea sobre el campo de Jehova fueren
los guardias de la entrada,
20 Y Phinees, hijo de Eleazar, fué ca-
pitán sobre ellos antes, tiendo Jehova
con él.
di Y Zacharias, lujo de MosoUamla, era
portero de la puerta del tabernáculo del
testimonio.
22 Todos estos ilustres entre los por-
teros en las puertas fueron doscientos y
doce, cuando fueron contados por el or-
den de sus linages en sus aldeas : á los
cuales constituyó en su oficio David, y
Samuel el vidente.
23 Asi ellos y sus hijos eran porteros
por sus Veces á las puertas de la casa de
Jehova, y de la casa del tabernáculo.
. 24 Y estaban porteros á los cuatro vien-
tos ; al oriente, ai occidente, al septen-
trión, y al mediodía.
26 Y sus hermanos, que estaban en sus
aldeas, venían cada siete dias por sus
tiempos con ellos.
26 Porque estaban en el oficio cuatro de
los mas poderosos de los porteros, loe
cuates eran Levitas, que tenían cargo de
las cámaras, y de los tesoros de la casa
de Dios.
27 Estos moraban al rededor de la casa
de Dios, porque tenían cargo de la guar-
dia, y tenían cargo de abrir cada mañana,
28 Alguno» de estos tenían cargo de
los vasos del ministerio, los cuafea se
metían por cuenta, y se sacaban por
cuenta.
' 29 Y algunos de ellos tenían caigo de la
bajllla, y de todos los vasos del santua-
rio, y de la harina, y del vino, y del
aceite, y del incienso, y de las espede-
rias.
áO Y atgunos de los lujos de los sacer-
dotes hacían los ungüentos aromáticos.
81 Y Mathathias, uno de los Levitas,
primogénito de Sellum Corita, tenia car-
go de las cosas que se hacían en la sartén.
82 Y alguno* de los lujos de Caath, y de
sus hermanos, tenían el cargo de los pa-
nes de la proposición, los cuales ponían
por orden cada sábado.
88 Y da esict habla castores, pcürcipee
de familias por los Levitas, los cuales estar
bañen sus ^ cámaras, tientos; porque.de
día y de noche estaban en la obra.
84 Estos «-««.principes de ¿emulas, por
los Levitas por sus linages, principes,
que habitaban en Joqnnalenv
85 Y Y en Gabaon habitaban Abi<jm-
heon, Jehiel; y el nombre deau.nvuger
era Maacha;
86 Y su h\jo primogénito, Andón* Sur,
Cis, Bahal, Ner, Nada©,
87 Gedor, Ahio, Zacharias, y afaeelloth.
38 ítem, Macelloth engendró á Saman»,
y estos habitaban en Jeruselem también
con sus hermanos enfrente de ellos,
89 Y Ner engendró á Cis, y Cis angmt-
dró á Saúl, y Saúl engendró á Jonathan,
Mekhisua, Abinadab, y Esbaai
40 Y hijo de Jonathan fue Meribbeal;
y Meribbaal engendró á Micha.
41 Y los htfos de Micha fueron Phithon,
Ifetach, Toaran, y Abas.
42 Anas engendró á Jan, y Jara engen-
dró i Alamatfc, Aamoth, y Zasnri: y
Zamrí engendró á Mosat
48 Ytfoae engendró á Bausa» cuyo hi-
jo fué Raphaie, cuyo hijo fué Etasa* cuya
lujo fué Asel: •
44 Y Asel tuvo seis *4¿es: los nombres
de los cuales son Esrieain, Boehrn, Is-
mael, Barias, Obedias, Bañan: estos fue-
ron los h^os de Asel
capitulo x.
Citémt é» !■ rf«a ir*or y www rte át Smd4 y Ja ctmm é«
éOe.
LOS Philistheos pelearon con Israel,
y Israel huyó delante de ellos, y
cayeron heridos en al manto de Gal***.
2 Ylos PhlUstheos siguieron á Sao}, y
ásns lujos; y mataron les Phllistíieos á
Jonathan, y á Abinadab, y á Malohisna,
hUosdeSsnL
8 Y la batalla se agravó sobre SenJ, y
alcanzáronle los flecheros» y toé herida
de los flecheros.
4 Entonces Saúl dijo á su eseudejo : m
Saca tu espada, y pásame con aUa> por-
que no vengan estos incircuncisos, y se-
carneacan de mi. Mas su escudera no
quiso, porque tenia gran miada Enton-
ces Saúl tomó la espada, y echóse sobre
ella.
5 Y como su escudero vio á Saúl muer-
to, él también se echó sobre su espada y
matóse.
6 Asi murió Saúl, y sus tres lujos, y to-
, da su casa murió JnntafttcnAe con él»
ir Í>K 'KA* ÜttOMlOtf 8;
T Y viendo todos lo* de Israel qué *e>
hitaban en el ralle, que hablan huido, y
queSaul y sus hijos eran muertos, deja-
ron sus ciudades, y huyeron : y finieron
los Ptrilistbeos y habitaron en ellas.
8 T -fué qué riñiendo el día 'siguiente
los Phtttstheos á despojar lo* muertos,
hallaron á Saúl y á sus htyos pendidos en
el monte de Gelboc
9 T después que le hubieron desnuda-
do, tomaron su cabeza, y sus armas, y
cnrláronft) todo á la tierra de los Phlfas-
thcdri pdi* todas partes, para que ftrese
dentmelado á sus ídolos, y al pueblo.
19 Y pusieron sus armas en el templo
fie su dios: y colgaron la cabe» en el
seiliplo de Degon.
*11 Y oyendo todos los de Jabee de Ge-
laad lo que los PhiUstheos hablari hecho
de Saúl,
19 Levantáronse todos los valientes
hombres, y tomaron el cuerpo de Baúl,
y los cuerpos de sus lujos, y trujáronles
árabes; y enterraron sus huesos debajo
del alcornoque en Jebes, y ayunaron
siete olas.
13 Asi murió Saúl por sn rebellón con
qtfe so rebeló contra Jehova, contra la
palabra de Jehova, la cual no guardó;
j^ ptrHJtre consultó al : pytUon pregun-
tando;
'I* Y no consultó á- Jehova; por esta
causa le mató, y traspasó el reino á De-
Yid, hfto de Isat
CAPITULO XI
D—m++té**n JU*9*mtrmUo d* tbéo Irartd
i iMraMipvi/ dondi t$a$Q fon Jktpmm fs/artflMM#t
¿¡fe*. Jf, ücciUve ti catdlogp de lo$ varón» üu*-
tré§im'*$fabanéñetéervtc1oael)ávU.
«fJWITWüES todo Isratel se juntó á Da-
JE¿ vid en Hebron, diciendo: He aquí,
nosotros somos tulrúeso y tu carne:
, 2 Y demás de esto, ayer y anteayer, aun
cuando Saúl reinaba, tú sacabas y metías
á Israel. También Jehova tu Dios té ha
dicho í fú apacentarás mi pueblo Iérael,
y tú Befas principe sobre nrl pueblo Is-
tad • * - .
3 Y vinieron todos los ándanos de is*
rael a! rey en Hebron; y David hteó con
énós'urlánza en Hebron delante de Je*
fcová; y eOb* ungieron A David por rey
sobre Israel, conforme á la palabra de
Jehova por mano de Samuel.
* entonces David con todo Israel se
fué á Jerusalem, la cual es Jebes, porque
alU el Jebuseb era habitador do aqueUs
tierra.
0 Y loé ñ& Jtfbu* dfjetott i David: «o
ontnaéiaeC Mas David tensó 'la forta-
leza de «oo, que es taefudad de David.
ó Y David drjo: £1 que primero hiriere
al Jebuseo, será cabeza y principe. En*
tonco» subió Joab, lujo de Servia, el prl-
moro, y rae Aeafc» principe. .
7 Y David habKó en la feriales», y por
esto la Mamaron la dudad de David.
» Y edlfioó la dudad d derredor desdo
Hele hasta la cérea: y Joab reparó el
resto do la ciudad.
* Y David se aumentaba, yendo «re-
dendo, y Jehova de los ejércitos ora
eottéL
H> Y Bstos son los capis— ss de les va*
Henees üemflm que David tnre> y loa
que le ayudaron en sn reino, con todo
Israel, para hacerte rey sobra Israel, con-
forme 4 la palabra de Janeara.
11 Y este arel número de los vallantes
que David tuvo: Jesbaan, ntyo do Ha*
chamont, principo de loa treinta, el cual
blandió su lanía una vea contra tresden*
tos, á los cuales motó.
Id Tras esta Jad nUeaear, a^o de Dodo,
Ahohtta, el cual era ¡entre los tres va*
lientos.
18 Este estaba eon David en Phes-s)»-
nrkn, estando slM juntos en batalla los
PhiUstheos : y habla aUi una suerte da
tierra nena de cebada, y huyendo el
pueblo delante de los Phüistheos,
14 EUot se pusieron en medio de la ha*
na, y la defendieron, y vencieron i los
Fhatotheoa; y salvó Jehova do gran aa-
lud.
15 ítem, tres de los treinta principales,
descendieron á la pella i David, á la
cueva de Odofiam, estando el campo do
loe PhiUstheos en d valle de Rephaim.
14 Y David estaba entóneos en la Jbr-
taleaa, y el alojamiento da loa PhiUstheos
estaba en Seth4ehom.
17 Entonces David deseó,ydQo: lOh
quién rae dleaa á beber de las aguas dd
poso de Beth-lehem, que esta á la puerta!
18 Entonces aquellos tres rompieron
por el campo de los Phllistheos, y saca-
ron agua del poco de*B«tn-UTiemy que
está á la puerta: y tomaron* y trajeron*
la á David: mas a no la quiso beber,
mas derramóla A Jehova, y dtyo :
19 Guárdeme mi Dio* de hacer esto:
¿habla yo de beber la sangro de estos va-
rones con sus vidas, que con ¿peligro de
sus JVtta» la han traidor Y no la quiso
bsbftr. Bs^Uderc* <*"&* tres an-
uentes.
I^DB LAS CRÓNICAS;
8* Ítem, Ahásal, hernumo de Jenby era
caben* de* los tres, el cual blandió su lan-
za sobre trescientos, á los cuales- hiri6:
y en los tres fué nombrada
31 Y fué el mas illnstre de los tres, en
los segundos: y filé principe de ellos:
mas no Uegó á los tres primero».
22 Báñalas, hijo de Joiada, hijo de va-
ron de esfuerco, de grandes hechos, de
Caboocl. Bsie veneió los dos leones de
Moab. £1 mismo descendió, y hirió un
leen en mitad de un foso en tiempo de
nieve*
28 El mismo venció á un Egypeio,
hombre de medida de cinco codos : y el
Egypeio. trnia una lañes como un enjttUo
dé tejedor: y el descendió 4 óL con un
bastón; y arrebaté al Egypcio la lanas
de la mano, y matóle con su misma lanía.
24 Esto Uto Banales* hijo de Joiada, y
fué nombrado entre los tres valientes,
25 T fue el mas honrado de los trein-
ta, mas no llegó á loa tres. A este puso
David en bu consejo.
26 Y los valientes de los «jércitor /u<?-
ron Asad» hermano- de Joab, y Elcha-
nan, lujo de Dodo, de Beth-lehem,
27 flamean Arotiüta, Hellea Phalonita,
28 Im, hijo de-Acots Tbecuita* Abiener
Anathothitft,
29 Bohoeal Huaathita, Ilsl Ahohita,
80 Maharai Netnophathlta, Heled, lujo
de Baana Nethophathlta,
81 Ethai, htfo de Bibai, de Gabaatbv de
los sujos de Ben-jamln» Banaia* Pharer
nothlta,
82 Hurui del rio de Osas, Ablel Arba-
tblfta,
88 Anmoth Banmmtta, Eliaba Salabo-
nlte.
84 LoshUos de Assem Genonita, Joua-
than, hijo de Sage Ararita,
85 Ahlam, hijo de Sachar Ararita, Bli-
pbal, hyo de Ur,
8» Bepher Mecherathita, Ahia Phalo-
nita,
87 Hesro Carmelita, Nabnrarl, h«o de
88 Joei hermano do Hathan, Hibahart
hijo deHagarat,
8» Seleo Ammonka, Nahnrai Berothlta,
escudero de Jeab, hQo de Servia,
46 Ira Jethreo, Gateb Jethreo,
41 Urias Hettheo, Zabad, htfo de Oholi,
42 Adina, h^o de Sisa Bnbenita, prínct-
pe de los Rubenltas, y con él treinta.
48 Bañan, lujo de Mancha, y Josephat
Mathanita,
44 <Mm Astharothitaf Semina* y Je-
hiel, hijo de Hothan Arortta,
45 Jedihicl, hijo de Samri, y Joha su
hermano Tho6aita,
46 Eliel Manumito, Jeribai, y Jásale,
h\|o de Emaam, y Jcthm* Moabita,
47 Eliel, y Obed, y Jhsiel Mosobia.
CAPITULO XH.
Recitóte el catálogo de lo* que se juntaron con David
de la* tribu* de Israel, cuando mndabm huyendo ele
SauL
ESTOS $o» los que vinieron 4 David 4 •
Siceleg estando el aun enoecrado
por cansa de Saúl, hijo de Cis: y eran de
los valientes, ayudadores de la gucara,
2 Armados de aróos, y usaban de am-
bas manos en tirar piedras con Aendo, y
en tirar saetas con anoo, de los hermanos
de Saúl, de Ben-jamin. <
8 El principal era Ahiezer, y Josa, lujos
de Samen Gabaathita; y JeaieU y Pha-
Ueth» lujos de Asmoih; y Baracah, y Je-
hu Anathothita.
4 ítem, lámalas Gabaonite, valiente en-
tre los tceiota, y mas une los treinta. Y
Jeremías, Jeheziel, Joanan, Jezabad Gir
derothita,
5 Eluzai, y Jeximuih, Bsalias, Samarlas
y Sapbatias Haruphita,
6 Elcana, y Jesias, y Anarael, Joeser, y
Jesbaam de Carehim ;
7 ítem, Joela,.y Zabadias, lujos de Je-
roham de Gedor.
8 T también de los de Gad se huyeron «J-
gunos á David en la fortaleza en el desier-
to, valientes de (uersns, y hombres de
guerra para pelear, puestos en orden con
escudo y pavés : bus rostros como ros-
tros de leones, y ligeros como las cabrán
monteses. »
9 Eser era el capitán, Obdias el seguí*»
do, Eliab el tercero,
10 Masmana el cuatro, Jeremías el
quinto,
11 Ethi el sexto, Eliel el séptimo,
12 Johanan el octavo, Elsebad el nono,
18 Jeremías el décimo, luachbaani el
onceno,
14 Estos futro* los capitanes del ejer-
cito de los lujos de Gad. El menor de
¿Zat tenia, cargo de* cien hombres.de
guerra, y el mayor de mil.
15 Estos pasaron el Jordán en el mes
primero^ cuando había salido sobre to-
das sus riberas; y hicieron huir á to-
dos los de los valles al oriente y al po-
niente.
16 animismo *¡gmo* de los lujos dé
L í>EífcAa CB<?NIOAa
Bcn-jamln y de fr4o TWero» 4 Dofid*4
la fortaleza.
17 Y David salió 4 ellos, y hablólo* di-
ciendo : Si habéis venido ó mí paca pos
y para ayudarme, mi corazón me será
unido coa vosotros; mas si para enga-
ñarme por mis enemigos, siendo mis
monos sin iniquidad, véalo el Dios de
nuestros podres, y argüyólo.
18 Entonces el espíritu se envistió en
Amasa!, principe de treinta, y dfy>: Por
tí, oh David, y contigo, oh bUo de Isa!,
Pos, pao contigo, y pos con tus ayuda-
dores ; pues que también tu Dios te ayur
' da. Y David los recibió, y púsolos en-
tre los capitanes de la cuadrilla,
19 También se pasaron 4 David alguim
de Manaasos, cuando vino con los Phi-
listheoe 4 la batalla contra Saúl,, aunque
no les ayudaron: porque los sátrapas
de los PhUistheos, habido consejo, le en-
viaron, diciendo: Con nuestras cabezas
se pasará á su señor Saúl,
20 Así que viniendo él 4 8iaeleg se per
saroa o éi de los de Mauasses, fiónos,
Jorobad, Jedihiei, Mlchacl, Jozabod,
Eliud, y Salathi, principes de millares
de los de Maneases.
21 Estos ayudaron 4 David, contra
aquella compañía: porque todos ellos
eran valientes hombres, y fueron capir
tañes en el ejército,
22 Porque entonces todos los dios vé-
alo ojuda 4 David, hasta que m him> un
grande ejército, como ejército de Dios.
23 Y este es el número de los príncipes
de los que estaban 4 punto de guerra, y
vinieron 4 David en Hebron, para tras-
pasarle el reino de Saúl, conformo* 4 la
palabra de Jehova.
24 De los lytyos de Judo que traían es-
cudo y lanza, seis mil y ochocientos, 4
punto de guerra.
25 De los hijos do Simeón valientes
hombres de ea/uerzqpora lo guerra, sje^e
mil y ciento, . i
26 De los fctyos de J-cvi, cuatro mil y
seiscientos.
27 ítem, Jolodo principe de Aoroa, j
con él tres mil y siete cientos,
28 X Barloe, joven valiente de fuer-
zas, y de la familia de bu podre, veinte y
dos principes. :
2D De los h^jos de Ben-jamin hermanos
de Bajü, tres mil; porque aun en aquel
tiempo muchos do ellos tenían la guardo
de la easa de SauL
80 T de los lujos de Ephraim, veinte
mil y ochocientos irallanto* do oofuarrot
varones ilustres en los cosos de sus po?
dres.
31 De la medio tribu de Manosses, dios
y ocho mil, los cuales íhoron tomado*
por listo, poro venir 4 poner 4 David por
rey. , .
32 ítem, de los hijos de Isacbar, dos-
cientos principes entendidos en los tieior
pos, y s4bios de lo qu* Israel habió de
hacer; cuyo dicho seguio* todos sus
hermanos. ,
83 ítem, de Zabulón cincuenta mü, que
sallan en batolla4 punto de guerra, con
todas armas de guerra, oporojadoa 4 pa-
lear sin dobles de corazón*
34 ítem, de Nephtbali mil príncipes» y
coa ellos treintoy siete mil coa escudo
y lanso, :,
35 De los do Dan, dispuestos 4 peieojv
veinte y ocho mil y seiscientos. .
36 ítem, de Asar, Apuntó do.gaerfs^j
aparejados 4 peleor* cuácenlo mü }
37 ítem, do la otro parte del Jordán, do
los de Rubén, y de los, de $od,or de |o
media tribu deJManassesuCientoy^eiaio
mil, coa todo suerte de anuos de .guerra*
38 Todos estos hombros de, guaseo ,¿
punto de guerra, vinieron con cofaaqn
perfecto 4 Hebron, poro poner .4 David
por rey sobre todo Israel; y ssuuísm
todas los demos de Israel teniaq un co-
razón poro poner 4 Dovtd por rey* t,
39 Y estuvieron allí con David tres 4ia%
comiendo y bebiendo i porque, sus her-
manos les hablan aparejada
40 Y asimismo los que les eron Yeojaoo*
hasta ¿sachar, y Zabulón, y Nepbthoji,
trajeron pan en asnos, y eajnoUoo, ymsjt
los, y bueyes; comido, y hocino, masas
de higos, y pasas, vino, y aeotte, hueles*
y ovejas en abundancia: porque en Is-
rael habió alegría.
CArTTÜLO XTTX
JXÉMn , tttl CVMjt w loooé WV J
taN trmr «i mna del cometaria 4. J
pi aaífi ■ntrtwíffirf, <joudk Qm tp ■HWfq tf$ JMqi.
ENTONCES David tomó consejo ooa
los capitones da los míllareo. J de
los cientos, y con todos los príncipes.
2 Y oijo David 4 todo la congregación
de Israel : Si ot parece bien, y de Jehova
nuestro Dios, enviaremos 4 todas partos
4 nuestros hermanos que han quedado;
en todas los tierras de Israel, y coa olios
4 los sacerdotes y Levitas en sus ciuda-
des y ejidos, que se junten con jaosotro*
3 Y traigamos el arca de nuestro Dios
m
Z±
r. 4>R Lk* ÜRÓWH>AS.
á nosotros; porque desde el «empoce
Saúl no 1» hemos buscado.
4 Y dijeron toda la congregación, que
se hiciese asi: porque la cosa parecía
bien i todo el pueblo.
5 Entonces- David juntó á todo Israel,
desde Bihor de Egipto hasta entraren
Bmatn, para que trujesen el arca de Dios
de Cartethjarim.
6 Y subió David* y todo Israel á Baba-
lathade Cartaíb-jarim, que es en Jada,
para pasar de allí el arca de Jenova Dios
que habita e**r* los querubines, sobre \n.
cual su nombre es* Invocado.
T Y Bovason el arca- ée Dios sobre vn
carro nuevo de la casa de AMnadabt y
Osa? su hermano guiaban el carro.
§ Y David, f todo Israel nacían alegrías
delante de Dios con todas sus fuerzas,
con canelones, arpas, salterios, tambo-
rinos, címbalos, y trompetas.
JiT como llegaron á la era de Chidon,
Osa extendió su mano al arca, para te*
seria; porque los bueyes se apartaban.
10 Y el furor de Jenova se encendió
Contra Oca, y birlóle, porque habla es*
tendido su mano al arca¡ y murió affi
éehmte de Dios.
11 Y Dafrfd tuvo pesar, porque Jehota
habla hecho sotur* eh Osa: y Hamo á
aquel lugar. Perea-eza hasta hoy.
13 Y- David temió á Dios aquel día, y
dijo : ¿Cómo meteré yo conmigo el arca
d*í>ioe!
1» Y no trujo David á su casa d arca en
la ciudad de David, sino llevóla á casa de
vDSfl'SflOm CíeCa60^
14 Y el área de Dio* estuvo ett casa de
ObecKodem, en su casa, tres meses? y
bendtyo Jehova la casa de Obed»edÓm, y
todas las cosas que tenia.
CAPITULO XTV.
J.&mridUnace*kifo$mJeru»aUm. tí. 2*or do» re-
ce* 9onp» 4 Its Pkititkeo*.
YHHUtf rey de Tyro envió embaja-
dores 4 David, y madera de cedro,
y albafiiles, y carpinteros, que le edifica-
sen wut casa. ' j
3 Y entendiendo David que Jehova Ib
habla confirmado por rey Bobre Israel, y
que habla ensalzado su reino sobre su
pueblo Israel,
3 Tomó aun David mugares en Jerasa*.
tom, y engendró David aun htyos y hija».'
4 Y estos mm los nombres de los que le
nacieron en Jerusalem : Samua» Sobad,
Kafhan, Salomón,
6 Jebahar, EHsuaJRUphalei,
fl lioga, Hfcpbeg, JupMaft,
7 Ellsama, Baal-Jada, y Eliphalei
8 Y Y oyendo los Phillstbeoe, que Da-
vid era ungido por rey sobre todo Israel,
subieron todos los Philisthcos en busca
de David. Y como David lo oyó, sanó
contra ellos.
9 Y vinieron los fhHistheos, y exten-
diéronse por el valle de Rapnalm.
10 Y David consultó á Dios, diciendo:
¿Subiré contra los Phllistheos? ¿Entre-
garlos has en mi mano? Y Jehova le
dijo : Sube, que yo los entregaré en tus
manos.
11 Entonces subieron en Bahal-pcrasftn,
y allí los hirió David. Y David dijo:
Dios rompió mis enemigos por mi mano
como se rompen las aguas. Por esto lla-
maron el nombre de aquel lugar Banal-
petatim.
12 Y dejaron ttíli sus dioses, y David di-
jo, que' los quemasen á luego.
13 Y volviendo los Philistiieos á exten-
derse fot e! valle,
14 David volvió á consultar i Dios, y
Dios le dtfo: Ko subas tras ellos; stm>
rodéalos, para venir A e&os por delante
de loe morales..
15 Y como oyeres venir un estruendo
por las copas de los morales, sal luego á
la batalla: porque Dios Saldrá delante
de tí, y herirá el campo de los Ph$te
theos.*
16 Y David lo hteo como píos le man-
dó ; y hirieron el campo de los Pbttto-
theos, desde Gabaon hasta Gazera.
17 Y el nombre de David fué divulgado
por todas aquellas tierras; y puso Jeho-
va d temor de David sobre todas las
gentes.
CAPITULO XV.
tktvid Iom pmarelarmdel tmmcitrU 4»<aM jé»
grande $oiemnidad, el cual es rmprméid* fc maavm
rí/do d€ Mchol tu vmgeryor kaber venido txtilamdó
oCWlMS rffí ÓtVtU
TTIgQ también oasas para si en la du-
XX dad de David^ y labró un luga» pa-
ra el arca de DÍos, y tendióle una tienda.
2 Entonces dijo David : EJ arca de Dios
no debe ser traída sino por tos Levitas,
porque á dios ha elegido Jehova. paita
que lleven d arca de Jehova y le, sirvan
perpetuamente.
8 Y juntó David á toejo Israel en Jeru-
salem, para que pasasen el arca de Je-
hova á su lugar, que él le habla apare-
jado. *
4 Juntó también David á los WJqs da
Aaron,yAlosLevttas:
I: DE LAS CrtONltfÁSi
5 De los hQoft de Canta* Ifrfel e) prfn-
, cfpal, j sus hermanos, ciento y veinte:
6 Be los hflos de Merarl; Asaios el
principal, 7 bt» hermanos, doscientos y
Tehrte:
7 Dotas hijos" de Gerson ; Joel el prin-
cipal, y sos hermanos, ciento y tretnte :
3 De toe htyos fie EHsapban ; 8emeias
el principal, y 6os hermanos, doscientos:
0 De loe htfos de Hebron; Elle! él
principal, y sus hermanos, ochenta :
la De loe ntfoe deOricl: Amtaadat/el
principal, y sus hermanos, ciento y doce.
11 T Ham6 también Durld á 8adoc, y A
Abtotnar Sacerdotes, y é los Levitas,
Uriel, Ásalas, Joel, Bandas, BUel, y
Amftnadab,
12 Troles? Vosotros que sol* los
principes de pudres entre los Letitas,
santificeos á vosotros, yi vuestros bcr*
nanos, y basad el «rea de Jehova Iftos
(le Israel al fugar que le he aparejado.
1S Jorque por no haberlo techo mí vo-
sotros la primera yes, Jehovo nuestro
Dios hizo en nosotros rotura ; por cuan-
to tío' le* buscamos segntt la ordenanza.
14 Asi ros sacerdotes y los Levita* se
santificaron para traer el arca do Jt hora
Dios de Israel.
•W Ylosuflos de lo* Lentas trajeron «1
irca de Dios, como lo habla" mandado
Hoyses, conforme á m palabra de ¿cho-
va, puesta sobro sus hombros los barras.
W Asimismo dflo DaVifl á los principa-
les de Ios-Levitas, ^tre constituyesen de
sus hermanos cantores, con lástramete
tos de musida, con salterios, y arpas, y
címbalos, que resonasen, y altasen la vos
cu alegría.
17 Y los levitas constituyeron é tkh
man, btyo de Joel; y de sus hermanos, i
Asaph, hQo de Barachias ; y de loé fcfyos
de merarl, y de sus hermanos, a Sthan,
hQo de Cásalas:
18 Y con ellos á sus hermanos de la se-
gunda 6rdeh, a Sacharlas, Ben, y Jarfd :
0eucnY8fli()th, Jáhfd, Anl, BtlsJbi, Báñalas,
Maastas, f Mathathias, Bllphaln, Ifoce-
niaSjObed-cdoai y JcMel, los porteros.
19 ítem, imán, Asaph, y Sthan- eran
cmntbres, &* éwñéé sisaban *n vbn ton
címbalos de metal.
20 Y ZactW**, ©del, fjsmtramoth, Ja-
Hlél, Anl, BBab, Manslos, y Bínalos, con
salterios Sobre Alamofh.
21 ítem, Mathathias, EUpholu, Hoco-
Blas, Ofee<todom,JeUri,yOsusla*<!«*tfa-
fcm con arpas en la octava sobrepujíhdo.
wsrTr vBoneMSJl1, ^rftierpe de les) Lev}'
tas, en la profecía, porque el presidia en
la profecía, por cnanto era entendido.
28 Y Barachias y Eleana mm los por
teros del arco.
24 ítem, Sebenias, Jositpha*, Natuanael,
A-masal, Zaeharlofl, Báñale*, y Suéter,
Sacerdotes, tocaban tartrompeta» detente
del arca do Dios: yObe04dom,yJalila*
eran porteros del arca.
» Y David, y ros ándanos 40 &raol, y
los capitanes de los mtlhutee »a*erou á
traer el arca del concierto dedefeovdde
casa de Obed-edom con alegrías.
W Y ayunando Dto* i tos fiOvltas que
nevaban el arca, del concierto de Jehova,
sacrificaban siete novillos y siete <
27 Y David Iba vestido de lino >•**, y
también todos los Levitas «jtfe nevaban
01 arco, y asterismo los cantores ? y alió-
nenlas era principe de n profeeti úé los
cantores. Y David llevaba sobro st nn
ephod de lino.
2B- De esta manera todo Israel nevaban
el arca del concierto de Jehovo con jd*
bflo, 7 sonido do bocinas, y <to trompe-
tas, y de oimbaios, y salterio*/ y «pos;
haciendo sonido.-
2<rT como «I arca desconcierto de Mi-
nora Ileso á la dudad de David, Btlenol*
m> de Batfl, mirando por ún* ventana
vio al rey David «fue saltaba y bollaba, y
menospreciofe en su corazón.
CAnrtrLo xvt.
Atentada él arca, David señala <t* loé Levita* ojhia-
leepara el éittma mfmtHHt. jtOwfamp»
ha hecho d Israel, exhortando d todo «i pueblo 4
alabarle jf glorificar m nowftre.
A Sf trajeron el arca deDtrjo: yaseu-
A. tárenla en medio dría tienda* o«*
David había tendido para eüa,; y ofrecie-
ron holocaustos y pacífteos delante ét
Dios.
2 Y como David hube acabad* de ofte-
cerlos hofocaust^ylospsuiin' eos, tuénd^o
al pácelo- en el nombro do JehovaJ'
8 Y repartió A todo Israel, sst hombres
como mugeres, á cada uno una torta ele
pan, y una piesa de carne, y -uh Irasco d»
sino.
4 Y puso delante del orea de Jehovó
ministros de los Levitas que contasen, y
glorlñcascn, y loasen á Jehova Dfos do
Israel.
B Asaph era el primeros el segundo
después de él Sacharlas, Jétal, Bémttn-
moth, Jahiel, Mathathlas, EBob, Báñalas,
L DfiíI/AAi01U)m9AS4
Obed-edem, y ¿aniel, eousus Urtrosnisu-
toe de salterios y arpes ; y Aseph ratona-
Ha con címbalos ;
6 T Banaias y Jahiel, sacerdote», conti-
nuamente con trompetas delante del «roa
del concierto de Dios.
7 % Entonces en aquel dia dio David
principio á glorificar» «tn mu aokno*\ á
Jehova por mano de Aasph, y de sos
hermanos:
8 Alabad á Jehova, invocad su nombre,
haoed notorias en los pueblos sne obras*
• Cantad 4 él, salmead 4 él, hablad de
todas sus maraviUaa.
K> Gloriaos en su ssnto nombro, alé-
grese el oorason de las, ano buscan á Jo-
ño**. •
11 Buscad á Jehova y á su fortalesa;
buscad an rostro continuamente»
Id Haoed memoria de sus maravillas,
que fas aeokot de sus prodigios» y de los
Jaldos da su boca;
IB Simiente de Israel so siervo, lujos
de Jacob sus escogidos.
14 Jehova» él es nuestro Dios; sus jui-
cio» en toda la tierra.
15 Haced memoria de su aliansa per-
pétnafnnnto, y de la palabra que él man*
dó en mil generaciones.
16 La cnal él concertó con Abrahem, y
de su juramento 4 Isaac
17 La cnal tU conirmó á Jacob por es-
tatuto, y á Ismel.en concierto eterno,
18 Diciendo: A tí daré la tierra de Cha-
naan, cuerda, de vuestra herencia :
Id Siendo voootrot pocos hombres en
número, y peregrinos en ella»
90 T anduvieron de nación en nación,
y de un reino á otro pueblo.
81 No permitió que nadie los oprimiese :
antea por amor 4e ayo» castigó los re jet.
88 No toquéis á mis ungido*, ai hagáis
mal 4 mis profetas.
23 Cantad á Jehova toda la tierra:
anunciad nadn ala su salud.
M Contad entre las gentes au gloria, y
en todos los pueblos sus maravillas.
81 Parque grande «t Jehova, y digno
4e sor grandemente loado, y de ser temi-
do sobre todos los dioses.
26 Porque todos los dioses de los pue-
blos son nada: mas Jehova hizo loa cie-
los.
87 Potencia y hermosura eafcfe» delante
de él : fortaleza y alegría en su morada»
28 Atribuid 4 Jehova, oh (amulas ds
pueblos, atribuid 4 Jehova gloria y po-
derla
884
88 AJWbnld, á, Jehova la gloria de su
nombre: traed presente, y venid delan-
te de él: prostra>fl delante de Jehova
en la hermosura de au santidad.
80 Temed delante de su presencia toda
la tienta: que el mundo está, añonando
para que no se mueva»
31 Los cielos se alegren, y la tierra ae
goce; y digan cu las naciones «¿rudos;
Jehova reina.
32 La mar truene, y todo lo que en ella
está: alégrese el campo, y todo lo que
contiene.
33 Entonces cantarán los árboles de los
bosques delante de Jehova; porque vie-
ne á juagar 1* tierra.
31 Confesad á Jehova, porque es bueno;
porque su misericordia es eterna.
35 T decid: Sálvanos, Dios, salud unes?
trai júntanos, y líbranos de las gentes,
pasa que glorifiquemos tu santo nom-
bre, y nos gloriemos en tu alabanza,
30 Bendito sea Jehova. Dios de Israel
de eternidad á eternidad: y digan todos
los pueblos : Amen, y alabanza 4 Jehovay
87 Y dejó allí delante del arca del con*
cierto de Jehova á Aeaph y ásus .herma-
nos, para que ministrasen continuamen»
te delante del arco, cada cosa en su dia»
88 Y á Obed-odom, y 4 sus hermanos,
sesenta y ocho; y á Obed-edom, hijo de
Idithun, y á Oza, por porteros:
88 Y á Sadoc el sacerdote, y á sus her-
manos los sacerdotes, delante del taber-
náculo de Jehova, eu el alto que estaba
en Gabaoo,
40 Paca que sacrificasen holocaustos 4
Jehova en el altar del holocausto conti-
nuamente, mañana y tarde, conforme 4
todo lo que está escrito en la ley de Je-
hova, que el mandó á Israel
él Y con ellos á Hernán, y á Idithun, y
los otros escogidos, declarados por sus
nombres, para glorificar á Jehova: por-
que su misericordia es eterna.
42 Y con ellos á Hernán, y á Idithun
con trompetas y címbalos paca sonar, con
oíros instrumentos de música de Dios:. y
los h||os de Idithun por porteros*
43 Y todo ol pueblo se fué cada uno á
su casa; y David se volvó poro bendecir
su<
CATfTÜLO XTOJ
mandado amo deje mta qfieio para el hijo f*e Dio*
U dará\ ai cwl pió* promete eternidad de $u reino,
tt David kumOkmdom éetanmi do ÍHo* fe tace ora-
eimporla pi'mnma^^hpidoam Kwstwiiwt
ole
Y-AOONTBGKVfMf
en bu casa, David dtyo «1
Nathan: He aqoJ,yo habito en casa de
cedro, y el área del concierto de Jehova
debajo de cortinas.
2 Y Natban dijo á David: Has todo lo
que mía en t« coranon, parque Dios n
contigo. ■ '
8 En agostía miaña noelte toó pelabas
de Dios á Nathan, diciendo :
4 Vé y di á David mi aterro: jUí dflo
Jehova.: fK no mO edificarás caaaen que
habite;
5 Porque no he nahttado en cata algu-
na desdo el día quo sequé á la* hgoe de
Iaranl natta hoy : antea estuve de tienda
en Usada, y de tabernáculo- «n tak&mé
culo,
6 Wm toé» cnanto anduvo con todo Is-
rael, i hablé una palabra Aalgnuodelo*
Jocóes de Israel, á loa cuales mandé que
apaeentaBen mi pueblo, nata decirles:
Por qué no me edrfieels una orna da
cedro f
• Por tanto ahora dirá* 4 mi aterro Db-
rM: Asi dtyo Jebov* da loa «¿érottost
To to tomé dala fne>4adeé>trás4ei
ganado, pom qne faenes principe sobre
mi pueblo Israel: -
• T be sido contigo en todo enante
has andado: y he talado á todos tas
enemigos do detento da tí, y note hecho
grande nombre, como el nombre de los
grandes qne son en la tierra,
% Asimismo be poest» lugar á mi pos*
blo Israel, y lo be plantado pata que hb
btte por si, y que no sen mas con morí»
do; ni los htyos de iniquidad le consumí*
rán más, «orno antes;
10 Y desde el tiempo qne puse los Jos-
ees sobre mf pueblo Israel, humillé á
todo* tos enemigos; y.te hice anunciar:
Jehova, te ha ée edificar casa.
11 T será, que cuando tus días fueren
cumplidos para irte con tus padres,' dea*
pertaré tu simiente después -de ti, la
cual será de tus htyde: y aflamará su
rotno»
12 Este me canicará casa, y yo confir-
maré su trono eternomaente*
18 To le soné por padre, y éi me sosa
por h\Jo: y no quitaré de él mi mléeii-
oordla, como la quité do aquel que toé
antes de ti:
14 Mas yo le conármaré en. mi casa, y
en mi reino eternamente: y su trono
será firme para siempre,
15 Conforme 4 todas estas pebtor*8,y
L DBfcA8^ftv>NfOA&
David
4 todo anta visión, asLbabló
Nathan áDevid*
16 f Y entró el rey David, y estuvo der
lante de Jehova, y dtyo: Jehova Dios,
¿quién soy yo, y cual «mi casa, que me
has traído hasta este lugar?
17 Y aun esto, oh Dios, te ha parecido
poco, sino qne bayas hablado de la casa
do tu sierro para mas lejos, y me hayas
mirado como * un hombre excelente,
Jehova Dios.
18 ¿Qné mas puede añadir David, pi-
ámndo de tí para glorificar tu siervo f
Mas tú conoces á tu siervo.
19 Oh Jehova, por amor de tu siervo, j
según tu eorasoo has hecho toda esto
giundaan, para hacer notorias todas ios
20 Jehova, no hay semejante 4 ti, n}
hay Dina sino tú» según todas las sosas
que habernos oído con nuestros oídos.
21 i Y qué gente hay en la tierra como
tu pueblo Israel, cuyo Dios íuese y sé
redimiese mn pueblo, para hacerte nonv
bre, gmnrttms^inarsTHlnaj echando las
sjbntes de dolante de tu pueblo, que tu
redimiste de Egypto ?
22 Ttt to has puesto á tu pueblo Israel,
que sea tn pueblo para siempre, y que
tu, Jehova, meses su Dios, .
28 Ahora pues, Jehova, la palabra que
has hablado acerca de tu siervo y de, su
casa, sea firme paro siempre, y has como
has dicho.
24 Y peramnesoa, y sea engrandecido
tu nombre para s^mpre, para que se di-
ga: Jehova de los* ejércitos, Dios de le»
rael, es Dios de Israel, y la casa de tu
siervo David *** firme delante de ti.
25 Porque tá, Dios mió, revolaste al
oído á tu siervo que le has do edificar
casa, por tanto tn siervo ha temadootro-
vimiento de orar delante de 4L
26 Ahora pues, Jehova, tú eres el Dios
que has hablado de tu siervo este bien*
21 Y abosa has querido bendecir lo casa,
de ta siervo* para que permanezca per?
pétuamente delante de ti: porque tu
Jehova la bao bendecido, j seca bendita
psra siempre.
CAPITULO xvni.
David ka victoria de Jos PhOUHtoot, d« Ui XbabOa*
de Adarexer rey de Soba, de loe Syroe, de los i*»*
DESPUÉS do estos cosas aconteció,
que David hirió á les Philistheos,
y los, humilló; y tomo á Oeth, y 4 sus
villas do mano ó> los Philistheos.
808
f. t>E r,*a eitoNioia
9 TamWen hirió á Hoab ; y los Mf«bK
tas faeron siervos de David, trayéndote
presente.
- 3 Asimismo hirió David á Adarezer rey
de Soba en Hemath, yendo él á afirmar
su término al rfó de Euphrates.
4 T tomóle* David mil carros, y siete
■mil de á caballo, y refrito «til hombres
fíe 4 pie**, y desjarreto David todos los
carros ; mas dejó cien carros.
5 T viniendo Syria, la de Damasco, en
ayuda de Adarezer rey de Soba, 'David
hirió de 'los Syros veinte y dos1 mil va*
roñes.
6 T puso David guarnición en Syria, la
Úe Damasco, y los Byros fueron hechos
siervos de David, trayéndole presente :
porque Jehova salvaba á David donde
quiera qufc Iba.
t Tomó también David' los escudos dé
oro, que traían los siervos de Adafezet,
y metiólos en Jerusálem.
S Asterismo *de"Thebath, y de Chuto,
ciudades de Adarezer, tomó David muy
mucho metal, de que Salomón hizo el
mar de metal, las columnas, y vasos de
metal,
9 T oyendo tttrou rey de Bematb, que
David habla deshecho á todo el ejército
de Adarezer rey de Soba,
1* Envió á Adonrm su hflo al rey Da-
vid á saludarle, y á bendecirle por ha-
ber peleado con Adarezer, y haberle veto*
cido: porque Thou tenia guerra/ con
Adarezer. Y érwidk todos los vasos de
oro, de plata, y dé metal;
TI lo* cuales el rey David dedicó á Je-
hova, con la pWa y oro que habla to-
mado de todas tas naciónos, de Edom,
de Moab, de los hijos de Ámmon, de los
Phlüsthebs, y de Amalee
13 ítem, Abisal, hijo de Sárvia, hirió A
Edom en el valle de la sal diez y ocho
mu hombres
18 T pneo guarnición en Edota, y to-
dos los Idumeos ñteron siervos de Da-
vid i porque Jehová guardaba á David
donde quiera que iba.
'14 Y remó David sobre todo Israel, f
hacia juicio y justicia á todo Su pueblo!
15 Y Joab, htyo de Servia, era general
del ejército, y íósaphat, bJ]o de Ahitad,
canciller.
16 Y Sadoc, htfo de Achitob, y Ablme-
lec, hijo de Ablathar, eran sacerdotes*; f
Susa el escriba!
17 ítem, Báñalas, lujo de talada, era
sobre los Ceretheosr Phdetbeoe t y los
S90
lujes dé «avftd era» tos ^principes ft la
mano del rey.
CAPITULO XIX.
íá/rmtt±d+ fntfvmeitf» H re* de 1— Ammonitat A Irn
embajador*» que David había enviado d comotarle
de la muerte de n padre, David les hace guerra, y
' ha ée etío* tata Hctcrtá.
DESPUÉS de estas cosas aconteció
qne Naas rey de los hyos de Am-
moa murió,' y reinó en su lugar Bénon
su hfyo.
fi Y «jo David: T& hnrd misericordia
con fiaron, m> de Mana, pdtquo tánV
bien su padre hizo conmigo misericor-
dia. Así David envió embajadores, que
te consolasen de la muerte do m pédret
Y venidos los siervos de David en la
fierra de tos<*htyos -do Ammán áflnaon*
para consolarle,
ti Los principes de loa hr)os di» Asamón
dtferbn 4 Hanoni ¿Honra ahtira David
á tu padre á tn parecer, qne te ha. envia-
do censelsdovesf ¿Ho vienen anace sus
siervos á ti pasea escudrüarvy Inquirir,
y reconocer la tierra?
4 Entonces Honon tomó los siervos de
David, y rapólos, y costóles']»* vestidos
por medio hasta las nesgas, y enviólos.
& Y éüm seifcerou, y Usé dada la nueva
á David de aquellos varones^ F * ontió
á receñirlos, porque estaban muy afren-
tados. Y díjofca el réyr Bstáoé en Je*
rfeho hasta quo oS erenc* te barba, y en>
toncos volvereis»
6 Y viendo los Irijos do Ammon cjne se
hablan hecho odiosos á DavM, envió
Hanon y tes lujo* dé Anintfon mil talen*
tos de plato, para tomar asueldo de te
Syria de los riOe^ y de la Syrte de Mes»
cha, y de Sobo, carros) y gente de á ca-
ballo.
7 Y tomaron i sueldo ttetesn y dos mil
carros» y al rey de. Manchar 4 su .ponido ;
los cuales vanaeron* y atontaron-sn cam-
po delante de MedateL X juntáK>nve
tarutitenlos fcjgos de Ammon de ana du-
dados, y vinieron á te guata. -
8 David oyéndolos envió á Joab, y á
todo el ejército de los valientes Aomóre*.
0 Y los hijos do Amaten saHeron, y or-
denaron su escuadrón á la entrada- de te
dudad; i los reyes- qne hablan venido
estofa» por si eri el campo.
10 Y viendo Joab qne la feas <lo te ba-
talla estaba contra él delante y á las ea-
jbüuas, escogió detddos los mas escomi-
dos qne habla on Israel, y ordenó sn e*w
cuadron contra los Syrós. r -
at- Y te reste del pueblo fe.^tüShW n»*-
fcDSiit¿«c]»0Ni<ua
no de Abisal su hermano* nfflfnéw deles
en escuadrón contra los Ammonitaa,
12 Y dijo: Si lo* $yros fiaren mas
inertes que yo, tú me salvara*} y el ios
Ammonitas fueren mis fuertes que tú*
yo te salvar*.
13 Esfuérzate, y .caforcémosnoe por
nuestro pueblo, y por las ciudades do
nuestro Dios; y haga Jehova lo que
bien le pareciere.
14 Y acereósa^eab y el pueblo que te»
nía contigo para pelear con los fiyrosj
mas ellos huyeron delante de eX
lfc Entonces los hJJos de Ajnmou vien-
do que k>s Syroa hablan huido» huyeron
también ellos delante da Abisal su her*
manos y entráronse en la ciudad; Y Joab
se volvió á Jerusalem.
16 Y viendo los Syros que hablan caldo
delante de Israel, enviaron embajadores,
y trajeron á les Syros, que ntabm de la
ptra parte, del rio, cuyo capitán ata
Sophaefc, general del ejército de Ad*-
rezer,
17 Y como el aviso rué dado 4 David,
' juntó á todo Israel; y pasando el Jordán
vino 4 ellos, y* ordenó contra ellos su
ejército. Y como David hubo ordenado
su escuadrón contra ellos* ellos pelearon
con él.
18 Mas el Syro huyó delante de Israel,
y mató David de los Syros siete mil htm-
hre$ da loe q%u peleaban #n carros, y cua-
renta mil hombres de a pié ; asimismo
mató á Sophach general del ejército.
. W X viendo los Syros de Adarezer, que
habian caldo delante de Israel, concep-
taron paz con Darid, y luerjon ene sier-
vos : y nunca mas el Syro quiso ayudar
á los lujo* de immoa
CAPITULO XX.
JMSVSa MI0MPM, M VMto IM AfHMOit(t8&t lot Castíoa
TiwmmmfpmrmLtyiui*. JLJJatresvtctorfb»
de fcf PkiHttktOé.
Y ACONTECIÓ 4 la vuelta del ano,
en el tiempo que suelen los reyes
salir á la guerm^ que Joab sacó las fuer»
xas del ejército, y destruyó la tierra de
los lujos .de Ajamon* y vino y. cercó A
Rabba, Y David estaba en Jerusalem;
y Joab hirió 4 Rabba, y destruyóla»
2 Y David tomó la corona de sn. rey de
encima de su cabeza, y hallóla de peso
de un talento de oro, y habia en ella
* piedras preciosas, y fué puesta sobre la
cabeza de David- Y* ademas de esto se*
có de la ciudad un muy gran despojo.
$ Xsao^.alpu^lOiqu^^^w^nelKj
aserróle* ton sien»*, y reon fatiso* de
hierro, y segase*. Lo mismo hizo Ds»
vid 4 todas las ciudades de los lujo* d*
Ammon : y David con todo el pueblo se
volvió 4 Jerusalem.
4 f Después de esto aconteció fuá se le-
vantó guarna en. Gases- .con los Phnb-
tfceos; y hirió SoboefadHiKaihrta.4 Se*
phai délos hijos d> loa gigantes, y luerom
lutrnUlsdosL i
5 Y volvió á levantarse guerra con los
FhBisthff», jrfcirió Elcanan.hljode Jafa-,
4 Lahmi hermano de Gettath fiettneo,
cuya asta de lanza era eomo un enjullo
de tejedores.
o Y volvió 4 haber guerra en Geth, y
hubo «#iu* varón de medida, el cual te»
nia seis dedos m coda pU, y seis dedos
m cada ttwmo, veinte y cuatro; y tam*
bien era lujo de Rapha.
7 Este desafió 4 Israel, y Jooesnan, mjo
de 8amae, hermano de David, le hirió,,
8 fistos fueron lujos de Baphn en Geth,
los cuales cayeron por la mano de Da*
vid, y de sus siervos.
CAPITULO XXI.
QmtawdoAnéi el pmoio pori*dmcúméemtodeJSa1h*»
mueren de él, de pestilencia, setenta mil hombres. //.
LaptwtQettcia cesa ofreciendo David sacrificio por
AS Satanás se levantó contra Israel,
y meitó 4 David 4 que contase 4
Israel.
3 Y dtfo David 4 Joab y 4 toa príncipes
del pueblq: Id, contad 4, Israel desde
Becr-seba hasta Dan, y traédme el nu-
mero de ellos, para qne ya lo. sepe.
$ Y dijo Joab; Añada Jehova á tu pue*
blo cien veces otros tantos. Bey tenor
mió: ¿no son todos estos sierre* de mi
señor? ¿Far#ajué procura esto mi se-
ñor? ¿Para qué sea por pecado 4 Is*
rael?
4 Mas el mandamiento del rey pudo
mas que Joab: y salió Joab, y rae por
todo Israel; y volvió 4 Jerusalem, y dio
Joab 1% cuenta del numero del pueblo 4
David.
5 Y íhé todo Israel que sacaban espada
once veces den mil: y de Jada cuatro-
cientos y setenta mU hombres que saca-
ban espada,
6 Entre estos no fueron contados los
Levitas, ni los hijos de Ben-jamin, por-
que Joab abominaba el mandamiento
del rey.
7 Este negocio desplugo en los ojos de
Dios; y hirió 4 Israel
SYdUo 1*^4 Dios:. Te he pecado
S9?
M'
I. 4>E LA» CR0HÍOA9.
suavemente en hacer esto, mogote que
hagas pasar la iniquidad de tu siervo-,
porque ye he oblado con gTendislnm in-
sensatos.
0 T habló Jehova 4 Gad, vidente de
Davldy diciendo:
10 Vé, y habla á David* y düe :*¿si di-
jo Jehora: Tues eoaat te iwopougo: de
ootaa escoge ana que yo baga contigo.
11 Y Viniendo Gad á David dijo*© : Asi
átyo Jehova: *
12 Tómate, ó tret anos de hambre; ó
que tres meses xxu consumido delante
do tos enemigos, y que la espada de tos
adversarios te comprenda; ó tres días
la espada de Jehora, y pestilencia en la
tierra, y que el ángel de ¿ahora des-
truya en todo el término de Israel : mira
pues que responderé, al que me ha en-
viado.
13 Entone*» David dtyo a Gad: Yo es-
toy en grande angustia: ruego que yo
(miga ea la mano de Jehova, porque sus
miseraciones son muchas en, gran mane-
ra, y que yo no caiga en mano de hom-
brea.
14 Asi Jehova dio pestilencia en Israel,
y cayeron de Israel setenta mil hombres.
16 ^ Y envió Jehova el ángel en Jeru-
saletu par* destruirla : y destruyendo él,
miré Jehova, y arrepintióse de aquel
mal, y dUo al ángel que destruía: Bas-
ta ya: deten tu mana Y el ángel de Je-
hova estaba junto á la era de Ornan Je»
busea
16 Y aleando David sus ojos vio al án-
gel de Jehova* que estaba entre el cielo
y la tierra, teniendo una espada desnu-
da en su maso, extendida contra Jerusa-
lem. Entonces David y ros ándanos se
possraton sobre ana rosaros cubiertos
de sacos.
,17 YdUoDavUáDioi: ¿No «y yo el
que hice contar el pueblo t Yo mismo
soy el que pequé, y nuciendo mal, hice
mal: 4 estas ovejas que hicieron ? Je-
hova Dios mió, sea ahora tu mano con*
tfa mi, y contra la casa de mi padre, y
no baya plagaren fu pueblo.
18 Y dijo el ángel de Jehova á Gad, que
dijese á David, que subiese, y compusie-
se un altar á Jehova en la era de Ornan
Jebuseo.
19 Entonces David subió conforme á la
palabra de Gad, que le habla dicho en
nombre de Jehova.
. 20 Y volviéndose Ornan vio al ángel, y
entabap 00a él cuatro ktyos sayos, loe
cuales ee escondieron. Y^Oroatt trillaba
el trigo.
9t Y vtafendo David á Ornan, miró Or-
nan; y vid á David, y saliendo de la era
postróse en tierra á DaVHL
22 Y David dtfo á Ornan : Dame este lu-
gar de m era en que edifique un altar á
Jehova, y dámelo per dinero cumplido,
para que cese la plaga del pueblo.
28 Y Ornan respondió á David: Toma*
telo, y haga mi señor1 el rey lo que bien
le pareciere: y aun los bueyes daré pera
el holocausto, y los trillos para lena, y
trigo para el presente i yo ro doy todo*.
24 Entonces el rey David dijo á Ornan :
No, sino comprando lo compraré por di-
nero cumplido: porque no tomaré pera
Jehova lo que es tuyo, nf sacrificaré ho-
locausto de gracia.
25 Y dio David á Ornan por el rugar
seiscientos sidos de oro de peso.
28 Y edificó aHi David un altará Jeho-
va, en el cual sacrificó holocaustos y sa-
crificios' pacíficos, y invocó á Jehova, el
cual le respondió por fuego de ros cielos .
en el altar' del holocausto.
27 Y como Jehova habló al ángel, él
volvió su espada en su vaina. '
28 Entonces viendo David que Jehova
le habla oido en la era de Ornan Jebu-
seo, sacrifico aHi
2» Y el tabernáculo de Jehova, que
Meyses habla hecho en el desierto, i el
altar del holocausto, estaban entoncea
en el alto de Gabaon.
80 Y David no pudo ir allá á consultar
áDios; porque estaba espantado á causa
de m espada del ángel de ¿chova.
CAÍTTCLO XTIt.
JlnbmMuo David aparejado tmÉé* fe MMWrfe JMNI e%
edificio del templo, declara d Salomón m k(fo el
contejo de Dio$ en esta parte, f le encarga el edi/t~
ció, mandando d todo» loe principe* qm Je ayiwfa».
Y DIJO David: Esta mrá la casa de
Jehova Dios, y este $erá él altar del
holocausto para Israel
2 Y mandó David que se juntasen tos
extranjeros que miaban en la tierra de
Israel, y biso de ellos canteros, que la*
braeen piedra para e&fleor la casa de
Dios.
8 Asimismo aparejó David mucho hier-
ro para la clavason de las puertas, y para
las junturas : y mucho metal sin peso, y
madera de cedro sin cuento.
4 Porque los Sldonios y Tyrios hablan
traído á David madera de cedro innu-
merable.
LjOCK
6Yd«* Dfttld: Mlfujo fiaJomon es
I. BE L¿8 CRÓNICAS.
<w*mU*l*lkeuoytiefna,yla«aes «uese
ha. de edifloar á Jehova h* é$em magni-
fica por excelencia para nombra y honra
^ todas las tierras: aboco pues yo lo apa-
rejaré ¿o nAxaorto. T aparejó David antes
de bu muerte en grande abundancia.
. & ¥ Uemé David á Salomón eu bAK 7
mandóle que edificase casa 6 Jehova Dios
de Israel.
7 T dtfo David á Salomón: EBjo mfo,
«n mi corazón inte de educar templo al
nombre de Jehova mi Dios ;
8 man háme sido hecha palabra de Je-
tora, diciendo : Tú: ñas derramado mo-
cha sangre, y has traído grandes guerras,
no edificarás casa á mi nombre : porque
has derramado mucha sangre en la tier-
ra delante de mi.
9 He aquí, un hijo te nacerá, el oval se-
rá varón de reposo : porque yo le daré
quietud de todos sus enemigos en derre-
dor ; por tanto su nombre será Salomón ;
y yo daré paz y reposo toara Israel en
sus días.
. 10 Este edificará casa á mi nombro, y
él me será á mi por h\Jo, y yo seré á él
por padre; y afirmaré el trono de su rol-
no sobre ¿mol para siempre.
11 Por tanto ahora, lujo mies sea con-
tigo Jehova, y seos prosperado, y edifi-
ques casa á Jehova tu Dios como él ha
dicho de ti.
. 12 Y Jehova te dé entendimiento y
prudencia, y él te dé mandamientos para
Israel : y que tú guardes la ley de Jeho-
va tu Dios.
13 Entonces serás prosperado, si guar-
dares para hacer los estatutos y dere-
chos que Jehova mando á Afoyses para
Israel Esfuérzate pues, y sé robusto;
no tengas miedo, nt temor.
14 He aqui, yo conforme á mi pobreza,
he aparejado para la casada Jehova cien
mil talentos de oro, y un millas de mi-
nares de talentos do plata: el metal y el
hierro no tiene peso, porque es macho.
Asimismo ha aparejado asadera y piedra,
á lo cual tú añadirás.
15 Tú tienes contigo muchos oficiales,
canteros, albafiiles, y carpinteros, y todo
homore experto en toda obra.
16 Del oro, de la plata, del metal,y del
hierro, no hay número. Levántate y haz ;
que Jehova será contigo.
17 Asimismo mandó David á todos los
principales de Israel, que diesen ayuda á
Salomón sm h^o* diciendo:
18 i No es con vosotros J^ava^vuestro
Dios* d cual os ha dado qsdsfrsi da to-
das partes? porque él ha entregado en
mi mano los moradores de la tierra, y la
tierra ha sido sujetada delante de #eho-
va, y delante de su pueblo.
19 Poned pue* ahora vuestros corazones
y vuestros ánimos en buscar A Jehova
vuestro Dios; y levantaos, y edificad el
santuario del Dios Jehova, para traer «1
arca del concierto de Jehova; y los san-
tos vasos de Dios á la casa edificada «i
nombre de Jehova. •
CAPITULO %XüL
BabUndM David ctmstítméo m wtr» Mrmld Solo-
mo* su kifo, convoca y cuesta todo» ¡os Zevitaf, y
les distribuir* por sus familias los oficios del culto
SIBKDO pues David ya viejo, y harto
dedias, hizo á Salomón su lujo rey
sobre Israel.
2 T juntando á todos los principales de
Israel, y á los sacerdotes y Levitas,
8 Fueron contados los Levitas de trein-
ta afios y arriba; y fué el número de
ellos por sus cabezas, contados uno á
uno, treinta y ocho mil.
4 De estos los veinte y cuatro mil, para
dar priesa á la obra de la casa de Jeho-
va: y gobernadores y jaeces seis mil !
5 ítem, porteros cuatro mil : y cuatro
mil para alabar á Jehova con los instru-
mentos que yo he hecho para alabar.
6 Y repartiólos David en partes, los hi-
jos de Xevi, y da Gerson, y de Caath, y
de Merarl.
7 Los hQos do Oersón fueron Leedan, y
SemeL
8 Los lujos de Leedan fueron Jahici el
primero, Zefchao, y Joel, tres.
9 Los hQos de Semcifmrvn fialomith,
Hozfel*yAraas eUos tros. Estos flteron
sos principes da la» familia* doLeedaev •
10 T los h^os de Semei fueron Jebeth»
Ziva,Jaus, y Barias. Estos cuatro Jkteron
losados de Semei
11 Jebeth era el primera, Zinah el so*
gnqdo : mas Jatos y Básalas no multipli-
caron ntyos, por lo cual fueron contados
por sma familia.
Id Los htyos de Caath Jumm Amram,
Isaar, Hebron, y Ozlol, ellos cuatro.
1* Loamjosde Amnm fueron Antvti y
Morsas: y Aaronfuc apartado para ser
santificado, santidad de santidades Jkté él
y sus hijos para siempre, para que que-
masen perfumes delante de Jehova, y le
ministrasen, y bendijesen en su nombre
para siempre.
14 Y los hijos de Moyses, vaso» de
Digitizedjr
deMo^ **.
JbDELAS CRQN10A&
Wcd, tarea llamados en la tribu 4»
LevL
15 Lbe hijos do Moysea fueron Gerson
y Eüczer.
1C Hijo do Gemoft/tk? Subuel, el prf
núro.
17 Y w> de EUezer /W llohobie, d
primero ; y EUezer no tnvo otro* hijo».
M*s los hüos, de Rohobie fueron muchos,
18 Hijo de Jaur fué Salomlth, el pri-
meto.
19 Los hijos de Hebron fueron; Jera*
el primera, Amarías el segundo, Jaha-
elei el tercero, Jeemaan el cuatro.
20 Los hyos de Osdel fueron; Micha el
primero, Jesia el segundo.
21 Los hijos de Hemi fueron; Moholi
y MttBi. Loábaos de Moholi; Eleazar,
yCis.
23 T mnrió Eleazar sin hijos, mas tuvo
hijas., T los htyos de Cls sos hermano*
las tomaron por mugen*
23 Los hyos de Uuñi fueron; Moholi,
Eder, y Jerimoth, ellos tres.
24 Estos son loa hijos de Leri en las
mmüia* de sns padres, cabeceras de fa-
milias en sus «mentas, contados por sos
nombres, por sus cabeaas, los coales lia»
dan obra en el ministerio de la casa de
Jebera, dé veinte aflos y arriba.
25 Porque David dtfo: Jebova Dios de
Israel ha dado reposo á so pueblo Israel,
7 habito e» Jerusalem para siempre:
26 Y también los Levitas no llevarán el
tabetnactüo, y todos so» vasos para su
ministerio.
27 Asi que conforme 4 las postreras
palabras de David, loé la cuenta de los
hijos de Levi de velase años y arribe:
28 T estaban debaje.de la mano de lee
becada Aeren pamoiiiiiftlrar en la casa
de Jebova, en loe patios, y ea las cáma-
ras, y en la purificación de toda cosa
santificada, y en la obea del ministerio
felfease de Dios*
28 Asimismo para los pasca de la pro-
peaicion, parala llar de la harina, para el
sacrificio, para las hojuelas Sin levadora»
para \xfnOm de sartén, y para lo tostado,
y para toda medida y cuenta;
80 T para que asistiesen cada mañana,
todos los dba, á glorificar y alabar á Jfc-
hova, y asimismo á la tarde;
81 Y pora ofrecer todos los holocaus-
tos á Jebova los sábados, nuevas lunas,
y solemnidades, por la cuenta y forma
que tenían, continuamente delante de
Jebera* .. L
82 Y pera que tuviesen, la «nerde del
tabernáculo del testimonie, y la guarda
del santuario, y la guarda de los hUos de
Aaroa sus hermanos, en el ministerio
de la casa de Jebova,
CAPITULO XXIV.
RipatH DmvM d Im/tomBia* é* Aam* jar maée*
loa vtem <f« n> mktíttori*
TAMBIÉN los hyos de Aaron tuvie-
ron sus reparUmientoa. Los bfyos
do Aaron fueron; Nadab> Abiu, Eleazar,
Ithamar,
2 Mas Nadab y Abiu murieron antes de
su padre, y no tuvieron mjos: Eleazar j
Itbamar tuvieron, el sacerdocio.
8 Y Davió^los repartió; Sadoc era de
los htfos de Eleazar, y Acbi-melech de
los hijos de Ithamar, en su cuanta, en su
ministerio.
4 Y los htyoe de Eleazar fueron hallar
dos muchos mas, en cuanto á sus prin-
cipales varones, qne loa lujos de Itha-
mar; y repartiéronlos <m: De los Irijos
de Eleasar diez y seis cabezas por las
femllias de sus padres: y de los hijos
de Ithamar por las familias de sus par
drea, ocbo.
5 Y repartiéronlos por suerte los unos
oon loa otros ; porque de loa hijos de
Eleazar, y de los htyos de Ithamar, hube
principes del santuario, y principes de
Dios. ,
6 Y Sámelas, hijo de Nathanael, escri-
be de loe Levitas, ios escribió delante
del rey, y de los principes, y delante de
Sadoc el sacerdote, y de Acbi*melech»
bUo de Abiathar, y de los príncipes de
las familias de los sacerdotes y Levitas;
y á Eleazar atribuyeron una familia! y a
Ithamar ful atribuida eirá.
7 Y la primera suerte salló por Joiarib,
la segunda por Jedei,
8 La tercera por Harim, la cuarta por
Seorim» '
0 La quinta por Mescbisa, leeesta por
10 la séptima por Aecos, la octava por
Abias,
11 La nona pot Jesús 1» décima per
8echemias,
12 La undécima por EUasib, la duodé-
cima por Jecim,
18 La trecena por Hoppha, la catorcena
por Isbaab,
14 La quincena por Belga, la diezisei-
sena por Emmer,
15 La dccimasépUma por Hexir, la dé-
cimaocUTaporAFhaes,
I. DE LAS CRÓNICAS.
16 La decimonona por Pheccia, la vi-
gésima por Hezeciel,
17 La veinte y una por Joacliim, la
veinte y dos por GamuL,
18 La veinte y tres por Dalaiau, la veln-
to y cuatro por Maaztau.
19 Estos fueron contados en su minis-
terio, para que entrasen en la casa de
Jehova conforme á su costumbre, deba-
jo de la mano de Aaron su padre, de la
manera que le habla mandado Jehova el
Dios de Israel.
20 T.de los hijos de Lc\l que queda-
ron : De los hijos de Amram era Subacl :
y de loa h Sj os de Subael, Jehedeias.
21 T de los hijos de Rohobias, Jesias el
principal.
22 De Isaari, Salemoth: y lujo de Sale-
moth fué Jahat.
23 Y su primer hijo fué Jcriau, el se-
gundo Amarlas, el tercero Jahazlel, el
cuatro Jecmaam.
24 Htfo do Oziel fué Micha, y hijo de
Micha^W Samir.
25 Hermano de Micha fué Jesia, y h^o
de JcsiayW Zacharias.
26 Los hyos de Merari fueron Moholi,
y Musí : hijo de Oziau/u^ Benno.
27 Los hijos de Merari de Ozlan fueron
Bcnno y Soam, Zachur y Hebri,
28 Y Elcazar do Moholi, el cual -no tu-
vo hijos.
20 Hijo de Cis fué Jeramecl.
30 Los hyos de Musi fueron Moholi,
Eder, y Jerimoth. Estos fueron los hi-
jos de los Levitas conforme alas casas
de sus familias.
81 Estos también echaron suertes con-
tra sus hermanos los hijos de Aaron de-
lante del rey David, y de Sadoc, y de
Achl-mclech, y de los principes de las
familias de los sacerdotes, y de los Le-
vitas, el principal de los padres contra
su hermano menor.
CAPITULO XXV.
JUparle d lot cantore* por tmrte ku vtces dé tu mt-
ASIMIBMO David y los príncipes del
jEjL ejército apartaron para el ministerio
á los hijos do Asaph, y de Hernán, y de
Idlthun, los cuales profetizaban con ar-
pas, salterios y címbalos : y fué el número
de ellos, de los varones que obraban en
su ministerio :
2 De los hijos de Asaph: Zachur, Jo-
seph, Nathanlas, y Asarela, hijos de
Asaph, de bajo de la mano de Asaph, el
cual profetizaba al mandado del rey.
Span. 26
3 De Idlthun: los hijos de Idlthun;
Godollas, Sori, Jesaias, Hasabias, y Ma-
thathias, seis debajo de la mano de su
padre Idithun, el cual profetizaba con
arpa para glorificar y alabar á Jehova.
4 De Hernán : los hyos de Hernán; Boc-
ciau, Mathaniau, Oziel, Subuel, Jeri-
moth, Hananias, Hanani, Ellatha, Gue-
delthí, Romenthl-ezer, Jezba-cassa, Mc-
Hothl, Othir, y Mahazioth.
5 Todos estos fueron htyos de Hernán,
vidente del rey en palabras de Dios, pa-
ra ensalzar cuerno : y dio Dios á Hernán
catorce hijos y tres h^as.
6 Y todos estos tetaban debajo de la
mano de su padre para cantar en la casa
de Jehova con címbalos, salterios, y ar-
pas, para el ministerio del templo de
Dios debajo de la mano del rey, de
Asaph, de Idlthun, y de Hernán.
7 Y fué el número de ellos con sus her-
manos sabios en cánticos de Jehova, to-
dos los sabios, doscientos y ochenta y
ocho.
8 Asimismo echaron suertes, guarda
contra guarda, el chico con el grande, el
sabio con el discípulo.
0 Y la primera suerte salió á Asaph por
Joseph. La segunda por Godollas, él con
sus hermanos y hijos que eran doce.
10 La tercera por Zachur, y sus lujos y
hermanos, doce.
11 La cuarta por Isari, y sus hQos y sus
hermanos, doce.
12 La quinta por Nathanlas, y sus hijos
y sus hermanos, doce.
13 La sexta por Bocciau, y sus hijos y
sus hermanos, doce.
14 La séptima por Isreela, y sus hijos
y sus hermanos, doce.
15 La octava por Jesaias, y sus lujos y
sus hermanos, doce.
16 La nona por Mathanlas, y sus hijos
y sus hermanos, doce.
17 La décima por Semei, y sus hyos y
sus hermanos, doce.
18 La undécima por Azareel, y sus hi-
jos y sus hermanos, doce.
19 La duodécima por Hasabias, y sus
hijos y sus hermanos, doce.
20 La trecena por Subael, y sus hijos y
sus hermanos, doce.
21 La catorcena por Mathathias, y sus
hijos y sus hermanos, doce.
22 La quincena por Jerimoth, y sus hi-
jos y sus hermanos, doce.
23 La dieziselsena por Hananias, y sus
lujos y sus hermanos, doce.
401
L DE LAS CRÓNICAS.
24 La déclmaséptima por Jesbacasa, y
sus hijos y bus hermanos, doce.
25 La décimaoctava por Hananl, y bus
hijos j sus hermanos, doce.
26 La decimonona por Mellothi, y bus
hijos y sus hermanos, doce.
27 La Tigéeima por EUatha, y sus h^Jos
y sus hermanos, doce.
28 La yétate y una por Othlr, y bus hi-
jos y sus hermanos, doce.
29 La Tétate y dos por Gedelthl, y sus
htyos y bus hermano*, doce.
80 La Tétate y tres por Mahazioth, y
bus hijos y bus hermanos, doce.
81 La veinte y cuatro por Romenthl-
ezer, y bus hijos y bus hermanoB, doce.
CAPITULO XXVI.
Reparte por tuertes las vece» de loe porteros del tem-
plo. Tí. Constituye loe tesoreros asi del templo co-
mo del rey,
MAS los repartimientos de los porte-
roe fueron de los Coritas; Mese-
lemia, htfo do Core, de los hijos do
Asaph.
2 Los hijos de Meselemia fueron, Za-
charias el primogénito, Jadihel el segun-
do, Zahadias el tercero, Jathanael el
cuarto,
8 Elam el quinto, Jonathan el sexto,
Elioenai el séptimo.
4 Los lujos de Obed-edom fueron, Se-
meias el primogénito, Jozabad el segun-
do, Joaha el tercero, el cuarto Sachar,
el quinto Nathanael,
5 El sexto Ammiel, el séptimo Isachar,
el octavo Phollathi: porque Dios le ha-
bla bendecido. v
6 También de Semeias su hijo nacieron
hijos, que fueron señores sobre la casa
de sus padres; porque fueron varona
valerosos y de esfuerzo.
7 Los hijos de Semeias fueron Othni,
Raphael, Obed, Elzabad, y sus herma-
nos, hombres esforzados ; y Eliu, y 8a-
m achias.
8 Todos estos de los hijos de Obed-
edom, ellos, y sus lujos, y sus hermanos,
fueron varones valientes y esforzados
para el ministerio: sesenta y dos de
Obed-edom.
0 ítem, los hijos de Meselemia y sus
hermanos fueron diez y ocho valientes
hombres.
10 De Hosa, de los hijos de Merarl, 8a-
mari el principal, aunque no era el pri-
mogénito, mas su padre le puso para
que fuese cabeza.
11 £1 segundo Reídas, el tercero Tabe-
400
lias, el cuarto Zacharias ! todos los hijos
de Hosa y sus hermanos /umm trece.
12 De estos fueron hecha* las particio-
nes de los porteros, por los principales
de los varones de la guarda, contra sus
hermanos para ministrar en la casa de
Jehova.
18 Y echaron suertes, el pequeño con
el grande, por las casas de sus padres,
para cada puerta.
14 Y cayó la suerte del oriente á Sele-
mia: y á Zacharias su hijo, consejero en-
tendido, metieron en las suertes; y salló
su suerte al norte.
15 Y por Obed-edom, al mediodía; y
por sus hijos, la casa de la consulta,
16 Por Sephlm y Hosa, al occidente,
con la puerta que va al camino de la bu-
blda, guarda contra guarda.
17 Al oriente, seis Levitas ; al norte,
cuatro de dia ; al mediodía, cuatro de dia ;
y á la casa de la consulta, de dos en dos.
18 A la cámara de los vasos al occiden-
te, cuatro al camino, y dos á la cámara,
1J Estos Bon los repartimientos de los
porteros, hijos de los Corlthas, y do los
hijos de Merarl.
20 T Y de los Levitas, Achias tenia car-
go^ de los tesoros de la casa de Dios, y
de los tesoros de las cosas santificadas.
21 ítem, los hijos de Ledan, los hijos
de Ocrson : De Ledan, los principes de
familias de Ledan fueron Gerson, y Je-
hlelL
22 Los hijos de Jehiell, Zatham, y Joel
su hermano, tuvieron cargo de los teso-
ros de la casa de Jehova.
28 ítem, de loe Amramitas, de los Isaa-
rltas, de los Hcbronltas, y de los Oziclitaa :
24 Y Subeel, hijo de Gerson, hijo de
Moyses, era principe sobre los tesoros.
25 Y su hermano Ellezer, cuyo hijo era
Rahabla, cuyo hijo era Jesalas, cuyo hi-
jo era Joram, cuyo hijo era Zechri, cuyo
hijo era Selomith.
20 Este Selomith y sus hermanos te-
nían cargo de todos los tesoros de todas
las cosas santificadas, que habla consa-
grado el rey David, y los principes do
las familias, y los principes de los milla-
res, y de los cientos, y los capitanes del
ejército,
27 De lo que hablan consagrado de las
guerras, y de los despojos, para reparar
la casa de Jebova.
28 Asimismo todas las cosas que había
consagrado Samuel vidente, y Saúl, hijo
de Cls, y Abner, h\Jo de Ner,y Joab, lujo
I. DE LAS CRÓNICAS.
de Barría; y todo lo que cualquiera, con-
-sagraba, estaba debajo de la mano de
' Selomith, y de sus hermanos.
29 De loe Isaaritas, Chonelas y sus mjos
eran gobernadores y jaeces sobre Israel,
en tas obras de fuera,
80 De los Hebronltas, Hasabias y ras
hermanos, hombres de faena, que eran
mil y siete cientos, presidian a Israel de
la otra parte del Jordán al occidente, en
toda la obra de Jehova, y en el servicio
del rey.
81 De los Hebronltas, Jertas era el
principal principe entre los Hebronltas
en sos linages por sos familias. En el
ano cuarenta del reino de David, se bus-
caron, y fueron hallados en ellos fuertes
de fuerzas en Jaser de Galaad ;
82 Y sus hermanos, valientes hombres,
dos mil y siete cientos principes de fa-
milias, los cuales el rey David consti-
tuyó sobre los Bubenitas, Gaditas, y so-
bre la media tribu de Mánasses, para to-
dos los negocios de Dios, y los negocios
del rey.
CAPITULO xxvn.
Recitase el catálogo de los capitanes qms con sm ema -
los al servicio del rey. II. Loe cuentones de las tr^
bus. 2Jt Los tesoreros y mayordomos de la hacien-
da y orangertas del rey, y los demos oficiales.
Y LOS mjos de Israel según su núme-
ro, que eran principes de familias,
tribunos, centuriones y prepósitos de
los que servían al rey, en todos los ne-
gocios de las cuadrillas, que entraban y
sallan cada mes, en todos los meses del
ano, cada cuadrilla era de veinte y cua-
tro mil hombre». *
2 Bobre la primera cuadrilla del primer
mes era Jesboam, hijo de Zabdicl : y ta-
tos en su cuadrilla veinte y cuatro mil,
3 De los htyos de Phares, principe so-
bre todos los capitanes de las compañías
del primer mes.
4 Sobre la cuadrilla del segundo mes,
Dodal Aholiita; y en su cuadrilla estaba
el principe Hacelloth : en la cual había
veinte y cuatro mil.
5 El capitán de la tercera cuadrilla del
tercero mes, Banaias, htyo de Joiada, su-
mo sacerdote : y en su cuadrilla veinte y
cuatro mil.
6 Este Banaias era valiente entre los
ireinta, y sobre los treinta: y en su cua-
slrilla estaba Amisabad su hijo.
7 El cuarto del cuarto mes, Asael her-
mano de Joab, y Zabadias su htfo tras él :
/ en su cuadrilla veinte y cuatro mil
8 El quinto del quinto mes, el princi-
pe Samaoth Jezerita: y en su cuadrilla
veinte y cuatro mil.
9 El sexto del sexto mes, Hira, hijo de
Acces de Thecua : y en bu cuadrilla vein-
te y cuatro mil.
10 El séptimo del séptimo mes, Helios
Phallonita de los mjos de Ephraim : y en
su cuadrilla veinte y cuatro mil.
11 El octavo del octavo mes, Sobocai
Husasita de Zaharí: y en su cuadrilla
veinte y cuatro mfl.
Id El noveno del noveno mes, Abieser
Anathothita de los Benjamitas : y en su
cuadrilla veinte y cuatro mil.
13 El décimo del décimo mes, Marai
Nethophathita de Zarahi : y en su cua-
drilla veinte y cuatro mil.
14 El onceno del onceno mes, Banaias
Pharanothlta de los mjos de Ephraim : y
en su cuadrilla veinte y cuatro mil.
15 El doceno del deceno mes, Holdal
Nethophathita de Gothoniel: y en su
cuadrilla veinte y cuatro mil.
16 1T Asimismo presidian sobre las tri-
bus de Israel: sobre los Bubenitas, el
principe Eüeier, hQo de Zechri: sobre
los Slmeonitas, Saphatias, htfo de Maa-
cha.
17 Sobre los Levitas, Hasabias, hijo de
CamueL Sobre los Aaronitas, Sadoc
18 Sobre Jada, Elin de los hermanos de
David. Sobre los de Isaehar, Amri, mjo
de MichaeL
19 Sobre los de Zabulón, Jesmaias, rojo
de Abdias. Sobre los de Nephthali, Jeri- *
moth, hjjo de OzrieL
20 Sobre los h^os de Ephraim, Oseas,
hijo de Ozaziu. Sobre la media tribu de
Mánasses, Joel, hijo de Phadala.
21 Sobre la otra media tribu de Má-
nasses en Galaad, Jaddo, hijo de Zacha-
rlas. Sobre los de Ben-jamin, Jaziel, hi-
jo de Abner.
22 Y sobre Dan, Ezriel, hijo de Jero-
ham. Estos *on los capitanes de las tri-
bus de IsraeL
28 Y no tomó David el número de los
que eran de veinte anos y abajo: por
cnanto Jehova habla dicho que él habla
de multiplicar á Israel, como las estre-
llas del cielo.
24 Joab, htyo de Servia, habla comenza-
do á contar, mas no acabó : y por esto
vino la Ira sobre Israel, y a*i el número
no rae puesto en el registro de las cró-
nicas del rey David.
26 1 Y Aannoth, hflo de Adlel, tenia
408
I. DE LAS CRÓNICAS.
cargo de loe teeoroe del rey : y de loe te-
soros de los campos, y de las ciudades, y
de las aldeas y castillos, Jonathan, lujo
deOzias.
26 Y de los que trabajaban en la la-
branza de las tierras, Ezri, lujo de Che-
lub.
27 T de las Tifias, Semetas Ramathitha:
y de las cosas que pertenecían á las Ti-
fias, y de las bodegas, Zabdias Saphonita.
28 T de los olivares y higuerales que
ataban en las campañas, Balanan Gede-
rita: y de los almacenes del aceite, Joas.
29 De las Tacas que pastaban en Saron,
Sctrai Saronita. Y de las Tacas que esta-
ban en los Talles, Saphat, lujo de Adli
80 Y de los camellos, Ubil Ismaelita.
Y de las asnas, Jadías Meronathita.
31 Y de las ovejas, Jaziz Agareno. To-
dos estos eran principes de la hacienda
del rey David.
88 Y Jonathan tio de David era conse-
jero, varón prudente, y escriba. Y Ja-
hiel, lujo do Hachamoni, tenia á cargo
los lujos del rey.
83 Achitophel era consejero del rey : y
Chusa! Arachita era amigo del rey.
84 Después de Achitophel era Joiada,
mjo de Báñalas, y Abiathar. Y Joab era
el general del ejército del rey.
CAPITULO xxvm.
Daridmanifieetaml pmttio el coneejo de Dioe acerca
del edificio del Umpto, y le exhorta qmeayudenen él
dem hijo Salomo*. 77. Habiendo exhortado d Salo-
món al edificio del templo, le dd la (rata deé%yla
copia de todoe loe instrumento* y votos detn minis-
terio y la materia para todo,
Y JUNTÓ David á todos los princi-
pales de Israel, los principes de las
tribus, y los principes de las cuadrillas
que servían al rey : y los tribunos y cen-
turiones, con los principes de toda la ha-
cienda y posesión del rey, y sus h^os,
con los eunucos, los poderosos, y todos
los valientes hombres en Jerusalem.
2 Y levantándose en pié el rey David, di-
jo: Oídme, hermanos mios, y pueblo
mió : Yo tenia en proposito de edificar
una casa, para que en ella reposara el ar-
ca del concierto de Jehova, y para el es-
trado de los pies de nuestro Dios ; y yo
habla ya aparejado toda» loe cota» para
edificar :
8 Mas Dios me dtyo: Tá no edificarás
casa á mi nombre; porque eres hombre
de guerra, y has derramado sangres.
4 Mas eligióme Jehova el Dios de Is-
rael de toda la casa de mi padre, para
que perpetuamente luces rey sobre Is-
404
rael: porque de Jada escogió el capitán;
y de la casa de Juda, la familia de mi pa-
dre : y de los lujos de mi padre, en mi
tomó contentamiento para ponerme por
rey sobre todo Israel.
5 Y de todos mis lujos, (porque Jehova
me ha dado muchos lujos,) eligió á Salo-
món mi lujo, para que él se asiente en el
trono del reino de Jehova sobre Israel.
6 Y <uJome: Salomón tu lujo, él edifi-
cará mi casa y mis patíos : porque á este
me he escogido por hfyo, y yo le seré á
él por padre.
7 Y yo confirmaré su reino para siem-
pre, si él fuere esforzado para hacer mis
mandamientos y mis juicios, como aques-
te dia,
Ó Ahora pues delante de los ojos de to-
do Israel, congregación, de Jehova, y en
oidos de nuestro Dios, guardad y buscad
todos los preceptos de Jcbova vuestro
Dios, para que poseáis la buena tierra, y
la dejéis por heredad á vuestros hijos
después de vosotros perpetuamente.
0 Y tú Salomón, lujo mió, conoce al
Dios de tu padre, y sírvele de coraion
perfecto, y de ánimo voluntario : porque
Jehova escudrina los corazones de to-
dos, y entiende toda imaginación de los
pensamientos. Si tú le buscares, hallar-
le has : mas si le dejares, él te desechará
para siempre.
10 Mira puet ahora que Jehova te ha
elegido, para que edifiques casa para san-
tuario: esfuérzate, y haz.
11 1T Y David dio á Salomón su lujo la
traza del portal, y de sus casas, y de sus
despensas, y de sus salas, y de sus recá-
maras de adentro, y de la casa dd pro-
piciatorio.
12 Asimismo la traza de todas las cosas
que tenia en su voluntad, para los patios
de la casa de Jehova, y para todas las cá-
maras en derredor ; para los tesoros de la
casa de Dios, y para los tesoros de las
cosas santificadas :
18 Y para los órdenes de los sacerdo-
tes, y de los Levitas, y para toda la obra
del ministerio de la casa de Jehova; y
para todos los vasos del ministerio de la
casa de Jehova.
H Y dio oro por peso para el oro, para
todos los vasos de cada servicio ; y plata
por peso para todos los vasos, para todos
los vasos de cada servicio.
15 Y oro por peso para los candeleros
do oro, y para sus candilejas ; por peso
el oro para cada candelcro y sus candile-
I. DE LAS CRÓNICAS.
jas. ítem, para los candeleras de plata,
ptata por peso para el eandelero y sus
candilejas, conforme al Berrido de cada
eandelero.
16 Asimismo oro por peso para las me-
sas de la proposición, para cada mesa;
asimismo plata para las mesas de plata.
17 ítem, oro paro para los garfios, para
los lebrillos, 7 para los incensarios, 7 para
los tacones de oro, para cada tazón por
peso: asimismo para los tesones de pla-
ta, por peso para cada tazón.
18 ítem, para el altar del perfume, oro
poro por peso: asimismo para la seme-
janza del carro de los querubines de oro,
que con las alas extendidas cubrían el
arca del concierto de Jehova.
19 Todas estas cosas por escrito de la
mano de Jehova que fué sobre mi ; y me
biso entender todos las obras de la traía.
30 DQo mas David á Salomón su hi-
jo: Confórtate, 7 esfuérzate, 7 haz; no
hayas temor, ni desmayes; porque el
Dios Jehova mi Dios mará contigo ; él no
te dejará, ni te desamparará, hasta que
•cabes toda la obra del servido de la ca-
sa de Jehova.
31 He aquí, los órdenes de los sacerdo-
tes 7 de los Levitas, en todo el ministerio
de la casa de Dios terdn contigo en toda
fcv obra; todos voluntarios, con sabidu-
ría en todo ministerio: asimismo los
principes 7 todo el pueblo, en todos tus
negocios.
CAPITULO XXIX.
Bavii ofreciendo para ia/aoriea del templo y lo» va-
999 de m mimaterio gran cuantidad de oro y plata,
exhortadla» principe* d ofrecer, loe cuales también
ofrecieron. II. Hace gracia» d Dio» de todo, y ex-
horta al pueblo d tomisn^ y habiendo conjinnado el
DIJO mas el rey David á toda la con-
gregación : A Salomón mi hfyo so-
lo ha elegido Dios : él es muchacho 7
tierno, 7 la obra es grande: porque
aquella casa no ee para hombre, mas pa-
ra Jehova Dios.
2 Yo empero con todas mis fuerzas he
aparejado para la casa de mi Dios, oro
para las cosas de oro, 7 plata para las co-
sas de plata* y metal para las de metal, y
hierro para las de hierro, y madera para
las de madera, y piedras oniquinas, y pie-
dras preciosos, y piedras negras, y pie-
dras de diversos colores, y todas piedras
preciosas, y piedras de marmol en abun-
dancia.
8 Y ademas de esto, por cuanto tengo
mi contentamiento en la casa de mi Dios,
yo tengo en mi tesoro particular oro y
plata, si cual he dado para la casa de mi
Dios, ademas de todas las cosas, que he
aparejado para lá casa del santuario.
4 Tres mil talentos de oro, de oro de
Ophir, y siete mil talentos de plata afi-
nada, para cubrir las paredes de las casas.
5 T oro para las cosas de oro, y plata
para las de plata, y para toda la obra de
manos de los oficíales. ¿ Y quién quiere
hoy consagrar á Jehova 1
6 Entonces los principes de las familias,
y los principes de las tribus de Israel,
tribunos y centuriones, con los principes
que tenían á cargo la obra del rey, ofre-
cieron de su voluntad,
7 Y dieron para el servido de la casa
de Dios cinco mil talentos de oro, y
diez mil sueldos : y diez mil talentos de
plata, y diez y ocho mil talentos de me-
tal, y den mil talentos de hierro.
8 Y dio cada uno las piedras preciosas
con que se halló para d tesoro de la
casa de Jehova, en mano de Jahid Ger-
sonita.
9 Y el pueblo se holgó de que hubiesen
contribuido de su voluntad ; porque con
entero corazón ofrecieron voluntaria-
mente á Jehova.
10 1f Asimismo el rey David se holgó
mucho, y bendijo á Jehova delante de
toda la congregación; y d\jo David : Ben-
dito teat tú, oh Jehova Dios de Israel
nuestro padre, de siglo á siglo.
11 Tuya, oh Jehova, es la magnificen-
cia, y la fuerza, y la gloria, la victoria, i
d honor: porque todas las cosas que
están en los ddos y en la tierra ton tuyas.
Tuyo, oh Jehova, es d reino, y la altura
sobre todos lo$ que ton por cabezas.
13 Las riquezas y la glbria ettdn delante
de ti, y tú sefioreas á todos : y en tu ma-
no está la potencia y la fortaleza: y en tu
mano es la grandeza y la fuerza de todas
las cosas.
13 Ahora pues Dios nuestro, nosotros
te glorificamos, y loamos el nombre de
tu grandeza.
14 Porque ¿ quién soy yo, y quién es mi
pueblo, para que pudiésemos ofrecer de
nuestra voluntad cosas semejantes ? Por-
que todo es tuyo, y de tu mano te fo da-
mos.
15 Porque nosotros extranjeros y ad-
venedizos somos delante de ti, como to-
dos nuestros padres; y nuestros jdias ton
como sombra sobre la tierra, y no hay
otra esperan* tze
405
II. DE LAS CRÓNICAS.
16 Jcho7ft Dios nuestro, toda esta abun-
dancia que habernos aparejado para edi-
ficarte easa á tu santo nombre, de tn
mano es, y todo es tnyo.
17 Yo sé, ota Dios mió, qne tú escudri-
fias los corazones, y qne la rectitud te
agrada : y yo con la rectitud de mi cora-
zón, voluntariamente te he ofrecido to-
do esto: y ahora he visto con alegría
qne tu pueblo, que ahora se ha hallado
aqui, te ha dado liberalmente.
18 Jehova Dios de Abraham, de Isaac
y de Israel, nuestros padres, conserva
perpetuamente esta voluntad del cora-
son de tu pueblo, y encamina su cora-
zón á ti.
10 Asimismo da á mi htyo Salomón cora-
zón perfecto, para que guarde tus man-
damientos, tus testimonios, y tus esta-
tutos; y para que haga todas las cosas,
y te edifique la casa para la cual yo he
hecho el aparejo.
20 Después de esto David dtyo á toda la
congregación: Bendecid ahora á Jehova
vuestro Dios. Entonces toda la congre-
gación bendijo á Jehova Dios de sus pa-
dres ; y inclinándose adoraron delante de
Jehova, y del rey.
21 Y sacrificaron victimas á Jehova, y
ofrecieron á Jehova holocaustos el día
siguiente, mil becerros, mil carneros,
mil ovejas, con sus derramadoras, y mu-
chos sacrificios por todo Israel.
22 Y comieron y bebieron delante de
Jehova aquel dia con gran gozo. T die-
ron la segunda vez la investidura del
reino á 8alomon, hjjo de David, y ungié-
ronle á Jehova por principe ; y á Sadoc
por sacerdote.
28 Y Salomón se asentó en el trono de
Jehova por rey en lugar de David su pa-
dre; y fué prosperado, y todo Israel le
obedeció.
21 Y todos los principes y poderosos, y
todos los hfyos del rey David, dieron ana
manos debajo del rey Salomón.
25 Y Jehova magnificó grandemente á
Salomón en loa ojos de todo Israel: y le
dio gloria del reino, cual ningún rey la
tuvo antes de él en Israel.
26 Asi reinó David, lujo de Isai, sobre
todo Israel.
27 Y er tiempo que reiné sobre Israel
fué cuarenta años: en Hebron reinó
siete anos, y treinta y tres años reinó
en Jerusalem.
28 Y murió en buena vejez, harto de
dias, de riquezas, y de gloria: y reinó en
su lugar Salomón su htyo.
20 Y los hechos del rey David, prime-
ros y postreros, están escritos en el libro
de las crónicas de Samuel vidente, y en
las crónicas del profeta Natoan, y en
las crónicas de Gad vidente;
80 Juntamente con todo su reino y su
potencia, y con los tiempos qne pasaron
sobre él y sobre Israel, y sobre todos loa
reinos de las tierras.
LIBRO SEGUNDO DE LAS
CRÓNICAS.
CAPITULO I.
Pidiendo Salomón á Dkm aoMctota par* foder Sfm
9obmi&mpmNotélUda**idwria,tfrlvKMa$iO'
br* todo* los reyes de la tierra.
Y SALOMÓN, hijo de David, fué con-
firmado en su reino, y Jehova su
Dios fué con él, y le magnificó grande-
mente.
2 Y mandó Salomón á todo Israel, tri-
bunos, centuriones, y Jueces, y á todos
los principes de todo Israel, cabezas de
familias.
8 Y fué Salomón, y con él toda la con-
gregación al alto que etU&a en Gabaon;
porque allí estaba el tabernáculo del tes-
406
timonio de Dios, qne habia hecho líoy-
ses siervo de Jehova en el desierta
4 Y David habia traído el arca de Dios
de Cariath-Jarim al lugar que él le habia
aparejado; porque él le habia tendido
una tienda en Jerusalem.
6 Asimismo el altar de metal que habla
necio Beselcel, htfo de Uri, hijo de Hur,
safaos allí delante del tabernáculo de Je-
hova, al cual Salomón y la congregación
Iban á consultar.
6 Y subió Salomón allá delante de Je-
hova al altar de metal, que ¿atoo* en el
tabernáculo del testimonio, y sacrificó
sobre él mil holocaustos.
II. DE LAS CRÓNICAS.
7 T aquella noche apareció Dios á Sa-
lomón, y díjole: Demanda lo que quisie-
re» que yo te dé.
8 Y Salomón dtfo á Dios: Tú has he-
cho con David mi padre grande miseri-
cordia, y á mi m* has puesto por rey en
lugar suyo.
9 Sea pues ahora firme, oh Jehova Dios,
tu palabra con David mi padre: porque
tú me has puesto por rey sobre mucho
pueblo, como el polvo de la tierra.
10 Dame pues ahora sabiduría y cien-
cia, para que pueda salir y entrar delante
de este pueblo: porque ¿quién podrá
juzgar este tu pueblo tan grande?
11 Y dijo Dios á Salomón : Por cuanto
esto Aló en tu corazón, que no pediste
riquezas, hacienda, ó gloria, ni la muer-
te de los que te quieren mal, ni pediste
muchos dias de vida; mas pediste para
ti sabiduría y ciencia, para juzgar mi
pueblo, sobre el cual te he puesto por
rey:
Id Sabiduría y ciencia te es dada, y tam-
bién te daré riquezas, hacienda, y gloria,
cuanto nunca hubo en los reyes que han
sido antes de ti, ni después de ti habrá
tal
18 T volvió Salomón del alto que ataba
en Gabaon de delante de el tabernáculo
del testimonio á Jerusalem: y reinó so-
bre IsraeL
14 Y juntó Salomón carros y gente de
á caballo, y tuvo mil y cuatrocientos
carros, y doce mil caballeros, los cuales
puso en las ciudades de los carros, y con
el rey en Jernsalem.
15 Y puso el rey plata y oro en Jerusa-
lem como piedras, y cedros como cabra-
higos que nacen en los campos en abun-
dancia.
16 Y sacaban caballos y lienzos finos de
Egypto para Salomón: porque la com-
pañía de los mercaderes del rey compra-
ban caballos y lienzos.
17 Y subían, y sacaban de Egypto un
carro por seiscientas piezas de plata, y
un caballo por ciento y cincuenta : y así
los sacaban todos los reyes de loe Het-
theos, y los reyes de Syria por mano de
eUos.
CAPITULO n.
Determinando Salomón de comenzar «2 edi/tcio del
templo fdeeu casa, te concierta con Hiram rey de
Tyróf et emaile da madera y artífice*.
DETERMINÓ pues Salomón de edi-
ficar casa al nombre de Jehova, y
otra casa para su reino.
2 Y contó Salomón setenta mil hom-
bres que llevasen carga*, y ochenta mil
hombres que cortasen en el monte, y
tres mil y seiscientos que les goberna-
sen.
S Y envió Salomón á Hiram rey de Ty-
ro, diciendo: Gomo hiciste con David
mi padre enviándole cedros, para que
edificase para si casa en que morase :
4 He aquí, yo tengo de edificar casa al
nombre de Jehova mi Dios, para consa-
grársela, para quemar perfumes aromá-
ticos delante de él, y para la disposición
%contÍnua, y holocaustos á la mañana y á
la tarde, para sábados, y nuevas lunas,
y festividades de Jebova nuestro Dios,
lo cual ha de ser perpetuo en Israel.
5 Y la casa que tengo.de edificar, ha de
ser grande: porque el Dios nuestro es
grande sobre todos los dioses.
6 Mas ¿quién será tan poderoso, que le
edifique casa? Los cielos, y los hielos
de los cielos no le comprenden, ¿quién
pues soy yo, para que le edifique casa
mas de para quemar perfumes delante
de él?
7 Envíame pues ahora un- hombre sa-
bio, que sepa obrar en oro, y en plata,
y en metal, y en hierro, en púrpura, y
en grana, y en cárdeno : y que sepa es-
culpir figuras con los maestros, que ettán
conmigo en Juda y en Jerusalem, que
mi padre apercibió.
8 Envíame también madera de cedro,
de haya, y almugim del Líbano: porque
yo sé que tus siervos son maestros de
cortar la madera en el Líbano; y he
aqni, mis siervos irán con los tuyos,
9 Para que me aparejen mucha madera:
porque la casa que tengo de edificar, ha
de ser grande y insigne.
10 Y, he aquí, para los cortadores, los
cortadores de la madera, tus siervos, he
dado veinte mu coros de trigo en grano,
y veinte mil coros de cebada, y veinte
mil batos de vino, y veinte mil batos de
aceite.
11 Y Hiram el rey de Tyro respondió
por cartas, las cuales envió á Salomón :
Porque Jehova amó á su pueblo, te ha
puesto por rey sobre ellos.
13 Y anadió Hiram, diciendo : Bendito
tea Jehova el Dios de Israel, que hizo los
cielos y la tierra, y que dio al rey David
hijo sabio, entendido, cuerdo, y pruden-
te, que edifique casa á Jehova, y casa
para su reino.
18 Yo pues te he enviado un hombre
407
II. DE LAS CRÓNICAS.
libio 7 entendido, que fué de Hiram mi
padre,
14 Htfo de una muger de las aftas de
Dan, y su padre filé de Tyro, el cual sa-
be obrar en oro, y plata, y metal, y hier-
ro, en piedra, y en madera, en púrpura,
y cárdeno, en lino, y en carmesí; y para
esculpir todas figuras, y inventar todas
las invenciones que se le propusieren,
con tus sabios, y con los sabios de mi
señor David tu padre.
15 Enviará pues ahora mi señor á sus
siervos el trigo, y cebada, y aceite, y vi-
no que ha dicho,
16 Y nosotros cortaremos en el Lí-
bano la madera que hubieres menes-
ter, y traértela hemos en balsas por la
mar hasta Joppo, y tú la harás llevar á
Jerusalem.
17 Y contó Salomón todos los varones
extrangeros, que estaban en la tierra de
Israel, después de haberlos ya contado
David su padre, y fueron hallados ciento
y cincuenta y tres mil y seiscientos.
18 Y hizo de ellos setenta mil para lle-
var cargas, y ochenta mil que cortasen
piedra en el monte, y tres mil y seis-
cientos que eran prefectos para hacer
trabajar al pueblo.
capitulo ra.
JBdVfcoM el Umpío eos todo lo que Upárteme*.
Y COMENZÓ Salomón á edificar la
casa de Jehova en Jerusalem en el
monte Moría, que habla sido mostrado
á David su padre, en el lugar que David
habla aparejado en la era de Ornan Je-
buseo.»
2 Y comenzó á edificar en el mes se-
gundo, á los dos dd mes\ en el cuarto
ano de su reina
8 Estas son las medida» de que Salomón
fundó el edificio de la casa de Dios. La
primera medida fué la longitud de sesen-
ta codos: y la anchura de veinte codos.
4 El portal que estaba en la delantera
de la longitud era de veinte codos delan-
te de la anchura de la casa: su altura era
de ciento y veinte : y cubrióla de dentro
de oro puro.
6 Mas la casa mayor cubrió de madera
de haya, la cual cubrió de buen oro, y
sobre ella hizo subir palmas y cadenas.
6 Y cubrió la casa de piedras preciosas
por excellencia: y el oro era oro de Par-
vaim.
7 Asi cubrió la casa, vigas, umbrales,
sus paredes, y sos puertas de oro : y es-
culpió querubines por las paredes.
408
8 Y hizo la casa del lugar santísimo, su
longitud de veinte codos en la frontera
de la anchura de la casa, y su anchura
de veinte codos : y cubrióla de buen oro
con seiscientos talentos.
9 Y el peso de los clavos tuvo cincuen-
ta sidos de oro: asimismo cubrió de
oro las salas.
10 Y hizo dentro del lugar santísimo
dos querubines de hechura de niños, los
cuales cubrieron de oro.
11 La longitud de las alas de los que-
rubines era de veinte codos; porque la
una ala era de cinco codos, la cual llega-
ba hasta la pared de la casa; y la otra
ala de cinco codos, la cual llegaba al ala
del otro querubín.
12 De la misma manera la una ala del
otro querubín era de cinco codos, la
cual llegaba hasta la pared de la casa; j
la otra ala era de cinco codos, que toca-
ba al ala del otro querubín.
13 Asi las alas de estos querubines esta-
ban extendidas por veinte codos : y ellos
estaban en pié, los rostros hada la casa,
14 Hizo también un velo de cárdeno,
púrpura, carmesí, y lino, y hizo subir
en él querubines.
15 Delante de la casa hizo dos colum-
nas de longitud de treinta y cinco codos,
y el capitel que estaba en la cabeza, de
cinco codos.
16 Hizo también unas cadenas en el
oratorio, y púsolas sobro los capiteles
de las columnas : y hizo den. granadas,
las cuales puso en las cadenas.
17 Y asentó las columnas delante del
templo : la una á la mano derecha, y la
otra á la izquierda; y á la de la mano
derecha llamó Jachin, y á la de la izquier-
da Boaz.
CAPITULO IV.
Ptrnigime kitmrrmekm de te/Mbrfea éehmwammv
itutnonemtoe perteneciente* mi eertiei» del inapto.
Y HIZO un altar de metal de longi-
tud de veinte codos, y de anchura
de otros veinte codos, y de altura de diez
codos.
2 Hizo también un mar de fundición
d cual tenia diez codos dd un borde ai
otro, redondo al derredor: su altura era
de cinco codos, y una linea de treinta
codos le cenia al derredor.
S Y debajo de él habla unas Imagines
de bueyes que le cercaban al derredor,
diez en cada codo : y habia dos ordenas
de bueyes fundidos en su fundición. ■
4 Y estaba asentado sobre doce bueyes,
II. DE LAS CRÓNICAS.
los trefe miraban al septentrión, y los
tres al occidente, y los tres al mediodía,
y los tres al oriente: y el mar estaba
puesto sobre ellos, y todas las traseras
de ellos estaban á la parte de adentro.
5 Y tenia de grueso nn palmo, y el bor-
de era dé la hechura de nn borde de nn
calis, ó de una flor de lis. Y hacia tres
mil batos.
6-Hifco también diez mentes, y pnso las
cinco á la mano derecha, y las cinco á la
izquierdo, para lavar y limpiar en ellas
la obra del holocausto: mas el mar era
para layarse los sacerdotes en éX
7 Hiso también diez candeleros de oro
según su manera, los cuales puso en el
templo, cinco á la mano derecha, y cinco
á la izquierdo.
8 ítem, hizo diez mesas, y púsolas en
el templo, cinco á la mano derecha, y
cinco á la izquierda. Hizo asimismo cien
lebrillos de oro.
9 Hizo también el patio de los sacerdo-
tes, y el gran patio, y las portadas del
patio, y cubrió las puertas de ellas de
metal •
10 Y asentó el mor al lado derecho ha-
da el oriente, enfrente del mediodía.
11 Hizo también Hlram calderos, y
muelles, y lebrillos. Y acabó Hiram la
obra que hizo al rey Salomón para la ca-
sa de Dios :
18 Dos columnas, y los cordones, los
capiteles sobre las cabezas de las dos co-
lumnas, y dos redes para cubrir las dos
bolas de los capiteles que estaban sobre
las cabezas de las columnas ;
13 Cuatrocientas granadas en las dos re»
declHas, dos órdenes de granadas en ca-
da redecilla, para que cubriesen las dos
bolas de los capiteles que estaban sobre
las cabezas de las columnas.
14 Hizo también las basas, sobre las
cuales asentó las fuentes :
15 Un mar, y doce bueyes debajo de
él:
16 Y calderos, y muelles, y garfios : y
todos sus vasos hizo Hiram su padre al
rey 8alomon para la casa de Jehova de
metal purísimo.
17 Y fundiólos el rey en los llanos del
Jordán, en arcilla de la tierra, entre 8o-
choth y Saredatha.
18 Y hizo Salomón todos estos vasos en
grande abundancia, porque no pudo ser
hallado el peso del metal
19 Asi hizo Salomón todos los vasos
para la casa de Dios, y el altar de oro, y
las mesas, y sobre ellas los panes de la
proposición :
20 Asimismo los candeleros y sus can-
dilejas de oro puro, para que las encen-
diesen delante del oratorio conforme á
la costumbre ;
21. Y las flores, y las candilejas, y las
despabiladeras de oro, de oro perfecto.
22 Y los salterios, y los lebrillos, y los
cucharones, y los incensarios, de oro
puro. Y la entrada de la casa, y sus
puertas de adentro del lugar santísimo,
y las puertas de la casa del templo, de
oro.
CAPITULO V.
Acabada toda la fábrica del templo p * m servicio,
Salomón atienta el orea con gran tóUmnidad, y
Dio» da testimonio de m pretenda hinehiendo el
templo de tata mee.
Y ACABÓSE toda la obra que hizo
Snlomon para la casa de Jehova: y
metió Salomón las cosas que David su
padre habia dedicado, y puso la plata, y
el oro, y todos los vasos en los tesoros
de la casa de Dios.
2 Entonces Salomón Juntó los ancianos
de Israel, y todos los principes de las
tribus, las cabezas de las familias de los
mjos de Israel en Jerusalem, para que
trajesen el arca del concierto de Jehova
de la ciudad de David, que es Sion,
3 Y juntáronse al rey todos los varones
de Israel á la solemnidad del mes sép-
timo.
4 Y todos los ancianos de Israel vinie-
ron, y los Levitas llevaron el arca.
5 Y llevaron el arca, y el tabernáculo
del testimonio, y todos los vasos del san-
tuario que estaban en el tabernáculo, y los
llevaban los sacerdotes, y los Levitas.
6" Y el rey Salomón, y toda la congre-
gación de Israel que se habia congrega-
do á él delante del arca, sacrificaron
ovejas y bueyes, que por la multitud no
se pudieron contar ni numerar.
7 Y los sacerdotes metieron el arca del
concierto de Jehova en su lugar, al ora-
torio de la caso, en el lugar santísimo,
debajo délas alas de los querubines.
8 Y los querubines extendían las dos
alas sobre el asiento del arca, y cubrían
los querubines por encima asi el arca co-
mo sus barras.
9 Y hicieron salir á mera las barras, pa-
ra que se viesen las cabezas do las barras
del arca delante del oratorio, mas no se
velan desde fuera: y allí estuvieron has-
ta hoy.
10 En el arca no habia sino las dos ta-
«09
II. DE LAS CRÓNICAS.
olas que Moyses habla puesto en Horeb,
con las cuales Jehova babia hecho alian-
za con loa hijos de Israel, cuando salie-
ron de Egypto.
11 Y como los sacerdotes salieron del
santuario, (porque todos los sacerdotes
que se hallaron hablan sido santificados,)
no podían guardar sus veces.
12 T los Levitas cantores todos, los de
Asaph, los de Hernán, y los de Idithun,
juntamente con sus hyos y sus herma-
nos, estaban vestidos de lino fino, con
címbalos, y salterios, y arpas, al oriente
del altar; y con ellos ciento y veinte sa-
cerdotes que tocaban trompetas.
13 T tocaban las trompetas, y cantaban
con la voz todos á una como un varen,
alabando y glorificando á Jehova, cuan-
do alzaban la voz con trompetas, y cím-
balos, y órganos de música, cuando ala-
baban á Jehova: Porque et bueno, por-
que su misericordia es para siempre. Y
la casa rae llena de una nube, la casa de
Jehova ;
14 Y no podían los sacerdotes estar pa-
ra ministrar por causa de la nube: por-
que la gloria de Jehova habla henchido
la casa de Dios.
CAPITULO VL
Sabiendo Salomón hecho gracia» d Dio» por haberte
elegido para que le edificóte templo, con vna larga
oración le ruega por todo» lo$ qm con necesidad le
ENTONCES dyo Salomón: Jehova
, ha dicho, que él habitará en la os-
curidad.
2 Yo pues he edificado una casa de mo-
rada para ti, y una habitación en que
mores para siempre.
3 Y volviendo el rey su rostro bendijo
á toda la congregación de Israel, y toda
la congregación de Israel estaba en pié,
y él dyo:
4 Bendito eea Jehova Dios de Israel, el
cual dyo por su boca á David mi padre,
y con su mano ha cumplido, diciendo:
5 Desde el día que saqué mi pueblo de
la tierra de Egypto, ninguna ciudad he
elegido de todas las tribus de Israel, para
edificar casa donde estuviese mi nombre ;
ni he escogido varón, que fuese principe
sobre mi pueblo Israel :
6 Mas á Jerusalem he eligido para que
en ella esté mi nombre, y á David he ele-
gido para que fuese sobre mi pueblo Is-
rael.
7 Y David mi padre tuvo en corazón
de edificar casa al nombre de Jehova
Dios de Israel
410
8 Mas Jehova dyo a David mi padre:
De haber tenido en tu corazón de edifi-
car casa á mi nombre, bien has hecho de
haber tenido esto en tu corazón :
9 Empero tú no edificarás la casa; sino
tu lujo que saldrá de tus lomos, él edifi-
cará casa á mi nombre.
10 Y Jehova ha cumplido su palabra,
que dijo : y levánteme yo por David mí
padre, y ásenteme en el trono de Israel,
como Jehova habla dicho ; y he edifica-
do casa al nombre de Jehova Dios de Is-
rael
11 Y he puesto en ella el arca en la cual
está el concierto de Jehova que concer-
tó con los hyos de Israel.
12 Y púsose delante del altar de Jehova
delante de toda la congregación de Is-
rael, y extendió sus manos :
13 Porque Salomón habla hecho un
pulpito de metal, y le habla puesto en
medio del patio, de longitud de cinco
codos, y de anchura de otros cinco, y de
altura de tres codos, y púsose sobre él,
y hincóse de rodillas delante de toda la
congregación de Israel, y extendiendo
sus manos al cielo, dyo:
14 Jehova Dios de Israel, no hay dios
semejante á ti en el délo, ni en la tierra,
que guardas el concierto, y la misericor-
dia á tus siervos, que caminan delante
de tí con todo bu corazón :
15 Que has guardado á tu siervo David
mi padre lo que le dyiste: tú lo dijiste
de tu boca, mas con tu mano lo has cum-
plido, como partee este dia.
16 Ahora pues Jehova Dios de Israel,
guarda á tu siervo David mi padre lo
que le has prometido, diciendo: No fal-
tará de ti varón delante de mi que se
asiente en el trono de Israel, á condición
que tus hyos guarden su camino, andan-
do en mi ley, como tú has andado delan-
te de mí.
17 Ahora pues, oh Jehova Dios de Is-
rael, sea firme tu palabra que dyiste á
tu siervo David.
18 ¿Es verdad que Dios ha de habitar
con el hombre en la tierra? Heaqui,
los cielos, y los cielos de los délos no te
comprenden, ¿cuánto menos esta casa
que he edificado?
10 Mas tú mirarás á la oradon de tu
siervo, y á su ruego, oh Jehova Dios
mió, para oir d clamor y la oradon con
que tu siervo ora delante de ti :
20 Que tus ojos estén abiertos sobre
esta casa de dia y de noche, sobre el lu*
IL DE LAS CRÓNICAS.
gar del cual dátete: Mi nombre será aHí:
que oigas 1a oración con que tu siervo
ora en este logar.
21 Asimismo* qne oigas el mego de tn
siervo, y de tu pueblo Israel, cuando
oraren en este lugar ;. que tú oirás des-
de los cielos, desde el lugar de tu habi-
tación; qne oigas, y perdones.
22 Si alguno pecare contra su prójimo,
y él Te pidiere juramento naciéndolo Ju-
rar, y el Juramento yíniere delante de tu
altar en esta casa;
23 Tú oirás desde los cielos, y harás, y
Juagarás 4 tus sierros, pagando al impío,
dándole su camino en su cabeza, y Justi-
ficando al jnsto, dándole conforme á su
justicia,
24 Si tu pueblo Israel cayere delante
de los enemigos por haber pecado con-
tra ti, y si se convirtieren, y confesaren
tu nombre, y rogaren delante de tí en
esta casa;
25 Tú oirás desde los cielos, y perdona-
rás el pecado de tu pueblo Israel, y vol-
verlos has á la tierra que diste á ellos y
á sus padres.
26 Si los cielos se cerraren, que no haya
lluvias por haber pecado contra ti, si
oraren á ti en este lugar, y confesaren
tu nombre, y se convirtieren de sus pe-
cados cuando los afligieres ;
27 Tú los oirás en los cielos, y perdo-
narás ef pecado de tus siervos, y de tu
pueblo Israel, y les enseñarás el buen
camino para que anden en él, y darás
lluvia sobre tu tierra, la cual diste por
heredad á tu puebla
28 Y si hubiere hambre en la tierra, ó
si hubiere pestilencia, ó si hubiere tizon-
cillo, ó niebla, lagarta, langosta, ó pul-
gón; 6 si los cercaren sus enemigos en
la tierra da sus ciudades; ó cualquiera
llaga, 6 enfermedad :
29 Toda oración, y todo ruego que cual-
quier hombre hiciere, 6 todo tu pueblo
Israel, ó cualquiera que conociere su
llaga, y su dolor en su corasen, si exten-
diera sus manos á esta casa;
SO Tú oirás desde los cielos, desde el
lugar de tu habitación, y perdonarás, y
darás á cada uno conforme á sus cami-
nos, habiendo conocido su corasen; por-
que tú solo conoces el corasen de los
hijos de los hombres :
31 Para qne ta teman, y anden en tus
caminos todos los días que vivieren so-
bre la haz de la tierra que tú diste á
nuestros padrea.
82 T también al extrangero, que no
mere de tu pueblo Israel, que hubiere
venido de lejas tierras, por causa de tu
grande nombre, y de tu mano raerte, y
de tu brezo extendido, si vinieren, y ora-
ren en esta casa;
83 Tú oirás desde los cielos, desde la
habitación de tu morada, y harás con-
forme á todas las cosas por las cuales
el extrangero hubiera clamado á ti : pa-
ra que todos los pueblos de la tierra
conoBcan tu nombre, y te teman como
tu pueblo Israel; y sepan que tu nom-
bre es invocado sobre esta casa que he
edificada
84 Si tu pueblo saliere á la guerra contra
sus enemigos por el camino que tú loa
enviares, y oraren áti hacia esta ciudad
que tú elegiste, hada la casa que he edi-
ficado á tu nombre ;
85 Tú oirás desde los cielos su oración
y su ruego, y defenderás su causa.
86 Si pecaren contra tí, pues que no
hay hombre que no peque, y te airares
contra ellos, y los entregares delante de
sus enemigos, para que los que los to-
maren, los lleven cautivos á tierra de
enemigos lejos 6 cerca;
37 T ellos volvicren en si en la tierra
donde fueren llevados cautivos, y si se
convirtieren, y oraren á ti en la tierra de
su cautividad, y dfyeren: Pecamos, he-
mos hecho inicuamente, hemos hecho
impíamente;
88 Y se convirtieren á ti de todo su
coraron, y de toda su alma, en la tierra
de su cautividad, donde los hubieren
llevado cautivos, y oraren hacia su tier-
ra, que tú diste á sus padres, hacia la ciu-
dad que tú elegiste, y hacia la casa que
he edificado á tu nombre;
89 Tú oirás desde los cielos, desde la
morada de tu habitación, su oración y
su ruego, y defenderás su causa, y per-
donarás á tu pueblo que' pecó con-
tra ti.
40 Ahora pues, oh Dios mío, estén,
yo te ruego, abiertos tus ojos, y aten-
tas tus orejss á la oración en este lu-
ga*.
41 Oh Jehova Dios, levántate ahora pa-
ra tu reposo, tú y el arca de tu fortaleza :
oh Jehova. Dios, tus sacerdotes sean ves-
tidos de salud, y tus misericordiosos go-
cen de bien.
42 Jehova Dios, no bagas volver el ros-
tro de tu ungido: acuérdate de las mise-
ricordias de David tu siervo.
áU
II. DE LAS CRÓNICAS.
CAPITULO vn.
Acabada la dedicado* del templo y altar con mama
solemnidad y alabanzas dt Dios, Saloman despide
la multitud, v se vuelven dsus catas con olearia, II.
Aparece Dio» d Salomón, y declárale haber oído su
oración, prometiéndola firmeza ai templo edificado
y al pueblo, si permanecieren en su obediencia: y
amenazándole con espantoso asolamiento, si se apar-
taren de eUa.
Y GOMO Salomón acabó de orar, el
fuego descendió de los cielos, y con-
sumió el holocausto, y las -víctimas ; y la
gloria de Jehova hinchió la casa.
2 Y no podían entrar los sacerdotes en
la casa de Jehova, porque la gloria de
Jehova habla henchido la casa de Jehova.
3 T como vieron todos los hijos de Is-
rael descender el fuego, y la gloria de
Jehova sobre la casa, cayeron en tierra
en el solado sobre sus rostros, y adora-
ron glorificando á Jehova, diciendo: Que
es bueno, que su misericordia es para
siempre.
4 Y el rey y todo el pueblo sacrificaban
sacrificios delante de Jehova.
5 Y sacrificó el rey Salomón en sacrifi-
cio veinte y dos mil bueyes, y ciento y
veinte mil ovejas : y dedicaron la casa de
Dios el rey y todo el pueblo. -
6 Y los sacerdotes estaban en sus ór-
denes, y los Levitas con los instrumen-
tos de música de Jehova, que habla he-
cho el rey David para alabar á Jehova,
diciendo: Que su misericordia et para
siempre : cuando David alababa por ma-
no do ellos. Y los sacerdotes tañían
trompetas delante de ellos, y todo Israel
estaba en pió.
7 También santificó Salomón el medio
del patio que estaba delante de la casa de
Jehova, por cuanto habla hecho allí los
holocaustos, y los sebos de los pacíficos ;
porque en el altar de metal, que Salo-
món habla hecho, no podían caber los
holocaustos, y el presente, y los sebos.
8 Entonces hizo Salomón fiesta siete
dias, y con' él todo Israel, una grande
congregación, desde la entrada de Emath
hasta el Arroyo de Egypto.
9 Al octavo dia hicieron convocación,
porque la dedicación del altar hablan he-
cho en siete dias, /hablan celebrado la
solemnidad por siete dias.
10 Y á los veinte y tres del mes sépti-
mo envió al pueblo á sus estancias ale-
gres y gozosos de corazón por los bene-
ficios que Jehova habla hecho á David, y
á Salomón, y á su pueblo Israel
11 Y Salomón acabó la casa de Jehova,
y la casa del rey : y todo lo que Salomón
412
tuvo en voluntad de hacer en la casa de
Jehova, y en su casa, fué prosperado.
12 Y Jehova apareció á Salomón de
noche, y díjole : Yo he oído tu oración,
y yo he elegido para mí este lugar, por
una casa de sacrificio.
18 Si yo cerrara los cielos, que no haya
lluvia, y bí mandare á la langosta qne
consuma la tierra, ó si enviare pestilen-
cia en mi pueblo ;
14 Y si se humillare mi pueblo sobre
los cuales mi nombre es invocado, y ora-
ren, y buscaren mi faz, y se convirtieren
de sus caminos malos, entonces yo oiré
desde los 'délos, y perdonaré sus peca-
dos, y sanaré su tierra.
15 Ahora mis ojos estarán abiertos, y
mis orejas atentas á la oración en este
lugar.
16 Asi que ahora yo he elegido y santi-
ficado esta casa, para que esté en ella mi
nombre para siempre, y mis ojos y mi
corazón estarán allí para siempre.
17 Y tú, si anduvieres delante de mi,
como anduvo David tu padre, y hicieres
todas las cosas que yo te he mandado, y
guardares mis estatutos y mis derechos,
18 Yo confirmaré el trono de tu reino,
como concerté con David tu padre, di-
ciendo : No faltará varón de tí, que do-
mine en Israel.
19 Mas bí vosotros os volvieseis, y de-
jareis mis estatutos y mis preceptos, que
yo os he propuesto, y raeréis y sirviereis
á dioses ágenos, y los adorareis ;
20 Yo los arrancaré de mi tierra que
les he dado: y esta casa que he santifi-
cado á mi nombre, yo la echaré de de-
lante de mi, y la pondré por proverbio y
fábula en todos los pueblos.
21 Y esta casa que fué tan ilustre, será
espanto á todo pasante; y dirá: ¿Por
qué ha hecho asi Jehova á esta tierra, y
á esta casa?
22 Y serle ha respondido : Por cuanto
dejaron á Jehova Dios de sus padres, el
cual los sacó de la tierra de Egypto, y
echaron mano de dioses ágenos, y los
adoraron y sirvieron : por eso él ha traí-
do sobre ellos todo este maL
capitulo vra.
Fortifica Salomón el reino restaurando aiuunas da-
dados, y haca tributarias d los que habían quedáis
de los Chananeoe. II. Pone d lo* Levitas en el arden
en que David su padre tos repartió para que minis-
trasen, III. frdeseU oro de Opkir.
Y ACONTECIÓ que al cabo de veinte
años, que Salomón hubo edificado
la casa de Jehova, y su cosa,
II. DE LAS CRÓNICAS.
8 Edificó Salomón las ciudad» que Hl-
ram habia dado á Salomón, y poso en
ellas á loe hijos de Israel.
8 Después Tino Salomón á Emath So-
ba, y la tomó.
4 T edificó á Thadmor en el desierto, y
todas las ciudades de las municiones,
que edificó en el desierto.
6 Asimismo reedificó á Beth-oron la de
arriba, y á Beth-oron la de abajo, ciuda-
des fortificadas de muros, puertas, y bar-
ras.
6 ítem, á Balaath, y á todas las Tillas
de munición, que tenia Salomón : tam-
bién todas las ciudades de los carros, y
las de la gente de á caballo : y todo lo
que Salomón quiso edificar en Jerusa-
lem, y en el Líbano, y en toda la tierra
de su señorío,
7 Y á todo el pueblo, que habla queda-
do de los Hettheos, Amorrheos, Phere-
seos, Heveos, Jebuseos, que no eran de
Israel;
8 Los hijos de los que hablan quedado
en la tierra después de ellos, á los cuales
los lujos de Israel no destruyeron del to-
do, hizo 8alomon tributarios hasta hoy.
9 Y de los lujos de Israel no puso Salo-
món siervos en su obra; porque eran
hombres de guerra, y sus principes, y
sus capitanes, y principes de sus carros,
y su gente de á caballo.
10 Y tenia Salomón doscientos y cin-
cuenta principes de los gobernadores,
los cuales presidian en el pueblo.
11 Y pasó Salomón á la luja de Pharaon
de la dudad de David á la casa que él le
habla edificado ; porque dtyo entre tí: Mi
muger no. morará en la 'casa de David
rey de Israel, porque son cosas sagradas,
por haber entrado en ellas el arca de Je-
hora.
13 Entonces ofreció Salomón holocaus-
tos á Jehova sobre el altar de Jehova,
que habla edificado dolante del portal ;
13 Para que ofreciesen cada cosa en su
dia, conforme al mandamiento de Mov-
aos, en los .sábados, nuevas lunas, y fies-
tas, tres veces en el ano; en la fiesta de
los panes sin levadura, en la fiesta de las
semanas, y en la fiesta de las cabanas.
14 \ Y constituyó los repartimientos de
los sacerdotes en sus oficios, conforme
á la ordenación de David su padre : los
Levitas por sus órdenes, para que alaba-
sen y ministrasen delante de los sacer-
dotes, cada cosa en su dia: y los porte-
ros por su orden á cada puerta: porque
así lo habia mandado David, varón de
Dios.
15 Y no salieron del mandamiento del
rey en cuanto á los sacerdotes, y Levi-
tas, y los tesoros, y todo negocio.
16 Porque toda la obra de Salomón es-
taba aparejada, desde el dia que la easa
de Jehova fué fundada hasta que se aca-
bó, que la casa de Jehova fué acabada
del todo.
17 T Entonces Salomón rae á Asion-
gaber, y á Ailath á la costa de la mar en
la tierra de Edom.
18 Porque Hiram le habia enviado na-
vios por mano de sus siervos, y marine-
ros diestros por la mar, los cuales ha-
blan ido con los siervos de Salomón á
Ophir, y hablan tomado de allá cuatro-
cientos y cincuenta talentos de oro, y los
hablan traído al rey Salomón.
CAPITULO IX.
La rtina do Soba viene d vititar d Salomo* oída m
fama, y le da prreentea, y él d oUa. U. Edifica un
trono. 111. ltecapitútoÉe m gloria y riqueaa»: oí
cual mmrto, omeode en el reino Roboam $m hijo.
Y LA reina de Baba oyendo la fama de
Salomón, vino á Jernsalem para
tentar á Salomón con preguntas oscuras,
con un muy grande ejército, con came-
llos cargados de olores, y oro en abun-
dancia, y piedras preciosas.^ Y luego
que vino á Salomón, habló con él todo
lo que tenia en su corazón.
2 Y Salomón le declaró todas sus pala-
bras : ninguna cosa quedó que Salomón
no le declarase.
3 Y viendo la reina de Saba la sabidu-
ría de Salomón, y la casa que habia edi-
ficado,
4 Y las viandas de su mesa, y el asien-
to de sus siervos, y el estado de sus cria-
dos, y los vestidos de ellos, sus maestre-
salas y sus vestidos, y su subida por don-
de subia á la casa de Jehova, no quedó
mas espíritu en ella ;
5 Y dijo al rey : Verdad es lo que he
oído en mi tierra de tus cosas, y de tu
sabiduría:
6 lías yo no creía las palabras de ellos,
hasta que he venido, y mis ojos han vis-
to ; y he aquí que ni aun la mitad de la
multitud de tu sabiduría me habia sido
dicha : porque tú añades sobre la fama
que yo habia oido.
7 Bienaventurados tus varones, y bien-
aventurados estos tus siervos, que están
siempre delante de tí, y oyen tu sabi-
duría
8 Jehova tu Dios sea bendito, que se ha
418
II. DE LAS CRÓNICAS.
agradado ea ti, par» ponerte sobre en
trono por rey de Jehoya tu Dios: por
cnanto fu Dios ha amado á Israel, para
afirmarle perpetuamente, y te puso por
rey sobre ellos para que hagas juicio y
justicia.
9 Y dio al rey ciento y velóte talentos
de oro, y gran copia de especiería, y pie-
dras preciosas : nunca hubo tal especie-
ría como la que dio la reina de Saba al
rey Salomón.
10 También los sierros de Hiram, y los
sierros de Salomón, que hablan traído el
oro de Ophir, trajeron madera de almu-
gim, y piedras preciosas.
11 T hizo el rey de la madera de almu-
gim gradas en la casa de Jehova, y en las
casas reales, y arpas y salterios para los
cantores: nunca en tierra de Juda fué
vista madera semejante.
12 Y el rey Salomón dio é la reina de
Baba todo lo que ella quiso y le pidió,
mas de lo que ella habla traído al rey :
y tila se volvió y se ftié á su tierra con
sus siervos.
13 Y el peso de oro que venia a Salo-,
mon cada un ano era seiscientos y se-
senta y seis talentos de oro,
14 81n lo que traían los mercaderes y
negociantes. Y también todos los reyes
de Arabia, y los príncipes de la tierra,
traían oro y plata á Salomón.
15 Hizo también el rey Salomón dos-
cientos pavéses de oro de martillo, que
tenia cada pavés seiscientas piemu de oro
de martillo.
16 ítem, trescientos escudos de oro ex-
tendido, que tenia cada escudo trescien-
tas pieza» de oro. Y púsolos el rey en
la casa del bosque del Líbano.
17 1 Hizo también el rey un gran trono
de marfil, y cubrióle de oro puro :
18 Y al trono seis gradas, y un estrado
de oro al trono, y arrimadizo» de la nna
parte y de la otra al lugar del asiento, y
dos leones, que estaban junto á los arri-
madizos.
19 Habla también allí doce leones sobre
las seis gradas de la una parte y de la
otra : en todos los reinos nunca fué he-
cho otro tal.
20 K Toda la bajilla del rey Salomón
era de oro, y toda la bajilla de la casa del
bosque del Líbano de oro puro. En los
días de Salomón la plata no era de es-
tima.
21 Porque la flota del rey iba á Tharsls
con los siervos de Hiram, y eada tres
414
afios solían venir las naves de Thaisis, y
traían oro, plata, marfil, simios, y pavos.
22 Y excedió el rey Salomón á todos
los reyes de la tierra en riqueza y en sa-
biduría.
28 Y todos los reyes de la tierra procu-
raban ver el rostro de Salomen, por oír
su sabiduría, que Dios habla dado en su'
corazón.
24 Y de estos cada uno traia su presente,
vasos de plata, vasos de oro, vestidos,
armas, especierías, caballos, y acémilas,
todos los afios.
25 Tuvo también Salomón cuatro mil
caballerizas para los caballos y carros, y
doce mil caballeros, los cuales puso en
las ciudades de los carros, y con el rey
en Jerusalem.
26 Y tuvo señorío sobretodos los reyes,
desde el rio hasta la tierra de los Phills-
theos, y hasta el término de'Egypto.
27 Y puso el rey plata en Jerusalem co-
mo piedras, y cedros como los cabrahi-
gos, que nacen por las campanas en abun-
dancia.
28 Sacaban también caballos para Salo-
món de Egypto, y de todas las provin-
cias.
29 Lo demás de los hechos de Salomón
primeros y postreros, ¿no está todo es-
crito en los libros de Nathan profeta, y
en la profecía de Ahias 8ilonlta, y en las
profecías de Addo vidente, contra Jero-
boam, lujo de Nabatf
80 Y reinó Salomón en Jerusalem sobre
todo Israel cuarenta saos.
81 Y durmió Salomón con sus padres,
y sepultáronle en la ciudad de David su
padre: y reinó' en su lugar Jtoboam su
hijo.
CAPITULO X.
Levántenselas diez tribus contra Jtoboam, porque si-
guiendo el consejo de los mancebos no quiso relajar
ai pueblo algo de sus tributos, antes fe respondió éu-
YROBOAM fué á Sichem, porque en
Sichem se habla juntado todo Israel
para hacerle rey.
2 Y como Jeroboam, hijo de Nabat, el
cual estaba en Egypto, donde habla hui-
do á causa del rey Salomón, lo oyó, vol-
vió de Egypto.
8 Y enviaron y llamáronle. Y vino Je-
roboam, y todo Israel, y hablaron á Ro-
boam, diciendo :
4 Tu padre agravó nuestro yugo, afloja
tú pues ahora algo de la dura servidum-
bre, y del grave yugo con que tu padre
nos apremió, y servirte hemos.
II. DE LAS CRÓNICAS.
5 Yéllesdfyo: Volved á mi de aquiá
tres dias. T el pueblo se fué.
6 Entonce* el rey Roboam tomó conse-
jo con los viejos que hablan estado de-
lante de Salomón bu padre, cuando vi-
vía, y díjoles: ¿Cómo aconsejáis voso-
tros qne responda á este pueblo ?
7 Y ellos le hablaron, diciendo : Si te
hubieres humanamente con este pueblo,
7 los agradares, y lee hablares buenas
palabras, dio$ te servirán perpetuamente.
8 Mas él dejando el consejo de los Tie-
jos, que le dieron, tomó consejo con los
jóvenes, que se hablan criado con él,
y qne asistían delante de éX
9 Y díjoles : ¿ Qué aconsejáis vosotros
que respondamos á este pueblo que me
ha hablado, diciendo: Alivia algo del
yugo que tu padre puso sobre nosotros?
10 Entonces los jóvenes, que se ha-
blan criado con él, le hablaron, diciendo :
Asi dirás al pueblo que te ha hablado,
diciendo : Tu padre agravó nuestro yugo,
tú pues descárganos. Asi les dirás: El
menor dedo mío es mas grueso que loe
lomos de mi padre.
11 Asi que mi padre os cargó de grave
yugo, y yo añadiré á vuestro yugo : mi
padre os castigó con azotes, y yo con
escorpiones.
13 Vino pues Jeroboam y todo el pue-
blo á Boboam al tercero día, como el
rey les habla mandado, diciendo : Volved
á mi de aqui á tres dias.
13 Y respondióles el rey ásperamente;
y dejó el rey Roboam el consejo de los
viejos,
14 Y hablóles conforme al consejo de
los mancebos, diciendo : Mi padre agra-
vó vuestro yugo, y yo añadiré á vuestro
yugo: mi padre os castigó con azotes,
y yo con escorpiones.
15 Y no escuchó el rey a* pueblo : por-
que era la voluntad de Dios para cum-
plir Jehova su palabra que habla habla-
do por Ahias Sllonita á Jeroboam, hijo
de Nabat
16 Y viendo todo Israel que el rey no
le habla oído, respondió el pueblo al rey,
diciendo : ¿Qué parte tenemos nosotros
con David, ni herencia en el htyo de Isai?
Israel cada uno á sus estancias: David
mira ahora por tu casa. Asi se fué todo
Israel á sus estancias.
17 Y reinó Roboam sobre los hijos de
Israel, que habitaban en las -ciudades de
Juda.
18 Y envió el rey Roboam á Adunan,
que tenia cargo de los tributos, y ape-
dreáronle los hy os de Israel con piedras,
y murió. Entonces el rey Roboam se
hizo fuerte, y subiendo en un carro huyó
á Jerusalem.
19 Asi se rebeló Israel de la casa de
David hasta hoy.
CAPITULO XI.
Aparejando Jtoboam para venir contra hratl, Dio»
U manda qm ce$e. II. Fortifica Roboam el remo
de Juda ad de edi/lcioe como de gente.
Y COMO vino Roboam á Jerusalem,
Juntó la casa de Juda y de Ben-
jamin, ciento y ochenta mil hombres
escogidos de guerra para pelear contra
Israel, y volver el reino á Roboam.
2 Y fué palabra de Jehova á Semelas
varón de Dios, diciendo :
8 Habla á Roboam, mjo de Salomón
rey de Juda, y á todos los Israelitas, qve
ettán en Juda y en Ben-jamln, dlciéndo-
les:
4 Asi ha dicho Jehova: No subáis, ni
peleéis contra vuestros hermanos: vuél-
vase cada uno á su casa, porque yo he
hecho este negocio. Y ellos oyeron la
palabra de Jehova, y tornáronse, y no
fueron contra Jeroboam.
6 H Y habitó Roboam en Jerusalem, y
edificó ciudades para fortificar á Juda.
6 Y edificó á Beth-lehem, y á Ethan, y
á Thecua,
7 Y á Beth-sur, y á Bocho, y á Odollam,
8 Y á Geth, y á Marcsa, y á Ziph,
9 Y á Aduram, y á Lachis, y á Asecha,
10 Y á Sama, y á Ajalon, y á Hebron,
que eran en Juda, y en Ben-jamln, ciuda-
des fuertes.
11 Fortificó también las guarniciones;
y puso en ellas capitanes, y vituallas,
vino y aceite.
12 Y en todas las ciudades escudos y
lanzas: y fortificólas en gran manera, y
Juda y Ben-jamln le eran sujetos.
13 Y los sacerdotes y Levitas que esto-
fan en todo Israel, se juntaron á él de
todos sub términos,
14 Porque loe Levitas dejaban sus eji-
dos, y sus posesiones, y se venían á Ju-
da, y á Jerusalem ; que Jeroboam y bus
hijos los echaban del ministerio de Je-
hova.
15 Y él se hizo sacerdotes para los altos,
y páralos demonios, y para los becerros
que él habla hecho.
16 Tras ellos vinieron también de todas
las tribus de Israel, los que hablan pues-
to su corazón en buscar á Jehova Dios
41»
II. DE L¿S CRÓNICAS.
de Israel: y viniéronse á Jerusalem pa-
ra sacrificar á Jehova el Dios de sus pa-
dres.
17 Y fortificaron el reino de Juda, y
confirmaron á Roboam, liijo de Salo-
món, tres afios ; porque tres afios andu-
vieron en el camino de David, y de Sa-
lomón.
18 Y tomóse Roboam por muger á
Mahalath, mja de Jerlmotb, mjo de Da-
vid: y á Abihail, bija de Eliab, hijo de
Isai.
19 La cual le parió hijos, á Jeus, Some-
ría, y Zoon.
20 Tras ella tomó á Maacha, mja de Ab-
salom : la cual le parió á Abias, Ethai,
Ziza, y Salomith.
21 Mas Roboam amó á Maacha la hija
de Absalom sobre todas sus mugercs y
concubinas: porque tomó diez y ocho
mugeres, y sesenta concubinas, y engen-
dró veinte y ocho mjos, y sesenta hijas.
22 Y puso Roboam á Abias, htyo de
Maacha, por cabeza y principe de sus
hermanos, porque le quería hacer rey.
23 Y hlzole instruir, y esparció todos
sus hijos por todas las tierras de Juda y
de Ben-jamin, y por todas las ciudades
fuertes, y diólcs vituallas en abundancia,
y pidió muchas mugeres.
CAPITULO xn.
Apartándote Roboam, y el reino de Juda de la obe-
diencia de Dioe, ton entregado» en mano de Semc
rey de Egypto. II. Dioe modera el castigo por el
arrepentimiento del pueblo: y muerto Roboam mv-
cede en el reino Abia» $n hijo,
Y COMO Roboam hubo confirmado
el reino, dejó la ley de Jehova, y
con ¿1 todo Israel.
2 Y en el quinto afio del rey Roboam
sqbló Sesac rey de Egypto contra Jeru-
salcm, por cuanto se hablan rebelado
cóntfla Jehova,
3 Con mil y doscientos carros, y con
sesenta mil hombres de á caballo : mas
el pueblo que venia con él de Egypto no
tenia número, de Libios, Trogloditas, y
Ethiopes.
4 Y tomó las ciudades fuertes de Ju-
da, y llegó hasta Jerusalem.
5 t Entonces vino Semeias profeta á
Roboam, y á los principes de Juda que
estaban congregados en Jerusalem por
causa de Sesac, y dejóles : Así ha dicho
Jehova r Vosotros me habéis dejado, y
yo también os he dejado en mano de
Sesac
6 Y los principes de Israel, y el rey, se
humillaron, y dieron : Justo es Jehova.
410
7 Y como vio Jehova, que se hablan
humillado, fue* palabra de Jehova á Se-
meias, diciendo : Hánse humillado : no
los destruiré, antes en breve los salvaré;
y no se derramará mi ira contra Jerusa-
lem por mano de Sesac.
8 Empero serán sus siervos; para que
sepan que es servirme á mi, ó servir á
los reinos de las naciones.
9 Y subió Sesac rey de Egypto á Jerrf-
salem, y tomó los tesoros de la casa de
Jehova, y los tesoros de la casa del rey,
todo lo llevó: y tomó los pavéses de
oro que Salomón habla hecho,
10 Y hizo el rey Roboam en lugar de
ellos pavéses de metal, y entrególos en
manos do los principes de la guardia,
que guardaba la entrada de la casa del
rey. *
11 Y cuando el rey iba á la casa de Je-
hova, venían los de la guardia, y traían-
los, y detpues los volvían á la cámara de
la guardia.
12 Y como él se humilló, la ira de Je-.
nova se apartó de él, para no destruirle
del todo : y también en Juda las cosa»
fueron bien.
13 Y fortificado Roboam, reinó en Je-
rusalem : y era Roboam de cuarenta y
un afios, cuando comenzó á reinar, y diez
y siete afios reinó en Jerusalem, ciudad
que escogió Jehova, para poner en ella
su nombre, de todas las tribus de Israel :
y el nombre de su madre fué Naama,
Ammonlta.
14 Y hizo lo malo, porque no apercibió
su corazón para buscar á Jehova.
15 Y las cosas de Roboam primeras y
postreras, ¿no están escritas en los libros
de Semeias profeta, y de Addo vidente,
en la cuenta de los linages? Y hubo
guerra perpetua entre Roboam y Jero-
boam, »
16 Y durmió Roboam con sus padres,
y fué sepultado en la ciudad de David:
y reinó en su lugar Abias su hijo.
capitulo xni.
Ahiat y el pueblo de Juda vencen en batalla d Jtro~
boom y d$u pueblo, mas por fuerta de oración qmt
de armas. II. Jeroboam muere herido de Dioe.
A LOS diez y ocho afios del rey Jero-
boam reinó Abias sobre Juda,
2 Y reinó tres afios en Jerusalem. El
nombre de su madre /w^ Micbaia, mja de
Uriel de Gabaa. Y hubo guerra entre
Abias y Jeroboam.
3 Y Abias ordenó batalla con el ejérci-
to de los valerosos en la guerra, cuatro-
cientos wft hombres escogidos: y Jero-
boam ordenó bataBa contra él conecho-
dente» mil hombros escogidos, tuertos
y valerosos.
4 Y levantóse Ablas sobre el monte
de Semeron, que es en loe montee de
Ephratm, y dflo: OkNne Jeroboam, y
todolmel:
5 ¿No sabéis vosotros, qne Jehova
Dios de Ismel dio et reino á David sobre
Israel perpetuamente, A el y á sus hijos
en altan» de aal ?
6 ¿Y qne Jeroboam, htjo de Nabet, sier-
ro de Salomón, hflo de David, se levan*
tó y se rebeló contra sa señor:
7 Y qme se allegaron A el hombres va-
nos, y mjos de Bella! : y podieron mas
queRoboatn, h#ode Salomón; porque
Roboom era mozo, y tierno do corazón,
y no se esforzó delante de ellos?
8 Y ahora vosotros consultáis para for-
tificaros contra el reino de Jehova, qne
está en mano de los htyos de David; y
sois muchos, y tenéis con vosotros los
becerro» de oro, que Jeroboam os hizo
por dioses.
• ¿No echasteis Tosotros los sacerdo-
tes de Jehova, los htyosde Aaron, y los
Levitas, y os habéis hecho sacerdotes A
la manera de los pueblos de las tierras,
guo cualquiera venga A consagrarse con
un becerro, hijo de vaca, y siete carne-
ros, y sea sacerdote de los que no son
dioses?
10 Mas A nosotros, Jehova m nuestro
Dios y no le dejamos : y los sacerdotes
que ministran A Jehova son los hijos de
Aaron, y los Levitas en la obra:
11 Los cuales queman A Jehova los ho-
locaustos cada mañana y cada tarde, y
los perfumes aromáticos, y ponen los
panes sobre la mesa limpia, y d cande-
lera de oro con sus candilejas para qne
ardan cada tarde; porque nosotros guar-
damos la observancia de Jehova nuestro
Dios : mas vosotros le habéis dejado.
12 Y, he aqui, Dios «ató con nosotros por
cabeza, y sus sacerdotes, y las trompetas
del júbilo, para que suenen contra voso-
tros. OfahQos de Israel, no peleéis con-
tra Jetoova el Dios de vuestros padres,
porque no os sucederá bien.
13 Y Jeroboam hizo una emboscada al
derredor, para venir A ellos por las es-
paldas : y la emboscada estaba A las es-
paldas de Juda, y ellos delante.
14 Entonces como miró Juda. he aqni
que tenían batalla delante y A las es^al-
Span. 27
II. DB LAS CRÓNICAS.
das. Y chuñaron A Jehova, y los sacer-
dotes tocaron las trompetas.
15 Y los de Juda alzaron grita. Y co-
mo ellos alzaron grita, Dios venció A Je-
roboam y A todo Israel delante de Ablas
y de Juda.
16 Y huyeron los hflos de Israel delan-
te de Juda: y Dios los entregó en sus
manos.
17 Y Ablas y su pueblo hadan en ellos
gran mortandad: y cayeron heridos de
Israel quinientos mil hombres escogidos.
18 ¿sí fueron humillados los hflos do
Israel en aquel tiempo: y los hijos de
Juda se fortificaron; porque estribaban
en Jehova el Dios de sus padres.
19 Y siguió Abias A Jeroboam, y tomó
sus ciudades, A Beth-el cpn sus aldeas,
A Jesana con sus aldeas, A Ephron con
sus aldeas.
20 í Y nunca mas Jeroboam tuvo fuer-
za en los días de Abias : y Jehova le hi-
rió, y murió.
21 Mas Abias se fortificó :' y tomóse
catorce mugeres, y engendró veinte y
dos hyos, y diez y seis hyas.
22 Lo demás de los hechos de Abias,
sus caminos, y sus negocios, estA escrito
en la historia de Addo profeta.
CAPITULO XTV.
Muerto JKa+sucede en el reino Ma m k&> piadom
el cual fortifica el reino. H. Vence d Zara JBtkiope
poderoeUimo con favor de Dio».
V DURMIÓ Abias con sus padres, y
-*- fué sepultado en la ciudad de Da-
vid : y reinó en su lugar Asa su hflo. En
sus días reposó la tierra diez afioe.
2 Y hizo Asa lo bueno y recto en los
ojos do Jehova su Dios :
8 Porque quitó los altares del ageno, y
los altos: quebró las imagines, y taló
los bosques,
4 Y mandó A Juda que buscasen A Je-
hova el Dios de sus padres, y hidesen
la ley y los mandamientos.
5 Y quitó de todas las dudados de Ju-
da los altos y las imagines : y estuvo el
reino quieto delante de él.
6 Y edificó dudades fuertes en Juda,
por cuanto habla paz en la tierra, y no
habla guerra contra él en aquellos tiem-
pos; porque Jehova le habia dado re-
poso.
7 Dijo pues A Juda: Edifiquemos estas
ciudades, y cerquémoslas de muros, tor.
res, puertas, y barras, pues que la tierra
es nuestra, por cuanto hemos buscado A
Jehova nuestro Dios: nosotros le hemos
417
II. DB LAS CRONIíOAS:
buscado, y él nos ha dado raposo de to-
das partes. T edificaron, y fueron pros*
petados.
S Tuto también Asa ejército que trata
escudos y lanzas, trescientos mil de Ju-
da ; y doscientos y ochenta mil de Ben-
jamín, qne traían escudos, y flechaban
arcos : todos hombres diestros.
9 1 T salló contra ellos Zara Ethiopo
con ejército de mil millares, y trescien-
tos carros ; y vino hasta Mareso.
10 Mas Asa salió contra él, y ordenaron
la batalla en el valle deSephatha junto á
Marcea,
11 T clamó Asa á Jehova su Dios, y di-
jo: Jehova, no tienes tú mas con el
grande, que con el que nmguna fueren,
tiene, para dar ayuda. Ayúdanos, oh Je-
hova Dios nuestro, porque en ti estriba-
mos, y en tu nombre venimos contra este
ejército. Oh Jchova,ttt eresnuestro Dios:
no prevalezca contra ti el hombre.
12 Y Jchova deshizo los Ethiopcs de-
lante de Asa, y delante de Jada ; y huye-
ron los Ethlopee.
13 T Asa, y el pueblo que con él esta-
ba, los siguió hasta Gerara: y cayeron
los Ethiopcs hasta no quedar en ellos
hombre á vida; porque fueron deshechos
delante de Jchova y de bu ejército : y to-
maron un muy grande despojo.
14 T hirieron todas las ciudades al der-
redor de Gerara; porque el terror de
Jehova era sobre ellos : y saquearon to-
das las ciudades ; porque había en ellas
gran despojo.
15 Asimismo dieron sobre las cabanas
de los ganados, y trujeron muchas ove-
jas y camellos ; y volviéronse á Jorusa-
lem.
CAPITULO XV.
Confortado Asa de parte de Dios por su profeta t des-
truye la idolatría u restituye el dirimo culto : y hace
que el pueblo se confedere rom Dios con nuevo pacto%
con grande solemm¡dadt por lo cual Dio» U prosperó,
Y FUÉ el Espíritu de Dios sobro Aza-
rias, h\)o deObed;
2 T salló al encuentro á Asa, y díjole:
Oídme Asa, y todo Juda y Ben-jamin.
Jehova e* con vosotros, si vosotros fue-
reis con él : y si le buscareis, será halla-
do de vosotros: mas si le dejareis, él
también os dejará.
8 Muchos dias ha estado Israel sin ver-
dadero Dios, y sin sacerdote, y sin ense-
fiador, y sin ley.
4 Has cuando con su tribulación se
convirtieron á Jehova Dios de Israel, y
le buscaron, él fué hallado de ellos.
41»
5 En aquellos tiempos no hubo paz* ni
para el que entraba, ni para el que salla,
sino muchas destrucciones sobre todos
los habitadores de las tierras.
6 Y la una gente destruía á la otra: y
la una ciudad á la otra: porque Dios loa
conturbó coa todas calamidades.
7 Esforzaos pues vosotros, y no se des-
coyunten vuestras manos: que. salario
hay para vuestra obra.
8 Y como Asa oyó las palabras, y prole*
cf a de Obod profeta, fué confortado, y qui-
tó las abominaciones de toda la tierra de
Juda y de Ben-jamin, y de las ciudades)
que él habla tomado en el mente do
Ephralm : y reparó el altar de Jehova,
queerfafa delante del portal do Jehova. -
0 Y hizo juntar á todo Juda y Ben-ja-
min, y con ellos los extrangeros do
Ephralm, y de Maneases, y de fiimeon i
porque muchos de Israel se hablan pa-
sado á él, viendo que Jehova su Dios era
con él.
10 Y fueron juntos en Jsrusalem en el
mes tercero, á los quince años del reino
de Asa.
11 Y sacrificaron á Jehova aquel mismo
dia, de los despojos que hablan traído,
siete cientos bueyes, y siete mil ovejas.
13 Y entraron en concierto de que bus-
carian á Jehova el Dios de sus padres, de
todo su corazón, y de toda su alma:
13 Y que cualquiera que no buscase á
Jehova el Dios de Israel, muriese, grande
ó pequeño, hombre ó muger,
14 Y juraron á Jehova á gran voz y ju-
bilo, á son de trompetas, y de bocinas :
15 Del cual juramento todos los do Ju».
da se alegraron ; porque de todo su co-
razón le juraban, y de toda su voluntad
le buscaban, y fué hallado do ellos: y
Jehova les dló reposo de todas partes.
16 Y aun á Maaoha la madre del rey
Asa, él la depuso que no fuese señora,
porque habla hecho ídolo en el bosque :
y Asa deshizo su Ídolo, y le desmenuzó,
y quemó en el arroyo de Cedrón.
17 Mas con todo eso los altos no eran
quitados de Israel, aunque el corazón de
Asa fué perfecto mientras vivió.
18 Y metió en la casa de Dios lo que su
padre habla dedicado, y lo que él habla
consagrado, plata, y oro, y vasos.
19 Y no hubo guerra hasta los treinta
y chico anos del reino de Asa.
CAPITULO XVI.
fíoMendo Asa hecho alianza con Jten-admdrw*éefr-
ria mmtra Mansa r*9 de ¡srmet, Dws por su presta
IL DB LAS CRÓNICAS.
profeta I
U enárcela, y $e vuelve cruel. IT. Én/er-
no m vuelve d Dio», tino d lo» médico*, y
17* N el año treinta y sois del reino do
-i Asa subió Baasa rey de Israel con-
tra Jada: y edificó á Rama, para no de-
jar salir ni entrar á alguno al rey Asa
rey de Jada.
2 Entonces sacó Asa la plata y el oro de
los tesoros de la casa de Jehova y do la
casa real, y envió á Ben-adad rey de Sy-
ria, que estaba en Damasco, diciendo :
3 Alianza hay entre mi y ti, y entre mi
padre y tu padre: he aquí* yo te he en-
viado plata y oro, para que vengas, y
deshagas tu alianza, que tienes con Baa-
sa rey de Israel, para qne se retire de mi.
4 Y consintió Ben-adad con el rey Asa,
y envió los capitanes de los ejércitos que
tenia, á las ciudades de Israel ; y hirie-
ron á Anión, Dan, y Abel-maim, y las ciu-
dades tuertes de Nephthali.
5 Y oyéndo/o Baasa, cesó de edificar á
Rama, y dejó su obra.
6 Entonces el rey Asa tomó á todo Ja-
da, y llevaron de Rama la piedra y ma-
dera con que Baasa edificaba; y con ello
edificó á Gabaa, y Maspha.
7 En aquel tiempo vino Hanani vidente
á Asa rey de Jada, y dijolc : Por cuanto
has estribado sobre el rey de Syria, y no
estribaste en Jehova tu Dios, por eso el
ejército del rey de Syria ha escapado de
tus manos.
8 ¿ Los Ethiopes, y los Libios, no traían
ejército en multitud con carros, y muy
mucha gente de á caballo ? mas, porque
tú estribaste en Jehova, él los entregó
en tus manos.
0 Porque los ojos de Jehova contem-
plan toda la tierra, para corroborar á los
que tienen corazón perfecto para con él.
Locamente has hecho en esto, porque do
aquí adelante habrá gnerra contra tL
10 Y Asa enojado contra el vidente,
echóle en la casa de la cárcel, porque fué
grandemente conmovido de esto. Y ma-
tó Asa en aquel tiempo alguno* del pue-
blo.
11 He aquí pues,los hechos de Asa, pri-
meros y postreros, están escritos en el
libro de los reyes de Juda y de Israel.
12 Tf Y el año treinta y nueve de su rei-
no enfermó Asa de los pies para arriba,
y en su enfermedad no buscó á Jehova,
sino á los médicos.
13 Y durmió Asa con sus padres, y mu-
rió el ano cuarenta y uno de su reino,
14 Y sepultáronla en sus sepulcros que
él habla hecho para si, en la ciudad do
David.
15 Y pusiéronle en una litera, la cual
hinchieron de aromas, y olores hechos
de obra de perfumadores : y luciéronle
una quema muy grande.
CAPITULO xvn.
Suceda** el reino d Am Joeopkoá mh\fo piodom rey,
el cual deetruye la idolatría : y enviando predicado-
re» por toda tu tierra, propaoa el divino cuito : por
, lo cual Dio» k hace ümtreenm tierra, y temido 4$
'ern*
Y REINÓ en su lugar Josaphat su hi-
jo, el cual prevaleció contra IsraeL
2 Y puso ejército en todas las ciudades
fuertes de Juda, y puso gente de guarni-
ción en tierra de Juda, y asimismo en
las ciudades de Ephraim, que su padre
Asa habla tomado.
3 Y fué Jehova con Josaphat, porque
anduvo en los caminos de David su pa-
dre los primeros, y no buscó á los Bana-
les;
4 Mas buscó al Dios de su padre, y an-
duvo en sus mandamientos, y no según
las obras do Israel.
5 Y confirmó Jehova el reino en su ma-
no, y todo Juda dio presentes á Josa-
phat: y tuvo riquezas, y gloria en abun-
dancia.
6 Y su corazón se enalteció en los ca-
minos de Jehova; y él quitó los altos y
los bosques da Juda.
7 Al tercero año do su reino envió sus
principes Ben-hail, Obdias, Zacharias,
Nathaniel, y Micheas, para que ensena-
sen en las ciudades de Juda:
8 Y con ellos á los Levitas, Semelas,
Nathanias, Zabadiat, y Asael, y Semilu-
na oth, y Jonathan, y Adonias, y Thobias,
y Thobadonias, Levitas; y con ellos á
•F.iisnnr)* y á Joram, sacerdotes.
9 Y enseñaron en Juda, teniendo con-
sigo el libro de la ley do Jehova, y rodea-
ron por todas las ciudades de Juda, en-
senando el pueblo.
10 Y cayó el pavor de Jehova sobre to-
dos los reinos de las tierras que citaban
al rededor de Juda, que no osaron hacer
guerra contra Josaphat
11 Y traian de los Philistheos presente,
y plata de tributo á Josaphat : los Ara-
bes también le trajeron ganados* sieto
mil y siete cientos carneros, y siete mil
y siete cientos machos de cabría
12 Y Josaphat iba creciendo altamente :
y edificó en Juda fortalezas y ciudades
de depóeltos^gi^ed bv GoC
II. DE LAS CRÓNICAS.
18 T tuto mucha* obras en las ciuda-
des de Juda, y tuvo hombres de guerra,
valientes de fuerzas, en Jerusalem.
14 T este es el número de ellos según
las casas de sus padres : En Judo, prín-
cipes de los millares eran, el principe
Ednas, 7 con él habla trescientos mil
hombres valientes do fuerzas.
15 Tras él, Johanan principe, y con él
doscientos y ochenta mil.
16 Tras este, Amasias, htyo de Zechri,
el cual se habia ofrecido voluntariamente
á Jehova; y con él doscientos mil hom-
bres valientes.
17 De Ben-jamin; Ellada, hombre po-
deroso de fuerzas, y con él doscientos
mil armados de arco y escudo.
13 Tras este, Jozabad, y con él ciento y
ochenta mil apercebidos para la guerra.
19 Estos eran siervos del rey, sin los
que el rey habia puesto en las ciudades
de guarnición por toda- Jadea.
CAPITULO xvm.
Jotmphat llamado de $n comntegro Achab rey de Je-
rael, para ir con él d la guerra centra Ramoth de
Galaad, conmutan ambo» d ¡fícheos profeta del tú-
cete dt te guerra; g Menee» contra ti dicto de
cuatrooitntot profeta» de Achab le denuncia malo,
por lo cval Achab le vianda poner en la cárcel. II.
Achab es mmrtó en la batalla.
Y TUVO Josaphat riquezas y gloria
en abundancia: y junto parentesco
con Achab.
2 T después de alguno* aflos, descendió
á Achab á Samarlo, y motó Achab mu-
chas ovejas y bueyes para él, y para el
pueblo que habia venido con él; y per-
suadióle que fuese con él á Ramoth de
Galaad.
3 Y dtfo Achab rey de Israel a Josaphat
rey de Juda : ¿ Quieres Teñir conmigo á
Ramoth de Galaad? T él lo respondió :
Como yo, asi también tú: y como tu
pueblo, asi también mi pueblo : contigo
ala guerra.
4 Y dy o mas Josaphat al rey de Israel :
Ruégote que consultes hoy la palabra
de Jehova.
5 Entonces el rey de Israel juntó cua-
trocientos varones profetas, y dejóles:
¿Iremos á la guerra contra Ramoth de
Galaad, ó reposarnos hemos? Y ellos
dieron : Sube ; que Dios los entregará en
mano del rey.
6 Y Josaphat dfyo: ¿ Hay aun aquí algún
profeta de Jehova, para que por él pre-
guntemos ?
7 Y el rey de Israel respondió á Josa-
phat: Aun hay aquí un hombre por el
420
cual podemos preguntar á Jehova: mas
yo le aborrezco, porque nunca me pro-
fetiza cosa buena, sino toda su vida por
ranl : este es Micheas, htfo de Jemla. Y
respondió Josaphat : No hable el rey asi.
8 Entonces d rey de Israel llamó un
eunuco, y di jóle: Haz venir luego á
Micheas, hijo de Jemla.
9 Y el rey de Israel y Josaphat rey de
Juda estaban sentados, cada uno en su
trono, vestidos de sus ropas, y estaban
asentados en la era á la entrada de la
puerta de Samaría, y todos los profetas
profetizaban delante de ellos.
10 Empero Sedéenlas, hijo de Ohanaa-
na, se habia hecho unos cuernos de hier-
ro, y decía: Jehova ha dicho así: Con
estos acornearás a los Syros hasta des-
truirlos del todo.
11 De esta manera profetizaban tam-
bién todos los profetas, diciendo : Sube
á Ramoth de Galaad, y sé prosperado :
porque Jehova la entregará en mano del
rey.
13 Y el mensagero que habla Ido á lla-
mar á Micheas le habló, diciendo : He
aqui, las palabras de los profetas á una
boca anuncian al rey bienes : yo te ruego
ahora que tu palabra sea como la de uno .
de ellos, que hables bien.
13 Y dijo Micheas : Vire Jehova, que lo
que mi Dios me dijere, eso hablaré. Y
vino al rey.
14 Y el rey le dijo : Micheas, ¿ Iremos
Á pelear contra Ramoth de Galaad, ó de-
jarlo hemos? Y él respondió: Subid;
qne seréis prosperados; que serán en-
tregados en vuestras manos.
15 Y el rey le dijo : ¿ Hasta cuántas ve-
ces te conjuraré por el nombre de Jeho-
va, que no me hables sino la verdad ?
16 Entonces él dijo : To he visto á todo
Israel derramado por los montes, como
ovejas sin pastor : y dijo Jehova : Estos
no tienen señor: vuélvase cada uno en
paz á su casa.
17 Y el rey de Israel dtyo á Josaphat :
¿No te habla yo dicho, qué este no me
profetizará bien, sino mal ?
18 Entonces él dtyo : Oid pues palabra
do Jehova : Yo he visto á Jehova asenta-
do en su trono, y todo el ejército de los
cielos estaba á su mano derecha y á su
mano izquierda.
19 Y Jehova dtfo: ¿Quién inducirá á
Achab rey de Israel, para que suba, y
caiga en Ramoth de Galaad? Y este de-
cía así, y el otro 4ecia asi
II. DE LAS CRÓNICAS.
20 Mas = salló un espíritu, que bo puso
delante de Jehova, y dtyo : Yo lo induciré.
Y Jehova le djjo: ¿De qué manera?
21 Y él d(jó: Saldré; y seré espirito de
mentira en la boca do todos sus profetas.
Y Jehova dyo : Induce, y también pre-
Taleoc : sal, y hazlo así.
23 Y, he aquí, ahora Jehova na puesto
espíritu de mentira en la boca do estos
tus profetas : mas Jehova ha hablado con-
tra ti mal
23 Entonces Sedéenlas, mjo do C&anaa-
na, se llegó á él, y hirió á Mlcheas en la
mejilla, y dijo : ¿ Por qué camino se apar-
tó do mí el Espíritu de Jehova, para* ha-
blarte á ti?
21 Y Mieheas respondió: He aquí, tú
lo veras el mismo dia cuando te en-
trarás de cámara en cámara para escon-
derte.
25 Entonces el rey de Israel d\jo : To-
mad á Mieheas, y volvédle á Amon el
gobernador de la ciudad, y á Joas, mjo
del rey;
26 Y diréis: El rey ha dicho así: Po-
ned á este en la cárcel, hacédlc- comer
pan de afliecion, y agua de-angustia, has-
ta que yo vuelva en paz.
, 27 Y Mieheas dijo: Si volviendo vol-
vicrea en paz, Jehova no ha hablado por
mi Y dtyo también: Oü ato todos los
pueblos. «
2S Y el rey de Israel subió, y Josaphat
rey de Jada, á Bamoth do Galaad.
29 Y dijo^el rey de Israel i Josaphat:
Yo me disfrazaré para entrar en la ba-
talla: mas tú vístete tus vestidos. Y
disfrazóse el rey de Israel, y entró en la
batalla.
50 El rey de Syria habla mandado á los
capitanes de los carros que tenia consigo,
diciendo: No peleéis con ehlco ni con
grande, sino con solo el rey de Israel
51 Y como los capitanes de los ¿Tutos
rieron á Josaphat, dijeron: Este es el
rey do Israel Y cercáronle para pelear :
mas Josaphat clamó, y ayudólo Jehova;
y apartólos Dios do ¿L
33 Y viendo los capitanes de los carros
que no era el rey do Israel, apartáronse
de él.
83 Mas flechando uno el arco en su en-
terez, hirió al rey de Israel entre las jun-
turas y el coselete. Entonces él dijo al
carretero: Vuelve tu mano, y sácame del
campo, porque estoy enfermo.
84 Y créelo la batalla aquel día: mas el
rey de Israel estuvo en pié en el cano
enfrente de loa 8yros hasta la tarde: y
murió á puesta del soL
CAPITULO XIX.
Josaphat c» reprendido de Dio* por haber dado ayuda
al impio Aekab. II. Iksttatme con oran dOgencim
el divino culto u Injusticia en su tierra.
Y JOSAPHAT rey de Juda se volvió
á 6ti casa á Jcrusalem en paz.
2 Y salióle al encuentro Jchu, lujo de
Hanani vidente, j á\jo al rey Josaphat:
¿Aun impío das ayuda, y amas á los que
aborrecen á Jehova? Mas la ira de la
presencia de Jehova será sobre ti por
ello.
3 Empero hánse hallado en ti buenas
.cosas, porque cortaste de la tierra los bos-
ques, y has aparejado tu corazón á bus-
car á Dios.
4 *¡ Y habitaba Josaphat en Jerusalem :
y volvia, y salla al pueblo desde Bcer-
soba hasta el monte do Ephraim, y re-
ducíalos á Jehova el Dios de sus padres.
5 Y puso en la tierra jueces en todas
las ciudades fuertes de Juda, por todos
los lugares.
0 Y dijo á los jueces : Mirad lo que ha-
céis : porque no juzgáis en lugar de hom-
bre, sino en lugar de Jehova, el cual está
con vosotros en el negocio del juicio.
7 Sea pues con vosotros el temor de
Jehova: guardad, y haced. Porque acer-
ca de Jehova nuestro Dios no hay iniqui-
dad,' ni respeto ó> personas, ni recibir
cohecho.
8 Y puso también Josaphat en Jerusa-
lem á algunos do los Levitas, y sacerdo-
tes, y do los padres de familias de Israel,
para el juicio de Jehova, y para las cau-
sas; y volviéronse á Jcrusalem.
0 Y mandóles, diciendo : Haréis asi con
temor do Jehova, con verdad, y con co-
razón perfecto,
10 En cualquier causa que viniere á vo-
sotros do vuestros hermanos que habitan
en sus ciudades ; entre sangre y sangre,
entre ley y precepto, estatutos, ó dere-
chos; amonestarlos hela que no pequen
contra Jehova, porque no venga ira sobre
vosotros, y sobro vuestros hermano»:
haciendo así, no pecaréis.
11 He aquí también Amarlas sacerdote,
él será el gefe sobre vosotros en todo
negocio do Jehova; y Zabadias, hijo do
Ismael, príncipe do la casa de Juda, en
todos los negocios del rey; y los Levitas
que terán los maestros delante do voso-
tros. Esforzaos pues, j haced: que Je-
hova será con el bueno.
421 -
Il DE LAS CRÓNICAS.
ÓAFITÜLO XX.
JEZ rey Josaphat acometido de enemigo» mas fuertes
que e% d saber, de lo» Moabitas, y Ammonitas, y Idu-
meos,convooad todo »u reino, y con ayuno y oración
¡o» vence y despoja, saliendo d la batalla cantando
la» divina» alabanza», y se vuelve d Jcrusalem victo-
rioso y triunfando. JI. E» reprendido de Dios, por
haber hecho amistad con el impío Ochozitu rey de
Israel.
PASADAS estas cosas aconteció que
los h^jos de Moab y de Ammon, y
con ellos de los Ammonitas, vinieron
contra Josaphat á la guerra.
2 Y vinieron, y dieron aviso á Josapbat,
dieiendo : Contra ti viene una grande
multitud de la otra parte de la mar, y de
Syria; y, he aquí, ellos están en Asason-
thamar, que es En-gaddi.
3 Entonces el hubo temor: y puso Jo-
sapbat su rostro, para consultar á Jeho-
va, y bizo pregonar ayuno á todo Juda.
4 Y juntáronse los de Jada para buscar
socorro de Jebova: y también de todas
las ciudades de Juda vinieron para bus-
car socorro de Jebova.
5 Y púsose Josapbat en pié en la congre-
gación de Juda y de Jcrusalcm, en la
casa do Jebova, delante del patio nuevo,
0 Y dijo : Jebova Dios do nuestros pa-
dres ¿ no eres tú Dios en los cielos ? ¿Y
no te enseñoreas en todos los reinos
de las gentes ? ¿No está en tu mano la
fuerza y el poder, que no hay quien te
resista?
7 Dios nuestro, ¿no cebaste tú los mo-
radores de aquesta tierra delante de tu
pueblo Israel, y la diste á la simiente de
Abrabam tu amigo para siempre?
8 Y ellos han habitado en ella, y te ban
edificado en ella santuario á tu nombre,
diciendo :
9 SÍ mal viniere sobre nosotros, ó es-
pada de juicio, ó pestilencia, ó hambre,
presentarnos hemos delante de esta casa,
y delante de ti ; porque tu nombre está
en esta casa ; y de nuestras tribulaciones
clamaremos á tí, y tú nos oirás y salva-
rás.
10 Ahora pues, be aquí los hijos de Am-
mon y de Moab, y el monte de Seir, por
los cuales no quisiste que pasase Israel,
cuando venian de la tierra de Egypto,
sino que se apartasen de ellos, y no los
destruyesen ;
11 He aquí,ello3 nos dan el pago, que
vienen á echarnos de tu posesión, que tú
nos diste que poseyésemos.
12 Dios nuestro, ¿ no los juzgarás tú ?
Porque en nosotros no hay fuerza contra
tan grande multitud que viene contra
nosotros: no sabemos lo que hemos de
hacer ; mas á ti son nuestros ojos.
13 Y todo Juda estaba en pié delante
de Jehova, también sus niños, y sus mu-
geres, y sus b\jos.
14 Y estaba allí Jabazlcl, hijo de Zacha-
rias, Lijo de Báñalas, hijo de Jebiel, h\jo
de Mathanlas, Levita de los hijos de
Asaph, sobre el cual vino el Espíritu do
Jehova, en medio de la congregación ;
15 Y dijo: Oíd todo Juda, y moradores
de Jcrusalem, y tú rey Josaphat: Jehova
os dice así : No temáis, ni hayáis miedo
delante de esta tan grande multitud;
porque no es vuestra la guerra, sino do
Dios.
10 Mañana descenderéis contra ellos:
he aquí que ellos subirán por la cuenta
de Sis ; y hallarlos hcis junto al arroyo,
antes del desierto de JerucL
17 Y no habrá para que vosotros peleéis
ahora : paraos, estad quedos, y ved la sa-
lud de Jebova con vosotros, Oh Juda y
Jcrusalcm : no temáis ni desmayéis ; sa-
lid mañana contra ellos : que Jehova será
con vosotros.
13 Entonces Josaphat indinó 6U ros-
tro á tierra, y asimismo todo Juda y los
moradores de Jcrusalem so postraron
delante de Jebova, y adoraron á Jehova.
19 Y levantáronse los Levitas de les
hijos de Caath, y de los ftyos de Coro,
para alabar á Jehova el Dios de Israel á
grande y alta voz.
*20 Y como se levantaron por la maña-
na, salieron por el desierto de Thecua:
y mientras ellos sallan, Josaphat estando
en pié, dijo : Oídme Juda, y moradores
de Jorusalem : Creed á Jehova vuestro
Dios, y seréis' seguros : y creed á sus
profetas, y seréis prosperados.
21 Y habido consejo con el pueblo, pu-
so ^algunos que cantasen á Jehova; y
alabasen en la hermosura de la santidad,
mientras que sal i a la gente armada, y di-
jesen: Glorificad á Jehova, porque su
misericordia es para siempre.
23 Y como comenzaron con clamor y
con alabanza, puso Jehova asechanzas
contra los hijos de Ammon, de Moab, y
del monte de Seir, que venian contra Ju-
da : y matáronse los unos d los otros.
33 Y los hijos de Ammon y Moab se
levantaron contra los del monte de Sdr,
para mart arlos y destruirlos : y comohu-
bieron acabado á los del monte de Seir,
cada cual ayudó & bu compañero á ma-
tarse.
II. DE LAS CRÓNICAS.
24 T como Tino Jada á la atalaya del
desierto, miraron por la multitud, vue-
los aquí que estaban tendidos en tierra
muertos, que ninguno habla escapado.
25 Y viniendo Josaphat y su pueblo á
despojarlos, hallaron en ellos muchas ri-
quezas, y cuerpos muertos, y vestidos, y
vasos preciados ; los cuales tomaron pa-
ra sí, que no los podían llevar: tres días
:duró el despojo, porque era mucho.
26 Y al cuarto día Juntáronse en el
valle de la bendición, porque alli bendi-
jeron á Jehova: y por esto llamaron al
nombre de aquel lugar el valle de Bera-
cha, hasta hoy.
27 T todo Juda, y los de Jerusalem, y
Josaphat por su cabeza, volvieron para
tornarse á Jerusalem con gozo, porque
Jehova les habla dado gozo de sus ene-
migos.
28 T vinieron a Jerusalem con salterios,
arpas, y bocinas á la casa de Jehova
29 Y vino el pavor de Dios sobre todos
los reinos de la tierra, cuando oyeron
que Jehova habla peleado contra los ene-
migos de Israel.
30 Y el ¿reino de Josaphat tuvo reposo,
porque su Dios le dio reposo de todas
partes.
81 Así reinó Josaphat sobre Juda: de
treinta y cinco años era cuando comen-
tó A reinar: y reinó veinte y cinco años
en Jerusalem. £1 nombre de su madre
fué Azuba, hjja de Selachl.
82 Y anduvo en el camino de Asa su
podre, sin apartarse de él, haciendo lo
que era recto en los ojos de Jehova.
83 Con todo eso los altos no eran
quitados; que el pueblo aun no había
aparejado su corazón al Dios de sus pa-
dres.
34 Lo demás do los hechos de Josa-
phat, primeros y postreros, he aquí, están
'escritos en las palabras de Jehn, hijo de
Hanani, del cual es hecha mención en el
libro de los, reyes de Israel.
35 f Pasadas estas cosas, Josaphat rey
'de Juda hizo amistad con Ochozias rey
de Israel, el cual fué dado á impiedad.
36 Y hizo con él compañía para apare-
jar navios, que fuesen á Tharsis. Y hicie-
ron navios en Asion-gaber.
87 Entonces Eliozer, hijo de Dodava de
Mareshab, profetizó contra Josaphat, di-
ciendo : Por cnanto has hecho compañía
con Ochoziaa, Jehova destruirá tus obras.
Y loe navios se quebraron, y no pudie-
ron ir á Tharsis.
CAPITULO XXI. •
Muerto Jompkat sucede en el reino Joram su Atfo, ti
cual confirmado «ti el reimo mata á su» hémenos, y
sigvió la» impiedades de Aehab : por lo cual Dio» le
castiga haciendo que Idumea y Lobna se le rebelen.
JT. E* amenatado de parte de Dio» por cartas del
profeta Shas. UI.JHos cumple sus amenazas en él
por mano de lo» Phiüatheos y de los Árabes, y Aa-
cténdoU morir de mala enfermedad.
Y DURMIÓ Josaphat con sus padres,
y sepultáronle con sus padres en la
ciudad do David: y reinó en su lugar
Joram su hijo.
2 Este tuvo hermanos, hijos de Josa-
phat, á Azarlas, Jahiel, Zacharias, Aza-
rlas, Michaei, y Saphatias. Todos estos
Juercn hijos do Josaphat rey de Israel.
3 A los cuales su padre había dado mu-
chos dones de oro y de plata, y cosas
preciosas, y ciudades fuertes en Juda:
mas el reino habla dado á Joram ; porque
él era el primogénito. •
4 Y levantóse Joram contra el reino de
su padre ; y hízose fuerte, y pasó á cu-
chillo á todos sus hermanos, y asimismo
á algunos de los principes de Israel.
5 Cuando comenzó á reinar era do
treinta y dos años, y reinó ocho anos en
Jerusalem.
6 Anduvo en el camino de los reyes do
Israel, como hizo la casa de Achab; por-
que tenia por muger la hija de Achab :
y hizo lo malo en* ojos de Jehova.
7 Mas Jehova no quiso destruir la casa
de David, por la alianza que con David
habia hecho, y porque le había dicho,
que le habla de dar lámpara á él, y á sus
hyos perpetuamente.
8 En los días de este se rebeló Edom
para no estar debajo de la mano de Juda,
y pusieron rey sobre 6Í.
9 Y pasó Joram con sus príncipes, y
Uevó consigo todos sus carros, y levantó-
se de noche, y hirió ¿ Edom que le habla
-cercado, y á todos los príncipes de sus
carros,
10 Con todo eso Edom se rebeló para
no estar debajo de la mano' de Juda hasta
hoy. También se rebeló en el mismo
tiempo Lobna para no estar debajo do
su mano : por cuanto él habia dejado á
Jehova el Dios do sus padres.
11 Ademas do esto hizo altos en los
montes de Juda: y hizo que los mora-
dores de Jerusalem fornicasen, y impe-
lió á Juda.
12 1T Y viniéronle cartas del profeta
Elias, que declan asi : Jehova el Dios de
David tu padre ha dieho asi: Por cuanto
no has andado en los caminos de Josa*
428
II. DE LAS CRÓNICAS.
phet tu padre, ni en loe caminos de Asa
rey de Juda :
13 Antes, has andado en el camino de
los reyes de Israel, y has hecho que for-
nicase Jada y los moradores de Jerusa-
lem, como fornicó lv casa de Achab :
ademas de esto has nfuerto á tus herma-
nos, la casa de tu padre, los cuales eran
mejores que tú:
14 He aquí, Jehova herirá tu pueblo de
una grande plaga, y á tus htyos, y á tus
raugeres, y á toda tu hacienda:
15 Y á tí con muchas enfermedades,
con enfermedad do tus entrañas, hasta
que las entrañas se te salgan á causa de'
la enfermedad de cada día.
16 1T Y despertó Jehova contra Joram
el espíritu de los Philistheos, y de los
Árabes, que estaban junto á los Ethlopes :
17 Y subieron contra Juda, y corrieron
la tierra, y saquearon toda la hacienda
que hallaron en la casa del rey, y á sus
hijos, y á sus mugeres ; que no le quedó
hijo, sino fué Joachas el menor do sus
hijos.
18 Después de todo esto Jehova le hi-
rió en las entrañas de una enfermedad
incurable.
19 Y aconteció que pasando un dia tras
otro, al fin, al cabo de tiempo de dos
años, las entrañas se' le salieron con la
enfermedad, y mu/ió de mala enferme-
dad: y no le hicieron quema ios de su
pueblo, como las habían hecho á sus pa-
dres.
20 Cuando comenzó á reinar era de
treinta y dos año», y reinó en Jcrusalem
ocho anos : y íuóse sin dejar de sí desea
Y le sepultaron en la ciudad de David ;
mas no en los sepulcros de los reyes.
CAPITULO xxn.
MmwtoJoraw^reSaaenmhtfforOchoxiattmhiiorejf
impío. II. Babimdo oemido d vioitar á Joram reg
de brael, es muerto de Jehu con Joram. III. Ma-
tando Atkatia toda la eacetUm real, Joa$ hijo do
Otaomat, «Sto, — eooondido porta mayor del pontí-
fice Joiada.
Y LOS moradores do Jerusalem hi-
cieron rey á Ochozlas su hijo me-
nor en su lugar: porque el ejército que
habla venido con los Árabes en el campo
habia muerto todos los mayores : por lo
cual reinó Ochozias, hijo do Joram rey
de Juda.
2 Cuando Ochozias comenzó á reinar
era de cuarenta y dos anos, y reinó un
ano en Jerusalem. £1 nombre de su ma-
dre fué Athalla, htya de Amri.
3 Este también anduvo en loe caminos
434
de la casa de Achab; porque su medrele
aconsejaba á haccr-impíamente.
4 Y hizo lo malo en ojos de Jehova,
como la casa de Achab ; porque después
de la muerte de su padre ellos le acon-
sejaron para su perdición.
5 í Y él anduvo en los consejos de
ellos, y fué á la guerra con Joram, hfyo
de Achab, rey de Israel, contra Hasael
rey de Syria, á Ramoth do Galaed, donde
loe Syros hirieron á Joram.
6 Y volvió para curarse ¿ Jesrael de las
heridas que tenia, que le hablan dado en
Bama peleando con Hazael rey de Syris.
Y descendió Azarias, hijo do Joram, rey
do Juda, á visitar á Joram, hijo de Achab,
en Jezrael, porque allí estaba enfermo.
7 Y esto empero venía de Dios, para
que Ochozias fuese hollado viniendo k
Joram : porque siendo venido, salló con
Joram á encontrarse con John, hijo de
Nanisi, al cual Jehova habla ungido para
que talase la casa de Achab.
8 Y fué,- qué, haciendo juicio Jehu con
la casa de Achab, halló á los príncipes
de Juda, y á los hijos de los hermanos
de Ochozias, que servían á Ochozias, y
los mató. *
9 Y buscando á Ochozias, el cual se
habia escondido en Samaría, le tomaron,
y le trajeron á Jehu; y le mataron, y le
sepultaron ; porque dijeron : Es hijo de
Josapnat, el cual buscó á Jehova de to-
do su corazón. Y la casa de Ochozias
no tenia fuerzas para poder retener el
reino.
10 H Entonces Athalla, madre de Ocho-
zias, viendo que su h^o era muerto, le-
vantóse, y destruyó toda la simiente real
de la casa de Jnda :
11 Y Josabeth, hija del ney, tomó á
Joas, htyo de Ochozias, y hurtóle de en-
tre los h^os del rey que mataban, y guar-
dóle á él y á su ama en la cámara de los
lechos : y así le escondió Josabeth, m>
del rey Joram, (muger de Joiada el sa-
cerdote, porque eUa era hermana de
Ochozias,) de delante de Athalla, j no
le mataron.
12 Y estuvo con ellos escondido en la
casa de Dios seis anos. Y Athalla reina-
ba en la tierra. •
CAPITULO XXIIL
Joa» de ticte aüoe t» mostrado ai pueblo do Juda y un-
gido por r«y, m Amalia muerta. IL Joiada mano
Encordóte hace al pueblo que remueve el poeto jan*
tómente coneirejf dé permanecer en la obediencia
d*M~:hc^kecko%bidobjUriat$ocnYmUol9
H. D&LA6 CRONICA&
Tif^S al-séptimo tito, Joiada se animó,
XtjL y tomó consigo en alianza á los
centuriones, á Azarias, lujo de Jeroham,
y á Ismael, hijo de Johanan, y á Azarias,
hijo de Obed, y Masslas, hijo de Adaias,
y Elisaphot, hijo de Zechri :
2 Los cuales rodeando por Juda, junta-
ron los Levitas de todas las ciudades de
Juda, y los principes de las familias de
** Israel, y vinieron á Jerusalem.
3 Y toda la multitud hizo alianza oon
el rey en la casa de Dios; y él les dijo:
He aquí el htyo del rey, el cual reinará,
como Jehova lo ha dicho de los mjos de
David.
4 Lo que habéis de hacer, es que la ter-
cera parte de vosotros, los que entran el
sábado, atarán por porteros con los sa-
cerdotes y los Levitas :
5 Y la otra tercera parte, á la casa del
rey : y la otra tercera parte, á la puerta
del cimiento : y todo el pueblo eetará en
los patios de la casa de Jehova.
6 Y ninguno entre en la casa de Jehova,
sino los sacerdotes y los Levitas que sir-
ven : estos entrarán, porque son santos :
y todo el pueblo hará la guardia de Je-
hova.
7 Y los Levitas cercarán al rey de to-
das partea, y cada uno tendrá sus armas
en la mano ; y cualquiera que entrare en
la casa, muera: y estaréis con el rey
cuando entrare, y cuando saliere.
8 Y los Levitas y todo Juda lo hicieron
todo como lo habia mandado el sacer-
dote Joiada: y tomó cada uno los suyos,
los que entraban el sábado, y los que sa-
llan el sábado : porque el sacerdote Joia-
da no dio Ucencia á las compañías.
9 Dio también el sacerdote Joiada á los
.centuriones las lanzas, pavéses, y escu-
dos, que-habian sido del rey David, que
Miaban en la casa de Dios.
10 Y poso en orden á todo el pueblo,
teniendo cada uno su espoda en la mano,
desde el rincón derecho del templo has-
ta el Izquierdo, al altar y á la casa, en
derredor del rey de todas partes.
11 Entonces sacaron al mjo del rey, y
pusiéronle la corona y el testimonio, y
luciéronle rey. Y Joiada y sus hijos le
ungieron, diciendo : Viva el rey.
12 Y como Athalia oyó el estruendo del
pueblo que corría, y de los que bende-
cían al rey„vino ai pueblo á la casa de
Jehova;
13 Y mirando vio al rey que estaba jun-
to 4 su columna á la entrada, y los prin-
cipes y los trompetas junto al rey, y que
todo el pueblo de la tierra hacia alegrías,
y sonaban bocinas, y cantaban con ins-
trumentos de música, los que sabían
alabar : entonces Athalia rompió sus ves-
tidos, y dflo: Conjuración, conjuración:
14 Y sacando el pontífice Joiada los
centuriones y capitanes del ejército, di-
joles : Sacádla de dentro del cercado : y
el que la siguiere, muera á cuchillo : por-
que el sacerdote habia mandado, que no
la matasen en la casa de Jehova.
15 Y dios pusieron las manos en ella, y
ella se entró en la entrada de la puerta de
los caballos de la casa del rey, y allí la
mataron,
16 Tf Y Joiada hizo alianza entre sí, y
todo el pueblo, y el rey, qne serian pue-
blo de Jehova.
17 Después do esto entró todo el pue-
blo en el templo de Banal, y le derriba-
ron, y también sus altares : y quebraron
sus imagines. Y asimismo mataron de-
lante de los altares á Mathan sacerdote
de Banal.
18 Después de esto Joiada ordenó los
oficios en la casa de Jehova debajo de la
mano de los sacerdotes y de los Levitas,
como David los habia distribuido en la
casa de Jehova, para ofrecer los holo-
caustos á Jehova, como está escrito en
la ley de M oyses, con gozo y cantares,
conforme á la ordenación de David.
10 Puso también porteros á las puertas
de la casa de Jehova, para que por nin-
guna vía entrase ningún inmundo.
20 Tomó después á los centuriones, y
los principales, y los que gobernaban el
pueblo, y á todo el pueblo de la tierra, y
llevó al rey de la casa de Jehova : y vi-
niendo hasta el medio de la puerta ma-
yor de la casa del rey, asentaron al rey
sobre el trono del reino.
21 Y todo el pueblo 4* fe tierra hizo
alegrías, y la ciudad estuvo quieta.: y á
Athalia mataron á cuchillo.
CAPITULO XXIV.
Joa» piado* durante Ja vida del piado» pontifico
Joiada, instaura la» ruina» del templo. J7. Muerto
Joiada te allega d la idolatría por peromation do loo
principe», y hace apedrear d Zackaria» profeta hi-
jo de Joiada, porque predicaba oontra ella. III.
Dio* le entrega en mano de lo* Si/rog, y muerto por
conspiración délo» tuyo» tuoede en el reino Amasia»
tukijo.
DE siete años era Joas, cuando co-
menzó á reinar, y cuarenta años
reinó en Jerusalem. El nombre de su
madre/W Sebla de Beer-seba.
% Y bjxo Joas lo recto en los ojos de
n. DE LAS CRÓNICAS.
«tabora todos los dios de Jolada el sacer-
dote.
8 Y tomóle Joiada dos mttgeres, y en-
gendró hjjos y uflas.
4 Después do esto aconteció qne Joas
tuvo voluntad de reparar la casa de Je-
hova.
5 Y juntó los sacerdotes y los Levitas,
y dijoles : Salid por las ciudades de Ja-
da, y Juntad dinero de todo Israel, para
que cada año sea reparada la casa de
vuestro Dios, y vosotros poned diligen-
cia en el negocio: mas los Levitas no
pusieron diligencia.
6 Por lo cual el rey llamó á Joiada el
principal, y díjole : ¿Por que* no has pro-
curado que los Levitas traigan de Juda
y de Jerusalem, al tabernáculo del tes-
timonio, la ofrenda que conrtituyó Mov-
eos siervo de Jchova, y de la* congrega-
ción de Israel?
7 Porque la impía Athalia, y sus htf os
hablan destruido la casa de Dios ; y ade-
mas de esto todas las cosas que hablan
sido consagradas para la casa de Jebova
hablan gastado en los ídolos.
' 8 Y mandó el rey que hiciesen una ar-
ca, la cual pusieron mera á la puerta de
la casa de Jebova.
9 Y hicieron pregonar en Juda y en Je-
rusalem, que trajesen á Jebova la ofren-
da que Moyses siervo de Dios habia con-
stituido á Israel en el desierto.
10 Y todos los principes, y todo el pue-
blo, se holgaron, y trajeron, y echaron
en el arca, hasta que la hinchieron.
11 Y como venia el tiempo para llevar
el arca al magistrado del rey por mano
de los Levitas, cuando velan que habia
mucho dinero, venia el escriba del rey, y
el que estaba puesto por el sumo sa-
cerdote, y llevaban el arca, y la vaciaban,
y la volvían á su lugar: y asi lo hacían
de dia en dia, y cogían mucho dinero;
12 El cual daba el rey y Joiada á los
que hadan la obra del servicio de la casa
de Jehova: y cogieron canteros y ofi-
ciales qne reparasen la casa de Jehova,
y herreros y metalarios para reparar la
casa de Jehova.
13 Y los oficiales hacían la obra, y por
bus manos fué reparada la obra; y res-
tituyeron la casa de Dios en su dispo-
sición, y la fortificaron.
14 Y como hablan acabado, traían lo
que quedaba del dinero al rey y á Joiada ;
y hacían de él vasos para la casa de Je-
hova, vasos de servicio, morteros, cn-
436
citarones, vasos de oro y de plata; y
sacrificaban holocaustos continuamente
en la casa de Jehova todos los días de
Joiada.
15 Mas Joiada envegeció, y murió har-
to de días : cuando murió, era de ciento
y treinta afios.
16 Y le sepultaron en la ciudad de David
con los reyes; por cnanto habla hecho
bien con Israel, y con Dios, y con su casa.
17 % Muerto Jolada vinieron los prín-
cipes de Juda, y postráronse al rey, y el
rey los oyó.
18 Y desampararon la casa de Jehova
el Dios de sus padres, y sirvieron á los
bosques, y á las imagines esculpidas : y
la ira vino sobre Juda y Jerusalem por
este su pecado.
19 Y envióles profetas, que los redu-
jesen á Jehova, los cuales les protesta-
ron : mas ellos no los escucharon.
20 Y el Espíritu de Dios envistió á Za-
charias, hjjo de Joiada, sacerdote, el cual
estando sobre el pueblo, les dijo: Así
ha dicho Dios: ¿Por qué quebrántala
los mandamientos de Jebova? No os
vendrá bien de ello: porque por haber
dejado á Jehova, él también os dejará.
21 Mas ellos hicieron conspiración con-
tra él, y cubriéronle de piedras por man-
dado del rey, en el patio de la casa de
Jehova.
22 Y no tuvo memoria el rey Joas do
la misericordia que su padre Jolada ha-
bia hecho con él : mas matóle su h$jo : el
cual muriendo, dtfo : Jehova lo vea, y lo
requiera.
23 1 A la vuelta del afio subió contra él
el ejército de Syria ; y vinieron en Juda
y en Jerusalem, y destruyeron en el pue-
blo á todos los principales de él : y en-
viaron todos sus despojos al rey á Da-
masco.
24 Porque aunque el ejército de Syria
habia venido con poca gente, Jehova les
entregó en sus manos un ejército en
grande multitud, por cuanto hablan de-
jado á Jehova el Dios de sus padres : y
con Joas hicieron juicios.
25 Y yéndose de él lo* Syro*, dejáronle
en muchas enfermedades : y conspiraron
contra él sus siervos á causa de las san-
gres de los hijos do Joiada el sacerdote ;
y hiriéronle en su cama, y murió : y se-
pultáronle en la ciudad de%David ; mas
no le sepultaron en los sepulcros de los
reyes.
26 Los que conspiraron costra él fue-
ñ. DE LAS CUbNICASÍ
ton, 2rfbaft, hQo efe Setnaath Ammonita,
y Jozabad, lujo de Semartth Moabita.
27 De sus Irijos, y de la nnfttiplicacion
que hizo de las rentas, y de la fundación
de la casa de Dios, he aquí, está escrito
en la historia del libro de los reyes. T
reinó en sn lngar Amasias su hijo.
CAPITULO XXV.
Amasia», muerta» lo* que mataron d su podré, vence
toé Tdwmros. tí. Adora lo» dicte» de loe Mumeoe
qmAwá»mo%*t¿(\*oma*toe*iayueTra:iMm<me»<t»-
do de Diemparweproftta^no te comvierte. UL Dio»
le entrega en mano» del rey de Israel, paljin muere
por conspiración de lo» tuyo».
DE veinte y cinco nfios era Amasias
cuando comenzó á reinar, y veinte
y nueve aflos reinó en Jernsalem : el
nombre de su madre fué Joiadam de Je-
rnsalem.
2 Este hizo lo recto en los ojos de Jc-
hova, aunque no de perfecto corazón.
3 Porque después que fué confirmado
en el reino, mató á sns siervos, los que
hablan muerto al rey su padre.
- 4 Mas no mató á los hijos de ellos, se-
gún que está escrito en la ley en el li-
bro de Moyses, donde Jehova mandó, di-
ciendo: No morirán los padres por los
hijos, ni los hijos por los padres : mas
cada uno morirá por su pecado.
• 5 T Juntó Amasias á Juda, y púsolos
por las lamillas, por los tribunos y cen-
turiones por todo Juda y Benjamín ; y
tomólos por lista d todos loa de Veinte
anos y arriba : y fueron hallados en ellos
trescientos mil escogidos para salir á la
guerra, que tenian lanza y escudo.
6 T de Israel tomó á sueldo cien mil
hombres valientes, por cien talentos de
plata.
7 Mas un varón de Dios vino a él, que
le d^o : Oh rey, no vaya contigo el ejér-
cito de Israel: porque Jehova no es con
Israel, ni con todos los hijos de Ephraim.
8 Mas si tú vas, haces, y te esfuerzas
para pelear, Dios te hará caer delante de
los enemigos: porque en Dios esta la
fortaleza, 6 para ayudar, ó para derribar.
9 Y Amasias dijo al varón de Dios:
¿ Qué pues se hará de cien talentos que
he dado al ejército de Israel t Y el va-
ron de Dios respondió: De Jehova es
darte mucho mas que esto.
10 Entonces Amasias apartó el escua-
drón de la gente, que habla venido á él de
Ephraim, para gue se fuesen á sus casas :
* y ellos se enojflton grandemente contra
Juda, y volviéronse á sus casas enojados.
11 Y «afewándoae Amarina, sacó bu pue-<
blo, y vino al valle de la sal, y hirió do
los lujos de Seir diez mlL
12 Y loe hijos de Jada tomaron vivos
oíros diez mil; los cuales llevaron á la
cumbre de un peñasco, y de allí los des-
peñaron, y todos se hicieron pedazos.
13 Y ldt del escuadrón que Amasias
habla enviado, porque no fuesen con él
á la guerra, derramáronse sobre las ciu-
dades de Juda, desde Samarla hasta Betb-
oron : y hirieron de ellos tres mil, y sa-
quearon un grande despojo.
14 T Y como volvió Amasias de la ma-
tanza de los Idumeos, trujo también con-
sigo los dioses de los hijos de Seir; ypú-
soselos para si por dioses, y encorvóse
delante de ellos, y quemóles perfumes.
15 Y el furor do Jehova se encendió
contra Amasias, y envió á él un profeta,
qnc le dijo : ¿ Por qué has buscado los
dioses de pueblo, que no libraron su
pueblo de tus manos ? .
16 Y hablándole d profeta estas cosas,
él le respondió : ¿ Hánte puesto á tí por
consejero del rey? Déjate de eso: ¿por
qué quieres que te maten ? Y cesando
él profeta, dtfo: Y.o sé que Dios ha acor-
dado do destruirte, porque has hecho es-
to, y no obedeciste á mi consejo.
17 1 Y Amasias rey de Juda, habido su
consejo, envió á Joas, hjjo de Joachaz
hijo de Jehu rey de Israel, diciendo:
Ven, y veámosnos cara á cara.
18 Entonces Joas rey de Israel envió á
Amasias rey de Juda. diciendo : El cardó
qnc estaba en el Líbano envió al cedro
que estaba en el Líbano, diciendo : Dá tu
hija á mi hijo por muger. Y, he aquí
que las bestias fieras que estaban en el
Líbano, pasaron, y hollaron el cardo.
19 Tú dices : lie aquí, he herido á Edom,
y con esto tu corazón se enaltece para
gloriarte: ahora estáte en tu casa: ¿pa-
ra qué te entremetes en mal, para caer
tú, y Juda contigo ?
20 Mas AmasiaB no lo quiso oir; por-
que estaba de Dios, que los quería entre-
gar en manos de sus enemigos, por cuan-
to hablan buscado los dioses de Edom.
21 Y subió Joas rey de Israel, y riéron-
se cara á cara, él y Amasias rey de Juda,
en Beth-sames, la cual es en Juda.
22 Mas Juda cayó dülantc de Israel, y
huyó cada uno á su estancia.
23 Y Joas rey de Israel prendió á Ama-
sias rey de Juda, hijo de Joas, lujo de
Joachaz en Beth-sames ; y trujóle en Jo-
rusalem; y derribó el muro de Jerusa-
4£7
II. DE LAS CRONIOASv
lem, desde 1» puerta deEphraim hasta la
puerta del rincón, cuatrocientos codos.
24 Asimismo tornó todo el oro y plata, y
todos los vasos, que se hallaron en la ca-
sa de Dios en casa de Obed-edom, y los
tesoros de la casa del rey, y los mjos de
los principes, y volvióse á Sanaaria.
25 Y vivió Amasias, hijo de Joas, rey de
Juda quince afios después de la muerte
de Joas, htyo de Joachaz, rey de Israel.
26 Lo demás de los hechos do Amasias
primeros y postreros, ¿ no está iodo es-
crito en el lloro de los reyes de Juda, y
do Israel ?
27 Desde aquel tiempo que Amasias se
apartó de Jehova, conjuraron contra él
conjuración en Jerusalem : y habiendo
él huido á Lachis, enviaron tras él á La-
chis, y allá le mataron.
28 T trujáronle en caballos, y sepultá-
ronle con sus padres en la ciudad de
Juda.
CAPITULO XXVL
Orias h{fo de Amafias ungido del pueblo par rep en
lugar de m padre es prosperado de Dios entre tanto
que fué fiel ¡I. Fortificado en el reino m ensober-
bece contra Dios, p pretende usurpar el sacerdocio:
mas Dios le hiere de lepra, por lo cual fue" amovido
del oficio real, p Joaihanx eu M\fo le sucedió en la
administranciondel reino p después de su muerte en
Y TODO el pueblo de Juda tomó á
Ozias, el cual era de diez y seis años,
y pusiéronle por rey en lugar de su pa-
dre Amasias.
2 Este edificó á Ailath, y la restituyó á
Juda después que el rey durmió con sus
padres.
8 Do diez y seis anos era Ozias, cuando
comenzó á reinar, y cincuenta y dos afios
reinó en Jerusalem. £1 nombre de su
madre fué Jechclla do Jerusalem.
4 Y hizo lo recto en los ojos de Jehova,
conforme á todas los cosas que su padre
Amasias hizo.
5 Y estuvo en buscar á Dios en los dias
do Zacharias, entendido en visiones de
Dios: y en estos dias, que él buscó á
Jehova, Dios le prosperó.
0 Porque solió, y peleó contra los Phi-
listheos, y rompió el muro de Gcth, y el
muro de Jabnla, y el muro de Azoto: y
edificó en Azoto, y en Palesthina, ciuda-
des.
7 Y Dios le dio ayuda contra los Phi-
listhcos, y contra los Árabes que habi-
taban en Gur-bahal, y contra los Am-
monitas.
8 Y dieron los Ammonitas presente á
Ozias: y su nombre íué divulgado hasta
426
la entrada de Egypio; porque fáé alta?
mente poderoso.
9 Edificó ¿ambien Ozias torres en Je-
rusalem, junto á la puerta del rincón, y
junto á la puerta del valle, y junto á las
esquinas, y las fortificó.
10 Y en el desierto edificó torres, y
abrió muchas cisternas: porque tuvo
muchos ganados, asi en los valles como
en las vegas, y viñas, y labranzas, así en
los montes como en loa llanos fértiles;
porque era amigo de la agricultura.
11 Tuvo también Ozias escuadrones de
guerra, los cuales sallan á la guerra en
ejército, según que estaban por Bata,
por mano de Jehiel escriba, y de Maa-
sios gobernador, y por mano de Hanv
nías, que eran de los principes del rey.
12 Todo el número de los principes de
las familias, y de los valientes en fuerzas,
era dos mil y seis cientos.
13 Y debajo de la mano de estos estaba
el ejército de guerra de trescientos y sie-
te mil y quinientos hombres de guerra,
poderosos y fuertes, para ayudar al rey
contra los enemigos.
14 Y aparejóles Ozias para todo el ejér-
cito escudos, lanzas, almetes, coseletes,
arcos, y hondas do piedras.
15 Y hizo en Jerusalem máquinas, y in-
genios do ingenieros, que estuviesen en
los torres, y en las esquinas, para tirar
saetas y grandes piedras: y su fama se
extendió lejos, porque hizo maravillas
para ayudarse, hasta hacerse inerte.
16 t Mas cuando fué fortificado, su co-
razón se enalteció, hasta corromperse;
porque se rebeló contra Jehova eu Dios,
entrando en el templo de Jehova paca
quemar sahumerios en el altar del per-
fume.
17 Y entró tras él el sacerdote Azadas,
y con él ochenta sacerdotes de Jehova
de los valientes.
18 Y pusiéronse contra el rey Ozias, y
dijórpnle : No pertenece á tí, oh Ozias, que-
mar perfume á Jehova, sino á los sacer-
dotes, hijos de Aaron, que son consagra-
dos para quemarle: sol del santuario,
porque te has rebelado : do lo cual no te
alabarás delante del Dios Jehova.
19 Y airóse Ozias, que tenia el perfume
en la mano para quemarle : y en esta su
ira contra los sacerdotes la lepra le salió
en la frente delante de los sacerdotes en
la casa de Jehova junte#ü altar del per-
fume.
20 Y misóle Asarlas el awao aaoerdo-
IL DE LAB CRÓNICAS.
te, j todos los sacerdotes, y, he aquiete
lepra miaba en su frente : y nieláronle
satir á priesa de aquel lugar: y él tam-
bién: se «ó priesa á aaltr} porque Jehova
la habla herida
21 Así el rey Ozlss rué leproso hasta el
dia de sd ntuerte : y habitó en wm easa
apartada leprosoy porque era cortado de
la. eaaa de Jehova: y Joatham su hjjo
tnfvo cargo de 1» cas» real gobernando al
pueblo de la tierra.
93 Lo damas de loa heehos de Odas,
«simaros y postreros, escribió Isaías, hi-
jo de Amos, profeta*
33 T durmió Oslas con sus padres, y
sepultáronle coa sos padres en el campo
de loa sepulcros reales, porque dtyeron:
Lepreeo es. Y reinó Joatham su htyo
en sm lugar.
CAHTTTLO XXVII.
JoetOom piado» ve*** he Ammonita» eon et/avor de
Dio*: p MWrtD, mwoeao en m hmw Ackae mt hjfo.
DE veinte y cinco anos era Joatham,
cuando comenzó á reinar, y dies
y seis años reinó en Jeruaatem £1 nom-
bre de au madre JSoé Jerusa, luja de 8a-
doc
£ Este hizo lo recto en ojos de Jehova
conforme á todas las cosas que habla he-
cho Oaiaa su padre* salvo que no entró
es el templo de Jehova : que aun el pue-
blo corrompta*
Z Bate enancó la puerta, mayor de la ea-
aa de Jehova, y en el muro de la fortale-
za edafteó mucho.
é Tambian edsncó ciudades en fes mon-
tanas de Jada, y labró pauacJes y torres
en los bceques»
6 También este tuvo guerrm oon el rey
de loe mjos de Ammon, á loe cuales ven-
ció t y dieron!© los hfyos de Ammon en
aquel alo cien talento» de plata, y diez
mil euros da trigo, y dies mu de cebadas
esto le dieron los htyoe de Ammon, y lo
mismo ea>el segando ano, y en el tercero.
6 Asi ana Joatham fué fortificado, por-
que preparó sus eaménoe delante de Je*
aovas» luso.
í Lo demás de los hechos de Joatham,
y todas sus guerras, y sus caminos, he
aquí, está escrito en el libro de los reyes
de Israel y de Juda,
8 Cuando comenzó á- reinar era de vein-
te y emeo anas, y dies y seis años reinó
en JeruseleuL
9 Y durmió Joatham can suspsoYes, y
aepultáronle en la ciudad do David : y
isuhsj*
CAPITULO XXV11L
Aekm* impío 0$ entregado do JMo» en mano» do loo
Aeenrio»: u deopue», do loo JtraeUia*. II. Loe de
brael trayendo un gran número de cautivo» de
Jada loo rmtitumtn d m Horra dando tonudo y oaf-
madodleoomlokabiem meneen» por mmontotaekm
deunpro/eta. XU. El re* Acnas por tu» idolatría»
o» aJHgido do loe Harneo», PhOiotkeoe, y Aomyrio» : y
muerto, meede en m hoyar EoeekUum kffo,
DE veinte anos era Achas cuando co-
menzó á reinar, y diez y seis afios
reinó en Jerusalem : mas no hizo lo rec-
to en ojos de Jehova, como David su
padre,
2 Antes anduvo en los caminos de los
reyes de Israel: y ademas de eso hizo
imagines de ftmdlcion á loe Bahales.
8 Este también quemó perfume en el
vaüe de los htyoe de Heunon, y quemó
sus hijos por fuego, conforme á las abo-
minaciones de las gentes, qne Jehova
habla echado delante de los htyos de Is-
rael
4 ítem, sacrificó, y quemó perfumes en
los altos, y en los collados, y debajo de
todo árbol sombrío.
5 Por lo cual Jehova su Dios le entregó
en manos del rey de los Assyrlos, los
cuales le hirieron, y cautivaron de él
una grande presa, que llevaron á Damas-
co. Faó también entregado en manos
del rey de Israel, el cual le hirió de gran
mortandad.
6 Porque Faacee, hijo de BomeHas,
mató en Juda en un. día ciento y veinte
mil hombre*, todos Valientes ; por cuan-
to hablan dejado á Jehova ei Dios de sus
padres.
7 Asimismo Zechii, tomón? poderoso de
Epfaraim, mató á Maasias, lujo del rey,
y á Ezrieam su mayordomo, y á Elcana
segundo después del rey.
8 ^ Tomaron también cautivos los hi-
jos de Israel de sus hermanos doscientas
mil, mogeres, y muchachos, y mucha-
chas, ademas de haber saqueado de ellos
un gran despojo, el cual trajeron á Sa-
maría.
9 Entonces habla au! un profeta de Je-
hova, que se llamaba Obed, el cual salió
delante del ejército cuando entraba en
Samarla, y dfyoles: He aquí, Jehova el
Dios de vuestros padres por el enojo
contra Juda loe ha entregado en vues-
tras manos, y vosotros los habéis muer-
to coa ira: hasta el cielo ha llegado esto.
10 Y ahora habéis determinado de su-
jetar á vosotros á Juda y á Jerusalem
por siervos y siervast ¿no habéis voso-
tros pecado contra Jehova vuestro Dios f
II. DE LAB CRÓNICAS.
11 Oídme pues ahora, y volved á enviar
los cautivos que habéis tomado de Toes*
tros hermanos: porque Jehova está ai-
rado contra vosotros.
12 Levantáronse entonces alguno* va-
rones de los principales de los hijos de
Ephraim, Azarias, hgo de Johsnan, y
Barachios, hijo de Mosollamoth, y Ezo»
chías, lujo de Sellum, 7 Amasa! hijo -de
Hadali, contra los que venían de la
guerra,
13 Y d^éronles : No metáis acá la cau-
tividad; porque el pecado contra Jehova
será sobre nosotros. Vosotros pensáis
de añadir sobre nuestros pecados 7 so-
bre nuestras culpas, siendo asas grande
nuestro delito, y la ira del furor sobre
Israel.
14 Entonces el ejército dejó los cauti-
vo* 7 la presa delante de los principes 7
de toda la multitud.
15 X levantáronse los varones nombra-
dos, 7 tomaron los cautivos, 7 visitaron
del despojo á los que da ellos estaban
desnudos: vistiéronlos, 7 calzáronlos,
7 diéronles de comer 7 de beber, 7 un-
giéronlos, 7 llevaron en asnos á todos
los flacos, 7 trujáronlos basta Jericho, la
ciudad dé las palmas, cerca de sus her-
manos; 7 ellos se volvieron á Samarla, .
16 ? En aquel tiempo envió el rey
Achaz á los reyes de Assvris que le ayu-
dasen.
17 Porque adamas de esto los Idumeos
hablan venido, 7 hablan herido A los de
Judo, 7 habian llevado cautivos.
18 Asimismo los PbilistheoB «a habian
derramado por los ciudades do la com-
paña, 7 al- mediodía de Judo, 7 habian
tomado á Beth-somes, Ajalon, Qaderotn,
8oeho con sus aldeas, Thamna con sus
aldeas, 7 Gonzo con sus aldeas, 7 habita-
ban en ellas.
19 Porque Jehova habla humillado á
Juda por causa de Achaz rey de Israel;
por cuanto él habia desnudado á Judo, 7
se habia rebelado gravemente contra Je-
hova.
20 T vino contra él Theglath-phalasar
rey de los Assyrios, y cercóle, 7 no le
fortificó.
21 Aunque despojó Achaz la cosa de
Jehova, 7 la casa real, 7 las de los prin-
cipes para dar al rey de los Assyrios:
con todo eso él no le ayudó.
22 Ademas de eso el rey Achaz en el
tiempo que le afligía, anadió prevarica-
ción contra Jehova.
4W
28 Y sacrificó Atol dionea de Desneve*
que le habian herido, y dfyo : Pues que*
los dioses de los reyes da Sflrria lea ayu-
dan, yo tmmbim sacrifleard á eHoa para
quc>mc ayuden, habiendo estos sida su
ruina, 7 la de todo feraeL
24 Asimismo Achaz recogió los vasos
do la casa de Dios, 7 quebrólos, 7 cerró
laspuflrtaadelacasadeJebov^yhizoee
altares, en Jerueelem en todos loa rfat-
cones.
25 Y hizo también altos es todas las
ciudades de Juda paiuqeesaer perfumes
á los dioses ágenos, provaoaado á ira á
Jehova el Dios de sus padres.
26 Lo demás de sus hechos, 7 todos
sus caminos, primeros 7 postreros, ha
aquí, ello está escrito «n el libro de loa
reyes de Juda y de Israel.
27 Y durmió Achaz con sus padres, 7
sepultáronle en la ciudad de Jerusslem;
mas no le metieron en los sepularoe de
los reyes de Israel: y reinó casa Inga?
Kzechias su b^o.
CAPITULO XXIX.
Et*cki4$ piadom iw **rt> eiUmpt*s y m— hit el di-
vino culto repurgando el templo de toda la idokk*
tria. II. Ofrece eacrifieioe por el reino con grande
solemnidad, tmtemtremdo he oficio* de he Levita*,
«nf0rmeed4rdtnim&m&k*mapm*m.
Y EZECHIAS comenzó á reinar tien-
do 4a veinte 7 cinco anos, j reiné
veinte 7 nueve anos en Jcrueelem: el
nombre de su madre fué Ansa, htya da
Zacharias.
2 Y hizo lo recto en ojee de Jehova,
conforme á todas ka cosas que habla
hecho David en padre.
3 En el primer año de su ramo, en el
mes primero* abrió las puertas de la ca-
sa de Jehova, 7 las reparó.
* Y ¿izo venir loe sacerdotes y los Le*
vitss, 7 juntólos en la plaza erice**!,
6 Y cujoles: Oídme Levitas, 7 sexttuV
caos ahora, y salificaréis la casa de Ja*
hovael Dios de vuestros padrea: 7 as-
earéis del santuario la inmundicia.
G Parque nuestros padres ae han rehén
lodo, 7 han hecho lo malo en ojos da*
Jehova nuestro Dios, que la dejaron, 7
apartaron sus ojos del tabernáculo de Je-
hova, 7 le volvieron las espaldas.
7 Y aun cerraron las. puertas del portal,
y apagaron las lámparas: no quemaron
perfume, ni sacrificaron holocausto en.
el santuario al Dios de Israel
8 Por tanto la ira de Jehova ha venid*
sobre Juda y Jerasalem, 7 los ha pócete*
en moyienjt*o>aaAsjayyeztaJiojnhndoii>
II. DE LAS CRONKJAS,
y «nsfibo, como V4fe"?o*otro* casi vues-
t roa ojo©.
9 Y, be atpni7 nuestros padrea han caldo
á cuetiUlo; nuestros hijos, y nuestras
btyas, y vuestras mugeroe, kan tiéh cau-
tivas por esto.
10 Ahora pnes, y» be- determinado de
hacer alianza con -Jehova et Dios de Is-
rael, para que aparte de nosotros )a ira
de su furor.
11 Hijos míos, no os engafteis ahora,
porque Jetara- os ha escogido á voso-
tros, para que estéis delante de él, y le
sirváis, y sesis sus ministros, y le que-
méis perfume,
12 Entonces los Levitas se levantaron,
liafaath, bjjo de Amasa!, y Joel, hjjo *
Azariss, dolos hijos deCaath: y de los
Hijos de Merart, Gis, hflo de Abdi, y Asa-
rlas, hijo de Jalaleei: y de los hijos de
Gerson, Joah, hijo de Zemma, y Edén,
hijo de Joan:
13 Y de los b$os de Eüaaphan, dsmri
y Jshlel? y de los Irijos de Asaph, Za-
obariás y Mathantss :
14 Y de los hijos de Ernán, Jahiel y
Semel: y de los htyos de Idithnn, ge-
melas y OadeL
15 Estos juntaron á sns hermanos, y
santtfleároiise, y entraron, conforme al
mandamiento del rey, y las palabras de
Jehova, pira limpiar la casa de Jehova.
16 Y entrando los sacerdote» dentro de
ls> casa de Jehova para limpiarla, sacaron
toda- la inmundicia que hallaron en el
templo de Jebova, en el patio de la casa
de Jehova, la cual tornaron los Levttas,
para sacarla fuera al arroyo de Cedrón.
17 Y comensnron á santificar al prime-
ro del mes primero, y á los ocho del
mismo mes vinieron al portal de'Jehova,
y santificaron la casa de Jebova en ocho
días * y á los dles y seis del mes primero
acabaron.
18 Y entraron al rey Ezechias, y Oyéron-
le: Ya hemos limpiado toda la casa de
Jebova, el altar del holocausto, y todos
sns instrumentos, y la mesa de la pro-
posición, y todos sns instrumentos,
19 Y asimismo todos los vasos qne el
rey Achas habla menospreciado el tiem-
po qne remó; habiendo apostatado, habe-
rnos preparado y santificado : y, he aqui,
están fecfet delante del altar de Jehova.
20 7 Y levantándose de mañana el rey
Eiechia*, congregó los principales de la
ciudad; y subió á la casa de Jehova.
91 Y trajemí siete novillos, siete car-
i, siete corderos, y siete machos de
cabrio para expiación por el reino, por
el santuario, y por Jnda. Y dtfo A ios
sacerdotes, hijos de Aaron, qne ofrecie-
sen sobre el altar de Jehova.
29 Y mataron los bueyes : y los sacer-
dotes tomaron la sangre, y esparciéronla
sobre el altar: y asimismo mataron los
cameros, y esparcieron la sangre sobre
el altar: y mataron los corderos, y es-
parcieron la sangre sobre el altar.
28 Y hicieron llegar los machos cabrios
de la expiación delante del rey, y de
la multitud; y pusieron sobre elkw sus
24 Y los sacerdotes los mataron, y ex-
piando aparcieirm la sangre de ellos so-
bre el altar, para reconciliar á todo Is-
rael: porque por todo Israel mandó el
rey hacer el holocausto, y la expiación.
25 Puso también Levitas en la casa de
Jebova con címbalos, y salterios, y arpas,
conforme al mandamiento de David, y
de Gad vidente del rey, y de Nathan
profeta: porque aquel mandamiento/tuf
por mano de Jehova por medio de sus
profetas.
96 Y los Levitas estaban con los instru-
mentos de David, y les sacerdotes con
trompetas.
27 Y mandó Ezechias sacrificar el holo-
causto' en 'el altar, y al tiempo qne co-
mentó el holocausto comenzó también
el cántico de Jehova, y las trompetas, y.
los instrumentos de David rey de Is-
rael.
•28 Y toda la multitud adoraba, y los
cantores cantaban, y los trompetas sona-
ban las trompetas : todo hasta acabarse
el holocausto.
29 Y como acabaron de ofrecer, el rey
se incMnó, y todos los que estaban con
él, y adoraron. ,
80 Entonces d#o el rey Ezechias y los
principes á los Levitas, que alabasen á
Jehova por las palabras>de David, y de
Asaph vidente: y ellos alabaron hasta
excitar alegría.: y inclinándose adoraron.
81 Y respondiendo Esechias, dijo : Vo-
sotros os habéis ahom consagrado á Je-
hova: llegaos pues, y traed sacrificios,
y alabanzas en la casa de Jehova. Y la
multitud trujo sacrificios, y alabanzas, y
todo liberal de corasen, hoJocanstos.
82 Y fué el número de los holocaus-
10% que la congregación trujo* setenta
bueyes, cien esmeros, doscientos corde-
ros, todo asm j» holocausto do Jehova.
4»
II. DE LAS CRÓNICAS.
88 Mae las santificaciones fueron seto-
cientos bueyes, y tres mil ovejas.
84 Mas los sacerdotes eran pocos, y no
podían bastar á desollar los holocaustos :
y asi sus hermanos los Levitas les ayu-
daron hasta que acabaron la obra, y bas-
ta que los sacerdotes se santificaran",
porque los Levitas tuvieron mayor pron-
titud de corazón para santificarse, que
los sacerdotes.
85 Asi que hubo gran multitud de ho-
locaustos, con sebos de pacífico*, y liba-
ciones de holocausto : y ati fué ordenado
el servicio de la casa de Jehova.
36 T alegróse Esechias y todo el pue-
blo, por cuanto Dios habla preparado el
pueblo : porque la cosa fué prestamente
hecha.
CAPÍTULO XXX.
JBzechicu «nota mewugtro* por todo lo que había que-
dado de Itrael exhortando al pueblo que $e eonvir-
Heeen de em idolatría*, pvimiemmd Jentmkmd ce-
lebrar la patena: de lo cual uno» m rien,p toutemdo
otros el aviio vienen d Jerusalem : y la patata e$
celebrada con grande tolemnidaá\ u gowo de todo ét
ENVIÓ también Esechias por todo
Israel y Joda,*y escribió cartas á
Epñraim y Maneases, que viniesen á Je-
rusalem á la casa de Jehova, para ce-
lebrar la pascua á Jehova Dios de Is-
rael.
2 Y el rey tomó consejo con sus princi-
pes, y con toda la congregación en Jeru-
salem, para hacer la pascua en el mes
segunda
3 Porque entonces no la podían hacer,
por cuanto no habla hartos sacerdotes
santificados, ni el pueblo estaba congre-
gado en Jerusalem.
4 Esto agradó al rey, y á toda la multi-
tud.
5 Y determinaron de hacer, pasar pre-
gón por todo Israel desde Beer-seba bas-
ta Dan, para que viniesen á hacer la pas-
eua á Jehova Dios de Israel en Jerusa-
lem: porque en* mucho tiempo no la ha-
blan hacho como estaba escrito.
0 T fueron correos con cartas déla mano
del rey y de sus principes por todo Is-
rael y Juda, como el rey lo habla man-
dado, y decían : Hijos de Israel, volveos
á Jehova el Dios de Abracara, de Isaac,
y de Israel, y él se volverá á los restos
que os han quedado de la mano de los
reyes de Assyria»
7 No seáis como vuestros padres, y po-
mo vuestros hermanos, que se rebelaron
contra Jehova «1 Dios de sus padres, y
48»
él los entregó en asolamiento, como to?
sotros veis.
8 Bor tanto ahora no endúrensela vues-
■ tra cerviz, como vuestros padres : dad la
mano á Jehova; y venid á su santuario,
el cual él ha santificado para siempre: y
servid á Jehova vuestro Dios, y la ka de
su furor se apartará de vosotros :
9 Porque si os volvierais á Jehova, vues-
tros hermanos y vuestros hijos hallarán
misericordia delante de los que ios tie-
nen cautivos, y volverán, á esta tierra:
porque Jehova vuestro Dios es clemente,
y misericordioso, y no volverá de voso*
tros su rostro, si vosotros os volvierais
áéL
10 Y a*i pasaban loa correos de dudad
en dudad por la tierra de Ephralm y
Manasses hasta Zabulón: *mm «Sos se
reian y burlaban de ellos.
11 Con todo eso algumot varones de
Aser, de Manasses, y de Zabulón se hu-
millaron, y vinieron á Jerusalem*
13 En Juda también fué la mano de
Dios para darles un corasen para hacer
d mandado dd rey y de los principes,
conforme á la palabra de Jehova.
13 Y juntáronse en Jerusalem nn gran-
de pueblo, para hacer la solemnidad de
los panes sin levadura en d mes segun-
do, una grande congregación.
14 Y levantándose quitaron los altares,
que estaban en Jerusalem: y todos los
altares de perfumes quitaron, y echáron-
los en d arroyo de Cedrón»
15 Y sacrificaron la pascua á los cator-
ce dd mes segundo, y los sacerdotes y
los Levitas se avergonsaron, y se santifi-
caron, y trajeron los holocaustos á la ca-
sa de Jehova,
16 Y pusiéronse en su orden conforme
á su costumbre; conforma á la ley de
Moyses varón de Dios, los sacerdotes
esparcían la sangre de la mano de los
Levitas.
17 Porque aun habia muchos en la con*
gregacton que no estaban santificados, y
los Levitas sacrificaban la pascua por to-
dos los que no se hablan limpiado para
santificarse á Jehova.
18. Porque grande multitud dd pueblo,
de Éphraim, y Manasses, j Isachar, y Za-
bulón, no se hablan purificado, y comie-
ron la pascua no conforme á lo que em
escrito: mas Esechies ovó por ellos, d>
dendo: Jehova, que es buenoysee propi*
do t •
19 A todo aqud que ha speroebido su
II. DB LAS CRÓNICAS.
corazón par» buscar á Dios, á Jehova el
Dios de sus padres, aunque no esf¿ p«H-
Jtaufo según la purificación del santua-
rio.
20 T oyó Jehova á Ezechias, y sanó el
pueblo.
31 Asi hicieron loa hijos de Israel, que
fueron presentes en Jerusalem, la solem-
nidad de los panes sin levadura siete días
con gran gozo : y alababan á Jeho va to-
6¿>s los dias los Levitas y los sacerdotes,
con instrumentos de fortaleza á Jehova.
32 Y Ezechlas habló al corazón de to-
dos los Levitas que tenían buena inteli-
gencia para Jehova: y comieron la so-
lemnidad por siete dias sacrificando sa-
crificios pacíficos, y haciendo gracias A
Jehova el t)ios de sus padres.
23 Y toda la multitud determinó que
celebrasen otros siete dias, y celebraron
otros siete dias con alegría.
24 Porque Ezechlas rey de Juda habla
dado á la multitud mil novillos, y siete
mil ovejas : y también los principes die-
ron ai pueblo mil novillos y diez mil
ovejas : y muchos sacerdotes se santifi-
caron.
25 Y toda la congregación de Juda se
alegró, y los sacerdotes, y Levitas, y asi-
mismo toda la multitud que habla veni-
do de Israel: y también los extrangeros,
que hablan venido de la tierra de Israel,
y los que habitaban en Juda.
26 Y hiciéronse grandes alegrías en Je-
rusalem : porque desde los dias de Salo-
món, hijo do David, rey de Israel, no hu-
be tal cosa en Jerusalem.
27 Y levantándose los sacerdotes y Le-
vitas bendijeron al pueblo : y la voz de
ellos fué oida, y su oración llegó A la ha-
bitación de su santuario, al cielo.
CAPITULO XXXI.
VaMendo el pueblo de celebrar la patena destruye la
idolatría e* todo braeL II. Bneckias restituye dios
sacerdote* y Levita» en sus órdenes, y habiendo man-
dado al pueblo que le» dicte tas primicia» para sus-
tentarse, el pueblo lee da en grande abundancia. III.
Viendo Baeckias la muWtvd delocfrecido, lo man-
da guardar : y constituye personas fieles que lo dis-
tribuyan fielmente.
HECHAS todas estas cosas, salió to-
do Israel, los que se hablan hallado
por las ciudades de Juda, y quebraron
las estatuas, y destruyeron los bosques,
y derribaron los altos y los altares por
todo Juda y Benjamín : y también en
Ephralm y Maneases hasta acabarlo todo :
y volviéronse todos los htfos de Israel
cada uno á su posesión, y A sus ciu-
dades.
Span. 38
2 T Y constituyó Ezechlas los reparti-
mientos de los sacerdotes y de los Levi-
tas conforme A sus repartimientos, cada
uno según su oficio : los sacerdotes y los
Levitas para el holocausto y pacíficos,
paro que ministrasen, para que glorifica-
sen y alabasen á las puertas de las tien-
das de Jehova.
8 La contribución del rey de su hacien-
da, era holocaustos A mañana y tarde,
ítem, holocaustos para los sábados, nue-
vas lunas, y solemnidades, como está
escrito en la ley de Jehova.
4 Mandó también al pueblo, que habi-
taba en Jerusalem, que diesen la parte
á los sacerdotes y Levitas, para que se
esforzasen en la ley de Jehova.
5 Y como este edicto fué divulgado, los
hijos de Israel dieron muchas primicias
de grano,* vino, aceite, miel, y de todos
los frutos de la tierra : y trujeron asimis-
mo los diezmos de todas las cosas en
abundancia.
6 También los htfos de Israel y de Ju-
da, que habitaban en las ciudades de Ju-
da, dieron asimismo los diezmos de las*
vacas y de las ovejas: y trujeron los
diezmos de lo santificado, de las cosas
que hablan prometido A Jehova su Dios,
y lo pusieron por montones.
7 En el mes tercero comenzaron A fun-
dar aquellos montones, y en el mes sép-
timo acabaron.
8 1 Y Ezechias y los principes vinieron
á ver los montones, y bendijeron A Je-
hova, y A su pueblo Israel.
9 Y preguntó Ezechlas A los sacerdo-
tes y A los Levitas acerca de los mon-
tones:
10 Y respondióle Azarias sumo sacer-
dote, de la casa de Sadoc, y dtyo : Desde
que comenzaron A traer la ofrenda A
la casa de Jehova, hemos comido, y
hartadonos, y nos ha sobrado mucho:
porque Jehova ha bendecido su pueblo,
y ha quedado esta multitud.
11 Entonces mandó Ezechias que apa-
rejasen cámaras en la casa de Jehova : y
la» aparejaron.
12 Y metieron las primicias y diezmos,
y las cosas consagradas fielmente, y die-
ron cargo de ello A Chonenias Levita el
principal, y A Semei su hermano el se-
gundo.
13 Y Jehiel, Azarias, Nahath, Azael,
Jerlmoth, Josabad,' Ellei, Jesmachias,
Mahath, y Báñalas, f nerón los prepósitos
debajo de la mano de Ckonenias, y de
488
U. DE LAS CRÓNICAS.
Semet su herma*,' por mandamiento
del rey Bgecnlas, y de Asarías principe
de la caá* de Dio».
14 Y Core, htfo de Jemna, Levita, por-
tero al oriente tenia cargo de las limos-
nas de Dios, y de las ofrendas de Jehova
qne se daban, y de todo lo que se santifi-
caba.
15 Y á sn mano estaban Edén, Benja-
mín, Jesue, Semeias, Amarlas, y fléche-
nlas, en las ciudades de loa sacerdotes,
para dar con fidelidad á sus hermanos
sus partes conforme á sus órdenes, asi al
mayor como al menor ;
16 Sin lo que se contaba para los Taro-
Bes de edad de tres años y arriba, á to-
dos los que entraban en la casa de Jeho-
va, cada cosa en su dia por su ministerio,
por sus estancias,y por sus órdenes :
17 Y á los que eran contados' entre los
sacerdotes por las familias desús padres,
y á los Levitas de edad de veinte años y
arriba por sus estancias y órdenes.
18 Asimismo á los de su generación
con todos sus niños, y sus mngeres, y
«sus trijos, y hijas, para toda la congrega-
ción : porque por la fé de estos se repar-
tían las ofrendas.
10 Asimismo á los hijos de Aaron los
sacerdotes, que estaban en los ejidos do
sus ciudades, por todas las ciudades, los
varones nombrados Union cargo de dar
sus porciones á todos los varones de los
sacerdotes, y á todo el linage de los Le-
vitas.
20 De esta manera hizo Ezechias en to-
do «Tuda, el cual hizo lo bueno, recto, y
verdadero delante de Jehova su Dios.
21 En todo cuanto comenzó en el ser-
vicio de la casa de Dios, y en la ley y
mandamientos, buscó ¿ su Dios : y hizo
de todo corazón, y fué prosperado.
capitulo xxxn.
Oyendo BmoMa» la venida de Sennacherib contra Je-
ruealem $e fortifica y anima d los suyo* enfé. 22.
Enviando Sennacherib neneageroe y cartas á Jeru-
$alcm ttenat de Jactancia y de hla&mia contra
Dio*, Eatckkm ora ai Señor, y ee confortado de él
por el profeta iraúu, y vuelto Sennachcrlb d sh tierra
por procidencia de iHo*, es muerto de mu kijot. 222.
Muerto Exechia» eucede en tu lugar Manaemmmhifo.
DESPUÉS de estas cosas, y de esta
fidelidad, vioo Sennacherib rey fie
los Assyrios, y entró en «Tuda, y asentó
campo contra las ciudades fuertes, y de-
terminó de entrarlas.
3 Viendo pues Ezechias la venida de
Sennaenerib, y que tenia el rostro puesto
para hacer la guerra á Jerusalem,
S Tutes* consejo coa ras principes, y
eonsus velerosen, sae tapasen la* i
tes de las aguas, que estaban fuera de la
ciudad: y ellos le ayudaron.
4 Y juntóse mueho pueblo, y taparon
todas los fuentes : y también el arroyo
que va por medio de la tierra, diciendo :
¿ Por qué han do hallar los reyes de Assy-
ria muchas aguas cuando vinieren ?
6 Confortóse pues üaeehias, y edificó
todos los muros caldos, y hizo alzar las
torres, y otro muro por de fuera: y for-
tificó á Mello en la ciudad de David, ^
hizo muchas espadas y paveaos.
6 Y puso capitanes de guerra sobre el
pueblo, y hizolos congregar á si en la
plaza de la puerta de la ciudad, y habló-
les al corazón de ellos, diciendo :
7 Esforzaos y confortaos; no témala,
ni hayáis miedo del rey de Asayria, ni de
toda 6U multitud que con él viene: por-
que mas son con nosotros que oon éL
8 Con él es el brazo de carne, mas con
nosotros Jehova nuestro Dios para ayu-
darnos, y pelear nuestras peleas. Enton-
ces el pueblo reposó sobre las palabras
de Ezechias rey de Juda.
9 H Después de esto envió Sennacherib
rey de los Assyrios sus siervos á Jerusa-
lem, estando él sobre Lachis, y con él to-
da su potencio, á Ezechias rey de Juda,
y á todo Juda, que estaba en Jerusalem,
diciendo :
10 Sennacherib rey de los Assyrios ha
dicho asi : ¿En qué confiáis vosotros pa-
ra estar cercados en Jerusalem ?
11 ¿No os engaña Ezechias para entre-
garos á muerte, á hambre, y á sed, di*
ciendo : Jehova nuestro Dios nos librará
de la mano del ray de Assyria?
19 ¿No es Ezechias el que ha quitado
sus altos y sus altares, y dijo á Juda, y
á Jerusalem : Delante de este solo altar
adoraréis, y sobre él quemaréis perfume?
13 ¿No habéis sabido lo que yo y mis
padres habernos #hccho A todos los pue-
blos de las tierras ? ¿Pudieron los dio-
ses de las gentes é> las tierras librar
6u tierra de mi mano ?
14 ¿Qué dios hubo de todos jos dioses
de aquellas gentes que destruyeron sato
padres, que pudiese librar su pueblo de
mis manos? ¿Por qué podrá vuestro
Dios escaparos de mi mano ?
15 Ahora pues no os engañe Ezechias,
ni os persuada tal cosa, ni lo creáis; que
si ningún dios de todas aquellas nació*
nes y reinos pudo librar su pueblo de
mis manos, y do las manos de mis par
II. DE LAS C&ONIGA&
dres, ¿cnanto moma vuestros diotee o»
podrán librar de mi mono?
16 T otras cosas hablaron sos sierros
contra el Dios Jehova, y contra Eze-
chias 6U sierro.
17 Y ademas do esto escribió cartas en
las cuales blasfemaba á Jehova el Dios
do Israel, y hablaba contra él, diciendo:
Como los dioses de las gentes de las
provincias no pudieron librar su pueblo
do mis manos, tampoco el Dios de Ese-
cillas librará al suyo do mis manos.
13 Y clamaron á gran voz en Judaico
contra ci pueblo do Jerusalem que esto-
fo en los muros, para espantarlos y po-
nerles temor, para tomar la ciudad.
19 Y hablaron contra el Dios de Jeru-
salem, como contra los dioses de los
pueblos de la tierra, obra de manos de
nombres.
20 Mas el rey Ezechias, y el profeta
Isaías, hijo de Amos, oraron por esto, y
clamaron al cielo :
21 Y Jehova envió un ángel, el cual
birló todo valiente en fuerzas, y los ca-
pitanea, y los principes, en el campo del
rey de Assyria : y volvióse con vergüen-
za de rostro á su tierra: y entrando en
el templo de su dios, allí le pasaron á
cuchillo los que hablan salido de sus en-
trañas.
22 Asi salvó Jehova á Ezechias y á los
moradores de Jerusalem de las manos
de Sennacherib rey de Assyria, y do las
manos de todos : y les dio reposo de to-
das partes.
23 Y muchos trajeron presente á Je-
hova á Jerusalem, y á Ezechias rey de
Juda ricos dones: y fué muy grande
delante de todas las gentes después de
esto.
24 ^ En aquel tiempo Ezechias enfer-
mó de muerte ; y oró á Jehova: el cual
lo respondió, y le dio señal
85 lias Ezechias no pagó conforme al
bien, que le habla sido hecho : antes su
corazón so enalteció, y fué la ira contra
él, y contra Juda, y Jerusalem.
20 Empero Ezechias, después de haber-
se enaltecido su corazón, se humilló, él
y los moradores de Jerusalem: y no
vino sobre ellos la ira de Jehova en los
dias de Ezechias.
27 Y tuvo Ezechias riquezas y gloria
.mucha en gran manera: y hizose tesoros
*ie plata y oro, de piedras preciosas, de
especierías, de escudos, y de todos va-
44*44 desear i
88 Asimismo depósitos pm les, rfmtm
del grano, del vino, y aceite : establos
para toda suerte de bestias, y majadas
para los ganados.
29 Hizose también ciudades, y hatos de
ovejas y de vacas en gran copia: porque
Dios )S) habla dado muy mucha hacienda.
30 Este Ezechias cerró los manaderos
de las aguas de Glhon,la de arriba, y en-
caminólas abajo al occidente de la ciudad
de David : y fué prosperado Ezechias en
todo lo que hizo.
31 Empero á causa de los embajadores
de los principes de Babylonia, que en-
viaron á él para saber del prodigio que
habia sido en aquella tierra, Dios le de-
jó, para tentarle, para saber todo lo que
estaba en su corazón.
32 Lo demos de los hechos de Ezechias,
y de sus misericordias, ho aquí,todo es-
tá escrito en la profecía de Isaías, lujo
de Amos profeta, y en el libro de los
reyes de Juda y do Israel.
33 Y durmió Ezechias con sus padres,
y sepultáronle en los mas insignes sepul-
cros de los hijos de David, honrándolo
en su muerto todo Juda y los de Jerusa-
lem: y reino en su lugar Manasses sn
luja
CAPITULO xxxin.
Manaste» instaura la idolatría : y mimittitatlo eU JHm
por sus profetas, no obedece. 1L Conviértete por lo»
-azotes, y destruye la idolatría* y instaura el divino
culto: y muerto sucédele en el reino Amen tu hijo
implo rey: el cual muerto por conspiración de km
tuyo», sucede en su lugar Josias su k\jo.
DE doce años era Manasses, cuando
comenzó á reinar, y cincuenta y
cinco años reinó en Jerusalem.
2 Y hizo lo malo en los ojos de Jehova,
conforme á las abominaciones de las
gentes que iabia echado Jehova delante
de los hyos do Israel.
3 Porque él reedificó loe altos que Eze-
chias su padre habla derribado; y le-
vantó altares á los Banales, y hizo bos-
ques, y adoró á todo el ejército de los
cielos, y á él sirvió.
4 Edificó también altares en la casa de
Jehova, do la cual Jehova habia dicho :
En Jerusalem será mi nombre perpetua-
mente.
5 Edificó asimismo altares á todo el
ejército de los ciclos en los dos patios
do la casa do Jehova. •
G Y pasó sus lujos por fuego en el valle
de los hyos de Eunon : miraba en los
tiempos, miraba en agüeros, y era dado
á adivinaciones, consultaba pythones y
435
II. DE LAS CRÓNICA».
encantadores: multiplicó en hacer lo
malo en ojos de Jehoya para irritarle.
7 Ademas de esto puso una imagen de
fundición que hizo, en la casa de Dios»
de fo cual Dios había dicho á David, y á
Salomón bu hijo : En esta casa, y en Je-
rusalem, la cual yo elegí sobre tonas las
tribus de Israel, pondré mi nombre pa-
ra siempre :
8 Y nnnea mas quitaré el pié de Israel
de la tierra que yo entregué á vuestros
padres, á. condición que guarden y ha-
gan todas las cosas que yo les ho manda-
do, toda la ley, estatutos, y derechos por
mano de Moyses.
9 Así que Manasses hizo descaminar á
Juda y á los moradores de Jcrusalem,
para hacer mas mal que las gentes, que
Jehova destruyó delante de los htyos de
Israel.
10 Y Jehova habló á Manasses y á su
pueblo ; mas ellos no escucharon : por lo
cual Jehova trujo contra ellos los prínci-
pes del ejército del rey de los Assyrios,
los cuales echaron en grillos á Manasses :
y atado con dos cadenas le llevaron á
Babylonla.
11 T Mas después que filé puesto en
angustias oró á la faz de Jehova su Dios,
humillado grandemente en la presencia
del Dios de sus padres.
12 Y como oró á éL, fué oido : porque
él oyó su oración, y le volvió á Jeras*
lem á su reino. Entonces conoció Ma-
nasses que Jehova era Dios. %
13 Después de esto edificó el muro de
á fuera de la ciudad de David, al occi-
dente de Oihon en el valle, y á la entra-
da de la puerta del pescado, y cercó á
Ophel, y alzólo muy alto : y puso capi-
tanes de ejército en todas las ciudades
fuertes por Juda.
14 Asimismo quitó los dioses ágenos,
y el. ídolo de la casa de Jehova, y to-
dos los altares que habia edificado en
el monte de la casa de Jehova, y en
Jcrusalem, y echólo todo fuera de la ciu-
dad.
15 Y reparó el altar de Jehova, y sacri-
ficó sobre él sacrificios pacíficos, y do
alabanza : y mandó á Juda que sirviesen
á Jehova Dios de Israel.
16 Empero el pueblo aun sacrificaba en
los altos, aunque á Jehova su Dios.
. 17 Lo demás de los hechos de Manasses,
y su oración á su Dios, y las palabras de
los videntes que le hablaron en nombre
de Jehova el Dios de Israel, he aquí, to-
do está escrito en los hechos de los reyes
de Israel
18 Su oración también, y como fué oí-
do, todos sus pecados, y sn prevarica-
ción, los lugares donde edificó altos y
habia puesto bosques y ídolos antes que
se humillase, he aquí, estas cosas están
escritas cu las palabras de los videntes.
19 Y durmió Manasses con sus padres,
y sepultáronle en su casa: y reinó en su
lugar Anión sn hijo.
20 De veinte y dos años era Amon,
cuando comenzó á reinar, y dos años
reinó en Jcrusalem.
21 Y hizo lo malo en ojos de Jehova,
como habia hecho Manasses su padre:
porque á todos los ídolos que su padre
Manasses habia hecho, sacrificó y sirvió
Amon.
23 Mas nunca se humilló delante de
Jehova, como Manasses su padre se hu-
milló, antes aumentó el pecada
23 Y conspiraron contra él sus siervos,
y matáronle en su casa.
24 Mas el pueblo de la tierra hirió á to-
dos los que hablan conspirado contra el
rey Amon : y el pueblo de la tierra poso
por rey en su lugar á Josias su htyo.
CAPITULO XXXTV.
Joñas personalmente persigne y destruye la idolatría
en sn reino, y en toda la tierra de Israel. IL Res-
taurando»*, ti templo por tn mandado es hallado el
libro de la ley, el cual como el rr¡f hiciese leer delan-
te de rl enría d consultar 4 Oída profetisa acerca
del libro hallado, y étta le denuncia de parte da
Dio* el cumplimiento de la» amenazas contenida*
en el libro : empero que por su piedad no seria en re»
días. III. Josias renuera el pacto entre Dios p el
pueblo.
DE ocho años era Josias, cuando co-
menzó á reinar, y treinta y un años
reinó en Jcrusalem.
2 Este hizo lo recto en ojos de Jehova,
y anduvo en los caminos de David su
padre, sin apartarse ni á la diestra ni á
la siniestra.
3 A los ocho años de su reino, siendo
aun muchacho, comenzó á buscar al Dios
de David su padre, y á los doce años co-
menzó á limpiar á Juda y á Jcrusalem
do los altos, bosques, esculturas, y fun-
diciones.
4 Y derribaron delante de él los altares
de los Banales, y quebró en piezas las
imagines dd sol que estaban puestas en-
cima ; y los bosques, y las esculturas, y
fundiciones, quebró y desmenuzó, y es-
parció ti polvo sobre los sepulcros de loa
que hablan sacrificado á ellos.
5 Asimismo los huesos de los saetada-
II. DE LAS CRÓNICAS.
tes quemó sobre sus altaros, y limpió á
Jada y á Jerusalem.
6 Lo miaño hizo en las ciudades de Ma-*
nasses, Ephraim, y Simeón, hasta en
Nephthali, con sus lagares asolados al
derredor.
7 T como hubo derribado los altares y
los bosques, y quebrado y desmenuzado
las esculturas, y destruido todos los ído-
los dd aol por toda la tierra de Israel,
volvióse é Jerusalem.
8 A los diez y ocho anos de su reino,
después de haber limpiado la tierra, y la
casa, envió á Saphan, hijo de Eselias, y á
Maasias gobernador de la ciudad, y á
Joba, htfo de Joachas canciller, para
que reparasen la casa de Jehova su Dios.
» Loe cuales vinieron á Heleias gran
sacerdote, y dieron el dinero que habla
sido metido en la casa de Jehova, que
los Levitas que guardaban la puerta ha-
blan cogido de mano de Manassés, y de
Ephraim, y de todas los restos de Israel,
y de todo Juda y Benjamín ; y se hablan
vuelto á Jerusalem.
10 Y diéronlo en mano de los que ha-
dan la obra, que eran prepósitos en la
cosa de Jehova: los cuales lo dieron á
los que hadan la obra, y trabajaban en
la easa de Jehova, en reparar y en ins-
taurar el templo.
11 Y dieron también á los oficiales y al-
bafiiles para que comprasen piedra de
cantería, y madera para las comisuras, y
'para la trabazón de las casas, las cuales
babkm destruido los reyes de Jada.
12 Y estos varones trabajaban con fide-
lidad en la obra : y eran sus gobernado-
rea Johoth, y Abdias, Levitas de los hi-
jos de Merari : y Zacharias y Mosollam,
de los htyo8 de Caotb, que solicitasen la
obra: y de los Levitas, todos los enten-
didos en instrumentos de música :
13 Y de los peones, tenían cargo los que
soüdtaban á todos los que hadan obra
en todos los servicios : y de los Levitas,
los escribas, gobernadores, y porteros.
14 í Y como sacaron d dinero que ha-
bla sido metido en la casa de Jehova,
Heleias el sacerdote halló el libro de la
ley de Jehova dada por mano de Moy-
ses.
15 Y respondiendo Heleias, dijo á Sa-
phan escriba : Yo he hallado el libro do
la ley en la casa de Jehova. Y dio Hel-
eias el libro á Saphan.
16 Y Saphan lo llevó al rey, y le contó
el negado, diciendo: Tus siervos han
cumplido todo k> que les fué dado á
cargo.
17 Han tomado d dinero que se halló
en la casa de Jehova, y lo han dado en
mano de los señalados, y en mano de los
que hacen la obra.
18 Ademas de esto declaró Saphan es-
criba al rey, diciendo : El sacerdote Hel-
eias me dio un libro. Y leyó Saphan en
él delante del rey.
19 Y como d rey oyó las palabras de la
ley, rompió sus vestidos.
20 Y mandó á Heleias, y á Haicam, hi-
jo de Saphan, y á Abdon, lujo de Micha,
y á Saphan escriba, y A Asa siervo del
rey, diciendo :
21 Andad, y consultad á Jehova de mi,
y de los restos de Israel y de Juda, acer-
ca de las palabras del libro que se ha ha-
llado : porque grande es el furor de Je-
hova que ha caldo sobre nosotros, por
cuanto nuestros padres no guardaron la
palabra de Jehova, para hacer conforme
á todas las cosas que están escritas en
este libro.
22 Entonces Heleias y los dd rey fue-
ron á Oldon profetisa, muger de Sellum,
htyo de Thecuath, hijo de Hasra, guarda
de los vestimentas, la cual moraba en
Jerusalem, en la casa de la doctrina: y
cujéronle las palabras dichas.
23 Y ella respondió : Jehova el Dios de
Israel ha dicho asi : Decid al varón que
os ha enviado á mi, que asi na dicho Je-
hova:
24 He aqui,yo traigo mal sobre este lu-
gar, y sobre los moradores de él, todas
las maldiciones que están escritas en d
libro que leyeron delante dd rey de Juda :
25 Por cuanto me han dejado, y han
sacrificado á dioses ágenos, provocándo-
me á ira en todas las obras de sus ma-
nos: por tanto mi furor destilará sobre
este lugar, y no se apagará.
26 Mas al rey de Juda, que os ha envia-
do á consultar á Jehova, asi le diréis :
Jehova d Dios de Israel ha dicho asi :
B¡r cuanto oíste las palabras dd libro,
27 Y tu corazón se enterneció, y te hu-
millaste delante de Dios oyendo sus pala-
bras sobre este lugar, y sobre sus mora-
dores: humillástete delante de mi, y
rompiste tus vestidos, y lloraste en mi
presencio, yo también te he oído, dice
Jehova :
28 He aqui,yo te recogeré con tus pa-
dres, y serás recogido en tu sepulcro
en paz : y tus ojos no verán todo d mal
487
II. DE LAS CRÓNICAS.
que yo traigo sobre este lugar, y sobre
los moradores de él. T ellos recitaron
al rey la respuesta.
29 H Entonces el rey enrió, y juntó to-
dos los ancianos de Juda y de Jerusa-
lem.
80 Y subió el rey á la casa de Jehova,
y con él todos los varones de Juda, y
los moradores de Jerusalem, y Jos sa-
cerdotes, y los Levitas, y todo el pueblo
desde el mayor basta el mas pequeño : y
leyó en los oidos de ellos todas las pa-
labras del libro del concierto que habla
sido bailado en la casa de Jehova.
31 T estando el rey en pié en su lugar,
hizo alianza delante de Jehova, que an-
darían en pos de Jehova, y que guarda-
rían sus mandamientos, sus testimonios,
y sus estatutos, de todo su corazón, y
de toda su alma; y que harían las pala-
bras del concierto, que estaban escritas
en aquel libro.
82 Y hizo que consintiesen todos los
que estaban en Jerusalem y en Ben-ja-
min: y así hicieron los moradores de
Jerusalem conforme al concierto de Dios,
del Dios de sus padres.
83 Y qnitó Josias todas las abomina-
ciones de todas las tierras de los hijos de
Israel, y hizo á todos los qne se hallaron
en Israel que sirviesen á Jehova su Dios :
no se apartaron de en pos de Jehova el
Dios de sus padres todo el tiempo que él
vivió.
CAPITULO XXXVr
Joeias celebra la ¡macuá con grande toümnidad. II.
Saliendo contra Fechad rey de Egypto es herido y
muerte y endechado de todo él pueblo, y tmgutar-
mente del pre/eta Jertmüu.
Y JOSIAS hizo pascua á Jehova en
Jerusalem, y sacrificaron la pascua
á los catorce del mes primero.
2 Y puso los sacerdotes en sus estan-
cias, y confirmólos en el ministerio de la
cosa de Jehova,
8 Y djjo á los Levitas que enseñaban á
todo Israel, y que eran dedicados á Je-
hova: Poned el arca del santuario en la
casa que edificó Salomón, htfo de David,
rey de Israel, para qne no la carguéis
mas sobre los hombros. Ahora serviréis
A Jehova vuestro Dios, y á su pueblo Is-
rael.
4 Apercebíos según las familias de vues-
tros padres por vuestros órdenes, con-
forme á la prescripción de David rey de
Israel, y de Salomón su lujo.
5 Estad en el santuario por el reparti-
, miento de las lamillas do vuestros hsr-
43S
manos, hQos dét pueblo, y él reparti-
miento de la familia de los Levitas :
6 Y sacrificad la pascua, y santifícaos, y
apercebld vuestros hermanos, que ha-
gan conforme á la palabra de Jehova da-
da por mano de Moyses.
7 Y ofreció el rey Josias á los del pue-
blo, ovejas, corderos, y cabritos de las
cabras, todo para la pascua, para todos
los que se hallaron presentes, en cantidad
de treinta mil, y bueyes tres nfl. Esto
de la hacienda del rey.
8 También sus principes ofrecieron con
liberalidad al pueblo, y á los sacerdotes
y Levitas : Helólas, Zacharias, y Jehlél,
príncipes de la casa de Dios, dieron á los
sacerdotes para hacer la pascua dos mil
y seiscientas ovejas, y trescientos bueyes.
9 Asimismo Chonenlas, Bemeias, y Na-
thanael sus hermanos, y Hasabias, Je-
hiel y Josabad, principes de los Levitas,
dieron á los Levitas para los sacrificios
de la pascua cinco mil ovtfas, y quinien-
tos bueyes.
10 Aparejado asi el servicio, los sacer-
dotes se pusieron en sus estancias, y asi-
mismo los Levitas en sus órdenes, con-
forme al mandamiento del rey,
11 Y sacrificaron la pascua, y esparcie-
ron los sacerdotes la »a*grt tomada de la
mano de los Levitas, y los Levitas deso-
llaban.
12 Y quitaron del holocausto para fiar
conforme á los repartimientos por las
familias de los del pueblo, para qne ofre-'
riesen á Jehova, como está escrito en el
Hbro de Moyses: y asimismo quitaron
de los bueyes.
13 Y asaron la pascua en fuego, según
la costumbre: mas lo que había sido
santificado, cocieron en ollas, en cal-
deros, y calderas, y repartiéronlo presta-
mente á todo el pueblo.
14 Y después aparejaron para si, y para
los sacerdotes: porque loe sacerdotes,
hijos de Aaron, estuvieron ocupados
hasta la noche en el sacrificio de los
holocaustos y de los sebos : y asi los Le-
vitas aparejaron para si, y para los sacer-
dotes, htyos de Aaron.
15 Asimismo los cantores, hUoe de
Asaph, estaban en su estancia, conforme
al mandamiento de David, de Asaph, y
de Hernán, y de Idlthun vidente del
rey. Y los porteros estaban á cada puer-
ta: y no era menester que se apartasen
de su ministerio, porque sus hermanos
los Levitas aparejaban para efiot*
II. DE L¿S>CRONICAS.
MAai ÍW aparejado todo el mvteto de
Jehova en aquel dio, para hacer la pascua
y sacrificar loa holocaustos sobre el altar
de Jehova, conformo al mandamiento
del rey Josias.
17 Y hicieron los hijos de Israel, que se
bailaron presente*, la pascua en aquel
tiempo, y la solemnidad de los panes sin
levadura, por siete dias.
18 Nunca tal pascua fué hecha en Israel
desde los dias de Samuel el profeta : ni
ningún rey de Israel hizo tal pascua, co-
mo la que biso el rey Josias, y los sacer-
dotes y Levitas, y todo Juda y Israel, los
que se hallaron prtnentet, juntamente con
los moradores de Jerusalem.
19 Esta pascua fue* celebrada en el ano
diea y oeho del rey Joslos.
20 % Después de todas estas cosas, lue-
go que Josiss hubo aparejado la casa,
Nechao rey de Egypto subió á hacer
guerra en Charehamis junto á Euphra-
tes : y salió «Tosías contra eL
31 Y el le envió embajadores, diciendo :
¿Qué tenemos yo y tu, rey de Juda f To
no vengo contra ti hoy, sino contra la ca-
sa que me hace guerra: y Dios dijo que
me apresurase. Déjate de tomarte con
Dios, que es conmigo, no te destruya.
22 Mas Josias no volvió su rostro atrás
de él, antes se disfrazó para darle batalla,
y no oyó á las palabras de Nechao, que
eran de boca de Dios. Y vino á darle la
batalla en si campo de Mageddo.
23 Y los arqueros tiraron al rey Josias
fechas, y dijo el rey á sus siervos : Qui-
tadme de aquí, porque estoy herido gra-
vemente.
24 Entonces sus siervos le quitaron de
aquel carro, y pusiéronle en otro segundo
carro que tenia: y trojéronle á Jerusa-
lem y murió: y sepultáronle en los se-
puleres de sus padres. ' Y todo Juda y
Jerusalem puso luto por Josias.
26 Y endechó Jeremías por Josias : y
todos los cantores y cantoras recitan sus
lamentaciones sobre Josias hasta hoy, y
las han vuelto en ley en Israel, las cuales
están escritas en las lamentaciones.
26 Lo demás de los hechos de Josias y
sTisniiseHoordias, conforme alo que está
escrito en la ley de Jehova,
27 Y sns hechos, primeros y postreros,
lie aquí, está escrito en el libro de los
teyes de Israel y de Juda.
CAPITULO XXXVL
Joacnax rafea en lugar de $u padre Jomas, ti cuat es
ttmtíiü üéu+hto por el reudeMgypto dejando ene*
mnmrdJoe}cimuupUref. ZT.J
vadJoett^euwtitH>en.£<dtykmia1prei*mJoachin$*
A0o, at cual también Kabuckodonosor hace Vetar d
Haht/lonicL, dejando d Sederías su tío en su lugar.
III. Se rebela Sedeeias contra Kabuckodonoeor : y
llena la tierra de impiedad 9 menosprecio de las di-
vinas amonestaciones, son entregados dijmitívamente
on momos de los Caldeos : los cuates, saqueada y que-
mada la ciudad y el templo, pasan en Babsjlonia d
todos los que habían quedado, donde estuvieron cau-
tivos hasta el tiempo de Curo.
ENTONCES el pueblo de la tierra
tomó á Joachaz, mjo de Josias, y
luciéronle rey en lugar de su padre en
Jerusalem.
2 De veinte y tres afios era Joachaz,
cuando comenzó á reinar, y tres meses
reinó en JeruBalem.
8 Y el rey de Egypto le quitó de Jeru-
salem, y condenó la tierra en cien talen-
tos de plata, y uno de oro.
4 Y constituyó el rey de Egypto á su
hermano Eliacim por rey sobre Juda y
Jerusalem, y mudóle el nombre Joa-
cim: y á Joachaz su hermano tomó
Nechao, y llevóle á Egypto.
5 Cuando comenzó á reinar Joadm,
era de veinte y cinco afios, y reinó en
Jerusalem once afios : y hizo lo malo en
ojos de Jehova su Dios.
6HY subió contra él Nabuchodonosor
rey de Babylonia, y atado con doe cade-
nas le trujo á Babylonia.
7 Y metió también en Babylonia Nabu-
chodonosor parte de los vasos de la casa
de Jehova, y púsolos en su templo en
babylonia. *
8 Lo demás de los hechos de Joacim, y
las abominaciones que hizo, y lo que en él
se halló, he aqui, está escrito en el libro
de los reyes de Israel y de Juda : y reinó
en su lugnr Joachln su hyo.
9 De ocho afios era Joachln cuando
comenzó á reinar, y reinó en Jerusalem
tres meses y dies días : y hizo lo malo
en ojos de Jehova.
10 A la vuelta del ano el rey Nabucho-
donosor envió, y hízole llevar en Baby-
lonia jitntamente con los vasos preciosos
de la casa de Jehova : y constituyó á Se-
déelas su hermano por rey sobro Juda y
Jerusalem.
11 De veinte y un año era Sedeeias
enando comenzó á remar, y once años
reinó en Jerusalem.
12 Y hizo lo malo en ojos de Jehova su
Dios, y no se humilló delante de Jere-
mías profeta que U hablaba de parte de
Jehova.
18 t Asimismo se rebeló contra Nabu-
chodonosor, si cual habla Jurado por
48»
EZRJL
Dios, y endureció su cerviz, y obstinó «u
corazón, para no volverse á Jehova el
Dios de Israel.
14 T también todos los principes de
los sacerdotes, y el pueblo, aumenta-
ron la rebelión, rebelándose conforme
á todas las abominaciones de las gen-
tes, y contaminando la casa de Jeho-
va, la cual él habla santificado en Jeru-
salem.
15 T Jehova el Dios de sus padres en-
vió á ellos por mano de sus mensageros,
levantándose de mañana y enviando : por-
que él tenia misericordia de su pueblo, y
de su habitación.
16 Mas ellos hadan escarnio de los
mensageros de Dios, y menospreciaban
sus palabras, burlándose de sus profe-
tas, hasta que subió el furor de Jehova
contra su pueblo, y que no hubo medi-
cina,
17 Por lo cual él trujo contra ellos al
rey de los Caldeos que pasó á cuchillo
sus mancebos en la casa de su santuario,
sin perdonar mancebo, ni doncella, ni
viejo, ni decrépito : todos los entregó en
sus manos.
18 Asimismo todos los vasos de la casa
de Dios, grandes y chicos, los tesoros de
la casa de Jehova, y los tesoros del rey,
y de sus principes, toda lo HerO á Babi-
lonio.
10 T quemaron la casa de Dios, y rom-
pieron el muro de Jerusalem, y todos
sus palacios quemaron á fuego, y des-
truyeron todos sus vasos deseables.
20 Los que quedaron de la espada, loe
pasaron á Babylonia, y fueron siervos de
él y de bus hijos, hasta que vino el reino
délos Persas;
21 Para que se cumpliese la palabra de
Jehova por la boca de Jeremías, hasta
que la tierra cumpliese sus sábados:
porque todo el tiempo de su asolamien-
to reposó, hasta que los setenta anos fue-
ron cumplidos.
22 Mas al primer año de Cyro rey de
los Persas, para que se cumpliese la pa-
labra de Jehova dicha por la boca de Je-
remías, Jehova despertó el espíritu de
Cyro rey de los Persas, el cual hizo pasar
pregón por todo su reino, y también por
escrito, diciendo :
23 Asi dice Cyro rey de los Persas : Je-
hova el Dios de los cielos me ha dado
todos los reinos de la tierra, y él me ha
encargado, que le edifique casa en Jerusa-
lem, que es en Juda : ¿ Quién de voso-
tros hay de todo su pueblo ? Jehova su
Dios sea con él, y suba.
EL LIBRO DE EZRA.*
CAPITULO L
Cifro immptrado do Dio* hoco pregonar libertad al
pmll» Judaico, p rettitupendo loe voto» que habían
mido tomado* del templo, envía d loe Judio» d que lo
Y EN el primer afto de Cyro rey de
Persia, para que se cumpliese la
palabra de Jehova dicha por la boca de
Jeremías, despertó Jehova el espíritu
de Cyro rey de Persia, el cual hizo pasar
pregón por todo su reino, y también por
escrito, diciendo :
2 Asi dijo Cyro rey de Persia: Jehova
Dios de los cielos me ha dado todos los
reinos de la tierra, y me ha mandado
que le edifique casa en Jerusalem, que
es en Juda.
8 ¿Quién hay entre vosotros de todo
su pueblo? Sea Dios con él, y suba á
Jerusalem, que es en Juda, y edifique la
casa á Jehova Dios de Israel, el cual es
Dios: la cual cata ettd en Jerusalem.
440
4 Y á cualquiera que hubiere queda-
do de todos los lugares donde fuere ex-
trangero, los varones de sn lugar lo
ayuden con plata, y oro, y hacienda, y
con bestias: con dónn voluntarios pa-
ra la casa de Dios, la cual ata en Jeru-
salem.
5 Entonces se levantaron las cabezas
de las familias de Juda y de Ben-jaimta,
y los sacerdotes y Levitas, de todos
aquellos cuyo espíritu despertó Dios,
para subir á edificar la casa de Jehova,
que está en Jerusalem.
6 T todos los que estaban en bus al
derredores confortaron las manos de
ellos con vasos de plata, y de pro, con
hacienda, y bestias, y con cosas precio-
sas, ademas de lo que se ofreció volun-
tariamente.
7 Y el rey Cyro sacó los vasos de la
E£RA.
batata traspasado de Jccnssiem, 7 Presto
en la casa de bus dioses.
8 T saoólos Cyro rey de Persia por mano
de Mithridates tesorero, el cual los dio
por cuenta á Sassabasar principe de Jada.
9 Do los eoales esta es la cuenta: Ta-
zones de oro treinta, tazones de plata
mil, cuchillos veinte y nueve,
10 Lebrillos de oro treinta, lebrillos de
plata segundos cuatrocientos y diez;
otros vasos mil.
11 Todos los vasos de oro y de plata
cinco mil y cuatrocientos. Todos los
hizo traer Sassabasar con los que subie-
ron del cautiverio de Babylonia a Jeru-
salem.
CAPITULO IL
El número de lo* que volvieron de la cautividad de
Babylonia dJerumalenL, vía cuenta de loe uaeoo ea-
graéatam Cfrro rtetituuó al templo.
Y ESTOS ton los lujos de la provin-
cia qne subieron de la cautividad,
de la transmigración que hizo traspasar
Nabuchodonosor rey de Babylonia á Ba-
bylonia, los cuales volvieron a Jernsa-
lcm y á Judo, cada uno á su ciudad.
2 Los cuales vinieron con Zorobabel,
Jesua, Nehemios, Saraios, Rehclaias,
Mardoeheo, Belsan, Mesphar, Begai, Re-
hum, Baana, La cuenta de los varones
del pueblo de Israel :
3 Los hyos de Pharoa, dos mil y cien-
to y setenta y dos.
4 Los 14)08 de Sephacias, trescientos y
setenta y dos.
5 Los hyos de Áreas, siete cientos y se-
tenta y cinco.
6 Los hijos de Phahath-moab de los hi-
jos de Jesua: de Joab dos mil y ocho-
cientos y doce.
7 Los hijos de Elam, mil y doscientos
y cincuenta y cuatro.
8 Los hijos de Zethua, novecientos y
cuarenta y cinco.
9 Los lujos de Zachai, setecientos y se-
senta.
10 Los hijos de Bani, seiscientos y cua-
renta y dos.
11 Los lujos de Bebai, seiscientos y
veinte y tres.
12 Los hyos de Azgad, mil y doscien-
tos y veinte y dos.
13 Los hyos de Adonteam, seiscientos
y sesenta y seis.
14 Los hyos de Beguai, dos mil y cin-
cuenta y seis.
15 Los hyos de Adin, cuatrocientos y
cincuenta y cuatro.
10 I4» Mioz de Ater de Kzechias, no-
venta y ocha
17 Los hyos de Besai, trescientos y
veinte y tres.
18 Los hyos de Jora, ciento y doce.
19 Los hyos de Hasum, doscientos y
veinte y tres.
20 Los hyos de Gcbbar, noventa y cinco.
21 Los hyos de Beth-lehem, ciento y
veinte y tres.
22 Los varones de Nethnpha» cincuenta
y seis.
23 Los varones de Anathoth, ciento y
veinte y ocho.
24 Los hyos de Azmaveth, cuarenta y
dos.
25 Los hyos de Coriath-jarlm, Cephi-
ra, y Beroth, setecientos y cuarenta y
tres.
26 Los hijos de Bama y Gabaa, seiscien-
tos y veinte y uno.
27 Los varones do Machinas, ciento y
veinte y dos.
28 Los varones de Beth-el y Hai, dos-
cientos y veinte y tres.
29 Los hyos do Nebo, cincuenta y dos.
80 Los hyos de Magbls, ciento y cin-
' cuenta y seis.
31 Los hyos de la otra Elam, mil y dos-
cientos y cincuenta y cuatro.
32 Los lujos de Harina, trescientos y
veinte.
33 Los hyos de Lod, Hadid, y Ono, sete-
cientos y veinte y cinco.
34 Los hyos de Jericho, trescientos y
cuarenta y cinco.
35 Los hyos de Senaa, tres mil y seis
cientos y treinta.
36 Y Los sacerdotes: Los lujos de Je-
daia de la casa de, Jesua, novecientos y
setenta y tres.
37 Los hyos de Emmer, mil y cincuen-
ta y dos.
38 Los lujos de Phashur, mil y doscien-
tos y cuarenta y siete.
39 Los lujos de Harim, mil y diez y
siete.
40 Los Levitas: Los hyos de Jesua y
de Cadmiel, de los hyos de Odovias, se-
tenta y cuatro.
41 Los cantores: Los hyos de Asaph,
ciento y veinte ocho.
42 Los hijos de los porteros : Los hyos
de SeUum, los hyos de Atar, los hyos de
Telmon, los hyos de Accub, los hyos do
HatUa, loe hyos de Soba!, todos ciento
y treinta y nueve.
43 Los Nathineos: Losaos de Siha,
'441
BftttA*
h* fcftee de Hesapna, los fefyos de Tba-
baoth,
44 Los hyos de Ceros, los hyos de Siaa,
los hyos do Phadon,
45 Loe hyoe do Lebaha, loe hyos de
Hagaba, los hyos de Accub,
46 Los hijos de Hagab, los hijos de
fieulni, los hyos de Hanan,
£t Los 'lujes de Gaddel, los lujos de
Gaher, los hijos de Ra-oia, i
48 Los lujos de Resta, los hyos de Ne-
coda, los h^Jos de Gazam,
49 Los h^os de Asa, los hyos de Pha-
sea, los hyos de Besec,
60 Los hijos de Aseria, los hyos de Mu-
nim, los hyos do Nephusim,
61 Los hyos de Bachuc, los hijos de
HaCupha, los hyos de Harhur,
62 Los hyos de Besluth, los hyos de
Manida, los hyos de Harsa,
68 Los hyos de Bcrcos, los hyos de Bi-
sara, los hyos de Thema, *
54 Los hyos de Nasia, los hyos de Ha-
tinha.
55 Los hyos de los siervos de Salomón :
Los hyos de-Botai, los hyos de Sopho-
retb, los hyos de Pharuda,
56 Los hyos de Jala, los hyos de Der-
een, lee hyos de Geddel,
57 Los hyos de Sanhatias, los hyos de
HatU, los hijee de Phochereth de Has-
baim, los hyos de AmL
68 Todos los Nathineos, y hijos de los
siervos de Salomón, trescientos y noven-
ta y dos.
59 Y estos fueron los que subieron de
Tnelmele, Thet-harsa, Cherub, Adán,
Immer, los cuales no pudieron mostrar
la casa de sos padres, y su llnage, si fue-
tea de Israel : •
60 Los hyos de Dalala, los hyos de
ThoMas, los hyos de Neeoda, seiscientos
y cincuenta y dos.
61 Y de los hyos de los sacerdotes: Los
hyos de Hobias, los hyos de Acece, los
hijee de Beraellei, el cual tomó muger
de las lujas de Beraellai Galaadita, y
fué llamado del nombre de ellas :
01 Betos buscaron en escritora ne ge-
nealogías, y no fueron naUados* y fue-
ron echados del sacerdocio.
68 Y el Thirsatha les dyo, que no co-
miesen de la santidad de las santidades,
hasta que hubiese sacerdote cea Urim y
Thnmtaa.
«4 Toda la congregación, como un «*-
rouifiunm cuarenta y dos mü y treaoien-
toay
» gm am sisaros y adema, km i
eran siete mil y trescientos y treinta y
siete : y tenían cantores y cantóme, dos-
cientos.
66 8us caballos siete cientos y treinta y
seis ; sus mulos, doscientos y cuarenta y
claco;
67 Sus camellos cuatrocientos y treinta
y cinco; asnos, seis mil y setecientos y
veinte
68 Y de las cabezas do los padres ofre-
cieron voluntariamente para la casa do
Dios, cuando vinieron á la casa de Jebe*
va la cual arfóla en Jernsalem, pasa le-
vantarla en su asiento;
69 Según sus fuerzas dieron al tesoro
do la obra sesenta y un mil dracmas de
oro, y cinco mil libras de plata, y cien
túnicas sacerdotales.
70 Y habitaron loa sacerdotes, y los
Levitas, y los del pueblo, y los cantones,
y los porteros, y los Nathineos en eos
ciudades, y todo Israel eu sus ciudades.
CAPITULO m.
Jtma y Zoro^aUlediJ^m aUar^ ofrecen •acrifici<^9
hacen celebrar la fieUa de la* cabana* conforme d
la ley. Jt. Comiénzate el edificio del templo con ala-
ban** de Di—, y grande alegrtnde todo Hpmébb.
Y LLEGADO el mes séptimo, y los
lujos de Israel en las ciudades, j un-
ióse el pueblo, como un varón, en Jcru-
salem.
2 Y levantóse Jeena, lujo de Jbsedec, y
sus hermanos los sacerdotes, y Zoroba-
bel, hyo de Salathiel, y sus hermanos, y
edificaron el altar del Dios de Israel, para
ofrecer sobre él holocaustos, oomo está
escrito en la ley de Moyses varón de
Dios.
8 Y asentaron el altar sobre sus basas,
porque tenían miedo de los pueblos de
las tierras: y ofrecieron sobre él holo-
caustos á Jehova, holocaustos 4 la ma-
ñana y á la tarde.
4 Y hicieron la solemnidad de las caba-
nas, oomo está escrito, y holocaustos
cada dia por cuenta, conforme al rito,
cada oosa en su dia.
5 Y ademas de esto el holocausto con-
tinuo, y las nuevas lunas, y todas, las
fiestas santificadas de Jehova, y todo $a-
crifieio espontáneo de voluntad á Jehova.
6 Desde el primero día del mes sépti-
mo comenzaron á ofrecer holocaustos á
Jehova, mas el templo de Jehova no era
«wn fundado»
7fY dieron dinero á los carpinteros
y oficiales; eotolda, y bebida, y aceite á
los Sidonlos y ^rioa^ttém qn* trajese*
MEA.
«Ata»** AfeffrftfftftMto^lftiiMr de
Joppe, conforme á la voluntad de Oyro
rey de Persia acerca de esto.
8 Y en el ano segundo de en venida á
la casa de Dice en Jerusalem, en el mes
segundo, comenzaron Zorobabei, hijo de
Salathiel, y Jesua, hijo de Josedeo, y loe
Otros sns hermano», loé sacerdotes y los
Levitas, y todos los qne hablan venido
de la cautividad á Jerusalem; y pusie-
ron á íos Levitas de veinte aftos y arriba
para qne tuviesen cargo de la obra de la
casa de Jebova.
$ T estuvo Jesua, sus hijos, y sns her-
manos, Cadmiel y sns hijos, h^os de Ju-
do, como mi varón, para dar priesa á los
qne hadan la obra en la casa de Dios :
loa hijos de Henadad, sns hijos, y sns
hermanos, Levitas.
10 7 los olbeftilee del templo de Jeno-
vá echaron los cimientos, y pusieron á
los sacerdotes vestidos con trompetas,
y á los Levitas, hijos de Asapb, con cím-
balos, para que alabasen á Jehova por
mano de David rey de Israel
11 T cantaban alabando, y glorifican-
do á Jehova: Porque es bueno, porque
para siempre « su misericordia sobre
Israel T todo el pueblo jubilaba, con
grande júbilo, alabando á Jehova porque
la casa de Jehova era acimentada.
12 T tímenos de los sacerdotes, y de
los Levitas, y de las canecas de los pa-
dres, " viejos, que hablan visto la casa
primera, viendo fundar esta casa llora-
ban á gran vos: y machos otro* daban
grita de alegría á alta vos :
18 T el pueblo no podía discernir la
vos déT júbilo de alegría, de la voz del
Horo del pueblo : porque el pueblo ju-
bilaba con gran júbilo, y la vos se ola
nsnts lejos.
CAPITULO IV.
Y OYENDO los enemigos de Juda y
de Ben-jamin que los lujos de la
cautividad edificaban el templo dé Jeho-
va "Dios de Israel ; _
2 Llegáronse á Zorobabei, y á las cabe-
tas de los padree, y dQéronles :• Edifica-
remos con vosotros i porque como voso-
tros bascaremos á vuestro Dios, y ádl
sacrificamos desde los días de Asornad-
dah rey de Assyria que nos hlso subir
aquí.
S T duelen Zorobabei, y Jesna, y los
demás cabezas de los padres de Israel :
'H6 no* ^ottrteae efflflcar <m téteteos
edificaremos á Jehova. Dios de Israel,
cerno nos mandó el rey Cyro rey de
Perela..
4 Mas el pueblo de la tierra debilitaba
las manos del pueblo de Jada, y los per-
turbaba de edificar.
£ Y alquilaron contra ellos consejeros
para disipar su consejo todo el tiempo
de Cyro rey de Pétela, y hasta el reino
de Darlo rey de Pbraia.
fr Y en el reino de Aseñoro, en elptin-
etylo de su reino, -escribieron aenseoioft
contra los mocadores de Juda y de Jeru-
salem.
7 Y en los días de Artaxerxes escribió en
paz Mltbridates, Tabee!, y los demás sus
compañeros, á Artaxerxes rey de Per-
sla: y la escritura de la carta era escrita
en Syriaco, y declarada en Srriaeo.
8 Behnm canciller, y flamsai escriba
escribieron una carta contra Jerueasem.
al rey Artaxerxes como ae signe t
9 Entonces Rehum canciller., y Rasanai
escriba, y loa demás sns compañeros, los
Díñeos, y loa Apharas*hoeheosy Thephar-
leos, Apharseos, Erdhueos, Babilonios,
Suaancheos, Dieveos, y ElasaHas,
10 Y los demás pueblos que traspasó
Asoaphar el grande y glorioso, y los hi-
zo habitar en las ciudades de Samarla» y
los densas de la otra parte del rio, y
Cheeneth.
11 Este et el traslado de la carta que
enviaron al rey Artaxerxes : Tus sierros
de la otra parte del rio, y Cheeneth*
12 Sea notorio al rey que los Judias que
subieron de tí á nosotros, vinieron á Je-
rusalem, y edifican la dudad rebelde y
mala, y han acimentado los muros, y
puesto los fundamentos.
18 Ahora notorio sea al rey, que «1
aquella dudad fuere edificada, y los mu-
roa Aeren randados, el tributo, pecho, y
rentas no darán: y el tributo de los
reyes será menoscabado.
14 Ahora por la sal de palacio de qne
estamos salados, no nos es justo ver el
menosprecio del rey: pos tanto enria-
mos, y Metaos ■osarlo al rey,
15 Para qne busque en el libro de las
fctotorias de nuestros padres, y hallarás
en el libro de las historias, y sabrás que
esta eiadad es ciudad rebelde, y perjudi-
cial 4 los reyes y á las provincias: y que
hacen rebellón en media-de ella de tiem-
po antiguo, y que por esto esta ciudad
Itad desteñida.
ESEA.
Ifi Hacemos notorio «1 rey, que ti esta
ciudad fuere edificada, y los muros Ani-
dados, la porte de allá del rio do será
tuya.
17 £1 rey enrió respuesta: A Rehum
canciller, y á Samsal escriba, y á los de-
mas sus compañeros que habitan en Sa-
marla, y á los demás de la porte de allá
del rio: Pan, y á Cheenetb*
18 La carta que nos enviasteis clara-
mente fué leida delante de mí:
19 T por mi fuá dado mandamiento, y
buscaron, y hallaron que aquella ciudad
de tiempo antiguo se levanta contra los
reyes, y se rebela, y rebelión se hace en
ella:
20 T que reyes fuertes hubo en Jerusa-
lem, y señores en todo lo que eetá de la
otra parte del rio ; y que tributo, y pe-
cho, y rentas se les daba.
21 Ahora dad mandamiento que cesen
aquellos varones: y aquella ciudad no
sea edificada, hasta que por mi sea dado
mandamiento.
23 Y mirad bien que no hagáis error en
esto : ¿por qué crecerá el dafio para per-
juicio de los reyes?
23 Entonces, cuando el traslado de la
carta del rey Artaxerxes fué leido de-
lante de Rehum, y de 8amsai escribo, y
sus compañeros, fueron prestamente á
Jérusalem á los Judíos, y luciéronles ce-
sar con brazo y fuerza.
24 Entonces cesó la obra de la casa de
Dios, la cual estaba en Jérusalem : y cesó
hasta el ano segundo del reino de Darlo
rey de Persia,
CAPITULO V.
Por exhortación de los pro/etae Jggeo y ZacAaria*,
Zorobábtl y Jeeua vuelven d continuar ti edificio
del templo, de lo cual te envía la relación á Dorio
rey de Persia, por loe que pretendieron estorbarlo**
Y PROFETIZÓ Aggeo profeta» y Za-
cearlas, hijo de Addo, profetas, á
los Judíos que estaban en Judea y en Jé-
rusalem, en nombre del Dios de Israel, á
ellos.
2 Entonces se levantaron Zorobebel, hi-
jo de Salathiel, y Jesua, lujo de Josedee,
y comenzaron á edificar la casa de Dios,
que eMaba en Jérusalem : y con ellos los
profetas de Dios, que les ayudaban.
3 En aquel tiempo vino á ellos Thatha-
nai capitán de la otra parte del rio, y
8thar~buzanai, y sus compañeros, y oyé-
ronles asi : i Quién os dio mandamiento
para edificar esta casa, y fundar estos
muros?
4 Entonóse, como diremos, lea cnjhoftOá;
444
¿Coates son lee ix>mtaes4e los vetónos
que edifican este edificio?
5 Mas los ojos de sm Dios fueron sobre
los ancianos de los Judíos, y no les hi-
cieron cesar bosta que la causa viniese á
Darlo : y entonces respondieron por car-
ta sobre esto.
6 Traslado de la carta que envió Tha-
tbanai capitán de la otra parte del rio, y
8thar-buxanai, y sus compañeros les
Arphasacheos, que tetaban de la otea
parte del rio, al rey Darlo :
7 Enviáronle respuesta, y de esta ma-
nera era escrito dentro de ella: Al rey
Darlo toda paz.
8 Sea notorio al rey que fuimos á la
provincia de Judea á la casa del Dios
grande,, la cual sé edifica de piedra de
marmol, y los maderos son puestos en
las paredes, y la obra se hace á priesa, y
prospera en sus manos.
9 Entonces preguntamos á los ando-
nos, diciéndoles asi: ¿Quién os dio
mandamiento para edifiear esta casa, y
para fundar estos muros ?
10 Y también les preguntamos sus nom-
bres para hacértelo saber, para escribir
los nombres de los varones que tetaban
por sus cabezas.
11 T nos respondieron asi, diciendo:
Nosotros somos sierros del Dios del
cielo y de la tierra, y reedificamos la ca-
sa que ha sido edificada antes michos
anos ha, que el gran rey de Israel edificó
y fundó.
12 Mas después que nuestros padres
ensañaron al Dios de los cielos, él los
entregó en mano de Nabuchodonoeor
rey de Babylonia, Caldeo, el cual des-
truyó esta casa, y hizo traspasar el pue-
blo en Babylonia.»
13 Empero el primer ano de Cyro rey
de Babylonia, el rey Cyro dio manca-
miento para que esta casa de Dios fuese
edificada*
14 T también los vasos de ore y de pla-
ta de la caso de Dios, que Nabuchodono-
sor habla sacado del templo que estola
en Jérusalem, y los habla metido en el
templo de Babylonia, el rey Cyro los so-
có del templo de Babylonia, y fueron en-
tregados á Bassaboear, al cual habla pues-
to por capitán.
15 Y le dyo: Toma estos vasos, vé, y
pónlos en el templo que eetá en Jérusa-
lem, y la casa de Dios sea edificada en
su lugar.
10 Entonces este flaj sobajar vino, y pa»
B3RA.
•o los ftmdamentos de le ees* de Dftoe
que ataba en Jerusalera, y desde enton-
ces hasta ahora se edifica, y aun no es
17 T ahora, bí al rey parece bien, bos-
quese en la casa de los tesoros del rey
que está allí en Babylonia, si es ad que
por el rey Cyro haya Sido dado manda-
miento para edificar esta casa de Dios
qne etlá en Jernsalem : y enríenos sobre
esto la voluntad del rey.
CAPITULO VI.
M r* 9m Im &m mtamdmmiente qm H temple m rteét-
Mm^ el ami ee acatad» y dtdiemi*. IL ¡netvmm
do et templo y el divino culto, toe Judie* celebran Ja
ENTONCE8 el rey Darlo dio manda-
miento, y buscaron en la casa de los
libros donde guardaban los tesoros «ni
en Babylonia,
2 Y fué hallado en el cofre del palacio
que está en la provincia de Media un li-
bro, dentro del cual estaba escrito asi :
Memorial :
8 En el afio primero del rey Cyro, d
rey Cyro dio mandamiento de la casa do
Dios que estaba en Jernsalem, que la ca-
sa fuese edificada para lugar en qnc sa-
crifiquen sacrificios ; y sus paredes fue-
sen cubiertas : su altara de sesenta co-
dos: su anchura de sesenta codos.
4 Las órdenes ; tres de piedra de mar-
mol, y una orden de madera nuera: y
que el gasto sea dado de la casa del rey.
5 T también los rasos de oro y de plata
de la casa de Dios, qne Nabnchodonosor
sacó del templo que estaba en Jernsalem,
y los pasó en Babylonia, sean vueltos, y
vayan al templo que está en Jernsalem, á
su lugar, y sean puestos en la casa de
Dios.
6 Ahora pues, Thathanai capitán de la
otra parte del rio, Sthar-buzanal, y sus
compañeros los Aphar-sacheos que estáis
á la otra parte del rio, apartaos de ahL
7 Dejad la obra de la casa de este Dios
al capitán de los Judíos, y á sus ancianos,
que edifiquen la casa de este Dios en bu
lugar.
8 T por mi es dado mandamiento de lo
qne habéis de hacer con los ancianos de
estos Judíos para edificar la casa de este
Dios: que de la hacienda del rey, qne
tiene del tributo de la otra parte del rio,
los gastos sean dados luego á aquellos
varones, para que no cesen.
9 Y lo que fuere necesario, becerros, y
carneros, y corderos para holocaustos al
Dios del «lelo: trigo, sal, vino, y aceite,
conforme a lo qne Étyeren los sacerdotes
qne esfá* en Jernsalem, les sea dado
cada un día sfn algún embargo :
10 Para que ofrezcan dore» de holganza
al Dios del cielo, y oren por la vida del
rey, y por sus hijos.
11 ítem, por mí es dado mandamiento,
qne cualquiera que mudare este decreto,
sea derribado nn madero de sn casa, y
enhiesto sea colgado en él : y su casa sea
hecha muladar por esto.
12 Y al Dios que Meo habitar allí sn
nombre destruya todo rey y pueblo que
pusiere su mano para mudar ó destruir
esta casa de Dios, la cual está en Jernsa-
lem. Yo Darío puse el decreto : sea he-
cho prestamente.
13 Entonces Thathanai capitán de la
otra parte del rio, y Sthar-buzanal, y sus
compañeros hicieron prestamente según
el rey Darlo habla enviado.
14 Y los ancianos de los Judíos, edifica-
ban y prosperaban, conforme á la pro-
fecía de Aggeo profeta, y de Zacharías,
hijo de Addo : y edificaron, y acabaron
por el mandamiento del Dios de Israel,
y por el mandamiento de Cyro, y de
Darlo, y de Artaxcrxes rey de Persia.
15 Y esta casa fué acabada al tercero
día del mes de Adar, que era el sexto
alio del reino del rey Darlo.
15 Y los hijos de Israel, los sacerdotes,
y los Levitas, y los demás hyos de la
transmigración hicieron la dedicación de
esta casa de Dios con gozo.
17 Y ofrecieron en la dedicación de esta
casa de Dios becerros ciento, carneros
doscientos, corderos cuatrocientos, y
machos de cabrio por expiación por to-
do Israel doce, conforme al número de
las tribus de Israel.
18 1 Y pusieron los sacerdotes en sus
repartimientos, y los Levitas en sus di-
visiones sobre la obra de Dios que estaos
en Jernsalem, como está escrito en el
libro de Moyses.
19 Y los hijos de la transmigración hi-
cieron la pascua á los catorce del mes
primero.
20 Porqne los sacerdotes y los Levitas se
hablan purificado como nn varón, todos
fueron limpios : y sacrificaron la pascua
por todos los hyos de la transmigración,
y por sus hermanos los sacerdotes, y por
sí mismos.
21 Y comieron los hijos de Israel, que
hablan vuelto de la transmigración, y to-
dos los qne se babian apartado de lata-
BSS&UL
maadioia de<]*» gsassa 4é la tierra á
ellos, paca buscar 4 Jehova Dio» de la-
raeL
22 Y hicieron la solemnidad de los pa-
nes sin leudar siete días con alegría, por
cuanto Jehova los había alegrado, y ha-
bla convertido el corazón del rey de As-
syria á ellos, para esforzar sus manos en
la obra de la casa de Dios, del Dios de
Israel.
CAPITULO VIL
B*r* Mtc*n3o4e y «ttHfa viene á JtnmaJtm con
yNndi conyMAi^i p mu corta* •• g&m jwít «•
Ariaxarxe*.
PASADAS estas cosas, en el reino de
Artaxerxcs rey de Persia, Ezra,
hijo de Surales, h^o de Azarias, h^o de
Helcias,
2 Hijo de Sellum, lujo de Sadoc, lujo
de Achitob,
3 Hyo de Amarlas, hijo de Azarias, hi-
jo de Maraioth,
4 Hyo de Zaraaiaa, lujo de Ozi, lujo de
Bocel,
5 Hijo de Abisue, hijo de Phinees, hijo
de Elcazar, hijo de Aaron primer sacer-
dote :
6 Este Ezra subió de Babylonia, el
cual era escriba diligente en la ley de
Moyses, que dio Jehova Dios de Israel :
y concedióle el rey según la mano de
Jehova su Dios sobre él, todo lo que
pidió.
7 Y subieron con ¿l de los lujos de Is-
rael, y do los sacerdotes, y Levitas, y
cantores, y porteros, y Nathineoa, en
Jerusalcm, en el séptimo año del rey
Artaxerxes.
8 Y vino á Jerusalcm en el mes quinto,
el año séptimo del rey.
9 Porque al primero del mes primero
fué el principio de la partida de Babylo-
nia, y al primero del mes quinto llegó á
Jerusalem, según que era buena la mano
de su Dios sobre éL
10 Porque Ezra preparó sn corazón á
buscar la ley de Jehova, y á hacer, y á
enseñar á Israel mandamientos y juicios.
11 Y este es el traslado de la carta que
dio el rey Artaxerxes á Ezra sacerdo-
te escriba, escriba de las palabras man-
dadas de Jehova, y de sus estatutos so-
bre Israel :
12 Artaxerxes, rey de los reyes, á Ezra
sacerdote, escriba perfecto de la ley del
Dios del cielo, y á Cheeneth.
13 Por mi es dado mandamiento, que
cualquiera que quisiera en mi reino del
W
Cebto da Israel, ? £*aua a*Qs*do¿ea.g
vitas, ir contigo 4 Jerusalem, vaya.
14 Porque departe del rey y desús siete
consultores eres enviado para visitar á
Jadea y á Jerusalem, conforme á la ley
de tu Dios que está en tu mano ;
15 Y para llevar la plata y el oro que el
rey, y sus consultores voluntariamente
ofrecen al Dios de Israel, cuya morada
está en Jerusalcm ;
16 Y toda la plata y el oro que hallares
en toda la provincia de Babylonia, con
las ofrendas voluntarias del pueblo, y é*
los sacerdotes, que de sn voluntad ofre-
cieren para la casa de sn Dios que está
en Jerusalem.
17 Por tanto con diligencia comprarás
de esta plata becerros, carneros, corde-
ros, y sus presentes, y sus derramada-
ras, y ofrecerlos has sobre el altar de la
casa de vuestro Dios que está en Jerusa-
lem.
18 Y lo que á tí y á tus hermanos plu-
guiere hacer de la otra plata y oro, con-
forme á la voluntad de vuestro Dios,
haréis.
10 Y los vasos que te son entregados
para el servicio de la casa de tu Dios,
restituirlos has delante de Dios en Je-
rusalcm.
20 Y lo demás que fuere necesario para
la casa de tu Dios, que te fuere menester
dar, darlo has de la casa de los tesoros
del rey.
21 Y por mi, el rey Artaxerxes, es dado
mandamiento á todos los. tesoreros que
están de la otra parte del rio, que todo lo
que os demandare Ezra sacerdote, es-
criba de la ley del Dios del cielo, sea he-,
cho luego,
22 Hasta cien talentos de plata, y hasta
cien coros de trigo, y hasta cien batos
de vino, y hasta cien batos de aceite, y
sal, cuanto no se escribe.
23 Todo lo que es mandado por el Dios
del cielo, sea hecho prestamente para la
casa del Dios del cielo: porque, ¿por
qué será su ira contra el reino del rey y
de sus lujos ?
24 Y á vosotros os hacemos saber, que
á todos los sacerdotes, y Levitas, canto-
res, porteros, Nat hincos, y ministros de
la casa de este Dios, ninguno pueda
echar sobre ellos tributo, ó pecho, ó
renta.
25 Y tú Ezra conforme á la sabiduría
de tu Dios que tienes, pon por jueces y
gobernadores que gobiernen todo el pao»
B3RA*
tolo, 4«e «té da 1» oto» pote del rio, á
todo* los que tienen noticia de las ley te
de tn Dios, y al que no la tuviere, ense-
ñarle neis.
26 Y cualquiera que no hiciere la ley
de tu Dios,y la ley del rey, prestamente
sea juzgado, 6 á muerte, 6 á desarraiga-
miento, 6 á pena de la hacienda, ó á pri-
sión.
27 Bendito ma Jehova Dios de nuestros
padres, que puso tal cosa en el corazón
del rey, para honrar la casa de Jehova
qee está en Jerusalem :
28 Y sobre mi inclinó misericordia de-
lante del rey, y de sus consultores, y do
todos los príncipes poderosos del rey.
Y yo confortado según que la mano de
mi Dios «ro sobre mi, junté los princi-
pales do Israel para quo subiesen con-
migo.
CAPITULO vm.
JtecUanse mas en particular lo» que vinieron d Jern-
$aUm con Eira. 77. Junto» y apercibido» para
partir, apunan y oran d Dios qum lo» guia en mu
viaje. M. Eva entrega cloro pía plata y voto»
tagrado» del templo d doce tacerdote», lo» cuate» lo
reciben todo por cuenta, y venido» 4 Jerumdem lo
da» todo por ementa.
Y ESTAS son las cabezas de sus pa-
dres y sus genealogías, de los que
subieron conmigo de Babylonia, reinan-
do el rey Artaxerxes :
2 De los hijos de Fhinees; Gersom:
de los htfos de Ithamar; Daniel: de los
hijos de David ; Hattus :
3 De los hijos de Sechenias, y de los
h\Jos de Pharos ; Zacharias, y con él ge-
nealogía de varones ciento y cincuenta.
4 Do los hUos de Phahath-moab ; Elioe-
nai, mjo ds Zarehe, y con él doscientos
varones.
5 De los hijos de Sechenias ; el hfyo de
Ezeehiel, y con él trescientos varones.
6 De los mjoa ds Adin; Ebed, hijo de
Jonathan, y con él cincuenta varones.
7 De los wjos de Elam; Esaias, hijo de
Athalias, y con él setenta varones.
8 Y de los htfos de Saphatias; Zebedias,
hijo ds Michoel, y con él ochenta varo-
nes.
9 De los hijos de Joab; Obadias, htfo
do Jahiel, y con él doscientos y diez y
ocho varones.
10 Y de los hijos deSelomith; el hijo
de Josphias, y con él ciento y sesenta
varones.
11 Y de los lujos de Bebai; Zacharias,
M)0 de Bebai, y con el veinte y ocho va-
rones.
10 Y de los kjjet de Asga*; ¿ensatn,
h#o de Haccathan, y con él ciento y dftes
varones.
13 Y de los hijos do Adonicam, los pos-
treros, cuyos nombres son estos, Eli-
phelet, Jeiel, y Samaias, y con ellos se-
senta varones.
14 Y de los hijos do Bignai; Hutay, y
Zabud, y con él setenta varones.
15 Y júntelos al. rio que viene á Abara,
y reposamos allí tres dias: y miré en el
pueblo, y en los sacerdotes, y no hallé
allí de los hijos de LevL
16 Y envié á Elieser, y á Ariel, y á 8e-
meias, y á Elnathan, y á Jarlb, y á El-
nathanan, y á Nathan, y á Zacharias, y á
Mosollam, principales; y á Joiarib, yá
Elnathan, sabios.
17 Y envíelos á Iddo espitan en el lu-
gar de Chaspla, y puse en la boca de
ellos lss palabras que hablan de hablar á
Iddo y á sus hermanos los Nathineos en
el lugar de Chaspia, para que nos truje-
sen ministros pora la casa de nuestro
Dios.
18 Y trujáronnos, (según que era buena
sobre nosotros la mano de nuestro Dios,)
un varón entendido de los hijos de Mo-
holi, hijo de Levi, hijo de Israel : y á fia-
rabias, y a sus hUos, y á sus hermanos,
diez y ocho.
19 YáHasabJas,yconéláIsaiasdelos
hijos de Merari, á sus hermanos, y á sus
hijos veinte.
20 Y de los Nathineos que David puso, y
principes de los Levitas para el minis-
terio, doscientos y veinte Nathineos:
todos los cuales fueron declarados por
sus nombres.
21 Tf Y publiqué allí ayuno junto al rio
de Ahava, para afligirnos delante de
nuestro Dios, para buscar de él camino
derecho para nosotros, y para nuestros
niños, y para toda nuestra hacienda.
22 Porque tuve vergüenza de pedir al
rey ejército y gente de á caballo, que
nos defendiesen del enemigo en el ca-
mino: porque hablamos dicho al rey,
diciendo: La mano do nuestro Dios e*
sobre todos los que le buscan para bien;
mas su fortaleza y su furor sobre todos
los que le dejan.
23 Y ayunamos, y buecámas á nuestro
Dios sobre esto, y él nos fué propicio.
34 *¡ Yaparte de los principales de los
sacerdotes doce, á Aerobias, y á Hasa-
bias, y con ellos diez de sus hermanos.
26 Y péseles la plata, y el oro, y los
449
B2RA.
vasos, la ofrenda pava la casa de nuestro
Dios, que habían ofrecido el rey, y sns
consultores, y sus príncipes, y todos los
qne so hallaron de Israel.
26 Y pesó en las manos de ellos seis-
cientos y cincuenta talentos de plata, y
vasos de plata por cien talentos, y cien
talentos de oro ;
. 27 T lebrillos do oro veinte por mil
dracmas ; y vasos de metal limpio bue-
no dos, preciados como el oro.
28 T dueles : Vosotros sois santidad á
Jehova, y los vasos mm santidad, y la
plata y el oro ofrenda voluntaria á Je-
hora Dios de nuestros padres :
29 Velad, y guardad, hasta que peséis
delante de los principes de los sacerdo-
tes y de los Levitas, y de los principes
da los padres de Israel en Jerusalem, en
las cámaras de la casa de Jehova.
80 T los sacerdotes y Levitas recibie-
ron el peso de la plata, y del oro, y de
los vasos, para traerlo a Jerusalem á la
casa de nuestro Dios.
31 T partimos del rio de Ahova á los
doce del mes primero, pora ir á Jerusa-
lem : y la mono de nuestro Dios fué so-
bre nosotros, el cual nos libré de mano
de enemigo y de asechador en el camino.
32 Y llegamos á Jerusalem, y reposa-
mos allí tres dios.
33 Y al cuarto día fué pesada la plata,
y el oro, y los vasos, en la casa de nues-
tro Dios por mano de Meremoth, hijo
de Urias, sacerdote; y con él El cazar,
lujo Phinees ; y con ellos Jozábad, hijo
de Josué, y Noadias, lujo de Bennol Le-
vita;
34 Por cuenta y por peso por todo : y
fué escrito todo aquel peso en aquel
tiempo.
85 Los que hablan venido de la cauti-
vidad, los lujos de la transmigración,
ofrecieron holocaustos al Dios de Israel,
becerros doce por todo Israel, carneros
noventa y seis, corderos setenta y siete,
machos de cabrio por expiación doce,
todo en holocausto á Jehova.
86 Y dieron los privilegios del rey á
sus gobernadores y capitanes do la otra
parte del rio, los cuales ensalzaron al
pueblo y la casa de Dios.
CAPITULO IX.
Mntendido por Etra el pecada del pueblo que había
contraído matrimonio» con la* gente* contra la fcjr,
*e arrepiente, y conJie*a et pecado delante de Dio*
por ti y por todo el pueblo.
Y ACABADAS estas cosos, los prin-
cipe* se llegaron á mi, diciendo:
44*
No se han apartado el pueblo de Israel,
y los sacerdotes y Levitas, de los pueblos
de las tierras, de los Chananeos, Het-
theos, Pherezcos, Jebuseos, Am mónitas,
y Moabitos, Egypclos, y Amorrheos, ha-
ciendo conforme á sos abominaciones.
2 Porque han tomado de sus hijas para
si, y para sus h^jos': y la simiente santa
es mezclada con los pueblos de las tier-
ras: y la mano de los príncipes y de los
gobernadores ha sido la primera en esta
prevaricación.
3 Lo cual oyendo yo, rompí mi vestido
y mi monto, y arranqué de los cabellos
de mi cabeza, y mi barba, y sentóme ató-
nito.
4 Y juntáronse á mi todos los temero-
sos de las palabras del Dios de Israel 4
causa de la prevaricación de ios de la
transmigración : mas yo estuve sentado
atónito hasta el sacrificio de la tarde.
5 Y al sacrificio de la tarde levánteme
de mi aflicción : y habiendo rompido mi
vestido y mi manto, arodlüéme sobre
mis rodillas, y extendí mis palmas 4
Jehova mi Dios,
6 Y d\jc : Dios mió, confuso y avergon-
zado estoy para levantar, Dios mío, mi
rostro & ti : porque nuestras iniquidades
se han multiplicado sobre la cabeza, y
nuestros delitos han crecido hasta el
cielo.
7 Desde los dias de nuestros padres
hasta este dia hemos sido en delito
grande ; y por nuestras Iniquidades "ha-
bernos sido entregados nosotros, nues-
tros reyes, y nuestros sacerdotes en ma-
no de los reyes de las tierras, á espada,
á cautiverio, y 4 robo, y á confusión de
rostros, como este dia,
8 Y ahora como un pequeño momento
fué la misericordia de Jehova nuestro
Dios, para hacer que nos quedase esca-
pada, y nos diese estaca en el lugar de su
santuario, para alumbrar nuestros ojos
nuestro Dios, y darnos una poca de vida
en nuestra servidumbre :
9 Porque siervos éramos, mas en nues-
tra servidumbre no nos desamparó nues-
tro Dios: antes inclinó sobre nosotros
misericordia delante de los reyes de Per*
s!a, para que nos diese vida poro alzar la
casa de nuestro Dios, y para hacer res-
taurar sus asolamientos, y para darnos
vallado en Juda y en Jerusalem.
10 Mas ahora, ¿ qué diremos, oh Dios
nuestro, después de esto? Que hemos
dejado tus mandamientos,
EZRA.
tt <Jtw mandaste por 1* manó de tos
«terrea los profetas, diciendo : La tierra
á la cual entráis para poseerla, tierra in-
munda es á cansa de la inmundicia de
los pueblos de las tierras, por las abo-
minaciones de qne la han henchido de
boca á boca con sn inmundicia.
12 Por tanto ahora no daréis vuestras
hQas á los hijos de ellos, ni sus htfas to-
maréis para Tuestros hjjos: ni procu-
raréis su paz ni su bien para siempre:
para que seáis corroborados, y comáis el
bien de la tierra, y la dejeiB por heredad
á vuestros li^os para siempre.
18 Mas después de todo lo que nos ha
avenido á causa de nuestras obras malas,
y á causa de nuestro delito grande,
- (porque tú Dios nuestro estorbaste que
no fuésemos oprimidos á causa de nues-
tras iniquidades, y nos diste esta seme-
jante escapada ;)
14 ¿ Hemos de volver á disipar tus man-
damientos, y á emparentar con los pue-
blos de estas abominaciones? ¿No te
ensañaras contra nosotros basta consu-
mirnos, que no quede resto ni escapa-
da?
15 Jehova Dios de Israel, tú eret justo :
que hemos quedado escapada como este
dia: henos aquí delante de ti en nues-
tros delitos: porque no hay estar delan-
te de ti á causa de esto.
CAPITULO X.
JBl jwcMo convertido por la oración y confesión
j*6Scq de ¿mme arrepiente dem pecado, y ddm
orden en qtuk>$ que Union vuigere* txtraMffera* Uu
YORAÜNDO Ezra, y confesando, llo-
arando, y echándose delante de la
casa de Dios, juntáronse á él una muy
grande congregación de Israel, varones,
f rougeres, y niños, y lloraba el pueblo
de gran lloro.
2 Y respondió fléchenlas, htyo de Jehiel,
de los lujos de Elam, y dtfo á Ezra:
Nosotros nos hemos rebelado contra
nuestro Dios, que tomamos mugeres
extranjeras de los pueblos de la tierra:
mas esperanza hay aun para Israel sobre
esto.
8 Por tanto ahora hagamos alianza con
nuestro Dios, que echaremos todas las
mugeres, y los nacidos de ellas, por el
consejo del señor y de los que temen
el mandamiento de nuestro Dios : y há-
gase conforme á la ley.
4 Levántate, porque á ti toca el nego-
cio, y nosotros eeremoe contigo: esfuér-
zate, y haz.
Span. 29
5 Entonces Ezra se levantó, y Jura-
mentó á los principes de los sacerdotes
y de los Levitas, y á todo Israel, para
hacer conforme á esto : y juraron.
8 T levantóse Ezra de delante de la
casa de Dios, y faése á la cámara de Jo-
bañan, htfo de Eliasib, y mese allá: no
comió pan, ni bebió agua, porque se en-
tristeció sobre la prevaricación de ka de
la transmigración.
7 Y hicieron pasar pregón por Juda y
por Jerusalem á todos los hijos de la
transmigración, que se juntasen en Je-
rusalem:
8 Y que el que no viniese dentro de
tres días conforme al acuerdo de los
principes y de los ancianos, toda su ha-
cienda pereciese, y él fuese apartado de
la congregación de la transmigración.
9 Asi fueron Juntados todos los varones
de Jnda y de Benjamín en Jerusalem
dentro de tres dias, á los veinte del mes,
el cual era el mes noveno : y sentóse
todo el pueblo en la plaza de la casa de
Dios temblando á causa de aquel nego-
cio, y á causa de las lluvias.
10 Y levantóse Ezra él sacerdote, y
cUjoles: Vosotros habéis prevaricado,
por cuanto tomasteis mugeres extrañas,
añadiendo sobre el pecado de Israel,
11 Por tanto ahora dad confesión á Je-
hova Dios de vuestros padres, y haced
su voluntad, y apartaos de los pueblos
de las tierras, y de las mugeres extran-
geras.
12 Y respondió toda la congregación, y
dQeron á gran voz : Asi te haga eenfov-
me á tu palabra.
18 Mas el pueblo es mucho, y el tiempo
pluvioso, y no hay menea para estar en
la calle : ni la obra es de un dia ni de
dos; porque somos muchos los <me ha-
bernos prevaricado en este negocio.
14 Estén ahora nuestros principes en
toda la congregación, y cualquiera que
en nuestras ciudades hubiere tomado
mugeres extrangeras, venga á tiempos
aplazados, y con ellos los ándanos de
cada ciudad, y los jueces de ellas, hasta
que apartemos de nosotros la ira del fu-
ror de nuestro Dios sobre esto.
15 Y Jonathan, htfo de Asahel, y Jaa-
zias, hijo de Thecuas, fueron puestos so-
bre esto : y MeauUam y Sebethai Levitas
les ayudaron.
• 16 Y hicieron asi los mjos de la trans-
migración: y fueron apartados E2ra
sacerdote, y los varones cabezas de les
4¡&
NEHEMIAS.
padres, en la casa de sus padree» y todos
ellos por sus nombres : y sentáronse el
primer dia del mes décimo para inquirir
el negocio.
17 T acabaron con todos los varones
que hablan tomado mngeres extrangeras
al primer dia del mes primero.
18 T fueron bailados de los hflos de los
sacerdotes que hablan tomado mngeres
extrangeras: do los mjos de Jesua, hijo
de Josedec, y de sus hermanos, Maasias,
y Eliezer, y Jarib, y Godollas.
19 Y dieron su mano de echar sus mn-
geres: y los culpados, un carnero de
ovejas por su expiación.
20 Y de los bfyos de Immer ; Hanani y
Zebadias.
81 Y de los lujos de Harina ; Maasias, y
Elias, y 8emeias, y Jehiel, y Ozias.
22 Y de los hijos de Fhasur ; Elioenai,
Maasias, Ismael, Nathanael, Jozabed, y
Elaasa.
28 Y de los hijos de los Levitas ; Joza-
bed, y Semei, y Selaias, este es Calita,
Phathaias, Jada, y Eliezer,
24 Y de los cantores; EKasib. Y de
los porteros ; Sellum, y Tellem, y TJrL
25 Y de Israel : de los hyos de Pharos ;
Rcmeias, y Jezlas, y Melchias, y Mija-
mln, y Elcazar, y Melchias, y Banea.
26 Y de los hijos de Elam; Mathanias,
Zacharias, y Jehiel, y Abdi, y Jcrimoth,
yElia.
27 Y do Xoahiéos de Zeébua; Elioenai,
Eliasih, Mathanias, y Jerimoth, y Zabad,
y Aziza,
28 Y de los hijos de Beba!; Johanan,
Hananias, Zabbai, Athalai
29 Y de los hijos de Bani; MesuUam,
Malluch, y Adaias, Jasub, y Seal, Jera-
moth,
80 Y de los hijos de.Phahath-moab;
Adna, y Chela!, Benaias, Maasias, Matha-
nlas, Beseleel, Benvi, y Maneases.
81 Y de los hijos de Harim; Eliezer,
Jesue, Melchias, Semeias, Simeón,
82 Ben-jamin, MalXuch, Samarías.
83 De los lujos de Hasum: Mathanai,
Mathaiha, Zabad, Eliphelec, Jermai, Ma-
nasses, Semei.
84 De los lujos de Banni; Maadi, Am-
ram, y Vel,
85 Báñalas, Bebías, Chelhu, .
86 Yanias, Meremoth, Eliasib,
37 Mathanias, Mathenai, y Jaasau,
88 Y Bani, y Binnui, Semei,
39 Y Selemias, y Nathan, y Adaias,
40 MachnadebaÍ,Sasaí,SaraÍ,
41 Azarel, y Selemias, Samarías,
42 Sellnm, Amarías, Joseph.
43 Y délos M&osde Nebo; Jehiel, Ma-
thathias, Zabad, Zebina, Jadau, y Joei,
Benaias.
44 Todos estos hablan tomado mugerea
extrangeras, y habla mugcres do ellos,
que hablan parido hijos.
EL LIBRO DE NEHEMIAS.
CAPITULO L
(¿Sttmtfcu mdemdieitdo fe q/tiedon en que- tetábame»
Jmda loe que habían vuelto de la cautividad, ayuna
y ora á Dioepor ta restauración de su pueblo.
LAS palabras de Nehemias, hijo de
Hecheiias. Y fué en el mes de Chas-
leu, en el año veinte, yo estaba en Susan,
la cabecera del reino.
2 Y vino Hanani, uno de mis hermanos,
él y otros varones de Juda : y pregunté-
Íes por los Judíos escapados, que habían
quedado de la cautividad, y por Jernsa-
lem.
3 Y cüjéronme : La resta, los que que-
daron do la cautítidad allí en la provin-
cia, están en gran mal y vergüenza: y el
muro de Jerusalem derribado, y sus*
puertas quemadas á fuego.
450
4 Y íué", que como yo oí estas palabras,
sentéme, y lloré, y enlúteme por alguno*
dios; y ayuné, y oré delante del Dios de
los cielos,
5 Y dtfe : Ruego, oh Jehova, Dios de loa
cielos, fuerte, grande, y terrible, que
guarda el concierto y la misericordia á
los que le aman, y guardan sus manda-
mientos :
6 Sea ahora tu oreja atenta, y tus ojos
abiertos, para oír la oración de tu siervo»
que yo oro delante de tí hoy, día y noche,
por los hyos de Israel tus siervos, y con-
fieso los pecados de los hyos de Israel
que pecamos contra tí: y yo, y la casa
de mi padre hemos pecado :
7 Rebelando nos hemos rebelado, y
apostatado do tí, y no hemos guardado
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NEHEMIAS.
los majamientos, y estatutos» y Juicios,
que mandaste á Moyses tu sierra
8 Acuérdale ahora de la palabra que
mandaste á Moyses tu sierro, diciendo :
Vosotros prevaricaréis, y yo os esparciré
en los pueblos:
9 Y volveros neis ¿ mi, y guardaréis
mis mandamientos, y los haréis. Si fue-
re vuestro alongamiento hasta el cabo de
los cielos, de allí os juntaré: y traeros
he al lugar que esoogi para hacer habi-
tar allí mi nombre.
10 Ellos pues ton tus sierros y tu pue-
blo, los cuales redimiste con tu fortalece
grande, y con tu mano íberte.
11 Ruego, oh Jehova, sea ahora tu oreja
atenta á la oración de tu siervo, y á la
oración de tus siervos, qne desean temer
tu nombre ;' y da ahora buen suceso hoy
á tu siervo: y dale gracia delante de
aquel varón. Porque era yo el copero
del rey.
CAPITULO IL
JfcAeaMt abamiada Ucencia y caria» de favor del
rqtJkrtaxtrxe» para reedificar d Jerusalem, viene,
pcoadenxad
éo<UUMktpécritm>
Y FUÉ en el mes de Nisan, en el ano
veinte del rey Artaxerxes, el vino
estaba detento de él; y tomé el vino, y
di al rey: y no habla estado triste de-
lante de él.
2 T díjome el rey: ¿Por qué es triste
tu rostro, pues no estás enfermo? No
et esto sino mal de corazón. Entonces
temí en gran manera,
8 Y dije al rey : El rey viva para siem-
pre: ¿por qué no será triste mi rostro,
pues que la ciudad, que es easa de los se-
pulcros de mis padres, es desierta, y sus
puertas consumidas de fuego?
4 Y ejjome el rey? ¿ Por qué cosa deman-
das ? Entonces oré al Dios de los cielos,
5 Y dije si rey: Si al rey place, y si
agrada tu siervo delante de ti, demando
qne me enríes en Jnda á la ciudad de
los sepulcros do mis padres, y reedifi-
carla he.
6 Entonces el rey me dtyo, (y la reina
estaba sentada junto á él): ¿Hasta cuán-
do será tu viaje, y cuándo volverás ? Y
pingo al rey, y envióme, y yo lo di
tiempo.
7 Y dije al rey: SI place al rey, dénse-
me cartas para los capitanes del otro la-
do del rio, que me hagan pasar hasta que
venga á Juda:
8 Y carta para Asaph guarda del bos-
qu*<klxey, que in*dó.medem pira en-
maderar los portales del palacio de 1*
easa, y el muro de la ciudad, y la easa
donde entraré. Y otóme el rey segnn
que era buena la mano de Jehova sobre
mi.
9 Y vine á los capitanes del otro lado
del rio, y diles las cartas del rey: yelrey
envió conmigo principes del ejéreltoty
gente de á caballo.
10 Y oyéndote flanaballat Horanita, y
Tobías el siervo Ammonftta, desplególes
de grande desplacer, que viniese alguno
para procurar el bien de los mjos de Is-
rael.
11 Y vine á Jerusalem, y estuve allí
tresdias;
13 Y levánteme de noche yo, y pocos
varones conmigo, y no destaré á hom-
bre lo que Dios habla puesto en mi cora-
zón qne hiciese en Jerusalem ; ni había
bestia conmigo, salvo la cabalgadura en
qne cabalgaba.
18 Y salí de noche por la puerta del
valle hacia la fuente del dragón, y á la
puerta del muladar: y consideré los
muros de Jerusalem qne estaban derri-
bados, y sus puertas que eran consumi-
das del fuego.
14 Y pasé á la puerta de la fuente, y al
estanque del rey: y no hube* lugar por
donde pasase la bestia que etééba debajo
de mi.
15 Y subí por el arroyo de noche, y
consideré el muro, y volviendo-entré por
la puerta del valle, y voWíme.
16 Y los magistrados no supieron donde
yo habla idoy ni que sabia hecho ; ni aun
á les Judíos y sacerdotes, ni á los nobles
y magistmdos, ni á los demás que hacían
la obra, hasta entonces lo habla declarado.
17 Y díjeles: Vosotros veis el mal en
que estamos, qne Jerusalem etiá desier-
ta, y sus puertas consumidas de rasgo :
venid, y edifiquemos el muro de Jemee*
lem, y no seamos mas en vergüenza.
18 Entonces les declaré la mano de mi
Dios qne era buena sobre mi; y asimis-
mo las palabras del rey qne me habla di-
cho : y dtyeron : Levantémosnos, y edifi-
quemos. Y confórtalo* sus msnoe pera
bien.
19 Y oyóte Senabellat Horonlta, y To-
bías el siervo Ammonita, y Gessem Ara-
be, y escarnecieron de nosotros, y nos
despreciaron, diciendo: ¿Qué «testo que
hacéis vosotros? ¿ Os rebebas contra el
rey?
20 Y vofrllea «apueste» y.djJeJoss Bfc»
volsUesnumue^y.dMé
NBHEMIAS.
de loe cielos él nos prosperará, y noso-
tros sus siervos no* Hvssrtarémos y odl-
fica*ému+e que vosotros do teséis parto,
ni justicia, ni memoria em Jerusalein.
CAPITULO m.
Y LEVANTÓSE Ettasibelgren secer-
dote, y sos hermano* loe «acertó-
tes, y edificaron la puerta de lee otejee.
Ellos aparejaron, y levantaron ene puer-
tas hasta la torre de Mean, aparejáronla
hasta la torre de HananeeL
2 T Junto á ella edificaron loe varones
de Jertafco; y luego edificó Zachur, lujo
de Amri
3 Y la puerta de los peces edificaron los
htyos de Hasenaaa: ellos la enmadera-
ron, y levantaron su* puertas, y *» cer-
radnras^ yans cerrojos.
4 Y junto 4 ellos restauro Meremoth,
hijo de Urias, hijo de Accns : y junto A
ellos restauró Kesnllam, hijo de Bare-
cnias, h$o de MesesabeL Junto á ellos
restauro fiadoc, hijo de Baana.
6 Janee á ellos restauraron los Theeuy»
tas: massnagrandes no metieron su eer-
yis á la obra de su Señor.
6 Y la puerta vieja Instauraren Joiada,
ntyo de Pasea, y Mesullam, lujo de Be-
aodfcnc ellos la enmaderaron, y levanta-
ron sus. puertas, y sus cerraduras, y sus
7 Junto á ellos restauró Mcltiaa Oabao-
nita, y Jadesi Meronothlta, varones de
Oabaoa y de Maspha, por la silla del es-
pitan de ia otra parte del rio»
8 Y>uitto 4 ellos restauro Úsales, luje
de Hafhsasa,de los plateros: y junto á
él instauró Báñenlas, htyo de Harache-
hfanv y lastanraren á Jerusalem hasta el
• Y junto 4 eQos restauró Bephaias, hi-
jo de Huc, principe de la mitad de la re*
gion da Jerusalem.
Id Y Junto á ellos resumí* Jadas», hi-
jo de Hsrumah, y háeiasu casa: y juntó
á él instauró Hattus, ngo da Hasebo*
11 La 6tm medida restauró Melehlss,
lujo de Harina, y Hssub, lujo de Phauat-
moab, y la torre de loe hornos.
12 Junto 4 él restauró SeUuro, hijo de
Halóte», principe de la mitad de la re*
gion de Jerusalem, él y sus hrjes.
18 Le puerta del vaHe restauró Hanura,
y los moradores de Zanoe: ellos la re*
edMcaron, y levantaron sus puertas, sos
cerraduras, y sut cerrojos, y mil codos
en el muro hasta la puerta del muladar.
14 Y la puerta del muladar reedificó
Melchias, lujo de Rechab, principe de la
provincia de Beth-aeharem : él la reedl*
ficó, y levantó sus puertas, sus cerradu-
ras, y sus cerrojos.
15 Y la puerta de la fuente restauró
Sellum, hijo de Chol-hozn, principe de
la región de Ifaspha: él la reedificó, y la
enmaderó, y levantó sus puertas, sus
cerraduras, y sus cerrojos : y el muro del
estanque de Selah hacia la huerta del rey,
hasta las gradas que descienden de la
ciudad de David.
16 Después de él restauró Kehemias,
lujo de Azbuc, príncipe de la mitad de
la reglón de Beth-sur, hasta delante de
los sepulcros de David, y hasta el estan-
que labrado, y hasta la casa de los Va*
líente*.
17 Tras él restauraron los Levitas, Re*
hum, lujo de Bani : junto á él restauró
Hasabiss, principe de la mitad d*e la re-
gión de Celia, en su región.
18 Después de él restauraron sus her-
manos, Banal, lujo de Henedad, principa
de la mitad de la región de Ceüa.
19 Y junto 4 él restauró Eser, lujo da
Jesús, principe de MJspah, la otra me*
dida delante de la subida de las armas
de la esquina.
90 Después de él se encendió y instau-
ró Baruca, hsjo de Zschsl, la otra medí*
da, desde la esquina hasta la puerta do
la casa de Eliaetb gran sacerdote.
91 Tras él restauró Meremota, lujo de
Urias, h$o de Haccus, la otra medida,
desde la entrada de la casa de EHafeib
hasta el cabo de la casa de Eliasib.
99 Después de él restauraron los sacer-
dotes, los varones de la oampina.
98 Después de él restauró Bcn-jamtn y
Hssub, hacia su casa: y después de él
instauró Ararlas, lujo do Maasias, htyo
de Ananlas, cerca de su casa.
24 Después de él restauró Benui, lujo
de Henedad, la otra medida, desde la ca-
sa de Ansxias hasta la esquina, y hasta el
rincón,
96 Peal, lujo de Uzal, delante de la es*
quina y la torre alta que sale de la casa
del rey, que está en el patio de la cárcel :
tras él Phadsjss, htfo de Pharos.
96 Y los Natíuneos estuvieron en la
fortaleza, basta delante de la puerta da
las aguas al oriente, y la torre que sala.
?? Después do él instauraron loa Tho-
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NEHEMIA&
cuitas la otra medida delante de la gmn«
de torre que sale, hasta el muro de la
fortaleza.
28 Desde la puerta de lo* caballos res-
tauraron los sacerdotes, cada uno delan-
te de su casa.
29 Después de él restauró Sadoc, lujo
de Immer delante de su casa: y después
de él instauró Semaias, h^jo de aéchenlas,
guarda de la puerta oriental.
30 Tras él restauró Hananias, hijo de
Selcmias, y Hanum el sexto lujo do Se-
leph, la otra medida : después de él in-
stauró Mesullam, lujo de Bajachias, de-
lante de su cámara,
81 Después de él restauró Melchias, hi-
jo del platero, hasta la casa de los Natbi-
neos ; y los tratantes delante de la puer-
ta del Juicio, y hasta la sala de la esquina.
83 T entre la sala de la esquina, hasta
la puerta de las ovejas, restauraron los
plateros y los tratantes.
CAPITULO IV.
SanohaJUxt y Tbbüu oyendo, que el muro deJenualem
M reedificaba, bérknue de £» edificador*» : y tratan
de imtnniijy to obra enmato lee a» pmtbU. II. Por
emhortaeitm de J&emtmku ei/mmVa mrad &íoé\ u mr*
modo» prosiguen la obra,
Y FUÉ que como oyó Sanaballat que
nosotros edificábamos el muro, cn-
cendióselc la ira, y se enojó en gran ma-
nera, y hizo escarnio de los Judíos :
2 Y habió delante de sus hermanos, y
del ejército de Samaría, y dijo : ¿ Qué ha-
cen estos Judíos flacos? ¿Hánles de
permitir? ¿Han de sacrificar? ¿Han
de acabar en un diaf ¿ Han de resuci-
tar de los montones del polvo las pie-
dras que fueron quemadas ?
3 Y Tobías Ammonita estaba junto á
él, el cual dijo : Aun lo que ellos edifi-
can, si subiere una zorra, derribará su
muro de piedra.
4 Oye, oh Dios nuestro, que somos en
menosprecio : y vuelve la vergüenza de
ellos sobre bu cabeza, y dalos en presa
en la tierra de su cautiverio.
5 Y no cubras su iniquidad, ni su peca-
do sea raido de delante de tu faz : por-
que se airaron contra los que edificaban.
6 Mas edificamos el muro, y toda la
muralla fué junta hasta su mitad: y el
pueblo tuvo ánimo para obrar.
7 Y fué, que oyendo Sanaballat, y To-
bías, y los Árabes, y los Ammonltas, y
los de Azoto, que los muros de Jerusa-
lem eran curados, porque ya los portillos
comenzaban á cerrarse, encendióselca U
Ira mucho,
8 Y conspiraran toó>aáumpsj»veni*
á combatir 4 Jerusalem, y haoarfe daño.'
9 Entonces, oramos á nuestro Dios y
pusimos guardia sobre «¿loe de dia y de
noche, por causa de alies.
10 YdtfoJuda; JU* toras* áe los qu*
llevan son eaJsaqnecides, y la tierra s*
mucha, y no podemos edificar el muro.
11 Y nuestros enemigos dfyeron: No
aspan, ni vean, hasta qne entremos en
medio de ellos, y los matemos, y haga-
mos cesar la obra.
10 Y fué que como vinieron los Ju-
díos que habitaban entre ellos, nos dia*
ron aviso diez veces de todos los lagares
donde volvían á nosotros.
13 Entonces puso por los najes del tai*
gar detrás del muro, y en las aeturaa do-
los peñascos puse el pueblo por familias,
con sns espadas, con sus launas, y con
sus orcos.
HU miré, y levantóme, y dije á los
principales, y á los inagistimdon, y al
resto del pueblo: No temáis delante de
ellos: del Señor erando y terrible os
acordad; y pelead por vuestros herma-
nos, por vuestros hijos, y por vuestras
lujas, por vuestras mugases, y por vues-
tras casas.
15 Y fué que eomo oyeron nuestros
enemigos qne lo entendimos, Dios disi-
pó su consejo, y nos volvimos todos al
muro cada uno á su once.
16 Mas fué, que desde aquel daa la mi-
tad de los mancebos nacían en ln onsn, y
la otra mitad de ellos tenia lanas, ta es-
cudos, y áreos» y corazas ; y los prines*
pes estaban tras toda la casa do Jada.
17 Los que edificaban en el muro, y
los que llevaban cargas, y los que carga*
ban, con la una mano hacían en la b^bra,
y en la otra tenian la espada.
18 Porque los que edificaban, cada uno
tenia su espada cefiida sobre sus lomos,
y aá edificaban: y el que tocaba ia tsonv-
peta estaba junto á mí.
19 Y dije á los principales, y 4 los ma-
gistrados, y al resto del pueblo: La obra
es grande y larga, y nosotros estamos
apartados en el muro lejos los unos de
los otros :
20 En el lugar donde oyereis la voz ds
la trompeta, allí os juntaréis A nosotros :
nuestro Dios peleará por nosotros.
21 Y nosotros hacíamos en la obra; y la
mitad de ellos tenia lanzas desde la su-
bida del alba hasta salir las estrellas.
22 También entonces <HJe si pueblo:
453
NÉtíÉtotAS.
C*da uno con su criado se quede dentro
de Jerusalem, y nos hagan de noche
centinela, y de día á la obra.
23 Y ni yo, ni mis hermanos, ni mía
mozos, ni la gente de guardia qne me
seguía, denudamos nuestro Testido : ca-
da uno se desnudaba tifamente á las
aguas.
CAPITULO V.
JBUpumMú menudo agravado con meurm do lo» matpo-
deroto* m queja, y por ordenación de Neheodm» le»
' ton soltada» la» deuda», y les es proveído en tu nece-
sidad.
ENTONCE8 fué el clamor del pueblo
y de sus mugeres grande contra los
Judíos sus hermanos.-
2 Y habia quien decía: Nuestros hijos,
y nuestras hijas, y nosotros; somot mu-
chos ? y hemos comprado grano para co-
mer y vivir.
8 T habla oíros que decían : Nuestras
tierras, y nuestras viñas, y nuestras ca-- -ce años, ni yo ni mis hermanos comimos
sas hemos empeñado, para comprar gra-
no en la hambre.
4 Y habia otros que decían : Hemos to-
mado emprestado dinero para el tributo
del rey sobre nuestras tierras y nuestras
Tifias.
8 Y ahora como la carne de nuestros
hermanos es nuestra carne, como sus hi-
jos son también nuestros hijos: y, he aquí
que nosotros sujetamos nuestros mJos y
nuestras htyas en servidumbre, y hay al-
gunas de nuestras hijas sujetas, y no hay
facultad en nuestras manos para resca-
tarlas ; y nuestras tierras y nuestras viñas
son de otros.
6 Y enójeme en gran manera, cuando
oi su clamor y estas palabras.
7 Y pensó mi corazón en mi, y reprendí
á los principales, y á los magistrados, y
díjeleis : ¿ Usura tomáis cada uno de vues-
tros hermanos ? Y hice contra ellos una
grande junta,
. 8 Y díjeles: Nosotros rescatamos á
nuestros hermanos Judíos, que eran
vendidos á las gentes, conforme á la fa-
cultad que habia en nosotros : ¿y voso-
tros aun vendéis á vuestros hermanos,
y serán vendidos á nosotros ? Y callaron,
que no tuvieron que responder.
9 Y cuje : No es bien lo qne hacéis :
¿ No andaréis en temor de nuestro Dios
por la vergüenza de las gentes nuestras
enemigas?
10 Y también yo, y mis hermanos, y
mis criados les habernos prestado dinero
y grano : soltémosles ahora esta usura.
11 Ruégoos que les volváis hoy sus
454
tierras, sus viñas, sus olivares, y sus ca*
sas, y la centésima parte del dinero, y
del grano, del vino, y del aceite que de-
mandáis de ellos.
12 Y dfyeron: Volveremos, y no les de-
mandaremos: así haremos, como tú di-
ces. Entonces convoqué los sacerdotes,
y les juramenté que hiciesen conforme
Acato.
13 Ademas de esto sacudí mí vestido, y
dije : Así sacuda Dios de su casa y de su
trabajo á todo varón que no cumpliere
esto, y así sea sacudido y vacío. Y res-
pondió toda la congregación : Amen : y
alabaron á Jehova: y hizo el pueblo con-
forme á esto.
14 También desde el día que me mandó
d rey que fuese capitán de ellos en la tier-
ra de Juda, desde el año veinte del rey'
Artaxerxes hasta el año treinta y dos, do-
el pan del capitán.
15 Mas los primeros capitanes que /to-
ro» antes de mi, cargaron al pueblo, y
tomaron de ellos por el pan y por el
vino sobre cuarenta pesos de plata; ade-
mas de esto, sus criados se enseñoreaban
sobre el pueblo; mas yo no hice así á
causa del temor de Dios.
18 Ademas de esto, en la obra de este
muro instauré, ni compramos heredad:
y todos mis criados juntos estaban allí á
la obra.
17 ítem, los Judíos y los magistrados,
ciento y cincuenta varones, y los que
venían á nosotros de las gentes que están
en nuestros al derredores, estaban á mi
mesa.
18 Y lo que se aderezaba para cada día
era un buey, y seis ovejas, escogidas ; y
aves también se aparejaban para mi: y
cada diez dias vino en toda abundancia:
y con todo esto nunca busqué el pan del
capitán, porque la servidumbre de este
pueblo era grave.
19 Acuérdate de mi para bien, Dios
mió, y de todo lo que hice á este pueblo.
CAPITULO VL
Porfiando Sanaboiku m tm compañero* en impedir oí
edificio del wturo de Jerusalem, y ehenias persevera
conttantemente en edificar hasta acabarlo.
Y FUÉ que como oyó Sanaballat, y
Tobías, y Gessetn el Árabe, y los
demás nuestros enemigos, que habla
edificado el muro, y que no quedaba
portillo en él, aunque hasta este tiempo
no habia puesto puertas en las portadas ;
2 Envió Sanaballat y Gessem á mi, di-
NEHEMIAS.
deudo: Ven, y concertarnos hemos jun-
tos en las aldeas en el campo de Ono.
Mas ellos habían pensado hacerme maL
3 T envíeles mensageros, diciendo : To
hago una grande obra, y no puedo venir :
porque cesará la obra dejándola yo pa-
ra venir á vosotros.
4 T enviaron á mi de esta misma ma-
nera por cuatro veces, y yo les respondí
de la misma manera.
5 T envió á mi Sanaballat de la misma
manera la quinta vez su criado con la
carta abierta en su mano,
6 En la cual era escrito : En las gentes
se ha oído, y Gasmu dice, que tú y los
Judíos pensáis rebelaros ; y que por eso
edificas tú el muro, y tú eres su rey se-
gún estas palabras :
. 7 Y que has puesto profetas que predi-
quen de ti en Jerusalcm, diciendo : Rey
en Jada. Y ahora serán oídas del rey
las palabras semejantes : por tanto ven,
y consultemos juntamente.
8 Entonces yo envié á él, diciendo : No
hay tal cosa como dices ; que de tu cora-
zón lo inventas tú.
9 Porque todos ellos nos ponen miedo,
diciendo : Debilitarse han las manos de
ellos en la obra, y no será hecha. Es-
fuerza pues mis manos.
10 Y vine á casa de Semaias, htfo de
Dalalas, hijo de Mctabcel en secreeto,
porque él estaba encarcelado, el cual di-
jo : Junté m osóos en la casa de Dios, den-
tro del templo, y cerremos las puertas
del templo ; porque vienen para matarte,
y esta noche vendrán para matarte.
11 Entonces dtfe : ¿ Varón como yo ha
de huir? ¿Y quién Ttay como yo que en-
tre al templo y viva? No entrar¿
12 Y entendí que Dios no le habla en-
viado: mas que hablaba aquella profe-
cía contra mi, y que Tocias ó Sanaballat,
le habla alquilado por solarlo.
13 Porque alquilado fué para hacerme
temer así, y que pecase, y fuese á ellos
por mala nombradla, para que yo fuese
avergonzado.
14 Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de
Sanaballat conforme á estas bus obras:
y también de Noadlas profetisa, y de los
otros profetas que me ponían miedo.
15 Acabóse pues el muro á los veinte y
cinco de Elúl, en cincuenta y dos dios.
16 Y como lo oyeron todos nuestros
enemigos, temieron todas las gentes que
estaban en nuestros al derredores, y caye-
ron mucho en bus ojos, y conocieron que
por nuestro Dios habla sido hecha esta
obra.
17 Asimismo en aquellos días, de los
principales do Juda iban muchas car-
tas á Tobías, y las de Tobías venían i
ellos:
18 Porque muchos en Juda hablan con-
jurado con él ; porque era yerno de flé-
chenlas, lujo de Área; y Johanan su hjjo
habla tomado la luja de MosoUam, hjjo
de Barachtas.
19 También contaban delante de mi
sus buenas obras, y á él recitaban mis
palabras. Cartas envió Tobías para ate-
morizarme.
CAPITULO vn.
Mij/kmim mt mmrm d* JbrmÉfii pámuumh pmnim y
guardo». JL Cuenta* él pueblo gut vokriá dé la,
cautividad.
Y FUÉ, que como el muro fué edifi-
cado, y asenté las puertas, y fueron
señalados porteros, y cantores, y Levitas,
2 Mandé á Hanani mi hermano, y á Ha-
nanlas principe del palacio en Jerusa-
lem: porque este era, como varón do
verdad y temeroso de Dios, sobre mu-
chos:
8 Y díjeles : No se abran las puertas do
Jcrusalem hasta que el sol caliente: y
aun ellos presentes, cierren las puertas,
y atrancad. Y señalé guardias de los
moradores de Jeru6alem, cada uno en su
guardia, y cada uno delante de su cosa.
4 ^ Y la ciudad era ancha de espacio y
grande, y poco pueblo dentro de ella;
que no habla aun casas edificadas.
5 Mas puso Dios en mi corazón que
juntase los principales, y los magistra-
dos, y el pueblo, para que fuesen empa-
dronados por el orden de los llnages ; y
hallé el libro de la genealogía de los que
hablan subido antes, y hollé escrito en
él:
6 Estos ton los htyos de la provincia,
que subieron de la cautividad de la trans-
migración, que hizo pasar Nabuchodo-
nosor rey de Babylonla, los cuales vol-
vieron á Jerusalcm y á Juda, cada uno á
su ciudad.
7 Los cuales vinieron con Zorobabel,
Jesua, Nehemlas, Azarlas, Raamlas, Na-
hamaul, Mardocheo, BUsan, Miópcret,
Biguai, Nehum, Baana. La cuenta do
los varones del pueblo de Israel :
8 Los hijos de Pharos, dos mil y ciento
y setenta y dos.
9 Los htfos de Saphatlas, trescientos y
setenta y dos.
4T>5
NEHEMIA&.
10 IíC» bUoa de Área, seiscientos y cin-
cuenta y dos.
11 Los lujos de Phahath-moab, de loe
hijos de Jesna y de Joab, dos mil y
ochocientos y diez y ocho.
12 Los h|]os de Elam, mil y doscientos
y cincuenta y cuatro.
18 Los lujos He Zarthu, ochocientos y
cuarenta y cinco.
14 Los hyos de Zechai, setecientos y
' sesenta.
15 Los lujos de Binui, seiscientos y
cuarenta y ocha
16 Los hijos de Beba!, seiscientos y
veinte y ocho.
17 Los lujos de Asgad, dos mil y seis-
cientos y veinte y dos.
18 Los lujos de Adonicam/ seiscientos
y sesenta y siete.
19 Los hijos de Biguai, dos mil y sesen-
ta y siete.
20 Loe hijos de Addln, seiscientos y
cincuenta y cinco.
21 Los lujos de Ater, de Ezechias, no-
venta y ocho.
22 Los lujos de Hasum, trescientos y
veinte y ocho.
28 Los lujos de Besai, trescientos y
veinte y cuatro.
24 Los lujos de Harlph, ciento y doce.
25 Los hijos de Gabaon, noventa y cinco.
26 Los varones de Beth-lehem y de Ne-
topha, ciento y ochenta y ocho.
27 Los varones de Anathoth, ciento y
veinte y ocho.
28 Los varones de Beth-azmaveth, cua-
renta y dos.
29 Los varones de Carlath-Jarim, Che-
phira y Beeroth, setecientos y cuarenta
y tres.
80 Los varones de Bama y de Gabaa,
seiscientos y veinte y uno.
* 81 Los varones de Machinas, ciento y
veinte y dos.
82 Los varones de Beth-el y de Ai, cien-
to y veinte y tres.
83 Los varones de la otra Nebo, cin-
cuenta y dos.
84 Los hyos de la otra Elam, mil y dos-
cientos y cincuenta y cuatro.
85 Los lujos de Harlm, trescientos y
veinte.
86 Los lujos de Jericho, trescientos y
cuarenta y cinco.
87 Los lujos de ^od, Hadld, y de Ono,
siete cientos y veinte y uno.
88 Los lujos de Senaa, tres mil y nove-
cientos y treinta.
456
89 Sacerdotes : Los lujos de JedaUs de
la casa de Jesua, novecientos y setenta
y tres.
40 Los hijos de Immer, mil y cincuenta
y dos.
41 Los lujos de Phasur, mil y doscien-
tos y cuarenta y* siete.
42 Los hy os de Harun, mil y diez y siete.
43 Levitas : Los lujos de Jesua, de Cad-
mlel, de los lujos de Odvia, setenta y
cuatro.
44 Cantores : Los lujos de Asapb, cien-
to y cuarenta y ocho.
45 Porteros: Los hijos de Sellum, los
hyos de Ater, los hyos de Talmon, los
hyos de Accub, los lujos de Hatita, los
hyos de Soba!, ciento y treinta y ocho.
46 Nathineos: Los hijos de Bina, los
lujos de Hasupba, los hyos de Thabaotb,
47 Los hijos de Ceros, los lujos de Sea,
los lujos de Fadon,
48 Los hyos de Lebana, los hyos de
Hagaba, los hyos de Salmai,
49 Los lujos de Hanan, los lujos de Gld*
del, los hyos de Gahal,
50 Los hijos de Reala, los lujos de Re-
sto, los lujos de Necoda,
51 Los hijos de Gazzam, los lujos de
Uzza, los hyos de Pnasea,
52 Los hijos de Besai, los lujos de Meu-
nlm, los hijos de Nephisesim,
53 Los hijos de Bacbuc, los hyos da
Hacnpha, los hyos de Hathur,
54 Los lujo* de Baslitb, los lujos de
Mehida, los hyos de Harsa,
55 Los hyos de Barcos, los lujos de BU
sera, los hyos de Thama,
56 Loe lujos de Nesia, los hyos de Ha*
tlpha.
57 Los hijos de los siervos de Salomón :
los hyos de Sotai, los hyos de Sopho-
reth, los lujos de Perida,
58 Los hyos de Jaala, los lujos de Dar-
con, los hyos de Giddel,
59 Los hyos de Sapbatias, los hyos de
Hatil, los hyos de Phochereth de Has-
baim, los lujos de Amon.
60 Todos los Nathineos, y lujos de los
siervos de Salomón, trescientos y noven-
ta y dos.
61 Y estos son los que subieron de Thel-
mclah, Thel-harsa, Chcrub, Addon, y Im-
mer, los cuales no pudieron mostrar la
casa de sus padres, y su linage, si eran
de Israel :
62 Los hyos de Delaia, los lujos de
Thobias, los hyos de Necoda, seiscientos
y cuarenta y dos,
NBHEMIAS.
03 Y da los sacerdotes: loa htfos da
Hobaias, loa htyos de Haceos, los hüos
de Berzellai, que tomó muger de las bi-
jas de Berzellai Galaadita, y se llamó del
nombre de ellas.
64 Estos buscaron su escritura de ge-
nealogías, y no fueron hallados, y fhe-
roa eebados del sacerdocio.
65 Y díjolee el Thireatha, que no co-
ntiese* de la santidad de las santidades,
hasta qne hubiese sacerdote con Urim y
Thnmim.
66 Toda la congregación como un va*
tw^ fueron cuarenta y dos mil y trescien-
tos y sesenta,
67 Sin sus atorros y sierras, los cua-
les ara* atete mil y treseientos y trein-
ta y siete: y entre ellos había canto-
res y cantoras, doscientos y cuarenta y
cinco.
68 Sus eaballos, siete cientos y treinta
y seis : sus mulos, doscientos y cuarenta
y cinco:
69 Camellos, cuatrocientos y treinta y
cinco : asnos, seis mil y siete cientos y
yétate.
70 X algunos de los principes de las fa-
milias dieron para la obra: el Thireatha
dio para el tesoro mil dracmas de oro ;
t aaones cincuenta; vestimentas sacer-
dotales quinientos y treinta.
71 X de los principes de las familias
dieron para el tesoro de la obra veinte
mil dracmas de oro, y dos mil y dos-
cientas libras de plata»
73 Y lo que dio el resto del pueblo fué
veinte mil dracmas de oro, y dos mil li-
bras de .plata, y vestiduras sacerdotales
sesenta y siete.
78 ¥ habitaron tos sacerdotes y los Le-
vitas, y los porteros, y los cantores, y los
del pueblo, y los Nathlneos, y todo Is-
rael, en sus ciudades : y venido el mes
séptimo, los hQos de Israel estaban en
ana ciudades.
CAPITULO VIIL
Congregado todo el pueblo en JenaalemUt es Itido y
declarado «i Ubro delalegde Dio* :* llorando to-
do el pueblo, Kehemia» y Ezra $acerdote y toe Le~
vüewteconemlan. JJ. Celebra» la JíeMa dé lateo
Y JUNTÓSE todo el pueblo, como
un varón, en la piara que ató de-
lante de la puerta de las aguas, y dijeron
á Sara d escriba, que trajese el libro
de la ley de Moyses, la cual mandó Je-
liovtttá Israel.
3 T Rara el sacerdote trujo la ley de-
lante de la congregación asi de varones
como de mugeres, y de todo entendido
para oir, el primer dia del mes séptimo.
3 Y leyó en él delante de la plaza, que
está delante de la puerta de las aguas,
desde el alba hasta el mediodía, delante
de varones, y mugeres, y entendidos ; y
los oidos de todo el pueblo eran al libro
de la ley.
4 Y Eira el escriba estaba sobre un
pulpito de madera que hablan hecho pa-
ra ello : y estaban junto á él Mathnthiasj
y Sometas, y Aulas, y Urias» y Helcias, y
Maasias, á su mano derecha: y á su ms*
no izquierda Phadaias, Hisael, y Mek
chías, y Hasum, y fías badana, Zacheriae,
y Mosollam.
5 Y abrió Ezra el libro 4 ojos de todo
el pueblo ; (porque estaba sobre todo el
pueblo ;) y como él U abrió, todo el pue-
blo estuvo atento.
6 Y bendijo Ezra á Jehova Dios gran*
de, y todo el pueblo respondió : Amen»
Amen, alzando sus manos: y humillá-
ronse, y adoraron á Jehova inclinados á
tierra.
7 Y Jesua, y Bani, y Sarabias, Jamin,
Accub, Sebthai, Odias, Maasias, Ceuta»
Asarías, Jozabed, Hanan, Phalaias, .Levi-
tas, hadan entender al pueblo la ley : y
el pueblo estaba en su lugar.
8 Y leyeron en el libro de la ley de.
Dios claramente, y pusieron entendi-
miento, y entendieron la escritura.
9 Y dijo Kehemias el Thireatha, y Ezra
sacerdote escriba, y los Levitas que
hadan atento al pueblo, á todo el pue-
blo : Dia santo es á Jehova nuestro Dios,
no os entristezcáis ni lloréis : porque to-
do el pueblo lloraba oyendo las palabras
de la ley. *
10 Y dijoles: Id, comed grosuras, y
bebed dulzaras, y enviad partes á loa
que no tienen aparejado, porque santo
dia es á nuestro Señor : y no os entris-
tezcáis; porque el gozo de Jehova es
vuestra fortaleza.
11 Y los Levitas hacían callar á todo el
pueblo, diciendo : Callad, que es dia san-
to, y no os entristezcáis.
12 Y todo el pueblo se fué á comer y á
beber, y á enviar partes, y á alegrarse de
grande alegría : porque habla entendido
las palabras que les hablan enseñado.
13 1í Y el dia siguiente juntáronse los
principes de las familias' de todo el pue-
blo, 'sacerdotes y Levitas, á Ezra escri-
ba, para entender las palabras de la ley%
14 Y hallaron escrito en la ley, que Je-
457
NEHEMIAS.
nova habla mandado por mano do Moy-
ses, que habitasen loa mjos de Israel en
cabanas en la solemnidad del mes sép-
timo.
15 T que hiciesen oir, y que hiciesen
pasar pregón por todas sus ciudades, y
por Jentsatem, diciendo: Salid al monte,
y traed ramos de oliva, y ramos de árbol
de pino, y ramos de arrayan, y ramos de
palmas, y ramos do iodo árbol espeso,
para hacer cabanas, como ettd escrito.
16 Y salló el pueblo, y trajeron, y hi-
déronse cabanas, cada uno sobre su te-
chumbre, y en sus patios, y en los patios
de la casa de Dios, y en la plaza de la
puerta de las aguas, y en la plaza de la
puerta de Ephralm.
17 T toda ]fk congregación que volvió
de la cautividad hicieron cabanas, y ha-
bitaron en cabanas: porque desde los
días de Josué, hijo de Nun, hasta aquel
41a no hablan hecho asi los bjjos do Is-
rael: y hubo alegría muy grande.
18 T leyó en el libro de la ley de Dios
cada día, desde el primer dia hasta el
postrero : y hicieron la solemnidad por
siete días, y al octavo dia congregación,
según el rito.
CAPITULO IX.
XI pueblo de Israel apurado y limpio de extranjeros
se Junta d oir la ley de Dio*, v d confesar sus peca-
dos, cuatro veces al dio. II. Los Levitas hacen pú-
blica confesión en nombre del pueblo de los continuos
beneficios que hasta entonces había recibido de Dios,
y de las muchas reces que habiendo sus padres que-
brantado su concierto, él los había recibido d miseri-
cordia. III. En testimonio que ahora finalmente ss
convierten del de todo corazón, renuevan el santo
concierto, v lo firman todos los principales.
YA L08 veinte y cuatro días de este
mes, los hijos de Israel se Juntaron
en ayuno, y en cilicios, y tierra sobro si.
2 Y hablase ya apartado la simiente de
Israel de todos los extrangeros: y es-
tando en pié confesaron sus pecados, y-
las iniquidades de sus padres.
8 Y levantáronse sobre su lagar, y leye-
ron en el libro de la ley de Jehova su
Dios la cuarta parte del dia, y la coarta
parte confesaron, y adoraron á Jehova
au Dios.
4 1Í Y levantáronse sobre la grada de los
Levitas, Jesua, y Bani, Codmiel, Sabanias,
Binrai, Serebias, Bani, y Chañan!, y cla-
maron á gran voz á Jehova su Dios.
5 Y dijeron los Levitas, Jesua, y Cod-
miel, Bani, Hasebnias, Serebias, Odaias,
Bebnlas, Phathahlas : Levantaos, bende-
cid á Jehova vuestro Dios desde el siglo
hasta al siglo : y bendigan el nombre de
468
tu gloria, y alto sobre toda bendición y
alabanza.
6 Tú, oh Jehova, eres solo, tú hiciste
los cielos y los cielos de los cielos, y to-
do su ejército : la tierra, y todo lo que
está en ella: las mares, y todo lo que
ettd en ellas : y vivificas todas estas co-
sas : y los ejércitos de los cielos te ado-
ran.
7 Tú ere*, oh Jehova, el Dios que esco-
giste á Abraham, y le sacaste de Ur de
los Chaldeos, y pusiste su nombre Abra-
ham.
8 Y hallaste fiel su corazón delante de
ti, y hiciste con él alianza para darle la
tierra del Chananeo, del Hettheo, y del
Amorrhco, y del Perezeo, y del JebuBeo,
y del Gergeseo, para daría á su simien-
te: y cumpliste tu palabra, porque eres
justo:
9 Y miraste la aflicción de nuestros pa-
dres en Egypto, y oíste el clamor de ellos
en el mar Bermejo.
10 Y diste señales y maravillas en Pha-
raon, y en todos sus siervos, y en todo
el pueblo de su tierra: porque sabias
que hablan hecho soberbiamente contra
ellos, y te hiciste nombre grande, como
parece este dia.
11 Y partiste la mar delante de ellos ;
y pasaron por medio de ella en seco : jr
á sus perseguidores echaste en los pro-
fundos, como una piedra en -grandes
aguas.
12 Y con columna de nube los guiaste
de dia, y con columna de luego de no-
che, para alumbrarles él camino por
donde hablan de ir.
13 Y sobre el monte de Sinai descen-
diste, y hablaste con ellos desde el cielo,
y les diste juicios rectos, y leyes verda-
deras, y estatutos y mandamientos bue-
nos.
14 Y les notificaste el sábado de tu san-
tidad; y les mandaste por roano de Moy-
ses tu Bicrvo mandamientos, y estatutos,
y ley.
15 Y les diste pan del cielo en su ham-
bre, y en su sed les socaste aguas do la
piedra : y les dijiste que entrasen á po-
seer la tierra, por la cual alzaste tu ma-
no que se la hablas de dar.
16 Moa ellos y nuestros padres hicieron
soberbiamente, y endurecieron su cer-
viz, y no oyeron tus mandamientos,
17 Y no quisieron oir, ni se acordaron
de tos maravillas que hablas hecho con
ellos ; mas endurecieron tu cerviz, y pn-
ÍÍEHBMTAS.
sleron cabeza para volverse á su servi-
dumbre por su rebelión. Tú empero,
Dios de perdones, clemente y piadoso,
luengo de iras y de mucha misericordia,
que no los dejaste.
18 Cuanto mas que hicieron para si
becerro de fundición, y dijeron : Este es
tu Dios que te hizo subir de Egypto : y
hicieron abominaciones grandes.
19 Empero tú, por tus muchas miseri-
cordias, no los dejaste en el desierto : la
columna de nube no se apartó de ellos
de dia, para guiarlos por el camino, y la
columna de fuego de noche, para alum-
brarles el camino, por el cual hablan
de ir.
20 T diste tu espíritu bueno para ense-
narles : y no detuviste tu man de su bo-
ca : y agua les diste en su sed.
21 Y los sustentaste cuarenta años en
el 'desierto : . de ninguna cosa tuvieron
necesidad; sus vestidos no se envcgecic-
ron, ni sus pies se hincharon.
22 T disteles reinos y pueblos, y repar-
tísteles la tierra por suertes : y poseye-
ron la tierra de Sehon, y la tierra del rey
de Heeebon, y Ja tierra de Og rey de Ba-
san.
23 T multiplicaste sus hijos como las
estrellas del cielo, y los metiste en la
tierra, de la cual habías dicho á sus pa-
dres, que hablan de entrar en eüa para
heredarla :
24 Porque loe mjos vjbieron y hereda-
ron la tierra: y humillaste delante de
ellos á los moradores de la tierra, los
Chananeos, los cuales entregaste en su
mano, y á sus reyes, y á los pueblos de
la tierra, para que hiciesen de ellos á su
voluntad.
25 T tomaron ciudades fortalecidas, y
tierra gruesa: y heredaron casas llenas
de todo bien, cisternas hechas, viñas, y
olivares, y muchos árboles de comer : y
comieron, y se hartaron, y se engrosa-
ron, y se deleitaron en tu grande bondad.
26 Y te enojaron, y se rebelaron contra
ti, y echaron tu ley tras sus espaldas, y
mataron tus profetas que protestaban
contra ellos para convertirlos á tí, y hi-
cieron abominaciones grandes.
27 Y los entregaste en mano de sus
enemigos, los cuales los afligieron: y en
el tiempo de su tribulación clamaron á
ti, y tú desde los cielos los oíste ; y se-
gún tus muchas miseraciones, les dabas
salvadores que los salvasen de mano de
sus enemigos.
28 Mas en teniendo reposo, sevolvian
á hacer lo malo delante de ti : por lo
cual los dejaste en mana de sus enemi-
gos que se enseñorearon de ellos : maa
convertidos clamaban otra ves á ti, y tú
desde los cielos los olas, y según tus mi-
seraciones los libraste muchos tiempo*.
29 Y les protestaste que se volviesen á
tu ley : mas ellos hicieron soberbiamen-
te, y no oyeron tus mandamientos : y en
tus juicios pecaron en ellos, los cuales si
el hombro hiciere vivirá por ellos : y die-
ron hombro rehuidor, y endurecieron su
cerviz, y no oyeron.
90 Y alargaste sobre ellos muchos años,
y les protestaste con tu espirita por ma-
no de tus profetas ; mas no escucharon:
por lo cual los entregaste en mano de
los pueblos de las tierras.
81 Mas por tus muchas misericordias
no los consumiste, ni los dejaste; por-
que eres Dios clemente y misericordioso.
82 T Ahora pues, Dios nuestro, Dios
grande, fuerte, terrible, que guardas el
concierto y la misericordia, no sea dis-
minuido delante de tí todo el trabajo
que nos ha alcanzado, á nuestros reyes,
á nuestros príncipes, á nuestros sacerdo-
tes, y á nuestros profetas, y á nuestros
padres, y á todo tu pueblo, desde los
dias de los reyes de Assyria hasta este
dia,
83 Tú empero eres justo en todo lo que
ha venido sobre nosotros, porque verdad
has hecho, y nosotros hemos hecho lo
malo:
34 Y nuestros reyes, nuestro príncipes,
nuestros sacerdotes, y nuestros padres
no hicieron tu ley, ni escucharon á tus
mandamientos, y a tus testimonios con
que les protestabas.
35 Y ellos en su reino, y en tu mucho
"bien que les diste, y en la tierra ancha y
gruesa que diste delante de ellos, no te
sirvieron, ni se convirtieron de sus ma-
las obras.
36 He aquí que hoy somos Blervos : y en
la tierra que diste á nuestros padres pa-
ra que comiesen su fruto y su bien, he
aquí somos siervos.
37 Y Be multiplica su fruto para los
reyes que has puesto sobre nosotros por
nuestros pecados, que se enseñorean so-
bre nuestros cuerpos, y sobre nuestras
bestias, conforme á su voluntad: y esta-
mos en grande angustia.
38 Y con todo eso nosotros hacemos
fiel alianza, y fe» escribimos signada de
459
NEHEMIAS.
nuestros principes, de nuestros Invitas,
y de nuestro» sacerdotes.
CAPITULO X.
Jkcihue d emtdhmo áclotqm tíonoron el aamto com-
oierto. U. jMm Jm copiémto» prmciaah* *m m <l
prometían d J>io$ conformé d tm ley.
Y ENTRE los signados fueron Nehe-
mias el Thinatha, htyo de Háchela,
y Sedéelas,
2 Saraias, Ajarías, Jeremías,
8 Phashur, Amarlas, Melchlas,
4 Hattns, Sóbenlas, Malluch,
5 Harim, Meremoth, Obadlas,
6 Daniel, Ginethon, Baruca,
7 MesuUam, Ablas, MUarnin,
8 Másalas, Bügai, Semejas; estos sacer-
dotes.
d Y Levitas; Jesús htyo de Anulas, Bin-
nul de los lujos de Henadad, Cadmiel ;
10 Y sus hermanos, Sebanlas, Odaia,
Cellta, Peíalas, Hanan,
U Micha, Rehob, Hasabias,
13 Zachur, Serebias, Sebanías,
13 Odaia, Beni, Beninu.
14 Cabeceras del pueblo : Pharos, Pha*
hath-moab, Elam, Zattu, Bani,
15 Bonn!, Azgad, Beba!,
16 Adonlas, Bigual, Adln,
17 Ater, Biscyas, Azur,
18 Odaia, Uasum, Besai,
19 Harlph, Anathoth, Nebai,
20 Magpius, Mcsullam, Herir,
21 Mesesabel, Sadoc, Jadua,
22 Pelatlas, Hanan, Anatas,
28 Hoseas, Hananias, Hasub,
24 Halohes, Pilha, Sobec,
25 Behum, Hasabna, Maéselas*
26 T Ahtfaa, Hanan, Anan,
27 MaUuch, Harim, Baana.
28 Y el resto del pueblo, sacerdotes,
Levitas, y porteros, y cantores, Nathi-
neos, y todos los apartados de los pue-
blos de las tierras á la ley de Dios, sus
mugeres, sus hl)os, y sus lujas, y todo
sabio y entendido;
29 ? Fortificados con sus hermanos,
sus nobles, vinieron eu la jura y en el
juramento, que andarían en la ley de
Dios que fué dada por mano de Moyses
siervo de Dios, y que guardarían, y ha-
rían todos los mandamientos de Jehova
nuestro Señor, y sus juicios, y sus esta-
tutos ;
80 Y que no daríamos nuestras lujas á
los pueblos de la tierra, ni tomaríamos
sus hijas para nuestros hijos :
81 Y que los pueblos de la tierra que
trajesen & vender mercaderías, y cual-
460
quier ¿grano en día de sábado, no lo to-
maríamos de ellos en sábado, ni en día
sonto ; y que dejaríamos erafio séptimo,
y deuda de toda mano.
82 Y pusimos sobre nosotros manda-
mientos, par* imponer sobre nosotros
la tercera parte de un siclo aquel año,
para la obra de la casa de nuestro Dios ;
88 Para el pan de la proposición, y para
el presente continuo, y para el holocaus-
to continuo, y de los sábados, y de las
nuevas lunas, y de las festividades, y para
las santificaciones, y para Jas expiaciones
para expiar á Israel, y para toda la obra
de la casa de nuestro Dios.
84 Y echamos las suertes acerca de la
ofrenda de la lefia, los sacerdotea, los
Levitas, y el pueblo, para traería á la casa
de nuestro Dios, á la casa de nuestros
padres, en los tiempos determinados ca-
da un año, para quemar sobre el al^ar
de Jehova nuestro Dios, como está es-
crito en la ley.
85 Y que traeríamos las primicias de
nuestra tierra, y las primicias de todo
fruto de todo árbol cada año á la casa de
Jehova.
86 Asimismo los primogénitos de nues-
tros lujos, y de nuestras bestias, como
esté, escrito en la ley, y los primogénitos
de nuestras vacas, y de nuestras ovejas»
traeríamos á la casa de nuestro Dios, á
los sacerdotes que ministran en la casa>
de nuestro Dios.
37 Y las primicias de nuestras masas, y
de nuestras ofrendas, y del fruto de todo
árbol, del vino, y del aceite, traeríamos
á los sacerdotes á las cámaras de la casa
de nuestro Dios ; y el diezmo de nues-
tra tierra á los Levitas : y que los. Levi-
tas recibirían las décimas de nuestros
trabajos en todas las ciudades.
88 Y que estarla el sacerdote, lujo de
Aaron, con los Levitas, cuando los Levi-
tas recibirían el diezmo : y que los Le-
vitas ofrecerían el diezmo del diezmo
en la casa de nuestro Dios, en las cámaras,
en la casa del tesoro.
80 Porque á las cámaras llevarán los hi-
jos de Israel y los lujos de Levl la ofren-
da del grano, del vino, y del aceite: y
allí estarán los vasos del santuario, y
los sacerdotes que ministran, y los por-
teros, y los cantores : y que no dejaría-
mos la casa de nuestro Dios.
CAPITULO XL
JUcUom ol catálogo de to§ gm tomaron tmitmto m te
cimdad dt Jcrtuakt* reao&aáa*
NEHEMIAS.
Y HABITARON tai principes del
pueblo en Jernsalem, y el resto
del pueblo echaron suertes para traer
uno de diez qne morase en Jernsalem
cindad santa, y las nneve partes en las
ciudades.
2 Y bendijo el pueblo á todos los varo-
nes que voluntariamente se ofrecieron á
morar en Jernsalem.
8 T estos son las cabezas de la provin-
cia que moraron en Jernsalem : y en las
ciudades ^e Juda habitaron cada uno en
su posesión en sus ciudades, de Israel,
de los sacerdotes, y Levitas, y Nathineos,
y de los lujos de los siervos de Salomón.
4 Y en Jernsalem habitaron, de los hi-
jos de Juda, y de los lujos de Benjamín.
Be los hijos de Juda: Athaias, hijo de
TJzlas, hijo de Zacharlas, hijo de Ama-
rlas, hijo de Sephatias, lujo de Mahala-
leel, de los lujos de Fhares ;
5 Y Maasias, lujo de Barueh, lujo de
Cholhozeh, hijo de Hazaias, hijo de A-
daias, hijo de Joiarlb, lujo de Zacharlas,
h\}o de Hasiloni
6 Todos los hijos de Phares que mora-
ron en Jernsalem fueron cuatrocientos y
sesenta y ocho varones fuertes.
7 Y estos ton los hijos de Benjamín :
Saín, lujo de Mesullam, lujo de Joed, hi-
jo de Pedaias, hijo de Colaias, hijo de
Maaseias, lujo de Ithiel, hijo de Jesaias.
8 Y tras, él, Gabbai, Saüai, novecientos
y veinto y ocho.
9 Y Joel, lujo de Zlchri, prepósito so-
bre ellos, y Jehudas, lujo de Senuas, so-
bre la cindad segundo.
10 De los sacerdotes : Jedalas, lujo de
Joiarlb, Jachln,
11 Seraias, lujo de Hilcias, hijo de Me-
sullam, hijo de Sadoc, hijo de Meraioth,
hijo de Ahitub, principe de la casa de
Dios.
13 Y sus hermanos los que hacían la
obra de la casa, ochocientos y veinte y
dos : y Adates hijo de Jeroham, lujo de
Pelalias, hijo de Amsi, hijo de Zacharlas,
}4)o de Phashur, lujo de Melchias.
13 Y sus hermanos principes de fami-
lias, doscientos y cuarenta y dos : y Ama-
sai, lujo de Azarel, hijo de Ahazai, hijo
de Mesillemoth, h\Jo de Jemmer.
14 Y sus hermanos valientes de fuerza
ciento y veinte y ocho : capitán de los
cuales era Zabdiel, lujo de Hagedollm.
15 Y de los Levitas: Semaias, lujo de
Baanb, hüo de Azricam, n\]o de Qasa-
bias, hijode BunL
16 Y Sabethai y Jozabad sobre la obra
de íbera de la casa de Dios, de los prin-
cipales de los Levitas.
17 Y Mathanias, lujo de Micha, lujo de
Zabdl, lujo de Asaph, principe, el prime-
ro que comienza las alabanzas f accio-
nes de gracias en la oración; Bacbucias
el segundo de sus hermanos, y Abda, urjo
de Samua, hijo de Galol, hyo de Idithun.
18 Todos los Levitas en la santa ciudad »
fueron doscientos y ochenta y cuatro. *
19 Y los porteros > Acoub, Talmon, y
sus hermanos, guardias en las puertas,
ciento y setenta y dos.
20 Y eLresto de Israel, de los sacerdotes,
de los Levitas en todas las ciudades de
Juda, cada uno en su herencia,
21 Y los Nathineos habitaban en la for-
taleza: y Bina y Gispa eran sobre los
Nathineos.
22 Y el prepósito de los Levitas en Je-
rnsalem era Uzzi, hijo de Bani, lujo de
Hasabias, hijo de Mathanias, lujo de Mi-
chas, de los hijos de Asaph, cantores
sobre la obra de la casa de Dios*
23 Porque había mandamiento del rey
acerca de ellos, y determinación acerca
de los cantores, para cada día.
24 Y Pethahias, hijo de Mesezabel, de
los lujos de Zerah, lujo de Juda, era k
la mano del rey en todo negocio del
pueblo.
25 Y en las aldeas, en sus tierras, de los
lujos de Juda habitaron en Cariath-arbe,
y en sus aldeas, y en Dibon, y en sus
aldeas, y en Jecabseel, y en sus aldeas,
26 Y en Jesua, y Moladah, y en Beth»
pelet,
27 Y en Hasaroual, y en Beer-sebah, y
en sus aldeas,
28 Y en Siceleg, y en Mechoneen, y en
sus aldeas,
29 Y en En-rlmmon, y en Sorah, y en
Jermuth,
80 Zanoah, Adnllam, y en sus aldeas,
Lachis, y en sus tierras, Azecha y sus
aldeas : y habitaron desde Beer-seba has-
ta Gehínnom.
31 Y los lujos de Ben-jamin, desde
Giba, Machinas, y Ala, y Beth-el, y sus
aldeas,
32 Anathoth, Nob, Ananlah,
33 Hasor, Rama, Gitthaim,
34 Hadid, Seboim, Nebaliath,
35 Lod, y Ono, en el valle de los ar-
tífices.
36 Y algunos de los Levitas en los re-
partimientos de Juda y de Ben-jamin.
NJSHEMIAS.
CAPITULO XIL
Recítate el catálogo de los sacerdote» y Levita» qm
habían venido cojt Zorobabel d Jerusalem. II. Bus-
cado* de todas partes los Levitas, el nutro de Jeru-
salem es dedicado con grande solemnidad. III.
' Dase el cargo de los eiQeros del templo d varones
escogidos.
Y ESTOS *on los sacerdotes y los Le-
vitas que subieron con Zorobabel,
hijo de Salathlel, y con Jesua : Saraias,
Jeremías, Ezra,
2 Amarías, Malluch, Hattus,
8 Scchanias, Rehnm, Meremoth,
4 Iddo, Ginctho, Abias,
5 Mijamin, Maadias, Bilgal,
6 Samaias, y Joiaríb, Jcdaias,
7 Sellnm, Amoc, Hílelas, Jedalas. Es-
tos eran principes de los sacerdotes y
sns hermanos en los días de Jesua.
8 Y los Levitas fueron Jesua, Binnui,
Cadmiel, Serebias, Juda, Mathanias, so-
bre los himnos, y sus hermanos.
9 Y Bacbucias, y Unni, sus hermanos,
delante de ellos en las guardas.
10 Y Jesua engendró á Joiacim, y Joia-
cim engendró á Eliasib, y Eliasib engen-
dró a Joiada,
11 Y Joiada engendró á Jonathan, y
Jonathan engendró á Jaddua.
12 Y en los dias de Joiacim fueron los
sacerdotes cabezas de familias : á Sendas,
Meraias ; á Jeremías, Hananias ;
13 A Ezra, Mesullam; á Amarlas, Jo»
hanan ;
14 A Mcllchn, Jonathan ; á Scchanias,
Joscph ;
15 A Harim, Aána; á Meraiotb, Helcai;
16 A Iddo, Zacharias; á Ginnethon,
Mesullam ;
17 A Ahilas, Zichl; á Minjamin, Moa-
olas, Piltai;
18 ABilgah, Sammua; á Scmaias, Jona-
than;
19 A Joiaríb, Mathenai ; á Jedalas, Uzzi ;
20 A Sellai, Callal ; á Amoc, Eber;
21 A Hilcias, Hasabias ; á Jcdaias, Na-
thanaeL
22 Los Levitas en los días de Eliasib,
de Joiada, y de Johanan, y de Jaddua
fueron escritos caberas de laminas: y
los sacerdotes, hasta el reinado de Darlo
el Persa.
23 Los mjos de Levi, que fueron escri-
tos cabezas de familias en el libro de las
crónicas hasta los dias de Johanan, hijo
de Eliasib :
21 Las cabezas de los Levitas fueron
Hasabias, Serebias, y Jesua, hijo de Cad-
miel, y sus hermanos, delante de ellos,
402
para alabar y para glorificar, conforme
al estatuto de David varón de Dios,
guarda contra guarda.
25 Mathanias, y Bacbucias, Obadlas, Mo-
sollam, Talmon, Accub, guardas, porte-
ros en la guarda en las entradas de las
puertas.
26 Estos fueron en los dias de Joiacim,
hijo de Jesua, hijo de Josedec, y en los
dias de Nehemias capitán, y de Esra
sacerdote, escriba.
27 1T Y en la dedicación del- muro de
Jerusalem buscaron á los Levitas de to-
dos sus lugares, para traerlos á Jerusa-
lem, para hacer la dedicación y la ale-
gría con alabanzas y con cantar, con
címbalos, salterios, y cítaras.
28 Y fueron congregados los htfos de
los cantores, así de la campiña al rededor
de Jerusalem, como de las aldeas de
Nethophati,
29 Y de la casa de Caígala, y de los cam-
pos de Geba, y de Azmavcth: porque
los cantores se hablan edificado aldeas
al derredor dé Jerusalem.
30 Y fueron purificados los sacerdotes
y los Levitas, y purificaron al pueblo, y
las puertas, y el muro.
. 81 Y hice subir á los principes de Juda
sobre el muro, y puse dos coros grandes,
y procesiones, la una iba á la mano dere-
cha sobre el muro hacia la puerta del
muladar :
32 Y iba tras de ellos Osalas, y la mitad
de los príncipes de Juda,
33 Y Azarias, Ezra, y Mesullam,
34 Juda, y Bcn-jamin, y Scmaias, y Je-
remías.
35 Y de los hijos de los sacerdotes con
trompetas; Zacharias, htyo de Jonathan,
hijo de Scmaias, hijo de Mathanias, htfo
dé Michaias, hijo de Zachur, hijo da
Asapb,
« 86 Y sus hermanos Scmaias, y Azarael,
Milalai, Gilclai, Maai, Nathanael, y Juda,
Hanani, con los instrumentos músicos
de David varón de Dios; y Ezra escri-
ba delante de ellos.
37 Y á la puerta de la fuente, y delante
de ellos, subieron por las gradas de la
ciudad de David, por la subida del muro,
desde la casa de David hasta la puerta
de las aguas al oriente.
38 Y el segundo coro iba al contrario, y
yo en pos de él, y la mitad del pueblo,
sobre el muro, desde la torre de loa
hornos basta el muro ancho;
89 Y desde la puerta de Ephraim, hasta
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NEHBMIAS.
la |»eiU vieja, yÁ la pusrta de loe pecas,
y la torre de Hananeel, y la torre de
Emath hasta la puerta de las ovejas : y
pararon en la puerta de la cárcel.
40 Y pararon los dos coros en la casa de
Dios : y yo, y la mitad de los magistra-
dos conmigo :
41 Y los sacerdotes Eliacim, Maaseias,
^linjamin, Michaias, Elioenai, Zacharias,
,Hananias, con trompetas;
43 Y Maaseias, y Semeias, y Eleazar, y
Uzsi, y Johanan, y Malchias, y Elara, y
Ezer: y hicieron oir su voz los cantores,
y Jezraia el prepósito.
43 Y sacrificaron aquel día grandes vio
(Unas, y hicieron alegrías ; porque Dios
los habla alegrado de grande alegría: y
aun también las mugeres y los mucha-
chos se alegraron, y la alegría de Jerusa-
lem fué oida lejos.
44 1 Y fueron puestos en aquel dia va-
rones sobre las cámaras de los tesoros,
de las ofrendas, de las primicias, y* de las
décimas, para juntar en ellas de los cam-
pos de las ciudades las porciones legales
para los sacerdotes, y para los Levitas :
porque la alegría de Juda era sobre los
sacerdotes y Levitas que asistían.
45 Y guardaban la observancia de su
Dios, y la observancia de la expiación, y
los cantores y los porteros, conforme
al estatuto de David, y de Salomón su
n^jo.
46 Porque desde el tiempo de David y
de Asaph, y de antes, AoWa príncipes de
cantores, y cántico, y alabanza, y acción
de gracias A Dios.
47 Y todo Israel en los dios de Zoroba*
bel, y en dias de Nchemlas daba raciones
á los cantores, -y á'los porteros, cada
cosa en su dia : y santificaban á los Le-
vitas, y los Levitas santificaban á los
hijos de Aarpn.
capitulo xra.
fru apartados del pueblo de Dios los extrangeros con-
' forme día ley por Nehemias. II. Restaura ¡o» Le-
vita» en tm mtoUtterio», que por la avaricia del
jmmMp se habían retirado d §m heredades, y hace
que $e les den etm porciones. III. Reforma la obser-
Paneia del sábado que el pueblo quebrantaba en
muchas manera*. IV. Castiga dios que habían te-
tmnatres
A QÜEL dia se leyó en el libro de
J\. Moyses, oyéndolo el pueblo : y fué
hallado escrito en él, que los Ammonitas
y Hoabitas no entren para siempre en la
congregación de Dios :
•2 Por cuanto no salieron á recibir á los
Jiijos de Israel con pan y con agua ; antes
alquilaron oontra él á Balaam para mal-
decirle: mas nuestro Dios volvió la mal-
dición en bendición.
8 Y fué que como oyeron la ley, aparta-
ron todo la mistura de Israel.
4 Y antes de esto Eliasib sacerdote ha-
bla sido prepósito de la cámara de la
casa de nuestro Dios, y era pariente de
Thobias.
5 Y le habla hecho una grande cámara
en la cual antes guardaban el presente,
el perfume, y los vasos, y el diezmo del
grano, y del vino, y del aceite, que era
mandado dar á los Levitas, y á los can-
tores, y á los porteros-; y la ofrenda de
los sacerdotes.
6 Mas á todo esto yo no estaba en Je-
rusalem : porque el año treinta y dos de
Artaxerxe8 rey de Babylonia vine al
rey: y al cabo de dias fui enviado del
rey.
7 Y venido á Jerusalem entendí el mal
que habla hecho Eliasib para Thobias,
haciendo para él cámara en los patios de
la casa de Dios.
8 Y pesóme en gran manera, y eché to-
das las alhajas de la casa de Thobias,
fuera de la cámara.
0 Y d\je, que limpiasen las cámaras : y
volví allí las alhajas de la casa de Dios,
el presente, y el perfume.
10 % Y entendí que las partes de los
Levitas no habian sido dadas: y quo
cada uno se habla huido,^ su heredad*
los Levitas y los cantores que hacían la
obra.
11 Y reprendí á los magistrados, y dije :
¿ Por qué es desamparada la casa de Dios ?
Y los junté, y los puse en su lugar.
12 Y todo Juda trujo el diezmo del
grano, del vino, y del aceite á los cilleros.
13 Y puse sobre los cilleros á Selemias
sacerdote, y á Sadoc escriba, y á Phar
daias de los Levitas, y junto á su mano,
á Hanan, hijo de Zochur, hijo de Matha-
nias, que eran tenidos por fieles: y de
ellos era el repartir á sus hermanos.
14 Acuérdate do mí, oh Dios, por esto:
y no raigas mis misericordias que hice
en la casa de mi Dios, y en sus guardas.
15 T En aquellos dias vi en Juda alguno*
que pisaban lagares en sábado, y que
traían los montones, y que cargaban
asnos de vino, y de uvas, y de higos, y
de toda carga, y traían á Jerusalem en
dia de sábado : y hice testigos el dia que
vendían el mantenimiento.
16 También estaban en ella Tyriorque
ESTHER.
rendían en sábado á lee hfloé de Jada
en Jerusalem.
17 T reprendí á loe sefioree de Juda, y
díjeles : ¿ Qué mala cosa es esta qne yo*
eotroe nácele, qne profanáis el día del
sábado?
18 ¿No^ücieron asi rnestros padres, y
trujo nuestro Dios sobre nosotros todo
este mal, y sobre esta dudad? y vosotros
anadia ira sobre Israel profanando el
sábado*
19 Y fué qne como la sombra llegó &
las puertas de Jcrusalem antes del sá-
bado, dtye que se cerrasen las puertas, y
dtfe que no las abriesen hasta después
del sábado : y puse á las puertas alguno*
de mis criados, para que no entrase carga
en día de sábado.
30 Y se quedaron mera de Jerusalem
una y dos vecea los negociantes, y los
que rendían toda cosa :
21 Y les protéstenles dtye: ¿Por qué
quedáis vosotros delante del muro t 81
lo hacéis otra vez, meteré la mano en
vosotros. Desde entonces no vinieron
en sábado. 1
22 Y dyc á los Levitas, 4ue se purifica-
sen, y viniesen á guardar las puertas,
para santificar el dia del sábado. Tam-
bién por esto acuérdate de mi, Dios mió,
y perdóname según la multitud de tu
misericordia.
28 t También en aquellos días vi algu-
no* Judíos que hablan tomado mugeres
de Azoto, Ammonitas, y Moabitas :
24 Y sus htfos la mitad hablaban Azoto,
y conforme á la lengua de cada pueblo,
que no sabian hablar Judaico.
26 Y refii con eUos, y los maldfye, y
herí de eUos á algunos varones, y les ar-
ranqué los cabellos, y juraméntelos : Que
no daréis vuestras h^as á sus htyos, y
que no tomaréis de sus htfas para vues-
tros hijos, é para vosotros.
26 ¿ No pecó por esto Salomón rey de
Israel ? y en muchas gentes no hubo rey
como él, que era amado de su Dios : y
Dios le habla puesto por rey sobre todo
Israel: aun á él hicieron pecar las mu-
geres extrangeras.
27 ¿Y obedeceremos á vosotros para
cometer todo este mal tan grande, pre-
varicando contra nuestro Dios, tomando
mugeres extrangeras?
28 Y uno de los hijos de Jotada, hfyo de
Eliasib, gran sacerdote, era yerno de Sev-
naballat Horonita : y le ahuyenté de mi.
29 Acuérdate de ellos, Dios mió, contra
los que contaminan el sacerdocio, y el
pacto del sacerdocio, y de los Levitas.
90 Y los limpié de todo extrangcro, y
puse las observancias á los sacerdotes, y
á los Levitas, á cada uno en su obra:
81 Y para la ofrenda de la lefia en loe
tiempos señalados, y para las primicias.
Acuérdate de mi, Dios mió, para bien.
EL LIBRO DE ESTHER
CAPITULO I.
JR tvy Amaró hace un toUmne banquete para mo#-
fe trar m gloria. 1L Moviendo ttmmaré la reina Vem»
tkipmra moetrar d lo» convidado» »u hermanar*,*
eüa no obedeciendo á eu mandamiento, por cornejo
de tm principe» la repudia, y hace una ley, que to-
da» la» mugtre» honren y ókedeooan é tm» maride»,
Y ACONTECIÓ en los días de Assne-
ro, el As8uero que reinó desde la
India hasta la Ethiopla, sobre ciento y
veinte y siete provincias :
2 En aquellos días, como se asentó el
rey Assuero sobre el trono de su reino,
el cual era en Susan cabecera del reino,
3 En el tercero afio de su reino hizo
banquete á todos sus principes y siervos,
la fuerza de Persia y de Media, goberna-
dores, y principes de provincias delante
de él,
404
4 Para mostrar él las riquezas de la glo-
ria de su reino, y la honra de la hermo-
sura de su grandeza, por muchos días,
ciento y ochenta días.
5 Y cumplidos estos días, hizo el rey á
todo el pueblo que se halló en Susan la
cabecera del reino, desde el mayor hasta
el menor, hizo banquete siete días, en el
patio del huerto del palacio real
0 El pabellón era de blanco, verde, y cár-
deno, tendido sobre cuerdas de lino y
púrpura, en sortijas de plata, y columnas
de mármol : los lechos de oro y de pla-
ta, sobre losado de pórfido, y de mármol,
y de alabastro, y de cárdeno.
7 Y daban á beber en vasos de oro, y
vasos diferentes de otros, y mucho vino
real, conforme 4 la finsulíad del tey.
ESTHER.
8 ¥ la bebida por ley* que nadie cons-
triñiese : porque así lo habla mandado
el rey á todos los mayordomos de sn ca-
sa: que se hiciese según la voluntad de
cada uno.
9 1F Asimismo la reina Vasthi hizo ban-
quete de mugeres en la casa real del rey
Assuero.
10 £1 séptimo dia estando el corazón
del rey bueno del Tino, mandó á Meu-
man, y Bazatha, y Harbona, y Bagatna, y
Abgatha,y Zethar,y Charchas, siete eunu-
cos, que servían delante del rey Assuero,
11 Que trajesen á la reina Vasthi de-
lante del rey con la corona del reino, pa-
* ra mostrar á los pueblos y á los princi-
pes su hermosura ; porque era hermosa
de parecer.
13 Y la reina Yasthi no quiso venir al
mandado del rey que le envió por ma-
no de los eunucos : y enojóse el rey muy
. mucho, y encendióse su ira en él.
18 T preguntó el rey á los sabios que
sabían los tiempos: porque asi era la
costumbre del rey para con todos los
que sabían hrtey y el derecho :
14 T estaban junto á él Charsena, y Se-
thar, y Admatha, y Tharsls, y Mares, y
Marsana, y Memuchan, siete principes
de Persia y de Media, que velan la fiíz
del rey, y se asentaban los primeros del
reino:
15 Según la ley qué se habla de hacer
con la reina Vasthi, por cuanto no habia
hecho el mandamiento del rey Assuero
enviado por mano de los eunucos.
16 T djjo Memuchan delante del rey y
de los principes : No solamente contra
el rey ha pecado la reina Vasthi, mas
contra todos los principes : y contra to-
dos los pueblos, que son en todas las
provincias del rey Assuero.
17 Porque esto palabra de la reina sal-
drá á todas las mugeres para hacer tener
en poca estima á sus maridos, dlciéndo-
les : El rey Assuero mandó traer delante
de sí á la reina Vasthi, y eOa no vino.
18 Y entonces dirán esto las señoras do
Persia y de Media, que oyeren el hecho
de la reina, á todos los principes del rey :
y habrá asaz menosprecio y enojo.
19 SI partee bien al rey, salga manda*
miento real de delante de él, y escríbase
entro las leyes de Persia y dó Media, y
no sea traspasado : Que no venga Vasthi
delante del rey Assuero: y dé el rey su
reino á su compañera que sea mejor que
ella.
Bnin. 30
20 Y será oído el hecho que el rey hará
en todo su reino, aunque es grande ; y
todas las mugeres darán honra á sus ma-
ridos, desde el mayor hasta el menor.
21 Y plugo esta palabra en ojos del rey
y de los principes : y hizo el rey confor-
me al dicho de Memuchan.
22 Y envió cartas á todas las pro? Indas
del rey, á cada provincia conforme á su
escritura, y á eada pueblo conforme á su
•lenguaje: Que todo varón fuese señor
en su casa: y hable según la lengua de
su pueblo.
CAPITULO n.
JSttker doncella Hebrea, htrmo$a hija adoptiva de
Mardoqueo, ct elegida por reina en lugar de VatthL
IT. Mardoqueo WjracdrepdcpéUarodetcwtHmdola
conjuración, eme doe de $w criado* hacían contra éL
PASADAS estas cosas, reposada ya la
ira del rey Assuero, acordóse de
Vasthi, y de lo que hizo, y do lo que fué
sentenciado sobre ella.
2 Y dijeron los criados del rey, sus ofi-
ciales : Busquen al rey mozas vírgenes
de buen parecer.
S Y ponga el rey personas en todas las
provincias de su reino, que junten todas
las mozas vírgenes de buen parecer en
Susan la cabecera del reino, en la casa de
las mugeres, en poder de Egeo eunuco
del rey, guarda de las mugeres, dándoles
sus atavíos.
4 Y la moza que agradare á los ojos del
rey, reino en lugar de Vasthi Y la cosa
plugo en ojos del rey, y hízolo así.
5 Habia un varón Judio en Susan la
cabecera del reino, cuyo nombre era Mar-
doqueo, hijo de Jair, hijo de Semei, hijo
de Cfa, del linage de Jcmini,
6 Que habla sido traspasado de Jerusa*
lem con los cautivos que fueron traspa-
sados con Jcchonias rey do Juda, que hi-
zo traspasar Nabuchodonosor rey de Ba~
bylonla.
7 Y habia criado á Edissa, que es Es-
tber, hija de su tío, porque no tenia pa-
dre ni madre, y era moza hermosa do
forma y de buen parecer : y como su pa-
dre y su madre murieron, Mardoqueo se
la ha^ia tomado por h{jo.
8 Y fué, que como se divulgó el man-
damiento del rey y su ley, y siendo jun-
tadas muchas mozas en Susan la cabece-
ra del reino en poder de Egeo, mé toma-
da Esther para casa del rey, al cargo de
Egeo guarda de las mugeres.
9 Y aquella moza agradó en sus ojos, y
hubo gracia delante de él, y hizo apre-
surar sus atavíos, y sus raciones para
465
EBTHSR.
darte; y tíeté motas convenientes de la
casa del rey para darle : y pasóla con sus
mozas 4 lo mejor de la casa de las mu-
geres.
10 Esther no declaró su pueblo, ni su
nacimiento, porque Mardoquco le habla
mandado, que no lo declarase.
11 Y cada día Mardoqueo se paseaba
delante del patío de la casa de las m li-
geree, por saber como Iba á Esther, y
que se hacia de ella.
13 Y como venia el tiempo de cada una
de las mozas para Teñir al rey Assuero,
al cabo que tenia ya doce meses según la
ley de las mugeres, porque asi se cumplía
el tiempo de sus atavíos, seis meses con
óleo de mirra, y seis meses con cosas aro-
máticas y afeites de mugeres ;
IB Y con esto la moza venia al rey : to-
do lo que ella decía, se le daba, para ve-
nir con ello de la casa de las mugeres
hasta la casa del rey. •
14 Ella venia á la tarde, y á la mañana
se volvía á la casa segunda de las muge-
res al cargo do Bahagaz eunuco del rey,
guarda de las concubinas : no venia mas
ol rey, salvo si el rey la quería : entonces
era llamada por nombre.
15 Y como se llegó el tiempo de Esther,
hfya de Ablbaü, tio de Mardoqueo, que
él se habla tomado por hija, para venir
al rey, ninguna cosa procuró, sino lo que
dtyo Egeo eunuco del rey, guarda de las
mugeres : y ganaba Esther la gracia de
todos los qno la velan.
16 Y fué Esther llevada al rey Assnero
á su casa real en el mes décimo, qne es
el mes de Tebeth, en el ano séptimo de
su reino.
17 Y el rey amó a Esther sobro todas las
mugeres, y tuvo gracia y misericordia
delante de él mas qne todas las vírgenes :
y puso la corona del reino en bu cabeza,
y hízola reina en logar de Vasthi.
18 Y hizo el rey gran banquete á todos
sus principes y siervos, el banquete de.
Esther: y hizo relajación á las provin-
cias ; y hizo y dio mercedes conforme á
la facultad real
19 Y cuando eran juntadas las vírgenes
la segunda ves, Mardoqueo estaba asen-
tado á la puerta del rey.
i 90 Y Esther nunca declaró su nación ni
su pueblo, como Mardoqueo le mandó:
porque Esther hacia lo que decía Mar-'
doqueo, como cuando estaba en crianza
con él.
01 1 En aquellos día», estando Mardo*
466
queo asentado i la ptwrta del rey, eno-
járonse Bagathan y Thares, dos eunucos
del rey, de la guarda de la puerta, y pro-
curaban poner mano en el rey Assuero.
22 Y la cosa fué entendida de Mardo-
queo, y él lo denunció 4 la reina Esther, y
Esther lo dfyo al rey en nombro de Mar-
doqueo.
23 Y rae inquirida la cosa, y fué* halla-
da; y ambos ellos fueron colgados en la
horca: y rae escrito en el libro de la»
cosas de los tiempos delante del rey.
CAPITULO m.
Jmtm mmmdo después del rey viéndose adorado de
todo*, y menospreciado de soto Jtordoqm; alcanza
del rey, que todos los Judíos, que estaban por toda su
'tierra, fuesen muertos y destruidos en un mismo dio,
y saqueados smebnmee.
Y DESPUÉS de estas cosas el rey As-
suero engrandeció á Aman, lujo da
Amadathi Agageo, y ensalzóle, y puso
su silla sobre todos los principes que ca-
taban con éL
2 Y todos los siervos del rey que esto-
ban á la puerta del rey se arrodillaban, y
inclinaban á Aman, porque así Be lo ha-
bla mandado el rey : mas Mardoqueo ni
se arrodillaba ni se humillaba,
3 Y los siervos del rey, que edabam á la
puerta, dijeron á Mardoqueo: ¿Por qué
traspasas el mandamiento del rey?
4 Y aconteció, que hablándole cada cQa
de esta manera, y no escuchándolos él,
denunciáronle á Aman, por ver. si las
palabras de Mardoqueo estarían jVrtne*\
porque ya él les habla declarado que era
Judio.
5 Y vio Aman que Mardoqueo ni se ar-
rodillaba, ni se humillaba delante de él,
y fué lleno de ira.
6 Y tuvo en poco meter la mano en so-
lo Mardoqueo, porque ya le hablan de-
clarado el pueblo de Mardoqueo, y pro-
curó Aman destruir á todos los Judíos
que habia en el reino de Assuero, al pue-
blo do Mardoqueo.
7 En el mes primero, que os el mes de
Nlsan, en el año doceno del rey Assuero,
rae echada Par, que es suerte, delante
de Aman de día en día, y de mes en
mes hasta el mes doceno, que es el mea
de Adar.
8 Y dfyo Aman al rey Assuero : Hay un
pueblo esparcido y dividido entre loa
pueblos en todas las provincias de tu
reino, y sus leyes son diferentes de todo
pueblo, y no hacen las leyes del rey: y
al rey no visas provecho de dejarlos.
9 Si place al rey, sea escrito que i
Éurtmn.
destratóos: yjtrpeÉÉré diez »ft talen-
to* de píate en mano* de loe que hacen
la obra, para que sena traídos á loa tese-
roa del fey.
10 Entonces el rey quitó su anulo de
en mano, y diólo á Aman, htyo de Ama-
dathl Agageo, enemigo de loa Judíos,
11 Y dijo á Aman: La plata dada sea
para ti 7 el pueblo, para que hagas de él
lo que bien te pareciere.
19 Entonces fueron llamados los escri-
banos del rey en et mes primero, á los
trece del mismo, y fué escrito conforme
á todo lo qne mandó Aman, á los princi-
pes del rey, y á los capitanes» qne «ate-
tan sobre cada provincia, y é loe princi-
pes de cada pneblo, á cada prorincia se-
gún su escritora, y á cada pueblo según
su lengua: en nombre del rey Assuero
fué escrito, y signado con el anillo del
rey.
18 T fueron enriadas cartas por mano
de los correos á todas las proTtncias del
rey, para destruir, y matar, y echar á per-
der á todos los Judíos, desde el niño has-
ta el viejo, niños y mugeres, en un día, á
los trece dias dd mes doceno, que es el
mes de Adar : y que los metiesen á saco.
14 La copia de la escritura er* que se
diese ley en coda provincia, que fuese
manifiesto á todos los pueblos que estu-
viesen apercibidos para aquel din.
15 Y salieron los correos de priesa por
el mandado del rey : y la ley fué dada en
Besan la cabecera del reino : y el rey y
Aman estaban sentados á beber; y la
Ciudad de Susan estaba alborotada.
CAPITULO IV.
JStfto* requerida de Mardoqueo para interceder por
m nwcion con el rets kabiehdoos «flmdo poner dpemV
gro dm quebrantar las leyes del remo entrando al
rey sin ser üatnada, pide que se haga por ella ayuno
y oración general, y asi se hace.
COMO Mardoqueo supo todo lo que
estaba hecho, rompió sus vestidos,
y vistióse de saco y de ceniza, y mese
por medio de la ciudad, clamando á gran
clamor y amargo ;
2 Y vino hasta delante de la puerta del
rey : porque no era lícito venir á la puer-
to del rey con vestido de saco.
8 Y en cada provincia y lugar donde el
mandamiento del rey y su ley llegaba,
los Jndios tenían grande luto, y ayuno,
y lloro, y lamentación : saco y ceniza era
la cama de muchos :
4 Y vinieron las mozas der Esther, y sus
eunucos, y se lo dieron», y la reina tubo
gran dolor, y envié vestidos pam hacer
vestir á Mafdt*queo, y hacerle quitar el
saco de sobre él, mas él no lo recibió.
5 Entonces Esther llamó á Athach, uno
de los eunucos del rey, que él habla he-
cho estar delante de ella, y mandólo
acerca de Mardoqueo, para saber qué era
aquello, y por qué.
6 Y salió Athach á Mardoqueo á la pla-
za de la dudad, que safafo delante de
la puerta del rey.
7 Y Mardoqueo le declaró todo lo que
le habla acontecido; y declaróle de la
plata, que Aman habla dicho que pesaría
para los tesoros del rey por causa de loa
Jndios, para destruirlos t
8 Y la copia de la escritura de la ley
que habla sido dada en fiasen, para que
fuesen destruidos, le cHÓ, para que la mos-
trase á Esther, y se lo declarase, y le man-
dase que fuese al rey, para rogarle, y par*
que demandase de él por su pueblo.
9 Y vino Athach, y contó á Esther la»
palabras de Mardoqueo.
10 Entonces Esther dfyó á Athach, y
mandóle Séctr á Mardoqtfeo t
* 11 Todos los siervos del rey, y el pue-
blo de las provincias del rey saben, que
todo varón ó muger que entra al rey al
patio de adentro sin ser llamado, una
sola ley ti*** de morir, salvo aquel
aquien el rey extendlere la vara de oro,
que vivará: y yo no soy llamada pura
entrar al rey estos treinta días.
13 Y dQeron á Mardoqueo las palabras
de Esther.
18 Entonces Mardoqueo dtyo que res-
pondiesen á Esther: No pienses en tu
alma que escaparás en la casa del rey,
mas que todos los Judíos.
14 Porque si callando callares en este
tiempo, espacio y libertad tendrán loa
Judíos de otro lugar: mas tú y la casa do
tu padre pereceréis. ¿Y quién sobe si pa-
ra esta hora te han hecho llegar al reino?
15 Y Esther dijo que respondiesen á
Mardoqueo :
16 Yé, y junto á todos los Judíos que
se hallan en Susan, y ayunad por mí, y
no comáis ni bebáis en tres dias, noche)
ni dia: yo también con mis mozas ayu-
naré así, y asi entraré al rey, aunque ntf
«a conforme á la ley, y piérdame cuan-
do me perdiere.
17 Entonces Mardoqueo se fué, y ni**
conforme á todo lo que le mandé Esther,
CAPITULO V.
Esther entra al rey y te convida qm venga con Amad
d su banquea «I anal tocto, At ***** oswHshw
m
ESTHER?
pomeld4a$iguiento. B. Amm aJHgido del mm»
' precio de Mardoqueo, por con»eJo de m muger y de
tu» amigo* le apareja vota horca en m casa, para
pedirlo al rtjf el dia tiguiente y colgarle en eÓa.
Y ACONTECIÓ que al tercero dia
Eéther se vistió vestido real, y posó-
se en el patio de adentro de la casa del
rey en frente del aposento del rey : y el
rey estaba asentado sobre sn trono real
en el aposento real, en frente de la puer-
ta del aposento.
2 Y fué, que como tío á la reina Esthcr
que estaba en el patio, ella tuvo grada
en sus ojos, y el rey extendió á Esther
la vara de oro que tenia en la mano : en-
tonces Eether llegó, y tocó la punta de
lavara,
8 Y di jólo el rey: ¿Qué tienes reina
Esther? ¿Y qué es tu petición? Hasta
la' mitad del reino se te dará.
4 Y Esthcr cUjot 81 al rey place, venga
el rey, y Aman hoy al banquete que he
hecho.
5 Y respondió el rey: Daos priesa, ida
Aman, que haga el mandamiento do Es-
ther. Y vino el rey y Aman al banque-
te que Esther hizo.
6" Y dijo el rey á Esther en el banquete
de vino : ¿ Qué es tu petición, y dársete
ha? ¿Qué es tu demanda? Aunque sea
la mitad del reino, se te hará.
7 Entonces respondió Esther, y d\)o :
MI petición, y mi demanda es;
8 Si he hallado gracia en los ojos del
rey, y si place al rey dar mi petición, y
hacer mi demanda, vendrá el rey y
Aman al banquete, que les haré: y ma-
ñana haré lo que el rey manda.
9 t Y salió Aman aquel dia alegre y
bueno de corazón : y como vio á Mardo-
queo á la puerta del rey, que no se le-
vantó ni se movió de su lugar, fué lleno
de ira contra Mardoqueo.
10 Mas refrenóse Aman, y vino á su
casa, y envió y hizo venir sus amigos, y
á Zares su muger:
11 Y recitóles Aman la gloria de sus
riquezas, y la multitud de sus mjos, y
todas las cosas con que el rey le babia-
engrandecido, y con que le babia ensal-
zado sobre los principes y siervos del
rey.
12 Y añadió Aman : También la reina
Esther no hizo venir con el rey al ban-
quete que hizo sino á mi : y aun para
mañana soy convidado de ella con el rey.
18 Y todo esto no me entra en prove-
cho, cada vez que veo á Mardoqueo Ju-
dio sentado A la puerta del rey.
4tt
14 Y dtfoie Zares en muger y todos w
amigos: Hagan una horca alta de cin-
cuenta codos, y mañana di al rey qne
cuelguen á Mardoqueo sobre ella: y
entra con el rey al banquete alegre.
Y plugo la cosa en los ojos de Aman, y
hizo hacer la horca.
CAPITULO VL
Aquella noche leyendo el rey bu historia» de tu» tiem-
po*, halla que Mardoqueo le había librado de gran
poligro, y que no hmbia eido remunerado* 11. En-
trado Aman delante de él* le manda que eaque en
pública honra d Mardoqueo, lo cual él hace d n pe-
mt, y detpue* de hecho, m muger y amigo» le adt-
vinaneu ruina.
AQUELLA noche el suefio se huyó
- del rey: y cUJo que le trnjesen el
libro de las memorias de las cosas de los
tiempos : y las leyeron delante del rey.
2 Y hallóse escrito, lo que habla de-
nunciado Mardoqueo de Bagatha y de
Thares, dos eunucos del rey de la guar-
da de, la puerta, que hablan procurado
de meter mano en el rey Assnero.
3 Y dijo el rey: ¿Qué honra fué hecha
y que grandeza á Mardoqueo por esto?
Y respondieron los mozos del rey, sus
oficiales : Ninguna cosa fué hecha con ÚL
4 1Í Y dijo d rey: ¿Quién está en el pa-
tio? Y Aman habla venido al patio de
amera de la casa del rey, para decir al
rey que hiciese colgar á Mardoqueo so-
bre la horca que él había hecho hacer
para él.
5 Y los mozos del rey le respondieron z
He aquí, Aman está en el patio. Y el
reydyo: Entre.
6 Entonces Aman entró, y el rey le
¿Uo : ¿ Qué se hará del hombro cuya hon-
ra desea el rcya? Y dijo Aman en su co-
razón: ¿A quién deseará el rey hacer
honra mas que á mi ?
7 Y respondió Aman al rey : Al varón
cuya honra desea el rey,
8 Traigan vestido real de que el rey sé
viste, y el caballo sobre que cabalga el
rey, y la corona real que está puesta en
su cabeza :
9 Y den el vestido y el caballo en ma-
no de alguno de los principes mas no-
bles del rey, y vistan á aquel varón cuya
honra desea el rey, y llévenle en el ca-
ballo por la plaza de la ciudad, y prego-
nen delante de él : Asi se hará al varón
cuya honra desea el rey.
10 Entonces el rey djjo á Aman : Date
priesa, toma el vestido y el caballo, co-
mo has dicho* y hazlo asi con Mardo-
queo Judie, que está asestado á la ptier»
BSTiHBÍL
ta del rey: no dejes nato de todo lo que
has dicho.
11 Y Aman tomó el vestido y el caba-
llo, y Tistió á Mardoqueo, y le llevó ca-
balgando por la plaza de la ciudad, y hi-
*> pregonar delante de él : Asi ae hará
al varón coya honra desea el rey.
13 Después de esto Mardoqueo se vol-
vió á'la puerta del rey : y Aman se rae
corriendo á su easa enlutado, y cubierta
su cabes*.
13 T contó Aman á Zares su muger, y
á todos sus amigos, todo lo que le habla
acontecido: y dtyéronle sus sabios, y
Zares su muger: 81 de la simiente de
los Judíos es el Mardoqmeo, delante de
quien has comenxado á caer, no prevale-
cerás 4 él; antes caerás cayendo delante
deéL
14 Aun estaban ellos habando con él,
cuando los eunucos del rey llegaron apre-
surados, para hacer venir á Aman al ban-
quete que habla hecho Esther.
CAPITULO VIL
jMreinaXathm-dectaraalreyenelbanqmU <lp*K-
0 gro de tu nación, y la maldad de Aman, que esta-
ba presente : gel rey fe manda colgar en la horca
qm él había aparejado para Mardoqueo,
Y VINO el rey y Aman á beber con
la reina Esther.
% T dijo el rey á Esther también el se-
gundo día en el convite del vino : ¿Qué
es tu petición, reina Esther, y dársete
ha* ¿Y que es tu demanda? Aunque
aea la mitad del reino se hará.
8 Entonces la reina Esther respondió y
dtyo : Oh rey, si he hallado gracia en tus
ojos, y si place al rey, séamo dada mi
vida por mi petición, y mi pueblo por
mi demanda.
4 Porque vendidos estamos yo y mi
pueblo, para ser destruidos, para ser
muertos, y echados á perder: y si para
sierros y sierras raeremos vendidos, ca-
Uárame, aunque el enemigo no recom-
pensará el dañó del rey.
5 Y respondió el rey Assuero, y cUJo á
la reina Esther : ¿ Quién at este, y dónde
etCé este, á quien ha henchido su cora-
non para hacer asi ?
6 Entonces Esther cujo: El varón ene-
migo y adversario es este malo Aman.
Entonces Aman ae turbó delante del rey
y de la reina.
7 Y levantóse el rey del banquete del
vino con su furor, al huerto del palacio ;
y quedóse Aman para procurar de la reina
Esther por su vida ; porque vio que se
concluyó para él el mjd de parte del coy.
« Y veWÓ el rey dd huerto del pala-
cio al aposento del banquete del vino,
y Aman habla caldo sobre el lecho en
que estaba Esther. Entonces dtyo el
rey: ¿También para üonar la reina con-
migo en casal Como esta palabra salió
de la boca del rey, el rostro de Aman
fué cubierta
9 Y dijo Harbona, uno de los eunucos,
de delante del rey : He aquí también, la
horca que hizo Aman para Mardoqueo,
que habla hablado bien por el rey, está
en casa de Aman, de altura de cincuenta
oodos. Entonces el rey dijo : Colgádle
en ella.
10 Asi colgaron á Aman en la horca
que él habla hecho aparejar para Mardo-
queo : y la ira del rey se apaciguó.
capitulo vm.
El rey concede d Ktther la cata y biemee de Aman, y
conttitugedMtrtoqueo en mmfmr: y revocando me
carta» dada» para dettruccion de toe Jodio», da
otra» en que le» da facultad de vengarte, y hacer en
tu» enemigo» lo qm tu» enemigo» pentaba
EL mismo dia dio el rey Assuero á la
reina Esther la casa de Aman ene-
migo de los Judíos: y Mardoqueo Tino
delante del rey; porque Esther le de-
claró el parentesco que él tenia con ella.
2 Y quitó el rey su anillo que habla
vuelto á tomar de Aman, y diólo á Mar-
doqueo : y Esther puso á Mardoqueo so-
bre la casa de Aman.
3 Y volvió Esther, y habló delante del
rey, y echóse á sus pies llorando, y ro-
gándole que anulase la maldad de Aman
Agageo, y su pensamiento que habla
pensado contra los Judíos.
4 Y extendió el rey á Esther la vara de
oro, y Esther se levantó» y se puso en
pié delante del reyr
5 Y djjo: Si place al rey, y si he halla-
do gracia delante de él, y si la cosa es
recta delante del rey, y si yo muy buena
en sus ojos, sea escrito para revocar las
cartas del pensamiento de Aman, lujo
de Amadatha Agageo, que escribió para
destruir á los Judión, que eatóa en todas
las provincias del rey.
6 Porque ¿cómo podré yo ver el mal
que hallará á mi pueblo ? ¿ cómo podré
yo ver la destrucción de mi nación?
7 Y respondió el rey Assuero á la reina
Esther, y á Mardoqueo Judio: Heaqui,
yo di á Esther la casa de Aman, y á él
eolgaron en la horca, por cuanto exten-
dió s u mano contra los Judíos.
8 Escribid pues vosotros 4 los Judión
4*9
B8THBR.
«omo bien os panetera, en nombre del
rey, y «ettádto con él anillo del rey:
porque la escritor* que se escribe en
nombre del rey, y se sella oon el anillo
del rey, no es pora revocarla.
9 Entonces ¿nerón llamados los esori-
toaos del rey en el mes tercero que es
8ivan, á los veinte y tres del mismo, y
fué escrito, conforme á todo lo que man-
do Mardoqueo, 4 los Judíos, y á los sá-
trapas, y á los capitanes, y á los princi-
pes de las provincias, qne son desde la
India basta la Ethiopia, ciento y veinte
y siete provincias, 4 cada provincia se-
gún bu escritura, y á cada pueblo con-
forme á su lengua, y á los Judíos con-
forme á su escritura y lengua. .
10 Y escribió en nombre del rey Asne-
ro, y selló eon el anulo del rey, y envió
las cartas por mano de correos de caba-
llo, caballeros en mulos, en mulos hijos
de yeguas :
11 Que el rey daba 4 los Judíos que es-
taban en todas las ciudades, y en cada
una de ellas, que se juntasen, y se pusie-
sen *ft dtftiua de su vida ; que destruye-
sen, y matasen, y deshiciesen todo ejér-
cito de pueblo ó provincia que viniese
contra ellos, niños y mugeres, y que
los saqueasen,
Id En un mismo día en todas las pro-
vincias del rey Assuero : á los trece del
mes doceno, que es el mes de Adar.
18 La copia de la escritura era que se
diese ley en cada provincia: Que fue-
se manifiesto á todos los pueblos, que
los Junios estuviesen apercibidos para
aquel dia, para vengarse de sus enemi-
«os.
14 Los correos cabalgando en mulos,
en mulos salieron apresurados, y cons-
treñidos por el mandamiento del rey :
y la ley íné dada en Snsan la cabecera
del reino.
15 Y salió Mardoqueo de delante del
rey oon vestido real de cárdeno y blan-
co, y una gran corona de oro, y un man-
to de lino y púrpura: y la ciudad de Sn-
san se alegró y regocijó.
1« Los Judíos tuvieron tm, y alegría, y
gozo, y honra,
17 Y en cada provincia, y en cada du-
dad, donde llegó el mandamiento del rey,
los Judios tuvieron alegría y goso, ban-
quete y dia de placer t y muchos de los
pueblos de la tierra se hacían Judíos,
porque el temor de los Judíos habla
caldo sobra ellos,
410
CAPITULO IX
Lo» Judio» poniendo en efecto la /ocultad del rey,
matan d su» enemigo», entre lo» cuaUsJueron diez
hijo» de Aman. 11 ButUmpm ¡o» Judio» orto dia
oSebrt 9 mdemneém wesmm i» de fe acontecido.
Y EN el mes doceno, que es el mes
de Adar, 4 los trece del mismo,
donde Hegó el mandamiento del rey, y
su ley para que se hiciese» el mismo dia
en que esperaban los enemigos tie los
Jumos enseñorearse de ellos, fué lo con-
trario ; porque los Judios se enseñorea-
ron dé los que los aborrecían,
2 Loe Judios se juntaron en sus ciuda-
des en todas las provincias del rey As-
suero, para meter mano sobre los que
habtan procurado su mal: y nadie as
puso delante de olios, porque el temor
de ellos habla caldo sobre todos los pue-
blos.
8 Y todos los principes de las provin-
cias, y los vireyes, y capitanes, y oficia-
les del rey, encallaban 4 los Judies;
porque el temor de Mardoqueo habla
caldo sobre ellos.
4 Porque Mardoqueo era grande en la
casa del rey, y su lama iba por todas lae>
provincias : porque el varón Mardoqueo
iba engrandeciéndose.
5 Y hirieron los Judíos á todos sus ene-
migos de plaga de espada, y de mortan-
dad, y de perdición t y hicieron en sus
enemigos á su voluntad.
6 Y en Susan la cabecera del reino^na-
taron los Judios, y destruyeron quinien-
tos hombres.
7 Y 4 Pharsandatha, y 4 Delphon, y á
Espbata,
8 Y 4 Phorathe, y 4 Adalia, y 4 Adria-
tha,
v Y 4 Phermestha, y 4 Arisai, y á Ári-
da!, y 4 Vaiesatha,
10 Dies hijos de Aman, mjo de Ame-
dathi, enemigo de los Judíos, mataron. :
mas en la presa no metieron mano.
11 El mismo dia vino la copia de loa
muertos en Susan la cabecera del reino,
delante del rey.
13 Ydijoel reyála reina Eftthcr: En
Susan la cabecera del reino han muerto
los Judíos y destruido quinientos hom-
bres, y diee mjos de Aman: ¿Bul las
otras provincias del »y qué habrán he-
cho i i Qué pues es tu petición, y darse-
te ha? ¿y qué es mas tu demanda, y
hacerse ha?
13 Y respondió Ksther : SI place al rey,
concédase también mañana 4 los Judíos
e* Bomo, qiw lugan coafor»e * 1* 1*
ESTHER.
de hoy; y qne cuelguen en la horca á
los diez lujos de Aman.
14 Y mandó el rey que se hiciese asi : y
fué dada ley en Susan : y colgaron á los
dies lujos de Aman.
15 Y Juntáronse los Judíos que estaban
en tasan también á los catorce del mes
de Adar, y mataron en Susan á trescien-
tos hombres ; mas en la presa no metie-
ron su mano.
16 Y los otros Judíos que estaban en
las provincias del rey se juntaron tam-
bién, y se pusieron en dtfmix de su vida,
y tuvieron reposo de sus enemigos, y
mataron de sus enemigos setenta y claco
mu ; mas en la presa no metieron su
mano.
17 A los ireee días del mes de Adar; y
reposaron á los catorce dias del mismo,
y hicieron aquel dia día de banquete y
de alegría^
18 Mas los Judios qne triaba* en Susan
*e juntaron á los trece del mismo, y á
los catorce del mismo ; y á los quince
4el mismo repesaron, y hicieron aquel
dia dia de banquete y de alegría.
19 Por tanto los Judios aldeanos que
habitan en las villas sin muro hacen á
los estere© del mes de Adar el dia de
alegría y de banquete, y buen dia» y de
enviar partes cada uno á su vecino.
29 1F Y escribió Mardoqueo estas cosas,
y envió cartas á todos los Judios que
estaban en todas las provincias del rey
Assuero, cercanos y de lejos,
31 Constituyéndoles que hiciesen el dia
catorceno del mes de Adar, y el quinceno
del mismo cada un ano,
22 Por aquellos dias en que los Judíos
tuvieron reposo de sus enemigos: y
aquel mes que les fue* tornado de tristesa
en alegría, y de luto en dia bueno ; que
los hlelesen dias de banquete y de gozo,
y de enviar partes cada uno á su vecino,
y dadivas á los pobres.
88 Y los Judíos aceptaron, y comensaron
á hacer lo qne Mardoqueo les escribió.
34 Porque Aman, hijo de Amaathi Aga-
gee» enemigo de todos los Judios, pensó
contra los Judios para destruirlos, y echó
!Pur, que quiere decir, suerte, para con-
sumirlos, y echarlos á perder.
35 Y como ella entró delante del rey, él
dijo con carta : £1 mal pensamiento que
pensó contra los Judios sea vuelto sobre
su cabeza ; y cuélguenle á el, y á sus hi-
jos, en la horca.
26 Por esto llamaron á estos dias Pu-
rim, del nombre Par: por tanto por to-
das las palabras de esta carta, y por lo
que ellos vieron sobre esto, y lo que
llegó á su noticia,
37 Establecieron y aceptaron los Judios
sobre si, y sobre su simiente, y sobre
todos los allegados á ellos, y no será
traspasado, de hacer estos dos días según
la escritura de ellos, y conforme á sa
tiempo cada un año.
28 Y qne estos dias serian en memoria,
y celebrados en todas las naciones, y
familias, y provincias, y ciudades: estos
días Purím no pasarán de entre los Ju-
dios, y la memoria de ellos no cesará de
su simiente.
39 Y la reina Esther, hija de Abihail, y
Mardoqueo Judio, escribieron con toda
fuerza para confirmar esta segunda carta
delPurim.
80 Y envió cartas á todos los Judíos, á
las ciento y veinte y siete provincias del
rey Assuero, con palabras de paz y de
verdad,
31 Para confirmar estos días del Purim
en sus tiempos, como les habla consti-
tuido Mardoqueo Judio, y la reina Es-
ther, y como hablan aceptado 'sobre sí,
y sobre su simiente, las palabras de los
ayunos y de su clamor. . .
82 Y el mandamiento, de Esther confir-
mó estas palabras del Purim, y fué es-
crito en el libro.
CAPITULO X.
BecafitUamta diipddad p gloría de Márdoqm»é*la
eata del wy Immtro.
Y EL rey Assuero impuso tributo so-
bre la tierra, y las islas de la mar.
2 Y toda la obra de su fortaleza, y de su
valor, -y la declaración de la grandeza de
Mardoqueo, con que el rey le engrande-
ció, ¿no está escrito en el libro de las
palabras de los dias de los reyes de Me-
dia y de Persia?
8 Porque Mardoqueo Judio fué segundo
después del rey Assuero, y grande entre
los Judíos, y acepto á la multitud de sus
hermanos, procurando el bien de su pue-
blo, y hablando paz, para toda su si-
miente.
471
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EL LIBRO DE JOB.
CAPITULO I.
Job varón piadoso y ilustre es entregado de Dios d So»
tanas, para ser tentado en todo, salva su persona.
II. El cual le quita los bienes, dospms I* mata ¡os
tajos. UL Job adora y da gradan dDios por todo.
HUBO un varón en tierra de Has,
llamado Job: y era este hombre
perfecto y recto, y temeroso de Dios, y
apartado de maL
2 Y naciéronle siete hijos y tres hyos.
$ X su hacienda era siete mil ovejas, y
tres mil camellos, y quinientas yuntas
de bueyes, y quinientas, asnas, y muy
grande apero : y era aquel varón grande
mas que todos los Orientales.
4 Y iban bus hijos, y hacian banquetes
en sus casas cada uno en su dia : y envia-
ban á llamar sus tres hermanas, para que
comiesen y bebiesen con ellos.
5 Y acontecia que habiendo pasado en
torno los días del convite, Job enviaba,
y santificábalos, y levantábase de maña-
no, y ofrecía holocaustos al número de
todos ellos. Porque decia Job: Quizá
habrán pecado mis mjos, y habrán blas-
femado de Dios en sus corazones. De
esta manera hacia Job todos los dios.
6 Y un dktfrinieron los hijos do Dios á
presentarse delante de Jehova, entre los
cuales vino también Satanás.
7 Y cUjo Jehova á Satanás: ¿De dónde
Tienes ? Y respondiendo Satanás á Jeho-
va, dijo : De rodear la tierra, y de andar
por ello.
8 Y Jehova dijo á Satanás: ¿No has
considerado á mi siervo Job, que no hay
otro como él en la tierra, varón perfecto
y recto, temeroso de Dios, y apartado de
mol?
9 Y respondiendo Satanás á Jehova,
dijo : i Teme Job á Dios de balde ?
10 ¿No le has tú cerdado á él, y á su
coso, y á todo lo que tiene en derredor ?
Al trabajo de sus manos has dado bendi-
ción : por tonto su haciendo ha crecido
sobre la tierra.
11 Mas extiende ahora tu mano, y toca
á todo lo que tiene, y verá* si no te blas-
femo en tu rostro.
' 12 Y dijo Jehova á Satanás : He aquí,
todo lo que tiene está en tu mano : sola-
mente no pongas tu mano, sobre éL Y
solióse Satanás de delante de Jehova.
472
18 TT Y un dia aconteció que sus lujos y
lujas comían, y bebían vino en casa de
su hermano el primogénito.
14 Y vino un mensagero á Job, que le
dijo : Estando arando los bueyes, y los
asnos paciendo donde suelen,
15 Acometieron los Sábeos, y tomáron-
los, y hirieron á los mozos á filo de es-
poda: solamente escapé yo solo pora
traerte los nuevas.
16 Aun estaba este hablando, y vino
otro que dijo : Fuego de Dios cayó del
cielo, que quemó las ovejas, y los mozos,
y los consumió: solamente escapé yo
solo para traerte las nuevas.
17 Aun estaba este hablando, y vino
otro que dyo: Los Chalaros hicieron
tres escuadrones, y dieron sobre los ca-
mellos y tomáronlos, y hirieron á los
mozos á filo de espada : y solamente es-
capé yo solo para traerte los nuevos.
18 Entre tanto que este hablaba, vino
ofro que dijo : Tus hijos y tus hyos esto-
ban comiendo, y bebiendo vino en coso
de su hermano el primogénito:
19 *Y, he aquí un gran viento que vino
detrás del desierto, y hirió los cuatro es-
quinas de la coso, y cayó sobre los mo-
zos, y murieron : y solamente escapé yo
solo para traerte las nuevas.
20 H Entonces Job se levantó, y rompió
su manto, y trasquiló su cabeza, y cayen-
do en tierra adoró,
21 Y dyo : Desnudo salí del vientre de
mi madre, y desnudo tornaré allá: Je-
hova dio, y Jehova tomó ; sea el nombre
de Jehova bendito.
22 En todo esto no pecó Job, ni atri-
buyó locura á Dios.
CAPITULO IL
Expti imantada la constancia de Job, alarga Dioala
JaouUad d Satanás, para tocarle en su persona joí-
va la vida. IL El cual ¡o hiere de lepra. UL Su
mvger combate sn/é. IV. Vienen d consolarte tres
amigos sapos, Ekipham Thenxamita, Jtefrfad Sukita.
y Sopkar Naamatnita.
Y OTEO dia aconteció que vinieron
los htfos de Dios para presentarse
delante de Jehova, y vino también entre
ellos Satanás, pareciendo delante de Je-
hova.
2 Y dijo Jehova á Satanás : ¿De dónde
vienes ? Respondió Satanás á Jehova, y
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JOB.
ñ\}ó: De rodesr la tierra, y de andar por
ella.
8 Y Jehova dijo á Satanás: ¿No has
considerado á mi siervo Job, que do hay
otro como él en la tierra, varón perfecto
y recto, temeroso de Dios, y apartado
de mal, y que aun retiene su perfección,
habiéndome tú incitado contra él, para
qne le echase á perder stn cansa?
4 Y respondiendo Satanás dijo á Jebo-
va: Piel por piel, todo lo que el hombre
tiene dará por su vida.
5 Has extiende ahora tu mano, y toca
á su hueso, y á su carne, y vente sino
te blasfema en tu rostro.
6 Y Jehova dfyo á Satanás : He aquí, él
está en tu mano ; mas guarda su vida.
7 1 Y salió 8atanás de delante de Jeho-
va, y hirió á Job de una mala sama
desde la planta de su pié, hasta la molle-
ra de su cabeza.
8 Y tomaba ana teja para rascarse con
ella, y estaba sentado en medio de ceniza.
9 í Y su muger le decía: ¿Aun tú re-
tienes tu simplicidad? Maldice á Dios,
y muérete.
10 Y él le dijo : Gomo suele hablar cual-
quiera de las mugeres insensatas, hablas
tú. Está bien: recibimos el bien de
Dios, ¿ y el mal no recibiremos ? En to-
do esto no pecó Job con sus labios.
11 1 Y oyeron tres amigos de Job todo
este mal que habla venido sobre él : y
vinieron cada uno de su lugar, Elipfaaz
Tbemanita, y Baldad Súbita, y Sophar
Naamathita: porque hablan concerta-
do de venir juntos á condolecerse de él,
y á consolarle.
19 Los cuales alzando los ojos desdo
lejos, no le conocieron, y lloraron á alta
voz, y cada uno de ellos rompió su man-
to, y esparcieron polvo sobre sus cabe-
zas hacia el cielo.
18 Y asentáronse con él en tierra siete
días y siete noches, y ninguno le habla-
ba palabra, porque velan que el dolor
era grande mucho.
CAPITULO TIL
Laméntate Job casi detenperadamente con la grav-
ead de la tentación* demando na haber nocida, ó
d lo mena* haber gozado del beneficio del morir, en-
te» de venir al mundo para tama calamidad. II.
Repacióte en alabanza» de la muerte.
DESPUÉS de esto abrió Job su boca,
y maldijo su día.
2 Y exclamó Job, y djjo :
8 Perezca el día en que yo fui nacido,
y la nocherniego: Concebido es varón.
4 Aquel dia fuera tinieblas, y Dios no
curara de él desde arriba, ni claridad res-
plandeciera sobre éX
5 Ensuciáranle tinieblas y sombra de
muerte ; reposara sobre el nublado, que
le hiciera horrible como dia caluroso.
6 A aquella noche ocupara oscuridad,
ni fuera contada entre los dias del año,
ni viniera en el número de los meses.
7 Olí ai fuera aquella noche solitaria,
que no viniera en ella canción ;
8 Maldtyéranla los que maldicen al dia,
los que se aparejan paca levantar su
llanto.
9 Las estrellas de su alba fueran oscu-
recidas; esperara la luz, y no viniera; ni
viera los parpados de la ■»»«•»>•
10 Porque no cerrólas puertas del vien-
tre donde yo estaba, ni escondió de mis
ojos la miseria.
11 ¿Por qué no morí yo desde la ma-
triz, y fui traspasado en saliendo del
vientre?
Id ¿Por qué me previniéronlos rodillas,
y para qué los pechos que mamase?
13 Porque ahora vaciera y reposara;
durmiera, y entonces tuviera reposo, '
14 Con los reyes, y con los consejeros
de la tierra, que edifican para si los de-
siertos;
15 O con los principes que posean ¿1
oro, que hinchen sus casas de plata»
16 O ¿por qué no fui escondido como
abortivo, como los pequenitoa qne nunca
vieron luz?
17 ^ Allí los impíos dejaron el miedo,
y allí descansaron los de cansadas fuer-
zas.
18 Allí también reposaron los cautivos,
no oyeron la voz del exactor.
19 Allí está el chico y el grande : allí «
el siervo libre de su señor.
80 ¿Por qué dio luz al trabajado» y vida
á los amargos de ánimo?
21 Que esperan la muerte, y no la hay :
y la buscan mas que tesoros.
22 Que se alegran de grande alegría, y
se gozan cuando hallan el sepulcro.
23 Al hombre que no sabe por donde
vaya, y que Dios le encerró.
24 Porque antes qne mi pan, viene mi
suspiro: y mis gemidos corren como
aguas.
25 Porque el temor que me espantaba,
me há venido, y háme acontecido lo
que temía.
26 Nunca tuve paz, nunca me sosegué,
478
JOB.
CAMTTTLO TV.
Eliphax confortando d Job pretende moetraríe, que si
esmJUgido,es por sus pecados : pmrqm anadie ajkgt
J)ioe de otra tuerte. 1L Para prueba de su intento
pone una máxima, la cual dice haber recibido por
revelación, que la criatura vil p perecedera no te ha
de igualar en UnjpUza al oriador»
Y RESPONDIÓ Eliphaz el Themani-
ta, y djjot
0 Si probaremos á» hablarte, aerte lia
molesto : ¿mas quién podrá detener las
petateas?
8 He aquí, tú ensenabas k muchos, y
las manos flacas corroborabas.
4 Al que vacilaba, enderezaban tns pa-
labras : y las rodillas de los que arrodi-
llaban, esforzabas.
$ Mas ahora que á ti te ha venido stfo,
te es molesto: y cuando ha llegado has-
ta ti, te turbas.
6 ¿És este tu temor, tu confianza, tu
esperanza, y la perfección de tus cami-
nos?
7 Acuérdate ahora, ¿quién haya sido
inocente, que se perdiese? ¿ y en dónde
los rectos han sido cortados?
8 Como yo he visto, que los que aran
iniquidad, y siembran injuria, la siegan.
v Perecen por el aliento de Dios, y
por el espíritu de su furor son consu-
midos.
10 SI bramido del león, y la voz del
león, y loa dientes de los ieonclllos son
arrancados, ,
11 £1 león vxejo perece por falta de pre-
sa, y los hijos del león son esparcidos.
12 T El negocio también me em á mi
oculto : mas mi oreja ha entendido algo
ue ello.
13 En imaginaciones de visiones noc-
turnas) cuando el sueño cao sobre los
hombres,
14 Un espanto, y un temblor me sobre-
vino, que espantó todos mis huesos.
15 Y un espíritu pasó por delante de
mi, que el pelo de mi carne se erizó.
14 Párese una fantasma delante de mis
ojos, cuyo rostro yo no conocí; y callan-
do, ol que decía:
17 ¿Si será el hombre mas justo que
Dios ? ¿81 será el varón mas limpio qne
él que le hizo?
18 He aquí que en sus siervos no confia ;
y en sns ángeles puso locura:
19 ¿ Cuánto mas en los que habitan en
casas de lodo, cayo fundamento ttíá en
el polvo, y 0u# aeran quebrantados de
ia polilla?
20 De la mañana ala tarde son quebran-
do
tadoe, y ee pierden ye» siempre, sin que
haya quien lo eche de ver. -
21 ¿Su hermosura no se pierdo con
elloa mismos ? muéranse y no lo saben.
CAPITULO V.
Promoviendo EUpham prueba m intento por la expe-
riencia que se tiene del perecer de loe impío», aun-
que por tiempo parezca inmortal tu prosperidad.
JL Que Dios et poderoso para ealvar mi piadoso* y
castigar d su opresor. III. Condupe exhortando dm
Job, que reconozca el justo castigo de Dios por gran
beneJMo,yqvesec<mv%ertadel,qu4 U recibñ-dcon
clemencia (fe.
A HORA pues dá voces, si habrá quien
jLX. te responda; y » habrá alguno de
los santos á quien mires.
2 Es cierto que al insensato la ira le
mata ; y al codicioso consume la envidia.
8 Yo he visto al necio que echaba rai-
ces, y en la misma hora maUuje su habi-
tación.
4 Búa lujos serán lejos de la salud, y en
la puerta serán quebrantados, y no fu-
fad quien los libre.
6 Hambrientos comerán su segada, y la
sacarán de entre las espinas; y sedientos
beberán su hacienda*
6 Porque la pena no sale del polvo, ni
la molestia reverdece de la tierra.
7 Antes como las centellas se levantan
para volar por el aira, así el hombre nace
para la aflicción.
8 H Ciertamente yo buscaria á Dios, y
depositaría en él mis negocios ;
9 El cual hace grandes cosas, que no
hay quien las comprenda; y maravillas
que no tienen cuento:
10 Qne da la lluvia sobre la haz de la
tierra, y envia las aguas sobre las haces
de los plazas :
11 Que pone los humildes en altura, y
los enlutados son levantados á salud :
12 Que frustra los pensamientos de los
astutos, para que sus manos no hagan
nada:
18 Que prende á los sabios en su astu-
cia, y el consejo de los perversos es en-
tontecido.
14 De dia se topan con tinieblas, y en
mitad del dia andan á tiento, como en
noche.
15 Y libra de la espada al pobre, de la
boca de los Impíos, y de la mano vio-
lenta.
16 Qne es esperaos» al menesteroso, y
la iniquidad cerró su boca.
17 K He aquí, qne bienaventurado es el
hombrea quien Dios castiga: por tanto
np menosprecies la oorreccion del Todo
poderoso*
JOB.
18 Porque 4ei«l que hace la llaga, y
41 que la ligará: el hiere» 7 mi mano*
curen.
19 En seis tribulaciones te librara, y en
la séptima no te tocara el mal.
20 En la hambre te redimirá de la
muerte, y en la guerra, de las manos de
la espada.
SI Del aaote de la lengua serás encu-
bierto: ni temerás de la destrucción,
cuando viniere
99 De la destrucción y de la hambre te
reirás, y no temerás de las bestias del
campo.
23 T aun con las piedras del campo ten-
drás tu concierto, y las bestias del cam-
po te serán padáeas.
34 T sabrás que hay pas en tu tienda;
y visitaras tu morada, y no pecarás.
25 Y entenderás que tu simiente et mu-
cha; y tus pimpollos, como la yerba de
la tierra.
26 Y vendrás en la vejes á la sepultura,
como el montón de trigo que se coge á
so tiempo.
27 He aquí lo que hemos inquirido, lo
cual es asi : óyelo, y tú sabe para ti
CAPITULO VL
Job eterna la dureza de mtt Q**Ja* con I* grndtvm de
m aJUecion, por te cual deaea morir vúto que accede
dtuefuerza*. U. Quiote de tu* amigo*, que en tugar
de ua innato, le Irmm importuna r»jm— fan.
Y RESPONDIÓ jo*, y o^o :
2 ¡ Oh si se pesasen al Justo mi que-
je y mi tormento, y mesen alzadas igual-
mente en balanza!
8 Porque [mi tormento] pesarla mas
que laarena de 1% mar : y por tanto mis
palabras son cortados.
4 Porque las saetas del Todopoderoso
están en mí, cuyo veneno bebe mi espi-
rita; y terrores de Dios me combaten.
6 ¿Por ventura gime el asno montes
Junto á la yerba? ¿ó brama el buey
Junto á su pasto ?
6 4 Comerse ha lo desabrido sin sal? ¿ó
habrá gusto en la clara del huevo?
7 Las oosas que mi alma no quería to-
car antes, ahora por los dolores son mi
comida,
8 ¡Quién me diese que viniese mi peti-
ción, y que Dios me diese lo que espero !
9 } Y que Dios quisiese quebrantarme;
y que soltase su mano, y me despeda-
zase!
10 Y en esto ereceri* mi consolación, si
me asase con dolor sin tener -misericor-
dia: no que haya -contradicho las pala-
bras del Santo,
11 ¿Qtitf m mi fortaleza, para esperar
aun? ¿Y qué es mi fin, para dilatar mi
vida?
12 {Mi fortaleza, es la de las piedras?
¿6 mi carne, es de acero?
18 4 No me ayudo cuánto puedo? ¿y
«01» todo eso el poder me Jaita del todo?
14 ^ El atribulado es consolado de su
compañero: mas el temor del Omnipo-
tente es dejado.
16 Mis hermanos me han mentido como
arroyo ; pasáronse como las riberas im-
petuosas,
16 Que están escondidas por la helada,
y encubiertas con nieve,
17 Que al tiempo del calor son deshe-
chas; y en calentándose, desaparecen do
su lugar.
18 Apártanse de los sendas de su cami-
no, suben en vano, y se pierdan,
19 Miráronla! los mimantes de The-
msn, los caminantes de fiaba esmeraron
en ellas:
20 Mas fueron avergonzados por su es-
peranza; poique vinieren hasta ellas, y
se hallaron confusos,
21 Ahora ciertamente vosotros sois co-
mo ellas : que habéis visto el tormento,
y teméis.
22 ¿ Heos dicho : Traadme, y de vues-
tro trabajo pagad por mi,
23 Y libradme de mano del angustiador,
y redimidme del poder de los violentos ?
24 Ensenadme, y yo callaré ; yhacédme
entender en que he errada
25 ¡Cuan inertes son lss palabras de
rectitud! ¿y qué reprende, el que re-
prende de vosotros ?
26 ¿No estáis pensando las palabras
para reprender; y echáis al viento pala-
bras perdidas ? a
27 También os arrojáis sobre el huérfa-
no; y haoeis hoyo delante de vuestro
amiga
28 Ahora pues, si queréis, mirad en mi :
y «sil si mentiré delante de vosotros.
29 Tornad ahora, y no haya Iniquidad;
y volved aun é mirar por mi Justicia en
esto:
80 SI hay Iniquidad en mi lengua; ó si
mi paladar no. entiende los tormentos.
CAPITULO VIL
En prueba de que la grandeza de *u ojliccion excede
mucho d eme queja*, como ka dicho, comienza d con-
tarta por menudo y en etpotiaL
CIERTAMENTE tiempo determinado
tiene el hombre sobre la tierra; y
sus días son como los dias del jornalera
475
JOB.
2 Como «1 siervo dése* la sombtrn, y co-
mo el Jornalero espera su trabajo:
3 Asi poseo yo los meses de vanidad, y
las noches del trabajo me dieron por
cuenta.
4 Cuando estoy acostado, digo : ¿ Cuán-
do me levantaré ? Y mide mi corwton la
noche, y estoy harto de devaneos hasta
el alba.
5 Mi carne está vestida de gusanos, y de
terrones de polvo: mi piel rompida y
abominable.
6 Mis dias fueron mas ligeros, que la
lanzadera del tejedor; y fenecieron sin
esperanza.
7 Acuérdate que mi vida es un viento ;
y que mis ojos no volverán para ver el
bien.
8 Los ojos de los que [ahora] me ven,
nunca mas me verán : tus ojos taran so-
bre mi, y dejaré de ser*
9 La nube se acaba, y se va: así es el
que desciende al sepulcro, que nunca mas
subirá.
10 No tornará mas á su casa, ni su lu-
gar le conocerá mas.
11 Por tanto yo no detendré mi boca,
mas hablaré con la angustia de mi espí-
ritu, y quejarme he con la amargura de
mi alma.
13 ¿Soy yo la mar, ó alguna ballena que
me pongas guardia ?
13 Cuando digo : Mi cama me consola-
rá, mi cama me quitará mis quejas :
14 Entonces me quebrantarás con sue-
ños, y me turbarás con visiones.
15 Y mi alma tuvo por mejor el anega-
miento ; y la muerte mas que á mis hue-
sos.
16 Abominé la vida, no quiero vivir pa-
ra siempre : jléjamc, pues que mis dias
«o» vanidad.
17 ¿ Qué et el hombre para que le en-
grandezcas, y que pongas sobre él tu co-
razón;
18 Y que le visites todas las mañanas,
y todos los momentos le pruebes ?
19 ¿Hasta cuándo no me dejarás, ni
me soltarás hasta que trague mi sa-
liva?
20 Pequé: ¿ qué te haré,, oh Guardador
de los hombres ? ¿Por qué me has*pues-
to contrario á ti, y que á mi mismo sea
pesadumbre ?
21 ¿Y por qué no quitas mi rebelión,
y perdonas mi iniquidad ? porque aboca
dormiré en el polvo; y buscarme has de
mañana, y no seré hallado.
.00
OAMTOtOTW.
afirmando elpmrecm aemeotnpm
ñero Blipkax, procura penmadir d Job qm m com-
inería d Dím reconociéndole merecedor de tal cae-
tigot y que Dio» le bendecirá mas que primero : efom-
de m>, que perecerá en tu eeatígo con lo* que motel-
dan de O.
Y RESPONDIÓ Baldad Súbita, y dijo :
2 ¿Hasta cuándo hablarás esto, y
las palabras de tu boca será» tomo mn
viento fuerte?
3 ¿Si pervertirá Dios el derecho, y
si el Todopoderoso pervertirá la jus-
ticia?
4 Si tus hijos pecaron contra él, él los
echó en el lugar de su pecado.
5 Si tú de mañana buscares á Dios, y
rogares al Todopoderoso :
6 Si Oleres limpio y derecho, cierto
luego se despertará sobre ti, y hará prós-
pera la morada de tu justicia :
7 De tal matura que tu principio habrá
sido pequeño en comparación, del grande
crecimiento de tu postrimería.
8 Porque pregunta ahorna la edad pe¿
sada, y disponte para inquirir de sus pa-
dres de ellos;
9 Porque nosotros temo» desda ayer» no
sabemos, siendo nuestros dias sobre la
tierra como sombra.
10 ¿ No te enseñarán ellos, te dirán, y
de su corazón sacarán ettat palabras ?
11 ¿El junco crece sin cieno? ¿crece
el prado sin agua?
12 ¿Aun él en su verdura no será cor-
tado, y antes de toda yerba se secará ?
13 Tales ton los caminos de todos los
que olvidan á Dios; y la esperanza del
impío perecerá.
14 Porque su esperanza será cortada, y
su confianza es casa de arana.
15 El estribará sobre su casa, mas no
permanecerá en pió : recostarse ha sobre
ella, mas no se afirmará.
16 Un árbol está verde delante del sol,
y sus renuevos salen sobre su huerto c
17 Junto á una fuente sus raices se van
entretejiendo, y enlazándose hasta un
lugar pedregoso.
18 Si le arrancaren de su lugar, y nega-
re de él, diciendo: Nunca te vi:
19 Ciertamente este será el gozo de su
camino; y de la tierra de donde se tras-
pusiere retoñecerán otros.
20 He aquí, Dios no aborrece al perfec-
to, ni toma la man6 de los malignos.
21 Aun henchirá tu boca de risa, y tos
labios de jubilación. •
23 Los que te aborrecen, serán vestí-
JOB:
dos 46 confusión* y la habitados de los
impíos perecerá.
CAPITULO IX.
¿tienta Job su opinión contraria d la de sus amigo*
diciendo, qm aunque tea verdad que no hay inocen-
cia vi Umptena en lo» hombre* en comparación de
JBmmvm *» hayjssra de este responso: y qm 9+4
aflige al inocente, y prospera al impío, como lo ha-
ce, e» por tu oculto consejo, y que al Jtn basta que él
so quiera asi, pues su mlantad ee la miaña Justicia.
Mu qm si ** hubiera de estar por iounees lepo** no
dadora de debatir con él tu cauta, confiado de m
inocencia. Espacióte en el principio de la disputa
■ par la mneiaeration do las obra» de m» poder y
dem sabiduría, para probar de ath\la ratón qm
hay para qm en las demos obras de su providencia
para con los hombres, nadie te pueda pedir cuenta
de loque haca,
YRE8PONMO Job, y drj© :
2 Ciertamente yo conozco que es
así: ¿y como se justificará el hombre
con Dios?
8 Si quisiere coatender con él, no le
podrá responder á una eos* de mÚ.
4 El es sabio de corazón, y fuerte de
tuerza: ¿quién fué duro contra él, y
quedó en paz?
5 Que arranca los montes con su furor,
y no conocen quien los trastornó.
• Que remueve la tierra de bu lugar, y
hace temblar sus columnas.
7 Que manda al sol, y no sale ; y á las
estrellas sella.
8 El que solo extiende los cielos, y an-
da sobre las alturas de la mar.
9 El que hizo el Arcturo, y el Orion y
tas' Pleiadas, y los lugares secretos del
mediodía.
* 10 E! que hace grandes cosas, y incom-
prensibles, y maravillosas sin número.
11 He aquí, que él pasará delante de
mi, y yo no le veré; pasará, y no le en-
tenderé.
13 He aqui, arrebatará : ¿ quién le hará
restituir ? ¿ Quién le dirá : Qué haces ?
18 Dios no tornará atrás su ira, y de-
bajo de él se encorvan los que ayudan á
la soberbia.
14 ¿ Cuánto menos le responderé yo, y
hablaré con él palabras estudiadas ?
15 Que aunque yo sea justo, no respon-
deré : ante» habré de rogar á mi juez.
16 Que si yo le invocase, y él me res-
pondiese, aun no creeré que haya escu-
chado mi voz.
17 Porque me ha quebrado eon tem-
pestad, y ha aumentado mis heridas sin
18 Qm aun no me ha concedido que to-
me mi aliento, mi» háme hartado de
, amarguras.
19 Bi hotitormos de m poder, fuerte
ciertamente es : si de tu juicio, ¿ quién
me lo emplazará ?
SO 81 yo me justificare, mi boca me
condenará : si me predicare perfecto, él
me hará Inicuo.
21 Si yo me predicare acabado, no co-
nozco mi alma : condenaré mi vida.
23 Una cosa resta, ee d saber, que yo di-
ga : Al perfecto y al impío, él los con-
sume.
23 81 es azote, mate de presto, el se ríe
de la tentación de los inocentes.
24 La tierra es entregada en monos de
los impíos, y él cubre el rostro de sns
jueces. Sino es él que lo hace, ¿dónde
está? ¿quiénes?
26 Mis días fueron mas ligeros que un
correo : huyeron, y nunca vieron bien.
26 Pasaron con los navios de Ebeh : ó
como el águila que se abate á la comida.
27 8i digo : Olvidaré mi queja, dejaré
mi saña, y esforzarme he :
28 Temo todos mis trabajos: sé que
no me perdonarás.
29 Si yo soy impío, ¿ para que trabajaré
en vano?
80 Aunque me lave con aguas de nieve,
y aunque limpie mis monos con la mis-
ma limpieza; .
81 Aun me hundirás en la huesa: y
mis propios vestidos me abominarán.
83 Porque no es hombre como yo, para
que yo le responda, y vengamos junta-
mente á juicio.
88 No hay entre nosotros arbitro que
ponga su mano sobre nosotros ambos.
84 Quite de sobre mi su verdugo, y su
terror no me perturbe ;
85 T hablaré, y no le temeré : porque
asi no estoy conmigo.
CAPITULO X.
rorqm en el fin del precedente capitulo di/o que po-
día defender su causa delante de Dios, si se dejase
aparte el respeto que como d Dios se le debe, aqui
comienza d debartirla, probando con muchos argu-
mentos, tomados parte de la mayestad de Dios, y
parte de su misma condición, qm no es justamente
afligido.
MI alma es cortada en mi vida : por
tanto yo soltaré mi queja sobre mí,
y hablaré con amargura de mi olmo.
2 Diré á Dios : No me condenes : haz-
me entender por%aé pleiteas conmigo.
8 ¿Parécete bien que oprimas, y que
deseches la obra de tus manos, y que fa-
vorezcas el consejo de los impíos ?
4 ¿Tienes tú ojos de carne? ¿ves ti!
como el hombre?
477
JOB.
5 ¿Tus dios ¿o» como loa dtatt del hom-
bre ? ¿ tus anos «pa como loe tiempos hu-
manos,
6 Que Inquieras mi iniquidad* y bus-
ques mi pecado ?
7 Sobre saber tú que yo no soy impío i
y que no hay quien de tu mano Ubre.
8 Tus manos me formaron, y me hicie-
ron todo al derredor: ¿y hásme de des-
hacer?
9 Acuérdate ahora que como á lodo me
hiciste : ¿ y hásme de tornar en polTo ?
10 ¿No me fundiste como leche» y eo*
mo un queso me cuajaste ?
11 Vestís temo de piel y carne, y cubrís*
teme de huesos y nervios.
12 Vida y misericordia hiciste conmi-
go ; y tu visitación guardo mi espíritu.
13 Y estas cosas tienes guardadas en
tu corazón: yo sé* que esto está cerca
de ti
14 Si yo pequé acecharme has tú* y no
me limpiarás de mi iniquidad.
15 Si fuere malo ; ¡ ay de mí l y si fuere
justo, no levantaré mi cabeza, harto de
deshonra, y de verme afligido.
16 Y vas creciendo, cazándome oomo
león: tornando, y haciendo en mí mara-
villas:
17 Renovando tus llagas contra mi, y
aumentan do conmigo tu íuror, remu-
dándose sobre mí ejércitos,
18 ¿Por qué me sacaste del vientre?
Muriera yo, y no me vieran ojos*
19 Fuera, como si nunca hubiera sido,
llevado desdo el vientre á la sepultura.
20 ¿Mis dias no son una poca cosa?
cesa pues, y déjame, para que me es-
fuerce un poco,
21 Antes que vaya, para no volver, á
la tierra de tinieblas y de sombra de
muerte:
22 Tierra de oscuridad y tenebrosa som-
bra de muerte, donde no hay orden ; y
que resplandece como la misma oscuri-
dad.
CAPITULO XI.
Soplar Náamathita remaniendo la conclusión de Job,
en qu» dijo *er justo, y no haber merecido tal ajtie-
cion, le reprende y impugna, 11. Exhórtate de nue-
vo d arrepentimiento con prometa» y con ámenosme.
Y RESPONDIÓ Sophar Náamathita,
ydtfo:
2 ¿Las muchas palal^as, no han de te-
ner respuesta? ¿Y el hombre parlero
será justificado?
8 ¿ Tos mentiras harán callar los hom-
bres? ¿y harás escarnio» y no había
quien te avergüence?
4T*
4 Té 4ic»B 9 ltt nuaei» fe vtrir « piro*
y yo soy limpio delante de tas ojos.
5 Mas, j oh quién diera que Dios hablara,
y abriera sus labios contigo t
6 Y que te declarara los secretos de
la sabiduría: porque dos tantos merem
según la ley; y sabe queJMos te ha ol-
vidado por tu iniquidad.
7 ¿Alcansaris tú el rastro de Dios?
¿ llegarás tú á la perfóceion del Todopo-
deroso ?
8 Es mas alto que los cíalos, ¿qné ha-
rás? es mas profimde que el infierno,
¿ cómo le conocerás ?
9 Su medida es mas larga que la tierra,
y mas ancha que la mar.
10 81 cortare, 6 encerrare, ó juntare,
¿quién le responderá?
11 Porque él conoce á los hombres va*
nos: y ve la iniquidad, ¿y no entenderá?
12 í El hombre vano se hará entendí*
do, aunque nasca oomo el pollino da!
asno montes,
13 Si tú preparares tu coraron, y ex*
tendieres á él tus manos :
14 Si alguna iniquidad miá en tu mano,
y la echares de ti, y no consintieres que
en tus habitaciones more maldad:
15 Entonces levantarás tu rostro de
mancha, y serás inerte, y no temerás;
16 Y olvidarás tu trabajo, y te acorda-
rás de él, como de aguas que pasaron.
17 Y en mitad de la siesta se levantará
bonanza: resplandecerás, y serás como
la mañana.
18 Y confiarás, que habrá espérame* ; y
caberas, y dormirás seguro.
19 Y acostarte has, y no habrá quien te
espante; y muchos te rogarán*
20 Mas los ojos de los malos se eonsu*
miran, y no tendrán refugio; y su espe-
ranza mrá dolor de alma.
capitulo xn.
Muestra Job que tus amigo» arymym con él nnhuwnk
sámente, haciendo principal intento do lo que H no
niega, es d saber, de la preeminencia de Dio*, por la
cual todo lo que él hace e$ Justamente hecho: y asi
la tneajrooe no mío por loeaf'ymnenfoe dm sMea^uunt
aunpor otro» mas, tomado» de obra», al parecer f mm»
remota» de n providencia que la» naturales, es d
saber, del gobierno del mundo, la» cuate» con toda
oso vienen de su consejo*
Y RESPONDIÓ Job, y dfco :
2 Ciertamente que vosotros seft el
pueblo, y con vosotros morirá la sabi-
duría.
8 También tengo yo seso como voso»
tros: no $ay yo menos que vosotros; ¿y
quién habrá que no pueda decir ota»
tanto?
lOB*
4 SI qoeiOTOCftáBlo*, y & fe respon-
de, os Dudado de su amigo; y el Justo y
perfecto «/escarnecido*
6 La antorcha m tenida en pooo en el
pensamiento del prospere: la cual se
aparejé contra las caldas de los pies.
6 Las Usadas de los robadores están en
pas; y tos que provocan á Dios, y los
que traen dioses en sus manos, viren
seguros.
7 Mes ciertamente pregunta ahora á las
beatiasv que ellas te ensenarán; y á las
ares de tos cielos, que ellas te mostra-
rán:
8 O habla á la tierra, que ella te eme-
fiará; y los peces de la mar te declara-
rán.
9 ¿Qué cosa de todas estos no entiende
que la mano de Jehova la hizo,
10 T que en su mano está el alma de
todo viviente, el espíritu de toda carne
humana?
11 Ciertamente la oreja prueba las pa-
labras» y el paladar gusta las viandas.
13 En los viejos está la ciencia, y en
longura de dios la inteligencia.
13 Con el otóla sabiduría y la fortaleza,
suyo e» el consejo y la inteligencia.
14 He aquí, el derribara, y no será edi-
ficado : encerrará al hombre, y no habrá
quien le abra.
15 He aquí, él detendrá los aguas,, y se
secarán : él las enviará, y destruirán la
tierra.
16 Con él e*td la fortaleza y la existen-
cia: suyo es el que yerra, y el que hace
errar.
17 £1 hace andar á los consejeros des-
nudos, y hace enloquecer á los jueces.
18 El suelta la atadura de los tíranos,
y les ata la cinta en sus lomos.
19 El lleva despojados á los príncipes,
y él trastorna á tos valientes.
20 El quita la habla á los que dicen
verdad, y él toma el consejo á Iob aa-
oianos.
21 El derrama menosprecio sobre los
príncipes, y enflaquece la frena de los
esforzados.
22 El descubre las profundidades de las
tinieblas, y saca á luz la sombra de
2ft EL muhipHea las gentes, y él los
pierde: él esparce las gentes, y las toma
& recoger*
24 El quita el seso de las cabezas del
pueblo de la tierra* y los hace que se
pierdan vagueando sin camino :
26 QuwfMdpsnha tteíeblsB.ynolaluzf
y los hace error como borrachos.
CAPITULO XHL
ArgúveloedehsongervekipóeTÍtmpar*ixmDic+*m
dejtendan m honra donde nadie la menoscaba : y me
tono» médico*, en loquea tu negocio toca, que crptt-
quen emplasto* tan mordientes en la parte sana, ir*
vitando con tUovm» la parU**M*m. 1L Protesta
qm aunque el dolor ¡o sao» tan amarga* patotas*
espera en Biot mejor que eUot te lo persuade», ase-
gurado de tu inocencia: mas que ti disputa con
JHoesetem •* pram puesto*** arriba d$o,d saber,
ti apartase de tobm 41 el otate preséntenme eam
parte depusiese eumagettad: v con este presupuesta
repite la misma disputa con Dios.
HE aquí que todas estas cosas han
visto mis ojos, y oido y entendido
para sí mis oídos.
2 Como vosotros lo sabéis, lo sé yo : no
soy menos que vosotros.
S Mas yo hablarla con el Todopoderoso,
y querría disputar con Dios.
4 Que ciertamente vosotros sois com-
ponedores de mentira, todos vosotros
sois médicos de nada.
5 Ojalá callando callarais del todo, por-
que os faera en lugar de sabiduría.
6 Oid pues ahora mi disputo, y estad
atentos á los argumentos de mis labios.
T ¿ Habéis de hablar Iniquidad por Dios ?
¿habéis de hablar por él engaño ?
8 ¿Habéis vosotros de hooerle honra?
¿habéis de pleitear vosotros por Dios ?
9 ¿8eria bueno que él os escudrfftase f
¿Burlaros hels con el, como quien se
burla con algún hombre t
10 El arguyendo os argüirá duramente,
si en lo secreto le hicieseis tal honra.
11 Ciertamente su alteza os habla de
espantar, y su pavor habla de caer sobre
vosotros.
12 Vuestros memorias serán compara-
das á la ceniza, y vuestros cuerpos como
cuerpos de lodo.
18 1Í Escuchadme^ y hablaré yo, y vén-
game después lo que viniere.
14 ¿Por qué quitaré yo mi carne con
mis dientes, y pondré mi alma en mi
palma?
15 Aun cuando me matare, en él espe-
raré: empero mis caminos defenderé de-
lante de él
10 Y él también me será salud, porque
no -entrará en su presencia el Impío.
17 Oíd con atención mi razón, y mi de-
nunciación con vuestros oídos*
18 He aquí ahora, que si yo me aperci-
biere á juicio, yo sé que seré justificado.
19 ¿ Quién es el que pleiteará conmigo f
porque si ahora callase, me morirla.
20 A lo menos dos cosas na hagas 6o*-
JOB.
migo, y entonces no me* esconderé de tu
rostro.
21 Aparta de mi tu mano, y no me
asombre tu terror :
22 T llama, y yo responderé : 6 yo ha-
blaré, y respóndeme tú :
23 ¿ Cuánto* iniquidades y pecados ten-
go yt>? Hazme entender mi prevarica-
ción y mi pecado.
24 ¿ Por qué escondes tu rostro, y me
cuentas por tu enemigo ?
25 ¿ A la hoja arrebatada del aire has de
quebrantar? ¿y á una arista seca has de
perseguir?
26 ¿ Por qué escribes contra mi amar-
guras, y me haces cargo de los pecados
de mi mocedad ;
27 Y pones mis pies en el cepo, y guar-
das todos mis caminos, imprimiéndolo
á las raices de mis pies ?
23 Siendo el hombre como carcoma que
se envejece: y como vestido que se co-
me de polilla,
CAPITULO XTV.
Prosiguiendo Job, espaciase por la miseria de la hu-
mana condición, siempre rf propósito demostrar que
es indigna cota de la grandeza de Dio» lomar cues-
tion con una cota tan viL Acordarnos hemos siem-
pre, que disputa con sola la razón humana, la cual
todavía corrige como dejando caer alguno» rumbee
de la resurrección,
EL hombre nacido de mugor, corto de
dias, y harto de desabrimiento.
2 Que sale como una flor, y luego es cor-
tado; y huye como la sombra, y no per-
manece.
8 ¿Y sobre este abres tus ojos, y me
traes ajuicio contigo?
4 ¿Quién hará limpio de inmundo?
Nadie.
5 Ciertamente sus dias están determi-
nados, y el número de sus meses está
cerca de ti : tú le pusiste términos, de
los cuales no pasará.
6 Si tú le dejares, él dejará de ser: en-
tre tanto deseará, como el jornalero, su
dia.
7 Porque si el árbol fuere cortado, aun
queda de él esperanza: retoñecerá aun,
y sus renuevos no faltarán.
8 SÍ se envejeciere en la tierra su raiz, y
sn tronco fuere muerto en el polvo : •
9 Al olor del agua reverdecerá, y hará
copa, como nueva planta.
10 Has atando el hombre morirá, y se-
rá cortado, y perecerá el hombre, ¿dón-
de estará él?
11 Las aguas de la mar se ftteron, y el
rio se secó: secóse.
4»
12 Asi el hombre yace, y no se tornará
á levantar: hasta que no haya cíelo, no
despertarán, ni recordarán de su sueño.
18 i Oh quien me diese que me escon-
dieses en la sepultura, y que me encu-
brieses, hasta que tu ira reposase; qne
me pusieses plazo, y te acordases de mr!
14 Si el hombre se muriere, i volverá él
á vivir? Todos los dias de mi edad es-
peraría, hasta que viniese mi mutación.
15 Entonce* aficionado á la Obra de tus
manos llamarme has, y yo te responderé.
16 Porque ahora me cuentas los pasos,
y no das dilación á mi pecado.
17 Tienes sellada en manojo mi preva-
ricación, y añades á mi iniquidad. .
18 Y ciertamente el monte que cae, des-
fallece; y las peñas son traspasadas de
su lugar.
19 Las piedras son quebrantadas con el
agua impetuosa, que so lleva el polvo de
la tierra: asi haces perder al hombre la
esperanza.
20 Para siempre serás mas Inerte qne
él, y él irá : demudarás su rostro, y le
enviarás.
21 Sus htyos serán honrados, y él no lo
sabrá ; ó serán afligidos, y no dará cata
en ello.
22 Mas mientras sn carne estuviere sobre
él, se dolerá ; y su alma se entristecerá
enéL
CAPITULO XV.
EKphaa Themanita no entendiendo aun el intento de
Job, le reprende ásperamente de Uasjémo contra
JJíos : y de soberbio, ame tan inmodestamenmjactem
limpieza y sabiduría, II. Y porque Job dijo en m
precedente oración (cap. 12, v. C) que las tiendas de
los robadores están en pos 4c. él muestra aquí 04-
biamente, aunque Juera del prepósito de Job) enúnia
miseria acompañe d aquella prosperidad momentá-
nea, d la cual también siga miserable Jin. Da en esto
d entender que Jobjué impío tirano, pues perece 00-
Y RESPONDIÓ Eliphaz Themanita, y
dijo:
2 1 Si responderá el sabio sabiduría ven-
tosa, y henchirá su vientre de viento so-
lano?
8 ¿Disputará con palabras inútiles, y
con razones sin provecho ?
4 Tú también disipas el temor, y dis-
minuyes la oración delante de Dios.
5 Porque tu boca declaró tu iniquidad,
pues has escogido el lenguago de loa as-
tutos.
6 Tu boca te condenará, y no yo ; y tus
labios testificarán contra ti
7 ¿ Naciste tú primero qne Adam ? ¿j
fuiste íú creado antes de los collados?
JOB.
8 ¿Oíste tú él secretó de Dios, que de-
tienes en tí solo ]& sabiduría.
0 ¿Qué sabes tú que no lo sabemos?
¿ qué entiendes tú que no se bolle en no-
sotros?
10 Entre nosotros también hay cano,
también hay viejo, mayor en dias que tu
padre.
11 ¿ En tampoco tienes las consolacio-
nes de Dios ; y tienes alguna cosa oculta
acerca de ti ?
12 ¿ Por qué te toma tu corazón, y por
qué guiñan tus ojos,
13 Que respondas á Dios con tu espíri-
tu, y saques tales palabras de tu boca?
14 ¿ Qué cosa es el hombre para que sea
limpio, y que se justifique el nacido de
muger?
15- He aqui, que en sus santos no con-
fia, y ni los cielos son limpios delante de
sus ojos :
16 ¿Cuánto mas el hombre abominable
y Til, que bebe como agua la iniquidad ?
17 í Escúchame : mostrarte he, y con-
tarte he lo que he visto :
18 Lo que los sabios nos contaron de
sus padres, y no lo encubrieron :
19 A los cuales solos fué dada la tierra ;
y no pasó extraño por medio do ellos.
20 Todos los dias del impló, él es ator-
mentado de dolor, y el número de años
es escondido al violento.
21 Estruendos espantosos tiene en sus
orejas, en la paz le vendrá quien le asuele.
22 El no creerá que ha de volver de las
tinieblas, y siempre está mirando la es-
pada.
23 Desasosegado viene A comer siempre,
porque sabe que le está aparejado día de
tinieblas.
24 Tribulación y angustia le asombrará,
y se esforzará contra él, como un rey
aparejado para la batalla.
25 Porque él extendió su mano contra
Dios, y contra el Todopoderoso se es-
forzó.
26 El le encontrará en la cerviz, en
lo grueso de los hombros de sus escu-
dos.
27 Porque cubrió su rostro* con bu gor-
dura : y hizo arrugas sobre los {jares.
28 Y habitó las ciudades asoladas, las
casas inhabitadas, que estaban puestas
en montones.
29 No enriquecerá, ni Bcrá firme su
potencia, ni extenderá por la tierra su
hermosura.
90 No se escapará de las tinieblas : la
Span. 31
Dama secará su renuevo, y con el aliento
de su boca perecerá.
31 No será afirmado : en vanidad yerra :
por lo cual en vanidad será trocado.
82 El será cortado antes de su tiempo,
y sus renuevos no reverdecerán.
33 El perderá su agraz, como la <g}d ; y
como la oliva derramará su flor.
34 Porque la compañía del hipócrita
será asolada ; y fuego consumirá las tien-
das de coecho.
35 Concibieron dolor, y parieron ini-
quidad: y las entrañas de ellos meditan
engaño.
CAPITULO XVL
Declara Job el afecto y intento de sus amigo» en teta
disputa, que no es ni de enseñarle, ni mena» de con-
tetarte, mat dejactarfanfarronaments mtakiduria
cargándole de injurias. II. Apela en la defensa de
su inocencia para Diot+d quién es notoria, y de cuya
mano se siente azotado sin pecado suyo.
YRE8PONDIÓ Job, y dtf o :
2 Muchas veces he oido cosas co-
mo estas: consoladores molestos mi»
todos vosotros.
3 i Han de tener fin las palabras vento-
sas ? i ó qué te animará á responder ?
4 También yo hablaría como vosotros.
Ojalá vuestra alma estuviera en lugar de
la mía, que yo os tendría compañía en las
palabras, y sobre vosotros movería mi
cabeza.
5 Esforzariaos con mi boca, y la conso-
lación de mis labios detendría d dolor.
6 Mas si hablo, mi dolor no cesa ; y si
dejo de hablar, no se aparta de mí.
7 Empero ahora me ha fatigado: ha
asolado toda mi compañía.
8 Háme arrugado : el testigo es mi ma-
grez, que se levanta contra mi para testi-
ficar en mi rostro.
9 Su furor me arrebató, y me ha sido
contrarío: crujió sus dientes contra mi;
contra mi aguzó sus ojos mi enemigo.
10 Abrieron contra mi su boca, hirieron
mis mejillas con afrenta : contra mi se
juntaron todos.
11 1f Háme entregado Dios al mentiro-
so, y en las manos de los impíos me hizo
temblar.
12 Próspero estaba, y desmenuzóme ; y
arrebatóme por la cerviz, y despedazó-
me, y púsome á si por hito.
13 Cercáronme sus flecheros, partió mis
ríñones, y no perdonó : mi niel derramó
por tierra.
14 Quebrantóme de quebrantamiento
sobre quebrantamiento: corrió contra
mi como u» gigante.
481
JOB.
15 To cosí saco sobre mi piel» y cargué
mi cabeza de polvo.
16 Mi rostro está enlodado con lloro, y
mis párpados entenebrecidos ;
17 Sobre no haber iniquidad en mis ma-
nos, y haber sido limpia mi oración.
18 i Oh tierra no cubras mi sangre, y no
hayafrugar á mi clamor I
19 Por derto aun ahora en los cielos
está mi testigo, y mi testigo en las al-
turas.
20 Mis disputadores son mis amigos :
mas mis ojos á Dios destilan.
21 / Ojalá pudiese disputar el hombre
con Dios, como puede con su prójimo !
22 Mas lee años contados vendrán: y
yo andaré el camino por donde no vol-
veré.
CAPITULO XVII.
FtoeigmMb en m intento* U. Trae loe adversario»
á la disputa de la remuneración de la eeperanta de
U* piado** en este mundo q/Uo*to»j paramoetrar
TlTI huelgo es corrompido, mis días
Jj/JL son cortados, y el sepulcro me está
aparejado.
2 Ya no hay conmigo sino escarnecedo-
res, en cuyas amarguras se detienen mis
ojos.
8 Pon ahora, y dame fianzas contigo:
¿ quién tocará ahora mi mano ?
4 Porque el corazón de ellos has escon-
dido do entendimiento: por tanto no
los ensalzarás.
5 £1 que denuncia lisonjas á sus próji-
mos, los ojos de sus hijos desfallezcan.
6 El me ha puesto por parábola de
pueblos, y delante de eüos he sido tam-
boril.
7 Y mis ojos se oscurecieron de desa-
brimiento, y todos mis pensamientos
han sido como sombra.
. 8 Los rectos se maravillarán de esto, y
el inocente se despertará contra el hipó-
crita.
9 Mas el justo retendrá su carrera ; y
el limpio de manos aumentará la fuerza.
10 H Mas volved todos vosotros, y ve-
nid ahora, y no hallaré entre vosotros
sabio.
11 Mis días se pasaron, y mis pensa-
mientos fueron arrancados, los pensa-
mientos de mi corazón.
12 Pusiéronme la noche por dia, y la
luz cercana delante de las tinieblas.
13 Si yo espero, el sepulcro es mi casa :
en las tinieblas hice mi cama. *
14 A la huesa dije : Mi padre eres tú : á
los gusanos : Mi madre, y mi hermano.
482
15 4 Dónde pues estará ahora mi espe-
ranza? y mi esperanza, ¿quién la vera?
16 A los rincones de la huesa descen-
derán ; y juntamente descansarán en el
polvo.
CAPITULO xvm.
Baldad Suhita teniéndote por injuriado de Job, pro-
sigue en describir el calamitoso fin del Atiplo pros-
perado en el mundo queriendo por esto decir, qm
no perecen así sino loe vnpioe con Que partee putanr
4 Job, v responder d tu cuestión.
Y RESPONDIÓ Baldad Suhita, y
dijo:
2 ¿ Cuándo pondréis fin á las palabras ?
Entended, y después hablemos.
$ ¿ Por qué somos tenidos por bestias *
¿ en vuestros ojos, somos viles ?
4 Oh tu que despedazas tu alma con tu
furor, ¿ será dejada la tierra por tu causa,
y serán traspasadas las penas de su lu-
gar?
5 Ciertamente la luz de los impíos será
apagada, y la centella de su fuego no
resplandecerá.
6 La luz se oscurecerá en su tienda, y
su candil se apagará sobre éL
7 Los pasos de su potencia serán acor-
tados, y su mismo consejo le echará á
perder.
8 Porque red será echada en sus pies,
y sobre red andará.
9 Lazo prenderá su calcañar: esforzará
contra él á los sedientos.
10 Su cuerda está escondida en la tier-
ra, y bu orzuelo sobre la senda.
11 De todas partes le asombrarán te-
mores ; y con sus mismos pies le ahuyen-
tarán.
12 Su fuerza será hambrienta, y á su cos-
tilla estará aparejado quebrantamiento.
13 Comerá los ramos de su cuero, y el
primogénito de la muerte tragará sus
.jiniembros.
14 Su confianza será arrancada de su
tienda, y le harán llevar al rey de los
espantos.
15 En bu misma tienda morará como
si no fuese suya : piedrazuíre será espar-
cida sobre su morada.
16 Abajo se secarán sus raíces, y arriba
serán cortados sus ramos.
17 Su memoria perecerá de la tierra, y
no tendrá nombre por las calles.
18 De la luz será lanzado á las tinie-
blas, y será echado del mundo.
19 No tendrá hijo ni nieto en su pueblo,
ni sucesor en sus morados.
20 Sobre 'su dia se espantarán los por
venir, y á los antiguos tomarán pavor.
JOB.
31 Ciertamente tales ton las moradas
del impío, y este e* el lugar del que no
conoció á Dios.
CAPITULO XIX.
Quejase Job de sus amioos^de que tan inhumanamente
te injurien en m aJUccion. II. Tno habiendo ellos
tábido responder d la cuestión que te» propuso en el
eapanlo dhus w siam\ él se responde, ajirmando con
palabra* a prefación de gran peso, haber resnrrec
cion Jbtal ordenada por la providencia de Dio*,
donde el espera ser floriosamenée restaurado: y
qm eemeeéa esperanza suporta al presente la ataño
de Dios, que tan duramente te aJUae.
Y RESPONDIÓ Job, y dtfo :
2 ¿Hasta cuándo angustiaréis mi
olma : y me moleréis con palabra* ?
3 Ya me habéis avergonzado diez vc-
ces : no tenéis vergüenza de afrentarme.
4 Sea asi, que de cierto yo haya errado :
conmigo Be quedará mi yerro.
5 Mas si Tosotros os engrandeciereis
contra mí, y redargüyereis contra mi mi
oprobrio :
6 Sabed ahora, que Dios, me trastornó,
f trajo al derredor su red sobre mí.
7 He aquí, yo clamaré agrario, y no se-
ré oído; daré roces, y no habrá juicio.
8 Cercó de vallado mi camino, y no pa-
saré ; y sobre mis veredas puso tinieblas.
9 Quitóme mi honra, y quitó la corona
de mi cabeza.
10 Arrancóme al derredor, y me fui ; y
hizo Ir, como de un árbol, mi esperanza.
11 T hizo inflamar contra mí su furor ;
y contóme á si entre sus enemigos.
12 Vinieron sus ejércitos á una, y trilla-
ron sobre mi su camino; y asentaron
campo en derredor de mi tienda.
13 Mis hermanos hizo alejar de mi, y
mis conocidos ciertamente se extraña-
ron de mí.
14 Mis parientes se detuvieron ; y mis
conocidos se olvidaron de mi.
15 Los moradores de mi casa, y mis
criadas, me tuvieron por extraño : extra-
fio raí yo en sus ojos.
16 Llamé á mi siervo, y no respondió ;
de mi propia boca le rogaba.
17 Mi aliento fué hecho extraño á mi
muger, y por los hjjos de mi vientre le
rogaba.
18 Aun los muchachos me menospre-
ciaron: en levantándome, luego habla-
ban contra mí.
19 Todos los varones de mi secreto me
aborrecieron; y los que yo amaba, se
tornaron contra mí.
20 MI hueso se pegó a mi piel y á mi
carne, y he escapado con el enero de mis
dientes.
| 21 ¡Oh vosotros mis amigos tened com-
pasión de mí, tened compasión de mí !
porque la mano de Dios me ha tocada
22 ¿ Por qué me perseguís como Dios,
y no os hartáis de mis carnes ?
23 ¿Quién diese ahora que mis palabras
fuesen escritas? ¿Quién diese oue se
escribiesen en un libro ?
24 ¿Qué con cincel de hierro y con plo-
mo fuesen en piedra esculpidas para
siempre ?
25 Yo sé que mi Redentor vive, y que
al fin se levantará sobre el polvo.
26 Y después, desde este mi roto cuero,
y desde mi propia carne tengo de ver á
Dios :
27 Al cual yo tengo de ver por mi, y
mis ojos le han do ver, y no otro, [aun-
que] mis ríñones se consuman dentro
de mi
28 ¿Por qhé no decís: Por qué le per-
seguimos? pues que la raíz del negocio
se halla en mí.
29 Temed á vosotros delante de la es-
pada ; porque la ira de la espada de las
maldades viene: porque sepáis que hay
juicio.
CAPITULO XX-
Sophar NaamathUa persevera en describir la emln-
midad que vendrá al impío prosperade en el mundo,
d lo que parece, con intento de punzar d Job.
Y RESPONDIÓ Sophar NaamathUa,
y<UJo:
2 Por cierto mis pensamientos me ha-
cen responder, y por tanto me apresuro.
3 El castigo de mi vergüenza he oido, y
el espíritu de mi Inteligencia me hace
responder.
4 ¿Esto no sabes que fué siempre, des-
de el tiempo que fué puesto el hombre
sobre la tierra :
5 Que la alegría de los impíos « breve,
y el gozo del hipócrita, por un momen-
to?
6 Si subiere hasta el cielo su altura, y
su cabeza tocare en las nubes,
7 Como su mismo estiércol perecerá
pora siempre: los que le vieren, dirán:
¿Qué es de él?
8 Como sueño volará, y no será hallado ;
y irse ha como una visión nocturna.
9 El ojo que le viere, nunca mas le ve-
rá : ni su lugar lo verá mas.
10 Sus h^os pobres andarán rogando,
y sus manos tornarán lo que él robó.
11 Sus huesos están llenos de sus mo-
cedades : y con él serán sepultados en el
polvo.
JOB.
12 Si el mal se endulzó en bu boca, al
lo ocultaba debajo de su lengua:
13 Si íe parecía bien, y no lo dejaba ;
mas antea lo detenia entre su paladar :
14 Su comida se mudará en sus entra*
ñas : niel de áspides [se tornará] dentro
de él»
15 Comió haciendas, mas vomitarlas
ha : de su vientre las sacará Dios.
16 Veneno de áspides chupará : lengua
de víbora le matará.
17 No verá los arroyos, las riberas de
los rios de miel y do manteca.
18 Restituirá el trabajo ageno conforme
á la hacienda que tomó : y no tragará,
ni gozará.
19 Por cuanto molió, dejó pobres : ro-
bó casas, y no las edificó;
20 Por tanto él no sentirá sosiego en su
vientre, ni escapará con su codicia.
21 No quedó nada que no comiese : por
tanto su bien no será durable.
22 Cuando fuero lleno su bastimento,
tendrá angustia, toda mano del trabaja-
do lo acometerá.
23 Cuando se pusiere á henchir su
vientre, Dios enviará sobre él la ira de
su furor; y lloverá sobre él y sobre su
comida.
24 Huirá de las armas de hierro, y pa-
sarle ha* el arco de acero.
25 Desvainará, y sacará saeta de su al-
jaba, y saldrá resplandeciendo por su
hiél : sobré él vendrán terrores.
26 Todas tinieblas están guardadas pa-
ra sus secretos, fuego no soplado le de-
vorará : su sucesor será quebrantado en
su tienda.
27 Los cielos descubrirán su Iniquidad :
y la tierra estará contra él.
28 Los renuevos de su casa serán tras-
portados ; y serán derramados en el dia
de su furor.
29 Esta es la parte que Dios apareja al
hombre impío ; y esta es la heredad que
Dios le señala por su palabra.
CAPITULO XXI.
Concede Job, que hay calamidad para el impío pros-
perado, la cual pinta ata» trágicamente, mat que
m engallan tu» advereqríoe en pensar, que esta ven-
ga $tempre en este mundo, n. Porqm te ve, que d
uno» viene. lU. Y otro» mueren quieto» en tu pros-
peridad.
Y RESPONDIÓ Job, y dtfo :
2 Oid atentamente mi palabra, y
sea estopor vuestros consuelos.
8 Suportadme, y yo hablaré ; y después
que hubiere hablado, escarneced.
4 ¿Hablo yo á algún hombre? y si es
484
asi, ¿por qué no se angustiará mi espí-
ritu ?
5 Miradme, y espantaos, y poned la
mano sobre la boca.
6 Que cuando yo ífle acuerdo, me asom-
bro ; y toma temblor mi carne.
7 i Por qué viven los impíos, y se en-
vejecen, y aun crecen en riquezas?
8 Su simiente con ellos, compuesta de-
lante de ellos; y sus renuevos delante
de sus ojos.
9 Sus casas seguras de temor, ni hay
sobre ellos azote de Dios.
10 Sus toros engendran y no yerran:
paren sus vacas y no amueven.
11 Echan sus chiquitos como manada
de ovejas, y sus htfos andan saltando.
12 A son de tamboril y de vihuela sal-
tan ; y se huelgan al bou del órgano.
13 Gastan sus días en bien, y en un mo-
mento descienden á la sepultura.
14 Y dicen á Dios: Apártate de noso-
tros, que no queremos el conocimiento
de tus caminos.
15 ¿ Quién es el Todopoderoso para que
le sirvamos? ¿y de qué nos aprovechará
que oremos á él ?
16 He aquí, que su bien no está en su
mano: el consejo de los impíos lejos
esté de mí.
17 T ¡ Oh cuántas veces la antorcha de los
impíos es apagada; y viene sobre ellos
su contrición ; y con su ira Dios les re-
parte dolores !
18 Serán como la paja delante del vien-
to, y como el tamo que arrebata el tor-
bellino.
19 Dios guardará para sns hijos su vio-
lencia ; y le dará bu pago, para que co-
nozca.
20 Verán sns ojos su quebranto ; y be-
berá de la Ira del Todopoderoso.
21 Porque ¿ qué deleite tendrá él de su
casa después de si, siendo cortado el
número de sus meses ?
22 ¿ Ensenará él á Dios sabiduría, juz-
gando él las alturas ?
23 Este morirá en la fortaleza de su
hermosura todo quieto y pacifico.
24 Sus pechos están llenos de leche, y
sus huesos serán regados de tuétano.
25 Y estotro morirá con amargo ánimo,
y no comerá con bien.
26 Juntamente yacerán sobre la tierra,
y gusanos los cubrirán.
27 He aquí, que yo conozco vuestros
pensamientos, y las imaginaciones que
contra mi forjáis, 9db^
JOB.
28 Porque decís: ¿Qué es déla casa del
príncipe? ¿y que* es de la tienda de las
moradas de los impíos ?
29 ¿No habéis preguntado á los qno
pasan por los caminos, cuyas señas no
negaréis?
30 Que el malo es guardado del dia de
la contrición, del dia de las iras son lle-
vados.
31 ¿ Quién le denunciará en su cara su
camino? ¿y de lo que él hizo, quién lo
dará el pago ?
32 Porque el ya será llevado á los se-
pulcros, y en el montón permanecerá.
33 Los terrones del arroyo lo serán ya
dulces; y tras de él será llevado todo
hombre, y antes de él no hay número.
34 ¿Cómo pues me consoláis en vano,
pues vuestras respuestas quedan por
mentira ?
capitulo xxn.
EUphaz 7%emanita ya abiertamente redarguye d Job
de impío tirano en *u vida, jr «ue por mm culpa* pa-
ute* Jmatamente. IL Exhórtale á arrepentimiento,
prometiéndole prosperidad en ¿L
Y RESPONDIÓ EUphaz Themanita, y
d\)o:
2 ¿Traerá el hombre provecho á Dios?
porque el sábfo á si mismo aprovecha.
3 ¿Tiene su contentamiento el Omni-
potente en que tú seas justificado ? ¿ 6
le viene algún provecho de que tú hagas
perfectos tus caminos ?
4 ¿Si porque te teme, te castigará, y
vendrá contigo á juicio ?
5 Por cierto tu malicia es grande : y tus
maldades no tienen fin.
6 Porque prendaste á tus hermanos sin
causa, y hiciste desnudar las ropas de los
desnudos.
7 No disto de beber agua al cansado, y
al hambriento detuviste el pan.
8 Empero el violento tuvo la tierra, y
el honrado habitó en ella.
9 Las viudas enviaste vacias, y los bra-
zos de los huérfanos fueron quebrados.
10 Por tanto hay lazos al derredor de
ti, y te turba espanto repentino :
' 11 O tinieblas, porque no veas ; y abun-
dancia de agua te cubre.
12 ¿No está Dios en la altura de los
cielos? Mira la altura do las estrellas
como son altas.
13 ¿Dirás pues: Qué sabe Dios? ¿có-
mo juzgará por medio de la oscuridad ?
14 Las nubes Bon su escondedero, y no
ve : y por el cerco del cielo so pasea.
15 ¿ Quieres tú guardar la senda antigua,
que pisaron los varones perversos:
10 Los cuales fueron cortados antes do
tiempo : cuyo fundamento fué como un
rio derramado :
17 Que decían á Dios : Apártate de no-
sotros : ¿y qué nos ha do hacer el Omni-
potente ?
18 Habiendo él henchido sus casas de
bienes. Por tanto el consejo de ellos le-
jos sea de mí.
19 Verán los justos, y gozarse han, y el
inocente los escarnecerá.
20 ¿ Fué cortada nuestra substancia, ha-
biendo consumido el fuego el resto do
ellos ?
21 1T Ahora pues conciértate con él, y
tendrás paz, y por ello te vendrá bien.
22 Toma ahora la ley de su boca, y pon
sus palabras en tu corazón.
23 Si te tornares hasta el Omnipotente,
serás edificado : alejarás de tu tienda la
iniquidad.
24 Y tendrás mas oro quo tierra, y co-
mo piedras de arroyos, oro de Ophir.
25 T tu oro será el Todopoderoso; y
tendrás plata á montones. .
26 Porque entonces te deleitarás en el
Omnipotente, y alzarás á Dios tu rostro.
27 Oraras á él, y él te oirá, y pagarás
tus votos.
28 Y determinarás la cosa, y serte ha
firme, y sobre tus caminos resplandece-
rá luz.
29 Cuando los otros fueren abatidos, di-
rás tú : Ensalzamiento : y al humilde de
ojos salvará.
30 Un. inocente escapará una isla: y en
la limpieza do tus manos Berá guardada. *
capitulo xxra.
Pertiete aun Job en la de/enta de $u inocencia, ajkr-
mando todavía que la podría defender delante de
Dio*, $i hubiera de di/putar con él eomo con otro
hombre. II. Púrgate contra la* calumnia* de EU-
phax.
Y RESPONDIÓ Job, y düo :
2 Hoy también hablaré con amar-
gura, y será mas grave mi llaga que mi
gemido.
3 j Quién diese que le conociese, y le
hallase! yo irla hasta su trono.
4 Ordenarla juicio delante de él, y mi
boca henchirla de argumentos.
5 Yo sabría lo que él me responderla, y
entendería lo que me dijese.
6 ¿Pleitearía conmigo con multitud do
fuerza? No : antes él la pondría en mí.
7 Allí el recto disputarla con él ; y es-
caparía para siempre de él que me con-
dena.
8 He aquí, yo Iré al oriente, y no le
485
JO*.
hallaré, 7 al occidente, y no le enten-
deré.
9 81 al norte él obrare, 70 no le veré : al
mediodía se esconderá, 7 no le vereV
10 H Mas él conoció mi camino : pro-
bóme, 7 sali como oro.
11 Mis pies tomaron sn rastro t guardé
sn camino, 7 no me aparté.
12 Del mandamiento de bus labios nun-
ca me quité: las palabras de su boca
guardé mas que mi comida.
13 Y si él se determina en una cosa,
¿quién le apartará? Su alma deseó, 7
hizo.
14 Por tanto él acabará lo que ha deter-
minado de mi ; 7 muchas cosas como es-
tas Tiay en él.
15 Por lo cual 70 me espantaré delante
de su rostro: consideraré, 7 temerle he.
10 Dios ha enternecido mi corazón, 7 el
Omnipotente me ha espantado.
17 ¿ Por qué 70 no fui cortado delante
de las tinieblas, 7 cubrió con oscuridad
mi rostro?
CAPITULO XXTV.
Protiguiende Job en su raeonamiente tienta aun Ja
sabiduría de los adversarios probándoles (d* la li-
cencia oon que los malos d veces perseveran en eme
malos camino*, hasta que la muerte los suca de eüos,
tinques* vea en eBút otro castigo) que Dios no tiene
providencia de tas cosas de este mundo, lo cual te
sigue evidentemente de la opinión de ellos,
2T>OR qué no son ocultos los tiempos
0JL al Todopoderoso, pues los que le
conocen no Ten sus días ?
2 Toman los términos, roban los gana-
t dos, 7 tos apacientan.
3 Llévense el asno de los huérfanos,
prendan el bue7 de la rinda.
4 Hacen apartar del camino á los po-
bres, 7 todos los pobres de la tierra se
esconden.
5 He aquí, que como asnos monteses
en el desierto salen á su obra madrugan-
do para robar ; el desierto es su mante-
nimiento, y de sus hijos.
6 En el campo siegan su pasto, 7 los
Impíos Tcndimian la viña»
7 Al desnudo hacen dormir sin ropa, 7
que en el frió no tenga cobertura.
8 De la inundación de los montes fue-
ron humedecidos ; 7 abrazaron las penas
sin tener en que cubrirse.
9 Al huérfano del pecho roban, 7 de so-
bre el pobre toman la prenda.
10 Al desnudo hacen andar sin vestido,
7 á los hambrientos quitan los manojos.
11 De dentro de sus paredes esprimen el
aoelte, pisan loe lagares, 7 mueren de sed.
486
12 De la ciudad claman los hombres, 7
las almas do los muertos dan voces, 7
Dios no puso estorbo.
13 Ellos son los que son rebeldes á la
luz: nunca conocieron sus caminos, ni
estuvieron en sus veredas.
14 A la luz se levanta el matador : mata
al pobre 7 al necesitado, 7 de noche es
como ladrón.
15 El ojo del adultero está aguardando
la noche, diciendo : No me verá nadie, 7
esconderá su rostro.
16 En las tinieblas minan las casas, que
de día se señalaron : no conocen la luz.
17 Porque á todos ellos la mañana les es
como sombra de muerte: si son conocí,
dos, terrores de sombra de muerte loe
toman,
18 Son livianos, sobre las aguas : su por-
ción es maldita en la tierra. Nunca vio*
nen por el camino de las vinas.
19 La sequedad, 7 también el calor ro-
ban las aguas de la nieve; 7 el ««pulcro
á los pecadores.
20 El misericordioso se olvidará de
ellos, los gusanos sentirán dulzura de
ellos : nunca mas habrá de ellos memo-
ria ; 7 como un árbol sera quebrantad»
la iniquidad.
21 A la muger estéril que no parla, afli-
gió ; 7 á la viuda nunca hizo bien.
22 Mas á los violentos adelantó con su
poder : levantóse, 7 no fió d nadie en la
vida.
23 SU algunos le dieron á crédito, 7 se
afirmó en eUos; sus ojos tuvo puestos so-
bre los caminos de ellos.
24 Fueron enaltecidos por un poco, 7
desaparecieron, 7 son abatidos como ca-
da cual : serán encerrados, 7 cortados,
como cabezas de* espigas.
25 T si no es orí, ¿ quién me desmentirá
ahora, ó tornará en nada mis palabras ?
CAPITULO XXV.
Jfo pudiendo Baldad SukUa dar otra razón de la pro-
videncia de Dice al argumento de Job (como d la
verdad no nos es manjfetteda otra mas cierta) rema
Ulodm absoluto uhíbr* peder. 11. Ymlm d redar-
güir ajoben la gioriacion de su inocencia, como ti
en eüa se quisiese comparar con Dios.
Y RESPONDIÓ Baldad Suhita, 7 dijo :
2 El señorío 7 el temor están con
él : él hace paz en sus alturas.
3 ¿Tienen sus ejércitos número? ¿7
sobre quién no está su luz ?
4 H ¿ Y cómo se Justificará el hombro
con Dios? ¿7 cómo será limpio el que
nace de muger? * \
6 He aquí, que ni aun hasta la luna se-
JOB.
rá re^pleiidecreiiic ? ín las estrellas son
limpias delante de sus ojos.
0 ¿Cuánto mas el 'gusano de! hombre,
y htyo de hombre gusano t
CAPITULO XXVI
Muottra Job A leo advoroariosqueno timen qm dispu-
tar con U do la providencia A Dios, de la cual 41
tiente mejor qm ettoe, deduciéndola por algunas de
mmobra*,eon qm responde día primor* par* del
YBE8P0NDIÓ Job, y dQo :
9 4 En qué ayudaste al que no tiene
fuerza? ¿salvaste con brazo al que no
tiene fortaleza?
3 i En qué aconsejaste al que no tiene
deuda f 4 y mostraste asaz [tú] sabidu-
ría?
4 ¿ Aquién has anunciado palabras ? ¿ y
cuyo es el espíritu que sale de tí ?
•5 Cosos Inanimadas son formadas de-
bajo de las aguas, y de sus moradas.
6 £1 sepulcro es descubierto delante de
él, y el infierno no tiene cobertura.
7 Extiende al aquilón sobre yació:
cuelga la tierra sobre nada.
& Las aguas ata en sus nUbes, y las nu-
bes no se rompen debajo de ellas.
9 El aprieta ja faz de su trono, y ex-
tiende sobro él su nube.
10 El cercó con término la superficie
délas aguas hasta que se acabe la luz y
las tinieblas.
11 Las columnas del cielo tiemblan, y
ae espantan de su reprensión.
12, El rompe la mar con su potencia, y
eon su entendimiento hiere [su] hincha-
zón.
18 Se espíritu adornó los délos: su
mano crió !a serpiente rolliza.
14 He aquí, estas son partes de sns ca-
minos : ¿ y cuan poco es lo que habernos*
oido de él? porque el estruendo de sus
fortalezas ¿ quién lo entenderá?
CAPITULO XXVIL
Momeado Job día, togmda parle del dieko do Maldad,
protestando do nuevo de su inocencia, 9 déla inju-
ria qm fe hacen. Juagando do él do otra manera.
II. Dockm-a «I cornejo do la providencia do Mico
acarea del castigo do loo impíos, diciendo: qm m
prooperidad mundana es verdad que al fin te desea-
noto en el mismo mundo, mas qm tu verdadero cas-
tigo para después do su muerte 00 § nm ifcnf 11
Y TORNO Job á tomar su parábola, y
dijo:
" 2 Vive el Dios que me quitó mi dere-
cho; y el Omnipotente, que amargó mi
alma:
8 Que todo el tiempo que mi alma es-
tnTlere en mi, y hubiere resuello de Dios
en mis narices,
4 Sis labios no halAtfan Iniquidad t ni
mi lengua pronunciará engaño.
5 Nunca tal me acontezca, que yo os
justifique : hasta morir no quitaré mi in-
tegridad de mi.
6 Mí justicia tengo asida, y no la aflo-
jaré, no se avergonzará mi corazón de
mis dios.
7 T Sea como el impío mi enemigo, y
como el inicuo mi adTersarlo.
8 Porque ¿qué es la esperanza del hipó-
crita, si mucho hubiere robado, cuando
Dios arrebatare su alma?
9 ¿ Oirá Dios su clamor, cuando viniere
sobre él la tribulación 7
10 ¿Se deleitará en el Omnipotente?
¿ llamará á Dios en todo tiempo ?
11 Yo os enseñaré lo que está en la ma-
no de Dios: no esconderé lo que está
acerca del Omnipotente.
12 He aquí, que todos vosotros lo ha-
béis visto : i por qué pues os desvanecéis
con vanidad ?
13 Esta es la suerte del hombre Impío
acerca de Dios, y la herencia que los vio-
lentos han de recibir del Omnipotente.
14 SI sus hijos fueren multiplicados, se-
rán para la espada, y sus pequeños no sé *
hartarán de pan.
15 Los que de ellos quedaren, en muerte
serán sepultados, y sus viudas no llora-
rán.
16 Si amontonare plata como polvo, y
si aparejare ropa como lodo:
17 Aparejará, mas él justo se vestirá, y
el inocente repartirá la plata.
18 Edificó su casa como la poHHa, y co-
mo cabana que hizo alguna guarda.
1Q El rico dormirá, mas no será reco-
gido: abrirá sus ojos, y no verá á na-
die.
20 Asirán de él terrores como aguas:
torbellino le arrebatará de noche.
91 Tomarle ha solano, y irse ha: y
tempestad le arrebatará de su lugar.
29 Y echará sobre él, y no perdonará:
huyendo huirá de su mano.
28 Batirá sus manos sobre él, y desde
su lugar le silbará.
CAPITULO XXVÜL
VuelveUób d la afirmación de la divina providencia
por la menuda consideración de tm abrasenéa na-
turales*, 1L MmomtraomonDiossom reside la oer-
dadera sabiduria, do la cual hace participante* o\
loe hombres, por su solo temor y la observancia de m
fe»
CIERTAMENTE la plata tiene su
oculto nacimiento, y el oro lugar de
donde lo sacan.
487
JOB;
2 El hierro te tomado del pairo, 7 de
la piedra es fundido el metaL
8 A las tinieblas puso término, y á toda
obra perfecta qne él hizo puto piedra de
oscuridad y de sombra de muerte.
4 Sale el rio junto al morador; y las
aguas sin pié, mas altas que el hombre,
se fueron.
5 Tierra de la cual saldrá pan, y debajo
de ella estará como convertida en fuego.
6 Lugar que sus piedras serán zafiros,
y tendrá polvos de oro.
7 Senda que nunca la conoció ave, ni
ojo de bueltre la vló.
8 Nunca la pisaron animales fieros, ni
pasó por ella león.
9 En el pedernal puso su mano, y tras-
tornó los montes de raiz.
10 De los peñascos cortó rios, y todo
lo precioso vio su ojo.
11 Loe ríos detuvo en su nacimiento, y
lo escondido hizo salir á luz.
* 13 1T ¿ Mas la sabiduría, dónde se halla-
rá? ¿y el lugar de la prudencia, dónde
está?
13 Nunca el hombre supo su valor, ni
se halla en la tierra de los vivientes.
14 El abismo dice : No está en mí : y la
mar dijo: NI conmigo.
15 No se dará por oro, ni su preció será
á peso de plata.
16 No es apreciada con oro de- Ophir,
ni con ónix precioso, ni con zafiro.
17 El oro no se le igualará, ni el dia-
mante; ni se trocará por vaso de oro
fino.
.18 De coral, ni de gabis, no se hará
mención : la sabiduría es mejor que pie-
dras preciosas.
19 No se Igualará con ella esmeralda
de Ethiopia: no se podrá apreciar con
oro fino.
20 ¿ De dónde, pues, vendrá la sabidu-
ría? ¿y dónde está el lugar de la inteli-
gencia?
21 Pues es encubierta á los ojos de todo
viviente, y á toda ave del cielo es oculta.
,22 La perdición y la muerte dijeron :
Su fama hemos oído de nuestras ore-
jas.
23 Dios entendió su camino, y ej soto
conqció su lugar.
24 Porque él mira hasta los fines de la
tierra, y ve debajo de todo el cielo :
25 Haciendo peso al viento, y poniendo
las aguas por medida.
25. Cuando él hizo ley á la lluvia, y ca-
mino al relámpago de los truenos :
488
27 Entonces la vid él, y la inamifeetó; la-
preparó, y también la inquirió.
28 Y d\)o al hombre : He aquí, que el
temor del Señor es la sabiduría; y la in-
teligencia el apartarse del mal.
CAPITULO XXIX.
Batiendo Jpb comentado en la segunda parte del ca-
pitolio precedente d purgarte de la nota de impie-
dad qué Je impusieron sus adversarios, prosigue agid
recitando sus prosperidades patada» venidas déla,
mano de Dio», asimismo su piadosa manera de vi-
vir, oponiéndolo todod loe calumnia* de lo* etdver-
Y TORNÓ Job á tomar su parábola,
y<H)o:
2 1 Quién me tornase como en los me*
6es pasados, como en los dias cuando
Dios me guardaba!
3 Cuando hacia resplandecer su cande-
la sobre mi cabeza, á la luz de la cual yo
caminaba en la oscuridad.
4 Como fui en los dias de mi mocedad,
cuando Dios era familiar en mi tienda;
5 Cuando aun el Omnipotenteattota con-
migo, y mis mozos al derredor de mi ;
6 Cuando yo lavaba mis caminos coa
manteca, y la piedra me derramaba rios
de aceite;
7 Cuando salla á la puerta ajuicio, y en
la plaza hacia aparejar mi silla:
8 Los mozos me velan, y se escondían,
y los viejos se levantaban, y estaban en
pié.
9 Los principes detenían sus palabras,
y ponían la mano sobre su boca. „
10 La voz de los principales se ocultaba,
y su lengua se pegaba á su paladar.
11 Cuando los oídos que me oian, me
llamaban bienaventurado, y los ojos que
me velan, me daban testimonio;
- 12 Porque libraba al pobre que gritaba,
y al huérfano que carecía de ayudador.
13 La bendición de él que se iba á per-
der venia sobro mi, y al corazón de* la
viuda hacia cantar de alegría.
14 Vestíame de justicia, y ella me vestía
como un manto, y mi toca era Juicio.
15 Yo era ojos al ciego, y pies al coja
16 A los menesterosos era padre, y de
la causa que no entendía, me informaba
con diligencia.
17 Y quebraba los colmillos del inicuo;
y de sus dientes hacia soltar la presa, '
18 Y decía: En mi nido moriré, y eomo *
arena multiplicaré dias.
19 Mi raiz está abierta junto á las aguas,
y en mis ramas permanecerá rocío.
20 MI honra se renueva conmigo, y mi
arco se renueva en mi mano.
JOB;
, 21 Oíanme y espesaban, y callaban á mi
consejo.
23 Tras mi palabra no replicaban : mas
mi razón destila/» sobre ellos.
23 Y esperábanme como á la lluvia, y
abrían su boca como á la lluvia tardía.
24 Si me reía á ellos, no lo creían; ni
derribaban la loa de mi rostro.
25 A probaba el camino de ellos, y sen-
tábame en cabecera; y moraba como el
rcyven el ejército, como el que consuela
llorosos.
CAPITULO XXX.
Prosiguiendo Job en m propósito, recita el menospre-
cio de lo* hombres, y la orandesa de la muerta en
qm ahora ee —nUo, opsmiéndok» d la Jkhcidad po>
MAS ahora los mas mozos de dias que
yo, se ríen de mi, cuyos padres yo
desdeñara de ponerlos con los perros de
mi ganado.
2 Porque ¿para qué había yo menester
la fuerza de sus manos, en los cuales pe-
redó el tiempo ?
3 Por causa de la pobreaa y de la ham-
bre solos; que bulan á la soledad, al lu-
gar tenebroso, asoltdo y desierto.
4 Que cogían malvas entre los árboles,
y raices de enebros para calentarse.
5 Eran echados de entre las gente», y to-
dos les daban grita como á ladrón.
. 6 Que habitaban en las barrancas de los
arroyos, en las cabernas de la tierra, y
en Jas miadas.
7 Que bramaban entre las matas, y se
congregaban debaj» de las .espinas.
8 Htfos de Tiles, y hombrea sin nom-
bre: mas bajos que la misma tierra.
9 Y ahora yo soy su canción, y soy he-
cho á ellos refrán.
. 10 Abomínenme, aléjanse de mi ; y aun
de. mi rostro no detuvieron su saliva.
11 Porque Dios desató mi cuerda, y me
afligió; y quitaron el freno delante de
mi rostro.
12 A la mano derecha se levantaron los
muchachos ;' rempujaron mis pies, y
pisaron sobre mi las sendas de su con-
trición.
13 Mi senda derribaron: aprovecháron-
se de mi quebrantamiento; eontra los
cuales no hubo ayudador.
14 Vinieron como por portillo ancho :
revolviéronse por mi calamidad.
15 Turbaciones se convertieron sobre
mí: combatieron como un viento mi
voluntad, y mi salud como nube que
16 T ahora mi alma.está derramada en
mi: dias de aflicción me han compren-
dido.
. 17 De noche taladra sobre mi mis hue-
sos, y pus pulsos no reposan.
18 Con la grandeza do la fuerza del dolor
mi vestidura es mudada; cíñeme como
el collar de mi ropa.
19 Derribóme en el lodo, y soy seme-
jante al polvo, y á la ceniza.
20 Clamo á tí, y no me oyes: me presen-
to, y no me echas de ver.
21 Háste tornado cruel para mi: con
la fortaleza de tu mano me amenazas.
22 Levantásteme, y hicisteme cabalgar
sobre el viento» y derretiste en mí' el
ser.
23 Porque yo conozco que me tornas á
la muerte, y á la casa determinada á todo
viviente.
24 Mas él no extenderá la mano con-
tra el sepulcro : i clamarán los sepultados
cuando él los quebrantare ?
25 ¿ No lloré yo al afligido, y mi alma
no se entristeció sobre el menesteroso r
. 26 Cuando esperaba el bien, entonces
me vino el mal; y cuando esperaba la
luz, vino la oscuridad.
27 Mis entrañas hierven, y no reposan:
previniéronme olas de aflicción.
28 Denegrido anduve, y no por el sol :
levánteme en la congregación, y clamé.
29 Hermano fui de los dragones, y com-
panero de las htyas fiel avestruz.
30 MI cuero está denegrido sobre mi, y
mis huesos se secaron con sequedad,
31 T mi arpa se tornó en luto, y mi ¿ór-
gano en toz de lamentantes.
CAPITULO XXXL
Prosigm la narración de m vida patada, afirmando
su inocencia, y purgándose de toda impiedad para
con Dtoe y para con lo* hombres, protestando que
con sana conciencia.
TTTCE concierto con mis ojos : por-
XI que ¿á qué proposito habla yo de
pensar de la virgen ?
2 Porque, ¿qué galardón me doria de
arriba Dios, y qué heredad .el Omnipo-
tente de las alturas ?
3 ¿No hay quebrantamiento para el im-
plo, y extrañamiento para los que obran
iniquidad ?
4 ¿ No ve él mis caminos, y cuenta to-
dos mis pasos P
5 SI anduve con mentira, y si mi pié se
apresuró á engaño,
6 Péseme Dios en balanzas de justicia,
y conocerá mi perfección.
7 Si m*ft pasos se apartaron del camino,
jcm
y sf mi corazón se fué* tras mis ejes, y el
algo se apegó á mis manos,
8 Siembre yo, y otro coma, y mis ver-
duras sean arrancadas.
9 Bi fué mi corazón engañado acercado
muger, y si estove asechando á la puerta
de mi prójimo :
10 Muela para otro mi muger, y sobre
ella se encorven otros ;
11 Porque es maldad, y iniquidad pro-
bada.
12 Porque es luego que Basta el sepul-
cro devorarla, y toda mi hacienda desar-
raigaría.
13 Si hubiera tenido en poco el derecho
de mi siervo y de mi sierra, cuando ellos
pleiteasen conmigo ;
14 ¿Qué haría yo cuando Dios se levan-
tase? y cuando el visitase; ¿qué le res-
ponderla yo?
15 ¿El que en el vientre me lilao á mi,
no le hizo á él ? ¿y un mismo autor no
nos dispuso en la matriz?
16 Si estorbé el contento de los pobres,
y hice desftttecerles ojos de la viuda ;
17 T si comí mi bocado solo, y no co-
mió de él el huérfano;
1S (Porque desde mi mocedad creció
conmigo como con padre;, y desde el
vientre de mi madre fui gula de la viuda;)
10 Bi vi al que pereciera sin vestido, y
al menesteroso sin Cobertura;
20 Si no me bendfyeron sus lomos, y del
vellocino de mis ovejas se calentaron ;
21 Si alcé contra el huérfano mi mano,
aunque viese que todos me ayudarían
en la puerta :
33 Mi espalda se caiga de mi hombro,
y mi brazo sea quebrado de mi canilla.
38 Porque temí el castigo de Dios, con-
tra coya alteza yo no tendría poder.
34 Si puso en oro mi esperanza, y dtye
al oro: Mi confianza ertt tú ;
25 8i me alegré de que mi hacienda se
multiplicase, y de que mi mano hatta*
se mucho ;
26 81 vi al sol cuando resplandecía, y
á la luna cuando iba hermosa,
37 Y mi corazón se engalló en secreto,
y mi boca besó mi mano:
38 Esto también fuera maldad probada,
porque negarla al Dios soberano.
29 Si me alegré en el quebrantamiento
.del que me aborrecía, y me regocijé,
cuando le halló el mal
90 Que ni aun entregué al pecado mi
paladar, pidiendo maldición para su alma,
31 Cuando mis* domésticos decían:
400
¿quién nos dtes* ée «ü can»* nunca
nos hartaríamos.
83 El eztrangero no tenia lucra la no-
che : mis puertas abría aj caminante.
88 SI encubrí como los hombres mis
prevaricaciones, escondiendo en mi es*
condrUo mi iniquidad;
84 Porque quebrantaba á la gnus muí*
tltud, y el menosprecio de las familias
me atemorizó, y callé, y no salí da mi
puerta;
85 Quién me diese: quién me oyese t
ciertamente, mi señal a que el Omnipo-
tente testificará por mi : aunque mi ad-
versario me haga el proceso,
86 Ciertamente yo le llevarla sobro mí
hombro, y me le atarla en lugar «de co-
ronas.
87 YO le contarla el numero de mis pa-
sos ; y como principe me allegarla á éL
88 81 mi tierra clamará contra mi, y llo-
rarán todos sos surcos;
89 61 comí su fuerza sin dinero, ó aügi
el alma de sus dnefios :
40 En lugar de trigo me nazcan espinas,
y neguilla en lugar d*> cebada. Acábense
las palabras de Job.
capitulo xxxn.
Sliu mancebo sabio, visto que los amigos de Job calta-
han, y que no tentón ya masque responderte, km re»
émrsñm/s dé feo sdbiosy ******* ééspmm tsmmrm Jt*.
Y CESARON están tres varones de
responder á Job, por -enante él ena
Justo en sus ojos.
3 Y Ettu^tt^feBanenel, Enaltas del*
famülade Eam, se enojó con furor contra
Job : enojóse, con furor, por cuanto jna-
tificabe su vida mas que á Dies.
8 Enojóse atimitmo con furor conten su*
tres amigos, por cuanto no hallaban qne
responder, habiendo condenado á Job.
4 Y Elfo habla esperado á Job en la
disputa; porque tafos eran mas viejos de
días que éL
5 YvleadaElmfUenobabiaTespueata
en la boca de aquellos tres varones, sur
furor se encendió.
6 Y respondió Eliu, wjo de Bareehel,
Buaita, y dijo ; Yo *ey menor da dlaa, j
vosotros viejos; por tanto he tenida
miedo, y he temido de declararos mi
opinión.
7 Yo dedaí Los días hablarán, y la
muchedumbre de aftos declarará sabi-
duría.
8 Ciertamente espíritu hay en el hom-
bre, y inspiración del Omnipotente tan
hace e^ envendan.
jo*.
9 Nsvlot ¿fanam sen toe sábtas: ni los
viejos entienden el derecho.
10 Por tanto jo dtye: Escuchadme, de-
clarará mi sabiduría, yo también.
11 He aquí, jo he esperado á vuestras
ranones, he escuchado vuestros argu-
mentes entre tanto qne bnseais palabras.
12 T aun os he considerado, y he aquí,
qne no hay do vosotros quien redarguya
á Job, y despenda á sus razones.
13 Porque no digáis: Nosotros hemos
hallado sabiduría: Dios le desechó, y no
hombre.
14 Ni tampoco Job enderezó á mi sus
palabras, ni yo le responderé con raes-
tras razones.
15 Espantáronse, no respondieron mas,
qttitáronseles las hablas.
16 Tyo esperé, porque no hablaban!
antes pararon, y no respondieron mas.
17 Responderé pues también yo mi
parte, declararé también yo mi opinión :
18 Porque estoy lleno de palabras : y el
espíritu de mi vientre me constriñe.
19 De cierto mi vientre «t como el vino
que no tiene respiradero, y se rompe
como odres nuevos.
90 Hablaré pues, y respiraré: abriré
mis labios, y responderé.
21 No haré ahora acepción de personas,
ni usureóos hombre de ttsongeros títulos.
23 Porque no sé hablar lisonjas: de otra
mtmem en breve me consuma mi hace-
dor.
capitulo xxxra.
ComUnta doctamente «* dimpata con Job remmiéndo-
le todo su dicho en dos conclusiones: en la primera
afirma Haber vivido inocentemente : en la segunda,
castigarle Dios si» onlpa «nyo. Sn ambas reprende
JShndJéb. U.Pnsétobloeonira&éekiprimera,
presuponiendo qm, en dos maneras arrisa Dios al
hambre de sn pecado, para que se convierta del, ó
por amenos, ó por enfermedades; con qm le dispon»
pajraoir,i/darcredüodlajHiloüradesmsmimistros.
jfo sirviendo las enfermedades y calamidades en el
mundo para otro fox, queda de aquí probado Job no
haber sideimotntt, ñelpresmpmste fíese werdadere.
T>Oft fcmt* oye ahora, Job, mis raco*
jl nes, y escucha todas mis palabras.
2 He aquí, ahora yo abriré mi boca, y
mi lengua hablará en mi garganta.
S Mis ratones decUmrrá* la rectitud de
mi corazón, y mis labios hablarán pura
sabiduría.
4 El Espíritu de Dios me hizo, y la ins-
piración del Omnipotente me dio vida.
5 Si pudieres, respóndeme: dispon, está
delante de mí.
6 Heme aquí á mí en lugar de Dios,
conformo: á tu dicho: de lodo soy yo
también formado.
7 He aquí que mi terror no te espanta-
rá, ni mi mano se agravara sobre tí.
8 De cierto tú dijiste á mis oídos, y yo
oi la voz de tus -palabras:
9 Yo soy limpio, y sin rebelión ; yo soy
inocente, y no hay maldad en mi ;
10 He aquí que él buscó achaques con-
tra mi, y me tiene por su enemigo;
11 Puso mis pies en el cepo, y guardó
todas mis sendas.
12 He aquí en esto no luis hablado jus-
tamente: responderte he, qne mayor es
Dios que el hombre.
13 H ¿Por qué tomaste pleito contra
él? porque él no dirá todas sub pala-
bras.
14 Antes en una ó en dos maneras ha-
blará Dios al que no ve.
15 Por suefio de visión nocturna, cuan-
do el suefio cae sobre los hombres, cuan-
do se adormecen sobre el lecho;
10 Entonces revela á la oreja de los
hombres ; y les sefiala su castigo;
17 Para quitar al hombre de m mata
obra, y apartar del varón la soberbia.
18 Asi detendrá su alma de corrupción,
y su vida do ser pasada á cuchillo.
19 También sobre su cama es castigado
con dolor fuertemente, en todos sus
huesos:
20 Que le hace que su vida aborrezca el
pan, y su alma la comida suave.
21 Su earne desfallece sin verse; y sus
huesos, que antes no se veían, serán le-
vantadas.
22 Y su sima se acercará del sepulcro,
y su vida, de los matadores.
28 81 hubiere cerca de él algún elo-
cuente anunciador muy escogido, que
anuncie al hombre su justicia,
24 Que le diga: que Dio* tuvo miseri-
cordia de él, que le libró de descender al
sepulcro, que halló redención. -
25 8a carne se enternecerá mas que de
un niño, y volverá á los dkts de «u mo-
cedad.
26 Orará á Dios, y amarle ha; y verá su
faz con júbilo i y él dará al hombre el
pago de su justicia.
27 El mira sobre los hombres ; yetqtte
dfyere: Pequé, y pervertí lo recto, y no
me ha aprovechado :
28 Dios redimirá su alma, que no pase
al sepulcro, y su vida se verá en luz.
29 He aquí, todas estas cosas hace Dios
dos, tres veces con el hombre.
80 Para apartar su alma del sepulcro, y
pata flustrarte con la luz délos vivientes.
491
JOB.
31 Escacha, Job, y óyeme; cali», y yo
hablaré :
32 T bí hubiere palabras, respóndeme :
habla, porque yo te quiero justificar.
33 Y si no, óyeme tú á mí: calla, y en-
señarte he sabiduría.
CAPITULO xxxrv.
Habiendo probado EHu d Job, en él precedente capitu-
lo, lo contrario de mprmm^raooncbísion, es d saber,
no haber sido inocente en m vida, en este capitulo te
prueba lo contrario de la segunda, d saber, que Dios
ningún agravio le ha hecho castigándole tan dura-
mente, u por consiguiente eer impío y blasfemo «Mi-
tra Dios en juzgar de él asi.
Y RESPONDIÓ Eliu,y dijo:
2 Oíd sabios, mis palabras, y doc-
tos escuchadme :
3 Porque la oreja prueba las palabras, y
el paladar gusta para comer.
4 Escojamos pora vosotros el juicio,
conozcamos entre nosotros cual sea lo
bueno.
5 Porque Job ha dicho : Yo soy justo, y
Dios me ha quitado mi derecho.
6 En mi juicio yo fui mentiroso, mi
saeta es gravada sin habar yo prevari-
cado.
7 ¿ Qué hombre hay como Job, que be-
be el escarnio como agua?
8 Y va oncompaftia con los que obran
Iniquidad, y anda con los hombres mali-
ciosos.
9 Porque d\jo : De nada servirá al hom-
bre, si conformare su voluntad con Dios.
10 Por tanto varones de seso, oídme :
Lejos vaya de Dios la impiedad, y del
Omnipotente la iniquidad.
H Porque él pagará al hombre su obra,
y él le hará hallar conforme á su camino,
12 Ademas de esto, cierto Pios no hará
injusticia, y el Omnipotente no perver-
tirá el derecho.
13 ¿Quién visitó por él la tierra? ¿y
quién puso en orden todo el mundo ?
14 Si él pusiese sobre el hombre su co-
razón, y recogiese á sí su espíritu y su
aliento,
15 Toda carne perecería juntamente, y
el hombre se tornaría en polvo.
10 Y si hay en iip entendimiento, oye
esto : escucha la voz de mis palabras.
17 ¿Enseñorearse ha el quo aborrece
juicio ? ¿y condenarás al poderoso tiendo
justo ?
18 ¿Decirse ha al rey: Perverso eres ;
y á los príncipes : Impíos soist
10 ¿Cuánto menoM á aquel que no hace
acepción de personas de príncipes, ni el
rico es de él mas respectado que el po-
492
bre? porque todos son oteas ds sus i
nos,
20 En un momento mueren, y á media
noche se alborotaran los pueblos, y pa-
sarán, y sin mano será quitado el pode-
roso.
21 Porque sus ojos están sobre los ca-
minos del hombre, y todos sus pasos ve.
22 «No hay tinieblas, ni sombra de
muerte, donde se encubran los que obran
maldad.
23 Porque nunca mas permitirá al hom-
bre, que vaya con Dios ajuicia
24 El quebrantará á los fuertes sin pes-
quisa: y hará estar otros en lugar do
ellos.
25 Por tanto él hará notorias Jas obras
de ellos; y volverá la noche, y serán
quebrantados.
26 Como á malos los herirá en lugar
donde sean vistos.
27 Por cuanto se apartaron de él asi, y
no consideraron todos sus caminos :
28 Haciendo venir delante de si el cla-
mor del pobre, y oyendo el clamor de
los necesitados.
29 Y si él diere reposo, ¿quién inquie-
tará ? Si escondiere el rostro, ¿ quién le
mirará ? Mío sobre una nación, y asi-
mismo sobre un hombre :
80 Haciendo que reino el hombre hi-
pócrita para escándalos del pueblo.
31 Porque de Dios es decir: Yo perdo-
né, no destruiré.
32 Enséname tú lo que yo no veo : que
si hice mal, no lo haré mas.
83 ¿Ha de ser eso según tu mente? El
te recompensará, que no quieras tu, ó
quieras, y no yo : di lo que sabes.
84 Los hombres de seso dirán conmigo,
y el hombro sabio me oirá.
85 Job no habla con sabiduría, y sus
palabras no ton con entendimiento.
86 Deseo que Job sea probado luenga-
mente : para que haya respuestas contra
los varones inicuos,
87 Por cnanto á su pecado anadió im-
piedad : bate las manos entre nosotros,
y multiplica sus palabras contra Dios.
CAPITULO XXXV.
Examina Ehu otro dicho de Job, d saber. 4 De mué
sirve d Dios ó mi Justicia, ó mi castigo, ó de qué le
da&a mi pecado t Declara que ni el pecado del
hombre dalla d Dios ni le aprovecha m justicia :*m
al mismo hombre es d quien esto sirve, 6 daña, II.
Que por las afticciones da Dios dloMhombres noticia
de si, y les comunica cnhntial sabiduría, si las r*H-
•V^HOCEDdENDO EUu en su
oto,dyo¡ .
JOB.
2 ¿ Piensas haber sido conformo á de-
recho lo qtte dijiste : Mas justo soy que
Dios?
8 Porque dijiste : ¿ Qué te aprovechará,
quo provecho tendré de mi pecado ?
4 Yo te responderé algunas razones ; y
á tus compañeros contigo.
5 Mira á los cielos, y vé, y considera
que los cielos son mas altos que tú.
6 81 pecares, ¿ qué habrás hecho contra
él? y il tus rebellones se multiplicaren,
¿ qué le harás tú ?
7 Si fueres justo, ¿ qué le darás á él ? ¿ 6
qué receñirá de tu mano ?
8 Al hombre como tú dañará tu impie-
dad ; y al hijo del hombre aprovechará tu
justicia.
9 tA causa de la multitud de las vio-
lencias clamarán, y darán voces por la
fuerza de los violentos :
10 T ninguno dirá: ¿Dónde está Dios
mi hacedor, que da canciones en la no-
che;
11 Que nos*ensefia mas que los bestias
de la tierra, y nos hace sabios mas que
las aves del cielo ?
12 AHí clamarán, y él no oirá por la so-
horWa de los malos.
18 Ciertamente Dios no oirá la vanidad,
ni el Omnipotente la mirará.
14 Aunque mas digas: No le mirará:
haz juicio delante de él, y espera en él.
15 Mas ahora, porque su Ira no visita,
ni conoce en gran manera,
16 Job abrió su boca vanamente, y mul-
tiplica palabras sin sabiduría.
CAPITULO XXXVL
Prosiguiendo Eliu en afirmar la Justicia de Dio*, re-
pite^fneéidaaJUeeúmes al justo%wo es tino por des-
pertarle de algún potado» IL Exhorta d Job d que
os conozca pecador, y que sienta lien de su provi-
dencia.
YPA8ANDO á delante Eliu, dijo :
2 Espérame un poco, y enseñarte
he : porque todavía hablo por Dios.
8 Tomaré mi sabiduría de lejos, y daré
la justicia á mi Hacedor.
4 Porque de cierto no son mentira mis
palabras, dntes se trata contigo con per-
fecta sabiduría.
5 He aquí, que Dios es grande, y no
aborrece, fuerte en virtud de corazón.
C No dará vida al impío ; y á los afligi-
dos dará su derecho.
7 No quitará sus ojob del justo: mas
con los reyes los pondrá también en tro-
no para siempre, y serán ensatados.
8 Y si estuvieren presos en grillos, y
cautivos en las cuerdas de aflicción,
9 El les anunciará la obra de ellos, y
que sus rebeliones prevalecieron.
10 Y despierta la oreja do ellos para
castigo, y dice que se conviertan de la
Iniquidad.
11 Si oyeren, y sirvieren, acabarán sus
dios en bien, y sus afios en deleites.
12 Mas si no oyeren, serán pasados á
cuchillo : y perecerán sin sabiduría.
18 Mas los hipócritas de corazón le Ir-
ritarán mas ; y no clamarán, cuando él
los atare,
14 El alma de ellos morirá en su moce-
dad, y su vida entre los sodomiticos.
15 Al pobre librará de su pobreza, y en
la aflicción despertará su oreja.
16 T Y aun* te apartará de la boca de la
angustia en anchura, debajo de la cual
no haya estrechura, y te asentará* mesa
llena de grosura.
17 Mas tú has henchido el juicio del
impío contra la justicia, y el juicio [que
lo] sustenta todo.
18 Por lo cual es de temer, que no te
quite con herida, la cual no evites con
gran rescate.
19 ¿Estimará él tus riquezas, ni el oro,
ni todas las fuerzas de poder t
20 No desees la noche, en la cual él corta
los pueblos de su lugar.
21 Guárdate, no mires á la iniquidad,
teniéndola por mejor que la pobreza.
22 He aqui, que Dios será ensalzado
con su poderx ¿quién semejante á él, en-
soñador?
28 ¿Quién visitó sobre él su camino?
¿ T quién dijo : Iniquidad haá hecho ?
24 Acuérdate de engrandecer su obra,
la cual contemplan los hombres.
25 La cual vieron todos los hombres, y
el hombre la ve de lejos.
26 He aquí que Dios es grande, y noso-
tros no le conoceremos : ni se puede ras-
trear el número de sus afios.
27 Porque él detiene las goteras de las
aguas, cuando la lluvia se derrama de su
vapor.
28 Cuando gotean de las nubes, gotean
sobre los honibreB en abundancia.
29 ¿Si entenderá también los extendí-
mientos de las nubes, y los bramidos de
su tabernáculo ?
80 He aquí, que él extendió sobre ella
su luz ; y cubrió las raices de la mar.
81 Con ellas castiga á los pueblos, y da
comida á la multitud.
32 Con las nubes encubre la luz, y les
manda que vayan contra ella.
496
JOB.
88 La una da nuevas de la otra: launa
adquiere ira contra la que Tiene.
CAPITULO xxxvn. -
Prosigue Eliu encareciendo la providencia dé Dio»
por la consideración de algunas cota» naturales:
como son, la generación de lo» trusa»*, de ¡»» vien-
to»,de la» ttumas, de la tempestad, y déla serenidad
tfc.de donde cónchate la suma sabiduría w Justiciad»
Día» en todo el gobierno do este momeo, $ que nadie
puedo tener en él que reprender.
A ESTO también ee espanta mi cora-
zón, y aalta de su lugar.
2 Oid oyendo su terrible voz, y la pala-
bra que sale de su boca.
8 Debajo de todos loa ciclos lo endere-
zará, y su luz le extenderá hasta los fines
de la tierra.
4 Tras de él bramará el sonido, tronará
con su valiente voz, y aunque sea oida su
voz, fio los detiene.
5 Tronará Dios maravillosamente con
sm voz : él hace grandes cosas, y nosotros
no lo entendemos.
6 Porque á la nieve dice : Sé en la tier-
ra ; y lluvia tras lluvia, y lluvia tras lluvia
en su fortaleza.
7 El pone un sello en la mano de todos
los hombres, para que todos los hombres
conozcan su obra.
8 La bestia se entrará en su escon-
drijo, y habitará en sus moradas.
9 Del mediodía viene el torbellino, y de
los vientos del norte el irlo.
10 Por el soplo de Dios se da el hielo,
y las anchas aguas son constreñidas.
11 Ademas de esto, con la claridad fa-
tiga las nubes, y las esparce con su luz.
13 Y ellas so revuelven al derredor por
sus ingenios, para hacer sobre la haz del
mundo en la tierra lo que él les mandó:
13 Unas veces por azote;' otras, por
causa de su tierra; otras, por misericor-
dia las hará parecer.
14 Escucha esto Job, repósate, y con-
sidera las maravillas do Dios.
15 ¿ Supiste (ú cuando Dios las ponda en
concierto, y hacia levantar la luz de su
nube?
10 ¿Has tú oonoeldo las diferencias de
las nubes, las maravillas del perfecto de
ittblduríos?
1 7 ¿ Y eran calientes tus vestidos cuando
él daba el reposo á la tierra del medio-
día?
18 ¿Extendiste tú con <3 los cielos fir-
mes, como un espejo fieme ?
19 Muéstranos, que le hemos do decir,
porque no ordenemos en tinieblas.
30 ¿Ha de serle contado 'cuando yo ha-
404
bkre? ¿Ha de serie dleho cuando alguno
será damnificado ?
21 También alguna vez no se ve la lux
ciará en los délos ; y pasa un viento y
limpíalos.
23 De la parte del norte vendrá la se-
renidad, por el Dios terrible de alabara.
28 El st Todopoderoso, al cual no alcali-
zamos : grande en- poder, y en Juicio, y
en multitud de justicia; no aflige.
24 Por tanto los hombres le temerán,
todos los sabios de corazón no le com-
prenderán.
capitulo xxxvm.
Dios tómala disputa contra Job, mostrando su etentf-
dad,magestad, poder, y sabiduría por la considera-
ción de las cotas naturales.
YBS3P03DIÓ Jebera á Job desde
la oscuridad, y dijo :
2 ¿Quién es este que oscurece el con-
sejo con palabras sin sabiduría?
8 Ahora ciñe como varón tus lomos':
preguntarte he, y me harás saber.
4 ¿Dónde estabas tá, cuando yo mudaba
la tierra? házmelo saber, si tienes Inteli-
gencia.
5 ¿Quién ordenó sus medies», st lo sa-
bes? ¿ó quién extendió sobre ella cor-
del?
6 ¿Sobre qué están fundadas sus basas?
¿ó quién puso su piedra esquinada,
7 Cuando todas las estrellas del alba
alababan, y jubilaban todos los hljoe de
Dios?
8 ¿Quién encerró con puertas la mar,
cuándo rebentó del vientre soliendo?
9 ¿.Cuándo puse nubes por su vestidura,
y por su laja oscuridad ?
10 Y determiné sobre ella mi decreto, y
le puse puertas y cerrojo,
11 Y dije: Hasta aqui vendrás, y no
pasarás adelante; y allí parará la hin-
chazón de tus ondas.
12 ¿ Has tú mandado á la mañana en
tus diez ? ¿ has mostrado al alba su lugar,
13 Para que asga los fines de la tierra, y
que sean sacudidos de ella los impíos ?
14 Trasmudándose como lodo desello;
y parándose como vestidura :
15 Has la luz de los impíos es quitada
de ellos; y el brazo enaltecido es que-
brantado.
16 ¿Has tú entrado hasta los profun-
dos de la mar, y has andado escudri-
nando ol abismo ?
17 ¿Te han sido descubiertas las puer-
tas de la muerte? ¿ y has visto las puertas
de la sombra de muerte?
JOB.
18 ¿Hat tú considerado hasta las an-
churas do la tierra? Declara, si sabes
todo esto,
19 ¿Por dónde ya el camino á la habi-
tación de la luz ? ¿y el lagar de las tinie-
blas, donde es?
20 ¿ 81 la taparás tú en sos términos?
¿y ai entenderás las sendas de su casa?
21 ¿Si sabias tú cuándo hablas de na-
cer? ¿y si ei número do tus dias habia de
.ser grande ?
22 ¿Has tú entrado en los tesoros de la
nieve? ¿y ñas visto los tesoros del gra-
nizo,
23 Lo cual yo he guardado para el tiem-
po de 1a angustia, para el dia de la guerra,
y de la batalla?
24 ¿Cuál sea el camino por donde se
reparte la luz; por dónde se esparce el
viento solano sobre la tierra?
25 ¿ Quién repartió conducto al turbión ;
y camino á los relámpagos y truenos;
26 Haciendo llover sobre la tierra des-
habitada ; sobre el desierto, donde no hay
hombre ;
27 Para hartar la tierra desierta ; y in-
culta ; y para hacer producir verdura de
renuevos?
28 ¿ Tiene la lluvia padre ? ¿ ó quién ea-
. gendró las gotas del roclo ?
29 ¿ De vientre de quién salió el hielo ?
4 y la helada del cielo, quién la engen-
dro?
80 Las aguas se tornan amanera de pie-
dra, y la haz del abismo se aprieta.
31 ¿Detendrás tú los deleites do las
Pleiadas ? ¿ ó desatarás las ataduras del
Orion?
32 ¿ Sacarás tú á su tiempo los signos
de los cielos ? ¿ó guiarás el Arcturo con
sos lujos ?
33 ¿Supiste tú las ordenanzas de los
cielos ? ¿ Dispondrás tú de su potestad
en la tierra?
34 ¿Alzarás tú á las nubes tu voz, para
que te cubra multitud de aguas ?
35 ¿Enviarás tú los relámpagos, para
que ellos vayan? ¿y durante ellos á ti :
Henos aquí ?
36 ¿ Quién puso la sabiduría en los rí-
ñones ? ¿ ó quién dio al entendimiento la
inteligencia?
37 ¿ Quién puso por cuenta los cielos
con sabiduría ? ¿y los odres de los cielos,
quién los hizo parar,
38 Cuando el polvo se ha endurecido
con dureza, y los terrones se pegaron
tinos á otros ?
39 ¿Casarás tú la presa para, el león?
¿y henchirás la hambre de los leoncillos,
40 Cuando están echados en las cue-
vas, y se están en sus cabanas para ase-
char?
41 ¿ Quién preparó al cuervo su caza,
cuando sus pollos dan voces á Dios, per-
didos sin comida?
CAPITULO XXXIX.
Prosigue Dios mostrando lo mismo por la considero}-
cion de algunos animato y d* mnaturhdeaa, It.Jdb
reprendido asi do Dio*, rtconoot su imipisnéia m
haber mterido disputo* con éi.
¿ O ABES tú el tiempo en qué paren las
OO cabras monteses? ¿ ó miraste tú las
ciervas, cuando están pariendo ?
2 ¿Contaste tú los meses de su preñez?
¿y sabes el tiempo cuando han de pa-
rir?
3 Como se encorvan, quebrantan sus hi-
jos, pasan sus dolores :
4 Como detpum sanan los hijos, crecen
con el grano : salen, y nunca mas vuel-
ven aellas.
5 ¿Quién echó libre al asno montes?
¿ y quién soltó sus ataduras ?
6 Al cual yo puse casa en la soledad,
y sus moradas en la tierra salada.
7 Riese de la multitud de la ciudad; no
oye las voces del pechero.
8 Lo oculto de los montes es su pasto,
y anda buscando todo lo que está verde.
9 ¿ Querrá el unicornio servirte á ti, ni
quedar á tu pesebre?
10 ¿Atarás tú al unicornio con su co-
yunda para el surco ? ¿labrará los valles
en pos de ti ?
11 ¿ Confiarás tú en él, por ser grande
su fortaleza, y fiarás de él tu labor ?
12 ¿Fiarás de él que te tornará tu si-
miente, y que allegará en tu era ?
13 ¿ Hiciste tú las alas alegres del aves-
truz: los cañones y la pluma de la ci-
güeña?
14 La cual desampara en la tierra sus
huevos, y sobre el polvo los calienta,
15 Y olvidase de que los pisará tágun
pié, y que los quebrará alguna bestia del
campo.
16 Endurécese para con sus hijos, como
si no/u¿s£*suyo8, no temiendo de que su
trabajo haya sido en vano :
17 Porque Dios la hizo olvidar de sabi-
duría, y no le dio inteligencia.
18 A su tiempo se levanta en alto, y se
burla del caballo, y de él que sube en él
19 ¿Diste tú al caballo la fortaleza?
¿vestiste tú su cerviz de relinchó ?
20 ¿Espantarle has tú como á alguna
495
JOB.
langosta, en cuya nariz hay fuerza para
espantar?
21 Escarba la tierra, alégrase en su
fuerza, sale al encuentro de las armas:
22 Hace burla del espanto, j no teme ;
ni vuelve el rostro delante de la espada.
23 Contra él suena la aljaba, el hierro
de la lanza, y de la pica ;
24 T él con Ímpetu y furor escarba la
tierra, y no estima el sonido de la bo-
cina.
25 Entre las bocinas dice : \ Ea! y desde
lejos huele la batalla, el extra endo dalos
principes, y el clamor.
26 ¿ Vuela el gavilán por tu industria,?
extiende sus alas hacia el mediodía?
27 ¿ Enaltécese el águila por tu manda-
miento, y pone en alto su nido :
28 Habita, y está en la piedra en la cum-
bre del peñasco, y de la roca ?
29 Desde allí asecha la comida: sus
ojos consideran muy* lejos.
30 Y sus pollos tragan sangre ; y adonde
hubiere muertos, aUi está.
CAPITULO XL.
MmeetraDimdJob,qne ha hecho mol «n condenar m
jmciojwt&cémdom tanto d$L II. Declara m gran-
deva por la obra de em Juicio», con ave abate loe
eoberbioe. III. Por la consideración del elejante^ w
del Leviatkan.
Y RESPONDIÓ Jehova á Job, y dijo :
2 ¿Es sabiduría contender con el
Omnipotente ? El que disputa con Dios,
responda á esto.
8 f Y respondió Job á Jehova, y dtyo :
4 He aquí, que yo soy vil, ¿qué te res-
ponderé? Mi mano pongo sobre mi
boca.
5 Una vez hablé, y no responderé; y
dos veces; mas no tornaré á hablar.
6 Y respondió Jehova á Job desde la
oscuridad, y dtyo :
7 Cíñete ahora, como varón, tus lomos :
yo te preguntaré, y hazme saber.
8 ¿Invalidarás tú también mi Juicio?
¿condenarme has á mi para Justificarte
átí?
9 ¿Tienes tú brazo como Dios? ¿y tro-
narás tú con voz como él ?
10 Ahora atavíate de magostad y de al-
teza, y vístete de honra y de hermosura.
11 Esparce furores de tu, ira, y mira á
todo soberbio, y abátele.
12 Mira á todo soberbio, y postrale ; y
quebranta los Impíos en su asiento.
19 Encúbrelos á todos en el polvo ; y
ata sus rostros en oscuridad;
• 14 Y yo también te confesaré, que tu
diestra te salvará.
406
15 He aquí ahora Béhemoth, al cual yo
hice contigo; yerba come como buey.
16 He aquí ahora que su fuerza está en
sus lomos ; y su fortaleza en el ombligo
de su vientre :
17 Su cola mueve como un cedro ; y loa
nervios de sus genitales son entretejidos :
18 Sus huesos son fuertes como acero,
y sus miembros como barras de hierro :
19 El es la cabeza de los caminos do
Dios : el que le hizo le acercará de su es-
pada.
20 Ciertamente los montes llevan re-
nuevo para él ; y toda bestia del campo
retoza allá.
21 Debajo de las sombras se echará, en
lo oculto de las cañas, y de los lugares
húmedos.
22 Los árboles sombríos le cubren con su
sombra; los sauces del arroyo le cercan.
28 He aquí que él robará el rio que no
corra; y confíase que el Jordán pasará
por su boca.
.24 El le tomará por sus ojos en los tro-
pezaderos, y le horadará la nariz.
CAPITULO XIX
Proetoue en la comideradon del Leviatkan, de §m comt-
poetmra, Jbrtalena y ingenio.
j O ACARAS tú al Leviathan con el an-
v O zuelo ; y con la cuerda que le echa-
res en su lengua?
2 ¿ Pondrás tú garfio en sus naricea ; y
horadarás tú con espina su qntyada?
3 ¿Multiplicará él ruegos para conti-
go? ¿hablarte ha él átí lisonjas?
4 ¿Hará concierto contigo para que le
tomes por siervo perpetuo?
5 ¿Jugarás tú con él, como con pája-
ro? ¿y atarle has para tus ninas?
6 ¿Harán banquete por causa de. él
los compañeros? ¿partirle han entre los
mercaderes?
7 ¿Cortarás tú con cuchillo su cuero,
y con francado de pescadores su cabeza?
8 Pon tu mano sobre él: acordarte
has de la batalla, y nunca mas tornarás.
9 He aquí que tu esperanza será bur-
lada; por que aun á su sola vista se des-
mayarán.
10 Nadie hay tan osado que le despier-
te : ¿ quién pues podrá estar delante de
mí?
11 ¿ Quién me previno para que yo se lo
agradezca? todo lo que está debajo del
cielo es mió.
12 Y no callaré sus miembros, y la cosa
de sus fuerzas, y la gracia de su disposi-
ción.
JOB.
13 i Quién descubrirá la delantera de bu
Testidura? ¿quién se llegará á él con
freno doble* ■
14 ¿Qttién ebrirálaepuertas de su fostró ?
Los órdenes de sus dientes espantan.
15 La gloria de tu vestido es escudos fuer-
tea, cerrados <enk* «i estrechamente.
16 El uno «a junta con el otro, que vien-
do no entra entre clips- .
17 El uno está pegado cen el qtre, están
traYados entre sí, que no se pueden
apartar.
• l&*Con sus estor nnxkos endeude tambre ;
y stm ojos $on como los párpados del alba.
19 De su boca salen bachea de fuego, y
proceden centellas de luego.
20 De sus narices sale nanyo/ cerno de
una olla, 6 caldero que hierve.
21 Su aliento enciende los carbonee* y
de su boca sale llama.
23 En su cerviz mora la ¿brtafteae, y
.delante de él es deshecho el trabajo.
23 Las partes de su carne están pegadas
4ntn d: está firme m emrne en él, y no
se mueve.
24 Su corazón es firme como «na pie-
dra, y fuerte como, la muela de debaja
2ST De su grandena tienen temor lee
fuertes, y de sus desmayos se purgan.
26 Cuando alguno le elcanaare, ni es-
pada, ni lanza, ni dardo, ni coselete, du-
rará contradi
27 £1 hierro estima por pajas, y el ace-
ro por lefio podrido,
28 Saeta- no le hace huir; las piases de
honda se le tornan armas.
29 Toda arma tiene por hojarascas, y
del blandeamientQ de U pica se burla*
80 Por debajo tf*M asadas coronas: im-
primé m agudez en el suelo.
81 Hace hervir como una olla la pro-
funda mar 4 y tómala como una olfc» de
ungüento.
32 En pos de si hace resplandecer fe
senda, que parece que la mar es cana.
33 No hay sobre la tierra su semejante,
bocho peni nada temer.
34 Menosprecie toda cosa alta, es xey
sobre todos los soberbios.
CAPITULO XLn.
Job etmftado va de JWo», confie*» m imipitmein «a
haber querido disputar con él su cauta. II. JEnvio
'Dio* d los amigo* de Job, d Job, para que ore por
ello*. m.Dio*e*mxfertel*miteriadeJobenmaior
prosperidad qm dntet Jnvo»-
Y RESPONDIÓ Job á Jehova, y dijo :
2 Yo cenosco que todo k> puedes,
y que no hay pensamiento que se eseonr
da de ti.
Span. 32
8 ¿Quién es el que oscurece el consejo
sin sabiduría? Por tanto yo denunciaba
*> <ue nq entenene"; eossjs que~¥ne€ran
ocultas, y que no las sabia. * * '
4 Oye ahora, y hablaré: preguntarte
he y harás me saber.
5 De oidas te habla oido; mas ahora
mis ojos te ven.
6 Por tanto yo tas condeno d sai mitmoy
y me arrepiento en potro y eesdne.
7 1T Y aconteció que después que habló
Jebero estes palabras á Job, Jebera ttgo
á EUpaas Themanita: Mi ira se encen-
dió contra tí y tus dos compañeros, pon-
qué no habéis hablado por mi lo recto,
como mi siervo Job.
8 AhorS pues tomaos siete becerros, y
siete carneros, t andad á mi sierro Job,
y ofreced holocausto por vosotros: y
mi siervo Job orará por vosotros ; por-
que por su respeto solamente no os tra-
taré afrentosamente, -por cuanto nó ha-
béis hablado por raí rectamente^ como
mi siervo Job.
9 Y fueron Elipnaz Themanita, y Bal-
dad Súbita, y Sophar Naomathéta, y hi-
cieron como Jehova les sujo; y Jemova
tuvo respeto á Job»
10 1T Y torno" Jehova la aflicción de #o|>
orando él por sus amigos; y aumentó
con el doble todas las eosas que nabtsn
sido de Job.
11 Y vinieron á él todos sus hermanee,
y todas sos hermanea, y todos loa que
primero le hablan conocido, y comieron
con ék pan en su casas y coodoleetóronse
de él, y consoláronle de todo aquel mal
que Jehova habla traído sobre ék% y ca-
da uno de eUes le dio una oveja, y una
joya de oro.
12 Y Jehova bendtyo á la poetrtreeria de
Job, mas que á su principio; porque tu-
vo estoree mil ovejas, y seas saü came-
llos, y mil yantas 4e bueyes, y mil as-
18 Y tuvo siete lajee y tres lujas;
14 Y llamó el nombre de la una Jerai-
mah, y el nombre de la segunda Cesiaa,
y el nombre de la tercera Keren-Hapucn.
15 Y no se haUaron mugares tan her-
mosas como las mjas de Job, en toda la
tierra ; y dióles su padre herencia entre
sus hermanos.
16 Y después de esto vivió Job ciento y
cuarenta anos, y vio á sus hijos, y á los
btfos de sus hijos, hasta la cuarta gene»
ración.
17 Y murió Job viejo» y harto de diaa.
m
EL LIBIDO DE LOS SALMOS.
SALMO I,
£1 piadoso (cuyo perpetuo estudió esentaUyde Dios)
, será éUntoMmOe prosperado. 11. SI impio pere-
BIENAVENTURADO el varón, que
no anduvo en consejo dómalos, ni
estuvo en camino de pecadores, ni se
eeent*>-em tille de burladores.
2 Mae antee en le ley de Jehova et en
Tolnntad : y en en ley meditará de dta y
oc nodse.'
8 Y será como el Árbol plantado Junto
á arroyos de aguas, que de en fruto en sn
tiempo : y en boje no ee marchita, y to-
-éo lo (je* nuce, prosperará.
4 f fío eef loe malos: el no como el ta-
mo, qne lo lea» el Tiento. *
5 Por tanto no ee levantaran loe matos
oa el jaldo: ni los pecadores en la con-
gregario* de loe justos.
o Forqne Jehova conoce el camfno de
loe Justos : y el camino denlos malos se
perderá»
SALMO II.
Todoé jMMw^My ecnmtltmde le* poderosos do te
tierra contra Cristo y tu glorioso reino serán frus-
tradas, y el reino de Cristo permanecerá para siem-
¿P°£
>R qué se amotinan Jas gentes, y
loe pueblos ploman vanidad t
S Sstaran loe reyes déla tierra, y prln-
eipee oonsnttaráa en nno contra Jehova,
-y contra en ungido, diéietidtr
S Rompemos ene eoynnéaet y eobemoe
de nosotros sne cnerdas.
4 SI ene mera en loa cielos ee reiré c el
-Beflor ee burlará de ellos.
5 Entesases hablará á elloB con sn fa-
ror,yconsnimloeeentaw1tar& -
. 6 Y yo te establecí mi rey sobre Sfew,
el monte de mi santidad.
- 7 7b recitaré el desteto. Jebova tne
dtyo: Mi hijo eres tú: yo te enfendré
hoy.
8 Demándame, y yo daré lae gentes por
tn heredad, y por tu posesión los cabos
de la tierra.
9 Quebrantarlos has con vara de hierro :
como vaso de ollero los desmenuzarás.
10 Y ahora reyes entended: admitid
consejo jaeces de la tierra.
11 Servid á Jehova con temor * y ale-
graos con temblor. - .
12 Besad al htyó, porque no se enoje, y
perezcáis en el camino: cuando se en-
cendiere un poco su furor, bienaventu-
rados todos loe que confien en éX
BALMO m.
David acosado de muchos y fuertes enemigos dnntésM
del estado de la iglesia en el mundo, de sus permv-
endones, de su eonJUmza, y desús victorias.
V" Salmo de TJaild, cuando bola do delante de
absalom sa hUa
JBBOVA, f cuánto se han multiplica-
do mis enemigos! moches se le-
vantan contra mi.
2 Muchos dicen de mi alma: No hay
para él salad en Dfoe. 8elah.
8 Mae td, Jehova, eres escudo por mi :
mi gloria, y el que -ensalce mi cabeza.
4 Con mi vos clamé á Jehova, y él me
respondió desde el monte de su santi-
dad. 8eiah.
5 Yo me acosté, y dormí, y desperté:
porque Jehova me «ostentaba,
6 No temeré de diez millares de pueblo,
qne pusieren cerco sobre mi.
7 Levántate, Jehova; sálvame, Dtoa
mió : porque tú heriste á todos míe ene-
migos en la quijada: los dientes de loa
malos quebrantaste.
* De Jebova* fe salud: sobro tn pue-
blo tere tubendtclon. SeWb.
Salmo iy.
Lhmaápimmmafiicoion. lt. Corriga dsm» pérse -
gUidormUáimlm d emrmpsutimimto. W. Bu sima
que la verdadera felicidad es estar en gracia da
Dios. La ocasión de este salmo parece haber sido
H mhmiú tMprscodmUi
«Al Vuaotdor sn lfajtaott. 8eia»deDe*l
GUANDO llamo, respóndeme, ó! Dtoa
do nH Justicia* en fe angnstla me
hiotote ensanchar* ten nrfeerteoréia do
mi, y oye mi oración. ^
2 T Hijos de hombre, ¿hasta cuandoool-
evfefc mi honra en tnlattlat ¿amaréis la
vanidad? ¿ buscaréis la mentira? Safen.
3 Sabed, pues^ra* Jehova hizo apartar
al piadoso para si : Jehova oirá, cuando
yo clamare á él.
4 Temblad, y no pequéis: hablad en
vuestro corazón, sobre vuestra cama, y
callad. Selah.
5 Sacrificad saerifletos o% Justicia, y
confiad en Jehova. .
6 t Machos dicen: ¿Quién nos mostré*
SALMOS.
rá el bien? Alza sobre nosotros, ó 1 #e-
hova, la luz de tu rostro.
7 3** disté alegría en mi corazón, al
tiempo que el grano de ellos, y el mosto
de ellos se multiplicó.
8 En paz me acostará, y asimismo dor-
miré: porque tú, Jehova, soto me harás
estar confiado.
SALMO V.
Oración de DeSnd contra toe Impíos, Meaffaoeoe, flo-
fwwiWtrM, *om<chfmt¿f— «Mofee rfrwirrfii cier-
ta perótcúmytra de Z>km. ZL los piadosos se ga~
mpk^i de la jHOiicicm de toe impíos. Partee ser la
ocasión de este salmo la mienta de los tres prece-
*AlVeáoed<s;sobreNehUoUi. Saino de David.
ESCUCHA, ól Jehova, mis palabras:
entiende mi meditación;
2 Está atento á la tos de mi clamor,
Bey mío, y Dios mió, porque á tí oraré.
3 Jehova, de nmfiana oirás mi tos: de
miflsas me presentaré á tí, y esperaré.
4 Porqueta no swt Dios qnetqoieres la
maldad ; el malo no habitará ¿noto á ti.
5 No estarán los insensatos delante de
tns ojos; á todos los que obran iniqui-
dad, aborreciste.
• 6 Destruirás á los que hablan mentira:
al Taron do sangres y de engaño abomi-
%ará Jehova,
7 Y yo en la multitud de tu misericor-
dia entraré en tu casa: adoraré al santo
templo tuyo con tu temor.
• 8 Jehova, guíame en tu Justicia á can-
sa de mis enemigos : enderen delante de
vi tu camino.
9 Porque no hay en su boca rectitud :
sus entrañas mm pravedades: sepulcro
«blerto su garganta, con su lengua lison-
jearán.
10 Asuélales, ó! Dios, caigan de sus
consejos : por la multitud de sus rsbe-
'Hottes óchales, porque se rebelaron con-
tra tí.
: 11 Y alegrarse han todos los que espe-
ran en tí ; pasa siempre se regacearán, y
-cubrirles has, y alégrame han en ti los
¿<gue «man tu nombre.
13 Porque tá bendecirás al justo, 6!
Jehova; como de un payés le cercarás
•de benevolencia.
SALMO VI.
^David enfermo de grave enfermedad* comee ser o/í-
gido de ta mano de Dio* por sus pecado»:- y pide
misericordia.
1 Al Veocodor en Neglnoth sobre Semhüth.
Salmo de David.
TEHOVA, no me reprendas con tu fu-
\t) ror : ni me castigues con tu ira.
2 Ten misericordia, de. mV 41 Jehora,
porque yo estoy debiHtado: salíame, 6!
Jehova, porque mis huesos están con-
turbados.
3 Y mi alma está muy conturbada : y
tú, Jehova, ¿ hasta cuándo ?
4 Vuelve, el Jehora, escapa mi alma,
sálvame por tu misericordia :
5 Porque en la muerte no has/ memoria
de tí : en el sepulcro ¿ quién te loará?
• Trabajado he con mi gemido: teda
la noche hago nadar mi cama en mis
lágrimas: deslio mi estrado.
7 Mis ojos están carcomidos de descon-
tento : hánse envejecido á cansa, de to-
dos mto angustiadores.
8 Apartaos de mi todos los obradores
de iniquidad : porque Jehova ha oido la
vos de mi Hora
9 Jehova ha oido mi ruego : Jehova ha
recibido mi oración.
10 Avergonzarse han, y turjiarse han
mucho todos mis enemigos: volverán, y
avergonzarse han lábRamente.
SALMO VÍI.
Sivoca David él favor de Dios contra Ib* enhornaos
ele Seeeeit é de 8tna\ coma otmts ssstfenwtn. II»
T purga su inocencia contra ellas. III. Mario 4
sus perseguidores d arrepentimiento. IV. Descubre
sus matos intento», u tes denuncia la ira de Dios,
p el castigo que ios espera,
18to*yoo do David, que cantó á Jehova» soto*
bu palabras deCbaa,k*o da BeqJanüBw
JEHOVA, Dios mió, en ti he confiado :
sálvame de todos los que me persi-
guen, y líbrame ;
8 Porque no arrebate mi alma: como
el león, que despedace, y no Jssy quien
Ubre.
8 f Jehova, Dios mió, si ye he hecho
esto : si hay en mis manos iniquidad;
4 Si di mal pago á mi pacifico: sino
salvé al que me persegaia sin motivo.
6 Persiga el enemigo á mi alma, y al-
cáncela, y «pise en tierra mi vida: y á mi
honra ponga en el polvo. Belah.
6 Levántate, ó ( ¿encana, en tu furor, ál-
ate á canea de las iras de mis angustia-
dores: y despierta para mi el juicio que
mandaste,
7 Y rodearte ha congregación de pue-
blos : por cansa pues de él vuélvete en
alto.
8 Jehova Juzgará los pueblos: júsga-
me, ó ! Jehova, conforme á mi justicia ;
y conforme á mi integridad venga sobre
mi.
9 Consuma ahora mal á los malos, y en-
hiesta al justo: el Dios justo es el que
prueba los corazones, y los ríñones.
SALMOS.
10 Mi eseudo « en Dios, el ene selva á
loe rectos de concón.
11 Dios es el que Juzga al justo : y Dios
Be aira todos los dias.
12 Si no se vol viere, él afilará su espada :
su arco ha armado ya, y aparejádolo ha»
13 Y para él ha aparejado armas de
muerte: ha labrado sus saetas para los
que persiguen.
14 He aquí, ha tenido parto de iniqui-
dad : y concibió trabajo, y parió mentira
15 Pozo ha cavado, y ahondádolo ha: y
en la fosa que él hizo caerá.
16 Su trabajo será vuelto sobre su ca-
beza: y su agravio descenderá sobro su
mollera.
17 Alabaré á Jehova conforme á su jus-
ticia, y cantaré al nombre de Jehova el
Altísimo» i
SALMO VIH,
Dtot, en todo lo ove ha creado, se muestra digno de
mana alabanza, ti. Singularmente por la orando
dignidad en qm ha puesto al hombre,
1 Al Vencedor «obre Gttthlth. Sahao do David.
O! JEHOVA, Señor nuestro, ¡cuan
grande es tu nombre en toda la
tierral que has puesto tu alabanza sobre
los cielos.
2 De la boca de los chiquitos, y de los
que maman, fundaste la fortaleza á cau-
sa de tus enemigos : para hacer cesar ai
enemigo, y al que so venga.
' 8 Cuando veo tus cielos, obra de tus
dedos, la luna, y las estrellas que tú com-
pusiste,
4 ¿ Qué «t el hombre, para que tengas
de él memoria t ¿y d hfyo del hombre,
para que le visites ?
5 Y le hiciste poco menor que los án-
geles, y le coronaste de gloria y de her-
mosura.
6 Hícístele enseftorear de las obras de
tus manos ; todo le pusiste debajo de
sus pies.
7 Ovejas, y bueyes, todo ello :-y asimis-
mo las bestias del campo.
8 Las oves de los cielos, y los peces de
la mar: lo que pasa por los caminos de
lámar.
9 O! Jehova, Señor nuestro, ¡cuan
grande « tu nombre en toda la tierra 1
.8ALMO IX.
Hacimienlo de gradas al Señor por la victoria habida
de grave» enemigo** y por haber tomado la defensa
de lo» rujfo*. II. Pide continuación del mismo favor
contra loe enemigo* <pte restan. Es taimo de David
en nombre de toda la iglesia de loe piadosos, que
nunca e-ntd en el mundo sin tales enemigos, ni sin la
experiencia de tales victorias.
5 Al Vencedor ■obre Math-laben. Salmo de
Darla.
500
ALABARÉ á Jehova oon todo mi oo-
jljl razón : contaré todas tus maravillas.
2 Alegrarme he, y gozarme he en ti:
cantaré á tu nombre, ó ! Altísimo.
3 Por haber sido mis enemigos vueltos
atrás: caerán y perecerán delante de ti
4 Porque has hecho mi juicio y mi can-
sa: sentástete en trono Juzgando jus-
ticia.
5 Reprendiste gentes, destruíste al ma-
lo, raíste el nombre de ellos para siem-
pre y eternalmente.
6 O l enemigo, acabados son los asola-
mientos para siempre: y los ciudades
que derribaste, su memoria pereció con
7 Y Jehova quedará para siempre, él ha
aparejado para juicio eu trono.
8 Y él juzgará al mundo con justicia,
juzgará á los pueblos coa rectitud.
9 Y será Jehova refugio al pobre* refu-
gio en tiempos de la angustia.
10 Y confiarán en ti los que saben, tu
nombre, por cuanto no desamparaste á
los que te buscaron, ó 1 Jehova,
11 Cantad á Jehova, el que habita en
Slon : notificad en los pueblos sus obras.
12 Porque, demandando las sangres se
acordó de ellos : no se olvidó del clamor
de los pobres.
18 ? Tea misericordia de mi, Jehova:
mira la aflicción qut §ufro de los qae me
aborrecen, ensalzador mío de las puertas
de la muerte.
14 Para que cuente yo todas tus alaban-
zas en las puertas de la roja de Sion : y
me regocije en tu salud.
15 Hundiéronse las gentes en el foso
que hicieron : en la red que escondieren
rae tomado su pié.
16 Jehovafué conocido m el juicio que
hizo : en la obra de sus manos fué enla-
zado el malo : Consideración. Selah.
17 Volverse han los malos al Infierno :
todas las gentes que se olvidan de Dios.
18 Porque no para siempre será olvi-
dado el necesitado: n» la esperanza de
los pobres perecerá para siempre*
10 Levántate, ó ! Jehova, no se fortalez-
ca el hombre : sean juzgadas las nacio-
nes delante de ti.
20 Pon, ó! Jehova, temor en ellos:
conozcan las gentes que son hombres,
Selah.
SALMO X
Qm^am la iglesia de lo* piadoso* d Dios* do qm of**-
sienta d los impíos aJHgirla tanto tiempo jr con tama*
licencia, cupo ingenio pinta con sus vivos coloree. JL
SALMOS.
JT>OR qué estás lejos, Jehova? ¿por
Vjl qué te escondes en loe tiempos de
la angustia ?
2 Con arrogancia el malo persigne al
pobre ; sean tomados en los pensamien-
tos que pensaron.
3 Por cnanto se alabó el malo del deseo
de su alma : y diciendo bien del robador,
-blasfema de Jehova.
4 El malo por la altivez de su rostro no
busca á DUm: no hay Dios en todos sus
pensamientos.
5 Sus caminos atormentan en todo
tlompo : altura *m tus juicios delante de
él; en todos bus enemigos resopla.
6 Dice en su corazón : No seré movido
de generación á generación, porque no
fui en mal.
7 De maldición hinchió su boca, 7 de
engaños y fraude : debajo de su lengua
molestia y maldad.
8 Está en las asechanzas de las aldeas ;
en los escondrijos mata al Inocente : sus
ojos están mirando por el pobre.
9 Asecha de encubierto, como el león
dosde su cama : asecha para arrebatar al
pobre : arrebata al pobre trayéndole en
su red;
10 Encógese, abájase, y cae en sus fuer-
zas multitud de afligidos.
11 Dice en su coraron: Dios -está olvida-
do, ha encubierto su rostro, nunca ¿o vio.
12 t Levántate, ó! Jehova Dios, alea
tu mano : nó te olvides de los pobres.
18 ¿Por qué ensaña el malo á Dios?
dQo en su corazón : No inquirirás.
14 Tú has visto: porque tú miras el tra-
bajo, y el enojo, para dar en tus manos :
á ti 80 remite el pobre ; al huérfano tú
fuiste ayudador.
15 Quebranta el braco del depravado y
del maligno : buscarás su maldad, y no fe
hallarás.
16 Jehova, Bey eterno y perpetuo ; de su
tierra fueron destruidas las gentes.
17 El deseo de los humildes oíste, ó !
Jehova: tfi dispones su corazón, y haces
atenta tu oreja:
18 Para juzgar al huérfano y al pobre ;
no volverá mas á quebrantar el hombre
de la tierra.
8ALMO XL
David echado de las comunes congregaciones de los
piado** por la persecución de Saúl, te conmuto con
fi entendiendo que Dio» re cu anua, y vengará éu
inocencia. Pareen ser et /andamento del «rimo ¡o
qm él dijo d Saúl: hoy me han echado, porque no
habite en la heredad de Jehova, diciendo : Vé, sirve
dio» dioses ágenos. L3om.J8.lS.
1 Al Vencedor. Salmo ds David.
S'
EN Jehova he confiado, 4 cómo deda
á mi alma: Muévete á vuestro mon-
te, como ave ?
2 Porque, he aquí, los malos flecharon
el arco : apercibieron sus saetas store la
cuerda para asaetear en oculto á los rec-
tos de corazón.
8 Porque los fundamentos serán derri-
bados : ¿ el justo qué ha hecho?
4 Jehova en el templo de su santidad :
Jehova en el délo su trono: sus ojos
ven, sus párpados prueban á los m\)os de
los hombres.
5 Jehova prueba al justo, y al malo, y
al que ama la rapiña aborrece su alma.
6 Lloverá sobre los malos lazos, fuego
y azufre ; y viento de torbellinos aera la
parte de su vaso.
7 Porque el justo Jehova amó las justi-
cias : al recto mirará su rostro.
8ALMO XIL
Pide el socorro de JHo» contra el apocamiento de la
iglesia y la multiplicación de lo» impíos, cupo inge-
nio describe. II. Confórtase enfé contra esta tenia-
don, asegurándose que Dios mantendrá su pmlahm,
y conservará su iglesia,
* AlVssMMdorsofamSeanaltti. Salmo de David.
ALVA, ó ! Jehova, porque se acaba-
ron los misericordiosos: porque se
han acabado los fieles de entre ta» lujos
de los hombres.
2 Mentira habla cada uno con su próji-
mo cotí labios lisongeros : con doblez de
corazón, hablan.
8 Tale Jehova todos los labios lisonge-
ros: la lengua que habla grandezas.
4 Que dijeron : Por nuestra lengua pre-
valeceremos: nuestros labios ettán con
nosotros, ¿ quién nos «s Señor?
5 í Por la opresión de loa pobres, por
el gemido de los menesterosos, ahora me
levantaré, rdice Jehova: yo pondré*en
salvo al que él enlaza.
6 Las palabras de Jehova, palabras lim-
pias : pinta refinada en horno de tierra:
colada siete veces.
7 Tú, Jehova, tos guardarás: guárdalos
para siempre de aquesta generación.
8 Cercando andan los molos : entretan-
to las Vilezas de los hijos de los hombres
son exaltadas.
SALMO XIII.
Oración de un ánimo luengamente abatido de la ten-
tación, empero confiado en Dios.
% Al Vencedor." Salmo de David.
jTTASTA cuándo, Jehova, me olvida-
VJLL ras, para siempre ? ¿Hasta cuándo
esconderás tu rostro de mi?
2 ¿Hasta cuándo pondré consejos en
SALMOS.
mi alma f ¿ angla en mt corazón cada día?
¿Hasta cuándo será enaltecido mi ene-
migo sobre mí?
8 Mira, óyeme, Jehova, Dios mío : alum-
bra tSis ojos, porque no duerma de
muerte.
4 Porque no diga mi enemigo: Vencile:
mis enemigos se alegrarán, si yo resba-
lare.
5 lías yo en tu misericordia he confia-
do : alegrarse ha mi corazón en tu salud.
Cantaré á Jehova; porque me ha hecho
bien.
SALMO XTV.
Quejándose de la Mmn corrupción del mundo te des-
cribe, y muestra sm fuentes, que son locura u ateísmo
implo. II. De lo cual empero Dice Ubrard á lo$
mqto$.
% Al Vencedor. Salmo de David.
Dt JO el Insensato en su corazón : No
hay D\o»: Corrompiéronse, hicie-
ron obras abominables: no hay quien
haga bien.
2 Jehova miró desde los cielos sobre
los hijos de los hombres, por ver si hay
algún sabio, que busque á Dios.
8 Todos declinaron á una, dalláronse ;
no hay quien haga bien, no hay ni aun
uno.
4 Ciertamente ¿no lo conocieron todos
los que obran iniquidad, que comen mi
pueblo, como si comiesen pan? á Je-
hora no invocaron.
5 Allí temblaron de espanto: porque
Dio* está con la nadon de loa justos.
6 El consejo del pobre avergonzasteis
por cnanto Jehova e* su esperanza.
7 i Quién diese de Sion la salud de Is-
rael, tornando Jehova la cautividad de
su pueblo! Gozarse ha Jacob, y alegrase
hajsrael.
SALMO XV.
Declara loe fruto» de la verdadera justicia. Son mor-
ca* y notas de la verdadera iglesia, cupo ostento es
eterno.
% Salmo da David.
JEHOVA, ¿quién habitará en tu ta-
bernáculo? ¿quién residirá en el
monte de tu santidad?
2 El qué anda en integridad, y obra
fustieia, y habla verdad en su corazón :
8 El que no revolvió con su lengua, ni
hizo mal á su prójimo, ni levantó ver-
güenza contra su cercano.
4 En sus ojos es menospreciado el .vil,
y á los que temen á Jehova, honra: juró
eu daño tuyo, y no mudó.
5 Su dinero no dio á usura, ni tomó co-
hecho contra el Inocente. El que hace
«atas cosas, no resbalará jamás.
ftOtt
SALMO XVI.
Invoca d Dio*, protesta ser Jehova todo su bien, re-
nunciando d todos los falsos dioses, al cual solo da-
rá todo culto espiritual: y de quien espera verda-
dera redención de lá muerte. Es profecía ühatrm
de la resurrección del Señor, amo está Act.%vU.
n Michtham. De Daild.
GUÁRDAME, ó ! Dios : porque en ü
he confiado.
2 Dijiste, ó! alma mía, á Jehova: Tú
ere*, Señor; mi bien no viene á M¿
8 A los santos que están en la tierra, y
á los fuertes, toda mi voluntad en ellos.
4 Multiplicarán sus dolores de lo» que se
apresuraren tras otro diot; no derramaré
sus derramadoras de sangre, ni tomaré
sus nombres en mis labios.
5 Jehova la porción de mi parte, y de
mi vaso : tú sustentarás mi suerte.
t Las cuerdas me cayeron en tugare*
deleitosos: asimismo la heredad se her*
moseó sobre mi.
7 Bendeciré á Jehova, que me aconse-
ja; aun en las noches me ensenan mis
ríñones.
8 A Jehova he puesto delante de mi
siempre : porque estando él á mi diestra,
no seré conmovido.
9 Por tanto se alegró mi corazón, y se
gozó mi gloria: también mi carne repo-
sará segura.
10 Porque no dejarás mi alma en el
sepulcro : ni darás tu Santo para que vea
corrupción.
11 Hacerme has saber la' senda de la
vida, hartura de alegrías hay con tu ros-
tro: deleites en tu diestra para siempre.
salmo xvn.
Oración de David y de toda te isiesim, en que aJSrma
su inoosncia con el testimonio de Dios contra tes
calumnias de loe perseguidores: u le pide favor con-
tra su violencia.
% Oraokni de Darld.
OYE, ó ! Jehova, la justicia ; está aten*
toa mi clamor: escucha mi oración,
hecha sin labios de engaño.
2 De delante de tu rostro salga mi jui*
ció : vean tus ojos la rectitud.
8 7Sí has probado mi corazón; me has
visitado de noche ; reflnasteme, y no ha-
llaste : lo que pensé no pasó mi boca*
4 Para las obras humanas, por la pala-
bra de tus labios yo observé loa caminos
del violento.
5 Sustenta mis pasos en tus caminos,
porque mis pies no resbalen.
0 Yo te he invocado, por cuanto tú me
oyes, ó ! Dios ; inclina á mi tu oreja, oye
mi palabra.
7 Haz maravillosas tus misericordias.
S1XMOS*
salvador de loé qne en tí constan, de les
que se levantan contra tu diestra.
8 Guárdame como á lo negro de la ni-
ñeta del ojo, escóndeme con la aombra
de tus alas. *
9 De delante de los malos qne me opri-
mieron: de mis enemigos que me cercan
por la vida.
10 Cerrados con su grosura: con sn bo-
ca hablan soberbiamente.
11 Nuestros pasos nos han cercado aho-
ra : ponen sns ojos para tendemos á tierra;
13 Parecen al león qne desea hacer pre-
sa: j al leoncillo qne está escondido.
13 Levántate, ó! Jehova; anticipa sn
rostro: póstrale: escapa mi alma del
malo <*n tu. espada;
14 De los varones con tn mano, ó i Je-
hora: de los varones de mundo cuya
parte « en afta vida: cuyo vientre hin-
ches de tu tesoro: hartan sus h^jos, y
dejan la resta á sus chiquitos.
15 To en justicia veré tu rostro : hartar-
me he cuando despertare á tn semejanza.
SALMO xvm.
Él srgmmeni» 4*1 tigvttnim taimo tttd en el MfwMfo
¡uro dt Samuel capitulo veimt* y dot dondt emú «I
mismo tolmo recitado por las mismas palabra*.
*¡ Al Vencedor : Salmo del siervo de Jebora, do
Devld, el cual hablo á Jehova las palabras de
este eántloe el día que le Hbre Jehova do mano
daiodos sos enemigos, y de maaode&ud: T
<Wo:
A MARTE he, Jehova, fortaleza mía.
A 2 Jehova, roca mia, y castillo mío,
y escapador mío; Dios mió, raerte mió :
confiarme he- en él: escudo mió, y el
enerno de mi salud ; refugio mió.
8 Al alabado Jehova Invocaré, y seré
salvo de mis enemigos.
4 Cercáronme dolores de muerte, y ar-
royos de perversidad me atemorizaron :
5 Dolores del sepulcro me rodearon {
anticipáronme lazos de muerte :
6 En mi angustia llamé á Jehova, y
clamé á mi Dios : él oyó desde su tem-
plo mi voz, y mfc clamor entró delante
de él, en sus orejas.
7 Y la tierra fué conmovida y tembló :«
y los fundamentos de los montes se es*
tremeeieron, y se removieron,, porque él
se enojó.
8 Subió humo en su nariz, y de su boca
fuego quemante : carbones se encendie-
ron de éL
9 T abajó los cielos, y descendió; y os-
curidad debajo de sus pies.
10 Y cabalgó sobre un querubín, y vo-
ló : y voló sobre las alas del viento. *
11 Poso tinieblas p&ttm escondedero :
en sus en derredores de su tabernáculo,
oscuridad de aguas, nubes de los cielos.
12 Por el resplandor de delante de él
sus nubes pasaron: granizo y carbones
de fuego.
18 Y tronó en los cielos Jehova, y el
Altísimo dio su voz : granizo y carbones
de fuego.
14 Y envió sus saetas y desbaratólos :
y echó relámpagos, y los destruyó.
15 Y aparecieron las honduras de las
aguas: y descubriéronse los cimientos
del mundo por tu reprensión, ó! Jehova,
por el soplo del viento de tu nariz.
10 Envió desde lo alto, me tomó, me
sacó de las muchas aguas.
17 Me escapó de mi inerte enemigo, y
de los qne me aborrecieron: aunque
ellos eran mas fuertes que yo.
18 Anticipáronme en el dia de mi que-
brantamiento: mas Jehova me rae por
bordón.
19 Y me sacó á anchura : me libró, por-
que se agradó de mi
20 Jehova me pagará conforme á mi
justicia : conforme á la limpieza de mis
manos me volverá.
21 Por cuanto guardé los caminos de
Jehova: y no me maleé con mi Dios.
22 Porque todos sus juicios estuvieron
delante de mí : y no eché de mi sus es-
tatutos.
•28 Y fui perfecto con él : y me recaté
de mi maldad.
24 Y pagóme Jehova conforme á mi
justicia : conforme á la limpieza de mis
manos delante de sus ojos.
25 Con el misericordioso serás miseri-
cordioso: y con el varón perfecto serás
perfecto.
26 Con el limpio serás limpio, y con el
perverso serás perverso.
27 Por tanto tú al pueblo humilde sal-
varás: y los ojos altivos humillarás.
28 Por tanto tú alumbrarás mi candela :
Jehova, mi Dios, alumbrará mis tinieblas,
29 Porque contigo desharé ejércitos : y
en mi Dios asaltaré muros.
SO Dios, perfecto su camino : la pala-
bra dé Jehova afinada : escudo es á todos
los que esperan en éL
81 Porque ¿ qué Dios Tiay fuera de Je-
hova? ¿y qué Fuerte fuera de nuestro
Dios?
32 Dios, que me cifie de fuerza; y hizo
perfecto mi camino :
83 Que pone mis plés como pUs de
m
SALMOS.
cierras : y me hizo estar sobre mis altu-
ras:
34 Que enseña mis manos para la ba-
talla ; y el arco de acero será quebrado
con mis brazos.
85 Y me diste el escudo de tu salud ; y
tu diestra me sustentará, y tu manse-
dumbre me multiplicará.
30 Ensancharás mi poso debajo de mi,
y no titubearán mis rodillas.
37 Perseguiré mis enemigos, y alcan-
zarles he ; y no volveré hasta acabarles.
33 Herirles he, y no podrán levantarse:
caerán debajo de mis pies.
39 T ce&isteme de fortaleza para la pe-
lea: agobiaste mis enemigos debajo de
mi.
40 Y disteme la cerviz de mis enemi-
gos : y á los que me aborrecían, destruí.
41 Clamaron, y no hubo quien salvase :
á Jehova, mas no les oyó.
43 Y los molí como polvo delante del
viento : como á lodo de las callea los es-
parcí.
43 Llbrásteme de contiendas de pueblo :
pusisteme por cabecera de gentes ; pue-
blo que no conocíame sirvió.
44 A oida de oreja me obedeció: los
hombres extraños me mintieron.
45 Los hombres extraños se cayeron : y
tuvieron miedo desde sus encerramien-
tos.
46 Viva Jehova, y bendito sea mi Fuer-
te : y sea ensalzado el Dios de mi salud.
47 £1 Dios que me da las venganzas, y
sujetó pueblos debajo de mi.
48 MI libraéor de mis enemigos : tam-
bién me hiciste superior de mis adversa-
rios : de varón violento me libraste.
40 Por tanto yo te confesare' entre los
gentes, ó ! Jehova, y cantaré á tu nom-
bre.
50 Que engrandece las saludes de su
rey, y que hace misericordia á su ungido
David, y á su simiente para siempre.
SALMO XIX.
Dios se ka dado d conocer d los hombres en diversa»
maneras: la primera en la creación de todo este
mundo vietbU. 77. La segunda por su ley, y por Ja
mam/estaoion de su evangelio,
f AlVtnoedor. Salmo do David.
LOS cielos cuentan la gloria de Dios;
y el extendimiento denuncíala obra
de sus manos.
2 El un día pronuncia palabra al otra
día, y la tina noche á la otra noche de-
clara sabiduría.
8 No hay dicho, ni palabras, ni es oída
su voz.
4 Ea toda, la tierra salló «n linea, y al
cabo del mundo sus palabras: para el
sol puso tabernáculo en ellos.
5 Y él, como un novio que sale de su
tálamo, alégrase, como un gigante, para
correr el camino.
6 Del un cabo de los cielos es su salida,
y rodea por sus cabos ; y no hay quien se
esconda de su calor.
7 ^ La ley de Jehova perfecta, que vuel-
ve el alma, el testimonio de Jehova fiel,
que hace sabio al pequeño.
8 Los mandamientos de Jehova rectos,
que alegren el corazón: el precepto de
Jehova puro, que alumbra los ojos.
9 £1 temor de Jehova limpio que per-
manece para siempre, loe derechos de
Jehova, verdad, todos justos.
10 Deseables mas que el oro, y mas que
mucho oro afinado; y dulces mas que
miel, y que licor de panales.
11 Tu siervo también es amonestad*
con ellos : en guardarlos, gran salario.
12 Los errores, ¿quien los entenderá f
de los encubiertos líbrame.
13 Asimismo de las soberbias deten £
tu siervo, que no se enseñoreen de mí :
entonces seré perfecto, y seré limpio de
gran rebellón.
14 Sean voluntarios los dichos de mi
boca; y el pensamiento de asi corazón
delante de ti, ó! -Jehova, roca mia, y mi
redentor.
SALMO XX.
Oración del pueblo por la salud y victoria de su rey.
Según la conjetura de algún**, te ocasión do esto
salmo Juila guerra que Parid tuvo com loe Amms
ntías, t. Samuel 10. donde parece David haber com-
puesto este salmo, con el cual su pntllo rogase d
Dios por su victoria,
% Al Vencedor. Salmo de David.
fVlGATE, Jehova, en el diadela angus-
\J tía: ensálcete el nombre del Dios
de Jacob.
2 Envíete ayuda desde el santuario, y
desde Sion te sustente.
8 Tenga memoria de todos tus presen-
tes, y encenice tu holocausto. Selah.
•4 Déte conforme á tu corazón, y cum-
pla todo tu consejo.
5 Alegramos hemos con tu salud, y en
el nombre de nuestro Dios alzaremos
pendón : cumpla Jehova todas tus peth
clones.
6 Ahora he conocido que Jehova ha
guardado 4 su ungido: oirle ha desde
los cielos de su santidad con las valen-
tías de la salid de su diestra.
7 Estos en carros, y aquellos en cabav
SALMOS.
MotiiM""» mi lUMOtvoft del nombre
de Jehova nuestro Dios tendremos me-
moria.
8 Estos arrodillaron, y cayeron: mas
nosotros nos levantamos, y nos enhes-
tamos.
9 Jehova, salva: qus el rey nos oiga el
dia qtte le invocaremos.
SALMO XXI.
Baeimiento de gracias' d Dios dtlpmébio por la victo-
riadosuteg.
% Al Vencedor. Saliao de David.
JEHO VA, en tu fortaleza se alegrará el
rey; y en tu salad se regocQará mu-
cho.
2 £1 deseo de su coraaon le diste; y no
le negaste lo que sus labios pronuncia-
ron, fletan.-
3 Por tanto le adelantarás en bendicio-
nee.de bien: corona de oro fino has
puesto sobre* su cabeza.
4 Vida te- demandó, se la diste : longura
de días, por siglo y siglo.
5 Grande «t s* gloria en tu salud : hon-
ra y hermosura has puesto sobre éL
6 Peroné le has bendecido para siem-
pre: alegfástem de alegría con tu roe-
tro.
7 Por cuanto el rey confia en Jebova :
y en la misericordia del Altísimo' no ti-
S Alcanzará tu mano á todos tus ene-
migos: tu diestra alcanzará á los que te
aborrecen.
9 Ponerlos has como horno de fuego en
el tiempo de tu Ira: Jehova los deshará
en su furor, y fuego los consumirá.
10 Su fruto destruirás de la tierra : y su
simiente de entre los htyos de los hom-
bres.
11 Porque tendieron mal contra tí: ma-
quinaron, maquinación, tnat no prevale-
cieron.
12 Por tanto ponerlos has á parte: con
tus cuerdas apuntarás á sus rostros.
13 Ensálzate, 61 Jebova, con tn forta-
leza: cantaremos y alabaremos tu va-
lentía.
SALMO XXIL
David en j— angustias pro/enma Id anguutim é» Cristo
emlacruntsmabs%áMiento,pdolort$, Jí. La propa-
gación ¡f gloría de su reino, de ambas cosas hay mu-
chos sentencias en el salmo, que exceden la historia
de Dasid: porqué el principal intento del Espíritu
Santo ora cantar lo que había de ejecutarse en la
persona de Cristo, en quien todas ellas se ven cum-
plidas, como parece por la historia del evangelio.
Este salmo eonvtmt mug mucho con el salmo &.
1 Al Vencedor sobre AJefctb-haMehar. Salmo
deDeTid*
TVIOB «Jo» Dfos mío! ¿por qué me
U has dejado? gestas lejos de mi sa-
lud, de las palabras de mi gemido ?
2 Dios mió, clamo de dio, y no oyes ; y
de noche, y no hay para mi silencio.
3 Y tú, santo, habitante, alabanzas de
Israel.
4 En tí esperaron nuestros padres : es-
peraron, y los salvaste.
A Clamaron á tí, y fueron librados : es-
peraron en tí, y no se avergonzaron.
6 T yo, gusano, y no varón : vergüenza
de hombres y desecho del puebla
7 Todos los que me ven, escarnecen de
mi : echan de los labios, menean la ca-
beza.
8 Remite** á Jehova, líbrele, que le
quiere bien.
9 Empero tú eres el que me sacó del
vientre: el que me haces esperar desde
los pechos de mi madre.
10 Sobre ti estoy echado desde la ma-
triz: desde el vientre de mi madre tú
eret mi Dios.
11 No te alejes de mí, porque la an-
gustia está cerca: porque no hay quien
ayude.
12 Rodeáronme muchos toros: fuertes
toros de Basan me cercaron.
18 Abrieron sobre mí su boca, como
-león que hace presa y que brama.
14 Como aguas me escurrí, y descoyun-
táronse todos mis huesos: mi corazón
fué como cera desliéndose en medio de
mis entrañas.
15 Secóse como un tiesto mi vigor, y
mi lengua se pegó á mis paladares : y en
el polvo de la muerte me has puesto.
16 Porque me rodearon perros: cercá-
ronme cuadrilla de malignos: horadaron
mis manos y mis pies.
17 Contarla todos mis huesos: ellos
miran, me consideran :
18 Partieron entre si mis vestidos: y
sobre mi ropa echaron suertes.
19 Mas tú, Jehova, no te alejes : fortale-
za mié, apresúrate para mi socorro.
20 Escapa de la espada mi alma; de
poder del perro mi único.
21 Sálvame de la boca del león: y de
los cuernos de los unicornios óyeme.
22 1 Contaré tu nombre á mis herma-
nos: en medio de la congregación te
alabaré.
23 Los que teméis á Jehova, alabadle ;
toda la simiente de Jacob, glorificedle ;
y temed de él toda la simiente de Israel
24 Porque no menospreció, ni aboml-
506
SALMOS.
no, la aflicción del pobre, ni eseonáftr sf
rostro de él : 7 cuando1 clamó á él, le oyé\
25 De ti mrd mi alabanza en la grande
congregación ; mié Totoe pagaré delante
de loe que le temen.
26 Comerán loe pobres, y hartarse han :
alabarán á Jehova los que le buscan : vi-
virá vuestro corazón para siempre.
27 Acordarse han, y volverse han á Je-
hova todos loe términos de la tierra; y
humillarse han delante de ti todas las
mintHas de las gentes.
28 Porque de Jehova et el reino : y él se
ensefloreará de las naciones.
29 Comieron, y adoraron todos loe grue-
sos de la tierra: delante de él se arrodi-
llaron todos loe qne descienden al polvo :
y sus almas no vivificaron.
80 La simiente le servirá: será contada
á Jehova perpetuamente.
31 Vendrán, y anunciarán al pneMo que
naciere, su justicia que él hiño.
8ALMO XXIIL
David, como experimentado^ por la eemejemaa del ofi-
cia del pastor pora con *ut oveja», pinta cual $ea la
proeidemcia dé Dio* par* con toe tmpo*.
5 Salmo de David.
JEHOVA «t mi pastor; no me faltará.
2 En lugares de yerba me hará ya-
cer : junto á aguas de reposo me pasto-
reará.
3 Hará volver mi alma: guiarme ha por
sendas de justicia por su nombre.
4 Aunque ande en vaDe de sombra de
muerte, no temeré algún mal, porque tú
•xtaré» conmigo: tn vara, y tu cayado
ellos me confortarán.
5 Adornarás mesa delante de mi en
presencia de mis angustiadores: ungiste
mi cabeza con aceite; mftwpa eetá rever-
tiendo.
6 Ciertamente el bien y la misericordia
me seguirán todos loe días de mi vida:
y en la casa de Jehova reposaré por.
luengos días.
8ALMO XXIV.
Siendo toda tm tierra comió*** contiene é* Dtern, 4m
toda *eta MMVtemULmd —cogió «m pueblo para tí,
aoja» condiciona recita. II. Requiere d lo* princi~
p*a dota tierra qm reciban, y traten benignamente 4
**t*p*o*Uycy*otapitan<»CriMoM*i***4**ia.
m Safan* da DavM.
DE Jehova et la tlenrn y en plenitud :
el mundo, y los que en él habitan.
2 Porque él la fundó sobre loe mares : y
sobre los ríos la afirmó.
3 ¿Quién subirá al monte de Jehova? ¿y
quién estará en el lugar de su santidad ?
4 El limpio de manos, y limpio de co-
906
ramos: el qne no temeré* vano mlalma,
ni juró con engaño.
5 Recibirá bendición de Jehova : y jus-
ticia del Dios de salud.
6 Esta m la generación de los. qne le
buscan : de los que buscan tu rostro, ad
áster, Jacob. Selah.
7 t Alzad, ó! puertas, vuestras canezas,
y alzaos vosotras puertas eternas, y en-
trará el Rey de gloria.
8 ¿ Quién es este Rey de gloria t Jehova
el fuerte, valiente ; Jehova, el valiente en
batalla.
0 Atoad, ó 1 puertas, vuestras rnhfnw, y
alzaos vosotras puertas eternas, y enUa*
rá el Rey de gloria.
10 ¿Quién et este Rey de gloria? Jeho-
va de los ejércitos, él as el Rey de gloria.
Selah.
SALMO XXV.
ConJIado d* ta bondad de Dio*, de la cual tiene larca
entenado en tu ley,
1 Safo» de David.
A Ti, ól Jehova, levantaré mi alma.
2 Dios mió, en ti confié: no sen ye
avergonzado, no se alegren de mí . mis
enemigos.
8 Ciertamente todos los qne te espe-
ran, no serán avejentados: serán aver*
gonzados los que se rebelan sin canea.
4 Tus caminos, el Jehova, hazme sa-
ber: enséñame tus sendas.
5 Encamíname en tu verdad, y ensenar
me: porque tú ere* el Dios de mi salud:
á ti he esperado todo el día.
6 Acuérdate de tus miseraciones, 61
Jehova: y de tus misericordias, qne asi»
perpetuas.
7 De los pecados de mi mocedad, y de
inisrebcHoaes 110 te acuerdas: conforme
á tu misericordia acuérdate de mi,tá, por
tu bondad, ó ! Jehova.
8 Bueno y recto «t Jehova t por tanto él
ensenará á loa pecadores el camino.
0 Encaminará atoa humildes por el Jui-
cio ; y ensenará á los mansos en carrera.
10 Todas las sendas de Jehova son. mi-
sericordia y verdad, á los que guardan
su concierto, y sus testimonios»
11 Por tu nombre, ó ! Jehova, perdona-
rás también mi pecado; porque es grande.
12 ¿ Quién es el varón que teme á Jeho-
va? Ensenarle ha el camino que ha de
escoger.
13 Su alma reposará en el bien: y su si-
miente heredera la tierra.
14 El secreto de Jehova, á los que le
8AMMQ&
temen: y su concierto^ par* hacerles
saber.
15 Mis ojos, siempre á Jehova; porque
él sacará de la red mis pies.
10 Mírame, y ten misericordia de mi :
porque yo soy solo, y pobre.
17 Las agostías de mi eorason se en-
sancharon : sácame de mis congojas.
18 Mira mi anlocion, y mi trabajo: y
perdona todos mis pecados.
19 Mira mis enemigos, que so kan mul-
tiplicado: y de odio injusto me han
aborrecido.
20 Guarda- mi sima, y líbrame: mo sea
yo avergonzado» porque en U confié.
21 Integridad y rectitud me guardarán :
porque á ti be esperado.
2» Redime, 61 Dios, á' Israel de todas
sus angustias.
SALMO XXVI.
E» la mimma materia del tolmo sétimo 9 «■* mrrvtrd
m Salmo de Darid.
JÚZGAME, ól Jehova, porque yo en
mi integridad he andado, y en J Ao-
va be connado : no vacilaré.
2 Pruébame, ó! Jehova, y tiéntame:
funde mis ríñones y mi eorason;
8 Porque tu misericordia ettd delante
de mis ojos : y en tu verdad ando.
4 Mo me asenté con los varones de tai-
sedad : ni entré con los qué andan encu-
biertamente.
5 Aborrecí la congregación de los ma-
lignos: y con los impíos nunca me
asenté.
6 Lavaré en inocencia mis manos: y
andaré al derredor de tu altar, ó ! Jehova,
7 Para dar voz de alabanza, y para con-
tar todas tus maravilla*.
8 Jehova, la habitación de tu casa he
amado: y el lugar del tabernáculo de tu
gloria. .
9 No juntes eon los pecadores ml-alma,
ni con los varones de sangres mi vida.
10 En cuyas manos ettó el mal hecho, y
su diestra mtá llena de cohechos.
11 Mas yo ando en mi integridad. : redí-
meme, y tea misericordia de mL >
12 Mi pié ha estado ea rectitud, y en
las congregaciones bendeciré á Jehova.
SALMO XXVIL
Declara iqJhrme confianza que tiene en Dios para tu-
portarWda suerte de tentación. TL Pide á Dios que
no le deje. . _
5 Salmo do David.
JEHOVA es mi luz y nú salud, 4 de
quién temeré? Jehova «s la forta-
ls*»4emi vüa, ¿de najen íüe espavore-
ceré?
2 Cuando se acercaron sobre mí los
malignos para comer mis carnes: mis
angustiadores y mis enemigos á mi, ellos
tropenaron y cayeron.
8 Aanqne se saléate campo sobre mí,
no temerá mi corazón : aunque se levas-
te guerra sobre mi, yo en esto confio.
4 Una cosa he demandado á Jehova, es-
ta buscaré: Que esté ye en la casa de Je-
hova todos los días de mi vida, para ver
la hermosura de Jehova, y para buscar
en su templa
• Porque él me esconderá en su taber-
náculo en el día del mal: esconderme
ha en el escondrijo de su tienda: en roca
me pondrá alta
8 Y luego ensalzará mi cabeza sobre
mis enemigos en mis al derredoree: y
sacrificaré en su tabernáculo sacrificios
de jubilación.: cantaré y salmearé á Je-
hova,
7 T Oye, ó! Jehova, tal vos con que lla-
mo : y ten misericordia de mi, y respón-
deme.
8 Mi corazón ha dicho de ti: Buscad
mi rostro. Tu rostro, ó! Jehova, briscaré.
9 No escondas tu rostro de mi, no apar-
tea con ira tu siervo : mi ayuda has si-
do, no me dejes, y no me desampares
Dios de mi salud.
10 Porqué mi padre y mi madre me de-
jaron : y Jehova me recogerá.
11 Enséñame, ó! Jehova, tu camino : y
guíame por senda de rectitud á causa de
mis enemigos.
12 No me entregues á la voluntad de
mis enemigos : porque se han levantado
contra mi testigos frisos, y quien habla
calumnia.
18 Si no creyese que tengo de ver la
bondad de Jehova en la tierra de los vi-
vientes.
14 Espera á Jehova, esfuérzate, y estuér-
cese tu corazón: y espera á Jehova,
salmo xxvm. .
JHde David d Dios, que le tenga de su mano, para que
no camine con los impioe hipócritas, pal jtn sea cas-
tigado eon ellos, .
iSsJsMds David.
A Ti, 61 Jehova, llamaré: fuerza mia,
no me dejes: porque dejándome
no sea semejante á los que descienden al
sepulcro.
2 Oye la voz de mis ruegos, cuando
clamo á tí: cuando alzo mis manos al
templo de tu santidad.
007
SAWUOJSK
8 No me tire» cea los malos, y con los
que hacen iniquidad : que hablan paz con
bus prójimos, y la maldad está en su co-
razón.
4 Dales conforme á bu obra, y confor-
me á la malicia de sus hechos : conforme
á la obra de sos manos, dales: págales
su paga.
5 Porque no entendieron las obras de
Jehova, y el hecho do sus manos, derri-
barlos ha, y no los edificará.
6 Bendito Jehova, que oyó la vos de mis
ruegos.
7 Jehova es mi fortaleza, y mi escudo :
en él esperó mi corazón, y yo raí ayuda-
do : y gozóse mi corazón, y con mi can-
ción le alabare.
8 Jehova es la fortaleza de ellos : y el
esfuerzo de las saludes de su ungido
«A
9 Salva á tu pueblo, y bendice á tu he-
redad : y pastoréalos, y ensálzalos para
siempre.
8ALMO XXIX.
Jitckoréa d toda» lo» prkmipe» dé la Horra d dar la
gloriad Diasque por tanta» maravüla» ha declara-
do, y declara cada día su omnipotencia. Prqfeti-
Mam en e*te tolmo la virtud y eficacia de la predi-
% Salmo de DawkL
DAD á Jehova, ó ! mjos de fuertes, dad
á Jehova la gloria y la fortaleza,
2 Dad á Jehova la gloria de su nombre :
humillaos á Jehova en el glorioso san-
tuario.
8 Voz de Jehova sobre las aguas: el
Dios do gloria hizo tronar: Jehova, so-
bre los muchas aguas.
4 Voz de Jehova eon potencia: voz de
Jehova con gloria.
5 Voz de Jehova que quebranta los cc-
' dros ; y quebrantó Jehova los cedros del
Líbano.
6 Y bízolos saltar como los becerros :
al Líbano, y al Sirion como lujos de uni-
cornios.
7 Voz do Jehova que corta llamas de
niego.
8 Voz de Jehova que hará temblar al
desierto: hará temblar Jehova al de-
sierto de Cades.
9 Voz de Jehova que hará estar de parto
á las ciervas, y desnudará á las breñas :
y en su templo todos los suyos le dicen
gloria.
10 Jehova estuvo en el diluvio, y asen-
tóse Jehova por rey para siempre
11 Jehova dará fortaleza á su pueblo :
Jehova bendecirá á su pueblo en paz.
506
SALMO XXX.
Hace David gracias d Vio*, por haberle él librado de
m Salmo do canción dd óstren&micnto <to la casa
d« David.
ENSALZARTE he, ó! Jehova, porque
me has ensalzado : y no hiciste ale-
grar á mis enemigos de mi.
2 Jehova, Dios mió, clamé á ti, y me
sanaste.
8 Jehova, hiciste subir del sepulcro mi
alma: «Hsteme vida de mi descendimien-
to á la sepultura.
4 Cantad á Jehova sus misericordiosos :
y celebrad la memoria de su santidad.
5 Porque un momento hay en su ffy*or,
mas vida en su voluntad : á la tarde re-
posará el lloro, y á la mafiana vendrá* ím
alegría.
6 Y yo dije en mi quietud : No resba-
laré jamas.
7 Porque túy Jehova, por tu benevolen-
cia asentaste mi monte con fortaleza:
mas escondiste tu rostro, y yo fui con-
turnado.
8 A ti, ó ! Jehova, llamaré : y al Sefior
suplicaré.
9 ¿Qué provecho hay en mi muerte,
cuando yo descendiere al hoyo ? ¿ Loar-
te ha el polvo? ¿anunciará tu verdad ?
10 Oye, ó ! Jehova, y ten misericordia
de mi : Jehova, sé mi ayudador.
11 Tú tornaste mi endecha en baile : de-
sataste mi saco, y cefiisteme de alegría.
18 Por tanto á tí canté gloria, y no
callé : Jehova Dios mío, para siempre te
alabaré.
SALMO XXXI.
David, puedo en gravitimo peligro por tu» enemigo»:
ora d Dio» que fe «tempe. II. Dotantm ta mm {*»-
dad d» Dio» para con lo» «tajo», par reapejo de ta
cual exhorta d toa piadoto» d que le amen, y etperen
ene% En la figvrae» oración de Crido en ta crvxy
de toda »u igletia poeta en anguttia. •
5 Al Vencedor. Salmo de Derid.
EN tí, Jehova, he esperado; no sea yo
avergonzado para siempre: líbrame
en tu justicia.
2 Indina á mi tu oreja, escápame pres-
to, séme por roca de fortaleza : por cata -
raerte para salvarme.
8 Porque td erm mi roea, y mi castillo:
y por tu nombre me guiarás, y me enca-
minarás.
4 Sacarme has de la red, que hsH escon-
dido para roí; porque tú eres mi fortaleza.
*5 En tu mano encomendaré mi espíritu:
redi mí s teme ó! Jehova Dios de verdad.
0 Aborrecí los que esperan en las va-
SALMOS,
nidadas de ventead : y yo en Jebe** be
esperada
7 Qosarme he, y alégrame he en tu
misericordia; porque hai visto mi aflic-
ción: has conocido mi alma en las an-
gustias.
" 8 Y no me encerraste en la mano del
enemigo : étUm hiciste estol mis pies en
anchara.
9 Ten misericordia de mi, ó! Jehova,
qne estojen angustia: hánse carcomido
con enojo mis ojos, mi alma, y mi vientre.
10 Porqne se ha acabado con dolor mi
vida, y mis aftoscem suspiro; háse enfla-
quecido mi mena á cansa de mi iniqui-
dad ; y mis huesos se han podrido.
. 11 De todos mis enemigos he sido opro-
bio, y de mis vecines en gran manera, y
horror á míe conocidos : los que me velan
íbera, huían de mi
19 He sido olvidado de corazón como
muerto : he sido como vi» vaso perdido.
13 Porqne he oído afrenta de muchos;
miedo en derredoe, cuando consuliaben
juntos contra mi, para prender mi alma
14 Mas yo sobre tí confié, 6! Jehova;
dUe; Mi Dios erm tu.
15 En tu mano -mtd* mis tiempos: lí-
brame de la mano de mis enemigos, y de
mi* perseguidora.
16 Haz resplandecer tn rostro sobre tu
siervo: sálvame por tu misericordia.
17 Jehova, no sea yo contoso, porqne
te he invocado: sean confusos los impí-
os, sean cortados para el infierno.
18 Enmudezcan los labios mentirosos,
qne hablan contra el justo cees* duras
con soberbia y menosprecio.
19 Y fOuán grande «s tu bien, que has
guardado para los que te temen : quenas
obrado, para los que esperan en ti de-
lante de los hijos do los hombres !
20 Esconderlos has en el escondedero
do tu rostro de las arrogancias de cada
cual: esconderte» has en el tabernáculo
de cuestión de lenguas.
21 Bendito Jehova; porque ha hecho
maravillosa su misericordia para con-
migo en ciudad raerte.
22 Y yo decía en mi priesa: Cortado
soy de delante do tus ojos: mas cierta-
mente tú olas la voz do mis ruegos,
cuando clamaba á ti.
23 Amad á Jehova todos sus misericor-
diosos: á los fieles guarda Jehova, y paga
abundantemente al que hace con sober-
bia.
M Esforzaos» y esfuércese vuestro sor»
zon, todos loe qne esperáis en Jehova.
SALMO xxm
Doctor* David en «te mAm, qvien sean justos m oéb
masa pecadora, d saber, no toa que marea pecaren»,
mas los que por misericordia de Dio» atrancaron
perdón de tus pecado* cu Cristo, jr espíritu de regen-
araawa pana Nn obrar*
m Salmo de Davkl:MaakiL
BIENAVENTURADO el perdonado
de rebelión, el encubierto de pe-
cado.
2 Bienaventurado si hombre áquten no
contará Jehova la iniquidad, ni hubimm en
su espíritu engaño.
8 Mientras callé, se envejecieren mis
huesos en mi gemido todo el dia,
4 Porque de dia y de noche se agrava
sobre mi tu mano, volvióse mi verdor en
sequedades de verano. Balan.
5 Mi pecado te notifique : y no encubrí
mi iniquidad. Drje : Fe confesaré con-
tra mí mis rebellones á Jehova; y tú per-
donarás la maldad de mi pecado. Balan*
6 Por esto orará todo misericordioso á
tí en el tiempo del hallar: ciertamente
en la inuad&cton de las muchas aguas,
no llegarán á éL
7 Tú eres mi escondedero*»*© la angus-
tia me guardarás : oon clamores de liber-
tad me rodena*. Belah.
8 Hacerte he entender, y ensenarte he
el camino en que andarás : sobre tí afir-
maré mis ojos.
0 No seáis como el caballo, como el
mulo, sin entendimiento : een cabestro
y con Areno su boca ha de ser cerrada
para que no lleguen á ti.
10 Muchos dolores para el implo : y el
que espera en Jehova misericordia le
cercará. *
11 Alegraos en Jehova, y gózaos Justos :
y cantad todos los rectos de corazón.
BALMO XXXm.
Exhorta d toda la iglesia de tos piadosos d alabar d
Dios, que por sus obras, y especialmente por el go-
bierno de su iglesia, se declara digno de eterna ata-
CANTAD Justos en Jehova: á los .rec-
tos ot hermosa la alabanza.
2 Celebrad á Jehova con arpa: oon sal-
terio y decaeordie cantada éL
3 Cantad á él canción nueva: haced
bien tañendo con Júbilo.
4 Porque derecha ¿fia palabra de Jeho-
va: y toda su obra con verdad.
5 £1 ama Justicia y Juicio: de la mise»
ricordia de Jehova e§tá llenaja tierra*
6 Con la palanca de Jehova marón he»
50»
áfAlAfOS»
«liO0 los deba? y con er ssmritu de *u
boca iodo «1 ejército do ellos.
7 £1 junta, como en un montón, las
aguas do la mar: él pone por tesólos loa
abismos.
. 8 Teman á J chova toda la tierra: te-
man de él todos los habitadores del
mundo.
< 9 Porque el dijo, y tai ; él mandó y es-
tuvo.
10 Jebova nace anular el consejo délas
gentes, y él nace anular las maquina-
ciones de los pueblos.
11 £1 consejo de Jebora permanecerá
pasa siempre; los pensamientos de su
corazón, por generación y generación.
. 13 Bienaventurada la gente á quien Je-
bova es su Dios : el pueblo á quien es\sc*
gtó por heredad para sí.
18 Desde los cielos miró Jebova ; vio á
m todos los hijos de Adam.
- 14 Desde la morada de su asiento miró
sobre todos los moradores de la tierra.
lft El formó el corazón de todos ellos ;
él entiende todas sus obras.
16 £1 rey no ea salvo con la multitud
del ejercito ; el valiente no escapa con la
mneba fueras»
- 17 Vanidad es el caballo para la salud;
con la multltud.de su fueras no escapa.
. 18 He aquí, el ojo de Jebova sobro los
que le temen; sobre los que esperan su
misericordia;
19 Para libra» de la muerte á sus afanas;
y para darlas vida en la hambre.
90 Huestes alma espesó 4 Jebova ; nues-
tro ayudador y nuestro escudo es él.
21 Por tanto en él se alegrase nuestro
comaos», porque en su santo nombre
hemos confiado.
: 89 Sea tu misericordia, ó 1 Jebova, so-
bre, nosotsos, como te bemos esperado.
SALMO XXXIV.
nacimiento de prado» con que Datid por w ejemplo
incito á le* hombre* d que con**», p eeperen en Dio»:
porque ele» la protección de lo» tupo». 1L £mtño
temor de Dio», p el camino verdadero de agradarle.
La ocation del taimo ettd clara del titulo.
* So/me 4c DarM ; cuando mudó m «roblante
delante da Abimeleck ; y él la sebo, j so fOé.
BENDECIRÉ á Jehova en todo tiem-
po ; siempre urá su alabanza en mi
boca.
2 En Jehova se alabará mi alma; oirán
los mansos, y alegrarse «han.
8 Engrandeced á Jebova, conmigo ; y
ensalcemos su nombre á una.
4 Busqué á Jebova, y él me oyó; y de
toaos mis miedos me libró,
610
A Miraron á él, y fueron alumbrados; y
sus rostros no se avergonzaron.
6 Tiste pobre llamó, y Jehova ¡m oyó, y
de todas sus angustias le escapo.
- 7 £1 ángel de Jehova asienta campo en
derredor de los que le temen, y los de-
fiende.
8 Gastad, y ved que «• bueno Jebova;
dichoso el varón que confiará en él»
9 Temed á Jehova sus santos; porque
no hay fiüta para los que le temen*
10 Los leonsiUos empobrecieron, y tas*
vieron hombre; y los quo bascan á Jo-
boT% no tendrán falta de sangos bien»
11 Venid, hijos, oidme; temor de Jehova
os ensenaré.
19 ¿Quién, es el varón que desea vida,
qué codicia dias pasa ver bien?
18 Guarda tu lengua de mal* y tus la-
bios de hablar engaño.
14 Apártate del mal, y haz el bien; in-
quiero la paz, y sigúela.
15 Los ojos de Jehova esto» sobre los
justos; y sus orejas si clamor do ellos.
10 La ira de Jehova contsa los quemo!
hacen, para cortar de la tierra la memo-
ria de ellos.
17 Clamaron, y Jebova fes oyó: y do
todas sus angustias los escapó.
18 Cercano ssfrf Jebova 4 los qunsxsav
tados de corazón : y á los molidos "do es-
píritu sahrará.
19 Muchos «míos males del justo: y de
todos ellos le escapará Jebova.
20 Guardando todoa sus buceos; uno do
dios no será quebrantada
91 Motará al malo la maldad; y los quo
aborrecen al justo serán asolados.
29 Redime Jebova la vida de sus sier-
vos ; y no serán asoladas todos los que
en él confian,
SALMO XXXV.
Invoca ardentiñmamente él favor de Dio» contra »m
Describe m maldito jnmmio, »u» obraop m ingraM-
tud. Profetízale» toda deeventujra p al cabo eterna
confusión, yd lo» piadoso» eterna olearia. B» dea-
eripcion del estado de I» tpmtim entre irn tmkmnlm
p mrmtdmé d» lo» mupio».
T Salmo de David.
PLEITEA, ó! Jehova, con mis plei-
teantes ; pelea con mis peleadores.
2 Echa mano al escudo y al pavés, y le-
vántate en mi socorro.
3 Y saca la lanza, y cierra contra mis
perseguidores ; di á mi alma: Yo noy tu
4 Y avergüéncense, y confúndanse los
quo buscan mi alma; vuelvan atrás, y
SAMCDa
mal.
** q«a )
6 tata cerno el tan» deséate del Tien-
to: y el éogd de Jelwr» el qae rempuje.
6 Sea tu camino oscuridad y resbalade-
ro»: 7 el ángel de Jehova el que loe per-
siga.
7 Porque ata esas» escondieron para
mi el noyó da sn red: sin censa hicieron
hoyo á mi alma.
8 Véngate el qneorantasnieoto qme no
sepa: y sn rea qne escondió, le prenda:
con Quebrantamiento caiga en ella.
9 T regocíjese mi afana en Jehova: y
10 Todos mis huesee dita», Jehova,
iqntéa eomo túf Qne escapas si afli-
gido del mas raerte qne él : y al pobre y
menesteroso del qae le roba»
11 1 LeTantéronse testigo» misos: lo
que no sabia, me demandaron.
12 VolYiéronme mal por bien, norte*
dada mi alosa.
1S T yo» casnéo ellos enfermaron, me
▼está de aseo: afligí con ayano á mi
alma, y mi oración se revolvía en mi
sena
14 Como por mi ossnpanero, eomo por
mi hermane andaba; eomo el qne trae
lato por aa madre, anima aa me hnini-
15 Y en mi cojera se alegraron, y se
jaatarau: janiáronse asare mi entris-
tecidos, y yo no lo entendía: m* aaspe-
easnban, y no cesaban;
16 Con los lisaageros escarnecedores
Ae eaeanüo crujiendo sobre misas dien-
tes.
17 Sefior, ¿basta cuándo verás? Has
volver mA afana de aas qaebrsntssnien-
áoa, mi anteada loa leones.
18 Confesarte be en grande congrega-
ción: en pueblo marte fe alaben!
19 No ae alegren de mi mis enemigos
sin porqué: al los que me aborrecen sm
cansa, hagan del ojo.
.20 Porque no habita pas: y contra los
mansos de la tierra piensan palabras en-
gañosas.
21 T ensancharon sobre mi sa boca-,,
dljcroa: Hola, Hola, nuestros ojos lo
ban visto.
22 Visto has, ót Jehova, no calles: Se-
ñor, no te alejes de mi:
28 Recuerda, y despierta para mi juicio,
Dios mió, y Señor mlo,«?am mi causa.
. 2* Juagóme conforme £ ta justicia, Je-
hove, Dios mío, y no se alegren de mi.
8» lío diñasen su eoienon: Hola, nues-
tra afana. No digan : Deshecho le hemos.
26 Avergüéncense, y sean confundidos
á una, los que se alegran de mi mal:
visteóse de vergüenza y de confusión,
los que se engrandecen contra mi
87 Canten, y alégrense los que se huel-
gan de mi justicia; y digan siempre:
Sea ensalzado Jehova, el que ama la pea
de su siervo.
28 Y mi lengua hablará de tu justicia;
todo el dia de tu loor. .
SALMO XXXVX
Pooortbe David el Ingenio dohemato», declarando ta
/nonio do toda m corrupción oor impiedad o atoio»
ota. IL Snarandtco la bondad do Dioo, ant por mu
* oculto» juicio* lo» $ofrey y espera. III. Describe la
esperanza do fcw piadosos en oposición del ateimnó
do too mmtoo, o pido qn* oom mmtmttmdn safé.
f. Al Yencador : ¿atoo, de* starte de Jebera, «•
DICHO de la rebelión del implo en
medio de mi coraaon: No hay te-
mor de Dios delante de sus ojos.
2 Foff tanto se Usongea en sus ojos
para hallar su Iniquidad, para aborta*
certa.
8 Las palabras de su boca son Iniquidad
y fraude; no quiso entender para hacer
bien.
4 Iniquidad piensa sobre su cama; está
sobre camino no bueno, no aborrece el
5 \ Jehova, basta los délos at tu mise-
ricordia; tu verdad hasta Isa nabos.
6 Tu justicia como los montes de Dios,
tus jnicioe abkmasnaade; ai hombre y
al animal conservas, 61 Jehova» %
7 T jCuán ilustre es tu misericordia^ 6,
Dios ! y ka tajo» de Adam se abrigan en
la sombra de tus alas.
* Embriagarse han de la grosor* de tu
casa: y del arroye de tus deUnias los
abrevarás.
v Porque contigo ana* el manadero de
la vida; en tu lumbre veremos lumbre,
10 Extiende tu misericordia é los que
te conocen ; y tu justicia á los rectos de
coraaon»
11 No venga contra mi pie* de soberbia;
y mano de impíos no me mueva*
12 Allí cayeron los obradores de ini-
quidad ; fueron rempujados, y no pudie-
ron levantarse.
SALMO xxxvn.
Conforta David la fé dolos justos en la mmkacitmgos
mncka» vece» padecen* iriota su oJUccUm en W tomo-
do, y la prosperidad de toe impio* : declarando por
mocho» numera» la prosperidad do loo impio* ser
■i insumí,* kt muí tmMdndmiowtmoHkjm: r
w
SALMO».
Nc
por él ttmtrorio, ím qjtiédoé** dele* finta* mrnto-
mmtdmeat, pélpréuñ» de mu trabajo? eterno.
V. Salmo de David.
fO te enojes con los malignos, ni
tengas envidia de los que hacen Ini-
quidad.
2 Porque como yerba serán presto cor-
tados : y como verdura de renuevo cae-
rán.
8 Espera en Jehova, y haz bien; vive
en la tierra, y manten verdad.
4 T deleítate en Jehova: y él te dará
las peticiones de tu corazón.
5 Vuelve hacia Jehova tu camino: y
espera en él, y él hará.
6 Y sacará, como la lumbre, tu justi-,
cia: y tus derechos como el medio di*.
7 Calla á Jehova, y espera en él: no te
enojes con el que prospera en so cami-
no, con el hombre que hace maldades.
8 Déjate de la ira, y deja el enojos no
te enojes en ninguna manera para hacer-
te malo.
9 Porque los malignos serán talados : y
los que esperan á Jehova, ellos hereda-
rán la tierra.
10 T de aquí á poco no ttrd el malo* y
contemplarás sobre su lugar, y no pare-
cerá.
11 Y los mansos heredarán la tierra; y
deleitarse han con la multitud de la paz.
12 Piensa él impío contra el Justo; y
cruje sobre él sus dientes.
18 El Señor se reirá de él: porque ve
que vendrá su día.
14 Los impíos desenvainaron espada, y
entesaron su arco, para hacer «minar
al pobre y al menesteroso: para degollar
á los que andan camino derecho.
15 La espada de ellos entrará en su
infamo corazón; y su apeo será quebrado.
<- 1% Mejoves lo poco del justo, que las
riquezas de muchos pecadores.
Í7 Porque los brazos de los impíos se-
rán quebrados : y el que sustenta á los
Justos «s Jehova.
' 18 Conoce Jehova los dias de los per-
fectos : y su heredad será para siempre.
19 No serán avergonzados en el mal
tiempo : y en los días de la hambre se-
rán hartos.
SJO Porque los impíos perecerán ; y los
enemigos de Jehova, como lo principal
de los carneros, serán consumidos : co-
mo humo se consumirán.
21 El impío toma prestado, y no paga :
y el justo tiene misericordia, y da.
22 Pololos benditos de él, iMre&urán
613
1* tierra: y los malditos do 6, taranta
lados.
28 Por Jehova son ordenados loa pasos
del nombre piadoso, y él quiere sn ca-
mino.
2r Cuando cayere, no será postrodo:
porque Jehova sustenta su mano.
25 Mozo ftri, y he envejecida, y no be
visto jaste desamparado, ni su simiente
que busque pan.
26 Todo el 41a Heno miserieocdfa, y
presta : y su simiente et para bendtatoa.
27 Apártate del mal, y has el bien: y
vivirás pamaiempre.
28 Porque Jehova ama. el derecho, y no
desamparará á eme misericordiosos; pa-
ra siempre serán guardados: y la semien-
te de los impíos será talada.
29 Los justos heredarán la tierra, j vi»
viran para siempre sobre ella.
80 La boca del justo hablará sabiduría,
ynm lengua hablará juicio.
81 La ley de su Dios «ató en su ooraaon,
por tanto sus pies no titubearán.
82 Asecha el- impío al justo, y procura
matarle.
83 Jehova no le dejará en sus manos;
ni le condenará mando le Jungaren.
84 Espera á Jehova, y guarda su eannV
no, y él te ensalzará pana heredarla tier-
ra: cuando los pecadores serán talados,
verás.
85 Fe vi ai impío robusto, y reveróje-
ciendo como *w laurel vende t
86 Y se pasó, y he aquá no pareóse y le
busqué, y no ató halmtb.
87 Considera al perfecto, y mira por al
recto, porque la postrimería de cada uno
¿fe ¿fas «» paz.
M Mas los ret>e)aétofuc»«n «ador* tina
destruidos : la postrimeria de tos InrpJos
fu* talada.
89 Y la salud de loa justos fmé Jehova,
y su fortaleza en el Usurpo de la angus-
tia:
40 Y Jehova los ayudó, y loa escapa, y
los escapará de los impíos: y loa salvará,
por cuanto esperaron en éL
8ALMO XXXVin.
E» etmümo argumento det taimo S.
5 Salmo de David digno de memoria.
JEHOVA, no me reprendas con tu fu-
ror, ni me castigues con tu ira.
2 Porque tus saetas descendieron "en
mí ; y sobre mí ha descendido tu mano.
8 No hay sanidad en mi carne á <
de tu ira: no Aoa/pos en mia-j
cansa de mi pecado. Go(
SALMOS.
4 Porque mis iniquidades han pasado
sobre mi cabeza: como carga pesada, ¿e
han agravado sobre mi.
5 Pudriéronse, y corrompiéronse mis
llagas á cansa de mi locura.
6 Estoy encorvado, estoy humillado en
gran manera: todo el día ando enlu-
7 Porque mis caderas están llenas de
ardor: y no hay sanidad en mi carne.
8 Estoy debilitado y molido en gran
manera: rugiendo estoy á causa del al-
boroto de mi corazón.
• Señor, delante de ti ewtdn todos mis
deseos : y mi suspiro no te es oculto.
10 Mi corason está rodeado, me ha de-
Jado mi rigor ; y la luz de mis ojos, aun
ellos no están conmigo.
11 Mis amigos, y mis companeros, se
quitaron de delante de mi plaga: y mis
cercanos se pusieron lejos.
12 T los*que buscaban á mi alma arma-
ron lazos: y los que buscaban mi mal,
hablaban iniquidades : y todo el día me-
ditaban fraudes.
13 T yo, como sordo, no ola : y como
mn mudo, que no abre su boca.
14 Y ful como un hombre que no oye :
y que no hay en su boca reprensiones.
15 Porque átí Jehova esperaba: tú res-
ponderás Jehova Dios mió.
16 Porque decía: Que no se alegren de
mi: cuando mi pié resbalaba se engran-
decían sobre mi.
17 Porque yo aparejado eafoy á cojear:.
y mi dolor cttd delante de mi continua-
mente.
IB Por tanto denunciaré mi maldad:
congojarme he por mi pecado.
It Porque mis enemigos yon títos y
fuertes : y nánse aumentado los que me
oborrecen sin causa :
20 T pagando mal por bien me son
contrarios, por seguir yo* lo bueno.
21 No me desampares, 6 ! Jehoya; Dios
mió, no te alejes de mi.
29 Apresúrate á ayudarme, Señor, que
¿retiñí salud.
SALMO XXXIX.
David (como etverieimtU) mermóle de mhfajBmv-
lom, proferta de caüar, y nevar con paciencia el
acote de Dice, de cuya mano entiende venirle por
empecenfoe. H. Declara la vanidad de le* hombre»,
immknao moríale», —prometen eternidad, como lo
mmntt'an en em empreeae. 121. Pide perdón de en
pecado, y atkrío del atóte.
5 Al Teneedor; á IdUhun. Salmo de Da?kL
YO dije: Miraré por mis caminos, pa-
ra no pecar con mi lengua: gnar>
Span. 39
daré mi boca con freno, entre tanto que
el implo fuere contra mi.
2 Enmudecí con silencio, me callé de
lo bueno ; y mi dolor se alboroto.
3 Calentóse mi corazón dentro de mi ;
en mi meditación se encendió fuego:
hablé con mi lengua.
4 Notifícame, Jehova, mi fin, y la medí:
da de mis días cuanta sea, sepa yo cuan-
to tengo de ter del mundo.
5 He aqui, como á palmos diste mis
días, y mi edad e» como nada delante
de ti : ciertamente ¿oda la vanidad « to-
do hombre que vive. Selah.
6 Ciertamente en tinlebla anda el hom-
bre : ciertamente en Taño se Inquietan :
allega, y no sabe quien lo cogerá.
7 T ahora, 8efior, ¿qué esperaré r MI
esperanza en ti está.
8 ? Encápame de todas mis rebellones,
no me pongas por afrenta de insensato.
9 To enmadecí, no abrí mi boca ; por-
que tú lo hiciste.
10 Quita de sobre mi tu llaga; de la
guerra de tu mano soy consumido.
11 Con castigos sobre el pecado corri-
ges al hombre, y haces desleír, como de
polilla, su grandeza: ciertamente vani-
dad es todo hombre. Selah.
12 Oye mi oración, ó! Jehova, escucha
mi clamor; no calles á mis lágrimas;
porque peregrino soy contigo; advene-
dizo, como todos mis padres.
18 Déjame, y tomaré fuerzas, antes que
me vaya y perezca.
SALMO XL.
Declara David haberle Dio» tocorrido en grande» *4»
butacione» para exhortar con »u ejemplo d loe ajUyi-
do», eme pemejem enelm tanpmem. JZ Mn pereona
de Cristo {cama inUrpreéa el Apóstol Beb, M. S, »c.)
projktíaa J» amroymcion de la ley, y tacri/tcioe, y de
ciara cwal haya de »er el cnUopráprio del Nuevo Tee~
t amento, del cvml Orimtv Je* el abeoheto cnmpMdor.
ilL Ora por el perdón de mu pecado», por el relaja-
miento de mn aflicción*», por lacon/neUm de $u$ ene-
mioee, y por laperpitna olearia de lo» piadoso».
5 Al Vencedor. Salmo de David.
ESPERANDO esperé á Jehova, y in-
clinóse á mí, y oyó mi clamor.
2 Thízome &acw de un aljibe sonoro,
de un lodo cenagoso ; y puso mis pies
sobre peña, enderezó mis pasos.
8 Y puso en rol boca canción nueva,
alabanza á nuestro Dios. Verán muchos,
y temerán, y esperarán en Jehova.
4 Bienaventurado el varón, que puso á
Jehova por su confianza ; y no miró á los
soberbios, ni á los que declinan á la men-
tira.
5 T Aumentado has tú, ó! Jehota Dios
513
SALMOS.
mió, tus maravillas ; 7 tus pensamientos
para con nosotros, no te los podremos
contar : si yo los anunciare, y hablare, no
pueden ser enarrados.
6 Sacrificio y presente no te agrada:
orejas me has labrado : Holocausto y ex-
piación no has demandado.
7 Entonces dtfe : He aquí, vengo ; en el
envoltorio del libro está escrito de mi.
8 Para hacer tu voluntad, Dios mío, ha
me agradado ; y tu ley está dentro de mis
entrañas.
9 To anuncié justicia en grande congre-
gación : he aquí, no*detuve mis labios,
Jehova tú ¡o Babee.
10 No encubrí tu justicia en medio de
mi corazón : tu verdad y tu salud dije :
no negué tu misericordia y tu verdad en
grande congregación.
11 Tú, Jehova, no detengas de mí tus
misericordias : tu misericordia y tu ver-
dad me guarden siempre.
13 Porque me han cercado males hasta
no haber cuento: me han comprendido
mis maldades, y no puedo ver: hánsc
aumentado mas que los cabellos de mi
cabeza, y mi corazón me falta.
13 Quieras, Jehova, librarme: Jehova
apresúrate para ayudarme.
14 Sean avergonzados y confusos á una
los que buscan mi vida para cortarla:
vuelvan atrás y avergüéncense los que
quieren mi mal.
15 Sean asolados en pago de su afrenta,
los que me dicen : Hala, Hala.
16 Regocíjense, y alégrense en ti todos
loa que te buscan ; y digan siempre : Sea
ensalzado Jehova, los que aman tu salud.
17 Y yo afligido y necesitado ; y Jehova
pensará de mi : mi ayudador y mi liber-
tador eres tú ; Dios mió, no te tardes.
SALMO XLI.
David (según parece) habiendo experimentado en al-
guna enfermedad el consuelo u servicio de lospiado-
90» yla hipocresía de sus enemigo*, profetiza biena-
rcnturama dios que ejercitaren caridad con el pró-
jimo ajioido, especialmente de enfermedad. JT.
Descr&e la hipocresía con orne era visitado de sus
enemigos, y pide d Dio* talud, Ifc.
* Al Vencedor. Salmo de David.
BIENAVENTURADO el que entiende
sobre el pobre; en el día malo le
libre Jehova.
. 2 Jehova le guarde, y le dé vida; sea
bienaventurado en la tierra, y no le en-
tregues á la voluntad de sus enemigos.
3 Jehova le sustentará sobre la cama de
dolor ; toda bu cama revolviste en su en-
fermedad.
514
4 To djje ; Jehova, ten misericordia de
mi ; sana á mi alma, porque he pecado
cftntra ti.
5 \ Mis enemigos dicen mal de mi:
¿ Cuándo morirá, y perecerá su nombre*
6 Y si me venia á ver, hablaba mentira j
su corazón le amontonaba iniquidad: sa-
lido fuera, hablaba.
7 Congregados murmuraban contra mi
todos los que me aborrecían; contra mi
pensaban mal para mi
8 Cosa pestilencial, dicen, se ha pegado
en él ; y el que cayó en cama, no volverá
á levantarse.
9 Aun el varón de mi paz, en quien con-
fiaba; el que comía mi pan, engrandeció
contra roí el calcañar.
10 Mas tú Jehova, ten misericordia de
mí, y hazme levantar; y pagarles he.
11 En esto conocí que te he agradado,
porque mi enemigo no triunfará contra
mi.
12 Y yo en mi Integridad me has sus-
tentado : y me has hecho estar delante
do ti para siempre.
13 Bendito sea Jehova, el Dios de Israel,
de siglo á siglo. Amen, y Amen.
SALMO XLII.
David ahuyentado de Jeruealem (ó por la persecución
de Saúl, ó después por la de tu hijo Absalom) decla-
racuan grave le tea em destierro, por él emú e* e*~
torbado de hallarte en loe piadosa» eongregactomm
en el tabernáculo del Señor.
1 Al Vencedor : Unskfi; á lot hijo* de Core.
COMO el ciervo brama por las corrien-
tes de los aguas, asi mi alma suspi-
ra por ti, ó ! Dios.
2 Mi alma tuvo sed de Dios, del Dios
vivo: ¡cuándo vendré, y pareceré de-
lante do Dios !
3 Fueron mis lágrimas mi pan de día y
de noche cuando me decían todos los
dios : ¿Dónde está tu Dios ?
4 De estas cosas me acordaré, y derra-
maré sobre mi mi alma. Cuando pasaré
en el número, iré con ellos hasta la casa
de Dios con voz de alegría y de alaban-
za, bailando la multitud.
5 ¿Por qué te abates, ó ! alma mía, y te
enfureces contra mi? Espera á Dios;
porque aun le tengo de alabar por las
saludes de su presencia.
6 Dios mió, mi alma está abatida en
mi : por tauto mo acordaré de ti desde
tierra del Jordán, y de los Hermonltaa,
desde el monte de Mizar. ■
7 Un abismo llama á otro á la voz de
tus canales : todas tus ondas y tus olaa
Haipaudo w^g^C
SALMOS. '
8 De dia mandará Jehova su misericor-
dia y de noche tu canción conmigo, y
mi oración al Dice de mi vida.
0 Diré á Dios : Roca mía, ¿ por qué te
has olvidado de mi? «Por qué andaré
enlutado por la opresión del enemigo ?
lóJBeme muerte en mis huesos, cuando
mis enemigos me afrentan, dlciéndome
cada dia : ¿ Dónde está tu Dios ?
11 ¿Por qué te abates, ó! alma mía: y
por qué te enfureces contra mi ? Espera
á Dios, porque aun le tengo de alabar,
salud de mi presencia, y Dios mió.
SALMO XLIIL
Partee mrmtm taimo añmdidmra del preceden**. K*
el mitmó propósito, wpor ta mitmm ocatiom.
JÚZGAME, ó ! Dios, y pleitea mi plei-
to : de gente no misericordiosa, de
varón de engaño y de Iniquidad líbra-
me.
2 Porque tú ere» el Dios de mi fortale-
za: ¿por qué me has desechado? ¿por
qué andaré enlutado por la opresión del
enemigo ?
8 Envía tu luz, y tu verdad : estas roe
guiaran, traerme han al monte de tu san-
tidad, y á tus tabernáculos.
4 T entraré al altar de Dios, al Dios,
alegría de mi gozo : y alabarte he con
arpa, ó ! Dios, Dios mió.
5 ¿Por qué te abates, 6! alma mía, y
por qué te enfureces contra mi? Espera
á Dios, porque aun le tengo de alabar,
salud de mi presencia, y Dios mió.
SALMO XLTV.
Recitado* fot favores que Dio» hito d Jo» padre», que-
ja* ééitm pmebio de que parezca haberte» olvidado
t m mano» de *u* enemigo*. Cuadra, *\ la ialema én
todo* tiempo*.
5 Al Vencedor :á los bUos de Cora. MatUL
DIOS, con nuestras orejas hemos oído,
nuestros podres nos han contado
la obra que hiciste en sus tiempos, en
los tiempos antiguos.
3 Tú con tu mano echaste á las nacio-
nes, y los plantaste á eüoe: afligiste los
pueblos, y los enviaste.
ó Porque no heredaron la tierra por su
espada, ni su brazo les libró ; si no tu
diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro,
por que los amaste.
4 Tú eres mi Rey ó ! Dios : manda sa-
ludes á Jacob.
5 Por ti acornearemos á nuestros ene-
migos: en tu nombre atrepellaremos á
nuestros adversarios.
6 Porque no confiaré en mi arco, ni mi
espada me salvará.
7 Porque tú nos has guardado de nues-
tros enemigos: y á los que nos abone*
cieron, has avergonzad* *
8 En Dios nos alabamos todo el día; y
para siempre loaremos tu nombre. Bo-
lán.
0 También nos has desechado, y nos bss
hecho avergonzar; y no sales en nues-
tros ejércitos.
10 Hicistenos volver atrás del enemigo :
y los que nos aborrecieron, no» saquea-
ron para si.
11 Pusistenos como á ovejas para co-
mer: y esparcistenos entre las naciones.
12 Has vendido á tu pueblo de balde;
y no pujaste en sus precios.
13 Pusistenos por vergüenza á nuestros
vecinos, por escarnio y por burla á nues-
tros al derredores.
14 Pusistenos por proverbio entre las
naciones ; por movimiento de cabeza en
los pueblos.
15 Cada dia mi vergüenza eetá delante
de mi, y la confusión de mi rostro me
cubre,
16 De la voz del que me avergüenza y
deshonra; del enemigo, y del que se
venga.
17 Todo esto nos ha venido, y no nos
hemos olvidado de ti : y no hemos falta-
do á tu concierta
18 No se ha vuelto atrás nuestro cora-
zón ; y no se han apartado nuestros pa-
sos do tus caminos ;
19 Cuando nos quebrantaste en el lu-
gar de los dragones, y nos cubriste con
sombra de muerte.
20 Si nos olvidásemos del nombre de
nuestro Dios; y si alzásemos nuestras
manos á dios ageno ;
21 ¿ Dios no demandarla esto ? porque
él conoce los secretos del corazón.
22 Porque por tu causa nos matan cada
dia ; somos tenidos como ovejos para el
degolladero.
23 Despierta, ¿por qué duermes, Señor?
Despierta, no te alejes para siempre.
24 ¿Por qué escondes tu rostro, y te
olvidas de nuestra aflicción, y de nuestra
opresión ?
25 Porque nuestra alma se ha agobiado
hasta el polvo : nuestro vientre está pe-
gado con la tierra.
.26 Levántate para ayudarnos; y redime-
nos por tu misericordia.
SALMO XLV.
EnlaJlg*radolap*raonad*SoUmcn,d*mr*i»Oig
de m detpoeorio con ta ktfa del rey de Xaypto do$-
arfe én em* mtmo «i E*p*rmu te» U mtrmma ó*
Cristo r *» divina» arado*, ta protporiámé moma
515
SALMOS.
de m remo y ém ¿loria. ZL 9* deepeeorio eme em
Íoh^dUtc^*m*mák^u<mune*aé*+u
oficio para con eu Bepeeo*
5 Al Vencedor : sobre Sosannim, á los lujos de
Core. MastiL Canción de amores.
REBOSA mi corazón palabra buena:
yo digo en mis obras del Rey : mi
lengua será como una pluma de escribano
que escribe apriesa.
2 Te hermoseaste mas que loa* hijos de
los hombres : la gracia se derramó en tus
labios; por tanto te ha bendecido Dios
pora siempre.
S Cíñete tu espada sobre el muslo, 61
Valiente, con tu gloria y con tu hermo-
sura.
4 T con tu hermosura sé prosperado :
cabalga sobre palabra de verdad, y de
humildad, y de justicia: y tu diestra te
enseñará terribilidades.
5 Tus saetas agudas, con que caerán
pueblos debajo de ti ; en el corazón de
los enemigos del rey.
6 Tu trono, 6 ! Dios, eterno y para
siempre : Tara de justicia la vara de tu
reino.
7 Amaste la justicia, y aborreciste la
maldad: por tanto te ungió Dios, tu
Dios, con aceite de gozo mas que á tus
compañeros.
8 Almizcle, y sándalos, y ámbar son to-
dos tus vestidos, desde los palacios de
marfil, donde te alegraron.
9 T Hijas de reyes entre tus ilustres :
está la reina á tu diestra con corona de
Ophlr.
10 Oye, luja, y mira, y inclina tu oreja :
y olvida tu pueblo, y la casa de tu pa-
dre.
11 Y deseará el Rey tu hermosura : por-
que él es tu Señor, y inclínate á él.
12 T la hija de Tyro con presente
suplicará tu favor: todos los ricos del
pueblo.
13 Toda ilustre es la luja del Rey de
dentro: de engastes de oro es su ves-
tido.
14 Con vestidos bordados será llevada
al Rey, vírgenes en pos de ella : sus com-
pañeras serán traídas á tí.
15 Serán traídas con alegrías y gozo:
entrarán en el palacio del Rey.
16 En lugar de tus padres serán tus hi-
jos: hacerles has principes en toda la
tierra.
17 Haré memoria de tu nombre en toda
generación y generación: por lo cual
pueblos U alabase» «ternataente y para
510
SALMO XLVL
Za (gietfa de lo* piadoeoe no tiene ove temer «a «I
mundo, porque Diot retiée en medio de eUe^porm
tutor y defentor en ene mmckae trOmlmcionee.
1 Al Vencedor : á los lujoade Core. Sobre Hala*
moth. Salmo.
DIOS es nuestro amparo y fortaleza i
socorro en las angustias hallaremos
en abundancia.
2 Por tanto no temeremos, aunque la
tierra se mude, y aunque se traspasen
los montes al corazón de la mar.
3 Bramarán, turbarse han sus aguas:
temblarán los montes á causa de bu tora»
vara. 8clah.
4 Del rio sus conductos alegrarán la
ciudad de Dios, el santuario de las tien-
das del Altísimo.
5 Dios está en medio de ella, no será,
movida : Dios la ayudará en mirando la
mañana.
6 Bramaron naciones, titubearon reinos:
dio su voz, derritióse la tierra:
7 Jehova de los ejércitos es con noso-
tros : nuestro refugio es el Dios de Jacob.
Selah.
8 Venid, ved las obras de Jehova, que
ha puesto asolamientos en la tierra.
9 Que hace cesar las guerras hasta loa
fines de la tierra; que quiebra el arco, y
corta la lanza, y quema los carros en el
fuego.
10 Cesad, y conoced que yo soy Dios :
ensalzarme he en las naciones, ensalzar*
me he en la tierra. -
11 Jehova de los ejércitos es con noso-
tros : nuestro refugio a el Dios de Ja-
cob. Selah.
SALMO XLVH
Exhorta d todo él mundo d loe atábanos» de Dtee,
Perece hober eompueeto David eete eabno parm oue
fuete contado, cuando paeó ti arca de la cota uTe
Obed-edom d la ciudad de David i. San. 6.
1 Al Vencedor: á los hQos de Core. Salmo,
rtX)DOS los pueblos batid las manos :
JL clamad á Dios con voz de alegría.
2 Porque Jehova es sublime y temero-
so : Rey grande sobre toda la tierra.
3 El someterá á los pueblos debajo de
nosotros, y á las naciones debajo de
nuestros pies.
4 El nos eligirá nuestras heredades ; la
hermosura de Jacob, al cual amó. Se-
lah.
5 8ubió Dios con júbilo, Jehova con
voz de trompeta.
6 Cantad á Dios, cantad ; cantad á nues-
tro Rey, cantad.
7 Porque el Rey de toda la tierra al
Dkw : cantad entendiendo.
SALMOS.
8 Remó Dios sobre las naciones : Dio*
se atentó sobre an santo trono.
9 Loe príncipes de loa pnebloa ae jun-
taron al pueblo del Dios de Abraham :
porque de Dioe son loa eacndos de la
tierra; él es muy ensalzado.
8ALMO XLVm.
Debajo dé la Apera de Jermalem u del monte de Son
etm m este tolmo cantada» la» ataboautae de la igle-
sia en Dioe su refygio, contra la cual ninguna mun-
dana potencia podrá prevalecer.
1 Osado» de Salmo: i lo* lujos do Core.
GRANDE es Jebova, y digno de ser
en grande manera alabado en la
ciudad de nuestro Dios, en el monte de
su santuario.
2 De hermosa situación, el gozo de to-
da la tierra es el monte de 8Íon : loe la-
dos del aquilón, la ciudad del gran Rey.
8 Dios en sus palacios es conocido por
refugia
4 Porque, he aqui, los reyes de la tierra
fueron congregados ; pasaronjodos.
5 Ellos rieron, maravilláronse gran-
demente, fueron asombrados: diéronse
priesa.
6 Temblor loa tomó allí ; dolor, como
á muger que pare.
7 Con viento solano quiebras las naves
deTharsla,
8 Como lo oímos, asi lo vimos en la
ciudad de Jcbova de los ejércitos, en la
ciudad da nuestro Dios: Dioe la afirma-
rá para siempre Selah.
9 Esperamos, ó ! Dios, tu misericordia
en medio de tu templo.
10 Conforme á tn nombre, ó! Dios, asi
•t tu loor hasta los fines de la tierra: de
Justicia está llena tu diestra.
1 1 Alegrarse ha el monte de 8ion : rego-
cijarse han las htyas de Jada por tus jui-
cios.
12 Rodead á 8ion, y cercádla: contad
sus torres.
18 Poned vuestro corazón á su ante-
muro : mirad sus palacios, para que lo
contéis á la generación que vendrá.
14 Porque este Dios es Dios nuestro
eternalmente y para siempre : él nos ca-
pitaneará hasta la muerte.
SALMO XUX.
Demumerto de toe impio* prosperado* en *l mmdo,
wd*ladelaepiadox»aJUQÍdó*enéL El impío con
todas sueriquetm no etcapard de etla^ni detpme de
ella verá ha. El piado* no tiene porque temerla:
perqué aunque muera en cuanto al cuerpo, como loe
demos, la muerte no tiene en él perpetuo tenorio.
1 Al Vencedor: i los lujos de Core. Salmo.-
/"VED esto todos los pueblos: escuchad
V_/ todos los habitadores del mundo :
2 Asi los hQos da los hombres cono
los lujos de loa varones: juntamente el
rico y el pobre.
3 Mi boca hablará sabidurías : y el pen-
samiento de mi corazón inteligencias.
4 Acomodaré á ejemplos mi oreja: de-
clararé con la arpa mi enigma,
5 ¿Por, qué temeré en los dias de ad-
versidad, cuando la iniquidad de mis cal-
cañares me cercará f
6 Los que confian en sus haciendas, y
en la multitud de sus riquezas se jactan;
7 Ninguno redimiendo redimirá al her- >
mano : ni dará á Dios su rescate.
8 Porque la redención de su alma es de
gran precio : y no se hará Jamás,
9 Que viva adelante para siempre: y
nunca vea la sepultura.
10 Porque, se ve que los sabios mueren
juntamente : el insensato y el ignorante
perecen, y dejan á otros sus riquezas.
11 En su intimo piensan que sus casas
ton eternas: sus habitaciones para ge-
neración y generación: llamaron bus
tierras de sus nombres.
12 Mas el hombre no permanecerá en
honra: es semejante á las bestias que
mueren.
13 Este es su camino, bu locura: y sus
descendientes corren por el dicho de
ellos. Selah.
14 Como ovejas son puestos en la se-
pultura, la muerte los pastorea; y los
rectos se enseñorearon de ellos por la
mañana : y su apariencia se envejece en
la sepultura de su morada.
15 Ciertamente Dios redimirá mi vida
del poder de la sepultura, cuando me
tomará. Selah.
16 No temas cuando se enriquece algu-
no: cuando aumenta la gloria de su casa.
17 Porque en su muerte no tomará na-
da: ni bu gloria descenderá en pos de él.
18 Porque mientras viviere, será su vi-
da bendita: y tú serás loado cuando fue-
res bueno.
19 El entrará á la generación de bus pa-
dres : para siempre no verán luz.
20 El hombre en honra que no entien-
de, semejante es á las bestias que mueren.
8ALM0 L.
introduce d Dioe, que llamando d Juicio d toda la
tierra, singularmente examina la Justicia de loe de
eu pueblo: de loe cuales d loe ignorante», empero
dicite*, declara que eu hgitano cuka\V del cual él
m agrada, no contitte en multitud de sacrificio*,
maten reconocimiento fiel de eu» beneficio* en obe-
diencia de tu lee\ tren émocarm en el tiempo de H
necesidad. JL Empero d lee unpio* hipém i*ae re*
prende duramen**, guüdnétfte la matmm de n»
617
SALMOS.
tidad, y tacdndolet al rostro m impiedad y vida
corrompida. Ztt Amm. ^1 fcyOÚNO culto de Dios
es sacrificio de alabanza: y d este solo dice la pro-
1 Salmo : 4 Asaph.
EL Dios de dioses, Jebora, habló ; y
convocó la tierra desde el nacimien-
to del sol hasta donde se pone.
2 De Sion, perfección de hermosura,
Dios resplandeció.
8 Vendrá nuestro Dios, y no callara:
fuego consumirá de su presencia: y al
rededor de él habrá grande tempestad.
4 Convocará á los cielos de arriba : y á
la tierra para juzgar á su pueblo.
5 Juntedme mis misericordiosos: los
que concertaron mi concierto sobre sa-
crificio.
6 Y denunciarán los cielos su justicia;
porque Dios* es juez. Selah. •
7 Oye pueblo mió, y hablaré: Israel, y
contestaré contra tí : Yo soy el Dios, el
Dios tuya
8 No te reprenderé sobre tus sacrificios;
porque tus holocaustos delante de mi
están siempre.
9 No tomaré de tu casa becerros : ni
machos de cabrio de tus apriscos.
10 Porque mia es toda bestia del mon-
te : millares de animales en los montes.
11 Yo conozco á todas las aves de los
montes; y las fieras del campo están
conmigo.
12 Si tuviere hambre, no te lo diré á ti ;
porque mió es el mundo y su plenitud.
^18 ¿Tengo de comer carne de gruessos
toros, ó, de beber sangre de machos de
cabrio?
14 Sacrifica á Dios alabanza : y paga al
Altísimo tus votos.
15 Y llámame en el día de la angustia;
librarte he, y honrarme has.
16 t Y al malo dijo Dios: ¿ Qué tienes tú
que enarrar mis leyes : y que tomes mi
concierto por tu boca:
17 Aborreciendo tú el castigo, y echan-
do detrás de ti mis palabras ?
18 Si velas al ladrón, tu corrías con él :
y con los adúlteros era tu parte.
19 Tu boca metías en mal: y tu lengua
componía engaño.
20 Asentábaste, hablabas contra tu her-
mano : contra el hflo de tu madre ponías
infamia.
21 £atas cosas hiciste, y yo callé : ¿pen-
sabas por eso que de cierto sería yo como
tú ? argüirte he, y propondré delante de
tus ojos.
22 i Entended ahora esto, los que os
618
olvidáis de Dios : porqué no arrebate, y
no haya quien os escape. <
23 El que sacrifica alabanza me honra-
rá: y el que ordenare el camino, yo le
ensenaré la salud de Dios.
SALMO LL
David argüido de tu pecado por el profeta Nathcm,
lo conoce, y te convierte d Dio», pidiéndole ardenti-
simamente perdón de él, ttr restaurado en tu amistad,
"gen loe doñee de tu Espiritó: y que el castigo ame le
fué impuesto por el profeta, le tea mitigado: pro-
metiendo de ser fiel anunciador en el mundo efe la
bondad de Dios, para qme, por tu ejemplo g esenor-
taeion, loe pecadores te conviertan d él. JL Decla-
ra como de patada cual tea el verdadero culto que
Dice pide de loe hombres. Ee tmguhtrisimo ejemplo
de verdadero arrepentimiento, donde ai vivo ettdm
pintados todos loe afectos de un animo verdadera-
mente arrepentido.
T Al Vencedor: Salmo de David, cuando vino
á él Nathan el profeta, después que entró á
Bath-sebah.
TEN misericordia de mí, ó! Dios, con-
formo á tu misericordia; conforme
á la multitud de tus miseraciones rao
mis rebeliones.
2 Aumenta el lavarme de mi maldad ; y
limpíame de mi pecado.
3 Porque yo conozco mis rebeliones : y
mi pecado está siempre delante de mi.
4 A tí, á tí solo he pecado, y he hecho
lo malo delante de tus ojos : porque te
justifiques en tu palabra, y te purifiques
en tu juicio.
5 He aquí, en maldad he" sido formado:
y en pecado me calentó mi madre.
6 He aquí, la verdad has amado en lo
íntimo : y en lo secreto me hiciste saber
sabiduría.
7 Purifícame con hisopo, y seré limpio ;
lávame, y seré emblanquecido mas que
la nieve.
8 Hazme oir gozo y alegría: y harán
alegrías los huesos que moliste.
9 Esconde tu rostro de mis pecados : y
rae todas mis maldades.
10 Críame, 6! Dios, un corazón IhnpiO:
y renueva un espíritu recto en medio de
mí.
11 No me eches de delante de ti : y no
quites de mí tu Santo Espíritu.
12 Vuélveme el gozo de tu salud: y el
Espíritu voluntario me sustentará.
18 Enseñaré á.los prevaricadores ti»
caminos: y los pecadores se convertirán
átí.
14 Escápame de homicidos, ó! Dios,
Dios de mi salud: cante mi lengua tu
Justicia.
15 8efior, abre mis labios, y denuncia
mi boca tu alaban**^ bv
SALMOS.
10 T Porquo no quiera sacrificio, que,
sino, yo lo daría: holocausto no quieres.
17 Los sacrificios de Dios es el espíritu
quebrantado : el corazón contrito y mo-
lido, ó! Dios, no menospreciarás.
18 Haz bien con tn buena voluntad á
Slon : edifica los muros de Jerusalem.
19 Entonces te agradarán los sacrificios
de Justicia, el holocausto, y el quemado:
entonces ofrecerán sobre tu altar becer-
ros.
SALMO LH.
Lo» impío» cabtmniadort» de la iglesia, aunque por
un poco de tiempo se les permite aJUgirla, aeren
postrado» de Dio» etemátmente. Jí. La iglesia per*
manecerd verde para tiempre en la» alabanza» de
Dios. La ocasúmdel salmo está dará del Ututo.
1 Al Vencedor: Maskll : de David, cuando vino
Doeg Idumeo, 7 denunció á Saul^lciéndolc :
Vino David á casa de Aehimeleefa.
2f>OR.qué te alabas de maldad, ó! va-
0JL líente? la misericordia de Dios es
cada día.
% Agravios maquina tu lengua: como
navaja afilada, hace engaño.
8 Amaste el mal mas que el bien: la
mentira, mas que hablar justicia. Selah,
4 Amaste todas las palabras dañosas;
lengua engañosa.
5 También Dios te derrocará para siem-
pre: cortarte ha, y arrancarte ha de la
tienda'; y te desarraigará de Id tierra "de
los vivientes. Selah.
6 T verán los justos, y temerán: y reír-
se han de él.
7 He aquí un varón que no puso á Dios
por su fortaleza, mas confió en la multi-
tud de sus riquezas: esforzóse en su
"maldad.
8 T Mas yo, como oliva verde, -en la
casa de Dios : confié en la misericordia
de Dios siempre y eternaimentc.
9 7b te alabaré para siempre, porque
hiciste: y esperaré tu nombre, porque
es bueno, delante de tus misericordiosos.
SALMO LIIL
E» el mismo argumento del tolmo 14.
* Al Vencedor sobre Manalath. Maskll: doDavid.
DIJO el insensato en su corazón : No
Aay Dios ; corrompiéronse, y hicie-
ron abominable maldad: no hay quien
haga bien.
2 Dios desde los cielos miró sobre los
mjos de Adam : por ver si hay algún en-
tendido,, que busque á Dios.
8 Cada uno se habla vuelto atrás, á una
se hablan dañado: no hay quien haga
bien, no hay ni aun uno.
4 No tienen conocimiento todos los
que obran Iniquidad, que comen á mi
pueblo como si comiesen pan : á Dios no
invocan,
5 Allí se despavorieron de pavor don-
de no habla pavor: porque Dios espar-
ció los huesos del que asentó' campW*
contra ti : avergonzasteis, porque Dios
los desechó.
6 ¿ Quién diese de Sion saludes á Israel 1
En volviendo Dios la cautividad de su
pueblo, regocijarse ha Jacob, y alegrarse
ha Israel.
SALMO LIV.
Pide Damid Jauer contra tus tnmnigoe, Ifc La oca-
sión está clara del titulo.
Y Al Vencedor en Neginoth. Maskll: de David,
cuando vinieron los Ziphcos y dijeron á Saúl :
¿ No está David escondido en nuestra tierra ?
Of DIOS, sálvame en tu nombre, y
con tu valentía me defiende.
2 O ! Dios, oye mi p ración, escucha los
razones de mi boca.
3 Porque extraños se han levantado
contra mí, y fuertes han buscado á mí
alma: no han puesto á Dios delante de
si. Selah.
4 He aquí, Dios es el que me ayuda; el
Señor es con los que sustentan mi Vida.
5 El volverá el mal á mis enemigos ;
córtalos por tu verdad.
6 Voluntariamente sacrificaré á ti; ala-
baré tu nombre, ó! Jchova, porque es
bueno.
7 Porque me ha escapado de toda an-
gustia, y en mis enemigos vieron mis
ojos la venganza.
SALMO LV.
Parece ser la ocasión de este salmo la conjuración de
Absalom contra David su padre, 2. Sam. 15. 16. Pide
en él ser librado : describe su» terrores en él peligro,
n. La iniquidad de toda Ja ciudad. 1IL Singular-
mente se queja de la faltedad de AchitophcL IV.
Esfuérzase con/é d dejar en Dios todo m cuidado.
1 Al Vencedor en Neginoth. Maskll : de David.
ESCUCHA, ó ! Dios, mi oración ; y no
te escondas de mi suplicación.
2 Estámc atento, y respóndeme; que
doy voces hablando, y estoy desasose-
gado,
3 Por la voz del enemigo, por el
aprieto del impío; porque echaron so-
bre mi iniquidad, y con furor me han
amenazado.
4 Mi corazón está doloroso dentro de
mí : y terrores de muerte han caldo so-
bre mí.
5 Temor y temblor vino sobre mí ; y
terror me ha cubierto.
6 TdtJe: ¿Quién me diese atas como de
paloma? volaría, y descansaría.
SI»
SALMO*
7 Ciertamente huirla lejos: monria en
el desierto. Selah.
8 Apresuraríame á escapar del Tiento
tempestuoso, de la tempestad.
9 t Deshace, ó 1 Señor, divide la lengua
4e ellos: porque he visto violencia y
rencilla en la ciudad.
10 Día y noche la cercaron sobre sus
muros : y iniquidad y trabajo hay en me-
dio de ella.
11 Agravios hay en medio de ella; y nun-
ca se aparta de sus plazas fraude y engaña
12 Porque no me afrentó enemigo, que
tnkmott suportara!»; ni el qne me abor-
recía te engrandeció contra mi, que en-
tonces escondiérame de éL
13 Mas tú, hombre según mi estima-
ción, mi señor, y mi familiar.
14 Poique jwitoscomuiiiceT>amos suata-
mente los secretos : en la casa de Dios
andábamos en compañía.
15 Condenados sean á muerte, descien-
dan al infierno vivos : porque hay mal-
dades en su compañía, entre ellos.
16 í Yo á Dios clamaré ; y Jehova me
salvará.
17 Tarde, y mañana, y á mediodía ha-
blo y estoy gimiendo : y él oirá mi voz.
18 Redimió en paz mi alma de la guerra
contra mi ; porque muchos fueron con-
tra mL
19 Dios oirá, y los quebrantará, y el
que permanece desde la antigüedad.
Selah. Por cuanto no se mudan, ni te-
men á Dios.
^0 Extendió bus manos contra sus pa-
cíficos: violó su pacto.
- 21 Ablandan mas que manteca lat pala-
bra* de su boca, mas guerra en su cora-
zón : enternecen sus palabras mas que el
aceite, mas ellas ton espadas.
22 Echa sobre Jehova tu carga, y él te
sustentará : no dará para siempre resbalo
al justo.
28 Y tú, ó ! Dios, les harás descender al
pozo de la sepultura; los varones de
sangre, y engañadores no llegarán á la
mitad de sus dias : mas yo confiaré en ti.
SALMO LVI.
La ocasión del salmo está clara del título. Invoca
David el favor de Dio* en peligro presentísimo, con-
Jiado que le Kbrard de e7: y por la VBberiad pro-
meU de alabarle,
5 Al Vencedor sobro la paloma muda en las
lejanía* Michtham de David, cuando los Phl-
listheos le prendieron en Gata.
TEN misericordia de mí, ó I Dios ; por-
que íne traga el hombre; cada día
batanándome aprieta.
520
2 TráfHune mía enemigos cada dia:
porque muchos so» loe qne pelean con-
tra mí, ó l Altísima
3 De dia temo : mas yo en ti confio.
4 En Dios alabaré su palabra : en Dio*
he confiado, no temeré lo qne la carne
me hará.
5 Todos los dias me contristan mis ne-
gocios : contra mí ton todos ana pensar
mlentos para maL
6 Congréganse, escóndense, ellos mlrazi
atentamente mis pisadas esperando mi
7 ¿Por la iniquidad escaparán ellos?
ó! Dios, derriba los pueblos con furor.
8 Mis huidas has contado tú; pon mis
lágrimas en tu odre, ciertamente en tu
libro.
9 Entonces seria vueltos atrás mis ene-
migos el día que yo clamare : en este» co-
nozco que Dios es por mL
10 En Dios alabaré su palabra; en Je-
hova alabaré tu palabra.
11 En Dios he confiado, no temeré lo>
que el hombre me hará.
12 Sobre mí, ó! Dios, adán, tus votos:
alabanzas te pagaré.
13 Por cuanto has escapado mi vida de
la muerte, ciertamente mis pies decaída :
para que ande delante de Dios en la lux
délos que viven.
SALMO LVH.
Be el miemo argumento áW mimo precedo»*.' La
ocasión parece del título.
5 Al Vencedor*. No dssU-uys* Mientes» 4* Da-
vid, cuando huía delante do Saúl, en la cueva.
TEN misericordia de mi, ó! Dios, ten
misericordia de mi ; porque en ti ha "
confiado mi alma, y en la sombra de tus
alas me ampararé, hasta qne pasen loa
quebrantamientos.
2 Clamaré al Dios Altísimo, al Dios qne
me galardona.
3 El enviará desde los cielos, y me sal-
vará de la afrenta de él que me traga.
Selah. Dios enviará su misericordia y su
verdad.
4 Mi vida está entre leones; estoy echa*
do entre h^os de hombres que ecmam
llamas : sus dientes ton lanza y saetas, y
su lengua espada aguda.
5 Ensálzate sobre los cielos, ó! Dios:
sobre toda la tierra te entalce tu gloria.
6 Red han compuesto á mis pasos, mi
alma se ha abatido: hoyo han cavado
delante de mí, caigan en medio de éi
Selah.
7 Aparejado tttd mi corazón, o ! Dios,
SALMOS,
aparejado mU sal corazón: cantaré, y
dirá salmos.
8 Despierta, 6! gloria mia, despierta
salterio 7 arpa; levantarme he de ma-
0 Alabarte he en los pueblos, ó! Señor,
cantaré de ti en las naciones :
10 Porque grande es hasta los cielos tu
misericordia, y hasta las nubes tu verdad.
11 Ensálzate sobre los cielos, ó! Dios;
sobre toda la tierra m moalcc tu gloria.
8ALMO LVIIL
J)a»cru* la perversidad de k* moho JmcetptemmihH.
ir.mcuetioodelXosQutemvemdrú. Ui. La ato-
aría de lee Justos, turnad» vordm su wmiww.
5 Al Vencedor: lío destruya*. Mtahthamdo
David.
¿"PRONUNCIÁIS de verdad, 6! con-
VJl gregaclon, justiciar ¿juzgáis reo*
tamente hijos de Adam ?
2 Antes de corazón obráis iniquidades
en la tierra : violencia pesáis de vuestras
manos.
3 Entrañáronse los impíos desde la ma-
triz: erraron desde el vientre hablando
mentira. -
4 Veneno tienen semejante al veneno
de la serpiente: como áspide sordo que
cierra su oreja.
5 Que no oye la voz de los que encantan,
del encantador sabio de encantamentos.
OTO! Dios, quiebra sus dientes en sus
bocas : quiebra, ó ! Jehova, las muelas de
los leoncillos.
7 Córranse como aguas que se van de
suyo: armen sus saetas como si mesen
cortadas;
8 Como el caracol que se deslié, vayan :
como el abortivo de muger, no vean el sol.
0 Antes que vuestras ollas sientan ti
fiuyo de las espinas ; asi vivos, asi airado
los arrebate con tempestad.
10 S Alegrarse ha el justo, cuando viere
la venganza: sus pies lavará en 1a sangre
del impla
11 Entonces dirá el hombre: Cierta-
mente hay fruto para el justo: .cierta-
mente hay Dios que juzga en la tierra.
SALMO UX.
La ocasión del tolmo está dará del titulo. David
cercano al peligro, pide d Dios favor, declarando
lasarle* 9 viole» eiadetmenomigtitpmimootmcia.
5 Al Vencedor: Ho destruya* USefatham de Da-
vid: «usado «irlo Baúl, 7 guardaron la casa,
para matarle.
TTiaGÁPAMS «e mis enemigos, 6!
-Ci Dios mió: líbrame de los que se
levantan contra mí. I
* Escápame de los que obran iniqui-
dad, y sálvame de los varones de sangres:
3 Éorque, he aquí, han asechado á mi
vida: bánse juntado contra mi fuertes
sin rebelión mia, y sin pecado mío, ó!
Jehova.
4 Sin mi delito corren, y se aperciben :
despierta para encontrarme, y mira.
5 Y tú, Jehova Dios de los ejércitos,
Dios de Israel, despierta á visitar todas
las naciones : no hayas misericordia de
todos los que se rebelan con iniquidad,
8elah.
0 Volverse han á la tarde, ladrarán co-
mo perros, y rodearán la ciudad.
7 He aquí, hablarán con su boca: espa-
das eetán en sus labios, porque, ¿ Quién
íóoye?
8 Mas tú, Jehova, te reirás de. ellos :
harás burla de todas las gentes.
9 Para ti reservaré su fortaleza : porque
Dios «t rol defensa.
10 El Dios de mi misericordia me pre-
vendrá : Dios me hará ver en mis enemi-
gos venganza.
11 No los matarás, porque mi pueblo
no se olvide ; hazlos vagabundos con tu
fortaleza, y abátelos, ó ! Jehova, escudo
nuestro.
12 Ar el pecado de su boca, por la pa-
labra de sus labios, y sean presos por su
soberbia: y cuenten de maldición y de
enflaquecimiento,
13 Acábsios son furor, acábalos y no
sean : y sepan que Bies domina en Jacob
hasta los fines de la tierra. Selah.
14 Y vuelvan á la tarde, y ladren como
perros : y rodeen la ciudad.
15 Andeu ellos vagabundos para hadar
que comer: y si no se hartaren, murmu-
ren.
16 Y yo cantaré tu fortaleza y loaré de
maftana tu misericordia: porque has sido
mí amparo, y refugio en el día de mi an-
gustia.
17 Fortaleza mia, á ti cantaré : porque
era Dios de mi amparo, Dios de mi mise-
ricordia.
SALMO LX.
La ocasión del salmo estd dora delHsmo. Pide Ha-
vid favor d Dio» contra loe enemigos: p que le au-
mente después de haberle duramente castigado, pues
le ka Mecho promesa de'eUos.
V Al Vencedor: sobre Susan-bedutb: Micbtbem
de David, para ensenar : cuando toro guerra
contra Aram-naharalm y contra Aram-sobath :
7 volvió Joab, y hirió á Edom en el valle de
la* salinas y mato «doce mu.
DIOS, desechástenos, dlsipástenos; ai-
ráetete, vuélvete á nosotros.
SALMOS.
2 Hiciste temblar la tierra, abristela;
eana bus quebraduras, porque titubea.
8 Hiciste ver á tu pueblo duras cótoas :
hicistenos beber vino de temblor.
4 Has dado á los que te temen una ban-
dera que alcen por amor de la verdad.
Selah.
5 Para que se escapen tus amados:
salva con tu diestra, y óyeme.
6 Dios habló en su santidad: Yo me
alegrará : partiré á 8ichem, y mediré al
valle de Socoth.
7 Mió es Galaad, y mío es Manasses : y
Epbraim es la fortaleza de mi cabeza;
Juda mi legislador;
8 Moab, la olla de mi lavatorio : sobre
Edom echaré mi zapato ; sobre mi triun-
fo, ó! Palesthina.
9 ¿Quién me llevará á la ciudad for-
talecida? ¿ quién me llevará hasta Idu-
mea?
10 Ciertamente tú, ó! Dios, que nos ha-
blas desechado; y no sallas, ó J Dios, con
nuestros ejércitos.
11 Danos socorro contra el enemigo,
que vana es la salud de los hombres.
12 En Dios haremos proezas ; y él pi-
sará nuestros enemigos.
8ALMO LXL
Ora David por la eternidad del mimo de Cristo, del
cual el rayo temporal era Antro,
5 Al Vencedor sobre Negtaotn, Salmo de Darld.
OTE, ó ! Dios, mi clamor ; está atento
á mi oración. # * •
2 Desde el cabo de* la tierra clamaré á
ti, cuando desmayare mi corazón; á la
peña mas alta que yo, llévame.
3 Porque tú has sido mi refugio ; torre
do fortaleza delante del enemigo.
4 Yo habitaré en tu tabernáculo para
siempre; estaré seguro en el esconde-
dero de tus alas. ,
5 Porque tú, ó ! Dios, has oido mis vo-
tos ; has dado heredad á los qoe temen
tu nombre.
6 Dias sobre dias añadirás al rey: sus
afios serán como generación y genera-
ción.
7 M estará para siempre delante de
Dice ; misericordia y verdad apercibe fue
le conserven.
8 Asi cantaré tu nombre para siempre,
pegando mis votos cada dio,
SALMO LXII
Proteeta »er »m e*perc»*ta m Dio» oontra lu$ maquina
cióme* de »a» enemigo». JL Exhorta d la igUtia d
eeta confiamua, dejando por inútil*» y Jaleo» todo»
loe favore» htonanoe»
* Al Vencedor láldMnm. Bateo de Derid.
«a
EN Dios solamente esté ealMa mi
alma; de él es mi salud. '
2 El solamente es mi raerte, y mi salud :
mi refugio, no revaloré mucho.
S ¿Hasta cuándo maquinaréis contra un
hombre ? seréis muertos todos vosotros-;
como pared acostada seréis, como vallado
rempujado.
4 8olamente consultan para arrojarle da
su grandeza: aman la mentira: con su
boca bendicen, mas en sus entrañas mal-
dicen. Selah.
5 En dios solamente repósate, ó I alma
mia; porque de él «a mi esperanza.
6 El solamente es mi fuerte y mi salud :
mi refugio, no resbalaré.
V 8obre Dios es mi salud y mi gloria:
nena do mi fortaleza : mi refugio es en
Dios.
8 T Esperad en él en todo tiempo, ó!
pueblos : derramad delante de él vuestro
corazón: Dios es nuestro amparo. 8elah.
9 Solamente vanidad son los hijos de
Adam, mentira los h^os del varón, po-
sándolos á todos juntos en balanzas, se-
rán menos que la vanidad.
10 No confiéis en la violencia, y en la
raplfia no os desvanezcáis : en la hacien-
da, si se aumentare, no pongáis el co-
razón.
11 Una vez habió Dios, dos veces he
oido esto r Que de Dios es la fortaleza:
12 Y tuya, 8efior, es la misericordia:
porque tú pagas á cada uno conforme á
su obra.
8ALMO LXm.
David vagabundo por lo» rf oferta* hateada te rmbia
do Saml (como paree» por el titulo del embao) decla-
ra evan pegado ettd d Dio» por vivo» a/écto», por lo
cual espera ter sustentado de él, y la destrucción da
su» enemigos*
5 Salmo de Derid, estando él en el desierto de
Juda.
DIOS, Dios mió eres tú, á tí madru-
garé : mi alma tuvo sed de ti, mi
carne te desea en tierra de sequedad, y
pequlosa sin aguas.
2 Asi te miré en el santuario, pora ver
tu fortaleza y tu gloria,
8 Porque mejor es tu misericordia que
la vida : mis labios te alabarán.
4 Así te bendeciré en mi vida: en tu
nonJbre alzaré mis manos.
5 Como de meollo y de grosura será
harta mi alma: y con labios de alegría te
alabará mi boca,
6 Cuando me acordaré de ti en mis ca-
SALMOS.
7 Porque bu sido mi socorro: y en la
sombra de tas alai me regocijaré.
8 Mi alma te apegó á tí : tu diestra me
ba sustentado.
9 Mas ellos para destrucción bascaron
mi alma: descendieron en lo mas bajo
de la tierra.
10 Matarlos han á filo de espada: por-
oto* de sorras serán.
11 Y el rey se alegrará en Dios, será
adatado cualquiera que jara por él : por-
que la boca de los que hablan mentira,
será cerrada.
SALMO LXTV.
Demanda ff Dtoe dt/enoa contra loo enemigo*, cupo
¿■porto, arfe*» y nina dtocribe. Pertenooe á toda
la iglesia.
1 Al Vencedor. 8«lmo de Datld.
OTE, ó! Dios, mi voz en rol oración :
guarda mi vida del miedo del ene-
migo:
2 Escóndeme del secreto conato de los
malignos : de la conspiración de loa qne
obran iniquidad.
8 Que afilaron su lengua, como espada :
armaron por su saeta palabra amarga :
4 Para asaetar á escondidas al perfecto :
de presto le asaetean, y no temen.
5 Afirmanse aslmismos sobre palabra
mala: tratan de esconder los lazos: di-
cen : i Quién los ha de ver?
0 Inquieren iniquidades ; perfidonanla
Inquisición del inqulrldor, y h que In-
ventó lo intimo de cada uno, y el corazón
inventivo.
7 Mas Dtos los asaeteará con saeta, de
repente serán sus plagas.
8 T harán caer sobre si sus miañas len-
guas : espantarse han todos los qae los
vieren.
9 T temerán todos los hombres, y anun-
ciarán la obra de Dios, y entenderán su
obra.
10 El justo se alegrará en Jehova, y ase-
gurarse ha en él: y alabarse#han todos
los rectos de corazón.
SALMO LXV.
Oioo et digno d$ ter alabado de toda come. 1. Qm
orne la oración do loo mofee. JT. Qoo km perdona km
pocadoe. JOL Qm amanoa lajnria do lámar. IV.
Qm /tenada la tierra y la hinche de pono» y de ga-
\ Al Vencedor. Salmo de Darfd. Cándon.
EN tí reposa la alabanza, ó ! Dios, en
Sion ; y á tí se pagará el voto.
2 Tú oyes la oración, á ti vendrá toda
carne.
8 Palabras de iniquidades me sobrepu-
jaron: «tos nuestras rebellones, tú tes
perdonarás.
4 Dichoso el fu* tú escogieres, y hicie-
res llegar para que habite en tus patios :
seremos hartos del bien de tu casa, de tu
santo templo.
5 Con terribilidades nos oirás en justi-
cia, ó! tMos de nuestra salad : esperanza
de todos los fines de la tierra, y de las
partes mas lejanas do la mar. .
6 El qne afirma los montes con su for-
taleza, ceñido de valentía,
7 El qne amansa el estruendo de las
mares, el estruendo de sus ondas : y el
alboroto de las civiles sediciones.
8 Y los habitadores de los fines de la
tierra temen de tus maravillas : que ha-
ces alegrar las salidas de la mañana y de
la tarde.
9 Visitas la tierra, y después que la has
hecho desear mucho, la enriqueces: el
rio de Dios lleno de aguas : apareja* el
grano de ellos : porque asi la ordenaste.
10 Embriagas sus surcos, haces descen-
der d agua en sus regaderas : ablándasla
con lluvias, bendices sus renuevos.
11 Coronas el año de toa bienes: y tus
nubes destilan grosura.
12 Destilan sobre las habitaelones del
desierto : y los collados «e ciñen de ale-
gría,
18 Vistense los llanos de ovejas, y los
valles se cubren de grano : regocíjense,
y aun cantan.
SALMO LXVI.
Exhorta H toda la tierra d alabar d Diee, porlaima-
ravülooat müericordiao qm ha hecho con eupmbio.
* Al Vencedor: Ceaotos: DeSatao.
DÉ alabanza á Dios toda la tierra.
2 Cantad la gloria de su nombre :
poned gloria en su alabanza.
8 Decid á Dios : ¡ Cuan terrible eres en
tus obras ! por la multitud de tu forta-
leza se te sugetarán fingidamente todos
tus enemigos.
4 Toda la tierra te adorará, y cantarán
á ti : cantarán á tu nombre. Belah.
5 Venid, y ved las obras de Dios : terri-
ble en hechos sobre los hfyos de los hom-
bres.
6 Volvió la, mar en seco : por el rio pa-
saron á pié ; altt nos alegramos en éL
7 El se enseñorea con su fortaleza para
siempre : sus ojos atalayan sobre las na-
ciones: los rebeldes no serán dios en-
salzados. Selah.
8 Bendecid pueblos á nuestro Dios: y
haced oir la voz de su loor.
9 El que puso nuestra almacén vida: y
no permitió que resbalasen nuestros pies.
SALMOS.
10 Porque tú nos probaste, ó! Dio*:
afinástenos, como te afina la plata.
11 Metístenos en la red: pusiste apre-
tura en nuestros lomos.
12 Hiciste subir varón sobre nuestra
cabeza : entramos en fuego y ed aguas ;
y sacástenos á hartura.
13 «Entraré pue$ en tu casa con holo-
caustos : y pagarte he mis votos,
14 Que pronunciaron mis labios, y ha-
bló mi boca, cuando estaba angustiada
15 Holocaustos de engordados te ofre-
ceré, con perfume de carneros : sacrifi-
caré bueyes y machos de eabrío. Selah.
16 Venid, oid todos los que teméis á
Dios : y contaré lo que ha hecho á mi
alma.
17 A él hablé en alta vos: y fué ensalza-
do coa mi lengua.
18 81 yo viera iniquidad en mi corazón,
no oyera el Señor.
Id Ciertamente oyó Dios : escuchó ala
voz de mi oración.
20 Bendito Dios, que no apartó mi ora-
ción, y su misericordia de mt
8ALMO LXVIL
Orittq en todo el mando.
ÍA1 Vencedor en Noginoth: Salmo de Caución.
DIOS haya misericordia de nosotros,
y nos bendiga: haga resplandecer
su rostro sobre nosotros. Selah.
2 Para que conozcamos en la tierra tu
camino, en todas las naciones tu salud.
8 Alábente los pueblos, ó l Dios, alá-
bente todos los pueblos.
4 Alégrense, y regocíjense las naciones,
cuando juzgares los pueblos con equi-
dad: y pastoreares las naciones en la
tierra» Selah.
5 Alábente los pueblos, ó I Dita, alá-
bente todos los pueblos.
6 La tierra dará su fruto : bendecirnos
ha el Dios, nuestro Dios.
7 Bendíganos Dios, y témanle todos los
términos de la tierra»
SALMO LXVHI.
Exhortad alabará Dio» por lo victoria que ha dado
n^rnpfmdmpmmbioaeiodoe tmenepdooe. Mecan-
do» trimn/al do la victoria do Cristo.
tAl Vencedor: de David. Salmo de Canelón.
LEVÁNTESE Dios, espárzanse sus
enemigos : y huyan los que le abor-
recen delante de él.
2 Como es lanzado el humo, lo* lanza-
rás : como se derrite la cera delante del
mego, «si perecerán los impíos delante
m
8 Has los Justos se alegrarán: regoci-
jarse han delante de Dios, y saltarán de
alegría.
4 Cantad á Dios, cantad sáfanos á su
nombre : ensalzad al que cabalga sobre
los cielos en Jah su nombre ; y alegraos
delante de éL
6 Padre de huérfanos, y defensor de
viudas, Dios en la morada de su santuario.
6 El Dios que hace habitar los solos en
casa: que saca los presos en grillos; mas
los rebeldes habitan en sequedad.
7 O ! Dios, cuando tú saliste delante ds
tu pueblo, cuando anduviste por el de-
sierto, Selah,
8 La tierra tembló; también los cielos
destilaron delante de Dios ; aquel 8inai
tembló delante de Dios, del Dios de Israel
9 Lluvia de voluntades esparciste, 6!
Dios, á tu heredad ; y cuando se cansó,
tú la recreaste.
10 Tu compañía estaba en ella; por tu
bondad acomodabas al pobre, ó ! Dios.
11 El Señor daba palabra: de las evan-
gelizantes había ejército grande.
12 Beyes do ejércitos huian, huían : y
la moradora de la casa partía despojos.
18 8i friereis echados entre las ollas, se-
réis como, las alas de la paloma cubierta
de plata, y sus plumas con amarillez de
oro.
14 Cuando esparcía el Omnipotente los
reyes en ella ; eüa se emblanquecía como
la nieve en Salmón.
15 El monte de Dios, si monte de Ba-
san : monte alto el monte dn Basan.
16 ¿Por qué saltasteis, ó! montes si-
tos? Este monte amó Dios para su
asiento : ciertamente Jehova habitará «a
él para siempre.
17 Los carros de Dios dos mulares .de
miles de ángeles.: el Señor entre ellos,
como cu Sisal, <u¿ en el santuario.
18 Subiste á lo alto, cautivaste cautivi-
dad, tomaste dones para los hombres : y
también los rebeldes para que habiten,
ó! JauDíos.
19 Bendito el Señor, cada dianos colma
de mercedes, Dios nuestra salud. Selah.
20 Dios, Dios nuestro para saludes; y
el Señor Jehova tiene salidas para la
muerte.
21 Ciertamente Dios herirá la cabeza de
sus enemigos, la mollera cabelluda de el
que camina en sus pecados.
22 El Señor dijo: De Basan haré; vol-
ver, haré volver de los profundo» del*
8ALM0S.
88 Porque tu pié te embermejecerá de
sangre de sos enemigos ; y la lengua de
tus^erros de ella.
34 Vieron tas caminos, 6! Dios: los
caminos de mi Dios, de mi Rey en el
santuario.
23 Los cantores Iban delante, detrás,
los tañedores: en medio las doncellas
con adufes.
26 Bendecid á Dios en congregaciones :
al Señor, fot de el manadero de Israel.
27 Allí estaba Ben-jamin pequeño seño-
reándolos ; principes de «roda en su con-
gregaclon, principes de Zabulón, princi- '
pes de Nepbthali.
28 Tu Dios ha ordenado tu fuerza : con-
firma, ó ! Dios, lo que has obrado en no-
sotros.
29 Desde tu templo en Jerusalem, á ti
ofrecerán los reyes dones.
SO Destruye el escuadrón de lanza, el
escuadrón de fuertes, con sefiores de pue-
blos, hollando^* con sus piezas de plata :
destruye los pueblos que quieren guer-
ras.
81 Tendrán principes de Egypto : EtMo-
pia apresurará sus manos á Dios.
32 Reinos de la tierra cantad á Dios ;
cantad al Señor; Selah;
83 Al que cabalga sobre los cielos de
los cielos de antigüedad : he aquí, él dará
con su voz, voz de fortaleza.
84 Dad fortaleza á Dios: sobre Israel
es Éu magnificencia, y su fortaleza en las
nubes.
85 Terrible ere», 6 ! Dios, desde tus san-
tuarios ; el Dios de Israel, él da fortaleza
y fuerzas al pueblo : Bendito Dios.
SALMO LXIX.
David, puetto por «tu enemigo* en turna cmgmwtia, te
qy^aéDiot,Oemándok por tetiigo de tu inocencia,
pidiéndote teevrro, y venyemm de tmeaenúgoe. Xt
prmjtcin de la mmmrf 9 Imocenakx de Crido, y del
cattigo del pueblo Judaico, » de la contentación y
propagación de la tgletta,
TAI Yenoedor sobre Botannhn : de David.
SÁLVAME, ó ! Dios, porque las aguas
han entrado hasta el alma.
2 Estoy zabullido en cieno profundo,
que no hay pié ; soy venido en profundos
de aguas, y la corriente me ha anegado.
8 He trabajado llamando ; mi garganta
se ha enronquecido; han desfallecido,
mis ojos de esperar á mi Dios.
4 Hánse aumentado mas que los cabe-
llos de mi cabeza los que me aborrecen
sin causa; hánse fortalecido mis enemi*
gos, los que me destruyen sin porqué;
lo que no ntirté, entonces lo totrl
5 Dios, tu sabes fflt lnecnsates i y mis
delitos no. te son ocultos.
6 No sean avergonzados por mí, los
que te esperan, Señor Jehova de los
ejércitos ; no sean confusos por mi los
que te buscan, ó! Dios de Israel
7 Porque por ti he sufrido vergüenza ;
confusión ha cubierto mi rostro.
8 He sido estrafiado de mis hermanos,
y extraño á los hyos de mi madre.
9 Porque el zelo de tu casa me comió,
y los denuestos de los que te denuestan,
cayeron sobre mi.
10 Y lloré con ayuno de mi alma, y
esto me ha Bido por afrenta.
11 T puse soco por mi vestido, y fui á
ellos por proverbio.
12 Hablaban contra mí los que se sen-
taban á la puerta, y en las canciones de
los bebedores de sidra,
13 Y yo enderezaba mi oración á ti, 6!
Jehova, al tiempo de la buena voluntad:
ó! Dios, por la multitud de tu miseri-
cordia óyeme, por la verdad de tu salud.
14 Escápame del lodo, y no sea yo ane-
gado; y sea yo librado de los que me
aborrecen, y de los profundos de las
aguas.
15 No me anegue el Ímpetu de las
aguas, ni me Suerba la hondura, ni <4
pozo cierre sobre mí su boca.
16 Óyeme, Jehova; porque benigna es
tu misericordia: conforme á la multi-
tud de tus miseraciones mira por mi
17 Y no escondas tu rostro de tu sier-
vo ; porque estoy angustiado ; apresúra-
te, óyeme.
18 Acércate á mi alma, redímela: por
causa de mis enemigos líbrame.
19 Tú sabes mi afrenta, y ini confusión,
y mi vergüenza; delante de ti están to-
dos mis enemigos.
20 La afrenta ha quebrantado mi cora-
zón ; y he tenido dolor ; y he esperado
quien se compadeciese de mi, y no lo hit-
Zk>, y consoladores, y no hallé.
21 Y pusieron en mi comida hiel-r y en
mi sed me dieron á beber vinagre.
22 Sea 6U mesa delante de ellos por la-
zo ; y lo que es por paces, les sea por tro-
pezón.
23 Sean oscurecidos sus ojos para ver;
y haz siempre titubear sus lomos.
24 Derrama sobre ellos tu ira, y el furor
de tn enojo les comprenda.
25 Sea su palacio asolado ; en sus tien-
das no haya morador.
26 Porque persiguieron al qué tú herís-
SALMOS.
te: y cuentan del dolor de los que tú
mataste.
27 Pon maldad sobre su maldad, y no
entren en tu justicia.
28 Sean raidos del libro de los vivien-
tes : y no sean escritos con los justos.
29 T yo afligido, y dolorido : tu salud,
6! Dios, me defenderá.
80 Yo alabaré el nombre de Dios con
canción; y magnificarle he con alabanza.
SI T agradará á Jehova mas que buey,
y becerro, que echa cuernos y uñas.
82 Verán los humildes, y regocijarse
han : buscad á Dios, y vivirá vuestro co-
razón.
88 Porque Jehova oye á los menestero-
sos, y no menosprecia á sus prisioneros.
84 Alábenle loe cielos y la tierra, las
mares y todo lo que se mueve en ellas.
85 Porque Dios guardará á Sion, y ree-
dificará las ciudades de Juda, y habita-
rán alli, y heredarla han.
86 Y la simiente de sus siervos la here-
dará ; y los que aman su nombre habita-
rán en ella.
SALMO LXX.
Pide socorro contra lo» enemigo», lo» cuales serán
confuto» al Jim: y h» piadoso» permanecerán en
perpetua alegría y alabanza» d» Dio»,
V Al Vencedor: De Dartd, para acordar.
01 DIOS, para librarme, 6! Dios, para
ayudarme, apresúrate.
2 Sean avergonzados y confusos los que
buscan mi vida: sean vueltos atrás y
avergonzados, los que quieren mi mal
8 Sean vueltos atrás en pago de su ver-
güenza los que dicen : Hala, Hala.
4 Regocíjense, y alégrense en tí todos
los qne te buscan; y digan siempre, los
que aman tu salud: Sea engrandecido
Dios.
5 Yo soy afligido y menesteroso: ó!
Dios, apresúrate á mí : ayudador mió, y
mi librador eres tú, Jehova, no te deten-
gas.
SALMO LXXI.
Es el mismo argumento del salmo 69.
EN ti, Jehova, he esperado; no sea yo
Confundido para siempre
2 Escápame, y líbrame en tu justicia :
inclina á mí tu oreja, y sálvame.
3 Séme por peña de fortaleza donde
venga continuamente: mandado has que
yo sea salvo, porque tú ere* mi roca y
mi castillo.
4 Dios mió, escápame de la mano del
Impío, de la mano del perverso y fal-
sario.
5 Porque tú eres mi esperanza, Señor
Jehova: seguridad mía desde mi moce-
dad.
6 Por ti he sido sustentado desdo el
vientre: de las entrañas de mi madre tú
fuUíe el oue me sacaste: de ti ha sido
siempre mi alabanza.
7 Como prodigio he sido á muchos ; y
tú mi refugio fuerte.
8 Sea llena mi boca de tu alabanza, te-
do el dia de tu gloria.
0 No me deseches en el tiempo de k
vejez : cuando mi fuerza se acabare, so
me desampares.
* 10 Porque mis enemigos han dicho de
mi; y los que asechan mi vida, consul-
taron juntamente,
11 Diciendo: Dios le ha dejado: perse-
guid, y tomadle, porque no hay quien U
libre.
12 01 Dios, no te alejes de mí: Dios
mió, apresúrate para ayudarme.
13 Sean avergonzados, perezcan, los
adversarios de mi alma : sean cubiertos
de vergüenza y de confusión, los qne
buscan mi mal.
14. Y yo siempre esperaré: y añadiré
sobre toda tu alabanza.
15 Mi boca recontará tu justicia: todo
el dia tu salud, aunque no sé el número.
16 Vendré á las valentías del Señor Je-
hova: haré memoria de la justicia de tí
6olo.
17 O! Dios, ensenásteme desde mi mo-
cedad, y hasta ahora: manifestaré tus
maravillas.
18 T aun hasta la vejez y las canas : 6!
Dios, no me desampares : hasta que de-
nuncie tu brazo. á la posteridad: tus va-
lentías á todos los que vendrán.
19 T tu justicia, ó I Dios, hasta lo alto :
porque has hecho grandes cosas: 6!
Dios, i quién como tú ?
20 Que me has hecho ver muchas* an-
gustias y males : volverás, y darme has
vida : y de ios abismos de la tierra vol-
verás á levantarme.
21 Aumentarás mí magnificencia: y
volverás á consolarme.
22 Asimismo yo te alabaré con instru-
mento de salterio: tu verdad, 6! Dios
mió, cantaré á ti en la arpa, ó ! Sanio
de Israel.
28 Mis labios cantarán cuando salmeare
á tí : y mi alma, á la cual redimiste.
24 Asimismo mi lengua todo el dia ha*
blará de tu justicia: por cuanto fueren
avergonzados, por cnanto fueron con-
fusos, los que procuraban mi mal
SALMOS.
SALMO LXXIL
Debajo de lajlgura de Salomón profetisa de Cristo,
de mojlcio, de la gloria, Jeacidad, y propagado*
de *u reino.
Y Salmo para Saloman.
Oí DIOS, da tus Juicios al rey, y tn
justicia al htfo del rey.
2 El juzgará á tu pueblo con justicia:
y á tus afligidos con juicio.
8 Los montes llevarán pos al pueblo :
y los collados justicia.
4 Juzgará á los afligidos del pueblo:
Salvará á los htyos del menesteroso, y
quebrantará al violento.
5 Temerte han con el sol, y antes de la
luna : por generación de generaciones.
6 Descenderá como la lluvia sobre la
yerba cortada: como el roció que destila
sobre la tierra.
7 Florecerá en sus dios justicio, y mul-
titud de paz, hasta que no haya luna.
8 Y dominará de mor á mar, y desde
el rio hasta los cabos de la tierra.
9 Delante de él se postrarán los
* Ethiopes : y sus enemigos' lamerán la
tierra,
10 Los reyes do Toareis, y de las Islas
traerán presentes : los reyes de Xeba y
de Beba ofrecerán dones.
11 Y arrodillarse han & él todos los
reyes ; todas las naciones le servirán:
12 Porque él librará al menesteroso que
clamare, y al afligido, que no tuviere
quien le socorra.
13 Tendrá misericordia del pobre y del
menesteroso, y las almas de los pobres
salvará.
14 De engallo y de fronde redimirá sus
airaos ; y la sangre de ellos será preciosa
en bus ojos.
15 Y vivirá, y darle ha del oro de Xeba,
y orará por él continuamente, todo el
dia le echará bendiciones.
16 Será echado un puno de grano en
tierra, en los cabezos de los montes ; ha-
rá estruendo, como el Líbano, su fruto ;
y verdeguearán desde la ciudad, como la
yerba de la tierra.
17 Será su nombre para siempre, de-
lante del sol será propagado su nombre ;
y bendecirse han en él todas las nocio-
nes; llamarle han bienaventurado.
18 Bendito Jehova Dios, el Dios do Is-
rael, que solo hace maravillas :
19 Y bendito su nombre glorioso para
siempre : y toda la tierra sea Ueua de su
gloria. Amen, y Amen.
20 Acábanse las oraciones de David, hi-
jo delsol
SALMO LXXIII.
Se una entera ditputemde la providencia de Dio»
acerca de la prosperidad de loe impíos, y déla oJHc-
eion de loa piadosos en ceta vida: d imitación del
salmo S.
La turna es: Lee piadosos ton gravemente tentadoed
salirse del camino de la piedad, vista tu oJUccion en
él, 9 la prosperidad de loe impíos. II. En esta ten-
tación Dios loe es/utrma, declarándoles tu contejo
asi acerca de lo uno como de lo otro : d saber, que
la prosperidad del impio es momentánea: y la que
. está aparejada mi piadoso, es el mismo Dio*.
* Salmo de Asaph.
CIERTAMENTE bueno e$ á Israel
Dios, á los limpios de corazón.
2 Y yo, casi se apartaron mis plés ; po-
co faltó, paro que no resbalasen mis pa-
sos.
8 Porque tuve envidia á los malvados,
viendo la paz de los impíos.
4 Porque no hay ataduras para su muer-
te : antes su fortaleza está entera.
5 En el trabajo humano no están: ni
son azotados con los hombres.
6 Por tanto soberbia los corona: cú-
breos© de vestido de violencia
7 Sus ojos están salidos de gruesos:
pasan los pensamientos do su corazón,
8 Soltáronse, y hablan con maldad de -
hacer violencia : hablan de lo alto.
9 Ponen en el cielo su boca : y su len-
gua pasea la tierra.
10 Por tanto su pueblo volverá aquí,
que aguas en abundancia les son expri-
midos.
11 Y dirán : ¿ Cómo sabe Dios ? ¿ Y, si
hay conocimiento en lo alto ?
12 He aqui, estos impíos, y quietos del
mundo alcanzaron riquezas :
13 Verdaderamente en vano he limpia-
do mi corazón : y he lavado mis manos
en limpieza ;
14 Y he sido azotado todo el dio: y
castigado por los mononas. -
15 Si decia: Contarlo he asi: he aquí,
habré negado la nación de tus mjos.
16 Pensaré pues poro saber esto: es
trabajo en mis ojos.
17 TT Hasta que venga al santuario de
Dios ; entonces entenderé la postrimería
de ellos.
18 Ciertamente los has puesto en des-
lizaderos : hacerlos has caer- en asola-
mientos.
19 ¡Cómo han sido asolados! ¡ cuan
en un punto! Acabáronse: fenecieron
con turbaciones.
30 Como sueno de el que despierta.
Señor, cuando despertares, menosprecio-
SALMOS.
21 Ciertamente mi corazón se acedó:
y en mis ríñones sentía punzadas.
22 Mas yo era ignorante, y no enten-
día; era una bestia acerca de tí.
28 Aunque yo siempre estaba contigo:
y así echaste mano á mi mano derecha:
24 Quiásteme en tn consejo: y des-
pués me recibirás con gloria.
25 ¿ A quién tengo yo en los cielos ? Y
contigo nada quiero en la tierra.
26 Desmáyase mi carne y mi corazón,
] ó roca de mi corazón ! que mi porción
es Dios para siempre.
27 Porque, he aquí, los que se alejan de
tí, perecerán : tú cortas á todo aquel que
rompe tu pacto.
28 Y yo, el acercarme á Dios, me es el
bien : he puesto en el Señor Jchova mí
esperanza, para contar todas tus obras,
SALMO LXXIV.
La igleoia m queja d Dio*, qm como dfompmnnda d
mpmeblo, hopa dado tanta licencia al enemigo que
h maltrate, dtrHbe el templo, p destruya el divino
omito: le pideqm omrAammnm do mmHmmmp pro»
n Maddl do Ajaph.
■ 5T30R qué ó! Dios, nos has desechado
OjL para siempre { ¿por qué ha hu-
meado tu furor contra las ovejas de tu
dehesa?
2 Acuérdate de tu congregación, que
adquiriste de tiempo antiguo : cuando re-
dimiste la Tara de tu heredad, este mon-
te de Sion, donde has habitado.
8 Levanta tus pies á los asolamientos
eternos : á todo enemigo que ha hecho
mal en el santuario.
4 Tus enemigos han bramado en medio
de tus sinagogas: han puesto en cHosbub
senas, señas.
5 Nombrado era, como si lo llevara al
délo, d que metía las hachas en el monte
de la madera para d edificio del santuario.
6 Y ahora con hachas y martillos han
quebrado todas sus entalladuras.
7 Han puesto á fuego tus santuarios,
el tabernáculo do tu nombre han ensu-
ciado en tierra.
8 Dieron en su corazón: Destruyá-
moslos de una vez : quemaron todas las
sinagogas de Dios en la tierra.
9 No vemos ya 'nuestras señales: no
hay mas profeta, ni hay con nosotros
quien sepa : ¿ hasta cuándo ?
10 ¿Hasta cuándo, ó! Dios, nos afren-
tará el angustiador? 4 blasfemará el ene-
migo perpetuamente tu nombre?
11 i Por qué retraes tu mano, y tu dies-
tra la escondes dentro de tu seno ?
12 Y Dios ha sido mi rey de tiempo an-
tiguo : el que obraba saludes en medio
de la tierra.
13 Tú hendiste la mar con tu fortaleza:
quebrantaste cabezas de ballenas en las
aguas.
14 Tú magullaste las cabezas del levia-
than : le diste por comida al pueblo de
los desiertos.
15 Tú abriste fuente y rio: tú secaste
ríos impetuosos.
10 Tuyo es el día, tuya también es la
noche : tú aparejaste la lumbre y el soL
17 Tú estableciste todos los términos
de la tierra: el verano y el invierno tú
los formaste.
18 Acuérdate de esto, que el enemigo
ha dicho afrentas á Jehova : y que el pue-
blo Insensato ha blasfemado tu nombre.
19 No entregues á las bestias el alma
de tu tórtola : y no olvides para siempre
la compañía de tus afligidos.
20 Mira al concierto : porque las oscu- <
rídades de la tierra se han henchido de
habitaciones de violencia.
21 No vuelva avergonzado el abatido:
el afligido y el menesteroso alabarán tu
nombre.
22 Levántate, 6 ! Dios, pleitea tu pleito :
acuérdate de tu injuria con que el insen-
sato te injuria cada día,
29 No olvides las voces de tus enemi-
gos: el tropel de los que se levantan
contra ti sube continuamente.
SALMO LXXV.
Dleoeedtpno doeer alabado, et cootpor tmJmmHeia
abate dmmo o. p tmmbM d airo*. Leoamm d me am
le temen, y abate d lo» imptoe,
1 Al Vaaoedor : lío dwtruras. Salmo da Asaph.
Canción.
ALABARTE hemos, 6! Dios, alabarte
jljL hemos; qué cercano esté tu nom-
bre :. cuenten todos tus maravillas.
2 Cuando yo tuviere tiempo, yo juzgaré
rectamente. •
8 La tierra so arruinaba, y sus mora-
dores : yo compuse sus columnas. Selah.
4 Dije á los malvados : No os enloquez-
cáis : y á los Impíos : No alcéis el cuerno.
5 No levantéis en alto vuestro cuerno ;
no habléis con cerviz gruesa.
0 Porque ni de oriente, ni de occidente,
ni del desierto viene el ensalzamiento.
7 Porque Dios, que es el juez; á este
abate, y á aquel ensalza.
8 Que el cáliz está en la mano de Jeho-
va, y lleno de vino bermejo de mistura,
y él derrama de aquí : ciertamente sos
SALMOS.
heces chuparán, y beberán todos loa im-
píos do la tierra.
9 Y yo anunciaré siempre : cantaré ala-
banzas al Dios de Jacob.
10 Y quebraré todos los cuernos de los
pecadores : y los cuernos del justo serán
ensalzados.
8ALMO LXXVI. .
Dios es digno de ser alabado, por la» maravilla» con
que se ka manifestado en su pueblo, venciendo, de-
que fuerte».
1 Al Vencedor en NeglnoÜL Salmo de Aaaph.
Canción.
DIOS es conocido en Juda: Dios, en
Israel es grande su nombre.
2 Y en Salem está su tabernáculo : y su
habitación en Sion.
É Allí quebró las saetas del arco : el es-
cudo, y la espada, y la guerra. Selah.
4 Illustrc eres tú, y fuerte, mas que los
montes de caza.
5 Los fuertes de corazón fueron despo-
jados ; durmieron su sueño, y nada ha-
llaron en sus manos todos los varones
fuertes.
6 Por tu reprensión, 6 ! Dios de Jacob,
es adormecido el carro y el caballo.
7 Tú eres terrible, tú : ¿y quién parará
delante de ti en comenzando tu ira?
8 Desde los cielos hiciste oir juicio : la
tierra tuvo temor, y cesó,
9 Cuando, ó ! Dios, té levantaste al jui-
cio, para salvar á todos los mansos de la
tierra. Selah.
10 Ciertamente la ira del hombre te con-
fesará : los restos de las iras constreñirás.
11 Prometed, y pagad á Jehova, vuestro
Dios, todos los que estáis al rededor de
él : traigan presentes al terrible.
12 £1 que quita el espíritu á los prínci-
pes : terrible á los reyes de la tierra,
SALMO LXXVn.
Dios ove dios que con file invocan en su tribulación,
1L Ko desechará d su iglesia, por la mal ha hecho
tanta» maravillas,
Asaph, ó otro autor del taimo, angustiado de vehe-
mente dolor, vistas las calamidades- del pueblo de
Dio*, esfuerza su/4 con la repetición de los favores
potados que Dio» ha hecho d su pueblo.
f Al Vencedor; para Idlthun : Salmo de Asaph.
~\/TÍ voz á Dios, y clamé: mi voz á
JlvA Dios, y él me escuchará.
2 En el dia de mi angustia al Señor
busqué: mi llaga se desangraba de no-
che, sin estancarse: mi alma no quería
consuelo.
3 Acordábame He Dios, y me sobresal-
taba : quejábame, y desmayaba mi espí-
ritu. Selah.
Span. 34
4 Tenias los párpados de mis ojos : es-
taba quebrantado, y no hablaba.
5 Contaba los días desde el principio :
los años de los siglos.
6 Acordábame de mis canciones de
noche : meditaba con mi corazón, y mi
espíritu escudriñaba, .
7 ¿Desechará el Señor para siempre, y
no volverá mas á amar ?
8 ¿ Háse acabado para siempre su mise-
ricordia? ¿ Háse acabado la palabra pa-
ra generación y generación.
9 ¿Ha olvidado Dios el haber miseri-
cordia? ¿Ha encerrado con la ira sus
misericordias? Selah. '
10 Y djje : Enfermedad mía es. En los
años de la diestra del Altísimo.
11 Acordábame de las obras de Jehova:
por tanto me acordé de tus maravillas
antiguas.
12 Y meditaba en todas tus obras, y
hablaba de tus hechos.
13 O ! Dios, en santidad es tu camino,
¿Quién es Dios grande, como el Dios
nuestro?
14 Tú eres el Dios que hace maravillas,
haciendo notoria en los pueblos tu for-
taleza.
15 Redimiste con brazo tu pueblo, los
hijos de Jacob y de Joseph. Selah.
16 Vidrontc las aguas, ó ! Dios, las aguas
te vieron, temieron, también temblaron
los abismos.
17 Las nubes echaron inundaciones do
aguas : los cielos dieron voz ; asimismo
discurrieron tus rayos.
18 El sonido de tus truenos anduvo en
cerco: los relámpagos alumbraron al
mundo : la tierra se estremeció, y tem-
bló.
19 En la mar estuvo tu camino : y tus
sendas en las muchas aguas ; y tus pisa-
das no fueron conocidas.
20 Llevaste, como ovejas, tu pueblo,
por mano de Moyses, y de Aaron.
SALMO LXXVUI.
Recapitula el autor la* maraviüosa» obras de Dio» en
favor de tu pueblo : para que cantándolas «l pueblo,
y teniéndola» en continua memoria, y ensebándola»
d sus hijo», aprendan d poner en Dios tu conjtansa,
y no apostaten de su concierto, obediencia, y culto:
como hito el reino de Israel.
ü Maskil de Aaaph.
ESCUCHA, pueblo mió, mi ley: in-
clinad vuestra oreja á las palabras
de mi boca.
2 Abriré en parábola mi boca : hablaré
enigmas del tiempo antiguo:
S Los cuales hemos oido y entendí-
' Digit 529 C
SALMOS.
do: que nuestros padres nos tos conta-
ron.
4 No los encubriremos á sus hijos, con-
tando á la generación postrera las alá-
banlas de Jchova : y su fortaleza, y sus
maravillas, que hizo.
5 Que levantó testimonio en Jacob, y
puso ley en Israel: la cual mandó á
nuestros padres, que la notificasen á sus
hijos:
6 Para que sepa la generación postrera :
y los hijoa que nacerán, que se levanta-
rán, cuenten á sus hijos:
7 Y pondrán en Dios su confianza, y no
so olvidarán* de las obras de Dios: y
guardarán bus mandamientos.
8 Y no serán como sus padres, genera-
ción contumaz, y rebelde: generación
que no compuso su corazón, ni su espí-
ritu fué fiel con Dios.
9 Los h\)os de Ephraim armados, fle-
cheros, volvieron las espaldas el día de la
batana.
10 No guardaron el concierto de Dios :
ni quisieron andar en su ley, ,
11 Antes se olvidaron de sus obras, y
de sus maravillas que les habla mostrado.
12 Delante de sus padres hizo maravi-
llas en la tierra de Egypto, en ei campo
de Soan.
1S Rompió la mar, y hízolos pasar: y
hizo estar las aguas como en uu montón.
14 Y llevólos con nube de dia, y toda la
noche con lumbre de fuego.
15 Hendió las penas en el desierto : y
dióles á beber de abismos grandes.
16 Y sacó do la peña corrientes, y hizo
descender aguas, como ríos.
17 Y tornaron aun á pecar contra él,
enojando al Altísimo en la soledad.
18 Y tentaron á Dios en su corazón, pi-
diendo comida para su alma.
19 Y hablaron contra Dios, diciendo :
i Podrá Dios ponernos mesa en el de-
sierto?
20 He aquí, ha herido» la pefia, y corrie-
ron aguas, y arroyos salieron ondeando:
¿podrá también dar pan? ¿aparejará
carne á su pueblo ?
21 Por tanto oyó Jehova, y enojóse : y
encendióse el fuego en Jacob, y el furor
subió también en Israel
22 Porque no hablan creído á Dios, ni
hablan confiado de su salud.
28 Y mandó á las nubes de arriba: y
abrió las puertas de los cielos,
24 Y hizo llover sobre ellos maná para
comer, y dlóles trigo de los cielos. .
590
25 Pan de nobles comió el hombre: en-
vióles comida á hartura.
26 Movió al solano en el cielo; y trujo
con su fortaleza al austro,
27 Y hizo llover sobre ellos carne, co-
mo polvo : y aves dé alas como arena de
la mar.
28 Y hízolos caer en medio de su cam-
po, al rededor de sus tiendas.
29 Y comieron, y hartaron* mucho: y
cumplióles su deseo.
80 No hablan aun quitado de sí su d*
seo, aun su vianda estaba en su boca, .
31 Cuando vino sobre ellos ei furo* qe
Dios, y mató en Jos gruesos do ellos, y
derribó los escogidos de Israel.
82 Con todo esto pecaron aun; y no
dieron crédito á sus maravillas.
38 Y consumió en muy poco sus dias,y
sus años apresuradamente.
84 Si los mataba, entonces le buscaban ;
y convertíanse, y buscaban á Dios do
mañana.
35 Y acordábanse que Dios era su refu-
gio : y el Dios Alto su redentor.
86 Y lisonjeábanlo con su boca ; y con
su lengua lo mentían :
87 Mas sus corazones no eran rectos con
él : ni estuvieron firmes en su concierto.
88 Mas él, misericordioso perdonaba la
maldad, y no los destruyó: y abundó su
misericordia para apartar su ira, y no des-
pertó toda su Ira.
39 Y acordóse que eran carne : espíritu
que va y no vuelve.
40 2 Cuántas veces le ensañaron en el
desierto, lo enojaron en la soledad !
41 Y volvieron, y tentaron á Dios : y
limitaron al Santo de Israel.
42 No se acordaron de su mano: del
día que les redimió de angustia ;
43 Que habla puesto en Egypto sus se-
ñales : y sus maravillas en el campo de
Soan:
44 Y habla vuelto sus ríos en sangre : y
sus corrientes porque no bebiesen :
45 Habla enviado en ellos una mezcla
de moteas quo los habla comido : asimis-
mo rauas que los destruyeron.
46 Y habia dado ni pulgón sus frutos:
y sus trabajos á la langosta.
47 Habla destruido sus viñas con grani-
zo, y sus higuerales con piedra»
48 Y entregó al pedrisco sus bestias, y
sus ganados al fuego. «
49 Habia enviado en ellos el furor de
su saña: Ira y enojo, y angustia, y ánge-
les malos, i
SALMOS,
6$ Bnfiétfes* el camino ánfaior: no-
detuvo la vida de ellos de la muerte, an-
te* entregó «u vida á la mortandad:
51 Y hirió á todo primogénito en Bgyp»
to; tas primicia» de be fuerana en las
tleinftn Se Cham.
83 Y hizo partir, como hato dé orejas,
sn pueblo ; y llevólos, como á un rebaño,
por el desierto.
58 T guiólos con seguridad, que no tu-
vieron miedo ; y á sus enemigos cubrió
la mar.
54 Metiólos en los términos de su tierra
santa; en este monte, que ganara mano
derecha.
55 T echó las ' naciones de delante de
dios, y bízolaa caer en cordel de here-
dad : y hizo habitar en sus moradas á las
tribus de Israel.
56 Y tentaron, y enojaron al Dios Al-
tísimo; y no guardaron sus testimo-
nios.
57 Y volviéronse, y rebeláronse como
sus padres; volviéronse como arco en-
gañoso..
56 Y enojáronle con sus altos; y pro-
vocáronle á zelo con sus -esculturas.
50*(tyó Dios, y enojóse; y aborreció en
grande manera á Israel.
60 Por esta causa dejó el tabernáculo -de
Silo, la tienda en que habitó entre los
hombres.
61 Y dio en cautividad su fortaleza; y
su gloria en mano del enemigo.
63 Y entregó á sn pueblo á la espada;
y airóse contra bu heredad.
63 A sus 'mancebos tragó el fuego ; y
•us vírgenes no fueron loadas.
64 Sus sacerdotes cayeron á espada : y
bus viudas no lamentaron.
65 Y despertóse él Seftor, como un dor-
mido : como un valiente, que da voces tí
causa del vino :
66 Y hirió á sus enemigos detrás : dtó-
les vergüenza perpetua.
67 Y aborreció la tienda de Josepfc ; y
no escogió á la tribu de Ephraim :
68 Mas escogió á la tribu de Juda: al
monte do Sion, al cual amó.
69 Y edlftcó,*como altura», su santua-
rio : como la tierra, lo acimentó pora
siempre.
70 Y eligió á David su siervo : y tomóte
de las mojadas de las ovejas.
71 Detrás de las paridas le trujo : para
que apacentase á Jacob su pueble, y á
Israel su heredad.
72 Y apacentólos con enteres de sn oo- i
razón: y con laa Musirías da. sus ma-
nos loa pastoreó.
SALMO LX*IX.
Ss eí mismo «j yimum éél salmo r U.
TSUhao do AanA.
Of DIOS, vinieron las gentes á tn he-
redad: contaminaron el templo de
tu santidad; pusieron á Jerusulem en
montones:
2 Dieron los cuerpos de tus siervos pos
comida á ios aves de los cielos i la carne
ém tus piadosos alas bestias de la tierra,
3 Derramaron su sangre, «orno agua,
en los al rededores de Jeiusatam : y no
hubo quien Zas entercase.
4 Somos afrentados de nuestros veci-
nos: escarnecidos y burlados de los que
están, en nuestros al rededores*
5 ¿Hasta cuándo, ó t Jehova? 4 Airarte
has para siempre?' ¿Arderá, oumo fue-
go, tu zelo?
6 Derrama tu ira sobre; las naciones
que no te tonocen: y sobre los reinos
que no invocan tu nombre.
7 Porque han consumido á Jacob: y su
morada han asolado.
8 No nos traigas en memoria las ini-
quidades antiguas : anticípennos presto
tus misericordias, porque estamos muy
consumidos.
9 Ayúdanos, ó! Dios, salud nuestra,
por la honra de tu nombre : y líbranos,
y aplácate sobre nuestros pecados por *
causa de tu nombre.
10 Porque dirán las gentes t ¿Donde «9-
td sn Dios r Sea notoria en las naciones
delante de nuestros ojos la venganza de
la sangro de tus siervos que te Aa derra-
mado.
11 Entre delante de ti el gemido de
los presos: conforme á la grandeza de
tu brazo preserva á los sentenciados á
muerte.
12 Y torna á nuestros vecinos en su
seno siete tontos de su deshonra con que
te han deshonrado, ó ! Jehova.
13 Y nosotros, pueblo tuyo, y ovejas
do tu pasto, te alabaremos para siempre :
por generación y generación contaremos
tus alabanzas.
SALMO LXXX
Es el mismo argumento y oeam
Y Al Venosdor sobra Sosarorim: isrttaioiüo do
i
O f PASTOR de Israel, escueto: tú
'que pastoreas, como A ovejas, * Jo-
SALMOS.
3 Dssplerta tu valentía delante do
Ephralm, y de Benjamín, y de, Manas*
ses : y Ten á ¿airarnos.
3 O ! Dios, haznos tornar : y haz res-
plandecer tu. rostro, y seremos salvos.
4 Jebova Dios de los ejércitos, ¿hasta
cuándo te airaras contra la oración de'
tu pueblo?
5 Disteles á comer pan de lágrimas ; j
díateles á beber lágrimas con medido.
6 Pusistenos por contienda á nuestros
Tocinos: y nuestros enemigos se burlan
de nosotros entre si.
T 0 ! Dios de ios ejércitos, haznos tor-
nar : y haz resplandecer tu rostro, y eo-
remos salvos.
8 Hiciste venir la vid de Egypto : echas-
te á los Gentiles, y»lu plantaste.
9 Limpiaste d htgw delante de ella : y
hiciste arraigar sus raices, y hinchió la
tierra.
10 Loa montes fueron cubiertos de su
sombra: y sus ramas coma cedros de
Dios.
11 Enviaste 61 Sa*ory sus ramas hasta
la mar: y hasta el rio sus mugrones.
13 ¿ Por qué aportillaste sus vallados, y
la cogieron todos los que pasaron por el
camino?
13 Destruyóla el puerco montes, y la
pació la bestia del corneo.
% 14 O! Dios de los ejércitos, vuelve aho-
ra; mira desde el cielo, y vé, y visita es-
ta vid.
15 Y la plata que tu diestra plantó : y
sobre el mugrón qaa tú corroboraste
para ti.
14 Quemada á luego «trf, y talada: pe-
rezcan por la reprensión de tu rostro.
17 Sea tu mano sobre el varón de tu
diestra: sobre el lujo del hombre que tú
corroboraste para ti.
18 X no nos tornaremos de tí : darnos
has vida, y invocaremos tu nombre.
19 O! Jehova,Dios de los ejércitos, haz-
nos tornar, haz resplandecer tu rostro, y
seremos salvos.
SALMO LXXXI.
Exhorta á la igteeia, á qm olote d Dio», am fe dio
ley y noticia, de «i, deepue» de haberla tacado «fe
cautiverio: la cual fey« m pueblo guardara, Dio»
fe librara de eme enemigos, y fe mantuviera de pan
ééleiet*.
n Al Tensedor sobre CMMhUh. Sato* de Asaph.
CANTAD á Dios nuestra fortaleza:
cantad con Júbilo al Dios de Jaoob,
2 Tomad la canción, y dad al adufe ; 6
la arpa de alegría, eon el salterio.
3 Tocad la trompeta en la nueva luna,
en el dfe*eJ*tad<K en e$ di* d> nuestra
solemnidad»
4 Porque. estatuto e* de Israel; Juicio
del Dios de Jacob,
5 Por testimonio, en Joseph le ha cons-
tituido, cuando salló sobre latlejccade
Egypto : donde oi languaje que no en-
tendió.
6 Quité entonces su hombro de debajo de
la carga : sus manos se quitaron de los
ollas.
7 En la angustia llamaste, y yo te libré;
te respondí en el secreto del trueno ; te
probé sobre las ajruas de Meriba. Selab,
8 Oye, pueblo mío, y protestarte he:
Israel, si me oyeres;
9 No habrá en ti dios ageno : ni te en-
corvaras á dios extraño.
10 To wy Jebova tu Dios, que te hice
subir de la tierra de Egypto : ensancha
tu boca, y henchirla heJ
11 Mas mi pueblo no oyó mi voz: y
Israel no me quiso á mi.
13 T déjelos £ la dureza de su corazón ;
caminaron en sus consejos.
13 ¡O si mi pueblo me oyera» sf Israel
anduviera en mis caminos I
14 En nada derribara yo á sus enemi-
gos : y volviera mi mano sobre sus ad-
versarlos.
15 Los aborrecedores de Jehova lo hu-
bieran mentido: y el tiempo de ellos
mera para siempre.
16 T Dio* le hubiera mantenido de gro-
sura de trigo : y de miel de la piedra te
hubiera hartado.
8ALMO LXXXIL
Reprende d loe imeme maaietraiáo». Declárale» m
oficio: y eu castigo tino h hicieren.
5 Salmo de Assph.
DIOS está en la congregación de Dios;
en medio de los dioses juzga.
2 ¿ Hasta cuándo juzgaréis injustamen-
te: y aceptaréis las personas de los im-
píos? Selah.
3 Haced derecho al pobre y al huerta-
no : justificad al afligido y al meneste-
roso.
4 Librad al afligido y al menesteroso:
libradle de mano de los ijnpíos.
ó No saben, no entienden : andan en
tinieblas, vacilan todos los cimientos de
latierra»
6 To dije, dioses sois vosotros; y todos
vosotros hijos del Altísimo.
7 lampero como hombres moriréis: 7
como cualquiera de los Uranos caeréis.
8 Levántate $| pfos, juzga ]a tierra:
SALMOS.
porque tú keYedaráB en todas las naClO-
neS.
SALMO LXXXITL
Pide d Btee premio socorro parí su pueblo, contra el
cual han conspirado lo» reyes de te tierra, loe de
cerca, y lo» de lejos: cuyos intento» declara. II.
Pide d Dios que lo» destruirá, como km hecho d otro»,
que dnéts ele teto» tomaron te misma empresa»
ICanotoo. ^gelmo da Aseen.
O) DIOS, no tenga* silencio, no callo»,
ni ceses, ó I Dios.
2 Porque he aqní que tus enemigos
han bramado : y tus aborrecedores han
alzado cabeza.
3 Sobre tu pueblo han consultado as-
tuta y secretamente: y han entrado en
consejo contra tas escondidos.
4 Han dicho : Venid, y cortémoslos de
ser nación : y no haya mas memoria del
nombre de Israel
5 Por esto han conspirado de corazón
á una : contra ti han hecho liga.
6 Las tiendas de ios Idumcos, y de los
Ismaelitas: Moab, y los Agarenos;
7 Gebal, y Ammon, y Amaice: Pales-
thlna, con los habitadores de Tyro.
8 También el Assur se ha juntado con
ellos : son por brazo á los hijos de Loth.
fielah.
9 H Hazles como á Median, como á Si-
sara: como á Jabín en el arroyo de Clson :
10 Que perecieron en Endor: fueron
hechoB muladar de la tierra.
11 Pon á ellos y á sus capitanes como
á Oreo, y como á Zeb, y como á Zebee,
y como áSalmana: á todos sus principes,
13 Que han dicho: Heredemos para
nosotros las inoradas de Dios.
13 Dios mió, pónlos como á torbellino:
como á hojarascas delante del Tiento :
14 Gomo fuego que quema el monte:
como llama que abrasa las breñas;
15 Asi persigúelos con tu tempestad;
y con tu torbellino asómbralos.
10 Hinche sus rostros de vergüenza ; y
busquen tu nombre, 6 ! Jehora.
17 Sean afrentados, y turbados para
siempre; y sean deshonrados, y perezcan.
18 Y conozcan que tu nombre ss Jeho-
ra; tú solo Altísimo sobre toda la tierra.
SALMO LXXXIV.
Darid amontado por los desierto» y tierra» de imJIeUs
por la persecución de Saúl, y deseando verse en Je-
rusalem, para comunicar con los piadosos en el di~
vino culto, canta las alabanzas de la iglesia, las
utilidades y felicidad que tiene el mué en ella comu-
nica con fé.
í Al Vencedor sobre GIthtth. A los lujos de
Core. Salmo.
] S^tUÁN amables son tus moradas, 6 !
1 Kj Jehora de loa ejércitos!
2 Codicia, y ana nrtkmttmeale desea
mi alma los patios de Jehora; mi cora-
zón y mi carne cantan al Dios vivo.
3 Aun el gorrión halla cosa, y la golon-
drina nido para si, donde ponga sus po-
llos en tus altares, Jehora de los ejérci-
tos, Rey mío, y Dios mío.
4 Bienaventurados los que habitan en
tu casa; perpetuamente te alabarán.
Seiah.
5 Bienaventurado el hombre, que tiene
su fortaleza en tí": caminos en sus cora-
zones.
6 Pasando 'por el rolle de los morales
lo ponen á él por fuente : y también lo
ponen por bendiciones, cuando los cubre
la lluvia.
7 Irán de ejército en ejército ; rerán á
Dios en Sion.
8 Jehova, Dios de los ejércitos, oye mi
oración : escucha, 6 ! Dios de Jacob. Se-
iah.
9 Mira, ó ! Dios escudo nuestro : y pon
los ojos en el rostro de tu ungido.
10 Porque mejor et nn día en tus pa-
tios, que mil. Escogi antes estar á la
puerta en la casa de mi Dios, que habi-
tar en los morada» de maldad.
11 Porque sol y escudo not m Jehora
Dios: gracia y gloria dará Jehora: no
quitará el bien á los que andan en inte-
gridad.
12 Jehora de los ejércitos, dichoso el
hombre que confia en tí.
SALMO i-XXXV.
Belatalm misericordias que Dios, en otro tiemm», M-
xod su pueblo : d imitación de las cuales pide, que
Dios haga, restituyéndole en su prosperidad por te
venida de su Jíesias.
1 Al Vcucetlor : á loe lujoe de Ooro. Selroo.
TDMASTE contentamiento en tu tier-
ra, ó ! Jehora : rolrists la cautividad
de Jacob.
2 Perdonaste la iniquidad de tu pue-
blo : cubriste todos los pecados de ellos.
Selab.
3 Quitaste toda tu sana: volvístete de
la ira de tu furor.
4 Tórnanos, 6! Dios, salud nuestra: y
hoz cesar tu ira de nosotros.
5 ¿Enojarte has para siempre contra
nosot ros ? ¿ Extenderás tu Ira de genera-
ción en generación?
6 ¿No volverás tú á darnos vida, y tu
pueblo se alegrará- en ti f
7 Muéstranos, 6! Jehora, tu miseri-
cordia: y danos tu salud.
8 Escucharé lo que hablará el Dios Je-
688
SALMOS.
tiova: Tanque ha/Mará paz á su pueblo,
y á bus piadosos : pira que no se con-
viertan á la locura.
9 Ciertamente cercana esfd sn salud á
los que le temen; para que habite la glo-
ria en nuestra tierra.
10 La misericordia y la verdad se en-
contraron ; la Justicia y la pas se besa-
ron.
11 La verdad reverdecerá de la tierra:
y la justicia mirará desde los cielos.
12 Jehova dará también el bien : y nues-
tra tierra dará su fruto.
13 La justicia irá delante de él : y pon-
drá sus pasos en camina
SALMO LXXXVL
.Ptvgmmimtht David sn pobreta p nteetUad delante
de Dúm, pídete ter entenado en m voluntad, para
virir conforme d ella: ¡f ter librado de tu» enemigo^
5 Oración de David.
INCLINA, 6! Jehova, tu oreja, y óye-
me: porque soy afligido y meneste-
roso.
2 Guarda mi alma, porque soy piadoso ;
salva á tu siervo, tú, 6 ! Dios mió, que en
tí confia,
3 Ten misericordia de mí, ó! Jehova:
porque á ti clamo todo el día.
4 Alegra el alma de tu siervo: porque
á tí, ó ! Señor, levanto mi alma.
6 Porque tú Señor eres bueno, y perdo-
nador: y grande en misericordia á to-
dos los que te invocan.
6 Escucha, 6! Jehova, mi oración, y
está atento á la voz de mis ruegos.
7 En el día de mi angustia te llamaré :
porque me respondes.
8 O ! Señor, no hay como tú entre los
diosos : ni como tus obras.
9 Todas las gentes que hiciste, ven-
drán, y se humillarán delante de tí, Se-
ñor : y glorificarán tu nombre.
10 Porque tú eres grande, y hacedor de
maravillas : tu solo ores Dios.
11 Enséñame, ó! Jehova, tu camino:
ande yo en tu verdad : auna mi corazón,
para que tema tu nombre.
13 Alabarte he, 6! Jehova, Dios mío,
con todo mi corazón : y glorificaré tu
nombre para siempre.
18 Porque tu misericordia es grande so-
bre mí : y escapaste mi alma del hoyo
profundo.
14 O! Dios, soberbios se levantaron
contra mi: y conspiración de tuertes
buscaron á mi alma; y no te pusieron
delante de si
684
S1
15 Has td ftefior, Moa ttteifavéttoso,
y clemente, luengo de iras, y grande en
misericordia y verdad;
16 Mira en mi, y ten misericordia da
mí : da tu fortaleza á tu siervo, y guarda
al hijo de tu sien-a.
17 Haz conmigo señal para bien, y
veánfa los que me Aborrecen, y sean
avergonzados: porque tú, Jehova, me
ayudaste y me consolaste. .
SALMO LXXXVIL
Debajo de la Jloura de Jerutakm ton contadas la»
alabanza» de la iglema: lo» favor*» qm tiene da
Dio»: y m mmttíplieacíon.
YAloshUosdeCore: Salmo de Caactoa
U cimiento es en montes de santidad.
3 Ama Jehova las puertas de filón,
mas que todas las moradas de Jacob.
3 Comis illustres son dichas de ti, ciu-
dad de Dios. 8elah.
4 To me acordaré de Rabab y de Baby-
lonla, entre los que me conocen : he aquí
Palesthina, y Tyro, con EtbJopla: este
nació allá.
5 X de Sion se dirá : Este, y aquel es
nacido en ella: y el mismo Altísimo la
fortificará.
6 Jehova contará, cuando se escribieren
los pueblos: Este nació allí. Selah.
7 Y cantores con músicos de flautas:
todas mis fuentes estarán en ti.
SALMO LXXXVHI.
Pide ter remediado en grande» emgtmtfa».
1 Candan de Salmo á los tyjoa do Core, al Veace-
dor: para cantar sobre MafaaiaUí. Maskflde
Hernán Bsahlta.
JEHOVA Dios de mi salud, dia y no-
che clamo delante de ti.
2 Entre delante de tí mi oración: incli-
na tu oreja á mi clamor.
8 Porque mi alma está harta de males :
y mi vida ha llegado á la sepultura.
4 Soy contado con los que descienden
al sepulcro: soy como hombre sin fuera;
5 Librado entre los muertos. Como
los matados que duermen en el sepul-
cro: que no te acuerdas mas de dios, y
que son cortados do tu mano.
6 Uásme puesto en el boyo profundo :
en tinieblas, en honduras.
7 Sobre mi se ha acostado tu ira : y con
todas tue ondas me has afligido. Selah.
8 Has alejado de mí mis conocidos:
has me puesto á ellos por abominacio-
nes : estoy encerrado, y no saldré.
9 Mis ojos enfermaron á causa de mi
aflicción: te he llamado, ó! Jehova, ca-
da día he entendido á ti mis meaos. *
salmos.
10 ¿Harás milagro A los muertos? ¿Le-
vantarse han los muertos para alabarte ?
Selah.
11 ¿Será contada en el sepulcro tu mi-
sericordia? ¿ tu verdad en la perdición ?
13 ¿Será conocida eu las tinieblas tu
maravilla? ¿y tu justicia en la tierra del
olvido ?
13 X yo á ti, ó ! Jehova, no clamado : y
de mañana te previno mi oración.
14 ¿Por qué, ó! Jehova, desechas á mi
alma? ¿por qué escondes tu rostro de
mí?
15 .Yo soy afligido y menesteroso ; des-
de la mocedad he llevado tus temores, he
estado medroso.
16 Sobre mí han pasado tus iras; tus
espantos me han cortado.
17 Hánme rodeado como aguas de con-
tinuo : hánme cercado á una.
18 Has alejado de mi el amigo y el com-
pañero ; y mis conocidos en las tinieblas.
SAI*MO LXXXIX.
Recapitula el arntor la» prometa* de la prosperidad y
eternidad del reino de Cri$U> : la grandeza, bomlad
y justicia de Dio», por la» cuate» ratone» le pide rc-
medio * áefemmicantra et presente menoscabo de su
pueblo v reino.
1 M&skil do Ethan Ewahlta,
LAS misericordias de Jehova cantaré
perpetuamente: en generación y
generación haré notoria tu verdad con
mi boca.
2 Porque dije: Para siempre será edifi-
cada misericordia en los cielos : en ellos
afirmarás tu verdad.
3 Hice alianza con mi escogido : juré á
David mi siervo ;
4 Para siempre confirmaré tu simiente :
y edificaré de generación en generación
tu trono. Selah. *
5 X celebrarán los cielos tu maravilla,
ól Jchova: tu verdad también en la
congregación de los santos.
6 Porque ¿quién en los cielos se igua-
lará con Jehova ? / Quién será semejante
i Jehova entre los hÁJos de los dioses ?
• 7 Dios terrible en la grande congrega-
ción de los santos, y formidable sobre
todos sus al rededores.
8 Jehova Dios de los ejércitos, ¿ quién
como tú, fuerte- jehova ; y tu verdad
al rededor de ti ? •
0 Tú dominas sobre la soberbia de la
mar: cuando se levantan sus ondas, tú
las haces sosegar.
10 Tú quebrantaste como .muerto á
ígypto ; con el brazo de tu fortaleza es-
parciste 4 tus enemigos.
U Tujoa los cielos, luya también la
tierra : el mundo y su plenitud íú lo fun-
daste:
12 Al aquilón y al austro tú los creaste:
Thabor y Hermon en tu nombre canta-
rán.
13 Tuyo es el brazo con la valentía:
fuerte es tu mano, ensalzada tu dies-
tra.
14 Justicia y juicio es la compostura de
tu trono : misericordia y verdad van de-
lante de tu rostro.
15 Bienaventurado el pueblo que sabe
cantarte alegremente: Jchova, á la luz
de tu rostro andarán :
16 En tu nombre se alegrarán todo el
dia : y en tu justicia 60 ensalzarán :
17 Porque tú eres la gloria de su forta-
leza; y por tu buena voluntad ensalzarás
nuestro cuerno.
18 Porque Jchova es nuestro escudo: y
nuestro Bey es el Santo de Israel.
19 Entonces hablaste en visión á tu mi-
sericordioso, y dijÍBtc : Yo he puesto el
socorro sobre valiente : ensalcé á un es-
cogido de mi pueblo.
20 Hallé á David mi siervo : ungíle con
el aceite de mi santidad :
2L Porque mi mano será firme con él ;
mi brazo también le fortificará :
22 No le atribulará enemigo : ni lujo do
iniquidad le quebrantará :
23 Mas yo quebrantaré delante de él *
sus enemigos : y heriré á sus aborrece-
dores.
24 X mi verdad y mi misericordia serán
con él ; y en mi nombre será ensalzado
su cuerno.
25 X pondré su mano en la mar, y en
los rios su diestra.
26 El me llamará : Mi padre enes tú, mi
Dios, la roca de mi salud.
27 Xo también le pondré por primogé-
nito ; altp sobre los reyes de la tierra.
28 Para siempre le conservaré mi mise-
ricordia; y mi alianza será firme con él.
29 X pondré su simiente para siempre ;
y su trono como los dias de los cielos.
80 Si dejaren sus hijos mi ley ; y no an-
duvieren en mis juicios :
81 SI profanaren mis estatutos; y no
guardaren mis mandamientos :
82 Entonces visitaré con vara su rebe-
lión, y con azotes sus iniquidades.
33 Mas mi misericordia no la quitaré de
él: ni falsearé mi verdad.
84 No profanaré mi concierto, ni mu-
daré lo que ha salido de mis labios.
585
SALMOS.
85 Una vez juré por mi santuario : No
mentiré á David.
86 8u simiente será para siempre, y sn
trono como el sol delante de mí.
87 Como la luna será firme para siem-
pre, la cual será testigo fiel en el cielo.
Selah.
88 Y tú desechaste, y menospreciaste á
tn ungido, y airástete con éL
89 Rompiste el concierto de tu sierro ;
profanaste á tierra su corona.
40 Aportillaste iodos sus vallados; has
quebrantado sus fortalezas.
41 Robáronle todos los que pasaron por
el camino : -es oprobio á sus vecinos.
42 Ensalzaste la diestra de sus enemi-
gos ; alegraste á todos sus adversarios.
43 Embotaste asimismo el filo de su es-
pada; y no le levantaste en la batalla
44 Hiciste cesar su claridad, y echaste
por tierra su trono.
45 Acortaste los dias de sn Juventud ;
cubristele de vergüenza. Selah.
46 ¿Hasta cuándo, ó! Jchova? ¿Es-
conderte has para siempre? ¿Arderá
para tiempre tu ira como el fuego ?
47 Acuérdate cuanto sea mi tiempo:
¿por qué criaste sujetos á vanidad á to-
dos los htyos del hombre ?
48 ¿ Qué hombre vivirá, y no verá muer-
te ? ¿escapará su alma del poder del so-
fulcro? Selah.
49 Señor, ¿ dónde estén tus antignas mi-
sericordias ? Jurado has á David por tu
verdad.
50 8efior, acuérdate del oprobio de tus
siervos, que yo llevo de machos pueblos
en mi seno :
51 Porque tus enemigos, 6! Jehova,
han deshonrado, porque tus enemigos
han deshonrado las pisadas de tn ungido.
52 Bendito Jehova para siempre. Amen
y Amen.
SALMO XC.
Confiere la eternidad de Dio* ton la vileta y poque-
dad del hombre, atm tnuehe mete tmocado por tm pe-
cadoe^porlot emole» inemrt tn la ira de Dio* inso-
portable. 11. Pide d Dio* te aplaque para con tu
pueblo, y enderece wm comino*.
5 Omekm de Mqnes, taron de Dloc
SEÍÍOR, tú nos has sido refugio en ge-
neración y generación.
2 Antes que naciesen los montes, y for-
rauses la tierra y el mundo, y desde el
siglo, y hasta el siglo, tú eres Dios.
8 Vuelves al hombre hasta ser quebran-
tado; y dices : Convertios, hijos del hom-
bro.
4 Porque mil años delante de tus ojos,
586
son como el día de ayer, qué pasó, y como
la vela de la noche.
5 Háceslos pasar como avenida de aguas:
son como sueno: á la mañana pasará co-
mo la yerba ;
6 Que á la mañana florece, y crece : á la
tarde es cortada, y se seca.
7 Porque con tu furor somos consumí-
dos : y con tu ira somos conturbados.
8 Pusiste nuestras maldades delante de
ti: nuestros yerros á la lumbre de tu
rostro.
9 Porque todos nuestros dias declinan á
causa de tu Ira: acabamos nuestros «fio*,
como la palabra.
10 Los dias de nuestra edad son seten-
ta años: y los de loe mas valientes,
ochenta años: y su fortaleza es moles-
tia, y trabajo : porque es cortado presto,
y volamos.
11' ¿Quién conoce la fortaleza de tu
,ira ? que tu ira es como tu temor.
12 Para contar nuestros dias Matos
saber asi : y traeremos al corazón sabi-
duría
13 Vuélvete á nosotros ó ! Jehova: ¿has-
ta cuándo ? y aplácate para con tus sier-
vos.
14 Hártanos de maflana de tu miseri-
cordia: y cantaremos, y alegrarnos he-
mos todos nuestros dias.
15 Alégranos como en los dias que nos
afligiste : como en los anos que vimos mal.
16 Parezca en tus siervos tu obra; y tu
gloria sobre sus hfyos.
17 Y sea la hermosura de Jehova nues-
tro Dios sobre nosotros : y haz perma-
necer sobre nosotros la obra de nuestras
maqps : la obra de nuestras manos con-
firma.
salmo xa.
Recita lo* principóle* favort* que tu iotetta tiene em
Dio*, y pora lo porvenir puede etperar de él: y em
especial todo hombre que con rerdad pertenece dm
tanta alionen. Son loe riqueza* de la iglesia em
contrapeto de tu pobreza y abyección en el mundo»
EL que habita en el escondedero del
Altísimo, morará en la sombra del
Omfpotente.
2 Diré 4 Jehova : Esperanza mía y cas-
tillo mió : Dios ralo : asegurarme he en él.
8 Porque él te escapará del lazo del
cazador: de la mortandad de destruc-
ciones.
4 Con su ala te cubrirá, y debajo de sus
alas estarás seguro : escudo y adarga, es
su verdad.
5 No habrás temor de espanto noctur-
no, ni de saeta que vuele de día»
SALMOS:
6 iít dé pestilencia que ande en oscuri-
dad : ni de mortandad que destruya al
mediodía,
7 Caerán á tn lado mil, y diez mil á tn
diestra : á tí no llegará.
8 Ciertamente con tos ojos mirarás ; y
Verás la recompensa de los Impíos.
9 Porque tú, ó! Jenova, ere* mi espe-
ran»: y al Altísimo has puesto por tn
habitación.
10 No se ordenará para ti mal : ni plaga
tocará á tu morada.
11 Porque á ras ángeles mandará cer-
ca de ti, qne te guarden en todos tos ca-
minos.
12 En las manos te llevarán, porque tu
pie* no tropiece en piedra.
13 Sobre el león y el basilisco pisarás,
hollarás al cachorro del león, y al dragón.
14 Por cuanto en mí ha puesto bu volun-
tad, yo también le escaparé : ponerle he
alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
15 Llamarme ha, y yo le responderé:
con él estaré yo en la angustia : escaparle
he, y glorificarle he.
16 De loDgura de días le hartaré: y
mostrarle he mi salud.
SALMO XCIL
Alabad Dios por sm admireHs* ekrae cem que Wtra d
toe sugos del poder de sus enemigos: y por cuga Jus-
ta voluntad lo* piado** serrín para siempre prospe-
rados, y loe impíos para siempre perdido*.
5 8atmo de Canción, para «1 día del sábado.
BUENO en alabar á Jenova; y cantar
salmos á tu nombre ót Altísimo:
2 Anunciar por la mafiana tu miseri-
cordia: y tu verdad en las noches:
3 Sobre desacordó y sobre salterio : so-
bre arpa con meditación.
4 Por cuanto me has alegrado, ó! Jeno-
va, con tus obras, con las obras de tus
manos me regocijaré.
5 ¡Cuan grandes son tus obras, 6! Je-
hoval muy profundos son tus pensa-
mientos.
6 £1 hombre necio no sabe, y el insen-
sato no entiende esto :
7 Floreciendo los impíos como la yer-
ba; y reverdeciendo todos los que obran
iniquidad, para ser destruidos para siem-
pre:
8 Mas tú, Jenova, para siempre eres Al-
tísimo.
9 Porque, he aquí, tus enemigos, 6! Je-
hova, porque, he aquí, tus enemigos pere-
cerán: serán disipados todos los que
obran maldad.
10 Y tú ensalzaste mi cuerno como de
unicornio: *>> fui ungMo con aceite
verde.
11 T miraron mis ojos sobre mis ene-
migos : de los que se levantaron contra
mí, de Ifs malignos, oyeron mis orejas.
12 El justo florecerá como la palma:
crecerá como cedro en el Líbano.
13 Plantados en la casa de Jenova, en
los patios de nuestro Dios, florecerán.
14 Aun en la vejes flruotlflcsránt serán
vigorosos y verdes;
16 Para anunciar que Jetara mi forta-
leza es recto : y que no hay injusticia
en&
SALMO XCIIL
Con hermoPOM alegorías celebra la gloria y eternidad
del reino de Cristo, no obstante que se levanten con-
tra él en ei mundo mmemem y furiosa» tempestados.
JEHOVA reinó, vistióse de magnifi-
cencia; vistióse Jehova de fortale-
za : ciñióse : afirmó también el mundo,
que no se moverá.
9 Firme es tu trono desde entonces : tú
erte eternahnente.
8 Alzaron los ríos, ó! Jehova, alzaron
los rios su sonido : alzaron, los ríos sus
ondas,
4 Mas que sonidos de muchas aguas,
de fuertes ondas de la mar. Fuerte te
Jehova en lo alto.
5 Tus testimonios son muy firmes : tu
casa, ó I Jehova, tiene hermosa santidad
para luengos dios.
SALMO XCIV.
Pide venganza de Dios contra la insolencia de toe im»
píos magistrados para con el pueblo de Dios. ¡I.
d arrepentimiento. UL Conjtrm/t geenr
suela d los piadosos en su persecución, prometién-
doles de parte de Dios su defensa, de lo cual el autor
se pone asimismo por ejemplo.
DIOS de venganzas Jehova, Dios de
venganzas, muéstrate.
2 Ensálzate, ó I Juez de la tierra : dá el
pago á los soberbios.
8 ¿ Hasta cuándo los Impíos, ó ! Jehova,
hasta cuándo los impíos se regocijarán ?
4 ¿ Pronunciarán, hablarán cosas duras ?
i ensalzarse han todos los que obran ini-
quidad?
5 A tu pueblo, ó ! Jehova, quebrantan,
y á tu heredad afligen.
6 A la viuda y al exfrangero matan, y á
los huérfanos quitan la vida.
7 Y dijeron : No verá Jehova : y, no
entenderá el TJios do Jacob.
8 ^ Entended necios en el pueblo : y
vototron insensatos ¿cuándo seréis sa-
bios?
9 ¿ El que plantó la oreja, nO oirá? ¿él
que formo el ojo, no verá ?
537
S444A9&
10 ¿El que ojptiga 4 W gente*, no w-
prenderán ¿ el que en seña al hombre la
ciencia?
11 Jehova conoce lot pensamientos de
loe hombrea : que son vanidad.^
Id 1 Bienaventurado el varón á quien
tú Jehova, castigares, y en tu ley le
enseñare*.
13 Para nacerle quieto en loa dios de
aflicción, entre tanto que ae cava el hoyo
para el impío.
14 Porque no dejará Jebova á su pue-
blo, ni desamparará á su heredad.
15 Porque el juicio será vuelto hasta
justicia! y en pos de ella irán todos los
rectos de corazón.
16 ¿ Quién se levanta por mi contra los
malignos í ¿Quién está por mi contra
los que obran Iniquidad ?
17 81 no me ayudara Jehova, presto
morara mi alma con los muertos.
18 Jfef alócela: MI pió resbala» tn mi-
sericordia, ó ! Jehova, me sustentaba.
19 En la multitud de mis pensamien-
tos dentro de mí, tus consolaciones ale*
graban mi alma.
90 ¿Júntame ha contigo el trono de ini-
quidades, que cria agravio en el manda-
miento ?
21 Pénense en ejército contra la vida
del justo: y condenan la sangro ino-
cente.
22 Mas Jehova me ha sido por refugio :
y mí Dios por pella de mi confianza.
23 £1 cual hizo volver contra ellos su
iniquidad : y con su maldad los talará :
talarlos ha Jehova nuestro Dios.
SALMO XCV.
Exhorta d toda la iglesia d la» alábannos de Digju
II. Yd dar obediencia de corazón d tu palabra, es-
carmentando en el castigo que hizo en sunnuth so-
bre los qm U fueron contmnaee* en ei desierto.
VENID, alegrémosnos en Jehova:
cantemos con júbilo á la Boca de
nueatca salud.
2 Anticipemos su rostro con alabanza:
cantémosle alegres con salmos.
8 Porque Jehova es Dios grande ; y Rey
grande sobre todos los dioses.
4 Porque en su mano estdn las profun-
didades de la tierra : y las alturas de los
montes son sayos. ,
5 Porque suya es la my, y el la hizo :
y sus manos formaron la seca.
6 T Venid, postrémosnos, y encorvé-
mosnos, arrodillémosnos delante de Je-
hova nuestro hacedor.
7 Porque él «nuestro Dios : y nosotros
588
ol:pttaMo1d*4» nea¿o,,y ovajaa *• tn
mano. Si hoy oyereis su voz,
8 No endurezcáis vuestro corazón co-
mo cu Meriba : como el día de Masa en
el desierto,
9 Donde me tentaron vuestros padrea,
probáronme, también vieron mi obra.
10 Cuarenta anos combatí con la na-
ción: y cUje; Pueblo son que yerran de
corazón, que no han conocido mis cami-
nos:
11 Por tanto yo juré en mi furor; No
entrarán en mí holganza.
SALMO XCVL
ArdeuHsimamente exhorta el profeta d todo el mundo
d que alaben d Dtos por** trrmdeta; y mimomío, ■
mente por la venida do $u Mesías d n/órmar ti
CANTAD á Jehova canción nueva:
contad á Jehova toda la tierra.
2 Cantad á Jehova, bendecid su nom-
bre : anunciad de dio cu dio su salud.
3 Contad en las naciones su gloria : en
todos los pueblos sus maravillas.
4 Porque grande es Jehova, y muy ala-
bado : terrible sobre todos los dioses.
5 Porque todos los dioses de los pue-
blos son ídolos: mas Jehova hizo los
cielos.
G Alabanza y gloria está delante de él:
fortaleza y gloria oda en su santuario.
7 Dad á Jehova, ó ! familias de los pue-
blos, dad á Jehova lo gloria y la fortaleza.
8 Dad a Jehova lo honro de su nombre:
tomad presentes, y venid á sus patios.
0 Enconaos á Jehova en la hermosura
de su santuario : temed cfelante de él to-
da lo tierra.
1?) Decid en los naciones : Jehova reinó,
también conpuso el mundo, no se me-
neará: juzgara á los pueblos en justicia.
11 Alégrense los cielos, y regocíjese la
tierra: brame la mar y su plenitud.
12 Regocíjese el campo y todo lo que
en él está: entonces exultarán todos los
árboles do la breña,
13 Delante de Jehova que vino : porque
vino á juzgar la tierra. Juzgará al mun-
do con justicia, y á los pueblos con su
verdad.
SALMO XCVIL
Es ti mismo argumento del salmo precedente, malva,
que como tn el otro describió los efectos de la ren-
da de Vristo al mundo y de su evangelio para con
sus escogidos, que todo es poto, regocijo, y cancio-
nes de alabanza, en este describe los efectos del mis-
mo para con el impío mundo, 4rr. Que será iodo
terror, temblor, vergüeña*, lee. Aunque ri este sal-
mo so refiriere d m segundo oda
Juera &jpr«n4ttíQQ¡g'ü
SALMOS.
-THHOVA reine, tegntges* la tierra t
tJ alégrense las muchas islas.
2 Nuee 7 oscuridad al rededor de él :
jostleia y juicio si el asiento de su tro-
nó.
3 Fuego irá delante de él: y abrasará
al rededor á sus enemigos.
4 Sus relámpagos alumbraron el mun-
do: la tierra vio, y angustióse.
5 Los montes se derritieron oomo eera
delante de Jehova: delante del Señor de
.toda la tierra.
6 Los cielos denunciaron sa jostleia : y
todos los pueblos vieron sn gloria.
7 Avergüéncense todos los que sirven
á la escultura, los que se alaban de los
ídolos: todos los dioses se encorven
á él.
8 Oyó Sion, y alegróse : y las hijas de
Jada se regocijaron por tus juicios, ó!
Jehova.
9 Porque tú, Jehova, ere* alto sobre to-
da la tierra: era muy ensalzado sobre
todos los dioses.
16 Los uno amáis á Jehova, aborreced
el mal : A guarda las almas de sus pia-
dosos : de mano de los impios los escapa,
11 Lus e$td sembrada para el justo: y
alegría para los rectos de corazón.
12 Alégraos justos en Jehova: y alabad
la memoria de su santidad.
salmo xcvrn.
Es él mismo argumentó del taimo : SS."
5 Salmo.
CANTAD á Jehova canción nueva:
porque ha hecho maravillas. Su
diestra le ha salvado, y el braxo de su
santidad.
2 Jehova ha hecho notoria su salud :
en ojos de las naciones ha descubierto
su justicia,
8 Háse acordado de su misericordia y
de su verdad para con la casa de Israel :
todos los términos de la tierra han visto
la salud de nuestro Dios. -
4 Cantad alegres á Jehova toda la tier-
ra; gritad, y cantad, y decid salmos. -
6 Decid salmos á Jehova con arpa: con
arpa y vos de salmodia.
6 Con trompetas, y sonido de bocina :
cantad alegres delante del Rey Jehova,
7 Brame la mar y su plenitud : el mun-
do y los que habitan en él.
8 Los ríos batan las manos : juntamen-
te hagan regocijo los montes,
9 Delante de Jehova; porque vino á
juagar la tierra: juagará al mundo con
justicia: y á los pueblos con rectitud.
SALMO X6IX.
Eselmtnm mymumtm d«i mh
JEHOVA reinó, temblarán los pue-
blos : el que está sentado sobre los
querubines reinó: conmoverse ha la
tierra. •
2 Jehova en Sion e» grande: y ensalza»
do sobre todos los pueblos.
8 Alaben tu nombre, grande, y tremen-
do, y santo,
4 Y la fortassaa del rey, que ama el jui-
cio: tú confirmas la rectitud: tú has
hecho en Jacob juicio y Justicia.
6 Ensalzad á Jehova nuestro Dios: y
encorvaos al estrado de sus pies; él st
santo.
6 Moyees y Aaron ettán entre sus sa-
cerdotes ; y Samuel entre los que invo-
caron su nombre : llamaban á Jehova, y
él les respondía,
7 En columna de nube hablaba con
ellos: guardaban sus testimonios, y ci
derecho fue les dio.
8 Jehova, Dios nuestro, tú les respen-
dias : Dios, tú eras perdonado* á eUos, y
vengador por sus obras.
9 Ensalsad á Jehova nuestro Dios, y
encorvaos al monte de su santidad: -por-
que Jehova nuestro Dios es santo.
SALMO C.
Exhorta d todo el mundo d la* divinas alabanzas:
por ser Dios creador del mundo, y pastor de sn
1 Qalfno pata alahaosa
CANTAD con júbilo á Dios los de to-
da la tierra.
2 Servid á Jehova con alegría; entrad
delante de él con regocijo.
3 Sabed que Jehova, él «t el Dios : él nos
hizo, y no nosotros a nosotros : pueblo
suyo tornos, y ovejas de su pasto.
4 Entrad por sus puertas con confesión,
por sus patios con alabanza: alabadle,
bendecid á su nombre. .
& Porque Jehova e» bueno, para siempre
«t su misericordia: y hasta en genera-
ción y generación su verdad.
SALMO CL
Declara David en su propia persona cual sea el ofi-
cio del piadoto maobtrado, para gobernarse d ai,
d su cosa, yd m pueblo según Dio».
1 Salmo de David.
MISERICORDIA y juicio cantaré: á
tí; Jehova, diré salmos.
2 Entenderé en el camino de la perfec-
ción, cuando vinieres á mi: en perfec-
ción de mi eoraaon andaré en medio de
. ^^ Digitized byVjUOV IC
689
SALMOS;
8 No pondré detente de mis ojos cosa
Injusta: hacer traiciones aborrecí : fió se
allegará á mi.
4 Corazón perverso se apartará do mí :
mol no conoceré.
5 Al detractor de sn prójimo á escon-
didas, á este cortaré : al altivo de ojos, y
'ancho de corazón, á este no puedo sufrir.
6 Mis ojos aeran sobre loe fieles de la
tierra, para que se sienten conmigo : el
que anduviere en el camino de la perfec-
ción, este me servirá.
7 No habitará en medio de mi casa el
que jiace engaño; el que habla menti-
ras no se afirmará delante de mis ojos.
8 Por las mañanas cortaré á todos los
impíos de la tierra: para talar de la ciu-
dad de Jehova á todos los que obraren
iniquidad.
SALMO CU.
Kt título «fot mimo e» tu etegontübno argumento.
5 Oraokm del pobre, cuando ftwr» atormentado,
y delante de Jebera derraman» se queja.
JEHOVA, oye mi oración, y venga mi
clamor á ti.
2 No escondas de mi tu rostro : en el
día de mi angustia inclina á mi tu oreja ;
el día que U invocare, apresúrate á res-
ponderme.
8 Porque mis dias se han consumido
como humo ; y mis huesos son quema-
dos como en hogar.
4 Mi corazón fué herido, y se secó como
la yerba ; por lo cual me olvidé de comer
minan.
5 Por la voz de mi gemido mis huesos
ae han pegado á mi carne.
6 Soy semejante al pelicano del desier-
to : soy como el buho de las soledades.
7 Velo, y soy como el pájaro solitario
sobre el tejado.
8 Cada dia me afrentan mis enemigos ;
los que se enrarecen contra mi, conspi-
ran contra mi
9 Por lo cual yo como la ceniza á ma-
nera de pan; y mi bebida mezclo con
lloro,
10 A causa de tu enojo y de tu ira : por-
que me alzaste, y me arojaste.
11 Mis dias son como la sombra que se
va : y yo como la yerba me be secado.
12 Mas tú, Jehova, para siempre per-
manecerás ; y tu memoria para genera-
clon y generación.
13 Tú levantándote habrás misericordia
de Sion, porque es tiempo de tener mise-
ricordia de ella: porque el plazo u Regado.
14 Porque tus siervos amaron sus pie»
540
oto : y del polvo de eHa tuvieron Com-
pasión.
15 T tetoerén las naciones el nombre
de Jehova : y todos los reyes de la tierra
tu gloria.
16 Por cnanto Jehova habrá edificado á
Slon ; y será visto en an gloria.
17 Habrá mirado á la oración de los
solitarios : y no habrá desechado el rue-
go de ellos.
18 Escribirse ha esto para la genera-
ción postrera : y el pueblo que se criará,
alabará á Jbhota.
19 Porque miró de lo alto de su santua-
rio: Jehova miró desde los cielos á la
tierra,
20 Para oír el gemido de los presos:
para soltar á los sentenciados á muerte:
21 Porque publiquen en Sion el nom-
bre de Jehova : y su alabanza en Jerusa-
lem,
22 Cuando los pueblos se congregaren
en uno, y los reinos para servir á Je-
hova.
28 El afligió mi fuerza en el camino,
acortó mis dias.
24 Dije: Dios mió, no me cortes en el
medio de mis dias; por generación do
generaciones ton tus anos.
25 Tú fundaste la tierra antiguamente,
y los cielos son obra de tus manos.
26 Ellos perecerán, y tú permanecerás;
y todos ellos como un vestido se enveje-
cerán, como una ropa de vestir los mu-
darás, y serán mudados :
27 Mas tú, el mismo, y tus .años no se
acabarán.
28 Los hijos de tus siervos habitarán, y
su simiente será afirmada delante de tí.
SALMO cm.
David despertando « alma á la» divina» dUdxutsm
con la cantUhracion de lo» beneficio» de Dio», p es-
pecialmente de »u misericordia en perdonar peca-
dos, ati lo» »uffO» como lo» de tu pueblo, da hecton
d todo Jlel dé lo qv* debe hacer.
TJSalmo de David.
BENDICE, alma mía, á Jehova, y todas
mis entrañas á sn nombre santo.
2 Bendice, alma mía, á Jehova, y no te
olvides de todos sus beneficios.
8 El que perdona todas tus iniquidades,
el que sana todas tus enfermedades.
4 El que rescata del hoyo tu vida, el
que te corona de misericordia y misera-
ciones.
5 El que harta de bien tn boca; reno-
varse ha como el águila tu juventud.
6 Jehova, el que hace justicias, y juicios
á todos los que padecen viólemela.
SALMOS*
7 Sus eamJtaos Wttttcó 4 Mojaea, j á
los hijos de Israel sus obras.
8 Misericordioso y clemente *t Jehova,
luengo de iras, y grande en misericordia,
9 No contenderá para siempre ; ni para
siempre guardar$«¡ &u$q.
. 10 No ha hecho con nosotros conforme
á nuestras iniquidades ; ni nos ha pagado
conforme á nuestros pecados.
11 Porque como la altura de los cielos
sobre la tierra, engrandeció su misericor-
dia sobre los que le temen.
12 Cuanto está lejos el oriente del oc-
cidente, hizo alejar de nosotros nnestras
rebeliones.
13 Como el padre tiene misericordia de
los hyos, tiene misericordia Jehova de
los que le temen.
14 Porque él conoce nuestra hechura;
acuérdase que somos polvo.
15 £1 varón, como la yerba sor» sus dias ;
como la flor djel campo así florece.
16 Que pasó el viento por ella, y pere-
ció, y su lugar no la conoce mas,
17 Mas la misericordia de Jehova, desde
el siglo y hasta el siglo, sobre los que le
tensen, y su justicia sqbre los hyos de
los h^jos :
18 Sobre los que guardan su concierto,
y los que se acuerdan de sus mandamien-
tos paja hacerlos.
19 Jehova afirmó en los cielos su tro-
no, y su reino domina sobre todos.
20 Bendecid á Jehova sus ángeles va-
lientes de fuerza, que ejecutan su pala-
bra obedeciendo á la voz de su palabra.
21 Bendecid a Jehova todos sus ejérci-
tos, sus ministros, que hacen su volun-
tad.
22 Bendecid 4 Jehova todas sus obras
en todos los lugares de su señorío. Ben-
dice alma mía a Jehova.
SALMO CIV.
Es él mismo proposito del taimo préndenle. A saber,
Jehova es digno de ser alabado. Pruébalo por la
consideración de la* obra» de la creación del mundo,
á saber, de tos cielos, de la tierra, de Im mar, y de
iodo lo contenido en eOo, de sm gobierno, jr provi-
dencia en todo.
BENDICE, alma mia, á Jehova; Jeho-
va Dios mió, mucho te has engran-
decido, de gloria y de hermosura te has
vestido.
2 Que se cubre de luz como de vesti-
dura, que «tiende los cielos como una
cortina;
8 Que entabla con las aguas sus dobla-
dos, el que pone á las nubes por su carro,
él que anda sobre, las alai tdel yian|o^
4 El que baceta sus ásgalas espíritus,
sus ministros al íuego flameante,
5 Tí El fundó la tierra sobre sus basas,
no se moverá por ningún siglo.
6 Con el abismo, como con vestido, la
cubriste: sobre los montes, estaban las
aguas.
7 De tu reprensión huyeron; por el so-
nido de tu trueno se apresuraron.
8 Subieron los montes, descendieron los
valles á este lugar, que tú les fundaste.
9 Pusisteis término, el cual np tras-
pasarán, ni volverán á cubrir la tierra.
10 El que envía las fuentes en loe .ar-
royos ; entre los montes van.
11 Abrévanse todas las bestias del cam-
po ; los asnos salvages quebrantan su sed.
12 Junto á ellos habitan las aves 4c los
ciclos ; entre las hojas dan voces.
13 El que riega los montes desde sus
doblados ; del fruto de tus obras se harta
la tierra.
14 El que hace produoir el heno para
las bestias ; y la yerba para servicio del
hombre, sacando el pan de la tierra,
15 Y el vino que alegra el corazón del
hombre ; haciendo relumbrar la fez con
el aceite; y el pan sustenta el corazón
del hombre.
16 Hártanse los árboles de Jehova ; los
cedros del Líbano que él planto:
17 Para que aniden allí las aves; la ci-
güeña tinga su casa en las hayas.
18 Los montes altos para las cabras
monteses, las peñas madrigueras para
los conejos.
19 Hizo la luna para sazones ; el sol
conoció su occidente.
20 Pones las tinieblas, y la noche es; en
elja corren todas las bestias del monte.
21 Los leoncillos braman á la presa, y
para buscar de Dios su comida.
22 Salo el sol, recógense, y échense en
sus cuevas.
28 Sale el hombre á su hacienda, y á su
labranza hasta la tarde.
24 ¡Cuan muchas son tus obras, ó! Je-
hova I todas ellas hiciste con sabiduría:
la tierra está llena de tu posesión.
25 \ Esta gran mar y ancha de términos ;
allí 1\ay pescados sin número, bestias pe-
queñas y grandes.
26 Allí andan navios, es¿o leviatban
que hiciste para que jugase en ella.
$7 Todas ellas esperan á tí, para que
les des su comida á su tiempo.
28 pasees, recogen : abres tu mano, hár-
tansedebien^gitized^;(
SALMOS.
90 Eacotfdes tú rostro, túrbanse: lea
quitas el espíritu, dejan de ser, y tór¿
nanee étt Sü polvo.
80 Envías tn espíritu, críanse: y re-
nuevas la haz de 1* tierra.
91 6ea la ¿torta á Jobo va para siempre :
alégrese Jehova en bus obras.
83 £1 <fne mira á la tierra, y tiembla:
toca en los montes, y humean.
38 A Jehova cantaré en mi vida : á mi
Dios diré salmos mientras viviere.
84 Serme ha suave hablar de él : yo me
alegraré en Jehova.
85 Sean consumidos de la tierra los
pecadores: y los impíos dejen de ser.
Bendice alma mía á Jehova. Halelu-iAfi.
SALMO CV.
Exhorta d toda Xa iglesia d alabar d Dio» por la elec-
ción de m pmbto, y loo beneJMos continuos qne le
hizo : d ocasión de mejor contarlo* recapitula toda
la historia desde la tocación de Abraham, hasta yus
et pueblo de Israel tuvo asiento en la tierra de pro-
ALABAD á Jehova, invocad su nom-
. bre: haced notorias sus obras en
los pueblos.
2 Cantad á él, decid salmos á él: ha-
blad de todas bus maravillas.
8 Gloriaos en su nombre santo: alé-
grese el corazón de los que buscan á Je-
hova.
4 Bascad á Jehova, y á su fortaleza:
buscad su rostro siempre.
5 Acordaos de sus maravillas, que hizo :
de sus prodigios, y de los juicios de su
boca,
6 Simiente de Abraham su siervo: hi*
jos de Jacob sus escogidos.
7 El es Jehova nuestro Dios : en toda la
tierra teten sus juicios.
8 Acordóse para siempre de su alianza:
de la palabra 4pte mandó para mil gen-
eraciones :
9 La eual concertó con Abraham, y de
su juramento á Isaac
10 T establecióla' á Jacob por decreto,
á Israel por concierto eterno,
11 Diciendo: A ti daré la tierra de
Ohanaan, per cordel de vuestra here-
dad.
12 Siendo dios pocos hombres en nú-
mero, y extrangeros en ella.
18 Y anduvieron de gente en gente:
de un reino á otro pueblo.
14 No consintió que hombre los agra-
viase: y por causa de ellos castigó á los
reyes.
15 No toquéis en mis ungidos : ni ha-
gáis mal á mis profetas.
Mí
Id Y llamea la hambre sóbrela tierra:
y toda fuerza de pan quebrantó.
17 Envió un varón delante de ellos :
por siervo fué vendido Joseph.
18 Afligieron sus pies con grillos : en
hierro entró su persona,
19 Hasta la hora que negó su palabra:
el dicho de Jehova le purificó.
20 Envió el rey, y soltóle: el sefior dé
los pueblos, y le desató.
21 Púsole por sefior de su casa: y por
ensefioreador én toda su posesión.
22 Para echar presos sus principes,
como él quisiese ; y ensenó sabiduría á
sus viejos.
23 Y entró Israel en Egypto : f Jacob
mé extrangero en la fierra de Cham.
24 Y hizo crecer su pueblo en gran
manera: y hlaolo fuerte mas que sus
enemigos.
25 Volvió el corazón de ellos, para que
aborreciesen á su pueblo: para que pen»
sasen mal contra sus siervos.
26 Envió á su siervo Meyses: á Aaron,
al cual escogió.
27 Pusieron en ellos las palabras de sus
señales, y sus> prodigios en la tierra de
Cham.
28 Echó tinieblas, y hizo oscuridad, y
no fueron rebeldes á su palabra.
29 Volvió sus aguas en sangre, y mató
sus pescados.
30 Engendró ranas su tierra en las ca-
mas de sus reyes.
81 Dijo, y vino una mezcla de dfeeratt
motan, piojos en todo su término.
82 Volvió sus lluvias en granizo: en
fuego dé llamas en su tierra.
83 Y hirió sus viñas, y sus higueras ; y
quebró los árboles de su término.
84 Dfyo, y vino langosta, y pulgón sin
número;
85 Y comió toda la yerba de su tierra,
y comió el fruto de su tierra.
86 Y hirió á todos los primogénitos
en su tierra,' el principio de toda su
fuerza.
87 Y sacólos con plata y oro ; y no hubo
en sus tribus enfermo. - ;
88 Egypto se alegró en su salida; por»
que habla caldo sobre «Dosel terror dé
ellos.
89 Extendió wta nube por cubierta, y
fuego para alumbrar la noche.
40 Pidieron, y hizo venir codornices ; y
de pan del délo les hartó.
41 Abrió la pena, y corrieron aguas;
fueron por las securas &m$ un íto.
SALMOS.
42 Porqué fié acordó de su santa pala-
bra con Abrahom su sierro.
43 Y sacó á eu pueblo con gozo ; con
júbilo á sus escogidos.
44 Y dióles las tierras de los Gentiles :
y los trabajos de las naciones hereda-
ron:
45 Para qne guardasen sus estatutos ; y
conservasen sus leyes. Halelu-iAH.
SALMO CVL
E» el minma argumento y intento del taimo precedente.
A saber, Dio» es digno de $er alabado. Xas toma
la» prueba» de bu grande misericordia, la cualprvo
Jta por Ion ejemplo* de la» mucha» vece» qne ofendido
de su pueblo, dexde que la tacó de Egvpto hasta de»-
pue» de atentado en la tierra de promisión, le per-
donó y •alvo de »u» enemigo».
5 Kálehi-iAa.
ALABAD á Jehova, porque es bueno :
- porqne para siempre os su miseri-
cordia.
2 ¿ Quién dirá las valentías de Jehova?
¿quién, contará sus alabanzas 1
3 Dichosos los que guardan juicio, los
que hacen justicia en todo tiempo.
4 Acuérdate de mí, ó! Jehova, en la
voluntad de tu pueblo : visítame con tu
salud ;
5 Para que yo vea el bien de tus escogi-
dos : para que me alegre en la alegría de
tu gente: y me gloríe con tu heredad.
6 Pecamos con nuestros padres, hici-
mos Iniquidad, hleimos impiedad.
7 Nuestros padres en Egvpto no enten-
dieron tus maravillas: no se acordaron
de la muchedumbre de tus misericor-
dias : mas se rebelaron sobre la mar, en
ejjaafcjjermejo.
8 Y salvólos por su nombre: para ha-
cer notoria su fortaleza.
9 Y reprendió al mar Bermejo, y secó-
se : y hízolos ir por el abismo, como por
un desierto.
10 Y salvólos de mano del enemigo : y
rescatólos de mano del adversario.
11 Y cubrieron las aguas á sus enemi-
gos : uno de ellos no quedó.
12 Y creyeron á sus palabras : y canta-
ron su alabanza.
13 Apresuráronse, olvidáronse de sus
obras : no esperaron en su consejo.
14 Y desearon mal deseo en el desierto :
y tentaron á Dios en la soledad.,
15 Y él les dio lo que pidieron : y envió
flaqueza en bus almas.
16 Y tomaron zelo contra Moyses en el
campo : contra Aaron santo de Jehova.
17 Abrióse la tierra, y tragó á Dathan,
y cubrid á la compañía de Ábirom.
16 Y encendióse el faéjgd en su compa-
ñía : la llama quemó i los impíos,
19 Hieieroá d becerro en Horeb : y en-
corváronse á un vaciadizo;
20 Y trocaron su gloria por la imagen
de un buey, que come yerba.
21 Olvidaron al Dios de su salud: que
habla hecho grandezas en Egypto,
22 Maravillas en la tierra de Cham, te-
merosas cosas sobre el mar Bermejo.
23 Y trató de destruirlos, si Moyses su
eseogido no se pusiera al portillo delante
de úl : para apartar su ira para que no
los destruyese.
24 Y aborrecieron la tierra deseable:
no creyeron á su palabra.
25 Y murmuraron en sus tiendas ; y no
oyeron la voz de Jehova.
26 Y alzó su mano para ellos; para
postrarlos en el desierto,
27 Y para postrar su simiente entre las
naciones ; y esparcirlos por las tierras.
28 Y allegáronse á Babal-pehor; y co-
mieron los sacrificios de los muertos.
29 Y ensañáronte con sus obras ; y au-
mentó en ellos la mortandad.
30 Y púsose Phinees, y juzgó; y la mor-
tandad cesó.
31 Y fuéle contado á justicia de gene-
ración á generación para siempre.
32 Y ensañáronte á las aguas de Meri-
ba ; y hizo mal á Moyses por causa de
ellos.
83 Porque hicieron rebelar á su espíri-
tu, y habló Inconsideradamente con sus
labios. .
84 No destruyeron los pueblos, que Je-
hova les cüjo :
85 Antes se envolvieron con los Gen-
tiles ; y aprendieron sus obras:
36 Y sirvieron á sus ídolos : los cuales
les fueron por" ruina.
37 Y sacrificaron sus hijos y sus lujas
á los demonios.
38 Y derramaron la sangre inocente : la
sangre de sus lujos y de sus hijas, que
sacrificaron á los ídolos de Chanaan ; y
la tierra fué contaminada con sangres.
89 Y contamináronse con sus obras, y
fornicaron con sus hechos.
40 Y encendióse el furor de Jehova so-
bre su pueblo ; y abominó su heredad.
41 Y entrególos en poder de los Gen-
tiles ; y enseñoreáronse de ellos los que
les aborrecían.
42 Y sus enemigos les oprimieron, y
fueron quebrantados debajo de su mano.
43 Muchas veces los escapó, y ellos se
543
SAM0K?S.
rebelaron á su, consejo ; y fueron humi-
llados por su maldad.
44 Mas el pairaba, cuando estaban en
angustia, oyendo su clamor.
45 Y acordábase de su concierto con
ellos, yiir^rejpeñggse conforme á la mu-
cbedxim,bre de sus miseraciones.
40 Y hacia que tubiesen de ellos mise-
ricordia todos los que los tenían cautivos.
47' Sálvanos Jehova Dios nuestro, y jún-
tanos de entre las naciones, para que loe-
mos tu santo nombre, para que nos glo-
riemos de tus alabanzas.
48 Bendito Jehova Dios de Israel desde
el siglo y hasta el siglo ; y diga todo el
pueblo: Amen, Halelu-iAn.
8ALMO CVIT.
Es el mismo propósito que el del taimo precedente :
mas ¡as pruebas son generales, H saber, por las obras
de su benigna providencia, con que suele remediar
diversas suertes de oj/Ugidos, que por ninguna remen
humana podían ya esperar remedio.
ALABAD á Jehova, porque es bueno;
Xjl porque para siempre es su miseri-
cordia.
2 Díganlo los redimidos de Jehova, los
que ha redimido de poder del enemigo,
3 T los ha congregado de las tierras, del
oriente y del occidente, del aquilón y de
lámar.
4 1T Anduvieron perdidos por el desier-
to, por la soledad sin camino : no hallan-
do ciudad do población.
5 Hambrientos, y sedientos : su alma
desfallecía en ellos.
0 Y clamaron á Jehova en su angustia ;
y escapólos de sus aflicciones.
7 Y encaminólos en camino derecho;
para que viniesen á ciudad de pobla-
ción.
8 Alaben pues eüos la misericordia de
Jehova, y sus maravillas con los hijos de
los hombres.
9 Porque hartó al alma menesterosa; y
al alma hambrienta hinchió de bien.
10 % Los que moraban en tinieblas, y
sombra de muerte, aprisionados en aflic-
ción, y en hierros ;
11 Por cuanto fueron rebeldes á las pa-
labras do Jehova ; y aborrecieron el con-
sejo del Altísimo :
12 Y él quebrantó con trabajo sos cora-
zones : cayeron, y no hvbo quien les ayu-
dase:
13 Y clamaron á Jehova en su angustia:
escapólos de sus aflicciones.
14 Sacólos de las tinieblas, y de la som-
bra de muerte; y rompió sus prisiones.
15 Alaben pues eUos la misericordia de
544
Jehova, y sus maravijjaa con los hjjos de
los hombres.
16. Porque quebrantó las puertas de ace-
ro ; y desmenuzó los cerrojos do hierra
17 % Insensatos, á causa del camino de
su rebelión ; y á causa de sus maldades
fueron afligidos.
18 Su alma abominó toda vianda; y lle-
garon hasta las puertas de la muerte.
19 Y clamaron á Jehova en su angus-
tia; y salvólos de sus aflicciones.
20 Envió su palabra, y curólos ; y esca-
pólos de sus sepulturas.
21 Alaben pues eüos la misericordia de
Jehova; y sus maravillas con los hijos
do los hombres.
23 Y sacrifiquen sacrificios de alabanza;
y enarren sus obras con jubilación.
23 H Los que descendieron á la mar en
navios : y contratan en las muchas aguas;
24 Ellos han visto las obras de Jehova,
y sus maravillas en el mar profundo.
25 El dijo, y salió el viento de la tem-
pestad, que levanta sus ondas :
26 Suben á los ciclos, descienden á los
abismos: sus almas se derriten con el
mal.
27 Tiemblan, y titubean como borra-
chos ; y toda su ciencia cb perdida.
28 Y claman á Jehova en su angustia;
y escápalos de sus aflicciones!
29 Hace parar la tempestad en silencio ;
y callan sus ondas.
30 Y alegranse, porque so reposaron ; y
guíalos af puerto que quieren.
81 Alaben pues dios la misericordia de
Jehova, y sus maravillas con los hijos de
los hombres.
32 Y ensálcenle en congregación de
pueblo ; y en consistorio de ancianos le
loen.
33 1T Vuelve los ríos en desierto ; y los
manaderos de las aguas en sed :
34 La tierra fructífera en salados ; por
la maldad de los que la habitan.
¿5 Vuelve el desierto en estanques de
aguas, y la tierra seca en manaderos de
aguas : •
36 Y aposenta allí hambrientos ; y ade-
rezan allí ciudad de población :
37 Y siembran campos, y plantan viñas ;
y hacen fruto de renta:
88 Y bendícelos, y se multiplican en
gran manera: y no disminuye sus bes-
tias.
39 Y después son menoscabados, y aba-
tidos de tiranía, de males, y de congojas.
40 1f Él derrama menosprecio «óbrelos
acuo.predo.obr
SALMOS.
príncipes : y les tace andar errantea, va-
gabundo*, sin camino.
41 T levanta al pobre de la probeza; y
vuelve las familias como ovejas.
42 Vean loa rectos, y alégrense; y toda
maldad cierre su boca,
48 ¿Quién es sabio, y guardará estas
cosas; y entenderá las misericordias de
Jehova?
8ALMO CVm.
JtíaUd Di- por I* erandeea de m mi*eri*mrdÍM* *dt
eeeerdad. II. Pídete am Ubre d m p—klo de mu
enemigo* por la verdad de tmpromeea*.
5 Canción desalmo, DoDarkL
MI corazón está aparejado, 6! Dios,
cantaré y diré salmos, también mi
alma.
2 Despiértate salterio y arpa: yo des-
pertaré al alba,
3 Alabarte be en pueblos, ó! Jehova;
cantaré salmos 2 ti entre las naciooee.
4* Porque grande mas que los cielos et
tu misericordia, y basta los cielos tu ver-
dad.
5 Ensátate sobre los cielos, ót Dios:
sobre toda la tierra sea «tumbada tu gloria.
• Para que sean librados tus amados :
salva con tu diestra, y respóndeme.
7 Dios habló por su santuario : Yo me
alegraré: repartir! á Slehem, y mediré
el vaHe de Sochoth.
8 IGoa^Galaed, mió sard Maneases; y
Ephraim esrrf la fortaleza de mi cabeza:
Juda seré mi legislador;
9 Moab, la olla de mi lavatorio : sobre
Edom echaré mi zapato: sobre Pales-
thina me regocijaré.
10 i Quién rae guiará á la ciudad forta-
lecida? ¿quién me guiará hasta Idu-
meaf
11 Ciertamente tú, ó ! Dios t que nos ha-
blas desechado ; y no sallas ó t Dios, con
nuestros ejércitos.
12 Danos socorro en la angustia; por-
que mentirosa es la Salud del hombre.
13 En Dios haremos ejército ; y él re-
hollará á nuestros enemigos.
SALMO CIX.
David eahonniado, in.ñmnaéo, y ptrtguido dé muerte
por mu enemigo* te tmelee d Dios, y coa afecto vehe-
mente le pide *er de él defendida, eamtgomdod mu
enemigo* con km rmdee caetígp*. E* profecía de la
rigmreea irada Dio^qneeeldaparejada para todo*
lo* calumniadores de *u iglesia, ad en general, como
en particular de eada mo d* le* piado*».
TAI ▼•faoedor: Balmo ds Darid.
DIOS de mi alabanza ( no calles :
2 Porque boca de implo, y boca de
engañador se han abierto sobre mi : han
hablado de mi con lengua mentirosa.
Span. 35
K)
8 T con palabras de odio me rodearon ;
y pelearon contra mi sin causa.
4 En pago ele mi amor me han sido ad-
versarios ; y yo, hacia oración.
6 Y pusieron contra mí mal por Men;
y odio por mi amor.
6 Pon sobre él al Implo, y Satanás esté
á sn diestra.
7 Cuando mere juzgado, salga por im-
plo, y su oración sea para pecada
8 Sean sus días pocos * tome otro su
oficio.
9 Sean sus htfos huérfanos; y su muger
viuda.
10 Y anden sus hijos vagabundos, y
mendiguen ; y procuren de sus desier-
tos.
11 Enrede et acreedor todo lo que tiene ;
y extraños saqueen su trábalo.
12 No tenga quien le haga misericor-
dia; ni haya quien tenga compasión de
sus huérfanos.
13 Su posteridad sea talada: en segun-
da generación sea raido su nombre.
14 Venga en memoria cerca de Jehova
la maldad de sus padres; y el pecado de
su madre no sea raída
15 Estén delante de Jehova siempre ; y
él corte de la tierra su memoria,
16 Por cnanto no se acordó de hacer
misericordia; y persiguió al varón afligí,
do, y menesteroso, y quebrantado de co-
razón, para matarle.
17 Y amó la maldición, y vínole; y no
quiso la bendición, y ella se alejó de éL
18 Y vistióse de maldición como de su
vestido ; y entró como agua en sus en-
tronas, y como aceite en sus huesos.
19 Séale como vestido con que se cubra;
y en lugar do cinto con que siempre se
ciña.
20 Este tea el salario, de parte de Jeho-
va, de los que me calumnian ; y los que
hablan mal contra mi alma.
21 Y tú, Jehova Señor, haz conmigo
por causa de tu nombre : escápame, por-
que tu misericordia at buena.
22 Porque yo $oy afligido y necesitado;'
y mi corazón está herido dentro de mi.
23 Como la sombra cuando declina me
voy; soy sacudido como langosta,
24 Mis rodillas están enftKqtleeidss á
causa del ayuno; y mi carne está Alta
de gordura.
25 Yo he sido á ellos oprobio: mirá-
banme, y meneaban su cabeza»
26 Ayúdame, Jehova Dios mió: sahu-
me conforme á tu misericordia;
545
SALMOS,
27 Y «tiendan que esta es tu mano;
gue tú, Jehova, ha» hecho 01(0.
2ft Maldigan ellos, y bendigas tú; le-,
yántense, mas sean avergonzados : y tn
sierro sea alegrado.
90 Sean vestidos de vergüenza los qne
me calumnian; y sean cubiertos como
de manto de sn confusión.
30 Yq alabaré á Jehova en gran manera
con mi boca; y en medio de machos le
loaré: ¿
81 Porque él se pondrá á la diestra del
pobre ; para librar sn alma de los qne
juzgan.
SALMO CX
David Umo de Espíritu Santo prqfttixa de Cristo ha-
ber de ser Dios y hombre cuanto d su persona y na-
turaleza. II. Rey y Sacerdote eterno cuanto d $u
ojudo» IILfr victoria y trimnfod* mundo.
Y8ata»o de David.
JEHOVA dtfoá mi Señor: Asiéntate á
mi diestra, entre tanto que pongo á
tus enemigos por estrado de tus pies.
2 % La vara de tu fortaleza enviará Je-
hova desde Sion : domina en medio de
tus enemigos.
8 Tu pueblo será voluntario en el dia
de tu ejército en hermosura de santida-
des : como el roció que ese de la matriz
del alba, asi te nacerán los tuyos,
4 Jutó Jehova, y no se arrepentirá : que
tu serás Sacerdote para siempre confor-
me al rito de Melchisedech.
5 1T El Scfior está á tu diestra : herirá á
los reyes en el dia de su furor. •
6 Juzgará en las naciones ; henchirá de
cuerpos muertos.: herirá la cabeza sobre
mucha tierra.
7 Del arroyo beberá en el camino ; por
lo cual ensalzará la cabeza.
SALMO CXL
Mabad Dio* por $u Justicia, misericordia, verdad, y
por id Umpiexa y firmeza de su ley,
t Hateta-iAB.
/(LAB ARÉ á Jehova con todo el cora-
-£*■ zon, en la compañía y congregación
de los rectos.
2 Grandes son las obras de Jehova: bus-
cadas de todos los que las quieren.
8 Honra y hermosura es su obra ; y su
justicia permanece para siempre.
4 Hizo memorables sus maravillas:
clemente y misericordioso «t Jehova.
5 Dio mantenimiento á los que le te-
men: para siempre se acordará de su
concierto.
6 La fortaleza de sus obras anunció á
bu pueblo : dándoles la heredad de los
Gentiles.
546
7 Las obras de sus manos son verdad y
juicio: fieles son todos sus mandamien-
tos;
8 Afirmados por siglo de siglo : hechos
en verdad y en rectitud.
. 9 Redención ha enviado á su pueblo;
ordenó para siempre su concierto : santo
y terrible es su nombre.
10 £1 principio de la sabiduría es el te-
mor de Jehova; entendimiento bueno
es á todos los que guardan sus manda-
mientos : su loor permanece para siem-
pre.
SALMO CXIL
Describe las felicidades del que de verdad teme d
Dios: y su o/Icio. II. El odio de los impíos contra
él, y su perdición,
YHatohi-t&H.
BIENAVENTURADO el varón que
teme á Jehova: en sus mandamien-
tos se deleita en gran manera:
2 Su simiente será valiente en la tierra:
la generación de los rectos será ben-
dita.
3 Hacienda y riquezas habrá em sn casa ;
y su justicia permanece para siempre.
4 Resplandeció en las tinieblas luz 4 los
rectos: clemente, y misaricordioso, j
justo.
5 El buen varón tiene misericordia, 7
presta : gobierna sus cosas con juicio.
6 Por lo cual para siempre no resbala-
rá: en memoria eterna será el justo :
7 De mala fama no tendrá temor: sm
corazón está aparejado, confiado en Je-
hova^
8 Asentado está su corazón, no temerá,
hasta qne vea en sus enemigos la ven-
gan**.
9 Esparce, da á los pobres, su justicia
permanece para siempre ; su cuerno será
ensalzado en gloria,
10 1 El impío verá, y airarse ha: sus
dientes crujirá, y carcomerse ha: el
deseo de los impíos perecerá.
SALMO crm.
Exhorta d la iglesia de los piadosos d «tobar «1 «mi*
bre de Jehova. I. Porgue es sublime. II. Jume pro-
videncia en la tierra. HL Levauém en honra d tos
mas bajos de la tierra, IV, Multiplica las Jam&as
estériles. Parece ser una abreviación del cantíos
de Anna, L Sanu \,
IHaMu-iAB.
ALABAD siervos de Jehova, alabad
. el nombre de Jehova.
2 Sea el nombre de Jehova bendito des-
de ahora y hasta siempre.
8 Desde el nacimiento del sol hasta
donde se pone, sea alabado el nombre de
Jehova.
SALMOS.
4 Alto «obre todas fes naekmee «• Je-
hova : ¿obre los cielos «t su glorio.
5 ¿Quién como Jehova nuestro Dios,
que ha enaltecido su habitación f
6 Que 96 abaja para ver en el cielo, y en
la tierra:
7 Que levanta del polvo al pobre; 7 al
menesteroso alza del estiércol:
8 Para hacerle sentar con los principes,
con los principes de su pueblo.
& Que hace habitar en lamilla á la es-
térfl, tomándola madre de hfyoa alegre.
líalelu-iAH.
SALMO CXIV.
Oamtm bnvmuMtt la Nbertad maravütoea del pueblo
de Inxml éeEoypto:wk» elección qmIMoe hito de
e% tomándote por pueblo owmo,
EN saliendo Israel de Egypto, la casa
de Jacob del pueblo bárbaro,
2 Juda fué por su santidad: Israel su
señorío.
8 La mar vio, y huyó: el Jordán se vol-
vió atrás.
4 Loa montes saltaron como carnero» ;
los collados, como lujos de ovejas.
5 ¿ Qoé tubiste mar, orne huíste.? ¿Jor-
dán qué te volviste atrás ?
6 ¿Los montes saltasteis como carne-
ros, y los collados «orno lujos de ovejas ?
7 A la presencia del Señor tiembla la
tierra, á la presencia del Dios de Jacob.
8 £1 onal tornó la peña en estanque de
aguas, y la roca en fuente de aguas.
SALMO CXV.
Pide eocorro para el pueblo pueeto en anguotia, por
la gloria de m nombre. II. Eace comparación por
cpoticlondeDioedlooJaundioeeedelooQentües.
W. Exhortad iodo el pueblo que confien en •%**
prometan de el en favor.
NO á nosotros, ó! Jehova, no á noso-
tros, mas á tu nombre da gloria;
por tu misericordia, por tu verdad.
2 Porque dirán los Gentiles, ¿Dónde
está ahora su Dios ?
3 Y nuestro Dios está en los cielos : to-
do lo que quiso, hizo.
4 Sus Ídolos éxm plata y oro : obra de
manos de hombres.
5 Tienen boca, mas no hablarán: tie-
nen ojos, mas no verán.
6 Tienen orejas, mas no oirán : tienen
narices, mas no olerán.
7 Tienen manos, mas no palparán : tie-
nen pies, mas no andarán ; no hablarán
eon su garganta.
8 Como ellos sean loa que los hacen:
cualquiera que confia en ellos.
9 01 Israel, confia en Jehova: él e$ su
ayudador, y su escudo.
10 Casa de Aaron, confiad en Jehova:
él 68 su ayudador, y su escudo.
11 Los que teméis á Jehova, confiad en
Jehova: él m sm ayudador, y su es-
cudo.
12 Jehova se acordó de nosotros : toen-
deeirá, bendecirá á la casa de Israel:
bendecirá á la casa de Aaron.
13 Bendecirá á los que temen á Jehova:
á chicos y á grandes.
14 Añadirá Jehova sobre vosotros : so-
bre vosotros y sobre vuestros htyos.
15 Benditos vosotros de Jehova, que
hizo los cielos y la tierra.
16 Los cielos, los cielos ton de Jehova :
y la tierra óüó á los hijos de los hombres.
17 No los muertos alabarán á Jehova,
ni todos los que descienden al silencio,
18 Mas nosotros bendeciremos, á Jeho-
va, desde ahora hasta siempre. Halelu-
LUL
SALMO CXVI.
E&torta el amor eon m ejemplo d mvocar d Dioe en
toda tribulación. IL A darle $aer¡/ícu> do •idbam-
ta, y de obediencia por la libertad.
AMÉ á Jehova, porque ha oido mi
. toz : mis ruegos.
2 Porque ha inclinado su oreja á mi ; y
en mis dias le llamaré,
3 Rodeáronme los dolores de la muer-
te, las angustias del sepulcro me halla-
ron : angustia y dolor habia hallado :
4 Y llamé el nombre de Jehova: Escapa
ahora mi alma, ó! Jehova.
5 Clemente et Jehova y justo, y miseri-
cordioso nuestro Dios.
6 Guarda á los sencillos Jehova: yo es-
taba debilitado y salvóme.
7 Vuelve, ó! alma mía, á tu reposo;
porque Jehova te ha hecho bien.
8 Porque has librado mi alma de la
muerte, mis ojos de las lágrimas, mis
pies del rempujón.
9 Andaré delante de Jehova en las tier-
ras de los vivos,
10 Creí, por tanto hablé : y fui afligido
en gran manera.
11 Y dijo en mi apresuramiento : Todo
hombre es mentiroso.
12 1T ¿Qué pagaré á Jehova por todos
sus beneficios sobre mi ?
13 El vaso de saludes tomaré ; y invo-
caré el nombre de Jehova.
14 Ahora pagaré mis votos á Jehova
delante de todo su puehlo.
15 Estimada es en los ojos de Jehova la
muerte de bus piadosos.
16 Asi a, ó! Jehova; porque yo $oy tu
SALMOS.
«ierro, ?ofPtfttt «tartos fatfa de tartera,
tú rompiste mi» prisiones.
U A tí sacrificaré sacrificio de alaban-
2»; j el nombre de Jehova invocaré. •
18 Ahora pagaré mis votos á Jehova
delante de todo «m puente ;
)9 £n loa patíos to la casa de Jehova;
en medio de tí* 61 Jorusalem. Halelu-
IAH,
SALMO cxvn.
Exhorta d lodo el mundo d alabar d Dio», por haber
extmmMd*p*r*><k> 4 su misericordia. Ksprqfccta
de te vocación de lo» Qeatkmx
ALABAD á Jehova todas las naciones:
- alabadle todos los pueblos.
% Por^ne ha engrandecido sobre noso-
tros sn misericordia, j la verdad de Je-
hova es para siempre. Haleta-UH.
8ALMO CXVm.
Exhortad alabar d Dios, que declara te grandeza d*
su misericordia y bondad en defender d loe suyos en
loe tiempos ya desesperados. 1T. Profetiza del me-
uoeprecio de Cristo: y de su exaltación por mano
de Dios d ser cabeza déla iglesia.
ALABAD á Jehova, porque es bueno ;
. porque para siempre es su miseri-
cordia.
2 Diga ahora Israel: Que -para siempre
es su misericordia.
8 Digan añórala casa de Aaron: Que
para siempre es su joúscricorcna,
4 Digan ahora los que temen á Jehova:
Que para siempre m sn misericordia.
5 Desde la angustia llamé á Jehova ; y
Jehova me respondió con anchara.
6 Jehova es por mi : no temeré lo que
me haga el hombre.
7 Jebova es por mi entre los que me
ayudan : por tanto jo veré vengamtm en
los que me aborrecen.
8 Mejor es esperar en Jehova, que es-
perar cu hombre.
9 Mejor es esperar en Jehova, que espe-
rar en principes.
10 Todas las gentes me cercaron: en
nombre de Jehova, que yo los talaré.
11 Cercáronme, y tornáronme á cercar:
en nombro de Jehova, que yo los talaré.
12 Cercáronme como abejas, fueron
apagados como fuego de espinos: en
nombre de Jehova, qne yo los talaré.
13 Rempujando me rempujaste para
que cayese : mas Jehova me ayudó.
14 MI fortaleza y mi canción es Jehova;
y él me ha sido por salud.
15 Voz de jubilación y de salud hmy en
las tiendas de los justos : la diestra de
Jehova hace valentías.
16 La diestra de Jehova sublime: la
diestra de Jehova hace valentías.
548
27 Nemoriré, mas viviré; y contaré tas*
obras de Jehova.
18 Castigando me castigó Jehova : mas
no me entregó a la muerte.
19 Abridme las puertas de la justicia:
entraré por ellas, alabaré á Jehova.
SO Esta puerta de Jehova, los justos est-
irarán por eüa,
91 Alabarte he; porque me oíste; yne
fuiste por salud.
88 t La piedra qué desecharon los cdhl-
cadores, ha sido por cebosa da esquina.
23 De parte de Jehova es esto, y es ma-
ravilla en nuestros ojos.
24 Este es el dia que hizo Jehova: go-
zarnos hemos y alegrarnos hemos en €L
25 Ruégote, 6! Jehova, salva ahora:
negóte, ól Jehova, haz ahora pros-
perar.
86 Bendito el qne viene en nombro ée
Jehova : os bendecimos desde la casa 4o
Jehova.
27 Dios es Jehova, que nos ha. resplan-
decido: atad victimas con cnerdas áloe
cuernos del altar.
86 Dios inlo ero tú* y á ti alabaré: Dios
mió, á ti ensalzaré.
89 Alabad á Jehova, porque «• bueno-;
porque para siempre m su missrioordia,
salmo cxnc.
Contiene eetesáhno las «tatemar <fe la ley de Dios y da
su palabra: el estudio de la-cual encomienda tmeam-
cidament* d todo* loe que desean ser piadosas, mea
trando la» utilidades inestimables de lábldvria, justi-
cia, amistad de Dios, defensa de Dios en todapersé-
euakm: socorro y f acor suyo en toda necesidad ,yem
suma, te bienaventuranza que tendrd en etta el que
de eUafisere estudioso. Dama d la Iry de Dios, car-
«sino, palabra do Dios, juicio*, Justicia, testimonios,
mandamiento*, estatutos, ordenanzas de Dios: y po-
cos, ó ningún verso hay donde no haya alguna de es-
tas palabras. Toca, por a contrario, algunas veces
la in/gUetaad, y te ira d e Dice en que viten, los que
no siguen este divino estudio.
Contiene el salmo 92. Octonarios según el número de
las letras del Alfabeto Hebraico por el ¿rden d^ las
cuales está compuesto dando d cada letra ocho vor~
ALEPH.
BIENAVENTURADOS los perfectos
de camino : los que andan en la ley
de Jehova.
2 Bienaventurados los que guardan sus
testimonios ; y con todo el coraron le
buscan.
3 ítem, los qne no hacen Iniquidad, an-
dan en sus caminos.
4 Tú encargaste tus mandamlenios, qne
sean muy guardados.
5 ¡ Ojajá fuesen ordenados mis caminos
á guardar tus estatutos !
6 Entonces no seria yo avergonzado,
SALMO*.
entufo mirase en todos tos mssjdsfnlcm-
too.
7 alabarte he con rectitud do eorason,
cuaudü spMÜIoiu los Jaldos de tu Jus-
ticia,
8 Tus estatutos gmrú*ré: mo me dejes
enteramente.
BITIL
• ¿Con qué Ampiará el moco su cami-
no? casado guardare tu palabra.
10 Con todo mi eorason te he bascado:
no me dejes enar de tus maadamten-
ios.
11 En mi corazón be guardado tus di-
osos, pera no pecar contra ti.
13 Bendito tú, 61 Jehova, enséname
tos estatutos.
13 Con mis labios he contado todos los
Juicios de tu boca.
Id En et camino do tus testimonios me
he rsgeofyedo, como sobre toda riquesa.
15 En tus mandamientos meditaré; y
consideraré tus caminos.
16 En tus estatutos me recrearé : no
nre olvidaré de tus palabras.
0IMBL.
17 Has «sfo bien á tu sierro ; que viva, y
guarde tu palabra.
18 Destapa mis ojos ; y miraré las ma-
ravifias de tu ley.
19 Advenedlao soy yo en la tierra: no
encubras de mi tus mandamientos.
20 Quebrantada está mi alma de desear
tus Juicios todo el tiempov
91 Destruíste á los soberbios malditos,
qoe yerran de tus mandamientos.
28 Aparta de mi oprobio y menospre-
cio; porque tus testimonios he guar-
dado.
28 Príncipes también se asentaron, y
hablaron contra mi : meditando tu sierro
en tus estatutos.
84 También tus testimonios son mis
delicias : los Tarónos de mi consejo.
DAL1TH.
85 Apegóse con el polvo mi alma: vi*i-
fieasne según tu palabra.
80 Mis caminos U conté, y respondis-
teme: enséname tus estatutos.
87 El camino de tus mandamientos
hásme entender; y meditaré en tus ma-
ravillas.
88 MI alma se destila de ansia : confír-
mame según tu palabra.
80 Camino de mentira aparta de mi ; y
de tu ley hásme misericordia. -
^80 El camino de la verdad escogí : tus
' ílos he puesto détonU de mi
Juicio
81 Anegádome he átns testimonios, 61
Jehova, no me avergüences.
88 Por el camino de tus mandamientos
correré: cuando ensanchares mi eomson.
la
38 Enséñame, 6! Jehova, el camino de
ts» estatutos; y guardarte he hasta tito.
84 Dame entendimiento, y guardase tu
ley; y guardarla he de todo eoraaon.
85 Guíame por la senda de tus manda-
mientos; porque en eüa tengo sal ver-
dad.
86 Indina mi corazón á tus testimo-
nios; y no á avaricia.
87 Aparta mis ojos, que no vean la va-
nidad : avívame en tu camino.
88 Confirma ta palabra á tu siervo, que
téteme.
80 Quita de mí el oprobio que he temj-
do; porque buenos son tus Juicios. ♦
40 He aqui yo he codiciado tus man-
damientos: en tu Justicia avívame.
VAXT.
41 T véngame tu misericordia, oí Je*
nova : tu salud, conforme á tu dicha
42 Y daré por respuesta á mi avergon-
zador, que en tu palabra he confiado.
48 Y no quites de mi boca palabra de
verdad en ningún tiempo ; porque á tu
Juicio esjffro.
44 Y guardaré tu ley siempre, por siglo
y sigla
45 Y andaré en anchura, porque busqué
tus mandamientos.
46 Y hablaré de tus testimonios delante
de los reyes ; y no me avergonsaré.
47 Y deleitarme he en tus mandamien-
tos, que ama
48 Y alzaré mis manos á tus manda-
mientos, que amé; y meditaré en tus es-
tatutos.
saín.
40 Acuérdate de la palabra dada á tu
siervo: en la cual me has hecho esperar.
60 Esta es mi consolación en mi aflic-
ción ; porque tu dicho me vivificó.
51 Los soberbios se burlaron mucho de
mi : de tu ley no me he apartada
58 Acordóme, ó ! Jehova, de tus Juicios
antiguos ; y me consolé.
68 Temblor me tomó á causa de los isa-
píos, que dejan tu ley.
54 Canciones me son tus estatutos en
la casa do mis peregrinaciones.
65 Acordéme en la noche te tu nombre,
ó ! Jehova, y guardé tu ley.
66 Esto tuve, porque guardaba tus man*
damientos. c
649
SALMOS.
ttttTfi.
57 Mi porción, ó! Jehova, dije, será
guardar tos palabras
58 En tu presencia supliqué de todo
corazón : ten misericordia do mí según
tu dicha
00 Consideré mis caminos, y torné mis
pies á tus testimonios.
60 Apresúreme, y no me detuve, á guar-
dar tus mandamientos.
61 Compañías de impíos me han bs-
queado: mas no me he olvidado de tu
ley.
66 A media noche me levantará á ala-
barte sobre los Juicios de tu justicia.
68 Compañero soy yo á todos los que te
temieren; y guardaren tus mandamien-
tos.
64 De tu misericordia, 6 ! Jehova, está
llena la tierra: tus estatutos enséname.
TETH.
65 Bien has hecho con tu siervo, ó ! Je-
hova, conforme á tu palabra.
* 66 Bondad de sentido, y sabiduría en-
séñame ; porque á tus mandamientos he
creída
67 Antes que fuera humillado, yo erra-
ba: mas ahora tu palabra guardo.
68 Bueno eres tú, y. bienhechor: ensé-
ñame tus estatutos. •
69 Compusieron sobre mi mentira los
soberbios : mas yo de todo corazón guar-
daré tus mandamientos.
70 Engrosóse bu corazón como sebo:
mas yo en tu ley me he deleitado.
71 Bueno me es haber sido humillado,
para que aprenda tus estatutos.
T3 Mejor me es la ley de tu boca, que
millares de oro y de plata,
jron.
78 Tus manos me hicieron, y me com-
pusieron : hazme entender, y aprenderé
tus mandamientos.
74 Los que te temen, me verán, y se
alegrarán; porque á tu palabra he es-
perado.
75 Conozco, 6! Jehova, que tus juicios
son justicia, y que con verdad me afli-
giste.
76 Sea ahora tu misericordia para con-
solarme, conforme á lo que has dicho á
tu siervo.
77 Vénganme tus misericordias, y viva;
porque tu ley es mis delicias.
78 Sean avergonzados los soberbios,
porque sin causa me han calumniado:
yo empero meditaré en tus mandamien-
tos.
650
79 Tórnense á mi los que te temen, y
saben tus testimonios.
80 Sea mi corazón perfecto en tus esta-
tutos ; porque no sea avergonzado.
CAPE
81 Desfalleció de asteo mi alma por tu
salud, esperando á tu palabra.
88 Desfallecieron mis ojos por tu dicho,
diciendo : ¿ Cuándo me consolarás?
88 Porque estoy como el odre al humo:
mas no he olvidado tus estatutos.
84 ¿Cuántos son los <Uas de tu siervo?
¿ cuándo harás juicio contra los que me
persiguen ?
85 Los soberbios me han cavado hoyos :
mas no según tu ley.
86 Todos tus mandamientos son verdad,
sin causa me persiguen, ayúdame.
87 Casi me han consumido por tierra :
mas yo no he dejado tus mandamientos.
68 Conforme á tu misericordia vivifí-
came ; y guardaré los testimonios de tu
boca.
LA1CBH.
89 Para siempre, ó ! Jehova, permanete
tu palabra en los cielos.
90 Por generación y generación es tu
verdad: tú afirmaste la tierra, y perse-
vera.
91 Por tu ordenación perseveran hasta
hoy; porque todas ellas son tus siervos.
93 81 tu ley no hubiese sido mis delicias,
ya hubiera perecido en mi aflicción.
98 Nunca jamas me olvidaré de tus
mandamientos ; porque con ellos me has
vivificada
94 Tuyo soy yo, guárdame ; porque tus
mandamientos he buscado.
95 Los impíos me han aguardado para
destruirme: mas yo entenderé en tus
testimonios.
96 A toda perfección he visto fin : an-
cho es tu mandamiento en gran manera.
MBM.
97 ¡Cuánto he amado tu ley! todo el
dia ella es mi meditación.
98 Mas que mis enemigos me has he-
cho sabio con tus mandamientos; por-
que me son eternos.
99. Mas que todos mis ensoñadores he
entendido ; porque tus testimonios han
sido mi meditación. *
100 Mas que los viejos he entendido ;
porque he guardado tus mandamientos.
101 De todo mal camino detuve mis
pies, para guardar tu palabra.
102 De tus juicios no me aparté; por*
que tu me enseñaste.
SALMOS.
106 jOuán dulces boa sido 4 mi pala-
dar tus palabras ! mas que la miel é mi
104 De tus mandamientos, be aquirido
entendimiento; por tanto be aborrecido
todo camino de mentira.
wu».
105 Lámpara es á mis pies tu palabra, 7
lumbre á mi camino.
106 Jaré, y afirmé, de guardar los jui-
cios de tu justicia.
107 Afligido estoy en gran manera, ó !
Jebova; vivifícame conforme á tu pala-
bra.
*10S Los mcr\fielo9 voluntarios de mi
boca, ruégote, 6! Jebova, que te sean
agradables ; y enséñame tus juicios.
109 Mi alma está en mi palma de conti-
nuo: mas de tu ley no me be olvidado.
U0 Los impíos me pusieron lazo : em-
pero yo no me desvié de tus mandamien-
tos.
111 Por heredad be tomado tus testi-
monios para siempre ; porque son el go-
zo de mi corazón.
112 MI corazón incliné á hacer tus es-
tatutos de continuo basta el fin.
saitboh.
113 Las cautelas aborrezco, y tu ley be
114 Mi escondedero 7 mi escudo eres tú,
á tu palabra he esperado.
115 Apartaos de mi los malignos, 7
^guardaré los mandamientos de mi Dios.
116 Susténtame conforme á tu palabra,
y viviré, 7 no me avergüenccs de mi es-
peranza.
117 Soaténme, y Beró salvo ; 7 deleitar-
me be en tus estatutos siempre.
118 Tú atrepellaste a todos los que yer-
ran de tus estatutos ; porque mentira es
su engaño.
119 Oomo esoorias hiciste deshacer á to-
dos los impíos de la tierra : por tanto yo
be amado tus testimonios.
120 Mi carne se ha erizado de temor de
tí ; 7 de tus juicios be tenido miedo.
▲ IX.
121 Juicio 7 justicia be hecho : no me
dejes 4 mis opresores.
122 Besponde por tu siervo para bien :
no me hagan violencia los soberbios.
128 Mis ojos desfallecieron por tu sa-
lud, 7 por el dicho de tu justicia.
124 Haz con tu siervo según tu miseri-
cordia; 7 enséname tus estatutos.
125 Tu siervo soy 70; dame entendi-
miento, para que sepe/tus testimonios.
128 Tiempo es de hacer, 6! Jebova: di-
sipado han tu le7.
127 Por tanto yo be amado tus manda-
mientos mas que el oro, jr mas que d
oro mu7 puro.
128 Por tanto todos los mandamientos
de todas las cosas estimé reotos: todo
camino de mentira aborrecí
PB.
129 Maravillosos son tus testimonios;
por tanto los ha guardado mi alma.
180 El principio de tus palabras alum-
bra: hace entender á los simples.
181 Mi boca abrí 7 suspiré; porque de-
seaba tus mandamientos.
182 Mira á mi, 7 ten misericordia de
mi: como acostumbras con los que
aman tu nombre.
188 Ordena mis pasos con tu palabra;
7 ninguna iniquidad se enseñoree de mi.
184 Redímeme de la violencia de los
hombres; 7 guardaré tus mandamientos.
185 Haz que tu rostro resplandezca so-
bre tu siervo ; 7 enséname tus estatutos.
188 Ríos de aguas descendieron de mis
ojos ; porque no guardaban tu ley.
ZADB.
187 Justo eres tú, 6! Jebova, 7 rectos
tus juicios. •
138 Encargaste la justicia, es á saber ^
tus testimonios, 7 tu verdad.
189 Mi zelo me ha consumido ; porque
mis enemigos se olvidaron de tus pala-
bras.
140 Afinada es tu palabra en gran ma-
nera; y tu siervo la ama.
141 Pequeño soy 70 7 desechado : mas
no me he olvidado de tus mandamientos.
142 Tu justicia es justicia eterna; 7 tu
IC7 verdad. .
143 Aflicción 7 angustia me hallaron:
mas tus mandamientos fueron mis deli-
cias.
144 Justicia eterna son tus testimonios :
dame entendimiento, 7 viviré.
COPE
145 Clamé con todo mi corazón: res-
póndeme Jebova, 7 guardaré tus estatu-
tos.
146 Clamé á ti; sálvame, 7 guardaré tus
testimonios.
147 Previne al alba y clamé, esperé tu
palabra.
148 Previnieron mis ojos las veladas,
para meditar en tus palabras.
149 Oye mi voz conforme á tu miseri-
cordia. 6! Jebova: vivifícame conforme
á tu juicio. D
661
SALMOS.
150 Acercáronlo los que vu persiguen
á la maldad : alejáronse de tu ley.
151 Cercano estás tú, Jehova, y todos
tus mandamientos son verdad.
153 Ta ha mucho que he entendido de
tas mandamientos, que para siempre los
Amelaste,
xis.
158 Mira mi aflicción, y escápame ; por-
que de tu ley no me he olvidado.
154 Pleitea mi pleito, y redímeme : vivi-
fícame con tu palabra.
155 Lejos está de los impíos la salud;
porque no buscan tus estatutos.
156 Muchas son tus misericordias, ó!
Jehova: vivifícame conforme á tus jui-
cios.
157 Muchos so» mis persiguidores y
mis enemigos; mas de tus testimonios
mo me he apartado.
153 Vela á los prevaricadores, y carco-
míame ; porque no guardaban tus pala-
bras.
150 Mira, ó! Jehova, que amo tus man-
damientos: vivifícame conforme á tu
misericordia.
160 El principio de tu palabra es ver-
dad ; y eterno todo juicio de tu justicia.
sin, .
161 Príncipes me han perseguido sin
causa : mas de tus palabras tuvo miedo
mi corazón.
163 Regocijóme yo sobre tu palabra,
como el que halla muchos despojos.
163 La mentira aborrezco, y abomino ;
tu ley amo.
164 Siete veces al día te. alabo sobre los
Juicios de tu justicia.
165 Mucha paz. tienen los que aman tu
ley ; 'y no hay para ellos tropezón.
166 Tu salud he esperado, ó! Jehova; y
tus mandamientos he practicado»
167 Mi alma ha guardado tus testimo-
nios ; y en gran manera los he amado.
168 Guardado he tus mandamientos, y
tus testimonios; porque todos mis ca-
minos están delante de ti.
^ THiü.
169 Acerqúese mi clamor delante de ti,
ó l Jehova : dame entendimiento confor-
me á tu palabra.
170 Venga mi oración delante de ti : es-
cápame conforme á tu dicho.
171 Mis labios rebosarán alabanza, cuan-
do me ensenares tus estatutos.
. 173 Hablará mi lengua tus palabras;
porque todos tus mandamiento son jus-
ticia.
178 Sea tu mano en mi socorro ; por-
que tus mandamientos he escogido.
174 Deseado he tu salud, ó ! Jehova ; j
tu ley es mis delicias.
175 Viva mi alma, y alábete; y tus jui-
cios me ayuden.
176 To me perdí, como oveja que so
pierde: busca á tu siervo, porque no me
he olvidado <le tus mandamientos.
SALMO CXI.
Invoca á Dio» contra loe calminmm y titlmrém de sm
t Canción de las gradas.
A JEHOVA llamé estando en angus-
tia ; y él me respondió. »
3 Jehova, escapa mi alma del labio
mentiroso: do la lengua engañoso. <
8 ¿Qué te dará á tí, ó qué te añadirá la
lengua engañosa?
4 Es como saetas de valiente agudas con
brasas de enebros.
5 ¡Ay de mí que peregrino en Me-
sech : habito con las tiendas de Eedar í
6 Mucho se detiene mi alma con los
que aborrecen la paz.
7 Yo soy pacífico; y cuando .hablo,
ellos guerrean.
SALMO CXXL
Jehové m he emordm eoUcita de loomm**: *m0emmt
5 Canción de laa gradas
ALZARÉ mis ojos á los montes de
- donde vendrá mi socorro.
3 Mi socorro es de parte de Jehova;
que hizo los cielos y la tierra.
8 No dará tu pié al resvaladero : ni se
dormirá el que te guarda.
4 He aquí, no se adormecerá, ni dormi-
rá el que guarda á Israel.
5 Jehova será tu guardador: Jehova
será tu sombra sobre tu mano derecha.
6 De día el sol no te fatigará, ni la luna
de noche.
7 Jehova te guardará de todo mal; él
guardará á tu alma.
8 Jehova guardará tu salida, y tu entra-
da, desde ahora y hasta siempre.
SALMO CXXII.
peramma de volver d Jermaiem: por «19a prosperi-
dad exhorta d orar. Be Jipara del a/teto de Im
jwnhmi, ove por la amotdacioa de* evaaateío on~
tranemht loteóla del Señor. * «t mrommoato del
eahtto 42 y 84.
5 Canción de las gradaa DoDarld.
YO me alegré con los que me decían:
A la casa de Jehova iremos.
2 Nuestros pies estuvieron en tus puer-
tas, ó l JeruaaUsu
SALMOS.
S Jerontam, 1a que fie edificada cono
«na ciudad que eitd muda consigo á una.
4 Porque alia subieron las tribus, las
tribus de Jehova, el testimonio á Israel,
paro alabar el nombro de Jehova.
5 Porque allá están las sillas del Juicio :
las sillas de la casa de David.
6 Demandad la paz de Jernealem? sean
pacificados los que te aman,
7 Haya pai en tu antemuro, descanso
en tus paladea.
8 A causa de mis hermanos y mis com-
pañeros hablaré ahora paz de ti.
9 A causa do la casa de Jehoya nuestro
Dios buscaré bien para tí.
salmo cxxra.
Trotetta ti pueblo d* Dio», ove en ét tolo tUne pauta
tu eeperanta en toda» tu* aJKccionet; y ora por el
TCsnofc» do las gradas.
A Ti alcé mis ojos, el que habitas en
los cielos.
2 Heuqni, como los ojos de los siervos
mirón á la mano de sus señores : como
. los ojos de la sierra á la mano de su se-
ñora, asi nuestros ojos miran á Jehora
nuestro Dios : hasta que haya misericor-
dia de nosotros.
8 Ten misericordia de nosotros: ó ! Je-
hora, ten misericordia de nosotros; por-
que estamos muy hartos de menospre-
cio.'
4 Muy harta está nuestra alma del es-
carnio de los sosegados : del menospro»
cío de los soberbios.
49ALMO CXXTV.
Trotetta el pueblo de Dio*, que por tolo favor tuyo e*
Ubre de fe rabia de nt$ enemigue.
1 Canalón de las gradas. DsDsjtM.
ANO .haber estado Jehora por noso-
tros, digafe ahora Israel :
9 A no haber estado Jehova por noso-
tros, cuando se levantaron contra noso-
tros los hombres;
8 YItos nos tragaran entonces: cuando
«e encendió su furor en nosotros:
4 Entonces las aguas inundaran sobre
nosotros : el arroyo pasara sobre nuestra,
alma.
5 Entonces pasaran sobre nuestra alma
las aguas soberbias.
€ Bendito Jehora que no nos dio por
presa á sus dientes.
7 Nuestra alma, como are, escapó del
laso de los easadores : el laso se quebró,
y nosotros escapamos,
8 Nuestro socorro JW en el nombre de
Jehora, que alio el dele* y la tierra»
SALMO CXXV.
Dio* cenjbrma y fortalece 4 la* tuyo* contra teda men-
tación, porque no man vencido» de la taaheia. Tí.
El que peí teverare, terd prosperado. Slquetedeja-
re vencer, tere contado, y payad o entre lee malee.
t Candan ée tu gradas,
LOS que confian en Jehora, txm «orno
el monte de Slon, qu$ no deslizará :
para siempre estará.
2 Jerusalem, montes al rededor de ella,
y Jehora al rededor de su pueblo, desde
ahora y para siempre.
8 Porque no reposará la rara de la Im-
piedad sobre la suerte de les justos;
porque no extiendan los justos sus ana-
nos á la injquidud.
4 1T Has bien, ó! Jehora, á los buenos,
y á los rectos en sus corazones.
5 y. á los que se apartan tras sus per-
versidades, Jehora les llorará eon loa
que obran iniquidad; y paz mrá sobse
IsraeL
SALMO CXXVL
Detcribe la aleyria del pueblo de Dio* volviendo de la
cautividad de Babyúmia. XT. Ora por la libertad,
déla cual lueoe kem cfara prometa. Todottjtym-
ra&laigletiaCritnoma.
Y Canción de las gradas,
CUANDO Jehora hiciere tomar loa
cautlros de Slon, seremos como los
que sueñan. *
2 Entonces nuestra boca se henchirá
de risa, y nuestra lengua de alabanza:
entonces dirán entre los Gentiles: Gran-
des cosas ha hecho Jehora coU estos.
8 Grandes cosas ha hecho Jehora con
nosotros: seremos alegres*
4 Has volver, ó! Jehora, nuestros can-
tiros, como los arroyos en el austro.
5 Los que sembraron eon lágrimas, con
regoc^os segarán.
6 Irá yendo y llorando el que llena la
preciosa simiente: mas riñiendo, vendrá
con regocijo trayendo sus germen.
SALMO CXXVII.
Joda n humana dwyencia {en teda tuerte de ueye—
eio*. pero parttemiai mente en lamvpayaemnycon-
tervacion de la ioUtia) te perdida, donde Dio* no
pone la mano. JT. La multiplicación de la familia
ee tinyular don de Dio*.
? Cuadrada]** gradas: para Salomón.
I Jehora no edificare la casa, en vano
trabajan los que la eiMtean: Si Je-
hora no guardare la ciudad, en rano reía
la guarda,
2 Por demás os «s el madrugar á levan-
taros, el veniros tarde á reposar, el comer
pan de dolores : asi dará á su amado el
suefio.
8 U He aqut, heredad de Jehova mu los
htyos: cosa de estima el fruto de vientre.
«8
S1
SALMOS.
4 Como saetas en nano del valiente,
asi «m los h{jos de las juventudes,
6 Bienaventurado el varón que hinchió
su aljaba, de ellos : no será avergonzado,
cuando hablare con los enemigos en la
puerta»
SALMO CXXVHL
Describe la felicidad dé lo» que en temor de Dio»»»
sustentan de tus trabajo» en el estado del matrimo-
nio. Parece que tiene eete tolmo alguna eontinua-
1 Cenck» de les giadas.
BIENAVENTURADO todo aquel que
teme á Jehova, que anda en sus ca-
minos.
2 Cuando comieres el trabajo de tus
manos, bienaventurado tú, y bien habrás.
8 Tú mnger mrá como la parra, que lle-
va fruto á los lados de tu casa: tus htfos,
como plantas de olivas, al rededor de tu
4 He aquí que asi será bendito el varón,
que teme á Jehova.
6 Bendígate Jehova desde Sion; y veas
el bien de Jerusalem todos los dias de
tu vida.
6 Y veas á los lujos de tus lujos, la paz
sobre-Israel.
SALMO CXXIX.
Protema el pueblo de Dio» que con tolo el favor de
Dio» ka vencido d sus enemigo», d lo» euale» denun-
cia tierna infelicidad.
* Canción de les greda*.
*l|"UCHO me han angustiado desde mi
i-TX juventud, dígalo «hora Israel ;
2 Mucho me han angustiado desde mi
juventud: mas no prevalecieron contra
mi.
8 Sobre mis espaldas araron gañanes :
hicieron luengos surcos :
4 iMaa Jehova justo, cortó las coyundas
de los impíos.
5 Serán avergonzados, y vueltos atrás,
todos los que aborrecen á Sion.
0 Serán como la yerba de los tejados :
que antes que salga, se seca;
7 De la cual no hinchió su mano sega-
dor; ni su brazo el que hace gavillas.
8 NI dieron los que pasaron: Bendición
de Jehova tea sobre vosotros : os bende-
cimos en nombre de Jehova.
SALMO CXXX.
Oración de un duém» piadoso tocado de verdadero ten-
twvlentodemp»coMÜ>tydelamimrirordiad»Dio».
* Csndoo do les gredas.
DE los profundos te llamo, ó! Je-
hova.
2 Señor, oye mi voz. Sean tus orejas
atentas á la voz de mi oración.
664
8 Jshota, si mirares á los pecados, Se-
ñor ¿ quién persistirá?
4 Por lo cual hay perdón acerca de tí :
para que seas temido.
5 Yo esperé á Jehova, mi alma esperó :
á su palabra he esperado.
6 Mi alma aperó á Jehova, mas que las
guardas esperan, ala mañana: las guardas
á la TTIftfiftpiL,
7 Espere Israel á Jehova, porque con
Jehova ettá la misericordia ; y abundante
redención cerca de é*L
8 Y él redimirá á Israel de todos sus
pecados.
SALMO CXXXI.
Purifícate David de la ambición del reino contra la»
calumnias de Saúl w dt lo» suya». M» ejemplo de te
perpetua humildad con que el piadoeo ha de con-
verear en el mundo.
V Oendon de les gradee. De David.
JEHOVA, no se ensoberbeció mi co-
razón, ni mis ojos se enaltecieron:
ni anduve en grandezas, ni en cosas ma-
ravillosas mas de lo que me pertenecía.
2 Si no puse, y hice callar mi alma, ees
yo como el destetado de su madre, como
el destetado, de mi vida.
8 Espera, ó! Israel, á Jehova desde
ahora y hasta siempre.
salmo cxxxn.
Ora el pueblo de Dio» por la restauración de tu reino
con/brme d la» prometa» hecha» d David. Todo
t» ha de referir al reino de Cristo.
Y Punción de les gradea.
ACUÉRDATE, ól Jehova, de David,
-£jL de toda su aflicción :
2 Que juró á Jehova, prometió al Fuerte
de Jacob :
8 No entraré en la morada de mi casa:
no subiré sobre el lecho de mi estrado :
4 No daré sueño á mis ojos, ni á mis
párpados adormecimiento,
6 Hasta que halle lugar para Jehova,
moradas para el Fuerte de Jacob.
6 He aquí, en Ephratha oímos de ella:
hallárnosla en los campos del bosque.
7 Entraremos en sus tiendas : encor-
varnos hemos al estrado de sus pies.
8 Levántate, ó! Jehova, á tu reposo,
tú,7 el arca de tu fortaleza,
o Tus sacerdotes vistan justicia; y tus
piadosos se regocijen.
10 Por amor de David tu siervo no
vuelvas de tu ungido el rostro.
11 Juró Jehova verdad á David, no se
apartará de ella : del fruto de tu vientre
pondré sobre tu trono.
12 Si tus lujos guardaren mi alianza, y
mi testimonio que yo les enseñaré ; sos
SALMOS.
hQoi también se asentarán sobre tu tro-
no para siempre.
13 Porque Jebera ha elegido á Sion :
la codició por habitación para si.
14 Este mré mi reposo para siempre :
aquí habitaré, porque la he codiciado.
15 A su mantenimiento daré Rendi-
ción : sus pobres hartaré de pan.
Id Y á sus sacerdotes restiré de salud ;
y sus piadosos exultarán de gozo.
17 Alli haré reverdecer el cuerno de
David: yo he aparejado lámpara & mi
ungido.
18 A sus enemigos restiré de confu-
sión ; y sobre él florecerá su corona.
salmo cxxxm.
Zausdonde la iglesia en verdadera caridades ala-
bada.
YCaaotandelat grada*. DeDartd.
T"VfTRAD, cuan bueno, y euan suave es
wjjfJL habitar los hermanos también en
uno!
2 Gomo el buen óleo sobre la cabeza,
que desciende sobre la barba, la barba
de Aaron, que desciende sobre el borde
de sus vestiduras:
8 Como el roció de Hermon, que des-
ciende sobre los montes de Sion. Por-
que alli envia Jehova bendición, y vida
cierna.
BALMO CXXXIV.
Exhorta d las continuas atábamos de Dios, singular-
msnit d loe piadosas mimiem m ¿Adivino cuite.
1 Gaaoton de Im gmdaa
IMTIRAD, bendecid á Jehova todos los
Jas- siervos de Jehova, los que estala en
la casa de Jehova, en las noches:
, 2 Alzad vuestras manos al santuario, y
bendecid á Jehova.
¿ Bendígate Jehova desde Sion, el que
hizo los cielos y la tierra, •
SALMO CXXXV.
Es el argumento del salmo precedente añadiendo las
cansas, d saber, por haber escogido su iglesia de to-
do otmunia, U. Por ser poderoso para kmoer todo
Jo que quiere. III. Por haber mostrado su omntpo-
Uncía muchas veces en favor de su pueblo. Los dio-
ses de ¡as otras naciones nado pueden.
ALABAD el nombre de Jehova, ala-
JTjL bad siervos de Jehova.
2 Los que estáis en la casa de Jehova,
en los patios de la casa de nuestro Dios.
S Alabad á Jhhová, porque e$ bueno
Jehova: cantad salmos á su nombre,
porque es suave.
4 Porque Jrhovjl ha escogido á Jacob
para si, á Israel por su posesión.
5 Porque yo sé que Jehova w grande, y
él Señor nuestro mayor que todos los
dioses.
• (i Todo lo que quiso Jehova, hizo en los
ótelos y en la tierra, en las mares, y en
todos los abismos.
7 El que hace subir las nubes del cabo
de la tierra: hizo los relámpagos para la
lluvia ; el que saca los vientos de sus te-
soros.
8 £1 que hirió á los primogénitos de
Bgypto desde el hombre hasta la bestia.
2 Envió señales y prodigios en medio
de ti, ó! Egypto: en Pharaon, y en to-
dos sus siervos.
10 SI que hirió á muchas naciones ; y
mató á reyes poderosos:
11 A Sehon rey Amorrheo, y á Og rey
de Basan, y á todos loé remos de Oha-
12 Y dio la tierra de ellos en heredad:
en heredad á Israel su pueblo.
13 Jehova, tu nombre «t eterno : Jeho-
va, tu memoria para generación y gene-
ración.
14 Porque Jehova juzgará á su pueblo;
y sobre sus siervos se arrepentirá.
15 Los Ídolos de los Gentiles $on plata
y oro : obra de manos de hombre.
16 Tienen boca, y no hablan: tienen *
ojos y no ven.
17 Tienen orejas y no escuchan ; tam-
poco hay espíritu en sus bocas.
18 Como ellos sean los que los hacen ;
y todos los que en ellos centén.
19 Gasa de Israel bendecid á Jehova:
Casa de Aaron bendecid á Jehova:
20 Casa de Levi bendecid á Jehova : los
que teméis á Jehova, bendecid á Jehova.
21 Bendito Jehova de Sion, el qué mora
en Jerusalem. Halefu-LáH .
SALMO CXXXVI.
Exhorta d las divinas alabamos d causa de la gran'
deta de la bondad de Dioso de su misericordia, de-
clarada*. L Por las obras déla aneaciomdetmmnáa.
1L Por las de la redención de su pueblo. JJLPorla
providencia que tiene de su iglesia, y de todas sus
criaturas.
A LABAD á Jehova, porque et bueno;
-Ta. porque para siempre et su miseri-
cordia.
2 Alabad al Dios de dioses ; porque para
siempre m su misericordia,
3 Alabad al Señor de señores ; porque
para siempre et su misericordia.
4 Al que solo hace grandes maravillas ;
porque para siempre e» su misericordia.
5 Al que hizo los cielos con entendí-
Mri?^¿r^°fee^ 8lempre w ítt "^
698
SALMOS.
6 AI que tendió la tierra «obre lia
aguas ; porque para siempre es su mise-
ricordia.
7 Al que hizo los grandes luminares;
porqne para siempre es su misericordia.
8 El sol para que dominase en el día ;
porque para siempre es su misericordia.
9 La luna y las estrellas para que do-
minasen en la noche ; porque para siem-
pre «t su misericordia.
10 ^ Al que hirió á Egypto con sus pri-
mogénitos; porque para siempre es su
misericordia.
11 Al que sacó á Israel de en medio de
ellos ; porque para siempre es su miseri-
cordia.
12 Con mano fuerte, y brazo extendido ;
perqué para siempre et su misericordia.
13 Al que partió al mar Bermejo en
partes ; porqne para siempre as su mise-
ricordia.
14 Y hizo pasar á Israel por medio de
él ; porque para siempre es su misericor-
dia.
15 T sacudió á Pharaon y á su ejército
en el mar Bermejo ; .porque para siem-
pre es su misericordia.
Id Al que pastoreó á su pueblo por el
desierto ; porque para siempre es su mi-
sericordia.
17 Al que hirió á grandes reyes ; por-
que para siempre es su misericordia.
18 Y mató á reyes poderosos; porque
para siempre es su misericordia.
19 A Sehon rey Amorrheo ; porque para
siempre as su misericordia.
f¡0 Y á Og rey de Basan ; porqne para
siempre es su misericordia.
91 Y dio la tierra de ellos en heredad;
porque para siempre es su misericordia.
22 En heredad á Israel su sierro ; por-
que para siempre es su misericordia.
23 í El que en nuestro abatimiento se
acordó de nosotros ; porque para siem-
pre es su misericordia.
24 Y nos rescató de nuestros enemigos ;
porque para siempre es su misericordia.
25 El que da mantenimiento á toda
carne ; porque para siempre es su mise-
ricordia.
26 Alabad al Dios de los cielos ; porque
para siempre es su misericordia,
salmo cxxxvn.
Quejante los piadoso» del pueblo de Dio», que atando
«nrtíww en Babubmia lo» Bai*lonio*,burhi*dom de
eUee, la» pediam, fH cantasen alterna canción do tu
tierra. U. Cantan la promom do restitución, que
•femaste» Heno de Dh»% p conforme é ella le piden
¡a libertad y la venganza de loe "
006
JUNTO á los ríos de Bafeyfcmla, allí
nos sentamos: también Uoramoe
acordándonos de Sien.
2 Sobre loa sanees ata? están en medio
de ella ©oigamos nuestras arpas.
3 Cuando nos pedian allí, ios eme non
cautivaron, las palabras de la canelón,
<»lgadasntieattasaipasdeategria: Can-
tadnos de las canciones de Sien.
4 i Cómo cantaremos eaneiem de -Jebe-
ra en tierra de extralkos?
i 81 me olTidarede ti, ó l Jerueaiem, mi
diestra sea olvidada.
6 Mi lengua se pegue á mi peladar, si
no me acordare de Ü: si no hiciere subir
á Jerusalem en el principio de mi alegría.
7 Acuérdate, ó! Jehova, de los hijoe de
Edom en el dia de Jerusalem ; que de-
clan : Descubrid, descubrid en ella hasta
los cimientos.
8 Htya de Babykmie destruida, biena-
venturado el que te pagará tu pago, que
nos pagaste á nosotros.
'9 Bienaventurado el que tomará, y es-
trellará tus niños contra las piedras.
salmo cxxxvm.
David con la consideración de lo» /atore» que había
recibido de Dio*, le alaba, y hace erada» de todo co-
remen ; m cobra aumento de fi para tep área • do él h»
continuación del favor en lo porvenir.
5 Salmo de David.
ALABARTE he con todo mi corazón :
A oeíantiuelos dioses te cantaré sal-
mos.
2 Encorvarme he al templo de tu sata-
tidad7ya£Báré tu nombre sobre tu mi-
sericordia y tu Tardad ; porque has hecho
magnifico tu nombre, y tu palabra sobre
todas lss cosas.
8 El dia que te llamé; me respondiste,
esforzásteme, y diste en mi alma fortaleza,
4 Confesarte han, ó ! Jehova, todos los
reyes de la tierra; porque oyeron las
palabras de tu boca»
6 Y cantarán en los caminos de Jehova:
que la gloria de Jehova es grande.
6 Porque el alto Jehova mira al hu-
milde, y al altivo conoce de lejos.
7 81 anduviere por medio de laanfos-
tia, me vivificarás : contra la ira de mis
enemigos extenderás tu mano, y tu dies-
tra me salvará.
8 Jehova cumplirá por mi, Jehova, tu
misericordia es para siempre; no dejarás
la obra de tus manos.
SALMO CXXXJX.
Celebra la admirable providencia de Dice, de quien
SALMOS.
tr« «a el vfeaire cte •» madns. JI. Ora contra loe
ftfa4fej*M dé etta providencia. UL Pide ter purifi-
cado por la via de la era».
tAlTaasoecr: flefcnedtDesUL
JSBOVA, t* me has conminado, 7
conocido.
2 Tú boa conocido mi sentarme y mi le-
ventarusey has snfccndtdo desde lejos mis
pensamientos.
8 Mi senda, y mi acostarme bes rodea-
do; y todos mis caminos has conocido.
4 Porque ann no «sM la palabra en mi
lengua, y, he aquí, ¿anota, tú la supiste
toda,
ft Detrás 7 delante ni me torneaste; 7
pnsiste sobre mi tu mana
• Mas maravillosa es la ciencia que mi
capacidad: sita es, no puedo compren-
derla.
V ¿Adeude me Iré de tu Espíritu? ¿7*
donde huiré de delante de tí r
8 81 subiere á los cielos, %M*UU tú; 7
si blolere mi estrado en el interno, hete
allí.
* 81 tomare las alas del alba, 7 habitare
en el cabo de la mar,
10 Ann allí me guiará tu mano; 7 me
tratará tu diestra.
11 Si dijere: Ciertamente las tinieblas
me encubrirán : aun la noche resplande-
cerá por causa de mí.
19 Aun las tinieblas no encubren nada
do ti; 7 la noche resplandece oomo el
día: las tinieblas ton como la luz.
18 Porque tú poseíste mis tiflones; cu-
bnfsteme en el vientre de mi madre.
14 Confesarte lie, porque terribles y ma-
ravillosas son tus obras: estoy maravi-
llado, 7 mi alma lo conoce en gran ma-
15 No fué encubierto mi cuerpo de ti,
aunque yo roí bocho en secreto : roe en-
tretejido' en los profundes de la tierra.
16 Mi imperfección vieron tas ojos ; 7
en tu Hoto estaban todas aquellos oosas
escritas, que moren entonces formadas,
slA^sBor una de ollas.
17 Así que } cuan preciosos me son tus
pensamientos, ó I Dftosl ]Cuán multi-
plicadas son sus cuentas i
1S Si las cuento, multiplícausemas que
la arena : despierto, 7 aun estoy contigo.
lOffi matases, ól Dios, al Implo; 7
los varones do sangres se quitasen de
mi;
•0 Que te dicen blasfemias: ensober-
boconee en vano tus enemigos.
di ¿No tuve en odio, 61 Jehova, á les
que te aborrecieron t 47 peleo contra
tos enemigos?
33 De entero odio los aborrecí: túvolos
por enemigos.
38 T Examínamelo! Dios, 7 conoce mi
corason: pruébame, 7 conoce mis pen-
samientos.
34 Y vé si hay en mí camino de perver-
sidad; 7 guíame en el camino del mando.
SALMO CXL.
David ora $er defendido de la violencia u fraude de
um enemigo*, aeeourado por fi de que Dio» tiene d
cargo la cauta de km pobre» inocente*.
f. AlYoaQoder: Salmo de Huid.
T718GÁPAME, 6! Jehova, de hombre
J-i malo: devoren de iniquidades guár-
dame:
2 Que pensaron males en el corazón:
cada día juntaron contiendas.
3 Agoraron su lengua como la serpien-
te : veneno de áspid hay debajo de sus
labios. Selah.
4 Guárdame, ól Jehova, de manos ds
impío, de varón de injurias guárdame:
que han pensado de rempujar mis pasos.
6 Soberbios me han escondido laso 7
cuerdas: han tendido red: en el lugar
de la senda me han puesto lasos. Selah.
6 He dicho á Jehova: Dios mió eras tú :
escucha, 6 ! Jehova, la voz de mis ruegos»
7 Jehova, Señor, fortolesn de mi salad,
cubre mi cabera el día de las armas.
8 No des, 61 Jehova, al impío sus de-
seos: no saques en s/bcú>su pensamiento,
y se enaoberbencan. Selah.
9 La eabesa de los que me cercan, la
perversidad de bus labios la cubra.
10 Caigan sobre ellos brasas : en el rue-
go les haga Dios caer: su profundos
nevos, de donde no caigan.
11 £1 varón de lengua no sea llrme en
la tierra: él varón de injuria cace el mal
para rempujones.
13 Yo sé que hará Jehova el juicio del
afligido, el juicio de los msnesteroeos.
18 Ciertamente los justos alabarán tu
nombre: los rectos estarán en tu pre-
sencia.
8AJLMO CXLI
Ora David, que Dio» le tanga de su mono para que no
tiffa el camino de lo» impío». II. Que tea libre de
mu Íomms y ello» caiaanen ello».
* Salmo de Dsrld.
JEHOVA, á tí he llamado, apresúrate
á mi: escucha mi voz, cuando te
llamare.
3 Sea enderesada mi oración delante de
tí «orne un perfume : el don de mis ma-
nos como un presente de la .tarde.
667
SALMOS,
8 Pon, 61 Jehova, groarte á mi boca;
guarda la puerta de mis labios.
4 No inclines mi coraron á cosa mala:
á hacer obras con impiedad con los va-
rones qne obran iniquidad; y no coma
yo de sus delicias.
5 Hiérame el justo con misericordia, y
repréndame ; y aceite de caben no unte
mi cabeza: porque aun también mi ora-
ción terá contra sus males.
6 Sean derribados en lugares pefiasco-
so8(SU8 jueces ; y oigan mis palabras que
son suaves.
7 Como quien parte y hiende leño» en
tierra, son esparcidos nuestros huesos á
la boca de la sepultura:
8 Por tanto á ti, 6 ! Jehova, Señor, mi-
ran mis ojos, en ti he confiado : no ten-
gas en poco á mi alma.
9 Y Guárdame de las manos del lazo
que me han tendido ; y de los laxos de los
que obran iniquidad.
10 Caigan los impíos á una en sus re-
des, mientras yo pasaré para siempre.
8ALMO CXLIT.
David en un teíkmladm peligro pide d Dioeconarden<-
titima oración, que le libre, por la experiencia que
tiene de haberle librado de otro» mavore».
5 Mwkü de David, cuando estaba en la enera:
Oración.
10N mi vos clamaré á Jehova: con
' mi vos pediré misericordia á Jehova.
2 Delante de él derramaré mi querella :
delante de él denunciaré mi angustia.
8 Cuando mi espíritu se angustiaba
dentro de mí, tu conociste mi senda: en
el camino en que andaba, me escondie-
ron lazo.
4 Consideraba hacia mi mano derecha
y miraba, y no habta quien me conociese :
no tuve refugio, no había quien volviese
por mi vida.
5 Clamé á tí, 6! Jehova; «Ufe: Tú eru
mi esperanza, y mi porción en la tierra
de los vivientes.
6 Escucha mi clamor, que estoy afligi-
do mucho : escápame de los queme per-
siguen; porque son mas fuertes que yo.
7 Saca mi alma de la cárcel, para que
alabe tu nombre : conmigo se coronarán
los justos, cuando me hubieres hecho
bien.
SALMO CXLm. .
David en algún aran peligro pide á Dio», que no mi-
rando d tu» pecado» potado», ma» d tu inocencia
pretente, por »u justicia l¿ Ubre de tu» enemigo».
V" Salmo de David.
TEHOVA, oye mi oración, escucha
O mto ruegos por tu verdad: respón-
deme por tu justicia.
568
C^
9 T no entres en juicio con tu siervo;
porque no' se justificará delante de ti
ningún viviente.
•8 Porque ha perseguido el enemigo mi
alma: ha quebrantado á tierra mi vida:
me ha hecho habitar en tinieblas como
les ya muertos.
4 Y mi espíritu se angustio dentro de
mi : mi corazón se pasmó.
5 Acordéme de los días antiguos : me-
ditaba en todas tus obras: meditaba en
las obras de tus manos.
6 Extendí mis mañosa tí: aad alma, co-
mo la tierra sedienta, á tí. Selah.
7 Respóndeme presto, ó! Jehova, que
desmaya mi espíritu : no escondas de mi
tu rostro, y sea semejante á los que des-
cienden á la sepultura.
8 Hazme oir por la mañana tu miseri-
cordia, porque en tí he confiado : hazme
saber el camino por donde ande, porque
á ti he alzado mi alma.
9 Escápame de mis enemigos, ó l Jeho-
va: áti me acojo.
10 Enséname á hacer tu voluntad, por-
que tú eres mi Dios. Tu buen Espíritu,
me guie á tierra de rectitud.
11 Por tu nombre, ó ( Jehova, me vivi-
ficarás ; por tu justicia sacarás mi alma
de angustia.
12 Y por tu misericordia disiparás mis
enemigos, y destruirás todos los adver-
sarios de mi alma; porque yo soy tu
siervo.
SALMO CXLTV.
Alaba d Dio» m fortaleza, m engrándate «r bondaá%
que tiendo el hombre una cota ion apocado, haga de
él tanta eetima. II. Pídele que disipe d en» perse-
guidores. III. Declara que la verdadera felicidad
no confita en que todo lo temporal mcedaprJtpti a
mente, maten tener d Dio» d«m parle,
1 Salmo d» David.
BENDITO Jehova mi roen, que enee-
fta mis manos ala batalla, y miado-
dos á la guerra.
2 Misericordia ala, y mi castillo : altu-
ra mia, y mi libertador: escudo mió en
quien he confiado: el que allana mi
pueblo delante de mí.
8 O I Jehova, ¿ qué es el hombre, que
tehaccsfiuniliaráél? ¿ el mjo del hom-
bre, para que le estimes?
4 El hombre es semejante 4 la vanidad;
sus dios eon como la soasbm que nasa.
4 T O I Jehova, inclina tus cielos y des^
oiende : toca los montes, y humeen.
6 Relampaguea relámpagos, y disípa-
los ; envía tus saetas, y contábalos*
7 Envía tu mano desde lo tito j. redi-
SALMOS.
nwi , y ta^apam» fe las nachas aguas:
de la mano de loe lujos extraños.
8 Cuya boca habla vanidad; y bu dies-
tra at diestra de mentira.
9 O ! Píos, á ti caotaré canción nueva:
oon salterio, con decacordio cantaré á ti.
10 El que da salud á los reyes : el que
redime á David su siervo de perniciosa
espada.
U Redímeme, y escápame de mano de
los Mjos extraños: cuya boca nabla vani-
dad, y su diestra es diestra de mentira.
12 1 Que nuestros luios man como plan-
tas crecidas en su juventud: nuestras
lujas como las esquinas labradas á ma-
nera del palacio:
18 Nuestros rincones llenos, proveídos
de toda suerte de grano: nuestros gana-
dos que paran á millares, y á diez milla-
res en nuestras plazas.
14 Nuestros bueyes cargados de carnes,
no haya portillo, ni quien salga, ni quien
dé grita en nuestras calles.
15 Bienaventurado el pueblo que tiene
esto: bienaventurado el pueblo, cuyo
Dios «Jehova,
SALMO CXLV.
Jehova es digno de que todas tus criatura» le alaben en
(fl tUt ■MWíTÍ .* por M (nMNM •© SU9 Obra», MI flW
ka declarado su omnipotencia, mi bondad, mu cle-
mencia, ¡re. II. Que levanta d loe postrado*. III.
Da sustento d toda criatura. IV. Oye d todo» loe
om le Invocan con/é. V. Guardad iodo* a* eme le
ornan ; u detti nird d todos su» enemigo*.
1 Alabanza de David.
ENSALZARTE he, mi Dios y Rey ; y
bendeciré á tu nombre por el siglo
y para siempre.
2 Cada dia te bendeciré ; y alabaré tu
nombre por el siglo y para siempre.
3 Grande e§ Jehova, y digno de alaban-
za en gran manera; y su grandeza no
puede ser comprendida.
4 Generación á generación enarrará tus
obras ; y anunciarán tus valentías.
& la hermosura de la gloria de tu mag-
nificencia, y tus hechos maravillosos ha-
blaré,
6 T la terribilidad de tus valentías di-
rán ? y tu grandeza recontaré.
7 La memoria de la muchedumbre de
tu bondad rebosarán ; y tu justicia can-
8 Clemente y misericordioso at Jehova:
heengo de iras, y grande en misericordia,
9 Bueno e» Jehova para oon todos ; y
sus misericordias, sobre todas sus obras.
10 Aiábenieyól Jehoua, todas tus obras;,
y tas misericordiosos te bendigan.
11 La gloria de tu reino digan ; y ha-
blen de tu fortaleza :
12 Para notificar á los lujos de Adem
sus valentías; y la gloria de la magnifi-
cencia de su reino.
13 Tu reino es reino de todos los siglos ;
y tu señorío en toda generación y gene-
ración.
14 Sostiene Jehova á todos los que
caen ; y levanta á todos los oprimidos.
15 Los ojos de todas las cosas esperan
á tí ; y tú les das su comida en su tiempo.
16 Abres tu mano, y hartas de voluntad
á todo viviente.
17 Justo e* Jehova en todos sus cami-
nos, y misericordioso en todas sus obras.
18 Cercano ettd Jehova á todos los que
le invocan: á todos los que lo invocan
con verdad.
19 La voluntad de los que le temen,
hará; y su clamor oirá, y los salvará.
20 Jehova guarda á todos los que le
aman; y á todos los impíos destruirá.
21 La alabanza de Jehova hablará mi
boca; y bendiga toda carne su santo
nombre, por el siglo y para siempre.
SALMO CXLVI.
Laeon/Umnaen loe komb^omnem» sean ioomm po-
derosos, et vana. II. Bienaventurado el que la pone
en el Dio» de Jacob. Poderoso, jutto, defensor de
lo» oprimido», misericordioso, según se prueba por
5 Halcfci-iAH.
ALABA, ó! alma mia, á Jehova.
- 2 Alabaré á Jehova en mi vida: di-
ré salmos á mi Dios mientras viviere.
3 No confiéis en los príncipes, ni en hi-
jo de hombre; porque no hay en él sa-
lud.
4 Saldrá su espíritu, volverse ha. el hom-
bre en su tierra: en aquel dia perecerán
sos pensamientos.
5 % Bienaventurado aquel cuyo ayuda-
dor e§ el Dios de Jacob : cuya esperanza
et en Jehova su Dios.
6 El que hizo los cielos y la tierra: la
mar, y todo lo que en ello está: el que
guarda verdad para aiempre :
7 £1 que hace derecho á las agraviados,
el que da pan á los hambrientos : Jeho-
va el que suelta á los aprisionados:
8 Jehova et el que abre lo* ojo* á los
ciegos : Jehova el que ama á los justos:
9 Jehova el que guarda á los extrange-
ros : al huérfano y á la viuda levanta; y
el camino de los impíos trastorna.
10 Reinará Jehova para siempre: tu
Dios, 6! Sioa, por generación y genera-
ción. Ualelu-iAB.
669
SALMOS.
SALMO CXLVU.
Exhorta d la» aiabeaua» de Don por mm etmételonm.
A LAB AD á Jehova ; porque m bueno
-A. cantar salmos á nuestro Dios; por-
que suave y hermosa et la alabanza. •
2 £1 qne edifica á Jernsalem, Jehova:
los echados de Israel recogerá.
3 El qne sana á los quebrantados de
corazón; y el qne liga sus dolores.
4 £1 qne cuenta el número de las estre-
llas, y á todas ellas llama por n» nombres.
6 Grande et el Señor nuestro, y de mu-
cho poder; y de su entendimiento no
hay número.
8 El que ensalza á los humildes, ¿cho-
va: el qne humilla á los impíos hasta la
tierra.
7 Cantad á Jehova con alabanza: can-
tad á nuestro Dios con arpa.
8 El que cubre los cielos de nubes; el
qne apareja la liarla para la tierra: el que
hace á los montes producir yerba.
9 El que da á la bestia su mantenimien-
to: á los lujos de los cuervos qne claman
del
10 No toma contentamiento en la forta-
leza del caballo: ni se deleita con las
piernas del varón»
11 Ama Jehova á los que le temen : á
los que esperan en su misericordia.
12 Alaba, Jernsalem, á Jehova: alaba,
8ion,átuDios. »
18 Porque lortitcó los cerrojos de tus
puertas : bendijo á tus hijos dentro de ti
14 El que pone por tu término la paz;
y de grosura de trigo te hará hartar.
16 El qne envía sn palabra á la tierra;
y muy presto corre su jfclabra.
16 El que da la nieve eomo lana: derra-
ma la helada como ceniza.
17 Ei qne echa sn hielo eomo m peda-
zos : 4 delante de su frió quién estará?
18 Enviará su palabra, y desleírlos ha:
soplará su viento, gotearán las aguas.
10 Ei qne denuncia sns palabras á Ja-
cob, sus estatutos y sns juicios á Israel
20 No ha hecho esto con toda nación ;
y tus Juicios no fot conocieron. Haleln-
IAH.
SALMO CXLVm.
Llama d todo» la» criatura» de Jm cielo» y d» la ífcr-
rmdla» oiakamna» de Dioeppr ser él ti criador de
«¡la»; y singularmente por haber establecido el reino
de m pueblo.
YQalehi-un.
ALABAD á Jehova desde los délos:
- alabadle en las alturas.
2 Alabadle todos sns ángeles: alabadle
todos ana ejércitos.
600
3 Alabadle el sol y la Hsnet alabadle
todas las estrellas de luz.
4 Alabadle loe cielos de los cielos; y
las aguas que mtám, sobre los eieiee.
6 Alaben el nombre de Jehova; porque
el mando, y fueron creadas.
0 Y las hizo ser para siempre, por el
siglo: pdeobeleysjne no será aneboaur
tada.
7 Alabad á Jehova, de la tienm, loe dra-
gones y todos los abismos.
8 El fuego, y d granizo ; la nieve y el
vapor i el viento de tempestad que hace
su palabra:
0 Los montes, y todos ios collados: el
árbol de fruto, y todos loe cedros :
10 La bestia, y todo animal : lo que va
arrastrando, y el ave de alas.
11 Los reyes de la tierra, y todos loa
pueblos : los príncipe», y todos lee jue-
ces de la tierra. -
12 Los mancebo*, y también las donce-
llas : los viejos con los monos.
1$ Alaben el nombre de Jehova; por*
que su nombre de di solo m rawslisiln
su gloria «t sobre tierra y cielos.
14 M ensalzó el cuerno de su pueblo :
olábcnfe todos sus misericordiosos: los
mjos de Israel, el pueblo á el cercana
Halelu-UB.
SALMO CXLIX.
JBeréorém eon grande msutM d I— si timtmt de Pipe
singularmente d ¡a igkekt de lo» piadoso», por (•
gloria inestimable que le» tiene aparejada; y Ja ven*
gama rigurosa que les dará de todo» lo» reyes y po-
p, fsm kmkabrmn tuHgiéo.
51
CANTAD áJenovat _.__
alabanza san en la congregación de
los misericordiosos.
9 Alégrese Israel con en hacedor: los
htyos de Sion se regoefyen neo en rey.
8 Alaben su nombre con corre: cea
adufe y arpa canten áeX
4 Porque Jehova toma contentamiento
con en pueblo: hermoseará á lee hnmsV
des con salud.
5 Regocijarse han los piadosos con glo-
ria: cantarán sobre sus camas.
0 Ensalzamientos de Dios estera* en
sus gargantas; y espadas de dos filos en
sus manos;
7 Para hacer venganza de los Gentiles c
castigos en los pueblos.
8 Para aprisionar ásns reyes en grüsou;
y á sus nobles en cadenas de hierro.
0 Pura hacer en ellos el Juicio escrito t
esta mré la gloria de todos •
Haleltt-ttJL
PROVERBIOS.
8AEMOOL.
IHatofahua.
AL ABAD á Dio» en en santuario : ala»
ü. badl« en el cxtendlmlénto do »u for-
taleza.
9 Alabadle en «na valentías : alabadle
conforme á la muchedumbre de iii gran-
deza.
3 Alabadle á son de bocina: alabadlo
con salterio y arpa.
4 Alabadle con adufe y nauta : alabad-
le con cuerdas y órgano.
5 Alabadle con címbalos resonan-
tes: alabadle con cimbeles de jubila.
don.
6 Todo espirita alabe A Jbhova. Ha-
lela-iá&
LOS PROVERBIOS DE SALOMÓN.
CAPITULO I.
El titulo del Hbro preeeníe, en el cual m prometo ins-
trucción de verdadera tabidwria. P Principio del
tratado, et cual comienza éet tumor dé JMoe amato
■al apastar* del comercio y compañía de loe malo*.
III. La eafdduria $e ofrtce d todo*. IV. Amenaza
con perdición d loe ame la manaapi tikmun.
LOS proverbies de Oelemoo, mjo de
' David, rey «e Israel:
8 Vera entender seMdurfta y castigo:
para entender las rasóme prudentes :
. 8 Para recibir al testigo de prudencia,
justicia, y juicio, y equidad:
4 Pera dar é loe simples astucia, y á
los motos Inteligencia y conseja
8 Oír* el saMo y aumentará la doctri-
na; y «i entendido adquiriré consejo.
6 Pura entender parábola y declaración,
palabras de sabios, y sue dichos oscuros.
7 1 El punrcino de la sabiduría et el
temor de Jebera: loe insensatos despre-
ciaron la saWduria y la mstruccion.
8 Oye, hrjo mió, el castigo de tu padre,
y no deseches la ley de tn madre:
9 Porque aumento de gracia serán á tu
cabeza, y collares é tu cuello.
10 Hijo nrto, si los apeadoras te quisie-
ren engañar, no consientas.
11 81 Ajaren* Ven een nosotros, espie-
mos á la sangre: asechemos al inocente
sin razón :
» Tragarles nemes eoeso el «epulcro,
Ti vos ; y onterosy como los qne caen en
sima: *
18 Hallaremos rlqneeas de todas suer-
tes : henchiremos nuestras casas de des-
pojos:
14 Echa tu suerte entre nosotros : ten-
gamos todos una bolsa:
15 Htyo mío, no andes en camino con
ellos: apafta tu pié de sus veredas:
- 18 Porque ana pies entrarán al mal; y
irán presurosos á derramar sangre,
Bpan. 36
17 Porque en vano se tenderá la red
delante de los ojos de toda ave.
18 Mas ellos á su sangre espian, y á sus
almas asechan.
19 Tales son las sendas de todo codi-
cioso de codicia, l* cual prenderá el alma
de sns poseedores.
20 ^ La sabiduría dama de íbera : en
las plazas da su voz :
21 En las encrucijadas de los murmu-
llos dt genU clama: en las entradas de
las puertas de la ciudad dice sus razones :
22 ¿Hasta cuándo, ó! simples, amaréis
la simpleza, y loa burladores desearán
el burlar, y los insensatos aborrecerán la
ciencia?
28 Volveos á mi reprensión : he aquí
que yo os derramaré mi espíritu, y os
haré saber mis palabras.
24 H Por cuanto llamé, y no quisisteis :
extendí-mi mano, y no hubo quien escú-
chase:
25 Y desechasteis todo consejo mió, y
no quisisteis mi reprensión :
20 También yo me reiré en vuestra ca-
lamidad; y me burlare cuando <* viniere
lo que teméis.
27 Cuando viniere, como una destruc-
ción, lo qne teméis; y vuestra calamidad
viniere como *n torbellino : cuando vi-
niere sobre vosotros tribulación y an-
gustia:
28 Entonces me llamarán, y no respon-
deré : buscarme han de mañano, y no me
hallarán:
29 Por cnanto aborrecieron la sabidu-
ría; y no escogieron el temor de Jehova:
80 Ni quisieron mi consejo ; y menos-
preciaron toda reprensión mia.
81 Comerán pues del fruto de su cami-
no; y de sus consejos se hartarán.
82 Porque el reposo de los ignorantes
PROTÍ>RBf0S.
los matará* y la prosperidad de los in-
sensatos los echará á perder.
83 Mas el qne me oyere, habitará con-
fiadamente ; y vivirá reposado de temor
do mal.
capitulo n.
SxAorlodki verdadera tabiduria, la cual entena |t-
mor de. Dio*, Jmticia y todo buen comino. U. Pro-
terva dt.todo mal camino. '
^JO mío, si tomares mis palabras, y
guardares mis mandamientos den-
tro de ti,
2 Haciendo estar atento tn oido á la
sabiduría: ti inclinares tu coraron á la
prudencia :
3 Si clamares á la inteligencia; yá la
prudencia dieres tu voz :
4 81 como á la plata, la buscares, y co-
mo á tesoros la escudriñares :
5 Entonces entenderás el temor de Je-
hova; y hallarás el conocimiento de
Dios.
8 Porque Jehova da la sabiduría; y de
su boca viene el conocimiento, y la inteli-
gencia.
7 £1 guarda el ser á los rectos : es escu-
do á los que caminan perfectamente,
8 Guardando las veredas del juicio; y
el camino de sus misericordiosos guar-
dará.
9 Entonces entenderás Justicia, Juicio,
y equidad, y todo buen camino.
10 f Cuando la sabiduría entrare en tu
corazón, y la ciencia fuere dulce á tu
alma;
11 Consejo te guardará, inteligencia te
conservará.
12 Para escaparte del mal camino, del
hombre que habla perversidades :
18 Que dejan las veredas derechas, por
andar por caminos tenebrosos :
14 Que se alegran haciendo mal: que
Be huelgan en malas perversidades:
15 Cuyas veredas son torcidas, y Olot
torcidos en sus caminos*
16 Para escaparte de la muger estrella,
de la agena que ablanda sus razones :
17 Que desampara al principe de su
mocedad; y se olvida del concierto de
su Dios.
18 Por lo cual su casa está Inclinada á
la muerte, y sus veredas van hada los
muertos.
19 Todos los que á ella entraren, no
volverán : ni tomarán las veredas do la
vida. '
20 Para que andes por el camino de los
buenos; y guardes las veredas de los
Justos.
6»
21 Porque los Teetmbsljttarán la tierra,
y los perfectos persnapcoatán en ella.
22 Mas los Impíos serán cortados de la
tierra; y los prevaricadores serán de ella
desarraigados. '
CAPITULO m.
Encomienda la mimrieordtm p/9 en Dio» con ábmo-
omemm 4o mi mütmo. tí. La tolerancia m la ernx.
111/ En la verdadera tabidnria conmete la verdadera
felicidad. IV. Pomo alguna» regla» do ctia, para
TTIJO mío, no te olvides de mi ley;
XI y tu corazón guarde mis manda-
mientos:
2 Porque longura de dftas, y anos do H-
da, y paz te aumentarán.
8 Misericordia, y verdad no te desam-
paren : átalas á tu cuello, escríbelas en
la tabla de tu corazón;
4 T hallarás gracia y buena opinión en
los ojos de Dios, y de los hombres.
5 Fíate de Jehova de todo tu corazón ;
y no estribes en tn prudencia»
0 Reconócele en todos tos caminos ; y
él enderezará tus venadas.
7 No seas sabio en tn Ofttnáeeu teme*
Jehova, y apártase del mal c
8 Porque será medicina á tu ombligo,
y tuétano á tus kwesos.
9 Honra á Jehova de t* sustancia; y 4a
las primicias de todos tos frutos :
10 T serán llenos tos alfolies de hartu-
ra; y tos lagares retentará* de mosto»
11 T No deseches, lujo mío, el castigo
de Jehova: ni te fatigues de sn correc-
ción:
12 Porque Jehova al que ama, y quiere,
como el padre al lujo, 4 em castiga.
13 ^ Bienaventurado el hombre que
halló la sabiduría; y que saca d tu* la
Inteligencia*
14 Porque su mercadería m mejor qne
la merenderta de la plata; y sus frutos,
mas que el oro fino.
15 Mas preciosa «• eje» las piedras pre-
ciosas ; y todo lo quapnedee desear, no
se puede comparar á ella.
10 Longuro de diaa érm en su mano
derecha: en su izquierda, riquezas y
honra. *
- 17 Sus caminos so» caminos deleitosos ;
y todas sus veredas, paz.
18 Esta e$ el árbol de vida á los que
asen de ella; y loa que la sustentan, san
bienaventurados.
lfc Jehova con sabiduría fundó la tierra :
afirmo loa cielos con iisteUgencia»
20 Oan cadencia se paitáera* los abis-
mos; y loa dalos d^etÜaa ai suata,
F*ffTO3LB'Mf8.
81 H»)o hüeyuníse aparten sarntenmc de
tuso^»gua*d*U*ey^yel'CouseJo;
2» Y serán vid» á tu alma, y gracia á tu
«mello.
2B Entonce* cambiarás por tu cansino
confiadamente ; y tu pié no tropezará.
34 Ornado te acostares, ae habrá* te-
mor; y acostarte bes, y tu sueno será
suave.
35 No habrás temor del paros repentl-
no, ui de la ruina de los imptosy cuando
26 Porque Jebova será tu eoiinaaaa; y
el guardará su pié, parque no seas to-
mado.
87 % No detengas el bien de sus due-
Jkos, cuando tuvieres poder para hacerlo.
28 No digas á tu prójimo: Vé\y vuelve,
■y mañana federé, cuando tienes contigo.
89 No pienses, mal contra tu prójimo,
estando él confiado de ti,
88 No pleitees cea alguno el» ratón, si
él no te-ha malgasiréopido.
81 No tengas envidia al bambee injusto:
jú escojas alguno de» aun caminos ;
83 Porqne el perverso es abominado de
Johava; y con me rectos*» su secreto.
83 MaldieieudeJehovassfcteu la casa
«1*1 implo; masé la morada de loa Justos
benedecirá.
: 84 Ciertamente él esessneoesé á los
-escarnecedoces; y á loe humildes dará
gracia.
.- 85 Los sabios heredarán la honra; y los
Insensatos sostendrán deshonra. •
CAPITULO IV.
Exhorta d la verdadera eabidtiria mostrando alimón
de $u$ fruto* inettimahle*. //. Que m guarde el pia-
■ émo ektt cmmimo dé he tmdoe. ¡II. Pone atgimm*
O
ID hyos la enseñanza del padre; y
casad atentos, namqnescnalainteil-
2 Porque os doy buen eiisenamfteato:
-ao dessmpareis mi ley.
8 Porqne yo luí hgo de mi padre, deli-
cado y único dejante de mi madre:
4 X ensenábame» y me decto: Bástente
mis razones tu corazón: guarda mis
mandamientos, y vivirás.
5 Adquiere sabiduría, adquiere inteli-
gencia : no te olvides, ni te apartes de
¿as razones de mi boca.
6 No la dejes, y ella te guardará: ámala,
y conservarte ha.
7 PrisaetameatesabiduBÍac adquiere sa-
*idufiU,?a<ite teda ta poséame adquiere
inteligencia.; . . . ti
B JBngmndécoU» y esta teongsaadooeiu ;
ella te honrará, cuando tú la hubieres
abrazado.
9 Dará á tu cabeza aumento de gracia:
corona de hermosura te entregará.
10 Oye, hijo mió, y recibe míe razones ;
y multiplicársete han anos de vida.
11 Por el camino de la sabiduría te be
encaminado ; y por veredas derechas te
he hecho andar.
12 Cuando por eHku anduvieres, no se
estrecharán tus pasos; y si corrieres, no
tropezarás.
18 Ten asida la instrucción, no la dejes:
guárdala, porqne ella «t tu vida.
14 ^ No entres por la vereda de los im-
píos: ni vayas por el camino de loa ma-
los:
15 Desampárala ; no. pases por eUa:
apártate de ella, y pasa.
18 Porque no duermen, si no hicieren
mal; y pierden su sueno, si no han he-
cho caer.
17 Porque comen pan de maldad, y be*
ben vino de renos.
18 Mas la vereda de los Justos «s como
la luz del lacero : auméntase, y alumbra
hasta que el dia es perfecto.
10 £1 camino de los impíos «t como la
oscuridad: no saben en qué tropiezan.
20 H^omiov está atento ámfe palabras;
y á mis razones inclina tu oreja:
21 No se aparten de tus ojos: mas
guárdalas en medio de tn oorazon ;
28 Porqne son vida á los que las ha-
llan; y medicina á toda su carne.
28 ? Sobre toda coas guardada, guarda
tu corazón ; porque de él mana la vida.
24 Aparta de ti la perversidad de la
boca ; y la iniquidad de labios aleja de ti.
25 Tas ojos miren lo recto; y tus pár-
pados endurecen tu camino delante de tí.
26 Pesa la vereda de tus pies; y todos
tus caminos sean ordenados.
27 No te apartes á diestra, ni á sinies-
tra : aparta tu pié del mal
CAPITULO V.
Permade d la tabidvría, por la cual el hombre terd
prenervade* del peligro de la mala tnvger, el mal
de*cribe,tt exhorta que te huya. II. Exhorta por re-
medio al legitimo matrimonio.
HIJO mío está atento á mi sabiduría,
y á mi inteligencia inclina tn oreja :
2 Para que guardes mis consejos; y tus
labios conserven la ciencia.
8 Porque los labios de la mmger extraña
destilan panal ó> míd; y su paladar es
mas suave que el aceite :
FROTxmMoa
ft Me* ettae^eama¿oeec*o si ajenjo;
agudo como espada de dos filos*
5 Sus pies descienden á la muerta: sms
pasos sustentan el sepulcro.
6 81 no pesares el camino de vida, sus
caminos ion instables: no Um conocerás.
7 Ahora pues, hfyoa, oidme, y no os
apartéis de las razones de mi boca,
8 Aleja de ella ta camino ; y nos© acer-
ques á la puerta de su casa,
9 Porque no des á los extraños tu ho-
nor; y tásanos á cruel.
10 Porque no se harten los extraños de
tu ftoersa; y tas trabajos enVaen casa del
extraño :
U Y gimas ea tus postrimerías, cuando
se consumiere tu carne y tu cuerpo,
12 Y digas: ¿Cómo aborrecí el casti-
ga; y mi corasen menospreció la re-
prensión,
19 Y no oi la vos da los que me casti-
gaban; y á ios que me ensenaban no la-
dino mi oreja? t <
• 14 Poco se ñtftó para que no cayese en
todo mal, en medio de la compañía y de
4a congregación,
16 T Bebe el agua de tu cisterna, y las
corrientes de tu poso.
16 Derrámense por de mera tus fuen-
tes: calas piares loa rtee de tu* aguas.
17 Sean para tí solo, y no para los ex-
traños contigo.
18 Será bendito tu manadero; y alé-
grate de la muger de tu mocedad.
19 Cierva amada, y graciosa cabra; sus
pechos te hartarán en tedo tiempo ; y de
ea amor andarás ciego de continuo.
20 ¿ Y por qué andarás ciego, htyo mió,
con la agena» y abracarás el seno ds Ja
extraña t
21 Pues que los caminos del hombre
están delante de los ojos de Jehovs, y el
pesa todas sus veredas.
22 Sus Iniquidades prenderán al implo;
y con las cuerdas do su pecado será de-
tenido.
23 £1 morirá sin castigo ; y por la mul-
titud de su locura errará.
CAPITULO VI. €
Astmyu alamfió d otro. II. Despierta y reprende
duramente al negligente. III. Hotos por la* cuate*
el mal hombre terd conocítto. La principal y ma$
abominmbU dé km emole* #*, mmbrar discordia* en
la» piadoem eoaartgmcionee. IV. Smearga etetm*-
dio de ¡a (tirina ley, por el cual el hombre tea preter-
rodo 'fe adulterio, recitando alguno* mole» que de
él vienen.
HIJO, si salieres por fiador por tu
amigo, ai toeaste tu mane al ex-
traño,
004
8 gaJaaeaa enea cea las palabra* ce: tn
boca; y preso con les raaoacs de tu boca.
3 Has esto ahora» htyo mío, y líbrate;
porque has caldo en la mano de tu pró-
jimo : Vé, humíllate, y esfuerza tu pró-
jimo*
4 No des sueño á tas ojos, ni á tus pár-
pados adormecimiento.
5 Escápate como el corzo de la mane
dd catador; y como d are de la -mano
del parancero.
6 i Vé* á la hormiga, ó ! perezoso, mira
sus caminos, y sé sabio:
7 La eual no ticas capitán, ai goberna-
dor, ni señor,
8 Y con toda eso apareja en el verano su
comida: ea el tiempo de la siega allega
su mantenimiento.
9 Perozoeo ; ¿ hasta cunado has da dor-
mir? } Cuándo, te levantarás de tu suelo?
10 Tomando un peco- de sueaey cabe-
ceando cero anco, poeáendo.manoeobre
mano otro poco pasa sotar á dormirá -
11 Vendrá como csaáaaate.ta necesi-
dad, y tu pobreza como hambre da
escudo.
12 ^ £1 hombre perverso es Tarea ini-
cuo : camina en perversidad de boa*,.
10 Guiña coa sus ojos, habla cea sos
pies : enseña con sus dedos ;
14 Perveimdaaes «a*» ea su tararea,;
en todo tiempo anda pensando mal: en-
ciende rencillas ;
15 Por tanto su calamidad vendrá de
repente: súbitamente aera Quebrantado,
y no habrá quien le sane.
16 Seis cosas aborrece Jéhova, y ana
siete abomina su alma :
17 Los ojos altivos, la lengua mentiro-
sa, las manos derramadoras de la sangre
inocente, *
18 £1 corseen que piensa pensamientos
inicuos, loe pies presurosos para correr
al anal,
19 £1 testigo mentiroso que hebiamea-
tíras ; y el qae enciende rencillas entre
los hermanos» *
29 ^ Guarda, hijo mió, el mandamiento
de tu podre; y no dejes la ley de tu
madre:
21 Átala siempre en tu corazón : enlá-.
zalá á tu cuello.
23 Cuando anduvieres, te guie: cuando
durmieres, te guarde : cuando desperta-
res, nsble contigo:
96 Porque el mandamiento candela es,
y la ley las; 7 camine de vida toa re»
prensiones de la enseñanza;.
FROVREfilOe.
94 Flm O^fr te e^mi^ de la inala mu-
ger; de la blandura de la lengua de la
extraño.
25 No codicies bu hermosura en tu co-
razón : ni te prenda con bus ojos.
26 Porque á causa de la muger ramera
viene d hambre á .un bocado de pan; y
la muger caza la preciosa alma del va-
ron*
27 ¿ Tomará el hombre fuego en su se-
no, y que 6us .vestidos no se quemen?
28 ¿Andará el nombre sobre las brasas,
y que 6us pies no se abrasen?
29 Asi el que entrare á la muger de su
prójimo : no será sin culpa todo hombre
que la tocare,
80 No tienen en poco al ladrón, cuando
hurtare para henchir su alma, teniendo
hambre :
31 Mas tomado, paga las setenas; ó da
toda la -sustancia de su casa.
' 82 Mas el que comete adulterio con la
muger, «t falto de entendimiento: cor-
rompe su alma el que tal hace,
-f-88 Plaga y vergueo» hallará; y su
afrenta nunca será raída.
84 Porque el zelo sañudo del varón no
perdonará en el día de la venganza:
86 No tendrá respeto á ninguna reden-
ción : ni querrá perdonar aunque le mul-
tipliques el cohecho.
CAPITULO vn.
JBmcarga.el — ttflfo efe la verdadera eabidurUi, que
preserva al hombre del peligro de te mmk* nvtmtr.
JI. Cuya* arte* y ¡ato* pinta.
TTTJO mió, guarda mis razones, y eu-
JZL cierra contigo mis mandamientos.
2 Guarda mis mandamientos, y vivirás ;
y mi ley como las ninas de tus ojos.
3 Lígalos á tus dedos : escríbelos en la
tabla de tu corazón.
4 Di á la sabldnrfet Tú ere» mi herma-
na; y á la Inteligencia llama pariente :
5 Para que te guarden de la muger age-
na, y de la extraña, que ablanda sus pa-
labras.
6 1Í Porque mirando yo por la ventana
de mi casa, por mi ventana,
7 Miré entre los simples, consideré ca-
tre los mancebos un mancebo íalto de
entendimiento,
8 £1 cual pasaba por la calle, junto á su
esquina; y iba camino de su casa,
9 A la tarde del dia, ya que oscurecía,
en la oscuridad y tiniebla de la noche:
10 T veis aquí una muger, que le sale
al encuentro con atavio de ramera, astu-
ta* de corazón*
U Alborotadora y tencülosa: ras pies
no pueden estar en casa:
12 Ahora de mera, ahora por las plazas :
asechando por todas las encrucijadas.
13 Y traba de él, y bésale; desvergonzó
su rostro; y dejóle:
14 Sacrificios de paz he prometido, hoy
he pagado mis votos :
15 Por tanto he salido á encontrarte,
buscando diligentemente tu ios; y he te
16 Con paramentos he emparamentado
mi cama, atoados coa cnerdas deJSgypto.
17 He sahumado mi cámara con mirra,
aloes, y canela.
Id Ven, emlMpiagnénosnos de amores
basta la mañana : alegrémosnos' en amo-
res*
12 Porque el marido no está en s« casa,
ha ido á un viage muy largo :
20 £1 saco del dinero Uevó ene» mudo,
el dia de la fiesta votará á sn casa.
21 Derribóle con la multitud déla ¿na-
vidad de sus palabras c con lahlamdstta
de tus labios le compone.
22 Váse en pos de eU* luego, como va
el buey al degolladero, y como el msen-
sato á las prisiones para ser castigado :
23 De tal manera que la saeta traspasó
su hígado : como el ave que se apresura
al lazo, y no sabe que es contras» vida.
24 Ahora pues hijos, oídme, y estad
atentos á las razones de mi boca.
25 No se aparte á sus caminos tu cora-
zón ; y no yerres en sus veredas.
- 20 Porque á muchos ha hecho . caer
muertos; y todos los fuertes han sido
muertos por ella.
27 Caminos del sepulcro son, en enea,
que descienden á las cámaras de la
muerte.
CAPITULO vmv
Almixnta admirable (fe la verdadera taUdm i* por
tu origen, antigüedad, oficio*, frutos, y efecto*, con
ene ella misma $e convida d "km hombre*, y le* llama
d$L
O dama la sabiduría; y la Inteli-
gencia da su voz?
2 En los altos cabezas, junto aioemrno,
á las encrucijadas de Isa veredas separa :
3 En el lugar de las puertas, á la entra-
da de la ciudad : á la entrada de las puer-
tas da voces:
4 O ! hombres, á vosotros clamo; y mi
voz es á los mjos de loa hombres.
5 Entended simples astucia; y vowtros
insensatos, tomad entendimiento ;
6 OidV porque hablaré cosas easnelentfcs,
y ahrjjéjnfr.lahtfw per* cosan metas.".
ZNC
PftOVBfcfclóS.
7 Porque mi paladar fcftlAaráveníad; y
mis labios abominan la impiedad.
8 En justicia son todas las razones de
mi boca: no hay en ellas cosa perversa,
ni torcida.
9 Todas ellas aon rectas al que entien-
de ; y recta» á los que han hallado sabi-
duría.
10 Recibid mi castigo, y no la plata; y
ciencia, más que el oro escogido.
11 Porque mejor es la sabiduría que las
piedras preciosas ; y totee las cosas que
se pueden desear, no se pueden compa-
rar á ella,
12 Yo, la sabiduría, moró con la astucia;
y yo Invento la eteueta. de los consejos.
13 El temor de Jehova en aborrecer el
mal ; la soberbia, y la arrogancia, y el
mal camino, y la boca perversa abor-
rezco.
14 Comulgo está el consejo, y el ser:
yo soy la inteligencia; mía es la fortaleza.
15 Por mi reinan los reyes, y los prin-
cipes determinan jostieK
16 Por mi dominan los principes, y to-
dos los gobernadores juzgan la tierra.
17 Yo amo á los que me aman; y los
que me buscan, me hallan.
18 Las riquezas y la honra están con-
migo, riqueza firme y justa.
19 Mejor es mi fruto que el oro, y que
el oro refinado ; y mí renta, que la plata
escogida.
30 Por vereda de justicia guiaré, por
medio de veredas de juicio.
81 Par* hacer heredar á mis amigos el
*er, y que yo hincha sus tesoros.
22 Jehova me poseyó en el principio de
su camines desde entonces, antes de sus
obras.
28 Eternal mente tuve el principado,
desde el principio, antes de la tierra.
24r Antee de los abismos fui engendra-
da ; antes que fuesen las fuentes de las
machas aguas :
26 Antes que loa montes fuesen funda-
dos: antes de los collados, yo era en-
gendiada. •
26 No habla aun hecho la tierra, ni las
plazas, ni la cabeza de los polvos del
mundo.
27 Cuando componía los cielos, allí es-
taba yo; cuando* señalaba por compás
las sobrehaz del abismo :
28 Cuando afirmaba los cielos arriba:
cuando afirmaba las fuentes del abismo :
3* Guando ponía á la mar su estatuto;
yriasaguas^q^enppasaieusu
miento í cuando señalaba los fundamen-
tos de la tierra :
30 Con él estaba yo por ama, y fui en
delicias todos los dios, teniendo solaz
delante de él en todo tiempo.
81 Tengo solaz en la redondez de su
tierra ; y mis solaces son con los hijos de
los hombres.
83 Ahora pues, htyos, oídme ; y biena-
venturados los que guardaren mis cami-
nos.
83 Obedeced la instrucción, y sed sa-
bios ; y no la menospreciéis.
84 Bienaventurado el hombre que me
oye, trasnochando á mis puertas cada
día : guardando los umbrales de mis en-
tradas.
85 Porque el que me hallare, hallará la
vida; y alcanzará la voluntad de Jehova.
86 Mas el que peca contra mi, defrauda
á su alma : todos los que me aborrecen,
aman la muerte.
CAPITULO IX,
d 1m folmv*qfl0twn\*or m*,mtm&mm éé éóátma-
tronos que cada una cornuda d ¿y Jmbre#4«f fp»>
forme d $u ingenio y día que puede dar.
LA sabiduría edificó su casa ; labró sus
siete columnas :
2 Mató á su victima, templó su Vino, y
puso su mesa.
3 Envió sus criadas, clamó sobre lo mas
alto de la ciudad:
4 Cualqulora simple, venga acá. A los
faltos de entendimiento dijo :
5 Venid, comed mi pan; y* bebed del
vino que yo he templado. J
6 Dejad las simplezas, y vivid ¿ y andad
por el camino de la Inteligencia,
7 El que castiga al burlador, afrenta
toma para sí ; y el que reprende al im-
pío, su mancha.
8 No castigues al burlador, porque no
te aborrezca: castiga al sabio, y amarte
ha.
9 Dá instrwcton al sabio, y será mas sa-
bio : enseña al jnsto, y añadirá enseña-
miento.
10 Ei temor de JehoVa e* el principio
de la sabiduría; y la ciencia de los 'san-
tos es inteligencia.
11 Porque por mi ae aumentarán tus
días; y años de vida se te añadirán.
12 Si fueres sabio, para tí lo serás ; mas
sí fueres burlador, tú soló pagarás.
13 t La rauger insensata e* alborota-
dora, es simple, v no sabe nada :
14 Asiéntase sobre una Bula á la puerta
de su casa, en lo alto de la dudad ;
BRevjB**iaa
15 ParaUsjaar álot que pasan por el
camino : que Tan por sus caminos dere-
chos:
16 Cualquiera simple, venga acá. A los
faltos de entendimiento, d^o :
17 Xas aguas hurtadas son dulces ; y el
pan encubierto es suave.
18 T no saben, qus allí están los muer-
tos; y sus convidados están en los pro-
fundos de la sepultura,
CAPITULO X.
Lsspwibolai dagatomoa,
EL hUo sabio alegra al padre; y el hi-
jo insensato es tristeza de su madre.
2 Los tesoros de maldad no serán de
provecho; mas la justicia libra de la
muerte.
& Jehova no dejará tener hambre al al-
ma del justo : mas la iniquidad aliará á
los impíos.
4 La mano negligente hace pobre : mas
la mano de los diligentes enriquece»
5 £1 que recoge en el verano, es hom-
bre entendido; el que duerme en el
tiempo de la segada, hombre confuso.
6 Bendita es la cabeza del justo : mas la
boca de los impíos cubrirá iniquidad.
? La memoria del justo será bendita:
mas. el nombre ó> los impíos se podrirá.
é £1 sabio de corazón recibirá los man-
damientos: mas el insensato de labios
caerá.
*9 %\ que camina en integridad, anda
confiado : mas el que pervierte sus cami-
nos, será quebrantada
10 £1 que guiña del ojo, dará tristeza;
y el insensato de labios será castigado.
J.1 Vena de vida es la boca del justo :
mas la boca de los impíos cubrirá la ini-
quidad.
19 £1 odio despierta las rencillas ; mas
la caridad cubrirá todas las maldades.
13 En los labios del prudente se halla
sabiduría, y es vara alas espaldas del falto
de entendimiento.
14 Los sabios guardan la sabiduría; mas
la boca del insensato es calamidad cercana
15 Las riquezas del rico son su ciudad
fuerte; y el desmayo de los pobres si su
pobreza.
16 La obr% del justo es para vida : mas
el fruto del Impío es para pecado.
17 Camino á la vida es guardar la cor-
rección; y el que deja la reprensión
yerra.
18 £1 que encubre el odio tiene labios
aient irosos ; «y el que echa mala fama es
19 En las machas palabras np&ttave-
belion : mas el que refrena sus labios es
prudente.
20 Plata escogida es la lengua del justo:
mas el entendimiento de los impíos es
como nada.
21 Los labios del justo apacientan á mu-
chos : mas los insensatos con falta de
entendimiento mueren.
22 La bendición de Jehova es la que' en-
riquece, y no añade tristeza con ella.
23 Es como risa al insensato hacer abo-
minación: mas el hombre entendido
sabe.
24 Lo que el impío teme, eso la ven-
drá : mas Dios da á los justos lo qne de-
sean.
25 Como pasa el torbellino, asi el malo
no es: mas el justo, fundado para siem-
pre.
26 Como el vinagre álos dJ^mVes, y co-
mo el humo á los ojos, así «t el perezoso
álos que le envían.
27 £1 temor de Jehova aumentará los
días : mas los años ¿> los impíos serán
acortados.
28 La esperanza de los justos es alegría ;
mas la esperanza de los impíos perecerá.
29 Fortaleza a al perfecto el camino de
Jehova: maajaspanto es á los que obran «
maldad.
30 El justo eternalmenta no será remo-
vido, mas los impíos no habitarán la
tierra.
31 La boca del justo producirá sabidu-
ría : mas la lengua perversa será cortada.
32 Los labios del justo conocerán lo
que agrada : mas la boca de los impíos
perversidades.
CAPITULO XL
EL peso falso abominación es á Jeho-
va : mas la pesa perfecta le agrada.
2 Cuando vino la soberbia, vino también
la deshonra : mas con los humildes es la
sabiduría.
3 La perfección de los rectos los enca-
minará : mas la perversidad de los peca-
dores los echará á perder,
4 No aprovecharán las riquezas en el dia
de la ira ; mas la justicia escapará ,de la
muerte,
5 La justicia del perfecto enderezará su
camino ; mas el impío por su impiedad
caerá.
6 La justicia de los rectos los escapará;
mas los pecadores en su pecado sejrán
presos.
P!te*VB*RBíe$.
7 Onantt6 muere «I hombre implo, pe-
rece su esperanza; y la esperanza de los
malos perecerá.
8 £1 justo es escapado de la tribula-
ción : mas el impío Tiene en sn lugar.
9 £1 hipócrita con la boca daña á sn
prójimo ; mas los justos con la sabiduría
son escapados.
10 En el bien de los justos la ciudad se
alegra: mas cuando los impíos perecen
Ttay fiestas.
11 Por la bendición de los rectos la ciu-
dad será engrandecida; mas por la boca
de los impíos ella será trastornada.
12 El que carece de entendimiento, me-
nosprecia á sn prójimo ; mas el hombre
prudente calla,
18 El que anda en chismes, descubre el
secreto ; mas el de espíritu fiel-encubre
la cosa,
14 Cuando Altaren los industrias, el
pueblo caerá; mas en la multitud de
consejeros está la salud.
15 De aflicción será afligido el que flore
al extraño; mas el que aborreciere las
fianzas vimfrá confiado.
16 La muger graciosa tendrá honra ; y
los fuertes tendrán riquezas.
17 A su alma hace bien el hombre mi-
sericordioso ; mas el crud*atormenta su
carne.
18 El impío hace obra falsa ; mas el que
sembrare justicia, tendrá galardón firme.
19 Como la justicia es para Tida, asi el
que sigue el mal es para su muerte.
20 Abominación son á Jebera los per-
Yersos de corazón : mas los perfectos de
camino le son agradables.
21 Aunque Uesme la mano á la mano, el
malo no quedará sin castigo; mas la si-
miente de los justos escapará.
22 Zarcillo de oro en la nariz del puerco
es la muger hermosa, y apartada de razón.
23 El deseo de los justos Bolamente es
bueno : mas la esperanza de los impíos es
enojo.
24 Hay unos que reparten, y fot es aña-
dido mas : hay otros que son escasos mas
de lo que es justo ; mas Tienen á po-
breza.
25 El alma liberal será engordada ; y
el que hartare, él también será harto.
26 El que detiene el grano, el pueblo
le maldecirá : mas bendición será sobre
la cabeza del que rende.
27 El que madruga al bien, hallará fa-
vor: mas el quel>usca el mal, Teñirte ha.
28 El que confia en sus riquezas, caerá';
568
mas los Justos reverdecerán como ra-
mos.
29 El que turba su casa, heredará Tien-
to; y el insensato será sierro del sabio
de corazón.
80 El fruto del justo es árbol de vHa, y
el que caza olmas, es sabio.
81 Ciertamente el justo será pagado en
la tierra: ¿ cuánto mas el impío y pi-
cador?
CAPITULO XH.
EL que ama el castigo, ama la sabidu-
ría : mas el que aborrece la repreii-
sion, es Ignorante.
2 El bueno alcanzará faror de JéhOTa:
mas él condenará al hombre de malos
pensamientos.
8 El hombre mato no permanecerá:
mas la raíz de los justos no será movida.
4 La muger rirtuosa corona es de sn
marido : roas la mala, como carcoma en
sus huesos.
5 Los pensamientos de los justos son
juicio: mas las astucias de los impíos
engallo.
6 Las palabras de los Impíos son ase-
char á la sangre : mas la boca de los rec-
tos les librará.
7 Dios trastornará á los Impíos, y tro
serán mas: mas la casa de los Justos
permanecerá.
8 Según su sabiduría es alabado él
hombre : mas el perverso de corazón se-
rá en menosprecio.
9 Mejor es el que se menosprecia, y
tiene siervos, que el que se precia, y ca-
rece de pan.
10 El justo conoce el alma de su bestia:
mas la piedad de los impíos es crueL
11 El que labra su tierra, se hartará de
pan :• mas el que sigue á los Vagabundos
es falto de entendimiento.
12 Desea el impío la red de los malos :
mas la raíz de los justos dará JVufo.
18 El impío es enredado en la prevari-
cación de sus labios : mas el justo saldrá
de la tribulación.
14 Del fruto de la boca el hombre será
harto de bien ; y la paga de las manos del
hombre le será dada.
15 El camino del insensata- es derecho
en sn opinión: mas el que obedece al
consejo es sabio.
16 El insensato á la hora se conocerá
su ira: mas el que disimula la Injuria es
cuerdo.
17 El que habla verdad, Tteclara justi-
cia: mas el testigo mentiroso, «ttgttfló.
ttU>*&ftltl64.
IB Hay átffmum que- MMati *otno esto»
cadas de espada: mas la 1 engría de loe
sabios es medicina.
• 19 £1 labio de verdad permanecerá pa*
ra siempre : mas la lengua de mentira,
por un momento.
20 Engaño hay en el corazón de loe
qne piensan mal: mas alegría en el de
loe que piensan bien.
21 Ninguna adversidad acontecerá al
jnsto: mas los impíos serán llenos de
mal.
22 Los labios mentirosos son abomina-
ción á Jehova: mas los obradores de
verdad, sn contentamiento,
28 £1 hombre cnerdo encubre la sabi-
duría: mas el corazón de los insensatos
predica la fatuidad.
24 La mano de los diligentes se enee*
floreará: mas la negligente será tribu-
taria.
25 El cuidado congojoso en el corazón
del hombre, le abate : mas la buena pa-
labra le alegra.
26 El justo' hace ventaja á su prójimo :
mas el camino de los impíos les hace
27 £1 engaño no chamuscará ra caza:
mas el haber precioso del hombre es la
diligencia.
28 En la vereda de Justicia está la vidi;
7 el camino de su vereda no et muerte.
CAPITULO XIIL
EL hijo sabio recibe la ensefianza del
padre : mas el burlador no escucha
la reprensión.
2 Del fruto de la boca el hombre come-
rá bien : mas el alma de los prevaricado-
res, mal.
8 El que guarda su boca, guarda su al-
ma: mas el que abre sus labios tendrá
calamidad.
4 Desea, 7 nada (deansa él alma del pe-
rezoso : mas el alma de los diligentes
será engordada.
5 El justo aborrecerá la palabra de
mentira : mas el impío se hace hediondo,
y confuso.
6 La justicia guarda al de perfecto ca-
mino: mas la impiedad trastornará al
pecador.
7 Hay algunos que se hacen ricos, y no
tienen nada; y otros, que se hacen po-
bres, y tienen muchas riquezas.
8 La redención de la vida del hombre
son sus riquezas ; y el pobre no escucha
'la repreflaioik. ■
w La rus» de lo# •justos se alegrará? mas
la candela de los impíos se apagará.
10 Ciertamente la soberbia parirá con-
tienda : mas con los avisados es la sabi-
duría.
11 Las riquezas de vanidad se disminui-
rán: mus el que allega con su mano,
multiplicará.
12 La esperanza que se alarga, es -tor-
mento del corazón: mas árbol de vida sé
el deseo cumplido.
18 El que menosprecia la palabra, pe*
recerá por ello: mas el que teme el
mandamiento, será pagado.
14 La ley al sabio es manadero dé vida
para apartarse de los lazos de la muerte.
15 El buen entendimiento conetttará
gracia: mas el camino de los prevarica*
«oree $s duro.
16 Todo hombre cuerdo hace con sabi-
duría i mas el insensato manifestará fa-
tuidad.
17 El mal mensagero caerá en mal:
mas el mensageroftel v» medicina,
18 Pobreza y vergüenza tendrá el que
menospreciare la enseñanza: mas el que
guarda la corrección; serélronTado.
19 El deseo cumplido deleita al alma:
mas apartarse del mal, €t abominación á
los insensatos.
20 El que anda con los sabios, será sa-
bio: mas el que se allega á los insensa-
tos, será quebrantado.
21 Mal perseguirá á los pecadores : mas
á los justos bien será pagado. -
29 El bueno dejará herederos á los hi-
jos de los hijos ; y el haber del pecador
para el justo está guardado.
23 En el barbecho de los pobres hay
mucho pan r mas piérdese por falta de
juicio.
24 El que detiene el castigo, á su fctyo
aborrece : mas el bjue le ama, madruga á
castigarle.
25 El justo come hasta ^oe su sima se
harta : mas el vientre de los impíos ten-
drá necesidad.
CAPITULO XIV.
LA muger sabia ediflea su casa: mas
la insensata con sus manos lader-
riba.
2 El que camina en su rectitud, teme á
Jehova: mas el pervertido en sus cami-
nos, le menosprecia.
3 En la boca del Insensato está la vara
de la soberbia: mas los labios de tos ssV
hloe lo* guardarás. Z
«69
FB0YSft9£Qft
4&mbuayea,4alfeU.t^ limpio: ma*
por la fuerza del buey hay abundancia
de panes.
5 EL testigo verdadero, no mentira:
mas el testigo falso hablará mentiras.
6 fiasco el burlador la sabiduría, y no
la Judió : mas la sabiduría al hombre en*
tendido es fácil.
7 Yete de delante*del hombre insensa-
to : pue* no le conociste labios de ciencia.
8 La ciencia del cnerdo es entender su
camino : mas la insensatez de los fatuos
«engaño.
9 Los insensatos hablan panado; mas
entre los rectos hay amor.
10 £1 corasen conoce la amargura de
su alma; y extraño no se entremeterá en
au alegría.
11 La casa de los impíos será asolada:
mas la tienda de los rectos floreceré.
. 12 Hay camino que al hombre le parece
derecho: mas su salida es caminos de
muerte.
13 Aun en la risa tendrá dolor el conv
son ; y la salida de la alegría es congoja.
14 De sus caminos será harto el apar-
tado da razon«*y el hombre de bien se
apartará de éL
15 £1 simple cree á toda palabra: mas
el entendido entiende sus pasos.
16 £1 sabio teme, y apártase del mal:
mas el insensato enójase, y, confia,
17 £1 que de presto se enoja» hará locu-
ra; y el. hombre de malo* pensamientos
sera aborrecida.
18 Los simples heredarán la insensa-
tez: mas los cuerdos so coronarán de
sabiduría.
19 Los malos se inclinaron delante de
los buenos} y los impíos, á las puertas
del justo.
20 £1 pobre es odioso aun á su amigo :
mas los que aman al rico, son muchos.
21 £1 pecador menosprecia á su próji-
mo: mas el que tiene misericordia de
los pobres, es bienaventurado*
22 ¿No yerran, los que piensan mal?
mas los que piensan bien tendrán mise-
ricordia, y Verdad,
23 En todo trabajo hay abundancia:
mas la palabra de los labios solamente
empobrece.
24 La eorona de los sabios ss sus rique-
zas,: mas la insensatez de los fatuos m
fatuidad.
35 £1 testigo verdadero libra las almas :
mas el engañoso hablará mentiras»
26 En el temor de Jehova está la faerte
ranza.
27 £1 temor de Jehova es manadero 4o
vida, para ser apartado de lps Issos de la
muerte.
28 En la multitud del pueblo edá la
gloria del rey ; y en la íaUa del pueblo,
la flaqueza del príncipe,
29 £1 que tarde se aira, «s grande de en*
tendimlento : mas el corto d* espíritu,
engrandece la locura.
SO £1 corazón blando ss vida de las car-
nes: mas la envidia, pudrimiento de
huesos.
31 £1 que oprime ai pobre, afrentará su
hacedor: mss el que tiene misericordia
del pobre, le honra.
82 Por su maldad será lanzado el im-
pío: mas el justo, en su muerte tiene
esperanza.
38 En el corazón del cuerdo reposará
la sabiduría; y en medio de los insensa-
tos es conocida. ,
34 La justicia engrandece la gente : mas
el pecado es afrenta <}e las. naciones.
35 La benevolencia del rey es para con
el siervo entendido : mas el que fe aver-
güenza, es su enojo*
CAPITULO XV.
LA blanda respuesta quita la Ira : mas
la palabra de dolor haca subir el
furor.
2 La lengua 4e loa sábiaa adornará á la
sabiduría : mas la boca de los insensatos
hablará fatuidad.
3 Los ojos de Jehova eu todo lugar
están mirando los buenos y. los ma-
los.
4 La lengua saludable ss árbol de vida:
mas la perversidad en olla es quebranta-
miento de espíritu.
5 El insensato menosprecia la enseñan-
za de su padre: mas el que guarda la
corrección, saldrá cuerdo.
6 En la casa del justo hay gran provi-
sión; mas en los frutos del impío, tur-
bación.
7 Los labios de los sabios esparcen sa-
biduría ; mas el corazón de los insensa-
tos no asi.
8 El sacrificio de los impíos es abomi-
nación á Jehova: mas la oración de los
rectos es su contentamiento.
9 Abominación es á Jehova el camino
del impío : mas él ama al que sigue jus-
ticia. ,
10 El cutlgo m molerto # mdej» el
p*e?E*Bta&
ifezab>
caminen muí el que eflortocicnB I»' ce*
reccion, morirá.
11 Bl Interno y la perdición anVnt delan-
te de Jebova? ¿cuánto mas loe eoraao»
nee de los hombres ?
12 Bl burlador no ama al que le casti-
ga: irise allega á toe sablee.
13 £1 corazón alegre '
freí me» por el-dolor del
pirita m triste.
14 El corazón entendWo
dutía: ma* la boca de loe linwazlatoa pa-
ta latuMad.
15 Todos los días del afligido ton toaba»
Josoe t tnas'et buen corazón» convite con-
tinuo.
16 Mejor e* lo poco con el temor de
Jehova, qne -el gran- tesoro donde hay
turbación.
17 Mejor m la eomMa de legumbsca
donde hay amor, qne de buey engordado,
«onde bar odio. '
18 El hombre iracundo revolverá ooz»
tiendas: mas el que tarde ae eneja,
Marital* fe sencillo*
1* 81 camine del perezoso escomo seto
dé espinos : mas la vereda de los rectos
es solada.
•20 El nty> santa alegra al padre: mas el
hombre insensato menosprecia ásn ma-
dre*
21 Ife bísensete* st alegría al mito de
entendimiento: mas' ei hombre entendi-
do enderezará el camfaszr.
22 Los pensamientos son frnstinéea
donde no hay consejo: mas en la multi-
tud de consejeros se afirman.
28 El hombre se alegra, con le respues-
ta de tm boca; y la palabra á su tiempo,
I cuan buena es!
24 El camino de la vida *r Jnfcas arriba
el entendido; pam apartarse de la sUfla
de abajo.
25 Jehova asolará la caza de los sober-
bios: mas él afirmará el término de la
viuda.
26 Abominación son á Jehova los pen-
samientos del malo: man las habla» de
los limpios son limpias.
3T Alborote en casa el codicioso? mas
el que aborrece los presentes, vivirá.
28 El corazón- del justo piensa para res-
ponder: mas la boca de toe impíos der-
rama malas cesas.
29 Lejos está Jebova w> los impíos,
mas 4k oye la oración de tos Justos*
80 La luz de los ojos alegra el
yfeftanjmvflun* engórdales
1 La» oreja qnsíasssvmn fe*oosve*otei
de vida, entre toe sabios mesará.
82 El que tiene en poco el castigo, me*
nozpnsefe su alma: mas el que rvmcbti
la correeeion tiene entendimientou
88 El temor de Jehova « enseñamiento
desanidaría; y delante déla hónrala hn-
CAPlTUfcO XVJ.
DEL nombre san las
de* corazón s zzzz de Jehova la jes-
puesta de la lengnavMi
2 Todos toa caminos del hombre son
ttmptoe en su opinión: mas Jehova pesa
los espíritus,
ft Encomienda á Jebera tus onzas; y
4 Todas las cosas ha hecho Jehova por
el mismo; y asm al Implo para el día
5 Abominación et á Jehovn todo altivo
de corazón: fe sismo ¿awle^ fe mano, no
será sin castiga
s> Con mleerssotdlay roí cade cz-á recon-
ciliado el pecado} y con. el temer dnJe>
hova se aparta del maL
- T Onandolos cominee del zjeeátere ae-
ran agradables á Jehovay aun sus ene»
n*énw pacificará con &
% Mejor es lo pono non jsunicfe, que fe
muchedumbre de los frutos sin desceba
0 SI coennon del nouuez*<nteszMVBn en-
minoi mas Jehova endereza ens nasos.
10 Adivinación enV* en los labios del
rey: en juicio no prevarienrá-zn boca*
* 11 Peso y balanzas derechas mn de Je»
nova: onza suya ene tedas fes pezazde
fe befes, .
12 Abetnsnnzton st sV toe reyes hacer
Impiedad; porque con justiefeserá con-
firmado su trono»
18 Los labios Justos ton el contenta-
miento de tos reyes ; y si qne habla lo
reeto aman.
14 La ten e^seymnsenzagen» de muer-
te : mas el hombre sabio fe evitará.
z» fin fe alegría del rostro del rey enV*
fe vida; y en benevolencia et oesno la
nube tardía.
: Id Mcjorns adquirí* sabiduría qne oró
preciado; y adquirir ineetigenefe vede
mas que la plata»
17 i» camino de tos reotee et apartarse
del mal : su alma guarda, el que guarda
su camino.
18 Antee del quebrantamiento et fe so-
berbia* yiásstostofeceesje>fe.«Jttvoade
- - Digitized byVjXTDyiC^
«I
FJM*rS*BM&
Id Mejore» abafa» ti «flpfcfcn «mi 16b
humildes, eme partir despojos «on los so-
berbios.
90 £1 enkncttde en la palabra, hallar*
el bien; y el que confia en Jehova, bie-
naventurado éL
21 Eisábiads.entenóÍmieotoeB Uame-
do entendido ; y la dulzura de labios aa>
mentará la doctrina.
98 Cenadero de vida ew el esfendiinlen-
to al que le posee: esas la erndftelon da
los insensatos es locura.
98 El corazón del sabio haee prudente
su boca; y ooa sus labios aumenta la doc-
trina.
94 Fanal de miel son las bablss suaves,
suavidad al alma, y medicina á tos hue-
sos.
9$ Hay enminofue et derecho al pare-
cer del hombre : mas su salida mm eemfr
nos de muerte.
9a SI sima del quetaabaje, trabaja par*
si ; porque su boca le constriñe.
- 97 £1. hombre perverso eevaartaetti éd
mel^yeavees labios es como llama de
fuego.
98 El hombre perverso levanta contien-
da; y el i hssmssri aparta los principes.
99 £1 hombre melottsongea á su próji-
mo; y le hace caminar por el camino no
60 Cierra ans «ge* pata pensar perver-
sidades: mueve sus labios, efectué el
mal.
9fc Corona de honra es la vejes: en el
camino de Justicia se hallará.
89 Mejor es el eme tarde se atas, qae si
fuerte; y el que se enseñorea, de sn' es-
pirito, que el qae toma una candad.
98 La Miarte se echa en el seno: mas de
Jehova es todo su juicio.
M1
CAPITUI-0 xvn.
f EJOR es un bocado de ptm seco, y
. -en pm\ qae lar casa de cuestión lle-
na de victimas. •
9 £1 siervo prudente se enselkn*easádel
btyo deshonrador ; y entre los henéenos
partirá la herencia.
Y Afinador á la pista, y fragua al oro:
mas Jehova prueba los consones;
4 £1 malo está atento al labio inicuo; y
el mentiroso escucha á la lengua maldi*
dente.
5 £1 que escarnece al pobre, afrenta á
su hacedor; y el que se alegra en la ea-
iamfcdsáayaiáswserásia castiga'
6 Corona de los viejos se* los lajas de
lee mjosq y 4a boma dio los h#os, sus
padres.
7 No conviene al insensato el labio ex-
celente: ¿cnanto menos al principo el
labio mentiroso?
8 Piedra preciosa et d presente en ojos
de sus dueños: á donde quiera qne.se
vuelve, da prosperidad.
9 El qne cubre la prevaricación, bnsea
amistad : mas el que reitera la palabra,
aparta al principe.
10 Aprovecha; la reprensión en el en*
tendido, mas que cien azotes en el in-
sensato.
11 £1 rebelde no bnsea sino mal; y
mensagero cruel será enviado contra él
19 Encuentre con el hambre \m oso,
que le sysn quitado ans cachorros, y no
un insensato en su locura.
18 fil-sjue damel por bien, no se apar-
tará mal de sn casa.
14 Soltar las aguas et el principio de fe
contienda: pnce antes qne se revuelva
el pleito^ .déjsin;
15 £1 que justifica al impla, y «1 qne
condena al justo, ambos á dos ees» abo-
mmaeioñá Jehova. ■
16 ¿ De qué sirve el precio en la mano
del insensato para comprar sabiduría, no
teniendo entendimiento t
17 En todo tiempo ama el amigo : man
el hermano para la angustia es nacida
18 El hombre mito de entendimiento
toca la mano, fiando á otro detento de sn
amigo..
19 La prevaricación ama* el que ama
pleito ; y el qne alna su portada, busca
quebrantamiento.
99 £1 perverso de corazón nunca haBará
bien; y el que revuelve eon sn lengua,
caerá en mal*
91 £1 qne engendra al insensato, para
su tristeza le engendra; y el padre del In-
sensato no so alegrará.
99 El coraron alegre hará buena dispo-
sición: mas el espirito triste seca los
huesee.
98 El impío 4oma presentes-cM seno,
para pervertir las veredas del derecho.
94 En el rostro del entendido se parece
la sabiduría: mas los ojos del insensato,
hasta el cabo de la tierra.
95 £1 htyo ineenssto es enojo á su pa-
dre ; y amargura á la qne le engendro,
95 Ciertamente condenar al justo, no es
bueno : ni herir á tos principes sobro el
dereehoi . r\r%1r>
97 Detiene sus dichos ilJpi*mb* se-
r boyes bical
JttÜri»; 7 depntítée espárttu stcl hom-
bro entendido.
38 Aun el inténtelo cuando calla, es
contado por sabio i el que cierra ees la*
Dios « entendida
CAPITULO XVUL
CONFORME ai deseo busca el aparta»
do: ensededoctriiia^essrolvfcfá.
3 No toma placer el Jeeeneeto en la in*
teligencia: mee en lo une se'dssenhfe
8 Guando viene el impío, Tiene
bien el menoeprecio ; 7 con el
dor, la vergüenza,
é Agnae proflindes «aa les palabra» de
la boca del hombre; 7 arroyo reveetlen*
te la fuente de la sabiduría.
5 Tener respeto á la persona del implo,
para hacer eaer al justo éattt derecho,
no a? bueno,
• Lea labios del insensato . Tienen con
pleito ; y su boca á cuestiones litéis.
7 I* boca del Insensato- ai euebrauta-
miento pasa el; 7 sus labios esa lasos
para su alma.
8 Las palabras del entornos* perecen
blandear mas eUas descienden basta lo
intimo del vientre.
9 También el que es negUgeaie en su
obra* es hermane del dueño disipador.
10 Torre fuerte st el nombre 4o Jeho»
Ya í á él correré el justo, 7 seré levantado.
11 Las lineases del rico ata mdeéad
de su fortaleza; 7 como un muro alte*
en se imaginación.
12 Antes del quebiantamienio se eleva
el corazón del hombre; 7 anees ele la
honra, el abatámienUh
13 £1 que responde palabra antes de
oü\ insensatez le es, 7 vergüenza.
14 £1 ánimo del hombre suportará su
enfermedad : mas al ánimo angustiado,
¿ quién le suportaré 9
15 £1 corazón del entendido adquiere
sabiduría ; 7 la oreja de los sabios busca
la ciencia.
16 £1 presente del hombre le ensancha
H camino; y le llera delante de los gran*
des.
17 £1 justo st primero en su pleito; y
bu adversario viene, y búscele»
18 La suerte pone fin é los pleitos; y
desparte loa fuertes.
19 £1 hermano qfmdido es mas contu-
maz que une ciudad fuerte; 7 las con-
tiendas de fes ¿ármenos sea como seseo»
jos de
31 Bel n-eto ée le boca del lesértrese
hartera su vientre: de la rente ée sus la-
bios se hartará.
31 La muerte 7 la vida arte* en poder
de la lengua; 7 el que la ama, comeré de
sus frutos.
33 El o^ bailó iauger,hal^slbieo; 7
alcanzo la benevolencia de Jehova.
38 £1 pobre habla ruegos ; mas el riso
responde dórelas.
34 £1 hombre de amigos teaséiénáte en
amistad; 7 á iecm hay amiga- mes con<
Junto que el hermano.
CAPITULO XIX,
"m/TEJOR es el pobre que esmine en en
1YJL shnpttsiésd, que el de perversos
labios, 7 insensato.
3 £1 alma sin ciencia no st buena ; 7 el
presuroso de pies, peca.
3 La insensatez del hombre tuerce so
camino; y contra Jebera se aira su cb-
4 Las riquezas allegan mushossmegcsg
mes el pobre, ée su amigo es enertedo*
5 £1 testigo miso no será sin castigo; 7
el que habla mentiras, no escapara*
0 Isucboo regaren al prlnotps; mes ca-
da uno ss amágo-de* aosabre ote* da*
7 Todos los hermanos del pobre le
aborrecen» ¿ cuánto mas sus amigas se
alejaren de élf buscará la palabra, 7 do
la hallará.
8 £1 que posee entendimiento, eme su
sima: guarda m Intetts^nmey para hallar
el bien.
V £1 testigo suso no será sin castigo ; 7
el que habla mentiras, perecerá,
10 No conviene al insensato m delicia,
¿cuánto menos al siervo ser señoree los
principes ?
11 £1 entendimiento del hombre detie-
ne su furor; 7 su honre ss disimular la
prevaricación.
18 Come el bramido del cachorro del
león et Ja ira del rey ; 7 como el rodo
sobre la yerba su benevolencia.
18 Dolor ss pera su padre el mjo insen»
sato ; 7 gotera continua las contiendas
de la muger.
14 La casa 7 las riquezas herencia ton
de los padres: mas de Jehova la muger
prudente.
15 La pereza hace caer sueno ; 7 el al-
ma negligente hambreará.
1A Blqae guarda el nsandamlonto, guar-
da su alma: mas d ene menosprorisre
sus caminos, morirá.
PBCXIHERBHIfi.
17 AJskbta «n^ferta ti qnedftrii po-
bre; y él le dará bu paga.
18 Castiga á tu hijo entre tatito que hay
esperanza: moa para matarle no alce» tu
voluntad.
19 £1 de grande ira, llevará la pena;
porque aun si le iterara, todavía toma-
rás.
80 Escucha el consejo, y recibe la en-
señanza, para qne seas sabio en tu Tejas.
01 Mnchos pensamientos asísWan ti eo-
ranon dea nombre t mas el consejo de Je-
hova permanecerá.
22 Contentamiento es á los hombres
hacer misericordia; y el pobre es mejor
que el mentiroso.
¿88 £1 temor de Jehova ¿a pora vida; y
permanecerá harto :. no será visitado de
mal.
34 El perezoso ssaondo su mano em el
seno: auné su boca no la. llevará.
85 Hiere al burlador, y el simple se ho-
ra avisado ; y corrigiendo al entendido,
26 El que robo á ou podro, y ahuyenta
á sn madre, hijo m avergonzator, y des-
honrador.
87 Cesa, sajo mío, de ote el emseftmnleu-
to, que te haga desviar de las tañónos de
sabiduría.
88 SI testigo perverso se burlará del
juicio; y lo boca délos Impíos encubrirá
la iniquidad.
SO ¿¿orejados están juicios para los bur-
ladores; y azotes para loa cuerpos de los
Insensatos.
CAPITULO XX.
EL vino ¿oes burlador: la cerveza, al-
borotador; y cualquiera que en él
erraos, no será sabio.
2 Bramido, como de cachorro de león,
atol miedo del rey : el que lo hace eno-
jar, poca amtra su alma.
3 Honra es del hombre dejarse de plei-
to i mas todo Insensato se envolverá
en 4L
4 El perezoso no ara á pausa del Javier»
no : mas el pedirá en la segada, y no ho>
Uard.
5 Aguas profundas es el consejó en el
corazón del hombre : mas el hombre en-
tendido le alcanzará.
6 Muchos hombres pregonan .cada cual
el bien que han hecho; mas hombre de
verdad ¿ quién le hallará?
7 El justo que camina en su integridad,
faltSMVCsAurados ame» ama luios después
dea
SZá
8 El rey quo comía» cHaroo© de Julefo,
con su mirar disipa todo mal.
9 ¿Quién podrá decir: Yo he limpiado
mi corazón, limpio estoy de mi pecado f
10 Doblada pesa, y doblada medida,
abominación ton á Jehova ambas cosas.
11 El muchacho aun es conocido por
sus obras, si su obra es limpia y recta,
Iflr La osujaeye, y el ojo ve : Jehova bi-
no aun ambas cesta.
18 No amestel sueno, porque eu> team*
pobrezcas : abre tus ojos, hártame has da
H< Bl que compra, dieer Mato es, malo
es : mas en apartándose, él se alaba.
15 Hay oso, y multitud de piedras pte-
eieam : mas lea labios sabios *m vaso
precioso.
16 Quítale su ropa, porque *6 ai extra-
ño; y préndale pe* la extras*.
17 Sabroso et al hombre el pan de men*
tiro: mas después, su boca será llena Jo
18 Los penataalentos con el consejé se
ordenan; y con industria so hace la
guerra.
10 El que descubro él secreto, anda en
chismes ; y con el quehsongea de sus la*
bios, no ts entremetas.
.80 El qne maldice á su padre, 6 á su
madre, en candela aera apagada en oseav»
rtdad tenebrosa.
81 La herencia adqnlrkktde prima en al
principio, su postrimería aun no seta
bendita»
88 No digas: To me vengaré: esperaá
Jehova, y él te salvará.
88 Abominación en* á Jehova ka pessa
dobladas; y el peso fideo* no» buena
84 Do Jehova spft loa pasos del hom-
bre : el hombre pues, ¿cómo entenderá
su camino ?
86 Lsaaes al 'hombre tragar santidad;
y después de los votos andar pregan*
tsndo.
.88 El rey sabio esparce los impíos; y
sobre elloe hace tornar la rueda.
87 Candela de Jehova m el alma del
hombre, que escudriña lo secreto del
vientre.
28 Misericordia y verdad guardan al
rey ; y con demencia sustenta su trono.
28 La honra de los mancebos es su for-
taleza; y la hermosura de los viejos, su
vejen.
88 Las señolea de las heridas son madfc*
dna en el malo; y ka plagas en la i
toimtfss^'***"
PHOVUR&10A
CAPITULO XXI
y^fOMO los repartimientos délas agí»*
O asi está el corazón del rey en la ma-
llo, de Jehova : á todo lo que quiere, le
inclina.
2 Todo camino del hombre es recto en
au opinión : mas Jehova pesa los cora-
zones.
8 Hacer Justicia y juclo es á Jehova mas
agradable qne sacrificio.
4 Altivez de ojos, y grandeza de cora-
son, y pensamiento de los impíos es pe-
cado.
5 Los pensamientos del solícito cierta-
mente van á abundancia : mas todo pre-
suroso ciertamente á pobreza.
6 Allegar tesoros con lengua de menti-
ra, es vanidad, qne lera echada con los
qne bascan la muerte.
7 La rapiña de los impíos los destruirá1:
porque no quisieron hacer Jnicio.
8 El camino del hombre eB torcido y
extraño : mas la obra del limpio es recta.
9 Mejor es vivir en un rincón de casa,
que con la muger rencillosa <cn casa es-
paciosa.
10 El alma del implo desea mal: su
prójimo no le parece bien.
11 Cuando el burlador es castigado, él
simple se hace sabio ; y enseñando al sa-
bio, toma sabiduría.
' 12 Considera ejjusto la casa del Implo :
qu¿ los impíos son trastornados por el
moL
13 El que cierra su oreja al clamor del
pobre, también él clamará, y no será
oído.
14 El presente en secreto amansa el fu-
ror, y el don en el seno la fuerte ira.
15 Alegría es al Justo hacer juicio : mas
quebrantamiento á los qué hacen Iniqui-
dad
16 El nombre que yerra del camino de
la sabiduría, en la compañía de los muer-
tos reposará.
17 Hombre necesitado será el que' ama
la alegría ; y el que ama el vino y el un-
güento no enriquecerá.
18 El rescate del justo será el impío; y
por los rectos será castigado el prevari-
cador.
10 Mejor es morar en tierra del desier-
to, que con la muger rencillosa, y ira-
cunda.
20 Tesoro de codicia, y aceite está en la
casa del sabio: mas el hombre insensato
lo disipará,
' 21- £1 que sigue la justicia y a* miseri-
cordia, nsJfcré la ***, la J*tfcá% y la
honra.
23 La elndsd de los fuertes tomó el sa-
bio ; y derribó la fuerza do su confianza*
23 El que guarda su boca, y su lengua,
su alma guarda de angustias.
24 Soberbio, arrogante, burlados, es el
nombre del que hace con salla de soben-
bta.
28 R deseo del perezoso le mata; por»-
que sus manos no quieren hacer»
98 Todo el tiempo desea? -mus el Justo
da; y no perdona
27 El sacrificio de los Impíos es abotol-
naden, ¿cuánto mas otireeiéndeto con
maldad?
28 El testigo mentiroso perecerá: mas
el hombre que oye, permanecerá en su
dicho.
09 El hombre impío asegura su rostro :
mas el recto ordena sus comióos.
88 No hay sebiiuria, nt inteligencia, ni
conseje contra Jehova.
81 El caballo se apareja parueldiade
la batalla : mas de Jehova es el salvar.
capitulo xxn.
DE mas estima es la buena lema que
las muchas ligúelas; y la buena
gracia, que la plata y que el oro.
2 El rico y el pobre se encontrasen: á
todos ellos hizo Jcbova.
3 El avisado ve el mal, y escóndese:
mas los simples pasan, y reciben el
daño.
4 El salarlo de la humildad y del te-
mor de Jehova, ton riquezas, y honra, y
vida.
5 Espinas y lases hay en el semino del
perverso : el que guarda su alma se ale-
jará de ellos.
8 Instruye al mito en su carrera: asm
cuando fuere viejo no se apartará de ella.
7 El rico se enseñoreará de los pobres;
y el que toma emprestado es siervo del
que empresta.
8 El que sembrare iniquidad, iniquidad
segará; y la vara de su ira se acabará.
9 El ojo misericordioso será bendito;
porque dio de su pan al menesterosa
10 Echa ai burlador, y saldrá la con-
tienda ; y cesará el pleito, y la vergüenza.
11 El que ama la limpieza de corazón,
y la gracia de sus labios, su compañero
será el rey.
12 Loe ojos de Jehova. misan por la
ciencia; ylascosasdeipieausicnojor pez-
vierte.
*moi¥i$fi&ie&.
1» PteflrtfrortflMié* Wk-oa estácese:
en mitad de las calles seré muerto.
14 Sima profunda «t la boca de ¡a» mu-
gem extrañas: aquel contra el caal Je-
hoTa tnviere ira, caerá en ella,
15 La insensatez ata ligada en el cora-
koa del nraesmohot mas la yaca de la
corrección la hará alejar de éL
16 £1 qno oprime al pobre para aumen-
tarse él, y el ojie da al «too, ejexUuBejge
terá pobre.
. 17 Inclina tu oreja» y oye las palabras
de los sabios, y pon tu coraron á mi sa-
biduría c
18 Porque «teosa deleitable, si las guar-
dares en tus entrañas; y que juntamente
sean ordenadas en tus labios.
19 Para que tu confianza esté en Jebo-
va, te ¡a» be hecho saber noy á ti también.
20 ¿ No te he escrito tres veces en oou-
sejos y ciencia;
di Para hacerse saber la certidumbre
de las razones verdaderas ; para que res-
pondas razones de verdad á los que en-
viaren á tí ?
22 No robes al pobre, porque es pobre:
ni quebrantes en la puerta al afligido:
1 88 Porque Jeaeva juzgará la causa de
ellos; y robaráiu alma á los que loa ro-
baren.
24 No te entremetas con el iracundo :
ni te acompañes con el hombre enojoso.
26 Porque no aprendas sus veredas, y
tontea laso para tu alma.
26 No estes entre los que tocan la ma-
mo : entre los que flan ñor deudas.
27 8i no tuvieres para pagar : ¿por qué
quitarán tu cama de debajo de tí ?
28 No traspases el término antiguo qne
Mctevon tus padrea,
29 ¿Has visto hombre solícito en su
otea? delante de los reyes estará: no
estará delante de los de baja suerte.
CAPITULO XXTIT.
CUANDO te asentares á comer con
algún señor, considera bien lo que
estoufer* delante de ti :
- 2 Y pon cuchillo á tu garganta, si tie-
nes grande apetito.
8 No codicies sus manjares delicados ;
porque es pan engañoso.
4 No trabajes para ser rico : déjate de
tu cuidado.
5 ¿ Has de poner tus ojos en las rique-
zas* siendo ningunas? porque nacerse
lian atoa, ooeno-aias de águila; y volarán
al cielo. |
m
6 No comas pan de Aomorvde mal ojo ;
ni codicies sus manjares.
7 Porque cual es su pensamiento en
su alma, tal es él Decirte ha, come, y
bebe : mas su corazón no ettá contigo.
8 ¿Comiste tu parte? vomitarlo has;
y perdiste tus suaves palabras.
9 No hables en las orejas del insensato ;
porque menospreciará la prudencia de
tus razones.
10 No traspases el término antiguo, ni
entres en la heredad de los huérfanos:
11 Porque el defensor de ellos es el Fuer-
te: el cual juzgará la .causa de ellos con-
tra tí.
12 Aplica al castigo tu corazón ; y tus
orejas á las hablas de sabiduría.
13 No detengas el castigo del mucha-
cho; porque si le hirieres con vara, no
morirá
14 Tú le herirás con vara, y librarás su
alma del infierno.
15 Hijo mió, si sabio fuero tu corazón,
también á mí se me alegrará el corazón.
16 Mis eninuias también se alegrarán,
cuando tus labios hablaren cosos rectas.
17 No tenga envidia de loa pecadores
tu corazón : antes portafera en el temor
de Jehova todo tiempo :
18 Porque* ciertamente hay fin; y tu
esperanza no será cortada.
12 Oye tú, nijo mió, y sé sabio, y ende-
reza al camino tu coraztm.
20 No estés con los bebedores de vino,
ni con los comedores de carne :
21 Porque el bebedor y el comilón em-
pobrecerán ; y el sueño hará vestir ves-
tidos rotos.
22 Oye á tu padre, á aquel que te en-
gendró ; y cuando tu madre envejeciere,
no la menosprecies.
23 Compra la verdad, y no la vendas :
la sabiduría, el enseñamiento» y la inteli-
gencia.
21 Alegrando se alegrará el padre del
justo; y el que engendró sabio, se rego-
cijará con él.
25 Alégrese tu padre y tu madre, y re-
gocíjese la que te engendró.
26 Dame, hijo mió, tu corazón, y miren
tus ojos por mis caminos :
27 Porque sima profonda es la ramera*
y pozo angosto la extraña.
28 También ella, como robador, asecha;
j multiplica entre los hombres los pre-
varicadores.
29 ¿ Para quién wrá el ay ? ¿para quién
*W? it» VU4a lw rencillas? ¿para
PROVERBIOS.
quién las quejas? ¿para quién las heri-
das de balde? ¿para quién los cardena-
les de los ojos ?
80 Para los qne se detienen Junto al Ti-
no ; para los que Tan buscando la mistara.
81 No mires al Tino como es bermejo,
como resplandezca su color en el toso,
como se entra suavemente.
33 A su fin morderá como serpiente; y
como basilisco dará dolor.
88 Tus ojos mirarán las extrañas ; y tu
corazón hablará perversidades.
84 Y serás como el que yace en medio
de la mar ; y como el que yace en cabo
del mastelero.
35 Y dirás hiriéronme, mas no me do-
lió : azotáronme, mas no lo sentí : cuan-
do despertare, aun lo tornaré á buscar.
CAPITULO XXIV.
NO tengas envidia de los hombres
malos : ni desees estar con ellos.
2 Porque su corazón piensa en robar ;
y iniquidad hablan sus labios.
3 Con sabiduría se edificará la casa; y
con prudencia se afirmará.
4 T con ciencia las cámaras se henchi-
rán de todas riquezas preciosas y her-
mosas.
5 £1 hombre sabio es raerte ; y el hom-
bre entendido es valiente de fuerza.
6 Porque con industrias harás la guer-
ra; y la salud está en la multitud de loe
consejeros.
7 Alta está para el insensato la sabidu-
ría: en la puerta no abrirá su boca.
8 Al que piensa mal hacer, al tal, hom-
bre dómalos pensamientos le llamarán.
9 £1 mal pensamiento del insensato es
pecado; y abominación á los hombres
el burlador.
10 Si fueres flojo en el dia de trabajo,
tu fuerza será angosta.
11 ¿Detenerte has de escapar los que
son tomados para la muerte, y los que
son llevados al degolladero?
12 Si dijeres: Ciertamente no lo supi-
mos: ¿el que pesa los corazones no lo
entenderá ? £1 que mira por tu alma él lo
conocerá, el cual dará al hombre según
sus obras.
13 Come, htyo mió, de la miel, porque
es buena; y del panal dulce á tu paladar:
14 Tal será el conocimiento de la sabi-
duría á tu alma, si la hallares; y al fin tu
esperanza no será cortada.
15 O ! impío, no aseches á la tienda del
justo : no saquees su acostadero:
Span. 37
16 Porque siete veces cae el justo, y se
torna á levantar: mas los impíos caerán
en el maL
17 Cuando cayere tu enemigo, no te
huelgues; y cuando tropezare, no se
alegre tu corazón :
18 Porque Jehova no lo mire, y le desa-
grade ; y aparte de sobre él su* enojo.
19 No te entremetas con los malignos,
ni tengas envidia de los impíos:
20 Porque para el malo no habrá buen
fin ; y la candela de los impíos será apa-
gada.
21 Teme á Jehova, hQo mío, y al rey:
no te entremetas con los inmutadores:
22 Porque su quebrantamiento se le-
vantará de repente: ¿y el quebranta-
miento de ambos quién lo comprenderá?
23 También estas cosas pertenecen á los
sabios. Tener respeto á personas en el
juicio, no es bueno.
24 £1 que dijere al malo, justo eres:
los pueblos le maldecirán, y las naciones
le detestarán:
25 Mas los qne le reprenden, serán agra-
dables; y sobre ellos vendrá bendición
de bien.
26 Los labios serán besados, del que
responde palabras rectas.
27 Apareja de fuera tu obra, y dispó-
nela en tu heredad; y después edificarás
tu casa.
28 No seas testigo sin causa contra tu
prójimo; y no lisonjees con tus labios.
29 No digas : Como me hizo, asi le ha-
ré : daré el pago al varón según su obra.
80 Pasé junto á la heredad del hombre
perezoso, y junto á la viña del hombre
falto de entendimiento,
31 Y he aquí que por toda ella hablan
ya crecido espinas, hortigas hablan ya
cubierto su superficie, y su cerca de pie-
dra estaba ya destruida.
83 Y yo miré, y púsolo en mi corazón :
lo vi, y recibí enseñanza.
88 Tomando un poco de sueno, cabe-
ceando otro poco, poniendo mano sobre
mano otro poco para volver d dormir :
84 Vendrá como caminante,* tu necesi-
dad ; y tu pobreza como hombre de es-
cudo.
CAPITULO XXV.
TAMBIÉN estos son proverbios de
Salomón, los cuales copiaron los Ta-
rones de Ezechias rey de Juda.
2 Honra de Dios es encubrir la pala-
bra; y honra del rey es escudrinar la pa-
labra.
577
PROVERBIOS.
8 Para 1a altura do loa cielos, y para la
profundidad de la tierra, y para el cora-
zón de los reyes, no hay Investigación.
4 Qnita las escorias de la plata, y saldrá
Vaso al fundidor.
5 Aparta al impío de la presencia del
rey, y su trono se afirmará en Justicia.
0 No te alabes delante del rey ; ni estés
en el logar de los grandes :
7 Porque mejor es que se te diga: Sube
acá : que no, que seas abajado delante del
principe, que miraron tus ojos.
8 No salgas á pleito presto; porque
después al fin no sepas que hacer, aver-
gonzado de tu prójimo.
9 Trata tu causa con tu compañero; y
no descubras el secreto á otro :
10 Porque no te deshonre el que lo
oyere, y tu infamia no pueda volver
atrás.
11 Manzanas de oro con figuras de pla-
ta es la palabra dicha como conviene.
12 Zarcillo de oro, y joyel de oro fino
es el que reprende al sabio, que tiene
orejas que oyen.
13 Como frió de nieve en tiempo de la
segada, así es él mensagero fiel á los que
le envían : que al alma de su señor da
refrigerio.
14 Como cuando hay nub.es y vientos, y
la lluvia no viene, así es el hombre que se
jacta de rana liberalidad.
15 Con luenga paciencia se aplaca el
príncipe ; y la lengua blanda quebranta
los huesos.
16 ¿Hallaste la miel? come lo que te
basta; porque no te hartes de ella, y la
revieses.
17 Peten tu pió de la casa de tu próji-
mo ; porque harto de tí, no te aborrezca.
I 18 Martillo, y espada, y saeta aguda et
el hombre que habla- contra su prójimo
íalso testimonio.
19 Diente quebrado, y pié rcsvalador es
la confianza del prevaricador en el tiem-
po de la angustia.
20 El que canta canciones al corazón
afligido es. como el que quita la ropa en
tiempo de ftio : ó el que echa vinagre so-
bre jabón.
21 SI el que te aborrece, tuviere ham-
bre, dale de comer pan ; y si tuviere sed,
dale de beber agua :
23 Porque ascuas allegas sobre su cabe-
za ; y Jehova te lo pagará.
28 £1 viento del norte ahuyenta la llu-
via, y el rostro airado la lengua detrae-
tora.
678
24 Mejor es estar en un rincón de caaes
que con la muger rencillosa en casa es-
paciosa.
26 Como el agna tria al alma sedienta,
asi son las buenas nuevas de lejas tierra».
26 Puente turbia, y manadero corrupto
es el justo, que resbala delante del Im-
pío.
27 Comer mucha miel, no es bueno i ni
inquirir de su gloria, es glorio.
28 Ciudad derribada y sin muro es e]
hombre, cuyo ímpetu no tiene rienda.
CAPITULO XXVL
COMO la nieve en el verano, y la llu-
via en la segada, asi conviene al in-
sensato la honra.
2 Como el gorrión andar vagabundo, y
como la golondrina bolar, asi la maldi-
ción sin canea nunca vendrá,
8 £1 azote para el caballo, y el oabeatio
para el asno, y la vara para el cuerpo del
insensato.
4 Nunca respondas al insensato con-
forme á su fatuidad, porque no sea» co-
mo él también tú.
6 Responde al insensato conforme á su
fatuidad, porque no se estime sabio en
su opinión.
6 £1 que corta los pies, beberá el daño ;
y el que envia algo por la mano del in-
sensato.
7 Alzad las piernas del cojo : asi es el
proverbio en la boca del insensato.
8 Como quien liga la piedra en la hon-
da, así es el que da honra al insensato.
9 Espinas hincadas en mano de embria-
gado : tal es el proverbio en Xa boca de
los insensatos.
10 £1 Grande cria todas las cosas; y al
insensato da la pago, y á loe transgre-
sores da el salario.
11 Como perro que vuelve á sú vomito ;
asi el insensato que segunda su fatuidad.
12 ¿ Has visto hombre sabio en su opi-
nión t mas esperanza hay del insensato
que de éX
18 Dice el perezoso: £1 león eei4 en el
camino : el león está en las calles.
14 Las puertas se revuelven en su qui-
cio, y'el perezoso en su cama.
15 Esconde el perezoso su mano en el
seno : cánsase de tornarla á su boca.
10 Mas sabio es el perezoso en su opi-
nión, que siete que U den consejo.
17 El que pasando se enoja en el pleito
ageno, es como el que toma al perro por
lfld0r<^ Digitizedby G00gle
PROVERBIOS-
1&€dbo ei que enteqúese, y echa lev
mas, y saetas, j muerte,
10 Tal es el hombre que daña á s* ami-
go, y dtee: Cierto, burlaba.
20 Sin lefia, el mego se apegara.; y
donde no Anoto* chismoso, cesará la con-
tienda,
21 £1 carbón para brasas; y la lefia pa-
ra el mego ; y el hombre rencilloso pana
encender contienda.
22 Las palabras dei ehismoso parecen
blandas; mas ellas entran bástalo eeore*
to del vientre.
28 Pial» de esossiaa echada sobre tiesto
as» lea labios encendidos, y el careno»
malo,
24 Otro parece en los labios el qne abor-
rece: mas en sn interior pone engaño*:
25 Coando hablase amigablemente, no
le creas; porque siete ahominaráones
mtám en su coraron.
28 Encúbrese el odio en el desierto:
mas su malicia será descubierta en la
congregación.
29 Si ene cavare sima, en eHa caerá; y
el qne revuelve la piedra, á él volverá;
28 La fidsa lengua al que atormenta
abónese; ymbocallsongerabneereava-
laderov
CAPITULO XXVIL
f O te olabes del din de mañana; por-
que no sabes que parirá el día.
a Alábete el extenuó» y no tu boca; cft
ageno, y no tus labios.
£ rosarte es 1* piedra, y bw arena pesa:
mas la kn del insensato, es mes pesada
que ambas cosas.
4 Órnela! 1* isa; y impetuoso el Joror:
¿mas quién parará delante de l»enwidiaf
6 Mejor ét la i^reiisVMiinaniñesta, que
el amor oculto»
d Fieles soples herida* del que ama; y
importunos me besos del que aborrece.
7 El atan» harta huella el panal de miel:
inas al almn hambrienta todo lo
N°
8 Cual st el ave que se va de sn nido,
tal «t el hombre que se va de sn lugar.
2 El uan, Jante y el sahumerio alegran
el eorason; y el amigo al hombre oon el
consejo dado de ánimo. »
10 No dejes á tu amigo, nial amigo de
tu padre: ni entres en casado tu herma-
no el dia de tu anlcclon: mejor es el
vecino cercano, que el hermano lejano.
11 Sé sabio, ó ! lujó mió, y alegra mi
eorason-; y tenfeé que responder si que
me deebonrarev
12 II avisado vo d mal, y oseándose*
mas los simples pasan, y llevan el daño.
Ifl Quítale su ropa, porque fió al extra-
ño; y por la extraña, préndale.
14 El que benulco á su amigoáatta vos
madrugando do mañana, por maldición
se le contará.
15 Gotera continua en tiempo de lluvia*
y la muger rencillosa son semejantes.
Id El que la. escondió, eeeondtó el vienr
te; porque el aceite en sa amo derecha
17 Hierro con hierro se eguaa; y el
hombre aguan el rostro de sn amigo*
18 El que guarda la higuera, come su
fruto : y el que guarda á bu señor, será
12 Como un agua se parece á otra, asi
el eorason del hombre al otro.
20 El sepulcro y la perdición nunca se
hartan ; asi los ojos de los hombrea nun-
ca se hartan.
21 El crisol prueba la plata* y la fragua
el oro ; y al hombre la boca del que lo
alaba.
22 icunquo majes al Insensato en vn
mortero entre granos de trigo majados á
pisón, no se quitará de él su Moldad.
28 Considere, atentamente el rostro do
tus ovejas : pon tu coraron al ganado*
24 Porque las riquosas no «en par»
siempre; ¿y la corona $or¿ para nerpo-
! tuas generaciones*?
2fr Saldrá lo gromo» aparecerá la yerba,
y segaren han las yerbas dolos montes,
26 Los corderos para tu*- vestidos, y loa,
cabrito* para, el precio del campo.
27 T abundancia de leche de las cabra*
para tu mantenimiento^ y para manteni»
atiento do t» caso, y na¿a sustento de tus
criadas»
CAPITULO xxvm,
HUTE el impío sin, que nadie le per-
siga: mas el justo está, condado*
como un leoncillo,
2 Por la. rebelión de la, tierrn en* prínr
cipes. so» muchos: mas por el hombro
entendido y sabio permanecerá sin mar
todon*
8 El hombro pobre, y robador do loa,
pobres m lloví* de avenida, y sin pan.
4 Los que dejan la ley, alaban al implo:
mas los que la guardan, contenderá» con
ellos.
5 Los hombros malos no entienden el
juicio: mas los que buscan á Jehovo*.
entienden todas las cosas.
o Mejor «el pobre que camina en su
PROVERBIOS.
perfección, que el de perversos caminos,
y rico.
7 £1 que guarda la ley, es hijo pruden-
te : mas el que es compañero de gloto-
nes, avergüenza á su padre.
8 £1 que aumenta sus riquesas con
usura y recambio, para que se dé á los
pobres lo allega.
9 £1 que aparta su oído por no oir la
ley, bu oración también eerá abominable.
10 £1 que nace errar á los rectos por el
mal camino, él caerá en su miema sima:
mas los perfectos heredarán el bien.
11 £1 hombre rico es sabio en su opi-
nión: mas el pobre entendido le exami-
nará.
12 Cuando los justos se alegran, grande
es la gloria ; y cuando los impíos son le-
vantados, el hombre será buscado.
1 13 £1 que encubre sus pecados, nunca
prosperará: mas el que confiesa, y se
aparta,- alcanzará misericordia.
¡ 14 Bienaventurado el hombre que siem-
pre teme : mas el que endurece su cora-
zón, caerá en mal.
15 León bramador, y oso hambriento es
el principe impío sobre el pueblo pobre.
16 £1 príncipe mito de entendimiento
multiplica los agravios: mas el que
aborrece la avaricia, alargará los dias.
17 £1 hombre que hace violencia con
sangre de persona, hasta el sepulcro hui-
rá; y nadie le sustentará.
18 £1 que camina en integridad, será
salvo: mas el de perversos caminos,
caerá en alguno.
19 £1 que labra su t tierra se hartará de
pan: mas el que sigue á los ociosos, se
hartará de pobreza.
90 £1 hombre de verdad tendrá muchas
bendiciones: mas el que se apresura á
enriquecer, no será sin culpa.
91 Tener respeto á personas en ¿juielo,
no es bueno : aun por un bocado de pan
prevaricará el hombre.
99 Apresúrase á ser rico el hombre de
mal ojo, y no conoce que le ha de venir
pobreza.
98 £1 que reprende al hombre que
vuelve atrás, hallará gracia, mas que el
que Usongea con la lengua.
94 £1 que roba á su padre y á su madre,
y dice que no es maldad, compañero es
del hombre destruidor.
95 El altivo de ánimo revuelve contien-
das: mas el que confia en Jehova, en-
gordará.
90 XI que confia en su corazón a Insen-
sato : mas el que camina en sabiduría, él
escapará.
97 pi que da al pobre, nunca tendrá
pobreza : mas el que del pobre aparta sus
ojos, tendrá muchas maldiciones.
98 Cuando los impíos son levantados,
el hombre cuerdo se esconderá: mas
cuando perecen, los justos se multipli-
can.
CAPITULO XXIX. ]
EL hombre que reprendido endurece
la cerviz, de repente será quebran-
tado : ni habrá para él medicina.
9 Cuando los justos dominan, el pueblo
se alegra: mas cuando domina el impío,
el pueblo gime.
8 £1 hombre que ama la sabiduría, ale-
gra á su padre : mas el que da de comer
á rameras, perderá la hacienda.
4 £1 rey con el juicio afirma la tierra :
mas el hombre amigo de presentes, la
destruirá.
5 £1 hombre que lisongeaá su prójimo,
red tiende delante de sus pasos.
6 Por la prevaricación del hombre malo
hay lazo : mas el justo cantará, y se ale-
grará. »
7 Conoce el justo el derecho de los po-
bres : mas el Impío no entiende sabiduría.
8 Los hombres burladores enlazan la
ciudad: mas los sabios apartan el furor,
9 Si el hombre sabio contendiere con
el insensato, que se enoje, 6 que se ría,
no tendrá reposo.
10 Los hombres sangrientos aborrecen
al perfecto: mas los rectos buscan su
contentamiento. •
11 Todo su espíritu echa fuera el tesen-
sato: mas el sabio ul fin le sosiega.
12 Del señor que escucha la palabra
mentirosa, todos sus criados ton impíos.
13 £1 pobre y el usurero se encontra-
ron: Jehova alumbra los ojos de ambos.
14 £1 rey que juzga con verdad á los
pobres, su trono será firme para siempre.
15 La vara y la corrección dan sabidu-
ría: mas el muchacho suelto avergonzará
á su madre.
16 Cuando los Impíos son muchos, mu-
cha te la prevaricación t mas los justos
verán su ruina.
17 Corrige á tu hfyo, y darte ha descan-
so ; y dará delicias á tu alma.
18 Sin profecía el pueblo será disipado :
mas el que guarda la ley, bienaventu-
rado él .
19 £1 siervo no será castigado oon pa-
Mmm ; porque entiende, y no fronde.
PROVERBIOS.
w 20 $ Has visto hombre ligero en bub pa-
labrea f mas esperanza hay del insensato
que de él.
21 £1 que regala á bu siervo desde bu
niñez, á la postre será bu lujo.
22 El hombre enojoso levanta contien-
das ; y el furioso muchas veces peca.
23 La soberbia del hombre le abate; y
al humilde de espíritu sustenta la honra.
24 El compañero del ladrón aborrece
su vida; oirá maldiciones, y no le de-
nunciará.
25 £1 temor del hombre pondrá lazo :
mas el que confia en Jehova será levan-
tado.
26 Muchos buscan el favor del principe :
mas el juicio de cada uno de Jehova es.
27 Abominación et á los justos el hom-
bre inicuo : mas abominación et al implo
el do rectos camiuos.
CAPITULO XXX.
£1 verdadero conocimiento de Dios y de mu obra» no
me alcanza mino por m palabra d la cual nada se
puede añadir sin grave culpa. II. Verdad y patada
medianía doe comas al hombre necesarias. III. Hu-
manidad para con el niervo ageno. IV. Señala
algunas graves notas de la corrupción humana.
V. Coma difícil probar el adulterio d la mala muger.
VI. Cuatro cosas que en el estado común suelen eoa-
sar confusión y alboroto. VIL La ignorancia hu-
mana avergonzada por la industria g sagacidad de
cuatro suertes de animales vQUimoe. VIH. La inso-
lencia y orguüo temerario de los hombree quesero'
belan contra su rey.
PALABRAS de Agur lujo de Jace: La
profecía qué cUjo el varón á Ithiel, á
Ithiel, y Uchal:
2 Yo ciertamente, mas torpe de ingenio
soy que ninguno, ni tengp entendimiento
de hombre.
3 Ni aprendí sabiduría : ni supe ciencia
de santos.
4 ¿Quién subió al cielo, y descendió?
¿ Quién encerró los vientos en sus pu-
ños ? ¿ Quién ató las aguas en un paño?
¿Quién afirmó todos los limites de la
tierra t ¿ Cuál es su nombre, y el nom-
bre de su hfyo, si tú lo sabes ?
5 Toda habla de Dios et limpia, te es-
cudo á los que en él esperan.
6 Ño añadas sobre sus palabras, porque
no te arguya, y seas hallado mentiroso.
7 Dos cosas te he demandado, no me
las niegues antes que muera:
8 Vanidad y palabra mentirosa aparta
de mi : no me des pobreza ni riquezas :
mantiéneme del pan que he menester.
9 Porque no me harte, y te niegue; y
diga : ¿ Quién et Jehova ? y porque siendo
pobre, hurte ; y blasfeme el nombre de
mi Dios.
Í0 Nunca acuses al siervo cerca de su
sefior; porque no te maldiga, y peques.
11 Hay generación que maldice á su pa-
dre, y á su madre no bendice.
12 Hay generación limpia en su opinión,
y nunca Be ha limpiado su inmundicia.
13 Hay generación cuyos ojos son alti-
vos, y cuyos párpados son alzados.
14 Hay generación cuyos dientes son
espadas ; y cuyas muelas son cuchillos,
para tragar de la tierra á los pobres, y
de entre los hombres á los menestero-
sos. •
15 La sanguijuela tiene dos lujas que te
llaman Trae, Trae. Tres cosas hay que
nunca se hartan : la cuarta nunca dice :
Basta.
16 El sepulcro, y la matriz estéril, y la
tierra no harta de aguas; y el fuego
nunca dice: Basta.
17 El ojo que escarnece á su padre, y
menosprecia el enseñamiento de la ma-
dre, sáquenlo los cuervos del rio, y tre-
güenlo los lujos del águila.
18 Tres cosas me son ocultas, y la cuar-
ta no sé:
19 El rastro del águila en el aire: el
rastro de la culebra sobre la peña : el
rastro de la nave en medio de la mar; y
el rastro del hombre en la moza.
20 Tal et el rastro de la muger adúlte-
ra : come, y limpia sn boca, y dice : No
he hecho maldad.
21 Por tres cosas se alborota la tierra,
y la cuarta no la puede sulrir:
22 Por el siervo cuando reinare ; y por
el insensato cuando se hartare de pan :
28 Por la muger aborrecida, cuando se
casare ; y por la sierva, cuando heredare
á bu señora.
24 Cuatro cosas ton las mas pequeñas
de la tierra, y las mismas ton mas sabias
que los sabios :
25 Las hormigas, pueblo no fuerte ; y
en el verano apareja su comida:
26 Los conejos, pueblo no fuerte; y
ponen su casa en la piedra :
27 La langosta no tiene rey; y sale
junta toda ella :
28 La araña, que ase con las manos, y
está en palacios de rey.
29 Tres cosas hay de hermoso andar, y
la cuarta pasea muy bien:
80 El león fuerte entre todos los ani-
males, que no torna atrás por nadie :
81 El lebrel ceñido de lomos ; y el macho
cabrio ; y el rey, contra el cual ninguno
se levanta. Digitiz?^yC
ECLESIASTES.
88 SI caíste, >W porque te enalteciste;
y si mal pensaste, pon el dedo en la
boca.
88 Ciertamente el que esprime la leche,
sacará manteca; y el que redo se snena
las narices, sacará sangre ; y el que es-
prime la Ira» sacará contienda.
CAPITULO XXXL
Boetthtaeparaelrev. L Que no sea d ado d mugen».
% Nial vino v deleito» détaovla: que deje esto par*
toe aJUgidos. $. Qm eea defensor de todo* loe gm
cartee» de otra defensa. JL Qfhios de virtuosa ma-
dre de /amOta.
PALABRAS de Lemnel rey* la profe-
cía con qne le enseño bu madre.
9 ¿Qué, hijo mió? ¿Y qué, hflo de mi
vientre ? ¿ y qné, mjo de mis deseos ?
9 No des á las mugeres tu fuerza, ni
tus caminos, que et para destruir á los
reyes.
4 No «a de los reyes, 61 Lemnel, no et
de los reyes beber vino, ni de los princi-
pes la cerveza:
6 Porque no beban, y olviden la ley ; y
perviertan el derecho de todos los hijos
afligidos.
6 Dad la cerveza al que perece, y el vino
á los de amargo ánima
7 Beban, y olvídense de su necesidad, y
de su miseria no se acuerden mas.
8 Abre tu boca por el mudo, en el jui-
cio de todos los hQos de muerte.
9 Abre tu boca, juzga justicia, y el de-
recho del pobre, y del menesteroso.
10 *f ¿ Ifuger valiente quién la hallará?
porque su valor luengamente pasa al de
las piedras preciosas.
11 151 corazón de su marido está en ella
confiado, y de despojo no tendrá necesi-
dad.
13 Darle ha bien, y no mal, todos los
días de su vida.
18 Buscó lana y lino ; y de voluntad
trabajó con sus manos.
14 Fué como navio de mercader, que
trac su pan de lejos.
15 Levantóse aun de noche ; y dio co-
mida á su familia ; y ración á sus criadas.
16 Consideró la heredad, y compróla;
y plantó viña del fruto de sus manos.
1? Qfió sus lomos de fortaleza, y esfor-
zó sus brazos.
18 Gustó que era buena su grangería;
su candela no se apagó denoche.
19 Aplicó sus manos al huso ; y sus ma-
nos trataron la rueca.
20 Su mano extendió al pobre ; fal me-
nesteroso extendió sus manos.
21 No tendrá temor de la nieve por su
familia, porque toda su lamilla etté ves-
tida de ropas dobladas.
29 Ella se hizo tapices : de lino fino y
purpura et su vestido.
28 Conocido et su marido en las puer-
tas, cuando se asienta con los ancianos
de la tierra.
84 Hizo telas, y vendió; y dio cintas al
mercader.
26 Fortaleza y hermosura et su vestido ;
y en el dia postrero reirá.
26 Abrió su boca con sabiduría; y la
ley de clemencia eeté en su boca.
97 Considera los caminos de su casa; y
no comió el pan de balde.
28 Levantáronse sus htyos, y llamáronla
bienaventurada; y bu marido también la
alabó.
29 Muchas mugeres hicieron riquezas,
mas tú las sobrepujaste á todas.
80 Engañosa et la gracia, y vana la her-
mosura : la muger que teme á Jehova,
esa será alabada,
81 Dadla del fruto de sns manos ; y
alábenla en las puertas sus hechos.
ECLESIASTES DE SALOMÓN.
CAPITULO I.
Todos loe humanos estudio* y ocupaciones debajo del
sol, vanidad v aJHecion de espíritu.
PALABRAS del Predicador, Wjo de
David, rey en Jerusalem.
2 Vanidad de vanidades, dijo el predica-
dor, vanidad de vanidades ; todo vanidad.
8 ¿ Qué tiene mas el hombre de todo su
trabajo, con que trabaja debajo del sol?
582
4 Generación va, y generación viene ; y
la tierra siempre permanece.
5 Y sale el sol, y pónese el sol; y c*m$y
con deseo vuelve á su lugar, donde torna
anacer.
6 £1 viento va al mediodía, y rodea al
norte : va rodeando rodeando, y por sus
rodeos torna el viento.
7 Los ríos todos van á la mar, y la
ECLESIASTES.
me* no se Mache: el logar de donde
loe rioe vinieron, allí tornan para vol-
ver.
8 Todae la* coeee andan en trabajo, mas
qne el hombre pneda decir ; ni los ojoe
viendo hartarse de ver, ni loe oidos
♦yendo henchirse.
9 ¿Qué es lo qne fué? Lo mismo qne
será. ¿Qué «loque ha sido hecho? Lo
mismo qne se hará; y nada hay nuevo
debajo del sol.
10 Hay algo de qrife se pneda decir:
¿Veis aquí, esto es nuevo? Ya fné en
loe siglos qne nos han precedido.
11 No hay memoria de lo qne precedió,
ai tampoco de lo qne sucederá habrá me-
moria en los qne serán después.
13 Yo, el. Predicador, fia' rey sobre Is-
mel en Jernsalem,
18 Y di mi corazón á iniquirir y buscar
con sabiduría ¿obre todo lo qne se hace
debajo del cielo: (esta mala ocupación
dio Dios á los hijos de los hombres, en
qne se ocupen :)
14 Yo miré todas los obras quese hacen
debajo del sol; y, he aquí, que todo ello
es vanidad, y aflicción de espíritu.
15 Lo torcido no se puede enderezar; y
lo falto no se puede contar.
16 Hablé yo con mi corazón, diciendo :
He aquí, yo soy engrandecido, y he cre-
cido en sabiduría sobre todos los que
fueron antes de mi en Jerusalem ; y mi
corazón ha visto multitud de sabiduría y
de ciencia.
• 17 Y di tnl corazón á conocer la sabi-
duría, y la ciencia; y las locuras y des-
varios : conocí al cabo qne aun esto era
aflicción de espíritu.
18 Porque en la mucha sabiduría hay
mucho enojo; y quien añade ciencia,
añade dolor.
CAPITULO IL
Prosigue Salomón en el propósito, probándolo de su
propria experiencia. 11. Compara la sabiduría con
¡a itumtatct, y da dio tátiduria la ventaja, III.
Xstá misma sabid¡mHam^u&msü encaminada, en los
negocios humana, también es vanidad. IV. La sa-
biduría sin solicitud congojosa en sus obras, es don
de Dios.
DIJE yo también, en mí corazón:
Ahora ven acá, yo tentaré en ale-
gría. Mlra'en bien. Y esto también era
vanidad.
2 A la risa Aye: Enloqueces; y al pla-
cer: ¿De qué sirve esto?
8 To propuse en mi corazón de atraer
al vino mi carao, y que mi corazón an-
duviese en sabiduría, y rltuviese la insen-
satez, hasta ver cual fuese el bien dé los
hijos de los hombres, en' el cual se ocu-
pasen debajo del cielo todos los dias de
su vida.
4 Engrandecí mis obras, ediflquéme
casas, plánteme vinas;
5 Hí cerne huertos, y jardines; y planté
en ellos árboles de todos frutos.
6 Hiceme estanques de aguas para re-
gar de ellos el bosque donde crecían los
árboles.
7 Poseí siervos y slervas, y tuve hjjoe
de familia: también tuve posesión gran-
de de vacas y ovejas sobre todos los
que fueron antes de mi en Jerusalem.
8 Allegúeme también plata y oro, y
tesoro preciado de reyes y de provincias.
Hiceme cantores, y cantoras ; y iodo» los
deleites de los htyos de loe hombres, sin-
fonía y sinfonías.
9 Y fui magnificado, y aumentado mas
que todos los que fueron antes de mi en
Jerusalem : ademas de esto mi sabiduría
me perseveró.
10 No negué á mis ojos ninguna cosa
qne deseasen; ni aparté á mi corazón de
toda alegría; porque mi corazón gozó
de todo mi trabajo; y esta fué mi parte
de todo mi trabajo.
11 Al cabo yo miré todas las obras que
hablan hecho mis manos, y el trabajo
que tomé para hacerlas; y, he aquí, todo
vanidad y aflicción de espíritu ; y que no
hay mas debajo del soL
13 ? Después yo torné á mirar para ver
la sabiduría, y los desvarios, y la insen-
satez : (porque, ¿ qué hombre hay qne pue-
da seguir al rey en lo que ya hicieron ?)
18 Y yo vi que la sabiduría sobrepuja
á la insensatez, como la luz á las tinie-
blas.
14 El sabio Hene sus ojos en su cabeza:
mas el insensato anda en tinieblas. Y
entendí también yo, que un mismo su-
ceso sucederá al uno y al otra
15 Y yo dfye en mi corazón: Como su-
cederá al insensato, me Bueederá'tambien
á mí : ¿para qué pues he trabajado hasta
ahora por hacerme mas sabio? Ydtyeen
mi corazón, que también esto era vani-
dad.
16 Porque ni del sabio, ni del insensa-
to, habrá memoria para siempre; par-
que en viniendo días ya todo será envi-
dado; y también morirá el sabio, como
el insensato.
17 Y aborrecí la vida; porque ioáa
obra que se hacia debajo del sol, me era
688
ECLESIASTES.
fastidiosa; porque todo era venidad y
aflicción de espirito.
18 Y yo aborrecí todo mi trabajo, en
qne trabajé debajo del sol : el cual deja-
ré á otro, que vendrá después de mí.
19 ¿Y quién sabe si será sabio, ó insen-
sato, el que se enseñoreará en todo mi
trabajo, en que yo trabajé, y en que me
hice sabio debajo del sol? Esto tam-
bién es vanidad.
20 T yo me torné para desesperar mi
corazón, por todo el trabajo en que tra-
bajé, y en quo me hice sabio debajo del
soL
21 Que trabaje el hombre con sabidu-
ría, y con ciencia, y con rectitud, y que
haya de dar su hacienda á hombre que
nunca trabajó en ello. También esto es
vanidad-, y gran trabajo.
22 Porque ¿qué tiene el hombre por
todo su trabajo, y fatiga de su corazón,
en que él trabajó debajo del sol ? ■*
23 Pprqne todos sus días no son si no
dolores, y enojos sus ocupaciones ; aun
de noche no reposa su corazón. Esto
también es vanidad.
24 ? No hay luego bien para el hombre
si no que coma y beba, y que su alma vea
el bien de su trabajo. También vi yo,
que esto « de la mano de Dios.
25 Porque ¿quién comerá; y quién se
purará mejor que yo?
26 Porque al hombre que es bueno de-
lante de Dios, él le dá sabiduría, y cien-
cia, y alegría; mas al pecador dio ocupa-
ción, que allegue, y amontone, para que
dé al bueno delante de éL También es-
to es vanidad y aflicción de espíritu.
CAPITULO in.
Pfot ka puesto tu* tato***, tiempo*, u término* d te-
dM Im negodot humano*, fot cuate*, ti el hombre
conociere, u te acomodar* d ella* en loe tupo», evita-
rúktime^Íe^wideJdMÁmo,vrei*ndrdétecnteMiami*n-
to en la tabiduria, 27. Corrupción del mundo en el
eupremq tetado, del, queetel maoittrado. III. El
'. hombre creado de Dio» en excelencia, el mütmo te
envüece con loe bettíat, aukmdom por meóla n#
duriaenel cato de *u bienaventuranza.
PARA todas las cosas hay sazón; y
todo lo que quisiereis debajo del
cielo, tiene su tiempo determinado.
2 Tiempo de nacer, y tiempo de morir:
tiempo de plantar, y tiempo de arrancar
lo plantado :
3 Tiempo de matar, y tiempo de curar:
tiempo de destruir, y tiempo de edifi-
car:
4 Tiempo de llorar, y tiempo de reir:
tiempo de endechar, y tiempo de bailar:
5 Tiempo de esparcir las piedras, y
584
tiempo de allegar la» piedras : tlampo da
abrazar, y tiempo de alejarse del abracar:
6 Tiempo de buscar, y tiempo de per-
der: tiempo de guardar, y tiempo de
echar:
7 Tiempo de romper, y tiempo de co-
ser: tiempo de callar, y tiempo de ha-
blar:
8 Tiempo de amar, y tiempo de aborre-
cer : tiempo de guerra, y tiempo de paz.
9 ¿Qué tiene mas el que trabaja en lo
que trabaja? *
10 Yo he visto la ocupación que Dios
dio á los hijos de los hombres, para que
en ella se ocupasen. *
11 Todo lo hizo hermoso en su tiempo,
y aun el mundo dio á su corazón, de Ud
numera que no alcance el hombre «te
obra de Dios desde el principio hasta, el
cabo.
12 To he conocido que no hay mejor
para ellos, que alegrarse, y hacer bien en
su vida.
13 Y también que es don de Dios, qne
todo hombre ooma y beba, y goce de to-
do su trabaja
14 He entendido, que todo lo que Dios
hace eso será perpetuo: sobre aquello
no se añadirá, ni do ello se disminuirá;
porque Dios hace, para que teman los
hombres delante de éL
15 Aquello que rae, ya es; y lo que ha
de ser ya fué; y Dios restaura lo que
pasó.
16 H Vi mas debajo del sol: en lugar
del juicio, allí la impiedad; y en lugar
de la justicia, allí la iniquidad.
17 Y yo dije en mi corazón : Al Justo y
al impío juzgará Dios, porque allí hay
tiempo determinado á todo lo que qui-
siereis, y sobre todo lo que se hace.
18 Tí Dtfo en mi corazón acerca de la
condición de los hijos de los hombrea,
que Dios los hizo escogidos ; y es para
ver, que ellos sean bestias los unos á los
otros.
19 Porque el suceso de los hyos de los
hombres, y el suceso del animal, el mis-
mo suceso es; como mueren los unos,
asi mueren ios otros ; y una misma res-
piración tienen todos; ni tiene mas el
hombre que la bestia; porque todo et
vanidad.
20 Todo va á un lugar; todo es hecho
del polvo; y todo se tornará en el mis-
mo polvo.
21 ¿Quién sabe si el espíritu de los hi-
jos de los hombtes suba arriba, y el espí-
Digitized byVjLHJV le
BCLBSIASTES.-
rite del anknal descienda debajo de la
tierra?
22 Asi que be visto que no hay bien,
mas que alegrarse el hombre con lo que
hiciere; porque esta es su parte: porque
m ¿quién le llerará para que Tea lo que ha
"de ser después do él?
CAPITULO IV.
lYiiffwTwio la prueba demmma. Todoe*vanidaé\
4v., deecribe te tiranía y opremon de tet grama*»
eobre tef jwgiieSo*. 77. £a envidia con que e* rece-
Uda de tea hmo» Aormdnof laobrautü y 6ueaa de tes
otro*, r «J rwmrfio, ^ira,» cesar por e*o déla
boma obra, wa que laotro ef üremediabl*. Ul Bl in-
genio del avaro, y m remedio. TV. Bl repté» *abi-
éurta indigno del reino. V. ñ*oU*1h*Xóaica» pa-
ra avmtraiar con Dio*.
Y TÓRNEME yo, y vi todas las vio-
lencias que se hacen debajo del sol :
y, he aquí las lágrimas de los oprimidos,
y que no tienen quien los consuele ; y que
la fuerza estaba en la mano de sus opre-
sores, y para ellos no había consolador.
2 T alabé yo los muertos, que ya mu*
rieron, mas que los vivos, que son vivos
hasta ahora»
3 Y tutx por mejor que ellos ambos al
que aun no fué; porque no ha visto las
malas obras que se hacen debajo del soL
4 U Vi también todo trabajo, y toda
rectitud de obras, que no es sino envi-
dia del hombre contra su prójimo. Tam-
bién esto es vanidad, y aflicción de es-
píritu.
. 5 £1 insensato pliega sus manos, y co-
mo su carne.
6 Mas vale el un pmfio lleno con des-
canso, que ambos pulios llenos con tra-
bajo, y aflicción de espíritu.
7 f Yo me torné otra ves, y vi otra
vanidad debajo del sol.
8 Es el hombre solo, sin sucesor; que
ni tiene hijo ni hermano, y nunca cesa
de trabajar, ni aun sus ojos se hartan de
sus riquezas; ni piensa: ¿Para quién
trabajo yo, y defraudo mi alma del bien?
También esto es vanidad, y ocupación
mala.
0 Mejores son dos que uno; porque
tienen mejor paga de su trabajo.
10 Porque si cayeren, el uno levantará
á su companero : mas ¡ay del solo I que
cuando cayere, no habrá segundo que le
levante.
11 También si dos durmieren, calentar-
se han: mas el solo ¿cómo se calentará?
12 Y si alguno prevaleciere contra él
uno, dos estarán contra él ; porque cor-
don de tres dobleces no presto se rompe.
13 Y Mejor es el muchacho pobre y sa-
bio, que el rey viejo y insensato, que no
puede ser mas avisado.
14 Porque como de la cárcel salió á rei-
nar; porque en su reino nació pobre.
15 Vi ma§ todos* los vivientes debajo
del sol caminando con el muchacho su-
cesor, que estará en su lugar.
16 No tiene flñ todo el pueblo, que fué
antes de ellos : tampoco los que fueren
después, se alegrarán en- él También
esto es vanidad, y aflicción de espíritu.
CAPITULO V.
Detaconteja lo* voto* temerario* mostrando el peligro
mué ha* en el votar, prosiguiendo el intenta comen-
tado en el fin del capitulo precedente. 1L Gánemela
al ánimo piadoto en la* opresiones del mundo con la
consideración de la providencia de Dio* en ellas.
772. Loe malee del avaro. IV. Repite la conclusión
de la verdadera felicidad en *l mundo*
CUANDO fueres á la casa de Dios,
mira bien por tu pié; y acércate
mas para oír, que para dar el sacrificio
de los insensatos ; porque no saben que
hacen mal
2 No te des priesa con tu boca, ni tu
corazón se apresure á pronunciar palabra
delante de Dios ; porque Dios está en el
cielo, y tú sobre la tierra: por tanto tus
palabras sean pocas.
8 Porque como de la mucha ocupación
viene el sueño, asi la voz del insensato,
de la multitud de las palabras.
4 Cuando á Dios prometieres promesa
no tardes de pagarla; porque no se agra-
da de los Insensatos. Lo que prometió-
• Mejor
5 Mejor es que no prometas, que no
que prometas, y no pagues.
6 No sueltes tu boca para hacer pecar
á tu carne ; ni digas delante del ángel,
que fUé ignorancia: ¿por qué harás tú
que se aire Dios á causa de tu voz, y que
destruya la obra de tus manos ?
7 Porque los sueños son en multitud $
y las vanidades y las palabras son mu-
chas: mas teme á Dios.
8 ^ 81 violencias de pobres, y extorsión
de derecho y de justicia vieres en la
provincia, no te maravilles do esta 11-
cencía; porque alto está mirando sobre
alto, y mas altos están sobre ellos :
9 Y mayor altura hay en todas las cosas
de la tierra : mas el que sirve al campo
es rey.
10 Y £1 que ama el dinero, no se harta-
rá de dinero; y el que ama el mucho
isner, no tendrá fruto. También esto es
vanidad.
11 Cuando los bienes se aumentan,
580
BCLESIASTES.
¿ambleo se aumentan ana comedores:
¿ qué bien pues tendrá an dueño amo Yer-
to* de ana ojos ?
12 Dulce es el sueño del trabajador, que
coma mucho, que poco : mas al rico, la
hartura no le deja dormir.
13 Hay otra trabajosa enfermedad que
vi debajo del aol : las rlquenaa guarda-
das de ana dueños para au mal,
14 Laa cuales se pierden en malas ocu-
paciones ; y A los htyos que engendraron
nada lea quedó en 1a mano :
15 Como salió del vientre de su madre,
desnudo, así ae vuelve, tornando como
vino, y nada tuvo de au trabajo para lle-
var en au mano.
16 Este también es un gran mal, que
como vino, así se haya de volver, j T de
qué le aprovechó trabajar al viento ?
17 Ademas de esto, todos los días de su
vida comerá en tinieblas, y mucho eno-
jo, y dolor, y ira.
18 \ He aquí pues el bien que yo he
visto : Que lo bueno es comer, y beber,
y gozar del bien de todo an trabajo, con
que trabaja debajo del sol todos loa días
de su vida, que Dios le dio; porque esta
«tan parte.
19 Y tanibien, que á todo hombre, á
quien Dios dló riquezas, y hacienda,
también le dló facultad para que coma
de ellas, y tome an parte, y goce an tra-
bajo: esto es don de Dios.
20 Porque no ae acordará mucho de
los dias de su vida, porque Dios la res-
ponderá con alegría de an corazón.
CAPITULO VI.
EX avaro ma» miaeroble que el abortivo. II. Vuelve d
impugnar el eetmdm de eternizarte lo» hombre» por
tu» tnvenvione» ,* y d confirmar tu ignorancia en el
cerno de la verdmdera/eUeidad.
HAT otro mal que he visto debajo del
cielo, y muy común entre loe hom-
brea:
2 Hombre, á quien Dios dio riquezas,
y hacienda, y honra, y nada le falta de
todo lo que su alma deaea; y Dios no
le dio facultad de comer de ello ; antea
los extraños se lo comen: esto vanidad
es, y enfermedad trabajosa.
8 81 el hombre engendrare den hijos, y
viviere muchos anos, y loa dias de su
edad moren asaz; si su alma no ae hartó
del bien, y también careció de sepultura ;
yo digo que el abortivo es mejor que él
4 Porque en vano vino, y á tinieblas va,
y con tinieblas será cubierto au nombre.
5 Aunque no haya visto el sol, ni eono-
66*
ctdo nada, mas reposo tiene este, qué
aqncL
6 Porque si viviere mil años dos veces,
y no gozó del bien ;. cierto todos van á
un lugar.
7 Todo el trabajo del hombre es para sn
boca, y con todo eso, su deseo no se
harta.
8 Porque ¿ qué mas tiene el sabio que
el insensato ? ¿ Qué mas tiene el pobre
que supo caminar entre los vivos i
9 Has vale vista de ojos, que deaeo que
pasa ; y también esto ei vanidad, y aflic-
ción de espíritu,
10 H £1 que es, ya su nombre ha sido
nombrado, y se sabe, que es hombre *, y
que no podrá contender con el que ea
mas fuerte que él.
11 Ciertamente las muchas palabras
multiplican la vanidad. ¿ Qué mas tiene
el hombre?
12 Porque ¿ quién sabe cual es el bien
del hombre en la vida todos los dias de
la vida de su vanidad, que los paaa como
sombra? Porque ¿quién enseñará al
hombre que será después de él debajo
del sol?
CAPITULO VIL
Doctrina» de verdadera tabidmrkx, que d la razo*
humana parecerán locura, II. El pago que H
mundo da d »u» medicjnadore»; y lo» límite» de
evitar el peligro, en cuanto la fidelidad de te voca-
ción lo permitiere. JIL Jteeebtciou de lo ttiupututi»^
& i - -
Dio».
W
EJOR «t la buena fama que ei buen
ungüento ; y el día de la muerte,
que el día del nacer mismo.
2 Mejor es ir á la casa del luto que á
la casa del convite ; porque es el fin de
todos los hombres ; y el que vive, lo pon-
drá en su corazón.
3 Mejor es el enojo que la risa; porque
con la tristeza del rostro se enmendará
el corazón.
4 El corazón de los sabios, en la casa
del luto : mas el corazón de los Insensa-
tos, en la casa del placer.
5 Mejor es oir la reprensión del sabio,
que la canción de los Insensatos.
6 Porque la risa del Insensato es como
el estrépito de las espinas debajo de la
olla; y también esto es vanidad.
7 1 Ciertamente el agravio hace enloque-
cer al sabio; y el presente corrompe el
corazón.
8 Mejor es el fin del negocio, que sn
principio : mejor es el sufrido de espíri-
tu, que el altivo de espíritu.
Digitized byVjOOQlC
ECLBSIA8TE8.
'9 No te apresures en tu espíritu á eno-
jarte ; porque la ira en el seno de los In-
sensatos reposa.
10 Nunca digas : ¿ Qué es la cauta que
los tiempos pasados fueron mejores que
estos? Porque nunca de esto pregunta-
rás con sabiduría.
11 Buena «t la ciencia con herencia; y
mas á los qne Ten el sol:
18 Porque en la sombra de la ciencia, y
en la sombra ¿el dinero rtpomt d Mombn;
mas la sabiduría excede, en que da ylda
á sus poseedores.
18 Mira la obra de Dios; porque ¿quién
podrá enderezar el que él torció?
14 En el día del bien, está en el bien ;
y en el dia del mal, Té. Dios también
hizo esto delante de lo otro, porque el
nombre no halle nada tras de €L
15 *t Todo lo tí en -los días do mi tb-
nldad. Justo hay, que perece por su
Justicia; y impío hay, que por su mal-
dad alarga ini dios.
16 No seas Justo mucho, nfseas dema-
siadamente sabio : ¿por qué te destrui-
rás?
17 No hagas mal mucho, ni seas insen-
sato: ¿por qué morirás antes de tu
tiempo? •
18 Bueno es que tomes esto, y también
de estotro no apartes tu mano ; porque
el que á Dios teme, saldrá con todo.
19 La sabiduría esfuerza al sabio, mas
que diez poderosos principes, que sean
en la ciudad.
20 Ciertamente no hay hombre Justo en
la tierra, que haga bien, y nunca peque.
21 Tampoco apliques tu corazón á to-
das las palabras que se hablaren; porque
alguna vtt no oigas á tu sierro, que dice
mal de ti.
22 Porque tu corazón sabe, que tu tam-
bién dijiste mal do otros muchas Teces.
28 \ Todas estas cosas probé con sabi-
duría, diciendo : Hacerme he sabio : mas
ella se alejó de mi
24 Lejos está lo que fué; y lo profun-
do profundo ¿quién lo hallará?
25 To he rodeado, y mi corazón, por
saber, y examinar, y Inquirir la sabidu-
ría, y la razón ; y por saber la maldad de
la insensatez, y el desTario del error ;
26 T yo he hallado mas amarga que- la
. muerte la muger ; la cual es redes, y la-
zos su corazón: sus manos, ligaduras.
El bueno delante de Dios escapará de
ella : mas el pecador será preso en eUa.
27 Mira, esto he hallado, dice el Predi-
W
cador, mirándola* cotas una á una para
hallar la razón :
28 Lo cual mucho buscó mi alma, y no
lo hallé: un hombre entre mil he ha-
llado : mas muger de todas estas nunca
hallé.
29 Solamente, he aquí, esto hallé : que
Dios hizo al hombre recto : mas ellos
buscaron muchas cuentas.
CAPITULO TUL
AMmem de h**o*Ádwio,y eme/sotos. U. Persuade d
la obediencia de los maffist/xtdos como en antidoto de
n que ha mostrado arriba de su corrupción, immtt*
fcs, Uremia, y perversión del derasho. IH. Persuade
d la obediencia de la ley de Dio», y al conocimiento
de $u providencia contra el epicureismo. IV. Vuelve
d la tiranta y per veno* juicios de lo» hombres; y des-
cribe el abwo mee tunando h* éoieruncia de Dio»
can que loe espera. V. Concluye de todo : la verda-
dera felicidad en este mundo ser laque ha dicho, y
no otra.
VTÉS como el sabio? ¿Yqufénco-
me d que sabe la declaración de la
palabra ? La sabiduría del hombre hará
relucir su rostro, y la fuerza de su cara
se mudará.
2 \ To U avito que guardes el manda-
miento del rey, y la palabra del jura-
mento de Dios.
8 No te apresures á irte de delante de
él : ni estés en cosa mala, porque el hará
todo lo que quisiere.
4 Porque la palabra del rey «s *u potes-
tad; y quién le dirá: ¿Qué haces?
6 ^ El que guarda el mandamiento, no
experimentará mal; y el tiempo, y el
juicio, conoce el corazón del sabio.
6 Porque para todo lo que quisiereis hay
tiempo, y juicio ; porque el trabajo del
hombre es grande sobre él
7 Porque no sabo lo que ha de ser, y
cuando haya de ser, ¿ quién se lo ense-
nará?
8 No hay hombre que tenga potestad
sobre tu espíritu para detener el espíri-
tu; ni hay potestad sobre el dia de la m
muerte ;• ni hay armas en, guerra; ni la
impiedad escapará al que la posee.
9 T Todo esto he Tisto, y he puesto mi
corazón en todo lo que se .hace debajo
del sol, el tiempo en que el hombre se
enseñorea del hombre para mal suyo.
10 Entonces tí también impíos, que
detpuc* de sepultados, Tolyieron; y los
que de lugar santo caminaron, fueron
puestos en olvido en la ciudad donde
obraron Terdad: esto también Tani-
dad es.
11 Porque luego no se ejecuta senten-
cia sobre ls»tne)a obra, el corazón de los
587
BCLESIASTES.
htfos de los hombres está Heno en ellos
para hacer mal.
12 Porque el que peca, haga mal cien
veces, y le sea prolongado, aun yo tam-
bién sé, qne los qne á Dios temen, ten-
drán bien, los que temieren delante de
su presencia ;
13 T que el implo nunca tendrá bien,
ni le serán prolongados los dias, mas
serán como sombra; porque no temió
delante de la presencia de Dios.
14 Hay otra vanidad que se hace sobre
la tierra: que hay justos, los cuales son
pagados coma si hicieran obras de im-
píos; y hay impíos, que son pagados
como *í hicieran obras de justos. Digo
que esto también es vanidad.
15 T Por tanto yo alabé la alegría : que
no tiene el hombre bien debajo del sol,
sino que coma, y beba, y se alegre; y
qne esto se le pegue de su trabajo los
dias de su vida, que Dios le dio debajo
del soL
10 Por lo cual yo di mi corazón á cono-
cer sabiduría, y á ver la ocupación que
se hace sobre la tierra : que ni de noche,
ni de dia, ve d hombre sueño en sus ojos.
17 Y vi acerca de todas las obras de
Dios, que el hombre no puede alcanzar
obra que se haga debajo del sol ; por la
cual trabaja el hombre buscándola, y no
la hallará: aunque diga el sabio que
sabe, no la hallará: aunque diga el sabio
que sabe, no la podrá alcanzar.
CAPITULO IX.
Los piado*» andan cierto» de su atado ateguradeeen
Dio*: lo» otro», dudoso», y d tiento en todo. IL El
común curto de lo» suceso» humano» ordenado de
Dio» no •» puede mudar : por tanto persuade tupia»
doto, que asegurado de la buena voluntad de Dio»
siga con alearía y düioencia tu vocación. 111. Por
haber puesto Dio» su» tazones y tiempos d todas las
cosas en él inundo, exhorto} al estudio de la sabidu-
ría, que la» ensena. IV. Alabanza de la sabiduría,
la cual excede d la fortaleza mundana.
CIERTAMENTE á todo esto di mi
corazón, para declarar todo esto:
Que los justos; y los sabios, y sus obras,
están en la mano de Dios ; y que no sabe
el hombre ni el amor, ni el odio, por
todo lo que pasa delante de éL
2 í Todo acontece de la misma manera
á todos : un mismo suceso tiene el justo
y el impío ; el bueno, y el limpio, y el no
limpio ; y el que sacrifica, y el que no sa-
crifica ; como el bueno así el que peca : el
que jura, como el que teme el juramento.
S Este mal hay entre todo lo que se
hace debajo del sol : que todos tengan un
mismo suceso; y que tamban el cora-
588
zon de los mjos de los hombres esté
lleno de mal, y de enloquecimiento en
su corazón en su vida, y después, á los
muertos.
4 Porque para todo aquel que está aun
entre los vivos, hay esperanza; porque
mejor es perro vivo, que león muerto.
5 Porque los que viven, saben que han
de morir : mas los muertos nada saben,
ni mas tienen paga ; porque su memoria
es puesta en olvido.
6 Aun su amor, su odio, y su envidia y»
feneció ; y no tienen ya mas parte en el
siglo, en todo lo que se hace debajo del
sol.
7 Anda, y come tu pan con gozo, y bebe
tu vino con alegre corazón ; porque tus
obras ya son agradables á Dios.
8 En todo tiempo sean blancos tus ves-
tidos ; y nunca falto ungüento sobre tu
cabeza.
9 Goza de la vida con la muger que
amas, todos los dias de la vida de tu va-
nidad, que fe son dados debajo del sol,
todos los dias de tu vanidad; porque
esta es tu parto en la vida, y en tu tra-
bajo, en que trabajas debajo del sol.
10 Todo lo que te viniere á la mano para
hacer Jiázlo según tus fuerzas; porque
en el sepulcro, donde tú vas, no hay obra,
ni industria, ni ciencia, ni sabiduría.
11 \ Tórneme, y vi debajo del sol, que
ni es de los ligeros la carrera; ni la guer-
ra, de los fuertes ; ni aun de los sabios el
pan; ni de los prudentes las riquezas;
ni do los elocuentes la gracia : mas quo
tiempo, y ocasión acontece á todos.
12 Porque el hombre tampoco conoce
su tiempo : como los peces, que son pre-
sos en la mala red,, y como las aves, quo
60 prenden en lazo; así son enlazados
los hijos de los hombres en el tiempo
malo, cuando cae de súbito sobre ellos.
13 H También vi esta sabiduría debajo
del sol; la cual me es grande:
14 Una pequeña ciudad, y pocos hom-
bres en ella ; y viene contra eüa un gran
rey, y cércala, y edifica contra ella gran-
des baluartes:
15 Y hállase en ella un hombre pobre,
sabio, el cual escapa la ciudad con su sa-
biduría; y nadie se acordaba de aquel
pobre hombre.
16 Entonces yo dije: Mejor es la sabi-
duría que la fortaleza, aunque la ciencia
del pobre sea menospreciada, y sus pa-
labras no sean escuchadas.
17 Las palabras del sabio con reposo
ECLESIASTES.
mí oídas, mas que el clamor del seftor
entre loe lnsansatos.
18 Mejor es la sabiduría que las armas
de guerra : mas un pecador destruye mu-
cho bien.
CAPITULO X.
Moota» parte eoneervar te tabidttria, 1* Jf# pecar*
llrateatodemeaUdwia. S. ¡¡o dejar te vocación
por temor humano. H. Otra perversión del wtmndo :
Im teoaMQft» Hfee».* fot «O*» obedecen. III. Re-
lia» c/« piadosa pt méenoia; y atotemu dt te — 6*»
Avia a cowyoteiicte de te iiutiiwrtu. IV. tyeü-
eidad p felicidad del reino pendiente de «■* ^o6er>
nafeores. F. Cbnlrs te ncgftgwcta <n te vocación.
LAS moscas muertas hacen heder y
dar mal olor el perfume del perfu-
mador; 7 al estimado por sabiduría y
honra una pequeña insensatez.
2 £1 corazón del sabio está á su mano
derecha : mas el corazón del insensato! á
su mano izquierda.
8 T aun cuando el insensato va por el
camino, su cordura falta ; y dice á todos :
insensato es.
4 8i espíritu de seftor te acometiere, no
dejes tu lugar ; porque la flojedad hará
reposar grandes pecados.
6 1T Hay otro mal que tí debajo del sol,
como salido de delante del seftor por
yerro:
6 La insensatez está asentada en gran-
des alturas ; y los ricos están sentados
en bajeza.
7 Vi sierros encima de caballos, y prín-
cipes qne andaban, como sierros, á tierra.
8 S El que hiciere el hoyo, caerá en él ;
y el que aportillare el Tallado, morderle
ha la serpiente.
9 El que mudare las piedras, tendrá
trabajo en ellas : el que cortare la lefia,
peligrará en ella.
10 81 se embotare el nlerro, y su filo no
fuere aguzado, añadir mas fuerza : mas la
bondad de la sabiduría excede.
U 81 la serpiente mordiere no encanta-
da, no es mas el lenguaz.
18 Las palabras de la boca del sabio
son gracia: mas los labios del insensato
lo echan á perder.
18 El principio de las palabras de su
boca at insensatez ; y el fin de su habla,
desrarío mala
14 El insensato multiplica palabras, y
dice: No sabe hombre lo que ha de ser:
¿ y quién le hará saber, lo que será des-
pués de él ?
15 El trabajo de los insensatos los fa-
tiga; porque no saben por donde Tan á
la ciudad.
10 Y jAy de tí tierra, cuando tu rey
fuere mozo, y tus principes comen de
mañana!
17 ¡Bienaventurada tierra tú, cuando tu
rey fuere h^o de nobles, y tus príncipes
comen á su hora por la fuerza, y no por
el beber!
18 Y Por la pereza se cae la techum-
bre; y por la flojedad de manos se llueve
la casa.
19 Por el placer se hace el convite, y el
Tino alegra los tívos ; y el dinero res- i
ponde á todo.
20 Ni aun en tu pensamiento digas mal
del rey ; ni en loe secretos de tu cámara
digas mal del rico; porque las aves del
cielo llevarán la voz; y las que tienen
alas, harán saber la palabra.
CAPITULO XL
Ferenade al piado* (emjteciatmente al ministro 4*
te piadosa doctrinándome diados todas otro* emi-
aprovechar d todo» y en todo tiempo, entre tanto
que Dio» no U manifestare otra cota. II. Repite loe
trabajo» p vanidad de esta vida : retrae del epten-
reimno con te certidumbre del juicio extremo, y fte-
madla tanta alegría Junta oon mortj/icaeion de la
ECHA tu pan sobre las aguas, que
después de muchos días lo hallará».
2 Reparte á siete, y aun á ocho ; por-
que no sabes el mal que Tendrá sobre la
tierrra.
8 81 las nubes fueren llenas de agua,
sobre la tierra la derramarán ; y si el ár-
bol cayere al mediodía ó al norte, al lu-
gar que el árbol cayere, allí quedará,
4 El que al Tiento mira, nunca sembra-
rá; y el que mira á las nubes, nunca se-
gará.
5 Como tú no sabes cual e% el camino
del Tiento, 6 como m cria* los huesos en
el vientre de la muger preñada, asi igno-
ras la obra de Dios, el cual hace todas
las cosas.
0 Por la mañana siembra tu simiente,
y á la tarde no dejes reposar tu mano: /
porque tú no sabes cual es lo mejor, es- '
to, 6 lo otro, ó si ambas á dos cosas son '
buenas.
7 ? Suave ciertamente es la luz, y agra-
dable es á los ojos ver el sol :
8 Mas si el hombre viviere muchos
aftos, y en todos ellos hubiere tenido
alegría: si después trajere á la memoria
los días de las tinieblas, que serán mu-
chos ; todo lo que le habrá pasado, dirá
haber sido vanidad.
9 Alégrate mancebo en tu mocedad,
y tome placer tu corazón en los días de *
tu juventud; y camina en los caminos
680
CANTARES DE SALOMÓN.
de tu eoms0U,y enlavistadetaa ojos:
mas sabe, que sobre todas estas oosas te
traerá Dios enjuicio»
10 Quita pues el enojo de tu corazón, y
aparta de tu carne el mal ; porque la mo-
cedad y la juTentud vanidad es.
CAPITULO xn.
Prosiguiendo el intento llama al temor de Dio» desde
la juventud ante* de la vejez, y de la muerte, Im
cuales describe por elegantísimas akoorias, 21. Con-
cluye con el tema del cual taca la conclusión princi-
pal, ave e$; fa verdadera felicidad contóte en temer
dJMos,g guardar suleg, repitiendalaeariemadeljui-
YTEN memoria de tu Criador en los
días de tu juventud, antes que Ten-
gan los malos dias, y lleguen los anos,
de los cuales digas : No tengo en ellos
contentamiento.
■ 2 Antes que se oscurezca el sol, y la
luz, y la luna, y las estrellas; y las nubes
se tornen tras la lluvia:
3 Cuando temblarán las guardas de la
easa, y se encorvarán los hombres Aler-
tes, y cesarán las muelas, y se disminui-
rán ; y se oscurecerán los que miran por
las ventanas ;
4 X las puertas de afuera se cerrarán
por la bajeza de la voz de la muela; y
se levantará á la voz del ave, y todas las,
hijas de canción serán humilladas ;
5 Cuantió también temerán de lo alto,
y los tropezones en el camino; y flore-
cerá el almendro, y cargarse ha la lan-
gosta» y perderse ha el apetito; porque
el hombre va á la casa de an siglo, y loe.
endechaderas por la plaza andarán en
derredor.
6 Antes que la cadena de plata se quie-
bre, y se rompa- la lenteja de oro, y el
cántaro se quiebre junto a la fuente, y la
rueda sea rompida sobre el pozo ;
7 Y el polvo se torne á la tierra, como
era ¿«te, y el espíritu se vuelva á Dios,
que le dio.
Q ? Vanidad de vanidades, dtfo el Pre-
dicador, todo vanidad.
9 Y cuanto mas el Predicador fué sabio,
tanto mas enseñó sabiduría al pueblo, y
hizo escuchar, y hizo escudrinar; y com-
puso muchos proverbios,
10 Procuró el Predicador hallar palor,
bras agradables, y escritura recta, pala-
bras de verdad.
11 Las palabras de los sabios ton como
aguijonee, y como clavos hincados de
los maestros de las congregaciones^pues-
tas debajo de un pastor.
12 Y ademas de esto, lujo mió, sé avi-
sado : no hay fin de hacer muchos libros ;
y el mucho estudio aflicción es de la carne.
13 £1 fin de todo el sermón es oído:
TKKB A, DIOS, T GUARDA SUS MANDAMIEN-
TOS, porque esto es el todo del hombre.
14 Porque Dios traerá toda obra enjui-
cio, d enalte fcznf sobre toda cose ocul-
ta, buena, ó mala.
EL LIBRO DE LOS
CANTARES DE SALOMÓN.
\
CAPITULO L
La iglesia tiendo arrebatada en odmiraeion-del amo*
con que su esposo Cristo la ama, demanda termo» %
tna* unida con él; y el espoto declara cuan JÍermoea
v graciosa sea su esposa: uad Su ella te alegran
CANCIÓN de canciones de Salo-
món.
2 j Oh si me besase de beses de su bocal
porque mejores son tus amores que el
vino.
S Por el olor de tus buenos ungüentos,
ungüento derramado « tu nombre : por
tanto las doncellas te amaron.
4 Tírame en pos de tí, correremos.
• Metióme el rey en sus cámaras : gozar-
nos, hemos, y alegrarnos hemos en Ü ;
590
acordarnos hemos de tus amores, mas
que del vino. Loa rectos te aman.
5 Morena soy, ó! m>a de Jerusslem,
mas de codiciar, como las cabanas de
Cedar, como las tiendas de Salomón.
6 No miréis en que soy moxoa; por-
que el sol me miro : los lujos de mi ma-
dre se airaron contra mi: luciéronme
guarda de vinas, y mi vina, que tra mié,
no guardé.
7 Hazme saber 61tú\ á quien mi alma
ama, donde repastas, donde hoces tener
majada al medlodi*: Porque ¿por qué
seré, como la que se aparta hacia los re-
baños de tus compañeros ?
8 8i tú no ¡a sabes, ól hermosa entre
Digitized by VjOOQIC
CANTARES DE 3ALOMO?*.
las. mugeree, sáKe por lo» rastros del re-
baño, y apacienta tu» cabrita» junto á
las «abañas de Los pastorea.
9 A una de las yeguas de loe carros da
Pharaon te he comparado, ó ! amor mió.
K> Hermosas son tus mejillas entre los
«arcillo*, tu cuello entre los collares.
11 Zarcillos de oro te haremos, con
claros de plata.
12 Mientra* que el rey estaba en su re-
costadero, mi espicanardi dio su olor.
18 Mi amado es para mi un manojico
de mirra: que reposará entre mis pe-
dios.
14 Racimo de copher en las Tifias de
Engaddi es para mi mi amado.
15 He aquí, que tú eres hermosa, 6!
eompañera mia, he aquí, que tú eres
hermosa : tus ojos de paloma.
16 He aquí, que tú eres hermoso, 6! ama-
do mió, también suave: también nuestro
lecho florida
17 Las vigas de nuestras casas son de
eedro; las tablazones, de bayas.
CAPITULO IL
Bleepoeo declara cuanta tea m hermosura % la de eu
etpoea. Xa eepoea también muestra citan hermoso
mta m eepoto, p cnanto tea ei amor con que ella h
cada momento recibe de 4L
Y Ó soy el lirio $& campo, y la rosa
de los valles.
2 Como el lirio entre las espinas, asi es
mi compañera éntrelas lujas.
3 Como el manzano entre loa arbolea
monteses, así es mi amado entre los hi-
jos : debajo de su sombra deseé sentarme,
y me asenté, y su fruto ha sido dulce 4
mi paladar.
4 Trujóme á la cámara del vino ; y su
bandera de amor puso sobre mi.
5 Sustentadme con frascos de vino, es
forzedme con manzanas; porque estoy
enferma dg amor. '
6 Su izquierda esté debajo de mi cabeza,
y su derecha me abrace.
7 To os conjuro, ó ! lujas de Jerusalem,
por las gamas, 6 por las ciervas del cam-
po, que no despertéis, ni hagáis velar al
amor, hasta que él quiera.
8 ¡ La voz de mi amado I He aqui que
este viene saltando sobre los montes,
saltando sobre los collados.
* 9 Mi amado es semejante al gamo, ó al
cabrito de los ciervos. Hele aqui, está
detrás de nuestra pared, mirando por
las ventanas, mostrándose por las rejas.
10 Mi amado habló, y me dijo: Leván-
tate, ó ! amor mió, hermosa mja, y vente :
11 Porque, he aqui, ha pasad» al inviciy
no : la lluvia se ha mudado, y se fué;
12 Las flores se han mostrado en la
tierra ; el tiempo de la canción es veni-
do, y voz de tórtola se ha oído en nues-
tra región ;
la La higuera ha metido *ns higos, y
las vides en cierne dieron olor : leván-
tate, ó ! amor mío, hermosa mia» y véate.
14 Paloma mia, en los agujeros de la
peña, en lo escondido de la escalera:
muéstrame tu vista: hazme oir tu voz;
porque tu ves es dulce, y tw vista her-
mosa.
15 Tomadnos las zorras, las zorras pe-
queñas, qne echan 4 perder las vitas,
mientras nuestras viñas .están en cierne.
Id Mi, amado es mió, y yosuya: él apa-
cienta entre lirios.
17 Hasta que apunte el dia, y las som-
bras huyan, tórnate, ó I amado mió: sé
semejante al gamo, ó al cabrito de loa
ciervos sobre los montes de Bether.
CAPITULO ni.
ha jaleein (ame ee to eepoea) declara el oran cuidado
ave tenga de buecar d tu eepoeo y testifica ei aran
amor con qm míempre te ama. Deecribe m> la figura
de Salomo», la magni/kencia del aposento de km
F>R las noches busqué en mi cama al
que ama mi alma; le busqué, y no
le hallé.
2 Abosa pues levantarme he, y rodearé
por la ciudad: por las calles, y por la»
plazas buscaré al que ama mi alma: le
busqué, y no le hallé.
• 3 Halláronme las guardas que rondan
por la ciudad, y les pregunté \ diciendo:
¿ Habéis visto al que ama mi aliña ?
4 Pasando de ellos un poco, luego ha-
lló al qne ama mí alma: trabé de él, y
no le deje^ hasta queie metí eu casa da
mi madre, y á la cámara de la que me
engendró.
6 Yo os conjuro, ó ! lujas de Jerusalem,
por las gamas, ó por las ciervas <Jel cam-
po, que no despertéis, ni hagáis velar á
mi amor, hasta que él quiera,
«//Quién es estaque sube del desierto*
como varas de humo, sahumada de mir-
ra y de enclenco, y de todos polvos aro-
máticos?
7 He aquí que la cama 4e Salomón se-
senta fuertes la cercan, de los fuertes de
Israel.
8 Todos ellos, tienen espadas, diestros
en la guerra: cada uno su espada so-
bre su muslo por los temores en las
noches. Digitized^pOCM
CANTARES DE SALOMÓN.
9 El rey Salomón se hizo un tálamo de
madera del Líbano.
10 Sos columnas hizo de plata, sn sola-
do de oro, sn cielo de grana, su Interior
solado de amor por las lujas de Jerusa-
lenL
11 8alid, ó t lujas de Sion, y ved al rey
Salomón con la corona con que le coro-
nó su madre el día de su desposorio, y el
dia del gozo de su corazón.
CAPITULO IV.
El ea?omdouhm%mdo ¡a k§t mjmm a g excelencia de m
opon, teetijka el entrañable amor qm le tiene : re-
conoce la tapeta qm toda cuanto tiene do ftntno, le
viene de la liberalidad * gratuito favor do eueepeeo.
HE aquí que*tú eres hermosa, ó ! amor
mió, he aquí qne tú eres hermosa :
tus ojos, de paloma entre tus copetes ;
tu cabello, como manada de cabras qne
se muestran desde el monte de Galaod.
. 2 Tus dientes como manada de ovejas
trasquiladas, que soben del lavadero:
que todas ellas paren mellizos, y estéril
no hay entre ellas.
8 Tus labios, como un hilo de grana, y
tn habla hermosa: tus sienes, como pe-
dazos de granada, dentro de tus copetes.
4 Tu cuello, como la torre de David
edificada para enseñamientos : mil escu-
dos están colgados de ella, todos escudos
de valientes.
5 Tus dos pechos, como dos cabritos
mellizos de gama, que son apacentados
entre los lirios.
6 Hasta que apunte el día, y huyan las
sombras, iré al monte de la mirra, y al
collado del incienso.
7 Tú, toda eres hermosa, ó ! amor mío,
y no hay mancha en tí. #
8 Conmigo del Líbano' 6! esposa mia,
conmigo vendrás del Líbano: mirarás
desde la cumbre de Amana, desde la
cumbre de Senlr, y de Hcrmon: desde
, las moradas de los leones, desde los
montes de los tigres.
0 Quitado me has mi corazón, hermana,
esposa mía, quitado me has mi corazón,
con uno de tus ojos, con un collar d¿ tu
cuello.
10 ¡ Cuan hermosos son tus amores, ó !
hermana, esposa mía! ¡ cuánto son me-
jores que el vino tus amores ! ¡ y el olor
de tus ungüentos, que todas las especias
aromáticas !
11 Panal de miel destilan tus labios, ó !
esposa mia: miel, y leche están debajo
de tu lengua, y el olor de tus vestidos,
como el olor del Líbano.
12 Huerto cerrado, 6 ! hermana, esposa
mia, fuente cerrada, fuente sellada.
13 Tus renuevos, como paraíso de gra-
nados con frutos suaves; alcanfores, j
esplcanardL
14 Esplcanardl y azafrán, cafta aromá-
tica, y canela, con todos los árboles de
Incienso: mirra y aloes, con todas las
principales especias.
15 Fuente de huertos, pozo de aguas i
vivas, que corren del Líbano. f
16 Levántate aquilón, y ven, austro,
sopla mi huerto, caigan sus especias.
Venga mi amado á su huerto, y coma de
su dulce fruta.
CAPITULO V.
Eleepoeo convidad mu amigo» d mu boda*. Laempom
•a confetando la Jaita qm kabia eomottdo no dbrim
do la puerta d tu eeposo, declara hu mieeriat qmle
acontecieron. Trata detpuea con mu amiga» de la
hermoeura de m etpoeo. •
YO vine á mi huerto, 6! hermana, es-
posa mía ; yo cogí mi mirra, y mis
especias. Yo comí mi panal, y mi miel :
yo bebí mi vino, y mi leche. Comed
amigos, bebed amados, y embriagaos.
2 Yo duermo, y mi corazón vela. La
voz de mi amado, qne toca á la puerta,
diciendo: Ábreme, hermana mía, amor*
mío, paloma mía, mi sin mandila, por-
que mi cabeza esté llena de roclo, mía
guedejas de las gotas de la noche.
8 He desnudado mi ropa, ¿ cómo la ten-
go de vestir ? He lavado mis pléa, ¿ co-
mo los tengo de ensuciar?
4 MI amado metió su mano por el agu-
jero de la puerta, y mis entrañas rugieron
dentro de mí.
5 Yo me levanté para abrir á mi ama-
do, y mis manos gotearon mirra, y mis
dedos mirra que pasaba sobre las aldabas
del candado.
0 To abrí á mi amado: mas mi amado
era ya Ido, ya había pasado; % mi alma
salió tras su hablar, le busqué, y no le
hallé: le llamé, y no me respondió.
7 Halláronme las guardas, que rondan
la ciudad: hiriéronme, llagáronme, qui-
táronme mi manto de encima, las guar-
das de los muros.
8 Yo os conjuro, ó ! lujas de Jerusalem,
/que si hallareis á mi amado, que le ha-
gáis saber, que de amor estoy enferma.
9 ¿ Qué es tu amado mas que los otros '
amados, ó ! la mas hermosa de todas las
mugeres i ¿ qué es tu amado mas que los
otros amados, que así nos has conjurado?
10 Mi amado es blanco, rabio, mas se-
ñalado que diez mü.
CANTARES DE SALOMÓN.
11 Su cabera, oró fino; mis guedejas
crespas, negras como el cuervo :
12* Sus ojos, como do las palomas, que
están Junto á los arroyos de las aguas,
que se lamo con leche, que están junto
á la abundancia.
18 Sus mejillas, como una era de espe-
cias aromáticas, como las llores de las
especias : sus labios, lirios que gotean
mirra que pasa.
14 Sus manos, anillos de oro engasta-
dos de jacintos: su vientre, blanco mar-
fil cubierto de zafiros.
15 flus piernas, columnas de mármol
fundadas sobre basas de oro fino: su
vista como el Líbano, escogido como los
cedros.
16 Su paladar, dulzuras, y todo él de-
seos. Tal es mi amado, tal es mi amigo,
ó ! htfas de Jerusalem.
CAPITULO VI.
La esposa dice d sus amigasauesu esposo se hábia par-
tido de ella. El esposo pintando la hermosura de tu
etpota testifica el grande amor que le tiene.
oT^vóNDE es ido tu amado, ó! la mas
0-L/ hermosa de todas las mogeres?
¿ á dónde se apartó tu amado, y buscarle
hemos contigo?
2 Mi amado descendió á su huerto alas
eras de la especia, para apacentar en los
huertos, y para coger los lirios.
3 Yo soy de mi amado, y mi amado es
mió, el cual apacienta entre los lirios.
4 Hermosa eres tú, ó! amor mió, como
Thirsa : de desear, como Jerusalem : es-
pantosa, como banderas de ejércitos.
5 Aparta tus ojos de delante de mi,
porqnc ellos me vencieron. Tu cabello
es como manada de cabras, que se mues-
tran en Galaad.
6 Tus dientes, como manada de ovejas,
que suben del lavadero : que todas pa-
ren mellizos, y estéril no hay entre ellas.
7 Como pedazos de granada son tus sie-
nes entre tus copetes.
8 Sesenta son las reinas, y ochenta las
concubinas ; y las doncellas sin cuento.
9 Mas una es la paloma mia, la perfecta
mía : única es á su madre, escogida á la
que la engendró: yiéronla las hijas, y
llamáronla bienaventurada: las reinas y
las concubinas la alabaron.
10 ¿ Quién es esta que se muestra como
el alba, hermosa como la luna, Dlustrc
como el sol, espantosa comp banderas
de ejércitos ?
11 A la huerta de los nogales descendí,
para ver los frutos del valle, para ver si
Span. 38
brotaban las vides, si florecían los gra-
nados.
13 No sé, mi alma me ha tornado como
los carros de Aminadab.
13 Tórnate, tórnate, ó! Sulamltha: tór-
nate, tórnate, y mirarte hemos. ¿Qué*
veréis en la Sulamltha f Como una com-
pañía de reales.
CAPITULO VIL
CbmHnwanéo el esposo en pintarla hermosura de tu e*~
pota, declara la alegría que él toma con ella. La
etpota reconociendo el favor de su esposo f se dedica
totalmente d m servicio.
J/^UAN hermosos son tus pies en los
* KJ calzados, ó ! mja del príncipe ! Los
cercos de tus muslos son como ajorcas,
obra de mano de excelente maestro.
2 Tu ombligo, como una taza redonda,
que no le falta bebida. Tu vientre, mon-
tón de trigo cercado de lirios.
3 Tus dos pechos, como dos cabritos
mellizos de gama.
4 Tu cuello, como torre de marfil : tus
ojos como las pesqueras de Esebon junto
á la puerta de Bath-rabem: tu nariz, co-
mo la torre del Líbano, que mira hacia
Damasco.
5 Tu cabeza encima de ti, como la gra-
na; y el cabello de tu cabeza, como la
púrpura del rey ligada en los corredores.
6 ¡ Qué hermosa eres, y cúán suave, ó !
amor deleitoso !
7 Tu estatura es semejante á la palma ;
y tus pechos, á los racimos.
8 Yo dye: Yo subiré á la palma, asiré
sus ramos ; y tus pechos serán ahora co-
mo racimos de vid ; y el olor de tus na*
rices, como de manzanas.
9 Y tu paladar como el buen vino, que
se entra á mi amado suavemente, y hace
hablar los labios de los viejos.
10 Yo soy de mi amado, y conmigo es
su deseo.
11 Ven, ó! amado mió, salgamos al
campo, moremos en las aldeas;
12 Levantémosnos de mafiana á las vi-
ñas: veamos si brotan las vides, si se
abre el cierne, si han florecido los grana-
dos : allí te daré mis amores*.
13 Las mandragoras han dado olor ; y
en nuestras puertas hay todas dulzuras,
nuevas, y viejas. Amado mío, yo las he
guardado para ti.
CAPITULO vm.
Deteando la etpota ser mas y mas unida con tu espo-
so, declara que está" abrasada de una tal llama de
amor, que es imposible apagarla ; y luego demandan-
do que los Gentiles sean convidados ti sus boda*, eUa
te apareja para las bodas, que se harán en el cielo.
593
ISAÍAS.
r^kH quién te me diese, como herma-
* v-/ no, que mamaste loe pechos de mi
madre ! ¡ Qué te hallase yo fuera, y te
besase, y que no te menospreciasen 1
2 ¡ Qué yo te llevase, que yo te metiese
. cu casa de mi madre : que me enseñases,
que te hiciese beber vino adobado, del
mosto de mis granadas !
8 Su izquierda ettá debajo de mi cabeza,
y su derecha me abrace.
4 To os conjuro, ó ! htyas de Jerusalem,
¿ por qué despertaréis, y por qué haréis
yclar al amor, hasta que éj. quiera?
5 ¿Quién es esta, que sube del desierto
recostada sobre su amado ? Debajo de
un manzano te desperté : allí tuvo dolo-
res de ti tu madre ; allí turo dolores la
que te parió.
6 Pónme, como un sello, sobre tu cora-
zón, como un signo sobre tu brazo ; por-
* que fuerte es como la muerte el amor :
duro como el sepulcro el celo : sus bra-
sas, brasas de fuego, llama fuerte.
7 Las muchas aguas no podrán apagar
al amor : ni los ríos le cubrirán. 81 die-
se hombre toda la hacienda de su •
por este amor, menospreciando la me-
nospreciaran.
8 Tenemos una pequeña hermana, que
no tiene aun pechos: ¿qué haremos á
nuestra hermana, cuando de ella se ha-
blare ?
9 81 ella e» muro, edificaremos sobre él
un palacio de plata. T si fuere puerta,
guarnecerla hemos con tablas de cedro.
10 To soy muro, y mis pechos ton como
torres desde que yo fui en sus ojos como
la que halla paz.
11 Salomón tuvo una viña en Bahal-
hamon, la cual entregó á guardas : cada
uno de los cuales traerá mil pieza» de
plata por su fruto.
12 Mi vifia, que es mía delante de mí :
las mil pieza» serán tuyos, ó ! Salomón ; y
doscientos, de los que guardan su fruta
13 ¡ Ah la que estás en los huertos ! los
compañeros escuchan tu toz: hazme oír.
14 Huye, ó ! amado mió, y sé semejante
al gamo, ó al cervatillo de los ciervos, á
las montañas de las especias.
EL LIBRO DE LAS
PROFECÍAS DE ISAÍAS.
CAPITULO I.
Aeu** Dio* dm pueblo. 1. De ingrato d — beneficio*.
2. De rebelde d eme mandamiento». 8. De contumaz d
rus testigo». IJ. Deeconoce w demtcha todo el exterior
cuito $in féytin caridad. Ht. Entena ame la lim-
pieza del coraton y to obediencia d $m mandad
miento* e» el culto que le agrada. IV. Jtepite la
primera acutadon nuu en particular.
VISION de Isaías, hijo de Amos, la
cual vio sobre Juda y Jerusalem,
en dios de Ozias, Joatham, Achaz, y Eze-
chlas, reyes de Judo.
2 Oid, cielos, y escucha, tierra; porque
habla Jehova. Crié h^jos, y los levanté
á grandes; y ellos se rebelaron contra
mi. m
8 El buey conoció á su dueño, y el asno
el pesebre de su señor: Israel no cono-
ció, mi pueblo no entendió.
4 ¡ Oh gente pecadora, pueblo cargado
de maldad, generación de malignos, hi-
jos corrompedores! Dejaron á Jehova,
provacaron á ira al santo de Israel, tor-
náronse atrás.
5 ¿Para qué seréis castigados aun? to-
544
davia os rebelaréis. Toda cabeza enfer-
ma, y todo corazón doliente.
6 Desde la planta del pié hasta la cabe-
za no hay en él cosa entera: herida,
hinchazón, y llaga podrida : no son cu-
radas, ni vendadas, ni ablandadas, con
aceite.
7 Vuestra tierra destruida, vuestras
ciudades puestas á fuego, vuestra tierra
delante de vosotros comida de extran-
jeros, y asolada como en asolamiento de
extraños.
8 T quedará la hija de Sion como choza
en viña, y como cabana en melonar, co-
mo ciudad asolada.
0 81 Jehova de los ejércitos no hubiera
hecho que nos quedasen sobras muy po-
cas, como Sodoma fuéramos, y semejan-
tes á Gomorrha.
10 K Príncipes de Sodoma, oíd la pala-
bra de Jehova : escuchad la ley de nues-
tro Dios, pueblo de Gomorrha.
11 ¿ Para qué á mi la multitud de vues-
tros sacrificios ? dice Jehova. Harto es-
Digitized b
Ice Jehova. £
ISAÍAS.
toy de holocaustos de carneree, y de se-
bo de animales gruesos : no quiero san-
gre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos
de cabrío.
12 ¿Quién demando esto de Tuestras
manos, cuando vinieseis á ver mi rostro,
á hollar mis patios ?
13 No me traigáis mas presente vano :
el perfume me es abominación. Luna
nueva, y sábado, convocar convocación,
no podré sufrir: iniquidad y solemni-
dad.
14 Vuestras lunas nuevas, y vuestras
solemnidades tiene aborrecidas mi alma :
hánme sido carga : cansado estoy de lle-
varías.
15 Cuando extendierais vuestras manos,
yo esconderé de vosotros mis ojos; tam-
bién cuando multiplicareis la oración,
yo no oiré: llenas están de sangre vues-
tras manos.
16 1f Lavad, limpiaos, quitad la iniqui-
dad de vuestras obras de la presencia de
mis ojos : dejad de hacer lo malo :
17 Aprended á bien hacer, buscad jui-
cio, restituid al agraviado, oid á derecho
al huérfano, amparad la viuda.
18 Venid pues, dirá Jehova, y estemos
á cuenta: si vuestros pecados fueren co-
mo la grana, como la nieve serán emblan-
quecidos: si fueren rojos como el car-
mesí, serán tornado* como la lana.
19 Si quisiereis, y oyereis, comeréis el
bien de la tierra.
20 Si no quisiereis, y fuereis rebeldes,
seréis consumidos á cuchillo ; porque la
boca de Jehtf va lo ha dicho.
21 T ¡Cómo te has tornado ramera, ó
ciudad fiel ! Llena estuvo de juicio, y equi-
dad habitó en ella: mas ahora, homicidas.
22 Tu plata so» ha tornado escorias; y
tu vino es mezclado con agua.
23 Tus principes prevaricadores, y com-
pañeros de ladrones: todos aman los
presentes, y siguen los salarlos: no oyen
á juicio al huérfano, ni llega á ellos la
causa de la viuda.
24 Por tanto dice el Señor Jehova de
los ejércitos, Fuerte do Israel: Ea, toma-
ré satisfacción de mis enemigos, vengar-
me he de mis adversarios.
25 Y volveré mi mano sobre ti, y lim-
piaré hasta lo mas puro tus escorias, y
quitaré todo tu estaño.
26 T restituiré tus jueces como al prin-
cipio, y tus consejeros como de prime-
ro : entonces te llamarán, ciudad de jus-
ticia, ciudad fiel.
27 Slon con Juicio será rescatada, y los
que á ella volvieron, con justicia.
28 Mas loe rebeldes y pecadores á una
serán quebrantados; y los que dejaron
á Jehova serán consumidos.
29 Entonces los olmos que amasteis os
avergonzarán ; y los bosques que esco-
gisteis os afrentarán.
80 Porque seréis como el olmo que se
le cae la hoja, y como huerto que le fal-
taron las aguas.
31 T el fuerte será como estopa, y el
que lo hizo, como centella; y ambos se-
rán encendidos juntamente, y no habrá
quien apague.
CAPITULO IL
Pro/etiaa de la amplitud p propagación de la iglesia
del Muios: de su venida, p ojtcio; p ame por loe
OeutUe» han de $er llamado» loe Judio» al evangelio.
II. ProJétUca el desechamiento del pueblo Judaico, y
da la» cauta» de él ni. Amenaza d los soberbios y
idólatra» con el Juicio untmrtaL
PALABRA que vio Isaías, mjo do
Amos, tocante á Juda, y á Jcrusa-
lcm.
2 T acontecerá en lo postrero de los
tiempos, que será confirmado el monte
de la casa de Jchova por cabeza de los
montes, y será ensalzado sobre los colla-
dos ; y correrán á él todas las naciones.
8 Y vendrán muchos pueblos, y dirán :
Venid, y subamos al monte de Jehova, á
la easa del Dios de Jacob, y enseñaros
ha en sus caminos, y caminaremos por
sus sendas; porque de Sion saldrá la ley,
y de Jerusalem la palabra de Jehopa.
4 Y juzgará entro las naciones, y re-
prenderá á muchos pueblos ; y volverán
sus espadas en azadones, y sus lanzas en
hoces: no alzará espada nación contra
nación, ni se ensayarán mas para la
guerra.
5 Venid, ó! casa de Jacob, y camine-
mos á la luz do Jehova.
6 % Ciertamente tú has dejado tu pue-
blo, á la casa do Jacob ; porque so han
henchido de oriente, y de agoreros, co-
mo los Philistheos, y en hijos ágenos
descansaron.
7 Su tierra está llena de «plata y oro,
sus tesoros no tienen fin: también está
llena su tierra de caballos, ni sus carros
tienen número.
8 También está llena su tierra de Ído-
los ; y á la obra de sus manos se han ar-
rodillado, á lo que fabricaron sus dedos.
9 Y iodo hombre so ha inclinado, y todo
varón se ha humillado : por tanto no los
perdonarás. Digitized by CjOOQlC
595
ISAÍAS.
10 f Mátete en la piedra, «cándete en
el polvo de la presencia espantosa de Je-
hova, y del resplandor de su majestad.
11 La altivez de los ojos del hombre
será abatida, y la soberbia de los hom-
bres será abajada; y Jehova solo «era
ensalzado en aquel dia»
12 Porque dia de Jehova de los ejérci-
tos vendrá sobre todo soberbio y altivo,
y sobre todo ensalzado, y será abajado ;
13 T sobre todos los cedros del Líbano,
altos y sobUmes ; y sobre todos los al-
cornoques de Basan ;
14 Y sobre todos los montes altos, y
sobre todos los collados levantados;
15 T sobre toda torre alta, y sobre todo
moro fuerte ;
10 T sobre todas las naves de Tharsis ;
y sobre todas pinturas preciadas.
17 f la altivez del hombre será abajada,
y la soberbia dé los hombres será abati-
da; y Jehova solo será ensalzado en
aquel dia.
18 Y quitará totalmente los ídolos ;
19 Y meterse han en las cavernas de las
penas, y en las aberturas de la tierra de
la presencia espantosa de Jehova, y del
resplandor de su magostad, cuando él
se levantará para herir la tierra.
20 Aquel dia el hombre arrojará en las
cuevas, de los topos, y de los murciéla-
gos, sus Ídolos de plata, y sus ídolos de
oro, qne le hicieron para que adorase.
21 Y meterse han en las hendeduras de
las piedras* y en las cavernas de las pe-
nas delante de la presencia temerosa de
Jehova, y del resplandor de su majestad,
cuando se levantará para herir la tierra.
22 Dejaos, pues, del hombre, cuyo es-
píritu está en su nariz; porque, ¿deque
es estimado él?
CAPITULO TIL
Denuncia d todo el pueblo Judaico la calamidad y
ruina ame le* vino por Jo* Romanos. II. Promete
bien d la iglesia aun en tanta calamidad, III. Ame-
nata Dio* d ¡o* tirano* de » iglesia con rigurosa
residencia. I V. Amenazas rigurosas contra la des-
honestidad y atavió* ntperfiuot y curioso* de Tas mu-
yere* del pueblo de Dio*.
PORQUE- he aquí que el Señor Jehova
de los ejércitos quita de Jerusalem,
y de Juda, el sustentador y la sustenta-
dora, todo el vigor del pan, y todo el vi-
gor del agua :
2 Valiente y varón de guerra, juez y
profeta, adivino, y anciano,
8 Capitán de cincuenta, y hombre de
respeto, consejero, y artífice excelente,
y sabio de elocuencia.
4 Y ponerles he mozos por principes*
y muchachos Berán sus señores.
6 Y el pueblo hará violencia los unos á
los otros, cada hombre contra su veci-
no : el mozo se levantará contra el viejo,
y el plebeyo contra el noble.
6 Cuando alguno trabare de su herma-
no de la familia de su padre, y le dijere :
¿Qué vestir tienes? Tú serás nuestro
principe: sea en tu^mahe esta perdi-
ción.
7 £1 jurará aquel dia, diciendo : No to-
maré ese cuidado ; porque en mi casa ni
hay pan, ni que vestir: no me hagáis
principe del pueblo.
8 Cierto arruinado se ha Jerusalem, f
caldo ha Juda; porque la lengua de ellos
y sus obras han nido contra Jehova, para
irritar los Ojos de su magestaé.
0 1T La prueba del rostro de ellos los
convencerá : que como Sodoma predica-
ron su pecado, no ío" disimularon : jayde
BU vida! porque allegaron mal para eL
10 Decid: Al justo bien le irá; porque
comerá de los ñutos de sus manos.
11 ¡Aydel impío 1 mal U irá; porque
según las obras de sus manos le será pa-
gado.
12 1T Los exactores de, mi pueblo so»
muchachos, y mugeres se enseñorearon
de él. Pueblo mío, los que te guian as
engañan, y tuercen la carrera de tus ca-
minos.
13 Jehova está eu pié para litigar, y es-
tá para juzgar los pueblos.
14 Jehova vendrá á juicio contra los an-
cianos de su pueblo, y contra sus prín-
cipes ; porque vosotros pacisteis la viña,
y el despojo del pobre está en vuestras
casas,
15 ¿ Qué tenéis vosotros, que majáis mi
pueblo, y moléis las caras do los pobres ?
dice el 8efior Jehova de los ejércitos.
16 t Di«e también Jehova : Porque la*
hijas de Sion se ensoberbecen, y andan
el cuello levantado, y los ojos descon-
pucstos, y cuando andan van como. dan-
zando, f haciendo son con los pies :
17 Por tanto herirá el Señor, con Toña,
la mollera de las hfyas de Sion, y Jehova
descubrirá sus vergüenzas.
18 Aquel dia quitará el Señor ei atavío
do los calzados, y las redecillas, y las-lu-
netas,
19 Las bujetas, las ajorcas, y las diade-
mas,
20 Las tiaras, los atavíos de las piernas,
las vendas,
ios,
18AIA8L
SI Lot anillos, y los Joyeles de Us na-
ricea,
23 Las ropas de remuda, las mantele-
tas, las escofias, y los alfileres,
98 Los espejos, los panlzuelos, las to-
cas, y los tocados.
24 T será qu* en lugar de los perfumes
aromáticos vendrá hediondos, y rompi-
miento en lugar de la einta; y en lugar
de la compostura <fe fot aseemos peladura,
y en lugar de la laja ceñimiento de saco,
y quemadura en lugar de la hermosura.
25 Tus varones caerán á cuchillo; y tu
fuera* en guerra.
3S Sus puertas se entristecerán y se en-
lutarán ; y ella desamparada se asentará
en tierra. *
CAPITULO IV.
Prosigue en las amenaxae'de toe disolutas, gne les/ab-
tonta marido*, U. Ufed» de la cruz, purificación
de la iglesia. 11L Promete singulares /acorte d la
igleela de* Suevo Testamenta.
Y ECHARÁN mano de un hombre
siete mugeres en aquel tiempo, di-
ciendo : Nosotros comeremos de nuestro
pao, y nos ▼estiremos de nuestras ropas :
solamente sea llamado tu nombre sobre
nosotras: quita nuestra vergüenza.
8 t En aquel tiempo el renuevo de Jé-
hoya será pata hermosura y gloria, y el
fruto de la tierra para grandes» y honra
en los librados de Israel.
8 Y acontecerá que el que quedare en
Slon, y el que fuere dejado en Jerusn-
lena, se llame santo: todos los que que-
daren en Jerusalem eseritos entre los vi-
vientes :
4 Cuando el Señor lavare las Inmundi-
cias de las hfyas de &on, y limpiare las
sangres de Jerusalem de en medio de
ella, con espíritu de juicio, y con espíri-
tu de abrasamiento.
5 1T Y creará Jehove sobre toda la mora-
da del monte de Slon, y sobre los luga-
res de sus convocaciones, nube y oscuri-
dad de día, y de noche resplandor de fue-
go que eche llamas j porque sobre toda
gloria habré cobertura.
6 T habrá sombrajo para sombra con»
tra el calor del día, para acogida y escon-
dedero contra el turbión, y contra el
aguacero.
CAPITULO V.
Con mía elegantísima senmfansa de la fáfla recita he
beneficios que Dios ha hecho al pueblo Judaico : su
ingratitud, y su de$cchamiento. II. Particulariza
los pecados del pueblo, y eme castigos; y primero con-
tra loe avaros. 1/L Contra loe banquetee y gloéone-
rias. IV. Contra los irrisores de las divinas amena-
has. V. Contra los perversos interpretes de la divina
ley. Vh Contra loe soberbios preeumptuoeoe de si.
VILComtraloea^ttuttyiencmmmamisIrM^ VUh
Castigo horrible y abyección del pueblo Judaico por
los pecados dichos. IX. Dios Homaro, animartt, y
armará d tos Mámanos para la destrucción de su
A HORA ptm cantaré por mi amado el
-LJL cantar de mi amado á su vina. Mi
amado ten» una vina en m* recuesto lu-
gar fértii
2 Habíala cercado, y deepedregádola,
y plautádol* de plantas escogidas : ha-
bla edificado en medio de ella wia torre,
y también asentado en ella un lagar; y
esperaba que llevase uvas, y Uevó uvss
montesinas.
3 Ahora* pues, vecinos de Jerusalem, y
varones de Juan, juagad ahora entre mi
y mi vina.
4 i Qué mas se habla de hacer á mi vi-
na, que yo no hice en ella? ¿Cómo es-
perando yo que llevase uvas, Uevó uvas
montesinas ?
6 Ahora, pues, mostraros he lo que yo
haré á mi vina : quitarle he su vallado, y
será para ser pacida : aportillaré su cer-
ca, y será para ser hollada.
6 Haré que quede desierta : no será po-
dada, ni carada; y crecerá el cardo, y las
espinas; y aun á las nubes mandaré quo
no lluevan sobre ella lluvia.
7 Ciertamente la viña de Jebova de los
ejércitos la casa de Israel es, y lodo hom-
bre de Jnda planta saya deleitosa. Es-
peraba 4$ fl*i jujejo, y be aquí, opresión :
justicia, y he aquí, clamor.
$ H ¡ Ay de los que juntan casa son ca-
sa, y aUegan heredad á heredad, hasta
acabar el término! ¿Habitaréis voso-
tros solos en medio de la tierra?
9JEUo, á los oídos de Jebova de los
ejércitos. Si las machas casas no fueren
asoladas, las grandes y hermosas sin mo-
rador. +
10 T aun* si diez huebras de viña no
dieren una- arroba, y una hanega de si-
miente la décima parte.
U Y ¡ Ay de los que se levantan de ma-
ñana para seguir la embriaguez, que se
están hasta la noche, hasta qvfi el vino
los enciende I
13 T en sus banquetes hay arpas, vihue-
las, tamboriles, flautas, y vino ; y no mi-
ran la obra de Jehova, ni ven la obra do
sus manos.
13 Por tanto mi pueblo fué llevado cau-
tivo, porque no tuvo ciencia; y su glo-
ria pereció de hambre, y su multitud se
secó de sed. n
14 Por tanto el infierno ensanchó su al-
ie*
ISAÍAS.
ma, y sin medida extendió sü boca ; y
su gloria, y su multitud descendió allá;
y su fausto, y el que se holgó en él.
15 T todo hombre será humillado, y todo
varón será abatido, y los ojos de los alti-
vos serán abajados.
16 Mas Jehova de los ejércitos será en-
salzado con juicio, y el Dios santo será
santificado con justicia.
17 Y los corderos serán apacentados se-
gún su costumbre, y extraños comerán
las gruesas desamparadas.
18 Tí ] Ay de los que traen tirando la ini-
quidad con sogas de vanidad, y el peca-
do como con látigos de carreta':
19 De los que dicen: Venga ya: d4se
priesa su obra, y veamos : acerqúese, y
venga el consejo del santo de Israel, pa-
ra que sepamos.
20 í ¡ Ay de los que á lo malo dicen
bueno, y á lo bueno malo : que hacen de
la luz tinieblas, y de las tinieblas los:
que tornan de lo amargo dulce, y de lo
d alce amargo !
21 T I Ay de los sabios en sus ojos, y de
los que son prudentes delante de si mis-
mos!
23 T 1 Ay de los que son valientes para
beber vino, y varones fuertes para mez-
clar bebida :
28 Los que dan por justo al impío por
cohechos, y al justo quitan su justicia !
2i Por tanto, como la lengua del fuego
consume las aristas, y la paja es deshe-
cha de la llama, asi será su raíz como
podrición, y su flor se desvanecerá como
polvo ; porque desecharon la ley de Je-
hora de los ejércitos, y abominaron la
palabra del santo de Israel.
25 1f Por esta causa se encendió el fu-
ror de Jehova contra bu pueblo; y ex-
tendiendo sobre él su mano lo hirió, y
los montes se extremecleron, y el cuerpo
de ellos cortado en pieza» fué echado en
medio de las calles ; y con todo esto no
ha cesado su furor, antes todavia su ma-
no asta extendida,
26 t Y alzará pendón á naciones de le-
jos, y silbará al que estd en el cabo de la
tierra, y, he aquí que vendrá ligero y li-
viano.
27 No Tiabrd entre ellos cansado, ni que
tropiece : ninguno se dormirá, ni le to-
mará sueño : á ninguno se le desatará el
cinto de los lomos, ni se le romperá la
correa de sus zapatos.
28 Sus saetas aguzadas, y todos sus ar-
cos entesados : las unas de sus caballos |
506
parecerán como do pedernal, y las rue-
das de sus carros como torbellino.
20 Su bramido como de león, bramará
como leoncillos: batirá Jos dientes, y
arrebatará la presa : apañará los depqfay
nadie se los quitará.
SO Y bramará sobre él en aquel (Ha co-
mo bramido de la mar: entonces mira-
rá hacia la tierra, y be aquí tinieblas do
tribulación, y en sus cielos se oscurecerá
la luz.
CAPITULO VL
El profeta da razan de $u Tocación, y declara haber
ñdo enviado de Dio* (cuya mageetad describe) para
mayor ceguera, y para mayor condenación del pne-
bioJttddico, JLamrepromacionyiotaiamlamimio.
EN el ano que murió el rey Ozias, vi
al Señor sentado somd un trono al-
to y sublime, y sus extremidades hen-
chían el templo.
2 Y encima de él estaban serafines : ca-
da uno tenia seis olas : con dos cubrían
sus rostros, y con otras dos cubrían sus
pies, y con las otras dos volaban.
3 Y el uno al otro daba voces, dicien-
do : Santo, Santo, Santo, Jehova de los
ejércitos: toda la tierra está llena de su
gloría.
4 Y los quiciales de las puertas se es-
tremecieron con la voz del que clamaba!
y la casa se hinefaió de humo.
5 Entonces yo dtye: |Ay de mi! que
soy muerto, que siendo hombre inmun-
do do labios, y habitando en medio de
pueblo que tiene labios inmundos, han
visto mis ojos al Rey, Jehova de los ejér-
citos.
6 Entonces uno de los serafines voló
hacia mi, teniendo en su mano un carbón
encendido, tomado del altar con unas
7 Y tocando con él sobre mi boca, dijo':
He aquí que esto tocó á tus labios, y
quitará tu culpa, y tu pecado será lim-
piada
8 Después de esto oí una voz del Señor
que decía: ¿A quién enviaré, y quién Irá
por nosotros? Entonces yo respondí:
Heme aquí: envíame á mi.
9 Entonces dtyo : Anda, y di á este pue-
blo : Oyendo oid, y no entendáis : vien-
do ved, y no sepáis.
10 Engruesa el corazón de aqueste pue-
blo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos;
para que no vea de sus ojos, ni oiga de
sus oídos, ni su corazón entienda, ni se
convierta, y haya para él sanidad.
11 H Y yo dije: ¿Hasta cuándo Señor?
Y respondió : Hasta c
Digitized b
"MtochWí"
ISAÍAS.
Mielen, y no qmd» en eUm morador, ni
bombre en las cusas, y la tierra sea aso-
lada de asolamiento :
12 Hasta qne qnHe Jeh ova lejos los hom-
bres, y haya grande soledad en medio de
la tierra.
lt T quedará en ella la décima parte, y
-volverá, y será asolada, como el olmo, y
cómo el alcornoque, de los cuales en la
tala queda el tronco : ari en esta quedará
en tronco, simiente santa.
CAPITULO vn.
Conspirando el r^ de Itrael con el ree'deStniaconira
Jerusmlem, Dios envia al profeta Isaías á que anime
al rey Aehsm prometiéndole su defensa, II. Ofrece
JHottenalalreu en otnjb^noeiem de la promesa, u
éJ la rehusa con hipocresía. III. No obstante la kj-
pocrttia del rey. Dio» da d lo» tuyo» la señal dicha :
donde por ser todo figura del reino espiritual de
Cristo, con palabra» ésarimsna» es profetímndo su
admirable nacimiento de una virgen. IV. Prqfeti-
sxue la ruina total del reino de la» diez tribu» por los
ACONTECIÓ en los días de Achaz,
- hijo de Joatham, hfyo de Orias, rey
de Jnda, «rae Resta rey de Syria, y Pha-
ee, htyo de Remellas, rey de Israel, su-
bieron á Jernsalem para combatirla, mas
no la pudieron tomar.
9 T Tino la nueva á la casa de David,
diciendo, como Syria se habla confedera-
do con Ephratm; y estremedosele el
corazón, y el corazón de su pueblo, co-
mo se estremecen los árboles del monte
á cansa del viento.
3 Entonces Jehova dijo á Isaías: Sal
ébora al encuentro á Achaz, tú, y Sehar-
jasnb tn btyo, al cabo del conduto de la
pesquera de arriba, en el camino de la
heredad del batanero.
4 T dile: Guarda, y repósate: no te-
mas, ni se enternezca tu corazón á cansa
de estos dos cabos de tizones qne hu-
mean, es d saber, por el furor de la ira de
Beata y del Syro, y del hijo de Romclias :
5 Por haber acordado maligno consejo
contra tí el Syro, con Bphratm, y con/el
hijo de Romettas, diciendo :
6 Vamos contra Jnda, y despertarla he-
mos, y partirla hemos entre nosotros, y
pendremos en medio de eHe por rey al
Bfjo de TabeaL
7 Rl Seflor Jehova dice asi : No perma-
necerá, y no será.
8 Porque la cabeza de Syria será Da-
masco, y la cabeza de Damasco Rezta.
Y dentro de sesenta y cinco anos
Rphralm será quebrantado, y nunca moa
eerd pueblo:
9 Rntre tanto la cabeza de Rphralm m-
rd Samarla, y la cabeza de Samarla el hijo
de Romelias. Si no creyereis, cierto no
permaneceréis.
10 T Y habló más Jehova á Achaz, di-
ciendo:
11 Pide para ti señal de Jehova tu Dios,
demandando en el profundo, ó arriba en
lo alta
12 Y respondió Achaz : No pediré, y no
tentaré á Jehova.
13 Y dijo: Ahora oíd, casa de David:
¿ No os basta ser molestos á los hom-
bres, si no que también lo seáis á mi
Dios?
14 1" Por tanto el mismo Señor os dará
señal. Hz aquí qub ul tíhgen conce-
bir!, Y PABIRJL HIJO, T LLAMARA SU
HOMBBB EmMjLNTTEL.
15 Comerá manteca y mjel, hasta que
sepa desechar lo malo, y escoger lo
bueno.
16 Porque antes que el nlfio sepa dese-
char lo malo, y escoger lo bueno, la tier-
ra que tu aborreces será dejada de sus
dos reyes.
17 T Jehova hará venir sobre tí, y so-
bre tu pneblo, y sobre la casa de tu
padre días, cuales nunca vinieron desde
el día que Ephratm se apartó de Juda, es
d toberi al rey de Assyria.
16 Y acontecerá que aquel día silbará
Jehova á la mosca que eetd en el fin de
los ríos de Egypto, y á la abeja que eetd
en la tierra de Assyria;
19 Y vendrán, y asentarse han todos en
los valles desiertos, y en las cavernas de
las piedras, y en todos los zarzales, y en
todas las matas.
20 En aquel día raerá el Señor con na-
vaja alquilada, con loe que habitan de la
otra parte. del rio, es d saber, con el rey
de Assyria, cabeza y pelos de los plés ; y
aun la barba también quitará.
21 Y acontecerá en aquel tiempo, que
Crie un hombre una res vacuna, y dos
ovejas :
23 Y acontecerá, que á causa de la mul-
titud'de la leche que le darán, comerá
manteca : cierto manteca y miel comerá
el que quedare en medio de la tierra.
23 Acontecerá también en aquel tiem-
po, acontecerá, que el lugar donde ha-
bla mil vides que vallan mil eictoe de pla-
ta, será para los espinos y para los car-
dos.
24 Con saetas y arco Irán allá ; porque
toda la tierra será espinos, y cardos.
25 Mas á todos los montee que se cavan
I8AIAB.
con wida, no llegará allá el temor de los
espinos y de los cardos : mas serán para
pasto de vacas, y para ser hollados de
ovejas.
CAPITULO vni.
Va Vio* al profeta delante de testigo* digno* de fii la
señal de la defensa que prometió en el capitulo pre-
cedenUver.14. IL Amenaza gravemente d las diez
tribus, de cuya calamidad alcanzaría parte dJmdu,
Hl Oc» especial aviso yfanord* VJossam detenidos
los piadosos de conspirar con el mundo. I V. Cristo
salud, 9 sabiduría de los suyos; y ¿l mismo ocasión
de ruinad loe JsraeKtm y Judio*. K. Prosigue en
la destrucción de las diez tribus..
Y Di JOME Jehova: Tómate un gran
volumen, y escribe en él en estilo
vulgar: dítb proba al despojo, APRE-
SÚRATE L LA PRESA.
2 T junté conmigo por testigos fieles á
Urías sacerdote, y á Zainerías, hijo de
Jebarachias.
8 T júntente con la profetisa, la cual
concibió,y parió un hijo. T díjoine Je-
hova: Pónle por nombre: date priesa
AL DESPOJO : APRESÚRATE A LA PRESA.
4 Porque antes que el niño sepa decir,
padre mió, y madre mía, será quitada la
fuerza de Damasco, y los despojos de
Samaría terán en la presencia del rey de
Assyria.
5 í Otra vez me tornó Jehova á hablar,
diciendo :
6 Porque desechó este pueblo las aguas
de 8Uoe que corren mansamente, y con
Rezin, y con el hjüo de RomeÜas se
holgó :
7 Por tanto he aquí que el Señor hace
subir sobre ellos aguas de rio impetuo-
sa* y muchas, e$ á eaber, al rey de Aasy*
ría, y á toda su gloria; el cual subirá so*
bre todos ana ríos, y pasará sobre todas
sus riberas.
8 X pasando hasta Juda, pasará, y so-
brepujará, y. llegará hasta la garganta; y
extendiendo sus alas henchirá 1a anchu-
ra de tu tierra, ó! Kmmanuel.
9 Juntaos, pueblos, y seréis quebranta-
dos : oid todos los que sois de tierras le-
janas, ponaos á pauto, y seréis quebran-
tados: poneos á punto, y aeréis quebran-
tados.
10 Acordad consejo, y deshacerse ha:
hablad palabra, y no será firme ; porque
Dios con nosotros.
11 H Porque Jehova me dijo de esta
manera, y apretándome la mano me en*
señó, que no caminase por el camino de
este pueblo* diciendo:
12 Ño digáis : Conjuración, á todas laa
cosos á que este pueblo dice: Conjura-
clon; ni temáis s* temor, n4 le
miedo.
13 A Jehova de los ejércitos, á él i
Üficad: él «o vuestro temor, y él sea
vuestro miedo,
14 H Entonces él será por santuario ; j
á las dos casas de Israel por piedra paca
tropezar, y, por tropezadero pajm otee,
por laxo, y por* red al mofador 4e Jertt-
15 Y muchos tropezarán entre elloe,
y caerán, y serán quebrantados, enre-
darse han, y serán presos.
16 Ata el testimonio, sella la ley entre
mis discípulos.
17 Esperaré pues á Jehova, el cual es-
condió su rostro de la casa de Jacob,
y á él esperaré.
18 He aquí yo, y los hijos que me dio
Jehova por señales y prodigios en Israel,
por Jehova de los ejércitos, que mora en
el monte de 8k>n.
19 Y al os dijeren : Preguntad á k>8 *>j-
thones, y á los adivinos que aonzorrean
hablando. jHo consultará el pueblo á
su Dios? ¿por los vivos, á los muertos*
20 A la ley, y al testimonio : si no düo-
ren conforme á esto» <* porque: no les ha
amanecido.
21 H Entonces pasaránpor esta tferro fia*
tigados y hambrientos ; y acontecerá que
teniendo hambre, se enojojén, y meÚte»
cirán á su rey, y á su Itfo*. Y levantan*
do el rostro en alto,
22 Y mirando ala tierra, he aquí t*4bn-
lacion y tinieblas, oscuridad, y angustia;
y á la oscuridad, ampollón.
CAPITULO IX
Prosiguiendo en la descripción de la calamidad del
reino de Israel, vueüm al consuelo del pueblo de J+>
da y de la iglesia d* he piados**, y per tmtism dei
hijo nacido Jigura de CYitto* cebara, can dulcísima*
patdbras él nacimiento de Cristo describiendo su
persona y na turatema divina, y su ministerio. n\ Me-
piU oí reino de Jsro^ la denunciación d*mcaetisf*>
AUNQUE uom-éémta oscuridad eesne-
-¿\- jante á la aflicción que le vta* en el
tiempo que livianamente tocaron la pri-
mera ves á la tierpa'de Zabulón, y i la
tietra de Nephtbali; ni después enanto
agravaron por la via de la mar de esa
parte del Jordán en Galilea de tes nacio-
nes.
2 Pueblo que andaba en tinieblas vio
gran luz: los que moraban en tierra de
sombra de muerte, luz resplandeció so-
bre ellos.
8 Aumentando la nación, no aumentaste
la alegría. Alegran» han dótenle de tí,
Í8AIAS.
oon%o m ftkfCMi «u- u> Mpüj, carnoso
gozan cuando reparten despojos.
4 Poeqoe tu quebraste el yugo de sn
carga, y la vaca de su hombro, y el eetro
de bu exactor, como en el día de Median
5 Porque toda batalla de quien pelea «
eon estruendo, y eon revoleamisnto de
vestidura, en singrct «*{* teta «o» uue-
mt, y trngnmieuto da luego.
6 Porque niño noeee nacido, fcUo moa es
dado, y el principado e* #******> sobre
sn nombro; y llamarse lia Admirable,
Consejero, Rio*, Fuerte, Padre eterno,
Príncipe da pac :
7 La multitud del señorío y la pe* no
tendrán término, sobre el trono de Da-
vid, y sobre su reino, disponiéndole, y
confirmándole en juicio y en justicia
• desde ahora para siempre. £1 sel© de
Jehova de los ejércitos hará esto.
a H El Señor envió palabra 4 Jacob, y
cayó en IsracL
9 Y sabrá el pueblo, todo él, Epbraim
y loa moradores do tenada, que con so*
berbia y eon altivez- de corazón, dleen j
Vé Ladrillos cayeron, mas de cantería
edificaremos; cortaron cabrahigos, mas
cedros pondremos en su lagar,
11 Mas Jehova ensalaará los enemigos
de JUzln contra él, y juntará sus enemi-
gos:
12 Por delante á Syria, y por las espal-
das á los PhUÍ8,theQS \ y con toda la boca
se tragarán á Israel. NI con todo eso
cesará su ÍUror, antes todavía su mano
extendida,
18 Mas el pueblo no se convirtió al que
le hería, ni buscaran á Jehova de los
ejércitos.
14 T Jehova cortará de Israel cabeza y
cola, ramo y cana en un mismo dia>
15 £1 viejo y venerable de rostro es la
cabana: el nrofsta que ensena mentini,
este es cola. *
16 Porque los gobernadores do este
pueblo son engaftadoros; y sus gober-
nado*, perdidos,
17 Portento el «onoe no tomará con-
tentamiento en sus nmueabos, ni de sus
huérfanos y viudas tendrá misericordia;
porque todos son misos y malignos ; y
toda boca habla locura: con todo esto
no cesará su furor, antee todavía su ma-
no extendida.
18 Porque la maldad se encendió como
Juego, cardos y espinas tragará; y encen-
dióse en lo, espeso do la breña, y moran
alzados como humo*
K> Por la ira de Jehova de loa ejércitos
la tierra se oscureció, y será el pueblo
como t pagamiento de mego: hombre
no tendrá piedad de su hermano.
20 Onza une hurtará á la mano derecha,
y tendrá hambre; y comerá á la izquier-
da* y no se hartará.: cada cual comerá la
carne de su brazo :
91 Maneases á Sphratm, y Bphraim á
Msnsnsee, y ambos ellos contra Jada.
Ni con todo esto cotana sn ítaror, antes
todavía sn mano entendida,
CAPITULO X.
Ammma IMos por m profeta dios tb'm^e* maQistrm-
dosdempmebloconlavee^a^4eiremdeBoJm,hmiou
U. Describe la insolencia del rey de Babytonia en
atribuirse dti%d na fuerza» y industria sus victoria*,
no d Dios cmmmmhtmumte era. 11 1. Por temióse le
projetita nema y (Ustruecion. IV. Vueen 4 pro-
feta d tas amenazas del pueblo. V. Consuela d loe
piadosos, prometiéndoles venganza del flabylomo,
y Vber**U de m tmmtmtrio. Vi Pora mayor certi-
dumbre de ku amenazo* hecha* desaribe la venida y
el camino del rey de Babylonia sobre Jcrusalem, y el
terror que nabta deponer por donde quiera que pa-
¡A1
Y do los que establecen leyes Injus-
tas, y determinando determinan tt-
» Por apartar del juicio alo* pobres, y
por quitar el derecho á los afligidos de
mi pueblo : nos despojar las vino**, y
robar los huérfanos 1
8 ¿Tauéhasesfcneldlademviaitaeion?
¿y 4 quién os acogeréis que os ayuda,
atonde viniese de lejos el asolamiento?
¿y en donde dejaréis vuestra gloria t
4 Sin mi se inclinaron entrólos pesaos;
y cayeron entre loa muertos, Ni eon
todo eso cesará su furor, antes todavía
en mano extendida
4 OÍ Aesnr, vara de mi Atrae, y pato él
mismo, mi enojo en la mano da ellos.
4 Enviarle he contra nación ungida; y
•obre pueblo da mi ira lo enviaré, para
que despojo despojos, y roba presa,
y que lo ponga que sea hollado, como
lodo da las «alisa,
7 1 Aunque 41 no lo pensará asi, ni su
corazón lo imaginará da esta madera:
mas su penaasoientaaená de desarraigar,
y cortar, naciones no poca*.
4 Porque el dirá: ¿Mi» principes no son
todos reyes?
9 ¿NoesCalno comoGharenamis; Ar-
mad eomo Arphad; y ñamarla como Da-
masco?
10 Como halló mi mano los reinos de
loe Ídolos, tiendo sus imágenes mas que
Jatunalam y Samarla:
U Oemo hice á ñamada y á sus ionios,
ISAÍAS.
¿no haré también asi á Jerusaiem 7 á
sus ídolos ?
12 Mas acontecerá, que después que el
Señor hubiere acabado toda su obra en
el monte de Sion, y en Jerusaiem, visi-
taré sobro el fruto de la soberbia del ce-
rogón del rey de Assyria, y sobre la glo-
ria déla altivez de sus ojos :
18 Porque dtfo: €on fortaleza de mi
mano io be hecho, y con mi sabiduría,
porque he sido prudente: que quité los
términos de loa pueblos, y sos tesoros
saqueé ; y derribé como valiente los que
estaban sentados.
14 T halló mi mano las riquezas de los
pueblos, como nido; y como so cojen
los huevos dejados, «t» apené yo toda
la tierra; y no hubo quien moviese ala,
ó abriese boca y graznase.
15 T i Gloriarse lia la segur contra el
que corta con ella? ¿ensoberbecerse
ba la sierra contra el que la mueve ? co-
mo si el bordón se levantase contra los
que lo levantan ; como si la vara so le-
vantase: ¿no as lefio?
16 Por tanto el Señor Jehova de loa
ejércitos ataviará laqueas sobre sea gor-
dos; y debajo de su gloria encenderá en*
cendlsaiento, oomo encendimiento de
fuego.
17 Y la luz de Israel será por fuego, y
su fiante per llama qne abrase y eonsu-
mft en na die siis cai4oe y ana espinas.
18 La gloria de su breña, y de su cam-
po fértil consumirá desde el alma basta
la carne ; y será «orno deshecha de al*
feraz.
19 Y los árboles qne quedaren en su
breña, serán por euenta, qne un niño los
pueda contar.
90 Y acontecerá en aquel tiempo* que
loa que hnUeren quedado de Israel, y los
que hubieren quedado de la easa de Ja-
cob, nunca mea estriben sobre el que los
birló ; porque estribarán sobre Jebera,
Senté de Israel, con verdad.
91 f Los restos se oouventtrán, me res-
tes de Jeeob, al Dios fnerte*-
33 Porque si tu pueblo, ó I Israel, Jeera
como las arenas de la mar, los restos se
convertirán en él. La consumaeion fe-
necida inunda justicia.
28 Por tanto el Señor Jehova de loa
ejércitos hará consumación, y feneci-
miento en medio de toda la tierra.
94 í Por tanto el Señor Jehova de loa
ejércitos dice asi : No temes, pueblo mió,
morador de Sk>n, del Asur. Con vara te
herirá, y contra «i alzará en palo per la
via de Egypto :
35 Mas desde aun poco, un poquito, se
acabará el furor, y mi enojo, para fene-
cimiento de ellos.
36 Y levantará Jehova de los ejércitos
azote contra él, como la matanza de Me-
dian ala pena de Horeb; y alzará su vara
sobre la mar, por la via de Egypto.
27 Y acaecerá en aquel tiempo, que su
carga será quitada de tu nombro, y en
yugo de tu cerviz ; y el yugo se empo-
drecerá delante de la unción.
28 1 Vino hasta Ajad, pasó hasta Ml-
gron : en Micbmas contará su ejército.
90 Pasaron el vado: alojaron en Oheba:
Rama tembló : Gabaa de Saúl huyó.
80 Grita á alta voz hija de Galllm : Lai-
sa, has que te oiga la pobrecflla Ana-'
thoth.
81 Madmena se alborotó: los morado-
dores de Geblm se juntarán.
83 Aun venará dia cuando reposará en
Kob : alzará su mano al monte de la bUa
de Sion, al collado de Jerusalem. *
88 He aquí que el Señor Jehova de los
ejércitos desgajará él ramo con fortale-
za; y los de grande altura serán corta-
dos, y los altos serán humillados.
84 Y cortará con hierro la espesura de
la breña; y el Líbano caerá con forte/
loza.
CAPITULO XI
Debajo de la figura de Zorobabel (ave volvió el pueblo
Judéic* de 9a cautividad de JMftoftto. Etrai.9.
Matth. 1. M.) projettoa el uaeimiemto dat W*fin», Im
abundancia de lo» dome de Dio» en etjtara. librar
Toe tuyo» de la cautividad del pecado u de toda «m-
ffertfo. fí.Detcrto ti reino driMc*»m,*t poder g
ministerio. 111. tyecto» cierto» del eva*geH*,regem
ración,* turna concordia g caridad entre bxregem-
radoe. TV. La propagación del reino de Critto entre
la» nictomfc V. Vuelve d la reducción de lo» Ju¿
dio* d+m*c<iuti*deM de ¿abato**. Etrah
Y8 ALDBi. tete vara del tronco de
Isal, y vn renuevo retoñecerá de
2 Y reposará sobre él el Espíritu de Je*
hora, espíritu de sabiduría y de rntett-
geneia, espirite de consejo y de fortaleza,
espíritu de conocimiento y de temor de
Jebera.
8 Y hacerle ba oler en el temor de Je-
hova. No juzgará según la vista de sus
ojos.
4 H Mas juzgará con justicia á los pe-
bres, y argüirá con equidad por los man-
sos de la tierra; y herirá la tierra con la
vara de su boca, y con el espiritar de sus
labios matará al implo.
ISAÍAS.
5 T será la justicia cinta de sus lomos;
y la té cinta de sus ríñones.
6 TF Morará el lobo con el cordero, y el
tigre con el cabrito se acostara: el be-
cerro, y el león, y la bestia doméstica
andarán jnntos, y un nifio los pasto-
reará.
7 La yaca y la osa pacerán, m crias se
echarán Juntas; y el león, como buey,
comerá paja.
8 T jugará el nifio sobre la cueva del
áspid; y el recien destetado extenderá
su mano sobre la caverna del basilisco.
9 No harán mal, ni dañarán en todo mi
santo monte; porque la tierra será llena
de conocimiento de Jehova, como las
aguas cubren la mar.
10 1 T acontecerá en aquel tiempo, que
la raíz de Isai, la cual estará puaia por
pendón á los pueblos, será buscada de
las naciones ; y su holganza será gloria.
11 t Y acontecerá en aquel tiempo, que
Jehova tornará á poner su mano otra
vez, para poseer los restos de su pueblo,
qft fueron dejados de Assur, y de Egyp-
to, y de Parthia, y de Ethlopia, y de Per»
sia, y de Chaldea, y de Hamath, y de las
islas de la mar.
12 Y levantará pendón- á las naciones, y
congregará los desterrados de Israel, y
justará los esparcidos ée Juda ée los
cuatro cantones de la tierra.
18 T deshacerse ha la envidia de
Ephraim, y los enemigos de Juda se-
rán talados. Ephraim no tendrá envidia
contra Jada, ni Jada afligirá á Ephraim.
14 Mas volarán sobre los hombros de
los Pbllistneoe al occidente: meterán
también á saco á los de oriente : Bdom y
Moab les servirán, y los lujos de Ammon
les darán obediencia.
15 T secará Jehova la lengua de la mar
de Egypto; y levantará su mano con
fortaleza de su espíritu sobre el rio, y
herirle ha en siete riberas, ky hará que
pasen por t% eon zapatos.
16 T habrá camino para los restos de
su pueblo, loe que quedaron de Assur,
de la manera que lo hubo para Israel el
día que subió de la tierra de Egypto.
CAPITULO xn.
Con la consideración del mano beneficio do la tW«»>
c ion en Crista, debajo de la figura de la reducción
del pueido Judaico de la cautividad de Babilonia,
exhorta el profeta d la iglesia Cristiana d suma ale-
gría,* dios alabamos do Dios.
Y DIRÁS en aquel día: Cántate áü,
6! Jehova: que atmqw te enojaste
contra nfi, tu furor se apartó, y me con-
* solaste.
3 He aquí, Dios, salud rala: asegurarme
he, y no temeré ; porque mi fortaleza y
mi canción e$ iah Jehova, el cual ha sido
salud para mi.
8 Sacaréis aguas en gozo de las fuentes
do la salud.
4 Y seréis en aquel dia: Cantad á Je-
hova, invocad su nombre : haced céle-
bres en los pueblos sus obras: haced
memorable, como su nombre es engran-
decido.
5 Cantad salmos á Jehova, porque ha
hecho cosas magnificas : sea sabido esto
por toda la tierra.
6 Jubila y canta, ó ! moradora de Sion :
porque grande et en medio de ti el Santo
de Israel.
capitulo xnr.
Profetizase la destrucción de Bahghmia y de su mo*
nargmía por los Meóos g Persas.
CARGA de Babylonio, que vio Isaías,
hijo de Amos..
2 Levantad bandera sobre «* alto-men-
te ; alzad la voz á ehos : alzad la mano
para que entren por las puertas de los
principes.
8 To mandé á mis santificados, asimis-
mo llamé á mis valientes para mi ira, que
se alegran con mi gloria.
4 Murmullo de multitud tumm en los
montes, eomo de mucho pueblo : mar-
muHo de sonido de reinos, de naciones
congregadas. Jehova de los ejércitos
ordena tes haces de la batalla.
* 5 Vienen de tierralejana, de lo postren»
de los délos, Jehova y los Instrumentos
de su furor, para destruir toda la tierra,
• Aullad, porque cerca está el día de
Jehova c eomo asolamiento del Todo-
poderoso vendrá*
7 Por tanto todas menas se dcseoyun*
taran; y todo corazón de hombre se
desleirá,
8 T henchirse han de terror: angustias
y dolores lo$ comprendarán : tendrán do-
lores como muger departo : cada uno se
envelesará minino^ á su compañero: sus
rostros, rostros de llamas.
9 He aquí que el dia de Jehova viene
cruel ; y enojo, y ardor de ira, para tor-
nar la tierra en soledad, y raer de ella
sus pecadores.
10 Por lo cual las estrellas de los cielos
y sus luceros no derramarán su lumbre :
el sol se oscurecerá en naciendo, y la
luna no echará, su resplandor.
ISAÍAS,
11 T visitaré la maldad sobre «1 man-
do, y sobre los impíos su iniquidad ; y
haré qü* cese la arrogancia de los sober-
bios, y la altivez de los fuertes abatiré.
12 Haré mas precioso que el oro fino al
varón ; y al hombre, mus que el oro de
Ophlr.
13 Porque haré estremecer los cielos, y
la tierra se moverá de sn lagar en la in-
dignación de Jetara de loa ejércitos, y
en el dia de la ira de su furor.
14 Y será como corsa amontada» jr co-
mo oveja sin pastor: cada cual mirara
hacia su pueblo, y cada cual huirá á su
tierra,
15 Cualquiera que fuere hallado, será
traspasado; y cualquiera que á €&* ae
juntare, caerá á cuchillo.
16 Sus niños serán estrellados delante
de ellos : sus casas serán saquedas, y for-
zadas sus mujeres.
17 He aquí que yo despierto contra
cUos á los Medos, que no cuidarán de la
plata, ni codiciarán oro.
18 Mas con arcos tirarán á los niños, y
no tendrán misericordia de fruto de
-vientre, ni su ojo perdonará á lujos.
19 T Babylonia, hermosura de reinos, y
ornamento de la grandeza de los Chai-
déos, será como Sodoma y Qomorrha á
quienes trastorna Dios.
9Q Nunca mas se habitará, ni se mojrasá
de generación en generación : ni hincará
allí tienda el Árabe, ni pastores tendrán
allí majada.
21 Mas bestias, fiera» dormirán allí; y
sus casas se henchirán de hurones : allí*
habitarán lujas del buho, y allí saltarán
faunos.
32 Y en su* palacios gritarán gatos cer-
vales* y dragonea en sus casas de deleite;
y cercano está para venir su tiempo, y
sus días no se alargarán,
CAPITULO XIV.
Continua la plática de la cauta del castigo djcM, 4
aoien, la mieericard^a que Dio* tendrá de en pvt-
Up, por 1a cual le hará, Solver de la cautividad 4 «*
tierra .- donde dekajo de e$ta figura projetba la
tvwi«flwcia« de Itkigirtiade la gentilidad, JLOmt
don del pueble de Dio* en la muerte del rey de Babi-
lonia, en que eecarnece tu aoberbia y grandeza
abatida. 77/. Vuelve d la deetrueeion de Babilonia,
IV. Qwtra PaieeOtina.
PORQUE Jehova tendrá piedad de Ja-
cob, y todavía escogerá á Israel ; y
hacerles ha que descansen sobre su tier-
ra; y juntarse han á cUos extranjeros, y
allegarse han á la familia de Jacob.
2 Y tomarlos han pueblos, y traerlos
han á su lugar; y la casa de Israel loa
poseerá por siervos y criadas en la tierra,
de Jehova; y cautivarán á los que los
cautivaron, y señorearán á-los que loe
oprimieron.
3 % Y será que en el dia que Jehova te
diere reposo de tu trabajo, y de tu te-
mor, y de la dura servidumbre en que te
hicieron servir»
4 Entonces levantarás esta parábola so-
bre el rey de Babylonia, y dirás: ¿Cómo
cesó el exactor» reposo la codiciosa del
oro?
5 Quebrantó Jehova el bastón de los
impíost el cetro da los setteres.
6 Que con ira hería los pueblos de llaga
perpetua: que con furor se enseñoreaba
de las naciones: al perseguido no de-
fendió,
7 Descansó, sosegó toda la tierra, can*
tarón alabanza.
8 Aun las hayas se holgaron do ti, los
cedros del Líbano, diciendo: Desdo que
1¿ moriste, qo ha subido cortador contra
nosotros.
9 El infierno abajo ae espantó de fl :
despertóte muertos que en tu venida sa-
liesen á recebirte: todos los principen
de la tierra hizo levantar de sus trono*,
á tocios loa reyes ó> las naciones.
10 Todos ellos darán voces, y te dirán ;
¿Tú también enfermaste como noso-
tros? ¿fuiste como nosotros?
U Descendió al sepulcro tu soberbia, y
el sonido da tus vihuelas : gusanos serán
tu cama, y gusanos te cubrirán.
12 i Como caíste del cielo, ó! Lusero,
hUo de la mañana 1 ¡cortado miste por
tierra, al que debilitabas ka naciones 1
13 Tuque gecias en tu corazón : Subiré
al cielo: en lo alto junto á las estrellas
de Dios ensalzaré mi trono ; y en el monte
del testimonio me asentaré, en los lados
del aquilón.
14 ftobre las alturas de las nubes subiré,
y seré semejante al Altísimo,
15 Mas tú derribado eres en el sepulcro,
á lo* lados o>W huesa.
16 Inclinarse, han hacia tilos que te vie-
ren, y considerarte, han, ditfmfr: ¿Es
este aquel varón, quo hacia temblar la
tierra, que trastornaba los reinos,
17 Qne puso el mundo como nn de-
sierto, que asoló sus ciudades, que á sus
presos nunca abrió la cárcel ?
18 Todos los reyes de las naciones, to-
dos ellos yacen con honra cada uno sn
su casa.
19 Mas tú echado aras da tu sepnlcso,
eomo tronco abominable : como vestido
de muertos á estocadas de espado, que
descendieron á ios fundamentos do la
sepultara: como cuerpo muerto hollado.
20 No Serás contado eon ellos en la se-
pultura; porque tu destruíste tu tierra,
mataste tu pueblo. No séVá para siem-
pre la simiente de los malignos.
21 Aparejad sus hijos para el matadero
ISAÍAS.
en silencio. Cierto de boche fué des-
truida Kir-Moab, fué puesta en silencio.
2 Subió á Balth, y á Dlbou, altares, á
llorar; sobre Nebo, y sobre Medaba
aullará Moab : toda caben de ella se
mesará y toda barba será raída.
8 Ceñirse han de socos en sus plazas :
en sus terrados, y en sus callee todos
aullarán, descenderán á lloro.
por la maldad de sus padres : no se le- . 4 Hesebon y Sleeie gritarán, hasta Ja-
Tanten, y posean la tierra, y hinchan la
haz del mundo de ciudades.
22 f Porque yo me levantaré sobre
ellos, dice Jebera de los ejércitos, y
raeré de Babylonia el nombre, y los re-
siduos, mjoy nieto, dice Jehova.
23 Y ponerla be en posesión de erizos,
y en lagunas de aguas ; y barrerla he con
escoba de destrucción, dice JehoTa de
los ejércitos.
2é Jehova de los ejércitos juró, dicien-
do : 81 no se hiciere de lo manera que lo
he pensado; y ai*no será confirmado,
como lo he determinado.
2* Que quebrantaré al Assur en mi tter-
ra,y en mis montes le hollaré; y su yugo
será apartado de ellos, y su carga será
quitada de su hombro.
26 Bste «t aquel consejo, que está acor-
dado sobre toda 1* tierra; y estaet aquella
mano extendida sobre todas las naciones.
27 Porque Jehora de los ejércitos lo
ha determinado, ¿ y quién fe invalidará?
Y aquella su mano extendida, ¿ quién la
hará tornar?
28 f En el alio que murió el rey Achaz
fué esta carga :
29 No te alegres tú, toda Phlllsthea, por
haberse quebrado la vara del que te be-
rta; porqué de la raíz de la culebra sal«
dra basilisco, y su fruto ceraste volador.
80 Y los primogénitos de los pobres se-
rán apacentados, y los menesterosos se
acostarán seguramente; y haré morir
de hombre tu ruis, y tus residuos ma-
tará éL
31 Aulla, ó! puerta, dama, ó! ciudad,
desleída, Philtathea, toda tú; porque
humo vendrá del aquilón: no quedará
uno solo en sus congregaciones.
82 ¿ Y qué se responderá á los mensa-
geros de la gentilidad? Que Jehova
fundó á Slon, y que en ella tendrán con-
fianza los afligidos de su pueblo.
CAPITULO XV.
Prqfktiza la destrucción de Moab.
CARGA de Moab. Cierto de noche
fué destruida Ar-Moab, fué puesta
haz se oirá su ros, porque los armados
de Moab aullarán : el alma de cada uno
áe aullará á 6i.
6 MI corazón dará gritos por Moab:
sus fugitivos subirán con lloro por la
subida de Luhlth hasta Zoar, novilla de
tres afios : levantarán llanto de quebran*
tamiento por el camino de Horonalm.
6 Las aguas de Nimrlm se agotaron, la
grama se «eco, faltó la yerba, verdura no
hubo.
7 Por lo cual ló que cada uno guardo, y
sus riquezas sobre el arroyo de los sau-
ces serán llevadas.
8 Xa llanto cercó loe términos de Moab ;
hasta Bglaim Ueqó su alarido, y hasta
Bcerelim Uefjó su alarido.
9 Porque, las aguas de Dimon se hen-
chirán de sangré ; porque yo pondré so-
bre Dimon añadidura, leones á los que
escaparen de Moab, y á los residuos de
la tierra.
CAPITULO XVI.
Profiguiendo en la sentencia contra Moab, declara la$
cautas de *üa que ton, inhumanidad para con loé
aJKgido* del pueblo di Dio* wVMim p Mi rogOncieu
ENVIAD cordero al ewefioreador de
la tierra, desde la Piedra del desier-
to al monte de la hQa de Slon.
2 Y será como ave espantada, que se
huye de su nido, asi serán las hijas de
Moab á los vados de Arnon.
8 Toma consejo, haz juicio: pon tu
sombra en el medí odia como la noche :
esconde los desterrados, no descubras al
hutdo.
4 Moren en ti mis desterrados, 6!
Moab : seles escondedero de la presen-
cio del destruidor; porque el chupador
fenecerá, el destruidor tendrá fin, el ha-
llador será consumido de sobre la tierra.
5 Y componerse ha trono en miseri-
cordia; y asentarse ha sobre él en firme-
za en el tabernáculo de David qnien juz-
gue, y busque el juicio, y apresure lo
justicia.
ü Oído hemos la soberbia de Moab, so-
berbio mucho: su soberbia, y su arro-
ISAÍAS.
gánela, y su altivez: mas sus mentir»
no serán firmes.
7 Por tonto aullará Moab, todo él aullar
rá: gemiréis por los fundamentos de
Kir-hareseth, empero heridos.
8 Porque las vides de Heeebon fueron
taladas, y las vides de Sibma : señores de
naciones hollaron sus genero** sarmien-
tos que hablan llegado basta Jazer : ha-
blan cundido hutía el desierto: sueno-,
ble» plantas se extendieron, pasaron la
mar.
0 Por lo cual lamentaré con lloro á Ja-
zer de la viña de 81bma: embriagarte he
de mis lágrimas, ó ! Heeebon, y Eleale ;
porque sobre tus cosechas, y sobre tu
segada caerá la canción.
10 Quitado es el gozo y la alegría del
campo fértil: en las vinas no cantarán, ni
jubilarán : no pisará vino en los lagares
el pisador : la canción hice cesar.
11 Por tanto mis entrañas sonarán co-
mo arpa sobre Moab ; y mis intestinos
sobre Kir-hareseth. *
13 T acaecerá que cuando Moab pare-
ciere que está causado sobre los altos,
entonces vendrá á su santuario á orar, y
no podrá.
13 Esta es la palabra que pronunció Je-
hova sobre Moab desde aquel tiempo.
14 Empero ahora habló Jehova, dicien-
do : Dentro de tres años, como años de
mozo de soldada, será abatida la gloria
de Moab con toda su multitud, aunque
grande ; y sus residuos serán pocos, pe-
queños, no fuertes.
CAPITULO XVII.
Contra Dama*» tm ouwa liga el tuina au km die* «ri-
te* tenia toda mi cam/ianaa, JL Por «ata ooation
vuelve d la» amenazas de la asolación de la» diez tri-
bu», ni. La remida de Senacherib tabre Jerutalem,
u** huida. Abajo. 9&,u8l.
CARGA de Damasco. He aquí que
Damasco dejó de ser ciudad, y será
montón de ruina.
2 Las ciudades de Aroer desamparadas,
en mojadas se tornarán : dormirán allí, y
no habrá quien ¡os espante.
8 Y cesará el socorro de Ephraim, y el
rdno de Damasco ; y lo qoe quedare de
Syría, será como la gloria de los hijos do
Israel, dice Johova de los ejércitos.
4 H Y será que en aquel tiempo la glo-
ria de Jacob se adelgazará, y la grosura
do su carne se enflaquecerá.
5 Y será como el segador que coge la
mies, y con su brazo siega las espigas :
será también como el que eoge espigas
en el valle de Ecphaini.
605
6 Y quedarán en él rebuscos, como
cuando sacuden el aceituno, que quedan,
allí dos ó tres granos en la punta del ra-
mo, cuatro ó cinco en sus ramas fructí-
feras, dice Jehora Dios de Israel.
7 En aquel dia mirará el hombre á su
Hacedor, y srift ojos contemplarán ai San-
to de IsraeL
8 Y no mirará á los altares que hicie-
ron sus manos, ni mirará á lo que hi-
cieron sus dedos, ni á los bosques, ni á
las imágenes del sol.
9 En aquel dia las ciudades de su for-
taleza serán como los frutos que quedan
en ios pimpollos, y en las ramas, como
lo que dejaron ante la faz de los hfyos de
Israel ; y será asolamiento.
10 Porque te olvidaste del Dios de tu
salud, y no te acordaste de la Roca de tu
fortaleza. Por tanto plantarás plantas
hermosas, y sembrarás sarmiento ex-
traño.
11 El dia que las plantares, las harás
crecer ; y harás que tu simiente brote de
mañana : mas en el dia del coger huirá
la cosecha, y será dolor desesperado.
12 ^ ¡Ayl multitud de muchos pue-
blos, que sonarán, como sonido de la
mar; y murmullo de naciones hará al-
boroto, como murmullo de muchas
aguas.
13 Pueblos harán ruido á manera de
ruido de grandes aguas : mas reprender-
lo ha, y huirá lejos: será ahuyentado
como el tamo de los montes delante del
viento, y como el cardo delante del tor-
bellino.
14 Al tiempo de la tarde, he aquí, tur-
bación : antes que la mañana venga, ella
no seré! Esta es la parte de los que nos
huellan,' 7 la suerte de los que nos sa-
quean.
CAPITULO xvm.
Contra Alejandría, ó (como otro» entienden) contra
JStkiopia. II. La reducción de m pueblo, u la res-
tauración de la igtetia.
T A Y de la tierra que hace sombra con
lj\ las alas, que está tras los ríos do
Ethioplal
2 ^ El que envía mensageros por la
mar, y en navios de junco sobre las
aguas : Andad ligeros mensageros A la
nación arrastrada, y repelada : al pueblo
temeroso desde su principio, y después :
nación harta de esperar, y hollada, cuya
tierra destruyeron los ríos.
8 Todos los moradores del mundo, y
los vecinos de la tierra, cuando levantare
ISAÍAS.
bandera en los monte» verla neis; y
cuando tocare trompeta, oiría neis.
4 Porque Jebera me dijo asi: Reposar-
me he, y miraré desde mi morada: co-
mo sol claro después de la lluvia, y co-
mo nube cargada de roció en el calor de
la segada.
5 H Porque antes de la siega, cuando el
froto fuere perfecto, y pasada la flor, los
frutos fueren maduros, entonces poda-
rá con podaderas los ramitos, y cortará,
y quitara las ramas.
6 Y serán dejados todos á las aves de
los montes, y á las bestias de la tierra :
sobre ellos tendrán el verano las aves,
y invernarán todas las bestias de la tiersa.
7 % En aquel tiempo será traído pre-
sente á Jebova de los ejércitos, el pueblo
arrastrado, y repelado, el pueblo teme-
roso desde su principio, y después, gen-
te harta de esperar, y bollada, cuya tier-
ra destruyeron los ríos, al lugar del nom-
bre de Jebova de los ejércitos, al monte
de Sion.
CAPITULO XIX.
Profetiza contra Eqypto en cuya calamidad, ni tu»
dioses, ni tu /ertíaaad, ni tu tabiduria, ni tu anti-
mÜedad, nimfortmlua, (porque de todo etto te pre-
ciaba tobrt toda» ¡ai nación**} le podrán valer. Ií
Mas Dios que le hirió, le tañará, convirtiéndole d ti
dándole tu conocimiento, y propagando en él tu cuU
to, con el cual le Upará con htt mimno* Jetuviot qm
lekabrdmdnietajtiffido.
CARGA de Egypto. He aquí que Je-
bova cabalga sobre una nube ligera*
y vendrá en Egypto, y los ídolos de
Egypto se moverán delante de él, y el
corazón de Egypto se desleirá en medio
de él.
2 Y revolveré Egypcloe con Egypcios,
y cada uno peleará contra su hermanOj
cada uno contra su prójimo, ciudad con-
tra ciudad, y reino contra reino.
3 Y el espíritu de Egypéó se desvane-
cerá en medio de él, y destruiré su con-
sejo ; y pregunten á sus imágenes, á sus
mágicos, á sus pythones, y á sus adivi-
nos.
4 Y entregaré á Egypto en manos de
señor duro ; y rey- violento se enseño-
reará de ellos, dice el Señor Jebova de
los ejércitos.
5 Y las aguas de la mar faltarán ; y el
rio se agotará, y se secará.
6 Y los ríos se alejarán : agotarse han,
y secarse han las corientes de los fosos :
la caña y el carrizo serán cortados.
7 Las verduras de junto al río, de junto
á la ribera del rio, y toda sementera
del rio se secará : perderse ha, y no será.
8 Los pescadores también se entriste-
cerán ; y enlutarse han todos los que
echan anzuelo en el rio; y los que ex-
tienden red sobre las aguas desfallece-
rán.
9 Avergonzarse han los que labran lino
fino, y los que tejen redes.
10 Porque todas sus redes serán rotas ;
y todos los que hacen estanques para
criar peces te entrutecerán.
11 Ciertamente son insensatos los prin-
cipes de Zoan: el consejo de los pru-
dentes consejeros de Pharaon se ha*des-
vanecido: ¿Cómo diréis por Pharaon:
Yo $oy h\jo de los sabios, y lujo de los
reyes antiguos ?
12 ¿Dónde están ahora aquellos tus
prudentes? Digante ahora, ó hágante
saber que es lo que Jebova de los ejérci-
tos ba determinado sobre Egypto.
13 Desvanecido se han los principes de
Zoan : engañádose han los príncipes de
Noph : engañaron á Egypto las esquinas
de sus familias.
14 ¿chova mezcló espíritu de perversi-
dades en medio de él; y hic^ron errar á
Egypto en toda su obra, como yerra el
borracho en su vómito.
15 Y no aprovechará á Egypto cosa que
haga, cabeza ó cola, ramo ó janeo.
16 En aquel dia será Egypto como mu-
geres; porque se asombrará, y temerá
en la presencia de la mano alta de Jebo-
va de los ejércitos, qne él ha de levantar
sobre él.
17 Y la tierra de Juda será espantable
á Egypto : todo hombre que de ella se
acordare, se asombrará de ella, por causa
del consejo que Jebova de los ejércitos
acordó sobre él. •
18 % En aquel tiempo habrá cinco ciu-
dades en la tierra de Egypto, que hablen
la lengua de Cbanaan, y que juren por
Jebova de los ejércitos : la una se llama-
rá ciudad Herez.
19 En aquel tiempo habrá altar para
Jebova en medio de la tierra de Egypto,
y titulo X Jehova junto á 6U término.
20 Y será por señal, y por testimonio á
Jebova de los ejércitos en la tierra de
Egypto ; porque á Jebova clamarán por
sus opresores, y él les enviará salvador
y principo que los libre.
21 Y Jehova será conocido de Egypto,
y los de Egypto conocerán á Jebova en
aquel dia ; y harán sacrificio, y oblación ;
y harán votos á Jehova, y pagarlos han.
22 Y herirá Jehova á Egypto hiriendo,
607
Isaías.
y bañando; y convertirte batí áJehova;
y serles ha clemente, y sanarlos ha.
28 En aqnel tiempo habrá una calzada
de Egypto en Assyria; y Assyrios Ten-
drán en Egypto, y Egypcios en Assyria ;
y los Egypcios servirán con los Assyrios
áJehova.
84 En aqnel tiempo Israel será tercero
con Egypto, y con Assyria, naciones ben-
ditas en medio de la tierra.
35 Porque Jehova de los ejércitos los
bendecirá, diciendo : Bendito él pueblo
mi<* Egypto, y el Assyrlo obra de mis
manos, y heredad mia Israel.
CAPITULO XX.
Confirma Diot la cautividad de Egypto y de Ethiopia
por toe Attyrio*, mandando al profeta que ande
demudo ydetcah» tret año» en timbólo de éñeu
EN el aflo que vino Thartan en Azoto,
cuando le envió Sargon, rey de As-
syria, y peleó contra Azoto, y la tomó :
3 En aqnel tiempo habló Jehova por
Isaías hijo' de Amos, diciendo: Vé, y
qnita el saco de tus lomos, y descalza los
zapatos de tus pies ; y hizolo asi, andan-
do desnud%y descalzo.
3 T dfyo Jehova : De la manera que an-
duvo mi siervo Isaiatf desnudo y descal-
zo tres anos, señal y pronóstico sobre
Egypto, y sobre Ethiopia;
4 Asi llevará el rey de Assyrla la cauti-
vidad de Egypto, y la transmigración de
Ethiopia, de mozos y de viejos, desnuda
y descalza, y descubiertas las nalgas, pa-
ra vergüenza de Egypto.
5-Y* quebrantarse han, y avergonzarse
han de Ethiopia su esperanza, y de
Egypto su gloria.
6 Y dirá en aquel dia el morador de
esta isla : Mirad que tal fué nuestra es-
peranza, donde nos acogimos por socor-
ro, para ser libres do la presencia del rey
de Assyrla. ¿ Y cómo escaparemos ?
CAPITULO XXI.
Profetiza la ruina de Babylonia y de tu monargxHa
por Cyro. U. Contra Idumea. 111. Contra Ara-
bia,
CARGA del desierto de la mar. Como
los torbellinos que pasan por el de-
sierto en la región del mediodía, que vie-
nen de la tierra horrible.
3 Vision dura me ha sido mostrada:
para un prevaricador, otro prevaricador ;
y para un destruidor, otro destruidor.
Sube Persa: cerca, Medo. Todo su ge-
mido hice cesar.
8 Por tanto mis lomos se hinchieron de
dolor: angustias me comprendieron, co-
668
mo angustias de rouger de parto : ago-
bíeme oyendo, y espánteme viendo.
4 Mi corazón se despavorió, asombró-
me el horror : la noche de mi deseo me
tornó en espanto.
5 Pon la mesa: mira de la atalaya: co-
me, bebe, levantaos, principes, ungid
escudo.
6 Porque el Señor me dtyo así: Vé,
pon centinela, que haga saber lo que
viere.
7 Y vio un carro de un par de caballe-
ros, un carro de asno, y un carro de ca-
mello: luego miró muy mas atenta-
mente,
8 Y dijo á voces : León aobre atalaya:
Seflor, yo estoy continuamente todo el
dia, y las noches enteras sobre mi guarda,
9 Y, "he aqni, este carro de hombres
viene, un par de caballeros. Y habló, y
dfyo : Cayó, cayó Babylonia; y todos los
Ídolos de sus «Koses quebrantó en tierra.
19 Tritia- mi*, y puja de mi era: dícho-
os he lo que oí de Jehova de loa ejérci-
tos, Dios de Israel.
11 t Carpa de Doma. Bánme voces de
Selr: Guarda, «qué hay esta noche?
Guarda, ¿qué Aoy esta noche?
13 El que guarda respondió : La maña-
na viene, y despoea la Boche. 81 pre-
guntareis, preguntad, volved, y venid.
18 t Carga sobre Arabia. En el monte
tendréis la noche en Arabia, ó! caminan-
tes de Dedanim. •
14 Salió al encuentro llevando aguas al
sediento, ó! moradores de tierra de Te-
mato socorred con su pan al que huye.
15 Porque de la presencia de las capa-
ilas huyen, de la presencia <e la espada
deenndn, de la presencia del arco entesa-
do, de la presencia del peso déla botella.
16 Porque Jehova rae ha dicho asi : De
aqui aun ano, semejante á aftos de mozo
de soldada, se deshará toda la gloria de
Gedar.
17 Y los restos del número de los va-
lientes flecheros, hijos de Gedar, serán
apocados ; porque Jehova Dios de Israel
lo ha dicho.
CAPITULO XXÍL
Intimóte d Jenaatem tu dettruecion por tos Chotéete
en cattiffo tingularmente de tegmridad en tm peen'
d^yáeelourkumde leaomenaneméeDio». O.
A Sobna mayordomo del rey particularmente m h
profetiza deporícion de tu ojtcio, y finalmente tu tO'
talrvtno^encnyohtyórtHXó^jniacInt.
CARGA del valle de la visión: ¿Qué
has ahora, que toda tú te has subtdo
sobre los tejados t
ISAÍAS.
2 Llena de alborotos, Hadad turbulenta,
ciudad alegre. Tus muertos, no muer-
tos á cuchillo, ni muertos en guerra.
8 Todos tus principes Juntos huyeron
del arco: fueron atados. Todos los que
en ti se hallaron, fueron atados junta-
mente: lejos se hablan huido.
4 Por esto dtye : Dejadme ; lloraré amar-
gamente: no os trabajéis por consolar-
me de la destrucción de la htya de mi
pueblo.
5 Porque día de alboroto, y de huella,
y de fatiga por el Señor Jehova de los
ejércitos e» enviado en el valle de la vi-
sión, para derribar al muro, y dar grita
al monte.
6 También Elam tomó aljaba en carro
de hombres, y de caballeros; y Cir des-
cubrió escudo.
7 T acaeció que tus hermosos valles
fueron llenos de carros; y soldados pu-
sieron de hecho «t» hace» á la puerta.
8 Y desnudó la cobertura de Jada, y
miraste en aquel día hacia la casa de ar-
mas del bosque.
9 Y visteis las roturas de la ciudad de
David, que se multiplicaron ; y juntas-
teis las aguas de la pesquera de abaja
10 Y contasteis las casas de Jerusalem ; y
derribasteis casas para fortalecer el muro.
11 Y hicisteis foso entre los dos muros
con las aguas de la pesquera vieja; y no
tuvisteis respeto al que la hizo, ni miras-
teis de lejos al que la labró.
12 Poí tanto el Señor Jehova de los
ejércitos llamó en este día á llanto y á
endechas, á mesar y á vestir saco.
18 Y veis aqui gozo y alegría, matan-
do vacas, y degollando ovejas, comer
carne, y beber vino : comer y beber, que
mañana moriremos.
14 Esto fué revelado á mis orejas de
partea* Jehova de los ejércitos : Que este
pecado no os será perdonado hasta que
muráis, dice el Señor Jehova de los ejér-
citos.
15 t Jehova de los ejércitos dice asi :
Vé, entra á este tesorero, á Sobna el
mayordomo :
18 ¿Qué Henee tú aqui? ¿ó á quién tie-
nes tú aqui que labraste para tí aquí
sepulcro, como el que labra en lugar alto
su sepultura, ó el que esculpe en peñas-
co morada para si?
17 He aquí que Jehova te trasporta de
traspuesta de varón, y cubriendo te cu-
brirá.
18 Arrojarte ha rodando, como á bola
8pan. 39
por tierra largAe términos : allá mori-
rás, y eXXk fenecerán los carros de tu glo-
ria, vergüenza de la casa de tu señor.
19 Y alanzarte he de tu lugar, y de tu
asiento te rempujaré.
20 Y será, que en aquel día llamaré á
mMerro Eliacim, hfyo de Eldas ;
81 Y vestirle he de tus vestiduras; y
fortalecerle he con tu talabarte ; y entre-
garé en sus manos tu potestad'; y será
padre al morador de Jerusalem, y á la
casa de Jada,
¿3 Y pondré la llave de la casa de Da-
vid sobre su hombro; y abrirá, y nadie
cerrará : cerrará, y nadie abrirá.
88 Y hincarle he como clavo en lugar
firme; y será por asiento de honra á la
casa de su padre.
24 Y colgarán de él toda la honra de la
casa de su padre, los hijos, y los nietos,
todos los vasos menores desde los va-
eos de beber basta todos los instrumen-
tos de música.
25 En aquel dia, dice Jehova de los
ejércitos, el clavo hincado en lugar firme
será quitado, y será quebrado, y caerá; y
la carga que sobre él se puso se echará
á perder; porque Jehova habló.
CAPITULO XXIII.
Contm Tiro, cuta» cuolidadet deacrtbe. II. Promé-
tetele rottamraeion, y commtiometon al pwébto do
Dio» dmtpoto do oeomta aüoo.
CARGA de Tiro. Aullad, naves de
Tharsis ; porque destruida es, hasta
no quedar casa ni entrada : de la tierra
de Chitim es revelado á ellos.
2 Callad moradores de la isla, mercader
de Sidon: que pasando la mar te hen-
chían.
8 Su provisión eolia $er de las semente-
ras que crecen con las muchas aguas del
Nilo, de la mies del rio. Fué también
feria de naciones.
4 Avergüénzate Sidon, porque la mar,
la fortaleza de la mar, diciendo dtyo:
Nunca estuve de parto, ni parí, ni crié
mancebos, ni levanté vírgenes.
5 En llegando la fama á Egypto, ten-
drán dolor de las nuevas de Tyro.
ft Pasaos á Tharsis: aullad moradores
de la isla.
7 ¿No ai esta vuestra alegre? Su an-
tigüedad de muchos dios: sus pies la
llevarán á peregrinar lejos,
8 ¿Quién decretó esto sobre Tyro la
coronada, cuyos negociantes eran prín-
cipes, cuyos mercaderes los nobles de la
tierra?
600
ÍSAIAS.
- 9 Jabova de los ejércitos k> decretó,
para enTttecer la soberbia de toda ¿loria,
y para abatir todos los Ilustres de la
tierra.
10 Pásate, como rio, de ta tierra á la
hfya de Tharsis; porque no tenante ya
mas fortaleza. *
11 Extendió su mano sobre la mar: bi-
so temblar los reinos. Jebota mandó
sobre Cbanaan, qne sns fuerzas sean de-
bilitadas.
13 T dijo : Nanea mas te alegraras, ó !
oprimida virgen bija de Sidon. Levánta-
te para pasarte á Cbitim ; y aun allí no
tendrás reposo.
13 Mira la tierra de los Chaldeos : este
pueblo no era entes: Asear la fundó pa-
ra las naves, levantando sns fortalezas :
minaron sus casas, pusiéronla por tierra.
14 Aullad naves de Thareis, porque des-
truida es vuestra fortaleza.
15 1T T acontecerá en aquel día, qne
Tyro será puesta en olvido por setenta
años, como días de un rey : después de
-los setenta años cantará Tyro canción
como de ramera.
. 16 Toma arpa, y rodea la ciudad, ó! ra-i
mera olvidada : haz buena melodía, rei-
tera la canción, para que tornes en me-
moria,
17 Y acontecerá, que al fin de los se-
tenta años visitara Jehova á Tyro; y tor-
narse ha á su ganancia; y otra vez forni-
cará con todos los reinos de la tierra so-
bre la haz de la tierra.
18 Mas su negociación, y su ganancia,
«era santa á Jehova, no se guardará ni Se
atesorara; porque su negociación será
para los que estuvieren delante de Jeho-
va, para que coman hasta hartarse, y vis-
tan honradamente.
CAPITULO XXIV.
Profetizase la asolación del pueblo Judaico, por tu
rebelión /altando al divino concierto. II. De enta
asolación promete que quedarán retidnos con qne te
continué el reino del Metía», lo» cuate* dardn glo-
ria d Dio». III. Vuelve al primer propósito de la
asolación del pueblo
HE aquí que Jehova vacia la tierra, y
la desnuda, y trastorna su haz, y
haca esparcir sus moradores.
' 2 T será, como el pueblo tal el sacer-
dote; como el siervo tal su señor; como
la criada tai sn seftora; tal el qne eom-
pra, como el qne vende; tal el que da
emprestado, como el qne toma empres-
tado ; tal el qne da á logro, como el que
lo recibe.
% Vaciando será vaciada la tierra, y de
610
saco será saqueada; porque Jehova pro-
nunció esta palabra.
4 Destruyóse, cayó la tierra: enfermó,
cayó el mundo: enfermaron los altos
pueblos de la tierra.
6 Y la tierra fué mentirosa debajo de
sus moradores; porque traspasaron las
leyes, (sisearon el derecho, rompieron el
pacto sempiterna ' »
6 Por esta cansa el quebrantamiento
del juramento consumió á la tierra, j
sns moradores fueron asolados, por esta
causa fueron consumidos los moradores
de la tierra, y los hombres se apocaron.
7 Perdióse el vino, enfermó la vid: gi-
mieron todos los que eran alegres de
corazón.
8 Cesó el regocijo de los panderos, aca-
bóse el estruendo de loe que se huelgan,
reposó la alegría de la arpa.
9 No beberán vino con cantar: la bebi-
da será amarga á los que la bebieren.
10 Quebrantada es la ciudad de la vani-
dad : toda easa se ha cerrado, porque no
entre nadie.
11 Voces sobre el vino en las plazas:
todo gozo se oscureció, la alegría se des-
terró de la tierra.
12 Quedó en la dudad soledad, y con
asolamiento fué herida la puerta.
18 Porque así será en medio de la tier-
ra, en medio de los pueblos como aceitu-
no sacudido, como rebuscos, acabada la
* vendimia.
14 t Estos alzarán sn voz^ jubilarán
en la grandeza de Jehova, relincharán
desde la mar,
15 Glorificad por esto á Jehova en los
valles : en Islas de la mar sea nombrado
Jehova, Dios de Israel.
16 De lo postrero de la tierra salmos
oímos : Gloria al justo. Y yo dije: \ Mi
secreto á mi, mi secreto á mí, ay de mi!
Prevaricadores han prevaricado; y con
prevaricación de prevaricadores han pre-
varicado.
17 Terror, y# sima, y huso sobre tí, ó!
morador de la tierra.
18 Y acontecerá, que el qtte huirá de la
voz del terror, caerá en la sima; y el
que saliere de en medio de la sima, será
preso del lazo ; porque de lo alto se
abrieron ventanas, y los fundamentos de
la tierra temblarán.
19 Con quebrantara fento es quebranta-
da la tierra, con desmenuzamiento es
desmenuzada la tierra, con removimien-
to es removida la tierra, o
ISAÍAS,
90 Coa temblor teorfbkrá la tierra, co-
mo vn borracho ; y será traspasada, ©o»
uo «m choza; y bu pecado se agravará
sobre «Ha; y caerá, y nunca- mas se le-
vantará.
21 Y acontecerá en aquel día, que Je-
bova visitará sobro el ejército sublime
en lo alto ; y sobre los reyes de la tierra
sobre la tierra.
22 Y serán amontonados de amontona-
miento como encarcelados en mazmorra;
y serán encerrados en cárcel; y serán
visitados de multitud de «ttas.
23 La luna se avergonzará, y el sol se
confundirá, cuando Jebova de los ejér-
citos reinare en el monte de 8ion, y en
Jerusalem, y delante de sus ancianos
fuere glorioso.
CAPITULO XXV.
JH profeta en persona de toda la iglesia hace grada»
d Dios gkéa gloria par haber ejecutado sus anti-
guos juicio* g emenasae en la ruma perpetua da la
Jerusalem terrena v de su templo en castigo de sus
pecados, IL Por la semejanza de un banquete so-
lemnísimo es prometido d goto del evangelio del
Nuevo Testamento en Shm, al cual serán llamados
todos los pueblos de la tierra : señalando los verda-
deros efectos de e% g prometiendo d la iglesia la
ruina detono* sus enemigos,
JBHOVA, Dios mió eres tú: ensacar-
te be, y alabaré tu nombre; porque
has becbo maravillas; los consejos anti-
guos, la verdad firma
2 Que tornaste la ciudad en montón, la
ciudad raerte en ruina: el alcasar de los
extraños que no sea ciudad, ni nunca
para siempre sea reedificada,
8 Por esto te dará gloria el pueblo fuer-
te: la dudad de naciones robustas te
temerá.
4 Porque fuiste fortaleza al pobre, for-
taleza al menesteroso en su aflicción,
amparo contra el turbión, sombra con-
tra el calor, porque el Ímpetu de los vio-
lentos, como turbión contra jastial.
5 Como el calor en lugar seco, asi hu-
millarás el orgullo de los extraños ; y co-
mo con calor que quema debajo de nube,
harás marchitar el pimpollo de los ro-
bustos.
6 1T Y Jebova de los ejércitos hará en
este monte á todos los pueblos convite
de engordados, convite de purificados,
de gruesos tuétanos, de purificados lí-
quidos.
7 Y deshará en este monte la máscara
de la cobertura con que están cubiertos
todos los pueblos, y la cubierta que está
extendida sobre todas las naciones. .
8 Destruirá á la muerte para siempre;.
y limpiará olSefior Jebova toda lágrima
de todos los rostros } y quitará la ver-
güenza de su pueblo de toda la tierra;
porque Jebova lo ha diebo.
9 Y dirá en aquel dia: He aquí, este es
nuestro Dios, á quien esperamos, y sal-
varnos ha : este m Jebova á quien espe-
ramos, gozarnos hemos y alegrarnos he-
mos en su salud.
10 Porque la mano de Jebova reposará
en este monte ; y Moab será trillado de-
bajo de él, como es trillada la paja en el
muladar.
11 Y extenderá su mano por medio de
él, como la extiende el nadador para na-
dar; y abatirá su soberbia con los bra-
zos de sus manos.
12 Y allanará la fortaleza de tus muros
altos: humillarla ha, derribarla ha atier-
ra, hasta el polro.
CAPITULO XXVL
Dicta el profeta una suavísima canción d la iglesia,
la cual cantard con el sentimiento de su gloriosa li-
ber$an\ g de la destrucción sartal de sus enemigos:
donde se describe. I. El estado de la iglesia al cargo
gen la tutela de Dio*. II. La ruina de sus enemigos.
IIT. El oficio del piadoso, esperar sin cesar. I V. La
suerte del impío ttremo del pueblo de Dio», no ver,
mas sentir sus castigos. V. La fortuna de la iglesia
en el mundo combatida de perpetuas ondas. IV. Su
firme consuelo en todas eUms, que ellas serán mo-
mentáneas, g la gloria de ella eterna.
EN aquel dia cantarán este cantar en
tierra de Juda : Fuerte ciudad tene-
mos : salud puso por muros y antemuro.
2 Abrid las puertas, y entrará la nación
justa, guardadora de verdades.
8 Sentencia firme : Que guardarás paz,
paz; porque en ti se han confiado,
4 Confiad en Jebova perpetuamente;
porque en jas Jehova está la fortaleza
de los siglos.
5 1T Porque él derribó los que moraban
en lugar sublime : humilló la ciudad en-
salzada, humillóla hasta la tierra, la der-
ribó hasta el polvo.
6 Hollarla ha pié, pies de afligido, pasos
de menesterosos.
7 1F Camino derecho para el justo: Túy
recto, pesas el camino del justo.
8 Aun en el camino de tus juicios, ó ! Je-
hova, te esperamos: á tu nombre, y á tu
memoria «t el deseo del alma.
9 Con mi alma te deseo en la noche ; y
entre tanto que me durare el espíritu en
medio de mí, madrugaré á buscarte;
porque desde que hay juicios tuyos en*
la tierra, los moradores del mundo apren-
den justicia.
10 1T Alcanzará piedad el implo, no
6U
ISAÍAS.
aprenderá Justicia: en tierra de rectitud
hará iniquidad, y no mirará á la mages»
tad de Jehova.
11 Jehova, por mucho que se levante
tn .mano, no verán : verán, y avergon-
zarse han con zelo del pueblo ; y á tus
enemigos fuego los consumirá.
12 Jehova, aparejarnos has paz ; porque
también obraste en nosotros todas nues-
tras obras,
13 Jehova Dios nuestro, señores se en-
señorearon de nosotros sin ti; mas en
ti solamente nos acordaremos de tu
nombre.
14 Muertos, no vivirán : privados de la
vida no resucitarán; porque los visi-
taste y destruíste, y deshiciste toda su
memoria.
15 Añadiste á la nación, ó ! Jehova, aña-
diste á la nación : hicístete glorioso : ex-
tendiste hasta todos los términos de la
tierra.
16 Jehova, en la tribulación te visita-
ron : derramaron oración cuando los cas-
tigaste.
17 1T Como la preñada cuando ae acerca
al parto gime, y da gritos con sus do-
lores, asi hemos sido delante de ti, ó! Je-
hova.
18 Concebimos, tuvimos dolores depar-
to, parimos como viento : saludes no se
hicieron en la tierra, ni cayeron los mo-<
radores del mundo.
19 1 Tus muertos vivirán, y Junio con
mi cuerpo resucitarán. Despertad, y can-
tad moradores del polvo, porque tu ro-
cío, como rodo de hortalizas ; y la tierra
echará los muertos.
20 Anda pues, pueblo mío, éntrate en
tus cámaras, cierra tus puertas tras ti :
escóndete un poquito, por un momento,
entre tanto que pasa la ira.
21 Porque he aqui que Jehova sale de
su lugar, para visitar la maldad del mo-
rador de la tierra contra él; y la tierra
descubrirá sus sangres, y mas no encu-
brirá sus muertos.
CAPITULO XXV1L
DeecHpcion de la verdadera «pieria por la eoüeita
providencia de Dioe acerca de ella u por el amor
oye Dioe la tiene de cuua libre elección etd pen-
diente, n. 8* reetomrocion deepuee de la cautivi-
dad* UL m contejo de Dioe en ajügirla^u el mal
u ruina qmmleetgm cnando no eecaetigada.
EN aquel día Jehova visitará con su
espada dura, grande, y roerte, sobre
el leviathan, serpiente rolliza, y sobre el
leviathan, serpiente retuerta; y matará
al dragón que mtd en la mar.
612
2 En aquel dia, la viña de Hemer, can-
tad de ella:
8 To Jehova la guardo, cada momento
la regaré : de noche y de dia la guardaré,
porque d enemigo no la visite.
4 Ño hay en mi enojo: ¿quién me dará
espinas y cardos ? En pelea pasara por
ella, la encendiera juntamente.
5 ¿O quién forzara mi fortaleza para
hacer conmigo paz, para hacer conmigo
paz?
6 f Dios vendrán, cuando Jacob echará
raices, fioreceaá y echará renuevos Israel,
y la has del mundo se henchirá de fruto.
7 T ¿Si ha sido herido, como quien le
hirió? ¿Si ha sido muerto, como loe
que le mataron ?
8 Con medida la castigarás en sus me-
tidas, aun cuando soplare con su viento
recio en dia de solano.
0 Por tanto de esta manera será pur-
gada la iniquidad de Jacob, y este mera
todo el fruto, apartamiento de su peca-
do, cuando tornare todas las piedras del
altar, como piedras de cal desmenuza-
das ; porque no se levanten los bosques,
ni las imágenes del sol.
10 De otra manera la ciudad fortalecida
otra asolada: la morada será desampara-
da, y dejada como un desierto: allí se
apacentará el becerro, alli tendrá su ma-
jada ; y acabará sus ramas.
11 Cuando sus ramas se secaren, y serán
quebradas, mugeres vendrán á encen-
derla ; porque aquel no es pueblo de en-
tendimiento. Por tanto su Hacedor no
habrá misericordia de él : ni se compa-
decerá de él el que le formó.
12 Y acontecerá en aquel dia, que aven-
tará Jehova desde la ribera del rio hasta
el río de Egypto, y vosotros, ntyos de
Israel, seréis congregados uno á uno.
18 Acontecerá también en aquel dia,
que será tañido con gran voz de trompe-
ta; y vendrán, los que hablan sido espar-
cidos en la tierra de Assyria, y los que
hablan sido echados en tierra de Egypto,
y adorarán á Jehova en el monte santo
en Jerusalem.
capitulo xxvm.
Xa axAacion del reino de la» dice ermu». II El pe-
cado de Jada, eecormio de la palabra de Dio» y de
m !ty, por el atol Dioe promete re/ormociom porm
Metió» en loe dóeüe» de m pueblo, 9 amenaza om
rigmo»i»imo cattioo d lo» rebelde*. ÍU. Porque —
con igual Juicio cattipa Din» ti loe uno» 9 dloeotrm:
ni la nficcion de m igleeia durará hamta detttuum
del todo.
Y de la corona de soberbia, de los
borrachos de Ephralm, y de la flor
LA?
ISAÍAS.
caduca de la hermosura de su gloría, que
está sobre la cabeza, del Talle fértil, opri-
midos del vino !
2 He aquí que la valentía, y la fortaleza
de Jehova viene como turbión de grani-
zo, y como torbellino tras tomador, como
ímpetu de recias aguas que salen de ma-
dre, que con fuerza derriba á tierra.
3 Con los pies será hollada la corona
de soberbia de los borrachos de Ephraim.
4 T será la flor caduca de la hermosura
de su gloria, que edá sobre la cabeza del
Talle fértil, como la breva temprana, que
viene primero que lo» otros fruto» del vera*
no, la cual, en viéndola el que la ve, en
teniéndola en la mano, se la traga.
5 T En aquel di* Jehova de los ejérci-
tos será por corona de gloria, y diadema
de hermosura á los residuos de su pue-
blo:
6 T por espirita de Juicio al que se sen-
tare sobre la sÜTa dd juicio ; y por forta-
leza á los que harán retraer la batalla
hasta la puerta.
7 Mas también estos erraron con el vi-
no, y con la sidra se entontecieron. El
sacerdote y el profeta, erraron con la
sidra, fueron trastornados del vino, en.
lonteciéronse con la sidra, erraron en la
visión, tropezaron en el juicio.
B Porque todas las mesas están llenas
de vómito y suciedad, hasta no haber
lugar.
9 ¿A quién se enseñará ciencia, ó á
quién se hará entender doctrina? ¿ á los
quitados de la leche? ¿á los arrancados
de los pechos ?
10 Porque mandamiento tras manda-
miento, mandamiento tras mandamien-
to: renglón tras renglón, renglón tras
renglón: un poquito alli, otro poquito
allí:
11 Porque con labios tartamudos, y en
lengua extraña hablará á este pueblo,
12 A los cuales él dijo : Este es el repo-
so : dad reposo al cansado ; y este tt el
refrigerio ; y no quisieron oír.
13 Serles ha pues la palabra de Jehova :
Mandamiento tras mandamiento, man-
damiento tras mandamiento: renglón
tras renglón, renglón tras renglón: un
poquito alli, otro poquito alli, que vayan,
y caigan por las espaldas, y se desmenu-
cen, y se enreden, y sean presos.
14 Por tanto varones burladores, que
estáis enseñoreados sobre este pueblo
que está en Jerusalem, oíd la palabra de
Jehova.
15 Porque habéis dicho: Concierto te-
nemos hecho con la muerte, y con la se-
pultura: hicimos acuerdo, que cuando
pasare el turbión del azote, no llegará á
nosotros; porque pusimos nuestra aco-
gida en mentira, y en falsedad nos escon-
deremos.
16 Por tanto el Sefior Jehova dice asi :
He aquí que yo fundo en Sion una piedra,
piedra de fortaleza, de esquina, de pre-
cio, de cimiento cimentado : el que ere-
yere, no se apresure.
17 T ajustaré el juicio á cordel, y á ni-
vel la justicia ; y granizo barrerá la aco-
gida en mentira, y aguas arroyarán el
escondrijo.
18 Y anularse ha vuestro concierto con
la muerte ; y vuestro acuerdo con la se-
pultura no será firme: cuando pasare el
turbión del azote seréis de él bollados.
10 Luego que comenzare á pasar, él os
arrebatará; porque de mañana de ma-
ñana pasará, de día y de noche ; y será
que el espanto solamente haga entender
lo oído.
30 Porque la cama e» angosta, que no
basta; y la cubierta estrecha para re-
coger.
31 Porque Jehova se levantará, como
en el monte Perazim, y como en el valle
de Oabaon se enojará para hacer su obra,
su extraña obra; y para hacer su opera-
ción, su extraña operación.
23 Por tanto no os burléis ahora, por-
que no se arrecien vuestros castigos;
porque consumación y acabamiento so-
bre toda la tierra he oído del Señor Je-
hova de los ejércitos.
23 t Estad atentos, y oid mi voz : estad
atentos, y oíd mi dicho.
24 ¿ Arará todo el día el que ara para
sembrar? ¿romperá, y quebrará los ter-
rones de la tierra?
25 ¿Después que hubiere igualado su'
haz, no derramará el ajenuz, sembrará el
comino, pondrá el trigo por su orden, y
la cebada en su señal, y la avena en su
término ?
26 Porque su Dios le ensena para saber
juzgar, y le instruye,
27 Que el ajenuz no se trillará con tri-
llo, ni sobre el comino rodará rueda de
carreta: mas con un palo se sacude el
ajenuz, y el comino con una vara.
28 El pan se trilla : mas no perpetua-
mente lo trillará, ni lo molerá con la
rueda de su carreta, nt lo quebrantará
ISAÍAS.
"" 90 Aun tato esto saU6 de Jehova de
los ejércitos, peta hacer maravilloso el
consejo, 7 engrandecer la sabiduría,
CAPITULO XXIX.
Pro/etísastle d Jerutalem m tlcUruccion á mhm de
su ceguera, obstinación u menosprecio ú la* amenaza»
de Dio*: queriendo todavía quedarse con el titulo
' de ¡metilo do Dfm retemandoU con honrar d Dio*,
U0 por el prcscripto de su palabra ni con ¿4 verda-
dera, mas por su» intencione» jr con hipocresUu II.
Este pecado antenota Díom que cattigdra en ello*,
allende de loe cattigoo dicho*, con privarle* del todo
de verdadera sabiduria, u con tontedad de espiriau
til. Contra lo» que negaban la dirina providencia.
IV. En remedio de todo te promete la venida del
Muiar, el cual doria tabtdwHau libertad dm pueblo.
T A Y de Ariel, ctndad donde habitó
••A David ! Añadid un año á otro: los
corderos cesarán.
2 Porque pondré á Ariel en apretura, y
será desconsolada y trfete ; y será á mi
como Ariel.
3 Porque asentaré campo contra ti en
derredor, y combatirte be Con ingenios ;
y levantaré contra ñ baluartes.
4 Entonces serás humillada: hablarás
desde la tierra, y tu habla saldrá del
polvo; y será tu vos de la tierra, como
vo* de python, y tu habla murmurará
del polvo.
5 Mas el estrépito de tus extrangeroe
será como polvo menudo, y la multitud
de los fuertes como tamo que pasa; y
será repentinamente, en un momento.
6 De Jehova de los ejércitos serás visi-
tada con truenos, y con terremotos, y
con gran ruido, con torbellino, y tem-
pestad, y llama de fuego consumidor.
7 T será como sueno de visión do no-
che la multitud de todas las naciones,
que pelearán contra Ariel, y todos los
que pelearán contra ella, y sus ingenios,
y los que la pondrán en apretura.
8 Será pues como el que suena que
tiene hambre, y parece que come : roas
cuando se despierta, su alma está vacia ;
y como el que suefla que tiene sed, y pa-
rece que bebe : mas cuando se despierta,
hállase cansado, y su sima todavía sedien-
ta; asi será la multitud de todas las na-
ciones que pelearán contra el monte de
Sion.
9 Entonteceos, y entonteced : cegaos, y
cegad: emborrachaos, y no de vino:
titubead, y no de sidra.
10 Porque Jehova extendió sobre voso-
tros espíritu de sueno, y cerró vuestros
ojos : cubrió de eueüo vuestros profetas,
y vuestros principales videntes.
11 Y es á vosotros toda visión, como
palabras de Mbtfo sellado, el cual si die-
ren al que sabe leer, y le dieren : Leed
ahora esto ; dirá : No puedo, porque es-
tá se liado.
12 Y si se diere el libro al que no sabe
leer, y se le diga: Leed ahora esto; él
dirá: No sé leer.
13 U Dice pues el señor: Porque este
pueblo de su boca se acercó, y de sus la-
bios me honra, mas su corazón alejó de
mi, y su temor para conmigo fué ense-
ñado por mandamiento de hombree :
14 Por tanto he aqui que yo volveré á
hacer admirable este pueblo con milagro
espantoso; porque la sabiduría do sus
sabios se perderá, y la prudencia de sus
prudentes se desvanecerá.
15 ^ ¡ Ay de los que se esconden de Je-
hova, encubriendo el consejo ! y son sus
obras en tinieblas, y dicen : ¿ Quién nos
ve, ó quién nos conoce?
16 Vuestra subversión ciertamente se-
rá como el barro del ollero. ¿La obra
dirá de su hacedor: No me hizo; y el
Yaso dirá del que le obró : No entendió ?
17 ¿ No será tonudo de aqui «un po-
quito poquito el Líbano en Carmelo, y el
Carmelo no será estimado por bosque ?
18 1T Y en aquel tiempo los sordos oi-
rán las palabras del libro ; y los ojos de
los ciegos verán de la oscuridad, y de las
tinieblas.
19 Entonces los humildes crecerán en
alegría en Jehova; y los pobres de los
hombres se goearán en el Sonto de Israel.
20 Porque el violento será acabado, y
el escarnecedor será consumido; y serán
talados todos los que madrugaban ala
Iniquidad;
21 Los que hadan pecar al hombre en
palabra; los que armaban laxo al que re*
prendía en la puerta, y torcieron lo justo
en vanidad.
22 Por tanto asi dice Jehova á la casa
de Jacob, el que redimió á Abraham :
No será por ahora confuso Jacob ni sus
faces se pararán amarillas:
28 Porque verá sus lujos, obra de mis
manos en medio de sí, que santificarán
mi nombre; y santificaran al Santo de ,
Jacob, y temerán al Dios de Israel :
24 Y los errados de espirito aprende-
rán inteligencia, y los murmuradores
aprenderán doctrina.
CAPITULO XXX.
Amenosa Dio* d *u pueblo con total ruina, porgue de-
jando de eonfar en el, potrta toda su conjlonta
■ Ratsálomio* em .~
ISAÍAS.
limprmmdmtrc. Item^pornaháber que-
rido oir d lo» piadoso» profetas que le amonestaban
Jo contrario. JI. Dexpue» de esta e^ücciem promete
I>ioed* haber rniserieordiademputbU»,envidndole
libertad de m cautividad, y singularmente mu Matías,
que recogerá su pueblo, Jes dará verdadero gozo,
eficaz enseñamiento, repurgeurd la idolatría, au-
mentaré la prosperidad y la bm en m pmblo. I1L
. Vuelve d la prometa de la reducción del ¡meólo de la
cautividad de Babilonia con angular alegría, y con
ruina de ñabyhnua y de todo» loe enemigo» éet pme-
éloéeDiem.
J A Y de loe hijos que ge «portan, dice
IxjL Jehova, peí» hacer conseje, y no
de mi: peí» cubrirse con cobertura, y
bo por ai Espirita, añadiendo pecado á
pecado!
a Páiieaee para descender á Egypfo, y
no han. preguntado mi boca : para íorti-
fleame con la fuerza de Pfcaraon* y poner
sel esperanza en la sombra de Egypto.
8 Mas la fortaleza de Pharaon se os tor-
nará en vergüenza, y el amparo en la
sombra de Egypto en confusión.
4 Porque fueron ene principes á Zoan,
y sus embajadores vinieron á Hanes.
. 5 Todos se avergonzarán con el pueblo
qu* no les aprovechará, ni les ayudará,
ni les traerá provecho: antes les seré pa-
ra vergüenza, y ann para contusión.
6 Caiga de las bestias del mediodía.
Por tierra de aflicción y de angustia:
leones y leonas en ello, basilisco y áspid
volador : llevando sobre hombros de bes-
tia* sus riquezas, y sos tesoros so£>R3
coTcobas de camellos, á pueblo quo.no
les aprovechará.
7 Ciertamente Egypto en vano y por
demás dará ayuda: jpnxr tanto yo le di
veces v que se reposase, en su fuerza.
8 Vé pues altara, y escribe esta visión
en una tabla delante de ellos, y escúlpela
en libre, para que quede hasta el postrero
día para siempre, por todos los 6Íglos :
•.Que este pueblo es rebelde, hijos
mentirosos, hijos que no quisieron oir
la ley de Jehova:
10 Que dicen á los que ven : No veáis ; y
á los profetas : No nos profeticéis lo rec-
to, decidnos halagos, profetizad errores :
11 Dejad el camino, apartaos de la sen-
da, haced apartar de nuestra presencia el
Santo de IsraeL
12 Por tanto el Sanio de Israel dice así:
Porque desechasteis esta palabra, y con-
fiasteis en violencia y en iniquidad, y so-
bre ella estribasteis :
1& Por tanto este pecado os será como
pand abierta que se va á caer, y tomo
eorcoba en muro alto, cuya calda viene
subita^y repentinamente,
U T quebrarle ha como quebranta*
miento de vaso de olleros, que sin mise-
ricordia le hacen pedazos: ni éntrelos
pedazos se halla xm tiesto para traer fue-
go del hogar, 6 para coger agua de una
poza.
15 Porque así dyo el Señor Jehova, el
Santo de Israel : En descanso, y en re-
poso seréis salvos : en quietud!, y en con-
fianza, será vuestra fortaleza; y no qui-
sisteis.
10 Mas dijisteis: lío; antes con caba-
llos huiremos : por tanto vosotros huiréis.
Sobre ligeros cabalgaremos: por tanto
serán tnas ligeros vuestros perseguidores.
17 Un millar huirá á la amenaza do
uno : á la amenaza de cinco vosotros todos
huiréis, hasta qnc quedéis como mástil
en la cumbre del monte, y como bandera
sobre cabezo.
18 í Por tanto Jehova o* esperará para
haber misericordia de vosotros; y pur
tanto será ensalzado, teniendo de voso-
tros piedad ; porque Jehova as Dios do
juicio: bienaventurados todos Ips que á
él esperan.
19 Ciertamente pueblo morajú«nl&ion, .
y en Jcrusalem : nunca mas llorarás : el
que tiene misericordia, tendrá miseri-
cordia de ti: á ja. voz de tu clamor, en
oyendo te responderá.
20 Mas daros ha el Señor pan de con-
goja, y agua 4c angustia : tus enseñado-
res, nunca mas te serán quitados, mas.
tus ojos verán tus ensoñadores.
21 Entonces tus orejas oirán á tus es-
paldas palabra que diga: Este es el ca-
mino, andad por él; porque no echéis á
la mano derecha, y porque no echéis á la
mano izquierda.
22 Entonces profanarás la cobertura de
tus esculturas de plata, y, la vestidura de
tu vaciadizo de oro; y apartarlas has co-
mo trapo manchado <U menstruo ; y de-
cirles has : Sal fuera.
23 Entonces dará lluvia á tu sementera,
cuando sembrares la tierra; y pan del
fruto de la tierra; y será fértil y grueso ;
y tus ganados en aquél tiempo seVán
apacentados en anchas dehesas.
24 Tus bueyes, y tus asnos que labran
la tierra, comerán limpio grano, el cual
será aventado con pala y zaranda.
25 Y habrá sobre todo monto alto, y
sobre todo collado subido rios, corrien-
tes de aguas, el día de la gran matanza,
cuando caerán las torres.
26 y latas de la luna será como la luz
ISAÍAS.
del sol, y la luz del sol siete veces mayor,
como lnz de siete dias, el día que soldará
Jehova la quebradura de su pueblo, y
curará la llaga de su herida.
27 ^ He aquí que el nombro de Jehova
rione de lejos: su rostro encendido, y
grave de sufrir : sus labios llenos de ira,
y su lengua como fuego que consume;
28 T su espíritu, como arroyo que sale
de madre : partirá hasta el cuello, para
zarandar las naciones con zaranda de
vanidad ; y pifner freno que haga errar
en las mejillas de los pueblos.
29 Vosotros tendréis canción, como en
noche, en la twd se celebra pascua, y ale-
gría de corazón, como el que va con
flauta, para venir al monte de Jehova,al
Fuerte de Israel.
30 Y Jehova hará oír la potencia de su
voz;, y hará ver el descendimiento de su
brazo con furor de rostro, y. llama de
fuego consumidor, con disipación, con
avenida, y piedra de granizo.
31 Porque Assur que hirió con palo,
con la voz de Jehova Berá quebrantado.
82 Y en todo mal paso habrá madero
fondado1? el cual Jehova hará hincar so-
bre él con tamboriles, y vihuelas, y con
batallas de altura peleará contra ella.
88 Porque Topheth está disputada des-
de ayer : para el rey también está apare-
jada: á la cual ahondó y ensanchó: su
hoguera de luego, y mucha lefia : soplo
de Jehova, como arroyo de azufre, que
la encienda.
CAPITULO XXXI.
Bs el mismo argumento del capitulo precedente.
7 A Y de loe que descienden á Egypto
4 xa. por ayuda; y confian en caballos,
y en carros ponen su esperanza, porque
son muchos, y en caballeros, porque son
valientes ; y no miraron al Santo de Is-
rael, ni buscaron á Jehova !
2 Mas. el también es sabio para guiar el
mal, ni hará mentirosas sus palabras.
Levantarse ha pues contra la casa de los
maygnos, y contra el auxilio de los obra-
dores de iniquidad.
3 Y los Egypcios hombres *m, no Dios ;
y sus caballos, carne, y no espíritu : de
manera que en extendiendo Jehova su
mano, caerá el ayudador, y caerá el ayu-
dado, y todos ellos desfallecerán á una
4 H Porque Jehova me dtfo á mi de es-
ta manera: Como el león, y el cachorro
del león, brama sobre su presa, contra el
cual si es allegada cuadrilla do pastores,
•10
por las voces de ellos no temerá, ni se
acobardará por su tropel : asi Jehova do
los ejércitos descenderá á pelear por el
monte de Sion, y por su collado.
5 Como las aves que vuelan, asi ampa-
rará Jehova de los ejércitos á Jerusalem,
amparando, librando, pasando, y sal-
vando.
6 Convertios al que habéis profunda-
mente rebelado, ó I btyoe de Israel
7 Porque en aquel día arrojará el hom-
bre los Ídolos de en plata, y los ídolos
de su oro, que os hicieron vuestras na*
nos pecadoras.
8 Entonces caerá el Assur per espada,
no de varón ; y espada, no de hombreóle
consumirá ; y huirá de la presencia de la
espada, y sus mancebos serán tributarios;
9 Y de miedo se pasará á su fortaleza;
y sus principes tendrán pavor de la ban-
dera, dice Jehova, cuyo fuego esfcf en
Sion, y su horno en Jerusalem.
CAPITULO XXXII.
En la persona del rey Rgeckias es prometida y proje-
tismda te venida del Mtmat, tu ministerio y ejeeim
paracontupuetÁoacomc^adot día humana miterieu
JL De patada describe tinoularmente la condición
del avaro, el cual con la lug del evangelio terd ce-
nocido. Be ejemplo particular de que toda ktpocte-
lía de virtud terd descubierta. III. Vuelre 4 inti-
mar la cautividad de Babilonia, después de la cual
te seguiría libertad, y la publicación del evanguHu
TTE aquí que para justicia reinará rey,
XX y principes presidirán para juicio.
2 Y scrá»aquel varón como escondede-
ro contra el viento, y como acogida con-
tra el turbión, como riberas de aguas en
tierra ée sequedad, como sombro de gran
peñasco en tierra caluros*!
8 No se cegarán entonces loa ojos do
los que ven, y las orejas de los que oyen
oirán.
4 Y el corazón de los tontos entenderá
para saber, y la lengua de los tartamu-
dos será desenvuelta para hablar clara-
mente.
5 1 El mezquino nnnea mas será lla-
mado liberal, ni será dicho largo el ava-
riento.
6 Porque el mezquino hablará mezquin-
dades, y su corazón fabricará iniquidad
para hacer la impiedad, y para hablar es-
carnio contra Jehova, dejando vacía el
auna hambrienta, y quitando la bebida
al sediento.
7 Cierto el avaro malas medidas tUm$:
él maquina pensamientos para enredar á
loe simples con palabras cautelosas, y
para hablar en juicio contra d pobm.
ISAÍAS.
8Mne) liberal pensará liberalidades;
y por liberalidades subirá.
9 1T Mugeres respondas, levantaos : oíd
mi voz, confiadas, escuchad mi razón.
10 Días y anos tendréis espanto, 6 ! con-
fiadas ; porque la vendimia faltará, y la
cosecha no acudirá.
11 Temblad, ó! reposadas, turbaos, ó!,
confiadas: despojaos, desnudaos, ceñid
los lomos.
19 Sobre los pechos endecharán, sobre
los campos deleitosos, sobre la vid fértil.
13 Sobre la tierra de mi pueblo subirán
espinas y cardos ; y aun sobre todas las
casas de placer en la ciudad de alegría.
14 Porque los palacios serán desiertos,
la multitud de lá ciudad cesará: las tor-
res y fortalecas se tornarán cuevas para
siempre, donde huelguen asnos monte-
ses, y ganados hagan majada:
15 Hasta que sobre nosotros sea derra-
mado espíritu de lo alto, y el desierto se
torne campo labrado, y el campo labra-
do sea estimado por bosque.
16 Y habitará el juicio en el desierto ;
y en el campo labrado asentará la jus-
ticia.
17 Y el efecto de la justicia será paz, y
la labor de justiclav reposo, y seguridad
para siempre.
18 Y mi pueblo habitará en morada de
paz, y en habitaciones de confianzas, y
en refrigerios de reposo.
19 Y el granizo, cuando descendiere, eerd
en los montes ; y la ciudad será asenta-
da en lugar bajo.
20 ¡O dichosos vosotros, los que sem-
bráis sobre todas aguas, los que metéis
pié de buey y de asno I
CAPITULO XXXIH
Habiendo de profetizar de la cautividad de Babgto-
ni*, comienza la plática por el catttoo del Urano
2fabuchodonoaor% y por oración por el pueblo cala-
mitoto, entreponiendo alguno* rumbo* de consuelo con
fo projeeia de la libertad, n. De tan horrenda»
oewtímotnokábrdqmimmeapuHnolMjun^e^etmm»
Uoitímo* /ruta* da Justicia deecribe, y con la oca-
flan de la remStmcion de la patria le» promete que
veré» la auxiee* nieta del Meoine, y ta r—tam ucfow,
h9
¡A1
Y de ti, el que saqueas, y nunca
fuiste saqueado : el que haces des-
lealtad, y que nadie la hizo contra ti!
Cuando acabares de saquear serás tu
también saqueado; y cuando acabares
do hacer deslealtad, se hará también con-
tra ti.
2 01 Jehova, ten misericordia de no-
sotros, á ti esperamos: tú que miste bra-
zo de eUos en la mañana, sé también
nuestra salud en tiempo de la tribula-
ción.
S Pueblos huyeron de la voz del es-
truendo: naciones fueron esparcidas,
cuando tú te levantabas contra eUae.
4 Vuestra presa será cogida como cuan-
do cogen pulgón: como cuando van á la
langosta que anda en algún lugar.
5 Jehova será ensalzado, el cual mora
en las alturas; porque hinchió á 8k>n de
juicio y de justicia.
6 Y habrá firmeza de tus tiempos : for-
taleza, saludes, sabiduría, y ciencia: el
temor de Jehova tere su tesoro.
7 He aquí que sus embajadores darán
voces á fuera: los mensageros de paz
llorarán amargamente.
8 Las calzadas serán deshechas, los ca-
minantes cesarán: anuló la alianza,
aborreció las ciudades, tuvo los hom-
bres en nada.
9 Enlutóse, enfermó la tierra: el Liba-
no se avergonzó, y fué cortado :. Saron
fué tornado como desierto: Basan, y
Carmelo fueron sacudidos.
10 Ahora me levantaré, dice Jehova:
ahora seré ensalzado, ahora seré engran-
decido.
11 Concebísteis hojarascas, pariréis aris-
tas : el soplo de vuestro fuego os consu-
mirá.
12 Y los pueblos serán cal quemada:
espinas cortadas, serán qnemadas con
fuego.
13 Oid los que estáis lejos, lo que he
hecho : conoced los cercanos mi poten-
cia.
14 Los' pecadores se asombraron en
Sion, espanto comprendió á los hipócri-
tas. ¿ Quién de nosotros morará con el
luego consumidor? ¿ Quién de nosotros
habitará con las llamas eternas ?
15 El que camina en justicias, el que
habla rectitud, el que aborrece la ganan-
cia de violencias, el que sacude sus ma-
nos de recibir cohecho, el qne tapa su
oreja por no oir sangres, el que cierra
sus ojos por no ver cosa mala:
16 Este habitará en las altaras : forta-
lezas de rocas terdn su -lugar de acogi-
miento : d tete se dará su pan, y sus aguas
serán ciertas.
17 Tus ojos verán al rey en su hermo-
sura : verán la tierra que está lejos.
18 Tu corazón imaginará el espanta
¿Qué es del escribano? ¿Qué es del
pesador ? ¿ Qué es del que pone en lista
las casas mas Insignes ?
617
ISAÍAS.
19 No verás aquel pueblo espantable,
pueblo de lengua oseara de entender, de
lengua tartamuda que no le compren-
da».
20 Veras á Slon ciudad de nuestras so-
lemnidades : tus ojos verán á¿ Jerusalem
morada de quietud, tienda que no será
desarmada: ni sus estacas serán arran-
cadas, ni ninguna de sus cuerdas será
rompida,
21 Porque ciertamente allí será fuerte
o. nosotros Jehova, lugar de riberas, de
arroyos muy anchos : por el cual no an-
dará galera, y por el cual no pasará gran-
de navio. .
22 Porque Jehova será nuestro juez,
Jehova nuestro dador de leyes, Jehova
terá nuestro rey : el mismo nos salvará.
23 Tus cuerdas se aflojaron: no afir-
maron su mástil, ni entesaron la vela:
repartióse presa de muchos despojos:
Jtasta los cojos arrebataron presa.
24 No dirá el morador: Estoy enfer-
mo : el pueblo que morare en ella será
absuelto de pecado.
CAPITULO XXXIV.
Profetiza el castigo de Dio» *obre los Humeo* y la
destrucción de su tierra, para lo cual llama d iodo»
sos ñutimos, tomo á ssptckdasm dejmtioimpmra que
escarmienten.
NACIONES, allegaos á oir; y escu-
chad, pueblos. Oiga la tierra, y lo
que la hinche: el mundo, y todo lo que
produce.
2 Porque Jehova está airado sobre to-
das las naciones, y enojado sobre todo
el ejército de ellas : destruirlas ha, y en-
tregarlas ha al matadero.
3 Y loa muertos de ellas serán echados
por ahí, y de sus cuerpos muerto* se le-
vantará hedor; y loa montes se desleirán
por la multitud de su sangre»
á Y todo el ejército de los cielos se
corromperá, y plegarse han los cielos
como un libro ; y todo su ejército caerá,
como se cae la hoja de la parra, y como
se cae la de la higuera,
5 Porque en los cielos se embriagará
mi espada : he aquí que descenderá sobre
Edom enjuicio, y sobre el pueblo de mi
anathema.
6 Llena está de sangre la espada de Je-
hova, engrasada está de grosura de san-
gre de corderos y de cabritos, de grosu-
ra de ríñones de carneros; porque Je-
hova tiene sacrificio en Bosra, y grande
matanza en tierra de Edom,
7 Y con ellos descendertn unicomiosj
y toros con becerros; y su tierra se om- .
borrachará de sangre, y su polvo se en-
grasará de grosura.
8 Porque será día de venganza de Jeho-
va : año de pagamientos cu el pleito de
Sion.
9 Y sus arroyos se tornarán en pez, y
su polvo eu azufre, y su tierra en pee ar-
diente.
10 No se apagará de noche ni de día,
perpetuamente subirá su humo: de ge-
neración en generación será asolada, pa-
ra siemnre nadie pasará por ella.
11 Y tomarla han en posesión el peli-
cano y el mochuelo, la lechuza y el cuer-
vo morarán en ella; y extenderse ha
sobro ella cordel de nada, y niveles de
vanidad.
12 Llamarán á sus principes, principes
6in reino: y todos sus grandes serán nada»
13 En sus alcázares crecerán espinas y
bortigas, y cardos en sus fortalezas; y
serán morada de dragones, y patio para
los pollos de los avestruces.
14 Y las bestias monteses se encontra-
rán con los gatos cervales, y el fauno
gritará á su compañero : lamia también
tendrá allí asiento, y hallará reposo pa-
ra si,
15 Allí anidará el cuquillo, conservará
sus fmevoiy y sacará sus pollos, y juntar-
los ha debajo de sus alas. También se
juntarán allí buitres, cada uno con su
compañera.
16 Preguntad de lo que está escrito en el
libro de Jehova, y leed, si faltó alguno
de ellos : ninguno faltó con su compa-
ñera; porque su boca mandó, y su mis-
mo Espíritu las congregó.
17 Y él les echó las suertes, y su mano
les repartió con cordel» por tanto para
siempre la tendrán por heredad, de ge-
neración en generación morarán allL
CAPITULO XXXV.
3mM&dtUtJ*m**Utr*émKf*+d**mmwé*Mm-
eoUmaprmJetiMa de to venida dei Mema* par* mam
peipótuo de he sumos: de to prosperidad de la igle-
sia: de loe efectos y —notes mevrowOlasos con am
probaria ser et el verdadero Momos pmamotimo do
Dios, y esperado del mundo.
ALEGRAKSE han el desierto y la so-
JtX. ledad : el yermo se gozará, y flore-
cerá como lirio.
2 Floreciendo florecerá, y también con
gozo se alegrará, y cantará: honra del
Líbano le será dada, hermosura de Car-
melo, y de Saron. Ellos verán la gloria
de Jehova, la hermosura del Dios nnes-
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ISAÍAS.
1% Ocfefortad á Un mam»
forzad fea rodillas que titubean.
4 Decid á los medrosos de corazón:
Confortaos, no temáis: he aquí que
vuestro Dios Tiene con Ténganla, con
pego, el mismo Dios vendrá, y os sal-
vará.
5 Entonces los ojos de los ciegos serán
abiertos, y fes orejas de los sordos se
abrirán.
6 Entonces el cojo saltará como «m
cierro, y fe lengua del mudo cantará;
porque aguas serán caradas en el desier-
to, y arroyos en fe soledad.
7 £1 lugar seco será tornad» en estan-
que, y el secadal en manaderos de aguas :
en la habitación de dragones, en su ca-
ma, será lugar de canas y de juncos.
8 Y habrá allí calzada y camino, y lla-
marse na, Camino de santidad : no pasa-
rá por el hombre Inmundo ; y habrá para
ellos en él quien vaya camino, de tal ma-
nera que los insensatos no yerren.
9 No habrá allí león, ni bestia ñera su-
birá por di, ni se hallara ahí : para que*
caminen los redimidos.
10 Y los redimidos de Jehova volverán,
y vendrán á Slon con alegría; y gozo
perpetuo será sobre sus cabezas; y re-
tendrán al gozo y á fe alegría, y huirá
tristeza y gemido.
CAPITULO XXXVI.
Senachertb monarca de Auyria enría campo tabre
Jermalem dttajo de la conducta de Mabeacee tu ca-
pitan, el cual con amenaza» y con bla*femía$ contra
el Dio* vivo, procura persuadir al pueblo que $e den
d tu Señor.
A CÜNTECIO en el año catorce del
-£a- rey Ezechias, que Benacberib, rey
de Assyria, subió contra todas fes ciu-
dades fuertes de Juda, y las tomó.
2 Y el rey de Assyria envió á Rabsaces
con grande ejército desde Lachfe á Jeru-
salem al rey Ezechias. Y asentó el cam-
po á los calos de fe pesquera de arriba,
en el camino de fe heredad del batanero.
8 Y salló á él Blfecim, hijo de Heldas,
mayordomo» y Sobna escriba» y Joan, hi-
jo de Asaph, canciller.
4 A los cuales dtyo Rabsaces: Ahora
pues diréis á Ezechias; El gran re^el
rey de Assyria, dice asi : ¿ Qué confianza
es esta en que confias ?
5 Yo dije ciertamente, palabras de la-
bios, consejo, y fortaleza es menester pa-
ra fe guerra. Ahora pues, ¿en qué con-
fias, que te rebelas contra mi t
6 He aquí que confias sobre este bor-
dón do «alto ín^iobre Egypto; sobre
eheual si alguien se recostare, entrársele
ha por la mano, y horadársela ha. Tal es
Pharaottv rey de Egypto, para con todos
los que en él confian.
7 Y si me dieres : En Jehova nuestro
Dios confiamos : ¿ No es este aquel cuyos
excelsos y altares biso quitar Esecillas;
y dtfo á Juda y á Jerusalem: Delante
de este altar adoraréis ?
8 Ahora pues yo te ruego que des re-
henesal rey de Assyria mi señor; y yo
te daré dos mil caballos, si pudieres td
dar caballeros que cabalguen sobre ellos.
9 i Cómo pues harás volver el rostro de
un capitán de los mas pequeños siervos
de rol señor, aunque estés confiado en
Egypto por sus carros y hombres de á
caballo?
10 ¿ Y por ventura vine yo ahora á esta
tierra para destruirla sin Jehova? Jeho-
va rae dijo: Sube á esta tierra para des-
truirla.
11 Y dijo Eliacím, y Sobna, y Joan á
Babsaces : Rogárnoste que hables á tns
siervos eu lengua de Byrfe, porque noso-
tros la entendemos; y no hables con no-
sotros en lengua Judaica, oyéndolo el
pueblo que está sobre el muro.
12 Y dijo Rabsaces : ¿ Envióme mi se-
ñor á tí y á tu señor, á que dfyese estas
palabras, ó á los hombres que están so-
bre el muro, para comer su estiércol, y
beber su orina con vosotros ?
18 Y paróse Rabsaces, y gritó á grande
voz en lengua Judaica, diciendo: Oíd los
palabras del gran rey, el rey de Assyriav
14 El rey diee así : No os engañe Eze-
chias ; porque no os podrá librar.
15 Mi os haga Ezechias confiar en Je-
hova, diciendo: Ciertamente Jehova nos
librara: no será entregada esta dudad
en fe mano del rey de Assyria.
16 No escúchete á Ezechias ; porque el
rey do Assyria dice asi? Haced conmigo
bendición, y salid á mi, y coma eada uno
de su vina, y cada uno de su higuera* y
beba cada uno fes aguas de su pozo ;
17 Hasta que yo venga, y traspasaros
he á una tierra como la vuestra, tierra
de grano y de vino, tierra de pan y do
viñas.
18 Mirad no os engañe Ezechias, di-
ciendo : Jehova nos librará : ¿ labraron
los dioses de las naciones de la mano del
rey de Assyria cada uno á su tierra ?
19 ¿Dónde eaiá el dios de Emath, y de
Arphad ? ¿ Dónde está el dios de Sepbap-
TUka? |UbrÉron4Sa«arSadei»iinano.?
ISAÍAS.
20 ¿ Qué dios hay entre todos los dioses
de estas tierras, que haya librado so tier-
ra de mi mano, para que Ubre Jehova á
Jerusalem de mi mano ?
21 CaUáron, y no le respondieron pala-
bra, porque el rey se lo habla mandado
así, diciendo : No le respondáis.
22 Vinieron pnes Eliacim, h^o de Hel-
ólas, mayordomo, y Sobna escriba, y
Joan, hijo de Asaph, canciller, á Eze-
chias, rotos sns vestidos, y contáronle
las palabras de Rabsaces.
capitulo xxxvn.
El profeta boto* contarla y etfuerza al rey Enechia»
de parle de Dio* contra Uu amenaza* y blae/emia*
de Rabeace*. II. Senacherib envía de nuevo d ame-
nazar d Etechia* por caria* llena» de blasfemia*
contra Dio*. III. La» cuate* él abre delante de Dio*,
y le ora que defienda»* honra. IV. Dio* amenosa
gravemente por el profeta al ttatfemo Senacherib y
consuela al rey Ezechia* yd tu pueblo. V. En r}c~
curio* de la* amenaaa* de Dio» tu dngel mata en el
campo de Senacherib 185,000 hombre* en una noche ;
y vuelto él d tu tierra e* muerto por tu* mismo*
hijo*. '
\ CONTECIÓ pnes qne el rey Eze-
-xTL chías, oido esto, rompió sns vesti-
dos, y cubierto de saco vino á la casa de
Jehova.
2 Y envió á Ellaclm mayordomo, y á'
Sobna escriba, y á los ancianos de los
sacerdotes cubiertos de sacos á Isaías
profeta, htyo de Amos.
3 Los cuales le dieron : Ezechlas dice
asi: Día de angustia, de reprensión, y
de blasfemia es este día; porque los hi-
jos han llegado hasta la rotura, y no hay
fuerza en la que pare.
4 Quizá oirá Jehova tu Dios las pala-
bras de Rabsaces, al cual envió el rey
de Assyria su seftor á blasfemar al Dios
vivo, y á reprender con las palabras que
oyó Jehova tu Dios: alza pues oración
tú por los restos que han aun quedado.
5 Vinieron pues los siervos de Ezechlas
á Isaías.
6 Y dijoles Isaías : Diréis asi á vuestro
señor: Jehova dice asi: No temas por
las palabras que has oído, con las cuales
me han blasfemado los siervos del rey
de Assyria.
7 He aquí que yo doy en él un espíritu,
y oirá un rumor, y volverse ha á su tier-
ra; y yo haré que en su tierra caiga á
cuchillo.
8 Vuelto pues Rabsaces halló al rey de
Assyria, que batía á Lobna; porque ya
habla oido que se habla apartado de La-
chis.
9 Y Mas oyendo decir de Thirhaka, rey
620
de Ethlopla: He aquí qne ha salido pa-
ra hacerte guerra: en oyéndolo, envió
mensageros á Ezechlas, diciendo:
10 Diréis asi á Ezechlas, rey de Jnda:
No te engañe tu Dios, en quien tú con-
fias, diciendo : Jerusalem no será entre-
gada en mano del rey de Assyria.
11 He aquí que tu oíste lo qne hicie-
ron los reyes de Assyria á todas las tier-
ras, como las destruyeron: ¿escaparte
has tú?
12 ¿Libraron los dioses de las naciones)
á los que destruyeron mis antepasados,
á Gozan, y Harán, Rezeph, y á los hijos
de Edén, que mitraban en TÍielasar?
13 ¿Dónde e*td el rey de Hamath, y el
rey de Arphad, el rey de la* ciudad de
8epharvaim, de Henah, y de Hlvah ?
14 í Y tomó Ezechlas los cartas de las
manos de los mensageros, y leyólas, y
subió á la casa de Jehova, y extendiólas
delante de Jehova.
15 Entonces Ezechlas oró á Jehova, di-
ciendo :
16 Jehova de los ejércitos, Dios de Is-
rael, qne moras entre los querubines, tú
eres Dios solo sobre todos los reinos de
la tierra : tú hiciste los ciclos, y la tierra.
17 Inclina, ó ! Jehova, tu oreja, y oye :
abre, ó ! Jehova, tus ojos, y mira, y oye
todas las palabras de Senacherib, el cual
envió á blasfemar al Dios viviente.
18 Ciertamente, ó ! Jehova, los reyes de
Assyria destruyeron todas las tierras, y
sus comarcas ;
19 Y á los dioses de ellos pusieron en
fuego ; porque no eran dioses, mas obra
de manos de hombre, madero-y piedra ;
por eso los deshicieron.
20 Ahora pues, Jehova Dios nuestro,
líbranos de su mano, para que todos los
reinos de la tierra conozcan, que tú, ó!
Jehova, eres solo.
21 1 Entonces Isaías, hfyo de Amos, en-
vió á decir á Ezechlas : Jehova Dios de
Israel dice asi : Acerca de lo que me ro-
gaste de Senacherib, rey de Assyria;
22 Esto es lo que Jehova habló de él :
¿Háte menospreciado? ¿ha hecho es-
caoiio.de ti, ó ! virgen hija de 8ion ? ¿me-
neó su cabeza á tus espaldas, ó ! htya de
Jerusalem ?
28 ¿ A quién Injuriaste, y á quién blasfe-
maste ? ¿Contra quién alzaste tu voz, y
alzaste tus ojos en alto ? Contra el alto
8anto de Israel.
24 Por roano de tus siervos denostaste
al 8eftor, y dátete: Yocon la multitud
ISAÍAS.
de mi* corroe subiré á lee alturas de loe
montes, á las cuestos del Líbano : corta-
ré sus altos cedros, bus haya* escogidas :
después Tendré á lo alto de su fin, al
monte de su Carmelo.
25 Yo cavé, y bebí las aguas : con las
pisadas de mis plés secaré todos los ríos
de munición.
26 ¿ No has oido decir, que jo la hice
de luengo tiempo, qne jo la formé de
días antiguos ? Ahora la he hecho Teñir,
j será para destrucción de ciudades fuer-
tes en montones de asolamiento.
27 T sus moradores, cortos de manos,
quebrantados, j avergonzados: serán
grama del campo, j hortaliza verde:
yerba de los tejados, que antes de ma-
dura se seca.
28 Tu estada, tu salida, j tu entrada, he
entendido ; j tu furor contra mi.
29 Porque te airaste contra mi, j tu es-
truendo ha subido á mis orejas: pondré
pues mi anzuelo en tu nariz, j mi freno
en tus labios, j hacerte he tornar por el
camino por donde Teñíste. *
90 T esto te eerd por señal : Comerás
eeU año lo que nace de sujo ; j el ano se-
gundo también lo que nace de sujo ; j el
ano tercero sembraréis, j segaréis, j
plantaréis Tinas, j comeréis el fruto de
ellos.
81 T lo que hubiere escapado de la casa
de Jada, tornará á echar raiz abajo, j ha-
rá fruto arriba.
82 Porque de Jerusalem saldrán resi-
duos, j del monte de Sion escapada. £1
zelo de Jehova de los ejércitos hará esto.
83 Por tonto así dice Jehova acerca del
rej de Assjria: No entrará en está ciu-
dad, ni echará saeta en ella : no Tendrá
delante de ella escudo, ni será echado
sobre ella baluarte.
84 Por el camino que Tino, se tornará,
y no entrará en esta ciudad, dice Jehova.
35 T yo ampararé á está ciudad para
salvarla por amor de mí, j por amor de
David mi siervo.
86 f Y salió el ángel de Jehova, j hi-
rió ciento j ochenta j cinco mil en el
campo de los Assjrios ; j cuando se le-
Tantaron por la mañana, he aquí que to-
do era cuerpos de muertos.
37 Entonces Senacherib rey de Assjria
partiéndose se fué, j se tornó ; j hizo su
mofada en Ninive.
88 T acaeció, que estando orando en el
templo de Nisroch su dios, Adramelech
j 8arezer sus htyos le hirieron á cuchillo,
j huyeron á la tierra de Armenia ; j rei-
nó en su lugar Esar-haddon su htyo.
capitulo xxxvm.
XI rom Bmckkm cao enferma é* mmerte : mm orando
o% Dan por eipro/kta le mromaH taimé, y le amado
gmLtce aneo de vida, » pora certidumbre 4o la pro-
memDioole 4a tenate* el toL 11. Eeechiat recibí-
úa m mmow hace oradas d Dtoe con una canción
m fa cual recita m en/i nmodaé, y ei bomejkio 4a ta
müMqm recibió de Diau
EN aquellos dios Esechias cajo enfer-
mo para morir, j Tino á él Isaios
profeta, htyo de Amos, j dijole : Jehova
dice asi : Ordena de tu casa, porque tú
morirás, j no vivirás.
2 Entonces Esechias toItíó su rostro á
la pared, j hizo oración á Jehova,
8 T <Hjo: O! Jehova, ruego te que te
acuerdes ahora que he andado delante de
ti en verdad, j en corazón perfecto, j
que he hecho lo que ha sido agradable
delante de tus ojos. Y lloró Esecillas
con gran lloro.
4 T fué palabra de Jehova á Isaías, di-
ciendo:
5 Vé, j di á Ezechios : Jehova Dios de
David tu padre dice asi : Tu oración he
oído, j tos lagrimas he visto : he aquí
que jo añado á tus dios quince años.
6 Y de mano del rej de Assjria te li-
braré, j á esta ciudad ; j á esta ciudad
ampararé.
7 Y esto te eerd señal de parte de Jeho-
va, que Jehova hará esto que ha dicho. <
8 He aquí que jo vuelvo atrás la som-
bra de los grados, que ha descendido en
el reloj de Jachan por el sol, diez gra-
dos. Y el sol fué tornado diez grados
atrás, por los cuales habia ja descendido.
9 T Escritura de Ezechios, rej de Judo,
de cuando enfermó, j sanó de su enfer-
medad:
10 Yo dtye en el cortamiento de mis
dios: iré á las puertas de ia sepultura:
privado soj del resto de mis años.
11 Dtfe : No veré á Jehova, á Jbhota
en la tierra de los que viven : ja no veré
mas hombre con los moradores del
mundo.
12 Mi morada ha sido movida, j tras-
pasada de mi, como tienda de pastor.
Corté mi vida como el tejedor : cortarme
ha con la enfermedad : entre el día y la
noche me consumirás.
13 Contaba hasta la mañana. Como un
león molió todos mis huesos : de la ma-
ñana á la noche me acabarás.
14 Como la grullo, j como la golondri-
na me quejaba : gemía como la paloma :
ISAÍAS.
alzaba en alto mis ojos : Jehova, violen-
cia padezco, confórtame.
15 ¿Qué diré? £1 que me lo dtfo, él
mismo lo hizo. Andaré temblando con
amargura de mi alma todoe loe diaa de
mi vida.
16 Señor, ann á todos los que vivirán
sobre ellos, atmneUre la vida de mi espí-
ritu en ellos ; y como me hiciste dormir,
y deepuea me has dado vida.
17 He aquí, amargura amarga para mi
en la paz : mas á ti plago librar mi vida
del hoyo de corrupción ; porque echaste
tras tus espaldas todos mis pecados.
18 Porque el sepulcro no te glorificará,
n< la muerte te alabará: ni los qne des-
cienden en el hoyo esperarán tu verdad.
19 El que vive, el que vive, este te glo-
rificará, como yo hoy. El padre hará á
loe bfyos notoria tu verdad. -
20 Jehova para salvarme: por tanto
cantaremos nuestros salmos en la casa
de Jehova todos los dias de nuestra vida.
21 Dijo pues Isaías: Tomen masa de
higos, y pónganla en la llaga, y sanará.
22 Y Ezechias habla dicho : ¿ Qué señal
mrá que tengo de subir á la casa de Je-
hovat
CAPITULO XXXIX.
Ezechias muestra con ostentación iodo» sus tesoros y
grandeta á loa embajadores del rey de Babylonia.
11. Por fe cnal es agriamente reprendido del profeta,
y atenazado con la cautividad y calamidades del
reino qw. después viniemn por lo» Babilonios; y él
admite la sentencia de Dio».
EN aquel tiempo Merodacfa-baladan,
hijo de Baladan, rey de Babylonia,
envió cartas y presentes á Ezechias;
porque habla oído que habla estado en-
fermo, y que había convalecido.
2 T holgóse con ellos Ezechias, y ense-
ñóles la casa de síT tesoro, plata, y oro,
y especierías, y ungüentos preciosos, y
toda su casa de armas, y todo lo que se
pudo hallar en sus tesoros : no hubo co-
sa en su casa, y en todo su señorío, que
Ezechias no les mostrase.
8 f Entonces Isaías profeta vino al rey
Ezechias, y díjole: ¿Qué dicen estos
hombres, y de dónde han venido á t í ?
T Ezechias respondió : De tierra muy le-
jos han venido á mí, de Babylonia.
4 Dfyo entonces : ¿ Qué han visto en tu
casa? T dijo Ezechias: Todo lo que
hay en mi casa han visto, y ninguna cosa
hay en mis tesoros que no les haya mos-
trado.
5 Entonces Isaías dtyo á Eseettias : Oye
psiabra de Jehova de los ejércitos :
6 He aquí qne vienen días en que todo
lo que hay en tu casa será llevado á Ba-
bylonia, y todo lo que tus padres han
guardado hasta hoy : ninguna cosa que-
dará, dice Jehova.
1 De tus hijos, que hubieren salido de
ti, y que engendraste, tomarán, y serán
eunucos en el palacio del rey de Babylo-
nia. |
8 Ydflo Ezechias á Isaías: La palabra
de Jehova que hablaste es buena. T di-
jo : Je lo menos haya pez y verdad en mis
días.
CAPITULO XL.
Desoje de la figura de la reducción de la censtírtdemi
de BábyUmia, es profetizada ypmmrtidn la remeda
. del Metías anunciada y prevenida con la detbantísta,
11. Lo» ejecto» del evangelio, mostrar la vanidad efe
la come, y dar la verdadera santidad y /eUcidod
en Cristo, cuyo ministerio describe por la semejanza
de un piadoso y diligente pastor. 111. Mostrar la
grandeta, sabiduría, potencia, y bondad de Dios, y
a/rentar y extirpar la idolatría.
CONSOLAD, consolad á mi pueblo,
dice vuestro Dios.
2 Hablad según el corazón de Jeras*»
lem : decidle á voces qne su tiempo es ya
cumplido : que su pecado es perdonado :
que doble ha recibido da la mano de Jo*
hova por todos sus pecados.
3 Voz qne clama en ei desierto: Barred
camino á Jehova, enderezad carnada en
la soledad á nuestro Dios.
4 Todo valle sea alzado, y todo monte
y collado se abaje, y lo torcido se ende-
rece, y lo áspero se allane.
5 Y la gloria de Jehova se manifestará;
y toda carne juntamente verá que la be*
ca de Jehova habló.
6 f Voz que decia: Dá voces. Y yo
respondí : ¿ Qué tengo de decir á voces?
Toda carne yerba; y toda su gloria como
flor del campo.
7 La yerba se seca, y la flor se cae; por-
que el viento de Jehova sopló en ella,
Ciertamente yerba ¿t el pueblo.
8 Sécase la yerba, cáese la flor : mas la
palabra del Dios nuestro permanece pa-
ra siempre.
9 Súbete sobre un monte alto, anuncia-
dora de Slon: levanta fuertemente tu
voz, anunciadora de Jerusalem : levants,
no temas. Di á las ciudades de Juda:
Ved aquí el Dios vuestro.
10 He aquí que el Señor Jehova ven-
drá con fortaleza, y su brazo se enseño-
reará. He aquí que su salario viene con
él, y sn obra delante de su rostro.
11 Como pastor apacentará sn rebaño :
en su brazo cogerá los corderos, y en su
ISAÍAS.
sobaco los ílewá: pastoreará mtmwunte
las paridas. •
13 T ¿Quién midió las aguas con en po-
llo; y aderezó los eieloe con so palmo;
y coa tres dedos apañó el polio de la
tierra; y pesó los montes con balanza;
y los collados con peso ?
13 ¿Quién enseñó al Espirito de Jobo-
va, ó le aconsejó enseñándole?
14 ¿ A quién demandó consejo para ser
avisado? ¿Quién le ensoñó el camino
del juicio, ó le enseñó ciencia, ó le mos-
tró la carrera de prudencia?-
15 He aqui que las naciones son estima-
das como la gota de un acetre; y cómo
el orin del peso : he aqui que hace desa-
parecer las Islas como un polvo.
16 Ni todo el Líbano bastará para el fue-
go, ni todos sus animales para sacrificio.
17 Como nada ton todas las naciones
delante de él ; y en su comparación se-
rán estimadas en menos que nada, y que
lo que no es.
18 ¿ A qué pues haréis semejante á Dios,
ó qué Imagen le compondréis?
10 £1 artifioe apareja la imagen de ta-
lla: el platero la extiende el oro, y el
platero le funde cadenas de pjata.
20 £1 pobre escoge para ofrecerle ma-
dera que no se corrompa: búscase nn
maestro sabio, que le haga una imagen
de talla de manera que no se mueva*
21 ¿No sabéis? ¿No habéis oído?
¿ Nunca os lo han dicho desde el princi-
pio? ¿ No habéis sido ensenados desde
que la tierra se fundó ?
23 El está asentado sobre el globo de
la tierra, cuyos moradores le son como
langostas: él extiende los cielos como
una cortina, tiéndelos como una tienda
para morar.
28 £1 torna en nada los poderosos ; y á
los que gobiernan la tierra, hace como
que no hubieran sido.
24 Como si nunca fueran plantados, co-
mo si nunca fueran sembrados, como si
nunca bu tronco hubiera tenido raíz en
la tierra; y aun soplando en ellos se se-
can, y el torbellino los lleva como hoja-
25 ¿T á qué me haréis semejante para
que sea semejante, dice el Banto?
26 Levantad en alto vuestros ojos, y
mirad quien creó estas cosas: él saca
por cuenta su ejército : á todas llama
por sus nombres: ninguna faltará por
la multitud de sus fuerzas, y por la for-
taleza de la fuerza.
97 ¿Por qué alcas Jacob, y hablas Is-
rael : MI camino es escondido de Jehova,
y de mi Dios pasó mi juicio ?
28 ¿No has sabido? ¿No has oído, que
el Dios del siglo es Jehova, el cual creó
loe términos de la tierra? No se traba-
ja, ni se fatiga con cansancio ; y su en-
tendimiento no hay quien lo alcance.
29 El da esfuerzo al cansado, y multi-
plica las fuerzas al que no tiene ningu-
nas.
80 Los mancebos se fatigan, y se can-
san : los mozos cayendo caen :
81 MaS los que esperan á Jehova ten-
drán nuevas fuerzas, levantarán las alas
como águilas, correrán y no se eansarán,
caminarán y no se fatigarán.
CAPITULO XLL
Redarguye Dio* y convence de tantead d la idolatría,
probando por eiertabieciinitnto de mieieofa, y por 9a
obra d€ lacreado*, y por fo pro/ocia doria do la»
coma» por venir, qm ka poroto en m pueblo,* por la
rfnfftdar providencia qm de él tiene, orrélét rtrda-
deroDtoo, y lo» Ufólo» vanidad, por qm nada deeoio
Henea y en materia mm madera, ó metal, hn. ven
forma, hechura» de lo» mitmo» qm lo» adoran, y en
relación, para vanidad, con/uoUm y vergüenza de
h» qm loo honran.
ESCUCHADME islas, y esfuércense
los pueblos: allegúense, y enton-
ces hablen: estemos juntamente á jui-
cio.
2 ¿Quién despertó del oriente la justi-
cia, y le Hamo para que le siguiese? en-
tregó delante de él naciones, y hitóle en-
sefiorear de reyes : como polvo los entre-
gó á su espada, y como hojarascas arre-
batadas á su arco.
8 Siguiólos; pasó en paz por camino
por donde sus pies nunca hablan en-
trado.
¿ ¿Quién obró, y hizo ? ¿ Quién llama
las generaciones desde el principio? Yo
Jehova primero, y yo mismo con los
postreros.
5 Las islas vieron, y tuvieron temor:
los términos de la tierra se espantaron:
congregáronse, y vinieron.
6 Cada cual ayudó á sn cercano, y dijo
á su hermano : Esfuérzate.
7 El carpintero animó al platero, y el
que alisa eon martillo al qne batía en el
yunque, diciendo: Buena es la solda-
dura. T afirmólo con clavos, porque no
se moviese.
8 Mas tú Israel, siervo mío, Jacob á
quien yo escogí, simiente de Abreham
mi amigo.
9 Porque te eehé mano de los extremos
de la tierra, y desús «dneipales te Ua-
ISAÍAS.
mé, y te fitye: MI Siervo teros tú; te es-
cogí, y no te deseché.
10 No temes, que yo soy contigo: no
desmayes, que yo soy tn Dios: qne te
esfuerzo: siempre te ayudaré, siempre
te sustentaré con la diestra de mi justi-
cia,
11 He aquí que todos los que se eno-
jan contra ti, se avergonzarán, y serán
confusos: serán como nada: los que
contigo contendieren, perecerán.
12 Mirarás por ellos, y no los bailarás i
los que tienen contienda contigo, serán
como nada; y los que contigo tienen
pendencia, como cosa que no es.
18 Porque yo Jehova soy tu Dios, que
te trava de4u mano derecha, y te dice :
No temas, yo te ayudé.
14 No temas gusano de Jacob, apoca-
dos de Israel; yo te socorrí, dice Jehova,
y tu Redentor el Santo de Israel
15 He aquí que yo te be puesto por
trillo, trillo nuevo, lleno de dientes:
trillarás montes, y molerlos has ; y co-
llados tornarás en tamo.
16 Aventarlos has, y el viento los lle-
vará, y el torbellino los esparcirá. Tu,
empero, exultarás en Jehova: en el San-
to de Israel te glorificarás.
17 Los afligidos y menesterosos buscan
las aguas, que no hay: su lengua se secó
de sed : yo Jehova los oiré : yo el Dios
de Israel no los desampararé.
18 En los cabezo* altos abriré ríos, y
fuentes en mitad de los llanos : tornaré
el desierto en estanques de aguas; y la
tierra seca en manederos de aguas.
19 Daré en el desierto cedros, espinos,
arrayanes, y olivas : pondré en la soledad
bayas, olmos, y álamos juntamente :
20 Porque vean, y conozcan, y adviéV-
tan, y entiendan todos, que la mano de
Jehova hace esto ; y que el Santo de Is-
rael lo creo.
31 Alegad por vuestra cansa, dice Je-
hova: traed vuestros fundamentos, dice
el Rey de Jacob.
22 Traigan, y anuncíennos lo que ba de
venir: dígannos lo que ha pasado desde
el principio, y pondremos nuestro co-
razón; y sepamos su postrimería, y ha-
cadnos entender lo que ha de venir.
23 Dadnos nuevas de lo que ha de ser
después, paca que sepamos que voso-
tros sote dioses: 6 á lo menos haced
bien ó mal, para que tengamos que con-
tar, y juntamente nos maravillemos.
24 He aquí que vosotros sois de nada,
y vuestras obras de vanidad: abomina-
ción os escogió.
26 Del norte le desperté, y vendrá: del
nacimiento del sol llamará en mi nom-
bre; y vendrá sobre principes como sobre
lodo, y como el ollero pisa el barro.
26 ¿Quién dio nuevas desde el princi-
pio, para que sepamos ; y de antes, y di-
remos : Justo esf Cierto no hay quien
lo anuncie, cierto no hay quien lo ense-
ñe, cierto no hay quien oiga vuestras
palabras.
27 To soy el primero que be enseñado
estas cosas á Sion, y á Jerusalem di la
nueva.
28 Miré, y no había ninguno; y pregun-
té de estas cosas, y ningún consejero hu-
bo : les pregunté, y no respondieron pa-
labra.
29 He aquí, todos son iniquidad; y las
obras de ellos nada: viento y vanidad
sus vaciadizos.
CAPITULO XLIL
Xn la persona de Ogro libertador del pueblo Judaico
de su cautividad de Rabglouia, es descripta la per-
sona del Mena» su ministerio g cuahdadet para e%dk
Espíritu de Dio», de mansedumbre, de constancia, «re.
Venia libertad g reducción del miaño pueblo, la li-
bertad glorian g la restauración do la iglesia p *m
prosperidad con la promulgación del evangelio.
II. Reprende g avergüenza al pueblo Judaico de *m
idolatrías, g por su robelion, por la* cualmUémun^
da extrema* calamidades.
HE aquí mi siervo, reclinarme he so-
bre él : escogido mío en quien mi
alma toma contentamiento : puse mi Es-
píritu sobre él, dará juicio á las nacio-
nes.
2 No clamará, ni alzará, ni hará oir su
voz en las plazas.
8 No quebrará la caña cascada, ni apa-
gará el pábilo que humeare: sacará el
juicio á la verdad.
4 No se cansará, ni desmayará, hasta
que ponga en la tierra juicio ; y las islas
esperarán su ley.
5 Asi dice el Dios Jehova, creador de .
los cielos, y el que los extiende: el
que extiende la tierra y sus verduras : el
que da resuello al pueblo que mora sobre
ella, y espíritu á los que por ella andan :
6 To Jehova te llamé en justicia, y por
tu mano te tendré: guardarte he, y po-
nerte he por alianza de pneblo, por luz
de naciones :
7 Para que abras ojos de ciegos; para
que saques presos de mazmorras, y de
casas de prisión á asentados en tinie-
blas.
8 To Jehova: este es mi nombre; y á
ISAÍAS.
otro do daré mi gloria, si mi ataban» á
esculturas.
0 Las cosas primeras, he aquí, vinie-
ron; y yo anuncio nuevas cosas: antes
que salgan á luz, yo os las haré notorias.
10 Cantad á Jehova cantar nuevo, su
alabanza desde el fin de la tierra, los que
descendéis á la mar, y lo que la hinche :
islas, y los moradores de ellas.
11 Alcen la voz el desierto y sus ciuda-
des, las aldeas donde habita Cedar: can-
ten los moradores de la piedra, y desde
las cumbres de los montes Jubilen.
12 Den gloria á Jehova, y prediquen
sus loores en las islas.
13 Jehova saldrá como gigante, y como-
hombre de guerra despertará zelo : gri-
tará, hará algazara, y esforzarse ha sobre
sus enemigos.
14 Desde el slgio~he callado, he tenido
silencio, y heme detenido: dará voces
como la que está de parto: asolaré y tra-
garé Juntamente.
15 Tornaré en soledad montes y colla-
dos: haré secar toda su yerba: los rios
tornaré en islas, y secaré los estanques.
16 Y guiaré los ciegos por camino que
nunca supieron: hacerles he pisar por
las sendas que nunca conocieron: de-
lante de ellos tornaré las tinieblas en luz,
y los rodeos en llanura. Estas cosas les
haré, y no los desampararé.
17 T Serán tomados atrás, y serán aver-
gonzados de vergüenza, los que confian
en la seultura, y dicen ai vaciadizo : Vo-
sotros sois nuestros dioses.
18 O! sordos, oíd; y ciegos, mirad pa-
ra ver.
19 ¿ Quién ciego, si no mi siervo ?
¿ Quién tan sordo como mi mensagero,
á quien envío f ¿Quién eiego como el
perfecto, j ciego como el siervo de Je-
hova,
20 Que ve muchas cosas, y no advierte:
que abre los orejas, y no para oir?
21 Jehova, zeloso por su Justicia, mag-
nificará la ley, y engrandecerla ha.
2& Por tanto este pueblo saqueado, y
hollado : todos ellos han de ser enlazados
en cavernas, y escondidos en cárceles :
serán puestos á saco, y no habrá quien los
libre: serán hollados, y no habrá quien
diga: Restituid.
28 ¿Quién de vosotros oirá esto, adver-
tirá, y considerará al fin?
24 ¿Quién dló á Jacob en presa, y en-
tregó á Israel á saqueadores ? ¿No filé
Jehova? porque pecamos contra él, y
Span. 40
no quisieron andar en sus caminos, ni
oyeron su ley.
25 Por tanto derramó sobre él el furor
de su ira, y fortaleza de guerra: púsolo
fuego, de todas partes, y no lo conoció :
y encendió en él, y no echó de ver.
CAPITULO XLHI.
Conmuta y anima d lo» piado** en medio de esta»
denunciaciones de tanta calamidad aertijtedndok*
de ¡a buena voluntad p amor de Dio», el cual lo»
amparará etWmedio de toda» ellas, yol finio» con-
greoard de toda» la» naciónos para que gocen de
gloriosa Kbertad. II. Impugna la idolatría con el
testimonio de m pueblo y de la» maravillas que ha
hecho en él, tfla» que promete hacer libertándole de
la cautividad de Babitonta, donde lo» echó por su»
pecado».
Y AHORA, asi dice Jehova, creador
tuyo, ól Jacob, y fbrmador tuyo,
ó ! Israel : No temas, porque yo te redi-
mi : yo te puse nombre, mió eres tú.
2 Cuando pasares por las aguas, yo seré
contigo ; y en los rios, no te anegarán.
Cuando pasares por el mismo fuego, no
te quemarás, ni la llama arderá en ti
8 Porque yo Jehova Dios tuyo, Santo
de Israel, Guardador tuyo: A Egypto he
dado por tu rescate; á Ethlopia, y á
Sabba por ti.
4 Porque en mis ojos fuiste de grande
estima: fuiste honorable, y yo te amé;
y daré hombres por ti, y naciones por tu
alma
5 No temas, porque yo soy contigo: del
oriente traeré tu generación, y del occi-
dente te recogeré.
6 Diré al aquilón: Da acá; y al medio-
día : No detengas : trae de luengas tier-
ras mis hyos, y mis hijas de k> postrero
de la tierra :
7 Todos llamados de mi nombre; y
para gloria mia los crié, los formé, y los
hice:
8 Sacando al pueblo ciego, que tiene
ojos ; y á los sordos, que tienen orejas.
0 TÍ Congregúense Juntamente todas
las naciones, y júntense pueblos : ¿ Quién
do ellos hay que nos dé nuevas de esto,
y que nos haga oír las cosas primeros ?
Presenten sus testigos, y serán senten-
ciados por Justos : oigan, y digan verdad.
10 Vosotros sois mis testigos, dice Je-
hova, y mi siervo, que yo escogí : para
que me conozcáis? y creáis, y entendéis,
que yo mismo soy: antes de mí no fué'
formado Dios, ni lo será después de mi.
11 Ye, yo Jehova; y fuera de mi no
hay quien salve.
12 Yo anuncié, y salvé, y hice oir, y no
Auto entre vosotros dios extraño. Voso-
DigitizedJ
ISAÍAS.
Iros pues sois mis testigos, dice JehoYa,
que yo soy Dios.
13 Aun antes que hubiera dia, yo era ;
y no hay quien de mi mano escape : ñ yo
hiciere, ¿quién lo estorbará?
14- Asi dice Jehova, Redentor vuestro,
Santo de Israel: Por vosotros envié á
Babylonia, y hice descender fugitivos
todos ellos, y clamor de Chaldeos en
las naves. •
15 Yo Jehova, Santo vuestro, Creador
de Israel, Rey vuestro.
1C Asi dice Jehova, el que da camino
en la mar, y senda en las aguas impetuo-
sas.
17 Cuando él saca carro, y caballo, ejér-
cito y fuerza caen juntamente, para no
levantarse: quedan apagados, como pá-
bilo quedan apagados.
18 Nó os acordéis de las cosas pasadas,
ni traigáis á memoria las cosas antiguas.
19 He aqui que yo hago cosa nueva:
presto saldrá á lúa: ¿No la sabréis?
Otra vez, pondré camino en el desierto,
y ríos en la soledad.
20 La bestia del campo me honrará, los
dragones, y los pollos del avestruz; por-
que daré aguas en el desierto, rios en la
soledad, para que beba mi pueblo, mi
escogido.
21 Este pueblo crié para mí, mis ala-
banzas contará,
22 Y. no me invocaste á mi, ó! Jacob:
antes en mi te cansaste, ó ! Israel.
23 No me trajiste á mí los animales de
tus holocaustos, ni me honraste á mi con
tus sacrificios; no te hice servir con pre-
sente, ni te hice fatigar con perfume.
24 No compraste paré mi eafia aromdti-
ca por dinero, ni me hartaste con la gro-
sura de tus sacrificios : antes me hiciste
servir en. tus pecados, y en tus maldades
me hiciste fatigar.
25 Yo, yo soy el que raigo tus rebeliones
por amor de mi ; y no me acordaré de
tus pecados.
26 Hazme acordar, entremos en juicio
juntamente : cuenta tú para abonarte.
27 Tu primer padre pecó, y tus enseña-
dores prevaricaron contra mí.
28 Por tanto yo profané los príncipes
del santuario, y puse por anathema á Ja-
cob, y á Israel por vergüenza.
CAPITULO XLIV.
J5s élmimm myimumto del capitulo precede** bur-
Idndote en el tegundo miembro de la tontedad de Um
idólatra* que no te are rgñenzan de dar evito v ado-
ración (cualquiera que sea) al Ídolo que etkm miemos
kicmron<kmkd,ódemwmmv*i parteéelomallm
mrvió pan el Juego *o. B. Saharta d m pueblo
que para guardarte de teta abominable locura, m
acuerde de lo que ha hecho por ti, de lo que le ha
manp'ettado de ti, de Um prometa» que te Heme da-
da* de libertad, la* cuale» cumplirá por la mano de
Cyro, y en lo figurado, por Cristo.
A HORA pues* oye, Jacob, siervo mió,
jlX Israel, á quien yo escogí.
2 Así dice Jehova, Hacedor tuyo, y el
que te formó desde el vientre : Ayudarte
ha. No temas, siervo mió Jacob, el
Recto á quien yo escogí:
8 Porque yo derramaré aguas sobre el
secadal, y rios sobre la secura: derra-
maré mi Espíritu sobre tu generación, y
mi bendición sobre tus renuevos;
4 Y brotarán como entre yerba, como
sauces junto á las riberas de las aguas.
5 Este dirá: Yo soy de Jehova: el otro
se llamará del nombre de Jacob. El otro
escribirá con su mano: A Jehova: otro
se pondrá por sobre nombre : De Israel.
6 t Asi dice Jehova, Rey do Israel, y
su Redentor, Jehova de los ejércitos:
Yo el primero, y yo el postrero, y fuera
de mi no hay Dios.
7 ¿ Y quién llamará como yo, y denun-
ciará chites esto, y me ordenará lo otro,
desde que hice el pueblo del mundo?
Anuncíenles lo . que vieno de cerca, y lo
que está por venir.
8 No temáis, ni os amedrentéis: ¿No te
hice oír desde entonces, y te dtfe antes
lo que estaba por venir? Luego vosotros
sois mis testigos, que no haya Dios si no
yo ; y que no haya fuerte, que yo no co-
nozca.
9 Los formado/es do la escultura, todos
ellos son vanidad, y lo mas precioso de
ellos para nada es útil; y testigos de
ellos ellos mismos, que ni ven, ni entien-
den : por tanto Be avergonzarán.
10 ¿ Quién formó á Dios ? ¿ y quién fun-
dió escultura que para nada es de prove-
cho?
11 He aqui que todos sus compañeros
serán avergonzados ; porque los mismos
artífices 6on de los hombres. Todos ellos
se juntarán, estarán, asombrarse han y
avergonzarse han á una.
12 El herrero tomará la tenaza, obrará
en las ascuas, darle ha forma con los
martillos, obrará en ella con el brazo de
su fortaleza : aunque esté hambriento, y
le falten las fuerzas, no beberá agua, aun-
que se desmaye.
13 El carpintero tiende la regla, señálala
con almagre, lábrala con los cepillos, dale
figura con el compás, nácela á forma de
ISAÍAS.
varón, á semejanza de hombre hermoso,
para estar en casa.
14 Cortarse ha cedros, y tomará encina
y atcornoque, y esforzarse «ha contra los
árboles del bosque : plantará pino, que
se crie con la lluvia.
15 El hombre después je servirá de él
para quemar, y tomará de ellos para ca-
lentarse : encenderá también el horno, y
cocerá panes: hará también un dios, y
adorarle ha : fabricará nn ídolo, y arrodi-
llarse ha delante de él.
16 Parte de él quemará en el fuego,
con otra parte de él comerá carne, asará
asado, y hartarse ha : después se calen-
tará, y dirá: O ! calentádome he, fuego
he visto.
17 Las sobres de él torna en dios, en
su escultura: humillase delante de él, le
adora, y ruégale, diciendo ; Líbrame, que
mi dios eres tú.
18 No supieron, ni entendieron; por-
que untó sus ojos, porque no vean, su
corazón, porque no entiendan.
19 No torna en si, no tiene sentido, ni
entendimiento para decir: Parte de ello
quemé en el fuego, y sobre sus brasas
cocí pan : asé carne, y comí : ¿ lo que de
él quedó tengo de tornar en abomina-
ción ? ¿ delante de un tronco de árbol me
tengo de humillar?
90 La ceniza apacienta: su corazón en-
gañado le Inclina para que no libre su
alma, y diga : ¿ No está la mentira á mi
maho derecha ?
21 1 Acuérdate de estas cosas, ó ! Ja-
cob, y Israel, que mi siervo eres : Yo te
formé, mi siervo eres: Israel, no me
olvides.
22 To deshice, como nube, tus rebe-
liones, y tus pecados, como niebla : tór-
nate á mí, porque yo te redimí.
23 Cantad loores, ó! cielos, que Jehova
hizo : Jubilad, ó ! lugares bajos de la tier-
ra: montes, romped en alabanza: bos-
que, y todo árbol que en él está ; porque
Jehova redimió á Jacob, y en Israel será
glorificado.
24 Así dice Jehova, Redeiftor tuyo, y
formador tuyo desde el vientre : To Je-
hova, que lo hago todo, que extiendo
solo los cielos, que extiendo la tierra por
mi mismo :
25 Que deshago las señales de los adi-
vinos, que enloquezco los agoreros, que
hago tornar atrás los sabios, y que des-
vanezco su sabiduría:
26 Que despierta la palabra de su sier-
vo, y que cumple el consejo de su8*mtn-
sageros : que dice á Jerusalem : Serás
habitada; y á las ciudades de Jada : Se-
rán reedificadas, y sus ruinas levantaré :
27 Que digo al profundo : Sécate ; y tus
ríos haré secar :
28 Que llamo á Cyro, mi pastor; y todo
lo .que yo quiero cumplirá; en diciendo
á Jerusalem : Serás edificada; y al tem-
plo : Serás fundado.
CAPITULO XLV.
Enviste Dios d Cgro por su nombre aun mucho antea
que naciese en la monarquía para que liberte su
pueblo de Babgkmia: al cual Cgro por ser una vh-et
figura de Cristo le da sus propios títulos, Mesías,
libertador de tn pueblo. Dios escondido, los cuales
títulos esencialmente pertenecen d solo Cristo. U.
Vuelve H redargüir la idohUria g su vanidad, pro-
bando ser el solo verdadero Dios, por la profecía
que ha puesto en su iglesia, por la creación del mun-
do, por la rocacinn de su Cyro (asi la figura como
lo figurado) y por la libertad de su pueblo $c.
ASÍ dice Jehova á su Mesías Cyro,
-ljl al cual yo tomé por su mano dere-
cha, para sujetar naciones delante de él,
y desatar lomos de reyes : para abrir do-
lante de él puertas ; y puertas no se cer-
rarán.
2 Yo iré delante de ti, y los rodeos en-
derezare : quebrantaré puertas de metal ;
y cerrojos de hierro haré pedazos.
8 Y darte he los tesoros escondidos, y
los secretos muy guardados: para que
sepas que yo soy Jehova, c¿ue te pongo
nombre, el Dios de Israel.
4 Por mi siervo Jacob, y por Israel .mi
escogido te llamé por tu nombre : pásete
tu sobrenombre, aunque no me cono-
ciste,
5 Yo Jehova, y ninguno mas de yo: no
hay Dios mas de ya Yo te ceñiré, aun-
que tú no me conociste :
6 Para que se sepa desde el nacimiento
del sol, y desde donde se pone, que no
hay mas de yo. Yo Jehova, y ninguno
mas de yo :
7 Que formo la luz, y que crio las tinie-
blas : que hago la paz, y que crió el mal :
Yo Jehova, que hago todo esto.
8 Rociad, ciclos, de arriba, y las nubes
goteen la Justicia : ábrase la tierra, y fru-
tifiquensc la salud ylajustieia: háganse
producir Juntamente. Yo Jehova lo crié.
9 1 ¡ Ay de él que pleitea con su Hace-
dor ! £1 tiesto contra los tiestos de la
tierra. ¿ Dirá el barro al que lo labra :
Qué haces? ¿y tu obra no tiene manos?
10 Ay! de él que dice al padre: ¿Porqué
engendraste? y á la muger: ¿Por qué
pariste?
¿87
ISAÍAS.
11 Asi dice Jehova el Santo de Israel, y
su formador: Preguntadme de las cosas
por venir : mandadme acerca de mis hi-
jos, y á cerca de la obra de mis manos.
12 Yo hice la tierra, y yo crié sobre ella
el hombre. Yo, mis manos extendieron
los cielos, y á todo sn ejército mandé.
13 Yo le desperté en justicia, y todos
sus caminos enderezaré : él edificará mi
ciudad, y soltará mis cautivos, no por
precio, ni por dones, dice Jehova de los
ejércitos.
14 Asi dyo Jehova : £1 trabajo de Egyp-
to, las mercaderías de Ethlopla, y los al-
tos de Saba se pasarán á ti, y serán tuyos :
tras ti irán, pasarán con grillos : á fí ha-
rán reverencia, y á ti suplicarán. Cierto
en ti estd Dios ; y no hay otro íbera de
Dios.
15 Verdaderamente tú eres Dios que te
encubres, Dios de Israel, que salvas.
, 16 Avergonzarse han, y todos ellos se
afrentarán : irán con vergüenza todos los
fabricadores de imágenes.
17 Israel es salvo er Jehova, salud éter,
na: no os avergonzaréis, ni os afren-
taréis por todos los siglos.
18 Porque asi dtfo Jehova, que cría los
cielos, él mismo, el Dios que forma ia
tierra, el que la hizo, y la compuso : No
la creó para nada, para que fuese habi-
tada la creó : Yo Jehova, y ninguno mas
de yo.
Id No hablé en escondido, en lugar de
tierra de tinieblas : no dije á la genera-
ción de Jatíbb : En vano me buscáis. Yo
Jehova que hablo justicia, que anuncio
rectitud.
20 Congregaos y venid, allegaos todos
los escapados de las naciones : no saben
los que levantan el madero de su escul-
tura, y los que niegan al dios que no
salva.
21 Publicad, y haced llegar, y entren
todos en Consulta: ¿Quién hizo oír esto
desde el principio, y desde entonces lo
tiene dicho, si no yo Jehova? y po hay
mas Dios que yo : Dios justo y salvador,
no mas de yo.
22 Mirad á mí, y sed salvos todos los
términos de la tierra; porque yo soy
Dios, y no hay mas.
23 Por mi hice Juramento : de mi boca
salió palabra en justicia, la cual no se tor-
nará : Que á mí se doblará toda rodilla,
y Jurará toda lengua,
24 Y á mi dirá : Cierto en Jehova estd la
justicia y la fuerza, hasta él vendrá; y
028
todos los que se enojan contra él serán
avergonzados.
25 En Jehova serán Justificados, y se
gloriarán toda la generación de Israel.
CAPITULO XLVI.
Profetiza la ruina de lo» ídolo» de Babilonia. IT.
Reprende H su pmcJJo de idolatría burlando no fa-
tentata* diligencia» en ella. JII. Pruébale» tn verda-
dera divinidad por la» maravilla» que ha hecho por
ello*, jt por la» que time prometida» de hacer por la
mano de Cyro, v de Crüio.
POSTRÓSE Bel, abatióse Nebo, sos
Imágenes fueron puesta» sobre bes-
tias, y sobre animales de carga, que os
llevarán, cargadas de vosotros, carga de
cansancio.
2 Fueron encorvados, fueron abatidos
juntamente ; y no pudieron escaparse de
la carga ; y su alma hubo de ir en cauti-
vidad,
8 % Oídme, ó ! casa de Jacob, y todo el
resto de la casa de Israel, los que sois traí-
dos de vient re, los que sois llevados de
matriz.
4 Y hasta la vejez yo mismo, y hasta
las canas yo suportaré : yo hice, yo lle-
varé, yo suportaré y guardaré.
5 ¿ A quién me hacéis semejante, y me
Igualáis, y me comparáis para ser seme-
jante ?
6 Sacan oro de su talegon, y pesan plata
con balanzas: alquilan nn platero para
hacer dios de él : humíllanse, y adoran.
7 Echanscle sobre los hombros, llevan-
te, y asléulanle en su lugar, y allí se
está, y no se mueve de su lugar : denle
voces, y tampoco responde, ni libra de
ia tribulación.
8 f Acordaos de esto, y tened vergüen-
za : tornad en vosotros, prevaricadores.
9 Acordaos de las cosas pasadas desde
el siglo; porque yo soy Dios; y no
hay mas dios ; y nada hay á mi seme-
jante:
10 Que anuncio lo por venir desde el
principio ; y desde antiguamente lo que
aun no era hecho : que digo : MI consejo
permanecerá, y haré todo lo que qui-
siere :
11 Que llamo desde el oriente al ave, y
de tierra lejaua al varón de mi consejo:
yo hablé, por eso lo haré venir : lo pensé,
hacerlo he también.
12 Oídme, duros de corazón, que estáis*
lejos de. la justicia.
13 Haré á mí Justicia que se acerque, y
no se alejará ; y mi salud no se detendrá.
Y pondré salud en Skra ; y mi gloria, en
Israel.
ISAÍAS.
CAPITULO XLVIL
frofetíum d Babilonia y d m monarquía m automa-
ción.
DESCIENDE, y Miéntate en el polvo
virgen hija de Babylonia : asiéntate
en la tierra sin trono, hija de los Chal-
deos : qne nunca mas te llamarán tierna,
y delicada.
2 Toma el molino, y muele harina: des-
cubre tus guedejas, descalza los pies, des-
cubre las piernas, pasa los ríos.
3 Será descubierta tu vergüenza, y tu
deshonor será visto : tomaré venganza, y
no encontraré como hombre.
4 Nuestro Redentor, Jehova de los ejér-
citos es su nombre, Santo de Israel.
5 Siéntate, calla, y entra en tinieblas,
hija de los Chaldeos ;* porque nunca mas
te llamarán Señora de reinos.
6 Enójeme contra mi pueblo ; profané
mi heredad, y los entregué en tu mano :
no les hiciste misericordias: sobre el
viejo agravaste mucho tu yugo,
7 Y dijiste : Para siempre seré señora.
Hasta ahora no has pensado en esto, ni
te acordaste de tu postrimería.
8 Oye pues ahora esto, delicada, la que
está sentada confiadamente, la que dice
en su corazón: To*soy, y fuera de mi no
hay mas : no quedaré viuda, ni conoceré
orfandad.
9 Estas dos cosas te vendrán de repente
en un mismo día, orfandad, y viudez : en
toda su perfección vendrán sobre tí, por
la multitud de tus adivinanzas, y por la
copia de tus muchos agüeros.
10 Porque te confiaste en tu maldad,
diciendo : Nadie me vé. Tu sabiduría,
y tu misma ciencia te engañó, á que di-
jeses en tu corazón : To, y no mas.
U Vendrá pues sobre tí mal, cuyo na-
cimiento no sabrás : caerá sobre ti que-
brantamiento, el cual no podrás reme-
diar ; y vendrá sobre ti de repente des-
trucción, la cual tú no conocerás.
12 Estáte ahora entre tus adivinanzas,
y en la multitud de tus agüeros, en los
cuales te fatigaste desde tu niñez : quizá
podrás mejorarte, quizá te fortificarás.
13 Háste fatigado en la multitud de tus
consejos : parezcan ahora, y defiéndante
los contempladores de los cielos, los es-
peculadores de las estrellas, los que en-
senan los cursos de la luna, de lo que
vendrá sobre ti.
14 He aquí que serán como tamo, fuego
los quemará: no salvarán sus vidas de
la mano de la llama : no quedará brasa
para calentarse, ni lumbre á la cual se
sienten.
15 Así te serán aquellos con quienes te
fatigaste, tus negociantes,* desde tu ni-
ñez : cada uno echará por su camino, no
habrá quien te escape.
CAPITULO XLVIIL
Redargupe y amenaza la hipocresía y la idolatría de
lo* de tupueblo: que ttamándornt pueblo dé Dtoe^eer-
viand ídolo*. lí. Que mi Dioe no cmmphlat prome-
ta* terrena* de muüipticacion, pea y preepexidad
trc.eonm pueblo, ee porque etto» tampoco cumplie-
ron con la observancia de tu ley, que prometieron en
ei pacto. JJL Pre/etkm 4 lee piaemem en Kbertad
OÍD esto, casa de Jacob, que os lla-
máis del nombre de Israel : los que
salieron de las aguas de «Tuda, los que
juran en el nombre de Jehova, y hacen
memoria del Dios de Israel, no en ver-
dad, ni en justicia :
2 Porque de la santa ciudad se nom-
bran, y en el Dios de Israel confian : su
nombre, Jeho* de los ejércitos.
3 Lo que pasó, ya días ha que lo d\Je,
y de mi boca salió: lo publiqué; hícelo
presto, y vino.
4 Porque conozco que eres duro, y ner-
vio de hierro tu cerviz, y tu frente de
metaL
5 Díjetelo ya días ha : antes que viniese
te lo enseñé; porque no dieses: Mi
ídolo lo hizo, mi escultura y mi vacia-
dizo mandó estas cosas.
6 Oístelo, vístelo todo : ¿ vosotros pues
no lo anunciaréis? Ahora pues, ya te
hice oir nuevas y ocultas cosas, que tú
no sabias.
7 Ahora fueron criadas, no en días pa-
sados, ni antes de este día las habias oí-
do ; porque no digas : He aquí que yo lo
sabia.
8 Cierto nunca lo habias oido, cierto
nunca lo habias conocido, cierto nunca
antes se abrió tu oreja; porque sabia
que desobedeciendo habias de desobe-
decer, por tanto te llamé rebelde desde
el vientre.
9 Por causa de mi nombre dilataré mi
furor, y para alabanza mia te esperaré
luengamente, para no talarte.
10 He aquí, te he purificado, y no como
á plata,: hete escogido enhorno de aflic-
ción.
11 Por mi, por mi, haré : de otra ma-
nera, ¿ cómo seria profanado ? y mi hon-
ra no la daré á otro.
12 Óyeme, Jacob, y Israel, llamado mío :
To mismo, yo el primero, también yo el
postrero. ^iz^y~
629
ISAÍAS.
13 Ciertamente mi mano mudó la tierra,
y mi mano derecha midió los cielos con
el palmo: en llamándolos yo, parecie-
ron juntamente.
14 Juntaos, todos vosotros, y oid:
¿ Quién hay entre ellos que anuncie estas
cosas ? Jehova le amó, el cual ejecutará
su voluntad en Babylonia, y su brazo en
los Chaldeos.
15 Yo, yo hablé, y le llamé, y le truje:
por tanto será prosperado su camino.
16 Allegaos á mí, oid esto: Desde el
principio no hablé en escondido : desde*
que la cosa se hizo, estuve allí ; y ahora,
el Señor Jebova me ha enviado, y su Es-
píritu.
17 Así dtfo Jehova, Redentor tuyo, el
Santo de Israel : yo Jehova Dios tuyo,
que te enseña provechosamente, que te
encamina por el camino en que andas.
18 ] Ojala tú miraras á mis mandamien-
tos I fuera entonces tu faz como un rio,
y tu justicia como las ondas de la mar :
19 Fuera como la arena tu simiente, y
los renuevos de* tus entrañas como las
pedrezuelas de ella: nunca su nombre
fuera cortado, ni raido de mi presencia.
20 % Salid de Babylonia, huid de entre
los Chaldeos: dad nuevas de esto con
yoz de alegría : publicedlo, llevadlo has-
ta lo postrero de la tierra: decid: Redi-
mió Jehova á su siervo Jacob.
21 Y nunca tuvieron sed cuando los lle-
vó por los desiertos : hizoles correr agua
de la piedra : cortó la peña, y corrieron
aguas.
22 No hay paz para los malos, dtfo Je-
hova.
CAPITULO XLIX.
Introduce el profeta d Cristo que notifica al mundo tu
vocación, tu autoridad, y tu ministerio, y que ti el
mundo, le tuviere en poco d Hyd tu evangelio, el
daño terd del mitmo mundo, tinque por eto é¡ pierda
nada de tu gloria, 11. Diot no te puede olvidar de
tu iglesia por el infinito amor que le tiene en Cristo :
en el cual y por el cual la restaurará, multiplicará,
y regalará maravillosamente.
OÍDME islas, y escuchad, pueblos le-
janos. Jehova me llamó desde el
vientre: desde las entrañas de mi ma-
dre hizo mención de mi nombre.
2 Y puso mi boca como espada aguda :
con la sombra de su mano me cubrió ; y
púsome por saeta limpia : guardóme en
su aljaba.
8 Y díjome : MÍ siervo eres, ó ! Israel,
que en ti me gloriaré.
4 Yo empero dtfe: Por demás he tra-
bajado, en vano y sin provecho he con-
sumido mi fortaleza: mas mi juicio de-
esa
lante de Jebova está, mi obra, delante de
mi Dios.
5 Ahora pues, dice Jehova, el que me
formó desde el vientre por su siervo,
para que convierta á él á Jacob : Mas «i
Israel no se congregará, yo empero esti-
mado seré en los ojos de Jehova, y el
Dios mió será mi fortaleza.
6 Y dyo : Poco es que tú me seas sier-
vo, para despertar las tribus de Jacob, y
para que restituyas los asolamientos de
Israel : también te di por luz de las na-
ciones, para que seas mi salud hasta lo
postrero de la tierra,
7 Así dijo Jehova, Redentor de Israel,
Santo suyo, al menospreciado de alma, al
abominado de las naciones, al siervo de
los tiranos: Verán reyes, y levantarse
han príncipes, y adorarán por Jehova:
porque fiel es el Santo de Israel, el cual
te escogió.
8 Asi dijo Jehova : En hora de contenta-
miento te oi, y en día de salud te ayudé;
y guardarte he, y darte ne por alianza de
pueblo, para que despiertes la tierra, pa-
ra que heredes heredades asoladas.
9 Para que digas á los presos : Salid ;* y
álos que están en tlnfcblas : Manifestaos.
Sobre los caminos serán apacentados, y
en todas las cumbres serán, sus pastos.
10 Nunca tendrán hambre ni sed, ni el
calor los afligirá, ni el sol; porque el que
de ellos ha misericordia, los guiará, y á
manaderos de aguas los pastoreará.
11 Y todos mis montes tornaré cami-
no ; y mis calzadas serán levantadas.
12 He aquí, estos vendrán de lejos; j
he aquí, estotros, del norte y del occi-
dente; y estotros de la tierra del medio*
dia.
13 Cantad alabanzas, ól cielos, y alé-
grate, tierra, y romped en alabanza, ó !
montes ; porque Jehova jia consalado sn
pueblo, y de sus pobres tendrá miseri-
cordia,
14 t Mas Sion dijo: Dejóme Jehova, y
el Señor se olvidó de mi.
15 ¿Olvidarse ha la mnger de lo que
parió, para dejar de compadecerse del
hijo de su vientre? Aunque estas se
olviden, yo no me olvidaré de tí.
16 He aquí que en las palmas te tengo
esculpida : delante de mí están siempre
tus muros.
17 Tus edificadores vendrán á priesa:
tus destruidores, y tus asoladores sal-
drán de tí.
18 Alza tus ojos al derredor, y mira :
ISAÍAS.
todos estos se bao congregado, á tí han
venido. Vivo yo, dice Jehova, que de
todos, como de vestidura de honra, Berá*
vestida; y de ellos serás ceñida como
novia.
19 Porque tus asolamientos, y tos des-
trucciones, y tu tierra desierta, ahora
será angosta por la multitud de los mo-
radores ; y tus destruidores serán apar-
tados lejos.
20 Aun los hijos de tu orfandad dirán á
tus oidos : Angosto es para mí este lu-
gar, apártate por amor de mi á otra parte
para que yo more.
21 T dirás en tu corazón : ¿ Quién me
engendró estos ? porque yo deshijada, y
sola, peregrina y desterrada ara: ¿ Quién
pues crió estos? He aqui, yo dejada
era sola, ¿ estos de dónde vinieron ellos
aqui?
23 Así djjo el Señor Jehora : He aqui
que yo alzaré mi mano á las naciones, y
á los pueblos levantaré mi bandera; y
traerán en brazos tus hijos, y tus lujas
^|rán traídas sobre hombros.
23 Y reyes serán tus alimentadores, y
sus reinas tus nodrizas : el rostro incli-
nado á tierra te adorarán, y el polvo de
tus plés lamerán; y conocerás, que yo
soy Jehova, que no se avergonzarán los
qne me esperan.
24 ¿Quitarán la presa al valiente? ¿ó
la cautividad justa darse ha por libre?
25 Así pues dice Jehova : Cierto la cau-
tividad será quitada al valiente, y la pre-
sa del robusto será librada; y tu pleito
yo lo pleitearé, y á tus hijos yo los sal-
varé.
26 T á los que te despojaron, haré co-
mer sus carnes ; y con su sangre serán
embriagados, como con mosto ; y toda
carne conocerá, que yo soy Jehora, Sal-
vador tuyo, y Redentor tuyo, el Fuerte
de Jacob.
CAPITULO L.
Muestra Dios d su pueblo que ti le pone en aflicciones
extremas, no et porque fe deseche, ni porque fe falte
potencia para sacarle de eUas: mas porque tus ini-
quidades han menester tal castigo. 11. Introduce d
Cristo autorizado de Dios, y Heno de tábiduria y pa-
labra consolatoria para el consuelo de su pueblo:
menospreciado y afrentado en el mundo, pero Heno
de fortaleza de Dios para retener su lugar y defen-
der tu inocencia. Ss imagen de un verdadero pro-
feta.
ASÍ dijo Jehova: ¿Qué es de esta
J\. carta de repudio de vuestra madre,
á la cual yo repudié? ¿ó quién son mis
acreedores, á quién yo os he vendido ?
He aqui que por vuestras maldades sois
vendidos ; y por vuestras rebeliones fué
repudiada vuestra madre.
2 Porque vine, y nadie pareció: llamé,
y nadie respondió. ¿ Acortóse mi mano
acortándose, para no redimir ? ¿ No hay
en mí poder para librar? He aqui que
con mi reprensión hago secar la mar:
torno los ríos en desierto, hasta podrirse
sus peces, y morirse de sed por Alta de
agua.
3 Visto los ciclos de oscuridad, y torno
como saco- su cobertura.
4 H El Señor Jehova me dio lengua de
sabios, para saber dar en su sazón pala-
bra al cansado: despertará de mañana,
de mañana me despertará oido.pam que
oiga, como los sabios.
5 £1 Señor Jehova me abrió el oído, y
yo no fui rebelde ; no me tomé atrás.
6 Di mi cuerpo á los hertdores, y mis
mejillas á los peladores : no escondí mi
rostro de las injurias y escupidora.
7 Porque el Señor Jehova me ayudará,
por tanto no me avergoncé: por eso
puse mi rostro como vn pedernal; y sé
que no seré avergonzado.
8 Cercano esta de mí el que me justifica,
¿quién contenderá conmigo? juntémo-
nos. ¿ Quién es el adversario de mi cau-
sa ? acerqúese á mi.
9 He aqui que el Señor Jehova me
ayudará, ¿quién hay que me condene?
He aqui que todos ellos como ropa de
vestir se envejecerán: polilla los co-
merá.
10 ¿ Quién hay entre vosotros qne tema
á Jehova? Oiga la voz de su siervo. £1
que anduvo en tinieblas, y el que care-
ció de luz, confie en el nombre de Jeho-
va, y recuéstese sobre su Dios.
1 i He aquí que todos vosotros encen-
déis fuego, y estáis cercados de centellas.
Andad á la lumbre de vuestro fuego; y á
las centellas que encendisteis. De mi
mano os vino esto : en dolor seréis se-
pultados.
CAPITULO LL
Exhorta d los fieles d que en medio de la calamidad
del pueblo se consuelas con fi firme en las promesas
hecha» d los padres, y que esperen la restauración
de la iglesia. 11. Ora el profeta d Dios que cumpla
su promesa, y se muestre con su pueblo el que solia
ser: 111. Y vuelto ai pueblo le consuela y es/uerta en
persona de Dios. IV. Animad Cristo en la figura
de Cyro d la empresa de la libertad de su pueblo. V.
Consuela y esfuerza d Jerusatem, certificándole que
la sacará de toda aflicción.
OÍDME, los que seguís justicia, los
que buscáis á Jehova: mirad á la
piedra de donde fuisteis cortados, y á la
681
ISAÍAS.
«Tenia del boyo de donde Alistéis ar-
rancados.
2 Mirad, á Abraham vuestro padre, y á
Sara la que os parió ; porque solo le lla-
mé, y le bend^e, y le multiplique.
8 Ciertamente consolara Jehova á Sion,
consolará todas sus soledades ; y tornará
su desierto como Paraíso, y su soledad
como huerto de Jehova : bailarse ba en
ella alegría y gozo, confesión y voz de
cantar.
4 Estad atentos á mi, pueblo mío, y
oídme, nación mia ; porque de mi saldrá
la ley, y mi juicio descubriré para luz de
pueblos.
5 Cercana está mt justicia, salido ba mi
salud, y mis brazos juzgarán á los pue-
blos. A mi esperarán las islas, y en mi
brazo pondrán su esperanzo.
6 Alzad á los cielos vuestros ojos, y
mirad abajo á la tierra ; porque los ciclos
serán deshechos como humo, y la tierra
se envejecerá como ropa de vestir ; y de
la misma manera perecerán sus morado-
res : mas mi salud será para siempre, y
mi justicia no perecerá.
7 Oídme, los que conocéis justicia, pue-
blo en cuyo corazón está mi ley : No te-
máis afrenta de hombre, ni desmayéis
por sus denuestos :
8 Porque como á vestidura los comerá
polilla, como á lana los comerá gusano :
mas mt justicia permanecerá perpetua-
mente, y mi salud para siglo de siglos.
9 ? Despiértate, despiértate, vístete de
fortaleza, ó! brazo de Jehova: despiér-
tate como en el tiempo antiguo, en los
siglos pasados. ¿ No eres tú el que cor-
tó al soberbio, el que hirió al dragón ?
10 ¿ No eres tú el que secó la mar, las
aguas de la gran hondura : el que al pro-
fundo de la mar tornó en camino, para
que pasasen los redimidos?
11 *$ Cierto los redimidos de Jehova
tornarán: volverán á Sion cantando; y
gozo perpetuo será sobre sus cabezas:
poseerán gozo y alegría; y el dolor y el
gemido huirán.
13 To, yo soy vuestro consolador:
¿quién eres tú para que tengas temor
del hombre que es mortal, y del hjjo del
hombre que por heno sena contado?
13 T has te ya olvidado de Jehova tu
Hacedor, que extendió los cielos, y fun-
dó la tierra ; y todo el día tuviste temor
continuamente del furor del que aflige,
cuando se dispone para destruir, ¿mas á
dónde está el furor del que aflige?
14 t El preso se da priesa para ser
suelto, por no morir en la mazmorra, £
que le falte su pan.
15 Y yo Jehova soy tu Dios que parto
la mar, y suenan sus ondas : Jehova de
los ejércitos es su nombre.
16 Que puso en tu boca mis palabras, y'
con la sombra de mi mano te cubrí, pa-
ra que plantases los cielos, y fundases la
tierra, y que dijeses á Sion : Pueblo mío
eres tú.
17 T Despiértate, despiértate, levanta,
ó! Jerusalem, que bebiste de la mano
de Jcbova el cáliz de su furor : las heces
del cáliz de ponzoña bebiste, y chu-
paste.
18 De todos los bljos que parló, no hay
quien la gobierne : no hay quien la tome
por su mano de todos los hijos que crió.
10 Estas dos cosas te han acaecido,
¿quién se dolerá de ti? asolamiento y
quebrantamiento, hambre y espada:
¿ quién te consolará ?
20 Tus hijos desmayaron, estuvieron
teudidos en las encrucijadas de todos 1(41
caminos, como buey montes en la red,
llenos del furor de Jehova, de Ja ira del
Dios tuyo.
21 Oye pues ahora esto, miserable, bor-
racha, y no de vino ;
22 Asi dijo tu Señor Jehova, y tu Dios,
el que pleitea por su pueblo : He aquí,
he quitado de tu mauo el cáliz de la
ponzoño, la hez del cáliz de mi furor:
nunca mas lo beberás.
28 T ponerlo he en la mano de tus an-
gustiadores, que dijeron á tu alma: Abá-
jate, y pasaremos ; y tú pusiste tu cuer-
po como tierra, y como camino á los
que posan.
CAPITULO LIL
Exhorta el profeta á Jerusalem (g en elfo d lo iglesia
fiel) d suma amaría con la cual rveSfl tt cmupii*
miento de la prometa de mt libertad. ILAqm le-
gado el punto de su libertad $e dé prieta d salir de
Babilonia, para no contaminarm en sus inmundi-
cia», certificando que la empresa de Cirro en efkt
terd prosperada. III. Excediendo el espíritu pro»
/ético de la figura de CVro, y de la libertad Judaica
del cautiverio de Babylonia (como mucha» rece»
acontece en la» profecía» de tritio y de m reino)
• «I prqfeta ee transporta deede oque d tratar doriei
mantente el misterio de la redención de loe hombre»
por Cristo : de su ministerio, de su abatimiento en et
mundo, y de su gloria : pintándolo todo con comee*
tan vivos g con palabras ton propria» que se ve «*•
dentemente (confiriéndolo con la historia del eran*
gelio) no poder cuadrar él tratado d otro que d 6.
DESPIÉRTATE, despiértate: vístete
tu fortaleza, ó! Sion: vístete tos
ropas de hermosura, ó! Jerusalem, ciu-
dad santa; porque nunca mas acontece/
ISAÍAS.
rá que Tenga en U tacircnncise, ni In-
mundo.
2 Sacúdete del polvo, levántate, alién-
tate Jerusalem: suéltate de las ataduras
de tu cuello, cautiva hija de Sion.
3 Porque asi dice Jehova: De balde
fuisteis vendidos, por tanto sin dinero
aeréis rescatados.
4 Porque así dijo el Sefior Jehova : MI
pueblo descendió en Egypto en tiempo
posado, para peregrinar allá; y el Assur
le cautivó sin razón.
5 T ahora, ¿Qué á mí aquí, dice Jehova,
que mi pueblo sea tomado sin porqué ;
y los que en él se enseñorean, le hagan
' aullar, dice Jehova; y continuamente mi
nombre sea blasfemado todo el día?
6 Por tanto mi pueblo sabrá mi nom-
bre por esta causa en aquel dia; porque
yo mismo que hablo, he aquí, estaré pre-
sente.
7 ¡Cuan hermosos son sobre los mon-
tes los pies de el que trae altgrt* nuevas,
de el que publica la por, de el que trae
nuevas del bien, de el que publica sa-
lud, de el que dice á Sion: Tu Dios
reina !
8 Voz de tus atalayas : alzarán la voz,
juntamente Jubilarán; porque ojo á ojo
verán, como torna Jehova á traer á
8ion.
9 Cantad alabanzas, alegraos juntamen-
te, las soledades de Jernsalem ; porque
Jehova ha consolado su pueblo, ha re-
dimido á Jernsalem.
10 Jehova desnudó el brazo de su san-
tidad delante de los ojos de todas las na-
ciones; y todos los términos de la tierra
verán la salud del Dios nuestro.
11 1 Apartaos, apartaos, salid de ahí;
no toquéis cosa inmunda: salid de en
medio de ella: sed limpios los que llé-
vala los vasos de Jehova.
12 Porque no saldréis apresurados, ni
iréis huyendo; porque Jehova irá delante
de vosotros, y el Dios de Israel os con-
13 He aquí que mi siervo será prospe-
rado, será engrandecido, y será éneal*
¿ado, y será muy sublimado.
14 Y Como te abominaron muchos, en
tanta manera fo¿ desfigurado de los hom-
bres sm parecer; y sm hermosura, de los
hijos de los hombres:
15 Así salpicará muchas naciones : los
reyes cerrarán sobre él sus bocas : por-
que verán lo que nunca Zas fué eontado;
y entenderán lo que nunca oyeron.
¿Ql
CAPITULO LIIL
Proeioue el tratado comenzado en ti Jb* del cap. prece-
dente notando cuan raros ferian lo* que darían crédi*
toaietanoeHotnaniaUxadosen ta pro/undabajeta
deOisto: lo cual no seria parto para fue su gloria
por eso dejase de prosperar. II. Cristo azotado de-
Dios en satisfacción de nuestros pecados, n para
medicina de nuestra corrupción ; peí perverso Juicio
del mundo acerca de su eme ///. Su paciencia y
mansedumbre admirable en su muerte llena de t*r-
guensa, p tas causas de ella. IV. La propagación
terna de su glorioso reino en premio de sus trabajos.
V. Dará Justicia d los nombres con su conocimiento.
ÜIÉN creyó á nuestro dicho ? ¿Y
el brazo de Jehova, sobre quien
se há manifestado ?
2 Y subirá, como renuevo delante de
él, y como raíz de tierra seca. No hay
parecer en él, ni hermosura* le veremos,
y sin parecer, tanto que le deseemos.
3 Despreciado, y desechado entre los
hombres, varón de dolores, experimen-
tado en flaqueza ; y como que escondi-
mos de él el rostro : menospreciado, y
no le estimamos.
4 T Ciertamente' nuestras enfermeda-
des él las llevó, y él sufrió nuestros do-
lores; y nosotros le tuvimos á él por
azotado, herido, y abatido de Dios.
5 Mas él herido fué por nuestras rebe-
liones, molido por nuestros pecados:
el castigo de nuestra paz sobre él ; y por
su llaga hubo cura para nosotros.
6 Todos nosotros nos perdimos como
ovejas, cada cual se apartó por su cami-
no : mas Jehova traspuso en él el pecado
de todos nosotros.
7 % Angustiado él, y afligido, no abrió
su boca: como cordero íué llevado al
matadero ; y como oveja delante de sus
trasquiladores, enmudeejó, y no abrió
su boca.
8 De la cárcel, y del Juicio fué quitado;
y su generación, ¿ quién la contará ? Por-
que fué cortado de la tierra de los vivien-
tes : por la rebellón de mi pueblo plaga
¿a
9 Y puso con los impíos sn sepultura,
y su muerte con los ricos : aunque nunca
él hizo maldad, ni hubo engallo en su boca,
10 Con todo eso, Jehova le quiso moler,
sujetándole á enfermedad. Cuando hu-
biere puesto su vida por expiación, verá
linage, vivirá por largos días, y la volun-
tad de Jehova será prosperada en su
mano.
11 Del trabajo de su alma verá, y se
hartará. Y con su conocimiento Justifi-
cará mi siervo justo á muchos; y él lie*
vara las iniquidades de ellos.
ISAÍAS.
grandes, y A los fuertes repartirá despo-
jos; por cnanto derramó su vida á la
muerto, y fué contado con los tranagre-
sores habiendo él llevado el pecado de
muchos, y orado por los tranagresores.
CAPITULO LIV.
Exhorta d la iglesia fiel del pueblo Judaico tan fati-
gada y tan menoscabada con loe calamidades que le
habían de venir, d mana alegría prometiéndole glo-
rieta propagación por todo el mundo con la publi-
cación del evangelio; y victoria y triumfo de todos
A LÉGRATE, ót estéril, la qne no pa-
J\. ría: levanta canción, y jubila, la
que nnnea estuvo de parto; porque mas
mrán los hijos de la dejada, que los de la
casada, dijo Jehova.
2 Ensancha el sitio de tu cabana, y las
cortinas de tus tiendas sean extendidas,
no seas escasa; alarga tus cuerdas, y
fortifica tus estacas.
8 Porque á la mano derecha, y á la ma-
no izquierda has de crecer; y tn simien-
te heredará naciones, y habitarán las
ciudades asoladas.
4 No temas, que no serás avergonzada;
. y no te avergüences, qne no serás afren-
tada: antes te olvidaras de la vergüenza
de tu mocedad, y de la afrenta de tu
viudez no tendrás mas memoria.
5 Porque tu marido mrd tu Hacedor,
Jehova de los ejércitos e$ su nombre ; y
tu Redentor, el Santo de Israel, Dios de
toda la tierra será llamado.
6 Porque como á mnger dejada, y triste
de espíritu te llamó Jehova; y como á
muger moza que e$ repudiada, dijo el
Dios tuyo,
7 Por un memento pequeño te dejé :
mas con grandes misericordias te reco-
geré.
8 Con un poco de ira escondí mi rostro
de ti por un momento : mas con miseri-
cordia eterna habré misericordia de ti,
dtyo tu Redentor Jehova.
9 Porque esto me será como las aguas de
Noe : que juré que nunca mas las aguas
de Noe pasarían sobre la tierra: asítom-
bien juré que no me enojaré nuu contra
ti, ni te reñiré.
10 Porque los montes se moverán, y
los collados temblarán : mas mi miseri-
cordia no se apartará de ti, ni el concier-
to de mi paz vacilará, dJjo Jehova, el
que ha misericordia de tí.
11 Pobreclca, fatigada con tempestad,
sin consuelo, he aquí que yo acimentaré
tus piedras sobre carbúnculo; y sobre
zafiros te fundaré.
«4
12 Tus ventanas pondré de piedras pre-
ciosas, y tus puertas de piedras de car-
búnculo, y todo tu término de piedras
de codicia.
13 T todos tus hijos serón ensenados de
Jehova, y multiplicará la paz de tus hyos.
14 Con justicia serás adornada : estarás
lejos de opresión, porque no la temerás ;
y de' temor, porque no se acercará de tL
15 81 alguno conspirare contra tt, seré
sin mi : el que contra ti conspirare, de-
lante de ti caerá.
16 He aquí que yo crié al herrero que
sopla las ascuas en el mego, y que saca
la herramienta para su obra; y yo crié
al destruidor para destruir.
17 Toda herramienta que ltaere imbri-
cada contra ti, no prosperará ; y á toda
lengua que se levantaré contra ti en jui-
cio, condenarás. Esta «• la heredad de
los siervos de Jehova, y su justicia de
por mí, d^jo Jehova.
CAPITULO LV.
Exhorta d todo el mundo pecador d llegarse d Cristo
y abrazar su evangelio, en el cual solo hallanin
graciosamente toda hartura de todo bien, lí. La
manera del llegarse d Cristo, por verdadero arre
penttmiento y fé en la misericordia del padre por
él, cuyos eonmejoe son muy otros que los del mundo:
para que en esta manera de alcanzar salud no se
esté por lo que la humana razón dictare, si no por lo
que Dios revela de su wuems-vohmiad,
O TODOS los sedientos, venid á las
j aguas ; y los qne no tienen" dinero,
venid, comprad, y comed: venid, com-
prad, sin dinero y sin precio, vino y leche.
2 ¿ Por qué gastáis el dinero no en pan,
y vuestro trabajo en nó por hartura?
Oídme oyendo, y comed del bien, y de-
leitarse lia vuestra alma con grosura.
8 Abajad vuestras orejas, y venid á mí :
oid, y vivirá vuestra alma. T haré con
vosotros concierto eterno, las misericor-
dias firmes á David.
4 He aquí que yo le di por testigo á
pueblos, por capitán, y por maestro á
pueblos.
5 He aquí que á nación que no cono-
ciste, llamarás; y naciones que no te
conocieron, correrán á ti, por causa de
Jehova tu Dios, y del Santo de Israel
que te ha honrado.
6 Buscad á Jehova, mientras se halla:
llamadle, entre tanto que está cercano.
7 T Deje el impío su camino, y el va-
ron inicuo sus pensamientos, y vuélvase
á Jehova, el cual tendrá de él misericor-
dia, y al Dios nuestro, el cual será gran-
de para perdonar.
8 Porque mis pensamientos no mm o>
I&AIA&
ntO TD€6tfOt pensattlentOS, Ul VUCStrOS
caminos como mis caminos, dfyo Jehova,
9 Como son tnúa altos los cielos qae
la tierra, así son mas altos mis caminos
qne vuestros caminos, y mis pensamien-
tos mas qne vuestro* pensamientos.
10 Porque eomo desciende de los cielos
la lluvia, y la nieve, y no vuelve allá, mas
harta la tierra, y la nace engendrar, y
producir, y dá simiente al qne siembra,
y pan al qne come :
11 Asi será mi palabra qae sale de mi
boca : no volverá á mt vacia,' mas hnrá
lo qne yo quiero, y será prosperada en
aquello para que la envié.
12 Porque con alegría saldréis, y con
par seréis vueltos : los montes y los co-
llados levantarán canción delante de vo-
sotros, y todos los árboles del campo os
aplaudirán con las manos.
18 En lugar de la sansa crecerá haya; y
en lugar de la hortlga crecerá arrayan ;
y será á Jehova por nombre, por señal
* eterna, que nunca será raída,
CAPITULO LVL
Denuncia Dtotd lot piado*» de tu pueblo la venida
detuMteiat, per tanto que te preparen con piedad
peora recUdrlc: el cual amplificando m reino ma de-
techará d ninguno. 11. Suelta al pueblo Judaico en
preta de loe ttrannot del mundo, por la ignorancia,
ataricio^yvicioedeemtenaenadore*.
ASÍ dijo Jehova : Guardad derecho, y
- haced justicia; porque cercana está
mi salud para venir, y mi justicia para
manifestarse.
2 Bienaventurado e) hombre que esto
hiciere, y el hijo del hombre qne tomare
esto : Que guarda el sábado de contami-
narle, y que guarda su mano de hacer
todo mal.
3 Y no diga el hijo del extrangero alle-
gado á Jehova, diciendo : Apartando me
apartará Jehova de su pueblo ; ni diga
. ei castrado : He aqui,yo soy árbol seco.
4 Porque asi dtyo Jehova á los castra-
dos, que guardaren mis sábados, y esco-
gieren lo qne yo quiero, y tomaren mi
concierto :
5 To les daré lugar en mi casa, y dentro
de mis muros; y nombre mejor qne á
los hfyos y á las hijas : nombre perpetuo
les daré que nunca perecerá.
6 Y á los htyos de los extrangeros qne
se llegaren á Jehova para ministrarle, y
que amaren el nombre de Jehova para
ser sus siervos :' todos los que guardaren
el sábado-de contaminarle, y tomaren mi
concierto :
7 To loe llevaré al monte de mi santi-
-dnd, y festejarlos he en la casa de mi
oración: sus holocaustos y sus aseria-
dos serán aceptos sobre mi altar; por-
que mi casa, casa de oración sera llama-
da de todos los pueblos.
8 Dice el Sefior Jehova, el que junta los
echados de Israel : Aun juntaré sobre él
sus congregados.
9 5 Todas las bestias del campo, venid
á tragar, todas las bestias del monte.
10 Sus atalayas, ciegos : todos ellos ig-
norantes, todos ellos perros mudos : no
pueden ladrar, dormidos, echados, aman
el dormir.
11 Y aquellos perros animosos no co-
nocen hartura; y los mismos pastores
no supieron entender : todos ellos miran
á sus caminos, cada uno á su provecho,
coda wto por su cabo.
12 Venid, tomaré vino, embriaguémos-
nos de sidra; y será el dia de mañana
como este, mucho mas excelente.
CAPITULO LVIL
Quita Dioe lot piadkmt del mundo, llevándolo* d
deacanto cuando quiere herirlo de alguna notable
calamidad, tin que el mundo advierta en ette tu
cornejo. II. Redarguye i» wmchat idolatrías del
pueblo Judaico, tu Mpocreeia, mu ligat con, loe reyes
comarcano* contra el contejo de Dio». Ul. Con todo
en promete Dio* tanidad den pueblo por tu natural
clemencia, para can toe aJHgidoeqm le im ocmm.
PERECE el justo, y no hay quien eche
de ver; y los varones piadosos son
recogidos, y no boy quien entienda qne
delante de la aflicción es recogido el
justo.
2 Vendrá la psx, descansarán sobre sus
camas todos los qne andan delante de él.
3 Y vosotros, llegaos acá, hijos de la
agorera: generación de adúltero y de
fornicaria.
4 ¿De quién escarnecisteis ? ¿Contra
quién ensanchasteis la boca, y alongas-
teis la lengua? ¿ Vosotros no sois lujos
rebeldes, simiente mentirosa?
5 ¿ Qué os calentáis con los alcornoques
debajo de todo árbol sombrío? ¿qué sa-
crificáis los hijos en los valles debajo de
los peñascos?
6 En las polidas penas del valle et tu
parte: estas, estas so» tu suerte. A estas
también derramaste derramadora, ofre-
ciste presente. ¿No me tengo devengar
de estas cosas?
7 Sobre el monte alto y enhiesto pu*
siste tu cama: allí también subiste á
sacrificar sacrificio.
8 Y tras la puerta y el lumbral pusiste
tu memorial; porque á otro que á mi te
rsXTÁs.
descubriste ; y subiste, y ensanchaste tu
eama, y Metete coa ellos alianza : amaste
su cama doüde quiera que vela*.
9 T fuiste al rey con óleo, y multipli-
caste tus olores ; y enviaste tus embaja-
dores lejos, y abatistetc basta el pro-
fundo.
10 En la multitud de tus caminos te
cansaste, y no dijiste : No hay remedio :
bailaste lo que buscabas; por tanto no
te arrepentiste.
11 ¿ Y á quien reverenciaste y temiste ?
¿Por qué mientes? que no te has acor-
dado de mi, ni te vino al pensamiento.
¿ No he yo disimulado, y nunca me has
temido?
12 To publicaré tu Justicia y tus obras,
que no te aprovecharán.
13 Cuando clamares, líbrente tus alle-
gados : que á todos ellos llorará el vien-
to, tomará la vanidad: mas el que en mi
espera, tendrá la tierra por heredad, y
poseerá el monte de mi santidad ;
HIT dirá: Allanad, allanad: barred
el camino, quitad los tropiezos del ca-
mino de mi pueblo.
15 Porque asi dfyo el Alto y sublime, el
que habita en eternidad, y cuyo nombre
et el Santo : Que tengo por morada la
altura y la santidad; y con el quebran-
tado y abatido de espíritu habite, para ha-
cer vivir el espíritu de los abatidos, y
para hacer vivir el coraron de los que-
brantados.
16 Porque no tengo de contender para
siempre, ni para siempre me tengo de
enojar; porque el espíritu por mi fué
vestido, y yo hice las'elmas.
17 Por la iniquidad de su codicia me
enojé, y le herí: escondí mi resto, y
me ensañé ; y fué el rebelde por el ca-
mino de su corazón.
18 Sus caminos vi, y sanarle he; y
pastorearle he, y darle he consolaciones
á él y á búa enlutados.
19 Crio fruto de labios, pez, pas al le-
jano y cercano, djjo Jehova, y le sano.
20 Mas los Impios, como lámar en tem-
pestad, que no se puede reposar; y sus
aguas arrojan cieno y lodo.
21 No hay pea, dtyo mi Dios, para los
impíos.
CAPITULO LVIH.
Mamúa Dia* al profeta qm redarguya la kipecreeia y
impiedad de su pueblo : declarándole cual es el ver-
dadero ayuno y loe obra» de justicia que él pide, v d
las cuaiet invocado acude.
1LAMA á alta voz, no detengas : alza
tu ros -como trompeta, y anuncia á
6H
C1
mi pueblo su rebeUon, y á la eaea<de Ja-
cob su pecado.
2 Que me buscan cada dia, y quieren
saber mis caminos, como nación que hu-
biese-obrado justicia, y que no hubiese
dejado el derecho de su Dios : preguntan-
me derechos de justicia, y quieren acer-
carse de Dios.
8 ¿Por qué ayunamos, y no hiciste ca-
so: humillamos nuestras almas, y no
lo supiste? He aquí que en el día de
vuestro ayuno- halláis lo que queréis, y
todos pedis vuestras haciendas.
4 He aquí que para contiendas y de-
bates ayunáis ; y para herir del pullo ma-
lamente. No ayunéis como basta aquí,
para que sea oida en lo alto vuestra
voz.
5 ¿Es tal el ayuno que yo escogí, que
de dia aflija el hombre su alma, que
encorve su cabeza como junco, y haga
cama de saco y ceniza ? ¿Esto llamaréis
ayuno, y día agradable á Jehova?
6 ¿ No es antes el ayuno que yo escogí, 1
desatar los líos de impiedad, deshacer
los haces de opresión, y soltar libres á
los quebrantados, y que rompáis todo
yugo?
7 ¿Que partas tu pan con el hambrien-
to, y á los pobres vagabundos metas en
casa: cuando vieres al desnudo, le cu-
bras ; y que no te escondas de tu carne f
8 Entonces nacerá tu luz como él alba;
y tu sanidad reverdecerá presto ; y irá
tu justicia delante de ti, y la gloria de
Jehova te recogerá.
9 Entonces invocarás, y oírte ha Jeho-
va: clamarás, y dirá: Heme aqui SI
quitares de en medio de ti el yugo, el
extender el dedo, y hablar vanidad ;
10 Y «i derramares tu alma al ham-
briento, y hartares el alma afligida : en
las tinieblas nacerá tu luz; y tu oscuri-
dad terá como el mediodía.
11 Y pastorearte ha Jehova siempre, y en
las sequedades hartará tu alma, y engor-
dará tus huesos ; y serás como huerta de
riego, y como manadero de aguas, cuyas
aguas nunca mHan.
12 Y edificarán de ti los desiertos anti-
guos: los cimientos caidot de generación
y generación levantarás ; y serás llamado,
Reparador de portillos, Restaurador de
calzadas para habitar.
13 81 retrajeres del sábado tu pié, de
hacer tu voluntad en mi dia santo, y al
sábado llamares delicias, santo, glorioso
de Jehova; y le venerares, no haciendo
I SATAS.
tos caminos, ni buscando tu voluntad, ni
hablando palabra:
14 Estonces te deleítelas en Jehova; y
hacerte ho subir sobre las alturas de la
tierra, y hacerte he comer la heredad de
Jacob tn padre; porque la boca de Je-
hoya ha hablado.
CAPITULO LIX.
JPromigue el profeta en la plática mostrando al pueblo
mu impiedades, y como eüas eran u serian cauta de
gm ruina. II. Introduce d Diasque vista la total cor-
rupción de tu pueblo se arma para hacer venganza,
y reformación. in. faralá cual promete la venida
del Metió*, v * Jfmnm Imttcmnmtto.
HE aquí, que no es acortada la mano
de Jehova para salvar; ni es agra-
vada sa oreja para oir :
2 Mas vuestras iniquidades han hecho
división entre vosotros y vuestro Dios;
y vuestros pecados han hecho cubrir su
rostro de vosotros, para no o» oír.
8 Porque vuestras manos están conta-
minadas de sangre, y vuestros dedos de
iniquidad: vuestros labios pronuncian
- meutlra, y vuestra lengua habla maldad.
4 No hay quien clame por la justicia, ni
quien juague por la verdad : confian en
vanidad, y hablan vanidades: oonciben
trabajo, yaparen iniquidad.
5 Ponen huevos de áspides, y tejen telas
de aranas : el que comiere de sus huevos,
morirá; y «i lo apretaren, saldrá un ba-
silisco.
6 Sus telas no servirán para vestir, ni
de sus obras serán cubiertos : sus obras
son obras de iniquidad, y obra dé rapiña
está en sus manos.
7 Sus pies corren al mal, y se apresu-
ran para derramar la sangre Inocente :
sus pensamientos, pensamientos de ini-
quidad : destrucción y quebrantamiento
en sus caminos»
8 Nunca conocieron camino de paz, ni
hay derecho en sus caminos: sus vere-
das torcieron á sabiendas: cualquiera
que por ellas fuere, no conocerá paz,
9 Por esto se alejó de nosotros el jui-
cio, y justicia nunca nos alcanzó : espe-
ramos luz, y he aquí tinieblas ; resplan-
dores, y andamos en oscuridad.
10 Atentamos como ciegos la pared, y
como sin ojos andamos á tiento : trope-
zamos en el medio día como de noche :
sepultados como muertos.
11 Aullamos como osos todos nosotros,
y como palomas gemimos gimiendo: es-
j peramos Juicio, y no portea: salud, y se
alejó de nosotros.
18 Porque nuestras rebeliones se han
multipMcado delante de ti, y nuestros
pecados nos han respondido; porque
nuestras iniquidades estén con nosotros,
y conocemos nuestros pecados.
18 Rebelar, y mentir contra Jehova, y
tornar de en pos de nuestro Dios: ha-
blar calumnia, y rebelión, concebir, y
hablar de corazón palabras de mentira.
14 Y el derecho se retiró, y la justicia
se puso lejos; porque la verdad tropezó
en la plaza, y la equidad no pudo venir.
15 T la verdad fué detenida; y el ow se
apartó del mal fuá puesto en presa. Y le
vio Jehova, y desagradó en sus ojos;
porque pereció el derecho.
16 ^ Y vio que no habla hombre, y se
maravilló que no hubiese quien entrevi-
niese; y salvóle su brazo, y su misma
justicia le afirmó.
17 Y vistióse de justicia, como de lorir
ga, y capáoste de salud en su cabeza; y
vistióse de vestido da venganza por ves-
tido, y cubrióse de zelo como de manto,
18 Como parador pagos, como para to-
mar venganza de sus enemigos, dar el
pago á sus adversarios : á las islas dará
elpago.
19 Y temerán desde el occidente el
nombre de Jehova, y desde el nacimiento
del sol, su gloria; porque vendrá el ene»
migo como rio, más el Espíritu de Jo-
bo va levantará bandera contra eX
20 1 Y vendrá Redentor á Slon, y á los
que se volvieren de la iniquidad en Ja*
cob, dtyo Jehova.
31 Y este será mi concierto con ellos,
dijo Jehova: £1 Espíritu mío que «ris
sobre ti, y mis palabras que puse en tn
boca, no fritarán de tn boca, y de la boca
de tu simiente, y de la boca de la si-
miente de tn simiente, cujo Jehova, des*
de ahora y para siempre.
CAPITULO LX,
Exhorta 4 la iglesia piadoea del pueblo Judaico A que
reconozca w reciba con alegría la reñida del Siestas,
la restauración, y amplificación de tu reino : cvua
gloria perpetua describe.
T E YÁNTATE, resplandece: que vie-
-Lrf nc tu lumbre, y la gloria de Jehova
ha nacido sobre til
2 Que he aquí que .tinieblas cubrirán la
tierra, y oscuridad los pueblos ; y sobre
tí nacerá Jehova, y sobre tí será vista su
gloria.
8 Y andarán las naciones á tu lumbre,
y los reyes al resplandor de tu sol
4 Alna tus ojos en derredor, y mira, to-
dos estos se han Juntado, vinieron á tíi
687
ISAÍAS.
tus mjos Tendrán do lejos, y tos htyM so-
bre el lado serán criadas.
5 Entonces verás, y resplandecerás; y
maravillarse ha, y ensancharse ha tn co-
razón, que se haya vuelto á tí la multi-
tud do la mar, que la fortaleza de las na-
ciones haya venido á ti.
6 Multitud de camellos te cubrirá, po-
llinos de Madiaa, y de Epfce: todos los
de Saba rendían : oro y incienso trae-
rán, y* publicarán alabanzas de Jehova.
7 Todo el ganado de Ccdar será juntado
para ti: carneros de Nabaioth te serán
servidos : serán ofrecidos con gracia so-
bre mi altar ; y la casa de mi gloria glo-
rificaré.
8 ¿ Quiénes son estos que vuelan como
nubes, y como palomas á sus ventanas ?
9 Porque á mi esperarán las islas, y las
naves de Tharsis desdo el principio : para
traer tus hijos de lejos, su plata, y su oro
con ellos, al nombre de Jehova tu Dios,
y al Santo de Israel, que te ha glorifi-
cado.
10 Y los htfos de los extranjeros edifi-
carán tus muros, y sus reyes te teñirán ;
porque en mi ira te herí, mas en mi
buena voluntad habré de ti misericordia.
11 Tus puertas estarán de continuo
abiertas, no se cerrarán de día ni de
noche: para que fortaleza de naciones
sea traída á tí, y sus reyes guiando.
12 Porque la nación, ó el reino que no
te sirviere, perecerá; y asolando serán
asoladas.
13 La gloria del Líbano vendrá á tí,
hayas, pinos, y bojes juntamente, para
honrar el lugar de mi santuario, y hon-
raré el lugar de mis pies.
14 Y vendrán á tí humillados los hijos
de los que te afligieron, y alas pisadas de
tus pies se encorvarán todos los que te
escarnecían ; y llamarte han : Ciudad de
Jehova, Sion del Santo, de Israel.
15 En lagar de que has sido desechada
y aborrecida, y que no habia quien, pasase
por ti, ponerte he en gloria perpetua, en
gozo do generación y generación.
16 Y mamarás la leche do las naciones,
el pecho de los reyes mamarás ; y conoce-
rás que yo soy Jehova el Salvador tuyo,
.y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob.
17 Por el metal traeré oro, y por el
hierro plata, y por la madera metal, y
por las piedras hierro ; y pondré paz por
tu tributo, y justicia por tus exactores.
16 Nunca mas se oirá en tu tierra vio-
. lencia, destrucción y quebrantamiento
en tus términos: mas á tus muros lla-
marás salud ; y á tus puertas alabanza.
10 £1 sol nunca mas te servirá de lux
para el dia, ni el resplandor de la luna te
alumbrará : mas serte ha Jehova por lux
perpetua, y por tu gloria, el Dios tuyo.
20 No se pondrá jamás tu sol, ni tn lu-
na menguará; porque te será Jebovsv
por perpetua luz, y los dios de tu luto
serán acabados.
21 Y tu pueblo, todos ellos, serán jos-
tos; para siempre heredarán la tierra:
éerún renuevos de mi plantación, obra de
mis manos, para glorificarme.
22 £1 pequeño será por mil, el menor,
por nación fuerte. Yo Jehova á su tiem-
po haré que esto sea presto.
CAPITULO LXI.
Introduce el profeta al Metía» que despliega y A<x*
muestra de m persona, y ministerio, p de las riatm
sos que trae del cielo para los que con fé Je rteüdt'
ren. JT. La restauración y propagación de la igle-
sia, y tas condiciones de los que d ella pertenecerán
con verdad, por tas cuales, como por toare** tegtí*-
mas,serdu conocidos en ei nsmdo.
EL Espíritu del Señor Jehova es sobre
mí ; porque me ungió Jehova : en-
vióme á predicar á los abatidos : á atar
las llagas de los quebrantados de corason,
á publicar libertad á los cautivos, y á los
presos abertura de la cárcel:
2 A publicar año de la buena voluntad
do Jehova, y dia de venganza del Dios
nuestro ; á consolar á todos los enluta-
dos:
3 A ordenar á Sion á los enlutados, pa-
ra darles gloria en lugar de la ceniza,
óleo de gozo en lugar del luto, manto de
alegría en lugar del espíritu angustia-
do; y serán llamados árboles de justi-
cia, plantación de Jehova, para glorifi-
carme.
4 \ Y edificarán los desiertos antiguos,
y levantarán los asolamientos primeros;
y restaurarán las ciudades asoladas, los
asolamientos de muchas generaciones.
5 Y estarán eztrangeros, y apacentarán
vuestras ovejas; y los extraños serán
vuestros labradores, y vuestros viñeros.
6 Y vosotros seréis llamados sacerdotes
de Jehova ; ministros del Dios nuestro
seréis dichos : comeréis la fuerza de las
naciones, y con su gloria seréis sublimes.
7 En lugar de vuestra vergüenza doble;
y de vuestra deshonra, os alabarán en sns
heredades : por lo cual en sus tierras po-
seerán doblado, y habrán gozo perpetuo. •
8 Porque yo Jehova soy amador del de-
recho, aborrecedor ¿el latrocinio para
ISAÍAS.
holocausto: que continuaré en verdad
su obra, y fiare' con ellos concierto per-
petuo.
9 Y la simiente de ellos será conocida
entre las naciones, y sus renuevos en
medio de loe pueblos i todos los que los
vieren, los conocerán, que son simiente
bendita de Jehova,
10 Gozando me gozaré en Jehova, mi
atinar se alegrará en mi Dios ; porque me
vistió de vestidos de salud, me cercó de
manto de# justicia: como á novio me
atavió, y cómo á novia compuesta de sos
joyas.
11 Porque como la tierra produce su
renuevo, y como el huerto hace brotar
su simiente ; asi el Señor Jehova hará
brotar justicia y alabanza, delante de to-
das las naciones.
CAPITULO LXH.
La restauración de la iglesia de*pw$ de la cautividad
de Babilonia por ¡a predicación del evangelio. El
perpetuo amor con que Dios la amará en Grieto.
POR cansa de Sion no callaré, y por
causa de Jerusalem no reposaré,
hasta que salga como resplandor sn jus-
ticia, y su salud se encienda como una
hacha.
2 T verán las naciones tu justicia, y to-
dos los reyes tu gloria ; y serte ha pues-
to un nombre nnevo que la boca de Je-
hova nombrará.
8 Y serás corona de gloria en la mano
de Jehova, y diadema de reino en la ma-
no del Dios tuyo.
4 Nanea .mas te ñamarán desamparada,
ni tu tierra se dirá mas asolamiento:
mas serás llamada Chephzi-bah, Mi vo-
luntad en ella ; y tu tierra Beulab, Catada;
porque el querer de Jehova será en ti, y
tu tierra será casada.
5 Porque coma el mancebo se casa con
la virgen, se casarán contigo tas hfyos ;
y como el gozo del esposo con la esposa,
art se gozará contigo el Dios tuya
6 8obre tus muros, ó! Jerusalem, he
puesto guardas; todo el día y toda la
noche continuamente no callarán; Los
que os acordáis de Jehova, no ceséis.
7 Ni á él le deis vagar hasta que confir-
me, y hasta que ponga á Jerusalem en
alabanza en la tierra.
8 Juró Jehova por su mano derecha, y
por el brazo de su fortaleza: Que jamás
daré tu trigo por comida á tus enemigos,
ni beberán los extraños el vino que tu
trabajaste. *
0 Mas loe que lo allegaron, lo comerán,
y alabarán á Jehova; y los que lo cogie-
ron lo beberán en los patios de mi san-
tuario.
10 Pasad, pasad por las puertas : barred
el camino al pueblo : allanad; allanad la
calzada, quitad las piedras, alzad pendón
á los pueblos.
11 He aquí que Jehova hizo oir hasta
lo ultimo de la tierra : Decid á la hija de
Sion : He aquí, viene tu Salvador : he
aquí que su salario trae, y su obra de-
lante de él.
12 Y llamarle» han: Pueblo santo, re-
dimidos de Jehova ; y á tí te *JVim*r£n :
Ciudad buscada, no desamparada.
CAPITULO LXHI.
Introduce el profeta d Cristo en un elegante dfcflbpo,
en el cual preguntado da cuenta 4* su ininieitiiQ y
victorias. II. Hace gracias d Dios por las perpe-
tuas misericordias hechas d su pueblo. III. Pídele
con ardiente oración que se despierte d la restaura-
ción de su pueblo casi asolado per sm pecados,
oi^vULÉN es este que viene de Edom :
v V^ de Bosra, con vestidos bermejos f
¿ £ste, hermoso en su vestido, que va con
la grandeza de su poder? Yo,, el que ha-
blo en justicia, grande para salvar.
2 ¿Por qué es bermejo tu vestido? ¿y
tus ropas como de el que ha pisado en
lagm*?>
3 Solo pisé el lagar, y de los pueblos
nadie fué conmigo. Píselos con mi ira,
y los hollé con mi furor; y su sangre
salpicó mas vestidos, y ensucié todas nüs
ropas.
4 Porque el dia de la venganza está en
mi corazón ; y el alio de mis redimidos
es venido.
5 Miré pues, y no había quien ayudase ;
y abominé, que no hubiese quien me sus-
tentase : y salvóme mi brazo, y me sus-
tentó mi ira.
6 Y bollé los pueblos con mi ira, y los
embriagué de mi furor, y derribé á tierra
su fortaleza.
7 Tí De las misericordias de Jehova ha-
ré memoria, de las alabanzas de Jehova,
como sobre todo lo que Jehova nos ha
dado ; y de la grandeza de su beneficen-
cia á la casa de Israel, que les ha hecho
según sus misericordias, y según la mul-
titud de sus miseraciones.
8 Y dijo : Ciertamente mi pueblo son,
hijos que no mienten ; y fue sn Salvador.
0 En toda angustia de ellos él fué an-
gustiado, y el ángel de su íaz los salvó:
con su a/nor, y con su clemencia los re-
dimió, y los trujo á cuota*, y los levantó
todos loa dias del eigKXjOOQle
eso
ISAÍAS.
10 Mae ellos faetón veMdes, y hicie-
ron enojar sn Espirita 8anto: por lo
cual ae les volvió enemigo, y él mismo
peleó contra ellos.
11 Empero acordóse de los dias anti-
guos, de Moyses, y de sn pueblo : ¿ Dónde
está el que loe hizo subir de la- mar con
el pastor de sn rebano t ¿ Dónde está el
que puso en medio de él su Espirita
Santo t
12 ¿El que los guió por la diestra de
Moyses con el brazo de su gloria? ¿El
que rom'pjó las aguan, haciéndose á sí
nombre perpetuo f
18 El tiue los biso Ir por los abismos
como un caballo por el desierto, nunca
tropesnron.
14 El Espirita de Jehovu los pastoreó,
como á una bestia que desciende al valle :
asi pastoreaste tu pueblo, para nacerte
nombre glorioso.
lft T¡ Mira desde el cielo, desde la mo-
rada de tu santidad, y de tu gloria.
¿ Dónde está tu seto, y tu fortaleza, la
multitud de tus entrañas, y de tns mise-
raciones para conmigo f ¿ Hánse estre-
chado t *
. 16 Porque tú eres nuestro padre, que
Abraham nos ignora, y Israel no nos co-
noce: Tú, Jehova, eres nuestro padre,
nuestro Redentor perpetuo m tu nom-
bre.
17 ¿Por qué, ó! Jehova, nos has hecho
errar de tas caminos? ¿Endureciste
nuestro corazón á tu temor? Vuélvete
por tus siervos, por las tribus de tu he-
redad.
18 Por poco tiempo poseyó la tierra
prometida, el pueblo de tu santidad:
nuestros enemigos han hollado tu san-
tuario.
19 Habernos sido como aquellos de
quienes nunca te enseñoreaste, sobre
los cuales .nunca fué llamado tu nombre.
CAPITULO LXIV.
Pmégmiemdo ei profeta en su «ración, pide afectuosa-
mente d Dio* la vénula del Metió» por su sola mise-
ricordia, no por las justicias de su pueblo pecador ;
u la restitución d» su pueblo.
SI rompieses los cielos, y descen-
dieses, y á tu presencia se escur-
riesen los montes,
2 Como mego, que abrasando derrite,
fuego que hace hervir el agua, para que
hicieses notorio tu nombre á tus enemi-
gos, y las naciones temblasen £ ttt pre-
sencia I
8 Oomo descendiste, cuando hiciste ter- 1
640
¡O
ribUldadea, cueles nunca esperamos, que
los montes se oscurrieron delante de ti.
4 Ni nunca oyeron, ni orejas percibie-
ron, ni ojo vio Dios mera de ti, que hi-
ciese o/re tanto por. el que en él espera.
5 Saliste al encuento al que con alegría
obró justicia : en tus caminos se acorda-
ban de ti : he aqui, tú te enojaste porque
pecamos : ellos serán eternos, y nowtrm
seremos salvos. *
6 Que todos nosotros éramos como su-
ciedad, y todas nuestras justicias como
trapo de inmundicia; y caimas como la
hoja dd árbol, todos nosotros, y nuestras'
maldades nos llevaron como vienta
7 T nadie hay que invoque tu nombre,
ni qne se despierte para tenerte: por lo
cual escondiste de nosotros tu rostro, y
nos dejaste marchitar en poder de nuce-
tras maldades.
8 Ahora pues, Jebova, tú eres nuestro
padre: nosotros lodo, y tú el que nos
obraste; asi que obra de tus monos so-
mos todos nosotros.
9 No te aires, ó l Jehovu, sobre manera,
ni tengas perpetua memoria de la iniqui-
dad: he aquí, mira ahora, pueblo tuyo
tomos todos nosotros.
10 Tus santas ciudades son ¿esterina :
Bton desierto es, y Jerusalem soledad.
11 La casa de nuestro santuario y de
nuestra gloria, en la cual te alabaron
nuestros padres, fuá quemada de fuego,
y todas nuestras cosas preciosas fueron
destruidas.
13 ¿Detenerte has, ó ! Jehova, sobre es-
tas cosas? ¿Callarás, y afligirnos has
sobre manera? *
CAPITULO LTV.
Mueetra el profeta en persona de Dios la rebeban de
su pueblo: que buscándole u üomémdoie He frto
fe conocieron, e% Uemoéo de JMos énpt
no le quise oir, idólatras, u hipócritas, por lo cued
los amenosa con asolación horrenda. JI. Con todo
eso le promete residuos para que de efhese ememtemét
W eea propagada la iglesia del Kuoro Tumtamu míe.
11 L A la cual promete singular p eterna prosperidad.
FU I buscado de los que no pregunta-
ban por mi, y fui hallado de los que
no me buscaban. Dije á nación que no
invocaba mi nombre : Heme aquí, heme
aquí
2 Extendí mis manos todo el día á pue-
blo rebelde, que camina por camino no
bueno, en pos de sus pensamientos :
3 Pueblo que eu mi cara me provoca
siempre á ira, sacrificando en huertos* y
haciendo perfume 6obre ladrillos :
* Que se quedan á dormir en los sepul-
Digitized by VjOOQlC
ISAÍAS.
croe, y en los desiertos tienen la noche :
que comen carne de puerco, y en eos
ollas hay caldo de cosas inmundas :
5 Qne dicen : Estáte en tu lagar, no te
llegaos á mi, que soy mas santo qne tú.
Estos ton bnmo en mi furor, fuego que
arde todo el dia.
6 He aquí, que escrito está delante de
tai : No callaré, antes daré ; y pagaré en
su seno,
7 Vuestras iniquidades, y las iniquida-
des de vuestros padres juntamente, dice
Jehova, que hicieron perfume sobre los
montes, y sobre los collados me afrenta-
ron : por tanto yo les mediré su obra an-
tigua en su seno.
8 T Jehora dijo asi : Gomo ti alguno
bailase mosto en un racimo, y dijese:
No lo eches á mal, que bendición hay en
él ; así haré yo por mis siervos, que no
lo echaré á perder todo.
9 Mas sacaré simiente de Jacob, y de
Juda heredero de mis montes, y mis es-
cogidos la poseerán por heredad, y mis
siervos habitarán allí.
10 Y será Saron para habitación de ove-
jas, y el valle de Achor para majada de
vacas á mi pueblo, que me buscó.
11 Mas vosotros que dejais á Jehova,
que olvidáis el monte de mi santidad,
que ponéis mesa á la fortuna, y cumplís
el número de la derramadora;
12 Yo también os contaré al cuchillo, y
todos vosotros os arrodillaréis al dego-
lladero; porque llamé, y no respondis-
teis ; hablé, y no oísteis ; y hicisteis lo
malo delante de mis ojos, y escogisteis
lo que á mí desagrada.
13 i Por tonto asi dijo el Señor Jeho-
va: He aquí que mis siervos comerán, y
vosotros tendréis hambre : he aquí que
mis siervos beberán, y vosotros tendréis
sed: he aquí que mis siervos se alegra-
rán, y vosotros seréis avergonzados :
14 He aquí que mis siervos jubilarán
por la alegría del corazón, y vosotros cla-
maréis por el dolor del corazón; y por el
quebrantamiento de espíritu aullaréis.
15 Y dejaréis vuestro nombre por mal-
dición á mis escogidos ; y el Señor Je-
hova te matará, y á sus siervos llamará
por otro nombre.
16 £1 que se echare bendición en la
tierra, en el Dios de verdad se bendeci-
rá; y el que jurare en la tierra, por el
Dios de verdad jurará ; porque las angus-
tias primeras serán olvidadas, y serán
cubiertas de mis ojos.
Span. .. 41
17 Porque be aquí qne yo orearé nue-
vos cielos y nueva tierra: de lo primero
no habrá memoria, ni mas vendrán al
pensamiento :
18 Mas gozaros neis, y alegraros neis
por siglo de siglo en las cosas que yo
crearé; porque he aquí que yo crio á
Jerusalem alegría, y á su pueblo gozo,
19 Y alegrarme he con Jerusalem, y
gozarme he con mi pueblo ; y nunca mas
se oirá en ella voz de lloro, ni vos de
alamor.
30 No habrá mas allí mozo de dias, ni
viejo que no cumpla sus dias; porque
el mozo morirá de den anos; y el que
de cien anos pecare, será maldita
21 Y edificarán casas, y morarán : plan-
tarán vifias, y comerán el fruto de ellas.
23 No edificarán, y otro morará: no
plantarán, y otro comerá; porque según
los dias de los árboles serán los dias de
mi pueblo, y mis escogidos perpetuarán
los obras de sus manos.
23 No trabajarán en vano, ni parirán
con miedo ; porque tut parto* serán si-
miente de los benditos de Jehova, y sus
descendencias estarán con ellos.
34 Y será que antes que clamen, yo
oiré : aun hablando ellos, yo oiré.
35 El lobo y el cordero serán apacenta-
dos juntos, y el león comerá paja como
el buey, y á la serpiente el polvo terá su
comida: no afligirán, ni harán mal en
todo mi santo monte, dijo Jehova.
CAPITULO L*VL
Licencia Dios por su profeta todo* los sacrificio» y todo
el culto de late* y protesta que los tendrá por abo»
mutación por los pecados de su pueblo, en lugar
ée qne en otro tiempole Jkeron olor dé reposo, JL
Profetiza » admira el nacimiento de la iglesia del
Huevo Testamento tras la ruina total del pueblo Ju-
daico, d la cual promete singular consuelo, pan sin
fin, gloria incomparable, venganwa horrwAe de todos
los que la aJHgieron,W de todos los idóTatrasífc UL,
Promete de congregar su pueblo por la predicación
de su evangelio de todo el mundo para que le celebre
JEHOVA dfyo así : El délo et mi tro-
no, y la tierra estrado de mis pies:
¿Dónde quedará está casa que me habéis
edificado; y dónde quedará este lugar
de mi reposo?
2 Mi mano hizo todas estas cosas, y por
etta todos estas cosas fueron, dtfo Jeho-
va : á aquel pues miraré que et pobre y
abatido de espíritu, y que tiembla á mi
palabra.
8 El que sacrifica buey, como ti matase
un hombre: el que sacrifica oveja, como
ti degollase un perro : el que ofrece pre-
tel
ISAÍAS.
sentémosme ai ofrecíase Btqgie 4e puer-
co : el que ofrece perfume, como ti ben-
dijese la iniquidad. Y pues escogieron
bus caminos, y su alma amó sus abomi-
naciones :
4 También yo escógese sns escarnios, y
traeré sobre ellos lo que temieron; por-
que llamé, y nadie respondió ; bable» y
no oyeron ; y hicieron lo malo dejante de
mis ojos, y escogieron lo que á mi desa-
grada.
5 Oid palabra de Jehova los que tei%
blaia & bu palabra : Vuestros hermanos,
los que os aborrecen, y os niegan por
cansa de mi nombre, dijeron; Glorifi-
qúese JehoVa. Has él se mostrará con
vuestra alegría, y ellos serán confusos.
0 Voa de alboroto te oye de la ciudad,
voz del templo, voz de Jehova que da el
pago á sus enemigos.
7 1f Antes que estuviese de porto, pa-
rió : antes que le viniesen dolores, parió
htfo.
8 4 Quién oyó cosa semejante ? i Quién
vio eosa semejante? ¿La tierra parirse
ha en un día? ¿ Nacerá toda una nación
de una vez? Que Sion estuvo de parto,
y parió juntamente sus tajos,
9 ¿Yo que hago parir, no pariré? d\jo
Jehova. ¿Yo que hago engendrar, seré
detenido ? dice el Dios tuyo»
10 Alegraos con Jerusalem, y gózaos
con ella, iodos les que la amáis : gózaos
con ella de gozo, todos los que os enlu-
tasteis por ella :
11 Para que maméis y 00 hartéis de las
tetas de sus consolaciones : para qne or-
deñéis, y os deleitéis con el resplandor
de su gloria.
12 Porque asi dice Jehova : He aquí
que yo extiendo sobre ella paz, como
n* rio j y la gloria de las naciones, como
ten arroyo que sale de madre; y mama-
réis, y sobre el lado seréis traídos, y so-
bre las rodillas seréis regalados.
18 Come el varón á quien consuela su
madre, sai os consolaré yo á vosotros» y
sobre Jerusalem tomaréis consuelo.
14 T veréis, y alegrarse ha vuestro co-
642
razón, y vuestros huesos,- cono lajerbe
reverdecerán; y la mano de Jehova para
con sus siervos será conocida, y contra
sus enemigos se airará.
15 Porque he aquí que Jehova vendrá
con fuego, y sus carros, como torbellino,
para tornar su ira en furor; y su repren-
sión en llama de fuego.
16 Porque Jehova juzgará con fuego y
con su espada á toda carne ; y los muer-
tos de Jehova serán multiplicados.
17 Los que se santifican, y los qué se
purifican en los huertos, unos tras otros :
los que comen carne de puerco, y abomi-
nación, y ratón, juntamente serán tala-
dos, dice Jehova.
18 Porque yo entiendo sus obras y sus
pensamientos: tiempo vendrá para jun-
tar todas las naciones y las lenguas ; y
vendrán, y verán mi gloria,
19 Y pondré entre ellos sefia ; y enviaré
de los escapados de ellos á las naciones,
á Tharsis, á Pul, y Lud, que tiran arco,
á Thubal, y á Javan, á las islas aparta-
das, que no oyeron de mi, ni vieron mi
gloria, y publicarán mi gloria entre las
naciones.
20 Y traerán á todos vuestros herma-
nos de entre todas las naciones por pre-
sente á Jehova, en caballos, en carros,
en literas, y en mulos, y en camellos, a
mi santo monte de Jerusalem, dice Je-
hova, de la manera que los hijos de Is-
rael suelen traer el presente en vaso*
limpios á la casa de Jehova.
21 Y tomaré también de ellos para sa-
cerdotes y Levitas, dice Jehova.
22 Porque como los cielos nuevos, y lá
tierra nueva que yo hago, permanecen
delante de mí, dice Jehova, así permane-
cerá vuestra simiente y vuestro nombre.
23 Y será que de mes en mes, y de sá-
bado en sábado vendrá toda carne & ado-
rar delante de mí, d{jo Jehova.
24 Y saldrán, y verán los cuerpos dé
los muertos de los varones que se rece-
laron contra mi; porque su gusano ntm*
ca morirá, ni su íuego se apagará ; y se-
rán abominables á toda carne.
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EL LIBRO DE LAS
profecías de jeremías.
;r
CAPITULO L
M turnai* em eme Aremdnt pre^Hed.
emmÉdodeméleemmpeemeñe^lme
ku, p dome* con <fm Dio» le imttrmpe para el m¡mi*~
teria, prometiéndole tabre lodo m atieteneia, It. La
mmneheada m memxiwx et, tmemeietr «ti puebm m
utalmekmto por le* Mbylméoe d oemea de m idahm-
Me*.
LAS palabras de Jeremía», htyo ée
Helcias, de loe sacerdote» que eefav
vieren en Anathoth, en tierra 4e Ben-
jamín.
2 La palabra de Jehova que fué á él em
los dias de Josias, h\)o de Amon, rey de
Jada, á los trece años de bu reino.
8 A^nfrff"» fué en xiias de Joacim, hi-
jo de Josias, rey de Jada, basta el fin del
onceno año de Sedéenlos, hijo de Josias,
rey de Jada, basta la cautividad de Jem-
salem en el mes quinto.
4 Fué pues palabra de Jehova á mi,
diciendo:
5 Antes que te formase en el vientre,
te conocí; y antes que saUeses de la ma»
tris, te santifiqué: á las naciones te di
por profeta.
6 Y y» <HJe: ¡Ha, ha» 8efior Jehova!
I He aquí, na sé hablar, porque soy moso !
7 T dijome Jehova: No digas: Soy
meso ; porque á todo lo que te enviaré
irás, y todo lo que te mandaré, dirás.
8 No temas delante de ellos; porque
contigo soy para librarte, dijo Jehova.
9 Y extendió Jehova su mano, y tocó
sobre mi- boca; y dijome Jehova: He
aquí, he puesto mis palabras en tu boca:
10 Mira que te he puesto en* este din
sobre naciones y sobre reinos pura arran-
car, y para destruir, y para echar á per-
der, y para derribar, y para educar, y
pera plantar.
11 T Y la. palabra de Jehova fué á mi,
diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías f Y
dije: Yo veo una vara presurosa,
12 Y dijome Jehova : Bien has visto ;
porque yo apresuro mi palabra para ha-
cerla,
18 Y fué ámi palabra de Jehova segun-
da vez, diciendo : ¿Qué ves tu r Y átye :
Yo veo una olla que hierve t Y su bus
ejfcf de la parte del aquilón.
14 Y dtyome Jehova t Del aquilón se
soltará el mal sobre todos los moradores
de la tierra,
15 Porque he aqui que yo convoco to-
das las familias de los reinos del aqui-
lea, «yo Jehova, y vendrán; y pondrá
cada uno su asiento á la entrada de laé
puertas de Jerusalem, y junto á todos sus
muros en derredor, y junto á todas las
ciudades de Judo.
16 Y hablaré con ellos mis juicios á
cansa de toda su malicia, que me deja-
ron, y incensaron á dioses extraño*, y á
hechuras de sus manos se encorvaron.
17 1 Y tú ceñirás tus lomos, y levan-
tarte has, y hablarles has todo lo que yo
te mandaré : no temas delante de ellos,
porque no te haga quebrantar delante
de ellos.
18 Porque he aquí-que yo te he puesto
en este día como ciudad fortalecida, y
como columna de hierro, y como muro
de setal, sobre toda la tierra, á loe reyes
de Juda, á sus principes., á sus sacerdo-
tes, y al pueblo de la tierra.
19 Y pelearán contra ti, mas no te ven-
cerán; porque yo my contigo, dice Je-
hova, para librarte.
CAPITULO n.
Aema el profeta en pemmm de Btú» 4 m pmúto 49
haber degenerado de tu primera péedetd, d la Ido-
latría : delá» muerte* de loe profeta» por kabérmta
reprendido, dmendeam wm lem cemtMdadee de
MappU y de Bmbmhmla ■
Y FUÉ á mi palabra de Jehova, di-
ciendo:
2 Vé, y chuna en los oídos de Jeruse-
lem, diciendo j Jehova dice asi: Heme
asordado de tí, de la misericordia de tu
mocedad, del amor de tu desposorio,
ouando andabas tras mi en el desierto,
en tierra no sembrada.
8 Santidad tro mUmeds Israel á Jehova,
primicias de sus nuevos frutos : todos los
que le comen, pecarán : mal vendrá so-
bre ellos, dice Jehova.
4 OM palabra de Jehova, casa de Jacob,
y «odas las frmttias de la casa de Israel.
5 Jehova dtyo usi t ¿ Qué maldad halla-
ron es mi tu sitaos padres, que se aleja-
JEREMÍAS.
ron de mi, y se fueron tras la vanidad, y
tornáronse vanos ?
6 Y no dieron: ¿ Dónde erfrf Jebovi: el
que nos hizo subir de tierra de Egypto :
el qne nos hiso andar por el desierto ;
por una tierra desierta y despoblada,
por vna tierra seca y de sombra de
muerte, por una tierra por la cual no
pasó varón, ni hombre habitó allí ?
7 Y os metí en tierra del Carmelo, pa-
ra que comieseis su fruto y su bien ; y
entrasteis, y contaminasteis mi tierra, y
mi heredad hicisteis abominable.
8 Los sacerdotes no dtyeron: ¿Dónde
ettd Jehova? Y los que tenían la ley no
me conocieron, y los pastores se rebela-
ron contra mi, y los profetas profetiza-
ron en Banal, y caminaron tras lo que
no aprovecha.
9 Por tanto entraré aun en juicio con
vosotros, djjo Jehova, y con los hijos de
vuestros lujos pleitearé.
10 Porque pasad á las islas de Cethkn,
y mirad, y enviad á Codar, y considerad
con diligencia ; y mirad si se ha hecho cosa
semejante á esta.
11 ¿Si alguna nación ha mudado dio-
ses? aunque ellos no ton dioses; y mi
pueblo ha trocado su gloria por lo que
no aprovecha.
12 Asolaos, cielos, sobre esto, y albo-
rotaos^ Asolaos en gran manera, dijo
Jehova.
13 Porque dos males ha hecho mi pue-
blo: dejáronme á mí, mente de agua
viva, por cavar para si cisternas, cister-
nas rotas, qne no detienen aguas.
14 ¿Es Israel siervo? ¿«esclavo? ¿por
qué ha sido dado en presa?
15 Los cachorros de los leones brama-
ron sobre él, dieron su voz; y pusieron
su tierra en soledad, desiertas bus ciu-
dades sin morador.
16 Aun los hijos de Noph y de Tbaph-
nes te quebrantarán la mollera.
17 ¿NO te hará esto tu dejar á Jehova
tu Dios, cuando te hada andar por ca-
mino?
18 Ahora pues, ¿qué tienes tú en el ca-
mino de Egypto, para que bebas agua
del Nilo ? ¿ y qué tienes tú en el camino
de Assyria, para que bebas agua del rio ?
19 Tu maldad te castigará, y tu aparta-
miento te acusará. Sabe pues, y vé cuan
malo y amargó e$ tu dejar á Jehova tu
Dios, y faltar «ni temor en ti, dijo el Se-
ñor Jehova de los ejércitos.
20 Porque desde muy atrás he quebra-
da
do tu yugo, rompido tus ataduras ; y di-
jiste : No servir¿ Con todo eso, sobre
todo collado alto, y debajo do todo árbol
sombrío tú corrías, ó I ramera.
21 Yo pues te planté de buen vidueño,
toda ella simiente de verdad, ¿cómo
pues te me has tornado sarmientos de
vid extraña?
22 Aunque te laves con salitre, y amon-
tones jabón sobre tí, tu pecado está se-
llado delante de mi, dfyo el Señor Je-
hova.
28 ¿ Cómo dices : No soy inmunda, nun-
ca anduve tros los Banales? Mira tu
camino en el valle: conoce lo que has
hecho, dromedarla ligera que frecuenta
sus carreras :
24 Asna montes acostumbrada al desier-
to, que respira como quiere : ¿ de su oca-
sión quién la detendrá? todos los qne la
buscaren no se cansarán: hallarla han en
su mes.
25 Defiende tus pies de andar descal-
zos, y tu garganta de la sed ; y dijiste :
Háse perdido la esperanza: en ninguna
manera; porque he amado extraños, y
tros ellos tengo de ir.
26 Como se avergüenza el ladrón cuan-
do es tomado, así se avergonzaron la
casa de Israel; ellos, sus reyes, sus prin-
cipes, sus sacerdotes, y sus profetas,
27 Diciendo al lefio : Mi padre ere» tú;
y á la piedra: Tú me has engendrado.
Que me volvieron la cerviz ; y no el ros-
tro; y en el tiétnpo de su trabajo, dicen:
Levántate; y líbranos.
28 ¿ Y dónde están tus dioses, que hi-
ciste para ti ? Levántense, á ver si te
podrán librar en el tiempo de tu aflic-
ción ; porque al número de tus ciudades,
ó ! Judo, fueron tus dioses.
29 ¿Por qué altercáis conmigo? Todos
vosotros os rebelasteis contra mi, dfyo
Jehova.
80 Por demás he azotado vuestros hi-
jos, no han recibido castigo : espada tra-
gó vuestros profetas como león destro-
zador.
81 O! generación, ved vosotros la pala-
bra de Jehova: ¿He sido yo soledad á
Israel, ó tierra de tinieblas, que han (fr-
eno mi pueblo : Señores somos ; ni nun-
ca mas vendremos á ti ?
82 ¿Olvídase la virgen de su atavio, ó la
desposada de sus sartales ? y mi pueblo
se han olvidado de mi por dias que no
timen número.
38 ¿Para qué al
camino para
JERBMIAS.
Imitar amor? pues ton á las maldades
ensenaste tus caadnos.
84 Aun en tos laidas se hallaron las
sangres de las almas de los pobres, de
los inocentes. No los hallaste minando
sosas, mas por todas estas cosas.
85 Y dices: Porque soy inocente, cierto
su ira se apartó de mí. He aquí, yo en-
traré en Juicio contigo, porque dtyiste:
No pequé.
86 ¿Para qué discurres tanto, mudando
tus caminos? Cambien serás avergon-
zada de Egypto, como fuiste evtrgonza-
da de Assyria»
87 También de este saldrás con tus ma-
nos sobre tu cabesa; porque Jehova de-
sechó tus confianzas, ni en ellas tendrás
buen suceso.
CAPITULO ra.
Exhorta Dio» d m pueblo d que no ób$Umte$mm mu-
chas f hongo» idolatría» con que $e ha apartado de
ét renunciando tu tanto concierto, te vuelva d él. II.
Cbmo el tmnadejudam apartó de Dio» por imita-
ción de la» diez tribu» ak Dio» llama d la» diez
tribu» d arrepentimiento para provocar d Juda d
ente también, te convierta prometiendo d lo» conver-
tido» la orexia de tu Nuemo Tantamente en Criólo,
donde expresamente m predice la abrogación del
Viejo, u el modo con que et nuevo te habla de co-
municar, y mi efecto». 1U. Predice»» la conver-
$ion del pueblo Judaico.
DICEN : Si alguno dejare su muger,
y yéndose de él se juntare á otro
varón, ¿volverá á ella mas ? ¿No es eHa
tierra inmunda de inmundicia ? Tú pues
has fornicado con muchos amigos : mas
vuélvete á mi, dtyo Jehova,
2 Alza tus ojos á los altos, y vé en que
lugar no te hayas publicado: para ellos
te sentabas en los caminos, como Árabe
en el desierto ; y con tus fornicaciones,
y oon tu malicia has contaminado la
tierra.
3 Por esta causa las aguas han sido de-
tenidas, y la lluvia de la tarde faltó ; y
has tenido frente de mala muger, ni qui-
siste tener vergüenza.
4 A lo menos, ¿ desde ahora no dama-
ras á mí: Padre mió, guiador de mi ju-
ventud?
5 ¿Guardará tu mojo paca siempre?
¿guardarle ha etemalmente? He aquí
que hablaste, y hiciste maldades, y pu-
diste.
6 1 Y dilpme Jehova en días del rey
Josias : ¿Has visto lo que ha hecho la
rebelde Israel? Váse ella sobre todo
monte alto, y debajo de todo árbol som-
brío, y allí fornica.
7 T djje después que htao todo esto:
Vuélvete á mi ; y no se volvió. T vio la
rebelde su hermana Juda,
8 Que yó lo habla visto, que por todas
etUu causas en las cuales fornicó la rebel-
de Israel yo la envié, y le di la carta de
su repudio ; y no hubo temor la rebelde
Juda su hermana : mas fué también ella,
y fornicó.
8 Y aconteció que por la frefildad de
su fornicadon la tierra fué contaminada,
y adulteré con la piedra, y con el lefio.
10 Y con todo esto nunca se tornea mi
la rebelde sn hermana Juda detodo su co-
razón, mas mentirosamente, dtyo Jehova.
11 T dtyome Jehova: Justificado ha bu
alma la rebelde Israel, en comparación
de la desleal Juda.
13 Vé, y clama estas palabras hacia el
aquilón, y di : Vuélvete, ó! rebelde Is-
rael, dflo Jehova: no haré caer mi ira
sobre vosotros; porque misericordioso
soy, dijo Jehova; ni guardaré d enojo
para siempre.
18 Conoce empero tu maldad, porque
contra Jehova tu Dios te has rebelado ;
y tus caminos has derramado á los ex-
traños debajo de todo árbol sombrío, y
no oistes mi voz, dice Jehova.
14 Convertios, ó ! Mjos rebeldes, dijo
Jehova, porque yo soy vuestro Señor;
y yo os tomaré uno de una ciudad, y dos
de una familia, y meteros he en Slon.
15 Y daros he pastores según mi cora-
zón, que os apacienten de ciencia, y de
inteligencia.
16 Y acontecerá que cuando os multi-
plicareis y creciereis en la tierra, en
aquellos dias, dijo Jehova, no se dirá
mas : Arca del concierto de Jehova ; ni
vendrá en el pensamiento, ni se acorda-
rán de ella, ni visitarán, ni se hará mas.
17 En aquel tiempo llamarán á Jernsa-
lem, trono de Jehova; y todas las nacio-
nes se congregarán á ella en el nombre
de Jehova en Jerosalem ; ni mas irán
tras la dureza de su corazón malvado.
18 En aquellos tiempos Irán de la casa
de Juda á la casa do Israel; y vendrán
también de tierra del aquilón á la tierra
que hice heredar á vuestros padres.
19 Yo empero dtfe: ¿Cómo te pondré
por btfos, y te daré la tierra deseable, la
heredad de codicia de los ejércitos de las
naciones? Y dtye: Padre mió, me lla-
marás ; y de en pos de mi,*no te apartarás.
88 T Mas como la muger quiebra la ffc,
de su compañero, asi prevaricasteis con-
tra mí, ó! cs*a de Israel, djjo Jehova.
«45
JKBSMIAS.
S1
21 Voz s<)bre las altura* fué oida, Manto
de loe ruegos de los hijos de Israel ; por-
que han torcido su camino, de Jebova
su Dios se han olvidado.
23 Convertios, lujos rebeldes; sanaré
vuestras rebellones. ^ aquí, nosotros
venimos á tí; porque tú eres Jebova
nuestro Dios.
23 Ciertamente vanidad «m los colla-
dos, la multitud de los montes: cierta-
mente en Jebova nuestro Dios está la sa-
lud de Israel.
24 Confusión consumió el trabajo de
nuestros padres desde nuestra mocedad ;
sus ovejas, sus vacas, sus hijos, y sus
b\ías.
25 Echados estamos en nuestra confu-
sión, y nuestra vergüenza nos cubre;
porque pecamos á Jebova nuestro Dios,
nosotros y nuestro* padres, desde nues-
tra juventud y basta este día; y no oír
moa la voz; de Jehova nuestro Dios.
CAPITULO IV.
JBnwffkt ot jwbHo ét vtttí twwrt» orrcpaiirMMM) poto
m*m te c«te*uM 9* fe «fase; rfaarf* •* <fr-
«rfwciVmfe (eta¿ emlamiento p»r ío# tZafctaM,
Jl Jte volvieres á mi, ó i Israel, cujo
Jehova, tendrás reposo; y si quita-
res de delante de mi tus abominaciones,
no andarás de acá para alia.
2 T jurarás : Vive Jehova, con verdad,
con Juicio, y con Justicia; y bendecirse
ban en él las naciones, y en él se glo-
riarán.
3 Porque así dijo Jebova i iodo varón
de Juda y de Jerusalem: Barbechad bar-
becho para vosotros, y no sembréis so-
bre empinas.
* Circuncidaos á Jebova, y quitad los
prepucios de vuestro corazón, varones
de Jada, y moradores de Jerusalem;
porque mi ira no salga como luego, y se
encienda, y ue baya quien apague, por
la malicia de vuestras obras,
h Denunciad en Juda, y haced oir en
Jerusalem, y decid : Sonad trompeta en
la tierra, pregonad: juntad, y decid:
Juntaos, y entrémosnos en las ciudades
fuertes j
6 Alzad bandera en Sion : juntaos, no
oa detengáis; porque yo bago venir mal
(fe ¡a parU del aquilón, y quebrantamienr
to grande.
7 El león tupe de su enramada, y ©i
destruidor de naciones es partido: salió
de su asiento pare poner tu tierra en so-
ledad ; tus ciudades serán asoladas sin
morador,
64*
8 Por esto vestí oa 4a eaooa, endenh*^,
y aullad ; porque la ira de Jebova no ae
ha apartado de nosotros.
9 Y será que en aquel dia, dice Jebova»
el corazón del rey de&iüleoecá, y el co-
razón de los principes ; y los sacerdote»
estarán atónitos», y loa profeta* se mara-
villarán.
10 (Y düe; ¡Ay, ej» Jebova Dice! ver-
daderamente engañando has engañado
á este pueblo, y á Jerusalem, diciendo :
Paz tendréis ; y la espada ba venido bea-
ta el alma,)
11 En aquel tiempo se, dirá de este
pueblo, y de Jerusalem : Viento seco de
las alturas, del desierto vine á Ja luja de
mi pueblo, no para aventar, ni para Hnv
piar.
12 Viento mas vehemente que estos
me vendrá á mi; porque ahora yo ha-
blaré juicios con ellos.
13 He aquí que subirá como nube, y su
carro, como torbellino : mas ligeros son
sus caballos que las águilas, j Ay de no-
sotros ! porque dados somos á saca
14 Lava de la malicia tu corazón, 6 !
Jerusalem, para que seas salva: ¿Hasta
cuándo dejarás estar en medio de ti loa
pensamientos de tu iniquidad?
15 Porque la vez del que trae las nue-
vas desde Dan, y del que nace oir la ce*
lamtdad desde el mente de JBphralm.
16 Decid de las nociónos, be aquí, bar ■
ced oir de Jerusalem: Guardas vienen
de tierra lejana, y darán su voz sobre
las ciudades de Juda.
17 Como las guardas áe las heredades*
estuvieron sobre ella en derredor; por-
que se rebelo' contra mi, dijo Jebova.
18 Tu camino y tes obras te hicieron
esto, esta tu maldad : por lo cual amar-
gura penetrará basta tu corazón.
19 Mi» entrañas, mis entrañas, me due-
len las telas de mi corasen; mi corazón
ruge dentro de mi: no eallare, porque
voz de trompeta ñas oído, ó! alma mía,
pregón de guerra.
20 Quebrantamiento sobre quebranta-
miento es Mamada, porque toda la tierra
es destruida: en un punto son destruidas
mis tiendas, en un momento mis corti*
ñas.
24 ¿Hasta cuándo tengo dejrar bande-
ra, tange de oir voe de trompeta?
9? Porque mi pueblo insensato, á mi
no conocieron lo» hijos ignorantes, y ios
no entendidos : sabios para mal £
y pera bten tecex ae sifejscon*
JETHEMIAS.
16 VI 1» tierra, y he nqni q*e estaba
asolad* y yacía; y loa cielos, y no hdbia
eneUoft lúe.
M Miro" loa montes, y he aqui que tem-
Maban, y todos loa collados fueron des-
truido*.
25 Miré, y no parecía hombre, y todas
toa aves del dalo se hablan Ido.
20 Miré, y he aquí él Carmelo desierto,
y todas sus otadles eran asoladas á la
prestancia de Jetarte, á la presencia de la
Irada s* furor.
8? ¿erque ¿ahora dQo asi; Toda la
tierra se asolará; empero no hajn*oonsu-
96 Por esto la tierra aera asolada, y los
dalos arriba so oscurecerán ; porque ha-
bla, pensé, y no me arrepentí, ni me tor-
naré de ello.
*> Del eBtnmndo* do la gente de 4 ca-
baBo y de los flecheros hayo- toda ciudad?
entráronse en las espesaras de los boa-
quesj y. subiéronse en pésaseos t toda
clndad íué desamparada, y no qnedó en
eRas mtftttide* aleono.
80 ¿T tú, destruida, qué harás f Queta
rtstes de grana, íjue te adornas con atá-
vica da oro, qne alcoholas con alcohol
toa otos, por densas te engalanas t loa
amadores te menospreciaron, ^n alosa
buscarán.
81 Pbrqae-'to* oí como do mtager qne
está de parto, angustia como de la qoa
para primogénito i toa de la aijada Ston
que lamenta, extiende sna meaos : |Ay
abara de mi í qno mi alma desmaya á
«ansa de los matadoras.
CAPITULO V.
mMi y mp*rii*ulnrtit tiaguJariMi** por la ídolo-
tría, amenaza elprq/eta con ¡a venida de los C%aU
déos.
DISCURRID por las placas da Jera*
salera, y mirad ahora, y sabed, y
bttacañ en ana plazas si haHareia varón,
si haya alguno qne haga Juicio, que bus»
qne tardad) y #t> lo perdonare*.
2 T si dtyeren: Viva Jehov*: por tanto
jetaran mentira.
8 O! Jebova, ¿notafom tea ojos á la
Tetdad* Anotástelos, y no les dofió:
consumfstelos, no quisieron rocsMr cas-
tigo : endurecieron sus rostros mas qne
la piedra, no quisieron tomarse.
4 To empero dtyes Par cierto ellos so*
pobres: enloquecido han; paea no oo-
-tfoeen el camino do Jenota, el juicio de
■an Dios.
« Irma be á loa granaos, .y Aabiarlee
he, porque ellos conocen el eaaürio de
Jehoyo, el juicio de su Dloa. Cierta»
menta ellos tamMen quebrantaron el
yugo, rompieron las coyundas.
6 Por tanto león del monte los herirá,
lobo del desierto los destraba, tigre ase-
chará sobre ana dudadas i cualquier»
que de ellas esliere, aera arrebatado;
porque sus rebeliones se han multiplica-
do, multftpilcáileeo han sus dealaalsades;
TgOomo por esto te paedonaréf tas
hUoa me dejaron, y Juraron por á> eterno
m Dios. Hartóme, y adulteraras, y en
casa da ramera se juntaron en oomps»
nías.
8 Caballos bien hartos ruaron* la «nv-
flanai cada cual rettnchaéa á la mugar
de su prójimo.
• ¿No habla da haoar rlriftaeJesj sobra
esto? djjo Jebora, ¿Da ama naaAonjoo»
mo esta, no aa habla do Tenga* mínima*
10 Escalad sus muros, f chafen**: anee
no hagáis aonaumaoion. Quitadlas al-
menas da ana muros; porquajtojosids
Jehora. i - •
11 Porque rebelándose rebelsnw'cdttr
trainilacasa delarael y breas* do Aída»
dionJchova»
12 Negaron á Jehora, y dfyeroitt -Él aoj
y no vendrá sobre nosotros :mal; ni ve-
remoa espada, ni hambre;
18 Mas loa profetas será* como viento,
y palabra no ama en eUsan asi -la* seta
hecho.
U Por tantea asi dgo Jefcora Dloa da
loa ejércitos: Forana hobtesteto asta toa»
labra, he aqaí, yo pongo anta boa» sal*
palabras por fango, y áeate ponido por
lefios y oonansairloa ha.
15 He aquí, yo traigo sobra vosotros
naden do lejos, 61 esaenée laaaol, dice
Jehora, nación robusta, nación inisgaa»
nadonr cuya lengua ignorarás* yno en-
tenderás lo qno hablara.
10 Bn aljaba como nepuicro ssasrUyt»
dos valientes.
17 Y comen! tu míe* ' y topen: come-
rá tea htyos y tus hijas: comerá tus ore-
jas ytesvacaa: comerá tua Tilas y tua
higueras; y tus dudados Cuentea an*qae
tú conflaa, tornará .en nada á anchtlln. •
1* También en. aquellos date, dsjfiulo»
hcara, no oa acabaré del toda» , *
19 Y será que cuando dtférefcu fPor
e«é hlao Jonora el Moérmaatm aon no-
sotros todas estas eosaat «ntonoaa do-
eirfeshest Be la maneta qne sao dejas-
Jefe á mi, y aonrleteie á dioses aaamoe en
JEREMÍAS.
vuestra Hería, asi serviréis á extrafios en
tierra agena.
20 Demandad esto en la casa de Jacob,
y haced que esto se oiga en Juda, di-
ciendo:
21 Oid ahora esto, pueblo insensato,
7 sin cornaca ; que tienen ojos y no
ren; qoe tienen oídos y no oyen.
22 f Ai sai no temeréis, dice Jehova?
¿ iesurtc de mt presencia no oaamedren»
taréis f que puse arena por término á la
mar por ordenación eterna, la «nal do
quebrantará: Levántame han tempesta*
des, mas no prevalecerán: bmmaninans
ondas, mas no lo pasarán.
2t impere este pueblo tiene corazón
miso, y rebelde : tornáronse, y so fueron.
24 Y no dieron en su coraaon : Tema-
mea airare á Jehora Dios nuestro, qne
dallarla temprana y tardía on sn tiem-
po: loa tiempos establecidos de la sega»
da noa guardará.
95 Vuestras iniquidades han estorbado
estas cosas; -y mestros pecados Impi-
dieron do vosotros el bien :
26 Bosque fueron hallados en mi pue-
blo impíos: asechaban como quien pone
lasos: asentaron la perdición para tomar
27 Como jaula llena de pajarea, asi «t-
tán, sus casas llenas de engaño: asi se
hicieron grandes y ricos,
28 Bngordáranae, y hicieron tes res-
plandeciente ; y aun sobrepujaron hecho
de malo : «o juzgaron la cansa, la cansa
del huér&no ; y hidéronse prósperos, y
la causa de loa pobres no juagaron.
22 ¿Sobre esto- no tengo de Tiritar?
dice Jehora; ¿ y de tal nación no se ven-
gará mi alma?
80 Cosa espantosa y fea es hecha en la
21 Loa profetas profetizaron mentira, y
los sacerdotes tomaban por aus manos ;
y mi pueblo lo quiso asi ¿ Qué pues
haréis á su fin?
CAPITULO VI.
Jt» «i Mihwo mrymmmUo del caplimb ji itmfwa.
HUID, hfloa de Ben-jamin, de en me-
dio de Jernaalem, y tocad bocina
en Thaons, y alead homo sobre Betbrha-
ohareos; porque oV 2a parte del aquilón
ae ha visto mal, y quebrantamiento
grande.
2 A ama sata/ar hermosa y delicada com-
paró ala uja de filón.
8 A ella vendrán pastores y sus reha-
üoa: junto á ella en derredor pondrán
Bas-
cada uno apacentará á mt
parte.
4 Denunciad guerra contra ella : levan-
taos, y subamoe hada el mediodía: jay
de nosotros l que va cayendo ya el dia,
que las sombras de la tarde se han ex-
tendida
5 Levantaos, y subamos de noche, y
destruyamos eos palacios.
4 Porque asi djtyo Jehoue de loa ejéroV
tea: Cortad áuboies, y extended baluarte
junto á Jerusalem: esta ai la ciudad ent
teda ella ha da ser visitada: violencia
Acy en medio de ella»
7 Como la fuente nunca cesa de manar
sus aguas, asi nunca cesa do manar en
malicia : injusticia, y robo se oje*enella:
continuamente en mi presencial enfer-
medad, y herida,
8 Castígate, Jerusalem, porque no se
aparte mi alma de ti, porque no te tone
desierta, tierra no habitada.
9 Jehora de los ejércitos dtyo asi : Be-
buscando rebuscarán, como á vid, el res-
to de Israel: torna tu mano. como ven*
dimlador á los cestos.
10 i A quién tengo dehaWar, y amenee-
tar para qne oigan r He aqui qne ana
orejas ton incircuncisas^ y no pueden
escuchar : he aqui qne la palabra de Je-
hova les es cosa vergonzosa: no le aman»
11 Por tanto estoy lleno de sana de Je-
nova; trabajado he por contenerme da
derramarla sobre los niños en la calis, y
sobre el concurso de los mancabas jun-
tos ; porque el marido también será pre-
so con la muger, el viejo con el Heno de
dias.
12 Y sus casas serán traspasadas á otros,
sus heredades y sus mugeres también;
porque extenderé mi mano sobre loa
moradores de la tierra, dice Jehova.
13 Porque desde el mas chico de elida
basta el mas grande de ellos, cada uno
sigue la avaricia; v desde el profeta has-
ta el sacerdote todos son engañadores,
14 Y curan el quebrantamiento de la
hfya de mi pueblo con liviandad, dicien-
do: Pan, pan; ynoAoypan.
15 ¿Hánse avergonsado de haber he-
cho abominación ? alerto no saben aver-
gonzado de vergüenza ; ni aun saben ta-
ñer vergüenza. Por tanto caerán entre
los que caerán : caerán cuando los viai-
taré, dice Jehova.
16 Asi dijo Jehova: Paraos á los cami-
nos, y mirad, y preguntad por las sendas
antiguas, cual sea al buen, camino, j en-
JERSÜIAS.
dad por él; y halewéis dimnio para
vuestra alma; Y dijeron: No andaré-
17 T desperté sobre vosotros atalayas:
escuchad á la tos de la trompeta; 7 ó*-
jerens No escacharemos.
18 Por tanto ©id, naciones ; y sonaos,
61 compañía de altos.
19 Oye, tierra: He aquí, yo traigo mal
sobra este pueblo, el fruto da sus pensa-
mientos; parque no escucharon á mis
palabras, y mi Isy aborradeton.
SO ¿ Para qué Tiene para mí este incien-
so de Saba, y la buena calle olorosa de
tierra lejana! vuestros holocaustos no
ase á. mi voluntad, ni vuestros sacrificios
me dan gusto*
21 Por tanto Jehova dice esto : He aquí,
yo pongo á este pueblo tropiezos, y cae-
rán en ellos los pedrés y los htyos Junte-
menie¡ el vecino y su cercano perece-
rán.
23 Así dJtfo Jehova : He aquí que pue-
blo viene de tierra del aquilón, y nación
grande se levantará de los cantones de la
tierra.
38 Arco y escudo arrebataren, crueles
son que no tendrán misericordia : la voz
de ellos sonará como la mar; y cabalga-
ran á caballo como varones dispuestos
parala guerra, contra tí, 6 1 htya de 8toni
24 Su sama oímos, y nuestras manos se
descoyuntaron : angustia nos tomó, do-
lor como de mugcr que pare.
25 Ne salgas al campo, ni andes por
camino; porque espada de enemigo te-
meroso está en derredor.
26 Htfa de mi pueblo, cíñete de saco,
y revuelcate en ceniza; házte lato de
A#o único, llanto de amarguras; porque
presto vendrá sobre nosotros el destruir
dor.
27 Por fortaleza te he puesto en mi
pueblo, por guarnición: conocerás pues,
y examinarás el camino de ellos.
28 Todos ellos príncipes rebeladores,
andan con engaño: acero y hierro, todos
ellos son corruptores.
29 M fuelle es quemado del fregó, gas-
tádose ha el plomo: por demás fundió
el tundidor, pues los malos no son ar-
rancados.
80 Plata desechada los llamaron; por-
que Jehova los desechó.
CAPITULO VIL
Momia Dio* alprojna que Reme «i pueblo d verda-
dero arrepentimiento y d enmienda de la vida para
evitar la calamidad cercana, dejada toda la vana
• mQknm* en al temglt »mkt KterificiQt *n/*9
ntirfwrf» de m kf,f *a mwiifiiiliii e*mta*c.
1L Predice Dio* al profeta la obstinación del pue-
blo, y mándale que no ore por él, mal que te denun-
cie como 41 lo ka domeñado, y mrmnm total per mu
idola+iat.
PALABRA que toé de Jehova á Jere*
misa, diciendo :
2 Ponte á la puerta de la casa de jeho-
va, y pregonarás allí esta palabra, y 41»
ras: Oíd palabra de Jehova, todo Juña,
les que entráis por estes puertas para
adorar á Jehova.
8 Así <U)o Jehova de los ejercites, Daos
de Israel: Mejorad vuestros caminos y
vuestras obras, y oa haré morar en este
lugar.
4 No os fiéis en palabras de mentira,
diciendo : Templo de Jehova, templo de
Jehova, templo de Jehova, á ellos,
5 Mas si mejorando mejorareis vuestros
caminos y vuestras obras, y si haciendo
hiciereis derecho entre el hombre y su
prójimo :
6 Ni al peregrino, al huérfano, y á la
viuda oprimiereis, ni en este logar der-
ramareis la sangre inocente, ni camina-
reis en pos de dioses ágenos para mal
vuestro:
7 Haróos que moréis en este lugar, en
la tierra que di á vuestros padres para
siempre.
8 He aquí, vosotros os confiáis en pala-
bras de mentira, que ne aprovechan:
9 Hurtando, matando, y adulterando, y
jurando miso, y incensando á Banal, y
andando tras dioses extraños que no co-
nocisteis.
10 Vendréis, y os pondréis delante de
mí en esta casa sobre la cual es llamado
mi nombre, y diréis: Libres somos, para
hacer todas estas abominaciones.
11 ¿Es cueva de ladrones delante de
vuestros ojos esta casa, sobre la cual es
llamado mi nombre? He aquí que tanv
6ien yo veo, dflo Jehova.
12 Andad pues ahora á mi lugar que
fué en Silo, donde hice que morase mi
nombre al principio ; y ved lo que le hi-
ce por la maldad de mi pueblo Israel.
18 Ahora pues porque hicisteis voso-
tros todas estas obras, dfyo Jehova, y
habló á vosotros, madrugando para ha-
blar, y no oísteis; y os Uamé y no res-
pondisteis :
14 Haré también á esta casa sobre la
cual es llamado mi nombre, en la cual
vosotros confiáis, y á este lugar que di á
vosotros y á vuestros padres, como hice
á^ilo.
JERFMIAa
15 Que os echaré de mi presencia como
echó á todos vuestros hermane», toda
la generación de Ephraim.
16 Tf Tú, pues, no ores por cate pueblo,
ni levantes por ellos clamor y oración,
ni me rueges ; porque no te oirá,
17 ¿No Tes lo ene estos nacen en las
ciudades de Jada, y en las calles de Je-
insalem?
19 Los n^os cogen la lefia, y lee padres
encienden el fuego, y las mugeres ama-
sa» la masa para nacer tortas á la reina
del cielo, y para nacer ofrenda* á dioses
ágenos, por provocarme á Ira.
19 ¿Provocarme han ellos á ira, dtyo
Jehova, *y no antes ellos mismos para
confusión de sus rostros T
20 Por tanto asi dijo el Sefior Jehova:
He aquí que mi furor y mi Ira se derra-
ma sobre este lagar, sobre los hombres,
sobre los anímale*, y sobro los árboles
del campo, y sobre los frutos de la tierra,
y encenderse ha, y no se apagará.
01 Asi dtfo Jehova de los ejércitos, Dios
de Israel ; Añadid vuestros holocausto*
sobre vuestros sacrificios, y comed carne t
23 Porque nunca hablé con vuestros
padres, ni nunca les mandé de holocaus-
tos ni de victimas, el día que los saque*
de la tierra de Egypto.
28 Mas esto les mandé, diciendo : Oid á
mi vos, y seré á vosotros por Dios, y vo-
sotros me seréis por pueblo : y en todo
camino que os mandare andaréis, para
que hayáis bien.
24 Y no oyeron, ni abajaron su oreja \
antes caminaron en ma consejos, en la
dure» de bu corazón malvado ; y fueron
hacia atrás, y no hacia adelante,
25 Desde él día que vuestros padres sa-
Heron de la tierra de Egypto hasta hoy ;
y os envié á todos los profetas mis sier-
vos, cada día madrugando y enviando :
28 Y no me oyeron, ni abajaron su ore-
ja: antes endurecieron su cerviz, hicie-
ron peor que sus padres.
27 Y decirles has todas estas palabras,
y no te oirán ; y llamarlos has, y no te
responderán.
28 Y decirles has : Esta es la nación qué
no escuchó la voz de Jehova su Dios, ni
tomó castigo : perdióse la té, y de la bo-
ca de ellos fué cortada.
29 Trasquila tu cabello, y arrójate, y so-
bre las alturas levanta llanto; porque
Jehova aborreció, y dejó la nación de su
fttrOr.
90 Porque los mjos de Juda hlcieroslo
malo detento da mtó o)oY, dfyo Senovnt •
pusieron sus abonünaoioiles en la casa
sobre la cual mi nombre fué llamado,
contammándola.
«1 Y educaron los sito» de Thopbeth;
que es en el vallada Ben*htenon, para que-,
mar en Alego sus htyos y sus mjas: cosa
que yo no les mandé, ni subió en mi oo»
82 Por tanto, he aquí, vendían días, di*
Jo Jehova, que no se diga mas Thopbetto,
y valle de Bea~hinnon, si no valle de h&
matanza: y serán enterrados en Tho-
pheth, por no haber lugar.
88 Y serán los cuerpos muertos de esto
pueblo para comida de las aves del délo,
y de las bestias de la tierra; y no habrá
quien fas espante.
8á Y haré cesar de las dudadas de Ja»
da, y de las calles de Jeru*atem>voc da
gozo, y vetfd» alegría, tos de esposos y
voz de esposa; porque la tierra Berá en
desierta
CAPITULO vm.
Proitffm en Xa denunciación dé loé castigo* de fitot, f
en la •numeración de loe pecados del pneSfe.
EN aquel tiempo; dtf o Jfchova, «afearán
los huesos de los reyes de Juda, y
los huesos de sus principes, y los huesos
de los sacerdotes, y los huesos de loa
profetas, y los huesos de los moradore*
de Jemsalem, fuera de sus sepulcros *
2 Y derramarlos han al sol, y á la luna}
y á todo el ejército del cielo á quien ama.
ron, y á quien sirvieron, y en pea do
quien caminaron, y á quien preguntaron,
y á quien se encorvaron. No serán oev
gldos, ni enterrados : eeidn por muladar
sobre la haz de la tierra.
8 Y escogerse ha la muerte mas bien
que las vidas, por todo el resto que qnev
daré de esta mala generación, en todoa
los lugares adonde yo 4os arrojaré, dios
que quedaren, dfyo Jehova de los ejér»
CÍtOB.
4 Decirles has pues: Asi dijo Jehova:
¿El que cae, nunca se levanta t ¿81 que
se aparta, nunca torna f
5 ¿Por qué ea rebelde este pueblo de
Jerttsalem de rebeldía perpetua f Toma*
ron el engaso, no quinterón volverse.
6 Escuché, y oi : no hablan derecho*
no hay homftre que se arrepienta de ata
mal, diciendo: ¿Qué be hecho f Cada
cual se volvió á su carrera, como caballo
que arremete con ímpetu á la batana.
7 Aun la cigüeña en el cielo conoció su
tiempo, y la tórtot^ y la grulla, y la go*
JEVft**lA&
londita* fu**dan «1 ttompn da a* *euir
da; y mi pueblo no conoció el juicio de
Jehova»
8 ¿ Cómo decía : Nosotros *mux sabios,
y la ley de Jehova tens»*af con nosotros ?
Cierto be aquí que por demás te cortó
Ja Pinna, por Aam*n.ft*r«ttlo« ejaojib*
no* ...
9 Los sabios se avergonzaron, espanta*
ronse, 7 fueron, freso*;, be aquí qne
aborrecieron la palabra de Jebov*; ¿j
qué sabiduría tienen ?
10 Por tanto daré á otros sos mugeres,
7 sus heredades á quien las posea; por-
gue desde el caieanast* el grande cada
uno sjgun la avaricia, desde el proíeU
basta e¿ sacerdote todos bacán engaño,
11 T curaron el quebrantamiento de 1»
hi> de u4 pueblo con liviandad» dicien»
do : Paz, paz ; 7 no ba7 paz.
12 ¿Hánse avergonzado de. haber he-
cho abominación? Cierto no se han
avergonzado de vezguenza, ni supieron
avergonzarse: f>oi tanto caerán entre les
que cayeren, cuando los visitaré. Cae*
rán, dice Jehova,
19 Cortando loa cortaré» dtfo Jehova:
íío hay uvas en la vid, ni bigoe en la ni*
güera, 7 la hoja se caerá; y lo que les be
dado pasar* de ellos,
14 ¿Sobre qué nos aseguramos ? Jun-
taos 7 entrémosnos en las ciudades roer-
tes, 7 allí callaremos; porque Jehova
nuestro Dios nos hizo callar, 7 nos dio
a ^eber bebida de niel, porque pecamos á
Jehova.
15 Esperar paz, 7 no bien; dia de cura,
7 be aqui turbación»
16 Desde Dan se oyó el ronquido de
sus caballos ; del sonido de los relinchos
de sus fuertes tembló, toda la tierra 1 7
vinieron, 7 comieron la tierra 7 su abun-
dancia, dudad 7 moradores de ella.
17 Porque be aqui que 70 envió sobre
vosotros serpientes basiliscos, contra los
cuales no boy encantamento,; 7 morde*
ros han, d\)o Jehova.
18 A causa de mi fuerte dolor, mi cora-
zón desfallece en mi.
19 He aqui voz del clamor, de la fetia de
mi pueblo, que viene de tierra lejana,
¿No ftié Jehova en Sion? ¿No utd en
ella su rey ? ¿ Por qué me hicieron atar
con sus imágenes de talla, con vanida-
des de dios agenp ?
20 Pasóse la segad», acabóse el verano*
7 nosotros no hemos sido salvos.
21 Quebrantado esto7 por el quepran-
taminnto de labiada mi pueblo: énte-
nebreoidQ estoy : espanto me ha arreba-
tado,
22 ¿No hay triaca cnGalaad? ¿no hay
allí médico? ¿Por qué pues no hubo
medicina para la, Ju> de mi pueblo?
CAPITULO IX
Preeiguienéa el profeta iamtntf lfnñnadfí$u^mbi>$
y mu pecado» que fueron la carnea de ella, g pintán-
dola de nuevo exhorta al pmblo d la misma temen*
tmritu ILMnBtoewmmeomecemiemUM olorie
eig*e\m*Mre de aioriarm,
\f\ SI mi cabeza se ^tornase aguas, 7
* VJ mis ojos fuentes de lagrimas, para
que llore dia 7 noche loe muertos de la
htya de mi pueblo l
2 ¡ O quién me diese en el desierto un
mesón de caminantes, para que dejase
mi pueblo, 7 me apartase de ellos. 1 por*
que todos ellos so» adúlteros, congrega-
ción de rebeladores.
3 T hicieron que su lengua, su arco, ti-
rase mentira; 7 no se fortalecieron en la
tierra por verdad ; porque de mal en mal
salieron, 7 á mi no conocieron, dijo J*>
nova.
4 Cada uno se guarde de su compañero,
ni en nUigun hermano tenga confianza;
pftrque todo hermano engaña con enga-
ño, 7 todo oompanero anda con ftleedad.
5 Y cada uno engaña 4 su compañero,
7 no hablan verdad ; enseñaron su len-
gua a hablar mentira, trabajan ó> bacer
perversamente.
6 Tu móntela « en medio de engaña-
dores; por engaño no quisieron cono-
cerme» dUo Jehova,
7 Por tanto asi d\jo Jehova de los ejér*
citos : He aqui que 70 los fundiré, y I04
ensayaré ; porque ¿ cómo haré yo por la
luja de mi pueblo ? v
8 Saeta afilada m la lengua de ellos,
habla engaño : con su boca habla paz con
su amigory de dentro de si pone sus ase-
9 ¿Sobre estas cosas no los tengo da
visitar, dijo Jehova? Pe tal nación no
se vengará mi alma ?
10 Sobre los montes levantaré lloro y
lamentación, y llanto sobre las moradas
del desierto; porque Alerón desiertos
hasta no quedar quien pase, ni oyeron
bramido de ganado; desde las aves del
délo y hasta las bestias de la tierra se
trasportaron, 7 &e fueron.
11 7 pondré a Jerusalem en montones,
en morada de oulebras; 7 pondré las
ciudades de Juda en asolamiento, que no
ojtffe morador
Q5X
JBfcBMIAS,
18 ¿ Quién m vwon sáMo, que entienda
esto? ¿ y á quién habló la boca de Jeho-
va, y recontarlo ha por qué cansa la tier-
ra ha perecido, ha sido asolada, como
desierto que no hay quien pase ?
13 T drjo Jehova: Porque dejaron mi
ley la cual di detente de ellos, y no obe-
decieron á mi voz, ni caminaron por
ella;
14 Antes se fueron tras la imaginación
de su corazón, y tras los Banales que les
ensenaron sus padres*:
15 Por tanto asi dijo Jehova de los
ejércitos, Dios de Israel : He aquí que yo
les daré á comer, á este pueblo, ajenjos,
f les daré ¿ beber aguas de hiél.
16 T esparcirlos ho entre naciones que
no conocieron ellos ni sus padres; y en-
viaré espada en pos de ellos, hasta que
yo los acabe.
17 Asi dijo Jehova de los ejércitos:
Considerad, y llamad endechaderas que
vengan ; y enviad por las sabias que ven-
«■»;
18 Y dense priesa, y levanten llanto so-
bre nosotros; y córranse nuestros ojos
en lagrimas, y nuestros párpados se des*
tilen en aguas : *
19 Porque voz de endecha rae oida de
Sion : ¡ Cómo hemos sido destruidos ! ¡ en
gran manera hemos sido avergonzados 1
¿Por qué dejamos la tierra f ¿Por qué
no* han echado de *í nuestras moradas ?
20 Oíd pues, ól mugeres, palabra de
Jehova, y vuestro oido reciba la palabra
de su boca; y enseñad endechas á vues-
tras hijas, y cada una á su amiga lamenta-
ción.
21 Porque la muerte ha subido por
nuestras ventanas, ha entrado en nues-
tros palacios para talar los niños de las
eslíes, los mancebos de las plazas.
22 Habla: Asi dijo Jehova: Los cuer-
pos de los hombres muertos caerán so-
bre la haz del campo, como estiércol, y
eomo el manojo tras el segador, que no
hay quien lo coja.
28 i Así cUjo Jehova: No se alabe el
sabio en su sabiduría, ni se alabe el va-
liente en su valentía, ni se alabe el rico
en sus riquezas:
24 Mas alábese en esto el que se hubie-
re de alabar, en entenderme y conocer-
me, que yo soy Jehova, qub hago mi-
SEBICOBDIA, JUICIO, Y JUSTICIA XN LA
tiebba; porque estas cosas quiero, dijo
Jehova,
25 He aquí que vienen dias, cUjo Jefc>
va, y visitaré sobre todo circuncidado, y
sobre todo incircunciso :
26 A Egypto, y á Juda, y á Edom, y A
los hJjoe de Ammon y de Moab, y á to-
dos los arrinconados en el postrer rincón,
que moran en el desierto ; porque todas
las naciones tienen ^prepucio, y toda la
casa de Israel tiene prepucio en el oore>
son.
CAPITÜIO X.
prqfeta la idolatría en general* eetaUeciandoen can»
trario el conocimiento del verdadero Dio» por etm
admirables obra». U. Vuelve día predicción de ka
OÍD la palabra que Jehova ha hablado
sobre vosotros, ól casa de IscaeL
2 Jehova/ enjo asi: No aprendáis d ca-
mino de las naciones; ni de las señales
del cielo tengáis temor, aunque las na-
ciones las teman.
8 Porque las leyes de los pueblos vani-
dad ton; porque leño del monte corta-
ron, obra de manos de artífice con cepillo.
4 Con plata y oro lo engalanan, con
clavos y martillos lo afirman, porque no
se salga.
5 Como una palma lo igualan, y no ha-
blan: son llevados, porque no pueden
andar: no tengáis temor de ellos; por-
que ni pueden hacer mal, ni para hacer
bien tienen poder.
6 No hay semejante á tí, ó! Jehova,
grande tu, y grande tu nombre en forta-
leza.
7 ¿Quién no te temerá, ó t rey de las
naciones ? porque á tí compete; porque
entre todos los sabios de las naciones, y
en todos sus reinos no hay semejante
átí.
8 T todos se enloquecerán, y se enton-
serán : enseñamiento de vanidades as el
mismo lefio.
9 Traerán plata extendida de Toareis, y
oro de Uphaz: obrará el artífice, y laa
manos del fundidor: vestirlos han de
cárdeno y de púrpura: obra de sabios es
todo.
10 Mas Jehova Dios es la verdad, él mis-
mo es Dios vivo, y Rey eterno: de su
ira tiembla la tierra, y las naciones no
pueden sufrir su saña.
11 Decirles neis así: Dioses que no hi-
cieron el cielo ni la tierra, perezcan de
la tierra, y do debajo de estos cielos.
12 £1 que hace la tierra con su poten-
cia, el que pone en orden el mundo con
su saber, y extiende los cielos con su pru-
dencia:
JERCM1A&
18 A #t* vos sea* multitud de aguas en
el cielo, y hace subir las nubes de lo pos*
trero de la tierra: hace los relámpagos
coa la lluvia, y hace salir al viento de
sus escondederos.
14 Todo hombre se embrutece á esta
esencia: avergüéncese de su vadadiso
todo fundidor* porque mentira es su
obra de fundición, ni hay espíritu en ellos.
15 Vanidad son, obra &gna de escar-
nios : en el tiempo de su visitación pe*
recerán.
16 No e$ como ellos la suerte de Jacob ;
porque él «t el Hacedor de todo; y Israel
m la vara de su herencia, Jehova de los
ejercites at su nombre.
17 T Recoge de las tierras tus merca-
derías, la que moras en lugar fuerte :
18 Porque asi dtyo Jehova: He aquí
que arrojaré con honda esta ves los mo*
redores de la tierra, y afligirlos he, para
que hallen.
19 ¡ Ay de mi I sobre mi qnebrantamien»
to, mi llaga et llena de dolor. To empe-
ro dtye : Ciertamente enfermedad mía at
esta, y de sufrirla he.
20 Mi tienda es destruida, y todas mis
cnerdas rotas : mis hijos fueron sacados
de mi, y perecieron: no hay ya mas
quien extienda mi tienda, ni quien le-
vante mis cortinas.
21 Porque los pastores se embrutecie-
ron, y no buscaron á Jehova: por tanto
no prosperaron, y todo su ganado se es-
parcid.
93 He aquí que vos de fama viene, al-
boroto grande de la tierra del aquilón,
para tornar en soledad todas las ciuda-
des de Jada, en morada de culebras.
2S Conozco, 6 ! Jehova, que el hombre
no es señor de su camino, ni del hom-
bre quo 'camina es ordenar sus pasos :
24 Castígame, 6! Jehova, mas con jui-
cio, no con tu furor, poique no me ani-
quiles.
85 Derrama tu enojo sobre las naciones
que no te conocen, y sobre las naciones
que no invocan tu nombre; porque se
comieron 4 Jacob, y se lo tragaron, y le
consumieron, y su morada destruyeron.
CAPITULO XI
El profeta por mandado de Dio* proteeta al pueblo
jntimdndoleeel tanto concierto y la infidelidad de ma
padree que lo quebrantaron; y lee requiere que estén
en e% donde no, que por tus idolatría» les $erd quita-
da ¡atierra. IL Manda otra vet al profeta que no
are par él, porque le ka danchado te, /£/. Vio»
deecubre al profeta la» conspiraciones de lo» tupa»
para matarle, * el eattigo de tito» pidiéndolo ati el
profeta dDiau " »'
P ALABEA que fué de Jehova** Jere-
mías, diciendo:
a Oíd las palabras de este concierto, y
hablad á todo varón de Juda, y á todo
morador de Jerusslem ;
a Y decirles has : Asi dijo Jehova Dios
de Israel : Maldito el varón que no obe-
deciere á las palabras de este concierto)
4 £1 cual mandé á vuestros padrea el
dia que los saqué de la tierra de Bgypto,
del horno de hierro, üciéndoles : Oid nri ,
voz, y hacédla, conforme á todo lo que
os mandaré; y ser me heis por pueblo,
y yo seré á vosotros por Dios:
5 Para qne confirme el juramento que
juré á vuestros padres, que les darla la
tierra que «Jorre leche y miel, como este
dia. Y respondí, y dije: Amen, ó( Je-
hova.
6 Y Jehova me dijo : Pregona todas es-
tas palabras en las ciudades de Juda, y
en las calles de Jerusslem, diciendo : Oid
las palabras de este concierto, y hacédlas»
7 Porque protestando protesté á vues-
tros padres el dia que los hiee subir de
la tierra de Egypto, hasta el dia de hoy,
madrugando y protestando, diciendo:
Oid mi vos:
8 Y no oyeron, ni abajaron su oreja,
antes se fueron cada uno tras la imagi-
nación de sacorason malvado r por tanto
traeré sobre ellos todas las palabras de
este concierto, el cual mandé que hicie-
sen, y no lo hicieron.
9 Y cujome Jehova: Conjuración so ha
hallado en los varones de Juda, y en los
moradores de Jerusslem.
10 Vuéltose han á las maldades de sus
primeroe padres, los cuales no quisieron
oir á mis palabras, antes se fueron tras
dioses ágenos para servirles : invalidaron
mi concierto la casa de Israel y la casa
de Juda, el cual yo habla concertado- con
sus padres.
11 Por lo cual Jehova dijo asi : He aquí
qne yo traigo sobre ellos mal, del cual no
podrán salir; y clamarán á mi, y no los
oiré.
13 Irán pues las ciudades de Juda y los
moradores de Jerusslem, y cismarán á
los dioses á quienes ellos queman encien-
sos, los cuales no los podrán salvar en el
tiempo de su mal.
18 Porque al número de tus ciudades
fueron tos dioses, 6 ! Juda; y al número
de tus calles, ó ! Jerusalem, pusistes los
altares de confusión, altares para ofrecer
sahumerios á BohaL t>:
668
¿EaraiAs.
14 \Tu\pucs, w> orei p*rmtetrt»euld,
ni 1 erantes por ellos clamor tti oración;
jorque ye no oiré «1 día ene cteMNn á
mí por su aflicción.
15 $ Qué tiene mi «nado cu mi casa, ha-
Melado bocho abominaciones anchas?
¥ Un ofertes ****** pasarán de cebre tí,
porque te gloriaste en tu malead.
16 ©Uva verde, hermosa, en fruto y en
perecer, Hamo Jehova te nombre t ayos
de gran palabra, hteo encender mego so-
ore ella, y quebraron sos ramas.
17 T Jehova de los ejércitos, el que te
planta, presando mal contra, ti, á causa
de la metáed de fe case de Israel 7 de la
casa de «Ma qna hleleron á si h*stt*xf
provocándome á ira, liioeusando A Banal
IB T YJenevámehlsesabcr,yoDnooi:
entonces me hiciste ver sos obras.
19 Y yo como cordero, ó buey que llevan
á decollar, qne no entendía, qne pense-
han contra mi pensamientos, «Befando:
Destruyamos el árbol eon en froto; y
cortémoslo de 14 tlerm de los tiros, y no
haya mas memoria de sn nombre.
00 Mas, o! Jehova de los ejércitos, qne
Juega* Justicia, qne sondas lee rtnones y
el coraron, vea yo tn Tengan» do ellos ;
porqne á ti he descubierto mi canea,
W Por tanto tfWovedtyeeei de loe va»
ronee de Anetneth, qne bnsenn tu asma,
diciendo: No profetloes en nombro de
Jehova, 7 no méritos á nuestras meaos.
83 Por tanto asi d^o Jehevade los ejér-
Oilen: fle equt qne 70 loe visito: los
uraiieehoe morirán ácuchttio: sus hijos
7 sns hfyas morirte de hambre;
88 f no quedará resta de ellos, porqne
yo traeré mal sobre los tirones de Ana»
fthbtht ato de sn visitación.
capitulo xn.
Él profeta, vitta tu ajticcio», ee tentado eon ttt pro*
. perieTmddmUeimpeee. 11 Dk» U eurkm del Inptnh
malo de ¡0090900, Uto cuáles dice haber dejado en
mamoH mu enemigo». JIL Quiote gue w pueblo ee
dettrutdo por $ut pastoree. Tf. A \
JUBTO eras té, él Jehova, canee* yi
dispute contigo : hablaré empero Jul*
eieeeenttge. | Por qné es prosperado el
camino de los Impíos? ttenen pan to-
dos los qne rebelan de rebelión.
8 Plantástelos, echaron ralees también :
aprovecharon, y hicieron froto: **ttmdé
cercano tú en sns bocas, mas lejos de
8 Y tú, ó! Jehova, me conoces, me vtete,
7 provéete mi eoraeon para contigo: sr-
' ranéalos como á ovejas pase «1 degolla-
dero, 7 a atando* pe» «tum de la máv
4 ¿Hasta cuándo estará la tierra dosier*
ta, y la yerba de todo el campo estará seca»
por la maldad de los qne en efte moran?
Faltaron los ganados, 7 las aves, porque
dieron : No verá nuestras postrimerías.
o T 6i corriste can los dea pié, y te «an-
sarón, ¿ cómo contenderas con sos cobo*
líos? T en la tierra de pea estabas quie-
tes foomo harás en la hinchasen del
Jordán ?
6 Porque aun tea hermanas y la casa
de tn padre, aun ellos so levantaron con-
tra ti í aun ellos dieron voces en pos de
ti : Congregación. Ne les oseas cuando
bien te hablaren.
7 Dejé nri case, desamparé mi heredad,
entregué lo qne amana mi alma en la
mano de sns enemigos.
8 Fué para mi mi heredad cuneo león
en breña: dio contra mi su veai por
tanto la aborrecí.
$ ¿líeme mi heredad ave de muchos co-
loree? ¿no estofe contra ella e> ves en der-
redor? Venid, Juntaos todas las hestiss
ésl campo, venid á tragarla.
16 T Muchos pasUres destruyeron mi
vine, hollaron mi heredad, tornaron en
desierto 7 soledad mi awosdsd preciosa,
11 Tornóla en asolamiento, Uoró cen-
tra mí atofedat fué asolada toda- le tier-
ra, porque no hubo hombre que mirase.
18 Sobre todos los lugares altos del de-
sierto vinieron disipadores ; porque le
espada, de Jehovn traga desde el un ex-
tremo de la tierra hasta, el otro extremo!
no hay pan-pera ninguna carne.
18 Sembraron trigo, y Bagarán espinas 1
tuvieron la heredad, mas no anrovsrhn
ros nada: «vergonaarse han á nansa de
vuestros fintee por la ira de Jehova.
14 V Asi chjo Jehova contra todos mis
malos vecinos, que tocan la heredad que
hice poseer a mi pueblo Israel c He
aajni qne ye los arrancaré de sn tierra;
y la casa de Jndn arrancaré de en medio
de ello*.
15 T será que después que loe numere
arrancado, tornaré, y habré misericordia
de ellos; y baoerlos he tomar cada uno
á su heredad, y cada uno á su tierra.
10 T será que si aprendiendo apren-
dieren los cominos de mi pueblo, para
Jorar en mi nombre: Vive Jehova;
como ensenaren á sai pueble á Jurar per
Bchsl; ellos serán prosperados en tte*
<dio de mi pueblo. °gJe
JBRVMIAS.
;tt Más al no «¡rato, mmmué á le tal
unción, arrancando y perdiendo, dio» Je-
torta.
CAPITULO ffl.
TUí HT WÉtote líl kw i ftifti muiipTi fi Piih nT jTütitti mi
JfLJfr towVrtUl* dévncwro de «no,— extrema
. calamidad, 2/7. Exhorta al rey y día reina d ar-
tepeñtbntfñt». TV. Al pveblodeit*mia**peeoxto, tu
UvmtttíftkmitmJ, VMji**trjomóm.
JEHOVA m* dtfo tal i V é, y cómprate
un cinto de Uno, 7 ceñirle has sobre
tus lomos, 7 no le meterás en afta.
t T compré él cinto conferías á la
palabra de ¿«novo, y puedo sonto mis
^ Y «apalabre de Jen©** á mi eegms-
da yezt diciendo s
■4 Totea el ciato que compraste, que
<mM sobre tos lentes, 7 levánteto, 7 ve al
Buphratee, 7 escóndele allá en una ea-
Teraa de una pefia.
* X fui, y le escondí en Bopbrates, co-
mo Jehova me mandó.
■6 Y fué, que 4 cobo dt muchos días me
dijo JehoV* s Levántate, 7 té al Espína-
te»» 7 toma de alH el ciato que te mandé
que escondieses allá.
•7 T mí al Euphxetes, 7 «aré» 7 tomé el
cinto del lugar donde lo habla escondi-
do* 7 he aojo* que el cinto ee nafcU po-
drido* pamntnguna cosa ora bueno.
a Y fué palabra de Jehova á mi, di-
eieudoi
» Asi di»o Jenovu* Asi haré podrir la
soberbia «o Jada* 7 la asuena soberbia
de Jerusalem ;
í& A este pueblo malo, que no quieren
©ir mis palabras» que ot atoan por ata
llnefinaelouos de su eoracon, 7 se fueron
en pos de dioses «genos para servirles, 7
para encorvarse ácHes; 7 aera como este
cinto, que para nltoguna cosa es buena
11 Forque como el cinto se Junta á los
lomos del nombre, asi hice juntar á mí
toda la «asa do Israel, 7 toda la casa de
Jhdn, d*Je JenoVOv para que me fuesen
por puebles y per fama, 7 por alaban**,
7 por honre) 7V0 eyercoi
Id % Decirles nato pues esta palabm:
Asi OQo Jehova, Dios de Israel t Todo
odre se henchirá de vino. T ellos te di-
rán: 1 No sabemos que todo odre se hen-
chirá devino*
18 Y decirles ñas: Asi dtyo Jehova: He
aquí que 70 hincho de embriagues to-
dos loo moradores de esta tierra, 7 los
reveo que estás sentados por David
sobre o* trono, 7 los soeerdetssy 7 too [
profetas, 7 todos los mMottorai de Je-
rosalem;
14 Y quebrantarlos he el uno eon el
otro, los padres con los hijo» juotamaatt#,
dice Jenovet no perdonará ni habré pie-
dad, ni misericordia para no destrataos.
tf Escuchad, y cM: No os etevois, por-
que Jenom hablo.
16 Dad gloria á Jehova Dios vuestro,
astee que haga venir tin tontas, y antes
que vuestros pies tropiecen en montes
de oscuridad, 7 esperéis lúa» 7 os sa tomé
sombra de muerte 7 tinieblas;
17 Y si no oyerais, esto* en secreto Ho*
rara mi alma á causa de la soberbia; 7
denenaando derramará lágrimas* 7 mis
ojos se resolverán en lágrimas ; porqno
el rebano de Jehova fuá cautiva *
18 1 DI ai rey 7 á la reinal Humitiáos»
asentaos; porque la corona de vuestra
gloria descendía de vuestras esbeeas.
19 Las ciudades del mediodía fueron
cerradas, 7 no hubo quien las abriese:
toda Juda fué traspasada^ toda ella fué
traspasada.
SO Alaos) vuestros ejosy 7 ved los que
vienen de la puras del aquilón: 4 Dando
está el rebano que te fué dado, el ganado
detuhermosusaf
21 iQuádlnÉB cuando te visitará r por-
que tú los ensenaste d *sr principes 7 ca-
beza sobre ti ¿ No te tomarán doseren,
como ¿muge* que pare?
88 Cuando dtyeres en tu coronen) ¿Por
qué me ha sobrevenido estof Por la
multitud de tu msi«ndluorosidcasuMsr>
tas tus feldas, fueron desoubssrtco tu»
calcañares.
26 T ¿Mudara si negro su pellejo, 7 el
tigre sus manchas? vosotros tambteur
podréis bien hacer, ensenados á mal
hacer.
94 Por tanto yo los esparciré, como ta-
mo que pasa al viento det desierta
85 Este «t* tu suerte, U pendonetas
medidas por tul, dtyo Jehova» que te ol-
vidaste de mi, y esperaste en mentira.
tt Y yo Semblen descubrí tos faldas
delante de tu cara, 7 tu vergfmnta 00
manMeota
87 Tus «duUerlcs, 7 tus reUnefees, no
maldad de tu fornseaeton sonreíos eolia-
dos : en el mismo campo vi tus abomU *
naciones. 1A7 de ti, Jerusalem I ¿No
serás Utopia al fte? ¿hasta cuándo pues?
CAPITULO XTV.
Viendo el profeta la gran teca de la «ferro con qnt
Dkm ■« mima*» * etapa* m y**», U mrmaér A
JEREMÍAS.
U. E*c*m }*4>w*a de flfaaene 90 ore por el; por-
gm él le tiene desechado, ffa$i le manda qtteee lo de-
WMefa. III. So obetante esta prohibición, el prq/bta
T>ALABRA de Jehova, que fué á Jere-
X mias sobre los negocios de las pro-
hibiciones.
2 Enlutóse Juda, 7 sus puertas se des-
poblaron : oscureciéronse en tierra, 7 el
clamor de Jerusalem subió. 1
8 Y los amos de ellos enviaron sus cria-
• dos al agua ; -vinieron á las lagunas, no
hallaron agua: volviéronse con sus va-
sos vacíos: avergonzáronse, confundié-
ronse, 7 cubrieron sus cabezas.
4 Porque la tierra se rompió, porque no
llovió en la tierra: los labradores se
avergonzaron, cubrieron sus cabezas.
5 Y aun las ciervas partan en los cam-
pos, 7 dejaban, 'porque no habla yerba,
6 Y los asnos monteses se ponian en
los altos, atraían el viento como los dra-
gones: sus ojos se cegaron, porque no
habia yerba.
7 Si nuestras iniquidades testificaren
contra nosotros, Jehova, haz por tu nom-
bre ; porque nuestras rebeliones se han
multiplicado, á ti pecamos.
8 Esperanza de Israel, Guardador suyo
en el tiempo de la aflicción, ¿ por qué has
de ser como peregrino en la tierra, 7 co-
mo caminante, que se aparta para tener
la noche?
9 ¿Por qué has de ser como hombre
atónito, 7 como valiente que no puede
librar ? Y tú e$ta* entre nosotros, ó I Je-
hova, 7 tu nombre es llamado sobre no-
sotros: no nos-desampares.
10 T Así dyo Jehova á este pueblo : Asi
amaron moverse, ni detuvieron sus pies :
por tanto Jehova no los tiene en volun-
tad: ahora se acordará de la maldad de
ellos, 7 visitará sus pecados.
11 Y dijome Jehova. No niegues por
este pueblo para bien.
Id Cuando ayunaren, 70 no oiré su cla-
mor; 7 cuando ofrecieren holocausto 7
presente, no lo recibiré: antes los con-
sumiré eon espada, 7 con hambre, 7 con
pestilencia.
18 Y 70 di)e: 1 Ahí ¡ahí Señor Jehova : he
aquí que los profetas les dicen : No ve-
réis espada, ni habrá hambre en vosotros :
mas en este lugar os daré paz firme.
11 Y Jehova me dtyo, falso profetizan
los profetas en mi nombre: no los en-
vié, ni les mandé, ni les hablé: visión
mentirosa, 7 adivinación, 7 vanidad, 7
engaño de su corazón os profetizan,
15 Por tanto asi cojo Jehova ¿obra los
profetas que profetizan en mi nombre,
los cuales 70 no envió, 7 que dicen: Sa-
pada, ni hambre no habrá en esta tierra:
Con espada 7 con hambre serán consu-
midos los imlet profetas.
16 Y el pueblo á quien profetizan, serán
echados en las calles de Jerusalem por
hambre, 7 por espada, 7 no habrá quien
los entierro, ellos, 7 sus mugaren, 7 sus
lujos, 7 sus hUas; 7 derramaré sobro
ellos su maldad.
17 Decirles has pues esta palabra: Cór-
ranse mis ojos en lágrimas noche 7 día»
7 no cesen; porque de gran quebranta- (
miento es quebrantada la virgen hija de
mi pueblo; de plaga muy recia.
18 Si saliere al campo, he aquí muertos
á espada; 7 si me entrare en la ciudad,
he aquí enfermos de. hambre; porque
también el profeta como el* sacerdote
anduvieron al rededor en la tierra, 7 no
conocieron.
19 ? ¿Has desechando desechado á Ja-
da? ¿Ha aborrecido tu alma á Slonf
¿ Por qué nos hiciste herir sia que noa
quede cura? Esperamos paz, 7 no hubo
bien: tiempo de cura, y he aquí turba-
ción.
20 Conocemos, 61 Jehova, nuestra im-
piedad, la iniquidad de nuestros padrea;
porque pecamos á tí.
21 No not deseches, por tu nombra, ni
trastornes el trono de tn gloria. Acuér-
date: no invalides tu concierto con
nosotros.
22 ¿Hay en las vanidades de las nacio-
nes quien haga llover? ¿y darán los da*
los lluvias? ¿No eres tú Jehova nuestro
Dios? A tí pues esperamos; porque td
hiciste todas estas cosas»
CAPITULO XV.
La refección del ¡metió. 1L Amgtutíado ti pcoA*
porUuca¡mrniia$demaadver»arioeteqweJadDiot,
el nal le responde animándole é lafideUde* de m
miMttterio, y prometiéndole m míttemeda fre
YDlJOME Jehova: Si Moyaes 7
Samuel se pusiesen delante de mí,
mi voluntad no ***** con este pueblo :
échalos de delante de mí, 7 salgan.
2 Y será, que si te preguntaren: ¿A
dónde saldremos? Responderles has;
Asi dijo Jehova: El que á muerte, A
muerte ; 7 el que á cuchillo, á cuchillo ;
7 el que á hambre, á hambre; 7 el que A
cautividad á cautividad.
8 Y visitaré sobre eUoe cuatro gañeron
de meto, dijo Jehova: Espada para ma-
tar, 7 perros para despedazar, y aves del
lpafa despedazar, y av«.
JEREMÍAS.
délo, y bestias de la tierra para tragar, y
para disipar.
4 T entregarlos be para ser zarandados
por todos los retaos de la tierra, á eausa
de Maneases, htyo de Ezechlas, rey de
Jada, por lo que hizo en Jerusalem.
5 Porque ¿quién habrá compasión de
ti, ó ! Jernsalem ? ¿ ó quién se entriste-
cerá por tu causa? ¿ó quién vendrá á
preguntar por tu paz ?
6 Tú me dejaste, dice Jehova, tornástete
atrás : por tanto yo extendí sobre ti mi
mano, y te eché á perder; y estoy ^can-
sado de arrepentlrme.
7 Y los aventé con aventador hasta las
puertas de la tierra: desahijé, desperdi-
ció á mi pneblo, no se tornaron de sus
caminos. «,
6 Bus viudas se me multiplicaron sobre
la arena de la mar: traje contra ellos
destruidor á mediodía sobre compañía
de mancebos ; hice caer sobre ella de re-
pente ciudad y terrores.
9 Enflaquecióse la que parió siete, su
alma se hinchió de dolor: púsosele su
sol siendo aun de dia: avergonzóse, y
hinchióse de confusión; y lo que de ella
quedare, entregaré á espada delante de
sus enemigos, djjo Jehova.
10 1F jAy de mí, madre mía! porque
me engendraste hombre de cuestión, y
hombre de discordia á toda la tierra:
nunca les di á logro, ni lo tomé de ellos :
todos me maldicen*
11 Dtyo Jehova: Si tus residuos no fut-
ren en bien: si no hiciere al enemigo
que te salga á recibir en el tiempo tra-
bajoso, y en el tiempo de la angustia.
12 1T ¿Quebrará el hierro al hierro de
la parte de aquilón, y al metal ?
18 Tus riquezas y tus tesoros daré á
saco sin ningún precio, por todos tus
pecados, y en todos tus términos :
14 Y hacerte he fcaaar á tus. enemigos
en tierra que no conoces ; porque fuego
es encendido en mi furor, y sobre voso-
tros arderá.
15 Y Tú, ó l Jehova, lo sabes, acuérdate
de mí, y visítame, y véngame de mis en-
emigos : no me tomes á tu cargo en la
paciencia de tu enojo: sepas que sufro
vergüenza á causa de tí.
16 Halláronse tus palabras, y yo las co-
mí ; y tu palabra me fué por gozo, y por
alegría de mi corazón; porque tu nom-
bre se llamó sobre mi, ó t Jehova Dios de
loa ejércitos.
17 Nunca me asenté en compañía de
Span. 43
burladores, ni me engreí s> causa de tu
profecía: solo me asenté, porque me
henchiste de desabrimiento.
18 ¿ Por qué fné perpetuo mi dolor, y
mi herida desahuciada, no admitió cura?
Eres conmigo como mentiroso, aguas
que no son fieles.
19 Por tanto así dijo Jehova : Si te con-
virtieres, convertirte he, y delante de mí
estarás; y si sacares lo preeioso de lo
vil, serás como mi boca. Conviértanse
ellos á ti, y tú no te conviertas á ellos.
90 Y darte he á este pueblo por muro
de bronce fuerte ; y pelearán contra tí,
y no te sobrepujarán ; porque yo estoy
contigo para guardarte, y para defen-
derte, dtyo Jehova.
31 Y librarte he de la mano de los ma-
los, y redimirte he de la mano de los
tuertes.
CAPITULO XVI.
Protigulendo en la denunciación de la camtMdad del
pueblo, manda Dio* al profeta que ** abetmnom de
toda contratación 4 comercio con ¿l, aú de tuto co-
mo de alegría 4c. II. nácele* prometa de la liber-
tad, mas deepue* de haberlo* bien cattioado pormm
Y FUÉ á mi palabra de Jehova, di-
ciendo.
2 No tomarás para tí muger, ni tendrás
hijos ni htyas en este lugar.
3 Porque así dijo Jehova de los hijos y
de las hijas que nacieren en este lagar,
y de sus madres que los parieren, y de
los padres que los engendraren en esta
tierra:
4 Muertos de enfermedades morirán,
no serán endechados ni enterrados : se-
rán por muladar sobre la haz de la tierra ;
y con espada, y con hambre serán consu-
midos ; y sus cuerpos serán para comida
de las aves del cielo, y de las bestias de
la tierra.
5 Porque así dijo Jehova: No entres
en casa de luto, ni vayas á lamentar, ni
los consueles; porque yo quité mi paz
de este pueblo, dijo Jehova, nú miseri-
cordia y miseraciones.
6 Y morirán eu esta tierra, grandes y
chicos : no se enterrarán, ni los endecha-
rán, ni se arañarán, ni se mesarán por
ellos.
7 Y no partirán pan por luto por ellos,
para consolarlos de su muerte; ni les
darán á beber vaso de consolaciones por
su padre ó por.su madre.
8 Y no entres en casa de convite, para
sentarte con ellos á comer ó á beber.
9 Porque asidlo Jehova de los ejérci?
«5?
JEREMÍAS.
toe, Dios de Arad : He aquí que yo haré
cesar en este lugar delante -de vuestros
ojos, y en vuestros días, toda toe de go-
zo, y toda voz de alegría, toda voz de es-
poso, y toda voz de esposa.
10 Y acontecerá que cuando denuncia-
res á este pueblo todas estas cosas, ellos
te dirán : ¿ Por qué habló Jehova sobre
nosotros todo este mal tan grande ? ¿ y
qué maldad es la nuestra, ó qué pecado
es el nuestro que pecamos á Jehova nues-
tro Dios?
11 Entonces les dirás : Porque vuestros
padres me dejaron, dice Jehova, y andu-
vieron en pos de dioses ágenos, y los sir-
vteron, y se encorvaron á ellos ; y á mí
me dejaron, y mi ley no guardaron :
13 T vosotros hieistes peor que vuestros
padres; porque he aquí que vosotros
camináis cada uno tras la imaginación
de su malvado corazón, no oyéndome á
mí:
13 Por tanto yo os haré echar de esta
tierra á tierra que ni vosotros ni vuestros
padres conocisteis; y allá, serviréis á
dioses ágenos de día y de noche, porque
no os daré misericordia.
14 Por tanto tt"e aquí que vienen dios,
dijo Jehova, que no se dirá mas : Vive
Jehova, que hizo subir á los hijos de Ib-
rael de tierra de Egypto :
15 Mas : Vive Jehova, que hizo subir íos
hyos de Israel de la tierra del aquilón,
y de todas las tierras donde los habla
arrojado ; y tornarlos he á su tierra, la
cual di á sus padres.
1(5 He aquí que yo envío muchos pes-
cadores, dtfo Jehova, y pescarlos han ; y
después enviaré muchos cazadores, y ca-
zarlos han de todo monte, y de todo
collado, y de las cavernas de los pe-
fiascos.
1T Porque mis ojos estén puesto» sobre
todos sus caminos, los cuales no se me
escondieron; ni su maldad se esconde
de la presencia de mis ojos.
18 Mas primero pagaré al doble su Ini-
quidad y su pecado ; porque contamina-
m ron mi tierra con los cuerpos muertos
de sus abominaciones, y de sus abomina-
ciones hinchieron mi heredad.
19 Ot Jehova, fortaleza mía, y fuerza
mia, y refugio mió en el tiempo de la
aflicción : á ti vendrán naciones desde
los extremos de la tierra, y dirán : Cier-
tamente mentira poseyeron nuestros pa-
dres, vanidad, y no hay en ellos prove-
cho.
«► ¿Hará el hombre dioses para sí?
Mas ellos -no serán dioses.
01 Por tanto, he aquí, les ensenaré de
esta vez, ensenarles he mi mano y mi
fortaleza; y sabrán que mi nombre te
Jehova.
CAPITULO xvn.
La inccrreovnlidad efe Jerutalem y la propogmeion
de su idolatría. 11. Maldito el que de Dio* ee apar-
ta, y bendito el que en él confia de verdad. Tfl. Ora
el profeta contra la» calumnia» y bímm/kmim de eme
mdvertario». IV. Debajo de ¡a ébeervemcim del ta-
lado pide la restauración y observancia del divino
culto, con prometa que la ciudad permanecería en
prosperidad: donde no, que eerdatolada.
EL pecado de Juda*escrito está con
cincel de hierro, y con punta de dia-
na ente, esculpido en la tabla de su cora-
zón, y en los lados de vuestros altares ;
2 Para que sus h\)os se acuejden de sus
altares, y de sus bosques junto a los ár-
boles verdee, y en los 00118406- altos,
8 Mi montañés, en el campV> so* tus
riquezas : todos tus tesoros daré á saco,
por el pecado de tus altos, en todos tus
términos.
4 Y habrá remisión en ti de tu heredad,
la cual yo te di; y hacerte he servir á tus
enemigos en tierra que bo conociste;
porque fuego encendiste* en mi furor,
para siempre arderá.
5 1T Así dijo Jehova: Maldito el varón
que confia en el hombre* y pone carne
por su brazo, y su corazón se aparta de
Jehova.
6 T será como la retama en el desierto ;
y no verá cuando viniere el bien: mas
morará en las securas en el desierto, en
tierra despoblada y deshabitada.
7 Bendito el varón que se fia de Jehova,
y que Jehova es su confianza.
8 Porque él seráeomo el árbol plantado
junto á las aguas, que junto á la corriente
echará sus raices ; y no verá cuando vi-
niere el calor, y su hoja será verde ; y en
el ano de prohibición no ee fatigará, ni
dejará de hacer fruto.
9 Engañoso ee el corazón mas que todos
las cosas, y perverso: ¿quién le cono-
cerá?
10 To Jehova que escudrino el corazón,
que pruebo los ríñones, para dar á cada
uno Begun su camino, según el fruto de
sus obras.
11 La perdiz que hurta lo que no parló,
tcieséí que allega riquezas y no con jui-
cio : en medio de sus días los dejará, y
en su postrimería será insipiente.
12 Sollo de gloria, alteza desde el pita-
dpmatd lugar den*
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JEREMÍAS.
13 Y ¡O Saperia* de Israel, Jehova 1
todos los que te dejan, serán avergonza-
dos; y los que de mí se apartan, serán
escritos en el potro ; porque dejaron la
vena de aguas yiras, a Jehova.
14 8ánnme, ó ! Jehova, y seré sano : sál-
vame, y seré salvo; porque tú eres mi
alabanza.
15 He aquí que ellos me dicen : ¿Dónde
está la palabra de Jebova f Ahora renga.
16 Mas yo no me entremetí á ser pastor
en pos de tí, ni desea dia de calamidad :
tú lo sabes. Lo que de mi boca ha sa-
lido, en tu presencia ha sido.
17 No me seas tú por espanto: espe-
ranza, mía eres tú en el dia malo.
18 Avergüéncense los que me persiguen,
y no me ' avergüence yo: asómbrense
ellos, y no me asombre yo: trae Bobre
ellos día malo, y quebrántalos con do-
blado quebrantamiento.
19 ^ Asi me dtfo Jebova: Vé, y ponte
á- la puerta de los hijos del pueblo, por
la cual entran y salen los reyes de Juda;
y á todas las puertas de Jerusalem.
20 T decirles has: Oid palabra de Je-
hova, reyes de Juda, y todo Juda, y to-
dos loa moradores de Jerusalem, que
entráis por estas puertas.
21 Asi dijo Jehova : Guardad por vues-
tras vidas, y no traigáis carga en el dia
del sábado, para meter por las puertas de
Jerusalem :
22 Ni saquéis carga de vuestras casas
en el dia del sábado, ni hagáis obra algu-
na : mas santificad el dia del sábado, co-
mo'mandé á vuestros padres:
28 Los cuales no oyeron, ni abajaron su
oreja; antes endurecieron su cerviz por
no oir, ni recibir corrección.
21 Porque será, que si oyendo me oye-
reis, dtyo Jebova, que no metáis carga
por las puertas de esta ciudad eu el
dia del sábado, mas santificareis el dia
del sábado, no haciendo cu el ninguna
obra:
25 Entrarán por las puertas de esta ciu-
dad los reyes y los príncipes, que se
asientan Bobre el trono de David, en car-
ros y en caballos, ellos y sus príncipes,
los varones de Juda, y los moradores de
Jerusalem ; y esta ciudad será habitada
pare siempre.
26 Y vendrán de las ciudades de Juda,
y de los al derredores de Jerusatom, y de
tierra de Ben-jamin, y de los campos, y
' del monte, y del austro, trayendo holo-
causto, y sacrificio, y presente, y inciso-
so, y trayendo ofrendas de alabanji á la
casa de Jehova.
27 Mas si no me oyereis, para santificar
el dia del sábado, y para no traer carga,
ni meterla por las puertas de Jerusalem
en dia de sábado, yo haré encender fue-
go en sus puertas, y consumirá los pala-
cios de Jerusalem, y no se apagará.'
CAPITULO XVIII. •
Por la obra de un oüero muestra Dios d eu profeta, u
el profeta al pueblo, eu autoridad y poder absoluto
sobre el mundo para deshacer al pecador, u librar
depeSaro al que d e% m volviere : por tanto que ee
conviertan : donde no, que estén ciertos de su ruina.
II. Kl projeta pide d Dios venganza do la inoran*-
tud y calumnias de loe de eu pueblo contra él,
LA palabra que rao á Jeremías de Je-
bova, diciendo:
2 Levántate, y vete á casa del ollero, y
allí te haré que oigas mis palabras.
8 Y descendí en casa del ollero, y he
aquí que él hacia obra sobre una rueda.
4 Y el vaso que el hacia de barro se
Quebró en la mano del ollero ; y tornó,
y bízolo otro vaso según que al ollero
pareció mejor hacerlo.
5 Y fué á mí palabra de Jehova, dicien-
do:
6 ¿ No podré yo hacer do vosotros co-
mo este ollero, ó ! casa de Israel, dice Je-
hova? He aquí que como el barro en
la mano del ollero, asi sois vosotros en
mi mono, ó ! casa de Israel.
7 En un instante hablaré contra nacio-
nes, y contra reinos, para arrancar, y di-
sipar, y perder :
8 Empero si esas naciones se convir-
tieren de su maldad, tontra el cual mal yo
hablé, yo me arrepentiré del mal que ha-
bla pensado de les hacer.
9 Y en un instante hablaré de la na-
ción, y del reino, para edificar y para
plantar :
10 Y si hiciere lo malo delante de mis
ojos, no oyendo mi voz, arrepentirmo
he del bien que había determinado de le
hacer.
11 Ahora pues, habla ahora á todo hom-
bre de Juda, y á los moradores de Jeru-
salem, diciendo: Así cüjo Jehova: He
aquí que yo compongo mal contra voso-
tros, y pienso contra vosotros pensamien-
tos: conviértase ahora cada uno de su
mal camino, y mejorad vuestros cami-
nos, y vuestras obras*
12 Y dijeron : Es per demás, porque en
pos de muestras imaginaciones hemos de
ir; y cada uno el pensamiento de su
malvado corasen hemos de hacer.
JEREMÍAS.
13 Por tanto asi dflo Jehova: Ahora
preguntad á las naciones : ¿ Qnién oyó
tal ? Gran fealdad hizo la Yírgen de Is-
rael.
14 ¿ Dejará alguno la nieve de la piedra
del campo que corre del Líbano ? dejarán
las aguas extrañas, frias y corrientes ?
15 Porque mi pueblo me olvidaron, in-
censando á la vanidad ; y hácenlos tro-
pezar en sus caminos, en las sendas an-
tiguas, para que caminen por sendas, por
camino no hollado :
16 Para poner feu tierra en admiración,
y en silbos perpetuos: todo aquel que
pasare por ella se maravillará, y menea-
rá su cabeza.
17 Como viento solano los esparciré
delante del enemigo : la cerviz, y no el
rostro, les mostraré en el dia de su per-
dición.
18 f Y dieron : Venid, y maquinemos
maquinaciones contra Jeremías; porque
la ley no faltará del sacerdote, ni conse-
jo del sabio, ni palabra del profeta. Te-
ñid, y hirámosle de lengua, y no mire-
mos á todas sus palabras.
19 Jehova mira por mi, y oye la voz de
los que contienden»conmigo.
20 ¿Dase mal por bien, que cavaron
hoyo á mi alma?' Acuérdate que me
puse delante de tí, para hablar bien por
ellos, para apartar de ellos tu ira.
21 Por tanto entrega sus hijos á ham-
bre, y hazlos escurrir por manos de es-
pada; y sus mugeres queden sin htyos,
y viudas; y sus maridos muertos de
muerte ; y sus mancebos sean heridos á
espada en la guerra.
22 De sus casas se oiga clamor, cuando
trajeres sobre ellos ejército de repente ;
porque cavaron hoyo para tomarme, y
escondieron lazos á mis pies.
23 Mas tú, ó ! Jehova, conoces todo su
consejo contra mi que es para muerte:
no perdones su maldad, ni raigas su pe-
cado de delante de tu rostro ; y tropie-
cen delante de tí: haz con ellos en el
tiempo de tn furor.
CAPITULO XIX.
Por un dmboio 4 figura de una botija de barro que
Dio* manda al profeta que quiebre en Thopketh de-
lante de alguno* de lo* del Senado, le* predice el
quebrantamiento y asolación de Jeruaalem por tu*
pecado* y ineorregibüidad.
ASÍ dfyo Jehova: Vé, y compra un
A barril de barro del ollero, y UeVa
contigo alguno de los ancianos del pue-
blo, y de los ancianos de los sacerdotes :
2 Y saldrás al valle de Ben-hlnnon que
660
está á la entrada de la puerta oriental, y
pregonarás allí las palabras que yo te ha-
blaré.
8 Dirás pues: Oid palabra de Jehova,
ó ! reyes de Judo, y moradores de Jerti-
saletn : Así dice Jehova de los ejércitos,
Dios de Israel: He aquí que yo traigo
mal sobre este lugar, tal que quien lo
oyere, le retiñan las orejas:
4 Porque me dejaron, y enagenaron este
lugar, y ofrecieron perfumes en él á dio-
ses ágenos, los cuales ellos no habían
conocido, ni sus padres, ni los reyes do
Jnda; y hinchieron esté* lugar de sangre
de inocentes.
5 Y edificaron altos á Banal, para que-
mar con fuego sus hijos en holocaustos,
al mismo Bahal : cosa que no les mandé,
ni hablé, ni me vino al pensamiento.
6 Por tanto he aquí que vienen dias, di-
jo Jehova, que este lugar no se llamará
mas Thopheth, y valle de Ben-hinnon,
mas valle de la matanza.
7 Y desvaneceré el consejo de Jnda y
de Jerusalem en este lugar, y hacerles
he que caigan á cuchillo delante de sus
enemigos, y en las manos de los que bus-
can sus almas ; y daré sus cuerpos para
comida de las aves, del cielo, y de las bes-
tias de la tierra.
8 Y pondré á esta ciudad por espanto y
silbo : todo aquel que pasare por ella so
maravillará, y . silbará sobre todas sos
plagas.
9 Y hacerles he comer la carne de sus
hijos, y la carne de sus hijas ; y cada uno
comerá la carne de su amigo en el céreo
y en la angostura con que los estrecha-
rán sus enemigos, y los que buscan sus
almas.
10 Y quebrarás el barril delante de loa
ojos de los varones que van contigo ;
11 Y decirles has : Asi d$o Jehova de
los ejércitos: Así quebrantaré á este
pueblo, y á esta ciudad, como quien
quiebra un vaso de barro, que no se pue-
de mas restaurar ; y en Thopheth se en-
terrarán, porque no habrá otro lugar pa-
ra enterrar.
12 Así haré á este lugar, dice Jehova, y
á sus moradores, poniendo esta ciudad
como Thopheth.
13 Y las casas de Jerusalem, y las casas
de los reyes de Jnda serán como el lugar
de Thopheth, inmundas, por todas las
casas sobre cuyos tejados ofrecieron per-
fumes á todo el ejército del cielo, y ver-
tieron derramadoras á dioses ágenos.
JEREMÍAS.
14 T volvió Jeremías de Thopheth,
donde le envió Jehova á profetizar; y
paróse en el patio de la casa de Jehova,
y dyo á todo el pueblo :
15 Así dijo Jehova de los ejércitos, Dios
de Israel : He aquí qite yo traigo sobre
esta ciudad, y sobre todas sus ciudades
todo el mol que hablé contra ella ; por-'
que endurecieron su cerviz, para no oír
mis palabras.
CAPITULO XX.
Phamw Sumo tactrdote Mere y encarcela d Jeremía»
por «tu profecian, y él con contando profética lo*
confirma denunciándote d el también tu cautividad
y muerte y de lo» tuyo». 11. Quéjate el profeta d
Dio» de tm injuria». 111. E» tingnimrmente contola-
do de él. ir. Vuelve aquejarte peor que ante» mal-
diciendo «u nacimiento.
Y PHASUR, sacerdote, tatfo de Im-
mer, que presidia por principe en
la casa de Jehova, oyó á Jeremías que
profetizaba estas palabras.
2 Y hirió Phasur á Jeremías profeta, y
púsole en el calabozo, que estaba á la
puerta de Benjamín en lo alto, la cual
está en la casa de Jehova.
8 Y el día siguiente Phasur sacó á Jere-
mías del calabozo; y dijolo Jeremías:
No ha llamado Jehova tu nombre Pha-
sur, mas Magor-missabid.
4 Porque así djjo Jehova: He aquí que
yo te pondré en espanto, á tí y á todos
los que bien te quieren, y caerán por la
espada de sus enemigos, y tus ojos lo
verán ; y á todo Juda entregaré en manb
del rey de Babylonia, y transportarlos
ha en .Babylonia, y herirlos ha á cu-
chillo.
5 Y daré toda la sustancia de esta ciu-
dad, y todo su trabajo, y todas sus cosas
preciosas, y todos los tesoros de los
reyes de Juda daré en mano de sus ene-
migos, y saquearlos han; y tomarlos
han, y traerlos han en Babylonia.
6 Y tú, Phasur, y todos los moradores
de tu casa iréis cautivos, y en Babylonia
entrarás, y allá morirás, y allá serás en-
terrado, tú y todos los que bien te quie-
ren, á los cuales has profetizado con
mentira.
7 ? Engáñateme, ó! Jehova, y enga-
ñado soy: mas fuerte has sido que yo, y
roe venciste : cada dia he sido escarneci-
do, cada uno burla de mí :
8 Porque desde 'que hablo, doy voces,
grito violencia y destrucción ; porque la
palabra de Jehova me ha sido para afren-
ta y escarnio cada día.
& Y dtfe: No me acordaré mas de él, ni
mas hablaré en su nombre. Y fué en mi
corazón como un fuego ardiente metido
en mis huesos : trabajé por sufrirle, y no
pude : •
10 Porque oí 4a murmuración de mu-
chos, temor de todas partes : Denunciad,
y denunciaremos. Todos mis amigos
miraban, si cojearla: Quizá se engañará,
y prevaleceremos contra él, y tomare-
mos de él nuestra venganza.
11 1T Mas Jehova está conmigo como
poderoso gigante ; por tanto los que me
persiguen tropezarán, y no prevalecerán :
serán avergonzados en gran manera, por-
que no prosperarán: tendrán perpetua
vergüenza, que nunca se olvidará.
12 O ! Jehova de los ejércitos, que son-
das lo justo, que ves los ríñones y el co-
razón, vea yo tu venganza de ellos, por-
que á tí descubrí mi causa.
13 Cantad á Jehova: load á Jehova;
porque escapó el alma del pobre de ma-
no de los malignos.
14 f Maldito sea el día en que nací : el
dia que mi madre me parió no sea ben-
dito.
15 Maldito sea el hombre que dló nue-
vas á mi padre, diciendo: Nací do te ha
htfo varón : alegrando le hizo alegrar.
16 Y sea el tal hombre como las ciuda-
des que asoló Jehova, y no se arrepintió ;
y oiga gritos de mañana, y voces á medio-
día.
17 ¿Por qué no me mató en el vientre,
y. mi madre me hubiera sido mi sepul-
cro, y su vientre concebimiento perpe-
tuo?
18 ¿Para qué salí del vientre? ¿para
ver trabajo y dolor, y que mis días se
gastasen en vergüenza ?
CAPITULO XXL
Enviando el rey Bedecia» d contultar d Jeremia»
acerca de la guerra con loe Babylonia», él retponde
porjtalabra de Dio», que la- ciudad tria entrada de
lo» CkaJdeo», y que el rey y lo» de tu cata vendrían
en poiler de lo» Babylonio» ; y que lo» que del pueblo
quitieten talir y darte d ello», te ealvarían: tna» la»
que no te dicten, perecerían.
PALABRA que fué á Jeremías de Je-
hova cuando el rey 8edecias en'
vio á él á Phasur, hijo de Melchias, / á
Sophonias, sacerdote, hijo de Maasias,
que le dijesen :
2 Pregunta ahora por nosotros á Jeho-
va, porque Nabuchodonosor, rey de Ba-
bylonia, hace guerra contra nosotros:
quizá Jehova hará con nosotros según
todas sus maravillas, y se Irá de sobre
nosotros. Digitiz
061
JEREMÍAS.
8 T Jeremías les dtf o : Diréis así á Se-
déelas:
4 Asi dyo Jehova, Dios de Israel : He
aquí que yo vuelvo las armas de guerra
que están en vuestras manos, y con que
vosotros peleáis con el rey de Babylo-
nia ; y los Chaldeos que os tienen cerca-
dos faera de la muralla, yo los juntaré
en medio de esta ciudad.
5 Y pelearé coutra vosotros con mano
airada, y con brazo fuerte, y con furor, y
enojo, y ira grande.
6 Y heriré los moradores de esta du-
dad; y los hombres, y las bestias de
grande pestilencia morirán.
7 Y después, asi dijo Jehova: Entrega-
ré á Sedecias, rey de Juda, y á sus cria-
dos, y al pueblo, y los que quedaren, en
la ciudad de la pestilencia, y de la espa-
da, y del hambre, en mano de Nabucho-
donosor, rey de Babylonia, y en mano de
sus enemigos, y en mano de los que bus-
can sus almas, y herirlos ha á filo de
espada: no los perdonará, ni los recibi-
rá á merced, ni habrá de ellos misericor-
dia.
8 Y á este pueblo dirás : Así dtyo Je-
hova: lio aqui que yo pongo delante de
vosotros camino de vida, y camino de
muerte.
9 El que se quedaré en esta ciudad,
morirá á cuchillo, ó de hambre, ó de
pestilencia: mas el que saliere, y so pa-
sara á los Chaldeos que os tienen cerca-
dos, 'vivirá, y su vida le será por des-
pojo.
10 Porque mi rostro he puesto contra
esta ciudad para mal, y no para bien, di-
ce Jehova : en mano del rey de Babylo-
nia será entregada, y quemarla ha á
fuego.
11 Y á la casa del rey de Juda dirás:
Oíd palabra de Jehova :
12 Casa de David, así dijo Jehova: Juz-
gad de mañana juicio, y librad el opri-
mido de mano del opresor; porque mi
ira no salga como fuego, y se encienda,
y no haya quien apague, por la maldad
tle vuestras obras.
13 He aquí, yo á ti, moradora del valle
de la piedra de la llanura, dice Jehova:
los que decís: ¿Quién subirá contra no-
sotros? y ¿quién entrará en nuestras
moradas?
14 Y visitaros he conforme al fruto de
vuestras obras, dijo Jehova; y haré en-
cender fuego en su breña, y consumirá
todo lo que está al derredor de ella.
601
CAPITULO XXIL
Llama el profeta al rey y d ** can d la observancia
de la ley de Dio* si quieren evitar la calamidad:
donde no, intímale» la» pena» de la ley. 11. Predice
al rey tu cautiverio y muerte afrentom por no haber
seguido la templanza y piedad de Jornia» $u padre.
ASÍ dijo Jehova: Desciende á la casa
- del rey de Juda, y habla allí esta
palabra,
2 Y di : Oye palabra de Jehova, ó ! rey
de Judo, que estas asentado sobre el
trono de David : tú, y tus criados, y tu
pueblo, que entran por estas puertas.
3 Así dUo Jehova : Haced juicio y jus-
ticia, y librad al oprimido de mano del
opresor, y no engañéis ni robéis al ex-
trangero, ni al huérfano, ni á la viuda, ni
derraméis sangre inocente en este lugar.
4 Porque si haciendo hiciereis esta pa-
labra, entrarán por las puertas de esta
casa los reyes sentados por David sobre '
su trono, cabalgando en carro y en caba-
llos, él, y sus criados, y su pueblo.
5 Y si no oyereis estas palabras, por mí
juré, dijo Jehova, que esta casa será de-
sierta,
6 Porque asi dtyo Jehova sobre la casa
del rey de Juda : Galaad, tú ami, ó ! ca-
beza del Líbano, si yo no te pusiere en
soledad, y ciudades inhabitables.
7 Y señalaré contra tí disipadores, cada
uno con sus armas, y cortaran tus cedros
escogidos, y echarlos han en el fuego.
8 Y muchas naciones pasarán jnnto á
esta ciudad, y dirán cada uno á su com-
pañero : ¿ Por qué lo hizo así Jehova con
esta grande ciudad ?
9 Y dirán: Porque dejaron el concierto
de Jehova su Dios, y adorardn dioses
ágenos, y les sirvieron.
10 No lloréis al muerto, ni hayáis com-
pasión de él, llorando llorad por el que
vá? por que no volverá jamas ; m verá Ja
tierra donde nació.
11 Porque así dtyo Jehova de Sellum,
hijo de Josias, rey de Juda, que reina por
Josias, su padre : El que saliere de este
lugar, no volverá acá mas :
12 Antes en el lugar adonde le traspor-
taren, morirá, y no verá mas esta tierra,
13 j Ay del que edifica su casa, y no en
justicia; y sus salas, y no en juicio ; sir-
viéndose de su prójimo de balde, y no
dándole el xalario de su trabajo !
14 Que dice: Edificaré para m i casa es-
paciosa, y airosas salas ; y le abTe venta-
nas, y la cobre de cedro,y la pinta de ber-
mAU°Z\ ^DigitizedbyCX l Aa ^
15 ¿Beiaarés, porque te esre** de es-
JEREMÍAS.
drot ¿Tu padre no comió y bebió, y
hizo juicio y justicia, y entonces le fue*
bien?
16 Juzgó la causa del afligido y del me-
nesteroso, y entonces estuvo bien : ¿ no es
esto conocerme á mi, d\)o Jehova?
17 Mas tus ojos y tu corazón no son
sino á tu avaricia, y á derramar la san-
gre inocente, y á opresión, y á nacer
agravio.
18 Por tanto asi <Ujo Jenova de Joadm,
bija de Josias, rey de Juda: No le llora-
rán: ¡ Ay hermano mió ! ¡y ay hermana!
no le lloraran: ¡Ay Señor i ¡ay de su
grandeza l
19 En sepultura de asno será enterrado,
arrastrándole y echándole fuera de las
puertas de Jerusalem,
20 Sube al Líbano, y clama, y en Basan
da tu voz, y grita hacia todas partes;
porque todos tus enamorados son que-
brantados.
21 Hablé á tí en tus prosperidades : di-
jiste: No oiré. Este fué tu camino desde
tu juventud, que nunca oíste mi voz.
22 A todos tus pastores pacerá el vien-
to, y tus enamorados irán en cautividad.
Entonces te avergonzarás, y te confun-
dirás á causa de toda tu malicia.
23 Habitaste en el Líbano: hiciste tu
nido en los cedros: ¡cuan amada serás
cuando te vinieren dolores, dolor como
' de muger que está de parto 1
24 Vivo yo, dijo Jenova, que si Ce-
nias, liyo de Joacim, rey de Juda, fuera
anillo en mi mano diestra, que de allí te
arrancaré.
25 Y te entregaré en mano de los que
buscan tu alma, y en manó de aquellos
cuya vista temes : y en mano de Nabu-
chodonosor, rey de Babylonia, y en mano
de los Chaldeos.
28 T hacerte he trasportar, á tí y á tu
madre que te parió, á tierra agena en la
cual no nacisteis, y allá moriréis.
27 Y á la tierra á la cual ellos levantan
su alma para tornar allá, no volverán allá.
28 ¿Es este hombre Conias un ídolo
Til, quebrado ? ¿ vaso con que nadie se
deleita? ¿Por qué fueron arrojados él
y su generación? ¿fueron echados á
tierra que no conocieron ?
29 i O tierra, tierra, tierra! oye palabra
de Jenova.
SO Así dijo Jehova: Escribid este va-
ron privado de generación: hombre
á quien nada sucederá prósperamente en
todos loa dka de su vida; porgue ningún
hombre de su simiente que se i
sobre el trono de David, y que se ense-
ñoreare sobre Juda, jamas será dichoso.
capitulo xxra.
Contra lo* impío» reye» y taceraote* <¡m fueron cauta
de hx corrupción del pueblo, y por tanto de tu ruina*
II. Promete la reñida del Metió» para rettauracion
de tu iffletia, cuya permaná y naturaleza divina y
humana y ministerio deterib*. III. Contra lo* faltos
profeta* y tu* profecía** por *infaoca*im*ede*cribe
la naturaleza y *ei¡alet cierta* de la verdadera pa-
labra de Dio*. TV. Contra fot que en el pueblo uta-
han por oteando de la* divina* mnummm* «te eetm.
palabra, carga de Jehova ¡te.
J A Y de los pastores que desperdician
A J\. y derraman las ovejas de mi maja-
da! dijo Jehova.
2 Por tanto, así dijo Jehova Dios de Is-
rael á los pastores que apacientan mi
pueblo : Vosotros derramasteis mis ove-
jas,, y las amontasteis, y no las visitas-
teis : he aquí que yo visito sobre vosotros
la maldad de vuestras obras, d\]o Jehova.
3 Y yo recogeré el resto de mis ovejas
de todas las tierras donde las eché, y ha-
cerlas he volver á sus moradas ; y crece-
rán, y multiplicarse han.
4 Y pondré sobre ellas pastores que las
apacienten; y no temerán mas, ni ten-
drán miedo, ni serán menoscabadas, dijo
Jehova.
5 He aquí que vienen dias, dijo Jehova,
y despertaré á David renuevo justo, y
reinará rey, el cual será dichoso, y hará
juicio y justicia en la tierra.
6 En sus días será salvo Juda, y Israel
habitará confiado ; y este será 6u nombro
que le llamarán, Jehova justicia, nüxs-
tbá.
7 Por tanto, he aquí que vienen dias,
d\jo Jehova, y no dirán mas: Vive Je-
hova que hizo subir los lujos de Israel
de la tierra de Egypto :
8 Mas : Vive Jehova que hizo subir, y
trujo la simiente de la casa de Israel de
tierra del aquilón, y de todas las tierras
á donde los echó; y habitarán en su
tierra.
9 A causa de los profetas mi corazón es
quebrantado en medio de mi, todos mis
huesos tiemblan : estuve como hombro
borracho, y como hombre á quien ense-
ñoreo el vino, delante de Jehova, y de-
lante de las palabras de su santidad.
10 Porque la tierra es llena de adúlte-
ros, porque á causa del juramento la
tierra es desierta: las cabanas del de-
sierto se secaron ; y la carrera de ellos
fué mala, su fortaleza no derecha.
U Porque así el profeta como el sacer-
068
JEREMÍAS.
doto ton fingidos : aun en mi casa bailé
su maldad, dfyo Jehova.
m 12 Por tanto su camino les será co-
mo resbaladeros en oscuridad : serán
rempujados, y caerán en él ; porque yo
traeré sobre ellos mal, año de bu visita-
ción, dice Jehova.
13 Y en los profetas de Samarla vi bo-
bcria: profetizaban en Banal, y hicieron
errar á mi pueblo Israel.
1-4 Y en los profetas do Jerusalem vi
torpezas: cometían adulterios, y cami-
naban por mentira, y esforzaban las ma-
nos de los malos, porque ninguno se
convertiese do su malieia : tornáronseme
todos olios como los moradores de So-
doma, y sus moradores como Gomorra.
15 Por tanto así dijo Jehova de loa
ejércitos contra aquellos profetas: He
aquí que yo les hago comer ajenjo, y les
haré beber aguas de hiél ; porque de los
profetas de Jerusalem salió la hipocresía
sobre toda la tierra.
16 Así djjo Jehova de loe ejércitos : No
escuchéis las palabras de los profetas
que os profetizan : os hacen desvanecer,
hablan visión de su corazón, no de la
boca de Jehova.
17 Dicen atrevidamente á los que me
airan : Jehova dijo : Paz tendréis. Y á
cualquiera que camina tras la imagina-
ción de su corazón, dijeron : No vendrá
mal sobre vosotros.
18 Porque ¿ quién estuvo en el secreto
de Jehova, y vio, y oyó su palabra?
¿ quién estuvo atento á su palabra, y oyó ?
19 He aquí que la tempestad de Jehova
saldrá con faror; y la tempestad que
• está aparejada, sobre la cabeza de los
malos caerá.
20 No se apartará el furor de Jehova,
hasta tanto que haya hecho, y hasta tan-
to que haya confirmado los pensamien-
tos de su corazón : en lo postrero de los
dias la entenderéis con entendimiento.
21 No envié yo aquellos profetas, y ellos
corrían : yo no les hablé, y ellos profeti-
zaban.
22 Y si ellos hubieran estado en mi se-
creto, también hubieran hecho oir mis
palabras á mi pueblo, y los hubieran he-
cho volver de su mal camino, y de la
maldad de sus obras.
23 ¿Soy yo Dios de cerca, dijo Jehova,
y no Dios de lejos?
24 ¿Esconderse ha alguno en esconde-
deros que yo no le vea, dtfo Jehova ? ¿no
hincho yo el cielo y la tierra, dijo Jehova?
664
25 Yo oí lo que aque&os profetas dije-
ron profetizando mentira en mi nombre,
diciendo: Soné, sofié.
26 ¿Hasta cuándo será esto en el cora-
zón de los profetas que profetizan men-
tira, y que profetizan el engaño de su
corazón?
27 No piensan como hacen olvidar mi
pueblo de mi nombre con sos sueltos
que cada uñó cuenta á su compañero,
como bus padres se olvidaron de mi
nombre por Banal.
28 £1 profeta con quien mere suefio,
cuente sueño; y con el que mere mi
palabra, cuento mi palabra verdadero.
¿ Qué tiene la paja con el trigo, dtyo Je-
hova?
29 ¿Mi palabra no es como el mego,
dice Jehova^y como martillo qne que-
branta la piedra ?
30 Por tanto, Jie aquí, yo contra los pro-
fetas, dice Jehova, que hurtan mis pala-
bras, cada uno de su mas cercano.
81 He aquí, yo contra los profetas, dice
Jehova, que endulzan sus lenguas, y di-
cen: Dijo.
82 He aquí, yo contra los qne profetizan
sueños mentirosos, dice Jehova, y los
contaron, y hicieron errar mi pueblo con
sus mentiras y con sus lisonjas ; y yo no
los envié, ni les mandé; y ningún prove-
cho hicieron á este pueblo, dtyo Jehova.
83 Y cuando te preguntare este pueblo,
ó el profeta, ó el sacerdote, diciendo:
¿Qué es la carga de Jehova? decirles
has: ¿Qué carga? Dejaros he, dtyo Je-
hova,
84 X & profeta, y el sacerdote, y el pue-
blo que dijere : Carga de Jehova: yo vi-
sitaré sobre el tal hombre, y sobre su
85 Asi diréis cada cual ásu compañero,
y cada cual á su hermano ; ¿ Qué respon-
dió Jehova? ¿y qué habló Jehova?
86 Y nunca mas os vendrá á la memo-
ria carga de Jehova; porque la palabra
de cada uno le será por carga; pues per-
vertisteis las palabras del Dios viviente,
Jehova de los ejércitos, Dios nuestro.
87 Asi dirás al profeta: ¿Qué te res-
pondió Jehova, y que habló Jehova ?
88 Y si diereis: Carga de Jehova: Por
tanto asi dijo Jehova: Porque dijisteis
esta palabra, carga de Jehova, habiendo
enviado á vosotros, diciendo: No dígala,
Carga de Jehova:
89 Por tanto, he aquí, que yo os olvi-
daré olvidando; y os arrancará de mi pre-
JEREMÍAS.
seoeia, y ala elu^ad que os día vosotros
y á vuestros padres.
40 T doré sobre vosotros vergüeña* per-
petua, y confusiones eternas, qne nunca
las raiga olvido.
CAPITULO XXIV.
Por mh Mura ó timbólo de d oe ceetme me himn\ nm
de muy bueno», y otra de muy malo*, entena Dioe al
profeta la condición de loe piadoso* y délo» implo»
en el destierro,
MOSTRÓME Jehova, y be aqtrí dos
cestas de higos puestas delante del
templo de Jehova, después de haber tras-
portado Nabuchodonosor, rey de Baby-
lonla, á Jechonlas, hijo de Joaclra, rey de
Jada, y á los principes de Jada, y á 1os
oficiales y cerrajeros de Jernsalem, y
haberlos llevado á Babylonla.
2 La una cesta tenia higos muy buenos,
como brevas ; y la otra cesta tenia higos
muy maloB, que no se podían comer de
malos.
S T dejóme Jehova: ¿Qué ves tú. Je-
remías ? Y dije : Higos, higos buenos ;
muy buenos; y malos, muy malos,, que
de malos no se pueden comer.
4 T fué á mi palabra de Jehova, di-
ciendo:
5 Asi dijo Jehova Dios de Israel : Co-
mo á estos buenos higos, asi conoceré el
trasportamiento de Jnda, al cual eché de
este lugar á tierra de Chaldeos, para bien.
0 Porque pondré mis ojos sobre ellos
para bien ; y volverlos he á esta tierra, y
edificarlos he, y no los destruiré : plan-
tarlos he, y no los arrancaré.
7 T darles he corazon-para que me co-
nozcan, que yo soy Jehova ; y serme han
por pueblo, y yo lee seré á ellos por
Dios ; porque se volverán á mi de todo
su corazón.
8 T como los malos higos, que de ma-
los no se pueden comer, asi dijo Jehova,
doré á Sedéelas, rey de Juda, y á sus
príncipes, y al resto de Jerusalem que
quedaron en esta tierra, y que moran en
la tierra de Egypto.
9 T darlos he por escarnio, por mal á
todos los reinos de la tierra: por infa-
mia, y por ejemplo, y por reirán, y por
maldición á todos los lugares donde yo
los arrojaré. •
10 T enviaré en ellos espada, hambre,
y pestilencia, hasta que sean acabados
de sobre la tierra que les di á ellos y á
sus padres.
CAPITULO XXV.
Protesta el profeta al pueblo la diligencia que Dio» ha
pmeto para oottperttrtoe á mídela iáeeaeria, y lo
poeoqmm» k*eqprv*memaele^pm'loemUeÍeeédme-
terminado de entregarlo» d lo» Chaldeoe donde Mta-
rdn cautivo» por setenta año», lo» cuales cumplido»
te» promete tuertad. II. Profetisa grande» calami- „
dade» d todo» lo» reino» en particular por mano del
monarca de Jtabylonia, al cual también te le predice
dlapoetretundna.
PALABRA que fué á Jeremías de toda
el pueblo de Juda, en el ano cuarto
de Joacim, tyjo de Joslas, rey de Juda,
el cual es el ano primero de Nabuchodo-
nosor, rey de Babylonla
2 Lo que habló Jeremías profeta á todo
el pueblo de Juda, y á todos los morado-
res de-Jerusalem, diciendo :
8 Desde el ano trece de Joslas, hijo de
Amon, rey de Juda, hasta este dia, que
son veinte y tres años, fué á mi* palabra
de Jehova, la eual hablé á vosotros, ma-
drugando y hablando, y no oísteis.
4 Y envió Jehova á vosotros todos sus
siervos profetas, madrugando y enviando,
y no oísteis, ni abajasteis vuestra oreja
paraoir;
5 Diciendo : Volveos ahora os vuestro
mal camino, y de la maldad de vuestras
obras, y morad sobre la tierra que os dio
Jehova, á vosotros y á vuestros padres
para siempre ;
6 Y no caminéis en pos de dioses age-
nos, sirviéndoles y encorvándoos á ellos ;
ni me provoquéis á ira con. la obra de
vuestras manos, y no os haré maL
7 Y no me oísteis, cUJo Jehova, para
provocarme á ira con la obra de vuestras
manos, para mal vuestro.
8 Por tanto asi dtyo Jehova de los ejér-
citos : Porque no oísteis mis palabras,
9 He aquí que yo enviaré, y tomaré to-
dos los linages del aquilón, dice Jehova,
y á Nabuchodonosor, rey de Babylonla,
mi siervo, y traerlos he contra esta tier-
ra, y contra sus moradores, y contra to-
das estas naciones al derredor; y matar-
los he, y ponerlos he por escarnio, y por
silbo, y en soledades perpetuas.
10 Y haré perder de entre ellos voz de
gozo, y voz de alegría, voz de desposa-
do, y voz de desposada, voz de muelas,
y luz de antorcha.
11 Y toda esta tierra seca puesta en so-
ledad, en espanto ; y servirán estas nacio-
nes al rey de Babylonia setenta anos :
12 Y será que cuando fueren cumplidos
los setenta años, visitaré sobre el,rey de
Babylonla, y sobre aquella nación su
maldad, d(jo Jehova, y sobre la tierra de
los Chaldeos ; y yo la pondré en desier-
tos para siempre.
13 Y traeré sobre aquella tierra todas
ees
JEREMÍAS.
mis palabras que he hablado contra ella,
con todo lo qne está escrito en este libro,
profetizado por Jeremías, contra todas
las naciones.
14 H Porque se servirán también de
ellos machas naciones, y reyes grandes ;
y yo les pagaré conforme á bu obra, y
conforme á la obra de sus manos.
i 15 Porque asi me d^jo Jehova Dios do
Israel : Toma de mi mano el vaso del vi-
no de este furor, y da de beber de él á
todas las naciones á las cuales yo te en-
vió.
1$ Y beberán, y temblarán, y enloque-
cerán delante de la espada que yo envió
entre ellos.
17 T tomé el vaso de la mano de Je-
hova, y di de beber á todas las naciones
á las cuales me envió Jehova:
18 A Jerusalem, y á las ciudades de Ju-
da, y á sus reyes, y sus príncipes, para
que yo las pusiese en soledad, eu escar-
nio, y en subo y en maldición, como este
dia:
19 A Pharaon, rey de Egypto, y á sus
siervos, y á sus principes, y á todo su
pueblo :
20 Y á toda la mistura; y á todos los
reyes de tierra de Hus ; y á todos los
reyes de tierra de Paiestbina, y á Ascalon,
y Gaza, y Accaron, y á la resta de Azoto :
21 A Bdom, y Moab, y á los htfos de
Aramon:
23 Y á todos los reyes de Tyro, y á to-
dos los reyes de Sidon, y á los reyes de
las telas que están de ese cabo de la mar:
28 Y á Dedan, y Thema, y Buz, y á to-
dos los que, están al cabo del mundo :
24 Y á todos los reyes de Arabia, y á
todos los reyes de la Arabia que habita
en el desierto :
25 Y á todos los reyes de Zambri, y á
todos los reyes de Elam, y á todos los
reyes de Media:
26 Y á todos los reyes del aquilón, los
de cerca y los de lejos, los unos de los
otros; y á todos los reinos de la tierra
qne están sobre la haz de la tierra, y el
rey de Sesach beberá después de ellos.
27 Decirles has pues : Así dijo Jehova
de los ejércitos, Dios de Israel : Bebed, y
emborrachaos, y vomitad, y caed, y no
os levantéis delante de la espada que yo
envió entre vosotros.
28 Y será que si no quiiieren tomar el
vaso de tu mano para beber, decirles has :
Así dijo Jehova de los ejercites : JJebien-
do bebed.
m
29 Porque he aojü que ala dudad sobre
la cual es llamado mi nombre yo comien-
zo á hacer mal, ¿y vosotros solos seréis
absucltos ? No serete absueltos ; porque
espada traigo sobre todos los moradores
de la tierra, dijo Jehova de los ejércitos.
SO Tú pues profetizarás á ellos todas
estas palabras, y decirles has: Jehova
bramará como leotí de lo alto, y de la mo-
rada de su santidad dará su voz: bra-
mando bramará Bobrc su morada, canción
de lagareros cantará á todos los morado-
res de la tierra,
31 Llegó el estruendo hasta el cabo de
la tierra; porque juicio de Jehova con
las naciones : él es el Juez de toda carne :
los impíos entregará á la espada, d\jo Je-
hova.
32 Así dijo Jehova de los ejércitos : He
aquí que el mal sale de nación en nación,
y grande tempestad se levantará de los
fines de la tierra.
33 Y serán muertos de Jehova en aquel
dia desde el un cabo de la tierra hasta el
otro cabo : no se endecharán, ni se coge-
rán, ni se enterrarán : como estiércol se-
rán sobre la haz de la tierra.
34 Aullad, pastores, y clamad, y rebol -
caos en el polvo, los mayorales del bato ;
porque vuestros dios son cumplidos para
ser degollados, y esparcidos vosotros;
y caeréis como vaso de codicia.
35 Y la huida se perderá de los pastores ;
y el escapamiento, de los mayorales del
hato.
36 Voz de la grita de los pastores, y
au¡lido de los mayorales del hato *t oirá;
porque Jebova asoló sus mojadas.*
37 Y las majadas pacíficas serán taladas,
por la ira del furor de Jebova.
38 Desamparó como leoncillo su mora-
da ; porque la tierra de ellos fué asolada
por la ira del opresor, y por el enojo de
su furor.
CAPÍTULO XXVI.
Buimando el profeta al pueblo la atotacion de fcr e&wfod
y del templo por mm mewdu+m aau»adopmra wtorir
por lo» profeta*, tacerdote*, y el puebla, ato* defen-
diendo el dicho con conxtancia, lotjuece» lo ahntthren.
//. El rey Joacim hace morirá otro projñeta que pro-
Jfetfaota lo mimmo,haciémdoi* traer dm Egipto aowme
te había huido. »
EN el principio del reino de Joacim,
hijo de Josias, rey de Juda, fué esta
palabra de Jehova, diciendo :
2 Así dijo Jehova: Ponte en el patio
de la casa de Jehova, y habla á todas las
ciudades de Juda, que vienen para adorar
en la casa de Jebova, todas las palabras
JEREMÍAS*
que yo te mandé que lee hablases: no
detengas palabra.
3 Quizás oirán, y ee tornarán cada uno
de su mal camino ; y arrepentirme he yo
del mal que pienso hacerles, por la mal-
dad de sns obras. •
4 Decirles has : Asi djjo JehoTa : SI no
me oyereis para andar en mi ley, la cual
di delante de Tosotros,
5 Para oir á las palabras de mis sierros
los profetas que yo os envió, madrugan-
do y enviando, á los cuales no habéis
oido :
6 To pondré esta casa como 811o, y da-
ré esta ciudad en maldición á todas las
naciones do la tierra.
7 T oyeron los sacerdotes, y los profe-
tas, y todo el pueblo, á Jeremías hablar
estas palabras en la casa de Jehova.
8 T fué que acabando de hablar Jere-
mías todo lo que Jehova le habla manda-
do que hablase á todo el pueblo, los sa-
cerdotes, y los profetas, y todo el pueblo
le echaron mano, diciendo : "Muerte mo-
rirás.
9 ¿ Por qué profetizaste en nombre de
Jehova, diciendo: Esta casa será como
Silo ; y esta ciudad será asolada hasta no
quedar morador? Y todo el pueblo so
juntó contra Jeremías en la cala de Je-
hova.
10 T los principes de Juda oyeron estas
cosas, y subieron de casa del rey á la casa
de Jehova, y asentáronse en la entrada
de la puerta nueva de Jehova.
11 Y hablaron los sacerdotes y los pro-
fetas á los principes, y á todo el pueblo,
diciendo : En pena de muerte ha incur-
rido este hombre, porque profetizó con-
tra esta ciullad, como vosotros habéis
oido con vuestros oídos.
12 Y habló Jeremías á todos los princi-
pes, y á todo el pueblo, diciendo : Jehova
* me envió que profetizase contra esta casa,
y contra esta dudad, todas las palabras
que habéis oído.
13 Y ahora mejorad vuestros caminos,
y vuestras obras, y oid la voz de Jehova
vuestro Dios ; y arrepentirse ha Jehova
del mal que ha hablado contra voso-
tros.
14 En lo que á mi toca, he aqui, estoy
en vuestras manos, haced de mi como
mejor y mas recto os pareciere :
15 Mas sabed do cierto, quo si me ma-
tareis, sangre inocente echareis sobre vo-
sotros, y sobre esta ciudad, y sobre sns
moradora; porque, en verdad, Jetara*
me envió á vosotros, para que dtyeee to-
das estas palabree en vuestros oídos.
16 Y dijeron los principes y todo el pue-
blo á los sacerdotes y profetas: No ha
incurrido este hombre en pena de muer-
te, porque en nombre de Jehova nuestro
Dios ha hablado á nosotros.
17 Y levantáronse alguno» de los an-
cianos de la tierra, y hablaron á toda la
congregación del pueblo, diciendo :
18 Mlcheas de Morastbl profetizó en
tiempo de Ezechlas, rey de Jnda, y habló
á todo el pueblo de Juda, diciendo : Aei
dijo Jehova de loe ejércitos : 8ion será
arada como campo, y Jerusalem será
montones, y el monte del templo en
cumbres de bosque.
19 ¿Matáronle luego Ezechlas, rey do
Juda, y todo Juda ? ¿No temió á Jeho-
va, y oró á la faz de Jehova, y Jehova' se
arrepintió del mal que habla, hablado
contra ellos ? ¿Y nosotros haremos tan
grande mal contra nuestras almas?
20 í Hubo también un -hombre quo
profetizaba en nombre de Jehova, Urias,
hijo de Semei, de Cariath-Jarim, el cual
profetizó contra esta dudad, y contra
esta tierra conforme á todas las palabras
de Jeremías.
21 Y oyó el rey Joacim, y todos sus va-
lientes, y todos sus principes sus pala-
bras, y el rey procuró de matarle: lo
cual entendiendo Urias, tuvo temor, y
huyó, y se metió en Egypto.
22 Y el rey Joacim envió hombres en
Egypto, á Elnathan, hijo de Achor, y
otros hombres con él á Egypto, > #
23 Los cuales sacaron á Urias ée Egypto,
y le trajeron al rey Joacim, y hirióle á
cuchillo, y echó su cuerpo en los sepu!*
cros del vulgo.
24 La mano empero de Ahicam, hijo do
Sapban, era con Jeremías, porque no le
entregasen en las manos del pueblo para
matarle.
capitulo xxvn.
Aviia el profeta de parte de Dloe d loereye» cantar»
cano» que ee den al rey de BabyUmia ñ quieren que*
darxen eme tierras. 11. Lo minino hace de nuevo at
rey de Juda, y d loe $acentc4e*% requMéndok» que
no crean d lee profeta* que le» pereuaden otra cota.
EN el principio del reino de Joacim,
btyo de Joslas,'rcy de Juda, rae de
Jehova esta palabra á Jeremías, diciendp : .
2 Jehova me dijo asi : Házte irnos co-
yundas y yugos, y pónlos sobre tu cuello.
8 Y enviarlos has al rey de Edoro, y al
rey de Moab, y al rey de loe hijos de
Ammon, y al rey de Tyro, y al rey de 81-
«I
JEREMÍAS.
don por mano de los embajadores que
Tienen á Jerusalem á Sedéelos, rej de
Jada.
4 Y mandarles has que digan á sus se-
ñores : Asi dijo Jehova de los ejércitos,
Dios de Israel : Así diréis á vuestros se-
ñores :
5 Yo hice la tierra, el hombre y las bes-
tias que están sobre la haz de la tierra,
con mi grande potencia, y con mi brazo
extendido \ y la di á quien me plugo.
6 Y ahora yo he dado todas estas tierras
en mano de Nabuchodonosor, rey de Ba-
bylonia, mi siervo, y aun las bestias del
campo le he dado para que le sirvan.
7 Y servirle han todas las naciones, á
él, y a su hijo, y al hijo de su hijo, hasta
que venga también el tiempo de su mis-
ma tierra ; y servirle han muchas nacio-
nes, y reyes grandes.
8 Y será que la nación y el reino que
no le sirviere, es á saber, á Nabuchodono-
sor, rey de Babylonia, y que no pusiere
su cuello ■ debajo del yugo del rey de
Babylonia, con espada, y con hambre, y
con pestilencia visitaré á la tal nación,
dice Jehova, hasta que yo los acabe por
su mano.
9 Y vosotros no oigáis á vuestros pro-
fetas, ni á vuestros adivinos, ni á vues-
tros sueños, ni á vuestros agoreros, ni á
vuestros encantadores, que os hablan, di-
ciendo : No serviréis al rey de Babylonia.
10 Porque ellos os profetizan mentira,
por haceros alejar de vuestra tierra, y
para que yo os arroje, y perezcáis.
1J, Mas la nación que metiere su cuello
al yugo del rey de Babylonia, y le sir-
viere, hacerla he dejar en su tierra, dijo
Jehova, y labrarla ha, y morará en ella,
12 Tf Y hablé también á Sedecias, rey
de Juda, conforme á todas estas pala-
bras, diciendo: Meted vuestros cuellos
al yugo del rey de Babylonia, y servidle
á él y á su pueblo, y vivid. .
13 ¿ Por qué moriréis, tú y tu pueblo á
espada, hambre, y pestilencia, de la ma-
nera que ha dicho Jehova á la nación
que no sirviere al rey de Babylonia ?
14 No oigáis los palabras de los profe-
tas que Os hablan, diciendo: No servi-
réis al rey de Babylonia, porque os pro-
fetizan mentira.
15 Porque yo no los envié, dice Jehova,
y ellos profetizan en mi nombre falsa-
mente para que yo os arroje, y perez-
cáis, vosotros y los profetas que os pro-
fetizan.
66»
16 A los sacerdotes también hablé, y á
todo este pueblo, diciendo: Asi dijo
Jehova : No oigáis las palabras de vues-
tros profetas que os profetizan, dicien-
do : He aquí que los vasos de la casa de
Jehova volverán de Babylonia ahora
presto ; porque os profetizan mentira.
17 No los oigáis : servid al rey de Ba-
bylonia, y vivid ; ¿ por qué será desierta
esta ciudad ?
18 Y si ellos aon profetas, y si es con
ellos palabra de Jehova, oren ahora á Je-
hova de los ejércitos, que los vasos que
han quedado en la casa de Jehova, y en
la casa del rey de Juda, y en Jerusalem,
no vengan á Babylonia.
19 Porque así dtfo Jehova de los ejérci-
tos, de aquellas columnas, y del mar, y
de las basas, y del resto de los vasos que
quedan en esta ciudad,
20 Que Nabuchodonosor, rey de Baby-
lonia, no quitó, cuando trasportó de Je-
rusalem en Babylonia á Jechonias, h\jo
de Joacim,"rey de Juda, y á todos los
nobles de Juda, y de Jerusalem :
21 Asi pues .dtfo Jehova de los ejercí- '
tos, Dios de Israel, de los vasos que que-
daron en la casa de Jehova, y en la casa
del rey de Juda, y de Jerusalem :
22 A Babylonia serán trasportados, y
allí estarán hasta el dia en que yo los vi-
sitaré, dtfo Jehova; y después los haré
subir, y tornarlos he á este lugar.
CAPITULO XXVIII.
Jlancmia» profeta faho contradice d Jeremía* en la
profecía de la cautividad de Babilonia. 11. Je-
remía* por avim de Dioe te vuelre d contradecir, y
le amenaza que moriría en aquel año por haber *•-
Hado falta profecía, lo cual le aviene.
Y ACONTECIÓ en el mismo año, en
el principio del reino *de Sedéelas,
rey de Juda, en el año cuarto, en el quin-
to mes, que me habló Hananias, hijo de
Azur, profeta, que era en Gabaon, en la t
casa de Jehova, delante de los sacerdo-
tes, y de todo el pueblo, diciendo :
2 Así habló Jehova de los ejércitos,
Dios de Israel, diciendo: Quebranté el
yugo del rey de Babylonia
3 Dentro de dos años de dias tornaré á
este lugar todos los vasos de la casa de
Jehova, que llevó de este lugar Nabu-
chodonosor, rey de Babylonia, para me-
terlos en Babylonia.
4 Y yo tornaré á este lugar á Jechonias,
hJJo de Joacim, rey de Juda, y á todos
los trasportados de Juda qne entraron
en Babylonia, dice Jehova ; porque yo
quebranté el yugo del rey de Babylonia.
JEREMÍAS.
5 T djjo Jeremiae profeta á Hanaiüa*
profeta, delante de loe sacerdotes, y de-
lante de todo el pueblo que estaba en la
casa de Jehova :
6 Dfyo pues Jeremías profeta: Amen,
así lo haga Jehoya : confirme Jehova tus
palabras con las cuales profetizaste, que
los vasos de la casa de Jehova, y todos
los trasportados, han de ser tornados de
Babylonia á este lagar.
7 Con todo eso oye ahora esta palabra
que yo hablo en tus oídos, y en los oí-
dos de todo el pueblo.
8 Los profetas que fueron antes de mi,
y antes de ti, en tiempos pasados profe-
tizaron sobre muchas tierras y grandes
reinos, de guerra, y de aflicción, y de
pestilencia.
9 £1 profeta que profetizó de paz, cuan-
do viniere la palabra del profeta, será
conocido el profesa que Jehova lo envió
con verdad.
10 T Hananias profeta quitó el yugo del
cuello de Jeremías profeta, y Jo quebró.
11 Y habló Hananias en presencia de
.todo er pueblo, diciendo: Así dy o Jeho-
va : De esta manera quebraré el yugo de
Nabuchodonosor, rey de Babylonia, del
cuello de todas las naciones dentro de dos
años de dias. T fuese Jeremías su camino.
12 f Y después que Hananias profeta
quebró el yugo del cuello de Jeremías
profeta, fué palabra de Jehova á Jere-
mías, diciendo:
13 Vé, y habla á Hananias, diciendo :
Asi dijo Jehova: Yugos de madera que-
braste, mas por ellos harás yugos de
hierro.
14 Porque así dtyo Jehova de los ejérr
cttos, Dios de Israel: Yugo de hier-
ro puse sobre el cuello de todas estas
naciones, para que sirvan á Nabuchodo-
nosor, rey de Babylonia, y servirle han ;
y aun también le he dado las bestias del
campo.
15 Entonces dijo Jeremías profeta á
Hananias profeta: Ahora oye Hananias :
Jehova no te envió, y tú hiciste á este
pueblo confiar en mentira.
16 Por tanto asi dijo Jehova : He aquí
que yo te envío de sobre la haz de la
tierra, y en este año morirás; porque
hablaste rebelión contra Jehova.
17 Y en el mismo afio murió Hananias
en el mes séptimo.
CAPITULO XXIX-
Xscribe Jeremía* desde Jerusalem d loe cautivo* de
Bctlkm&ooifr temado* enlafédesajprofeciaytf
consolándolos con la prometa de la Ubertmd. JLU»
Jobo profeta escribe contra él desde Babilonia oí
memo sacerdote, y e% imstrtaye dios de la cawtivtdad
comerás* falsa prefería.
Y ESTAS »on las palabras de la carta
que Jeremías profeta envió de Jeru-
salem á los ancianos que habían queda-
do de los trasportados, y á los sacerdqr
tes, y profetas, y á todo el pueblo que
Nabuchodonosor llevó cautivo de Jeru-
salem, á Babylonia :
2 Después que salió el rey Jechonias, y
la reina, y los de palacio, y los príncipes
de Juda y de Jerusalem, y los artífices,
y los ingenieros de Jerusalem :
3 Por mano de Elasa, htyo de Sapha, y
de Quinarias, hijo de Elcias, los cuales
envió Sedéelas, rey de Juda, en Babylo-
nia á Nabuchodonosor, rey de Babylo-
nia, diciendo :
4 Así dijo Jehova de los ejércitos, Dios
de Israel, á todos los de la cautividad
que hice trasportar de Jerusalem en
Babylonia :
5 Edificad casas, y morad; y plantad
huertos, y comed del fruto de ellos.
6 Cásaos, y engendrad htyos y hija*, dad
mugeres á vuestros hijos, y dad mandos
á vríestras hijas para que paran hjjos y
bjjas; y multiplicaos allá, y no os ha-
gáis pocos.
7 Y procurad la paz de la ciudad á la
cual os hice traspasar, y rogad por ella
á Jehova, porque en su paz tendréis tam-
bién vosotros paz.
8 Porque asi d\jo Jehova de los ejérci-
tos, Dios de Israel : No os engañen vues-
tros profetas que están entre vosotros, ni
vuestros adivinos, ni miréis á vuestros
sueños que soñáis.
9 Porque falsamente os profetizan ellos
en mi nombre : no los envié, dijo Jehova,
10 Porque asi dijo Jehova : Cuando en
Babylonia se cumplieren los setenta
años, yo os visitaré, y despertaré sobre .
vosotros mi palabra buena, para torna-
ros á este lugar.
11 Porque yo sé los pensamientos que
yo pienso de vosotros, dtfo Jehova, pen-
samientos de paz, y no de mal, para da-
ros el fin que esperáis.
12 Entonces me invocaréis, y andaréis :
oraréis á mí, y yo os oiré.
13 Y buscarme heis, y hallaréis; porque
me buscaréis de todo vuestro corazón.
14 Y seré hallado de vosotros, d\Jo Je-
hova, y tornaré vuestra cautividad; y
juntaros he de todas las naciones, y de
todos los lugares donde os arrojé, dyp
JEREMÍAS.
Jehova, y haceros he volver al lugar do
donde os hice traspasar;
15 Porque dijisteis : Jehova no desper-
tó profetas en Bahylouia.
16 Porque así dijo Jehova del rey que
está asentado sobre el trono de David, y
do todo el pueblo que mora en esta ciu-
dad, vuestros hermanos, que no salieron
con vosotros en la cautividad.
17 Asi dyo Jehova de los ejércitos : He
aquí eva yo envió contra ellos espada,
hambre, y pestilencia; y ponerlos he
como los malos higos, que de malos no
se pueden comer.
18 T perseguirlos he con espada, con
hambre y con pestilencia; y darlos ho
por escarnio á todos los reinos de la tier-
ra, por maldición, y por espanto, y por
silbo, y por afrenta á todas las naciones
á las cuales los arrojé.
19 Porque no oyeron mis palabras, di-
jo Jehova, que les envié* por mis siervos
los profetas, madrugando y enviando ; y
no oísteis, dtyo Jehova.
20 OM pues vosotros palabra de Jeho-
va, todos los trasportados que eché de
Jerusalem en Babylonla :
21 -Así dijo Jehova de los ejércitos, tttos
de Israel, de Achab, hijo de Coitos, y de
Sedecias, hijo de Moaslas, que os profe-
tizan en mi nombre falsamente : He aquí
qtts yo los entrego en mano de Nabucho-
donosor, rey de Babylonla, y él los he-
rirá delante de vuestros ojos.
33 T todos los trasportados de Juda
que atdn en Babylonla, tomarán de ellos
maldición, diciendo: Póngate, Jehova,
como á Sedéelas, y como á Achab, los
cuales quemó en fuego el rey de Baby-
28 Porque hicieron maldad en Israel, y
cometieron adulterio con las mugeres de
sus prójimos, y hablaron palabra firisa-
• mente en mi nombre, que no les mandé :
lo cual yo sé, y soy testigo, dfjo Jehova,
24 ? Y á Semeias de Nehelam habla-
rás, diciendo:
25 Asi habló Jehova de los ejércitos,
Dios de Israel, diciendo : Porque envias-
te cartas en tu nombre á todo el pueblo
que este* en Jerusalem, y á Sopbonias
sacerdote, hijo de Maaaias, y á todos los
sacerdotes, diciendo :
26 Jehova te paso por sacerdote en lu-
gar de Joteda sacerdote, para que presi-
dáis en la casa de Jehova sobre todo
hombre furioso y proíetaate, poniéndo-
le en el calabozo, y en el brete.
M0
87 ¿Y ahora por qué no reprendiste á
Jeremías de Anathoth, que os profetiza,
faltamente t
28 Porque por eso envió á nosotros en
Babylonla, diciendo: Largo et d cauti-
verio: edificad casas, y morad: plantad
huertos, y comed el fruto de ellos.
29 Y Sopbonias sacerdote habla leído
esta carta á oídos de Jeremías proteta.
SO Y fué palabra de Jehova á Jeremías,
diciendo :
81 Envía á toda la transmigración á de-
cir : Así dijo Jehova de 8emelas de Nehe-
lam : Porque os profetizó Sometas, y yo
no le envié, y os hizo confiar sobre men-
tira:
82 Por tanto asi dijo Jehova: He aquí
que yo visito sobre 8emeias de Nehektm,
y sobre su generación : no tendrá varón
que more entre este pueblo, ni verá
aquel bien que yo hago á mi pueblo, di-
jo Jehova, porque rebelión ha hablado
contra Jehova*
CAPITULO XXX
Profetiza la libertad de la cautividad de MabyUmia.
y en figura de ella la espiritual de la fefcttd, yfcf
venida y wtimtUrioe del Metía»,
PALABRA que fué á Jeremías de Je-
hova, diciendo : Así habló Jehova
Dios de Israel, diciendo :
2 Escríbete en un libro todas las pala-
bras que te he hablado.
8 Porque he aqui que vienen días, dtyo
Jehova, en que tornaré la emotividad de
mi pueblo Israel y Juda, dijo Jehova'; y
hacerlos he volver á la tierra que di á
sus padres, y poseerla han.
4 Estas pues ton las palabras que habló
Jehova acerca de Israel y de Juda :
6 Porque asi dijo Jehova : Hemos oído
voz de temblor: espanto, y no paz.
6 Preguntad ahora, y mirad si pare el
varón ; porque vi que todo hombre te-
nia las manos sobre sus lomos, como
muger de parto, y todos rostros se tor-
naron amarillos.
7 ¡Ay! porque grande «t aquel día, tan-
to que no haya otro semejante á él; y
tiempo de angustia para Jacob, mas de
ella será librado.
8 Y será en aquel día, dice Jehova de
los ejércitos, fue yo quebraré en yugo de
tu cuello, y romperé tus coyundas, y ex-
traaos no le volverán mas á poner en
servidumbre :
9 Mas servirán á Jehova su Dios, y á
David su rey, el cual los levantaré.
10 Tá pasa, siervo mío Jacob, so te-
JEREMÍAS.
mM, ¿toe Jeto**, ni te atemorices, Is-
rael, porque be aquí que yo soy el que
te salvo de lejos, y á tu tira lente de la
tierra de su cautividad ; y Jacob tornará,
y descansará, y sosegará, y no habrá
quien espante :
11 Porqne yo mré contigo, dice Jehova,
para salvarte, y haré consumación en to-
das las naciones en las cuales te esparcí :
en ti empero no haré consumación, mas
castigarte he con juicio, ni te talaré del
todo.
12 Porqne asi dijo Jehova : Desahucia-
do « tu quebrantamiento, y dificultosa
tu llaga.
13 No hay quien te ponga salud: no
hay para ti cura ni medecinas.
14 Todos tus enamorados te olvidaron,
no te bascan; porque de herida de ene-
migo te herí, de azote de cruel, á causa
de la multitud de tu maldad, y de Ja mul-
titud de tos pecados.
15 ¿ Por qné gritas á causa de tu que-
brantamiento ? desahuciado es tu dolor;
porque por la multitud de tu iniquidad, y
de tus muchos pecados te he hecho esto.
16 Por tanto todos los que te consu-
men, serán consumidos, y todos tus afli-
gidores, todos Irán en cautividad, y los
que te pisaron, serán pisados, y á todos
les que hicieron presa de ti, daré en
presa.
17 Porque yo haré venir sanidad para
ti, y de tus heridas te sanaré, dijo Jcho-
va; porque Arrojada te llamaron: Esta
es Skm, no hay quien la busque.
18 Asi dijo Jebova: He aqui que yo
hago tornar la cautividad de las tiendas
de Jacob, y de sus tiendas habré miseri-
cordia ; y la ciudad se edificará sobre su
collado ; y d palacio será asentado con-
forme á su costumbre.
lt T saldrá de eilos alabanza, y vos de
gente que está- en regocijo ; y multipli-
carlos he, y no serán disminuidos : mul-
tiplicarlos he, y no serán disminuidos.
SO T serán sus hijos como de primero,
y su congregación delante de mi será
confirmada ; y visitaré á todos sus opre-
sores.
21 T será su Tuerte de él, y su Enseño-
reador de en medio de él saldrá, y hacer-
le lie allegar cerca, y acercarse ha á mi ;
porque ¿ quién es aquel que ablandó su
corazón para llegarse á mi, dfyo Jebova?
22 T Bermeheispot pueblo, y yo seré &
vosotros por Dios.
2B He aquí que la tempestad de Jebova
sale eon furor; la tempestad que se apa-
reja, sobre la cabeza de los impíos repo-
sará.
24 No se volverá la ira del enojo de Je-
bova, hasta que baya hecho, y haya cum-
plido los pensamientos de su corazón.
En el fin de los dios entenderéis esto.
CAPITULO XXXI.
E* el mismo arpummio del capítulo preotiemU.
EN aquel tiempo, dijo Jebova, yo seré
por Dios á todos los linages de Is-
rael, y ellos me serán á mí por pueblo.
2 Asi d|jo Jehova: Halló gracia en el
desierto el pueblo, los que escaparon de
la espada ». anduvo por hacer hallar repo-
so á Israel
8 Jehova se manifestó á mi ya mucho
tiempo ha, diciendo : Con amor eterno
te amé: por tanto te suporté con mise-
ricordia.
4 Aun te edificaré, y serás edificada,
virgen de Israel: aun serás adornada
con tus panderos, y saldrás en corro de
danzantes. "^
5 Aun plantarás vinas en los montes de
Samaría: plantarán los plantadores, y
profanarán.
6 Porque habrá dia en que clamarán
los guardas en el monte de Ephrsim:
Levantaos y subamos en Sion á Jehova
nuestro Dios.
7 Porque así dtyo Jehova : Alegraos en
Jacob con alegría, y jubilad en la cabeza
de los naciones, haced oir, alabad, y de-
cid : Salva, ó ! Jehova, tu pueblo, el resto
de Israel
8 He aquí que yo los torno de tierra del
aquilón, y los juntaré de los fines de la
tierra: habrá entre ellos ciegos y cojos,
y mugeres preñadas y paridas junta-
mente: en grande compañía tornarán
acá.
9 Irán con lloro, mas con misericor-
dias los haré volver, y hacerlos he andar
junto á arroyos de aguas, por camino de-
recho en el cual no tropezarán ; porque
seré á Israel por padre, y Ephraim mrá
mi primogénito.
10 OW palabra de Jehova, ó! naciones,
y hacédlo saber etf las islas que están le-
jos, y decid : El que esparció á Israel, le
juntará, y le guardará, como pastor á su
ganado.
11 Porque Jehova redimió á Jacob, re-
dimióle de mano del mas fuerte que él
12 Y vendrán, y harán alabanzas en 10 .
sito de Sion, y correrán al bien de Jeho-
va, al pan, y al vino, y al aceite, al gana.
#S1
JEREMÍAS.
do da las ovejas y de las Tacas ; y su al-
ma será como huerto de riego, ni nunca
mas tendrán dolor.
13 Entonces la virgen se holgará en la
danza, los mozos y los viejos juntamen-
te; y so lloro tornare en gozo, y conso-
larlos he, y alegrarlos he de su dolor.
14 T el alma del sacerdote embriagaré
de grosura, y mi pueblo será harto do
mi bien, d\jo ¿chova.
Í5 Asi djjo Jehova : Voz fné oida en lo
alto, llanto, y lloro de amarguras : Ra-
chcl que lamenta por sus hijos, no quiso
ser consolada de sus hijos, porque pere-
cieron.
16 Asi dijo Jehova : Reprime tu voz del
llanto, y tus ojos de las lágrimas ; por-
que salario hay para tu obra, dice Jeho-
va; y volverán de la tierra del enemigo.
17 Esperanza también hay para tu Un,
dice Jehova, y los htyos volverán á su
término.
18 Oyendo oi á Ephralm que se lamen-
taba: Azotástemc, y fui azotado como
novillo no domado : tórname, y seré tor-
nado ; porque tú eres Jehova mi Dios.
19 Porque después que me convertí,
tuve arrepentimiento ; y después que me
conocí, herí el muslo: confundlme y
tuve vergüenza; porque llevé la ver-
güenza de mis mocedades.
20 ¿ No es Ephralm hijo precioso para
mí? ¿no es para mi niño de placer? Con
todo eso desde que hablé de él, acordán-
dome me acordaré todavia: por tanto
mis entrañas se como vieron sobre él,
compadeciendo me compadeceré de él,
dice Jehova.
21 Establécete señales, ponte majanos
altos, nota atentamente la calzada, el ca-
mino por donde veniste: vuélvete, vir-
gen de Israel, vuélvete á estas tus ciu-
dades.
22 ¿Hasta cuándo andarás vagabunda,
ó! tuja contumaz? Porque Jehova crea-
rá una cosa nueva sobre la tierra : Una
Hembra Rodeará al Varón.
23 Asi dijo Jehova de los ejércitos, Dios
de Israel : Aun dirán esta palabra en la
tierra de Jada, y en sus ciudades, cuando
yo convertiré su cautividad: Jehova te
bendiga, ó ! morada de justicia, ó ! mon-
te santo.
24 Y morarán en ella Juda, y todas sus
ciudades, también labradores, y los que
van con rebano.
25 Porque embriagué el alma cansada,
y toda alma entristecida henchí
679
26 Por esto me despertó, y vi, y mi i
fio me fué sabroso.
27 He aquí que vienen dias, <ujo Jobo-
va, y sembraré la casa de Israel, y la ca-
sa de Juda de simiente do hombre, y de
simiente de animal.
28 T será qae como tuvo cuidado do
ellos para arrancar, y derribar, y trastor-
nar, y perder, y afligir; asi tendré cuida-
do de ellos para edificar, y plantar, d|jo
Jehova.
29 En aquellos dias no dirán mas : Los
padres comieron las uvas acedas, y loa
dientes de los lujos tienen la dentera.
30 Mas cada cual morirá por su mal-
dad: los dientes de todo hombre que
comiere las uvas acedas tendrán la den-
tera.
♦31 He aquí que vienen dias, d|j* Jeho-
va, en los cuales haré xuavo concierto
con la casa de Jacob, y con la casa de
Juda:
82 No como el concierto que hice con
sus padres el dia que tomé 6u mano para
sacarlos de tierra de Egy to ; porque ellos
invalidaron mi concierto, y yo me ense-
ñoreé de ellos, cUJo Jehova.
88 Mas este es el concierto que haré
con la casa de Israel después de aquellos
dias, dijo Jehova: Daré mi ley dentro
de ellos, y escribirla he en su corazón ;
y seré yo á ellos por Dios, y ellos me se-
rán á mi por pueblo.
34 Y no enseñará mas ninguno á sm
prójimo, ni ninguno á su hermano, di-
ciendo : Conoced á Jehova; porque to-
dos me conocerán desde el mas chiquito
de ellos hasta el mas grande, cUjo Jeho-
va; porque perdonaré su maldad, y no
me acordaré mas do su pecado.
85 Asi dijo Jehova, que da el sol para
luz del dia, las leyes de la luna y de las
estrellas para luz de la noche; que parte
la mar, y sus ondas braman ; Jehova do
los ejércitos et su nombre.
86 81 estas leyes faltaren delante de mi,
dijo Jehova, también la simiente de Is-
rael faltará para no ser nación delante de
mí todos los dias.
87 Asi cUjo Jehova: 81 los cielos arriba
se pueden medir, y abajo buscarse los
fundamentos de la tierra, también yo
desecharé toda la simiente de Israel por
todo lo que hicieron, cUjo Jehova
88 He aquí que vienen dias, dtyo Jeho-
va, y la cindad será edificada á Jehova,
desde la torre de Hananed hasta la puer-
ta del r4noonSigitized bv
JEREMÍAS.
89 Y saldrá mu afolante el cordel de
la medida delante de él sobre el collado
de Garob, y cercará á Goatha:
40 Y á todo el ralle de loa cuerpos
muertos, y de la ceniza, y todas las lla-
nuras hasta el arroyo de cedrón, basta la
esquina de la puerta de los caballos al
oriente, santo á Jehova: no será arran-
cado, ni destruido mas para siempre.
CAPITULO XXXIL
Jeremías atando pre$o por mandado del rey, porque
predicaba la asolación de la ciudad vía cautividad
del rejf% compra wm heredad coa la solemnidad
acostumbraos en Mmbolo w *e*tunomo dé ¡a restitu-
ción de la tierra en su primera libertad. II. Promete
Dio* tn remo espiritual y la exhibición del tfmvo
PALABRA que fué á Jeremías de Jebe-
ra el décimo año de 8edecias, rey
de Jada, el mismo es el décimo octavo
alio de Nabucbodonosor.
2 Y entonces el ejército del rey de Ba-
bylonia tenia cercada á Jerusalem ; y el
profeta Jeremías estaba preso en el patio
de la guarda que estaba en la casa del rey
de Jada.
8 Que Sedéelas, rey de Juda le habla
echado preso, diciendo: ¿Por qué pro-
fetisas tú, diciendo: Asi dijo Jehova:
He aqui que yo entrego esta ciudad en
mano del rey do Babylonia, y tomarla ha ?
4 Y Sedéelas, rey de Juda no escapará
de la mano de los Chalacos: mas de
cierto será entregado en mano del rey de
Babylonia, y su boca hablará con su bo-
ca, y sus ojos verán sus ojos.
5 Y hará reñir en Babylonia á Sedéelas,
y allá estará hasta que yo le visite, dijo
Jehova, Si peleareis con los Chaldeos,
no os sucederá bien.
6 Y dijo Jeremías : Palabra de Jehova
fué & mi, diciendo:^
7 He aqui que Hanameel, btfo de Sellum
tn tío, r lene á ti, diciendo: Cómprame
mi heredad que ettd en Anathoth, por-
que tú tienes derecho á ella para com-
prarla.
8 Y vino á mi Hanameel, hijo de mi
tio, conforme á la palabra de Jehova, al
patio de la guarda, y díjome: Compra
ahora mi heredad que está en Anathoth,
en tierra de Ben-jamin ; porque tuyo es
el derecho de la herencia, y á ti compete
la redención: cómprala para ti. Enton-
ces conocí que era palabra de Jehova.
9 Y compré la heredad de Hanameel,
htyo de mi tío, la cual estaba en Ana-
thoth; y pésele el dinero, siete sidos y
dles monedé* de plata.
Bpan. 43
10 Y escribí la carta, y séllela, y hice
atestiguar á testigos, y pesé el dinero
con balansa ;
11 Y tomé la carta de la venta sellada,
Btgun el derecho y costumbres, y el tras-
lado abierto.
13 Y di la carta de venta á Baruch, hijo
de Nerl, htyo de Maasios, delante de Ha-
nameel, el Mjo de mi tio, y delante de
los testigos que estaban escritos en la
carta de venta, delante de todos los Ju-
díos que estaban en el patio de la guarda.
13 Y mandé á Baruch delante de ellos,
diciendo :
14 Asi dijo Jehova de los ejércitos,
Dios de Israel : Toma estas cartas, esta
carta de venta, la sellada, y esta fus es la
carta abierta, y ponías en un vaso de bar-
ro, para que se guarden muchos dias.
15 Porque asi dijo Jehova de los ejérci-
tos, Dios de Israel: Aun se comprarán y
venderán casas, y heredades, y viñas, en
esta tierra.
16 Y después que di la carta de venta á
Baruch, h{jo de Neri, oré á Jehova, di-
ciendo :
17 ¡Ah, Señor Jebova! he aqui que tu
hiciste el cielo y la tierra cou tu gran
poder, y con tu brazo extendido, ni hay
nada que se te esconda :
18 Que haces misericordia en millares,
y vuelves la maldad de los padres en el
seno de sus hijos después de ellos : Dios
Grande, Poderoso, Jehova de los ejérci-
tos es su nombre.
19 Grande en consejo, y magnífico en
hechos ; porque tus ojos están abiertos
sobre todos los caminos de los hijos de
los hombres, para dar á cada uno según
sus caminos, y según el fruto de sus
obras:
20 Que pusiste señales y portentos en
tierra de Egypto hasta este dia, y en Is-
rael, y en el hombre ; y hiciste para ti
nombre cual es este día :
21 Y sacaste tu pueblo Israel de tierra
de Egypto con señales y portentos, y
con mano fuerte, y brazo extendido, y
con espanto grande :
22 Y les diste esta tierra, de la cual ju-
raste á sus padres que se la darlas, tier-
ra que corre leche y miel.
23 Y entraron, y poseyéronla; y no
oyeron tu voz, ni anduvieron en tu ley ;
nada de lo que les mandaste que hicie-
sen, hicieron: por tanto hiciste venir
sobre ellos todo este mal.
24 He aqui que con trabucos han entra-
678
JEREMÍAS.
fio la ciudad para tomarla; y la ciudad
es entregada en mano de los Cbaldeos
que pelean contra ella delante de la es-
pada, y de la hambre, y de la pestilen-
cia; y lo que tú dijiste íué, y he aquí que
tú los yes.
25 Y tú, Señor Jehova, me dtylste á mí :
Cómprate la heredad por dinero, y haz
testigos; y la ciudad es entregada en
mano de Chaldeos.
i 26 T fué palabra de Jehoya á Jeremías,
diciendo:
37 He aquí que yo soy Jehoya, Dios de
toda carne: ¿encubrírseme ha á mí al-
guna cosa?
8S Por tanto asi dijo Jehoya : He aquí
que yo^strego esta ciudad en mano de
Chaldeos, y en mano de Nabuehodono-
sor, rey de Babylpnia, y tomarla ha:
39 T yendrán los Chaldeos que com-
baten esta ciudad, y encenderán esta
cmdad á fuego, y quemarla han, y las
casas sobre cuyas azoteas ofrecieron sa-
humerios á Babel, y derramaron derra-
maduras á dioses ágenos para provocar-
me aira.
80 Porque los hfyos de Israel, y los hi-
jos de Jada solamente hicieron lo malo
delante de mis ojos desde su juventud ;
porque los hfyos de Israel solamente me
provocaron á ira con la obra de sus ma-
nos, dtyo Jehqva.
81 Porque para enojo mío, y para 1ra
mia me ha sido esta dudad, desde el
día que la edificaron hasta hoy; para
que la haga quitar de mi presencia :
83 Por toda la maldad de los hUos de
Israel, y de los hijos de Juda, que han
hecho para enojarme, ellos, sus reyes,
sus príncipes, sus sacerdotes, y sus pro-
fetas, y los varones de Juda, y los mora-
dores de Jerusalem.
83 T volviéronme la cerviz, y no el ros-
tro ; y cuando los ensenaba, madrugan-
do y ensenando, no oyeron para recibir
castigo.
84 Antes asentaron sus abominaciones
en la casa sobre la cual es llamado mi
nombre, contaminándola,
85 T edificaron altares á Banal los cua-
les están en el valle de Ben-hinnon, para
hacer posar sus hijos y sus hijas á Mo-
loch : lo cual no les mandé, ni me vino
al pensamiento que hiciesen esta abomi-
nación, para hacer pecar á Juda,
86 Y por tanto ahora, asi dice Jehova
Píos de Israel á esta ciudad, de la cual
vosotros decís : Será entregada en mano
674
del rey de Babylonía á espada) á hambre,
y á pestilencia :
87 He aquí que yo los junto de todas
las tierras á las cuales los eché con mi
luror, y con mi enojo, y sana grande ; y
hacerlos he tornar á este lugar, y hacer-
los he habitar seguramente.
88 ^ T serme han ello* d mi por pueblo,
y yo á ellos seré por Dios.
88 Y darles he un corazón y un camino,
para que me teman perpetuamente, para
que hayan bien, ellos, y sus hijos después
de ellos.
40 Y haré con ellos concierto eterno,
que no tornaré atrás de les hacer bien ;
y daré mi temor cu su corazón, para que
no se aparten de mi.
41 Y alegrarme he con ellos haciéndoles
bien, y plantarlos he en esta tierra con
verdad, de todo mi corazón, y de toda
mi alma,
43 Porque así dijo Jehova: Como truje
sobre este pueblo todo este grande mal,
asi traeré sobre ellos lodo el bien que
hablo sobre ellos.
48 Y poseerán heredad en esta tierra de
la cual vosotros decís : Está desierta, sin
hombres, y sin animales: es entregada
en mano de Chaldeos.
44 Heredades comprarán por dinero, y
harán carta, y sellarla han, y harán testi-
gos en tierra de Ben*jamin, y en los al
derredores de Jerusalem, y en las ciuda-
des de Juda, y en las ciudades de las
montañas, y en las ciudades de los cam-
pos, y en las ciudades jqueerfdw ai medio-
día; porque yo haré tornar su cautivi-
dad, dice Jehova.
capitulo xxxm.
Ctmté*4n*i la prqfrcéa de ¡a axkéVician éet IFatto
Testamento, de la multiplicación y eternidad del
reino del Mema» dempne» de la reducción del puebio
detaextutMMdtMntonia.
Y FUÉ palabra de Jehova á Jeremías
la segunda vez, estando él aun preso
en el patio de la guarda, diciendo :
2 Así dijo Jehova que la hace, Jehova
que la fottrm para afirmarla, Jehova m
su nombre :
8 Clama á mi, y responderte he, y en-
senarte he cosas grandes y dificultosas
que tú no sabes.
4 Porque asi dijo Jehova Dios de Israel
de las casas de esta ciudad, y de las casas
de los reyes de Juda, derribadas con tra-
bucos y con espada:
5 Porque vinieron para palear eon lo*
Chaldeos, para henchirlas de cuerpos de
hombres muertos^ á @^gfcf» htíA
JEREMÍAS.
con mi furor, y con mi i»; y porque a*
condí mi rostro de esta dudad á «sosa
de toda su malicia i
6 He aquí que yo le bago subir sanidad
y medicina; y curarlos he, y revelarles
be multitud de pea y de verdad.
7 T haré volver la cautividad de Juda,
y la cautividad de Israel, y edificarlos he
como al principio.
8 Y limpiarles he de toda su maldad
con que pecaron contra mi, y perdonaré
todos sus pecados con que pecaron con-
tra mi, y con que rebelaron contra mí»
9 Y me será á mi por nombre de gozo,
de alábanse, y de gloria entre todas las
naciones de la tierra, que oyeron todo el
bien que yo les hago; y temerán, y tem-
blarán de todo el bien, y de toda la paz,
que yo les haré.
10- Asi d\j o Jehova : Aun en este lugar,
del cual decís que está desierto, sin hom-
bres, y sin animales, se oirá en las ciu-
dades de Juda, y en las calles de Jerusa-
lem, que están asoladas sin hombre, y
ein morador, y sin animal,
11 Vos de gozo* y vos de alegría, voz
do desposado, y vos de desposada, voz
de los que digan : Confesad á Jehova de
los ejércitos, porque es bueno Jehova,
porque para siempre e» su misericordia :
de los que traigan alaban» á la casa de
Jehova*, porque tomaré á traer la cauti-
vidad de la tierra como al principio, dtyo
Jehova,
12 Asi dijo Jehova de los ejércitos:
Aun en este lugar desierto, sin hombre,
y sin animal, y en todas sus ciudades,
habrá cabana de pastores que hagan te-
ner majada á ganados.
13 En las ciudades de las montañas, en
las ciudades de los campos, y en las ciu-
dades que están al mediodía, y en tierra
de Asn-jamln, y al rededor de Jerusa-
lem, y en las ciudades de Jada aun pa-
sarán ganados por las manos de los con-
tadores, <UJo Jehova,
■ 14 He aqui que vienen días, dtyo Jeho-
va, en que yo confirmaré la palabra bue-
na que he hablado á la casa de Israel, y á
la casa de Jada.
15 En aquellos dias, y en aquel tiempo
haré producir á David Pimpollo de justi-
cia, y hará juicio y justicia cu la tierra.
16 En aquellos dias Juda scrá-salvo, y
Jerusalem habitará seguramente, y esto
mrd lo que la llamará : Jehova justicia
VUESTRA.
.17 Ponina asi dijo Jehova; No Aliará
4 David varón que se asiente sobre el
trono de la casa de Israel
.18 Y de los sacerdotes y Levitas í No
faltará varón que delante de mi presen-
cia ofrezca holocausto, y encienda pre-
sente, y que haga sacrificio todos los dias.
19 Y fué palabra de Jehova á Jeremías,
diciendo :
20 Azi dtfo Jehova; Si pudiereis invali-
dar mi concierto con el dia, y mi con-
cierto con la noche, para que no haya dia
ni noche á su tiempo :
21 Así se podrá invalidar mi concierto
con mi siervo David, para que deje de
tener htyo que reine sobre su trono, y con
los Levitas y sacerdotes mis ministros.
28 Como no puede ser contado el ejér-
cito del cielo, ni la arena de la mar se
puede medir, asi multiplicaré la simiente
de David mi siervo, y los Levitas que
ministran á mí*
23 Y fué palabra de Jehova á Jeremías,
diciendo:
24 i No has vteto lo que habla este pue-
blo, diciendo : Dos familias que Jehova
escogió ha desechado ; y han tenido en
poco mi pueblo hasta no tenerlos mas
por nación ?
25 Asi dijo Jehova; 81 mi concierto no
permaneciere con el dia y la noche, y si yo
no he puesto las leyes del cielo y de la
tierra;
26 También desecharé la simiente de
Jacob, y de David mi siervo, para no to-
mar de su simiente quien sea señor sobre
la simiente de Abraham, de Isaac, y de
Jacob; porque haré volver su cautivi-
dad, y habré do ellos misericordia.
CAPITULO XXXIV.
Predice el profeta eaprieion y cautiverio al rey Sede-
da» con la toma y asolamiento de la ciudad. II. El
rey y Jo* principe» habiendo concedido libertada loe
eiejvot lÉ^bteoeton^ tmBntne jutwnento con/anne a la
fcy por la pereuaeion de «/erarios, te arrepienten y
toe vuelven d tomar : por lo cual el profeta lo» ame-
nana con muerte y cautividad y extremo agotamiento
de la ciudad por loe Babyionio*.
PALABRA que fué á Jeremías de Je-
hova, (cuando Nabuchodonosor, rey
de Babyionio, y todo su ejército, y todos
los reinos de la tierra del señorío de en
mauo, y todos los pueblos, peleaban
contra Jerusalem, y contra todas sus
ciudades,) diciendo.
2 Así dijo Jehova Dios de Israel : Vé, y
habla, á Sedéelas, rey de Juda, y dile :
Así dijo Jehova : Ho aquí que yo entrego
esta ciudad en mano del rey do Babylo-
nia, y encender la ha á fuego.
JEREMÍAS.
3 Y tú no escaparás de bu mano, mas
de cierto serás preso, y en su mano serás
entregado, y tus ojos verán los ojos del
rey de Babylonia, y su boca hablará á tu
boca, y en Babylonla entrarás.
4 Con todo eso oye palabra do Jehova,
Sedéelas, rey de Juda: Así dijo Jehova
.de tí : No morirás á cuchillo :
6 En pac morirás, y conforme las que-
mas de tus padres, los reyes primeros,
que fueron antes de tí, así quemarán por
tí, y ¡ Ay Señor ! te endecharán; porque
yo hablé palabra, dtyo Jehova.
6 Y habló Jeremías profeta á Sedéelas,
rey de Juda, todas estas palabras en Je-
rusaleuL
7 Y el ejército del rey de Babylonla pe-
leaba contra Jerusalem, y contra todas
las ciudades de Juda que hablan queda-
do, contra Lachis, y contra Azcca; por-
que de las ciudades fuertes de Juda estas
hablan quedado.
8 1T Palabra que fué á Jeremías de Je-
hova, después que Sedéelas hizo con-
cierto con todo el pueblo en Jerusalem,
para denunciarles libertad :
0 Que cada uno dejase su siervo, y cada
uno su sierva, Hebreo y Hebrea, libres,
que ninguno usase de los Judíos sus her-
manos como do siervos.
10 Y oyeron todos los príncipes, y todo
el pueblo, que hablan venido en el con-
cierto, para dejar cada uno su siervo, y
cada uno 6u siena libres, que ninguno
usase mas de ellos como de siervos:
oyeron, y dejáronlos.
11 Mas después se arrepintieron, y tor-
naron los siervos y las slervas que ha-
blan dejado libres, y sujetáronlos por
siervos y por slervas.
12 Y íué palabra de Jehova á Jeremías
de por Jehova, diciendo :
13 Asi dice Jehova Dios de Israel : Yo
hlco concierto con vuestros padres el dia
que los saqué de tierra do Egypto, de
casa de siervos, diciendo:
14 Al cabo de siete anos dejaréis cada
uno su hermano Hebreo, que te mere
vendido ; y servirte lia seis años, y en-
viarle has de ti libre ; y vuestros padres
no me oyeron, ni abajaron su oreja.
15 Y os habláis convertido hoy, y ha-
bláis hecho lo recto delante do mis ojos,
pregonando cada uno libertad á su pró-
jimo, y habláis hecho concierto en mi
presencia, en la casa sobre la cual es lla-
mado mi nombre.
16 Y os tomasteis, y contaminasteis mi
nombre, y tornasteis á tomar cada uno su
siervo, y tada uno su sierva, que habláis
dejado libres á su voluntad ; y los sujetas-
teis para que os sean siervos, y siervos.
17 Por tanto asi dijo Jehova : Vosotros
no me oísteis á mi, para que pregonaseis
libertad cada uno á su hermano, y cada,
uno á su compañero: he aquí que yo os
pregono libertad, dtfo Jehova, á espada,
y á pestilencia, y á hambre; y poneros
he por espanto á todos los reinos de la
tierra.
18 Y entregará á los hombres que tas-
pasaron mi concierto, que no hicieron
firmes las palabras del concierto que ce-
lebraron en mi presencia, con el becerra
que partieron en dos partes, y pasaron
por medio de sus partes ;
19 A los príncipes de Juda, y á loa
príncipes de Jerusalem, á los de palacio,
y á los Sacerdotes, y á todo el pueblo de
la tierra, que pasaron entre las partes del
becerro :
20 Entregarlos he en mano de sus ene-
migos, y en mano de los que buscan su
alma; ysus cuerpos muertos serán país
comida de las aves del cielo, y de las bes-
tias de la tierra.
21 Y á Sedéelas, rey de Juda, y á sus
principes, entregaré en mano de sus ene-
migos, y en mano do los que buscan au
alma, y en mano del ejército del rey de
Babylonla, que.se fueron de vosotros.
22 He aqní que yo mando, dijo Jebova,
y hacerlos he volver á está dudad, y pe-
learán contra ella, y tomarla han, y en-
cenderla han á ruego ; y daré las ciudades
de Juda en soledad, hasta no quedar
morador.
CAPITULO XXXV.
Por la obediencia de los Rechabitas d lo» mandamien-
tos de $u padre, que les mandó que se abstuviesen da
«feo, de aarienltmra\dm vimir en casas, %*, refto* I»
hicieron, redargioje el profeta la desobediencia de
tu pueblo, ave mandándole Dio* mandamientos saht-
dábte*, no los tignié, y d los Rechabitas promete per-
pétuütad en la casa de Dios*
PALABRA que fué á Jeremías de Je-
hova en dias de Joaclm, hijo de Jo-
sias, rey de Juda, diciendo :
2 Vé á casa de los Rechabltas, y habla
con ellos, y mételos en la casa de Jeho-
va, en una de las cámaras, y darles has á
beber vino.
3 Y tomé á Jezonlas, hijo de Jeremías,
mjo de Habsanlas, y á sus hermanos, y a
todos sus hjjos, y á toda la familia de
los Rechabltas :
a Y metilos en la casa de Jehova, en la
JEREMÍAS.
cámara de los hfyos de Heneo, hijo de
Jegedelias, varón de Dios, le eoel estaba
Jauto á la cámara de los principes, que
estaba sobre la cámara de Maasias, hijo
de Sellum, guarda de los rasos.
5 T pose delante de los hijos de la fa-
milia de los Rechabltas tazas, y copas
llenas de vino, y dueles : Bebed riño :
6 Y ellos dijeron : No beberemos vino,
porque Jonadab, hijo de Rechab, nuestro
padre, nos mandó, diciendo: Ño bebe-
réis vino, v oso tros, ni vuestros h^os
perpetuamente :
7 NI edificareis casa, ni sembrareis se*
m entera, ni plantaréis viña, ni la ten-
dréis: mas moraréis en tiendas todos
vuestros dias, para que viváis muchos
dias sobre la has de la tierra, donde vo-
sotros peregrináis.
8 T nosotros obedecimos á la voz de
Jonadab* nuestro padre, hijo do Rechab,
en todas las cosas que nos mandó, para
bo beber vino en todos nuestros dias,
nosotros, ni nuestras mujeres, ni nues-
tros hijos, ni nuestras hijos :
9 T para no edificar casas para nuestra
morada, y para no tener vina, ni here-
dad, ni sementera:
10 Mas moramos en tiendas, y obedeci-
mos,, y hicimos conforme á todas las
cosas que nos mandó Jonadab nuestro
padre.
11 T aconteció que cuando subió Na-
Duchodonosor, rey de Babylonia, á la
tierra, dtyimos: Venid, y entrémosnos
en Jerusalem delante del ejército de los
Cbahteos, y delante del ejército de los
de Syria ; y nos quedamos en Jerusalem.
13 Y fué palabra de Jehova á Jeremías,
diciendo :
18 Asi dijo Jehova de los ejércitos, Dios
de Israel : Vé, y di á los varones do Juda,
y á los moradores de Jerusalem? ¿Nunca
recibiréis castigo, obedeciendo á mis pa-
labras, dtyo Jehova?
14 Fuá firme la palabra de Jonadab, hijo
de Rechab, el cual mandó á sus hijos que
no bebiesen vino, y no lo han bebido
hasta hoy, por obedecer al mandamiento
de su padre ; y yo os he hablado á voso-
tros, madrugando y hablando, y no me
habéis oído.
15 Y envié á vosotros á todos mis sier-
vos los profetas, madrugando y envian-
do, diciendo : Tornaos ahora, cada uno
de su mal camino, y enmendad vuestras
obras, y no vayáis tras dioses ágenos para
servirles» y vivid en la tierra que di á vo-
sotros, y á vuestros padres; y nunca aba-
jasteis vuestra oreja, ni me oísteis.
16 Ciertamente los hijos de Jonadab,
hijo de Rechab, tuvieron por firme el
mandamiento que su padre les mandó,
y este pueblo no me obedeció a mi.
17 Por tanto asi dijo Jehova Dios de
los ejércitos, Dios de Israel : He aqui que
yo traigo sobre Juda, y sobre todos los
moradores de Jerusalem, todo el mal
que hablé sobre ellos ; porque les hablé,
y no oyeron : los llamé, y no respondie-
ron.
18 Y dijo Jeremías á la familia de los
Rechabltas : Asi dijo Jehova de los ejér-
citos, Dios de Israel : Porque obedecis-
teis al mandamiento de Jonadab vuestro
padre, y guardasteis todos sus manda-
mientos, y hicisteis conformo á todas
las cosos que os mandó:
19 Por tanto asi dijo Jehova de los
ejércitos, Dios de Israel: No faltará
varón de Jonadab, hijo do Rechab, que
esté en mi presencia todos los dias.
CAPITULO XXXVI.
Alando preso Jeremía» envía por Baruch m profoota
escrita, para que la leyese en el templo públicamen-
te; y oyéndola lo» principe» lo hacen saber al rey :
el cual naoñ traer el emérito y leyéndote delante de
H, él mismo lo rompe y quema, y manda prender 4
Baruch y d Jeremía», mas Dio* lo» esconde, y hace
d Jeremía» que vuelva d eterdir en otro cuaderno lo
que estaba en el que el rey quemó, y mucho ma*.
Y ACONTECIÓ en el cuarto afio de
Joacim, hijo de Joslos, rey de Juda,
que fué esta palabra á Jeremías de Je-
hova, diciendo:
2 Tómate un envoltorio -do libro, y es-
cribe en él todas las palabras que te he
hablado contra Israel y contra Juda, y
contra todas las naciones, desde el día
que comencé á hablarte, desde los dias
de Josias hasta hoy :
3 Quizá oirá la casa de Juda todo el
mal que yo pienso hacerles, para que se
torne cada uno de su mal camino, y yo
les perdone su maldad y su pecada
4 Y llamó Jeremías á Bantch, hijo de
Nerias, y escribió Baruch de la boca de
Jeremías en un envoltorio de libro to-
das las palabras que Jehova le habla
hablado.
5 Y mandó Jeremías á Baruch, dicien-
do : Yo estoy preso : no puedo entrar á
la casa de Jehova.
6 Entra tú pues, y lee de este envolto-
rio, que escribiste de mi boca, las pala-
bras de Jehova, en oídos del pueblo, en
la eaaa de Jehova el día del ayuno; y
JEREMÍAS.
también en oídos de todo Judo, qne Tie-
nen de sus ciudades, leerlas has.
7 Quizá caerá oración de ellos en .la
presencia de Jehova, y se tornarán cada
udo de su mal camino ; porque grande
es el furor, y la ira que ha hablado Je-
hova contra este pueblo.
8 T Baruch, hijo de Nerlaa, hizo con-
forme á todas las cosas que le mandó
Jeremías profeta, leyendo en el libro las
palabras de Jehova en la casa de Jehova.
9 Y aconteció en el año quinto do Joa-
•cim, htyo de Josias, rey de Juda, en el
mes noveno, que pregonaron ayuno en
la presencia de Jehova á todo el pneblo
de Jerusalem, y á todo el pueblo que ve-
nia de las ciudades de Juda á Jerusalem.
10 T Baruch leyó en el libro las pala*
bras de Jeremías en la casa de Jehova
en la cámara de Oamarias, hijo de Sa-
phan, escriba, en el patio de arriba, á la
entrada de la puerta nueva de la casa de
Jehova, en oídos de todo el pueblo.
11 Y oyendo Mieheas, hJJo de Oamarias,
hijo de Saphan, todas las palabras de Je-
hova del libro,
12 Descendió á la casa del rey á la cá-
mara del escriba, y he aqui que todos
los principes estaban allí sentados, En-
sarna escriba, y Dalaias, hijo de Semeias,
y Elnathan, hijo de Achobor, y Gama-
rías, hijo de Saphan, y Sedéelas, hijo de
fíananiss, y todos los principes.
13 T contóles Mlcheas todas las pala-
bras que habla oído, leyendo Baruch en
el libro en oídos del pueblo.
14 T todos los principes enviaron á Je-
hndi, lujo de Nathattlas, hijo do Sele-
mias, hijo de Chusi, para que dijese á
Baruch : Toma el envoltorio en que leís-
te á oidos del pueblo, y ven acá, Y Ba-
ruch, hfyo de Nerias, tomó el envoltorio
en su mano, y vino á ellos.
15 T dijéronle: Siéntate ahora, y léelo
en nuestros oidos. T leyó Baruch en
sus oidos.
16 T lúe* que como oyeron todas aque-
llas palabras, cada uno se volvió espan-
tado á su compañero, y dijeren á Ba-
ruch : sin duda contaremos al rey todas
estas palabras.
17 T preguntaron al mismo Baruch,
diciendo : Cuéntanos ahora como escri-
biste de su boca todas estas palabras.
18 T Baruch les dtfo : Ei me dictaba de
su boea todas estas palabras, y yo escri-
bía con tinta en el libro.
lft Y los príncipes átferon á Baruch:
«19
Vé, y escóndete tú, y Jeremías, y nadie
sepa donde estáis.
20 T entraron al rey al patio habiendo
depositado el envoltorio en la cámara
de Elisama escriba, y contaron en loa
oídos del rey todas estas palabras.
21 Y el rey envió á Jehndi que tomase
el envoltorio, el cual lo tomó de la cá-
mara de Elisama escriba, y leyó en él
Jehndi en oídos del rey, y en oídos do
todos los principes que estaban junto al
re*.
22 Y el rey estaba en la casa del Invier-
no en él mes noveno, y habla un brasero
ardiendo delante de éL
28 Y fué que como Jehndi hubo leído
tres versos ó cuatro, lo rompió con un
cuchillo de escribanía, y echólo en el
fuego que estaba en el brasero, basta
que todo este envoltorio se consumió
sobre el fuego que estaba en el brasero.
24 Y no hubieron temor, ni rompieron
sus vestidos, el rey y todos sus sierros
que oyeron todas estas palabras.
25 Y aun Elnathan, y Dalaias, y Oa-
marias rogaron al rey que no quemase
aquel envoltorio, y no los quiso oír.
26 Antes mandó el rey á Jeremeel, hijo
do Amelech, y á Bandas, hijo de Xzriel,
y á Selemias, lujo de Abdeel, que pren-
diesen á Baruch el escribano, y á Jere-
mías profeta : mas Jehova los escondió.
27 Y fué palabra de Jehova á Jeremías
después que el rey quemó el envoltorio,
las palabras que Baruch habla escrito da
la boea de Jeremías, diciendo :
98 Vuelve, tómate otro envoltorio, y
escribe en él todas las palabras primerea»
que estaban en el primer envoltorio, quo
quemó Joacim, rey de Juda.
90 Y á Joacim, rey de Judo, dirás: Asi
dQo Jehova : Tu quemaste este envolto-
rio, diciendo : ¿ Por qué escribiste en él,
diciendo : De cierto vendrá el rey de Be»
bylonia, y destruirá esta tierra, y hará
quo no queden en ella hombrea ni ani-
males?
80 Por tanto asi dijo Jehova á Joacim,
rey de Juda: No tendrá quien se asienta
sobre el trono de David; y sn cuerpo
será echado al calor del dio, y al hielo
de la noche.
81 Y visitaré sobre él, y sobre su si-
miente, y sobre sus siervos, sn maldad ;
y traeré sobre ellos, y sobre los morado-
res de Jerusalem, y sobre loa varones da
Juda, todo el mal qne las he dicho; y
no oyeron*
JEREMÍAS.
89 T Jeremías tomó otro envoltorio, y
dlólo A Barueh, hfyo dé Nerlas, «acriba
no, y escribió en él de la boca de Jere-
mías todas las palabras del libro que
quemó en el fuego Joadm, rey de Jada;
y aun fueron añadidas sobre ellas mu-
chas otras palabras semejantes.
capitulo xxxvn.
Tenacee lo* Chaldeo* del cerco de Jerutaiem por la
yanta de que Pharaemreyd* Kenu*mvem*am*Karro
da Jerutaiem, Jeremia* ** tale de la ciudad para
irte d M viSLa Anathoth; y tañendo el capitán de la
guardia de una puerta le achaca que te va d loe
— -- ,y munam A U niega conetatmsmente ee
hecho anotar de he principe*, y echado en urna moa-
morra. II. De alH le hace tacar el rey en secreto, y
él le confirma la projeck* de tu cautividad; vpor
mnemdado del rep m le da pan, y cdroet mu larga.
Y REINO el rey Sedéelas, m> de
Joslas, en lugar de Conias, hjjo
de Joacini, al cual Nabuchodonosor, rey
de Babylonla, habla constituido por* rsy
en la tierra de Juda.
3 Y no obedeció él, ni sus siervos, ni el
pueblo de la tierra á las palabras de Je-
hora, que dtyo por el profeta Jeremías.
8 Envié pues el rey Sedéelas á Juchal,
hUo de Selerolas, y á Sophonias, hijo de
Másalas sacerdote, á Jeremías profeta,
para que le dijesen : Ruega ahora por
nosotros A Jehova nuestro Dios.
4 (T Jeremías entraba y salia en medio
del pueble, porque no le hablan puesto
en la casa de la cárcel
5 T como el ejército de Fharaon hubo
salido deEgypto, y Tino la fama de ellos á
oidos délos Cbaldeos, que tenían cercada
á Jerusalem, se partieron de Jerusalem.)
6 Entonces fué palabra de Jehova á Je-
remías profeta, diciendo :
7 Asi óHJo Jehova Dios de Israel: Di-
réis asi al rey de Juda que os envió á
mi, para que me preguntaseis : He aquí
que el ejército de Fharaon, que habla
salido en vuestro socorro, se volvió á su
tierra en Egypto.
8 T tornarán los Cbaldeos, y combati-
rán esta ciudad, y tomarla han, y meter-
la han á fuego.
9 Asi dtyo Jehova: No engalléis vues-
tras almas, diciendo í Sin duda los Cbal-
deos se han ido de nosotros; porque
no se* irán.
10 Porque aunque vosotros hirieseis to-
do el ejército de los Cbaldeos que pelean
con vosotros, y quedasen de ellos hom-
bres alanceados, eada uno se levantará
de su tienclft, y pondrán á fuego esta
ciudad,
11 T aconteció que como el ejército de
los Cbaldeos se fué de Jerusalem á causa
del ejército de Fharaon,
12 Jeremías se salió de Jerusalem para
lree á tierra de Benjamín, para escabu-
llirse do allí, de en medio del pueblo.
13 T cuando fué á la puerta de Ben-
jamín, estaba allí un prepósito que so
llamaba Jertas, hijo de Selemias, hijo de
Hananias : esté prendió á Jeremías pro-
feta, diciendo; Tú te acuestas á los
Cbaldeos.
14 T Jeremías dtyo: E» falso, no me
acuesto á los Chaldeoe. Mas él no le
escuchó, antes prendió Jertas á Jere-
mías, y trujóle delante de los principes.
15 T los principes so airaron contra
Jeremias, y azotáronle, y pusiéronle en
la casa de la cárcel, en casa de Jonathan
escriba; porque aquella hablan hecho
casa de cárcel
16 Siendo pues entrado Jeremias en la
casa de la mazmorra, y en las camarillas
de la prisión, y habiendo estado allá Jere-
mías por muchos días,
17 T El rey Sedecias envió, y le sacó ;
y preguntóle el rey escondidamente en
su casa, y dijo: ¿Es palabra de Jehova?
y Jeremias dijo: Es. Y dijo mas: En
mano del rey de Babylonla serás entre-
gado.
18 Y dtyo Jeremias al rey Sedéelas:
¿Én qué pequé contra ti, y contra tus
siervos, y contra este pueblo, porque
me pusieseis en la casa de la cárcel f
19 Y ¿adonde están vuestros profetas,
que os profetizaban, diciendo : No ven-
drá el rey de Babylonla coptra vosotros,
ni contra esta tierra ?
20 Ahora pues oye, ruego, mi Sefior el
rey: Caiga ahora mi ruego delante de ti,
y no me hagas volver en Casa de Jona-
than escriba, porque no mé muera alli.
21 Y mandó el rey Sedecias, y deposi-
taron á Jeremias en el patio de la guar-
da, haciéndole dar una torta de pon al
dia, de la plaza de los panaderos, hasta
que todo el pan de la ciudad se gastase.
Y quedó Jeremias en el patio de la
guarda.
capitulo xxxvra.
Jeremía* es echado en una mazmorra cenagosa por loe
principe* con consentimiento del rey, porque per-
madia al pueblo que *e diese d lo* Chaldeo*. IL
Abde-mdech Ethiope criado del rey, ruega por él, y
le taca de allí. 777. El rey le halla en secreto, y él
¡e persuade d que te dé con tiempo d lo* Chaldeo», si
quiere evitar *u extrema calamidad, y la de la ciu-
dad y de todo *u pueblo.
Y OYÓ Saphacias, htfo de Mathan, y
Gedelias, hjjo de Fhasur, y Juchal
679
JEREMÍAS,
lujo de Selemlas, y Phasur, lujo de Met-
chías, las palabras que Jeromiaa hablaba
á todo el pueblo, diciendo :
2 Así dtyo Jehova: El que se quedare
cu esta ciudad morirá á cuchillo, á ham-
bre, y á pestilencia: mas ci que se salie-
re á los Chaldeos vivirá, y su vida le será
por despojo, y vivirá.
3 Así dijo Jebova: Entregando será
entregada esta ciudad en mano del ejér-
cito del rey de Babylonia, y tomarla ha.
4 Y dijeron los príncipes al rey: Muera
ahora este hombre ; porque de esta ma-
nera desmaya las manos délos varones
de guerra, que han quedado en esta ciu-
dad, y las manos de todo el pueblo, Do-
blándoles tales palabras; porque este
hombre no busca la paz do este pueblo,
mas el mal.
5 Y dijo el rey Sedéelas : Hele ahí : en
vuestras manos está : que el rey no po-
drá contra vosotros nada.
6 Y ellos tomaron á Jeremías, y lucié-
ronle echar en la mazmorra de Mclcblas,
hijo de Amelech, que estaba en el patio
de la guarda; y metieron á Jeremías
con sogas. Y en la mazmorra no habia
agua, si no cieno ; y hundióse Jeremías
en el cieno.
7 T Y oyendo Abdc-melcch Ethiope,
hombre eunuco que estaba en casa del
rey, que hablan puesto á Jeremías en la
mazmorra, y estando sentado el rey á la
puerta de Ben-jamin,
8 Abde-melech salió de casa del rey, y
habló al rey, diciendo :
9 Mi señor el rey, mal hicieron estos
varones en todo lo que han hecho con
Jeremías profeta, al cual hicieron echar
en la mazmorra ; porque allí se morirá
de hambre ; porque no hay mas pan en
la ciudad.
10 Y mandó el rey al mismo Abde-me-
lech Ethiope, diciendo : Toma en tu po-
der treinta hombres de aquí, y haz sacar
á Jeremías profeta de la mazmorra antes
que muera,
11 Y tomó Abde-melech en su poder
hombres, y entró á la casa del rey al lu-
gar debajo de la tesorería, y tomó de allí
trapos viejos, traídos, y viejos, rotos, y
echólos á Jeremías con sogas en la maz-
morra.
12 Y dijo Abde-melech Ethiope á Jere-
mías: Pon ahora esos trapos viejos, traí-
dos, y rotos, debajo de los sobacos de
tus brazos debajo de las sogas. Y hizolo
así Jeremías.
680
l&Ysacaam á Jeremías eon sogas, y
subiéronle de la mazmorra; y quedó Je-
remías en el patio de la guarda.
14 1 Y envió el rey Sedéelas, y hizo
traer á si á Jeremías profeta á la tercera
entrada que estaba en la casa de Jehova;
y dijo el rey á Jeremías: Preguntóte
una palabra: no me encubras ninguna
cosa.
15 Y Jeremías dijo á -Sedéelas: ¿Si te
lo denunciare, matando no me matarás ?
y si le diere consejo, no me escucharas.
16 Y juró el rey Sedéelas en secreto á
Jeremías, diciendo: Vive Jehova que
nos hizo esta alma, que no te mataré,
ni te entregaré en maso de estos varones
que buscan tu alma.
17 Y dtyo Jeremías a Sedéelas: Asi d$o
Jehova Dios de los ejércitos, Dios de Is-
rael! 81 saliendo salieres á los principes
del rey de Babylonia, tu alma vivirá, y
esta ciudad no será metida á fuego, y
vivirás tú, y tu casa :
18 Mas si no salieres á los príncipes del
rey do Babylonia, esta ciudad será entre-
gada en mano de los Cbaldeos, y meter-
la han á fuego, y tú no escaparas de sus
manos,
19 Y d\jo el rey Sedéelas á Jeremías :
Temóme á causa de los Judios que se
acostaron á los Cbaldeos, que no me en*
tregüen en sus manos, y me escarnez-
can.
20 Y cüjo Jeremías : No te entregarán.
Oye ahora la voz de Jehova que yo te
hablo, y habrás bien, y vivirá tu alma,
21 Y si no quisieres salir, esta ce la pa-
labra que me ha mostrado Jehova :
22 Y he aquí que todas las muge rea que
han quedado en casa del rey de Juda,
son sacadas á los príncipes del rey de
Babylonia; y ellas mismas dirán: En-
gañáronte, y pudieron mas que tú tus
amigos : atollaron en el cieno tus pies,
volviéronse atrás.
23 Y á todas tus mugeres y tus hijos
sacarán á los Chaldeos, y tú también no
escaparás de sus manos : mas por mano
del rey de Babylonia serás preso, y á es-
ta ciudad quemarás á fuego.
24 Y dijo Scdccias á Jeremías: Nadie
sepa estas palabras, y no morirás.
25 Y si los príncipes oyeren, que yo he
hablado contigo, y vinieren á tí, y te di-
jeren: Pecláranos ahora qué hablaste
con el rey : no nos lo encubras, y no te
mataremos ; y qué te dyo el rey :
26 Decirles has: Supliqué al rey que
JEREMÍAS.
no me hiciese tornar en en» de Jona-
than, porque no me muriese allí.
27 Y vinieron todos los principes á Je-
remías, y preguntáronle ; y ¿1 les res-
pondió conforme á todo lo que el rey le
habla mandado ; y dejáronse de él, por-
que no fué oído el negocio.
98 T Jeremías quedó en el patio de la
guarda hasta el día que fué tomada Je-
rnsalem ; y *Üi estaba cuando fué toma-
da Jorusalem.
CAPITULO XXXIX.
Jmrmmism en tornad* de loe Chaleco» y puntea é fas-
to: kmpsndoss el repctm lee smpo* es temado pacido
dejante del rep de Babplonia, el cual despees de ha-
ber demoOddole eme kifoe y sus principe* delante de
e%m\sema he ojo*, p I* enoia apritionenié d Bahplo-
nim. Jí. Jeremía» ee sacado de Im cárcel y pmeto en
motrtad per mandado del re* de Babilonia. IJL
Dios escapa del peligro á Jbde-meieck Btkiope por
EN el noveno año de Sedéelas, rey de
Jada, en el mes décimo, Tino Na-
buebodonosor, rey de Babylonla, con to-
do su ejército contra Jerusalem, y cer-
cáronla.
2 Y en el undécimo año de Sedéelas, en
el mes cuarto, á los nueve del mes, fué
rota la ciudad :
8 Y entraron todos los principes del
rey de Babylonla, y asentaron á la puer-
ta del medio, Nergal-sarezer, Samgar-
nebo, Sarsechim, Rabeares, Nergal-sare-
ser, Rabmag, y todos los demás princi-
pes del rey de Babylonla.
4 Y fué, que riéndolos Sedéelas, rey de
Juda, y todos los varones de guerra,
huyeron ; y saliéronse de noche de la
ciudad por el camino de la huerta del
rey, por la puerta de entre los dos mu-
ros ; y salió por el camino del desierto.
5 lías el ejército de los Chaideos los
siguió, y alcanzaron á Sedéelas en los
llanos de Jericho ; y tomáronle, y htoié-
ronle subir á Nabuchodonosor, rey de
Babylookt, en Reblatha, en tierra de
Emath, y le sentenció.
6" Y degolló el rey de Babylonla los hi-
jos de 8edecias en su presencia en Reb-
latha, y á todos los nobles de Juda de-
golló el rey de Babylonla.
7 Y sacó los ojos al rey Sedéelas, y
aprisionóle en grillos para llevarle á Ba-
bylonla.
8 Y ios Chaldeos pusieron á fuego la
casa del rey, y las casas del pueblo, y
derribaron los muros de Jerusalem.
9 Y la resta del pueblo que habla que%
dado en la ciudad, y los que se hablan
acontado á el, y todo el resto del pueblo
que habla quedado, traspasó Nabuzar-»
dan, espitan de la guarda, en Babylonla.
10 Y del vulgo de los pobres que no
tenían nada, biso quedar Nabuzardan,
capitán de la guarda, en tierra de Juda;
y dióles entonces vinas y heredades.
11 *f Y Nabuchodonosor habla manda-
do acerca de Jeremías por Nabusardan,
capitán de la guarda, diciendo :
12 Tómale, y pon sobre él tus ojos, y
no le hagas mal ninguno, antes harás
con él como él te dijere.
13 Y envió Nabusardan, capitán de la
guarda, y Nabusezbaz, Rabeares, y Ne-
regel, y Sereser, y Rabmag, y todos los
principes del rey de Babylonla.
14 Y enviaron, y tomaron á Jeremías
del patio de la guarda, y entregáronle á
Godollas, hijo de Ahicam, hijo de 8a-
phan, para que le sacase á casa; y virio
entre el pueblo.
15 T Y habla sido palabra de Jehova á
Jeremías, estando preso en el patio de
la guarda, diciendo :
16 Yé, y habla á Abde-melech Ethiope,
diciendo : Asi dtfo Jehova de los ejérci-
tos, Dios de Israel : He aquí tpst yo trai-
go mis palabras sobre esta ciudad para
mal, y no para bien ; y serán en tu pre-
sencia aquel día.
17 Y en aquel día yo te libraré, dfyo Je-
hora, y no serás entregado en mano de
aquellos de quien tú tienes temor ; por-
que escapando te escaparé, y no caerás á
espada, y tu vida te será por despojo,
porque tuviste confianza en mi, dQo Je-
hova.
CAPITULO XL.
Jeremías es puesto en libertad por el capitán de la
ouarda del rep de Jtabpfonsn; y le da done* y li-
bertad qm «aya monde quisiere. II. Qmedando Go~
dolias por el rey de Babilonia por gobernador de la
tierra de Jnda, le e* dado avisó que Ismael le quiere
matar, peino cree al aviso.
PALABRA que rae á Jeremías de Je-*
hova después que Nabuzardan, ca-
pitán de la guarda, le envió desde Rama,
cuando le tomó que estaba preso con es-
posas entre toda la transmigración de
Jerusalem, y de Juda, que iban cautivos
á Babylonla.
2 Y el capitán de la guarda tomó á Je-
remías, y díjole : Jehova tu Dios habló
este mal contra este lugar;
8 Y trujólo, y hizo Jehova según que
habla dicho; porque pecasteis contra
Jehova, y no oísteis su voz, por tanto os
ha venido esto.
4 Y ahora yo te he soltado hoy de las
«i
JEREMÍAS.
esposas que tote* en tus maso»: si te
esta bien Teñir conmigo á Babylonia,
Ten, y yo pondré mis ojos sobre ti. Y
si no te está bien venir conmigo á Baby-
lonia, déjalo. Mira, toda la tierra está
delante de tí ; á lo que mejor y mas có-
modo te pareciere ir, vé.
6 Y aun él no habia respondido que se
volverla, cuando él le d$o: Vuélvete á
Godolias, htyo de Ahieain, hUo de 8a-
phan, al cual el rey de Babylonia na
puesto sobre todas las ciudades de Judo,
y vive con él en medio del pueblo, ó
adonde te pareciere mas cómodo de ir,
vé. Y dióle el capitán de la guarda pre-
sentes y dones, y le envió.
6 Y vino Jeremías á Godolias, hijo de
Ahicam, á Masphath, y moró con él en
medio del pueblo que habla quedado en
)a tierra.
7 Y todos los principes del ejército que
estaban, por el campo, ellos y sus nom-
bres, oyeron como el rey de Babylonia
habla puesto á Godolias, h^o de Ahicam,
sobre la tierra, y que le habla encomen-
dado los hombres, y las mugeres, y los
niños, y los pobres de la tierra, los que
no fueron traspasados en Babylonia,
8 Y vinieron á Godolias en Maspnath,
es á saber, Ismael, htyo de Kathanias, y
Jobanan, y Jonathan, hijos de Caree, y
Sernas, atyo de Tanehumetb, y los hijos
de Ophi, Nethophathlta, y iezonias, h^o
de Maachatbi, ellos y sus hombres.
t> Y juróles Godolias, htfo de Ahicam,
hijo de Saphan, á ellos y á sus hombres,
diciendo : No tengáis temor de servir á
los Chaldeo8 : habitad en la tierra, y ser-
vid al rey de Babylonia, y habréis bien.
10 Y veis aquí que yo habito en Mas-
pnath para estar delante de los Chaldeos
que vendrán á .nosotros j y vosotros co-
ged el -vino, y el pan, y el aceite, y pe-
inadlo en vuestros almacenes, y quedaos
en vuestras ciudades que habéis tomada.
11 Y asimismo todos los Judios que
eetaban en Moab, y entre los hijos de
Ammon, y en Edem, y los que estaban
en todas las tierras, oyeron decir como
el rey de Babylonia habia concedido res-
to de Juda, que habia puesto sobre ellos
á Godolias, isjo de Ahicam, hijo de Sa-
phan.
12 Y tornáronse todos los Judios de
todas las partes adonde hablan sido echa-
dos, y vinieron eu tierra de Juda á Go-
dolias en Maspnath, y cogieron vino y
muy mucho pan,
6tt
13 Y Johanaa, htfo de Caree, y todos
los príncipes de los ejércitos que ettabam
en el campo, vinieron á Godolias en
Afasphat.'
14 H Y dUéronle: ¿No sabes de cierto
como Baalls, rey de los htyos de Ammon,
ha enviado á Ismael, mjo de Nathaaias
para matarte? Mas Godolias, fetyo de
Ahicam, no los creyó.
15 Y Johanan hJjo de Caree, habló 4
Godolias en secreto en Maspnath, dicien-
do : Yo iré ahora, y heriré á Ismael, hi-
jo de Natbanias, y hombre no lo sabrá;
¿por qué te ha de matar, y todos los Ju-
díos que se han recogido á tí se derra-
marán, y perecerá la resta de Juda?
16 Y Godolias, htyo de Ahleam, dijo á
Johanan, h\)o de Coree: No hagas es-
to; porque íalso es lo que tú dices de
CAPITULO XLL
¿■«Mímate 4 traición 4 Oodoüa*, p kmem Xmtb-
stores crueldades, y toma consigo d ios qm ftriiri
quedado para ttevartés d la tierra do tos Ammatsf-
las. II. Johanan Je sisme, w h quila lo #—», y4«
Y ACONTECIÓ en el mes séptimo
que vino Ismael, htyo deNathaniaa»
hijo de Ellsama, de la simiente real, y
alguno* príncipes del rey, y diez hom-
bres eon él, á Godolias, h^o de Ahicam,
en Masphath, y comieron allí pan juntos
en Maspnath.
2 Y levantóse Ismael, hijo de Natha-
nias, y los diez hombres que estaban con
él, y hirieron á cuchillo á Godolias, bUo
de Ahicam, hijo de 8apban, ai cual habla
puesto el rey de Babylonia sobre la tier-
ra, y le mató.
3 Asimismo, hirió Ismael á todos los
Judios que estaban con él, con Godolias,
en Maspbatb, y á los soldados Chaldeos
que se hallaron allí.
4 Y toó que un dia después que mató á
Godolias, y no lo supo hombre»
5 Vinieron hombres de Sichem, y de
Silo, y de Samarla, ochenta hombres,
raida la barba, y rotas las ropas, y arana-
dos ; y traían en sus manos presente y
perfume para llevar en la casa de Jehova,
6 Y sallóles al encuentro de Masphath
Ismael, bUo de Natnsnias, yendo andan-
do y llorando ; y aconteció que como los
encontró, les dijo : Venid á Godolias, hi-
jo de Ahicam,
7 Y fué que cuando vinieron en medio
,dc la ciudad, Ismael, bijo de Nathanias,
ios degolló, y loe echó en medio de un ai-
gibe» él f loa varones que «toen» coa ék
JEREMÍAS.
8 T fueron hallados dies hombres en-
tre ellos que dijeron á Ismael : No nos
mates, porque tenemos en el campo te-
soros de trigos, y cebadas, y aceite, y
miel ; y los dejó, y no los mató entre sus
hermanos.
9 Y el alglbe en que echó Ismael todos
los cuerpos de los varones que hirió por
causa de Godoltót, era el mismo qne ha-
bla hecho el rey Asa por eansa de Baasa,
rey de Israel : este hinchió de muertos
Ismael, hijo de Nathanlas.
10 T llevó cautivo Ismael á todo el res-
to del pueblo qne «ateos en Masphath,
las hijas del rey, y á todo el pueblo qne
habla qnedado en Masphath, qne Nabu*
sardan, capitán de la guarda, habla en-
cargado á Godollas, hijo de Ahlcam, y
llevólos cautivos Ismael, mjo de Natba-
nlas, y fuese para pasarse A los h^os de
Ammon.
11 ^ Y oyó Johanan, hfyo de Caree, y
todos los principes de los ejército» qne
tetaban con él, todo el mal que hizo Is-
mael, htyo de Nathanlas.
12 Y tomaron todos los varones, y
fheron para pelear con Ismael,' hijo de
Nathanlas, y halláronle junto á aguas
muchas que et en Oabaon.
18 Y aconteció qne como todo el pue-
blo que estaba con Ismael oyó á Johanan,
hijo de Caree, y á todos los principes de
los ejércitos que venían con él, se alegra-
ron.
14 Y todo el pueblo qne Ismael habla
traído eantlvo de Masphath, tornáronse,
y volvieron, y fuéronse á Johauau, rojo
de Caree.
15 Mas Ismael, hijo de Nathautas, se
escapó delante de Johanan con ocho va-
rones, y fuese á los hijos de Ammon.
10 Y Johanan, hijo de Caree, y todos
Ice principes de los ejércitos que con él
ataban, tomaron todo el resto del pue-
blo que hablan tornado de Ismael, hijo
de Nathanlas, de Masphath, después qne
htrió á Godollas, hijo de Ahlcam, hom-
bres de guerra, y mtigeres, y ntflos, y los
eunucos que él habla tornado de Oa-
baon.
17 Y fueron, y habitaron, en Geruth-
chlmham, que es cerca de Beth-lehem,
para partirse, y meterse en Egypto,
18 Por causa de los Chaideos ; porque
temían á causa de ellos, por haber heri-
do Ismael, bljo de Nathanlas, á Godollas,
fetyo te Ahlcam, al cual el rey de Babyto-
nia habla puesto sobre la tierra,
CAPITULO XLTL
El pueblo f los principes requieren d JeremUm que ore
por ellos d Dios, y le consulte para sdser i» que ha-
rén; y éllts ñapead* qm la voluntad de Dios se-
que se queden en la tierra; y no se pasen d Egipto,
como lo pensaban hacer, si no quieren morir aÚd ma-
la muerte, incurriendo en ira de JHem de nuevo, por
Y VINIERON todos los principes de
los ejércitos, y Johanan, htyo de
Caree, y Jesonlas, hijo de Osólas, y to-
do el pueblo desde el menor basta el
mayor.
2 Y dfyeron á Jeremías profeta: Caiga
ahora nuestro ruego delante de ti, y rue-
ga por nosotros á Jehova tu Dios por to-
do este reato; porque habernos qneda-
do unos pocos de muchos, como tus ojos
nos ven:
8 Para que Jehova tu Dios nos ensene
camino por donde vamos, y lotique he-
mos de hacer.
4 Y Jeremías profeta les cujo: Ya he
oído: he aqui oro á Jehova vuestro Dios
como habéis dicho ; y será que todo lo
que Jehova os respondiere, os ensenaré:
no os dejaré palabra.
5 Y ellos dtyeron á Jeremía* : Jehova
sea entre nosotros testigo de la verdad
y do la lealtad, si no hiciéremos conforme
á todo aquello para lo cual Jehova tu
Dios te enviare á nosotros.
ó Ora «as bueno, oía malo, á la vos de
Jehova nuestro Dios, al cual te envia-
mos, obedeceremos; porque obedecien-
do á la voz de Jehova nuestro Dios, luya-
mos bien.
7 Y aconteció que á cabo de dles días
fué palabra de Jehova á Jeremías.
8 Y llamó a Johanan, hfyo de Caree, y é
todos los principes de los >ejereitos qne
«miaban con él, y á todo el pueblo desde
el menor hasta el mayor,
9 Y acoles: Asi dtfo Jehova Dios de
Israel al cual me enviasteis para que hi-
ciese caer vuestros ruegos en sn presen-
cia:
10 81 quedando os quedareis en esta
tierra, edificaros he, y no os destruiré:
plantaros he, y no arranearé; porque ar-
repentido estoy del mal que os he hecho.
11 No temáis de la presencia del rey de
Babylonia, de cuya presencia tenéis te-
mor : no temáis de su presencia, dijo Je-
hova, porque con vosotros estoy yo para
salvaros, y libraros de su mano.
12 Y daros he misericordias, y habrá
misericordia de vosotros, y haceros ha
moni en vuestra tierra.
JEREMÍAS.
18 T ti dijereis: No moraremos en esta
tierra, no obedeciendo á la toz de Je-
tara vuestro Dios,
14 Diciendo: No: antes nos entrare-
mos en tierra de Egypto, en la cnal no
veremos guerra, ni oiremos sonido de
trompeta, ni tendremos hambre de pan ;
y allá moraremos :
15 Ahora, pues, por tanto oid palabra
de Jehova, residuos de Jnda: Asi dtyo
Jehova de los ejércitos, Dios de Israel:
Si vosotros volvierais vuestros rostros
para entrar en Bgypto, y entrareis para
peregrinar allá:
16 Será que la espada que teméis, allá
en tierra de Bgypto os comprenderá; y
la hambre de que tenéis temor, allá en
Egypto se os pegará ; y allá moriréis.
17 Y será que todos los varones que
toraafeoosus rostros para entrarse en
Egypto para peregrinar allá, morirán á
espada, á hambre, y á pestilencia: ni ha-
brá de ellos quien quede vivo, ni quien
escape delante del mal que yo traigo so-
bre ellos.
18 Porque así dtf o Jebova de los ejérci-
tos, Dios de Israel: Como se derramó
mi enojo y mi Ira sobre los moradores
de Jerusalem, asá se derramará mi Ira
sobre vosotros, cuando entrareis en Egyp-
to; y seréis por juramento, y por espan-
to, y por maldición, y por afrenta, y no
veréis mas este lugar.
10 Jehova habló sobre vosotros, ó I re-
siduos de Juda: No entréis en Egypto:
sabiendo sabed que os aviso hoy.
20 ¿ Por qué hicisteis errar vuestras al-
mas? Porque vosotros me enviasteis á
Jehova vuestro Dios, diciendo : Ora por
nosotros á Jebova nuestro Dioa, y con-
forme á todas las cosas que Jehova nues-
tro Dios dyere, asi nos lo has saber, y
hacerlo hemos.
21 T héoslo denunciado hoy, y no obe-
decisteis á la vos de Jobova vuestro Dios,
ni á todas las cosas por las cuales me en-
vió á vosotros.
22 Ahora pues, sabiendo sabed que á
espada, y á hambre, y á pestilencia mo-
riréis en el lugar donde deseasteis entrar
para peregrinar allá.
CAPITULO XLm.
Lt» principo m creando ai mrito gtié te$ daba J»r9-
mía* dé parta de Dio*, toman d todo el jrwMn. y
*e patán con él d Egvpto. TI. Llegado* H Eaypto%
Jeremía* le» predice que el rry de Babilonia ven-
dría tabre Bgwpto y lo teammria fe.
Y ACONTECIÓ que como Jeremías
acabó de hablar á todo el pueblo
0M
todas las palabras de Jebova Dioa de
ellos, por las cuales Jehova Dios de ellos
le habla enviado á ellos, a á saber, todas
estas palabras :
2 Dijo Asarlas, htyo de Osólas, y Joha-
nan, hijo de Caree, y todos los varones
soberbios, dieron á Jeremías : Mentira
dices: No te envió Jehova nuestro Dioa
para decir: No entréis en Egypto para
peregrinar allá
3 Mas Baruch, htyo de Neriás, te Incita
contra nosotros, para entregarnos en
mano de los Ohaldeos, para matamos, y
para hacernos traspasar en Babyloata.
4 Y no oyó Jobanan, hijo de Caree, y
todos los principes de los ejércitos, y
todo el pueblo, á la vos de Jehova para
quedarse en tierra de Jada.
5 Y tomó Jobanan, hijo de Caree, y to-
dos los principes de les ejércitos, á todo
el resto de Juda, que hablan vuelto do
todas lss naciones adonde hablan sido
echados para morar en tierra de Juda;
6 Hombres, y mugerea, y niños, y las
hijas del rey, y toda alma que habla do-
jado Nabuzardan, capitán de la guarda,
con Goaollas, htyo de Ahicam, hijo do
Saphan, y á Jeremías profeta, y á Ba-
ruch, htyo de Norias.
7 Y vinieron á tierra de Egypto ; por-
que no oyeron la vos de Jebova, y vinie-
ron basta Thaphnes.
8 1 Y fué palabra de Jebova á Jeremías
en Thaphnes, diciendo :
0 Toma con tu mano piedras grandes,
y cúbrelas de barro en un horno de la-
drillos que ettd á la puerta de la casa de
Pharaon en Thaphnes, á vista de hom-
bres Judios;
10 Y dlles : Asi dtfo Jobova de loa
ejércitos, Dios do Israel: He aqm que
yo envió, y tomaré á Naboehodonosor,
rey de Babykmla, mi siervo, y pondré bu
trono sobre estas piedras que escondí;
y tenderá sn tienda rica sobre ellas.
11 Y vendrá, y herirá la tierra de Egyp-
to, los que á muerte á muerte, y los que
á cautiverio á cautiverio, y los que á cu-
chillo á cuchillo.
12 Y pondré fuego á las casas de loa
dioses de Egypto, y quemarlas ha, y á
ellos llevará cautivos ; y él se vestirá la
tierra de Egypto, como el pastor se viste
su capa, y saldrá de allá en pan,
13 Y quebrará las estatuas de Betb-
semes, que m en tierra de Bgypto, y las
casas de los dioses de Egypto quemará
á lUOgO. ¡zed^by^
JEREMÍAS.
CAPITULO XMV.
Reprendiendo el profeta km idolaérias del jMaftfc 4*
Juila en Egypto, todo el pueblo, y singularmente
las mugeres se le oponen, y afirman que proseguí'
rds\ en ellas alegando la vieja costumbre, la autori-
dad de tm martelo*, el ejemplo de mu primeipee te.
y atribuyendo d haberlas dejado alguna vez toda»
las calamidades que les habían sobrevenido, II. El
profeta les concede ser verdad lo qve alegan, ma»
que por oso loe ka ochado Dioe do eu tierra #v. y por
el mismo caso aun lo» castigará; y en señal de ello
les predice la ruina de Fharaon por mano del rey
de Babylonia.
PALABRA que fué 4 Jeremías acerca
de todos loe Judíos qne moraban en
1a tierra de Egypto, qne moraban en
Magdad, y en Thaphnes, y enNoph,y en
tierra de Phathures, diciendo:
2 Asi dtfo Jehova de los ejércitos, Dios
ée Israel : Vosotros, habéis visto todo el
mal qne troje sobre Jernsalem, y sobre
todas las eindades de Jada; y be aquí
qne eHas están el dia de boy asoladas, ni
hay en ellas morador,
5 A canea de la maldad de ellos qne
hicieron, para hacerme enojar, yendo á
ofrecer sahumerios, honrando dioses age-
nos, qne ellos no conocieron, vosotros
ni vuestros padres.
4 T envié á vosotros á todos mis sier-
vos profetas, madrugando y enviando» y
diciendo : No bagáis ahora esta eosa abo-
minable que yo aborrezco.
6 T no oyeron, ni abajaron su oreja
para convertirse de su maldad, para no
ofrecer sahumerios á dioses ágenos.
6 Y derramóse mi saña y mi furor, y
encendióse en las ciudades de Jada, y en
las calles de Jernsalem, y tornáronse en
soledad, y en destrucción, como parece
boy.
7 Ahora pues, así dfyo Jebova de los
ejércitos, ¿ios de Israel : ¿ Por qué ha-
céis tan grande mal contra vuestras almas
para ser talados, varón y muger, ntfio y
mamante de en medio de Jada, para que
no os dejéis residuos ;
8 Para hacerme enojar por las obras de
vocetros manos, ofreciendo sahumerios
á dioses ágenos en la tierra de Bgypto, á
donde habéis entrado para morar, para
qne os acabéis, y seáis por maldición, y
por vergüenza á todas las naciones de la
tierra?
9 ¿ Habéis os olvidado de los maldades
de vuestros padres, y de las maldades de
los reyes de Jada, y de las maldades de
sas mugeres, y de vuestras maldades, y
de las maldades do vuestras mugeres que
hicieron en tierra de Jada, y en las calles
de Jernsalem t
10 No se han quebrantado hasta el día
de boy, ni han tenido temor, ni han ca-
minado en mi ley, ni en mis derechos
que di delante de vosotros, y delante de
vuestros padres.
11 Por tanto asi djjo Jehova de los ejér-
citos, Dios ée Israel: He aquí que yo
pongo mi rostro en vosotros para mal) y
para acabar á todo Jada.
19 T tomaré al resto de Jndaque pu-
sieron sus rostros pava antear en tierra
de Egypto pata morar allá, y todos se-
rán consumidos . en tierra de Egypto;
caerán á cuchillo, serán consumidos de
hambre, desde el mas pequeño hasta el
mayor: á cuchillo y á hambre morirán,
y serán por Juramento, y por espanto, y
por maldición, y por afrenta.
18 Y visitaré á los que moran en tierra
de Egypto, como visité 4 Jernsalem, con
espada, y con hambre, y con pestilencia.
14 Y no habrá quien escape, ni quien
quede vivo del resto do Jada, que en*
traron en tierra de Egypto para morar
allá, para volver á la tierra de Jada, por
la cual ellos suspiran por volver para
habitar allá; porque no volverán, si no
los que escaparen.
15 t Y respondieron al mismo Jeremías
todos los que sabían que sus mugeres
hablan ofrecido sahumerios á dioses age-
nos, y todas tes mugeres que estaban
presentes, una grande compañía, y todo
el pueblo que habitaba en tierra de Egyp-
to en Pbathures, diciendo :
10 La paltibra que nos has hablado en
nombre de Jehova, no olmos de ri i
17 Antes haremos de hecho toda pala*
bra que ha salido de nuestra boca para
ofrecer sahumerios á la rema del délo, y
derramándole derramadoras como habe-
rnos hecho nosotros, y nuestros padres,
nuestros reyes, y nuestros principes, en
km ciudades de Jada, y en las plazas do
Jernsalem, y luimos hartos de pan, y fui-
mos alegres, y nunca vimos mal.
18 Mas desde que cesamos de ofrecer
sahumerios á la reina del cielo, y de der-
ramarle derramadoras, nos taha todo, y
á cuchillo, y á hambre somos consumi-
dos.
19 Y cuando nosotros ofrecimos sahu-
merios á la reina del cielo, y le derrama-
mos derramadoras, ¿hlcimosle sin nues-
tros maridos tortas para alegraría, y der-
ramárnosle derramaduras ?
20 Y hablo Jeremías á todo el pueblo á
loshombresjyáksmogere^yátodala
«5
JEREMÍAS.
plebe qme le hablan respondide esto, di-
ciendo.
21 ¿No se ha acordado Jehova, y no ha
Tenido á su memoria el sahumerio que
ofrecisteis en las ciudades de Judo, y en
las platas de Jerusalem, vosotros, y vues-
tros padres, vuestros reyes, y vuestros
principes, y el pueblo de la tierra?
22 Y no pudo sufrir mas Jehova á causa
de la maldad de vuestras obras, á causa
de las abominaciones qme habláis he-
cho : por tanto vuestra tierra fué en aso-
lamiento, y en espanto, y en maldición,
hasta no quedar morador, como partee
hoy.
88 Porque ofrecisteis sahumerios, y pe-
casteis contra Jehova, y no oísteis la vos
de Jehova, ni anduvisteis en su ley, ni
en sus derechos, ni en sus testimonios :
por tanto ha venido sobre vosotros este
mal, eomo partee hoy.
2* Y alto Jeremías á todo el pueblo, y á
todas las mugeres : Oíd palabra de Jeho-
va, todo Juda, los que estafe en tierra de
ifripto»
25 Asi habló Jehova Dios de los ejérci-
tos, Dios de Jsrael, diciendo: Vosotros,
y vuestros mugeres hablasteis con vues-
tro boca, y curaplísteielo con vuestras
manos, diciendo: Haremos de hecho
nuestros votos que votamos de ofrecer
sahumerios á la reina del délo, y de
derramarle derramadoras : confirmando
confirmáis vuestros votos, y haciendo
hacéis vuestros votos.
26 Por tanto oíd palabra de Jehova, to-
do Juda los que habitáis en tierra de
Egypto: He aquí-?** yo Juré por mi
grande nombre, d^o Jehova, que mi
nombre no sera mas invocado en la
boca de ningún varón Judio, que diga,
Vive el 8efior Jehova, en toda la tierra
de Egypto.
27 He aqui que yo velo sobre ellos para
mal, y no para bien ; y todos los varones
de Juda que están en tierra de Egypto,
serán consumidos á cuchillo, y á hambre,
hasta que sean consumidos.
28 Y los que escaparen del cuchillo, vol-
verán de tierra, de Egypto á tierra de Ju-
da, pocos hombres, para que sepan to-
dos los residuos de Juda, que han en-
trado en Egypto para morar allí, la pala-
bra de quien ha de permanecer, la mia,
ó la suya.
29 Y esto tendréis por señal, dice Jeho-
va, de que os visito en este lugar, paro
que sepsis que permaneciendo permane-
686
cerón mis palabfas paro mal sobre toso-
tros.
80 Asi dtyo Jehova: He aqui que yo en
trego á Pharaon-hopbra, rey de Egypto,
en mano de sus enemigos, y en inaoo de
los que buscan su alma; como entre-
gué á 8edecias, rey de Juda, en mano de
Nabuchodonosor, rey de Babyloni*» aa
enemigo, y que buscaba su alma,
CAPITULO XLV.
Jbmmmmaet ***** * parte dm JMm * Murwe* m
escribiente qm Ueve con paciencia napérdidmm par»
ticulare» en la calamidad comvm, y qme te comiente
tM Ont Cf M COtt$tTVOnl M VtOm étOnd 6 MntOV *•
PALABRA que habló Jeremías pro-
feta á Baruch, hijo de Norias, cuando
escribía en el libro estas palabras de la
boca de Jeremías, el ano cuarto de Joe-
cim, hUo de Josias, rey de Juda, diciendo;
2 Asi dÜo Jehova Dios de Israel á tí,
Baruch:
2 Dijiste : \ Ay de mi ahora! poruña me
ha añadido Jehova tnstesa sobre mi do-
lor: trabajó con mi gemido, y no he ha-
llado descanso.
4 Decirle has asi : Asi dtfo Jehova: He
aqui que yo destruyo los que edifiqué, y
arranco los que planté, y toda esta tierra,
6 l Y tú buscas para ti grandezas? No
busques ; porque he aqui que yo traigo
mal sobre toda carne, dtyo Jehova, y á ti
darte he tu vida por despojo en todos
los lugares donde fueres.
CAPITULO XLYI.
Pro/Man la derecho del tj*rc+o de Bgpmtmf de M
rey par Im Btdtpkmipe* eom premmmderetéitmeénu
11. Órnemela d la igleeia de lat piadoso» en tanta» ea»
Jamtdade», prometiéndole» libertad de m cavtiri-
dad, y qme volveren d m fierro; porque a— y la*
PALABRA que rae á Jeramias profeta
de Jehova contra las gentes.
2 A Egypto: contra el ejército de ?he*
raon-neohao, rey de Egypto, que estaba
cerca del rio Euphrates en Charchas**,
al cual hirió Nabuchodonosor, rey de
Babylonia, el ano cuarto de Joeóim, lujo
de Josias, rey de Juda.
8 Aparejad escudo y pavés, y venid á
la guerra.
4 Uncid caballos, y subid los caballe-
ros, y poneos con capacetes: limpiad
las lanzas, vestios de lorigas.
a ¿Por qué los vi medrosos, tornan-
do atrás? y sus valientes fueron deshe-
chos, y huyeron á rass huir sin volver 4
mirar aini*¿ miedo de todas partea, dtyo
Jebova»
JEREMÍAS.
Mente: al aquilón Junto á la ribera del
Suphrates tropearon, 7 cayeron.
7 ¿Quién «t este, que como rio sube, y
cuyas aguas se mueven como ríos ?
8 Egypto como rio se hincha, y las
aguas se mueven como rio», y dijo : Su-
biré cubriré la tierra, destruiré la du-
dad, y los que en ella moran.
9 Subid caballos, y alborotaos carros, 7
salgan los valientes : los Ethlopes, 7 los
de Libia que toman escudo, 7 los de li-
dia que toman 7 entesan arco.
10 Mas ese día mrá á Jehova Dios de
los ejércitos dia de venganza, para ven-
garse, de sus enemigos ; 7 la espada tra-
gará, 7 se hartará, 7 se embriagará de la
emngre de ellos; porque matanza eerúk
Jehova Dios de los ejércitos en tierra del
aquilón al rio Euphrate*.
11 Sube á Galaad, 7 toma bálsamo, vir-
gen hija de Egypto: jx>r demás multi-
plicaras medicinas : no hay cura para tí.
19 Las naciones oyeron tu vergüeñas, 7
tu clamor •hinchió la tierra; porque fuer-
te se encontró con inerte, 7 cayeron
ambos juntos.
13 1Í Palabra que habló Jehova á Jere-
mías profeta acerca de la venida de Na*
buchodonosor, rey de Babylonia, pora
herir la tierra de Egypto.
14 Denunciad en Egypto, 7 haced saber
en Magdalo: haced saber también en
Hemphis, 7 en Thaphnes, decid : Está
quedo, 7 aparéjate; porque espada ha
de tragar tu comarca.
16 ¿ Por qué ha sido derribado tu fuer-
te? no se pudo tener, porque Jehova le
rempujó.
16 Multiplicó los caldos : cada uno tam-
bién ca7ó sobre su compañero, 7 dije-
ron : Levántate, 7 volvámosnos á nues-
tro pueblo, 7 á la tierra de nuestro naci-
miento, de delante de la espada vence-
dora.
17 Clamaron allí, Pharaon, rey de Egyp-
to, rey de revuelta: dejó pasar el tiempo
señalado.
18 Vivo yo, dice el Rey, Jehova de los
ejércitos es su nombre, que como Tha-
bor entre los montes, 7 como Carmelo
en la mar, asi vendrá.
19 Házte vasos de transmigración, mo-
radora btya de Egypto; porque Mempbis
será por yermo, y será asolada hasta no
quedar morador.
20 Becerra hermosa Egypto: destruo»
don del aquilón viene, viene.
SI fine toldados también en medio de
eOa como becerros engordados: que
también ellos se volvieron, huyeron to-
dos sin pararse ; porque el dia de su
quebrantamiento vino sobre ellos, el
tiempo de su visitación.
22 Su vos irá como de serpiente ; por-
que con ejército vendrán, 7 eon hachas
vienen á ella como cortadores de lefia.
28 Cortaron su monte, dice Jehova,
porque no podrán ser contados ; porque
serán mas que langostas, ni tendrán nó>
mero.
24 Avergonzóse la feQa de Egypto : se-
rá entregada en mano del pueblo del
aquilón.
¿I Dijo Jehova de los ejércitos, IMos de
Israel : He aqui que yo visito al pueblo
de Alejandría, y á Pharaon, y á Egypto,
y á sus dioses, y á sus reyes ; y á Pha-
raon, y á los que en él confian.
20 Y entregarlos he en mano de los
que buscan su alma, y en mano de Na*
buchodonosor, rey de Babylonia, y en
mano de sus siervos ; y después será ha-
bitada como en los dias pasados, dQo
Jehova.
27 1 T tú no temas, siervo mío Jacob,
y no desmayes Israel; porque he aquí
que yo te salvo de lejos, y á tu simiente
de la tierra de su cautividad. Y volverá
Jacob, y descansará, y será prosperado, 7
no habrá quien le espante.
28 Tú, mi siervo Jacob, no temas, diee
Jehova, porque contigo eoy yo; porque
haré consumación en todas las naciones
á las cuales te echaré : mas en tí no ha-
ré .consumación : mas castigarte he con
juicio, y talando no te talaré. *
CAPITULÓ XLVn.
Profetiza la dettrueeion de lo§ PaU»timo4 por 1o$
PALABRA de Jehova que fué á Jere-
mías profeta acerca de los Palesti-
nos, antes que Pharaon hiriese á Gaza.
2 Asi djjo Jehova : He aqui que suben
aguas de la parte del aquilón, y tornarse
han en arroyo, y alagaran la tierra, y su
plenitud, ciudades y moradores do ellas ;
y los hombres clamarán, y todo morador
de la tierra aullará,
8 Por el sonido de las uñas do sus fuer-
tes cabcdkx, por el alboroto de sus carros,
por el estruendo de sus ruedas : los po-
dres no miraron á los htfos por la flaque-
za de las manos : *
4 Por el día que viene para destrucción
de todos los Palestinos, para talar á Ty*
ro, y á Sidon, á todo ayudador que que-
«7
JEREMÍAS.
dóvivo; porque Jehova destruye á los Pa-
lestinos, al reato de la isla de Capadocia.
5 Sobre Gaza vino mesadura, Ascalon
fué cortada» y el resto de su valle: ¿has-
ta cuándo' te arañarás ?
6 O! cuchillo de Jehova, ¿hasta cuándo
no reposarás ? Métete en tu vaina, re-
posa, y calla.
7 ¿Cómo reposarás? porque Jehova le
ha enviado en Ascalon, y á la ribera de
k mar, allí le puso.
CAPITULO XLVni.
Con particular elegancia y vopia predice y describe
ia destrucción de Moab por loe Chaldeos\ por haber
sido perpetuos émulo» del pueblo de Dios. Con todo
eeo m le da eeperamxa de restauración en Cristo.
Conferirse ha este capitulo con el 15, y 10: de Isaías,
do donde hay muchas sentencias tomadas ad verbum
por ser el mismo argumente.
DE Moab : Asi dtyo Jehova de los
ejércitos, Dios de Israel: ¡Ay de
Nebol que fué destruida, fué avergonaa-
da: Caríathaim fué tomada: fué confusa
Misgab, y desmayó.
2 No se alabará ya mas Moab : de He-
sebón pensaron mal : Venid, y quitémos-
la de entre las naciones. También tú,
Madmen, serás cortada, espada irá tras tí.
8 Voz de clamor de Oronaim : destruc-
ción, y gran quebrantamiento.
- 4 Moab fué quebrantada: hicieron que
se oyese el clamor de sus pequeños.
5 Porque á la subida de Luith con lloro
subirá el que llora ; porque á la descendi-
da de Oronaim los enemigos oyeron cla-
mor de quebranto :
6 Huid, escapad vuestra vida, y sean
como retama en el desierto.
7 Porque por cuanto confiaste en tas
haciendas, y en tus tesoros, tú también
serás tomada; y Cbamos saldrá en cau-
tiverio,'los sacerdotes, y sus principes
juntamente.
8 Y vendrá destruidor á cada una de
las ciudades, y ninguna ciudad escapará;
y perderse ha el valle, y destruirse ha la
campiña, como dyo Jehova.
9 Dad alas á Moab, para que volando
vuele; y sus ciudades serán desiertas
hasta no quedar en ellas morador.
10 Maldito el que hiciere engañosamen-
te la obra de Jehova; y maldito el que
detuviere su espada de la sangre.
11 Quieto estuvo Moab desde su moce-
dad, y él ha estado reposado sobre sus
heces, ni fué trasegado de vaso en vaso,
ni nunca fué .en cautividad : por tanto
quedó su sabor en él, y su olor no se
ha trocado.
m
13 Por tanto, he aquí quo vienen dias,
d|Jo Jehova, en que yo le enviaré traspor-
tadores que le harán trasportar; y vacian
rán sus vagos, y romperán sus odres.
13 T Moab so avergonzará de Chamos,
de la manera que la casa de Israel se
avergonzó de Beth-el su confianza,
14 ¿Cómo diréis: Valientes somos, y
robustos hombres para la guerra?
15 Destruido fué Moab, y sus ciudades
asoló; y sus escogidos mancebos des-
cendieron al degolladero, dijo el rey,
Jehova de los ejércitos et su nombre.
16 Cercano ettd el quebrantamiento de
Mpab para venir; y su mal se apresura
mucho.
17 Compadeceos de él todos los que
estai* al derredor de él ; y todos los que
sabéis su nombre, decid : ¡ Cómo se que-
bró la vara de fortaleza, el báculo de her-
mosura!
18 Desciende de la gloría, siéntate en
seco, moradora hija de Dibon ; porque el
destruidor de Moab subió contra ti, di-
sipó tus fortalezas.
19 Párate en el camino, y mira, ó I mo-
radora de Aroer: pregunta á Ja que va
huyendo, y á la que escapó; Dile: ¿Qué
ha acontecido ?
20 Avergonzóse Moab, porque fué que-
brantado: aullad, y clamad: denunciad
en Arnon que Moab es destruido,
21 Y que vino Juicio sobre la tierra de
la campiña; sobre Helon, y sobre Jasa,
y sobre Mephaatb,
22 T sobre Dibon, y sobre Nebo, y so-
bre Beth-diblathaim,
23 T sobre Caríathaim, y sobre Beth-
gamul, y sobre Beth-maon,
24 Y sobre Cariota, y sobre Bosra, y
sobre todas las ciudades de tierra de
Moab, las de lejos, y las de cerca.
25 Cortado es el cuerno de Moab, y sm
brazo quebrantado, dijo Jehova.
26 Embriagedle, porque contra Jehova
se engrandeció; y revuélquese Moab so-
bre su vómito, y sea por escarnio tam-
bién él.
27 ¿Y no te fué á tí Israel por escarnio,
como si le tomaran entre ladrones? por-
que desde que hablaste de él te has mo-
vido.
28 Desamparad las ciudades, y habitad
en peñascos, ó! moradores de Mosb; y
sed como la paloma que nace nido de-
trás de la boca de la caverna,
29 Oído hemos la soberbia de Moab,
que es muy soberbio; §u binohacon, y
JEREMÍAS.
su soberbia^ y, su, altive*, 1a altura de su
corazón,
80 Yo conozco, dice Jehova, bu Ira, y
sin verdad, sus mentiras, no harán así
31 Por tanto yo aullaré sobre Moab, y
sobre todo Moab haré clamor, y sobre
los varones de Clrheres gemiré.
82 Con lloro de Jazer uorarápor ti, 6!
vid de Sabama: tus ramos pasaron la
mar, basta la mar de Jazer Ucearon : so-
bre tu agosto, y sobre tu vendimia vino
destruidor.
88 Y será cortada la alegría, y el rego-
cijo de los campos labrados, y de la tier-
ra de Moab ; y haré cesar el vino de los
lagares, no pisarán con canción : la can-
ción, no será canción.
84 El clamor, desde Kesebon basta
Eleale: hasta Jasa dieron su voz: desde
Segor hasta Oronaim, becerra de tres
años ; porque también las aguas de Ním-
rim serán destruidas.
85 Y haré cesar de Moab, dice Jehova,
quien sacrifique en altar, y quien ofrezr
ca sahumerio á sus dioses.
86 Por tanto mi corazón, por causa de
Móab, resonará como flautas; y mi co-
razón, por causa de los varones de Clr-
heres, resonará como flautas ; porque las
riquezas que hizo, perecieron.
87 Porque en toda cabeza habrá calva,
y toda barba será menoscabada; y sobre
todas manos rasguños, y sacos sobre to-
dos lomos.
88 Sobre todas las techumbres de Moab,
y en sus calles, todo el terd llanto; por-
que yo qnebranté á Moab como á vaso
que no agrada dijo Jehova.
89 ¡ Cómo ha sido quebrantado ! aullad :
l cómo volvió la cerviz Moab, y fué aver-
gonzado ! Y fué Moab en escarnio, y en
espanto á todos los que están en bus al
derr odores.
40 Porque así dijo Jehova: He aquí
•que como águila volará, y extenderá sus
alas á Moab.
41 Tomadas son las ciudades, y toma-
das son las fortalezas ; y ser4 aquel día
el corazón de los valientes de Moab co-
mo el corazón de mnger. en angustias.
43 Y Moab será destruido para mas no
ser pueblo ; porque se engrandeció con-
tra Jehova,
48 Miedo» y hoyo, y lazo sobre tí, ó!
morador de Moab, dijo ¿chova.
44 El que huyere del miedo, caerá en
el hoyo; y el que saliere del hoyo, será
preso del lazo ; porque yo traeré sobre
flpan. 44
éL sobre ftoaj^ el afip d,e an yisijta^on,
dflo Jehova.
45 A la sombra de Hesebon bo pararon
los que huían de la fuerza ; porque salló
fuego de Kesebon, y llama de en medio
de Sehon, y quemó el rincón de Moab, y
la mollera de los hijos revoltosos.
46 ¡Ay de tí, Moab! pereció el pueblo
de Chamos; porque tus hijos fueron
presos en cautividad, y tus bijas en cau-
tiverio.'
47 Y haré tornar el cautiverio de ttoab
en lo postrero de los tiempos, dijo Jebe*
va. Hasta aquí es el juicio de Moab.
CAWTÜIX) XLJX
de la trQm4* Q*d,d1<i cwú prttGMHm cfcrwto;
Jtoet.ll. ti. Ckmtrm fat Afamo*. ULOrntraDo-
mmco y $* ti*rm> IV. Oomtr* 1m d* Ckdmr, ó tm
A**», y «m n^fimef *t orí**.. r.,tiaMrft
iMPtrta».
DE los hijos de Ammon : Así düo Je-
hova : ¿ No tiene hijos Israel f ¿ No
tiene heredero? ¿Por qué tomó como
por heredad el rey de ellos á Gad^ y su
pueblo habitó en sus ciudades ?
% Por tanto he aquí, vienen días, '¿fio
Jebova, en que haré oír en Rabbath de
los hijos de Ammon clamor de guerra;
y será puesto en montón de asolamiento,
y sus ciudades serán puestas á fue^o, j
Israel tomará por heredad á los que loa
tomaron á ellos, dijo Jehova.
3 Aulla, ó! Hesebon, porque destruida
es Hai: clamad, hijas de Rabbath, ves-
tios de sacos, endechad, y rodead por
los vallados'; porque el rey do ellos fué
en cautividad, sus sacerdotes, y sus prin-
cipes juntamente.
4 ¿Por qué te glorias de los valles? tu
valle se escurrió, ó! hija contumaz, la
que confia en bus tesoros, la que dice :
¿ Quién vendrá contra mi í
5 He aquí, yo traigo sobre ti espanto,
dice el Señor Jehova de los ejércitos, de
todos tus al derredores, y seréis lanzados
cada uno delante de bu rostro, y no ha-
brá quien recoja al vagabundo.
6 Y después de esto haré tornar la cau-
tividad de los hijos de Ammon, dtyo Je-
hova.
7 \ De Edom : Así dijo Jehova de loa
ejércitos: ¿No hay mas sabiduría en
Theman? ¿Ha perecido el consejo en
los 6ábios? ¿corrompióse su sabidu-
ría?
8 Huid volveos, escondeos en simas pa-
ra estar, óT moradores de Dedan ; por-
que el quebrantamiento de Esau traeré
689 *
JEREMÍAS.
sobre él, al tiempo que le tengo de vi-
sitar.
9 Si vendimiadores vinieran contra tí,
¿no dejarán rebuscos ? Si ladrones do no-
che^ tomarán lo que hubieran menester.
10 Mas yo desnudaré á Esau, descubriré
sus escondrijos, no se podrá esconder :
será destruida su simiente, y sus herma-
nos, y sus vecinos ; y no será.
íl Deja tus huérfanos, yo los criaré ; y
tus viudas sobre mí se confiarán.
12 Porque así d^o Jehova : lie aquí que
los que no estaban condenados á beber
del cáliz, bebiendo beberán, ¿y tú, absol-
viendo serás ábsuelto ? no serás absuel-
to : más, bebiendo beberás.
18 "Porque por mí Juré, dflo Jehova, que
en asolamiento, en vergüenza, en sole-
dad, y en maldición será Bosra; y todas
sus ciudades serán en asolamientos per-
petuos. * ' !
Í4 La fama oí, que de parte de ¿chova
habla sido enviado mensajero á las gen-
tes, diciendo: Juntaos, y venid coutra
ella, y levantaos á la batalla.
J8 Porque, he aquí que pequeño te he
puesto entregas gentes, menospreciado
enlrc los hombres.
18 Ta arrogancia te engañó, y la sober-
bia de tu corazón : que habitas en caver-
nas dé peñas, que tienes la altura del
monte: aunque alces, como águila tu
nido, de allí, te haré descender, djjo Je-
hova, . (
17 YseráE&om en asolamiento: todo
aquel queposare por ella se espantará, y
silbará sobre todas sus plagas.
18 Como cu, el trastornamicnto do So-
doma, y de Oomorrba, y de sus ciudades
vecinas, seré, dijo Jehova: no morará
allí nadie, ni la habitará hyo de hombre.
10 lie aquí que como lcon subirá de la
hinchazón del Jordán á la morada fuer-
te ; porque haré reposo, y hacerle he cor-
-rer de sobre ella; y al que fuere escogi-
do la encargaré; porque, ¿quién es se-
mejante á mí? ¿6 quién me emplazará?
I ó quién será aquel pastor que me osará
resistir?
20 Por tanto oid el consejo de Jehova,
que na acordado sobre Edom; y sus
pensamientos que ha pensado sobre los
moradores de Theman : Ciertamente los
mas pequeños del hato los arrastrarán, y
destruirán sus moradas con ellos.
21 Del estruendo de la caída de ellos la
tierra tembló, y el grito de su voz se
oyó en el mar jjermejo.
090
22 He aquí que como águila subirá, y
volará; y extenderá sus alas sobre Bo»-
ra; y el corazón de los valientes de
Edom será en aquel día como el coraron
de muger en angustias.
23 % De Damasco : Avergonzóse Eniath,
y Arphad, porque oyeron malas nuevas :
derritiéronse en aguas de desmayo, no
pueden asosegarse.
24 Desmayóse Damasco, volvióse para
huir* y le tomó temblor : angustia y do-
lores le tomaron, como de muger que
está de parto.
25 ¡ Cómo no dejaron á la ciudad de ala-
banza, ciudad de mi gozo !
26 Por tanto sus mancebos caerán en
sus plazas, y todos los hombres de guer-
ra morirán en aquel dia, dijo Jehova de
los ejércitos.
27 Y haré encender fuego en el muro
dé Damasco, y consumirá las casas do
Benadad. ,
28 H De Cedar, y de los reinos de Asor,
los cuales hirió Nabuchodonosor, rey de
Babylonia: Asi dijo Jehova: Lcvaniáos,
subid contra Cedar, y destruid los hJjos
de Cedem.
29 Sus tiendas y sus ganados tomarán*
sus cortinas, y todos 6us vasos, y bus ca-
mellos tomarán para sí ; y llamarán con-
tra ellos miedo al derredor. , ,
30 Huid, alejaos pauy lejos, meteos en
simas para estar, ó ! moradores do Asor,
dyo Jehova ; porque tomó consejo con-
tra vosotros Nabuchodonosor, rey de Ba-
bylonia, y pensó contra vosotros pensa-
miento.
31 Levantaos, subid á nación pacífica
que vive seguramente, dice Jehova, que
ni tienen puertas, ni cerrojos ; que viven
solos.
82 T serán sus camellos por presa, y la
multitud de¡ sus ganados por despojo;
y esparcirlos he por todos vientos, echa-#
dos hasta el postrer rincón; y de todos*
sus lados les traeré su ruina, dijo Jehova.
33 Y Asor será morada de dragones, .
soledad para siempre: ninguno morará
alli, ni h^o de hombre la habitará. ,
84 t Palabra de Jehova que iu£ á Jere- '
mías profeta á cerca do Elam, en el prin-
cipio del reino 'de -Sedéelas, rey de Juda,
diciendo.:
85 Así dtfo Jehova de los ejércitos : He
aquí que yo quiebro el arco do Elam,
principio de su fortaleza,
36 *t traeré sobre Elam los cuatro vien-
tos de los cuatro cantónos del cielo, y
JEREMÍAS.
ablentarlos be á tódoi «tos Vtetítos, ni
habí* nación adonde no vengan eitran-
geros de Blata.
Sf T haré que Slam naya temor delante
4e ana enemigo», y delante de los que
ñuscan su alma, y traerá sobre etlée mal,
y el furor de mi enojo, drjo Jénova; y
enviaré en pos de ellos espada hasta qne
los aoábe.
88 Y pondré mi trono en Elam, y des-
truiré déaHl rey y principes, dflo Jehova.
89 Mas acontecerá en lo postrero de los
días, qne haré tornar la cautividad de
lRam, 4fyo Jehova.
CAPITULO L.
Predice ta tuólacton ée Babilonia y dé toda tu Jfo-
*>ixr)ia.y irania *t cljm&o da Dio». IL La li-
bertad dclputUo Jwtdico, y Ja data del Xuevo Tu-
PAIiABKA qtté habló Jehova contra
Babylonla, ^contra la tierra de los
Cnaídeos, por mano de JerenHas profeta.
2 Denunciad en las naciones, y haced
saber i levanta* tJMirbtén bandera : naced
saber, y no encubráis : decid : Tontada es
Baéyionia, avergonzado es Bel, deshe-
cho es Merodaeh, avergtmSada* son sus
esculturas, quebrados £»' sus 1 Solos.
8 Ponqué subió contra ella nacton de la
paree del aquilón, la'euat pondrá su tier-
ra en asolamiento; y no na&rá quien en
ettaJ more: ni hombre ni animal se mo-
vieron, se fueron.
4 t En aquellos dffle, y en aquél' tiem-
po, dfoe Jehova, vendrán los hfybs de fs-
ruel, ellos; y los hy os de Juda juntamen-
te, irán andando y -llorando, y buscarán
é Jehova su Dios. .
5 Por el camino de Sion preguntaran,
alH enderezarán sus rostros: Venid, y
juntaos á Jehova con concierto eterno,
que-" jamas se ponga en el olvido.
0 Ovejas* perdidas toeron mi pueblo, bus
, pastores las hicieron errar, por los mon-
tes las descarriaron: anduvieron de mon-
te en collado, olvidáronse de sus maja-
das.
7 Todos los que los hallaban, • los co-
mían; y sus enemigos decían: No pe-
caremos ; porque «Dos pecaron á Jehova,
morada de justicia, y esperanza de sus
padrea Jehova,
8 Huid de en medio de Babylonia, y sa-
na de tierra de Chaldeos; ysefe como
los mansos, delante del ganado: *
9 t Porque he aquí que yo desparto, y
hago subir eontra Babyloftla cfagreea-
eta» de grandes naciones de la tierra del
aquilón ; y desde allí so aparejarán con-
tra ^efla, y será tomada: sus flechas, co-
mo de valiente diestro, no se tornará en
Vano.
10 Y la tierra dé los Cnaídeos será por
presa: todos los que la saquearen, sal-
drán hartos, drjo Jehova.
11 Porque os alegrasteis, porque os go-
zasteis destruyendo mi heredad ; porque
os henchísteis como becerra de renue-
vos, y relinchasteis como caballos :
13 Vuestra madre se avergonzó mucho,
afrentóse la que os engendró. Veis aquí
las postrimerías ' de las naciones, desier-
to, sequedad, y páramo.
18 Por la Ira dé Jehova no Be habitará,
mas será asolada toda ella : todo hombre
que pasare por Babylonia sé asombrará,
y silbará sobre todas sus plagas.
14 Apercibios contra Babylonia al der-
redor : todos los que entesáis arcos tirad
contra ella : no os duelan las saetas, por-
que pecó contra Jehova.
lfe Gritad contra ella en derredor: Dio
su mano, caldo han sus fundamentos,
derribados son sus muros ; porque ven-
ganza es de Jehova. Tomad Venganza
de ella: haced con ella como ella nina*
16 Talad de Babylonia sembrador, y el
qué tiene hoz eri tiempo de la siega : de-
lante de la espada forzadora cada uno
volverá el rostro hacia su pueblo, cada
uno huirá hacia su tierra.
17 Ganado descarriado ha sido Israel,
leones le amontaron : el rey de Assyrialo
tragó el primero, este Nabuchodonosor,
rey de Babylonia, lo desosó el postrero.
18 Por tanto asi drjo ' Jehova de los
ejércitos, Dios de Israel: He aquí que
yo visito al rey de Babylonia, y á su tier-
ra, como visitó al rey de Assyria,
19 T tomaré á traer á Israel á su mora-
da, y pacerá al Carmelo, y á Basan ; y en
el monte de Efphraim, y de Galaad se
hartará su aliña;
20 En aquellos días, y en aquel tiempo,
dijo Jehova, la maldad de Israel será bus-
cada, y no parecerá; y los pecados do
Jtrda, y no se hallarán ; porque perdo-
naré á los qué tyo hubiere desjado.
31 éube cohtra la tierra de coUtuina-
ces, contra ella, y contra los moradores
de la visitación. Destruye, y mata en
pos' de ellos, .dtjb Jehova; y haz con-
forme á tbdoí lo que yo te he mandado.
22 Estruendo de guerra en la tierra, y
quebrantamiento grande.
28 ¿Cómo lué cortado y quebrado el
mnnniMa,
martillo de toda 1» tierral ¿Ganw a*
tornó Babylonia on desierto entre las na-
ciones?
84 Púsote lazos, y aun fuiste tomad*,
ól Babylonia, y tú no lo supiste; fuiste
hallada, y aun presa, porque provocaste
á Jehova.
2$ Abrió Jehova su tesoro, y sacó ios
vesos de su furor; porque esta es. obra
.de Jehova Dios de Jos ejércitos en la
tierra de Cháleteos,
2i Venid contra ella desde el caboefeia
tierw : abrid sus alfolíes i bolladla oomp
á parva, y destruidla; no le queden re-
siduos.
27 Matad A todos sos novillos, vayan al
matadero : ¡ay de ello*! que venido es su
día, el tiempo de su visitación.
28 Voz de los que huyen y escapan de
la tierra de Babylonia m oye, para que
den las nuevo* en Sion de la vonganznde
Jghova nuestro Dios, de la venganza de
su templo.
99 Haced Juncar sobro $ahylouia fle-
cheros, 4 todos los que entesan aroo:
asentad campo sobre ella al derredor, no
escape de cUa ninguno: pagedle según
BUjObia; conforme 4 toó> lo que ella bi-
zohaced con ella; porque contra Jeho-
va se ensoberbeció, contra el Santo de
Israel
SO Por tanto sus mancebos caerán en
sus plazas, y todos sus nombres de
guerra «eran talados en aquel día, dijo
Jehova.
31 He aqui yo contra ti, ól soberbio,
dijo ol Seífbr Jehova de los ejércitos, por-
que tu día es venido, el tiempo en que
te visitaré.
33 Y el soberbio tropezara, y caerá, y
no tendrá quien le levante ; y encenderé
fuego en sus ciudades, y quemará todos
sus al derredores.
33 Asi dijo Jehova de los ejércitos;
Oprimidos fueron los bfyos de Israel, y
los hijos de Jada juntamente; y todos
los que los tomaron cautivos, se los re-
tuYieron: no los quisieron soltar.
di £1 Redentor de ellos es el fuerte, Je-
hova de los ejércitos et su nombro: plei-
teando pleiteará su pleito para hacer
quietar la tierra» y turbar los moradores
de Babylonia.
85 Espada sobro los Chaldeoa, dijo Je-
hova, y sobro los moradores de Babylo-
nia, y sobre ana principes, y sobre sus
sabios.
3u Espada sobre los a#itao*, y ew>
m
serán quebrantados»
37 aspada sobre sus oafrajiosb jf ooj-
bresusoanos»ys0fr^^o^eivolgDOjue
está en moó>a da ella» y aeran cono
mugares: aspeo* s^^ bus tosoroa, y ae-
ran saqueados.
88 Sequedad sobro an* aguan, y sésamo
han ; porque tierra es de esculturas» y
en Ídolos enloqueces* •
99 Por tanto morarán bestias montéeos
con gatoai ñaparán también en cUa po-
llos de avestruz, ni mea scjfá poblada pa-
ra siempre, ni se habitaste aceración
en generación* ^ • >
40 Qomo en el ti^tornamiontodfilttfia
áfiodonta, y á fiosapishayy á sos- emi»
d» vecinas, dtyo Jehova, no morará allí
hombre, ni lujo de hombre la habitará.
41 He aquí que «* paablo riego. o>#s
pqrte del esjuijon,* eaaa gran naojoig?
muchos wyesae levantarán de los Mes
do la tierra;
43 fliTQ y lane> toncarán, serán frutas,
y no te»¿án piedad; si tropel sonará
oomoila mar%.y cajfra^nráa aohre oaballoe*
apereebirse han como honiore á Ja ¿o-
lea copara ti, <¿ felfe da BefcylonJn»
48 Oyósuiflnn*eVr«ydeWb$l0uia,jr
sna manos se deaaoynPtaron, iwguaUa le
tomó, dolor como 4o muger de parto,
44 He aqni que como león subirá do la
hinchazón del Jordán ala morada Aleó-
te; porque haré reposo, y hacerle he
correr de sobro ella* y- a) aja* Jtoejeeteaeo-
gido la encargará; porque ¿ quién eses-
mejante á mí ? ¿ó quién me emplazará?
i ó quién será aquel pastor ojeo W^oserá
resistir?
45 Por tanto oíd ol conseje do Jeho-
va, que ha acordado sobro Bafcylonja, y
sns pensamientos que Iva penando sonto
la t lerna de loe GhaWeoay Ciodamonto
los mas pequeños del bato loa araste-.
jan, y destruirán sus moradas con eHoa.
46 Del grito de lo toma da Bnfcylonjn.la
tierra tembló ; y el clamor se oyó
Isa naciónos»
CAPITULO IX
Omtínúan laprqfvia «m** Bmtgimim. JLIm*
clprqf€tadaporeecrÜQd3araía$0*n
«a
9 +
' yo lo-
dei rey Sedería» para qme la «efe en el
llegado d Jtábykmta en presagio dé m
ASÍ dUo Jehova: He aqui que
-n- yanto sobro Babylonia, y
meredpcea, quo de eomaon so levantan
oontra mi, un viento destruidor
JtfRtftflAé:
ti^tre w aventón, y^nctarscn ttí tierra; por-
que serán contra ella de todas pastos en
ti dta del mal
8 Dirtf il flechero que entesa sn arco, y
al que se pone orgulloso con «ti loriga:
Ko perdonéis á sus mancebos ; destmid
iodo sn ejército.
4 Y caerán muertos en la tierra de los
Chatdeos, y alanceados en sns calles.
5 Porque no ha enviudado Israel y Ja-
da de sn Dios, Jehova de los ejércitos,
aunque sn tierra fué llena de pecado al
Santo de Israel
6 Hnld de en medio de Babylonla, y es-
capad cada nnO sn alma, porque no pe-
rezcáis & cansa de SU maldad ; porque el
tiempo * de venganza de ¿chova: darle
ha sn paro.
7 Taso de otó fin* Babylonla en la mano
de Jéhova, que embriaga toda la tierra:
de sü tino bebieron las naciones, por
tanto enloquecerán las naciones.
8 En un momento cayó Babylonla, y se
quebrantó: añilad sobre ella: tomad
bálsamo para sn dolor: quisa sanará.
9 Curamos á Babylonla, y no sanó : de-
jadla, y vamonos cada uno á su tierra;
porque llegado ha hasta el cielo su jui-
cio ; y ateádose ha hasta las nubes.
10 Jéhova sacó á luí nuestras Justicias :
venid, y contemos en Sion la obra de
Jehova nuestro Dios.
11 Limpiad las saetas, embragad los es-
cudos : despertado ha Jehova el espíritu
de los reyes de Media, porque contra
Babylonla ¿t sn pensamiento para des-
truirla; porque vengan» e* de Jéhova,
vengan** e¿ de sn templo.
12 Levantad bandera sobre los muros
de Babylonla: fortificad la guarda, po-
ned guardas: aparejad celadas; porque
aun pensó Jéhova, y aun puso en efecto
lo que d\Jo sobre los moradores de Ba-
bylonla.
18 La que moras entre mnehas aguas,
rica de tesoros, Venido ha tu ftn, la me-
dida de tu codicia.
14 Jehova de los ejércitos Juró por Si
mismo: Si no te hinchiere de hombres
como de langostas, y Cantarán sobre ti
canción de lagarera.
15 £1 que hace la tierra con su forta-
leza, el que afirma el mundo con su sa-
biduría, y extiende los cielos con sn
prudencia.
18 £1 que da con vos multitud de aguas
del cielo : después él hace subir las nu-
bes de lo postrero do la tierra: hace ro-
tátnpegfos COtt; la ñufla, y saca el viento
de sus tesoros.
17 Todo hombre se enloquece á eslef
sabiduría: todo platero se avergüenza
de la escultura, porque mentira es su
vaciadizo, que no tienen espíritu.
18 Vanidad son, y obra de escarnios, en
el tiempo de sn visitación perecerán.
19 No et como ellos la parte de Jacob ¿
porque el a él íbrmador de todo : y 2*
rad m la vara de su heredad: Jehova de
los ejércitos es sn nombre.
90 Martillo me sois, ó! armas de guer-
ra, y por ti quebrantaré nadónos; y por
ti desharé reinos ;
21 T por ti quebrantaré caballos y sua
caballeros; y por ti quebrantaré carros
y los que en ellos suben ;
aa T por ti quebrantaré varones y tira*
geres ; y por ti quebrantaré viejos y mo¡
zos; y por ti quebrantara mancebos y
vírgenes;
28 T por ti quebrantaré id paBtor y á
su manada; por ti quebrantaré labrado-
res y sus yuntas ; y por ti quebrantaré
duques y principes.
24 T pagaré á Babylonla, y á todos los
moradores de Chaldea, todo el mal. de
ellos, que hicieron en Bion delante do
vuestros ojos, dijo Jehova.
26 He aquí yo contra tí, ó! monte des*
traidor, dyo Jehova, que destruíste toda
la tierra; y extenderé mi mano sobre tí,
y hacerte he rodar de las penas, y tor-
narte he monte quemado.
96 T nadie tomará de tí piedra para es-
quina, ni ptedra para cimiento ; porque
en perpetuos asolamientos serás, dijo
Jehova.
27 Alzad bandera en la tierra, tocad
trompeta en las naciones, apercebid na-
ciones contra ella, Juntad contra ella los
reinos de Ararat, de Minnl, y de Ascc-
nes: señalad contra ella capitán, haced
subir cabafios como langostas eriza-
das.
28 Apercebid contra eHa naciones: á
reyes de liedla, á sus capitanes, y á to-
dos sus príncipes, y á toda la tierra de
su señorío.
29 Y temblará la tierra, y afligirse ^ha;
porque confirmado es contra Babylonla
todo el pensamiento de Jehova, para
poner la tierra de Babylonia en soledad,
y que no haya morador.
80 Los valientes de Babylonia dejaron
de pelear, estuviéronse en los fuertes :
faltóles so ftrtaleza: tornáronse como
008
JEREMÍAS,
mugares: encendieron Vbtemnigo* sus
casas, quebraron sus cerrojos,
31 Correo se encontrará con correo, y
mensajero se encontrará con mensajero,
para dar las nuevas al rey de Babylonia,
que bu dudad es tomada por todas par-
tes:
82 Y los vados fueron tomados, y los
carrizos fueron quemados á fuego, y los
hombres do guerra se asombraron.
83 Porque asi dtyo Jehova de los ejérci-
tos, Dios de Israel : la luja de Babylonia
es como parva, tiempo es ya do trillarla:
de aquí á un poco le vendrá el tiempo
de la siega.
34 Comióme, y desmenuzóme Nabn-
chodonosor, rey de Babylonia: paróme
como vaso vacio : tragóme como dragón :
hinchió su vientre do mis delicadezas, y
me echó.
85 Mi robo y mi carne está en Babylo-
nia, dirá la moradora de Slon ; y mi san-
gre en los moradores do Chaldca, dirá
Jcrusalem.
86 Por tanto asi <Ujo Jehova : He aquí
que yo juzgo tu causa, y vengaré tu Ven-
ganza; y secaré su mar, y haré que que-
de seca su corriente.
37 Y será Babylonia en majanos mora-
da do dragones, espanto, y silbo, sin
morador.
88 A una bramarán como leones : bra-
marán como cachorros de leones.
89 En su calor les pondré sus banque-
tes; y haréles que se embriaguen para
que se alegren, y duerman eterno sue-
ño, y no despierten, dijo Jehova.
40 Hacerlos he traer como corderos al
matadero, como carneros con machos
de cabrio.
41 ¿Como fué presa Sesach, y fué to-
mada la que era alabada por toda la tier-
ra ? ¿ Cómo fué por espanto Babylonia
entre las naciones ?
42 Subió la mar sobre Babylonia, de la
multitud de sus ondas fué cubierta.
43 Sus ciudades fueron asoladas, la tier-
ra seca y desierta, tierra que no morará
en ella nadie, ni pasará por ella htfo de
hombre.
44 Y visitaré á Bel en Babylonia, y sa-
caré de su boca lo que ha tragado ; y na-
ciones no vendrán mas á el; y el muro
do Babylonia caerá.
45 Salid de en medio de ella, pueblo
mió, y escapad cada uno su vida de la
ira del furor de Jehova.
40 Y porque no se enternezca vuestro
004
coiaeoj^ytemais^ácansftdelafemaque
se oirá por la tierra: en un año venará
la fama, y después en otro año el rumor,
y luego vendrá la violencia en la tierra, y
el enseñoreador sobre el que enseñorea»
47 Por tanto he aquí que vienen día»
que yo visitaré las esculturas de Babylo-
nia, y toda su tierra se avergonzará, y
todos sus muertos caerán en medio do
ella,
48 Y los cielos, y la tierra, y todo lo que
en ellos está, dirán alabanzas sobre Baby-
lonia; porque de la parte del aquilón ven-
drán sobro ella destruidores, dijo Jehova*
49 Pues que Babylonia fué causa que
cayesen muertos de Israel, también pof
causa de Babylonia cayeron muertos d>
toda la tierra.
50 Los que escapasteis de la espada, an-
dad, no os detengáis : acordaos por mu?»
chos dias de Jehova, y acordaos de Je*
rusalem.
51 Estamos avergonzados, porque oí*
mos la afrenta : cubrió vergüenza nnea*
tros rostros, porque vinieron extrange*
ros contra los santuarios de la casa de
Jehova.
52 Por tanto, he aqui, vienen dias, cajo*
Jehova, que yo visitaré sus escuíturasf
y en toda su tierra gemirá herido do
muerte.
53 Si se subiese Babylonia al cielo, y al
fortaleciere en lo [alto su fuerza, de mi
vendrán á ella destruidores, dijo Jehova.
54 Sonido de grito do Babylonia, y que*
brantamiento grande do la tierra de loa
Chaldeos.
55 Porque Jehova destruye á Babylo-
nia, y quitará de ella el mucho estruen-
do; y bramarán sus ondas: como ma-
chas aguas será el sonido de la voz de
ellos:
56 Porque vino contra ella, contra Ba*
bylonia, destruidor, y sus valientes fue-
ron presos, el arco de ellos fué quebra-
do ; porque el Dios de pagas Jehova pa-
gará pagando.
57 Y embriagaré sus principes, y sus
sabios, sus capitanes, y sus nobles, y sus
fuertes ; y dormirán sueño eterno, y no
despertarán, dice el Rey, Jehova de los
ejércitos es su nombre.
58 Asi dijo Jehova de los ejércitos : El
muro ancho de Babylonia derribando
será derribado, y sus altas puertas serán
quemadas á fuego ; y trabajarán pueblos
y naciones en vano en el fregó, y can-
sarsohan.
jeremías.
59 1" Palabra que enrió Jeremías profe-
ta á Ssraias, hflo de Nerias, htfo de Más-
alas, cuando iba con Sedéelas, rey de
Judia, á Bábylonla, el coarto año de sn
reino; y era 8aralas el principal cama-
rero.
60 T escribió Jeremías en un libro to-
do el mal que habla de reñir sobre Ba-
bylonia: todas las palabras que están
escritas contra Bábylonla.
01 Y dijo Jeremías ¿ Baratas : Cuando
llegares á Bábylonla, y vieres, y leyeres
todas estas cosas,
63 Dirás: Jehova, tú delate contra este
lugar que lo hablas de talar, hasta no
quedar en el morador, ni hombre, ni ani-
mal, mas que para siempre ha de ser
asolado.
63 Y será que cuando acabares de leer
este libro, atarle has una piedra, y echar-
lo has en medio del Euphrates;
64 Y dirás : Asi será anegada Bábylo-
nla, y no se levantará del mal que yo
traigo sobre ella : y cansarse han. Has-
ta aquí son las palabras de Jeremías.
CAPITULO LIL
MmaapmHda el profeta el intento y cmmpkmiento de to-
da ni profecía, que fué la toma y asolación de ¡a
eimdaA, del templo, la presa del rey y la muerte de
mu hifoe y de sus príncipes, y el trasportamiento del
pueblo y de* toe mgrado* vaeoe en Babnknda. U.
Joaein rey de Jnda ee tacado de la odreel por Na-
bmchodonotor, y puesto en honra en su cautividad.
ERA Sedéelas de edad de veinte y un
afios cuando comenzó á reinar; y
reinó once afios en Jerusalem. Bu ma-
dre se llamaba Amltal, htfa de Jeremías
deLobna.
2 Y hizo lo malo en los ojos de Jehova,
conforme á todo lo que hizo Joacim.
S Porque á causa de la ira que'tuvo Je-
hova contra Jerusalem, y Juda, hasta
echarlos de su presencia, Sedéelas re-
beló contra el rey de Bábylonla.
4 Aconteció pues á los nueve afios de
su reino, en el mes décimo, á los diez
días del mes, que vino Nabuchodonosor,
rey de Bábylonla, él y todo su ejército
contra Jerusalem, y asentaron sobre ella
campo, y edificaron sobre ella bastiones
de todas partes.
5 Y estuvo cercada la ciudad hasta el
undécimo ano del rey Sedéelas.
6 En el mes cuarto, á los nueve del
mes, prevaleció la hambre en la ciudad
hasta no haber pan para el pueblo de la
tierra.
7* Y fué entrada la ciudad, y todos los
hombres do guerra huyeron, y saliéron-
se de la dudadle noche por el camino
del postigo que está entre los dos muros,
que estaban cerca del jardín del rey, y
filáronse por el camino del desierto, es-
tando aun los Chaldeos junto á la ciu-
dad al derredor.
8 Y el ejército de los Chaldeos siguió
al rey, y alcanzaron á Sedéelas en los lla-
nos de Jericho, y todo su ejército se es-
parció de él
9 Prendieron pues al rey, y luciéronle
venir al rey de Bábylonla en Reblatha
en tierra de Emath ; y pronunció contra
el sentencia.
10 Y degolló el rey de Bábylonla á los
htfos de Sederías delante de sus ojos, y
también degolló á todos los principes
de Juda en Reblatha.
11 A Sedéelas, empero sacó los ojos, y
púsole en grillos, y hízole el rey de Bá-
bylonla traerá Bábylonla; y púsole en la
casa de la cárcel hasta el día que murió.
12 Y en el mea quinto á los diez del
mes, que era este afio el afio diez y nueve
del reino de Nabuchodonosor, rey de
Bábylonla, vino á Jerusalem Nabttzar-
dan, capitán de la guarda, que solía estar
delante del rey de Bábylonla.* ■
13 Y encendió á fuego la casa de Jeho-
va, y la casa del rey, y todas las casas de
Jerusalem ; y toda grande casa quemó á
fuego.
14 Y todo el ejército de los Chaldeos,
que venia con el capitán de la guarda,
destruyó todos los muros de Jerusalem
en derredor.
15 Y hizo traspasar Nabuzardan, capi-
tán de la guarda, los pobres del pueblo,
y toda la otra gente vulgar que hablan
quedado en la ciudad, y los fugitivos,
que se hablan huido al rey de Bábylo-
nla, y todo el resto de la multitud vul-
gar.
16 Mas de los pobres de la tierra dejó
Nabuzardan, capitán de la guarda, para
viñeros y labradores.
17 Y los Chaldeos quebraron las colum-
nas de, metal que estaban en la casa do
Jehova, y las basas, y el mar de metal,
que estaba en la casa de Jehova; y lleva*
ron todo el metal á Babilonia.
18 Llevaron también los calderos, y los
badiles, y los salterios, y las te/as, y ¿los
cucharones, y todos los vasos de metal
con que se servían ;
19 Y las copas, y Incensarios, y lebri-
llos, y ollas, y candeleros, y escudillas, y
tasas: lo que de oro de oro, y lo que do
695
LAMENTACIONES.
ffttta fo plata, llevó el capitán de la
¿narda:
90 Dos cólnmnas, un mar, y doce
bueyes de metal que estaban debajo de
las basas, que Meo el rey Salomón en la
casa de Jehova: no se podía pesar el
metal de todos estos Tasos.
21 Cuanto á las columnas, la altura de la
Una columna era diez y ocho codos, y
una cnerda de doce codos la cercaba de
cuatro dedos de grueso de vaciadizo,
. 93 T el capitel ae metal que estaba so-
bre olla era de altura de cinco codos, y
habí* una red, y granadas en el capitel al
derredor, todo de metal; y otro tanto
era lo de la segunda columna con sus
granadas.
28 Habla noventa y seis granadas en
cada orden: todas ellas eran ciento so-
bre la red al derredor.
21 Tomó también el capitán de la guar-
da á Bátalas sacerdote principal, y 4 So-
phonlas segundo sacerdote, y tres guar-
das de la puerta:
95 Y de la dudad tomó un eunuco que
era capitán sobre los hombres de guerra,
y siete hombres de los que Telan la cara
del rey, que se hallaron en la dudad, y
el principal escribano de la guerra que
cogía al pueblo dé m tierra para la guer-
ra, f sesenta varones del vulgo de la tier-
ra, que se hallaron dentro de la ciudad ;
20 Tomólos N&biuardan, capitán de la
guarda, y trujólos al rey ae Babylonia á
Reblatha.
27 Y el rey de Babylonia los hirió, y los
mató en Reblatha en tierra de EmaUi ; j
Jada fué trasportado de su tierra.
28 Este es el pueblo que üabuenodo-
nosor hizo traspasar en el ano séptimo*
tres mil y veinte y tres Judíos. .
29 En el año diez y ocho Nabúchodo-
nosorhizo traspasar de Jeruealem ocho-
cientas y treinta y dos personas,
SO El ano veinte y tres de Nabucho-
donosor, traspasó Nabuzardan, capitán
de la guarda» setecientas y cuarenta y cin-
co personas de los Judíos: todas las per-
sonas so» cuatro mu y seiscientas.
81 T acaeció que en el año treinta y
siete de la cautividad de Joadn, rey de
Juda, en el mes doceno á los veinte j
cinco del mes, EvQ-merodach, rey de Ba-
bylonia, en el aflo primero de su reino,
alzó la cabeza de Joacin, rey de Jada, y
le sacó de la casa de la cárcel.
33 T habló •con él amigablemente, y
hizo poner su trono sobre los tronos de
los reyes que estaban con él en Babylonia.
88 Y Úsete mudar las ropas de su cár-
cel, y comía pan delante de él siempre
todos los dias de su vida.
84 Y 'continuamente se le daba radon
por el rey de Babylonia, cada cosa en sn
día, todos los dias de su vida, hasta el día
que murió.
LAS
LAMENTACIONES DE JEREMÍAS.
CAPITULO L
StUUcha p* el pn^Hg Ja tmi*s pm ~~ .■«— . — —
ieo*r*m* 4 U «** A tyo c+ptítdo*, 90 en *k m
jwwftlo oamtmm ¡m a$otaeitm é$ mpmtHa^p tütjmimr
mm**4«Jtnm*Um,lr1m o«imii ét eUm; p movido
4 arrepentimiento pidiem 4 JHo»
Kf.
101ÍO esta asentada sola la ciudad
' dftfat poDslosal la grande entre las
naciones es vuelta como viuda: la Se-
ñora de provincias es hecha tributaria.
2 Uorarfdo llorará en la noche, y sus
lágrimas en sus mejillas : no tiene quien
la consuele de todos sus amadores; to-
dos sus amigos le faltaron, volviéronsele
enemigos.
8 Juda íxbÓ en cautividad á causa de la
698
aflicción, y de la grandeza de servidum-
bre : ella moró entre las gentes, y no
halló descanso: todos sus perseguidores
la alcanzaron entre estrechuras.
4 Las calzadas de Slon tienen luto» por-
que no hay quien venga á las solemnida-
des: todas sus puertas son asoladas: sus
sacerdotes gimen, sus vírgenes pfl'gVWt
y ella tiene amargura.
5 Sus enemigos son hechos cabeza, sus
aborrecedores fueron prosperados; por-
que Jehova la afligió por la multitud de
sus rebellones : sus niños fueron en cau-
tividad delante del enemigo.
8 Fuese de la luja de Slon toda su her-
mosura : sus principes fueron como cler-
LAMENTACIONES.
ye* que ño bailaron pasto ; y anduvieron
sin fortaleza delante del perseguidor.
7 Jerusalem, cnando bu pueblo cayó en
la mano del enemigo, y no hubo quien
le ayudase, entonces se acordó de los días
de su aflicción, y de sus rebeliones, y de
tedas sus cosas deseables que tuvo des-
de loa tiempos antiguos : miráronla los
enemigos, y escarnecieron de sus sába-
dos.
8 Pecado pecó Jerusalem, por lo cual
ella ha sido removida : todos los que an-
tee la honraban, la menospreciaron, por-
que vieron su vergüenza : ella también
suspira, y es vuelta «tras.
. 9 Sus Inmundicias trujo en sus laidas,
no se acordó de su postrimería: por
tanto ella na descendido maravQlosa-
mente, no tiene consolador. Mira, Ól
Jehova, mi aflicción, porque el enemigo
ge ha engrandecido.
10 Extendió su mano el enemigo á to-
das sus cosas preciosas; y ella vio á las
gentes entrar en su santuario, de las
cuales mandaste que no entrasen en tu
congregación.
11 Toda su pueblo buscó su pan suspi-
rando, dieron por la comida todas sus
cosas preciosas para refocilar el altea.
Mira, ó l Jehova, y ve, que soy tornada
TIL
18 No os tea tnóUtto todos los que pa-
gáis por el camino, mirad, y ved, ai hay
dolor como mi dolor, que me ha venido ;
porque Jehova me ha angustiado en el
41a de la ira de su furor*
15 Desde lo alto envió luego en mis
huesos, el cual se enseñoreó : extendió
*eá á mis pies* temóme atrás, púsome
«solada, y entristecida todo el día.
14 El yugo de mis rebeliones está liga-
do en su mano, entretejidas han subido
sobre mi cervls í ha hecho caer mis fuer-
ana: háme entregado el Señor en manos
de donde no podré levantarme.
. 15 El Beftor ha hollado todos mis Aler-
tes en medio de mí : llamó contra mi
eompaftfa para quebrantar mis mance-
bos : lagar ha pisado el Señor á la virgen
hQade Juda.
16 Por esta causa yo lloro: mis ojos,
mis ojos derribemnguas ; porque se alejó
de mi consolador que dé reposo á mi al-
ma: mis hfyos son destruidos, porque el
enemigo prevalecí^.
. 17 Sion extendió sus manos, no tiene
consolador: Jehova dio mandamiento
contra Jacob, que sus enemigoó le cerca-
sen: Jerusalem fué «n abominación en-
tre ellos.
18 jehova es justo, que yo contra su
boca rebelé. Oíd ahora todos los pue-
blos, y ved mi dolor : mis vírgenes y mis
mancebos fueron en cautividad.
19 Di Voces á mis amadores, mas ellos
me han engañado : mis sacerdotes y mis
ancianos, en la ciudad perecieron, bus-
cando comida para si con que entretener
su vida.
90 Mira, Ól Jehova, que estoy atribula-
da, mis entrañas rugen, mi corazón está
trastornado en medio de mi ; porqne re-
belé recelando : de íbera me deshijó la
espada, de dentro parece una muerte :
21 Oyeron que gemía, y no hay conso-
lador para mi í todos mis enemigos, oido
mi mal, se holgaron, porque tú lo hi-
ciste : irujiste el dia que señalaste : mas
serán como yo.
22 Entre delante de ti toda su maldad,
y haz con ellos como hiélate conmigo
por todas mis rebellones; porque mu-
chos »on mis suspiros, y mi corazón tttd
doloroso.
CAHTÜLÓIt
Qmtútma lo éádecka.
(JMO oscureció el Señor en su ftaror
á la htfa de Sion! derribó del délo
á la tierra la hermosura de Israel, y no
se acordó del estrado de sus plés en el
dia de su íbror,
2 Destruyó el Señor, y no perdonó:
destruyó en su furor todas las tienda*
de Jacob : echó por tierra las fortalezas
de la htfa de Juda, contaminó el reino, y
sus principes.
3 Cortó con la Ira de su furor todo él
cuerno de Israel: hizo volver afras su
diestra delante del enemigo; y encen-
dióse en Jacob como llama dé fuego, ar-
dió en derredor.
4 Entesó su arco como enemigo, afirmó
su mano derecha como adversario, y ma-
tó toda cosa hermosa á la vista en la
tienda de la htya de Sion : derramó como
fuego su enojo.
5 Fué el Seño* cómo enemigo: des-
truyó á Israel, destruyó todos sus pala-
cios : disipó sus fortalezas, y multiplicó
en la htfa de Juda la tristeza y lamenta-
ción.
6 T traspasó cerno de huerto su cabana,
destruyó su congregación : hizo olvidar
Jehova en Sion solemnidades y sábados;
y desechó en la ira de bu furor rey y sa-
cerdote.
iCc
LAMENTACIONES.
7 Desechó el Señor su altar, menospre-
ció su santuario : entregó en la mano del
enemigo los muros de sus palacios : die-
ron grita en la casa de Jehova como en
dia de fiesta.
8 Jehova determinó de destruir el muro
de la htfa de Slon, extendió el cordel : no
retrujo su mano de destruir : enlatóse el
antemuro y el muro, fueron destruidos
juntamente.
9 Sus puertas fueron echadas por tier-
ra: destruyó y quebrantó sns cerrojos:
su rey, y sus príncipes ton Uewtdo* entre
las gentes: no hay ley: bus profetas
tampoco hallaron vision.de Jehova.
10 Asentáronse en tierra, callaron los
ancianos de la h\Ja de Sion: echaron
polvo sobre sus cabezas, ciñéronse de
socos: los h\Jas de Jerusalem abajaron
sus cabezas á tierra.
11 Mis ojos se cegaron de lagrimas, ru-
gieron mis entronas, mi hígado se derra-
mó por tierra por el quebrantamiento de
la hija de mi pueblo, desfalleciendo el
niño, y el que mamaba en los plazas de
la ciudad.
12 Decían* 6 sus madres: ¿Dónde está
el trigo, y el vino? desfalleciendo como
muertos en las calles de la ciudad, der-
ramando bus olmas en el regazo de sus
madres.
13 ¿Qué testigo te traeré, ó á quién te
haré semejante, ó! mja de Jerusalem ?
¿A quién te compararé para consolarte,
ó! virgen m> de Sion? porque grande
es tu quebrantamiento como la mar:
¿ quién te medicinará ?
14 Tns profetas te predicaron vanidad
y Insensatez, y no descubrieron tu pe-
cado para estorbar tu cautiverio : predi-
cáronte profecías vanas, y digresiones.
15 Todos los que pasaban por el cami-
no, batieron las manos sobre tí : silba-
ron, y movieron sus cabezas sobre la
luja de Jerusalem: ¿Es esta la ciudad
que decían de perfecta hermosura, el
gozo de toda la tierra?
16 Todos tus enemigos abrieron sobre
ti su boca, y silbaron, y batieron los
dientes, y dtyeron: Traguemos: que
cierto este es el dia que esperábamos:
hallárnoslo, vímosío.
17 Jehova hizo lo que determinó : cum-
plió su palabra que ólm habla mandado
desde tiempo antiguo: destruyó, y no
perdonó, y alegró sobre tí al enemigo ;
y enalteció el cuerno de tus adversarios.
18 £1 corazón de ellos daba voces al
098
Sefior : O l muro de la hija de 8Íon, echa.
lágrimas como un arroyo dia y noche :
no descanses ; ni cesen las niñas de tus
ojos.
19 Levántate, da voces en la noche, en
el principio de las velas : derrama como
agua tu corazón delante de la presencia
del Señor: alza tns manos á él por la
vida de tus pequefiitos que desfallecen
de hambre en los principios de todas las
calles.
20 Mira, ó ! Jehova; y considera á quien
has vendimiado así. ¿Comen las mu-
geres su fruto, los pequefiitos de sus
crias? ¿Mátase en el santuario del Se-
ñor el sacerdote, y el profeta?
21 Niños y viejos yacían por tierra por
los calles : mis vírgenes y mis mancebos
cayeron á cochillo : mataste en el dio de
tu furor, degollaste, no perdonaste.
22 Llamaste, como á dia de solemnidad,
mis temores de al derredor: ni hubo en
el dia del furor de Jehova quien escapa-
se, ni quedase vivo : los que crié yman-
tuve, mi enemigo los acabó.
' CAPITULO m.
Deplora ti profeta la calamidad que le fióme en su vo-
cación. Como lo hizo especialmente em et copitalo,
S9. de su profecía, donde parece que responde eos»
tratado, ILAlfinee humilla delante <Í€ Dio* aten-
tando tufé p su esperanza en él, y predicando sus
continuas misericordias. IIL Con esta ocasión hace
urna doctísima digresión de la esperanza en D*a*,w
del oficio y déla suerte del fue de verdad profesare
piedad, con el cual tratado corrige las quejas mal
sonantes del principio. IV. Al nmismo pivpeeito de-
dora te clemencia de Dios en ¡os anotes de loe man»; y
que si a/Hge, no es porque sea cruel ó tirano : mas par'
que los pecados de los hombres provocan asi su Jus-
ticia. V.DeaguidesetendemupdpiopisitodtumuM
nar el opte uretstno ole toe qug&mcgau la dionea pro»
videncia, con que también corrige los conceptos de
sus quejas: concluyendo con llamar d los que Dios
acota d la consideración de sus pecados, p d con-
Jktrmelpenmmisericordiatcomoe^bm^silohnee,
recitando los atoles de su pueblo, p pidiendo dDioe
que vuelva por él contra sus enemigos.
YO noy un hombre que vio aflicción
en la vara de su enojo.
2 Guióme, y me llevó en tinieblas, mas
no en luz.
8 Ciertamente contra mí volvió, y re-
volvió su mano todo el dia.
4 Hizo envejecer mi carne y mi piel :
quebrantó mis huesos.
5 Edificó contra mi, y cercóme de tóxi-
co, y de trabajo.
6 Asentóme en oscuridades como los
muertos para siempre.
7 Cercóme de seto, y no saldré : agravé
mis grillos.
8 Aun cuando clamé, y di Toces, cerró
mi oración. D¡git¡zed by v;
LAMENTACIONES.
9 Cercó de seto mis caminos & piedra
tajada: torció mis senderos.
10 Oso que asecha fué para mi, león en
escondrijos. *
11 Torció mis caminos, y despedazó-
me: tornóme asolado.
12 Su arco entesó, y púsome como
blanco á la saeta.
18 Hizo entrar en mis ríñones la saetas
de BtL atyaba.
14 Fui escarnio á todo mi pueblo, can-
ción de ellos todos los dias.
15 Hartóme de amarguras, embriagóme
de ajenjos.
16 Quebróme los dientes con cascajo,
cubrióme de ceniza. •
17 Y mi alma se alejó de la paz, olvíde-
me del bien.
18 Y d\)c: Pereció mi fortaleza, y mi
esperanza de Jehova
19 T Acuérdate de mi aflicción, y de mi
abatimiento, del ajenjo, y de la hiél.
20 Acordándose se acordará, porque mi
alma es humillada en mi.
21 Esto reduciré á mi corazón; por tan-
to esperaré.
22 Misericordias de Jehova aon, que no
somos consumidos ; porque sus miseri-
cordias nunca desfallecieron.
23 Nuevas cada mañana : grande es tu fé.
24 % Mi parte es Jehova, dijo mi alma :
por tanto á 61 esperaré.
25 Bueno es Jehova á los que en él es-
peran, al alma que le buscare.
26 Bueno es eperar callando en la sa-
lud de Jehova.
27 Bueno es al varón, si llevare el yugo
desde su mocedad.
28 Asentarse ha solo, y callará ; porque
llevó sobre si.
29 f ondrá su boca en el polvo, si quizá
habrá esperanza. .
80 Dará la mejilla al que le hiriere :
hartarse ha de afrenta.
81 Y Porque el Sefior no desechará pa-
ra siempre. •
32 Antes si afligiere, también se com-
padecerá según la multitud de sus mise-
ricordias. *
88 Porque no aflige, ni congoja de Su
corazón á los htfos de los hombres.
84 Para desmenuzar debajo de sus pies
todos los encarcelados de la tierra ;
. 85 Para hacer apartar el derecho del
hombre delante de la presencia del Altí-
simo;
86 Para trastornar al hombre en su cau-
sa, el Sefior no lo sabe.
87 7 ¿Quién terd pue$ aquel que diga,
que vino algo que el Sefior no mangó ?
88 ¿De la boca del Altísimo no saldrá
malo ni bueno ?
39 ¿Por qué pues tiene dolor el hombre
viviente, el hombre en su pecado ?
40 Escudriñemos nuestros caminos, y
busquemos, y volvámosnos á Jehova»
41 Levantemos nuestros corazones con
las manos á Dios en los cielos.
& Nosotros habernos rebelado, y fui-
mos desleales: por tanto tú no perdo»
naste.
43 Tendiste la Ira, y perseguírtenos;
mataste, no perdonaste.
44 Cubristete de nube, porque no pasa-
se la oración.
45 Raedura y abominación nos tornaste
en medio de los pueblos.
46 Todos nuestros enemigos abrieron
sobre nosotros su boca.
47 Temor, y lazo fué á nosotros, asóla*
miento, y quebrantamiento.
48 Ríos de aguas echan mis ojos por el
quebrantamiento de la mja de mi pue-
blo.
49 Mis ojos destilan, y no cesan ; por-
que no hay relajación,
50 Hasta que Jehova mire, y vea desdé
los cielos.
51 Mis ojos contristaron á mi olma por
todas las mjas de mi ciudad.
52 Cazando me cazaron mis enemigos
como á ave, sin porqué.
58 Ataron mi vida en mazmorra, y pu-
sieron piedra sobre mi
54 Aguas vinieron de avenida sobre mi
cabeza: yo dtfe: Muerto soy.
55 Invoqué tu nombre, ó ! Jehova, des-
de la cárcel profunda.
56 Oiste mi voz : no escondas tu oreja
á mi clamor, para que yo respire.
57 Acercástete el dis, que te invoqué :
dtfiste : No temas.
58 Pleiteaste, Sefior, la causa de mi al-
ma, redimiste mi vida.
59 Tú has visto, ó ! Jehova, mi sin ra-
zón : pleitea mi causa.
60 Tú has visto toda su venganza, to-
dos sus pensamientos contra mi
61 Tu has oído la afrenta de ellos, ó!
Jehova, todos sus pensamientos contra
mi:
62 Los dichos de los que se levantaron
contra mi, y su pensamiento contra mi
siempre.
63 Su sentarse, y su levantaieo mira:
yo wy su canción.
090 >ogie
LAMENTACIONES.
fc* fágales jwga, 6! Jehova, Según la
obra desús manos.
05 Dales ansia de corazón, ¿Mies tu mal-
dición.
66 Persígnelos en furor, v quebrántalos
de debajo de los cielos, ó! Jehova.
-CáOTTOLO IY.
Otrri¿Mfcdb«<fa la eeimtémá «V Mnééknm ** *o
empataron ámti$*mt*t emlm *r«w» 4 ***** y
4cJ<U>rM*Nirf«irar. XI Oommtia aljmdtomm*'
i de íAertad, y amenaza * Xh**ea.
1ÓMO se ha oscurecido el oto, el
bncn oro se ha trocado! las pie-
dras del santuario son esparcidas por
las encrucijadas de todas las calles.
2 tiOS hijos de Slon preciados, y esti-
mados mas qne el oro puro, \ cómo son
tenidos por vasos de barro, obra de ma-
nos del ollero !
6 Aun las serpientes sacan la teta, dan
de mamar á sus chiquitos: la hfja de mi
pueblo cruel, como los avestruces en el
desierto.
4 La lengua del tdfio de teta de sed se
pegó á su paladar: loa chiquitos pidie-
ron pan, no hubo quien se lo partiese.
5 Loa que comían delicadamente roe-
ron asolados en las calles : los que se cria-
ron cñ carmesí abrazaron los estiércoles.
6 Y aumentóse la inquldad de la hija
de mi pueblo mas que el pecado de So-
doma, que roo trastornada en un mo-
mento, y no asentaron sobre ella com-
pañías.
Í Boa Kazareoe fueron blancos mas <Jtie
la nieve, mas resplandecientes que la le-
che: su compostura mas encendida que
las piedras preciosas cortadas del za-
firo.
8 Oscura mas que la negregura es la
forma de ellos : no los conocen por las
calles : su cuero está pegado á sus hue-
sos, seco como un palo.
9 Mas dichosos 'fueron los muertos á
espada, que los muertos de la hambre ;
porque estos murieron poco á poco por
jaita de los frutos de la tierra.
10 Las manos de las mugeres piadosas
cocieron á sus hfyos: fuéronles comida
en el quebrantamiento de la htya de mi
pueblo.
11 Cumplió Jehova su enojo : derramó
el calor de su 1ra ; y encendió fuego en
filón, que consumió sus fundamentos.
13 Nunca los reyes de la tierra, ni todos
los qne habitan el mundo creyeron, que
él enemigo, y el adversarlo entrara por
las puertas de Jerusalem.
Toa
ÍS dorios pecado* de sus profetas, fcOr
las maldades de sus sacerdotes, derrama-
ron en medio de ella la sanare de los
justos. *
14 Titubearon ciegos en las calles : fue-
ron contaminados ch sangre, que no pu-
diesen tocar á sus vestiduras.
15 Dábanles voces: Apartaos, et In-
mundo, apartaos, apartaos, no toquéis ;
porque eran contaminados; jdetde que
fueron traspasados, dijeron entre las na-
ciones : Nunca mas morarán.
16 La Ira de Jehova los apartó : nunca
mas los mirará ; porque no reverenciaron
la presencia de los sacerdotes, de los vie-
jos no tuvieron compasión.
17 Aun nos han des&lleddo nuestros
ojos tras nuestro vano socorro: con
nuestra esperanza esperamos nación que
no puede salvar.
18 Cazáronnos nuestros pasos, que no
anduviésemos por nuestras calles : acerv
cose nuestro fin, cumpliéronse nuestras
dias ; porque uuestro fin vino.
19 Ligeros fueron nuestros persegui-
dores, mas que las águilas del délo : so-
bre los montes nos persiguieron, en el
desierto nos espiaron.
20 El resuello de nuestras naricea, el
ungido de Jehova roe preso en sus ho-
yos, de quien hablamos dicho: En su
sombra tendremos vida entre las gen-
tes.
21 Y Gózate, y alégrate, htya de Ed&m,
la que habitas en tierra de Hus: aun
hasta ti pasará el cáliz: embriagarte has,
y vomitarás.
23 Cumplido es tu castigo, ó! hr¿a~de
Slon: nunca msste hará trasportar: vi-
sitará tu iniquidad, ó! htya de Edoin:
descubrirá tus pecados. •
CAPÍTULO V.
aalOHtid&i dt fu mmUo W -fif <
Mtvidwmb*, pid» d Dio» qm rtstitvtfad mpméOa
cu m primera ^ot ia»
ACflTÉRÜATE, ót Jehova, ¿* lo <íno
A nos ha venteo : vé, y mira nuestra
vergüenza.
2 Nuestra heredad se ha vuelto á ex-
traños, nuestras casas a forasteros.
8 Huérfanos somos sin padre : muestras
madres como viudas.
4 Nuestra agua bebemos por dinero,
nuestra lena compramos por precio.
5 Sobre nuestra cerviz padecemos per-
secución; cansámosnos. y no baj ¿ara
nosotros &<*cmó^^^3^
« A Jtota dfyno* la ww^y ^^jr-
rio,pera hartarnos de pan.
7 Nuestros padres pecaron, y son muer-
tos; y nosotros llevamos sus castigos.
8 Siervos se enseñorearon de nosotros :
no hubo quien nos librase de su mano..
9 Con d peligro de nuestras vidas traía-
mos nuestro pon delante de la espada
tol desierto.
10 Nuestros cueros so ennegrecieron
como un horno á causa del ardor de la
tambre*
11 Afligieron á las mugeres en Slon¿ á
las vírgenes en las ciudades de Juda,
13 Alos principes colgaron con suma-
no : no reverenciaron los rostros do Jos
Tiesos.
13 lievaron los mozos á moler, y los
muchachos desfallecieron en la leña,
' 14 Los ancianos cesaron de la puerta,
los mancebos de sus canciones.
15 Casa al sosa .4a nnestoQ.*co»nsa.
nuestro coceo se torno efl, luto,
16 Cayó la cprona de nuestra cabeza:
l ay ahora de nosotros ! porque pecamos.
17 Por esto fué entristecido nuestro co-
razón, por esto-se entenebrecieron nues-
tros ojos»
18 Por el monte de Slpn que es asola-
do, zonas andan en él
19 Has tú, Johova, para siempre per-
manecerás: tu trono de generación en
generación.
20 ¿Por qué te olvidarás para siempre
de nosotros ? ¿ dejarnos has por luengos
dias?
21 Vuélvenos* ó t Jehoya, á tí, y vol-
yernos hemos: renueva nuestros dias
como al principio.
22 Porque desechando nos has desecha-
do: háste airado contra nosotros eugran
manera* .
£A PftOFECIA DE EZEQTJIEL.
CAPÍTULO I.
JHüMiaw Dtottd profeta en tal apariencia cnaJ era
ta Ommamaokm entonces de m vmoatimiama é f
pmbbma*mlut0d*p*r«lwM4io4e mley y por
el samado ministerio de sus profetas cuyos oficio» y
cualidades describe en la descripción del carro sobre
elcualtmeteetrm su majestad, y de las Jfrsraé dm lee
TtvWave i los treinta años, en el
vm cuarto, á los cinco del mes, es-
tando yo en medio de los trasportados
Junto al rio de Chobar, los cielos se
abrieron, y vi visiones de Dios.
3 A los cinco del mes* que fué en el
quinto ano de la transmigración del rey
Joacin)
3 Fué palabra de ¿chova á Ezequiel
sacerdote, hi¿0 de Bnzi, en la tierra de
los Chaldeos. junto al rio de Chobar; y
fué allí sobre él la mano de Jehova.
4 Y miró, y, he aquí, un viento tempes-
tuoso venía de la parie del aquilón, y
una gran nube, y un fuego, que venia re-
volviéndose, y tenia al derredor de si un
resplandor, y en medio del fuego una
cosa que parecía como de ámbar.
5 T en medio de ella venia una figura
¿e cuatro animales ; y este era su pare-
cer : TuUna en ellos una figura de hombre.
£ tf cada una tenia cuatro rostros.^
cuatro alas. í
7 X loa pié» do ellos eran derechos, y
la planta de sus pies como la planta de
pié de becerro ; y centelleaban que pare'
clan metal acicalado.
8 Y tenían manos de hombre debajo do
sus alas todos cuatro; y sus rostros, y
sus alas en todos cuatro.
9 Con las alas se juntaban el uno al
otro : no se volvían cuando andaban, ca-
da uno caminaba en derecho de su rostro.
10 Y la figura do sus rostros era rostros
de hombre, y rostros de león á la parto
derecha en todos cuatro; y rostros de
buey á la izquierda en todos cuatro ; y
rostros de águila en todos cuatro.
11 Tales pues eran sus rostros : mas sus
alas tenían extendidas por encima cada
uno dos, las cuales se juntaban; y las
otras dos cubrían sus cuerpos.
12 Y cada uno caminaba en derecho
de su rostro : hacia donde el Espíritu era
que anduviesen, andaban: no se volvían,
cuando andaban.
13 Y la semejanza de los animales, su
parecer, era como de carbones de fuego
encendidos, como parecer de hachas en-
cendidas: él fuego discurría entre los ani-
males, y el resplandor del fuego ; y del
fuego sallan relámpagos.
14 Y los animales corrían,, y tornaban
que parecían relámpagos.
EZEQUlfeL.
15 Y estando yo mirando los animales,
he aqní una rueda en la tierra, con sus
cuatro caras junto á los animales.
16 Y el parecer de las ruedas, y su he-
chura, parecía de Thareis. Y toda* cuatro
tenianuuck misma semejanza: su parecer,
y su hechura, como es una rueda en me-
dio de otra rueda.
17 Cuando andaban, andaban sobre sus
cuatro costados : no bo roldan cuando
andaban.
18 Y sus costillas eran altas, y temero-
sas, y llenas de ojos al derredor, en todtu
cuatro.
19 Y cuando los animales andaban, las
ruedas andaban junto á ellos ; y cuando
los animales se levantaban de la tierra,
las ruedas se levantaban. •
20 Hacia donde el Espíritu era que an-
duviesen, andaban: hacia donde era el
Espíritu que anduviesen, las ruedas tam-
bién se levantaban tras ellos ; porque el
espíritu do los animales estaba en las'
ruedas.
21 Cfumfio ellcp andaban, aneaban etitu}
y chafado' ellos 6e paraban, se paraban
días; y cuando se levantaban de la tier-
ra, los ruedas se levantaban tras ellos ;
porque el espíritu de los animales esta-
ba cu las ruedas.
$2 Y sobro las cabezas de cada animal
parcela un cxtcndlmiento á manera de
ertetal, maravilloso, extendido encima
sobre sus cabezas.
28 Y debajo del entendimiento estaban
las alas de cIIob derechas la una á la otra,
á cada uno dos ; y otras dos con que se
cubrían sus cuerpos.
24 Y oí el sonido de sus alas, como so-
nido de muchas aguas, como la voz del
Omnipotente: cuando andaban, la voz
de la palabra, como la voz de un ejérci-
to : cuando se paraban, aflojaban sus alas;
25 Y oíase voz de arriba del entendi-
miento, que estaba sobre sus cabezas:
cuando se paraban, aflojaban sus alas.
26 Y sobre el extcndimlento que estaba
sobre sus cabezas habla una figura de un
trono que parecía de piedra de zafiro;
y sobre la figura del trono habla una se-
mejanza que parecía de hombre sobre él
encima.
27 Y vi una cosa que parecía como áe
ámbar, que parecía que habla fuego den-
tro de ella, la cual se vela desde sus lo-
mos para arriba; y desde sus lomos para
abajo, vi que parecía como mego, y que
tenia resplandor al derredor.
702
28 Qtte parecía al arco del délo que
está en las nubes el día que Hueve, así
era el parecer del resplandor al derre-
dor.
29 Esta era la visión de la semejanza de
la ¿loria de Jehova; y yo vi, y cal sobre
mi rostro, y oí voz que hablaba.
CAPITULO H. "
Etequiele* Uammdo de Dio*, de aqueaa visión de m
gloria, parm denunciar dio» de supwsSm mutuas ca-
lamidades, avisándole d« la rebelión qm en eMoeex-
YDÍJOME: Htfo del hombre, está
sobre tus pies, y hablaré contigo.
2 Y entró espíritu en mi después que
me habló ; y me afirmó sobre mis píes,
y oí al que me hablaba.
3 Y di}ome: Htyo del hombre, yo te
envió á los hijos do Israel, á gentes re-
beldes, que se rebelaron contra mí : ellos
y sus padres bo rebelaron contra mi, has-
ta este mismo día.
4 Y á hijos duros de rostros, y fuertes»
de corazón yo te envió ; y decirles has :
Así dtfo el Sefior Jehova.
5+Yfcllo)» no #Mát/ii *tsará¿, pdfrque
son casa' rebelde: mas ¿onecerán que
hubo profeta entre ellos.
6 Y tú, ó ! hijo del hombre, no temas do
ellos, ni hayas miedo de sus palabras,
porque son rebeldes ; y espinos «¿om con-
tigo, y tu moras con abrojos : no hayas
miedo de sus palabras, ni temas delante
de ellos, porque son casa rebelde.
7 Hablarles has mis palabras, mas no
oirán, ni cesarán, porque son rebelde*
8 Mas tú, hijo del hombre, oye lo que
yo te hablo: No seas rebelde como la
casa rebelde: abre tu boca, y come lo
queyo te doy.
9 Y miré, y, he aquí,t*nd mano me fué
enviada, y en ella habla un libro envuelto.
10 Y extendióle delante de mi, y estaba
escrito delante y detrás; y estaban en él
escritas endechas, y lamentación, y ayes.
CAPITULO m.
Recita el profeta masen particular m rocarhn pmi-
sutn asma Dios primtrassense U llamó. S. I* kmemo
el corason de su palabra. Z. le envió d predicar d
loe suyos con poca esperwtsa de fruto. 4. le armó de
constancia en tan laboriosa empresa. & le metra**
da la nona de m ssgas4om,e» 4 saber, que la ukwim
de Jehova dasantparetba m templo tfc. II. Venida
el profeta d loe de su pueblo. Dio* prosigue con ¿7 m
particular Instrucción poniéndole las leyes u reptas
de m ministerio. US. Vuohn Días d mostrársele, 9
mándale que se encierre en su casat pos que he dé
su pueblo le quieren prender, u avisóle que no hatee
hasta que él sé lo manee.
YDÍJOME : Htyo del hombre, come
lo que hallares: come este envol-
torio; y vé, y habla ¿ la casa do Israel.
EZEQU1EL.
2 T abrí tnl boca, y hizome comer
aquel envoltorio.
8 T díjome: Hijo del hombre, haz á tu
vientre que coma, y hinche tus entrañas
de este envoltorio que yo te doy. Y lo
comí, y fué en mi boca dulce como miel.
4 Y díjome: Htfo del hombre, vé, y
entra á la casa de Israel, y* habla á ellos
con mis palabras :
5 Porque no eres enviado á pueblo de
profunda habla, ni de lengua difícil, tino
ala esa de Israel:
6 No á muchos pueblos, de profunda
habla, ni de lengua difícil, cuyas ps|a- -
bras no entiendas ; y si á ellos te envia-
ra, ellos te oyeran.
7 Mas loé de la casa de Israel, no te
querrán oír, porque no me quieren oir á
mi ; porque toda la casa de Israel son
fuertes de frente, y duros de corazón.
8 He aquí que yo. he hecho tu rostro
fuerte contra los rostros de ellos, y tu
frente fuerte contra su frente.
9 Como diamante, mas fuerte que pe-
dernal he hecho tu frente: no los temas,
ni hayas miedo delante de ellos, porque
casa rebelde es.
10 Y díjome: mjo del hombre, todas
mis palabras que yo te hablaré, toma
en tu corazón, y oye con tus oídos ;
11 Y vé, y entra á los trasportados, á
los hombres de tu pueblo; y hablarles
has, y decirles has: Asi dijo el Señor
Jehova : no oirán, ni cesarán.
12 Y el Espíritu me levantó, y oi de-
trás de mi una voz de grande estruendo
dé la bendita gloria de Jehova, que se iba
de su lugar;
13 Y el sonido de las alas de los anima-
les que se juntaban la una con la otra, y
el sonido do las ruedas delante de ellos,
y sonido de grande estruendo.
14 Y el Espíritu me levantó, y me to-
mó; y me fué amargo con el desconten-
to de mi espíritu, porque la mano de
Jehova era fuerte sobre mi.
15 í Y vine á los trasportados en The-
labib, que moraban junto al rio de Cho-
bar ; y asenté donde ellos estaban asen-
tados:, allí asenté siete dios atónito en-
tre ellos.
IB Y aconteció que al cabo de los siete
dias fué á mi palabra do Jehova, di-
ciendo: .
17 Hyo del hombre, yo te be puesto
por atalaya á la casa de Israel: oirás,
pues, tú la palabra de mi boca, y amo-
nestarlos has de mi parte.
18 Cuando yo dijere al implo: Huerto
morirás ; y tú no le amonestares, ni le
hablares, para que el impío sea amones-
tado de su mal camino; para que viva, el
impío morirá por su maldad: mas su
sangre demandaré de tu mano. *
19 X si tú amonestares al impío, y él
no se convertiere de su impiedad, y de
su mal camino, él morirá por su maldad ;
y tú escapaste tu alma.
20 Y cuando el justo se apartare de su
justicia, y hiciere maldad, y yo pusiere
tropiezo delante de él, él morirá, porque
tú no le amonestaste: en su pecado mo-
rirá, ni 6U8 justicias que hizo vendrán en
memoria: mas su sangre demandaré do
tu mano.
21 Y si al justo amonestares, para que
el jusjto no pequé, y no pecare, viviendo
vivirá, porque fué amonestado ; y tú es-
capaste tu alma.
22 t Y fué allí la mano de Jehova so-
bre mí, y díjome : Levántate, y sal al
campo ; y allí hablaré contigo.
23 Y levánteme, y salí al cajnpo ; y he
aquí que allí estaba la gloria de Jehova,
como la gloria que habla visto junto al
rio de Chobar ; y cal sobre mi rostro.
24 Entonces entró espíritu en mí, y me
afirmó sobre mis pies, y me habló, y dí-
jome: Entra, y enciérrate dentro de tu
casa
25 Y tú, ó! h^o del hombre, he aquí
que pondrán sobro tí cuerdas, y con
ellas te ligarán: no salgas pues entre
ellos.
26 Y haré apegar tu lengua á tu paladar,
y serás mudo, porque no loe reprendas;
porque son casa rebelde.
27 Mas cuando yo te hubiere hablado,
yo abriré tu boca, y decirles has : Así di-
jo el Señor Jehova: el que oye, oiga; y
el que cesa, cese; porque casa rebelde
son.
CAPITULO IV.
Da Dtoe al profeta un símbolo á figura del careo de
. Jerusalempor los CKaldeos. II. Mándale que duer-
ma 390 día*. sobre el un todo en figura de-otroe tan-
to» año*, que el reino de las diee tribus durmió en su
idolatría; p cuarenta sobre el otro, en figura de loe
años, que Jnda durmió en la suya. HT. Ítem, que co-
ma supon por cierto peso cocido en ceniea de boM-
gasj p beba su agua por medida, en símbolo de la
hambre psedp ealamidadt que loe de Jenoalempa-
sarian en el cerco.
Y TÚ, ó4 hijo del hombre, tómate un
adobe, y pónlo delante de tí, y
pinta sobre él la ciudad de Jerusalem :
2 Y pondrás contra ella cerco, y edifi-
carás contra ella fortaleza, y sacarás con-
703
KZSW/i^If
tra ella bajuarte, y afrentarás delante de
ella campo, y pondrás contra ella batido-
res ai derredor.
8 Y tú, tómate una sartén de hierro, y
ponerla has en logar de muro de hierro
entre tí y la ciudad ; y afirmarás tu ros-
ero contra ella, y será en lugar de cerco,
y cercarla has. Es sefial á la casa.de Is-
rael.
4 ? Y tú dormirás sobre tu lado Izquier-
do, v pondrás sobre él la maldad de la
casa de Israel: el número de los alas
que dormirás sobre él, llevarás sobre H
la maldad de ellos.
5 Yo te he dado los afios de su maldad
por el número de los días, trescientos y
noventa días ; y llevarás sobre ti la mal-
dad de la casa de Israel.
G Y cumplidos estos, dormirás sobre tu
lado derecho segunda vez ; y llevarás so?
bre tí la maldad de la casa de Juda cua-
renta días, día por año, día por afio te lo
he dado.
7 1f Y" al cerco de Jerusalem afirmarás
tu rostro, y descubierto tu brazo, profe-
tizarás contra ella.
8 Y he aquí que yo puse sobre ti cuer-
das, y no te tornarás del un tu lado al
otro lado, hasta que hayas cumplido los
días de tu cerco.
9 Y tú tómate trigo, y cebada, y habas,
y lentejas, y inflo, y avena, y pónlo en un
vaso, y házte pan de ello el número de
los dios que durmieres sobre tu lado :
trescientos y noventa días comerás de él.
10 Y la comida que has de comer será
por peso de veinte siclos al día : de tiem-
po á tiempo lo comerás.
11 Y beberás el agua por medida, la
sexta parte de un hiu : de tiempo á tiem-
po beberás.
13 Y comerás pan de cebada cocido de*
najo de la ceniza ; y cocerlo has con los
estiércoles que salen del hombre, de-
lante de los ojos de ellos.
18 Y dtyo JehoYa: Asi comerán los hi-
jos de Israel bu pan inmundo entre las
gentes, á las cuales yo los lanzaré allá.
14 Y djje: j Ay, Señor Jehova! he aquí
que mi alma no es Inmunda, ni nunca
desde mi mocedad hasta este tiempo
comí cosa mortecina, ni despedazada, ni
nunca en mi boca entró carne Inmunda.
15 Y respondióme : He aqui, te doy es-
tiércoles de bueyes en logar de los estiér-
coles de hombre ; y harás tu pan con
ellos.
16 Y dtyomo: Hflo del hombre, he aquí
704
£ttf yo quebranto laf fuerza 4el pan en je-
rusalem; y comerán el pan por peso^ y
con angustia ; y beberán el agua por me-
dida, y con espanto ;
17 Porque les faltará el pan y el agua, y
espantarse han los unos con los otros ; y
desmayarse han por su maldad.
OAPH37LO V.
Manda Dkn ai profeta qmmraaMdmmMmttls%9^
y Ja barba, w am d e loe pelo* kaaa trt» par+t^i*
iota de fac cmk$ queme, la otra pique can un <?»-
dalia, ta otra aan» mi «fe** »c, mm tinéth 4a %
diversidad de calamidad** a* au$ UtdamumH*
ostión repartidos, tfc+
Y TÚ, ól h(jo del hombre, tómale tus
cuchillo agudo, ww novaba 4e bar-
bero : esta te toma, y hazla pasar sobre
tu cabeza y \u barba ; y tómate un yeso
de balanzas, y repártelos,
2 La tercera parte quemarás con fuego
en medio de la ciudad, cuando se cnm.-
pUcrcn los dias de} cercó ; y tomaras la
otra tercera parte, y Retirás con cuchilla
al derredor de olla; y la otra teroc rapan-
te esparcirás ai viento ; y yo desvainaré
espada en pos.de eUos.
3 Y tomarás de allí unos pocos por
cuento, y atarlos has en el canto de tn
ropa.
4 Y tomarás otra vez do eüos, y echar-
los has en mitad del fuego, y quemarlos
has en el fuego : de allí saldrá el luego
en toda la cosa de Israel.
5 Asi dijo el Sefior Jehova : Esta es Je-
rusalem : yo la he puesto én medio de
los naciones, y las tierras al derredor de
ella.
6 Y ella rundo mis juicios y mis orde-
nanzas en impiedad mas que los nacio-
nes, y mas que los tierras que están al
derredor de ella ; porque desecharon mis
juicios, y mis mandamientos, y no andu-
vieron en ellos.
7 Por tanto asi dQo el Sefior Jehova :
Por haberos yo multiplicado mas que á
las naciones que están al derredor de
vosotros, no habéis andado en mis man-
damientos, ni habéis hecho sqpm mis
leyes, ni aun según los leyes de los na-
ciones que están al rededor de vosotros
habéis hecho :
8 Por tanto asi dflo el 8efior Jehovaj
He aqui, yo contra tí : si, yo ; y haré jui-
cios en medio de tí delante do los ojos
de las naciones.
9 Y haré en ti lo que nunca hice, ni ja-
mas haré cosa semejante, 4 cansa, de to-
das tus abominaciones.
10 Por tauto loe padres ceipufti 4 lo.
BZEQUIBL.
lujos en medio de ti, y toe hijo» come-
rán á sus padres ; y haré en ti juicios ; y
aventaré toda tu resta hada todas partes.
11 Por tanto vivo yo, dijo el Señor Je-
hova, si por haber tú violado mi santua-
rio con todas tus contaminaciones, y con
todas tus abominaciones, no te quebran-
taré yo también : ni mi ojo perdonará, ni
en yo habré misericordia.
12 La tercera parte de tí morirá de pes-
tilencia, y será consumida de hambre en
medio de tí ; y la tercera parte caerá á
espada al rededor de ti ; y á la tercera
parte esparciré en todos los vientos, y
tras de ellos desvainaré espada.
13 Y acabarse ha mi furor, y haré que
cese en ellos mi enojo, y tomaré consue-
lo ; y sabrán que yo Jehova habré habla-
do en mi telo, cuando habré cumplido
en ellos mi enojo.
14 T tornarte he en desierto, y en ver-
güenza entre las naciones que están al
rededor de ti, delante de los ojos de to-
do pasante.
15 Y serás vergüenza, y deshonra, y cas-
tigo, y espasto á las naciones que están
al derredor de ti, cuando yo hiciere en
ti juicios en furor y ira, y en reprensio-
nes de ira. Yo Jehova be hablado.
16 Cuando yo echaré las malas saetas
de la hambre en ellos, que serán para
destrucción, las cuales yo enviaré para
destruiros, y aumentaré la hambre sobre
vosotros, y quebrantaré entre vosotros,
la fuerza del pan ;
17 Y enviaré sobre vosotros hambre, y
malas bestias que te destruirán ; y pes-
tilencia, y sangre pasará por ti, y mete-
ré sobre ti espada: Yo Jehova be ha-
blado.
CAPITULO VI.
Sécela DU>$ al profeta la atolacio* de m pmeNo, del
cual aum dejará retidme que te eonriertan del en
tm cautiverio.
Y FUÉ palabra de Jehova á mí, di-
ciendo :
3 Hijo del hombre, pon tu rostro hacia
los montes de Israel, y profetiza contra
dios;
8 Y dirás: Montes de Israel, oid pala-
bra del Señor Jehova: Asi dtyo el Señor
Jehova á los montes y á los collados, á
los arroyos y á los valles : He aquí que
yo, yo, hago venir sobre vosotros espa-
da, y destruiré vuestros altos.
4 Y vuestros altares serán asolados, y
vuestras Imágenes del sol serán quebra-
das ; y haré que caigan vuestros muer-
tos delante de vuestros ídolos.
Span. 45
5 Y pondré los cuerpos muertos de loe
lujos de Israel delante de sus ídolos, y
vuestros huesos esparciré en derredor de
vuestros altares.
6 En todas vuestras habitaciones las
ciudades serán desiertas, y los sitos se-
rán asolados, para que sean asolados y se
hagan desiertos vuestros altares; y vues-
tros ídolos serán quebrados, y cesarán ;
y vuestras Imágenes del sol serán des-
truidas, y serán deshechas vuestras obras.
7 Y muertos caerán en medio de voso*
tros, y sabréis que soy Jehova.
8 Y dejaré que haya de vosotros quien
escape de la espada entre las naciones,
cuando fuereis esparcidos por las tierras.
9 Y acordarse han de mi, los que de vo-
sotros escaparen entre las naciones, entre
las cuales serán cautivos ; porque yo me
quebranté á causa de su corazón forni-
cario, que se apartó de mí, y á causa de
sus ojos, que fornicaron tras sus ídolos;
y serán confusos en su misma presencial
á causa de los males que hicieron en to-
das sus abominaciones.
10 Y sabrán que yo soy Jehova, y que
no en vano dije que les habla de hacer
esternal.
11 Asi dijo el Señor Jehova: Hiere con
tu mano, y patea con tu pié, y di : \ Ay,
por todas las abominaciones de los ma-
les de la casa de Israel! porque con es-
pada, y con hambre, y con pestilencia
caerán.
13 £1 que estuviere lejos, morirá de
pestilencia; y el que estuviere cerca,
caerá con espada; y el que quedare, y el
cercado, morirá de hambre ; y cumpliré
en ellos mi enojo.
13 Y sabréis que yo soy Jehova, cuando
sus muertos estarán en medio de eme
ídolos, en derredor de sus altares, en to-
do collado alto, y en todas las cumbres
de los montes, y debajo de todo árbol
sombrío, y debajo de toda encina espor
sa, y en todo lugar donde dieron, olor
suave á todos sus ídolos.
14 Y extenderé mi mano sobre ettoe, j
tornaré la tierra asolada, y espantosa,
desde el desierto de Deblatha hasta todas
sus habitaciones; y sabrán que yo eoy
Jehova.
CAPITULO VIL •
Proeiove Dio* en revelar al profeta leu p*rtía*larid*~
de» de la calamidad de m pueblo.
Y FUÉ palabra de Jehova á mí, di-
ciendo :
2 Y tú, 6! mjo del hombre, asi dUo^U
706
EZEQUISL,
Sefior Jehova á la tierra <W Israel : El fin,
el fin Tiene sobre los cuatro cantones
de la tierra.
3 Ahora será el fin sobre tí ; y enviaré
sobre ti mi furor, y Juzgarte he según
tus caminos, y pondré sobre ti todas tus
abominaciones.
4 T mi ojo no te perdonará, ni tendré
misericordia: mas tus caminos pondré
sobre ti, y tus abominaciones estaran en
medio de ti; y sabréis que yo éoy Je-
hora.
5 Así dijo el Señor Jehova : Un mal, hé
aquí que viene un mal.
6 El fin viene, el fin viene: despertá-
dose ha contra tí : he aqui que viene.
7 La mañana viene para ti, ó t morador
de la tierra; el tiempo viene, cercano es
el dia del alboroto, y no será eco de los
montes.
8 Ahora presto derraman? mi ira sobre
tí, y cumpliré en Ti mi furor; y juzgarte
he según tus caminos, y pondré sobre tí
todas tus abominaciones.
9 Y mi ojo no perdonará, ni habré mi-
sericordia: según tus caminos pondré
sobre tí, y tus abominaciones serán en
medio de ti ; y sabréis que yo soy Jehova
que hiero.
10 fie aqui el día, he aqui que viene, la
mañana ha salido: florecido ha el bácu-
lo: reverdecido ha la soberbia.
11 La violencia se ba levantado en vara
de impiedad : ni de ellos, ni de sus ri-
quezas, ni de lo de ellos quedará nada, ni
aun habrá lamentación por ellos.
13 El tiempo es venido, allegóse el dia.
El que compra, no se huelgue; y el que
vende, no llore ; porque la ira ettá sobre
toda su multitud.
•18 Porque el que vende no tornará á la
venta, aunque queden vivos ; porque la
Vision tt dada sobre toda su multitud,
no se cancelará; y ninguno en su iniqui-
dad de su vida se esforzará.
14 Tocarán trompeta, y aparejarán to-
das las cosas, y no habrá quien vaya á la
batalla; porque mi ira está sobre toda su
multitud.
15 De raerá espada, de dentro pestilen-
cia y hambre. El que estwitre en el
campo, morirá á cuchillo ; y al que estu-
viere en la ciudad, hambre y pestilencia
le consumirá.
16 Y los que escaparen de ellos, estarán
sobre los montes como palomas de los
valles, gimiendo todos, cada uno por su
iniquidad.
706
17 Todas manos serán descoyuntadas^
y todas rodillas se escurrirán en aguas.
18 Y ceñirse han de sacos, y cubrirlos
ha temblor; y en todo rostro habrá ver-
güenza, y en todas sus ¿abenas peladura.
p*l^ Arrojarán su plata por las calles, n*
su oro lejos : su plata, ni su oro, no los
podrá librar en el dia del raroc de Jebe»
va : no hartarán su alma, ni henchirán
bus entrañas; porque será calda por su
20 Porque la gloria de su ornamento
pusieron en soberbia ; y hicieron en ella
imágenes de sus abominaciones, de sus)
estatuas : por tanto se la torné á ellos
en alejamiento ;
21 Y en mano de extrafloe-la entregué
para ser saqueada, y en despojos ales
impíos de la tierra, y contaminarla han»
23 Y apartaré de ellos mi rostro, y vio-
laron mi secreto, y entrarán en él des-
truidores, y contaminarlo han.
23 Has uiia cadena; porque la tierra es
llena de juicio de sangres, y la ciudad es
llena de violencia.
24 Yo pues traeré los mas malos de to-
das las gentes, los cuales poseerán sos
casas; y haré cesar la soberbia de los po-
derosos, y sus santuarios serán profana-
dos.
25 Destrucción viene, y buscarán lapas,
yw> m hallará.
26 Quebrantamiento sobre quebranta-
miento vendrá, y oido sobre oklo; y bus-
carán visión del profeta, y la ley pernos*
rá del sacerdote, y el consejo de los án-
danos.
27 El rey se enlutará, y el príncipe se
vestirá de asolamiento, y las manos del
pueblo de la tierra serán conturbadas.
Según su camino haré con ellos, y con
los juicios de ellos los juzgaré; y sabrán
que yo toy Jehova.
CAPITULO VHt
Muettra Dio» en vitiom dicena» enerle» «fe «taniro-
Ue» idolatría» que m pueblo cometía en el templo do
Jenualem, porta» eualm lo» amenosa con korrtjlm
Y ACONTECIÓ en el sexto afio, en el
m¿* sexto, áloe cinco del mes, qm
yo estaba sentado en mi easa, y los an-
cianos de Juda estaban sentados delante
de mi, y allí cayó sobre mí la mano del
Señor Jehova.
2 Y miré, y he aqui una semejanza que
parecía de fuego : desde donde parecían
sus lomos para abajo, era mego ; y desde
sus lomos arriba pareóla como w* res-
plandor, como la vista de «s ámhax.
EZ8QUIEL,
> Y aanefla semejanza altadlo le ma-
no, y tomóme por las guedejas de mi ca-
beza; y el Espirita me alzo entre el cie-
lo y la tierra, y llevóme ó Jeruaalem en
visiones de Dio», á la entrada de la puer-
ta de adentro que mira hacia el aquilón,
donde ataba (a habitación de la imagen
del zek>, la que hada sotar.
4 Y be aquí qne allí estaba la gloria del
Dk» de Israel, como Invistan que yo ha-
bla fisto en el campo.
5 y díjome: Htyo del hombre, alza aho-
ra tos ojos camino del aquilón. Y alcé
mis o)os camino del aquilón, y he aqui
al aquilón, junto á la puerta del altar, la
imagen del zelo en la entrada.
<J Y dtyome: Htfo del hombre, ¿no res
lo que estos hacen : las grandes abomi-
naciones que la casa de Israel hace aqui
para alejarme de mi santuario? mas
vuélvete aun, y verás abominaciones
mayores.
7 Y llevóme á la entrada del patio, y
miré, y he aquí un agujero que estaba en
la pared.
8 Y díjome : Htyo del hombre, cava
ahora en la pared. Y cavé en la pared,
y he aquí una puerta.
0 Y dtyome : Entra, y vé las malas abo-
minaciones que estos haeen allí.
10 Y entré, y miré, y he aquí imágenes
de todas serpientes y animales : la abo-
minaeion, y todos los ídolos de la casa de
Israel, que estaban pintados en la pared
al derredor.
U Y setenta varones de los ancianos de
la casa de Israel, y Jezonias, mjo de Se-
ptum, estaba en medio de ellos, los cua-
les estaban delante de ellos, cada uno
•en su incensario en su mano ; y espe-
sura de niebla del sahumerio que subía.
12 Y díjome: Hijo del hombre, ¿has
visto las cosas que los aneianoe de la
casa de Israel hacen en tinieblas, cada
uno en las cámaras de su pintura? Por-
que dicen: No nos vé Jehova: Jehova
ha dejado la tierra.
18 Y dgome: Vuélvete aun, verás abo-
minaciones mayores, que hacen estos.
14 Y llevóme á la entrada de la puerta
de la casa de Jehova, que está al aqui-
lón ; y be aquí mugeres que estaban allí
sentadas endechando á Thammuz.
15 Y dtyome: ¿No ves, mjo del hom-
bre? Vuélvete aun, verás abominaciones
mayores que estas.
16 Y metióme en el patio de adentro de
la cata de Jehova; y he aqui junto á la
entrada del templo de Jehova, entre la
entrada y el altar, como veinte y cinco
varones, sus traseras vudtaa al templo de
Jehova, y sus rostros al oriente, y se en-
corvaban al nacimiento del sol.
17 Y díjome: ¿No has visto, mjo del
[hombre? ¿£s cosa liviana para la casa de
T Juda hacer las abominaciones que hacen
aquí? después que han henchido la tierra
de maldad, y se tomaron á irritarme, he
aquí que ponen mxLor á sus narices.
18 Pues también yo haré en mi furor,
no perdonará mi ojo,, ni tendré miseri-
cordia ; y gritarán á mis orejas con gran
voc, y no los oiré.
CAPITULO IX.
JAteatra Dío* al profeta «t la mümm HWm el cmtigo
qm kmrd em kHkMtmtratdkko*, 1 1 m mmdo ¡otpitf
Y CLAMÓ en mis orejas con gran vos,
diciendo: Las visitaciones de la ciu-
dad han llegado, y cada uno trae en su
mano su instrumento para destruir.
3 Y be aquí que seis varones venían de
camino de la puerta de arriba que está
vuelta al aquilón, y cada uno traia en sn
mano su instrumento para destruir; y
entre ellos habia un varón vestido de
lienzos, el cual traia á su cinta tasa es-
cribanía de escribano ; y entrados, pará-
ronse junto al altar de metal.
8 Y la gloria del Dios de Israel se alzó
de sobre el querubín, sobre el cual habla
estado, al umbral de la casa; y llamó al
varón vestido de lienzos, que tenia á su
cinta la escribanía de escribano.
4 Y díjole Jehova: Pasa por medio de
la cuidad, por medio de Jerusalem, y se-
ñala con una leftal en las frentes á los
varones'que gimen, y que claman á cau-
sa de todas las abominaciones que se ha-
cen en medio de ella.
5 Y dyo á los otros á mis oídos: Pasad
por la ciudad en pos de él, y herid : no
perdone vuestro ojo, ni tengáis miseri-
cordia.
0 Viejos, mozos, y vírgenes, niños, y
mugeres matad, hasta que no quede nin-
guno : mas á todo hombre sobre el cual
hubiere sefial, no llegaréis; y comenza-
réis desde mi santuario. Y comenzaron
desde los varones ancianos que estaban
delante del templa
7 Y dijoles : Contaminad la casa, y hen-
chid los patios de muertos : salid. Y sa-
lieron, y hirieron en la ciudad. *
8 Y aconteció, qne habiéndolos herido,
yo .quedé, y póstreme sobre mi rostro,
707
EZEQUIEL,
yclamé,ydge: An, SeMr Jehóva, ¿has
de destruir todo el resto de Israel, der-
ramando tu furor sobre Jemsalemr
9 T cUJome : La maldad de la casa de
Israel y de Jada es grande ¿maravilla;
porque la tierra es llena de sangres, y la
ciudad es Uena de perversidad ; porque
han dicho: Dejado ha Jehova la tierra, y
Jehova no ve.
10 Y yo también, no perdónale mi ojo,
ni tendré misericordia: el camtno de
ellos tomaré sobre su cabeza.
11 T he aquí que el varón vestido de
llenaos, qnetotin la escribanía á sn chita,
respondió nna palabra, diciendo: Hecho
he conforme i. todo lo que me mandaste.
CAPITULO X.
Vu«lmdmo*rar Dio* al prejeta la visión de dude
su majestad arriba recitada capitulo l.enel tampio
de Jefutatem* mottrdndole que lo deja : donde pa-
rece que et profeta se reforma de algunas partíeu-
lmridade4<U la vido* primera.
Y MIRÉ, y he aquí sobre el extendi-
miento que estaba sobre la cabesa
de los querubines, cotn# una piedra de
zafiro, que parecía como semejanza de
un trono, que se mostró sobre ellos.
2 Y drjo al varón vestido de lienzos:
díjoie: Entra en medio de las ruedas de-
bajo de los querubines, y hinehe tus ma-
nos de carbones encendidos do entre los
querubines, y derrama sobre la ciudad.
Y entró delante de mis ojos.
8 Y los querubines estaban á es mano
derecha de la casa cuando este varón en-
tró; y una nube henchía ei patío de á
dentro.
4 Y 1» gloria de Jehova se habla alzado
del querubín al umbral de la puerta; y
la casa rae llena de la nube, y el patio se
hinchió del resplandor de la gloria de
Jehova»
5 Y el estruendo de las alas de los que-
rubines se oyó hasta el patío de afuera,
como la voz del Dios Omnipotente cuan-
do hsMa.
0 Y aconteció, que como mandó al va-
rón vestido de lienzos, diciendo : Toma
ruego de entre las ruedas, de entre los
querubines: éí entvó, y se paró entre las
7 Y un querubín extendió su mano de
entre les querubines al ruego que ataba
entre los querubines ; y tomó, y puso en
las palmas del que estaba vestido de lien-
zos, el cual lo tomó, y sallóse.
8 ¥ apareció en los querubines la figura
de una mano humana debajo desús alas.
0 Y nüróyyhe aquí cuatro ruedas junto
*6
á tos querubines j junto A cada querubín
habla una rueda, y el parecer de las mo-
das ara como parecer de piedra de Thar-
sis.
10 Y el parecer de ellas, todas cuatro
eran de una manera, como si mera una
en medio de otra.
11 Cuando andaban, sobre aus cuatro
costados andaban, no so tornaban cuan-
do andaban: mas al lugar donde se toI-
vla el primero, en pos de él iban, ni so
tornaban cuando andaban.
19 Y toda su carne, y sus costillas, y
sus manos, y sus alas, y las ruedas, estaba
Heno de ojos ai derredor en sus cuatro
ruedas.
13 A la» ruedan, é ellas, fué clamado en
mis oídos: Rueda.
14 Y cada uno tenia cuatro rostros : el
primer rostro era de querubín : el se-
gundo rostro era de hombre: el tercer
rostro, de león: el cuarto rostro, de
águila.
15 Y levantáronse los querubines : es-
tos son los animales que vi en efrlo do
Chobar.
10 Y cuando los querubines andaban,
andaban las ruedas junto con ellos; y
cuando los querubines alzaban sus alan,
para alzarse de la tierra, las ruedas tam-
bién no se volvían de junto á ellos.
17 Cuando se paraban ellos, se paraban;
y cuando se alzaban ellos, se alzaban con
ellos, porque el espíritu de tos animales
estaba en ellas.
IB Y la gloria do Jehova se salló de so-
bre el umbral de la casa, y paró sobre Ion
querubines.
19 Y alzando los querubines sus alaa,
alzáronse de la tierra delante de mía
ojos: cuando ellos sanan, también lan
ruedas estaban delante de dios ; y pará-
ronse á la entrada de la puerta oriental
de la casa de Jehova, y la gloria del Dios
de Israel encima de sobre ellos.
90 Estos eran los animales que vi de-
bajo del Dios de Israel en el rio de Cho*
bar; y conocí que eran querubines.
21 Cada uno tenia cuatro rostros, y ca-
da uno cuatro alas, y figura de manos
humanas debajo de sus alas.
íd Y la figura de sus rostros, eran loa
rostros que vi junto al rio de Chobar, sn
parecer; y su ser: cada uno caminaba
en derecho de su rostro.
CAPITULO XI.
Profetixando el projeta en visión, dio* que en Jerusa-
«M Dan fe* Aflcta
KZEQUTBL.
e ti profeta d la ira
de Dios, él carga ¡a culpa de su rigor d loe burlado-
re». II. Cbn cuta ocasión Dios prometo su Jnvor d
¡oíanla cautiriaad,ysutibertaa\ytrae ella la re*
Jbrmncion de su pueblo par m evangelio ei cual obra-
rla renovado* de todo el hombtr. IH. Ve el pro-
feta partir*» fa gloria de Dios de Jeruealem, y Dios
hwuetoe al
YÍL espirito me levantó, y me me-
tió por fe. puerta oriental de la caí*
do Jehova, la cual mira bada el oriente ;
y lie aqui en la entrada de la puerta veinte
y elñco varones, entre loa ctutleB vi á Je-
zonias, hijo de Azur, y á Phelcias, hflo
de Báñalas, principes del pueblo.
2 YdSjome: Hijo del hombre, estos son
los nombres que piensan perversidad, y
aconsejan mal consejo en esta ciudad,
S Los que dicen: No trá tan presto:
edifiquemos casas : esta seré la caldera, y
nosotros la earne.
4 Por tanto profetiza contra ellos : pro-
fetiza, htyo del hombre.
5 Y cayó sobre mi el Espíritu de Jebo-
va, y dijome : Di : Abí dtyo Jehova : Asi
habéis hablado, 61 casa de Israel, y las
cosas que saben á vuestro espíritu yo las
be entendido.
ti Habéis multiplicado vuestros muer-
tes en esta ciudad, y habéis henchido de
muertos sus calles.
7 Por tanto asi dfyo el Seftor Jehova:
Vuestros muertos que habéis puesto en
medio de ella, esos son la carne, y ella
es la caldera: mas á vosotros yo os saca-
ré de en medio de ella.
8 Espada habéis temido, y eapada traeré
sobre vosotros, dtyo el Ssfior Jehova.
9 Y yo 06 sacaré de en medio de ella, y
os entregaré en mano de extraños, y yo
haré juicios en vosotros.
tO A espada caeréis : en el término de
Israel os juzgaré, y sabréis que yo soy
Jehova.
11 Esta no os será por caldera, ni voso-
tros seréis en medio de ella por la carne :
en el término de Israel os tengo de juz-
gar.
12 Y sabréis que yo *oy Jehova, porque
no habéis andado en mis ordenanzas, ni
habéis hecho tegun mis juicios : mas se-
gún los juicios de las gentes que están
en vuestros al derredores habéis hecho.
IB Y aconteció que estando yo profeti-
zando, Phelcias, mjo de Banaias, murió.
Y cal sobre mi rostro, y clamé con
grande voz, y dijo : \ Ah, Sefior Jebova !
¿haces tú consumación del resto de
Israel?
Vi Y rae palabra de Jehova á mi, di-
ciendo:
15 Hijo del hombre, tus hermanos, tus
hermanos, los hombres de tu parentescos
y toda la casa de Israel, toda ella: á
quien dijeron los moradores de Jemsa-
lcm? Aléjaos de Jehova: á nosotros es
dada la tierra en posesión.
16 ^ Por tanto di: Asidlo el Beñor Je-
hova : Aunque los he echado lejos entre
las gentes, y los he esparcido por las tica-
ras, con todo eso les seré por un pequeño
santuario en las tierras donde vinieren»
17 Por tanto di : Asi dijo el Settor Jeho-
va : Yo os congregaré de los pueblos, y
os apañaré de las tierras en las cuales
estáis esparcidos, y os daré la tierra de
Israel.
18 Y vendrán allá, y quitarán de ella
todas sus contaminaciones, y todas sus
abominaciones.
19 T darles he un corazón, y espirita
nuevo daré en sus entrañas; y quitaré
el corazón de piedra de su carne, y dar-
les he corazón de earne ;
20 Para que anden en mis ordenanza»,
y guarden mis juicios, y los hagan ; y me
sean d mi por pueblo, y yo ía sea á ellos
por Dios.
21 Y aquellos cuyo corazón anda «2 co-
razón de sus eontamataeiones, y de sus
abominaciones, yo daré su camino sobre
su cabeza, dtyo el Señor Jehova.
22 ? Y los querubines alsaroa sus alas,
y las ruedas en pos de ellos; y la gloria
del Dios de Israel sobre ellos encima.
23 Y la gloria de Jehova se rae de en
medio de la ciudad, y paró sobre el
monte que está al oriente de la dudad.
24 Y el espíritu me levantó, y me tor-
nó á traer en la tierra de los Chaldeos, á
los trasportados, en víbÍo* del Espirita
de Dios ; y partióse de mi la visión que
habia visto.
25 Y hablé á los trasportados todas las
palabras de Jehova, que él me habla
mostrado.
CAPITULO xn.
Enlaperee^MdelpPe^esadmJMoesuuheeawJlgurmcd
reg Sededas g d su pueblo de su huida de Jerusalem,
y de su prisión. II. Que la calamidad y espanto de
las gentes en eua serla grande. Oí. Que seria prestot
contra la opinión de U» burladores de los prq/Mms.
Y FUÉ palabra de Jehova á mi, di-
ciendo :
2 Hijo del hombre, tú habitas en medio
de casa rebelde, los cuales tienen ojos
para ver, y no ven : tienen orejas para
oír, y tt> oyen; porque son casa rebelde.
TOO
EZEQUIEL.
3 Por tanto tú, 6 ! hijo del hombre, ház-
te aparejos de partida, y pártete de dia
delante de sus ojos ; y pasarte has de tu
logar á otro lugar delante de sus ojos :
quizá verán, porque son casa rebelde.
4 Y sacarás tus aparejos, como aparejos
de partida, de dia delante de sus ojos :
mas tú saldrás á la tarde delante de sus
ojos, como quien sale para partirse.
5 Delante de sus ojos horadarás la pa-
red, y saldrás por ella.
6 Delante de sus ojos llevarás sobre tus
hombros, sacarás de noche : cubrirás tu
rostro, y no mirarás la tierra; porque en
señal te be dado á la casa de Israel.
7 Y yo lo hice asi de la manera que me
fué mandado : saqué mis aparatos de dia,
como aparatos de partida, y á la tarde
horadé la pared á mano : salí de noche :
llevé sobre los hombros delante de sus
ojos,
8 Y fué palabra de Jehova á mi por la
mañana, diciendo :
9 Hijo del hombre, ¿nunca te dijeron los
de la casa de Israel, aquella casa rebelde :
Qué haces ?
10 Diles pues: Asi dijo el Señor Jeho-
va: Al principe que está en Jerusalem es
esta profecía grave, y á toda la casa de
Israel que está en medio de ellos.
11 Diles: Yo soy vuestra señal: como
yo hice, asi les harán á ellos: en tras-
puesta, en cautividad irán :
18 Y el principe qne está en medio de
ellos llevará á cuestas de noche, y saldrá :
horadarán la pared para sacarle por ella:
cubrirá su rostro por no ver con sus
ojos la tierra.
13 Mas yo extenderé mi red sobre él, y
será preso de mi red, y traerle hé á Ba-
bylonia, á tierra dé Chaldeos : mas no la
verá, y allá morirá.
14 Y á todos los que estuvieren al re-
dedor de él para su ayuda, y á todas sus
compañías esparciré á todo viento, y
desvainaré espada en pos de ellos.
15 Y sabrán que yo soy Jehova, cuando
los esparciere entre las naciones; y yo
los esparciré por la tierra.
16 Y haré que queden de ellos pocos
en número de la espada, y de la hambre,
y de la pestilencia, para que cuenten to-
das sus abominaciones entre las gentes
adonde llegaren; y sabrán que yo éoy
Jehova.
17 % Y fué palabra de Jehova á mi, di-
ciendo :
18 HJtf o del hombre, come tu pon con
710
temblor, y bebe tus aguas con extremo-
cimiento, y con angustia.
19 Y dirás al pueblo de la tierra : Asi
dtyo el Señor Jehova sobre los morado-
res de Jerusalem, sobre la tierra de Is-
rael: Su pan comerán con temor, y con
espanto beberán sus aguas; porque su
tierra será asolada de su multitud, por
la maldad de todos los que en ella mo-
ran.
20 Y las ciudades habitadas serán aso-
ladas, y la tierra será desierta; y sabréis
que yo soy Jehova.
21 í Y fué palabra de Jehova á mi, di-
ciendo:
22 Hijo del hombre, ¿ qué refrán es esto
que tenéis vosotros en la tierra de Israel,
diciendo: Alargarse han los dias, y pere-
cerá toda visión?
23 Por tanto diles: Asi dijo el Señor
Jehova : Yo hice cesar este refrán, ni re-
franearán mas este refrán en Israel : mas
decirles has: Acercádose han aquellos
dias, y la cosa de toda visión.
24 Porque no habrá mas alguna visión
vana, ni habrá adivinación de lisongero
en medio de la casa de Israel
25 Porque yo Jehova hablaré: la pala-
bra que yo hablare, se hará: no se dila-
tará mas; antes en vuestros dias, casa
rebelde, hablaré palabra, y la cumpliré,
dtyo el 8efior Jehova.
26 Y fué palabra de Jehova á mi, di-
ciendo:
27 Hijo del hombre, he aqni que he de
la casa de Israel, dicen : La visión que
este ve et para muchos dias, y para luen-
gos tiempos profetiza este.
28 Por tanto diles: Asi dtfo el Señor
Jehova: No so dilatarán mas todas mis
palabras: la palabra que hablare, se ha-
rá, dJJo el Señor Jehova.
CAPITULO xm.
Ckmtra los falsos profetas hombres pwsumereeam £•
songeando al pueblo en su» pecados le aseglaraban és
las calamidades cercanas que los verdaderos les de-
motocioflii»
Y FUÉ palabra de Jehova á mi, di-
ciendo :
2 Hijo del hombre, profetiza contra los
profetas de Israel que profetizan ; y di á
los que profetizan de su corazón: Oid
palabra de Jehova:
8 Asi dtyo el Señor Jehova: ] Ay de los
profetas ignorantes, que andan en pos
de su espíritu, y nada vieron !
4 Como zorras en los desiertos fueron
tus profetas, ó! Israel.
5 Nunca subisteis á los portffloe, ni
DigitizedbyV -r *
EZEQUIEL.
echasteis rallado sobre la cas* de Israel,
estando en la batalla en el día de Jehova.
6 Vieron vanidad, y adivinación de
mentira. Dicen: Dijo Jehova: y nunca
Jehova loa envió ; y nacen esperar para
confirmar la palabra.
7 ¿No habéis visto visión vana? ¿y no
habéis dicho adivinación de mentira? ¿y
decís: Dijo Jehova: no habiendo yo ha-
blado?
8 Per tanto así dijo el Señor Jehova:
Por cuanto vosotros habéis hablado va-
nidad, y habéis visto mentira : por tanto
he aquí que yo á vosotros, dijo el Señor
Jehova.
9 X será mi mano contra los profetas
que ven vanidad, y adivinan mentira: no
serán en la congregación de mi pueblo,
ni serán escritos en el libro de la casa de
Israel, ni volverán á la tierra de Israel ;
y sabréis que yo wy el Señor Jehova.
10 Por tanto, y por cuanto engañaron
mi pueblo, diciendo: Paz, no habiendo
paz; y el uno edificaba la pared, y he
aquí que los otros la embarraban coa
lodo suelto.
11 Di á los embarradores con lodo suel-
to, que caerá: vendrá lluvia en avenida,
y daré piedras de granizo que la hagan
caer, y viento tempestuoso la romperá.
12 Y he aquí que la pajed cayó. No os
dirán entonce»: ¿Dónde está la embarra-
dura con qne embarrasteis ?
13 Por tanto así dijo el Señor Jehova :
Y yo haré que la rompa viento tempes-
tuoso con mi ira, y lluvia en avenida
venga con mi furor, y piedras de grani-
zo con mi enojo para consumir.
lá Y derribaré la pared que vosotros
embarrasteis con lodo suelto, y hacerla
he llegar á tierra, y será descubierto su
cimiento, y caerá, y seréis consumidos
en medio do ella; y sabréis que yo soy
Jehova»
15 Y cumpliré mi furor en la pared, y
en los que la embarraron con lodo suel-
to, y deciros he: No parece la pared, ni
parecen los que la embarraron :
16 Los profetas de Israel que profeti-
zan, á Jerusatam, y ven para ella visión
de paz, no habiendo paz, dijo el Señor
Jehova.
17 Y tú, ó! h\jo del bombre, pon tu
rostro á las lujas de tu pueblo, que pro-
fetizan de su corazón, y profetiza contra
ellas,
18 Y di: Asi dijo el Señor Jehova: ¡Ay
de aquellas que cosen cojinetes á todos
codos de manos, y hacen veletas sobre
la cabeza de toda edad, para cazar las
almas! ¿Habéis de cazar las almas de
mi pueblo? ¿y habéis de dar vida á las
almas para vosotros?
19 ¿ Y habéisme de contaminar en mi
pueblo por puños de cebada, y por pe-
dazos de pan, matando las almas que no
mueren, y dando vida á las almas que
no vivirán, mintiendo á mi pueblo que
oye mentira?
20 Por tanto así dyo el Señor Jehova:
He aquí que yo á vuestros cojinetes, con
que cazáis allí las almas volaudo : yo los
arrancaré de vueátros brazos, y enviaré
las almas que cazáis, las almas volando.
21 Y romperé vuestras veletas, y libra-
ré mi pueblo de vuestra mano, y no es-
tarán mas en vuestra mano para caza; y
sabréis que yo soy Jehova.
22 Por cuanto entristecisteis el corazón
del justo con mentirá, al cual yo no en-
tristecí; y esforzasteis las manos del
impío, para que no se apartase de su
mal camino dándole vida :
. 23 Por tanto no veréis vanidad, ni mas
adivinaréis adivinación ; y libraré mi
pueblo de vuestra mano ; y sabréis que
yo noy Jehova.
CAPITULO XIV.
Contra lo» idólatra» hipócrita» y lo» profeta» que les
respondiesen d su toamtad. II. Amenosa ú Jerusa-
¡cm con mmsrra^ hambre, mojas bestias, vpesttíencia:
de la» cuale» calamidades promete que escaparán •
alguno» piadoso» que vendrían al cautiverio con los
demos, con cupo piadoso ejemplo los cautivos serian
consolados, y verían los /ruto» útilísimo» de su afiic-
cion*yel consejo de Dios en oüo.
Y VINIERON á mí algunos de los
ancianos de Israel, y sentáronse de-
lante de mi.
2 Y fué palabra de Jehova á mi, dicien-
do:
3 Hijo del hombre, estos hombres han
levantado sus ídolos sobre su corazón ;
y el tropezadero de 6U maldad han
puesto delante de su rostro: ¿cuándo
me preguntaren, téngoles de responder ?
4 Por tanto habíales, y decirles has:
Así dyo el Señor Jehova: Cualquiera
hombre de la casa de Israel, que hubiere
levantado sus ídolos sobre su corazón, y
hubiere puesto el tropezadero de su mal-
dad delante de su rostro, y viniere al
profeta, yo Jehova responderé al que asi
viniere en la multitud de sus ídolos ;
5 Para tomar á la «pasa de Israel en su
corazón, que se han apartado de mi to-
dos ellos en sus ídolos.
6 P«r tanto di 4 I» wadeUrad: ¿si
E2EQU1BL.
dijo el Sefior Jehova: Convertios, y ha-
ced que se conviertan de vuestros Ído-
los ; y de todas vuestras abominaciones
apartad vuestros rostros.
7 Porque cualquiera hombre de la cosa
de Israel, y de los extrongeros que mo-
ran en Israel, que se hubiere apartado
de andar en pos de mí, y hubiere levan-
tado sus Ídolos en su corazón, y hubiere
puesto delante de su rostro el tropeza-
dero de su maldad, y viniere al profeta
para preguntarle por mi, yo Jehova le
responderé por mi.
8 Y yo pondré mi rostro contra aquel
varón, y le pondré por señal, y por re-
franes, y yole cortaré de entre mi pue-
blo ; y sabréis que yo soy Jehova.
9 T el profeta cuando fuere engañado,
y hablare palabra, yo Jehova engañé el
tal profeta ; y yo extenderé mi mano so-
bre él, y le raeré de en medio de mi pue-
blo de Israel
10 Y llevarán sn maldad: como la mal-
dad del que pregunta, asi será la maldad
del profeta :
11 Porque no yerren mas lotdela, casa
de Israel de en pos de mi, ni mas se con-
taminen en todas sos rebeliones ; y me
sean á mi por pueblo, y yo les sea á éUos
por Dios, cUJo el Señor Jehova.
12 t T fué palabra de Jehova á mi, di-
ciendo :
13 Hyo del hombre, la tierra, cuando
pecare contra mi rebelando de rebelión,
y extendiera yo mi mano sobre ella, y le
quebrantare la fuerza del pan, y enviare
en ella hambre, y talare de ella hombres
y bestias;
14 Si estuvieren en medio de ella estos
tres varones, Noe, Daniel, y Job, ellos
por su justicia librarán su vida,' dijo el
Señor Jehova.
15 Y si hiciere pasar mala bestia por la
tierra, y la asolare, y fuere asolada que
no haya quien pase á causa de la bestia,
16 Y estos tres varones estuvieren en
medio de ella, vivo yo, dijo el Señor Je-
hova» ni á sus lujos, ni á sus hijos libra-
rán : ellos Bolos serán libres, y la tierra
. será asolada.
» 17 O si yo trajere espada sobre la tier-
ra, y dijere: Espado, posa por la tierra;
y hiciere talar de ella hombres y bestias,
18 Y estos tres varones estuvieren en
medio de ella, vivo*yo, dijo el Señor Je-
hova, no» librarán sus hijos, ni sus htyos :
ellos solos serán Ubres.
19 O si pestilencia enviare sobre esa
713
tierra, y derramare mi Ira sobre ella en
sangre para talar de ella hombres y bes-
tias,
20 Y estuvieren en medio de ella Noe,
y Daniel, y Job, vivo yo, dtfo el Señor
Jehova, no librarán á sn mjo, ni á sn hi-
ja : ellos por su justicia librarán sn vida.
21 Por lo cual asi cujo el Señor Jehova:
¿ Cuánto «as, si mis cuatro malos juicio*,
espada, y hambre, y mala bestia, y pes-
tilencia, enviare contra Jerusalem, para
talar de ella hombres y bestias ?
22 Y he aquí que quedará en ella algu-
na resta de los cuales serán llevados cap-
tivos sus hijos y sus mjas : he aquí que
ellos entrarán á vosotros, y veréis su ca-
mino, y sus hechos; y tomaréis conso-
lación del mal que hice venir sobre Je-
rusalem, de todas las cosas que yo traje
sobre ello.
23 Y consolaros han cuando viereis sn
camino y sus hechos ; y conoceréis ene
no sin cansa habré hecho todo lo que
habré hecho en ella, dijo el Señor Jehova.
CAPITULO XV.
Muestra Dios al profeta la asolado* del reiap dé Ja-
datpor comparación d la de las diez tribus* cuya
reino asoló por ser inútil, como la madera del sor*
Y FUÉ palabra de Jehova á mi, di-
ciendo : u
2 Hjjo del hombre, ¿ qué es el polo de
la vid mas que todo palo ? ¿ ei sarmiento,
qué es entre los maderos del monte ?
3 ¿Tomarán de él madera para, hacer
alguna obra? ¿ Tomarán de éi una esta-
ca para colgar de ella algún vaso?
4 He aquí que es puesto en el fuego
para ser consumido, sus dos cabos con-
sumió el ruego, y la parte del medio se
quemó: ¿aprovechará para alguna obra?
5 He aquí que cuando estoba entero,
no era para alguna obra, ¿ cuánto menoa
después que el fuego lo hubiere consu-
mido, y fuere quemado ? ¿será mas para
alguna obra?
6 Por tanto asi dijo el Señor Jehova:
Como el polo de la vid entre los made-
ros del monte, el cual yo entregué al
fuego, para que lo consuma, asi he entre-
gado a los moradores de Jerusalem.
7 Y pondré mi rostro contra ellos ; de
un fuego salieron, y otro fuego los con-
sumirá; y sabréis que yo muy Jehova,
coando yo pusiere «al rostro eontra ellos.
8 Y tornaré la tierra en asolación, por
cuanto rebelaron eon rebellón, dfyo el
Señor Jeh0*eB¡g¡,¡Zedby
EZBQUIBL,
delante de toe ajo* toe beneficio* que le ha hacho de**
de tu nacimiento, qmfné la vocación de Jbraham,
haeta darle te tierra depromieion, de otra parte eme
******* viejm y mtevat, com la cual modo» /■*<*•
ca JXoe m ira para con é%w¡* cama deltaetía*
con que de preeente le amenaza que ee despojarle de
toda aqmtta dignidad, y ponerle en poder de loe
GMMap» IL I*ro oye no q>míére dejarte del to<k>,
date* te promete eurepenibajente y nmtm eoneierto
por en evangelio, en el cual te mírva de corazón. JBe
unavioa imagen del ornado del hombre, antee de *u
Y FUÉ palabra de Jehove á mi, di-
ciendo:
3 Hfyo del hombre, notifica á Jerusalem
ene abominaciones ;
3 Y dirás : Asi dtyo el Señor Jehoy» so-
bre Jemealem: Tu habitación, y tu rasa,
fué de la tierra de Chanaan : tu padre,
Amorrheo; 7 tu madre, Hethea.
4 Y tn nacimiento : el día que naciste,
no fué cortado tu ombligo, ni fuete la-
vada con aguas, para ablandarte, ni sala-
da con sal, ni fuiste enruelta con fajas.
5 No hubo ojo que se compadeciese de
ti, para hacerte algo de esto, habiendo
de tí misericordia: mas fuiste echada
sobre la haz del campo, con menospre-
cio do tu Vida, en el día que naciste.
0 Y yo pasó junto á ti, y te vi revolca-
da en tus sangres; y te dije : En tus san-
gres vivirás: díjete: En tus sangres vi-
virás.
7 En millares, como la yerba del cam-
po, te hice multiplicar, y fuiste aumen-
tada, y. engrandecida; y venirte á sor
adornada grandemente : los pechos cre-
cieron, y tu pelo reverdeció ; y tú eMa*
fot desnuda y descubierta.
8 Y yo pasé junto á tí, y te miré, y he
aquí que tu tiempo eró tiempo de amo-
res ; y extendí mi manto sobre ti, y cu-
brí tu desnudez; y te di juras, y entre
en concierto contigo, dijo el Señor Je-
hova, y fuiste mia.
0 Y lávete con aguas, y lavé tus san-
gres do encima de tí, y ungíte oon ólsja*
10 Y vestáte de bordadora, y calcete de
tejón, y cenite de lino, y te vestí de
sedo,
11 Y adórnete de ornamentos, y puse
ajorcas en tus brazos, y collar á tn enello.
19 Y puse cerquillos sobre tus narices, y
zarcillos en tus orejas, y diadema de her-
mosura en tu cabeza.
18 Y fuiste adornada de oro y de plata,
y tu venido fué lino, y seda, y bordado-
ra; comiste flon de harina de trigo, y
miel, y aceite; y fútete heiweada en
gran manen, en gran manera; y has
prosperado hasta reinar.
14 Y te salió nombradla entre las gen-
tes á causa de tu hermosura, porque
era perfecta, á causa de mi hermosura
que yo puse sobre ti, dtyo el Señor Je-
hova,
16 Mas confiaste en tu hermosura, y
fornicaste á causa de tu nombradla, y
derramaste tus fornicaciones á cuantos
pasaron : suya eras.
1G Y tomaste de tus vestidos, y hiciste-
te altares de diversos colores, y forni-
caste en ellos: no vendrá, ni será cosa
semejante.
17 Y tomaste los vasos de tu hermosu-
ra de mi oro y de mi plata, que yo te ha-
bla dado, y hicistete Imágenes de hom-
bre, y fornicaste con ellos.
18 Y tomaste tus vestidos de diversos
coloree, y cubrírtelas ; y mi aceite, y mi
perfume pusiste delante de ellas.
10 Y mi pan, que yo te habla dado, la
flor de la harina, y él aceite, y la miel,
con que te mantuve, pusiste delante de
ellas para olor suave; y fué otí, dijo el
Señor Jchova.
80 Demás de esto, tomaste tus lujos y
tus hrjas, que me hablas engendrado ; y
los sacrificaste á ellas para consumación.
¿ Es poco, ato de tus fornicaciones ?
21 Y sacrificaste mis h^jos, y díatelos
para que los hiciesen pasar á ellas.
22 Y con todas tus abominaciones y tus
fornicaciones no to has acordado de los
días de tu mocedad, cuando estabas des-
nuda y descubierta: envuelta en tus
sangres estabas. *
28 Y fué que después de toda tu mal-
dad» (¡ ay> ay de ti • dijo el Señor Jehova,)
24 Sdificáetete alto, y hicistete altar
en todas las plazas.
25 Eu toda cabeza de camino edificaste
tu sitar, y tornaste abominable tu her-
mosura, y abriste tus pies á enantos
pasaban, y multiplicaste tus fornica-
ciones.
26 Y fornicaste con los hijos de Egypto
tos vecinos, de grandes carnes; y au-
mentaste tus fornicaciones para enojar-
me.
27 Por tanto he aqut que yo extendí mi
mano sobre tí, y disminuí tu libertad ; y
te entregué á la voluntad de las hijas de
los Philistheos que te aborrecen, las cua-
les se avergüenzan de tu cammo tan
deshonesto.
28 Fornicaste también con los hrjoe de
)igit¡zedf
BZBQUIBL.
Assur por no haberte hartado; y forni-
caste con ellos, y tampoco te hartaste,
20 Mas multiplicaste tu fornicación en
la tierra de Chanaan, y de los Cbaldeos :
ni tampoco con esto te hartaste.
90 ¡Cuan inconstante es tu corazón, di-
I jo el Señor Jehova, habiendo hecho to-
das estas cosas, obras de una poderosa
ramera!
81 Edificando tus altares en cabeza de
todo camino, y haciendo tus altares en
todas las plazas ; y no fuiste semejante á
ramera, menospreciando el salario:
83 Mu como, muger adúltera, que en lu-
gar de su marido recibe á ágenos.
83 A todas las rameras dan dones : mas
tú diste tus dones á todos tus enamora-
dos ; y les diste presentes, porque entra-
sen á ti de todas partes por tus fornica-
ciones.
81 Y ha sido en ti al contrario de las
mugeres en tos fornicaciones, ni nunca
después de ti ttrá atí fornicado ; porque
en dar tú dones, y no ser dados dones á
ti, ha sido al contrario.
85 Por tanto, ramera, oye palabra de
Jehova.
86 Asi dijo' el Señor Jehova: Por cnan-
to han sido descubiertas tus vergüenzas,
y tu confusión ha sido manifestada á tus
enamorados en tus fornicaciones, y á los
ídolos de tus abominaciones, y en la
sangre de tus h^os, los cuales les diste:
87 Por tanto he aquí que yo junto to-
dos tus enamorados con los cuales to-
maste placer, y todos los que amaste,
con todos los que aborreciste; y juntar-
los he contra tí al derredor, y descubrir-
les he tu vergüenza, y verán toda tu ver-
güenza.
88 Y yo te juzgaré por las leyes de las
adúlteras, y délas que derraman sangre;
y te daré en sangre de ira y de zelo.
89 Y darte be en la mano de ellos, y
destruirán tu alto, y derribarán tus alta-
res, y hacerte han desnudar de tus ropas,
y llevarán los vasos de tu gloria, y dejar-
te han desnuda y descubierta.
40 Y harán subir contra ti la compañía,
y apedrearte han á piedra, y travesarte
han con sus espadas.
41 Y quemarán tus casas á fuego, y ha-
rán en ti juicios á ojos de muchas mu-
geres ; y hacerte he cesar de ser ramera,
ni tampoco darás mas don.
43 Y haré reposar mi ira sobre tí ; y mi
zelo se apartará de tí, y descansaré de
mas enojarme,
714
48 Por cnanto no te acordaste de loa
dias de tu mocedad, y me provocaste á
ira en todo esto : yo pues, también, be
aquí que he tornado tu camino sobre tu
cabeza, dtyo el Señor Jehova, y nunca
has pensado sobre todas tus abomina-
clones.
44 He aquí que todo proverbiador hará
de tí proverbio, diciendo: Como la ma-
dre, tal su htya.
45 HUa de tu madre erte tú, que dese-
chó á su marido, y á sus htyos ; y herma-
na de tus hermanas eret tú, que desecha-
ron á sus maridos, y á sus lujos. Vues-
tra madre, Hetea, y vuestro padre, Amor-
rheo.
46 Y tu hermana mayor es Samarla y
sus h{jaa, la cual habita á tu mano iz-
quierda ; y tu hermana la menor que tú
et Sodoma y sus lujas, la cual habita á tu
mano derecha.
47 Y aun no anduviste en sus caminos,
ni hiciste según sus abominaciones, co-
mo que etto fuera poco y muy poco ; an-
tes te corrompiste mas que ellas en to-
dos tus caminos.
48 Vivo yo, dijo el Señor Jehova, nun-
ca Sodoma, tu hermana y sus lujas, hizo
como hiciste tú y tus htyas.
49 He aquí que esta fué la. maldad de
Sodoma tu hermana : soberbia, hartura
de pan, y abundancia de ociosidad tuvo
ella y sus lujas ; y la mano del afligido y
del menesteroso nunca esforzó»
50 Y ensoberbeciéronse^ y hleieaoa abo-
minación delante de mi, y las quité no-
mo fc> vi.
51 Y Samaría nunca pecó tanto como la
mitad de tus pecados ; porque tú multi-
plicaste tus abominaciones mes que ellas,
y justificaste á tus hermanas con todas
tus abominaciones qne hiciste.
53 Tú también puet lleva tu vergüeña*,
que juzgaste á tus hermanas en tus pe-
cados que hiciste mas abominables que
ellas : mas justas son que tú : avergüén-
zate pues tú también, y lleva tu confu-
sión : pues que has justificado á tus her-
manas.
68 Yo pues haré tornar sus cautivos, los
cautivos de Sodoma y de sus lujas, y los
cautivos de Samaría y de sus hfyas, y los
cautivos de tus cautiverios entre ellas :
54 Para que tú lleves tu confusión, y te
avergüenoes de todo lo que has hecho,
dándoles tu consuelo.
55 Y tus hermanas, Sodoma y sus htyas,
y Samada y ana lujas, volverán á sus
EZEQUIEL.
primerias: tú también y tos hijas vol-
vereis á vuestras primerias.
66 Sodoma tu hermana no fué nombra-
da en tu boca en el tiempo de tus sober-
bias,
57 Antes que tu maldad se descubriese,
como en el tiempo de la vergüenza de
las hijas de Syrla, y de todas las hijas de
los PhfUstheos al derredor, que te me-
nosprecian en derredor.
58 Tú has llevado tu enormidad y tus
abominaciones, djjo Je-hora.
59 T Porque asi dijo el Sefior Jehova:
¿ Haré yo contigo como tú hiciste, que
menospreciaste el juramento, para inva-
lidar el concierto ?
60 Antes yo tendré* memoria de mi con-
cierto, que concerté contigo en los dias
de tu mocedad ; y yo te confirmaré un
concierto sempiterno.
61 T acordarte has de tus caminos, y
avergonzarte has, cuando recibirás á tus
hermanas tas mayores que tú, con las
menores que tú, tas cuales yo te daré por
hijas : mas no por tu concierto.
63 Y confirmaré ral concierto contigo,
y sabrás que yo ny Jehova :
66 Para que te acuerdes, y te avergüen-
ces, y que nunca mas abras la boca á
causa de tu vergüenza, cuando me apla-
care para contigo de todo lo que hiciste,
dtyo el Sefior Jehova.
capitulo xvn.
f»r « imée d* Di—, Im relmUon del rep Sederiae,
confina Jfdimekodonotor, y eu cattígo; y predice ¡a
%$Ut*racio» del reino en Grieto.
Y FUÉ palabra do Jehova á mí, di-
ciendo :
2 Hijo del hombre, propon una figura,
y compon una parábola á la casa de Is-
rael;
8 Y dirás : Así dijo el Sefior Jehova :
Vha grande águila, de grandes alas, y de
luengos miembros, llena de pluma de
diversos colores vino al Líbano, y tomó
el cogollo del cedro.
4 Arrancó el principal de sus renuevos,
y trujólo á la tierra de mercaderes, y pú-
solo en la ciudad de los negociantes.
5 Y tomó de la simiente de la tierra, y
púsola en un campo bueno para sem-
brar, plantóla junto á grandes aguas, pú-
sola como un sauce,
6 Y reverdeció, y Mzosetma vid de mu-
cha rama, baja de estatura, que sus ra-
mas la miraban, y sus raices ataban de-
bajo de ella : asi que se hizo una vid, y
hizo sarmientos, y echó mugrones.
7 Y fué otra grande águila, de grandes
alas, y de muchas plumas; y he aquí
que esta vid juntó cerca de ella sus rai-
ces, y extendió hacia ella sus ramos, pa-
ra ser regada de ella por los surcos de su
plantación.
8En«n buen campo junto á muchas
aguas rae plantada, para que hiciese ra-
mos, y llevase fruto, y para que fuese
vid raerte.
9 DI : Asi dijo el Sefior Jehova: ¿Será
prosperada? ¿ No arrancará sus ralees^
y destruirá su fruto, y secarse ha? To-
das las hojas de su verdura secará, y, no
con gran brazo, ni con mucha gente,
arrancándola de sus raices.
10 Y he aquí que ella está plantada:
¿será prosperada? ¿Cuándo el viento
solano la tocare, no se secará del todo?
En los surcos de su verdura se secará.
11 Y rae palabra de Jehova á mi, di-
ciendo:
13 Di ahora á la casa rebelde: ¿ No nsf
beis entendido que significan estas co-
sas? Di : He aquí que el rey de Baby-
lonia vino á Jerusalem, y tomó tu rey y
sus príncipes, y trujólos consigo en Ba-
bylonia.
13 Y tomó de la simiente del reino, y
hizo con él alianza, y trujóle el juramen-
to ; y tomó los fuertes de la tierra,
14 Para que el reino fuese abajado, y no
se levantase : mas que guardase su alian-
za, y estuviese en ella.
15 Y rebeló contra él enviando sus em-
bajadores en Egypto, para que le diese
caballos, y mucha gente. ¿El que es-
tas cosas hizo, será prosperado? ¿esca-
pará ? ¿ Y él que rompió la alianza, po-
dra huir? *
16 Vivo yo, dtfo el Sefior Jehova, que
en medio de Babylonia morirá : en el lu?
gar del rey, que le hizo reinar, cuyo ju-
ramento menospreció, y cuya alianza
con él hecha rompió.
17 Y no con grande ejército, ni con
mucha compartía hará con él Pharaon en
la batalla, fundando baluarte, y edifican-
do bastiones, para cortar muchas vidas.
18 Y menospreció el juramento para
Invalidar el concierto, y he aquí que dló
su mano, y hizo todas estas cosas : no
escapará.
19 Por tanto asi dfyo el Sefior Jehova:
Vivo yo, que el juramento mk) que me-
nospreció, y mi concierto que invalidó,
tornaré sobre su cabeza.
20 Y extenderé sobre él aireé, y será
715
EZEQUIEL.
preso en mi, red ; y hacerle he reñir en
Babylonia, y allí estaré á jaldo con él,
por sn rebelión, con qne rebeló contra
mí.
21 Y todos sos fugitivos, con todos sns
ejércitos, caerán á cochillo; y los que
quedaren, serán esparcidos a todo Tien-
to ; y sabréis que yo Jehova he hablada
32 Asi dijo el Señor Jehova: T tomaré
yo del cogollo de aquel cedro alto, y po-
nerlo he: del principal de sus renuevos
cortaré uu tallo, y plantarlo he yo sobre
d monte alto y sublime.
98 En el monte alto do Israel lo plan-
taré, y sisará ramos, y hará fruto; y ha-
cerse ha cedro magnifico, y habitarán de-
bajo de él todas las aves, toda cosa que
vuela habitará á la sombra de sus ramos.
24 T sabrán todos los árboles del cam-
po, que yo Jehova abajé el árbol subli-
me, levanté el árbol bajo, hice secar el
árbol verde, y hice reverdecer el árbol
seca Yo Jehova hablé, y hice.
capitulo xvm.
J& pueblo hipócrita no haUando en si y en su corrup-
ción mérito» de tan duro» castigo*, quejábate de Dio*
que castigaba (d su parecer) en ello» lo» pecado» de
tu» antepesados, y traían ya esto en común prover-
bio. Contra ceta blasfema opinión disputa aguí el
profeta enseñando que ni la justicia del Justo pondrá
en grada con Dio» al pecador padre ó hijo, niel
pecado del pecador pondrá en su desgracia al justo
padre óhyp: mas que cada uno tura reputado por
su justicia, ó injusticia, y pagado conforme á ella :
por tanto que cada uno procure apartase del peca-
do, y llegarst á Dios, $c.
Y FUÉ palabra de Jehova á mi, di-
ciendo:
2 ¿Qué habéis vosotros, vosotros que
refraneais este refrán sobre la tierra de
Israel, diciendo: Los padres comieron
el agraz, y los dientes de los hijos tienen
la dentera ?
3 Vivo yo, d\jo el Señor Jehova, que
nunca mas tendréis porqué refranear este
refrán en Israel.
4 He aqui que todas las almas son mías :
como el alma del padre, así el alma del
htyo, mias son : el alma que pecare, esa
morirá.
5 Y el hombre que fuere justo, y hicie-
re juicio y justicia :
6 Que no comiere sobre los montes, ni
alzare sus ojos á los Ídolos de la casa de
Israel, ni violare la muger de su prójimo
•ni llegare 4 la muger en su mes,
7 Ni oprimiere á ninguno: al deudor
tornare su prenda, no robare robo, diere
de su pan al hambriento, y cubriere al
desmido oo» vestido:
716
8 No diere á logro, ni recibiere mas «fe
lo que hubiere dado: de la maldad retra-
jere su mano : juicio de verdad hiciere
entre hombre y hombre :
9 En mis ordenanzas caminare, y guar-
dare mis derechos para hacer eegun ver-
dad: este «s justo: este vivirá, dtyo el
Señor Jehova.
10 Y «i engendrare hijo ladrón, derra-
mador de sangre, ó que haga alguna
cosa de estas,
11 Y que no haga todas las demás;
antes comiere sobre los montes, ó viola-
re la muger de su prójimo,
12 Al pobre, y menesteroso oprimiere,
robare robos, ó no tornare la prenda, 6
alsare sus ojos á los ¿dolos, ó hiciere
abominación,
18 Diere á usura, y recibiere mas de lo
que dio, ¿ este vivirá? No vivirá. ¿To-
das estas abominaciones hizo? muerte
morirá: su sangre será sobre él.
14 Y si engendrare mjo, el cual viere
todos loa pecados que su padre hizo, y
viéndolos, no hiciere como ellos i
15 No comiere sobre los montes, ni al-
zare sns ojos á los ídolos de la casa de
Israel : la muger de su prójimo no violare,
16 Ni oprimiere á nadie : la prenda no
empeñare, ni robare robos: al hambrien-
to diere de su pan, y cubriere de vestido
al desnudo :
17 Apartare su roano del pobre: usura,
ni mas de lo que dÁó, no recibiere, hiciere
eegun mis derechos, anduviere en nafa
ordenanzas : este no morirá por la mal-
dad de su padre: viviendo vivirá.
18 Su padre, por cuanto hiño agravio,
robó robo del hermano, y hizo en medio *
de su pueblo lo que no es bueno, he
aqui que él morirá por su maldad.
10 Y si diereis: ¿Por qué el mijo no
llevará por el pecado de su padre? Por-
que el lujo hizo juicio y justicia, guardó
todas mis ordenanzas, y hizo eegun ellas:
viviendo vivirá.
20 El alma que pecare, esa morirá: el
btfo no llevará por el pecada del padre,
ni el padre llevará por el pecado del hi-
jo : la justicia del justo será sobre él, y
la impiedad del impío será sobre él
21 Mas el impío, si se apartare de to-
dos sus pecados que hizo, y guardare
todas mis ordenamas, y hiciere juicio
y justicia, viviendo vivirá: no morirá.
22 Todas sus rebeliones que cometió,
no le vendrán en memoria: por en jua-
ticia que hizo vivirá.
EZBQUIEL.
28 ¿Quiero yo la marte del impío?
dijo el Señor Jehova. ¿ No vivirá, si se
apartare de sos caminos ?
24 Mae si el justo se apartare de su jus-
ticia, y hiciere maldad, y hiciere confor-
me á todas las abominaciones, que el
impío hizo, ¿vivirá él? Todas las jus-
ticias que hizo no vendrán en mema-
rie: por sa rebelión con que rebeló, y
por su pecado que pecó, por ellos mo-
rirá.
25 Y si diereis : No es derecho el ca-
mino del Señor. Oíd ahora casa de Is-
rael: ¿No es derecho mi camino? ¿NO
son ante* torcidos vuestros caminos ?
26 Apartándose el justo de su justicia,
y haciendo iniquidad, él morirá por ello :
por su iniquidad que hiso, morirá.
07 T apartándose el impío de su impie-
dad que hizo, y haciendo juicio y justi-
cia, hará vivir su alma.
28 Porque miró, y apartóse de todas
sus rebeliones que hizo, viviendo vivirá,
do morirá.
20 Y si dieren ios de la casa de Israel:
No es derecho el camino del Señor. ¿ No
son derechos mis caminos, casa de Is-
mael? Cierto vuestros caminos no son
derechos.
89 Por tanto yo os juzgaré á eada uno
según sus caminos, ól casa de Israel,
dijo el Señor Jehova. Convertios, y ha-
ced convertir de todas vuestras iniqui-
dades ; y no os será la iniquidad cansa
dentina.
91 Echad de vosotros todas vuestras
iniquidades con que habéis rebelado, y
haceos corazón nuevo, y espíritu nuevo.
¿ Y por qué moriréis, casa de Israel?
82 Que no quiero la muerte del que
muere, dijo el Señor Jehova: haced
pues convertir, y viviréis.
CAPITULO XIX.
Comprende el prqfeta (por mandado de Dio») en «m
endecha te historia de la nema de Jerueeñem, y del
reino, comonwando deede su amanea con los reyes
comarcano*, y de la imitación de ata costumbres.
Describe ta cautivad del rey Joachaz, y de Joacin,
y al fin la de Sederías, con te mearte de sus hijos y
Y TÚ levanta e$ta endecha sobre los
principes de Israel,
2 Y dirás: ¿Cómo se echó entre los
leones tu madre la leona : entre los leon-
cillos crió sus cachorros?
8 Y hizo subir ano de sus cachorros :
vino á ser leonclllo, y aprendió á pren-
der presa, y á comer hombres.
4 Y las naciones oyetón do ól; Xu¿ to-
mado son el lazo de ellas, y trnjeconle
eon grillos á la tierra de Egypto.
5 Y viendo que habla esperado mucho
tiempo,' y que se perdia su esperanza,
tomó otro de sus cachorros, y púsole *
por leonclllo.
6 Y él andaba entre los leones, hízose
leonclllo, aprendió á prender presa, co-
mió hombres.
7 Y conoció suestadas, y asoló sus ciu-
dades ; y la tierra, y su abundancia fué <
asolada de la voz de su bramido.
8 Y dieron sobr% él las gentes de las
provincias de al derredor ; y extendieron
sobre él su red : fué preso en su hoyo.
9 Y pusiéronle en cárcel con cadenas»
y trujáronle al rey de Babylonia : metié-
ronle en fortalezas, que su vos no se
oyese mas sobre los montes de Israel.
10 Tu madre fué como una vid en tu
sangre, plantada junto á aguas, haciendo
fruto, y echando ramas á causa de las
muchas aguas.
11 Y ella tuvo varas fuertes -para cetros
de señores, y su estatura se levantó en-
cima entre las ramas; y fué vista con su
altura, y con la multitud de sus ramos.
12 Y fué arrancada con ira, derribada
en tierra, y viento solano secó su frutó :
fueron quebradas $tu rama*, y secáronse :
la varando su fuerza consumió mego.
18 Y ahora es plantada en el desierto,
en tierra de sequedad y de sequera.
14 Y salió fuego déla vara de sus ramos
que consumió su fruto, y no quedó en ella
vara fuerte, cetro para enseñorea*. En-
decha es, y de endecha servirá.
CAPITULO XX.
Por mandado de Píos el profeta propone d cierta»
andemos de su pueblo, fe le wenkm 4 oonsmitar en
persona de todo si pueblo, las muchas vece* que eme
antepasados se rebelaron contra Dios en el desierto y
después, y los castigos que en ellos hito, aunque siem-
pre con misericordia, lí. Aplicando la nmvacum
d los presentas lee denuncia, fue pues eüos no son
mejores que sus padres, él también los castigará
confbrme d las amenazas de su ley. 771. Empero
que atembo del ometigs, remogerd saieiaim, d lacueü
dard verdadero conocimiento de su pecado, y de si
mismo, y asi la amará y le dará grada con que le
haga agradables servicios. Es la promesa del Itue-
ua Téstame***. IV. MdndmU qm con una parábo-
la intime aun dJmiaa su deetrueeion.
Y ACONTECIÓ en el año séptimo,
en el m$$ quinto, á los diez del
mes, que vinieron algunos de los ancia-
nos de Israel á consultar á Jehova, y
asentáronse delante de mí.
2 Y fhé palabra do Jehova á mí, di-
ciendo:
8 mjo del hombre, habla á loaancia-
717
EZEQUIBL.
sos de Israel, y dílet: Asi dijo el Sefior
Jehova : ¿ A consaltarme venia Toaotros f
Vivo yo, que yo no os responderé, dfyo
el Sefior Jehova,
4 ¿ Quiéreslos juzgar tú, quiéreslos jua-
gar, h|jo del hombre? notifícales las
abominaciones de sus padres :
5 Y díles: Asi dtyo el Señor Jehova:
£1 día que escogí á Israel, y que alcé mi
mano por la simiente {e la casa de Jacob,
y que fué conocido de ellos en la tierra
de Egypto, que alcé mi mano á ellos,
diciendo : Yo $oy JehoVa vuestro Dios :
6 Aquel dia que les alcé mi mano, que
los sacarla de la tierra de Egypto, á la
tierra que les habla proveído, que corre
leche y miel, que es la mas hermosa de
todas las tierras :
7 Entonces les dtye : Cada uno eche de
si las abominaciones de sus ojos, y no
os contaminéis en loe ídolos de Egypto,
yo soy Jehova vuestro Dios.
8 Y ellos se rebelaron contra mi, y no
quisieron obedecerme: no echó de si
cada uno las abominaciones de sus ojos,
ni dejaron los Ídolos de Egypto ; y dfje
que derramaría mi ira sobre ellos para
cumplir mi enojo en ellos en medio de
la tierra de Egypto.
9 Mas hice á causa de mi nombre, por-
que no se infamaae en los ojos» de las
gentes, en medio de las cuales estaban,
en cuyos ojos Alé conocido de ellos, pa-
ra sacarlos de tierra de Egypto.
10 Y saquélos de la tierra de Egypto, y
trújelos al desierto ;
11 Y diles mis ordenanzas, y decláreles
mis derechos, los cuales el hombre que
los hiciere, vivirá por ellos.
12 Y díles también mis sábados que
fuesen por señal entre mi y ellos, porque
supiesen que yo *¡y Jehova que los san-
tifico.
13 Y rebelaron contra mi la casa de Is-
rael en el desierto, no anduvieron en
mis ordenanzas, y desecharon mis dere-
chos, los cuales el hombre que los hicie-
re, vivirá por ellos ; y mis sábados pro-
fanaron en gran manera; y dtye que ha-
bla de derramar sobre ellos mi ira en el
desierto, para consumirlos.
14 Mas hice á causa de mi nombre, por-
que no se infamase delante de los ojos
de las gentes, delante de cuyos ojos los
saqué.
15 Y también yo les alcé mi mano en
el desierto, que no los metería en la tier-
ra que te di, que corre leche y miel, que
718
es la sosa hermosa de todas las tiesv
rae:
16 Porque desecharon mis derechos» y
no anduvieron en mis ordenanzas, y mis
sábados profanaron; porque tras sos
ídolos iba su corazón.
17 Y perdonólos mi ojo, no los matan-
do, ni los consumí en el desierto.
18 Mas dijo en el desierto ásus hijos:
No ándela en las ordenanzas de vuestros
padres, ni guardéis sus leyes, ni os con-
taminéis en sus Ídolos.
19 Yo «off Jehova vuestro Dios : andad
en mis ordenanzas, y guardad mis dere-
chos, y haoédlos ;
29 Y santificad mis sábados, y sean por
señal entre mi y vosotros ; para que se-
páis que yo toy Jehova vuestro Dios.
21 Y los hijos se rebelaron contra mi :
no anduvieron en mis ordenanzas, ni
guardaron mis derechos para hacerles,
los cuales el hombre que los hiciere, vi-
virá por ellos : profanaron mis sábados.
Y dtyc, que derramarla mi ira sobre ellos,
para cumplir mi enojo en ellos en el de-
sierto.
22 Mas retraje mi mano, y hice por
causa de mi nombre, porque no se Infa-
mase en los ojos de las gentes, delante
de cuyos ojos los saqué*.
28 Y también, yo les alcé mi mano en
el desierto, que los esparcirla entre las
gentes, y que los aventarla por las tier-
ras:
24 Porque no hicieron mis derechos, y
desecharon mía ordenanzas, y profana-
ron mía sábados, y tras los ídolos de sus
padres se les fueron sus ojos.
25 Y también yo les di ordenanzas no
bnenaa, y derechos por los cuales no vi-
virán.
26 Y contamínelos en sus ofrendas, ha-
ciendo pasar todo primogénito, para ha-
cerle asolar, porque supiesen que yo soy
Jehova.
27 1Í Por tanto, hijo del hombre, habla
á la casa de Israel, y díles : Así dtyo el
Sefior Jehova : Aun en esto me afrenta-
ron vuestros padres cuando rebelaron
contra mí rebelión :
28 Porque yo loa metí en la tierra, so-
bre la cual yo habla alzado mi mano que
les habla de dar; y miraron á todo colla-
do alto, y á todo árbol espeso; y allí
sacrificaron sus sacrifico*, y allí dieron
la Ira de sus ofrendas, y allí pusieron el
olor de su suavidad, y allí derramaron
tus derramadora
EZBQUIEL.
88 Y ji* les d$e : 4 Qué » este alto, que
vosotros Tenis allí ? Y fué llamado su
nombre Bamah, basta el día de hoy.
HO Por tanto di á la casa de Israel : Asi
drjo el Seflor Jehova : ¿ No os contami-
náis vosotros á la manera de vuestros pa-
dres, y fornicáis tras sus abominaciones?
81 Porque ofreciendo vuestras ofren-
das, haciendo pasar vuestros hrjos por
el fuego, os habéis contaminado, con to-
dos vuestros Ídolos basta hoy: ¿y res-
ponderos he yo, casa de Israel? Vivo
yo, dijo el Sefior Jehova, qne no os res-
ponderé.
83 Y lo qne pensasteis, no será; porqne
deeist Beamos como las gentes, como
las familias de las naciones, sirviendo á
la madera, y á la piedra.
88 Vivo yo, dflo el Seflor Jehova, qne
con mano fuerte, y brazo extendido, y
enojo derramado tengo de reinar sobre
vosotros.
84 Y os sacaré do entre los pueblos, y
os juntaré de las tierras en que estáis
esparcidos, con mano fuerte, y brazo
extendido, y enojo derramado.
85 Y traeros he al desierto de pueblos,
y allí litigaré con vosotros cara a cara.
08 Gomo lKágué con vuestros padres en
el desierto de la tierra de Egypto, asi liti-
garé con vosotros, dijo el Señor Jehova,
87 Yhaceros he pasar debajo de vara, y
traeros he en vinculo de concierto.
88 Y apartaré de entre vosotros los re-
beldes, y los qne se rebelaron contra mi :
de la tierra de-éus destierros los sacaré,
y á la tierra de Israel no vendrán ; y sa-
bréis que yo $oy Jehova.
89 ^ Y vosotros, ó! casa de Israel, asi
dfyo el Sefior Jehova: Andad cada uno
tras sus Ídolos, y servidles, pues que á
mi no me obedecéis; y no profanéis mas
mi santo nombre con vuestras ofrendas,
y con vuestros Ídolos.
40 Porque en el monte de mi santidad,
en el alto monte de Israel, dtfo el Sefior
Jehova, allí me servirá á mi toda la casa
de Israel, toda ella, en la tierra: allí los
querré, y allí demandaré vuestras ofren-
das, y las primicias de vuestros dones,
con todas vuestras santificaciones.
41 Con olor de suavidad os querré,
cuando os hubiere sacado de entre los
pueblos, y os hubiere juntado de las tier-
ras en que estáis esparcidos ; y seré san-
tificado en vosotros en los ojos de las
42 Y sabréis que yo soy Jehova, cuando
os hubiere metido en la tierra de Israel,
en la tierra por la cual alcé mi mano, que
la darla á vuestros padres.
43 Y allí os acordaréis de vuestros ca-
minos, y de todos vuestros hechos en
que os contaminasteis; y seréis confu-
sos en vuestra miama presencia, por to-
dos vuestros males que hicisteis.
44 Y sabréis que yo soy Jehova, cuando
hiciere con vosotros por causa de mi
nombre, no según vuestros caminos ma-
los, ni según vuestras obras corruptas, ó (
casa de Israel, dtyo el Sefior Jehova.
45 t Y fué palabra de Jehova á mí, di-
ciendo :
46 Hfyo del hombre, pon tu rostro ha-
cia el mediodía, y gotea al mediodía, y
profetiza contra el bosque de la campiña
del mediodía.
47 Y dirás ai bosque del mediodía : Oye
palabra de Jejiova : Así d^jo el Sefior Je-
hova: He aquí que yo enciendo en tí
mego, el cual consumirá en ti todo árbol
verde, y todo árbol seco: no se apagará
la llama del fuego, y serán quemados en
ella todos rostros, desde el mediodía
hasta el aquilón.
48 Y verá toda carne que yo Jehova lo
encendí: no se apagará.
40 Y dtye: ¡ Ah, Sefior Jehova! ellos me
dicen : ¿ No refranea este refranes ?
CAPITULO XXI.
Manda Dio» al profeta que denuncie la asolación do
Jerutalem por Jfakmckodonotor. 11. Ba una pin-
tura le da el timbólo dé la venida del ejército de lo»
Chaldeo» tobre ella. 111. Contra Sedeeia» rey de Ju-
do, porque quebrantó el Juramento al rogé» Baboio-
/tia. IV. Contra km Ammonita»,
Y FUÉ palabra, de Jehova á mí, di-
ciendo.:
2 Hijo del hombre, pon tu rostro con-
tra Jerusalem, y gotea sobre los santua-
rios, y profetiza sobre la tierra de Israel.
8 Y dirás á la tierra de Israel : Asi dijo
Jehova : He aquí que yo contra tí ; y yo
sacaré mi espada de su vaina, y talaré de
ti al justo, y al impío : -
4 Y por cnanto talaré de tí al justo y al
impío, por tanto mi espada saldrá de su
vaina contra toda carne, desde el medio-
día hasta el aquilón :
5 Y sabrá toda carne que yo Jehova sa-
qué mi espada de su vaina : no volverá
mas.
6 Y tú, btfo del hombre, gime con que-
brantamiento de tus lomos, y con amar-
gura: gime delante de los ojos de ellos.
7 Y será, que cuando te dijeren : ¿ por
qué gimes tú? dirás : Por la fama que
719
EZKQUIBL.
viene ff todo corazón se desleirá, y to-
das manos se enflaquecerán, y todo espi-
rita se angustiará, y todas rodillas se
irán en aguas : he aquí qne Tiene, y na-
cerse na, dijo el Señor Jehova.
8 Y fué palabra de Jehova á mi, di-
ciendo :
9 H|jo del hombre, profetiza, y di : Asi
dfyo el Señor Jehova : Di : La espadóla es-
pada está aguzada; y aun está acicalada:
10 Paro degollar victima» está aguzada,
para que relumbre está acicalada. ¿ Ale*
grarnoa hemos ? á la vara de mi lujo me-
nospreciando todo árbol.
11 T dióla á acicalar para tener en la
mano: la espada está aguzada, y ella está
acicalada para entregarla en mano del
matador.
12 Clama, y aulla, óí lujo del hombre,
porque esta será sobre mi pueblo, esta
será sobre todos los principes de Israel :
temores de espada serán á mi pueblo :
por tanto hiere el muslo :
13 Por que tila terá prueba. ¿ Y qué ¿o-
ria, si no menospreciase la rara? dtfo el
Señor Jehova.
14 Tú pues, lujo del hombre, profetiza,
y bate una mano con otra, y dóblese la
espada la tercera «cr, la espada de muer-
tos: esta es espada de gran matanza que
los penetrará,
15 Para que el corazón se deslia, y los
tropezones se multipliquen. En todas
las puertas de ellos he dado espanto
de espada: ¡ay! que es hecha para que
relumbre, y es aderezada para degollar.
16 Ponte á una parte, ponte á la dies-
tra, ó ponte á la siniestra, hacia donde
tu rostro se determinare.
17 Y yo también batiré mi mano con
mi mano, y haré descansar mi ira. Yo
Jehova he hablado.
18 Y Y fué palabra de Jehova á mí, di-
ciendo :
19 Y tú, lujo del hombre, señálate dos
caminos por donde renga la espada del
rey de Babylonia : de una misma tierra
salgan ambos ; y haz un ejército : en el
principio del camino de la ciudad lo
harás.
20 £1 camino señalarás por donde ven-
ga la espada á Rabbato de loa hijos de
Ammon, y á Juda en Jerusalem la fuerte.
21 Porque el rey de Babylonia se paró
en una encrucijada, al principio de dos
caminos, para adivinar adivinación aci-
caló saetas: consultó en Ídolos, miró el
720
20 La adivinación fué á su malte dere-
cho, sobre Jerusalem, para poner capis*»
nes, para abrir la boca ala matanza, paca
levantar la voz en grito, para poner in-
genios contra las puertas, para fundar
baluarte, y edificar fuerte.
28 Y series ha como quien adivina mea*
tira en sus ojos, por e$ter juramentados
con juramentos á ellos : mas él trae á 1*
memoria la maldad, para prenderlos.
24 Por tanto asi ojo el Señor Jehova;
Por cuanto habéis hecho venir en me*
moría vuestras maldades, manifestando
vuestras traiciones, y descubriendo vues-
tros pecados en todas vuestras obras:
por cuanto habéis venido en memoria,
seréis tomados á mano.
25 ? Y tú, profimo y impío principe da
Israel, cuyo día vino en el tiempo de ka
consumación de la maldad,
26 Asi cüjo el Señor Jehova: Quita la
mitra, quita la corona: esta no $*rd
siempre esta: al najo alzaré, y al alto
abajaré.
27 Del revea, del revés, del revés la tor-
naré ; y no será esta mas, hasta que ven*
ga aquel cuyo es el derecho, y a« la en-
tregaré.
28YYtúhUo del hombre profetiza, y
dirás: Asi dtyo el Señor Jehova sobre loa
hijos de Ammon, y su vergüenza: dirás
pues : La espada, la espada está desvai-
nada para degollar, acicalada para consu-
mir con resplandor.
20 Profetizante vanidad, adivinante
mentira, para entregarte con los ene*
líos de los maloa sentenciados á muerte,
cuyo día vino en tiempo de la consuma*
don de la maldad.
80 ¿Tornarla he á su vaina? En el luga»
donde te criaste, en la tierra donde has
vivido te tengo de juzgar.
81 Y derramaré sobre ti mi ira: el fue*
go de mi enojo haré encender sobre ti, y
yo te entregaré en mano de hombres te-
merarios, artífices de destrucción.
82 Del fuego serás para ser consumida»
tu sangre será en medio de la tierra: no
habrá mas memoria da ti; porque yo
Jenova he hablado.
CAPITULO xxn.
Pone el profeta, por mandado de Dio», la acusación
á Jerusalem, y Mcele los corvos especiales por loe
emoles la castigará tan dwammtt.
Y FUÉ palabra de Jehova á mi, di-
ciendo:
2 Y tú, ó ! lujo del hombre, ¿ no juaga-
rás tu, no juzgarás tú á la ciudad deesa-
EZEQÜIÉL.
radon de la sangre? y le mostrarás to-
das sos abominaciones,
8 T dirás: Asi dijo el Sefior Jehova:
Ciudad derramadora de sangre en medio
de sí, para que venga su hora ; y que hi-
zo ídolos contra sí misma, para contami-
narse.
4 En tu sangre que derramaste, pecas-
te; y en tus ídolos que hiciste, te conta-
minaste ; y has hecho acercar tus dios, y
has llegado á tus años : por tanto te he
dado en vergüenza á las gentes, y en es-
carnio á todas las tierras.
5 Las que están cerca, y las que están
lejos de ti, se reirán de ti : sucia te lla-
marán de nombre, y grande en quebran-
tamiento.
6 He aquí que los principes de Israel,
cada uno según su poder, fueron en ti
para derramar sangre.
7 Al podre y á la madre despreciaron
en tí : con el extrangero trataron con ca-
lumnia en medio de ti : al huérfano y á
la viuda despojaron en tí.
8 Mis santuarios menospreciaste, y mis
sábados ensuciaste.
,9 Malsines hubo en tí para derramar
sangre ; y sobre los montes comieron en
ti: hicieron suciedades en medio de ti.
10 La desnudes del padre descubrieron
en tí : la inmunda de menstruo forzaron
en tí.
11 Y cada uno hizo abomlnacioiroan la
muger de su prójimo ; y cada uno conta-
minó su nuera torpemente ; y cada uno
forzó en tí á su hermana, hija de su padre.
12 Precio recibieron en ti para derra-
mar sangre: usura y logro tomaste ; yá
tus prójimos defraudaste con violencia :
olvidástete de mí, dijo el 8efior Jehova.
18 Y he aquí que herí mi mano á causa
de tu avaricia que cometiste, y á causa de
tus sangres que fueron en medio de tí.
H ¿ Estará firme tu corazón? ¿tus ma-
nos serán fuertes en los dias que yo haré
contigo ? Yo Jehova hablé, y haré.
16 Y yo te esparciré por las gentes, y te
aventaré por las tierras, y haré fenecer
de tí tu inmundicia.
16 Y tomarás heredad en ti en los ojos
de las gentes, y sabrás que yo aoy Jehova,
17 Y fué palabra de Jehova á mí, di-
ciendo :
18 Hijo del hombre, la casa de Isral se
me han tornado en escoria; todos ellos
como metal, y estaño, y hierro, plomo en
media del homo, escorias de plata se
tornaron.
Bpan. 46
19 Por tanto asi djjo el Seflor Jehova:
Por cuanto todos vosotros os habéis tor-
nado en escorias, por tanto, he aquí que
yo os junto en medio de Jerusalem.
90 Como quien junta plata, y metal, y
hierro, y plomo, y estaño en medio del
horno, para encender fuego en él para
fundir : asi os juntaré en mi furor, y ea
mi ira ; y haré reposar, y fundiros he.
21 Yo os juntaré, y soplaré sobre voso-
tros en el mego de mi furor; y seréis
fundidos en medio de éX
22 Como se funde la plata en medio del
horno, asi sercis fundidos en medio de
él ; y sabréis que yo Jehova habré derra-
mado mi enojo sobre vosotros.
23 Y fué palabra de Jehova á mí, di-
ciendo:
24 Htyo del hombre, di á ella: Tú, tier-
ra, eres no limpia, ni rociada con lluvia
en el dia del furor.
25 La conjuración de sus profetas en
medio de ella, como león bramando que
arrebata presa: tragaron almas, tomaron
haciendas y honra, aumentaron sus viu-
das en medio de ella.
26 Sus sacerdotes hurtaron mi ley, y
contaminaron mis santuarios : entre san-
to y profano no hicieron diferencia, ni en-
tre inmundo y limpio hicieron diferen-
cia, y de mis sábados escondieron sus
ojos, y yo era profanado en medio de
ellos.
27 Sus príncipes en medio de ella, co-
mo lobos que arrebatan presa, derra-
mando sangre, para destruir las almas,
para seguir la avaricia.
28 Y sus profetas los embarraban con
lodo suelto, profetizándoles vanidad, y
adivinándoles mentira, diciendo : Así di-
jo el Sefior Jehova; y Jehova no habla
hablado.
29 El pueblo de la tierra oprimía de
opresión, y robaba robo ; y al afligido y
menesteroso hacían violencia, y al ex-
trangero oprimían 6ln derecho.
80 Y buBqué de ellos hombre que hi-
ciese vallado, y que se pusiese al porti-
llo delante de mi por la tierra, para que
yo no la destruyese, y no lo hallé.
31 Por tanto derramé sobre ellos mi ira,
con el fuego de mi ira los consumí ; y di
el camino de ellos sobre su cabeza, dijo
el Sefior Jehova.
capitulo xxm.
Con tota perpetua pardtola recitad profeta la» ido*
latrías, y inmundicia», y la» ligas conloé pmbio* ex»
tramgcrcc, contra fahy de Dio* étl mm» de Mram\
EZEQUIEL.
a del d* Judo primero M <t* JmmL, y el cantiga
con qm Diee lo a$otó : para moetrar que no habitud o
eecarmentado en él, antee habiendo hecho mucho
peor deepuee,Juetamentt merece el misma caetioo, y
ad ee le intima,
Y FUÉ palabra de Jehova á mi, di-
ciendo :
2 Hijo del hombre, hubo doa mugercs
lujas de una madre,
3 Las cuales fornicaron en Egypto : en
sus mocedades fornicaron. Allí fueron
apretados bus pechos, y allí fueron es-
trujados Iob pechos de su virginidad.
4 T llamábanse, Aholah la mayor, y
Aholibah su hermana, las cuales fueron
mías, y parieron lujos y lujas ; y llamá-
banse, Samarla, Aholah, y Jerusalem,
Aholibah,
5 Y Aholah cometió fornicación en mi
poder; y enamoróse de sus enamorados,
los Assyrios sus vecinos.
6 Vestidos de cárdeno, capitanes, y
principes, mancebos para codiciar to-
dos, caballeros que andaban á caballo.
7 Y puso sus fornicaciones con ellos,
con todos los mas escogidos de los lujos
de los Assyrios, y con todos aquellos de
qnlen se enamoró : con todos los Ídolos
de ellos se contaminó.
8 Y no dejó sus fornicaciones de Egyp-
to; porque con ella se echaron en su
mocedad, y ellos apretaron Iob pechos
de su virginidad, y derramaron sobre
ella su fornicación.
9 Por lo cual la entregué en mano de
sus enamorados, en mano de los lujos de
los Assyrios, de quien se enamoró.
10 Ellos descubrieron sus vergüenzas,
tomaron bus lujos, y sus hfyas, y á ella
mataron á cuchillo ; y fué nombre á las
mugere8; y hicieron en ella jaldos.
11 Y violo su hermana Aholibah, y cor-
rompió bu amor mas que ella; y sus for-
nicaciones, mas que las fornicaciones de
su hermana.
Id De los lujos de los Assyrios sus ve-
cinos Be enamoró, capitanes, y principes,
vestidos en perfección, caballeros que
andan á caballo, todos ellos mancebos
de codiciar.
13 Y vi que se habla contaminado, y
que un camino era él de ambas.
14 Y aumentó sus fornicaciones, y cuan-
do vio unos hombres pintados en la pa-
red, imágenes de los Chaldeos, pintadas
de bermellón,
15 Cefildos de talabartes por sus lomos,
y mitras pintadas en sus cabezas : todos
ellos tenían, parecer de capitanes, á la
7»
manera de los hombres de Babylonia, na-
cidos en tierra de Chaldeos :
16 Enamoróse de ellos en viéndolos, y
envióles mensageros en la tierra de loa
Chaldeos.
17 Y entraron á ella los hombres de
Babylonia á la cama de los amores, y
contamináronla con su fornicación; y
ella también se contaminó con ellos, y
bu deseo se hartó de ellos.
18 Y desnudó sus fornicaciones, y dea-
cubrió sus vergüenzas: por lo cual mi
alma bc harto de ella, como se habla ya
hartado mi alma de bu hermana.
19 Y multiplicó sus fornicaciones tra-
yendo en memoria los dias de su moce-
dad, en los cuales habla fornicado en la
tierra de Egypto.
20 Y enamoróse de sus rufianes, cuya
carne es como carne de asnos, y euyo flu-
jo, como flujo de caballos.
21 Y tornaste á la memoria la suciedad
de tu mocedad, cuando estrujaron tus
pechos en Egypto, por pechos de tu mo-
cedad.
22 Por tanto, Aholibah, así dtfo el Se-
ñor Jehova : He aqui que yo despierto
tus enamorados contra ti, de los cuales
Be hartó tu deseo ; y yo les haré que ven-
gan contra tí en derredor :
23 Los de Babylonia, y todos los Chal-
deos, mayordomos, y principes, y capi-
tanes, todos los de Assyria con ellos,
mancebos de codiciar, capitanes, y prin-
cipes, todos ellos, nobles, y principales,,
que cabalgan á caballo, todos ellos :
24 Y vendrán sobre ti carros, carretas,
y ruedas, y multitud de pueblos : escu-
dos, y pavesas, y capacetes pondrá con-
tra tí en derredor; y yo daré el Juicio
delante de ellos, y por sus leyes te jua-
garán.
25 Y pondré mi zelo contra ti, y harán
contigo con furor : quitarte han tu naris,
y tus orejas; y lo que te quedare, caerá
á cuchillo : ellos tomarán tus hijos y tus
hijas ; y lo que te quedare consumirá el
mego.
26 Y desnudarte han de tus vestidos, y
tomarán los vasos de tu gloria
27 Y haré cesar de ti tu suciedad, y tu
fornicación de la tierra de Egypto: ni
mas levantarás á ellos tus ojos, ni nunca
mas te acordarás de Egypto.
28 Porque asi cujo el Señor Jcbovm : Ha
aqui que yo te entrego en mano de aque-
llos quo tú aborreciste, en mano desque-
líos de los cuales se hartó tu deseo.
EZEQUIEL.
29 Lofl críales harán contigo con odio, y
tomarán todo lo que tú trabajaste, y de-
jarte han desnuda y descubierta ; y des-
cubrirse ha la torpeza de tus fornicacio-
nes, y tu suciedad, y tus fornicaciones.
SO Estas cosas se harán contigo, porque
fornicaste en pos de las gentes, con las
cuales te contaminaste en sus ídolos.
31 En el camino de tu hermana andu-
viste: yo pues pondré su cáliz en tu
mano.
33 Así dijo el Señor Jehova: £1 cáliz
de tu hermana beberás, hondo y ancho :
será que las gentes te mofarán, y te es-
carnecerán : grande será d cáliz en que
quepa mucho.
83 Serás llena de embriaguez, y de do-
lor : cáliz do soledad y de asolamiento,
cáliz al fin de tu hermana Samaría.
84 Beberlo has pues, y agotarlo has, y
quebrarás sus tiestos, y tus pechos arran-
carás; porque yo he hablado, dijo el Se-
ñor Jehova.
85 Por tanto asi d$jo el Seflor Jehova:
Por cuanto te has olvidado de mí, y me
has echado tras tus espaldas, lleva pues
tú también tu suciedad, y tus fornica-
ciones.
36 Y di jome Jehova: Hjjo del hombre,
¿no juzgarás tú á Aholah, y á Aholibah,
y les denunciarás sus abominaciones ?
37 Porque han adulterado, y hay sangre
en sus manos, y han fornicado con sus
ídolos ; y aun sus hijos que me hablan
engendrado, hicieron pasar á ellos, que-
mándolos.
88 Aun esto mas me hicieron: conta-
minaron mi santuario en aquel dia, y
profanaron mis sábados.
39 T habiendo sacrificado sus hijos á
sus ídolos, entra vanee en mi santuario el
mismo dia para contaminarlo ; y he aquí
que así hicieron en medio de mi casa.
40 T cuanto mas, que enviaron por los
hombres que vienen de lejos, á los cua-
les había sido enviado mensagero ; y he
aquí que vinieron ; y por amor de cIIob
te lavaste, y alcoholaste tus ojos, y te
ataviaste de atavíos ;
41 Y te sentaste sobre lecho honroso, y
fué adornada mesa delante de él, y pu-
siste sobre ella mi perfume y mi óleo.
42 Y oyÓ6e en ella voz de compañía pa-
cifica; y con los varones fueron traídos
los sábeos del desierto para multiplicar
los homares; y pusieron- manillas sobre
bus manos, y corona de gloria sobre sus
cabezas.
43 Y dije á la envejecida en adulterios :
Ahora fenecerán sus fornicaciones, y ella.
44 Porque vinieron á ella como quien
viene á muger ramera : así vinieron á las
sucias mugeres Aholah y Aholibah.
45 Y hombres justos las juzgarán por
la ley de las adúlteras, y por la ley de las
que derraman sangre ; porque son adúl-
teras, y hay sangres en sus manos.
46 Porque así dijo el Señor Jehova: Yo
haré subir contra ellas compañías, y yo
las entregaré en alboroto, y en rapiña.
47 Y la compañía las apedreará á pie-
dra, y acuchillarlas han con sus espadas :
matarán á sus h\jos y á sus hijas, y sus
casas quemarán á fuego.
48 Y haré fenecer la suciedad de la tier-
ra, y todas las mugeres escarmentarán, y
no harán según vuestra suciedad.
49 Y pondrán sobre vosotras vuestra
suciedad, y llevaréis los pecados do vues-
tros ídolos : y sabréis que yo soy el Se-
ñor Jehova.
CAPITULO XXIV.
Con Otra parábola entena d JenuaJem la calamidad
que pasarían en el cerco, y la manera como el rey y
lo* tuyo* talarían, huyendo rín orden ni concierto, en
cmstigjo de na idolatría», y mnyularmentt dm la tom-
are de lo* inocente* que descabezaron en tu* picota*,
y quemaron en tu* quemadero* tfc.
Y FUÉ palabra de Jehova á mí en el
noveno año, en el mes décimo, á los
diez del mes, diciendo :
% Hyo del hombre, escríbete el nom-
bre de este dia, de este mismo dia; por-
que el rey de Babylonia se fortificó sobre
Jeru8alem este mismo dia,
3 Y habla á la casa de rebelión por pa-
rábola, y díles : Así dijo el 8efior Jeho-
va : Pon una olla : pónla, y echa también
en ella agua.
4 Junta sus piezas de oarnc en ella, to-
das buenas piezas, pierna y espalda : hín-
chela de huesos escogidos.
5 Toma una oveja escogida, y también
enciende los huesos debajo de ella : haz
que hierva sus hervores, coced también
sus huesos dentro de ella.
6 Por tanto asi dijo el Señor Jehova:
¡ Ay de la ciudad de sangres, de la olla
no espumada, y que su espuma no salió
de ella! Por sus piezas, por sus piezas
la saca : no caiga sobre ella suerte.
7 Porque su sangre fué en medio de
ella : sobre la cima de la piedra la puso :
no la derramó sobre la tierra, para que
fuese cubierta con polvo.
8 Para hacer subir la ira, para hacer
venganza, yo puse su sangré sobre el lu-
72S
EZEQUIEL.
gar alto de la. piedra, porque no sea cu-
bierta.
9 Por tanto así dtfo el Señor Jehova:
1 Ay de la ciudad de sangres ! También
yo pues haré gran hoguera:
10 Multiplicando la lefia, encendiendo
el fuego, consumiendo la carne, y ha-
ciendo la salsa; y los huesos serán que-
mados.
11 Y asentándola vacía sobre sus bra-
sas, para que se caliente, y se queme su
hondón, y se funda en ella su suciedad, y
8c consuma su espuma.
12 En fraudes se cansó, ni nunca salió
de ella bu mucha espuma : en fuego será
consumida su espuma.
13 En tu suciedad mala fenecerás; por-
que te limpié, y no te limpiaste tú de tu
suciedad: nunca mas te limpiarás, hasta
qne yo haga descansar mi ira sobre tí.
14 Yo Jehova hablé : vino, y hice : no
me tornaré atrás, ni habré misericordia,
ni me arrepentiré : según tus caminos y
tus obras te juzgarán, dijo el Señor Je-
hova.
15 Y fué palabra de Jehova á mí, di-
ciendo :
16 Hijo del hombre, he aquí que yo te
quito por muerte el deseo de tus ojos :
no endeches, ni llores, ni te venga lá-
grima.
17 Repósate de gemir, ni hagas luto de
mortuorios: ata tu bonete sobre tí, y
pon tus zapatos en tns pies ; y no te cu-
bras con rebozo, ni comas pan de hom-
bres.
18 Y hablé al pueblo por la mañana, y
á la tarde murió mi muger ; y á la ma-
ñana hice como me fné mandado.
19 Y el pueblo me dijo : ¿No nos ense-
ñarás qué nos significan estas cosas, que
tú haces?
20 Y yo les dije : Palabra deJehova fué
á mí, diciendo :
21 Di á la casa de Israel : Así dijo el
Señor Dios : He aquí que yo contamino
mi santuario, la soberbia de vuestra for-
taleza, el deseo de vuestros ojos, y el re-
galo de vuestra alma : vuestros hjjos, y
vuestras hijos que dejasteis, caerán á cu-
chillo.
22 Y haréis de la manera que yo hice :
no os cubriréis con rebozo, ni comeréis
pan de hombres.
23 Y vuestros bonetes estarán sobre
vuestras cabezas, y vuestros zapatos en
vuestros pies : no endecharéis ni llora-
réis: mas consumiros hela á causa de
724
vuestras maldades, y gemiréis tinos coa
otros.
24 Y seros ha Ezequiel en portento :
según todas las cosas que él hizo, haréis :
en viniendo esto, entonces sabréis que
yo toy el Señor Jehova.
25 Y tú, hijo del hombre, el día que yo
quitaré de ellos su fortaleza, el gozo de
su gloria, el deseo de sus ojos, y el cui-
dado de sus almas, sus hijos y sus hijas;
26 Ese dia vendrá á tí un escapado, pa-
ra traer las nuevas.
27 En aquel dia se abrirá tu boca con
el escapado ; y hablarás, y no estarás mas
mudo ; y serles has en portento ; y sa-
brán que yo soy Jehova.
CAPITULO XXV.
Contra lo$ Ammouita*, Moabittu, khpneoe y PaieMM-
nos, por haberte hallado en el campo de loe t%ak/eot
contra Jcmtalem en tu toma, y haberte habido con
ella cruelmente.
Y FUÉ palabra de Jehova á mí, di-
ciendo : #
2 Hijo del hombre, pon tu rostro hacia
los hijos de Ammon, y profetiza sobre
ellos.
3 Y dirás á los hijos de Ammon : Oid
palabra del Señor Jehova: Así dtyo el
Señor Jehova: Por cuanto dijiste: Ha-
la, sobre mi santuario, que fué profana-
do ; y sobre la tierra de Israel, que fué
asolada; y sobre la casa de Juda, porque
anduvieron á cautividad :
4 Por tanto he aquí que yo te entrego
á los orientales por heredad ; y pondrán
sus palacios en tí, y pondrán eh tí sus
tiendas : ellos comerán tus sementeras,
y beberán tu leche.
5 Y pondré á Rabbath por habitación
de camellos, y á los hijos de Ammon por
majada de ovejas ; y sabréis que yo *oy
Jehova.
0 Porque así djjo el Señor Jehova : Por
cuanto tú batiste tus manos, y pateaste,
y te gozaste de ánimo en todo tu menos-
precio sobre la tierra de Israel :
7 Por tanto he aquí que yo extendí mí
mano sobre tí, y yo te entregaré á las
gentes para ser saqueada ; y yo te cortaré
de entro los pueblos, y te destruiré de
entre las tierras : yo te raeré, y sabrás
que yo soy Jehova.
8 Así dtfo el Señor Jehova : Por cnanto
dijo Moab y Seir: He aquí, la casa de
Juda es como todas las gentes.
9 Por tanto he^aquí que yo abro el lado
de Moab desde las ciudades, desde sus ciu-
dades que «sfcfe en su fin, las tierras de-
EZEQUIEL.
seables de Beth-Jesimoth, y Bahal-me-
hon, y Carlathaim,
10 Los htyos del oriente contra los htfos
de Ammon ; y yo la entregaré por here-
dad, para que no baya mas memoria de
los hijos de Ammon entre las naciones.
11 También en Moáb haré juicios; y
sabrán que yo 9oy Jehova.
12 Así dijo el Sefior Jehova : Por lo que
hizo Edom cuando hizo venganza con-
tra la casa de Juda, que pecaron pecan-
do, y se vengaron de ellos:
13 Por tanto asi dQo el Sefior Jehova :
To también extenderé mi mano sobre
Edom, y talaré de ella hombres y bestias,
y la asolaré: desde Theman y- Dedan
caerán á cuchillo.
14 Y pondré mi yenganza en Edom por
la mano de mi pueblo Israel; y harán en
Edom según mi enojo, y según mi ira;
y conocerán mi yenganza, dijo el Sefior
Jehova.
15 Así dijo el Señor Jehova: Por lo que
hicieron los Palesthinos con venganza,
cuando hicieron venganza con menos-
precio de ánimo, hasta destrucción de
enemistades perpetuas :
16 Por tanto así dijo el Sefior Jehova :
He aquí que yo extiendo mi mano sobre
los Palesthinos, y talaré los Oeretheos, y
destruiré el resto de la ribera de la mar.
17 Y haré en ellos grandes venganzas
con reprensiones de ira; y sabrán que
yo soy Jehova, cuando diere mi vengan-
za en ellos.
CAPITULO XXVI.
Tor la misma razan intima d Tyro su ruina y asola-
ción total sin esperanza de su restauración en nm-
gmnUsmp». Lo cual so entenderá do la vieja Tyro
que estaba en el continente, y habiendo sido destrui-
da una vez, Alejandro se sirvió de sus ruinas en el
combate dé la nueva Tyro (que después se edificó
dentro de la mar) para cerrar el estrecho* porque
aquello faltaba para el cumplimiento de esta profe-
cía, como esta v. 12. y 20. y 21. Ni esta profecía es
contraria día de haiasTÜ. que le promete restaura-
ción; porque la restauración no Jkéem el mismo lu-
jar donde estaba dntes, si no dentro de la mar, y
asi ambas profecías, aunque al parecer contrarías,
Y ACONTECIÓ en el undécimo ano,
en el primero del mes, que fué pa-
labra de Jehova á mí, diciendo :
2 Hijo del hombre, por cuanto Tyro di-
jo sobre Jerusalem: Hala, quebrantada
es la que era puerta de los pueblos : á mí
se convirtió: seré llena, ella desierta:
8 Por tanto asi dijo el Sefior Jehova:
He aquí que yo contra ti, 6 !- Tyro; y
haré subir contra ti muchas naciones,
• como la mar haee sabir sus ondas,
4 Y disiparán los muros deTyro, y des-
truirán sus torres, y sacaré de ella su
polvo, y ponerla he en la altura de la
piedra.
5 Tendedero de redes será en medio
de la mar; porque yo he hablado, dtyo
el Sefior Jehova ; y será soqueada de las
naciones.
6 Y sus lujas que están en el campo,
serán muertas á cuchillo; y sabrán que
yo eoy Jehova.
7 Porque asi dijo el Sefior Jehova: He
aquí que yo traigo contra Tyro á Nabu-
chodonosor, rey de Babylonia, de la parte
del aquilón, rey de reyes, con caballos, y
carros, y caballeros, y componías, y mu-
cho pueblo.
8 Tus hijas que están en el campo, ma-
tará á cuchillo, y pondrá contra tí inge-
nios, y fundará contra tí baluarte, y afir-
mará contra ti escudo.
9 Y pondrá contra ella trabucos, contra
tus muros, y tus torres destruirá con
sus martillos.
10 Con la multitud de sus caballos te
cubrirá el polvo de ellos : con el estruen-
do de los caballeros, y de las ruedas, y
de los carros temblarán tus muros, cuan-
do entrare por tus puertas como por.
portillos de ciudad destruida.
11 Con las unas de sus caballos hollará
todas tus calles; á tu pueblo pasará á
cuchillo ; y las estatuas de tu fortaleza
descenderán á tierra.
12 Y robarán tus riquezas, y saquearán
tus mercaderías, y destruirán tus mu-
ros ; y tus casas preciosas destruirán ; y
tus. piedras, y tu madera, y tu polvo
pondrán en medio de las aguas.
13 Y haré cesar el estruendo de tus
canciones, y el son de tus vihuelas no
se oirá mas.
14 Y te pondré como altura de piedra :
tendedero de redes serás, ni nunca mas
serás edificada; porque yo Jehova he
hablado, dtfo el Sefior Jehova.
15 Asi dtyo el Señor Jehova á Tyro:
Ciertamente del estruendo de tu calda,
cuando gritarán los heridos, cuando la
matanza será hecha en medio de tí, las
islas temblarán.
16 Y todos los príncipes de la mar des-
cenderán de sus tronos, y quitarán sus
mantos, y desnudarán sus ropas borda-
das; vestirse han de espantos, sentarse
han sobre la tierra, y empavorecerse han
á cada momento, y estarán atónitos so-
bra tL
7»
EZEQUIEL.
1? T levantarán sobre ti endecha*, 7
dirán sobre tí : ¿ Cómo pereciste, pobla-
da en las mares, ciudad que fue* alabada,
que fué fuerte en la mar, ella y sus mo-
radores que ponían su espanto á todos
sus moradores ?
28 Ahora se espaYorecerán las islas el
día de tu calda ; y espantarse han de tu
salina las islas qsMesfcfo en la mar. -
19 Porque así cnjo el Señor Jehova:
Yo te tornaré ciudad asolada, como las
dudadas que no se habitan : ye haré su-
bir sobre tí el abismo, y las muchas
aguas te cubrirán.
20 Y te haré descender con los que des-
cienden al sepulcro, con el pueblo «del
siglo ; y te pondré en lo mas bajo de la
tierra, como los desiertos antiguos, con
ios que descienden al sepulcro, porque
nunca mas seas poblada ; y yo daré glo-
ria en la tierra de los vivientes.
21 Yo te tornase en nada, y no serás; y
serás buscada, y nunca mas serás hallada,
djjo el Señor Jehova.
capitulo xxvn.
BecUalagtoriadt lyra, por la parábola de tata her-
mosa galera: su» riqueza*, su» contrataciones, los
pueblos que con ella contrataban, y en que tuerte* de
mercaderias, para mayor encarecimiento de tu
Y FUÉ palabra de Jehova a mi, di-
ciendo :
2 Y tú, h|jo del hombre, levanta ende-
chas sobre Tyro.
8 Y dirás á Tyro, la que habita á los
puertos de la mar, la mercadera de los
pueblos, de muchas islas: Asi dijo el
Señor Jehova: Tyro, tú has dicho: Yo
.soy de perfecta hermosura :
4 En el corazón de las mares están tus
términos : los que te edificaron, acaba-
ion tu hermosura.
6 De hayas del monte Senir te fabrica-
ron todas las tillas : tomaron cedros del
Líbano para hacerte el mástil :
0 J>e oastafios del Basan hicieron tus
remos: compañía de Assyrios biso tus
bancos de macal délas islas de Eithim :
7 De fino lino bordado de Egypto fué
<tu cortina, pan qae te sirviese de vela:
de cárdeno y grana de las islas de Ensah
fué tu toldo.
8 Los moradores de Bidón y de Armad
fueron tus remeros : tus sabios, 61 Tyro,
estaban en tí, ellos fueron tus pilotos.
0 Los ancianos de Gebal y sus sabios
repararon tus hendeduras : todas las ga-
leras de la mar, y los remeros de ellas
fueron en ti para negociar tus negocios.
7»
10 Persas, y Lydos, y Aphrioanoa, fue-
ron en tu ejército tus hombres de guer-
ra: escudos y capacetes colgaron en ti :
ellos te dieron tu honra.
11 Los lujos de Amad con tu ejército
estuvieron sobre tus muros al rededor,
y los Pygmeos en tus torres : colgaron
sus escudos sobre tus muros al derre-
dor: ellos acabaron tu hermosura.
12 Tharsis tu mercadera, á causa de la
multitud do todas riquezas en plata,
hierro, estaño, y plomo, dio en tus fe-
rias. *
IB Grecia, Tuba!, y Mesec, tus mercade-
res, con hombres, y con vasos de metal
dieron. en tus ferias.
14 De la casa de Thogorma, caballos, y
caballeros, y mulos, dieron en tu mer-
cado.
15 Los lujos de Dedan tus negociantes :
muchas islas mercadería de tu mano:
cuernos de marfil, y pavos te dieron en
presente.
16 Syria tu mercadera por la multitud
de tus hechuras con carbúnculos, gra-
nas, y vestidos bordados, y linos finos,
y corales, y perlas, dio en tus ferias.
17 Juda, y la tierra de Israel, tus mer-
caderes con trigos, Minith, Pannag, j
miel, y aceite, y triaca dieron en tu mer-
cado.
18 Damasco tu mercadera por la multi-
tud de tus hechuras, por la abundancia
de todas riquezas, con vino de Holbon,
y lana blanca.
19 Y Dan, y Grecia, y Mozel, dieron en
tus ferias : hierro limpio, cafiafístula, y
caña aromática fué en tu mercado.
20 Dedan tu mercadera con panos pre-
ciosos para carros.
21 Arabia y todos los principes de Ce-
dar mercaderes de tu mano en corderos,
y carneros, y machos de cabrio, en estas
cosas fueron tus mercaderes.
22 Los mercaderes de fiaba y de Resma
fueron tus mercaderes con lo principal
de toda especiería, y toda piedra precio-
sa, y oro, dieron en tus ferias.
23 Harán, y Chenne, y Heden : los mer-
caderes de Saba, y Assyria, y Chelma,
fu«ron en tu mercadería.
24 Estos fueron tus mercaderes en to-
das suertes de cosas: en mantos de cár-
deno, y bordados, y en cajas de ropas
preciosas, juntas* eon cordones, y en co-
llares en tu negociación.
26 Las naos de Tharsis, tus cuádralos
futrou en tu negociación, y fuiste Uaná,
BZEQUIKL.
y fuiste multipUcadaengranin«»er*.en
medio de las maree.
96 En amebas aguas te trajeron tas re-
meros: viento solano te quebrantó en
medio de las mares.
27 Tos riquezas, y tos mercaderías, y
la negociación, tos remeros, y tos pilo-
tas, los reparadores de tos hendeduras,
y los negociantes de tus negocios, y to-
dos tus hombres de guerra quejaron
en ti, y toda tu compañía que ettd en
medio de ti, caerán en medio de las ma-
res el dia de tu eaida.
28 Al estruendo de las Toces de tus
marineros temblarán los ejidos.
29 X descenderán de sus naves todos
los que toman remo : remeros, y todos
■los pilotos de la mar se pararán sobre la
tierra:
40 Y harán oír su ves sobre tí, y grita-
rán amargamente, y echarán polvo sobre
sus cabezas, y revolearse han en la ce-
niza.
81 Y harán por ti calva, y ceñirse han
-de sacos, y endecharán por ti endechas
amargas con amargura de alma.
82 Y levantarán sobre ti endechas en
'«us lamentaciones, y endecharán sobre
•ti ; ¿Quién como Tyro, cortada en medio
de la mar f
83 Guando tus mercaderías sallan de
las mares, hartabas muchos pueblos:
los reyes de la tierra enriqueciste con la
multitud de tus riquezas, y de tus con-
trataciones. *
44 En el tiempo que serás quebrantada
de las mares, en los profundos de las
aguas, tu contratación y toda tu compa-
ñía caerán en medio de tí.
85 Todos los moradores de ks islas se
maravillarán sobre ti, y sus reyes tembla-
rán de temblor: turbarse han en sus
rostros.
36 Los mercaderes en los pueblos sil-
•basáa sobre ti : conturbada miste, mas
nunca mas serás para siempre»
CAPITULO XXVill.
Contra el rey de Tyro. JL Endecha que San le mam-
da castor, en que por la comparación de Adam en
•» primer estado, y por la ahuion d toa querubines
oye Ueoobanet carro de la gloria de Dio*, como al
aduno profeta Jai mnmrxidv.pémta y declara ¡m vo-
cacion y oficio de loe reyes en el mundo: del cual
por haber /altado, le amenaza con muerte ignomi-
nioga. m. Contra 8Umn. IV. Predice la reotítu-
cioudelpumUedeDioe.
Y FUÉ palabra de .Jehova á mi, di-
ciendo:
2 Hyo del hombre, di al príncipe do
Tyro; Asi dtto el tenor Jehov»; Por
ensarto se ouaHeeió tu coi****, y dijiste:
Yo miy Dios, en el asiento de Dios estoy
sentado en medio de las mares, siendo
tú hombre, y no Dios ; y pusiste tu co-
razón como coraron de Dios :
8 He aqui que tt eres mas sabio qne
Daniel: nada hay asalto que á si sea
oculto:
4 Con tu sabiduría, y con tu prudencia
te has juntado riquesas, y has adquirido
oro y plata en tus tesoros ;
6 Con la multitud de sabiduría en tu
contratación has multiplicado tus rique-
sas; y á cansa de tos riquezas se ha
enaltecido tu corazón.
6 Por tanto asi d$o el Beflor Jehova:
Por cuanto pusiste tu corazón como co-
raron de Dios :
7 Por tanto he aqui que yo traigo sobre
ti extraños, los fuertes de las naciones,
que desvainarán sus espadas contra la
hermosura de tu sabiduría, y ensuciaran
tu resplandor.
8 En la sepultura te harán descender,
y morirás de las muertes de los que
mueren en medio de las mares.
9 ¿Hablarás delante de tu matador, di-
ciendo: Yo soy Dios? Tú hombre asrd»,
y no Dios, en la mano de tu matador.
10 De muertes de incircuncisos mori-
rás por mano de extraños; porque yo
he hablado, dfyo el Señor Jehova.
11 H Y fué palabra de Jehova á mi, di-
ciendo: *
12 Hijo del hombre, levanta endechas
sobre el rey de Tyro, y decirle has : asi
<Ujo el Beflor Jehova: Tú sellas la suma,
lleno nc sabiduría, y acabado de hermo-
sura.
13 Sn Heden, en el huerto de Dios, es-
tuviste: toda piedra preciosa fué tu ves-
tidura: sardio, topacio, diamante, tur-
quesa, ónix, y berilo, zafiro, carbúnculo,
y esmeralda, y oro : las obras de tus
atambores y de tus pífanos estuvieron
apercibidas en ti el dia que fuiste creado.
14 Tú, querubín grande, que cubra, y
yo te puse : en el santo monte de Dios
estuviste : en medio de piedras de ruego
anduviste.
15 Acabado eras en todos tus caminos
desde el dia que fuiste creado, hasta que
se halló maldad en ti.
16 A causa de la multitud de tu con-
tratación, miste lleno de iniquidad, y pe-
caste; y yo te eché del monte de Dios,
y te echó á mal de entre las piedras de
jCuego, él querubín que cubre,
997
EZEQUIEL.
17 Eiieltoeiüwtucoranouácausadete
hermosura, corrompiste tu sabiduría á
cansa de tu resplandor: yo te arrojaré
por tierra: delante de los reyes te pon-
dré para que miren en ti.
18 Con la multltu^de tus maldades,
y con la Iniquidad Se tu contratación
ensuciaste tn santuario: yo pues saqué
luego de en medio de ti, el cual te con-
sumió ; y te puse en ceniza sobre la tier-
ra en los ojos de todos los que te miran.
19 Todos los que te conocieron en los
pueblos, se inararillarán sobre ti : con-
turbado fuiste, y nunca mas serás para
siempre.
SO i Y fué palabra de Johora á-mi, di-
ciendo:
21 Htyo del hombre, pon tu rostro so-
bre Sidon, y profetiza contra ella;
2* Y dirás: Asi ch> el Señor Jehova:
He aqui, yo contra ti, ó! 8ldon, y seré
glorificado en medio de ti; y sabrán que
yo $oy Jehova, cuando hiciere en ella
juicios, y me santificare en ella.
28 Y enTiaré en ella pestilencia y san-
gre en sus plazas, y caerán muertos en
medio de ella con espada contra ella al
derredor: y sabrán que yo soy Jchora.
24 Y nunca mas será á la casa de Israel
espino que le punce, ni espino que le dé
dolor, en todos los al derredores de los
que los menosprecian; y sabrán que yo
m>y Jebera,
25 1T Asi dtyo el Señor Jehora: Cuando
juntaré la easa de Israel de los pueblos
entre los cuales están esparcidos, y en
ellos me santificaré en los ojos de las
gentes, habitarán sobre su tierra, la cual
di á mi sierro Jacob.
96 Y habitarán sobre ella seguros; y
edificarán casas, y plantarán viña», y ba-
bearán confiadamente, cuando yo haré
Juicios en todos los que los saquean en
sus al derredores; y sabrán que yo soy
Jebera su Dios.
CAPITULO XXIX.
Contra Pharaon rtp de Bafpto y tu tierra, por haber
•ido oonjodoremhn de km Jodio», m dédotet apoda
contra lo» ChoAdeo». 11. Con el despojo de Egipto
ordena Dio» que fea pagado el ejército de lo» Chat-
deo» por toe trabajo» qm potaron en el céreo do
Tpro manado» aMdporDio*.
EN el alia décimo, en ti mm décimo,
á los doce del mes, fué palabra de
Jehora á mi, diciendo:
2 Hijo del hombre, pon tu rostro con-
tra Pharaon rey de Egypto; y profetisa
contra él, y contra todo Egypto.
8 Habla,ydi: Así dijo «1 Señor Jahora,
726
He eeni» yo contra ti, Pharaon, rey de
Egypto, el gran dragón que duerme en
medio de sus rios, que dijo : Mió es mi
rio, y yo me lo hice.
4 Yo pues pondré anzuelos en tus me-
jillas, y pegaré los peces de tus rios á tus
escamas, y yo te sacaré de en medio de
tus rios, y todos los peces de tus rios
saldrán pegados á tus escamas.
5 Y dejarte he en el desierto, á ti y á
todos los peces de tus rios: sobre la has
del campo caerás ; no serás recogido, ni
serás juntado : á las bestias de la tierra,
y á las ares del cielo te he dado por eo-
6 Y sabrán todos los moradores do
Egypto que yo aop Jehova: por cuanto
fueron bordón de cana á la casa de
Israel.
7 Cuando te tomaren con la mano, te
quebrarás, y les romperás todo el hom-
bro ; y cuando se recostaren sobre ti, te
quebrarás, y hacerles has parar todos los
ríñones.
8 Por tanto asi dijo el Sefior Jebera:
He aqui que yo traigo contra ti espada,
y talaré de ti hombres, y bestias.
9 Y la tierra de Egypto será asolada y
desierta; y sabrán que yo soy Jehora;
porque dijo: Mi rio, y yo lo hice.'
10 Por tanto he aqui yo contra ti, y á
tus rios ; y pondré la tierra de Egypto
en asolamientos de la soledad del desier-
to : desde la torre de Serenen, hasta el
término de Etbiopla.
11 No pasará por ella pié de hombre,
ni pié de bestia pasará por ella, ni será
habitada per cuarenta «ños.
12 Y pondré á la tierra de Egypto en
soledad entre las tierras asoladas, y sus
ciudades entre las ciudades destruidas
Berán asoladas por cuarenta anos; y es-
parciré á Egypto entre los naciones, y
aventarlos he por las tierras.
18 Porque asi dtyo el Sefior Jehora: Al
fin de cuarenta anos juntaré é Egypto de
los pueblos entre los cuales lucren es-
parcidos.
14 Y tornaré á traer los cautivos de
Egypto: yo los tomaré á la tierra de
Phathures, ala tierra de su habitación;
y allí serán reino bajo.
15 En comparación de los otros reinos
será humilde, ni mas se alzará sobre las
naciones; porque yo los disminuiré para
que no se enseñoreen en las naciones.
16 Y no será mas á la casa de Israel por
que naga aeoraer el
EZEQUIEL.
mirando «ti pos de efion ; y stftffin que
yo soy el Señor Jehova.
17 ^ Y aconteció en el año Teiiite y sie-
te, en el mes primero, al primero del
mes, qne rae* palabra de Jehova á mí, di-
ciendo:
1S Hfyo del hombre, Nabuchodonosor,
rey de Babylonia, hizo servir á su ejérci-
to grande servidumbre contra Tyro : to-
da caben se descabelló, y todo hombro
se peló ; y ni para él ni para en ejército
nabo paga de Tyro, por la servidumbre
qne sirvió contra ella.
19 Por tanto asi dijo el Señor Jehova :
He aqui qne yo doy á Nabnchodonoeor,
rey de Babylonia, la tierra de Egypto ; y
él tomará su multitud, y despojará sns
despojos, y robará su presa, y habrá pa-
ga para su ejército.
80 Bjt su trabajo con que sirvió en ella
yo le he dado la tierra de Egypto ; por-
que hicieron por mi, dijo el Señor Je-
hova.
21 En aquel tiempo haré reverdecer el
cuerno á la casa de Israel, y yo te daré
abertura de boca en medio de ellos ; y
sabrán que yo soy Jehova,
CAPITULO XXX.
Atm contra Rgypto y m ray.
Y FUÉ palabra de Jehova á mí, di-
ciendo:
2 Hijo del hombre, profetiza, y di : Asi
dijo el Señor Jehova: Aullad, jay del
dial
8 Porque cerca está el ola, que cerca
está el dia del Señor ; día de nublado :
día de las gentes será.
4 Y vendrá espada en Egypto, y habrá
miedo en Ethlopla, cuando caerán heri-
dos en Egypto, y tomarán su multitud,
y serán destruidos sus fundamentos.
6 Ethiopia, y Lybia, y Lydia, y todo el
vulgo, y Chnb, y los hijos de la tierra de
la liga caerán con ellos á cuchillo.
6 Asi dijo Jehova: También caerán los
que sustentan á Egypto ; y la altivez de
su fortaleza caerá: desde la torre de
Seveneh caerán en él á cuchillo, dijo el
Señor Jehova.
7 T serán asolados entre las tierras aso-
ladas; y sus ciudades serán entre las
ciudades desiertas.
8 Y sabrán que yo soy Jehova, cuando
yo pusiere mego á Egypto, y fueren que-
brantados todos sus ayudadores.
9 En aquel tiempo saldrán mensageros
de delante de mí en navios á espantar á
Ethlopla la confiada; y tendían espanto
come' en el día de Egypto* porque he
aquí que viene.
10 Así dijo el Señor Jehova : Haré ce-
sar la multitud de Egypto por mano de
Nabuehodonosor, rey de Babylonia:
11 El, y su pueblo¿con él, los mas fuer-
tes de las naciones serán traídos á des-
truir la tierra; y desvainarán sus espadas
sobre Egypto ; y henchirán la tierra de
muertos.
12 Y secaré los rios, y entregaré la tier-
ra en mano de malos, y destruiré la tier-
ra y su plentitud por mano de extrange-
ros : yo Jehova he hablado.
13 Así dijo el Señor Jehova : Y destrui-
ré las imágenes, y haré cesar los ídolos
de Memphis, y no habrá mas capitán de
la tierra de Egypto, y pondré temor en
la tierra de Egypto.
14 Y asolaré á Phathnres, y pondré fue-
go á Thaphnes, y haré juicios en No.
15 Y derramaré mi ira sobre Pelusio, la
fuerza de Egypto, y talaré la multitud de
No.
16 Y pondré fuego á Egypto : Pelusio
•tendrá gran dolor, y No será rota, y
Memphis tendrá continas angustias.
17 Los mancebos de Heliopoüs y de
Pubastl caerán á cuchillo, y ellas Irán en
cautividad.
18 Y en Thaphnes será prohibido el día,
quebrantando yo allí las barras de Egyp-
to ; y allí cesará la soberbia de su forta-
leza: nublado la cubrirá, y loe morado-
res de sub aldeas irán en cautividad.
19 Y haré juicios en Egypto; y sabrán
que yo soy Jehova.
20 «fl Y aconteció en el año undécimo,
en el mes primero, á loe siete del mes,
que fué palabra de Jehova á mí, diciendo :
di Hfyo del hombre, yo he quebranta-
do el brazo de Pharaon, rey de Egypto;
y he aqui que no ha sido vendado, para
que se le pongan medicinas, para que se
lo ponga venda para ligarle, para esfor-
zarle á que pueda tener espada.
22 Por tanto asi djjo el Señor Jehova:
He aquí que yo vengo á Pharaon, rey de
Egypto, y quebraré sus brazos fuertes ;
y quebrado es ; y haré que la espada se
le caiga de la mano.
23 Y esparciré entre las naciones &
Egypto, y aventarlos he por las tierras.
24 Y fortificaré los brazos del rey de
Babylonia, y daré mt espada en su ma-
no ; y quebraré los brazos de Pharaon,
y delante de él gemirá con gemidos ds
herido d* muerte.
789
KZEQUIEL.
25 Y fortificaré tas breaos del rey de
Babylonia, y los brazos de Pharaon cae-
rán ; y sabrán que yo eoy Jehova, ovan-
do yo diere mi espada en la mano del
rey de Babylonia, y él la extendiera so-
bre la tierra de Egypto,
26 T espareiré á Egypto entre las na-
ciones, y aventarlos he por las tierras ; y
sabrán que yo soy Jehova.
CAPITULO XXXL
Contra el rey de £¡jypto, cuya gloría describe con una
perpetua alegoría, para mayor enoarooüniento de
Y ACONTECIÓ en el ano onceno, en
el me» tercero, al primero del mes,
que fué palabra de Jehova A mí, diciendo :
2 Htyo del hombread! á Pharaon, rey de
Egypto, y á su pueblo: ¿A quién te
compareste en tu grandeza?
3 He aquí el Assur, cedro en el Líbano,
hermoso en ramas, y sombrío con -sus
ramos, y alto en grandeza, y su copa fué
. entre la espesura.
4 Las aguas le hicieron crecer, el abis-
mo le encumbró: sus ríos iban al der-
redor de su pié, y á todos los árboles del
campo enviaba sus corrientes.
6 Por tanto se encumbró su Altura so-
bre todos los árboles del campo, y sus
ramos se multiplicaron, y sus ramas se
alongaron á causa de sus muchas aguas
que enviaba.
6 En sus ramas hacían nido todas las
aves del cielo, y debajo de sus ramas pa-
rían todas las bestias del campo, y á su
sombra habitaban ranchas naciones.
7 Hizose hermoso en su grandeza con
la longura de sus ramas ; porque su raíz
estaba Junto á las muchas aguas.
8 Los cedros no lo cubrieron en el
huerto de Dios : hayas no fueron seme-
jantes á sus ramas, ni castaños fueron
semejantes á sus ramo?: ningún árbol
en el huerto de Dios £uó semejante á él
en su hermosura.
9 Yo le hice hermosa con la multitud
de sus ramas; y todos los árboles de
Heden, que estaban en el huerto de Dios,
tuvieron envidia de éX
10 Por tanto asi dijo el Señor Jehova:
Por cuanto te encumbraste en altura, y
puso su cumbre entre la espesura, y su
corazón se elevó con su altura,
11 Yo le entregué en mano del fnorte
de las gentes, él le tratará: por su im-
piedad le derribó.
12 Y extraños le cortarán, los fuertes
de las naciones, y dejarlo han: sus ra-
mas caerán sobre los montes, y por to-
dos los valles, y por todos los arroyos de
la tierra serán quebrados sus ramos ; y
iree han de 6U sombra todos los pueblos
de la tierra, y dejarle han.
13 Sobre su ruina habitarán todas las
aves del cielo, y sobre sus ramas estarán
todas las bestias del campo.
14 Porque no se eleven en su altura to-
dos los árboles de las aguas, ni pongan
su eumbre entre las espesuras, ni en eos
ramas se paren en su altura todos los
que beben aguas; porque todos serán
entregados á muerte, á la tierra baja, en
medio de los hijos de los hombres, con
los que descienden á la sepultura.
15 Así dijo el Señor Jehova: Eldiaqu*
descendió al infierno, hice hacer luto, hi-
ce cubrir por él el abismo, y detuve sus
ríos ; y las muchas aguas fueron deteni-
das; y ai Líbano cubrí de tinieblas por
él, y todos los árboles del campo ae des-
mayaron.
16 Del estruendo de su cuida hice tem-
blar las naciones, cuando le hice descen-
der al infierno con los que descienden á
la sepultura ; y todos los árboles de He-
den escogidos, y los mejores del Líbano,
todos los que beben aguas, tomaron con-
solación en la tierra baja.
17 También ellos descendieron con él
al infierno con los muertos á cuchillo,
loe que fueron su brazo, los que estuvieron
á su sombra en medio de las gentes.
18 ¿ A quién pues te has comparado así
en gloria y en grandeza entre los árboles
de Heden? Serás pues derribado con
los árboles de Heden en la tierra baja:
entre los incircuncisos yacerás con los
muertos á cuchillo. Este et Plumón y
todo su pueblo, dtyo el Señor Jehova.
capitulo xxxn.
Con otra pardbola semejante día de haiat 14. ende-
cha el profeta la muerte y sepultura de Pharaon f
de m pueblo haoiend o un htengo cald lago de tea rege*
p reino* que Dio* ha destruido por haberte hecho te-
merosos en el mundo, (ó en el pueblo de Dio» según
otro») al cabo do lea cuales pono d Pharaon con m
pueblo tfe,
Y ACONTECIÓ en el afio duodéci-
mo, en el mea duodécimo, al pri-
mero del mes, que fué palabra de Jeho-
va á mi, diciendo :
2 Htyo del hombre, levanta endechas
sobre Pharaon, rey de Egypto, y dile : A
leoncillo de naciones eres semejante, y
eres como la ballena en las mares: que
sacabas tus ríes, y enturbiabas las aguas
con tus pies, y bollabas sus títomm»
EZBQUIfiL.
8 Asá dijo el Señor Jehova; Rtextea-
deré sobre ti mi red con congregación
de macho» pueblo*, y hacerte han subir
con mi red.
4 Y te dejaré en tierra : yo te echaré so-
bre la haz del tampo, y haré que se
asienten sobre ti todas las aves~4el
cielo, y hartaré de ti las bestias de toda
la tierra.
5 Y pondré tus carnes sobre los mon-
tes, y henchiré los Talles de tu altura.
6 Y regaré la tierra donde tu nadas de
tu sangre, hasta los montes, y los arroyos
se henchirán de ti
7 Y cuando te mataré cubriré los cie-
los; y haré entenebrecer sus estrellas:
el sol cubriré con nublado, y la luna no
hará resplandecer su luz.
8 Todas las lumbreras de luz haré en-
tenebrecer en el cielo por ti, y pondré
tinieblas sobre tn tierra, cujo el Señor
Jehova.
9 Y entristeceré el corazón de muchos
pueblos, cuando llevaré en las naciones
tn quebrantamiento, por las tierras que
no conociste.
10 Y haré atónitos, sobre ti machos
pueblos; y sus reyes sobre ti tendrán
horror grande, cuando haré resplande-
cer mi espada delante de sus rostros, y
todos se despavorirán en sus ánimos á
cada momento en el dia de tu calda.
11 Porque asi cujo el Señor Jehova: La
espada del rey de Babylonia te vendrá.
12 A espadas de fuertes haré caer tn
pueblo, todos ellos darán los fuertes de
las naciones ; y destruirán la soberbia de
Egypto, y toda su multitudserá deshecha.
13 Todas sus bestias destruiré de sobre
las muchas aguas; ni mas las enturbiará
pié de hombre, ni^inaa de bestias las en-
turbiarán.
14 Entonces haré hundir sus aguas, y
haré ir sus ríos como aceite, dijo el Se-
ñor Jehova.
15 Cuando asolaré la tierra de Egypto,
y la tierra fuero asolada de su plenitud,
cuando heriré á todos los que en ella
moran, sabrán que yo soy Jehova.
16 Esta es la endecha, y cantarla ham :
las hyas de las naciones la cantarán : en-
decharán sobre Egypto, y sobre toda su
multitud, cujo el Señor Jehova.
17 ^ Y aconteció en el ano duodécimo,
á los quince del mes, que fué palabra de
Jehova á mí, diciendo ¡
18 Htyo del hombre, endecha sobra la
multitud de Egypto»^ despénale A éVy
¿las vüfea de las nadóse* fuertes, en la
tierra de los profundos, con los que des-
cienden á la sepultura.
19 Porque eres tan hermoso, desciende,
y yaeeoon los incircuncisos.
20 Entre los muertos á espada caerán:
ala espada es entregado: traédleáél,y
á todos sus pueblos.
21 Hablarán á él tos fuertes de los fuer-
tes de en medio del infierno, con los que
le ayudaron, que descendieron, y yacie-
ron con los incircuncisos muertos á cu-
chillo.
22 Allí el Assur con toda su multitud :
sus sepulcros estarán en sus al donado-
res, todos ellos muertos á cuchillo.
28 Sus sepulcros fueron puestos á los
lados del sepulcro, y su multitud está
por los al derreáores de su sepulcro:
todos ellos cayeron muertos á cuchillo,
los cuales pusieron miedo en la tierra
de los vivientes.
24 Allí Elara y toda su multitud por
los al derredores de su sepulcro : todos
ellos cayeron muertos á cuchillo, los
cuales descendieron incircuncisos á la
tierra de los profundos, que pusieron: su
temor en la tierra de los vivientes, y lle-
varon su vergüenza con los que descien-
den al sepulcro.
25 En medio de los muertos le pusie-
ron cama con toda su multitud, por sus
al derredores sus sepulcros: todos ellos
incircuncisos muertos á cuchillo, por-
que fué puesto su espanto en la tierra
de los vivientes, y llevaron su vergüen-
za con los que descienden al sepulcro:
en medio de los muertos fué puesto.
26 Allí Mesech y Tubal, y toda su mul-
titud, sus sepulcros en sus al derredo-
res: todos ellos incircuncisos muertos 4
cuchillo, porque dieron su temor en la
tierra de los vivientes.
27 Y no yacerán con los fuertes que
cayeron de los IncircuMuaos, los cuales
descendieron al infierno con sus armas
de guerra, y pusieron sus espadas debajo
de sus cabezas; mas sus pecados estarán
sobre sus huesos; porque fueren terror
de fuertes en la tierra de los videntes.
28 lias tú entre los incircuncisos serás
quebrantado, y yacerás con los muertos^
á cuchillo.
20 Alli Idumea, sus reyes, y todos sus
principes, los cuales con su fortaleza
fueron puestos con los muertos á cuchi-
llo ; ellos yacerán con los incircuncisos,
j non, los un* descienden *¿ «cranJiro.
791
ÉZEQUIEL.
. 80 Allí loe principes del aquilón, todos
ellos, 7 todos loe de Sldon, que con su
terror descendieron con los muertos,
avergonzados, de sn fortaleza, también
yacieron incircuncisos con los muertos
á cuchillo ; y llevaron su vergüenza con
los que descienden al sepulcro.
81 A estos verá Pharaon, y consolarse
ha sobre toda su multitud: muerto á
onchiUo Pharaon, y todo su ejército, di-
jo el Señor Jehova.
82 Porque yo puse mi terror en la tier-
ra de los vivientes, también yacerá entre
los incircuncisos con los muertos á cu-
chillo, Pharaon y toda sn multitud, dijo
el Señor Jehova.
capitulo xxxm.
El ministerio del verdadero profeta, por la semejanza
del atalaya, demandar al pueblo tm pecado» y el
otuÉÍQ9 de ellos; y el del piadoso pueblo, ereorU y
guardarte, II. Cada uno viviré por su presente
Justicia, ó morirá por su presente iniquidad. III.
Vténenle al profeta las nuevas de la toma de Jeru-
ealenuy Dios le da ánimo para predicar con mas
libertad con el cumplimiento de su profecía. IV.
Contra lo» que no creían d las denunciaciones de la
cautividad, y se burlaban de lo» profetas.
Y FUÉ palabra de Jehova á mf, di-
ciendo:
8 HQo del hombre, habla á los lujos de
tu pueblo, y diles: Cuando yo trajere
espada sobre la tierra, y el pueblo de la
tierra tomaré, un hombre de sus térmi-
nos, y se le pusiere por atalaya;
8 Y él viere venir la espada sobre la
tierra, y tocare corneta, y avisare al pue-
blo:
4 Cualquiera que oyere el son de la
corneta, y no se apercibiere, y viniere
la espada, y le tomare, su sangre será
sobre su cabeza.
5 ¿El son de la corneta oyó, y no se
apercibió ? su sangre será sobre él : mas
el que se apercibiere, su vida escapó,
0 Mas si el atalaya viere venir la espada,
y no tocare la corneta, y d pueblo no se
apercibiere, y viniere la espada, y tomare
de él alguno, él por causa de su pecado
fué tomado: mas su sangre yo la deman-
daré de la mano del atalaya.
7 Tú pues, hty© del hombre, yo te he
puesto por atalaya á la casa de Israel, y
oirás la palabra de mi boca, y apercebir-
'#Ios has de mi parte.
8 Diciendo yo al impío : Impio, muer-
te morirás ; y tú no hablares para que
se guardé el -impio de su camino, el im-
pio morirá por su pecado, mas su sangre
yo la demandaré de tu mano,
9 T «1*4 avisares al impio deeucanri-
782
no, para que se aparte do él, y él no se
apartare de su camino, él morirá por su
pecado, y tú escapaste tu alma.
10 Tú pues, hijo del hombre, di á la
casa de Israel : Vómitos habéis hablado
asi, diciendo: Nuestras rebeliones y
nuestros pecados están sobre nosotros,
y á causa de ellos somos consumidos ;
¿ Cómo pues viviremos ?
11 Diles : Vivo yo, dtfo el Señor Jeho-
va, que no quiero la muerte del implo,
si no que se torne el impio de su camino,
y que viva. Volveos, volveos de- vues-
tros malos caminos: ¿y por qué mori-
réis, ó! casa de Israel?
12 t T tú, ó! hijo del hombre, di á los
lujos de tu pueblo : La justicia del justo
no le escapará el dia que se rebelare ; y
la impiedad del impío no le será estorbo
el día que se volviere de su Impiedad ;
y el justo no podrá vivir por su justicia
el dia que pecare.
18 Diciendo yo al justo : Viviendo vi-
virá; y él, confiado en su justicia, hi-
ciere iniquidad, todas sus justicias no
vendrán en memoria: mas por su ini-
quidad que hizo, morirá.
14 Y diciendo yo al impio : Muriendo
morirás ; y él se volviere de su pecado,
y hiciere juicio y justicia ;
16 Si el impio restituyere la prenda,
volviere lo que hubiere robado, en las
ordenanzas de vida caminare, no hacien-
do iniquidad : viviendo vivirá, y no mo-
rirá.
10 Todos sus pecados que pecó no lo
vendrán en memoria: ¿hizo Juicio y
justicia f viviendo vivirá.
17 T dirán los hijos de tu pueblo : No
es recta la via del Señor: la via de ellos
es la que no es recta*
18 Cuando el justo se apartare de sn
justicia y hiciere iniquidad, morirá por
ello.
lfr Y cuando el impio se apartare de su
impiedad y hiciere juicio y justicia, vivi-
rá por ello.
20 Y dijisteis : No es recta la via del
Señor. Yo os juzgaré, ó ! casa de Israel,
á cada uno conforme a sus caminos,
21 T Y aconteció en el año duodécimo
de nuestro cautiverio, en el mes décimo,
á los cinco del raes, que vino á mi un
escapado de Jerusalem, diciendo : la du-
dad ha sido herida.
22 Y la mano de Jehova habla sido so-
bre mi la tarde antes que el escapado
viniese, y habla abierto mi boca, hasta
E2BQUIBL.
que vino A mí por 1* maltona; y abrió
mi boca, 7 nunca mas calló.
23 T Y fué palabra de Jehova á mí, di-
ciendo:
24 Htfo del hombre» los qne habitan
estos desiertos en la tierra de Israel, ha-
blando dicen: Abraham era uno, 7 po-
sejó la tierra; pues nosotros muchos, á
nosotros es dada la tierra en posesión.
95 Por tanto diles : Así dijo el Señor
Jehova: Con sangre comeréis, 7 á vues-
tros ídolos alzaréis vuestros ojos, 7 san-
gre derramaréis : ¿ 7 poseeréis esta tierra ?
25 Estuvisteis sobre vuestras espadas,
hicisteis abominación, 7 cada uno con-
taminasteis la muger de su prójimo : ¿7
poseeréis esta tierra?
27 Les dirás asi: Así dijo el Señor Jo-
bo va: Vivo 70 que los que estén en los
desiertos, caerán á cuchillo ; 7 al que es-
tuviere sobra la has del campo entregaré
á las bestias, que lo traguen ; 7 los que
estuvieren en las fortalesas 7 en las cue-
vas, de pestilencia morirán.
28 Y pondré la tierra en desierto 7 en
soledad, 7 cesará la soberbia de su forta-
leca; 7 los montes de Israel serán asola-
dos, que no haya quien pase.
29 Y sabrán que 70 toy Jehova, cuando
pusiere la tierra en soledad 7 desierto,
por todas sus abominaciones que han
hecho.
80 Y tu, ó! hijo del hombre, los hijo*
de tu pueblo se mona de tí junto á las
paredes, 7 á las puertas de las casas, 7
habla el ano con el otro, cada uno con
su hermano, diciendo : Venid ahora, 7
oíd qué palabra que sale de Jehova.
31 Y vendrán á ti como venida de pue-
blo, 7 asentarse han delante de tí mi pue-
blo, 7 oirán tus palabras, 7 no las harán :
antes hacen escarnios con sus bocas, 7 el
corasen de ellos anda en pos de su ava-
ricia.
32 Y he aquí que tú ere» á ellos como
canción de amores, gracioso de voz 7
que canta bien: 7 oirán tus palabras,
mas no las harán.
83 Mas cuando ello viniere, he aquí que
viene,sabrán que hubo profetaentreellos.
CAPITULO XXXIV.
delpmUo de Dio» por pmrdbota del paetor y de la»
oveja», por cuita avaricia y mala doctrina el pueblo
te derramó d mu idolatría», y de attl en su cautive-
rio : por remedio de lo cual promete la vemtdm del
Jtuéwty el weewo oeneiertOr
Y FUÉ palabra do Jehova á mi, di-
ciendp:
2 Hijo del nombra, pmfrtisa contra los
pastores de Israel : profetisa, 7 dües á
los pastores: Asi dtfo el Señor Jehova:
¡ Ay de loe pastores de Israel, que apa-
cientan á sí mismos! Los pastores no
apacientan las ovejas.
8 Coméis la leche, 7 os vestis de la la-
na, la gruesa degolláis, no apacentáis las
ovejas,
4 No esforzasteis las flacas, ni curasteis
la enferma: no ligasteis la perniquebra-
da, no tornasteis la amontada, ni bus-
casteis la perdida : mas os enseñoreasteis
de ellas con dureza, 7 con violencia.
5 Y están derramadas por frita de pas-
tor; 7 fueron para ser comidas do toda
bestia del campo, 7 fueron esparci-
das.
6 Y anduvieron perdidas mis ovejas
por todos los montes, 7 en todo coHado
alto ; 7 en toda la haz de la tierra fueron
derramadas mis ovejas, 7 no hubo quien
buscase, ni quien requiriese.
7 Por tanto, pastores, oid palabra de
Jehova :
8 Vivo 70, dijo el Señor Jehova, si no
por cuanto mi rebaño fué para ser roba-
do, 7 mis ovejas fueron para ser comidas
de toda bestia del campo, sin pastor ; ni
mis pastores buscaron mis ovejas, mas
los pastores se apacentaron á sí mismos,
7 no apacentaron mis ovejas :
0 Por tanto, 6! pastores, oid palabra
de Jehova:
10 Así dijo el Señor Jehova: He aqui
que 70 á los pastores; 7 requiriré mis
ovejas de su mano, 7 yo los haré dejar de
apacentar las ovejos, ni mas los pastores
se apacentarán á sí mismos ; 7 yo esca-
paré mis ovejss de sus bocas, ni mas les
serán por comida.
11 Porque así dijo el Señor Jehova:
He aquí que 70, 70, requiriré mis ovejas,
7 las reconoceré.
12 Como reconoce su rebaño el pastor
el dia que está en medio de sus ovejas
esparcidas ; así reconoceré mis ovejas, 7
las escaparé de todos los lugares en que
fueron esparcidas el dia del nublado 7
de la oscuridad.
13 Y yo las sacaré de los pueblos, 7
las juntaré de las tierras ; 7 las meteré
en su tierra, 7 las apacentaré en los mon-
tes da Israel, por las riberas, 7 en todas
las habitaciones de la tierra.
14 £n buenos pastos las apacentaré, 7
en los altos montes de Israel será su ma-
jada: allí dormirán en buena majada, 7
788
EZEQUIEL,
€ii pistos graeseft serán apacentadas ' en
lee montes de Israel.
15 To apacentaré mis orejas, y yo lee
haré tener majada, dijo el Señor Jehova.
W Yo buscaré la perdida, y tornaré la
amontada, y ligaré la perniquebrada, y
esforzaré la enferma : mas á la gruesa, y
á la inerte destruiré : yo las apacentaré
en juicio.
17 Mas vosotras ovejas mías, asi dfyo el
Señor Jehova: He aqui que yo juago
entre oveja y oveja, los carneros y los
machos de cabrio.
18 ¿Poco os es que comáis los bue-
nos pastos, sino que también holléis con
vuestros pies lo que queda de vuestros
pastos, y que bebáis las profundas aguas,
sino que también las que quedan holléis
con vuestros pies f
19 T mis ovejas coman la rcholladnra
de vuestros pies, y la reholladura de
vuestros pies beban.
80 Por tonto el Señor Jehova dijo asi é
ellos : He aquí que yo, yo, juzgaré entre
la oveja gruesa y la oveja flaca :
31 Por cuanto rempujasteis con el lado
y con el hombro, y acorneasteis con
vuestros cuernos á todas las flacas, hasta
que las esparcisteis fuera.
88 To salvaré á mis ovejas, y nunca
mas serán en rapiña; y juzgaré entre
oveja y oveja.
88 Y despertaré sobre ellas un pastor,
y él lss apacentará, á mi siervo David :
él las apacentará, y él les será por pas-
tor.
94 Y yo Jehova les seré por Dios, y mi
siervo David príncipe en medio de ellos.
Yo Jehova he hablado.
85 Y concertaré con ellos concierto de
paz; y haré cesar de la tierra las malas
bestias ; y habitarán en el desierto segu-
ramente, y dormirán en los bosques.
86 Y daré á ellas, y á los al derredores
de mi collado bendición; y haré des-
cender la lluvia en su tiempo : lluvias de
bendición serán.
87 Y el árbol del campo dará su fruto,
y la tierra dará su fruto, y estarán sobre
su tierra seguramente; y sabrán que yo
muy Jehova, cuando yo quebraré las coyun-
das de su yugo, y los libraré de mano de
los qhe se sirven de ellos.
88 Y no serán mas presa de las gentes,
y las bestias de la tierra nunca mas las
comerán; y habitarán seguramente, y
no habrá quien espante.
89 Y despertarles he ww Planta por
1*4
nombre, ni usas serán cous unidos do
hambre en la tierra, y no serán mas aver-
gonzados de las gentes.
80 Y sabrán que yo su Dios Jehova woy
con ellos, y ellos mm mi pueblo, la casa
de Israel, dijo el Señor Jehova.
81 Y vosotras ovejas mias, ovejas de
mi pasto, vosotros mto hombres: yo
vuestro Dios, dtyo el Señor Jehova.
CAPITULO XXXV.
Contra Idumea por haber* hallado con lo» Chaldeom
contra Jerutalem, y haber pretendido poseer m
tierra.
Y FUÉ palabra de Jehova á mi, di-
ciendo :
8 Hfyo del hombre, pon tu rostro hada
el monte de Seir; y profetiza contra él,
8 Y dile : Asi dtyo el Señor Jehova : He
aqui que yo contra ti, 6 ! monte de Selr;
y extenderé mi mano contra ti, y te pon-
dré en asolamiento, y en soledad.
4 A tus ciudades asolaré, y tú serás aso»
lado; y sabrás que yo eoy Jehova.
5 Por cuanto tuviste enemistades per-
petuas, y esparciste los hijos de Israel á
poder de espada en el tiempo de su
aflicción, en el tiempo extremamente
malo:
0 Por tanto vivo yo, djjo el Sello? Jeho-
va, que para sangre te disputaré, y san-
gre te perseguirá; y si no aborrecieres
la sangre, sangre te perseguirá.
7 Y pondré al monte de Seir en asola-
miento, y en soledad, y cortaré de él pa-
sante y voivlente.
S Y henchiré sus montes de sus muer-
tos en tus collados, y en tus valles, y en
todos tus arroyos: muertos á cuchillo
caerán en ellos.
9 To te pondré en asolamientos perpe-
tuos, y tus ciudades nunca mas se restau-
rarán ; y sabréis que yo muy Jehova.
10 Por cnanto dijiste: Las dos naciones,
y las dos tierras serán mías, y poseerlas
hemos, estando alK Jehova :
11 Por tanto vivo yo, dflo el Sefior Je-
hova: Yo haré conforme á tn ira, y con-
forme á tu zelo con que tú hiciste, á causa
de tus enemistades con ellos : y seré co-
nocido en ellos cuando te juagaré.
18 Y sabrás que yo Jehova he oido to-
das tus injurias que dtylste contra loa
montes de Israel, diciendo : Destruidos
son; á nosotros son entregados para
comer.
18 Y os engrandecisteis contra mi con
vuestra boca, y multiplicasteis sobre mi
vuestras palabras: Yolooi •
&KBQUUHL
14 Así d|o el Señor ¿«aova: Asi te
alegrará toda la tierra, cuando yo te haré
soledad.
16 Como te alegraste tú sobre la heredad
de la caaa.de Israel, porque roe asolada;
así te haré á ti : asolado será el monte
de Selr, y teda Idumea, toda ella; y sa-
brán que yo wy Jehova.
CAPITULO XXXVI.
Prometo la remtitmkm del pmmbtoJmddieo en m tiara,
la eenida del Muios* la «zAOfeto» del JTmvo Tes-
tamento, cuyo* e/ectat terdn verdadero arrepenti-
miento, regeneración^ perpetua obediencia de la ley
de Dio*,pax, eternidad en el reino,
Y TÚ, 6! hijo del hombre, profetisa
sobre los montes de Israel, y di :
Montes de Israel, oid palabra de Jehova.
2 Así dijo el Sefior Jehova : Por cnanto
el enemigo dijo sobre vosotros: Hala;
también las altaras perpetuas nos han
sido por heredad :
8 Por tanto profetiza* y di : Asi dijo el
Señor Jehova: Por cuanto, por cuanto
asolándoos y tragándoos de todas partes,
para que fueseis heredad á las otras gen-
tos, habéis 6ubldo en bocas de lenguas, y
infamia del pueblo :
4 Por tanto, montes de Israel, oid pala-
bra del Sefior Jehova: Así dijo el Señor
Jehova á los montes, y á los collados, á
los arroyos, y á los valles, á las ruinas y
asolamientos, y á las ciudades desampa-
radas que fueron puestas á saco, y en es-
carnio á las otras gentes al derredor :
5 Por tanto asi dflo el Señor Jehova:
Si no he hablado en el fuego de mi zelo
Contra las demás gentes, y contra toda
Idumea, que se pusieron mi tierra por
heredad con alegría de todo corazón,
con menosprecio de ánimo echándola á
6 Por tanto profetiza sobre la tierra
de Israel, y di á los montes y á los colla-
dos, á los arroyos y á los valles: Aeí dijo
el Sefior Jehova: He aqui que en mi zelo,
y en mi furor he hablado, por cnanto ha*
beis llevado la injuria de las gentes :
7 Por tanto asi dijo el Sefior Jehova:
Yo he alzado mi mano, que las gentes
que os están al derredor llevarán su ver-
güenza.
8 Y vosotros, 6 ! montes de Israel, da-
réis vuestros ramos, y llevaréis vuestro
fruto á mi pueblo Israel ; porque cerca
están para venir.
fe Porque he aquí que* yo á vosotros ; y
me volveré á vosotros, y seréis labrados
y sembrados.
10 Y haré multiplicar sobre vosotros
hombrea 4 toda la eaaa de Israel, toda^
y habitarse han las ciudades, y las ruinas
serán edificadas.
11 Y multiplicaré sobre vosotros hom-
brea y bestias, y serán multiplicados, y
crecerán; y haceros he que moréis como
solíais antiguamente, y haceros he mas
bien que en vuestros principios; y sa-
bréis que yo $oy Jehova.
12 Y haré andar hombres sobre voso-
tros, á mi pueblo Israel, y poseerte han*
y serles has por heredad; y nunca mas
les matarás los hijos.
13 A6i dijo el Sefior Jehova : Por cuan-
to dicen de vosotros : Comedora de hom-
bres, y matadora de los hijos de tus gen-
tes has sido :
14 Por tanto no comerás mas hombree*
y nunca mas matarás los hijos á tus gen-
tes, dfyo el Sefior Jehova.
15 Y nunca mas te haré oir injuria de
las gentes, ni mas llevarás denuestos de
pueblos, ni mas matarás los hijos á tus
gentes, dijo el Sefior Jehova.
16 Y fué palabra de Jehova á mí, di-
ciendo :
17 Hijo del hombre, la casa de Israel
qne moran en su tierra, la han contami-
nado con sus caminos y con sus obras :
como inmundicia de monstruosa fué su
camino delante de mi.
18» Y derramé mi ira spbre ellos por las
sangres que ellos derramaron sobre la
tierra; y con sus ídolos la contaminaron*
19 Y yo los esparcí por las gentes, y
fueron aventados por las tierras: coa-
forme á sus caminos, y conforme á sus
obras los juzgué.
20 Y entrados á las gentes donde vinie-
ron, contaminaron mi santo nombre, di-
ciéndose de ellos : Pueblo de Jehova son.
estos; y de su tierra: De él salieron.
21 Y tuve mancilla de mi santo nombre,
al cual contaminaron la casa de Israel en
las gentes adonde vinieron.
22 Por tanto di á la casa de Israel : Así
dijo el Sefior Jehova: No lo hago por
vosotros, ó ! casa de Israel, mas por cau-
sa do mi santo nombre, el cual vosotros
contaminasteis en las gentes adonde ve-
nistels. .
23 Y santificaré mi grande nombre con-
taminado en las gentes, el cual vosotroa
contaminasteis entre ellas ; y sabrán las
gentes que yo soy Jehova, dQo el Sefior
Jehova, cuando fuere santificado en vo*
sotros delante de vuestros ojos.
24 Y yo os tomaré de las gentes, y os
79Bt
EZEQUIEL.
Juntaré de todas las tierra*, y os traeré á
vuestra tierra.
25 Y esparciré sobre vosotros agua lim-
pia, y seréis limpiados de todas vuestras
inmundicias, 7 de todos vuestros ídolos
os limpiaré.
26 T os daré corazón nuevo, y pondré
espíritu nuevo dentro de vosotros; y
quitaré de vuestra carne el corazón de
piedra, y daros he corazón de carne/
27 T pondré dentro de vosotros mi Es-
píritu, y haré que andéis en mis manda-
mientos, y guardéis mis derechos, y los
hagáis.
28 Y habitaréis en la tierra que di á
vuestros padres; y vosotros me seréis
por pueblo, y yo seré á vosotros por
Dios.
29 Y os guardaré de todas vuestras in-
mundicias ; y llamaré al trigo, y lo mul-
tiplicaré, y no os daré hambre.
80 Y multiplicaré el fruto de los árbo-
les, y el fruto de los campos, porque
nunca mas recibáis oprobrio de hambre
en las gentes.
31 Y acordaros hcis de vuestros malos
caminos, y de vuestras obras que no fue-
ron buenas, y seréis confusos en vuestra
misma presencia por vuestras iniquida-
des, y por vuestras abominaciones.
82 No lo hago yo por vosotros, dijo el
Señor Jehova, séaos notorio: avergon-
zaos, y confundios de vuestras Iniquida-
des, casa de Israel.
83 Asi dijo el Señor Jehova : El dia que
os limpiaré de todas vuestras iniquida-
des, haré también habitar las ciudades, y
las asoladas serán edificadas.
84 Y la tierra asolada será labrada en
lugar de haber sido asolada en ojos de
todos los que pasaron :
85 Los cuales dfyeron : Esta tierra aso-
lada, fué como huerto de Edén ; y estas
ciudades desiertas, y asoladas, y arruina-
das, fortalecidas estuvieron.
36 Y las gentes que fueron dejadas en
vuestros al derredores sabrán que yo Je-
hova edifiqué las derribadas, y planté las
asoladas : yo Jehova hablé, y hice.
87 Así dijo el Señor Jehova: Aun en
esto seré requerido de la casa de Israel
para hacer á ellos: yo los multiplicaré
de hombres como de ovejas.
88 Como las ovejas santas, como las
ovejas de Jerusalem en sus solemnida-
des, así las ciudades desiertas serán lle-
nas de rebaños de hombres; y sabrán
que yo soy Jehova.
78$
CAPITULO XXXVIL
Baelwtbmo argumento del capitulo prteudtmte.
Y LA mano de Jehova fué sobre mí,
y sacóme en Espíritu de Jehova,
y púsome en medio de un campo, que
estaba lleno de huesos.
2 Y hízome pasar cerca de ellos al der-
redor al derredor; y he aquí que eran
muy muchos sobre la haz del campo, y
cierto secos en gran manera.
3 Y dijome: Hijo del hombre, ¿vivirán
estos huesos? y d$Jc: Señor Jehova tú
lo sabes.
4 Y dijome : Profetiza sobre estos hue-
sos, y díles : Huesos secos, oid palabra
de Jehova.
5 Así djjo el Señor Jehova á estos hue-
sos: He aquí que yo hago entrar espíritu
en vosotros, y viviréis.
6 Y pondré nervios sobre vosotros, y
haré subir sobre vosotros carne, y haré
encorar sobre vosotros cuero, y pondré
espíritu en vosotros, y viviréis ; y sabréis
que yo soy Jehova.
7 Y profeticé como me fué mandado ;
y hubo un estruendo en profetizando yo ;
y he aquí un. temblor, y los huesos se
llegaron cada hueso á su hueso.
8 Y miré, y he aquí nervios sobro ellos,
y la carne subió, y encoró cuero por ci-
ma de ellos : mas no había en ellos espí-
ritu.
9 Y díjomo : Profetiza al espíritu, pro-
fetiza, mjo del hombre, y di al espíritu :
Asi dijo el Señor Jehova : Espíritu, ven
de los cuatro vientos, y sopla sobre es-
tos muertos, y vivirán.
10 Y profeticé como me mandó ; y en-
tró espíritu en ellos, y vivieron : y estu-
vieron sobre sus pies, un grande ejército
muy mucho.
11 Y dijome : Hijo del hombre, todos
estos huesos son la casa de Israel: he
aquí que ellos dicen: Nuestros huesos
se secaron, y pereció nuestra esperanza,
y en nosotros mismos somos talados.
12 Por tanto profetiza, y díles : Asi dijo
el Señor Jehova : He aquí que yo abro
vuestros sepulcros, y os haré subir de
vuestras sepulturas, pueblo mió, y os
traeré á la tierra de Israel.
13 Y sabréis que yo soy Jehova, cuando
abriere vuestros sepulcros, y os sacare de
vuestras sepulturas, pueblo mió.
14 Y pondré mi Espíritu en vosotros,/
viviréis, y yo os haré reposar sobre vues-
tra tierra ; y sabréis que yo Jehova hablé
y hice: d^o Jehova.
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EZEQUIEL.
15 T fW palabra 46 Jehova á mi, di-
ciendo :
16 Tú pues, hijo del hombre, tomate un
pelo, y escribe en él á Juda, y á los hijos
de Israel eos compañeros. Toma des-
pués otro palo, y escribe en él á Joseph
palo de Ephralm, y á toda la casa de Is-
rael sns companeros.
17 Y júntalos el tino con eft otro, qae
sean en nno ; y serán nno en tn mano.
18 Y cuando te hablaren los hijos de tn
pneblo, diciendo : ¿ No nos ensenarás qne
te significan estas cosas ?
19 Habíales : Asi dijo el Señor Jehova:
He aqni qne yo tomo el palo de Joseph
qne está en la mano de Ephralm, y á las
tribus de Israel sos compañeros, y yo los
' pondré con él, es á eaber, con el palo de
Juda; y los haré nn palo, y serán uno
en mi mano.
20 Y los palos sobre que escribieres,
estarán en tn mano delante de sus
ojos;
21 Y decirles has : Asi dijo el Sefior Je-
hora: He aqni que yo tomo á los hijos
de Israel de entre las gentes á las cuales
fueron, y los juntaré de todas partes, y
los traeré á su tierra.
23 Y los haré una nación en la tierra, en
los montes de Israel; y un rey será á to-
dos ellos por rey: ni nunca mas serán
dos naciones, ni nunca mas serán mas
partidos en dos reinos.
28 Ni roas se contaminarán con sus ído-
los, y con sus abominaciones, y con to-
das sus rebeliones ; y los salvaré de todas
sus habitaciones en las cuales pecaron ;
y yo los limpiaré, y á mí serán por pue-
blo, y yo á ellos por Dios.
24 Y mi siervo David será rey sobre
ellos, y á todos ellos será un pastor; y
andarán en mis derechos, y mis ordenan-
zas guardarán, y hacerlas han.
25 Y habitarán sobre la tierra que di á
mi siervo Jacob, en la cual habitaron
vuestros padres: sobre ella habitarán
ellos, y sus hrjos, y los lujos de sns hijos
para siempre ; y mi siervo David les será
príncipe para siempre.
26 Y' concertaré con ellos concierto de
paz, concierto perpetuo será con ellos ;
y yo los pondré, y los multiplicaré, y
pondré mi santuario entre ellos para
siempre.
27 Y estará en ellos mf tabernáculo ; y
seré á ellos por Dios, y ellos me serán d
mí por pueblo.
28 Y sabrán las gentes qne yo Jehova
Spau. 4T
santifico á Israel, estando mi santuario
entre ellos para siempre.
CAPITULO XXXV11L
Profecía rf< la» guerra* y victoria* que ternaria ttpné-
bUfJmddifd**pm*d9vm*l*o é» fe BmttMJmdém
tierra, contra lo* tmoetore» de Alandro fpe jonn»-
dridn d in&tietar.
Y FUÉ palabra de Jehova á mí, di-
ciendo :
2 HQo del hombre, pon tu rostro contra
Gog en tierra de Magog, príncipe de la
cabecera de Mesecb, y Tubal, y profetisa
sobre él,
3 Y di: Asi dijo el Sefior Jehova: He
aquí que yo á ti, Gog, principe de la ca-
becera de Mesech, y Tubal.
4 Y yo te quebrantaré, y pondré anzue-
los en tus quijadas, y sacarte he, á tí, y
á todo tu ejército, tus caballos y tus ca-
balleros vestidos de todo, todos ellos:
grande multitud cotí pavéses y escudos,
teniendo espadas todos ellos.
5 Persla, y Ethiopla, y Llbya con ellos,
todos ellos con escudos y almetes.
6 Gomer, y todas sus compañías, la ca-
sa de Thogorma, que habitan á los lados
del norte, y todas sus compañías, pue-
blos muchos contigo.
7 Aparéjate, y apercíbete tú, y toda tu
multitud, que se han juntado a tí, y seles
por guarda.
8 De aquí á muchos dias tú serás visi-
tado : á cabo de años vendrás á la tier-
ra quebrantada por espada, juntada de
muchos pueblos, á los montes de Israel,
que siempre fueron para asolamiento ; y«
ella de pueblos fué sacada, y todos ellos
morarán confiadamente.
9 Y tú subirás : vendrás como tempes-
tad, como nublado para cubrir la tierra:
serás tú, y todas tus compañías, y mu-
chos pueblos contigo.
10 Así dijo el Señor Jehova : Y será en
aquel día, que subirán palabras en tu co-
razón, y pensarás pensamiento malo,
11 Y dirás : Subiré contra tierra de al-
deas, vendré contra reposadas, y que ha-
bitan confiadamente: todos estos habi-
tan sin muro, no tienen cerraduras ni
puertas :
12 Para despojar despojos, y para to-
mar presa, para tornar tu mano sobre
las tierras desiertas ya pobladas, y sobre
el pueblo recogido de las naciones, que
ya hace ganados y posesiones, y que mo-
ran en el ombligo de la tierra.
18 Saba y Dedan, y los mercaderes de
Tharsis, y todos sus leondllos te dirán :
i Has venido á despojar despojos ?.¿ has
787
EZEQUIEL.
Juntado tu multitud para tomar presa,
para quitar plata y oro, para tomar ga-
nados y posesiones, para despojar gran-
des despojos?
14 Por tanto profetiza, htfo del hombre,
y di á Gog: Asi djjo el Señor Jehova: En
aquel tiempo, cuando mi pueblo Israel
habitará seguramente, no lo sabrás tú t
16 Y Tendrás de tu lugar, de las partes
del norte, tu, y muchos pueblos contigo,
todos ellos á caballo, grande compañía,
y mncho ejército :
10 T subirás contra mi pueblo Israel,
como nublado para cubrir la tierra: será
esto al cabo de los dias ; y yo te traeré
sobre mi tierra, para que las gentes me
conozcan, cuando fuere santificado en ti
delante de sus ojos, 6 ! Gog.
17 Asi dtyo el Señor Jehova: ¿No eres
tú aquel de quien yo hablé en los dias
antiguos por mis sierros los profetas de
Israel, qne profetizaron en aquellos
tiempos, que yo te habla de traer sobre
ellos?
18 T será en aquel tiempo, cuando ven-
drá Gog contra la tierra de Israel, djjo el
Señor Jehova, qne mi ira subirá por mi
enojo.
19 Porque he hablado en mi zelo, y en
el fnego de mi ira, que en aquel tiempo
habrá gran temblor sobre la tierra de
Israel:
20 Que los peces de la mar, y las aves
del cielo, y las bestias del campo, y toda
serpiente que anda arrastrando sobre la
tierra, y todos los hombres que están
sobre la haz de la tierra, temblarán de-
lante de mi presencia; y los montes se
arruinarán, y los escalones caerán, y todo
muro caerá á tierra.
21 T en todos mis montes llamaré es-
pada contra él, dyo el Señor Jehova : la
espada de cada cual será contra su her-
mano.
22 T yo litigaré con él con pestilencia,
y con sangre; y haré llover turbión de
lluvia, y piedras de granizo, fuego y
azufre sobre él, y sobre sus compafiias,
y sobre los muchos pueblos que serán
conéL
23 T seré engrandecido y santificado, y
seré conocido en ojos de muchas nacio-
nes y sabrán que yo soy Jehova.
CAPITULO XXXIX.
QmtiMáem la pr oficia contra Oop.
Y TÚ, 61 hijo del hombre, profetisa
contra Gog, y di : Asi dijo el Señor
Jehova: He aquí que yo á tí, 61 Gog,
788
principa da la embeeexa da Ifssecfti, y
TubaL
2 Y yo te quebrantaré, y te eextaré, j
te haré subir de las partes del norte, j
te traeré sobre los montea da Israel»
8 T sacaré tu arco de tu mano izquier-
da, y derribaré tus saetas de tu mano
derecha.
4 Sobre loe montes de Israel caerás tú,
y todas tus compañías, y los pueblos que
fueren contigo: á toda ave y á toda cosas
que vuela, y á las bestias del campo, te
he dado por comida.
5 Sobre la haz del campo caerás; por-
que yo habló, dtfo el Señor Jehova.
6 T enviaré fuego en Magog, y en los
que moran seguramente en las islas; y
sabrán que yo $oy Jehova.
7 Y haré notorio mi santo nombre en
medio de mi pueblo Israel, y nunca mas
contaminaré mi santo nombre; y las
gentes sabrán que yo soy Jehova, Santo
en Israel.
8 He aqui que vine, y me, dtyo el Señor
Jehova : este ea el dia del cual yo habla.
9 Y los moradores de las ciudades da
Israel saldrán, y encenderán, y quema-
rán armas, y escudos, y pavésea, arcos, j
saetas, y bastones de mano, y lanzas; y
quemarlas han en fuego por siete anos.
10 Y no traerán lena del campo, ni
cortarán de los bosques: mas las armas
quemarán en el fuego; y despojarán á
sus despojadores, y robarán á sus roba-
dores, dijo el Sefior Jehova.
11 Y será en aquel tiempo, qm yo daré
á Gog lugar para sepulcro allí en Israel,
el valle de los que pasan al oriente de la
mar : él hará* tapar lo» naricea á los qne
pasaren ; y allí enterrarán á Gog, y á to-
da su multitud ; y llamarle han; el valle
de Hamon-gog.
12 Y la casa de Israel loa enterrarán
por siete meses para limpiar la tierra.
13 Enterrarlos han todo el pueblo de
la tierra; y será á ellos en nombre el J
dia que yo fuere glorificado, djjo el Se-
fior Jehova.
% 14 Y cogerán hombres de jornal, que
pasen por la tierra enterrando con los
que pasaren, á los que quedaron sobre
la haz de la tierra, para limpiarla: al ca-
bo de siete meses buscarán.
15 Y pasarán los que irán por la tierra,
y el que viere los huesos de algún, hom-
bre, edificará junto á ellos un mojón,
hasta que loe enUerren los enterradoras
da Gog en el valla de üamon^gog.
EZEQUIEL.
10 T también el nombra de la ciudad
aeré Hamonah, y limpiarán la tierra.
17 Y tú, htyo del hombre, asi d|Jo el
Sefior Jebova: Di á la* área» á todo vo-
lé til, y á toda bestia del campo j Juntaos,
y reñid : recogeos de todas partes á mi
sacrificio qne os sacrifico, un sacrificio
grande, sobre los montes de Israel; y
comeréis carne, y beberéis sangre.
18 Carne de inertes comeréis, y bebe-
réis sangre de principes de la tierra: de
carneros, de corderos, de machos de ca-
brio, de bueyes, de toros, todos engor-
dados en Basan.
19 Y comeréis sebo á hartura, y bebe-
réis sangre A embriagues, de mi sacrificio
qne yo os sacrifiqué.
20 Y hartaros neis sobre mi mesa, de
caballos, y de carros fuertes, y de todos
hombres de guerra, dijo el Sefior Jehova.
21 Y pondré mi gloria en las gentes, y
todas las gentes verán mi juicio que hi-
ce, y mi mano que puse en ellos.
23 Y sabrá la casa de Israel, desde aquel
dia en adelante, que yo noy Jehova su
Dios.
23 Y sabrán las gentes que la casa de
Israel fué llevada cautiva por su pecado,
por cnanto sé rebelaron contra mi, y yo
escondí de ellos mi rostro, y los entre-
gué en mano de ene enemigos, y caye-
ron todos á cuchillo.
24 Conforme á su inmundicia, y confor-
me á sus rebeliones hice con ellos, y es-
condí de ellos mi rostro.
26 Por tanto así cüjo el Sefior Jehova:
Ahora volveré la cautividad do Jacob, y
habré misericordia de toda la casa do
Israel ; y zelaré por mi santo nombre.
2fi Y ellos llerarán su vergüenza, y to-
da su rebelión con qne rebelaron contra
mi, cuando habitaban en su tierra segu-
ramente, y no habla quien los espantase :
27 Cuando los volveré de los pueblos,
y los juntaré de las tierras de sus enemi-
gos, y (aere santificado en ellos en ojos
de muehas naciones.
28 Y sabrán qne yo soy Jehova su Dios,
cuando los hubiere hecho pasar en las
gentes, y los juntare sobre su tierra, ni
de ellos dejaré mas allá.
20 Ni mus esconderé de ellos mi ros-
tro, porque mi Espíritu derramé sobre la
casa de Israel, dtyo el Sefior Jehova.
CAPITULO XL. •
Me el miento dia qm Jermeakm /W tomada la postre-
ra vez de lo» Chahleoe, catorce año» detpne» e» mos-
trada d Ezeqiriel la reedificación del templo, qvm
deepmefmi hecha por JbrptewJ y Jama. ILLa»
del primer patio, de mmpmrlat, p _
Til. La» del eeavndo patio. IV. La» del tercero. V.
La portada principal del templo dentro deéL Be
tom de la leetammJon de la tatema.
EN el año veinte y cinco de nuestro
cautiverio, al principio del ano, á
los diez del mes, á los catorce anos des-
pués que la ciudad fué herida, en aquel
mismo día, fué sobre mí la mano de Je-
hova, y llevóme allá.
2 En visiones de Dios me llevó á la
tierra de Israel, y púsome sobre un mon-
te muy alto, sobre el cual estaba como
edificio de una ciudad al mediodía.
8 Y llevóme allí, y he aquí un varón
cuyo aspecto era, como aspecto de me-
tal, y tenia un cordel de lino en su ma-
no, y una caña de medir; el cual estaba
á la puerta.
4 Y aquel varón me habló: Hyo del
hombre, mira de tus ojos, y oye de tus
oidos, y pon tu corazón á todas las cosas
que te muestro ; porque para que yo te
mostrase eres traído aquí : cuenta todo
lo que ves á la casa de Israel.
5 Tí Y he aquí un muro fuera de la casa
al derredor; y la caña de medir que
aquel varón tenia en la mano era de seis
codos, de á codo y palmo; y midió la
anchura del edificio de una caña, y la al-
tura de otra caña.
6 Y vino á la puerta, la haz do la cual
era hacia el oriente, y subió por sus gra-
das, y midió el un poste de la puerta de
una caña en anchura, y el otro poste de
otra caña en anchura.
7 Y cada cámara, de una cafia en longi-
tud, y de otra caña en anchura ; y entre
las cámaras dejó cinco codos en anchura;
y cada poste de la puerta junto á la en-
trada de la puerta por de dentro, una
caña.
8 Y midió la entrada do la puerta por
de dentro, do una caña.
0 Y midió la entrada del portal de ocho
codos, y sus postes de dos codos, y la
entrada del portal por de dentro.
10 Y la puerta de hacia el oriente tenia
tres cámaras de cada parte, todas tres de
una medida; y los portales do cada parte
de una medida.
11 Y midió la anchura de la entrada del
portal do la puerta de diez codos: la
longitud del portal de trece codos.
12 Y el espacio de delante de las cáma-
ras, do un codo de la una parte, y de
otro codo de la otra; y cada cámara te-
nia seis codos de una parte, y seis codos
byGÓOC
de otra,
Digitized b
789
Dgle
EZEQUIEL.
13 T midió Id puerta desde la techum-
bre de la una cámara hasta bu techum-
bre, de anchura de veinte y cinco codos
puerta contra puerta.
14 T hiso los portales de sesenta codos,
cada portal del patio, 7 del portal todo
al derredor.
15 7 desde la delantera do la puerta de
la entrada hasta la delantera de la en-
trada de la puerta de dentro, cincuenta
codos.
16 Y había ventanas estrechas cu las
cámaras, 7 en sus portales por de dentro
de la puerta al derredor, 7 asimismo en
los arcos ; 7 las ventanas estaban al der-
redor por de dentro, 7 en eada poste es-
toban esculpidas palmas.
17 ^ Y llevóme al patio de afuera, 7 he
aquí cámaras, 7 solado hecho al patio
todo en derredor; treinta cámaras habia
en aquel patio.
18 Y estaba solado al lado de las puer-
tas delante de la longitud de los portales
solado abajo.
10 Y midió la anchura desde la delante-
ra de la puerta de abajo, hasta la delan-
tera del patio de dentro por de fuera, de
cien codos hacia el oriente 7 el norte.
90 Y de la puerta que estaba hacia el
norte en el patio de afuera, midió su lon-
gitud 7 su anchura.
21 Y sus cámaras, tres de una parte, 7
tres de otra, 7 sus postes, 7 sus arcos
eran como la medida de la puerta prime-
ra, cincuenta codos su longitud, 7 su an-
chura de veinte 7 cinco codos.
22 Y sus ventanas, 7 sos arcos, 7 sus
palmas eran conforme á la medida de la
puerta que estaba hacia el oriente ; 7 su-
bían á ella por siete gradas, 7 sus arcos
delante de ellas.
98 Y la tma puerta del patio de adentro
estaba en frente de la otra puerta al nor-
te, 7 al oriente; 7 midió de puerta á
puerta cien codos.
24 Y llevóme hacia el mediodía, 7 he
aquí una puerta hacia el mediodía; 7
midió sus portales 7 sus arcos conforme
á estas medidas dicha*.
25 Y tenia sus ventanas, 7 sus arcos al
derredor, como las ventanas ya dichas:
la longitud era de cincuenta codos, 7 la
anchura de veinte 7 cinco codos.
26 Y sus gradas eran siete gradas, 7 sus
arcos delante do ellas ; 7 tenia palmas,
una de una parte, 7 otra en sus postes.
27 Y tal érala puerta -de hacia el medio-
día, del patio de dentro; 7 midió de
740
puerta á puerta hacia el mediodía cien
codos.
28 % Y metióme en el patio do mas
adentro 4 la puerta del mediodía ; 7 mi-
dió la puerta del mediodía conforme 4
estas medidas dichas :
29 Y sus cámaras, 7 sus postes, 7 sus
arcos eran conforme 4 estas medidas di-
chas; 7 tenia sus ventanas, 7 sus áreos al
derredor: la longitud era de cincuenta
codos, 7 la anchura de veinte 7 cinco
codos.
90 Y tenia arcos al derredor de longitud
de veinte 7 cinco codos, 7 la enchufa de
cinco codos.
81 Y sus arcos eftiem al patio, 7 pahua*
á eada uno de sus postes; 7 sus gradas
eran ocho gradas.
82 Y llevóme al patio adentre hada el
oriente, 7. midió la puerta conforme 4
estas medidas dishas.
88 Y sus cámaras, 7 sus postes, 7 sus
arcos conforme á estas medidas dichas;
7 tenia sus ventanas, 7 sus aróos al derre-
dor : la longitud de cincuenta codos, 7
la anchura de veinte 7 cinco codos.
84 Y sus arcos afuera al patio, y palmae
á cada tms de sus poetes de una parte y
de otra; 7 sus gradas eran ocho gradas.
85 Y llevóme 4 la puerta del norte, y
midió conforme 4 estas medidas dichas,
86 Sus cámaras, 7 sus postes, 7 sus ar-
cos, 7 sus ventanas al derredor: la lon-
gitud de cincuenta codos, 7 la anchura
de veinte 7 cinco codos.
87 Y sus postes afuera al patio, 7 pal-
mas á cada uno de sus postes de una
parte 7 de otra; 7 sus gradas eran ocho
gradas.
88 Y habia alh una cámara, 7 su puerta
con postes de portales: allí lavaran el
holocausto.
89 Y en la entrada de la puerta habia
dos mesas de la una parte, 7 otras dos
de la otra, para degollar sobre ellas el
holocausto, 7 la expiación, 7 el pecado.
40 Y al lado por de Ibera de las gradas,
á la entrada de la puerta del norte habia
dos mesas ; 7 al otro lado que estaba 4
la entrada de la puerta otras dos mesas :
41 Cuatro mesas de launa parte, y otras
cuatro mesas de la otra parte : habia 4 ca-
da lado de esta puerta ocho mesas, sobre
las cuales degollarán,
43 JT lúa cuatro de estas mesas para el
holocausto eran de piedras labradas, de
longitud de un codo 7 medio, y de an-
chura de otro codo 7 medio, 7 de altura
EZKQUIEL.
deuneodo: sobre estas pondrán las her-
ramientas con qne degollarán el bolo*
consto y el sacrificio.
43 T habia ganchos de un palmo apare-
jados de dentro todo al derredor; y so-
bre las mesas la carne de la ofrenda.
44 Y de fuera de la pnerta de la parte
de adentro, en el patio de adentro á la
parte qne estaba al lado de la pnerta del
norte, ataban las cámaras de los can*
torea» las cuales miraban hacia el medio-
día: una eetaba al lado de la pnerta del
oriente que miraba hacia el norte.
45 T dijome : Esta cámara qne mira
hacia el mediodía será de los sacerdotes
que tienen la guarda del templo.
46 Y la cámara qne mira hacia el norte
eerd de los sacerdotes qne tienen la guar-
da del altar: estos eon los lujos de 8a-
doc, los cuales son llamados de los htfos
de Levi al Señor, para mküstsarle.
47 Y midió el patio, la longitud de cien
eodos, y la anchura de oíros cien codos,
' cuadrado : y habla un altar delante del
templo.
48 1 Y llevóme á la entrada del templo,
y midió cada poste de la entrada, cinco
; eodos de una parte, y cinco codos de
1 otra; y la anchura de la puerta tres co-
dos de una parte, y tres codos de otra.
40 La longitud de la portada veinte co-
! dos, y la anchura once codos, á la cual
subían por gradas; y habia columnas
junto á los postes, una de una parte, y
otra de otra.
CAPITULO XLI.
Prosigue las medida* y ornamento del edificio del
templo p de mm portada» y logare* d él pertenecien-
te*.
Y METIÓME en el templo, y midió
les poetes, la anchura era de seis
codos de una parte, y seis codos de otra,
la anchura del arco.
3 Y la anchura de coda pnerta ira de
cues codos ; y los lados de la puerta de
cinco codos de una porte, y cinco de
otra. Y midió su longitud de cuarenta
eodos, y la anchura de veinte codos.
3 Y entró dentro, y midió eada poste
de la pnerta de dos codos, y la puerta de
seis codos, y la anchura de la entrada de
siete codos.
4 Y midió su longitud de veinte codos,
y la anchura de veinte oodos delante del
templo : y díjome; Este si d lugar santí-
simo,
5 Y midió el muro de la casa de seis
eodos, y la anchura de las cámaras de
cuatro codos en torno de la casa al der-
redor.
O Y las cámaras eran cámara sobre cá-
mara, treinta y tres por orden; y entra»
ban can* en la pared de la casa al der-
redor sobre qne tos cámaras estribasen,
y no estribasen en la pared de 1» casa.
7 Y labia mayor anchura y vuelta en
las cámaras alo mas alto; y el caracol do
la casa gubia muy alto al derredor por de
dentro de la casa, por tanto la casa tenia
mas anchura arriba; y de la cámara baja
se sabia á las mas sita por la del medio.
8 Y miré la aHnra de la casa al derre-
dor; y los cimientos de las cámaras eran
una cafia entera de sais eodos de gran-
dor.
9 Y la anchura de la pared de afuera
de las cámaras era de cinco codos, y el
espacio que quedaba de las cámaras de
la casa por de dentro.
10 Y dentro de las cámaras habia an-
chura de veinte eodos al derredor de la
casa, por todos lados.
11 Y la puerta de cada cámara eolia al
espacio que quedaba : otra puerta hacia
el norte, y otra puerta hacia el medio-
día; y la anchura del espacio que que-
daba era de cinco codos por todo al der-
redor.
12 Y el edificio que estaba delante del
apartamiento al lado de hada el occiden-
te era de setenta codos; y la pared del
edificio de cinco codos de anchura al der-
redor, y la longitud de noventa codos,
1&- Y midió la casa, la longitud de cien
codos, y el apartamiento, y el edificio, y
sus paredes de longitud de cien codos.
14 Y la anchura de la delantera de la
casa, y del apartamiento al oriente, de
cien codos.
ft Y midió la longitud del edificio que
estaba delante del apartamiento que es-,
taba detrás de #, y las cámaras de una
parte y otra, cien codos, y el templo de
dentro, y los portales del patio.
16 Los umbrales, y las ventanas estre-
chas, y las cámaras, tres en derredor ala
parte delantera, todo era cubierto de ma-
dera al derredor desde la tierra basta tos
ventanas, y las ventanas también cubier-
tas. .
17 Encima de sobre la puerta, y hasta
la casa de dentro y de fuera, y toda la
pared en derredor, por de dentro y por
de fuera midió.
18 Y la pared era hecha do querubines,
y de palmas, entre querubín y querubín
TU
EZEQUIEL.
una palma; y cada querubín tenia dos
rostros:
19 El un rostro de hombre hacia la pal-
ma de la una parte, y el otro rostro de
león hacia la otra palma de la otra parte,
por toda la casa al derredor.
20 Desde la tierra hasta encima de la
puerta estaba hecho de querubines y de
palmas, y por la pared del templo.
21 Cada poste del templo era cuadra-
do, y la delantera del santuario era como
la otra delantera.
28 La altura del altar de madera era de
tres codos, y su longitud de dos codos ;
y sus esquinas, y su longitud, y sus pa-
redes eran de madera. T díjome : Es-
ta es la mesa que está delante de Jehova.
28 Y el templo y el santuario tenían dos
portadas.
24 Y en cada portada había dos puertas,
dos puertas que se volvían : dos puertas
en la una portada, y otras dos en la otra.
25 Y estaban hechos en las puertas del
templo querubines y palmas, como es-
taban hechos en las paredes; y habla
una viga de madera sobre la delantera
de la entrada por de fuera.
26 Y habla ventanas estrechas, y palmas
de una parte y de otra por los lados de
la entrada, y de la casa, y por las vigas.
CAPITULO XTJI.
Protigm en ku mitmoM medidat.
Y SACÓME al patio de afuera hada
el norte, y trujóme á la cámara que
ataba delante del espacio que quedaba
delante del edificio de hacia el norte.
2 Por delante de la puerta del norte la
longitud era de den codos, y la anchura
de dncuenta codos,
8 Contra los vdnte codo* que estaban en
el patio de adentro, y contra el solada
que tetaba en el patio de afuera, donde es-
taban las cámaras, las unas en frente de
las otras, de tres en tres.
4 Y delante de las cámaras el paseadero
de dies codos de anchura, á la parte de
adentro, hacia el un codo ; y sus puer-
tas hada d norte.
5 Y las cámaras nías altas eran mat es-
trechas; porque las cámaras ma$ alta»
quitaban de las otras, de las bajas y de
las de en medio del edificio.
6 Porque eran de tres en tres; y no te-
nían columnas como las columnas de los
patios: por tanto eran mas estrechas que
las de abajo, y las dd medio desde la
tierra»
740
7 Y el muro que estaba afuera delante
de las cámaras, hacia el patio afuera de-
lante de las cámaras, era de longitud de
dncuenta codos.
8 Porque la longitud de las cámaras dd
patio de arnera era de' cincuenta codos;
y delante de la delantera dd templo ha-
bía cien codos.
9 Y abajo de las cámaras estaba la en-
trada dd templo del oriento, entrando en
él del patio de amera.
10 A la larga del muro dd patio hacia
d oriente delante de la lonja, y delante
del edificio eetaban las cámaras.
11 Y el paseadero que estaba delante de
ellos era semejante al de las cámaras que
eetaban hacia el norte: conforme á su
longitud asimismo su anchura, y todas
sus salidas, conforme á sus puertas, y
conforme á sus entradas.
12 Y conforme á las puertas de las cá-
maras que eetaban hada el mediodía á la
puerta que eolia al principio dd camino,
del camino delante del muro hermoso,
que estaba hacia el oriente á los que en-
tran.
18 Y díjome: Las cámaras del norte, y
las del mediodía, que están delante de la
lonja, son cámaras santas, en las cuales
los sacerdotes que se acercan á Jehova
comerán /las santas ofrendas: allí pon-
drán las santas ofrendas, y el presente, y
la expiación, y el sacrificio por él pecado ;
porque d lugar es santa
14 Cuando los sacerdotes entraren, no
saldrán del lugar santo al patio de afue-
ra: mas allí dejarán sus vestfmentos con
que ministrarán, porque son santos; y
vestirse han otros vestidos, y asi se alle-
garán á lo que es dd puebla
15 Y acabó las medidas de la casa de
adentro, y sacóme por el camino de la
puerta que miraba hacia d oriente, y lo
midió todo en derredor.
16 Midió el lado oriental con la cana de
medir, quinientas canas de la cana de
medir al derredor.
17 Midió d lado del norte, quinientas
canas de la cana de medir al derredor.
18 Midió el lado del mediodía, quinien-
tas canas de la cana de medir.
10 Rodeó al lado del occidente, y midió
quinientas cafias de la cana de medir.
20 A los cuatro lados lo midió : tuvo d
muro todo d derredor quinientas canas
de longitud, y quinientas cafias de an-
chura, para hacer apartamiento entro d
santuario, y d lugar profano.
EZEQUIEL.
CAPITULO XLÜL
Ve «2 profeta la gloria de Dio» qm loma la pomaion
del muevo templo ¡/promete de permanecer enéí, ti
t» pueblo m llegare d U con verdadero arrepentí-
miento y fi. IL La trana del altar del holocanttow
em lego» g rita» para «apiario, em la expiación g
coneagraeion de lo» taeerdotm %}c
Y LLEVÓME á 1» puerta, d la puerta
que mira hacia el oriente,
B 2 Y he aquí la gloria del Dios de Israel,
que Tenia de hada d oriente ; y su soni-
do era eomo d sonido de muchas aguas,
y la tierra resplandecía á causa de su
gloria.
8 Y la visión que tí era como la Tision,
como aquella Tision que tí, cuando vine
para destruir la ciudad; y las visiones
eran como la Tision que tí Junto al fio
de Chobar ; y caí sobre mi rostro.
4 Y la gloria de Jehova entró en la casa
por la Tia de la puerta que tenia la haz
camino dd oriente.
5 Y alióme d Espirita, y metióme en
el patio de adentro; y he aquí que la
gloria de Jehova hinchió la casa.
6 Y oí uno que me hablaba desde la ca-
sa; y un varón estaba junto á mí,
7 Y cUjome : Htfo dd hombre, este es el
lugar de mi asiento, y d lugar de las
plantas de mis pies, en el cual habitaré
entre los hijos de Israel para siempre ; y
nunca mas la casa de Israel contaminará
mi santo nombre, ellos y sus reyes, con
sus fornicaciones, y con los cuerpos
muertos de sus reyes, en sus altares.
8 Poniendo ellos su umbral junto á mi
umbral, y su poste junto á mi poste, y
una pared entre mí y ellos, contamina-
ron mi santo nombre con sus abomina-
ciones que lucieron, y yo los consumí en
mi furor.
9 Ahora echarán lejos de mi su fornica-
don, y los cuerpos muertos de sus reyes,
y habitaré en medio de ellos para siempre.
10 Tú pues, mjo del hombre, anuncia
á la casa de Israel esta casa, y avergüén-
cense de sus pecados, y midan la traza.
11 Y si se avergonzaren de todo lo que
han hecho, hazles entender la figura de la
casa, y su traza, y sus salidas, y sus entra-
das, y todas sus figuras, y todas sus des-
cripdones, y todas sus pinturas, y todas
sus leyes; y descríbelo delante de sus
ojos, y guarden toda su forma, y todas
sus leyes, y háganlas.
12 Esta es la ley do la casa: Sobre la
cumbre del monte otra edificada: todo
su término al derredor será santísimo :
he aquí que esta es la ley de la casa.
13 H Y estas $m las medidas dd altar
en codos : d codo de á codo y palmo.
El medio de un codo, y de un codo la
anchura; y su término, que estaba sobre
su borde al derredor, de un palmo; y
esta es la altura del altar.
14 Y desde«el medio de la tierra hasta
d lugar de abajo habla dos codos, y la
anchura de un codo; y desde d lugar
menor hasta el lugar mayor habia cuatro
codos, y la anchura de uu codo.
15 Y el altar era de cuatro codos, y en-
cima del altar habia cuatro cuernos.
16 Y d altar tenia doce codos en longi-
tud, y doce en anchura, cuadrado á sus
cuatro lados.
17 Y el patio era de catorce codos de
longitud, y catorce de anchura en sus
cuatro lados ; y d término que tenia al
derredor era de medio codo, el medio
que tenia era de un codo al derredor, y
sus gradas estaban al oriente.
18 Y dijome: IUjo del hombre, así di-
jo d Señor Jehova: Estas son las leyes
dd altar d dia que él será hecho, para
ofrecer sobre él holocausto, y para es-
parcir sobre él sangre.
10 Darás á los sacerdotes Levitas, que
son del linage de Sadoc, que son allega-
dos á mí, dtfo el Señor Jehova, para mi-
nistrarme, un becerro lujo de vaca para
expiación.
20 Y tomarás de su sangre, y pondrás
en sus cuatro cuernos, y en las cuatro
esquinas del patio, y en d término al
derredor, y limpiarlo has, y expiarlo has.
21 Y tomarás d becerro de la expéadon,
y quemarle ha conforme á la ley de la
casa, fuera dd santuario.
23 Y d segundo dia ofrecerás un macho
de cabrío sin tacha para expiación; y ex-
piarán d altar como lo expiaron con el
becerra
28 Cuando acabares de expiar, ofrecerás
un becerro hijo de vaca entero, y un car-
nero entero de la manada.
24 Y ofrecerlos has delante de Jehova;
y los sacerdotes echarán sobre dios sal,
y ofrecerlos han en holocausto á Jehova.
25 Siete días sacrificarás d macho ca-
brío de la expiación cada dia; y el be-
cerro lujo de vaca, y d carnero de la
manada enteros sacrificarán.
26 Siete dios expiarán d altar, y lo lim-
piarán, y henchirán sus manos.
27 Y acabados estos dias, d octavo dia,
y desde en adelante, sacrificarán los sa-
cerdotes sobre el altar vuestros hofo-
743
EZEQUIEL.
canatos, y vuestros fociflcos; y serme
beis aceptos, dijo el Señor Jehova.
CAPITULO XLIV.
Manda Dios al profeta que con grande atención note
lo que le es mostrado, especialmente ¡a» trosas, entra-
da» y taUda» del templo, para que lo pueda recitar
todo al pueblo convertido. JL Dicele que por el üe-
pHtimo ministerio, de su sacerdocio se vino d corrom-
per su culto; v castigad lo» sacerdotes y Levitas que
condescendieron d la corrupción, deponiéndolos del
ministerio, y poniéndolos en lo» bajo» servicios del
templo. JU. Repto las leyes de ¡os sacerdotes asi en
su ministerio como en su vida, y loe deremkos de su
sustento conjbrme d la ley.
Y TORNÓME hacia la puerta del san-
tuario de afuera, la cual mira hacia
el oriente, la cual estaba cerrada.
2 Y di jome Jehova: Esta puerta será
cerrada : no se abrirá, ni entrará por ella
hombre; porque Jehora Dios de Israel
entró por ella, y será cerrada.
3 El principe, el principe, el se asentará
en ella para comer pan delante de Jehora :
por el camino de la entrada de la puerta
entrará, y por el camino de ella saldrá.
4 T llevóme hacia la puerta del norte
por delante de la casa, y miré, y he aqui
que la gloria de Jehora habla henchido
la casa de Jehora ; y caí sobre mi rostro.
5 T díjome Jehora : Hijo del hombre,
pon tu corazón, y mira con tus ojos, y
oye con tus oidos todo lo que yo hablo
contigo de todas las ordenanzas de la
casa de Jehora, y de todas sus leyes ; y
pon tu corazón á las entradas de la casa,
y á todas las salidas del santuario.
6 f Y dirás á la rebelde, á la casa de
Israel: Así dijo el Señor Jehora: Os
basten todas ruestras abominaciones, ó !
casa de Israel :
7 De haber vosotros traído extrange-
ros, incircuncisos de corazón, y incircun-
cisos de carne, para estar en mi santua-
rio, para contaminar mi casa: de haber
ofrecido mi pan, el sebo, y la sangre ; y
invalidaron mi concierto por todas vues-
tras abominaciones.
8 Y no guardasteis la observancia de
mis santificaciones, mas vosotro* os pu-
sisteis guardas de mi observancia en mi
santuario»
9 Asi dijo el Señor Jehova: Ningún
hijo de extrangero incircunciso de cora-
zón, y incircunciso de carne, entrará en
mi santuario, de todos los hyos de extran-
geros que están entre los lujos de Israel.
10 Y los Levitas que se apartaron lejos
de mí cuando Israel erró, el cual erró
apartando* de mí en pos de sus ídolos,
llevarán su iniquidad.
m
11 Y serán ministro* 6n tul santuario,
porteros á las puertas de la casa, y sir-
vientes en la casa : ellos matarán el ho-
locausto y la víctima al pueblo, y ellos
estarán delante de ellos para servirles ;
12 Por cuanto les sirvieron delante de
sus ídolos, y fueron á la casa de Israel por
tropezadero de maldad: por tanto yo
alcé mi mano acerca de ellos, dijo el Se-
ñor Jehova, que Devarán su iniquidad.
18 No serán allegados á mi para serme
sacerdotes, ni se allegarán á ninguna de
mis santificaciones, á las santidades de
santidades : mas llevarán su vergüenza,
y sus abominaciones que hicieron.
14 Y yo los pondré por guardas de la
guarda do la casa, y en todo su servicio,
y en todas las cosas que en ella se hicie-
ren.
15 Mas los sacerdotes Levitas, hijos de
Sadoc, que guardaron la obsérvasela de
mi santuario ; cuando los lujos de Israel
erraron apartándote de mi, ellos serán
allegados á mi para ministrarme, y estst-
rán delante de mi, para ofrecerme el sebo
y la sangre, djjo el Señor Jehova.
16 Ellos entraran en mi santuario, y
ellos se allegarán á mi mesa para minis-
trarme, y guardarán mi observancia.
17 % Y será, que cuando entraren porjas
puertas del patio de adentro, se vestirán
de vestimientos de lino : no subirá so-
bre ellos lana cuando ministraren en las
puertas del patio de adentro, y adentro,
18 Mitras de lino tendrán en sus cabe-
zas, y pañetes de lino en sus lomos : no
se ceñirán por los sudaderos.
19 Y cuando salieren al patio de afuera,
al patio de afuera al pueblo, desanudarse
han de sus vestimentos con que minis-
traron, y dejarlos han en las cámaras del
santuario ; y vestirse han de otros vesti-
dos, y no santificarán el pueblo con sus
vestimentos.
20 Y no raparán su cabeza, ni dejarán
crecer el cabello, mas trasquilando tras-
quilarán sus cabezas.
21 Y ninguno do los sacerdotes beberá
vino cuando hubieren de entrar en el pa-
tio de adentro.
22 NI viuda, ni repudiada se tomarán
por mugeres : mas tomarán vírgenes del
llnagc de la casa de Israel ; ó viuda, que
fuere viuda de sacerdote.
28 Y enseñarán á mi pueblo á hacer di-
ferencia entre lo santo y lo profimo ; y
entre lo limpio y lo no limpio les ense-
ñarán á discernir.
EZEQUIEL.
94 Y en el pleito ellos eetarán para juz-
gar: por mis derechos lo juzgarán; y
mis leyes y mis decretos guardarán en
todas mis solemnidades, y mis sábados
santificarán.
85 Y á hombre muerto no entrará d sa-
cerdote para contaminarse:* mas sobre
padre, ó madre, ó hUo, 6 hija, hermano,
6 hermana, que no haya tenido marido,
ae contaminará.
96 Y después de sn expiación, contarle
han aun siete días.
97 Y el día que entrare al santuario, al
patio de adentro, para ministrar en el
santuario, ofrecerá su expiación, dflo el
Sefior Jehova.
26 Y esto será á ellos por heredad : yo
aeré éu heredad ; y no les daréis posesión
en Israel : yo soy su posesión.
99 El presente, y d sacrificio por la ex-
piación, y por el pecado comerán; y to-
da cosa dedicada d Dios en Israel, será de
ellos.
SO Y las primicias de todos primeros
fruto* de todo, y toda ofrenda de todo lo
que se ofreciere de todas ruestras ofren-
das será de los sacerdotes ; y las primi-
cias de todas vuestras masas daréis al
sacerdote, para que haga reposar la ben-
dición en vacstras casas.
81 Ninguna cosa mortecina, ni arre-
batada, asi de aves como de animales,
comerán los sacerdotes.
CAPITULO XLV.
Señala lo* repartimiento* del tmeloytitío al edificio
M tmmmio, mi pmimeio real, y día dudad. Il.Xe-
Jorma el tetado noUiico confort»* d ¡aleude Mou-
tes. 1U. AHmismo alguna* cota» tocante* al culto :
en que detna de haber gran corrupción.
T CU ANDO partiereis por suertes la
tierra en heredad, apartaréis una
suerte para Jehora que le consagréis en
la tierra, de longitud de veinte y cinco
mil caña» de medir, y de anchura de diez
- mil : esto será santificado en todo sn tér-
mino al derredor.
9 De esto serán para el santuario las
quinientas y quinientas cañas en cuadro
al derredor : el cual tendrá sn ejido de
cincuenta codos al derredor.
8 Y de esta medida medirás en longitud
veinte y cinco mil cañas, y en anchura
diez mil: en lo cual estará el santuario,
el santuario de santuarios.
4 Lo consagrado de esta tierra será para
los sacerdotes ministros del santuario,
que son allegados para ministrar á Jeho-
va; y serles ha lugar para hacer casas, y
el santuario para santuario.
5 Y e^rot veinte y cinco mil de longitud,
y días mil de anchura, lo cual será para
los Levitas ministros de la casa, en po-
sesión da veinte cámaras.
0 Y pava la posesión de la ciudad daréis
cinco mil de anchura, y veinte y cinco
mil de longitud delante da lo que se'
apartó para el ¿antearla: esto será para
toda la casa de IsraeL
7 Y la parte del principe será junto al
apartamiento del santuario de la una
parte y de la otra, y junto á la posesión
de la ciudad, delante del apartamiento
del santuario, y delante de la posesión de
la ciudad, desde el rincón occidental que
eetd hacia el occidente, hasta el rincón
del oriental que eetd hacia el oriente; y
la longitud será de la una parte ala otra,
desde el rincón del occidente hasta el
rincón del oriente.
8 Esta tierra tendrá en posesión en Is-
rael, y nunea mas mis principes oprimi-
rán mi pueblo : mas darán la tierra á la
casa de Israel por sus tribus.
9 Asi dtyo el Sefior Jehova: Básteos ya,
ó ! principes de Israel : quitad la violen-
cia y la rapiña: haced juicio y justicia :
quitad vuestras imposiciones de sobre
mi pueblo, djjo el Sefior Jehova.
10 U Peso de justicia, y epha de justicia,
y batho de justicia, tendréis.
11 £1 cpha y el batho serán de una mis-
ma medida, que el batho tenga la décima
parte del homer, y la décima parte del
homer el epha : el homer tendrá tam-
bién *a igualdad.
12 Y el siclo seré de veinte gerahs:
veinte sidos, y veinte y cinco sidos, y
quince sidos os será una mina.
13 Esta será la ofrenda que ofreceréis :
la sexta parte de un epha de homer del
trigo, y la sexta parte de un epha de ho-
mer de la cebada.
14 T Y la ordenanza del aceite serd que
ofreceréis un batho de aceite, que es la dé-
cima parte de un coro : diez bathos ha-
rán un homer; porque diez bathos son
un homer.
15 Y una cordera de la manada de dos-
cientas, de las gruesas de Israel, para
sacrifldo, y para holocausto, y para pa-
rifico*, para ser expiados, dijo d Sefior
Jehova.
16 Todo el pueblo de la tierra será obli-
gado á esta ofrenda para el prindpe de
IsraeL <
17 Has dd prindpe será la obligación de
dar d holocausto, y el sacrifldo, y la der-
745
EZEQUIEL.
remadura en las solemnidades, y -en las
lonas nuevas, y en los sábados, y en to-
das las fiestas de la casa de Israel: el
hará la expiación, y el presente» y el ho-
locausto, y los pacíficos, para expiar la
casa de Israel.
' 18 Así dijo el Señor Jehova: £1 me*
primero, al primero del mes, tomarás un
becerro htfo de Taca entero, y expiarás
el santuario.
19 Y el sacerdote tomará de la sangre
del becerro de la expiación, y pondrá so-
bre loe postes de la casa, y sobre los cua-
tro rincones del patio del altar, y sobre
los postes de las puertas del patio de
adentro.
20 Así harás hatta el séptimo dia del
mes por los errados y engañados ; y ex-
piarás la casa.
21 £1 mea primero, á los catorce dias
del mes, tendréis la pascua, que eerd fies-
ta de siete dias : comerse ha pan sin le-
vadura.
22 T aquel dia el príncipe sacrificará
por sí, y por todo el pneblo de la tierra,
un becerro por el pecado.
28 Y en iodo* los siete dias de la solem-
nidad hará holocausto á Jehova de siete
becerros y siete carneros enteros, cada
día en siete dias ; y por el pecado un ma-
cho de cabrío cada dia.
24 Y con cada becerro, presente de un
epha de flor de harina, y con cada carnero
otro epha; y por cada epha un hin de
aceite.
25 En el mes séptimo, á los quince del
mes, en la fiesta hará otro tanto como en
estos siete dias, cuanto á la expiación, y
cuanto al holocausto, y cuanto al pre-
sente, y cuanto al aceite.
CAPITULO XLVI.
Protiam en la reformación del culta. ZF. La» cocina»
del templo,
ASÍ dtfo el Señor Jehova: la puerta
-£a- del patio de adentro, que mira al
oriente, será cerrada los seis días de tra-
bajo; y el dia del sábado se abrirá, y asi-
miemo se abrirá el dia de la nueva luna.
2 Y el príncipe entrará de afuera por el
camino del portal de la puerta, y estará
al umbral de la puerta, (y los sacerdotes
harán su holocausto y sus pacíficos ;) y
inclinarse ha á la entrada de la puerta, y
saldrá: mas la puerta no se cerrará basta
la tarde.
8 Y el pueblo de la tierra se inclinará
delante de Jehova á la entrada de la puer-
ta en los sábados, y en las nuevas lunas.
746
4 Y el holocausto que el principe ofre-
cerá á Jehova el día del sábado, eerd seis
corderos enteros, y un carnero entero ;
5 Y presente, un epha de flor de harina
con cada carnero ; y con cada cordero,
presente don de su mano ; y un hin do
aceite con el epha.
6 Mas el dia de la nueva lana ofrecerá
un becerro htfo de vaca entero, y seis
corderos, y un carnero : serán enteros.
7 Y hará presente de un epha de flor de
harina con el becerro ; y otro epha con
cada carnero: mas .con los corderos, con-
forme á su facultad ; y un hin de aceite
con cada epha.
8 Y cuando el príncipe entrare, entrará
por el camino del portal de Ja puerta, y
por el mismo camino saldrá.
9 Mas cuando el pueblo de la tierra en-
trare delante de Jehova en las fiestas, el
que entrare por la puerta del norte, sal-
drá por la puerta del mediodía ; y. el que
entrare por la puerta del mediodia, sal-
drá por la puerta del norte : no volverá
por la puerta por donde entró, mas sal-
drá por ladeen frente de ella.
10 Y el príncipe, cuando ellos entraren,
él entrará en medio de ellos : mas cuan-
do ellos hubieren salido, él saldrá.
11 Y en las fiestas, y en las solemnida-
des, será el presente un epha de flor de
harina con cada becerro, y otro epha con
cada carnero; y con los corderos, lo que
le parciere ; y un hin de aceite con cada
epha.
12 Mas cuando el principe libremente
hiciere holocausto, ó pacíficos á Jehova,
abrirle han la puerta, que mira al orien-
te, y hará su holocausto, y sus pacífieos,
como hace en el dia del sábado : después
saldrá, y cerrarán la puerta después que
saliere.
13 Y sacrificarás á Jehova cada dia en
holocausto un cordero de un ano entero : -
cada mañana lo sacrificarás.
14 Y harás con el presente todas las
mañanas, la sexta parte de un epha de
flor de harina, y la tercera parte de un
hin de aceite para mezclar con la flor do
harina: «rio eerd presente para Jehova
continuamente por estatuto perpetuo.
15 Y sacrificarán el cordero, y el pre-
sente, y el aceite todas las mañanas en
holocausto continuo.
16 Asi dijo el Señor Jehova: Si el prín-
cipe diere algún don de su heredad á al-
guno de sus hijos, será de ellos; pose-
sión, de ellos será por herencia.
BZBQU1EL*
17 M as ti dé su heredad ¿foro don á al-
guno de tus sierro*, aera de él hasta el
año de libertad, y volverá al prioclpe:
mas su herencia de ana lujos será.
18 Y el principe no tomará nada de la
herencia del pueblo, por no defraudarlo»
de an posesión. De lo qne él posee, dará
herenoU á ana lujos ; porque mi pueblo
no sea echado cada uno de su posesión,
19 t T metióme por la entrada que es-
taba hada la puerta á las cámaras santaa
de los sacerdotes, las cuales miraban al
norte; y habia allí un lugar á los lados
del occidente.
20 Y dijome : Este es el lagar donde
los sacerdotes cocerán el sacrificio por d
pecado, y por la expiación; olli cocerán
el presente por no sacarlo al patio de
amera, para santificar el pueblo.
21 Luego me sacó al patio de amera, y
trujóme por los cuatro rincones del pa-
lio ; y en cada rincón habia un patio.
22 En los cuatro rincones del patio ha-
bia patios jautos de cuarenta codo* de
longitud, y de treinta de anchura: te-
nían una misma medida todos cuatro á
los rincones.
28 Y habia una pared al derredor de
ellos, al derredor de todos cuatro; y ha-
bla chimeneas hechas abajo de las pare-
des al derredor.
24 Y dijome: Estas son las casas de
los cocineros, donde los servidores de la
casa cocerán el sacrificio del pueblo.
CAPITULO XLVH.
Muestra Dios al profeta la» agua* que tale» del nuevo
tempio y lo* arbole* fructífero* y medicínale* de sm
ribera*: la* cumies entrando en el lago de Sodoma
tañarían sus agua» y la» volverían fértiles de pesca-'
do; ven* laguna* v charco* en salinas. II. instituye
nuevo repartimiento de la tierra de promisión, con
nuevo* y ma* amplio* término*, d cuya heredad el
extrangero (empero avecindado ya en el pueblo de
Dio*) seria admütído en igual derecho con el na-
tural,
YHlZOME tornar á la entrada de la
casa; y he aqní aguas que sallan de
debajo del umbral de la casa hacia el
oriente ; porque la haz de la casa miaba
al oriente; y las aguas descendían de
debajo, hacia el lado derecho de la casa,
al mediodía del altar.
2 Y sacóme por el camino de la puerta
del norte, y hizome rodear por el cami-
no fuera de la puerta por de mera al ca-
mino de la que mira al oriente ; y he
aqui las aguas que sallan al lado dere-
cho.
3 Y saliendo el varón hacia el oriente
tenia un cordel en su mano; y midió
mil codos, y bisóme pasar por las
hasta loe tobillo*
4 Y midió otro* mil, y hizome pasar
por las aguas hasta las rodillas. Y mi-
dió oíros mil, y hizome pasar por las
aguas hasta loa lomos.
5 Y midió otro* mil, y üm ya el arroyo
que yo no podia pasar ; porque las aguas
se hablan alzado, y el arroyo no se podia
pasar si no á nada
6 Y djjome : ¿Hijo del hombre, has vis-
to ? Y trujóme, y hizome tomar por la
ribera del arroyo.
7 Y tornando yo, he aquí en la ribera
del arroyo que habia árbolesfauy muchos
de la una parte, y de la otra.
8 Y díjome : Estas aguas salen á la re-
gión del oriente, y descenderán á la cam-
paña, y entrarán en la mar, en la mar de
las aguas apartadas ; y las aguas recibi-
rán sanidad.
9 Y será que toda alma viviente que
nadare Dor donde quiera que entraren
estos dos arroyos vivirá; y habrá mu-
chos peces en gran manera por haber
entrado estas aguas allá, y recibirán sa-
nidad, y vivirá todo lo que entrare en
este arroyo.
10 Y será que junto á él estarán pesca-
dores, y desde Engadl hasta Engallm se-
rá tendedero de redes : en su manera se-
tjl su pescado como el pescado de la gran
mar, mucho en gran manera.
11 Sus charcos y sns lagunas no se sa-
narán : quedarán para salinas.
12 Y junto al arroyo en su ribera de
una parte y de otra crecerá todo árbsd
ds fruto de comer: su hoja nunca caerá,
ni su fruto faltará : á sus meses madura-
rá, porque sus aguas salen del santuario;
y su fruto será para comer, y su hoja
para medicina.
13 S Y dijo el Señor Jehova : Este es
el término en que partiréis la tierra en
heredad entre las doce tribus de Israel :
Joseph dos partes. -^
14 Y heredarla neis asi los unos como
los otros ; pues por ella alcé mi mano
que la habia de dar á vuestros padres :
por tanto esta tierra, os caerá en heredad.
15 Y este es el término de la tierra hacia
la parte del norte: Desde la gran mar
camino de Hethalon viniendo en Sedada,
16 Ematb, Berotha, Sabarim, que son
entre el término de Damasco, y el té*-
mino de Emath: Haserhathicon, que es
en el término de Hauran.
17 Y será el término del norte desde la
747
EZEQUIEL.
mar de Haser-enan al término de Damas-
co al norte ; y al término de Emath al
lado del norte.
18 Al lado del oriente, por medio de
Hauran, y de Damasco, y de Galaad, y
de la tierra de Israel, al Jordán: «ato
mediréis de término hasta la mar del
oriente.
10 Y al lado del mediodía, hacia el me-
diodía, desde Tbamar basta las aguas de
las rencillas : desde Cades y el arroyo
hasta la gran mar; y teto será al lado del
mediodía, al mediodía.
20 Y al lado del occidente, la gran mar
el un término, hasta en derecho para re-
ñir en Emath. Este «mí el lado del occi-
dente.
21 Y partiréis esta tierra entre Tosotros
por las tribus de Israel.
22 Y será qne echaréis sobre ella suer-
tes por herencia para vosotros, y para
los extranjeros que peregrinan entre vo-
sotros, que entre vosotros han engendra-
do hijos ; y tenerlos heis como naturales
entre loa hijos de Israel: odiarán suertes
con vosotros, para heredarse entre las
tribus de Israel
28 Y será que en la tribu en que pere-
grinare el extranjero, allí le daréis su
heredad, dijo el Señor Jehova
CAPITULO XLVIIL
La dhrition de la tierra en particular teñalando m
tuerte d cada tribu. 1L ha» tuerte* del templo, de
lo» tacerdotet de loe Levita* de la ciudad, del repen
medio de la tierra. III. La trata de la ciudad y tut
doce puerta» llamada» de la» doce tribu*, y tu nuevo
YE8TOS son los nombres de las tri-
bus : Desde la parte del norte por
la via de Hethalon viniendo á Emath,
Haser-enan, al término de Damasco, al
norte, al término de Emath : tendrá Dan
una parte desde la parte del oriente has-
ta la mar.
2 Y junto al término de Dan, desde la
parte del oriente hasta la parte de la
mar, Uncirá Asser una parte.
3 Y junto al término de Asser, desde la
parte del oriente hasta la parte de la
mar, tendrá Nephthall otra.
4 Y junto al término de Nephthall, des-
de la parte del oriente hasta la parte de
la mar, Hanasses otra.
5 Y junto al término de Manasses, des-
de la parte del oriente hasta la parte de
la mar, Ephraim otra.
6 Y janto al término de Ephraim, des-
de la parte del oriente hasta la parte de
la mar, Rubén otra.
748
7 Y junto al término de Rnben, desde
la parto del oriente hasta la parte de la
mar, Juda otra.
8 Y junto al término de Juda, desde la
parte del oriente basta la parte de la
mar, será la suerte que apartaréis de
vétete y cinco mil cañas de anchura y de
longitud, como cualquiera de las otras
partes, es á saber, desde la parte del
oriente hasta la parte de la mar ; y el
santuario estará en medio de ella.
9 La suerte que apartaréis para Jehova
será de longitud de veinte y cinco mil
cañas, y de anchura de diez mil.
10 Y allí será la suerte santa de los sa-
cerdotes de veinte y cinco mil caña* al
norte, y de diez mil de anchura al occi-
dente, y al oriente de diez mil de anchu-
ra, y al mediodía de longitud de veinte
y cinco mil; y el santuario de Jehova
estará en medio de ella.
11 Los sacerdotes santificados de los
hijos de Badoc, que guardaron mi obser-
vancia, que no erraron, cuando erraron
los hfyos de Israel, como erraron los Le-
vitas:
12 Ellos tendrán por stierte apartada en
la partición de la tierra la parte santísi-
ma, junto al término de los Levitas.
18 Y la de los Levitas será delante del
término de los sacerdotes, de veinte y
cinco mil caña» de longitud, y de diez
mil de anchura: toda la longitud de
veinte y cinco mil, y la anchura de diez
mil
14 No venderán de ello, ni trocarán, ni
traspasarán las primicias de la tierra,
porque es consagrado á Jehova
15 Y los cinco mil cañas de anchura
que quedan delante de las veinte y cinco
mil, serán profanas para la ciudad, para
habitación, y para qjido ; y la ciudad es-
tará en medio.
16 Y estas serán sus medidas : A la par-
te del norte cuatro mil y quinientas ca-
ña*; y á la parte del mediodía cuatro
mil y quinientas ; y á la parte del orien-
te cuatro mu y quinientas ; y á la parte
del occidente cuatro mil y quinientas.
17 Y el ejido de la ciudad estará al nor-
te de doscientas y cincuenta cañas, y al
mediodía de doscientas y cincuenta, y al
oriente de doscientas y cincuenta, y al
occidente do doscientas y cincuenta
18 Y lo que quedare de longitud de-
lante de la suerte santa, que son diez mil
cañas al oriente, y diez mil al occidente,
que será lo que quedare delante de la suer-
DANIEL,
te Muta, será par» semkrar pan para loa
que sirven á la ciudad.
19 T los que servirán á la ciudad, serán
de todas las tribus de Israel
20 Toda la apartadura de veinte y cin-
co mil canas, y otra* veinte y cinco mil
en cuadro apartaréis por suerte para el
santuario, y para la posesión de la du-
dad.
21 T del principe será lo que quedare
de la una parte y de la otra de la suerte
santa, y de la posesión de la ciudad, es á
saber, delante de las veinte y cinco mil
cañas de la suerte sarda hasta el término
oriental; y al occidente delante de las
veinte y cinco mil hasta el término occi-
dental, delante de las partes dichas será
del principe ; y será suerte santa, y el san-
tuario de la casa estará en medio de ella.
22 Y desde la posesión de los Levitas* y
desde la posesión de la dudad, en medio
estará lo que pertenecerá al principe:
entre el término de Juda, y el término
de Ben-jamin estará la suerte del principe.
23 Y la resta de las tribus, desde la
parte del oriente hasta la parte de la
mar, Ben-jamin tendrá una parte.
24 Y junto al término de Ben-jamin,
desde la parte del oriente basta la parte
de la mar, Simeón otra.
29 Y junto al término de Simeón, desde
la parte dd oriente hasta la parte de la
mar, Isachar otra.
26 Y jnnto al término de Isachar, des-
de la parte del oriente hasta la parte de
la mar, Zabulón otra.
27 Y junto al término de Zabulón, des-
de la parte dd oriente hasta la parte de
la mar, Gad otra.
28 Y junto al término de Gad á la parte
dd mediodía, al mediodía, será el térmi-
no desde Thamar hasta las aguas de las
rencillas, y desde Cades y el arroyo hasta
la gran mar.
29 Esta es la tierra que partiréis por
suertes en heredad á las tribus de Israel;
y estas son sus partes, dijo d Señor Je»
nova,
80 Y estas son las salidas de la ciudad á
la parte dd norte, cuatro mil y quinien-
tas canas por medida.
31 Y las puertas de la dudad serán se-
gún los nombres de las tribus de Israd :
las tres puertas al norte, la puerta de
Rubén una, la puerta de Juda otra, la
puerta de Lev! otra.
32 Y á la parte dd oriente, cuatro mil
y quinientas cañas, y tres puertas: la
puerta de Joseph una, la puerta de Ben-
jamin otra, la puerta de Dan otra.
33 Y á la parte del mediodía, cuatro mil
y quinientas cañas por medida, y tres
puertas: la puerta de Simeón una, la
puerta de Isachar otra, la puerta de Za-
bulón otra.
34 Y á la parte del ocddente, cuatro
mil y quinientas cañas, y sus tres puer-
tas : la puerta de Gad una, la puerta de
Asser otra, la puerta de Nephtbali otra.
35 En derredor diez y ocho mil cañas:
y el nombre da la dudad desde aquel
día será Jehova Allí
LA PROFECÍA DE DANIEL.
CAPITULO L
Datad w sm compañera* eiend o —cogido* de entre loe
cautivo* de Jerutalem ton criado* y «mellado* Uso»
raímente para el servicio del rey de Babilonia, y
guardándote de contaminar»* en la* vianda* contra
la ley. Dio* le* da tabiduria y arada delante del
rey, mas que d ninguno de todo* tu* tdbios, especial-
mente d Daniel, y te quedan en *u temido.
EN el ano tercero del reino de Joacim,
rey de Juda, vino Nabucbodonosor,
rey de Babylonia, á Jerusalem, y cercóla.
2 Y d señor entregó en sus manos á
Joacim, rey de Juda, y parte de loe va-
sos de la casa de Dios, y trujólos á tierra
de Sennaar á la casa de su dios ; y metió
los vasos en la casa dd tesoro de su dios.
8 Y d\jo d rey á Aspenez príncipe de
sus eunucos, que trújese de los hijos de
Israd, del linagereal, y de los prindpes;
4 Muchachos en quien no hubiese al-
guna mácula, y de buen parecer, y ense-
ñados en toda sabiduría, y sabios en
ciencia, y de buen entendimiento, y que
tuviesen fuerzas para estar en el palacio
del rey, y que les enseñase las letras y la
lengua do los Chaldeos.
5 Y señalóles el rey radon para cada
día, de la ración de la comida del rey, y
del vino de su beber; que los criase
tres años, para quo al fin de ellos estu-
viesen delante dd rey.
749
DANIEL.
6 Y íberon entre ellos de los hijos de
Juda, Daniel, Ananias, Misael, y Alarios :
7 A los cuales el principe de loe eunu-
cos puso nombres. T puso á Daniel,
Balthasar ; y á Ananias, Sldrach ; y á Mi-
ase!, Mlsach ; y á Asarlas, Abdenago.
8 Y Daniel propuso en bu corazón de
no contaminarse en la ración de la ce-
mida del rey, y en el Tino de su beber ;
y pidió al principe de los eunucos de no
se contaminar.
9 (Y puso Dios á Daniel en gracia, y en
buena voluntad con el principe de los
eunucos.)
10 Y djjo el principe de los eunucos á
Daniel : Tengo temor de mi señor el rey,
que señaló yuestra comida, y vuestra be-
bida: el cual porque verá vuestros ros-
tros mas tristes que los de los mucha-
chos que son semejantes á vosotros, con-
denaréis para con el rey mi cabeza.
11 Y Daniel á\}o á Malasar, que era se-
ñalado por el príncipe de los eunucos
sobre Daniel, Ananias, Misael, y Asa-
rlos:
12 Prueba, yo te ruego, tus siervos diez
dias, y dennos de las legumbres á co-
mer, y agua á beber :
13 Y parezcan delante de tí nuestros
rostros, y los rostros de los muchachos
que comen de la ración de la comida del
rey, y según que vieres, harás con tus
sierros.
14 Consintió pues con ellos en esto, y
probó con ellos diez dias.
15 Y al cabo de los diez días pareció el
rostro de ellos mejor, y mas gordo de
carne que los otros muchachos, que co-
mían de la ración de la comida del rey.
10 Y fué, que Malasar tomaba la radon
de la comida de ellos, y el vino de su be-
ber, y dábales legumbres.
17 Y á estos cuatro muchachos dióles
Dios conocimiento, y inteligencia en to-
das letras y ciencia: mas Daniel tuvo
entendimiento en toda visión y sueños.
18 Pasados pues los dias al fin de los
cuales djjo el rey que los trajesen, el
príncipe de los eunucos los trujo delante
de Nabuchodonosor.
19 Y el rey habló con ellos, y no fué*
hallado entre todos ellos otro como Da-
niel, Ananias, Misael, y Azarias; y estu-
vieron delante del rey.
20 Y en todo negocio de sabiduría y in-
teligencia que el rey les demandó, los
halló diez veces sobre todos los magos y
astrólogos que habla en todo tu reino.
750
21 Y faé Daniel hoto el «fio primero
del rey Cyro.
CAPITULO n.
Habiendo tañado yabuchodonotor un eueho díohux, y
habiéndeeel» olvidado, y no habiendo en BabgUmia
edbioqueee lo pmHem acordar para dec&nrmrmwéh,
Daniel «e présenlo, y le reduce día memoria porra-
velación de Dio*, no tolo el eueho, ma» aun la» oca»
eione» deéL ILLa declaración del eueho era, que
en figura de una eetatua de dicerta» materia*, le
pinta Dio» tre» monarquía», que habían de euceder
dttpue» de la de lo» Cha¡d*e*(d»abert la de lo» Per-
las, la de lo» Griego», y lade lo» Romano») y tu» Jar*
tuna»; gqueen elprogreeo de Ja cuarta aparecería
el reino de Cristo gloriólo, que naciendo de wtmg
bajo principio, y *in ninguna fuerza ni apariencia
humana, abatiría toda la gloria del mundo, y crece"
ria en inmenta y eterna gloria.
Y EN el segundo año del reino de
Nabuchodonosor, soñó Nabucho-
donosor sueños, y su espíritu se que-
brantó, y su sueno se huyó de éL
2 Y mandó el rey llamar magos, astró-
logos, y encantadores, y Chaldeos, para
que enseñasen al rey sus sueños: los
cuales vinieron, y se presentaron delante
del rey.
8 Y el rey les dijo : He soñado un sue-
ño, y mi espíritu se ha quebrantado por
saber el sueño.
4 Y los Chaldeos hablaron al rey en 8y-
riaco: Rey, para siempre vive: Di el
sueño á tus siervos, y mostraremos la
declaración.
5 £1 rey respondió, y dijo á los Chal-
deos : £1 negocio se me Aló de la memo-
ria: si no me mostráis el sueño y su de-
claración, seréis hechos cuartos, y vues-
tras casas serán puestas por muladares.
6 Y si mostrareis el sueño y su decla-
ración, recibiréis de mi dones, y merce-
des, y grande honra: por tanto mostrád-
me el sueño, y su declaración.
7 Respondieron la segunda vez, f dije-
ron : Diga el rey el sueño á sus siervos,
y mostraremos su declaración,
8 El rey respondió, y dtfo : Yo conozco
ciertamente que vosotros ponéis dila-
ciones, porque veis que el nogocio se
me ha ido de la memoria.
9 Si no me mostráis el sueño, una sola
sentencia será de vosotros. Ciertam ente
respuesta mentirosa y perversa que de-
cir delante de mí aparejáis vosotros, en-
tre tanto que se muda el tiempo: por
tanto decidme el sueño, para que yo en-
tienda que me podéis mostrar su decla-
ración.
10 Loe Chaldeos respondieron delante
del rey, y dieron : No hay hombre so-
bre la tierra que pueda declarar el negó-
DANIEL*
ció 4*1 rey : además de esto, ningún rey,
principe, ni tenor preguntó cosa seme-
jante á ningún mago, ni astrólogo, ni
Chaldeo.
U Finalmente el negocio que el rey
demanda es singular, ni hay quien lo
pueda declarar delante del rey, salvo los
dioses, cuya, morada no es con la carne.
13 Por esto el rey con ira y con grande
enojo mandó que matasen á todos los
sabios de Babylonla.
13 T el mandamiento se publicó, y los
sabios eran llevados á la muerte ; y bus-
caron á Daniel, y á sus compañeros para
matarlos.
14 Entonces Daniel habló avisada y pru-
dentemente á Arioch, capitán do los de
la guarda del rey, que habla salido para
matar los sabios de Babylonla.
15 Habló, y dijo á Arioch, capitán del
rey* ¿Qué es la causa que este manda-
miento se publica de parte del rey tan
apresuradamente? Entonces Arioch de-
claró el negocio á DanleL
16 Y Daniel entró, y- pidió al rey que le
diese tiempo, y que él mostrarla al rey
la declaración.
17 Entonces Daniel se fué á su casa; y
declaró el negocio á Ananias, Misael, y
Azarias sus compañeros ;
18 Para demandar misericordias del
Dios del délo sobre este misterio, y que
Daniel y sus compañeros no pereciesen
cou los otros sabios de Babylonia.
19 Entonces el misterio fué revelado á
Daniel en visión de noche : por lo cual
Daniel bendijo al Dios del cielo ;
20 T Daniel habló, y dijo: Sea bendito
el nombre de Dios de siglo hasta siglo ;
porque suya es la sabiduría y la fortaleza. 1
21 T él es el que muda los tiempos, y
las oportunidades: quita reyes, y pone
reyes : da la sabiduría á los sabios, y la
ciencia á los entendidos :
22 El revela lo profundo y lo escondi-
do : conoce lo que está en tinieblas, y la
luz mora con él.
23 A tí, ó ! Dios de mis padres, te doy
las gracias, y te alabo, que me diste sa-
biduría y fortaleza; y ahora me ense-
naste lo que te pedímos, porque nos en-
senaste el negocio del rey.
24 Después de esto Daniel entró á
Arioch, al cual el rey habla puesto para
matará los sabios de Babylonla: fué y
díjole así : No mates los sabios de Baby-
lonla: méteme delante del rey, que yo
mostraré al rey la declaración.
26 Entonces Arioch metió prestamente
á Daniel delante del rey, y díjole asi:
Un varón de los trasportados de Juda he
hallado, el cual declarará al rey la Ínter*
pretacion.
25 Respondió el rey, y dijo á Daniel,
(al cual llamaban Balthasar:) ¿Podrás tú
hacerme entender el suefio que vi, y su
declaración ?
27 Daniel respondió delante del rey, y
dijo : El misterio que el rey demanda, ni '
sabios, ni astrólogos, ni magos, ni adivi-
nos lo pueden enseñar al rey.
28 Mas hay un Dios en los délos el cual
revela los misterios ; y él ha hecho saber
al rey Nabuchodonosor lo que ha de
acontecer á cabo de días. Tu suefio, y
las visiones de tu cabeza sobre tu cama,
es esto :
29 Tú, ó ! rey, en tu cama, tus pensa-
mientos subieron por saber lo que habfa
de ser en lo porvenir ; y el que revela
los misterios, te mostró lo que ha de ser.
80 Y á mi, no por la sabiduría que en
mi hay mas que en todos los vivientes,
ha sido revelado este misterio, mas para
que yo notifique ai rey la declaración, y
que entendieses los pensamientos de tu
corazón.
81 Tú, ó f rey, velas, y he aquí una gran-
de imagen. Esta imagen, que era muy
grande, y cuya gloria era muy sublime,
estaba en pié delante de ti, y su vista era
terrible.
82 La cabeza de esta imagen era de fino
oro : sus pechos y sus brazos de plata :
su vientre y sus muslos de metal :
83 Sos piernas de hierro : sus pies en
parte de hierro, y en parte de barro co-
cido.
84 Estabas mirando, hasta que una pie-
dra fué cortada, no con roanos, la cual
hirió á la imagen en sos pies de hierro
y de barro cocido, y los desmenuzó.
86 Entonces fué también desmenuzado
el hierro, el barro cocido, el metal, la
plata, y el oro, y se tornaron como tamo
de las eras del verano ; y levantólos el
viento, y nunca mas se les halló lugar.
Mas la piedra que hirió á la imagen, fué
hecha un gran monte, que hinchió toda
la tierra.
86 1 Este «t el suefio: la declaración
de él diremos también en la presencia
del rey.
37 Tú, ó ! rey, eres rey de reyes ; por-
que el Dios del délo te ha dado el reino,
la potencia, y la fortaleza, y lamagestad.
751
DANIEL.
88 Y todo lo que habitan lujos de hom-
bres, bestias del campo, y ares del cielo,
ka entregado en tu mano ; y te ha hecho
ensefiorear sobre todo ello : tú eres aque-
lla cabeza de oro.
89 Y después de ti se levantará otro
reino menor que tú ; y otro tercero rei-
no de metal, el cual se enseñoreará de
toda la tierra.
40 Y el reino cuarto será fuerte como
'hierro; y como el hierro desmenuza, y
doma todas las cosas, y como el hierro
que quebranta todas estas cosas, desme-
nuzará y quebrantará.
41 Y lo qne Tiste los pies y los dedos
en parte de barro cocido de ollero, y en
parte de hierro, el reino será diviso, y
habrá en él algo de fortaleza de hierro,
de la manera que viste el hierro mezcla-
do con el tiesto de barro.
43 Y los dedos de los pies en parte de
hierro, y en parte de barro cocido, en parte
el reino será raerte, y en parte será frágil.
48 Cuanto á lo que Tiste el hierro mez-
clado con tiesto de barro, mezclarse han
con simiente humana: mas no se pega-
rán el uno con el otro, como el hierro
no se mezcla con el tiesto.
44 Mas cu los dias de estos reyes el
Dios del cielo levantará un reino que
eternalmente no se corromperá; y este
reino no será dejado á otro pueblo: el
cual desmenuzará, y consumirá todos es-
tos reinos, y él permanecerá para siem-
pre.
45 De la manera que Tiste que del mon-
te rae cortada una piedra, que no con
manos, desmenuzó al hierro, al metal, al
tiesto, á la plata, y al oro, el Dios grande
mostró al rey lo que ha de acontecer en
lo porvenir. Y el sueño es verdadero,
y fiel su declaración.
46 Entonces el rey Nabuchodonosor
cayó sobre su rostro, y humillóse á Da-
niel, y mandó que le sacrificasen presen-
tes y perfumes.
47 El rey habló á Daniel, y dyo: Cier-
tamente qne el Dios vuestro es Dios de
dioses, y el Seflor de los reyes, y el des-
cubridor de los misterios, pues pudiste
revelar este misterio.
48 Entonces el rey magnificó á Daniel,
y le dio muchos y grandes dones, y pú-
sole por gobernador do toda la provincia
de Babylonia, y por principe de los go-
bernadores sobre todos los sabios de
Babylonia.
40 Y Daniel demandó del rey, y él puso
758
sobre los negocios de la provincia de
Babylonia á Sidrach, Misach, y Abdena-
go :*y Daniel á la puerta del rey.
CAPITULO m.
Sidrach, JftsodL y Abdenago compañero* de Daniel,
jtor guardar$eVmpio9 de idolatría, ton echado» per
mandado de NaJmokodonoeor en mt homo ardienda,
el fuego del cual gvemó, d he verdugo* quedando
ello» tono» v $U tocarle* el fuego. IL Netmchmdo-
notor visto el milagro loe manda *alirt y otaba ai
Dio» de eüo*, y loe ennoblece en tu reino.
EL rey Nabuchodonosor hizo una es-
tatua de oro, la altura de la cual era
de sesenta codos, su anchura de seis co-
dos: levantóla en el campo de Dura, en
la provincia de Babylonia.
2 Y envió el rey Nabuchodonosor á jun-
tar los grandes, los asistentes y capita-
nes : oidores, receptores, los del conse-
jo, presidentes, y á todos los goberna-
dores de las proTindas, para que vinie-
sen á la dedicación de la estatua, que el
rey Nabuchodonosor habla levantada
8 Y fueron congregados los grandes»
los asistentes, y capitanes, los oidores,
receptores, los del consejo, los presi-
dentes, y todos los gobernadores de las
provincias, a la dedicación de la estatua
que el rey Nabuchodonosor había levan-
tado ; y estaban en pié delante de la es-
tatua que habla levantado el rey Nabu-
chodonosor.
4 Y el pregonero pregonaba á alta voz:
Mándase á vosotros, pueblos, naciones,
y lenguajes :
5 En oyendo el son de la bocina, del
pinino, del atambor, de la arpa, del salte-
rio, de la sinfonía, y de todo instrumen-
to músico, os postraréis, y adoraréis la
estatua de oro que el rey Nabuchodono-
sor ha levantado.
6 Y cualquiera que no se prostrare, y
la. adorare, en la misma hora será echa-
do dentro del horno do fuego ardiendo.
7 Por lo cual en oyendo todos los pue-
blos el son de la bocina, del pífano, del
atambor, de la arpa, del salterio, de la
sinfonía, y de todo instrumento músico,
todos los pueblos, naciones, y lenguajes
se postraron, y adoraron la estatua de oro
que el rey Nabuchodonosor habla levan-
tado.
8 Por esto en el mismo tiempo ákjwxm
varones Chaldeos se llegaron, y denun-
ciaron de los Judíos :
9 Hablando, y diciendo al rey Nabucho-
donosor: Rey, para siempre viva.
10 Tú, 6 i rey, pusiste ley, que todo
hombre en oyendo el son de la bocina,
DANIEL.
del pífano, del atambor do la arpa, del
salterio, de la sinfonía, y de todo Instru-
mento músico, se postrase y adorase la
estatua de oro :
11 Y el que no se postrase, y la adora*
se, fuese echado dentro del horno de
fuego ardiendo.
12 Hay unos varones Judíos, los cuales
tú pusiste sobre loe negocios de la pro-
vincia de Babylonla, Sidrach, Misach, y
Abdcnago : estos varones, 6 ! rey, no han
hecho cuenta de ti : no adoran tus dio-
ses, no adoran la estatua de oro, que tú
levantaste.
13 Entonces Nábuchodonosor dtyo con
Ira y con enojo, que trujesen á Sidrach,
Misach, y Abdenago : luego estos varo-
nes fueron traídos delante del rey.
14 Habló Nábuchodonosor, y díjoles:
¿Es verdad, Sidrach, Misach, y Abdena-
go, que vosotros no honráis á mi dios, ni
adoráis la estatua de oro que yo levanté?
15 Ahora pues, ¿ estáis prestos para que
en oyendo el son de la bocina, del pífa-
no, del atambor, de la arpa, del salterio,
de la sinfonía, y de todo instrumento
músico, os postréis, y adoréis la estatua
que yo hice ? Porque si no la adorareis,
en la misma hora seréis echados en me-
dio del horno de fuego ardiendo: ¿Y
qué dios será aquel que os libre de mis
manos ?
16 Sidrach, Mlsaeh, y Abdenago res-
pondieron, y dijeron al rey Nábuchodo-
nosor: No curamos de responderte so-
bre este negocio.
17 He aquí nuestro Dios, á quien hon-
ramos, puede librarnos del horno de fue-
go ardiendo; y de tu mano, 6! rey, nos
librará.
18 T si no : Sepas, ó! rey, que tu dios
no adoraremos, y la estatua que tú le-
vantaste no honraremos.
19 Entonces Nábuchodonosor fué lle-
no de ira, y la figura de su rostro se de-
mudó sobre Sidrach, Misach, y Abdena-
go : habló, y mandó que el horno se en-
cendiese siete veces tanto de lo que cada
ves solía.
20 Y mandó á hombres valientes en
fuerza que estaban en su ejército, que
atasen á Sidrach, Misach, y Abdenago,
para echarlos en el horno de fnrgo ar-
diendo.
21 Entonces estos varones fueron ata-
dos con sus mantos, y sus calzas, y sus
turbantes, y sus vestidos, y fueron echa-
dos dentro del homo de fuego ardiendo.
Span. 48
22 Porque la palabra del rey daba prie-
sa, y habla procurado que se enciendic-
se mucho. La llama del mego mató á
aquellos hombres que habían alzado á
Sidrach, Misach, y Abdenago.
23 Y estos tres varones Sidrach, Mi-
sach, y Abdenago cayeron atados dentro
del horno de fuego ardiendo.
24 1T Entonces el rey Nábuchodonosor
se espantó, y se levantó apriesa, y habló,
y dyo á los de su consejo: ¿No echamos
tres varones atados dentro del fuego?
Ellos respondieron, y dijeron al rey : Ea
verdad, ó ! rey.
25 Respondió, y dijo : He aquí que yo
veo cuatro varones sueltos, que se pa*
sean en medio del fuego ; y ningún da-
ño hay en ellos ; y el parecer del cuarto
es semejante á hijo de Dios.
26 Entonces allegóse Nábuchodonosor
á la puerta del horno de fuego ardien-
do, y habló, y dtfo : Sidrach, Misach, y
Abdenago, siervos del Alto Dios, salid,
y venid. Entonces Sidrach, Misach, y
Abdenago salieron de en medio del
fuego.
27 Y Juntáronse los grandes, los gober-
nadores, y los capitanes, y los del con-
sejo del rey para mirar estos varones,
como el fuego no se enseñoreó de sus
cuerpos: ni cabello de sus cabezas fué
quemado, ni sus ropas se mudaron, ni
olor de fuego pasó por ellos.
28 Nábuchodonosor habló, y djjo : Ben-
dito el Dios de ellos, de Sidrach, Misach,
y Abdenago, que envió su ángel, y libró
sus siervos que esperaron en él, y el
mandamiento del rey mudaron, y entre-
garon sus cuerpos antes que sirviesen
ni adorasen otro dios que su Dios.
29 Por mí pues se pone decreto, que
todo pueblo, nación, ó lenguaje que di-
jere blasfemia contra el Dios de Sidrach,
Misach, y Abdenago, sea descuartizado,
y su casa sea puesta por muladar: por
cuanto no hay Dios que pueda librar
como este.
80 Entonces el rey ennobleció á Sid-
rach, Misach, y Abdenago en la provin-
cia de Babylonia.
CAPITULO IV.
Continua Kabuchodonotor tu confesión pública de la»
grandeza* de Dioe experimentada* por ¿l, contando
como debajo de la figura de un prórjiero y glorioto
árbol, él toñó, tu depoticion del reino, u que había
de ter echado con la» batía» por tu toberbia, ma»
detente» de ticte año» teña rettituido, el cual sueño
le fué declarado por Daniel, y dude d poco» dio»
fué todo en 61 ejecutado. \
753
, y dudé d poco» dio»
DANIEL.
NABtJCHO D0N080R rey á todos tos
pueblos, naciones, y lenguajes que
moran en toda la tierra, paz os sea mul-
tiplicada.
2 Las señales y milagros que el Alto
Dios ha hecho conmigo, conviene que
yo las publique.
3 ¿Cuan grandes son sus señales, y
cuan fuertes sus maravillas ? Su reino,
reino sempiterno, y su señorío hasta ge-
neración y generación.
4 Yo Nabochodooosor estaba quieto en
mi casa, y florido en mi palacio.
5 Vi un sueño que me espantó; y las
imaginaciones y visiones de mi cabeza
me turbaron en mi cama.
6 Por lo cual yo puse mandamiento
para hacer venir delante de mi todos los
sabios de Babylonia, que me mostrasen
la declaración del sueño.
7 Y vinieron magos, astrólogos, Chál-
eteos, y adivinos, y dije el sueño delante
de ellos: mas nunca me mostraron sn
declaración :
8 Hasta tanto que entró delante de mí
Daniel, cuyo nombre es Balthasar, como
el nombre de mi Dios, y en el cual hay
espíritu de los dioses santos ; y djje el
sueño delante de él, diciendo:
9 Balthasar, principe de los magos, yo
he entendido que hay en ti espíritu de
los dioses santos, y que ningún misterio
se te esconde ; dime las visiones de mi
sueño que he visto, y su declaración. .
10 Las visiones de mi cabeza en mi ca-
ma, eran: Parecíame que vela un árbol
en medio de la tierra cuya altura era
grande.
11 Crecía este árbol, y hacíase fuerte, y
su altura llegaba hasta el cielo; y su
vista hasta el cabo de toda la tierra.
12 Su copa era hermosa, y bu fruto en
abundancia, y para todos fwbia en él
mantenimiento. Debajo de él se ponían
á la sombra las bestias del campo, y en
sus ramas hacían morada las aves del
ciclo, y toda carne se mantenía de éi
13 Vela en las visiones de mi cabeza en
mi cama, y be aquí que un velador y
santo descendía del. cielo;
14 Y clamaba fuertemente, y decia así :
Cortad el árbol, y desmochad sus ramas:
derribad su copa, y derramad su fruto :
vayanse las bestias que están debajo de
él, y las aves de sus ramas :
15 Mas el tronco de sus raices dejaréis
en la tierra, y con atadura de hierro y
de metal quede atado en la yerba del cam-
754
po, y sea mojado con el rodo del délo,
y su vivienda sea con las bestias en la
yerba de la tierra :
16 Su corazón sea mudado de coraron
de hombre, y séale dado corazón de bes-
tia ; y pasen sobre él siete tiempos.
17 Por sentencia de los veladores m
acuerda el negocio, y por dicho de santos
la demanda; para que conozcan los vi-
vientes que el Altísimo se enseñorea del
reino de los hombres, y á quien él quie-
re lo dá, y constituye sobre él al mas ba-
jo de los hombres.
18 Este sueño vi yo el rey Nabucho-
donoeor: mas tú, Balthasar, dirás la de-
claración de él; porque todos los sabios
de mi reino nunca pudieron mostrarme
su interpretación : mas tú puedes, por-
que hay en tí espíritu de los dioses san-
tos.
19 Entonces Daniel, cuyo nombre era
Balthasar, estuvo callando casi una hora,
y sus pensamientos le espantaban. El
rey entonces habló, y djjo : Balthasar, el
sueño ni su declaración no te espanten.
Respondió Balthasar, y dijo : Señor mió,
el sueño sea para tus enemigos, y su de-
claración para los que mal te quieren.
20 El árbol que viste, que crecía y se
hacia fuerte, y que su altura llegaba
hasta el ciclo, y su vista por toda la
tierra;
21 Y su copa era hermosa, y su fruto
en abundancia, y quo para todos habia
mantenimiento en él : debajo de él mo-
raban las bestias del campo, y en sus ra-
mas habitaban las aves del cielo:
22 Tú mismo eres, 6 ! rey, que creciste,
y te hiciste fuerte ; y tu grandeza creció,
y ha llegado hasta el cielo, y tu señorío
hasta el cabo de la tierra.
28 Y cuanto á lo que el rey vio, un ve-
lador y santo que descendía del cielo, y
decia: Cortad el árbol, destruidlo: mas
el tronco de sus raices dejaréis en la
tierra, y con atadura de hierro y de me-
tal quede atado en la yerba del campo, y
sea mojado con el rodo del cielo, y su
vivienda sea con las bestias del campo,
basta que pasen sobre él siete tiempos:
24 E6ta es la declaración, ó! rey, y la
sentencia del Altísimo, que ha venido so-
bre el rey mi Señor.
25 Que té echarán de entre los hom-
bres, y con las bestias del campo será tu
morada, y con yerba del campo te apa-
centarán como á los bueyes, v con rocío
del cielo serás teñido; y siete tiempos
DANIEL.
•ote» ti, hasta que entfenfes
que el Altísimo se enseñorea del reine
de los hombres, y que á quien él quie-
re, lo dará.
26 Y lo que dijeron, qne dejasen en la
tierra el tronco de las raices del mismo
árbol : tn reino so te quedará firme, pa-
ra qne entiendas qne el sefiorio es en los
cielos.
87 Por tanto, 61 rey, aprueba mi con-
sejo, y redime tus pecados con justicia,
y tus iniquidades con misericordias de
los pobres: he aquí la medicina de tn
pecado.
88 Todo Tino sobre el rey Nabuchodo-
nosor.
90 Al cabo de doce meses andándose
paseando sobre el palacio del reino de
Babyionio,
80 Habló el rey, y dijo: ¿No es esta la
gran Babylonia, que yo edifiqué para
casa del reino, con la fuerza de mi for-
taleza, y para gloria de mi grandeza?
81 Aun estaba la palabra en la boca del
rey, cuando cae una voz del cielo : A tí
dicen, rey Nabuchodonosor: El reino
es transpasado de ti :
83 Y de entre los hombres te echan, y
con las bestias del campo *erd tu mora-
da, y como á los bueyes te apacentarán ;
y siete tiempos pasaran sobre ti, hasta
que conozcas que el Altísimo se enseño-
rea en el reino de los hombres, y á quien
él quisiere lo dará.
83 En la misma hora se cumplió la pala-
bra sobre Nabuchodonosor, y fué echado
de entre los hombres, y comía yerba
como los bueyes, y su cuerpo se tenia
con el rodo del cielo, hasta qne su pelo
creció como de águila, y sus unas* como
de ares.
84 Mas al fin del tiempo, yo Nabucho-
donosor, aleé mis ojos al cielo, y mi
sentido me fué vuelto, y bendije al Al-
tísimo, y alabé, y glorifiqué al que vive
para siempre ; porque su sefiorio es sem-
piterno, y su reino por todas las edades :
86 Y todos los moradores de la tierra
por nada son contados ; y en el ejército
del cielo, y en los moradores de la tierra
hace según bu voluntad, ni hay quien lo
estorbe con su mano, y lo diga: ¿Qué
haces?
86 En el mismo tiempo mi sentido me
fué vuelto, y torné á la magostad de mi
reino : mi hermosura y mi grandeza vol-
vió sobre mí ; y mis gobernadores y mis
grandes me buscaron, y fui restituido
m mi reino, y mayor grandeta me faé
añadida.
87 Ahora yo Natachodouoser alabo,
engrandezco, y glorifico al Rey del dolo,
poique todas sus obro» son verdad, y sus
caminos juicio; y á los qne andan con
soberbia puedo humillar,
CAPITULO V. _m_M
FOT KM tMCt hM ntilOffTOtCÍ tt OSIIlUfCKMftt MI MDM^
don mi rey de Babvlemim por haber pro/amado h»
eagradoe voto» del templo, y por m eoberbia estando
cercado de los Per$a$; jf Daniel le declara la ee~
EL rey Balaasar hizo un grande ban-
quete á mil de sus príncipes, y con-
tra todos mil bebía vino»
2 Balaasar mandó con el gusto del vino,
que trajesen los vasos de oro y de plata
que Nabueflodonosor su padre trujo del
templo de Jerusalem, para que bebiesen
con ellos d rey, y sus prindpes, sus mu-
geres, y sus concubinas.
8 Entonces fueron traídos los vasos de
oro que hablan traído del templo, de la
cosa de Dios qne estaba en Jerusalenj, y
bebieron con ellos el rey, y sus prind-
pes, sus mugeres, y sos concubinas.
4 Bebieron vino, y alabaron á los dioses
de oro, y de plata, de metal, de hierro,
de madera, y de piedra.
5 En aquella misma hora salieron unos
dedos de mano de hombre, y escribían
delante del candelero, sobre lo encalado
de la pared del palacio real; y el rey veta
la palma de la mano que escribía.
6 Entonces el rey se demudó de su co-
lor, y sus pensamientos le turbaron, y
las coyunturas de sus lomos se desco-
yuntaron, y sus rodillas se batían la una
con la otra,
7 El rey clamó á alta voz que hiciesen
venir magos, Chaldeos, y adivinos. Ha-
bló el rey, y dijo á los sabios de Babylo-
nia: Cualquiera que leyere esta escritu-
ra, y me mostrare su declaradon, será
vestido de púrpura, y tendrá collar de
oro á su cuello, y en el reino se enseño-
reará el tercero.
8 Entonces fueron metidos todos los
sabios del rey, y no pudieron leer 4a es-
crituro, ni mostrar al rey su declaración.
0 Entonces el rey Balsasar fué muy tur-
bado, y sos colores se le mndaron, y sus
príncipes se alteraron.
10 La reina, por las palabras dd rey y
de sus príncipes, entró á la sala del ban-
quete : habló la reina, y dtfo : Rey, para
siempre vive : no te asombren tas pensa-
mientos, ni tus colores se demuden,
756
DAN I BU
11 En ta nina hay nn varón en el cual
mora el espirita de los dioses santos» y
en los dios de ta pudre sé bailó en él
lumbre, y inteligencia, y sabiduría, co-
mo ciencia de los dioses; si cual elfey
Nabuefeodonosor tu 'padre constituyó
principe sobre todos los magos, astró-
logos, Chaldeos, y adivinos: el rey tu
padre.
13 Por cuanto fué hallado en él mayor
espíritu, y ciencia, y entendimiento, de-
clarando sueno*, y desatando preguntas,
y soltando dudas, «f á saber, en Daniel, al
cual el rey posa nombre Balthasar : llá-
mese pues ahora Daniel, y él mostrará la
declaración,
13 Entonces Daniel fué traído delante
del rey. Y habló el rey, y d$o á Daniel :
¿Eres ta aquel Daniel do los lujos de la
cautividad de Judo, que mi padre trujo
de Juda?
14 To he oido de ti, que el espíritu do
los dioses santos esta en tí, y que en
ti se halló lumbre, y entendimiento, y
mayor sabiduría.
15 Tabora fueron traídos delante de mí
sabios, astrólogos, que leyesen esta escri-
tura, y me mostrasen.su declaración ; y
no han podido mostrar la declaración
del negocio.
16 Y yo he oido de tí, que puedes de-
clarar las dudas, y desatar dificultades.
Sí ahora pudieres leer esta escritura, y
mostrarme su declaración, seras vestido
de púrpura, y collar de oro aera puedo en
tu cuello, y en el reino serás el tercer
señor.
17 Entonces Daniel respondió, y dyo
delante del rey : Tus dones séanse para
tí, y tus presentes dalos á otro. La es-
critura yo la leeré al rey, y le mostraré
la declaración.
18 El Altísimo Dios, ó! rey, dio á Nabu-
chodonosor tu padre el reino, y la gran-
deza, y la gloria, y la hermosura.
19 Y por la grandeza que lo dio, todos
los pueblos, naciones, y lenguajes tem-
blaban y temían delante de él Los quo
él quería, mataba; y á los que quería,
daba vida: los que quería, engrandecía;
y los que quería, abajaba.
20 Mas cuando su corazón so ensober-
beció, y bu espíritu se endureció en alti-
vez, fué depuesto del trono de su reino,
y traspasaron de él la gloria.
21 Y fué echado de entre los hijos de
los hombres; y su corazón íué puesto
con las bestias, y con los asnos monteses
?56
íué su morada: yerba como á buey le
hicieron comer, y su cuerpo fué teñido
con el rocío del cielo ; hasta que conoció
que "el Altísimo Dios se enseñorea del
reino de los hombres, y al que quisiere,
pondrá sobre él.
22 Y tú su lujo, Balsasar, no humillaste
tu corazón, sabiendo todo esto ;
23 Y contra el Señor del cielo te has en-
soberbecido ; y hiciste traer delante de
ti los vasos de su casa, y tú, y tus prínci-
pes, tus mugares, y tus concubinas, be-
bisteis vino en ellos : ademas de esto, á
dioses de plata, y de oro, de metal, do
hierro, de madera, y de piedra, que ni
ven, ni oyen, ni saben, diste alabanza; y
al Dios, en cuya mano está tu vida, y son
todos tus caminos, nunca honraste.
24 Entonces de su presencia fué envia-
da la palma de la mano, que esculpió
esta escritura.
25 Y la escritura que esculpió es Mkke,
Mene, Tekel, ÜPiiAnsaií.
26 La declaración del negocio es : Me-
ne: Contó Dios tu reino, j bale acabado.
27 Tkkkl : Pesado has sido en balanza,
y fuiste hallado falto.
28 Peses : Tu reino fué rompido, y es
dado á Mcdos y Persas.
29 Entonces, mandándolo Balsasar, vis-
tieron á Daniel de púrpura, y en su cue-
llo, fué puesto un collar de oro, y prego-
naron de él, que fuese el tercer señor en
el reino.
30 La misma noche fué muerto Balta-
sar, rey 'de los. Chaldeos.
31 Y Darío de Media tomó el reino,
siendo de sesenta y dos años.
CAPITULO VI.
Daniel calumniado y acmado ron enrtiKa ift» h* prín-
cipes de Darío es echado en el fono de loe letmesipoM-
que oraba <i Dios contra el edicto carihm del ng,
ma* Dios le libra, y .wi cnlanmiadore* i*or femtizmia
del rey. ton echados d toe leone*. It. El rep, ruto el
milagro manda por pébtíoo edicto orne d Dñm dm
Daniel sea honrado en toda su tierra.
PARECIÓ bien á Dorio de constituir
sobro el reino ciento y veinte go-
bernadores, que estuviesen en todo el
reino.
2 Y sobre ellos tres presidentes, de los
cuales Daniel era el uno, á los cuales es-
tos gobernadores diesen cuenta, porque
el rey no recibiese daño.
3 Entonces el mismo Daniel era supe-
rior á estos gobernadores y presidentes,
por que habia en él mas abundancia de
espíritu; y el rey pensaba de ponerle
sobro todo el reino. *
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DANIEL.
4 Entonces los piesMsjutos, y goberna*-
dores bascaban ocasiones contra Daniel
por parte de* reino : mas no podían ba-
ilar alguna ocasión 6 falta, porque él era
fiel, y ningún rielo ni falta fué bailado
en él.
0 6 Entonces estos rarones dQeront Nan-
ea bailaremos contra este Daniel alguna
ocasión, si no la bailamos contra él en la
ley de su Dios.
6 Entonces estos gobernadores y presi-
dentes se juntaron delante del rey, y le
dijeron así : Rey Darío, para siempre vive.
7 Todos los presidentes del reino, ma-
gistrados, gobernadores, grandes, y capi-
tanes, ban acordado por consejo de pro-
mulgar un edicto real, y confirmarle:
Qae cualquiera que deman^re petición
' de cualquier dios ó hombre por espacio
de treinta días, si no de ti, ó ! rey, sea
echado en el foso de los leones.
8 Ahora 6! rey, confirma el edicto, y
firma la escrituro, para que no se pueda
rondar, conforme á la ley de Media y de
Persia, que nó se quebranta.
9 Por esta causa el rey Darlo firmó la
escritura y el edicto.
10 Y Daniel cuando supo que la escri-
tura estaba firmada, entróse en su casa, y
abiertas las ventanas de su cenadero, que
estaban hacia Jerusalem, niñeábase de
rodillas tres veces al día ; y oraba, y daba
gracias delante de su Dios, como lo solía
hacer antes.
11 Entonces aquellos varones se junta-
ron, y hallaron á Daniel orando y rogan-
do delante de su Dios.
12 Entonces llegáronse, y hablaron de-
lante del rey del edicto real, diciendo: ¿ No
confirmaste edicto, que cualquiera que
pidiere á cualquier dios ó hombre por
espacio de treinta días, si no á ti, ó 1 rey,
fuese echado en el' foso de los leones?
Respondió el rey, y dfyo : Verdad es, con-
forme á la ley de Media y de Persia, que
no se quebranta.
18 Entonces respondieron, y dtyeron de-
lante del rey: Daniel que es de los hljoe
de la cautividad de los Judíos, no ha he-
cho cuenta de ti, ót rey, ni del edicto
que confirmaste; antes tres veces al día
pide su petición.*
14 El rey entonces, oyendo el negocio,
pesóle en grande manera, y sobre Daniel
puso cuidado para escaparle ; y hasta que
el sol fué puesto trabajó por escaparle.
16 Entonces aquellos varones se junta-
ron cerca del rey, y dieron al rey: Se* I
pas, ó t rey, que es ley de Media y de
Persia, que ningún decreto ó ordenanza
que el rey confirmare pueda ser mudada.
16 Entonces el rey mandó, y trujeroa á
Daniel, y echáronle en el foso de los leo-
nes. Y hablando el rey, dijo á Daniel :
El Dios tuyo, á quien tú continuamente
sirves, él te libre.
17 Y fué traída una piedra, y fué puesta
sobre la puerta del foso, la cual el rey
selló con su anillo, y con el anillo de sos
príncipes, porque la voluntad no se mu-
dase para con DanieL
18 Entonces el rey se rae á su palacio,
y acostóse ayuno, ni instrumentos de
música fueron traídos delante de él; y
su sueño se huyó de éL
19 El rey entonces se levantó de maña-
na en amaneciendo, y vino apriesa al
foso de los leones.
20 Y llegándose cérea del foso llamé á
voces á Daniel con voz triste ; y hablan-
do el rey, dijo á Daniel : DanieL, siervo
del Daos viviente, el Dios tnyo, á quien
tú continuamente sirves, ¿háte podido
librar de los leones?
21 Entonces Daniel habló con el rey, y
dijo: Rey, para siempre vive:
22 El Dios mió envió bu ángel, el cual
cerró la boca de los leones, porque no
me hiciesen mal ; porqué delante de él
se halló justicia en mi ; y aun delante de
ti, ó! rey, yo no he hecho lo que no de-
biese.
28 Entonces el rey fué en gmnde ma-
nera alegre con él; y mandó sacar á
Daniel del foso ; y Daniel filó sacado £el
foso, y ninguna lesión se halló «n él, por-
que creyó en su Dios.
2á Y mandándolo el rey, marón traídos
aquellos varones que hablan acusado á
Daniel, y fueron echados en el foso de
los leones, ellos, sus hijos, y sus muge-
res ; y aun no hablan llegado al suelo del
foso, cuando los leones se apoderaron de
ellos, y quebrantaron todos sus huesos.
26 f Entonces el rey Darlo escribió:
A todos los pueblos, naciones, y lengua-
jes, que habitan en toda la tierra, pas os
sea multiplicada.
26 De parte mia es puesta ordenanza,
que en todo el señorío de mi reino todos
teman y tiemblen de la presencia del Dios
de Daniel ; porque él es Dios viviente, y
permaneciente por todos los siglos; y
su reino que no se deshará, y su señorío
hasta la fin:
27 Que escapa, y libra, y hace señales y
757
DANIEL.
maravilla* en el cielo, y en la tierra: el
cual libró á Daniel del poder de los
leones.
28 T este Daniel fué prosperado du-
rante el reino de Darlo, y durante el rei-
no de Cyro, Persa,
CAPITULO VIL
En la visión de las antro bertas son mostrados d
Daniel cuatro reinos en los cuales el pueblo de Dios
habia sido, era, u había de ser aj^n^:m d saber
Infesto, el del mismo Babasar, el de Darío, « ge-
neralmente la monarquía de los Persas, y el de Ale-
jandro, de donde había de memV Antiocke por quien
emaulumonU Dioehemm ée ser tJmgnhvmenM bias-
Jemado, su culto profanado, y su pueblo ajtigido.
TI. La relajación de las aflicciones en el tiempo de
loeMachabeos. BL Tía venida del Mesías que desde
d poco se stgedria,
EN el primer alo de Balsasar, rey de
Babylonia, Daniel vio un sueño, y
visiones de su cabeza en su cama: luego
escribió el sueno, y notó la suma de los
9 Habló Daniel, y dtfo: Yo veia en mi
vision siendo de noche, y he aquí que los
cuatro vientos del cielo combatían la
gran mar.
3 T cuatro bestias grandes, diferentes
la una de la otra, subian de la mar.
4 La primera era como león, y tenia
alas de águila» Yo estaba mirando hasta
tanto une sus alas fueron arrancadas, y
fué quitada de la tierra; y púsose en-
hiesta sobre los pies á manera de hom-
bre, y fuéle dado corazón de hombre.
5 Y he aquí otra segunda bestia, seme-
jante á un oso, la cual se puso al un lado ;
y tenia en su boca tres costillas entre sus
dientes, y fuéle dicho así: Levántate,
traga carne mucha.
6 Después de esto yo miraba, y he aquí
otra semejante á un tigre; y tenia cua-
tro alas de ave en sus espaldas: tenia
también esta bestia cuatro cabezas, y
Aróla dada potestad.
7 Después de esto yo miraba en las vi-
siones de la noche; y he aquí la cuarta
bestia espantable, y temerosa, y en gran-
ee manera fuerte: la cual tenia unos
dientes grandes de hierro. Tragaba y
desmenuzaba, y las sobras hollaba con
sus pies; y era muy diferente de todas
las bestias que hablan sido antes de ella,
y tenia diea cuernos.
8 Estando yo contemplando los cuer-
nos, he aquí que otro cuerno pequeño su-
bía entre ellos, y delante de él fueron
arrancados tres cuernos de los primeros;
y he aquí que en este cuerno habla ojos,
oomo ojos de hombre, y una boca que
hablaba grandezas.
9 Estuve mirando, hasta que fueron
traídos tronos, y el Anciano de días ae
asentó: su vestido era blanco como la
nieve, y el pelo de su cabeza como lana
limpia : su trono de llama de fuego, sus*
ruedas fuego ardienta
10 Un rio de mego procedía, y salla de
delante de él ; millares de millares le ser-
vían, y millones de millones asistían de-
lante de él: si Juez se asentó, y los libros
se abrieron.
11 Yo entonces miraba á causa de la voz
de las grandes palabras que hablaba el
cuerno : miraba, hasta tanto que mata-
ron la bestia, y su cuerpo fué* deshecho,
y eutregadojpara ser quemado en el fuego.
Id Habfaniambien quitado á las otras
bestias su señorío, porque les habla sido
dado longura de vida hasta cierto tiempo.
13 Vela en la vision de la noche, he aquí
en las nubes del cielo, como un HUo de
hombre que venia; y llegó hasta el An-
ciano de dias, y hicléronle llegar delante
de él.
14 Y fuéle dado señorío, y gloria, y rei-
no ; y todos los pueblos, naciones, y len-
guajes le sirvieron : su señorío, señorío
eterno, que no será transitorio ; y su rei-
no, que no se corromperá.
15 Mi espíritu fué turbado, yo Daniel,
en medio de mi cuerpo, y las visiones de
mi cabeza me asombraron.
16 Lleguéjne á nno de los que asistían,
y pregúntele la verdad acerca de todo es-
to. Y hablóme, y declaróme la Interpre-
tación de los negocios.
17 Estas grandes bestias, las «nales son
cuatro, cuatro reyes son, que se levanta-
rán en la tierra.
18 Y tomarán el reino de los santos al-
tos, y poseerán el reino hasta el siglo, y
hasta el siglo de los siglos.
19 Entonces tuve deseo de saber la ver-
dad acerca de la cuarta bestia, que tan
diferente era de todas las otras, espanta-
ble en gran manera, que tenia dientes de
hierro, y sus unas eran de metal: gmo
tragaba y desmenuzaba, y las sobras ho-
llaba con sus pies :
20 También de los diez cuernos, que
estaban en su cabeza; y del otro que ha-
bla subido, de delante del cual hablan
caldo tres; y este mismo cuerno tenia
ojos, y boca que hablaba grandezas, y su
parecer era mayor que de ninguno de
M§ compañeros, i bV V
DANIEL.
21 T vela que este cuerno hada guerra
contra los santos, y los venda,
29 Hasta tanto qne Tino el Anciano de
días, y qne se dio el Juicio á loe santos
del Altísimo; y vino el tiempo, y los
santos poseyeron el reino.
96 Dflo asi : La coarta bestia será un
cuarto rey en la tierra, el cual será mas
grande que todos los otros reinos; yá
toda la tierra tragará, y trillarla ha, y
desmenuzarla ha.
94 Y los diez cuernos, que de aquel
reino se levantarán, diez reyes, y tras
ellos se levantará otro, el cual será ma-
yor que los primeros ; y á tras reyes der-
ribará.
96 T hablará palabras contra el Altísi-
mo, x los santos del Altísimo quebran-
tará, y pensará de mudar los tiempos, y
la ley ; y serán entregados en su mano
hasta tiempo, y tiempos, y el medio de
un tiempo.
26 T asentarse ha el juez, y traspasarán
su señorío, para destruir, y para echar á
perder hasta el fin ;
27 T que el reino, y el señorío, y la ma-
jestad de los remos, debajo de todo el
cielo sea dado al santo pueblo del Altísi-
mo : su reino, reino aera eterno, y todos
los señoríos le serrlrán,jrle obedecerán.
28 Hasta aqui fué el fin de ]a plática.
To Daniel, mucho me turbaron mis pen-
samientos, y mi rostro se rae mudó:
mas el nogocio, guárdelo en mi corazón.
CAPITULO VIIL
I* vimUm déla bojeMa entre ei cernerán ti macAooa-
brío es mostrada d Daniel, por la cual se le declara
la monarquía de loe Tena» y la postrera victoria de
jUsJanétv eomtrm Darlo eemqm traspasa su manar
motadlas Griego»: la venida de Antiocho emartee,
y su prosperidad contra el pueblo de Dios, y su fin.
Otros lo entienden del imperio Romano.
EN el ano tercero del reino del rey
Balsasar, me apareció una visión, á
mí Daniel, después de aquella que me
apareció antes.
2 Vi en visión, y aconteció cuando tí,
que yo estaba en Busan, que es cabecera
del reino, en la provincia de Persia : asi
qne rl en aquella visión, estando junto
alrlo Ulat
8 Y alcé mis ojos, y miré, y he aquí un
carnero que estaba delante del rio, el
cual tenia dos cuernos, y aunque eran al-
tos, el uno era mas alto que el otro ; y
el que era mas alto subía á la postre.
4 Vi que el carnero hería con los cuer-
nos al poniente, al norte, y al mediodía,
y que ninguna bestU podía parar delante
de él, ni habla quien escapase de su ma-
no ; y bada conforme á su voluntad, y
cada día se hacia mas grande.
6 Y estando yo considerando, he aquí,
un macho de cabrío venia de la parte del
poniente sobre la haz de toda la tierra,
el cual no tocaba la tierra ; y tenia aquel
macho cabrío un cuerno de ver entre
sus ojos.
6 Y venia hasta el carnero que tenia los
dos cuernos, al cual yo habla visto que
estaba delante del rio; y corrió contra
él con la Ira de su fortaleza.
7 Y le vi que llegaba junto al carne-
ro, y levantóse contra él, y hirióle, y que-
bró sus dos cuernos ; porque en el car-
nero no habla fuerzas para parar delante
de él ; y derribóle en tierra, y hollóle, ni
hubo quien librase al carnero de su
mano.
8 Y el macho de cabrio se engrandeció
en gran manera; y estando en su mayor
fuerza, aquel gran cuerno fué quebrado;
y subieron en su lugar otros cuatro ma-
ravillosos hacia los cuatro vientos del
délo.
9 Y del uno de ellos salió un cuerno
pequeño, d cual credo mucho al medio-
día, y al oriente, hacia la tierra deseable.
10 Y engrandecíase hasta el ejérdto del
délo, y parte del ejérdto y de las estre-
llas echó por tierra, y las holló.
11 Y hasta d emperador del ejército se
engrandeció ; y por él fué quitado el con-
tinuo eatrifleiOy y d lugar de su santua-
rio fué echado por tierra.
12 Y el ejérdto rae entregado á causa
del continuo eacrtjlcio, á cansa de la pre-
varicación ; y echó por tierra la verdad ;
y hizo todo lo que quiso, y sucedióle prós-
peramente.
13 Y oí un santo que hablaba, y otro de
los santos dtyo á un otro que hablaba:
¿ Hasta cuándo durará la visión dd con-
tinuo taeriflciO) y la prevarieadon asola-
do», que pone d santuario y d ejército
para ser hollado?
14 Y él me dflo : Hasta tarde y mañana
dosmUytresdentos; y d santuario será
justificado.
15 Y acaedó que estando yo Daniel con*
siderando la visión, y buscando su en-
tendimiento, he aqui qne como una se-
mejanza de hombre se puso delante de
mi.
16 Y oí una voz de hombre entre TJlai,
que alzó la voz, y dflo: Gabriel* ensena
759
DANIEL.
17 T Tino cerca de deudo yo estaba; y
con su venida me asombré, y cal sobre,
ini rostro; y él me dyo: Entiende, lujo
del hombre, porque al tiempo la visión
se cumplirá.
18 Y estando él hablando conmigo, caí
dormido en tierra sobre mi rostro ; y él
me tocó, y hízomc estar en pié.
19 T dijo : He aquí que yo te ensenaré
lo que ha de venir en el fin de la ira ;
porque al tiempo se cumplirá.
20 Aquel carnero que viste, que tenia
cuernos, son los reyes do Media y de
Pcrsia;
21 Y el macho cabrio, el macho cabrio,
el rey de Grecia; y el cuerno grande que
tenia entre sus ojos, es el rey primero :
22 Y que fué quebrado, y sucedieron
cuatro en su lugar, significa que cuatro
reinos sucederán de la misma nación,
mas no en la fortaleza'de él.
23 Mas al cabo del imperio de estos,
cuando los prevaricadorea.se cumplirán,
levantarse ha un rey fuerte de cara, y en-
tendido en dudas.
24 Y su fortaleza se fortalecerá, mas no
con fuerza suya; y destruirá maravillo-
samente, y sucederle ha prósperamente;
y hará á su voluntad, y destruirá fuertes,
y al pueblo de los santos.
25 Y con su entendimiento hará pros-
perar el engaño en su mano ; y en su co-
razón se engrandecerá, y con paz des-
truirá á muchos ; y contra el principe de
los principes se levantará; y sin mano
será quebrantado.
20 Y la visión de la tarde y de la manar
na que está dicha, es verdadera; y tú,
guarda la visión, porque es para muchos
dias.
27 Y yo Daniel fui quebrantado, y es-
tuve enfermo algunos días; y cuando
convalecí, hice el negocio del rey ; y es-
taba espantado acerca de la visión, y no
habla quien la entendiese.
CAPITULO IX.
OoneideiTtndo Daniel Ueaarm ya ti phuo de to ctmH-
vidad de em pueblo tenahmdo por Jeremía*, ora d
Dtotyor el perdón del pecado del pueblo y por $u
rewHtncion. JT. Orando él, lee* revelado el tiempo
de la venida del Me*Uu(qm era la verdadera rend-
$Jond*y loe pecado* y la verdadera libertad) en quien
Dio» había de cerrar todo el Viejo Testamento con el
cnmpUmtento de sus prometa*, item m muerte, ylaab-
yeceten, y emdaemiemto del pmebío Judaico por toe
EN el año primero de Darío, htfo de
ABsnero, de la nación de loe Medos,
el cual fué puesto por rey sobre el reino
de los Chaldeos :
760
2 En el ano pri&ero de en reino, yo
Daniel miró atentamente en loe libros el
número de los años del cual habló Jebo-
va al profeta Jeremías, que habia de fe-
necer la asolación de Jerusalem en se-
tenta años.
3 Y volví mi rostro al Señor Dios, bus-
cándolo en oración, y ruego, en ayuno, y
cilicio, y ceniza.
4 Y oré á Jehova mi Dios, y confesé, y
dije : Ahora, Señor, Dios grande, digno
do ser temido, que guardas el concierto
y la misericordia con los que te aman, y
guardan tus mandamientos.
5 Hemos pecado, hemos hecho Iniqui-
dad, hemos hecho impíamente, y hemos
sido rebeldes, y nos hornos apartado de
tus mandamientos, y de tus juicios.
6 No hemos obedecido á tus siervos loe
profetas que en tu nombro hablaron á
nuestros reyes, y á nuestros príncipes, á
nuestros padree, y á todo el pueblo déla
tierra.
7 Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra
la confusión de rostro, como el día de
hoy es á todo hombre de Juda, y á los
moradores do Jerusalem, y á todo Israel,
á los de cerca, y á los de lejos, en todas las
tierras donde los has echado, á cansa de
su rebelión con que rebelaron contra tí.
8 O ! Jehova, nuestra es la confusión de
rostro: de nuestros reyes, de nuestros
príncipes, y de nuestros padres, porque
pecamos á ti.
0 Do Jehova nuestro Dios es el tener
misericordia, y el perdonar, aunque no-
sotros nos rebelamos contra él.
10 Y no obedecimos á la voz de Jehova
nuestro Dios para andar por sus leyes,
las cuales él dio delante de nosotros por
mano de sus siervos los profetas.
11 Y todo Israel traspasó tu ley, apas-
tándose por no oir tu voz : por lo cual
la maldición y la jura que está escrita en
la ley de Moyscs, siervo de Dios, ha des-
tilado sobre nosotros, porque pecamos
contra él.
12 Y él afirmó su palabra que habló so-
bre nosotros, y sobre nuestros jueces,
que nos gobernaron, trayendo sobre no-
sotros tan grande mal: que nunca fue
hecho debajo del cielo, cual el que fué
hecho en Jerusalem.
13 Como está escrito en la ley de Moy-
ses, todo aquel mal vino sobre nosotros:
y nunca, rogamos ala faz de «Jehova nues-
tro Dios, para convertimos de i
maldades, y entender tu verdad.
DANIBI»
14 T apresúrese Jehova sobre él casti-
go, y trujólo sobro nosotros ; porque m
jnsto Jehova nuestro Dios en todas sns
obras que hizo, porque no obedecimos á
MITOS.
15 Ahora pnes Sefior Dios nuestro, que
sacaste tu pueblo de la tierra de Egypto
con mano poderosa, y ganaste para tí
nombre como este día, pecamos, impía-
mente hemos hecha
W O ! Sefior, según todas tus Justicias,
apártese ahora tu ira y tu furor de sobre
tu ciudad Jerusalem, tu santo monte;
porque á causa de nuestros pecados, y
por la maldad de nuestros padres, Jeru-
salem y tu pueblo es dado en vergüenza á
todos ntfestros al derredores.
17 Ahora pues Dios nuestro, oye la ora-
ción de tu siervo, y sus ruegos ; y haz
que tu rostro resplandezca sobre tu san-
tuario asolado, por el Sefior.
18 Inclina, 6 ! Dios mió, tu oreja, y oye :
abre tus ojos, y mira nuestros asolamien-
tos, y la ciudad, sobre la cual es llamado
tu nombre; porque no confiados en nues-
tras justicias derramamos nuestros rue-
gos delante de tu presencia, mas en tus
muchas misericordias.
19 Oye, Sefior: Perdona, 8efior: Está,
atento, Sefior, y haz : no pongas dilación
por ti mismo, Dios mió ; porque tu nom-
bres es llamado sobre tu ciudad, y sobre
tu pueblo.
20 ? Aun estaba hablando, y orando, y
confesaba mi pecado, y el pecado de mi
pueblo Israel, y derramaba mi ruego de-
lante de Jehova mi Dios, por el monte
santo de mi Dios :
di Aun estaba hablando en oración, y
aquel varón Gabriel, al cual habla visto
en vision al principio, volando con vue-
lo me tocó, como á la hora del sacrificio
de la tarde.
23 T hizome entender, y habló conmi-
go, y d|jo : Daniel, ahora he salido para
hacerte entender la declaración.
28 Al principio de tus ruegos salió la
palabra, f yo he venido para ensenárte-
la, porque tú ere* varón de deseos. En-
tiende pues la palabra, y entiende la vi-
sión.
24 Setenta semanas están determinadas
sobre tu pueblo, y sobre tu santa ciu-
dad, para fenecer la prevaricación, y con-
cluir el pecado, y expiar la Iniquidad, y
para traer la justicia de los siglos, y pava
sellar la visión y la profecía, y ungir la
santidad de santidades.
25 Sepes jmes^ y (atiendas, que desde la
salida de la palabra para hacer volver d
pmébhj y edificar á Jerusalem, hasta el
Mesías Principe habrá siete semanas, se*
senta y dos semanas; entre tanto so tor-
nará á edificar la placa, y el muro en
tiempos angustiosos.
28 Y después de las sesenta y dos se-
manas el Mesías será muerto, y no por
sí; y el pueblo príncipe viniendo des-
truirá la dudad, y el santuario, cuyo fin
wrrf «orno con avcnida<fc«p«MM.* hasta que
al fin de la guerra sea talada con asola-
miento.
27 Y en otra semana -confirmará el
concierto á muchos: á la mitad de. la
semana hará cesar el sacrificio, y el pre-
sente ; y á causa del ala de las abomina-
ciones vendrá asolamiento, hasta que per-
fecto acabamiento se derrame sobre el
puébb asolado.
CAPITULO X.
Un varo* dé admirable aspecto (es CHMO por cvjo
hábito te describen ene aialittndet y minieterioe) es
muestra d Damiet; y espantado Daniel de en Hsta,
él le conforta, y le comienza de declarar la canea
de tu venida,
EN el tercer ano de Cyro, rey de Per-
sia, fué revelada palabra á Daniel
cuyo nombre era Balthasar; y la palabra
era verdadera, y el plazo grande : la cual
palabra él entendió, y tuvo inteligencia
en la visión.
2 En aquellos dias yo Daniel me con*
triste tres semanas de tiempo.
8 No comí pan delicado, ni carne ni vi*
no entró en mi boca, ni me unté con
ungüento, hasta que se cumplieron tres
semanas de días.
4 Y á los veinte y cuatro días del mes
primero, yo estaba á la orilla del gran rio
Hidekel:
5 Y alzando mis ojos miré, y he aquí
un varón vestido de lienzos, y ceñidos
sus lomos de oro muy fino :
6 Y su cuerpo era como Tharsis, y su
rostro paréela un relámpago, y sus ojos
como antorchas de fuego, y sus brazos y
sus pies como de color de metal resplan-
deciente; y la vos de sus palabras, como
vos de a\gmn ejercita
7 Y yo Daniel solo vi aquella vision ;
y los varones que tetaban conmigo no la
vieron: mas cayó sobre ellos un gran
temor, y huyeron, y escondiéronse.
8 Y quedé yo solo, y vi esta gran vision,
y no quedó en mi esfuerzo, antes mi
fuerza se me trocó en desmayo, sin re-
tener alguna fuerza.
701
DANIEL.
9 Y oí 1a toa de bus palabras; y como
oí la toa de i« palabras, yo fui adorme-
cido sobre mi rostro, y mi rostro en
tierra.
10 Y he aquí que una mano me tocó, y
hizo que me moviese sobre mis rodillas,
y sobre las palmas de mis manos.
11 T díjome : Daniel, varón de deseos,
está atento á las palabras que yo te ha-
blaré, y levántate sobre tus pies ; porque
yo soy enviado ahora á ti: Y estando ha-
blando conmigo esto, yo estaba tem-
blando.
12 Y díjorae: Daniel, no temas; porque
desde el primer día que diste tu cora-
zón á entender, y á afligirte en la pre-
sencia de tu Dios, son oídas tus pala-
bras ; y yo soy venido á causa de tus
palabras.
13 Mas el principe del reino de Persia
se puso contra mi veinte y un días ; y
he aquí que Michael uno de los princi-
pales principes vino para ayudarme, y
yo quedó allí con los reyes de Persia.
14 Y soy venido para hacerte saber lo
que ha de venir á tu pueblo en los pos-
treros días; porque aun habrá visión
por dgunot días. .
15 Y estando hablando conmigo seme-
jantes palabras, puse mis ojos en tierra,
y enmudecí
10 Y he aquí como una semejanza de
hombre, que tocó mis labios ; y abrí mi
boca, y hablé, y dije á aquel que estaba
delante de mi : Señor mío, con la visión
se trastornaron mis dolores sobre mi, y
no me quedó mena.
17 ¿Cómo pues podrá el siervo de este
mi Señor hablar con este mi Señor? por-
que en este instante me fritó la mensa,
y no me quedó aliento.
18 Y aquella como semejanza de hom-
bre me tocó otra vez, y me conforto,
19 Y me dtfo : Varón de deseos, no te-
mas: paz á ti : ten buen ánimo, y esfuér-
zate. Y hablando él conmigo jro me es-
forcé, y cuje: Hable mi Señor, porque
eaforsádonte has,
90 Y <HJo: ¿Sabes por qué he venido á
ti? porque luego tengo de volver para
pelear con el principe de tos Persas ; y
en saliendo yo, luego viene el príncipe
de Greda*
21 Empero yo te declararé lo que es-
tá escrito en la escritura de verdad; y
ninguno hay que se esfuerce conmigo
en estos napas*», si no Mfchael vuestro
principe.
CAPITULO XI.
JJasnel, enséñale el principado de la monarquia de
los Persas, y tu fin en Alejandro, el cual muerto, su
teHorio seria repartido entre cuatro, cuyas penden-
cia» describe largamente, especialmente emtre te*
reyes de Egypto, y loe de la Asia menor, hasta venar
d Antiocko el ilustre (al cual con mayor verdad d
Uama el vU) y dios males que kixo en la tierra da
Jadea, II. Y porque este en sm actos tuvo fiaurm
y oficio del verdadero antecristo, en la deocripciom
de sus impiedades el Espíritu Santo (por ventura ex-
cediendo de la figura, como otras veces suele,) pinta
alemnat especiales condiciones y notas del verdade-
ro antecristo, para que donde quiera que aparecéerm
en el mundo, no te pueda esconder de los que le co-
nocieren por estas teñas, III. Vuelve d la narra-
ción as Autioaho, oomo perseverando en su oruttaaa
con el pueblo de Dios, y volviendo d sus latrocinios
contra Egypto,fué impedido del imperio Romano,
el cual al fin enviando mt fuerzas deshieo d Antíc-
cko, tomó toda fe tierra y entre todo f» demás á
Jerusalem.
Y EN el ano primero de Darlo, el de
Media, yo estuve para animarle, y
fortalecerle.
2 Y ahora yo te mostraré la verdad:
He aquí que aun tres reyes estarán en
Persia; y el cuarto se enriquecerá de
grandes riquezas, mas que todos ; y for-
tificándose con sus riquezas, despertará
á todos contra el reino de Grecia.
8 Y levantarse ha un rey valiente, el
cual se enseñoreará sobre gran señorío,
y hará á su voluntad.
4 Y cuando se hubiere enseñoreado, su
reino será quebrantado, y será partido
en los cuatro vientos del cielo, y no á
su descendiente, ni según ei señorío con
que él se enseñoreó ; porque su reino se-
rá arrancado, y para otros fuera de estos.
5 Y hacerse ha raerte el rey del medio-
día y de sus principados, y sobrepujarle
ha, y apoderarse ha, y su señorío otra
grande señorío.
6 Mas al cabo de alguno* anos se con-
certarán, y la hJja del rey del mediodía
vendrá al rey del norte, para hacer los
conciertos: Mas no tendrá fuerzade bra-
zo, ni permanecerá él, ni su brazo. Por-
que ella será entregada, y los que la
hubieren traído, y su padre, y los que
estaban de su parte en aquellos días*
7 Mas del renuevo de sus raices se le-
vantará sobre su silla, y vendrá al ejérci-
to, y entrará en la fortaleza del rey del
norte, y hará en ellos á m *obf*taa\ y
corroborarse ha.
8 Y aun los dioses de ellos, con ana
principes, eon sus vasos preciosos de
psata y de oro, llevará cautivos á Egyp-
to. Y r^or olamos anoa él se i
contra el rey del norte»
DANIEL.
9 T vendrá en. el reino el rey del me-
diodía, y volverá á su tierra,
10 Mu sus lujos ee airarán, y juntarán
multitud de machos ejércitos, y vendrá
á gran priesa, y inundará, y pasará, y
tornará, y llegará cen ira hasta sn forta-
11 Por lo cual el rey del mediodía se
enojará, y saldrá, y peleará con el mis-
mo rey del norte ; y pondrá en campo
gran multitud, y toda aquella multitud
será entregada en su mana
13 Por lo cual la multitud se ensober-
becerá, elevarse ha su corazón, y derri-
bará muchos mulares, y no prevalecerá.
13 Y volverá el rey del norte, y pondrá
en campo mayor multitud que primero;
y al cabo del tiempo de algunos anos
vendrá á gran priesa con grande ejército,
y con muchas riquezas.
14 Mas en aquellos tiempos muchos se
levantarán contra el rey del mediodía ;
y hijos de disipadores de tu pueblo se
levantarán pora confirmar la profecía, y
caerán.
15 T vendrá el rey del norte, y mudará
baluartes, y tomará la ciudad raerte, y
los bracos del mediodía no podran per-
manecer, ni su pueblo escogido, ni ha-
brá fortaleza que pueda resistir.
16 T el que vendrá contra él, hará á su
-voluntad, ni habrá quien se le pueda pa-
rar delante ; y esteraren la tierra desea-
ble, kt cual será consumida en su poder.
17 Y pondrá su rostro para venir con
la potencia de todo su reino, y hará
con él cosas rectas, y darle ha una bija
de su* mugeres para trastornarla: mas
no estará, ni será por 4L
18 Volverá después su rostro á las islas,
y tomará muchas ; y un principe le hará
parar sn vergüenza, y aun volverá sobre
él sn vergüenza.
10 De aquí volverá su rostro á las for-
talezas de sn tierra; y tropezara, y cae-
rá, y no parecerá mas.
30 Mas sucedará en sn silla quien qui-
tará las exacciones, d cuál será gloria del
reino : mas en pocos días será quebran-
tado, no en enojo, ni en batalla.
SI Y sucederá en su lugar un vil, al
cual no darán la honra del remo : mas
vendrá con paz, y tomará el reino con
halagos.
23 Y los brazos serán inundados de
inundación delante de él; y serán que-
brantados, y aun también el capitán del
concierta
38 Y después de los conciertos con él,
él hará engaño; y subirá, y saldrá ven-
cedor con poca gentes
34 Estando la provincia en paz, y en
abundancia, entrará, y hará lo que nun-
ca hicieron sus padres, ni los padres de
sus padres: presa, y despojos, y riqueza
repartirá á sus soldados; y contra las
fortalezas pensará con sus pensamien-
tos; y esto por tiempo.
35 Y despertará sus fuerzas y su cora-
zón contra el rey del mediodía eon gran-
de ejército ; y el rey del mediodía será
provocado á la guerra con grande ejérci-
to y muy raerte: mas no prevalecerá,
porque le harán traición.
30 Y los que comerán su pan, le que-
brantarán ; y su ejército será destruido,
y caerán muchos muertos.
37 Y el corazón de estos dos reyes será
para hacerse mal ; y en una misma mesa
tratarán mentira : mas no servirá de na-
da ; porque el plazo aun no es llegado.
38 Y volverse ha á su tierra con grande
riqueza; y su corazón aerd contra él san-
to concierto; y hará, y volverse ha á su
tierra.
39 Al tiempo señalado tornará al medio-
día: mas no será la postrera venida como
la primera.
80 Porque vendrán contra él naves do
Chltbim ; y él se contristará, y tornarse
ha, y enojarse ha contra el santo con-
cierto, y hará; y volverse ha, y pensará
contra loe que habrán desamparado el
santo concierto.
81 Y serán puestos brazos de su parte,
y contaminarán el santuario de fortale-
za; y quitarán el continuo KiaiflciOy y
pondrán la abominación espantosa.
82 Y con lisonjas hará pecar á los vio-
ladores del concierto : mas el pueblo que
conoce áju Dios se esforzará, y hará.
88 Y los sabios del pueblo darán sabi-
duría á muchos ; y morirán á cuchillo,
á niego, y cautividad, y saco, por alguno*
dks.
84 Y en su caer serán ayudados de pe-
queño socorro; y muchos se juntarán
con ellos con lisonjas.
85 Mas de los sabios caerán, para ser
purgados, y limpiados, y emblanqueci-
dos, hasta^l tiempo determinado ; por-
que aun para esto hay plazo.
86 Y el rey hará á su voluntad; y en
soberbecerse ha, y engrandecerse ha so-
bre todo dios; y contra el Dios de los
dioses hablará maravillas, y será pros-
768
DANIEL.
perado, hasta que la ka sea acabada;
porque hecha está determinación.
37 \ Y del Dios de sus padres no hará
caso, ni del amor de las mugeres : ni so
cuidará de Dios alguno; porque sobre
todo so engrandecerá.
38 Mas al dios Manaim honrará en su
lugar, dios que sus padres no conocie-
ron : honrarle ha con oro, y plata, y pie-
dras preciosas, y con cosas do gran precia
39 Y con el dios ageno que conocerá,
hará castillos fuertes, ensanchará su glo-
ria, y hacerlos ha señores sobre muchos,
y repartirá la tierra por precio.
40 T Mas al cabo del tiempo el rey del
mediodía se acorneará con él, y el rey
del norte levantará contra él tempestad,
con carros, y gente de á caballo, y mu-
chos navios ; y entrará por las tierras, y
inundará, y pasará.
41 Y vendrá en la tierra deseable, y
muchas provincias caerán : mas estas es-
caparán de su mano, Edom, y Moab, y
lo primero de los hUos de Ammon.
43 Y extenderá su mano á las tierras; y
la tierra de Egypto no escapará.
43 Y apoderarse ha de los tesoros de
oro y plata, y de todas las cosas precio-
sas de Egypto, de Lybia, y Ethiopia por
donde pasará.
44 Mas nuevas de oriente y del norte
lo espantarán ; y saldrá con grande ira
para destruir y matar muchos.
45 Y plantará las tiendas de su palacio
entre los mares, en el monte deseable
del santuario; y vendrá hasta su fin, y
no tendrá quien le ayude.
CAPITULO XIL
Continuando** la revelación, declárate ¡a manifesta-
ción de Crido en carne y de su evangelio, entre la
cual w la consumación del ligio y la Jbtal returree-
o en la iglesia.
una* rece* moa la impiedad, otra» vece» el conoci-
miento de Dio*. IJ. Preguntando el projeta de la
contumacion del ligio, no lee* revelado, ma* dieeee
le el plaso de la corrupción del cuuoehtde la tira-
nía de Antiocho hasta m restitución por lo* Macha-
beos: acortando el plato que arriba le puto capitulo
8. 14. por la tolerancia de loe piadoso*, como co-
ntunmente lo suele Dio» hacer en tale* caso*.
MAS cu aquel tiempo Michael el gran
príncipe, que está por los mjos de
tu pueblo, se levantará; y será tiempo
764
de angustia, cual sunca fué después que
hubo gente basta entonces : mas cu aquel
tiempo tu pueblo escapará, es d saber, ton
dos los que se hallaren escritos en el lie
bro.
2 Y muchos de los que duermen en el
polvo de la tierra serán despertados, unos
para vida eterna, y otros para vergüen-
za, y confusión perpetua,
3 Y los entendidos resplandecerán, co-
mo el resplandor del firmamento; y los
que enseñan á justicia la multitud, como
los estrellas á perpetua, eternidad.
4 Tú pues, Daniel, cierra las palabras,
y sella el libro hasta el tiempo del fin :
pasarán muchos, y multiplicarse ha la
ciencia.
5 Y yo Daniel miré, y he aqui otros dos
que estaban, el uno de esta parte á la
orilla del rio, y el otro de la otra parte, á
la orilla del rio.
6 Y uno dijo al varón vestido de lien-
zos, que estaba sobre las aguas del rio :
i Cuándo será el fin de las maravillas !
7 Y oi al varón vestido de lienzos que
estaba sobre las aguas del rio, el cual al-
zó su diestra y su siniestra al cielo, y ju-
ró por el Viviente en los siglos : Que por
tiempo, tiempos, y la mitad ; y cuando so
acabare el esparcimiento del escuadrón
del pueblo santo, todas estas cosas serán
cumplidas.
8 \ Y yo oí, mas* no entendí; y dye:
Señor mió, ¿qué es el cumplimiento de
estas cosas?
9 Y dijo : Anda, Daniel, que estas pa-
labras serán cerradas y selladas hasta el
tiempo del cumplimiento.
10 Muchos serán limpios, y emblanque-
cidos, y purgados ; y impíos se empeo-
rarán, y ninguno de los impíos entende-
rá: mas entenderán los entendidos.
11 Mas desde el tiempo que fuere qui-
tado el continuo aovrfyfeie, hasta la abo-
minación espantosa, habrá mil y doaden*
tos y noventa dios.
Id Bienaventurado el qne esperare, y
llegare basta mil y trescientos y treinta
y cinco días.
13 Y tú irás á el fin, y reposarás, y levan-
tarte has en tu suerte al fin de los diat.
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LAS PROFECÍAS DE OSEAS.
CAPITULO I.
El castigo y abyección del reino de Israel, y general-
memte del pueblo camal por su apoetasía. II. La
elección de los Gentiles d la smrte dichosa de pueblo
de Dios, en el cual se camparían la* promesas de la
multiplicación,
PALABRA de Jchova que fué á Oseas,
HJo de Becri, en dias de Ozias, Joa-
than, Achaz, Ezechias, reyes de Juda ; y
en dios de Jcroboam, hijo de Joas, rey
de Israel.
2 £1 principio de la palabra de Jehova
con Oseas. T dtfo Jebova á Oseas : Vé,
tómate una muger fornicaria, y hijos
do fornicaciones ; porqne la tierra for-
nicará fornicando do en pos de Je-
bova.
3 Y fué, y tomó á Gomer, hjja de Di-
blaim, la cual concibió, y lo parió un
bijo.
4 Y díjolc Jehova : Pónle por nombre
Jezrael ; porque de aquí á poco yo visi-
taré los sangres de Jezrael sobre la casa
de Jehu, y haré cesar el reino do la cosa
de Israel.
5 Y acaecerá que en aquel día yo que-
braré el arco de Israel en el valle de Jez-
rael.
6 Y concibió aun, y parió una bija ; y
díjole: Pónlo por nombre Lo-ruhama;
porque nunca mas tendré misericordia
do la casa de Israel, mas del todo los qui-
taré.
7 Y de la casa do Juda tendré miseri-
cordia, y salvarlos be en Jehova su Dios ;
y no los salvaré con arco, ni con espada,
ni con batalla, ni con caballos, ni caba-
lleros.
8 Y después de haber destetado á Lo-
ruhama, concibió, y parió un hijo.
9 Y d\)o : Pónle por nombre Lo-ammi ;
porque vosotros no tois mi pueblo, ni yo
seré vuestro.
10 í Y será el número de los hijos de
Israel como la arena de la mar, que ni
se puedo medir ni contar. Y será que
donde se les decia: Vosotros no «o£«ml
pueblo ; les sea dicho : Ilijos del Dios
viviente.
11 Y los hijos de Juda y de Israel serán
congregados en uno, y levantarán para
sí una cabeza, y subirán de la tierra;
porqne el día de Jezrael es grande.
CAPITULO n.
Prosiguiendo en la aUgoria recita las anua $ de la ab~
peccion del pueblo. IL Prosees* te reformación do
su iglesia y la retsam adon de su prosperidad en I
Cristo.
DECID á vuestros hermanos: Am-
ml; y á vuestras hermanos: Ru-
hnma.
2 Pleitead con vuestra madre, pleitead;
porque ella no es mi muger, ni yo su ma-
rido; y quite sus fornicaciones de su
rostro, y sus adulterios de entre sus pe-
chos :
3 Porque yo no la despoje desnuda, y la
haga tornar como el día en que nació, y
la ponga como un desierto, y la ponga
como tierra seca, y la mate de sed.
4 Ni tendré misericordia de sus hijos ;
porque son hijos de fornicaciones.
5 Porque su madre fornicó: avergon-
zóse la que los engendró, porque dyo :
Iré tras mis enamorados, que rae dan mi
pan y mi aguo, mi lana y mi lino, mi
aceite y mi bebida.
6 Por tanto he aquí que yo cerco tu ca-
mino con espinas, y cercaré con seto, y
no hallará sus caminos. N
7 Y seguirá sus enamorados, y no los
alcalizará : buscarlos ha, y no los halla-
rá: entonces dirá: Iré, y volverme he á
mi primer marido ; porque mejor me iba
entonces que ahora.
8 Y ella no sabia que yo le daba el tri-
go, y el vino, y el aceite ; y les multipli-
qué la plata y el oro con que hicieron á
Bahal.
0 Por tanto yo tornaré, y tomaré mi
trigo á su tiempo, y mi vino á su sazón,
y quitaré mi lana y mi lino, que habla
dado para cubrir su desnudez.
10 Y ahora yo descubriré su Yflcza de-
lante de los ojos de sus enamorados, y
nadie la escapará de mi mano.
11 Y haré cesar todo su gozo, su fiesta,
su nueva luna, y su sábado, y todos sus
festividades.
12 Y haré talar su vid y su higuera, de
que ha dicho: Mi salario mo son, que
me han dado mis enamorados. Y poner-
las he por monte, y comerlas han las
bestias del campo.
la Y visitaré sobre ella los tiempos de
los Bañóles, á los cuales incensaba, y
785
OSEAS.
adornábase de bus zarcillos y de sus
joyeles, y se Iba tras sus enamorados, ol-
vidada de mí, dice Jehova.
14 1 Por tanto he aquí que yo la indu-
ciré, y la llevaré al desierto, y hablaré á
su corazón.
15 T darle he sus vinas desde allí, y el
valle de Achor en puerta de esperanza;
y allí cantará como en los tiempos de su
juventud, y como en el dta de su subida
de la tierra de Egypto.
16 Y será que en aquel tiempo, dice Je-
hova, me llamarás : Marido mió ; y nun-
ca mas me llamarás : BahalL
17 Porque quitaré de su boca los nom-
bres de los Banales, y nunca mas serán
mentados por su nombre.
18 Y haré por ellos concierto en aquel
tiempo con las bestias del campo, y con
las aves del cielo, y con las serpientes
de la tierra; y quebraré arco, y espada,
y batalla de la tierra, y hacerlos he dor-
mir segnroB.
19 Y desposarte he conmigo para siem-
pre; desposarte he conmigo en justicia,
y juicio, y misericordia, y miseraciones.
20 Y desposarte he conmigo en fé, y
conocerás á Jehova.
21 Y será que en aquel tiempo yo res-
ponderé, dice Jehova, yo responderé á
los cielos, y ellos responderán á la
tierra.
23 Y la tierra responderá al trigo, v al
vino, y al aceite; y ellos responderán á
JczracL
28 Y sembrarla he para mí en la tierra,
y habré misericordia de Lo-ruhama; y
diré á Lo-emml: Pueblo mió tú; y él
dirá: Diosmio.
CAPITULO m.
Prq/eHta con otro timbólo de la misma alegoría lam-
funáaeAueccion del pueblo de Israel carnal después
de la venida del Metió», y déla reformación dicha
en el capitulo precedente. 1L Ítem, tu conversión ai
cabo de machos tiempos.
Y Dí JOME Jehova : Vé aun otra vez,
y ama una muger amada de su com-
pañero, y adúltera, como el amor de Je-
hova con los hijos de Israel, los cuales
miran á dioses ágenos, y aman frascos de
vino.
2 Y la compré para mi por quince di-
ñeros de plata, y un homcr y medio de
cebada.
3 Y díjelo: Tú estarás por mía muchos
días : no fornicarás, ni tomarás otro va-
ron ; ni tampoco yo vendré á tí.
4 Porque muchos días estarán los hijos
de Israel sin rey, y sin señor, y sin sacri-
766
ficto, y sin estatua, y sin ephod, y sin
teraphlm.
5 H Después volverán los htyos de Is-
rael, y buscarán á Jehova su Dios, y á
David su rey ; y temerán á Jehova, y á
su bondad en él fin de los dias.
CAPITULO IV,
Recita algunos de los pecados del pueblo, por los cua-
les Dios los transportaría de su tierra. Parece ser
una sola plática continuada hasta el fin de Meo el
OÍD palabra de Jehova, hijos de Is-
rael ; porque Jehova pleitea con loa
moradores de la tierra ; porque no hay
verdad, ni misericordia, ni conocimiento
de Dios en la tierra.
2 Perjurar, y mentir, y matar, y hurtar,
y adulterar prevalecieron, y sangres se
tocaron contra sangres.
3 Por lo cual la tierra se enlutará, y se-
rá talado todo morador de ella, con las
bestias del campo, y las aves del cielo ;
y aun los peces de la mar serán cogidos.
4 Ciertamente hombre no contienda ni
reprenda á hombre ; porque tu pueblo
es como los que resisten al sacerdote.
5 Caerás pues en este dia, y caerá tam-
bién contigo el profeta de noche; y á tu
madre talaré.
6 Mi pueblo fué talado, porque le faltó
sabiduría. Porque tú desechaste la sa-
biduría, yo te echaré del sacerdocio; y
pues que olvidaste la ley de tu Dios, tam-
bién yo me olvidaré de tus h^jos.
7 Conforme á su grandeza así pecaron
contra mi : yo pues también trocaré su
honra en vergüenza,
8 Comen del pecado de mi pueblo, y en
su maldad levantan su alma.
9 Y tal será el pueblo como el sacerdo-
te ; y visitaré .sobre él sus caminos, y pa-
garle he conforme á sus obras.
10 Y comerán, mas no se hartarán : for-
nicarán, mns no se aumentarán, porque
dejaron de guardar á Jehova.
11 Fornicación, y vino, y mosto quitan
el corazón.
12 Mi pueblo en su madera pregunta, y
su palo le responde ; porque espíritu de
fornicaciones le engañó, y fornicaron de-
bajo de sus dioses.
13 Sobre los cabezos de los montes sa-
crificaron, y sobre los collados incensa-
ron : debajo de encinas, y álamos, y ol-
mos que tuviesen buena sombra: por
tanto vuestras hijas fornicarán, y vues-
tras nueras adulterarán.
14 No visitaré sobre vuestras hijas cuan-
do fornicaren, ni sobre vuestras nueras
OSEAS.
cuando adulteraren ; porque ellos ofte-
cen con las rameras, y con los unía» mu-
geres sacrifican : por tautp el pueblo sin
entendimiento caerá*
15 SI fornicares tá, Israel, á ¡o menos no
peque Jada ; y no entréis en Galgala, ni
subáis á Beth-aven, ni juréis : Vive Je-
hova.
lo Porque como becerra cerrera revacó
Israel: apaciéntalos ahora Jehova, como
á carneros en anchura.
17 Ephraim es dado á Ídolos, d^ale.
18 Sil bebida se corrompió, fornicando
fornicaron, amaron los dones : lo c%uA es
afrenta de sus principes.
19 Atóla el Tiento en sos alas, y de sus
sacrificios serán avergonzados.
CAPITULO V.
Contra los pastores del pueblo que fueron cauta de su
apoetasía. 11. Prosigue en toe cargo* del pueblo, y
ai la denunciación de en calamidad, trae la cual
esemieerimnm pecado, u $e mese* km d Din.
SACERDOTES, oíd esto, y estad aten-
tos, casa de Israel, y casa del rey, es-
cuchad; porque á vosotros es el Juicio;
porque habéis sido lazo en Maspbad, y
red extendida sobre Tabor.
8 T mentando sacrificios han bajado
hasta el profundo, y yo la corrección de
todos ellos.
8 f Yo eonoseo á Ephraim, y Israel no
me es ignorado ; porque ahora has for-
nicado, ó ! Ephraim, y se ha contamina-
do Israel.
4 No pondrán sus pensamientos en vol-
verse á su Dios, porque espíritu de for-
nicación está en medio de ellos, y no
conocen á Jehova.
5 Y la eoberWa de Israel le desmentirá
en su cata ; y Israel y Ephraim tropeza-
rán en su pecado,* tropezará también
con elloe Juda,
6 Con sus ovejas, y con sus vacas anda-
rán buscando á Jehova, y no le hallarán :
apartóse de ellos.
7 Contra Jehova se rebelaron, porque
engendraron hfyos extraños: ahora los
devorará mes con sus heredades.
8 Tocad bocina en Gabaa, trompeta en
Rama: sonad atambor en Beth-aven,
tras ti, ó I Ben-jamin.
0 Ephraim será asolado el día del casti-
go : en las tribus de Israel hice conocer
mi verdad.
10 Los principes de Juda fueron como
los que traspasan mojones: derramaré
petes sobre elloe, como agua, mi ira.
11 Calumniado Ephuaim, quebrantado
en Juicio, porque quiso andar tras mea-
13 Y yo seré como polilla á Ephraim, y
como carcoma á la casa de Juda.
13 Y verá Ephraim su enfermedad, y
{uda su llaga ; y irá Ephraim al Assur, y
enviará al rey de Jareb i mas él no os po-
drá sanar, ni os curará la llaga.
14 Porque yo seré eomo león á Ephraim,
y como cachorro de león á la casa de Ju-
da: yo, yo arrebataré, y andaré: temaré,
y no habrá quien escape.
lo Andaré, y tornaré á mi lugar, hasta
que conozcan su pecado, y busquen mi
fas: en su angustia madruguen á mi
CAPITULO VI.
Prosiguendo, describe Dios su verdadera i
Y]
de su pueblo, y la misericordia con que los recibiría
d arrepentimiento, declarando ser esta conversión
lo que pretendió ensuleg y en todo el ministerio pro-
/ético. 1L Vuesoe d las acumelmu.
EN1D, y tornémosnos á Jehova, que
él arrebató, y curarnos ha: hirió, y
vendarnos ha.
2 Darnos ha vida después de dos dios:
al tercero dia nos resucitará, y viviremos
delante de éL
8 Y conoceremos: proseguiremos en
conocer á Jehova : como el alba, está
aparejada su salida, y vendrán á nosotros
como la lluvia : como la lluvia tardía y
temprana á la tierra.
4 ¿Qué haré á ti, Ephraim? ¿Qnéhare
á ti, Juda? Vuestra misericordia, como
la nube de la mañano, y como* el rocío
que viene á la madrugada.
5 Por esta causa corté con los profetas,
con las palabras de mi boca los maté;
porque tus juicios fuesen como luz que
sale.
6 Porque misericordia quise, y no sacri-
ficio ; y conocimiento de Dios, mas que
holocaustos.
7 \ Y ellos transpasaron el concierto
como de hombre : allí se rebelaron con-
tra mi, *
8 Qalaad, ciudad de obradores de ini-
quidad, ensuciada de sangre.
0 Y como ladrones que esperan á algún
varón, cuadrilla de sacerdotes de común
acuerdo mata en el camino ; porque po-
nen en efecto la abominación.
10 En la casa de Israel vi suciedad:
allí fornicó Ephraim, se contaminó Is-
rael.
11 También Juda puso en ti una planta,
habiendo yo vuelto la cautividad de mi
puebla
TO7
la cautividad <
i by VjODQ IC
OSEAS,
CAPITULO VH:
Prosigue m recitar ku maldades g idolmtrí* éo fte
diez trHm$ y m castigo,
ESTANDO yo curaudo á Iscael, descu-
brióse la iniquidad do Ephraim, y
las maldades de Samarla; porque obra-
ron engaño ; y el ladrón Tiene : despoja
el salteador de fuera.
2 Y no dicen en bu corazón, que tengo
en la memoria toda su maldad: ahora
puss los rodearán sus obras : delante de
mi presencia están.
S Con su maldad alegran al rey, y á los
príncipes con sus mentiras.
4 Todos ellos adúlteros, como horno
encendido por el hornero : d cual cesará
de despertar después que esté hecha la
masa, hasta que esté leuda.
5 El día de nuestro rey los principes le
hicieron enfermar con cuero de vino:
extendió bu mauo con los burladores.
6 Porque aplicaron, como horno, su co-
razón asechando ; toda la noche duerme
su hornero : á la mañana está tu horno
encendido como llama de fuego.
7 Todos ellos hierven como un horno ;
y comieron á sus jueces : cayeron todos
sus reyes : no hay entre ellos quien cla-
me á mi
8 Ephraim se envolvió con los pueblos:
Ephrsim fue" torta no vuelta.
9 Comieron extraños su sustancia, y él
no lo sapo ; y aun vejez se luv esparcido
por él, y él no lo entendió.
10 Y la. soberbia de Israel testificará
contra él en su cara; y no se tornaron á
Jehova su Dios, ni le buscaron con todo
esto.
U Y lué Ephraim como paloma, en-
gañada sin entendimiento : llamaran á
Egypto, Irán al Assnr.
13 Cuando fueren, extenderé sobre ellos
mi red, hacerlos he caer como aves del
cielo : castigarlos he conforme á lo que
se ha oído en sus congregaciones.
13 ¡Ay do ellos! porque se apartaron
de mi: destrucción sobre ellos; porque
se rebelaron contra mí : yo ios redomí, y
ellos hablaron contra mí mentiras.
14 Y no clamaron á mi con su corazón,
cuando aullaron sobre sus camas : para
el trigo y el mosto so congregaron : se
rebelaron contra mi.
15 Y yo loé cefii, esforcé sus brazos, y
contra mí pensaron maL
16 Tornáronse, ína* no al Altísimo: fue-
ron como arco engañoso: cayeron sus
principes á cuchillo por la soberbia de su
tagua: este sntf su escarnio en la tierra
de Egypto.
CAPITULO vm.
Profetiza la venida de h* AsgHos mure Sentaría. If.
£spiteh$ sué pecado» viejo* do haberte apartado do
ia cata de David, y para mayor seguridad del rei-
no haber instituido sus idolatrías, que tanto Jaita-
Han de afirmarles el reino, que dates serian ocasión
de su asolamiento.
PON á tu boca trompeta, como águila,
contra la casa do Jehova, porque
traspasaron mi concierto, y contra mi
ley se rebelaron.
2 A mí clamarán Israel: Píos mió, te
conocimos,
3 Desamparó Israel el bien: enemigóle
perseguirá.
4 í Ellos hicieron reinar, mas no por
mí : constituyeron príncipe, mas yo no
lo supe : de su plata, y de su oro hicieron
ídolos para si, para ser talados.
5 Tu becerro, ó ! Samarla, te hizo ale-
jar : mi enojo se encendió contra ellos,
hasta que no pudieron akantar inocencia»
6 Porque de Israel «, y artífice lo hizo,
que no es Dios; poique en pedazos eecá
deshecho el becerro de Samarla,
7 Porque sembraron viento, y torbelli-
no segarán: no tendrán mies, ni el fruto
hará harina: si la hiciere, extraños la
tragarán.
8 Será tragado Israel : presto serán feni-
cio* entre las gentes como vaso en que
no hay contentamiento.
0 Porque ellos subieron á Assnr, sene
montes para sí solo: Ephraim con sala-
rio alquiló armadores.
10 Aunque alquilen á las naciones, aho-
ra las juntaré ; y serán un poco afligidos
por la carga del rey, y de los principen.
11 Porque multiplicó Ephraim altares
para pecar, tuvo altares para pecar.
12 Escribíle las grandezas de mi ley, '
fueron tenidas por cosas agenes.
- 13 Los sacrificios de mis dones, sacrifi-
caron carne, y comieron, Jehova no los
quiso: ahora se acordara de su iniqui-
dad, y visitará su pecado : ellos tornarán
á Egypto.
14 Olvidó pues Israel á su Hacedor, y
edificó templos, y Juda multiplicó ciu-
dades fuertes : y yo meteré fuego en sus
ciudades, el cual devorará sus palacios.
CAPITULO IX.
Prosigue en el mismo argumento.
O te alegres, ó! Israel, hasta saltar
degaso como los pueblos; pues has
fornicado de tu Dios : amaste salario 4*
ramera por todas las eras de triga
Nc
OSEAS.
2 La en, y él lagar no los mantendrá:
el mosto les mentirá»
8 No quedarán en la tierra de Jehova:
mas volverá Ephraim á Egypto, y á
Asyria, donde comerán vianda inmunda.
' 4 No derramarán vino á Jehova, ni él
tomará contento en sus sacrificios : co-
mo pan de enlutados les wrtfe» á ellos ;
todos los qne comieren de él, serán in-
mundos ; porque su pan por su alma no
entrará en la casa de Jehova.
5 i Qué haréis el dia de la solemnidad,
y el día de la fiesta de Jehova t
6 Porque he aqui que ellos se fueron
después de #» destrucción : Egypto los
cogerá, Memphis los enterrará, espino
poseerá por heredad lo deseable de su
plata, hortiga encera en sus moradas.
7 Vinieron los días de la visitación, vi-
nieron los días de la paga : conocerá Is-
rael : insensato el profeta, furioso el va-
ron de espíritu, á causa de la multitud
de tu maldad, y grande odio.
8 £1 atalaya de Ephraim para con mi
Dios, es á soto», el profeta, es lazo de ca-
zador en todos sus caminos, odio en la
casa de su Dios.
9 Llegaron al profundo, corrompiéron-
se, como en los días de Gabaa: ahora se
acordará de su iniquidad, visitará su pe-
cado.
10 Gomo uvas en el desierto hallé á Is-
rael: como la fruta temprana de la higue-
ra en su principio vi a vuestros padres ;
y ellos entraron á Bahal-pehor, y se apar-
taron para vergüenza, y luciéronse abo-
minables como su amor.
11 Ephraim, volará, como ave, su glo-
ria desde el nacimiento, 6, desde el vien-
tre, ó desde el concebimiento.
12 T si llegaren á grandes á sus hijos,
yo los quitaré de entrcflos hombres; por-
que también, ¡ay de ellos, cuando de
ellos me apartare !
13 Ephraim, según Veo, es temíante á
Tyro asentada en lugar ddeUoso: roas
Ephraim sacará sus lujos al matador.
14 Dales, ó ! Jehova, lo qne les has de
dar: dales matriz amovedera, y secos
pechos. #
15 Tofa la maldad de ellos fué en Gal-
gala ; porque allí tomé con ellos odio por
la malicia de sus obras : echarlos he de
mi casa : nunca mas los amaré, todos sus
principes son desleales.
16 Ephraim fué herido, su cepa se secó :
no hará mas fruto: aunque engendren,
yo mataré lo deseable de en vientre.
Bpan. 49
17 MI Dios los desechará, porque ellos
no le oyeron ; y serán vagabundos entre
las naciones.
CAPITULO X.
PrOtoQHé €H ti IñitfñO OTffUMttttO.
LA vid vacia á Israel, haciendo fruto
para él: conforme á la multiplica-
ción de su fruto, multiplicó altares : con-
forme á la bondad de su tierra, mejora-
ron sus estatuas.
2 Apartóse su corazón. Ahora serán
convencidos : él quebrantará sus altares,
asolará sus estatuas.
8 Porque ahora dirán : No tenemos rey,
porque no temimos á Jehova; y el rey,
¿ qué nos hará ?
4 Hablaron palabras jurando en vano,
haciendo alianza ; y el juicio florecerá en
los surcos del campo como ajenjo.
5 Por las becerras de Beth-aven serán
atemorizados los moradores de Sama-
rla ; porque su pueblo lamentará por su
causa; y sus sacerdotes se alegrarán á
cansa del, por su gloria que será perdida.
6 Y aun también será él llevado en
Asyrta en presente al rey de Jareb:
Ephraim será avergonzado, Israel será
confuso de sn consejo.
7 De Samarla fué cortado su rey, como
la espuma sobre las haces de las aguas.
8 Y los altares de Aven serán destrui-
dos, el pecado de Israel : crecerá sobre
sus altares espino y cardo, y dirán á los
montes: Cubridnos; y á los collados:
Caed sobre nosotros.
9 Desde los días de Gabaa has pecado,
ó I Israel : allí estuvieron : no los tomó
la batalla en Gabaa contra loe inicuos.
10 Yo los castigaré como deseo ; y pue-
blos se juntarán sobre ellos cuando serán
atados en sus dos surcos.
11 Ephraim, becerra domada amadora
del trillar : mas yo pasaré sobre la her-
mosura de su pescuezo : yo haré llevar
yugo á Ephraim, arará Juda, quebrará
sus terrones Jacob.
12 8embradpara vosotros ajusticia, se-
gad para vosotros á misericordia, arad
para vosotros arada; porque el tiempo
es de buscar á Jehova hasta que venga,
y os ensene justicia.
13 Habéis arado impiedad, segasteis Ini-
quidad, comeréis fruto de mentira; por-
que confiaste en tu camino, en la mul-
titud de tus fuertes.
14 Por tanto en tus pueblos se levanta-
rá alboroto, y todas tus fortalezas serán
destruidas, como en la deshecha de Sal-
709
OS RAS.
mana m Beth-arbel el dia da la batalla:
la madre fué arrojada sobre los lujo*.
15 Asi hará á vosotros Beth-el por la
maldad de vuestra maldad : en la maña-
na cortando aera cortado el rey de Israel.
CAPITULO XL
PrOSÍguleSSM0 ti mismo iStSUntO TVtaSCe d l<É memoria Id
elección que hizo de su pueblo en Egypto sacándolo
de attd y pastoreándole por el desierto por el solicito
y piadoso ministerio de Moyses, y en virtud de ajíiel
antiguo amor promete que no ¡o destruirá del iodo:
E» lo ajes está en -bofas 68. 7. te.
CUANDO Israel era muchacho, yo le
amé, y de Egypto llamé á mi hrjo.
2 Clamaban á ellos, así ellos se loan de
sn presencia : á loa Banales sacrificaban,
y ú las esculturas ofrecían sahumerios.
3 Yo con todo eso guiaba en pies al mis-
mo Ephraim : levantólos en sus brazos,
y no conocieron que yo los procuraba.
4 Con cuerdas humanas los truje, con
cuerdas de amor; y fui para ellos como
los que alzan el yugo sobre sus mejillas,
y llegué hacia él la comida.
5 No tornará á tierra de Egypto, mas
el mismo Assur será su rey, porque no
ae quisieron convertir.
6 Y caerá espada sobre sus ciudades,, y
consumirá sus aldeas ; consumirlas ha á
causa de aña consejos.
7 Mas mi pueblo mtd colgado de la re-
belión contra mi; y aunque le llaman al
Altísimo, de ninguno de todos es ensal-
zado.
8 ¿Cómo te dejaré, Ephraim ! ¿cómo te
entregaré, Israel? ¿cómo te pondré co-
mo Adama, y te tornaré como Seboini ?
Mi corazón se revuelve dentro de mi,
todos mis arrepentimientos son encen-
didos.
9 No ejecutaré la ira de mi furor; no
me volveré para destruir á Ephraim;
porque Dina «yyy no hombre: Santo en
medio de tí, y no entraré en ciudad*
10 En pos de Jehova caminarán: el
bramará como león, él cierto bramará,
y los lujos del occidente temblarán.
11 Temblarán como ave ¡os de Egypto, y
como paloma fot de la tierra de Asyria;
y ponerlos he en sus casas, dijo Jehova.
12 Cercóme con mentira Ephraim, y
con engaño la casa de Israel. Juda aun
domina con Dios, y con los santos es
fiel.
capitulo xn.
ReiHta la ingratitud del puobeodh* benefioios receU-
do^porlacmolmkakeemodmr^éoledeemigo.
EPHRAIM as apacentado del viento,
y signe al solano; mentira y dee-
770
trúcele* enmanta eaoifahnmente; por-
que hicieron alianza con loa Aayréos, y
aceite se lleva á Egypto.
2 Pleito tiene Jehova con Juda, pan
visitar á Jacob conforme á sus caminoe :
pagarle ha conforme á sus obras.
3 En el vientre tomó por el calcañar á
su hermano; y con su fortaleza venció
al Ángel:
4 Y venció al Ángel, y prevaleció: llo-
ró, y rogólo: en Beto-ai le halló, y alM
habló con nosotros.
5 Mas Jehova «t Dioe de loa ejércitos,
Jehova m an memorial.
6 Tú pues á*u Dios U convierte, guar-
da misericordia y juicio, y en tu Dioa
espera siempre.
7 Mercader que tiene en an mano peso
felso, amador de opresión.
8 Y <U)o Ephraim : Ciertamente ya he
enriquecido: hallado he riquezas para
mi: nadie hallará en mi iniquidad, ni
pecado en todos mis trabajos.
0 Yo pues 9oy Jehova tu Dios desde la
tierra de Egypto* aun te hará morar en
tiendas, como en los dias de la fiesta.
10 Y hablé á los profetas, y yo aniñen-
té la profecía; y por mano de loa profe-
tas puse semejanzas,
11 ¿Galaad no <« iniquidad.? Cierto-
mente vanidad han sido : en Galaad an>
orificaron bueyes; y aun ana altares co-
mo montones en los surcos del campo.
12 Y Jacob huyó en la tierra de Arana,
y sirvió Israel por tu mnger, y por a»
muger lúe* pastor.
13 Y por profeta hizo subir Jefcovo á
Israel de Egypto, y por profeta iutf guar-
dado.
14 Enojó Ephraim é JHm con amargó-
las i por tanto sus sangre» se derramarán
sobre él, y su Señor le pagará an ret-
güenza.
capitulo xm.
Prosigue en el mismo prepósito. II. Prometiendo re-
medió d tantas calamidades por la mano del Metía*,
profetisa su victoria de la muerU y del mpmlav, y
el trtumfo de sus enemigos,
CUANDO Ephraim hablaba, todo* te-
nían temor: fué ensalzado en Is-
rael: mas pechen Baba!, y murió.
2 Y ahora anadiaron á su pecado, y hi-
cieron para si vaciadizo de su plata según
su entendimiento : Ídolos, obra de artí-
fices todo .«tto, de los cuales ellos man-
dan á los hombrea que sacrifican, que
besen loa becerros.
3 Por tanto serán como la niebla de la
mañana, y como el rocío de la i
JO EL.
da qu» *e puta: como ei taño qne la
tempestad lanza de la era, y como el ho-
mo que sale por la ventana.
4 Mm yo toy Jehova tu Dios desde la
tierra de Egypto : por tanto no conoce-
rás otro Dios fuera de mí, no otro salva-
dor si no á mi
5 Yo te conocí en el desierto, en tierra
de sequedades.
6 Enana pastos ae hartaron, hurtáron-
se, y ensoberbecióse sm corazón, por as-
ta cansa se olvidaron de mi.
7 Por tanto posaré para ellos como león,
como tigre que asecha cerca del camino.
8 Como oso qne ha perdido los btyos
loa encontraré, y les romperé las telas de
an cohibo» ; y allí loa tragaré como león :
bestia del campo los despedacará.
<f Echóte á perder, 6! Israel, tu idolar
tfia: mas en mi eetd tu ayuda.
10 ¿ En dónde está tu rey, para qne te
guarde con todas tus ciudades? ¿y tus
jueces, de los cuales cujlete: Dame rey,
y príncipes?
11 Díte rey en mi furor, y le quité en
mitra.
12 Atada e&td la maldad de Ephraim : su
pecado flstd guardado.
13 Dolores de muger de parto le Ten-
drán : es un hijo ignorante, qne de otra
imamera no estuviera tanto tiempo en el
rompimiento de los hijos.
14 í De la mano del sepulcro los redi-
miré, de la muerto los libraré. \ 6 muer-
te ! yo seré tu mortandad ; y seré tn des-
trucción, ¡ó sepulcro! Arrepentimiento
será escondido de mis ojos.
15 Porque el fructificará entre los her-
manos : vendrá el solano, viento de Je-
hova, subiendo de la parte del desierto,
y secarse ha su vena, y secarse ha sm
manadero i él saqueará el tesoro de todas
las alhajas de codicia.
CAPITULO XÍV.
Cbncnifw tova la ptdttctt resvenusndo fc> 4mm0 sm fw el
reino de km diet tHtms pmmrian la d$*h imfou sen-
tenciada. II. Que por el medio de este toóte mucho*
$e convertirían de mi» impiedades al verdadero Dio».
III. El cual lo» recttmHa, limpiaria, amorta y pro»*
peraria de eterna prosperidad en Cristo.
SAMARÍA será asolada porque se re-
beló contra su DioS: caerán á cu-
chillo : sus niños serán estrellados, y sus
preñadas serán abiertas.
3 t Conviértete, 61 Israel, á Jehova tn
Dios; porque por tu pecado has caldo,
8 Tomad con vosotros palabras, y con-
vertios á Jehova, y decidle: Qoita toda
iniquidad, y recibe el bien; y pagaremos
becerros de nuestros labios.
4 No nos librará Assnr, no subiremos
sobre caballo, ni nunca mas diremos á
la obra de nuestras manos: Dioses núes*
tros ; porque por tí el haérfeno alcanza-
rá misericordia.
6 ^ Yo medicinaré su rebelión, amar-
los he de voluntad; porque mi furor se
quitó de ellos.
6 Yo seré á Israel oomo rocío: el flo-
recerá, como lirio, y extenderá sus rai-
ces, como el Líbano.
7 Extenderse han sus ramos, y será su
gloria como la de la oliva, y olerá como
el Líbano.
8 Volverán los que se sentaren debajo
de su sombra: serán vivificados como
trigo, y florecerán como la vid : su olor,
como dé vino del Líbaao.
9 Ephraim entonces diré: ¿Qué mas
tendré ya con los ídolos? Yo le oiré, y
miraré: yo tere d él como la haya verde:
tu fruto es hallado de mi.
10 ¿Quién es sabio para que entienda
esto; y prudente para que lo sepa? Por-
que los caminos de Jehova son derechos,
y los justos andarán por ellos: mas loa
rebeldes caerán en ellos.
LA PROFECÍA DE JOEL.
CAPITULO I.
JPra/kmita mm insigne calamidad de seca y hambre y
destrucción de lo» fruto» de la tierra por mala» sa-
bandijas. Por ventura es la que también lamenta
Jeremías 14. ó, fa 9110 vino en Israel en tiempo de
AchmbwdeEUa». LJtey,17.
T> ALABEA de Jehova que rué á Joel,
<X htfodePhatmeL
3 Oíd esto, viejos, y escuchad, todos
los moradores de la tierra. ¿ Ha aconte-
cido esto en vuefcros dias, ó en los días
de vuestros padres ?
8 De esto contaréis á vuestros hijos, y
vuestros hijos á sus hAJos; y sus h^jos
á la otra generación.
éLo^aaqnedódefeonga'ittsaw co-
mió la langotta, yk> qne nnedó de la
JOEL.
langosta comió él pulgón, y lo que que-
dó del pulgón comió el revoltón.
5 Despertad, borrachos, y llorad: au-
llad, todos los que bebéis vino, á causa
del mosto; porque os es quitado de vues-
tra boca.
6 Porque gente subió á mi tierra, raer-
te< y sin número: sus dientes, dientes
de león ; y sus muelas, de león.
7 Asoló mi vid, y descortezó mi higue-
ra: desnudando la desnudó, y derribó:
sus ramas quedaron blancos.
8 Llora tú como muger moza vestida de
saco por el marido de su juventud.
9 Pereció el presente y la derramadora
de la casa de J chova: los sacerdotes mi-
nistros de Jehova pusieron luto.
10 £1 campo fué destruido, la tierra se
enlutó; porque el trigo fué destruido,
el mosto se secó, el aceite pereció.
11 Avergonzaos, labradores, aullad, vi-
fieros, por el trigo y la cebada ; porque
la mies del campo se perdió.
13 Secóse la vid, y la higuera pereció,
el granado también, la palma, y el man-
zano: todos los árboles del campo se
secaron : por lo cual el gozo se secó de
los hyos de los hombres.
18 Ceflioe, y lamentad, sacerdotes :
aullad, ministros del altar: venid, dor-
mid en sacos, ministros de mi Dios;
porque quitado es de la casa de vuestro
Dios el presente y la derramadora.
14 Pregonad ayuno, llamad á congre-
gación, congregad los ancianos, y todos
los moradores de la tierra en la casa de
Jehova vuestro Dios, y clamad á Jehova
15 ¡Ay al dial porque cercano «ató el
di» de Jehova; y vendrá como destruc-
ción heehm por Todopoderoso.
16 ¿El mantenimiento, no es quitado
de delante de nuestros ojos : la alegría,
y el placer de la casa de nuestro Dios?
17 £1 grano se pudrió debajo de sus
terrones, los bastimentos fueron asola-
dos, los alfolies destruidos; porque el
trigo se secó.
18 ¡Cuánto gimieron las bestias! ¡cuan
atajados anduvieron los batos de los
bueyes, porque no tuvieron pastos !
también los rebaños de las ovejas fueron
asolados.
19 A ti, ó! Jehova, clamaré; porque
fuego consumió las cabanas del desier-
to, y llama abrasó todos los árboles del
campo.
20 Las bestias del campo también bra-
marán á ti; porque se secaron los ar-
— .778
royos de las aguas, y las cabanas del de-
sierto consumió mego.
CAPITULO IL
Avisa el profeta que se hagan solemnes convocaciones,
y que con toda humildad y arrepentimiento procu-
ren aplacar la ira divina contra la plaga de la lan-
QoMa, cuyo parecer y Ingenio y efecto» describe. JT. •
Promete misericordia de parte de Dios contra la
presmte plaga. IIÍ. Y de la temporal prosperidad
pasa d las promesas del espíritu que por Cristo m
había de dar en el Nuevo Testamento. IV. La de»»
tracción de los enemigos asi pueblo de Dios.
TOCAD trompeta en Sion, y pregonad
en mi santo monte: tiemblen todos
los moradores de la tierra; porque viene
el dia de Jehova, porque cercano está.
2 Dia de tinieblas y de oscuridad : día
de nube y de sombra: como el alba que
se derrama sobre los montes, nn pueblo
grande y fuerte, nunca desde él principio
del siglo fué su semejante, ni despues*de
él será jamás en años de generación y
generación.
3 Delante de él consumirá niego, detrás
de él abrasará llama: como el huerto de
Edcn terd la tierra delante de él, y de-
trás de él, como desierto asolado : ni tam-
poco habrá quien de él escape.
4 Su parecer, como parecer de caballos,
y cpmo gente de á caballo correrán.
5 Como estruendo de carros saltarán
sobre las cumbres de los montes : como
sonido de llama de fuego que consume
rastrojos, como algún fuerte pueblo apa-
rejado para la batalla.
6 Delante de él temerán los pueblos:
todas las caras se pararán negras.
7 Como valientes correrán : como hom-
bres de guerra subirán la muralla; y
cada cual irá en sus caminos, y no tor-
cerán sus sendas.
8 Ninguno apretará á su compañero,
cada uno irá por su carrera; y sobre la
misma espada se arrojarán, y no se he-
rirán.
9 Irán por la ciudad, correrán por el
muro, subirán por las casas, entrarán
por las ventanas á manera de ladrones.
10 Delante de él temblará la tierra, los
cielos se estremecerán : el sol y la luna
se oscurecerán, y las estrellas retraerán
su n»plandor.
11 Y Jehova dará bu voz delante de su
ejército, porque muchos son sus reales,
y mertes, que ponen en efecto su pala-
bra; porque grande es el dia de Jehova,
y muy terrible, ¿y quién lo podrá sufrir?
13 Y también ahora, dflo Jehova: Con-
vertios á mi con todo vuestro corazón,
con ayuno, y lloro, y llanto.
JOEL.
13 T romped vuestro corazón, y no
vuestros vestido», y convertios á Jehova
ruestro Dio», porque misericordioso es
y clemente, luengo de iras y grande en
misericordia, y que se arrepiente del
castigo.
14 ¿Quién sabe si se convertirá, y se
arrepentirá, y dejará bendición tras de
él, presente y derramadora para Jehova
vuestro Dios ?
15 Tocad trompeta en 8lon, pregonad
ayuno, llamad á congregación.
16 Congregad el pueblo, pregonad con-
gregación, juntad los viejos, congregad
los nlfios, y los que maman : salga de su
cámara el novio, y la novia de su tá-
lamo.
IR Entre la entrada y el altar lloren los
sacerdotes, ministros de Jehova, y di-
gan : Perdona, 6 ! Jehova, á tu pueblo, y
no pongas en vergüenza tu heredad, pa-
ra que las gentes se enseñoreen de ella:
¿por qué han de decir entre los pueblos:
Dónde está su Dios f
18 1 Y Jehova zelará su tierra, y per-
donará á su pueblo.
19 Y responderá Jehova, y dirá á su
pueblo : He aquí que yo os envió pan, y
mosto, y aceite ; y seréis hartos de ellos,
y nunca mas os pondré en vergüenza
entre las gentes.
20 Y haré alejar de vosotros al aquilo-
nar, y echarlo he en la tierra seca y desier-
ta: su haz será hacia el mar oriental, y
su fin al mar occidental ; y subirá su he-
dor, y subirá su podrición, porque hizo
grandes cosas.
21 Tierra, no temas : alégrate, y góza-
te ; porque Jehova hizo grandes cosas.
23 Animales del campo, no temáis; por-
que los pastos del desierto reverdecerán,
porque los árboles llevarán su fruto, la
higuera y la vid darán 6us frutos.
23 Vosotros también hijos de 8Íon, ale-
graos y regocty&os en Jehova vuestro
Dios ; porque os dará ensenador de jus-
ticia; y hará descender sobre vosotros
lluvia temprana y tardía como al princi-
pio.
24 Y las eras se henchirán de trigo ; y
los lagares rebosarán de vino y aceite.
25 Y restituiros he los afios que comió
la oruga, la langosta, el pulgón, el revol-
tón, mi grande ejército que envié contra
vosotros.
26 Y comeréis nasta hartaros ; y alaba-
réis él nombre de Jehova vuestro Dios,
el cual hizo mantillas con vosotros; y
mi pueblo no será para siempre aver-
gonzado.
27 Y conoceréis que en medio de Israel
estoy yo, y que yo soy Jehova vuestro
Dios, y no hay otro ; y mi pueblo no se-
rá para siempre avergonzado.
28 ? Y será que después de esto, der-
ramaré mi espíritu sobre toda carne, y
profetizarán vuestros htjos y vuesf ras hi-
jas, vuestros viejos sonarán sueños, y
vuestros mancebos verán visiones.
29 Y aun también sobre las siervos, y
sobre las siervos derramaré mi espíritu
en aquellos días.
80 1 Y daré prodigios en el cielo y en
la tierra, sangre, y fuego, y columnas de
humo.
31 £1 sol se tornará en tinieblas, y la
luna en sangre, antes que venga el día
grande y espantoso de Jehova.
32 Y será que cualquiera que invocare
el nombre de Jehova, escapará; porque
en el monte de Bion, y en Jernsalem,
habrá salvación, como Jehova ha dicho,
y en los que habrán quedado, á los cua-
les Jehova habrá llamado.
capitulo ra.
Froeigue en la pro/ecia de ta denunciación de la dee-
truecion de toe enemigo» del pueblo de Dime demjmee
de em libertad. Parece eer lo mismo qrn Exeqmiel
profetitó capitulo 38,*S9. * Daniel 11. ILLaproe-
peridaú eterna de la igUeia,
PORQUE be aquí que en aquellos
días, y en aquel tiempo eo que haré
tornar la cautividad de Juda y de Jern-
salem,
2 Juntaré todas las naciones, y las haré
descender en el valle de Josapbat, y allí
entraré en juicio con ellos á cansa de
mi pueblo, y de Israel mi heredad, á los
cuales esparcieron entre las naciones, y
partieron mi tierra;
8 Y echaron suertes sobre mi pueblo, y
á los niflos dieron por rameras, y las ñi-
flas vendieron por vino para beber.
4 Y también, ¿ qué tengo yo ptsser con
vosotras, Tyro y Sidon, y todos los tér-
minos de Palesthina? ¿Me pagáis f Y
si me pagáis, presto, en breve os volveré
la paga sobre vuestra cabeza,
6 Porque habéis llevado mi plata y mi
oro, y mis cosas preciosas y hermosas
metisteis en vuestros templos.
6 Y los htyos de Juda, y los htfos de Je~
rusalem vendisteis á los hfyos de los
Griegos por alejarlos de sus términos.
7 He aquí que yo los despertaré del lu-
gar donde los vendisteis ; y volveré vues-
tra paga sobre vuestra eabexa.
TT8
AMOS.
8 7 venderé vuestros htyoe y vuestras
hijas en la mano de los hijo» de Juda ; y
ellos los venderán á los Babeos, nación
aportada ; porque Jehova ha hablado.
9 Pregonad esto entre las gentes, divul-
gad guerra, despertad á los valientes, lle-
gúense, vengan todos los hombres de
guerra:
10 Haced espadas de vuestros andones,
7 laucas de vuestras hoces: diga el taco:
Fuerte soy.
11 Juntaos, y venid todas las gentes de
al derredor, y congregaos : haz venir alli,
ó ! Jehova, tus fuertes.
12 Las gentes se despierten, y suban al
valle de Josaphat ; porque allí me asen-
taré para juzgar todas las gentes de al
derredor. •
18 Echad la boa, porque la mies está ya
madura. Venid, descended ; porque ya
el lagar esta llenó, ya rebosan las premí-
emelas ; porque mucha es ya va. maldad.
14 Muchos pueblos we Juntarán en el
ralle del cortamiento; porque cercano
ata el día da Jehova en el valle del cor-
tamiento.
15 El sol y la luna, se pacateces*»» y las
estrellas retraerán su resplandor.
16 T Jehova bramará desde Sion, y des-
de Jerusalem dará su voz ; y los cielos y
la tierra temblarán ; mas Jebova mará la
esperanza de su pueblo, y la fortaleza de
los htyos de Israel.
17 T conoceréis que yo soy Jehova vues-
tro Dios, que habito en SKon, monte de
mi santidad ; y será Jerusalem santa, y
extraño* no pesarán mas por ella.
18 1 Y será en aquel tiempo, que los
montes destilarán mosto, y loa collados
correrán leche, y todos los arroyos de
Juda correrán aguas ; y saldrá una fuente
de la casa de Jehova, y regará el valle
de Sitira.
10 Egypto será destruido, y Edom será
vuelto en desierto de soledad, por la in-
juria de los hijos de Juda; porque der-
ramaron en su tierra la sangre inocente.
20 Mas Juda para siempre será habita-
da, y Jerusalem en generación y genera-
ción.
21 T limpiaré la sangre de fot qm no
limpié, y Jehova mora en Sion.
LA PROFECÍA DE AMOS.
CAPITULO L
Amos pastor de Thecua es llamado d pro/tuzar coa-
ira el reina de la* dien tribus; u comienza m profe-
cía intimando destrucción d Damasco. II. A los
Pnksikinos. IÍL A TVr», por haber todo» mudado
d lee Momees oomtra Jmrael do dendt cerntivarou
grande «Amera do pueblo. IV. A los mismos ldu-
meos, por haber tenido perpetuas enemistades con
Israel violando él derecho natural de hermano*. V.
LAS palabras ée Amos, que fuá entre
los pastoree de Thecua, las cuales
vio sobre Israel en días de Oslas, rey de
Juda, y en días de Jeroboam, htyo de
Joas, rey de Israel, dos anos antes del
terremoto.
2 Y dtfo: Jehova bramará desde Sion,
y desde Jerusalem dará su voz, y las ha-
bitaciones de loe pastores pondrán luto,
y la cumbre del Oanselo se secará.
8 Asi dtf© Jehova: Por tres pecados
de Damasco, y por el cuarto, no la con-
vertiré; porque trillaron con trillos de
hierro á Galaad.
á Y meteré fuego en la casa de Hazad,
y consumirá los palacios de Ben-adad.
5 Y quebrar* la basta de TfnmnnriT y
talaré los moradores de Bicatb-aven, y
los gobernadores de Beth-eden; y el pue-
blo de Sarria será traspasado en Klr, dijo
Jehova.
6 T Asi djjo Jehova: Por tres pecados
de Gaza, y por el cuarto, no la converti-
ré ; porque llevó cautiva una cautividad
entera para entregarlos á Edom.
7 Y meteré fuego en el muro de Gaza,
y quemará sus palacios.
8 Y talaré los moradores de Azoto, y
los gobernadores de Ascalon ; y tornaré
mi mano sobre Accaron, y los residuo* de
los Pakethinos perecerán, dijo el Señor
Jehova.
» % Así dijo Jehova: Por tres pecados
de Tyro* y por el cuarto, no la converti-
ré; porque entregaron la cautividad en-
tera á Edom, y no se acordaron del con-
cierto de hermanos.
10 Y meteré mego en el muro de Tyro»
y consumirá sus palacios.
11 f Asidlo Jehova: Por tres pecados
de Edom, y por el cuarto, no la conver-
tiré; porque persígalo i cuchillo á su
AMOS.
hermano, y rompí* bu misericordias; y
con sm fusor le ha robado siempre, y ha
guardado «1 enefo perpetuamente.
12 T meteré fuego en Theman, y con-
sumirá los palacios de Bosm. *
18 \ Asi dtyo Jehova : Por tres pecados
de los lujos de Amon, y por el cuarto, no
los convertiré; porque rompieron los
montes de Galaad, para ensanchar su
tésmino.
14 T entenderé, luego en el muro de
Rabba, y consumirá sus palacios cuma
eon estruendo en día de batalla, oomo con
tempestad en dia tempestuoso.
15 Y su rey Irá en cautividad, él y sus
principes todos, dijo Jebova.
CAPITULO n.
Promimimtímanéoi— nU*mo*cmmngo*: álméMoabi-
ta* por haber mdo inhumano* con *u* enemigo*. II.
Contra Judo, por haber violado en mucha* manera*
el divino concierto.
ASÍ dijo Jehova: Por tres pecados de
A Moab, y por el cuarto, no le con-
vertiré; porque quemo loa huesos del
rey de Idumea hasta tornarlos en cal
£ T meteré fuego en Moab, y consumi-
rá los palacios de Carlota, y. morirá
Moab, en alboroto, en estrépito, y soni-
do de trompeta.
8 T quitaré el jnes de en medio de él,
y á todos sus principes mataré con él,
dtyo Jehova.
4 Y Asi dyo Jehova : Por tres pecados
de Jada, y por el cuarto, no la converti-
ré ; porque menospreciaron la ley de Je-
hova* y no guardaron sus ordenan*»;
y sus mentiras los hicieron errar, en pos
de las cuales anduvieron sus padres.
6 T meteré fuego en Judas, el cual con-
sumirá los palacios de Jerusalem.
6 Asi dtyo Jehova: Por tres pecados de
Israel, y por el cuarto, no le convertiré;
porque vendteron por dinero al jacto, y
al pobre por un par de espatos :
7 Que anhelan porque haya un. polvo
de tierra sobre la caneen, de los pobres, y
tuerces la carrera de los humildes; y el
hombro y su padre entraron á «na moza,
profanando mi santo nombre.
8 T sobre las ropas empeñadas se acues-
tan junto á cualquier altar; y el vino de
los penados beben enla casa desús dioses.
9 Y yo ^destruí el Amorrheo delante de
ellos, cuya altura era oomo la altura de
los cedros, y inerte como un alcornoque ;
y destruí su fruto arriba, y ana raices
abajo.
1 10 Y yo os hice á vosotros subir de la
tierra do Bgyptc> y trújeos por el desier-
to- cuarenta anos, nata que poseyeseis la
tierra del Amorrheo.
11 Y levanté de vuestros hyos para pro-
fetas, y de vuestros mancebos para que
fuesen Nazarees: ¿No es esto asi, hijos
de Israel ? dyo Jehova.
12 Y vosotros distes de beber vino á los
Nazareo*, y á los profetas mandasteis,
diciendo: No profeticéis.
13 Pues he aqni que yo os apretaré en
vuestro lugar, como se aprieta el carro
lleno de haces.
14 Y la buida perecerá del ligero, y el
raerte no esforzará á su fuerza, ni el va-
liente escapará su vida.
15 Y el que toma el arco no estará en
pié, ni el ligero de pies escapará, ni el
que cabalga en caballo escapará su vida.
16 £1 esforzado entre esforzados, aquel
dia huirá desnudo, dijo Jehova.
CAPITULO m.
A loe brmUta* de *u pueblo, d los cítale* proteeta *u
deetruccion, por *u impiedad.
OÍD esta palabra que ka hablado Je-
hova contra vosotros, hyos de Is-
rael : contra toda la familia que hice sa-
bir de la tierra de Egypto. Dice asi :
3 A vosotros solamente he conocido de
todas las familias de la tierra, por tanto
visitaré contra vosotros todas vuestras
maldades.
3 ¿Andarán dos Juntos, si no estuvie-
ren de concierto? '
4 ¿Bramará en el monte el león, sin
hacer presa? ¿el leoncillo dará su bra-
mido desde su morada, si no pceadlere ?
5 ¿ Caerá el aVe en el hito de la tierra,
sin haber armador ? ¿ Alzarse ha el lazo
de la tierra, si no se ha prendido algo ?
6 ¿Tocarse ha la trompeta en la du-
dad, y el pueblo no se alborotará ? ¿ Ha-
brá algún mal en la ciudad, el cual Jeho-
va no haya hecho ?
7 Porquo no hará nada el Señor Jehova,
sin que revele su secreto á sus siervos
los profetas.
8 Bramando ei león, ¿ quién no teme-
rá? hablando el Señor Jehova, ¿quién
no profetizará?
9 Haced pregonar sobre los palacios de
Azoto, y sobre los palacios de tierra de
Egypto, y decid: Congregaos sobre los
montea de Samarla, y ved muchas opre-
siones en medio de ella, y muchat violen-
cias en medio de ella.
10 Y no saben hacer lo recto, dyo Je-
hova, atesorando rapiñas y despojos en
775
AMOS.
O1
11 Por Unto el Señor JehoYa dtyo asi :
Enemigo vendrá que cercará la tierra; y
derribará de ti tu fortaleza, j tos pala-
cios serán saqueados.
12 Asi <üjo Jehova : De la manera que
el pastor escapa de la boca del león dos
piernas, ó la punta de una oreja, así es-
caparán loa htyot de Israel, que moran
en Samarla, al rincón de la cama, 7 al
canto del lecho.
18 Oid, 7 protestad en la casa de Jacob,
d\)o Jehova, Dios de los ejércitos;
14 Que el día que visitaré las rebeliones
de Israel sobre él, visitaré también sobre
los altares de Betk-el; 7 serán cortados
los cuernos del altar, 7 caerán á tierra.
15 T beriré la casa del invierno con la
casa del verano, 7 las casas de marfil pe-
recerán ; 7 muchas casas serán taladas,
dijo Jehova.
CAPITULO IV.
Contra loe impío» principes g jueces de su pueblo en-
gordados con cohechos g con perversión dt la justi-
cia de Ion pobres. II. Jtfjlere loe muchos castigos
con que Dios tos ha querido corregir, los cuales to-
dos fueron frustrados.
iID esta palabra, vacas de Basan,
que estol* en el monte de Samarla,
que oprimís los pobres: que quebran-
táis los menesterosos : que decís á sus
señores : Traed 7 beberemos.
2 £1 Señor Jehova juró por su santidad,
que he aquí vienen días sobre vosotros
en que os llevará en* anzudos, 7 á vues-
tros descendientes en barquillos de pes-
cador.
3 T saldrán por los portillos la una en
pos de la ota», 7 seréis echadas del pala-
cio, dyo Jehova.
4 Id á Betb-el, 7 reMad en Galgala:
aumentad la rebelión, 7 traed de maña-
na vuestros sacrificios, 7 vuestros diez-
mos cada tres anos.
5 T ofreced sacrificio de acción de gra-
das con pan leudo, 7 pregonad taeriflcio*.
voluntarios, pregonad : pues que asi que-
réis, hijos de Israel, dijo el Señor Jehova.
6 Í Yo también os di limpieza de dien-
tes en todas vuestras dudados, 7 frita de
pan en todos vuestros pueblos;, 7 no os
tornasteis á mi, dtyo Jehova.
7 T también 70 os detuve la lluvia tres
meses antes de la segada; 7 hice llover
sobre una ciudad, 7 sobre otra dudad no
hice llover : sobre una parte llovió, 7 la
parte sobre la cual no llovió, se secó.
8 Y venían dos, tres dudadas á una
dudad para beber agua, 7 no se harta-
ban; 7 no os tornasteis á mí, dyo Jehova.
77&
9 Herios con viento sol— o, y oruga,
vuestros muchos huertos, 7 vuestras vi-
nas, 7 vuestros higuerales; 7 vuestros
olivares comió la langosta; 7 nunca os
tornasteis á mi, dtyo Jehova,
10 Envié en vosotros mortandad en el
camino de Bgvpto: maté á cuchillo
vuestros mancebos, con cautiverio de
vuestros caballos ; 7 hice subir el hedor
de vuestros reales hasta vuestras nari-
ces ; 7 nunca os tornasteis á mi, dQo Je-
hova.
11 Trastórneos, como cuando Dios tras-
tornó á Sodoma 7 á Gomorrn*, 7 Ases-
téis como tizón escapado del ruego; "7
nunca os tornasteis á mi, dijo Jehova.
12 Por tanto de esta manera haré á ti,
ó! Israel; 7 porque te he de hacer esto,
aparéjate para venir al encuentro á tu
Dios, ó ! Israel.
13 Porque he aquí, el qne forma los
montes, 7 cria el viento, 7 denuncia al
hombre su pensamiento ? el que hace á
las tinieblas mañana, 7 pasa sobre las al*
taras de la tierra, Jehova Dios de los
ejércitos, es su nombre.
CAPITULO V.
Prosigue la denunciación de la destrucción del putbh
y sm cautiverio en AmyHa si no se convirtieren.
ID esta palabra, porque 70 levanto
endecha sobre vosotros, casa de Is-
rael.
2 Ca7Ó, nunca mas se levantará la vir-
gen de Israel: fué dejada sobro su tierra,
no ha7 quien la levante. *
3 Porque asi dijo el Señor Jehova: la
ciodad qne sacaba mil, quedará con den-
tó; y la que sacaba ciento, quedará con
diez en la casa de Israel.
4 Porque asi dijo Jehova á la casa de
Israel : Buscádme, 7 vivid.
5 Y no busquéis á Beth-el, ni entréis
en Galgala, ni paséis á Beer-seba; por*
que Galgala será llevada en cautividad, y
Beth-el será deshecha.
6 Buscad á Jehova, 7 vivid ; porque no
hienda, como ruego, á la casa de Joseph,
7 la consuma, 7 no haya en Beth-el quien
lo apague.
7 Que convierten en ajenjo el juicio, 7
dejan en tierra la justicia.
8 Bl que hace el Arcturo 7 el Orion, 7
las tinieblas vuelve en mañana, 7 hace
oscurecer el dia en noche : d qne llama
á las aguas de la mar, 7 las derrama
sobre la haz de la tierra, Jebova es su
nombre.
9 £1 que da esfuerzo al robador sobre
O1
AMOS.
el Asirte, 7 que el robador venga contra
la fortaleza.
10 Aborrecieron en la pnerta al re-
prensor, 7 al que hablaba lo recto abo-
minaron.
11 Por tanto por vuestro molestar al
pobre, 7 recibís de él carga de trigo,
edificasteis casas de sillares, mas no las
habitaréis: plantasteis hermosas vinas,
mas no beberéis el vino de ellas.
12 Porque sabido he vuestras muchas
rebeliones, 7 vuestros gruesos pecados:
que afligen al justo, 7 reciben cohecho,
7 á los pobres en la puerta hacen perder
13 Por lo cual el prudente en tal tiem-
po calla, porque el tiempo es malo.
14 Buscad lo bueno, 7 do lo nudo, para
que viráis; porque asi será con vosotros
Jchova Dios de los ejércitos, como decís.
15 Aborreced el mal, 7 amad el bien, 7
poned juicio en la puerta : quizá Jehova
Dios de los ejércitos habrá piedad de la
resta de Joseph.
16 Por tanto así dtyo Jehova Dios de
los ejércitos, el Señor : En todas las pla-
zas habrá llanto, 7 en todas las calles di-
rán ; ¡ A7, ay ! y al labrador llamarán á
lloro, 7 á endecha, á los que supieren
endechar.
17 T en todas ks vinas habrá llanto,
porque pasaré por medio de ti, dtyo Je-
hova.
18 i A7 de los que desean el día de Je-
hova I ¿para qué queréis este dia de Je-
hova ? Tinieblas, 7 no luz.
19 Como el que hnye de delante del
león, 7 se topa con el oso ; 6, si entrare
en casa, 7 arrime su mano á la pared, 7
lo muerda la culebra.
20 ¿El dia de Jehova, no «t tinieblas,
7 no luz: oscuridad, que no tiene res-
plandor?
31 Aborrecí, abosalné vuestras solem-
nidades, 7 no me darán buen olor vues-
tras congregaciones.
22 Y si me ofreciereis holocaustos 7
vuestros presentes, no los recebiré: ni
miraré á los mcriftekm pacíficos de vues-
tros engordados.
28 Quita de mi la multitud de tus can-
tares; 7 las salmodias de tus instrumen-
tos no oiré.
24 Y corra como las aguas el juicio, 7
la justicia como arro70 impetuoso.
25 ¿Habéisme ofrecido sacrificios 7 pre-
sente en el desierto en cuarenta anos,
casadelsrael? |
IAT
26 Y ofrecisteis á Steuth, vuestro rey, 7
á Chion, vuestros ídolos, estrella de
vuestros dioses que os hecisteis.
27 Haréos pues trasportar de ese cabo
de Damasco, dijo Jehova, Dios de los
ejércitos es su nombre.
CAPITULO VI.
Protiffm en el mi$mo intento.
Y de los reposados en Sion, 7 de los
confiados en el monte de Samarla,
nombrados entre las mismas naciones
principales, las cuales vendrán sobre
ellos, ó! casa de Israel 1
2 Passn á Chálanos, 7 mirad; 7 de
allí id á la gran Emath ; 7 descended á
Geth de los Haleethinos, ¿si son aquellos
reinos mejores que estos reinos? ¿si su
término es mayor que vuestro término?
8 Los que dilatáis el dia malo, 7 acer-
cáis la silla de iniquidad :
4 Los que duermen en camas de marfil,
7 se extienden sobre sus lechos, 7 comen
los corderos del rebano, 7 los becerros
de en medio del engordadero:
5 Los que hacen de garganta al son de
la flauta, 7 inventan instrumentos músi-
cos, como David :
6 Los que beben vino en tazones, 7 se
ungen con los ungüentos mas preciosos,
ni se afligen por el quebrantamiento de
Joseph.
7 Por tanto ahora pasarán en el princi-
pio de los que pasaren; 7 se acercará el
lloro de los extendidos.
8 El Señor Jehova juró por su alma,
Jehova Dios de los ejércitos dtyo : Ten-
go eu abominación la grandeza de Jacob,
7 sus palacios aborrezco; 7 la ciudad, 7
su plenitud entregaré al enemigo.
9 Y acontecerá que si diez hombres
quedaren en una casa, morirán.
10 Y su tio tomará á ceda uno, 7 le
quemará, para sacar los huesos de casa;
7 dirá al que estará en los rincones de la
casa: ¿Hay aun alguno contigo? 7 dirá:
No. Y dirá: Calla, que no convierte ha-
cer memoria del nombre de Jehova.
11 Porque he aquí que Jehova manda-
rá, 7 herirá de hendeduras la casa mayor;
7 la casa menor de aberturas.
12 ¿Correrán los eaballos por las pie-
dras? ¿ ararán con vacas ? ¿por qué ha-
béis vosotros tornado el juicio en vene-
no, 7 el fruto de justicia en ajenjo ?
18 Los que os alegráis en nada: los que
decís: ¿Nosotros no nos tomamos cuer-
nos con nuestra fortaleza?
14 Porque he aquí que 70 levantaré so-
777
AMOS.
bre vosearon, ói oasa de Israel, dQo Jeho-
va Dios de los ejércitos, nación, que os
apretará, desde la entrada de Emath, has-
ta el arroyo del desierto.
CAPITULO VII.
Muestra Dios al profeta por tres visiones de tres pla-
gas que envía sobre Israel, como comenzando él mu-
chas veces d castigar su pueblo, por la oración de
sus sierros detuvo el castigo, hasta que al Jim vista su
incorregOnTidad, leásuela del todo. 11. Amasias na-
eerámH do ese idoktsds Jttfr-et, importunado de la
profecía de Amos, por una parte denuncia de él al
rey acusándole de rebelde, y por otra le aconseja
e^m psu* A tierra de Juda donde nritfeti*oria$i*
peligro: mas él le responde.
EL Sefior Jehova me mostró asi ; y he
aquí qne él criaba langostas al prin-
cipio qne comenzaba á erecer el heno
tardía. Y he aquí qne el heno tardío are-
eió después de las segadas del rey.
m Y acaeció qne como acabó de comer
la yerba de la tierra, yo dfye : Señor Je-
hova» perdona ahora: ¿quién levantará
á Jacob ? porqne es pequeña
3 Arrepintióse Jehova de esto: no será,
dtyo Jehova,
4 £1 Sefior Jehova deepue» me mostró
asi ; y be aqai qne llamaba para juzgar
por niego el Sefior Jehova : y consumió
un gran abismo, y consumió la parte.
5 Y dtye: Sefior Jehova, cesa ahora:
¿quién levantará á Jacob? porque es
pequeño.
6 Arrepintióse Jehova de esto : Tam-
poco esto no será, dtyo el Sefior Jehova.
7 Enseñóme también, asi : He aquí que
el Sefior estaba sobre un muro edificado
A plomo de albanil; y tenia en su mano
un plomo de albafiU.
8 Jehova entonces me dtfo: ¿Qué ves
Amos? Y dye: Un plomo de albanil.
Y el Sefior dijo: He aquí que yo pongo
plomo de albanil en medio de mi pueblo
Israel: nunca mas le pasaré.
0 Y los altares de Isaac serán destrui-
dos, y los santuarios de Israel serán aso-
lados, y levantarme he con espada sobre
la casa de Jerobeam.
10 ^ Entonces Amasias sacerdote de
Beth-el envió á decir á Jeroboam, rey de
Israel: Amos ha conjurado contra ti en
medio de la casa de Israel : la tierra no
puede ya sufrir todas sus palabras.
11 Porqne asi ha dicho Amos: Jero-
boam morirá á cuchillo; y Israel pasará
de su tierra en cautividad.
13 Y Amasias dtfo á Amos: Vidente,
vete, y huye á tierra de Juda, y come
allá tu pan, y profetisa allá.
13 Y no profetice* mas en Beth-el; por
778
del rey, y cabecera del
qne es \
reino.
14 Y Amos respondió, y étyo á Amasias :
No soy profeta, nt soy hijo de profeta:
mas soy boyero, y cogedor de cabrahi-
gos.
15 Y Jehova me tomó de tras el gana-
do; y dtyome Jehova: Vé, y profetisa á
mi pueblo Israel.
16 Ahora pues, oye palabra de Jehova:
Tú. dices : No profetices contra Israel, ni
hables contra la casa de Isaac
17 Por tanto asi cujo Jehova: Tu nm-
ger fornicará en la ciudad, y tus htfos y
tus hijas caerán á cuchillo, y tu tierra
será partida por suertes ; y tu morirás
en tierra inmunda ; y Israel será, traspa-
sado de su tierra.
capitulo vm.
Por te vistan de uncanastiOo de fruta madura éa
Dio» d entender alprojsta ove su, jnuih estd-gam**-
duro g sazonado de pecado* para ser cogido g tras-
portado de su tierra. 11. Recitados de nuevo loo
pecados acl pueblo, gtnmnueuia Anraift'CSMMWRNf,
amenosa con hambre g raridad depalutva de Dios.
JEHOVA me enseñó asi; y he aquí
un canastillo de fruta de verano.
2 Y cujo: ¿Qué ves Amos? Y dije:
Un canastillo de fruta de verano. Y Je-
hova me cujo: Venido ha el fin sobre
mi pueblo Israel : nunca mas le pasaré.
3 Y los cantores del templo aullarán
en aquel dia, cujo el Sefior Jehova: los
cuerpos muertos serán aumentados en
todo lugar, echados en silencio.
4 Oíd esto los qne tragáis los menes-
terosos, y taláis los pobres de la tierra,
5 Diciendo: Guando pasare el mes,
venderemos el trigo; y patada la sema-
na, abriremos el pan; y achicaremos la
medida, y engrandeceremos el precio, y
falsearemos el peso engañoso.
6 Y compraremos los pobres por dine-
ro, y los necesitados por un par de za-
patos; y venderemos las aechaduras
del trigo.
7 Jehova juró por la gloria de Jacob:
Que no me olvidaré para siempre de to-
das sus obras.
8 f ¿No se ha de estremecer la tierra
sobre esto? ¿y todo habitador de ella,
no llorará? y toda subirá como «« rio,
y será arrojada, y será hundida como el
rio de Egypto.
9 Y acaecerá en aquel dia, dijo el Se-
fior Jehova, qne haré que se ponga el sol
al mediodía, y la tierra cubriré de tinie-
blas en el dia claro, sr*
10 Y tornaré vuestras fiestas col Hoeey y
AMOS.
todos vnestros cantares en endechas, y
haré poner saco sobre todos lomos, y
peladora sobre toda cabeza; y tornaría
he como en llanto de unigénito, sn pos-
trimería tomo día amargo.
11 He aquí que vienen días, dtyo el Se-
ñor Jehova, en los cuales enriaré ham-
bre en la tierra: no hambre de pan, ni
sed de agua, mas de oír palabra de Je-
hora.
12 T Irán vagabundos desde la una mar
hasta la otra mar : desde el norte hasta
el oriente discurrirán buscando palabra
de Jehova, y no la hallarán.
13 Eu aquel tiempo las doncellas her-
mosas, y los mancebos desmayarán de
sed.
14 Los que juran por el pecado de Sa-
marla, y dicen : Vive tú, Dios de Dan ;
y: Vive el camino de Beer-eeba: caerán,
y nunca mas se levantarán.
CAPITULO IX.
Prodgm en la denunciación de la asolación del reino
con la muerte del rey y de lo* grande*, ¡re. H. übn-
ebntem profecía con ¡a prometa ont Dio» hace de
la rettauradon de tu igleeia, 4 la emt promete feU-
cidad m eegvridad eterna,
VI al Señor que estaba sobre el altar,
y dijo: Hiere el umbral, y estre-
mézcanse las puertas ; y córtalos en pie-
zas la cabeza de todos; y el postrero de
ellos mataré á cuchillo: no habrá de
ellos quien huya, ni quien escape.
2 SI cavaren hasta el Infierno, de allá
los tomará mi mano ; y si subieren hasta
el cielo, de allá los haré descender :
8 T si se escondieren en la cumbre del
Carmelo, allí los buscaré, y los tomaré ;
y si se escondieren de delante de mis
. ojos en el profundo de la mar, allí man-
daré á la culebra, y morderlos ha :
4 Y si fueren en cautiverio delante de
sus enemigos, allí mandaré á la espada,
y matarlos ha ; y pondré sobre ellos mis
ojos pora mal, y no para bien.*
5 El Señor Jehova de los ejércitos, que
toca la tierra, y se derretirá, y llorarán
todos los que en ella moran ; y subirá
toda como un rio, y será hundida como
el rio de Egypto.
6 El edificó en el cielo sus grados, y su
conjunto fundó sobre la- tierra: él llama
las aguas de la mar, y \m de/rama sobre
la haz de la tierra : Jehova es su nombre.
7 Htyos de Israel, ¿ no me sois vosotros
como htyos de Ethiopes? dijo Jehova:
j No hice yo subir á Israel de la tierra de
Egypto, y á los PalesthlnoB de Caphthor,
yálosSyrosdeEir?
8 He aquí que los ojos del Seftor Jeho-
va e*tdn contra el reino pecador ; y yo le
asolaré do la haz de la tierra : mas no
destruiré del todo la casa de Jacob, dQo
Jehova.
9 Porque he aquí que yo mandaré, y
haré que la easa de Israel sea zarandada
en todas las naciones, como se zaranda
él grano en un harnero, y no cae una.chi-
nica eu la tierra.
10 A espada morirán todos los pecado-
res de mi pueblo, que dicen : No se acer-
cará, ni se anticipará el mal por causa
nuestra.
11 Eu aquel día yo levantaré la cabana
de David calda, y cerraré sub portillos, y
levantaré sus ruinas, y edificarle he co-
mo en el tiempo pasado :
12 Para que aquellos sobre los cuales
es llamado mi nombre, posean la resta
de Idumea, y á todas las naciones, dijo
Jehova que hace esto.
13 H He aquí que vienen días, cUjo Je-
hova, en que el que ara se llegará al se-
gador, y el pisador de las uvas al que
lleva la simiente ; y los montes destila-
rán mosto, y todos los collados se derre-
tirán.
14 Y tornaré el cautiverio de mi pue-
blo Israel ; y edificarán las ciudades aso-
ladas, y habitarlas han ; y plantarán vi-
ñas, y beberán el vino de ellas ; y harán
huertos, y comerán el fruto de ellos.
16 Y plantarlos he sobre su tierra, y
nunca mas serán arrancados de su tierra,
la cual yo les di, dijo Jehova Dios tuyo.
779
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LA PROFECÍA DE ABDIAS.
CAPITULO L
Parece hetm-projotiaado Abdim muy poco deupmtt de
la cautividad del pueblo Judaico en Babilonia, y
por uentura ante» de la potrera y total tranmnigra-
cion. Particularmente denuncia total aeoamniento
dlmtdwmeem, por haber violado el derecho natural
de hermandad con loe Judio», ayudando d loe Ba-
bvlonio*, y aun {como ettd, Salmo 137, 7,) no tiendo
de loe poetreroe en la entidad. II. Prométete la
reducción del pueblo de BabuUnda, y por figura de
ello la verdadera libertad de la igleeia, y el trimm/b
del reino de CrUto eobr* todot eu$ opreeoree.
VISION de Abdias. El Sefior Jehova
dyo asi á Edom : Oido habernos el
pregón de Jehova, y mensajero es en-
viado en las gentes : Levantaos, y levan-
témosnos contra ella en batalla.
2 He aqni que pequeño te be hecho en-
tre las gentes, abatido serás tú en gran
manera.
8 La soberbia do tn corazón te ha en-
gañado, que moras en las hendeduras de
las peñas, en tu altísima morada: que
dices en tu corazón : ¿ Quién me derri-
bará á tierra ?
4 Si te encaramares como águila, y si
entre las estrellas pusieres tu nido, de
allí te derribaré, dtfo Jehova.
5 ¿Entraron ladrones á ti, ó robadores
de noche ? ¿ Cómo has sido destruido ?
¿ No hurtaran lo que les bastaba ? Pues
si entraran á ti vendimiadores, aun de-
jaran cencerrones.
0 i Cómo fueron escudriñadas las cosas
de Esau ! sus cosas muy escondidas fue-
ron muy buscadas.
7 Hasta el punto te llegaron : todos tus
aliados te han engañado: tus pacíficos
prevalecieron contra ti : los qué comian
tu pan, pusieron la llaga debajo de ti :
no hay en él entendimiento.
8 i No haré que perezcan en aquel dia,
dijo Jehova, los sabios de Edom, y la
prudencia del monte de Esau ?
9 Y tus valientes, 6! Theman, serán
quebrantados; por que todo hombre
será talado del monte de Esau por el
«strago.
10 Por la injuria de tu hermano Jacob,
te cubrirá vergüenza, y serás talado para
siempre.
780
11 El dia que estando tú delante, lleva-
ban extraños cautivos su ejército, y loa
extraños entraban po/ sus puertas, y
echaban suertes sobre Jerusalem, tú tam-
bién eras como uno de ellos.
12 No hablas tú de ver el día de tu her-
mano, el día en que fué cnagenado : ni
te hablas de alegrar de los hijos de Juda
el dia que se perdieron : ni hablas de en-
sanchar tu boca el dia de la angustia :
13 Ni hablas de entrar por la puerta de
mi pueblo el dia de su quebrantamiento :
ni hablas tú tampoco de ver su mal el
dia de su quebrantamiento : ni se hablan
do meter tus manos en sus bienes el día
de su quebrantamiento :
14 Ni hablas de pararte á las encruci-
jadas para matar los que de ellos escapa-
ran : ni habias de entregar tú los que
quedaban en el día de la angustia.
15 Porque el día de Jehova está cerca-
no sobre todas las gentes : como tu hi-
ciste, se hará contigo : tu galardón vol-
verá sobre tu cabeza.
16 De la manera que vosotros bebisteis
en mi santo monte, beberán todas las
gentes continuamente : beberán, y engu-
llirán, y serán como si no hubieran sido,
17 Mas en el monte de Slon habrá sal-
vamento, y será santidad ; y la casa de
Jacob poseerá sus posesiones.
18 Y la casa de Jacob será luego, y la *
casa de Joseph será llama, y la casa de
Esau estopa, y quemarlos han, y consu-
mirlos han : ni quedará residuo en la ca-
sa de Esau; porque Jehova habló.
19 Y los del mediodía poseerán el mon-
te de Esau, y los llanos de los Palesti-
nos, poseerán también los campos de
Ephraim, y los campos de Samarla; y
Ben-Jamin á Galaad.
20 Y los cautivos de aqueste ejército
de los hijos de Israel/ que estarán entre
los Chananeos hasta Sarepta, y los cau-
tivos de Jerusalem que estarán en Sepba»
rad poseerán las ciudades del mediodía.
21 Y vendrán salvadores al monte de
Slon para Juzgar al monte de Esau, y el
reino será de Jehova,
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LA PROFECÍA DE JOÑAS.
CAPITULO L
JJngéname Jema» de Jadea d Tharsi» por no ir d
predicar d Nbxive donde Dio» I» cumiaba, g enrien-
do Dice km grande tempestad en la mar, lo» qm
le llevaban en tu navio conocen por tuerte (groando-
kaeila providencia de Dio») terélla cauta de la
NfnUnrf, cama emití»» m can/enilmgo, g porta
mioma teniendo ello» le echaron d la mar, y la tem-
pestad cerní, lo cual (junto con lo qm Joña» le» había
dicho) fué cama qm ettoe eonocieten g adorcmn al
Y FUÉ palabra de Jehova á Joñas,
hijo de Amathi, diciendo :
2 Levántate, y vé á Ninive, ciudad
grande, y pregona contra ella; porque
su maldad ha subido delante de mi.
8 Y Joñas se levantó para huir de la
presencia de Jehova á Tharsis, y descen-
dió á Joppe; y halló un navio que se
partía para Tharsis, y pagándole su pa-
saje entró en él para irse con ellos á
Tharsis, de delante de Jehova.
4 Mas Jehova hizo levantar un gran
viento en4a mar, y hízose una gran tem-
pestad en la mar, que la nao pensó ser
quebrada.
5 Y los marineros tuvieron temor, y
cada uno llamaba á su dios ; y echaron á
la mar el cargamento que llevaban en la
nao, para descargarla de ello. Joñas em-
pero se habla descendido á los costados
de la nao, y se habia echado á dormir.
6 Y el maestre de la nao se llegó á él, y
ledtyo: ¿Qué tienes dormilón? Leván-
tate, y clama á tu dios, quizá él habrá
compasión de nosotros, y no perecere-
mos.
7 Y dieron cada uno á su compañero :
Venid, y echemos suertes, para saber
por quien nos ha venido este maL Y
echaron suertes, y la suerte cayó sobre
Joñas.
8 Y ellos le dieron: Decláranos ahora,
l por qué nos ha venido este mal ? ¿ Qué
oficio tienes, y de dónde vienes, cual es
tu tierra, y de qué pueblo eres ?
9 Y él les respondió : Hebreo soy, y á
Jehova Dios de los cielos temo, que hi-
zo la mar y la tierra.
10 Y aquellos hombres temieron de
gran temor, y le dijeron : ¿ Por qué hi-
ciste esto? Porque ellos entendieron
que huía de delante de Jehova ; porque
él se lo habla declarado.
11 Y dtyéronle: ¿Qué te haremos, para
que la mar se nos quiete ? porque la mar
iba, y se embravecía.
12 El les respondió : Tomadme, y echad-
me á la mar, y la mar se os quietará;
porque yo sé que por mi ha venido so-
bre vosotros esta grande tempestad.
13 Y aquellos hombres trabajaron por
tornar la nao á tierra, mas no puedleron ;
porque la mar iba y se embravecía sobre
ellos.
14 Y clamaron á Jehova, y dfyeron : Ro-
gárnoste ahora, Jehova, que no perezca-
mos nosotros por la vida de aqueste
hombre, ni pongas sobre nosotros san-
gre inocente; porque tú, Jehova, has
hecho como has querido.
15 Y tomaron á Joñas, y echáronle á la
mar; y |a mar se quietó de su ira.
16 Y temieron aquello* hombres á Jeho-
va con gran temor; y ofrecieron sacrifi-
cio á Jehova, y prometieron votos.
CAPITULO II.
Por providencia de Dio» un gran pe» traga d Joña»,
echado en la mar, g detone» de tre» dio» té vomita
de la eual maravilla
Joña» alaba g glorifica d Dio» en una camión f en la
cual cuenta la hittoria- de tu admirable libertad,
para ejemplo de qm de Dio» m pida la talud, y d
oleólo te déla ploma de eiku
MAS Jehova habla aparejado un gran
pez, que tragase á Joñas ; y estuvo
Joñas en el vientre del pez tres .dias y
tres noches.
2 Y oró Joñas desde el vientre del pez
á Jehova su Dios,
3 Y dtfo: Clamé de mi tribulación á
Jehova, y él me oyó: del vientre del in-
fierno clamé, y ótete mi vos.
4 Eehásteme en el profundo, en medio
de las mares, y la corriente me rodeó :
todas tus ondas y tus olas pasaron sobre
mí.
5 Y yo dtye : Echado soy de delante de
tus ojos, mas aun veré el templo santo
tuyo.
6 Las aguas me rodearon hasta el alma,
el abismo me rodeó, el Junco se engue-
dejó á mi cabeza.
7 Descendí á las raices de los montes ¿
la tierra echó sus cerraduras sobre mi pa-
ra siempre : mas tú sacaste mi vida de la
sepultura, ó ! Jehova Dios mió.
781
JOÑAS.
p Cuando mi alma desfallecía en mi,
me acordé de Jehova ; y mi oración en-
tró hasta ti en tu *anto temido*
0 Los que guardan las' vanidades ranas,
su misericordia desamparan.
10 Yo empero con voz de alabanza te
sacrificaré: pagaré lo que prometí: á
Jehova ata el salvamento.
11 Y mandó Jehova al pea, 7 vomitó á
Joñas en tierra,
CAPITULO m
glofrepeilHmimtoüisiffM de los de Ninive d Ut pre-
eHoadan de JonOS.
Y FUÉ palabra de Jehova. segunda
ves á Jonaa, diciendo :
2 Levántate, y vé á Ninive aquella gran
ciudad, y pregona en ella el pregón que
yo te diré.
3 Y levantóse Joñas, y fué á Nlnive,
conforme á la palabra de Jehova. Y Ni-
nive era ciudad grande en gran manera,
de tres diaa de camino.
4 Y comenzó Joñas á entrar por la ciu-
dad camino de un día, y pregonaba, di-
ciendo : De aquí á cuarenta diaa Nlnive
seca destruida.
5 Y loa varones de Ninive creyeron á
Dios ; y pregonaron ayuno, y vistiéronse
de sacos, desde el mayor de ellos hasta
el menor de ellos.
6 Y llegó el negocio hasta el rey de Ni-
nive, y levantóse de su trono, y echó de
sí su vestido, y cubrióse de saco, y asen-
tóse sobre ceniza.
7 Y hizo pregonar, y decir : En Ninive,
por mandado del rey, y de sus grandes,
diciendo: Hombres y animales, bueyes
y ovejas, no guatea cosa, ni ae lea dé
pasto, ni beban agua.
S Y loe hambrea»? toe animales se en-
bran de sacos, y clamen A Dios fuerte-
mente*, y ca4aunoi£ convierto de bu mal
camino, de la sapífia qneeafcteasus manos.
9 ¿ Quién sabe sise convertirá, y se ar-
repentirá DM ; y ae convertirá del ftiror
de su ira, y no pereceremos?
10 Y vio Dios lo que hicieron, porque
se convirtieron de su mal camino ; y ar-
repintióse del mal que habla dicho qne
lea habla de hacer, y no lo hizo.
CAPITULO IV.
Jónos, (Hito qne Déos habiendo misericordia de los de
Jfinimtemdemrmiamrímied, como el habia predi-
783
codo) m e*c&x: eme Dio» h faUripn por el sJampU
de ma calabacera, qm habiéndotele secado, y «¿a-
¡Undolé ét nmtcko,!** le muestra ron dMntoiwn
ra^iméimdtbím momead pitdad dé tatas mUJare»
de niño», qm estaban en Xinive+gm aun no sabían
pecar.
YÁ Joñas le pesó de gran pesar, y ae
enojó.
2 Y oró á Jehova, y dijo : Ahora, Jeho-
va, ¿no es esto lo que yo decía estando
en mi tierra, por lo cual previne huyén-
dome á Tbarsis ? Porque yo sabia qne
tú eres Dios clemente y piadoso, tardo
á enojarte, y de grande misericordia, y
que te arrepientes del mal.
8 Ahora pues, Jehova, ruégote que me
mates; porque mejor me es la muerte
que la vida.
4 Y Jehova le dijo e ¿Haces tá Man de
enojarte tanto f
5 Y salióse Jonaa de la ciudad, y asenté
hacia el oriente de la ciudad ; y hleose
allí una choza, y asentóse debajo de ella
á la sombra, hasta ver que serla de ht
ciudad.
6 Y preparó Jehova Dios una calabace-
ra, la cual creció sobre Joñas, para qne hi-
ciese sodfbra sobre su cabeza, y le de-
fendiese de su mal; y Joñas se alegró
grandemente por la calabacera.
7 Y el mismo Dios preparó n» gusano
en viniendo la mañana del día siguien-
te, el cual birló á la calabacera, y se
secó.
6 Y acaeció que en saliendo et sol pre-
paró Dios un viento solano grande ; y el
sol hirió á Joñas en la cabeza, y desma-
yábase ; y pedia á su alma la muerte, di-
ciendo : Mejor seria para mi la muerte
que mi vida.
9 Entonces dijo Dios á Joñas : {Tanto
te enojas por la calabacera? Y él res-
pondió : lincho me enojo, beata desear
la muerte,
10 Y dijo Jehova: ¿Tuviste tu piedad
de la calabacera en la cusí no trafjujaate,
ni tú la hiciste crecer, que en espado de
una noche nació, y en espado de otra
noche pereció :
11 Y no tendré yo piedad de Ninive
aquella grande ciudad, donde hay mas
de dentó y veinte mil hombres, que no
conocen su mano derecha ni su mano
izquierda, y muchos animales?
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LA PROFECÍA DE MICHEAS.
CAPITULO L
Predice la* calamidade* que vimieron al reino de la*
diet trüm por lo* Asyrio* hasta »er finalmente tras-
portado* de *m tierra: con te total ruina de tu reino
por *u* pecado*, Jttm la parte do —tm calamidad
que aleante d Judea y d Jermatemu
PALABRA de febova que filé á Mi-
élicas de Morasthi en dios de Joa-
than, Achaz, y Ezcchias, reyes de Jada:
lo que vio sobre Samarla, y Jerusalem.
2 Oid todos los poebloe : tierra* y todo
lo que en ella hay, está atenta; y el Se-
ñor Jehova, el Señor desde sa santo tem-
plo sea testigo contra vosotros.
8 Porqne he aqni qne Jehova sale de sn
lugar, y descenderá, y hollará sobre las
altaras de la tierra.
4 Y debajo de él se derretirán los mon-
tes, y los valles se henderán, como la cera'
delante del fuego, y como las aguas que
corren cuesta abajo.
5 Todo esto por la rebelión de Jacob, y
por los pecados de la casa de Israel.
i Qué es la rebelión do Jacob? ¿No es
Samarla ? ¿ Y cuales son los excelsos de
Juda ? i No es Jerusalem ?
6 Pondré pnes á Samarla en majanos de
heredad, en tierras de viñas ; y derrama-
ré sus piedras por el valle, y descubriré
sus fundamentos.
7 Y todas sus escrutaras serán quebra-
das, y todos sus dones serán quemados
en fuego; y asolaré todos sus ídolos;
porqne de dones de rameras se juntó, y
á dones de ramera* volverán.
8 Por tanto lamentaré, y aullaré: an-
daré despojado, y desnudo ; y haré llanto
como de dragonea, y lamentación como
de los lujos del avestruz.
9 Porque sn llaga «t ¿olorosa, que llegó
hasta Juda: llegó hasta la puerta de mi
pueblo, hasta Jerusalem.
10 No ¡o digáis en Geth, ni lloréis mu-
cho : revuéleate en el polvo por Betha-
pbra.
11 Pásate desnuda con vergüenza, ó!
moradora de Saphir: la moradora de
Saanan no salió al llanto de Beth-haesel :
tomará de vosotros su tardanza.
12 Porque la moradora de Maroth tuvo
dolor por el bien ; porque el mal descen-
dió de Jehova hasta la puerta de Jeru-
salem.
18 Unce al carro dromedarios, ó! roo
radora de Lachie, que fuiste principio de
pecado á la htfa do Sion; porqne en ti
se inventaron las rebeliones de Israel.
14 Por tanto tú darás dones á Mareseth
en Geth: las casas de Achzib ssrrfa en
mentira á los reyes de Israel
15 Aun te traeré heredero, ó! moradora
de Maresah : la gloria de Israel vendrá
hasta Odollam.
16 Mésate, y trasquílate por los hijos
de tus delicias: ensancha tu calva como
águila; porque fueron trasportados de ti.
CAPITULO II.
Predio* dio* Judio* la cautividad de Jtabuionia por
*u tiranía y opresión de h* pequeño*, lí. Ítem tu
libertad, y vuelta d la tierra por la conducta de
Crttio.
J A Y de los que piensan iniquidad, y de
%J\ los que fabrican el mal en sus ca-
mas! y cuando viene la mañana lo ponen
en abra, porque tienen en su mano el
poder.
2 Y codiciaron las neredadee, y las ro-
baron ; y casas, y las tomaron: oprimió*
ron al hombre y á su casa, al hombre y
asa heredad,
3 Por tanto asi dijo Jehova: He aqui
que yo pienso mal sobre esta familia, del
cual no sacaréis vuestros cuellos, ni an-
daréis enhiestos, porque el tiempo será
mala
4 En aquel tiempo es levantará sobre
vosotros refrán, y se endechará enhena
de lamentación, diciendo : Del todo lui-
mos destruidos t trocó la parte de mi
pueblo : ¡cómo nos quitó nuestros ean>
pos l dio, lo» repartió d oíros.
5 Por tanto no tendrás quien eche cor-
del para suerte en la congregación de
Jehova.
6 No profeticéis, los que profetizáis, no
les profeticen que los ha de comprender
vergüenza.
7 La que te dices, casa de Jacob : ¿ Háse
acortado el Espíritu de Jehova? ¿son
estas sus obras? ¿Mis palabras no hacen
bien al que camina derechamente f
8 El que ayer era mi pueblo se ha le-
vantado como enemigo tras la vestidura:
quitasteis las capas atrevidamente á los
que pasaban, como los que vuelven de la
SWW* DigitizedbvGoOgle
M1CHEAS.
9 A las mugeres de mi pueblo echasteis
fuera de las casas de sus deleites : á sus
niños quitasteis mi perpetua alabanza.
10 Levantaos, y andad : que no es esta
la holganza; porque extú contaminada,
corrompióse, y de grande corrupción.
11 8i hubiere alguno que ande con el
Viento, y mienta mentiras, diciendo: Yo
te profetizaré, por riño, y por sidra : este
tal será profeta á este pueblo.
Id 1 Juntando te juntaré todo, 6! Ja-
cob: recogiendo recogeré la resta de
Israel : ponerle he junto como ovejas de
Bosrah, como rebaño en mitad de su
majada: harán estruendo por la multitud
de los hombres.
1$ Subirá rompedor delante de ellos:
romperán, y pasarán la puerta, y saldrán
por ella ; y su rey pasará delante de ellos,
Jehova por su cabeza.
CAPITULO m.
Cbirtra lo* impío», tirano*, u atar— magistrados del
pueblo de Dio» vanamente asegurados con el titulo
de pueblo de Dio*, predice la ruina de Jerusalem p
del templo.
Y DI JE : Oíd ahora, principes de Ja-
cob, y cabezas de la casa de Israel :
¿ No pertenecía á vosotros saber el dere-
cho?
9 Que aborrecen lo bueno, y aman lo
malo : que les roban su cuero, y su carne
de sobre sus huesos.
8 Y que comen la carne de mi pueblo,
y les desuellan su cuero de sobre ellos, y
les quebrantan sus huesos, y los rompen
como para echar en caldero, y como car-
nes en olla.
4 Entonces clamarán á Jehova, y no les
responderá: antes esconderá de ellos su
rostan en aquel tiempo,. como ellos hi-
cieron malas obras.
5 Asi dtjo Jehova de los profetas, que
hacen errar mi pueblo, que muerden con
sus dientes, y claman paz; y al que no
les diere que coman, aplazan contra él
batalla.
6 Por tanto de la profecía se os hará
noche, y oscuridad del adivinar; y sobre
estos profetas se pondrá el sol, y el dia se
entenebrecerá sobre ellos.
7 Y avergonzarse han los profetas, y
confundirse han los adivinos, y ellos to-
dos cubrirán su labio; porque no ten-
drán respuesta de Dios.
8 Yo empero soy lleno de fuerza del
Espíritu de Jehova, y de juicio, y de for-
taleza; para denunciar á Jacob su rebe-
lión, y á Israel su pecado.
0 Oid ahora esto, cabes» de la casa de
784
Jacob, y capitanes de la casa de Israel,
que abomináis el juicio, y pervertís todo
el derecho:
10 Que edificáis á Sion con sangre, y á
Jerusalem con injusticia :
11 Sus cabezas juzgan por cohecho, y
sus sacerdotes enseñan por precio, y sos
profetas ad i vi dan por dinero; y arríman-
se á Jehova, diciendo : ¿ No está Jehova,
entre nosotros? No vendrá mal sobre
nosotros.
12 Por tanto á caus\ de vosotros Sion
será arada como campo, y Jerusalem será
majanos, y el monte de la casa como cum-
bres de breña.
CAPITULO IV.
Prosperidad del reino de Cristo tabre toda» las mo-
narquía» del mundo, depues de la asolación de la
Jerusalem terrena. II. Vámosla d Jermmmfemicmehn »
decir á la iglesia de loe piadosos) en la nufmméJsmt
de su destrucción por los fíabplonios, prometiéndote
libertad por su mano, $ vmganaa de so» enetntgo:
Y ACONTECERÁ en los postreros
tiempos, que el monte de la casa de
Jehova será constituido por cabecera de
montes, y mas alto que todo* los colla-
dos, y correrán á él pueblos.
2 Y vendrán muchas naciones, y dirán :
Venid, y subamos al monte de Jehova, y
á la casa del Dios de Jacob ; y ensenar-
nos ha en sus caminos, y andaremos por
sus veredas, porque de Sion saldrá la ley,
y de Jerusalem la palabra de Jehova.
8 Y juzgará entre muchos pueblos, y
corregirá á fuertes naciones basta muy
lejos; y martillarán sus espadas para
azadones, y sus lanzas para hoces: no
alzará espada nación contra nación, ni
mas se ensayarán para la guerra.
4 Y cada uno se sentará debajo de su
vid, y debajo de su higuera, y no habrá
quien amedriento ; porque la boca de Je-
hova de los ejércitos habló.
5 Porque todos los pueblos andarán
cada uno en el nombre de sus dioses:
mas nosotros andaremos en el nombre
de Jehova nuestro Dios para siempre y
eternamente.
6 En aquel día, dijo Jehova, juntaré la
coja, y recogeré la amontada, y á la que
maltrató.
7 Y pondré á la coja para sucesión, y á
la descarriada para nación robusta; y Je-
hova reinará sobre ellos en el monte de
Sion desde ahora para siempre.
8 Y tú, ó! torre del rebaño, la forta-
leza de la hija* de Sion vendrá hasta ti ;
y vendrá el señorío primero, el reino á
la luja de Jerusalem.
MICHEAS.
9 1 ¿Ahora por qué grites tanto? ¿No
hay rey en ti? ¿Pereció tu consejero,
que te ha tomado dolor como de muger
departo?
10 Duélete, y gime, hl)a de Sion, como
muger de parto, porque ahora saldrás de
la ciudad, y morarás en el campo, y Ten-
drás hasta Babylonla: allí serás librada,
allí te redimirá Jehova de la mano de
tus enemigos.
11 Ahora empero se han juntado mu-
chas naciones sobre tí, y dicen : Pecará,
y nuestros ojos verán á Sion,
12 Mas ellos no conocieron los pensa-
mientos de Jehova, ni entendieron su
consejo : por lo cual los juntó como ga-
villas en la era.
13 Levántate, y trilla, bija de Sion, por-
que tu cuerno tornaré de hierro, y tus
unas de metal ; y desmenuzarás muchos
pueblos, y consagraré á Jehova sus ro-
bos, y sus riquezas al Señor de toda la
tierra.
CAPITULO V.
Predícese después del tmutivet io de Babghmln la na-
tividad temporal del Mena», señalando el legar, en
Betk4ekem de Ephrata. La prosperidad, aumen-
to, f victoria de *u glorioso reino more todo» lo* ene-
migo» de tu pueblo, la seguridad, paz y confianza
con que lo» mugo* vMrdn debajo de en potarla,
reformado» de toda tupertticion, idolatría, y fabo
conocimiento de Dio».
AHORA serás cercada de ejércitos, hi-
ja de ejércitos : se pondrá cerco so-
bre nosotros : herirán con vara sobre la
quijada al juez de Israel.
2 Mas tú, Betb-lebem Ephratha, peque-
ña para ser en los minares de Juda, de ti
me saldrá el que será Señor en Israel ; y
sus salidas son desde el principio, desde
los dias de la eternidad.
3 Por tanto entregarlos ha hasta el
tiempo que para la que está de parto ; y
la resta de sus hermanos se tornarán con
los bflos de Israel.
4 Y estará, y apacentará con fortaleza
de Jehova, con grandeza del nombre de
Jehova su Dios, y asentarán; porque
ahora será engrandecido hasta los fines
de la tierra.
5 Y este será paz: Assnr cuando viniere
en nuestra tierra, y cuando pisare nues-
tros palacios, entonces levantarnos he-
mos contra él siete pastores, y ocho
hombres principales,
6" Que pazcan la tierra de Assur acuchi-
llo, y la tierra de Nlrarod con sus espa-
das ; y librará del Assur cuando viniere
contra nuestra tierra, y hollare nuestros
términos.
Span. 50
7 Y será la reata de Jacob en medio de
muchos pueblos, como el rocío de Jeho-
va, como las lluvias sobre la yerba, las
cuales no esperaba ya varón, ni espera-
ban htyos de hombres.
8 Y será la resta de Jacob entre las
gentes, en medio de mochos pueblos,
como el león entre las bestias de la mon-
tana, como el cachorro del león entre las
manadas de las ovejas; el cual si pasare,
y hollare, y arrebatare, no hay quien
escape.
0 Tu mano se ensalzará sobre tus ene-
migos, y todos tus adversarios serán ta*
lados.
10 Y acontecerá en aquel dia, dijo Je-
hova,. que haré matar tus caballos de
en medio de ti, y tus carros haré des-
truir.
11 Y haré destruir las ciudades de tu
tierra, y haré destruir todas tus fortale-
zas.
12 Y haré destruir de tu mano las he-
chicerías; y agoreros no se hallarán
en tí.
13 Y haré destruir tus esculturas, y tus
imágenes de en medio de ti*, y nunca
más te Inclinarás ala obra de tus manos.
14 Y arrancaré tus bosques de en me-
dio de ti, y destruiré tus ciudades.
15 Y con Ira y con furor haré venganza
de las gentes que no oyeron .
CAPITULO VI.
Discepta con el pueblo mottrdndote tu ingratitud :
epátale» la rama confianza en lo» sacrificios, decla-
rando que humildad, piadosa vida, g hacer miseri-
cordia e» lo que d Dio» agrada. TI. ñecUale tu*
iniquidades, g idolatría» en opuesto de lo que ha di-
eko que Dio» quiere, por la» cuate» le» intima loo
maldiciones de la leg, DeuL 98. el mismo argumento
del capitulo L. de Isaías.
OÍD ahora lo que dice Jehova: Leván-
tate, pleitea con los montes, y oi-
gan los collados tu voz.
2 Oid montes el pleito de Jehova, y
fuertes fundamentos de la tierra; porque
Jehova tiene pleito con su pueblo, y con
Israel altercará.
3 Pueblo mió, ¿qué te he hecho, ó en
qué te he molestado? Responde con-
tra mí.
4 Porque te hice subir de la tierra de
Egypto, y de la casa de siervos te redimí ;
y envió delante de tí á Moyees, y á Aaron,
y á María
5 Pueblo mío, acuérdate ahora qué
aconsejó Balac, rey de Moab, y qué le
respondió Balaam, hijo de Beor, desde
Sétim hasta Galgala ; para que conozcas
las justicias de Jehova,
785
MICHEAS.
• ¿Conloé prevendré á Jehova, y «do-
raré al Dios Alto? ¿Prevenirle he con
holocausto©, con becerros de un año ?
7 ¿Agradarse ha Jehova de millares de
carneros? ¿ De diez mil arroyos de acei-
te? ¿Daré mi primogénito por mi re-
belión? ¿el fruto de mi vientre por el
pecado de mi alma?
8 O ! hombre, declarado te na qué sea
lo bueno, y qné pida de ti Jehova: Sola-
mente haoer juicio, y amar misericordia,
y humillarte para andar con tu Dios.
9 La vos de Jehova clama á la ciudad,
y la sabiduría verá tu nombre. Oíd la
vara, y á quien la establece.
10 1 ¿Hsy ann en casa del implo teso-
ros de impiedad, y medida pequeña de-
testable?
11 ¿Seré limpio con peso falso, y con
bolsa de pesas engañosas ?
12 Con que sus ricos se hinchieron de
rapiña, y bus moradores hablaron men-
tira, y su lengua engañosa en su boca.
18 Asi yo también te enflaquecí hirién-
dote, asolándote por tus pecados.
14 Tú comerás, y no te hartarás, y tu
abatamienta eerá en medio de ti; y en-
gendrarás, y no parirá; y lo que parirá
á la espada daré.
15 Tú sembrarás, mas no segarás: pisa-
rás olivas, mss no te untarás con el acei-
te ; y mosto, mss no beberás el vino.
' 16 Porque los mandamientos de Amri
se guardaron, y toda obra de la casa de
Achab; y en los consejos de ellos andu-
visteis, para que yo te diese en asola-
miento, y tus moradores para ser silba-
dos: y llevaréis el oprobio de mi pueblo.
CAPITULO VIL
Qmejdm el projeta de Urmridod<h loe piadomoe,u de
la abundancia de ía iniquidad w perfidia de loe de
$m tiempo*, ¡L Introduce d la igleeia de lo» piado-
toe aJUaida que te contuela uet/uerta en la eeperom-
cavar tiene en IMot de *u rettmuraokm contrata
iemleneiadeJaeanaBa del mando qm la ajtíaeute
burla de tus esperantos, la cual restauración glorio-
sa predice. 111. Sobre esta prometa ora el profeta
por la venida del Mesías, u la restauración de tu
pueblo, kc.
7 A Y de mi ! que he sido como cuando
*jl\. han cogido los frutos del verano,
como cuando han rebuscado después de
la vendimia, que no queda racimo para
comer: mi alma deseó primeros fru-
tos.
2 Faltó el misericordioso de la tierra:
recto no hay entre los hombres : todos
asechan á la sangre: cada cual arma red
á su hermano.
3 Para perfldonar la maldad con sus
786
manos, el príncipe demanda, y el Jfcea
juaga por la paga; y el grande habla
el quebranto de su alma, y la fortale-
cen.
4 £1 mejer de ellos es como el cam-
brón : el mas recto, como zarzal : el dia de
tus atalayas, tu visitación, viene : ahora
será su confusión.
5 No creáis en amigo, ni confiéis en
principe: de la que duerme á tu lado
guarda no abras tu boca.
6 Porque el lujo deshonra al padre, la
hija se levanta contra la madre, la nuera
contra su suegra, y los enemigos del
hombre ton los de su casa,
7 Yo empero á Jehova esperaré, espe-
raré al Dios de mi salud, el Dios mió me
oirá.
8 % Tú, mi enemiga, no te huelguee
de mi; porque si caí, levantarme he:
si morare en tinieblas, Jehova a? mi
luz.
9 La ira de Jehova suportaré, porque
pequé á él : hasta que juzgue mi cansa,
y haga mi Juicio : él me sacará á luz, ve-
ré bu justicia.
10 Y mi enemiga verá, y cubrirla ha
vergüenza: la que me decía: ¿Dónde
está Jehova tu Dios ? Mis ojos la verán :
ahora será hollada como lodo de las ca-
lles.
11 £1 dia en que se edificarán tus cer-
cas, aquel día será alejado el manda-
miento.
12 En ese dia vendrá hasta ti desde
Asyria, y las cludtdes fuertes; y desde
las ciudades fuertes hasta el rio; y de
mar á mar, y de monte á monte.
13 Y la tierra con sus moradores será
asolada por el fruto de sus obras.
14 H Apacienta tu pueblo con tu caya-
do : el rebaño de tu heredad, que mora
solo en la montaña, en medio del Car-
melo : pazcan á Basan y á Ottlaad como
en el tiempo pasado.
15 Yo le mostraré maravillas como el
dia que saliste de Egypto.
16 Las naciones verán, y avergonzarse
han de todas sus valentías : pondrán la
mano sobre su boca, sus orejas Be ensor-
decerán.
17 Lamerán el polvo como la culebra,
como las serpientes de la tierra: tem-
blarán en sus encerramientos: de Je-
hova nuestro Dios se despavorirán, y
temerán de ti
18 ¿Qué Dios como tú, que perdonas
la maldad, y que
NAHÜM.
con el resto de su heredad? No
para siempre bu enojo, porque es ama-
dor de misericordia.
19 El tornará, él tendrá misericordia
de nosotros, él sujetará nuestras iniqui-
dades, y eebará en los profundos de la
mar todos nuestros pecados.
20 Darás la verdad á Jacob, y á Abra-
bam la misericordia, que juraste á núes*
tros padres desde tiempos antiguos.
NAHUM PROFETA.
CAPITULO L
JR castigo de JSTmivc y de toda la monarquUt dé los
Asyrios por haber ajligido al pueblo de Dios y rm-
gelarmente fo muerte de Sennacheria, de donde pa-
rece haber eido esta profecía en tiempo de Exechia*
ydehaias. % Beyes IB.
C*1 ARGA de Nlnive. Libro de la visión
J de Nahum de Elcesia.
2 Dios celoso, y vengador Jehova, ven-
gador Jehova, y Señor de ira. Jehova
que se venga de sus adversarios, y que
guarda s*tnojo á sus enemigos.
8 Jehova luengo de iras, y grande en
poder, y absolviendo no absolverá. Je-
hova, cuyo camino es en tempestad y tur-
bión, y las nubes son el polvo de sus pies.
4 Que amenaza á la mar, y la hace se-
car, y hace secar todos los rios : Basan
fué destruido, y el Carmelo, y la flor del
Líbano rae destruida,
6 Los montes tiemblan de él, y loe co-
liados se deslien ; y la tierra se abrasa
delante de su presencia, y el mundo, y
todos los que en él habitan.
6 4 Quién permanecerá delante de su
1ra? ¿7 quién quedará en pié en el furor
de su enojo? bu ira se derrama como
fuego, y las penas se rompen por él.
7 Bueno es Jehova para fortaleza en el
día de la angustia; y que conoce á los
qus en él confian.
8 T con Inundación pasante hará con-
sumación de su lugar; y tinieblas per-
seguirán sus enemigos.
9 ¿Qué pensáis contra Jehova? El ha-
ce consumación: no se levantará dos
veces la tribulación.
10 Porque como espinas entretejidas,
cuando ios borrachos se emborracharán,
serán consumidos del fuego, como las
estopas llenas de sequedad.
11 De ti salió el que pensó mal contra
Jehova, consultor implo.
12 Asi dtfo Jehova: Aunque reposo
tengan, y asi muchos eomo ton asi serán
talados, y pasará; y si te afligí, no te
afligiré
13 Porque ahora quebraré su yugo de
sobre ti, romperé tus coyundas.
14 T mandará Jehova acerca de ti, que
nunca mas sea sembrado alguno de tu
nombre : de la casa de tu dios talaré es*
cultura, y vaciadizo : allí pondré tu se-
pulcro, porque fuiste vil.
15 He aqui que sobre los montes eatán
ya los pies del que trae las albricias, del
que pregona la paz: celebra, ó! Judo,
tus fiestas, cumple tus votos; porque
nunca mas pasará por tí el impío : todo
él fué talado.
CAPTTTTLO TI.
FrOfetteTa mas en jmi> ttcutut te destrucción ejs iwnfvc
y de la monarqnia de km Asyrios por loe Ckmi-
déos,
SUBIÓ destruidor contra ti: guarda
la fortaleza, mira el camino, fortiüca
los lomos, fortalece mucho la fuerza.
2 Porque Jehova tornará a*í la gloria
de Jacob como la gloria de Israel; por-
que los vaciaron vaciadores, y hirieron
sus mugrones.
3 El escudo de sus valientes será ber-
mejo, los varones de su ejército vestidos
de grana: el carro como fuego de ha-
chas : el día que se aparejará, las hayas
temblarán.
4 Los carros harán locuras en las pla-
zas, discurrirán por las calles sus rostros
como hachas: correrán como relámpa-
gos.
5 El se acordará de sus valientes, an-
dando tropezarán cuando se apresuraren
á su maro, y la cubierta se aparejare.
6 Las puertas de los ríos se abrirán, y
el palacio será destruida
7 Y la reina fué cautiva, mandarle han
que suba; y sus criadas la llevarán, gi-
miendo como palomas, batiendo sus pe-
chos.
8 Y fué Ninive de tiempo antiguo co-
mo estanque de aguas : mas ellos ahora
huyen: Parad, parad; y ninguno mira.
9 Saquead plata, saquead oro : no hay
NAftUM.
fin de las riquezas : honra, mas que to-
do ajuar de codicia.
10 Vacía, y agotada, y despedazada qite-
dard, y el corazón derretido : batimiento
de rodillas, y dolor en todos ríñones ; y
las haces de todos ellos tomarán negrura.
11 ¿ Qué es de la mocada de los leones,
y de la mojada de los cachorros de leo-
nes, donde se recogía el lébn f \¿ leona,
y los cachorros del león; y no habla
quleu les pusiese miedo ?
12 El león arrebataba asaz para sus ca-
chorros, y ahogaba para sus leonas; y
henchía de presa sus cavernas, y de robo
sus moradas.
18 He aqoi yo hablo á tí, d!Jo Jchova
de los ejércitos, que encenderé con humo
tus carros, y á tas leoncillos tragará es-
pada; y raeré de la tierra tu robo, y nun-
ca mas se oirá toz de tus embajadores.
CAPITULO in.
Contin&am la plática.
T A Y de la ciudad de sangres! toda
1 jl\. llena de mentirá y de rapiña, no
se aparta de eüa robo.
2 Sonido de acote, y estruendo de mo-
vimiento de ruedas, y caballo atropells-
dor, y carro saltador se oirá en H.
8 Caballero enhiesto, y resplandor de
espado, y resplandor de lanza; y multi-
tud de muertos, y multitud de cuerpos ;
y en sus cuerpos no habrá fin, y en sns
cuerpos tropezarán.
4 Por la multitud de las fornicaciones
de la ramera de hermosa grada, maes-
tra de hechizos, que vende los naciones
con sus fornicaciones, y los pueblos con
sus hechizos.
5 He aquí yo á tí, dijo Jehova de los
ejércitos, que yo descubriré tus faldas
en tu haz, y mostraré á las naciones tu
desnudez, y á los reinos tu vergüenza, '
6 Y echaré sobre ti suciedades, y aver-
gonzarte he; y ponerte he como estiércol.
7 Y será que todos los que te vieren, se
apartarán de tí, y dirán : Ninlve es asola-
da, ¿quién se compadecerá de ella?
i Dónde te buscaré consoladores?
783
8 ¿Eres tú mejor que No la populosa,
que está asentada entre rios, cercada de
aguas, su baluarte es la mar: de mar es su
muralla?
9 Ethiopia su fortaleza, y Egypto sin
término: África y Lybia fueron en tu
ayuda.
10 También ella foé en cautividad, en
cautividad: también sus chiquitos fue-
ron estrellados por las encructfadas do
todas las calles; y sobre sus honrados
echaron suertes, y todos sus nobles fue-
ron aprisionados con grillos.
11 Tú también serás emborrachada, se-
rás encerrada : tú también buscarás for-
taleza á causa del enemigo.
12 Todas tas fortalezas son como higos
y brevas : que si las remecen, caen en 1*
boca del que los ha de comer.
18 He aquí que tu pueblo será. como
mugeres en medio de tí : las puertas de
tu tierra abriendo se abrirán atas ene-
migos, fuego consumirá tus barras.
14 Provéete de agua para el cerco, for-
tifica tus fortalezas, entra en el lodo, pisa
el barro, fortifica el horno.
15 Allí te consumirá el mego, te talará
la espada, tragará como pulgón : multi-
plícate como pulgón, multiplícate como
langosta.
16 Multiplicaste tus mercaderes mar
que las estrellas del cielo : el pulgón hi-
zo presa, y voló.
17 Tus principes serán como langos-
tas, y tus grandes como langostas de
langostas que se asientan en vallados
en día de frío: salido el sol se modan,
y no se conoce el lugar donde estuvie-
ron.
18 Durmieron tas pastores, ó? rey de
Asyria, reposaron tus valientes : tu pue-
blo se derramó por los montes, y no hay
quien le Junte.
19 No hay cura para tu quebradura: tu
herida se encrudeció: todos los que oye-
ren tu fama, batirán las manos sobre ti ;
porque, ¿ sobre quién no pasó continua-
mente tu malicia?
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LA PROFECÍA DE HABACÜC.
CAPITULO I.
Habiendo de profetizar Habacuc la cautividad del pue-
blo Jmltleio por lo* Dabylonios, comienaa tu profe-
cía quejándote d Dios de que nunca le da que profe-
tice, ti no calamidad** w vejaciowet de tu pueblo, en
la» cualet él permite que con tanta licencia toe im-
pío* monarca* del mundo le ajifan, de donde viene
que el mundo dude de tu providencia, y dejado el
temor de Dio* y *u lew, tome por leve* de tu* empre-
*a* tu voluntad y fuerza* : d la* cualet tola* atribuya
lo ganado, ni nunca te harte de moltttar el mundo.
LA carga que vio Habacuc profeta.
2 ¿Hasta cuándo, 6! Jehova, cla-
maré, y no oirás? ¿daré Toces á ti á
causa de la violencia, y no salvarás ?
3 ¿ Por qué me haces ver Iniquidad, y
haces que mire molestia, y qne saco y
violencia esté delante de mí, y haya quien
levante pleito y contienda?
4. Por lo cual la ley es debilitada, y el
juicio no sale perpetuo; porque el im-
pío calumnia al justo: á esta causa el
juicio sale torcido.
5 Mirad en las gentes, y ved, y mara-
villaos, maravillaos; porque obra será
hecha en vuestros días, que cuando se
os contare, no la creeréis.
6 Porque he aquí que yo levanto los
Chaldcos, nación amarga y presurosa,
que camina por la anchura de la tierra
para poseer las habitaciones agenas.
7 Espantosa y terrible, de ella misma
saldrá su derecho y su grandeza.
8 T serán sus caballos mas ligeros que
tigres, y mas agudos que lobos de tarde;
y 6us caballeros se multiplicarán: ven-
drán de lejos sus caballeros, y volarán
como águilas que se apresuran á la co-
mida.
0 Toda ella vendrá á la presa : delante
de sus caras viento solano ; y ayuntará
cautivos como arena. *
10 T él escarnecerá de los reyes, y de
los príncipes hará burla: él se reirá de
toda fortaleza, y a mon tañara polvo, y la
tomará.
11 Entonces él mudará espíritu, y tras-
pasará, y pecará atribuyendo esta su po-
tencia á su dios.
12 ¿No eres tú desde el principio, 6!
Jehova, Dios mió, santo mió ? no mori-
remos, 6 ! Jehova : para juicio le pusiste,
y fuerte le fundaste para castigar.
' 13 Limpio de ojos par» no ver el mal:
ni podrás ver la molestia: ¿por qué ves
los menosprecladores, y callas, cuando
destruye el impío al mas justo que él ?
14 ¿ Y haces que los hombres seo» como
los peces de la mar, y eomo reptiles que
no tienen señor?
15 Sacará á todos con su anzuelo, apa-
ñarlos ha con su aljanaya, y juntarlos ha
con su red : por lo cual él se holgará, y
hará alegrías.
16 Por esto sacrificará á su aJJanaja, y
á su red ofrecerá sahumerios; porque
con ellas engordó su porción, y engrasó
su comida.
17 ¿Vaciará por eso su red, ó tendrá
piedad de matar naciones continua-
mente ?
CAPITULO IL
Habiendo él profeta propuesto d Dio* tu cuestión acer-
ca de eu providencia de la vejación que tu pueblo
padece de loe impío*, firme en tu vocación espera do
él retpuesta : la cual recibe ; que aunque la prospe-
ridad del Jtabylonio pecador Jlorezra por algún
tiempo, su ruina rendrd muy cierta : de la cual no te
hpranfn eu* Ídolo», ffc., y elpiadoto en tu piedad te-
rd conservado en medio de todo* malet.
SOBRE mi guarda estaré, y sobre la
fortaleza aiirmaré el pié, y atalayaré
para ver qué hablará en mi, y qué tengo
de responder á mi pregunta.
2 Y Jehova me respondió, y dijo : Es-
cribe la visión, y declárala en tablas, pa-
ra que corra el que leyere en ella.
8 Porque la visión aun tardará por
tiempo : mas al fin hablará, y no menti-
rá. Si se tardare, espéralo : que sin du-
da vendrá, no tardará.
4 He aquí que se enorgullece aquel
cuya alma no es derecha en él : mas el
justo en su fé vivirá.
5 Cuanto mas que el dado al vino, tras-
pasador, hombre soberbio, no permane-
cerá: que ensanchó como un osario su
alma, y es como la muerte que no se
hartará: roas congregó á sí todas las
naciones, y amontonó á sí todos los pue-
blos.
6 ¿No han de levantar todos estos so-
bre él parábola, y adivinanzas de él ? y di-
rán: ¡ Ay del que multiplicó de lo que no
era suyo! ¿Y hasta cuándo había de
amontonar sobre bí espeso lodo ?
7 ¿ No se levantarán de repente los que
te han de morder, y se despertarán los
789
HABACUC.
que te han de quitar de tu logar, y serás
á elloe por rapiña ?
8 Porque tú. despojaste muchas nacio-
nes, todos los otros pueblos te despoja-
rán, á causa de las .sangres humanas, y
robos de la tierra, de las ciudades, y de
todos los que moraban en ellas.
9 i Ay del que codicia la mala codicia
para su casa, por poner en alto su nido,
por escaparse del poder del mal!
19 Tomaste consejo vergonzoso para tu
casa, asolaste muchos pueblos, y pecaste
contra tu vida.
11 Porque la piedra del muro clamará,
y la tabla del maderado le responderá.
12 ¡Ay del que edifica la ciudad con
sangres, y del que Aínda la villa con ini-
quidad!
13 ¿ Esto, no es de Jehova de los ejérci-
tos? por tanto pueblos trabajarán en el
fa*g°i y gentes se fatigarán en vano.
14 Porque la tierra será llena de cono*
cimiento de la gloria de Jehova, como
las aguas cubren la mar.
15 ¡ Ay del que da de beber á su com-
pañero, del que allegas cerca tu odre, y
emborrachas para mirar d&pun sus des-
nudeces !
ltt fiaste hartado de deshonra mas que
de honra : bebe tú también ; y serás des-
cubierto: el cáliz de la mano derecha
de Jehova volverá sobre tí, y vómito de
afrenta caerá sobre tu gloria.
17 Porque la rapiña del Líbano caerá
sobre ti, y la destrucciou de las fieras lo
quebrantará, á causa de las sangres hu-
manas, y del robo de la tierra, de las
ciudades, y de todos los que moraban en
ellas.
18 ¿De qué sirve la escultura que es-
culpió el que la hizo; y el vaciadizo
que ensena mentira, que confie el ha-
cedor en su obra haciendo imágenes
mudas?
19 ¡Aydel que dice al palo: Despiér-
tate; y á la piedra muda: Recuerda!
¿ El ha de ensenar? He aqui que él es*
tá cubierto de oro y plata, y no hay es-
píritu dentro de éL
20 Mas Jehova en su santo templo, ca-
lle delante de él toda la tierra.
CAPITULO III.
EX profeta, recibida la respuesta de Dio» dicha, para
confirmar d la igttria en la eaperanta del cumplí'
miento d* ella, hace vna canciun en ove pillé d Skot
que lo acelere. Repite en confirmación de «ata fé
lo* /amorte con ame Dio* macó d tu pueblo de Egipto,
U abrióla mar» ¡o$ rio*, peleó por él en el camino
uemlrn Hura* uvemiekm, §tméuéoh miempn vko*
790
torio* maratiOoom haHm darU te nomfm ét te
«erro. ¡1. Qmette» ejemplo* m ee/meram el emperna*
loa calamidad** que habían de venir por el Babedo-
nioeneu tierra, y mi Injertad.
ORACIÓN de Uabacuc profeta por las
ignorancias.
2 O ! Jehova, oido he tu palabra, y te-
mi : ó ! Jehova, aviva tu obra en medio
de los tiempos, en medio de los tiempos
básla conocer: en la ira acuérdate de la
misericordia.
3 Dios vendrá de Tbeman, y el santo
del monte de Pharan. Selah. Su gloria
cubrió los cielos, y la tierra se hinchió
de su alabanza.
4 Y el resplandor fué como la luz, cuer-
nos le sallan de la mano, y allí estaba es-
condida su fortaleza.
5 Delante de su rostro iba mortandad,
y de sus pies salla carbúnculo.
0 Paróse, y midió la tierra : miró, y hizo
salir las naciones ; y los mont es antiguos
fueron desmenuzados, los collados anti-
guos, los caminos del mundo se humi-
llaron á éL
7 Por uada vi las tiendas de Chusan, Isa
tiendas de la tierra de Median temblaron.
8 ¿ Airóse Jehova contra los ríos ? ¿ con-
tra los ríos fué tu enojo ? ¿ Tu Ira fné
contra la mar, cuando subiste sobre tus
caballos, y sobre tus carros de salud?
9 Descubriéndose se descubrió tu arco,
y los juramentos de las tribus, palabra
eterna : cuando partiste la tierra con ríos.
10 Viéronte, y hubieron temor los mon-
tes : la inundación de las aguas pasó: el
abismo dló su voz, la hondura alzó sus
manos.
11 £1 sol, y la luna se pararon en su es-
tancia : á. la luz de tus saetas anduvie-
ron, y al resplandor de tu resplandecien-
te lanza.
12 Con Ira hollaste la tierra, con furor
trillaste las gentes.
13 8aUste para salvar tu pneblo, para
salvar con tu ungido. Traspasaste la
cabeza de la casa del Implo, desnudando
el cimiento hasta el cuello. Selah.
14 Horadaste con sus báculos las cabe-
zas de sus villas, que como tempestad
acometieron para derramarme: su or-
gullo era como para tragar pobre encu-
biertamente.
15 Hiciste camino en la mar á tus ca-
ballos, por mouton de grandes aguas.
16 T Oi, y tembló mi vientre: á la voz
se batieron mis labios : podrición se en-
tró en mis huesos, y en mi asiento me
esUemeci, para reposar en el dia de la
SOPHONIAS.
, cuando vinieren al pueblo para
destruirte.
17 Porque la higuera no florecerá, ni en
las vides habrá fruto : la obra de la oliva
mentirá, y los labrados no harán mante-
nimiento : las ovejas serán taladas de la
majada, y en los corrales no habrá vacas:
18 To empero en Jebera me alegraré,
y en el Dios de mi salud me gozaré.
1^ Jehova el 8efior e» mi fortaleza, el
cual pondrá mis pies como de ciervas ;
y sobre mis alturas me hará andar vic-
torioso en mis instrumentos de mú-
LA PROFECÍA DE SOPHONIAS.
CAPITULO L
Predice la mima de Jemealem y de todo el reino por
PALABRA de Jehova que fué á 8o-
phonias, mjo de Chusl, mjo de Go-
dollas, hijo de Amarías, htyo de Ezechias,
en días de Joslas, htyo de Ammon, rey
de Juda.
3 Destruyendo destruiré todas las cosas
de sobre la haz de la tierra, dijo Jehova:
8 Destruiré los hombres, y las bestias :
destruiré las aves del cielo, y los peces
de la mar ; y los impios tropezarán ; y
talaré los hombres de sobre lá haz de la
tierra, dtyo Jehova.
4 T extenderé mi mano sobre Juda, y
sobre todos los moradores de Jerusa-
lem ; y talaré de este lugar la resta de
Banal, y el nombre de su$ camorreo»,
con «ux sacerdotes ;
5 Y á los qoe se inclinan sobre los te-
Jados al ejército del cielo, y á los que se
inclinan, jurando por Jehova, y jurando
por su rey.
6 Y los que tornan atrás de en pos de
Jehova, y los que no buscaron á Jehova,
ni preguntaron por éL
7 CaUa delante de la presencia del Se-
ñor Jehova, porque el día de Jehova está
cercano; porque Jehova ha aparejado
sacrificio, prevenido ha sus convidados.
8 Y será que en el día del sacrificio de
Jehova, haré visitación sobre los prínci-
pes, y sobre los htyos del rey, y sobre to-
dos los que visten vestido extraño.
9 Y en aquel dia haré visitación sobre
todos los que saltan la puerta, los que
hinchen de robo y de engaño las casas
de sus señores.
10 Y habrá en aquel dia, dice Jehova,
voz de clamor desde la puerta del pesca-
do, y aullido desde la escuela, y grande
quebrantamiento desde los collados.
11 Aullad moradores de Machtes, por-
que todo el pueolo que mercaba, es tala-
do : talados son todos los que o* traían
plata.
12 Y será en aquel tiempo, que yo es-
cudriñaré á Jerusalem con antorchas ; y
haré visitación sobre los hombres que
están sentados sobre sus heces, los cua-
les dicen en su corazón : Jehova ni hará
bien ni mal.
13 Y será saqueada su hacienda, y sus
casas asoladas; y edificarán casas, mas
no las morarán ; y plantarán viñas, mas
no beberán el vino de ellas.
14 Cercano ettá el día grande de Jeho-
va, cercano, y muy presuroso : voz amar-
ga del dia de Jehova: gritará allí el Tá-
llente.
15 Día de ira aquel dia, día de angustia
y de aprieto : dia de alboroto y de asola-
miento, día de tinieblas y de oscuridad,
dia de nublado y de entenebreeimiento :
16 Dia de trompeta y de algazara sobre
las ciudades fuertes, y sobre las torres
altas.
17 Y atribularé los hombres, y anda-
rán como ciegos, porque pecaron á Je-
hova; y su sangre será derramada como
polvo, y su caruercomo estiércol.
18 Ni su plata, ni bu oro los podrá li-
brar en el día de la ira de Jehova; por-
que toda la tierra será consumida con el
fuego de su zelo; porque ciertamente
consumación apresurada hará con todos
los moradores de la tierra.
CAPITULO n.
iÁama aX pueblo d reconocimiento p d arrepentimiento
de ene pecado», y d he piadome exhorta dqne oren
d Dio» aneen el tiempo de Im calamidad leo guarde.
U. Predice grate caetigo de JXoeeobre loe enemigo»
de fupue'Jo, y etngnlarrnenU eoare Jfinive y Ja mo-
narqmiu de loe Jügrioe,
T79CÜDRISÁ08, y escudrinad, nación
J-i no amable.
2 Antes que el decreto para, y que tais
como el tamo que pasa en un cha, antes
Digiti
*»£«>•»•».
SOPHONiAS*
que Tenga sobre vosotros la ira del furor
de Jehova, antes que venga sobre voso-
tros el día de la ira de Jebova,
8 Buscad á Jebova todos los humildes
de la tierra, que pusisteis en obra su jui-
cio: buscad justicia, buscad humildad:
quizá, seréis guardados el dia del enojo
de Jehova.
4 Porque Gara será desamparada, y As-
calon será asolada : A Azoto en el medio dia
saquearán, y Accaron será desarraigada.
5 ¡ Ay de los que moran á la parte de la
mar, de la nación de Cheretim l la pala-
bra de Jebova es contra vosotros, Cha-
naan, tierra de Palestbinos, que te haré
destruir hasta no quedar morador.
6 Y será la parte de la mar por mora-
das de cabanas de pastores, y corrales
de ovejas.
7 Y será la parte para el resto de la ca-
sa de Juda, en ellos apacentarán : en los
casas de Ascalon dormirán á la noche ;
porque Jehova su Dios, los visitará, y
tornará sus cautivos.
8 Yo oí las afrentas de Moob, y los de-
nuestos de los hjjos de Ammon con que
deshonraron á mi pueblo, y se engran-
decieron sobre su término.
9 Por tanto, vivo yo, dijo Jehova de los
ejércitos, Dios de Israel, que Moab será
como Sodoma, y los hijos de Ammon
como Gomorrha, campo de hortigas, y
mina de sal, y asolamiento perpetuo : el
resto de mi pueblo* los saqueará, y el
resto de mi gcote los heredará.
10 Esto les vendrá por su soberbia, por-
que afrentaron, y se engrandecieron con-
tra el pueblo de Jehova de los ejércitos.
11 Terrible terd Jehova contra ellos,
porque enflaqueció á todos los dioses de
la tierra ; y cada uno desde su lugar se
inclinará á él, todas las islas do las gentes,
12 Vosotros también, los de Etniopia,
seréis muertos con mi espada.
13 Y extenderá su mano sobre el aqui-
lón, y destruirá al Assur, y pondrá á Ni-
nlve en asolamiento, y en secadal como
un desierto.
14 Y rebatios de ganado harán en ella
majada, todas las bestias de las nacio-
nes: onocrótalo también, y erizo tam-
bién dormirán en sus umbrales: voz
cantará en las ventanas, y asolación será
en las puertas, porque su moderación de
cedro será descubierta.
15 Esta es la ciudad alegre, que estaba
confiada: la que decía en su corazón:
YaWi y no hay mas. iCómo íué torna*
702
da en asolamiento, en cama de beatiw !
cualquiera que pasare junto á ella, silba-
rá, meneará su masa
CAPITULO IIL
Recita los principóle* petado» de Jertaalem y de mu
pvefJo, lo* castigo* con que le castigó y tu incorreffi-
btiVad, por ¡a cual le predio* tu de-truecum per
le* Ckaldeo*. IL ÜMwrh d lo» piadoso* com te
prometa del Nuevo Testamento cupo» particular**
condicione* describe: prometiendo asimismo la Tra-
ducción del pueblo d* la cautividad 4* Jlmbmttmia. y
la venganza de su» enemigo».
? AY de la ciudad ensuciada, y contsv-
*Jl\ minada» oprtmldora!
2 No oyó voz, ni recibió el castigo : no
se confió de Jehova, no se acercó á sa
Dios. •
8 Sus principes en medio de ella son
leones bramadores : sus jueces, lobos de
tarde que no dejan hueso para la ma-
ñana.
4 Sus profetas, livianos, varones preva-
ricadores : sus sacerdotes contaminaron
el santuario, falsaron la ley.
5 Jehova, justo en medio de ella, no
hará iniquidad: de mañana de mañana
sacará á luz su juicio, nunca falta: ni
por eso el nerverso tiene vergüenza.
6 Hice talar naciones, sus castillos pon
asolados : hice desiertos sus calles, hasta
no quedar quien pase : sus ciudades son
asoladas hasta no quedar hombre, hasta
no quedar morador,
7 Diciendo: Ciertamente ahora me te-
merás : recibirás castigo, y no será der-
ribada su habitación : todo lo cual yo en-
vié sobre ella : mas ellos se levantaron
de mañana, y corrompieron todas sus
obras.
8 Por tanto esperadme, dijo Jehova, al
dia que me levantaré al despojo; por-
que mi determinación et de congregar
naciones, de juntar reinos, de derramar
sobre ellos mi enojo, toda la ira de mi
furor ; porque del fuego de mi zelo será
consumida toda la tierra.
9 \ Porque entonces yo volveré á los
pueblos el labio limpio, para que todos
invoquen el nombre de Jehova, para que
le sirvan de uu consentimiento*
10 De esa parte de los ríos de Ethio-
pia, suplicarán á mí: la compañía de
mis esparcidos me traerá presente.
11 En aquel dia no te avergonzarás de
ninguna de tus obras con los cuales re-
belaste contra mi; porque entonces qui-
taré de en medio de ti los que se alegran
en tu soberbia: ni nunca mas te enso-
berbecerás del monte de mi santidad.
13 Ydejaré en medio de tí un pueblo
AGGEO.
bandida y potare, los euales esperarte
eo el nombre de Jehova.
13 £1 resto de Israel no hará Iniquidad
ni dirá mentira, ni en boca de ellos se
bailará lengua engañosa; porque ellos
serán apacentados, y dormirán, y no ha-
brá quien los espante.
14 Canta, ó! hija de Sion : jubilad, ó!
Israel : gózate, y regocíjate de todo co-
razón, 6 ! bija de Jerusalem.
15 Jehova alejó tus juicios, echó fuera
tu enemigo : Jehova es rey de Israel en
medio de ti, nunca mas verás mal
16 En aquel tiempo se dirá á Jeruss-
lem: JJo temas: á Sion: No se enfla-
quezcan tus manos.
17 Jehova uta en medio de ti poderoso,
él salvará: alegrarse ha sobre ti con
alegría: callará de amor: regocijarse ha
sobre tí con cantar.
18 Los fastidiados por causa del tiempo
juntaré: tuyos fueron: carga de confu-
sión vino sobre ella.
19 He aqui que yo apremiaré todos tus
, afiladores en aquel tiempo ; y salvaré
la coja, y recogeré la' descarriada; y po-
nerlos he por alabanza, y por renombre
en toda la tierra de su confusión.
20 En aquel tiempo yo os traeré, en
aquel tiempo yo os congregaré ; porque
yo os daré por renombre, y por alabanza
entre todos los pueblos de la tierra,
cuando tornaré vuestros cautivos delan-
te de vuestros ojos, cUjo Jehova.
LA PROFECÍA DE AGGEO.
CAPITULO I.
Atentado ya «I pmebto Judaico en Jeruemlem vuelta*
de la cautividad de Babykmia, H profeta Aogeo fe
reprende y amenaza, porque no puntaban en reedi-
ficar el templo. Tí. Lo» góbernadoret del pueblo y
todo el pueblo obedece d la* palabra» del profeta, y
' el edi/lcio te oomtenna.
EN el año segundo del rey Darlo, en
el mes sexto, en el primer ola del
mes, fué palabra de Jehova por mano
del profeta Aggeo, á Zorobabel, hijo de
Salai^iel, gobernador de Jada; y á Jo-
sué, hUo de Josedec, gran sacerdote, di-
ciendo :
2 Jehova de los ejércitos habla asi, di-
ciendo : Este pueblo dice : No es aun
venido el tiempo, el tiempo de la easa
de Jehova para edificarse.
8 Fuá pues palabra de Jehova por ma-
no del profeta Aggeo, diciendo :
4 ¿Tenéis vosotros tiempo, vosotros,
para morar en vuestras casas dobladas,
y esta casa será desierta?
5 Pues asi dUo Jehova de los ejérci-
tos : Pensad bien sobre vuestros cami-
nos:
6 Sembráis mucho, y encerráis poco:
coméis, y no os hartáis : bebéis, y no os
embriagáis: os vestís, y no os calentáis;
y el que anda á jornal, ^recibe su jornal
en trapo horadado.
7 Asi dijo Jehova de los ejércitos: Pen-
sad bien sobre vuestros caminos.
8. Subid al monte, y traed madera, y
edificad la casa; y pondré en ella mi vo-
luntad, y honrarme he con «So, dtyo Je-
hova.
9 Miraréis á mucho, y hallareis poco ;
y encerraréis en cosa, y yo lo soplaré.
¿Porqué? dijo Jehova de los ejércitos.
Por cuanto mi easa está desierta, y cada
uno de vosotros corre á su casa.
10 Por esto se detuvo la lluvia de los
cielos sobre vosotros, y la tierra detuvo
sus frutos.
11 Y llamé á la sequedad sobre esta
tierra, y sobre los montes, y sobre el
trigo, y sobre el vino, y sobre el aceite,
y sobre todo lo que la tierra produce; y
sobre los hombres, y sobre las bestias, y
sobre todo trabajo de manos.
19 ? T oyó Zorobabel, b^jo de Salathiel,
y Josué, hijo de Josedec, gran sacerdote,
y todo el demás pueblo la voz de Jehova
su Dios, y las palabras del profeta Aggeo,
como le habla enviado Jehova el Dios
de ellos; y temió el pueblo delante de
Jehova.
18 Y habló Aggeo embajador de Jeho-
va en la embajada de Jehova al pue-
blo, diciendo: Yo con vosotros, <Ujo
Jehova.
14 Y despertó Jehova el espíritu do
Zorobabel, hijo de Salathiel, gobernador
de Jada, y el espirito de Josué, hijo de
Josedec, gran sacerdote, y el espíritu de
todo el resto del pueblo, y vinieron, y
hicieron obre en la casa do Jehova de
loe^rclto..uDI^
AGGEO.
15 En el día veinte y cuatro del mes
sexto, en el segundo ano del rey Darlo.
CAPITULO n.
Exhortando el profeta de parte de Dtoe d loe gober-
nmdoree del pueblo d te prosecución del edificio del
templo, lee da expreea promesa que atmqme aquella
cata no eea tan espléndida de oro y plata como la
primera, Dtoe te noria $tn comparación mucho ma$
glorioea con la venida y presencia de en Mesías,
cuita venida seria con alboroto de todo el mundo tfc.
J7. Vuelve d exhortarles d la prosecución del edificio
prometiémioh» asistencia de Dios, y prosperidad en
sus temporales, DI Vuelve d dar promesa de la «w-
nida del Mesías, cuyo reino triumfaria de todas las
monarquías y fuerzas humanas.
EN el mes séptimo, á los veinte y
uno, rae palabra de Jehova por
mano del profeta Aggeo, diciendo :
2 Habla ahora á Z oro babel, hijo de 8a-
lathiel, gobernador de Juda, y á Josué,
hijo de Josedcc, gran sacerdote, y al res-
to del pueblo, diciendo :
8 ¿Quién ha quedado entre vosotros
que haya vteto esta casa en sn primera
gloria, y cuál ahora la veis ? ¿Ella no es
como nada delante de vuestros ojos ?
4 Ahora pues, esfuérzate, Zorobabel,
dijo Jehova: esfuérzate también, Josué,
hfyo de Josedcc, gran sacerdote; y es-
fuérzate todo el pueblo de esta tierra,
díJo Jehova, y obrad; porque yo soy con
vosotros, dijo Jehova de los ejércitos.
6 La palabra que concerté con vosotros
en vuestra salida de Egypto, y mi Espí-
ritu está en medio de vosotros : no te-
6 Porque asf dijo Jehova de los ejérci-
tos: De aquí á poco yo liaré temblar los
ciclos, y la tierra, y la mar, y Ht seca.
7 T haré temblar á todas nociones, y
vendrá el Deseado de todas las naciones ;
y henchiré esta casa de gloria, dijo Je-
hova de los ejércitos.
8 Mía es la plata, y mió es el oro, dijo
Jehova de los ejércitos.
9 La gloria de aquesta casa postrera
será mayor que la de la primera, dfyo
Jehova de los ejércitos; y daré paz en
este lugar, dtyo Jehova de los ejércitos.
10 1T En veinte y cuatro del noveno
mes, en el Begundo ano de Darlo, fué pa-
labra de Jehova por mano del profeta
Aggeo, diciendo :
11 Asi dijo Jehova de los ejércitos:
Ahora pregunta á los sacerdotes acerca
de la ley, diciendo :
12 ¿81 llevare alguno las carnes sagra-
das en el canto de su ropa, y con el can-
7W
todem capa tocare el pan, 6 la vianda, 6
el vino, ó el aceite, 6. otra cualquiera
comida, será eantif cade? Y respondie-
ron los sacerdotes, y dijeron : No.
13 T díjo Aggeo: ¿Si algún inmundo
á cansa de cuerpo muerto tocare alguna
cosa de estas, será Inmunda? Y respon-
dieron los sacerdotes, y dijeron: Inmun-
da será.
14 Y respondió Aggeo, y dtyo : Así cate
pueblo, y esta nación es delante de mi,
d\j o Jehova; y asimismo toda obra de sus
manos, y todo lo que aquí ofrecen, es
inmundo.
15 Ahora pues poned vuestro aorazon
desde este día en adelante. Antes que
pusiesen piedra sobre piedra en el tem-
plo de Jehova:
16 Antes que fuesen, venían al montón
de veinte hanegas, y habia diez: venían
al lagar para sacar cincuenta «¿Miaros del
lagar, y habia veinte.
17 Herios con viento solano, y con ti-
zoncillo, y con granizo, d vosotros, y á
toda obra de vuestras manos, como ai
no fuerais mios, cujo Jehova:
18 Poned pues ahora vuestro corazón
desde este dia en adelante, es d saber, des-
de el dia veinte y cuatro del noveno
mes, que es desde el dia que se echó el ci-
miento al templo de Jehova, poned vues-
tro corazón.
19 ¿La simiente no está aun en el gra-
nero? ni aun la vid, ni la higuera, ni el
granado, ni el árbol de la oliva ha^aieti-
do : mas desde aqueste día daré bendi-
ción.
20 1 Y fué palabra de Jehova la segun-
da vez á Aggeo á los veinte y cuatro del
mismo mes, diciendo :
21 Habla á Zorobabel, gobernador de
Juda, diciendo: Yo hago temblar los
cielos y la tierra;
28 Y trastornaré el trono de los reinos,
y destruiré la fuerza del reino de las
gentes; y trastornaré el carro y los que
en él suben, y descenderán los caballos
y los que en ellos suben, cada cual con
la espada de su hermano.
28 En aquel dia, dice Jehova de los
ejércitos, te tomaré, ó! Zorobabel, hijo
de Salathiel, siervo mío, dijo Jehova, y
ponerte he comp anillo de sellar; por-
que yo te escogí, dice Jehova de los
ejércitos.
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ZACHARIAS PROFETA.
CAPITULO I.
Exhorta al pueblo d arrepentimiento. II. Prometa
Dios (i su iglesia su restauración. W. Y la ruinad*
EN el mes octavo, en el ano segundo
de Darío, fué palabra de Jehova á
Zaeharias profesa, htyo de Barachias, hUo
de Addo, diciendo:
2 Airóse Jebova con Ira centra vuestros
padres.
3 Decirte» tías pues: Asi dijo Jebova
de los ejércitos: Volveos á mí, dtyo Je-
hora de tos ejército*, y yo me roiveró á
vosotros, dtfo Jehova de los ejércitos.
4 No seáis como vuestros padrea, á los
cualea dieron voces aquellos profetas pri-
meros, diciendo: Asi dtyo Jebova de los
ejércitos : Volveos ahora de vuestros ma-
los caminos, y de vuestras malas obras;
y nunca oyeron, ni me escucharon, dtfo
Jebova.
5 ¿Vuestros padres, dónde están? ¿y
los profetas, han de vivir para sieuv-
pre?
6 Con todo esto, mis palabras, y mis or-
denanzas que mandé á mis siervos los
profetas, ¿no comprendieron á vuestros
padres? los cuales se volvieron, y die-
ron : Como Jebova de tos ejércitos pensó
tratarnos conforme á nuestros caminos,
y conforme á nuestras obras, asi lo biso
con nosotros.
7 f Aios veinte y cuatro del mes once-
no, qne es el mes de Sebatb, en el ano
segundo de Darlo, fué palabra de Jehova
á Zaehartas profeta, hijo de Baracbias,
bflo de Addo, diciendo : *
8 Vi una noehe,y he aquí un varón que
cabalgaba sobre un caballo bermejo, el
cual estaba entro tos arrayanes que están
en la hondura; y detrás de él ataban ca-
ballos bermejos, overos, y blancos.
9 Y yo dfye: ¿Quién ton estes, Señor
mió? y dfjome el ángel que nublaba con-
migo : To te ensenaré quién ton estos.
^ 10 Y aquel varón que estaba entre los
arrayanes respondió, y dtfo: Estos ton
los qne Jebova ha enviado, para que an-
den la tierra.
11 Y ellos hablaron á aquel ángel de Je-
hova, que estaba entre los arrayanes, y
dyemn: fiamos andado la tierra, y he
'aquí que toda la tierra está repasada y
quieta.
12 Y respondió el ángel de Jehova, y
dijo: O! Jehova de toa ejércitos, ¿basta
cuándo no habrás piedad de Jerusalem, y
de las ciudades de Juda, con las cuales
has estado airado ya bu setenta anos ?
18 Y Jehova respondió buenas palabras,
palabras consolaioiias á aquel ángel qne
hablaba conmigo.
14 Y dUome el ángel que hablaba con-
migo: Clama, diciendo: Asi dijo Jehova.
de los ejércitos: Zelé á Jerusalem, y á
Slon con gran zelo ;
16 Y con grande enojo estoy airado con-
tra las gentes que están reposadas; por-
que yo estaba enojado un poco, y ellos
ayudaron para el mal.
16 Por tanto asi dtfo Jebova : To me he
tomado á Jerusalem con miseraciones :
mi casa será edificada en ella, dice Jebo-
va de tos ejécritos, y cordel de albanil
será tendido sobre Jerusalem.
17 Clama aun, diciendo : Asi dice Je-
hova de tos ejércitos; Aun serán mis
ciudades esparcidas por la abundancia
del bien ; y aun consolará Jebovaá&ion,
y escogerá aun á Jerusalem.
18 Y alcé mis ojos, y miré* y be aqui
cuatro cuernos*
19 Y d\Je al ángel que hablaba conmi-
go: ¿Qué ton estos? y respondióme:
Éstos son los cuernos qne avontaeon á
Juda, á Israel, y á Jerusalem.
20 Y mostróme Jebova cuatro curpln-
teros.
21 Y yo dtfe : ¿ Qué vienen estos á ha-
cer? Y respondióme, diciendo: Estos
son los cuernos que aventaron á Juda,
tanto que ninguno alzó su cabeza; y es-
tos han venido para hacerlos temblar, y
para derribar los cuernos de las gentes,
que alzaron el cuerno sobre la tierra de
Juda para aventarla.
CAPITULO n.
Es mostrada al profeta la restauración gloriom del
reino de Cristo u m amputad, en ha f gara de ia Je-
YALCÉ mis ojos, y miré, y he aquí
un varón que tenia en su mano un
cordal de medir.
2 Yódele: ¿Wnde vas? Y él me res-
ZAGHARIAS.
pondló : A medir á Jerusalem, pan ver
cuanta es su anchura, y cuanta es su lon-
gitud. ■
3 Y hé aquí, que salla aquel ángel que
hablaba conmigo, y otro ángel le salla al
encuentro,
4 Y dejóle: Corre, habla á este moro,*
diciendo : Sin muros será habitada Jeru-
salem á cansa de la multitud de los hom-
brea, y de las bestias, que miarán en me-
dio de ella.
6 Yo seré á ella, dijo Jehova, muro de
fuego en derredor, y seré por gloria en
medio de ella.
8 ¡Oh, oh! Huid de la tierra del aqui-
lón dice Jebova ; porque por tos cuatro
Tientos de los délos os esparcí, dfyo Je-
bova.
7 Ot Sion, la que moras con la hfya de
Babylonla, escápate.
8 Porque asi dfyo Jehova de los ejérci-
tos; Despoje de la gloria él me enviará
á las naciones, que os despojaron ; por-
que el que os toca, toca á la nina de su
ojo.
9 Porque he aquí que yo alzo mi mano
sobre ellos, y serán despojo á sns sier-
vos ; y sabréis qne Jebova de los ejérci-
tos me envió.
10 Canta, y alégrate, hija de Sion ; por-
que he aqni que vengo; y moraré en
medio de ti, dtyo Jebova.
11 Y allegarse han machas naciones á
Jebova en aquel dia, y serme han por
pueblo, y moraré en medio de ti ; y en-
tonces conocerás que Jebova de los ejér-
citos me ha enviado á tí :
19 Y Jehova poseerá á Juda su heredad
en la tierra santa, y escogerá aun á Jeru-
salem.
18 Calle toda carne delante de Jehova;
porque él se ha despertado de su santa
morada.
CAPITULO m.
Muestra Dios al profeta en la figura de Jante el gran
sacerdote la restitución del sacerdocio f culto d
pssarde Satdn qmiokabia todo tan aaohsds. II.
Prométese la venida del Mesías, cuma, sabiduría y
providencia v firmeza se declara por la ri*ion de
una piedra labrada de. mano de Dios con siete ojos :
la justicia y reposo ove por tí habría en su pueblo.
Y MOSTRÓME á Josué el gran sa-
cerdote, el cual estaba delante del
ángel de Jehova; y Satán estaba á su
mano derecha para serle adversarlo.
2 Y <Hjo Jehova á Satán : Jehova te cas-
tigue, ó ! Satán : Jehova, que ha escogido
á Jeruaalem te castigue: ¿No es este
tizón escapado del incendio ?
7»
8 Y Josué estaba vestido de veetimen-
tos viles, y estaba delante del ángel
4 YbaWÓ, y» dijo á los que estaban de-
lante tic si, diciendo : Quitadle esos vea-
Unientes viles. Y á él dijo : Mira que
he hecho pasar tu pecado de ti, y te he
hecho vestir de ropas nuevas.
5 Y dije: Pongan mitra limpia sobre
su cabeza. Y pusieron una mitra lim-
pia sobre su cabeza, y vistiéronle de
ropas. Y el ángel de Jehova estaba en
pié.
6 Y el ángel de Jehova protestó al
mismo Josué, diciendo :
7 Asi diee Jehova délos ejércitos: 81
anduvieres por mis caminos, y si guar-
dares mi observancia, también tú gober-
narás mi casa, también tú guardarás mis
patios ; y entre estos qne aquí están te
daré plaza,
8 f Escucha pues abona Josué, gran sa-
cerdote, tú y tus amigos que se sientan
delante de tí, porque son varones prodi-
giosos : He aquí que yo traigo, á mi sier-
vo RENUEVO.
9 Porque he aquí aquella piedra que
puse delante de Josué, sobre 2a cual una
piedra hay siete ojos : he aquí que yo
esculpiré su escultura, dice Jehova de
los ejércitos, y quitaré el pecado de la
tierra en un día.
10 En aquel día, dtoe Jehova de loa
ejércitos, cada uno de vosotros llamará
á su campanero debajo de su vid, y de-
bajo de su higuera.
CAPITULO IV.
En la vvdon de un candelera y na lamparas u mas
aceitero*, u de dos olivas que destilan el óleo con
que la lúa, do las Irimmaras os mntretmida, muestra
Dios al profeta^ mrotidencia en su tatemo admümio"
trada por el medio de sus fieles ministros, del núme-
ro de los cuales dice ser Zorobébel, por cuma mana
habUdsmrreodifieadoolteotmU.
YVOWHÓ el ángel que habíanla con-
migo, y despertóme,' como un hom-
bre que es despertado de ett suefto,
8 Y dijome: ¿Qué ves? Y respondí:
Vi, y he aqni un eaadelero todo de oro,
y su bacía, sobre su cabeza, y sua siete
lámparas sobre él, siete ; y las lámparas
que mitán sobre su cabeza, tienen siete
vasos.*
8 Y dos olivas esfcfrt sobre él, la una á
la mano derecha de la bada, y la otra á
su mano izquierda.
4 Y hablé, y d|je á aquel ángel qne ha-
blaba conmigo, diciendo i ¿Qué es esto,
Sefiermto?
5 Y aouel ángel quahabiaha «migo.
ZACHARIASv
napcméito, y dtfomeí |lfo sebes que es
esto ? Y dQe : No» Beflbr mío.
• Entonces respondió, y me bebió, <B-
eieudo : Seta es palabra de Jebova á Zo-
robabel en que ee dice : No con ejército,
ai con fuerza: mee con mi Espirite, dijo
Jebova de los ejércitos.
7 {Quién eres tú, 61 gran monte, de-
lante de Zorobabel ? en llanura. El sa-
cará Ja primera piedra con algazaras :
Orada, gracia á ella.
8 Y lué palabra de Jebova á mi, di-
ciendo:
0 Las manos de Zorobabel cebarán el
fundamento á esta casa, y sus manos la
acabarán ; y conocerás que Jebova de loe
ejércitos me enrió" á "vosotros.
10 Porque los que menospreciaron el
dia de loe pequefios primeipüx, se alegra-
rán, y verán la piedra de estaño en la
mano de Zorobabel. Aquellas siete txm
los o)os ée Jebova extendidos por toda
la tierra.
11 Hablé mas, y dijele: ¿Qué *ign\flean
estas dos olivas á la mano derecha del
eandelero, y á su mano Izquierda?
12 T bable la segunda ves, y le dfye:
l Qué *tgnfflcan las dos ramas de olivas
que etMén en los vasos de oro, que revier-
ten de si oro ?
18 T respondióme, diciendo: ¿No sa-
bes qué es esto ? Y dyc: Sefior mío, no.
14 Y él dijo : Estos dos btyos de aceite
ton los que están delante del Sefior de
toda la tierra.
CAPITULO V.
Maostra Dios ol profeta en ana figura H castigo do
lo» saqueadores del pueblo de Dio*, 9 do loo hipócri-
ta*. 11. En otra, el castigo do loo (AaUooo, singu-
Y TÓRNEME, y alcé mis ojos, y mi-
ré, y he aqui un volumen que vo-
laba.
9 Y dtyotne. ¿Qué ves? Y-respondi:
Veo un volumen vetante de veinte co-
dos de largo, y diez codos en ancho.
3 Y dijome : Esta es la maldición que
sale sobre la haz de toda la tierra; por-
que todo aquel que harta, (como etéá de
la una parte del volumen) será destruido ;
y todo aquel que Jura, (como está de la
otra parte del volumen) será destruido.
4 Yo la sacaré, dfyo Jebova de los ejér-
citos, y vendrá á la easa del ladrón, y á la
easa del que Jura en m! nombre (atea-
mente ; y permanecerá en medio de su
easa, y consumirla ha, con sus maderas,
y sus piedras.
5 Y salió aquel ángel fie hablaba coz>
migo, yéteme* Alza abura tus ojos, y
mira que es esto que sale.
G Y dije: ¿Qué es? Yél cnjo: Estaos
la medida que sale. Y dijo: Este es el
ojo que los mira en toda la tierra.
7 Y he aqui que traían un talento de
plomo, y una muger estaba asentada en
medio de aquella medida.
8 Y dijo : Esta en la maldad, y la echó
dentro de la medida, y sobó la piedra de
plomo en su boca. ¿
9 Y alcé mis ojos, y miré, y be aqui dos "
mugeres que sallan, y traían viento en
sus alas, y tenían alas como de cigüeña;
y alzaron la medida entre la tierra y loe
cielos.
K) Y dije á aquel ángel que hablaba
conmigo: ¿Dónde llevan estas la me-
dida?
11 Y él me respondió : Para que le sea
edificada casa en tierra de Seenaar, y
será asentada, y puesta aHi sobre su
asiento.
CAPITULO VL
La visúm do loo omatro corroo. JL Jmimm Dkm om
singular favor y promesas gloriosa* d Jome el gran
sacerdote por el profeta en figura de Cristo para la
restauración do su testpio*
Y TÓRNEME, y alcé mis ojos, y mi-
ré, y he aqui cuatro carros que sa-
lían de entre dos montes; y aquellos
montes eran de metal.
2 En el primer carro habla caballos ber-
mejos, y en el segundo carro caballos
negros, ■
3 Y en el tercer carro, caballos blancos,
y en el cuarto carro caballos overos, ru-
cios rodados.
4 Y respondí, y dtye al ángel que ha-
blaba conmigo: Señor mió, ¿qué es
esto?
5 Y el ángel me respondió, y díjorac:
Estos ton los cuatro vientos de los cic-
los, que salen de donde están delante del
Señor de toda la tierra.
6 En el que estaban los caballos negros,
salieron hacia la tierra del aquilón; y
los blancos salieron tras ellos; y los
overos salieron hacia la tierra del me-
diodía.
' 7 Y los rucios salieron, y procuraron
de ir á andar la tierra. Y dijo: Id, an-
dad la tierra ; y anduvieron la tierra.
8 Y me llamó, y hablóme, diciendo:
Mira, los que salieron bada la tierra del
aquilón, hicieron reposar mi Espíritu en
la tierra del aquilón.
9 1 Y fué palabra de Jebova á mi, di-
deudo:
7V7
ZACHARIAS.
10 Toma dele» que iommron del omH-
yerio, u á saber, délo* del Unage de Hol-
dai, y de Tobías, y de Idaia, y vendrás
tú en aquel dia, y entrarás en cesa de
Josiss, htyo de Sopáoslas, loe cuales vol-
vieron de Babytooia:
11 Y tomarás plata y oro, y tenas coro-
na*, y ponerlas has en la cabeza de Jo-
sué, hjjo de Josedee, el gran sacerdote.
12 Y hablarle bes, diciendo: Asi habló
Jehova de los ejércitos, diciendo: He
aquí el varón cuyo nombre es RENUE-
VO» el cual retoñecerá de debajo de si, y
edificara el templo áe Jehova,
13 £1 educará el templo de Jehova, y
él llevará gloria, y se asentará, y domi-
nará en su trono; y será sacerdote en su
trono; y consejo de paz será entre am-
bos á dos.
14 Y Helen, y Tornee, y Idaia, y Henei,
mjo de Sopboniaa, tendrán coronas por
memorial en el templo de Jehova.
15 Y los que están lejos vendrán, y edi-
ficarán en el templo de Jehova ; y cono-
ceréis qne Jehova de los ejércitos me ha
enviado á vosotros; y será, si oyendo
oyereis la voz de Jehova vuestro Dios.
CAPITULO TH.
Enviando loe que aun citaban en Babylonia d Jerusa-
lemdconmtttnr é Jo» eaecrdote» y pra/kta», ti aun
celebrarían con ayuno y lato «l dia do la asoksoion
del templo y de «k total cautiverio, visto que ya el
plato de los T0 años que Dio» les había señalado por
Jeremía» (copiado 85. ll.)«r« cumplido, y Dio» ha
comenzaba d dar tétales cierta» de $m demencia
con la reedificación del templo ifc. el profeta le»
trae d la memoria como Ion castioos pasado» habían
sido cumplimiento de km amenaza» de Dio» contra
lo» que no habían querido oir d mu profeta*.
Y ACONTECIÓ que en el ano cuarto
del rey Darlo fué palabra de Jehova
á Zacharias, á los cuatro del mes nove-
no, que es Caslea :
2 Cuando fué enviado á la casa de Dios
Sarasar, y Rogommelech, con sus varo-
nes, á orar á la faz de Jehova :
3 Y á decir á los- sacerdotes qne esta-
ban en la casa de Jehova de los ejércitos,
y á los profetas, diciendo: ¿Lloraremos
en el mes quinto? ¿haremos abstinen-
cia como habernos hecho ya algunos
anos?
4 Y fué palabra de Jehova de los ejér-
citos á mi, diciendo:
5 Habla á todo el pueblo de esta co-
marca, y á los sacerdotes, diciendo:
Cuandp ayunasteis y llorasteis en el
quinto, y en el séptimo me* estos seten-
ta, años, ¿habéis ayunado ayuno para
mi?
d Y cuando coméis, y bebéis, ¿no co-
méis y bebéis para vosotros ?
7 ¿ No son estas tes palabras, que pre-
gonó Jehova por mano de los profeta*
primeros, cuando Jernsalem estaba ha-
bitada y quieta, y ovando ene ciudades cu
sus al derredor©*, y el mediodía, y ls>
campiña, se habitaban ?
8 Y fué palabra de Jehova á Zacharias,
diciendo:
9 Asi habló Jehova de los ejércitos, di-
ciendo: Juagad Juicio verdadero, y na-
ced misericordia y piedad cada cual con
su hermano:
10 No agraviéis la viuda, ni al huérnv
no, ni al extraugero, ni al pobre : ni nin-
guno piensa mal en su corazón contra
su hermano,
11 Y no quisieron escachar, antes die-
ron hombro rebelador, y agravaron sus
orejas para no oír
12 Y pusieron su corazón come diaman-
te para no oir la ley, ni las palabras qua
Jehova de los ejércitos enviaba por su
Espíritu, por mano de los- profeta» pri-
meros ; y fué hecho grande castigo por
Jehova de los ejércitos»
13 Y aconteció, qne como él clamo, y
no oyeron, asi ellos clamaron, y yo no oí,
djjo Jehova de los ejércitos.
14 Y esparmlos con torbellino por to-
das las naciones que ellos no conocie-
ron; y la tierra fué asolada detrás de
ellos de yentes y visión tes; y la tierra
deseable tornaron en asolamiento.
CAPITULO ym. _
Responde a la pregunta et/e*zduetoios, y a<dudemjope*s»
meta» de m entera twtertad que lee dnn coreana
con grande gloria, para la cual le» demanda fé. JL
Y para conservarse en eBa, después de remHtnwmmen
la tierra, piadosa vida.
Y FUÉ palabra de Jehova de los ejér-
citos, diciendo :
2 Asi d\¡o Jehova de los ejércitos : Yo
zelé á Sion de gran, zelo, y con grande
ira la zelé.
8 Asi dyo Jehova: 7o torné áSion.y
moraré en medio de Jernsalem ; y Jera*
salem se llamará ciudad de verdad, y el
monte de Jehova de los ejércitos, monte
de santidad.
4 Asi xüjo Jehova de los ejércitos:
Aun han de morar viejos y viejas en las
plazas de Jernsalem ; y cada cual feaéYd
bordón en su mano por la multitud da
los días»
5 Y las eslíes de la ciudad sarán llenas
de muchachos y muchachas, que jmm-
rán en sus palles» .s-^
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ZACEARÍAS,
6 Afi dice Jehova d* los eJézeHos: 84
esto parecerá dificultoso delante de loe
ojos del resto de este pueblo en aqmellos
días, también será dificultoso delante de
mis ojos, dijo Jehova de loe ejércitos.
7 Asi dtyo JeboTa de loe ejércitos: He
aqui qne yo salvo mi pueblo de la tierra
del oriente, 7 de la tierra donde se pone
el sol
8 Y traerlos be, 7 habitarán en medio
de Jeruealcm, 7 serme han por pueblo, 7
70 seré á ellos por Dios con verdad y con
justicia.
9 Asi dijo Jehova de los ejércitos : Es-
fuércense vuestras manos de- vosotros,
los que oís en estos dias estas palabras
déla boca de los profetas, desde el dia
que se echó el cimiento A la casa'de Je-
hova de los ejércitos, para edificar el
templo.
10 Porque antes de estos dias ao ha ha*
bido paga de hombre, ni paga de bestia,
ni hubo paz alguna para entrante ni para
saliente, á causa de la angustia; porque
70 incité todos los hombres, cada cual
contra su compañera.
11 Mas ahora no haré con el resto de
este pueblo como en aquellos dias pasa-
dos, dyo Jehova de los ejércitos.
12 Porque la simiente de la pas quedar
rá: la vid dará su fruto, y la tierra dará
su fruto, 7 loe cielos darán su rodo ; 7
haré que el resto de este pueblo posea
iodo esto.
13 T será que como fuisteis maldición
entre las gentes, ó ! casa de Juda, y ca-
sa de Israel, así os salvaré, para qne
seáis bendición. No temáis, mas esfuér-
cense vuestras manos.
14 Porque asi dtfo Jehova de los ejérci-
tos: Como pensé haceros mal, cuando
vuestros padres me provocaron á ira,
«itfo Jehova de los ejércitos, y no me ar-
repentí;
15 Asi tornando he pensado de hacer
bien á Jcrusalem, y á la casa de Juda en
estos dios: no temáis.
16 t Estas son las cosas que haréis :
Hablad verdad cada cual con su prójimo ;
juzgad en vuestras puertas verdad y jui-
cio de paz:
17 Y ninguno de vosotros piense mal
en su corazón contra su prójimo; ni
améis juramento falso ; porque todas es-
tas cosas son las que yo aborrezco, djjo
Jehova,
18 T fué palabra de Jehova de los ejér-
citos á mí, diciendo;
1» Asi d^jo Jehova de los ejéesÉ tos: El
ayuno del cuarto ****, y el ayuno del
quinto, y el ayuno del séptimo, y el ayu-
no del décimo se tomará á la casa de Ju-
da en gozo, y en alegría, y en solemni-
dades festivo*. Amad pues verdad, y paz.
30 Asi dijo Jehova de tos ejércitos: Aun
vendrán pueblos, y moradores de ma-
chas ciudades.
81 Y vendrán los mofadores de la una
á la otra, y dirán : Vamos para orar á la
faz de Jehova, y busquemos á Jehova de
los ejércitos. Yo también Iré.
23 Y vendrán muchos pueblos, y fuer-
tes naciones á buscar á Jehova de los
ejércitos en Jerusalem, y á orar á le las
de Jehova.
28 Asi dUo Jehova de los ejércitos: En
aquellos días acontecerá que dies varones
de todas los lenguas de las naciones tra-
barán de la halda del varón Judio, di-
ciendo : Vamos con vosotros, porque he*
mos oído, que Dios es eos vosotros.
CAPITULO IX.
M^PO»igUweU9a On ta reOpueewa a 90* t»WMtwO0 fBff 0W» Ce*
f<iwm ra Bahgionia projetixa cJeearuocioui • tana» ttt
enemigo» de m pueblo que estaban eneusal derredo-
ree, d Sgria, d Bmatn, 4 Twro,4 Mrfon, d lo» Palée-
thim*, de loe emole» promete que aigmn i ■ m luwwif»
rdnd $m pueblo. //. IWfot la reñida t/ttMcéimtde+
cribiéndola ron tota* la» circttnrtancku de kumit-
dad con que lo* euemgeiieta» cuentan que entró en
Jerutoicm, la propagación de cago reino glorwooo ec-
ra\ no con arma» (ka emole» date» destruiré efe tu
pueblo) ma» con la predicación del evangelio de pax.
11 í. Denuncia H fo congregación de lo» Judió» de
Bubulouiu $u Hartad en virtud del coacierto de
Dio», d loe cmale» exhorta d gue m tengan d Jt moa
lem, donde k» promete doblado» biene* de lo qne tu-
vierondamm\ amparo de Diee,guioiorkt de *u» ene-
CAROA de la palabra de Jehova con-
tra tierra de Hadrach, y de Damas*
cosu reposo; porque á Jehova siCd» trust*
loe los ojos de los hombres, y de todas
las tribus de Israel,
2 Y también Emath tendrá término en
ella ; Tyro, y Sidon, aunque muy sabia
sea:
8 Porque Tyro se edificó fortaleza:
amontonó plata como polvo, y oro como
lodo de le¿ calles.
4 He aquí que el Señor la empobrecerá,
y herirá en la mar su fortaleza, y ella se-
rá consumida de fuego.
5 Ascolon verá, y temerá: Gaza tam-
bién dolerse ha en gran manera, también
Accaron; porque su esperanza será aver-
gonzada; y de Gaza se. perderá el rey, y
Ascalon no se habitará.
0 Y habitará en Azoto extrangero, y yo
talaré la soberbia de los Palesthinos.
Digitized^GC
ZAGHABIAS,
7 Y yo quitaré sus sangres de en boca,
y sus abominaciones de sus dientes; y
quedarán ellos también para nuestro
Dios, y serán como capitanes en Juda, y
Accaron como el Jebuseo.
8 Y seré como real de ejército á mi casa,
del que va y del que viene, ni mas pasa-
rá sobre ellos angustiador; porque ahora
miré con mis ojos.
9 % Alégrate mucho, hija de Sion, jubi-
la, hija de Jerusalem. He aquí que tu
Bey Tendrá á ti, Justo y Salvador, pobre
y cabalgando sobre un asno, y sobre un
pollino lujo de asna.
Í0 Y de Epbralm talaré los carros, y los
caballos de Jerusalem; y los arcos de
guerra serán quebrados ; y hablará paz á
las gentes ; y su señorío mrá de mar á
mar, y desde el rio hasta los fines de la
tierra.
11 \ Y tú también por la sangre de tu
concierto serás salva, yo he sacado tus
presos del aljibe en que no hay agua.
. 12 Tornaos á la fortaleza, ó ! presos de
esperanza : hoy también os anuncio que
os daré doblado.
13 Porque yo entesé para mi á Juda co-
mo arco : henchí á Ephraim, y desperta-
ré tus hijos, 6 ! Sion, contra tus bljoe, ó !
Grecia; y ponerte he como espada de
valiente.
14 Y Jehova será visto sobre ellos, y su
dardo saldrá como relámpago; y el Se-
ñor Jehova tocará trompeta, y irá como
torbellinos del austro.
15 Jehova de los ejércitos los amparará,
y tragarán, y sujetarlos han á los pie-
dras de la honda; y beberán, y harán bra-
midos como tomado* del vino, y henchir-
se han como un cuenco, ó como los la-
dos del altar.
16 Y salvarlos ha en aquel día el Dios
de ellos Jehova como á rebaño de su
pueblo ; porque serán engrandecidos en
su tierra como piedras predotas de co-
rona.
17 Porque ¿cuánta es su bondad, y
cuánta su hermosura? El trí^p alegrará
á los mancebos, y el vino á las doncellas.
CAPITULO X.
Dttpum qm ka hecho la* prometa» Outtree del Metió*
g de tu giorioto reino, exhorta á qm demanden con
imtancia tu cumplimiento por mombre de Otaria á
Dio*, prometiendo qm él la enviará con grande glo-
ria como lo ha prometido, ¡re. Detcribe arímUmo
*m admirable* ejectouen loe mqfoe g la victoria de
em glorioeo reino.
DEMANDAD á Jehova lluvia en la
sazón Urdía, y Jehova hará relám-
pagos, y datos ha Unvia de agía, y yerba
en ei campo á cada nao.
2 Porque las imágenes han hablado va-
nidad, y los adivinos han visto mentira,
y han hablado sueños vanos, en vano
consuelan: por lo cual ellos se fueron
como ovejas, fueron humillados porque
no tuvieron, pastor.
5 Contra los pastores se ha encendido
mi enojo, y yo visitaré los machos ca-
bríos; porque Jehova de los ejércitos
visitará su rebaño, la casa de Juda, y tor-
narlos ha como su caballo de honor en
la guerra.
4 De él hará rincón, de él estaca; de él
arco de guerra, de él saldrá también to-
do angustiador.
o Y Serán como valientes, que pisan el
lodo de las calles, en la batalla; y pelearán,
porque Jehova mrá con ellos ; y los que
cabalgan en caballos serán avergonzados.
6 Porque yo fortificaré la casa de Juda,
y guardaré la casa de Joseph, y tornarlos
he, porque tuve piedad de ellos ; y serán,
como si no los hubiera desechado ; por-
que yo soy Jehova su Dios que los oiré.
7 Y será Ephraim como valiente, y ale-
grarse^ha su corazón como de vino : sus
lujos también verán, y se alegrarán : bu
corazón se gozará en Jehova.
8 To les silbaré, y los juntaré, porque
yo los he redimido ; y serán multiplica-
dos, como fueron multiplicados.
0 Y sembrarlos he entre los pueblos, y
en las regiones remotas se hará mención
de mi; y vivirán con sus lujos, y tor-
narán.
10 Porque yo los tornaré de la tierra de
Egypto, y de la Asyria los congregaré ;
y traerlos he á la tierra de Oalaad y del
Líbano, ni aun les bastará.
11 Y la tribulación se pasará á la mar, y
en la mar herirá á las ondas, y todas las
honduras del rio se secarán ; y la sober-
bia del Assur será derribada, y el cetro
de Egypto se perderá.
12 Y fortificarlos he en Jehova, y en su
nombre caminarán, dice Jehova,
CAPITULO XL
Detpuet de haber profetizado en el precédeme*
tuto la remida del Mena* ttc. prq/etita em e*
tal raima delpmhlo Juádico que ee teguhia
por no haberíe recibido tegtm que ei padre le
gó el minitterio. Ante* persiguieron loe
del te llegaron. II Da man particular ratón
atotacion del pueblo, tomando la hietoria
atrdt, 4 taber, porqm habiéndolo* poMoreaóo
potado con mana diligencia y mtamidad cemji
Imt condicione* de *u tanto concierto, eüoete
tmrom éeéloon mhm ecmniomn demleg. UL
eete kxw-
deta
emht
d
2AG HABÍAS.
pastoria que venido el mismo Dios en su Matate
pastorearlos en su misma persona, vendieron g com-
praron la persona g mminimterio inestimable por tan
uü precio como fueron, treinta piezas de moneda,
donde por tan gran menosprecio, IMos acabó de que-
brar su concierto con el Israel camal, contentándo-
se con los pocos residuos de loe piadosos quede tanta
corrupción se pudieron recoger. IV. Pasad delante
profetizando la corrupción qm también se había de
seguir en la iglesia Cristiana, introducida por las
malas artes de un mal pastor, cugavtolencia g ro-
boe describe* g ai cabo, su ruma.
? f\ LÍBANO ! abre tus puertas, y que-
• \J me fuego tus cedros.
2 Aulla, 6! baya, porque el cedro cayó,
porque los magnifico» son talados. Au-
llad, alcornoques de Basan, porque el
fuerte monte es derribado.
S Yoz de aullido de pastores a* oyó;
porque sa magnificencia es asolada: es-
truendo de bramido de cachorros de leo-
nes, poique la soberbia del Jordán es
asolada. .
4 Asi dijo Jehova mi Dios: Apacienta
las ovejas de la matanza;
5 Las cuales mataban bus compradores,
y no se culpaban; y el que las vendía,
decia: Bendito tea Jehova, que he enri-
quecido : ni sus pastores tenían de ellas
piedad.
6 Por tanto no tendré piedad mas de
los moradores de la tierra, dice Jehova ;
porque he aquí que yo entregaré los
hombres, cada cual en mano de su com-
pañero, y en mano de su rey; y quebran-
tarán la tierra, y yo no libraré de sus
manos.
7 T apacentaré las ovejas de la matan-
za, es ¿ saber, los pobres del rebaño. Y
porque me tomé dos cayados, al uno
puse por nombre Noam Suavidad, y al
otro HtíboUm Ataduras; y apacenté las
ovejas.
8 T hice matar tres pastores en un mes,
y mi alma se angustió por ellos, también
el alma de ellos me aborreció á mi.
9 T dtye: No os apacentaré mas; la que
muriere, muera; y la que se perdiere, se
pierda; y las que quedaren, que cada
una coma la carne de su compañera.
10 T tomé mi cayado Nbam 8uavidad, y
lo quebró, para deshacer mi concierto
que concerté con todos loa pueblos.
11 T rao deshecho en ese dia, y asi co-
nocieron los pobres del rebano que mi-
ran á mi, que era palabra de Jehova.
12 f Y dijeles : 81 os parece bien, dadme
mi salario ; y si no, dejadlo. Y aprecia-
ron mi salario en treinta pitxa» de plata.
18 Y dijome Jehova: Échalo al teso-
flpan. 51
rero, hermoso precio con que me han
apreciado. Y tomé las treinta pian» de
plata, y échelas en la cosa de Jehova al
tesorero.
14 Y quebré el otro mi cayado HobéUm
Ataduras, para romper la hermandad en-
tre Juda y Israel
19 T Y dtyome Jehova: Tómate aun
bato de pastor insensato.
10 Porque he aquí que yo levanto pas-
tor en la tierra, que no visitará las perdi-
das,, no buscará la pequeña, no curará la
perniquebrada, ni llevará á cuestas la
cansada: mas comerse ha la carne de la
gruesa, y romperá sus unas.
17 Mal haya el pastor de nada, que deja
el ganado : espada sobre su brazo, y so-
bre su ojo derecho: secándose se Berará
su brazo, y su ojo derecho oscureciéndo-
se será oscurecido.
CAPITULO xn.
Prafrtíza el castigo del pueblo Judaico gelde todo el
mundo que se opusiere d la gloria de la iglesia Cris-
tiana, cuga gloria g prosperidad describe. II. La
conversión del pueblo Judaico d Cristo, g su grande
g solemne arrepentimiento por haber desechado al
Mesías cuando les vino.
CARGA de la palabra de Jehova sobre
Israel. Dijo Jehova, el que extien-
do los cielos, y funda la tierra, y forma
el espíritu del hombre dentro de él :
2 He aquí que yo pongo á Jerusalem
por voso do veneno á todos los pueblos
al derredor, y también á Juda la atol se-
rá en el cerco contra Jerusalem.
3 Y será en aquel día, que yo pondré á
Jerusalem por piedra pesada á todos los
pueblos: todos los que se la cargaren,
despedazando serán despedazados ; y to-
das los naciones de la tierra se juntarán
contra ella.
4 En aquel día, cttjo Jehova, heriré con
aturdimiento á todo caballo, y con lo-
cura al que sube en él : mas sobre la ca-
sa de Juda abriré inte ojos, y á todo ca-
ballo de los pueblos heriré .con ceguem.
5 Y los capitanes de Juda dirán en su
corazón: MI fuerza ton los moradores
de Jerusalem en Jehova de los ejércitos
su Dios.
6 Sn aquel dia pondré los capitanes de
Juda como un brasero de mego en lefia,
y como una hacha de ruego en gavillas ;
y consumirá á diestro y á siniestro todos
los pueblos al derredor, y Jerusalem
será habitada otra ves en su lugar, en
Jerusalem.
7 Y guardará Jehova las tiendas de Ju-
da «mto en el principio, porque la gloria
SACHARÍAS,
da 1» cm& de David, 7 del morador da
Jerusalem no se engrandecerá saina
Juda,
8 En aquel dia Jehova defenderá ai mo-
rador de Jerusalem ; 7 el que entre ellos
fuere flaco en aquel tiempo, será como
David; 7 la casa de David, como Dios,
como» dángel de Jehova delante de ellos.
9 Y será, que ea aquel día yo procu-
raré quebrantar todas las naciones que
vinieren contra Jernsalem.
10 1 Y derramará sobre la casa de. Da*
vid, 7 sobre los moradores de Jerusatem,
Espíritu de gracia 7 de oración : mirarán
en mí, á quien traspasaron ; 7 harán llan-
to sobre él, como llanto qiutehaoe sobre
unigénito, afligiéndose sobre él como
quien se aflige sobre primogénito.
11 En aquel día babrá gran llanto en
Jernsalem, como el llanto de Adedre»
mon en el valle de Mag^edon.
12 Y la tierra lamentará: cada linaga
de por si: el llnage de la casa de David
por 6S, 7 sus m ngeres por si : el llnage
de la casa de Nathan por si, 7 sus muge-
res por si :
18 EL llnage de la casa de Le vi por si, y
sus mugares por si: el Unage de Semet
por si, 7 sus mugiere* por sí :
14 Todos los otros ttnages, los Unagat
peí sí, 7 sus mugeres por si
CAPITULO XIIL
La amméancia de perdón g esrmtoeiou de pecado* que
habría en Imigiesia pos la f4<» tría*: asimismo la
abundancia de luz de Dios que impediría el tugar al
falto profeta y te descubriría luego. 11. La per-
swutáon que enlaiaussia se levantaría comentando
de la persona del miaño Cristo, d causa de la «val
la» do» parte» de ella de tre» perecería, u loe qm
quedamm aun serían todavía probado» con. cruz pa-
s*qmsnfé»ua>déckerada,
EN aquel tiempo habrá manadero
abierto para la casa de David, y pa-
ra loa moradores de Jernsalem, contra
el pecado, 7 contra el menstruo.
2 Y será en aquel dia, dQe Jehova de
loa ejercitase, que «alaré de la tierra los
nombres da las imágenes, 7 nunca mas
venara» en memoria; 7 también haré
talar de la- tierra los profetas, 7 espíritu
de Inmundicia. '
8' Y aseé ajo* enando alguno mas pro-
ieutaanu, decirle ham sm padre 7 su me»
dre, ouj» n> anganávaiuii: Ka- vivirás,
pesque hablases mentira, en- el nombre
de Jetaras 7 s» paire 7 su madre que*
le eueuadmsoa, lealanoeasán enando
profetizare.
4 Y seta en aquel tiempo, que todos
de se 1*
se vestirán de manto velloso para mentir.
5 Y dirá: No S07 profeta: labrador
S07 de la tierra; porque ato aprendí del
hombre desde mi juventud.
6 Y preguntarle han: ¿Qué heridas son
estas que tienes en tus manos? Y él res-
ponderá: Con estas fui herido en cana
de mia amigos.
7 T ¡O espada! despiértate soUre el
pastor, 7 sobre el hombre que ftoé tul
compañero, dijo Jehova de lee ejércitos ^
hiere al pastor, 7 «ominarse han lea-ove-
jas; 7 tornaré mi mano sobre los Chi-
quitos.
8 Y acontecerá en toda la tierra, drjo
Jehova, que tes dos partea serán taladas
en ella, 7 se perderán ; 7 la tercera que-
dará en ella.
9 Y meteré en el ftoego le tercera parte,
7 fundirlos be como se funde la plata, y
probarlos he como se prueba el oro: Si
invocará mi nombre, 7 70 lo einé, 7 diré*
Mi pueblo es; 7 él dirá: Jeaora^vmf Blos.
CAPITULO XIV.
Predice la jruma de Jerusalem u del puebla JutUUcm
por lo» Romano*. 11. Tía propagación del evange-
lio que había de salir de ella A todo el mundo, g la
ampMcacfr» gioríeem ge ja igUeia<\'étmmu par
todo él, amenazando de grave» perno» d lo* que la
fueren rebeldes. HL Abundará en etta santidad p
HE aqui'que el día de Jehova viene,
7 tus despojos serán repartidos es
medio de ti
2 Porque yo reuniré todas las •nadones
en batalla contra Jerusalem ; 7 la ciudad
será temada, 7 las casas serán saqueadas,
7 las mugeres serán forradas; 7 la mi-
tad de la dudad Irá en cauttvidud : mes
el resto del pueblo no será talado de la
ciudad.
8 Y salará Jehova, 7 peleara; con* aque-
llas naciones, como peleó el dta déla ba-
talla,
4 Y afirmarse han sus pies en aquel día
sobre el monte de las olivas, que está eét
frente de Jerusalem á la parte del orien-
te; 7 el monte de tes olivas se partirá
por medio de si hacia el oriente 7 hada
el occidente, un nwrf grande veHe; 7 la
mitad del mente se apartará Vicia et
norte} 7 teetramitad nÍW*er medledtá.
$■ Y antrefeal valle-de ros mentes; por*
que el valle délo» montes Mugar* has-
ta Hasai: Y huiréis de la manera que
huísteis por causa del terremoto en loa
días de Oslas, rqr de Juda; 7 vendía Je-
hevanrfDlce,7todojsiissalíto«coia,dk>
BtfALACHTAff.
v i SjCoBtéMra SJBC 611 CSC oh HO habrá
los clara, ni oscura.
7 Y será ira día, el cual en conocido de
Jehova, que ni será día, ni noche : mas
acontecerá que al tiempo de la tarde ha-
brá loa.
% % Acontecerá también en aquel día,
qne saldrán de Jernsalem agnaa vtvas :
la mitad de ellas bada la mar oriental, y
la otra? mitad nada la mar ocddental, en
verano y en invierno.
* Y Jebera será rey sobre toda la tier-
ra. En aqnel día Jebera será nno, y sn
nombre nno.
10 Y toda la tierra será tornada como
Usarara desde Gabaa basta Remmon al
mediodía de Jennalem ; y será enalteci-
da, y habitarse ha en su logar desde la
puerta de Benjamín hasta el lagar de la
peería primera, basta la pnerta de los
rincones; y desde la torre de Hananeel
hasta los lagares del rey.
H Y nMinrán en ella, y minea mas habrá
destrucción; y Jernsalem estará connada.
13 Y esta será la plaga con que Jehora
herirá todos los pnéblos que pelearon
contra Jernsalem : La carne de ellos se
derretirá, y estando ellos sobre sus pies
se derretirán sns ojos en sus agujeros, y
su lengua se les" derretirá en en boca.
18 Y acontecerá en aquel día que habrá
en ellos gran quebrantamiento de parte
de Jehora; porque trabará hombre de la
mano de su compelí ero, y será cortada su
mano sobre la mano de sn companero.
14 Y Juda también peleará contra Je-
i ; y serán reunidas las riquezas
de todas ms gentes de al fterrlftor, oro,
y plata, y ropos de vestir en grande abun-
dancia.
15 Y tal como esta será la plaga de los
caballos, de los mulos, de los camellos,
y de los asnos, y de todas las bestias que
esturieron en los ejércitos.
16 Y todos los que quedaren de las na-
ciones que vinieron contra Jernsalem,
subirán de alio en ano á adorar al rey,
Jehova de los ejércitos, y á- celebrar la
fiesta de las cabanas. *
17 Y acontecerá que los de las familias
de" la tierra que no 6 n Dieren á Jernsalem,
á adorar al rey, Jehova de los ejércitos,
no vendrá sobre ellos lluvia.
18 Y si la familia de Egypto no subiere,
y no viniere, no vendrá sobre ellos la
lluvia; antee vendrá sobre elloe la plaga
con que Jehova herirá las gentes que
no subieren á celebrar la fiesta de las
cabanas.
19 Esta será la pena del pecado de
Egypto, y del pecado de todas las nacio-
nes, que no subieren á celebrar la fiesta
de las cabanas.
30 1 En aquel tiempo estará esculpido
sobre las campanillas de los caballos:
SANTIDAD Á JEHOVA. Y las ollas
en la casa de Jehova serán como las co-
pas que están delante del altar.
31 Y será toda olla en Jernsalem y en
Juda santidad á Jehova de los ejércitos;
y todos los que sacrificaren, vendrán, y
tomarán de días, y cocerán en ellas ; y
no habrá mas mercader en la casa de
Jehova de los ejérdtos en aqud tiempo.
LA PROFECÍA DE MALACHIAS.
CAPÍTULO L
Dtm par t* profita eaMere á m pueblo la elección ame
kixxhéltáUxcmamertap—diocmJtelaormUei-
míento. 1L Contra Im ovan» ministros del templo ;
y contra 1o$ que ofreció* en sacrificio por avaricia
I» peor áem rebano,
CAR0A de la palabra de Jehova con-
tra Israel por mana dé Mnlschias.
0 Yo os amé, dtyo Jefaova; y dijisteis:
¿Sn qué1 ttos amaste f ¿Essu no era
hermano de Jacob, dijo «rehova, y amé á
JacOb,
8 Y á Bsau aborrecí, y torné sns mon-
tes en asolamiento, y su posesión para
loadfagoiieaW^toalértof
4 Cuando dijere Edom: Empobrecido
nos hemos : tornemos, y edifiquemos lo
arruinado ; asi dtyo Jehova de los ejérci-
tos : Ellos edificarán, y yo destruiré; y
llamarles han: Provincia de impiedad,
y pueblo contra quien Jehova se airó
para siempre.
5 Y vuestros ojos lo verán, y direta:
Sea Jehova engrandecido sobre la pro-
vincia de Israel
6 El hfló honro al padre, y el siervo á
sn señor ; y si yo soy padre, ¿ qué es de
nÜ honra? Y si soy séfior, ¿qué es de
«Hemorf *»«£ le <J*dto. «Jo
MALA€|iIA8.
á- vosotros lo» sacerdotes, que menos-
preciáis mi nombre: mas diréis: ¿En
qué habernos menospreciado tu nom-
bre?
7 TI Que ofrecéis sobre mi altar pan in-
mundo, y dijisteis : ¿ En qué te habernos
ensuciado ? En que decís : La mesa de
Jehova es viL
8 T cuando ofrecéis el animal ciego pa-
ra sacrificar, ¿no es malo? y cuando
ofreceréis el cojo ó enfermo, ¿ no es ma-
lo ? Preséntale pues á tu principe, á ver
si le htrás placer, ó si le serás acepto, di-
jo Jehova de los ejércitos.
9 Ahora pues orad á la faz de Dios, y el
habrá piedad de nosotros : esto de vues-
tra mano vino. ¿Habéis de serle agra-
dables ? dijo Jehova de los ejércitos.
10 ¿ Quién también hay de vosotros que
cierre las puertas, ó alumbre mi altar de
balde? Yo no recibo contentamiento
en vosotros, dijo Jehova de los ejércitos,
ni de vuestra mano me será agradable la
ofrenda.
11 Porque desde donde el sol nace has-
ta donde se pone, mi nombre será grande
entre las gentes ; y en todo lugar se ofre-
cerá á mi nombre perfume y ofrenda
pura; porque grande serrf mi nombre
entre las gentes, dice Jehova de los
ejércitos.
12 T vosotros le amenguáis cuando de-
cís : Inmunda es la mesa de Jehova ; y
cuando hablan : Vil es su alimento.
18 Y decis : ¡ O qué trabajo ! y lo dese-
chasteis, dtyo Jehova de los ejércitos ; y
t rujia tete hurtado, ó cojo, ó enfermo, y
ofrecisteis ofrenda : ¿ Ha de serme acep-
to de vuestra mano ? dijo Jehova.
14 Maldito el engañoso, que tiene ma-
cho en su rebaño, y promete, y sacrifica
corrompido á Jehova; porque yo aoy
gran Rey, dijo Jehova de los ejércitos, y
mi nombre es espantoso entre las gentes.
CAPITULO IL
Proeigm contra lo» impío* $acerdote$ zahiriéndole* la
fmndacion del eaceréoeio tebre ma prometan y la»
_ condiciono» w<rfcw* de él IL Controlo* toberbiot
ZJL Contra loe almo* del matrimonio. A tober tr—,
el primero catarte conddóTatra. ver. 11. 12. el 2. te-
nor nmthtn mnoere*. ver. 14. 1S,*«J Si repudiar su
•ntoertxr.H. IV. Contra loe neoaaore* déla 4iri-
no providencia.
AHORA pues, ó! sacerdotes, á voso-
J-V. tros «f este mandamiento.
2 Si no oyereis, y si no acordareis de dar
gloria á mi nombre, dijo Jehova de los
ejércitos, enviaré maldición sobre voso-
tros; y maldeciré vuestra» bendiciones.
804 ^
y aun tas ¿w mejdeeido; f srtne »opo-
neis e*¡o en vuestro corazón.
8 He aqni qué yo os corrompo la se-
mentera, y esparciré el estiércol sobre
vuestras haces, él estiércol de vuestra*
solemnidades, y él os traerá á sí.
4 T sabréis que yo os envié este man-
damiento, haciendo mi concierto coa
Levi, dtyo Jehova de loe ejércitos,
5 Mi concierto Iné con él de vida j de
paz, las cuales cosas yo le di por el 4c-
mor; porque me temió» y delante de mi
nombre estuvo humillado.
6 La ley de verdad estuvo en su boca, y
iniquidad nunca fué hallada en sus la-
bios: en paz, y en justicia anduvo con-
migo, y de la iniquidad hizo apartar á
muchos.
7 Porque los labios del sacerdote- goar-
daráu la sabiduría, y de su boca busca-
rán la ley ; porque menssgero es de Je-
hova de los ejércitos.
8 Mas vosotros os habéis apartado del
camino habéis hecho tropezar á machos
en la ley : habéis corrompido el concier-
to de Lovi, dijo Jehova de los ejércitos.
0 Y yo también os torné viles y bajos á
todo el pueblo, como vosotros no guar-
dasteis mis caminos, y en la -*sy tenéis
acepción de personas.
10 K ¿ No tenemos todos un mismo pa-
dre? ¿No nos crió un mismo Dios?
¿ Por qué menospreciaremos cada une á
su hermano, quebrantando el coacierto
de nuesjtros padres?
11 Tí Prevaricó Jada, y en Israel, y en
Jerusalem ha sido cometida abomina-
ción; porque Juda contaminó la santi-
dad de Jehova, amando y casándose con
btfa de dios extraño.
12 Jehova talará de las tiendas de Jacob
al hombre que hiciere esto, al que vela,
y al que responde, y al que ofrece pre-
sente á Jehova de los ejércitos.
13 Y esta otra ves haréis cubrir el altar
de Jehova de lágrimas, de llanto, y de
clamor ; porque yo no miraré mas á pre-
sente, para tomar ofrenda voluntaria de
vuestra mano.
14 Y diréis: ¿Por qué? Porque Jeho-
va na eontestadq entre ti y la mugar de
tu mocedad, contra la cual tú has sido
desleal, siendo ella tu compañera, y la
muger de tu concierto.
15 ¿No hizo él uno, habiendo en él
abundancia de espíritu? ¿Y por qué
uno? Procurando simiente de Dios.
Guardaos pues en vuestros eenlrttns» y
MALACH1AS.
contra la mugeT de vuestra mocedad no
seáis desleales.
16 Porque Jehova Dios de Israel ha di-
cho que él aborrece que sea enviada ; y
cubra la iniquidad con su vestido, dijo Je-
hova de los ejércitos, Guardaos pues en
vuestros espíritus, y no seáis desleales.
17 1T Habéis hecho cansar á Jehova con
vuestras palabras. Y diréis: ¿En qué
le hemos cansado ? Cuándo decís : Cual-
quiera que mal hace, agrada á Jehova, y en
loa tales toma contentamiento : de otra
manera, ¿dónde está el Dios de juicio ?
CAPITULO HL
Profetisa la venida del Bautista precursor del Mesia»,
y la del Mesia* luego tro» d,r« ministerio que mrd
dmr el Nuevo Testamento, repurgar el dirimo emito,
jf argüir al mundo de pecado. II. Exhorta al pue-
blo d arrepentimiento, prometiendo mejore» tiempo*.
Iff. Vuehse d redargüir mas en particular d loene-
gadores de la divina providencia.
HE aquí que yo envió mi Mensagero,
el cual barrerá el camino delante
de mi; y luego vendrá á su templo el
Señor á quien vosotros buscáis; y el
mensagero del concierto á quien voso-
tros deseáis : He aquí que viene, dijo Je-
hova de los ejércitos.
2 ¿Y quien podrá sufrir el tiempo de
su venida? ¿ó, quién podrá estar cuan-
do él se mostrará ? Porque1 él terá co-
mo fuego purgante, y como jabón de la-
vadores.
3 Y asentarse ha para afinar y limpiar
la plata; porque limpiará los hijos de
Levi : afinarlos ha como á oro, y como á
plata, y ofrecerán á Jehova presente con
justicia,
4 Y será suave á Jehova el presente
de Juda y de Jerusalem como en los
dias pasados, y como en los anos an-
tiguos.
5 Y llegarme he á vosotros á juicio, y
seré testigo apresurado contra los he-
chiceros, y adúlteros ; y contra los que
juran mentira y los que detienen el sa-
lario del Jornalero, de la viuda, y del
huérfano ; y los que hacen agravio al ex-
trangero, no teniendo temor de mí, dijo
Jehova de los ejércitos.
6 Porque yo 9oy Jehova, no me he mu-
dado; y vosotros, h^jos de Jacob, no ha-
béis sido consumidos.
7 % Desde los dias de vuestros padres
os habéis apartado de mis leyes, y nunca
las guardasteis : Tornaos á mi, y yo me
tornaré A vosotros, dtyo Jehova de los
ejército*. Y dijisteis: ¿En qué hemos
de tornar?
8 ¿ Robará el hombre á Dios ? Porque
vosotros me habéis robado. Y dijisteis :
¿ En qué te hemos robado ? En los diez-
mos y las ofrendas.
9 Malditos sois de maldición, que voso-
tros me habéis robado : toda la nación.
10 Traed todos I09 diezmos al alfolí, y
haya alimento en mi casa; y probad me
ahora en esto, dijo Jehova de los ejérci-
tos, y veréis si yo no os abriré las venta-
nas de los cielos, y vaciaré sobre voso-
tros bendición, basta que no os quepa,
11 Y amenazaré por vosotros al traga-
dor, y no os corromperá el fruto de la
tierra : ni la vid en el campo os aborta-
rá, dijo Jehova de los ejércitos.
12 Y todas las naciones os dirán : Bie-
naventurados ; porque seréis tierra de-
seable, dijo Jehova de los ejércitos.
13 U Vuestras palabras han prevalecido
contra mi, dtfo Jehova. Y dijisteis:
¿ Qué hemos hablado contra ti ?
14 Habéis dicho : Por demás es servir á
Dios : ¿y qué aprovecha, que guardemos
su ley, y que andemos tristes delante de
Jehova de los ejércitos ?
15 Decimos pues ahora, que bienaven-
turados los soberbios; y aun, que los
que hacen impiedad son los prospera-
dos; y mas, los que tentaron á Dios es-
caparon.
16 Entonces los que temen á Jehova
hablaron cada uno á su compañero. Y
Jehova escuchó, y oyó, y fué escrito li-
bro do memoria delante de él para los
que temen á Jehova, y para los que pien-
san en su nombre.
17 Y serán míos, dijo Jehova de los
ejércitos, en el día que yo tengo de ha-
cer tesoro, y perdonarles he, como el
hombre que perdona á su mjo que le
sirve.
18 Y convertiros neis, y haréis diferen-
cia entre el justo y el molo, entre el que
sirve á Dios, y el que no le sirvió.
CAPITULO IV.
Profetisa cual habia de $er el Mesia» en el mundo pa-
ra lo$ malo». 11. Para lo» piadoso», cuya victoria
del mundo les anuncia. 111. Remítelos d la obser-
vancia de la ley como dando fin d las profecia» del
Mesia» por estar tu venida ya tan cerca. 1 V. Vuelve
d prometer la venida del Bautista en espíritu y po-
tencia de Elias para que preparase los ánimo» con ■
paz y concordia d recibir al Mesia». Continúase
singularmente con el fin de efe capitulo, luego, la
historia del evangelio según S. Lucas.
PORQUE he aquí que viene el dia ar-
diente como un horno, y todos los
soberbios, y todos los que hacen maldad
serán estopa; y aquél dia que vendrá,
805
MALACHIAS.
los abrasará, dito Jenova de los ejérci-
tos, el cusí no leí dejará ni raíz ni rama.
2 H Mas á vosotros los que teméis mi
nombre, nacerá el sol de justicia, y en
sus alas traerá salud ; y saldréis, y crece-
réis como becerros de cebadero.
8 T hollaréis á los malos, los cuales se-
rán ceniza debajo de las plantas de vues-
tros pies en el ola que yo bago, dijo Je-
hova de los ejércitos.
806
4 TT Acordaos de la ley de Hoys.es mi
6Íerro, ai cual encargué en Horeb orde-
nanzas y derechos sobre todo Israel
5 í He aquí que yo os envió á Elias el
profeta, antes que venga el día de Jeho-
va. grande y terrible.
6 £1 convertirá el corazón de loe pa-
dres á los hyos, y el corazón de los lujos
á los padres; porque yo no venga, y
hiera la tierra con destrucción.
FIN DBL VIEJO TESTAMENTO.
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I i
I,
ategtfiro be familia.
Digitized by VjOOQIC
9tegtftro be ftamitia.
Digitized by VjOOQIC
Síegtftro be gamtlta.
Digitized by LjOOQIC
Digitized by VjOOQIC
EL
NUEVO TESTAMENTO
DE NUEbTUO
SEÑOR Y SALVADOR JESUCRISTO:
VERSIÓN DE CIPRIANO DE VALERA:
REVISADA Y CORREGIDA.
IMPRESA POR LA
SOCIEDAD AMERICANA DE LA BIBLIA
NUEVA YORK: •
[Spantsh. Minian ttmo,] 18 70.
Digitized by VjOOglC
Digitized by LjOOglC
EL EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESU CRISTO
SBGUIÍ
SAN MATEO.
CAPITULO L
SI Imam» 9 áewendtntia de Críelo de loe padre» m-
gun la cante. //. Su concepción por el Etpirüu
Santo, y tu nacimiento de una virgen conforme d la
pro/eHadeéL
LIBRO de la generación de Jera
Cristo, hijo de David, lujo de Abra-
ham.
2 Abraham engendró á Isaac ; y Isaac
engendró á Jacob ; y Jacob engendró 4
Judas, 7 á sus hermanos ;
3 T Jadas engendró de Thamar áPhares
y á Zara; 7 Phares engendró á Eerora ;
y Esróm engendró á Aram ;
4 Y Aram engendró á Amtnadab ; 7
Aminadab engendró á Naason ; 7 Naason
engendró á Salmón ;
5 Y Salmón engendró de Baab á Booz;
y Booz engendró de BmtháObed; yQbed
engendró á Jesse ;
ft Y Jesse engendró al rey David ; 7 el
rey David engendró á Salomón de la que
fué muger de Urias;
7 Y Salomón engendró á Roboam; 7
Roboam engendró á £bia ; 7 Abia engen-
dró á Asa ^
8 Y Asa engendró á Josaphat ; 7 Josa*
phat engendró á Joram ; 7 Joram engen-
dró áOzlas;
9 Y Ozias engendró á Joatbam ; 7 Joa-
tbam engendró áAcboz; 7 Achaz engen-
dró áEsechias;
10 Y Ezechlas engendró á Manasses ; 7
Manasses engendró á Amon; 7 Amon
engendró á Josias ;
11 Y Josias engendró [á Joaetm ; y Joa-
clm engendró] á Jecnonlas, y á sns her-
manos, en la transmigración de Babylo-
nla;
12 Y después de la transmigración de
Babylonia, Jechonias engendró á Sala-
Uüel ; y Salathlel engendró á Zorobabel ;
1S Y Zorobabel engendró á Abind ; y
Abind engendró á Ettaclm; y Eliacim
engendró á Azor;
14 Y Azor engendró á Sadoe ; y Sadoo
engendró áAchim; y Achim engendró á
Eliud;
15 Y XMkd engendro á Henear ; y Elea-
zar engendró á Mathan; y Matos* en-
gendró á Jacob ;
16 Y Jacob engendró á Joseph marido
de María, de la cual nació Jzsus, el cnal
es llamado el Chisto. . .
17 De manera que todas las generaciones
desde Abraham hasta David, «0» catorce
generaciones; y desde David hasta la
transmigración de Bnbyionia, catorce
generaciones ; y desde la transmigración
de Babylonia hasta Cristo, catorce gene-
raciones.
18 H Y el nacimiento de Jesu Cristo
rae asi: Que estando Maria sn madre
desposada con Joseph, antes que hubie-
sen estado juntos, se halló haber conce-
bido del Espíritu Santo.
19 Y Joseph su marido, como era Juste,
y no quisiese exponerla á la mnunia,
quiso dejarla secretamente.
20 Y pensando él en esto, he aquí, que
el ángel del Señor le aparece en sueños,
diciendo : Joseph, lujo de David, no te-
mas de recibir á Maria tu muger; porque
lo que en ella es engendrado, del Espí-
ritu Santo es.
SI Y parirá un htyo, y llamarás su nom-
bre Jesús: porque él salvará á su pueblo
de sus pecados.
22 Todo esto aconteció para que ¿e
cumpliese lo que habla hablado el Señor
por el profeta, que dtyo :
23 He aquí, una virgen eoneebiri, y
parirá un htfo, y llamarán su nombre
Emmanuel, que interpretado quiere de- '
cir: Dios con nosotros. :
24 Y despertado Joseph del suefio, hizo
como el ángel del Señor le habla man-
dsUo, y recibió á su muger.
25 Y no la conoció hasta que parió á su
Hijo primogénito; y llamó su. nombre
Jksus.
CAPITULO n.
Lo» Mago* entenado» de Dio» vienen de la» parte» del
oriente en tnttca de Cristo d Jerutalem, donde por
instrucción del rey Rerode*, y de he edbiee dclpmc-
Uo entienden que en BetkUkm* mama de nacer , v
porttíotoIM.lekMlUm^yxuiorco^yleo/recfndontM.
H. Son avitadoe dé lKoe de no volver d Herode*.
HL El cual viéndote burlad* 4» »W»e, per matar ai
3
SAN MATEO.
Ukern y m corea do do» año* abafo. IV. M*m
Dio* habiaya escapado dmjMrsúu haciendo retirar
úJmpk oom tí miño o tautadr* d Rñtpto ton tiem-
po; donde eetd hasta que Dio* fe avisa que vuelva :
y vuelto Kabita en Jíaxaretk.
Y COMO fné nacido Jesús en Beth-
lefaem de Jndea en dluf <W rey
Herodes, he aquí, cu* -Magos vinieron
del oriente á Jerusalem,
2 Diciendo : ¿ Dónde está el rey de ios
Jud*n\ qn* ha nacido? Bn^un»
trolla hemos visto en el oriente, y Teñi-
mos á adorarle.
SYoyendoeslselses/Berodsssettfbóy
y toda Jesnsalem coa óL
4 Y convocases usdosk>STjríacip€S de
los sacerdotes, y los escribas del pueblo,
les pregunto donde habla de nacer el
Cristo.
5 T eHoa le dfyeron: En Bethlenem de
Jadea; porque asi está escrito por el
profeta:
0 T tú, Beihleheut, tierra de Jnda, no
eres muy pequeña entre los principes de
Jnda; porque de tí saldrá el Caudillo,
que apacentará á mi pueblo IsraeL
7 Entonces Herodes, llamados los Ma-
go* en secreto, entendió de eHos dtt-
gentementé el tiempo del aparecimiento
de la estrella.
8 Y enriendóles á Bethlenem, dijo:
Andad allá, y preguntad eon diligencia
por el niño ; y después que U hallareis,
hacédmelo saber, para que yo renga j
le adore.
9 Y ellos, habiendo oido al rey, se fue-
ron; y he aqui, que la estrella, que ha-
blan visto en si oriente, iba delante de
ellos, hasta que llegando, se puso sobre
donde estaba el niño.
10 Y vista la estrella, se regocijaron
mucho de gran gozo.
11 Y entesado en la casa, hallaron al
nifto eon su madre Marta, y postran-
' dése, le adoraron, y abriendo sus teso-
ros, le ofrecieron dones, oro, y incienso,
y mirra,
12 T Y siendo avisados por revelación
en sueños, qus no volviesen á Herodes,
se volvieron á su tierra por otro ca-
mino.
13 Y partidos ellos, he aqui, el ángel
del Señor aparece en sueños á Joscph,
diciendo : Levántate, y toma al niño, y
á su madre, y huye á Egypto, y estáte
allá, hasta qué yo te fe diga; porque ha
de acontecer que Herodes buscará al
alaoperaTnsJjftltv
4
14 Y levantándose él, tomó al niño y
á su madre de noche, y se fue* á Egypto ;
10 Y' estuvo allá tosía ls muerte do
Herodes, para que se cumpliese lo quo
habla hablado el Señor por el profeta,
que dijo : De Egypto llamé á mi Htyo.
16 *¡ Herodes entonces, como se vio
burlado deles "Magos, se enojó mucho ; y
envió, y mató todos los niños que habla
en Bethlehem, y en todos sus términos,
de edad de dos anos ahajo, conformo
al tiempo que habla entendido un Ion
Mogos.
17 Entonces se cumplió lo que toé di-
cho por el profeta Jeremías, que djjo :
18 Vos fué oida en Basas, lamenta-
clon, y lloro, y gemido grande : Raehel
qoe llora sus mjoe, y no quino ser con-
solada, porque parecieron.
19 *¡ Mas muerto Herodes, he aqui, el
ángel del Señor aparece en aneftos á
Joseph en Egypto,
20 Diciendo : Levántate, y toma al nfita,
y á Su madre, y vete á tierra dolarse!;
que muertos non los que procuraban la
muerte del niño.
SI Entonces él so levantó, j temé al
nao, y á su meetas, y vínose 4 tierra do
Israel.
22 Y oyendo que Arqueten reinaba en
Jndea por Herodes su padre, tuvo tensor
ds ir allá; mas amonestado por revela-
ción en sueños, se rué á tos paites de
(Miles. *
23 Y vino, y habitó en la ciudad que so
llama Nsxarotb; para que se cumpliese
lo que me dicho por los profetas, que
habla ds ser llamado Nazarena
CAHTTJLOin.
AMWMsyKMMOr *m €^mho( oonjomt* o¡ tetsuro^h*
c4a»iprtpattlo»faimo*€tttp»obbempM*Nmwl*m
V bautismo de arrtptntimitntoparm, rocAmré €rum\
cuya venido y virtud declara. 77. Cristo es taitfCv
dopéreXwel Podre r<rtE*p*rttu Semto ie dem tto-
YEN aquellos antevino Jnsn el Bau-
tista, pilcando en el desietto de
Judea,
2 Y diciendo: Arrepentios; que el rei-
no de los cielos se aceres.
8 Porque este es aquel del cual fné dicho
por el profeta Isaías, que dtyo: Vos dd
que clama en el desierto: Aparejad el ca-
mino del Señor: enderesad sus veredas.
4 Y tenia Juan su vestido de polos da
camellos, y una data do enero ni rede-
dor de sus lomos; ysusjoatidaoralsn-
gostas, y miel montea.
* totoncaasslfrá41|ira*»|em^ytofts
$¿K mxna
Juá^jtoda^nfovJM^fcaiderador
del Jordán,
6 T eran bautizados por él en «1 Jordán,
confesando sus pecados.
7 Y viendo él muchos de los Fariseos y
de les.Sadduceos, que Tenían á su bau-
tismo, les decía: Generación de víboras,
¿ quién ¿>s ha enseñado á huir de la Ira
que vendrá?
8 Haced pues frutos dignos de arrepen-
timiento.
9 Y no penséis en deciros : A Abraham
tenemos por padre ; porque yo os digo,
que puede Dios despertar hijos á Abra-
ham aun de estas piedras.
10 Ahora, ya también la hacha está
puesta á la raiz de los árboles ; y todo
árbol que no hace buen fruto, es cortado,
y echado en el fuego.
11 Yo á la verdad os bautizo en agua
para arrepentimiento ; mas el que viene
en pos de mi, mas poderoso es que yo ;
los Espatos del cual yo no soy digno de
llevar : él os bautizará con Espíritu San-
to y fuego.
12 8u aventador está en su mano, y
aventará su era, y allegará su trigo en
el alfolí, y quemará la paja en fuego que
nunca se apagará.
13 % Entonces Jesús vino de Galilea á
Juan al Jordán, para ser bautizado por éX
14 Mas Juan le resistía mucho, dicien-
do : Yo he menester de ser bautizado
por ti, ¿y tú vienes á mí f
15 Empero respondiendo Jesús le dijo :
Deja ahora; porque así nos conviene
cumplir toda justicia. Entonces le dejó.
16 Y Jesús después que fué bautizado»
subió luego del agua» y, he aquí, los cie-
los le fueron abiertos, y vio al Espíritu
de Dios que descendía como paloma, j
venia sobre él ;
17 Y, he aquí, una voz de los ciclos que
decía; Este es mi hyo amado, en el cual
tengo contentamiento*
CAPITULO IV.
Cristo retirándose al desierto después de su bautismo
ayuna cuarenta dios y cuarenta noches, y es tentado
del diablo, 1. de desesperación en m hambre, S. de
temeridad en su vocmokm, 8. de mmtrioia, y ambi-
ción junta oon idolatría ; mas todo lo vence con pa-
labra de Dios dando d tos siiyos como un ensaye
dé suémae psUmroens tentaciones, y del modo como
vencerán por él U. I* primera salida den predi-
cación hinchiendo de luz y de saludes del cielo toda
la tierra Urna de tinieblas. Til. Llama d Pedro, d
Mntrm, é Sarntimpo p Ú Juan: km cuahm dejadas
'~fiy *r* m — fr ríjwti, tff
ENTONCES Jesús fué llevado por el
Espíritu al desierto, paca s¿r tenia*
do Ael ¿labio.
2 Y habiendo ajamado cnaren¿* ¿fe* y
cuarenta noches, después tuvo hambre.
3 Y llegándose á él el tentador» dtyo : Si
eres Hijo de Dios, di que estas piedras se
hagan pan.
4 Mas él respondiendo, dijo: Escrito
está : No con solo el pan vivirá el hom-
bre ; mas con toda palabra que sale por
la boca de Dios.
5 Entonces el diablo le pasa á la santa
ciudad ; y le puso sobre las almenas del
templo,
6 Y le dy o : Si eres Hijo de Dios, échate
de aquí abajo: que escrito está: Que á
sus ángeles te encomendará; y te alza-
rán en «u* manos» para que nunca hieras
tu pié en piedra.
7 Jesús le dijo : También está escrito :
No tentarás al Señor tu Dios.
8 Otra vez le pasa el diablo á un monte
muy alto, y le muestra todos los reinos
del mundo, y sd gloria,
9 Y le dice: Todo esto te daré, si pos-
trado me adorares.
10 Entonces Jesús le áiee: Vete, Ba-
tanas; que escrito está: Al Señor tu
Dios adorarás, y á él solo servirás.
11 El diablo entonces le dejé: y,he*a*i,
los ángeles llegaron, y le servían.
12 % Mas oyendo Jesús que Juan estaba
preso, se volvió á Galilea ;
13 Y dejando á Nazaretb, vino, y habitó
en Capernaum, dudad marítima, en los
confines de Zabulón y de Nephthalim ;
14 {ara que se cumpliese lo que fué
dicho por el profeta Isaías, que dijo :
15 La tierra de Zabulón, y la tíerta de
Nephthalím, camino de la mar, de la
otra parte del Jordán» Galilea de loa
Gentiles,
16 Pueblo asentado en tinieblas, vio
gran luz, y á los asentados en reglón y
sombra de muerte, luz les esclareció.
17 Desde entonces oomenzó Jesús á
predicar, y á decir : Arrepentios ; que el
reino de los cielos se ha acercado.
18 1T Y andando Jesús junto á la mar
de Galilea vio á dos hermanos, Simón,
que es llamado Pedro, y Andrés su her-
mano, que echaban la red en la mar;
porque eran pescadores.
19 Y díceles: Venid en pos de mí, y
haceros he pescadores de hombres.
20 Ellos entonces, dejando luego las
redes, le siguieron.
21 Y pasando de allí, vio otros dos her-
manos, Santiago, Atfo de Zebedeo, y Juan
•utomano, en la nave coa Zebedeo so
SA*N tf ATBO.
padre, 'que*^euieiidabeu sus redes ; y los
llamó.
22 T eHos luego, dejando 1» nave, y á
bu padre, le siguieron.
28 T rodeó Jes os á toda Galilea ense-
ñando en las sinagogas de ellos, y predi-
cando el evangelio del reino, y sanando
toda enfermedad, y toda dolencia en el
puebla
24 T corría su lama por toda la 6yfia ;
y traían á él todos los que tenían mal,
los tomados de diversas enfermedades y
tormentos, y los endemoniados, y lunáti-
cos, y paralíticos ; y los sanaba.
25 Y le seguían grandes multitudes de
pueblo de Galilea, y de Decapolis, y de
Jerusalem, y de Judea, y de la otra parte
del Jordán.
CAPITULO V.
Comienza la doctrina de Grillo : m primer discurso
en que ensePiadsm discípulos cual sea la verdadera
bienaventuranza pari* parparte, la etmü soknuente
competed fot qmU signen, dios cuales aplica ciertos
títulos propios, unos que declaran elingenio de ellos y
de su nueva naturaleeaen Cristo: eomo son,mansee,
Justos, unmtio»dÍosos, Inopias de animo, pacifica-
dores. Otros declaran m suerte inevitable en el mun-
do: como son, pobre» tristes, ó lloroso*, perseguidos,
maldecidos, calumniados del mundo, d los cuales
de la gloriosa suerte que tienen en Dios, hechos com-
pañeros de los profetas y piadosos anunciadores de
la verdad, que les precedieron. II. llamándole* sal
f lu* del mundo, leo deeiarom ministerio en el mun-
do en la predicación de la profesión dicha, u le»
avisa de lo contrario d su ministerio para ove se
guarden de ello. III. La sal y luxcon que quiere que
saseue ahornaren el mando, sala leu de Dios, la cual
no quiere invalidar, porque es eterna, antes dice ser
venido para que por él se le dé su verdaderotumplir
miento. IV. Para lo cual ante todas cosa» se reque-
ría que ella fuese restaurada en m verdadero sen-
tido: lo cual {como el verdadero intérprete de ella)
comienza d hacer parte por parte.
Y VIENDO Jeeue las multitudes, su-
bió á un monte ; y sentándose él, se
llegaron á él sus discípulos.
2i abriendo él su boca, les ensenaba,
diciendo! *
8 Bienaventurados los pobres en espí-
ritu ; porque de ellos es el reino de los
cielos.
4 Bienaventurados los tristes; porque
ellos recibirán consolación.
5 Bienaventurados los mansos; porque
ellos recibirán la tierra por heredad.
6 Bienaventurados los que tienen ham-
bre y sed de justicia; porque ellos serán
hartos.
7 Bienaventurados los misericordiosos ;
porque ellos alcanzarán misericordia.
8 Bienaventurados los de limpio cora-
son ; porque ellos verán á Dios.
9 Bluwtfimdos ios pacificadores;
0
fagot de
Dios.
10 Bienaventurados los que padecen
persecución por "causa de la justicia;
porque de ellos es el reino de los cielos.
11 Bienaventurados sois, cuaudó-ostnal-
dtycren, y os persiguieren, y dijeren de
vosotros todo mal por mi causa, min-
tiendo.
12 Regocijaos y alegraos ; porque vues-
tro galardón es grande en los cielos; que
así persiguieron á los profetas que fue-
ron entes de vosotros.
18 T Vosotros sois la sal de la tierra ; y
si la sal perdieA eu sabor, ¿con qué será
salada? no raJSVinas para nada ; sino que
sea echada ibera, y sea hollada de los
hombres.
14 Vosotros sois la luz del mundo. La
ciudad asentada sobre' el monte no se
puede esconder.
15 NI se enciende la luz, y se pone de-
bajo de un almud, sino en el caudelero,
y alumbra á todos los que están en casa.
16 Asi pues alumbre vuestra los delante
de los hombres, para que vean vuestras
obras buenas, y glorifiquen á vuestro Pa-
dre que está en los cielos.
17 *¡ No penséis que he venido para in-
validar la ley, ó los profetas: no he ve-
nido para invalidarlos, sino para cumplir-
los.
18 Porque de cierto os digo, que hasta
que perezca el cielo y la tierra, ni una
jota, ni un tilde perecerá de la ley, sin
que todss las cosas sean cumplidas.
10 De manera que cualquiera que que-
brantare uno de estos mandamientos
muy pequeños, y asi ensenare á los hom-
bres, muv pequeño será llamado en el
remo de los cielos ; mas cualquiera que
loe hiciere, y ensenare, este será llamado
grande en el reino de los cielos.
20 Porque yo os digo, que si vuestra
justicia no fuere mayor que la de los es-
cribas y de los Fariseos, no entraréis en
el reino de los cielos.
21 T Oisteis que fué dicho á los anti-
guos : No matarás ; mas cualquiera que
matare, estará expuesto ajuicio.
22 To pues os digo, que cualquiera que
se enojare sin razón con su hermano,
estará expuesto á juicio; y cualquiera
que dljare á su hermano: Raes, sata*
rá expuesto al conetHo; y cualquiera
que á t%t hermetno dfyere : Insensato* ci-
tará üjipistu aHuejro del infierno.
28 Por tanto si trajeres tu pirgurta #4
SAN BfefcTBO.
aks<\ y siM te asestaras, que te>
tiene algo contra tí,
24 Deja allí tu presente dejante del al-
tar, y vé: vuelve primero en amistad
con tu hermano, y entonces vó, y ofrece
tu presente.
35 Ponte de acuerdo con tu adversario
presto, entre tanto que estás con él en
el camino ; porque no acontezca que el
adversario te entregue al juez, y el juez
te entregue al ministro ; y seas senado
en prisión. .
26 De cierto te digo, que no saldrás de
alli, hasta que pagues el postrer cornado.
27 ? Ótetele que fué dicho á los anti-
guos : No cometerás adulterio :
26 To pues os digo, que cualquiera que
mira á una muger para codiciarla, ya
adulteró con ella en su corazón.
29 Por tanto si tu ojo derecho te fuere
ocasión de caer, sácale, y échale de ti ;
que mejor te es, que se pierda uno de
tus miembros, que no que todo tu cuer-
po sea echado al infierno.
80 Y si tu mano derecha te fuere oss>
sion de caer, córtala, y échala de tLr'que
mejor te es, que se pierda uno de tus
miembros, que no que todo tu cuerpo
sea echado al infierno.
31 ? También fué dicho: Cualquiera
que despidiere á su muger, déle carta de
divorcio :
83 Mas yo os digo, que el que despi-
diere á su muger, á no ser por cansa de
fornicación, hace que ella adultere ;*y el
que se casare con la despedida, comete
adulterio.
88 T También oísteis que fué diefao á
los antiguos: No te perjurarás; mas
cumplirás al Señor tus juramentos,
84 To pues os digo : No juréis en nin-
guna manera; , ni por el «lelo, porque es
el trono de Dios ;
85 Ni por la tierra, porque es el estrado
de sus pies ; ni por Jerusalem, porque es
la ciudad del gran Rey.
86 NI por tu cabeza jurarás; porque
no puedes hacer un cabello blanco ó
negro. -
87 Mas sea vuestro hablar, Si, si: No,
no; porque lo que es mas de esto, de
mal procede.
88 T Oísteis que fué dicho á los anti-
guos : Ojo por ojo ; y diente por diente :
89 Mas yo os digo: que no resistáis al
mal : antes á cualquiera que te hiriere en
tu mejilla derecha, vuélvelo también la
40 Y al une ipkk*€pommU 4 piejo, y
tomarte tu ropa, déjale también la capa.
41 Y á cualquiera que te ióxsare á ir
una milla, vé con él dos.
42 Ai que te pidiere, dale; y al que
quisiere tomar de ti prestado, no le re-
huses.
43 K Oísteis que fué dicho: Amarás á
tu prójimo ; y aborrecerás á tu enemjgp.
44 Yo pues os. digo: Amad á vuestros
-enemigos : bendecid á los que os maldi-
cen : haced bien á los que os aborrecen,
y orad por los que os calumnian y os
persiguen;
45 Para que seáis ujos de vuestro Padre
que está en los cielos : que hace que su
sol salga sobre malos y buenos ; y llueve
sobre justos y injustos.
46 Porque si amareis á los que os aman,
¿qué galardop tendréis ? ¿No hacen tam-
bién lo mismo los publícanos ?
47 Y si saludareis á vuestros hermanos
solamente, ¿qué* hacéis de mas? ¿No ha-
cen también asi los publícanos ?
48 -Sed pues vosotros perfectos, como
vuestro Padre que está en los cielos es
perfecto.
CAPITULO VI.
Prosigue ma» en especial en la purificación de la ««**
dadera doctrina de la ley y de la» piadosa» oftrtt,
siemps^eomo comenzó, contraponiendo las obra» de
loe hipócrita*. De la limosna. TI. De la oración, y
del perdonar con facilidad la» o/enea» a lo» herma-
no*. ///. Del amato. IV. El primero y tolo estudio
deipimdato evangélico, adquirirverdadera y vivafé*
y procurar tu aumento abnegada toda ^avaricia,
pospuesto y mortificado todo cuidado congojoso del
eumteuta, el cwal el Padre celestial tiene tomado toare
d,tfc
IRAS) que no hagáis vuestra limos-
na delante de los hombres, para que
seáis en hados de ellos: de otra manera
no tenéis galardón de vuestro Padre que
está en ios cielos.
2 Pues cuando haces limosna, no hagas
tocar trompeta delante de ti, como hacen
los hipócritas en las sinagogas, y en las
plazas, para ser estimados de los hom-
bres: de cierto os digo que ya tienen su
galardón.
8 Mas cuando tú haces limosna, no sepa
tu izquierda lo que hace tu derecha,
4 Que sea tu limosna en secreto; y tu
Padre, que ve en lo soneto, él te recom-
pensará en lo público.
5 1T Y cuando orares, no seas como los
hipócritas; porque ellos aman el oraren
las sinagogas, y en las esquinas de las
calles en pié ; para que sean vistos. Do
alerto que ya tienen su galardón.
?
M1
SAN MATBa.
0 Mes tñ, cuando orares, entra en "tu
cámara, y cerrada- tu puerta, ora á tu
Padre que está en lo escondido; y tu
Padre, que ve en lo escondido, te re-
compensará en lo público.
7 Y orando, no habléis inútilmente, co-
mo los paganos, que piensan que por su
partería serán oídos.
8 No os hagáis pues semejantes á ellos;
porque vuestro Padre sabe de que cosas
tenéis necesidad, antes que vosotros le'
pidáis.
9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre
nuestro, que estás en los cielos: sea
santificado tu nombre.
10 Venga tu reino : sea hecha tu volun-
tad, como en el cielo, asi también en la
tierra.
11 Danos hoy nuestro pan cotidiano.
12 T perdónanos nuestras deudas, como
también nosotros perdonamos á nuestros
deudores.
18 T no nos metas en tentación, mas
líbranos de mal; porque tuyo es el reino,
y el poder, y la gloria, por todo» los si-
glos. Amen.
14 Porque si perdonareis á los hombres
sus ofensas, os perdonará también á vo-
sotros vuestro Padre celestial
15 Mas si no perdonareis á los hombres
sus ofensas,- tampoco vuestro Padre os
perdonará vuestras ofensas.
16 \ T cuando ayunáis, no seáis como
los hipócritas, austeros: que demudan
sus rostros para parecer á los hombres
que ayunan* De cierto os digo, que ya
tienen su galardón.
17 Mas tú, cuando ayunas, unge tu ca-
bera, y lava tu rostro,
18 Para no parecer á los hombrea que
ayunas, sino á tu Adre que está en lo
escondido ; y tu Padre que ve en lo es-
condido, te recompensará en lo público.
19 \ No hagáis tesoros en la tierra,
dónde la poffila y el orin corrompe, y
dónde ladrones minan, y hurtan ;
20 Mas haceos tesoros en el délo, donde
ni polilla ni orin covompe, y donde la-
drones no minan, ni hurtan.
31 Porque' donde estuviere vuestro te-
soro, allí estará vuestro- corazón.
» La tas del cuerpo ea el ojo: asi qué
si tu ojo raeré sincero, todo tu cuerpo
seTá' luminoso.
28 Mas si tu ojo meta malo, torta tu
cuerpo será tenebroso. Asi <{«• si la
lúa que en tfr hay, so* tmleofe», ¿cuán-
tas MftffUat mismas taféala»?
8
porque ó aborrecerá al uno, y amará al
otro ; ó se llegará al Uno, y menospre-
ciará al otro. No podéis servir á Dtos, y
á las riquezas.
25 Por tanto os digo : No os congojéis
por vuestra vida, qué liabeis de comer, ó
qué habéis de beber; ni por vuestro
cuerpo, qué habéis de vestir. ¿Xa vida
no es mas que el aumento, y ef cuerpo
que el vestido ?
26 Mirad á las aves del cielo, que m»
siembran, ni siegan, ni aHegau en al-
folies ; y vuestro Padre celestial las ali-
menta. ¿ No sois -vosotros mucho mejo-
res que ellas t
27 ¿Mas quién de vosotros, por mucho
que se congoje, podrá añadir á su esta-
tura un codo?
28 T por el vestido, ¿ por qué os con*
gojals ? Aprended de los lirios del can*,
po, como crecen : no trabajan, ni Hilan :
29 Mas os digo, que ni aun Salomón
con toda su gloria rué vestido asi como
uno de ellos.
80 Y si la yerba del campo, c¿ne hoj ea,
y mañana es echada en el horno, Dios In-
viste asi, ¿no hará mucho mas á voso-
tros, hombres de poca <$•
81 No os congojéis, pues, diciendo:
¿Qué comeremos, ó qué beberemos, 6
con qué nos cubriremos ?
88 (Porque loa Gentiles buscan todas
estas eosas;) porque vuestro Padre ce-
lestial sabe que de todas estas cosas te-
néis necesidad.
88 Mas buscad primeramente el reino
de Dios, y su justicia ; y todas estas cosaa
os serán afiadfdas.
84 Asi que, no os congojéis por lo de
mañana; que el mañana traerá su con-
goja: basta al día su aflicción.
CAPITULO VIL
Prosiguiendo en «I miau» diteurto, desciende á dar
algunos precepto» mas particulares, como: I. de ta
modestia en el juzgar del prójimo contra fct hipé-
ortsas, í da ia prudencia en la dispensación da ta
eagrada doctrina. II. Exhorta 4 la oración. Uí
Suma de toda ta ley de ta caridad. TV. Exhorta
d recibir el evangelio. V. A gnardarsmde HsfOhm
mmñmdorm,gtmimn*o onrtopm si mal t ton cono-
cidos. VL El gm redó» de ánimo la doctrina jal
evangelio, por etla vena toda tentación: ol *<¡p¿»
crita perece en ella.
Na Juzgúete- porque también no icais
juagada*.
8 Poruña con el Juicio edtt que Jttsjafe,
serete juagados ; y con la medida que me-
dís, con. eMa es vcAveráBA tteaUv
8 T ¿porqué miras la arista que 481*
SAN MAf 1©.
6tt SI 9§0 CjS til IWfmSnO; yB©* NMotn
ver la viga que está en tu ojo ?
4 O ¿ eómo dirás á tu hermano: Deja,
echaré de tn ojo la arista ; y, he aquí, «na
viga en tn ojo?
5 | Hipócrita ! echa primero la Yiga de tn
ojo; y entonces veras claramente pora
echar la arista del ojo de tn hermano.
6 No deis lo santo á los perros; ni
echéis Tnestras perlas delante de tos
puercos; porque no las rehnellen con
sus pies, y vuelvan, y os despedacen.
7 % ^edtd, 7 se os dará: Roscad, y ha-
llaréis: llamad, y se os abrirá.
8 Porque cualquiera qne pide, recibe;
y el qne busca, halla; y al qne llamo, se
le abrirá.
9 ¿Qué hombre hay de YosptroB, á
quien si su hjjo pidiere pan, le dará una
piedra" -
10 i O si Impidiere un pea, le dará una
serpiente?
11 Pues, si vosotros, siendo matos, sa-
béis dar buenas dádivas á vuestros hijos,
Vuestro Padre que está en tos délos,
¿cuánto mas dará buenas cosas á tos que
te piden?
13 V Así que, todas las cosas qne quer-
ríais que los hombres hiciesen con voso-
tros, asi también haced vosotros- con
ellos ; porque esta es la ley, y los pro»
tetas.
18 ? Entrad por la puerta estrecha;
porque aneha et la puerta, y espacioso
el camino que lleva á perdición:; y los
que van por é^ son muchos.
14 Porque la puerta es estrecha, y an-
gosto el camino que lleva á la vida; y
pocos son loa qne lo hallan.
15 T Guardaos de los láteos profetas,
que vienen á vosotros con vestidos de
ovejas ; mas interiormente son tobos ro-
badores.
10 Por sus frutos los conoceréis. ¿Co-
gensenvas de los espinos, 6 higos de las
cambroneras ?
17 De esta- manera, todo buen árbol
lleva buenos frutos ; mas el árbol carco-
mido lleva malos frutos. .
IB No puede el buen árbof llevar matos
frutos; ni el árbol carcomido llevar bue-
nos frutos.
19 Todo árbol que no lleva bueri fruto,
cortase, y échase en el ruegoc
90 Asi que por sus frutos tos conoce-
réis.
91 17o cualquiera que me dice? Seflor»
Scfior, entrará, en el reino de lotcktog;
mas él qne nenie la vovtrfinm de mi
Padre que está en los cielos.
38 Muchos me dirán en aquel día : Se-
ñor, 8efloi\ ¿no profetizamos en tu nom-
bre, y en tu nombre echamos demonios,
y en tu nombre hicimos muchas gran-
dezas?
93 T entonces les confesaré: Nunca os
conocí: apartaos de mi, obradores de
maldad.
94 H Pues, cualquiera que me oye estas
palabras, y las hace, compararle he al va-
ron prudente que edificó su casa sobre
rocat
95 T descendió lluvia, y vinieron rfoe,
y soplaron vientos, y combatieron aque-
lla casa, y no cayó ; porque estaba fun-
dada sobre roca.
2fr Y cualquiera que mcbye estas pala-
bras, y no las hace, compararle he al
varón insensato, que edificó su casa so-
bre arena:
9T Y descendió lluvia, y* vinieron ríos,
y soplaron vientos, y hicieron Ímpetu
en aquella casa, y cayó ; y fué su ruina
grande.
98 Y fué que como Jesús acabó estas
palabras, las gentes se espantaban de su
doctrina:
99 Porque los ensefiába como quien
tiene autoridad, y no como tos escribas.
CAPITULO VHT.
Limpia Cristo d vn leproso. 11. Sanad Vn siervo del
mutu ion, emprn fi alaba. Jli. Semadkttaeprade
Pedro 9 d oíros machos enfermas, IV.MeJkusadun
escriba, ó doctor de la ley, ti cual te o/retía d se-
ffitnie; y amo tu tutdisctpuwe~,quecon ptet&xtóde
piedad te averia separar de di par emmwam\ mamé*
ane te quede, V, Amanta la tempestad en et mar.
VI. Sana d dos endemoniados en la tierra de los
Y COMO descendW«%VM« del monte,
seguíanle grandes multitudes:
9 Y, heaquí, un leproso vino, y féudoró,
diciendo : 8enor, si quisieres, puedes lim-
piarme.
8 Y extendiendo Jesús mt mancyle focó,
díclerJflor Quiero: Sé limpio. Y luego su
lepra fué limpiada.
4 Entonces Jesús le dijo: MTra, no lo
digas- á nadie; mas- vé, muéstrate al ss>
cerdotef y ofrece el presente que mandó
Moyses, para que les conste;
O* i z* entrando' Jesús en Cspcrnaum,
iuitonrér un* centurión^ rogándole,
6 Y diciendo: SeKor, mi criado está
echado en -casa paralitico, gravemente
atormentado.
7 Y Jesús
sanaré
'le dtfo: Ye- vendré¿ y le
Digitized by VaUUy le
SAN ACATE O.
8 Yrejgoadt¿cUes*ni4sjnt yd^o; k}$>
flor, no soy digno qne entres debajo de
mi techumbre ; 'mas solamente di con la
palabra, 7 mi criado sanará.
0 Porque también yo soy hombre de-
bajo do potestad ; y tengo debajo de mi
potestad soldados ; y digo á este : Vé, y
va; y al otro : Ven, y Tiene; y álni sier-
vo : Has esto, y lo hace,
10 T oyéndolo Jesús, se maravilló; y
dUo á los qne le seguían: De cierto os
digo, que ni aun en Israel he hallado
tanta &
11 Y yo os digo, que vendrán muchos
del oriente, y del occidente, y se asenta-
rán con Abrabam, y Isaac, y Jacob, en
el reinóle los cielos ;
12 Has los hijos del reino serán echados
en las tinieblas de arnera: allí será el
llanto, y el crujir de dientes.
13 Entonces Jesús dtyo al centurión:
Vé, y como creíste, <ui sea hecho con-
tigo, Y su criado fué* sano en el mismo
momento.
14 t Y vino Jesús á casa de Pedro, y
vio á su suegra echada en la cama, y con
fiebre.
15 Y tocó su mano, y la fiebre la dejó ;
y ella se levantó, y les servia.
16 Y como fué ya tarde; trajeron á él
muchos endemoniados, y echó de dios
los demonios con *u palabra, y sanó to-
dos los enfermos ;
17 Para qne se cumpliese lo que fué
dicho por el profeta Isaías, que dijo : £1
tomó nuestras enfermedades, y llevó
nmatraé dolencias.
18 í Y viendo Jesús grandes multitudes
al rededor de sí, mandó que se mesen á
la otra parte del logo*
19 Y llegóse un escriba, y dijole:
Maestro, seguirte he donde quiera que
fuetes.
20 Y Jesús le dyo: Las sorras tienen
cavernas, y las aves del cielo nidos ; mas
el Htyo del hombre 00 tiene donde re-
costar tu cabeza.
21 Y otro de sus discípulos le cujo:
Befior, dame lioencia que vaya primero,
y entierro á mi padre.
22 Y Jesús le d\Jo: Sigúeme, y deja
que los muertos entierren á sus muertos.
23 ^ Y entrando él en una nave, sos
discípulos le siguieron.
24 Y, he squi, fhé hecho en la mar un
gran movimiento, de manera que la nave
se cubría de las ondas ; y él dormía.
25 Y llegándose sus discípulos le des-
10
1, flinlfindo : fletes, fletamos, pe-
recemos.
26 Y ¿les dice: ¿Porqué teméis, hom-
bres de poca íé? . Entonces levantado
reprendió á los vientos y á la mar; y fué
grande bonanza.
27 Y los hombres se maravillaron, di-
ciendo : i Qué hombre es este, que aun
los vientos y la mar le obedecen?
28 ^ Y como él llegó á la otra parte en
el territorio dé las Gergesenos ; le vinie-
ron al encuentro dos endemoniados que
sallan de los sepulcros, fieros en gran
manera, asi*que nadie podía pasar por
aquel camino.
29 Y, he aqui, clamaron, diciendo: ¿Qué
tenemos contigo, Jesús, Hijo de Dios?
¿ Has venido ya acá á molestarnos antes
de tiempo f
80 Y estaba lejos de ellos un hato de
muchos puercos paciendo. #a
31 Y los demonios le rogaron, diciendo:
Si nos echas, permítanos qne vayamos
en aquel hato de puercos.
82Y<fllesdtfo: Id. Y ellos salidos, se
fueron al hato de los puercos; y, he
squi, todo el hato de los puercos se pre-
cipitó de un despeñadero en la mar; y
murieron en las aguas.
33 Y los porqueros huyeron, y viniendo
á la ciudad, contaron todas las cosas, y -
lo 'que habla pasado con los endemo-
niados.
34 Y, he aquí, toda la ciudad salió á en-
contrar á Jesús ; y cuando le vieron, le
rogaban que se fuese de sus términos.
CAPITULO IX.
Sana OUt o d w» paraHHco m prueba contra lo» «w**
te*, qne tiene pottetaú de perdonar mocado». H.
Llama A Mdtm» pmbliatm** el cual U ofam¡ * """
ponde d lo* Farimoe que le calumniaban ******]*?
y bébia con publtcanoe y pecador*», til. XiifomU
dlmdimHpnmedo Juwnom ht premunían: i *****
m» diacipulo» no ayunan, como ellas y lo» Jnrimvmf
IV. Reeucitadnna kifadetm primípaU ¡/ ***<*•
mino tana d una muger de un antiguo jUfo de am-
an. V. Sama é dm amato, VL Sama 4 m ende-
moniado mudo, tfc.
ENTONCES entrando en una nave,
pasó á la otea parte, y vino á •»
ciudad.
2 Y, he aquí, le trajeron un paralítico
echado en una cama; y viendo Jesús la
fé de ellos, dtyo al paralitico : Confia, Wr*>¡
tus pecados te son perdonados,
8 Y, he aqui, algunos de los escribas
decían dentro de si : Este blasfema.
4 Y viendo Jesús sus pensamientos,
dtfo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros
Digitized by VjOOQIC
SAJ* MATH(X
doe tetón perdonado*; 6 decir: Leván-
tate, y anda?
6 Pues para qne sepáis qne el H$e del
hombre tiene potestad en la tierra de
perdonar pecados, (dice entonces al pa-
ralítico:) Levántate, toma tn cama, y
Tete á tn casa,
7 Entonces él se levanté, y se loó á sn
8 Y las gentes viéndolo, se maravilla-
ron, y glorificaron á Pies, no* nublase
dado tal potestad 4 hombres.
9 % Y pasando Jesns de allí, rió 4 na
hombre, qne estaba sentado al banco de
los tributos, el cual se llamaba Mateo,
y dícele: 8ígueme. X se levanto, y le
siguió»
10 Y aconteció que estando 41 sentado
4 comer en la casa, he aqni, que muchos
publícanos y pecadores, que hablan ve-
nido, se sentaron juntamente 4 la mesa
con Jesns y sus discípulos.
11 X viendo arfe los Fariseos, dieron 4
ana discípulos: 4 Por qué eome vuestro
Maestro con los pnhllnanos y pecadores?
12 Xoféndejo Jesns, les dUo: Los qne
están sanos, no tienen necesidad de mé-
dico ; sino loa enfermos.
13 Andad, antes aprended que cosa es :
Misericordia quiero, y no sacrificio : Pon-
qué no be venido 4 llamar los Justos,
sino los pecadores á arrepentimiento.
14 H Entonces los discípulos de Juan
vienen 4 él, diciendo: ¿Por qué noso-
tros y los Fariseos ayunamos muchas
veces, y tus discípulos no ayunan ?
15 X les dtyo Jesús: ¿Pueden los que
están de bodas tener loto entre tanto
que el esposo está con ellos ? Mas Ten-
drán dias, cuando el esposo será quitado
de ellos, y entonces ayunarán.
16 Nadie echa remiendo de paño nuevo
en vestido viejo ; porque el tal remiendo
tira del vestido, y se hace peor rotura.
17 Ni echan vino nuevo en eneros vie-
jos ; de otra manera loa cueros se rom-
pen, y el vino se derrama, y se pierden
los cueros ; mas echan el vino nuevo en
cueros nuevos; y lo uno y lo otro ae
conserva juntamente.
18 T Hablando él estas cosas 4 ellos, he
aquí, cierto principal vino, y le adoró, di-
ciendo: Mi mja es muerta poco na; mas
ven, y pon tn mano sobre ella, y vivirá.
19 X se levantó Jesns, y le siguió, y sus
discípulos.
20 X, he aquí, una muger enJerma de
Span. 52
fisgo de sangra deee anos nenie, llegan*
dose por detrás, tocó la fimbria de bu
vestido;
21 Porque decía entre si : 81 tocare so-
lamente au vestido, aeré sana.
22 Mas Jeaus volviéndose, y mirándola,
dijo : Confia, hija, tn fé te na sanado. X
la muger fué sana desde aquella hora.
28 Y venido Jesns á casa del principal,
viendo los tañedores de fiantes, y el gen-
tío que hacia bollicie,
24 Dientas: Apartase, qne la joven no
ca muerta; sino qne duerme. X se tan?»
UbandeéL
25 X como la gente fué echada fuera,
entro, y la tomo de la mano; y la joven
ae levanto.
26 X aalió cata lama por toda aquella
tierra.
27 Y pesando Jesns de alli, le siguieron
dos ciegos dando vocea, y diciendo: Ten
misericordia de nosotros, Hijo de David.
28 Y venido é casa, vinieron 4 ellos cie-
gos; y Jesns lea dice: 4 Creéis que puede
hacer esto T fiUes dteen; Si, Señor.
20 Birtouces teco los ojos deeliee, dicien-
do: Coufojmeáveeatmfteeaenheebo;
80 Y los ojos de ellos Alerón aMcrtos;
y Jesns lea encargóf^ywroaaaaento, dicien-
do : Mirad, otie nadie ¡o Sepa,
81 Mas ellos salidos, divulgaron sn tima
por toda aquella tierra,
82 % Y saliendo. ellos, he aquí, le traje-
ron un hombre mudo, endemoniada
88 Y echado fuera el demonio, el modo
habló. Y loa gentes se maravillaron,
diciendo: Nunca ha sido vista eosa seme-
jante en Israel.
84 Mas los Fariseos decían: Por el prin-
cipe do los demonios echa fuera los de-
89 Y rodeaba Jesús por todas las ciu-
dades y aldeas, ensoñando en las sina-
gogas de ellos, y predicando el evangelio
del reino, y sanando toda enfermedad, y
toda dolencia en el pueblo.
88 Y viendo las multitudes, tuvo mise-
ricordia de ellas; que eran derramados y
esparcidos, como ovejas qne no tienen
pastor.
87 Entonóos dice 4 sus discípulos: A
la verdad la mies es mucha; mas los
obreros, pocos.
88 Rogad pues al Señor de la mies, que
envíe obreros 4 su mies.
CAPITULO X.
etSHhftémut/ocedttctfmh»: dlotemáleio
án f tanta
^¿^Qmfgt
SAN HATEO.
instruidos écM 9* *m áamMinrimfii94 !■*> mmdm
poder celestial para tañar toda» enfermedades en
testimonio de la verdad de su doctrina: asimismo tes
da reglas de como se han de haber asi con lo» eue los
recibieren, como can loe mes he desecharen, armán-
dolos con temor ufé de la divina providencia eastr
tra los peligros de su vocación, y avisándoles del
fuego p alboroto orne con tu predicación venéria en
el mundo por la rebelión del impio mandé, que no
luego la querrá recibir, fe.
ENTONCES llamando á sus doce dis-
cípulos, )qé dio potestad contra lo*
A espiritas inmundos, par* que los echa-
sen fuera, y sanases* toes- enJermedadf y
toda dolenciev- .
2 Y los nombres de los doce Apostóles
son. estos j £1 primero, ¿timan, qüo es
llamado Pedro, y Andrea, es hermane:
Santiago, hijo de Zebedeo, y Joan sn
hermane:
8 Felipe, y Bartolomé: Tomas, y Ma-
leo el p&bilcaflo: fie*tiagovA0»*eAlfeo,
y Lebeo, que tenia el sobrenombre de
Tadeo:
4 Simoo de Cana, y Jadas Iscariote,
<qne también le entrego.
5 Estosdoee envió Jesús, á los cuales
dio mansa miento» diciendo! Por el ea-
minoi de les- Gentiles oe iretsv y en etn-
dad de flamaritanoe no entréis :
0 Mas id ¿ates á lee orejee perdidas de
la casa de Israel
7 Y yendo, predicad, dideodo : El reino
de los cielos ha llegado.
S Sanad enfermos, limpiad leprosos,
resucitad muertos, echad fuera demo-
nios : de. gracia recibisteis, dad de gra-
cia.
9 No proveáis oro, ni- plata, ni' dinero
en vnestras bolsas,
10 Ni alforja par» el camino, ni dos ro-
pas de vestir, ni aapatos,' ni bordón;
porque^l obrero digno es de su aumento.
11 Mas en cnatqetem candad 6 aldea,
donde entrareis, buscad mu dlttsefeste
quien sen en ella digno, y morad allí
hasta qne salgáis.
12 Y entrando en la casa, saludadla.
13 Y si la casa foere digna, qne vuestra
pas venga sobre ella; mas si no fuere
digna, qne vuestra pas vuelva sobre vo-
sotros. .
14 Y cualquiera que no os recibiere, ni
oyere vuestras palabras, salid de aquella
casa 6 ciudad, y sacudid el polvo de
vuestros pies.
15 De cierto oa digo; Que d <**t*go será
mas tolerable á la tierra de Sodoma, y
de Gomorrha en el día del juick>> que á
aquella ciudad.
12
dA ffeaqai, yo>oscttvs% reame á ovejas
en medio de lobos ; sed poe> prudentes
como serpientes, y sencillos como pev-
17 Y guardaos de los hombres ; porque
es entregaran á los concilios, y en sos
sinagogas os acotarán.
18 Y aun ante gobernadores, y reyes
seréis llevados por causa de mi, pora,
testimonio contra ellos, y los Gentiles.
19 Mas cuando os entregaren, no .os
congojéis como, 4 qué bébete de hablar ;
porque en aquella hora os será dado que
habléis.
80 Porque no sois vosotros Tos que
h*fetafs,-etao el Espíritu de vuestro Pa-
dre, que habla en:vosotros.
21 El hermano entregará al hermano i
la muerte; y el padre al htfo; y los hijos
se levantarán contra' tos padres, y loe
harán morir.
38 Y serete aborrecidos de todos por
causa de mi nombre ; mas e! que to so-
portare ha»tá'el Uto, este Será salto.*
28 Mas cuando os persiguieren en esta
ciudad, huid ais otra; porque de cierto
os digo, qu4 no acabareis de andar todas
las eiedades de Israel, que no renga el
Hijo del hombre.
«4 El discípulo no es mas que «u toes-
tro, ni el siervo mas que su Sefior.
86 Bástele al diseítftilo ser como su
Maestro, y al sierro como su fieflor: si
al interno padre de faraifias llamaron Becl-
sebub, ¿cnanto mas á los de su enea?
136 Asi que no los remáis; porque nada
hay encubierto, que no haya de ser mani-
festado; y nadA'Ocxñto que bO haya de
saberse.
8? Loque os digo en tinieblas, decidlo
en luu; y lo que Oís á la oreja, predi-
cada desde los tejados.
88 Y no tengáis miedo de los que ma-
tan el cuerpo, mas al alma no pueden
matar: temed antes á aquel que puede
destruir el alma y el cuerpo en el Infier-
no.
29 ¿No se venden dos pajarillos por
Una blanca? Y uno de ellos no caerá á
tierra sin vuestro Padre.
80 Y vuestros cabellos tamben, todos
están contados.
81 No temáis pues: mas válete voso-
tros que muchos pajárfllos.
89 Pues cualquiera que me confesare
delante de los hombres, le x^nfesaré yo
también delante de mi Padre, que está,
«iwtfctosPto^y
SAN MATEO.
U Y eua^alemaUttm* aterre delante
de lee hombree, le negaré yo también
delante de mi Padre, que está en los
cielos.
84 No penséis que he venido pera me-
ter paz en la tierra : no be venido para
meter pea, sino espada.
35 Porque he venido para poner en di-
sentáen al hombre contra su padre* y á
la hija contra sn madre, y á la nuera con-
«ra.au suegra,
36 Y los enemigos del hombre tere*
los de su enea.
37 £1 que ama á padre ó á madre mas
que A má» no es digno de rol ; y el qUe
ama á htyo ó á hija mas qne á mi, no es
digno de mi.
8* Y el que no toma su cree y sigue
en pos de mi, no es digno do mi
39 El qae hallare su vida, la perderá;
y el que perdiere su vWa por causa de
mí, la hallará.
40 £1 que os recibe á vosotros, á mi
recibe; y. ai -eme á mí recebe,- recibe al
que me ouvéé.
41 £1 quo recibe á un profeta en uouv
fcrode profeta, galardón de profeta reci-
birá; y el que recibo á un justo en nona*
too de justen galardón de justo- recibirá.
4*\ Y cualquiera «rae «Bar* á uno de es-
tos pcqoe&kos un jarro deeyua fría sola-
mente^ eu*nombre de discípulo, de cierto
os digo, que no perderá su galardón.
CAPITULO XJ,
Enriando el Bautista d preguntar á Cristo si eré el
Mttriaf, en respuesta remite d Juan jior la relación.
4em*ékeíj*áo$éht smtmkraeioñ ée tm obras eo-
mQd#*—kgiti*nmé*Mtmm. Kftmeiara ¿la*
multitudes el ministerio del Bautista m respecto de
si. III. Censura u amenaza d tos que note reciben.
ir.iéld9rwlmTr\*»*aium*i*¡ «I tmnvji admirable <te
la providencia dial Fmjdb*. par amja df*gnu*n*Mm
viene míelos sabios y poderosos del mundo seem oxe-
aos al misterio del evannrtlo, v m comunique d tos
baja» mu él; d esa méate* exhorta é *m fe reama*
u imiten, declarando el ingenia eje sueyanattio.
Y ACONTECIÓ, qne acabando Jesús
de dar mandamientos á sus doce
discípulos, so fue* de aill á ensenar y á
predicar en las ciudades de ellos.
2 Y oyendo Juan en la prisión los he-
chos de Cristo, enviólo dos de sus discí-
pulos,
3 Diciendo: ¿Eres tú aquel que babia
do venir, ó esperaremos á otro ?
4 Y respondiendo Jesús,, toa. dtyo ; Id,
haced aabejú Juan las cosas que ote y
Vi '
5 Los ciegos ven, y loa cojos andan:
loa leprosos son limpiados, y lo* sordos
oyen : lea muertes son resucitados, y á
los pobres es anunciado el evangelio,
o" Y bienaveniurado es el que no fuere
escandalizado en mi
7 ^ Y idos ellos, comenaó Jesús á decir
de Juan alas multitudes: ¿ Qué salisteis
á ver al desierto? ¿ una cafta que es me-
neada del viento?
8 O ¿qué saliste» á ver?, ¿un hombre
vestido de ropas delicadas? He aquí,
loe que traen rejáis delicadas, en las cosas
de tos reyes están.
9 O ¿qué salisteis á ver? ¿profeta?
Ciertamente os digo, y mas que profeta.
10 Porque este es de quien está escrito :
He aquí, yo envió mi roensagero delante
de tu me, quo aparejará tu camino de-
lante de ti. #
11 Do cierto os digo, que no se levantó
entre los que nacen de nmjseree otro
mayor que Juan el Bautista i mas el que
es muy pequeño en d reino de loé cie-
los, mayores que él
12 Y desde los días de Jnnn el Bautista
hasta ahora al reme de los cielos se buce
faena; y tos valientes lo arrebatan.
18 Porque todos tos profetas, y la ley,
hasta Juan profetizaron}
14 Y si queréis recibiris* él ea aquel
Elias que habla de venir.
15 El que tiene ©idee pero oir, oiga.
16 T ¿Cas ¿a quién compararé esta ge- *
neratrton? Es semejante á toe mucha-
chos que se, Aentan en las plañís, y dan
voces á sus compañeros,
17 Y dicen : Os tañímos Ésuta, y no bal'
Jasteis : os endechamos, y no lamentas-
teis.
18 Porque trae Juan que ni comía ni
bebía, y dicen: Demonio tiene.
10 Vino el Hijo del hosabre, que come
y bebe, y dicen : He aquí un hombre co-
milón, y bebedor de vino, amigo do pu-
blicónos v de pecadores. Mas. la sabidu-
ría es justificada de sus hijos*
20 Entonces comenaó á auherk á las
ciudades en las cuales hablan sido hechas
muy muchas de sus maravillas, porque
no so habían arrepentido, diciejuto:
21 ¡ Ay de tí, Conudn ! ¡ Ay de tí, Beth-
aaidal porque si eu Tjro y en Bidón se
hubieran hecho las maravillas que han
sido hechas en vosotras, ya mucho ha
que ae hubieran arrepentido en saco y
eacejdm»
,88 Por tanto i» os digo, ow aTyroyá
BUtos» será mas télemele d eaenjo en el
día del juicio, que á vosotras.
lt
SAN MATBO.
38 T tú,CtapenuMA, «Tic eres levantada
hasta el cielo, hasta los infierno* serás
abajada; porque el en 8odoma se hubie-
sen hecho las maravillas qne han sido
hechas en tí, hubieran permanecido has-
ta el día de hoy.
24 Por tanto yo os digo, que á la tierra
de Sodoma será mas tolerable d castigo
en el día del juicio, que á ti
25 í En aquel tiempo respondiendo
Jesús, dijo : Gracias te doy, Podre, Señor
del cielo y de la tierra, porque escon-
diste estas cosas á los sabios y entendi-
dos, y las bas revelado á los niños.
26 Asi, Padre, pues que así agradó á
tus ojos.
27 Todas las cosas me son entregadas
por mi Padrc¿ y nadie conoció al Hijo,
sino el Padre : ni al Padre conoció algu-
no, sino et Hijo, y aqud á quien el Hijo
le quisiere revelar.
28 Venid á mi, todos los qne estáis tra-
bajados, y cargados, que yo os haré dea-
cansar.
29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y
aprended de mi, que soy manso y hu-
milde de coraaon ; y hallaréis descanso
para vuestras almas.
80 Porque mi yugo es suave, y ligera
mi carga.
CAPITULO XIL
Defiende de la calumnia de lo» Fariteot d tm dueipu-
¡o» que neceeüado» aela kmnbre togiam «epimuten
tdbado para comer. II. ¿Sana em> filiado d uno que
tenia una mano teca, y prueba, contra la» calumnian
de lo* Fariteo» g eteriba», qm e» Ueito enalbado ha-
cer bien al prójimo* UL Sana d n% endemoniado
ciego g mudo ; g defiende la obra de Dio* contra la»
calumnian de lo» Fariteo» que decían »er obra del
diablo contra el convencimiento de mt» conciencia»,
9 declara et tal potado mer de tugo irramieQU por
mr contra el Espíritu Sanio, IV. A otro» de lo»
mUmoe qne te pidieron tened {para confirmación de
tu «faftaii io) rtepmnemqmmreim* ectionjjkjurada
enJotmu,lfc,)io»erin; flmdenuncéampeoremtmdo.
V. Declara cuan caro» y conjunto» le ton, lo» que d
el te allegan.
ES aquel tiempo Iba Jesús por entre
los panes en sábado ; y sus discípu-
los tenían hambre, y comenzaron á co-
ger espigas, y á comer.
2 Y viéndote los Fariseos, le dieron :
nc aqui, tus discípulos hacen lo qne no
es licito hacer en sábado.
3 Y él les dtyo: ¿No habéis leído, qoé
hizo David, teniendo hambre él, y los que
estaban con él t '
4 ¿Cómo entró en la casa de Dios, y
comió los panes de la proposición, que
no le era lícito comer de ellos, ni álos
que estaban con él, sino á solos los safe*
dotes f
14
8 O ¿no habéis lei«o e« la ley, <r*e loa
sábados en el templo loa sacerdote» pro-
fanan el sábado, y soto sin culpa f
6 Pues yo os digo, que uno mayor que
el templo está aqut
7 Mas el supieseis qué es : Misericordia
quiero, y no sacrificio, no condesaríais á
los inocentes.
8 Porque Sefibr es anm del sábado el
Htfo del hombre.
9 1T Y partiéndose de allí, vino 4 la si-
nagoga de ellos,
10 Y, he aquí, habla allí uno ene tenia
una mano seca; y le preguntaron, 41-
dendoT ¿Esbelto curaren sábado* por
acusarle.
11 Y él les dijo: ¿Qué housbre habrá
de vosotrois qne tenga una oveja» y si
cayere esta en una' fosa en sábado, no le
eche mono, y la levanto t
12 ¿Pues enánto mas vale un hombre
que una oveja ? Así que lícito es en los
sábados hacer bien.
13 Entonces drjo á aquel hombre: Ex-
tiendo tu mano. Y él la extendió, 7 le
fué restituida sana como la eirá,
14 Y salidos los Fariseo* consultaron
contra él para obstruirte.
15 Mas1 safcsér stefo Josas, se apartó de
allí ; y le siguieron grandes mnttisudes,
y sanaba á todos.
16 Y él les mandó Wyaensniamte, qne
no lo descubriesen;
17 Para que se cumpliese lo que estaba
dicho por el profeta Isaías, que dijo :
18 He aqui mi siervo, al cual he esco-
gido; mi amado, en el cual se agrada tul
alma: pondré mi Espíritu sobre él, y á
los Gentiles anunciará juicio,
19 No contenderá, ni voceará* ni nadie
oirá en las eslíes su voz: •
20 La cafia cascada no quebrará ; y el pá-
bilo que humea no apagará, hasta que
saque á victoria el Juicio ;
21 Y en su nombre esperarán los Gen-
tiles.
22 1 Entonces fué traído á él un ende-
moniado, ciego y modo; y le sanó, de
tal manera que el ciego y mudo hablaba
y vela.
23 Y todo el pueblo estaba fuera de sí,
y decía : ¿ Es este aquel Hijo de David ?
24 Mas los Fariseos, oyéndolo, decían :
Este no echa fuera loe demonios, sino
por Beelaebnb, principe délos demonios.
25 Y Jesús, como sabia los pensam lentes
os ellos, les dtyo : TVhIo reino dividido
SAIf /MATEO.
dsd 6 cana, suvis^ contra ai mioma, no
36 Y si Satanás echa fuma á Satanás,
contra ti mismo está dividido : ¿ cómo,
pues, permanecerá su reino ?
517 Y si yo por Beelaebub echo fuera los
demonios* ¿ vuestros hijos, por quién los
echona Par tanto ellos serán vuestros
Y si por el Espíritu de Días jo echo
fuera los demonios, ciertamente na lle-
gado á vosotros el reino de Dios.
29 Ponqué «cómo puede alguno entrar
en laeess. del valiente, y saquear sus al-
najas, si primero no prendiera al va-
liente? y entonces saqueará su coso.
SO El que no es conmigo, contra mi es ;
y el que conmigo no coge, defama.
81 Por tanto os digo: Todo pecado y
blasfemia será perdonado á los hombres ;
mus la blasfemia del Espirite no será
perdonada dios hombres.
82 Y cualquiera que hablare contra el
H))e del hombre, le será perdonado;
mas cualquiera que hablare contra el
Espíritu Santo, no le será perdonado, ni
en este siglo» ni en el venidero»
83 O haced el árbol bueno, y su fruto
bueno ; ó haced el árbol carcomido, y su
fruto podrido; porque por «m fruto es
conocido el árbol.
dé ¡O generación de víboras l ¿como
podéis hablar bien, siendo malos ? por-
que de la abundancia del corasen habla
la boca.
36 El buen hombre del buen tesoro del
ooroson soca buenas cosas; y el mal hom-
bre del mol tesoro soca malos cosas,
86 Mas yo ofdigo, que toda palabra
ociosa que hablaren los hombres, de ella
darán cuenta en el din del juicio.
87 Porque por tus palabras serás Justi-
ficado, y por tus palabras serás conde-
nado.
S8 1 Entonces respondieron unos de
los escribas y de los Fariseos, diciendo :
Maestro, deseamos ver de ti señal.
80 Y él respondió* y les dtyo : La gene-
ración mola y adulterina demanda señal ;
mas señal no le será dado, sino la señal
de Joñas el profeta,
40 Porque como estuvo Joñas en el
vientre de la ballena tres dios y tres no-
ches, asi estará el Htfo del hombre en el
.eoroson de lo tierra tres dias y tres no-
ches.
41 Los de Ninive se levantarán en jui-
cio coa esta e^nerectan, y la condena-
rán.) pesque ellos se aneplntievon á la
predicación de Jones; y, he aquí, «no
mayor que Jones en este lugar.
42 La reina del austro Be levantará en
juicio con esta generación, y la conde-
nará ; porque vino de los fines de la tier-
ra para oir la sabiduría de Salomón; y,
he aquí, tmo mayor que Salomón en este
lugor>
43 Cuando el espíritu inmundo ha sali-
do del hombre, anda por lugares secos,
buscando reposo; y no hollándole,
44 Entonces dice : Me volveré á mi ca-
so, de donde salí. Y cuando viene, la
halla desocupado, barrida, y adornada.
45 Entonces va, y toma consigo otros
siete espíritus peores que él, y entrados
moran allí ; y son peores las postrime-
rías del tal hombre, qué*sus primerias.
Así también acontecerá á esta genera-
ción mala.
46 \ Y estando él aun hablando al pue-
blo, he aquí, tu madre y sus hermanos
estaban fuera, que le querían hablar.
47 Y le dijo uno : He aquí, tu madre y
tus hermanos están fuero, que te quie-
ren hablar.
48 Y respondiendo él al que le decía
auto, dijo : ¿ Quién es mi msdre, y quiénes
son mis hermanos ?
48 Y extendiendo su mano hacia sus
discípulos, dijo: He aquí mi madre, y
mis hermanos.
50 Porque todo aquel que hiciere la vch
luntad de mi Podre, que está en los cie-
los, ese es mi hermano, y hermana, y
madre.
CAPITULO XIIL
Porta parábola de ta «infante p del sembrador epssMa
el Señor los diversos suceso* dt la prediettetuti. del
Evempslio en los que la oven a$t en mal como en
bien, como Umisuu» la decmuxtdsmdiMSipulos. lt\
Ptr otra parábola toz*bUn(U la *Hr*cuUuracn*eAa
como no todo lo ove en la iglesia te siembra e* luego
buena simiente: el diablo siembra también en ella
sus citanos, las cumies nanea se jmsdenbien desar-
raigar durante este siglo por manos de hombre» sin
daño del trigo, ¡fe. la cual el Señor también declara *
dsusdiscipuhs. 111. Con otra de la simiente de la
mostaza declara la naturaleza del reino de Cristo
que de muy peqjmdU* principie* viene en prospero au-
mento. 1 V. Con otra de la levadura declara to mismo
de la naturamea del Evangelio. V. Con otras dos,
cuan precioso v de suficiente consenso es mi qm de
verdad le halla. Vt Con otra, de la red echada
en la mar, tfc. la condición dt la iglesia externa re-
cogida con la predicación del Mvattgeho, en la eual
comunuxxrdn Mpócrüas* /lele* )u**qv* mía con-
sumación del siglo Dio* apure los unos y los otros.
VTl. Venido Cristo dpredicardsu ciudad de Naza-
rea, los de te ciudad m eseandaUaan en su bajeza,
y no le reciben,
Y AQUEL día, saliendo Jesús de casa,
se sentó junto á lo mor.
9AN M'ATKO.
8Tm anegaron á él grandes mata-
tudos; y entrándose él en un* narre, se
sentó, y toda la mmttitnd estaba en te
ribera.
8 T les habló muchas cosas por parábo-
la», diciendo : He aquí, el que sembraba
sattó á sembrar.
4 T «amblando, parte de la sfeRfenfe «yo
janto al camino, y vinieron las aves, y
la comieron.
5 T parte cayó en pedregales, donde no
tenia amena tierra; y mefto torga, por-
que no tenia tierra profunda:
G Mas en saUendé el sol, se quemó, y
se seco, porque no tenia rata.
7 T parte cayo entre espinas, y tes es-
pinas ereeieron, y la ahogaron.
8 T parte cayó en buena tierra, y dio
froto; uno de & ciento, y otro de á se-
senta, y otro de á treinta.
0 Quien tiene oidos para oír, oiga.
10 Sntonces llegándose los discípulos,
ledtyeroa: ¿Por qué les hablas por pará-
bolas f
11 T él respondiendo, les dijo : Porque
á vosotros es concedido saber loe miste-
rios del reino de los cielos, mas á ellos
no es concedido.
Id Porque á cualquiera que tiene, se le
dará, y tendrá mas ; mas al que no tiene,
- aun lo que tiene le será quitada
18 Por eso les hablo por parábola»;
porque viendo no ven, y oyendo no oyen,
pi entienden.
14 De manera que se cumple en ellos la
profecía de ízalas, qos dios: De oído oi-
réis, y no entenderéis ; y viendo veréis,
y no percibiré!*.
15 Porqne el corazón de este pueblo está
engrosado, y de los oidos oyen pesada-
mente, y de sus ojos guiñan ; para que
no vean de los ojos, y oigan de los oídos,
y del corazón entiendan, y se conviertan,
y yo los sane.
16 Mas bienaventurados vuestros ojos,
porque ven; y vuestros oídos, porque
1 oyen.
17 Porque de cierto os digo, que mu-
chos profetas y justos desearon ver lo
que vomXrm veis, y no fe vieron; y oir
lo que voaotroí oís, y no lo oyeron.
, 18 Oid pues vosotros la parábola del
que siembra.
10 Oyendo cualquiera la palabra del rei-
no, y no entendiéndolo, viene el Malo, y
arrebata lo que fué sembrado en su co-
razón. Bate es el que fué sembrado
Junto al "fimlno-,
1*
•0 Tai que «a*
gales, este es* el que oye la palabra, y
luego m reetba con gtoatx
21 Mas no tiene rala en sí, antes es teta»
poral ; porqne venida la aflicción ó la per-
secución por la palabra, luego se ofende.
33 T el que fué sembrada en cáptese,
este es el que oye la palabra; mas la
congoja de este siglo y el engaño dates
riquezas ahogan la palabra, y viene á
quedar sin irato.
23 Mas el que fué sembrado en buena
tierra, este es el que oye y entiende la
palabra, el que también da el fruto; y-
lleva uno á ciento, y otro á ementa, y
otro á treinta.
94 ^ Otra parábola les pi ayuno, dicien-
do: £1 remo de los eietoe ea semejante
á un hombre que siembra buena simiente
en su campo. ,
35 Mas durmiendo les hombres, tmo
su enemigo, y sembró cmafta entre el
trigo, y se fué.
id T como la yerba sattó* y htso-fruto,
entonces la cizaña pareció también.
37 T negándose los siervos det padre
de familias, le dijeron: Señor, ¿no sem-
braste buena simiente en tu campo?
¿Paos de donde tiene cizaña?
88 Y él tes «ajo: Algún enemigo ha
hecho esto. T los siervos le dieron:
¿ Pues quieres que vayamos, y te coja-
mos?
30 Télalo: No; poruña- cogiendo te
cizalla, no arranquéis también con alte
el trigo.
80 Dejad erecer Juntamente lo uno y tu
otro hasta te siega; y al Hampo de la sie*
ga yo dirá d los segadores: Coged pri-
mero la cizalla, y atadla en laanojosptrs
quemarla; mas al trigo allegedlo en nft
altott.
81 t Otra parábola les propuso, dtefen*
do : £1 reino de los ciclos es semejante
al grano de mostaza, que tomándolo al-
guno lo sembró en su campo:
83 El cual á la verdad es el mas pequd-
fio de todas tes simientes;' mas cuando
ha crecido, es el mayor de tasar tes hor-
talizas; y ae hace árbol, que vienen tes
aves del cielo, y hacen nidos en sus
ramas.
38 ? Otra paranoia les dijo: El refno
de los délos es semejante á la levadura,
que tomándola una mugar, la esconde
en tres medidas de harina, hasta que la*
do se leuda.
na Toda esto asmé Jaros yor patáb»
SAW HATfcBO.
lee. á l» miiütnd c ynejinles hebet sm
parábola» i
85 Pare que se cumpliese lo qnt toé
dicho por el profeta, que dtyo : Abriré en
parábolas mi boca: rebosaré cosas es*
condidas desde la fundación del mando.
36 % Entonces, enviadas las multitudes,
Jesús te Tino á casa; y llegándose á él
ana dlsoipoloe, le dijeron : Decidíanos la
parábala de la emana del campo.
«7 Y rasponeando él, lea dijo: El eme
siembra la buena elemente es el Hija del
nombra.
88 Bl campo es el mando; la buena si-
miente son los h#os del reino; y la ci-
zaña son los hijos del Malo;
30 El enemigo que la sembró, es el Dia-
blo; la siega es el fin del manda; y loa
segadores son los ángeles.
40 De manera que como es cogida la
cizaña, y quemada á fuego, asi será en el
Un de este siglo.
41 Enviará el Htyo del hombre sus ás-
gales, y cogerán de su reino todos los
estorbos, y los quo hacen iniquidad ;
42 Y los echarán en el horno de fue-
go: allí será el lloro, y el erngir de
dientes.
43 Entonces los justos resplandecerán,
como el sol, en ol reino de su Padre. El
que tiene oídos para oír, oiga,
44 Y También ei reino de los cielos es
semejante al tesoro escondido en na
campo, el cual hallado, el nombre lo
encubre; y de gozó de 41, va, y vende
todo lo que tiene, y compra aquel
campe,
46 Asimismo el reino de los cielos es
semejante á un nombra tmUnte, que
busca buenas perlas i
46 Que hallando una preciosa perla, finó,
y vendió todo lo que tenia, y la oemv
pró. •
47 T También el reino de los cielos es
semejante á una red, que echada en la
mar» coge de todas suertes :
48 J^onelaiendo llena, fcaaenasn ala
orilla; y sentados cogieron lo bueno en
vasija*, y lo malo eehaaon fuera,
40 Asi será en el fin del eiglo : Baldean1
lea ángeles, y apartaren á loa maioside
entre los Justos,
60 Y los hecharán casi horno del fuego:
allí será el lloro* y el etugir de dientes.
51 Díeelee Jesús; jHebek entendido
todas estas cosas ? Ellos responden : Si,
8eflor.
58 Y él las dtfo: ?«r eso todo escriba
deesa en al miso de loa cielos es neme-
jante á un padre de familia, que saca de
su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.
63 ü Y aconteció que acabando Jesús
estas parábolas, pasó de alli
54 Y venido á su tierra, les ensenó en la
sinagoga de ellos, do tal manera que ellos
estaban fuera de si, y deciaa: ¿De dónde
tiene este esta sabiduría, y anas mam vi-
llas?
55 ¿Noce este el mje del carpintero?
¿ No se llama su madre alaria; y sus her-
manos,, Santiago, y Josas, y flemón, y
Judas?
56 ¿Y no están todas siw heruaanas con
nosotros? ¿De dónde pues tiene este
todo esto?
57 Y se eecsndalizaban en él ; mas Jesús
les dUo 3 No hay profeta sin honra, sino
en su tierra, y .en su casa.
58 Y no bino alo* muchas maravillas, á
causa de la incredulidad de ellos*
CAPITULO XIV.
la mmrtedH ¿Tomista par tíerodesépeMeismdesu
manceba mvmer de tu hermano, y en premia del baile
de su hija. TI. Crtfto en el desierto harta de cinco
pernea ftr do» peem fo fronde muJtHsid om le habla $e-
snúda. UL Viemé lo* dñeípd* andando mbrelm
mar estando eUom en tomento, donde Pedro viniendo
d él sobre las agua* es casi anegado por falta de fé;
ma* él U libro* *c.
EN aquel tiempo Heredes el Tetrarca
oyó la fama de Jesús ;
2 Y dijo á sus criados: Este es Juan el
Bautista! él ha resucitado de entre los
muertos, y por eso virtudes obran en él.
3 Porque Heredes habla prendido á
Juan, y la habla aprisionado, y puesto
ea la oáreol, por -causa de Herod|asv wu-
ger de Felipe su hermana
4 Porque Juan le decía: No te es licito
tenerkui
5 Y anecia niamrle, mas tenia miedo
de la multitud ; porque le tenían como
á profeta.
6 Y celebrándose el dia del naoisnieuto
de Herodes, la htfa de Herodlas dañan
en medio, y agradó á Herodes.
7 Y prometió con juramento de darle
todo lo que pidiese.
8 Y elle, instruida primeto de en me-
dra, dijo: Dama aquí en un plata la ca-
beza de Juan el Bautista.
0 Entonce* el rey se entristeció: rosa
por el juramento, y por los que estañan
juntamente á la mesa, mandó que se U
diese.
10 Y enviando, degolló á Juan en la
cárcel.
11 Y fué traída su caben as nn plata,
S Alfil MATBO.
y daéaá temóla; y «8a 1» presentó á su
madre.
13 Entonces sus discípulos llegaron, y
tomaron el cuerpo, y le enterraron; y
fueron, y dieron los nuevas á Jesús.
13 Y oyéndolo Jesús, Be retiró de allí en
una nave á un logar desierto apartado ;
y cuando el pueblo lo oyó* le siguió á pié
de las dudados.
14 % Y saliendo Jesús, vio una gran
multitud; y tuvo misericordia de ellos,
y sanó los que de ellos habla enfermo*.
15 T cuando fué la tarde del día, se lle-
garon á él bus discípulos, diciendo: £1
lugar es desierto, y el tiempo es ya pasa-
do : envía las multitudes, que se vayan por
las aldeas, y compren para si do comer.
16 T Jesús les dijo : No tienen necesi-
dad de irse: dadles vosotros de comer.
17 T ellos dijeron : No -tenemos aquí
sino cinco panes y dos peces,
18 T él les dtfo: Traédmelos acá.
19 T mandando á las multitudes recos-
tarse sobre la yerba, y tomando loe cinco
panes y los dos peces, alzando los ojos
al cielo, bendyo; y rompiendo los panes,
los dio á los discípulos, y los discípulos
á las multitudes.
20 T comieron todos, y se hartaron ; y
aliaron lo que sobró, los pedasos, doce
esportones llenos.
ti Y los que comieron fueron varones
como cinco mil, sin las mugares y mu-
chachos.
22 \ Y luego Jesús Uno á sus discípu-
los entrar en la nave, y ir delante de él á
la otra parte 4d Jopo, entre tanto que el
despedía las multitudes.
28 Y despedidas las multitudes, subió
en un monte apartado á orar. Y como
fué la tarde del dia, estaba allí solo.
24 Y ya la nave estaba en medio de la
mar, atormentada de las ondas ; porque
el viento era contrario.
26 Mas á la cuarta vela de la noche
Jesús fué á ellos andando sobre la mar.
26 Y los discípulos, viéndole andar so-
bre la mar, se turbaron, diciendo: Fan-
tasma es; y dieron voces de miedo.
27 Mas luego Jesús les habló, diciendo:
Aseguraos : yo soy, no tengáis miedo.
26 Entonces le respondió Pedro, y dQo:
Señor, si td eres, manda que yo venga á
ti sobre las aguas.
29 Y él dijo : Ven. Y descendiendo Pe-
dro de la nave, anduvo sobre las aguas
para venir á Jesús.
80 Mas viendo el viento tuerte, tuvo
18
miedo; y eetMMtodriM i hemdir, dsó
voces, diciendo : Sefior, sálvame.
81 Y luego Jesús extendiendo la mano,
travo de él, y le dice: Hombre de poca
**\ ¿ por que" dudaste ?
83 Y como ellos entraron en lañare, el
viento reposó.
83 Entonces loeque estaban en la nave,
viniere*, y le adoraron, diciendo: Ver-
daderamente eres tú el Hijo de Bles.
84 Y llegando á la otra parte, vinieron,
á la tierra de Geunesaiet,
85 Y como le conocieron los varones de
aquel lugar, enviaron por toda aquella
tierra al derredor, y trajeron á el todos
los enfermos.
86 Y le rogahnn que solamente tocasen
el borde de bu manto; y todos los que
lo tocaron, fueron salvos.
CAPITULO XV.
Defiende el Señor d sus discípulos de los escribas j
Fariteoe que loe calumniaban de qnebrantadoret de
fot trmHcUmre de km padree, porgue no te lavaban
Im momos habiendo de comer; y loe in*\\mt étiam
tea, y de donde nazca rl tentadero j*cado. II. Sana
d la fdja de la mvger Cañonea anéente por la rehe-
mente oración ptonteancia defé de m madre. IH.
Otra ven da de comer en mi deeierto ú la multitud
que le había seguido, de- siete panes y algunos pe-
ces^tte.
ENTONCES llegaron á Jesús ciertos
escribas y Fariseos de Jerusalem,
diciendo :
2 ¿ Por qué tus discípulos traspasan la
tradición de los ándanos? porque no
lavan sus manos cuando comen pan.
8 Y él respondiéndoles dflo: ¿Porqué
también vosotros traspasáis el manda-
miento de Dios por vuestra tradición?
4 Porque Dios mondó, diciendo: Hon-
ra é tu padre y á tu madre; y: El que
maldijere á padre ó á madre, muera de
muerte,
6 Mas vosotros deds : Cualquiera que
dijere á m padre ó á tu madre: Toda
ofrenda mía é ti aprovechará ;
6 Y no honrare á su podre ó á su ma-
dre,«errf libre. Asi habéis Invalidado. el
mandamiento de Dios por vuestra tra-
dición.
7 Hipócritas, bien profetlsó de vosotros
Isaías, diciendo j
8 Este pueblo con su boca se acerca á
mi, y con tus labios me honra; mas su
corazón lejos está de uL
2 Mas en vano me honran .ensenando
tomo doctrinas, mandamientos de hom-
bres.
10 Y llamando á sí á la multitud, les
dtyo: Oíd» y entended.
9AN MATQOt
U &>ln 4a* entra enUhoc»eoatas*V
na «I hombre^ mas lo que «ale de 1* Iraca,
esto contamina al hombre.
12 Entonces llegándose so* discípulos,
le dijeron : ¿Sabes que los Fariseos oyen*
do está palabra se ofendieron ?
13 Mas respondiendo él, d\Jo: Toda
planta que no planto mi Padre celestial
será desarraigada.
14 Dejadlos: gulas son ciegos de de»
gos ; y si el ciego guiare al ciego, ambos
caerán en el aojo.
15 Y respondiendo Pedro, le dtfo: De»
cláranos esta parábola.
16 T Jesns dijo: ¿Aon también voso-
tros sois sin entendimiento f
17 i No entendéis ana, que todo lo qne
entra en la boca, va ai vientre, y es echa-
do en la necesaria 1
18 Mas lo qne sale de la boca, del mis-
mo corazón sale, y esto contamina al
hombre.
19 Porque del corazón salen los malos
pensamiento*, muertes, adulterios, for-
nicaciones, hurtos, falsos testimonios,
blasfemias*
20 Estas comu son las que contaminan
al hombre; que comer con las manos
por lavar no contamina al hombre,
21 t Y saliendo Jesús de allí, se fué á
las partes de Tyro y de 8idon.
. 2Í Y, he aquí, una muger Cananea, que
había salido de aquellos términos, clama-
ba, diciéndole; Señor, Htfo de David,
ten misericordia de mí : mi hUa es mala-
mente atormentada del demonio.
23 Mas él no le respondió palabra. En-
tonces llegándose sus discípulos, le ro-
garon, diciendo : Envíala, qne da voces
tras nosotros.
24 T él respondiendo, dijo : No soy en-
riado sino alas ovejas perdidas de )a
casa de Israel.
25 Entonces ella vino, y le adoro, dicien-
do: 8enor, socórreme.
26 Y respondiendo él, dijo : No es bien
tomar el pan de los lujos, y echado á los
perrillos,
27 Y ella d\Jo: Asi es Señor; pero los
perros comen de las migajas que caen de
la mesa de sus señores.
28 Entonces respondiendo Jejos, dijo :
¡O muger! grande st tu fé: sea hecho
contigo como quieres. T fué sana su
hija desde aquella hora.
29 t Y partido Jesús de allí, vino junto
al mar de Galilea; y sableado en uh
monte, se tentó allí.
40 Y llegaron á él grandes multitudes,
que tenían consigo cojos, ciegos, mudos,
mancos, y otros muchos «termes, y los
echaron á los pies de Jesús, y los sanó :
81 De tal manera, que las multitudes se
maravillaron, viendo hablar los mudos,
los mancos sanos, andar los cojos, ver
los ciegos ; y glorificaron aliños de Israel.
82 Y Jesús llamando á sns discípulos,
dtyo: Tengo misericordia de la multitud,
que ya haca tres dios qm perseveran con-
migo, y no tienen qjue comer; y enviar*
los ayunos no quiero; porqjue na des-
mayen en el camino.
83 Entonces sus discípulos le diñen:
l Dónde tenemos nosotros tantos panes
en el desierto, que hartemos tan gran
multitud?
34 Y Jesús les dice: ¿Cuántos panes
tenéis ? Y ellos dieron : Siete, y unos
pocos pececUlos,
85 Y mandó á las multitudes que se
recostasen en tierra,
36 Y tomando los siete panes y los pe-
ces, dando gracias, fot rompió, y dio á
sus discípulos, y los discípulos á la mul-
titud.
87 Y comieron todos, y se hartaron ; y
alzaron lo que sobró de los pedazos, siete
espuertas llenas.
88 Y eran los que hablan comido cua-
tro mil varones, sin las mugeres y los
niños.
89 Entonces despedidas lss multitudes,
subió en una nave» y vino á los términos
deMagdala.
CAPITULO XVL
Otra ven U piden —SI loe J^m iwi i y Sadmctm, y A
les responde lo mismo que dntem, capitulo 11 v.&. JL
Avisa d sus discípulos que me guarden de la doctrina
éfUo+trc. II!. Preguntándoles que senHm do él el
wtd^A,0Um$nthJ»ulmmm:p[t0iw\im*iñJtm»$nfía>K
ellos, Pedro responde confesando m divinidad, hu-
manidad, y ministerio, cuita contesto* el Señor
aprnoom, y promete Jmwidar sobos ekmtutmUotm per*
pétuameute, en la eualperpdtuamenU remidan la* ¡la*
ves del reino de los cielos en el ministerio apostólico.
IV. Revelándoles el misterio de su muerte, y corri-
ftemdole Podro et 1» reprendo emramente, exJmrmm-
do d oadamnod ton wr su ero* veeauárU, te
Y LLEGÁNDOSE los Fariseos y los
Sedúceos, tentando, le pedían que
les mostrase señal del cielo.
2 Mas él respondiendo, les dtyo: Cuan-
do es la tarde del die, decís: Buen tiem-
po hará; porque el cielo tiene arreboles.
8 Yálamafiana: Hoy habrá tempestad;
porque, tiene arreboles el cielo triste.
Hipócritas, que sabéis nacer diferencia
en la íaz del cielo ; ¿y en las señales de
SAN MATR4&
4- La gflasr anisa mala y aduBeriD» de-
manda señal; raae señala* fe aera nada,
stnoleeenalste Joña» el profeta. T#
jándolee ae fué.
5 1 T venido» ana discípulos á la otra
parte dd fcye, ** Rabian olvidado de to-
mar pao.
6 Y Jesús lea dtyos Mirad, y guardaos
de la levadme de lee fariseos, y de lea
7 T e»ee peaaaeaa dentro de ai, dfciea-
de t Juta at parque no tomamos pan.
«Yeatea*a*a4oleJeeus,tcedtfa: ¿Qué
penaala dentro de vosotros, hombrea de
paca té, que ao tomasteis paaf
• ¿ M o eaaendeie aaa^oi ee acordele de
loa olaeo paaat «Ore oiaco mtl varones, y
cuántos esportones tomasteis ?
10 ¿NI de los siete panes entre caatro
mu, y cuántas espuertas tomasteis?
11 ¿ Como ? ¿ No enteaéeie que no por
el pan oa dtfo, que os guárdasete de la
levadura de los Fariseos, y de loa Sedá-
is Bntoaees entendieron que no les ha-
bla dicho que ae guardasen de levadora
de pan, sino de la doctrina de los Farl-
seos, y de les caduceos.
13 % Y viniendo Jesús á Isa partes de
Cesárea de Filipo, preguntó á sus dtecí-
pules, aleteado: ¿Quién dicen los hom-
bres qae ea el Htyo del hombre f
14 T ellos dtyeron : Unos : Juan el Bau-
tista; y otros t Elias; y otros: Jeremías,
é alguno de lee profetas»
15 Díoeles él: ¿Y vosotros, quién de-
cís que soy t
1<I T respondiendo Btmon Pedro, dijo:
Tú eres el Cristo, el HJJo del Píos vi-
viente.
17 Batoaees respondiendo Jesús, le di-
jo : Bienaventurado eres, 81mon, lujo de
Joñas; porque ao te lo reveló carne al
sangre, amo mi Padre que está en los
cielos.
18 Y yo también te diga, qae tú eres
Pedro; y «obre «ata roca edificaré mi
Iglesia; y la» puertas del infierno ao
piaietscsfáii contra ella.
IV Y é Ü daré toe llaves del reino de lea
dalos-, que todo lo que ligarse ea la
tierra, «esa ligado en lea cielos; y toda
la que desatares en la tierra, aera deas*
tado en loa cielos.
SO Bntoaeea mandó á sus- discípulos
que á nadie dfyeeea que al era Jesús el
Cristo,
31 1 Desde aquel tlsmpo oesnans6 Je-
fifi
aaa- é declarar á ene -• dtoerp»!o»i aaa
eowveaia tr él á* Jeruialam, y padecer
muchas cosae de loa anentaoe, y de loa
principes de fes sacerdotes, y de loa es-
cribas, y aer muerto, y resucitar al ter-
cero día.
29 Y Pedro, tomándole á parte, comen-
aó á rapreaderle, diciendo: Beaor, ten
compasión de ti: en ninguna manera
esto te acóntese».
98 Bneoaeea él vaMéadoee, dtfo á Po-
dro: Quítate de delante étt nri, Batanea i
escándalo me eres; porque no entiendes
lo que es de Dio©, sino fe> que «e ato fea
hombres.
24 Entonces Jesús dtjo á sus discípu-
los: 61 alguno quiere' venir en pee -de
mi, niegúese á si mismo, y tama su croa,
y sígame.
25 Porque cualquiera que quisiera sal-
var su vio*, la perderá ; y cualquiera que
perdiere su vida por causa de mi, la ha*
liará.
80 Porque, ¿deque aprovecha aMmuv
ore, si graageare todo el mundo, y per-
diere au alma? ¿O, qué recompensa
dará el hombre por su alma?
27 Porque el Hfyo del hombre vendrá
en la gloria de su Padre con su» ángeles ;
y entonces pagará á cada uno conforme
á sus obras.
28 De cierto ea diga, ew hay algunoa
de loa que están aquí, que» no gustarán
la muerte, basta que hayan viseo al Htyo
del hombre viniendo en au remo.
CAPITULO XVtl.
JSl Señor m muestra Á mn tres difcipnío* glorio» y
t*l, cmmt h ttptimmo» orne rotee»*. U. Sama 4 nn
«mt*momimdo>mi malsm ttytcifmt— por Jmitmd* fé
no habían podido sanar. JIL Paga, ti trjknjo 4
Vetar por evitar él escándalo en lo temporal, no ob-
eatntsomomn perderé*** humano 4 era Hbre dé éL
YDE8PÜE8 de seis dms Jesús toma
á Pedro, y á Santiago, y á Juan su
hermane, y fea saca á parta á un monte
alto.
2 Y se transfiguró delante de ellos; y
resplandeció un rostro como al sol; y
sus vestidos brillantes como la lu&
8 Y, he aquí, les aparecieron Moyas» y
Bhsa, aaotenda coa él.
4 Y respondiendo Podra, dijo á Jesús:
fieficr, bien es que nci quedemos aqui :
si quieres, hagamos aquí tres cabaaas ;
para ti una, y par» If oyees otra, y par»
Elias otra,
6 Estando aun hablando él, be aqui, un»
nube de lúa oa* los cubrió; y, he aquí,
un» vea de la ante, que d$o: Urteesad
S4N MATfcO.
Hfy» «ando, ea el cual tMM contenta-
miento: á&oM.
6 T oyendo esto los discípulos, cayeron
sobre sus rostros, y temieron en gran
7 Entonces Jesús negando, les tocó, y
étyo: Levantaos, j no temáis.
8 Y atoando s8m sos ojos, á nadie vie-
ron, sino * solé Jesús.
9 i contó descendieron del monte, les
mandó «fasns, diciendo: Ko digáis ana-
die la rision, hasta que el Htfo dd4iom»
bre resuelle de les muertos. "-» ' «*
\% Entonces sus dlscipnlos le p^ugu*
taron, diciendo: ¿Porqué pues dice» los
escribas, que es menester que Elisa veu-g
ga primero?
11 Y respondiendo Jesús, los dfjor A
la verdad Elias Tendrá primero, y resti-
tuirá todas las cosas.
19 Mas os digo, que ya vino Elias, y
no le conocieron : antes hicieron en él
todo lo que quisieron. Asi también el
Htfo del nombre padecerá de ellos.
13 Los discípulos entonces entendieron
que les hablaba de Juan el Bautista
14 1 Y como ellos llegaron á la multi-
tud, Tino á él un hombro hincándosele
de rodillas,
15 Y diciendo : Señor, ten misericordia
de mi hQo, que es lnnálico, y padece ma-
lamente; porque muchas Teces cae en
el luego, y muchas en el agua
16 Y le he presentado á tus discípulos,
y no le han podido sanar.
17 Y respondiendo Jesús, dijo r \ O ge-
neración innel y perversa! ¿hasta cuán-
do tengo de estar con vosotros? ¿has-
ta cuándo os tengo de sufrir? Traéd-
mele acá.
18 Y reprendió Jesús al demonio, y salió
de él; y el moco fué sano desde aquella
hora.
10 Entonces llegándose los discípulos
á Jesús aparte, dieron: ¿Por qué noso-
tros no le pudimos echar fuera?
20 Y Jesús les ¿ujo: Por vuestra Infide-
lidad ; porque de cierto os digo* que si
tuviereis fé como un grano de mosta-
an, direJe á este montee Pásate de aquí
allá, y ae pasará; y nada os será Im-
posible;
fit Mas este género de demento* no sale
sino por oración y ayuno.
23 H Y estando ellos en Galilea, les di}o
Jesús : XI hijo del nombre será entre-
gado en manos de hombres ;
m Y le mataran; mas al tareero din
reeueftará. Y «fot su entrUtueteron en
gran manera.
24 Y como llegaron á Oapernaum, vi-
nieron á Pedro los que cobraban las dos
d raemos, y dijeron: ¿Vuestro maestro
no paga las dos dracmfcp ?
25 Yodice: 8i. Y entrado él en casa,
Jesús le habló antes, diciendo: ¿Qué te
parece. Simen? | Los rdyes de la tierra,
do quién cobran los tributos, ó el cense?
¿ de sus nfloe, ó <le loa extraños ?
•Jf Pedro le dice: De les estonios. JH>
date entone** Jesús r Luego francos son
tosfctjoa.
27 Mas porque no los ofendamos, véá la
mar, y echa el anzuelo, y el primer pez
que viniere, tómate, y abierta #u boca ha-
llaras un estatero, dásele por mi, y por tí.
CAPITULO xvm.
Eneeña tí Beñorque S> entrada on M igleom p retiro
papar mydoéerakmnñUonU 9 lm dionifimf y eeiimm
que él hoce de el que tul hubiere entrado, estiman-
dote en parte o encomendándole como é mt propria
poreooa? 1. porque loe éngeme é Dan Jmmtíiare»,
eonmundoietroe: i. porque* mioma Jt vémébue-
car, (como el piado*» poetar d m oreja perdida)
y mt goza monamente de haberle hallado. TT. Por
tanto, agí del que le eocandalixare, ó donaire. ItA
Btnmia el remedio ame m pondo* paria dmeipVma
ecle*vi$Hca, cuando loe uno» hermano» ofendieren d
lo» otroe: o de que rigor te ueard con él contumaz A
la iglesia. IV. Donde como eto pernada* U*i*m la
, m eeñmla m autoridad oeleotiolpor
prtndir él en ella. V. ProñguUndo en el dicho or-
den de la fraterna corrección, declararé tndemanda
do Podro, que en el perdonar eU mm hormemo» d km
e arrepentido» ningunu tema ha do hoorr de
veoe» ni de cualidad, porque ninguna turo Dio* para
con noéotroe, lo cual ampUftea por mn« elegante pa-
E*
aquel tiempo se llegáronlos dis-
cípulos á Jesús, diciendo: ¿Quién
es el mayor en el nano do los cielos t
2 Y llamando Jesús áñua niño, le puso
en medio de ellos,
$ Ydtyot De cierto os digo, que sino oe
convirtiereis, y os hiciereis como niños,
no entraréis en el reino de los délas.
4 Asi que cualquiera que se humillare,
como. este niño, este es el mayor en el
reino de los cielos. i
6 Y cualquiera qno recibiere á un tal
niño en mi nombre, á mi recibe.
6 ^ Y cualquiera que ofendiere á algu*
no de estos pequeños, que oreen en mi,
mejor le serta que lo lucra colgada del
cuello una piedra de molino de asno, y
que fuese anegado en el profundo da la
mar.
7 j Ay del mundo por los escándalos 1
porque necesario es que vengan escán-
dalos; mas iay de aquel hombre, por el
cual viene el escándalo!
&A.N AtATKO.
8 Fot tonto, al tu nuoo 6 tu fié te
fuere ocasión de caer, córtalo» y écaeiaf
de ti : mejor te es entrar cojo ó masco
á la vida, que teniendo dos manos ó dos
pies ser echado al fuego eterno.
9 Y si tu ojo te es ocasión de caer,
sácale, y échate de ti ; que mtjor te es
entrar con un ojo en la vida, que tenien-
do dos ojos ser echado al fuego del in-
fierna
10 Mirad no tengáis en poco á alguno
de estos pequeños; porque yo os digo
que ana ángeles en loé cielos ven wksni
pre el rostro de mi Padre, que está en los
dele*
11 Porque el Htyo del nombre es venido
para salvar lo que se había perdido.
Id ¿Qué os parece? Si tuviese algún
hombre cien ovejas, y se perdiese una
de ellas, ¿no iría por los montes, deja-
das las noventa y nueve, á buscar la que
se habla perdido t
13 T ai aconteciese hallarla, de cierto
os digo, que mas se goza de aquella, que
de las noventa y nueve que no se per-
dieron.
14 Asi no es la voluntad de vuestro
Padre, que está en los cielos, que se
pierda uno de estos pequeños.
15 H Por tanto si tu hermano pecare con-
tra ti, vé, y redargúyele entre ti y él solo :
si te oyere, ganado has á tu hermano.
10 Mas, si no te oyere, toma aun contigo
uno ó dos, para que en boca de dos 6 de
tres testigos conste toda palabra.
17 T sino. oyere á ellos, dito á la iglesia;
y si no oyere á la iglesia ténle por un
gentil, y un publioanow
18 Pe cierto os digo, qut todo lo que
ligareis en la tierra, será ligado en el cie-
lo; y toéo lo que desatareis en la tierra,
será desatado en el délo.
19 Dígoos ademas, que si dos de voso*
tros convinieren sobre la tierra, tocante
ácnalqoieracoeaquepidieren, les será he-
cho por mi Padre, que está en los cielos.
SO Poique donde están dos ó tres con-
gregados en mi nombre, allí estoy yo en
medio de ellos.
21 Y Entonces Pedro llegándose á él,
dijo : Señor, j cuántas veces perdonaré
á mi hermano que pecare contra mi?
¿hasta siete?
22 Jesús le dice : No te digo hasta siete,
mas aun hasta setenta veces siete.
23 Por lo cual el reino de los cielos es
semejante á un hombre rey, que quiso
nacer cuentas con sus siervos.
di X coiuanisndo A hacer anemias, le
fué presentado uno que la debía diez mil
talentos.
25 Mas á este, no podiendo pagar, man-
dó su señor vender á él, y á su muger, y
hijos, con todo lo que tenia, y pagar.
26 Entonces aquel siervo postrado le
rogaba, diciendo ; Señor, deten la ira pa-
ra conmigo, y todo te lo pagaré.
27 Ei señor de aquel siervo movido á
misericordia, le soltó» y. le perdonó la
28 T saliendo aquel siervo, halló á uno
4e ene 'Compañeros, qne le debía den
Aspados ; y trabando de él, le ahogaba,
diciendo ; Paga lo que debes,
9 29 Entonces su compañero, postrándose
á sus pies, le rogaba, diciendo: Deten la
ira para conmigo, y todo te lo pega*&
90 Mas él no quiso, sino fué, y le echó
en la cárcel hasta que pagase la deuda.
31 T viendo sus compañeros lo que pa-
saba, se entristecieron mucho, y vinien-
do declararon á su señor teeV> lo qne
habla pasado'.
32 Entonces llamándole su señor, le
dice : Mal siervo, toda aquella deuda te
perdoné, porque me rogaste :.
33 ¿No te convenia también á tí tener
misericordia de tu compañero, como
también yo tuve misericordia de ti 1
34 Entonces su sefior enojado le entre-
ga á los verdugos, hasta que pagase todo
lo que le debía.
35 Asi también hará con vosotros mi
Padre celestial, si no perdonareis de
vuestros corazones cada uno á su her-
mano sus ofensas.
CAPITULO XIX.
Disputa el Señor con los Fariseos de lot divorcie* de
la ley, y de la obligación del matrimonio con una
legitima muger retfutiAmfoto d m primera éseUm*-
cion, Snatám d sus diecÍ*nde*por ocmSfw, auend my-
dos son kdbücspara contraer matrimonio, ni todos lo
pueden dejar de contraer por m arbitrio ; par tanto,
que cnanto d esto cmda uno se mddapor eos demeoque
tuviere de Dios,* la condición do su vocación. JJ.
Otra rex vuelve d poner d los niño* por ejemplo de
tos que entran en m iglesia. Ifí. Tienta d'un rico
qne se e/recta dseouiHe, con mandarle en* deje lo
que tiene, qc^q él al cabo m despide triste: doce»
sion de lo cual enseña la grande dificultad con que
tos ricos entrarían d la verdadera pro/eetou del
enemgeeio, u el granee w incomparable ntimm qm
tendrán loe que por su nombre dejaron afea.
Y ACONTECIÓ, qu$ acabando Jesús
estas palabras, se retiró de-Galilea,
y vino á los términos de Juden, pasado
el Jordán.
2 Y le siguieron grandes multitudes,
ylossanóallL /^
3 Entonces.se llegaron á él ios Fari-
ÍAN MATEO
seos, tentá^ole, y deciéndole: ¿Es licito
al hombre despedirá bu muger por cual-
qaiera cansa?
4 T él respondiendo, les dtyo: ¿No ha-
béis leído que el que los hizo al princi-
pio, macho y hembra los hizo,
5 Y dijo : Por tanto el hombre dejará
padre y madre, y se unirá á su muger,
y serán dos en una carne ?
0 Asi que no son ya mas dos, sino una
carne. Por tanto lo que Dios junto, no
lo aparte el hombre.
7 Díccnle : ¿Por qué pues Moyses man-
dó dar carta de divorcio, y despedirla?
'8 Dijoles: Por la dureza de vuestro co-
razón Moyses os permitió despedir vues-
tras mugeres; mas al principio no fué
asi.
9 T yo os digo, que cualquiera que des-
pidiere á su muger, sino fuere por forni-
cación, y se casare eon otra, adultera; y
el que se casare con la despedida, adul-
tera.
* 10 Dfcenle sus discípulos: 8t así es la
condición del hombre con su muger, no
conviene casarse.
11 Entonces él les dtyo : No todos son
capaces de recibir este dicho : sino aque-
llo* á quien es dado.
13 Porque hay eunucos, que nacieron
asi del vientre de su madre ; y hay eunu-
cos, que han sido hechos eunneos por
los'hombres *, y hay eunucos, que se han
hecho eunucos á si mismos por causa del
remo de Tos cielos. El que puede reci-
bir^ recíbalo.
13 ^ Entonces le fueron presentados
unes niños, para que pusiese las manos
sobre ellos, y orase ; y los discípulos les
riñeron.
14 Mas Jesús dtyo: Dejad é los nlftos,
y no les Impidáis de venir á mi ; porque
de los tales es el reino de los cielos.
15 T habiendo puesto sobre ellos las
manos*, se partió 'de allí.
10 Y T, be aquí, uno llegándose, le di-
jo: Maestro bueno, ¿ qué bien haré, para
tener la vida eterna?
17 Y él le d|jo : ¿Por qué me dices bue-
no? Ninguno es bueno sino uno, es á
saber. Dios. Mas si quieres entrar en la
vida, guarda los mandamientos.
18 Dtcele: ¿Cuáles? Y Jesús dijo:
No matarás : No adulterarás : No hurta-
rás : No dirás folio testimonio:
19 Honra á tu padre y á tu madrt :%Y,
amarás á tu prójimo, como á tí mismo.
» Dfotto el mancebo? Todo esto guar-
dé desde mi mocedad: ¿Qué mas me
falta?
21 Dicele Jesús : Si quieres ser perfecto,
anda, vende lo que tienes, y dato á los
pobres; y tendrás tesoro en el cielo; y
ven, y síirueme.
22 Y oyendo el mancebo esta palabra,
se fué triste ; porque tenia muchas po-
sesiones.
26 Entonces Jesús dijo á sus discípu-
los : De cierto os digo, que el rico dift-
cilmente entrará en el reino de los defos.
24 Y ademas os digo, que mas ludí es
pasar un camello por el ojo de una agu-
ja, que él rico entrar en el reino de Dios.
26 Sus discípulos oyendo está» cosas se
espantaron en gran manera, diciendo:
¿ Quién pues podrá ser salvo ?
20 Y mirándolos Jesús, les dfyo^^eer-
ca de los hombres imposible- es esto;
mas acerca de Dios todo es posible.
27 Entonces respondiendo Podro, le
dijo: He aquí, nosotros hemos dejado
todo, y te hemos seguido, ¿qué pues
tendremos?
98 Y Jesús les dijo : De cierto os oigo,
que vosotros que me habéis seguido,
cuando en la regeneración se asentará el
Hijo del hombre en el trono de su glo-
ria, vosotros también os sentaréis sobre
doce tronos, para juagar á las doce- tribus
de Israel.
29 Y cualquiera que dejare casas, ó her-
manos, ó hermanas, 6 patas, ó 'madre, ó
muger, ó hijos, 6- tierras.por mi hombre,
recibirá den veces tanto, y la'vMa eter-
na tendrá por herencia.
90 Mas muchos qyté-mm primeros serán
postreros;yio»postreros, primeros.
CAPITULO XX.
tnuamekoere^Ae^m^hmmm^enM/Udeloup^
tuto precedente, d saber, que no todo» los que te pensa-
rían $er toe primero» en'ttt toiétia, at ftn quedarían
en eemnt ni todm los ornea rm jámalas nm esesnpm
Jntemm de eltoyoiji* •M*darianh/ueratjn)t-um4a pre-
dicación externa del evangelio d mudos me comn-
nica, mas la elección de Dio» no d tanto*. 17. Lle-
gando «croa de Jormalem domkwu 4 mus ditctBmtos
su muerte con las circunstancias de ella, u m resur-
rección. 111. A ocasión de la jieticion de los hijos
de Zebedeo por intercesión de su madre, declara el
Señor qm tos primacías em m Igimjn mm al rere»
de la» del mundo, U sabérnoslas por dominar, IfC.
las otras por servir, frc. Ir. Sana d dos ciegos jun-
to4 a Jcftco.
PORQUE el reino de los cielos os
semejante á un hombre, padre de
familias, que salió por la mañana á coger
peonen para su villa.
2 Y concertado' con los'peblfW por ton
donarlo al dia, ios ettrló á su fifia
28
SAN Mí ATEO.
a T saliendo orna de la boa* de tan
tres, vio otros que estaban en la plana
ociosos,
4 Y les dijo : Id también vosotros á mi
Tina, y os daré lo que fuere justo. Y
ellos íueron.
5 Salió otra Tes cerca de las seis y de
las nueve horas, y biso lo misma
6 Y saliendo cerca de las once botas,
bailé «tros que estaban ociosos, y les
dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día
ociosos?
7 Dieenl* eflo*.- Porque nadie nos ba
cogido. Diceles: Id también vosotros
á la yiia, y recibiréis loque fuere justa
8 Y cuando fué la tarde del dio, el se-
ñor de la vina dtyo á su administrador:
Llama los peones, y págales el jornal,
iiiiisJsjhujIii t;t»de los postreros bástalos
primeros.
9 Y viniendo los que Jtabian.pmido cer-
ca de las once boros, recibieron cada uno
undenarie,
10 Y viniendo también los primeros,
pensaron que hablan de recibir mas;
pero también. ellos recibieron cada uno
un donarlo.
11 Y tomándole, murmuraban contra «1
padre de la fina Uia»
12 Diciendo; Estos postreros solo han
trabajado una hora, y los bas becbo igua-
les á nosotros, que hemos llevado la car-
ga, y cloolor del duw
13 Y el respondiendo dijo á uno de
ellas : Amigo, no te bago agravio. ¿ No
te concertaste conmigo por un donarlo ?
14 Toma \oque» tuyo, y vete.;- ye quie-
ro dar ásate postrero como á ti.
15 i ífo me es licito á nú hacer lo que
quiero en mis cosas V ¿O es molo tu
ojo* porque yo soy bueno?
tB Asi los primeros serán postreros; y
los postreros primeros ; porque muchos
e*Jn Maznados, mas pocos escogidos*
17 T Y subiendo Jesús á Jerusalem, to-
mó sus doce discípulos aparte en el ca-
mino, y lesdtyo:
18 He aqni, subimos á Jerusalem, y el
Htyo del hombre será entregado i los
prhieipes de los sacerdotes, y á los es-
cribas, y le condenarán á muerte,
19 Y le entregarán á los Gentiles, pora
que U escarnezcan, y azoten, y eme*-
flquen ; mas al tercero dia resucitará,
80 Entonces se llegó á # la madre de
los hijos de Zebedeo eon sus hijos, «do*
sendo, y pidiéndole algo
aiYaitodttoi ¿Qaé quieres? XU*U
94
djfo: Di que*e asienten estos don ngoe
míos, el unftá tu mano derecha, y el otro
á tu izquierda, en tu reino.
22 Entonces Jesús respondiendo, dijo :
No sabéis lo que pedis. ¿ Podéis beber
de la copa de que yo tengo que beber ;
y ser bautizados del bautismo de que
yo soy bautizado? Dicen «Bes; Pode-
mos.
23 El les dice: A la verdad de mi cope
beberéis; y del bautismo de que yo soy
bautizado, seréis bautizados ; mas senta-
ros á mi mano derecha, y á mi izquierda,
no es mió darlo, sino á los que está apa-
rejado por mi Padre.
24 \ Y como ios diez oyeron este, se
enojaron de los dos hermanos.
25 Entonces Jesús llamándolos, dflo:
Ya sabéis qoo los principes de los des-
tiles se enseñorean sobre ellos ; y los que
son grandes ejercen sobra ellos potes-
tad.
26 Mas entre vosotros no será así ; sino
el que entro vosotros quisiere hacerse
grande» será vuestro servidor;
27 Y el que entre vosotros quisiera ser
el primero, será vuestro siervo ;
28 Asi como el Htfo del hombre no vi-
no para ser servido, sino para servir, y
para dar su vida en rescate por muchos.
29 1 Entonces saliendo ellos de Jeri-
co, le seguía una gran multitud.
30 Y, he aquí, dos ciegos sentados juat-
to al camino, como oyeron que Jeeon
pasaba, clamaron, diciendo : Señor, Hijo
de David, ten misericordia de nosotros.
31 Y la multitud ies renia para que ca-
llasen ; mas ellos clamaban mas, dicien-
do : Señor, HJjo de David, ten miseri-
cordia de nosotros.
3% Y parándose Jesús, los llamóy y di-
jo: 4 Qué queréis osm haga por vosotros?
33 Dicenle eHot: 8ener, que sean abier-
tos nuestros ojos.
34 Entonces Jesús teniéndoles misert- "
cordia, tocó los ojos de ellos, y luego sus
ojos recibieron la vista, y le siguieron.
CAPITULO XXI.
Bmoéej SeUorem entrada reolen Jmmenhm tn^Ui
d la naturaleza de en reino, y d la* proft timé* eUn,
1T. Repnrga el templo, y da en él etmidoát*. JJL
Snój'anee loe principe* de loe eacerdotee y te» *e-
toree de la fe* de toa admmmtíemr* Oe loe mitfoe en
fioria «ya. y él le* reeponde. IV. Por el ifiiliw
de la higuera ipie d en maldición, ee eeeA, poromt 90
te hmUi frvk>, «fonr Ana cnot era, v haben éeeerol
estado del pmBojmétiioo. V. Loemmmemttr+m
peí femada de JermalemM pitiem fin» ée m rom-
don ea7*nmÍo*amenl9, y ontríendo e% éarmAo por
tiene» priymtoe, p né 40***0% o9m t [\mmn4\i 4
«aa*e>do**ft*v*¡. FAJ"
san M*vea
taxtUiad. VJL Y por otra ío^uc cfc>» Je AoMbí
acHUttfntttfo <k tifncoúwtt, f te £it£ ¿nb* haritutlte
ét>w*<xu*0<><l*£)t~qm»obr*etíc*ixmtria.
Y COMO se acarearon á Jeruealcra,
j vinieron á Betbpbage, al monte
de las Olivas, entonees Je»» envió dos
discípulos,
9 Dicléndoles: Id á 1a aldea que está
dolante dn vosotros, y luego hellarési
una asna atada, y un pollino coa «Ua¡
deeetád¿e\ y WsrVinWrw
3 Y si algún» os dtfereaJgo, decid : El
Señor las na menester-; y luego loa de-
jará.
4 T todo esto fué hecho, para que se
cjunmUeeo 4o que toó -dicto por el pro-
feta, que dyo:
* Decid á lahÚa deflion: He aqut, tu
Rey te viene, Manso, -y sentado tabre
uua asna y na pollino, bJfyo de o* anuí 4$
yugo»
O Y los discípulos fuero», y hideien
como Jesús tes mandó.
7 Y trajeron el asna y el poUimo, y pa-
sieron sobra ellos ana mantos, y se sentó
sobre aUoa. j - Y
& Y snuy macha gante tendían sus raen*
tos en -al camina ; y otras cortaban ra-
mos de los arboles, y los tendian por el
camino» • i
O Y las multitudes que iban delante, y
las que iban detrás aclamaban, dicien-
do: Hosanna al Utfo da David : Bendito
el que viene en «1 nombre del Befior:
Hosanna en las alturas.
10 Y entrando A en Jerusalem, toda la
dudad ea alborotó, dkftenéot ¿Qnien.es
este?
U Y Isa mnltHudes, deciim: fisto as
Joans, el profeta, do Nanorethvde tiejitaa.
12 f Y entró Jesús en eUesnplo de Dios,
y echa fnere1 todos los «na Tendías y
cosepraben en ai templo, y trastornó las
mesas de los cambiadores, y las aulas de
los que vendían palomas.
18 Y les diee: Escrito está: Mi casa,
casa da oración seca llamada; mas voso-
tros cueva de ladrones lañabais hecho.
14 Entonces vinieron á él ciegos y co-
jos en el templo, y losmanó.
15 H Mas los principes de los sacer-
dotes y los escribas, viendo las maravi-
llas que hacia, y loa muchachos adaman-
do en el templo, y diciendo: Hosanna
al Hijo <te David : se enajenan,
16 Y le dMeron.) *0yeelojnue estos
dicen? Y Jesús les diee: Si: ¿Nuoto
leísteis; Del* bocsr-,de loa aiftoe, y
datos
naciaccionasW la ala*
17 Y dejándolos, se salió fuera da la du-
dad á Betuania; y posó-allí.
18 í Y por la monona volviendo á la
ciudad, tuvo hambre.
19 Y viendo una higuera cérea del ca-
mino, vino á ella, y no halló nada en
ella, sino hojas solamente; y le dijo:
Nunca mas nanea de ti fruto para sien*
prc. Y luego la higuera se secó.
30 Entonóos viendo esto los discípulos,
inavavUledoadeeian; ¡Cómo se secó lue-
go la higuera I
.91 Y respondiendo Jesús, les dijo ? J>e
eiorto os digo, que si tupierais fé> y no
dudareis, no solo harcis esto de la higue-
ra, mus si á este mouU diereis: Quítate,
y échate es la mor* aera hecho. .< %.
*3 Y todo lo que pidiereis oon onscion
creyendo* 4» reei álcela» • •
23 U Y- opino vino al templo, lea prín-
cipes de los sacerdotes, y los ancianos
del pueblo licuaron á áj» cuando caí aba
euse$an4a, diciendo: ¿Coa qué Mtetri-
dad negé» esto? ¿y quién tacú» asta aur
terkladt
34 Y respondiendo JMusyles.a^o^Yo
también os preguntaré una, pakora-; la
cual si me diereis, también yo .os, diré
eon qué autoridad hago esto*
2» £1 kantismo <de Juan, ¿de dónde ene?
¿del cielo, ó de los hombres? Ellos en-
tonces pensaron entre si» -diciendo : 81
dyeremos : Del 4ielo{ nos dina; ¿Por
qué pues no le creísteis f , .
96 YsldQesamosj BeJoe hombres; te-
memos al pueblo; ponjao todoe-tienan
á Juan por pasmu»
#T Y respondiendo á- Je#us,diJcronr No
sabemos. Y él tamoiestJeftdÚo-i ¿ty?o
os diré con qué autoridad hago nato. •
48 TMas» ¿oné es-parece* Un hom-
hre tenia dos-htfos» y llegando al prime-
ro, le dUo: nt^o, vé hoy a trabajar en
mi vina,
28 Y respondiendo él, dtyo t No quiero :
mas después arrepentido, fué.
30 Y llegando al otro, le d$o de la mis-
ma manera; y respondiendo él* dijo:
Yo, 8eftor, voy ; y no foé.
31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del
padre? Dicen ellos: £1 primero. Di-
celes Jesús : De cierto os dtgo, que los
publícanos, y las rameras os van delante
al saina de Dios*
90 PoTtmo,vhio d vosotros Juan porria
de justicia» y no le crcjstels; y loa pn-
S5
8AN MATEO
bttcanos, y las Tumores w eroy orón ; y ▼o-
sotroe Tiendo esto nunca os arrepentisteis
para creerle.
83 T Oid otra parábola: Fué un hom-
bre, padre de ftuntltas, el cual plantó una
Tifia, y la cercó de rallncjo, y rondó en
ella lagar, y edificó torre, y la dló á ren-
ta á- labradores, y se partió lejos.
84 T cuando se acercó el tiempo do los
frutos, envió sus sierros á Id* labradores,
para que recibiesen sus frutos.
85 Mas los labradores, tomando los sier-
vos, al nao hirieron, y al otro mataron,
y al otro apedrearon.
86 Envió otra ves otros siervos mas que
los primeros ; y hicieron coa ellos de la
mfsma manera.
87 T á la postre les envió su hijo, dicien-
do : Tendrán respeto á mi btyo.
88 Mas los labradores, viendo el htfo, 4\-
jeron entre si : Este es el heredero: venid,
matémosle, y tomemos su herencia.
89 T tomado, le echaron fuera de la vi-
na, y U mataron.
40 Pues cuando viniere el señor de la
villa, ¿qué hará á aquellos labradores*?
41 Díeenledfat; A los malos destruirá
malamente; y m vina dará á renta á otros
labradores, que le paguen el fruto á sus
tiempos.
43 Diceles Jesús: ¿Nunca leísteis en
las Escrituras: La piedra que desecha-
ron los que edificaban, esta fué' hecha
por cabeza da la esquina: por el Sefior
es hecho esto, y es sosa maravillosa en
nuestros ojos?
48 Por tanto os digo, que el reino de
Dios será quitado de vosotros, y será
dado á gente que haga el fruto de él.
44 T el que cayere sobre esta piedra,
será quebrantado; y sobre quien éttm ca-
yere, desmenusurle ha.
48 T oyendo los principes do los sacer-
dotes y los Fariseos sus parábolas, en-
tendieron que hablaba de ellos.
46 T buscando como echarle mano, te»
mferoa al pueblo ; porque le tenían por
profeta,
CAPITULO xxn.
Por otra yorStoto, m am le» pinta la condición dmt
evangelio, le» declara también m eetadesp tmeetopor
haberle rehuiado, y añmismo el estado de lo» que con
bipocretia y $in fé vira entraren d él II.
temledettrStmm de Cerner por h
arle, ULLee Sadmaee* le
boy reemrreccion ; ma$ él le* meeitra $u ignorancia
en w propio argumento, y lee prueba la resurrección
con eoom^outaéo oe ta eeer\eura\ a% enan vHM anoawa
bmiumcÍSm. IV, AoeméeenU lee Farieem en die-
pmta, y ét le» retmomde d m pregunta; y bm prueba
éMUEectitmraU»He4nidaddelM»eie»u
96
YiaSPtmBIElflX) Jera, fet volvió
á hablar en parábolas, diciendo :
2 £1 reino de los cielos es semejante á
un hombre rey, que biso bodas á su htfo.
8 Y envió sus sierros para que llamasen
áloe convidados alas bodas; mas no qui-
sieron venir.
4 Volvió á enviar otros siervos, dicien-
do: Decida los convidados: He aquí, mi
comida he aparejado, mis toros y anima-
les engordados so» ttsjerton, y todo está
aparejado : venid A las bodas.
5 Mas ellos no hicieron caso, y se fue-
ron, uno á su labranza, y otro á sus ne-
gocios;
6 T otros, tomando sus siervos, afron-
táronlos, y matáronlos..
7 Y el rey, oyondo sata, se enojó; y en-
viando sus ejércitos, destruyó á aquellos
homicidas, y puso á fuego su dudad.
8 Entonces dice á sus siervos : Las bo-
das á la verted están aparejadas; mas
los qne eran llamados, no eran dignos.
• Id pues á los salteas de los caminos,
y Mamada las bodas á cuantos hallareis.
10 Y saliendo los siervos por los camf»
nos, Juntaron todos los que hallaron Jun-
tamente malos y buenos; y las bodas
fueron llenas de convidados.
. 11 Y entró el rey para Ter los convida-
dos, y v» alli un hombro no vestido do
vestido de boda.
19 Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste
acá no teniendo vestido de boda? Y á
él se le cerró la boca.
18 Entonces el rey dijo á los que ser-
vían: Atado de pies y de manos, tomad-
le, y echadle en las tinieblas de á fuera:
alli será el lloro, y el crujir de dientes.
14 Porque muchos son llamados; mas
pocos escogidos.
16 T Entonces idos los Fariseos, con-
sultaron como le tomarían en •Jbjrnn*
palabra,
16 Y envían á él sus discípulos, con los
de Herodes, diciendo : Maestro, sabemos
que eres amador de verdad, y que ense-
nas con verdad el camino dé Dios ; y que
no te cuidas de nadie ; porque no tienes
acepción de persona de hombres :
17 Dinos pues, ¿qué te parece? ¿Es
lícito dar tributo á Cesar, ó no ?
18 Mas Jesús, entendida su malicia, &*
dice : ¿ Por qué me tentáis, hipócritas ?
19 Mostredme la moneda del tributo.
Y ellos lo presentaron un donarlo.
20 Entonces les dice: jCúya es esta
figura, y lo qusestá encima escrito?
*AN MATBa
21 J^ le dicen: De Cesar. Y les dice:
Pagad, pues, á Cesar lo que ea de Cesar,
y á Dios, lo que ea de Dios.
22 Y oyendo esto ae maravillaron, yde-
járonle, y ae fueron.
23 J Aquel dia llegaron á él loe Sedú-
ceos, que dicen no haber resurrección, y
le preguntaron,
24 Diciendo: Maestro, Moyaea dtfo: Si
alguno muriere ain hijos, su hermano ae
case con su muger, y despertará simiente
á bu hermano.
25 Fueron, pues, entre nosotros siete
hermanos ; y el primero tomó muger, y
murió; y no teniendo generación, dejó
au muger á su hermano.
26 De la misma manera también el se-
gundo, y el tercero, hasta loa siete.
27 T después de todos murió también
la muger.
28 En la resurrección, pues, ¿ cuya de loe
siete será la muger? porque todos la tu-
vieron.
29 Entonces respondiendo Jesús, les
dtyo : Erráis, ignorando las escrituras, y
el poder de Dios.
SO Porque en la resurrección, ni se ca-
san, ni se dan on matrimonio ; mas son
como los ángeles de Dios en el cielo.
31 T de la resurrección de los muertos,
¿no habéis leído lo que es dicho por
Dios á vosotros, que dice :
32 Yo soy el Dios de Abrabam, y el
Dios de Isaac, y el Dios de Jacotf? Dios
no es Dios de los muertos, sino de loe
que viven.
33 Y oyendo ato las multitudes estaban
fuera de sí de su doctrina.
31 U Entonces los Fariseos, oyendo que
habla cerrado la boca 4 los Saduceos, se
juntaron auna;
35 Y preguntó uno de ellos, intérprete
de la ley, tentándole, y diciendo :
36 Maestro, ¿cuál es el mandamiento
grande en la ley?
37 Y Jesús le dflo : Amarás al Sefior tu
Dios de todo tu eorason, y de toda tu
alma, y de toda tu mente.
38 Este es el primero y el grande man-
damiento.
89 Y el segundo «t semejante á este:
Amarás á tu prójimo como á tí mismo.
40 De estos dos mandamientos depende
toda la ley, y los profetas.
41 Y estando juntos los Fariseos, Jesús
les preguntó,
42 Diciendo: ¿Qué os parece del Cristo?
I Cuyo hijo es ? Dícenle eOot: De David.
Span. 53
48 El les di«e: Pues, ¿cómo DétM en
Espíritu le llama 8efior, diciendo :
44 D$o el Señor á mi Señor: Asién-
tate á mi diestra, entre tanto que pongo
toe enemigos por estrado de tus pies?
45 Pues si David le llama Señor, ¿cómo
es su hijo ?
46 Y nadie le podia responder palabra:
ni osó alguno desde aquel día pregun-
tarle mas.
. CAPITULO TLXUL
XMNMTftl SCmOT tn n^pOCrOSsa wO WjrBnMI^ |f STOC^
toree delalegtg les hace gravisimos cargo». Life
estrechadores de las conciencia» de lo» otro» g liber-
tado» de la» msgae. i.. De ambicie**». 8. De saber»
Nn. 4. Ds estorbadores de ta gloria de Dios p de la
talud de lo» hombre». & De avaro» g comUome» d
Hüdo de tantídad. S. De corrompedorc» de mi dit-
eipulas. f. De ignorante» de la religión de que te
profesan maestros. & De emmeretioioeot g de juicio
pervertído. 9. De estudioso» de la exterior compos-
tura^ teniendo lo» ánimos llenos de toda inmundicia.
10. De matadores de toe profetas, partícipe* <de loe
pasados, g perpetradores de los nuevos en los piado-
sos de nu tiempos. Por lo cuat d eOot intima eter-
na» miserias, g d la ciudad g nación por kaUrlos
ENTONCES Jesús hablo- á la multi-
tud, y á sus discípulos,
2 Diciendo: Sobre la cátedra de Moy-
ses se asientan los escribas y los Fari-
seos:
3 Asi que todo lo que os dijeren que
guardéis, guardádfo, y hacédfe; mas no
hagáis conforme áeus obras; porque di-
cen y no hacen.
4 Porque atan cargas pesadas, y difíciles
de llevar, y ¡es ponen sobre los hombros
de los hombres ; mas ni aun con su dedo
las quieren mover.
5 Antes todas sus obras hacen para ser
mirados de loa hombres ; porque ensan-
chan sus filacterias, y extienden los fle-
cos de sus mantos,
6 Y aman los primeros asientos en las
cenas, y las primeras sillas en las sina-
gogas,
7 Y Us salutaciones en las planas, y ser
llamados de los hombres, Babbi, BabbL
8 Mas vosotros, no queráis ser llamados
Rabbies ; porque uno es vuestro Maestro,
el Cristo, y todos vosotros sois herma-
nos.
9 Y vuestro Padre no llaméis á nadie
en la tierra; porque uno es vuestro Pa-
dre, el cual está en los cielos.
10 Ni os llaméis doctores; porque uno
es vuestro Doctor, el Cristo.
11 Mas. el que es el mayor de vosotros,
sea vuestro siervo.
12 Porque el que se enalteciere será
ed tg^J*
SAN MATEO.
humillado; y él que se humillare será
enaltecido.
18 Has |ay de vosotros, escribas y Inri-
seos, hipócritas! porque cerráis el reino
de los cielos delante de los hombres;
que nf vosotros entráis, ni á los que en-
tran dejais entrar.
14 i Ay de Tosotros, escribas y Fariseos,
hipócritas 1 porquo devoráis las casas de
las viudas con color de larga oración;
por esto llevaréis mas grave juicio.
15 i Ay de vosotros, escribas y Fariseos,
hipócritas ! porque rodeáis la mar y la
atierra por hacer un prosélito ; y cuaudo
mere hecho, le hacéis ntyo del infierno
dos veces mas que vosotros.
16 ] Ay de vosotros, guias ciegos I que
decis : Cualquiera que jurare por el tem-
plo, es nada; mas cualquiera que jurare
por el oro del templo, deudor es.
17 | Insensatos y ciegos! porque, ¿cuál
es mayor, el oro, ó el templo que santi-
fica al oro ?
18 Y, cualquiera que jurare por el altar,
es nada; mas cualquiera que jurare por
el presente que está sobre él, deudor es.
19 ¡Insensatos y ciegos 1 porque, ¿cuál
es mayor, el presente, 6 el altar que san-
tifica al presente?
20 Pues el que jurare por el altar, jura
por el, y por todo lo que mtd sobre él.
81 Y el que jurare por el templo, jura
por él, y por el que habita en él.
33 Y el que jurare por el cielo, Jura por
el trono de Dios, y por el que está senta-
do sobre él.
33 ¡Ay de vosotros, escribas y Fariseos,
hipócritas ! porque diézmale la menta, y
el eneldo, y el comino, y dejasteis lo que
es lo mas grave de la ley, e$ d $aber, el
juicio, y la misericordia, y la fé. Esto era
menester hacer, y no dejar lo otro.
34 {Guias ciegos! que coláis el mos-
quito, mas tragáis el camello.
86 ] Ay de vosotros, escribas y Fariseos,
hipócritas í perqué limpiáis lo qtte mtá de
fuera del vaso, ó del plato ; mas de dentro
está todo lleno de robo y de injusticia.
89 (Fariseo ciego! limpia primero lo
que está dentro del vaso y del plato, para
que también lo que está de mera se haga
limpio.
37 i Ay de vosotros, escribas y Fariseos,
hipócritas! porque sois semejantes á se-
pulcros blanqueados, que de mera, á la
verdad, se muestran hermosos j mas do
dentro están llenos de huesos de muer-
tos, y de toda suciedad.
88 Asi también vosotros, de lucra, á ta
verdad, os mostráis justos a los hombres ;
mas de dentro, Henos estáis de hipocre-
sía y iniquidad.
30 ¡ Ay de vosotros, escribas y Fariseos,
hipócritas! porque edificáis los sepul-
cros de los profetas, y adornáis los mo-
numentos de los justos,
80 Y decis: 81 fuéramos en los dias de
nuestros padres, no hubiéramos sido sus
compañero* en la sangre de los pro-
fetas.
81 Asi que testimonio dais á vosotros „
mismos que «sois hijos de aquellos que
mataron á los profetas.
83 Vosotros también henchid la medida
de vuestros padres.
88 ] Serpientes; generación de víboras 1
l cómo evitaréis el juicio del Infierno?
84 Por tanto, he aqni, yo envió á voso-
tros profetas, y sabios, y escribas; y de
ellos unos mataréis y crucificaréis ; y otrtm
de ellos azotaréis en vuestras sinagogas,
y perseguiréis de ciudad en ciudad ;
85 Para que venga sobre vosotros toda
la sangre justa que se ha derramado so-
bre la tierra, desde la sangre de Abel el
justo, hasta la sangre de Zacharias, hijo
de Bárdenlas, al cual matasteis entre el
templo y el altar.
86 De cierto os digo, que todo esto ven-
drá sobre esta generación.
37 jJerusalcm! j Jerusalem! que ma-
tas los profetas, y apedreas áloe que son
enviados á ti, cuántas veces quise juntar
tus hijos, como la gallina junta sus po-
llos debajo de las alas, y no quisiste.
38 He aqui, vuestra casa os es dejada
desierta.
89 Porque yo os digo, que desde ahora
no me veréis, hasta que digáis : Bendito
el que viene en el nombre del Señor.
CAPITULO XXIV.
Predice el Señor d sus discipuloe la damruoeiem del
templo. II. Preguntándole ello* el cuando, ude tu
venida, primeramente él les da un avino general de
lo que acontecería en ei mando durante ta prommtva
don demevamgelio acerca de ella hasta el Ja del
siglo. J2L Luego lee da la» señales que observaren
de ta destrucción de Jerusalem, tfc. v ¡es avisa de lo
„ que han de hacer ; por el cual aviso ee de creer qm
se conservó la iglesia después* IF. Fuente H prose-
guir el propósito de lo que acontecerá en la propaga-
ción de la iglesia hasta el fin, avisando de toque lo»
•4o*osmkarAup<tra no ser engañados de k*f ojeos
Oistos. F.Predim ha* sehae de su segundo euhm+
miento, de la consumación delstglo, del reeoatmiem-
1o de ta iglesia p de su total v final restauración.
VL Del tiempo. VII. Amonesta desoque cada uno
harúemjtrotemso,dsmber^serehltgenmg/tol en su vo-
cación, uno endurecerse sobre mm cavspmMremeMei
wsmisterio del Señar»
SAíN HAT^Qv
Y SALIDO Jesús del Umplo, altóse;
y 8e llegaron bus discípulos, pora
mostrarle los edificios del templo.
2 Y respondiendo él, les dijo: ¿Veis to-
do esto ? De cierto oa digo, que no será
dejada aquí piedra sobre piedra que no
sea derribada.
3 H I sentándose él en el monte de las
Olivas, se llegaron á él los discípulos á
parte, diciendo : Díaos cuando serán es-
tos cosas, y qué señal Jmbrá de tu veni-
da, y del fln del siglo.
4 Y respondiendo Jesús, les d\Jo: Mi-
rad que nadie os engañe.
5 Porque vendrán muchos en mi nom-
bre, diciendo : Yo soy el Cristo ; y á mu-
chos engañarán.
6 Y oiréis guerras y rumores de guer-
ras : mirad- que no os turbéis; porque es
menester que todo uto acontezca i mas
«un no es el fin.
7 Porque se levantará nación contra na-
ción, y reino contra reino ; y serán pes-
tilencias, y hambres, y terremotos por
los lugares.
8 Y todas estas cosas, principio de do-
lores.
9 Entonces os entregarán para ser afli-
gidos; y os matarán; y seréis aborreci-
dos de todas naciones, por causa de mi
nombre.
10 Y muchos entonces serán escandali-
zados ; y se entregarán unos á otros ; y
unos á otros se aborrecerán.
11 Y muchos falsos profetas se levanta-
rán, y engañarán á muchos.
12 Y por haberse multiplicado la mal-
dad, el amor de muchos se resfriará.
13 Mas el que perseverare hasta el fin,
este será salvo.
14 Y será predicado este evangelio del
reino en todo el mundo, por testimonio
á todas las naciones, y entonces vendrá
el fin.
15 H Por tanto cuando viereis la abo-
minación de asolamiento, que fué dicha
por Daniel el profeta, que estará en el
lugar santo, el que lee, entienda.
16 Eutonces los que «fluvial en Judea,
huyan á los montes; m
17 Y el que sobre la techumbre, no des-
cienda á tomar algo de su casa ;
18 Y el que en el campo, no vuelva atrás
á tomar sus ropas.
19 Mas jay do las preñadas, y de las que
crian en aquellos dias !
20 Orad pues que vuestra huida no Bea
bu invierno, ni en dia de sábado.
21 Potan* habrá entonces gcande aflic-
ción, cual no fué desde el principio del .
mundo hasta ahora, ni será.
22 Y si aquellos dias no fuesen acorta-
dos, ninguna carne seria salva; mas por
causa de los escogidos, aquellos dias se-
rán acortados.
23 \ Entonces si alguien os dijere:* He
aquí, ata el Cristo, ó allí ; no creáis.
24 Porque se levantaran frisos Cristos,
y falsos profetas; y darán señales gran-
des y prodigios, de tal manera que en-
gañarán, si « posible, aun á los escogi-
dos.
25 He aquí, os lo he dicho antes..
26 Asi que si os dijeren : He aquífen el
desierto está; no salgáis. He aquí, en
las cámaras ; no creáis.
27 Porque como relámpago que sale
del oriente, y se muestra hasta el occi-
dente, así será también la venida del Eütfo
del hombre.
28 Porque donde quiera que estuviere
el cuerpo muerto, allí se ¿untarán tam-
bién las águilas.
20 \ Y luego después de la aflicción de
aquellos dias, el sol se oscurecerá ; y la
luna no dará su lumbre ; y las estrellas
caerán del cielo; y las virtudes de los'
cielos serán conmovidas.
30 Y entonces se mostrará la señal del
Hijo del hombre en el cielo, y entonces
lamentarán todas las tribus de la tierra;
y vejan al Hijo del hombre que vendrá
sobre las nubes del cielo, con poder y
grande gloria»
31 Y enviará sus ángeles con trompeta
y gran voz; y ¿untarán sus escogidos
de los cuatro vientos, del un cabo del
cielo hasta el otro.
32 De la higuera aprended la compara-
ción :4 Cuando ya su rama se enternece,
y las hojas brotan, sabéis que el verano
eg&i cerca.
33 Así también vosotros, cuando viereis
todas estos cosas, sabed que está cerca-
ño, á las puertas. .
34 De cierto os digo, que no pasará esta
generación que todas estas cosas no acon-
tezcan.
35 El cielo y la tierra perecerán, mas
mis palabras no perecerán.
36 1T Mas del dia 6 hora, nadie lo sabe,
ni aun los ángeles de los cielos, sino mi
Padre sola
87 Mas como los dias de Noe, así será la
venida del Hijo del hombre.
38 Porque como en los dias antes del
29
SAN MATEO.
diluvio estaban comiendo y bebiendo,
- tomando mugeres, y dándolas en raatrt
raonio, hasta el día que Noe entró en el
aren,
89 T no conocieron hasta que Tino el
diluvio, y loa lloró á todos; así será
tan\bien la venida del Htyo del hombre.
40 Entonces estarán dos en el campo ;
uno será tomado, y otro será dejado :
41 Dos muyeres moliendo á un molini-
llo ; la una será tomada, y la otra será
dejada.
43 1 Velad pues, porque no sabéis á
que hora ha de venir vuestro señor.
48 Esto empero sabed, que si el padre
de familias supiese á cual vela el ladrón
habla de venir, velarla, y no dejaría mi-
nar su casa.
44 Por tanto también vosotros estad
apercibidos; porqne el Hfyo del hom-
bre ha de venir á la hora que no pensáis.
45 ¿ Quién pues es el siervo fiel y pru-
dente, al cual su Señor puso sobre su fa-
milia, pora que les dé alimento á tiempo?
46 Bienaventurado aquel siervo, al cual,
cuando su Señor viniere, le hallare ha-
ciendo así.
47 De cierto os digo, que sobre todos
sus bienes le pondrá.
48 Mas si aquel siervo malo dtyere en
su corazón : Mi señor se tarda de venir;
49 T comenzare á herir sus compañe-
ros, y aun á comer y beber con los bor-
rachos :
50 Vendrá el Señor de aquel siervo el
dia que él no espera, y á la hora que él no
sabe,
51 Y le apartará, y pondrá su parte con
los hipócritas : allí será el lloro, y el cru-
jir de dientes.
CAPITULO XXV.
Continuando el propéeüo del fin del precede*/* capi-
tulo con, una elegante parábola describe la negligen-
cia que puede haber en los profesare* de la piedad ', y
singularmente en lo» ministros, la cual con ninguna
emprestad* diligencia podran restaurar; y la dili-
gencia que tendrán, d la cual exhorta de nuevo, y
tanto mas cuanto el dia de su vénula es ignorado de
todos. 11. Qm otra les exhorta día mismd ddigen-
eia en emplearon* done*. W. Describe su venida al
Juicio, 9 el apartamiento que entonces se hará de los
buenos y de los malo*, el lugar que se dará á los uno*
y dio* otros, las sentencias y las camas de eUat.
ENTONCES el reino de los cielos será
semejante á diez vírgenes, que to-
mando sus lámparas, salieron á recibir
al esposo.
2 Y las cinco de ellas eran prudentes,
y las cinco insensatas.
8 Las que eran insensatas, tomando sus
lámparas, no tomaron aceite consigo.
80
4 Mas las prudentes tomaron aceite én
sus vasos, juntamente con sus lámpara*.
5 Y fardándose el esposo, cabecearon
todas, y se durmieron.
6 Y a la media noche fué oído un cla-
mor, que decía : He aquí, al esposo Tie-
ne, salid á recibirle.
7 Entonces todas aquellas vírgenes se
levantaron, y aderezaron sus lámparas.
8 Y las insensatas dijeron á las pru-
dentes : Dadnos de vuestro aceite, por-
que nuestras lámparas se apagan.
9 Mas los prudentes respondieron, di-
ciendo : Porque no nos falte á nosotras
y á vosotras, id antes á los que renden,
y comprad para vosotras.
10 Y idas ellas á comprar, vino et espo-
so; y las que estaban apercibidas, en-
traron con él á las bodas ; y se cerró la
puerta. r
11 Y después vinieron también las otras
vírgenes, diciendo: Señor, señor, ábre-
nos.
13 Mas respondiendo él, dijo : De cier-
to os digo, que no os conozco.
13 Velad pues, porque no sabéis ei dia
ni la hora, en la cual el Htfo del hombre
ha de venir.
14 t Porque d reino de he eíeUm e* como
un hombre que partiéndose lejos, llamó
á sus siervos, y les entregó sus bienes.
15 Y á este dló cinco talentos, y al otro
dos, y al otro uno ; á cada uno conforme
á su facultad, y se partió luego lejos.
16 Y partido él, el que habla recibido
cinco talentos, grangeó con ellos, y hizo
otros cinco talentos.
17 Semejantemente también el que fcaNs
reeüríthe dos, ganó también él otros dos.
18 Mas el que habla recibido uno, fué,
y cavó en la tierra, y escondió el dinero
de su señor.
19 Y después de mucho tiempo vino el
señor de aquellos siervos, y hizo cuentas
con ellos.
90 Y llegando el que había recibido
cinco talentos, trajo otros cinco talentos,
diciendo: Señor, cinco talentos me en-
tregaste; he aquí, otros cinco talentos
*e ganado con ellos.
di Y su señor le dfyo : Bien está, buen
siervo y fiel : sobre poco has sido fiel,
sobre mucho te pondré : entra en el go-
zo de tu señor.
22 Y llegando también el que habla
recibido dos talentos, dtfo: Señor, dos
talentos me entregaste; he aquí, otros
dos talentos he ganado sobre ellos,
&AN MATBO.
88 0a sajlcc lo dijo: Bien art*\ buen
fierro y fiel: sobre poeo bastido ie^ so-
bre mucho te pondré: entra en el gozo
de tu señor.
$4 T llegando también el que habla re-
cibido un talento, dtyo: Befior, yo te
conocía que eres hombre duro, que ale-
gra donde no sembraste y coges donde
no derramaste :
95 Por tanto tuve miedo, y raí, y escon-
dí tu talento en la tierra: he aquí, tienes
lo que e§ tuyo.
96 Y respondiendo su señor, le dijo:
Mal siervo y negligente, sabias que sie-
go donde no sembré, y que cojo donde
no derramé.
27 Por tanto te convenía dar mi dinero
á los banqueros, y viniendo yo, recibiera
fc> qm et mió con usura.
28 Quitadlo pues el talento, y dádto al
que tiene diea talentos.
99 Porque á cualquiera que tuviere le
•era dado, y tendrá mas ; pero al que no
tuviere, aun lo que tiene le será qui-
tado.
80 Y al siervo inútil echadle en las ti-
nieblas de á fuera : allí será el llorar, y el
crujir de dientes.
81 Y Cuando el Htyo del hombre vendrá
en su gloria, y todos los santos ángeles
eon él, entonces se sentará sobre el tro-
no de su gloria.
89 Y serán juntadas delante de él to-
das las naciones, y los apartará los unos
de loe otros, como aparta el pastor las
ovejas do los cabritos ; •
88 Y pondrá los ovejas á su derecha, y
los cabritos á la izquierda.
84 Entonces el Rey dirá á los que esta-
rán á su derecha: Venid, benditos de mi
Padre, poseed el reino aparejado para vo-
sotros desde la fundación del mundo ;
86 Porque tuve hambre, y me disteis
de comer: tuve sed, y me disteis de be-
ber : raí extrangero, y me recogisteis :
8t Desnudo, y me cubristeis : enfermo,
y me visitasteis : estuve en la cárcel, y
vinisteis á mi.
87 Bntonces los justos le responderán,
diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos ham-
briento, y le sustentamos? ¿ó sediento,
y ie dimos de beber?
86 i Cuándo te vimos extrangero, y te
recogimos? ¿6 desnudo, y te cubrimos?
89 ¿ O cuándo te vimos enfermo, 6 en
la cárcel, y vinimos 4 ti ?
40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De
Cierto os digo, qae en cuanto tobjetetcés
á uno de estos mis hermanos peqnefiltos,
á mí lo hicisteis.
41 1f Entonces dirá también á los que
estarán á la izquierda : Idos de mi, maldi-
tos, al fuego eterno, que está aparejado
para el diablo y sus ángeles ;
49 Porque tuve hambre, y no me dis-
teis de comer : tuve sed, y no me disteis
de beber:
48 Fui extrangero, y no me recogisteis:
desnudo, y no me cubristeis : enfermo, y
en la cárcel estuve, y no me visitasteis.
44 Entonces también ellos le responde-
rán, diciendo : Befior, ¿ cuándo te vimos
hambriento, ó sediento, ó extrangero, ó
desnudo, ó enfermo, ó en la cárcel, y no
te servimos?
45 Entonces les responderá, diciendo:
De cierto os digo, que en cuanto no lo
hicisteis á uno de estos pequefiitos, ni á
mi lo hicisteis.
46 Y irán estos al suplicio eterno, y los
justos á4a vida eterna.
CAPITULO XXVL
La postrera consulta de los muérdete» y escribas con-
tra el Señor. 2. Es uncido, y ataba y defiende d la
tnuger que te ungió. 3. Es vendido par Judas. 4.
Instituye la sania den*. L Predice d los discípulos
su Jtaquexa de fé cuando te viesen preso, tfc. &
Viene al huerto donde ora por tres veces al Padre, y
exhorta d sus discípulos d que tufen, y oren. 7. Es
entregado por Judas, y preso y traído d la casa del
pontífice Caifas, donde es preguntado, y se toma su
acusación, y es injuriado. 8. Y negado tres veces
de Pedro, ¡te.
Y ACONTECIÓ que como hubo aca-
bado Jesús todas estas palabras,
dijo á sus discípulos :
2 Sabéis que dentro de dos días se hace
la pascua; y el Hijo del hombre es en-
tregado para ser crucificado.
8 Entonces los príncipes de los sacer-
dotes, y los escribas, y los ancianos del
pueblo se juntaron en el palacio del su-
mo sacerdote, el coal se llamaba Caifas.
4 Y tuvieron consejo para prender por
engaño á Jesús, y matarte.
5 Y decían: No en el <Ma de la fiesta,
porque no se haga alboroto en el pueblo.
6 i í estando Jesús en Bothanla, en
casa de Simon^l leproso,
7 Vino á él una muger, con un vaso de
alabastro de ungüento de gran precio, y
lo derramó sobre la cabeza de el, estando
sentado á la meta :
8 Lo cual viendo flus discípulos, se eno-
jaron, diciendo: ¿Por qué so pierde esto?
9 Porque este ungüento se podía ven-
der por gran precio, y darse á los pobres.
lOYeiitandtedoloJesuSjlesdijo: ¿Por
81
SAN MATEO.
qué dais pena á ata muger? porque ha
hecho buena obra para conmigo.
11 Porque siempre tenéis pobres con
vosotros ; mas á mí no siempre me tenéis.
12 Porgue echando este ungüento sobre
mi cuerpo, para sepultarme lo ha hecha
13 De cierto os digo, qus donde quiera
que este evangelio fuere predicado en
todo el mundo, también será dicho para
memoria de ella lo que esta ha hecho.
14 ^ Entonces uno de los doce, que se
llamaba Judas Iscariote, fué á los prín-
cipes de los sacerdotes,
15 T les dtyo : ¿ Qué me queréis dar, y
yo os le entregaré ? T ellos le señalaron
treinta piezas de plata.
16 Y desde entonces buscaba oportuni-
dad para entregarle.
17 íí Y el primer dia de la fletta de los
panes sin levad ora, vinieron los discípulos
á Jesús, dicléndole: ¿Dónde quieres que
te aderecemos para comer la pascua ?
18 Y él dijo: Id á la ciudad á enm de tal
hombre, y decidle : El Maestro dice : Mi
tiempo está cerca: en tu casa haré la
pascua con mis discípulos.
19 Y los discípulos hicieron como Jesús
les mandó, y aderezaron la pascua.
20 Y como fué la tarde del dia, se sentó
á la mesa con los doce.
21 Y comiendo ello*, dijo: De cierto
os digo, que uno de vosotros me ha de
entregar.
22 Y dios entristecidos en gran mane-
ra, comenzó cada uno de ellos á decirle :
¿Soy yo, Señor?
23 Entonces él respondiendo, dtyo : El
que mete la mano conmigo en el plato,
este me ha de entregar.
24 A la verdad el Hijo del hombre va, co-
mo está escrito de él; mas ¡ay de aquel
hombre por quien el Hijo del hombre es
entregado 1 bueno le fuera al tal hombre
no haber nacido.
25 Entonces respondiendo Judas, que
le entregaba, d^o : ¿ Soy yo quizá Maes-
tro ? Díceie : Tú ío has dicho.
26 Y comiendo ellos, tomó Jesús el pan,
y habiendo dado gradas lo rompió, y dio
á sus discípulos, y cujo : Tomad, comed :
este es mi cuerpo.
27 Y tomando la copa, y hechas gracias,
diól es, diciendo : Bebed de ella todos.
28 Porque esta es mi sangre del Nuevo
Testamento, la cual es derramada por
muchos para remisión de los pecados.
29 Y os digo, qm desde ahora no beberé
mas de este fruto de la vid, hasta aquel
día, cuando lo tengo de beber suevo con
vosotros en el reino de mi Padre.
80 Y cuando hubieron cantado un him-
no, salieron al monte de las Olivas.
31 1 Entonces Jesús les dice: Todos
vosotros seréis escandalizados en mi esta
noche; porque escrito está: Heriré al
pastor, y se descarriarán las ovejas de la
manada.
82 Mas después que haya resucitado,
iré delante de vosotros á Galilea.
33 Y respondiendo Pedro, le dtfo : Aun-
que todos sean escandalizados en tí^yo
nunca seré escandalizado.
34 Jesús le dice : De cierto te digo, que
esta noche, antes que el gallo cante, me
negarás tres veces.
85 Dicele Pedro : Aunque me sea me-
nester morir contigo, no te negaré. Y
todos los discípulos dijeron lo mismo.
36 1 Entonces llegó Jesús con ellos al
huerto, que se llama Gethsemaue, y dice
á sus discípulos : Sentaos aquí, hasta que
vaya allí, y ore.
37 Y tomando á Pedro, y á los dos hi-
jos de Zebedeo, comenzó á entristecerse,
y á angustiarse cu gran manera.
38 Entonces Jesús les dice: MI alma
está muy triste hasta la muerte : quedaos
aqui, y velad conmiga
89 Y yéndose un poco mas adelante,
se postró sobre su rostro, orando, y di-
ciendo: Padre mió, si es posible, pase
de mí esta copa: empero no como yo
quiero, mas como t\\.
40 Y vino á sus discípulos, y los halló
durmiendo; y dtyoá Pedro: ¡Qué! ¿No
habéis podido velar conmigo una hora?
41 Velad y orad, para que no entréis en
tentación : el espíritu á la verdad está
presto, mas la carne enferma.
42 Otra vez, fué segunda vez, y oró,
diciendo : Padre mió, si no puede esta
copa pasar de mí sin que yo la beba,
hágase tu voluntad.
43 Y vino, y les halló otra vez durmien-
do ; porque los ojos de ellos eran agra-
vados.
44 Y dejándolos, fué otra vez, y oró
tercera vez, diciendo los mismas pala-
bras.
45 Entonces vino á sus discípulos, y les
dice : Dormid ya, y descansad : ho aqui,
ha llegado la hora, y el Hijo del hombro
es entregado en manos de pecadores.
46 Levantaos, vamos: he aqui, ha lle-
gado el que roe entrega.
4R 1 Y hablando aun d, be t*pa\ Jadas,
SAN MATEO.
«no d* les doce, fin©, y ton él una gran-
ee multitud, con espadas y palos, de parte
de loa principes de los sacerdotes, y de
los ancianos del pueblo.
48 Y el que le entregaba les habla dado
señal, diciendo : Al que yo besare, aquel
es: tenadle bien.
40 Y mego que llegó á Jesús, cujo: Ten*
gas goso, Maestro. Y le beso.
90 Y Jesús le dijo: ¿Amigos á qué Tie-
nes ? Entonces llagaron, y echaron ma-
no á Jesús, y le prendieron.
61 Y, he aquí, uno de los que estaban
con Jesús, extendiendo la mano, sacó sn
espada, y hiriendo á un sierro del sumo
sacerdote, le quitó una oreja.
52 Entonces Jesús le dice : Vuelve tu
espada á su lugar ; porque todos los que
tomaren espada, á espada perecerán.
58 O ¿ piensas que no puedo ahora orar
á mi Padre, y él me darla mas de doce
legiones de angeles ? •
54 Más ¿ cómo se cumplirían entonces
las escrituras, de que así es menester que
sea hecho ?
55 En aquella hora dijo Jesús á la mul-
titud : Como á ladrón habéis salido con
espadas y con palos á prenderme : cada
día me sentaba con vosotros ensenando
en el templo, y no me prendisteis.
66 Mas todo esto se hace, para que se
cumplan las escrituras de los profetas.
Entonces todos los discípulos huyeron,
dejándole.
57 Y ellos, prendido Jesús, le trajeron
á Caifas sumo sacerdote, donde los escri-
bas y Los ancianos estaban juntos.
68 Mas Pedro le seguía de lejos hasta
el patio del sumo sacerdote ; y entrado
dentro, se estaba sentado con los cria-
dos, pora ver el fin.
59 Y los principes de los sacerdotes, y
los ancianos, y todo el concilio busca-
ban átffun falso testimonio* contra Jesús,
para entregarle á la muerte ;
60 Y nohallabsn : y aunquemuebostesti-
go* falsos se llegaban, no lo hallaron. Mas
á la postre vinieron dos testigos falsos,
61 Que dtyeron: Este dijo: Puedo der-
ribar el templo de Dios, y reedificarle en
tres días.
63 Y levantándose el sumo sacerdote,
le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué tes-
tifican estos contra ti ?
63 Mas Jesús callaba. Y respondiendo
el sumo sacerdote, le dtyo : Te conjuro
por el Dios viviente, que nos digas, si
eres tú el Cristo, Htyo de Dios.
64 Jesús ln dice: Tuto has dicho. Y
aun os digo, que de aqui á poco habéis
de ver al Hijo del hombre asentado á
la diestra del poder de Dioe, y viniendo
sobre las nubes del cielo.
65 Entonces el sumo sacerdote rasgó
sus vestiduras, diciendo : Blasfemado ha:
¿qué mas necesidad tenemos de testi-
gos? Heaqui, ahora habéis oido su blas-
femia.
66 ¿Qué os parece? Y respondiendo
ellos dfyeron : Culpado es de muerte.
67 Entonces le escupieron en su rostro,
y le dieron de bofetadas, y otros le he-
rían á puñadas,
68 Diciendo: Profetízanos, oh Cristo,
quién es el que te ha herido.
60 T Y Pedro estaba sentado fuera en
el patio ; y se llegó á él una criada, di-
ciendo: Y tú con Jesús el Galileo esta-
bas.
70 Mas él negó delante de todos, dicien-
do: No sé lo que dices.
71 Y saliendo á la puerta, le vio otra, y
dtfo áloe que estaban allí: También este
estaba con Jesús Nazareno.
72 Y negé otra vez con juramento, di-
ciendo: No conozco á ese hombre.
78 Y después de un poco se allegaron
los que por allí estaban, y dQeron á Pe-
dro: Verdaderamente también tú eres
uno de ellos; porque aun tu habla te
hace manifiesto.
74 Entonces comenzó á echarse maldi-
ciones, y á jurar, diciendo: No conozco
á ern hombre. Y el gallo cantó luego.
75 Y se aeordó Pedro de las palabras
de Jesús, que le dijo : Antes que cante el
gallo, me negaras tres veces. Y salién-
dose mera, lloró amargamente.
capitulo xxvn.
Jg mol arrepentimiento de Judas vista la condenación
del Señor. % Preeentado el Señor delante de Pilo-
to, p acatado de mecha* calumnio* no responde. 3.
El pueblo persuadido por loe sacerdotes escoge para
libertad al ladrón Barrabas, p pide qm Cristo tea
crucificado; w Füato le condena contra el testimo-
nio de su propia conciencia p contra el de snmuger,
pélpueblo toma sobre el p sobre su posteridad la culpa
de aquella inicua sentencia. 4~8enmmciado,eotoma-
éo por k* soldados p escarnecido en diversas mane-
ras; y crucificado entre dos malhechores, reparten
los soldados sus ropas en cumplimiento de las pro/e-
ciae,pamnenn*cruue* escarnecido detodee. B.Asu
muerte se entenebrece el mundo, se rompe el velo del
templo, se abren los sepulcros, resucitan los muertos,
4-e. 6. Es quitado de la Cruz p sepultado honrada-
tnenteperJoeephdeArimathea,ttc.
Y VENIDA la mañana, entraron en
consejo todos los príncipes de los
sacerdotes, y los ancianos del pueblo,
contra Joans, para entregarle á muerte.
»
SAN MATEO
2 TU ttewon atado, y le entregaron á
Pondo Pílelo presidente
8 Entonces Judas, el que le habla en*
tregado, Tiendo que era condenado, vol-
vió arrepentido las treinta plesas de pla-
ta á los principes de los sacerdotes, y á
los ancianos,
4 Diciendo: Pone pecado entregando
la sangre inocente, lias etica dijeron:
¿Que* te no$ da á nosotros? Viéraslotu.
5 Y arrojando las plecas de plata al
templo, se partió, y fué, y se ahorcó.
6 T los principes de los sacerdotes, to-
mando las plesas de plata, dtyeron : No
es licito echarlas en el tesoro* porque es
precio de sangre.
7 Mas habido consejo, compraron con
ellas el campo del Ollero, por sepultura
para los extrangeros.
8 Por lo cual Aló Hamado aquel campo:
Campo de sangre, hasta el día de hoy.
9 Entonces se cumplió lo que fué dieho
por el profeta Jeremías, que dtfo : Y to-
maron las treinta piesas de plata, precio
del apreciado, que me" apreciado por los
htyos de Israel;
10 Y las dieron para comprar el campo
del Ollero, como me ordenó el Señor.
11 f Y Jesús esturo delante del presi-
dente, y el presidente le preguntó, di*
alendo: ¿Eres tú el rejr ¿e los Judíos?
Y Jesnsledjjo: Tufo dices.
12 Y siendo acusado por los principes
de los sacerdotes, y por los ancianos,
nada respondió.
13 Piloto entonces le dice: 4 No oyes
cuántas cosas testifican contra ti?
14 Y no le respondió ni una palabra, de
tal manera que el presidente se maravi-
llaba mucha
15 1T Y en d dia dfi la fiesta acostum-
braba el presidente soltar al pueblo un
preso cual quisiesen.
16 Y tenían entonces un preso lamoso,
que se llamaba Barrabas.
17 Y Juntos ellos, les dijo Pflato: ¿Cuál
queréis que os suelte? ¿ á Barrabas, ó á
Jesús, qne es llamado el Cristo ?
18 Porque sabia que por envidia le ha-
blan entregado.
19 Y estando él sentado en el tribunal,
su muger envió á él, diciendo: No ten-
gas que ver con aquel Justo ; porque hoy
he padecido muchas cosas en sueños por
causa de éL
20 Mas los principes de los sacerdotes,
y los andsnos/persuadleron al pueblo^
que pidiese 4 Barrabas, y 4 Joans metate»
U
9a Y 1 esnondieudo - #1 pcesldetiie, lea)
dfyo: ¿Cuál délos dos queréis qne oa
suelte? Y ellos cUJeron: A Barrabas.
22 Pilato les dijo: ¿Qué pues haré de
Jesús que es llamado el Cristo? Dicen-
le todos j Sen crucificado.
28 Y el presidente les drjo: Pues 4 qué
malhahecho? Mas ellos aseaban mas
el grito, diciendo : Sea crucificado,
24 Y viendo Pilato qne nada aprove-
chaba, antes se hada mas alboroto, to-
mando agua lavó *hs manos delante del
pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la
sangre de cate justo: védfo vosotros.
26 Y respondiendo todo el pueblo, dtfo:
Su sangre ma sobre nosotros, y sobro
nuestros h^jos.
26 Entonces les soltó á Barrabas; y ha-
biendo «rotado á Jesús, fe entrego pasa
ser crucificado.
27 T Entonces los soldados del presi-
dente llevando á Jesús al pretorio, Jun*
taron á él toda la cuadrilla.
26 Y desnudándole, echáronle en cuna
un manto de grana.
29 Y pusieron sobre su cabeza una co-
rona tejida de espinas, y una cana en
su mano derecha; y hincando la rodilla
delante de él, burlaban de él, diciendo 1
Tengas gozo, rey de los Jndios.
80 Y escupiendo en entornaron la cana,
y le herían en la cabeza.
21 Y después que le hubieron escarno»
cido, le desnadaron el manto, y le vis-
tieron de sus vestidos, y le llevaron para
crucificaría
82 Y saliendo, hallaron á un Cyreneo
que bu llamaba Bimon : á este cargaren
para que llevase su cruz.
88 Y como llegaron al lugar que se lia*
ma Golgotha, qne quiere decir, el lugar
de la Calavera,
84 Le dieron á beber vinagre mez-
clado con niel; y gustando, no quiso bo>
berlo.
85 Y después que le hubieron crucifi-
cado, repartieron sus vestidos, echando
suertes; para que se cumpliese lo ojuo
rué dicho por d profeta: Be repartieron
mis vestidos, y sobre mi ropa echaron
suertes.
86 Y le guardaban, sentados alli.
87 Y pusieron sobre su cabeza su causa
escrita: ESTE EB JE8U8, EL REY
DE LOB JUDÍOS.
88 Entonces craeifiearon con él den la-
dronee 1 uno á la derecha, y otro á la
izquierda* D¡g¡t¡zedbyG
SAN MATEO,
meneando sus cabeas,
40 T dietendo: Tú; el que derribas el
templo, y en tres días lo reedificas, sál-
vate á tí mismo. Si eres Htfo de Dios,
desciende de la cruz.
41 De esta manera también los prínci-
pes de los sacerdotes escarneciendo, coa
los escribas, y los Fariseos, y los sacia»
nos, decian:
49 A otros salvó, á si no se pnede salvar.
Si es el rey de Israel, descienda ahora de
la eras, y creeremos en é%
43 Confió en Dios : líbrele añora, si le
quiere; porque na dicho: Bey Htyo de
Dios.
44 Lo mismo también le saherian los
ladrones qne estaban crucificados con él.
46 Y Y desde la hora de sexta fueron
tinieblas sobre toda la tierra, basta la
hora de nona.
46 Y cerca de la hora de nona Jesús ex-
clamó con gran ve*, diciendo : £li, BU,
¿lamma sabacbthanií esto es: Dios mió,
Dios mió, ¿por qué me has desampa-
rado?
47 Y algunos de los que estaban allí,
oyéndote, declan : A Elias llama este.
48 Y luego corriendo uno de ellos tomó
una esponja, y la hinchió de vinagre, y
poniéndola en una cata, 1* daba pan»
que bebiese.
4© Y los otros decían : Deja, veamos si
vendrá Ellas á librarle.
50 Mas Jesús habiendo otra vez excla-
mado con grande voz, dio el espíritu.
51 Y, he aquí, el velo del temple se
rompió en dos, de alto á bajo; y la tierra
se movió, y las piedras se hendieron;
63 Y los sepulcros se abrieron; y ma-
chos cuerpos de santos, que hablan dor-
mido, se levantaron.
58 Y salidos de los sepulcros, después
de su resurrección, vinieron á la santa
ciudad, y aparecieron á muchos.
54 Y el centurión, y los que estaban
con A guardando á Jesús, visto el terre-
moto, y las cosas que hablan sido hechas,
temieron en gran manera, diciendo : Ver-
daderamente Htyo de Dios era este.
56 Y estaban allí muchas mugeres mi-
rando de lejos, las. cuales hablan seguido
de Galilea á Jesús, sirviéndole :
56 Entre las cuales era Marta, Magdalena,
y Maria madre de Santiago y de Joses, y
la madre de los bfyos de Zebedeo.
5T T Y como fué la tarde del día, vmo
un hombre rico do Arimatbee, llamado
Jetean, el «nal también era discípulo de
Jesús.
56 Este llegó á Pilato, y pidió el cuerpo
de Jesús. Entonces Pilato mandó que
el cuerpo se le diese.
59 Y tomando Joseph el cuerpo, lo en-
volvió en una sábana limpia,
#0 Y lo puso en un señalero suyo nue-
vo, qne habla labrado en la roca; y re*
vuelta una grande piedra á la puerta del
sepulcro; se fuá.
61 Y estaban allí Maria Magdalena, y la
otra María, sentadas delante del ecpul?
ere.
68 Y el siguiente día, que era e? dta des-
pués de la preparación, se juntaron los
príncipes de los sacerdotes y los Fariseos
áPtlato,
6* Diciendo: Sefiorynoeaoordamoaque
aquel engañador dtyo, viviendo aun : Des-
pués del tercero día resucitaré.
64 Manda, núes, asegurar el sepulcro
hasta el dia tercero ; porque no vengan
sus discípulos de noche, y le hurten, y
digan al pueblo : Resucitó de los muer-
tos ; y será el postrer error peor que d
primero.
65 Díceles Pilato: La guardia tenéis:
id, aseguradlo como sabéis.
66 Y yendo ellos, aseguraron el sepul-
cro con la guardia» sellando la piedra. •
CAPITULO XXVIIL
MStSMUta Oí Señor tfiül mttOlñtHttf y MIMCNM IOS <ín-
gelesm resurrección d las mugares que «tafea d vi-
sitar su sepulcro, d las cuales también se muestra* y
Us manda que den ku nuevas d h* discípulos. Z7.
Las guáralas de% sepulcro Mal teewsmonto •• m tu»
surrección dol Señor d las sacerdotes, u ellos km
sobornan con dmerospara que digan de otra mane-
ra, Et Señor se muestra d sus sHscipuios en GaWea,
9 tes acetar*, m autoridad, w ka tumi» per toé* el
mundo d predicar su evangelio.
EN el fin del sábado, asi como 11»
amaneciendo el primer dio de la se-
mana, vino Maria Magdalena, y la otra
Maria, á ver el sepulcro.
2 Y, he aquí, fué hecho un gran terre»
moto; porque el ángel del Señor dea*
cendiendo del cielo y llegando, habla
revuelto la piedra do la puerta éd $epul-
croy y estaba sentado sobre ella*
8 Y su aspecto era como un relámpa-
go; y su vestido blanco como la nieve.
4 Y del miedo de él los guardas tem-
blaron, y fueron vuoltos como muertos.
5 Y respondiendo el ángel, <U)o á las
mugeres: No temáis vosotras; porque
yo sé que buscáis á Jesús, el que fuá en*
cimoado. . i
6 No está aquí; porque ha resucitado,
89
SAN MARCOS.
nomo dfyo. Venid, ved el lagar donde
fué puesto el Señor ;
7 T presto id, decid á bus discipuloe,
que ha resucitado de los muertos ; y, he
aquí, os espera en Galilea : allí le veréis :
he aquí, os lo he dicha
8 Entonces ellas saliendo del sepulcro
con temor y gran goso, fueron corriendo
á dar las nueras á sus discipuloe. T
yendo á darlas nueyas á sus discípulos,
9 He aquí, Jesús les sale al encuentro,
diciendo: Tengáis gozo. Y ellas se llega-
ron, y trabaron de sus píos, y le adoraron.
10 Entonces Jesús les dice : No temáis,
id, dad las nuevas á mis* hermanos, para
que vayan á Galilea; y allá me verán.
11 H Y yendo ellas, he aquí, unos de
la guardia vinieron á la ciudad, y dieron
aviso á los principes de los sacerdotes
de todas las cosas que habían acontecido.
12 Y juntados con los ándanos, habido
consejo, dieron mucho dinero alca sol-
18 Diciendo ; Decid ; Sus discípulos vi-
nieron de noches y le hurtaron, durmien-
do nosotros.
14 Y si esto fuere* oído del presidente,
nosotros le persuadiremos, y os haremos
seguros.
15 Y ellos, tomado el dinero, hicieron
oomo estaban instruidos ; y este dicho
ha sido divulgado entre los Judíos hasta
el dia de hoy.
16 H Mas los once discípulos se fueron
á Galilea, al monte, donde Jesús les ha-
bía ordenado.
17 Y como le vieron, le adoraron ; mas
algunos dudaban.
18 Y llegando Jesús, les hablo, (Mcieo.
do : Toda potestad me es dada en el dé-
lo y en la tierra.
10 Por tanto id, ensenad á todas las na-
ciones, bautizándoles en d nombre dd
Padre, y dd Hjjo, y del Espíritu Santo :
20 Enseñándoles que guarden todas las
cosas que os he mandado ; y, he aquí, yo
estoy con vosotros todos los dias, hasta
d fin dd siglo. Amen.
EL EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESÜ CRISTO
SEGÚN
SAN MARCOS.
CAPITULO L
De la predicación p bautiemo del BauUeta p de m
aueteridad de vida, 2. Jemte ee bautizado por ¿Z, p
deepue» Untado. 3. La vocación de Pedro, Andrés,
9 loe hijee de Zebedeo. 4. Predica en lew tinagogae
de Galilea, p tana enfermo* de divereae enferme-
dadee,
PRINCIPIO dd Evangelio de Jesu
Cristo, Htfo de Dios.
9 Come está escrito en los profetas:
He aqui, yo envió á mi mensagero de-
lante de tu iaz, que apareje tu camino
delante de tí.
3 Voz dd que clama en el desierto:
Aparejad el camino dd Señor: haced
derechas sus veredas.
4 Bautizaba Juan en d desierto, y pre-
dicaba d bautismo de arrepentimiento
para remisión de pecados.
5 Y salla á él todo el pais de Judea, y
los de Jerusdem ; y eran todos bautiza-
dos por él en el rio dd Jordán, confesan-
do sus pecados.
0 Y Juan andaba vestido de pelos do
camello, y con un cinto do cuero alrede-
dor de sub lomos; y comía langostas, y
mid montes*
7 Y predicaba, diciendo : Viene en pos
de mi d que es mss poderoso que yo, si
cual no soy digno de desatar encorvado
la correa de sus zapatos.
8 Yo á la verdad os he bautizado con
agua ; mas él os bautizará con d Espí-
ritu Santo.
9 \ Y aconteció en aquellos dias, que
Jesús vino de Nasareth de Galilea, y fué
bautizado por Juan en d Jordán.
10 Y luego, subiendo del agua, vio
abrirse los ddos, y d Espíritu, como
paloma, que descendía sobre él.
11 Y vino una voz de los cídos, fue de-
cía:. Tú eres mi Hijo amado ; en ti tomo
contentamiento.
12 Y luego el Espíritu le Impele al de-
sierto.
13 Y estuvo allí en el desierto cuarenta
dias ; y era tentado de Satanás; y estaba
con las fieras ; y los ángeles le servían.
U 1 Masdoípus* o,ueJnjuJu4 catre-
SAN M/AlROOS.
gado, Jesús vine-á Gaattsa, pmUeaado el
evangelio del reino de Dios,
19 T diciendo : £1 tiempo es cumplido ;
y el reino de Dios está cerca: Arrepen-
tios, y creed el Evangelio.
16 Y andando Junto a la mar de Galilea!
vio á Simón, y á Andrés sn hermano, que
echaban la ved en la asar, porqne eran
pescadores.
17 Y les dijo Jesús : Venid en pos de
mi, y haré qne seáis pescadores de nom-
bres.
18 Y luego, dejadas sns redes, le siguie-
ron.
19 Y pasando de allí nn poca mas ade-
lante, vio á Santiago, hijo de Zebedeo, y
á Juan sa hermano, también ellos en la
nave, qne aderezaban las redesr
•20 Y luego los llamó; y dejando á mu
padre Zebedeo en la nave con los jor-
naleros, fueron en pos de ÓL
21 t Y entraron en Capernaum; y lue-
go los sábados entrando en la sinagoga
enseñaba.
23 Y se pasmaban de sn doctrina; por-
qne los enseñaba como quien tiene au-
toridad, y no como los escribas.
28 Y habia en la sinagoga de ellos un
hombre con espíritu inmundo, el cual
dio voces,
24 Diciendo: ¡Ahí ¿Qué tenemos no-
sotros qne ver contigo, Jesús Nazareno ?
¿Has venido á destruirnos? Te conoz-
co quien eres, eres el Santo de Dios.
25 Y rinlóle Jesús, diciendo: Enmu-
dece, y sil de éi
26 Y haciéndole pedazos el espíritu in-
mundo, y clamando á gran voz, salió de él.
27 Y todos se maravillaron, de tal ma-
nera que inquirían entre sí, diciendo:
4 Qué es esto y ¿ Qué nueva doctrina es
esta, que con autoridad aun á los espí-
ritus inmundos manda, y le obedecen f
28 Y lnego se divulgó su fitina por todo
el pais al derredor de la Galilea.
29 Y luego salidos de la sinagoga, vi-
nieron á casa de Simón y de Andrés, con
Santiago y Juan.
80 Y la suegra de Simón estaba acos-
tada con calentura; y le dijeron lnego
de ella.
81 Entonces llegando él, la tomó de su
mano, y la levanto; y luego la dejó la ca-
lentura, y les servía.
82 Y cuando fue" la tarde, como el sol
se puso, traían á él todos los que tenían
mal, y endemoniados.
«8 Y toda la ctafectae Juntó ala puerta,
J4 Y sanó & muchos que estaban enfer-
mos de diversas enfermedades; y echó
mera muchos demonios; y no dejaba
hallar á los demonios aporque le cono-
cían.
85 Y levantándose muy de mañana, aun
muy de noche, salió, y se fué á un lugar
desierto, y allí oraba.
86 Y le siguió Simen, y los que estaban
con él
87 Y hallándole, le dicen: Todos te
88 Y les dice : Vamos á las aldeas veci-
nas, para que predique también allí;
porqne para esto he venido.
80 Y predicaba en las sinagogas de
ellos en toda la Galilea, y echaba f ñera
los demonios.
40 Y un leproso vino á él, rogándole ;
y hincada la rodilla, le dice : Si quieres,
puedes limpiarme.
41 Y Jesús teniendo misericordia de él,
extendió m mano, y le tocó, y le dice:
Quiero, sé limpio.
42 Y habiendo él dicho esto, luego la
lepra se fué de él, y fué limpio.
48 Y le encargo estrechamente, y luego
le hecho,
44 Y le dice : Mlrae*# no digas á nadie
nada; sino vé, muéstrate al sacerdote, y
ofrece por tn limpieza lo que Moyses
mandó para que les conste.
45 Y él salido, comenzó- á publicar, y á
divulgar grandemente el negocio, de ma-
nera que ya Jesús no podia entrar mani-
fiestamente en la dudad; mas estaba
mera en los lugares desiertos, y venían á
él de todas partes*
CAPITULO n.
Sana d un paralitico en sábados tre 2. La vocaoion
de Mateo, tfc. .3. Da razón por quétutditcipulo* no
ayunan, ni dios Faritmou e» dado creer al Bvanpe-
lio. ¿2»i te fepftwMi piante rfci «*«*>,%**
Y ENTRÓ otra ves en Capernaum
después de alguno* diss; y se oyó
que estaba en casa.
2 Y lnego se juntaron á él muchos, que
ya no cabían ni ann al contorno de la
puerta; y les predicaba la palabra.
8 Entonces vinieron á él uno* trayendo
un paralitico, que era traído de cuatro.
4 Y como no podían llegar á él á causa
de la multitud, descubrieron la techum-
bre donde estaba, y habiéndola deste-
chado, bajaron el lecho en que el paralí-
tico estaba echado.
5 Y viendo Jesús la fé do ellos, dice al
SAN M ARÓOS.
• T estaban allí sentado* algunos áe
los escribas, los cusios pensando en sus
corazones,
7 Declan : ¿ Pof qué habla este blasfe-
mias ? ¿ Quién puede perdonar pecados,
sino solo Dios ?
8 Y conociendo luego Jesús en su espí-
ritu que pensaban esto dentro de si,
les dijo : ¿ Por qué pensáis estas cosas en
vuestros corazones ?
9 ¿Cuál es mas mcil: Decir al parali-
tico: Tus pecados te son perdonados;
ó decirle : Levántate, 7 toma tu lecho,
7 anda?
10 Pues porque sepáis que el Htyo del
hombre tiene potestad en la tierra de
perdonar tos pecados, (dice al paralitico t)
11 A tí digo : Levántate, 7 toma tu le*
cho, 7 Tete á tu casa.
12 Entonces *7 se levantó luego; 7
tomando su lecho, se sallé delante de
todos, de manera que todos quedaron
atónitos, 7 glorificaron á Dios, diciendo :
Nunca tal hemos visto.
13 t Y volvió á salir á la mar, 7 toda la
multitud venia á él, 7 les ensenaba.
14 Y pasando vio á Levt, hty> de Alteo,
sentado al banco de los tributos, 7 le dice :
Sígneme, Y levantándose, le siguió.
15 Y aconteció, que estando Jesús á la
mesa en casa de él, muchos publícanos
7 pecadores se sentaban también Junta-
mente con Jesús, 7 eou sus discípulos ;
porque habla muchos, 7 le seguían.
16 Y los escribas 7 los Fariseos, vién-
dole comer con publícanos, 7 con peca-
dores, dieron á sus discípulos : ¿ Qné es
esto, que vueatro Jfossfro como 7 bebe
con publícanos, 7 con pecadores ?
17 Y oyéndolo Jesús, les dice : Los Baños
no tienen necesidad do médico, sino los
que tienen mal. No be venido á llamar
á los Justos, mas los pecadores á arre-
pentimiento.
18 T Y los discípulos de Juan, 7 tos de
los Fariseos ayunaban} 7 vtenen, 7 le
dicen : ¿ Por qué los discípulos de Juan,
7 tos de los Fariseos ayunan ; 7 tus dis-
cípulos no avunan T
19 Y Jesús les dice : No pueden ayunar
los que son de bodas, cuando el esposo
está con ellos: entre tanto que tienen
consigo al esposo no pueden ayunar.
90 Mas vendrán días, cuando el esposo
será quitado de ellos; 7 entonces en
aquellos días ayunarán.
81 Itadle eefe* ftmlwido de paño nuevo
en vestido viejo ; de otra manera el mis*
SÍ
mo reariendo nuevo tira del viejo, 7 so
hace peor rotura
99 NI nadie ocha vino nuevo en odres
viejos; do otra manera el vino nuevo
rompe los odres, 7 se derrama el vino, 7
los odres se pierden ; mas el vino nuevo
en odres nuevos se ha de echar.
MU aconteció, que pasando él por
los sembrados en sábado, sus discípulos
andando cosaenearon á arrancar espigas.
te Entonces loe Fariseos le dijeron: He
aquí , ¿ por qné hacen en sábado lo que
no es licito f
25 Y él los dijo: ¿Nunca leísteis fué
hlao David cuando tuvo necesidad, 7 tu-
vo hambre, el 7 los que estaban con él t
26 ¿Cómo entró en la casa de Dios,
siendo AMathar sumo sacerdote, 7 comió
loe panes de la proposición, de loa coales
no es licito comer, sino á los sacerdotes,
7 aun dio á los que estaban con el ?
97 Díjole* también : El sábado por
cansa del hombre fue* hecho 5 no el hom-
bre por cansa del sábado.
28 Asi que el Hgo del hombre Señor es
también del sábado.
CAPITULO m.
Sana en sábado d uno orne tenia urna mano seca, » osm-
J\aalacalunmi+<k**4 tarto*** acerca déla mtar-
da del sábado. 2. Sana diversas enfermedades. 2.
Instituye el apostolado en sus discípulo». 4. Sus pa-
Heñios te mmtrnn para ponerte d recamé* poeqm te
fiemen par fnera da si. & Loe Fárfara» atríbmpm d,
Beelsebub ene vibras admirables, y él los eon/kia y
amenaza. G. Declara cudn caros le sean loe que d eZ
pdsmdoam-immseUegem.
Y OTRA vez entró en la sinagoga; 7
habla allí un hombre que tenia una
mano seca,
2 Y le acechaban, si en sábado le sana-
rla, para acusarle.
8 Entonces dijo al hombre que tenia la
mano seca: Levántate en medio.
4 Y les dice: ¿Es lícito hacer bien en
sábados, ó hacer mal? ¿salvar m vida,
ó matar? Mas ellos callaban.
5 Y mirándolos en derredor con enojo,
condoleciéndose de la durem de su cora-
non, dice al hombre : Extiende tu anana.
Y la extendió, 7 su mano toé restituida
sana como la otra.
0 Entonces saliendo los Fariseos toma*
ron consejo con los Herodianos contra
él, para matarla
T t Mas Jesús se apartó á la mar con
sus discípulos ; 7 le siguió una gran mul-
titud de Galilea, 7 de Jadea,
8 Y de Jemsalem, 7 de Idnroen, 7 áe la
otra parte del Jordán ; 7 de los que mo-
ni rodador de Tyn y dn fildoa,
SAN MARCOS.
cosas hacia, vinieron á éL
9 Y dtyo ¿ sus discípulos que una nave-
cilla le estuviese siempre apercibida, por
cansa de la multitud, para que no le opri-
miesen.
10 Porque bable sanado á muchos, de
tal manera qee salan sobre él, osantes
tenían plagas, por tocarle.
11 Y los espiritas tamandoa» en vién-
dote, se posteaban delante de él, y daban
tocos, diciendo: T£ eres el Htyo de Dios.
13 Mas él les renia mocho que no le
manifestasen.
13 Y sabio si monte, y llamó á H tos
qne él quiao ; y Yinieron á éL
14 H Y ordenó á doce para qne estuvie-
sen con él, y paca enviarlos á predicar ;
15 Y qne tnylesen potestad ds sanar en-
fermedades, y de echar fuera demonios :
16" A Simón, al casi puso por sobre-
nombre Pedro;
17 Y á Santiago, A#o de Zebedee, y á
Joan hermano de Santiago, y les paso
por sobrenombre Boanerges, que es, Mi-
jos de trueno;
18 Y á Andrés, y a Felipe, y á Barto-
lomé, y á Mateo, y á Tomas, y á Santiago,
Atfe de Alfeo, y á Tsdeo, y á Simón el
Cananeo,
Id Y á Judas Iscariote, el qne le entre-
gó; y vinieron á casa.
20 t Y otra ves se juntó la multitud,
de tal manera que ello» ni aun podían
comer pan.
31 Y como to oyeron los suyos, vinieron
para prenderle ; porque declan : Bctálue-
mdesi.
33 1 Y los escribas que hablan venido
de Jerusalem, decían que tenia á Beel-
eebub, y que por el principe de los de-
monios echaba fuera tos demonios.
33 Y llamándoles, les dflo por parábo-
las: ¿ Cómo puede Satanás echar fuera á
Satanás f
84 Y ai un reino centra si mismo fuere
dividido, no puede permanecer el tal
reino.
25 Y si una casa fuere dividida contra
si miasma, no puede permanecer m tal
36 Y si Satanás se levantare contra sí'
mismo, y fuere dividido, no puede per-
manecer; mas tiene fin.
37 Nadie puede saquear isa alhojas del
valiente entrando en su casa, si antes no
atare al valiente; y entonces saqueará
2b De cierto os digo,?*» teñan los pe-
cados serán perdonados á los lujos de
los hombres, y las blasfemias cuales-
quiera con que blasfemaren :
30 Mas cualquiera que blasfemare con-
tra el Espíritu Santo, no tiene perdón
para siempre ; mas está expuesto á juicio
eterno.
30 Porque declan: Tiene espirita in-
munda
31 t Vienen pues sus hermanos y su
madre, y estando de fuera, enviaron á él
llamándole.
.82 Y la multitud estaba asentada al
rededor de él, y le dieron : He aqai, tu
madre y tus hermanes te buscan fuera,
83 Y él les respondió, dkiendo: ¿Quién
es mi madre, y mis hermanos t
84 Y mirando al derredor á los ene
estaban sentados en derredor de él, d¿o:
He aqui mi madre, y mis hermanos.
85 Porque cnalqaieía que hiciere la vo-
luntad de Dios, este es mi hermane, y
mi hermana, y mi medra
CAPITULO IV.
Con dicerta» ttmtjanxaM enseña la condición del eran-
atUo y de mt trino. 4. Manda é Jm wtudo» y d ta
wnuj\ f l» okodeotm
Y OTRA ven comenzó á ensenar jun-
to á la mar, y se juntó á él una gran
multitud, tanto qae entrándose él en un
barco, se sentó en la mar, y toda la mul-
titud estaba en tierra juntó á la mar.
3 Y les ensenaba por paranoias muchas
cesas, y les decae en sn doctrina:
8 Oid: He aquí, el que sembraba sallé
á sembrar.
4 Y aconteció sembrando, qne una parte
cayó junto al camino; y vinieren ms aves
del cielo, y la tragaron.
¿> Y otra partecayó en pedregales, donde
no tenia mucha tierra; y luego nació,
porque no tenia la tierra protunda.
6 Mas, salido el sol, se quemó ; y por
cuanto no tenia rais se secó.
7 Y otra parte cayó en espinas; f cre-
cieron las espinas, y la ahogaron, y no
dio fruto.
8 Y otra parte cayó en buena tierra, y
dio ñuto, qae subió y creció ; y llevó uno
á treinta, y otro á sesenta, y otro á ciento.
• Entonces lea dty o: Blque tiene ©idos
para oir, oiga.
10 Y cuando estuvo solo le pregunta-
ron, los qus estaban si rededor de el con
los doce, de la parábola.
11 Ylesdtfo: A vosotros es dado saber
elatisterio del reino de Dios; másalos
83
SAN MARCOS.
que está* tuera, porfarábokase lei hace
todo;
12 Para que Tiendo, vean y no Tean ; y
oyendo, oigan y no entiendan; porque
no te conviertan, y lea aeaa perdonados
mu pocnáoa.
18 Y leadlo: ¿NoaaboU esto pazábo-
la? 4 Cómo pues entenderéis todas las
parábolas f
14 £1 quo siembra siembra la palabra.
15 T estos son los de junto al camino,
en loa que Ja palabra ea sembrada; mas
despnes que la oyeron, luego Tiene Seta-
méMy. y quisa la palabra que fué sembrada
en sus corazones,
16 Y aalaaiemo estos son los que son
sembradas en pedregales; loa que cuan-
do han oído la palabra, luego la reciben
oongoco;
17 Mas no tienen mis en sá, antes son
temporales ; que en levantándose la tri-
bulación, ó la penteeneson por cansa de
la palabra, luego ae escandalizan.
18 Y estos son los que son sembrados
entre espinas ; los que oyen la palabra;
19 Mas las congojas de este siglo, y el
engaño de las riquezas, y las codicias que
hay en las otras cosas, entrando ahogan
la palabra, y Tiene á quedar sin fruto. /
20 Y estos son los -que fueron sembra-
dos en buena tierra; los que oyen la pa-
labra, y Ja reciben, y nacen fruto, uno á
treinta, otro á sesenta, otro á dentó.
21 Dijoles también: 4 Viene la luz para
ser puesto debajo de un almud, 6 debajo
de la cama? 4 No crian* para ser puesta
en el candelera f
22 Porque no hay nada oculto que no
haya do ser manifestado ; ni secreto, que
no haya de Teñir en descubierto.
22 Al alguno tiene oídos para oir, oiga.
24 Dejóles también: Mirad k> que ola:
Con la medida que medís, os medirán
otros ; y será añadido á Tosotroa los que
ole.
25 Porque al que tiene, le será dado ;> y
al que no tiene, aun lo que tiene le será
quitado.
20 Decia mas : Asi es el reino do Dios,
como st un hombre echase simiente en
la tierra;
27 Y durmiese y se lerantase de noche
y de día, y la simiente brotase y creciese
como él no sabe.
28 Porque la tierra de suyo frutlnea,
primero yerba, luego espiga, después
grano lleno en la espiga.
22 Y cuando el fruto mete producido,
40
luuga se úsete la bou, porque la siega ea
llegada.
80 También decia: 4 A qué baremos se-
mejante el reino de Dios? 46 con qué
parábola le cosapsznrumos I
81 Ea como el grano de la mostaza, que
cuando es sembrado en tierra es el mas
pequeño de todas las simientes que hay
en la tierra;
82 Mas cuando fuere sembrado, sube, y
se. hace la mayor de iodas las legum-
bres; y hace grandes 'ramas, do tal ma-
nera que las aves del cielo puedan hacer
nidos debajo desu sombra.
88 Y con muchas tales parábolas les
hablaba la palabra, conforme á lo que
podían oir.
84 Y sin parábola no les hablaba; mas
á sus discípulos en particular declaraba
todo.
86 Y les d^o aquel dia, cuando fué tar-
de: Pasemos á la otra parte.
86 Y enviada la multitud, le tomaron
asi como estaba en la nave, y habla tam-
bién con él otros bamuinhuelos.
37 Y se levantó una grande tempestad
de Tiento, y echábalas ondas en la nare,
de tal manera que ya se llenaba.
88 Y él estaba en la popa durmiendo
sobre un cabezal ; y le despertaron, y le
dicen: 4 Maestro, no te Importa nada
que perezcamos ?
80 Y levantándose él, rifiió al Tiento, 7
<ujo á la mar: Galla, enmudece. Y cesó
el Tiento ; y fué hecha grande bonanza.
40 Y á ellos dtyo: ¿Porqué estala tan
medrosos ? 4 Gomo es que no tenéis té t
41 Y temieron con gran temor, y de-
cían el uno al otro : 4 Quién es este, que
aun el viento y la mar le obedecen?
CAPITULO V.
EckaJUrad**mkombnfnt**jm*r¿mtM*ieo+mdm
demonio*. 3. Sama d una ntuger de «a» antiguo Jtyo
de tingre, yendo d tomar d ia hija de un príncipe dft
Htmagogeu 8. A fcf emú rernteitm.
Y VINIERON á la otra parte déla
mar ala provincia de lceCtadaienen.
2 Y salido él de la nare, mego le sallé al
encuentro un hombre de los sepulcros
con un espíritu inmundo,
8 Que tenia su morada en loe sepulcros,
y ni aun con cadenas le podía alguien
atar;
4 Porque muchas Teces habla sido asa-
do con grillos y cadenas, mas las *Him
hablan sido hechas peñazos por él, y los
grillos desmenuzados; y nadie le pedia
domar.
5 Y siempre de dia y de noche sudaba
SAN MARCOS.
dando toces en los montes y en los se-
pulcros, y hiriéndose con piedras.
6 T como tío á Jesús de lejos, corrió,
y le adoró ;
7 T clamando á gran tos, dtyo : ¿ Qué
tengo yo que ver contigo, Jesns, HQo
del Dios Altísimo f Te conjuro por Dios
que no me atormentes.
S Porque le decía : Sal de este hombre,
espíritu inmundo.
9 T le preguntó: ¿Cómo te llamas?
Y respondió, diciendo : Legión me lla-
mo ; porque stfmos muchos.
10 T le rogaba mucho que no los echase
fuera de aquel pais.
11 Y estaba allí cérea de los montes una
grande manada de puercos paciendo.
13 T le rogaron todos aquellos demo-
nios, diciendo : Enríanos á los puercos
para que entremos en ellos.
18 T les permitió luego Jesús ; y sallen-
do aquellos cspirituB inmundos, entraron
en los puercos; y la manada se precipitó
con Impetuosidad por un despeñadero
en la mar, y eran como dos mil, y se aho-
garon en la mar.
14 Y los que apacentaban los puercos
huyeron, y dieron aviso en la ciudad y
en los campos. Y salieron para ver que
era aquello que habia acontecido.
15 Y Tienen á Jesús, y Ten al que habla
sido atormentado del demonio, sentado,
y Testido, y en seso el que habla tenido
la legión; y tUTieron temor.
10 Y les contaron los que lo hablan vls-
to, como habla acontecido al que habla
tenido el demonio, y lo de los puercos.
17 Y comenzaron á rogarle que se fuese
de loe términos do ellos.
18 Y entrando él en la nave, le rogaba
el que habla sido fatigado del demonio,
para estar con él.
_p Mas Jesús no lo permitió, sino le
dijo : Vete á tu casa á los tuyos, y cuén-
tales cuan grandes cosas ei 8efior ha
hecho contigo, y como ha tenido miseri-
cordia de ti.
20 Y 6e fué, y comenzó á publicar en
Decapolis cuan grandes cosas Jesns ha-
bla hecho con él ; y todos se maravilla-
ban.
21 t Y pasando otra Tez Jesús en una
nave A la otra parte, se juntó á él una
gran multitud ; y estaba junto á la mar.
08 Y vino 'uno de los principes de la
sinagoga llamado Jalro; y como le tío,
se postró á sus pies,
28 Y le rogaba mocho, diciendo: MI
hfya está & H muerte: Vén y pan las
manos sobre ella, para que sea sano, y
Tirira.
94 Y fué con él, y le siguia mucha gen-
te, y le apretaban.
25 Y una mugar que estaba con flujo de
sangre doce afios hacia,
20 Y habla sufrido rancho de muchos
médicos, y habla gastado todo lo que
tenia, y nada habla aprovechado, antes
le iba peor, *
27 Gomo oyó kaNar de Jesús, vtno enfre
el gentío por detrás, y tocó su vestida.
28 Porque decía: 81 yo tocare tan sola-
mente su Testido, quedaré sana.
20 Y luego la fuente de su sangre se
secó, y sintió en «m cuerpo que «stoba
sana de aquel azote.
90 Y Jesús luego conociendo en si mis-
mo la virtud que habla salido de el, vol-
viéndose hada el gentío, dijo: ¿Quién
ha tocado rafe vestidos?
81 Y le dijeron sus discípulos : Ves que
la maltiUd te aprieta, y dices: g Quién
me ha tófado?
88 Y él miraba al rededor por ver á la
que habla hecho esto. *
88 Entonces la muger temiendo y tem-
blando, sabiendo lo que en si habla sido
hecho, Tino, y se postró delante de él, y
le drjo toda la verdad.
84 Y él ledfyo: Hijo, tu fé te ha hecho
sana ; vé en paz, y queda sana de tu azote.
95 t Hablando aun él, vinieron de cata
del príncipe de la sinagoga, diciendo : Tu
hija es muerta : ¿ para qué fatigas mas al
Maestro?
80 Mas Jesns luego, en oyendo esta ra-
zón que se decía, dtyo al principe de la
sinagoga : No temas : cree solamente.
87 Y no permitió que alguno viniese
tras él, sino Pedro, y Santiago, y Juan
hermano de Santiago.
88 Y vino á casa del principe de la sina-
goga, y vló el alboroto, y los que llora-
ban y gemian mucho.
89 Y entrado, les dlco : ¿ Por qué os al-
borotáis, y lloráis : La joven no es muer-
ta, sino que duerme.
40 Y hadan burla de él ; mas él, echa-
dos fuera todos, toma al podro y A la
madre de la joven, y A roe que estaban
con él, y entra donde estaba la joven
echada.
41 Y tomando la mono de la joven, le
dice: Talitha cumi; que quiere decir:
Joven, á tí digo, levántate.
42 Y luego la joven se levantó, y anda-
41
SAN MARCOS.
>*; porque era de doce año* : y se espan-
taron de garande espanta
43 Mas él les encargo estrechamente
que nadie lo supiese; y d$o que diesen
de comer á la joven.
CAPITULO TL
Cristo en m tierra no petede hacer orondee maroefitae
poreamcrtehdidmddesmveeimoe. i. Envíalos dis-
cipmlosd predicar, i. El insensato Juicio de Merodee
acerca de Critto, y la muerte del Bautista. 4. Harta
d la mubitmd en el desierto. B. Viene d loe diselpidoe
andando tobre ¡a mar. totkma muckoe en/mrmem,
Y SALIÓ deiUK,yvinoá su tierra; y
le siguieron sos discípulos,
2 Y llegado el sábado, comentó á ense-
ñar en la sinagoga; y muchos oyéndote
estaban atónitos, diciendo : ¿ De dónde
tieneseste estas cosas? ¿Y qué sabiduría
es esta que le es dada, que tales maravi-
llas son hechas por sus manos ?
8 ¿No es este el carpintero, hUo de
María, hermano de Santiago, y de Josas,
y de Judas, y de Simón ? ¿ No están tam-
bién aquí con nosotros sus hermanas ?
Y se escandalizaban en éL ^
4 Mas Jesús les decía : No fflry profeta
deshonrado sino en sn tierra, y entre sus
parientes, y en su casa.
6 Y no pudo allí hacer alguna maravi-
lla: solamente que sanó unos pocos en-
fermos, poniendo sobre ellos lss manos.
6 Y estaba maravillado de la increduli-
dad de ellos ; y rodeaba las aldeas de al
derredor ensenando.
7 f Y llamó á los doce, y comenzó á
enviarlos de dos en dos, y les dio potes-
tad sobre los espíritus inmundos ;
8 Y les mandó* que no llevasen nada
para el camino, sino solamente un bor-
dón ; ni alforja, ni pan, ni dinero en la
bolsa;
9 Mas que calcasen sandalias; y no
vistiesen dos ropas.
10 Y les deda : En cualquier casa que
entrareis, posad allí hasta que salgáis de
aquel lugar.
11 Y todos aquellos que no os recibie-
ren, ni os oyeren, saliendo de allí, sacu-
did el polvo que está debajo de vuestros
pies en testimonio contra ellos. De eier-
ta,os digo, que mas tolerable será d con-
tigo de Sodoma, ó de Gomorrhaen el dia
del juicio, que ¿1 de aquella ciudad.
1^ Y saliendo predicaban, que se arre-
pintiesen los hombres.
13 Y echaban fuera muchos demonios,
y ungían con aceite á muchos enfermos,
y sanaban.
M 1 Y oyó el rey Herodes ¡afama de
40
Jmm, porque su nombre era hecho noto-
rio, y dijo: Juan el Bautista ha resuci-
tado de los muertos ; y por tanto virtu-
des obran en éL
10 Otros decían: Elias es. Y otros de-
cían : Profeta es ; ó alguno de los pro-
fetas*
16 Y oyéndolo Herodes, djjo: Este es
Juan el que yo degollé : él ha resucitado
de los muertos.
17 Porque el mismo Herodes habla en
viado y prendido á Juan, y le habla apri-
sionado en la cárcel á causa de Herodias,
muger de Felipe su hermano; porque
la habla tomado por muger. -
18 Porque Juan decía á Herodes : No
te es licito tener la muger de tu hermano.
19 -Por tanto Herodias le tenia ojeriza,
y deseaba matarle; mas no podía ;
20 Porque Herodes temía á Juan, cono-
ciéndole por varón Justo y santo ; y le
tenia respeto, y obedeciéndole hacia mu-
chas cosas ; y le ola de buena gana.
21 Y viniendo un dia oportuno, en que
Herodes, en la fiesta de su nacimiento,
hacia cena á sus principes y tribunos, y
á los principales de Galilea,
22 Y entrando la h^a de Herodias, y
danzando, y agradando á Herodes, y á
los que estaban con él á la mesa, el rey
dtyo ala meza: Pídeme lo que quisieres,
que yo te lo daré.
28 Y le juró : Todo lo que me pidieres
te daré hasta la mitad de mi reino.
24 Y saliendo ella, dijo á su madre:
¿Qué pediré? Y cito djjo: La cabezada
Juan el Bautista,
25 Entonces éUa entró prestamente al
rey, y pidió, diciendo : Quiero que ahora
luego me des en un plato la cabeza de
Juan el Bautista.
26 Y el rey se entristeció mucho; mm
á causa del juramento, y de los que esta-
ban con él á la mesa, no quiso negarseA
27 Y luego el rey, enviando uno de la
guardia, mandó que fuese tímida su ca-
beza. El cual fué, y lé degolló en la
cárcel.
28 Y trajo su cabe» en un plato, y h
dio á la moza, y la moza la dio á sn ma-
dre.
20 Y oyéndolo sus discípulos, vinieron,
y tomaron su cuerpo, y le pusieron en un
sepulcro.
80 í Y los apóstoles se juntaron á Je-
sús, y le contaron todo lo qoe habita
hecho, y lo que habian ensenada
61 Y*7k»<ujo: Venid vosotros á partí
SAN MARCOS.
* «a logar desierto, y reposad «a poco;
porque eran muchos loe que iban y ve-
nían, que ai aun tenían lugar de comer.
82 Y te fueron eu una nave á un lugar
desierto á parte.
33 T loe vieron ir mochos, y lo cono-
cieron; y concurrieron allá muchos á
pié do las ciudades, y vinieron antes qne
ellos, y se juntaron á éL
84 Y saliendo Jesús vio vita grande mul-
titud, y tuvo misericordia de ellos, por-
que eran como ovejas sin postor; y les
comenzó á enseñar muchas cosas.
35 Y como ya fuá el día muy entrado,
sus discípulos llegaron á él, diciendo:
£1 lugar es desierto, y el día es ya muy
entrado,
36 Envíalos pora que vayan á los corti-
jos y aldeas de al derredor, y compren
para sí pan, porque no tienen que comer.
87 Y respondiendo él, les dtfo : Dadles
de comer vosotros ; y le dieron : ¿ Qué?
¿ iremos á comprar pan por doscientos
denarlos, para darles de comer t
38 Y él les dice: ¿Cuántos panes te-
néis? Id, y véalo. Y sabiéndolo ellos,
dieron : Cinco, y dos peces.
89 Y les mandó que hiciesen recostar á
todos por ranchos sobre la yerba verde.
40 Y se recostaron por partes, por ran-
chos, de ciento en ciento, y de cincuenta
en cincuenta.
41 Y tomados los cinco panes y los dos
peces, mirando al ciclo, bendUo, y rom-
pió los panes, y dio á sus discípulos para
que les pusiesen delante. Y los dos pe-
ces repartió entre todos.
43 Y comieron todos, y se hartaron.
43 Y alearon de los pedaaos doce espor-
tones llenos, y de los peces.
44 Y eran los que comieron de los pa-
nes cinco mil varones.
43 U Y luego dio priesa á sus discípu-
los á subir en la nave, y ir delante do él
á la otra parte á Betbsaida, entre tanto
qne él despedía la multitud.
46 Y después que los hubo despedido,
se fué al monte á orar.
47 Y como fué la tarde, la nave estaba
en medio de la mar, y él solo en tierra.
48 Y los vio qne se trabajaban navegan-
do, porque el viento les era contrario ; y
cerca de la cuarta vela de la noche vino
á ellos andando sobre la mar, y quería
pasarlos.
49 Y viéndole ellos, qne andaba sobre
la mar, pensaren que era fantasma, y
dieron voces;
gpan. 54
50 Porque todos Je vetan, y se turba-
ron. Mas luego habló con ellos, y les
dtfo: Aseguraos, yo soy: no tengáis
miedo.
51 Y subió á ellos en la nave, y el viento
reposó, y eüo$ en gran manera estaban
fuera de si, y se maravillaban ;
53 Porque aun no entendían el milagro
de los panes ; porque sus consone* esta-
ban endurecidos.
58 U Y cuando fueron á la otra parte,
vinieron á tierra de Qenneaaret, y toma-
ron puerta
54 Y saliendo ellos de la nave, luego le
conocieron.
55 Y corriendo por toda la tierra de al
derredor, comenzaron á traer de todas
partes enfermos en lechos, eomo oyeron
que estaba allí.
56 Y donde quiera que* entraba, en al-
deas, ó ciudades, ó heredades, ponían
en las calles los que estaban enfermos, y
le rogaban que tocasen siquiera el borde
de su vestido, y todos los que le tocaban
quedaron sanos.
CAPITULO VIL
Del-vator de toe humana» tradicionet en ratón del
divino culto, mayormente cuando mm contra el mi»-
damiento dé Dio», & La comida no eonlambtm al
hombre, mino el pecado cuya fuente e$ el coraton car-
nal S, La /ü de la Cañonea, cuna h(fa endemonia-
da tana et Señor, i. Berna é un endemoniado tordo
y mudo*
Y SE juntaron á él los Fariseos, y al-
gunos de los escribas que habían
venido de Jerusalem.
2 Los cuales viendo á algunos de sus
discípulos comer pan con manos comu-
nes, es á saber, por lavar, los condenaban.
8 Porque los Fariseos, y todos los Ju-
díos, teniendo la tradición de loe anda-
nos, si muchas veces no se lavan las
manos, no comen ;
4 Y volviendo do la plaza, si no se lava-
ren, no comen; y otras muchos cosas
hay que han recibido para guardar, como
el lavar do las copas, y do los jarros, y de
los vasos de metal, y de los lechos.
5 Y lo preguntaron los Fariseos y los
escribas : ¿ Por qué tus discípulos no an-
dan conforme á la tradición de los ancia-
nos, mas comen pan con las manos por
lavar?
6 Y respondiendo él, les dtyo : Hipócri-
tas, bien profetizó de vosotros Isaías,
como está escrito : Esto pueblo con los
labios me honra, mas su corazón lejos
está de mi.
7 Mas en vsno mOionran, ensenando
SAN MAROOS.
como doctrinas, mandamiento* de hom-
bres.
8 Porque dejando el mandamiento de
Dios, tenéis la tradición de los hombres :
como el lavar de los jarros, y de las co-
pas; y hacéis muchas otras cosas seme-
jantes á estas.
9 Les decía también: Bien invalidáis
el mandamiento de Dios para guardar
vuestra tradición.
10 Porque Moyses dflo : Honra á tu pa-
dre y á tu madre ; y : El que maldijere al
padre ó á la madre muera de muerte.
11 Y vosotros decis : 81 el hombre di-
jere á su padre ó á su madre : £1 corban
(que quiere decir, don mió) á tí aprove-
chará ; quedará libre.
12 Y no le dejáis mas hacer nada por su
padre, ó por su madre ;
18 Invalidando la palabra de Dios con
vuestra tradición que disteis ; y muchas
cosas hacéis semejantes á estas.
14 % Y ñamando á toda la multitud,
les djjo : Oídme todos, y entended.
15 Nada hay fuera del hombre que en-
trando en él, le pueda contaminar; mas
lo que sale do él, aquello es lo que con-
tamina al hombre.
16 SI alguno tiene oídos para oir, oiga.
17 Y entrándose, dejada la multitud, en
casa, le preguntaron sus discípulos de la
parábola.
18 Y les dice : ¿ Asi también vosotuos
sois sin entendimiento ? ¿No entendéis
que todo lo de fuera que entra en el
hombre, no le puede contaminar ?
19 Porque no entra en su corazón, 6tno
en el vientre ; y sale á la secreta, pur-
gando todas las viandas.
20 Y decía: Lo que del hombre sale,
aquello contamina al hombre.
21 Porque de dentro, del corazón de
los hombres, salen los malos pensamien-
tos, los adulterios, las fornicaciones, los
homicidios,
22 Los hurtos, las avaricias, las malda-
des, el engaño, la lujuria, el ojo maligno,
la blasfemia, la soberbia, la insensatez.
28 Todas estas maldades de dentro sa-
len, y contaminan al hombre.
24 T Y levantándose de allí, se fué á
los términos de Tyro y de Bidón, y en-
trando en casa quiso que nadie lo su-
piese ; mas no pudo esconderse.
25 Porque una mnger, coya hija tenia
' un espíritu inmundo, luego que oyó de
él vino, y se echó á sus pies.
26 Y la mnger era Griega, Byrophenisa
44
de nación, y le rogaba que echase fuer»
de su hija al demonto.
27 Mas Jesús le dijo : Deja primero-har-
terse los híjoe ; porque no es bien tomar
el pan de los hijos, y echarfo á los perros.
28 Y respondió ella, y le dtfo : 81, Sefior,
pero los perros debajo de la mesa' comen
de las migajas de los htyos.
20 Entonces le dice : Por esta palabra,
vé : el demonio ha salido de tu hija.
80 Y como fué á su casa, halló que el
demonio habia salido, y á la hija echada
sobre la cama.
81 í Y volviendo á salir de los térmi-
nos de Tyro y de Bidón, vino á la mar do
Galilea por en medio de los términos de
Decapolis.
82 Y lo traen un sordoy tartamudo, y
le ruegan que le ponga la mano encima.
88 Y tomándole de la multitud á parte,
metió sus dedos en las orejas de él, y
escupiendo tocó su lengua.
84 Y mirando al cielo gimió, y dijo:
Ephphatha; es decir: Sé abierto.
85 Y luego fueron abiertos sus oídos;
y fué desatada la ligadura do su lengua,
y hablaba bien.
86 Y" les mandó que no lo dijesen á na-
die ; mas cuanto mas les mandaba, lanto
mas y mas lo divulgaban ;
87 Y en grande manera se espantaban,
diciendo : Bien lo ha hecho todo : hace
á los sordos oír, y & los mudos hablar.
capitulo vni.
Sarta otra res d la multitud en el desierto con pocos
pane*, tfc. 2- í>emdndanle tos Fariseo* señal, ttc.
8. Avisa d sus discipmlo* que se ojuardm de la doc-
trina farisaica g de la de Herodet porqué ambas,
aunque por direrms caminos, pretendían la abolición
de Cristo. 4. Sana d un ciego. 5. Examinada la
fé que sus discípulo* tenían de $% lee recela su muer-
te g resurrección, y la necesidad de ello, g exhorta d
m imitación d loe que le quisieren seguir, tfé.
EN aquellos días, como hubo una muy
grande multitud de gmte, y no te-
nían que comer, Jesús llamó á sus discí-
pulos, y les dijo :
2 Tengo misericordia de la multitud,
porque ya liace tres días que están con-
migo ; y no tienen que comer.
8 Y si los envió en ayunas á sus casas,
desmayarán en el camino ; porque algu-
nos de ellos han venido de lejos.
4 Y sus discípulos le respondieron:
¿ De dónde podrá alguien hartar á estos
de pan aquí en el desierto?
5 Y les preguntó : ¿ Cuántos panes te-
néis? Y ellos dijeron : Siete.
6 Entonces mandó á la multitud que se
recostasen sobre la tierra; y tomando
SAN MARCOS.
loé siete panes, habiendo dado gracias,
¿os rompió, y dio á sos discípulos para
que los pusiesen delante ; y fas pusieron
delante a la multitud.
7 Tenían también unos pocos pececi-
llos, y habiendo bendecido, djjo que tam-
bién * los pusiesen delante.
8 Y* comieron, y se hartaron, y levan-
taron de los pedazos que hablan sobrado,
siete espuertas.
9 T eran los que comieron, como cua-
tro mil; y los despidió.
10 I Y luego entrando en la nave con
sus discípulos, vluo á las partes de Dal-
manutna.
11 Y vinieron los Fariseos, y comenza-
ron á altercar con él, demandándole señal
del cielo, tentándole.
12 T gimiendo profundamente en sn
espíritu, dice : ¿ Por qué pide señal esta
generación ? De cierto os digo, que no
se dará señal á esta generación.
1S T dejándoles, volvió á entrar en la
nave, y se fué á la otra parte.
14 5 Y ío* discipulos se hablan olvidado
de tomar pan, y no tenían sino un pan
consigo en la nave.
15 Y les mandó, diciendo: Mirad, guar-
daos de la levadura de los Fariseos, y de
la levadura de Heredes.
18 Y discurrían entre si, diciendo : Et
porque no tenemos pan.
17 Y como Jesús lo entendió, les dice :
¿Qué discurrís, porque no tenéis pan?
¿No consideráis, ni entendéis? ¿Aun
tenéis endurecido vuestro corazón ?
18 ¿Teniendo ojos no veis, y teniendo
oídos no oís ? ¿ Y no os acordáis ?
19 Cuando rompí los cinco panes en-
tre cinco mil, ¿ cuántas espuertas llenas
de los pedazos alzasteis ? Y ellos die-
ron: Doce.
20 Y cuando los siete pane* entre cua-
tro mil, ¿ cuántas espuertas llenas de los
pedazos alzasteis ? Y ellos dijeron : Siete.
21 Y les dijo : ¿Cómo aun no entendéis ?
22 t Y vino á Bethsaida, y le traen nn
ciego, y le ruegan que le tocase.
23 Entonces tomando al ciego de la
mano, le sacó fuera de la aldea, y escu-
piendo en sus ojos, y poniéndole las ma-
nos encima, le preguntó, si vela algo.
24 Y él mirando, dtfo : Veo los hombres
como árboles que andan.
25 Luego le puso otra Tez las manos
sobre sus ojos, y le hizo que mirase; y
quedó restituido, y rió de lejos y clara-
mente á todos.
26 Y le envió á su casa, diciendo: No
entres en la aldea, ni lo digas á nadie en
la aldea.
27 T Y salló Jesús y sus discípulos por
las aldeas de Cesárea de Filipo. Y en el
camino preguntó á sus discípulos, di-
ciéndoles: ¿Quién dicen los hombres
que soy yo?
28 Y ellos respondieron : Juan el Bau-
tista; y otros*: Elias; y otros: Alguno
de los profetas.
29 Entonces él les dice: ¿Y vosotros,
quién decís que soy yo ? Y respondien-
do Pedro le dice : Tú eres el Cristo.
90 Y mandóles con rigor que á ningu-
na dijesen esto de él.
81 Y edmenzó á ensenarles, que era
menester qne el Hijo del hombre pade-
ciese mucho, y ser reprobado de los an-
cianos, y de los principes de los sacer-
dotes, y de los escribas, y ser muerto, y
resucitar después de tres días.
82 Y claramente decia esta palabra. En-
toncesPedro le tomó,y le comenzó á reñir.
33 Y él, volviéndose, y mirando á sus
discípulos, riflló á Pedro, diciendo: Apár-
tate de mi, Satanás ; porque no sabes las
cosas que son de Dios, sino las que son
de los hombres.
84 Y llamando á la multitud con sus
discípulos, les dijo : Cualquiera que qui-
siere venir en pos de mí, niegúese á si
mismo, y tome su cruz, y sígame.
35 Porque el que quisiere salvar su vi-
da, la perderá; y el que perdiere su vida
por causa de mi y del Evangelio, este la
salvará.
36 Porque ¿ qué aprovechará al hombro
si grangeare todo el mundo, y pierde su
alma?
87 i O qué recompensa dará el hombre
por su alma?
38 Porque el que se avergonzare de mi
y de mis palabras en esta generación
adulterina y pecadora, el Hijo del hom-
bre se avergonzará de él, cuando vendrá
en la gloria de su Padre con los santos
ángeles.
CAPITULO DL
íym&oÉrtmdSttormmglorlmdéUmtoééétomo»
de tu» diteipmhe. Z, Sana d «m endemoniado unido.
S. Determina cuate* hayan de ferio» mayores, tf pri-
mero» en *u iglesia, y exhorta d la concordia, |rc
DtJOLES también : De cierto os digo,
que hay algunos de los que están
aquí qne no gustarán la muerte, hasta
que hayan visto el reino de Dios que
viene con poder.
2 Y seis días después tomó Jesús á Pe»
45
SAN MARCOS.
dro, y i 8eutiago, y á Juan, y los sacó á
parte solos á un monte alto, y fué trans-
figurado delante de ellos.
8 T ras vestidos fueron vueltos resplan-
decientes, muy blancos como la nieve,
cuales lavador no los puede blanquear
en la tierra,
4 T les apareció Elias con Moyses, que
hablaban con Jesua.
5 Entonces respondiendo Pedro, dice á
Jesús : Maestro, bien será que nos que-
demos aquí, y bagamos tres cabanas:
para ti una, y para Moyses otra, y para
Elias otra;
6 Porque no sabia lo que hablaba, qué
estaba fuera de si.
7 T vino una nube que los asombró,
y una vos de la nube que decía: Este ea
mi mjo amado, 4 él oíd.
8 T luego, como miraron, no vieron
mas á nadie consigo, sino á solo Jesús.
9 T descendiendo ellos del monte, les
mondó que á nadie dijesen lo que hablan
visto, sino cuando el Hijo 4^1 hombre
hubiese resucitado de los muertos.
10 Y ello* retuvieron el caso en si alter-
cando que seria aquello: Resucitar de
los muertos.
11 Y le preguntaron, diciendo: ¿Qué
es lo que los escribas dicen, que es me-
nester que Elias venga antes ?
12 T respondiendo él, les dijo : Elias á
la verdad, cuando viniere antes, restitui-
rá todos los cosas; y como está escrito del
H1Jo del hombre; qué padezca mucho, y
sea tenido en nada.
13 Empero os digo que Ellas ya vino, y
le hicieron todo lo que quisieron, como
está escrito de éL
14 í Y como vino á loe discípulos, vio
uno grande multitud al derredor de ellos,
y los escribas que disputaban con ellos.
15 Y luego todo la multitud, viéndole,
se espantó, y corriendo dél,\e saludaron.
16 Y preguntó á los escribas: ¿Qaé
disputáis con ellos ?
17 Y respondiendo uno de la multitud,
dl)o: Maestro, traje mi hijo á ti, que
tiene un espíritu mudo,
18 El cual donde quiera que le toma, le
despedaza, y echa espumarajos, y cruje
los dientes, y se va secando; y dije á
tus discípulos aue le echasen fuera, y no
pudieron.
19 Y respondiendo él, le dtfo: ¡Oh ge-
neración infle) ! ¿hasta cuándo estaré
con vosotros? ¿hasta cuándo os tengo
desuffir? traédmele.
20 Y se le trajeron; y como él le vio,
luego el espíritu le comenzó á despeda-
zar; y cayendo en tierra se revolcaba,
echando espumarajos.
21 Y preguntó á su podre: ¿Cuánto
tiempo ha que le aconteció esto ? ' Y él
dijo : Desde nifto :
¿3 Y muchos veces le echo en el fuego,
y en aguas, para motarle ; mas, si puedes
algo, ayúdanos, teniendo misericordia de
nosotros.
28 Y Jesús le dijo : 81 puedes creer esto,
al que cree todo ce posible.
24 Y luego el padre del muchacho dijo,
clamando con lágrimas : Creo, Señor :
ayudo mi incredulidad.
25 Y como Je*us vio que la multitud
concurría, rifiió al espíritu inmundo, di-
cléndole: Espíritu mudo y sordo, yo te
mando, sol de él, y no entres mas en éL
26 Entonces d espíritu clamando, y des-
pedazándole mucho, solió; y él quedó
como muerto, de manera que muchos de-
cían, que era muerto.
27 Mas Jesús tomándole de la mano, le
enhestó, y se levantó.
28 Y como él se entró en casa, sus dis-
cípulos le preguntaron aparte : ¿ Por qué
nosotros no pudimos echarle fuera?
29 Y les dijo : Este género de demonio*
con nodo puede salir, sino con oración y
ayuno.
80 % Y salidos de allí, caminaron Juntos
por Galilea; y no quería que nadie ¡o
supiese
81 Porque ensenaba á sus discípulos, y
les decía: El Hijo del hombre será en-
tregado en manos de hombres, y le ma-
tarán ; mas muerto él, resucitará al ter-
cero dio.
32 Moa ellos no entendían esta palabra,
y tenían miedo de preguntarle.
83 t Y vino á Capernanm ; y como vi-
no á coso, les preguntó: ¿Qué disputa-
bais entre vosotros en el camino ?
84 Mas ellos callaron ; porque los unos
con los otros hablan disputado en el
camino, quién de ello* habla de ser el
mayor.
85 Entonces sentándose, llamó á los
doce, y les dice : El que quisiere ser el
primero, será el postrero de todos, y el
servidor de todos.
86 Y tomando á un niño, le puso en
medio de ellos ; y tomándole en sus bra-
zos, les dice :
87 El que recibiere en mi nombre auno
de los tales niños, á mi recibe; y el que
¿4N *f¿nea&
á mi recibe, no me recibe á tai, sino al
que me envió.
83 Y le respondió Juan, diciendo: Maes-
tro, hemos visto á tino, que en tu nom-
bre echaba íbera los demonios, el cnal
no nos sigue ; y se lo redamos, porque
no nos Blgue.
39 T Jesús le dijo : Na se le redéis ;
porane ninguno hay que haga milagro
eh tal nombre que luego pueda decir
nuil de raí.
4t Porque ef que no es contra nosotros,
por nosotros es.
41 Porque cualquiera qtte os diere un
Jarro de agua en mi nombre, porque sois
de Cristo, de cierto os digo, que no per-
derá su recompensa.
43 Y cualquiera que ofendiere á uno de
estos pequenitos que creen en mi, mejor
le seria que le íbera puesta al cnclio'una
piedra de molino, y que fttese echado en
ía mar.
43 Mas si tu mano te fuere ocasión de
"caer, córtala: mejor te es entrar en la
rida manco, que teniendo dos manos ir
al milenio, al fuego que no puede ser
apagado : -
44 Donde su gusano no muere, y su
fuego nunca se apaga.
45 Y st tu pfé te fuere ocasión de caer,
córtale: mejor te es entrar en la rida
cojo, que teniendo dos pies ser echado
en el infierno, al luego que no puede ser
apagado.
46 Donde su gusano no muere, y su
íbego nunca se apaga.
47 Y si tu ojo te fbere ocasión de caer,
sácate: mejor te es entrar en el reino de
Dios con un ojo, que teniendo dos ojos
ser echado al fuego del infierno :
48 Donde su gusano no muere, y el
fuego nunca se apaga.
49 Porque todo hombre será salado con
fuego, y todo sacrificio será salado con sal.
50 Buena eé la sai ; mas si la sal per-
diere su sabor, j con qué la sazonaréis ?
Tened en vosotros mismos sal ; y tened
pus los unos' con los otros.
CAPÍTULO X.
D'ttrmUa *m caetton del abordo Uaal. 2. Recibe
lo* ttilo» coa »imgnlar caridad. $. D\ftouUa$a e* la
ttttra la en la verda<Ura iyUtia al rico, vea* d Dio*
tolo t* pod'ile. 4. Lo que ganan loa que dejan algo
por Ci-Uto. & JÍWefa otra tes mas en particular tu
tañerte y resurrección d mee discípulos, A. Dtl Pri-
mado en «n igtalía contrario d toe principado* del
toando. 7. Sana d Bartimeo ti ciego* «I emal tamo
mea en no* de+Utfo,
YLR YANTÁNDOSE 4e *1M, ría* á
loa término» de Jadea por k otra
parte del Jordán; y volrió la multitud
á juntarse á él ; y rdriólos á enseñar,
como acostumbraba.
3 Y llegándose los Fariseos, le pregun-
taron : ¿ Es licito al marido despedir á su
muger ? tentándole.
3 Mas él respondiendo, les dijo : ¿ Qué
os mandó Moyses ?
4 Y ellos dijeron : Moyses permitió es-
cribir carta de divorcio, y despediría.
5 Y respondiendo Jesús, les dijo : Per
la dureza de mestro corazón os escribió
este mandamiento.
6 Que al principio de la creación, macho
y hembra los hizo Dice.
7 Por esto dejará el hombre á su padre
y á la madre, y se juntará á so muger.
8 Y los que eran dos, serán hechos una
carne : así que no son mas dos, sino una
carne.
9 Pues \o que Dios juntó, no 2o aparte
el hombre.
10 Y tn casa refrieron los discípulos á
preguntarte de lo mismo.
11 Y les dice: Cualquiera que. despi-
diere á su muger, y so casare con otra,
comete adulterio contra ella.
12 Y si la muger despidiere á su mari-
do, y se casare con otro, adultera.
13 1T Y le presentaban niños para que
les tocase ; y los discípulos reñían á los
que to* presentaban.
14 Y riéndolo Jesús, se enojó, y les
dijo : Dejad los nlfios reñir, y no Be lo
redéis ; porque de los tales es el reino
de Dios.
15 De cierto- os digo, que el que no reci-
biere el reino de Dios como un niño, no
entrará en él.
16 Y tomándolos en los brazos, ponien-
do las manos sobre ellos, los bendecía.
17 H" Y saliendo él para ir bu camino,
llegóse uno corriendo, y hincando la ro-
dilla delante de él, le preguntó : Maestro
bueno, ¿qué haré para poseer la rida
eterna ?
18 Y Jesús le éijo : ¿Por qué me dices
bueno ? Ninguno hay bueno, sino uno,
Dios.
19 Sabes los mandamientos : No adul-
teres : No mates : No hurtes : No digas
falso testimonio : No defraudes : Honra
á tu padre, y á tu madre. *
20 £1 entonces respondiendo, le dijo:
Maestro, todo esto he guardado desdo
mi mocedad.-
31 Bufonees Jesús mirándole, le amó,
y le dijo; Una cosa te frita: Vé, todo lo
47
SA.N MARCOS.
que tteaet Tanda, y d* á loa pobres, y
tendrá* tesoro en el cielo ; y ven, tome
tu cruz, y sigúeme.
22 Mas él, entristecido por esta pala-
bra, se fué triste, porque tenia muchas
posesiones.
'¿3 Entonces Jesús mirando al derredor,
dice á sus discípulos ; ¡ Cuan difícilmen-
te entrarán en el «ciño de Dios los que
tienen riqucias!
24 T los discípulos se espantaron de
sus palabras: mas Jesús respondiendo,
les volvió á decir : ¡ Hijoa, cuan difícil es
entrar en el reino de Dios, los que con-
fian en las riquezas!
35 Mas focü es pasar un camello por el
ojo de nna aguja, que el rico entrar en
el reino de Pies.
26 Y ellos se ©apantanan mas y mas,
diciendo dentro de sí: ¿Y quién podra
salvarse?
27 Entonces Jesús mirándolos, dice:
Acerca de los nombres, et imposible;
mas acerca de Dios, no; porque todas
cosas son posibles acerca de Dios.
28 *¡ Entonces Pedro comenzó á de-
cirle: He aqui, nosotros liemos dejado
todas las cosas, y te hemos seguida
29 Y respondiendo Jesús, djjo ; De cier-
to os digo, que ninguno hay que naya
dejado casa, ó bermanos, ó hermanas, ó
padre, ó madre, ó muger, ó lujos, ó here-
dades por causa de mi y del Evangelio,
SO Que no reciba cien tantos, ahora en
este tiempo, casa, y hermanos, y herma-
nas, y madres, y hijos, y heredades, con
persecuciones; y en el siglo venidero,
vida eterna.
31 Empero muchos primeros aeran pos-
treros, y postreros primeros.
32 ^ Y estaban en el camino subiendo a
Jerusalem ; y Jesús iba delante de ellos,
y se espantaban, y le seguían con miedo :
entonces volviendo á tomar á los doce
áparU les comenzó á decir las cosas que
le hablan de acontecer:
83 He aquí, subimos á Jerusalem, y el
Hijo. del hombre será entregado á los
principes de los sacerdotes, y á los escri-
bas, y le condenarán á muerte, y le en-
tregarán á los Gentiles;
34 Lo* cuale* le escarnecerán, y le azota-
rán, y escupirán en él, y le matarán;
mas al tercero día resucitará
35 T Entonces Santiago y Juan, hijos
de Zebedeo, 6e llegaron á él, diciendo :
Maestro, qnerriamoa que nos hagas lo
que pidiéremos.
48
3o Y él les djjo: ¿Que* queréis que oe
haga?
37 .Y ellos le dijeron : Daños que en,tu
gloria nos sentemos ei uno á tu diestra,
y el otro á tu siniestra.
38 Entonces Jesús les dijo : No sábela
lo que pedís : ¿Podéis beber la copa que
yo bebo, y ser bautizados del bautismo
«le que yo soy bautizado ?
38 Y ellos le dieron: Podemos. Y Je-
sús les dijo : A la verdad la copa que yo
bebo, beberéis ; y del bautismo da que
yo soy bautizado, seréis bautizados; .
40 Mas que os sentéis á mi dicsUo, j; á
mi siniestra, no es mió darlo, sino á loa
que está aparejado por mi Iháre,
41 Y como lo oyeron los diez, comen-
zaron á enojarse 4o Santiago y de Juan.
42 Mas Jesús llamándolos, les dice:
Sabéis que los que se von ser principes
en las naciones, se enseñorean de ellas;
y los que entre ellas son grandes, tienen
sobre ellas potestad.
43 Mas no será así entro vosotros, antes
cualquiera que quisiere nacerse grande
entre vosotros, será vuestro servidor.
44 Y cualquiera de vosotros que qui-
siere hacerse el primero, será siervo de
todos.
45 Porque el HJJo del hombre tampoco
vino para ser servido, sino para servir, y
dar su vida en rescate por muchos.
46 í Entonces vienen á Jcrico; y sa-
liendo él de Je rico con sus discípulos
y una gran multitud, Bartbneo el ciego,
btyo de Timeo, estaba sentado junto ai
camino mendigando.
47 Y oyendo que era Jesús el Nazareno,
comenzó á dar voces, y decir : Jesús, hyo
•de David, ten misericordia de uií,
48 Y muchos le reñían, para que callase;
. mas él daba mayores voces : Hijo de Da-
vid, ten misericordia de mi
49 Entonces Jesús parándose, mandó
llamarle; y llaman al ciego, dieiéadole :
Ten confianza: levántate, que te llama»
50 El entouecs echando á un lado sil
capa, so levantó, y vino á Jesús.
51 Y respondiendo Jesús Je dice: ¿Qué
quieres que te baga? El ciego le dice:
Señor, que vea yo.
52 Y Jesús le dtfo : Vé : tu fé te ha sa-
nado. Y luego vio, y seguía á Jesús en
el camina
CAPITULO XL
Ifaetet Sthmr i* entrada en Jemtakm. S.JfcMfcv4
ta higuera, p entrado en el ttmpto rearma n%tmm
mm »*ÍMmimdmmU #nsftajnnta»fMf s*>
UrUfmdi p4lk*rf%jün4t, & rJ {
SAN MARCOS.
YOOMO negaron cero» deJerusn-
lem, de Betbphage, y do Bethanla,
al monte de las Olivas, enría dot de sus
discípulos,
2 T les dice: Id al lugar qne está de-
lante de vosotros, y luego entrados en
él, hallaréis' on pollino atado, sobre el
•cual ningún hombre ha subido : desatad-
le, y tiaédfe
9 Y ai alguien os dijere: ¿Porgué ha-
céis eso ? Decid que el Señor lo ha me-
nester; y kiego le envista acá.
♦ Y fueron, y hallaron el pollino atado
á la puerta fuera, entro dos caminos ; y
le desatan.
6 T míos de los qne estaban allí» les di-
jeron : i Qué hacéis desatando el pollino ?
6 EHos entonces tes dijeron eome* Jesús
habla mandado ; y los dejaron.
7 Ytrajeffon el pollino á Jesús, y ocharon
sobre élsbs vestidos, yélut sentó sobreéL
eV Yinircfeos tendían sus vestidos por el
camino, y ottoa cortaban ramas de los
árboles, y las tendían por d eamlna
9 Y ios qne iban delante, y los qne man
detrás adamaban» diciendo ; \ Hosanna!
¡Bendito el que viene en el nombre del
Señor!
10 Bendito esa el reino de nuestro pa-
dre David, qne viene en el nombre del
geftor: |Hosanna en las altaros!
11 Y entró ¿esas en Jernaftiem, y en el
templo; y habiendo mirado alderredor
todas las conos, -y siendo ya tarde, se
salió á Bethanla con los doce.
Id ? Y el día siguiente, como salieron
de Bethanla, tuvo, hambre.
18 Y viendo de Jejos una higuera, que
tenia hojas, vino á ver si quizá hallarla
en día oigo, y como vino á ello, nada
hallósmo hojas; porque aaa no era tiem-
po de higos»
14 Entonces Jesús respondiendo, dijo
á la Mguem :- Nunca mas nadie coma/ de
ti fruto para siemprct Y ¿ato lo oyeron
sus discípulos. *
15 Vienen pues á Jernsolem ; y entran-
do Jesús en el templo, comenzó á echar
íbera á los que vendían y compraban en
el templo; y trastornó las mesas de los
cambiadores, y los sillas de los qne ven-
dían palomas.
16 Y no consentía que alguien llevase
vaso por el templo.
17 Y les enseñaba, diciendo: ¿No está
escrito, que mi casa, casa de osaejou será
llamad» de toda» las naciones? mas vo-
•otros la habéis hecho cueva de marones,
18 Y ováronla los escribas y los prin-
cipes de los sacerdotes, y procuraban co-
mo le matarían ; porque le tenían miedo,
por cuanto toda la multitud estaba mera
de sí por su doctrina.
19 Mas como fué tarde, Jesús salió de
la dudad.
30 Y pasando por la mañana, vieron que
U higuera se habla secado desde lasjal-
ces.
21 Entonces Pedro acordándote, le dice :
Maestro, he aquí, la higuera que maldi-
jiste se ha secado.
28 Y respondiendo Jesús, les dice : Te-
ned fe de Dios.
23 Porque do cierto os digo, que cual-
quiera qne dtfcre á este monte : Quítate,
y échate en la mar; y no dudare en su
corason, mas creyere que será hecho lo
que dice, lo que dijere le será hecho.
24 Por tanto os digo, que todo lo qtfe
orando pidiereis, creed que-fo redbfrds,
y os vendrá.
2ó Y cnando estuviereis orando, perdo-
nad, si tenéis algo contra alguno, para
que vuestro Padre que ettá en los cielos,
os perdone á vosotros vuestras ofensas.
26 Porque si vosotros no perdonareis,
tampoco vuestro Padre que esfrf en los
délos, os perdonará vuestras ofensas.
27 T Y volvieron á Jerusalem; y an-
dando él por el templo, vienen á él los
príncipes de los sacerdotes, y los escribas,
y los ancianos,
28 Y le dicen: ¿Con qué facultad haces
estas cosas, y quién te ha dado esta fa-
cultad para hacer estos cosas ?
29 Y Jesús entonces respondiendo, les
dice: Preguntaros he también ?o una
palabra, y respondadme^ 7 o» Airé con
que facultad hago estos cosas.
80 ¿ El bautismo do Juan, era dd ddo,
ó de los hombres ? Respondadme. '
31 Entonces dios pensaron dentro de
si, diciendo; Si dijéremos: Del cido,
dirá: ¿ Por qué pues no lo creísteis ?
82 Y si dijéremos : De los hombres, te-
memos ai pueblo ; porque todos teninn
de Jnan, que verdaderamente era profeta.
33 Y respondiendo, dicen á Jesús : No
sabemos. Entonces respondiendo Jesús,
les dice: Tampoco yo os diré con que
facultad hago estas cosas.
CAPITULO Xlt
LatxxnOotadtlavaa. 2. Del trürnto dt Cernir. 8.
Contra U* ¿mtwjtos que nefübe» ¡a rtmmeeiom.
4DthM,do» grande» n^dnmimtoe 5. Prueba la
mt*dé*lihtMah$. Q.La$dotbta*M¿*lavi*-
do pobre, IfC*
SAN MARCOS.
TOOMEN86 * hablarles por parábo-
las : Plantó un hombre una vina, y
la cercó con seto, y le biso un foso, y
edificó una torre, y la arrendó á labrado-
res, y se partió lejos.
8 Y enrió nn siervo á loe labradores, al
tiempo, para que tomase de los labrado-
res del fruto de la Tifia:
3 Mas ellos tomándote le hirieron, y fe
enviaron vacio.
4 T volvió á enviarles otro siervo ; mas
ellos apedreándole, fe hirieron en la cabe-
ai, y volvieron á enviarte afrentado.
5 T volvió á enviar otro, y á aqnel ma-
taron ; y á otros mochos, hiriendo á unos
y matando á otros.
6 Teniendo, pues, ann nn htyo suyo muy
amado, lo envió también á ellos el pos-
trero, diciendo: Porque tendrán en re-
verenda á mi hijo.
7 Mas aquellos labradores dfyeron entre
si : Este es el heredero, venid, matémos-
le, y la heredad será nuestra.
8 T prendiéndole, fe mataron, y echaron
íbera de la vina.
8 ¿Qué, pnes, hará el seflor do la vina?
Vendrá, y destruirá á estos labradores, y
dará so vlfla á otros.
10 i Ni ann esta escritora habéis leído :
La piedra que desecharon los qne edifi-
caban, esta es puesta por cabeza de la
esquina:
11 Por el Señor es hecho esto, y es cosa
maravillosa en nuestros ojos f
19 T procuraban prenderte; mas te-
mían á la multitud, porque entendían
que decía contra ellos aquella parábola;
y dejándole se fueron,
13 t Y envían á él algunos de los Fari-
seos y de los Hendíanos, para qne le
tomasen en eügxtna palabra.
14 T viniendo ellos, le dicen: Maestro,
ya sabemos qne eres hombre de verdad ;
y no te cuidas de nadie ; porque no mi-
ras á la apariencia de hombres, antes con
verdad ensenas el camino de Dios, ¿ Es
licito dar tributo á Cesar, 6 no?
15 ¿ Daremos, ó no daremos t Enton-
ces él como entendía la hipocresía de
ellos, les dflo: ¿Por qué me tentáis?
Traédme un denario pora qne lo vea.
18 Y ellos se lo trajeron; y les dice:
¿ Cuya es esta imagen, y esta Inscripción 1
Y ellos le dieron : De Cesar.
17 Y respondiendo Jesús, les dfyo: Pa-
gad lo que es de Cesar, á Cesar; y lo que
es de Dios, á Dios. Tsemarajülaronde
ella
18 1 Entonces vienen á él Ion
ceos, que dicen qne no hoy resuiveccien,
y le preguntaron, ¿Metido:
19 Maestro, Moyscs nos escribió, qne st
el hermano de algnno muriese, y dejase
muger, y no dejase h^os, qne sn herma-
no tome so moger, y despierte simiente
á sn hermano.
20 Fneron, pnes, siete hermanos ; y el
primero tomó moger; y muriendo, no
dejó semiente.
21 Y 1& tomó et segundo, y sanrió; ynl
aquel tampoco dejó siéntente; y el -ter-
cero, de la misma manera.
23 Y la tomaron los siete; y tnsnpooo
dejaron simiente ? á la postro murió tam-
bién la mugar.
28 In la resurrección, pnes, cuando re-
sucitaren, ¿ muger de cuál de dio* será t
porque los siete m tuvieron por mugen
24 Eut onces» respondiendo Jesús, los
dice : ¿ No erráis por eso, porque no sa-
béis las escrituras, ni el poder de Dios?
25 Porque cuando resucitarán do los
muertos, no se casan, ni se dan ea matri-
monio; mas son como los angelen uno
están en los délos.
26 Y de los muertos que hayan de re-
sucitar, ¿no habéis leído en el libro de
Moyses, como le habló Dios en el asnal*
diciendo : Yo soy el Dios do Aerábase, f
d Dios do Isaac, y el Déos «o Jacob?
27 No es Dios de muertos, sino Dios de
vivos : asi qne vosotros erráis mucha
28 1 Y llegándose uno de los escribas,
que loe habla oido disputar, y sabia qne
les habla respondido bien, le preguntó:
¿Cuál es d mas principal niandnmicnto
de todos t
28 Y Jesús lermpomttóc Simas- prin-
cipal mandamiento de todo»*»/ Oye Is-
rael, d Señor nuestro Dios* el Señor,
uno es.
80 Amarás pues al Señor tu Dios de ro*
do tu ceracoa, y de toda tu ataña, y de
tóelo tu entendimiento, y de tonas tus
iberias: este st d mas principal man-
damiento.
81 Y d segundo se semejante' á élt
Amarás á tu prójimo, como "áttf mismo;
No hay otro mandamiento mayor que
estos.
82 Entonces el escriba le dfyo: Bien,
Maestro, verdad has dicho, porque uno
es Dios, y no hay otro fuera de ol ;•'
88 Y amarle de todo eoraeon, y do todo
entendimiento, y de toen d alma, y de
todas sss fuerzas, y atar ni petjtoo un»
SAN MARCOS.
«o i ai nonato, usa* es que todo* la»
hotc^aostos y sacrificios.
81 Jesús entonce» viendo queheote res-
pondido sabiamente, le dtfo: No estás
lejos del reino de Dios. T ninguno le
osaba ya preguntar.
í>1 Y respondiendo Jesús decía, ense-
nando en el templo : ¿ Cómo dicen los
escribas qne si disto es btyo ds David?
M Porque el mismo David dtyo por al
Espirita Santo: Dtyo el Señor ámtBs-
ftos : Aliéntate á mi diestra, hasta qne
ponga tos enemigos por estrado do tos
pies.
89/ Longo llamándote el mismo David
fteftcv, ¿deddndeptMsessn tejo? Tin
grande multitud le ota de buena gaun.
88 5 T les osota en en doctrina: Guar-
daos de los escribes, qne quieren anda»
oon topos largan» y aman las salutaciones
onlas.plOEaa,
88 Y las primeras sillar *a las sinago-
gas, y los primeros asientos en las esnas t
48 *)ue devoran las «asas de las rindas,
y ponen detente qns> basen largas ora-
ciones. Estos recibirán mayor condena*
don*
41 f Y estando sentado Jesús delante
del asea 4e las ocrendas, miraba como el
pueblo sonaba dinero en el arca; y mu-
chos ricos echaban mucho.
48 Y riño uno rinda pobm, y echo ios
Maneas que es un UMuúvedi. »
43 Entonces llamando á sos discípnlos^
tes dice: Do cierto os digo, qns esta rin-
da pobre ochó mas que todos tes qne
han conecte en el arca;
44 Porque todos eBnr han echado de lo
qne les sobra? mas esta de su pobtena
soné todo te qnp-tenin» todo su austenjtoi,
CAPITULO xm.
B* él mfrmo arfwmtnto y dhpéHcto* rfrf capihdo Sfc
YA4JJSNDO del tnmplo te oteo
uno do ana discípulos: Maestro,
mira qué piedras, y que* edificios.
8 Y Jesús respondiendo, lo. dijo: ¿Tes
estos grandes edificios* no quedará pie-
dra sobre piedra qne no sea derribada.
3 Y sentándose en el monte do tes Oli-
vas detente del templo, le preguntaron
aparto Pedro, y Santiago, y Juan, y An-
drés:
4 Diñes, ¿cuándo serán estes cosas •
¿y qué sefialJtaard cuando todas las co-
sas han de ser acabadas?
5 Y Jesús respondteodolesv oome&so á
decir: Mirad que nadie na engañar
*#ofqu* vendrán mnebos en mi nom-
bro, diciendo: Yo soy -sí Crido; y enga-
ñarán á muchos.
7 Mas coando oyereis de guerras, y de
rumores de güeñas, no os turbéis ; por-
que es menester qno suceda asi, mas aun
no mrá el fin.
8 Porque nadan se levantará contra
nación, y reino contra reino; y habrá
terremotos por los lugares, y habrá ham-
btos, y alborotos:- principios de dolores
terén estos.
8 Mas vosotros mirad por vosotros;
porque os entregarán á losceneUWs; y
en las sinagogas seréis anotados; y do-
lante de presidentes y de reyes seréis lla-
mados por cansa do sai, por testimonio
contra eliosv .
10 Y en -todas las naciones es menester
que el evangelio; sea predicado antes
11 Y cnando oa llevaron entrenándoos,
nopremedltels qne habéis de decér, ni *>
penséis; mas lo que os fuere dado en
aquella boiny eso habted; porque no nota
rosotrof los qmrnnbtels, sino si Espirita
Santo.
18 Y entregará áJe muerto el hermano
al hermano, y «1 padre al n|)o; y so lo*
yantarán los hijo» contra los padres^ y
los; harán morir.
13 Y seréis aborrecidos do todos por
mt nombre; mas el que pemeretaro has-
ta si fin* este será, salvo.
14 Empero cuando riere» te abomina*
don de snotemteuto, de qne habló el pro-
feta Daniel, que estará donde no debe,
(el que loe, entienda,) entonces los que
e&ivukmn en Judea huyan á loa montea ;
15 Y el qno estuviere sobro la casa, no
descienda Atetase, ni entro para tomar
algo de su casa;
lft Y el qno estuviere en d campo, no
tome atrás, ni asm á tomar so capa»
17 Mas (ay de las pnftadae, y do las
que criaren en aquellos dias t
19 Osad puse qne no snooteacn vuestra
huida en invierno.
19 Porque so aquellos dtes habrá aflic-
ción, cual nunca toé desdedí principio
de la creación, de lo*, ¿osos, que creó Dios,
hasta este tiempo, ni habrá jamas.
20 Y si el Señor no hubiese acortado
aquellos dias, ninguna carne se salvarla;
mas por causa de los escogidos, que él
escogí©, acortó aquellos dias.
21 Y entonces si alguno os dfyere: He
aquí, aquí méá el Cristo i ó he aquí/afli
asid, no k órnate;
64
SAN MARRÓOS.
82 Porque m taraoUtán tfelM» ■Qi+Jino
y falsos profetas^- y darán señales y pm>
digios, para engañar, si se pudiese hacer,
attn á los escogidos.
23 Mas vosotros mirad : he aquí, os lo
he dicho antes todo.
24 Empero en aquellos dias, después de
aquella aflicción, el sol se osourecerá, y
la luna no dará su resplandor.
25 Y ka estrellas caerán del cielo, y las
▼fondas que arfen en loa délos seién
conmovidas.
28 Y entonces verán ai H^o del hom-
bre, que vendrá en ka nubes con grande
poder y gloria.
27 Y i entonces enviará ana ángeles, y
juntará aus escogidos de ase cuatro «ienr
toa, desde el un cabo déla tierra hasta el
cabo del cielo,
28 De la higuera aprended la semejeil-
aal Cuando su -rama ya ae hace tierna» y
brota hojas, conócete que- el verano está
29 Amí «ssubieavosotroe cuando viereis
hacerse estas cosas, conoced que está
cerca á las puertas.
30 De cierto osdigot que do pasará está
generación sin que todas estas cosas sean
fccohaa.
81 El ciclo y la tierra pasarán, mas mis
palabras nunca pasarán.
32 Empero de aquel dia, y de labora* na-
die sabe, ni aun loe ángeles que están en
el cielo, ol el miemo- Htfo, sino, el Padre.
88 Mirad, velad, y orad; porque no sa-
béis cuando será el tiempo.
84 Ibrqm ai Hfy> dd hotr*rt at como el
hombro que partiéndose lejos, dejó su
casa, y dio áeue sierres su hacienda, y á
cada nao cargo, y al portero mandó que
velase.
85 Velad pues* porque no sabéis cuando
el señor de la casa v ruará; arla tarde* ó
á la meeüa noche, ó al canto del gallo, ó
ala mañana:
06 Porque esando viniere de repente,
no <i8 halle durmiendo.
87 Y las cosas que á vosotros digo, á
todos lar digo : Velad.
CAPITULO XTV.
La cena del Señor en lkthania donde es ungido por
wtamftger. % Hace con tus discípulos la cena de la
patena, t instUupt el $aeramento do sm cuerpo g
tonare. & Sale al huerto donde ora al Padre, w
es pre»o entregándole Judas. 4. Es examinado del
mano sacerdote* 9. LmnoQmemmdm Podro i o* arre*
EBA^Jn pascua% y fet sMmt de los pa-
nes sin levadura doaAief después;
M
y.pnaenreban lea principes de loa i
dotes y los escribas •oeauo le ]
por engaño* y U matarían.
2 Mas decían; No en el dUv de la fiesta
porque no se haga alboroto del pueblo.
8 Y estando él en Bethania cu casa do
Simón el leproso, y sentado á la mesa,
vino una muger teniendo un vaso de ala-
bastro de ungüento de *nare\e puro de
mucho precio, y quebrando el akbestno,
at lo derramó sobro su caben** •
4 Y hubo algunos que se enojaron den-
tro desi,y dtycrou: ¿Para que\sen*e*>-
cho este desperdicio de ungüento ?
6 Porque podia esto aer vendido por
mas de trescientos deuarios, y darás á
los pobres. Y bromaban contra* oifcL
3 Mas Juana dijo: Dejadla; ¿uorqné
la molestáis t buena obra me ha hecho,
7 Porque aiampre tencia tos pobres con
vosotros, y cuando quisiereis, les podéis
hacer bien; mas 4 mái no aieenpre ame
tenéis.
8 Esta, lo que pudo, bino: se ba< antici-
pado á ungir mi cuerpo nena la aenwuV
tura,
0 De cierto oa digo, que donde quiera
que fuere predicado este eveotrellb en
todo el mondo, también «ato ene ha he-
cho esta, será dicho para memoüe ée
ella.
10 Entonces Jadas Iscariote, uñé de los
doce, fué á lee príncipes de loa asearen*
tes, para entregársele.
11 Y ellos oyendofo se holgaron, y pro-
metieron que le darían dineros. Y bus-
caba oportunidad «orno le entregaría.
12? Y el primer ola * Je JheJe de les
panes ala levadura, cuando- eaerificaban
k pascua, sas discípulos le dicen: ¿Dón-
de quieres que vayameeá prepararte, pa-
ra que comas la pascua?
13 Y envía doa de ana discípulos, y les
dios: Id ala dudad, y oa encontrará *n
hembra que lleva un cántaro do agua,
seguidle;
14 Y donde enerare, decid al señor do
la casat El Maestro dice: 4 Dónde está
el aposento donde tengo de comer la
pascua con mis discípulos ?
15 Y él os mostrará un gran cenadero
aparejado, aderezad para nosotros allL
M Y fueron sus discípulos, y vinieron
á la ciudad, y hallaron como les habla
dicho, y astaesaronla pascua.
17 Y llegada la tarde, vino conloa doce»
18 Y como se neniaron é fa «nasa, y ce-
rniesen, dice Jesuex De. ciento. os digo*
SAN- MARCOS*
•na ano ó* véanteos, qu* cerne ceumi*
ge, bm Im de entregar.
IV Eutonces ellos comenzaron 4 entris-
tecerse, y á decirle cada uno por sí:
¿8tréyot y el otro: ¿Stréjoí
20 Y él respondiendo, les dtyo : Es uno
de los doce, que moja conmigo en el
plato.
81 Asa verdad el H|jo del hambre Ya,
como está de él escrito; mas jay de
aquel hemboa por qnien el Htyo del nom-
bre es entregada l Buen* to fuera» si no
hubiera nacido el tal honrare.
23 Y estando ellos comiendo, tomó
Jesús pan, y bendiciendo lo rompió, y
les dio, y d()o : Tomad, comed, este es
mi enerado.
28 Y tomando la copa, habiendo dado
gracias, les dio; y bebieron de ella todos.
84 Y lea. dice: Esta es mi sangre del
Nuevo Testamento» qinvpor muchos es
25 De cierto os <Ugd¡ que no beberé
mas del fruto de la vid hasta aquel dia,
cuando lo beberé nuevo en el reino de
Dios.
80 f Y como a«biera> cantado un him-
no, a* salieren al monte dalas Olivas.
27 Jesús entonces les dice : Todos se-
réis satén dalimrioa .en mi esta noche,
porque escrito está: Heriré al pastor, y
serán dispersas las ovejas.
88 Has después ojee haya resucitado,
Iré delante de vosotros á Orillee.
26 Entonces Pedro le d^o: Aunque so-
des sean- eseandalisndos, mas no ye»
80 Y le dice Jesús: De cierto te digo,
qun tu, hoy, en esta mbma noche, antes
que el aullo haya esntade dos veces, me
negarás tres veces.
81 Mas él con mus vehemencia decéa :
81 me iuere menester morir contigo*
no te negará. También iodos deeian lo
misma
32 Y vienen al lugar que se llama Getfe
semana, y snceá ano discípulos: Sentaos
aquí, entre tanto qjne oro.
83 Y toma consigo á Pedro, y á Santia-
go, y á Juan, y eomennó á atesnoriíame,
y á angustiarse en gran manera.
8a Y les diee: Del todo está triste mi
alma hasta la muerte: esperad aqni, y
85 Y yéndose un pono adelante, se pos-
tró en tierra, y oró, que •¿Cacee posible,
pasase de él aquella alees;
83 T<*>1 Ahbaj Rsdiuy nadan ameooas
«mátipnsáustt; apean ato miesUeef»;
empero no lo que yo quiero, sino le
qnetu.
87 Y vino, y los halló durmiendo; y
dke á Pedro : ¿Simón, duermes ? ¿ #o
has podido velar una hora ?
88 Velad, y orad, para que no entréis
en tentación: el espíritu ala verdad oíd
presto, mas la carne enferma,
28 Y volviéndose á Ir, oró, y dfye las
mismas palabras.
48 Y vuelto, los halló otra, ves dur*
miendo; porque los ojos de dios estaban
cargados, y no sabiau une responderle.
41 Y vino la tercera ven, y les dicei
Dormid ya, y descansad. Basta: labor»
es venida : he aqni, el Htfo dol hombre
es entregado en roanos 4e pecadores.
, 42 Levantaos, vamos : he aquí, el que
me entrega está cerca. /
48 Y luego, aun hablando él, vino Jo*
das, que era uno de los doce, y con él
mucha gente con espadas y palos, de par*
te de los príncipes de los saoardotes, y
de ios escribas, y de los ancianos.
44 Y el que le entregaba lea habla deje*
una señal, diciendo : Al que yo besare»
aquel ees prendadle, y Uevádb segura-
mente,
45 Y como vino, se llegó luego á él, y
lo dice: Maestro, lesestro, y le besó.
48 Entonces ellas eohscon en él sos
manos, y le prendieron.
47 Y uno de los que estaban slli, secan-
do la espada, hirió al siervo del sumo
sacerdote, y le cortó la oreja.
48 Y respondiendo Jusus, les dijo: ¿Có-
mo á ladrón, habéis salido con espadas y
«*» palos á tomarme ?
49 Cada dia estaba con vosotros «ote*
fiando en el templo, y no me, tomasteis.
Mas e$ orí para que se cumplan las escri-
toras.
90 Entonces dejándole todos sur stterf.
pules huyeron.
51 Empero un mancebo le sególa cu-
bierto de una sábana sobre d cmrj» det-
nudp ; y los mancebos le prendieron.
52 Mas él, dejando la sábana, se huyó
de ellos desnudo.
58 H Y trajeron á Jesús al sumo sacer-
dote ; y se juntaron á él todos los prin-
cipes de los sacerdotes, y los ancianos, y
los escribas.
54 Pedro empero le siguió de lejos
hasta dentro del palacio del sumo sacer-
dote ; y estaba sentado con los criados,
y calentándose al luego. . ,
W Y loa primspea de loe sacerdoteS|
58
8AN MATtoaa
y tatito d cotncfUcYbttsceban ^eatttneaifte
contra Jesús» para entregarle á la muer-
to ; mas no ñauaban.
M Porque mochos decían flus© testi-
monio contra él; mas sos testimonios
no concertaban.
57 Entonces levan tsnd ose unos, dieren
falso testimonio contra él, diciendo t
66 Nosotras le nemes oído decir1: To
derribaré este templo, que es hecho de
manos, y en tres días eélicaré otro he-
cho ero manos.
60 Mas ni son as* se concertaba el tes*
tiraonio de ellos.
60 El sumo sacerdote entonces, levan*
tfttddse en medio, preguntó 4 Jesús,
diciendo: ¿No respondes algo? ¿Qué
atestlgtian- estos contra ti *
01 Mas él callaba, y nada respondió.
Bl'stímo' sacerdote re volvió 4l «regUritur,
ylcdtce: ¿ Eres té el Cristo, el Htfo del
Bendito?
f» Y Jesús le dijo i Yoeoy» y veréis si
Hijo del homorc asentado á la diestra
dér fcodef *¿ JWe», y que viene en las nu-
bes del délo.
'69 Entonces él sumo sacerdote, rom-
piendo sus vestidos, dtyo : ¿ Qué mas te*
nomos necesidad ée testigos ?
64 Otdo habéis la MaeretnJat ¿Qué os
parece? T ellos todos le condenaron
ser culpado de muerte.
66 T algoabs comensurou a escupir en
él, y á cubrir su rostro, y á darle bofeta-
da*, y decirle: Profertea. Y los criados
le herían de bofetadas.
66 1 T estando Pedro en el palacio
abajo, vino una de las criadas del sumo
sacerdote;
97 T como vid á Pedro ene se calenta-
ba, mirándole, dice : T tu eou Jesús el
Nazareno estabas.
68 Mas éf negó, dlcfettde : No fe ooods-
co, ni sé lo qne te dices. T se saHÓ fbe-
ra á la entrada, y cantó el gallo.
69 T la criada viéndole otra ves, comear
zó á decir á los que estaban allí ; Este
esunodeeflos. .
70 Mas él negó otra vea Y poco des-
pués otra ves los que estaban allí, dije-
ron á Pedro : Verdaderamente tú eres de
ellos ; porque eres Oaltleo, y tn habla as
semejante.
71 Y él comenzó á echarse maldiciones
y á Jurar, «Nefando.» No oosfeaco á asa
hombro de que uselste.
73 T el gaúo cauto- la segunda vea; y
-'stotajsisftmq** te-
té
sus re MMt dreno í Antea qtse el gasa»
cante dos veces, me segarás tres Tanas;
y comentó á llorar.
CAPÍTULO XV.
JS»pt*mniuilavwmmit*<htmtié*P*a1*9tÍ4máuU
pr%f tritio par dméko*. dt<»<wtfo, Barrátm» mdioi»-
*o homicida, e$ nenfenciado ti la muerte de cmr. i.
Eé depketto <fe la cmr, v tepdHaéo por Jotph dk
Arimatíktm.
YLUB60 posUmsIhum.heeuo con-
sejo, los «amos ■asordóte» coa loa
andenes, y coa loa escribas, y eom iodo
el soueWo, trajeres) á Jasas «lado, y fe
entregaron 4 Mate.
S Y 1© preguntó Pttato: ¿ Ere» tú «1 Roy
do loe Jodio»? Y lusponeissjdo él, le
drjo: Tú tedíeos.
3 Y le acosAbau los principe» 4e les sa-
cerdotes de meóos* caeos.
4 Y lo preguntó otra ves PüatOr esoieu
do: ¿No respondes algo? Mira cuan
muchas •cusas atestiguan cunase tL
5 Mas Jesús ni ann con eso respondió,
de manera que Hiato su maravillaba,
6 Empero en si «Na afees testases «ai-
taba un pfeeascoeleuÉeTa^ae pidiesen.
7 Y habla uno que se llamaba Barrabas»
preso con sus pompa» eses 4e la retuei-
ta, qne eu uno revuaiSa babean beaba usa
maorte.
6 Y la multitud, dando vt>ee«.<eoosean6
á pedir qm fat Afafaw como, atetupre sea
habla hecho.
vYPBstolesiUpwsuiMUtftOdo^Qus-
reis que os enalte al rey de los indios í
10 Porque conocía que por eavidb* lo
hablan entregado lea pftectaee de asa
sacerdotes.
11 Mss loa principes de las aneerdocos
tnoftarou ¿ la multitud, que lea soltase
antes á Barrabas.
1$ Y respondiendo FUato* les dice otea
ves: i Qué pues queréis que haga de él
qne Ñamáis Bey da loa Judión!.
18 Y ellos volvieron á dar vocea: Oro*
cffícale. ' -
MMaaPttaioleadeelat 4 Pajea; «sé mal
ha hecho ? Y ellos daban mayores va*
ee*r eradOesie. «*«
lfr Y Plssto, queriendo satjsssaet al pus»
blo, les soltó á-Barrabsav y entregó á Jo*
sos, anotado, aora ^10 fuese «ruolflcüdo.
16 JBatonoas los seseados Ve llevaron
dentro de la sala, es á saber, á la anjttsn*
da; y convocan tada la cuadrilla,
17 Y le vlstanr da purpura, y le; ;
una corona tejiste efe capease 1
-a» Y iniursasurní ¿tasto***,* <
Tsugse goasy Bsy da leu Juésos» ,
SAN MABCQ&
10 Y le tafea tajeaba» coa «i» cafe»
y escupían en él, y le batían reverencia
hincadas la» rodilla*.
20 Y después que le habieron escarne-
cida, le .desnudaren de la púrpura, y le
vistieron ana propio» vestidos ; y le sa-
can para crucificarle,
21 T cargaron á uno que pasaba, (8lroon
Cjreneo padre de Alejandro y de Rufo,
que venia del campo,) para que llevase
sn eras.
23 Y le llevan al lugar de Golgotha,
que interpretado quiere decir, lugar de
la Calavera.
• 28 Y le dieron á beber vino naesclado
con mirra; mas él no lo tomó. •
9* Y eoansV» le hubieron crucificado,
repartieron sus vestidos, echando suer-
te* sobre ellos, qaé llevarla cada uno.
25 Y era la hora de tárela cuando le
cruclUoaroa.
26 Y el titulo escrito de su cansa era,
EL REY DE LOS JUDÍOS.
97 Y crucificasen con él dos ladrones,
uno á au mano derecha, y' otro á su ma-
no izquierda.
28 Y 80 cumplió la escritura que dice :
Y con loa inicuos fué contado.
29 Y loe que pasaban le denostaban,
meneando la cabeza, y diciendo: j Ab! ,
que derribas el templo de Dios, y en
tres días 2o edificas :
80 Sálvalo 4 ti mftamav y desciende de
lacras.
81 Y de esta manera también los prin-
cipes de loa sacerdotes escarneciendo,
decían unos 4 otros, con los escribas : A
otros salvó, así mismo no puede salvar.
86 £1 Cristo, Bey de Israel, descienda
ahora de la croa para que veamos y crea-
mos. También loa que estaban crucifi-
cados eon él, le denostaban.
83 Y cuando vino la hora de sexta, fue-
ron hechas tinieblas sobre toda la tierra,
hasta la hora de nona.
84 Y 4 la no» de nona exclamó Jesús á
gran vos, diciendo: ¿Eloi,Eloi, lamina
sabachthanlr que interpretado, quiere
decir : Pies mió, Dios mío, ¿por qué me
has desamparado?
85 Y oyéndote unos de los que estaban
allí, declan : He aqui, 4 Elias llama.
8* Y corrió uno, j hinchiendo de vina-
gre una esponja; y poniéndote en una
nafta, le dio de babas, diciendo : Dejad,
veamos si vende* EUaa 4 quitarle.
87 Mas Jejts, dando «na apanda vos,
espiró.
89 entonces el vijlq del templo se par-
tió en doe de alto a bajo.
89 Y el centurión, que estaba delante
de él, viendo que habla espirado así cla-
mando, dijo: Verdaderamente este hom-
bre era el hijo de DÍ06.
40 Y también estaban alguna* mugares
mirando de lejos: entre Jas. cuales era
María Magdalena, y María, madre de
Santiago el menor y de Joses, y Salome ;
41 Las cuales, estando aon él en Gali-
lea le seguían, y le servian ; y otras mu-
chas que juntamente con él hablen subi-
do á Jerusalem.
42 \ Y cuando fué la tarde, porque era
la preparación, esto es, la víspera del
sábado,
43 Joeeph de ArímaAbea, senador noble,
que también él esperaba el reino de Dios,
vino, y osadamente entró 4 PUato, y pi-
dió el cuerpo de Jesús.
44 Y Pilato se maravilló, ai ya fuese
muerto; y haciendo venir al centurión,
le preguntó, si era ya muerta
45 Y cojpo lo entendió del centurión,
die el cuerpo 4 Jesepa.
46 El cual compró una sábano, y qui-
t4ndole, le envolvió en la sábana, y le
puso en un sepulcro labrado en una ro-
ta ; y revolvié Una piedra 4* la puerta der
sepulcro.
47 Y María Magdalena, y María madre
de Joses, miraban donde le ponían
CAPITULO XVL
La remrrecciom del SrAor, y •*• aparecimientos á, sus
diecípmloe. 2. Finalmente loe envía á predicar $al-
mdem en tu nomebre por todo el mundo armado* de
ejraudo poder deeepiriiu. Z, BertcQÁdo tnloe cielo*.
Y GOMO pesó el sábado, Matm Mag-
dalena, y María madre de Santiago,
y Saloma, compiaron drogas aromáticas,
para venir 4 ungirle.
2 Y muy de mañana, el primer día de
la semana» vienen al sepulcro, ya salido
elsoL
8 Y declan entre si ; ¿Quién nos revol-
verá la piedra de la puerta del sepulcro ?
4 Y como miraron, ven la piedra revuel-
ta ; porque era grande.
6 Y entradas en el sepulcro, vieron un
mancebo- sentado 4 la mano derecha cu-
bierto de una ropa larga y blanca ; y se
espantaron,
6 Mas él les dice: No tengáis miedo*
buscáis 4 Jesús Nazareno, que fué cruci-
ficado: resucitado ha, no est4 aqui: he
aqui el lugar donde le pusieron.
7 Mas id, decida sus discípulos u á Pe-
4*
SAN LUCAS.
dro, qtie él va tutes que vosotros á Gali-
lea : allí le veréis, cotilo os dijo.
8 T ellas se faetón huyendo prestamen-
te del sepulcro ; porque las habla toma-
do temblor y espanto ; ni decían nada á
nadie; porque tenían miedo.
9 Mas como Jau* resucitó por la ma-
naba, el prlmeV dia de la semana, apare-
ció primeramente á Marta Magdalena, de
la cual habla echado siete demonios.
10 T yendo ella, lo hizo saber á los que
hablan estado con di, qué ataban tristes
y llorando.
11 Y ellos como oyeron que vivía, y
que habla sido visto de ella, no lo creye-
ron.
12 Mas después apareció en otra forma
á dos de ellos que Iban caminando, yen-
do al campo.
18 Y ellos foeron, y lo hicieron saber á
los otros ; mas ni aun á ellos creyeron.
14 Tf Posteriormente se apareció á los
once, estando Sentados *• hn tnesn* y lea
' zahirió su Incredulidad y la dureza de
corazón, que no hubiesen creído á los
qrie le hablan visto resucitado.
15 Y les dQo: Id por todo él mundo, y
predicad el evangelio á toda criatura.
16 El que creyere, y Aleve bautismo**
será salvo ; mas el que no creyere, será
condenado.
17 Y estas señale* seguirán á tea que
creyeren : En mi nombre, echarán fuera
demonios * hablaran nuevas lenguas:
18 Alearán serpientes; y si bOMcreu
cosa mortífera, no les dañará : sobre los
enfermos pondrán las manos, y aunarán.
19 *Y el Señor, después que les habló,
fué recibido amiba en el cielos y se asen-
tó á tt. diestra de Dios.
20 Y ellos, saliendo, predicaren en ño»
das partes, obrando con HU* el Señor, y
confirmando la palabra con h
que se seguían. Amen.
EL EVANGELIO J>£ NUESTRO SEÑOR ÍESU CRISTO
SAN LUCAS.
CAPITULO I.
Prefacio del Buemoelitea. X El oonetbimiento müa-
groso del Bautista u su ministerio es amvmciculo d
Zacharias m padre de parte de Uto*. 8. SI conce-
bimiento de Cristo por virtud del Espíritu Santo, su
Hombre, tu ministerio, ta perpetuidad de su reino, tfú.t
es anunciado d la VÍroen María. 4. Visita d EHsa-
bsiklaemmüU da arañaos alobanom por kábercreiám-
& María alaba al Señor por haber visitado d su pue-
blo, recitando sus maravillas, 8. Nace el Bautista.
T. 8u padre recff* su koala, y taco arada* al Señor
por haber cumplido sus promesa» eneidndoie su Mo-
mias, u predice el ministerio del Bautista para con el
Mesías, ¡re.
HABIENDO muchos tentado á poner
en orden la historia de las cosas
que entre nosotros han sido del todo cer-
tificadas,
3 Como nos las ensenaron los que desde
el principio fueron testigos de vista, y
ministros de la palabra:
8 Háme parecido bueno también á mí,
después de haber entendido todas las co-
sas desde el principio con diligencia, escri-
blrte&tf por Orden, oh muy buen Teófilo,
4 Para que conozcas la verdad de las
cosas, en las cuales has sido ensenado.
5 H TTUBO en los cuas de Herodes rey
J^L de Judea, un sacerdote Bama-
50
do Zacharias, de lá dase de Abias • y su
rauger era de las hijas de Aaron, llama-
da Elisabeth.
6 Y eran ambos justos delante de ©ios,
andando en todos los mandamientos y
estatutos del 8enor sin reprensión.
7 Y no tenían hijo ; porque Elisabeth
era estéril, y ambos eran f* avanztfdoa
en sus dias.
8 Y aconteció, que administrando Ka-
charlas el sacerdocio delante de Dios en
el orden de su clase,
9 Conforme á la costumbre del sacer-
docio, salió en suerte á quemar incienso,
entrando en el templo del 8enor.
10 Y toda la multitud del pweblo esta*
ba íbera orando á la hora del incienso.
11 Y le apareció el ángel del Señor que
estaba á la mano derecha del altar del
incienso.
12 Y se turbó Zacharias vféntofe, y cay*
temor sobre él
18 Mas el ángel le dijo : Zacharias, no
temas ; porque tu oración ha, sido oMa;
y tu muger Elisabeth te partea mu htyo,
y llamarás su nombre Juan ;
SAN IÜCAS.
14 Y tendrá* gol* y alegría, y muchos
se gomen de su nacimiento ;
15 Porque será grande delante de Dios ;
y no beberá Tino til sidra; y «era lleno
del Espíritu fiante aun desde el vientre
de en madre.
16 Y á muchos de lee htfos de Israel
convertirá al Señor Dios de ellos;
17 Porque él irá delante de ék eon el
espirita y virtud de Ellas, para convertir
los corazones de les padres á Jos hijee, y
los rebeldes á la prudencia de los justos,
para aparcar al Señor pueblo perfecto.
Id Y dfyo Zaebarias al ángel: ¿En qué
conoceré esto? porque yo soy viejo, y
mi muger avanzad» en dias.
1© Yros|M>adienaoeláugel,ledfyo: Ye
soy Gabriel, que estoy delante de Dios;
y soy enviado á hablarte, y á darte estas
buenas nuevas.
20 Y he aquí, serás mudo, y no podrás
hablar, hasta el dia que esto sea hecho ;
por euanto no creíste á mis palabras, las
cuales se cumplirán á su tiempo.
21 Y el pueblo estaba esperando á jo-
charías, y se maravillaban que él se tar-
dase tonto en el templo.
22 Y saliendo, no les podía hablar; y
entendieron que habla visto visión en el
templo i y él les hablaba por sesos ; y
quedó mudo.
23 Y fué, que cumplidos los dias de su
ministerio, se vino á su casa.
24 Y después de aquellos dias concibió
su muger Elisabeth, y se escondió por
cinco meses, diciendo :
25 Porque el Señor me hizo esto en los
dias en que miró para quitar mi afrenta
entre los hombres.
26 H Y al sexto mes el ángel Gabriel
fué enviado de Dios á una ciudad de Ga-
lilea, que se Bamm Nazareth,
27 A una virgen desposada con un va-
ron que se llamaba Joseph, de la casa de
David ; y el nombre de la virgen era María.
28 Y entrando el ángel á donde ataba
ella, dijo : Tengas gozo, altamente favo*
recida, él* Senos es contigo: bendita tú
entre las mugeres.
29 Mas ella, como U vio, se turbó de su
hablar; y pensaba qué salutación fteese
esta.
80 Entone» él ángel le dfyfr! María,' no
temas, porque has hallado gracia delante
de Dios.
81 Y be aquí, que eoncieiráe en el vlen-i
tro, y parirás un hfjo, y llamarás su nom-
bre Jesús.
» Este será grande, y Wjo del Altísi-
mo será llamado, y le dará el Señor Dios
el trono de David su padre; "
83 Y reinará en la casa de Jacob eterna-
mente, y deBtt remo no habrá cabo/
34 Entonces María dijo al ángel : 4 Có-
mo será esto? porque no cononco varen.
85 Y respondiendo el ángel, le dQo: El
Espirite Santo vendrá sobre tt, y la vir-
tud del Altísimo te hará sombra; por lo
cual también lo Santo que de ti nacerá,
será llamado Htyo de Dios.
36 Y, he aquí, Elisabeth te pariente,
también ella ha concebido un htye en su
vejes; y este es el sexto mes á ella que
era llamada la estéril ;
87 Porque ninguna cosa es Imposible
para Dios.
88 Entonces María dije : He aquí la
sierva del Señor, hágase en mi conforme
á tu palabra. Y el ángel se partió de ella.
89 f En aquellos' das levantándose
Mario, fué á la serranía eon priesa á una
ciudad de Jada,
40 Y entro en easa de Zaebarias, y sa-
ludó á Elisabeth.
41 Y aconteció, que como oyó Elisabeth
la salutación de María, la criatura saltó
en su vientre; y Elisabeth fué llena de
Espíritu Santo,
42 Y exclamó á gran vos, y dQo: Ben-
dita tú entre los mugeres, y bendito el
fruto de tu vientre.
48 ¿ Y de dónde esto á mi, que venga la
madre de mi Seftor á mi ?
44 Porque he aquí, que como llegó la
voz de tu salutación á mis oidos, hv cria-
tura saltó de alegría en mi vientre.
45 Y bienaventurada la que creyó,' por-
que se cumplirán los cosas que le fueron
dichas departe del Señor.
46 H Entonces María dtfo: Engrandece
mi alma al Señor:
47 T Y mi espíritu se alegré en Dios
mi Salvador.
48 Porque miró á la bajeza de su sier-
va; porque, he aq ni, 'desde ahora me lla-
marán bienaventurada todas las genera-
ciones.
49 Porque me ha hecho grandes eoses
el Poderoso; y santo m su nombre,
50 Y su misericordia e$ de generación á
generación á los que le temen.
51 Hizo valentía con su brazo: esparció
los soberbios en el pensamiento de su
corazón.
52 Quitó los poderosos de los tronos, y
levantó á los humildes.
57
SAN LUCA&
53 A k* tumfcsieoios hinchió do bie-
nes ; y á los ricos envió vacíos.
54 Socorrió á, Israel su sierro, acordán-
dose de su misericordia,
55 Como habló á nuestros Padres, á
Abrabem y á so simiente para siempre.
56 Y se quedó María eon ella como tres
meses ; y se volvió ¿su casa.
57 V T á Elisebeth so le cumplió el
tiempo de parir, y parió un fcUo.
58 Y oyeron los vecinos y los parientes
que Dios habla hecho grande misericor-
dia eoa ella, y se alegraron con ella,
59 Y aconteció, que al octavo dia vinie-
ron para circuncidar al niño, y le llama-
ban del nombre de su padre, Zacbarias.
60 Y respondiendo su madre, d\>o: No;
sino Joan será llamado.
•I Y le dijeron: ¿Porqué? nadie hay
en tu parentela que se llame por este
nombre.
62 Y hablaron por senas á sv padre,
como le quería llamar.
68 Y demandando la tablilla, escribió,
diciendo: Joan es su nombra. Y todos
se maravillaron.
64 Tf Y mego rae abierta sn boca, y*ud-
ta su lengua, y habló bendiciendo á Dios.
65 Y vino un temor sobre todos los
vecinos de ellos ; y en toda la serranía
de Jadea fueron divulgadas todas estas
cosas.
66 Y todos los qne las ojan, la* guarda-
ban en su corasen, diciendo : ¿ Quién se-
rá este niño ? Y la mane del Señor era
conéL
67 Y Zacearlas su padre fud lleno de
Espirita Santo, y profetizó, diciendo :
68 Bendito el Señor Dios de Israel, que
visité, y hipo redención á su pueblo.
69 Y nos enhestó el cuerno de salud en
la casada David su siervo.
70 Como habló por boca de sus santos
profetas, que fueron desde el principio :
71 Salvación de nuestros enemigos1, y
de mano de todos los que nos aborre-
cieron;
79 Para hacer misericordia coa nues-
tros Padres, y acordarse de su santo
concierte:
73 Del juramento que Juró 4 Abrahem
nuestro Padre,
74 Que nos darla él; que libertados de
las manos de nuestros enemigos, le ser-
viríamos sin temor,
75 En santidad y justicia delante de él,
todos loe dias de nuestra vida»
76 Tú, empero, ó! niño, profeta del Al-
56
Usimo «eras llamado < porque iráa de-
lante de la fes del Señor, para aparejar
suscaminoa:
77 Dando ciencia de salvación á su pue-
blo para remisión de sus pecados :
78 Por las entrañas de misericordia de
nuestro Dios, con que aoa visitó de lo
alto el oriente,
79 Para dar luz á loa que habitan en
tinieblas y a» sombra de muerte; para
encaminar nuestros pies por camino de
paz.
80 Y el niño crecía, y era confortado en
espíritu, y esturo en los desiertos hasta
el dia que se mostró á Israel.
CAFTTULO II.
Mace Oisée petra me** de tofe at mm* y por totee
ammeiado de loe amoeieed lee peetoru. ilúteme-
les le visitan. 3. E$ circuncidado y le es fmettú et
nombre Jim. 4. Jwe tnavfre té püriflra conforme
d la ley en el trapío, deude Stimmjmto 4>«e» y
profetisa de di; oaetmámm Antea profetisa* fre. i.
JHérdenle loe padree habiendo venido d la fiesta en
Jerusalent, y tfwftoes de tres dias fe Haltnn m el ten»
pío dkmmeamie eamsoedeeomm. a Vkmt ton titead
A'emaretk, y les eUd sujeto % *c
Y ACONTECIÓ en aquellos dias, qne
salió un edicto de parte de Augusto
Cesar, para que toda la tierra mese em-
padronada.
2 Este empadronamiento primero fué
hecho, siendo presidente de la Syria Cy-
renio.
3 Y iban todos para ser empadronados
cada uno á su ciudad.
4 Y subió Joseph de Galilea, de la ciu-
dad de Nazareth, á Judea, á la ciudad
de David, que se llama Bcthlebcm, por
cuanto era de la casa y familia de David ;
5 Para ser empadronado, con H aria su
muger desposada con él, la cual estaba
preñada.
6 Y aconteció, que estando ellos allí;
los dias en que ella habla de parir se
cumplieron.
7 7 parió a su hijo primogónito»y le
envolvió en pañales, y le acostó en el
pesebre; porque no habla lugar para
ellos en el mesón.
& Y habla pastores en la misma tierra,
que velaban, y guardaban las velas de la
noche sobre su ganada
9 Y, he aquí, el ángel del Señor vino
sobre ellos ; y la claridad de Dios los cer-
có de resplandor de todas partes» y tu-
vieron gran temor.
10 Mas el ángel les di)o: No temáis,
porque, he aquí, os doy nuevas de gran
gozo, que será á todo el pueblo:
U Que os es nacido hoy Salvador, que
SAN LUCA49.
es «1 Befior, el Cristo, en la ciudad de
David
12 T esto os será por señal : hallaréis al
aifto envuelto en pañales, echado en el
pesebre.
13 Y repentinamente apareció con el
ángel in altitud de ejércitos celestiales,
que alababan á Dios, y decían :
14 Gloria en las altaras á Dios, y en la tier-
ra paz, y á los hombres buena voluntad.
15 T aconteció, que como los ángeles se
fueron de ellos al cielo, los pastores dije-
ron los unos á los otros : Pasemos, pues,
hasta Bethlehem, y veamos este negocio
que ha hecho Dios, y nos ha mostrado.
16 Y vinieron apriesa, y hallaron á Ma-
rte, y á Joseph, y al niño acostado en el
pesebre.
17 Y viéndole, hicieron notorio lo que
les habla sMLo dicho del niño.
18 Y todos los qne lo oyeron, se mara-
villaron délo que los pastores les decían.
19 Mas María guardaba todas estas co-
sas confiriéndote* en su corazón.
20 Y ser volvieron los pastores glorifi-
cando y alabando á Dios por todas las
eosas que hablan oído y visto, como les
habla si^o dicho.
21 Y Y pasados los ocho dias para cir-
cuncidar al niño, llamaron su nombre Je-
sús, el cual toé asi llamado por el ángel an-
tes que él fuese concebido en el vientre.
22 ^ Y como se cumplieron los dias de
la purificación de María conforme á la
ley de Moyses, le trajeron á Jerusalem
para presentarte al Señor,
23 (Como está escrito en la ley del
Señor: Todo varón que abriere la ma-
triz, será llamado santo al Señor ;) '
24 Y para dar la ofrenda, conforme á
lo que está dicho en la ley del Señor,
un par de tórtolas, ó dos palominos.
25 Y, he aquí, habla un hombre en Je-
rusalem llamado Simeón, y este hombre,
justo y piadoso, esperaba la consolación
de Israel ; y el Espíritu 8anto era sobre el
28 Y habla recibido respuesta del Espi-
rita Santo, que no vería la muerte antes
que viese al Cristo del Señor.
27 Y vino por el Espíritu al templo.
Y como metieron al niño Jesús sus pa-
dres en el templo, para hacer por él con-
forme á la costumbre de la ley,
28 Entonces él le tomó en sus brazos,
y bendijo á Dios, y dtfo :
29 Ahora despides, Señor, á tu siervo,
conforme á tu palabra, en pazt
80 Porque han visto mis ojos tu salud,
8pan. 55
81 La cual has aparejado on presencia
de todos los pueblos :
82 Luz para ser revelada á los Gentiles,
-y la gloria de tu pueblo Israel
33 Y Joseph y su madre estaban mara-
villados de las cosas que so decían de él.
84 Y los bendijo Simeón, y díjo á su
madre María: He aquí, que este niño es
puesto para calda y para levantamiento
de muchos en Israel, y para blanco de
contradicción ;
- 35 (Y á tu alma de tí misma traspasará
espada,) para que de muchos corazones
sean manifestados los pensamientos.
86 Estaba también allí Anua, profetisa,
hija de Phanuel, de la tribu de Aser, la
cual era ya de grande edad, y habla vivi-
do con su marido siete años desde su
virginidad.
87 Y era viuda de hasta ochenta, y cua-
tro años,' que no se apartaba del templo,
en ayunos y oraciones sirviendo á Dio*
de noche y do dia.
88 Y esta sobreviniendo en la misma
hora, juntamente daba alabanzas al Se-
ñor, y hablaba de él á todos los que espe-
raban la redención en Jerusalem.
89 Mas como cumplieron todas las co-
sas según la ley del Señor, se volvieron
á Galilea, á su ciudad de Nazareth.
40 Y el niño crecía, y era confortado en
espirita, y henchíase de sabiduría; y la
gracia de Dios era sobre éL
41 Y iban sus padres todos los años á
Jerusalem en la fiesta de la pascua.
42 Tí Y como fué de doce años, ellos
subieron á Jerusalem conforme á la cos-
tumbre de la fiesta.
43 Y acabados los dias, volviendo ellos,
se quedó el niño Jesús en Jerusalem, sin
saberte Joseph y su madre.
44 Y pensando que estaba en la compa-
ñía, anduvieron camino de un día ; y le
buscaban entre los parientes, y entre los
conocidos.
45 Y como no le bailasen, volvieron á
Jerusalem, buscándole.
46 Y aconteció, que tres dias después le
hallaron en el templo, sentado en medio
de los doctores, oyéndoles, y preguntán-
doles.
47 Y todos los que le oian, estaban fuera
do sí por su entendimiento y respuestas.
48 Y como le vieron, se espantaron ; y
le djjo su madre: Hijo, ¿por qué nos has
hecho así ? He aquí, tu padre y yo te he-
mos buscado con dolor.
49 Entonces £1 les dice: ¿Qué hay?
59
SAN LUOÁB.
¿por qué me bascabais? ¿No sabíais
que en los negocios que son de mi Padre
me conviene estar?
50 Mas ellos no entendieron las pala-
bras que les habló.
51 T Y descendió con ellos, y vino á Na-
zareth, y estaba sujeto á ellos. Y su ma-
dre guardaba todas estos cosas en su co-
razón.
62 Y Jesús crecía en sabiduría, 7 en esta-
tura, y en favor acerca de Dios y de los
hombres.
CAPITULO IH
El tiempo enqmel Mantieta por dispensación de Dios
y por mtvcacim eowttmd m mmirterio, m Iwawt»
efe su doctrina conforme á las disertas suertes de
gentes que venían dét i. Testifica que él no e$ él
Mesías. 8. El Señor es beMffsmdo petrel: el Padre y
él Espíritu Santo te dan testimonia eenwmle }f vitwft*
4. El catálogo de la generación de Grieto según la
carne, harta mostrarle cuanto d ella descendiente
de
Y EN el ano quince del imperio de
Tiberio Cesar, siendo presidente de
Judea Poncio Pilato, y Heredes tetrarca
de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca
de Iturea y de la provincia de Traconlte,
y Lysania tetrarca de Abilina;
2 Siendo sumos sacerdotes Aunas y
Caifas, fué la palabra del Befior á Juan,
hijo de Zacharias, en el desierto.
3 Y él Tino en toda la tierra al derredor
del Jordán, predicando el bautismo de ar-
repentimiento para remisión de pecados ;
4 Como está escrito en el libro de las
palabras del profeta Isaías, que dice:
Voz del que clama en el desierto : Apare-
jad el camino del Señor, haced derechas
sus sendas.
5 Todo valle se henchirá, y todo mon-
te y collado se abajará ; y lo torcido se-
rá en derezado, y los caminos ásperos
allanados;
6" Yverá toda carne la salracf on de Dios.
7 Y decia á las multitudes que sallan
para ser bautizadas por él : Generación
de víboras, ¿ quién os ensenó á huir de
la ira que vendrá?
8 Haced, pues, frutos dignos de arrepen-
timiento, y no comencéis á decir en vo-
sotros mismos: Por padre tenemos á
Abraham; porque os digo, que puede
Dios, aun de estas piedras, levantar hijos
á Abraham.
9 Y ya también la hacha esta puesta á
la raíz de los árboles : todo árbol pues
que no hace buen fruto, es talado, y
echado en el fuego.
10 Y las multitudes le preguntaban, di-
ciendo : i Pues, qué haremos ?
«0
11 Y respondiendo, les dtyo? Cl que
tiene dos ropas, dé al que no tiene; y el
que tiene alimentos, haga lo mismo.
12 Y vinieron también publícanos par*
ser bautizados, y le dijeron : ¿ Maestro,
qué haremos nosotros ?
13 Y él les dtyo : No demandéis mas de
lo que os está ordenado.
14 Y le preguntaron también los solda-
dos, diciendo: Y nosotros, ¿qué hare-
mos ? Y les dice : No maltratéis á nadie,
ni Oprimáis ; y sed contentos eon vues-
tros salarlos.
15 1 Y estando el pueblo esperando, y
pensando todos de Juan en sus corazo-
nes, si él ráese el Cristo,
16 Respondió Juan, diciendo ánodos:
Yo, á la verdad, os bautizo con agua;
mas viene uno que es irías poderoso qne
yo, de quien no soy digno de desatar na
correa de tus zapatos: él os bautizará
con el Espíritu Santo y eon fuego.
17 Cuyo abentador tntd en su mano; 7
limpiará su era, y juntará el trigo en su
alfolí ; mas quemará la paja en fuego qne
nunca Be apagará.
18 Así que amonestando otras macha*
cosas también, anunciaba el evangelio al
pueblo.
19 Entonces Heredes el tetrarca, stefid»
reprendido por él á causa de Herodlas,
muger de Felipe su hermano, y de todas)
las maldades que habla hecho Heredes,
20 Anadió también esto sobre todo, que
encerró á Juan en la cárcel.
21 ^ Y aconteció, que como todo el
pueblo fué bautizado, y Jesús también
ráese bautizado, y orase, el cielo se abrió,
23 Y descendió el Espíritu Santo en
forma corporal, como paloma, sobre é"L
y vino una voz del cielo que decía: Tú
eres mi Hijo amado, en tí es mi placer.
28 Y Y el mismo Jesús etftnenzaba á
ser como de treinta afios, siendo (coma
se creía,) hijo de Joseph, qué Alé bife dn
Heli,
24 Que fué deMatthat, que ráé dcLevf,
que ráé de Melchi, que fué de Jaime, qu«
ráé de Joseph,
25 Que ráé de Mattsthlas, que ráé do
Amos, qne ráé de Naumrque ráé do
Esli, que ráé de Nagge,
25 Que fué de Maath, que ráé de Matta-
thlas, que ráé de 8emei, que ráé 4e Jo-
seph, que fué de Juda,
27 Que ráé de Joanna, qne ráé dé Asesa,
que ráé de Zorobabel, que fué de flahv
thlel,qaeiuédeNeri,
SAN LUCAS.
28 Qtie fué de Melctfi, que fué de Addi,
que fué de Cosam, qne fué de Elmodam,
que fué de Er,
39 Que fué de José, que ftié de Eliezer,
que fué de Jorim, que fué de Mattbat,
que fué de Lev!,
80 Que fué de Simeón, que fué de Jnda,
que fué de Joseph, que fué de Jonan,
que fué de Eliacim,
81 Que fué de Melca, que fué de Menan,
que fuá de Mattatha, que fué de Nathan,
que fué de David,
83 Que fué de Jesse, que fué de Obed,
que fué de Booz, que fué de Salmón, que
fué de Naaeon,
88 Que fué de Aminadab, que fué de
Aram, que fué de Es rom, que fué de
Fnares, que ftié de Jada,
84 Que fué de Jacob, que fué de Isaac,
que fué de Abruham, que fué de Thanft,
que fué de Nachor,
85 Que fue* de Saruch, que fué de Ragau,
que fué de Phaleg, que fué deHeber, que
fué de Sala,
86 Que fué de Calnan, que fué de Ar-
phaxad, que fué de Sem, que fué de Noe,
que fué de Lamech,
87 Que fué de Muthusala, que fué de
Henoch, que fué de Jared, que fué de
MaWeel, que fué de Cahian,
88 Que fué de Henos, que fué de Setn,
que ftié de Adam, que fué de Dio».
CAPITULO IV.
JSi tentado el Señor y vence al tentador. 2. Fieme d
predicar contentando denle Kazareth, tugar de tu
habitación, donde loe de la ciudad en pago de en
doctrina le qmertndeapefiar. 9. Predio» en Umper-
«aum, donde eana d vn endemoniado en la tittago~
ga. 4. Detone*, á la suegra de Pedro, y d otro»
mncnot enferteoe*
Y JESÚS, lleno del Espirita Santo,
volvió del Jordán, y fué llevado pos
el Espíritu al desierto*
9 Por cuarenta días, y era tentado del
diablo. Y na comió cosa alguna en aque-
llos días: los cuales pasados, después
turo hambre.
8 Entonces el diablo le dtf© : 8t eres Hijo
de Dios, di á esta piedra que se naga pan.
4 Y Jesús respondiéndole, dijo: Escrito
está : Que no con pan solo Tivird el hom-
bre, mas conHoda palabra de Dios.
5 Y le llevó el diablo á un alto monte,
y le mostró todos los reinos de la tierra
habitada en un momento de tiempo.
6 Y le dijo «1 diablo: A ti te daré esta
potestad toda, y la gloria de ellos; por*
que á mi ea entregada, y á quien quiero
¿doy.
7 Tó, pues, sf adorares detento de mi,
serán todos tuyos.
8 Y respondiendo Jesús, le dijo: Quí-
tate de delante de mi, Satanás ; porque
escrito está : Al 8eñor Dios tuyo adora-
rás, y á él solo servirás.
9 Y le llevó á Jernsalem, y le puso so-
bre las almenas del templo, y le <HJo : SI
eres Hijo de Dios, échate de aqui abajo.
10 Porque escrito está: Que á sus án-
geles te encomendará, para que te guar-
den;
11 Y que en tus manos te llevarán, por-
que nunca hieras tu pié en piedra.
19 Y respondiendo Jesús, le dijo: Di-
cho está: No tentarás al Señor tu Dios.
18 Y acabada toda la tentación, el dia-
blo se separó de él por algún tiempo.
14 5 Y Jesús volvió en virtud del Espí-
ritu á Galilea, y salió la fama de él por
toda la tierra de al derredor.
15 Y él ensenaba en las sinagogas de
ellos, y era glorificado de todos.
1*5 % Y vino á Nasaretn, donde habla
sido criado, y entró, conforme á su cos-
tumbre, el día del sábado en la sinagoga,
y se levantó á leer.
17 Y le ftié dado el Moro del profeta
Isnias ; y como desarrolló el libro, halló
el lugar donde estaba escrito :
18 El Espíritu del Señor», sobre mi,
por cnanto me ha ungido; par* dar bue-
nas nueras A loe pobres me ha enviado ;
para sanar á los quebrantados de dora-
son ; para publicar á los cautivos reden-
don, y á los ciegos vista; para poner en
libertad á los oprimidos ;
19 Para predicar el ano agradable de!
Señor.
30 Y arrollando d libro, como fe dio al
ministro, se sentó ; y los ojos de todos en
la sinagoga se clavaron en él.
21 Y comentó á decirles: Hoy se ha
campado este escritura en vuestros oí-
dos.
33 Y todos le daban testimonio, y esta-
ban maravillados de las palabras de gra-
cia que sallan de su boca, y decían : ¿No
es este el hfjo de Joseph t
38 Y les dijo : Sin duda me diréis este
refrán : Médico, eurate á ti mismo : de
tantas cosas que hemos oído haber sido
hechas en Capernaum, haz también aquí
en tu tierra.
34 Y dijo : De cierto os digo, que nin-
gún profeta es acepto en su tierra,
35 En verdad os digo, que muchas viu-
das habla en Israel en los diae de Ellas,
61
SA.N hVCéLS.
cuando el cielo Alé cerrado por tres afios
y seis meses, que hubo grande hambre
en toda la tierra:
26 Mae á ninguna do ellas fué enviado
Ellas, sino á Sareptba de Sidon, á una
muger viuda.
27 Y muchos leprosos habla en Israel
en tiempo del profeta Elíseo ; mas nin-
guno de ellos fué limpio, sino Naaman
elSyro.
28 Entonóos todos en la sinagoga fue-
ron llenos de Ira, oyendo estas cosas.
29 Y levantándose, le echaron fuera de
la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre
del monte, sobre el cual la ciudad de ellos
estaba edificada, para despenarle.
80 Mas él, pasando por medio de ellos,
se fué.
31 1 Y descendió á Capernaum, ciudad
de Galilea, y allí los enseñaba en los sá-
bados.
32 Y estaban fuera de si de su doctrina ;
porque su palabra era con potestad.
38 T estaba en la sinagoga un hombro
quo tenia un espíritu de un demonio In-
mundo, el cual exclamó á gran vos,
34 Diciendo: Déjanos, ¿qué tenemos
nosotros que ver contigo, Jeras Nazare-
no ? ¿ Has venido á destruirnos 1 Yo te
conozco quién eres, *m el Santo de Dios.
8$ Y Jesús le riñió, diciendo : Enmu-
dece, y sal de éL Entonces el demonio,
derribándole en medio, salió de él; y no
le biso daño alguno.
36 Y cayó espanto sobre todos, y habla*
ban unos á otros, diciendo: ¿Qmé palabra
es esta, que con autoridad y poder manda
á los espíritus inmundos, y salen?
87 Y la fama de él se divulgaba de to-
das partes por todos los lugares de la
comarca.
88 *¡ Y levantándose Jesús de la sina-
goga, se entró en casa de Simón ; y la
suegra de Simón estaba con una grande
fiebre ; y le rogaron por ella.
39 Y volviéndose hacia ella, riñió á la
fiebre, y la fiebre la dejó ; y ella levantán-
dose luego, les sirvió.
40 Y poniéndose el sol, todos los que
tenían enfermos de diversas enfermeda-
des, los traían á él ; y él, poniendo las ma-
nos sobre cada uuo de ellos, los sanaba.
41 Y sallan también demonios de mu-
chos, dando voces, y diciendo : Tú eres
el Cristo, el Hijo de Dios; mas él riflién-
dofa no los dejaba hablar, porque sabiau
que él era el Cristo.
42 Y siendo ya de dia salió, y se fué á
un lugar desierto ; y loa gentes íe busca-
ban, y vinieron hasta él ; y le detenían
para que no se apartase de ellos.
43 Y él les dtfo: También á otras ciu-
dades es menester quo yo anuncie el
evangelio del reino de Dios ; porque pa-
ra esto soy enviado*
44 Y predicaba en las sinagogas de Ga-
lilea.
CAPITULO V.
Fredica desde una nattdlamuWtmi entierro, i. La
vocación d* Pedro, v de los kijosdeBebcdeo. ¿Soma
dan leproso, é* Sanad un partditieo delante de loe
Fariseos, con que le* convence que tiene también au-
toriéad para perdonar pecado*. S. La vocación do
Jfatco, u tu conversación con loo pobticanoe w poco»*
dore* contra el ingenio o aprobación de looForiitso,
d lo» cuate» da la rosón de eXJo. & Añmitmo le» de-
clara por qué tu» discípulo» no apunen por entonce».
7. También, por qué loo Fariseos y doctores do *o.leu>
no Jateen admitido» d tu evanmelia, ¡fe
Y ACONTECIÓ, que estando él Jun-
to al logo de Qennesaret, la multi-
tud se derribaba sobre él por oir la pala-
bra de Dios.
2 Y vló dos naves que estaban cerca de
la orilla del lago; y los pescadores, ha-
biendo descendido de ellas, lavaban sus
redes.
3 Y entrado en una de estas naves, la
cual era de Simón, le rogó que la des-
viase de tierra un poco ; y sentándose,
ensenaba desde la nave al pueblo.
4 f Y como cesó de hablar, d^o á Si-
món : Entra en alta mar, y echad vues-
tras redes para pescar.
5 Y respondiendo Simón, le dijo : Maes-
tro, habiendo trabajado toda la noche,
nuda hemos tomado ; mas en tu palabra
echaré la red.
6 Y habiéndolo hecho, encerraron tan
gran multitud de peces, que su red se
rompía.
7 Y hicieron senas á los compañeros
que estaban en la otra nave, que viniesen
á ayudarles; y vinieron, y llenaron am-
bas a*ves de tal manera que se anegaban.
8 Lo cual viendo Simón Pedro, ae derri-
bó á las rodillas de Jesús, dieiendo: Su-
te de conmigo, Señor, porque soy hom-
bre pecador.
9 Porque temor le, habla rodeado, y á
todos los que estaban con H, á causa de
la presa de los peces que hablan tomado :
10 -Y asimismo á Santiago y á Juan, hi-
jo» de Zebedeo, que eran componeros de
Simón. Y Jesús dijo á Simón : No te-
mas : desde ahora tomarás hombres.
11 Y como llegaron á tierra la» nares,
dejándolo todo, le siguieron.
SAN LUCAS.
12 ^ Y aconteció que estando en una
dudad, he aquí, un hombre lleno de le-
pra, el cual viendo á Jesús, postrándose
sobre el rostro le rogó, diciendo : Señor,
si quisieres, puedes limpiarme.
13 Entonces extendiendo la mano le to-
có, diciendo: Quiero: sé limpio. Y luego
la lepra se fué de éL
14 Y él le mandó que no lo dijese á
nadie: Mas vé {le dice,) muéstrate al sa-
cerdote, y ofrece por tu limpieza, como
mandó Moyscs, por testimonio á ellos.
15 Empero el hablar de él andaba tanto
mas; y se juntaban grandes m altitudes
á oír, y ser sanados por él de sus enfer-
medades.
16 Mas él se apartaba á los desiertos, y
oraba.
17 t Y aconteció un día, que él estaba
ensenando, y Fariseos y doctores de la
ley estaban sentados, los cuales hablan
Tenido de todas las aldeas de Galilea, y
de Jadea, y de Jcrosalem; y la virtud
del Señor estaba aüi para sanarlos.
18 Y, he aqui, unos hombres, que traían
en una cama un hombre que estaba para-
lítico ; y bascaban por donde meterle, y
ponerte delante de él.
19 Y no bailando por donde meterle á
causa de la multitud, subieron encima
de la casa, y por el tejado le bajaron
con la cama en medio, delante' de Jesús.
20 El cual, viendo la fé de ellos, le dice :
Hombre, tus pecados te son perdonados.
21 Entonces los escribas y los Fariseos
comenzaron á pensar, diciendo : ¿ Quién
es este que habla blasfemias? ¿Quién
puede perdonar pecados, sino solo Dios ?
23 Jesús entonces, conociendo los pen-
samientos de ellos, respondiendo les di-
jo : ¿Qué pensáis en vuestros corazones ?
23 ¿Cuál es mas fácil; decir: Tus pe-
cados te son perdonados; ó decir: Le-
vántate, y anda?
24 Pues porque sepáis que el Hijo del
hombre tiene potestad en la tierra de
perdonar pecados, (dice al paralitico:)
A ti digo: Levántate, toma tu cama; y
vétg á tu casa,
, 25 Y luego, él, levantándose en presen-
cia de cllosry tomando aquello en que
estaba echado, se Aló á su casa glorifican-
do á Dios.
26 Y tomó espanto á todos, y glorifica-
ban á Dios ; y fueron llenos de temor,
diciendo : Hemos visto maravillas hoy.
27 í Y después de estas cosas salló ; y
-fió á un publicano llamado Levi, senta-
do al banco de los tributos, y le dijo:
Sigúeme.
28 Y dejadas todas cosas, levantándose,
le siguió.
29 Y hizo Levi un gran banquete en su
casa, y habla mucha compañía de publí-
canos, y de otros, los cuales estaban á la
mesa con ellos.
90 Y los escribas y los Fariseos mur-
muraban contra sus discípulos, diciendo :
¿ Por qué coméis y bebéis con los publí-
canos y pecadores ?
31 Y respondiendo Jesús, les dijo : Los
que están sanos no han menester médi-
co, sino los que están enfermos.
32 No he venido á llamar á los justos,
sino á los pecadores á arrepentimiento.
33 1 Entonces ellos lo dijeron: ¿Por
qué los discípulos de Juan ayunan mu-
chas veces, y hacen oraciones, y asimis-
mo los de los Fariseos ; mas tus discípu-
los comen y beben ?
34 Y él les dijo : ¿Podéis hacer que los
que están de bodas ayunen, entre tanto
que el esposo está con ellos ?
35 Empero vendrán dias cuando el es-
poso les será quitado; entonces ayuna-
rán en aquellos días.
36 U Y íes decía también una parábola:
Nadie pone remiendo de paflo nuevo en
vestido viejo : de otra manera el nuevo
rompe, y al viejo no conviene remiendo
nuevo.
37 Y nadie echa vino nuevo en cueros
viejos: de otra manera el vino nuevo
romperá los cueros, y el vino se derra-
mará, y los cueros se perderán.
38 Mas el vino nuevo en cueros nuevos
se ha de echar; y lo uno y lo otro se
conserva,
39 Y ninguno que bebiere el viejo, quie-
re luego el n.uevo ; porque dice : El viejo
es mejor.
CAPITULO YL
De la legitima guarda del sábado, J. La elección do
los doce. 8. Muestra la bienaventuranza del evan-
gelio, bu ingenio, y tu tmerU en el mundo, y la mise»
ria de iodo lo dama», gm la come juzgo ser biena-
venturanza, i. Precepto* y doctrina» evangétscast
aunque fuera de tala carnal opinión, pvr el seguí-
miento g práctica de las cuales se probará la verda-
dera regeneración del cielo, ipc. 5. SI verdadero
cristiano en la tentación o» pareoe, g asimismo ol
hipócrita.
Y ACONTECIÓ que pasando él por
eutre los panes el segundo sábado
después del primero, sus discípulos ar-
rancaban espigas, y comían, estregando»
la* entre las manos.
2 Y algunos de los Fariseos les dtferon :
SAN LUCAS.
I Por qné hacéis lo que no es licito hacer
en los sábados ?
S Y respondiendo Jetos, les dtyo : ¿ NI
aun esto habéis leído, lo que hizo David
cnando tuvo hambre, él, y los qne con él
estaban ?
4 ¿Cómo entró en la casa de Dios/ y
tomó los panes de la proposición, y co-
mió, y dio también á los qne estaban
con él; los cuales no era licito comer,
sino á solos los sacerdotes ?
5 Y les decía: El HJjo del hombre es
Señor aun del sábado,
6 T Y aconteció también en otro sába-
do, que él entró en la sinagoga y ense-
ñó ; y estaba allí un hombre qne tenia
la mano derecha seca.
7 Y le acechaban los escribas y los Fa-
riseos, si sanaría en sábado, por hallar
de qné le acusasen.
8 Mas él sabia los pensamientos de
ellos ; y dijo al hombre que tenia la ma-
no seca : Levántate, y ponte en medio.
Y él levantándose, se puso en pié.
9 Entonces Jesús les dice: Pregunta-
ros he una cosa: ¿Es licito en sábados
hacer bien, ó hacer mal ? ¿ salvar la vida,
ó matar?
10 Y mirándolos á todos en derredor,
dice al hombre : Extiende tu mano, y él
lo hizo asi, y su mano fué restituida sana
como la otra.
11 Y ellos fueron llenos de rabia, y ha-
blaban los unos á los otros qué harían á
Jesús. ,
12 T Y aconteció en aquellos días, que
fué á orar en un monte, y pasó la noche
orando á Dios.
13 Y como fué do día, llamó á sus dis-
cípulos ; y escogió doce de ellos, los cua-
les también llamó Apóstoles :
14 A Simón, al cual también Hamo Pe-
dro, y á Andrés su hermano, Santiago y
Juan, Felipe y Bartolomé,
15 Mateo y Tomas, y 8anttago, hijo de
Alífeo, y Simón, el que se llama Zelador,
16 Judas hermano de Santiago, y Judas
Iscariote, qne también fué el traidor.
17 f Y descendió con ellos, y se paró
en un lugar llano ; y la compañía de sus
discípulos, y una grande multitud de
iraebio de toda Jadea, y de Jerusalem, y
de la costa úq Tyro y do 84don, que ha-
bían venido á oírle, y para ser sanados
de sus enfermedades ;
18 Y otros que hablan sido atormenta-
dos de espíritus inmundos; y eran sanos.
10 Y toda la multitud procuraba de to-
64
carie; porque salla de él virtud,:
ba á todos.
20 Y alzando él los ojos sobre sus dis-
cípulos, decía: Bienaventurados los po-
bres ; porque vuestro es el reino de Dios.
21 Bienaventurados los que ahora tenéis
hambre; porque seréis hartos. Biena-
venturados los que ahora lloráis ; porque
reiréis,
22 Bienaventurados sois cuando los
hombres os aborrecieren, y cuando os
apartaren de sí, y os denostaren, y dese-
charen vuestro nombre como malo, por
causa del H\jo del hombre.
23 Gózaos en aquel dia, y alegraos ; por-
que, he aqui, vuestro galardón es grande
en los cielos ; porque asi hadan sus pa-
dres á los profetas.
24 Mas ¡ay de vosotros ricos! porque
tenéis vuestro consuelo.
25 ¡ Ay de vosotros, los que estáis har-
tos! porque tendréis hambre. ¡Ay de
vosotros, los que ahora reis ! porque la-
mentaréis y lloraréis.
26 jAy de vosotros, cuando todos los
hombres dieren bien de vosotros ! por-
que así hacían sus padres á los falsos
profetas.
27 t Mas á vosotros los que -oís, digo:
Amad á vuestros enemigos : haced bien
á los que os aborrecen.
28 Bendecid á los que os maldicen ; y
orad por los que os calumnian.
20 Y al que te hiriere en una mejilla,
dale también la otra ; y del que te qui-
tare la capa, no le impidas llevar el sayo
también.
80 Y á cualquiera que te pidiere, da, y
al que tomare lo que es tuyo, no se lo
vuelvas á pedir.
31 Y como queréis que os hagan los
hombres, hacédlcs también vosotros asi.
82 Porque si amáis á los que os aman,
i qué gracias tendréis ? porque también
los pecadores aman á los que los aman.
83 Y si hiciereis bien á los que os hacen
bien, ¿ qué gracias tendréis ? porque tam-
bién los pecadores hacen lo mismo.
84 Y si prestareis á aquellos de quienes
esperáis recibir, ¿qué gracias tendréis?
porque también los pecadores prestan á
los pecadores, para recibir otro tanto.
85 Amad pues á vuestros enemigos; y
haced bien, y emprestad, no esperando de
ello nada; y será vuestro galardón gran-
de, y seréis mjos del Altísimo ; porque él
es benigno aun para con los ingratos y
h*maU* Digitizedby G00gk
SAN LUGAS.
8$ Sed pues misericordiosos, como tam-
bién vuestro Podre es misericordioso.
87 No juzguéis, y no seréis juzgados :
no condenéis, y no seréis condenados:
perdonad, y seréis perdonados :
88 Dad, y se os dará : medida buena,
apretada, remecida, y rebosando darán
en vuestro regato ; porque con la misma
medida que midiereis, os será vuelto á
medir.
89 T les decia una parábola : ¿ Puede el
eiego guiar al ciego t ¿no caerán ambos
en el hoyo ?
40 £1 discípulo no es sobre su maestro;
mas cualquiera que fuere como su maes-
tro, será perfecta
41 ¿Y por qué miras la arista que está
en el ojo de tu hermano, y la viga que
mtd en tu propio ojo no consideras ?
42 ¿O cómo puedes decir á tu hermano :
Hermano, deja, echaré fuera la arista que
está en tu ojo, no mirando tú la viga que
está en tu ojo? Hipócrita, echa fuera
- primero de tu ojo la viga; y entonces
mirarás de echar fuera la arista que está
en el ojo de tu hermano.
48 Porque no es buen árbol el que hace
malos frutos; ni árbol malo el que hace
buen fruto.
44 Porque cada árbol por su fruto es
conocido: que no cogen higos de las
espinas, ni vendimian uvas de las zarzas.
45 £1 buen hombre del buen tesoro de
bu corazón saca lo bueno ; y el mal hom-
bre del mal tesoro de su corazón saca lo
malo ; porque de la abundancia del cora-
zón habla la boca.
46 ¿ Por qué me llamáis, Señor, Sefior,
y no hacéis lo que digo ?
47 H Todo aquel que viene á mi, y oye
mis palabras, y las hace, yo os ensenaré
á quien es semejante.
48 Semejante es á un hombre que edi-
ficó una casa, que cavó y ahondó, y puso
el fundamento sobre roca; y habiendo
avenida, el rio dio con ímpetu en aque-
lla casa, mas no la pudo menear; porque
estaba fundada sobre roca.
49 Mas el que oye, y no hace, semejante
es á un hombre que edificó su casa so-
bre tierra sin fundamento, en la cual el
rio dio con ímpetu, y luego cayój y fué
¿ronde 1» ruina de aquella casa.
CAPITULO VII.
JJabm el ¿Mor la etngular fé del centurión, w tana d
m criado. 2. Resucita al kifo de la viuda en Nati».
& Responde d la pregunta del Bautista : Si era él el
Mesías, remitiéndole d la» teña* que habían pueeto
dé 41 to profita». 4. Predica la» virtud* do\ Bam-
tüta, jr declara la excelencia del atado del 4
lio días multitudes. 5. Perdona d ¡a muoerpeea-
etorm gm le ungió loe pies, v la defiende de lo» pernea
miento» calumnioso» del Fariseo, SfC
Y COMO acabó todas sus palabras en
oídos del pueblo, entró en Caper-
naum.
•2 Y el siervo de un centurión estaba
enfermo y se iba muriendo, al cual él te-
nia en estima.
8 Y como oyó de Jesús, envió á él los
ancianos de los Judíos, rogándote que
viniese y librase á su siervo.
4 Y viniendo ellos á Jesús, rogáronle
con diligencio, diciéndole: Porque es
digno de concederle esto:
5 Que ama nuestra nación, y él nos edi-
ficó una sinagoga.
6 Y Jesús fué con ellos : mas como ya
no estuviesen lejos de su caso, envió el
centurión amigos á él, diciéndole; Señor,
no tomes trabajo, que no soy digno de
que entres debajo de mi tejado:
7 Por lo cual ni aun me tuve por digno
de venir á tí ; mas di tan solo una pala-
bra, y mi criado será sano.
8 Porque también yo soy hombre puesto
en autoridad, que tengo debajo de mí sol-
dados ; y digo á este : Vé, y vá ; y al otro :
ven, y viene ; y á mi siervo : Haz e6to, y
lo hace.
9 Lo cual oyendo Jesús, se maravilló de
él, y vuelto, dijo á las multitudes que le
seguían : €>s digo, que ni aun en Israel, he
hallado tanta fé.
10 Y vueltos á casa los que habían sido
enviados, hallaron sano al siervo que ha-
bía estado enfermo.
11 % Y aconteció después, que él iba á
la ciudad que se llama Nain, y iban con
él muchos de sus discípulos, y gran com-
pañía.
13 Y como llegó cerca de la puerta de
la ciudad, he aquí, que sacaban un difunto,
unigénito de su madre, la cual también
era viuda ; y había con ella mucha gente
de la ciudad.
13 Y como el Señor la vio, fué movido á
misericordia de ella, y le dice : No llores.
14 Y acercándose, tocó las andas ; y los
que le llevaban, pararon. Y dijo : Man-
cebo, á tí digo, levántate.
15 Entonces, volvióse á sentar el que
habla sido muerto, y comenzó á hablar ;
y le dio á su madre.
16 Y tomó á todos temor, y glorifica-
ban á Dios, diciendo : Que profeta gran-
de se ha levantado entre nosotros ; y,
que Dio. ha vlritadoá»u pueblo.
SAN LUCAS.
17 Y talló está Tama de él por toda Ja-
dea, y por toda la tierra del al derredor.
18 í Y dieron las nuevos á Juan de to-
das estas cosas sus discípulos.
19 Y llamó Juan unos dos de sus dis-
cípulos, y lee envió á Jesús, diciendo:
¿Eres tú aquel que habla de reñir, ó
esperaremos á otro ?
20 Y como los varones vinieron á él,
dieron : Juan el Bautista nos ha enviado
á tí, diciendo : ¿Eres tú aquel que habla
de venir, ó esperaremos á otro ?
21 Y en la misma hora sanó á muchos
de enfermedades, y de plagas, y de espí-
ritus malos ; y á muchos ciegos dio la
vista.
22 Y respondiendo Jesús, les dtyo : Id,
dad las nuevas á Juan de lo que habéis
visto y oido : Que los ciegos ven, los co-
jos andan, los leprosos son limpiados, los
sordos oyen, los muertos resucitan, á los
pobres es anunciado el evangelio.
23 Y bienaventurado es el que no fuere
escandalizado en mi.
24 i Y como se fueron los mensage-
ros de Juan, comenzó á hablar de Juan
á las gentes : ¿ Qué salisteis á ver en el
desierto? ¿una caña que es agitada del
viento?
25 Mas, ¿qné salisteis á ver? ¿un hom-
bre cubierto de vestidos delicados ? He
aquí, que los que están en vestido precio-
so, y en delicias, en los palacios de los
reyes están.
26 Mas, ¿qué salisteis á ver? ¿un pro-
feta? De cierto os digo, y aun mas que»
profeta.
27 Este es de quien está escrito: He
aquí, envió mi ángel delante de tu faz, el
cual aparejará tu camino delante de ti.
28 Porque yo os digo que entre los naci-
dos de mugeres, nb hay mayor profeta
que Juan el Bautista; empero él mas pe-
queño en el reino de los cielos es mayor
que él.
29 Y todo el pueblo oyéndnft», y los pu-
blícanos, juetiflearon á Dios, siendo bau-
tizados con el bautismo de Juan.
80 Mas los Fariseos, y los sabios de la
ley, desecharon el consejo do Dios con-
tra si mismos, no siendo bautizados
poréL
81 Ydfyo el Señor: ¿A quién pues com-
pararé los hombres de esta generación,*
y á qué son semejantes ?
82 Semejantes son á los muchachos sen-
tados en la plaza, y que dan voces los
unos á los otros, y dicen : Os tañímos
66
con flautas, y no bailasteis : os endecha-
mos, y no llorasteis.
83 Porque vino Juan el bautista que ni
comia pan, ni bebía vino, y decís: De-
monio tiene.
84 Vino el hijo del hombre, que come
y bebe, y decís : He aquí, un hombre co-
milón, y bebedor de vino, amigo de pu-
blícanos y de pecadores.
85 Mas la sabiduría es justificada de to-
dos sus hijos.
88 1T Y le rogó uno de los Fariseos, que
comiese con él. * Y entrado en casa del
Fariseo, se sentó á la mesa,
87 Y, he aqui, una muger en la ciudad,
que era pecadora, como entendió que
estaba á la mesa en casa de aquel Fariseo,
trajo un vaso de alabastro de ungüento;
88 Y estando detrás á sus pies, comen-
zó llorando á regar con lágrimas sus pies,
y loe limpiaba con los cabellos de su ca-
beza; y besaba sus pies, y tes angla coa
el ungüento.
89 Y como vio erio el Fariseo que le ha-
bla llamado, pen6Ó en si, diciendo : Este,
si fuera profeta, conocerla quién y cuál es
la muger que le toca; que es pecadora,
40 Entonces respondiendo Jesús, le di-
jo : Simón, una cosa tengo que decirte.
Y él le dice : Di, Maestro.
41 Y dice Jesús: Cierto acreedor tenia
dos deudores : el uno le debía quinien-
tos denarios, y el otro cincuenta.
42 Y no teniendo ellos de qué pagar,
soltó la deuda á ambos. Di, pues, ¿ cual
de estos le amará mas? .
43 Y respondiendo Simón, dijo : Pienso
que aquel al cual soltó mas. Yélledfyo:
Rectamente has juzgado.
4*1 Y vuelto á la muger, dtfo á Simón :
l Ves esta muger ? Entré en tu casa, no
diste agua para mis plés ; mas esta ha re-
prado mis pies con lágrimas, y Umpiádo-
los con los cabellos de su cabeza.
45 No me diste beso; mas esta desde
que entré, no ha cesado de besar mis pies,
40 No ungiste mi cabeza con aceite ; mas
esta ha ungido con ungüento mis pies.
47 Por lo cual te digo, que sus muchos
pecados son perdonados, porque amó
mucho; mas al que se perdona poco,
poco ama.
48 Y á ella dtyo : Loe pecados te son
perdonados»
49 Y los que estaban juntamente senta-
dos á la mesa, comenzaron á decir entre
si : ¿ Quién es este, que también perdona
P60*108 f Digitized by GoOgk
SAN LUCAS.
I 60 T d|jo á la tauger : Tu fó te ha Mi-
rado, vé en paz.
' CAPITULO VIII.
\ Bnteha por la parábola del sembrador, que la predi-
cación del evangelio no en todos los oyentes lleta §u
fruto* 4rc. 2. Quien ton loe amado» de Cristo. &
I Amansa la tempestad en la mar, y reprende ¡apoca
i jfitdehe discípulos. 4. Sana d un endemoniado de
una legión de demonios, d Im emoles permite entrar
en los puerco* irc. o. Resucita d la hija de un prin-
cipe de la sinagoga, y en et camino sana duna mu-
' gar de un antiguo JUdo desangre.
Y ACONTECIÓ después, que él ca-
minaba por todas las ciudades y
aldeas predicando, y anunciando el evan-
gelio del reino de Dios ; y los doce iban
con él,
2 Y algunas muge res qne hablan sido
caradas por él de malos espiritus, y de
enfermedades: Mario, que se llamaba
Magdalena, de la cual hablan salido siete
demontos ;
3 Y Juana muger de Chuza, mayordo-
mo de Herodes ; y Susanna, y otros mu-
chas que le servían de sus haberes.
4 Y como se Juntó uno grande multi-
tud, y los que estaban en cada ciudad
vinieron á él, dijo por una parábola :
5 Un sembrador salió á sembrar su
simiente ; y sembrando, una parlé cayó
junto al camino, y fué hollado, y las aves
del cielo la comieron.
6 Y otra patrie cayó sobre piedra ; y na-
cida, se secó, porque no tenia humedad.
7 Y otra parte cayó entre espinas ; y na-
ciendo las espinas juntamente, la aho-
garon.
8 Y otra parte cayó en buena tierra; y
cuando fué nacida, llevó fruto á ciento
por uno. Diciendo estas cosas clamaba:
el que tiene oidos para oir, oigo.
0 Y sus discípulos le preguntaron, qué
era esto parábola.
10 Y él dijo : A vosotros es dado cono-
cer los misterios del reino de Dios ; mas
á los otros por parábolas, para que vien-
do no vean, y oyendo no entiendan.
11 Es pues esta la parábola: La simien-
te es la palabra de Dios.
13 Y los de junto al camino, estos son
los que oyen ; y luego viene el diablo, y
quita la palabra de au corazón, porque
no se salven creyendo.
13 Y los de sobre piedra, son los que
habiendo oído, reciben la palabra con
gozo; mas estos no tienen raices; qne
por un tiempo creen, y en el tiempo de
la tentación se apartan.
14 Y lo que cayó en espinas, estos son
los que oyeron; mas idos son ahogados
de los cuidados, y do las riquezas, y de
los pasatiempos de la vida, y no llevan
fruto.
15 Y lo que en buena tierra, estos son
los que con corazón bueno y recto jétie-
nen la palabra oida, y llevan fruto en
paciencia.
16 Ninguno empero que enciende una
candela, la cubre con una vasija, ó la
pone debajo de la cama ; mas la pone en
un candelcro, pora que los que entran,
vean la luz.
1? Porque no hay cosa oculta, que no
haya de ser manifestada ; ni cota escon-
dida que no haya de ser entendido, y de
venir en manifiesto.
18 Mirad pues como ois ; porque á cual-
quiera que tuviere, le será dado; y á
cualquiera que no tuviere, aun lo que
parece tener le será quitado.
19 ^ Entonces vinieron á él su madre
y hermanos, y no podían llegar á él por
causo de la multitud.
20 Y le fué dado aviso, diciendo: Tu
madre, y tus hermanos están fuera, que
quieren verte.
21 El entonces respondiendo, les dijo :
Mi madre y mis hermanos son los que
oyen la palabra de Dios, y la hacen.
32 ^ Y aconteció un dio que él entró
en uno nove con sus discípulos, y les
dijo : Pasemos á la otra parte del lago;
y se partieron.
28 Y navegando ellos, se durmió. Y
descendió una tempestad de viento en el
lago; y se llenaban de agw*\ y peligraban.
24 Y llegándose á él, le despertaron,
diciendo : Maestro, maestro, que perece-
mos. # Y despertado él, rifiló al viento y
á la tempestad del agua, y cesaron ; y fué
hecha grande bonanza.
25 Y les dijo : ¿Dónde está vuestra fé?
Y ellos temiendo, quedaron maravillados,
diciendo los unos á los otros : ¿ Quién
es este, quo aun á los vientos y al agua
manda, y le obedecen f
26 \ Y navegaron á la tierra de los Ga-
darenos, que está delante de Galilea.
27 Y saliendo él á tierra, lo salió al en-
cuentro de lo ciudad un hombre que te-
nia demonios ya de mucho tiempo; y
no llevaba vestido, ni moraba en casa,
sino en los sepulcros.
28 El cual como vio á Jesús, exclamó, y
prostróse delante de él, y dijo á gran voz:
i Qué tengo yo que ver contigo, Jesús,
Hijo del Dios Altísimo? Ruegote que
no me atormentes^ b
67
SAN LUCAS.
29 (Porque mandaba al espíritu inmun-
do que soliese del hombre; porque ya
de muchos tiempos le arrebataba ; y le
guardaban preso con cadenas y grillos ;
mas rompiendo las prisiones era impe-
MdoMel demonio por los desiertos.
80 Y le preguntó Jesús, diciendo : ¿ Qué
nombre tienes f Y él djjo : Legión ; por-
que muchos demonios hablan entrado
enéL
81 Y le rogaban que no les mandase
que fuesen al abismo.
33 Y habla alli un hato de muchos puer-
cos que pacían en el monte, y le rogaron
que los%dcjase entrar en ellos ; y los dejó.
83 Y salidos los demonios del hombre,
entraron en los puercos ; y el hato de
ellos se arrojó con impetuosidad por un
despeñadero en el lago, y se ahogó.
84 Y los pastores, como vieron lo que
Labia acontecido, huyeron ; y yendo, die-
ron aviso en la ciudad y por las here-
dades.
35 Y salieron á ver lo que habla acon-
tecido, y vinieron á Jesús; y hallaron
sentado al hombre, del cual hablan salido
los demonios, vestido, y en seso, á los
pies de Jesús ; y tuvieron temor.
86 Y les contaron los que lo hablan vis-
to, comer habla sido sanado aquel ende-
moniado. ^
37 Entonces todala multitud de la tierra
de los Gadarenos al derredor le rogaron,
que se retirase de ellos ; porque tenían
gran temor. Y él subiendo en la nave
se volvió.
88 Y aquel hombre, del cual hablan sali-
do los demonios, le rogó para estar con
él ; mas Jesús le despidió, diciendo :
89 Vuélvete á tu casa, y cuenta cuan
grandes cosas ha hecho Dios contigo.
Y él se fué, publicando por toda la ciu-
dad cuan grandes cosas habla Jesús he-
cho con él.
40 1 Y aconteció que volviendo Jesús,
la multitud le recibió con gozo; porque
todos le esperaban.
41 Y, he aqui, un varón llamado Jairo,
el cual también era principe de la sina-
goga, vino, y cayendo á los pies de Jesús,
le rogaba que entrase en su casa ;
42 Porque una hjja única que tenia, co-
mo de doce años, se estaba muriendo.
Y yendo, le apretaba la gente.
48 Y una muger que tenia flujo de san-
gre ya hacia doce años, la cual habia
gastado en médicos toda su hacienda, y
de ninguno habia podido ser curada,
44 Llegándose por detras tocó el borde
de su vestido ; y luego se estancó el flujo
de su sangre.
45 Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el
que me ha tocado ? Y negando todos,
djjo Pedro y los que estaban con él:
Maestro, la multitud te aprieta y opri-
me, y dices; ¿Quién es el que me ha
tocado?
46 Y Jesús dijo : Me ha tocado alguien ;
porque yo he conocido que ha salido vir-
tud de mí.
47 Entonces como la muger vio que no
se escondía, vino temblando, y postrán-
dose delante de él, le declaró delante de
todo el pueblo la causa porque le habia
tocado, y como luego habia sido sana.
48 Y él le dijo : Confia, mja, tu fé te ha
sanado : vé en pac.
49 Estando aun él hablando, vino uno
•de casa del principe ae la sinagoga á de-
cirle : Tu hya es muerta : no des trabajo
al Maestro.
60 Y oyéndoto Jesús, le respondió, di-
ciendo: No temas: cree solamente, y
será sana.
51 Y entrado en casa, no dejó entrar i
nadie, sino á Pedro, y á Santiago, y 4
Juan, y al padre y á la madre de la joven.
53 Y lloraban todos, y la plañían. Y
él dyo : No lloréis : no es muerta, mas
duerme.
53 Y hacian burla de él, sabiendo que
estaba muerta.
54 Y él, echados todos fuera, y trabán-
dola de la mano, clamó, diciendo : Joven,
levántate.
55 Entonces su espíritu volvió, y se le-
vantó luego ; y él mandó que le diesen
de comer.
56 Y sus padres estaban fuera de si : á
los cuales él mandó, que á nadie dijesen
lo que habia sido hecho.
CAPITULO IX.
^nria ti Señor sm apóstol** d predicar. t-EJJmci»
de Herodcs acerca de Cristo, a Harta en el desierto
con cinco pane», la multitud que bs habia too uidu. 4.
Examínala fé que smdiscisnikosu^dsns de e% y km
instruye de tu cruz, IfC. & Para que reñida lo ten-
tación de tu abatimiento no cayesen de acneRa/é,
Jet niuetti a un ensaye de su fiaría tionpfiyure^ndtst
en tumAaoe**ad4toi*a delante d*$re*d*ee*os. %. ¿ju-
na d un mom endemoniado d ruego de su padre, f.
Glorificándole todos por sus abras, ruthr d avisaré
loé discípulos, que se acuerden de esta su ghtiíapara
el din de m abatimiento. 0. Disputan enere mi éd
primado, ó mamaria, w él lee ensena cual serd entre
ellos el primado. & Yendo djerusalem, loe tecinm
de vu pueblo no le reciben dentro, y ourrienmfm am
d iscipñh» vengarte rfmj^fflT tfrTrf-fr fTtmtupim
de. ia Responde düerwamcnH con, direjwee qm h
querían tcffuir, fa
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SAN LUCASL
Y JUNTANDO sus doce discípulos,
les dio virtud y potestad sobre to-
dos los demonios, y que sanasen enfer-
medades,
2 Y los envió á que predicasen el reino
de Dios, y que sanasen los enfermos.
3 Y les d\jo : No toméis* nada para el
camino, ni bordones, ni alforja, ni pan,
ni dinero v ni tengáis dos vestidos.
4 Y en cualquiera casa que entrareis,
qmedad alU, y salid de alli
5 Y todos los que no os recibieren, sa-
llándoos de aquella ciudad, aun el poivo
sacudid de vuestros pies en testimonio
contra ellos,
6 Y saliendo ellos, rodeaban por todas
la» aldeas anunciando el evangelio, y sa-
nando por todas partes.
7Í I oyó Heredes el tetrarca todas las
cosas que hacia, y estaba en duda, por-
que decían algunos : Que Juan habla re-
sucitado de los muertos ;
8 Y otros : Que Elias nabia aparecido ;
y otros : Que algún profeta de los anti-
guos habla resucitado.
9 Y dijo Heredes ; A Juan yo le dego-
llé: ¿quién pues será este, de quien yo
Oigo tales cosas r Y procuraba verle.
10 ^ Y vueltos los apóstoles, le conta-
ron todas las cosas que habían hecho.
T tomándolos, se apartó á parte á un lu-
gar desierto de la ciudad que se llama
Betbsaida.
11 Lq cual como las gentes entendie-
ron, le siguieron ; y él les recibió, y les
hablaba del reino de Dios ; y sanó á los
que tenían necesidad de cura,
12 Y el din habla comenzado á declinar;
y llegándose los doce, le dijeron : Despi-
de la multitud, para que yendo á las
aldeas y heredades de al derredor, se al-
berguen y hallen viandas ; porque aquí
estamos en lugar desierto.
13 Y les dice : Dadles vosotros de co-
mer. Y dijeron ellos : No tenemos mas
de claco panes y dos peces, s¿ no vamos
nosotros á comprar viandas para toda
esta gente.
14 Y eran como cinco mil hombres.
Eatenoea <Ujo á sus discípulos : Hacad-
los recostar por ranchos de cincuenta en
cincuenta.
15 Y asi lo hicieron; y recostáronse
iodos.
16 Y tomando los cinco panes y los dos
peces, mirando al cielo los bendijo; y
rompió, y dio á sus discípulos para que
pusiesen delante de la multitud.
17 Y comieron todos, y se hartaron ; y
alzaron lo que les sobró, los pedazos,
doce esportones.
18 f Y aconteció, que estando él solo
orando, estaban con él los discípulos,
y les preguntó, diciendo : ¿ Quién dicen
las gentes que soy yo ?
19 Y ellos respondieron, j dijeron : Juan %
el Bautista ; y otros : Elias ; y otros, que
algún profeta de los antiguos ha resuci-
tado.
20 Y él les dijo : ¿ Mas vosotros, quién
decis que soy? Entonces respondiendo
Simón Pedro, dyo : El Cristo de Dios.
21 Entonces él encomendándoles estre-
chamente, lea mandó que á nadie dijesen
esto,
22 Diciendo : Es menester que el Hfyo
del hombre padezca muchas cosas, y ser
desechado de los ancianos, y de ios prin-
cipes de los sacerdotes, y de los escribas,
y ser muerto, y resucitar al tercero dia.
23 Y decia á todos : Si alguno quiere
venir en pos de mi, niegúese á si mismo,
y tome su cruz cada dia, y sígame.
24 Porque cualquiera que quisiere sal-
var su vida, la perderá ; y cualquiera que
perdiere su vida por causa de mi, este la
salvará.
25 Porque ¿ qué aprovecha al hombre,
si grangeare todo el mundo, y se pierda
él á sí mismo, ó corra peligro de si t
26 Porque el que se avergonzaré de mí
y de mis palabras, de este tal el Hijo del
hombre se avergonzará, cuando vendrá
en su gloria, y del Padre, y de los santos
ángeles.
27 Y os digo de verdad, que hay algu-
nos de los que están aquí, que no gusta-
rán la muerte, hasta que vean el reino
de Dios.
28 t Y aconteció que después de es-
tas palabras, como ocho días, tomó á
Pedro, y á Juan, y á Santiago, y subió á
un monte á orar.
29 Y entre tanto que oraba, la aparien-
cia de su rostro se hizo otra ; y su vesti-
do blanco y resplandeciente.
80 Y, he aqui, dos varones que habla-
ban con él, los cuales eran Moyses, y
Elias,
31 Que aparecieron en gloria, y habla-
ban de su salida, la cual habla de cum-
plir en Jerusalem.
32 Y Pedro, y los que estaban con él,
estaban cargados de sueño ; y como des-
pertaron, vieron su gloria, y á los dos
varones que estaban con éL
60
SAN LUCAS.
83 Y aconteció, que apartándose ellos
de el, Pedro dice á JesuB : Maestro, bien
es que nos quedemos aquí ; y hagamos
tres cabanas, una para tí, y una para Moy-
scs, y una para Elias ; no sabiendo lo
que se decía,
84 T estando él hablando esto, Tino
una nube que los hizo sombra; y tuvie-
ron temor entrando ellos en la nube.
85 Y vino una tos de la nube, que de-
cía: Este es mi Hjjo amado, á él oid.
30 Y pasada aquella tos, Jesús .fué ha-
llado solo ; y ellos callaron, y por aque-
llos días no dijeron nada á nadie de lo
que hablan Tlsto.
37 ^ Y aconteció el dia siguiente, que
bajando ellos del monte, un gran gentío
le salió al encuentro ;
88 Y, he aquí, que un hombre de la mul-
titud clamó, diciendo : Maestro, ruégote
que veas á mi hijo el único que tengo.
89 Y, he aquí, un espíritu le toma, y de
repente da voces ; y le despedaza de mo-
do que hecha espuma, y apenas se apar-
ta de él, quebrantándole.
40 Y rogué á tus discípulos que le echa-
sen fuera, y no pudieron.
41 Y respondiendo Jesús, d\jo : ¡ Oh ge-
neración infiel y perversa! ¿hasta cuán-
do tengo de estar con vosotros, y os su-
friré? Trae tu hijo acá.
43 Y como aun se acercaba, el demonio
le derribó, y le despedazó ; mas Jesús ri-
nió al espíritu inmundo, y sanó al mucha-
cho, y le volvió á su padre.
48 Y todos estaban fuera de si de la
grandeza de Dios. Y maravillándose to-
dos de todas las cosas que hacia, dijo á
sus discípulos :
44 % Poned vosotros en vuestros oidos
estas palabras ; porque ha de acontecer
que el Hijo del hombre será entregado
en manos de hombres.
45 Mas ellos no entendían esta palabra ;
y les era encubierta para que no la enten-
diesen, y temían dé preguntarle de esta
palabra.
46 T Entonces entraron en disputa,
cual de ellos serla el mayor.
47 Mas Jesús, Tiendo los pensamientos
del corazón de ellos, tomó un niño, y le
puso junto asi,
48 Y les dice : Cualquiera que recibiere
este niño en mi nombre, á mi recibe; y
cualquiera que me recibiere á mi, recibe
al que me envió ; porque el que fuere el
menor entre todos vosotros, este será el
grande.
70
49 Entonces respondiendo Juan, dfjo :
Maestro, hemos visto á uno que echas*
fuera demonios en tu nombre, y se ls>
vedamos, porque no te sigue con noso-
tros.
50 Jesús le dijo : No ee lo vedéis, por-
que el que no es contra nosotros, por
nosotros es.
51 ? Y aconteció que oomo se compilé
el tiempo en qne habla de ser recibido
arriba, él afirmé en rostro pera ir á Jem-
salem.
53 Y enTló mensageros delante de si,
los cuales fueron, y entraron en una «iur
dad de los Samaritanos, para adérenmela
aüí.
58 Mas no le recibieron, porque sn rea-
tro era de hombre que iba á Jernaaleaa.
54 Y Tiendo esto sus discípulos,, Santia-
go y Juan dtyeron : 8efior, ¿ quieres qne
mandemos que descienda fuego del eieio,
y los consuma, como también hizo Elias?
55 Entonces volviendo él, les rUtió, di-
ciendo : Vosotros no sabéis da qne espí-
ritu sois :
56 Porque el Hijo del hombre no ha
Tenido para perder las vidas do Jos hora»
bres, sino para salvarías. Y se fueron é
otra aldea.
57 1T Y aconteció qne yendo ello*, ano
le dijo en el camino : Señor, yo te segui-
ré donde quiera qne fueres.
58 Y le ¿yo Jesús : Las zorras tienen
cuevas, y las aves de ios cielos nidos;
mas el Hijo del hombre no tiene donde
recline $u cabeza.
59 Y cujoá otro: Sígnente. Yeldan:
Señor, déjame que primero vaya, y en-
tierro á mi padre.
60 Y Jesús le dijo: Deja loa muertos
que entierren á sus muertos ; mas tuvtf,
y anuncia el reino de Dios.
61 Entonces también dijo otro : Seguir-
te he, Sefiort mas déjame qne me des-
pida primero de los que están en mi casa,
63 Y Jesús le djjo : Ninguna qne p»
nlendo su mano al arado- mirare atrás, ss
apto para el reino de Dios.
CAPITULO X.
Ardorhta el Sktor otro mayor mmmro de eme
he, lo* CMwk» envía dolante doeié predicar anee-
mida, pie* da la* reala* y precepto* de m minieterit,
ypoUMad coal él la tenia del Padre, para temÉr
ataras doctrina, y ka+trm obedecer em eMa, S.A*
arada* al Padre por el admirable juicio de mér
peneacion de la ha del evangelio, comnnfedmdohi
lo* bajo» del mnndo, y otmUdndola *t fo* tUHmm. t
IM camino dHcieh,yon&*e«f+éjlmoímamd*
m daba ejercitar la caridad. 4. En**** eme *é*m*
al hombre una coea tola ábtohdament* «nucHo,*
é* debe embarañar en anecha*. aatndaeeneu Aw.
SAN LUOASv
YDS8PUKS de «atas coma, señalo «1
Señor aun otros setenta, 4 los coa-
lea envió de dos en dos, delante de su
fas á toda ciudad y lagar á donde él habla*
de venir.
2 X Isa decia: La mies á la verdad t
macha, mas loa obreros pocos ; por tan-
to rogad al Señor de la mies que envié
obreros 4 sa mies.
• Andad, he anal, yo os envió como 4
corderos en medio; de lobos.
4 No llevéis bolsa, ni alforja, ni capa-
tos ; y 4 nadie saludéis en el camino.
5 £n cualquier casa donde enUereis,
primeramente decid: Faz eso 4 esta casa.
6 Y si hubiere allí algún hijo de pas,
vuestra pas reposara sobre él ; y si no,
se votver4 4 vosotros.
7 T posad en aquella misma casa co-
miendo y bebiendo lo que os dieren ;
porque el obrero digno es de su salario.
No m paséis de casa en casa.
S Y en cualquier dudad donde entra-
reis, y os recibieren, comed lo que os
pusieren delante;
0 Y sanad los enfermo* que en ella hu-
biere, y decidles : Se ha allegado 4 voso-
tros el reino do Dios.
10 Mas en cualquier ciudad donde en*
tarareis, y no os recibieren, saliendo por
sus calles, decid :
11 Aun el polvo que, se nos ha pegado
de vuestra ciudad sacudimos contra vo-
sotros : esto empero sabed que el rola»
de loa dalos se fea allegado 4 vosotros.
13 Y os digo, que Sodoma tendré mas
remisión aquel día, que aquella dudad.
13 ¡ Ay de ti, Oorarin ! ¡Ay detí,Beth-
saida! que si en Tyro, y en Bidón se hu-
bieran hecho las maravillas que han sido
hechas en vosotras, ya dias ha, que sen-
tados en cilicio y eenisa, se hubieran ar-
repentida:
14 Por tanto Tyro y Sidon tendrán mas
remisión que vosotras en el juicio.
Id Y tu, Oapernaum, que hasta los ole-
lee estas levantada! hasta los infiernos
seras abajada.
10 El que 4 vosotros oye, 4 mí oye ; y
el que 4 vosotros desecha, 4 mi desecha;
y el que 4 mi desecha, desecha al queme
envió.
17 Y volvieron los setenta con gozo,
diciendo: Señor, aun los demonios se
nos aujetan ñor tu nombre.
18 Y les dtffc Fe vela4 Satanás, como
un rayo, que caja del eielo.
19 He aquí, y%os doy potestad de hollar
sobre las serpientes, y sóbrelos escorpio-
nes, y sobre toda fuerza del enemigo ; y
nada oe dafiard :
20 Empero no os regocijéis de esto, de
que los eepiritus se os sujeten ; mas an-
tes regocijaos de que vuestros nombres
están escritos en los cielos.
21 1 Xn aquella misma hora Jesús se
alegro en espíritu, y dijo: Alabóte, oh
Padre, Señor del ddo y de la tierra,
que escondiste estas cosas 4 loe sablee
y entendidos, y las has revelado 4 loa
pequeños: sai Padre, porque asi te
agradó.
22 Todas las cosas me son entregadas
de mi Padre; y nadie sabe quien sea d
Htfo, sino d Padre; ni quien sea d Pie
dré, sino el Hijo, y aquel 4 quien d Hfyo»
te quisiere revelar.
28 Y vuelto particularmente 4 se», dis-
cípulos, dijo : Bienaventurados los ojos
que ven lo que vosotros veis ;
24 Porque os digo, que muchos profe-
tas y reyes desearon ver lo que vosotros
veis, y no lo vieron j y oir lo que oía, y
no 2o oyeron.
25 T Y he aquí, que un doctor de la ley
se levantó tentándole, y diciendo: Maes-
tro, ¿haciendo qué cosa poseeré la vida
eterna?
26 Y él le dijo : ¿ Qué est4 escrito en la
ley ? i Cómo lees ?
27 Y él respondiendo, dfjo: Amaras al
Sefior tu Dios de todo tu corazón, y de
toda tu alma, y de todas tus fuerzas, y de
todo tu entendimiento; y 4 tu prójimo,
como 4 ti mismo.
28 Y le dijo : Bien has respondido : has
esto, y vivires.
29 Mas él, queriéndose justificar 4 ai
mismo, dyo 4 Jesús: ¿Y quién es mi
prójimo t
80 Y respondiendo Jesús, dyo : Un hom-
bre descendía de Jerusalem 4 Jerico, y
cayó entre ladrones; los cuales le des-
pojaron, y hiriéndote, se fueron, dejan-
dote medio muerta
81 Y aconteció, que descendió un sacer-
dote por d mismo camino; y viéndole,
se pasó del un lado.
82 Y asimismo un Levita, llegando cer-
ca do aquel lugar, y mirándote, se pasó
del un lado.
88 Y un Sainarltaoo, que iba su camino,
viniendo ceros de él, y viéndole, fué mo-
vido 4 misericordia;
84 Y llegándose, le vendó las heridas»
ech4ndole en ella* aceite y vino ; y po-
71
SAN LUOAS.
ufándole sobre su cabalgadura, le Viere
al mesón, y cuidó de él.
35 Y al otro dia partiéndose, sacó dos
denorios y fot dio al mesonero, y le dijo :
Celda de él ; y todo lo qne de mas gas-
tares, yo cuando vuelva, te lo pagara
86 4 Quién, pues, de estos tres te parece
que fué* el prójimo de aquél que cayó en-
tre ladrones ?
87 Y él dijo ! El qtte usó de mtserieordm
con él. Entonces Jesús le dtfo : Yé, y
ka* te lo mismo.
86 T Y aconteció, qne yendo, entró él en
nna aldea; y una muger llamada Marta
le recibió en su casa.
89 Y esta tenia nna hermana, qne se
Samaba María, la cual sentándose á los
pies de Jesns ola sn palabra.
40 Marta empero se distraía en mochos
servidos ; y sobreviniendo, dijo : Señor,
¿no tienes cuidado qne mi hermana me
deja servir sola? Dile, pues, que me
ayude.
41 Respondiendo Jesns entonces, le di.
jo : Marta, Marta, cuidadosa estás, y con
las muchas cosas estás turbada:
48 Empero nna cosa es necesaria; y
Marta ha escogido la buena parte, la eual
no le será quitada»
CAPITULO XL
Éneeña d orar d ene dUcipukoe, y exhorta d ta fre-
qnente oración, 2. Sana d un endemoniado mudo, u
reeponde é la* eabemtdm de UeJfarieeoe. $,£lqm
•pe v hace ¡a palabra de Dioe te el bienaventurado*
no el pariente de Cristo eegun Ta carne. i.Laeeñal
efe Jonae convente/ ü d todos lee reeetdee ai evanffe-
Ka. é. Exhortad tener Je\ de la caed ealéxm obro*
de lum. 6. Zahiere d loe Fariseos y doctoree de la
len *«* hipocresías y crueldades para cjm loe piado-
' éoe profetne denuncmindotes en cetetíaot tfc,
Y ACONTECIÓ que estando el oran-
do en cierto lugar, como acabó, uno
de sus discípulos le dijo : Señor, ensena-
nos á orar, como también Juan enseñó á
sea dtscipulos.
3 Y les dfyo ! Cuando orareis, decid i Pa-
dre nuestro, que estás en los cielos, fléa
tu nombre eantifeado. Venga tu temo :
sea hecha tu voluntad como en el cielo
asi también en la tierra.
8 El pato nuestro de cada día dánosfo
hoy.
4 Y perdónanos nuestros pecados, por-
que también nosotros perdonamos á to-
dos los que nos deben. Y no nos metas
en tentación; mas líbranos de mal.
0 Les dfyo también: ¿Quién de voso-
tros tendrá un amigo, y Irá á él á media
■oche, y le dirá: Amigo préstame tres
n
9 Porque mi mi amigo na venido á un
de camino, y no tengo que ponerle de-
lante;
7 Y él dentro respondiendo, diga: No
me seas molesto : la puerta está ya eer*
rada, y mis niños están conmigo en la
cama: no puedo levantarme, y darte.
8 Digoos, que aunque no se levante á
darle por ser su amigo, eferto por su
importunidad se levantará, y le dará ledo
lo que habrá menester*
• Y yo Os digo : Pedid, y se os dará : bus-
cad, y hallareis : tocad, y os será abierto.
10 Porque todo aquel que pide, recibe;
y el que busca, halla; y al que toca, ea
abierto.
11 i Y cuál padre de vosotros, al su Mjo
le pidiere pan, le dará una piedra? j ó,
si Un pescado, en lugar de pescado le dará
una serpiente?
lí i O, si U pidiere un huevo, le data
un escorpión?
15 Pues, si vosotros, siendo malos, sa-
béis dar buenas dádivas á vuestros hy©s,
¿ cuánto mas vuestro Padre celestial dará
el Espíritu Santo á los que le pealaron
de el?
14 T También echó fuera un demonio,
el cual era mudo; y aconteció, que sali-
do fuera el demonio, el mude habló, y
las gentes se maravillaron. •
16 Y algunos de ellos decían : Por Beel-
sebtrb, principe de los demonios, echa
Aera los demonios.
10 Y otros, tentándote, pealan de dt una
señal del cielo.
1T Mas él, conociendo los pensamien-
tos de ellos, les dijo : Todo reino dividido
contra si mismo es asolado ; y casa tfftf»
dkto cae sobre casa.
18 Y si también Satanás está dividido
contra si, ¿ cómo estará en pié su reino?
porque decis, que por Beelzebub echo yo
mera los demonios.
19 Pues styo echo fuera los demonios
porBeelsebub, ¿vuestros hijos, por quien
km echan fuera? por tanto dios serán
vuestros jueces.
20 Mas ti con el dedo de Dios yo echo
fuera los demonios, cierto el reine de
Dios ha llegado á vosotros.
21 Cuando un hombre raerte armado ■
guarda su palacio, en pax está lo que
posee.
Mas si otro mas fberte une él i
viniendo le veuclere, te toma, todas sus
amas en que confiaba, y
P«Jo*
SAN LUCAS.
23 El que no es conmigo, contra mi es ;
f ei que conmigo no coge, derrota*.
24 Cuando el espíritu inmundo saliere
del hombre, anda por lugares secos bus-
cando reposo, y no bailándote, dice: Me
volveré á mi casa, de donde sáK.
25 T viniendo, fa halla barrida y ador-
26 Entonces va, j toma otros siete espí-
ritus peores que él, y entrado» habitan
allí ; y son las postrimerías del tal hom-
bre peores que las primerias.
27 í T aconteció, que diciendo él estas
cosas, una muger de la multitud levan-
tando la voz, le dijo : Btenarenturado el
Vientre que te trajo, y los pechos que
mamaste.
28 Y él dfyo : Antes bienaventurados los
que oyen la palabra de Dtos, y la guardan.
29 ^ Y juntándoselas multitudes á él,
comenzó á decir: Esta generación mala
es : sefial busca, roas señal no le será da-
da, shié la sefiat de Joñas profeta.
80 Porque como Joñas fué señal á los
Ninivltas, asi también será el Hflo del
hombre á esta generación.
81 La reina del austro se levantará en
Juicio con los hombreé de esta genera-
ción, y los condenará; porque vino de
los fines de la tierra a oír la sabiduría
de Salomón ; y, he aquí, uno mayor que
Salomón en este lugar.
82 Los hombres de Nhrtve se levanta-
rán en juicio con esta generación, y la
condenarán ; porque á la predicación de
Joñas se arrepintieron ; y, he aquí, uno
mayor que Joñas en este lugar. .
83 í Nadie pone en oculto una candela
encendida, ni debajo de un almud; sino
en el candelero, para que los que entran,
véantelo*
94 La luz del cuerpo es el ojo í si pues
tu ojo fuere Sencillo, también todo tu
cuerpo será resplandeciente ; mas ei fue*
re malo, también tu cuerpo wrd tene-
broso.
85 Mira pues, que la lúa iftte en ti hay,
no sea tinieblas.
80 Asi que *khd* todo tu cuerpo res-
plandocteute, no teniendo alguna parte
de tiniebla, será todo luciente como
cuando una lúa de resplandor te alumbra.
8T 1Í Y después que hubo hablado, le
rogo un Fariseo que comiese con él ; y
entrado Jesús, se sentó á la mesa.
88 Y el Farnfco como te vid, se maravilló
de «fue no se lavé antes de comer.
89 T el «ene* le éQo: Ahora vosotros
los Fariseos lo de íbera del vaso y de!
plato limpiáis; mas lo que está dentro
de vosotros, está lleno de rapiña y de
maldad.
40 ¡Insensatos í ¿ el que hizo lo de fue-
ra, no hizo también lo de dentro ?
41 Empero de lo que tenéis, dad limos-
na; y, he aqulf todo os será limpio. ,
42 Mas jay de vosotros Fariseos! quo
diezmáis la menta, y la rada, y tote bor*
taliza; mas el juicio y el amor de Dios
pasáis de largo. Empero estas cosas era
menester hacer, y no dejar las otras.
48 i Ay de vosotros Fariseos! que «mate
las primeras sillas en las sinagogas, y las
salutaciones en las plaza».
44 i Ay de vosotros, escribas y Fariseos,
hipócritas! que sois como sepulturas
que no parecen, y los hombres que andan
encima no te saben.
45 T respondiendo Uno ée los doc-
tores de la ley, le dice : Maestro, cuan-
do dices esto, también nos afrentas á
nosotros.
46 T él dijo : j Ay de vosotros también,
doctores de la ley ! que cargáis los hom-
bres con cargas que no pueden llevar;
mas vosotros, ni aun con un dedo tocáis
las cargas.
47 {Ay de vosotros! que edificáis los
sepulcros de los profetas, y los mataron
vuestros padres.
48 Cierto dais testimonio que consentís
en los hechos de vuestros padres ; por*
que á la verdad ellos los mataron, mas
Vosotros edificáis sus sepulcros. ^
49 Por tanto la sabiduría de Dios tam-
bién d^o:' Enviaré á ellos profetas y
apóstoles, y de ellos á mto* matarán, yú
oíros perseguirán.
50 Para que de esta generación sea do»
mandada la sangre de todos los profetas,
que ha sido derramada desde la furnia*
clon del mundo í
51 Desde la sangre dé Abel, hasta la
sangre de Zacharias que murió entre el
altar y el templo : En Verdad os digo,
será demandada de esta generación.
52 i Ay de vosotros, doctores de la ley I
que os alzasteis con la llave de la ciencia :
vosotros no entrasteis, y á los que entra-
ban impedisteis.
58 Y diciéndoles estas cosas, los escri-
bas y los Fariseos comenzaron á apre-
tarte en gran manera, y á provocarle á
que hablase de muehas cosas,
54 Asechándole, y procurando de casa*
algo de su boca para acusada.
SAN LUCAS.
CAPITULO XH
Exhorta á «s diedpuU* d que te guarde* de kipo-
creeia, f anuncien eu palabra einoeramente y «fe
temor de lo que el mundo lee puede Kauer. i. Extir-
pa ta avaricia y la solicitud del mtgto en w igteeia.
3. Exhórtale» d velar udeerjieleeu diligente» cada
uno en su vocación, y dno engreírte tobre su» con-
fien*», tfc. 4. JEI eronyeMb «* •enwnorío de rffee»-
«fe* «» el imnrf» 4 ama rfs fe* rebelde* é e% *e.
EN esto habiendo*© juntado millares
de gentes, de modo que unos á
otros se hollaban, comenzó á decir á sos
discípulos; Primeramente guardaos de
la levadora de los Fariseos, que es hi-
pocresía.
8 Porque nada hay encubierto, que no
haya de ser descubierto ; ni oculto, que
no haya de ser sabido.
8 Por tanto las cosas que dijisteis en
tinieblas, en luz serán oidas; y lo que
hablasteis al oído en ks cámaras, será
pregonado desde los tejados.
4 Has os digo, amigos mios : No ten-
gáis temor de los que matan el cuerpo,
y después no tienen mas que hagan ;
5 Mas yo os ensenaré á quien temáis :
Temed á aquel que después que hubiere
muerto, tiene potestad de echar en el In-
fierno : de cierto os digo : A este temed.
o" ¿No se venden cinco pajariUos por
dos blancas, y ni uno de ellos está- olvi-
dado delante de Dios 1
7 Y aun los cabellos de vuestra cabeza,
todos están contados. No temáis pues :
de mas estima sois vosotros que muchos
pajariUos.
8 Pero os digo que todo aquel que me
confesaré delante de los hombres, tam-
bién el HUo del hombre le confesará de-
lante de los ángeles de Dios. *
9 Mas el que me negare delante de los
hombres, será negado delante de los án-
geles de Dios.
10 T todo aquel que dice palabra contra
el Htyo del hombre, le será perdonado ;
mas al que blasfemare contra el Espíritu
Santo, no U será perdonada
11 Y cuando os trajeren alas sinagogas,
y á lot magistrados y potestades, no es-
téis solícitos cómo, ó qué hayáis de res-
ponder, ó qué hayáis de decir.
13 Porque el Espíritu Santo os ense-
nará en la misma hora lo que será me-
nester decir.
18 T Y le dijo uno de la compañía:
Maestro, di á mi hermano que parta con-
migo la herencia,
14 Mas él le djjo: Hombre, ¿quién me
puso por Juez, ó partidor sobre vosotros ?
15 _Y les dijo: Jílrad, y guardaos de
74
avaricia; porque la vida, del hombre no '
consiste en la abundancia de los bienes
que posee.
16 Y les dijo una parábola, diciendo:
La heredad de un hombre rico habin
llevado muchos frutos ;
17 Y él pensaba dentro de si, diciendo :
¿Qué haré, que no tengo donde Junto
mis frutos f
18 Y dyo: Esto haré: derribaré jni» ;
alfolíes, y los edificaré mayores; y alli;
Juntaré todos mis frutos y mis bienes ;
ltf Y diré á mi alma: Alma, muchos
bienes tienes en deposito pasa muchos
anos : repósate, come, bebe, huélgate.
20 Y dijole Dios: j Insensato! esta no-
che vuelven á pedir tu alma; ¿y lo que
has aparejado, cuyo será ?
81 Así 4$ el que hace para si tesoro, y
no es rico para con Dios.
88 Y <Wo á sus discípulos: Por tanto
os digo : No cstcis solícitos de vuestra
vida, qué comeréis; ni del cuerpo, qué
vestiréis.
28 La vida mas es que la comida; y el
cuerpo, que el vestido.
84 Considerad los cuervos, que ni siem-
bran, ni siegan : que ni tienen almacén,
ni alfolí; y Dios los alimenta. ¿Cuán-
to de mas estima sois vosotros que las
aves?
25 ¿ Quién de vosotros podrá con *u so-
licitud añadir á su estatura un codo f
80 Pues si no podéis aun lo que es me-
nos, ¿para qué estaréis solícitos de lo
de mas?
87 Considerad los lirios, como crecen:
no labran, ni hilan; y os digo, que ni
Salomón con toda su gloria se vistió
como uno de ellos.
28 Y si asi viste Dios á la yerba, que
hoy está en el campo, y mañana es echa-
da en el horno, ¿ cuánto mas á vosotros,
hombre» de poca féf
88 Vosotros, pues, no procuréis qué
hayáis do comer, ó qué hayáis de beber,
y. no seáis de ánimo dudoso ;
90 Porque todas estas cosas las gentes
del mundo las buscan ; que vuestro Padre
sabe que habéis menester estas cosas.
31 Mas procurad el reino de Dios, y to-
das estas cosas os serán añadidas.
82 No temáis, oh manada pequeña, por-
que al Padre ha placido daros el reina
83 Vended lo que poseéis, y dsd limos-
na: haceos bolsas que no se envejecen,
tesoro en los délos que nunca mlte: don-
de ladrón no ¡lega, ni polilla corrompe»
8AN LUCAS.
84 Porque donáe está vuestro tesoro,
allí también estará vuestro corazón.
85 1 Estén ceñidos vuestros lomos, y
vuestro* luces encendidas ;
86 T vosotros, semejantes á hombres
que esperan cuando su sefibr na de vol-
ver de las bodas ; para que cuando vinie-
re y tocare, luego le abran.
87 Bienaventurados aquellos siervos, los
cuales, cuando el señor viniere, hallare
Telando: de cierto os digo, que él se
ceñirá, y hará que se sienten á la mesa,
y saliendo les servirá.
88 T aunque venga á la segunda vela, y
aunque venga ala tercera vela, y lo» hallare
asi, bienaventurados son los tales siervos.
89 Esto empero sabed, que si supiese el
padre de familias á qué hora habla do ve-
nir el ladrón, velarla ciertamente, y no
dejarla minar su casa.
40 Vosotros, pues, también estad aper-
cibidos; porque á la hora quo no pen-
sáis, el Hyo del hombre vendrá.
41 Entonces Pedro le dtfo : Señor, ¿ dices
esta parábola á nosotros, ó también á
todos?
42 Y d^o el Señor: ¿Quién es el ma-
yordomo fiel y prudente, al cual el señor
pondrá sobre su familia, para que en
tiempo lesdétu ración ?
43 Bienaventurado aquel siervo, al cual,
cuando el señor, viniere, hallare hacien-
do asi
44 En verdad os digo, que él le pondrá
sobre todos sus bienes.
45 Mas si el tal siervo dijere en su cora-
son : MI señor se tarda de venir, y co-
menzare á herir los siervos y las criadas,
y á comer, y á beber, y á borrachear,
46 Vendrá el señor de aquel siervo el
dia que él no espera, y á la hora que él
bo sabe ; y le apartará, y pondrá su suer-
te con los Ínfleles.
47 Porque el siervo que entendió la
voluntad de su señor, y no m apercibió,
ni hizo conforme á su voluntad, será
azotado mucho.
48 Mas el que no entendió, y hizo por
qué ser azotado, será azotado poco, por-
que á cualquiera que fué dado mucho,
mucho será vuelto á demandar de él ; y
al que encomendaron mucho, mas será
te él pedido.
48 \ Fuego vine á meter en la tierra,
¿y qué quiero, si ya está encendido ?
60 Empero, de bautismo me es necesa-
rio ser bautizado, ¡y cono me angustio
hasta que sea cumplido 1 '
Bpan. 56
51 ¿ Pensáis que he venido á la tierra á
dar paz ? No, os digo ; mas disensión.
53 Porque estarán de aqni adelante cin-
co en una casa divididos, tres contra dos,
y dos contra tres.
53 El padre estará dividido contra el
hijo, y el hijo contra el padre : la madre
contra la hija, y la m> contra la madre :
la suegra contra su nuera, y la nuera
contra su suegra,
54 T decía también al pueblo : Cuando
veis la nube que sale del poniente, luego
decis : Agua viene ; y es asi
55 T cuando sopla el austro, decis : Ha-
brá calor ; y lo hay.
56 ¡ Hipócritas ! Sabéis examinar la faz
del cielo y de la tierra, ¿y este tiempo,
cómo no lo examináis ?
57 ¿ Mas por qué aun de vosotros mis-
mos no juzgáis lo que es justo?
58 Pues cuando vas al magistrado con
tu adversarlo, procura en el camino de
librarte de él, porque no te traiga al juez,
y el juez te entregue al alguacil, y el
alguacil te meta en la cárcel.
50 Te digo quo no saldrás de allá basta
que hayas pagado hasta el postrer cornado.
capitulo xni.
Exhorta al pueblo á arrepentimiento por la contidera-
ekm de lo* dirimo* caettmo* en loe no mm* pecadores.
2. Sema em mibmdo á una mmger enjerta p rtmpon-
átala superstición ave había aceren de la observan-
cia del sdbado. 8. Cualidades del evangelio. 4. Ex-
hortaéreeHirettmanoeti* conpt 1iw,H f.€bn-
tra Merodee que procuraba matarle.
Y EN este mismo tiempo estaban allí
unos que le9 contaban de los Gali-
leos, cuya sangre Pllato habla mezclado
con sus sacrificios.
3 T respondiendo Jesús, les dtyo : ¿ Pen-
sáis que estos Gallleos, porque han pa-
decido tales cosas, hayan sido mas pesa-
dores que todos los Galileos f
8 Yo os digo, que no : antes si no os
arrepintiereis, todos pereceréis asi
4 O aquellos diez y ocho, sobre los cua-
les cayó la torre en Slloe, y los mató,
¿pensáis que ellos fueron mas deudores
que todos los hombres que habitan en
Jerusalem ?
5 To os digo, que no : antes si no os
arrepintiereis, todos pereceréis asi
6 Y decía esta parábola : Tenia uno una
higuera plantada en su viña; y vino á
buscar fruto en ella» y no halló.
7 Y dtyo si vlflero : He aquí, tres anos
ha que vengo á buscar fruto en esta
higuera, y no lo hallo: córtala! ¿porqué
hará inútil aun la tierra, bogle
75
SAN LUCAS.
«8 £1 entonces respondiendo, le dijo:
Señor, déjala ann este año, hasta que yo
la escave, y la estercófe.
9 Y si hiciere froto, bien ; y si no, la cor-
tarás después.
10 ^ Y ensefiaba en nna sinagoga en
sábados.
11 Y, he aqni, nna mnger que tenia es-
píritu de enfermedad diez y ocho años
habiay y andaba agoviada, así que en nin-
guna manera podía enhestarse.
12 Y como' Jesús la tío, la llamó, y le
dijo : Mugcr, libre eres de tu enfermedad.
18 Y púsole las manos encima, y luego
se enderezó, y glorificaba á Dios.
14 Y respondiendo un príncipe de la
sinagoga, enojado de que Jesús hubiese
curado en sábado, dijo al pueblo: Seis
días hay en que es menester obrar: en
estos pues venid, y sed curados ; y no en
dia de sábado.
15 Entonces el Seflor le respondió, y
dyo : Hipócrita, ¿ cada uno de vosearos
po desata en Bábado su buey, ó tu asno
del pesebre, y le lleva á beber ?
16 Y á esta hija de Abraham, que he
aquí, que Satanás la habla ligado diez y
ocho anos, ¿ no convino desatarla de esta
ligadura en dia de sábado ?
17 Y diciendo él estas cosas, se avergon-
zaban todos sus adversarios ; y todo el
pueblo se regocijaba de todas las cosas
que gloriosamente eran por él hechas.
18 í Y decia : ¿ A qué es semejante el
reino de Dios, y á qué le compararé?
19 Semejante es al grano de la mostaza,
que tomándole un hombre le metió en
su huerto; y creció, y fué hecho árbol
grande, y las aves del cielo hicieron
nidos en sus ramas.
20 Y otra vez dijo : ¿ A qué compararé
al reino de Dios ?
21 8emejante es á la levadura, que to-
mándola una muger, la esconde en tres
medidas de harina hasta que todo sea
leudado.
23 T Y pasaba por todas las ciudades y
aldeas ensenando, y caminando á Jeru-
salem.
28 Y le d^Jo uno : ¿ Señor, son pocos los
que se salvan ? Y él les dijo :
24 Porfiad á entrar por la puerta angos-
ta; porque yo os digo, que muchos pro-
curarán de entrar, y no podrán ;
25 Después que el padre de familias se
levantare, y cerrare la puerta, y comen-
zaréis á estar mera, y tocar á la puerta,
diciendo: Señor, Seflor, ábrenos; y res-
76
pondiendo él, os dirá : No os conozco do
donde seáis.
26 Entonces comenzaréis á decir: De-
lante de ti hemos comido y bebido, y en
nuestras plazas enseñaste,
27 Y os dirá : Dígoos, que no os conoz-
co de donde seáis : aps/táos de mí todos
los obreros de iniquidad.
28 Allí será el lloro y el crujir de dien-
tes, cuando viereis á Abraham, y á Isaac,
y á Jacob, y á todos los profetas en el
reino de Dios, y vosotros ser echados
fuera.
29 Y vendrán del oriente, y dd occi-
dente, y del norte, y del mediodía, y se
sentarán en el reino de Dios.
80 Y, hó aquí, hay postreros, que serán
primeros ; f hay primeros, que serán
postreros.
31 f Aquel mismo día llegaron unos
de los Fariseos, diciéndole : Sal, y vete do
aquí ; porque Herodes te quiere matar.
82 Y les dUo : Id, y decid á aquella
zorra : He aquí, echo fuera demonios y
acabo sanidades hoy y mañana, y tras-
mañana soy consumado.
88 Empero es menester que hoy, y ma-
ñana, y trasmañana camine; porque no
es posible que un profeta muera fuera de
Jerusalem.
84 ¡Jerusalem, Jerusalem! que matas
los profetas, y apedreos-Ios que son en-
viados á ti, ¿ cuántas veces quise juntar
tus hijos, como la gallina recoge su nida-
da debajo de sus alas, y no quesiste ?
85 He aquí, os es dejada vuestra casa de-
sierta ; y os digo, que no me veréis, hasta
que venga tiempo cnando digáis : Bendito '
el que viene en nombre del Señor.
CAPITULO XIV.
Sana d un hidrópico en mibado, ¡re. i. Exhorta d la
modestia y humildad en tofo, írc. 3. Como por ha-
ber toa Judio» desechado el evangeho con fa$tidiot
loe Omtiiat mm llamado* é a, *r. 4. COndiñmet
neettaria* del <pn de vera» ha de magvir d Oitía,
abnegación de H y de todo lo denuu, y amor d te
Y ACONTECIÓ que entrando en casa
de un principe de los Fariseos un
sábado á comer pan, ellos le acechaban.
2 Y, he aquí, un hombre hidrópico esta-
ba delante de él
8 Y respondiendo Jesús, habló álos doc*
tores de la ley, y á los Fariseos, diciendo \
i Es lícito sanar en sábado ?
4 Y ellos callaron. Entonces él toman*
doto, le sanó, y le envió.
6 Y respondiendo á ellos, djjo: ¿El
asno o el buey de cuál de vosotros caerá
8AN LUCAS.
en un poso, y él no le sacará luego en día
de sábado ?
6 T no le podían replicar á estas cosas.
7 T Y propuso ana parábola á los con-
vidados, atento como escogían los pri-
meros asientos á la meso, didéndoles :
8 Cnando fueres convidado de alguno á
bodas, no te asientes en el primer lugar ;
porque podrá ser que otro mas honrado
que tú sea convidado de él;
9 Y viniendo et que te llamó á tí y á
él, te diga : D4 lugar á este ; y entonces
comiences con vergüenza á tener el pos-
trer lugar.
10 Mas cuando fueres llamado, vé, y
asiéntate en el postrer lunar; porque
cuando viniere el que te llamó, te diga :
Amigo, sube mas arriba: entonces ten-
drás gloria delante de los que junta-
mente se asientan á la mesa.
11 Porque cualquiera que se ensalza,
será humillado, y el que se humilla, será
ensalzado. *
12 Y decia también al que le habla con-
vidado : Cuando haces comida ó eena, no
llames á tus amigos, ni á tus hermanos,
ni á tus parientes, ni á tus vecinos ricos ;
porque también etlos no te vuelvan á
convidar, y te sea hecha paga.
13 Mas cuando haces banquete, llama
á los pobres, los mancos, los cojos, los
ciegos;
14 Y serás bienaventurado ; porque ellos
no te pueden pagar; mas te será pagado
en la resurrección de los justos.
15 Y Y oyendo esto uno de los que
juntamente estaban sentandos ala mesa,
le dijo: Bienaventurado el que comerá
pan en el reino de los cielos.
16 ? Ei entonces le dtyo : Un hombre
hizo una grande cena, y llamó á mu-
chos.
17 Y á la hora de la cena envió á su
siervo á decir á los convidados : Venid,
que ya todo esta aparejado.
18 Y comenzaron todos á una á escu-
aarse. El primero le dtyo : He compra-
do un corteo, y he menester de salir, y
verle : te ruego que me tengas por escu-
sado.
19 Y el otro dtfo : He comprado cinco
yuntas de bueyes, y voy á probarlos : rué-
gote que me tengas por esensado.
90 Y el otro dijo : Me he casado ; y por
tanto no puedo venir.
21 Y vuelto el siervo, hizo saber estas
cosas á su señor. Entonces el padre de
femilla*, enojada dQo á su siervo: Vé
presto por las plazas, y por las calles de
la ciudad, y mete acá los pobres, los man-
cos, y cojos, y ciegos.
22 Y dtyo el siervo: 'Señor, hecho es
como mandaste, y aun hay lugar.
28 Y dtyo el señor al siervo : Vé por los
caminos, y por los vallados, y fuérssiot á
entrar, para que se llene mi casa. •
24 Porque yo os digo, que ninguno de
aquellos varones que fueron llamados,
gustará mi cena.
25 H T grandes multitudes iban con
él ; y volviéndose les dtyo :
26 Si alguno viene á mi, y no aborrece
á su padre, y madre, y muger, y bjjos, y
hermanos, y hermanos, y aun también
bu vida, no puede ser mi discípulo.
27 Y cualquiera que no trae su cruz,
y viene en pos de mi, no puede ser mí
discípulo.
28 Porque ¿ cuál de vosotros, queriendo
edificar una torre, no cuenta primero
sentado los gastos, si tiene lo que ha
menester para acabaría/
29 Porque después que haya puesto el
fundamento, y no pneda acabaría, todos
los que lo vieren, no comiencen á hacer
burla de él,
80 Diciendo: Este hombre comenzó á
edificar, y no pudo acabar.
81 ¿ O cuál rey, habiendo de ir á hacer
guerra contra otro rey, sentándose pri-
mero no consulta si puede salir al en-
cuentro con diez mil al que viene contra
él con veinte mil ?
82 De otra manera, cuando el otro está
aun lejos, le ruega por la paz, envián-
dole embajada.
88 Así pues cualquiera de vosotros que
no renuncia á todas las cosas que posee,
no puede ser mi discípulo;
84 Buena en la sal ; mas si la sal perdiere
su sabor, ¿ con qué será salada ?
85 Ni para la tierra, ni aun para el mu-
ladar es buena: íbera la echan. Quien
tiene oidos para oír, oiga.
CAPITULO XV.
Declara el Señor por tres parábola», el incomparable
amor de Dio* en buscar y salvar al pecador perdido.
"L De la oveja perdida bateada del piadoso pastor.
%. Deladracmahmcadadelaemsfer. ñ. Del padre
que recibe y hace fiesta al hijo disipador de sm'bie-
ae*, pero qm se vuelve é dt con conocimiento de su
pecado, tfc,
Y SE llegaban á él todos los publíca-
nos, y pecadores á oírle.
2 Y murmuraban los Fariseos y los es-
cribas, diciendo: Este á los pecadores
recibe, y con ellos come.
77
SAN LUCAS*
8 Y él le* propileo ett» parábola, di-
ciendo :
4 ¿Qué hombre de vosotros, teniendo
cien ovejas, si perdiere une de ellas, no
deja las noventa y nueve en el desierto,
y vé á totear 1* que se perdió, basta que
la luye?
5 YthaUada, la pose sobre eos hombros
gozoso;
6 Y viniendo á casa, junta á tus amigos,
y á mus vecinos, diciéndoles: Dadme el
parabién; porque he hallado mi oveja
que se habla perdido.
7 Os digo, que asi habrá mas gozo en el
cielo sobre un pecador que se arrepiente,
que sobre noventa y nueve justos, que no
han menester arrepentirse,
8 1 ¿O qué muger que tiene diez drac-
mas, si perdiere la una dracma, no en-
ciende luz, y barre la casa, y busca con
diligencia, hasta bailaría/
9 Y cuando fe hubiere hallado, junta eus
amigas, y sus vecinas, diciendo : Dadme
el parabién ; porque he hallado la drac-
ma que había perdido.
10 Asi os digo, que hay gozo delante de
los ángeles de Dios por un pecador que
se arrepiente.
^>111 También dtfo: Un hombre tenia
'dosWjoa;
12 Y el mas mozo de ellos dijo á eu
padre: Padre, dame la parte de la ha-
cienda que me pertenece. Y él les repar-
tió su hacienda.
13 Y después de no machos dios, jun-
tándolo todo el htyo mas moso, se partió
lejos, á una tierra apartada; y allí des-
perdició su hacienda viviendo perdida-
mente.
14 Y después que lo hubo todo gasta-
do, vino una grande hambre en aquella
tierra; y comenzóle á ialtar.
15 Y fué, y sé llegó á uno do los ciuda-
danos de aquella tierra, el cual le enrió
á sus campos, para que apacentase los
puercos.
16 Y deseaba henchir su vientre de las
algarrobas que comían los puercos ; mas
nadie se loe daba,
17 Y volviendo en si, dtyo: {Cuántos
jornaleros en casa de mi padre tienen
abundancia de pan, y yo aquí perezco de
hambre I
18 Me levaataró, y iré á mi padre, y le
diré : Padre, pecado he contra el délo, y
confetti;
19 Ya no noy digno de ser llamado tu
ntyo: házmecomoánnodntns jornaleros.
90 Y levantándose, vino á sa padre,
Y como aun estuviese lejos, le vio su
padre, y fué movido á misericordia; y
corriendo á él, se derribó sobre su cuello,
y le besó.
21 Y el hijo le djjo : Padre, pecado he
contra el cielo, y contra ti: ya no soy
digno de ser llamado tu hijo.
22 Mas el padre d\}o á sus siervos : Sa-
cad el principal vestido, y vestidle; y
poned anillo en su mano, y zapatos en
tu» pies ;
23 Y traed el becerro grueso, y matad-
le; y comamos, y hagamos banquete;
24 Porque este mi hijo muerto era,
y ha revivido: se habla perdido, y es
bailado. Y comenzaron á hacer ban-
quete.
25 Y su hijo el mas viejo estaba en el
campo, el cual como vino, y llegó cerca
de casa, oyó la sinfonía y las danzas ;
26 Y llamando á uno de los siervos, le
preguntó qué eramquello.
27 Y él le dijo : Tu hermano es venido ;
y tu padre ha muerto el becerro grueso,
por haberle recibido salvo.
28 Entonces él se onojo, y no quería
entrar. £1 padre entonces saliendo, lo
rogaba que entrase, .
20 Mae él respondiendo, dijo á m padre :
He aquí, tantos años fut que te sirvo, que
nunca he traspasado tu mandamiento,
y nunca me has dado un cabrito para
que haga banquete con mis amigos ;
30 Mas deepucs que vino este tu hfyo,
que ha engullido tu hacienda con rame-
ras, le has matado el becerro grueso.
31 £1 entonces le dtfo : Hijo, tú siem-
pre estás conmigo, y^todas mis cosas son
tuyas;
32 Mas hacer banquete y holgamos ero
menester ; porque este tu hermano muer-
to era, y revivió : se había perdido, y es
hallado*
CAPITULO XVL
La parábola del mayordomo interno, con qm e*mAa el
Señor d lot rico* crUtionoo m detxr y oficio m, a*
igleña. i. Lo wáMmo por la dórico avaro.
Y DECÍA también á sus discípulos :
Habla un hombre rico, el cual tenia
un mayordomo ; y este íuó acusado de-
lante de él, como disipador de eos bienes.
2 Y le Hamo, y le dijo: ¿ Qué te esto que
oteo de U? dá cuenta de tu mayordo-
mía; porque ya no podrás mas ser ma-
yordomo.
8 Entonces el mayordomo dijo dentro
de si: «Qué haré! qna mi «after me
ÉAK ItCAS.
^ulta la mayordomía* Cavar, no puedo :
mendigar, tengo vergüenza.
4 Yo sé lo que haré, para que cuando
fuere quitado de la niayordoniia, me reci-
ban en sus casas.
5 T llamando á cada uno de los deado-
res de su señor, dijo al primero : ¿Cuánto
debes á mi señor?
fi Y él dijo : deu batos de aceite. Y
le d\)o : Toma tu obligación, y siéntate
presto, y escribe cincuenta.
7 Después dijo á otro: ¿Y tú, cnanto
debes ? Y él dijo : Cien coros de trigo.
Y él le dyo : Toma tu obligación, y escri-
be ocbenta.
8 Y alabó el señor al mayordomo malo,
por babor hecho prudentemente; por-
que los hijos de este siglo mas prudentes
son en su generación que los hijos de luz.
0 Y yo os digo : Haceos amigos de las
riquezas de maldad, para que cuando fal-
tareis, os reciban en las moradas eternas.
10 £1 que es fiel en lo muy poco, tam-
bién en lo mas es fiel; y el que en lo
muy poco es injusto, también en lo mas
es injusto.
11 Pues si en las malas riquezas no fuis-
teis fieles, ¿lo que es verdadero, quién os
lo confiará ?
12 Y si en lo ageno no fuisteis fieles,
¿lo que es vuestro, quién os lo dará?
13 Ningún siervo puede servir á dos
señores; porque, ó aborrecerá al uno, y
amará al otro, ó se allegará al uno, y me-
nospreciará al otro. No podéis servir á
Dios, y á las riquezas.
14 Y oian también los Fariseos todas
estas cosas, los cuales eran avaros ; y bur-
laban de él. •
15 Y les dijo : V* osaros sois los que os
justificáis á vosotro^iismos delante de
los hombres; mas Dios conoce vuestros
corazones; porque lo que los hombrea
tienen en alto aprecio, delante de Dios
es abominación.
18 La ley y los profetas fueron hasta
Juan : desde entonces el reino de Dios
es anunciado, y todos hacen fnerza con-
tra él.
17 Empero mas fácil cosa es pasar el cielo
y la tierra, que caer una tilde de la ley.
18 Cualquiera que despide á su rauger,
y se casa con otra, adultera; y el que se
casa con la despedida del marido, adul-
tera.
19 1T Y habla un hombre rico, que se
vestía de púrpura y de lino fino, y hacia
cada día banquete espléndidamente.
20 Habla también un mendigó llamado
Lázaro, el cual estaba echado á la puerta
de él, Heno de llagas,
21 Y deseando hartarse de las migajas
que calan de la mesa del rico ; y aun los
perros venian, y le lamían las llagas.
23 Y aconteció, que murió el mendigo,
y fué llevado por los ángeles al seno de
Abrabam; y murió también el rico, y
fué sepultado.
23 Y en el infierno, alzando sus ojos,
estando en tormentos, vio á Abraham
lejos, y á Lázaro en tu seno.
%i Entonces él, dando voces, dijo: Padre
Abraham, ten misericordia de mi, y en-
ría á Lázaro que moje la punta de su
dedo en agua, y refresque mi lengua;
porque soy atormentado en esta llama.
25 ¥ le dijo Abraham : Hyo, acuérdate
que recibiste tus bienes en tu vida, y Lá-
zaro también males ; mas ahora este es
consolado, y tú atormentado.
26 Y ademas de todo esto, una grande
sima está confirmada entre nosotros y
vosotros, asi qne los qne quisieren pasar
de aqui á vosotros, no pueden, ni de allá
pasar acá.
27 Eutonces dijo: Ruégote, pues, pa-
dre, que le envíes á la casa de mi padre;
28 Porque tengo cinco hermanos, para/
qne les proteste ; porque no vengan ellos
también á este lugar de tormento.
29 Y Abraham le dice : A Moyses, y á
los profetas tienen, óiganlos.
30 El entonces dyo : No, padre Abra-
ham ; mas si alguno fuere á ellos dé los
muertos se arrepentirán.
31 Mas Abraham le dijo : Si no oyen á
Moyses, y á los profetas, tampoco se per-
suadirán, aunque alguno se levantare de
entre los muertos.
capitulo xvn.
De la corrección fraterna. 2. Del poder de la fi. S.
Sana «f fe» leproeoe, de lo» coaita el uno tolo, que era
SamarUano, vuelve á darle gracia*, i* De m pri*
mera y $egvnda venida, 9fc.
DIJO después á los discípulos: Im-
pasible es qne no vengan escánda-
los ; mas ¡ ay de aquel por quien vienen !
2 Mejor le seria, si una piedra de moli-
no de asno le fuera puesta al cuello, y
fuese echado en la mar, qne escandalizar
á uno de estos pcquenltos.
3 Mirad por vosotros. Si pecare con-
tra ti tu hermano, .repréndele ; y. si se
arrepintiere, perdónale.
4 Y Bi siete veces al día pecare contra
tí, y siete veces al día se volviere á ti,
diciendo: Pétame: perdónale.
79
SAN LUCAS.
5 % Y dieron los apóstoles al Sefior:
Auméntanos la fó.
6 Y el Señor dijo : Si tuvieseis fe* como
un grano de mostaza, diríais á este sicó-
moro: Desarraígate, y plántate en la
mar, y os obedecerla.
7 ¿ Mas cuál de vosotros tiene un siervo
que ara, ó apacienta ganado, que vuelto
del campo le diga luego : Pasa, siéntate
á la mesa ?
8 ¿ No le dice antes : Adereza que cene
yo, y cíñete, y sírveme basta que naya co-
mido y bebido ; y después de esto come
tú y bebe t
9 ¿Hace gracias al siervo porque hizo
lo que le babia 6Ído mandado ? Pienso
que na
10 Asi también vosotros, cuando hu-
biereis hecho todo lo que os es mandado,
decid: Siervos inútiles somos; porque
lo que debíamos de hacer, hicimos.
11 H Y aconteció que yendo éláJcru-
sftlem, pasaba por medio de Samaría, y
de Galilea.
12 Y entrando en una aldea, viniéronle
al encuentro diez hombres leprosos, los
cuales se pararon de lejos ;
13 Y alzaron la voz, diciendo: Jesús,
Maestro, ten misericordia de nosotros.
14 Y como él los vio, les dijo : Id, mos-
tróos á los sacerdotes. Y aconteció, que
yendo ellos, fueron limpios.
15 Y el uno de ellos, como ee víó que
era limpio, volvió, glorificando á Dios á
gran voz.
16 -Y se derribó sobre su rostro á sus
pies, haciéndole gracias ; y este era 8a-
tnaritano.
17 Y respondiendo Jesús, dijo: ¿No
son diez los que fueron limpios ? ¿ Y los
nueve, dónde están?
18 ¿No fué hallado quien volviese, y
diese gloria á Dios, sino este extranjero f
19 Y le dijo: Levántate, vete: tu fé te
ha sanado.
20 1T Y preguntado de los Fariseos,
cuando habia de venir el reino de Dios,
les respondió, y dijo : El reino Se Dios
no vendrá manifiesto;
21 Ni dirán: Hele nquí, ó hele allí; por-
que, he aquí, el reino de Dios dentro de
vosotros está.
22 Y dijo á sus discípulos : Tiempo ven-
drá, cuando desearéis ver uno de los dias
del tíijo del hombre, y no lo veréis.
23 Y os dirán: Hele aquí, ó hele allí.
No vayáis tras ellos, ni los sigáis.
24 Porque como el relámpago relampa-
gueando desde una parte qu* está debajo
del cielo, resplandece hasta la otra que
está debajo del cielo, así también será el
Hijo del hombre en su día.
25 Mas primero es menester que padez-
ca mucho, y sea reprobado de esta gene-
ración.
26 Y como fué en los dias de Noe, asi
también será en los- dias del Hijo del
hombre :
27 Comían, bebían, se casaban y se da-
ban en casamiento, basta el día que entró
Noe en el arca; y vino el diluvio, y des-
truyó á todos.
28 Asimismo también como fué en los
dias de Lot : comían, bebían, compraban,
vendían, plantaban, edificaban ;
29 Mas el dia que Lot salió de Sodo-
ma, llovió del cielo fuego y azufre, y
destruyó á todos :
SO Como esto será el dia que el Hijo
del hombre se manifestará.
31 En aquel dia, el que estuviere en el
tejado, y sus alhajas en casa, no descien-,
da á tomarlas ; y el que en el campo, asi-
mismo no vuelva atrás.
32 Acordaos de la muger de Lot
83 Cualquiera que procurare salvar su
vida, la perderá ; y cualquiera que la per-
diere, la vivificará.
34 Os, digo, que en aqnella noche esta-
rán dos hombres en una cama: el uno
será tomado, y el otro será dejado.
35 Dos mugeres estarán moliendo jun-
tas : la una será tomada, y la otra será
dejada.
36 Dos hombres estarán en el campo:
el uno será tomado, y el otro será dejado.
37 Y respondiéndole, le dicen : ¿ Dón-
de, Señor ? Y él lesdijo : Donde estuviere
el cuerpo, allá secutarán también las
águilas. •
CAPITULO XVIIL
De la perseverancia en la oración. 2. La oración del
Fariteo, y la del pWicano. S. Meefím lo» niño» m
los da por Jtgnra de lo» oye entraran en «v tetona. 4.
DiJiHlco»ae» al rico entrare* la rerdadera ioieria;
man d Dio» todo es podóle. 5. Rerela d tm doce dis-
cípulo» *u muerte y romrreccion ; ma» ello» nada do
ello entienden. 0. Dala vi»ta d vn ciego.
Y LES propuso también una parábola,
para enseñar que es menester orar
siempre, y no desalentarse,
2 Diciendo : Había un juez en una ciu-
dad, el cual ni temía á Dios, ni respetaba
á hombre algnno.
8 Habia también en aquella ciudad una
viuda, la cual venia á él, diciendo : Haz-
me justicia de mi adversario.
SAN LUCAS.
4 Mas él no quiso por at#w* tiempo : em-
pero después de esto, dijo dentro de si :
Aunque ni temo á Dios, ni tengo respeto
á hombre;
5 Todavía, porque esta, viuda me es
molesta, le haré justicia ; porque no ven-
ga siempre y ai fin me muela.
6 T dijo el Señor: Oid lo que dice el
juez injasto.
7 ¿ Y Dios no defenderá ásns escogidos
que claman á él dia y noche, aunque sea
longánimo acerca de ellos ?
8 Os digo que los defenderá presto.
Empero el Hijo del hombre, cuando vi-
niere, ¿ hallará fé en la tierra ?
9 U Y dijo también á unos, que confia-
ban do si como justos, y menospreciaban
á los otros, esta parábola:
10 Dos hombres subieron al templo á
orar, el uno Fariseo, y el otro publicano.
11 £1 Fariseo puesto en pié oraba con-
sigo de esta manera: Dios, te hago gra-
cias, que no soy como los otros bom-
¡»res, ladrones, injustos, adúlteros; ni
aun como este publicano.
12 Ayuno dos veces en la semana : doy
diezmos de todo lo que poseo.
13 Mas el publicano estando lejos, no
queria, ni aun alzar los ojos al cielo ; mas
hería su pecho, diciendo : Dios, ten mise-
ricordia de mi, pecador.
14 Os digo que este descendió á su casa
justificado rfia» bien que el otro ; porque
cualquiera que se ensalza, será humilla-
do ; y el que se humilla, será ensalzado.
15 ^ Y traían también á él niños para
que les tocase, lo cual vióudofo tu* dis-
cípulos, les reñían.
16 Mas Jesús llamándolos, dijo : Dejad
los niños venir á mí, y no los impidáis ;
porque da tales es el reino de Dios.
17 De cierto os digo, que cualquiera
que no recibiere el reino de Dios como
un niño, no entrará en éL
18 H Y le preguntó un príncipe, dicien-
do : i Maestro bueno, qué haré para po-
seer la vida eterna?
10 Y Jesús le djjo : ¿ Por qué me dioes,
bueno? ninguno hay bueno, sino uno
soto, Dios.
20 Los mandamientos sabes : No mata-
rás: No adulterarás: No hurtarás: No
dirás falso testimonio : Honra á tu padre,
y á tu madre.
21 Y él dijo : Todas estas cosas he guar-
dado desde mi juventud.
22 Y Jesús oído esto, le dijo : Aun una
cosa te falta: todo lo que tienes, vén-
delo, y dato á los pobres, y tendrás teso-
ro en el cielo ; y vén, sigúeme.
23 Entonces él, oidas estas cosas, se en-
tristeció sobre manera, porque era muy
rico.
24 Y viendo Jesús que se habla entris-
tecido mucho, dtfo: ¡Cuan dificultosa-
mente entrarán en el reino de Dios, los
que tienen riquezas!
. 25 Porque mas fácil cosa es entrar un
camello por un ojo de una aguja, que un
rico entrar en el reino de Dios.
26 Y los que lo oian, dieron : ¿ Y quién
podrá ser salvo ?
27 Y él les dijo : Lo que *s Imposible
acerca de los hombres, posible es acerca
de Dios.
28 Entonces Pedro dijo : He aquí, no-
sotros hemos dejado todas los cosas, y
te hemos seguido.
29 Y él les dijo : De cierto os digo, que
nadie hay que haya dejado casa, ó padres,
ó hermanos, ó muger, ó hijos, por el
reino de Dios,
30 Que no haya de recibir mucho mas
en este tiempo, y en el siglo venidero la
vida eterna.
81 % Y Jesús tomando aparte los doce,
les dijo : He aquí, subimos á Jerusalcm,
y serán cumplidas todas las cosas que
fueron escritas por los profetas del Hijo
del hombre.
82 Porque será entregado á los Gentiles,
y será escarnecido, y Injuriado, y escu-
pido;
33 Y después que le hubieren azotado,
lemataráu ; mas al tercero día resucitará.
34 Mas ellos nada de estas cosas enten-
dían, y esta palabra les era encubierta; y
no entendían lo que se dedo.
85 Tj Y aconteció, que acercándose él de
Jerico, un ciego estaba sentado junto al
camino mendigando,
86 El cual como oyó la multitud que
pasaba, preguntaba qué era aquello.
37 Y le dieron: que Jesús Nazareno
pasaba.
88 Entonces dio voces, diciendo : Jesús,
Hijo de David, ten misericordia de mi.
89 Y los que iban delante, le reñían para
que callase ; empero él clamaba mucho
mas: Hijo de David, ten misericordia
de mí.
40 Jesús entonces 'parándose, mondó
traerle á sí. Y como él llegó, le pre-
guntó,
41 Diciendo: ¿Qué quieres que te ha-
ga? Y él dUo : Señor, que vea yo»
81
SJLN LUCAS.
«i T Jeeus le dijo: Té: tu fé te ha
hecho salvo.
48 Y luego vio, y le sególa, glorificando
á Dios ; y todo el pueblo como vio e*fo,
dio alabanza á Dios.
CAPITULO XIX.
La convenio* de Zacheo elptébHcano. f. Por la pa-
rábola de la» nana» encarga ú lo» minüiro» de m
iglesia la diligencia en m ministerio* 8. Su entra-
da en Jenualem con la tolemnidad de verdadero
Medá^tfc.
Y HABIENDO entrado Jems, pasaba
por Jerlco.
2 Y, he aquí, un varón llamado Zacheo
el cual era principe de loe publícanos, y
era rico. •
8 T procuraba ver á Jesús quién fuese ;
mas no podía á causa de la multitud, por-
que era pequeño de estatura.
4 T corriendo delante, Be subió en un
árbol sicómoro, para verle ; porque habla
de pasar por alli.
5 T como vino á aquel lugar Jesús,
mirando le vio, y le dijo : Zacheo, date
priesa, desciende ; porque hoy es menes-
ter que pose en tu casa.
6 Entonces él descendió á priesa, y le
recibió gozoso.
7 Y viendo esto todos, murmuraban, di-
ciendo, que habla entrado á posar con
un hombre pecador.
8 Entonces Zacheo, puesto en pié, dijo
al 8cftor: He aqui, Señor, la mitad de
mis bienes doy á los pobres; y si en
algo he defraudado á alguno, se lo vuelvo
con los cuatro tantos.
9 Y Jesús lo dyo: Hoy ha venido la
salvación á esta casa; por cnanto tam-
bién él es hfyo de Abraham.
10 Porque el Hijo del hombre vino á
buscar, y á salvar lo que se habla per-
dido.
11 Y Y oyendo ellos estas cosas, prosi-
guiendo él, dyo una parábola, por cuanto
estaba cerca de Jerasalem; y porque
pensaban que luego habla do ser mani-
festado el reino de Dios.
12 Dyo pues : Un hombre noble se par-
tió á una tierra lejos, á tomar para*BÍ un
reino, y volver.
13 Y llamados diez siervos suyos, les
dio diez minas, y les dijo : Negociad en-
tre tanto que vengo.
14 Empero sus ciudadanos le aborre-
cían; y enviaron tros de él una embajada,
diciendo: No queremos que este reine
sobre nosotros.
15 "í aconteció, que vuelto él, habiendo
tomado el reino, mandó llamar á si á
aqueBo* sierres, á loé cutíes nábiá dado
el dinero, para saber lo que habla nego-
ciado cada uno.
16 Y vino el primero, diciendo: Sefior,
tn mina ha ganado diez minas.
17 Y él te dice : Está bien, buen siervo :
pues que en lo poco has sido fiel, tea
autoridad sobre diez ciudades.
18 Y vino el segundo, diciendo: Señor,
tu mina ha hecho cinco minas.
19 Y asimismo á este dijo : TÚ también
sé sobre cinco ciudades.
20 Y vino otro, diciendo: Sefior, he
aqui tu mina, la cual he tenido guardada
en un pafilzuelo
21 Porque tuve miedo de ti, pues que
eres hombre severo: tomas lo que no
pusiste, y siegas lo que no sembraste.
22 Entonces él le dijo : Mal siervo, por
tu boca te juzgo : sabias que yo era hom-
bre severo, que tomo lo que no pose, y
que Biego lo que no sembré ;
28 ¿ Por qué pues no diste mi dinero al
banco ; y yo viniendo lo demandara con
el logro r
24 Y dyo á los que estaban presentes :
Quitadle la mina, y dádfo al que tiene las
diez minas.
25 (Y ellos le dieron : Señor, tiene dle*
minas.)
26 Porque yo os digo que á cualquiera
que tuviere, le será dado ; mas al que no
tuviere, aun lo que tiene le será quitada
27 Mas á aquellos mis enemigos, que
no querían que yo reinase sobre cHoa,
traédfat acá, y degolledlo* delante de mí.
28 Y Y dicho ésto, iba delante subien-
do á Jerusalem.
29 Y aconteció, que llegando cerca de
Bethphage, y de Bethanio, al monte que
se llama de las Olivas,' envió dea de sos
discípulos,
80 Diciendo : Id á la aldea <pU Mftf de-
lante, en la tua) como entrareis, hallaréis
un pollino atado en él cual ningún hom-
bre jamás se ha sentado: desatadle, f
traédfc acá.
31 Y si alguien os preguntare: ¿Por
qué le desatáis ? le diréis asi : Porque el
Señor le ha menester.
82 Y fueron ios que hablan sido envia-
dos, y hallaron, como él les dyo.
83 Y desatando ellos el pollino, sus
dueños les dijeron : ¿ Por qué desatáis el
pollino r
84 Y ellos dyeron : Parque el Señor le
haineneeter. Q002(e
85 Y le trajeron á Jesús; y eehaodé
SAN LUCAS.
tMoé sus ropas sobre el pofflno, pusieron
encima á Jesús.
88 Y yendo él, tendían sus vestidos por
el camino.
87 T como llegasen ya cerca de la des-
cendida del monte de las OH vas, toda la
multitud de los discípulos, regocijándo-
se, comenzaron á alabar á Dios á gran
voz por todas las maravillas qne hablan
visto,
88 Diciendo*: Bendito el rey qne viene
en nombre del Sefior: paz en d cielo, y
gloria en las alturas.
89 Entonces algunos de los Fariseos de
entre la multitud le dijeron: Maestro,
reprende á tus discípulos.
40 Y él respondiendo, les dijo : Os digo
que si estos callaren, las piedras clama-
rán.
41 Y como llegó cerca, viendo la ciudad,
lloró sobre ella,
43 Diciendo: ¡Ah, si tú conocieses, á
lo menos en este tu dia, lo que toca á tu
paz! mas ahora está encubierto á tus
ojos.
48 Porque vendrán días sobre ti, que
tus enemigos te cercarán coa trinehera ;
y te pondrán cerco, y de todas partes te
pondrán en estrecho ;
44 Y te derribarán á tierra ; y á tus hjjos,
loe que eatdn dentro de ti ; y no dejarán en
tí piedra sobre piedra; por cuanto no
conociste el tiempo de tu visitación.
45 Y entrando en el templo, comenzó á
echar raerá á todos los que vendían y
compraban en él,
46 Dictándoles : Escrito está t Mi casa,
casa de oración es ; mas vosotros la ha-
béis hecho cueva de ladrones.
47 Y ensenaba cada día en el templo ;
mas los principes de los sacerdotes, y los
escribas, y los principes del pueblo pro-
curaban matarle.
46 Y no hallaban que nacerte, porque
todo el pueblo estaba suspenso oyéndole.
CAPITULO XX.
Lossacwréotespithñ at StHorconquémUsrtdtUrtpto-
OOkfi el templo, trc. t. La parábola d* la viAo^kt.
8. Tientanle acerca del tributo de Cemr. 4. Respon-
de d lo* Saduceos acerca de la resurrección. 6.
Prneba con evidente testimonio de la Bscritura la
divinidad del Mesias\v avisad los snsfos,OMem guar-
den de los Fariseos, cuyos ingenios ambiciosos des-
crVte.
Y ACONTECIÓ un día, que ensenan-
do él al pueblo en el templo, y
anunciando el evangelio, sobrevinieron
los prlneipes de loe sacerdotes, y lee
estribas, con loe ancianos,
a Y le hablaron, diciendo: Dinas con
qué autoridad haces estas cosas: ó quién
es el que te ha dado esta autoridad.
8 Respondiendo entonces Jesús, les di-
jo : Preguntaros he yo también una pala-
bra; respondédme:
4 ¿ El bautismo de Juan, era del cielo, ó
de los hombres ?
5 Mas ellos pensaban dentro de si, di-
ciendo: Si dijéremos: Del cielo; dirá:
¿ Por qué pues no le creísteis?
6 Y si dijéremos : De los hombres, todo
el pueblo nos apedreará; porque están
ciertos que Juan en un profeta.
7 Y respondieron, que tío sabían de
donde había Odo.
8 Entonces Jesús les dtyo: Ni yo os
digo tampoco con qué autoridad hago yo
estas cosas.
9 Y Y comenzó á decir al pueblo esta
parábola : Un hombre plantó una viña, y
la arrendó á ttno* labradores, y se ausentó
por mucho tiempo.
10 Y al tiempo oportuno envió un sier-
vo á los labradores, para que le diesen
del fruto de la vina; mas los labradores
hiriéndole, te enviaron vacio.
11 Y volvió á enviar otro siervo; f
ellos á este también, herido y afrentado,
te enviaron vacio.
18 Y volvió á enviar al tercer siervo ; y
también á este echaron herido.
18 Entonces el señor de la vina dflo :
¿Qué haré? enviaré mi Htyo amado t qui-
zá cuando á este vieren, fe tendrán res-
peto.
14 Mas los labradores viéndote pensa-
ron entre si, diciendo : Este es el here-
dero : venid, matémosle, para que la he-
rencia sea nuestra.
15 Y echándole fuera de la Vina, te ma-
taron : i Qué pues les hura el sefior de
la viña?
16 Vendrá, y destruirá á estos labrado-
res; y dará en rttW á otros. Y como
ellos lo oyeron, dyeron: Guarda.
17 Mas él mirándolos, dice : ¿ Qué pues
es lo que está escrito: La piedra que
desecharon los edificadores, esta vino á
ser cabeza de la esquina?
18 Cualquiera que cayere sobre aquella
piedra será quebrantado; mas sobre el
que la piedra cayere, le desmenuzará.
19 Y procuraban los principes de los •
sacerdotes y los escribas echarle mano
en aquella hora, mas tuvieron miedo del
pueblo; porque entendieron que contra
ellos habia dicho esta parábola.
80 f T acechándote* enviaron^ soplonea
' 88
SAN LUCAS.
que se simulase» justos, pera tomarle
en sus palabras, pora que así le entrega-
sen á la jurisdicción y á la potestad del
. presidente:
21 Los cuales le preguntaron, diciendo :
Maestro, sabemos' que dices y enseñas
bien ; y que no tienes respeto á la perso-
na de nadie, antes enseñas el camino de
Dios con verdad.
22 ¿ Nos es licito dar tributo á Cesar,
ó no?
28 Mas él, entendida la astucia de ellos,
les dtyb : ¿ Por qué me tentáis i
24 Mostrádm e una moneda. ¿ De quién
tiene la imagen, y la inscripción ? Y res-
pondiendo, dieron : De Qesar.
25 Entonces les dijo : Pues dad á Cesar
lo que es de Cesar ; y lo que es de Dios,
á Dios.
26 X no pudieron reprender sus pala-
bras delante del pueblo: antes maravi-
llados de bu respuesta, callaron.
27 U Y llegándose unos de los Sadu-
ceos, los cuales niegan haber resurrec-
ción, le preguntaron,
28 Diciendo : Maestro, Moyses nos es-
cribió: Si el hermano de alguno muriere
teniendo muger, y muriere sin hijos, que
su hermano tome la muger, y levante
simiente á su hermano.
29 Fueron pues siete hermanos; y el
primero tomó muger, y murió sin hijos.
80 Y la tomó el segundo, el cual tam-
bién murió sin lujos.
81 Y la tomó el tercero : asimismo tam-
bién todos siete ; y no dejaron simiente,
y murieron.
32 Y a la postre de todos murió tam-
bién la muger.
88 En la resurrección, pues, ¿ muger de
cual de ellos será? porque los siete la
tuvieron por muger.
84 Entonces respondiendo Jesús, les
dyo : Los hijos de este siglo se casan, y
se dan en casamiento ;
85 Mas los que fueron tenidos por dig-
nos d> aquel siglo, y de la resurrección
de los muertos, ni se casan, ni se .dan en
casamiento.
86 Porque no pueden ya mas morir;
porque son iguales á los ángeles, y son
hijos de Dios, siendo hijos de la resur-
rección.
37 Y que los muertos hayan de resuci-
tar, Moyses aun lo enseñó junto al zarzal,
cuando dice al Señor : Dios de Abraham,
y Dios de Isaac, y Dios de Jacob.
88 Porque Dios, no es Dio* de muertos,
84 •
sino de vivos; porque todos viven en
cuanto á él.
89 Y respondiéndole unos de los escri-
bas, dijeron : Maestro, bien has dicho.
40 Y no osaron mas preguntarle algo.
41 1 Y él les dyo : ¿ Cómo dicen que el
Cristo es hyo de David?
42 Y d mismo David dice en el libro do
ios Salmos : Dijo el Señor á mi Señor :
Asiéntate á mi diestra,
43 Entre tanto que pongo tus enemi-
gos por estrado de tus pies.
44 Así que David le llama Señor» ¿ cómo
pue6 es su htyo ?
45 Y oyéndolo todo el pueblo, dijo á sus
discípulos :
46 Guardaos de los escribas, que quie-
ren andar con ropas largas, y aman las
salutaciones en las plazas; y las prime*
ras sillas en las sinagogas ; y los primeros
asientos en las cenas :
47 Que devoran las casas de las viudas,
simulando larga oración : estos recibirán
mayor condenación.
CAPITULO XXL
De-iaTtmomtadelavtmdapobn. %U> rtttmHv «»<*
mSmm argtmtmio qm al éhl omjiimio U. * Sm*
Y MIRANDO, vio á los ricos que
echaban sus ofrendas en el arca del
tesoro.
2 Y vio también á una viuda pobre, que
echaba allí dos blancas.
3 Y dijo : De verdad os digo, que esta
viuda pobre echó mas que todos.
4 Porque todos estos, de lo que les so-
bra echaron para las ofrendas de Dios ;
mas esta de su pobreza echó todo su sus-
tento que tenia, •
5 H Y á unos que decían del templo,
que estaba adornado de hermosas piedras
y dones, dyo :
6 De estas cosas que veis, dias vendrán,
en que no quedara piedra sobre piedra
quo no sea derribada.
7 Y le preguntaron, diciendo : Maestro,
¿ cuándo será esto ? ¿Y qué señal habrá
cuándo estas cosas hayan de comenzar á
ser hechas ?
8 El entonces dyo : Mirad, no seáis en-
gañados ; porque veudrán muchos en mi
nombre, diciendo : Yo soy el &H*lo; y el
tiempo está cerca: portento no vayáis
en pos de ellos.
9 Empero cuando oyereis de guerras y
sediciones, no os espantéis; porque es
menester que estas cosas acontezcan pri-
mero; mas no luego será el fin
SAN LUGAS.
10 Entonce* les dtyo : Se levantará aa-
clon contra nación, y reino contra reino ;
11 Y habrá grandes terremotos en cada
lagar, y hambres, y pestilencias ; y habrá
prodigios, y grandes señales del cielo.
12 Mas antes de todas estas cosas os
echarán mano, y perseguirán, entregán-
doos á las sinagogas, y á las cárceles, tra-
yóndoos ante los reyes, y á los presiden-
tes, por cansa de mi nombre.
13 T os será esto para testimonio.
14 Poned pnes en vuestros corasones
de no pensar antes coma hayáis de res-
ponder.
. 15 Porque yo os daré boca y sabiduría,
á la cual no podrán resistir, ni contrade-
cir todos los que se os opondrán.
16 Mas seréis entregados aun por vues-
tros padres, y hermanos, y parientes, y
amigos ; y motarán á alguno* de vosotros.
17 Y seréis aborrecidos de todos, por
causa de mi nombre.
18 Mas un pelo de vuestra cabeza no
perecerá.
19 En vuestra paciencia poseed vues-
tras almas.
20 Y cuando viereis' á Jerusalem cer-
cada de ejércitos, sabed entonces que su
destrucción ha llegado.
21 Eotonces los que estuvieren en Ju-
dea, huyan á los montes ; y los que estu-
vieren en medio de ella, rayanse ; y los'
que en las oíros regiones, no entren en
ella.
22 Porque estos Bon dias de venganza,
para que se cumplan todas las cosas que
están escritas.
23 Mas, ¡ ay de las preñadas, y de las que
crian en aquellos dias! porque habrá
apretura grande sobre la tierra, y ira so-
bre este pueblo.
24 Y caerán á filo de espada, y serán
llevados cautivos por todas las naciones ;
y Jerusalem será hollada de los Gentiles,
hasta que ios tiempos de los Gentiles
sean cumplidos.
i 25 Entonces habrá señales en el sol, y
enia luna, y en las estrellas ; y en la tierra
apretura de naciones, con perplejidad ;
bramando la mar y las ondas ;
26 Secándose los hombres á causa del
temor, y esperando las cosas que sobre-
vendrán á la redondez de la tierra; por-
que las virtudes de los cielos serán con-
movidas.
27 Y entonces verán al Htfo del hom-
bre, que vendrá ea una nube con poder
y grande gloria..
28 Y cuando estas cosas comenzaren á
hacerse, mirad, y levantad vuestras cabe-
zas ; porque vuestra redención está cerca. .
29 Y les dijo también una parábola:
Mirad la higuera, y todos los árboles :
30 Cuando ya brotan, viéndolos, de vo-
sotros mismos entendéis que el verano
está ya cerca :
31 Así también vosotros, cuando viereis
hacerse estas cosas, entended que está
cerca el reino de Dios.
32 De cierto os digo, que no pasará esta
generación, hasta que todo sea heeho.
33 El ciclo y la tierra pasarán, mas mis
palabras no pasarán.
34 t Y mirad^ por vosotros, qne vues-
tros corazones no sean cargados de glo-
tonería y embriaguez, y de los cuidados
de esta vida, y venga de improviso sobre
vosotros aquel dia.
35 Porque como un lazo vendrá sobre
todos los que habitan sobre la haz de
toda la tierra.
36 Velad, pues, orando á todo tiempo,
que seáis habidos dignos de evitar todas
estas cosas que han de venir, y de estar
en pié delante del H^o del hombre.
37 Y enseñaba entre día en el templo ; •
y de noche saliendo, estábase en el monte
que se llama de las Olivas.
38 Y todo el pueblo venia á él por la
mañana, para oírle en el templo.
CAPITULO XXII.
SI concierto do Judas para entregar á Cristo, tXi
institución de la Santa Vena. & Alti aun disputan
los discípulos la tercera vez del primado, flre. 4. Pre-
dice d Pedro que le halda de negar; y dios demos*
que h^ esperan grandes calamidades y pemprat^tfo.
5. Su oración en el huerto, *u sudor de sanare, y su
consuelo del cielo. 6. Bs preso. 7. Ss llevado d casa
del sumo sacerdote, donde es negado de Pedro, in-
juriado de loe ministros, y examinado del sumo sa-
cerdote y de su concilio.
Y ESTABA cerca el dia de la fiesta
de los panes sin levadura, qne se
llama la Pascua.
2 Y los príncipes de los sacerdotes, y
los escribas procuraban como le mata-
rían ; mas tenían miedo del pueblo.
3 Y entró Satanás en Judas, qué tenia
por sobrenombre Iscariote, el cual era
uno del número 4e los doce.
4 Y fué, y habló con los príncipes de
los sacerdotes, y con los magistrados, de
cómo se le entregarla.
5 Los cuales se holgaron, y concertaron
de darle dinero.
6 Y prometió; y buscaba oportunidad
para entregarle á ellos sin estar presente
la multitud. Digitized by V^j(
85 -
SAN LUCAS.
7 % T tino él ¿tía de íoa panes sin leva-
dura, en el cual era menester matar la
' pascua.
8 T envió á Pedro, y á Juan, diciendo ;
Id, aparejadnos la pascua, para que co-
mamos.
9 T ellos le dijeron: ¿Dónde quieres
que 7a aparejemos ?
10 Y él les dijo : He aquí, como entra-
reis en la ciudad, os encontrará un hom-
bre que lleva un cántaro de agua; se-
guidle hasta la casa donde entrare ;
11 Y decid al padre de la familia de la
casa : El Maestro te dice : ¿ Dónde está
el aposento donde tengo de comer la pas-
cua con mis discípulos ? •
12 Entonces él os mostrará un gran
cenadero aderezado, aparejadla allí.
13 T yendo ellos halláronlo todo como
les había dicho ; y aparejaron la pascua.
14 Y como fué hora, se sentó á la mesa;
y con él los doce apóstoles.
15 Y les dtyo : Con deseo he deseado co-
mer con vosotros esta pascua antes que
padezca.
16 Porque os digo, que no comeré mas
de ella, hasta que sea cumplido en el
' reino de DIob.
17 Y tomando la copa, habiendo hecho
gracias, dtyo : Tomad esto, y distribuidlo
entre vosotros.
18 Porque os digo, que no beberé del
fruto de la vid, hasta que el reino de
Dios venga,
19 Y tomando pan, habiendo hecho
gracias, lo rompió, y les dio, diciendo:
Este es mi cuerpo, que por vosotros es
dado ; haced esto en memoria de mi.
20 Asimismo también la copa, después
que hubo cenado, diciendo: Esta copa
es el nuevo testamento en mi sangre, que
por vosotfos se derrama.
21 Con todo eso, he aquí, la mano del
que me entrega está conmigo en la mesa,
22 Y á la verdad el Htfo del hombre vá
según ío que está determinado ; empero
I ay de aquel hombre por el cual es en-
tregado !
23 Ellos entonces comenzaron á pre-
guntar entre sí, cuál de ellos seria el que
habla de hacer esto.
24 1" Y hubo también entre ellos una
contienda, quién de ellos parecía ser el
mayor.
25 Entonces él les dijo: Los reyes de
las naciones so enseñorean de ellas; y
los que sobre ellas tienen potestad, son
llamados bienhechores :
96 Más vosotros, no asi : antes el que
es mayor entre vosotros, sea como el
más mozo-, y el que precede, como el
que sirve.
27 Porque ¿cuál en mayor, el que se
asienta á la mesa, ó el que sirve? ¿No
es el que se asienta á la mesa? mas yo
soy entre vosotros como el qne sirve.
28 Empero vosotros sois los que habéis
permanecido conmigo en mis tenta-
ciones :
20 Yo pues os ordeno un reino, como
mi Padre me lo ordenó á m£ ;
30 Para que comáis y bebáis en mi mesa
en mi reino ; y os asentéis sobre tronos
juzgando á los doce tribus de Israel.
31 H DJjo también el Señor: Simón, 8i-
mon, he aquí, que Satanás os ha pedido
para zarandearos como á trigo;
32 Mas yo he rogado por tí que tu fé
no falte; y tú cuando te conviertas, con-
firma á tus hermanos. .
38 Y él le dijo : Señor, dispuesto estoy
á ir contigo, tanto á la cárcel, como á la
muerte.
34 Y él dijo : Pedro, te digo que el gano
no cantará hoy, antes que tu niegues tres
veces que me conoces.
35 Y á ellos dijo : Cuando os envié sin
bolsa, y sin alforja, y sin zapatos, ¿os
(hitó algo ? Y elioB dijeron : Nada,
36 Entonces les dijo : Pues ahora el <fue
tieue bolsa, tómefcr; y también sn alfor-
ja; y el que no tiene espada, venda su
capa y cómprela.
87 Porque os digo, que aun es menester
que se cumpla en mi aquello que está
escrito: Y con los malos rae contado;
porque lo que está escrito de mi, su cum-
plimiento tiene.
38 Entonces ellos dijeron: Señor, he
aquí, dos espadas hay aquí. Y él lea
dijo: Basta.
89 % Y saliendo, se ftré, según sn cos-
tumbre, al monte de las Olivas; y tus
discípulos también lé siguieron.
40 Y como llegó á aquel lugar, les
dijo: Orad para que no entréis en ten*
tacion.
41 Y él se apartó de ellos como un tiro
de piedra; y puesto de rodillas, oró,
42 Diciendo: Padre, si quieres, pasa
esta copa de mi, empero no se naga mi
voluntad, mas la tuya.
43 Y le apareció un ángel del cielo es*
forzándole.
44 Y estando en agonía, oraba mas hv
tensamente ; y fué sn sudor eofe» gota»
SAN lifJCAS,
grandes de sangre, que descendían hasta
la tierra.
45 Y como se levantó de la oración, y
Tino á sos discípulos, los halló durmien-
do de tristeza.
46 Y les dyo: ¿Qué, dormís? Levan-
taos, y orad que no entréis ehtentacton.
47 1 Estando aun hablando él, he aquí,
una multitud de gente, y el que se llamaba
Judas, uno de los doce, iba delante de
ellos ; y se llegó á Jesús,' para besarle.
48 Entonces Jesús le dijo : ¿ Judas, con
un beso entregas al Hijo del hombre ?
49 Y viéndolos que estaban junto á él
lo que habia de ser, le dijeron : Señor,
¿ heriremos con espada ?
50 Y uno de ellos hirió' al criado del
sumo sacerdote, y le quitó la oreja de-
recha.
51 Y respondiendo Jesús, dijo : Dejad
hasta aquí. Y tocando su oreja, le sanó.
52 Dijo después Jesús á los principes
de los sacerdotes, y á los capitanes del
templo, y á los ancianos que hablan ve-
nido contra él: ¿Cómo á ladrón habéis
salido con espadas y con palos ?
53 Habiendo estado con vosotros cada
dia en el templo, no extendisteis las ma-
nos contra mi ; mas esta es vuestra hora,
y la potestad de las tinieblas.
54 1T Y prendiéndole, le trajeron, fmc-
tiéronle en casa del príncipe de los sa-
cerdotes. Y Pedro le seguía de lejos.
55 Y habiendo encendido fuego en me-
dio del atrio, y sentándose todos al derre-
dor, se sentó también Pedro entre ellos.
56 Y como una criada le vio que esta-
ba sentado al fuego, puestos los ojos en
él, dijo : Y este con él era.
57 Entonces él lo negó, diciendo : Mu-
ger, no le conozco.
58 Y un poco después viéndole otro,
dtfo : Y tú de ellos eras. Y Pedro dijo :
Hombre, no soy.
59 Y como una hora pasada, otro afir-
maba, diciendo: Verdaderamente tam-
bién este estaba con él; porque es
Gallleo.
60 Y Pedro dyo : Hombre, no sé lo que
dices. Y luego, estando aun él hablan-
do, el gaUo cantó.
61 Entonces, vuelto el Señor, miró á
Pedro ; y Pedro se acordó de la palabra
del Señor, como le habla dicho. Antes
que el gallo dé voz me negarás tres
Veces.
,63 Y saliendo f^era Pedro, Doró amar-
gamente.
63 Y los hombres que tenían á Jesús,
burlaban de él, hiriéndote.
64 Y cubriéndole herían su rostro, y pre-
guntábanle, diciendo : Profetiza, ¿ quién
es el que te hirió ?
65 Y decían otras muchas cosas inju-
riándole.
66 Y como fué de día, se Juntaron los
ancianos del pueblo, y los principes de
los sacerdotes, y los escribas, y le tra-
jeron á su concillo,
67 Diciendo: ¿Eres tá el Cristo? dl-
noslo. Y les dijo: Si os lo dijere, no
creeréis ;
68 Y también si os preguntare, no me
responderéis, ni me soltaréis ;
69 Mas desde ahora el Hijo del hombre
se asentará á la diestra del poder de
Dios.
70 Y dyeron todos: ¿Luego tú eres el
Hijo de Dios ? Y él les dyo : Vosotros
lo decis, que yo soy.
71 Entonces ellos dijeron: ¿Qué mas
testimonio deseamos? porque nosotros
lo hemos oído de su boca.
oapitülo xxm.
LUtnido delante de POsO^iMhrent^dOmnlt*, el
cual se le vuelve d enviar escarnecido, u Piloto- le
condena d tm erw, sUndole preferido por petición
del pmehb Éttrrabow sedicioso homicida. Src. 2. Pre-
dice d loe mugen» que le lamentaban, A» mltumituml
de H tierra que lea esteta cerca. S. Es puesto en
la cruz y escarnecido de todos; mas él ruega ai pa-
dre por eVos. 4. La contorsión u conjemon del la-
dron,tfc. 6. Muere en iacrwc, dando eimtmdo todo
testimonio de su inocencia, 6. Es sepultado honra-
damente por Joseph de Arimathea.
Y LEVANTÁNDOSE toda la multi-
tud de ellos, lleváronle á Püato.
2 Y comenzaron á acusarle, diciendo:
A este hemos hallado que pervierte nues-
tra nación, y que veda dar tributo á Cesar,
diciendo que él es eUCristo el Rey.
3 Entonces Pilato le preguntó, dicien-
do: ¿Eres tú el rey de los Judíos? Y
respondiéndole él, dijo : Tú lo dices.
4 Y Pilato dijo á los príncipes de los
sacerdotes, y al pueblo : Ninguna culpa
hallo en este hombre.
5 Mas ellos porfiaban, diciendo : Albo-
rota al pueblo, enseñando por toda Judea,
comenzando desde Galilea hasta aquí.
6 Entonces Pilato, oyendo de Galilea,
preguntó si el hombre era Galileo.
7 Y como entendió que era de la juris-
dicción de Herodes, le remitió á Herodes,
el cual también estaba en Jerusalem en
aquellos días.
8 Y Berodes, viendo á Jesús, se holgó
mucho ; porque habla mucho que le de-
¡tize$ty V;
SAN LUCAS.
seaba ver; porque habla oido de él ma-
chas cosas ; y tenia esperanza que le ve-
rla hacer algún milagro.
0 Y le preguntaba con muchas palabras ;
mas él nada le respondió.
10 T estaban los principes de los sacer-
dotes, y los escribas acusándole con gran
porfía.
11 Mas Herodes con sus soldados le
menospreció, y escarneció, vistiéndole
de una ropa espléndida; y le volvió á
enviar á Pilato.
12 T Aieron hechos amigos entre si Pi-
lato y Herodes en el mismo dia; porque
antes eran enemigos entre si.
13 Entonces Pilato, convocando los prin-
cipes de los sacerdotes, y los magistrados,
y el pueblo,
14 Les dUo: Me-babeispresentadoáeste
por hombre que pervierte al pueblo ; y,
he aquí, yo preguntando delante de vo-
sotros, no he hallado alguna culpa en
este hombre de aquellas de que le acu-
sáis.
15 Y ni aun Herodes ; porque os remití
á él ; y he aquí, que ninguna cosa digna
de muerte se le ha hecho.
10 Le soltaré pues castigado.
17 Y tenia necesidad de soltarles uno
en la fiesta.
18 Y toda la multitud dio voces á una,
diciendo: Afuera con este, y suéltanos
á Barrabas:
19 (£1 cual habla sido echado en la cár-
cel por una sedición hecha en la dudad,
y una muerte.)
20 Y lea habló otra vea Pilato, querien-
do soltar á Jesús.
21 Mas ellos volvían á dar voces, dicien-
do : Crucifícate, Crucifícale.
22 Y él les d(jo la tercera vez: ¿Por
qué ? ¿ Qué mal ha hesho este ? ninguna
culpa de muerte he hallado en él: le
castigaré pues, y U soltaré.
28 Mas ellos instaban á grandes voces,
pidiendo que fuese crucificado; y las
voces de ellos, y de los principes de los
sacerdotes prevalecieron.
24 Entonces Pilato juzgó que se hiciese
lo que ellos pedían.
25 Y les soltó á aquel que nabia sido
echado en la cárcel por sedición y una
muerte, al cual hablan pedido ; mas en-
tregó á Jesús á la voluntad de ellos.
26 H Y llevándole, tomaron á un Simón,
Cyreneo, que venia del campo, y le pu-
sieron encima la cruz para que la llevase
en pos de Jesús.
86
27 Y le seguía grande multitud de pue-
blo, y de m ugeree, las cuales le llora-
ban, y lamentaban.
28 Mas Jesús, vuelto á ellas, les djjo :
Htyas de Jerusalem, no me lloréis á mí ;
mas lloraos á vosotras mismas, y á vues-
tros hüos.
29 Porque, he aquí, que vendrán días,
en que dirán : Bienaventuradas las esté-
riles, y los vientres que no parieron, y
los pechos que no criaron.
80 Entonces comenzarán á decir á los
montes: Caed sobre nosotros; y á los
collados: Cubridnos.
81 Porque si en el árbol verde hacen
estas cosas, ¿en el seco, qué se hará?
82 Y llevaban también con él otros dos
malhechores á matar con éL
83 Y Y como vinieron al lugar que se
llama Calvario, le crucificaron allí ; y á
los malhechores, uno á la derecha, y otro
á la izquierda.
84 Mas Jesús decía : Padre, perdónalos ;
porque no saben lo que hacen. Y par-
tiendo sus vestidos, echaron suertes.
85 Y el pueblo estaba mirando; y burla-
ban de él los príncipes con ellos, dicien-
do : A otros salvó : sálvese á sí mismo,
si este es el Mesías, el escogido de Dios.
86 Escarnecían de él también los solda-
dos, llegándose, y presentándole vinagre,
87 Y diciendo : Si tú eres el Bey de los
Judíos, sálvate á ti mismo.
88 Y había también un titulo escrito
sobre él con letras Griegas, y Latinas,
y Hebraicas: ESTE ES EL BEY DE
LOS JUDÍOS.
89 H Y uno de los malhechores que es-
taban colgados, le injuriaba, diciendo:
Si tú eres el Cristo, sálvate á tí mismo,
y á nosotros.
40 Y respondiendo el otro, lo rlnió, di-
ciendo : ¿ Ni aun tú temes á Dios, estan-
do en la misma condenación f
41 Y nosotros á la verdad, Justamen-
te, porque recibimos lo que merecieron
nuestros hechos; mas este ningún mal
hizo.
42 Y dijo á Jesús : Sefior, acuérdate de
mí cuando vinieres en tu reino.
48 Entonces Jesús le dtyo: De cierto
te digo, que hoy estarás conmigo en el
Paraíso.
44 H Y era como la hora de sexta, y rae-
ron hechas tinieblas sobre toda la tierra
hasta la hora de nona.
45 Y el sol se oscureció, y el Telo del
templo se rompió por medio.
SAN LUCAS.
46 Entonces Jesús, clamando á gran
toe, dijo : Padre, en toa manos encomien-
do mi espirito. Y habiendo dicho esto,
espiró.
47 Y como el centurión vló lo que habla
acontecido, dio gloria á Dios, diciendo :
Verdaderamente este hombre era justa
48 Y toda la multitud délos que estaban
presentes á este espectáculo, viendo lo
que había acontecido, se volvían hiriendo
sus pechos.
49 Mas toados sus conocidos estaban de
lejos, y las mugeres que le habían segui-
do desde Galilea, mirando csta6 cosas.
50 t Y, he aquí, un varón llamado Jo-
seph, el cual era senador, varón bueno,
y justo:
51 El cual no habla consentido en el con-
sejo ni en los hechos de ellos, varoii de
Ariraathca, ciudad do los Judíos: el cual
también esperaba el reino de Dios.
52 Este llegó á Pilato, y pidió el cuerpo
de Jesús.
53 Y quitado de la cruz, le envolvió en
una sábana, y le puso en un sepulcro que
eralabrado en roca, en el cual aun nin-
guno habla sido puesto.
54 Y era dia de la preparación de la pas-
cua ; y el sábado esclarecía.
55 Y viniendo también los muge res que
le habían seguido de Galilea, vieron el
sepulcro, y como fué puesto su cuerpo.
56 Y vueltas, aparejaron droge* aromá-
ticas, y ungüentos ; y reposaron el sába-
do, conforme al mandamiento.
CAPITULO XXIV.
Los éntrete notíjlsan d las mugeres que venían d ungir
el cmrpo del Señor, tu resurrección, í. Muéstrate d
do» discípulo* eammo de Emmamo, d lo» cuates ins-
trupe en la necetuied qme había de tu muerte; y ellos
vuelven d dar la» nuevas d loe demos, y hallan que
ya ella» las sabian, & Muéstrate d todo» juntos, y
lee da entendimiento de lo» Escrituras, tfe. 4, Sute
d las cielos delante de eRos, Ve.
MAS el primer dia de la semana, muy
de mañana vinieron al sepulcro, tra-
yendo las drogas aromáticas que hablan
aparejado; y algunas oirás mugeres con
ellas.
2 Y hallaron la piedra revuelta de la
puerta del sepulcro.
8 Y entrando no hallaron el cuerpo del
Sefior Jesns.
4 Y aconteció, que estando ellas espan-
tadas de esto, be aquí, dos varones que se
pararon Junto á ellas, vestidos de vesti-
duras resplandecientes.
5 Y teniendo ellas miedo, y bajando el
rostro á tierra, les dtferon: ¿Por qué
buscáis entre loe muertos al que vive?
6 No está aquí, sino que ha resucitado:
acordaos de como os habló, cuando aun
estaba en Galilea,
7 Diciendo: Es menester que el Hijo
del hombre sea entregado en manos de
hombres pecadores, y ser crucificado, y
resucitar al tercero dia.
8 Entonces ellas se acordaron de sus
palabras.
9 Y volviendo del sepulcro, dieron nue-
vas de todas estas cosas á los once, y á
todos los demás.
10 Y eran María Magdalena, y Juana,
y María, madre de Santiago, y otras que
estaban con ellas, las que decían estas
cosas á los apóstoles.
11 Mas á ellos les parecían como locura
las palabras de ellas ; y no las creyeron.
12 Y levantándose Pedro, corrió al se-
pulcro ; y como miró dentro, vio solos
los lienzos allí echados, y se fué maravi-
llado entro si de este hecho.
13 H Y, he aquí, dos de ellos iban el mis-
mo día á una aldea que estaba de Jerusa-
lem sesenta estadios, llamada Emmaus :
14 Y iban hablando entre si de todas
aquellas cosas que hablan acaecido.
15 Y aconteció, que yendo hablando
entre si, y preguntándose el uno al otro,
el mismo Jesús se llegó, y iba con ellos
juntamente.
16 Mas los ojos de ellos eran detenidos,
para ^be no le conociesen.
17 Y les dijo : ¿ Que" pláticas son estas
que tratáis entre vosotros andando, y
estáis tristes?
18 Y respondiendo el uno, que se lla-
maba Cleopbas, le dijo : ¿ Tú solo foraste-
ro eres en Jerusolem, que no has sabido
las cosas que en ella han acontecido estos
días?
19 Entonces él les dijo; ¿Qué? Y ellos
le dijeron : De Jesús Nazareno, el cual
fué varón profeta poderoso en obra y en
palabra, delante de Dios y da todo el
pueblo :
20 Y como le entregaron los principes
de los sacerdotes, y nuestros magistra-
dos, á condenación de muerte, y le era-,
cificaron.
21 Mas nosotros esperábamos que. él
era el que había de redimir á Israel ; y
ahora sobre todo esto, hoy es el tercero
dia desde que esto ha acontecido.
22 Aunque también unas mugeres de
los nuestros nos han espantado, las cua-
les ,án tes del dia fueron al sepulcro ;
28 Y no hallando su cuerpo, vinieron,
SAN LUCAS.
diciendo que también hablan visto visión
de ángeles, los cuales dieron que él vive.
24 i Aieron algunos de los nuestros al
sepulcro, y hallaron ser asi como las mu-
geres hablan dicho ; mas á él no le vieron.
25 Entonces él les dtyo: ¡Oh insensa-
tos, y tardos de corazón para creer á todo
lo que loe profetas han dicho!
26 ¿ No era menester que Cristo pade-
ciera estas cosas, y que entrara asi en su
gloria?
27 Y comenzando desde Moyses, y de
todos los profetas, les declaraba en todas
las Escrituras las cosas tocantes á él.
28 T llegaron á la aldea á donde iban ;
y él hizo como que iba mas kjos.
29 Ajas ellos le detuvieron por fuerza,
diciendo: Quédate con nosotros, porque
se hace tarde, y está ya declinando el día.
T entró para quedarse con ellos.
80 T aconteció, qne estando sentado ala
mesa con ellos, tomando el pan, bendijo,
y lo rompió, y les dio.
31 Entonces fueron abiertos los ojos de
ellos, y le conocieron ; mas él se desapa-
reció de los ojos de ellos.
82 T decían el uno al otro : ¿ No ardía
nuestro corazón en nosotros, mientras
nos hablaba en el camino, y cuando nos
abria las Escrituras ?
88 T levantándose en la misma hora,
tornáronse á Jerusalem ; y hallaron á los
once congregados, y á los qne eraban
con ellos,
84 Que decían : Resucitado ha el Señor
verdaderamente, y ha aparecido á Simón.
85 Entonces ellos contaban las cosas
que U* habían acontecido en el camino ; y
como habla sido conocido de ellos en el
romper del pan.
86 t T entre tanto que ellos hablaban
estas cosas, Jesús se puso en medio de
ellos, y les dtyo : Paz á vosotros.
87 Entonces ellos espantados y asom-
brados, pensaban que velan algún espí-
ritu.
90
88 Mas él les dtyo: ¿fox qué estáis tnr-
bados, y suben pensamientos a vuestros
corazones?
89 Mirad mis manos y mis plés, que yo
mismo soy. Palpad, y ved ; que el espí-
ritu ni tiene carne ni huesos, como veis
que yo tengo.
40 T en diciendo esto, les mostró tus
manos y su* pies.
41 T no creyéndolo aun ellos de gozo, y
maravillados, les dijo : ¿Tenéis aqui algo
de comer ?
42 Entonces ellos le presentaron parte
de un pez asado, y un panal de miel.
48 Ta> cual él tomó, y comió delante de
ellos:
44 T les dijo: Estas son las palabras
que Os hablé estando aun con vosotros :
Que era necesario que se cumpliesen to-
das las cosas que están escritas en la ley
de Moyses, y en los profetas, y en los
Salmos de mí.
46 Entonces les abrió el entendimiento,
para que entendiesen las Escrituras.
46 T les dijo : Asi está escrito, y asi fué
menester que el Cristo padeciese, y resu-
citase de los muertos al tercero dia;
47 Y que se predicase en su nombre
arrepentimiento, y remisión de pecados,
en todas las naciones, comenzando de
Jernsalem.
48 T vosotros sois testigos de estas
cosas.
49 7, he aqui, yo enviaré al prometido
de mi Padre sobre vosotros ; mas voso-
tros quedaos en la ciudad de Jerusalem,
hasta que seáis investidos de lo alto de
poder.
60 % Tíos sacó fuera hasta Bethania, y
alzando sus manos los bendijo.
51 T aconteció, qne bendicléndolea, se
fué de ellos, y era llevado arriba al cielo.
52 Y ellos después de haberle adorado,
se volvieron á Jerusalem con gran geso.
58 T estaban siempre en el templo, ala-
bando y bendiciendo á Dios, Amen.
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EL EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESlT CRISTO
8EOUK
SAN JUAN.
CAPITULO L
Declara la eternidad p divinidad de la persona de
Crieto. 2. La venida u ministerio d«l Bautista, d
saber, para que testificase de Críelo. 1. Vuelre é la
descripción de ¡a pertona de Cristo. TI. Promane en
el ministerio del Bautista. I. Vuelve d la persona
de Cristo declarando en su sama en ministerio para
con los hombres, que es ser 41 entero cumplimiento de
las promesas de Dios, u la natural imagen del Padre
(Heb. 1. 2.) tn el cual lo vean u conozcan los hombres
para ser bienaventurados. Ab. 17, 3. //. Fuetee d
promotor el propósito del ministerio del Bautista
declarando en particular los testimonios que dU de
Cristo. ¡II. El segundo u tercero testimonio. IV.
Jtl cuarto testimonio por el cuál Andrés, Pedro,
Felipe, t ¡iatkanael vienen d Cristo.
EN el principio ya era el Verbo ; y el
Verbo era con Dios, y Dios era el
Verbo.
2 Este era en el principio con Dios.
8 Todas las cosas por este fueron he-
chas ; y sin él nada de lo qne es hecho,
fué hecho.
4 En él estaba la vida, y la vida era la
luz de los hombres.
5 Y la Luz en las tinieblas resplandece;
y las tinieblas no la comprendieron.
6 í Fué un hombre enviado de Dios, el
cual se llamaba Juan.
7 Este vino por testimonio, para que
diese testimonio de la Lnz, para que por
él todos creyesen.
8 El no era la Luz ; mas fué enviado para
que diese testimonio de la Luz.
9 Aquella Jhlabra era la Luz verdadera,
que alumbra á todo hombre, que viene
en esto mundo.
10 En el mundo estaba, y el mundo Alé
hecho por él, y el mundo no lo conoció.
11 A lo suyo vino ; y los suyos no le
recibieron.
12 Mas á todos los que le recibieron,
dlóles poder de ser hechos hijos de Dios,
edo es, á los que creen en su nombre :
13 Los cuales no son engendrados de
sangres, ni de voluntad de la carne, ni de
voluntad de hombre, sino de Dios.
14 T el Verbo fué hecho carne, y ha-
bitó entre nosotros ; y vimos su gloria,
gloria como del unigénito del PacLre, lle-
no de gracia y de verdad.
15 T Juan dio testimonio de él, y cía-
Span. 57
mó, diciendo : Este es del que yo decía :
El que viene en pos de mí, es mayor que
yo ; porque es primero que yo.
16 Y de su plenitud tomamos todos, y
gracia por gracia.
17 7 Porque la ley por Moyses fué dada;
mas la gracia y la verdad" por Jesu Cristo
vinieron.
18 A Dios nadie le vio jamas : el uni-
génito hijo que está en el seno del Padre,
él no* le declaró.
19 1í Y este es el testimonio de Juan,
cuando los Judíos enviaron de Jerusa-
lem sacerdotes y Levitas, que le pregun-
tasen: ¿Tú, quién eres?
20 Y confesó, y no negó ; mas confesó :
Yo no soy el Cristo.
21 Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres
tü Elias? D\Jo: No soy. ¿Eres tú el
profeta? Y respondió: No.
22 DIjéronle pues: ¿Quién eres? para
que demos respuesta á los que nos en-
viaron. ¿ Qué dices de ti mismo ?
23 Dijo :Yowy\& voz del que clama en
el desierto: Enderezad el camino del
Señor, como dijo Isaías profeta.
24 Y los que hablan sido enviados eran
de los Fariseos.
25 .Y preguntáronle, y le djjerpn : ¿Por
qué pnes bautizas, si tú no eres el Cristo,
ni Elias, ni el profeta?
26 Y Juan les respondió, diciendo : Yo
bautizo con agua; mas en medio de vo-
sotros está uno, á quien vosotros no co-
nocéis :
27 Este es el que ha de venir en pos de
mí, el cual es mayor que yo, del cual yo
no soy digno de desatar la correa del
zapato.
28 Estas cosas fueron hechas en Betha-
bara de la otra parte del Jordán, donde
Juan bautizaba.
29 1 El siguiente día ve Juan á Jesús que
venia á él, y dice : He aquí el Cordero
de Dios, que quita el pecado del mundo.
30 Este es del que dije : Tras mí viene
un varón, el cual es mayor que yo ; por-
que era primero que yo.
01
SAN JUAN.
81 T yo no le conocía; mas para que
fuese manifestado á Israel, por eso vine
yo bautizando con agua.
83 Y Joan dio testimonio, diciendo: Vi
al Espíritu que descendía del cielo como
paloma, y reposó sobre él.
83 Y yo no le conocía; mas, el que me
envió á bautizar con agua, aquel me dijo :
Sobre aqnel que vieres descender el Es-
pirito, y que reposa sobre él, este es el
que bautiza con el Espíritu Santo.
Sé r yo vi, y be dado testimonio, que
este es el HJjo de Dios.
35 H El siguiente día otra vez estaba
Juan, y dos de sus discípulos.
86 Y mirando á Jesús que andaba por
allí, dijo : He aquí el Cordero de Dios.
87 Y oyéronle los dos discípulos hablar,
y siguieron á Jesús.
38 Y volviéndose Jesús, y viéndoles se-
guirle, diceles : ¿ Qué bascáis ? Y ellos
le dijeron: Rabbi, (que interpretado,
quiere decir, Maestro,) ¿ dónde moras ?
89 Díceles : Venid, y ved. Vinieron, y
vieron donde moraba ; y quedáronse con
él aqnel dia; porque era como la hora
décima.
40 Era Andrés, el hermano de Simón
Pedro, uno de los dos que hablan oido
hablar á Joan, y le habian seguido.
41 Este halló primero á su hermano
Simón, y le djjo : Hemos hallado al Me-
sías, que interpretado es, el Cristo.
43 Y le trajo á Jesús. Y mirándole
Jesús, dijo : Tú eres Simón, h|jo de Jo-
ñas : tú serás llamado Cephas, que quiere
decir, Piedra.
43 El dia Aiguicnte quiso Jesús ir á Gali-
lea, y halla á Felipe ; y le dice : Sigúeme.
44 Y era Felipe de Bethsaida, la ciudad
'do Andrés y de Pedro.
45 Felipe halló á Nathanael, y le dice :
Hemos hallado á aquel de quien escribió
Moyses en la ley, y los profetas : Jesús
de Nazareth, el hfjo de Joseph.
46 Y le dijo Nathanael: ¿De Nazareth
puede haber algo de bueno ? Di cele Fe-
lipe : Ven, y vé.
47 Jesús vio venir á sí á Nathanael, y
dijo de él : He aquí un verdaderamente
Israelita, en el cual no hay engaño.
48 Dicele Nathanael: ¿De dónde me
conoces ? Respondióle Jesús, y le dijo :
Antes que Felipe te llamara, cuando es-
tabas debajo de la higuera, te vi.
49 Respondió Nathanael, y le dy o : Rab-
bi, tú eres el Hijo de Dios ; tú eres el
Rey de Israel.
W
50 Respondió Jetos, y le dtfo : ¿Porque
te d^je : Vite debajo de la higuera, crees t
cosas mayores que estas verás.
81 Y la dice : De cierto, ña cfófo os
digo: De aquí adelante veréis el cielo
abierto, y los ángeles de Dios que suben
y descienden sobre el Hijo del hombre.
CAPITULO n.
El primer milagro del Señor en la» bodas de Cama do
Galilea con que comienza d declarar m virtud, ttc,
%. Viene la primera patena d Jenaalem, y rtpnroa
el templo. 8. A loo ave h piden mAal de m amtort-
<JadrtmJUdsmretmrrtccion,nuu por parábola. .
Y AL tercero dia luciéronse unas bo-
das en Cana de Galilea; y estaba
alií la madre de Jesús.
2 Y fué también llamado Jesús, y sus
discípulos á las bodas.
3 Y faltando el vino, la madre de Jesús
le dtfo : No tienen vino.
4 Y le dice Jesús : ¿ Qué tengo yo que
ver contigo, xnuger? aun no ha venido
mi hora.
5 Su madre dice á los que servían : Ha-
ced todo lo que él os dyerc. '
6 Y estaban allí seis tinajuelas de pie-
dra, conforme á la purificación de los
Judíos, que cabla en cada una dos ó tres
cántaros.
7 Díceles Jesús : Llenad estas linajudas
de agua, Y las llenaron hasta arriba.
8 Y diceles : Sacad ahora, y presentad
al maestresala. Y presentáronle.
9 Y como el maestresala gustó el agua
hecha vino, y no sabia de donde era;
(mas los que servían, lo sabian, que ha-
blan sacado el agua :) el maestresala lla-
ma al esposo,
10 Y le dice: Todo hombre pone pri-
mero el buen vino ; y cuando ya están
hartos, entonces lo que es peor; mas tú.
has guardado el buen vino hasta ahora.
11 Este principio de milagros hizo Je-
sús en Cana de Galilea, y manifestó su
gloria ; y sus discípulos creyeron en él.
12 1 Después do esto descendió á Ca-
pernaum, él , y su madre, y sus herma-
nos, y sus discípulos ; y estuvieron allí
no muchos dias.
18 Y estaba cerca la pascua de los Ju-
díos, y subió Jesús á Jemsalem.
14 Y halló en el templo los que vendían
bueyes, y ovejas, y palomas, y los cam-
biadores sentados.
15 Y hecho un azote de cuerdas, echó-
los á todos del templo, y las ovejas, y los
bueyes, y derramó los dineros de tos
cambiadores, y trastornó las mesas.
16 Y á los que Tendían las palomas
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SAN JUAN.
dUo: Quitad de aqní esta* cosas, y no
hágala la casa de mi Padre casa de mer-
cadería,
17 Entonces se acordaron sus discípu-
los que estaba escrito: El zelo de tu
casa me comió.
18 Y T los Judíos respondieron, y le
dije roa : ¿ Qué señal nos muestras, sien-
do así que tú haces estas cosas ?
19 Respondió Jesús, y les dtfo: Des-
truid este templo, y en tres días yo lo
levantaré.
20 Dijeron luego los Judíos: ¿En cua-
renta y seis anos fué este templo edifi-
cado, y tú en tres días lo levantarás ?
4 21 Mas él hablaba del templo de su
cuerpo.
22 Por tanto cuando resucitó de los
muertos, sus discípulos se acordaron qne
les había dicho esto, y creyeron á la
Escritura, y á le palabra que Jesús habla
dicho.
23 T estando él en Jernsalem en la pas-
cua, en d dia de la fiesta, muchos creye-
ron en su nombre, viendo los milagros
que hacia.
24 Mas el mismo Jesús no se confiaba
á si mismo de ellos, porque él conocía á
todos,
25 T no tenia necesidad que alguien le
diese testimonio del hombre ; porque él
sabia lo que habla en el hombre.
CAPITULO IIL
Düpmtn el Señor con Nicodemo del mUterio dé la re-
generación. % El cual éedarm mr por te fé en éL
8. Gmfirma el Barntíetaotu tt+imoniot 4* Grietog
exharta djpte I* recibo*, ¡re.
Y HABÍA un hombre de los Fariseos
que se llamaba Nlcodemo, príncipe
de los Judíos.
2 Este vino á Jesús de noche, y le dQo :
Rabbi, sabemos que eres un maestro ve-
nido de Dios; porque nadie puede hacer
estos milagros que tú haces, bí no mere
Dios con él.
8 Respondió Jesús, y le dijo : De cierto,
de cierto te digo, que el que no naciere
otra vez, no puede ver el reino de Dios.
4 Dícele Nicodemo: ¿Cómo puede el
hombre nacer, siendo viejo? ¿puede en-
trar segunda vez en el vientre de su ma-
dre, y nacer?
5 Respondió Jesús : De cierto, de cier-
to te digo, que el que no renaciere de
agua y del Espíritu, no puede entrar en
el reino de Dios.
6 Lo que es nacido de la carne, carne
es ; y lo que es nacido del Espíritu, espí-
ritu ea.
7 No te maravilles de que te djje: ne-
cesario os es nacer otra vez.
8 El viento de donde quiere sopla; y
oyes su sonido, mas ni sabes de donde
viene, ni donde vaya: asi es todo aquel
que es nacido del Espirita.
9 Respondió Nicodemo, y le dtfo : ¿Có-
mo puede ser esto?
10 Respondió Jesús, y le dtfo : ¿ Tu- eres
un maestro de Israel, y no sabes esto ?
11 De cierto, de cierto te digo, que lo
4ue sabemos hablamos ; y lo que hemos
visto, testificamos, y no recibís nuestro
testimonio.
12 Si os be dicho cosas terrenales, y no
creéis: ¿cómo creeréis, si os dijere co-
sas celestiales ?
13 T nadie subió al cielo, sino el que
descendió del cielo, es d taber, el Htfo
del hombre, que está en el cielo.
14 1 Y como Moyses levantó la ser-
piente en el desierto, asi es necesario
que el Htyo del hombre sea levantado ;
15 Para que todo aquel que en él creye-
re, no se pierda, mas tenga vida eterna.
16 Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que haya dado á su Hijo uni-
génito; para que todo aquel que en él
creyere, no se pierda, mas tenga vida
eterna.
17 Porque no envió Dios á su Hijo al
mundo, para que condene al mundo;
sino para que el mundo sea salvo por él.
18 El que en él cree, no es condenado ;
mas el que no cree, ya es condenado;
porque no creyó en el nombre del uni-
génito Htyo de Dios.
19 Y esta es la condenación, que la luz
vino al mundo, y lor hombres amaron
mas las tinieblas que la luz; porqne sus
obras eran malas.
20 Porque todo aquel que hace lo malo,
aborrece la luz, y no viene á la luz, por-
que sus obras no sean redargüidas. •
21 Mas el que obra verdad, viene á la
luz, para que sus obras sean hechas ma-
nifiestas, porque son hechas en Dios.
22 T Pasado esto, vino Jesús y sus dis-
cípulos á una tierra de Judea ; y estaba
allí con ellos, y bautizaba.
23 Y bautizaba también Juan en Enon
Junto á Salina, porque habia allí muchas
aguas ; y venían, y eran bautizados.
24 Porque aun Juan no habia sido pues-
to en la cárcel.
25 Y hubo una cuestión entre <úguno%
de los discípulos de Juan y los Judíos
acerca de la purificación. x _!_
Digitizec^ UOOQ IC
SAN JUAN.
26 T vinieron á Juan, y le dijeron:
Rabbi, el que estaba contigo de la otra
parte del Jordán, del cual tú diste testi-
monio, be aquí, bautiza, y todos Tienen
áél.
27 1¡ Respondió Jnan, y dijo : No puede
el hombre recibir algo si no le fuere da-
do del cielo.
28 Vosotros mismos me sois testigos
que dije : ío no soy el Cristo ; mas soy
enviado delante de éL
29 Ei que tiene la esposa, es el esposo*
mas el amigo del esposo, que está en pié
y le oye, se goza grandemente de la voz
del esposo. Asi, pues, este mi gozo es
cumplido.
80 A él conviene crecer; mas á mí des-
crecer.
31 £1 qne de arriba viene, sobre todos
es : el que es de la tierra, terreno es, y
cosas terrenas habla: el que viene del
cielo, sobre todos es.
83 Y lo que vio y oyó, esto testifica; y
nadie recibe su testimonio.
83 £1 que recibe su testimonio, este
selló, que Dios es verdadero ;
34 Porque el que Dios envió, las pala-
bras de Dios habla; porque no U da Dios
el Espíritu por medida.
85 £1 Padre ama al H^o, y todas las co-
sas dio en su mano.
86 El que cree en el Hijo, tiene vida
eterna; mas el que al IUjo es incrédulo,
no verá la vida; sino que la ira de Dios
queda sobre éL
CAPITULO IV.
Jnttrupe el Señor d una mugar Samaritanade la veni-
da del Nuevo Tutamento, es á $aber% del legitimo
culto de Dio», y déla abrogación del Viejo p de toda
idolatría ; p finalmente decláratele, eerélel verda-
dero Mena*, 2. Ella creyendo, lo denuncia dio» de
mt ciudad p creen también ello». S. Vuelto d Galilea
mna d un hijo de un principal, fe #
COMO, pues, el Señor entendió que
los Fariseos hablan oído que Jesús
hacia discípulos, y bautizaba mas que
Juan,
2 (Aunque Jesús no bautizaba, sino sus
discípulos,)
3 Dejó á Jadea, y se fué otra vez á
Galilea.
4 T era menester qne pasase por Sa-
maría.
5 Vino pues á una ciudad de Samaría
que se llama Sicbar, junto á la heredad
que Jacob dio á Joseph su hyo.
6 Y estaba allí el pozo de Jacob. Jesús,
pues, cansado del camino, se sentó así so-
bre el poza Era como la hora de sexta.
9*
7 Viene una muger de Samarla á sacar
agua; y Jesús le dice : JDáme de beber.
8 (Porque sus discípulos hablan ido á
la ciudad á comprar de comer.)
9 Y la muger Samaritana le dice : ¿Có-
mo'tú, siendo Judio, me demandas á mi
de beber, que soy muger Samaritana?
Porque los Judíos no se tratan con los
Samaritanos.
10 Respondió Jesús, y le dijo : 81 cono-
cieses el don de Dios, y quién es el que to
dice: Dame de beber: tú pedirlas de él,
y él te darla agua viva.
11 La muger le dice : Sefior, no tienes
con que sacarla, y el pozo es hondo : ¿ de
dónde, pues, tienes el agua viva?
12 4 Eres tú mayor que nuestro Padre
Jacob, que nos dio este pozo, del cual él
bebió, y sus hijos, y sus ganados ?
13 Respondió Jesús, y le dQo: Cual-
quiera que bebiere de esta agua, volverá
á tener sed ;
14 Mas el que bebiere del agua qne yo
le daré, para siempre no tendrá sed;
mas el agua que yo le daré, será en él
pozo de agua, que salte para vida eterna,
15 La muger le dice : Señor, dame esta
agua, para que yo no tenga sed, ni venga
acá á sacaría.
16 Jesús le dice : Vé, llama á tu mari-
do, y ven acá
17 Respondió la muger, y le dijo : No
tengo marido. Dicele Jesús : Bien has
dicho : No tengo marido ;
18 Porque cinco maridos has tenido ; y
el qne ahora tienes, no es tu marido:
esto has dicho con verdad.
19 Dicele la muger: Señor, paréceme
que tú eres profeta. -
20 Nuestros padres adoraron en este
monte, y vosotros decís, que en Jerasa-
lem es el lugar donde es menester adorar.
21 Dícele Jesús: Muger, créeme, qne la
hora viene, cuando ni en este monte, ni
en Jerusalem adoraréis al padre.
22 Vosotros adoráis lo que no sabéis :
nosotros adoramos lo que sabemos ; por-
que la salvación de los Judíos es.
28 Mas la hora viene, y ahora es, cuan-
do los verdaderos adoradores adorarán al
padre en espirítn y en verdad ; porque
también el Padre tales busca que le
adoren.
24 Dios es Espíritu, y los qne le adoran,
en Espíritu y en verdad es menester que
U adoren.
25 Dicele la muger: Yo sé que el Me-
sías ha de venir, el cual es llamado, el
SAN JUAN.
Cristo: cuando él viniere, nos declarará
todas las cosas.
26 Dícele Jesús: Yo soy, que hablo
coutigo.
27 TI Y cu esto vinieron sos discípulos,
y so maravillaron do que hablaba con la
muger; mas ninguno le dijo: ¿Qué pre-
guntas, ó, qué hablas con ella?
28 Entonces la muger dejó su cántaro,
y fué á la ciudad, y d^jo á los hombres :
28 Venid, ved un hombre que me ha
dicho todo cuanto he hecho : ¿ si es quizá
el Cristo?
90 Entonces salieron de la ciudad, y
vinieron a él.
31 Entre tanto, los discípulos le roga-
ban, diciendo : Rabbl, come.
32 Y él les dijo : Yo tengo una comida
que comer, que vosotros no sabéis.
33 Entonces los discípulos decían el
uno al otro: ¿Le ha traído alguien de
comer?
34 Díceles Jesús: Jtfi comida es, que
yo haga la voluntad del que me envió, j
que acabe su obra.
35 ¿ No decís vosotros, que aun hay cua-
tro meses hasta la siega? He aquí, yo
os digo : Alzad vuestros ojos, y mirad las
regiones; porque ya están blancas para
la siega.
36 Y el que siega recibe salarlo, y allega
fruto i^ara vida eterna; para que el que
siembra también goce, y el que siega.
37 Porque en esto es el dicho verdadero :
Que uno es el que siembra, y otro es el
que siega.
38 Yo o» lie enriado á segar lo que vo-
sotros no labrasteis: otros labraron, y
vosotros habéis entrado en sus labores.
39 Y muchos de los Samarltanos de
aquella ciudad creyeron en él por 1a pa-
labra de la muger, que daba testimonio,
diciendo : Me dijo todo cuanto he hecho.
40 Mas viniendo los Samarltanos á él,
le rogaron que se quedase allí; y se
quedó allí dos días.
41 Y creyeron muchos mas por la pala-
bra de cL
43 Y declan á la muger: Ya no creemos
por tu dicho; porque nosotros mismos
le hemos oído ; y sabemos, que verdade-
ramente este es el Cristo, el Salvador del
mundo.
43 T Y dos días después salló de allí, y
se fué á .Galilea.
44 Porque el mismo Jesús dio testimo-
nio: Que el profeta en su tltrra no tiene
honra.
45 Y como vino á Galilea, loe Galileoe
le recibieron, vistas todas las cosas qué
habla hecho en Jerusalem en la fiesta;
porque también ellos hablan ido á la
fiesta.
46 Vino pues Jesús otra ves á Cana de
Galilea, donde habla hecho el vino del
agua. Y habla un cierto cortesano, cuyo
btyo estaba enfermo en Capernaum.
47 Este, como oyó que Jesús venia de
Judea á Galilea, fué á él, y le rogaba que
descendiese, y sanase su hijo ; porque se
comenzaba á morir.
48 Entonces Jesús le dijo : Si no viereis
señales y maravillas, no creeréis.
40 El cortesano le dijo : Señor, descien-
de antes que mi hijo muera.
50 Dicele Jesús : Vé, tu hijo víve. Creyó
el hombre á la palabra que Jesús le dtyo,
y ee fué.
51 Y como él iba ya descendiendo, sus
criados le salieron á recibir, y le dieron
nuevas, diciendo : Tu hijo vive.
52 Entonces él les preguntó á qué hora
comenzó á estar mejor; y le dijeron:
Ayer á la sétima hora le dejó la fiebre.
53 El padre entonces entendió, que
aquella hora era cuando Jesús le dijo:
Tu hijo vive ; y creyó él, y toda su casa.
54 Este segundo milagro volvió Jesús
á hacer cuando vino de Judea á Galilea.
CAPITULO V.
W estampa de Bttktsda, ó ProtdHca piscina (como
dicen) y el milagro que en él se hacia. & Rn él «I
Señor tana d nm e nfermo {de amato* eme estaban alH)
lidiad* mihado. & Siendo tmtmnmiado de lo* Jo-
die* por eüo, u porque ee hacia igual ai Padre llar-
nvindose hijo de Dios, declara la unidad de esencia
que tiene con el padre, de donde viene que na obra»
eran también del Padre, g et padre ninguna cata
haga ein él, A. Declara m autoridad w teetimanioe
que tiene de lo dicho, v de que es el verdadero Mesías,
w ocupo la incredulidad de loe que no le reciben, *e.
Lee testimonie* son. 1. El de la —u del Padre. S.
Bh del Bautista. 8. El de ern misma» obre», i. B%
de las Escriture*, fe.
DESPEES de estas cosas, habla una
fiesta de los Judíos, y subió Jesús á
Jerusalem.
2 Y hay en Jerusalem Junto á la puerta
del ganado un estanque, que en lengua
Hebrea es llamado Bethesda, el cual tie-
ne cinco pórticos.
8 En estos estaba echada una grande
multitud de enfermos, ciegos, cojos, se-
cos, que estaban esperando el movimien-
to del agua;
4 Porque un ángel descendía á cierto
tiempo al estanque, y revolvía el agua ;
y el que primero entrabaren el estanque,
después del movimiento del agua, que-
96
SAN 1UAN.
¿aba wüid dV cualquier enfermedad que
tuviese.
5t T estaba allí un hombre, que ha-
bla treinta y ocho aBos que estaba en-
fermo.
0 Como Jesús le vló echado, y enten-
dió que ya habla mucho tiempo que es-
taba enfermo, di cele : ¿ Quieres ser sano ?
7 Y el enfermo le respondió : Señor, no
tengo hombre, que cuando el agua fuere
revuelta, me meta en el estauque ; por-
que entre tanto que yo voy, otro antes
de mí ha descendido.
8 Dicele Jesús: Levántate, toma tu
lecho, y anda.
9 Y luego aquel hombre fué sano, y
tomó su lecho, y ibase; y era sábado
aquel día.
10 Entonces los Judíos declan á aquel
que habia sido sanado : Sábado es, no te
es licito llevar tu lecho.
11 Respondióles: El que me sanó, el
mismo me dQo : Toma tu lecho, y anda.
12 Y le preguntaron eutonces : ¿ Quién
es el que te dtfo: Toma tu lecho, y
anda?
13 Y el que habla sido sanado, no sabia
quién fuese ; porque Jesús se habla apar-
tado de la multitud que estaba en aquel
lugar.
14 Después te halló Jfesus en eVtempTo,
y le dijo : He aquí, yet estás sano : no
peque? mas, porque no te venga alguna
cosa peor.
15 El hombre se Alé entonce*, y dio aviso
á los Judk>s, que Jesús era el que le habla
sanado.
18 TI Y por esta causa los Judíos perse-
guian á Jesús, y procuraban matarle, por-
que hacia estas cosas en sábado.
17 Y Jesús les respondió : MI Padre has-
ta ahora obra, y yo obro.
18 Entonces por tanto mas procuraban
Iob Judíos matarle; porque no solo que-
brantaba el sábado, mas aun tambieu
decía qqe era Dios su Padre, haciéndose
Igual á Dios.
19 Respondió pues Jesús, y les djjo:
De cierto, de cierto os digo: Qite no
puede el H*0o hacer algo de sí mismo,
sino lo que viere hacer al Padre ; porque
todo lo que él hace, eBto también hace
el Hijo juntamente.
20 Porque el Padre ama al Htfo, y le
muestra todas las cosas que él hace ; y
mayores obras que estas le mostrará, de
modo que vosotros os maravíllela.
21 Porque como et Padro levanta los
muertos, y tes da vldá, así también el
Hjjo á los que quiere da vida.
22 Porque el Padre á nadie juzga, mas
todo el juicio dio al H\)o^
23 Para que todos honren al Hijo, como
honran al padre : el que no honra al Hijo,
no honra al Padre que le envió.
24 De cierto, de cierto os digo : Que el
que oye mi palabra, y cree al que me en-
vió, tiene vida eterna; y no vendrá enr
condenaelou, mas pasó' de muerte á vida»
25 De cierto, de cierto os digo: Qu¿ ven-
drá hora, y ahora es, cuando los muertos
oirán la Vof del Htyo de Dios ; y los que
oyeren, vivirán.
20 Porque como el Padre tiene vida en
si mismo, así dio también al Hijo que
tuviese vida en si mismo.
27 Y también le dló poder de hacer jui-
cio, porque es el Hijo del hombre.
28 No os maravilléis de esto; porqué
vendrá hora, cuando todos los que están
en los sepulcros oirán su vos ;
29 Y los que hicieron bien, saldrán á
resurrección de vida ; y los que hicieron
mal, á resurrección de condenación.
80 No puedo yo de raí mismo hacer
algo : como oigo, juzgo ; y mi juicio es
justo, porque no busco mi Voluntad, maa
la voluntad del Padre que me envió.
81 t Si yo doy testimonio de mi mis-
mo, mi-testimonio no es verdadero.
32 Otro es el que da testimonio de mi ;
y yo sé que el testimonio que él da de
mí, es verdadero.
83 Vosotros enviasteis á Juan, y él dló
testimonio á la verdad.
84 Empero yo no tomo el testimonio
de hombre: mas digo estas cosas, para
que vosotros seáis salvos.
85 El era antorcha que ardía, y alum-
braba; y vosotros qnesisteis regocijaros
por uu poco en su luz;
88 Mas yo tengo mayor testimonio que
el de Juan; porque las obras qne él
Padre me dló que cumpliese, es á saber,
los rntsmas obras que yo- hago, dan tes-
timonio de mi, que el Padre me haya
enviado.
87 Y el padre mismo que me envió, el
dio testimonio de mi. Vosotros nunca
habéis oído su voz, ni habéis visto su
parecer,
38 NI tenéis su palabra permanente en
vosotros ; porque al que él envió, á este
vosotros no creéis.
89 Escudrinadlas Escrituras; porque á
vosotros os parece, que en ellas tenéis ls
SAN JUAN.
Vffia eterna; y ellas son las que dan tes-
timonio de mí;
40 Y no queréis Teñir á mi, para que
tengáis vida.
41 Gloria de los hombres no recibo.
42 Mas yo os conozco, que no tenéis
él amor de Dios en vosotros.
43 Yo he venido en nombre de mi Padre,
y no me recibís: si otro viniere en sn
proprie nombre, á aquel recibiréis.
44 ¿Cómo podéis vosotros creer, los
que tomáis gloria los unos de los otros?
y nú buscáis la gloria que de solo Dios
viene.
46 No penséis que yo os tengo de acu-
sar delante del Padre : hay quien os acu-
sa, es á nzóer, Moyses, en quien vosotros
esperáis.
4fc Porque si vosotros creyeseis á Moy-
ses, creeríais á mi ; porque de mí escri-
bió éL
47 Y si á sus escritos no creéis, ¿ cómo
creeréis á mis palabras f
CAPITULO VL
Hmrim el Señor en el desierto d la multitud que le $t~
omia^ con cinco panes g dos peces, a Viene d mu tlie-
cHputm andando sobre U mar. a Las multitudes le
stfo^por si pan dsqud lesearte el dia dnteet con
snotíso de In distribución dH pan les exhorta d que
crean en él, que es el verdadero panqué harta d vida
eterna mejor, que el manna de los Padres, ¡fe. 4.
Mseandalitandoee ellos de osm^ol menor respondo
eme mo es maratHfm\ que m eeeandaHeen, ponqué timo
/uéren traídos o entenados del Padre* conforme d
tas Escrituras, no hattardn en sn doctrina otra cosa
que escandolas: wmm* d decir, que él eovovdadero
pmm\u majar que el manna que mu Pariros comieron
en el desierto, y que este pan es su cuerpo, el cual seria
entregado d la muerte por la wida del mundo. 8.
Bscandatbettndose ellos mas, por no entender la temo
janea del comer o del beber, él les repite ¡/ aJSrma lo
mismo f por las mismas palabras, tfc. & EsQandati-
wdndose asimismo sus discipuha, ét les thdara que el
comer, v beber dicho, no te habla de entender omr-
nalmente, sino de la fé en éL, la cual por no tener
todos, no todos habían de permanecer con ¿l, como
Judas, Ue,
PASADAS estas cosas^se fué Jesús á
la otra parte de la mar de Galilea,
que es lu mar de Tiberias.
2 Y seguíale grande multitud, porque
Telan sus milagrea qae hada en loe en-
fermos.
8 Subte pues Jesús á su monte, y se
sestó alli con sus discípulos,
4 Y estaba cero» la pascua, la fiesta de
tos Judíos.
5 Y como aleó Jesús los ojos, y vio que
habla renfdo á él una grande multitud,
dice á Felipe : ¿ De dónde compraremos
pan para que coman estos?
• Mas esto decte tentándole { porque él
sabia lo que habla do haeor.
7 Respondióle Felipe: Doscientos dena-
riós de pan no les bastarán, para que cada
uno de ellos tome un poco.
8 Dícele uno de sus discípulos, Andrés,
hermano de Simón Pedro :
9 Un muchacho está aquí que tiene
cinco panes de cebada y dos pececülos ;
¿ mas qué es esto entre tantos ?
10 Entonces Jesús dijo: Haced recos-
tar los hombres. Y habla mucha yerba
en aquel lugar; y recostáronse como
en número de cinco mil varones.
11 Y tomó Jesús aquellos panes, y ha-
biendo hecho gracias, repartió á los dis-
cípulos, y los discípulos á los que esta-
ban recostados ; y asimismo de los peces
cnanto querían.
12 Y como fueron hartos, dtyo á sus
discípulos : Coged los pedazos que han
quedado, porque no se pierda nada,
18 Recogiéronte* pues, y llenaron doce
esportones de pedazos de los cinco panes
de cebada, que sobraron á los que hablan
comido.
14 Aquellos hombres entonces, como
vieron el milagro que Jesús habla hecho,
decían : Este verdaderamente -es el pro-
feta, que habla de venir al mundo.
15 ^ Entendiendo entonces Jesús, que
hablan devenir para tomarle por fuerza,
y hacerle rey, volvió á huirse á un monte
él solo.
16 Y como se hizojtarde, descendieron
sus discípulos á la níar,
17 Y entrando en una nave, Iban atra-
besando el mar hacia Capernaum. Y
era ya oscuro, y Jesús no habla venido
á ellos.
18 Y la mar se comenzó á levantar con
un gran viento, que soplaba.
19 Y cuando hubieron navegado como
veinte y cinco, ó treinta estadios, ven á
Jesús que andaba sobre la mar, y se
acercaba á la nave ; y tuvieron miedo.
20 Mas él les djjo : Yo soy: no tengáis
miedo.
81 Entonces ellos le recibieron de bue-
na gana en la nave, y luego la nave llegó
á la tierra donde iban.
32 T El dia siguiente la gente que esta-
ba de la otra parte de la mar, como vio
que no habla allí otra navecilla sino una,
en la cual so. hablan entrado sus discípu-
los, y que Jesús no habla entrado con
sus discípulos en la nave, sino que sus
discípulos solos se hablan ido ;
23 Y que otras navecillas hablan arriba-
do de Tiberias. Junto al Tugar donde ha-
9t
SAN JUAN.
blan eomldo el pan, despees de haber el
Señor hecho gracias;
24 Como vló pues la gente que Jesús
do estaba allí, ni 6 as discípulos, entra-
ron ellos también en las navecillas, j
vinieron á Capernaum buscando á Jesús.
25 Y hallándole de la otra parte de la
mar, dijéronle : ¿ Rabbl, cuándo llegaste
acá?
26 Respondióles Jesús, y dijo : De cier-
to, de cierto os digo, que me buscáis, no
porque habéis visto los milagros, mas
porque comisteis del pan, y os hartasteis.
27 Trabajad, no por la comida que pe-
rece, mas por la comida que á vida eter-
na permanece, la cual el Hjjo del hombre
os dará ; porque á este selló el Padre, «t
á saber, Dios.
28 Entonces le dijeron : ¿ Qué haremos
para que obremos las obras Dios ?
29 Respondió Jesús, y les djjo : Esta es
la obra de Dios, que creáis en el que él
envió.
80 Dijéronle entonces : ¿Qué señal pues
haces tú, para que veamos, y te creamos?
¿ Qué obras tú ?
31 Nuestros padres comieron el manna
en el desierto, como está escrito: Pan
del cielo les dló á comer.
82 Y Jesús les dtyo : De cierto, de cier-
to os digo, que no os dio Moyses el pan
del cielo, mas mi Padre os da el verda-
dero pan del cielo.
88 Porque el pan de Dios es aquel que
descendió del cielo, y da vida al mundo.
84 Entonces le dieron: Señor, danos
siempre este pan.
85 Y Jesas les dJjo : Yo soy el pan de
vida: el que á mi viene, nunca tendrá
hambre ; y el que en mí cree, no tendrá
sed jamás.
86 Mas ya os he dicho, que también me
habéis visto, y no me creéis.
87 Todo lo que el Padre me da, vendrá
á mí; y al que á mi viene, no le echo
fuera.
88 Porque he descendido del cielo, no
para hacer mi voluntad, sino la volun-
tad de aquel que me envió.
89 Y esta es la voluntad del Padre que
me envió : Que de todo lo que no dio,
no pierda yo nada de dlo} sino que lo re-
sucite.en el día postrero.
40 Y esta es la voluntad de aquel que
me envió: Que todo aquel que ve al
Htyo, y cree en él, tenga vida eterna; y
yo le resucitaré en el dia postrera
41 T Murmuraban entonces de él los
98
Jtrtios, porque habla dicho: Xo boj el
pan que descendí del cielo.
42 Y declan : ¿No es este Jesús, el hfyo
de Josepb, cuyo padre y madre nosotros
conocemos? ¿Cómo pues dice este:
Yo he descendido del cielo ?
43 Y Jesús respondió, y les dtfo: No
murmuréis entre vosotros.
44 Ninguno puede venir á mí, si el Pa-
dre que me envió, no le trajere ; y yo le
resucitaré en el dia postrero.
45 Escrito está en los profetas : Y serán
todos ensenados de Dios : asi que todo
aquel que oyó del Padre, y aprendió,
viene á mi.
46 No que alguno haya visto al Padre,
sino aquel que es de Dios, este ha visto
al Padre.
47 De cierto, de cierto os digo : El que
cree en mi, tiene vida eterna,
48 Yo soy el pan de vida.
49 Vuestros padres comieron el manna
en el desierto, y han muerto.
50 Este es el pan que desciende del
cielo, para que el qne de él comiere, no
muera.
51 Yo soy el pan vivo que ha descendi-
do del cielo : si alguno comiere de este
pan, vivirá gara siempre ; y el pan qne
yo daré es mi carne, la cual yo daré por
la vida del mundo.
02 1 Entonces los Judíos altercaban en-
tre si, diciendo : ¿Cómo puede este hom-
bre darnos tu carne á comer?
68 Jesús les dtyo entonces: De cierto, ,
de cierto os digo : 81 no coméis la carne
del Htyo del hombre, y bebéis su sangre,
no tenéis vida en vosotros.
54 El que come mi carne, y bebe mi
sangre, tiene vida eterna; y yo le resuci-
taré en el dia postrero.
55 Porque mi carne verdaderamente es
comida, y mi sangre verdaderamente- es
bebida.
56 El que come mi carne, y bebe mi
sangre, en mi mora, y yo en eL
57 Como me envió el Padre viviente, y
yo vivo por el Padre, asi también el qne
me come, él también vivirá por mi.
58 Este es el pan que descendió 4ei
cielo : no como vuestros padres que co-
mieron el manna, y son muertos : el qne
come de este pan, vivirá eternamente.
59 H Estas cosas d|jo en la sinagoga, en*
señando en Capernaum.
60 Entonces muchos de sus discípulos
oyendo ssío» dUeron : Decaes esta anie-
bla, ¿quién la puede obrf
SAN JUAN.
01 Y sabiendo Jeto» en ai mismo que
sus discípulos murmuraban de esto, les
dtfo: ¿Esto os escandaliza?
63 ¿Pues qué si viereis al Hyo del hom-
bre subir donde estaba primero ?
63 El espíritu es el que da vida : la car-
ne de nada aprovecha : las palabras que
jo os hablo, espíritu son, y vida son.
64 Mas hay algunos de vosotros que no
croen. Porque Jesús desde el principio
sabia quiénes eran' los que no hablan de
•creer, y quién le babia de entregar.
05 Y decía: Por eso os he dicho: Que
. ninguno puede venir á mi, si no le raeré
dado de mi Padre.
66 Desde entonces muchos de sus dis-
cípulos volvieron atrás, y ya no andaban
mas con él.
67 Dyo, pues, Jesús á los doce : ¿ Que-
réis vosotros iros también?
63 Respondióle entonces Simón Pedro:
¿Señor, á quién iremos? tú tienes las
palabras de vida eterna.
60 T nosotros creemos y conocemos,
que tú eres el Cristo, el Hyo de Dios
viviente.
70 Jesús les respondió : ¿ No os be yo
escogido doce, y el uno de vosotros es
diablo?
71 Y hablaba de Judas Iscariote, A$o
de Bimon ; porque este era el que le ha-
bla de entregar, et cual era uno de los
doce.
CAPITULO vn.
Va el 3t*or4k>jUMm á Jormoakm, donde múbUéa-
mente tert&ea de en rocacion. í, DejUndeee de la
eafunmia ene le intentaron (arriba S. W) por haber
eanado al enfermo en etOtaéa. ñ.VmemJo4 intimar em
rocacion, flre. 4. Loe principe* de loe eneerdotm em-
vian aprenderte* ¡re., he cvalee oféndete te vuelven
eia ef, eept i h fax roe de en doctrina* ^icorfento reo-
pondo por él o» el oomefno, y ee reprendió*** por
eUo.
Y PASADAS» estas cosas, andaba Je-
sús en Galilea; que no quería andar
en Jadea, porque los Judíos procuraban
de matarle.
2 Y estaba cerca la fiesta de los Judíos,
llamada, de las cabanas»
3 D^éroule pues sus hermanos : Pásate
de aquí, y vete á Jadea, para que también
tus discípulos vean, bis obras que haces*,
4 Porque ninguno que procura ser In-
signe, hace alge en oculto. 81 estas co-
sas haces, manifiéstate al mundo.
5 Porque ni aun sus hermanos creian
en éL
6 Díceles entonces Jesús: Mi tiempo
ana no es veuHo; mas vuestro tiempo
siempre es presto.
7 No puede el mundo-aborreceros a vo-
sotros; mas á mi me aborrece, porque
yo doy testimonio de él, que sus obras
6on malas.
8 Vosotros subid á esta fiesta: yo no
subo aun á esta fiesta ; porque mi tiem-
po no es aun cumplido.
9 Y habiéndoles dicho esto, se quedó
en Galilea.
10 Mas como sus hermanos hubieron
subido, entonces él también subió á la
fiesta, no manifiestamente, mas como en
secreta
11 Entonces los Judíos le buscaban en
la fiesta, y decian : ¿ Dónde está aquel ?
12 Y habla grande murmullo acerca de
él entre el pueblo ; porque unos decian :
Buen hombre es; y otros decian: No,
antes engaña al pueblo.
13 Mas ninguno hablaba abiertamente
de él, por miedo de los Judíos,
14 Y al medio de la fiesta* subió Jesús
al templo, y enseñaba.
15 Y maravillábanse los Judíos, dicien*
do : ¿ Cómo sabe este hombre letras, no
habiendo aprendido ?
16 Respondióles Jesús, y dtyo : Mi doc-
trina no es rala, sino de el que me envió.
17 El qne quisiere hacer su voluntad,
conocerá de la doctrina si es de Dios, ó
s* yo hablo de mi misma
18 El que habla de si mismo, gloria
propria busca; mas el que busca la glo-
ria del que le envió, este es verdadero,
y no hay en él injusticia.
19 H ¿No os dio Moyses la ley; y sin
embargo ninguno de vosotros guarda la
ley ? ¿ Por qué me procuráis matar ?
20 Respondió el pueblo, y úkjo : Demo-
nio tienes : ¿quién te procura matar?
21 Jesús respondió, y les dijo: Una
obra hice, y vosotros todos os maravi-
lláis.
92 Cierto que Moyses os dio la circun-
cisión, (no porque sea de Moyses, sino de
los padres,) y en sábado circuncidáis si
hombre.
23 Si recibe e\ hombre la circuncisión
en sábado, para que la ley de Moyses no
sea quebrantada, ¿os enojáis conmigo
porque en sábado hice sano todo nn
hombre?
VA No juzguéis según lo que parece,
mas juzgad justo juicio.
25 \ Declan entonces unos de los de
Jerusalem: ¿No es este si que buscan
para matarle?
M Y, be «luí, h*la pabUc-aenW.7 *>
SAN KJ'AN:
le dicen nada: ¿H&tt entendido cierta*
mente los príncipes, que este es verda-
deramente el Cristo t
27 Mas este, nosotros sabemos de donde
es ; empero cuando Tíniere el Cristo, na-
die sabrá de dónde sea.
28 Entonces clamaba Jesús en el tem-
plo ensenando, y diciendo : Y a mí me
conocéis, y sabéis de dónde soy; y no he
tenido de mí mismo ; mas el que me
envió es Tentadero, al cual vosotros ig-
noráis.
29 Empero yo le conozco; porque de
él soy, y él me envió.
30 Entonces procuraban prenderle; mas
ninguno metió sobre él la mano, porque
aun no habla venido su hora.
81 Y del pueblo, muchos creyeron en él,
y decían : ¿ El Cristo cuando viniere, hará
mas milagros que los qne este ha hecho?
82 H Los Fariseos oyeron al pueblo que
murmuraba de él estas cosas ; y los prin-
cipes de los sacerdotes, y los Fariseos en-
viaron esbirros que le prendiesen.
88 Y Jesús les dijo: Aun un poso de
tiempo estoy con vosotros, y largo voy
al que- me envió.
84 Me buscaréis, y no me hallaréis ; y
¿onde yo estoy, vosotros no podéis venir.
Sfr Entonces los Judíos dijeron entre
sí: ¿Dónde se ha de ir este que no le
hallaremos f ¿íráálos dispersos entre
los Gentiles, y ensenará á los Gentiles?
88 ¿Qué dicho es esto que dfyo: Me
buscaréis, y no m* hallaréis; y donde yo
estoy, vosotros no podéis venir t
87 En el postrer día, día grande de la
fiesta, Jesús se ponia en pié, y clamaba,
diciendo : fH alguno tiene sed, venga á
mí, y beba.
88 El que cree en mi, como dice la Es-
critura, de su vientre correrán rtee de
agua viva.
8B Y esto drjo del Espíritu, que habían
de recibir los que creyesen en él; por-
que aun no había sido dado el Espíritu
Santo, porque Jesús aun no habla sida
glorificado.
40 Entonces muchos del pueblo oyendo
este dicho, declan : Verdaderamente este
es el Profeta,
41 Otros decían : Este es el Cristo. Al-
gunos empero decían: ¿De Galilea ha
de venir el Cristo?
48 ¿ No dice m Escritura : Que de la si-
miente* de David, y dula aldea de Beth-
lehem, de donda era David, vendrá el
Cristo* -
16»
48 Así que habla disensión entre el pue-
blo á causa de él.
44 Y algunos de ellos le querían pren-
der; mas ninguno metió sobre él las
monos.
45 Y los esbirros vinieron á los prínci-
pes de los sacerdotes, y á los Fariseos ;
y ellos les dijeron : ¿ Por qué no le tra-
jisteis?
40 Los esbirros respondieron: Nunca
asi ha hablado hombre, como este hom-
bre habla.
47 Entonces los Fariseos les respondie-
ron: ¿ Sois también vosotros engañados?
48 ¿ Ha creído en él alguno de los prín-
cipes, ó de los Fariseos ?
49 Mas esta gante que no sabe la ley,
malditos son.
58 Diceles Nlcodcmo, el que vino á
Jesús de noche, el cual era uno de ellos:
51 ¿Jurga nuestra ley á hombre alguno,
si primero no oyere de él, y entendiere
lo que ha hecho ?
Sí Hespondleron,ydyéronle: ¿Eres tú
también GalBeo? Escudriña, y vé, que
de Galilea nunca se levantó profeta.
56 Y velvlérense cada uno á su casa.
CAPITULO T1IL
Abmnelvt el Señora ¡a adúltera, mamádmdak fiemo
2. Bispvttt afvtt'BOf iMM era i
étoa» d* m # iü»«— , mtmoiom y miaáp&i*, mattt tim
dolé» mu rtMíoN,!* ignorancia, d* Ufa** d* mura-
hmtaü, tu naturaleza y ingenio atl diatío homicida.
YJESÜSié fué al monté de las Olivas.
9 Y por la mañana voMó al tem-
plo, y todo el pueblo vino á él; y sen-
tado él los enseñaba.
ff Entonces los escribas y los Fariseos
traen á él una muger toms4a en adulte-
rio; y poniéndola ettsaedley
4 Dícenle: Maestro, esta muger ha sido
tomada en el mismo hedió adulterando.
5 Y en la ley Moyses nos mandó ape-
drear á las tales: ¿Tú, pues, qué dices ?
6 Mas esto declan tentándole, para po-
derle acusar^ empero Jesús bajado hacia
abajo escribía en tierra con el deéVx
7 Y come perseverasen preguntándole,
enderesése, y les dijo : El que de "voso-
tros es sin pecado, arroje contra ella la
pleura ci primero.
8 Y volviéndose á bajar hada abajo, es-
cribía en tierra.
9 Oyendo pues ellos esfo, redargüidos de
la conciencia, salíanse uno á uno, comen-
zando desde loe mas viejes, hasta los pos-
treros,* y q^uedó' soto Jetee, y la muger
que estaba en medio. ■
SA* TOAN.
16 T th&ftet&tíáot* tatas, y no vfendá
á nadie mas que á la muger, le dijcf:
¿Muger, dónde están los qne te acosa-
ban ? ¿ ninguno te ba condenado ?
11 T ella d\jo : Señor, ninguno. En-
tonces Jesús le dtyo : Ni yo te condeno :
Vete, y no peques mas.
13 ÍT Y hablóles Jesns otra res, dicien-
do : To soy la los del mundo : el que
me signe, no andar* en tinieblas; mas
tendrá la luz de vida.
13 Entonces los Fariseos le dijeron:
Tú de ti mismo das testimonio : tu tes*
tlmonio no es verdadero.
14 Respondió Jesús, y les dtfo: Aun-
que yo doy testimonio de mí mismo, mi
testimonio es verdadero; porque sé de
dónde he venido, y á dónde voy; mas
vosotros no sabéis de dónde vengo, y á
dónde voy.
15 Vosotros Begun la carne juzgáis;
mas 3ro no juzgo á nadie.
16 Mas si yo Juzgo, mi Jaldo es verda-
dero ; porque no soy solo, sino- yo, y* el
Padre que me envió.
17 Y en vuestra ley está esertto, qne el
testimonio de dos1 hombres es verdadero.
18 Yo soy el que doy testimonio de mí
mismo ; y da testimonio de mí et Padre
que me envió.
19 Entonces le decían : ¿Dónde está tu
Padre f Respondió Jesús: Nr á mi me
conocéis, ni á mi Padre. Si á mí me
conocieseis, á mi Padre también eono-
ceriais.
20 Estas palabras habla Jesús en el te-
soro, enseñando en el templo; y nadie
le prendió, porque aun no había venido
su hora.
21 % Y dUoies otra vez ¿esos : Yo voy,
y me buscaréis, y en vuestro pecado
moriréis : á donde yo voy, vosotros no
podéis venir.
23 Decían entonces los Judíos: ¿Se ba
de matar á sí mismo? porque dice: A
donde yo voy, vosotros no* podéis venir.
23 Y les decía: Vosotros sois de abttfo,
yo soy de arriba: vosotros sois de este
mundo, yo no soy de este mundo.
24 Por eso os dije, que moriríais en
vuestros pecados; porque si no creye-
reis que yo soy, en vuestros pecados
moriréis.
25 Y decíanle: ¿Tú, quién eres? En-
tonces Jesús les dijo : El que al princi-
pio también os he dicho.
20 Muchas cosas- tengo qne decir, y que
Jtagar de vosotros; ttt*ei qos me en-
vió, es* veruacjsro; y ytr w qtte Béf e>ioo
de él, esto hablo en el mundo.
27 Mas no entendieron qne él les ha-
blaba del Padre.
28 Díjoles pues Jesús: Cuando levan-
tareis al Htfo del hombre, entonce» en-
tenderéis que yo soy, y que nada hago
de raí mismo; mas como el Padre me
ensenó, esto hablo.
29 Y el que me envió, eonhrtgo está, no
rae ha dejado solo el Padre1;' pesque yo,
lo que á él agrada, bago siempre.
80 Hablando él estas cosas, muobofr cre-
yeron en éW
31 T Entonces decia Jesns á los Judíos
qne le hablan creído: SI vosotros per-
maneciereis en mi palabra, seréis verda-
deramente mis discípulo»;
82 Y conoceréis la verdad; y la verdad
os hará libres.
88 Y respondiéronle? Simiente de Abra-
ham somos, y jamas servímos á nadie :
¿ eómo dices tú : Seréis hechos libres ?
84 Jesús les respondió: De clerto> de
cierto os digo, que todo aquel qne hace
pecado, es sierro del pecado-.
85 Y el siervo no quede» en casa para
siempre; tm* el Hijo queda para siem-
pre.
86 Así que, si el Hijo os libertare, seréis
verdaderamente Ubres.
87 Yo sé que soIb simiente de'Abraham ;
mas- procuráis matarme, porque mi pa-
labra no cabe en vosotros. >
88 Yo, lo qne be visto con mf Padre,
hablo; y vosotros lo que habéis visto
con vuestro padre, hacéis.
80 Respondieron, y dijeron le: Nuestro
padre es Abraham. Diceles Jesns: Si
fuerais hijos de Abraham, las obras de
Abraham haríais.
40 Empero ahora procuráis de matar-
me, hombre que os he hablado la -ver-
dad, la cual be oido de Dios: no lilao
esto Abraham.
41 Vosotros hacéis >las obras ée vues-
tro padre. Dtyéronlepone: Nosotros no
somos nacidos de fornicación: un solo
padre tenemos, que et Dios.
43 Jesús entonces les dtyo: SI vuestro
padre fuera Dios, ciertamente me ama-
ríais d mi; porque yo de Dios he salido,
y he venido; que no he venido de mi
mismoy-mas él me envió.
43 ¿ Por qué no entendéis mi lenguaje?
et porque no podéis oir mi palabra.
41 Vosotros do vuestro, padre el diablo
sois, y los deseos de vuestro padtn qne-
iai
•SAN JUAN;
reto cumplir: A homicida ha sido desde
el principio ; y no permaneció en la ver-
dad ; porque no hay verdad en él. Cuan-
do habla mentira, de suyo habla ; porque
es mentiroso, y padre de mentira.
45 Y porque yo os digo la verdad, no
me creéis.
40 ¿Quién de vosotros me redarguye
de pecado? Y si digo la verdad, ¿por
qué vosotros no me creéis ?
47 El que es de Dios, las palabras de
Dios oye: las cuales por tanto no oís
vosotros, porque no sois de Dios.
48 Respondieron entonces Jos Judíos,
ydtyéroale: ¿No decimos hien nosotros,
que tú eres Samaritano, y que tienes de-
monio ?
49 Respondió Jesús: Yo no tengo de-
monio; antes honro á mi Padre, y voso-
tros me habéis deshonrado.
50 Y yo no busco mi gloria: hay quien
la busque, y juzgue.
51 De cierto, de cierto os digo, que el
que guardare mi palabra, no verá muerte
para siempre.
5*3 Entonces los Judíos le dtyeron : Aho-
ra conocemos que tienes demonio : Abra-
ham murió, y los profetas; y tú dices:
£1 que guardare mi palabra, no gustará
muerte para siempre*
53 ¿Eres tú mayor que nuestro padre
Abraham, el cual murió f y los profetas
murieron : ¿ quién te haces á ti mismo 1
54 Respondió Jesús: Si y o me glorifico
á mi mismo, mi gloria es nada : mi Padre
. es el que me glorifica : el que vosotros
decis, que es vuestro Dios, .
55 Mas no lo conocéis: yo empero le
conoaco ; y si dijere que no le oonosco,
seré como vosotros, mentiroso; mas le
conozco, y guardo su palabra.
56 Abraham vuestro padre se regocfyó
por ver mi dia; y ¡o vio, y se regocijó.
57 Dfyéronle entonces los Judíos : Aun
no tienes cincuenta afios ; ¿y b*a visto a
Abraham ?
58 Di joles Jesús : De cierto, de cierto os
digo, Antes que Abraham fuese, yo soy.
59 Tomaron entonces piedras para arro-
jarle ; mas Jesús se encubrió, y se salió
del templo, pasando por medio de ellos,
y asi pasó.
CAPITULO IX.
8anael Sefior d un ciego tjiw había nacido asi. 8. SI
cualexaminaao del vulgo ene entes le cómoda, y de
loe Fariseos, y de su senado, confesa d Cristo con
grande constancia, por lo cual es excomulgado de
«Jiña. &m Señor U recibe, m U dad conocer mm
~ w,wh confirma, tm\
Y PASANDO ^tn«,Ti6á mi hombre
ciego desde su nacimiento.
2 Y preguntáronle sus discípulos, di-
ciendo : ¿ Rabbi, quién pecó, este ó sos
padres, para que naciese ciego ?
3 Respondió Jesús : Ni este pecó, ni sus
padres : sino para que las obras de Dios
se manifiesten en él.
4 A mi mi conviene obrar las obras do
aquel que me envió, entre tanto que el dia
es : la noche viene, cuando nadie puede
obrar.
5 Entre tanto que estuviere en el mun-
do, la luz soy del mando.
0 Esto dicho, escupió en tierra; y hito
lodo de la saliva, y untó con el lodo sobra
los ojos del ciego,
7 Y le d\jo : Vé, lávate en el estanque de
Siloe, que interpretado, significa Envia-
do. Se fué pues, y se lavó, y volvió
viendo.
8 1Í Entonces los vecinos, y los que an-
tes le hablan visto que era ciego, decían :
¿No es este el que se sentaba, y mendi-
gaba?
U Otros decían: Este es; y otros: Be le
parece ; mas él decía : Yo soy.
10 Por esto le decían : ¿Cómo te fueron
abiertos los ojos ?
11 Respondió él, y dijo : Aquel hombre
que se llama Jesús, biso lodo, y me untó
los ojos, y me dijo : Vé al estanque da
Siloe, y lávate; y yo fui, y me lavé, y
recibí la vista.
12 Entonces le dijeron: ¿Dónde está
aquel? Dice él: No sé.
13 Llévenle á los Fariseos, al que antea
habla sido ciego.
14 Y era sábado cuando Jesús habia he-
cho el lodo, y le habia abierto los ojos.
15 Y volviéronle á preguntar también
los Fariseos, de qué manera habla reci-
bido la vista. El les dijo : Púsome lodo
sobre los ojos, y me lavé, y veo.
16 Entonces unos de los Fariseos le de-
cían: Este hombre no es de Dios, porque
no guarda el sábado. T otros decían:
¿ Cómo puede un hombre pecador hacer
tales m üagros ? Y habia disensión entre
ellos.
17 Vuelven á decir al ciego: ¿Tú, qué
dices de el que te abrió los ojos ? Y él
dijo : Qué es un profeta.
18 Mas los Judíos no creían de él, que
habla sido él ciego, y hubiese recibido la
vista, hasta que llamaron á los padres
de el que habla recibido la vista»
19 Y preguntáronte*) diciendo ; 4 Es este
Digitized by VaUUy IC
SAN IUAN.
* vuestro htyo, d que vosotros deeis, que
nació ciego ? ¿ Cómo, pues, Te ahora f
99 Respondiéronles bus padres, y dtye-
■ ron : Sabemos que este es nuestro hJ)o,
y que nació ciego :
81 Mas cómo rea ahora, no lo sabemos ;
! 6 quién le haya abierto los ojos, nosotros
no lo sabemos: el tiene edad, pregun-
tadle á él, él hablará por si mismo.
' 22 Esto dijeron sus padres, porque te-
k nian miedo de los Judíos ; porque ya los
1 Judíos hablan concluido que si alguno
confesase ser él el Mesías, que fuese
1 echado fuera de la sinagoga.
28 Por eso dieron sus padres: Edad
tiene, preguntadle á éL
» 94 Así que volvieron á llamar al hom-
bre que habla sido ciego, y le dijeron :
' Da gloria á Dios : nosotros sabemos que
I este hombre es pecador.
t 25 Entonces él respondió, y dtyo : 61 es
pecador ó no, yo no to sé : una cosa sé,
i que habiendo yo sido ciego, ahora veo.
i 26 T volviéronle á decir : ¿ Qué te hizo ?
i ¿Cómo te abrió los ojos?
27 Respondióles : Ya os lo he dicho, y
no lo habéis escuchado : ¿ por qué lo que-
réis otra vez oír? '¿Queréis también vo-
sotros haceros sus discípulos?
28 Entonces le vilipendiaron, y dieron :
Tú eres su discípulo; mas nosotros dis-
cípulos de Moyses somos.
29 Nosotros sabemos queáMojrses habló
Dios ; moa este no sabemos de dónde es.
80 Respondióles el hombre, y les dtyo:
Cierto maravillosa cosa es esta, que vo-
sotros no sabéis de dónde sea, y cotí todo
d mí me abrió loé ojos.
81 Y sabemos que Dios no oye á los
pecadores ; mas si alguno es adorador de
Dios, y hace su voluntad, á este oye.
82 Desde el principio del mundo no
fué oido, que abriese alguno los ojos de
uno que nació ciego.
88 Sí este hombre no fuera de Dios, no
pudiera hacer nada.
84 Respondieron, y le dtyeron : En pe-
4 cados eres nacido todo ; ¿ y tú nos ense-
nas ? Y echáronle raerá.
85 Oyó Jesús que le hablan echado ibe-
ra; y hallándole, le dtyo: ¿Tú erees en
elHtfodeDlos?
86 Respondió él, y dtyo : ¿Quién es, Se-
ñor, para que crea en él ?
, 87 Y dy ole Jesús : Ya le has visto, y el
que habla contigo, él esi
, 88 Y él dtyo: Creo, Señor. Y le adoró.
89 % Y d\)o Jesús : Yo, para juicio he
venido á este mato, para que los que
no ven, vean ; y para que los que ven,
sean cegados.
40 Y oyeron esto algunos de los Fariseos
que estaban con él, y le dijeron: ¿Somos
nosotros también ciegos?
41 Díjoles Jesús : Si fuerais ciegos, no
tuvierais pecado ; mas ahora decis : Ye-
rnos; por tanto vuestro pecado perma-
nece.
CAPITULO X.
P rom fttimd» el 3eüor<n tu rammamiatto eomtot Ju-
dio*, tltctara por la alegoría del buen pastor u del
mate, jv ministerio f de todo piadoso ministro ampo,
m el delmercemario: asimismo el ingenio f oficio de los
majo* siempre pendientes de su palabra, * el de loe
extrañoe que ni te oyen, ni conocen sm vos, trc. 3.
Declárale* otra res como es H&o ée Dios, una cosa
oxm el Padre, ds lo cual da por testimonio sus obras*
¡re. S. Intentan apedrearle por pareeerlss en» btas-
Jkmaba v de*pmu prenderle; mas él tos deja mee va
al desierto, ¡te.
DE cierto, de cierto os digo, que el
que no entra por la puerta en el
aprisco de las ovejas, mas sube por otra
parte, el tal ladrón es y robador,
2 Mas el que entra por la puerta, el
pastor de las ovejas es.
8 A este abre el portero, y las ovejas
oyen su voz; y á sus ovejas llama por
nombre, y las saca.
4 Y como ha sacado fuera sus ovejas,
va delante de ellas ; y las ovejas le siguen ;
porque conocen su vos.
5 Mas al extraño no seguirán, antes hui-
rán de él ; porque no conocen la voz de
los extraños.
6 Esta parábola les dijo Jesús; mas
ellos no entendieron qué era lo que les
decia.
7 Volvióles pues Jesús á decir: De
cierto, de cierto os digo, que yo soy la
puerta de las ovejas.
8 Todos los que antes de mi vinleijon,
ladrones son y robadores, mas no los
oyeron las ovejas.
9 Yo soy la puerta : el que por mi en-
trare, será salvo; y entrará, y saldrá, y
hallará pastos.
10 El ladrón no viene sino para hurtar,
y matar, y destruir: yo he venido para
que tengan vida, y para que la tengan en
grande abundancia.
11 Yo soy el buen Pastor : el buen pas-
tor su alma da por las ovejas.
12 Mas el asalariado, y que no es el pas-
tor, cuyas no son proprias las ovejas, ve
al lobo que viene, y deja las ovejas, y
huye; y el lobo arrebata, y dispersa las
ovejas.
18 Asi que el asalariado huye, porque
106
8AJN JUAjN*
es asalariado,^-!» 4ftss» cnMsdo de la*
ovejos.
14 Yo soy el buen Pastor; y co«'*w>
mis ceejffcu, y 1*8 mía* me conocen,
15 Como el Padre me conooe 41»^ y yo
conozco al Psdre; y pongo mi vida, por
]as ovejas.
16 También tengo otras orejas que no
son de este rodil: aquellas también he
de traer, y oirán mi voz ; y habrá un re-
baño, y un pastor.
17 Por eso me ama el Ihidre, porque yo
pongo mi vida, para volverla á tomar.
18 Nadie la quita de mi, mas yo la pon-
go de mi mismo; porque tengo poder
para ponerla, y tengo poder para vol-
verla-á tomar. Este mandamiento recibí
de mi Padre.
19 T volvió á haber disensión entre los
Judíos por estas .palabras. ,
20 T muchos de ellos decian : Demento
tiene, y está loco : ¿par*qnáleoia?
21 Decian otros : Estas palabras no son
de endemoniado: ¿puede el demonio
abrir los ojos de los ciegos?
20 T hacíase la fiesta de la dedicación
en Jerusalem, y era invierno.
28 T Jesús andaba en el templo por el
pórtico de Salomón.
24 Y rodeáronle los Judíos, y le die-
ron: ¿llasta cuándo tases suspensa nues-
tra alma! 81 tú eres .el Cristo, dinoslo
abiertamente.
25 Respondióles Jesús : Os ¡o be dicho,
y no Jo creísteis : las obras que yo bago
en nombre de mi Padre, estas dan testi-
monio de mi.
96 Mas vosotros no creéis, porque no
sois de mis ovejas, como os he dicho.
27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las
conosco, y «lias me siguen ;
26 Y yo les doy vida eterna, y para siem-
pre no perecerán, y nadie las arrebatará
de mi mana
29 Mi Padre que me la» dio, mayor que
todos es ; y nadie las puede arrebatar de
la mano de mi Podre.
80 Yo y mi Padre somos una
81 ? Entonces volvieron á tomar pie-
dras los Judios, para apedrearle.
82 Respondióles Jesús : Huchas buenas
obras os he mostrado de mi Padre, ¿p^r
cuál obra de ellas me apedreáis?
38 Respondiéronle los Judios, diciendo:
Por la buena obra no te apedreamos, sino
por la blasfemia; y porque tú, siendo
hombre, te haces Dios.
$4 Besnojsjiéles Jesús: ¿No está es-
KM
ertto sosrmsstaa ley: Yo dgs: Ptoaos
sois?
86 8i llamó diosesa aquellos, á los ensi-
les vino la palabra do Dios, y la Escri-
tura no puede ser quebrantada,
86 i A mi quoel padre santificó, y •envió
al mundo, vosotros decís : 'Tú blasfemas ;
porque dge: Soy el Htfo de Dios?
87 Si no hago obras de mi Padre, no ms
creáis.
88 Mas si la» hago, aunque á mi no
creáis, creed á las obras, para que cono*?
eais y creáis, que el Padre «• en mi, y yo
en él.
89 Y procuraban otra vez prenderle;
mas el se salió de sus manos,
40 Y volvióse tras el Jordán, á aquel
lugar donde primero habla estado baut>
«ando Juan, y se estuvo slii.
41 Y muchos venían á él, y decían:
Juan á la verdad ningún milagro biso ;
mas todo lo que Juan dJJo de este, ees
verdad.
42 Y muchos creyeron alli en eX
CAPITULO XI.
Fuüm HStfiord Jwt ea y remeto 4 Lameré. %.JM
teta obra maravWoea «no* de loe preeentee «oca»
arpwnenoo <f€ jH oon fwt (ttw tu A| o(rw enre/fíci
oph m4 oyewenotnn oTodMo* too onoenéoote* ioo cnakw
consmttan pee rteuthxn de matarle, y en el cowciBf
Caifa» {aunque no por m intento) profetiza la no-
eeoídad do ¿n nmert» éol Señor para ts oumd del
ESTABA entonces enfermo un Aomfe*
llamado Lasaro, de Betliania, la aldea
de María y de Marta su hermana.
2 (Era Maris la. que ungió al Señor con
ungüento, y limpió sus pies con sus
cabellos, cuyo hermano Lasaro estaba,
enfermo.)
8 Enviaron pues sus hermanas á el,
diciendo: Señor, he aquí, el que amas
está enfermo,
4 Y oyéndolo Jesús, djjo: Esta enfer-
medad no es para muerte, sino por glo-
ria de Dios, para que el Hjjo de Dios so*
glorificado por ella.
5 Y amaba Jesús á Marta, y á su her-
mana, y á Lázaro.
6 Como oyó, pues, que estaba enfermo,
entonces á la verdad se quedó dos días
en aquel lugar donde estaba.
7 Luego después de esto dJjo á«u dis-
cípulos : Vamos á Judea otra ves.
8 Dioenle tu» discípulos : Rabbi, ahora
poco procuraban los Judios apedrearte,
¿y vas otra vez allá?
9 Respondió Jesús: ¿No tiene el di*
doce horas? Elque^udovierededia,no
fiXN JUAN.
10 Mas el qué anduviere de noche, tro-
pieza, porque no hay luz en éL
11 Dicho esto, dioeles después: lázaro
nuestro amigo duerme; mas voy á des-
pertarle del sueño.
12 Dyéronle entonces sus discípulos:
Señor, si duerme, bueno estará.
13 Mas esto decía Jesús de la muerte
de él ; y ellos pensaron que hablaba de
dormir de sueño. *
14 Entonces pues .Jesús les <Hjo clara-
mente: Lázaro. es muerto;
15 Y hüélgome por vosotros, que yo
no haya estado allí, porque creáis ; mas
Tamos á éL
16 Dijo entonces Tomas, el que se lla-
ma Didimo, á sus condiscípulos : Vamos
también nosotros, para que muíamos
con él
17 Vino pues Jesús, y hallólo, que ha-
bla cuatro días que estaba en el Bepulero.
18 Bethania estaba cerca de Jerusalem
como .quince estadios.
10 Y muchos de los Judíos habían ve-
nido á Marta y á María, para consolarlas
de su hermano.
20 Entonces Marta, como oyó que Jesús
venia, le salló á recibir ; mas María estar
ba. sentada en casa.
21 Eutonces Marta dijo á Jesús : Señor,
si hubieras estado aquí, mi hermano no
hubiera muerto.
22 Mas sé que también ahora, todo lo
que pidieres á Dios, te lo dará Dios.
23 Dicele Jesús: Resucitará tu hermano.
• 24 Marta le dice : Yo sé que resucitará
en la resurrección en el dia postrero.
25 Díccle Jesús : Yo eoy la resurrec-
ción, y la vida : el que cree en mi, aun-
que esté muerto, vivirá;
26 Y todo aquel que vive, y cree en mi,
no morirá eternamente. ¿ Crees esto f
27 Ella le dice: Si, Señor, yo he creído
que tú eres el Cristo, el H\jo de Dios,
que había de venir al mundo.
28 Y esto dicho, se fué, y llamó en se-
creto á María su hermana, diciendo : El
Maestro está aquí, y te llama.
29 Ella, como fe oyó, se levanta presta-
mente, y viene á éL
80 (Porque aun no habla llegado Jesús
á la aldea, mas estaba en aquel lugar
donde Marta le habla salido á recibir.)
31 Entonces los Judíos que estaban en
casa con ella, y la consolaban, como vle-'
ron que María se habla levantado prestar-
mente, y habla salido, la siguieron, dicien-
do: Va al. sepulcro á llorar allí.
82 Mas María, como vino donde estaba
Jesús, viéndole, derribóse á sus pies,
dictándole: Señor, si hubieras estado
aquí, no hubiera muerto mi hermano.
33 Jesús entonces como la vio llorando,
y á los Judíos que hablan venido junta-
mente con ella llorando, gimió e» espí-
ritu, y se turbó,
34 Y dijo: ¿Dónde le pusisteis r Dí-
ccnle : Señor, ven, y lo verás.
35 Jesús lloraba.
36 Dijeron entonces los Judíos: ¡He
aquí cómo le amaba!
37 Y algunos de ellos dijeron : ¿ No po-
día este, que abrió los ojos del ciego,
hacer que este no muriera?
38 Y Jesús, gimiendo otra vez en sí mis-
mo, vino al sepulcro, que era una cueva,
la cual tenia una piedra puesta encima.
39 Dice Jesús : Quitad la piedra. Mar-
ta, la hermana del que había sido muer-
to, le dice : Señor, hiede ya ; que es muer-
to de cuatro días.
40 Jesús le dice : ¿No te he dicho que
si creyeres, verás la gloría de Dios ?
41 Entonces quitaron la piedra de don-
de el muerto había sido puesto ; y Jesús,
alzando los ojos arriba, dijo : Padre, gra-
cias te doy porque me has oido.
42 Y yo sabia que siempre me oyes;
mas por causa del pueblo que está al
rededor lo dfle, para que crean ,qu> tú
me has enviado. ,
43 Y habiendo dicho estas cosas, clamó
á gran voz : Lázaro, ven fuera.
44 Entonces el que habla sido muerto,
salió, atadas las manos y los pies eon
vendas ; y su rostro estaba envuelto en
un sudario. Di celes Jesús: Desatátle,
y dejadle ir.
45 ^ Entonces muchos de los Judíos
que habían venido á María, y hablan
visto lo que había hecho Jesús, creye-
ron en éX
46 Mas algunos de ellos fueron á los
Fariseos, y les dijeron lo,que Jesús habla
hecho.
47 Entonces los príncipes de los sacer-
dotes, y los Fariseos juntaron Concillo,
y decían : ¿ Qué hacemos ? porque este
hombre hace muchos milagros.
48 Si le dejamos asi, todos creerán en
él ; y vendrán los Romanos, y quitarán
nuestro lugar y la nación.
49 Entonces Calías, uno de ellos, sumo
sacerdote de aquel año, les dijo : Voso-
tros no sabéis nada,
¿0 Ni consideráis que nos conviene que
105
SAN JUAN.
un hombre muer* por el pueblo, y no que
toda la noción Be pierda.
51 Mae esto no lo dijo de si mismo;
sino que, como era el sumo sacerdote de
aqnel ano, profetizó que Jesús habla de
morir por la nación ;
53 T no solamente por aquella nación,
mas también para que juntase en uno á
los hijos de Dios que estaban dispersos.
53 Asi que desde aquel dia consultaban
juntos para matarle.
54 De manera que Jesús ya no andaba
manifiestamente entre los Judíos; mas
se fué de allí á la tierra que está junto
al desierto, á una ciudad que se llama
Ephralm ; y estábase allí con sus discí-
pulos.
55 T la pascua de los Judíos estaba cer-
ca; y muchos de la tierra subieron á
Jcrusalem antes de la pascua para puri-
ficarse.
56 T buscaban á Jesús, y hablaban los
un os con los otros estando en .el tem-
plo : ¿ Qué os parece, que no vendrá á la
fiesta?
57 Mas los principes de los sacerdotes
y los Fariseos hablan dado mandamiento,
qae si alguno supiese donde estuviera,
que lo manifestase, para que le pren-
diesen.
CAPITULO XH
La cena del Señor en Bethania, fe í. 8* entrada
glorioia en Jerutaltm conforme, d la naturaleza de
en reina gd la* profecía*. S. Predice mt glorifica-
ción por el medio de en muerte, la cual glorificación,
orando él% el Padre $e la confirma con voz del délo.
4. Da el evangelista la ramón porque mucho* na cre~
peron en e% fe. 5, Hace, el Señor una como última
proteetacion de m minutario g autoridad.
JESÚS pues seis días antes de la pas-
cua vino á Bethania, donde estaba
Lázaro el que habla muerto, al cnal Jesús
habla resucitado de entre los muertos.
2 Y nieláronle allí una cena, y Marta
servia ; mas Lázaro era uno de los que
estaban sentados á la mesa juntamente
con éX
3 Entonces María tomó una libra de
ungüento de nardo puro de mucho pre-
cio, y ungió los pies de Jesús, y limpió
sus pies con sus cabellos ; y la casa se
llenó del olor del ungüento.
4 Entonces dijo uno de sus discípulos,
Judas Iscariote, h\jo de 8imon, el que le
habla de entregar;
5 4 Por qué no se ha vendido este un-
güento por trescientos denarios, y se dio
á los pobres ?
6 Esto dtyo, no por el cuidado que él te-
nia de loe pobres; mas porque era la*
106
droo ; y tenia la bolsa, y traía lo que se
echaba en ella.
7 Entonces Jesús dtfo: D^ala: para el
dta de mi sepultura ha guardado esto.
8 Porque á los pobres siempre los te-
neis con vosotros, mas á mi no siempre
roe tenéis.
9 Entonces una gran multitud de los
Judíos entendió que él estaba allí ; y vi-
nieron no solamente por causa de Jesús,
sino también por ver á Lázaro al cual
habla resucitado de entre los muertos.
10 Empero consultaron los principes
de los sacerdotes, para matar también á
Lázaro;
11 Porque muchos de los Judíos iban y
creían en Jesús por causa de éL
12 1f El siguiente día una gran multi-
tud de gente que habla venido á la fiesta,
como oyeron que Jesús venia á Jeru-
salem,
13 Tomaron ramos de palmas, y salié-
ronle á recibir, y clamaban: Hosanna:
Bendito el que viene en el nombre del
Señor, el Rey de Israel.
14 T halló Jesús un asnillo, y se sentó
sobre él, como está escrito :
15 No tcmat, oh hija de Slon, be aquS,
tu Rey viene asentado sobre un pollino
de una asna.
}6 Mas estas cosas no las entendieron
sus discípulos al principio : empero cuan-
do Jesús fué glorificado, entonces se
acordaron que estas cosas estaban escri-
tas de él, y que le hicieron estas cosas.
17 La gente, pues, que estaba con él,
cuando llamó á Lázaro del sepulcro, y le
resucito de entre los muertos, daba tes-
timonio.
18 Por lo cual también habla venido la
gente á recibirle; porque hablan eldo
que él habla hecho este milagro.
19 Mas los Fariseos dieron entre si:
¿Veis que nada aprovecháis? he aqui, '
que el mundo se va en pos de él.
20 H Y habla ciertos Griegos de los que
hablan subido á adorar en la fiesta.
21 Estos, pues, se llegaron á Felipe,
que era de Bethsaida de Galilea, y le ro-
garon, diciendo : Señor, querríamos ver
á Jesús.
22 Vino Felipe, y lo dtyo á Andrés: T
otra vez Andrés, y Felipe, lo dicen á Jesús.
23 Y Jesús les respondió, diciendo : La
hora viene en que el Hfyo del hombre ha
de ser glorificado.
24 De cierto, de cierto os digo, que si
el grano de trigo que cae en la tierra, no
ÉTAN JITANL
muriere, él seto queda; iae« al muriere,
mache fruto lleva»
25 £1 que ama su vHb, la perderá; y
el que aborrece eu vida en este mundo,
para vida eterna la guardará. .
26 SI alguno me sirve, sígame ; y donde
yo estuviere, allí también estoca mi ser-
vidor. Si alguno me sirviere, mi Padre
le honrará.
07 Ahora es turbada mi alma; ¿y qué
diré ? Padre, sálvame de esta hora; mas
por esto he venido á esta hora.
28 Padre, glorifica tú nombre. Entón-
eos vino una voz del délo* diciendo; Ya
lo he glorificado, y h glorificaré otra vez.
29 £1 pueblo, pues, que estaba presente,
y la habla oido, decía que habla- sido un
trueno: otros decien: Un ángel le ha
hablado.
80 Respondió Jesús, y dfyo: No ha ve-
nido esta Voz por mi causa, sino por
causa de vosotros.
81 Ahora es el juicio de este mundo :
ahora el príncipe de este mundo será
echado fuera.
88 Y yo, si fuere levantado de la tierra,
á todos atraeré á mi mismo.
88 Y este deda dando á entender de
qué muerte habia de morir.
84 Respondióle la gente: Nosotros he-
mos oido de la ley, que el Cristo perma-
nece para siempre: ¿cómo pues dices
tú : £1 mjo del hombre ha de ser levan-
tado? ¿Quién es este H$Jo del hombre?
86 Entonces Jesús lee dye: Aun por un
poco estará la luz entre vosotros : andad
entre tanto que tenéis la hia, no sea que
os alcancen fes tinieblas ; porque el que
anda en tinieblas, no sabe donde va»
36 Entre tanto que Únele luz, creed
en la luz, para que seáis hijos de lnz.
Estas cosas habló Jesús, f se fué, y se
escondió de ellos.
87 Tf Empero asaque habia hecho de-
lante de ellos tantos milagros, no creían
en él;
88 Para que se eumpUese el dicho que
dgo el profeta Isaías : ¿ Señor, quién ha
creído á nuestro dicho? ¿y el brazo del
Señor, a quién ha sido revelado ?
89 Por esto no podían creer, porque
otra ves dfyo Isaías :
40 Cegó los ojos de ellos, y endureció
su corazón ; porque no vean de los ojos,
ni entiendan de corazón, y se conviertan,
y yo los sane.
41 Setas cosas é^UeJts, cuando vio
seglerie,y*ebtád*a
Span. 58
43 Con todo eso aun do les principes
muchos creyeron en él ; mas por causa
de los Fariseos no le confesaban, por no
ser echados de la sinagoga.
43 Porque amaban mas la gloria dolos
hombres que la gloria de Dios.
44 ? Mas Jesús Clamó, y d^o : £1 que
cree en mi, no cree en ai, sino en aquel
que me envió.
46 Y el que me ve, ve al que me envió.
48 Yo la luz he venado al mundo, para
que todo aquel que cree en mi, no per-
manezca en tinieblas.
47 Y el que oyere mis palabras, y no
creyere, yo no le juzgo; porque no he
venido á juzgar al mundo, mas á salvar
al mundo.
48 £1 que rae desecha, y no recibe mis
palabras, tiene quien le juagas: la pala-
bra que he hablado, ella le juzgará en el
día postrero.
49 Porque yo no he hablado de mí mis-
mo; mas el Padre que me envió, él me
dio mandamiento de4o que tengo de de-
cir, y de lo que tengo de hablar.
50 Y sé que su mandamiento es vida
eterna: asi que lo que yo habió, como
el Padre me lo ha dicho, asi hablo.
CAPITULO XIII.
Lava ti Sellar lotpúfp d sus discípulos en timbólo de la
limpieza que*por su muerte da d todo» los tutos. 2.
Exhorta en ellos dtoda su iglesia dqm 4 tu ejemplo
vittan afecto de servidores loe unos para con loe
otro*, ifc. S. Reveta al discípulo amado la traición
de Judas mas en particular. 4. Si cual salido d
v«Kfcrie, él declara diasque quedan, tu gloria por
el inedioáe tu mmrUettarUw muy coreana* y des-
pidiéndose de ellos encomiéndales el amor de tos
anos para con los otros dejándoselo por seña putar-
YANTES de la fiesta de la pascua,
sabiendo Jesús que su hora era ve-
nida para que pasase de este mundo al
Padre, como habla amado á los suyos
que estaban en el mundo, k» amó hasta
el fin.
2 Y la cena acabada, como el diablo ya
habia metido en el corazón de Judas Isca-
riote, A#» de Simón, que le entregase :
8 Sabiendo Jesús que el Padre le habla
dado todas las cosas en sus manos, y que
habia venido de Dios, y á Dios iba:
4 Levántase de la cena, y se quita su
ropa, y tomando una toalla, se ciñió.
5 Luego puso agua en el lebrillo, y
comenzó á lavar los pies de los discípu-
los, y á limpiarte» con la toalla con que
estaba ceñido.
o" Viene pues á Simón Pedro; y este le
dice : ¿Señor, tú me lavas á mi los pies?
izedtyG*
SAN JUAN.
7 Respondió Jetos, y le <dtye : Lo que
ya hago, tú no lo sabes ahora; mas k>
sabrá* después.
8 Dicele Pedro : No mi lavaras los pies
jamás. Beapondióle Jema : Si no te la-
vare, no tendrás parte conmigo.
9 Dicele Simón Pedro: Sefier, no solo
mis pies, mas ana mi* manos, y mi ca-
beza.
10 Díecfe Jesús : £1 que está lavado, no
ha menester sino que lave $us plés, pues
está todo limpio. Y vosotros limpios
estáis, aunque no todos.
11 Poique sabia quien era el que le en-
tregaba; poresodtyo: No estáis limpios
todos.
13 T Asi que, después que les hubo la-
vado los pies* y tomado au ropa, volvién-
dose á asentar otra ves, leadlo: ¿Sabéis
lo que os he hecho?
13 Vosotros me llamáis Maestro y Se-
ñor; y docto bien; porque lo soy:
14 Pues si yo, ensato Sefior y Maestro,
he lavado vuestras pies, vosotros tam-
bién debéis lavar los pies los unos á los
otros.
15 Porque ejemplo os he dado, para
que como yo os he hecho, vosotros cam-
bien hagáis.
16 De cierto, de cierto 08 digo : El siervo
no es mayor que su Señar : ni el enviado
es mayor que el que le envió.
' 17 Si sabéis estas cosas, bienaventura-
dos sois, si las hiciereis.
18 No hablo de todos vosotros : yo sé
los que he elegido; mas pera que se
cumpla la Escritura: El que come pan
conmigo, levantó contra mí au calcañar.
19 Desde ahora os lo digo, antes qge
suceda, para que cuando sucediere, creáis
que yo eoy.
20 De cierto, de cierto os digo, ow el
que recibe al que yo enviare, á mi reci-
be ; y el que á mí recibe, recibe al que
me envió.
21 \ Gomo hubo Jesús dicho esto, fué
conmovido en espirito, y protestó, y di-
jo : De cierto, de cierto os digo, que uno
de vosotros me ha de entregar.
23 Entonces los discípulos mirábanse
los unos á los otros, dudando de quién
hablaba.
23 Y uno de sus discípulos, al cual Jesús
junaba, estaba recostado en el seno de
Jesús.
24 A este pues hizo señas Simón Pedro,
para que preguntase quién era aquel de
quien hablaba.
108
86 Si entonces raeostado sobro el pedan
de Jesús, le dice : ¿ Señor, quién es ?
26 Respondió Jesús : Aquel es, á quien
yo cuero el pan mojado. T mojando el
pan, diófo á Judas Iscariote, d hijo de
Simón.
37 Y tras el bocado Satanás entró en él.
Entonces Jesús le dice: Lo que haces,
hazlo mas presto.
98 Empero esto ninguno de los que
estaban á la mesa entendió á qué propó-
sito se lo d$o.
39 Porque algunos dé sBot pensaban,
porque Judas tenia la bolsa, que Jesun
le decía: Compra la» sosas que nos son
necesarias para la fiesta: ó que diese
algo á los pobres.
80 Como él pues hubo tomado el bo-
cado, luego salió ; y era ya noche.
81 T Entonces como él sslie>dfyo Jesús :
Ahora es glorificado el Htfb del nombre,
y Dios es glorificado en él.
83 Si Dios es glorificado en él, Dios
también le glorificará en si mismo; y
luego le glorificará.
88 Hfyitos, aun un poco estoy con voso-
tros. Me buscaréis ; y, asi como dije á loe
Judíos : Donde yo voy, vosotros no po-
déis venir ; asi ahora á vosotros le digo.
84 Un mandamiento nuevo os doy: Que
os amela los unos á los otros : eomo os
amé yo, que también os ámete los unos á
los otros.
85 En esto conocerán todos que sois
mis discípulos, si tuviereis amor los unos
hacia los otros.
86 Le dtyo Simón Pedro: ¿Sefior, á
dónde vas? Respondióle Jesús : Donde
yo voy, no me puedes ahora seguir ; mas
me seguirás después.
87 Dicole Pedro: ¿Sefior, por qué no
te puedo seguir ahora? mi vida pondré
por ti.
88 Respondióle Jesús : ¿Tu vida pon-
drás por mí? De cierto, de cierto te
digo : No cantará el gallo, sin que me
hayas negado tres veces.
CAPITULO XTV.
Pvúeiamtmde ti Señor m eonmlard a» ditrHpmmm, de
clárale* como el verdadero comcemiento del Padre
[por tr él tota misma cota con el Padre) cunmkteen
conocerle d él: exhorta d que fe pidan, ó al Padre
en m nombre. Promete la perpetua miUmiiu del
corporal. Deriarm
quien tean tu» verdadero» difrtpvloe, d loe cucúe*
deja, eomo por Juro de heredad eterna, m d(vi*m
pae i%n\ormdei del mnewdOj i(o.
O se turbe vuestro corasen : créela
en Dios, creen' también en mi.
N'
SAN JUAN:
ém hay: A mino /toro, <w i» hnMet*
jo dicho. To vty á aparejaros el lugar.
8 Y si mo fuere, 7 os aparejare el logar,
vendré otra vez, y os tomaré á mí mismo,
para que donde 70 estoy, vosotroe**tam-
bien estéis.
4 T sabéis donde 70 T07, 7 el camino
■abéis.
5 Dicele Tomas: Seflor, no sabemos
donde vas : ¿ cómo pues podemos saber
el camino f
6 Jesns le dice: To coy el camino, 7 la
verdad, 7 la vida; nadie viene al Padre,
sino por mi
7 81 me conocieseis, también á mi Padre
conoceríais ; 7 desde ahora le conocéis,
7 le habéis visto.
8 Dicele Felipe : Seflor, muéstranos el
Padre, 7 nos basta.
9 Jesns le dice : ¿Tanto tiempo ha qne
estoy con vosotros, 7 no me has cono-
cido aun, Felipe t El que me ha visto,
ha visto al Padre. ¿ Cómo púa dices tú :
Muéstranos el Padre?
10 i No crees que 70 807 en el Padre, 7
el Padre en mi ? Las palabras que 70 os
hablo, no las hablo de mí mismo ; mas
el Padre que está en mi, él hace las
obras.
11 Creédme que 70 soy en el Padre, 7
el Padre ee*mí : ó si no, creédme por las
mismas obras.
12 De cierto, de cierto os digo : El que
en mi cree, los obras que 70 hago tam-
bién él las hará, 7 mayores que estas
hará ; porque 70 V07 á mi Padre.
18 Y todo lo que pidiereis en mi nom-
bre, esto haré ; para qne el Padre sea glo-
rificado en el Htfo.
14 SI algo pidiereis en mi nombre, 70
2o haré.
15 81 me amáis, guardad mis manda-
mientos.
16 Y 70 rogaré al Padre, el cual os dará
otro Consolador para que esté con voso-
tros para siempre ;
17 Es á saber, al Espíritu de verdad, al
cual el mundo no puede recibir; porque
no le ve, ni le conoce ; mas vosotros le
conocéis, porque está con vosotros, 7
será en vosotros.
18 No os dejaré huertanos : 70 vendré
á vosotros.
10 Aun un poquito, 7 el mundo no me
verá mas ; empero vosotros me veréis :
por cuanto 70 vivo, vosotros también
viviréis.
80 Aquel día vosotros conoceréis que
yo soa en mi padre, y vosotros en mi, y
yo en vosotros.
21 El que tiene mis mandamientos, 7
los guarda, aquel es el que me ama; 7
el que me ama, será amado de m\ Padre ;
7 70 le amaré á él, 7 me manifestaré á él
22 -©ícele Judas, no el Iscariote : j Se-
flor, qué hay porque te has de manifes-
tar á nosotros, 7 no al mundo f
28 Respondió Jesús, 7 le drjo: SI algu-
no me ama, mi palabra guardará ; 7 mi
Padre le amará, 7 vendremos á él, 7
haremos con él morada.
24 El que no me ama, no guarda mis
palabras ; 7 la palabra que habéis oido,
no es mía, sino del Padre que me envió.
20 Estas cosas os he hablado estando
a*m con vosotros.
26 Mas aquel Consolador, el Espíritu
Santo, al cual el Padre enviará en mi nom-
bre, él os ensenará todas las cosas, 7 os
recordará todo lo que os be dicho.
27 La paz os dejo : mi paz os doy: no
como el mundo la da, 70 os la doy : no se
turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
28 Habéis oido como yo os he dicho:
Voy, yvengo otra ve» á vosotros. Si me
amaseis, ciertamente os regodearíais, por-
que he dicho que voy al Padre; porque
el Padre mayor es que yo.
20 Y ahora os lo he dicho antes que se
haga, para que cuando se hiciere, creáis.
80 Ya no hablaré mucho con vosotros ;
porque viene el principo de este mundo,
mas no tiene nada en mi.
81 Empero para que conozca el mundo
que amo al Padre, y como el Padre me
dló mandamiento, asi hago. Levantaos,
vamos de aquí
CAPITULO XV.
Proeiam m la consolación de lo* d tetpvlM, donde por
1a*emejomta délo* earmiemto» en la vid «botera el
injerimiento de loefiele* en el por la mano del Padre,
el cual detpue» de haberlo* injerido en él, loe cultiva
para qm Ueven fruto, 9 al 1— *o lo flava, corta parm
el Juego, Repite por otra» do» vece* el manda-
miento del amor de loe uno» para con to$ otro», u la
prometa del KeptrUm, |re.
YO soy la vid verdadera, y mi Padre
es el labrador.
2 Todo pámpano en mi que no lleva
(ruto, le quita; y todo aquel que lleva
fruto, le limpia, para que lleve mas fruto.
8 Ya vosotros soto limpios por la pala-
bra que os he hablado.
4 Permaneced en mi, y yo en vosotros.
Como el pámpano no puede llevar fruto
de si mismo, si no permaneciere en la
vid, asi ni vosotros, si no permaneciereis
•» mi zed bvGo(
&*N'IUAAt.
5 Yo s*y te vid, vosotroelózpám panos:
el que permanece en mí, y yo en él, este
lleva, mucho froto (porque sis mi nada
pode!» hacer.)
G 81 alguno no permaneciere en raí,
será echado mera como mal pámpano,
y Be secará; y los cogen, y echante» en
el fuego, y arden.
7 BI pcrmanecierelí en mí, y mis pa-
labras permanecieren en vosotros, todo
lo qne qntetéreis pediréis, y os será hecho.
8 En esto es glorificado mi Padre, m
qne llevéis mncho fruto ; asi seréis mis
discípulos.
0 Como* el Padre me amo, también ye>os
he amado : sed constantes en mi amor.
10 81 guardareis mis mandamientos, per-
maneceréis en mi amor: como yo tam-
trien he guardado loa mandamientos de
mi Padre, y permanezco en sn amor.
11 Estas cosas os he hablado, pata qne
mi gozo permanezca en vosotros, y vues-
tro gozo sea cumplido,
13 Este es mi mandamiento: Qne os
améis los unos á los otros, como yo os
amé*
18 Nadie tiene mayor amor qne este,
qne ponga alguno su vida por sus amigos.
14 Vosotros sois mis amigos, si hicie-
reis las cosas que yo os mando.
15 Ya no os llamaré siervos, porque el
siervo no sabe lo que hace su Señor \ mas
os he llamado amigos, porque todas las
cosas que oi de mi Padre, os he hecho
conocer.
10 No me elegisteis vosotros á mi; mas
yo os elegí á vosotros, y os he puesto
para qne vayáis, y llevéis fruto ; y vues-
tro fruto permanezca ; para que todo lo
que pidiereis al Padre en mi nombre, él
os lo dé.
17 Esto os mando : Que os améis los
unos á los otros.
18 Si el mundo os aborrece, sabed qne
á mi me aborrecía, antes que á vosotros.
19 81 fuerais del mundo, el mundo ama-
rla lo qne es suyo; mas porque no sois
del mundo, sino que yo os elegí del mun-
do, por eso os aborrece el mundo.
20 Acordaos de la palabra que yo os he
dicho : No es el siervo mayor que su se-
ñor: si á mí me han perseguida, también
á vosotros perseguirán: ai han guardado
mi palabra, también guardarán la vuestra.
81 Mas todo esto os harán por causa de
mi nombre; porque no conocen al que
me ha enviado.
a» Si yo no hubiera venido, ni les fco-
U0
pecaAoinsee
ahora no tienen escusa de sn pecado»
•28 El que me aborrece, también á mi
Padre aborrece. ,
8á Ai ye no hubiese hecho entre ellos
obras cuales ningún otro ha hecho, no
tendrían pecado; mas ahora, ellos las han
visto, y aborrecen á mi, y á mi Padre. ,
£6 Mas esto aneéis, para que se cumpla
la palabra que esta escrita en su ley:
Sin causa me aborrecieron.
26 Empero cuando viniere el Consola-
dor, el eual yo os enviaré del Padre, et
á safa*, el Espíritu de verdad, el cual pro-
oede del Padre, él dará testimonio de mi.
27 T vosotros también daréis testimo-
nio, porque estáis conmigo desde el
principia
CAPITULO XVL
Pio*t§wtmno lo» imÉmtor ¿«clara ú loe eUeciptioe to
ajliccionei m persecuciones qm llevarán en el ouotdo
por su piedad, ppor la confesión me m nombre, •*.
VnOcetm á prometer ti Erpirif Sanio ame *m emee-
n)etrá\ m eorrobormrá en toda angnttku
ESTAS cosas os he hablado, para que
no seáis ofendidos.
2 Os echarán de las sinagogas: aun
mas, la hora viene, cuando cualquiera
que os matare, pensará que hace servi-
do á Dios.
3 T estas cosas os harán, porque no co-(
nocen al padre, ni á mi m
4 Mas os he dicho esto, paca que cuan-
do aquella hoza viniere, os acordéis do
ello, que yo os lo habla dioho : esto em-
pero no os locuje al principio, porquero
estaba con.vosotros.
6 Mas ahora voy al que me envió; y nin-
guno de vosotros me pregunta: 4 Dónde
vas?
6 Mas, porque os he hablado estas cosas,
tristeza ha henchido vuestro corazón.
7 Empero yo os digo la verdad, que os
es necesario que yo vaya; porque si yo
no fuese, el Consolador no vendría á
vosotros; mas si yo mere, os le enviaré.
8 Y cuando él viniere, redargüirá al
mundo de penado, y de Justicia, y de
j niela
0 De pecado, por cuanto no creen en mi :
10 De justicia, por cuanto voy al Padre,
y no me veréis mas :
11 De juicio, por cuanto el príncipe de
este mundo ya es juzgado.
12 Aun tengo muchas cosas que deci-
ros, mas ahora no las podéis llevar.
18 Empero cuando viniere aquel, el
Espíritu de verdad, él os guiará á toda
verds^noxqiiejwhaWi^desin^n^
Digitized by VjOOQIC
neje testo lo mu» oy ere-
cosas qne han de veniros hará
14 El me glorificará, porque tomará de
lo mió, y ee ío hará saber.
15 Todo lo ene tiene el Padre» mió ee:
por eeo <u?e que tomará de lo alo, y ee
Jo hará saber.
10 U» poco, y neme Terete; y otra Tez
na poeo, y moveréis; poique yo voy al
Padre.
17 Entonces ¿tyeron ofrimssdesns dis-
eipusoe unos á otros: ¿Qué es esto que
nos dice: Un poees y no me vécete; y
otra rea, un poco, y me veréis; y, por-
que yo Toy el Padre?
19 Asi que decían; i Qué es este que
dice: Un poco? No sabemos lo que
dice.
19 Y conocía Jesús que le querían pre-
guntar, y les dtyo: ¿ Preguntáis entre vo-
sotros de esto que dtye: Un poce, y no
me Tereis ; y otra Tez, un poco, y me
veréis?
«20 De cierto, do cierto oa digo: Voso-
tros lloraréis y lamentaréis, el mundo
empero se alegrará: y Tosotros seréis
tristes, mas vuestra tristeza será vuelta
en gozo.
21 La muger cuando pare, tiene dolor,
porque es Tenida su hosa; mea después
que ha parido un niño, ya no se acuerda
de la apretura por el gozo de que haya
nacido un hombre en el mundo.
20 Tosotros pues también ahora á la
verdad tenéis tristeza; mas otra re* os
Veré, y se gozará vuestro corazón, y
nadie quitará de vosotroe vuestro gozo.
26 Y en aqeeidiano me preguntareis na-
da. De cierto, de cierto os digo : Todo
cnanto pidiereis al Padre en mi nombre,
eefadará,
24 Hasta ahora nada habéis pedido en
mi nombre: pedid, y recibiréis, para que
Tttestro gozo eea cumplido.
25 Estas cosas os he hablado en pro-
Terbios ; mas la hora Tiene ouando-ya no
os hablaré en proverbios; sino que cla-
ramente os anunciaré de mi Padre*
26 Aquel dis pediréis en mi nombre, y
no os digo que yo rogaré al Padre por
Tosotros;
27 Porque el mismo Padre oa ama, por
cuanto Tosotros me amasteis, y habéis
creído que yo sstt de Dios.
28 Salí del Padre, y he Tenido al moa-
do: otra tcz dejo el inundo* y voy si
Padre.
eODícenlesufldisoípulos; He aquí, abo*
&&3MUA.N*
i T*m
, y nmpm proverbio
80 Anoia entendemos que sabes todae
las cosae, y no has menester que nadie
te pregunte : en esto creemos que has
aalido de Dios.
Si Respondióles Jesús : ¿Ahora criéis?
82 He aqui la hora viene, y ya es veni-
da* en queaeremespercidos cada uno á loe
smyoeyy me dejaréis solo; mas no estoy
solo, porque el Padre está conmigo.
88 Estas cosas os be hablado para que
en mi tengáis paz: en el mundo tendréis
apretura; mas confiad, yo he vencido al
mundo.
OAPITUIX) xvn.
Oración dé CrUf al Padre dmhéd» apartida dé
éété mnmdopor te canmrvacim <M mmiritrto d* tu
Evangelio, por la propagado» </« ¿Z, y eficacia d*
tm </£tfftM, úngutarmatít dtl amor dé Jto «no» para
otmlmtro*.
ESTAS cosas hablo Jesús, y levanta-
dos los ojos al cielo, dijo: Padre, la
hora ha venido, glorifica á tu Hijo, para
que también tu Hijo te glorifique á ti :
2 Como le has dado poder sobre todo
earne, para que á todos los que le diste,
les dé vida eterna.
8 Y esta es la vida eterna, que te conoz-
can á ti, solo Dios verdadero, y 4 Jesu
Cristo á quien tú enviaste,
4 Yo te he glorificado en la tierra, he
acabado la obra que me diste que hiciese.
5 Ahora- pues, Padre, glorifícame tú en
ti mismo con aquella gloria que tuvo
contigo antes que el mundo fuese.
6 He menifestadotn nombre áloe hom-
bres que del mundo me diste: tuyos
eran, y me los diste á mi, y guardaron
tu palabra.
7 Ahora han y* conocido que todas lee
cosas que me diste, son de tL
8 Porque las palabras que me diste, lee
he dado; y ellos la» recibieron, y han
conocido verdaderamente que salí de ti,
y han creído que tú me enviaste.
9 Yo ruego por ellos : no ruego por d
mundo, sino por loe que me diste, por-
eme tuyos son,
10 Y todas mis cosas son tus cosas, y
tus cosas son mis cosas; y he sido glori-
ficado en ellas.
11 Y ya no estoy en el mundo ; mas es-
tos están en el mundo, que yo á ti vengo.
Padre santo, guárdalos por tu nombre ;
á los cuales me has dado, para que sean
uno, asá como nosotros ¡o «ornea
12 Cuando yo estaba con eUoe en el
mundo, yo loa guardaba por tu nombre;
m
SjLN JUAN.
á los cuales m* diste: 3» 4o* gnardé, y
ninguno de ellos se perdió sino el hijo
de perdición, para que 1a Escritora se
cumpliese.
18 Mas ahora vengo á tí, y hablo estas
cosas en ei mundo, para que ellos ten-
gan mi goso cumplido en si mismos.
14 Yo les di tu palabra, y el mundo
los ha aborrecido; porque ellos no son
del mundo, como tampoco yo soy del
mundo.
15 No ruego que los quites del mundo,
sino que los guardes del malo/
16 Ellos no son del mundo, como tam-
poco yo soy del mundo.
17 Santifícalos por tu verdad : tu pala-
bra es la verdad.
18 Como tú me enviaste al mundo,
también yo los he enviado al mundo.
19 T por ellos yo me santifico á mí mis-
mo ; para que también ellos sean santifi-
cados por la verdad.
20 Mas no ruego solamente por ellos;
sino también por los que han de creer
en mí por la palabra de ellos.
21 Para que todos ellos sean uno : asi co-
mo tú, oh Padre, crea en mí, y yo en ti ; que
también ellos en nosotros sean uno ; para
que el mundo crea que tú me enviaste.
22 Y yo la gloria que me diste, les he
dado á ellos ; para que sean uno, como
también nosotros somos uno.
23 Yo en ellos, y tú en mi, para que sean
consumados en uno, y para que el mun-
do conosca que tú me enviaste, y que
los has amado á ellos, como también á
mi me has amado.
24 Padre, aquellos que me has dado,
quiero que donde yo estoy, ellos estén
también conmigo; para que vean mi
gloria que me has dado, porque me has
amado desde antes de la constitución
del mundo.
25 Padre justo, el mundo no te ha co-
nocido ; mas yo te he conocido ; y estos
han conocido que tú me enviaste.
26 Y yo les hice conoces tu nombre, y lo
haré conocer; para que el amor, con qqe
me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.
CAPITULO xvni
Sale el Señor al huerto en donde apretó. 2. K$ lleva-
do al moho tmoerdoie% donde m negad» dé Pedr*, y
examinado por ei mano tacerdot» aotrea de eu doc-
trina. 8. Es ¡levado delante de Piloto, al cual con-
ficta tu reino y la condición de él;}e* $uma el fin de
tu venid* p vocación. i.Pita*»lB<*ti*r*iohmrtmat
el pueolo pide ominséaneiaqmtuclUd Barraba*,
/SOMO Jesús hubo dicho estas cosas,
\J salióse con sus discípulos á la otra
112
parte dstafttoyodeOeáson, i
un huerto, en el cual entró él, y cus «Ua-
eipnlos.
2 Y también Judas, el qne le entregaba,
conocía aquel lugar, porque muchas ve-
ces Jesús se juntaba atti coa sus discí-
pulos.
8 Judas pues tomando una oompafiia
de ssbtadoa, y ministros de los sumos sa-
cerdotes y de los Fariseos, vino alM con
linternas y antorchas, y con armas.
4 Empero Jesús, sabiendo todas las co-
sas que hablan de venir sobro él, salió
delante, y les d^jor ¿A quién buscáis t
5 Respondiéronle: A Jesús Kasareno.
Diceles Jesús : Yo soy. (Y estaba tam-
bién con ellos Judas el que le entregaba.)
6 Y como les dtyo : Yo soy : volvieron
atrae, y cayeron en tierra.
7 Volvióles pues á preguntar: ¿ A quién
buscáis ? Y ellos dieron : A Jesús Na-
zareno.
8 Respondió Jesús: Ya os he dicho
que yo soy : poca si á mi buscáis, dejad
irá estos:
0 Para que se cumpliese la palabra que
habla dicho : De los que me diste, nin-
guno de ellos perdí.
10 Entonces Bimon Pedro, que tenia
una espada, la saoó, y hirió á un siervo
del snmo sacerdote, y le cortó la oreja
derecha; y el siervo se llamaba Malea
11 Jesús entonóos dtyo 4 Pedro: Mete
tu espada en la vaina: ¿la copa que mi
Padre me ha dado, no la tengo de be-
ber?
12 Entóneos la compañía <& Um §oidmdoé\
y el tribuno, y los ministros de los Ju-
díos prendieron á Jesús, y le ataron.
13 % Y le trajeron primeramente á Au-
nas, porque era suegro de Caifas, el
cual era sumo sacerdote de aquel ano.
14 Y era Calías el que habla dado <1
consejo á los Judíos, que era necesario
qne un hombre muriese por el puebla
15 Y seguía á Jesús Bimon Pedro, y
otro discípulo; y aquel discípulo era
conocido del sumo sacerdote, y entró
con Jesús en el palacio del sumo sacer-
dote.
16 Mas Pedro estaba íbera á la puerta.
Entonces salió aquel discípulo que era
conocido del snmo sacerdote, y habló á
la portera, y metió dentro á Pedro.
17 Entonces la criada portera dijo á
Pedro: ¿No eres tú también wno de los
discípulos de este hombre? Dice él:
No soy*
MAi JUA*N.
W Y estaban «i pié te» «tato» y tai
ministros que hablan hecho fuego de
carbón, porque hacia trio, y ee cálense
bao; y erial» con eHoe Pedro en pié ca-
lentAadese.
10 T el sumo sacerdote preguntó 4 Je-
eos de ene discípulos, y de su doctrina.
m Jesús le respondió t ¥o mantieste-
mente he hablado al mando : yo elese*
pre he ensotado en la sinagoga, y en el
templo, donde siempre ee junta* todos
lee Judies; y nada he babeado en oculto.
21 ¿ Por qné me preguntas á mi ? Pre-
gunta á los que han oído, qné les haya
y» hablado: he aquí, estes saben lo qne
yo he dicho.
23 Y como él hubo dicho esto, ano de
los ministros qne estaba allí, dio ana
bofetada ájeme, diciendo: ¿Así respon-
des al samo sacerdote ?
26 Respondióle Joans: Si he hablado
mal, dá testimonio del mal ; mas si bien,
¿ por qné me hieres ?
24 Habíale enviado Anuas atado A Cal-
ías snmo sacerdote.
25 Estaba pnes Pedro en pié calentán-
dose; y le dieron: ¿ No eres tú también
uno de sus discípulos ? El lo negó, y
dijo: No soy.
2» Uno de toe criados del soaso sacer-
dote, pariente de aquel á quien Pedro
habla cortado la oreja, le dtee: ¿No te
vi yo en el huerto con él?
27 Y negó Pedro otra vea; y luego el
. gallo canto.
28 H Y llevan A Jesús de Calías al pre-
torio; y era de máfiana; y ellos no en-
traron en el pretorio por no ser contami-
nados, sino poder comer la pascua.
29 Entonces salló Pilato A ellos fuera,
ydfyo: ¿Qué acusación traéis contra este
hombre?
SO Respondieron, y le dtyeron : 81 este
no mera malhechor, no te le hnbleramoe
entregado.
81 Díceles entonces Pilato * Tomadle
▼esotros, y jusgádle según vuestra ley.
T los Judíos le dfyeron : A neUotros no
nos es M ctto matar á nadie.
82 Para qne se cumpliese el dicho de Je-
sos qne habla dicho, dando á entender
de qne muerte habla de morir.
88 Entonces Pilato volvióse á entrar en
el pretorio* y Hamo é Jesús, y le dtyo :
¿Eres tu el Rey dolos Judíos?
84 Respondióle Jesús: ¿Dices tú esto
de ti mismo, ó te lo han dicho otros de
mí?
8» Mata ■sspondtti )8ey f Judio*
Tu misma nación, y los sumos mcosdetca,
teaanentaegadoAml: ¿ qné has hecho?
88 Respondió Jesús : MI reino noca de
este mundo: si de esso mundo fuera mi
reino, mis servidores pelearían para que
y no fuma entregada aVloa Judsas, abasa
pues mi reino a» es do aquí. •
87 Díjole entonces Pilato t ¿Luego rey
eres tú? Respondió Jesús: Té dices
que yo soy rey. Yo paiu esto he nacido,
y para -esto he venido al mundo, mé$m-
ter, paro dar testimonie A la verdad. Todo
aquel que es de la verdad, oye mi vos.
88 Dicele PUato! ¿Qué cosa es verdad?
Y como hubo dicho esto, volvió A los
Judíos, y les dieet Yo no hallo en el
crimen alguno.
89 Empero vosotros tenéis costumbre,
que yo os suelte uno en la pascua : ¿ que-
réis pues que os suelte al Rey de loe Ju-
díos?
40 Entonces todos dieron voees otra
ves,dlotendo: No é este, sino é Barrabas.
Y Barrabas era un ladro*
CAPITULO XIX.
JE» motado de Püato, mat no contentando* &» Judio*
dotólo efe, por no incurrir en et odio do Otearle
condena 4 mtnt, habiendo dmim dad* «loro **f-
monto de tu inocencia, i. Ee crucificado, y puetta
tabre la cruz el titulo de tu reino, ¡re. 8. Deedé
meruu turne emtémJu dele
4. j
cruz. 6. Abrenle el contado después de muerto, do
donde tale tangre u agua. 6. Bt teputtado por Jo»
A8l que entonces tomó Püato A Jo-
-l\. sus, y le azotó.
2 Y los soldados entretejieron de espi-
nas una corona, y la pusieron sobre su
cabeza, y le vistieron de una ropa de
grana,
8 Y decían : Dios te guarda, Rey de los
Judíos; y le daban de Delatadas.
4 Entonces Pilato salió otra ves mera,
y les dfye: He aquí, es lo traigo mera,
para que entendáis que ningún crimen
hallo en eX
6 Entonces saüé Jasas mera llevando
la corona de espinas, y la ropa de grana.
YmeelesiVet*.* iHeaquiethosabrel
6 Y como le vieron los principes de tos
sacerdotes, y los ministros, dieron voces,
diciendo: Crucifícale, cruclfteak. Di-
odos Püato : Temadle vosotros, y eruei-
flcádfe; porque yo no hallo en él crimen.
7 Respondiéronle loe Judíos i Nosotros
tenemos una ley, y según nuestra ley
debe morir, porque se hit® el H#e do
Diee.
118
SLeUN JUálit
SFIfttiopne*
tlT»lMIBMlk
V Y entró otra vm «a el pretorio» y
d|Jo á Jesús : ¿De dónde ene tú t Mas
Jesue so le ene respuesta.
la Entonase eUcclc Punto c ¿íj&ím
me bable»? ¿no sabes que tengo potes-
tad pera (sruciaoerte, y une tengo notes-
tadpatneoUaater
11 Respondió Jesús: Ninguna potestad
tendrías enatre mi, ti no te fuete dad»
de arsibe; por tanta el que á tinne be
entregado, mayor pecado tiene.
12 Desde cajonees procuraba Pílate de
soltarle; mea loa Judíos daban vocea,
diciendo : Si á ente sueltes, no erea aml*
gedeOeaar: caaiqnleraent sehaoerey,
habla contra Cesar.
' U Entonces Pilaie oyendo ente dfcno,
llera fuer* a Jetos, y se sentó en el trt»
banal, en el lagar ana se llama el Pavi-
mento, y en el Hebreo Gabbatha.
lé Y em la preparación de le pascua, y
cerno la nata de sexta: entonóse sajo á
losJodios: ¡He aquí vuestro Rey 1
15 Mae ellos dieron voces: Quitafe,
quitad, crucifícale. Diceles Piloto : ¿ Á
vuestro Bey tengo de crucificer? Bes-
pendieron los sumos sacerdotes: No
tenemos rey, sino á Cesar.
16 Entonces pneaeele entregó pasa qae
fuese ernciflcado. Y tomaron á Jesús, y
U Hevaron.
17 Y él llevando su croa, salló al lagar
que ae llama el Jupar de la Calavera, y en
Hebreo Oolgotha:
19 De*)defoeffuctaeareii,yeonelatros
dos, de ana pasto y de otra, y Jasas en
19 Y escribió Pilato nn titulo, el cual
paso encima de la orna; y el escrito era:
JB8U8 NAZARENO, BEY DE LOA
JUDIO*
90 Y muchos de loe Judíos leyeron este
Ututo; porcjno el lagar donde fué ernci-
flcado Jesue, estaba cerca de la cuidad;
y era escrita* en Hebrea, y en Griego, y
enLetla.
31 Y deetená PUato loa turnee encardo*
tesdeloeJudioa: No eaeiibea: Rey de
loe Jadíes; sino que él dtyo : Rey soy de
loa Jodien.
29 Respondió Pilato : Lo que be escrito,
be escrita
98 Y como lee soldados habieron cía-
anteado á Jesue, tomaron ana vestidos,
y Watenoa cuatro partea (á cada aeldado
una parte,) y también la túnica, man b>
Ué
ni Dieren pues entra si: No la parta-
moa, eino cenamos suertes aabre ella
caya aera; para que ae cumpUeae la Es»
ctttuTa ano atoe: Petileroa nasa ai mis
vestidos, y sobre mi vestidura echaron
suertes* Basas cosas pnea lea soldscma
95 t YcoteaanJusrtoámcruadeJ
an madae» y la hermana da au madre»
María ama*» da Cleoma, y Marin Magda-
96 Y como vio Jasas 4 an madre» y **
discípulo que el amaba, que estaba pre-
sente, dice á su madre: Mugar, be ahí
tuhtyk
27 Y luego aloe al discípulo j He abita
ineeru. Y desde canalla non el die**-
pulo la recibió en an propia eses.
9» Y Después de esto, sabiendo Jesue
qae todas las coaaa estaban ya cumplidas,
para que la Escritura ae cumpliese» dtyo :
Tango sed,
29 Y habla allí puesta una vasija llena
de vinagre. Entonces ellos hinchieron
una esponja de vinagre, y puesta sobra
un nisono se m llegaron 4 la boca,
80 Y como Jesús tomó el vinagra, dtyo ;
Oanansaado eats. Y abajando la canean,
dio el espíritu»
81 T Botone ce loa Judíos» par cuanto
era d das dé la preparación, para une loa
cuerpos no quedasen en la eras en el
sábado, porque era gran día aquel sába-
do, rogaron á Pilato que ae les quebra-
sen lea piernas, y fas fuesen ejaltadoa.
82 Vinieron pnea loe sedados, y á la ver»
dad quebraron las piernas si primero, y
al otro qae habla sido orneincado con él:
88 Mea cuando vinieren á- Jesús, como
le vieron ya muerto, no le quebraron lea
84 Bmpero uno de loa soldados la abrió
el costado con una lanía, y luego asiló
saugseyagaa,
85 Y el que le vio da testimonio, y an
testimonia es verdadero •, y él aaba qna
dice verdad, para qae vosotros también
oreáis.
96 Porque estas cosas fueron bachee,
para que se cumpliese la Etcritera;
Hueso no será quebrantado de ÓX
87 Y también otas Escritura diasi Mi-
rarán á aquel al cual traspasaron.
88 * Pasadas catea eneas, rugó á Pilato
Jeeeph de Arlmatlias» al cual era discí-
pulo de Jesús, mas secreto, por miedo
fiWlN JUAN*
de los Judíos, que el quítase ti
de Jesús : lo cual permitió PUata Es>
toncos él vino, 7 quitó el cuerpo de Jeras.
89 Y vino también Nioodemo, el que
dates habla Tenido a Jesús de noche,
trayendo un mistura de mirra 7 de alosa»
oomo cien More*.
40 Y tomaron el cuerpo de Jesús, y le
envolvieron en Uensos con especie*, co-
mo es costumbre de ios Jedios sepultar.
41 T en aquel lugar, donde hable sido
crucificado, habla un huerto, 7 en. el
huerto un sepulcro nuevo, en el enal
aun no habia sido puesto alguno.
43 AlH pues pusieron á Jesús, por causa
dd día de la preparación de los Judíos,
porque aquel sepulcro estaba cerca.
CAPITULO XX.
Vienen loe duKÍenmm* mi eepmkro, y ven que el cunrmu
del Señor no está dentro, y te vuelven. 2. Aparé-
cem resucitado primeramente d la Magdalena, 8.
LmfOdHd-toediMipmlo* donde emanan enterra-
4. Deepum d mtdeepor cama de
m halló con e0o$ cuando le* apareció antee, el cual,
vistos loe armumentoe que ét ntítmo ántm habia pe-
dido de m rom receten, le monjlemp* mu Memory m
Y EL primero dia de la semana, María
Magdalena vino de mañana, siendo
aun oscuro, al sepulere, y vio la piedra
quitada del sepulcro.
% Entonces corrió, 7 Tino 4 Simón Pe-
dro, y al otro discípulo, al cual amaba
Jesús, y les dice; Han llevado al Señor
del sepulcro, y no sábenos donde le han
puesto.
3 Salió pues Pedro» y el otro discípulo,
y vinieron al sepulcro.
4 Y corríanlos dos juntos; mas el otro
discípulo corrió mas presto que Pedro,
7 vino primero al sepulcro.
5 Y abajándose á mirar, vio los llenaos
puestos; mas no entró.
6 Vino pues Simón Pedro siguiéndole,
y entró en el sepulcro, y vio loa líennos
puestos,
7 Y el sudario que habia estado sobre
su cabeza, no puesto con los líennos, sino
á parte en un lugar envuelto.
S Entonces entró también aquel oteo
discípulo, que habia Tenido primero al
sepulcro ; y vio, y creyó.
9 Porque aun no sabían la Escrita»,
que era menester que él resncitaoo de
entre los muertos.
10 Asi que volvieron los discípulos á
los suyos.
U 1 Empero Hada estaba fuera llo-
rando Junto al sepulcro; y estando Uu-
xando abajóse d mirar en eAjspulej?e>
que estaban sentados, el uno ala cabe*
cera, y el otro á los pies, donde el cuerpo
de Jesús habia sido puesto»
13 Y le dijeron: ¿Hnger, por cjné Ho-
ras ? Ella les dice: Porque kan llevado
á mi Señor, y no sé donde lo han puesto.
14 Y ©orno hubo dieho esto, volvió
atrás, y vio á Jesús que estaba en pié;
mas no sabia, que esa Jesús,
15 D&cete Jesús: ¿Mugar, por qué lio*
ras? ¿á quién buscas? Ella, pensando
que era el hortelano, le dice : Señor, al
tu le has Heredo, díme donde le has
puesto* 7 yo le llevaré.
Ifr Dieele Jesús: Maria. Volviéndose
ella, dicele : Babboni, que quiero decir,
Maestro.
17 Dieele Jesús: No me toque!; por-
que aun no he subido á mi Padre; mas
vé á mis hermanos, y diles : Subo á mi
Padre, y á vuestro Padre, 4 mi Dios, y á
vuestro Dios.
18 Vino Maria Magdalena dando las nue-
vas á los discípulos: Que habia visto al
Sefior, y que le d\Jo estas cosas.
1» \ Y como fué tarde aquel mismo
dnv el primero de la semana, 7 las puer-
tas estaban cerradas, donde los discípulos
estaban juntos por miedo de los Judíos,
vino Jesús; y púsose en medio, 7 les djjo:
Pas á vosotros.
20 Y como hubo dicho esto, mostróles
Isa manos y el costado: entonces los dis-
cípulos se regocijaron* viendo ni Señor»
21 Entonces di celes otra ves; Pas á
vosotros : oomo me envié- s*f Padre, así
también yo os envió.
22 Y como hubo dicho esto, sopló so-
bre «Sus, y les dijo: Recibid el Espirita
Santo,
88 A les que perdonareis los pecados»
les son perdonados; yálsjs que loe retu-
viereis, les son retenidos.
34 ? Empero Tomas uno de los doce,
que se llamaba Didymo, no estaba con
ellos cuando Jesús vine*
25 DJjéronle pues los otros discípulos :
Al Sefior hemos visto. Y ellesdtfo: SI
no viere en sus manos la señal délos da*
vos, y metiere mi dedo en el lugar de los
clavos, y metiere mi mano en su costado,
no creeré.
26 Y ocho dias después estaban otra
ves sus discípulos dentro, y con ellos
Tomas : entorno** vino Jesús cerradas las
puertas» y púsose en medio» y dUo; Pus
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m
8TA»N JUAN.
9T Luego «lee á Tornear «eto tn dedo
aquí, y vó mis manos; y dá acá fa mano,
y métete en mi costado, y no seas incré-
dulo, sino fiel.
28 Entonces Tomas respondió, y le
dtyo: 8efior mió, y Dios mió.
20 Dfcele Jesús: Porque me has vis-
to, oh Tomas, «reiste: bienaventurados
los que nocieron, y «s* embargo creyeron,
30 Y también machas otras sefiales por
cierto hiso Jesas en presencia de sns
discipnlos, que no están escritas en este
libró.
31 Estas empero están escritas, para qne
creáis que Jesús es el Cristo, el HQo de
Dios ; y para que creyendo, tengáis vida
en su nombre.
# CAPITULO XXI.
Mntwtram et 9e*or kt Uretra ve* 4 tu diteipubt
catando eth» peecando. a Encarga encarecida^
mente d Pedro que apaciente tu» ovejón y cordero».
& Predícete eu muerte; y amonéstale que no tea cu-
riom poreaber de la délo» vtrem, ti ntorirdn ó vMrún.
DESPUÉS se manifestó Jesús otra ve»
á sns discípulos junto á la mar de
Tiberiae; y se manifestó de esta manera:
2 Estaban juntos Simón Pedro, y To-
mas, que se llamaba Didymo, y Nathan-
ael, de Cana de Galilea, y loe A$*t de
Zebedeo, y otros dos de sus discípulos.
8 Diceles Simón: A pescar voy: Dí-
cenle: Vamos nosotros también conti-
go. Fueron, y subieron luego en una
nave; y aquella noche no tomaron nada.
4 Empero venida la. mañana, Jesús se
puso en la ribera; mas los discipnlos no
sabían qne era Jesús.
6 Entóneos les diee Jesús: ¿Hijos, tenéis
algo de comer ? Respondiéronle : No.
6 Y él les dice : Echad la red á la dere-
cha de la nave, y hallaréis. Echáronla
pues, y ya no la podían en ninguna ma-
nera aaear, por la multitud de los peces.
7 Dtfo entonen* aquel discípulo, al cual
amaba Jesús, á Pedro : El Señor es. En-
tonces Simen Pedro, como oyó que era
el Señor, ciñióse de pescador, porque
estaba desnudo, y echóse á la mar.
8 Y los otros discípulos vinieron con la
nave (porque no estaban lejos de tierra,
sino como doscientos codos), trayendo
la red oon los peces.
9 Y como llegaron á tierra, vieron as-
cuas puestas, y un pez encima de ellas,
y pan.
10 Diceles Jesús : Traed de los peces
que tomasteis ahora»
11 Subió Simón Pedro, y trajo la red á
tierra, llena de grandes peces, ciento y
chtenenta ytres; y atM siendo tantos, la
ved no se rompió.
12 Diceles Jesús : Venid, y comed. Y
ninguno de los discipnlos le" osaba pre-
guntar: ¿Tú, quién eres? sabiendo que
era ei Señor.
18 Entonces viene Jesús, y toma el pan,
y dales, y asimismo del pez.
14 Esta era ya la tercera vez que Jesús
se manifestó á sus discípulos, habiendo
resucitado de entre loe muertos.
15 ^ Pues'come hubieron eomtdo, Jesús
dfyo á 8imon Pedro : ¿81mon, h$o de Jo-
ñas, me amas mas que estos ? Dicele :
Si, Señor : tú sabes que te amo. Di cele :
Apacienta mis corderos.
16 Vuélvele á decir la segunda ves: ¿Si-
món, hyo de Jones, me amas ? Respón-
dele: Si, Señor: tú sabes que te amo.
Dicele: Apacienta mis ovejas*
17 Dicele la tercera vez : ¿ Simón, h$* de
Joñas, me amas f Entristecióse Pedro de
que le di)e§e la tercera vez. ¿ Me amas t
Y le dice: Señor, tú sabes todas las co-
sas: tú sabes que te amo. Di cele Jesús :
Apacienta mis ovejas.
18 De cierto, de cierto te digo, qm cuan-
do eras mas mozo, te cenias, y ibas donde
querías ; mas cuando ya fueres viejo, ex-
tenderás tus manos, y eefllrte ha otro,
y té tlevará donde no querrías.
19 Y esto drjo, dando á entender con
que muerte habla de glorificar á Dios.
Y dicho esto, dicele : Sigúeme.
20 Entonces volviéndose Pedro, ve á
aquel discípulo al cual amaba Jesús que
seguía, el que también se había recosuv
do sobre su pecho en la cena, y Jt habi*
dicho : ¿ Señor, quién es el qne te ha de
entregar?
21 Así que, como Pedro vio á este, dice
á Jesús : ¿ Señor, y qué mrd de este ?
22 Dicele Jesús : Si quiero que él que*
de hasta que yo venga, i qué teteda&tít
Sigúeme tú.
28 SaUó pues este dicho entre los her-
manos, que aquel discípulo no habla de
morir ; mas Jesús no le dtyo : No morirá ;
sino : Si quiero que él quede hasta que
yo venga, ¿ qué m U da á tí f
24 Este es el discípulo que da testimonio
de estas cosas, y escribió estas cosas ; y
sabemos que su testimonio es verdadero.
25 Y hay también otras muchas cosas
que hizo Jesús, que si se escribiesen cada
una por si, ni aun en el mundo pienso
que cabrían los libros que se habrían de
escribir* Ames* Jle
LOS
ACTOS DE LOS APOSTÓLES.
CAPITULO L
Recapitúlale la historia de la convermcion del Señor
con mu diecinube demjmee de m reemrrooeknx, y bu
méitta d loe cielo*, deepme de haberte» hecho h% pro-
mm do la venida del Btptrii* Sanio. 1L Matia»
es elegido por medio de la oración y «turfes en lugar
dmJmdaeel
TTEMOS haM&do primero, oh Teófilo,
XjL de todas las cosas que Jesús co-
menzó á hacer, y á ensenar,
8 Hasta el día en que, después de haber
dado mandamientos por el Espirito San-
to á los apóstoles que escogió, fué reci-
bido arriba :
8 A los cuales, después de haber pade-
cido, se mostró también vrro con mu-
chas pruebas lnlhHbles, aparedéndoseles
por cuarenta días, y habiéndoles del
reino de Dios.
4 T juntándolos, les mandó, que no se
fuesen de Jerusalem, mas que esperasen
la promesa del Padre, que oísteis, dio?,
de mí.
5 Porque Juan á la Terdad bautizó con
agua, mas vosotros seréis bautizados
con el Espíritu Santo no muchos días
después de estos.
0 Entonces los que se hablan juntado
Je preguntaron, diciendo: ¿Señor, resti-
tuirás el reino a Israel en este tiempo t
7 Y les dflo: No es vuestro saber los
tiempos, ó las sazones que el Padre puso
en su sola potestad ;
8 Mas recibiréis la virtud del Espíritu
Santo que vendrá sobre vosotros, y me
seréis testigos en Jerusalem, y en toda
Judea, y Samarla, y hasta lo ultimo de
la tierra.
9 Y habiendo dicho estas cosas, miran-
dolí ellos, fué alzado, y una nube le reci-
bió, y le quitó de sus ojos.
10 Y estando ellos con los ojos puestos
en el cielo entre tanto que él iba, he
aquí, dos varones se pusieron junto á
eltos en vestidos blancos ;
11 Los cuales también lee dijeron : Va-
rones Galileos, ¿qué estáis mirando al
cíelo? este Jesús que ha sido tomado
arriba de vosotros al cielo, asi vendrá,
eomo le babefe visto ir al cíelo.
13 Entonces se volvieron á Jerusalem
del monte que se llama el Ottvar, el cual
está cerca de Jerusalem, camino de un
sábado.
18 Y entrados, subieron al cenadero^
donde estaban Pedro y Santiago, y Juan
y Andrés, Felipe y Tomas, Bartolomé y
Mateo, Santiago, htjo de Alfeo, y Simón
el Zelador, y Judas, hermano de Santiago.
14 Todos estos perseveraban unánimes
en oración y ruego con las mugeres, y
con María la madre de Jesús, y con sus
hermanos.
15 T Y en aquellos días Pedro, levan-
tándose en medio de los discípulos, dijo :
(el número de nombres de loe qm eeeobem
juntos era como de ciento y veinte :)
16 Varones y hermanos,era menester que
se cumpliese esta Escritura, la cual dijo
antes el Espíritu Santo por la boca de
David, de Judas, que fué ei guia de los
que prendieron á Jesús,
17 El cual era contado con nosotros, y
tenia parte de este ministerio.
18 Este pues adquirió un campo con
él salario de en iniquidad, y colgándose
rebentó por medio, y todas sus entrañas
se derramaron.
10 Y eeto fué notorio á todos los mora-
dores de Jerusalem, de tal manera que
aquel campo sea llamado en su propria
lengua Aceldama, esto es: Campo de
sangre.
20 Porque está escrito en el libro de los
Salmos: Sea hecha desierta su habita-
ción, y no haya quien more en ella: y,
Tome otro su obispado.
91 Conviene, pues, que de estos varones,
que han estado juntos con nosotros todo
el tiempo que el Señor Jesús entró y sa-
lió entre nosotros,
32 Comenzando desde él bautismo de
Juan, hasta el día que fué tomado arriba
de entre nosotros, uno sea hecho testigo
con nosotros de su resurrección.
> 3ft Y señalaron á dos, á Joseph, que se
llama Bañabas, que tenia por sobrenom-
bre Justo, y á Matías.
94 Y orando, dfyeron: Tú, Seüor, que
conoces los corazones de todos, muestra*
cual has escogido de estos dos,
m
LOS ACTOS.
95 Para que tome parte de este minis-
terio, y apostolado, del cual cayó por pre»
varicación Judas, para irse á en propio
lngar.
26 T4esJechVi*n las suertes-; y cayó la
suerte sobre Matías ; y fué contado con
los once apóstoles.
CAPITULO n.
Fieme $1 Espíritu Smto sobro km apostóle* el cual reci-
bido hablan en diversas lengua» con grande espanto
de todos toe mas que loe oían; ma* burlándose otros,
u teniéndolos por Juera de seso. U. A loe cuates Pe*
i dro da razón probándoles ser esto cumplimiento de
las promesas de THos por sus profetas; y en segundo
smoar afirmándole* ser el Cristo el que ellos erucifi-
carón, ai emmt el Padre has/a resucitado para que
en su nombre so anuncio al mundo perdón de peca-
dos. 777. Son convertidos muchos de ellos por estas
exhortaciones de Pedro. IV. Descríbese la oonver-
sacian p uidm me momita primera iglesia, eje.
Y CUANDO hubo Tenido cumplida-
mente el dia de Pentecostés, esta-
ban todos unánimes en un mismo lugar.
2 Y de repente Tino un estruendo del
cielo como de nn Tiento vehemente que
Tenia con Ímpetu, el cual hinchió toda la
casa donde estaban sentados.
8 Y lea aparecieron lenguas repartidas
como de mego, y se asentó sobre cada
uno de ellos.
4 Y fueron todos llenos del Espíritu
Santo, y comenzaron á hablar en otras
lengttas,*eomo el Espíritu les daba que
hablasen.
5 (Moraban entonces en Jerusalem Ju-
díos, Turones religiosos de todas las na*
dones que rntén debajo del cielo.)
6 Y hecho este estruendo, se juntó la
multitud; y estaban confusos, porque ca-
da uno les ola hablar su propia lengua.
7 Y estaban todos atónitos y maravilla-
dos, diciendo los nnos á los otros; He
aquí, ¿no son Galileoe todos estos que
8 i Cómo, pues, los olmos nosotros ha-
Mor cada uno en su lengua en que somos
nacidos?
9 Parthos, y Modos* y Elamitas, y los
que habitamos en MesopoUmla, en Ju-
das* y en Cappadocla» en el Ponto» y en
Asia,
10 En Phrygfas y en Pamphllia, en
Egypto, y en las partes de libia qm «sfcf»
de 4a otea parte de Cyrene, y extrange-'
ros de Roma* Judloa, y prosélitos,
11 Cretenses, y Árabes : los oímos ha-
blar en nuestras lenguas las maravillas
de Dios.
12 Y estaban todos atónitos y en duda,
diciendo loa unos á los ¿tros; ¿Qué
quiere ser estot .
W
18 Mas otros burlándose, decían: Estos
están llenos de mosto,
14 Y Entonces Pedro poniéndose en
pié con los once, alzó sn voz, y les habló,
diciendo : Varones de Jadea, y toe*» los
qne habitáis en Jerusalem, esto os sea
notorio, y prestad oídos A mis palabras ;
15 Porque estos no están borrachos,
como vosotros pensáis, siendo dolament*
la hora de tercia del dia.
16 Mas esto es lo que fué dicho por el
profeta Jóel :
17 Y será en los postreros días, (dice
Dios,) que derramaré de mi Espíritu so-
bre toda carne ; y vuestros htyos, y vues-
tras h^as profetizarán, y vuestros Jóvenes
verán visiones, y vuestro* viejos sonarán
sueños.
18 Y de cierto sobre mis siervos, y sobre
mis criadas en aquellos días derramaré
de mi Espíritu ; y profetizarán.
Id Y daré prodigios arriba en el cielo,
y señales abajo en la tierra, sangre, y
faego, y vapor de humo.
20 El sol se volverá en tinieblas, y la
luna en sangre, antes que venga el dia
del Señor grande y Utastre.
21 Y acontecerá* qm todo aquel que in-
vocare el nombre del Señor, será salvo.
22 Varones Israelitas, oíd estss pala-
bras : Jesús* el Nazareno, varón aprobado
de Dios entre vosotros en maravillas, y
prodigios, y señales que Dios hizo por
él en medio de vosotros» como también
vosotros sabéis:
23 A este, entregado por determinado
consejo y providencia de Dios, tomándo-
le ««oíros, le matasteis por manos inicuas,
crucificándole.
24 Al cual Dios levantó» sueltos los
dolores ds la muerte ; por cuanto era
imposible ser detenido de ella.
25 Porque David dice de él: Yo vela al
Señor siempre delante de mi ; porque le
tengo á mi diestra, no seré movido :
26 Por lo cual mi corazón se alegró, y
mi lengua se regocijó, y aun mi carne
descansará en esperanza:
27 Qne no dejarás mi alma en el infier-
no, ni permitirás que tu Santo vea cor-
rupción.
28 Me hiciste conocer los caminos de
la vida: henchirme has de gozo con tu
presencia.
29 Varones y hermanos, se os puedo li-
bremente decir del patriarca David, qne
murió, y fué sepultado, y su sepulcro
está son nosotros hasta el dia ds hojr.
LO* AyCTOS
4Q Asi ana, siendo profeta, y sabiendo
que con juramento le había Dios jurado,
que del froto de sus lomos en cuanto A
1* car»*, le levantaría el Cristo, ose se
asentase sobre su trono :
31 Viendo esto antes, habló de la resur-
reccion del Cristo, que su alma no haya
sido dejada en ei infierno, si su dame
baya yisto corrupción.
82 A este Jesús resucitó Dios, de lo
cual todos nosotros somos testigos.
33 Así que ensalzado por la diestra de
Dios, y recibiendo del Padre la promesa
del Espíritu Santo, ha derramado esto
que vosotros ahora veis y ois.
34 Porque David no ha subido álos cie-
los ; empero él dice : Dijo el Señor A mi
Señor, asiéntate á mi diestra,
35 Hasta que ponga tus enemigos por
estrado de tus pies.
36 Sepa pues certísimamente toda la
casa de Israel, que á este ha hecho Dios
Señor y Cristo, á este Jesús qne vosotros
crucificasteis.
37 1 Y oidas estas comu, fueron com-
pungidos de corazón, y dijeron á Pedro,
y á los otros apóstoles : Varones y her-
manos, 4 qué haremos t
38 Entonces Pedro les dtyo: Arrepen-
tios, y sed bautizados cada uno de voso-
tros en el nombre de Jesu* Cristo para
remisión de los pecados ; y recibiréis el
don del Espíritu Santo.
, 39 Porque A vosotros es tocha la pro-
mesa, y á vuestros hyos, y A todos los
,que están lejos: á cualesquiera que el
Señor nuestro Dios llamare.
40 T con otras muchas palabras testifi-
caba, y los exhortaba, diciendo; Salvaos
de esta perversa generación.
41 Entonces los que recibieron oon gua-
to su palabra fueron bautizados ; y fue-
ron añadidas día igktia aquel día como
tres mil almas.
42 1Í Y perseveraban en la doctrina de
los apóstoles, y en la comunión, y en
el rompimiento del pan, y en las ora-
ciones.
43 Y toda alma tenia temor; y muchas
maravillas y señales eran hechas por los
apóstoles.
44 Y todos los que creían estaban jun-
tos ; y tenían todas las cosas comunes.
45 Y vendían las posesiones y las hacien-
das, y las repartían á todos, como cada
uno habla menester.
46 Y perseverando unánimes cada dia
en al templo, y rompiendo el pan en las
y oon
seaciUes de corazón,
47 Alabando á Dios, y teniendo fiwor
cerca de todo el puebla Y el Señar
anadia cada dia á la iglesia los que ha-
blan de ser salvos. •
CAPITULO ni
Pedro? Juanianan un cojo conocido de todo el pueblo
can óremelo espanto dé todos too om h oeian Moto.
11. Pedro declara al puebla a* eepamtaéo de aquel
milagro que lo han hecho en la Jé y por la invoca-
ción «fef nombre del 8e*or Jema, el cual le* afirma
serol verdadero Mestrn prometido en m ley y en loe
profeta*, u lo» exhorta 4 arrepentímienig,
PEDRO y Juan subían juntos- al tem-
plo á la hora de la oración, m etotr, la
de nona.
2 Y un hombre, cojo desde el vientre de
su madre, era traído; al cual ponían eada
dia á la puerta del templo, que se dicela
Hermosa, para qne pidiese limosna de
los que entraban en el templa
3 Este como vio A Pedro y á Juan que
comenzaban 4 entrar en el templo, fes
pedia una limosna.
4 Pedro pues con Juan poniendo los
ojos en él, cüjo: Mira A nosotros.
5 Entonces él estuvo atento A ellos, es-
perando recibir de ellos alga
6 Y Pedro cUjo : Ni tengo plata ni oro;
mas lo que tengo, eso te doy : enelnom-
bre de Jesu Cristo, el Nazareno, leván-
tate, y anda.
7 Y totaAodole por la mano derecha, le
levantó; y luego fueren afirmados sus
pies y tobillos.
8 Y saltando, se poso en pié, y anduvo,
y entró con ellos en el tesante, andando
y saltando, y alabando A Dios.
9 Y todo el pueblo le vio andando, y
alabando A Dios.
10 Y le conocían, que él era el que se
sentaba A ptxUr la limosna A la puerta del
templo, la Hermosa; y Dieron llenos de
miedo y de espanto de lo que le habla
acontecida
11 1Í Y teniendo A Pedro y A Juan el
coje que habla sido sanado, todo el pue-
blo concurrió A ellos al pórtico que se
llama de Salomón atónitos.
12 Lo cual viendo Pedro, respondió al
pueblo : Varones Israelitas, ¿por qué os
maravilláis de esto ? ¿ ó por qué ponéis
los ojos en nosotros como si por nuestro
poder ó piedad hubiésemos hecho andar
A este?
13 El Dios de Abraham,y de Isaac, y de
Jacob, el Dióa de nuestros padres, ha glo-
rificado A su Htyo Jesús, al cual vosotros
LOS A-CTOS*
entregasteis^ y negasteis detente de Pfla-
to, juzgando él que habla de ser suelto.
14 Mas vosotros al Santo y al Justo ne-
gasteis, y pedisteis que se os diese un
hombre homicida;
15 Y matasteis al Autor de la vida, al
cual Dios ha resucitado de los muertos,
de lo cual nosotros somos testigos.
16 Y su nombre, por la fó en sn nombre
ha confirmado á este que vosotros yeto y
conocéis ; y la fó que por él es, ha dado
á este esta perfecta sanidad en presencia
de todos vosotros.
17 Mas ahora, hermanos, yo sé que por
ignorancia habéis hecho aquello, como
también vuestros principes.
18 Empero Dios lo que habla antes
anunciado por boca de todos sus profe-
tas, que su Cristo habla de padecer, asi
fe ha cumplido.
19 Arrepentios, pues, y convertios, para
que vuestros pecados sean raidos, cuan-
do los tiempos del refrigerio vinieren
de la presencia del Señor;
20 Y enviare á Jesu Cristo, que os ha
sido antes anunciado.
di- Al cual cierto es menester que el
ciclo reciba hasta los tiempos de la res-
tauración de todas las cosas : de que ha-
bló Dios por boca de todos sus santos
profetas que han sido desde el principio
de los siglos.
22 Porque Moyses á la verdad dijo á los
padres : £1 Señor vuestro Dios os levan-
tará un profeta de vuestros hermanos,
como yo : á él oiréis en todas las cosas
que os hablare.
23 Y acontecerá, que toda alma que no
oyere á aquel profeta, será exterminada
de entre el pueblo.
24 Y todos los profetas desde Samuel,
y en adelante, todos los que han hablado,
han prenunciadlo estos dias.
25 Vosotros sois los hfyos de los profe-
tas, y del concierto que Dios concertó
con nuestros padres, diciendo á Abra-
bam: Y en tu simiente serán benditas
todas las familias de la tierra.
26 A vosotros primeramente, Dios, ha-
biendo levantado á su mjo Jesús, le envió
para que os bendtyese, convirtiéndoos
cada uno de sn maldad.
CAPITULO IV.
Pedro y Jim» son ñamado» al concilio para dar ratón
dtl milagro dicho. II. Pedro responde con grande
cnnttomoin afirmando Kabmr sido hecho en w+tud d*
lafí, u invocación de Jema que eüde crucificaron* el
cual es el verdadero Marta*. III. El conciHo, no pu-
" "> eontmdecu- «I milagro, los cuvta mandan-
126
\den que en evo «o pmeden céwdmm\jpmmmmo
tienen mandamiento de Dios en contrario. IV. Suel
toe vienen d tos sugos, loe cuate» glorifican dDsrn por
lo acontecido, p le oran por el adolam\mmonmt da mu
reino. V. Descríbete tu singular amor de toe umoo
para con tos otros.
Y HABLANDO ellos al pueblo, sobre-
vinieron los sacerdotes, y el magis-
trado del templo, y los Sedúceos,
2 Pesándoles de que ensenasen al pue-
blo, y anunciasen en el nombre de Jesús
la resurrección de los muertos.
8 Y les echaron mano, y loe pusieron
en la cárcel hasta el dia siguiente ; por-
que era ya tarde.
4 Mas muchos de los que hablan oído
la palabra creyeron ; y fué hecho el nú-
mero de los hombres, como cinco mil.
5 Y aconteció el dia siguiente, que los
principes de ellos se juntaron, y los
ancianos, y los escribas, en Jerusalem,
6 Y Annas, sumo sacerdote, y Caifas, y
Juan, y Alejandro, y todos los que eran
de la parentela del sumo sacerdote.
7 Y haciéndolos presentar en medio, les
preguntaron : ¿Con qué poder, ó en qué
nombre habéis hecho vosotros esto?
8 U" Entonces Pedro, lleno del Espirita
Santo, les dijo : Principes del pueblo, y
ancianos de Israel :
9 Pues que somos hoy demandados
acerca del beneficio hecho á un hombre
enfermo, es á saber, de qué manera este
haya sido sanado;
10 Sea notorio á todos vosotros, y á
todo el pueblo de Israel, que en el nom-
bre de Jesu Cristo, el Nazareno, el que
vosotros crucificasteis, el que Dios resu-
citó de los muertos, aun por él este está
en vuestra presencia sano.
11 Este es la piedra reprobada de voso-
tros los edificad ores, la cual es puesta por
cabeza de la esquina.
12 Y en ningún otro hay salud ; porque
no hay otro nombre debajo del cielo,
dado á loe hombres, en que nos sea nece-
sario ser salvos.
18 *¡ Entonces viendo la constancia de
Pedro y de Juan, sabido que eran hom-
bres sin letras y idiotas, se maravillaban ;
y los conocían que hablan estado con
Jesús.
14 Y viendo al hombre que habla sido
sanado, que estaba con ellos, no podían
decir nada en contra.
15 Mas mandándoles que se saliesen
raerá del concilio, conferían entre sí,
16 Diciendo : ¿ Qué hemos de hacer con
estos hombres? porque cierto un mile-
LOS ACTOS.
gro nittAñcÉio ha sMo> hecho por ellos,
notorio á todos los que moran en Jera-
ealem, y no lo pódenos negar.
17 Todavía, porque no se divulgue mas
por el pueblo, amenacémosles qne no
hablen de aquí adelante á hombre algu-
no en este nombre.
18 T llamándolos les mandaron qne en
ninguna manera hablasen, ni ensenasen-
en el nombre de Jesús.
19 Entonces Pedro y Juan respondien-
do, les dieron : Juzgad, si es Justo de-
lante de Dios obedecer antes á Tosotros
que á Dios.
90 Porqne no podemos dejar de hablar
lo que hemos visto y oido.
31 Ellos entonces no hallando en qué
castigarlos, los enviaron amenazándoles,
por causa del pueblo ; porque todos glo-
rificaban á Dios de lo que habla sido
hecho.
22 Porque el hombre en quien habla
sido hecho este milagro de sanidad, era
de mas de cuarenta años.
23 ^ Y sueltos eilm, vinieron á los suyos,
y contaron lo que los principes de los sa-
cerdotes, y los ancianos les hablan dicho.
24 Los cuales habiéndolo oido, alzaron
unánimes la voz á Dios, y dijeron : 6e-
fior, tú eres Dios, que hiciste el cielo y
la tierra, la mar, y todas las cosas que
en ellos están :
25 Que por la boca de David tu siervo di-
jiste : i Por qué han bramado los paganos,
y los pueblos han pensado cosas vanas ?
25 Se levantaron los reyes de la tierra,
y los principes se juntaron á una contra
el Sefior, y contra su Cristo.
27 Porque verdaderamente se Juntaron
contra tu Santo Hijo Jesús, al cual un-
giste, Herodes, y Poncio Püato, con los
Gentiles, y el pueblo de Israel,
28 Para hacer lo que tu mano y tu con-
sejo antes hablan determinado que habla
de ser hecho.
29 T ahora, Sefior, pon los ojos en sus
amenazas, y da á tus siervos que con toda
confianza hablen tn palabra.
80 Extendiendo tn mano para que sani-
dades, y milagros, y prodigios sean hechos
por el nombre de tu Santo Hijo Jesús.
81 Y como hubieron orado, el lugar en
qne estaban congregados se conmovió;
y todos fueron llenos del Espíritu Santo,
y hablaron animosamente la palabra de
Dios.
82 f Y de la multitud de los qne hablan
creído era un corazón y una alma; y nin-
guno decía ser suyo algo dolo qne po-
seían, mas todas las cosas les eran comu-
nes.
83 Y los apóstoles daban testimonio de
la resurrección del Sefior Jesús con gran-
de poder; y gran gracia estaba sobre
todos ellos.
34 NI habla entre ellos ningún necesi-
tado ; porqne los que poseían heredades
ó casas, vendiéndolas, traían el precio de
lo vendido,
35 Y lo depositaban á los pies de los
apóstoles, y era repartido á cada uno
como tenia la necesidad.
86 Entonces Joses, que fué llamado de
los apóstoles por sobrenombre Baruábas,
que es, interpretado, hijo de consola-
ción, Levita, y natural ¿fe Chipre,
87 Gomo tuviese una heredad, la ven-
dió, y trajo el precio, y lo depositó á los
pies de los apóstoles.
CAPITULO V.
¿rumia» y Sajtra tu muger habiendo creído al Evan-
gelio, y detpuet mintiendo d lo» aportóte» acerca del
• precio d»mheredmdtpor la mentira murieron de-
laníe de toda la ig¡e»ia día tenuidad» Pedro. II.
Hacen lo» apostóle* grande» milagro» en tonar mw
cheu enfermedade». IM. Por éUo ton puettoe en cdr-
oeipor lo» tacerdomtt y conetho ét donde ton tacada»
por un dngeL, Ifc. IV. Vuelto» d llamar al concilio
vuelven d dar tetíimonio del Señor, de tu returrec-
cion y dignidad de Metía». V. Conectando ellot de
matarlos alJtnmmitÍQanalgoporkípertua»ion de
Gamahel, y azotándolo* le» vuelven d mondar que
callen, ifc; mat eUot talen goxotot, y hablan tanto
ómatque cfntea, tfc.
MAS un varón llamado Ananias, con
Safira su muger, vendió una po-
sesión,
2 Y defraudó parte del preció, sabién-
dolo también su muger; y trayendo una
parte, la depositó á los pies de los após-
toles.
8 Y dQo Pedro: Ananias, ¿por qué hin-
chió Satanás tu corazón á que mintieses
al Espíritu Santo, y defraudases parte
del precio de la heredad ?
4 Quedándose, ¿no se te quedaba á ti?
y vendida, ¿ no estaba en tu poder ? ¿ Por
qué has concebido esta cosa en tu cora-
zón? No has mentido á los hombres,
sino á Dios.
5 Entonces Ananias, oyendo estas pa-
labras, cayó, y espiró. Y vino un gran
temor sobre todos los que lo oyeron.
6 Y levantándose los mancebos, le to-
maron ; y sacándote, le sepultaron.
7 Y pasado el espacio como de tres ho-
ras, también su muger entró, no sabien-
do lo que habla acontecido.
8 Entonces Pedro le dfyo : Díme . ¿ Ven-
121
LO* AC709.
dlstete catante la heredad? Yelladjjo:
SI, en tanto.
9 Y Pedro le dtfo : i Por qué os concer-
tasteis para teutar al Espirita del Señor ?
He aquí á la puerta loa píes de los que
han sepultado á tu marido; y sacarte
han á tí.
10 Y luego cayó á los pies ds el, y espi-
ró ; y entrados los mancebos, la hallaron
muerta; y la sacaron, y te sepultaron
junto á su marido.
11 Y vino un gran temor sobre toda la
iglesia, y sobre todos los que oyeron
estas cosas.
13 í Y por las manos de los apóstoles
eran nachos muchos milagros y prodi-
gios en el pueblo ; (y estaban todos uná-
nimes en el pórtico de Salomón.
13 Y de los otros, ninguno se osaba
j notar con ellos ; mas el pueblo los ala-
baba grandemente.
14 Y los que creían en el Señor se au-
mentaban mas, asi de varones como de
mugeres.)
15 Tanto, que echaban los enfermos por
las calles, y ioe ponían en camas y en
lechos, para que viniendo Pedro, alo
menos sa sombra cayese sobra alguno
de ellos.
16 Y aun de las ciudades vecinas concur-
ría una multitud á Jeruealem, trayendo
enfermos, y atormentados de espíritus
inmundos : los cuales todos eran curados.
17 1 Entonces levantándose el sumo
sacerdote, y todos los que estaban con
di, (que es la secta de los Sedúceos,) mo-
rón llenos de ira,
18 Y echaron mano á los apóstoles, y
los pusieron en la cárcel pública.
19 Mas el ángel del Señor, abriendo de
noche las puertas de la cárcel, y sacán-
dolos, dijo:
20 Id, y estando en el templo, hablad al
pueblo todas las palabras de esta vida.
21 EUos entonces, como oyeron esto,
entraron por la mañana en el templo, y
ensenaban. Viniendo pues el sumo sa-
cerdote, y loe que estaban con él, convo-
caron el concilio, y á todos los ancianos
de los hfyos de Israel; y enviaron á la
cárcel, para que mesen traídos.
22 Y como vinieron los ministros, no
los hallaron en la cárcel, y vueltos, die-
ron aviso,
22 Diciendo : Cierto la cárcel hallamos
cerrada con toda diligencia, y los guardas
que estaban delante de las puertas ; mas
cuando abrimos, á nadie hallamos dentro.
122
24 Entonces oona»
bras el sumo sacerdote, y el magistrado
del templo, y los principes de los sacer-
dotes, dudaban en qué vendría á parar
aquello.
25 Y viniendo uno» les aviso, diciendo:
He aquí, los varones que echasteis en la
cárcel, están en el templo, y ensenan al
pueblo.
26 Entonces el magistrado fué con loa
ministros, y los trajo sin violencia, mor-
que tenían miedo del pueblo, de ser ape-
dreados.
27 Y como los trajeron, lo* presentaron
en el concilio. Entonces #1 sumo sacer-
dote les preguntó,
28 Diciendo : ¿ No os mandamos estre-
chamente, que no ensenaseis en este
nombre? y, he aquí, habéis henchido á
Jerusalem de vuestra doctrina, ¿y que-
réis echar sobre nosotros la sangre de
este hombre t
29 Y respondiendo Pedro y loe afra*
apóstoles, dieron : Es menester obede-
cer á Dios antes que á loe hombrea.
80 El Dios de nuestros padres levantó
á Jesús, al cual vosotros matasteis col-
gándole en un madero.
21 A este enalteció Dios con su diestra
por Principe y Salvador, para dar á Israel
arrepentimiento y remisión de pecado*.
82 Y nosotros le somos testigos de estas
cosas, y U at también el Espíritu Santo,
el cual ha dado Dios á los que le obe-
decen.
83 1 Ellos en oyendo esto fueron heri-
dos ha$ta d sorason, y consultaban de
matarlos.
84 Entonces levantándose en el conci-
lio un Fariseo, llamado Gamaliel, doctor
de la ley, venerado de todo el pueblo»
mandó que sacasen fuera un poco á loa
apóstoles,
85Ylescu>: Varones Israelitas, mirad
por vosotros acerca de estos hombres en
lo que habéis de hacer.
86 Porque antes de estos dias se levantó
Theudas, diciendo que era alguien; al
cual se allegaron un núfuero de varones,
como de cuatrocientos, el cual fué muer-
to; y todos los que le creyeron, fueron
disipados, y vueltos en nada.
87 Después de este se levantó Judas el
GalUeo en los días del empadronamiento t
y llevó mucho pueblo tras si. Pereció
también este, y todos los que consintie-
ron con él fueron dispersos.
88 Y ahora os digo, dejaos di estos hom»
LOS ACTO».
bree, y dejadlos * porque el este consej*,
6 esta obra, es de los hombres, se desva-
necerá;
89 Mas si es de Dios, no la podréis des-
hacer; porque no paresca que queréis
pelear contra Dios.
49 Y consintieron eon ét ; y llamando á
los apóstoles, habiéndolos anotado, les
mandaron qne no hablasen en el nombre
de Jesús, y los soltaron.
41 Mas ellos Iban gozosos de delante
del concilio, de que fuesen tenidos por
dignos de padecer afrenta por el nombre
de Jesús.
42 Y todos los días no eesaban en el
templo, y por las cnsas,*áe enseñar, y de
predicar á Jcsu Cristo.
CAPITULO VI.
La «fcMfaw ém loe «tote MiMaMtii N«Uhdk
■> itO ÍOO OHOÉCM BtteOOny auogaO 4* flWdniKI, |f Wllr
pro* (üipufa dé Oúfo coaira ím Judio», loe cuales
te prenden, g traen al concilio.
EN aqneltos días creciendo el número
de los discípulos hubo murmura-
ción de los Helenistas contra los He-
breos, de qne sus rindas eran menospre-
ciadas en el ministerio cuotidiano.
9 Asi qne los doce, convocada la multi-
tud de los discípulos, dijeron: No es
|usto que nosotros dejemos la palabra
de Dios, y sirvamos á las mesas.
3 Considerad pues, hermanos, sobre
siete varones de entre vosotros de buena
reputación, llenos del Espíritu Santo y
de sabiduría, los euales pongamos sobre
este negocio.
4 Mas nosotros nos ocuparemos con di-
ligencia en la oración, y en el ministerio
de la palabra.
5 T plugo este parecer á toda la multi-
tud ; y eligieron á Esleven, varón lleno
de fé y del Espíritu Santo, y á PéHpe, y
á Procoro, y á Nicanor, y á Timón, y á
Parmenas, y á Nicolás prosélito de An-
tioqula.
6 A estos presentaron en presencia de
los apóstoles : los cuales orando les pu-
sieron las mane! encima.
7 T la palabra del Seftor oréela; y el
número de los discípulos se multiplicaba
mucho en Jerusalem ; v una gran multi-
tud de los sacerdotes también obedecía
álafé.
8 T Empero Estovan, Heno de fé y de
poder, hacia prodigios y milagros gran-
des entre el pueblo.
9 Levantáronse entonces unos de la si-
nagoga que se llama de los Libertinos, y
Cyreneoe, y Alejandrinos, y de los que
Span. 59
eran de CBlela, y de Asia, disputando
conEstevan.
10 Has no podían resistiré la sabiduría,
y al Espíritu con que él nublaba,
11 Entonces sobornaron A unos quo
diesen qne le hablan oído hablar pala-
bras de blasfemia contra Moveos, y con-
tra Dios.
13 T conmovieron al pueblo, y á los
ancianos, y á los escribas; y arreme-
tiendo, le arrebataron, y te trajeron al
concilio.
13 Y pusieron testigos falsos que dije-
sea: Este hombre no easa de hablar pala-
bras de blasfemia contra este lugar santo,
y oomtra la ley;
14 Porque le hemos oído decir t Que
este Jesús Nasareno destruirá este lugar,
y mudará las costumbres que nos dio
Moysee.
15 Entonces todos los qne estaban sen-
tados en el concilio, puestos los ojos en
él, vieron su rostro eosno el rostro de uu
angela
CAPITULO VIL
Ettevan con fronde constancia hace un largo rasofto-
tmmmfo en oí eoneiho eemeneand» deedé la vocaekm
de Abraham, en qmporei détm*eo de toma latmgra-
da hilaría ummmtra díaseme eotabanvresenimh cerno
nv antepasados siempre Jneron rebeldes d Dio», g d
mu profeta*: por tarto qne no es marenriMast ai prm-
mmt* olk*h hagan sido nmstamdo ed Mesías g perñ-
guiendodmudúcipmlo*. 2, &$ apedreado de ello*;*
muriendo ve la gloria de Oinfo, g te ora que Ir» per-
EL sumo sacerdote d^oontonoes: ¿Es
esto asi 1
2 T él d|jo: Varones, hermanos, y pa-
dres, escuchad. El Dios de gloria apare-
ció á nuestro padre Abcaham estando él
en Mesopotamia, antes qne morase en
Charrán,
3 T le drjo: Sal de tu tierra, y de tu
parentela, y ven á la tierra que te mos-
trará
4 Entonces salló él de la tierra de los
Chaldeos, y habitó en Charrán ; y de alli,
muerto su padre, Tk traspasé á esta tierra,
en la cual vosotros habitáis ahora.
5 Y no le dio posesión en ella, ni aun
una pisada de un pié ; mas le prometió
que se la darla en posesión á ¿T, y á su
simiente después de él, no teniendo aun
14)o.
d Y le habló Dios asi : Qne su simiente
serla extrangera en tierra agena, y qne los
sujetarían á servidumbre, y que tos mal-
tratarían, por cuatrocientos aflos:
7 Mas ala nación á quien serán siervos,
yo la juzgaré, d^o Dios ; y después ds
123
LOS ACT 0«L
esto sddrán, y me servirán ámi «n este
logar.
8 Yle dio ti concierto de la dreunei-
8Íon ; 7 «ti engendró JéreAses 4 Isaac,
y le circuncidó el octavo ele; y leeec
**<em*sWáJeooh,yJaoebáloe doce pa-
triarcas,
0 Y loe patriarcas, movldoi de euvktta,
vendieron á Joeeph per» Egypto; esas
Dlee ere con él,
10 Y le Ubi* de tedesss» tribulaciones,
y le dio favor y sabiduría en la presencie
de Pberaon rey de Egyptes el cmal le
peso por gefretnodor eobre Egypto, y
11 Vino entonces hambre en toda le
tierra de Xgypto y de Obsnssn, y grande
tribulación; y nuestros pedrea no halla»
ben aumentos*
12 T como oyese Jacob qne hable trigo
*b Kgypto, envió á Maestros pedrés la
prisncsnve*.
IB Y en le lagunas, Joeeph fué cono-
cido de sns hermanos, y fhé sabido de
Pheraon el Unage de Joeeph.
14 Y enviando Joeeph, biso venir á sn
padre Jacob, y 4 toda sn parentela, á
setenta y chico atañes.
15 Asi descendió" Jacob á Xgypto, don-
de murió él, y nuestros padres,
Id Los cuales fueron traspasados á
Bichem, y fueron puestos en el sepulcro
que compró Abraham á preció de plata
de loe hilos de üemor, padre de Sichem.
17 Mas como se acercó el tiempo de la
promesa, la cual Dios habla Jurado á
Ábranse*, creció el pueblo, y se multí-
ptteó en Egypto,
18 Hasta que se levantó otro rey, qne
no conocia á Joeeph.
10 Este, usando de astucia con nuestro
Unage, maltrató á nuestros padres, de
manera que expusiesen á sus nifios, para
que cesase la generación.
80 Bu aquel mismo tiempo nadó Moy-
ses, y roe hermoso en s^annianera; yfué
criado tres meses en casa de su padre.
81 Mas siendo expuesto, la htfa de Phe-
raon le tomó, y le erió pera si por Wjo.
88 Y fué ensenado Morsas en toda la
sabiduría de lee Egypciee; y era pode-
roso en sus dichos y hechos.
88 Y como se le cumplió el tiempo de
cuarenta afios, le vino en sn coraeon de
visitar á sns hermanos los hijos de Israel. .
84 Y como vio á uno oV etítm que era In-
jerta*», fe defendió, y hiriendo el Bgyp-
do, vengó al injuriado.
184
JBFstoel pensaba que ene 1
entendiesen, que Daos les habla de dar
salud por su mano; mas dios no lo he-
86 Y el dia siguiente riñiendo ellos,
se les mostró, y los metía en pea, dicien-
do: Vérosles, hermanee seis, ¿por qué
os injuriéis los unos á los otros?.
87 Entonces el que injuriaba ásn pró-
jimo, le rempujó, diciendo t ¿Quién te
he puestea tí per principe y jone sobre
nosotros?
88 j Quieres, tú masarme, como mataste
ayer al Egypdo t
89 A esta palabra Moyses huyó; y ee
hizo extrangerer en tierra de Median,
donde engendró dos htyos.
80 Y cumplidos cuarenta afios, d ángel
éd Señor le apareció en d desierto dd
monte de Stand en fuego de Heme en un
zarzal.
81 Cntonoes Moyses mirando, fhé me>
revülado de la visión ; y Uegándoee pesa
considerar, vino á él la vos dd Señor,
88 JMcimdo: Yo soy d Dios de tas pa-
dres, d Dios de Abraham, y d Dlee de
Isaac, y d Dios de Jacob; mas Moyses
temeroso, no osaba mirar.
88 Y le dijo d Señor : Desata los nape-
tos de tus pies, porque d lugar en que
estes, tierra santa es.
84 He visto, he visto la aflicción de mi
pueblo que está en Egypto, y d gemido
de ellos he oido, y he descendido para
librarlos : ahora pues ven, te enviaré á
Hgypta
85 A este Moyses, al cual ellos hablan
negado, diciendo: ¿Quién te ha puesto
por principe y juca? á este envió Dios
per principe y libertador por la mano
dd ángel que le apareció en el saremL
88 Este los sacó, haciendo prodigios y
milagros en le tiene de Ifeypto, y en d
mar Bermejo, y en d desierto por cua-
renta afios.
87 Este es equd Moyses, que d^o á los
h{jos de Israel: ProfetaVoe levantará d
Señor Dios vuestro, de vuestros herma-
nos, como yo; á d oiréis.
86 Este es d que estuvo en la iglesia ea
d desierto con d ángd que le hablaba
en d monte de Binai ; y coa nuestros pa*
dres: que recibió los oráculos vivos de
vida para darnos.
SO Al cual nuestros pedrés no quisieron
obedecer: antes fe desecharon ; y ee vol-
vieron aun de coraeon á Egypto,
40 Diciendo á Aaron:
LOS ACTOS.
este Moys)s% que ne* soso te mtssnaáe
Sgypto, no sebees negocies* acontecido.
41 Y «i eqnellcs días hirieran nu be-
cerro* y ofracieaso, annrifirio d ¿dolo, y
«i 1m obras de mi mom se holgaron.
40 Entonces Dio» ee aparto, y los en-
trege*qne sirviesen al ejército dd Cido,
como está escrito «i el libro de los pro-
leles: ¿Me eéredstds victimes y eacri-
ftdoe en d desierto j»r d amado es emv
rente afios, case de Israel ?
42 Antee trajisteis el tabernáculo de
Moloch^y la estrella de vuestro dios
Bemphan, flgnne que os hicisteis peca
ador arlan; y yo os trasportaré mas allá
de Bebylooia.
44 Tuviesen nneslros pedses el taber-
nácnio del testimonio en el desierto, co-
mo les ordenó Dios, hablando á Mofses,
que lo hiciese sefna la forma que habla
▼ésta
45 £1 cual recibido, metieron temasen
nuestros padres con Jesús en la posesión
de los Gentiles» que Dios eché de la pre-
■ enría de nnsstroo padres» hasta los dias
de David.
4» SI cnal halló mver delanU de Dios,
y nielo desollar UbeaiáeeJoperadlHcs
do Jacob.
4? Mas gelosas* le edsncó case,
48 81» ombaane el Altísimo no habita
en templos hechos do manos, como el
profeta dice:
40 Si dele es mi trono; y hv «erra el
mtmdedenüspiés. ¿Qoéoasameoein-
catels? dicedSefior: ¿6 cuál «tal lugar
de mi reposo?
60 iNohisomi mano todas estas cosos?
61 Dures de cervia» y incjicondeos de
corazón y de oídos: Tosotros resistís
siempre al Espirita Santo; como vues-
tros padres Mdsron, «si temblón Aentfc
veeetroe.
62 ¿A cnál de los profetas no peraignie-
ron maestros padres I y mataron á los que
antas annnoiaron la Tenida del justo, del
cnai vosotros ahom habéis sido entrega-
dores y matadores :
6t Qne recibisteis la ley por disposición
de Angeles, y no te guardasteis.
64 1 En oyendo estas cosas fueron he>
ridee hasta doomnon, y emjian loa dien-
tet contra él
65 Mas él estando lleno del Espirito
Sanio, puestos los ojos en d délo, vio
la gloria de Dios, y á Joras qne estaba
ale diestra de Dios*
«Tanjo; He nejad, too los samas rintr-
tos, y si Htyo del hombre qne está á la
dsestr* de Daos»
67 Entonces ellos dando grandes tocos,
58 X ecbandofe mera de la elndad l*
apedmahan; y los testigos ponieron sos
vestidos á sos ptés de nn msnoabo qne
se llamaba Sanie.
68 T apedrearon é Esteran, inrocando
él <d8m%or, y didendo: Sefior Jesuu, re-
dbe asi Espirita.
60 T púsote fe rodUlss,clesneáemm
tos: Señor, no les pongas en enanas este
pecada Y liabiena\»dloho estoy durmió.
CAPITULO VIO.
ha prinn-m mwawmmm to te iotmía m Jtrmmlma é
cantad* Ja mal mparcittoitotditcipHlo*! el eva*ff+-
tto tt propaga par la comarca. % rrewtat Poapo
o* Samaría ; m momeo roomido aa mmmoé a mmm-
Joan por capo mutmtcrio io$ Samanlawot o
SL Bmam htpmmmu awtm
r- dinero la arada apottóaca; por ho oval Podru
maldice, y exhorta á arrmpcmtimiento.
4. Por
YSAULO oonsentla en sn atoarte.
Y en aqnei día fue hecha nna
gmnda pctsecaírlen oamtm la Iglesia qne
estaba en Jeruealom; y todos raeron
esparcidos por las tierras de Jadea y
de Samarla, salvo loa apestóles.
9 Y cusieron éU la «pwtturode Esteran
etjiaeat varones piadosos, y hicieron gran
llanto sobre éL
6 Empero Sanio ■■ alaba la Iglesia, en-
trando por leseases; y trayendo varones
y mngeres, fot entregaba en la oárceL
4 Mas los qne eran esperddos, pasaban
por todas portes evsngrllmndo la pa-
labra.
5 1 Entonces Fdipe descendiendo ala
dudad de Samarla, les predlcabaá Grieto.
6 Y las multitudes asen chapan atenta-
mente unánimes las cosas qne decía
Felipe, oyendo y viendo los milagros
qne bada.
7 Porque muchos espíritus inmundos
sallan de los qne fot tenían, dando gran-
des voces; y muchos paralíticos, y cojos
8 Asi qus habla gran goso en aquella
0 Mas bable «Si un Taron llamado Si-
món, d cual habia sido antes mágico
en aquella elndad, y habia engallado á la
gente de Samarla, diciéndose ser algún
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125
LOS JUCT08.
18 Al cunt t*MmUüm*9tánmm***m-
de^mes pcq^sefio tasto el
diciendo: Este hombre eela tbtndgn*-
d© de Dios.
11 Y le cataban atento», parame can «os
artes mágicas los habla eatcateeiáo ma-
cho tiempau
1* Mm cama cuevero» á FeMpe saetas
piedtaabe* las cosas pertenecientes al
reino de Dios, y el asesora 4a Jesu
Cristo, fueron faaatiaaéoa, varonas y mu-
garan.
13 Bimbn entonces, ciayó él también;
y estajeado, eo llago á Felipe* j vleado
las laafSTttks y grandes milagros qne se
hariiar estaba atñnUn
14 Oyendo pues loa apóstoles, qne esta-
Immi en Jensmlem, qoa feemerta habla re-
cibido la palabra de Píos» les enviaron á
Pedro y «Joan»
16 iMcnaletTeiitó^órarosi por ellos
para que recibiesen el Espíritu Santo :
1* <Porqec asm no habla descendido so-
bre alguno 4e ellos, mas sotamente eran
bautizados en el nombre de Jesús.)
17 Esñeasee lea uenserea las ásanos en*
dina, y rodaiere* el Irrita Ssoto. .
18 % Y c*iao via fciawn que polla ata-
posición da las aunas éa lea apéstete*
ae daba el Espirito Beato, afiaeióias di-
nerov
19 Diciendo: Dedesetansniená «siesta
potestad: que 4 casJfuiem qne pusiere
s" el
Banto.
80 Entone» Pedro le d^a: Ta dineto
perecea contigo, poras* ateneas ene el
don de Dios se gane par dinero.
91 Na tienes tú parte ni suerte en este
negocio; porque tu corason na es recto
delante de Dios.
23 Arrepiéntete* pues, de esta tu mal-
dad, y ruega áDios, si quisa* te será per-
donaqo este ponscroimito da tu eoraton ;
28 Porque en niel de amargura, y en
prisión de iniquidad too qne estás.
24 Respondiendo entonces 8imon,d9o:
Rogad vosearos par mi al Bator, que
ninguna cosa de estas, que habéis átono.
Tenga sabré mL
25 T Y ellos habiendo testificado y ha*
blado la palabra de Dios, se volvieron á
Jerusalem, y en muchas tierras de los
aamsrifsnos anunciaban el evangelio.
28 Empero el ángel del Señor habata
Felipe, diciendo: Levántate, y vé hada
el mediodía, al camino qne desciende da
Jerusalem á Gaza: la cual es desierta,
126
y Anas y be
«,«a»sUasape>eas»oa,va*iaedeCsa>
daoea,reinn^loaBthiotMa,etanalten«
á su carga todoa las tesoros ele ella, y
habla venido á adorar en Jerusaleov
2» Ae volvía, y, sentado en en enrrov
tola al proleta Isaías.
8» Y ci Espirita d%oá FeMpe: Uéeate,
y Réntate á este carm
88 Y aeskttanda Vallpe, la oy4 que lela
al proleta Isaías, y átJo>: finas entien-
des lo que leest
81 Télelo: ¿Y cerno podrecí alguno
«o* me ensenare f Y rugosa Felipe qne
eubieee, y se sentase coa éX
8t Y «lanar de mBseritumeaekae,
era este: Como oveja á la nvaerta fué
llevado? y «ees© cordera arado delante
del que le tranquila, asi no abrid em
28 En en amarilleóte* en Jasca» fué aaft-
tado ; mas su generación, ¿ quién la con-
tará» porque ee quitada de la tierra en
54 Y respondiendo el canece á Felipe,
asje: Enégots, |e\a quién el presase alee
esto? ¿de si, ó de otro alguno?
85 Entonces Felipe abriendo #n haca, y
cemeasaado de esta escritura, le evan-
gelizo á Jesús.
36 Y yendo por el camal s, vinieron á
auengae;yled^slcusM»e:afeee*:i
agua, iqué impide qnaax» na ana beatt-
sadof
87 Y Felipe dflat Wí erees de todo cora-
son, asan puedas. Y respondiendo es,
<u>: Cate>aue Jera Cristo es el Rtt>
do Dios,
88 Y asearte parar al carro; y desean-
dieron ambos al agae^ Felipe y # eunuco;
y tabanas*,
88 Y soaso subieron det agua, el Bspt-
rita del Jsefjsr arsnhaté 4 FeMpe, y no le
vio mas el eunuco; y se fué su cansino
4» Felipa easpera se sUest en Asetof y
paseada ananoiana el evangelio en tedas
las ciudades beata** vana* Cesárea.
CAPITULO IX
UwomuHa. 4. Stouto asechado dtlm/ndiosto km*
mano* U eosapam, y vfanc d Jénmakm, dtmdo vwAm
é ter mechado do lo* JmHm, y lo* kermameo U «t-
oiméCorm. LJ*ér+vi
atóala*** ornad 4
tétt 3c*or. CStoJ
fto^rmtíméwmaim'
109 A-CT03
Y8ȴL*ajm
y maneto mmsru tos discípulos del
Señor, vino al nmo sacerdote,
2 Y demandó de él cartas para Damasco
á las sinagogas, para que si hallase algu-
nos de este camino, Taromes ó mugeres,
los trajese presos á Jernsalem.
3 Y yendo por el camino, aconteció que
llegó cerca de Damasco, y súbitamente
lo ceceó un resplandor da la» del cíela
4 Y cayendo en tierra, oye ana tos que
le decía: Sanio, Sanio, ¿por qué me per-
signes f
* Y él dijo: ¿Quién ene, Bcnorf Y el
Señor dty o : Yo soy Jesús á quien tú per-
signas : dará coas te u dar coces contra
el agujón.
6 Y él temblando y asombrado, dtyo:
Señor, ¿ que quieres que yo baga! Y el
Señor le dty>: Levántate, y entra en la
ciudad; y te se dirá lo que debes hacer.
7 Y los varones que iban con él, se pa-
raron atónitos, oyendo á la varead la Toa,
mas no viendo á nadie.
8 Entonces 8anlo aa levantó da tierra,
y abriendo los ojos no Tela á nadie; mas
llorándole par lo mano, fe metieron en
9 Y estuvo tres dftss sin ver; y no co-
mió, ni bebió.
10 H Y habla na discípulo en Damasco*
llamado Ananias, si cual el Señor dsjo
en visión : Anaafasw Y él respondió : He
aqui estoj/i Sefiorr^
11 Y el Señor le di¿»; Levántate, y vó
4 la calle, que se llama la Derecha, y
busca en casa de Judas á Sanio, llamado
él de Tarso ; porque, he squi, él ora :
12 Y ha visto en visión á un varón lla-
mado Anasuas, que entra, y le pone la
mano encima para que reciba 4a vista.
13 entonces Ananias respondió : Señor,
he oído úécir á muchos do esto varón,
cuantos males ha hecho á tus santos su
Jcrusalem;
14 Y aun aqui tiene lacultad de los
principes de los sacerdotes pora atar á
rodos loa que invoca» tu nombre.
15 Y le dijo el Señor: Vé; porque vaso
escogido me es este, para que Üeve mi
nombro en presencia de los Gentiles, y
de reyes, y de los hQos de Israel.
16 Porque yo le mostraré cuan grandes
cosas le es menester que padezca por rol
nombre.
17 h nenias entonces fué, y entró en la
casa; y poniéndole las manos encima,
dijo: Sanio, normano* ol Señor, <¿ sooer,
que te apártelo es al «anafe» por
venias, m* ha enriado nasa que
recibas la vista* y seas lleno del Espíritu
Santo.
18 Y al instante le cayeron de los ojos
como escamas, y recibió luego la vista;
y levantándose toé bautizado.
18 Y cuando hubo comido, fué confor-
tado. Y estuvo Sanio con tos discípu-
los que estaban en Damasco, por algunos
80 í Y luego en las sinagogas predica-
ba á Cristo, que este es dHtyo de Dios.
W Mas todos los que U eisn estaban
atónitos, y dedeo : ¿No es este el que
asolaba en Jerasslsm á loa que Invoca-
ban este nombre; y á eso vino acá para
llevarlos atados á los principes de los
sacerdotes?
88 Empero Sanio mucho mas se esfor-
anbe, y confundía á los Judies que mora-
ban en Damasco demostrando que este
sselCrsvto.
88 T Y pasados mnshosdlse, acordaron
Jautos los Judíos de matarle.
94 Mas las asechanzas de ellos morón en-
teudMss de Sanio: y ellos guardaban las
puertas de dia y de noche, para matarle.
85 Entonces tos discípulos, tomándole
do noche, J* bajaron por él muro metido
en nao espuerta.
86 Y como Santo tino á Jersjsalem, ten-
taba de juntarse con loa discípulos ; mss
todos tenían miedo do él, no creyendo
que era discípulo.
87 Entonces Bamabaa, tomándole, le
trajo á toa apóstoles; y les contó, como
habla visto al Señor en el camino, y que
él le habla hablado, y como en Damasco
habla hablado animosamente en el nom-
bre de Jesús.
86 Y estaba coa eltos, entrando y sa-
liendo en Jerusalem.
88 Y hablaba animosamente en el nom-
bre de* Señor Jesús, y disputaba con los
Griegos; mas ellos procuraban de ma-
tarle.
89 Lo tmd como tos hermanos enten-
dieron, le acompañaron hasta Caserna, y
le enviaron á Tarso.
81 Las iglentss entonóos por toda Judea,
y Galilea, y Samarla» tenían paz, jt eran
edificadas ; y andando en el temor del Se-
ñor, y en el consuelo del Espíritu Santo
eran multiplicadas.
38 Y Y soonáació, qae Ponto andando
por todas porto, vino tamhtsu á toasen-
tos eme habitaba» en Lydde.
127
LOS ACTOg.
88 T halló alH á uno que •• Dentaba
Eneas, que habí* ya ocho años que estaba
en cama, que era paralitico.
34 Y le dijo Pedro : Eneas, Jesu Cristo
te sana: levántate, y házte tu cama. T
luego te levanto.
85 T viéronle todos los que habitaban
en Lydda y en Sarona, los cuales se con-
virtieron al Señor.
36* 1 Y habla en Joppe una dlsdpula lla-
mada Tabitha, que interpretado, quiere
decir Dorcas. Esta era llena de buenas
obras, y de limosnas qne hada.
87 Y aconteció en aquellos días, qtte en-
fermando, mnrló; la cual después de
lavada, 2c pusieron en un cenadero.
38 Y como Lydda estaba cerca de Jop»
pe, los discípulos, oyendo que Pedro esta-
ba allí, le enviaron dos varones, rogan-
do**: No te detengas de venir á nosotros.
89 Pedro entonces levantándose, vino
con ellos. Y como llegó, le llevaron al
cenadero, y se le presentaron todas las
viudas, llorando y mostrándole las túni-
cas y los vestidos qne Dorcas nacía, cuan-
do estaba con ellas.
40 Entonces echados íbera todos, Pedro
puesto de rodillas, oró ; y vuelto al cuer-
po, dtyo : Tabitha, levántate. Y ella abrió
los ojos ; y viendo á Pedro, se sentó.
41 Y dándole él la mano, la levantó:
entonces Hernando á los santos y á las
viadas, la presento viva.
42 Esto fué conocido por toda Joppe ;
y creyeron muchos en el Sefior.
43 Y aconteció qne se quedó muchos
días cu Joppe, en casa de un cierto 8imon
curtidor.
CAPITULO X
CómeUo ctntmion Gentío hombre estudio*) y de pie-
dad (como et verisímil) por la comunicación de Im
Jmiioe, mriMmth por un dnernt, emia de Cetárea d
Itammr d Pedro d Joppe para oir de él el evemgelie.
2. Podro entenado por revelación de Dio* déla voca-
fe qm tomeéad CmntKo, mien» délpm mmutn tí
evangelio, y ton bautizado» 41 y toda tu Jantüia,
habiendo recibido el KnptrUn Smto por la predico-
don de Pedro,
Y HABÍA un varón en Cesárea llama-
do Camello, centurión de la com-
pafiia que se llamaba la Italiana,
2 Piadoso, y temeroso de Dios con toda
su casa, y que hacia muchas limosnas si
pueblo, y que oraba á Dios siempre.
8 Este vio en visión manifiestamente,
como á la hora de nona del dia, á un
ángel do Dios que entraba á él, y le
decía: Cornelkx
4 Yol, puestos en dios ojos, espantado,
198
«9o: ¿Qué es etftft, fieftert Y te <
Tus oraciones y tos limosnas han tub
en memoria á la presencia de Dios.
5 Envía pues ahora varones á Joppe, y
has venir á un Uü Simón, que tiene por
sobrenombre Pedro.
6 Este posa en casa de un cierto Simón,
curtidor, que tiene su casa Junto á la
mar: él te dirá lo qne debes hacer.
7 Y Ido el ángel que hablaba con Cor-
nello, Hamo á dos de sus criados, y 4 un
soldado temeroso del Sefior, de los qne
estaban siempre con él.
8' A los cuales, después de habérselo
contado todo, los envío á Joppe.
9 Y Y un día después, yendo ellos dé
camino, y llegando cerca de la ciudad,
Pedro subió sobre la casa á orar, cerca
de la hora de sexta.
10 Y aconteció que le vino una grande
hambre, y quiso comer, y aparejándose-
lo ellos, cayó en un éxtasis.
11 Y vio el cielo abierto, y que descen-
día á él un vaso, como un gran lienzo,
que atado de los cuatro Cantos fué" aba-
jado del cielo á la tierra:
12 En el cual habla de todos los anima-
les cuadrúpedos de la tierra, y fieras, y
reptiles, y aves del délo.
13 Y le vino una voz, diciendo: Leván-
tate, Pedro, mata, y come.
14 Entonces Pedro dijo : Sefior, no ; por-
que ninguna cosa e*fj|jm, ni Inmunda,
he comido Jamás.
15 Y volvió la vos á ebefrf e la segunda
vez: Lo que Dk» limpió, no lo llames
tú común.
16 Y esto fué hecho por tres veces ; y
el vaso volvió á ser recogido en el délo.
17 Y estando Pedro dudando dentro de
si, que seria la visión que habla visto, he
aqui, los varones que hablan sido envia-
dos por Conidio, que preguntando por
la casa de Shnon, llegaron á la puerta.
18 Y llamando, preguntaron, si 81mon,
que tenia por sobrenombre Pedro, po-
saba alBL
19 Y estando Pedro pensando en la.
visión, le ó^jo el Espíritu : He aquí, tres
varones te buscan.
20 Levántate pues, y desciende, y no
dudes de Ir con ellos, porque yo los he
enviado.
21 Entonces Pedro descendiendo á Ion
varones que le eran enviados por Oorne-
ño, dQo : He aqui, yo soy el que buscáis :
¿qué es la causa por qué habéis venido?
22 Y eflos dijeron: Cbrnefie, el ccotu-
LO« ACTOS.
rlon, wm Justo, y tocnsfoso de Dios, y
de buen testimonio entre toda le nación
de los Jndios, be sido amonestado de
Dio« por un sentó ángel, qne te hicleee
reñir á su cesa, y oyese de tí algunas pe-
labras.
98 Pedro entonces metiéndolos dentro,
ist hospedó: y al día siguiente se fué
con ellos ; y le acompañaron algunos de
los bermeaoe de Joppe.
24 Y al otro día después entraron en
Cesárea. T Cornello los estaba esperan-
do, bebiendo llamado á sus parientes, y á
los amigos mes nwailiares.
96 T como Pedro entro, Coradlo le
selló á recibir ; y derribándose á susplés,
& adoró.
96 Mes Pedro le levantó, diciendo: Al-
éate, qué ye mismo también soy hombre.
97 T bebiendo con él, entró ; y bailó 4
muchos eso se hablan Juntada
98 Y les dijo i Vosotros sabéis, que no
es licito á un hombre Judio juntarse, ó
llegarse á uno de otra naden; mes me
ha* mostrado Dios, que á ningún nombre
llame común 6 inmundo.
90 Por lo cual llamado, be reñido sin
radiar. Asi que pregunto, ¿por qué
causa me bebéis hecho reñir?
90 Entonces Cornello djjo : Cuatro dias
na que á esta hora yo estaba ayunando ;
y á la hora de nona estando erando en
mi casa, he aquí, un varón se puso de-
lante de mí en rostido resplandeciente,
St Y dtyo : Cornello, tu oración es oída,
y tus limosnas han reñido en memoria
á la presencia de Dios.
32 Envía pues á Joppe, y na* reñir A
Simón, que tiene por sobrenombro Pedro :
este posa en cesa de Simón, curtidor, Jun-
to á la mar, el cual venido, te hablará.
88 Asi que, envié luego á' tí; y tú has
hecho bien viniendo. Ahora, pues, to-
dos nosotros estamos aquí en la presen-
cia de Dios para oir todo lo que Dios te
ha mandado.
84 Entonces Pedro, abriendo tu boca,
dijo: Hallo por verdad, que Dios no hace
acepción de persones :
8& Sino que de cualquiera nación, d que
le teme y obra justicia, es de su agrado.
96 Le palabra que JHtm envió á los hijos
de Israel, anunciando la pez por Jesu
Cristo: (esto es d Señor de todos :)
97 Vosotros sabéis, e$ deeir, la cosa que
he 3ido hecha por toda Judea, comen-
sando desde GalBea, después dd beotis-
mo que Jaén predice; .
89 A Jesús de Keearcth, cosan le ungió
Dios dd Espíritu Santo, y de poder, el
cual pasó haciendo bienes, y sanando á
todos los oprimidos dd diablo ; porque
Dios era con él.
89 Y nosotros somos testigos de todas
las cosas que biso en la tierra de Judea,
y en Jerusalem, d cual mataron colgán-
dole en un madero.
40 A este Dios le levantó al tercero dia,
y biso que apareciese manifiestamente :
41 No á todo el pueblo, sino á los testi-
gos que Dios antes habla ordenado, *? d
oaber, á nosotros, que comimos, y bebi-
mos juntamente con él, después que re-
sucitó de entre los muertos.
49 Y nos mandó que predicásemos al
pueblo, y testificásemos que él es el que
Dios ha puesto por Juez de vivos y
muertos.
48 A este den testimonio todos los pro-
fetas, de que todos los que en él creyeren,
recibirán perdón de pecados en su nom-
bre.
44 Estando aun hablando Pedro estas
palabras, el Espíritu Sentó cayó sobre
todos los que oían la palabra.
45 Y se espantaron los creyentes que
eran de la circuncisión, que hablan veni-
do con Pedro, de que también sobre los
Gentiles se derramase d don dd Espí-
ritu Santo. '
40 Porque los dan que hablaban en
lenguas extra***, y que magnificaban á
Dios. Entonces Pedro respondió :
47 ¿Puede alguien impedir d agua, que
no sean bautizados estos, que han reci-
bido d Espíritu Sentó también como
nosotros?
48 Y los mandó neutles* en d nombre
éel Señor. Y le rogaron que se quedase
con ellos por algunos dias.
CAPITULO XL
Vmtto Podro d Jonaalom i»y ttctménUwmdme looaer~
manoo do am mmiooe eommieado con CWmHo, hom-
bre Gentil, <rt UeomgeJmm áoolordadoim todo***
mweabm; ydfe*«t oamtfacoa v hacen poeto» •**-
Sor, de qm eormmicate también en grada d too Qen-
titee. \.lMxe*smUimmnhipheaéaeepeeiolmenieen
Antioqmia por «I tnMoterto do Be» naba» a do 3mdo,
dU»cmú**l*igk>ia<UJxttoiMÍa*miaéJ*rma-
lem coa cierta Umoeaa para socorrer dhekérmaooo
en tiempo do tata vmqne hombro, ¡re.
Y OYERON los apóstoles, y los her-
manos que estaban en Judea, que
también los Gentiles hablan recibido la
palabra de Dios.
9 Y como Pedro subió á Jerusalem, con-
tendían con^Jío^ue eran de la eir-
190
I*A& AC^OSi
8 Diciendo: ¿Por qué bus entrado ¿
varones incircuncisos, 7 haa comido con
tilos t
4 Entonces comenzando Pedro, les de-
claró por orden lo pasado, diciendo :
5 Estando yo en la ciudad de Joppe
orando, tí, en éxtasis, una visión : Vi un
vaso, como un fren lienzo, que descen-
dió, qne por los cuatro cantos fué bajado
del cielo» 7 Tenia basta mi.
« En al eual eomo puse los ojos, con-
sideré, 7 tí animales terrestres cua-
drúpedos, 7 flecas» 7 reptiles, 7 aves del
cíela
7 Y oi también una tos que me decía:
Levántate, Pedro, mata, 7 come.
8 Y ¿Ve; Señor, no; porque ninguna
eosa común ni inmunda entró jamas en
mi boca.
9 Entonces la voz me respondió del
cielo la segunda Tes: Lo qne Dios lim-
pio, no lo ensucies tú.
10 T esto toé hecho+por tres Teces ; 7
volvió todo á ser tomado arriba en el
cielo.
U Y be aquí que luego tres varones so-
brevinieron en la casa donde 70 estaba,
enviad** á mi de Cesárea.
lá Y el Espíritu me dijo, que me fuese
son ellos sin dudar, Y vinieron tam-
bién conmigo estos seis hermanos, 7 en-
tramos en la casa del varón,
18 El eual nos contó como babia visto
á un ángel en su casa, que se paró, 7 le
dijo : Envía nombres a Joppe, 7 has Te-
ñir á Simón* que tiene por sobrenombre
Pedro,
14 El cual te hablaré palabras por las
cuales serás salvo tú, 7 toda tu casa.
10 Y como comencé á hablar, cayó el
Espirita danto sobre ellos, como sobra
nosotros al principio.
16 Entonces me acordé del dicho del
Señor, como dflo : Juan ciertamente bau-
tizó con agua; mas vosotros seréis bau-
tisad** 00* el Espirita Santo..
17 Asi que, si Dios les otó el mismo
don á ellos también como á nosotros
qne nomos creído en el Sefior tfesu Cris-
to, 1 qttWn era 70 que pudiese estorbar á
Dios?
18 Entonces, oídas estas cosas, callaron,
7 glorificaron á Dios, diciendo : De ma-
nera qne también á los Gentiles ha dado
Dios arrepentimiento para vida,
Id ? Y tef-que hablan sido esparcidos
por la persecución que rae hecha á causa
de Estevan, anduvieron hasta Pítentela» 7
188
9bi§*n 7 iuittoqnm, no hablando á nadi*
la palabra, sino á solos los Judias*
20 Y algunos de ellos eran Tarónos da
Chipre, 7 de Cyrene, los cusios como en-
traron en Antioqula, hablaron á los Grie-
gos, anunciándole* al Señor Jesús.
21 Y la mano del Señor era con ello* ;
7 un gran número creyendo ae convertid
al Señor. .
22 Y llegó la fama de estas oosas áoidoa
de la iglesia qne estaba, en Jerusslem; 7"
enviaron a Bañabas que ibes* basta Att*
tioquia:
23 El cual como llegó, 7 vio la grada
de DtoS|Segosó; 7 exhortó ¿ todos qne
con propósito de oorenon permanecieseis
en el 8cfior.
21 Porque era varón bueno* 7 llena del
Espíritu Santo, 7 de w; 7 mucha gente
fué allegada al Señor.
25 Y se partió Barnabas á Tarso para
buseer a Sanio :
26 Y hallándole, le trajo ¿ ¿ntioonia.
Y sueedió que todo un ano se reunieron
altt con la Iglesia ; 7 enseñaron mndia
gente : 7 los discípulos fueron llamados
Cristianos primeramente en Antioqula»
27 Y en aquellos dias descendieron da
Jerusalcm profetas á Antioqula,
28 Y levantándose uno de ellos, llamado ,
Agabo, daba á entender por el Espíritu,
que habla de haber una grande hambre
en todo el mando, la cual también vino
en tiempo de Claudio Cesar.
20 Entonces los discípulos, cada uno
eonf&rme á lo qne tenia, determinaron
de enviar subsidio á los hermanos qna
habitaban en Judea.
80 Lo cual asimismo hicieron, en viéndo-
lo á los ancianos por mano de Barnabaa
7 de Sanio.
CAPITULO XIL
Segunda pmtcmcitm dt to feferis de Jermatem par
Mtvodét t e* la mal Smdtaao (Pawtfo él Meáor) é»
MMMMft pOY *t» f PtéYé pTW9 po? #MffrMÉM*f *M
¡egJudSotí ma$ Dio* Je tíbra marmnli mummt$ mar
m dngeL 2. Barodat por haber odmüido divina»
hoaraeeiel pótala Nmumw. ee aatttaaaa da JDfac. #
iJmanir
Y EN el mismo tiempo el rej Herodea
tendió las mano* para maltratar á
algunos de la iglesia,
2 Y mató á Santiago el hermano de
Juan á espada
8 Y viendo que babia agradado 4 loa
Judíos, pasó adalante para prender tam-
bién é Pedro. ,(Eran entonces loa días
de los panes sin levadura.)
4 El cual prendido,!* echó en la oáreei»
tOS ACTO*
*****
eeldeaes eme le
sacarle al pueblo después de la pascua.
* Asi que, Pedro era guardado en la
oáteel; maa la iglesia bada oración i
Dios síq cesar por él*
t Y cuando Heredes le hurta de sacar,
aquella misma noche, estaba Pedro dnr*
miendo entre dos soldados, preso eon
de* ssddnes, y los guardas Manta de la
puerta que gus*dsben laoárceL
7 T, houqní, al ángel del ftefior sobre-
Tino, y una las roaplahdeeló en la car*
cel: y hiriendo * Pedro en el lado, le
despertó, ¿ideado: Levántete presta-
mente. T lis cadenas se le cayeron de
8 T le dtfo el ángel : Ctftete, y átate tas
sendaltas. T lo áise asi T le dijo:
Eeéseteftu ropa, y sigúeme.
• T saliendo, le seguía; y no santa ene
era Tardad lo que nada el ángel', asas
pensaba qne Tela una visión.
10 T eooio pasaron la primera y la se-
gunda guarda, vinieren á la pnefta de
adorTo, qaa ve á la eindeéyla enal se les
abrió de snyo; y salidos, pasaron ade-
lante por un* eslíe; y luego el ángel se
aparté de es.
11 Entonces Pedro, volviendo en si,
dge: Aneen entiende verdaderamente,
qne st Sedo» ha enriado sn ángel, y
me ha Untado de la mane de Heredes,
y <U toda la exneotactoQ det pueblo de
leu Judíos.
» Y hnhlonde eoneideinde, llego ácana
de Masia la madre de Juan, el qne tenia
por sobrenombre Mareos, donde mnehos
eotnban congregados, y orando.
lt T sanando Pedro di
cbar, qne se llamaba Rhode.
Mía euet como conoció la tos de Pe-
dro, de gano no abitó la puerta, steo
oorrlendo dentro, dio la nueva, qne Po-
dro estaba ante la puerta,
IftTeHee sedeen»: Setas loca: mas
ella aflmsaba qne eraasL Entonces ellos
declan : Su ángel es.
16 Empero Pedro perseveraba en lla-
mar; y osuno le abrieron la puerta, ss
vieron, y se espantaron.
17 Mas él, haciéndoles seflat con la ma-
no qne causeen, les contó como el Señor
le habla sacado de la cárcel ; y dfyo : Ha-
ced sabor esto á ttanttago y á los her-
manos. T salido* se partió á otro lugar.
18 Siendo pues de din, haafe no pono
alboroto éntrelos uoJdndo*, sobre qne se
habla hecho de Pedro.
19 Mes Heredes, como le hueco, y no
le halló, hecha inquisición de los guar-
das, tes mandó llevar á la muerto. T
descendiendo de Judea á Cesárea, se
quedó ett.
30 f Y Heredes estaba enejado contra
los de Tyro, y los de 81don; mas eAos
vinieron de acuerdo á él; y habiendo
sobornado á Iftnste, qne ero el carnerero
del rey, pedían pan; porque las tiseras
de ellas eran mantenidas por tas del
rey.
a Yon un dm señalado, Heredes ves-
tido de ropa real, se sentó en su trono, y
les arengaba.
mr el pueble adamaba, o****.- Ate
es le Tea de un dma, y no de un hombre,
28 Y luego el ángel del Señor le hirió,
por cnanto no dló la gloria á IMos} y
comido de gaseaos espiró.
24 Mas la pafebm del Señor erees*, y se
nsultiplkaba.
*5 Y Bárnahea y talo volvieron de
Jerueelem, cumplido a» ministerio, to-
mando consigo á Juan, el qne tenia por
sobrenombre Marees.
CAPÍTULO XTJI.
h» á §*tdánr per ¡a Uammr «• ^apa* oonrta^m
al Procónsul de lee JBomamoa, habiemd o Pablo herida
decegmdaddimMagoqmleÉreebtía, 1 Sm An-
Meamei de retUna MS cea eraade cetuiaattia
aweetcéa ú CMMv ea !■ eüH&éoa de tea Jadiar S>
Mabteado tambi** de predicar el eigtátnie «toado,
«Om, y mm echado* de la ciudad, tre
HABÍA entonces en la iglesia, que
estaba en AntloqoJe, profetas y
doctores,* como Bernabé*, y Siseen- et
que se llamaba Nlger, y Lóele Cyreuee,
y Mañanen, hermano de feche de He-
rodes el tetrerca, y Saine.
d Mioletrando pues mtos al Señor, y
ayunando, é^ el Espíritu Santo i Apar*
tádme á Barnabas y á Sanio para m osen
para la enal loe he Mamado»
S Entóneos ayunando y orando, y po-
niéndoles las manee eeoima, fesenviaren.
4 Asi que ellec, enviados por el Espíri-
tu Santo, descendieron á 8sleoets; y de
aW navegsJfoa á Chipre.
* T llogndoa á Sammlna, atrunclnhnn la
palabra de Dios en Im sinagogas de loe
indios; y tenían también á Juan por
asistente.
0 Y habiendo atmTesado m Isla hasta
Papho, hallaron á cierto hechicero, falso
peeieta, Jodio, IssmadoBar-Jesos:
m
LOS XCTOft.
7 M ene! esteta een el
gio Panlo, varón prudente. Este, lie»
uendo á Barnabes y A Sanio, «aseaba
oir la palabra de Dios.
8 Maa te» reeistia Elymas el hechicero,
(quo aai ae interpreta id nombre,) pro-
curando de apartar de la fe al Procónsul*
0 Entonces Sanio, que también $e Varna
Pealo, lleno del Espirito Santa, ponien-
do en él loa ojos,
10 Dtjo: On, Heno de todo engaño y da
toda maldad, hjfo 4el diablo, enemigo
de toda jneticia, ¿no oreares de trastor-
nar loa caminos rectos del Señor t
11 Anota, posa, ha aqni, a* mano del
Bener m sobre ti, y saris ciego, qne no
veas el sol por un tiempo. T luego cayo
en éi oscuridad y tinieblas; y andando
al derredor bascaba quién le condujese
por la mano.
13 Entonóos el Procónsul, Tiendo lo
que habla sido hecho, creyó* meravUlaeo
de la doctrine del Señor.
13 1 T partidos de Pepho, Pablo, y los
ene estaba* con él, rielaron á Perúes de
Pemphilhu entonces Juan, apnrlándase
de ellos, se rolrló á Jeruaalem,
14 T ellos pasando do Bargas» vinieron
á Antioquuvffte PUldie; y entrando en la
sinagoga nn día de sábado, se ascnmroia
16 T despnes de la leetnsa do la ley y
de los profetas, los principes de la sina-
goga enviaron á ellos, diciendo : Varones
y hermanos, ai hay en vosotros alguna
palabra de exhortación para el pueblo,
hablad.
16 Entonces Pablo, levantándose, .he-
cha asnal de $ÜmeU con la mano, dflo;
Vánense Israelitas, y los qne teméis A
Déos, escuchad.
lf El Inos de mU pueblo do Israel es-
cogió á nuestros padres, y casslsó el
pueblas alendo ellos oxtrangnrcs en la
tierra da Egipto, y con braao knrantado
lee sano de eUs.
18 Y por espacie eemo de enerante efios
soportó ene oeetusnhres on el desierto.
12 Y destruyendo lea siete nsclonas en
la tierra de Chanaan, las repartió per
suerte la tierra da alisa.
20 Y después déoste lm éié jueces co-
mo por enatrocientos y cinco snts afioa,
hasta el profeta Samuel.
ZL Y entonces demandaron rey; y les
dio Dios á8aul, hijo de Cía, varón de m
tribuí de Benjamín, por cuarenta anos. *
82 Y quitado aquel, les levanté A David
porreyr«aoaalaMteatkaosa^eloiendo;
1»
Hchaahmoo Davei, A#»de Jomo, vssxm
contarme á mi eetaaop,el cual hará, to-
das rola voluntades.
23 De la simiente de este, Dios, con-
forme á su promesa, ha levantado paro
Israel un Salvador, Jesús ;
24 Predicando Juan anees de en venida
el bautismo de errepentlmJento A todo
el pueblo de Israel.
25 Mea como Juan cumpliese su car-
rera, dijo: ¿Quien pensáis qne soy yo f
Yo no soy él; mas, he aquí, viene en pee
de mi uno, cuyos espatos de los pies no
soy yo digno do desatar.
26 Varones y hennanes, lujos del linoge
de Abraham,y loa qne de entre vosotros
temen á Dios, A vosotros es enviada la
pelaban de esta salvación,
27 Porque loe qne habitaban en Jem-
sslcm, y sus principes, no conociendo A
este, ni Alas voces de los prontas que ee
leen todos loe sAbadoo» oondenAndols las
cumplieron.
20 Y sin hallar en ü sansa de muerte,
pidieron A Piloto qne Ihese mnorta
22 Y habiendo cumplido todos laseoaas
qne de el eran escritas, quitándoos del
madero, U pusieron en nn sepulcro.
80 Mas Dios le levantó de entro los
muertos»
21 El cual fué víale por mnchoa dios
de loe que hablan subido ,
con él de Galilea A Jerasjdsas, tan i
sen son testigos ente el pueblo.
82 Y nosotros os anunciamos la buena
nueva de aqaaUeorosansa eme me* hecha
áloe podres, •
2*LacnelDioehncemn?lltoAnoeotron)
los lujos de ellos» rmoeltando A Jeone:
como también en el Salmo ssgondo está
escrito: Mi sujo oree tu» na Une ongen-
drado hoy.
84 Y qne lt levantad* loe muertos pera
nunca mea volver A coreop ijssh dfcjpsot:
Os daré lee mfccrioordlee nales ewn*
das A David.
2» Por tanto on otro ¿nono alee tam-
bién: No permitiros qne tu Sonto vea
corrupción.
20 Porque Ala verdad David, bebiendo
servldoon sn edad A la voluntad de Dioa,
durmió, y rué Juntado con ene padree, y
vio corrupción.
27 Mas aquel que Dios levanto, no vio
corrupción.
22 Sotos pues notorio, varonas o bao»
manos, qne por este ee os anunciada re-
n^aion de pecados; ■
LOS ACTOS.
» Yfetedotoqoeportotoy de Moy-
sea no pudisteis ser Justificados, en este
ee justificado todo aquel que creyere.
40 Mirad pnce que no Tenga sobre "vo-
sotros lo que está dfteho en Km profeta*:
41 Mirad, menospreciftdores, y man*
Tillaos, y desTsneeéo*; porque yo obro
obra en meseros enea, obra que no la
creeréis aunque sigilen os le contuve.
4t 1 Y saHdos ras indios de tostnngo-
gá, los Gentiles les rogaron, que el sá-
bado sigílente se les hablasen satas pa-
labras.
48 T despedida la congregación, ma-
ches de los Judies, y de los prosélitos
religiosos siguieron á Panto y á Berna*
bas : los enalss hnbttndolee, les perene-
dlan que permaneciesen en la gracia de
Dios.
44 Y el sábado Slgnlonte se Junto casi
toda la clodad á otr la petaba» de Dios.
4» Botonera lea Judtoa, Tisana las mu*,
titudes, fueron llenos de enriela, y eeu»
tradeeten á lo que Panto decía, eontra-
dlclenéo y btasfnsunrtn.
49 Entonces- ganso y Berna» m, nsnnde
de Hbertod, dieron. A asistías á la
Terdad era menester que se os nabinas
primero la palabra de Dios; mas, pues
que la deséchala, y os juagáis hnUgnos
de la Tide eterna, he aquí, nos TOUemo*
á los Gentiles.
47 Porque asi nos lo mandó el flcftoc,
diciendo: Te no pnotto por las de loa
Gentiles, para que
basta lo postra -a doto tintín.
48 Y los Gentiles oyendo esto,
gotosos, y gtorineaban nv palabra del
Señor; y creyeron
dañados para vida eterna»
4» Y la palabra del Mor fué
por toda aquella región.
60 Maa los Judíos concitaron á las mu-
gares tantas y nobles, y á loa painel-
palca de la r ni dad, y lnranamrom pecse»
cuctou contra Pablo y Barasnaa,' á lea
cuales ornaron do ana términos.
51 BUon entonees saondtando contra
ellos el polre da sus pisa, se Tintaron á
IconJo.
W Y loa diacipulea Joeren Uenna de
goao, y del IspinUn Santo.
CAPITULO XIV.
Predica» en honioj y habitado creído marta*, lo*
Jndioe 1*3 dotpieritm pU'Mt.wdOMf p tJÍOt WJMmtf
% Ifmé* h+mmék mmmmk
/erMod4h»pié*,Mjpm*¡oiáólatruk4iui*r*Mcri-
Jteor como d dtottt, MM *tlo* te* eneeñom al *erdm~
dero Dio*, $. /W "
Udo* wmtmmd mmátemm jmjtmaifuqm
Htmido, y, poniendo en «mmrfeWnre*, •
Antiogvta de donde kmbian —tido, y dmi nah dm
mminHeriodlmiflmia.
Y ACONTECIÓ en ícenlo, que en-
trados ambos en la aiusgoga de toa
Judíos, hablaron de tal manera que creyó
una grande multitud de Junaos, y asnuna-
mo de Griegos.
2 Mas loa Jfjdloa que fueron toerédu-
los, Incitaron á los Gentiles, y corneal
pleron toa anteaos de dtoe eontra toa
8 Con todo eso radeturtenmulli rancho
tiempo, bablando anhneeaaaenta en al
8eftor,el cual duba teatlmonlo ato pato*
bra de tu gracia, dando que señales y
mllagnus rnessn hechos pon toa manco de
4 Y la multitud de la ciudad fué dfeldi.
da; y unos eran con toa Juntos, y otros
con los apóstoles*
6 Mm h»oiC€>do ímpetu toa Judtos y toa
Gentiles, juntamente con sus principes,
para afrentaaiat y apedrearlos,
• ITntsnnlénnañi ellea na huyeran áLto»
tra y Derbe, ciudades de I jnaonla, j pnr
toda la tierra al derredor;
7 Y allí pradkanan ni evangelio*
8 X Y un Taran de Lmtra, hnpotenée
de toa pica, estaba sentado, cejo desdo
el Tieutre de au madre, que J
• Inte oyó hnbtor á Pablo: el enul,
eosao puno toa ejoe en él, y tío une tonto
té para ser sano,
10 Dtjo é gran toe : Lerántate derecho
sobre tus pies. Y él saltó, y añonara •
U ¥ las gqst es, Tistotoque Pablo 1
hecho, alearon la ton, diciendo en 1
Lyoaonto: Dionea en semejnnm
brea han deaeendldo á nueotrua,
13 Y i Bernabé» llamnban Júpiter; yá
Pablo, Mercurio, porque cate era ni que
ltorabe to palabra,
IB Entóneos el sacerdote da Júpiter
que estaba delante de la ciudad en ettoa,
trayendo torna y guirnaldas datante de
laa puertas, quería con el pueblo ofrecer*
fe* sacrificio.
14 Lo cual como oyeron toa apestólos
Samabas y Pablo, rompiendo sus ropas,
saltaron en medio de la multitud, dando
roces,
15 Y dietondo: Varonas, ¿por qué ha-
céis eetof Nosotros también aomna
hombrea semejantes á Toaotroa, que os
eme de ostra TaoJdsdes os
1»
LOS ACTOS.
yla tierra, y flTftum, y todo lo que está
16 £1 cual en las edades pasadas ha
dejado á toda* las naciones andar en m
propios caminos:
17 Aunque no so dejó á si mismo sin
testamento, bis* hedendo, dándonos llu-
vías del cielo, y tiempos fructíferos, He-
nendo de tneutenJmleotof y de alegría
16 T «Meneo essas
tuvieron las multitudes á que no les
19 1 Entóneos sobfeHuicton unes In-
dios do Autioqula y do Iconio, que per-
suadieron á la multitud ; y habiendo ape-
dreado á fútalo, k sacaron arrastrando
fuera de la ciudad, pensando que ya esta-
ba moetto.
«0 Mas roteándolo los discípulos, so
levantó, y se entró en la dudad; y un día
después se partió con Barnabas á Dcrbe.
bl Y come hubieron aaom dado devon-
gelio á aquella dudad, y ensenado á mú-
deos, vntvtérctiss á Lyssva, y Aleouto, y
AAntliqnls,
23 Confirmando los sanólos de los discí-
pulo*, entortándoles ene pernnmeeicsen
en la fi; y sasrddnddsi que es menester
ene por muchas tributártenos entremos
cadiutaTdeDtoe.
33 T batiéndoles ordenado ándanos
en cada una de las Iglesias, y habiendo
erado eon ayunos, toe encomendaron ni
Señor en el cual hablan creído,
•o* T pesando por FMeHa dnéeron á
PampbilbL
M Y babhmdo predicado mpalabm on
Itiges, éessondlsron A Altai*.
* Ydealli asTegaron á Antlequla, de
donde hablan sWo encomendados á la
grada ée Dios para la obra que ya habito
27 Y como vinieron, y Janearon la Igle-
sia, relataron cuan grandes cesas habla
hecho Dios por medio de ellos ; y cómo
habla abierto i loe «entiles* puerta de
lata.
28 Y se quedaron allí mucho tiempo
eon lee dtsdputoe»
CAPITULO XV.
Segunda turbación intestina de la iglesia d cauta de
la circuncisión u observancia de la leu, d la cuat Im
ihi itmt, ivignu eétísfmr d he» Omtítm, t. Pe-
nina el concilio de loe apóstol** u la iglesia en.
Jeruseucat por Ksptritfi Suuto, oue no ttan obngadoé
d*m)atf*ami40 iiiiÍUi dea
taitmi lnt ioieeia» dt ím (ímtfíidmd 3. Zs* cmmmm-
cion entre Pablo u Bammbas, por la cual m apartam,
d jm mnimi et sMMtngeueK
ENTONCB6 algunos que venían de
Jadea ensenaban A los hermanos, a»
darían .* 81 no os dresmoMsIs, conforme
al rito de Moyses, no pedéis ser salvos.
2 Así que hecha una disensión y con-
tienda no pequeña por Paseo y Barnabas
contra ellos, determinaron que subtes**
Feble y Bu i nabas, y dennos otros de
estos A loe apestóles y á son snidmisii A
Jerusslem sobre esta cuestión.
8 Eltoc ps»st acompañados «trun toeno
por la iglesia, pasaron por Phenlda y
Samarla, contando la conversión dé toe
Gentiles; y eanearon grande goso A to-
dos tos teimanos.
4 Y venidos á Jerusslem, fueron reci-
bidos de la Iglesia, y de los epóeeofea, y
de los ancianos; y im htdmon saber to-
das fes cenas que Dios habla hecho por
medio deeHeOk
* Has algunos ele la sectn de los Fari-
seos, que hablan emnsfe, so Igvantarou,
dldendo: Quece menester tdrrnncidar-
los, y nsundsefrs que guarden la ley de
Moyses.
• 1 Y se Juntaron leo apóstolas y loe
sedanes para conocer de esto negocio.
1 Y habiendo haeédo grande contienda,
levantándose Pedro, les dijo: Varones y
heitnence, voootroS sábelo cesan ya ha
algún ttompu que Bese eaoogtt de entro
nosotros, que toe Geutflss oyesen por
mi boca la palabra <tol grangsMii» y ere*
8 Y Dios, qOe sonóse tos
tos dio imllmonin, dándoles d Espirita
Sentó á ellos también eotto A nosotros:
• Y nenguna snuumnemhino entre noeo-
tros y ellos, purst iñudo por la #J sus
16 Ahornónos, ¿por qué fcne*aj» A Dtoe
poniendo un yugo sonso la corvte de toe
discípulos, que ni nnestpos pedses ni
nosotros hemee podido Mover?
11 Antes por la gradn dd Señor Jesu
Crieos créeseos que ssntmos salvos, como
también ellos.
18 Amonóos toda k. multitud cello, y
escucharon A Bernabee y A Inbto que
contaban cuántos milagros y maravillas
Dios habla hecho por medio de dios
entro los aentUos
w x o^upuow que ^rni^Kr^sr^uMsoo, íwm-
Usgo respondió, dlWeMdoi Tarones y
LO» ACTOS.
14 Simón a* — sedo
I>io8 visitó los Qonlile»» per* toMr de
entre ello* un pnehta pare en nombre.
15 Y con fwto concnerden ms
^ los pto£^coau>esm escrito t
16 Respira» de esta veteare, j moteo
raro el tabernáculo de David ^ma cataba
emite; 7 reedificare ene suelea» y 1» vol-
vere 4 levantar;
17 Futa, que él neto de los hsenbres
•busque al Señor, y todee los ttentlke
aobee los cnales es llamado sel «onece,
dice el Señor, que anee todee estes coses.
18 Notorias á Dio» son sodas sea obms
deedemetendded.
19 Por laouel jo Juago, ejne loe quede
los Gentiles se convierten á Dios, no han
de ser inenlctodo» ;
20 Sino escribirles que se aparte» de
las contaminémonos de lee ídoloe, y av
fornicación» y de lo estraag»iador y cV
sangre.
21 Porque Meyas» desde los tiempos
antiguos tiene en. cada ei*dad quien le
prediga» ee les ilaagogaa, donde esleído
22 Entonces pareólo Mea i los aposto*
les, y á los saeteas» coa teda la iglesia,
elegir ckrim varones da ellos, y enviar-
los á Antioqnia con Pablo y Barnebae,
es á asean á Aída» q*e tenia por eebre-
nombre Bajeabas, y á filias, vareóos prin-
cipales enees lee aérasenos;
& Y escribir per mano de eissa así:
' Los apóstoles, y lee eaolanoe, y loa ner»
nmoeevd lo» hersaaaes de loe Gentiles
qae están en Autlequie, y en Syria, y eai
CUicla, aalndt
24 Por cuanto neme» otdo ene ajgu*
nos, que han salido de eoantros, oa kan
ieoufrtgfr aee\ palabras, tmctornnndo
vuestras almas, mandando ekomaoidBaee
y gaardar la ley,. 4 los oaales no dimos
14 comisión:
25 Nos na parecido bien, congregada»
en nao» elegir varones, y enviarse» á vo-
sotnoe con nuestra» amados Bernabé» y
Panto,
28 Hombrea eme han. arrieeemgo sea
vidas por el nombre de nueetrai Señor
Jesu Cristo.
27 Asi que, enviemos á Judas, y á Siles,
lo» cáeles también por palabra <m harán
saber lo mismo.
28 Porque na parecido bien al Espirita
Santo, yánoeearoa, de no imponeros otra
caiga adema» de estas eeeas necesarias :
29 Qae os apartéis de la» cosas saceV
á sesión, y de sangres 7 -«a- lo
eataamraaado, y de ssrnlsaalong 4» mi
cuales cosss si os guardareis, haréis Meav
Bien tengáis.
80 Ellos ontosmea enviados dsssonaio-
ron 4 Antioouia, y juntando la multitud,
dieron m eatjta»
SI La cual como leyeron, fuesen fon>
sos de le oonaoUeJon.
22 Y Jadas » Sitas, como eUoa también
eran profetas, exhortaron y oonflrmaren
41o» hermana» aon aheadanciado pala-
bra.
88 T pesende afíi algan tiempo fueren
enejado» do I iii beamenea áloaapaseesm
en paz.
84 Mea á filias pasado oim de puédame
allí aun.
85 También Pablo y Bateaba» ae este»
ban en Antioqnia» ensenando y peed k no
do, con eiffos innchoo támbete, la palabra
del Señor.
«I T T despees de algunas día» Pablo
dooáJBsroabas: Volvamos á visitar lea
enalte hemos ptedkado la pasante del
Señor, d ver cómo están.
87 Y Boxeabas quería qae temasen con-
sigo i Joan, el qae tenia por sebrenom-
bre Marcos:
88 Mas á Pablo, le paresia que no bable
de ser tomado el que se nabjn) enastado
de ellos desde Bunobina, y no habla
ido con ellos á la obre,
89 Y nabo tal contención entre ellos,
que se apartaron el ano del otro; y
Bernabé* tomando á Marees navego 4
Chipre.
40 Y Pablo smogiendoáflima, se partió,
encomendado por loa hermanos 4 la gnv
dadoDioa.
41 Y anduvo laJsyria y la Cuida con-
firmando las igsffaw.
CAPITULO XVI.
^Onw ^090^090 mWnnOtneOOn ■Mentira M SMMI fMT CBMt*
pmAero cu mi nnnitterio,p 9$ c&renntenn por eoitor
tt ttedndah de he Jodie*. %. Son amonestado* por
el RqArit* Santo de no prtdiear tt evangelio en
n.ÍAeonveronmaeI*jdia. i.Fahmtio/mrmfmUe
d *n demonio, de una mona, lo* amo* por la pérdida
de h. ganancia orne tentón di wm adivinado***, he
pneetee m odrtn% donde ton ounuedoedoljnvor de
JHot,wconviermmeaEvo3ngehoaieoroeUro^fdkHÍo)
mfamOim; o otro día entendiendo el maoietrado
yac eran toman—, toe enoim de Im tierra eon rnegoe.
Y VINO hasta Derbe, y Lystra ; y, be
aquí, estaba allí cierto diseipnlo, Ikv
msdoThootheo, UJo de una muger Judia
se su pedae ew Griego.
188
LOS ACTOS.
2 Be este ¿atea baca teettmoai* lo*
hermano* qae estaban «a Lystra 7 em
leoslo.
3 Este quiso Pablo que ¿ucee coa el; y
tomándote) le ekeaaeMa, por causa de
eos Jaaloaqaeeetoaea ea «aneaos lagar
res; porque todoe sabian qae su padre
emtfriego»
4 Y como pasaban por lea ciudades, lee
dabaa para qae guainsoea loe decretes,
sao hablan sido determinados por loe
apostólos y loe aaoáaaoa aae estaban en
Jerusalem.
5 Asi qae las iglesias eraa eoaflnnadas
ea U, f eraaama saladas enaasaero eada
di*.
*** % X paseado á Phrygia, y á la pro via-
da de Galacla, les fué vedado por al Es-
píritu santo prediear la palabra ea Asia,
7 T oeaio viaieroa 4 MyaYa, teatarea
de k á By thmia, ana bo m lo permitió el
Espíritu.
• Y paseado por Myeis, bajaros áTroee.
8 Yae le apareció á Pablo de aoeheaaa
vlsioa: üa raros Alaeedoaio estaba ea
pié, roncóle, y dióeudo: PasaáMaoe-
donia, y ayúdanos.
10 T como vio la visión, laego procu-
ramos partir á Maceáosla, certificados
que Dios nos llamaba para que les predi-
eásemoe el Evangelio.
11 Y partidos de Troea, vinimos camino
dereebo á Samotaiaoss, y eldfo eiguieey
te á Neapolls.
U Y de aUi á Philipos, que ee la pri-
mera ciudad de aquella parte de Maoe-
doola» y e» aaa eolonia; y estuvimos ea
aquella ciudad algunos dias.
Id % YeaeldmdeeábadoaaUmosde
la ciudad al rio, donde eolia hacerse la
oración ; y sentándonos hablamos á las
mageres que se hasiaaJuntado.
14 Eutonces una m^er, llamada Ly-
dia, que vendía púrpura, de la ciudad de
Thyatira» temerosa do Dios, oyó : el so-
rasou do laeaal abrió el Seaor, para qae
estuviese atenta á lo que Pablo decía.
15 Y como fré baailsads» cea su casa,
«es rogó, diciendo: ai habeie juagado
que yo.sca flcl a! 8eftof, entrad en mi
casa, y posad; y aos consisifiió.
16 1f Y aconteció, que yendo nosotros
á la oración, una muchacha que tenia
espíritu Pithónico, nos salió delante; la
cual daba icrande ganancia á sus amas
adivinando»
17 Esta, siguiendo á Pablo, y á nosotros,
daba voces, diciendo : Estos hombres son
196
siervos del -Dios Alannno, los 1
caisflsn el esmftao de eaivackm.
18 Y esto asese por aneaos días, mas
iBiagssjdado Feble, ee voMó, y <h> al
espirita: Te aseado ea el nombre 4e
Jeea€risto,qaeeslgaideelkL YeaVÓ
10 Y visáis sai smosqaeaabia calido
la esperaasa de su ganaaeta, prendieron
á Pablo y á Bifes; y te trajeron á la pnv
as, alas acuosidades.
29 Y arasearáadoloi á lee magietradoa,
dJjeroa¿ Eeiee Imanares sibofstnu aaes-
tsa Mudad, aleada dadlos.
21 Y enseñan costumbres, las cáeles ao
aos es licito recibir ai ajmrdofi paos so-
mos Borneaos.
22 Y concurrió la multitud costra ellos;
y los magistrados rompiéndoles sae ro-
pas te maadaron agotar asa varas.
28 Y despape qae loe tapiaros herido
de muchos acotes, te echaron ea la car-
ecí, mandando al carcelero qae les guar-
das* con diligencia. .
n Tí rinl roetbiáe este maaiamlnatn,
los metió en la cárcel de mas á dentro, y
les apretó los pies ea el cepo,
25 Mas á asedia noche erando Pealo y
Siles, cantaban himnos á Dios; y los que
estaban presos los osan.
26 Entonces fué hecho de reponte un
gran terremoto, de tal manera que los
cimientos de la céroel se movían; y lae-
go todas las pasteas ee abrieron; y las
prisiones de todos ee soltaros. %
27 Y despertado el ceioalero» essao vio
abiertas las puertas de la cárcel, sacando
la espada se quería meter, acensado qao
los presos se habtaa anida.
28 Mas Pesio clamó 4 gmavos, dicien-
do: No te hagas sáugun mal: anotónos
celemos aquí.
22 11 eateness pediendo aaa Isa, entró
dentro, y temblando se derribó áloe pies
de Pablo y de «les.
22 Y sacándolos ruara, les d|jot «sao-
res, ¿Que debo yo haeer pasa ser salvo?
21 Y ellos U dieron: Cree en el ftefior
Jeeu Cristo, y serás salvo tu, y tu osea.
82 Y le hablaron la paseara del Señor,
y á todoe loe que estaban ea ea cesa
88 Y tomándolos él en eqasUa misma
hora de la noche, les lavo loe cardena-
les ; y fué bautizado luego él, y todoe loe
suyos.
84 Y llevándolos á su cesa, les puso la
mesa; y se regaceó, creyendo «a Dios
coa toda su <
EOS ACT08.
89 1 Y comoTCo 49 din, los magtstre-
dos enviaron los alguaciles mtcarcebh^
diciendo; toeka A aqaeltos hombres.
36 Y el carcelero biso Ittar estas pela-
bras i futió, dtetendsj Los foagisaatiss
han enviado que seáis sueltos: asi qme
abosa salid, y Moa sn pea.
87 Entonces Pablo les d*o: Acatados
pábUcataeate sta habernos sino, nos
sobaron en la sáreei, siendo hombres
Romanos; ¿ y ahora nos echan oacablar-
tamente? No, por eftette; sino vengan
silos acurraos, y nos sequen.
88 T los alguaciles volvieron á decir á
los magistrados estas palabras ; y tuvie-
ron miedo, otee nns eran Bésennos.
88 T viniendo les tapttearo*, y saeán-
dofoe, le* rogaron que se saliesen da la
mudad»
40 Entonces settdoc delsceroel, ontnv
ron sn osas ds Lydla, y vistos les herma-
nos, los consolaron, y se fueron*
CAPITULO xvn.
Predio* Artfct» Thonutonioa 4 POS», 4* domé* o»
4MMMfl^^B^Í0#MnMMO#SiStrW«fMt*CMMrMy4r"
toemeiou doto» Jodio». I Predicando H cu Berta*
alH le viene* d levantar persecución lo$JwKo$ do
Thetatonica, por h cmml o» tinado 4 Jtt*mm% $.
Domé* vista te ioolatria dota r4íktt predica w dis-
puta contra oOm^jf contra loé Epicúreo» y Estoico»
FtMso/vs. 4. K» nevado del pmvbtod un tnpnr con-
cmimt» parm »tr oido, doméo prodmtamdo m ooréa
doro oosmycimiesmo do Dios* te reomroosmm do lo»
muerto», y el juicio Jtmal por Crido, uno» se borlan
do A, y otro» se convierten, entre lo» emole» e» Dio-
meto, loomrda, 4 Atorad» d«l Aroopapo.
Y PASANDO por AmnMpOhn, y por
Apofonía, vinieron á Thosslonlca,
donde habta sinagoga de Judíos.
2 T Pablo, como acostnmbrabm entro
á efios, y por tres sábados resoné eon
ellos de las Escritora*,
8 Declarando y proponiendo, qne era
menester que el Cristo padeciese» y resu-
citase de loa mnertos ; y qne esto Joras,
el cnal yo os anuncio, es el Cristo.
4 Y aleamos stoelloe creyeren, y esjun-
taron eon Pablo y eon filias; y de los
Griegos religiosos ana grande mtútltnd;
y mngeros nobles no pocas.
6 Entonces los Judíos qne eran incré-
dulos, movidos de envidia, tomando á
algnoos vagabundos, nudos hembras, y
juntando comparta, alborotaron la do-
dad; y acometiendo la enea de Jason,
procuraban sacarlos al pneblo.
6 Y na tallándolos, trajeron á Jason y
á algunos hermanos á las autoridades de
la dudad, dando vocee, diciendo: Estos
son los que trastornan el mundo, y han
venido acá también ;
7 Asm anales Jason ha reoflMdo, y to-
dos estos hacen contee los decretos de
Cesar, alelando qne hay otro rey, tas tal
8 Y alborotaron el pneblo y á las au-
toridades ds la ciudad, oyendo estas
9 Mas recibida nansa de Jason, y ds los
demáa, los solwron,
10 1 Entonces los hermanos tango de
noche enviaron A Pablo y ánHasá Beree,
los cuales como llegasen, entraron en la
sinagoga de los Judíos.
11 Y tuero* estos inosnoblm que loe de
Thessftouiea, en qne recibieron la palabra
con toda codicia, escudrinando cada dia
las Escrituras, para ver si satas cosas
eran asi
18 Asi que srsyeron muchos ds ellos,
también do mugeree Griegas nobles, y
de varones no poses,
18 Mas como entendieron los Judies de
Tnesalonice que en Berna sea predicada
por Pablo la palabra ds Dios, vinieron
tamoten alia alborotando el pneblo.
14 Empero luego los hermanos envia-
ron e> Pablo que fucee hasta la mar; mas
aUas y Timotheo se quedaron asm allL
16 Y loa qne babean tomado á sargo á
Pablo, le llevaron hasta Athenas; y to-
ncado mandato de él pare Bus* y Tlmo-
theo, qne viniesen á él lomas presto qne
pudiesen, ss partieron.
18 1 Y esperándolos Pablo en Athenas,
su espíritu se deshacía en el, viendo la
dudad dada á fa idemtrm.
17 Por lo cnal amputaba en la sinagoga
con los Judíos y los hombres religiosos,
y en la plaza cada día con les que le
18 Y algunos ttósofos de los Epicúreos
yde los Estoicos disputaban con él; y
unos decían : pfeeé quiere decir este pa-
labrero f ■ Y otros: Parece que es pre-
dicador de nuevos dioses; porque les
predleaba á Jesús, y la resurrecnten*
10 1 Y tosnáadoic, le trajeron al Areo-
pago, diciendo : ¿Podremos saber qué «as
esta nueva doctrina que td anuncias t
20 Porque haces llegar á nuestros oídos
ciertas cosas extrañas: queremos pues
saber qué quiere ser esto.
SI (Porque todos los Athenienses, y los
extrangeroe que aUi moraban, en nin-
guna otra eoaaventendian sino, 6 en de-
cir, 6 en ©ir alguna cosa nueva.
88 Entonces Pablo puesto en pié en me-
dio del Areopago, dijo: Varones Athe-
187
LOS ACTOa
BteBMt,ei todo ve© que note
dsinctttefniigloisw;
28 Porque pasando, y misando
santuarios, hallé un altar en el cual
WeeU Inscripción: AL UK* RO O0-
1KOCIBO. Aquel, puse, que vosotros
adoráis aln conocerle, á eate oe anm-
«Joyo.
24 El Dios qne hizo el mundo, y todas
las cenas que ney en A, este como es
atanor del cttlo y de la tierra, «o habita
en temptoa hadaos de naa—a;
36 NI es scnrldo por manos de hotn-
brce,como si necesitase de sigo; pues él
ala á todos vida, y atiento, y
W Elena! Meo de nna sanen* sangre á
todas las naciones de los hombres, par»
qne habitasen sobre toda la has de la
tierra, determinando el orden de les tiem-
pos, y los términos de la habetaeleu de
ellos;
27 Fasn e^e naneasen á Dios, sien algu-
na manera palpando le hallasen : «nnqne
por cierto no está lejos de eada ene de
nosotros.
98 Porque en él vivimos, y nos more-
mos, y tenemos nnestro ser; como tam-
bién algunos de ira estrés poetas dijeron :
Poique somos también en lluege.
20 tiendo pnee llnage de Dios, no he-
moe de pensar qne le Divinidad sea seme-
jante ó á oro, 6 á piste, o á piedra, 6 á
esenUnra de artificie, 6 de huniginacion
dehoenoree.
80 T disimulaba Dios los tiempos de
aquella igneranela; mas. ahora manda á
todos los hombres, en todas partes, qne
se arrepientan:
31 Por cnanto ha establecido mi dm, en
el enal hade jangar con justaste 4 todo
el mondo por aouei varón qne él ha eefia-
lado; d» Je cual he dado testimonio á
todos, levantándole de los muertos.
83 1 T como oyeron la rmurreeeton de
loe mnertos, nnos se bnriaban ; y otros
decían : Te oiremos acerca de esto otra
"ven.
88 T asi Pablo salid de en monto de
olios.
84 Mas signóos creyeron, juntándose
con él : entre loe cuales fmé Dionisio él
del Areopago, y nna mugar llamada Do-
marla, y otros con ellos.
CAPITULO xvm.
PmkU viem é €»mtk», domdo porm ****** wm-
cko$ metom éUhmyüb, yjwr oxhortacio» écDio*
~ 9 1 mtdio. %lo$Jmdio»U «teman
\ti orna liwfct mtátrtoir. S.
188
»4UMO*emre-4aoiffMipe>«
nmUx dportir 4 vifi*rkuitk*im. \>PrUeüa9
Aquila instruyen mas cumplidamente é Apolo» «t
sjuvu^ en Me* tpMFvu» #tu ém MunememaV
PAftABA» setas oeeas Pable,» partió
de Alternan, y vino á Ceetanho.
9 Y hallando á mi Judio llsmano Águi-
la, natural del Ponto» qne hacia pono
qne henea venido de Halla, y 4 Priscü*
en mngei\ (porque Claudio habas mena-
dado qne todos loe Junaos wiHasan de
Sonsa,) so vino á ellos c
8 Y porque ere. de en oHeto, penó oom
eHoa, jr trabajaba; porque al oddo de
4 Y
en ln sinagoga todos son
á Judíos, y áGrle-
5 Y como 8tlss y Timotheo vinieron de
frftetu, tefttteeode áloe Judien neo Jeeue
sf el Cristo. ,
6 Mee contradiciendo y blasfemando
citoe, les d^o, saendiendo tut veetMoo:
Vuestra sangre am sobre vuestra enhene ;
yo estoy limpio : desde ahora me Iré áloe
Gentiles.
T Y partiendo de nHf , entré en cana de
uno llamado Jnsto, temeroso de Dios, m
caso del enal estaba junto á la sinagoga.
8 T Crispo, el principe de te sinagoga,
creyó en el Señor con toda su caen; y
muchoode JosOorinthlee oyendo, citáen,
y faeroo bonttnedoe.
• Bntenees el Señor dtyo de noche en
visión 4 Pablo: No tenNevstno haMn, y
no eslíes;
10 Porque yo estoy contigo» y ninguno
te acometerá para hacerte mal; porque
yo tengo mucho pueblo en esta dudad.
11 YssqoeneettunatoysemnMaet,
snseWAndelee la palabra do Dios.
12 1 Y siendo GaHIon Proeóusei de
Acbaya, loe Judíos se levantaron unáni-
mes contra Pablo, y le trajeron al tribu-
na,
18 Diciendo : Bste persuade á los hom-
bres á adorar á Dios contra la ley.
14 Y cómo PhMo Iba á abrir la boca,
Gatíkm dgo á los Judíos : tt Ibera algnn
agravio, ó algún crimen enorme, oh Ju-
díos, conforme 4 derecho yo os tolerara;
15 Mas al son cuestiones de palabras, y
de nombres, y át vuestra ley, védfe to-
so tros; porque yo no quiero ser juen de
18 Y los echó del tribunal
17 Entonces todos los Grkgoa tonaanéu
LOS ACTOS.
é Bostftene*, prlficlpe de la sinagoga, te
berian delante del tribunal; y á Qallion
nada se le daba de ello.
18 1 Mas Pablo habiendo permanecido
aun eM muchos días, despidiéndose de
los hermanos, navegó á Syria, y con él
Priscila y Aquila, habiendo raido m ca-
ben en Cenchreas, porque tenia voto.
19 Y llegó á Epheso, y los dejó allí ;
mas él entrando en la sinagoga, razonó
con los Judíos.
20 Los cuales rogándote que se que-
dase con ellos por mas tiempo, no te lo
concedió.
21 Antes se despidió de ellos, diciendo:
Bs menester que en todo caso yo guarde
la fiesta que viene en Jerusalem ; mas
otra vez volveré á vosotros, si Dios quie-
re. Y se partió de Epheso.
22 Y descendido á Cesárea, subió á Je-
rnaalem, y safado á la iglesia, y descendió
á Antioquia.
23 Y habiendo estado atti algún tiempo,
se partió, andando por orden la provin-
cia de Gáfetela, y la Phrygia, esforzando á
todos los diseipttlos.
21 1T Llegó entonces á Epheso un Judio
llamado Apolos, natural de Alejandría,
Varón elocuente, poderoso en las Escri-
turas.
25 Este era Instruido en el camino del
Señor; y siendo fervoroso de espíritu,
hablaba y ensenaba diligentemente las
cosas del Señor, entendiendo solamente
el bautismo de Juan.
26 Y comenzó á hablar denodadamente
en la sinagoga, al cual como oyeron Pris-
cila y Aquila, le tomaron, y le declararon
mas particularmente el camino de Dios.
27 Y queriendo él pasar á Achaya, los
hermanos exhortándote, escribieron a los
discípulos que le recibiesen ; y venido él,
aprovechó mucho á los que por la gracia
hablan creído.
28 Porque con gran vehemencia con-
vencía públicamente á los Judíos, de-
mostrando por las Escrituras que Jesús
es el Cristo.
CAPITULO XIX.
Pablo vuelto hasta Kpheso instrupe en el Evangelio y
batUita d alguno* que halló alH enseñado* y bautiza-
dos del bautismo de Juan, los cuales reciben el Espí-
ritu Santa, i. Apoma y constituye la iglesia y hace
mucha* sanidades. 8. Algunos delosexorcistas Judia*
queriendo contrahacer la virtud de Pablo en el nom-
bre del Señor, son maltratados de un endemoniado.
4. Multiplicase la iglestm en Epheto. &. Levantas*,
un grande alboroto contra Pablo v sm compañero»
por lo* que vivían del artificio de los ídolos y idolo-
triade Diana: el cual apacigua ti escribano de la
8pan. 60
Y ACONTECIÓ, que entré tanto qne
Apolos estaba en Corintho, Pablo,
andadas las regiones superiores, vino á
Epheso, donde hallando ciertos discí-
pulos,
2 Dueles : ¿ Habéis recibido al Espíritu
Santo desde que creísteis? Y ellos le
dijeron : Antes ni aun hemos oido si hay
Espíritu Santo.
8 Entonces les dtfo: ¿En qué pues ha-
béis sido bautizados? Y ello* dieron:
En el bautismo de Juan.
4 Y dtyo Pablo : Juan en verdad bautizó
con bautismo de arrepentimiento, di-
ciendo al pueblo, que creyesen en el que
habla de venir después de él, es á saber,
en Jesu Cristo.
5 Oidas estas coma» fueron bautizados en
el nombre del 8efior Jesús.
6 Y como Pablo les puso las manos en-
cima, vino sobre ellos el Espíritu Santo,
y hablaban en lenguas extrañas, y profe-
tizaban.
7 Y eran los varones todos como doce.
8 Y entrando él dentro de la sinagoga,
hablaba libremente por espacio de tres
meses, disputando y persuadiendo del
reino de Dios.
9 Mas cuando algunos se endurecieron,
y no querían creer, antes dijeron, mal del
camino dd Señor delante de la multitud,
se apartó Pablo de ellos, y separó los dis-
cípulos, razonando cada dia en la escuela
de un cierto Tyranno.
10 Y esto fué hecho por espacio de dos
años, de tal manera que todos los que
habitaban en Asia, asi Judíos como Grie-
gos, oyeron la palabra del 8enor Jesús.
11 Y hacia Dios milagros no cuales-
quiera por las manos de Pablo.
12 De tal manera que aun llevasen á los
enfermos panos y pañuelos de sobre su
cuerpo ; y las enfermedades se iban de
ellos, y los malos espíritus sallan de ellos.
13 Y algunos de los Judíos exorcistas
vagabundos tentaron á invocar el nom-
bre del Señor Jesús sobre los que tenían
espíritus malos, diciendo: Os conjura-
mos por Jesús, el que Pablo predica.
14 Y había siete hijos de un tal Sceva,
Judio, príncipe de los sacerdotes, que
hacían esto.
15 Y respondiendo el espíritu malo,
dtfo : A Jesús conozco, y Pablo, sé quien
es; mas, vosotros, ¿ quién sois?
16 Y el hombre en quien estaba el espí-
ritu malo, saltando Bobre ellos, y ense-
ñoreándose de ellos, pudo mas que ellos,
188
LOS ACTOS.
de tal maneta que huyeron de aquella
casa desnudos y heridos.
17 Y esto fué notorio- á todos los qne
habitaban en Epheso, asi Judios como
Griegos ; y cayó temor sobre todos ellos,
y era ensalzado el nombre del Señor
Jesús.
18 Tí Y muchos de los que habían creí-
do, venían confesando, y dando cuenta
de sus hechos.
19 Asimismo muchos de los que hablan
seguido artes curiosas, trajeron los libros,
y quemáronlos delante de todos ; y echa-
da cuenta del precio de ellos, hallaron que
montaban cincuenta mil pieza* de plata.
20 Asi crecía poderosamente la palabra
del Señor, y prevalecía.
21 Y acabadas estas cosas, propuso Pa-
blo en su espíritu (andada Macedonia y
Achaya) de partirse á Jerusalem, dicien-
do : Después que hubiere estado allá, me
será menester ver también á Roma.
22 Y enviando á Macedonia á dos de los
que le ministraban, es á saber, Timotheo
y Erasto, él se estuvo por algún tiempo
en Asia.
23 Entonces hubo un alboroto no pe-
queño acerca del. camino del Señor.
24 Porque un cierto platero, llamado
Demetrio, el cual hacia de plata templos
de Diana, daba á los artífices no poca
ganancia.
25, A los cuales juntados con los oficia-
les de semejante oficio, dijo: Varones,
ya sabéis que de este oficio tenemos
ganancia ;
26 Y veis, y ois que este Pablo, no sola-
mente en Epheso, mas por casi toda la
Asia aparta con persuasión á muchísima
gente, diciendo : Que no son dioses los
qne se hacen con las manos.
27 Y no solamente hay peligro do que
este nuestro oficio se nos vuelva en re-
proche, mas aun tambieu que el templo
de la grande diosa Diana sea estimado
en nada, y comience á ser destruida la
magestad de aquella, á la cual honra toda
la Asia, y el mundo.
25 Oídas estas cosas, hinchiéronse de ira,
y dieron alarido, diciendo: Grande es
Diana de los Ephesios.
29 Y toda la ciudad se llenó de confu-
sión, y unánimes arremetieron al teatro,
arrebatando á Gayo y á Aristarcho Ma-
cedonios, compañeros de Pabla
30 Y queriendo Pablo salir al pueblo,
los discípulos no le dejaren.
31 También algunos de los principales
140
de Asia, que eran ent amigo*, enviaron
á él rogándote que no se presentase en él
teatro.
32 Y unos gritaban una cosa, y otros
gritaban otra; porque la asamblea era
confusa, y los mas no sabían por qué se
habían juntada
33 Y sacaron de entre la multitud á Ale-
jandro, rempujándole los Judios. En-
tonces Alejandro, pedido silencio con ls
mano, quería dar razón al pueblo.
34 Al cual como conocieron que era
Judio, todos gritaron á una voz, como
por espacio de dos horas : Grande es Disv-
na de los Ephesios.
35 Y cuando el escribano hubo apaci-
guado la multitud, dtyo: Varones Ephe-
sios, ¿ quién hay de los hombres que no
sepa que la ciudad de los Ephesios es
adoradora de la grande diosa Diana, y de
la imagen que descendió de Júpiter ?
36 Así que, pues que esto no puede ser
contradicho, conviene que os apacigüéis,
y que nada hagáis temerariamente.
37 Porque habéis traído á estos hom-
bres, que ni son sacrilegos, ni blasfema-
dores de vuestra diosa.
38 Por lo cual si Demetrio, y los oficio*
les que están con él, tienen queja contra
alguno, audiencias se hacen, y procón-
sules hay, acúsense los unos á los otros.
89 Y si demandáis alguna otra cosa, en
legitimo ayuntamiento se puede despa-
char;
40 Que peligro hay de qne seamos argüi-
dos de sedición por esto .de hoy: no
habiendo ninguna causa por la cual po-
damos dar razón de este concursa
41 Y habiendo dicho esto, despidió ls
asamblea.
CAPITULO XX.
Partido Pablo de Bohemo, viene á Troca donde 00b-
¿rala Cena una noche con los hermanos^ y reaiette
d un mancebo, que durmiéndote por el luengo predi-
car de Pablo había caído de un aposento de tres «ve-
le» de alto, y se había muerto. 2. Kn MOeto kaes
venir d loe anciano» de la iglesia de Epheso, d loo
cuales exhorta, que mirando la doctrina y ejemplo
que les ha dado en la solicitud por la iglesia, sean
diligentes en oonsemaria, Jjre. S. Despídese de silos
con lágrima* de todos.
Y DESPUÉS que cesó el alboroto,
llamando Pablo á los discípulos, y
habiéndolos abrazado, se^artió para ir á
Macedonia.
2 Y cuando hubo andado por aquellas
partes, y les hubo exhortado con abun-
dancia de palabra, vino á Grecia.
3 Y habiendo estado tres meses o/K, y
estando pora navegar á Syria, íuéronle
LOS ACTOS.
puestas asechanzas por los Judíos ; y to-
mó consejo de volverse por Macedonia.
4 Y le acompañaron basta Asia Sopa-
ter de Berea ; y de los Thesalonicenses,
Ariatarcho y Segundo; y Gayo de Der-
be; y Timotneo ; y de Asia, Tychico y
Trophimo.
5 Estos yendo delante, nos esperaron
en Troas.
6 T nosotros, pesados los dias de los pa-
nes sin levadura, navegamos desde Filió-
nos, y vinimos a ellos á Troas en cinco
dias, donde estuvimos siete dias.
7 Y el primer día de la semana, juntados
los discípulos para romper el pan, Pablo
les predicaba, habiendo de partir al día
siguiente ; y alargó bu sermón hasta la
medianoche.
8 Y habla muchas lampara» en el cena-
dero donde estaban congregados.
9 Y un mancebo llamado Eutycho, que
estaba sentado .en una ventana, tomado
de un sueño profundo, como Pablo razo-
naba luengamente, derribado del sueño,
cayó desde el teroer piso abajo ; y fué
aliado muerto.
10 Mas descendiendo Pablo, derribóse
sobre él, y abrasándote, dijo : No os albo-
rotéis, que su vida está en él
11 Y subiendo, y rompiendo el pan, y
comiendo, habló largamente hasta el al-
ba,- y asi se partió.
12 Y trajeron al mancebo vivo, y fueron
consolados no poco.
13 H Y nseotros subiendo en la nave
navegamos á. Asos, para recibir de allí á
Pablo; porque asi lo había determinado,
queriendo él mismo ir á pié.
14 Y como se juntó con nosotros en
Asos, tomándole vinimos á Mitylene.
15 Y navegando de allí, al dia siguiente
vinimos delante de Chio, y al otro dia
tomamos puerto en Samo; y habiendo
reposado en Trogüio, el dia siguiente
vinimos á Mileto.
16 Porque Pablo habia propuesto de
pasar adelante de Epheso, por no dete-
nerse en Asia; porque se apresuraba por
estar el dia de Pentecostés, si le fuese
posible, en Jerusalem.
17 Y enviando desde Mileto á Epheso,
hizo llamar á losymeianos de la iglesia.
18 Los cuales como vinieron á él, les
dijo: Vosotros sabéis desde el primer
dia que entré en Asia, como he sido eon
vosotros por todo el tiempo,
19 Sirviendo al Señor con toda humil-
dad de ánimo» y con muchas lágrimas y
tentaciones que me han venido por las
asechanzas de los Judíos :
20 Como nada que oe fuese útil, me he
retraído de anunciaros, enseñando pú-
blicamente, y de casa en casa,
21 Testificando á los Judíos, y también
á los Griegos el arrepentimiento hacia
Dios, y la fé hacia nuestro Señor Jesu
Cristo.
22 Y ahora he aqui, que yo, constreñido
del Espíritu, voy á Jerusalem sin saber
lo que allá me ha de acontecer :
23 Solo que* el Espíritu 8anto por todas
las ciudades me da testimonio, diciendo :
Que prisiones y tribulaciones me espe-
ran.
24 Mas de ninguna de estas cosas hago
caso, ni tengo mi vida por cosa preciosa
á mí mismo, con tal que acabe mi car-
rera con gozo, y el ministerio que recibí
del Señor Jesús, para dar testimonio del
Evangelio de la gracia de Dios.
26 Y ahora he aqui, yo sé que ninguno
de todos vosotros por entre quienes he
pasado predicando el reino de Dios, verá
mas mi rostro.
26 Por tanto yo os protesto el dia de
hoy, que yo estoy limpio de la sangre de
todos.
27 Porque no me he retraído de anun-
ciaros todo el consejo de Dios.
28 Por tanto mirad por vosotros, y por
todo el rebaño sobre el que el Espíritu
Santo os ha puesto por sobreveedores,
para apacentar la iglesia de Dios, la cual
él ganó con su propia sangre.
29 Porque yo sé, que .después de mi
partida entrarán entre vosotros graves
lobos, que no perdonarán al rebaño ;
80 T que de entre vosotros mismos se
levantarán también hombres, que hablen
cosas perversas, para llevar discípulos en
pos de si.
31 Por tanto velad, acordándoos que
por tres años, de noche y de dia, no he
cesado de amonestar con lágrimas á cada
uno de vosotros.
82 Y ahora, hermanos, os encomiendo
á- Dios, y á la palabra de su gracia, la cual
es poderosa para edificaros, y daros he-
rencia con todos los que son santificados.
88 La plata, ó el oro, ó el vestido de
nadie he codiciado.
84 Antes vosotros sabéis, que para lo
que me ha sido necesario, y á los que
estaban conmigo, estas manos me han
servido.
86 JEn todo os he enseñado, que traba-
141
LOS ACTOS»
jando «si, debela sobrellevar á los ente*
mos, y acordaros del dicho del Señor
Jesús, el cual dijo : Mas bienaventurado
es dar, que recibir.
86 ^ Y cono hubo dicho estas eossn,
puesto de rodillos oró con todos ellos.
87 Entonces nabo nn gran llanto de to-
dos; y derribándose sobre el cuello de
Pablo, le besaban,
88 Doliéndose sobretodo por la palabra
que dijo, qne no hablan de ver mas sn
rostro. Y le acompañaron hasta la nave;
CAPITULO XXI.
Partido Paila 4r JffJéto, y visitando Use imlenas del
camino llega d Cesárea tfflittft . siéndole dvn untindu
su prisión en Jerusalem, los hermanos le ruegan que
no vaya, aüd ; mas él persiste con grande constancia
en mi determinación» S Venido A Jeruvalent, loe an-
cianos de la iglesia le persuaden d que por evitar el
escándalo de los Judíos que habían creído al Evan-
gelio, Jlnja h% observancia de la ley. 8. Haciéndolo
él asi, loe Judie* de Asia que le vieron en el templo,
alborotanel pueblo contraél,g sobreviniendo la guar-
nición de los Romanos se le quitan de los manos; y
nevándole preso al real ahanma del tribuno de poder
hablar oí pueblo embotinado para darrmaon de sL
Y FUÉ qne como navegamos, habién-
donos arraneado de dios, vinimos
camino derecho á Coos, y el dia siguien-
te á Rhodas, y de allí- á Petara.
% Y hallando una nave qne pasaba á Phe-
nicia, nos embarcamos, y partimos»
8 Y como comenzó á mostrársenos Chi-
pre, dejándola á mano izquierda, navega-
mos á Syrie, y vinimos á Tyro ; porque
la nave habia de descargar allí sn carga.
4 Y nos quedámosalli siete dias, habien-
do hallado discípulos, los cuales declan á
Pablo por el Espirito, que no subiese á
Jcrusalem.
5 Y cumplidos aquellos dias* nos par-
timos, acompañándonos todos con sus
mugares y htfos basta fuera de la ciudad ;
y puestos de rodillas en la ribera, oramos,
6 Y abrazándonos los unos á los otros,
subimos en la nave, y ellos se volvieron
á sus casas.
7 Y nosotros, cumplida la navegación,
vinimos de T^ro á Ptotanaida, y ha-
biendo saludado á los hermanos, nos
quedamos con ellos nn ékk
8 Y al otro éia\ partidos Pablo y los qne
con él estábamos, vinimos á Cesárea; y
entrando en casa de Felipe el evangelis-
ta, el cual era tato do los siete, posamos
con éX
9 Y este tenia cuatro hijas vírgenes qne
profetizaban.
10 Y quedándonos tM por muchos dias,
descendió de Judea un profeta llamado
Agaba
isa.
11 El cual como vino á nosotros, tomó
el ceñidor de Pablo, y atándose los pies
y las manos, dtyo : Esto dice el Espirita
Santo: Al varón, enyo es este ceñidor,
asi le atarán los Judíos en Jerusalem, j
fe entregarán en manos de los Gentiles.
12 Lo cual como olmos, le rogamos)
nosotros, y los de aquel lugar, qne no
subiese á Jcrusalem.
18 Entonces Pablo respondió: ¿Qaé
hacéis llorando, y quebrantándome el
corazón ? porque yo estoy presto no solo
á ser atado, mas «nn á morir sn Jeras»
lem por el nombro del Señor Jesús.
14 Y como no lo pudimos persuadir,
cesamos de instarn?, diciendo: Hágase la
voluntad del Señor.
15 1T Y después de estos dias, apera!»
bidos, subimos á Jerusalem.
16 Y vinieron también con nosotros do
Cesárea oUjuim* de los discípulos, trayen-
do consigo á un Junasen de Chipre, dis-
cípulo antiguo con el cuaj posásemos.
17 Y como llegamos 4 Jerusalem, los
hermanos nos recibieron de buena vo-
luntad.
18 Y el di* siguiente Pablo entró con
nosotros á Santiago, y todos los ancianos
se juntaron.
19 Y habiéndolos saludado, fes contó por
menudo lo que Dios habla hecho entre
los Gentiles por su ministerio.
30 Y ellos como lo oyeron, glorificaron
al Señor; y le dijeron : Ya ves, hermano,
cuántos millares de Judíos hay que han
creído ; y todos son celadores de hx ley:
di Y han oido decir de ti, que enseñas á
apartarse de Moyses á todos los Judión
que están entre los Gentiles, diciendo,
que no han de circuncidar á avt htyos, ni
andar según las costumbres.
22 ¿Qué, pues* se ha de Arar/ En todo
caso la multitud ha de juntarse ; porque
oirán que ha» venida
23 Haz, pues, esto que te decimos : Te*
nomos cuatro varones que tienen voto
sobre si:
24 -Tomando á estos, santifícate con
ellos, y gasta con ellos para que raigan
sus cabezas ; y que entiendan todos qne
no hay nada de lo qne de ti han oido de-
cir; sino que tú mismo> andas también
según orden, y guardas la ley.
25 Empero en cuanto -é los que de los
Gentiles han creído, nosotros hemos es-
crito; y determinamos, que no guarden
nada de esto : solamente que se absten-
gan de fe onajfcsr* sacrificado ¿ios ídolos,
LOS ACTOS.
y de sangre, y de estrangulado, y de for-
nicación.
26 1T Entonces Pablo, tomé á aquellos
varones, y el dia siguiente santificado con
ellos, entró en el templo, anunciando
ser cumplidos los dias de la santificación,
basta ser ofrecida ofrenda por cada uno
de ellos.
27 T como se acababan los siete dias,
unos Jndios de Asia, como le rieron en
el templo, alborotaron todo el pueblo, y
le echaron mano,
28 Dando voces, y diciendo: Varones
Israelitas ayudad : este es el nombre que
por todas partes ensena á todos contra
el pueblo, y contra la ley, y contra este
lagar ; y aun ademas de esto ha metido
los Gentiles en el templo, y ha contami-
nado este santo logar.
29 (Porque hablan visto antes á Tro-
phimo Ephesio en la ciudad con él, el
cual pensaban que Pablo habia metido
en el templa)
80 Asi que toda la dudad se alborotó,
y se hizo un concurso de pueblo; y to-
mando á Pablo le llevaban arrmkrando
fuera del templo, y luego las puertas
fueron cerradas,
81 Y procurando ellos de matarle, fué
dado aviso al tribuno de la compañía,
•que toda Jerosalem estaba alborotada.
$2 £1 cual luego tomando soldados y
centuriones, corrió á ellos. Y ellos como
vieron al tribuno y á los soldados, cesa-
ron de golpear á Pablo.
88 Entonces Hegandoei tribuno, le pren-
dió, y le mandó atar con dos cadenas ; y
le preguntó quién era, y qué habia hecho.
84 Y unos gritaban una cosa, y otros,
otra, de entre la multitud ; y como no
podía entender nada de cierto á causa
del alboroto, le mandó llorar á la forta-
lece.
85 Y cuando llegó á las gradas, aconte-
ció que fué llevado acuestas por los sol-
dados á causa de la violencia del pueblo.
86 Porque la multitud de pueblo venia
detras gritando: Aíaeraoonéi.
87 Y como iban á meter á Pablo en la
fortaleza, dtyo al tribuno : ¿ He será licito
hablar contigo? Y él dijo: ¿Sabes tú
Griego? •
88 ¿ No eres tú aquel Egypcio que levan-
taste una sedición antes de estos dias, y
sacaste al desierto cuatro mil hombres
salteadores ?
89 Entonces Pablo le djjo : Yo de cierto
soy hombre Judio, ciudadano de Tarso,
ciudad no oscura de Cilloia: empero
ruégote que me permitas que hable al
pueblo.
40 Y como él se lo permitió, Pablo es-
tandoen pié en las gradas, biso señal con
la mano al pueblo ; y hecho grande silen-
cio, ¿«habló en lengua Hebrea, diciendo :
CAPITULO xxn.
Dando Pablo atenta atpmébto de m conttrnom y voea-
onm^ el pueUoMaAore4anuM contra el, por lo cual
el tribuno le manda meter en la/ortakea^m me otmrlt
para eaber de Uta canea del alboroto del pueblo ;
empero entendido que era Romano, no le atotan;
maekaae llamar al concilio de lee Judioe en el cual
quiere eer informado del cato, preeente Pablo,
VARONES hermanos, y padres, oid
mi defensa que hago ahora ante vo-
sotros.
2 (Y como oyeron que les hablaba en
lengua Hebrea, le dieron mas silencio ;)
yd$Jo:
8 Yo de cierto soy hombre Judio, na-
cido en Tarso de Cilicla, mas criado en
esta ciudad á los pies de Gamaliel, ense-
nado coníbrme á la verdad de la ley de
los padres, y siendo celoso de la ley de
Dios, como todos vosotros sois hoy.
4 Que he perseguido este camino hasta
la muerte, atando y entregando en cár-
celes varones y mugeros,
6 Copio también el sumo sacerdote me
es testigo, y toda la asamblea de. los an-
cianos : de los cuales también tomando
cartas pura los hermanos, iba á Damasco,
á fin de traer atados á Jerusalem á los
que estuviesen allí, para' que fuesen cas-
tigados.
6 Mas aconteció, qne yendo yo, y lle-
gando cerca de Damasco, como á medio
dia, de repente me rodeó mucha luz del
cielo;
7 Y cal en el suelo, y oí una voa que
me decía: Sanio, Sanio, ¿por qué me
persigues?
8 Yo entonces respondí: ¿Quién eres,
•Señor? Y díjome: Yo soy Jesús el Na-
zareno, á quien tú persigues.
0 Y los que estaban conmigo, vieron á
la verdad la luz, y se espantaron; mas
no oyeron la vos del que hablaba con-
migo.
10 Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Se-
ñor me dijo : Levántate, y vé á Damas-
co, y allí te será dicho de todo lo que te
esta determinado que bagas.
11 Y como yo no vela por causa de la
gloria de aquella luz, llorado de la mano
por los que estaban, conmigo, vine á
Damasco.
148
LOS A€TOS.
13 Entóneos un cierto Allantas, Taron
piadoso conforme á la ley, que tenia
buen testimonio de todos los Judíos que
aUi moraban,
13 Viniendo á mi, y presentándose, me
dijo : Sanio hermano, recibe la vista. Y
yo en aquella misma hora le miré.
14 T él dijo: £1 Dios de nuestros Pa-
dres te ha escogido, para que conocieses
su voluntad, y vieses á aquel Justo, y
oyeses la voz de su boca;
15 Porque has de ser testigo suyo á
todos los hombres de lo que has visto y
oido.
16 Ahora pues, ¿ por qué te detienes ?
Levántate, y sé bautizado, y lava tus pe-
cados, invocando su nombre.
17 T me aconteció, vuelto á Jerusalem,
que orando en el templo, fui arrebatado
fuera de mi,
18 Y le vi que me decia : Date priesa, y
sal prestamente fhera de Jerusalem; por-
que no recibirán tu testimonio de mi
19 Y yo dije: Señor, ellos saben que
yo encerraba en cárcel, y azotaba por las
sinagogas á los que creían en ti ;
20 Y cuando se derramaba la sangre de
Estevan tu mártir, yo también estaba
presente, y consentía á su muerte, y
guardaba las ropas de los que le mataban.
21 Y me dfyo : Vé, porque yo te tengo
que enviar lejos á los Gentiles.
22 Y le oyeron hasta esta palabra; y
entonce* alzaron la voz, diciendo : Quita
de la tierra á un tal hombre; porque no
conviene que viva.
28 Y dando ellos voces, y arrojando sus
ropas, y echando polvo al aire,
24 Mandó el tribuno que le llevasen á la
fortaleza; y ordenó que fuese examina-
do con azotes, para saber por qué causa
clamaban asi contra él.
25 Y como le ataban con correas, Pablo
dijo al centurión que estaba presente:
¿ Os es licito azotar á un hombre Roma-
no, sin ser condenado ?
26 Y como el centurión oyó ssfo, fué al
tribuno, y le dio aviso, diciendo: Mira
lo que vas á hacer ; porque este hombre
es Romano.
27 Y viniendo el tribuno le dijo : Di-
me, ¿ eres tú Romano ? Y él dtfo : Si.
28 Y respondió el trlbun/> : Yo con mu-
cha suma de dinero alcancé esta ciudada-
nía. Entonces Pablo dijo : Mas yo aun
soy nacido ciudadano.
29 Asi que, luego se apartaron de él los
que le hablan de examinar ; y aun el tri-
144
buno también tuvo temor, entendido que
era Romano, por haberle atado.
80 Y el día siguiente queriendo saber
de cierto la causa por qué era acusado
de los Judios, le soltó de las prisiones, y
mandó venir á los principes de los sacer-
dotes, y á todo su concillo ; y sacando a
Pablo, le presentó delante de ellos.
CAPITULO xxnt
J?ablo presentado al concilio, diciendo que era .Rwt-
seoyquesuprunoneraporqmafinuabalaremurrec>-
don, revuelve el concilio entre el, el cual era iw
puesto de Fariseos y Soduceos, yol finios Fariseos,
le abonan ; mas queriéndole matar los otros, el tri-
bmno le escapa otra ve» de sus memos; y entendida*
las asechanzas que loe Judíos le tenia* armada» pares
matarle otro dio, le envía preso d Cesárea al gober-
nador de los Romanos, para que sus adversarioe tra-
ten su cama delante de éL
ENTONCES Pablo, poniendo los ojos
en el concilio, dijo : Varones y her*
manos : yo con toda buena conciencia he
vivido delante de Dios hasta el dia de
hoy.
2 Y el sumo sacerdote, Ananlas, mandó
á los quo estaban cerca de el que le hirie-
sen en la boca.
8 Entonces Pablo le dijo: Herirte ha
Dios á ti, pared blanqueada ; porque tú es-
tas sentado para juzgarme conforme á la
ley : ¿ Y contra la ley me mandas herir t
4 Y los que estaban presentes dieron :
¿ Al sumo sacerdote de Dios vilipendias t
5 Y Pablo dy o: No sabia yo, hermanos,
que era el sumo sacerdote; porque es-
crito está: No hablarás mal del gober-
nador de tu pueblo.
6 Entonces Pablo, viendo que la una
parte era de 8aduceos,^y la otra de Fari-
seos, clamó en el concilio: Varones y
hermanos, yo Fariseo soy, htyo de Fari-
seo, de la esperanza y de la resurrección
de los muertos soy yo juzgado.
7 Y como hubo dicho esto, fué hecha
disensión entre los Fariseos y los Sadu-
ceos ; y la multitud fué dividida.
8 (Porque los Sedúceos dicen que no
hay resurrección, ni ángel, ni espíritu ;
mas los Fariseos confiesan ambas cosas.)
9 Hubo, pues, un gran clamor ; y levan-
tándose los escribas que daban de la
parte de los Fariseos, contendían, dicien-
do : Ningún mal hallamos en este hom-
bre : que si algún espíritu le ha hablado,
ó un ángel, no peleemos contra á Dios.
10 Y habiendo grande disensión, el tri-
buno temiendo que Pablo no mese des-
pedazado por ellos, mandó venir soldados
y arrebatarle de en medio de eHce, y lle-
varte á la fortaleza
LOS ACTOS.
11 Y la noche siguiente, presentándo-
sele el Seflor, le dtyo : Confia Pablo : que
como has testificado de mi en Jerusalem,
asi has de testificar también en Boma.
13 í Y Tenido el {lia, algunos de los
Judíos se juntaron, y prometieron de-
bajo de maldición, diciendo, que ni co-
merían ni beberían hasta que hubiesen
muerto á Pablo.
13 Y eran mas de cuarenta los que ha-
blan hecho esta conjuración :
14 Los cuales se fueron á los principes
de los sacerdotes, y álos ancianos, y dije-
ron : Nosotros hemos hecho voto debajo
de maldición, que no hemos de gustar
nada hasta que hayamos muerto á Pablo.
15 Ahora pues vosotros con el concilio
haced saber al tribuno, que le saque ma-
ñana á vosotros, como que queréis en-
tender de él alguna cosa mas cierta; y
nosotros, antee que él llegue, estamos
aparejados para matarle.
16 Entonces el hijo de la hermana de
Pablo, oyendo de las aseehanzas, vino, y
entró en la fortaleza, y dio aviso á Pablo.
17 Y Pablo llamando á uno de los cen-
turiones, dijo : Lleva á este mancebo al
tribuno, porque tiene cierto aviso que
darle.
18 £1 entonces tomándole, le llevó al
tribuno, y dijo: £1 preso Pablo llamán-
dome, me rogó que trajese á tí este man-
cebo, que tiene algo que hablarte.
19 Y el tribuno tomándole de la mano,
y apartándose á parte con él, le pregun-
tó: ¿ Qué es lo que tienes de que darme
aviso ? •
20 Y él dyo : Los Judíos han concerta-
do rogarte que mañana saques á Pablo
al concilio, como que han de iniqnirir de
él alguna cosa mas cierta.
21 Mas tú no confies de ellos ; porque
mas de cuarenta varones de ellos le ase*
chan, los cuales han hecho voto, debajo
de maldición, de no comer ni beber hasta
que le hayan muerto ; y ahora están aper-
cibidos esperando tu promesa.
22 Entonces el tribuno despidió al man-
cebo, mandándote que á nadie dijese que
le habla dado aviso de esto.
23 Y llamados dos centuriones, les
mandó que apercibiesen doscientos sol-
dados, que mesen hasta Cesárea, y se-
tenta de á caballo, con doscientos lance-
ros para la tercera hora de la noche ;
24 Y que aparejasen cabalgaduras para
en que poniendo á Pablo, U llevasen en
salvo á Feliz el gobernador;
95 Escribiendo una carta que en suma
contenia esto :
26 Claudio Lysias á Félix gobernador
excelente, salud.
27 A este varón, tomado por los Judíos,
y que le comenzaban á matar, libré yo,
sobreviniendo con una compañía de sol-
dados, entendiendo que era Romano.
28 Y queriendo saberla causa por qué
le acusaban, le llevé al concillo de ellos.
29 Y hallé que le acusaban de alguna»
cuestiones de la ley de ellos, mas que
ningún crimen tenia digno de muerte, ó
de prisión.
80 Has siéndome dado aviso de ase-
chanzas que le hablan aparejado los Ju-
dies, en la misma hora le envié á ti:
mandando también á los acusadores que
traten delante de tí lo que tienen contra
él Bien hayas.
81 Entonces los soldados tomaron á Pa-
blo, como les era mandado, y le trajeron
de noche á Antipatrls.
82 Y el día siguiente, dejando á los de
á caballo que mesen con él, se volvieron
á la fortaleza.
83 Y como llegaron á Cesárea, y dieron
la carta al gobernador, presentaron tam-
bién á Pablo delante de él
84 Y el gobernador, leída la carta, pre-
guntó de qué provincia era; y enten-
diendo que era de Cilicia:
85 Te oiré, dijo, cuando vinieren tam-
bién tus acusadores. Y mandó que le
guardasen en la audiencia de Herodes.
CAPITULO XXIV.
Pablo e» acutado delante de Félix por el tumo tacer-
dote y tu orador, de tedicioto, profanador de tu culto
y templo, y anunciador de te tecta de loe Nazareno*,
i. PcU)U respondiendo, da remolde m venida dJeru-
tedem, y niega lo» do» capitulo» primero*, y declara
y defiende el último. S. Félix dilata el Juicio, y le
manda guardar, y tratar humanamente ; y habiendo
oido do a lafé o» Grietes *• a**otum* eeperando
recibir de el algún cohecho ; y al fin viniéndole tuee-
torenla provincia, le deja prtto por congraciarte
can loe JutKotm
Y CINCO días después descendió el
sumo sacerdote Ananlas, con los
ancianos, y con un cierto orador llamado
Tertulo; los cuales comparecieron de-
lante del gobernador contra Pablo.
2 Y habiéndole citado, Tertulo comen-
zó á acusarle, diciendo : Como sea así que
por causa tuya vivamos en grande paz,
y habiéndose dado buenos reglamentos
á esta nación por tu prudencia,
8 Siempre y en todo lugar lo recibimos
con todo nacimiento de gracias, oh exce-
lente Félix.
145
LOS ACTOS*
4 Empero por «o detenerte m«» larga-
mente, ruégote que nos oigas brevemente
conforme á tu equidad.
5 Porque hemos hallado que este hom-
bre «t pestilencial, y levantador de sedi-
ciones entre todos los Judíos por todo
el mundo ; y gofo de la sediciosa secta
de los Nazarenos.
fi £1 cual también tentó á violar al tem-
plo; y prendiéndole le quisimos juagar
conformé á nuestra ley.
7 Mas «oortfYioiendo el tribuno Lysiaa,
con grande violencia le quitó de nuestras
manos,
8 Mandando á sus acusadores que vi-
niesen á tí : del cual tú mismo exami-
nando, podrás entender de todas estas
cosas de que le acusamos.
9 Y añadieron también los Judíos, di-
ciendo estas cosas ser así,
10 1 Entonces Pablo, habiéndole hecho
señal el gobernador de que hablase, res-
pondió : Porque sé que ha muchos anos
que eres Jues de esta nación, con mayor
ánimo me defenderé.
11 Que tú puedes entender que no ha
mas de doce días que subí á adorar á
Jerusalem.
12 Y ni me hallaron en el templo dis-
putando con alguno, ni haciendo con-
curso de la multitud, ni en las sinagogas,
ni en la ciudad :
18 Ni te pueden probar las cosas de que
ahora me acusan.
14 Esto empero te confieso, que con-
forme á aquel camino que llaman ellos
heregia, asi sirvo al Dios de mis padres,
creyendo todas las cosas que en la ley, y
en los profetas están escritas :
16 Teniendo esperan» en Dios, como
ellos mismos también la tienen, de que
ha de haber resurrección de los muertos,
asi de los justos, como de los injustos.
16 Y por esto yo procuro tener siempre
conciencia sin ofensa acerca de Dios, y
«ceros 4e los hombres. '
17 Mas pasados muchos anos, vine á
hacer limosnas á al nación y ofrendas,
18 Cuando me hallaron santificado en
el templo, (no con multitud, ni con albo-
roto,) unos Judíos de Asia:
19 Los cuales convenia que fueran pre-
sentes delante de ti, y acusar, si contra
mi tenían algo :
20 O si no, que estos mismos digan
aqu^ si hallaron en mi alguna cosa mal
hecha cuando yo estuve delante del con-
cilio;
21 Sino que sea por asta «ofevo» ojae
clamé estando entre ellos: Que do la
resurrección de los muertos soy hoy jos-
gado por vosotros.
22 f Entonces oídas estas cosas, tenien-
do Feliz mejor conocimiento de aqud ca-
mino, les puso /dilación, diciendo : Cuan-
do descendiere el tribuno Lysias* acabaré
de conocer de vuestro negocio.
£3 Y mandó al centurión, que Pablo
fuese guardado, y que fuese relajado, j
que no vedase á ninguno de los suyos do
servirte, ó venir á éi
24 f Y algunos días después, viniendo
Félix con Drusilla su muger, la cual era
Judia, llamó á Pablo, y oyó de él sobra
la fé que es en Cristo.
25 Y razonando él de la justicia, y de la
continencia, y del juicio venidero, espan-
tado Félix, respondió : Por ahora vete ;
que teniendo lugar oportuno te llamaré :
26 Esperaba también, que de parte de
Pablo le seria dado dinero, porque le
soltase; por lo cual haciéndole venir
muchas veces, hablaba con éL
27 Mas cumplidos dos anos, Félix tuvo
por sucesor á Porcio Festo ; y queriendo
Félix ganar la gracia de los Judíos, dejó
preso á Pabla
CAPITULO XXV.
Pablo de nnevo — gateado porloeJmdioe delante de$
nuevo Proccnmtl Feto; y él ee d&ende legitima
mente. 2. Pidiéndole ti Procenmel ti quería eer ao-
vado d Jermalem para eer alldJmÉgado,pro4eetmeM
inocencia y* declarada, y apela para Otear, y to
apelación fe ee concedida. 8. Fetto taca d Pablo do-
lante del rey Agrippa y de grande auditorio parm
examinarle delante de eOem, para tmwinrd Cesar km
relación de en canea. •
FESTO pues, entrado en la provincia,
tres dias después subió de Cesárea 4
Jerusalem.
2 Y comparecieron delante de el el su-
mo sacerdote, y los principales de los
Judíos contra Pablo, y le rogaron,
8 Pidiendo &vor contra 0% que le hi-
ciese {raer á Jerusalem, poniéndola asé-
chanos para matarlo en el camino.
4 Mas Festo respondió que Pablo estu-
viese guardado en Cesárea, f que él se
partirla presto.
5 Los que de vosotros pueden, cUjo, des-
ciendan conmigo, y si hay algún crimen
en este varón, acúsenle.
6 Y deteniéndose entre ellos no mas de
dies dias, venido á Cesárea, el siguiente
día se asentó en el tribunal, y mandó
que Pablo mese traido.
7 El cual venido, le rodearon los Judíos
que hablan venido de Jerusetem, liega*
LOS ACTOS.
do contra Pablo muchas y futres
clones, las cuales no podido probar,
8 Contestando Pablo por si : Que ni con-
tra la ley de los Judíos, ni contra el tem-
plo, ni contra Cesar he pecado en algo.
9 Tf Mas Festo, queriendo congraciarse
con los Judíos, respondiendo á Pablo,
dijo : ¿ Quieres subir á Jerusalem, y ser
juzgado allá de estas cosas delante de nú f
10 T Pablo dijo: Antedi tribunal de
Cesar estoy, donde debo ser juzgado. A
los Judíos no he hecho agravio alguno,
como tú sabes muy bien.
11 Porque si alguna injuria, ó cosa algu-
na digna de muerte he hecho, no rehuso
de morir ; mas si nada hay de las cosas
de que estos me acusan, nadie me puede
entregar á ellos : á Cesar apelo.
12 Entonces Fcsto, habiendo hablado
con el consejo, respondió: ¿A Cesar has
apelado? ¿Cesar irás.
18 H Y pasados algunos dias, el rey
Agrippa y Bernice vinieron á Cesárea 4
saludar á Festo.
14 T como estuvieron allí muchos dias,
Festo declaró al rey la causa de Pablo,
diciendo : Un varón ha sido dejado preso
por Félix,
15 Por el cual, cuando vine á Jerusalem,
comparecieron ante mi los principes de
los sacerdotes y los ancianos de los Ju-
díos pidiendo condenación contra él.
16 A los cuales respondí, no ser cos-
tumbre de los Romanos entregar ¿ hom-
bre alguno á la muerte, antes que el que
es acusado tenga presentes sus acusa-
dores, y haya lugar de defenderse de la
acusación.
17 Asi que habiendo venido juntos acá,
sin ninguna dilación el dia siguiente senta-
do en el "tribunal, mandé traer al hombre.
18 Mas estando presentes sus acusado-
res, ningún crimen le opusieron de los
que yo sospechaba.
19 Sino que tenían contra el ciertas
cuestiones acerca de su superstición, y
de un cierto Jesús difunto, al cual Pablo
afirmaba vivir,
20 Y yo dudando en cuestión seme-
jante, le dije, si quería Ir á Jerusalem, y
allá ser juzgado de estas cosas.
21 Mas apelando Pablo á ser guardado
para el juicio de Augusto, mandé que le
guardasen, hasta que le envié á Cesar.
22 Entonces Agrippa dijo á Festo : Yo
también querría oír á ese hombre. Y él
dijo: Mañana le oirás.
¿3 Y al otro 4fe viniendo Agrippa y
Benitos eon mueho aparato, y entrado
en el auditorio con los tribunos, y los
varones mas principales de la dudad,
mandándolo Festo, fué traído Pablo.
24 Entonces Vasto dijo: Rey Agrippa,
y todos los varones que estáis aquí juntos
eon nosotros, veis á este hombre, por ei
enal toda la multitud de los Judíos me
ha demandado en Jerusalem, y aquí tam-
Mm, gritando que no conviene que viva
mas.
25 Mas hallando yo que ninguna «osa
digna de muerte ha hecho, y apelando él
mismo á Augusto, he determinado de
enviarle.
26 Del cual no tengo cosa cierta que
escriba á mi Señor, por lo cual le he sa-
cado ante vosotros, y mayormente ante
tí, oh rey Agrippa, para que habido exa-
men, tenga que escribir.
27 Porque fuera de razón me parece
enviar un preso, y no informar de los
erimenes alegado* contra él.
CAPITULO XXVI.
Pablo atendiéndose de tm —tmmia* de toe Judio»
laclara su conversión, su fé, 9 su uoeemon, d cansa
• ds lo cual es perseguido de los Judias, a Festo fe
cahmmia dt toco. ¿.Etrev Agrippa y los de mas
le juzgan inocente, ¡re.
ENTONCES Agrippa dtfo á Pablo : Se
te permite hablar por tt Pablo enr
toncos extendiendo la mano, comennó á
dar razón de sí, diciendo :
2 Acerca de todas las cosas de que soy
acusado por los Judíos, oh rey Agrippa,
téngome por dichoso, de que detente de
ti me haya hoy de defender.
8 Mayormente porque yo eé fue tú en-
tiendes de todas las costumbres y cues-
tiones que hay entre los Judíos ; por lo
cual te ruego que me oigan con paciencia.
4 Mi manera de vivir desde mi moce-
dad, la cual desde el principio rué entre
losdemX nación en Jerusalem, todos los
Judíos la sanen:
6 Los cuales tienen ya conocido, si quie-
ren testificara, que yo desde el princi-
pio, conforme á la secta mas estricta de
nuestra religión he vivido Fariseo.
6 Y ahora por la esperanca de la pro-
mesa que biso Dios A nuestros padres
estoy llamado ajuicio.
7 Ala cual promesa nuestras doce tribus,
sirviendo á Dice perennemente de dia y
de noche, esperan que han devenir; por
la cual esperanza, oh rey Agrippa, soy
acusado de los Judíos. _-
8 1 Cómo se juaga cosa Increíble entre
vosotros- que Dios resucite los muertos ?
147
LOS ACTOS.
9 Yo ciertamente habla pensado con-
migo que debía de hacer machas cosas
contra el nombre de Jesús el Nazareno.
10 Lo cual también hice en Jerusalem,
y yo encerré en cárceles ¿ machos de
los santos, habiendo recibido poderes de
los príncipes de los sacerdotes ; y cuan-
do les hacían morir, yo di mi roto con-
tra eSos.
11 Y machas Teces castigándolos por
los sinagogas, fot forcé á blasfemar; y
enfurecido sobre manera contra ellos, fes
perseguí hasta en las ciudades extrañas.
12 En cuyo tiempo yendo yo á Damas-
co con poderes y comisión de los prin-
cipes de los sacerdotes,
18 En mitad del dio, oh rey, tí en el
camino una luz que sobrepujaba el res-
plandor del sol, la cual me rodeó, y á los
que iban conmigo.
14 Y habiendo caldo todos nosotros en
tierra, oi una voz que me hablaba, y de-
cía en lengua Hebraica: Sanio, Baulo,
¿por qué me persigues? Dura cota te
os dar coces contra los aguijones.
15 Yo entonces dije : ¿ Quién eres, Se-
ñor? Y él dijo : Yo soy Jesús, á quién
tú persigues.
16 Mas levántate, y ponte sobre tos
pies; porque por esto te he aparecido,
para ponerte por ministro y testigo de
las cosas que has visto, y de las en que
te apareceré ;
17 Librándote de este pueblo, y de los
Qentiles, á los cuales ahora te envió,
18 Para abrir sus ojos, para que se con-
viertan de las tinieblas á la luz, y (fe la
potestad de Satanás á Dios, para que
reciban por la fé que es en mi, remisión
de pecados, y suerte entre los que son
san titeados.
19 Por lo cual, oh rey Agrippa, no fui
rebelde á la visión celestial :
20 Antes, primeramente i los de Da-
masco, y en Jerusslem, y por toda la
tierra de Judea, y á los Gentiles, anun-
ciaba que se arrepintiesen y se convir-
tiesen á Dios, haciendo obras dignas de
arrepentimiento.
21 Por causa de esto los Judíos tomán-
dome en el templo, tentaron de matarme
23 Mas ayudado de la ayuda de Dios
persevero hasta el dia de hoy, dando tes-
timonio á chicos y á grandes, no dicien-
do nada fuera de las cosas que los pro-
fetas y Moysee dijeron que hablan de
venir, á taber:
28 Que el Cristo habla de padecer, que
U8
habia de ser el primero de la resurrección
de los muertos, y que habia de anunciar
luz á este pueblo, y á los Gentiles.
24 % Y diciendo él estos cosos en su
defensa, Festo á gran voz dijo: Estás
loco, Pablo : los muchos letras te vuel-
ven loco.
26 Mas él dijo: No estoy loco, exce-
lente Festo, sino que hablo palabra de
verdad, y de templanza.
26 Porque el rey sobe estas cosas, de-
lante del cual también hablo con libertad,
porque estoy seguro que él no ignoro
nodo de estas cosas, que esto no ha sido
hecho en algún rincón.
27 ¿ Crees, rey Agrippa, á los profetas ?
Yo sé que crees.
28 Entonces Agrippa djjo á Pablo : Por
poco me persuades que me haga Cris-
tiano.
29 Y Pajrto dtfo: Pluguiese á Dios, que
por poco y por mucho, no solamente tú,
mas también todos los que hoy me oyen,
fueseis hechos tales cual yo soy, salvo
estas prisiones.
80 1 Y como hubo dicho esto, se levan*
tó el rey, y el gobernador, y Bernice, y
los que estaban asentados con ellos.
81 Y como se retiraron aparte, habla-
ban los unos á los otros, diciendo : Nin-
guna cosa digna ni de muerte, ni de pri-
sión, hace' este hombre.
82 Y Agrippa dijo á Festo : Podía este
hombre ser suelto, si no hubiera apelado
al Cesar.
CAPITULO XXVH
La navegación de Pablo para Roma, en la cmal tuto»
dtendo grande tempestad enla mar, et mío contacta
y eefutrza d todo*, y rompiendo* la nam al Jb%
junto d una ida, todoe te talvanpor haberte Dio» d
él concedido la talud de todot, fe •
MAS cuando fué determinado que
hablamos de navegar para Italia,
entregaron á Pablo, y á algunos otros
presos á un centurión llamado Julio, de
la compañía Augusta.
2 Asi que embarcándonos en una nave
Adramittena, nos partimos poro navegar
por los costas de Asia, estando con noso-
tros un tal Aristarcho, Macedonio, de
Thessalonlca.
8 Y al dia siguiente llegamos á SIdon,
y Julio trotando' á Pobló humanamente,
fe permitió, que fuese á sus amigos poro
ser de ellos bien tratado.
4 Y alzando velas de allí, navegamos
bajo de Chipre; porque los vientos eran
contrarios.
5 Y habiendo pasado la mar que está
LOS ACTOS.
junto á Cilicfa y Pamphilla, vinimos á
Myra, que es ciudad de Lycia.
6 Y hallando allí el centurión una nave
Alejandrina, que iba á Italia, nos puso en
ella.
7 T navegando muchos dias despacio,
y habiendo apenas llegado delante de
Gnido, no dejándonos el viento, navega-
mos bajo de Greta junto á Salmón.
8 T doblándola apenas, vinimos á un
lugar que llaman Bellos Puertos, cerca
del cual estaba la ciudad de Lasea.
9 T pasado mucho tiempo, y siendo ya
peligrosa la navegación, porque ya era
pasado el ayuno, Pablo los amonestaba,
10 Diciendo : Varones, veo que con per-
juicio y mucho daño, no solo del carga-
mento y de la nave, mas aun de nuestras
vidas, habrá de ser la navegación.
11 Mas el centurión creía mas al maes-
tre y al pilato, que á lo que Pablo decia.
13 Y no habiendo puerto cómodo para
invernar, los mas acordaron de pasar
aun de allí, por ver si de algún modo pu-
diesen llegar á Phenice, y invernar otfí,
que es un puerto de Creta, que mira al
sudoeste,- y al norueste.
13 Y soplando blandamente el austro,
pareciéndoles que ya tenían lo que de-
seaban, aliando velas iban costeando la
Creta.
14 Mas no mucho después dio contraía
nave un viento tempestuoso que se llama
Euroclydon.
15 Y siendo arrebatada por él la nave,
que no podía resistir al viento, la deja-
mos, y éramos llevados.
16 Y corriendo* debajo de una peque-
ña isla que se llama Clauda, apenas pu-
dimos ganar el esquife:
17 £1 cual tomado, usaban de remedios
ciñiendo la nave ; y teniendo temor que
no diesen en la Sirte, abajadas las velas,
eran así llevados.
18 Y habiendo sido atormentados de
una vehemente tempestad, el siguiente
dia alijaron el buque.
19 Y al tercero dia nosotros con nues-
tras manos echamos los aparejos de la
nave.
20 Y no pareciendo sol ni estrellas, por
muchos dias, y viniendo una tempestad
no pequeña sobre nosotros, ya era per-
dida toda la esperanza de salvarnos.
21 ^ Y habiendo ya mucho que no co-
míamos, Pablo puesto en pié en medio
de ellos, dtyo: Fuera de cierto conve-
niente, oh varones, haberme escachado
á mi, y no haber partido de Greta, para
ganar este perjuicio y daño.
22 Mas ahora os amonesto que tengáis
buen ánimo; porque ninguna pérdida
habrá de persona entre vosotros, sino
solamente de la nave.
28 Porque esta noche ha estado con-
migo el ángel de Dios, de quien soy, y á
quien sirvo,
24 Diciendo: Pablo, no tengas temor:
es menester que seas presentado delante
de Cesar ; y, he aquí, Dios te ha dado á
todos los que navegan contigo.
26 Por tanto, oh varones, tened buen
ánimo; porque yo confió en Dios que
será asi como me ha sido dicho.
26 Mas es menester que demos en una
isla.
27 *í Empero venida la catorcena no-
che, y siendo llevados de una á otra parte
por el mar Adriático, los marineros á la
media noche sospecharon que estaban
cerca de alguna tierra.
28 Y echando la sonda, hallaron veinte
brazas; y pasando un poco mas ade-
lante, volviendo á echar la sonda, halla-
ron quince brazas.
29 Y teniendo temor de dar en escollos,
echando cuatro anclas de la popa, desea-
ban que se hiciese de dia.
80 Mas procurando los marineros de
huirse de la nave, echando el esquife á la
mar, con parecer como que querían lar-
gar las anclas de proa,
31 Pablo dtyo al centurión, y á los sol-
dados : Si estos no quedan en la nave,
vosotros no podéis salvaros.
83 Entonces los soldados cortaron las
amarras del esquife, y dejáronle caer.
88 Y como se comenzó á haeer de dia,
Pablo exhortaba á todos que comiesen,
diciendo: Este es el catorceno dia que
esperáis y permanecéis ayunos, no co-
miendo nada.
84 Por tanto os ruego que comáis, por-
que esto es para vuestra salud : que ni
aun un cabello de la cabeza de ninguno
de vosotros perecerá.
85 Y habiendo dicho esto, tomando el
pan, dio gracias á Dios en presencia de
todos ; y rompiéndolo, comenzó á comer.
86 Entonces todos teniendo ya mejor
ánimo, comieron ellos también.
87 Y éramos todas las personas en la
nave doscientas y setenta y seis.
88 Y hartados de comer, aliviaban la
nave, echando el grano á la mar.
89 Y como se hizo de dia, no conocían
149
LOS ACTOS.
la tierra; mes *eien una ensenada, que
tenia playa, á la cual acordaban de echar,
d pudiesen, la nave.
40 T aleando las anclas, se dejaron á
la mar, largando también las ataduras de
los gobernalles ; y atoada la vela mayor
al viento, íbanse á la playa.
41 Mas. dando en nn lugar de dos mares,
la nave dio al través ; y la proa niñeada
estaña sin moverse, mas la popa se abría
con la fueras de las olas.
42 Entonces el acuerdo de los soldados
era que matasen á los presos; porque
ninguno huyese escapándose nadando.
43 Mas el centurión, queriendo salvar
á Pablo estorbó este acuerdo; y mandó
que los que pudiesen nadar, se echasen
al agua los primeros, y saliesen á tierra :
44 Y los demás, parte en tablas, parte
en cosas de la nave : y asi aconteció que
todos se salvaron á tierra.
capitulo xxvra.
Salidos de la mar Patio y sus compañero*, lo» déla
tía sos rtofbm humanamente, donde Pablo siendo
mordido de una víbora, y quedando sim ningún mal,
loe barbaron le comienzan d tener en estima. 2. Son
hospedados de PubUo, cuyo padre sana Pablo. 8.
Partidos, vienen d Roma y san rectmidoe de los her-
manos, i. A Pablo es señalada cdroel algo Ubre,
donde llamados los Judíos, y declarándoles el Evan-
gelio en Cristo, ellos le desechan, y él les intima su
ceguera, coa*» me al dioho do haime, frc
Y .COMO escaparon, entonces cono-
cieron la isla, que se llamaba Menta.
2 Y los bárbaros nos trataban con no
poca humanidad; porque encendiendo
un gran fuego, nos recibieron á todos, á
cansa de la lluvia que not estaba encima,
y á causa del frió.
8 Entonces habiendo Pablo allegado al-
gunos sarmientos, y pnéstofot en d fue-
go, una víbora huyendo del calor, le aco-
metió á la mano.
4 T como los barbaros vieron la bestia
venenosa colgando de su mano, decían
los unos á los otros : Ciertamente este
hombre es homicida: á quien, aunque
escapado da la mar, la Tengan» sin em-
bargo no le deja vivir.
5 Mas él, saendienéo la bestia en el
faego, ningún mal padeció.
6 Empero ellos estaban esperando, cuan-
do se habla de hinchar, ó de caer muerto
de repente ; mas habiendo esperado mu-
cho,y viendo que ningún mal le venia, mu-
dados de parecer, decían que era un Dios.
7 1T En aquellos lugares habla una» he-
redades del nombre principal de la isla,
llamado Pubtlo, el cual nos recibió, y
nos hospedé fres nías humanamente.
ICO
8 T aconteció, que el padre de Pabilo
estaba en cama enfermo de fiebres y de
disenteria: al cual Pablo entró, y des-
pués de haber orado, le puso las manos
encima, y le sanó.
9 Y esto. hecho, también los otros que
en la isla tenían enfermedades, llegaban,
y fueron sanados :
10 Los cuales también nos honraron de
muehas honras; y habiendo de navegar,
nos cargaron de las cosas necesarios.
11 f Asi que pasados tres meses, nave-
gamos en una nave Alejandrina, que ña-
ma invernado en la isla, la cual tenia por
ensena á Castor y Pollux.
12 Y venidos á Syracnsa, estuvimos aRí
tresdlas.
18 De donde costeando al derredor,
vinimos á Rhegio; y un dia después
ventando el austro, vinimos al segundo
dlaáPuteoli:
34 Donde hallando hermanos, nos roga-
ron que quedásemos con ellos siete días;
y asi vinimos hada Roma:
15 De donde oyendo de nosotros los
hermanos, nos salieron á recibir hasta el
Foro de Appio, y las Tres Tabernas: á
los cnalss como Pablo vio, dando gra-
das á Dios, tomó eonnansn.
16 Y como llegamos á Roma, el centu-
rión entregó los presos al prefecto de la
guardia; mas á Pablo fué permitido de
estar por si, con un soldado que le guar-
dase.
17 1 Y aconteció, que tres chas después,
Pablo convocó los principales de los Ju-
díos : á los cuales como fueron juntos,
les <Ujo : Yo, varones y hermanos, no ha-
biendo hecho nada contra d pueblo, ni
contra las costumbres de los padres, he
sido sin embargo entregado preso desde
Jernaaiem en manos de los Romanos :
18 Los cuales habiéndome »™Tp*iv>dfr,
m¿ querían soltar, por no haber en mi
ninguna cansa de muerte.
19 Mas oponiéndose los Judíos, me fué
forzoso de apelar á Cesar : no como que
tenga de que acusar á mi nación.
20 Asi que por esta causa os he llamado
para veros y hablaros; porque por la
esperanza de Israel estoy atado con esta
cadena.
21 Entonces ellos le dijeron: Nosotros
ni hemos recibido cartas en cuanto á ti *
de Jadea, ni viniendo alguno de los her-
manos nos ha noticiado ni hablado algún
mal de ti.
28 Mas querríamos otr de ti lo que pión-
ROMANOS*
sus ; porque de esta secta notorio nos ss
que en todos logares es contradicha.
28 Y habiéndole señalado un dia, vinie-
ron á él machos á tu alojamiento, á los
cuales exponía y testificaba el reino de
Dios, procurando persuadirles las cosas
que son de Jesús por la ley de'Moyses, y
por los profetas, desde la maiana hasta
la tarde.
24 Y algunos asentían á lo que se deda,
mas algunos no creían.
26 Y como fueron entre si discordes, se
fueron, después de haberles dicho Pablo
una palabra: Bien ha hablado el Espi-
rita Santo por el profeta Isaías á. nues-
tros padres,
26 Diciendo : Vé á este pueblo, y difc»;
Oyendo oiréis, y no entenderéis; y vien-
do veréis, y no percibiréis.
27 Porque el corazón de este pueblo so
ha engrosado, y de los oidos oyen pesa*
demente, y de sus ojos guiñaron; por-
que no vean de los ojos, y oigan de los
oidos, y entiendan de corason, y se oon»
viertan, y yo los sane.
28 Sesos pues notorio, que a los Gen-
tiles es enviada esta salvación de Dios;
y qm ellos la oirán.
29 Y habiendo dicho esto, los Judíos
se salieron, y tenían entre si gran con-
tienda,
80 Pablo empero quedó dos afios ente*
ros en su casa qoe tenia alquilada; y
recibía á todos los que entraban á él,
81 Predicando el reino de Dios, y ense-
nando tas cosas que son del Señor Jesu
Cristo, con toda libertad, y fin impedí»
LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS
EOMANOS.
CAPITULO I.
cuál sea la mátamela, e/ectos, y fin del EvanyeHo,
como en proemio de su disputa en esta epístola, en
¡a cual pretende de' principal intento mostrar, qm
el verdadero y eepirituat pueblo de Dios no ee ni
toe Oentüee por sus filoso/las, ni loe Judias por m
temporal elección, ley y culto extemo ; maeun pue-
blo que prlmeramenfe ee escogido eternamente de
Dios por $u pura y Ubre votuntad tna\flrcntcmcute
de loe uno» y de leo otros, (porque ein tonéroeertia
ee Dio» de todo») segundamente, que etU pueblo en-
tra en la gracia de Dios no por el mérito de mu
virtudes, ó guarda de te* de Dio*, orno por ft
•iva en él, la cual especialmente propone el Evan-
gelio en Cristo. En tercer lugar ensena, qm loe até
justificados v santificados muestran esta santifica-
ción por la piadosa vida, d la cual son ya dbmm
muriendo d su corrupción por virtud de la mam ti p
sepultura del Señor, y resucitando por virtud de su
resurrección d nueva vida, como les es representado
rastros de peoaaa%mOraMo (por el emú yon el ouai
viven ya) tienen toda seguridad, ¡re. Esta es la
mana de toda esta disputa entrando en ta cual (2)
prueba los Oeniüss con todas su» virtudes estar muy
lejos de ser pueblo de Dios, porque el conocimiento
que Dios les dio de sifué muy mal empleado de ellos
donde por su ingratitud los castigó Dio» con hor-
renda tiniebfa, perversión de juicio, y corrupción
% de vida.
PABLO, siervo de Jesu Cristo, llama-
do á aer apóstol, apartado para el
Evangelio de Dios,
2 Que él habla antes prometido, por sus
profetas en las Santas Escritures,
8 De su Htyo Jesu Cristo, Señor nues-
tro, (el cual fué hecho de la simiente de
David según la carne,
4 Y fué declarado $er el Htfo de Dios
con poder, según el espíritu de santidad,
por la resurrección de los muertos ;)
5 Por el cual recibimos la gracia y el
apostolado, para kae$r que se obedesca á
lafé en todas las naciones, en su nombre:
6 (Entre las cuales sois también voso-
tros los llamados de Jesu Cristo:)
7 A todos los que estáis en Roma, ama-
dos de Dios, llamado» á mr santos : Gra-
cia á vosotros y paz de Dios nuestro
Padre, y del Seftor Jesu Crista
8 Primeramente, doy gracias i mi Dios
por Jesu Cristo acerca dé todos voso-
tros, de que se habla de vuestra fé por
todo el mundo.
9 Porque testigo me es Dios, ai cual
sirvo en mi espíritu en el Evangelio de
su Hijo, que sin cesar me acuerdo de
vosotros siempre en mis oraciones ;
10 Bogando, si de algún modo ahora al
fin haya de tener por la voluntad de Dios
próspero viaje para venir á vosotros.
11 Porque deseo en gran manera ve-
ros, para repartir oon vosotros algún
don espiritual, á fin de que seáis con-
firmados;
12 Es á saber, para ser juntamente con-
151
ROMANOS.
solido con vosotros por la mutua fó, la
vuestra y juntamente la mía.
18 Mas no quiero, hermanos, que igno-
réis, que muchos Teces me he propuesto
de venir á vosotros, (empero hasta ahora
he sido estorbado,) para tener también
entre vosotros algún fruto, como entre
los otros Gentiles.
14 A Griegos y á bárbaros, á sabios y á
ignorantes soy deudor.
15 Asi que, en cuanto está en mi, pronto
estoy á anunciar el Evangelio también á
los que estáis en Roma.
16 Porque no me avergüenzo del Evan-
gelio de Cristo; porque es poder de
Dios para salvación á todo aquel que
cree : al Judio primeramente, y también
al Griego.
17 Porque en él la justicia de Dios se
descubre de fé en fé, como está escrito :
E\ justo vivirá por la fé.
18 U Porque se manifiesta la ira de Dios
desde el cielo contra toda impiedad y in-
justicia de los hombres, que detienen la
verdad con injusticia :
19 Porque lo que de Dios se puede co-
nocer, en ellos es manifiesto; porque
Dios se lo ha manifestado.
20 Porque las cosas invisibles de él,
entendidas son desde la creación del
mundo, por medio de las cosas que son
hechas, se ven claramente, es á saber, su
eterno poder y divinidad, para que que-
den sin excusa.
21 Porque habiendo conocido á Dios, no
fe glorificaron como á Dios, ni fe dieron
gracias: antes se desvanecieron en sus
discursos, y el tonto corazón de ellos fué
entenebrecido :
82 Que diciéndose ser sabios, fueron
hechos insensatos ;
23 Y trocaron la gloria del Dios incor-
ruptible en semejanza de imagen de hom-
bre corruptible, y de aves, y de animales
de cuatro pies, y de reptiles.
24 Por lo cual Dios también los entregó
á la inmundicia, según las concupiscen-
cias de sus corazones, para que deshon-
rasen sus cuerpos entre si :
25 Que mudaron la verdad de Dios en
mentira, y honraron y sirvieron á la cria-
tura antes que al Creador, el cual es ben-
dito por los siglos. Amen.
26 Por lo cual Dios los entregó á afec-
tos vergonzosos ; porque aun sus muge-
res mudaron el natural uso, en el uso
que es contra naturaleza.
27 Y asimismo, los varones, dejado el
152
uso natural de la mnger, sé encendieron
en sus concupiscencias los unos con los
otros, cometiendo torpezas varones con
varones, y recibiendo en si mismos la
recompensa de su error que convino.
28 Y como á ellos no les pareció bien
tener á Dios en su conocimiento, Dios
también los entregó á un perverso enten-
dimiento, para que hiciesen lo qne no
conviene ;
29 Atestados de toda iniquidad, de for-
nicación, de malicia, de avaricia, de mal-
dad: llenos de envidia, de homicidio*,
de contiendas, de engaños, de matigni-
dades:
80 Murmuradores, detractores, aborre-
cedores de Dios, injuriosos, soberbios,
altivos, inventores de males, desobedien-
tes á sus padres,
31 Insensatos, desleales, sin afecto na-
tural, implacables, sin misericordia :
82 Los cuales, entendiendo la justicia
de Dios, á saber, que los que hacen tales
cosas son dignos de muerte; no sola-
mente las hacen, mas aun se complacen
con los que las hacen.
CAPITULO n. .
Ni elJudio es pueblo de Dio*. 1. Porque es orroganim
de la justicia que no tiene menospreciando al Gen-
til 2. Porque nunca guardó la fey, dntesfué contu-
tnam g rebelde contra ella desde que se te dieran, %t
asi te castigó Dios muchas reces, y le castigará en m
final juicio, si con tiempo no se convirtiere de vero*,
a Porque jactándose del camal titulo de pueblo da
Dios, g de su lep, g haciendo contra eüa,/ué en—
que él santo nombre del Señor Juese infame entre loa
Gentiles, como está de él testificado. 11. Deque ma-
nera se jmdiera el Judio gloriar déla kgg déla cir-
euncisicn contra el Oentü^ásaber^si la guarda^a,h^¿
POR lo cual eres inexcusable, oh hom-
bre, cualquiera que juzgas ; porque
en lo mismo que juzgas al otro, te con-
denas á ti mismo; porque lo mismo
haces tú que juzgas á los otros.
2 Porque sabemos quo el juicio de Dios
es según verdad contra los que baeen
tales cosas.
3 ¿Y piensas esto, oh hombre, qne juz-
gas á los que hacen tales cosas, haciendo
las mismas, que tú escaparás el juicio de
Dios?
4 ¿ O menosprecias las riquezas de an
benignidad, y paciencia, y longanimidad:
ignorando que su benignidad te gula á
arrepentimiento ?
5 Antes, según tu dereza, y tu corazón
impenitente, atesoras para ti mismo ira.
para el día de la ira, y de la manifesta-
ción del justo juicio de Dios ;
6 El cual pagará á cada uno conforme á
sus obras : 0Tgitized by
ROMANOS.
7 A los que perseverando en bien na-
cer, buscan glorio, y honra, y inmortali-
dad, dará la vida eterna;
8 Mas á los que son contenciosos, 7 qne
no obedecen a la verdad, antes obedecen
á la injusticia, enojo, y ira.
9 Tribulación y angustia sobre toda
alma de hombre qne obra lo malo, del
Judio primeramente, y también del Grie-
go;
10 Mas gloria, y honra, y paz á todo
aquel qne obra el bien, al Judio prime-
ramente* y también al Griego:
11 Porque no hay acepción de perso-
nas para con Dios.
12 Porque tóeoslos que sin ley pecaron,
sin ley también perecerán ; y todos los
que en la ley pecaron, por la ley serán
juzgados.
•13 Porque no los que oyen la ley son
justos delante de Dios, mas los hace-
dores de la ley serán justificados.
14 Porque cuando los Gentiles que no
tienen la ley, hacen naturalmente las
cosas de la ley, los tales aunque no ten-
gan la ley, á si mismos son ley :
15 Mostrando la obra de la ley escrita
en sus corazones, dando testimonio jun-
tamente bus conciencias; y acusándose
mientras tanto, ó también excusándose
sus pensamientos, unos con otros,
16 En el día que juzgará el 8eñor los
secretos de loa hombres conforme á mi
Evangelio, por Jesu Cristo.
17 He aquí, tú te llamas por sobrenom-
bre Judio, y estás reposado en la ley, y te
glorias en Dios,
18 Y sabes bu voluntad, y apruebas lo
mejor, siendo instruido por la ley;
19 T te jactas de que tú mismo eres
guia de los ciegos, luz de los que están
en tinieblas,
20 Ensefiador de los que no saben, maes-
tro de niños, que tienes la forma de la
ciencia y de la verdad en la ley.
21 "Tú, pues, que ensenas á otro, ¿ no te
enseñas á ti mismo? Tú que predicas
que no se ha de hurtar, ¿hurtas r
22 Tú qne dices que no se ha de adul-
terar, ¿ adulteras ? Tú que abominas los
ídolos, ¿ haces sacrilegio ?
28 Tú que te jactas de la ley, ¿por
transgresión de la ley deshonras á Dios?
24 Porque el nombre de Dios es blasfe-
mado por cansa de vosotros entre los
Gentiles, como esta escrito.
25 T Porque la circuncisión ala verdad
aprovecha, si guardares la ley; mas si
eres rebelde á la ley, tu circuncisión es
hecha incircuncision.
26 De manera que si el incircunciso guar-
dare las justicias de la ley, ¿no será teni-
da su incircuncision por circuncisión ?
27 Y lo que de su natural es incircun-
ciso, si guardare la ley, ¿no te juzgará á
ti, que por la letra y por la circuncisión
eres rebelde á la ley ?
28 Porque no es Judio el que lo es por
de fuera, ni « la circuncisión la que es
por de fuera, en la carne;
29 Mas el que lo es por de dentro Judio
e$; y la circuncisión e$ la del corazón, en
el espíritu, no en la letra: la alabanza
del cual no «• de los hombres, sino de
Dios.
CAPITULO ra.
La prerogativa del Judio ¡obre el Gentil es ser depo-
sitario de la ley y promesas de Dios, cuya verdad no
JuUa por la incredulidad de ellos, ante* la ha hecho
mas üustr* (porque por ocasión de ella Dios se ha
comunicado en su Evangelio 4 los Gentiles, como trata
ahajo II. Jtí, ttc), ni por eso Dios es injusto castigan-
do d los rebeldes, ni con tal pretexto nadie se ha de
atrever d mal hacer. 2. La dicha prerogativa no
los hace mejores que los Gentiles, pues son tan peca-
dores como eUos como estd prohado, y de nuevo se
prueba. 3. Estando todos lo* hombre* en tal estado
(portw común corrupción) la ley {que d la verdad
si estuvieran en sana naturaleza les pudiera servir,
para que haciéndola Jueran Justos) no le» sirve sino
para convencerlos de pecadores. 4. ManiJieHa Dios el
camino de la verdadera Justicia en su Evangelio por
la/ó en Cristo, para que la gloria de nuestra Justicia,
(que si Juera por las obras de la ley había de ser
nuestra,) teda sea de Dios; yeto d todo*. Judio* p
Gentil**; porque es Dio* de todos.
¿i^VUÉ, pues, tiene mas el Judio? ¿6
Vc¿ cuál es el provecho de la circunci-
sión?
2 Mncho en todas maneras. Lo pri-
mero ciertamente, porque los oráculos de
Dios les han sido confiados.
3 ¿Porque qué hay, si algunos de ellos
han sido incrédulos? ¿La Incredulidad
de ellos habrá por eso hecho vana la fó
de Dios?
4 En ninguna manera; antea* sea Dios
veraz, y todo hombre mentiroso, como
está escrito: Para que seas justificado
en tus dkhos, y venzas cuando fueres
juzgado.
5 Mas si nuestra iniquidad encarece la
justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será
por eso injusto Dios que da castigo?
(hablo como hombre.)
6 En ninguna manera: de otro modo,
¿ cómo juzgarla Dios el mundo ?
7 Porque si la verdad de Dios con mi
mentira creció á gloria suya, ¿por qué
aun también soy yo juzgado como pe-
cado,.? Digitizedb
153
0JMKad^rr
ROMANOS.
8 T no, (como somos Infernados, y como
algunos aseguran, que nosotros decimos,)
¿Hagamos males para qne Tengan bie-
nes? la condenación de los cotíes es
Justa.
9 1 ¿Pues qué? ¿Somos nosotros me-
jores qm eüotf En ninguna manera ; por-
que ya hemos acusado á Judio» y á Gen-
tiles, que todos están debajo de pecado,
10 Como está escrito: No hay justo, ni
aun sofo uno:
11 No hay quien entienda, no hay quien
busque á Dios.
12 Todos se apartaron del camino de la
justicia, á una se han hecho inútiles : no
hay quien haga lo bueno, no hay ni aun
uno tolo.
18 Sepulcro abierto es su garganta: con
sus lenguas tratan engañosamente: ve-
neno de áspides está debajo de sus labios :
14 Cuya boca e*td llena de maledicen-
cia, y de amargura :
15 Sus pies so» ligeros para derramar
sangre:
16 Quebrantamiento y desventura hay
en sus caminos :
17 Y el camino de paz no conocieron :
18 No hay temor de Dios delante de
sus ojos.
19 T Empero ya sabemos, que todo k>
que la ley dice, á los que están bajo la
ley lo dice; para que toda boca se tape,
y que todo el mundo se tenga por reo
delante de Dios :
30 Por tanto, por las obras de la ley nin-
guna carne se justificará delante de él ;
porque por la ley es el conocimiento del
pecado.
21 1T Empero ahora, la justicia de Dios
sin la ley se ha manifestado, testificada
por la ley, y por loa profetas :
32 La justicia, digo, de Dios, que es por
la fé de Jeso Cristo, para todos, y sobre
todos los» que creen en él; porque no
hay diferencia;
38 Por cuanto todos pecaron, y están
destituidos de la gloria de Dios.
34 Siendo justificados gratuitamente
por su gracia, por la redención que es en
Jesu Cristo.
35 Al cual Dios ha propuesto por apla-
camiento por la fé en su sangre, para
manifestación de su justicia por la re-
misión de los pecados pasados, en la
paciencia de Dios ;
36 Para manifestación de su justicia en
este tiempo ; para que él sea justo, y Jus-
Mficador del que cree en Jesús.
154
37 i Donde, pues, ettd la Jactancia? Es
echada fuera. ¿ Por cuál ley ? ¿ De las
obras? No : sino por la ley de la fié.
86 Asi que, concluimos ser el hombre
justificado por fé sin las obras de la ley.
39 ¿Ee Dios solamente Dio* de los Ju-
díos ? ¿ No es también 2Ho» de loa Gen-
tiles? Cierto, él er también JMo* de los
Gentiles.
80 Porque un Dios e$ de todos, el cual
justificará de la fé la clrouncislon, y por
la fé á la Inchrcuncision.
81 ¿Luego deshacemos la ley por la fia ?
En ninguna manera: antes establecemos
la ley.
CAPITULO IV.
Prieto qm Injusticia de loe obras (aunque dolante do
los hombres sea de estima) no es la que delante do
Dése loe pecados al que vivamente cree, 9 comearte
esta fé por sólida Justicia; loe pruebas son, te pri-
mera por el ejemplo de Abraham ; la see/unda%por
el testimonio de David. % Insinúa de qué, puesi, sirva
la circuncisión y te tejr* hasta tratarse smem nmptio
mente cqpfcufe 7. v.ft. Vmlta al ejemplo de AereÁon»,
explicando cval fué estafé en la que agradó ionio
d Dios, f poniéndole por ejemplo é todos he que
dotante de Dio* quisieron strJumiMcadoe,
i f\UÉ, pues, diremos que halló Abra-
V£ ham nuestro padre según la carne?
3 Porque si Abraham fué justificado por
las obras, tiene de qne gloriarse ; mas no
delante de Dios.
3 Porque, ¿qué dice la Escritura? Y
ereyó Abraham á Dios, y le fué imputado
ajusticia.
4 Empero al que obra, no se lo cuenta la
recompensa por gracia, sino por deuda.
5 Mas ai que no obra, sino cree en aquel
que Justifica al impío, su fé le es contada
por justicia.
6 Como también David describe la
Menaveaturanaa del hombre, al cual
Dios imputa justicia, sin las obras,
7 Diciendo: Bienaventurados aquellos,
euyas iniquidades son perdonadas, y cu-
yos pecados son cubiertos.
8 Bienaventurado el varón al cual el
Beftor no imputará pecado.
9 ¿Esta bienaventuranza pues viene so-
lamente sobre la circuncisión, ó también
sobre la inclrcuncision? porque decimos
que á Abraham fué contada la fé por
justicia,
10 ¿ Cómo pues le fué contada? ¿ estan-
do él en ¿a circuncisión ó en la inclrcun-
cision ? no en la circuncisión, sino en la
incircunoision.
11 T Y recibió el signo de la circunci-
sión, por sello de la justicia de la fé que
laso siendo aun Incircunciso ; para aun
ROMANOS.
fuese padre de todtM tos «reyentes, aun-
que no sean circuncidados; para que tam-
bién á dios les sea contado por justicia:
12 Y padre de la-circuncisión, á los qne
no solamente son de la circuncisión,
mas también signen las pisadas de la
fé de nuestro padre Abraham, que tenkt
antes de ser circuncidado.
13 Porque no por la ley fué éaáa la
promesa á Abraham, 6 asa simiente,
qne seria heredero del mundo, sino por
la justicia de la fii
14 Porque si los de la ley, ton los here-
deros, hecha Tana es la fó; y anulada es
la promesa.
15 Por cuanto la ley obra ira; porque
donde no hay ley, allí tampoco hay trans-
gresión.
16 1 Por tanto e» por la fé, para que ma
por gracia ; á fin de que la promesa sea
firme á toda la simiente, et á $mber> no
solamente al que es de la ley, mas tam-
bién al que es de la fé de Abraham : el
cual es padre de todos nosotros,
17 (Como está escrito: Por padre de
muchas naciones te he puesto, delante
de Dios, á quien creyó : el eaal da vida á
los muertos, y llama las cosas que no
son, como st fuesen.
18 El cual creyó en espcTansn contra
esperanza, para ser hecho padre de mu-
chas naciones, conforme á lo que ie haMa
sido dicho: Asi será tu simiente.
19 T no siendo débil en fé, no consideró
su cuerpo ya muerto, (siendo ya de casi
den afios,) ni la matriz muerta de Sera.
20 Tampoco en la promesa de Dios
dudó con desconfianza: antes fué esfor-
zado en té, dando gloria á Dios:'
21 Enteramente persuadido que todo
lo qne habis prometido, era también
poderoso para hacerlo.
22 T por tanto le fué Imputado á jus-
ticia.
23 T no está escrito sata solamente por
causa de él, que le haya sido aú con-
tado;
24 Sino también per nosotros, á quienes
será axi contado, á los que creemos en el
que levantó de los muertos á Jesús,
Señor nuestro:
25 El cual rae* entregado por nuestros
delitos, y resucitado para nuestra Justifi-
cación.
CAPITULO V.
Afecto» üustrisimo» de lajusti/lcacion de la/é en Cris-
to, por los cuate* se muestra evidentemente, que no
- mió no hace, 4 kn >
8pan.
61
la» ekrm» dt la le* ma* §** sUeMm m la» pmdm
tener. 2. Esta justicia por gracia en Cristo sobre-
pvja lo» daño* que vinieron al mundo por la desobs-
diencis^de Adam.
JUSTIFICADOS pues por la fé, tene-
mos paz para con Dios por nuestro
Señor Jesn Cristo :
2 Por el cual también tenemos entrada
por la fé en esta gracia, en la cual esta'
moa Jim**, y nos gloriamos en la espe-
ranza de la gloria de Dios.
8 Y no solo sito, mas aun nos gloriamos
en las tribulaciones, sabiendo que la tri-
bulación obra paciencia ;
4 Y la paciencia, experiencia; y la ex-
periencia, esperanza;
5 Y la esperanza no tu* avergüenza;
porque el amor de Dios está derramado
en nuestros corazones por el Espíritu
Santo, que nos es dada
6 Porque Cristo, cuando éramos aun
sin raecsa, á eu tiempo murió por los
impíos.
7 Porque apenas morirá alguno por un
justo ; aunque quizá por uno bueno po-
drá mr qué alguno aun osare morir.
% Has Dios encarece su amor para con
nosotros, en que siendo aun pecadores,
Cristo murió por nosotros*
9 Luego mucho mas, ahora justificados
en su sangre, por él seremos salvos de
la ira.
10 Porque si siendo enemigos, fuimos
reconciliados con Dios por la muerte de
su Hijo, mucho mas, ya reconciliados,
seremos salvos por su vida.
11 Y no solo esto, mas aun noa glo-
riamos en Dtos por nuestro Seflor {esu
Cristo, por el cual hemos ahora recibido
la reconciliación.
12 % Por tanto, de la manera ase el
pecado entró en el mundo por un hom-
bre, y por el ¿secado la muerte; y la
muerte asi pasó á todos loa hombrea
porque todos pecaron;
13 (Porque hasta la ley el pecado cataba
en el mundo ; moa el pecado no es impu-
tado, no habiendo ley.
14 Mas reinó la muerte desde Adam
basta Moyses, aun sobre Ice que no
pecaron á la manera de la rebelión de
Adam, el cual es figura del que habla de
venir.
15 Mas no como el delito, asi también
fué el don gratuito ; porquo si por el de-
lito de uno murieron muchos, mucho
mas la gracia de Dios, y el don por la
gracia que es de un $oU> hombro* Jesu
Cristo, abundó para mnchos.
155
ROMANOS.
16 NI tampoco de la manera que ftté
por uno que pecó, asi también el don ;
porque el juicio á la -verdad fuéjíe un
pecado para condenación, mas el don
gratuito «a do muchos delitos para justi-
ficación.
17 Porque si por el delito de uno reinó la
muerte poranias de uno, mucho mas los
que reciben la abundancia de la grada, y
del don de la justicia reinarán en vida por
uno iofa, Jesu Cristo.)
18 Asi que, de la manera que por el
delito de uno vino la aupa á todos los
hombres para condenación, asi por la
justicia de uno trino la grada á todos los
hombres para justificación de vida. <
19 Porque como por la desobediencia
de un hombre muchos fueron hechos
pecadores, asi por la obediencia de uno
muchos serán hechos justos.
20 La ley empero entró para que el pe-
cado abundase; mas cuando el pecado
abundó, sobreabundó la gracia;
21 Para que do la manera que el pecado
reinó para muerte, asi también la gracia
reine por la justicia para vida eterna, por
Jesu Cristo Befior nuestro.
CAPITULO VI.
De (pie por 7a bondad infinita de D&x ta gracia de ta
no se ha de tomar atrevimiento de pecar, porque
nuestra profesión en el bautismo es en contraría, d
water, de permanecer en santidad, para to cual el
| bautismo en rnt muerto del Señar es también eficwsu
2. Tampoco la libertad de la ley que en Cristo teña-
mos, se ka de entender licencia para pecar; porque
la cristiana libertad es servidumbre d Dios u>dta
|T>U£S qué diremos? ¿Perseveraré-
X nú» en el pecado, para que la gra-
cia abunde ?
2 En ninguna manera. Porque los que
somos muertos al pecado, ¿ cómo vivire-
mos ann en él ?
8 ¿O no sabéis que todos los quesomos
bautizados en Cristo Jesús, somos bauti-
zados en sn muerte?
4 Porque somos sepultados Juntamente
con él en la muerte por el bautismo, para
que como Cristo resucitó de los muertos
por la gloria del Padre, asi también noso-
tros andemos en novedad de vida.
5 Porque si fuimos plantados junta-
mente con él en la semejanza de su muer-
te, también lo seremos juntamente en la
eemejanza de tu resurrección :
0 Sabiendo esto, qne nuestro -viejo hom-
bre fué crucificado^*»! tómente con él, para
que el cuerpo del pecado sea deshecho, á
fin de que no sírvanlos mas al pecado.
1¿*
7 Porque el que está muerto, justificado
es del pecado.
8 Y si morimos con Cristo, creemos
que también viviremos con él :
9 Ciertos que Cristo habiendo resuci-
tado de los muertos, ya no muere: la
muerte no se enseñoreará mas de éL
10 Porque, en cuanto al morir, al peca-
do murió una vez; mas en cuanto al
vivir, para Dios vive.
11 Asi también vosotros, juzgad que
vosotros de cierto estala muertos al pe-
cado; mas que vivís para Dios en Cristo
Jesús Sefior nuestro.
12 No reine pues el pecado en vuestro
cuerpo mortal, para que le obedezcáis en
sus concupiscencias.
18 Ni tampoco presentéis vuestros
miembros al pecado como instrumentos
de Iniquidad: antes presentaos á Dios
como vivientes de entre los muertos; j
vuestros miembros á Dios carne instru-
mentos de justicia,
14 Porque el pecado no se enseñoreará,
de vosotros; porque no estáis debajo de
la ley, sino debajo de la gracia.
15 1 ¿Pues qué? ¿Pecaremos, porque,
no estamos debajo de la ley, sino debajo
de la gracia? En ninguna manera.
16 ¿O no sabéis, que aqnien os presen-
tasteis á vosotros mismos por siervos
para obedecerte, sois siervos de aquel 4
quien obedecéis, ó del pecado para muer-
te, ó de la obediencia para Justicia t
17 Gracias á Dios, que fuisteis siervo»
del pecado; mas habéis obedecido do
corazón á la forma de doctrina á la cual
habéis sido entregados :
18 Y libertados del pecado, sois hechos
siervos de la jostieia*
19 Hablo humanamente á causa de lo
flaqueza de vuestmearne : que como pro-
sentasteis vuestros miembros por sier-
vos de la inmundicia y de la Iniquidad
para iniquidad; asi ahora presentéis vues-
tros miembros pos siervos de la justicia
para santidad.
20 Porque cuando fuisteis siervos del
pecado, libres erais de la Justicia,
21 i Qué fruto teníais entonces de aque-
llas cosos, de los cuales ahora os aver-
gonzáis? porque el fin de ellas er la
muerte
22 Mas ahora librados del pecado, y
hechos siervos de Dios, tenéis por vues-
tro fruto la santidad, y por fin la vida
Jorque agsiS^á^Cpe«do as la
ROMANOS.
muerte-; mas el don grahtUo de IMoe es
la vida eterna en Cristo Jesús Sefior
nuestro.
CAPITULO vn.
Prosigue declarando como se ha de'rntender la lüter-
tad, 4 exención de la lepen el cristiano, d saber, na
de las obras qm manda tino dm la obligación p miedo
eervÜ p de muerte que trae para el no regenerado en
Cristo. 2. Con motivo de esto prosigue declarando
los oficies de la ley en el pecador, qm son, 1. Ense-
ñar el pecado. %Jtacerejmcreaca en nwcho mayor
abundancia despertando 'de una parte el corrompido
apetito d mas pecar (que con la ignorancia estaba
como adormecido) y de otra (pista la pena que la
. ley intima) irritando al pecador contra el legislador
justo, de todo lo cual se sigue mayor condenación de
muerte : los cuntes efectos ta ley nB los tiene de suyo,
mas accidentalmente por la ocasión de te perversi-
dad p corrupción del hombro con quien habla, S.
Declara los mismos oficios de la lep tener aun efica-
cia enetpa regenerado por la parte que aun es car'
nal: empero de la cual miseria es librado por Cristo.
¿/\ IGNORÁIS, hermanos, (pues ha-
KJ blo con los qne saben la ley,) qne
la lej oviamente se enseñorea del hom-
bre entre tanto qne vive?
2 Porque la muger qne está sujeta á
marido, mientras él vire, está ligada á su
marido por la ley ; mas muerto él mari-
do, ella está libre de la ley del marido.
8 Asi qne viviendo el marido se llamará
adúltera, si fuere de otro varón ; mas si
su marido hubiese muerto, está libre
de la ley, de tal manera qne no será adúl-
tera, si fuere de otro marido.
4 Asi también vosotros, hermanos mtos,
estáis muertos á la ley por el euerpo de
Cristo, para qne tesis de otro esposo, es
á saberx del qne resucitó de los muertos,
para que llevemos fruto á Dios.
6 Porque mientras estábamos en la car-
ne, los afectos del pecado que eren por
la ley, obraban en nuestros miembros
para llevar fruto á la muerte :
6 Mas ahora estamos Ubres de la ley,
habiendo muerto á aquello en que nos
detenia presos, para que sirvamos en
novedad de espíritu, y no en vejez de la
letra.
7 f ¿Qoe* pues diremos? ¿La ley e»
pecado? En ninguna manera, Antes
yo no conociera ¿1 pecado, sino por la
ley; porque no conociera la concupis-
cencia, si la ley no dijera: No codi-
ciarás.
8 Empero el pecado, tomando ocasión
por el mandamiento, obró en mí toda
suerte de concupiscencia; porque sin la
ley el pecado tetaba muerto.
9 Asi que, yo sin la ley vtvia en algún
tiempo ; mas venido el mandamiento, el
pecado revivió, y yo morí.
10 T hallé qrte el mandamiento, que de
$uyo era para vida, d mi era para muerte.
11 Porque el pecado, tomando ocasión
por el mandamiento, me engañó, y por
él me mató.
12 De manera que la ley á la verdad es
santa, y el mandamiento santo, y justo,
y bueno.
13 ¿ Luego lo que es bueno, pora mi me
es hecho muerte? No, sino que el pe-
cado, para mostrarse pecado, por lo bue-
no me obró la muerte ; para que, por el
mandamiento, el pecado so hiciese sobre
manera pecaminoso.
14 Porque ya sabemos que la ley es
espiritual ; mas yo soy carnal, vendido
debajo del pecado.
15 Porque lo que hago, no lo apruebo,
pues el trien que quiero, no hago ; antes
lo que aborrezco, aquello hago.
16 Y si lo que no quiero, esto hago,
consiento que la ley es buena.
17 De manera qne ya no obro yo aque-
llo, sino el pecado que mora en mi.
18 Porque yo sé que en mi, es á saber,
en mi carne, no mora cosa buena ; por-
que tengo el querer; mas obrar lo bue-
no, no lo alcanzo.
19 Porque no hago el bien que quiero ;
mas el mal que no quiero, esto hago.
20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo
obro yo, sino el pecado que mora en mí.
21 Asi que, en queriendo yo hacer el
bien, hallo esta ley; que el mal habita
conmigo.
22 Porque según el hombre interior me
deleito en la ley de Dios ;
28 Mas veo otra ley en mis miembros
rebelándose contra la ley de mi espíritu,
y llevándome cautivo á la ley del pecado
que está en mis miembros.
24 I Miserable hombre de mi! ¿quién
me librará del cuerpo de esta muerte ?
25 Oradas doyá Dios por Jesu Cristo
Señor nuestra Asi que, yo mismo con
el espíritu sirvo á la ley de Dios, mas
con la carne á la ley del pecado.
CAPITULO vía
Que para el qué do verdad estd en Cristo y rite por
fe\ (aunque tenga aun fiaqmza de carne* en la cual
empero no es- su común vida) ninguna condenación
hay. 2. De esta corrupción nos purificará del totlo
el Padre en la final resurrección por virtud de ta
resurrección del Señor y por la eficacia de su espU
ritu. 8. Exhorta por tanto d la piadosa vida ani-
mados por la certidumbre de nuestra regeneración
espiritual y de la eternidad de la heredad que espe-
ramos en nuestra entera remumraciem, en compara-
ción de la cual todas las presentes afiieciones son de
ningún peso. i. Por esta restauración no solo gimen
todas loe criaturas, mas aun todo el verdadero pue-
15T
ROMANOS.
bbd*JHo$%fmmmto*qm&4itaimtmnaliimmd8
corrupción, él eligió, u predestinó en Cristo, u loe
Uamó á mu tiempo, á lo» rúale* también d su tiempo
glorificará sin que cosa ninguna, piante impedir la
efectuación de este tu eterno cornejo para con ello»
en Cristo.
ASÍ que ahora, ninguna condenación
-£jL hay para los que catán en Cristo
Jesús, loa que no andan conforme á la
carne, sino conforme ai Espíritu.
2 Porque la ley del Espirita, de vida en
Cristo Jesús rae ha librado de la ley del
pecado y de Ja muerte.
8 Porque lo que era imposible ala ley,
en cuanto era debil por la carne, Dios
enviando á su Hijo en semejanxa de la
carne del pecado, y por pecado, condené
al pecado en la carne ;
4 Para que la justicia de la ley fuese
cumplida en nosotros, que no andamos
conforme á la carne, sino conforme al
Espíritu.
5 Porque los que son según la carne,
piensan en las cosas que son de la carne ;
mas los que son según el Espíritu, en
las cosas que son del Espíritu.
6 Porque el animo earnal «t muerte;
mas el animo espiritual, vida y paz ;
7 Por cuanto el animo carnal es ene-
mistad contra Dios ; porque no se sujeta
á la ley de Dios, ni tan tampoco puede.
8 Así que, los que son según la carne,
no pueden agradar á Dios.
9 Mas vosotros no sois según la carne,
sino según el Espíritu : si es que el Espí-
ritu de Dios mora en vosotros. Y si
alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el
tal no es de éL
10 Empero si Cristo es en vosotros, el
cuerpo á la verdad está muerto á causa
del pecado ; mas el espíritu vive á cantea
de la justicia.
11 Y si el Espíritu de aquel que levantó
de los muertes á Jesús, mora en voso-
tros, el que levantó á Cristo de los muer-
tos, vivificará también vuestros cuerpos
mortales por su Espíritn que mora en
vosotros.
12 Asi que, hermanos, deudores somos,
no á la carne para que vivamos conforme
ala carne.
18 Porque si viviereis conforme á la
carne, moriréis ; mas si por el Espíritu
mortificareis las obras de la carne, vivi-
réis.
14 Porque todos los que son guiados
por el Espíritu de Dios, los tales son
hyos de Dios,
19 Porque no habéis recibido el espíritu
108
de servidumbre para esfaf o través en te-
mor; mas habéis recibido el Espirito de
adopción, por el cual clamamos : Abba,
Padre.
16 Porque el mismo Espíritu da testi-
monio á nuestro espíritu que somos hi-
jos de Dios.
17 Y si hyos, también herederos : here-
deros de Dios, y coherederos con Cristo :
si empero padecemos Juntamente con e%
para que juntamente con él seamos tam-
bién glorificados.
18 Porque yo juzgo, que lo que en este
tiempo se padece, no es digno de com-
parar» con la gloria venidera que en no-
sotros ha de ser manifestada.
19 f Porque el continuo atalayar de
la criatura espera la manifestación de loe
hfyosdeDios;
20 Porque la criatura fué sujetada á
vanidad, no de.su voluntad, sino por
causa de aquel que la sujetó,
21 Con esperanza de qne también la
misma criatura será librada de la servi-
dumbre de corrupción, en la libertad glo-
riosa de los mjos de Dios.
22 Porque ya sabemos, que toda la crea-
ción gimo á una, y á una está en dolores
de parto hasta, ahora.
28 Y no solo «fio, mas también nosotros
mismos que tenemos las primicias del
Espíritu, nosotros tambiengem irnos den-
tro de nosotros mismos, esperando la
adopción, es é saos?, la redención de nues-
tro cuerno.
24 Porque en esperanza somos salvos :
empero la esperanza que se -ve, no es
esperanza; porque lo que alguno ve,
¿cómo aun lo espera?
25 Mas si lo que no vemos esperamos,
por paciencia lo esperamos.
26 Y asimismo también el Espíritu á
una ayuda nuestra flaqueza; porque no
sabemos lo que hemos de pedir como
conviene ; mas el mismo Espíritu Inter-
cede por nosotros con gemidos indeci-
bles.
27 Mas el que escudrjfia los corazones,
sabe cual es el deseó del Espíritn, por-
que conforme á la voluntad de Dios inter-
cede por los santos.
28 Y sabemos, qne todas las cosas obran
Juntamente para el bien de los que á
Dios aman, es d sabor, á los que conforme
á su propósito son llamados.
29 Porque á los que antes conoció, tam-
bién predestinó para que fuesen hecha*
conformes á la imagen 4e su Htfo, pan
ROMANOS.
que él sea el primogénito entre muchos
hermano*
30 Y á los que predestinó, á estos tam-
bién llamó ; y á los que llamó, á estos
también justificó ; y á los qne justificó,
á estos también glorificó.
81 ¿ Qué, pues, diremos á estas cosos ?
81 Dios es por nosotros, ¿ quién terd con-
tra nosotros ?
83 El que aun á su propio Hijo no per-
donó, antes le entregó por todos noso-
tros, ¿ cómo no nos ha de dar también
eon él gratuitamente todas las cosas ?
88 ¿Quién acusará contra los escogi-
dos de Dios ? Dios m el que los justifica,
84 ¿ Quién et el que lo* condena? Cris-
to et el que murió : antes el que también
resucitó, el qne también está á la diestra
de Dios, el qne también demanda por
nosotros.
85 ¿Quién nos apartará del amor de
Cristo ? ¿ Tribulación ? ¿ ó angustia ? ¿ ó
persecución? ¿ó hambre? ¿ó desnudez?
¿ó peligro? ¿ó espada?
86 (Como está escrito : Por causa de ti
somos muertos todos los dios : somos es-
timados como ovejas para el matadero:)
87 Antes en todas estas cosas vencemos,
y aun mas, por aquel que nos amó,
88 Por que estoy cierto que ni la muer-
te, ni la vida, ni ángeles, ni principados,
ni potestades, ni lo presente, ni lo por
venir,
89 Ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna otra
criatura nos podrá apartar del amor de
Dios, que es en Cristo Jesús, Señor
nuestra ^__
CAPltULO IX.
Embiste mas de hecho con el pueblo Judaico (con pre-
fación empero de su benevolencia w caridad para
eon ello») mostrando qne tinque la prometa v verdad
' de Dios sea menoeoabada, «tío*, por la temporal eiéc~
don y por la* demos camales prerogatiras(¡que arri-
ba, capitulo 8, habia comenzado d contar) no son
verdadero pueblo de Dios, porque el pueblo verdadero
de Dios. 1. Es por viad» espíritu m/étp no poruñea
camal. S. Está fundado sobre eterna elección de
Dios, v no temporal. 9. Estriba sobre la misericor-
dia de Dio» (qne por su Ubre voluntad lo escogió sin
respeto de méritos ni deméritos de obras) no en bu
obras de la leu ven propia justicia como ellos. II.
Esta Ubre toluntad de DiOm*n su elección no menos-
caba su Justicia en castigar después al implo, en-
te» en grandece su bondad en haberle sufrido tanto
tiempo. III. En esta elección por expresos testimo-
nio» del Espíritu Sanio, no e» mas prirtíeffiado et
Judio qm» ei OentO. IV. La causa principal porque
el Judio es mas inhábil para ser contado en este tanto
pueblo, es la opinión que tiene de justicia por parte
de la lev, m la cual convento dé el, tropieza en-
Cristo.
VERDAD digo en Cristo, no miento,
dándome testimonio mi conciencia
en el Espíritu 8anto :
2 Qne tengo gran tristeza, y continuo
dolor en mi corazón.
3 Porque deseara yo mismo ser anate-
ma de Cristo por causa de mis herma-
nos, los que son mis parientes según la
carne:
4 Qne son Israelitas, de los cuales et la
adopción, y la gloria, y los conciertos, y
la ley dada, y el- culto, y las promesas ;
5 Cuyos ton los padres, y de los cuales
vino Cristo según la carne, el cual es
Dios sobre todas las cosas, bendito por
los siglos. Amen.
6 No empero que la palabra de Dios
haya faltado; porque no todos los que
son de Israel ton Israelitas :
7 Ni por ser simiente de Abraham luego
ton todos hijos; mas: En Isaac te será
llamada simiente.
8 Quiere decir: No los que son hijos
de la carne, estos ton los hijos de Dios ;
mas los que tan hijos de la promesa, estot
son contados en la generación.
9 Porque la palabra de la promesa m
esta: Como en este tiempo vendré; y
tendrá Sara un hUo.
10 Y no solo «rio, mas también Rebecca
concibiendo de una vez, d taber, de Isaac
nuestro padre;
11 (Porque no siendo aun nacidos, ni
habiendo hecho aun ni bien ni mal, para
que permaneciese el proposito de Dios
conforme á la eleeclon, no por las obras,
sino por el qne llama;)
12 Le rae dicho, que el mayor serviría
al menor :
18 Como está escrito: A Jacob amé,
mas á Esau aborrecí.
14 ¿ Qué diremos pues ? / Que hoy In-
justicia acerca de Dios? En ninguna
manera.
15 Porque á Moyses dice : Tendré mise-
ricordia del que tendré misericordia ; y
me compadeceré del que rae compade-
ceré.
16 Así que no tt del que quiere, ni del
que corro ; sino de Dios, que tiene mise-
ricordia.
17 Porque la Escritura dice de Pharaon :
Para esto mismo te he levantado, para
mostrar en tí mi poder, y que mi nom-
bre sea anunciado por toda la tierra.
18 De manera que del que quiere tiene
misericordia; y al que quiere, endurece.
19 í Me dirás pues : ¿ Por qué pues se
enoja? ¿porque quién ha resistido á su
voluntad?
20 Mas antes, oh hombre, ¿tú, quién
1«l
ROMANOS.
eres, para que alterques con Dios? ¿ó
dirá el vaso de barro al que le labró;
Por qué me has hecho así ?
21 ¿O no tiene potestad el ollero para
hacer de la misma masa un vaso para
honra, y otro para vergüenza?
22 ¿Y qué, si Dios queriendo mostrar
tu ira, y hacer notorio su poder, soportó
con macha mansedumbre los vasos de
ira, preparados para destrucción ;
23 Y haciendo notorias las riquezas de
su gloria para con los vasos de miseri-
cordia, que él ha antes preparado para
gloria;
24 A los cuales también llamó, es á saber,
a nosotros, no solo de los Judíos, mas
también de los Gentiles?
25 Como también en Oseas dice: Lla-
maré al que no era mi pueblo, pueblo
mió ; y amada, á la que no era amada.
26 T será que en el lugar donde antes
les era dicho : Vosotros no sois pueblo
mío ; alli serán llamados hijos del Dios
viviente.
27 Isaías también clama tocante á Is-
rael: Aunque fuere el número de los
hijos de Israel como la arena de la mar,
un residuo será salvo.
28 Porque él consumará la obra, y la
abreviará en justicia; porque obra abre-
viada hará el Señor sobre la tierra.
29 Y como antes ¿Hjo Isaías : 8i el Se-
ñor de los ejércitos no nos hubiera deja-
do simiente, como Sodoma fuéramos
hechos, y como Gomorrha fuéramos se-
mejantes.
80 T ¿Qué diremos pues? Que los
Gentiles que no seguían justicia han al-
canzado la justicia: es á saber, la justi-
cia que es por la fé ;
31 Y Israel que seguía la ley de justicia,
no ha alcanzado á la ley de la justicia.
82 ¿Por qué? Porque no la buscaron
por fé; mas como por las obras de la
ley. Por lo cual tropezaron en la piedra
de tropiezo;
88 Como está escrito: He aquí, pongo
en Sion piedra de tropiezo, y roca de
calda; y todo aquel que creyere en él,
no será avergonzado.
CAPITULO X.
Prosiga declarante la com»a déla caieTaeh tosiera»-
Uta*, d saber% porque no entendieron la ley ni sus
intento», no obstante que en ella teté hecha mención
de esta distinción de justicia de Icjr, {que ellos matea
dlertm,} vJunHcim de/4, (aue insinuaba el Evangelio
en Cristo) la cual habia de ser común d todo el mun-
do : del cual estaba profetizado que lo» Gentiles ha-
bíande obedecer al Bvammefío, p lo» Judio» de eon-
IrtO
HERMANOS, el deseo vehemente de
mi corazón, y mi oración á Dios)
ñor Israel, es para su salvación.
2 Porque yo les doy testimonio, que á
la verdad tienen zelo de Dios, mas no
conforme á ciencia,
8 Porque ignorando la Justicia de Dios,
y procurando de establecer la saya pro-
pia, no se han sujetado á la justicia de
Dios.
4 Porque el fin de la ley et Cristo, para
dar justicia á todo aquel que cree.
5 Porque Moyses describe atí la justi-
cia que es por la ley : Que el hombre
que aquellas cosas hiciere, vivir* por
ellas.
6 Mas de la justicia que es por la fé, dice
asi: No digas en tu corazón: ¿Quién su-
birá ai cielo? (esto es, para traer de lo
alio á Cristo.)
7 ¿O, quién descenderá al abismo ? (es-
to es, para volver á traer á Cristo de los
muertos.)
8 Mas ¿ qué dice ? Cercana te está la
palabra, et d saber, en tu boca, y en tu
corazón. Esta es la palabra de fé la cual
predicamos:
° Que si confesares con tu boca al Se-
ñor Jesús, y creyeres en tu corazón que
Dios le levantó de los muertos, serás -
salvo.
10 Porque con el corazón se cree para
alcanzar justicia; y con la boca se hace
confesión para salud. .
11 Porque la Escritura dice : Todo aquel
que en él creyere, no será avergonzado.
12 Porque no hay diferencia entre el
Judio y el Griego ; porque uno mismo es
el Señor de todos, rico para con todos
los que le invocan.
13 Porque todo aquel que invocare el
nombre del Señor, será salvo.
14 ¿Cómo pues invocarán á aquel en
el cual no han creído ? ¿ Y cómo creerán
en aquel de quien no han oído? ¿Y
cómo oirán si no hay quien les predique ?
15 ¿ Y cómo predicarán si no fueren en-
viados? como está escrito: ¡Cuan her-
mosos 6on los pies de los que anuncian
el Evangelio de la paz, de los que traen
la buena nueva de los bienes !
16 Mas no todos obedecieron al. Evan-
gelio ; porque Isaías dice : Señor, ¿quién
creyó nuestro dicho?
17 Luego la fé es por el oir, y el oir por
la palabra de Dios.
18 Mas digo yo: ¿Qué no han oido?
Antes cierto por toda la tierra. ha salido
ROMANOS.
el sonido de culos, y bosta los cabos de la
redondez de la tierra los palabras de ellos.
19 Mas digo yo : ¿'Solo ha. conocido Is-
rael? Primeramente Moyses dice: Yo
os provocaré á zelos por un pueblo que no
es mi pueblo, y con una nación insensata
os provocaré á ira.
20 Mas, Isaías habla claro, y dice : Fui
hallado de los que no me bascaban;
manifestéme á los que no preguntaban
por mí.
31 Mas contra Israel dice: Todo el día
extendí mis manos á un pueblo rebelde
y altercador.
CAPITULO XI.
Aunque esto sea asi, g haga Dios puesto fin día po-
nda Mosaica, con iodo cao no ha desechado d%u
pueblo, es d saber, aquel que por las condición** di-
ana» de gracia y misericordia lo es. 2. Vuelve d
probar que la caula de Israel estaba profetizada: la
cual Dio» habia ordenado en su providencia para
que por ocasión de su incredulidad el Evangelio
/asm mmamoada é los Gentiles {Actos 1S, «,) par
medio de los cuales ellos también entrasen después,
3. Con esta consideración rebate también el orgullo
de tos OentUes creyentes contra los Judíos incrédu-
los, exhortando*»» d que castiguen en el ejemplo de
ello», g permaneaean con humildad en su vocación,
g procuren con toda instancia la conversión de los
Judíos necesaria para el cumplimiento del reino de
Cristo, A. Con la consideración de este nusterieeo
Juicio de Dio» g orden de su providencia, rompe en
divinas alabamos, flrc.
DIGO pues : ¿ Ha desechado Dios á
,su pueblo? En ninguna manera.
Porque también yo soy Israelita, de la
simiente de Abraham, de la tribu de
Benjamín.
2 No ha desechado Dios á su pueblo, al
cual antes conoció. ¿0 no sabéis lo que
dice en Ellos la Escritura? cómo se queja
á Dios contra Israel, diciendo :
S Señor, á tus profetas han muerto, y á
tus altares han minado, y yo he quedado
solo, y procuran quitarme mi vida.
4 Mas ¿ qué le dice la divina respuesta?
Yo me he reservado siete mil varones
que no han doblado la rodilla delante de
la imagen de BaaL
5 Asi también*- pues, en este tiempo ha
quedado un residuo según la elección
de la gracia.
6 Y si por gracia, luego no es por obras :
de otro modo la gracia ya no es gracia.
Mas si por obras, ya no es gracia : de otra
manera la obra ya no es obra.
7 f ¿Pues qué? Lo que buscaba Is-
raelf aquello no ha alcanzado ; mas la
elección lo ha alcanzado; y los demás
fueron endurecidos
8 (Como está escrito : Dlóles Dios espi-
rita de adormecimiento, ojos con que no
vean, y oídos con que no oigan;) hasta el
día de hoy.
9 Y David dice : Sea] es hecha su mesa
un lazo, y una red, y un tropezadero, y
una retribución :
10 Sus ojos sean oscurecidos para que
no vean; y agóviales siempre el espi-
nazo.
11 1 Digo pues : ¿ Tropezaron luego de
tal manera que cayesen- del todo? En
ninguna manera ; antes mas bien por la
caida de ellos trino la salud á los Gen-
tiles, para que por ellos fuesen provoca-
dos á zelos.
12 Y si la caída de ellos es la riqueza del
mundo, y el menoscabo de ellos la rique-
za de los Gentiles, ¿ cuánto mas la pleni-
tud de ellos ?
13 Porque, á vosotros hablo, Gentiles,
en cuanto á la verdad yo soy apóstol de
los Gentiles, mi ministerio ensalzo,
14 Si en alguna manera provocase á
emulación á los de mi carne, y hiciese
salvos á algunos de ellos.
15 Porque si el desechamiento de ellos
es la reconciliación del mundo, ¿ qué será
el recibimiento de eüos, sino vida de los
muertos?
16 Porque si el primer fruto es santo,
también lo es la. masa ; y si la raiz es santa,
también lo son los ramos.
17 Y si algunos de los ramos fueron
quebrados, y tú siendo acebnche has sido
Injerido en lugar de ellos, y has sido
hecho participante de la raíz, y de la gro-
sura de la oliva ;
18 No te jactes contra los romos ; mas
si te Jactas, sabe que no sustentas tú á la
raiz, sino la raiz á ti.
19 Dirás pues : Los ramos fueron que-
brados para que yo fuese injerido.
20 Bien: por su incredulidad fueron
quebrados, mas tú por la fé estás en pié.
No te ensoberbezcas, antes teme ;
21 Porque si Dios no perdonó á los ra-
mos naturales, teme que á ti tampoco te
perdone.
22 Mira pues la bondad, y la severidad
de Dios: la severidad ciertamente para
con los que cayeron; mas la bondad
para contigo, si permanecieres en tu
bondad ; de otra manera tú también se-
rás cortado.
23 Y aun ellos, si no permanecieren en
incredulidad, serán injeridos ; que pode-
roso es Dios para volverlos á injerir.
24 Porque si tú fulsto cortado del natu-
ral acebnche, y contra natura fuiste inje-
161
ROCANOS.
rido en la bu/na oliva, ¿ cuánto mas es-
tos, que son los ramos naturales, serán
injeridos en su oliva?
25 Porque no quiero, hermanos, que
ignoréis este misterio, para que no seáis
acerca de vosotros mismos arrogantes;
y «*, que el endurecimiento en parte ha
acontecido á Israel, hasta tanto que en-
trase la plenitud de los Gentiles.
26 Y asi todo Israel será salvo ; como
está escrito : Vendrá de Sion el Liberta-
dor, y apartará de Jacob la impiedad.
27 Y este es mi concierto con ellos,
cuando quitare sus pecados.
28 Asi que, en cuanto al Evangelio, son
enemigos por causa de vosotros; mas
en cuanto á la elección, son muy amados
por causa de los padres.
29 Porque sin arrepentimiento son las
mercedes y la vocación de Dios.
80 Porque como también vosotros en
algún tiempo no creísteis á Dios, mas
ahora habéis, alcanzado misericordia por
ocasión de la incredulidad de ellos ;
81 Así también estos ahora no han creí-
do, para que en vuestra misericordia,
ellos también alcancen misericordia.
32 Porque Dios encerró á todos en in-
credulidad, para tener misericordia de
todos.
33 H ¡Oh profundidad de las riquezas
de la sabiduría, y de la ciencia de Dios !
¡ Cuan incomprensibles son sus juicios, y
lnvestigables sus caminos I
34 Porque ¿quién entendió la mente del
Señor ? j ó quién fué 6U consejero ?
35 ¿ O quién le dio á él primero, para
que le sea pagado ?
86 Porque de él, y por él, y en él son
todas las cosas. A él sea gloria por los
siglos. Amen.
CAPITULO XIL
Concitada la disputa principal, da exhortaciones aco-
modadas d la doctrina dicha mostrando qué obras,
i Oficio, y dJUgencia ha de tener él que es del pueblo de
Dios en Cristo, con lo cual se muestre de verdad
| haber participado de la gracia enél,tfc.
AASl que, hermanos, os ruego por
las misericordias do Dios que pre-
sentéis vuestros cuerpos en sacrificio
vivo, santo, agradable á Dios, que es vues-
tro culto racional.
2 Y no os conforméis á este siglo ; mas
transformaos por la renovación de vues-
tro entendimiento, para que experimen-
téis cuál sea la voluntad de Dios, la bue-
na, agradable y perfecta.
3 Digo pues, por la gracia que me es
dada, á cada uno de los que están entre
162
vosotros, que no piense de si mismo mas
elevadamente de lo que debe pensar;
sino que piense discretamente, caaa uno
conforme á la medida de fé que Dios le
repartió.
4 Porque de la manera que en un cuer-
po tenemos muchos miembros, empero
todos los miembros no tienen el mismo
oficio :
5 Asi nosotros siendo muchos, somos
un mismo cuerpo en Cristo, y cada uno,
miembros los unos de los otros. •
6 De manera que teniendo diferentes
dones según la gracia que nos es dada,
si de profecía, sea conforme á la medida
delafé;
*! O si de ministerio, en servir; ó el que
enseña, en enseñar ;
8 O el que exhorta, en exhortar; el que
reparte, hágalo en simplicidad; el qtte
preside, en solicitud; el que hace mise-
ricordia, en alegría.
9 £1 amor sea sin fingimiento : aborre-
ciendo lo malo, llegándoos á lo bueno*
10 Amándoos los unos á los otros con
amor de hermanos; en la honra prefi-
riéndoos los unos á ios otros.
11 En los quehaceres no perezosos : ar-
dientes en espíritu: sirviendo al Señor:
12 Gozosos en la esperanza: sufridos
en la tribulación : constantes en 14 ora-
ción:
18 Comunicando á las necesidades de
los santos : siguiendo la hospitalidad.
14 Bendecid á los que os persignen:
bendecid, y no maldigáis.
15 Regocíjaos con los que se regocijan ;
y llorad cqn los que lloran.
16 Sed entre vosotros de un mismo áni-
mo : no altivos, mas acomodándoos á los
humildes : no seáis sabios acerca de vo-
sotros mismos.
17 No paguéis á nadie mal por mal:
aplicándoos á hacer lo bueno delante de
todos los hombres.
18 Si se puede hacer, en cuanto es en
vosotros, tened paz con todos los hom-
bres.
19 No os venguéis á vosotros mismos,
amados ; antes, mas bien, dad lugar á la
ira; porque escrito está: Mía es la ven-
ganza: yo pagaré, dice el Señor.
20 Así que si tu enemigo tuviere ham-
bre, dale de comer : si tuviere sed,°dále
de beber : que en haciendo esto, ascuas
de fuego amontonarás sobre su cabeza,
21 No seas vencido de lo malo;
vence con bien el mal
ROMANOS.
CAPITULO XHL
De la obeditncta alpébtieo mag tirado, y de eu auto-
ridad, y de la obligación en que le ton toda» tuerte*
de gentes, 2. Prosigue en ta exhortación d la cari-
dad', y d representar d Cristo en toda la vida,
T>DA alma tea sujeta á las potestades
superiores ; porque no haj potestad
«ino de Dios : las potestades que son, de
Dios son ordenadas»
2 Asi que el qne se opone á la potestad,
al orden de Dios resiste;' 7 los qne resis-
ten, ellos mismos recibirán condenación
para sí.
3 Porque los magistrados no son para
temor de las bnenas obras, sino de las
malas. ¿ Quieres pites no temer la po-
testad? Has lo bueno, 7 tendrás ala-
banca de ella;
4 Porque te es el ministro de Dios para
bien. Mas si hicieres lo malo, teme;
porque no sin causa trae la espada, por-
que es el ministro de Dios, vengador para
ejecutar su ira al qne hace lo malo.
6 Por lo cual es necesario que U seáis
sujetos : no solamente por motivo de 1%
Ira, mas aan por la conciencia.
6 Porque por esto le» pagáis también los
tributos ; porque son ministros de Dios
que sirven á esto misma
7 Pagad pues á todos lo qne debéis : al
que tributo, tributo: al que impuesto,
impuesto : al qne temor, temor : al que
honra, honra.
8 1 No debáis á nadie nada* sino que
na amela anos á otros; porque el qne
ama al prójimo, cumplió la 107.
9 Porque esto : No adulterarás : no ma-
tarás : no hurtaras : no dirás falso testi-
monio : no codiciarás ; 7 si hay alguh otro
mandamiento, en esta palabra se com-
prende sumariamente : Amarás á tu pró-
jimo, como á ti mismo.
10 £1 amor no haca mal al prójimo, así
que el amor es el cumplimiento de
lale7.
11 Y esto, eonociendo el tiempo, que es
7a hora de levantarnos del sueño; por-
que ahora nos uta mas cerca nuestra
salvación, qne cuando creíamos.
13 La noche 7a pasa, 7 el dia va llegan-
do: desechemos pues las obras de las
tinieblas, 7 vistámonos las armas de lttz.
13 Andemos honestamente, como de
día: no en glotonerías 7 borracheras, nb
en lechos 7 disoluciones, no «i penden-
cias 7 envidia:
14 Mas vestios del Señor Jesn Cristo;
y no penaste en w «ame para cumplir sus
deseos.
CAPITULO XIV.
Compone aigma» éíteordia» y malo» juicios fue debía
de haber entre loe que habían creído de lo» Judio» y
de lo» OentHet acerca del w¡o común de la» vianda».
El bien entenado me de w libertad con nacimiento
de gracia*, na» sin oteándolo del hermano aun no
también entenado. El no también entenado, re/re-
ne el juicio para con el hermano, y remdalo al Señor
cupo**. Store todo U caridad te entretenga.
k L enfermo en la té redbidlft, sm i
xV. en contiendas de opiniones. .
3 Porque uno cree qne se ha de comer
de todas cocas: otro enfermo come le-
gumbres.
8 El que come, no menosprecie al que
no come ; 7 el que no come, no juague al
que come; porque Dios le ha recibido.
4 ¿Tú, quién eres, que Juagas «1 siervo
ageno? Para su sefior está en pié, ó cae ;
mas, se afirmará: que poderoso es Dios
para afirmarte.
5 Uno juaga que Anfajjtferencia entre
dia 7 día: otro juaga idéale* todos los
dias. Cada «no esté asegurado en su
mismo ánimo.
6 £1 que hace caso del dia, lo hace para
el Señor; 7 el que no hace coso del dio,
para el Señor no lo hace. El qne come,
para el Señor come ; porque da gracias á
Dios; 7 el que no come, t>aro el Señor
no come, 7 da gradas á Dios.
7 Porque ninguno de nosotros vive para
si ; 7 ninguno muere para si.
8 Que si vivimos, para el Sefior viti-
mos ; 7 si morimos, para el 8eñor mori-
mos. Asi que, ó que vivamos ó que
muramos, del Sefior somos.
9 Porque Cristo para esto murió, v*reeu-
citó, 7 volvió á vivir, para enseflorearse
así de los muertos como de los que
viven.
10 Mas tú ¿ por qué juzgas á tu herma-
no? O tú también ¿ por qué menospre-
cias á tn hermano ? porque todos hemos
de comparecer delante del tribunal de
Cristo.
11 Pues escrito está: Vivo 70, dice el
Sefior, que á mi se doblará toda rodilla;
7 toda lengua confesará á Dios.
19 De manera que cada uno de noso-
tros dará á Dios razón de si.
18 Asi que, no juaguemos mas los unos
á los otros ; mas antes juzgad esto, que
nadie ponga tropiezo al hermano, 6 oca-
sión de caer.
14 Yo sé, 7 estoy persuadido en el Se*
ñor Jesús, que nada hay de suyo toman-
do ; mas á aquel que piensa ser inmunda
alguna cosa, á aquel le es Inmunda.
15 Empero si por causa de tu comida
108
ROMANOS.
tu hermano es contristado, ya no andas
conforme á la caridad. No eches á per-
der con tu comida á aquel por ci cual
Cristo murió.
16 Que no se hable mal, pues, de vues-
tro bien :
17 Porque el reino de Dios no es co-
mida ni bebida; sino justicia, y paz, y
gozo en el Espíritu Santo.
18 Porque el que en este sirve á Cristo,
agrada á Dios, y *s acepto á los hombres.
19 Sigamos pues lo que hace á la paz, y
á la edificación de los nnos á los otros.
20 No destruyas la obra de Dios por
causa de la comida. Todas las cosas á
la verdad *m limpias ; . mas malo a para
el hombro que come con ofensa.
21 Bueno m no comer carne, ni beber
vino, ni nada en que tu hermano tro-
piece, ó se ofenda, ó se enflaquezca.
22 ¿Tú, tiene* fé? Tenía contigo de-
lante de Dios. Bienaventurado el que
no se condena á sí mismo con lo que
aprueba.
28 Mas el qne duda, si comiere, es con-
denado, porque no comió con fó ; y todo
lo que no es de fé, es pecado.
CAPITULO XV.
Prosigue la misma exhortación. 2. Repite Ja suma de
la disputa, d saber: El pueblo de Dios es fundado
sobre el conocimiento de Chisto, recogido de Judíos
g Oentiles igualmente* aunque d los Judíos el Cristo
en alguna manera era debido por la promesa, d los
Gentiles es comunicado por misericordia. 3. Kscú-
sos* modtstemmmte de la amonestación escrita, Ve.
A Si qne los qne somos Inertes debe-
-¿n.*mos sobrellevar las flaquezas de
los flacos, y no agradarnos á nosotros
mismos.
2 Cada uno de nosotros agrade á tu
prójimo para su bien, á fin de edificarte.
8 Porque aun Cristo no se agradó á si
mismo; antes, como está escrito: Los
vituperios de los que te vituperaban,
cayeron sobre mi
4 Porque las cosas que antes fueron
escritas, para nuestro enseñamiento fue-
ron escritas ; para que por la paciencia,
y consolación de las Escrituras, tenga-
mos esperanza.
6 Mas el Dios de la paciencia y de la
consolación, os dé qne entre vosotros
seáis unánimes según Cristo Jesús :
6 Para qne de un solo corazón y de una
misma boca glorifiquéis al Dios y Padre
de nuestro Seflor Jesu Cristo.
7 Por tanto recibios los nnos á los otros,
como también Cristo nos ha recibido
para gloria de Dios.
164
8 t Digo pues, que Cristo Jesús fué
ministro de la circuncisión, por la ver-
dad de Dios, para confirmar las promesas
hechas á los padres ;
0 T para que los Gentiles glorifiquen
á Dios por su misericordia, como está
escrito : Por tanto yo te confesaré á ti
entre los Gentiles, y cantaré á tu nombra.
10 Y otra vez dice : Regocijaos, vosotros
los Gentiles, cOn su pueblo.
11 T otra vez: Alabad al Seflor todas
los Gentiles, y magnificedle todos los
pueblos.
12 T otra vez dice Isaías: Saldrá miz de
Jesse, y el que se levantará para regir los
Gentiles, los Gentiles esperarán cu él.
13 Y el Dios de esperanza os hincha de
todo gozo y paz en el creer, para que
abundéis en esperanza por la virtud del
Espíritu Sonto.
14 % Empero aun yo mismo estoy per-
suadido de vosotros, hermanos míos, qne
vosotros también estáis llenos de bon-
jdad, hartos de todo conocimiento, de tal
manera qne podáis amonestaros tas unos,
á los otros.
15 Mas os he escrito, hermanos, en al-
guna parte osadamente, como recordán-
doos por la gracia que de Dios me es
16 Para qne fuese yo ministro do Jesn
Cristo á los Gentiles, ministrando el
Evangelio de Dios, para que la oirenda
de los Gentiles le sea acepta, siendo san-
tificada por el Espíritu Santa
17 Así que tengo de que gloriarme en
Cristo para con Dios.
18 Porque no osaría hablar de alguna
cosa que Cristo no haya hecho por mi
para hacer obedientes á los Gentiles, por
palabra y obra :
19 Con poder de milagros y prodigios,
en virtud del Espíritu de Dios ; de tal
manera que desde Jerusalem, y al derre-
dor hasta Ilyrico, ¡o baya henchido iodo
del Evangelio de Crista
20 Y de esta manera me esforcé á pre-
dicar este Evangelio; no donde Cristo
fuese ya nombrado, por no edificar sobre
ageno fundamento ;
21 Antes, como está escrito: A los qne
no fué anunciado de él, estos verán; y
los qne no oyeron, entenderán.
22 Por lo cual también he sido impe-
dido muchas veces de venir á vosotros.
28 Mas ahora no teniendo ya mas lugar
en estas partes, y deseando ¥enir á voto»
tros muchos afios ha:
ROMANOS.
24 Guando me partiere para España,
vendré á vosotros; porque espero que
pasando os veré, y que seré encaminado
por vosotros hacia allá: cuando primero
me hubiere en parte saciado de vuestra
compañía*
25 Mas ahora parto para Jerusalem á
ministrar á los santos.
26 Porque Hacedonia y Achuja tuvie-
ron por hlen de hacer una colecta para
los pobres de entre los santos que están
en Jerusalem.
27 Porque les pareció bueno, y cierto,
que son deudores á ellos ; porque si los
Gentiles han sido hechos participantes
de bus biene* espirituales, deben también
ettae sevirles en los carnales.
28 Asi que, cuando yo hubiere conclui-
do esto, y les hubiere consignado este
fruto, pasaré por vosotros á España.
29 Y ya bó que cuando vintero á voso-
tros, vendré en la plenitud de la bendi-
ción del Evangelio de Crista
80 Rnégoos empero, hermanos, por el
Señor nuestro Jesu Cristo, y por el amor
del Espíritu, que os esforcéis conmigo
en vuestras oraciones por mí á Dios ;
81 Que yo sea librado de los incrédulos
que están en Judea, y que eete mi servi-
cio para loe de Jerusalem sea acepto á
los santos;
82 Para que con gozo venga á vosotros
por la voluntad de Dios, y que sea re-
creado Juntamente con vosotros.
88 Y el Dios de paz eea con todos voso-
tros. Amen.
CAPITULO XVI.
Fenece la «pistola con taludar en particular H lo»
hermano» conocido» y en general A todo»; y exhor-
tando d que permanezcan en la vnio* crhtiana, y
encomendándolo» al S*nort éjc
ENCOMIÉNDOOS á Phebe nuestra
hermana, la cual está en el servicio
de la iglesia que está en Cenchreas s
2 Que la recibáis en el Señor como es
propio de santos; y que le ayudéis en
cualquiera cosa en que os hubiere menes-
ter ; porque ella ha ayudado á muchos,
y á mi mismo también.
8 Saludad áPriscUa y áAquila, mis coad-
jutores en Cristo Jesús :
4 (Que pusieron sus cuellos al degolla-
dero por mi vida, á los Cuales no doy
gracias yo solo, mas aun todos ks igle-
sias de los Gentiles:)
6 Asimismo á la iglesia que está en su
casa. Saludad á Epeneto, amado mió,
qne es las primicias de Achaya para
Cristo.
6 Saludad á María, la cual ha trabajado
mucho por nosotros.
7 Saludad á Andronico y á Junia, mis
parientes, y mis compañeros en prisio-
nes, los cuales son insignes entre los
apóstoles; los cuales fueron en Cristo
antes que yo.
8 Saludad á Amplias, amado mió en el
Señor.
9 Saludad á Urbano, nuestro ayudador
en Cristo Jesús, y á Stachis, amado mió.
10 Saludad á Apeles, aprobado en Cris-
to. Saludad á los que son de Arístóbulo.
11 Saludad *á Herodion, mi pariente.
Saludad á los íjue son de Narciso, los
que son en el Señor.
12 Saludad á Triphena, y á Triphosa,
las cuales trabajan en el Señor. Saludad
á la amada Perside, la cual ha trabajado
mucho en el Señor.
13 Saludad á Bufo, escogido en el Se-
ñor ; y á su madre y mia.
14 Saludad á Asyncrito, á Phlegonte, á
Hermas, á Patrobas, á Kermes, y á los
hermanos que están con ellos.
15 Saludad á Philologo, y á Jalla, á
Nereo, y á su hermana, y á Ollmpas, y á
todos los santos que están con ellos.
16 Saludaos los unos á los otros con
santo beso. Os saludan las iglesias de
Cristo.
17 Y os ruego, hermanos, que miréis
por los que causan disensiones y escánda-
los contrarios á la doctrina que vosotros
habéis aprendido ; y apartaos de dios.
18 Porque los tales no sirven al 8eñor
nuestro Jesu Cristo, sino á sus vientres ;
y con suaves palabras y buenas razones
engañan los corazones de los sencillos.
19 Porque vuestra obediencia divulga-
da es por todos lugares; asi que, me re-
gocijo por causa de vosotros; mas quiero
que seáis sabios en el bien,- y simples en
el mal.
20 Y el Dios de paz quebrantará presto
á Satanás debajo de vuestros pies. La
gracia del Señor nuestro Jesu Cristo eea
con vosotros. Amen.
21 Os saludan Timotheo, mi coadjutor,
y Lucio, y Jason, y 8oslpater mis pa-
rientes.
22 Yo Tercio, que escribí eeta epístola,
es saludo en el 8eAor.
28 Salúdaos Gayo, mi huésped, y de
toda la iglesia, Salúdaos Erasto, teso-
rero de la ciudad, y el hermano Coarto.
24 La gracia de nuestro 8eñor Jesu
Cristo tea con todos vosotros. Amen.
166
I. CORINTIOS.
25 Y al que puede confirmaros según
mi Evangelio, y la predicación de Jesu
Cristo, según la revelación del misterio
encubierto desde tiempos eternos,
26 Mas manifestado ahora, y por las
escrituras de los profetas según el man-
damiento del Dios eterno, declarado á
todas las nadones para que obedezcan a
la fe;
27 A el solo Dios sabio, tea gloria por
Jesu Cristo para siempre. Amen.
1 Fué escrita de Corintho k toa Bome.no*, y enria-
da con Phcbe eerrkkm de 1a igk«U de Oe»-
LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO
CORINTIOS.
CAPITULO I.
JMeeWte te igiesiado Vori*» parte porta ambician
de alo uno t de lo* ministro*, parte por la vanidad
y' ignorancia de lo* particulore*, que no entienden
toda* vece* tú que d Vrttto deben en et cato de *u
magisterio, y estando asimismo no det todo con/br-
tne* en algunos punto* de la religión tocante* d la
piadota policio de la iglesia, ni del todo bien refor-
mado* en cnanto d la nantidad de la* columbre*, et
apóstol interpone *u autoridad, corrigiéndolo* con
autoridad, severidad, sabiduría y caridad apostó-
lica. Primeramente reprende las facciones y ban-
do* de lo* que *e intitulaban de sus ministros con
injuriad* Cristo que soto murió por ellos, y al cual
por tanto te debe el reconocimiento de cabeza, maes-
tro, y Señor de todo*. 2. Propone la cualidad del
ministerio cristiano, que no consiste en elocuencia
de palabras para hacer magisterio y discipuloje por
si, *ího una forma de decir acomodada d la condi-
ción de la cruz, por la predicación de la cual Dio*
quiere talsar d lo* creyente* y confundir te sabidu-
ría del mundo, qc
T>ABLO, llamado á eer apóstol de Jesu
X Cristo por la voluntad de Dios, y el
hermano Sosthenes,
2 A la iglesia do Dios que está en Co-
rintho, á los santificados en Cristo Jesús,
llamados á ser santos, con todos los que
en cualquier lugar invocan el nombre de
nuestro Señor Jesu Cristo, asi de ellos
como. el nuestro :
3 Gracia á vosotros, y paz de Dios
nuestro Padre, y del Señor Jesu Cristo.
4 Doy gracias á mi Dios siempre por
vosotros, por la gracia de Dios que os es
dada en Cristo Jesús ;
5 Que en todas las cosas sois enriquecidos
en él, en toda palabra y en toda ciencia;
6 Según que el testimonio do Cristo ha
sido confirmado en vosotros :
7 De tal manera que nada os falte en
ningún don, esperando la manifestación
de nuestro Señor Jesu Cristo ;
8 El cual también os confirmará hasta
el fin, para que atóte inculpables en el dia
de nuestro Señor Jesu Cristo,
166
9 Fiel et Dios por el cual fuiste* lla-
mados á la participación de bu Htfo Jes»
Cristo nuestro Señor.
10 Os ruego, pues, hermanos, por el
nombre de nuestro Señor Jesu Cristo,
que habléis todos una misma cosa; y
quttio haya entre vosotros disensiones;
antes, seáis perfectamente unidos en un
mismo entendimiento, y en un mismo
parecer.
11 Porque me ha sido declarado de vo-
sotros, hermanos ralos, por los que *m
de lafamüia de Chloe, que hay entre vo-
sotros contiendas.
12 Quiero decir, que cada uno de voso-
tros dice : Yo cierto soy de Pablo ; mas
yo de Apolos ; mas yo de Cephas ; mas
yo de Crista
13 ¿Es dividido Cristo? ¿Fué crucifi-
cado Pablo por vosotros? ¿ó habéis sido
bautizados en el nombre de Pablo ?
14 Doy gracias á mi Dios, que á ninguno
de vosotros he bautizado, mas que á Cris-
po y á Gayo;
15 Para que ninguno diga que yo le bau-
ticé en mi nombre.
16 Y también bauticé la casa de Este-
phanas ; mas no sé si haya bautizado á
algún otra
17 Porque no me envió Cristo á bauti-
zar, sino á predicar el Evangelio : no en
sabiduría de palabra, porque no sea he-
cha vana la cruz de Crista
16 Porque la predicación de la cruz á la
verdad, insensatez es para los que se pier-
den ; mas para los que se salvan, ee á sa-
ber, para nosotros, poder de Dios es.
19 Porque está escrito: Destruiré la
sabiduría de los sabios, y la inteligencia
de los entendidos haré venir á la nada.
20 ¿En dónde «ídelsábip? ¿En don-
I. CORINTIOS.
de el escriba f ¿Em dónde el disputador
de este siglo t ¿ No ha enloquecido Dios
la sabiduría de este mundo ?
21 Porque por no haber el mundo co-
nocido, en la sabiduría de Dios, á Dios
por sabiduría, agradó & Dios salvar los
creyentes por la Insensatez de la predi-
cación.
23 Porque los Judíos piden señales, y
los Griegos busean sabiduría;
28 Mas nosotros predicamos á Cristo
crucificado, que es á los Judíos cierta-
mente tropezadero, y á los Griegos in-
sensatez:
21 Empero á los llamados, así Judíos
como Griegos, Cristo poder üe Dios, y
sabiduría de Dios.
25 Porque la insensatez de Dios es mas
sabia que los hombres; y lo flaco de Dios
es mas fuerte que los hombres.
26 Porque mirad, hermanos, vuestra
Tocación, que no sois ranchos sabios se-
gún la carne, no machos poderosos, no
muchos nobles :
27 Antes las cosas fatuos del mundo
escogió Dios para avergonzar á los sa-
bios ; y las cosas flacas del mundo esco-
gió Dios para avergonzar á las que son
fuertes ;
28 Y las cosas viles del mundo, y las
menospreciadas escogió Dios ; y hasta las
que no son, para deshacer las que son :
29 Para que ninguna carne se jacte en
su presencia.
80 De él empero sois vosotros en Cristo-
Jesús, el cual es hecho para nosotros de
Dios sabiduría, y Justicia, y santificación,
y redención ;
81 Para que, como está escrito : £1 que
se gloria, gloríese en el Señor.
CAPITULO II.
Prosigue en la descripción de la condición delmmls-
Urio evangélico en amanto d $er cota baja y de nin-
gún* estima ni aparato cornal, empero sabiduría
admirable de JHoe ignorada al mundo wdtut gran-
des, V revelad* d fet pequeña» (MaU. 11. *5) la ewt
aunque el hombre animal tenga por inténtale*, «o et
de maraifiüar, porque es muy sobre su facultad, con
la cual empero el que la tiene, tiene Juicio sobre todo
el mundo, w el mundo no puede Juzgar de e%
A Si que, hermanos, cuando yo vine á
J\- vosotros, no vine con excelencia de
palabra ó de sabiduría, para anunciaros
el testimonio de Cristo.
2 Porque habia determinado no saber
cosa alguna entre vosotros, sino á Jesu
Cristo, y á este crucificado.
8 Y estuve yo entre vosotros con fla-
queza, y con temor, y mucho temblor ;
4 Y ni mi palabra ni mi predicación fué
con palabras persuasivas de humana sabi-
duría, sino con demonstracion del Espí-
ritu y con poder;
5 Para que vuestra fé no sea en sabi-
duría de hombres, mas en poder do
Dios.
G Empero hablamos sabiduría entre los
que son perfectos; y sabiduría, no do
este siglo, ni de los príncipes de este
siglo, que vienen á nada;
7 Mas hablamos la sabiduría misteriosa
de Dios, es á saber, la sabiduría ocultada :
la que Dios predestinó áates de los siglos
para nuestra gloria,
8 La que ninguno de los principes do
este siglo conoció; porque si la cono-
cieran, nunca crucificaran al Señor de
gloria;
9 Antes, como esta escrito : NI ojo vtó,
ni oreja oyó, ni en corazón de hombre
subió lo que Dios preparó para los que
le aman.
10 Empero Dios nos lo reveló á noso-
tros por su Espíritu; porque el Espí-
ritu todo lo comprende, aun las profun-
didades de Dios.
11 Porque ¿ quién de los hombres sabe
las cosas que son del hombre, sino el
espíritu del mismo hombre que está en
él ? asi tampoco nadie conoció las cosas
que son de Dios, sino el Espíritu de Dios.
12 Y nosotros hemos recibido no el
espíritu del mundo, sino el Espíritu que
es de Dios ; para que conozcamos lo que
Dios nos ha dado.
13 Lo oral también hablamos no con
palabras que ensefia la humana sabidu-
ría, sino en las que ensefia el Espíritu
Santo, acomodando lo. espiritual á lo es-
piritual.
14 Mas el hombre natural no percibe
las cosas que son del Espíritu de Dios ;
porque le son insensatez; ni ku puede
conocer, porque son esplritualmente
15 Empero el espiritual examina (cier-
tamente) todas las cosas ; mas él de na-
die es examinada
16 Porque ¿ quién conoció la mente del
Señor, para que le instruyese ? Mas noso-
tros tenemos entendida^ mente de Cristo.
CAPITULO III.
Volviendo d la reprensión comentada capitulo 1, de-
clara en que grado ha de ser tenido el ministro del
Evangelio en la iglesia. 2. Que no se dejen poseer
de sus ministros ambiciosos, ni eUem hagan reino
de los auditores, loe cuales son templo do Dios, 3.
Persuádeles que se abajen de aquella tu altiva tabi-
duria día bajen* dicha del Evangelio.
167
I. CORINTIOS.
DE maoera que yo, hermanos, no po-
de hablaros como á espirituales;
roas oe hablé como á camales, es á saber,
como á niños en Cristo :
2 Os di á beber leche, no o* di vianda;
porque aun no podíais, y ni aun ahora
podéis dijerirta;
8 Porque aun sois •carnales; porqme
mientras que hay entre vosotros celos,
y contiendas, y disensiones, ¿ no sois car-
sales, y andáis como hombres f
4 Porque diciendo el uno: Yo cierto
soy de Pablo; y el otro: Yo do Apolos,
¿ no sois carnales ?
5 i Quién pues es Pablo, y quién es Apo-
los, sino ministros por los cuales habéis
creido; y cada uno conforme á lo que el
Señor le dio?
6 Yo planté, Apolos regó; mas Dios ha
dado el crecimiento.
7 Asi que ni el que planta es algo, ni
el que riega, sino Dios que da el creci-
miento,
8 Empero el que planta y el que riega
son una misma cosa; aunque cada uno
recibirá 6U propio galardón conforme á
su labor.
9 Porque nosotros colaboradores somos
con Dios : vosotros labranza de Dios sois,
edificio de Dios éoie.
10 Conforme á la gracia de Dios que
me ha sido dada, yo como sabio maestro
de obra, puse el fundamento ; mas otro
prosigue el edificio: empero cada uno
vea como edifica sobre ¿L
11 Porque nadie puede poner otro fun-
damento del que está puesto, el cual es
Jesu Cristo.
12 Y si alguno edificare sobre este fun-
damento oro, plata, piedras preciosas,
maderas heno, hojarasca :
13 La obra de cada uno será hecha ma-
nifiesta; porque el día la declarará; por*
qde por el fuego será revelada, y la obra
de cada uno cual sea, el fuego hará la
prueba. .
14 Si la obra de alguno que prosiguió el
edificio permaneciere, recibirá el galar*
don.
15 Mas si la obra de alguno fuere que-
mada, sufrirá pérdida: él empero será
salvo, mas así como por fuego.
16 i ¿No sabéis que sois templo de
Dios, y que el Espíritu de Dios mora en
vosotros ?
17 81 alguno violare el templo de Dios,
Dios destruirá al tal ; porque el templo
do Dios, el cual sois vosotros, sanio es.
108
18 1 Nadie se engañe: si alguno entre
vosotros parece ser sabio en este siglo,
hágase necio para ser de vera» sabio.
19 Porque la sabiduría de este mundo
insensatez es para con Dios ; porque es-
crito está: El prende á los sabios en la
astucia de ellos.
20 Y otra vez : El Scflor conoce los pen-
samientos de los sabios, que son vanos.
21 Asi que ninguno se glorie en los
hombres ; porque vuestras son todas las
22 Sea Pablo, sea Apolos, sea Cepbas,
sea el mundo, sea la vida, sea la muerte,
28 Sea lo presente, sea lo porvenir:
todo es vuestro ;
21 Y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.
. CAPITULO IV.
Corrigiendo al ministro ambicioso que se pone» 6 m
consiente poner en el tugar de Cristo, eeOdlalc mu
grado en la iglesia, d la raya del cual te tenga sin
dejarm subir (<J de su amtieieea afecto 6 del vulgo
sedicioso) d mayores alturas. 2. Señálale en su pro-
pio ejemplo, la condición de eu jrrqfcrion. 8. /Yp-
mete de venir d visitarlos, si Dios ouistere.
ASI nos tenga el hombre, como á mi-
» lustros de Cristo, y dispensadores
de los misterios de Dios.
2 Empero so requiere en los dispensa-
dores, que el hombre sea hallado fiel.
8 Yo en muy poco tengo el ser juzgado
de vosotros, 6 de humano din; antes ni
aun yo á mí mismo me juzgo.
4 Porque de nada tengo mala concien-
cia, empero no por eso soy justificado ;
mas el que me juzga es el Scfior.
5 Asi que no juzguéis nada antee do
tiempo, hasta que venga el Scfior, el cual
también sacara á luz las cosas ocultas
de las tinieblas, y manifestará los inten-
tos de los corazones; y entonces cada
cual tendrá de Dios tu premio.
6 Esto empero, hermanos, he pasado por
ejemplo á mi y d Apolos por amor de
vosotros; para que en nosotros apren-
dáis á no pensar fuera de lo que está
escrito, hinchándoos por causa de otro
el uno contra el otro.
7 Porque ¿quién hace que te diferen-
cies de otro? ¿ó qué tienes que no hayas
recibido? y si también tú lo recibiste,
¿ por qué te jactas como si no lo hubieras
recibido ?
8 Ya estáis hartos, ya estáis ricos; sin
nosotros habéis reinado como reyes; y
ojalá reinaseis, para que nosotros reiná-
semos también juntamente con vosotros.
9 T Porque á lo que pienso, Dios nos
ha puesto á nosotros, los apóstoles, por
I. CORINTIOS.
los postreros, como á sentenciados á
muerte ; porque somos hechos espectá-
culo al mundo, y á los ángeles, y á los
hombres.
10 Nosotros tomo* insensatos por amor
de Cristo, mas vosotros *oia sabios en
Cristo : nosotros flacos, y vosotros fuer-
tes ; vosotros nobles, y nosotros viles.
11 Hasta esta hora hambreamos, y te-
nemos sed, y estamos desnudos, y somos
heridos de pescozones, y andamos vaga-
bundos,
12 Y trabajamos, obrando con nuestras
propias manos : siendo maldecidos, ben-
decimos : padeeiendo persecución, la su-
frimos :
13 Siendo difamados, rogamos : somos
hechos como la basura del mundo, como
las inmundicias de todas las cosas, hasta
ahora.
14 No escribo esto para avergonzaros ;
mas os amonesto como á mis hijo* ama-
dos.
15 Porque aunque tengáis diez mil ayos
en Cristo, sin embargo no iendrei» mu-
chos padres ; porque en Cristo Jesús yo
os engendré por el Evangelio.
16 Por tanto- os ruego que seáis imi-
tadores de mi.
17 Por lo cual os envié á Timotheo,
que es mi hijo amado, y fiel en el Se-
ñor, el cual os recordará de mis ca-
nsinos, cuales sean en Cristo, como yo
enseno en todas partes, en todas las
Iglesias.
18 f Mas como si nunca hubiese yo
de venir á vosotros, orí están hinchados
algunos.
Id Empero vendré presto á vosotros,
si el Softor quisiere ; y entenderé, no las
palabras de estos que asi están hincha-
dos, sino el poder.
20 Porque el reino de Dios no conthtte
en palabras, sino en poder.
21 ¿Qué queréis? ¿He de reñirá vo-
sotros con vara, ó en amor, y en espíritu
do mansedumbre ?
CAPITULO V.
Jtebdteles la soberbia de luciendo, 8fc~, de qm m pre-
ciaban, y por respeto de lo» malas done» se dividían
en lo» bando» dicho», con mostrarle» el detevido y
negligencia con que toleraban en tu congregación vn
püHico incestuoso habiendo primero de procurar la
piadosa vida. Descomulga al tal, y persuádeles d
que le descomulguen ello* y d todo* lo» dema» que
profesándose cristiano» no vivieren en limpieza y
santidad cristiana.
SE oye por todas partes que hay entre
vosotros fornicación*, y tal fornica-
ción cual ni aun se nombra entro los
Gentiles, tanto que alguno tenga la mu-
ger de su padre.
2 Y vosotros estáis hinchados, y no tu-
visteis antes luto, para que fuese quitado
de en medio de vosotros el que hizo tal
obra.
3 Porque yo ciertamente como ausente
en cuerpo, mas presente en espíritu, ya
he juzgado como presente á aquel, que
esto así ha cometido :
4 En el nombre de nuestro Señor Jera
Cristo, congregados vosotros y mi espí-
ritu, con la facultad de nuestro Señor
Jeeu Cristo,
5 El tal sea entregado á Satanás para
muerto de la carne, á fin de q«e el espí-
ritu sea salvo en el dia del 8eñor Jesús.
6 No es buena vuestra jactancia. ¿No
sabéis que con un poco de levadura toda
la masa se leuda?
7 Limpiad pues la vieja levadura para
que seáis nueva masa, como sois sin leva-
dura; porque Cristo nuestra pascua ha
sido sacrificado por nosotros.
8 Así que bagamos la fiesta no en la
vieja levadura, ni en la levadura de mali-
cia y de maldad, sino en patee» por leudar
de sinceridad y de verdad.
9 Os he escrito por carta, que no os
acompañéis con los fornicarios :
10 Mas no del todo con los fornicarios
de este mundo, ó eon los avaros, 6 con
los ladrones, o idólatras ; de otra suerte
os seria menester salir del mundo.
11 Mas ahora os he escrito, que no os
acompañéis, si alguno llamándose her-
mano fuere fornicario, ó avaro, 6 idóla-
tra, ó maldiciente, ó borracho, ó ladrón,
con el tal ni aun comáis.
12 Porque ¿ qué me va á mí en juzgar
también de Iob que están lueraf ¿ no jua-
gáis vosotros de los quo están dentro ?
13 Mas de los que están íbera, Dios juz-
ga. Quitad pues de entre vosotros al
malvado.
CAPITULO Vi.
Piara «I mümojtn le» zahiere lospssito» qm entre ellos
■ hay ds cosa» terrenas; y qm para la resolución, de
ello» no hay entre dio» sabiduría cristiana que los
componga con caridad, ya que no hay quien confor-
me d la cristiana profesión quiera dntss llevar la
injuria, dntss demandan tus derechos delante de los
infiele» magistrado»; reforma esto con autoridatl
apostólica. 2. Al mismo propósito le» parece zahe-
rir fornicación : lo cual también reforma.
¿/"\8A alguno de. vosotros, teniendo
vJ pleito con otro, ir á jnicio delante
do los injustos, y no delante do los san-
*°*? Digitized by VjOOQ 1C .
2 ¿O no sabéis que los santos han de
109
I. CORINTIOS.
Juagar al mundo! T si el mando ha de
ser juzgado por vosotros, ¿seréis acato
indignos de juagar en cosas muy pe-
queñas?
8 ¿O no sabéis que hemos de juzgarlos
ángeles ? ¿ cuánto mas los cosas de este
siglo?
4 Por tanto si hubiereis de tener jui-
cios de cosas de este siglo, los mas bajos
que están en la Iglesia, á los tales poned
por jueces.
6 Para avergonzaros lo digo. ¿Será
asi, que no hay entre vosotros sigua
sabio, ni uno tolo, que pueda juagar en-
tre sus hermanos ;
6 Sino que el hermano con el hermano
pleitea en juicio, y esto delante de loa
infieles f
7 Luego de todas maneras hay culpa
entre vosotros, porque tenéis juicios loe
unos con fot otros. ¿Por qué no sufrís
antes el agravio ? ¿ por qué no csgwxxdait
antes ser defraudados ?
8 Mas vosotros hacéis el agravio, y de-
fraudáis ; y esto á vuestro* hermanos.
9 f ¿No sabéis que los injustos no
poseerán el reino de Dios ? No os en-
gañéis, que ni los fornicarios, ni los idó-
latras, ni los adúlteros, ni los afemina-
dos, ni los sodpmUas,
10 Ni los ladrones, ni los avaros, ni los
borrachos, ni los maldicientes, ni los n>
hedores, no heredarán el reino de Dios.
11 Y esto éraeis algunos de vosotros;
mas sois lavados, mas sois santificados,
mas sois justificados en el nombre del
Señor Jesús, y por el Espíritu de nues-
tro Dios.
12 Todas las cosas me son lícitas, mas
ho todas las cosas me convienen: todas
las cosas me son lícitas, mas yo no me
meteré debajo de potestad de ninguna.
18 Las viandas para el vientre, y el
Vientre para las viandas; empero y á el
y á ellas deshará Dios. Mas el cuerpo
no ce para la fornicación, sino para el
Señor; y el Señor para el cuerpo,
14 Empero Dios levantó al Señor, y
también á nosotros nos levantará con su
propio poder.
15 ¿ Ignoráis, cwaeo, que vuestros cuer-
pos son miembros de Cristo ? ¿ Tomaré
pues los miembros de Cristo, y loe haré
miembros de una ramera í Lejos sea.
16 ¿ O no sabéis que el que se junta con
una ramera, es hecho con eüa un cuerpo f
porque los dos, dice, serán una nUema
carne.
170
17 Empero el que so junta con etfiener,
un mismo espíritu es.
13 Huid la fornicación : cualquier eiro
pecado que el hombre hiciere, fuera del
cuerpo es ; mas el que fornica, contra su
propio cuerpo peca.
19 ¿ O ignoráis que vuestro cuerpo es
templo del Espíritu Santo «i oval ata es
vosotros, el cual tenéis de Dios, y qao
no sois vuestros f .
80 Porque comprados sois por prado:
glorificad pues á Dios en vuestro cuerpo
y en vuestro espirita, loa euaka son do
Dios.
CAPITULO VIL
Responde d algunos puntos de que paree* que 1* tole-
fia te kabim demnndmdffeu mnrmotr. i^rmnmrmmumns
acere* del matrimonio. 1. De ¡o» divorcio» robots* •
ríos y temporales. 8. Del celibato ó del matrimonio*
eudi estado aeré ai piadom mas útil. 9. De km
divorcio» perpetuos en cuanto team ó no mor MciXi.
4. Vuelve d comparar el matrimonio u el celibato
entre ti para dar consejo d lo* piadosos padres de lo
eme harían de sus ktfsm. S. De los tenundoe mtmri
EN cuanto á las cosas de que me escri-
bisteis: bueno sarta al hombre no
tocar muger.
2 Mas por evitar las fornicaciones, cada
varón tenga su muger, y eada mugar
tenga su marido.
8 Bl marido pague á la muger la debida
benevolencia; y asimismo la muger ai
marido.
á La mugar no tiene la potestad de as*
propio cuerpo, sino el marido; y por el
semejante tampoco el marido tiene ha
potestad de su propio cuerpo, sino la
muger.
5 No os defraudéis el uno al otro, sino
fuere algo por tiempo, de consentimien-
to d* amboe, por ocuparos en ayuno y
en oración; y volved á juntaros en uno,
porque no os tiente Satanás á causa da
vuestra incontinencia.
6 Maa esto diga por permisión, no par
mandamiento.
7 Porque querría que todos loa hom-
bres fuesen como yo ; empero cada uno
tiene su propio don de Dios: uno de
una manera, y otro de otra.
8 1f Digo, pues, á los solteros y á las
viudas, que bueno les es si so quedaren
como yo.
9 Empero si no se pueden contener, cá-
sense; que mejor es casarse, que que-
marse.
10 Maa á los casados mando, y no yo,
sino el Señor : Que la muger no ae aparta
del marido, c
I. CORINTIOS.
11 T bí se apartare, quédese por casar,
6 reconcilíese coa su marido ; y que el
marido no despida á su muger.
12 Y á los demos jo digo, no el Señor :
81 algún hermano tiene mnger no cre-
yente, y ella consiente para habitar con
él, no la despida.
13 Y la mnger qne tiene marido no cre-
yente, y el consiente para habitar con
ella, no le deje.
14 Porqne el marido no creyente es
santificado por la muger ; y la muger no
creyente es santificada por el marido;
de otra manera vuestros htjos serian in-
mundos, empero ahora son santos.
15 Mas si el no creyente se aparta, apár-
tese; que el hermano, ó la hermana, no
está sujeto á servidumbre en semejantes
casos: antes a paz nos llamó Dios.
16 Porque ¿ de dónde sabes, oh muger,
ei quizá salvarás á tu marido? ¿ó de
dónde sabes, oh marido, si quizá salva-
rás á tu muger ?
17 Empero como el Señor repartió á
cada uno, y como el Señor llamó á coda
uno, así ande ; y asi yo ¿o ordeno en te-
das las Iglesias.
18 ¿Es llamado alguno circuncidado?
KO se haga Incircunciso : ¿ es llamado al-
guno en incirenneision ? no se circun-
cide.
19 La circuncisión nada es, y la incir-
enneision nada es, sino la observancia#de
los mandamientos de Dios.
20 Cada uno en la Tocación en que fhé
llamado en ella se quede.
21 ¿ Eres llamado siendo siervo ? no se
te dé nada; mas también si puedes ha-
certe libre, usa antes de dio.
22 Torque el que en el Señor es llama-
do tiendo siervo, horro es del Señor : asi-
mismo también el que es llamado siendo
Ubre, siervo es de Cristo.
23 Por precio sois comprados, no os
hagáis siervos de los hombrea.
21 Cada uno, hermanos, en lo que es
llamado en esto A quede para con
Dios.
25 ? Empero de las vírgenes no tengo
mandamiento del Señor ; mas doy mi pa-
recer, como quien ha alcanzado miseri-
cordia del Señor para ser ficL
26 Tengo, pues, esto por bueno á causa
de la aflicción actual ; digo, que bueno es
al hombre estarse asi.
27 ¿Estás atado á mnger? no procures
soltarte. ¿Estás suelto de muger? no
busques muger.
Span. M
28 Mas también si te casares, no pe*
coste ; y si la virgen se casare, no pecó ;
pero aflicción en la carne tendrán los
tales ; mas yo os perdono.
29 Esto empero digo, hermanos, que el
tiempo es corto : lo que resta es, que los
que tienen mugeres sean como si no la»
tuviesen;
80 Y los que lloran, como si no llora-
sen ; y los que se regocijan, como si no
6e regocijasen; y los que compran, como
sino poseyesen ;
31 Y los que usan de este mundo, como
no abusando de él; porque la apariencia
de este mundo se paso.
82 Mas querría que estuvieseis sin cui-
dado. El soltero tiene cuidado de las
cosas que pertenecen al Señor, cómo ha
de agradar al Señor.
88 Empero el casado tiene cuidado do
las cosos que son del mundo, cómo ha
de agradar á su muger.
84 Diferencia hay también entre la mu-
ger casada y la virgen. La muger por
casar, tiene cuidado de las cosas del Se-
ñor, para ser santa asi en cuerpo como
en espíritu ; mas la casada, tiene cuida-
do do las cosas del mundo, cómo ha de
agradar á su marido.
35 Esto empero digo para vuestro pro-
pio provecho : no para echaros un lazo,
sino para lo que es decente, y para que
sin distracción sirváis al Señor.
86 Mas si á alguno parece cosa fea en
su virgen, que pase ya de edad, y así
conviene que se haga, haga lo que qui-
siere ; no peca, que se casen.
37 Empero el que está firme en su co-
razón, y no tiene necesidad, mas tiene
poder sobre su voluntad, y determinó
en su corazón esto, de guardar su vir-
gen, hace bien.
38 Asi que el que da su virgen en casa-
miento, hace bien ; mas el que no la da,
hace mejor.
39 ? La muger casada está atada por la
ley, mientras vive su marido ; mas si su
marido muriere, libre es para ser casada
con quien quisiere; solamente en el
Señor.
40 -Empero mas feliz es, según mi pare-
cer, si se queda asi ; y pienso que tam-
bién yo tengo el Espíritu de Dios.
CAPITULO vm.
Stovaiaments si /et Ucüo al cristiano comer d* lo
sacrificado dlosidolost Si; con tal qm no sea con
escándalo del hermano, por ataja caridad hemos do
rtnwtciardtodiUHueMrtutcUaskltertade^pmsCh»-
I. CORINTIOS,
EMPERO en cuanto á lo que á lo»
Ídolos es sacrificado, sabemos que
todos tenemos ciencia. La ciencia hin-
cha, mas la caridad edifica.
2 Y si alguno se piensa que sabe algo,
aun no sabe cosa alguna como le con-
Tiene saber.
8 M¿* él que ama á Dios, el tal es cono-
cido de Dios.
4 Asi que de las viandas que son sacri-
ficadas á los ídolos, sabemos que el ídolo
nada es en el mundo, y que no hay otro
Dios, sino solo uno.
5 Porque aunque haya algunos que so
llamen dioses, 6 en el cielo, ó en la tierra,
(como hay muchos dioses, y muchos se-
ñores,)
6 Para nosotros empero hay un solo
Dios, el Padre, del cual son todas las co-
bos, y nosotros cu él ; y un Señor, Jcsu
Cristo, por el cual son todas las cosas,
y nosotros por él.
7 Mas no en todos hay esta ciencia;
porque algunos con conciencia del ídolo
hasta ahora, Jo comen como sacrificado
á Ídolos; y su conciencio, siendo flaco,
es contaminada.
8 Empero la vianda no nos hace mas
aceptos á Dios ; porque ni que comamos,
seremos mas ricos : ni que no comamos,
seremos mas pobres.
9 Mas mirad que esta vuestra libertad
no sea de algún modo tropezadero para
los que son flacos.
10 Porque si te ve alguno, á ti que tie-
nes esta ciencia, que estás sentado á lo
mesa en el lugar de los ídolos, ¿ la con-
ciencia de aquel que es flaco, no será edi-
ficada para comer de lo sacrificado á los
ídolos ?
11 ¿Y por tu ciencia se perderá el
hermano flaco, por el cual Cristo mu-
rió?
12 De esta manera, pues, pecando con-
tra los hermanos, y hiriendo su flaca con-
ciencia, contra Cristo pecáis.
13 Por lo cual si lo comida es para mi
hermano ocasión de caer, no comeré
carne jomas por no hacer caer á mi her-
mana
CAPITULO IX.
De la potestad del ministro cuanto á m victo p att*
mentó, dt la cual te gloria no haber usado por dar
ma» autoridad d la palabra, y por huir los inconve-
nientes (fin que los mercenarios ministros debían ds
haber caído para con los Gbrinthiot) renunciando d
sus libertades para con todos por ganar d todos.
|"VTO soy yo apóstol? ¿no soy libre?
¿y ¿ no he visto á Jesu Cristo el Señor
172
nuestro? ¿no sois vosotros mi obra en
el Señor?
2 SI para los otros no soy apóstol, 6in
embargo para vosotros ciertamente lo
soy; porque el sello de mi apostolado
vosotros sois en el Señor.
8 Mi respuesta para con los que me
preguntan, es esta :
4 ¿ No tenemos potestad de comer y de
beber?
5 ¿No tenemos potestad de traer con
nosotros aquí y allá una hermana, mnger»
como también los otros apóstoles, y los
hermanos del.Señor, y Cephos ?
6 ¿ O será gtte solo yo y Barnabas no
tenemos potestad de no trabajar ?
7 ¿ Quién jamas salió á lo guerra á sus
propias expensas ? ¿ Quién planta viña»
y no come de su fruto ? ¿ ó quién apa-
cienta el rebaño, y no come de la leche
del reboño ?
8 ¿Digo yo esto como hombre? ¿No
dice lo mismo también la ley ?
9 Porque en la ley de Moyses está escri-
to : No embozalarás la boca al buey que
trillo, ¿Tiene Dios cuidado tan solo de
los bueyes ?
10 ¿O dícefo particularmente por can-
sa de nosotros? Por causa de noso-
tros sin dada está escrito : que con es-
peranzo debe arar el que ara; y el que
trillo, con esperanzo de participar de su
esperanzo.
1> SI nosotros os sembramos los cosas
espirituales, ¿será gran coso si segare*
mos vuestras cosas carnales ?
12 Si otros son partícipes de esta po-
testad sobre vosotros, ¿por qué no mas
bien nosotros ? Mas no usamos de esta
potestad, antes lo sufrimos todo por no
dar alguna interrupción al Evangelio de
Cristo.
13 ¿ No sabéis que los que ministran en
las cosos sontos, comen de las cosas del
templo? ¿y los que sirven al altor, con
el altar participan ?
14 Así también ha jardenado el Señor 4
los que anuncian el evangelio, que vivan
del Evangelio.
15 Mas yo de nada de esto me he apro-
vechado ; ni tampoco he escrito esto para
que se haga así conmigo ; porque es me-
jor poro mi morir, antes que nadie haga
vana mi glorificación.
16 Porque aunque anuncie el Evangelio,
no tengo por qué gloriarme; porque me
está impuesta necesidad; y jay de mí*
si no anunciare el Evangelio !
Digitized by LjOOQIC
L CORINTIOS.
17 Por lo cual si hago esto dt voluntad,
premio tendré ; mas si por fuerza» la dis-
pensación ád JStangtMo me ka sido en-
cargada.
18 ¿Qné premio pues tendré? Cierto,
que predicando el Evangelio, ponga el
Evangtüo de Cristo de balde, por no usar
mal de mi potestad en el Evangelio,
19 Por lo cnal siendo libre para con to»
dos, me he hecho siervo de todos, por
ganar á mas.
00 Me he hecho para los Jndios como
Judio, por ganar á los Jndios; para loa
qae están sujetos á la ley, como sujeto
ala ley, por ganar á loa que están sujetos
á la ley.
21 Para los que están sin ley, como sin
ley, (no estando yo sin ley para con Dios,
mas bajo la ley para con Cristo,) por ga-
nar á los que estaban sin ley.
22 Me he hecho para los flacos como
flaco, por ganar á los flacos. Me he he-
cho todo para todos, para que de todo
punto salve á algunos.
28 T esto hago por causa del Evange-
lio, para ser hecho con vototrot participe
de él.
24 i No sabéis que los que corren en el
estadio, todos eorren, mas -uno talo lleva
el premio? Corred púa de tal manera
que le alcáncela.
25 T todo aquel que se ejercita en la
lucha, es sobrio en todo ; y aquellos lo
hacen, para recibir una corona corrupti-
ble ; mas nosotros, incorruptible.
26 Asi que yo de esta manera corro, no
como á cosa incierta: de esta manera
peleo, no como quien hiere al aire.
27 Antes hiero mi cuerpo, y le pongo
en servidumbre; para que predicando á
los otros, no sea yo miltaao reprobado.
CAPITULO X.
Amonesta por el ejemplo de lo» padres, que con tolo
comunicar en el nombre extemo de Iglesia, y en loe
logrados símbolos note aseguren para ser negligente»
en la piedad verdadera. 8. Singularmente que se
guarden de comunicar en la idolatría, pues que ga
están unidos porta Jé al cuerpo del •Señor goteen
por su sangre como lo testi/icanen la santa Cena. S.
Encomienda singularmente la caridad por la cual
ninguno debe usar de su libertad en viandas ó cosas
semejante» con escándalo deljtaeo hermano.
MAS no quiero, hermanos, que igno-
réis, que nuestros Padres todos
esinvierou debajo de la nube, y todos
pasaron por la mar ;
2 T todos en Moyses fueron bautizados
en la nnbe y en la mar;
8 Y todos comieron la misma vianda
espiritual;
4 Y todos bebieron la misma bebida
espiritual; porque bebían de la Roca
espiritual que los seguía, la cual Roca
era Cristo : »
5 Mas de muchos de ellos no se agradó
Dios; porque fueron derribados en el
desierto.
6 Empero estas cosas fueron tipos para
nosotros; á fin de qne no codiciemos
cosas malas, como ellos codiciaron :
7 Ni seáis adoradores de Ídolos como
eran algunos de ellos, como está escritor
Sentóse el pueblo á comer y á beber, y
se levantaron á jugar:
8 Ni forniquemos, como algunos de
ellos fornicaron, y cayeron en un «Ua
veinte y tres mil :
9 Ni tentemos á Cristo, como algnnos
de ellos Je tentaron, y perecieron por las
serpientes:
K> Ni murmuréis, como síganos de
ellos murmuraron, y perecieron por el
destruidor.
11 Mas todas estas cosas les acontecie-
ron por tipos, y son escritas para nuestra
amonestación, sobre quien los fines do
los siglos han llegado..
12 Asi que el que se piensa estar firme,
mire no caiga.
18 No os ha tomado alguna tentación,
fuera de las que son comunes á los hom-
bres ; mas fiel e$ Dios, qne no os dejará
ser tentados mss de lo que podéis ; an-
tes dará también salida con la tentación,
para que la podáis llevar.
14 f Por lo cual, amados ralos, hxúá de
la idolatría.
15 Como á sabios hablo, juagad voso-
tros' lo que digo.
16 La copa de bendición la cual ben-
decimos, ¿no es la comunión de la san-
gre de Cristo ? el pan que rompemos, ¿no
es la comunión del cuerpo de Cristo ?
17 Porque tiendo muchos, somos un tolo
pan, y un tolo cuerpo ; porque todos par-
ticipamos de aquel tnUmo pan.
18 Mirad á Israel según la carne. Loa
que comen los sacrificios, ¿no son parti-
cipantes del sitar ?
19 ¿Pues qué digo? ¿Que el Ídolo es
algo ? ¿6 que lo que es sacrificado á los
ídolos es algo?
20 Antes, digo qne lo que los Gentiles
sacrifican, á los demonios lo sacrifican, y
no á Dios; y no querría que vosotros
fueseis participes con los demonios.
21 No podéis beber la copa del Setter,
y la copa de los demonios: mo podéis
178
I. CORINTIOS.
ser participes de lamen del Seno*, f de
la mesa de los demonios.
22 ¿ ProToeamos á zeios al Señor? ¿ So-
mo^aeaso mas fuertes que él ?
28 Tí Todo me es licito, mas no todo
me conviene: todo me es licito, mas no
todo edifica.
24 Ninguno busque lo qmeee suyo pro-
pio ; mas cada' uno lo que es del otro.
25 De todo lo que se vende en la car-
necería, comed siu preguntar nada por
causa de la conciencia.
36 Porque del Señor es la tierra, y la
plenitud do ella.
27 Si alguno de los que- no creen os
convida, y queréis ir, de todo lo que se
os pone delante, comed, sin preguntar
nada por causa de la conciencia.
38 Mas si alguien os dijere: Esto fué
sacrificado á los Ídolos: no lo comáis
por causa de aquel que o* lo declaró, y
por causa de la conciencia; porque del
Señor es la tierra, y la plenitud de ella.
29 Conciencia digo, no la tuya, sino la
del otro. ¿Pues por qué ha de ser juz-
gada mi libertad por conciencia de otro ?
30 Y si yo por gracia participo, ¿por
qné se ha de hablar mal do mi por lo
que doy gracias ?
81 Si pues coméis, ó si bebéis, ó hacéis
otra cosa, hacadlo todo á gloria de Dios.
82 Sed ein ofensa á Judíos, y á Griegos,
y á la Iglesia de Dios :
33 Como también yo en todas las cosas
' agrado á todos : no buscando mi mismo
provecho, sino el de muchos, para que
ellos sean salvos.
CAPITULO XL
El varón ni ore ni profetice en la congregación sino
descubierta la cabeza d gloria de Dio$ cuy imdgen
e*. La muger, cubierta ta cabeza, en teña! de m
sujeción d su marido. 3. Corrige algunos abusos que
l/a te habían entrado en la celebración de la Cena
del Señor, reduciéndola d tu primera inttitveion.
8. La culpa y pena de loe que d ella te llegan indig-
namente, tfC.
[ED imitadores do roí, como yo tam-
bién lo soy de Cristo.
2 Alabóos pues, hermanos, que en todo
os acordáis de mí ; y retenéis los precep-
tos, do la manera que os loe entregué.
8 Mas quiero que sepáis, que Cristo es
la cabesa de todo varón ; y el varón e» la
cabeza de la muger ; y Dios, la cabeza de
Cristo.
4 Todo varón que ora, ó profetiza cu-
bierta la cabeza, afrenta su cabeza.
5 Mas toda muger que ora, ó profetiza
no cubierta su cabeza, afrenta su cabeza ;
porque lo mismo ea que si se rayese.
174
SB
6 Porque ti k muger no se cubre, raí-
gase también ; y si es vergüenza para la
muger raerse 6 raparse, cúbrase.
7 Porque el varón no ha de cubrir la.
cabeza ; porque él es imagen y gloria do
Dios ; mas la muger es gloria del varón.
8 Porque el varón no es de la muger,
sino la muger del varón.
9 Porque tampoco el varón era criado
por causa de la muger, sino la muger
por causa del varón.
10 Por lo cual la muger debe tener la
señal de potestad sobre su cabeza por
causa de los ángeles.
11 Mas ni el varón es sin la muger, ni
la muger sin el varón, en el Sefior.
12 Porque como la muger es del varón,
asi también el varón* « por la muger;
empero todas las cosas de Dios.
13 Juzgad en vosotros miamos : ¿ es ho-
nesto orar la muger á Dios no cubierta f
14 ¿ No os enseña aun la misma natura-
leza que al hombre sea deshonesto criar
cabello ?
15 Por el contrario á la muger criar él
cabello le es honroso ; porque en lugar
de velo lo es dado el cabello.
16 Con todo eso si alguno parece ser
contencioso, nosotros no tenemos tal
costumbre, ni las Iglesias de Dios.
17 H Esto empero os anuncio, que no ea
alabo, que no por mejor, sino por peor
os juntáis.
18 Porque lo primero, cuando os jun-
táis en la Iglesia, oigo que hay entre vo-
sotros disensiones, y en parte lo creo.
19 Porque es menester que también
haya entre vosotros heregias, para que
los que son probados se manifiesten en-
tre vosotros.
20 De manera que cuando os juntóla en
uno, esto no es comer la cena del Señor:
21 Porque cada uno 60 anticipa al otro
para comer su propia cena; y el uno tie-
ne hambre, y el otro está embriagado.
22 ¡Qué! ¿no tenéis casas en que co-
máis y bebáis? ¿O menospreciáis la
Iglesia de Dios, y avergonzáis á ios que
no tienen ? ¿ Qué os diré ? ¿Os alabaré
en esto ? No os alabo.
28 Porque yo recibí del Sefior lo que
también os he entregado : Que el Sefior
Jesús la misma noche que fué entregado}
tomo pan :
24 Y habiendo dado gracias lo rompió,
y dtyo : Tomad, comed: este es mi cuer-
po que por vosotros es rompido: haced
esto en memoria de mi.
I. CORINTIOS.
25 Asimismo tomó también la copa, des-
pués de haber cenado, diciendo: Esta
copa es el Nuevo Testamento en mi san-
gre: haced esto todas las veces que la
bebiereis, en memoria de mí.
86 Porque todas las veces que comie-
reis este pan, y bebiereis esta copa, la
muerte del Señor anunciáis hasta que
venga.
27 TT De manera que cualquiera que
comiere este pan, ó bebiere esto copa del
Señor indignamente, será culpado del
cuerpo y de la sangre del Sefior.
28 Por tanto examínese cada uno á si
mismo, y asi coma de aquel pan, y beba
de aquella copa.
99 Porque el que come y bebe indigna-
mente, condenación come y bebe para si,
no discerniendo el cuerpo del Señor.
80 Por lo cual hay muchos enfermos
y debilitados entre vosotros, y muchos
duermen.
81 Que si nos juzgásemos á nosotros
mismos, no seriamos juzgados.
83 Mas siendo juzgados, somos castiga-
dos del Señor, para que no seamos con-
denados con el mundo.
88 Así que, hermanos míos, cuando os
jantais á comer, esperaos unos á otros.
84 Y si alguno tuviere hambre, coma
en su easa; porque no os juntéis para
juicio. Las demás cosas las pondré en
orden cuando viniere.
CAPITULO xn.
&t lo» diveno» done» con que Dio» por CrUto adorna
»u iglesia y del legitimo veo jfjbt de ello» por la com-
%d€
Y EN cuanto á los dones espirituales,
no quiero, hermanos, seáis Igno-
rantes.
9 Sabéis que 'erais Gentiles, yendo, co-
mo erais llevados, á los ídolos mudos.
8 Por tanto os hago saber, que nadie
que hable por el Espíritu de Dios, llama
anathema á Jesús ; y que nadie puede
llamar á Jesús Señor, sino por el Espí-
ritu Santo.
4 Empero hay diferencias do doñea;
mas el mismo Espíritu.
5 T hay diferencias de ministerios ; mas
el mismo Señor.
6 Y hay diferencias de operaciones;
mas el mismo Dios es, el <Jue obra todas
las cosas en todos.
7 Empero á cada uno le es dada la ma-
nifestación del Espíritu para provecho.
8 Porque á este es dada por si Es-
pirita palabra de sabiduría: al otro,
palabra de ciencia por el mismo Es-
píritu:
9 A otro, té por el mismo Espíritu ; y
á otro, dones de sanidades por el mismo
Espíritu:
10 A otro, operaciones de milagros ; y
á otro, profecía; y á otro, discernimien-
to de espíritus ; y 4 otro, ¿bersos géneros
de lenguas ; y á otro, interpretación de
lenguas.
11 Mas todas estas cosas obra uno y el
mismo Espíritu, repartiendo particular-
mente á cada uno com^ él quiere.
12 Porque de la manera que es uno el
cuerpo, y tiene muchos miembros, em-
pero todos los miembros de este un
cuerpo, siendo muchos, son un mismo
cuerpo, asi también es Cristo.
18 Porque por un mismo Espíritu so-
mos todos bautizados en un miaño cuer-
po, Judíos ó Griegos, siervos 6 libres ; y
á todos se nos ha hecho beber en un
mismo Espíritu.
14 Porque el cuerpo no es un tolo miem-
bro, sino muchos..
15 Si dijere el pié: Porque no soy ma-
no, no soy del cuerpo : ¿por eso no será
del cuerpo ?
16 Y si dijere la oreja : Porque no soy
ojo, no soy del cuerpo : ¿por eso no será
del cuerpo?
17 Si todo el cuerpo fuete ojo, ¿ dónde
estaría el oidof si todo fuem oído, ¿don-
de estaría el olfato?
18 Mas ahora Dios ha colocado los
miembros cada uno de ellos por si en el
cuerpo, como él quiso.
19 Que si todos fueran un mismo miem-
bro, ¿dónde estuviera el cuerpo?
20 Mas ahora muchos miembros son,
empero sin embargo un tolo cuerpo.
21 No puede el ojo decir á la mano : No
te he menester: ni tampoco la cabeza á
los pies : No tengo necesidad de voso-
tros.
22 Antes, los miembros del cuerpo que
parecen mas flacos, son mucho mss ne-
cesarios;
28 Y los miembros del cuerpo que esti-
mamos menos dignos, á estos -ceñimos
mas honrosamente ; y los que en noso-
tros son menos decentes, tienen mas
decoro.
24 Porqueros que en nosotros son mas
decorosos, no tienen necesidad de nada;
mas Dios templó á una el cuerpo, dando
mas abundante honor al que le faltaba;
26 Fam que no haya disensión en al
178
I. CORINTIOS.
cuerpo, tino que toe miembros tengan ci
mismo cnidfulo loe unos por los otros.
26 De tal manera que si el un miembro
padece, todos los miembros á una se due-
len: ó si el un miembro es honrado,
todos los miembros á una te regocijan.
87 Vosotros, pues, sois el cuerpo de
Cristo, y miembros en particular.
88 T á unos puso Dios en la Iglesia,
primeramente apóstoles, luego profetas,
lo tercero ensoñadores, luego milagros,
luego dones de sanidades, auxilios, go-
bernaciones, géneros de lenguas.
89 ¿Son todos apóstoles? ¿son todos
profetas? ¿ton todos ensenadores? ¿ton
todos hacedores de milagros ?
80 ¿Tienen todos dones de sanida-
des? ¿ hablan todos lenguas? ¿interpre-
tan todos ?
81 Empero desead coa vehemencia los
mejores dones ; y aun 70 os enseño un
camino mas excelente.
CAPITULO XIII.
De la excelencia de la caridad cristiana, la cual sobre
todo procure el piadoso.
SI jo hablase en lenguas de hombres
y de ángeles, y no tuviese caridad,
soy hecho como metal que resuena, ó
platillo que retine.
8 T si tuviese d don de profecía, y en-
tendiese todos los misterios, y toda cien-
cia; y si tuviese toda la fié, de manera
que pudiese traspasar las montanas, y no
tuviera caridad, nada Boy.
8 Y sí repartiese toda mi hacienda para
dar de comer á pobre* \ y si entregase mi
cuerpo para ser quemado, y no tuviere
caridad, de nada me sirve.
4 La caridad es sufrida, es benigna: la
caridad no tiene envidia: la caridad no
es jactanciosa, no es hinchada,
5 No se comporta indecorosamente, no
basca lo que es suyo, no se irrita, no
piensa mal,
6 No se huelga en la injusticia, mas
huelguee en la verdad!
7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo
espera, todo lo soporta,
8 La caridad nunca se acaba: aunque
las profecías se han de acabar, y cesarlas
lenguas, y desaparecer la ciencia.
8 Porque en parte conocemos, y en
parto profetizamos.
10 Mas después que venga lo que es lo
perfecto, entonces lo que es en parte se-
rá abolido.
11 Cuando yo era nillo, hablaba como
nlno, pensaba como nifio, sabia como
173
nifio ; mas cuando ya ful hombre hecho,
puse á un lado las cosas de nifio.
18 Porque ahora vemos por espejo os-
curamente; mas entonces, cara á cara.
Ahora conozco en parte ; mas entonces
conoceré como soy conocido.
18 Y ahora permanece la íé, la espe-
ranza, y la caridad, estas tres; empero
la mayor de ellas es la caridad.
* CAPITULO XIV.
JSl uso de léñanos no entendida» en la Iglesia (aunóme
tea de alabanza» de Dio») es inútil patino se use ti
- no hubiere Juntamente interpretación de b t— *»
dice. 8. De laprojmcia (que « Id itJerprmtamou da
la palabra de Dios) en común por todos en la /y fejfa,
u de la» realas de ella. &.Lavtuoerenlalotewiano
hable.
SEGUID la caridad : cocBeiad los dtmem
espirituales; mas sobre todo que
profeticéis.
8 Porque el que habla en lenguas da-
conocidas, no habla á los hombres, sino á
Dios ; porque nadie le entiende, aunque
en espíritu hable misterios.
8 Mas el que profetiza, habla A los hom-
bres para edificación, y exhortación, y
consolación.
4 El que habla una lengua deumnocédm\
á sí mismo edifica ; mas el que profetiza,
edifica á la Iglesia
5 Así que querría que todos vosotras
hablaseis lenguas, mas bien empero que
profetizaseis; porque mayor ét el que
profetiza que el que habla en lenguas ex-
trañas, si también no interpretare, para
que la Iglesia reciba edificación.
6 Ahora pues, hermanos, si yo viniere á
vosotros hablando en lenguas artos***,
¿ qué os aprovecharé, si no os hablare, ó
por revelación, ó por ciencia, ó por pro-
fecía, ó por doctrina ?
7 Y aun las cosas inanimadas que dan
sonido, (sea flauta ó arpa,) si no dieren
distinción de sonidos, ¿ cómo se sabrá lo
que se tafie con la flauta ó con la arpa?
8 Y si la trompeta diere sonido Incier-
to, ¿quién se spercebiráám batan* f
9 Asi también vosotros, si por la len-
gua no diereis palabras bien teteügfi>lés,
i cómo se entenderá lo que se dice ? per-
qué hablaréis al aire. -
10 Tantos géneros de voces, (por ejem-
plo,) hay en el mundo; y ninguna de
ellas m sin significado ;
♦11 Mas si yo ignorare el valor de la vos,
seré bárbaro para aquel que habla; y el
que habla, mrd bárbaro para mi
18 Asi también vosotros! puesto que
sois codiciosos de done*, espirituales, pro-
I. CORINTIOS.
tarad da sobresaltar e* «Ros para la edifi-
cación de la Iglesia.
13 Por lo cual el que habla en lengua
extraña^ ore que interprete.
14 Porque si yo orare en lengua dssoo-
neoida, mi espirita ora; mas mi enten-
dimiento es sin fruta
15 j Qué hay pues ? Oraré eon el espí-
ritu, y oraré también con el entendimien-
to: cantaré con el espíritu, y cantaré
también con el entendimiento.
16 Porque si tú Desdijere» «©temante con
él espíritu, el que ocupa et lugar del pue>
tfo sencillo, ¿como dirá, Amen, sobre tu
acción de gradas t porque no sabe lo
que dices.
17 Porque tú á la verdad das bien gra-
cias ; mas el otro no es edificada.
18 Doy gradas á mi Dios que hablo
en lenguas *xtrük*u mas que todos voso-
tros.
19 Bmpero en la Iglesia quiero mas bien
hablar cinco palabras con mi entendi-
miento, para que ensene también á los
otros, que dles mil palabras en una len-
20 Hermanos, no seáis niños en el sen-
tido; mas sed nlftos en la malicia, em-
pero en el sentido sed hombres.
Si Sn la ley está escrito: Con otras
lenguas, y een otros labios hablaré á este
pueblo ; y ni ann asi me oirán, dice el
Señor.
23 Asi que las lenguas por señal son,
tío á los que creen, sino á los incrédulos ;
mas la profecía «irse, no para los que no
creen, amo A los creyentes.
28 De manera que ai toda la Iglesia se
juntare en un miañe logar, y todos ba-
aferen en lenguas ecfouie*, y entraren
gentes scacfllsa»» Incrédulos, ¿no dirán
que estáis lóeos?
94 Mas si todos profetizaren, y entrare
algún toerédulo 6 ignorante, de todos es
convencido, de todos es juzgado:
¿5 T asi lo oculto de su eorason se
hace manifiesto; y asi postrándose so-
bre «a rostro adorará á Dios, declarando
ejae verdaderamente Dios está en voso-
tros. e>
26 ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando
os Juntáis, cada uno de vosotros tiene
•almo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene
revelación, tiene interpretación : Hágan-
se todas las cosas para edificación.
27 81 hablare alguno en lengua deawao-
«Ida, «es por des, 6 á lo mas por tres,
y «ato á su turno; y uno interprete.
28 Has si no hubiere intérprete, calle
en la Iglesia; y hable á si mismo, y á
Dios.
29 Empero los profetas, hablen dos ó
tres ; y los demás juzguen.
80 Y si á otro que estuviere sentado,
fuere revelada alguna ¿oso, calle el pri-
mero.
SI Porque podéis todos profetizar uno
por uno; para que todos aprendan, y
todos sean exhortados.
82 (T los espiritas de los profetas están
sujetos á los profetas ¡)
88 Porque Dios no es autor de disen-
sión, sino de paz, como en todas las Igle-
sias de los santos.
84 Vuestros mugeres callen en las Igle-
sias ; porque no les es permitido hablar,
sino que estén sujetas como también lo
dice la ley.
86 Y si quieren aprender alguna cosa,
pregunten en casa á sus maridos ; por-
que deshonesta cosa es hablar -las mu-
geres en la Iglesia.
86 ¡Qué! ¿Ha salido de vosotros la
palabra de Dios? ¿6 á vosotros solos ha
llegado? •
87 81 alguno, á su parecer, es profeta, ó
espiritual, reconozca qne las cosas que
yo os escribo son mandamientos del
Señor.
88 Mas si alguno quiere ser Ignorante,
sea ignorante.
89 Asi que, hermanos, codiciad el pro-
fetizar; y no impidáis el hablar en len-
gnas extrañas.
40 Empero háganse todas las cosas de-
centemente, y con orden.
CAPITULO XV.
aVeetm una emmar* recapitulación de la deehvmdtl
Evangelio, donde «w» mmmular dUioencia ajhrma la
resurrección del Señor por m aparato**» detpuee
de reemeltada, contra el resabio de loe Saduceos
W Kpicúreoe que del*» de haber en la Iglesia de
Uorintho. 2. Prueba la resurrección de loe muertos
d loe que aa profesaban el Evangelio, por macha»
rasónos, a Declara el moda de la resurroocknspor
la comparación det aram eembrado m marido. 4.
En la resurrección, la di/erencia de leo piádseos 4
loe impío* em la cual será la emaplida victoria de
Cristo,**.
EMPERO os declaro, hermanos, el
Evangelio que os he predicado, el
cual también recibisteis, y en el cual es-
táis firmes;
2 Por el cual asimismo sois salvos, si
retenéis en la memoria lo que os h ^predi-
cado, si no es que habéis creído en vano.
8 Porque primeramente os heensefisdo
lo que asimismo yo recibí, et á saber:
177
I. CORINTIOS.
que Cristo filé muerto por nuestros pe-
cados, conforme á las Escrituras ;
4 Y que fué sepultado, y que resucitó"
al tercero día, conforme á los Escrituras ;
5 Y que fué visto por Cephas; y des-
pués por los doce ;
6 Que después fué visto de mas de qui-
nientos hermanos á la vez : de los cua-
les los mas viven aun, empero algunos
han dormido.
7 Que después fué visto por Santiago :
después por todos los apóstoles.
8 Y á la postre de todos, fué visto por
mi también, como por uno nacido fuera
de debido tiempo.
9 Porque yo soy el menor de los após-
toles, que no soy digno de ser llamado
apóstol, porque perseguía á la Iglesia de
Dios.
10 Empero por la gracia de Dios soy lo
que soy ; y su gracia no ha sido en vano
para conmigo; antes he trabajado mas
que to4os ellos ; pero no yo, sino la gra-
cia de Dios que fué conmigo.
11 Por tanto, sea yo, ó sean ellos, así
predicamos, y asi habéis creido.
12 1T Mas si se predica á Cristo, que
resucitó de los muertos, ¿cómo dicen
algunos entre vosotros, que no hay resur-
rección de los muertos ?
13 Porque si no hay resurrección de los
muertos, Cristo tampoco resucitó.
14 Y bí Cristo no resucitó, luego vana
es nuestra predicación, y vana si también
vuestra fé.
15 Y también somos hallados falsos
testigos de Dios ; porque hemos testifi-
cado de Dios, que él haya levantado á
Cristo : al cual empero no levantó, si es
asi que los muertos no resucitan.
16 Porque si los muertos no resucitan,
tampoco Cristo resucitó.
17 Y si Cristo no resucitó, vuestra fé es
vana ; aun os estáis en vuestros pecados,
18 Luego también los que durmieron
en Cristo, son perdidos.
19 Si en esta vida solamente tenemos
esperanza en Cristo, los mas desdichados
somoB de todos los hombres.
20 Mas ahora, Cristo ha resucitado de
los muertos ; y él es hecho primicias de
los que durmieron.
21 Porque por cuauto la muerte vino
por hombre, también por hombre vino
la resurrección de los muertos.
22 Porque á la manera que todos en
Adam mueren, asi también todos en
Cristo serán vivificados,
178
"23 Mas cada uno en su orden: Cristo
las primicias ; luego los que son de Cris-
to en su venida.
24 Luego viene el fin; cuando entre-
gará el reino á Dios y al Padre ; cuando
hubiere abatido todo imperio, y toda
potencia, y potestad.
25 Porque es menester que él reine,
hasta que sujete á todos sus enemigo*
debajo de sus pies.
28 Fcl postrer enemigo que seca, des-
truido, es la muerte.
27 Porque todas las cosas sujetó debajo
de sus pies. Mas cuando dice: Todas las
cosas son sujetadas á él, claro es que está
esceptuado el mismo que sujetó á él todas
las cosas.
28 Mas después que todas las cosas le
fueren sujetas, entonces también el mis-
mo Hjjo se sujetará al que le sujetó á él
todas las cosas, para que Dios sea todo
en todos.
29 De otro modo, ¿qué harán, los que
son bautizados por los muertos, si en
ninguna manera los muertos resucitan?
¿Por qué, pues, son bautisados por los
muertos?
80 ¿Y por qué nosotros peligramos á
toda hora?
31 Cada día muero; ¡o protesto por
vuestra gloria,. la cual tengo en Cristo
Jesús Señor nuestro.
82 Si como hombre batallé en Epheso
contra las bestias, ¿ qué me aprovecha ai
los muertos no resucitan ? Comamos y
bebamos» que mañana moriremos:
83 No os engañéis. Las malas conver-
saciones corrompen las buenas costum-
bres.
34 Despertad, como es justo, y no pe-
quéis; porque algunos no conocen á
Dios, para vergüenza vuestra lo digo.
35 ? Mas alguno dirá: ¿Cómo resuci-
tan los muertos? ¿Con qué cuerpo sa-
len?
86 ¡Insensato l lo qne tú siembras, no
revive, si antes no muriere:
87 Y lo que siembras, no siembras si
cuerpo que ha de ser, sino el grano dea-
nudo, puede ser de ^igo, ó de alguno
de los otros granos :
88 Mas Dios le da el cuerpo como él
ha querido, y á cada simiente su propio
cuerpo.
89 Toda carne no es la misma carne;
mas una carne es la de los hombres, y
otra carne es la de los animales, y otra la
de los peces, y otra la de las aves.
CORINTIOS.
40 Hay también cuerpos celestes, y
cuerpos terrestres ; mas una es la gloria
de los celestes, y otra la de los terres-
tres.
41 Una es la gloria del sol, y otra la
gloria de la luna, y otra la gloria de las
estrellas; porque una estrella se dife-
rencia de otra estrella en gloria.
43 Así también es la resurrección de los
muertos. Se siembra en corrupción i se
levantará en incorrupción :
43 Se siembra en vergüeñas; se levan-
, tara en gloria : se siembra en flaqueza; se
levantará eu poder :
44 Se siembra cuerpo animal ; resucita-
rá cuerpo espiritual Hay cuerpo ani-
ma), y bay cuerpo espiritual.
45 Y así está escrito: Fué hecho el
primer hombre Adam en alma viviente ;
el postrer Adam fué hecho en espirito
vivificante.
46 Mas lo que es espiritual no es prime-
ro, sino lo que es animal; y después lo
que es espiritual.
47 £1 primer hombre es de la tierra,
terreno: el segundo hombre, que es el
SeQor, es del cíela
48 Cual el terreno, tales también los
terrenos; y. cual el celestial, tales tam-
bién los celestiales.
49 Y asi como hemos llevado la imagen
del terreno, llevaremos. también la ima-
gen del celestial.
50 Esto empero digo, hermanos: Que
la carne y la sangre no pueden heredar
el reino de Dios : ni la corrupción here-
da la incorrupción.
51 1 He aquí, un misterio, os digo : To-
dos ciertamente no dormiremos; mas
todos seremos transformados.
52 En un momento, en un abrir de ojo,
á tonido de la Anal trompeta; porque
será tpcada la trompeta, y los muertos
serán levantados' incorruptibles, y noso-
. tros seremos transformados.
53 Porque es menester que esto corrup-
tible sea vestido de incorrupeion, y esto
mortal sea vestido de inmortalidad.
54 Y cuando esto corruptible fuere ves-
tido de incorrupción, y esto mortal fuere
vestido de inmortalidad, entonces será
cumplida la palabra que está escrita:
Sorbida es la muerte en la victoria.
55 ¿Dónde está, oh muerte, tu agui-
jón? ¿Dónde eéta\ oh sepulcro, tu vic-
toria?
56 El agujón de la muerte es el pecado \
y la fuerza del pecado, la ley.
57 Mas á Dios gracias, que nos dio
la victoria por el Señor nuestro Jesu
Crista
53 Asi que, hermanos mios amados, es-
tad firmes y constantes, abundando siem-
pre en la obra del Señor, sabiendo que
vuestro trabajo en el Señor no es vano.
CAPITULO XVL
Xmeomiéndate» el recoffimtaUo de la» Umamuu para
bu igMa d* Jutrnaltm, y Jkmetm la tpiHotm ftmmir
EN cuanto á la colecta que te Aoct para
los santos, haced vosotros también
de la manera que yo ordené en las Igle-
sias de Galacia.
2 El primer dia de la semana cada uno
de vosotros ponga aparte algo, atesorán-
dolo, según fiioe le hubiere prosperado;
para que cuando yo viniere, no se hagan
entonces las colectas.
$ Y cuando yo estuviere presente, los
que aprobareis por cartas, á estos enviaré
que lleven vuestra gracia á Jerusalem.
4 Y si fuere digno el negocio de que yo
también vaya, irán conmigo.
5 Empero á vosotros vendré, cuando
pesare por Macedonia ; porque por Ma-
cedonia tengo de pasar.
6 Y podrá ser que me quedaré con vo-
sotros, ó Invernaré también; para que
vosotros me llevéis donde hubiere de Ir.
7 Porque no quiero ahora veros de pa-
so ; mas espero estar con vosotros algún
tiempo, si el Señor lo permite.
8 Empero estaré en Epheso hasta la
Pentecostés.
9 Porque se me ha abierto una puerta
grande y sucas; y muchos adversarios
hay.
10 Y si viniere Timotheo, mirad que
esté con vosotros sin temor; porque la
obra del Señor hace, como yo también.
11 Por tanto nadie le tenga en poco ;
antes llevadle en pas, pura que venga á
mi ; porque le espero con los hermanos.
12 Cuanto al hermano Apolos, mucho
le he rogado que fuese á vosotros con
los hermanos ; mas en ninguna manera
tuvo- voluntad de ir por ahora; mas irá
cuando tuviere oportunidad.
18 Velad, estad firmes en la fó: por-
taos varonilmente, y esforzaos.
14 Todas vuestras cosas sean hechas
con caridad.
15 Buégoos empero, hermanos, (ya sa-
béis la casa de Estephanas que es las
primicias de Achaya, y que se han dedi-
cado al ministerio detas santos,)
II. CORINTIOS.
16 Que vosotros os sujetéis á loe tales,
y á todos los que no* ayudan, y trabajan.
17 De la venida de Estephanas y de
Fortunato, y de Aehalco, me huelgo;
porque estos suplieron lo que faltaba
de vuestra parte.
18 Parque recrearom mi espíritu y ti
vuestro. Reconoced pues á los tales.
19 Las Iglesias de Asia os saludan. Os
saludan mucho en el Señor Aquila y
Priscila, con la Iglesia que está en su
20 Os saludan todos los hermanos. Sa-
ludaos los unos i los otros con santo
beso.
di La salutación de mi propia mano, de
Pablo.
28 SI alguno no amare si Señor Jesu
Cristo sea Anathema Maran-atna.
98 La gracia de nuestro Señor Jes*
Cristo asa con vosotros. *
24 Mi amor en Cristo Jesús ma con tp-
dos vosotros. Amen.
f La primer* «pistola k k» Corinthk» fot Mrf-
U do FUippot por Estephanas, 7 Fortunato» j
Aehalco, 7 Tlmothéó.
LA SEGUNDA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO
A IíOB
CORINTIOS.
CAPITULO I.
Bl intento principal delapóstolen toda ata epístola
as osneiguiewstmumte después de laprecodeuu, probar
y confirmar su autoridad apostólica para con ¡a
Iglesia de Corintha, contra los falsos pastores que se
habían entremetido, y pretendían echarle Juera y
eou e%* pusdmmu somVa doctrina en Crista. Las
mas frequentes pruebas de que para esto usa son, de
tu parte tos trabajos muchos y diversos en su ministe-
rto per et bien de ellos f por su firtenmltamiénto,stn
eargarUs M aun desuMapUnmtmiO, na pretendien-
do conellosotracosa que su saluden Cristo: departe
de ellos, el testimonio de sus conciencias tanto en la
aprobación de sm doctrina tomo en la sinceridad de
su eida 9 pretensiones para can ellos. A este propó-
sito en este primer capitulo hace mención general de
sus q/lieeiones y particularmente de las que pasó en
Asia de sos cuales le libré el Señor. t.Eseusasede
no haber tenido d ellos mas presto habiéndolo pro-
metido, temiendo de serles carga, no porque en sus
deliberaciones sea (como dicen) hombre de dos pala-
bras. & Y con motivo de esto interpone la certitud y
constancia de su doctrina tan firme para ton ettas
en la anunciación del Evangelio cuanto el mismo
Cristo es el cierto, y firme cumplimiento de todas
tas promesas de Dios.
PABLO, apóstol de Jesu Cristo por
la voluntad de Dios, y «1 hermano
Timotheo, á la Iglesia de Dios que está
en Oorlntho, coa todos los santos que
están por toda la Acheya.
2 Gracia á vosotros, y pea de Dios nues-
tro Padre, y del Señor Jesu Cristo.
8 Bendito a» el Dios y Padre de nues-
tro Señor Jesu Cristo, el Padre de mi-
sericordias, y el Dios de toda conso-
lación,
4 £1 que nos consuela en todas nuestras
tribulaciones f para que podamos noso-
tros consolar á los que están en cual-
quiera angustie, con la consolación con
180
que nosotros mismos somos consolados1
de Dios.
5 Porque de la manera que abundan en
nosotros las aflicciones de Cristo, asi
abunda también por Cristo nuestra con-
solación.
6 Y si somos atribulados, et por vues-
tra consolación y salvación, la cual es
enciente en el sufrir las mismas afliccio-
nes que nosotros también padecemos ; 6
si somos consolados, es por vuestra con-
solación y salvación.
7 Y nuestra esperanza de vosotros «t
firme, estando ciertos que como sote
participantes de las aflicciones, sai tam-
bién lo mrei* de ia consolación.
8 Porque, normanos, no queremos que
ignoréis aterra de nuestra tribulación
que nos fbé hecha en Asia, que sobre
manera fuimos cargados sobre nuestras
faenas, de tal manera que aun dudába-
mos de la vida.
9 Mas nosotros tuvimos en nosotros
mismos sentencia de muerte, para qué
no confiásemos en nosotros mismos, sino
en Dios, que levanta los muertos:
10 £1 cual nos libró de tamaña muerte,
y nos libra: en el cual esperamos que
aun no* librará ;
11 Ayudándonos también vosotros con
oración por nosotros, para que por el
don alcanzado para nosotros por medio
de muchas personas, por muchas también
sean dadas gracias por nosotros.
12 Porque nuestra gloria as esta, m A
II. CORINTIO».
r, el testimonio 4e nnestra ooneien-
da, que en simplicidad y sinceridad de
Dios, no en sabiduría crnrnal, mas en la
gracia de Dios, hemos conversado en el
mando, y mas con vosotros.
13 Porque no os escribimos otras eosas
de las que leáis, ó también reconócete ;
y espero que ana basta el fin las recono-
ceréis;
14 Como también en parte nos habéis
reconocido que somos vuestra gloria,
como también vosotros $oit la nuestra,
en el dia del Señor Jesús.
15 ? Y en esta confianza quise primero
venir á vosotros, porque tuvieseis otro
segundo beneficio :
16 T pasar por vosotros á Macedonia ;
y de Macedonia venir otra vez á vosotros,
j ser llevado por vosotros á Jadea.
17 Asi que pretendiendo esto, ¿usé qui-
zá de liviandad? ¿ó lo que pienso hacer %
piéneolo según la carne, para que haya
en mi si, si, y no, no ?
18 % Antes como Dios es fiel, nuestra
palabra para con vosotros no ha sido sí
y no.
19 Porque el Hijo de Dios, Jesu Cristo,
que por nosotros ha sido entre vosotros
predicado por mi, y Bylvano, y Timo-
theo, no ha sido si y no; mas en él ha
sido si.
90 Porque todas las promesas de Dios
son en él si, y en él Amen para gloria de
Dios por nosotros.
21 T el que nos confirma con vosotros
en Cristo, y el que nos ungió, et Dios :
99 El cual también nos selló, y nos di6
las arras del Espíritu en nuestros cora-
zones.
98 Mas yo llamo á Dioa por testigo
•obre mi alma, de qne por perdonaros,
no he venido hasta ahora á Cormibo :
94 No que nos enseñoreamos de vues-
tra fé ; antes somos ayudadores de vues-
tro gozo, porque por la fió estáis en pié.
CAPITULO n.
Mscusa la aspenva de la epístola precedente, h Por-
que asi lo hace con loe que ama cuando faltan de bu
deber, 1 El fué él primer contristado cuando por
la fidelidad de su ministerio toe contristó. ¿Carga
la calma é loe particulares que pecando hubieron
menester tan ásperas correcciones* fruega d la Igle-
sia que emendados los consuele y reconcilie consigo
con toda caridad. 4. Porque con aquella aspereza
{fusta empero) quiso probar la buena obediencia de
ello». II. Insinúa la fidelidad y eficacia de su minis-
terio por los lugares por donde había rodeado por
cierta asnejón,
EMPEBO esto be determinado entre
mide no venir otra ve» á vosotros
con tristeza.
2 Porque si yo Os contristo, ¿ quién será
pues el que me alegrará, sino el mismo
á quian yo contristare ?
8 Y esto mismo os escribí, porque
cuando viniere no tuviese tristeza sobro
tristeza de lo que habla de haber gozo :
confiando en vosotros todos que mi gozo
es «2 de todos vosotros.
4 Porque de en medio de mucha tribu-
lación y angustia de corazón, os escribí
con muchas lágrimas : no para que me-
séis contristados, mes para qne conocie-
seis cuan abundante amor tango para
con vosotros.
5 Que si alguno ha cansado tristeza, no
me contristó á mi sino en parte, por no
cargar la culpa sobre todos vosotros.
6 Bástale al tal esta reprensión que fué
hacha por muchos :
7 De manera que atora al contrario vo-
sotros oVoeft mas bien perdonarte, y con-
solarfe, porque no sea el tal absorbido de
demasiada tristeza.
8 Por lo cual os mego que confirméis
vuestro amor para con él.
9 Porque también por este fin os escribí
á vosotros, para conocer la prueba de
vosotros, si sois obedientes en todo.
10 Al que vosotros perdonareis algo,
también yo ; porque también yo si algo
he perdonado, á quien lo he perdonado,
por vuestra cansa lo he hecho en le perso-
na de Cristo ;
11 Para que Satanás no nos gane algu-
na ventaja; porque no ignoramos sus
maquinaciones.
19 1 Mas cuando yo vine á Troce por
predicar el Evangelio de Cristo, y me
fué abierta puerta en el 8efior,
18 No tuve reposo en mi espirita, por
no haber hallado á Tito mi hermano;
y asi despidiéndome de ellos, me partí
desde allí para Macedonia.
14 Mas gracias á Dios* «1 cual hace qne
siempre trinmJsmos en Cristo Jesús ; y
manifiesta el olor de su conocimiento
por nosotros en todo lagar;
16 Porque somos para Dios suave otor
de Cristo en los qne son salvos, y en los
que se pierden:
16 A estos olor de muerte para muer-
te; y á aquellos olor de vida para vida.
Y para estas cosas ¿ quién as suficiente?
17 Porque no somos, como muchos,
adulteradores de la palabra de Dioa; an-
tes como de sinceridad, antes como de
Dios, delante de Dios, en Cristo habhv
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II. CORINTIOS.
capitulo nt
Repite la autoridad de su mmirmrio oontra loe mutis
tros hechizo», donde trata la cualidad del ministerio
del Evangelio en oposición del ministerio de la
leu. El miniemrio de Ja leu da é rer tafea de Mof-
es*, y aun esa cubierta, omita la vista d los ementes,
mata. El Evangelio da luz, da vida, exhibe en Orvto
la misma yin de Dios para ser vista sin cobertura,
pmefrmne/krmmrengknhneHemmámsqmeaMmirn-
rendDios. / O feliz suerte t Puee si el ministerio
de lalegffé tan glorioso, ¿cuánto mas lo debe ser
estet
i /COMENZAMOS otra va á alabar-
VJ nos á nosotros mismos? ¿O tene-
mos necesidad, como algunos, de cartas
de recomendación para vosotros, ó de
recomendación de vosotros para otro*?
2 Nuestra carta sois vosotros mismo^
escrita en nuestros coreíoncs, sabida y
leida de todos los hombres;
8 B>r cuanto es manifiesto que wmlrot
sois la carta de Cristo ministrada por
nosotros, y escrita no con tinta, sino con
el Espíritu de Dios vivo: no en tablas
de piedra, sino en las tablas de carne del
corazón.
4 Y la tal confianza tenemos por Cristo
para con Dios.
5 No que seamos suficientes de noso-
tros mismos para pensar algo como de
nosotros mismos ; sino que nuestra sufi-
ciencia es de Dios :
6 El cual aun nos hizo ministros sufi-
cientes del nuevo testamento : no de la
letra, sino del espíritu ; porque la letra
mata, mas el espíritu vivifica.
7 Empero si el ministerio de muerte
escrito y grabado en piedras, fué para
gloria, tanto que los hijos de Israel no
pudiesen fijar loe ojos en la cara de Moy-
ses, á causa de la gloria de su rostro, la
cual se habla de acabar :
8 4 Cuánto mas no será para gloria el
ministerio del espíritu?
9 Porque si el ministerio de condena-
ción fué gloria, mucho mas abundará en
gloria el ministerio de justicia. -
10 Porque lo que fue* hecho tan glorio-
so, ni aun rué glorioso en esta parte, en
comparación de la gloria que sobresale.
11 Porque si lo que se acaba fué para
gloria, mucho mas teta para gloria lo
que permanece.
19 Asi que teniendo tal esperanza, ha-
blamos con mucha confianza.
13 T no como Moyses, qué ponía un
velo sobre su rostro, para que los hijos
de Israel no pudiesen fijar loe ojos en el
fin de aquello que se habla de acabar i
14 Mas los entendimientos de ellos se
embotaron ; porque hasta el día de hoy
180
be queda el mismo *ek> no descorrido
en la lectura del viejo testamento, cuyo
•do en Cristo es quitado :
15 Antes hasta el día de hoy, cuando
Moyses es leído, el velo está sobre el
corazón de ellos.
16 Empero cuando se convirtieren al
Señor,. el velo se quitará.
17 T el Sefior es el Espíritu ; y donde
etté el Espíritu del Señor, alli hay liber-
tad.
18 Empero nosotros todos, con cara des-
cubierta, mirando como en un espejo en
la gloria del Señor, somos transforma-
dos en la misma semejanza de gloria en
gloria, como por el Espíritu del Sefior.
CAPITULO IV.
Protesta ser ministro fiel de tal ministerio cual lo
ka descrito, uo adulterino, ni con ambición de iw
parslmgarde(>nto,suu>de servir en m Joeema,
no con pretensión de salario humano sino con mu-
cha* aflicciones : en las cuales empero no es dejad»
eU Dioe; y eem firme eeperonta del eterno emana da
gloria que míe seenard después. Es doctrina ame
ral del oficio del ministerio fiel del Evangelio, de en
dignidad, eficacia, premio. ítem del efecto de hm
afiiecitmes y enu de lo* fieme.
POR lo cual teniendo nosotros este
ministerio, según hemos alcanzado
la misericordia, no desmayamos;
2 Antes hemos renunciado las cosas
encubiertas de vergüenza, no andando
con astucia, ni adulterando la palabra de
Dfas ; mas por manifestación de la ver-
dad encomendándonos á nosotros mia-
mos á la conciencia de todo hombre de-
lante de Dios.
8 Que si nuestro Evangelio es encu-
bierto, para los que se pierden es encu-
bierto :
4 En los cuales el dios de este siglo
cegó los entendimientos de loe incrédu-
los, para que no les resplandezca la luz
del Evangelio de la gloria de Cristo, que
es la Imagen de Dios.
5 Porque no nos predicamos á nosotros
mismos, sino á Jcsu Cristo, el Señor;
y nosotros siervos vuestros por amor de
Jesús.
6 Porque Dios, que dijo que de las ti-
nieblas resplandeciese la luz, es el que
resplandeció en nuestros corazones, pura
dar la iluminación de la ciencia dé la glo-
ria de Dios en el rostro de Jesu Cristo.
7 Tenemos empero este tesoro en vasi-
jas de barró, á fin que la excelencia del
poder sea de Dios, y no de nosotros.
8 Por todo lado wmo$ atribulados, mas
no estrechados: perplejos, mas no deses-
perados ; r)|r|lti;
II. CORINTIOS.
9 Perseguidos, mol no desamparados:
abatidos, mas no destruidos:
10 Llevando siempre por todos partes
en el cuerpo la muerte del Señor Jesús,
para que también la vida de Jesús sea
manifestada en nuestro cuerpo.
11 Porque siempre nosotros que vivi-
mos, somos entregados á la muerte á
causa de Jesús, para que también la vida
de Jesús sea manifestada en nuestra car-
ne mortal
Id De manera que la muerte obra en
nosotros, mas en vosotros la vida.
13 Teniendo, pues, el mismo espirito de
fé, conforme á lo que está escrito : Creí,
y por lo tanto hablé : nosotros también
creemos, y por lo tonto hablamos :
14 Estando ciertos que el qae levantó al
Señor Jesús, á nosotros también nos le-
vantará por Jesús; y no$ presentará con
vosotros. r
15 Porque todas las cosas ton por vues-
tra causa, para que la abundante gracia
por la acción de gracias de muchos, re-
dunde á gloria de Dios.
16 Por tanto no desmayamos; antes
aunque este nuestro hombre exterior se
destruya, el interior empero se renueva
de día en día.
17 Porque nuestra leve tribulación, que
no, es sino por un momento, obra por
nosotros uu peso de gloria inconmensu-
rablemente grande y eterno :
18 No mirando nosotros á lo que se ve,
sino á lo que no se ve ; porque lo que
se ve, et temporal ; mas lo que no se ve,
es eterno.
CAPITULO V.
Prosigue en laPdichas esperantos continuando el pro-
pósito. 7. De la fé de las cuales que se cumpHrdn en
el final juicio sais que el fiel ministro en todo m mtnU-
terio tenga lapresencia de Dio* y de aquel horrible dia
delante de si para que ó encomendándose, ó no enco-
mendándose d sns oyentes, el motivo sea siempre, no
gloria vana sino gloria de Dios, pía salud de shas,
¡f satisfacer d su deber sin ningún carnal respeto,
aunque fuese del mismo Cristo (H pudiese ser). 8.
Con esto continua la autoridad del ministerio por el
primor autor,* por lo que contieno diciendo en suma,
ser embajada que Dios enviad los hombres por Cris-
to, que se reconcilien con Dio*: la, cual embajada
tos ministros fieles llevan d delante en persona del
mismo Cristo, v por consiguiente, del mismo Dios,
PORQUE sabemos, que si la casa ter-
restre de «efe nuestro tabernáculo
se deshiciere, tenemos de Dios edificio,
casa no hecha de manos, eterna en los
cielos.
2 T por esto también gemimos, desean-
do vehementemente ser sobrevestidos
de aquella nuestra habitación que es del
ciclo :
8 81 es que fuéremos hallados vestidos,
y no desnudos.
4 Porque los que estamos en este taber-
náculo, gemimos estando sobre carga-
dos; porque no querríamos ser desnu-
dados, antes sobrevestidos, para que lo
que es mortal sea absorbido por la vida.
5 Mas el que nos hizo para esto mismo
es Dios, el cual uslmisino nos ha dado las
arras del espíritu.
6 Asi que vivimo* confiados siempre,
sabiendo, que entretanto que estamos en
el cuerpo, ausentes estamos del Señor:
7 (Porque por fé andamos, no por vista :)
8 Estamos confiados, diga, y. querría-
mos mas bien peregrinar del cuerpo, y
estar presentes con el Señor.
9 T por tanto procuramos, que ó au-
sentes, ó presentes, le seamos aceptos.
10 Porque es menester que todos no-
sotros comparezcamos delante del tribu-
nal de Cristo ; para que cada uno reciba
las cosas hecha* en su cuerpo, según lo
que hubiere hecho, sea oueno, ó tea malo.
11 Asi que conociendo el terror del Se-
ñor, persuadimos á los hombres, mas á
Dios somos hechos manifiestos ; y espero
que también en vuestras conciencias so-
mos hechos manifiestos.
12 No nos encomendamos otra vez A
vosotros ; antes os damos ocasión de
gloriaros de nosotros, para que tengáis
que responder á los que se glorian en las
apariencias, y no en el corazón.
18 Porque si loqueamos, es para Dios,
y si estamos en seso, es por vuestra causa»
14 Porque el amor de Cristo nos cons-
triñe: juzgando esto: Que si uno murió
por todos, luego todos estaban muertos :
15 T que murió por todos, para que los
que viven, ya no vivan para si, sino para
aquel que por ellos murió y resucito»
16 De manera que nosotros de aquí ade-
lante á nadie conocemos según la car-
ne; y si aun á Cristo conocimos según
la carne, ahora empero ya no k cono-
cemos mas.
17 De manera que si alguno m en Cris-
to, nueva criatura s*. Lo viejo* se pasó
ya : he aqui todo es hecho nuevo.
18 \ Y todas las cosas son de Dios, el
cual nos reconcilió consigo por Jesu
Cristo, y nos ha dado el ministerio de la
reconciliación.
19 Es á saber, que Dios estaba en Cristo
reconciliando el mundo consigo» no im-
putándoles sns pecados, y ha entregado á
nosotros la palabra de la reconciliación,
188
II, COKINTIOa
90 Asi que — íbajadoTCS iomoi de Cris-
to, como si Dios os rogase por nosotros ;
o€ suplicamos desparte de SJristo, que os
reconciliéis con Dios.
SI Porque 4 él qne no conoció pecado,
hizo pecado por nosotros, para que noso-
tros fuésemos hechos justicia de Dios
en éL
CAPITULO VL
Contínuand o el propóoU o exhorta d que recitan te «n»
bajada con limpieza de vida y con preparación d
la crm anexa. 2. Tque te aparten de la idolatría
pmrm eer jnmM» 9 *#» de Dioe,
POR lo cnal nosotros, come colabora-
dores joatamente «en é% ot exhorta-
mos también qne no hayáis recibido en
rano la gracia de Dios ;
2 (Porque dice: En tiempo acepto te he
oido, y en dm de salnd te be socorrido:
he aquí, ahora el tiempo acepto, he aqui,
ahora el día de la salad :>
8 No dando á nadie motivo de ofensa,
porque el ministerio no sea vituperado :
4 Antes habiéndonos en todas ¿o*»
como ministros íe Dios, en mucha pa-
ciencia, en tribulaciones, en necesidades,
en angustias,
6 En acotes, en cárceles, en alborotos,
en trabajos, en vigilias, en ayunos,
6 En pureza, en ciencia, en longanimi-
dad, en bondad, en el Espíritu Santo, en
amor no Ungido,
7 En palabra de verdad, en potencia de
Dios, en armas de Justicia á diestro y á
siniestro :
5 Por honra y por deshonra: por infa-
mia, y por buena fiama : como engañado-
res; y «fe» embargo veraces :
9 Como desconocidos, y <*<* embargo
bien conocidos : como muriendo, y, he
aquí, vivimos : como castigados, mas no
muertos:
• 10 Como dolorosos, mas siempre goso-
sos : como pobres, mas que enriquecen
á muchos : como los que no tienen nada,
y ato embargo lo poseen todo.
11 Y Nuestra boea está abierta para
vosotros, oh Corinthioe, nuestro oorazon
es ensanchado»
19 No estáis estrechados en nosotros;
mas estáte estrechados en vuestras pro-
pias entronas :
18 Pues per recompensa de lo mismo,
(como émie htyee haeio^) eosenoháos tam-
bién vosotros.
14 Noos juntéis detíguaímente en yugo
con tes qne no creen ; porque ¿ qué eont-
pafita tiene la Justicia con la injusticia ?
i f qué eomunien la los con las üniebha ?
•m
Ift i TquéconcOf»% Cristo con Bella]?
¿6 qué parte el qne oreo con el Incrédulo*
10 j T qué avenencia el templo de Dio»
con Ídolos 7 porque vosotros soto el
templo del Dios viviente, como Dtoe ha\
dicho: Yo habitaré en ellos, y andaré en
«fet; y yo seré el Dios de ettos, y ello»
serán mi pueblo.
17 Por lo cual salid de en medio de>
ettos, y apartaos, dice el Señor; y no to-
quéis coea inmunda, y yo os recibiré.
18 Y seré á vosotros Padre, y vosotros
me seréis á mi lujos y htyus : dice el Se-
ñor Todopoderoso,
CAPITULO VIL
Continúa el propáeito declarando el piado» afecto
que tiene para con «flo», y mottrando toe /rulot que
te leo han tequiólo do ou dará repreneton^ qc\
A Sí que, amados mies, pues que tene-
A mes tales promesas, limpiémonos
de toda inmundicia de la carne, y del es-
pirito, perfeccionando la santidad en el
temor de Dios.
2 Admitidnos: á nadie hemos Injuria-
do, á nadie hemos corrompido, á nadie
hemos defraudado.
8 No para condenaros lo digo; qne ya
he dicho antes, que estáis en nuestros
corazones para morir, y para vivir con
VOOOtPOt,
4 Mucho atrevimiento tengo para con
vosotros, mucha gloria tengo de voso-
tros : lleno estoy de consolación : sobre-
abundo de gozo en todas nuestras tribu-
laciones.
5 Porque cuando vinimos 4 Isacedoni*,
ningún reposo tuvo nuestra carne ; anteo
en todo fuimos atribulados : de fuera
habia contiendas, de dentro temores.
6 Mas Dios que consuela á los que
están abatidos, nos consoló con la ve-
nida de Tito.
7 Y no solo con su venida, mas tam-
bién con la consolación con que él fué
consolado de vosotros, haciéndonos sa-
ber vuestro deseo grande, vuestro llora,
vuestro zelo por mi, asi que me regocQé
tanto mas.
8 Porque aunque os contristé por la
carta, no me arrepiento : aunque me ar*
repenti, porque veo qne aquella carta,
aunque por poco tiempo, os contristó.
9 Ahora me hnelgo: no porque hayahv
sido contristados, mss porque hayal»
sido contristado* para arrepentimfento;
porque habéis sido contristados según
Dio», de manera que ninguna pérdida
hayáis padecido por nosotros.
II. CORINTIOS.
10 Porque fe pesadumbre que es según
Píos, obra arrepentimiento parala salad,
de la cual nadie se arrepiente; mas la
pesadumbre del mundo obra la muerte.
11 Porque be aqui esto mismo, que
según Dios fuisteis contristados, jqué
solicitud ha obrado en vosotros ! y aun,
¡qué cuidado en purificaros ! y aun, ¡qué
indignación I y aun, /qué temor! y aun,
¡qué vehemente deseo ! y aun, ¡qué zelo i
y aun, ¡qué venganza! En todo os habéis
mostrado limpios en este negocio.
13 Así que aunque os escribí, no fué
tan solo por causa del que hizo la injuria,
ni por causa del que la padeció, sino tam-
bién para que os fuese manifiesta nuestra
solicitud que tenemos por vosotros de-
lante de Dios.
13 Por tanto tomamos consolación de
vuestra consolación : empero mucho mas
nos gozamos por el gozo de Tito, porque
fué recreado su espirita por todos voso-
tros.
14 Que si en algo me he gloriado con
él de vosotros, no he sido avergonzado ;
antes como todo lo que habíamos dicho
á vosotros era con verdad, así también
nuestra gloria con Tito fué hallada ser
verdad.
15 T su entrañable afecto es mas abun-
dante para con vosotros, cuando se acuer-
da déla obediencia de todos vosotros; y
de como le recibisteis con temor y tem-
blor.
16 Así que me regocijo de que en todo
tengo confianza de vosotros,
CAPITULO vm.
JMmvo tratado. Exhortando d que contrfftuwan con
latdema» iglesia» en la limosna qae acordaban en-
viar d la Iglesia de Jerusalem, d la cual, como A
matriz, acudía {como es vcririmiT) gran multitud de
los que creían al Evangelio dé la» otra» parte» del
A SIMISMO, hermanos, os hacemos sa-
J\- ber la gracia de Dios, que ha sido
dada á las Iglesias de Macedonia:
2 Que en grande prueba de tribulación,
la abundancia de su gozo y su profunda
pobreza abundaron para las riquezas de
su simplicidad.
& Porque conforme á sus fuerzas, (yo
soy testigo,) y aun sobre sus fuerzas han
rufo voluntarios;
4 Rogándonos con machos megos, que
recibiésemos el don, y «es encárgateme*
de la comunicación del servicio qne se
nace para los santos»
4 Y esto hicieron^ no como k> esperába-
mos^ mas á sí mismos dieron primera-
mente al Señor, y á nosotros por la
voluntad de Dios.
6 De tal manera que exhortamos á Tito,
que como habla comenzado ya, asi tam-
bién acabase en vosotros la misma gra-
cia también.
7 Por tanto como en todo abundáis, en
fó, y en palabra, y en ciencia, y en toda
diligencia, y en vuestro amor con noso-
tros, mirad qne abundéis en esta gracia
también.
8 No hablo como quien manda; sino
por motivo de la prontitud de los otros,
y para probar la sinceridad de vuestro
amor.
9 Porque ya sabéis la gracia del Señor
nuestro Jesu Cristo, que por amor de
vosotros se hlzO pobre, siendo rico;
para que vosotros por su pobreza me-
séis ricos.
10 T en esto doy mi consejo ; porque
esto os conviene á vosotros, que comen-
zasteis antes no solo á hacerlo, sino tam-
bién á quererlo hacer el año pasado:
11 Ahora pues acabad de baeerfo; para
qne como fué pronto el ánimo en el que-
rer, así también lo tea en el cumplirlo de
lo que tenéis.
12 Porque si primero hay voluntad
pronta, ser4 acepta según lo que alguno
tiene, y no según lo que no tiene.
18 No en verdad que para otros haya
relajación, y para vosotros apretura :
14 Sino á la iguala, para que ahora en
este tiempo, vuestra abundancia tupia la
falta de los otros ; para que también la
abundancia de ellos tupia vuestra falta,
de manera qne haya igualdad :
15 Gomo está escrito: £1 que recogió
mucho, no tuvo mas ; y el que poco, no
tuvo menos.
16 Empero gracias á Dios que puso la
misma solicitud por vosotros en el cora-
zón de Tito.
17 Porque en verdad admitió lo exhor-
tación ; mas estando él muy solicito, de
su propia voluntad se partió para voso-
tros.
18 Y enviamos con él si hermano, cuya
alabanza en el Evangelio et notoria en
todas las Iglesias. * ♦
19 Y no solo ettOy sino que también fué
escogido por las Iglesias para acompa-
ñarnos en nuestro viage con este bene-
ficio, que es administrado por nosotros
pata gloria del mismo Señor, y declara-
ción de vuestro ánimo pronto :
30 Evitando esto, qne nadie nos tP
18»
II. CORINTIOS.
tupere en esta abundancia que ministra-
mos:
21 Cuidando de las cosas honestas, no
solo delante del Señor, Bino también de-
lante de los hombres.
23 Y enviamos con ellos á nuestro her-
mano, al cual muchas Teces hemos expe-
rimentado ser diligente en muchas cosas ;
mas ahora mucho mas diligente con la
mucha confianza que tenemoe en voso-
tros.
23 Tocante á Tito, si alguno preguntarte
él es mi compañero y coadjutor para con
vosotros ; ó en cuanto á nuestros herma-
nos, son los mensageros de las Iglesias, y
la gloria de Cristo.
24 Mostrad pues para con ellos, y á la
faz de las Iglesias, la pTueba de vuestro
amor, y de nuestra gloria de vosotros.
• CAPITULO IX.
nrottQV6 cu w wittmó ttUtMO*
PORQUE en cuanto al servicio que te
Tutee para los santos, por demás me
es escribiros.
2 Porque conozco la prontitud de vues-
tro ánimo, por cuyo motivo me jacto de
vosotros entre los de Macedonia, que
Achaya está apercibida desde el'aflo pa-
sado; y vuestro salo ha provocado á
muchos.
3 Sin embargo he enviado á los her-
manos, porque nuestra jactancia de vo-
sotros no sea vana en esta parte ; para
que, oomo lo he dicho, estéis aperci-
bidos;
« Porque no sea que si vinieren conmi-
go los Macedonios, os hallen desapercibi-
dos, y nos avergonzemos nosotros, (por
no decir vosotros,) de este atrevimiento
de jactancia.
5 Por tanto tuve por cosa necesaria ex-
hortar á los hermanos que viniesen pri-
mero á vosotros, y aparejasen primero
vuestra bendición antes prometida, para
que esté aparejada como cota de bendi-
ción, y no como de avaricia.
6 Bato empero digo: £1 que siembra
con escases, con escasez también segará;
y el que siembra eon abundancia, con
abundancia también segará.
7 Cada uno como propuso en su cora-
zón, asi dé, no con tristeza, ó por necesi-
dad ; porque Dios ama el dador alegre.
8 Y poderoso et Dios para hacer que
abunde en vosotros toda gracia, para que
teniendo siempre en todo, todo lo que
habéis menester, abundéis para toda
obra huma:
186
9 Como está escrito: Derramó; dio á
los pobres ; su justicia permanece para
siempre.
10 T el que da la simiente al que siem-
bra, también dará pan para comer; y
multiplicará vuestra sementera, y au-
mentará los frutes de vuestra justicia ;
' 11 Para que enriquecidos en todo, abun-
déis en toda liberalidad, la cual obra por
medio de nosotros acción de gracias 4
Dios.
12 Porque la administración de este
servicio no solamente suple lo que á los
santos falta, mas también abunda en
muchas acciones de gracias á DioS ;
13 Mientras ellos, por la experiencia de
esta administración, glorifican á Dios
por vuestra sujeción que profesáis al
Evangelio de Cristo, y por la liberalidad
de vuestra repartición para con ellos, j
para con todos ;
14 Y por la oración de ellos por voso-
tros, los cuales os aman de corazón á
causa de la eminente gracia de Dios en
vosotros.
15 Órnelas á Dios por su inenarrable
don.
CAPITULO X.
Continuando y feneciendo H propósito vuelve d focar
vn poco d fot fuUo» apátiUAm qm le caimmtiiatmn efe
Errare en la» epístola*, y en la presencia efe poco
valor.
ÜUÉGOOS, empero, yo Pablo, por la
-ti» mansedumbre y dulzura de Cristo,
(yo que en presencia toy despreciable en-
tre vosotros, pero que estando anéente
soy osado para con vosotros,)
2 Ruégooe, pues, que cuando estuviere
presente, no tenga que ser atrevido con
la confianza con que pienso ser osado
contra algunos, que nos tienen como si
anduviésemos según la carne :
8 Porque aunque andamos en la carne,
no militamos según la carne :
« (Porque las armas de nuestra muida
no ton carnales, sino poderosas de parta
de Dios para destrucción de fortale-
zas;)
5 Derribando conceptos, y toda cosa
alta que se levanta contra la ciencia de
Dios; y cautivando todo entendimiento
á la obediencia de Cristo,
6 Y estando prestos para castigar átoda
desobediencia,' desde que vuestra obe-
diencia mere cumplida.
7 i Miráis las' cosas según la apariencia
exterior? 81 alguno está confiado en si
mismo que es de Cristo, esto también
piense por ai mismo, que como él «t
II. CORINTIOS.
de Cristo, asi también nosotros somos de
Cristo.
8 Porque annqne 70 me jacte algún
tanto mas de nuestra potestad, (la cual
el Señor nos dio para edificación, y no
para vuestra destrucción,) no me aver-
gonzaré.
9 A fin de que no parezca como que os
quiero espantar por cartas.
10 Porque á la verdad, dice él, las cartas
suyas son graves y fuertes ; mas su pre-
sencia corporal endeble, y la palabra de
menospreciar.
11 Esto piense el tal, que cuales somos
en la palabra por cartas estando ausen-
tes, tales seremos tambion de obra estan-
do presentes.
12 Porque no osamos ni á contarnos, ni
á compararnos con algunos que se ala-
ban á sí mismos ; mas ellos midiéndose
á sí mismos por sí mismos, y comparán-
dose á si mismos consigo mismos, no
entienden.
13 Nosotros empero no nos jactaremos
de cosas fuera de /nuestra medida; sino
conforme á la medida de la regla que
^ Dios nos repartió, medida que llega tam-
* bien hasta vosotros,
14 Porque no nos extendemos mas allá
de nuestra medida, como si no llegásemos
hasta vosotros; porque también hasta
vosotros hemos llegado eu ei Evangelio
de Cristo :
15 No jactándonos de cosas fuera de
nuestra medida, es d saber, de trabajos
ágenos ; mas teniendo esperanza de que
en creciendo vuestra fé, seremos bastan-
temente engrandecidos entre vosotros
conforme á nuestra regla;
16 Para predicar el Evangelio en las
partes que están mas allá de vosotros, no
entrando en la medida de otro, para glo-
riarnos de lo que ya estaba aparejado.
17 Mas el que se gloría, gloríese en el
Señor.
18 Porque no el que se alaba á si mis-
mo, el tal luego es aprobado ; mas aquel
á quien Dios alaba.
CAPITULO XL
Prosigue contra lo» fabos ministro* gloriando**} de
haber ejercitado el ministerio sin haber agravado d
lo» Corinthios ni ctunentumosnttencion, y recitando
tvt trabajo* en éL
I /"Y^LA toleraseis un poco mi insen-
\J satez ! Mas, sí, toleradme
2 Porque os zelo con zelo de Dios;
porque os he desposado con un marido,
para presentaros como una virgen pura á
Cristo.
Span. 63
8 Mas tengo miedo de que, en alguna
manera, como la serpiente engañó á Era
con su astucia, así no sean corrompidos
vuestros ánimos, apertdndoss de la sim-
plicidad que es en Cristo :
4 Porque si alguno viniere que predi-
care otro Cristo que el que hemos predi-
cado; ó si recibiereis otro espirita del
que habéis recibido; ó otro Evangelio
del que habéis obrazado, le sufriríais
bien.
5 Empero yo pienso, que en nada he
sido inferior á los mas eminentes após-
toles.
6 Porque aunque soy tosco en la pala-
bra, no empero en la ciencia; mas en
todas las cosas somos ya del todo mani-
fiestos á vosotros.
7 ¿ Pequé yo humillándome á mí mis-
mo, para que vosotros fueseis ensalzados,
porque os he predicado el Evangelio de
Dios de valde ?
8 He despojado las otras Iglesias, reci-
biendo salario de eüos para servir á voso-
tros.
9 Y estando con vosotros, y teniendo
necesidad, á ninguno fui carga; porque
lo que me faltaba, lo suplieron los her-
manos que vinieron de Macedonia; y en
todas cosas me guardé de seros gravoso,
y me guardaré.
10 Como la verdad de Cristo es en mi,
nadie me atajará esta jactancia en las
partes de Achaya.
11 ¿Por qué? ¿por qué no os amo?
Dios lo sabe.
12 Mas lo que hago, haré aun; para qui-
tar ocasión de los que querrían ocasión
por ser hallados, en aquello de que se
glorian, semejantes á nosotros.
13 Porque los tales so» falsos apóstoles,
obrero» fraudulentos que se transfiguran
eu apóstoles de Cristo.
14 Y no es maravilla; porque el mismo
Satanás se transfigura en ángel de luz.
15 Así que no es mucho, si sus minis-
tros se transfiguren como ministros de
justicia, cuyo fin será conforme á sus
obras.
16 Otra vez diga: Nadie me tenga por
insensato; de otra manera, recibidme
■aun como á insensato, para que me jacto
yo un poco.
17 Lo que hablo, no lo hablo según el
Señor, sino como con insensatez, en este
atrevimiento de jactancia.
18 Puesto que muchos se glorian según
la carne : también yo me gloriaré.
187
II. CORINTIOS.
19 Porque de buena gana toleráis ¿ lee
insensato*, tiendo vosotros sabios ;
20 Porque toleráis si alguien os pone
en servidumbre, si alguien ot devora, si
alguien toma lo vuestro^ si alguien se en-
salza, ei alguien os hiere en la cara.
91 Hablo en cnanto á la afrenta ; como
si nosotros hubiésemos sido débiles;
mas en lo que otro tuviere osadía (hablo
con insensatez) también yo tengo osadía.
22 ¿Son ellos Hebreos? yo también
soy. ¿Son Israelitas? yo también. ¿Son
simiente de Abraham ? también yo.
28 ¿Son ministros de Cristo? (sin cor-
dura habió) yo aoy mas : en trabajos mas
abundante, en acotes sobre medida, en
cérceles mas frecuentemente, en muer-
tes, muchas veces.
24 De loe Judíos he recibido cinco cua-
rentenas de eaootee, menos uno.
25 Tres veces he sido azotado con va-
ras, una vez apedreado, tres veces he
padecido naufragio, noche y dia he esta-
do en lo profundo de (a mor.
26 En viagee muchas veces : en peligros
de rio*, en peligros de ladronee, en peli-
gros de los de mi nación, en peligros
entre los Gentiles, en peligros en la ciu-
dad, en peligros en el desierto, en peli-
gros en la mar, en peligros entre falsos
hermanos:
27 Ba trabajo y fatiga, en muchas vigi-
lias, en hambre y sed, en muchos ayunos,
en frió y en desnudez:
38 Sin las cosas de raerá, lo que me
sobreviene cada dia, es á eabert ei cui-
dado de todas las Iglesias.
29 ¿Quién desfallece, y yo no desra-
ltezco ? ¿ Quién se ofende, y yo no me
abraso?
30 SI es menester gloriarme, me glo-
riaré yo de las cosas que son de mis fla-
quezas.
31 El Dios y Padre de nuestro Señor
Jesu Cristo, que es bendito por los si-
glos, sabe que no miento.
¿2 En Damasco, el gobernador por el
rey Aretes guardaba la ciudad de los Da-
máscenos queriendo prenderme ;
83 Y raí abajado del muro por una ven-
tana, y me escapé de sus manos.
CAPITULO XIL
Prosiguiendo el propósito confiesa (aunque en ajena
persona por cauta de la modestia) las altísimas reve-
laciones de que Diosle Meo participante. 2. Mas, na
tentaciones y lew fine» <pm Dios en ellas pretendió.
& Alégale» loe efectoede su apostolado eme en ellos
se han visto. 4. Excúsase de estas asperezas porque
tr del todo enmendados,
18*
CIERTO qme no me es conveniente
gloriarme; mas vendré á las visio-
nes y á las revelaciones del 8efior.
2 Conozco á un hombre en Cristo, que
hace catorce años (si en el cuerpo, no lo
sé ; si fuera del cuerpo, no lo sé : Dios
lo sabe) fué arrebatado hasta el tercer
délo.
3 T conozco al tal hombre, (M en el
cuerpo, ó mera del cuerpo, no lo sé:
Dios lo sabe.)
4 Que rae arrebatado al paraíso, donde
oyó palabras inefables que al hombre no
le es licito decir.
6 De este tal me gloriaré; mas de mi
mismo no me gloriaré, sino en mis fla-
quezas.
6 Por lo cual si quisiere gloriarme, no
seré insensato, porque diré verdad : em-
pero ahora lo dejo, porque nadie piense de
mí mas de lo que en mí ve, ó oye de raí.
7 \ Y porque no me ensalzase desme-
didamente á causa de la grandeza de las
revelaciones, me rae dada una espina en
mi carne, el mensagero de Satanás, que
me apescozonase.
8 Por lo cual tres veces regué al Señor
que se quitase de mí.
9 Y él me dtyo: Bástate mi gracia ; por-
que mi poder en la flaqueza se perfldo-
na. Por tanto de buena gana me gloriaré
de mis flaquezas, porque habite en mí el
poder de Cristo.
10 Por lo cual tomo contentamiento
en las flaquezas, en las afrentas, en las
necesidades, en las persecuciones, en las
angustias por amor de Cristo; porque
cuando soy flaco, entonces soy fuerte.
11 Me he hecho insensato en gloriar-
me ; vosotros me constrefíisteis ; que yo
habla de ser alabado de vosotros ; por-
que en nada soy menos que los mas
eminentes apóstoles, aunque soy nada»
12 T Verdaderamente las señales de
mi apostolado han sido hechas en medio
de vosotros, en toda paciencia, en seña-
les, en prodigios, y en maravillas.
13 Porque ¿ qué hay en que hayáis sido
menos qne las otras Iglesias, sino en que
yo mismo no os he sido carga ? perdo-
nadme este agravio.
14 He aquí, estoy preparado para Ir
á vosotros la tercera vez, y no os seré
gravoso, porque no dubco á lo vuestro,
sino á vosotros ; porque no han de ate-
sorar los mjos para los padres, sino los
padres para lóemeos.
15 Yo empero de bonísima gana gastaré
II. CORINTIOS.
y seré gastado por vuestro almas ; aun-
que amándoos mas, sea amado menos,
16 Has sea así, yo no os he agravado ;
sino que, como soy astuto, os he tomado
con engaño.
17 ¿Os he defraudado quizá por alguno
de los que he enviado á vosotros ?
18 Bogué á Tito, y envié con él al otro
hermano. ¿ Os defraudó Tito ? ¿ no an-
damos en na mismo Espíritu? jaoon*
damos en las mismas pisadas ?
19 1f ¿O pensáis aun que nos escusa-
mos con vosotros ? Delante de Dios, en
Cristo hablamos ; mas lo hacerme todo,
6 amadísimos, por vuestra edificación.
20 Porque tengo miedo que cuando vi-
niere, no os halle en alguna manera
como no querría; y que vosotros me
halléis cual no querríais ; porque no ha-
ya entre vosotros contiendas, envidias,
iras, disensiones, detracciones, murmu-
raciones, engreimientos, sediciones ;
21 A fin de que cuando volviere, no
me humille Dios en medio óa vosotros,
y haya yo de llorar por muchos de los
que han pecado ya, y no se han arrepen-
tido de la inmundicia, y fornicación, y
deshonestidad que han cometido.
CAPITULO xm.
Preeiaváemde en el aifato intento de exhortar al arre-
pentimiento dlosqm pecaron fenece la epístola.
ESTA es la tercera vez que vengo á vo-
sotros : en la hoca de dos ó de tres
testigos constará toda palabra.
2 Ya fie dicho antes, y ahora digo otra
vez como si estuviera ya presente; y
ahora estando ausente lo escribo á los
que pecaron antes, y á todos los demás,
que si vengo otra vea, no perdonaré.;
8 Pues que buscáis la experiencia de
Cristo que habla en mi, el cual no es
flaco para con vosotros, antes es pode-
roso en vosotros.
4 Porque aunque fué crucificado por
flaqueza, vive empero por poder de Dios ;
porque también nosotros aunque somos
flacos en él, empero viviremos con él por
el poder de Dios hacia vosotros.
5 Examinaos á vosotros mismos ei sois
en la fé; probeos á vosotros mismos.
¿No sabéis vosotros mismos, como que
Jesu Cristo es en vosotros, si no sois
reprobados?
6 Mas espero que conoceréis que noso-
tros no somos reprobados.
7 Oramos empero á Dios que ninguna
cosa mala hagáis : nO||>ara que nosotros
Seamos hallados aprobados, mas para
que vosotros hagáis lo que es bueno,
aunque nosotros seamos como repro-
bados.
8 Porque ninguna cosa podemos con-
tra la verdad, sino por la verdad.
9 Por lo cual nos gozamos de que sea-
mos nosotros flacos, y que vosotros seáis
fuertes ; y aun deseamos esto, á eaber9
vuestra consumación.
10 Por tanto os escribo esto estando
ausente, por no usar, estando presente,
de dureza, conforme al poder que el Se*
flor me ha dado para edificación, y no
para destrucción.
11 En fin, hermanos, hayáis gozo, seáis
perfectos, consolaos, sintáis una misma
cosa, vivid en paz, y el Dios de paz y de
caridad será con vosotros.
12 Saludaos los unos á los otros con
beso santo.
13 Todos los santos os saludan.
14 La gracia del Señor Jesu Cristo, y el
amor de Dios, y la comunión del Es-
píritu Santo tea con vosotros todos.
Amen.
1T1* legrada epístola k los Cortathioe fué eacrit*
de lUipoe, ciudad de Meoedoaia, por 13k>, >
189
Digitized by VjOOglC
LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS
GALATAS.
CAPITULO I.
Subvertida la Iglesia de los de Oolaeia por
falsos nunistro» del Evangelio, que no obstante el
decreto del concilio de loe apóstoles {Acto» 15. 240
le» habían persuad id o d que $e citcuncid aten, el apés-
tol la» pretende reformar por esta epistola. MI in-
temió sm, á om circvmcUkÚA, o» obliga*» d toda la oh-
eervancia de la leu y Cristo no o» sirve de nada,
(capitulo 8. 8, 8.) Primeramente en este capitulo
afirma tu legitimo mMeterio y vocación : de donde
queda rcsueko que su doctrina ee adUda y cumplida, y
ti alguien le» enseñare otra (aunque tea un ángel del
cielo) e» maldito fabo profeta, i. Muestra mas espe-
cialmente que tu apostolado no es por autoridad ni
graduación de hombre», sino por inmediata elección
de Cristo, aunque bien lo aprobaron lo» apóstoles y
su Iglesia.
PABLO apóstol, no de los hombres,
ni por hombre, sino por Jesu Cristo,
y por Dios el Padre, que le levantó de
entre los muertos,
2 Y todos los hermanos que están con-
migo, á las Iglesias de Galacla :
8 Gracia á vosotros, y paz de Dios el
Padre, y efe nuestro Seflor Jesu Cristo,
4 El cual se dio á si mismo por nues-
tros pecados para librarnos de este pre-
sente siglo malo, conforme é la voluntad
de Dios y Padre nuestro :
5 Al cnal sea gloria por siglos de siglos.
Amen.
6 Estoy maravillado de que tan presto
os hayáis pasado de aquel que os llamó
á la gracia de Cristo, á otro Evangelio:
7 El cual no es otro, sino que hay algu-
nos que os inquietan, y quieren perver-
tir el Evangelio de Cristo.
8 Mas si nosotros, ó un ángel del cielo
os anunciare otro Evangelio del que os
hemos anunciado, sea maldito.
9 Como antes hemos dicho, asi ahora
tornamos á decir otra vez : 8i algnien os
anunciare otro Evangelio del que habéis
recibido, sea maldito.
10 Porque ¿ persuado yo ahora á hom-
bres^ á Dios ? ¿ ó procuro de agradar á
hombres t Porque si aun agradara á los
hombres, no seria siervo de Cristo.
11 1T Empero os hago saber, hermanos,
que el Evangelio que os ha sido anun-
ciado por mi, no es según hombre ;
12 Porque ni le rcclbi de hombre, ni
tampoco me fué enseñado, sino por reve-
lación de Jesu Cristo.
190
18 Porque ya habéis oido cual fué mi
conversación en otro tiempo en el Ju-
daismo, como sobre manera perseguía la
Iglesia de Dios, y la asolaba ;
14 Y que aprovechaba en el Judaismo
sobre muchos de mis iguales en mi na-
ción, siendo mas vehementemente zeloso
de las tradiciones de mis padree.
15 Mas cuando plugo á Dios, que me
apartó desde el vientre de mi madre, y
me llamó por su gracia,
16 Revelar á su Hijo en mi, para que le
predicase entre los Gentiles, desde luego
no consulté con carne y sangre ;
17 Ni vine á Jerusalem á loa que eran
apóstoles ^ntes que yo ; sino que me fui
á Arabia; y volví de nuevo á Damasco.
18 Después, pasados tres años, vine á
Jerusalem á ver á Pedro, y estuve coa él
quince dias.
19 Mas á ningún otro de los apósto-
les vi, sino á Santiago el hermano del
Seflor.
90 Y en esto, que os escribo, he aqui,
delante de Dios, que no miento.
21 Después vine á las partes de£yria y
de Cuida.
22 Y no era conocido de vista á las Igle-
sias de Judea, que eran en Cristo :
2$. Mas solamente tenian fema de mi.*
Que el que en otro tiempo nos perse-
guía, ahora anuncia la fé que en un tiem-
po destruía:
24 Y glorificaban á Dios en mi.
CAPITULO IX
Fué aprobada su doctrina por los sumos apéstate*, sos
cuales se concertaron con él en la predicación «M
Evangelio. % Que después reprendió d Pedro pen-
que delante de lo» Gentiles, por causa de alejamos
Judio», fingía la observancia de la ley. 3. Entra en
la cuestión mostrando que por no haber bauuUuéa 1*
ley d dar Justicia, los mismo» naturales JmtHos mam
sido necesitados por la tnisma ley de renunciar**
para conseguir en Cristo la verdadera justicia par m
fé: cuya* muerte fuera superfina, ai por la seje m
pudiera aloansar la justicia.
DESPUÉS, pasados catorce año», vina
otra vee á Jerusalem con Barataba*,
tomando también conmigo á Tito.
2 Vine empero por revelación, y comu-
niqué con ellos el Evangelio que predico
entre loa Gentiles ; mas, particularmente
GALATAS.
con los que parecían ser algo, por no
correr, 6 haber corrido en vano.
3 Mas ni aun Tito, que estaba conmigo,
siendo Griego, fué competido á circun-
cidarse:
4 Y esto por cansa de los entremetidos á
escondidas, falsos hermanos, que se en-
traban secretamente para espiar nuestra
libertad qne tenemos, en Cristo Jesús,
para reducirnos á servidumbre ;
5 A los cuales ni aun por una hora cedi-
mos en sujeción, para que la verdad del
Evangelio permaneciese con vosotros.
6 Empero de aquellos qne parecían ser
algo, (cuales hayan sido, no tengo que
ver ; Dios no acepta apariencia de hom-
bre,) á mi los que parecían ser algo, nada
me comunicaron.
7 Antes por el contrario, como vieron
que el Evangelio de la incircuncision me
habla sido dado, como á Pedro d de la
circuncisión,
8 (Porque el que obró eficazmente en
Pedro para el apostolado de la circunci-
sión, obró también en mi para con los
Gentiles,)
9 Y como Santiago, y Cephas, y Juan,
que parecían ser las columnas, vieron la
gracia que me era dada, nos. dieron las
diestras de compañía á mi y á Barnabas,
para que nosotros predicásemos á los Gen-
tiles, y ellos á la circuncisión.
IX) Solamente querían que nos acordá-
semos de los pobres ; lo cual también yo
hadaron solicitud.
11 í Empero viniendo Pedro á Anüo-
quia, le resistí en su cara, porque era de
condenar.
12 Porque antes que viniesen unos de
parte de Santiago, comia eon los Gentiles ;
mas como vinieron, se retrajo, y se apar-
tó de ellos, teniendo miedo de los que
eran de la circuncisión.
18 Y los otros Judíos disimulaban asi-
mismo con él, de tal manera que aun
Barnabas fué llevado con eUoepor aquella
su simulación.
14 Mas como yo vi que no andaban de-
rechamente conforme á la verdad del
Evangelio, d\) e 4 Pedro delante de todos :
Sí tú, siendo Judio, vives, como Gentil, y
no como Judio, ¿por qué constriñes los
Gentiles á judaizar?
15 H Nosotros que aomoe Judíos por
naturaleza, y no pecadores de los Gen-
tiles,
16 Sabiendo que el hombre no es Jus-
tificado por las obras de la ley, sino por
la fé de Jesu Cristo, nosotros también
hemos creído en Jesu Cristo, para que
fuésemos justificados por la fé de Cristo,
y no por las obras de la ley ; por cuanto
por las obras de la ley ninguna carne
será justificada.
17 Y si buscando nosotros de ser justi-
ficados en Cristo, también nosotros mis-
mos somos hallados pecadores, ¿es por
eso Cristo ministro de pecado ? En nin-
guna manera.
18 Porque si las cosas que destruí, las
mismas vuelvo á edificar, transgresor me
hago.
19 Porque yo por la ley estoy muerto á
la ley, á fin de que viva para Dios.
20 Estoy crucificado con Cristo; mas
vivo, no ya yo, sino que Cristo vive en
mí ; y la vida que ahora vivo en la carne,
la vivo por la fé del Hijo de Dios, el
cual me amó, y se entregó á sí mismo
por mí.
21 No desecho la gracia de Dios; por
qne si por la ley ss la justicia, entonces
Cristo por demás murió,
CAPITULO in.
Pintaba qm te utrdadera justicia no es per ¡a ley sino
por lajeen Cristo. 1. Porque por lafé recibieron el
Espíritu Santo. 2. Por el ejemplo de Abraham. 8.
En Cristo (que es fe simiente de Abraham) es pro-
metida ¡absndicion d toe Gmtilrt, y lo» Legistas están
debajo de maldición la cual Cristo tomó sobre si,
para que su bendición viniese por la fé dios que en
e^ creyesen- 4. La promesa fué dada d Abraham dn»
Us de la ley, lusao por la fé (que es su correspon-
diente') se cumple, no por te ley, la cual no pudo
invalidar la promesa. 11. El fin y efectos de la ley,
traerlo» hombre» d Cristo del cual testaos por fé
quedan hijo» de Dios y por consiguiente justo».
¡ (~X& Galanas sin seso l ¿ quién os he-
KJ chizó para no obedecer á la ver-
dad ; vosotros, delante de cuyos ojos Jesu
Cristo fué ya claramente representado,
crucificado entre vosotros ?
2 Esto solo quiero saber de vosotros :
¿Recibisteis el Espíritu por las obras de
la ley, ó por el oir de la fé í
8 ¿Tan insensatos sois, que habiendo
comenzado por el Espíritu, ahora os per-
feccionéis por la carne?
4 i Tantas cosas habéis padecido en va-
no ? si empero en vano.
5 El, pues, que os suministra el Espí-
ritu, y obra milagros entre vosotros, ¿lo
hace por las obras de la ley, ó por el oir
de lafé?
6 Asi como Abraham creyó á Dios, y
le fué contado ajusticia,
7 Sabed, pues, que los que son de la fé,
los tales son mjos de Abraham.
8 Y viendo antes la Escritura, que Dios
m
GALATAS,
por la fó hable da justificar á los Genti-
les, anunció antee el Evangelio á Abra-
ham, diciendo: Todas las naciones serán
bendecidas en ti.
9 Luego los qne son de la fé, son ben-
ditos con el creyente Abraham.
10 Porque todos los qne son de las
obras de la ley, debajo de maldición es-
tán; porqne escrito está: Maldito todo
aquel qne no permaneciere en todas las
cosas qne están escritas en el libro de la
ley, para hacerlas.
11 Mas qne por la ley ninguno se justi-
fica delante de Dios, es manifiesto ; por-
que: El justo por la fé vivirá.
12 Y la ley no es de la fé; antes dice:
El hombre qne las hiciere, tlvirá en
18 Cristo nos redimió de la maldición
de la ley, hecjio por nosotros maldición ;
(porqne escrito está: Maldito todo aquel
que es colgado en madero :)
14 A fin de qne la bendición de Abra-
ham Yiaiese sobre los Gentiles por Cristo
Jesús ; para que por la fé recibamos la
promesa del Espíritu.
15 Hermanos, (hablo como hombre,)
«noque no tea sino concierto humano,
Bin embargo si fuere confirmado, nadie le
abroga, ni le aflade.
16 Ahora bien, á Abraham, ¿>u¿*, fueron
hechas las promesas, y á su simiente.
No dice: T á las simientes, como de
muchos; sino como de uno: T á tu
simiente, la cual es Cristo»
17 Por lo qne esto digo : Que el con-
cierto confirmado antes por Dios acerca
de Cristo, la ley que fué* dada cuatrocien-
tos y treinta años después, no le puede
abrogar, para invalidar la promesa.
18 Porque si la herencia ai por la ley,
ya no será por la promesa: Dios empero
por promesa le biso la donación á Abra-
ham.
19 T ¿De qué, pues, tfo* la ley? Fué
impuesta por cansa de las transgresiones,
(hasta que viniese la simiente á quien
fué hecha la promesa,) ordenada por án-
geles, en mano de un mediador.
20 T un mediador no es de uno ; mas
Dios es uno.
21 Luego ¿la ley es contra las promesas
de Dios? En ninguna manera; porqne
si se hubiese dado una ley qne pudiera
vivificar, la justicia verdaderamente ha-
bría sido por la ley.
22 Mas ensenó la Escritura todo de-
bajo de pesado, para qne la promesa,
192
por la fé de Jesu Cristo, fuese dada á Km
creyentes.
28 Empero antes que viniese la fé está-
bamos guardados debajo de la ley, encer-
rados para aquella fé, que habia de ser
revelada.
24 De manera qne la ley fué nuestro
ayo para Uevarno* á Cristo; para qne me-
semos justificados por la fé.
25 Mas venida la fé, ya no estamos de-
bajo de la momo del ayo.
26 Porque vosotros txxjos sois htyos de
Dios por la fé en Cristo Jesús.
27 Porqne todos los que habéis sido
bautizados en Cristo, de Cristo estala
revestidos.
28 No hay aqui Judio, ni Griego; no
hay siervo, ni libre; no hay macho, ni
hembra; porqne todos vosotros sote nno
en Cristo Jesús.
29 Y si vosotros $ok de Cristo, enton-
ces la simiente de Abraham sois, y here-
deros conforme á la promesa.
CAPITULO IV.
Cbmjkre entre d lee doe emtmdoe, d eeber, de tele*,*
del Evangelio alminno propósito. %. Exhortada**
jarla obeervanciade la ten. ¿.AcuérdalcM la orando
benevolencia con que le recibieron al principio, de-
cíeurdndoUe el intento de leoqm lee preeUcabanlmieif,
i. Vmehe dfmoer la mioma eonjerencia de ittmdee
por lajtgvra de Aaar y Sara, de bmael y haae,
del monté dé Stna a la celestial Jenaalem Jtgwradm
por la terrena, tfc
MAS digo: Entre tanto qne el here-
dero es niño, en nada difiere del
siervo, aunque es señor de toda
2 Antes está debajo dé U mamo de tuto»
res y curadores hasta el tiempo señalado
por el padre.
8 Asi también nosotros, cuando éramos
nlfios, estábamos sujetos á servidumbre
debajo de los elementos del mundo.
4 Mas venido el cumplimiento del tiem-
po, Dios envió á su Hrjo, hecho de mn-
ger, hecho debajo de la ley ;
8 Para que redimiese los que estaban
debajo de la ley, á fin de que recibiése-
mos la adopción de lujos.
6 Y por cuanto sois hijoe,envi6 Dios el
JEspirltu de su Htyo en vuestros corazo-
nes, eleual clama : Abba, Padre.
7 Asi que ya no eres mas siervo, sino
htfo; y si hjjp, también heredero de
Dios por Cristo.
8 1f Empero entonces, cuando no cono-
cíais á Dios, servíais á los qne por natu-
raleza no son dioses ;
9 Mas ahora habiendo conocido á Dios,
6 mas bien siendo conocidos de Dios,
¿como et que os volvéis de nuevo á los
GALATAS.
flacos y necesitado* rudimentos, á los
cuales queréis volver á servir?
10 Guardáis días, y meses, y tiempos, y
años.
11 Miedo tengo de vosotros, de que no
naya yo trabajado en vano en vosotros.
12 ? Os ruego, hermanos, que seáis co-
mo yo ; porque yo soy como vosotros ;
ningún agravio me nafréis hecho.
18 Vosotros sabéis, que en flaqueza de
la carne os anuncié el Evangelio al prin-
cipio.
14 Empero mi tentación que fué en mi
carne no desechasteis ni menosprecias-
teis; antes me recibisteis como á un
ángel de Dios, como ai miaño Cristo
Jesús.
15 i Dónde está, pues, vuestra bienaven-
turanza ? porque yo os doy testimonio,
que si hubiera sido posible, vuestros mis-
mos ojos hubierais sacado para dár-
melos.
16 ¿ Me he hecho pues vuestro enemigo,
diciéndoos la verdad ?
17 EUos tienen zelo por vosotros, mas
no bien ; antes os quieren separar de no-
ovtros para que vosotros tengáis zelo por
ellos.
18 Bueno e» §er zaleaos, mas en bien
siempre; y no solamente cuando estoy
presente con vosotros.
10 Hijitoe mios, por quienes vuelvo
otra vez á estar en dolores de parto, hasta
que Cristo sea formado en vosotros :
90 Querría estar presente con vosotros
ahora, y mudar mi voz; porque estoy
perplejo acerca de vosotros.
21 S Decidme, los que queréis estar
debajo de la ley, ¿no oís á la ley ?
22 Porque escrito está: QueAbraham
tuvo dos htyos : uno de la sierva, y uno
de la libre.
23 Mas el que era de la sierva, nació
según la carne ; el que im de la libre,
nació por la promesa:
24 Las cuales cosas son una alegoría ;
porque estos son los dos conciertos. El
uno del monte de 8ina, que engendra
para servidumbre, el cual es Agar.
25 Porque Agar es Sina, monte de Ara-
bia, el cual corresponde á la Jerusalem
que ahora es, la cual está en servidum-
bre con sus hijos.
26 Mas aquella Jerusalem que está ar-
riba, Ubre es; la cual es la madre de
todos nosotros.
27 Porque está escrito: Alégrate esté-
ril, que no pares ; rompe en alabanza* y
clama, tú que no estás de parto ; porque
mas son los hijos de la desamparada, que
de la que tiene marido.
28 Asi que, hermanos, nosotros, como
Isaac, somos bUos de la promesa.
29 Empero como entonces el que nació
según la carne, perseguía al que nació se-
gún el Espíritu ; así también ahora.
80 Mas ¿qué dice la escritura? Echa
á la sierva y á su htyo; porque no será
heredero el lujo de la sierva con el h\jo
de la libre.
31 De manera que, hermanos, no somos
lujos de la sierva, bído de la libre.
CAPITULO V.
lo, no ettait tnjetot á la ley. El qne te cimmcida,
ala ley te obliga, y caído hádela orada de Críelo.
^ De eMa/é en Cristo te ha de Morirla obtereamoia
de la ley déla caridad en la cual ee turna toda la
ley: no licencia» de carne. Y para que mejor te
entienda qw entiende por carne y por etpiriht, recta
loefhetoe neeeearioe de lo mo y de lo otro, per h$
cualet el árbol terd conocido.
ESTAD, pues, firmes en la libertad
con que Cristo nos libertó ; y no
volváis otra vez á sugetaros bajo el yugo
de servidumbre
2 He aquí, yo Pablo os digo : Qoe si os
circuncidareis, Cristo no os aprovechará
8 T otra vez vuelvo á protestar á todo
hombre que se circuncidare, que está
obligado a hacer toda la ley.
4 Cristo se ha hecho para vosotros inú-
til, los que pretendéis ser justificados por
la ley : de la gracia habéis calda
5 Mas nosotros, por el Espíritu, aguar-
damos la esperanza de justicia por ¿á fe.
6 Porque en Cristo Jesús ni la circun-
cisión vale algo, ni la incircuncision ;
sino la £é que obra por el amor.
7 Corríais bien : ¿quién os impidió para
no obedecer á la verdad ?
8 Esta persuasión no «a do aquel que os
llama.
9 Un poco de levadura leuda toda la
masa.
10 Yo confio de vosotros en el Señor,
que ninguna otra cosa pensareis; mas el
que os inquieta, llevará el juicio, quien-
quiera que él sea.
11 Mas yo, hermanos, si aun predico
la circuncisión, 4 por qué, pues, padezco
persecución? Luego cesado ha la ofensa
de la cruz.
12 Ojalá fuesen aun cortados los que
os alborotan.
13 Porque vosotros, hermanos, habéis
sido llamados á libertad; solamente que
193
GALATAS.
no pongáis la libertad por ocasión á la
carne, Bino qne os sirváis por amor los
unos á los otros.
14 Porque toda la ley en una palabra
se cumple, á saber, en esta: Amarás á
tu prójimo, como á ti mismo.
15 Mas si los uuo8 á los otros os mor-
déis, y os coméis, mirad que no seáis
consumidos los unos por los otros.
16 Digo, pues : Andad en el Espíritu ;
y do cumpliréis los deseos de la carne.
17 Porque el deseo de la carne es con-
trario al deseo del Espirito, y el deseo del
Espíritu es contrario al deseo de la carne ;
y estas cosas se oponen la una á la otra,
de manera que no podáis hacer lo que
quisiereis.
18 Mas si sois guiados del Espíritu, no
estáis debajo de la ley.
19 Manifiestas son empero las obras de
la carne, que son estas: Adulterio, forni-
cación, inmundicia, disolución,
20 Idolatría, hechicerías, enemistades,
pleitos, zelos, iras, contiendas, disensio-
nes, heregias,
21 Envidias, homicidios, embriagueces,
banqueterias, y cosas semejantes á estas :
de las cuales os denuncio, como también
os he denunciado ya, que los que hacen
tales cosas, no herederán el reino de
Dios.
22 Mas el fruto del Espíritu es : Amor,
gozo, paz, longanimidad, benignidad, bon-
dad, fé,
28 Mansedumbre, templanza: contra
tales cosas, no hay ley.
24 Y los que son de Cristo, ya crucifi-
caron la carne con sus afectos y concu-
piscencias.
25 Si vivimos por el Espíritu, andemos
también por el Espíritu.
26 No seamos codiciosos de vana gloria,
irritando los unos á los otros, envidiosos
los unos de los otros.
CAPITULO VI.
Cdnon apostólico de disciplina que debe guardar el que
corrió* al hermano. t. Álosfirutos dichos de la carne
$e d sbs muerte tybi&fe, é Ice dd Espíritu vida eter-
na. S. Repone otra vez la cuestión declarando loe
intento* de loe que persuadían la ley, y exhortando d
permanecer en Cristo, <jre.
TTERMANOS, si tügim hombre fuere
-El sorprendido en alguna culpa, voso-
tros los espirituales, restauradle al tal en
espíritu de mansedumbre, considerándo-
194
te á ti mismo, porque tú no mi
bien tentado.
2 Llevad los unos las cargas de los
otros ; y cumplid asi la ley de Cristo.
8 Porque el que piensa de sí que es algo,
no siendo nada, á sí mismo se engaña.
4 Así que cada uno examine su propia
obra, y entonces en si mismo solamente
tendrá de qué gloriarse, y no en otro.
5 Porque cada cual llevará su propia
carga,
6 Y el que es instituido en la palabra
haga partícipe en todos los bienes al que
le instituye.
7 f No os engañéis: Dios no puede ser*
burlado ; porque lo que el hombre sem-
brare eso también segará.
8 Porque el que siembra para su carne,
de la carne segará corrupción; mas el
que siembra para el Espíritu, del Espí-
ritu segará vida eterna.
9 Mas no nos cansemos de hacer bien,
que á su tiempo segaremos, si no nos
desmayamos.
10 Asi pues, según que tenemos opor-
tunidad, bagamos bien á todos ; mayor-
mente á los que son de la familia déla fá
11 Mirad que larga carta os he escrito
con mí misma mano.
12 Todos los que quieren agradar en la
carne, estos os constriñen á circuncida-
ros ; solamente por no padecer la perse-
cución por la cruz de Cristo.
18 Porque ni aun los mismos que ae
circuncidan, guardan la ley ; mas quieren
que os circuncidéis vosotros, por glo-
riarse en vuestra carne.
14 Mas lejos esté de mi el gloriarme,
sino en la cruz del Señor nuestro Jesu
Cristo, por el cuál el mundo me es cru-
cificado á mi, y yo al mundo.
15 Porque en Cristo Jesús, ni la circun-
cisión vale nada, ni la intircuneision,
sino la nueva criatura.
16 T todos los que anduvieren conforme
á esta regla, paz sea sobre ellos, y miseri-
cordia, y sobre el Israel de Dios.
.17 De aquí adelante nadie me moleste ;
porque yo traigo en mi cuerpo las mar*
cas del Señor Jesús.
18 La gracia -de nuestro Señor Jesu
Cristo ata, hermanos, con vuestro espí-
ritu. Amen.
afeita dt Boma i k» Odatat.
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LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS
EFESIOS.
CAPITULO I.
El apóstol preso en Roma oyendo el buen progreso que
UloAesiadeknqmenEphesoh^iancreidoalEvan-
geUo por su predicacum llevaba en la piedad, les
etcríbe esforzándolo» en eüa para que perseveren.
Comienza con alabanza» de Dio» por habernos ele-
gido eternamente en Cristo, y manifestáosnos d su
tiempo el misterio de nuestra sabed en Cristo al cual
resucitado de la muerte por su poder puso d su dies-
tra sobre toda magestad criada para que fuese co&e-
PABLO, apóstol de Jesu Cristo por la
voluntad de Dios, á los santos que
están en Bpheso, y fieles en Cristo Jesns :
2 Gracia á vosotros, y paz de Dios Padre
nuestro, y del Señor Jesu Cristo.
3 Bendito sea el Dios y" Padre de nues-
tro Señor Jesu Cristo, el cual nos ha
bendecido con toda bendielon espiritual
en bienes celestiales en Cristo.
« Según que nos escogió en él antes de
la fundación del mundo, para que fuése-
mos santos, y sin mancha delante de él
en amor.
5 Habiéndonos predestinado para ser
adoptados en hyos por medio de Jesu
Cristo en sí mismo, conforme al buen
querer de su voluntad.
6 Para alabanza de la gloria de sn gra-
da, por la cual nos ha hecho aceptos asi
en el amado.
7 En el cual tenemos redención por su
sangre, remisión de pecados por las ri-
quezas de su gracia,
8 Que sobreabundó para con nosotros
en toda sabiduría y inteligencia;
9 Habiéndonos descubierto el misterio
de su voluntad, según su buen querer,
que él se habia propuesto en si mismo,
10 Que en la dispensación del cumpli-
miento de los tiempos, juntarla en uno
todas las cosas en Cristo, asi las que
están en los délos, como las que están
en la tierra; en él digo:
11 En el cual alcanzamos, también he-
rencia, siendo predestinados conforme
al propósito de aquel que obra todas
las cosas según el arbitrio de sn volun-
tad;
12 Para que fuésemos para alabanza de
sn gloria nosotros, qne antes esperamos
en Cristo:
18 En el cual esperasteis también voso-
tros en oyendo la palabra de verdad, d
Evangelio de vuestra salud : en el cual
también desde qne creísteis, fuisteis
sellados con el Espíritu Santo de la pro-
mesa,
14 Que es las arras de nuestra herencia,
hasta la redendon de la posesión adqui-
rida, para alabanza de su gloria.
15 Por lo cual también yo, oyendo de
vuestra fé que es en el Sefior Jesús, y de
vuestro amor para con todos los santos,
16 No ceso de dar gradas por vosotros,
haciendo memoria de vosotros en mis
oraciones :
17 Que el Dios de nuestro Sefior Jesu
Cristo, el Padre de gloria, os dé el espí-
ritu de sabiduría y de revelación en el
conocimiento de él :
18 Iluminados los ojos de vuestro en-
tendimiento, para que sepáis cuál sea la
esperanza de su vocación, y cuáles las
riquezas de la gloria de su herencia en
los santos ;
19 T cuál la grandeza sobreexcelente de
sn poder para con nosotros, los que cre-
emos, por la operación de la potencia de
su fortaleza,
20 La cual obró en Cristo, levantándole
de entre los muertos, f 'colocándole á sn
diestra en los délos,
21 Sobre todo prindpado, y potestad, y
potencia, y Beflorio, y todo nombre que
se nombra, no solo en este siglo, mas
aun en d venidero ;
22 Y sujetándole todas las cosas debajo
de sus pies, y poniéndole por cabeza
sobre todas las cosas para la Iglesia,
28 La cual es su cuerpo, la plenitud de
aquel, que lo llena todo en todo.
CAPITULO II.
Prosiguiendo en enarrar el beneficio del Evangelio
aplica la narración d los Ephtsio* comenzando desde
la consideración del estado perdidísimo en que Dios
los ñauó para por su sola misericordia salearlos con
«2 conocimiento de su Hijo. 2. Hace la misma con-
sideración comparándolos en su primer estado con
si pueblo de los Judíos, de los emoles dos pueblos Dios
haya querido hacer uno que de verdad sea pueblo
supo deshaciendo en la cruz del Señor la leu y ritos
Judaicos, que hacia la diferencia, y uniéndolos en
una misma cobes^^
195
EFESIOS.
Yá vosotros <m dio vida, estando muer-
tos en vuestros delitos y pecados,
2 En que en otro tiempo anduvisteis!
conforme á la condición de este mundo,
conforme á la voluntad del principe de
la potestad del aire, del espíritu que aho-
ra obra en los hijos de la desobediencia :
3 Entre los cuales todos nosotros tam-
bién conversamos en otro tiempo en los
deseos de nuestra carne, naciendo las vo-
luntades de la carne y de los pensamien-
tos, y éramos por naturaleza lujos de ira,
también como los demás.
4 Empero Dios, que es rico en miseri-
cordia! por su mucho amor con que nos
amó,
5 Aun estando nosotros muertos en pe-
cados, nos dio vida juntamente con Cris-
to, (por gracia sois salvos ;)
6 Y nos resucitó juntamente con él, y asi-
mismo nos ha hecho asentar en los cie-
los con Cristo Jesús ;
7 Para mostrar en los siglos venideros
las abundantes riqnesas de su gracia, en
su bondad para con nosotros en Cristo
Jesús.
8 Porque por gracia sois salvos por
medio de la fé, y esto no de vosotros,
es el don de Dios :
9 No por obras, para que nadie se
glorie.
10 Porque hechura suya somos, creados
en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios ordenó antes para que andu-
viésemos en ellas.
11 Por tanto tened memoria qne voso-
tros que en otro tiempo erais Gentiles en
la carne,- que erais llamados Incircunci-
sion por la que se llama Circuncisión en
la carne, la cual se hace por mano ;
Id Que erais en aquel tiempo sin Cris-
to alejados de la república de Israel,
y extrangeros á los conciertos de la
promesa, sin esperanza, y sin Dios en el
mundo;
13 Mas abova en Cristo Jesús, vosotros
que en otro tiempo estabais lejos, habéis
sido hechos cercanos por la sangre de
Cristo.
14 Porque él es nuestra paz, el que de
ambos pueblos ha hecho uno solo, y ha
derribado el muro de división que me-
diaba entre ellos:
15 Deshaciendo en su carne la enemis-
tad, es 4 saber1 la ley de los mandamien-
tos que consistían en ritos ; para formar
en si mismo los dos en un nuevo hom-
bre, haciendo asi la paz :
108
16 t para reconciliar con Dios á ambos
en un mismo cuerpo por la cruz, ha-
biendo matado por ella la enemistad.
17 Y vino, y anunció la paz á vosotros
que estabais lejos, y á los que estaban,
cerca:
18 Que por él los unos y los otros tene-
mos entrada por un mismo Espíritu al
Padre.
19 Asi que ya no sois forasteros y exr
trangeros, sino conciudadanos de loa san-
tos, y familiares de Dios :
90 Edificados sobre el fundamento de
los apóstoles y de los profetas, siendo el
mismo Jesu Cristo la principal ptorru
angular:
21 En el cual todo el edificio, bien ajus-
tado consigo mismo, crece para ser tem-
plo santo en el Señor:
29 En el cual vosotros también sois
juntamente edificados, pora morad» de
Dios por el Espíritu.
CAPITULO IIL
Notifica la comisión que tiene <f e Dio» parm mmneéww
ei somredieno Bvangoi* d toe VmtiUs,pmm ejm te
grande»* de en misericordia tea celebrada en el
mundo. 2. Exhórtalo» d que por tanto no desmayen
por su priman y tributaciones, antee ee glorien de etb
y perseveren ; per lo enml ora ai JPadm epm loo km>
cha de su conocimiento en CWrto, frc.
POR esta causa yo Pablo, el prisionero
de Cristo Jesús por amor ds voso-
tros los Gentiles,
2 Visto que habéis oido de la dispensa-
ción de la gracia de Dios que me ha sido
dada para con vosotros :
3 Esa saber, que por revelación me íbé
declarado el misterio, (como antes he
escrito en breve;
4 Lo cual leyendo podéis entender cual
sea mi inteligencia en el misterio de
Cristo:)
5 El cual miderio en otros edades no fué
entendido de los hijos de los hombres,
como ahora es revelado á sus santos
apóstoles y profeta* por el Espíritu :
6 Que los Gentiles hobfam de ser cohe-
rederos, y incorporados, y participantes
de su promesa an Cristo por el Evan-
gelio:
7 Del cual yo soy hecho ministro, por el
don de la gracia de Dios que me ha sido
dado, segunla operación de su poder.
8 A mi, digo, el menor de todos los san-
tos, es dada esta gracia de anunciar entre
los Gentiles el Evangelio de las riquezas
inescrutables de Cristo ;
9 Y de ensenar oon claridad 4 todos
cuál sea la dispensación del misterio as-
EFE810&
eondido desde los siglos en Dios, que
creó todas las cosas por Jesu Cristo :
10 Para que á los principados y potes-
tades en los cielos sea ahora hecha noto-
ria por la Iglesia la multiforme sabiduría
de Dios,
11 Conforme al proposito de los siglos,
que hizo en Cristo Jesús Señor nuestro :
12 En el cual tenemos libertad y entra-
da con confianza por la fe* de él.
13 T Por tanto os ruego, que no desma-
yéis por causa de mis tribulaciones por
vosotros, lo eual es vuestra gloria.
14 Por causa de esto hinco mis rodillas
al Padre de nuestro Señor Jesu Cristo :
15 (De quien toma nombre toda la fami-
lia en los cielos y en la tierra :)
16 Que os dé conforme a las riquezas
de su gloria, que seáis corroborados con
poder en el hombre interior por su Espí-
ritu:
17 Que habité Cristo por la fé en vues-
tros corazones; para que arraigados y
afirmados en amor,
18 Podáis comprender con todos los
santos cuál sea la anchura, y la longitud,
y la profundidad, y la altura;
10 T conocer el amor de Cristo, que
sobrepuja á todo entendimiento; para
que seáis llenos de toda la plenitud de
Dios.
30 A aquel, pues, que es poderoso para
nacer todas las cosas mucho mas abun-
dantemente de k> que pedimos, ó enten-
demos, conforme al poder que obra en
nosotros, -
21 A él, digo, sea gloria en la Iglesia por
Cristo Jesús, por todas las edades del
siglo de los siglos. Amen.
CAPITULO IV.
Contínwtndo la dicha exhortación eepexAMa alrota»
de lo$erÍBtíanaMwirtudmomeja0dta verdadera pro-
fesión del Evangelio, enín la» cuales es eminente la
coneervacion de la unidad y unión en un cuerpo por
la caridad, la cual corresponde d fa unidad déla
mátmaeeperanxa, de un Cristo, de una /é.pm bau-
tismo, trun padre. % La diepoeicion de Cristo en tu
Iglesia para el edificio de todo el cuerpo, y de coda
miembro en particular según su suerte. 9, De donde
eaca legitima exhortado* para renunciarla vieja
vida con el hombre viejo, y vestirte delnvevo, que e»
Crieto, per la piadoeavuUt, especificante algo dt lo
uno 9 de lo otro.
RÜÉGOOS pues, yo preso en el Se-
ñor, que andéis como es digno de la
Tocación con que sois llamados, es á saber,
2 Con toda humildad y mansedumbre,
con paciencia soportando los unos a los
otros en amor,
* Sotteito* á guardar la unidad del Es-
píritu en el vínculo de la paz.
4 May un cuerpo, y un Espirita; asi
como sois también llamados en una mis-
ma esperanza de vuestra vocación.
5 Un Señor, una fé, un bautismo,
6 Un Dios y Padre de todos, el cual es
sobre todas las cosas, y por en medio
de todas las cosas, y en todos vosotros.
? % Empero á cada uno de nosotros es
dada gracia conforme á la medida del
don de Cristo.
8 Por lo cual dice : Subiendo á lo alto
llevó cautiva la cautividad ; y dio dones
á los hombres.
0 Y el que subió, ¿qué es, sino que
también habla descendido primero á las
partes inferiores de la tierra?
10 El que descendió, el mismo es el
que también subió sobre todos los cie-
los, para llenar todas las cosas.
11 Y él mismo dio unos, por apóstoles; y
otros, por profetas ; y otros, por evange*
listas ; y otros, por pastores, y doctores,
12 Para el perfeccionamiento de los san-
tos, para la obra del ministerio, para la
edificación del cuerpo de Cristo :
18 Hasta que todos lleguemos en la
unidad de la fé, y del conocimiento del
H|jo de Dios, al estado de un varón per-
fecto, á la medida de la estatura de la
plenitud de Cristo :
14 Que ya no seamos niños, inconstan-
tes y llevados en derredor por todo
viento de doctrina, eon artificio de los
hombres, que engañan con astueia de
error.
15 Antes siguiendo la verdad con amor,
crezcamos en todo en el que es la cabeza,
á saber, Cristo,
16 Del eual todo el cuerpo bien com-
pacto y ligado por lo que cada coyuntura
suple, conforme a la operación eficaz en
la medida de cada miembro, hace el au-
mento del cuerpo para la edificación del
mismo en amor.
17 U Asi que esto digo, y requiero por
el Señor, que no andéis mas como los
otros Gentiles, que andan en la vanidad
de su mente,
18 Teniendo el entendimiento cuten*
brecido, ágenos de vida de Dios por la
ignorancia que en ellos hay, por la du-
reza de su corazón :
19 Los cuales perdido ya todo senti-
miento justo, se han entregado á la des-
vergüenza para cometer toda inmundi-
cia, con ansia.
20 Mas vosotros no habéis aprendido
así A Cristo.
Ifl7
EFESIOS.
81 Si empero le habéis oído, y habéis
sido por él enseñados, como la verdad es
en Jesús,
22 A despojaros del hombre viejo, en
cnanto á la pasada manera de vivir, el
cual es corrompido conforme á los de-
seos engañosos ;
23 Y á renovaros en el espirita de vues-
tro entendimiento,
24 Y vestiros del hombre nuevo, qne es
creado conforme á Dios en justicia, y en
santidad verdadera.
25 Por lo cual, dejando la mentira, ha-
blad verdad cada uno con su prójimo ;
porque somos miembros ios unos de los
otros.
26 Airaos, y no pequéis : no se ponga el
sol sobre vuestro enojo ;
27 Ni deis lugar al diablo. *
28 El que hurtaba, no hurte mas; antes
trabaje, obrando con $u$ manos lo que es
bueno, para que tenga de qué dar al que
padeciere necesidad.
29 Ninguna palabra podrida salga de
vuestra boca ; sino ante* la que es buena,
para edificación, para que dé gracia á los
oyentes.
80 Y no contristéis al Espíritu Santo de
Dios, por el cual estáis sellados para el
dia de la redención.
81 Toda amargura, y enojo, y ira, y gri-
tería, y maledicencia sea quitada de en-
tre vosotros, y toda malicia.
82 Mas sed los unos con los otros be-
nignos, compasivos, perdonándoos los
unos á los otros, como también Dios os
perdonó en Cristo.
CAPITULO V.
Prosigue especificando en las porté» de la pimdosa
vida. Desciende d los estados particulares: d los
casados como se han de haber con sus mugtres, y las
mugeres con sus maridos, é¡e.
A Si pueB sed imitadores de Dios, como
JljL hijos amados;
2 Y andad en amor, como también
Cristo nos amó, y se entregó á si mismo
por nosotros por ofrenda y sacrificio á
Dios de olor suave.
3 Mas la fornicación, y toda inmundicia,
ó avaricia, ni aun se miente entre voso-
tros, como conviene á santos :
4 Ni palabras torpes, ni insensatas, ni
truhanerías, que no convienen ; sino an-
tes nacimientos de gracias.
5 Porque ya habéis entendido esto, que
ningún fornicario, ó inmundo, ó avaro,
que es un idólatra, tiene herencia en el
reino de Cristo, y de Dios.
6 Nadie os engafie con palabras vanas ;
106
porque á causa de estas cosas viene la
ira de Dios sobre los hijos de desobe-
diencia.
7 No seáis pues participantes con ellos.
8 Porque en otro tiempo erais tinieblas,
mas ahora sois luz en el Señor: andad
como htfos de luz ;
9 (Porque el fruto del Espíritu es en
toda bondad, y justicia, y verdad :)
10 Aprobando lo que es agradable al
Señor.
11 Y no tengáis parte en las obras m-
frutuosas de las tinieblas ; mas antes re-
provadfas.
12 Porque lo que estos hacen en oculto,
torpe cosa es aun decirlo.
13 Mas todas las cosas que son reproba-
das, son hechas manifiestas por la lúa;
porque lo que manifiesta todo, la lúa es.
14 Por lo cual dice: Despiértate tú que
duermes, y levántate de entre los muer-
tos, y te alumbrará Cristo*.
15 Mirad, pues, que andéis avisadamen-
te : no como necios, mas como sabios,
16 Redimiendo el tiempo, porque loa
días son malos.
17 Por tanto no seáis imprudentes, sino
entendidos de cuál tea la voluntad del
Señor. .
18 Y no os emborrachéis con vino, en
el cual hay disolución ; antes sed llenos
del Espíritu;
19 Hablando entre vosotros con sal-
mos, y con himnos, y canciones espiri-
tuales, cantando y salmeando al Señor
en vuestros corazones ;
20 Dando gracias siempre por todas las
cosas á Dios y al Padre en el nombre
del Señor nuestro Jesu Crista
21 Sujetándoos, los unos á los otros en
el temor de Dios.
22 \ Las casadas sean sujetas á sus
propios maridos, como al Señor.
23 Porque el marido es cabeza de la
muger, así como Cristo es cabeza de la
Iglesia ; y él es el Salvador del cuerpo.
24 Como pues la Iglesia es sujeta á
Cristo, asi también las casadas lo sean á
sus propios maridos en todo.
25 Maridos, amad á vuestras mugeres,
asi como Cristo amó á la Iglesia, y se
entregó á si mismo por ella,
26 Para santificarla, limpiándola en el
lavamiento del agua por la palabra,
27 Para que la presentase á si mismo,
Iglesia gloriosa, que no tuviese mancha,
ni arruga, ni cosa semejante; aiae que
fuese santa y sin mancha.
EFESIOS.
28 Asi han también los maridos de amar
á sos mugeres, como á sus mismos cuer-
pos : el que ama á su muger, á si mismo
ama.
29 Porque ninguno aborreció jamás su
propia carne ; antes la sustenta y regala,
como también el Señor á la Iglesia.
80 Porque somos miembros de su cuer-
po, de su carne, y de sus huesos.
81 Por cansa de esto dejará el hombre
á su padre y á «* madre, y apegarse ha
á su muger ; y los dos serán una misma
carne.
82 Este misterio grande es ; mas yo ha-
blo en cuanto á Cristo y á la Iglesia.
88 Empero vosotros también, cada nno
en particular, ame tanto á su propia mu-
ger como á si mismo ; y la muger, mire
que tenga en reverencia á su marido.
CAPITULO VL
Prooigue dando reptas de piedad d lo* particular**
• liado*, d lo* kifo* para con lo* padre** y dio* po-
dro* para con lo* hifc*\ d *** eiervo* para con *u*
«eftoret , y dio* tenores para con lo* ñervo*. 8. F\-
naUnenU concluye el propósito principal armándo-
lo* de arma* eepirünale» contra toda tentación para
permanecer oonttant*» en la/i recibida, ¡re.
HIJOS, obedeced á vuestros padres
en el Señor; que esto es justo.
2 Honra á tu padre y á tu madre, (que
es el primer mandamiento con promesa,)
8 Para que te vaya bien, y seas de lar-
ga vida sobre la tierra.
ni Y vosotros, padres, no provoquéis á
ira á vuestros hijos; sino crládlos en
la disciplina y amonestación del Señor.
5 Siervos, obedeced á los que son vues-
tros señores según la carne con temor y
temblor, en la integridad de vuestro co-
razón, como á Cristo :
6 No sirviendo al ojo, como los que
agradan á los hombres ; sino como sier-
vos de Cristo, haciendo de ánimo la vo-
luntad de Dios :
7 Sirviendo con buena voluntad, como
quien sirve al Señor, y no solo á los
hombres :
8 Sabiendo que el bien que cada nno
hiciere, eso mismo recibirá del Señor,
ya sea siervo, ó ya sea libre.
9 Y vosotros, señores, hacadles á ellos
lo mismo, dejando las amenazas : sablea-
do que el Señor de ellos y el vuestro está
en los cielos ; y no hay respeto de per-
sonas para con él.
10 H En fin, hermanos míos, sed fuer-
tes en el Señor, y en el poder de bu for-
taleza.
11 Vestios de toda la armadura de Dios,
para que podáis estar firmes contra las
asechanzas del diablo.
12 Porque no solamente tenemos lucha
con sangre y carne ; sino con principa-
dos, con potestades, con los gobernado-
res de las tinieblas de este siglo, con
malicias espirituales en lugares altos.
13 Por tanto tomad toda la armadura
de Dios, para que podáis resistir en el
dia malo, y superado todo, estar en pié.
14 Estad pues firmes, ceñidos los lomos
de verdad ; y vestidos de coraza de jus-
ticia;
15 Y calzados los pies con la prepara-
ción del Evangelio de paz :
10 Sobre todo, tomando el escudo de la
fé\ con el cual podréis apagar todos los
dardos encendidos del maligno.
17 Y el yelmo de salud tomad, y la
espada del Espíritu, que es la palabra
de Dios:
18 Orando en todo tiempo con toda
oración y ruego en el Espíritu, y velan-
do para ello con toda instancia y suplica-
ción por todos los santos ;
H> Y por mi, que me sea dada palabra
con abrimiento de mi boca con confian-
za, para hacer notorio el misterio del
Evangelio :
20 Por el cual soy embajador en cade-
nas : para que en ellas hable osadamen-
te, como debo hablar.
21 1T Mas porque también vosotros se-
páis mis negocios, y lo que yo hago, todo
os lo hará saber Tychlco, hermano ama-
do, y fiel ministro en el Señor:
22 El cual os he enviado para esto mis-
mo, para que entendáis lo que pasa entre
nosotros, y para que consuele vuestros
corazones.
28 Paz sea á los hermanos, y amor con
té de Dios Padre, y del Señor Jesu Cristo.
24 Gracia sea con todos los que aman
á nuestro Señor Jesu Cristo en incorrup-
ción. Amen.
£*crltade Boma fckMEph«lot por Tychloo.
199
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LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS
FILIPENSES.
CAPITULO 1.
R* él wrim» mjtmtmtt ée laepitiotoprecedin*.
PABLO y Timotheo, sierros de «Tesa
Cristo, á todos los saotos en Cristo
Jesús, que están en Philipos, con los
obispos, y diáconos :
0 Gracia á vosotros, y paz de Dios nues-
tro Padre, y del Señor Jesu Crista
8 Doy gracias á mi Dios, toda ves que
me acuerdo de vosotros,
4 Siempre en todas mis oraciones na-
ciendo orackm por todos vosotros con
gozo,
5 De vuestra participación en el Evan-
gelio, desde el primer dia basta ahora :
6 Confiando de esto mismo, «t 4 esto*,
que el que comenzó en vosotros la buena
obra, la perficionará hasta el dia de Jesu
Cristo :
7 Así como es Justo que yo piense esto
de todos vosotros, por cuanto os tengo
en el corazón; puesto que asi en mis
prisiones, como en la defensa y conflrma-
' don del Evangelio, todos vosotros sote
participes de mi gracia. .
8 Porque testigo me es Dios de cómo
os amo á todos vosotros en las entrañas
de Jesn Cristo.
9 T esto pido d JHo$: Que vuestro amor
abunde aun mas y mas en ciencia y en
todo conocimiento :
10 Para que aprobéis lo mejor, á fin de
qne seáis sinceros y sin ofensa para el
dia de Cristo:
11 Llenos de los frutos de justicia que
son por Jesu Cristo, para gloria y loor de
Dios.
12 Mas quiero, hermanos, que sepáis,
que las cosas concernientes á mi han
contribuido mas bien al adelantamiento
del Evangelio ;
18 De tal manera, que mis prisiones en
Cristo se han hecho bien conocidas en
todo el palacio, y en todos los demás
lugares;
14 T los mas de los hermanos en el
Señor, tomando ánimo con mis prisio-
nes, osan mas atrevidamente hablar la
palabra sin temor.
15 Algunos, á la verdad, aun por envi-
200
dia y porfía predican á Cristo; mas otros
también de buena voluntad :
16 Aquellos por contención anuncian á
Cristo, no sinceramente, pensando aña-
dir mayor apretura á mis prisiones :
17 Mas estos por amor, sabiendo qne yo
he sido puesto por defensa del Evangelio.
18 ¿Qué Aey pues? JSMo no obstante,
de todas maneras, 6 por pretexto ó por
verdad, Cristo es anunciado; y en esfo
me huelgo, y aun me holgaré.
19 Porque sé que esto se me tornará á
salud por vuestra oración, y por el suplí»
miento del Espíritu de Jesu Cristo.
20 Conforme á mi deseo y esperanza,
que en nada seré confundido ; antes que
con toda confianza, como siempre, sai
ahora también será engrandecido Cristo
en mi cuerpo, ó por vida, ó por muerte.
21 Porque para mí el vivir «9 Cristo, y
el morir en ganancia.
22 Mas, si viviere en la carne, esto me
da fruto de trabajo ; sin embargo lo que
escogeré, yo no lo sé ;
28 Porque por ambas paria estoy pues/
to en estrecho, teniendo deseo de partir,
y estar con Cristo, que es mucho mejor x
24 Mas el quedar en la carne, <e mas
necesario por causa de vosotros.
25 Y confiando en esto, sé que quedará,
y permaneceré con todos vosotros, para
vuestro provecho, y gozo en la fé.
20 Para que abunde mas en Jesu Cristo
ti motivo de vuestra gloria en mí, por
mi venida otra vez á vosotros»
27 Solamente qne vuestro proceder sea
digno del Evangelio de Cristo ; para que,
ó sea que venga y os vea, ó que esté au-
sente, oiga de vosotros, que estáis firmes
en un mismo espíritu, con un mJstnfi
ánimo combatiendo juntamente por .a
fé del Evangelio ;
28 Y en nada espantados de los que se
oponen, lo cual para ellos ciertamente
es indicio de perdición, mas para voso-
tros de salud, y esto de Dios.
29 Porque á vosotros os es concedido en
nombre de Cristo no solo que creáis en
él, sino también que padezcáis por éL
90 Teniendo en vomdrot la misma lucha
FILIPENSES.
que habéis visto en mi, 7 ahora ote «star
en mi.
CAPITULO n.
Exhórtale» dlaunkm en elHmtir w en la caridad por
medio de humildad que cada uno tenga para con el
hermano d ejemplo de Cristo. 2. Encomiéndale» d
Ttmotheo, y d Kpaphrodüo.
POR tanto, si hay en voeotroe alguna
consolación en Cristo, si oigan re-
frigerio de amor, si alguna comunión
del Espirita, si algunas entrañas 7 con
miseraciones,
9 Cumplid mi gozo en que penséis
lo mismo, teniendo un mismo amor,
siendo unánimes, sintiendo una misma
«osa.
8 Nada hagáis -por contienda, 6 por Tana
gloría; antes en humildad de espíritu,
eétimándoos inferiores los unos á los
otros,
4 No mirando cada uno áio que es suyo,
mas también á lo que es de los otros.
5 Haya en vosotros los mismos senti-
mientos que hubo también en Cristo
Jesús :
6 £1 cual siendo en forma de Dios, no
tuvo por rapiña ser igual á Dios ;
7 Mas se despojó á si mismo, tomando
fbrma de sierro, hecho á semejanza de
los hombres ;
8 T hallado en tu condición como hom-
bre, se humilló á si mismo, haciéndose
obediente hasta la muerte, 7 muerte de
oras.
9 T por lo cual Dios también le ensalsó
soberanamente, 7 le dio nombre que es
sobre todo nombre ;
10 Para que al nombre de Jesús toda
rodilla de lo celestial, de lo terrenal, y
de lo infernal se doble ;
11 T que toda lengua comiese, que Jesu
Cristo et Beftor para la gloria de Dios
el Padre.
12 Por tanto, amados míos, como siem-
pre habéis obedecido, no como en mi
presencia solamente, mas aun mucho
mas ahora en mi ausencia, obrad vuestra
propia salud con temor 7 temblor.
18 Porque Dios es el que en vosotros
obra, asi el querer como el hacer, según
tu buena voluntad.
14 Haced todo sin murmuraciones, 7
sin disputas;
15 Para que seáis irreprensibles, 7 sen-
cillos, mjos de Dios, sin culpa, en medio
de una rasa torcida 7 perversa, entre los
cuales resplandecéis como luminares en
«1 mundo,
16 Reteniendo la palabra de vida; paca
que 70 pueda gloriarme en el día de
Cristo, de que no he corrido en vano, ni
trabajado en vano.
17 T aunque 70 sea sacrificado sobre el
sacrificio 7 servicio de vuestra fé, me
huelgo 7 me regocijo con todos voso-
tros.
18 Fpor esto mismo holgaos también
vosotros, 7 regocijaos conmigo.
19 Mas espero en el Beftor Jesús, que
os enviaré presto á Timotheo, para que
70 también esté de buen ánimo, cono-
ciendo vuestro estado.
90 Porque á ninguno tengo tan del mis-
mo ánimo conmigo, que esté sincera-
mente solicito por vosotros ;
21 Porque todos buscan lo que es suyo
propio, no lo que es de Cristo Jesús.
22 Mas vosotros sabéis la prueba que
te ha hecha de él, y <•*, que oorao hijo con
tu padre, él ha servido conmigo en el
Evangelio.
28 Asi que á este espero enviaros, lue-
go que viere cómo van mis negocios.
24 Mas confio en el Señor que yo mismo
también vendré prestamente á vmoiro$:
25 Sin embargo tuve por cosa necesaria
enviaros á Spaphrodito, mi hermano, 7
companero, 7 cpnsiervo mk>, mas vues-
tro mensagero, 7 el que ministraba á mis
necesidades.
26 Porque tenia deseo vehemente d$*tr
á todos vosotros; y estaba lleno de pesa-
dumbre de que hubieseis oido que habla
enfermado.
' 27 Y cierto que enfermó hasta la muer-
te; mas Dios tuvo misericordia de él; 7
no solamente de él toas de mi también,
para que yo no tuviese tristeza sobre
tristeza.
28 Asi que le envió mas presto, para
que viéndole otra ves, os regocijéis, 7
que 70 esté con menos tristeza,
29 Becebidle, pues, en el Sefior, con
todo regocijo ; 7 tened en estima á los
tales;
8a Porque por la obra de Cristo llegó
basta la muerte, exponiendo su vida para
suplir vuestra falta en mi servicio.
CAPITULO m.
Exhórtale* d que te guarden del error de la circunci-
»(ontdcuto»predi(xutore» liorna perro», tfc. 2.Con-
Jleeaque aunque aspira d la perfección y la profeta
de nombre u de hecho, no la tiene aun, ma» cepera
alcantarla en efecto en la returreccion de lo» muer-
to», no ente», v que lo» que de otro modo tienten de
*t, mm erradeo. 3. Avisóle» que m guarden de lo»
que no eiguieren «k ejemplo atienta vida como en
la doctrina. 4. La convertacion de lo» verdadero»
mei wnmd» ew ceetttial, ífej,
201
FILIPENSE&
RESTA, hermanos, que os regocijéis
en el Señor. Escribiros las mismas
cosas, á mí ciertamente no mees gravoso,
mas para vosotros es seguro.
2 Guardaos de los perros, guardaos de
los malos obreros, guardaos de la con-
cisión.
8 Porque nosotros somos la circunci-
sión, los que servimos en espíritu á Dios,
y nos gloriamos en Cristo Jeras, no
teniendo confianza en la carne.
4 Aunque yo tengo también de qué con-
fiar en la carne. Si á alguno le parece
que tiene de qué confiar en la carne, yo
me* que nadie:
5 Circuncidado al octavo dia, del lina-
ge de Israel, de la tribu de Benjamín,
Hebreo de Hebreos ; en cuanto á la ley,
Fariseo;
6 En cuanto á zelo, perseguidor de la
Iglesia ; en cuanto á la justicia que es en
la ley, de vida irreprensible.
7 Mas aquellas cosas que me eran por
ganancia, las tuve por pérdida por amor
de Cristo.
8 Y aun mas, que ciertamente todas las
cosas tengo por pérdida por la excelen-
cia del conocimiento de Cristo Jesús
Señor mió ; por amor del cual lo he per-
dido todo, y lo tengo por estiércol por
. ganar á Cristo,
9 T ser hallado en él, no teniendo mi
propia justicia, que es de la ley, sino la
qne es por medio de la fé de Cristo, la
justicia de Dios por fé :
10 Por conocerle á él, y á la virtud de su
resurrección, y la comunión de sus pa-
decimientos, siendo configurado á su
muerte : .
11 Si en alguna manera llegase á la
resurrección de los muertos.
12 No que ya haya alcanzado, ni que ya
sea perfecto ; mas sigo adelante por si
pueda hachar mano de aquello, por lo
cual Cristo también echó mano de mi.
13 Hermanos no pienso que yo mismo
lo haya alcanzado ; empero una cosa hmgo,
y es, que olvidando ciertamente lo que
queda atrás, mas extendiéndome á lo
que está delante,
14 Me apresuro hacia el blanco, por el
premio de la vocación celestial de Dios
en Cristo Jesús.
15 Asi que todos los que somos perfec-
tos, tengamos estos mismos sentimien-
tos ; y si en alguna cosa los tenéis dife-
rentes, esto también os revelará Dios.
16 Empero á lo que hemos ya llegado,
902
vamos por la misma regla, y sintamos
una misma cosa.
17 t Hermanos, sed juntamente imita-
dores de mi, y mirad los qne anduvie-
ren asi, como nos tenéis á nosotros por
dechado.
18 (Porque muchos andan, de los cuales
os he dicho muchas veces, y ahora tam-
bién lo digo, aun llorando, qm enemigos
jo* de la eras de Cristo :
10 Cuyo fin es la perdición : cuyo dios
es el vientre, y su gloria et en la confu-
sión de ellos, que piensan solo en lo ter-
reno.)
20 j¡ Mas nuestra vivienda es en los
cielos, de donde también esperamos el
Salvador, al Señor JesuOristo;
21 El cual transformará el cuerpo de
nuestra bajeza, para que sea hecho seme-
jante á su cuerpo glorificado, segon el
poder eficiente por el cual puede tam-
bién sujetar á si todas tas cosas.
CAPITULO IV.
Protigm en acertarlo* d toda virtud ymmto V—J»l»
y d mucha oración. 2. Déle* gradea por et smtmfr
dio que le enviaron, y enamcnddwtotoe mi JfcSor,
/kmetiaeptttoím,
POR lo cual, hermanos mies, amado*
y deseados, mi gozo y mi corona,
estad asi firmes en el Spnor, amados
ntioe.
2 A Euodias ruego, y ruego á 8ynty-
che, que tengan unos mismos sentimien-
tos en el 8efior.
S Asimismo te ruego también á ti, fiel
compañero de yugo, aynda á aquella*
mugeres que eom batieron» juntamente
conmigo por el Evangelio, con Clemente
también, y los demás mis ayudadores, ca-
yos nombres estén en el libro de la vida.
4 Begoctyáoa en el Sefior siempre: otra
vez digo, que os regocijéis.
5 Vuestra modestia sea conocida de to-
dos les hombres. SI Señor está carca.
6 De nada estáis solicites; sino qne en
todo dense á -conocer vuestras peticione*
delante de Dios por la oración, y el rue-
go, con nacimiento de gracias.
7 T lá paz de Dios, que sobrepuja todo
entendimiento, guardará vuestros cora-
zones y vuestros entendimientos en Cris-
to Jesús.
8 En fin, hermanos, que todo lo qne ea
verdadero, todo lo honesto, todo lo jun-
to, todo lo santo, todo lo amable, todo
lo que es de buen nombre : ai Aay alganm
virtud, y si hay alguna alaban»,
en la* tales cosas.
QOfeQ&ftNaB&
O Lo ano entflnrUitsli, y rosibUtaiii, y
oísteis, y vieteia «a mí, «ato naced; y el
Dios do pac sena «o* vosotros.
1Q Y Empero «gran manera me rego-
e¡ió en el ¿tenor, de que si fin ya reverde-
cisteis en tener coldado de mí* de lo onal
en verdad «atabais eoüeltes? ñas os fri-
taba la oportunidad.
U No tt ana hablo en cnanto á necesi-
dad; porque yo no aprendido á conten-
tarme' con lo qne tuviere.
12 fié tan bien, «atar hmnillado, como
aó tener abundancia; donde quiera y en
todas cosas soy instruido así para «star
harto como para sufrir hambre, lo mis-
.nw>. para tañer abundancia como .para
padecer necesidad :
13 Todo lo puedo eu Cristo que me for-
talece.
H Todavía, MeísteU bien en qne ©p-
mnniraateln eenndjeo en mi tribulación*
15 Te sabéis también vosotros, ob Pam-
peases, que al principio del Evangelio,
cuando me partí de Macedonia, ninguna
Igi oaia oonmaioé eonsnjgo en amatoria de
dar y de recibir, sino Tosotros solos ;
16 Pesque aun aunflii y» en Tboseloid-
ca, me enviasteis lo neceserie una y dos
17 No que yo solicite dádivas» mas
solicito fruto que abunde paca vuestra
cuenta.
18 Empero todo lo tengo, y «a» mas de
lo suficiente: estdyUenovnabiendo reci-
bido de Spapnrodito lo que enviasteis,
olor de suavidad^ sacrificio acepto y agra-
dable á Dios.
10 Y mi Di** suplirá todo lo que os
felta, conforme á sus riquesas, en gloria
por Cristo Jesús»
20 Al Dios, pues, y Padre nuestro «a
gloria por siglos de siglos. Amen*
#1 Saludad a todos los santos en Cristo
Jesús : os saludan los bennanos que es-
tán conmigo.
22 Os saludan todos los santos 4 y
mayormente los que son de casa de
Cesar.
23 La gracia del Sefior nuestro Jesu
Cristo asa con todos vosotros. Amen.
ncrlfai d* Rohm k los JPUHpenni por SfcMShftH
LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS
COLOSENSES.
CAPITULO I.
0»eM wttmn» m+wm#m>é4 tm eptotóla préeeéenf ttem-
pte exhortando d qno e'te^ngem ^ MvewiQeii»' autlp
libertad de la fcy, como le» ha eido entenado* aonfra
lo» que pretendió* introducir la circuncisión. J)e la
*e*á*i* é* ¡m pereona eU Crttéo, db tm dtonidnxt y
oficio asi en toda» la» eriainra» eonm eepeeiofmeni»
en eu Iglesia.
PABLO, apóstol de Jes* Cristo por
la voluntad da Dios, y el hermane
Timotheo,
2 A los sanios y hermanos fieles en
Cristo que están en Colosas : Grada á
vosotros y pea de Dtoa Padre nuestro, y
del 8eaor J«au disto.
8 Damos gradas al Dios y Padre de
nuestro Señor Jesu Cristo, orando siem-
pre por vosotros:
4 Habiendo otóo de vuestra «en Cristo
Jesús, y del amo* ene. Jenait pasa con
¿oetos soasan* i ■»
• 5 A osase de la espéranos que os es
sjuardada en los cáelos: do la cual ba-
Span. «4
bola nido ya por la palabra vesésdara
del Evangelio :
6 £1 cual ha llegado hasta vosotros,
«amo también te aneado por todo el
ánodo; y ¿rectifica, y ereosvoosma tam-
bién en vosotros, desde el día en que
oietefc, y aonoesstea ia grasila de- Dios
en verdad:
7 Como temblé* habeáa aprendido de
Bnaafcras, oonatervo amado nuestro, el
onal es per vosotros flal ministro de
Cristo;
8 fil cual también noa ha declarado
vuestro amor en el Espíritu»
9 Por lo onal también nosotras, desde
el día qne fe «amos, no casamos do osar
por vosotros, y de pedir que seáis llenes
del «escocimiento de eu voluntad, en
toda sabiduría y entendimiento* espí-
ritaal; n
10 Para que andéis como es digno del
Senos, ayadándofa oo- todo, fructifican-
m
%áo eutc^lmeoee*m,y
•el conooiinienie de Mosi
11 Corroborado» de toda fortaleza,
forme i le potencia da su gloria, para
toda paciencia y longanimidad eon goso?
12 Dando gradas al Padre qne nee tamo
Idóneos para participar en U herencia de
loa «autos en laa:
18 SI enal nos libró «a m potestad* de
las tinieblas, y *e* traspasé al rateo del
Htfo de su amor,
14 Bn quien tenemos redención por su
sangre, remisión de pecados t
15 £1 cual es Imagen del Dios Iwrislbla,
et primogénito de toda la creación.
16 Patine en el fueron creadas todas
las cosas qne «safa en los cielos, y qne
arfo* en la tierra, itefbler 7 Invisibles,
sean tronos, sean señoríos, sean princi-
pados, «can potestades : todo rué creado
por él, y para €L
17 Y él es antes de todas las cosas; y
todas las cosas subsisten en él ;
16 T él es la cabeza del cuerpo, á so&sr,
delajglesie: «ional es principio y pri-
mogénito de entra los muertos, para qne
en todo tenga él el primado.
f i» ror cnanto egraoo ni xudra qne en
él habitase toda plenitud ;
2fr r^w.por 4 i*e«o*cnms*/todam tes
# cosas á si, habiendo hecho la pan por la
sangre de su cruz, por é\dig^ asi las qne
mtén en la tierra, comoUs fuá sNn» en
los cielos.
21 Fé vosotros también, que erais en
otro tiempo extraños, y enemigos de
eOLOMBNBfiS.
dama
ha sido
27 Alos
pero os ha reconciliado
M lnelamntpodaan carne por medio
de la muerte, pora preséntalos
y arn- moncha, y ürayinnsmlm
efeél:
- fiB -84 oammro nurnmneosss Amdnussv v
afirmados en la fó, y sin morasen do la
sají ufanan jai Binen; 1 Un qne smasm uttlu,
ai anal osprsQfcnéo atada eriatnm eme
está debajo del cielo: del cual yo Punto
soy hecho ministro.
24 Qoa ahora me mgoago en lo qne
padesco por vosotros, y cumplo en mi
«ama lo qne mita de las emociones de
Oflsto por amor de en cuerpo, que m
mlsjlotkt
25 me m eoelonyJmcfco mlnsitsooeguu
m dispensación da Dina, la cual mo es
dada por vosotros, para qne cumpla la
palabra de Diest
M Js é mferycl misterio esoowU<m des-
20i
y tdaftnn man 40* «amata
a sos santos,
no»Ptsshnesr noto-
(tomgtorta desate nula,
terto cutre lo* acntUcs, 00* m (Meto on
vosotros, aspamnm de ¿torta.
28 A ceden nocotroo]
nestando á todo bombee, y nmilmudM A
todo hombre eosi soda sabed urja, pata
ana presentemos á iodo hombre parí eco»
en Cristo Jesús r
22 A cayo fin tamfcmn yo trabaja, lu-
chando sngnn la ensarno «a él, Ja anat
obra en mi poderosamente*
CAPITULO H.
«Mugue no fat taya rufo. VMnttrn «4 «I pnqpSm»
d» orJMvie* qm m gmardcn de lo» fw pemmmdm
mimtodttod».
¥>OBQPE quiero ano
JT oomhi
oomhate no sumo por nosotros, y
por los qm cmm en Laonmea, y por todos
los qne nanea vienen tul rastro en ls
S
para aieatuor todas las riquesas de pleni-
tud ala nmit^Altmítmtén A Am ¿*
el misterio de Dios, y del Padre, y ds
Cunto:*
8 En el cual están escondidos todos los
tesoros ^e sabiduría, y de conocimiento.
4 Testo difco para que nadie os engañe
con palabras seductoras.
5 Porque aunque esté ausente en el
cuerpo, en el espíritu sin embargo estoy
prmmU con voeotree, sisándome, y mi-
rando vuestro ene* orden, y la firmes»
de vossom M en Crmta
0 Por tanto de la manera que habéis
recibido al Scftor Jmn Cristo, ansf andad
en*V
7 Arraigados, y sobreedificados en él, y
nfinnndos en hvfé, asi nomo os ha sido
ensenado, ■blindando en ella con hsel-
miento de gradas.
2 1 Onsjdáosdc que nansa os arrebate
como despejo por medio de filosofía y
veno ssnjafio, sagnsí Im tradiciones ds
los hombres, según mi eJatoentos del
mundo, y noeegun Crfctoi
2 Porque su éiháhtta toda la plenJtnd
de la divinidad cofporammnmv
MhY en m mmnt «smmlmof, d enht m
oabem de tolo principado y.pomsmd
11 En el cnal limblsn esmsi «Srsnan*
dados n^'chrmiehdon^o hecha por* raa
nosram el dsapqjsmionto del <
eOLOSTTNgfte.
tos panado* A 1» entos, vérm-nlMteicV
stondoCrlstot.
12 Sepultados jimteanflte con 41 cu el
snutiesjo,sn el cnsfltambfcsn resucitasteis
oon él por le IB de 1» operación de Dios,
que le levantó de entre loe muertos ;
lt Y A vosotros, estando muertos en los
im sulus y eÉ la, inciwwfnetetoa de vuestra
carne, oa dló vida Juntamente con él}p>er>
utraéndooa todos los petado* :
14 Rayendo de en contra de nosotros
la escrita** ée kis ordenencas que nos
ere contraria, quitándola de en medio, y
enclavándola en la ente; .
Id r habiendo despojado A los princi-
pados y A las potestades, sacóles á la
vergüenza en público, tiiumtando sobre
16 Por tanto nadie os juzgne en comi-
da, 6 ew bebida, • en parte de día de
desta, ó de nuera tama, ó de sábados';
17 Las onales cosas son la sombra de
lo ce» «Ka** por Teñir; mas el cnerpo si
de Cristo.
18 Nadie os defraudo de vuestro premio,
eomplaeiáodoee en qfotoOa humildad, y
©frito de Angeles, metiéndose en cosas
qne nunca, vio, hinchado ranamente.de
sm Anime carnal,
19 T no teniéndose de la Cabeza, de la
•nal todo el eoerpo aumentado y cilla-
nado ¿or medio de tm ligudnrus y co-
ynntnras, crece con el enmonto de Dios.
90 €1, pues, soto muertos fmtammte
oon Orisl» cnanto A lee rudimentos del
mondo, i por qué ano, como que vi-
viese!* en et mnndo, os sujetáis A orde-
» (No comas, No inste*, Un saquee j
22 Cosas todas qne han de perecer en el
asanao nao «at sOas;) según los manda-
mientos y doctrinas de-nombres r
23 Las cnales ooats tienen i m verdad
alguna apariencia de sabi<|njríe en ontto
Toluntario, y en sanen humildad de es-
píritu, y en maltratamiento del cuerpo,
empero no en honor alguno para hartura
de la carne.
CAPITULO m.
Batiendo mostrado en el Jm del capitulo precedente
las grandes apariencias que trato la Jeto reUgion,
corrigeiat mostrando como el piadoso que de vero»
ka recibido d Cristo, en él y en su piadosa vida tita*
no los apariencias de aquello, sino el ser de toda cris-
tiana virtud, á lo cual exhorta en virtud de haber
resucitado oon. arista, especificando asi las malos
a/setos que ha de mortificar el cristiano como las
virtudes fus ha de seguir, encomendando singular'
mente la caridad como la suma w remate de todas.
% Desciende 4 particulares reglas de loe estado:
\T*t si befes* fé«nttte4ó «ni Cristo,
J.H. bascad lo qne es é* arriba, dbnde
estA eristo sentado A la diestra Tic tHos.
i\Pontd vuestro eoranon en fas cosas
de arriba, no en la» de la «lena,
8 Porque muertos estala, y vuestra vida
•stA guardada con Oferto en Bles.
4 Cuando se manifestare Cristo, m* e*
nuestra vida, entonces vosotros también
sercis manifestados con él en gloria.
5 Haced morir, pues, vuestros miem-
bros que satán sobre la tierra, t» 4 esftsr,
le fornicación, m inmundicia, la molicie,
k mala concupiscencia, y la avaricia, la
onales Idolatría: '
6 *er las cnales eossn la Ira de Dios tie-
ne sobre los hijos de rebelión :
t ín las cuales vosotros también an-
daban en otro tiempo, cuando vivíais en
ellas.
8 lías ahora dejaos también vosotros
de indas astas cosas- ftra, enojo, malicia,
maledisencia, torpes palabras de maestra
boca:
§ Nauriutaia los unes A los otros, ha-
biéndoos despojado del hombrn viejo
con sus hechos,
se* x nuotendoos vestido del nuevo, él
cual es renovado en el conoelmfentss
conforme A la Imagen del qne lo creó:
11 Donde no bar Griego ni ¿ucHo, eir-#
concisión ni mcircunenllon, bárbaro nf
•oytns, sHfrvo ni Ubre; mas Cristo et
todo y en toda
lt Yestíon, pues, («orno los escogidos
ds nMos* santos, y amados) de entrañas
de itasntíeoiette, do beuerniMsi, «o hu-
mildad de espirita, de inenssdumbre, do
13 Soportándoos los uno» A los otros, y
perdonándoos tos míos d tos otros, si
alguno tuviere queja contra otro: A la
nmueaauun «Mato os nnrdono, ansí tam-
Man psnssnskf vosovros.
14 Y sonto nadas o*** cosen eums* AV
amor, el cual es st vinculo de la per-
fección.
15 Y la paz de Dios reine en vuestros
corazones : A la cual asimismo sois llama-
dos en un miemo cuerpo; y sed agrade-
cidos.
16 La palabra de Cristo habite en voso-
tros abundantemente en toda sabiduría;
ensenándoos, y exhortándoos los unos A
los otros con salmos, y himnos, y can*
clones espirituales, con gracia cantando
en vuestros corazones al Señor.
17 Y todo lo que hiciereis, en palabra,
206
OGIO&BNSB&
6 en obra» feeABe todo en él nooibm
del Señor Jesús, dando gntoiee 4 Dito y
al Padre por midió de éL
18 1 Casadas, estad sujetas á vuestros
propios maridos, como conviene en «1
8eftor.
19 Maridos, amad á rtewtrst mugeree, 7
no lea seáis desabridos.
20 HJjoe, obedeced átnpefret padrea en
todo; porqimmteae^ndaelonner.
21 Padrea, no exaspérela á vuestros
hjjoe, porque no se desalienten
22 Siervos, obedeced en todo á *»**r<*
aeñorea eegun la carne, no sirviendo al
ojo, como loa que agtadau á toe hombres,
sino con seneilles ¿ corason, temiendo á
Dios.
23 Y todo lo que hiciereis, hacédfe de
corazón, como súfremele al Señor, y no á
los hombres :
2* Eetendo ciertos qne del Ssjfior reci-
biréis el premio de la herencia; porque
al Señor Crieio servís*
25 Mas el que hace Injusticia, recibirá
1* injusticia que hiciere; qnenonayres-
peiadenemonaa.
CAPITULO IV.
OEÜOR£a,hacedioqtteeéjoitoyó>-
yj recho con «neatret sierros, eatando
.ciertos que también. vosotros tenéis xm
8pft^>f on los ektlflf»,
2 Perseverad en 2a oración. Telando en
ella con nacimiento de gracias :
3 Osando juntamente también por no-
sotros» qne Dios nos abra la puerta de la
paleta» ama qne hablemos el misterio
de Grieto» (pos el-cnal nnn estoy preso ;)
4 A fin de qne le manifieste, como me
eonniene hables; •
6 Andad nn sabiduría pasa con loe de
afuera, rescatando el tiempo»
6 Vuestra pelabas a» siempre cen aba-
cia, sazonada con sel, que ■ epato conoto
os sjmsdsBmsnspojssVsr^ oedonsm»
7 ltm negantes indos oe nnm saber Ty»
chico, hermano mío arnaco, f fie* minas
tro» y consterno en et ftcftor:
S Al cual os he enviado pete esto mis»
mo, á sobar, qne entienda vnestroe nego-
cios, y eonenele vnestroe coreeooee;
9 Gen Oneskno, amado y fiel hermano,
el onal es de vosotroa. Todo lo qne acá
pasa safes os harén saber.
10 Os saluda Artotaroho, mi eonrpnftero
en prisiones, y Mareos, el sobrino de
Bernabé*, {aceren «el cunt náfrese reci-
bido mandamientos: si viniere á toso»
tros, le recibiréis ;)
11 Y Jesús, el que ea llamado Juste:
los coalee son de la circuncisión : estes
solos sanios que me ayudan en el mino
de Dios: los cuales han me nido con*
suelo. -
12 Xpaphras, el «nal es de vosotros,
siervo de Cristo, os selnda ; eeforcándote
siempre por vosotros en ovaciones, que
estele firmes, perfectos y cumplidos en
toda la voluntad de Dios.
18 Qne yo le doy testimonio, ojo* tiene
gran aelo por vosotros, y por los qtncwtm
en Leodicee, y por ios qm mié* ea Hiere*
polfc
14 Os saluda Lucas, el médico
y Domen.
15 8aludad á loa hermanee ftati
Laodicea, y á Nimpfans, y á la Iglesia
que ntd en en cana.
10 X cuando esta carta fuero leída en-
tre vosotroa, haced qne también sea leida
en le Iglesia de loa Laodicenses ; y la de
Laodioea qne la tolemnsnien vosotros.
17 T decid á Archlppo : Mira qne cena*
pies el nrinfctorie qne has recibido del
Señor.
18 La salntneion de mi mano, «o Pable.
Acordaos do mía prisiones. Le gmda
sas een vosotras. Amen
i ft fc» CMomsmi ees Tr**» y
Digitized by VjÓOglC
I*A PRIMERA EPÍSTOLA DéTl APÓSTOL SAN PARLO
TESALONICENSES.
CAPITULO I.
Montmmm*
¡m/¡á w pammem toé* d* km ThtmUmJnnmt m «I
BvangeMm dtl Señor.
T>ABLO, j Sylvauq, y Timotheo, á la
XT Iglesia 4e los Tbeealoiüeeuses, fu#
«i QnPloe el Padre, 7 «n el Seior Jeeu
Cristo. Gracia á vosotros» y paz de
Dios Padre nuestro, y del Señor Jera
Cristo,
3 Damos siempre gracias á Dios por
iodos vosotros, haciendo memoria de
vosotros ea nuestra» oraciones :
3 fita cesar acordándonos de vuestra
obra de ¿á, y trabajo de amor, y pacien-
cia- de esperanea en el Señor nuestro
Jesu Cristo, delante del Dios y Padre
nuestro:
4 Sabiendo» heanenoe, amados de Dios,
vuestra» elección;
5 Por cuanto nneatrn Evangelio no vino
á vosotros en palabra solamente» ñus
también en potencia, y en el Espíritu
genio, y en muy cierta persuasión : como
aabe¿» cuáles tolmos entre vosotros por
amor de vosotros.
6 Y vosotro^lüjstei* hechos imitadores
de nosotros;/ del Señor, recibiendo la
palabra en mucha tribulación con goao
del Espirita flanto:
7 En tal manera 036 bajáis sido ejem-
plo á todos los que han creído en Maee-
donfta, y en Acnaya.
8 Forqtie por vosotros na resonado
la palabra del Señor, no seso en Ma-
oedoaia, y en Achara, mas aun en tety
lugar vuestra fé, que es en Dios, se Tu\
extendido de tol manera que no tenga*
moa necesidad de hablar nada,
9 Porque ellos cuentan de nosotros
anal entrada tuvimos á vosotros; y de
qué manera fuisteis convertidos és los
Ídolos á Dios, para servir al Dios vivo y
verdadero;
10 T para esperar á su hijo de loa cie-
los, al oual es levanto délos muertos, *•
4 asowy **m*> eL oual nos libro de la ira
que ha de venir.
CAPITULO IX
Um predicó *l Jlvanotlio no oeoyéméojm ni mun do
$0 MidMlo, dnlot incurriendo «n et odio, y pertecu-
oionoi úm iooJudtée, oh m>qm fav «befara mpiodom
PORQUE, hermanos^ vosotros sabéis
que nuestra entrada 4 vosotros no
fisé vana:
2 Mas aun, habiendo padecido antes, y
sido afrentados en PhlUpoe, como voso-
tros sabéis, tuvimos confian** en el Dios
nuestro para anunciaros et Evangelio de
Dloa en medio de grande ooeabate.
8 Porque nuestan exhortación na fuá de
error, ni de tamuncHoia, ni con engaño;
4 Sino que como hemos sido aprobados
de Dios, para que se nos encáñame el
EvangnUe ; sai también hablamos, no co-
mo los que agradan á loe hombres, sino á
Dios, el «nal prueba nueataes corseónos.
5 Porque nunca nos servimos de pala*
brss lleongerae, como vosotros sabéis, ni>
depretexto de averio»: Dioa os testigo :
6 Ni de loé hombres hnssámee gloria,
ni de vosotros, ni de Otros; aunque po-
díamos seros de carga como spestoles
deCdsta
7 Antes fofanas hiendes entre vosotnas
como nodása, que acaricia áene propios
hijos:
8 De manern que, teniéndoos grande
alecto, quistersmoe entregaros no solo
el Evangelio de Dios, mas aun nuestras
propias almas ; por cuanto nos erais muy
9 Porque os acordáis, hermanos, de
nuestro trabajo y fctiga, que entonando
de noche j de din, por no ser gravosos á
ninguno de vosotros, nredlonmes entre
vosotros el Evangelio de Dioa,
10 Vosotros sote testigos, y Dios, fem*
otea, de cuan santa, y justa, y irrepren-
siblemente nos portábamos entre voso-
tros qne creísteis :
11 Gomo también sanéis, de qué manera
exhortábamos y obnfbrtabamoe y pro-
testahamos i cada uno de vosotros, oomo
un padre á sus propios hijos.
807
L TESAL0N1CENSES.
13 Qme anduvieseis como es digno de
tjle* qfoe*>s Mssné A MniK) y gloriad,
13 Por lo cual también nosotros damos
gracias á Dios sio cesar, do que en reci-
biendo de nosotros la palabra de Dios,
la que oisteis de nosotros, la recibisteis
no eomo palabra. 4e hornero**, mt* (como
á la verdad lo es) óomo palabra de ¿ios,
que también obra eficazmente en voso-
tros los que creéis.
14 Porque vosotros, hermanos, habéis
sftste mtttssleroe en Cristo ¿cene 4e las
' Iglesias de Dios que están en Jndea : que
habéis padecido 4añbieu vosotros las
mismas cosas de los de vuestra prepieme-
efroa, cofsje cambien clise de loa JudM:
16 Loo coates saetas»* asi «¿Señor Jeses
como á sus mismos profetas, y 4 1000»
tros nos bao pswegnMo ; yuecousgfa-
dottes 4 Dios, y 4 todos loo hombres
10 Impidiéndonos pos» que no hablemos
á los Oonüsaséojo de que soso salvos;
pana hosnoir la sasntde do os
stsaspve? porque la ara loe he
hasta el cabo.
1?
dei
la viste» no
del
do
18 Por lo enoi quisinsoe venir á voso-
tros, y* 9*010" á -la verdad, nao vos y
dee* laosjos osiorboslatanáa.
19 Forano ¿cual as nucstsa ospemnna,
4 gooo» 4 osiitmu da qoemogloclef ¿no
lo «ofe pues vosotros delante del Sonco
ncttttt» Jos* Cristo om so venida*
SO Que véceteos 0001 om
gloria j gozo.
CAPCTULOfflL
Hnofteo jgmra entender ei *tfqfcm ommÍohCc* «n la
dbefrtea efe. Xvangetio entre taÉtoe tngmñnrttirm, y
•1+— » .a. iwO_ méemétá+m*e*mÉe*eim>
POR lo cual no /o podiendo ya osos
ssiune, Maordasnos és sjueonanoo se-
. loo o« irhnuos^
g TooidajoMéTlooooho^awalooheo.
■1000, y ueiniotro os Dios, y avudooor
nuestro eo el gvoogaUo 4o Orisio, 4
Ignaros y á cahojí otros om cuento 4
i1é\
4 Pars que nadie so conmueva en
tribulaciones; porque
que nosotros comeo
4 Qoe aun sotando oon vosotros os pro»
ooclsmos que l_aetauteu topetar tribute*
ciónos, eomolmeeos.teeftdo, y ktseooá*.
5 Por lo cual también y o no lo pudien-
#do yo *mos ageao¿a} onej*> * neopnejeor
vuesfra fé, temiendo que no os naya ten-
tado de oigan modo el tentador, y qno
nuestro trabajo haya sido en vano.
6 Empero volviendo ahora de vosotros
á nosotros Tiaotfceo, y trayéndonoa las
buenas nuevas de vuestra fe* y caridad ; y
que siempre tenéis buena memoria do
nosotros, deseando ardientemente ver-
nos, como también nosotros á vosotros :
7 gnotto, hermanos, recibióme consolar
don 4o vosotros en toda nuestra aflicción
y aprieto, por oaum <U vuestra fi§ ;
8 Porque ahora vivimos nosotros^ *k vo-
sotros estáis firmes en el Señor.
• Por lo cual ¿qud hoekniento 4© gra-
das podremos dar á -Dice otra veo por
vosotros, por todo el goce 000 que nos
gozamos á causa de vosotros delante do
nuestro Dios;
10 Osando de necee y de dWeeo grande
instancia, que veamos vuestro rostro, y
que eumplamos lo que mita 4 vuestra fJ?
11 Mas el mismo Dios y Padre nuestro,
y el Señor nuestro ¿eso Cristo oneamme
nuestra viage á vosotros.
12 T el Señor os haga crecer y a&andar
en amor los unos pora conloo otros, y
para con todos, asi codo temblón noso-
tros pora con vosotros.
14 Para que sean confirmónos vuestros
oornuoueo en la santidad Irreprensibles
deteste del Dios y Podre nuestro, en a
venida del Señor nuestro Jesu Cristo con
todos sus santos.
CAPITULO tT.
d q*e permanecía» comOmM- en lp Oto-
»<U» péméem wlém d la emtdte inlitOiiua
*••• S. Afn^winraMSOttcj •atoo-iesCS
*. DdU* doctrina oaard del l*+ per
délo e*a petrvoé haber Mo tmtéullmée
dem
la
ber por Ja palabra de Dtoeprn mejerfM*
k» que muirierm m ei 8eñor pm de toe mmmm
teniendo Jé ée la reenrreethn Jbud, * la «
TIESTA*, pues, bótetenos, que
X%» guamos y exhortemos en el
Jetos, que dolo aranera que
de nosotros de como 4obct
sajraono4Btos,oeislnndoisnmey
S Porque yo sabéis e_s_é
os damos por et 4Bonor Jetos,
4 Porque la voluntad de Dios os
softír, vuestra santificación; qno 00
tais de forntotolon.
4 Que cada uno 4o vosotros
ñor- su propio- voso t
honor ; vjO OQ h
te
ro*
«*M
te»
I. TESALQtflCENSgS.
5 No coa afecta de concupiscencia,
coma los Gentiles qne no canecen A
Dios:
6 Que ninguno agravie, ni defraude en
nada á tu hermano ; porque el Señor es
vengador de todo cato, como ya os habe-
rnos dicho y protestada
7 Pues no nos ka llamado Dios para
vivir en inmundicia, sino en santidad,
8 Asi que el que noé menosprecia, no
menosprecia á hombre, sino á Dios, el
eaal también nos dio su Espíritu Santo.
9 T Empero, acerca del amor fraternal
no habéis menester que os escriba ; per*
qne vosotros habéis aprendido de Dios
que o»s améis los unos á los otros.
10 Y" á la verdad lo hacéis asi con todos
los hermanos que está* por toda la Msjcev
donlo. Os rogamos, empero, hermanos,
que vayáis creciendo mss y mas ;
11 T que procuréis estar quietos, y ha*
ccr vuestros propios negados; y que
óbrete eon vuestras manos de la maneta
que oa habernos mandado;
Id Y que asuela honestamente para con
loa de amera; y qu$ nada d$ aisyijao
hayáis menester.
18 T Tampoco, hermanos, queremos
qne estéis en ignorancia acerca de lea
que duermen, para que no os catrietcsx
cala como los otros que no tienen espe-
ranza.
14 Pues al creemos que Jesús murió y
mocita, asi también traerá Dina con el
4 loe que durmieron en Jesús, *
15 Porque os decimos esto en pelasen
del Señor, que nosotros que viTimos,
que habernos quedado hasta la reñida
del Señor, no seremos delanteros á los
' qne durmieron yo.
16 Porque el mismo Sefior con algazara,
y coa voa de arcángel, y con trompeta
de Dios, descenderá del cielo, y los muer-
tos en Cristo resucitarán los primeros.
17 Luego nosotras, los qne viTimos, los
que quedamos, tantamente con eHos se-
remos arrebatados en las nubes 4 recibir
al Señor en el aire; y ansi estaremos
siempre cdn el Seflor.
18 Por tanto consolaos los unos 4 los
otrea en estas palabras.
CAPITULO V.
OmHmmmtdú «I prtpitíto oommmada, amméttmim:
QmdtlciAtdo urdía tvmrrtMim, «o mmn c*rip~
mHyporqmeaVttt<Haókora»odÍ9lotabe,(Mmtt,o %.
M,y wum qm f<f*rcH** m tocto pitdmd eétrtot <fcl
««o- a Kncomiémdíd*» lo* patort*. S. Titear-
ffámdttm «I gow g*(Htwtlt la pm, te benevolencia,
*" * ' rn y mcowmmddm**» *f
EMPERO acerca de loe tiempo* y de
los momentos, no tenéis, hermanos»
necesidad de que yo os escriba :
9 Porque vosotros sabéis perfectamente,
que el dia del 8efior, como ladrón en la
noche, asi vendrá.
3 Que cuando dirán : Pac y seguridad :
entonces vendrá sobre ellos destrucción
de repente, como loe dolores del parto
sobre la muger preñada; y no esca-
parán.
4 Mas vosotros, hermanos, no estala en
tinieblas, para que aquel dia os agarre
como ladrón.
5 Porque todos vosotros sois bflos de
la luz, y lujos del dia : no somos A#o* de
la noche» ni MJo« de las tinieblas.
0 Ansi, pues, no «uanamos como los
demás ; antes velemos y seamos sobrios.
T Porque los que duermen, de noche
duermen ; y los qus están borrachos, de
noche están borrachos.
8 Has nosotros, que somos A&ot del día,
seamos sobrios, visitándonos de la en-
rasa de fe\ y de «mor, y par almete de la
esperanza de salad.
9 Porque no nos ha puesto Buce para
ira, sino para alcansnr sslujtj^medl*
de nuestro Señor Jesu Cristos
10 El cual murió por nosotros; para "
qne, ó que velemos, 6 que durmamos,
vivamos juntamente eon ¿k -
11 Per lo cual consolaos loe vaos 44es
otros, y edificeos uno 4 otro,, asi nomo la
hacéis. , , • * , .
19 Y Y, os rogemos* hémenos, que re*
oonoscala á los que trabajan, antro voso-
tros, y os presiden en el Sonar, y oa
amonestan;
13 Y que los tengáis en la mayor esti-
ma, amándolos 4 causa deeu osen* tened
paz entre vosotros mlsmoy
14 Y Os exhortamos, poe%
qne amonestéis 4 los que-a|y ^
denedamente, que consoléis 4 ka de po-
co animo, que sopórtela- a- le* iaeaa,que
seáis sufridos para con toéec.
15 Mirad que ninguno dé 4 otro mal
por mal; antes seguid siempre lo bueno
loa unos para nonlles otros, y para coa
.10 Estad slempse gozosos.
17 Orad sin cesar.
18 En todo dad gradas; porque esta es
la voluntad de D¿a en Crista Jesús acer-
ca de vosotros.
19 No apaguéis el Espíritu.
SO No menospreciéis ka protegías*
909
i!. TES A LO* ÍCENSE*
91 Examinadlo todo: retened lo g\s)
fuere bueno.
23 Apartaos dé toda apariencia de mal.
28 Y el mismo Dios de paz os santifi-
que cabalmente ; y que todo vuestro espi-
rito, y aliña y cuerpo sean guardados
Irreprensibles para la venida del Sefior
nuestro Jesu Cristo.
24 Fiel es el que os ha llamado, el cual
también lo hará.
95 Hermanos, orad £W nosotros.
80 Saludad fk todos los nemanos con
beso santo.
27 Conjuróos por e! Sefior, que «sta,
carta sea leída á todos los sanios Her-
manos.
28 La gracia de nuestro Sefior Jera Cris-
to tea con vosotros. Ames.
I*pi|«mm carta * k> Thwioato— ee toh ctrite 4>
Alhena*.
LA SEGUNDA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO
▲ los
TESALONICENSES.
CAPITULO L
Vuelve em esta segunda epístola d corroborar la fi
d*le*to¿*áionfaimns. JMkah*sopereem*ant4a en
tadm Um partee de te piedad, especeoim t ge» em te
tokroaofa <b 1» persecuciones, jroww^wto/e» o
2a «mida <W Señor entero refrigerio, falo» que los
atribulan eterno castigo.
PABLO, y Silvano, y Timotbeo, á la
Iglesia de los Thesalonlcenses que
. et en Dios el Padre nuestro, y en el Beftor
Jesu Cristo.
2 Orada á vosotros y paz de Dios nues-
tro Padre, y del Señor Jesu Cristo.
3 Debemos siempre dar gracias á Dios
por vosotros, hermanos, como es digno,
de que vuestra fé va en grande creci-
miento, y el amor de cada uno de todos
vosotros nbrinda mas y mas entre voso-
tros1!
4 Tanto, que nosotros mismos nos glo-
riamos de vosotros en las Iglesias de
Dios, de vuestra paciencia y w en todas
vuestras persecuciones y tribulaciones
que sufrís,
5 En testimonio del Justo Juicio de
Dios, para que seáis tenidos por dignos
del reino de Dios, por el cual ensimismo
padecéis:
t Como a Justo para con Dtoe, pagar
con tribulación á los qne os atribulan ;
* Y á vosotros, que sois atribulados,
daros reposo juntamente con nosotros,
cuantjp se manifestará el Sefior Jesús des-
de el cielo con los ángeles de su poder,
8 En fuego de llama, para dar el pago á
los que no conocieron á Dios, ni obede-
cen al Evangelio del Sefior nuestro Jesu
Cristo :
9 Loi cuales sarán castigados con éter-
310
na pcrdlekm prece&nf* de la pt esencia
del Sefior, y de la gloria de su poder;
10 Cuando viniese pava ser glorificado»
en sos santos, y á nacerse de admirar, en
aquel día, en todos loa que creyeron: por
cuanto nuestro testimonio ha sido creído
entre vosotros.
11 Por lo cual utttnfenio orones siem-
pre por vosotros, que nuestro Dios os
repute dignos de *m Tocación, y cumpla
toda la buena complacencia de t» bon-
dad, y la obra de fé con poder;
19 Para trun el notribre de nuestro Se-
fior Jesu Cristo sea glorificado en voso»-
tros, y \osotros en él, por la grada de
nuestro Dios, y del Sefior Jes* Cristo.
CAPITULO 1L
Párete $er que alguno» esjHHtut famtttcot, (tpreten*
Heneo rtnlMitnt*, 6 léemandt oeaetoo eh m» nm*
ñera en que el apóstol tiesu eiempre eo la. boca el .
día del Señor,) alborotaban la Iglesia con vanoe mi*-
d<»d* la ccrathía de aquel tfur, el cvoJ tardando*
man dé k> qne ettee daban d eememder\ em esmo eme
lafé de la venida del Sedar se tuviese por pana de
muchos, contra et cual incouviniente San Pedro acu-
de. 1 PedroS, 9. Cendra estos avisa aquí el apóstol
qm d la venida del Señor ee memeeéer mm mwecetkt
sjna general anastasia dern Iglesia causada por un
insigne enemigo de Cristo que en el Jln M imperio
romano (donde parece qne le arderé dar te sPta) ee
\\v*n*Ueonmolo de Dk» usurpad m ¿orlan
asiento con patencia y artes y milagros de Sotana*,
si cual el Señor mataría por su palabra, y asi los
' exhorta dqmésmmfhnesenta piedad.
/~Y8 rogamos, pues, hermanos, por la
\J venida de nuestro Sefior Jesu Cristo,
y por nuestro anegamiento á él,
*) Que no sesls conmovidos prestamen-
te de mtemJra fltman de ánimo, ni seáis
alborotados ni por espíritu, ni por pala-
bra» ni por carta como demuestra parte,
como que el día de Criste> esté cerca.
II. TESALONICENSES.
8 No os engañe liedle en manera alguna;
r¿erfe¿ue wrtKédfd «9*0* ¿Ai, sin que venga
antee la apoetasía, 7 ee manifieste el hom-
bre de pecado, el hflo de perdición \
4 El que se opone, y se levante, sobre
todo lo que se llama Dios, ó es adorado ;
tanto que, como Dios, se asiente en el
templo de Dios, haciéndose parecer Dios.
5 ¿ No os acordáis que, cuando estaba
con vosotros, os decia esto ?
ti T Vosotros sabéis qué e» Jo que le
impida ahora, para que á su tiempo se
manifieste.
7 Porque ya se obra el misterio de ini-
quidad : solamente que el que ahora Im-
• pide, impedirá hasta que sea quitado de
en medio.
8 T entonces será manifestado aquel
inicuo, al cual el Señor matará con el
Espíritu de su boca, y destruirá con la
claridad de su reñida:
9 A aquel cuya Tenida será según la
operación de Satanás, con toda potencia,
y señales, y milagros mentirosos,
10 T con todo engallo de iniquidad
obrando en los que perecen : por cuanto
no recibieron el amor de la verdad para
ser salvos.
' 11 Por tanto, pues, enriará Dios en ellos
eficacia de engaño, para que crean á la
mentira:
13 Para que sean condenados todos los
que no creyeron á la verdad, Ates se
complacieron en la Iniquidad.
13 Mas nosotros debemos siempre dar
gracias á Dios por vosotros,, hermanos,
amados del Señor, de que Dios os haya
escogido, desde el principio, para salud,
por medio de la santificación del espí-
ritu, y la tS dé la verdad :
14 A lo cual os Hamo por nuestro Evan-
gelio para alotintar la gloria de nuestro
Señor 'Jesu Cristo.
15 Asi que, hermanos, estad firmes, y
retened las tradiciones que habéis apren-
dido, sea por palabra, 6 por earta nuestra.
16 T el mismo Señor nuestro Jesu Cris-
to, y Dios y Padre nuestro, el eual nos
amó, y *ct dio consolación eterna, y
buena esperanza por la grada,
17 Consuele vuestros corazones, y os
confirme en toda buena palabra y obra. *
capitulo m.
FidtUe que m» por ét, 9 por la propó^extom éet
Moa*géUa. í Aúiemeu (¿taima m kamek MÜmr am
ó vaoabmdotí jr
dolo» al Señor fintee lá epístola.
EN fin, hermanos, orad por nosotros,
que la palabra del Señor corra Mr*
mente, y sea glorflcada, asi como lo *t
entre vosotros:
3 Y que seamos librados de hombres per-
vessee y malos ; porque no todos tienen Jé.
3 Jtosxllsl es el Señor que- os confir-
mará, y os guardará de mal.
4 T tenemos confian» de vosotros en
el 8efior, que hacéis y haréis lo que os
hemos mandado.
6 £1 Señor enderece vuestros corasones
en el amor de Dios, y en la peoieoeia de
Cristo.
fi 1 Os denunciamos empero, herma-
nos, en el nombre de nuestro Señor ¿eso
Cristo, que os apartéis de todo hermano
que anduviere íhera de orden, y no con-
forme áht tradición que recibió de noso-
tros; •
7 Porque vosotros sabéis de qué manera
es menester imitarnos; porque no nos
hubimos desordenadamente entre Voso-
tros:
8 NI comimos de balde el pan de nadie ^
antes trabajamos con trabajo y Miga de
noche y de día, por no ser gravosos i
ninguno de vosotros.
9 No porque no tuviésemos potestad^
mas por darnos á vosotros por dechado,
para que nos Imitaseis.
10 Porque aun estando con vosotros os
denunciábamos esto: Que si alguno do
quisiere trabajar, tampoco coma.
n Porque olmos que andan algunos
entre vosotros íhera de orden, no ocu-
pándose en cosa alguna, sino en Indagar
lo que no les Importa.
12 Y á los que son tales, mandárnosles
y 'rogárnosles por nuestro Señor Jesu
Cristo, que trabajando con silencio co-
man su propio pan.
19 Mas vosotros, hermanos, no desfa-
llezcáis en bien hacer.
'14 Y si alguno no obedeciere á nuestra
palabra por esta epístola, notad al tal, y
no le tratéis para que se avergüence.
15 "Empero na fe tengáis como fi ene-
migo, sino amonestadle como á her-
mano.
16 T el mismo Señor de pasT os dé sf env .
pre paz de toda manera. El Señor tea
con todos vosotros.
17 La salutación de mi propia mano,
de Pablo, que es mi signo en todas tnU
cartas. Ansí yo escribo.
18 La gracia del Señor nuestro Jesu
Cristo tea con todos vosotros. Amen.
L» MfñiMU corte * los Thnalontiiini feft emxiU
Sil
LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A
TIMOTEO.
CAPITULO L
Aviea á Timotheo que reprima lo$ predicadores Jhlso»
cetadoree deutüamm entenderla t el M 9 **> ** fe
«Mi dés—r? Traered X Iu> 4 fe mvénéetyi/á
por la cuaJ, pmi/lamdo en coronan 9 raída la a»-.
ciencia de pecado, obre caridad om m prójimo : fe
ewl atenuado* ea ¡a uv*4>tbn»mem que urfir al
iriMaMv («»4 ««ta»v i»f«M» Maneo na do oannton fe
qm ella nmmehxmn eer urgido} maturos y aoMad loe
maZtecAoret, yue mo ka» alnmcttfo d »w renovada»
por Grieto, 1 Mmmí 4 * wfen> j*r </»■»>> 41*
««* !> r MMil 4 IfeiiHJÜ f» ■»■ M» máfie
de doctrinare.
PABU), apóstol de Jcsu Cristo por la
ordenación de Dios Salvador nues-
tro, y del Señor Jesu Cristo, esperanza
nuestra ;
2 A Timoibco, verdadero nijo mió «a la
fié: Gracia, misericordia, y pez de Dios
nuestro Padre» y de Cristo Jesús nuestro
Scftor.
8 Como te rugué, que te quedases en
£pheeo, cuando me partí para Macedo-
nia, para que denunciases 4 algunos que
no ensenen diversa doctrina:
4 Ni escuchen 4 fábula* y genealogías
interminables, que dan cuestiones mas
bien que edificación de Dios, que es en
la$: amHMdlo.
.5 Pues el ñu del mandamiento es el
amor nacido de corasen limpio, y de bue-
na conciencia* y de fé no fingida:
6 De lo cual apartándose algunos, se
han desviado* ddndm 4 discursos vanos;
7 Queriendo ser doctores de la ley, y no
entendiendo ql lo que hablan, ni lo que
afirman.
8 Mas sabemos que la ley ea buena, si
se usa de ella legítimamente :
9 Sabiendo que la ley no es puesta para
el Justo, alno para loa Injustos, y para los
desobedientes, para loa impíos y peca-
dores, para los malos y contaminados,
para loa matadoaes de padres y -da ma-
' dres, para los homicidas,
10 Páralos fornicarios» para los que se
contaminan con varones, páralos ladro-
nes da hombrea» para los mentirosos y
perjuros ; y si hay alguna otra cosa con-
traria 41a sana doctrina,
11 Conforme al Evangelio glorioso del
Dios bienaventurado, el cual á mí me ha
312
12 ? Gracias doy al que me fortificó, 4
Cristo Jesús Señor nuestro, de que me
tuvo por fiel, poniéndome en el minis-
terio;
18 Habiendo yo sido antes blasfemo, y
perseguidor, y injuriador; mas fui reci-
bido á misericordia, porque lo hice con
ignorancia en incredulidad.
14 Mas la gracia del Señor nuestro su-
perabundó con la fé y amor que ea ea
Cristo Jesús.
15 Palabra fiel <s# esta» y digna de ser
recibida de todos : que Cristo Jesna vino
al mundo para salvar los pecadores, de
los cuales yo soy el primero.
16 Mas por esto iui recibido 4 miseri-
cordia, « d *aber% para que Jesu Cristo
mostrase en mi el primero toda tu cle-
mencia, para ejemplo de los que hablan
de creer en él para vida eterna. •
17 Al rey de eiglos, Inmortal, invisible,
al solo sabio Dios, tea honor y gloria por
siglos de los siglos. Amen.
18 í Este mandamiento, hy o Tünotbao,
te encasgo» para que conforme 4 las pro-
fecías pasadas de tí, milites por ellas
buena milicia :
19 Reteniendo la fé y nna buena con-
ciencia, la cual echando de ai algunos
hicieron naufragio en la fé*
20 De los cuales son Bymeneo y Ale-
jandro, que yo entregué 4 Satanás para
que aprendan 4 uo blasfemar.
CAPITULO n.
Ordena algmm otra* parte» dol onm» wmkmm emlrn
piadoea» comjrepacionee de lo»Jleie*\á emmw,nabiem~
do en el capitulo precedente eeñalado fe materia y
•+Oodcd*ladoctrm**,e*Mml*va*p4Vacaeo9*i!i*-
mmpor loe magittradoe, moría emiemni de fe» merné-
oUoa» para que también la» Jaleeiem Ungan mdtiwt.
y el Evangelio te propague. %, Gmfí haya de eer el
atavio de Im vuegoro» Jtúrt, f emú no lee ee ¿recate.
8. Que ne> oneeéen m ¡a fefe*a« mem enM>eun*endam>4
cetimr, d obedecer 4 nt$ metido» w oruwiwlty****-
kUOÜKSTO, pues, ant* todas cosas,
-t\. que se hagan rogativas, oraciones»
peticiones y acciones de graciaa, por to-
dos los hombres ;
2 Fe* les rayes, y p*w todos loa que
están en autoridad; que vivamos quieta
v renoaadamania en toda niadad w honaa
L TIAIOTJBO.
•» Betúneosle st.bi
lente de Dios Salvador Miiiot
4 £1 onel frtert que nados loe non ibrSs
sean salvos, y que vengan si conoce
miento de lo verdad.
5 Porque Aey un Bies, y asimismo un
«o¿» Mediador eotse Dios y lo* koembres,
el nombro Crtaso Jeras ;
* Efceonl M<tt6áií mtaaeo o» presto
dd róscete por iodos, nene testimonio en
se usosjio tfeuepo*
7 Pesa lo ene ye soy puesto por psean-
ceder y apóstol, (digo verdad en Cristo,
*7
8 Quiero, pues, que los Tarones oren en
todo Impar, taosrtasnlíj mesloi Mariis,
sin taoni contienda,
v f Asknfemo también eren las muge*
ree en nabato honesto» ssneissntose de
vergueóse y modestia; no en» enbellee
eeeteeoe;
10 sftni de eueneooerns, censo
111 Lo
tt Peronea» peralto 4
fiar, ni tomarser autoridad sobres* verom,
seno estsr en suénete,
13 Porque Adam fue foreseds el p#t»
seso: luegoBeu, .
14 Y Adosa no fué onsnsmdo;, mas la
muger efeoo* snsnjasda Üaensüo en la
prarasitoctae.
s»'Eni|Bii «era eelvo wsnnlmió» nt-
}e% st.neseseaeoiese en la ü y musitad» y
, CAPITULO ni
CWÍ taya dteerel obispo que ha de tener el gobierno
de fe ¡okmtn. V.-EI dmmeom. " ~
Jgleeia y de tmjkmm'mmtntmm
-piÉi.4MÉtiiiiúiám4sestot Ai alga-
jl nosnnsftee* entapen^ eojsnenmolenos
Irreprensible, marido de una sata nangos,
vtgUsose, templado, 4o bueno» costum-
bres, noapededor, apto psie> ensoñar,
f Ko smoior #ai vino, no fcsrtdosy no
oedlstseono gante utas tospoy meo po»
dorado, no pendenciero, egeno de non»
s> Qno gobierne bien sn caen, emi
sos osnvsoj
imnepeoim
dad;
oJsas.ns ■ eos
jeenweeidatndomigleitade&loe?
d. Me nnótyov 1
orgullo, no <
7 Y conviene ano tenga también teste-
ñusnáoslos de amor»; poefue no naife
en -ritnperlo, y en taso del dkbkx
o 1 Los diáconos ssi retamo mm bono»
tos, no de dos lengona no dedos A san*
enovino, no esnndoree do torpes gsnm-
cías:
» Qno tengan el misterio de la fe con
limpia conetendo.
10 Y estos también <
dos; .y sel minístrenos! j
Irrepeninubios.
11 Ansimismo «tu mugetea esto 1
Id Los dnVrtmos sean marides de une
erio mugen, qno gobiernen ota» ene s*je%
y sus cesas. < .
18 Porque loe ono ejefotaeun bien el
oteen de dineones nanea peso ai un tesn
gredn, y mneho eesmunen en tajé enees
en Grieto Jsene»
14 1 Esto te escribo, con espésense de
16 Y si no Tintare ten uresis, pena eje*
sepes ossno te eonienen fonverest en
le. cees, de fiaos, ono es le sgissta des
nvy apoyo de la peo»
at Y esa oooasoóomta felfeaos eseii
terio de la piedad; Dk»b* asió j
fssmdo en lóseme; be asno JnernVsaVí
en elstapMtu; be eiáe visto de los áe>
a^tee; bosid&pcediesdo ebtse.tae no*
clones ; be sido creído en el mundo-; na
sido recibido cuta, gloria.
CAPITULO IY.
ft •/kíUmpmr JpirtSt ItPimU 9mmH4 detaljk-
tim qm había de venir en lo» pomtreree tiempm *w-
muMmíeaekt SOVSf ea§dtuh%%de MWf dÁobétietu dtctt^
ñau %.Bxi¿rta¡e d que con ¿uiaencia m ejerfki
métet»uáéoemkin4éfa(WméVltmot**4dn(tb)t
qm tea (UUtmH m m wMm ti. >
-TOMBUa ei Bsptritai eies esmieea-
XV neentn, que en loe pos téseos tlompna
algunos spostarán delafé, escucbando A
demonios,
• dneoonl
t <)oopsobibirén eseasse, y sfti»ereo 4
abetsncros sstneeiereí de tas viandas ono
Dios creó para que con be él miento do
nraetas < narsisieessn- de ellas los que
«sosn^yecneoenlovecdad.
4 Porque ttno lo qno Bies ere o»st bne>
k firmona.
sen snelastenso de avastes T
5 Porque por te palabra de lMos, y |
-4 «I esto fnxpusteres á loa
serás buen ministro ¿eJeeu Críete, orla*
deán laa palabree da la «, y de la buena
éoauipav anenal haa alona sedo.
% Mh toa ***** pnAaii y de viejas
desecha, y ejercítate para la piedad.
8 Potojueel afrétetelo corporal snuapoeo
es proTechoao ; mas la piedad 4 todo
t; ponone tiene la prometa de
presente,.? de la venidera.
9 Palabra fiel et esta, y
maldlchoe, porque esperamos en el Dios
atétente,- el ees* :es fletveder de todos
lea Jsomesss, ynssyoinsenie de loe que
creen.
ti guian me») y sanan».
t^ytagsmiei tange ecpooo tn famwámá ;
meneé njemple dalas «olee en peJeena,
en conversación, en caridad, en sepirttev
ea Mi, asi pernea. .
18 Entre tanto qae venaje* neúpete en
<tá Itemtnospeattee stdoa que esté entif
ene eses sJede parapeotettssr, eoate im«
peetoten de isa enanos da loa preabHasaa,
15 Medita estas cosas; ocúpate cabeir
de naneese «neta *paa-
smsiiifloeto átonos.
<st> Tea cuidado de «i enlama- y «a te
destaran i pssslste en ssca?- pensad si asi
la nielaras, *y ti antease salvarás, y á le*
attetewayen.
M0tat petrm 1m ndmímiaUtimom. dt ¡m <
alima. 1. Acerca dt ku comeciemé».
tm Pimía*. IMMtMoifc lo«i
A L anciano no reprendas con durete,
«flL. «as > exhortad como i padre; áloe
jóvenes, como A benaenos | <
» A laa aaeianea, ceeaa á madres; 4 les
Javanés, soaso á ¿semanas, aon toda psv
sesas •.
k% jltes vientas honra, 4 les ame de Tar-
dad son viadas:
éEsn^so ai alsaiaa viada tuviere la^oe,
la pleded en cana, y á reeompeasar 4 esa
pesjres; porque esto se honesto y acepto
* Y telque de Tardad as viada y aolUa-
ría, espera enJMoa, y peniete en anptt-
inoclmydte, . - |
814
viendo*
sean irrepreneinlos.
8 Mas si alguno no t
sayas, 7 moyosmante da loa de en <
banegsdo la fe\ y as peer qna al i
9 La viuda sea puesteen oficio afeado
no menos eje» de «atenta aflea, la <
naya sido seage* de snt i
10 Qne tenga
Aras; al ha arlada s*>s; al ha l
dado; ai ha lavado los pees da loa.i
tos; ai haaoaanddnálosametonnt
eido aflicción; si ha seguido i
U Mas 4 ssaniadaa
mitas: que desde qaa
teniente contra Cristo, quieren
IgOinUinsdiiya,
do la pclnsera i*.
18 Y asimismo templen asnv
á andar de
y curioassv parlando se que sn» t
14 Quieto, pues, ana las jnasme.ee ea-
sen, paran hyos, gobiernen la essnj,e/njne
ninguna eceatea dan el e4s*rsefi# pam
daatenmL
15 Porque ya algunas, han i
enpoadaneeanéa.
18 Y si alguno, ó alguna da isa *
tes tiene viadas, saentéagmlas, y na asa
esrsnto JesVesíe* para <
correr á las que de verdad san i
17f Iiiisawtefisiqaet
i tesados por dsj
ra; y mayon
la palabra y doctrina. .
18 Que la Escritura diccí: Ko. „
lares 4 buey que trilla» ?4 tipio es el
obrero de su jornal* • -
ln-Centrevel issteas a» isiunai isinTJ
rerai, skeo ante lineé eme sssasseav I
20 A los que pecaren repréndelos de>
lenta da toeSoa» pana eme tee*e
8L5ft reeadana detentada Dina» y del
Señor Jeen Arista, y de sus ángeles ee-
oogidos, qne guardas astee oseen sin pre-
neeneactell-
90 No impongas ligeramente les i
santa ssguae> ni seas nafttrtnanea en
peesdoe enunaec consérvate par* 4 ti
mismo.
,88 Ko bebas doej|fii adelanta ana»tetnr»
usando un |>aoo.d> tino jssr aanansuH
I. TIMOTEO.
estomago, y ditu continuas enferme-
dades,; ■'!•/ -tí
24 Loa pecados de algunos hombres son
manifiestos yo, yendo delante de «fot á
juicio : á otros les Tienen despejes*
25 Asimismo también las buenas obras
de alguno» son manifiestas de antemano;
y las que son de otra manera, no se pue-
«mtml S*£l«ftfc«r 4^>a^w»jfofrfwg^»> 4.
Encárgale la guarda de esto* precepto*. 5. De los
rico*. 9. Fenece Ka epUMa con encargarte la dlti-
rpoOOS lo* que está* -debajo de yugo
JL de servidumbre, tengan á sus seno
ros por dignes de toda honra, porque no
uenblmf senado «1 nombre del ftefiorye*
doctrina»
» Yleeqnetienen senes** creyentes, no
lo» tengan en mases» por ser seunerma>
i los sirven mejor, por cuanto
> jamados» ypaiüctpes doto»
8 T 81 alguno enseña de otra manea*, y
no se atiene alas sanas palabras de nues-
tro Señor Jesu Cristo, y á la doctrina
que es conforme á i* piedad,
4 Hinchado es, nada sabe, sino que en-
loquece acerca de cuestiones y contien-
das de palabras, da las cuales neos» en-
vidias, pleitos, malectteunelas, masas ees-
5 Disputas 'perrera** de hembras de
con-onrpld* enseudlmlenio, y- privados
de le verdad, jruuu tienen m piedad por
sejsjajasjrie* apártate de los -se* san tatas.
6 Grande grangeria enrpere es la/pt»>
dad, con d sgntoufcwsfeftW ds lo que basta.
7 Porque nada trajimos al mundo, yete
Anda nuda podremos sanes,
8 Asi que teniendo sustentes y «os que
cubrirnos, seamos cooseaS us con esleí
* Pofe^iielovque quieren ser riese, caen
en» nsjlatlen y en laso, ym muchas- cpsü-
cias insensatas y dadesus, que smeausj d
los hombres en perdición, y
10 Porque ♦* amot de*
de todos los males; el cual codiciando
dignase errsirdttd«JatleV|i4hfcinssmoa
se traspasaron de muchos dolores.
11 % Mas tú, oh hombre de Dios, huye
0dc*tejo}ees; y sigue la justicia, la pie-
dad, la fé, el amor, la paciencia, la man-
sedumbre.
12 Pelea la buena pelea de £0 : echa ma-
no de la vidaTcrema; áia* cual asimismo
lites llasnade, hablando hecho buena pre
fesion delante de muchos testigos.
X» 1 Te mando'delante de Dios, que da
vida á todas las cenas, y de Jesu Cristo,
que testificó en* era
de Fondo Mato,
14 Que guardes m
mácula, ni reprensión, basta une ape>
renca d Señor nuestro Jesu Cristo:
1» Al eual á su tiempo mostrará et
aMcusrcatuisdu y seto poderoso» Hoy de
reyes, y Sefior de seftores :
n Que solo tiene mtnortidlsnd, que ha-
bita en hará dondevu» se puede ftegart
á quien ninguno de los hombres nds
Jemes, ni puede tert et cual aw la honra,
y el imperio sempiterno. - Amen,
17 f A los ricos en este siglo manda
une no sean élitros» ni pongan la cepo
ranea en la incertidumbre deles riqué-
sas; sino en el Dios rrvo, que nos da
todas las eoses en abundancia para que
las gocemos.
Id Que hagan oten, que1 sean ríeos en
buenos 'obras, prontos para repartir, ce*»
munJcatíros, '
i9 Asesorando para si busnt#nraensenro
para en lo porvenir, pees que echen
maao áÍa>TÍda eterna.
&% OUTIlmothee, guárdalo que se
te ha encomendado, apartándote de- ftet
disputas profanas y vacias, y de las obje-
ciones de la clonóla Asista ente 1
<h La cual muehospicfcuandu-, han w
rado acerca de le féV La gracia sss son-
«%« J-m.
Xa prtoer» i tlmefcketf Ibt «WfUtt 6é LaóAtcea,
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pigitizedb^CqQOglC.
LA segunda epístola del apóstol san pablo a
TIMOTEO.
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CAPITULO L
-pABLO, apóstol de JeeeCriatp, por la
JL voluntad de Dios tegua *a p roniena
£s 1» TifK «te «• P«f CuVsto Jesús,
2 A Timotheo, mi amado sajo: Greciu,
minofkovdis» y pee de Dios al Padre, y
4a Jet» Cafeto 6e*er nuestro.
8 Doy e^oii»áDk»s,á quien, aireo c\s*
de mi* mayores eon limpia conelenels,
o*qenemoom,tcs^«aemorie4osion
mis oraciones noche y dea*
4 Deseando muohe verte, eoosdenflcsue
4* tos lagafcaaas, pan* «os me Uaná de
6 Xn#ea4oaUmesaorialaióBo
da que «ate en ta, que Jemtfa» habite
primero en tu átetela Loyáa,y em tu mu-
gre Eaoioa» jf estoy «terte que ¿coge en
U también,
# Fot locual te amenestojque dsspise,
tes el don da Uta* eup ceta en tí pet la
imposición de mis manos.
% PoisjntM «es be dedo Dios el espí-
ritn 4a temor» sino el de fertakae, y 4e
amor, y de cordura.
.8 Pee tanto no te «vergueases del tee-
simenio de nuestro &e&M* ni de mi en?
soy sn prisionero \. entes stpantieiae 4e
les trabajo* 4si gvangolsn según la ttr-
tnddeDkia,
v £1 eual nos ha salvado, y net bajlenuv
do eon sant* venación, no aegpn nuestras
obras,- mas según su propio propósito* jr
gmcie,Ja eual noe&w dada.ce, Cristo de-
see* antes de los tiempos de lee siglo**
10 Mas ahora es manifesjenn* por se
maniies tacion de nuestro Salvador Jeeu
Cristo» el casi Terdaderomente acabó con
la muerte, y sacó Alna la vida y la In-
mortalidad por medio del Evangelio :
11 Del cual yo soy constituido predica-
dor, y apóstol, y maestro de loe Gentiles.
19 Por cuya eausa asimismo padeaeo
estas coses; mas no me avergüenzo;
porque yo sé á quien he creído, y estoy
oferto que es poderoso para guardar mi
depósito para aquel día.
1» Reten firmemente la forma do las
ais
sanas palabras que de mi «sena» em Jé y
amor que 09 euOrjsao-seeue.
14 Osnne%jm«e,cl buen depósito» perol
Eseiinu tonto que habita en nsenttus.
15 Ya sabes esto, que se me han vuel-
to en contrarios todos loa que está» en
Aete; 4e lee enojen son Phygona, y Hnr-
16 DéelSeuflrmlMsieUffdsftila
Onesiphoro, que*muebne veees m
geró, y no se avergonzó de mi castaña:
17 anona estén
oottcirasnonoa, y menease,
14 Dele el ge*
corea del flanee en seona dis Yes*
nos ayudó em Ephceo, tú le saben 1
capitulo u.
iYnfrm la exhortación. %.Prop<M6el i
lot Jteteé y Xa pata para to$ tpjtete*, ^
Jh ata pérdida m cómatela *m ¡a ctrtesay &c*c¡*
de latltccion de Dta» t%qmlt* $vym vivtatébpia-
S\llÉ IWI HlfclUÉlgl
A. tuse
r, pues, htyo mió, esmeraste em la
* Y le que has eido de «ni enere mw
ehee meúges, este cneasg* A hura htm
fieles que aeran idóneos para espume*
también áetsee»
a Tu, pues, sute tasajos cerno fiel eefc
dadedeJcauCretto.
4 Ningnno orne milita, na envuelve en
lee negocias 4e asía vida per afradar á
aquel que le osnanjó per ssidaao.
• Yaentesaaaemelquepelea enlapa-
lesVa,no ee enroñad» ei no hubiere pe*
fi El smsadnr, para reaibit loaJrnaoa,es
menester jeja tmbaje nejeaere^
7 Entiende lo que digo : déte, pues, el
Sefior entendimiento en todo»
8 Acuérdate que Jesn Cristo, de la si-
miente de David, resucitó de los muer-
tos, conforme á mi Evangelio:
9 Por el cual sufro trabajos, eomo mal-
hechor, hasta «rwweaíríprialonea; mas
la palabra de Dloe no está presa,
10 Por tanto todo lo sufro por amor de
loa escogidos, para que ellos «amblen
II. TIMOTEO.
consiga* UseMqeemenOristoJeeue,
con fjíirt» eterna.
11 1 Palabra fiel : Que si mifeM eou
41, también viviremos eou dfc
13 8t sefttmt*, también NlMiiMlta
él: si le negamos, él también nos ne-
gará:
1S 81 no efewMiB, A impero ee queda
fiel r no ee puede negar n si mismo.
14 Riiiudiimáe estes ceses, protestando
dekoile «el tenor, que ne tengan con-
tiendas em palabras, que para nade apro-
vechan, tta» para tieetetuar á los oyen-
tes.
15 >>e«emeeft düle^mem presentarte á
Dios aprobado, obrero que no tiene de
qué ei stuntsunua, que distribuye bien la
palabra do verdad.
H Mas aléjate d> Ib* prommedérm de
disputas profiuns y Tanas, porque un-
oteo apreeoenatán en la impiedad.
IV T le pantera de eUos correera toteo
gangrena; délos anules ee amaneo, y
•PeUotO)
18 Que se han descaminado de la ver-
dad, Adonde que le resurrección ha ya
pasado, y trastornan la 18 de algunos.
10 1 Mas el fundamento de Dios está
firme, si ene) tiene este sello í Conoce el
Sefior los que son suyos; y: Apártese
de Iniquidad todo aquel que nombra el
nombre de Crista
9fr Supero en una casa grande, ne Bola-
mente hay vesos de ero y de píete, sino
también de madera y de barro; y ast-
nununo anos pare honre, y otree patndee-
21 Así que el que se purificare de estas
«osas, será Taso par» honra santificado y
útil paca los usos del Sefior, y aparejado
para toda buena obra.
22 También, huye de los deseos juve-
nües;mas sigue la justicia, la 18, la cari-
dad, la pan, con los que layasen el Sefior
de limpio corazón.
23 1 Empero las cuestiones insensatas
y insulsas desecha, sabiendo que engett»
dran contiendas. »
24 Y el siervo del Sefior* no debe ser
contencioso, sino maneo para con todos,
26 Que oeur ejeaaedUMlnej metí ave á
los que restasen; per st quien fJlen les
dé que en ■■wplensse, y eoWMfcah la
verdad;
95 Y qm ee despierten y m isnsetiüu
del laso del diablo, los- eu*MM« tentado*
vtvonper eXetg'anenvotunead» -
CAirttJIX) Ifl.
Urna?— tmmmuttmm emmmwmbm ******* tfwa
vera en el intento de exhortarle en el camino da t?.
niedod: pora lo cual tiene ya nmeho andado en 4.
QMmwSítt'OM Si vfvoia eecrtntnnycttffo tM>( ejvctoe*) tm»
lortíkmd, y néBidnd. mmrHbe.
E8TO empero sabe, que en los poe
treros (Asa, vendrán tiempos traba
JOSOS.
2 Porque hebráhombres amadores da si
mismos, avaros, jactanciosos, soberbios.
Mas Ambos, desobedientes á sus pedrea,
S Sin afecto natural, desleales, caftun-
niaderes, incontinentes, crueles, aborre-
uedoreo de le bueno,
4 Traidores, temerarios, lilitcliadeo, ame
deves de plañeres, mes bien que amado-
res de Dios ;
3 Teniéndola apariencia de piedad, mas
negando la eficacia de eUs; á los tales
también evita.
•6 Porque de este» son los queso entran
por las casas, y Iteran cautivas á muger-
cttlas, cargadas de pecados, nevadas de
diversas coneupieeeneiBS ;
T Que siempre aprenden, y nunca pue-
den acabar de llegar af conocimiento de
la verdad.
STdeta masera que Jaénes y Jam-
Tsres ínslsüeton á Meyses, asi también
estos resisten á la verdad : hombres cor
rompidos de entendimiento', reprobos
acerca de la <6*
v Mas no- Irán muy adémete , porque
su locera será manifiesta d todos, como
también lo ludia de aqneBee.
MTTá empero ha» entendido cumpli-
damente mi doctrina, manera de vivir,
intentes *$> largúese de ánimo, amor,
11 Persecuciones, aflicciones, las cuales
me sobrevinieron en Antloqiua, Iconio,
Lystra: cuales persecuciones he sufrido;
más de todas OtU toé há librado el Sefior.
12 Y aun todos los que quieren vivir
ntemante en Cristo, padecerán persecu-
ción^
18 Mas los malos hombres, y los enga-
ñadores, aprovecharán de mal en peor,
engañando, y alendo engajados.
lá AaLque tu está firme en lo quenas
entendido, y 4* qut hae sido persuadido,
sabiendo de quien bes aprendido;
15 Teueófcsdele niñea has sebmV-lái
sagradas Es^rure», les eunles te pueden
nacer sabio pera I» setedpe¥ medro de
la fé queee en Cris*» Je***
M
TIÜQ.
•16 Toda la Escriture u inspirada divi-
jiamente, y et útil para ensenar, para re-
prender, pan corregir, par» instituir en
Justicia,
, 1? Para que alfombre de Dios tea per-
fecto, perfectamente iaatmido pora toda
buena ohra.
CAPITUU) IV
Reqmiérth que §ea dfhgemf ea amoldar la piadom
doctrina volviéndole d avttar de la cormpckm
édt rfpfa fot eeafa. a JvUah a% aSjaiirii tww
TJEQUlÉBOrjS; pues, yo
XV Dios, y del Sefior Jesu i
delante de
i Cristo, que
iia de jangar á los vivo» y á los muerto*
en au msnlfestacion, y en an reino;
2 Que prediques la palabra; que instes
á tiempo y fuera de tiempo ; redarguye,
reprende, exhorta con toda blanduja y
doctrina :
3 Porque Tendrá tiempo cuando no
sufrirán la sana doctrina, antes teniendo
comezón en las orejas, se amontonarán
maestros <ntc k$ Áobien oonforme á sus
mismas concupiscencias.
4 Y ansí apartarán de la verdad el oido,
y se volverán á las fábulas.
£ Tú por tanto vela en todo, sufre tra-
bajos, ñas obra de evangelista, cumple
bien tu ministerio :
6 Porque yo ya preito soy sacrificado, y
el tiempo de mi desatamiento está cer-
cano.
7 Buena milicia be militado, acabado be
la carrera, be guardado la &
8 Por lo demás, me está guardada la
corona de justicia, la cual me dará el
8efior, el juca justo, en aquel dia; y no
jólo á mi, sino también á todos los que
aman sm venida»
y ? Procura de venir presto á mí;
10 Porque Demás me ha desamparado.
este mundo presenta, y eaiáo á
Tbesalonica; Crescent* á Galerna; Tito
11 Lucas «alo está conmigo. Toma á
Mareos, papadle contigo; poique me es
útil para el ministerio.
12 A Tycbico envié á Epheso.
18 Ia sane que dejé en Xtamsoa anas rft
Carpo, traéto aontigo cuando vinieres, y
los librea, mayormente losjpergemJiioe.
14 Alejandro el metalero me ka dise-
nado muchos males : Dios le pugno oon-
forme á sus hechos :
15 Del cual tú también te guarda: que
en grande manera ha resistido á nuestra*
palabms.
16 En mi primera defensa niagnno es-
tuvo conmigo ; antes me desampararon
todos: ruejo 4 Dk» no les sea hupo-.
17 Mm el Señor estovo á mi ledo, y me
esforzó para que por mi fuese cumplida
la predicación, y todos los Gentiles la
oyesen ; y mi librado de la boca del león.
18 Y tí Sefter me librará de toda obra
mala, y m* preservará para an remo ce-
lestial : al cual asa gloria por siglos de
siglos. Amen.
10 Saluda á Priesa y á Aqaila, y á la
casa de Onesiphora
20 Eraste se qued6 en Corlntho; y á
Trophlmo le dejé en Mileto enfermo.
*1 Apresúrate avenir antes del invier-
no. Ifcbuto te saman* y Púnante, y Lino,
y Claudia, y todos los hermanos.
29 El Señor Jesu Criste.am con tu espí-
ritu. La gracia seo con vosotros. amen.
La gejraaaa i TUnoftoa, fe» «o*» 4e Roana i «i
cual fti6 el primer obispo, que fbé entesado en
BptNao, tamnúo Pablo ft* afeeanSeSo la i
res a Ceear Neroa.
LA EPÍSTOLA DE SAN PABLO A
TITO.
CAPITULO I.
Jtoaiqx é tito de ku parre» ave ha th bmear m al
anoté loe taateitadartt data§ caraMoafav a*e taltp.
PABLO, niervo de Dios, y apóstol de
Jesa Cristo según laie* de los asco-
gjUloa «Va. Dtes, y el oanoclmlente da la
verdad, que esaegun la piedad,;
9 Para la espesanande InvUe eterna, la
cual nronrette Dioa ana no aaba mentir,
antes de los tiempos de los siglos;
8 X manifestó asas ttasnpe» s* pala-
bra por la predicación, que me es á mi
encomendada por saandamlento de Dios
nuestro BsItsAjot ? r
4 A Tito, m Tortada*» bij» an la cu-
TIT&
mun f& : Oracíft, misericordia, y paz de
Dios Padre, y del Señor Jesu Cristo Sal-
vador nuestro.
5 Por eftta cansa te dejé en Creta, es á
' saber, para que corrigieses lo que falta,
y pusieses ancianos en coda ciudad, asi
como yo te mandé:
5 El que fuere sin crimen, marido de
ona muger, que tenga hijos fieles, que
no puedan- ser acusados de disolución,
ó que sean contumaces.
t Porque es menester que el obispo sea
sin crimen, como el dispensador de Dios ;
no soberbio, no iracundo, no amador del
vino, no herfdor, no codfaso de torpe
ganancia;
8 Mas hospedador, amador de los Ttom-
bres buenos, prudente, justo, santo, tem-
• piado ;
9 Reteniendo firmemente la fiel palabra
que es conforme á la doctrina ; para que
pueda exhortar con sana doctrina, y tam-
bién convencer á los que contradijeren.
10 Porqne hay muchos contumaces, y
habladores de vanidades, y engañadores
de las almas, mayormente los que son de
la circuncisión :
11 A los cuales conviene tapar la boca:
que trastornan casas enteras, enseñando
lo que no conviene por torpe ganancia.
12 Dtfo uno de ellos, propio profeta de
ellos : Los Cretenses, siempre sotí menti-
rosos, malas bestias, vientres perezosos.
13 Este testimonio es verdadero; por
tanto repréndelos duramente, para que
sean sanos en la fé ;
14 No escuchando á fábulas Judaicas, y
á mandamientos de hombres, que des-
vian de la verdad.
15 Para los puros ciertamente todas
«las cosas son puras; mas para los con-
taminados y incrédulos nada es puro;
antes su mismo entendimiento y tam-
bién su conciencia son contaminados.
ib Profésanse conocer á Dios,